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Mientras el profeta [Jonás] pensaba en las dificultades e imposibilidades aparentes

de lo que se le había encargado, se sintió tentado a poner en duda la prudencia del


llamamiento... Mientras vacilaba y seguía dudando, Satanás le abrumó de desaliento...
El encargo que había recibido imponía a Jonás una pesada responsabilidad; pero el
que le había ordenado que fuese podía sostener a su siervo y concederle éxito.—La
Historia de Profetas y Reyes, 199 (1916). El Colportor Evangélico pág. 119. 3

El instrumento escogido para esta obra fué el profeta Jonás, hijo de Amitai.
El Señor le dijo: “Levántate, y ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella;
porque su maldad ha subido delante de mí.” Jonás 1:1, 2. {PR 198.4}
Mientras el profeta pensaba en las dificultades e imposibilidades aparentes
de lo que se le había encargado, se sintió tentado a poner en duda la prudencia
del llamamiento. Desde un punto de vista humano, parecía que nada pudiera
ganarse proclamando un mensaje tal en aquella ciudad orgullosa. Se olvidó por
el momento de que el Dios a quien servía era omnisciente y omnipotente.
Mientras vacilaba y seguía dudando, Satanás le abrumó de desaliento. El
profeta fué dominado por un gran temor, y “se levantó para huir de la presencia
de Jehová a Tarsis.” Fué a Joppe, encontró allí un barco a punto de zarpar y
“pagando su pasaje entró en él, para irse con ellos.” Vers. 3. {PR 199.1}
El encargo que había recibido imponía a Jonás una pesada
responsabilidad; pero el que le había ordenado que fuese podía sostener a su
siervo y concederle éxito. Si el profeta hubiese obedecido sin vacilación, se
habría ahorrado muchas experiencias amargas, y habría recibido abundantes
bendiciones. Sin embargo, el Señor no abandonó a Jonás en su hora de
desesperación. Mediante una serie de pruebas y providencias extrañas, debía
revivir la confianza del profeta en Dios y en su poder infinito para salvar. {PR
199.2}
El encargo que había recibido imponía a Jonás una pesada
responsabilidad; pero el que le había ordenado que fuese podía sostener a su
siervo y concederle éxito. Si el profeta hubiese obedecido sin vacilación, se
habría ahorrado muchas experiencias amargas, y habría recibido abundantes
bendiciones. Sin embargo, el Señor no abandonó a Jonás en su hora de
desesperación. Mediante una serie de pruebas y providencias extrañas, debía
revivir la confianza del profeta en Dios y en su poder infinito para salvar. {PR
199.2}
Si, cuando recibió el llamamiento, Jonás se hubiese detenido a considerarlo
con calma, podría haber comprendido cuán insensato sería cualquier esfuerzo
de su parte para escapar a la responsabilidad puesta sobre él. Pero no se le
dejó continuar mucho tiempo en su huída insensata. “Mas Jehová hizo levantar
un gran viento en la mar, e hízose una tan grande tempestad en la mar, que
pensóse se rompería la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno
llamaba a su dios: y echaron a la mar los enseres que había en la nave, para
descargarla de ellos. Jonás empero se había bajado a los lados del buque, y se
había echado a dormir.” Vers. 4, 5. {PR 199.3}
Mientras los marineros solicitaban ayuda a sus dioses paganos, el patrón de
la nave, angustiado sobre medida, buscó a Jonás y dijo: “¿Qué tienes,
dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros,
y no pereceremos.”Vers. 6. {PR 199.4}
Pero las oraciones del hombre que se había apartado de la senda del deber
no trajeron auxilio. Los marineros, inducidos a pensar que la extraña violencia
de la tempestad era muestra de cuán airados estaban sus dioses, propusieron
como último recurso que se echasen suertes “para saber por quién nos ha
venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Entonces le
dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio
tienes, y de dónde vienes? ¿cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres? {PR 200.1}
“Y él les respondió: Hebreo soy, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que
hizo la mar y la tierra. {PR 200.2}
“Y aquellos hombres temieron sobremanera, y dijéronle: ¿Por qué has
hecho esto? Porque ellos entendieron que huía de delante de Jehová, porque
se lo había declarado. {PR 200.3}
“Y dijéronle: ¿Qué te haremos, para que la mar se nos quiete? Porque la
mar iba a más, y se embravecía. El les respondió: Tomadme, y echadme a la
mar, y la mar se os quietará: porque yo sé que por mí ha venido esta grande
tempestad sobre vosotros. {PR 200.4}
“Y aquellos hombres trabajaron por tornar la nave a tierra; mas no pudieron,
porque la mar iba a más, y se embravecía sobre ellos. Entonces clamaron a
Jehová, y dijeron: Rogámoste ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por
la vida de aqueste hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente:
porque tú, Jehová, has hecho como has querido. Y tomaron a Jonás, y
echáronlo a la mar; y la mar se quietó de su furia. Y temieron aquellos hombres
a Jehová con gran temor; y ofrecieron sacrificio a Jehová, y prometieron
votos. {PR 200.5}
“Mas Jehová había prevenido un gran pez que tragase a Jonás: y estuvo
Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. {PR 200.6}
Por fin, Jonás había aprendido que “de Jehová es la salud.”Salmos 3:8. Al
arrepentirse y al reconocer la gracia salvadora de Dios, obtuvo la liberación.
Jonás fué librado de los peligros del hondo mar, y fué arrojado en tierra
seca. {PR 201.2}
Una vez más se encargó al siervo de Dios que fuera a dar la advertencia a
Nínive. “Y fué palabra de Jehová segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate, y
ve a Nínive, aquella gran ciudad, y publica en ella el pregón que yo te diré.”
Esta vez no se detuvo a preguntar ni a dudar, sino que obedeció sin vacilar.
“Levantóse Jonás, y fué a Nínive, conforme a la palabra de Jehová.” Jonás 3:1-
3. {PR 201.3}
Al entrar Jonás en la ciudad, comenzó en seguida a pregonarle el mensaje:
“De aquí a cuarenta días Nínive será destruída.” Vers. 4. Iba de una calle a la
otra, dejando oír la nota de advertencia. {PR 201.4}
El mensaje no fué dado en vano. El clamor que se elevó en las calles de la
ciudad impía se transmitió de unos labios a otros, hasta que todos los
habitantes hubieron oído el anunciósorprendente. El Espíritu de Dios hizo
penetrar el mensaje en todos los corazones, e indujo a multitudes a temblar por
sus pecados, y a arrepentirse en profunda humillación. {PR 201.5}
“Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno, y vistiéronse
de sacos desde el mayor de ellos hasta el menor de ellos. Y llegó el negocio
hasta el rey de Nínive, y levantóse de su silla, y echó de sí su vestido, y
cubrióse de saco, y se sentó sobre ceniza. E hizo pregonar y anunciar en
Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales,
bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna, no se les dé alimento, ni beban agua:
y que se cubran de saco los hombres y los animales, y clamen a Dios
fuertemente: y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que está
en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y arrepentirá Dios, y se apartará del
furor de su ira, y no pereceremos?” Vers. 5-9. {PR 202.1}
Mientras que el rey y los nobles, así como el común del pueblo,
encumbrados y humildes, “se arrepintieron a la predicación de Jonás” (Mateo
12:41), y se unían para elevar su clamor al Dios del cielo, él les concedió su
misericordia. “Y vió Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino:
y arrepintióse del mal que había dicho les había de hacer, y no lo hizo.” (Jonás
3:10.) Su condenación fué evitada; el Dios de Israel fué exaltado y honrado en
todo el mundo pagano, y su ley fué reverenciada. Nínive no debía caer hasta
muchos años más tarde, presa de las naciones circundantes, porque se olvidó
de Dios y manifestó un orgullo jactancioso. (Véase el capítulo 30, “Librados de
Asiria.”) {PR 202.2}
Cuando Jonás conoció el propósito que Dios tenía de perdonar a la ciudad,
que, a pesar de su maldad había sido inducida a arrepentirse en saco y ceniza,
debiera haber sido el primero en regocijarse por la asombrosa gracia de Dios;
pero en vez de hacerlo permitió que su mente se espaciase en la posibilidad de
que se le considerase falso profeta. Celoso de su reputación, perdió de vista el
valor infinitamente mayor de las almas de aquella miserable ciudad. Pero al
notar la compasiónmanifestada por Dios hacia los arrepentidos ninivitas
“Jonás se apesadumbró en extremo, y enojóse.” Preguntó al Señor: “¿No es
esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a
Tarsis: porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo a enojarte,
y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.” Jonás 4:1, 2. {PR 202.3}
Una vez más cedió a su inclinación a dudar, y una vez más fué abrumado
por el desaliento. Perdiendo de vista los intereses ajenos, y dominado por el
sentimiento de que era preferible morir antes que ver sobrevivir la ciudad,
exclamó, en su desconformidad: “Ahora pues, oh Jehová, ruégote que me
mates; porque mejor me es la muerte que la vida.” {PR 203.1}
El Señor preguntó: “¿Haces tú bien en enojarte tanto? Y salióse Jonás de la
ciudad, y asentó hacia el oriente de la ciudad, e hízose allí una choza, y se
sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué sería de la ciudad. Y preparó
Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese
sombra sobre su cabeza, y le defendiese de su mal: y Jonás se alegró
grandemente por la calabacera.” Vers. 3-6. {PR 203.2}
El Señor dió entonces a Jonás una lección objetiva. “Preparó un gusano al
venir la mañana del día siguiente, el cual hirió a la calabacera, y secóse. Y
acaeció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano; y el sol hirió a
Jonás en la cabeza, y desmayábase, y se deseaba la muerte, diciendo: Mejor
sería para mí la muerte que mi vida.” {PR 203.3}
Nuevamente Dios habló a su profeta: “¿Tanto te enojas por la calabacera? Y
él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.{PR 203.4}
“Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste,
ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra
noche pereció: ¿y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde
hay más de ciento y veinte mil personas que no conocen su mano derecha ni
su mano izquierda, y muchos animales?” Vers. 7-11. {PR 203.5}
Confundido, humillado e incapaz de comprender el propósito que tenía Dios
al perdonar a Nínive, Jonás había cumplido sin embargo la comisión que se le
diera de amonestar aquella gran ciudad; y aun cuando no se cumplió el
acontecimiento predicho, el mensaje de advertencia no dejaba de haber
procedido de Dios. Cumplió el propósito que Dios tenía al mandarlo. La gloria
de su gracia se reveló entre los paganos. Los que habían estado “en tinieblas y
sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros, ... clamaron a Jehová
en su angustia” y “librólos de sus aflicciones. Sacólos de las tinieblas y de la
sombra de muerte, y rompió sus prisiones... Envió su palabra, y curólos, y
librólos de su ruina.” Salmos 107:10, 13, 14, 20. {PR 203.6}
Durante su ministerio terrenal, Cristo se refirió al bien realizado por la
predicación de Jonás en Nínive, y comparó a los habitantes de aquel centro
pagano con el pueblo que profesaba pertenecer a Dios en su época. Declaró:
“Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la
condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí
más que Jonás en este lugar.” Mateo 12:40, 41. En el mundo atareado,
dominado por el bullicio y las altercaciones del comercio, donde los hombres
procuraban obtener todo lo que podían para sí, había venido Cristo; y sobre la
confusión, su voz, como trompeta de Dios, se oyó decir: “¿Qué aprovechará al
hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su alma? o ¿qué recompensa
dará el hombre por su alma?” Marcos 8:36, 37. {PR 204.1}
Como la predicación de Jonás fué una señal para los ninivitas, lo fué para su
propia generación la predicación de Cristo. Pero ¡qué contraste entre las dos
maneras en que fué recibida la palabra! Sin embargo, frente a la indiferencia y
el escarnio, el Salvador siguió obrando, hasta que hubo cumplido su misión. {PR
204.2}
Esto constituye una lección para los mensajeros que Dios envía hoy, cuando
las ciudades de las naciones necesitan tan ciertamente conocer los atributos y
propósitos del verdaderoDios, como los ninivitas de antaño. Los embajadores
de Cristo han de señalar a los hombres el mundo más noble, que se ha perdido
mayormente de vista. Según la enseñanza de las Sagradas Escrituras, la única
ciudad que subsistirá es aquella cuyo artífice y constructor es Dios. Con el ojo
de la fe, el hombre puede contemplar el umbral del cielo, inundado por la gloria
del Dios viviente. Mediante sus siervos el Señor Jesús invita a los hombres a
luchar con ambición santificada para obtener la herencia inmortal. Les insta a
hacerse tesoros junto al trono de Dios. {PR 204.3}
El valor de las almas versus la reputación

personal, 14 de junio
“Levántate y vé a Nínive, aquella gran ciudad y pregona contra ella;
porque ha subido su maldad delante de mí”.Jonás 1:2. {CT 174.1}
Mediante su siervo Jonás, Dios le envió un mensaje a Nínive... “Y se levantó
Jonás, y fue a Nínive conforma a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad
grande en extremo, de tres días de camino... Y predicaba diciendo: De aquí a
cuarenta días Nínive será destruida”. {CT 174.2}
Cuando los moradores de Nínive se humillaron delante del Señor y clamaron
e imploraron misericordia, el Señor escuchó su clamor: “Y vio Dios lo que
hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que
había dicho que les haría, y no lo hizo”. {CT 174.3}
Sin embargo, Jonás reveló que no valoraba a los pobladores de aquella
ciudad miserable. Estaba celoso de su reputación y no quería que lo
denunciaran como profeta falso... Al ver que el Señor manifestaba su
compasión y libraba a esta ciudad que se había corrompido delante de
él, Jonás dejó de cooperar con Dios en su propósito de misericordia. No le
preocupaban los intereses de ellos. Tampoco lo afligía que pereciera aquella
grande muchedumbre que no había sido educada en el bien. Escuchemos su
queja: {CT 174.4}
“Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es
la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? Y
salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí
una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué
acontecería en la ciudad. Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció
sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su
malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera”. {CT 174.5}
Entonces el Señor le dio a Jonás una lección objetiva: “Dios preparó un
gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. Y aconteció que al salir el sol,
preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se
desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que
la vida... Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no
trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en
espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella
ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir
entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” {CT 174.6}
En la historia de Nínive hay una lección que se debiera estudiar
cuidadosamente... Debes reconocer tu responsabilidad hacia tu prójimo
ignorante y que necesita de tu ayuda”. .—Manuscrito 164, 1897. {CT 174.7} Cristo
triunfante 174.7
Profeta reluctante, 12 de agosto
Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella;
porque ha subido su maldad delante de mí.Jonás 1:2. {CV 230.1}
A pesar de lo impía que Nínive había llegado a ser, no estaba
completamente entregada al mal. El que “vio a todos los hijos de los
hombres”. Salmos 33:13... percibió que en aquella ciudad muchos procuraban
algo mejor y superior... Dios se les reveló en forma inequívoca, para inducirlos,
si era posible, a arrepentirse.{CV 230.2}
El instrumento escogido para esta obra fue el profeta Jonás... Si
el profeta hubiese obedecido sin vacilación, se habría ahorrado muchas
experiencias amargas, y habría recibido abundantes bendiciones. Sin embargo,
el Señor no abandonó aJonás en su hora de desesperación. Mediante una
serie de pruebas y providencias extrañas, debía revivir la confianza
delprofeta en Dios y en su poder infinito para salvar... {CV 230.3}
Una vez más se encargó al siervo de Dios que fuera a dar la advertencia a
Nínive... Al entrar Jonás en la ciudad, comenzó en seguida a pregonarle el
mensaje: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”. Iba de una calle a la
otra, dejando oír la nota de advertencia. {CV 230.4}
El mensaje no fue dado en vano. El clamor que se elevó en las calles de la
ciudad impía se transmitió de unos labios a otros, hasta que todos los
habitantes hubieron oído el anunció sorprendente. El Espíritu de Dios hizo
penetrar el mensaje en todos los corazones, e indujo a multitudes a temblar por
sus pecados, y a arrepentirse en profunda humillación... Su condenación fue
evitada; el Dios de Israel fue exaltado y honrado en todo el mundo pagano, y su
ley fue reverenciada. Nínive no debía caer hasta muchos años más tarde,
presa de las naciones circundantes, porque se olvidó de Dios y manifestó un
orgullo jactancioso... {CV 230.5}
Esto constituye una lección para los mensajeros que Dios envía hoy, cuando
las ciudades de las naciones necesitan tan ciertamente conocer los atributos y
propósitos del verdadero Dios, como los ninivitas de antaño... La única ciudad
que subsistirá es aquella cuyo artífice y constructor es Dios... El Señor Jesús
invita a los hombres a luchar con ambición santificada para obtener la herencia
inmortal. La Historia de Profetas y Reyes, 198, 199, 201, 202, 204, 205.* {CV
230.6} Conflicto y valor 230

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