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La palabra “afecto” viene del latín (participio del verbo “afficere”) y significa “afectar” o “algo que
está actuando”. El afecto es un estado que influye en el organismo y la mente del individuo, puede
ser agradable o desagradable, activar o dejar apagado. El término afecto hace referencia másal
sentir interior que a la influencia de factores externos, es decir que se refiere al estado de ánimo
interno del individuo en un momento específico. El concepto de afecto está estrechamente
relacionado con el de emoción: esta segunda se entiende como una reacción afectiva intensa a un
estímulo.
La emoción es una reacción afectiva intensa, un impulso a actuar, una condición psicológica y
biológica de respuesta a ciertos estímulos internos o externos al organismo. Siegel (1999, p.123)
describe la respuesta emocional de esta manera: “el cerebro y otros sistemas del organismo, en
respuesta a ciertos estímulos, entran en un estado de vigilancia que determina una respuesta de
orientación inicial. Esta reacción activa mecanismos cognitivos que no requieren una evaluación
consciente de agrado o desagrado por parte del individuo; en algunos microsegundos, el cerebro
procesa la información recibida desde el interior y el exterior, a través de la activación de
determinados circuitos neuronales y la inhibición de otros. Estos procesos permiten evaluar si un
estímulo es positivo o negativo, activando así una respuesta de aproximación o escape. Los
circuitos activados a partir de esta primera evaluación bueno/malo llevan el individuo a una
ulterior elaboración de los flujos de energía, así que la respuesta inicial de orientación de la
atención se convierte en acción“. En la misma dirección Greenspan (1997) define la cognición
como la capacidad de crear conexiones o “puentes” entre un sentimiento y su representación
mental, a través de un mecanismo de “doble codificación” de la realidad externa, en la que cada
información sensorial activa una emoción correspondiente.
Desde la hipótesis de una interconexión profunda entre procesos emocionales y cognitivos nace la
“hipótesis del marcador somático” de Bechara y Damasio (2005). Según estos autores, la
activación emocional asociada a una experiencia tiene efectos sobre funciones mentales
complejas como la toma de decisiones y la memoria episódica. A lo largo del desarrollo individual
(y del proceso de aprendizaje asociado) determinados estados somáticos se asocian a clases
específicas de estímulos. De esta manera, frente a situaciones puntuales, el cuerpo entrega una
señal en razón de sus experiencias anteriores.Así, resulta que el procesamiento cognitivo está
influido por un funcionamiento previo de tipo bio-regulado que, a nivel consciente o inconsciente,
influye en las decisiones del individuo y en sus respuestas al ambiente. Esta influencia se daría en
dos tiempos; primero se asocian las respuestas somáticas con las emociones primarias (Ira, asco,
miedo, alegría, tristeza, sorpresa) para luego, mediante el aprendizaje social, asociarse a
emociones secundarias más complejas. Esto permitiría un amplio rango de asociación y una
variada gama de estados somáticos, para la gran variedad de estímulos a los que el individuo
puede enfrentarse.
La emoción es entonces una disposición a la acción asociada a un estado fisiológico transitorio. Las
emociones, experimentadas por el individuo en diferentes situaciones a lo largo de la vida, tienden
a configurarse según patrones típicos, confluyendo en la organización de la personalidad. Así que
un patrón emocional tiende a ser relativamente estable en el tiempo, en respuesta a un tipo
específico de estímulos, constituyendo un rasgo emocional del individuo (Larsen & Buss, 2008).
La afectividad o estado de ánimo es el tono emocional de base del individuo que puede deslizarse
a lo largo de dos continuum:
Polo positivo - negativo: desde sentimientos de extremo bienestar psíquico (felicidad y placer)
hasta sentimientos de profundo sufrimiento (desplacer, tristeza y aflicción).
Alta - baja activación emocional (arousal): desde una altísima activación interna hacia una muy
baja activación emocional.
Por un lado, el tono afectivo normal se define como eutimia (ni alta ni baja activación emocional)
mientras que los trastornos del estado de ánimo (o de la afectividad) se pueden dividir en
cuantitativos y cualitativos. En los trastornos cuantitativos se manifiesta un aumento o
disminución del tono emocional, mientras que en los trastornos cualitativos se manifiesta una
alteración de la calidad general del tono emocional del individuo.
Trastornos de la afectividad y de las emociones por aumento del tono afectivo (alta activación
emocional)
Éxtasis. Estado afectivo caracterizado por alegría excesiva e incontenible con suspensión de la
actividad voluntaria y de las funciones sensoriales.
Pensamiento acelerado;
Distractibilidad;
Alta autoestima;
Hiperactividad psicomotora.
Manía: Síndrome caracterizado por exaltación (exasperación de la euforía/excitación) y que
puede llegar al éxtasis. Se caracteriza por un estado de grave exaltación del humor y de las
actividades motoras. El pensamiento está tan acelerado que se puede producir el fenómeno de las
fugas de ideas, con nexos asociativos superficiales y elementales que no confieren una lógica
normal y consecuencial al discurso. También el lenguaje resulta acelerado, con logorrea,
neologismos y ensalada de palabras.
Crisis de angustia (Panic Attack). Se caracteriza por fuertes y breves crisis de ansiedad, de
tipo psíquico o somático, donde aparece miedo a morir, volverse loco o perder el control (apogeo
de 10 minutos y duración total de menos de 1h). En el 60% de los casos se asocia a agorafobia, en
el 20% a ansiedad generalizada, en el 20% a una fobia específica, en el 50% a depresión, en el 15%
a Trastornos Obsesivo Compulsivo y abuso de sustancias. El miedo a que se presente una crisis a
menudo genera un estado de ansiedad anticipatoria en el que el individuo vive con miedo,
aprensión y tensión ante la posibilidad de una nueva crisis.
Trastorno por estrés postraumático. Estado de ansiedad de breve duración más prolongada
(más de un mes) en relación con un acontecimiento traumático. Se caracteriza por la aparición de:
reviviscencia repetitiva del hecho (flash back), mayor sensibilidad y evasión de los estímulos
relacionados con la experiencia e hiperactivación.
Ansiedad por dolor somático. Ansiedad causada por anticipación de un dolor físico.
Fobia. La fobia es un miedo intenso, exagerado y sin motivación aparente ante situaciones,
objetos o acciones. El individuo fóbico en contacto con el estímulo temido, manifiesta una crisis de
ansiedad más o menos intensa y paralizante. El miedo intenso al estímulo fóbico implica la
aparición de estrategias comportamentales como la evitación (distanciarse del objeto-situación
fóbica) y la búsqueda apoyo (de un familiar, de un objeto o fármaco para estar seguro) en el caso
de la agorafobia . Las fobias se pueden dividir en diversos tipos: simples, sociales, situacionales, de
impulsos, límites.
Fobias simples: se trata de fobias que aparecen en la infancia y que se vuelven patológicas en
la edad adulta. Pueden referirse a:
Fobias situacionales:
Agorafobia: se relaciona con el trastorno por crisis de angustia (Panick attack) en cuanto se
puede controlar a través de UNA estrategia de búsqueda de apoyo agorafobia (de un familiar, de
un objeto o fármaco para estar seguro). Se trata de un miedo intenso, exagerado y sin motivación
aparente a:
Fobia a los medios de transporte: se relaciona con los medios de transporte y puede estar
asociada a claustrofobia o agorafobia.
Claustrofobia: miedo intenso, exagerado y sin motivación aparente a los espacios cerrados.
Acrofobia: se relaciona con las alturas y lugares elevados (ventanas, puentes, viaductos
etc.).
Fobias de impulsos: se caracterizan por el miedo de realizar actos agresivos contra uno
mismo o los demás. A menudo se confunden con las obsesiones (impulsivas y compulsivas). Si el
miedo aparece sin la presencia del estímulo fóbico se debe considerar la obsesión. Algunos tipos
son la fobias de impulso de suicidio, de asesinato, de exhibición sexual o de situaciones
vergonzosas.
Fobias límite: se trata de fobias que presentan características límite entre neurosis y psicosis.
Algunos tipos son:
Fobias sociales: miedo marcado y persistente a una o más situaciones sociales en las que el
individuo queda expuesto a personas no familiares o al posible juicio de los demás. Algunos tipos
de fobias sociales son: el miedo a sonrojarse en público (la ereutofobia), a hablar en público, a
estar con personas de otro sexo, a la humillación, etc.
Trastornos de la afectividad y de las emociones por disminución del tono afectivo (baja activación
emocional)
Anhedonia. Incapacidad para experimentar placer, pérdida de interés o satisfacción por las
relaciones y casi todas las actividades.
Estupor emocional (parálisis de los sentimientos). Estado de vacío afectivo e indiferencia total
hacia todo lo que sucede alrededor del individuo, que no reacciona, permanece inmóvil y confuso.
Depresión. Disminución (más o menos marcada) del tono del humor y de algunas funciones
cognitivas, sentimientos de tristeza, inhibición e ideas de culpabilidad. De manera más específica,
el término depresión puede referirse a cuatro conceptos diferentes:
un síntoma o un estado afectivo específico (tristeza o disminución del tono del humor);
un síndrome, es decir un grupo de síntomas (que coinciden con el tono del humor del
individuo) que caracterizan diferentes tipos de síndromes depresivos.
Los síntomas principales de la depresión son: disminución del tono afectivo y tristeza hasta la
desesperación, pesimismo, dolor moral, baja autoestima (autodevaluación), sentimientos de
inutilidad, sentimientos de culpa, sensación de ser inadecuado, indignidad, incapacidad para sentir
placer (anhedonia), falta de sentimientos (apatía dolorosa), sensación de opresión, a veces intensa
ansiedad, reducción del interés y placer por todas o casi todas las actividades, reducción del deseo
sexual, hipocondría.
Cuanto más grave y profunda es la depresión (ej. depresión mayor o psicótica), el individuo se
retira en su aflicción en mayor medida, reduce el contacto con el mundo y con la realidad exterior
(delirios) y sus funciones quedan empobrecidas, hasta llegar a un estado de parada mental y
motriz (o estupor depresivo melancólico). El estupor melancólico es la máxima expresión de la
aflicción depresiva y se caracteriza por inmovilidad, mutismo y una mirada que muestra la
profundidad de la angustia depresiva.
Síndromes depresivos:
Depresión normal: es un estado afectivo sucesivo a acontecimientos muy dolorosos o a
situaciones de gran tensión emocional. No se considera una enfermedad depresiva sino una
condición transitoria proporcional a la intensidad de la causa.
Depresión simple: se caracteriza por los síntomas típicos de la depresión (reducción del
tono de humor, inhibición del pensamiento y de la comunicación, ralentización motora).
Acting en los adolescentes que abusan de sustancias, que tienen muchos accidentes
etc.
Trastornos de la conducta e hipocondría en el anciano.
Depresión con fuga de las ideas: estado mixto caracterizado por síntomas depresivos
acompañados de pensamiento acelerado en su máxima expresión patológica (fenómeno de la fuga
de ideas) donde los contenidos del pensamiento se suceden a gran velocidad y mutabilidad,
relacionándose entre sí de una manera superficial, a través de asociaciones rápidas basadas en la
similitud fonética, de contenidos, rimas (el discurso se puede volver totalmente incoherente y
desordenado).
Depresión mayor o psicótica (episodio único o recurrente). Se define también como depresión
endógena (depresión melancólica, melancolía) y se caracteriza por síntomas de depresión
profunda (con alto riesgo de suicidio) a los que se asocian síntomas físicos (reducción del deseo
sexual, del apetito, pérdida de peso) y trastornos del sueño. El tono del humor parece
independiente e inmodificable respeto a los acontecimientos externos. Se puede presentar a
través de episodios depresivos mayores repetidos (trastornos unipolares) o alternándose con
episodios maniacos (trastornos bipolares), pueden aparecer síntomas psicóticos congruentes con
el tono del humor (psicosis depresivas) o no presentar síntomas psicóticos (cuatro veces más
frecuente que la depresión psicótica). La forma psicótica es la más grave; tiende a ser crónica, se
asocia a más intentos de suicidio, tiene más comorbilidad con otros trastornos (sustancias, fobias,
etc.), se asocia a más dependencia social, recaídas y a una duración más larga de los episodios de
descompensación. Presenta las siguientes características:
Es periódica o cíclica, con episodios más o menos breves (alternados con episodios de
normalidad, o de manía).
Depresión crónica o distimia (neurótica o neurosis depresiva). Estado de ánimo general bajo y
prolongado de tristeza. Igual que en la depresión reactiva, se desencadena inicialmente por
acontecimientos repetidos de duelo (pero no tan relevantes como en la depresión reactiva). En
ocasiones puede estar relacionada con sentimientos de culpa y ambivalencia relacionada con
exigencias de amor, afecto y dependencia. Al contrario que en el caso de la depresión mayor:
Es persistente y prolongada.
Hay un empeoramiento hacia el final del día, apareciendo dificultades para dormir.
Disforia. Estado afectivo caracterizado por inestabilidad y cambios repentinos entre un estado
de ánimo triste y eufórico. El individuo presenta un estado de depresión asociada a respuestas
agresivas e irritabilidad.
Labilidad emocional. Inestabilidad del estado de ánimo que alterna de forma inesperada
sentimientos de felicidad y de tristeza como respuesta a estímulos externos, con fluctuaciones
frecuentes en un mismo día (crisis de llanto, risas inapropiadas etc.). Puede ser una manifestación
normal en la adolescencia o en casos de personalidad inmadura. A menudo se encuentra en
patologías orgánicas (Esclerosis múltiple, Demencia, Síndrome Pseudo-bulbar relacionada con
espasticidad muscular, disartria, disfagia y labilidad afectiva).
Fatuidad. Conducta expresiva vacía, sin consistencia, bizarra, incongruente con la situación. El
individuo (típicamente esquizofrénico) no responde al contexto con una afectividad congruente,
coherente y normal o en contrast3 con los contenidos de su pensamiento.
Estados mixtos.
Manía estuporosa: estado mixto que se caracteriza por la presencia de un estado eufórico y
de verborrea asociados con mutismo y parada psicomotora.
Manía acinética: estado mixto que se caracteriza por la presencia de un estado eufórico
acompañado de pensamiento acelerado en su máxima expresión patológica (fenómeno de la fuga
de ideas), verborrea, inhibición motora (hasta el fenómeno del mutismo maníaco) y, en ocasiones,
actos violentos inesperados.
Manía depresiva: estado mixto caracterizado por excitación, irritabilidad ante mínima
estimulación, agitación y fuga de ideas en presencia de un estado de ánimo deprimido.
Manía improductiva: estado mixto caracterizado por euforia e hiperactividad motora sin
metas reales, asociado a un discurso ralentizado, pensamiento pobre y estado de ánimo
deprimido.
Depresión con fuga de las ideas: estado mixto que se caracteriza por la aparición de
síntomas depresivos comórbidos a un pensamiento acelerado en su máxima expresión patológica
(fenómeno de la fuga de ideas).
Trastorno bipolar tipo I. Episodio maniaco asociado a un episodio depresivo. Para diagnosticar
este tipo de trastorno son necesarios uno o más episodios maníacos o mixtos y no es necesario
que exista un episodio depresivo, aunque frecuentemente se manifieste. Puede ser "crónico", "de
ciclado rápido", "catatónico" y "melancólico".
Trastorno bipolar tipo II. Episodios de depresión mayor y, al menos, un episodio hipomaníaco.
Se pueden manifestar fenómenos psicóticos durante los episodios de depresión (delirio y
alucinaciones) pero no en la fase de hipomanía. Puede ser "crónico", "de ciclado rápido",
"catatónico" y "melancólico".