You are on page 1of 5

Los osos polares se encaminan a la extinción

Un estudio muestra que su metabolismo necesita un número de focas inaccesible a causa del
deshielo provocado por el cambio climático.

A este paso los osos polares podrían extinguirse mucho


más rápido de lo que pensábamos. Esta es la conclusión
de un estudio publicado en la revista Scienceque muestra
que los osos polares tienen tasas metabólicas más altas
de lo que se pensaba, y a medida que el cambio climático
altera su entorno, un número creciente de osos no puede
cazar suficientes presas para satisfacer sus necesidades
energéticas, lo que conducirá irremediablemente a su
desaparición.

El estudio revela los mecanismos fisiológicos detrás de las disminuciones observadas en las
poblaciones de osos polares: "Hemos estado documentando descensos en las tasas de
supervivencia del oso polar, la condición corporal y el número de población en la última década. Este
estudio identifica los mecanismos que están impulsando esas disminuciones al observar las
necesidades energéticas reales de los osos polares y la frecuencia con la que pueden
atrapar focas", explica Anthony Pagano, líder del trabajo.

Los investigadores monitorearon el comportamiento, el éxito de caza y las tasas metabólicas de las
hembras adultas de osos polares sin cachorros mientras cazaban presas en el hielo marino del mar
de Beaufort durante la primavera. Los collares de alta tecnología colocados en los osos registraron
vídeos, ubicaciones y niveles de actividad durante un período de 8 a 11 días, a la vez que los
trazadores metabólicos permitieron al equipo determinar cuánta energía consumieron los osos.

Los osos polares necesitan al menos ingerir un adulto o tres crías de foca cada 10 días para

mantenerse

Las tasas metabólicas de campo obtuvieron de media más de un 50% de lo que habían predicho los
estudios previos. Cinco de los nueve osos en el estudio perdieron masa corporal, lo que significa que
no estaban capturando suficientes presas de mamíferos marinos ricas en grasa para satisfacer sus
demandas de energía.

"Esto fue al comienzo del período de abril a julio, cuando los osos polares atrapan a la mayoría de
sus presas y consiguen la mayor parte de la grasa corporal que necesitan para mantenerse durante
todo el año", dijo Pagano.
Los devastadores efectos del cambio climático.
El cambio climático está teniendo efectos dramáticos en el hielo marino del Ártico, obligando a los
osos polares a desplazarse a mayores distancias y dificultando la captura de sus presas. A medida
que el Ártico se calienta y se derrite más hielo marino, los osos tienen que recorrer distancias mucho
más grandes que antes. Esto hace que gasten más energía durante el verano, cuando están
ayunando hasta que el hielo regrese a la plataforma continental en el otoño.

"Descubrimos que los osos polares tienen en realidad demandas de energía mucho más altas de lo
que se había predicho. Deben capturar una gran cantidad de focas", aclara Pagano.

En primavera, los osos polares se alimentan principalmente de focas anilladas recién destetadas,
que son más fáciles de atrapar que las focas adultas. Para el otoño, las jóvenes focas son más
mayores y más sabias, y los osos polares no pueden cazar tanta cantidad. "Se cree que los osos
podrían atrapar un par por mes en el otoño, en comparación las 5-10 al mes en la primavera y el
comienzo del verano", aclara el investigador.

Según los expertos de USGS, la estimación de población de osos polares más reciente indica que
ha disminuido aproximadamente un 40% en la última década. Sin embargo, hasta ahora había sido
difícil estudiar la biología fundamental y el comportamiento de los osos polares en este entorno tan
remoto y hostil.

"Ahora tenemos la tecnología para aprender cómo se mueven sobre el hielo, sus patrones de
actividad y sus necesidades energéticas, para que podamos comprender mejor las implicaciones de
estos cambios que estamos viendo en el hielo marino", concluye Pagano.

Referencia: A.M. Pagano el al., "High-energy, high-fat lifestyle challenges an Arctic apex predator,
the polar bear," Science (2018). DOI: 10.1126/science.aan8677
La capa de ozono comienza a recuperarse
El deterioro se ha reducido en un 20% gracias a la disminución del cloro de la atmósfera. Pese a
ello, el daño no es tan fácil de reparar.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Detectan 4 nuevos productos químicos que destruyen la capa
de ozono.
Hace unos 460 millones de años, algo
extraño comenzó a pasar 50 kilómetros
más arriba de la superficie de la Tierra.
El oxígeno de la atmósfera, gracias a la
radiación solar, comenzó a dar lugar a un
gas llamado ozono, que empezó a formar
una capa en torno al planeta Tierra. Unos
120 millones de años después, esta capa
fue lo bastante gruesa como para absorber
la radiación dañina del Sol y permitir a los
seres vivos comenzar a colonizar el
terreno, que hasta el momento se habían
limitado a vivir en el entorno seguro del
océano.
Muchos millones de años más tarde, la actividad industrial y tecnológica de cierta especie, el ser
humano, comenzó a degradar gravemente los ecosistemas planetarios. Al mismo tiempo, la emisión
de gases de efecto invernadero que ocasiona el aumento global de las temperaturas (cambio
climático) junto con la destrucción de la capa de ozono comenzaron a preocupar a científicos y
gobiernos de todo el mundo.
No obstante, ahora, por primera vez, los científicos han demostrado, a través de observaciones de
satélite directas del agujero de ozono, que los niveles de los gases que destruye el ozono están
disminuyendo.

Sin el ozono, la vida terrestre no sería posible.

Parece que la prohibición internacional de productos químicos que contengan clorofluorocarbonos,


conocidos por sus siglas CFC, ha dado sus frutos: se ha reducido en un 20% el deterioro de la capa
de ozono durante el invierno antártico que en 2005, el primer año que las mediciones de cloro y
ozono fueron realizados por el satélite Aura de la NASA. Al menos, así lo han confirmado los
científicos en un estudio publicado por la revista Geophysical Research Letters.
"Vemos muy claramente que la cantidad de cloro de los CFC está disminuyendo en el agujero de la
capa de ozono y que, como consecuencia, está disminuyendo el desgaste del ozono", según la
autora principal Susan Strahan, científica atmosférica del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de
la NASA en Greenbelt, Maryland.
Estudios anteriores han utilizado análisis estadísticos de los cambios en el tamaño del agujero de la
capa de ozono para confirmar que el agotamiento del ozono está perdiendo ritmo. Pero este estudio
es el primero en usar medidas de la composición química dentro del agujero de ozono para
confirmar que no solo está disminuyendo el agotamiento del ozono, sino que la disminución es
causada por la disminución de los CFC.
El cambio en los niveles de ozono sobre la Antártida desde el comienzo hasta el final del invierno
austral, desde principios de julio hasta mediados de septiembre, se calculó a diario cada año entre
2005 y 2016. "Durante este período, las temperaturas antárticas son siempre muy bajas. La tasa de
destrucción del ozono depende principalmente de la cantidad de cloro que haya", indican los
investigadores en el estudio.
Así, los científicos observaron cómo se está perdiendo menos ozono, pero necesitaban saber si la
disminución de los CFC era responsable.

Cuando la destrucción del ozono ocurre, el cloro se encuentra en muchas formas moleculares, la
mayoría de las cuales no se miden. Pero después de que el cloro haya destruido casi todo el ozono
disponible, reacciona con metano para formar ácido clorhídrico, un gas que sí se puede medir.
La Tierra ya ha superado el límite de consumo de sus recursos
naturales
Los seres humanos ya han agotado su subsidio por agua, suelo, aire limpio y otros recursos en la
Tierra para todo el año 2017.
Según los grupos ambientalistas del Fondo Mundial para la Naturaleza, (WWF) y la Global Footprint
Network, a principios de agosto la Tierra ya ha alcanzado el límite de explotación de sus recursos
naturales para todo el resto del año 2017. La fecha, que este año es más temprana que en 2016,
significa que la humanidad sobrevivirá “en crédito" hasta el 31 de diciembre.
"Para el 2 de agosto de 2017, habremos usado más de la naturaleza de lo que nuestro planeta
puede renovar en todo el año", dijeron los grupos en un comunicado.
Esto significa que en siete meses emitimos más carbono que los océanos y los bosques pueden
absorber en un año, pescamos más peces, derribamos más árboles, cosechamos más y
consumimos más agua de la que la Tierra pudo producir en el mismo periodo. Según los
activistas, se necesitaría el equivalente de 1,7 planetas para producir suficientes recursos naturales
para igualar nuestras tasas de consumo y una población en crecimiento.
Para ayudar a revertir la tendencia, los activistas y las organizaciones benéficas aconsejan comer
menos carne, quemar menos combustible y reducir el desperdicio de alimentos.
Según la Global Footprint Network los alimentos constituyen el 26% de nuestra huella ecológica
mundial y que si redujéramos los residuos alimenticios en la mitad, consumiéramos menos alimentos
con alto contenido proteínico e introdujéramos en nuestra dieta más frutas y hortalizas, podríamos
reducirlo al 16%.
Por otra parte, nuestra huella de carbono tiene el mayor impacto, un 60%. Se requeriría el
equivalente de 1,7 planetas para producir lo suficiente para satisfacer las necesidades de la
humanidad a las actuales tasas de consumo.
El límite de recursos de la Tierra lleva calculándose desde 1986, y llega cada año más temprano. En
1993, se produjo el 21 de octubre. En 2003, el 22 de septiembre y en 2015, el 13 de agosto.
Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la quema de carbón, petróleo y gas
representan el 60% de la huella ecológica de la humanidad en el planeta.
No obstante, todavía estamos a tiempo. Las personas pueden contribuir a detener, y eventualmente
revertir, la tendencia al comer menos carne, quemar menos combustible y reducir el desperdicio de
alimentos.

You might also like