Professional Documents
Culture Documents
Hybrido 84
percibimos su “estar ahí”. Lo que no se ha palabra griega que significa “mar”. (Luego,
sopesado en su cabal dimensión es el rol nuestra recurrencia a esa lengua helénica no
gravitante que asume , la jerarquía es arbitraria).
metafísica, alegórica y totalizadora que
alcanza. (Desde luego, no es novedoso, en 2. Si adjudicamos el rol protagónico de estos
un escritor de la costa peruana, que el mar cuentos a tal o cual personaje, sólo
oficie como telón de fondo: aledaño a la estaremos rozando el epitelio de su historia.
parda y sedienta monotonía del litoral,, el Bastará una indagación menos precipitada
acéano, con sus ingredients plásticos y para descubrir a quien ejerce real
cromáticos, adquiera, por contraste, relieve protagonismo; es decir, aquel que, como el
estético. Pero en el libro que comentamos, hada de la tragedia griega, gravita
su presencia no se reduce a esa modesta inconmovible en sus destinos: el mar.
función ornamental). El mar que, paradójicamente, es brisa
vitalizadora y tentación al suicidio, en la
En los cuentos de Guillermo Niño de historia delirante de Braulio y su bella
Guzmán, el mar no es meramente elemento durmiente. El mar que, con sus delfines,
telúrico o decorativo. No es sólo paisaje. Es modula el contrapunto a la peripecia de
fuerza hipnótica. Es péndulo de cristal que, Marta y Edgardo, así en la hora del arrebato
en su vaivén inexorable, marca, aunque sean amoroso como en el instante de la violencia
contiguous, la hora del amor y el minuto de homicida. El mar, sarcófago y meta del viaje
la muerte. Es el umbral de lo que Cortázar inexorable que Lucas quiere emprender,
llamaba la “otredad”. Visible o subyacente, mientras intenta seducir a Vicky con una
lo impregna todo. Los personajes que quimérica “vuelta al mundo”. El mar, que a
pueblan el “cosmos” de este libro están los gemidos eróticos de Roberto y Marilú,
como cautivos en la órbita magnética del responde ―eco siniestro― con los aullidos
mar. Por doquiera lo sienten o lo presienten. agónicos de la víctima de un horrendo
A cientos de kilómetros de distancia, aspiran crimen. El mar, que logra arrebatarle a
su aroma o contemplan su oleaje. Creen Andrés su esposa Caterina, a quien
descubrirlo hasta en las pinceladas obsesiona con un poder hipnótico que obra a
insospechables de la pintura abstracta. Y la distancia (como el Bela Lugosi que
cuando no es perceptible en la realidad aterrorizó a los niños de mi generación).
objetiva, emerge desde sus nebulosidades de ¿No es evidente, entonces, en estos relatos,
la alucinación y de lo onírico. En su canto de el protagonismo del mar? Por no haberlo
sirena se confunden arpegios de “lecho entendido así, un comentarista ―narrador de
nupcial” (thalamos) y estertores de “muerte” talento― ha creído prescindibles los
(thanatos). Los que ceden a su llamado epílogos de “Noche para solitarios” y
hechizo terminan devorados por el “¡Thalassa, Thalassa!”. Desde luego, si en
insaciable “mar” (Thálassa). estos cuentos sólo vemos, respectivamente,
“necrofilia” en Braulio y “demencia” en
¿Qué sustentos textuales avalan la Caterina, nos habremos perdido lo más
observaciones que anteceden? Veamos impactante del libro: la irrupción de lo
algunos: insólito, de la “otredad”, en el ámbito de la
realidad ficticia. Esta presencia turbadora
1. Uno de los cuentos, aquel en que el mar opera a través del mar, dotado de una
despliega con más vigor su poder hipnótico simbología polisémica. Develar ésta nos
y ubicuo, se titular “¡Thalassa, Thalassa!”, abriría acceso al meollo del libro.
Hybrido 85
no proceden sólo de ese eje triangular.
3. En la mayoría de los relatos lo erótico Concurren también otros elementos
oficia como heraldo de Thanatos (la tamáticos que no podemos abordar en estas
muerte). El frenesí del Thalamos (lecho líneas. Y, en gran medida, el manejo diestro
nupcial; tumba) precede a la violencia de diversos recursos de técnica narrativa
homicida o suicida. De ahí fluye la trilogía (alternancia de planos temporoespaciales
clave: mar, amor, muerte. (Y, con leve articulados con charnelas léxicas; el relato
modificación, su casi equivalente en griego: dentro del relato, el dato escondido, etc).
Thalassa, Thalamos, Thanatos). Sobre este
eje triangular giran personajes, situaciones, En suma: “Una mujer no hace un verano”
símbolos. (Adviértase, de paso, la muestra una prosa impecable y elíptica, en la
paranomasia ―¿casual?― que se da entre que hasta los silencios son elocuentes. En
los vocablos de una y otra trilogía). Niño de Guzmán, basta una sola palabra en
una página para que ésta desborde plenitud
Empero, el aura de misterio que envuelve de sentido. Y no nos sorprendería que ahí
estas historias y su gran eficacia sugestiva también el mar haya impreso su huella.
Hybrido 86