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El Arte de los Pueblos

el gallo ilustrado 7 mayo 1978 de alguna perdida referencia, las seña- de ingredientes danzantes y del lugar
les orientan, y dan a ese ritmo porteño, en que se llevaba écafeo.
la heredad del tango andaluz o tangui- Es cuando cita ua trozo de Santos
La música rioplatense: 11o. Dichas influencias, según los testi-
monios mayoritarios, le son trasmiti-
Vega o Los mellUas de La Fiar, obra
del poeta argentino Hilario Ascasubi
das al tanto —como las de la habane- en la que describe al gaucho y su vida
el tango ra— por mediación de la milonga o
milongón, sucedáneas de primera data
en la campaña bonaerense: " . . . le dio
licencia al muchaca*/ ptf día y medio,
de aquel tipo de canción andaluza, y, en razón que el mactta Iba a un
en esa forma, de canción cubana. f a n d a n g o / allá cerca de Arreci-
Mauricio Ciechanower - EMECEK Otras inquisiciones minuciosas enfi- fes. . . " ; y al pie de página, Ascasubi
lan, y se remontan, al fandango, una apunta, elocuentemente: "A un fan-
de las más antiguas danzas españolas. dango: a a s baile".
la. Nota: Alumbramiento bien podría catalogarse de verdadero Cabe recordar al respecto que, en su Aún tratándose de ambientes geo-
hito en la génesis del tango: ". . . des- forma original, el fandango se escribía gráficos distintes a c a m p o y ciudad—,
Como suele suceder con todo aque- de aquel proscenio del Victoria, el en compás de 6x8 y tiempo lento, no cabe duda que es ese mismo fandan-
llo que se refiere, genéricamente, a actor MacKay ponía fecha de consa- predominando las composiciones en go que tuviera par escenario inicial
orígenes, los del tango también han gración pública —con imprevisibles de- tono menor con un trío en mayor. para sus evoluciones al teatro de la
tenido infinidad de "teorías" y "teori- rivaciones— al tango argentino que Posteriormente se adoptó el compás Ranchería, ubicad^ e* te que es hoy
zantes". Dentro de ese cúmulo de opi- nacía como música negra, con el color del 3x4, con un ritmo que poco a poco pleno centro de Buenos Aires <las ca-
niones vertidasÁlgunas lo han sido en y el ritmo de los candombes. . .". fue asemejándose al bolero. Muy co- lles de Perú y Alfjna, para ser preci-
base a documentación fehaciente y Esa composición era el resultado de mún en la región andaluza, el fandango sos); allí donde, en la úfcima década
fidedigna. Otras, con basamentos con- una silvestre letrilla, adaptada por el sufrió injertos de toda suerte —del del 1700, en sus bailes públicos, ese
trovertibles. mismo actor, a una pegadiza melodía género flamenco— siendo exportado a fandango se constituía —cw su irresi-
Uno de los estudiosos más caracte- del pianista José María Paíazuelos. América. stible compás y stts figuras con ador-
rizados en la materia, el escritor ar- Dentro del marco de esta misma inves- En este caso, referido a su eventual nos— en sugestivo preaiwncio del futu-
gentino —también letrista de obras tigación, cabe consignar que este pri- influencia en la genealogía del tango, ro dibujo coreográfica del "corte" y la
tangueras— Francisco García Jimé- mer tango argentino habría tenido su es preciso aclarar que, con aquella "quebrada".
nez, dio a conocer, en 1967, su propia y origen en una localidad bonaerense, denominación de fandango, se englo- El mismo que, coa e* paso de los
fundamentada versión en un trabajo Chivilcoy, donde fue compuesta su mú- ban las murcianas, las granadinas, la años y su adaptación a ta idiosincrasia
periodístico en que hacía mención al sica y letra para su estreno en el teatro rondeña, la malagueña y muchas otras citadina rioplatense, sigue represen-
primer siglo de vida de este género citado. danzas típicas españolas que, por lo tando la imagen danzante del tango en
popular (1). No obstante esta definitoria detec- general, se interpretan con guitarra y cualquier latitud.
En su relato, evoca la velada del 24 tación de este tema inicial, que puede castañuelas o palillos.
de mayo de 1867 en el teatro de la considerarse como arranque concreto Dentro de este remontarse al fan-
Victoria y la presentación del actor del género, conviene rastrear en lo que dango, como fuente en que abrevó el (1) El tango tiene cien años, de
Germán MacKay, así como el estreno podríamos llamar la prehistoria del tango, conviene dar cuenta de una Francisco García Jiménez; suplemen-
del tema musical titulado El negro que sería el famoso ritmo del dos por constancia sumamente válida (2) y to dominical del diario La Prensa,
Schicoba. La referida obra ("Yo soy cuatro. que recoge el propio García Jiménez, Buenos Aires, 28, 5.1967.
un neglito niñas,/ que le guta fandan- La documentación, ya en este terre- al tratar al tema del fandango de (2) El tango; Historia de n i d i o
gueá/y a la que le hago un pilopo/bien no, es más escasa. Y las hipótesis se extramuros, de fines del siglo XVIII; siglo, de Francisco García Jimér.?z.
plonto está colóla. . . " ) , constituye, pa- hallan más desperdigadas. A través de el que se verificó en el marco cercano P'ditorial Universitaria de Buenos Ai-
ra García Jiménez, una ocasión que simples alusiones, de ligeros rastros o i la metrópoli colonial, en una mezcla res, 1964.
El Arte de los Pueblos

La música rioplatense:
el tango
Mauricio Ciechanower-EMECEK
II
Rumbo al primer título exitoso

Antes de arribar al año 1867, al que Restarían no obstante algunos anos


citáramos en la nota anterior como para su "oficialización" —o su puesta
fecha clave rioplatense del primitivo en marcha— a través del baile propia-
tango, conviene citar algunos antece- mente dicho. Lo sería "allá por el año
dentes que conducen a descubrir, eti- ochenta" en que "nació en los Corrales
mológicamente, el origen del nombre Viejos"; como diría el poeta Miguel A.
que designa al género cuyo historial Camino en unos conocidos versos; o, al
nos ocupa en esta serie; es decir, el decir de Francisco García Jiménez,
vocablo tango. "La cosa fue por el sur / y aconteció
El investigador Ricardo Rodríguez n'el ochenta / aya en los Corrales
Molas lo asocia ai término tambo que, Viejos, / por la caye de rArena . . ."
hacia finales del siglo XVIII, indicaba Antes de que ello ocurriera, Buenos
por igual el baile que llevaban a cabo Aires se debatía en una dualidad dan-
los negros y el recinto donde éste se zante bien delineada: en sus salones,
verificaba. Con la oposición guberna- mayoritariámente, polcas y mazurcas,
mental, dichas reuniones tenían lugar obviamente de origen europeo; fuera
en lugares ocultos; incluso, un informe de ellos, una coreografía de tintes
presentado al virrey Arredondo, da particulares y cadencia nativa que en-
cuenta de una recorrida que permite tremezclaba el viejo fandango, la re-
descubrir "en varias casas una porción ciente habanera y el retumbo grave del
de negras y negros encerrados y usan- paso-candombe; o sea, la milonga.
do del tambo y bailes indecentes . . ." Mientras, en la otra capital del Río de
Atinadamente, RRM argumenta al la Plata. Montevideo, comenzaban a
respecto que "sin querer ser filólogos, surgir idénticos brotes, a partir del
creemos que de tambo a tango hay un esparcirse del ya citado tema musical
solo paso . . ."; una tesis que se refuer- del Schicoba (que, conviene aclarar,
za, en esa materia de designación era el nombre que designaba a quien
primitiva, si tenemos en cuenta que abría el paso al candombe con figuras
existe alguna constancia, proveniente plenas de contorsiones).
de aquella época, que menciona una Dentro de este contexto, arribamos
Casa y Sitio del Tango o Tambo de los al escenario mencionado en las estro-
negros, ubicada en terrenos de la en- fas recién transcriptas: el de los Co-
tonces parroquia de la Concepción- rrales Viejos, de características muy
Junto a esta asociación etimológica peculiares y ubicados en el arrabal
en que se ven envueltos, es importante porteño.
destacar la influencia musical de la ]

raza negra, en su etapa de esclavitud Calificarlo d< peculiar, como lugar


durante ei coloniaje español; funda- de invención del baile fanguero, tiene
mentalmente, en base al candombe y su razón de ser.
su obsesionante compás. El mismo que Se hallaban allí instalados, desde
se extendió, en su período de mayor comienzos de la décaua de lS7(t, los
auge, desde las primeras décadas del Mataderos del Sud. IN<!;<>- de leunión de
siglo XIX y hasta la mitad del mismo. los matarifes en las .uisicas pulpe-
rías; aquellas tiendas en que se expen-
Durante todo ese Ínterin, esta danza dían bebidas y cuineslibles, así como
a cargo de los morenos y la percusión algunos ropajes y géneros.
de su parches en desfiles y bailes, En una cancha apisonada de una de
logró invadir con su compás —al que esas pulperías —que st rvían de esce-
se llegó a calificar de satánico— distin- nario tanto para una nna de gallos
tos barrios porteños. como de hombrea— se verificó en un
A golpe de tambor afro, el estribillo baile dominical —o, para una más
de "Cum-tango / caram-eum-tango . . . adecuada deneminaci-ón, "baiiong do-
/ Cum - tango, / caram - cum - tam . . . minguero"— la escena de la creación.
/, iría a unirse—camaradas de color— La pareja danzante protagonista;
a ios sones de la habanera, que daba a él. con sombrero de ala ancha y copa
conocer su arribo musical desde el alta, pañuelo anudado al cuello, cha-
Caribe. Incluso, no es casual que se queta oscura, bombachas grises y bo-
conociera esta danza en Europa, si- tas negras; su compañera, con livian-
multáneamente, con la denominación dad de pluma y revuelos de almidona-
genérica de tango americano. Sin du- da pollera. Tres músicos les piesían
da, un sugestivo anticipo. Anticipo que marco con sus respectivos instrumen-
iría lomando cuerpo, a manera de tos acordeón, \ihuela (parecida a la
incipiente tango rioplatense. a partir guitarra) y arpa. Los ingredientes di!
de aquel 1867 ya mencionado. baile, con el condimento nacido de la
creatividad de aquella pareja —el in-
vento de los cortes danzantes que tras-
cenderían posteriormente como la sen-
tada, el ocho, la quebrada o la corri-
da— sonarán conocidos por la mención
aue se na hecho ya de ellos: las pizcas
e habanera, de milonga, de fandango,
de candombe, a través del redoble de
tacones que imitaba el golpe de tam-
bor a f r o . . .
A partir de esta gestación de la
coreografía del tango, nacida en el
marco habitual del arreo y la faena de
reses, y hasta completar los veinte
años restantes que conducen al siglo
actual, habrían de dibujarse dos líneas
distintivas de estiló en ambas márge-
nes del Plata: los bailarines urugua-
yos, haciendo prevalecer los pasos lar-
gos, en contraposición a los bonaeren-
ses que se inclinaban por las figuras de
pasos cortos.
Al margen de esa notoria diferen-
cia, se suma otra —de índole instru-
mental— a las primeras combinacio-
nes en su ejecución; la guitarra se
convierte en el fundamental elemento
rítmico, junto al aporte del violín,
flauta, arpa y mandolina. El bando-
león, originario de Alemania, recién
comienza sus balbuceos tangueros.
Dentro de ese cuadro de los años 80
en más, ya fuera de los Corrales Viejos
y ubicados en carpas y romerías parro-
quiales, el tango ubica su primer tema
a nivel exitoso; por aquel entonces, el
índice de aceptación es marcado por la
solicitud que los concurrentes a dichos
lugares hacen de uno de los títulos, con
nombre cierto: Pame la lata, pertene-
ciente a una flautista de actuación en
una de esas carpas, Juan Pérez.
Su título alude a una ficha que había
que entregar a las bailarinas, ocasio-
nales compañeras de baile en los pri-
mitivos piringundines •, acreditando
haber pagado el derecho alanzar una
pieza.
Aunque hay muchos investigadores
que aseguran que este fue el primer
tango —ya con las características pro-
pias del género—, el dato es notoria-
mente discutible ya que, por diversos
motivos (no se editaron, se olvidaron o
se perdieron definitivamente), muchos
de ellos seguramente han quedado en
el camino del desconocimiento total.
Lo que sí es dable afirmar es que.
Dame la lata, tai cual lo menciona
Francisco García Jiménez - "puede
adjudicarse el mayorazgo de los tan-
gos porteños de piringundín, jrei pri-
mer gran éxito lugareño . . .*%cÉtmien-
zo de una serie específica de éxitos
que, instrumental, coreográfica o vo-
calmente, habrían de dar por resultado
una de las manifestaciones artísticas ¡
más importantes de los últimos cien ••'
años.
La música rioplatense:
el tango.
Mauricio Ciechanower-EMECEK
n i
ENTRE EL CENTRO Y LAS ORILLAS
Para redondear la imagen del Bue- das, perpetuándose a través de la. me-
nos Aires de fines del siglo pasado e moria popular y i.ranbforrnanfJfj.se a
inicios del presente, se hace necesario cada paso, Período en el que !a expre-
recurrir a una tajante división, de sión tandera puede ser considerada'
características específicas: por un la- una manifestación folklórica.
do, un conglomerado definido de casas A partir del inicial título exitoso con
y calles céntricas; rodeándolo, una autor identificado. Dame la lata, al
sucesión de arrabales ambiguos y mi- que mencionáramos en nuestra nota
serables. anterior, no sería sino hasta las postri-
En la primera, en el denominado merías del siglo pasado que se presen-
Centro y viviendo de cara a Europa, se taría el que puede ser conceptuado el
daban cita el gobierno, los grandes primer tango famoso, dentro de los
diarios, las leyes, los dueños de cam- clásicos del género.
pos y vacas, las casas de cambio; a Según dalo que aportan los herma-
unas cuadras de allí, lo innombrable: nos Héctor y Luís Bates (5). y que debe
¡los Corrales, la Tierra del Fuego (1), el ser citado con reservas, ya que no
Barrio de las Ranas (2), el Bajo, la indican fuente de donde fue extraído.
gente anónima, los caseríos chatos y en 1897 se estrena El entrerrlano, del
sin revocar que se estiraban hasta pianista Rosendo Mendizábal.
perderse en la pampa. Es la antesala del fin de siglo: es
La galería de personajes contenidos cuando el tango aparece tocado al aire
en esta segunda porción geográfica Ubre y es cuando el mensaje musical
bonaerense'—que tendría cabida en la porteño es traducido por bandas y
descripción que de ellos han hecho rondallas en fiestas, tocado con remi-
infinidad de letras de tango—, daba niscencias de habaneras y sin el senti-
cuenta de un heterogéneo mundo de do sombrío de sus primitivos creado-
desheredados: hombres sin oficio ni res.
trabajo, veteranos de distintas guerras Paralelamente, las calles de Buenos
de la patria, mujeres gastadas en la Aires recibían el pintoresco sonido de
desesperanza y la prostitución, fugiti- los organitos que recorrían la ciudad
vos de la justicia, gauchos de a pie. demostrando a todos cómo era el tan-
Junto a ellos y a su amparo, inexpug- go. También, tras sus primeras y tími-
nable, el mundo delictivo de asesinos, das incursiones, el bandoneón* —ese
rufianes y proxenetas; los mismos que germánico instrumento que después
constituían algo asi como la jerarquía adquirió carta de ciudadanía definiti-
más alta de la sociedad malviviente y va-, ya se había consubstanciado ca-
también los mismos que llegaban a balmente con el género, al que habría
imperar sobre barrios enteros. Aque- de otorgarle, sin duda, gran parte de
llos a quienes los caudillos políticos su cadenciosa gravedad. Sus sonidos
buscaban para su amistad, o los prote- ganaron la noche bonaerense llegando
gían, porque necesitaban de ellos. Más a ocupar el lugar principal en los
allá, los humildes que, a veces, los conjuntos criollos, mientras la flauta
respetaban y aplaudían sus hazañas; era desplazada. Sus ejecutantes se
porque la ley era casi un enemigo multiplicaron en los barrios de la ciu-
común... dad, mientras el tango se esforzaba
El cuadro habría de completarse con por acercarse a las puertas del Centro.
el torrente inmigratorio desatado so- El ascenso de este instrumento
bre la capital rioplatense; un torrente transformaba en mucho menos impor-
que no contribuyo a la solución de los tante el papel que venia desempeñando
conflictos que agitaban a la hirviente el piano desde las primeras épocas
población de las orillas. La afluencia Instrumento pesado y costoso, su uso
de esos extranjeros amenazó ahogar a
los nativos que, una vez más, se sintie-
ron desplazados. (Incluso a niveles Juan Maglio ¿XAA*^'
numéricos ya que, en la última década
de 1890 per ejemplo, la población euro-
pea superaba a la nativa). Italianos,
españoles, franceses, turcos, polacos,
rusos, compartían con los descendien-
tes del esclavo y del conquistador las
duras alternativas de la vida en la
orilla. El conventillo (3) terminaría
por mezclarlos, definitivamente.
No obstante la connotación despecti-
va con que se rodeó, durante un buen
tiempo, a las palabras "gringo" y
"gallego" — a manera de respuesta
nacional— tuvieron su impártante
aporte dentro del historial del tango.
El estudioso Osear del Priore (4) va
más lejos aún en sus precisiones al
respecto: "Gringos y criollos inventa-
ron al tango. Lo hicieron tristemente
en las orillas, en la miseria, sin estu-
dios ni técnica alguna, lo que hace más
admirable este milagro cultural. Lo
hacían en un Buenos Aires que querfa
dar una imagen progresista, pero que
no podía ocultar el conventillo, reducto
de la miseria, muchas veces ubicado
en la tumba de alguna casa bien,
abandonada por sus habitantes...".
Dentro de estas connotaciones am-
bientales que hemos eslimado oportu-
no puntualizar, en esas agitadas no-
ches de la orilla porteña surgen, alre-
dedor de 1880, los primeros tangos;
obra de precursores anónimos que los
improvisaron y bailaron en esas jorna-
El A r t e de los Pueblos

La música rioplatense:
el tango
Mauricio Giechanower-EMECEK
iv
Compadres \ compadritos, patoteros valentía del compadre e intenta simu-
v cabaret. larla, cebándose en los indefensos. Y si
a veces afronta sin escapar los entre-
Un minucioso repaso del panorama veros bravos, agregándose hasta mo-
de letras y temas imperantes en los r i r , es porque lo está devorando el
tangos iniciales, exhibe una constante miedo a mostrarse cobarde . . . "
evidente: mayoritariamente giran en Mencionarnos en un tramo anterior
torno a contenidos y títulos donde se que ambos habrían de correr distinta
amalgaman la picardía con la insisten- suerte. Uno de ellos, el compadre,
cia en los temas sexuales o prostituía- desaparece (el escritor y periodista
nos. Y. en muchos de ellos, la franca argentino que utilizara el seudónimo
pornografía. de Fray Mocho, daba testimonio de esa
El rescate de algunos de aquellos desaparición en 1903); mientras, el
títulos primitivos sirve para confirmar compadrito, refinándose. sobrevivía.
aquella orientación y dichos rasgos' El Estos dos exponentes que. de algún
choclo. El serrucho. El íierrazo. Con modo y a su estilo, encarnan el culto
que trompieza que no dentra. Soy tre- del vaior y el coraje, se convierten en
mendo, No me pises la pollera. Dos antecesores de los patoteros (3). En
veces sin sacarla. Aquí se vacuna o contraposición, y a través del grupo
fíolpiá que te van a abrir. que los nucleaba, la patota, éstos se
Todos ellos, junto a las coplas del convertirían en sinónimo de suma de
folklore de prostíbulos que han logrado cobardías.
recogerse, contienen metáforas o alu- Abundaron entre comienzo de siglo
siones directas a órganos corporales, y mediados de la década de 1910: eran
entretelones del acto sexual en sí o la jóvenes de la sociedad elegante, que se
descripción picaresca o directamente escudaban en el número de sus inte-
pornográfica de sus protagonistas. grantes, para incursionar en salones y
Kn sus primeras etapas, el tango no casas de baile cometiendo toda clase
logró sustraerse a esta justificada con- de fechorías. Contaban con la impuni-
notación prostibularia que rodeaba su dad que otorga el dinero y. raramente.
nombre, ni a su reducido campo de vieron castigados sus desmanes. Po-
acción. Eran los tiempos en que se lo dría decirse que eran resentidos al
bailaba en ciertas fiestas populares, revés: envidiaban los lujos de la mise-
en cafetines y burdeles. en las fiestas ria, aquellos que no se pueden com-
de carnaval, en las casas oe baile o en prar. Incluso existen constancias de
las llamadas Academias, aquellos fre- que, hasta los canfinfleros (4). que
cuentados salones de la colectividad indirectamente solían vivir de ellos, los
negra que. tanto en Buenos Aires como despreciaban.
er, Montevideo, servían para la realiza- Fueron estas mismas patotas las
ción de veladas danzantes. que irrumpieron y desolaron los sitios
En el primer decenio del siglo, —a de tango, tratando de intimidar a su
mediados dei cual se señalara en la gente —con balance de éxitos y derro-
nota anterior la incursión del primer tas— y de incitarla a cerrar dichos
tango por Europa, llevado por la ofi- lugares de bajo nivel, indignos de cons-
cialidad de la Fragata Sarmiento—, tituirse en centros de diversión para
dos personajes notorios del tango co- estos va "distinguidos" conocedores de
rren distinta suerte: el compadrito y el los cabarets parisinos.
compadre (1): el primero de ellos, En el marco de esta escenografía
como lo indica el mote despectivo, porteña y en su ambientación humana.
disminución del segundo el país sureño arriba al Año del Cente-
La música alegre y v i r i l de los nario: 1910, un siglo desde aquella
primeros tangos es patrimonio del histórica Revolución del 25 de Mayo.
compadremos gimoteos y lo lacrimóge- Es el año en que Buenos Aires
no de los posteriores, convienen más a asiste a la construcción de numerosos
la naturaleza del compadrito. edificios, a su embellecimiento me-
E l investigador Eduardo Stilman diante la importación de numerosas
(2) radiografía a estas dos figuras obras escultóricas adquiridas en
tangueras de esta f o r m a : " E j e r c e r la Europa por una comisión de artis-
delación, usar revólver, vivir de las tas: año en el que un inventario de sus
mujeres, actos que avergonzarían al teatros de primera línea indica va más
compadre, no molestan al compadrito, de una veintena de salas; el mismo en
que busca afirmar su personalidad con que se verifica el florecimiento de las
el mínimo riesgo. En realidad, el com- grandes tiendas metropolitanas y la
padrito es un cobarde que sueña con la nueva moda que se acentúa: la estre-

El Famoso Hansen
chez excesiva de las polleras, creación
de. afamados modistos de París.
En el mundo del tango también se
producen acontecimientos; algunos
quedarán en el terreno de lo anecdóti-
co dentro de su historial; otros, se
constituirán en mojones de real enver-
gadura.
En el primer rubro pueden inscri-
birse la gran cantidad de caballos de
carreras anotados en el Hipódromo
Argentino y que, tenían nombres que
habrían de perpetuarse posteriormente
más en el pentagrama que sobre el
césped del circo hípico del Palermo: A
la gran muñeca, Don Joan, Yaca-
ré. . . ; o los títulos fangueros con sa-
bor a patria: El argentino, de Villoldo.
El criollo argentino, de Alfredo Gobbi
j Independencia, de Alfredo Bevilac-
qua. Este último, estrenado por su
autor es ese 1910, precisamente, al
frente de una banda de música, en
plena Plaza de Mayo.
Las variantes de peso se refieren,
fundamentalmente, a los lugares de
diversión tangueros. Aquellos sitios
donde se lo ha venido tocando, en
especial ambientes de bajo fondo, pa-
san a ser sitios de la oligarquía.
Entre los factores que confluyen se
cuentan la urbanización de varías zo-
nas de la ciudad, antes marginales, y
la gestación de un establecimiento de
baile y distracción desconocido hasta
ese entonces en la capital bonaerense:
el cabaret.
Los antiguos sitios de diversión ori-
llera se convierten en lugares donde
impera más el lujo y la sofisticación.
en especia] a partir de la citada urba-
nización en los bajos del barrio de
Palermo.
En sus comienzos, casi tímidamen-
te, el cabaret no se instala en el centro
capitalino, seguramente por una suerte
de "respeto" a esos sitios de la vida
pública, rodeados de solemnidad, y
también —investigación e introducción
en el mercado se diría actualmente—
por algún lógico temor derivado de la
instalación de un negocio nuevo. Una
innovación de la que se desconoce el
grado de aceptación o no por parte de
aquellos a quienes está dirigida.
La figuración legendaria, en los
anales de la historia del tango, de
varios nombres de esos lugares y de
figuras que descollaron en esos caba-
rets, dan cuenta de la exitosa acogida
ue. con el correr del tiempo, habrían
3 e tener los flamantes locales: Roya I,
Petit salón. El Velódromo, el Arme
nonville. el Royal Pigalle o el famoso
Hansen. Y. entre sus protagonistas, la
casi mítica Rubia Mlreya. el afamado
bailarín apodado el Cachafaz, o músi-
cos de la talla de Roberto Firpo y
Ernesto Ponzio. ''El pibe" Ernesto.
Incluso, el propio Carlos Gardel que.
una noche —posterior en un trienio a
aquel Año del Centenario de 1910— era
lanzado al gran mundo musical como
intérprete de aires criollos.
Fue en el citado Armenonvllle, con-
siderado por muchos historiadores el
primer gran cabaret propiamente di-
cho. Ubicado, por aquel entonces, a
escasas cuadras de donde, en contados
días, se iniciara* el torneo mundial de
fútbol: el estadio de River Píate.

O y Compadrito: Individuo de b
plebe, pendenciero, jactancioso, afec-
tado eti te vesthftCWa y « so manera '
de conducirse; altivo v desafiante.
Compadre: Hombre de cualquier
condfclón. de idénticas cualidades a las
del compadrito. Ambas voces, también
comunes en L'ruguav.
(2) Historia del tango. Editorial
Brújula, Buenos Aires. 1W5.
(3) Patotero: El que forma parte
de una pandilla o grupo de jé* enes
(Patota) que se reúnen en determina-
dos sitios para burlarse del prójimo.
(4) Canfinflero. canflinfero o can-
finfle: Voces de origen Incierto que
sirvieron para denominar al proxeneta
que sólo explotaba a una mujer.
El Arte de los Pueblos

La música rioplátense:
el tango
Mauricio Ciechanower-EMECEK

V
NACIMIENTO DEL TANGO CANCIÓN
imagen plástica, figurativa o no, puede
eludirse hasta el punto de transformar-
se en fa nada con marco y firma. Aquel año que completa la primera Paralelamente a esa etapa exitosa
Son estos, claro está, aspectos década del siglo actual, el de! Centena- del tango, tras ganar formalmente el
accidentales que no deben distraer al rio, coincide con el afianzamiento del ilvrovho a la luz pública, el fonógrafo
tango en el exterior; fundamentalmen- se afirma en cuanto a la aceptación
observador con respecto a otras pers-
te, en Francia. Hacia ose l-lll), ya era masiva, superando las alternativas de
pectivas de mayor y hondo inferes conocido y bailado no sólo en los bajos su incipiente instalación por los años
ofrecidas a través de un evento que fondos de las ciudades portuarias —lo de lSilll.
extralimita — l ó g i c a m e n t e — los pro- que confirmaría la tesis de que los Esa misma etapa ascendente con-
pósitos estrictamente plásticos. Nadie verdaderos introductores de la danza duce a varias figuras a debutar ante la
desconoce que el Salón de la Plásfica nopialen.se fueron los marineros de ¡as hoema de impresión. Roberto Eirpo lo
Mexicana ha ido albergando en su naves que unían ambos continentes- hace en ese mismo 1913, mientras el
seno un cúmulo de contradicciones, sino, igualmente, en muchas elegantes dúo Gardel-Razzano, un año después,
desde las generadas por la expansión salones de la capital francesa. registra estilos y aires pampeanos co-
del arfe en relación con el medio mo Cantar eterno o Entre colores.
ambiente que lo rodea, hasta aquellas Tres años más tarde. Europa vivía Las formaciones tangueras conser-
originadas en actitudes disociativas o una verdadera psicosis con relación al van por aquellos días, en algunos ca-
tango. Cuando liega a París La Murga sos, la guitarra y la flauta; empiezan a
simplemente disconformes con el rumbo
Argentina, integrada por tres ejecu- repetir, como instrumentos fundamen-
de la institución. José Chávez Morado tales, el violin, el bandoneón y el
tantes y una pareja de bailarines, mus
selección cualquiera del cúmulo de arte — u n o de los miembros fundadores del que una moda era una verdadera ma- piano; poco tiempo después, habrían
allí expuesto, sino aprovechar la opor- salón de la Plástica M e x i c a n a — no fue nía, honrada con fruición por algunos de alternar los bajos, ya sea la guita-
tunidad de reflexionar y percatarse del nada elusivo Cuando, en el discurso aristócratas y ia totalidad de los snobs. rra, el armonio o el contrabajo. En
inaugural de esta muestra, señaló que Pero no todos serían puntos a favor mili, y por primera vez, el violoncello
subyacente interés de la muestra. sería utilizado experimenlalmente por
ese organismo creado por el INBA y a de su difusión. Mientras en dichos
Desde un punto de vista más analí- Eduardo Arólas.
iniciativa de los artistas en 1949, sitios europeos el éxito tangucro era
tico, el criterio de valoración aplicable
sufre desajustes ante los cambios sabiamente aprovechado por algunos (abe señalar que las agrupaciones
al conjunto de obras aquí exhibidas no porteños como medio de subsistencia, de comienzos de aquel decenio —las
socio—económicos y culturales que el
podría desentenderse nunca del hecho al constituirse en "profesionales" del integradas por bandoneones, violines,
país ha experimentado". El veterano y
de que esta exposición, tal vez mas que género, o en Nueva York surgían •pro- guitarra y flauta— adoptaron por
aguerrido artista, en nombre de todos
ninguna otra que hayamos tenido opor- fesores" de la danza argentina, en aquella época la denominación de "or-
sus compañeros, salía así públicamente
tunidad de ver en los últimos tiempos, oíros puntos se concretaba su prohibi- questa típica criolla';, designación que,
al paso de ciertos temores sombríos y restándole el última calificativo, ha
refleja de un modo cabal el peculiar ción. Entre esos exponenles de la opo-
pronósticos negativos que auguraban servido para señalar, hasía nuestros
devenir del arte mexicano contemporá- sición, podían contarse los arzobispos
la desaparición definitiva del Salón de de París, de Cambrai y de Sens. el días, a todas las orquestas de tango.
neo dentro de ciertos lineamientos ya
la Plástica Mexicana, y trataba de obispo de Poitiers o el emperador de En otro orden, el cabaret —cuyo
reconocidos y sedimentadas. En este
ubicar el problema en el exacto punto Alemania: este último, Guillermo I I . nacimiento evocáramos en la nota an-
sentido, resulta evidente que las vetas
sobre el cual podrá operarse un análisis es el mismo que dispone que ningún terior—, se afianzaba e imponía, mar-
fundamenfales que alimentan la pro-
objetivo. oficial del ejército practique el "pseu- cando una concreta transformación
ducción artística de estos expositores dentro de los reductos del tango. La
do baile argentino. . . ",
se encauzan en dos direcciones: Por un Así, pues, ya que la misión básica vida nocturna de Buenos Aires convier-
Lejos de estos vaivenes del viejo
lado, un realismo de índole social que del Salón de la Plástica Mexicana es no continente, la urbe bonaerense asiste a te a esos locales en sólidos sostenedo-
se propone documentar un ideario ar-
tanto propiciar nuevas formulaciones otros acontecimientos; en ese mismo res de primera línea, merced a su
dientemente anticolonialista, inicial- año l:j, los capitalinos se asombran al siempre colmada concurrencia. Una
estéticas sino propulsar valores estéti- etapa que se mantedrá durante varios
mente revoíucionario y con cien temen te cos al escenario nacional, parece lícito ver, por vez primera, los trenes subte-
revalorizador de la cultura precolombi- rráneos (el Metro); contemplan la años, con el Armenonville a! frente, en
conjeturar que el valor más significativo especial debido a su buena ubicación y
na. Por el otro, un figurativismo cuyo de esta confrontación radica, probable- construcción de viviendas para obreros
su brillante cartelera de figuras artísti-
raigambre estilística parece oscilar en- o la instalación de las nacientes, y cas. Posteriormente, como todo lo que
mente, no tanto en la pretensión de
tre la herencia legado por la Escuela pintorescas ferias; o saborean produc- arrasa trayendo !a novedad a cuestas,
mostrar un panorama del arte mexica- tos importados de Kuropa y Estados
Mexicana de Pintura, y algunas innova- no de " a v a n z a d a " como en el hecho sobrevendría el cansancio; incluso, sus
ciones provenientes del surrealismo en Unidos (la aristocracia porteña. por detractores llegaron a calificarlo de
de exhibir un perfil coherente en lo supuesto. . . 1.
tanto imagen y clima, y del informalis- aburrido y hasta de lúgubre. . .
que a política cultural se refiere. De ahí Por su parte, la historia del tango
mo en cuanto al uso de las texturas y a el propósito expreso de "quitar a estas continúa su trayectoria evolutiva: Tuvo su cuota de influencia, en este
ia desnaturalización parcial de la forma exposiciones su carácter competitivo", mientras la obra K l tango en París se cambio de valoración, el nacimiento y
reconocible. Navegando entre esas dos confiriéndoles una distinta orientación constituye en el mayor suceso teatral la conversión del cabaret en protago-
corrientes, es posible detectar aún es- que estaría evidenciada en una también deí año en la sala del Argentino, co- nista de obras teatrales. El llamado
porádicos ejemplos del llamado expre- diferente fisonomía de la institución, mienza a desarrollarse y crecer el saínete "con cabaret", cuya acepta-
sionismo abstracto, y algunas muestras mundo del disco; surgen ios primeros ción fue evidente a partir de la prime-
dispuesta ahora a mostrar el quehacer
—igualmente r a r a s — de un abstracio- empresarios de registros nacionales ra pieza presentada a los espectadores
plástico de los mexicanos como algo con esas características: la inserción
nismo más o menos geometrizante. natural y evidente. Y he ahí también la que comienzan a grabar la música
porteña, tras la etapa en que este de una orquesta popular, con sus ca-
razón por la cual, como una inmensa denciosos tangos bailados y. como fac-
A ratos estalla en algunas pinturas, rubro se constituyera en rareza o en
radiografía del arte aquí y ahora, esta que se (imitara a las placas importa- tor destacado, la letra de un tango de
y en menor grado en dibujos y graba- circunstancias interpretado en el mar-
"Presencia del Salón de la Plástica das.
dos, aquel inicial acento agresivo que
Mexicana" montada en el Palacio de
había caracterizado al arfe mexicano
Bellas Artes, posee la virtud de inquie-
políticamente revolucionario. Muchas
tar, más que deleitar; de llamar a la
veces el patetismo vuelve a gobernar ía
reflexión, antes que de promover el
escena. Pero esas esporádicas explo-
elogio convencional.
siones de vehemencia — e n un contex-
to de manifestaciones que parecen Es probable que esta exposición no
atender ya a otras necesidades temáti- pueda archivarse tan rápidamente co-
cas y expresivas— resultan excesiva- mo de costumbre en las actas de los
mente poblados de gestos entre los continuos eyenfos culturales. Tal vez a
que, desafortunadamente, no es impro- ello contribuyan también, además del
bable detectar algunos realmente hue- carácter confestario de la muestra en
ros. En otras ocasiones, al contemplar s!, las tres mesas redondas que sobre
los rasgos vigorosos y amorfos traza- "Tendencias en el arte actual de Méxi-
dos por furtivos pintores que inclusive c o " , "Vigencia del arte de temática
parecen considerar innecesario el dato social en M é x i c o " , y "El colonialismo
de la fecha, el espectador se pregunta en el arte mexicano", se realizarán en
si el arte como auténtica actividad fechas próximas como imprescindible
humana puede llegar a tales extremos complemento de un hecho cultural de
de imprecisión; si la verdad de la tanto interés y trascendencia.—
w

El Arte de los Pueblos

La música tuada como precursora y de avanzada


para su tiempo: su famoso sexteto.
rioplatense:el tango Otro conjunto similar, de igual nú-
mero de ejecutantes, brillaba también
por aquel entonces: el sexteto de Juan
Carlos Cobián; el mismo que integran
dos figuras de auténtica trascendencia
Mauricio en el posterior desarrollo del género
rioplatense: Julio de Caro y Pedro
Ciechanower-EMECEK Maffia.
Estas dos- formaciones otorgan al
vi tango un valor inusitado, concediendo*
le el innegable aporte de notables arre-
ADELANTOS EN glos instrumentales junto a la impor-
MÚSICA Y LETRAS tancia y lucimiento de los solistas.
Antes de penetrar de lleno en la La aparición de Julio de Caro, al
década del 20, conviene destinar unas constituir su propio sexteto, representa
líneas a dos hechos que, junto con la —fundamentalmente— el resumir en
aparición de MI noche triste, se consti- esa agrupación todas las bondades y
tuyen en factores relevantes de esa avances realizados en "materia de tan-
etapa tanguera. go hasta ese entonces. Su estilo inter-
pretativo expone, en la medida exacta,
En primer lugar, la confirmación del la síntesis tanguera de la época. Según
músico y compositor, Roberto Firpo la calificación precisa del estudioso
como vanguardista absoluto de aquella Osear del Priore, en su trabajo disco-
época; misma en que cada instrumen- Roberto Firpo gráfico La Historia del Tango, "som-
to se orienta hacia su función definiti- brío, viril, triste . . ." El mismo en el
va. En segundo término, a nivel antoló- que los ejecutantes solistas, logran
gico y en ese mismo 1917, se hace la las distintas corrientes políticas de la "amplias posibilidades expresi-
primera grabación del tango: La cum- época y sus principales figuras—, has- vas . . . "
parsfta, del uruguayo Gerardo Matos ta los de índole social (varios de los
Rodríguez, a cargo del cuarteto cuales, sobre acontecimientos de aquel De Caro se vio rodeado, en su doble
AIonso-Minotto. Este hecho constitui- entonces, han sido recientemente pro- función de director y violinista, de
ría el máximo suceso del género. hibidos por las dictaduras militares notables instrumentistas: su hermano
rioplatenses por su contenido "pertur- Francisco, en calidad de pianista, y
Se producen modificaciones e inno- bador"; entre ellos, Acuaforte Al pie dos vigorosos y temperamentales ban-
vaciones. Nuevos ambientes y nuevos de la Santa Cruz y Pan). doneones: los de Pedro Laurenz y
protagonistas hacen que los temas gi- Pedro Maffia.
ren en torno a ellos, dejando paulatina- Este capítulo de esbozo de crónicas
mente de lado las letras pornográficas sociales, que posteriormente serían Estos cuatro nombres, al margen de
o las alusiones concretas a los aspectos profundizados por otros autores de tan- su significación como eximios ejecu-
sexuales. go, se complementa —por la frecuen- tantes, reúnen en el campo de la crea-
Se verifica el florecimiento de un cia con que aparecían en dichas le- ción autoral muchos de los títulos defi-
tras—, por aquellas obras en las que, la nitivamente incorporados a La mejor
nuevo público, acorde con los tiempos clásica joven del barrio, abandonaba producción tanguera. A ellos les perte-
que corren. Es el mismo que otorga la miseria y su vivienda natal (el necen obras de la jerarquía de Tierra
impulso definitivo a la industria cultu- conventillo, * generalmente), para ir querida, Flores negras, Beodo, Loca
ral en sus diferentes expresiones: li- en busca de las tentadoras "luces del bohemia, Amurado, Mala junta. La
bros, en ediciones más accesibles, dis- centro" (el cabaret, en este caso). Casi mariposa, Taconeando, El arranque o
cos y espectáculos, en especial teatra- siempre con resultados negativos. Lo Guardia vieja, por no citar sino unos
les. que brindaba la oportunidad para la pocos a manera de muestrario.
Dentro de este auge, y como pauta, consiguiente reconvención de tono mo-
tanto o más importante que la situa- ral a manera de aleccionadora morale- La frontera divisoria entre el final de
ción misma, se constituye el hecho de ja .. . la década del 20 y el inicio de la
incubarse en el campo de la literatura, siguiente, coincide con la caída de
una temáticaque desmenuza la realidad En el orden musical específico, y Hipólito Yrigoyen; precisamente en el
circundante. A cargo, básicamente, de mientras Gardel reparte sus actuacio- filo de ambos decenios, en 1930 y a raíz
nes entre Argentina y Europa, merece del golpe militar que encabeza José
intelectuales de extracción pequeño Félix Uriburu.
burguesa o proletaria que ingresan al destacarse —en esa misma década del
campo de la cultura. En muchos de los 20— a un conjunto al que puede consi- Un hecho que, junto a la funesta
casos, se trata de hijos de inmigrantes derarse pionero: la típica Select; la influencia que habría de tener en todo
misma que efectúa una memorable el posterior devenir histórico argenti-
que analizan su propia problemática incursión por Estados Unidos, donde no, también habría de repercutir noto-
—y por ende la de los suyos—, como sus tres jóvenes integrantes lograban riamente en el acontecer del tango.
consecuencia de haber estado imbui- una magnífica serie de versiones.
dos en ella durante toda su etapa Con todo lo que este suceso ha sig-
post-inmigratoria. Una de sus corrien- Varios de sus componentes habrían nificado —incluso hasta nuestros
tes más propicias la constituye el géne- de constituirse en figuras preponderan- días— política e institucionalmente en
ro del saínete que, por otra parte, sirve tes en el historial del tango, no sólo el país sureño, lo relativo a las modifi-
como instrumentistas sino también en caciones tangueras producidas vendría
para apuntalar al tango. calidad de compositores. En especial, a resultar lo de menos dentro de esa
En cuanto a éste desarrolla por sí Osvaldo Fresedo, Enrique Delfino y totalidad . . .
solo, a través del contenido de sus Tito Roccatagliata.
letras, una literatura de amplio espec-
tro: pueden encontrarse en ella los Ese mismo Fresedo, al retornar al
tintes sentimentales, que abarca desde país, conforma una agrupación concep- Vecindad.
los seres queridos (la madre y la novia,
mayoritariamente), a las vivencias in- EL FAMOSO sexteto de Julio de Caro - e n el centro con el violín come t o -
fantiles; desde el barrio (Colonia) y en plena ejecución. En el piano Francisco de Caro-
sus personajes cotidianos, hasta la ge-
neralización a través de la pintura del
proletariado y sus frustraciones; desde
los temas proselitistas —dedicados a

Julio de Caro
El Arte de los Pueblos

La música
rioplatense:
el tango
Mauricio
Ciechanower-EMECEK

VII
LOS AÑOS DE LA
"DECADA INFAME"
De acuerdo a lo acontecido en ese
lapso del historial fanguero, la década
del 30 merece ser dividida, tajante-
mente, en dos mitades: hasta v des-
pués de 1935. Discepolo en México con Cantinflas y Homero en Manzi, entre otros
El inicio de este decenio indica una
notoria declinación en el favor popu-
lar, en especial en lo que hace al baile. personal e intuitivo músico que impu- ta especial (') al cumplirse 25 años de
Varios son los factores que se conjugan siera la modalidad del trío (bandoneón su muerte), y en esa misma etapa, ya
para arribar a esa situación; los más a su cargo y dos guitarras). venía descollando —desde el decenio
evidentes, a partir del derrocamiento En el rubro de tango cantado, junto a anterior— la obra poética de Celedonio
de Hipólito Yrigoyen merced al golpe la infaltable mención de Gardel, otras Flores.
militar, señalan el brusco empeorar figuras resaltan en calidad de intérpre- Una personalidad que representa un
del panorama económico (en el que tes, con diferentes estilos: Agustín Ma- aporte incuestionable dentro de la evo-
influye evidentemente la crisis nortea- galdi, con su tendencia al acentuado lución del arte popular rioplatense, a
mericana del 29), la recuperación del drama; Ignacio Corsini. que trascen- través de la corriente imaginativa de
poder por parte de la aristocracia y el diera con el apodo de El caballero sus expresiones tangueras. La mención
consiguiente acentuamiento de la re- cantor tras sus inicios circenses; en el de algunos de sus temas se constituye
presión y el terror en la escena nacio- su gran dosis arrabalera puesta al en elocuente muestrario al respecto:
nal, la desocupación y la migración del servicio de las versiones tanqueras: Mano a mano, Corrientes y Esmeral-
campesino hacia las ciudades a raíz de Azucena Maizani y su voz, incursionan- da, Margot, El bulín de la calle Ayaeu-
la caída de los salarios agrícolas. do en distintos escenarios teatrales, o cho.
Todas estas pautas —y algunas com- Sofía Bozán, la famosa "\egra". con Paralelo a estos nombres de auténti-
plementarias—, servirían para confor- su estilo atrevido e imponiendo el tipo cos creadores, el de Enrique Cadíca-
mar lo que se ha dado en llamar, en la de tanto de interpretación alegre y mo. Muchos de sus tangos fueron lan-
historia argentina, "la década infa- humorística. zados a la fama por Gardel. quien llegó
me". Entre los ingredientes que es En el rubro autoral, la síntesis no es a grabar más de una veintena de ellos
preciso sumarle, y que justifican ple- menos sencilla de consignas. en el lapso de seis años. Una lista quer
namente esa denominación, correspon- Las letras se encargan de reflejar en en forma parcial incluye títulos tales
de citar los fraudes electorales, la gran medida, al igual que las piezas como Niebla del riachuelo, Los marea-
persecución a los opositores, la protec- teatrales, la realidad que rodea a los dos, Madame Ivonne, Che papusa oí. A
ción a la prostitución clandestina a argentinos, parte de la cual ha sido tian v agua, Anclao en París, Al mundo
cargo de poderosas organizaciones (en esbozada en los párrafos iniciales. Ver- e falta un tornillo . . . y tantos otros
1933 eran clausurados los prostíbulos sos y textos que aluden al tema de la Dejando de lado lo más destacado,
en todo el territorio), la denuncia y desocupación, la falta de dinero y tra- en materia de música, de letras e
descubrimiento de jugosos negociados bajo, el trasfondo de las condiciones intérpretes, de aquella primera mitad
en la administración pública, mismos políticas vigentes: y la habitual incur- de los años 30, se constituiría en tre-
en los que intervienen caracterizados sión en la temática sentimental . . . menda omisión el pasar por alto eM
jerarcas del régimen imperante. Una figura clave dentro de la poética esta revisión, y al llegar a ese 1935. la
Dentro de este "alentador" ambien- del tango de todos los tiempos. Enrique referencia a la muerte de Gardel en el
te que lo circunda, el tango no puede Santos Discepolo, viene imponiendo, recordado accidente aéreo de Mcde-
sustraerse a ese contorno. En este en este sentido, su personalidad creati- Uín.
sentido es preciso diferenciar en su va y dominando la escena de aquellos Es prácticamente imposible reseñar,
desarrollo, lo estrictamente musical o años. en pocas líneas, toda la trayectoria del
bailable, del contenido letrístico de las Dentro de su abundante producción "zorzal criollo" en los distintos campos
obras de aquella época. autoral, una de aquellas páginas anto- en que incursionó hasta ese fatídico
En el primer aspecto, y bajo la lógicas. Yira yira, habría de ser estre- año.
influencia de Julio de Caro, nacen nada, por la citada "negra" Bozán, un Más que una enumeración —ya de
varios y excelentes sextetos con la día antes del derrocamiento de Yrigo- por sí muy conocida— de sus registros
conformación usual de aquellos días: yen . . . discográficos. tanto como solista o en
dos bandoneones, piano, dos violines y Al margen de ese hecho casual den- dúo con José Razzano. de las películas
contrabajo, aunque varios de los direc- tro de la producción discepoliana —y que protagonizó, de sus obras, com-
tores de dichas agrupaciones agrega- hasta mediados de la década del 30, puestas es especial con Alfredo Lépe-
ban músicos cuando llevaban a cabo período que abarcará la presente no- ra, o de sus presentaciones es escena-
grabaciones. ta—, el talentoso creador daba a cono- rios de Argentina. Estados Unidos o
Una verdadera galería de ejecutan- cer títulos que habrían de incorporarse Europa, conviene circunscribirse al
tes y conjuntos se destacan y saltan a a lo más granado de las letras popula- hecho, incontrovertible, de su mitológi-
los primeros planos de la popularidad: res del tango: Que vachaehé, Esta ca permanencia.
se hace indispensable en ese sentido noche me emborracho. Chorra, Male- En camino al medio siglo de su
rescatar nombres como el de Pedro vaje, Soy un arlequín, Victoria, Justo trágica desaparición, el "fenómeno
Maffia. o el del joven de apenas una el 31, Secreto, Tres esperanzas, Carri- Gardel" ha sido (y lo seguirá siendo,
veintena de años que habría de definir llón de la Merced, Alma de bandoneón. con seguridad) motivo de análisis por
uno de los más importantes estilos de Cambalache . . . parte de investigaciones de distintas
ejecución tanguera. el pianista y poste- Con todos ellos —y los que vendrán disciplinas, con el propósito de ras-
riormente director Osvaldo Pugliese; con posterioridad—. "Discepolín" se trear y detectar, precisamente, los
Luis Petrucelli y Cayetano Puglisi que erige en uno de los poetas máximos del motivos de esa sostenida aceptación y
concretan también el sueño del conjun- tango. Corre a su cargo el romper los perpetuación a niveles masivos.
to propio, luego de su incursión como modelos anteriores, trazados en la dé- Fuera del marco de los estudios y
integrantes de otras formaciones como cada precedente, "mediante la refle- encuestas canalizadas con ese propósi-
bandoneonista y violinista, respectiva- xión agresiva, el humor cáustico, la to de esclarecimiento, cualquier riopla-
mente; Carlos Marcucci, de estilo emi- reflexión global y amarga sobre la tense podría resumirlo, sin elucubra-
nentemente técnico en la ejecución del realidad", al dejar "emerger también ciones intelectuales de por medio, en
bandoneón, o Agesilao Ferrazano, uno la atmósfera enturbiada de la década cuatro palabras contundentes y dcíini-
de los primeros violines solistas del infame", al retratar "la crisis personal torias: "Cada día canta mejor .
tango. Nombres y más nombres que es y social del hombre del 30 que se hunde
forzoso siquiera citar como exponentes con la quiebra del radicalismo y desús {') El tango, de Villoldo a Piuzzo-
de toda aquella brillante etapa: Juan ilusiones de reforma . . .". tal cual lo 11a, Editorial del Noroeste, Buenos Ai-
de Dios Filiberto (el creador do Cami- consigna Osear del Priore ('). res, 1975.
nito, famoso tango de repercusión in- Junto a una figura de la talla de 2
( ) Enrique Santos Discepolo: ¿Un
ternacional), los dos Franciscos —Ca- Discepolo (a la que, en este mismo amargado?, "El Gallo Ilustrado" No.
naro v Lomuto—. ' Ciríaco Ortiz. el suplemento le hemos dedicado una no- 7 5 8 , del 2 . 3 . 1 9 7 7 .
JUN. 25 1978

El Arte de los Pueble

La música rioplatense:
el tango
VIH
Mauricio
CIECHANOWER-EMECEK
EL CINE, LA RADIO Y LA CRISIS.
La que podría denominarse primera
gran crisis del tango, tiene lugar en la
segunda mitad de la década del 30,
cuyo primer lustro fue reseñado en
nuestra anterior nota. Libertad La marque, hace cuatro dé-
Un adversario de primer orden es el cadas
que tiene a su cargo gran parte de esta
novedosa situación dentro de la histo- como Alberto Gómez, Mercedes Simo-
ria de la música popular rioplatense: ne, los estilos fuertemente dramáticos
el cine sonoro y su aparición, de gran de Ada Falcan, Tania (la que sería
éxito y aceptación. compañera de . Discepolín hasta su
Algunas razones "geográficas", den- muerte), Tita Merello con su muy
tro de las salas cinematográficas, con- porteña forma de canto, sin alardes ni
tribuyen a este fenómeno. La más técnica vocal, o aquellos que ya citára-
importante, el desplazamiento de las mos el domingo anterior: Ignacio Cor-
orquestas que actuaban en los palcos sini, Sofía Bozán, Rosita Quiroga y
de dichas salas, a las que el público Azucena Maizani.
concurría para deleitarse con sus acor-
des y su forzoso retorno a cafés u otro Junto a estos nombres, dos figuras
tipo de lugares públicos de ejecución. que aún siguen batallando, cuarenta
Los éxitos musicales, enfrentados al años después de la época que estamos
tango, provenían del cine norteameri- evocando, y que, merced a la influen-
cano y crearon una suerte de compe- cia del cine nacional, ya apartado del
tencia para la que, el género fanguero, hollywoodense en base a argumentos y
no se hallaba preparado. Con el paso ambientes propios, logran popularizar
de los años este hecho, relacionado con sus nombres, incluso fuera de las fron-
el cine, habría de revertirse. Sería teras argentinas: Libertad Lamarque
apenas cuando la industria fílmica na- y Hugo del Carril.
cional se lanzó a la realización de Una mancuerna artística logra tam-
películas que, en buena parte de esa bién imponer su estilo, en temas que
producción, estuvo basada precisa- son valiosos testimonios de aquellos
mente en populares figuras de la can- años de la década infame, en especial
ción en especial en el aspecto argu- de la crisis que azota a los sufridos
menta!. habitantes del país sureño; nos referi-
mos a Francisco Canaro e Ivo Pelay
Otro medio de reproducción mecáni- que estrenan obras que alcanzan gran
ca, la radio, contribuiría por esta épo- repercusión popular y en las que se
ca a idénticos fines: no sólo el cine incluyen tangos que son "toda una pin-
foráneo crea ídolos por aquellos días, tura de aquella situación vigente: Don-
sino que las emisiones radiales van de hay un mango ('), El tango de la
conformando toda una galería de figu- muía (-'), o Tranquilo, viejo, tranquilo.
ras que escalan los peldaños de la Temática que, en bastante medida,
fama en diversas "especialidades"; a puede ser emparentada con algunos
través del radioteatro, del humorismo. otros títulos que reflejan dicha crisis y
de la canción p de las agrupaciones a los que hemos hecho referencia. Por
orquestales. ejemplo; de Discépolo, Cambalache, o,
Pero, en cuanto a bailarlo, el público de Cadícamo, Al munde le falta un
seguía en tren de pasividad notoria. Ni tornillo.
el cine ni la radio podían rectificar ese Hacia finales de esta década del 30.
hecho indiscutible. la Segunda Guerra Mundial también
La modificación de este síntoma so- repercute —pese a la lejanía con el
brevendría, en forma pausada y despa- incipiente desborde nazi que comienza
ciosa, precisamente a partir de esa a desarrollarse en Europa— dentro del
mitad de la década del 30 que estamos país sudamericano. En especial, en el
abordando y en los años sucesivos que aspecto industrial ya que se producen
completan ese decenio. Uno de los modificaciones de peso ante la sus-
principales "culpables" en revertir esa pensión de importaciones y la consi-
situación se llamó Juan D'Arienzo. guiente necesidad de sustituir los mis-
Al frente de su orquesta, debutó en la mos con producción netamente nacio-
temporada veraniega de 1934-35 en el nal.
local nocturno Chantecler y comenzó a Esto trae aparejado, igualmente, el
imprimir a su formación una modali- desplazamiento y migración de gente
dad —ritmo muy rápido y compás del interior hacia Buenos Aires y su
sumamente marcado y uniforme— que periferia, movida por la posibilidad de
se presentaba sumamente propicio pa- trabajo que la moviliza a afincarse en
ra ser bailado. Modalidad que, dicho esos lugares.
sea de paso, mantuvo inalterable a lo
largo de sus cuatro décadas al servicio Todo este núcleo humano, sumado al
de este género, hasta su fallecimiento ya existente en la urbe porteña y sus
hace pocos años. aledaños, es el que habrá de exigir una
En el aspecto de letras. Enriqtfí j nueva música nacional —o al menos
Santos Discépolo sigue dando a cor- - una amplia renovación— que sirva pa-
cer obras de su autoría que lo mantie- ra expresar este cambio de situación a
nen en primer plano; junto a los títulos la^jue asiste el país.
citados en la anterior nota, y. que Una exigencia que habrá de concre-
abarcaban hasta mediados del decenio tarse y tomar cuerpo, sin ninguna
del 30, es preciso incorporar las que duda, en la brillante etapa fanguera
completan su producción hasta finali- que arranca en los años del cuarenta.
zar esta misma década: Condena, De-
sencanto, Tormenta, Martirio, Melodía
porten a . . . (<) Mango: En lunfardo, dinero o, en
En el aspecto vocal, la desaparición el caso de esta estrofa del tango, peso.
de Gardel brinda oportunidad a diver- "Donde hay un mango / que w he
sos intérpretes para ocupar puestos de buscao / con hipa y linterna . . . "
relevancia en el favor del público, no -> Muía: Engaño, fraude, timo.
obstante la vigencia que sigue conser- guarniente, voz lunfarda.
vando, plenamente, el "morocho del
Abasto". Entre ellos, cabe señalar la
popularidad que conquistan cantantes
Arte de los Pueblos

La música rioplatense:
el tango
el gallo ilustradio 2 Julio 1978 fotografías
Mauricio
CIECHANOWER-EMECEK
—IX —
EL ESPLENDOR DE UNA
ÉPOCA

Conviene puntualizar, de entrada a reeditar incansablemente y con toda


nomás, que la década del 40 es conside- suerte de ardides, todo ese tipo de
rada, podría decirse que unánimente, material, sin arriesgarse a introducir
como una de las etapas de mayor brillo en el mercado, ni apoyar, a intérpretes
dentro de la historia del tango. Para y repertorios nuevos; una de las cau-
algunos nostalgiosos de aquellos años, sas fundamentales de la no renovación
la máxima; para otros, quizás más tanguera, según tendremos oportuni-
pesimistas, la útima. dad de analizarlo en esa oportunidad
Agregados al margen, esa unanimi- venidera).
dad básica ha contado con elementos Retornando por ahora a aquellos
de peso indiscutible para la emisión de años del 40, creemos que no es necesa-
dicho juicio. Se trata, sin duda, de un rio aclarar que, todas esas cifras cita-
período resplandeciente. En especial, das, dan una pauta del intenso movi-
por la cantidad impresionante de fi- miento reinante y de la vasta cantidad
guras destacadas, tanto en lo que hace de figuras que tuvieron a su cargo esa
a agrupaciones orquestables, vocalis- más que dinámica etapa.
tas, músicos y letristas. como por la En la imposibilidad material de alu-
aceptación y el auge popular en que se dir a todas ellas, se .hace necesario el
viera envuelto el género por aquel esbozo panorámico de lo más sobresa-
entonces. liente y, en especial, de lo más exitoso.
Dentro de ese conjunto global de Tras aquellos nombres que citára-
tono realmente vigoroso que invadió mos como exponentes de la Guardia
los dominios del tango en dicho dece- Nueva, con la orquesta de Julio de
nio, hay índices realmente elocuentes Caro al frente, surgen los de la llama-
de aquel eufórico trajinar. da "generación del 40", y, a mediados
A manera de estadística revelado- de ese decenio, los de la "escuela
ra, el investigador Osear del Priore se vanguardista".
tomó el trabajo (menudo trabajo, por Es época, la primera de ellas, de
cierto) de contabilizar uno de los ru- orquestas fuertes en su integración:
bros más "movidos": el de las graba- cuatro violines, cuatro bandoneones,
ciones realizadas por cantores, cancio- piano y contrabajo, en ocasiones cello
nistas y orquestas en ese período (en- y viola, y el aporte de uno o dos s

tre 1940 y 1949, exactamente). Tenien-. vocalistas; época de planteles estables


do en cuenta la raquítica producción y de diversidad en cuanto a fuentes de
discográfica tanguera que ha tenido trabajo: bailes en las pistas de clubes,
lugar en los últimos años en el Río de en distintos locales nocturnos —en es
la Plata, las cifras, todas ellas porme- pedal de la calle Corrientes—, a tra-
norizadas, son sensacionales: en el vés del cine nacional, la radiofonía y.
renglón Cantores, cerca de mil 150 como se lia puntualizado con números.
grabaciones; en el de Cancionistas, en versiones grabadas.
163; en el de Orquestas, 2 mil doscien- Época también de músicos que de-
tos registros. . . y algún resto! jan de lado lo intuitivo para incorporar
Estadística efectivamente impre- se al tango con toda una formación
sionante y que habla bien a las claras académica; en que hace MI aparición
de lo que fue aquella enfervorizada el orquestador, en ia que los cantores
década (y que guardará estrecha rela- hacen prevalecer su personalidad in-
ción con alguna de nuestras postreras terpretativa y su importancia dentro
notas, relacionadas con el estado ac- de cada conjunto orquestal.
tual del tango, ya que la mayoría de Dentro tíe ese panorama, un talen-
las disqueras transnacionales se ha toso bandoneoni.-íta vino a llenar el
dedicado, de vanos años a esta parte, lugar que ia Guardia Vieja mantenía Co»

Troilo con Rívero y Floreal Ruiz


El arte de los pueblos

La música
rioplatense:
el tango

Mauricio
Ciechanower-EMEGEK
9 julio 1978
—x—
FINAL DE UNA DÉCADA
Y DE UN PERIODO

Ubicados cronológicamente en la
etapa en que despunta el peronismo,
en los años del 45, se hace necesario
señalar algunas características impe-
rantes en la temática del tango; rubro
que también asiste como es lógico, a
ese fenómeno de masas que tiene lugar
en el país sureño.
Tras haber quedado atrás la clásica
^inadre" de la etapa gardeliana, los
jÉbceras del mensaje larguero, sus poe-
t a s , dejan de lado esas incursiones ¡eji
B maternal así como la pintura lié
• m e l l a Milonguita, la misma que lia
íflebido amoldarse a los nuevos tiempos
variando su centro de trabajo, fuera ya
del marco del cabaret.
La descripción barrial, la evocación
de la infancia en ese medio o el señala-
miento de culpas, ya no cuentan con
esas figuras en el desempeño de los
papeles protagónicos. . .
Las letras, en especial las de índole
lírico-sentimentales, dan mutila de
otros rumbos y otros protagonistas;
entran en escena quienes conforman la
clase media, pivote sobre el que «ira la
producción y consumo del género; co-
mienza a esbozarse la crítica ante el
avance del consumo y la publicidad; se
verifica la revisión de la historia del
tango y la de sus milicos personajes;
se comprueba un detenerse en el apor-
te masivo de la clase obrera, dentro de
un contexto en el que quedan de lado
los pintoresquismos baratos; se recu-
rre a la utilización del lunfardo no ya
con la principal motivación anterior;
(aquella que volcara historias delicti-
vas o planteara reconvenciones de tipo
'moral" a los personajes desclasados
que se desplazan), sino para una re-
construcción que apunta hacia el por
qué de dichos fenómenos; se refleja,
en fin, en la expresión cotidiana y en el
verso vanguardista -de aquella época,
1
una suerte de transición poética que
puede parangonarse, políticamente,
con la extinción que proviene de los
restos adonizantes del yrigoyenismo y
el embrión que representa el peronis-
mo de aquella mitad de década de los
años 40.

Kn el terreno musical, y dentro de


la ti'unca innovadora de la que diéra-
mos cuenta en el cierre de la nota
pasada, se constata esa especie de
hderato. simbólico y a la ve/ electivo,
de la corriente latiguera en la que
participa Astor Piaz/olla.
Ks el mismo bandoneonisla que. en
1944, se desvincula de la agrupación (le
Aníbal Troito Pichuco, en su calidad de
instrumentista y arreglado!', para con-
vertirse —un año después— en director
acompañante del.vocalista francisco
florentino.
Kn el 46, forma su propia orquesta e
inicia prácticamente su original e inno-
vadora trayectoria a través de la ra-
dio, el disco y sus actuaciones en el
café Maizutto. A esle último recinto.
comienzan a llegar músicos de todas
las- disciplinas para conocerlo, para
valorar sus obras. Pia/zoila recuerda
esa etapa (1) de esta forma: "Sólo
El Arte de los Pueblos

La música rioplatense: el tango


Mauricio Giechanower-EMECEK

XI
A MEDIADOS DE NUESTRO recimiento masivo de Molos como Pali-
to Ortega, Violeta Rivas. Luis Aguilé o
SIGLO Johnny Tedesco,.en el orden local y a
imagen y semejaba» de los que provie-
Junto al señalamiento de algunas nen del exterior; obviamente, con
pautas de peso que tuvieran lugar er idénticas características, en cuanto a:
los años del 50. y a las que haremos los engranajes qué les confieren vida y
mención en el curso de esta nota, movimiento. . . .
conviene trazar las líneas básicas que.
en lo musical, se verificaron en aquel \ o obstante todos esos factores en
decenio: prolongada crisis del tango v. contra, algunos itombres merecen ser
casi paralelamente, despuntar del fol- rescatados de es¿ etapa crítica por la
klore. Ya hacia mediados de la década, que atraviesa el tango aunque no lle-
coincidentemente con el golpe militar guen, ni por asomo, a solucionar esa
que derroca al peronismo, se visulm- problemática reinante.
bra con nitidez la invasión de ritmos Dentro de ese panorma —en el que
bailables: primero serían los tropica- las agrupaciones orquestales fuertes
les (mambo. baión. rumba, entre en su composición comienzan a des-
otros): luego, los de origen norteame- mantelarse, anta la carencia de presu-
ricano (rock and roll. twist. surf y puestos para su mantenimiento— es
variantes similares). preciso recordar algunas formaciones
que recurren a pocos integrantes (en
De nada valieron los intentos reali- general. -• figurasjíá^ flejtiffye) en una
zados por el gobierno peronista, en ese especie de forzosa adecuación ante la
primer lustro de 1950 en que sé prolon- situación vigente: el cuarteto de Aní-
gara en el poder, con el fin de evitar el bal Troito con Roberto Órela, Astor
desplazamiento del género tagüero. Piazzolla con suj$t$e#*;Buenos Aires
Blas Matamoro da cuenta, en uno de —formidable conjunto en-el que figura-
sus trabajos, de parte de esa tarea de ron talentosos solistas como Atilio-
aliento llevada a cabo infructuosamen- Stampone. Leopoldo Federico. Horacio
te (1): ". . . inútiles son los esfuerzos Malvicino. Enrique" Mario Francini y
de una posible política cultural pero- Hugo Baralis—, orquestalípicas dirigi-
nista para evitar la decadencia que va das por Jorge Cátdara, Carlos Figari o
se insinúa. Inútil que la mitad de íos Agrupación formada por Piazolla en los años del Eduardo del Piano, o algunas de las
50. El sueno irrealizable de poder volverlos a voces que. pese a la carencia de temas
reunir... exitosos en materia de letras, siguie-
ron batallando airosamente recurrien-
do al repertorio clásico del género: el
programas musicales públicos deban Un mérito indudable, evidentemente, uruguayo Julio Sosa, o los aún vigentes
estar integrados por obras argentinas: pero con esa limitación apuntada. Roberto Govenecne y Edmundo Rive-
inútil que por primera y única vez en la El resto de quienes no integraban ro. En cuanto a todas aquellas figuras.
historia nacional se establezca uno de esa corriente —y a la que tampoco se conjuntos y vocalistas, a las que hicié-
los premios de la Comisión Nacional de incorporarían más adelante, incluso ramos mención en el apogeo de los
Cultura para el tango, a entregar a hasta nuestros días— se quedaron de- años 40. algunas subsistieron, pocas
partir de 1953. todos los 17 de octu- tenidos en el tiempo, salvo también modificaron su estilo y otras, sencilla-
bre. . " contadas excepciones, viviendo sobre mente se esfumaron.
glorias pasadas (en especial de la déca- Con algunas lógicas oscilaciones.
Y os que el asunto no se circunscri- da anterior): tanto a nivel de ejecución que trataremos de reflejar en las notas
be, por entonces, pura y exclusivamen- instrumental como en el orden letrísti- que cerrarán la serie, este paisaje del
te, al furor de los ritmos impuestos por co, Y esto, si en el análisis de los 50 repetirá algunos manejos puestos en
el imperialismo cultural: esa es una vanguardistas se convierte en motivo práctica t partir del decenio que evo-
parte nomás. Importante, sí, pero una de acreditación de méritos, en los camos, principalmente, los relativos al
parte a! fin. "tradicionalistas" se transforma en podeni.-'i> meranismo internacional
El resto io determina la incompe- materia de justificado reproche, tanto que por intermedio de cómplices dise
tencia del tango para hacer frente, con en relación a la época que abordamos jocke>s ;. p¡ ogramadores nativos, digi-
armas propias y valederas, a esa inva- como a los años que le siguieron. tan ( s u g i e r e n " dirían ellos) a través
sión. AI respecto, el mismo Blas Mata- de los medios de difusión, y mediante
\ o es ni remotamente suficiente moro y en otra de sus obras, lo expresa la reitt ración a manera de bombardeo
que Astor Piazzolla y un núcleo de en estos términos elocuentes (2): cotidiano, las obras que se habrán de
músicos innovadores dediquen sus me- ". . Estos sectores sociales (se refiere constituir, oh. casualidad!, en los "éxi
jores esfuerzos a la tarea de búsqueda a los círculos proletarios) no tienen tos" y hits de moda.
y experimentación. Salvo contadísimas capacidad de respuesta cultural ya l
Política discográfico-radi ,al de sub-
excepciones, no hay un contorno poéti- para crear su tango: y los siguen productos comerciales —ampliada!
co que escolte esa faena de renovación sirviendo orquestas rutinarias y baila- luego al campo televisivo e incluso
instrumental. bles. Los valores del tango del 40. cinematográfico— que ha obrado en
En este punto es preciso efectuar un nombres, en general, volcados al pero- detrimento no sólo del género tangue-
paréntesis que entendemos importante nismo o con simpatías hacia él. siguen ro, sino también de otras verdaderas
y esclarecedor. anclados en un mundo mental y estéti- expresiones de la música y la cultura
Aunque juzgamos que todo ese nú- co que no interpreta la nueva realidad popular, a n¡ I lft^ittjLjt djLJnif rflu
cleo, reducido por cierto, de músicos social del país ni su nuevo tono políti- a las característté»ji*típias de cada
y directores netamente innovadores en co. Por eso es que no se da el fenómeno país. .,,•***„.
el historial del tango constituyen un de un tango peronista corno se dio el Política —hace falta aclararlo?—
aporte inestimable en su evolución, es fenómeno de un tango orillero o de un que aún sigue en pie y a toda máquina
preciso no llamar a engaño en cuanto a tango acuerdista. . . ". en los días que corren, a manera de
su aceptación popular: esa vanguardia Así es. Y este no interpretar la verdadera plaga que" no conoce de
tanguera no la tuvo (ni en esa década realidad circundante por aquel enton- fronteras
del 50 ni posteriormente) y, en el mejor ces (en especial como se ha señalado,
de los casos, su labor siempre tuvo eco en el rubro de letras) es el que permite (1) La ciudad del tango, Editorial
en pequeños círculos de gustadores de que no cuente con férrea competencia Galerna. Buenos Aires, 1969.
esas transformaciones rítmicas y de —al margen de la aceitada maquinaria (2) Historia del tango, Centro Editor
sonido, proporcionalmente hablando. que impulsa su •fabricación"— el flo- de América Latina. Buenos Aires, 1971.
El Arte de los Pueblos £ t
es continuacion
é * L t O J L US T KA í> O
n
La música rioplatense: el tango
Mauricio Giechanower-EMECEK
XII: Las vísperas de
nuestro tiempo.

En forma parecida a la que utilizan junto con otras expresiones populares,


cierto tipo de publicitarios cuando se mencionar como de origen nacional.
dedican a promover grandes liquida- Conviene refrescar someramente
ciones en comercios mediante la utili- aquellos factores <jue confluyen para
zación del conocido slogan de "dos al arribar a este fenómeno; en especial
precio de uno", también en el caso del porque siguen figurando en primerísi-
tango —y salvando las distancias- mo plano dentro del acaecer fanguero:
podría ser aplicada esa frase a los años Falta de difusión adecuada y masiva, y
del 60 y 70 al incursionar en su historial de fuentes de trabajo.
más reciente. Por muchos factores En el primero de los rubros, hace
comunes que los unen, por situaciones que los tangos nuevos no puedan llegar
que se han ido reiterando o que se han a sus lógicos destinatarios y, por tanto,
mantenido casi inalterables e. incluso, a ser medianamente conocidos y popu-
por muchas de sus figuras que repiten lares. En este caso, utilizar la frase
su presencia en todo ese período, bien "falta de difusión masiva" significa,
podría decirse —al igual que en los en buen romance, emplear una elegan-
anuncios de las "baratas" citadas— te terminología. Dedicados como están
que se trata de "dos (décadas) al los distintos medios —desde hace ya
precio de una . . . " varias generaciones— a la tarea de
No es, por supuesto, una continui- desnacionalización de la cultura y el
dad caprichosa ni un englobar sin sen- arte, el tango no ha podido escapar a
tido de todos esos años. Tiene su razón esa consigna implementada y su pro-
de ser y sus motivaciones. Las mismas moción es casi nula, mientras todas las
qué, prácticamente, nos conducen has- baterías de los intereses internaciona-
ta los días que corren, en cuanto al les están emplazadas en favor de en-
estado actual de la música popular gendros pasatistas y comerciales.
rioplatense.
Es por ello que muchos de los tra- En cuanto al área restante, la de
mos que habremos de consignar con lugares de trabajo, han quedado atrás
relación al decenio de los sesenta, son toda esa serie de ámbitos que han ido
perfectamente aplicables a la incom- desfilando por estas notas y en los que,
pleta década que nos hallamos transi- abrumador amenté, las figuras del tan-
tando. Variante más, variante menos, go tenían particular y notoria cabida:
al panorama ostenta una problemática los clubes de barrio, con sus veladas a
que se ha ido alargando con sutiles cargo de agrupaciones "en vivo" o
toques modificatorios, nada radicales mediante la, recordada utilización de
por cierto en cuanto al fondo de la "selectas grabaciones"; los cafés por-
cuestión. teños, con su espectáculo fanguero vol-
En ese sentido, es preciso arrancar, cado en el marco de sus escenarios, al
estimativamente, alia por el año 1955. conjuro de mínimas consumiciones:
Es cuando se verifican esa suerte de los clásicos cabarets donde, por lo
ruptura entre los sectores juveniles y menos a niveles igualitarios con otros
este tipo de género al que podemos, géneros musicales, el compás del dos

Héctor Negro: poeta volcado al servicio del tango


continua
s?
t l b O s t Í Í r .a
El Arte de los Pueblos

rio citar la tarea renovadora de Atilio


La música Stampone, también en la presente dé-
cada y canalizada, especialmente, en
wO\HM>|w wo rioplatense: una terna de discos de larga duración
que diera a conocer y en sus presenta-
ciones personales en locales nocturnos
el tango porteños verificadas, todas ellas, con
Editó libro de idéntica línea en lo que hace al hallaz-
go de nuevos sonidos, aunque con for-
Mauricio Ciechanower maciones más reducidas que las que
González Janzen utilizara para esas grabaciones.
-EMECEK Junto a estos dos "adelantados" me-
la Universidad — xm — recen consignarse otros valores, indivi-
duales o participando en conjuntos,
que han ido perfilando su propia perso-
deGuadalajara AL ENCUENTRO DE NUESTROS
DÍAS nalidad en la etapa más fresca del
historial tanguero: los calificadísimos
El Instituto de Estudios So- intrumentistas del Sexteto Mayor y del
Referirse al tango en el lapso Quinteto Guardia Nueva; la del ex
ciales de la Universidad de que comprenden los ocho años
Guadalajara presentó, ayer, un colaborador de Piazzolla, Antonio
transcurridos en la década actual, es Agri, al frente de su conjunto de Arcos,
nuevo libro del ensayista Igna- retomar el hilo de lo que se ha venido en cuya temática predominan las
cio González Janzen: Yugos/a- exponiendo en las últimas notas; una obras de tango junto a temas de ex-
via guerra de Liberación (1941- situación que no ha sufrido considera- tracción clásica; una tónica que tam-
1945), al inaugurar la colec- bles modificaciones, en especial en bién han puesto en práctica dentro de
ción 'Subdesarrollo y Libera- cuanto a un rubro que es motivo de su repertorio los integrantes de la Ca-
ción'. preocupación en todo género musical y merata Punta del Este, uruguayos ac-
en sus cultoies; el de ostentar pianos tualmente radicados en suelo mexica-
En el acto de presentación aceptables en materia de receptividad no; la innovación que significara el
del Libro, el director del Insti- popular y en el mantenimiento de esa grupo vocal Buenos Aires 8, tanto en
tuto, doctor Manuel Rodríguez ubicación y preferencia; obviamente, sus versiones de temas fangueros co-
de la Puente, señaló la impor- nos referimos a géneros con una sólida mo foklóricos. Y ya en el aspecto
tancia de la obra histórica tradición e historial (como en el caso solistas (varios de ellos habiendo cons-
del tango) y no a los que "brotan" cada tituido formaciones propias en las que
— "pero con el fluido estilo de destacan su accionar), la aparición de
la crónica"— que fue selec- temporada, efímeros y de moda, y que
se esfuman una vez exprimidas todas valores que aseguran la continuidad
cionada para abrir la nueva co- del género y que señalan -por lo menos
lección de la editorial universi- sus posibilidades de explotación co-
mercial. a nivel talento- que no han de faltar
taria tapatía. quienes sigan nutriendo sus filas: ban-
En ese sentido, y aunque en esta uur.cuiiistas como Eduardo Rovira, Di-
nota —al igual que en las anteriores no Saluzzi. Néstor Marconi, Osvaldo
Por su parte, el autor señaló que conformaron esta serie— hagamos
que Yugoslavia: guerra de libe- Ruggero, Osvaldo Piro, José Libertella
mención a distintos nombres que han y Luis Stazo (estos dos últimos, a su
ración es un aporte "al conoci- destacado su aportación en los años
miento de una experiencia vez, arregladores del antes citado Sex-
que van del presente decenio, nos inte- teto Mayor); violinistas de la jerarquía
histórico — social contem- resa hacer hincapié en esa problemáti- de Fernando Suárez Paz, Mauricio
poránea, que presenta una ca que, en bastante medida, refleja el Mai'celli o Mario Abramovich; José
aproximación a un tema de estado actual por el que atraviesa la Col angelo, Osvaldo Taran tino o Ar-
plena actualidad en nuestros música del Río de la Plata. mando Cupo en la faz pianística; guita-
días: la síntesis entre el proce- Vayamos pues de lo más sencillo a rristas de primera línea como Osvaldo
so de liberación social, y la lo más complejo, dentro de este plan- Avena (igualmente creador de valiosos
ardua lucha por garantizar la teamiento. Comenzando por quienes temas en colaboración con el poeta
independencia nacional y la han sido los principales protagonistas Héctor Negro), el oriental Agustín Car-
soberanía frente a enemigos de estos años que, incluso, llegan a levaro —originalmente iniciado en la
aparentemente invencibles". rozar los días que corren. música clásica-, Ubaldo de Lío, habi-
En el plano de las orquestacioes, de tualmente formando dúo con el aún
A su vez, el embajador de los arreglos con ingredientes induda- batallador pianista Horacio Salgan, o
Yugoslava en México, señor bles de renovación y de sus creaciones Cacho Tirao, en sus incursiones por el
como compositor (además de sus reco- tango dentro de su variado repertorio.
Suroi, invitado especial de la
Universidad de Guadalajara, nocidas virtudes como eximio ejecu-
-

apuntó que "la obra de tante), se hace nuevamente imprescin- Sería injusto dejar de mencionar ,
González Janzen, que es la pri- dible citar a Astor Piazzolla. Alguien con sus 73 años de edad a cuestas,
mera de un autor latinoameri- que no ha permanecido estático en gallardamente llevados, a uno de los
todos estos años del 70 a través de su contados "proceres" que aún sigue
cano sobre el tema, refleja con brindando su aporte al tango: el maes-
fidelidad un etapa histórica
labor al frente de distintas agrupacio-
nes (Quinteto Nuevo Tango, con su tro Osvaldo Pugliese. Al igual que
sobre la que se funda el poste- otras figuras, de menos edad pero tam-
Nuevo Octeto, o con el Conjunto 9). O
rior desarrollo político y social en sus más recientes registros efectua- bién de extensa trayectoria (como
de un pueblo que luchó he- dos en Italia, donde estableciera su Francini, Baffa, Federico o Pontier),
roicamente por su liberación, cuartel general; uno de ellos compar- siguen demostrando la vigencia de
así como para construir un or- tiendo el intento con Gerry Mulligan, el aquello de las virtudes del "vino añe-
den social justo". saxofonista americano, y, en todos, jo"; una constatación que los auténti-
flanqueado por músicos europeos. Pro- cos catadores de la música popular
siguen teniendo oportunidad de apre-
fesionales de excelente factura en la ciar en sus actuales intervenciones.
ejecución de cada uno de sus instru-
mentos pero que, entendemos, no lo-
gran sentir ni trasmitir el "clima"
piazzolliano; ni compenetrarse con él Alilio S t a m p o n e y Susana R i n a l d i , p r o -
de la misma forma en que el talentoso
músico lo obtuviera de quienes fueran
sus compañeros de ejecución en las
distintas formaciones que dirigió en su
dilatada labor bonaerense. Si, excelen-
tes instrumentistas los italianos que le
han acompañado en sus cuatro o cinco
long plays últimos grabados en el Viejo
Mundo. Pero para acompañar a Piaz-
zolla en la ejecución de sus obras, hace
falta mucho más que acompañarlo,
literal y musicalmente hablando. . .
Tal vez una de las explicaciones bási-
cas por Jas que —según sus más recien-
tes declaraciones— recurrirá nueva-
mente a sus colegas argentinos para su
labor futura. Y Europa, esta vez al
revés de lo acontecido en los últimos
tiempos, se convertirá en punto espo-
rádico de sus estadías.
Restando la faceta de compositor,
consignada para Piazzolla, es necesa-
Igual situación se reitera con voca-
listas que siguen en primer plano de la
consideración popular tras una dilata-
da carrera artística; entre ellos, Ed-
mundo Rivero y Roberto (joyeneche
(éste último suplantando la notoria
declinación de sus cualidades vocales
por un estilo en el que prevalece la
" i n t e r p r e t a c i ó n " de las respectivas le-
tras). Voces más recientes se han au-
nado a las de estas figuras (varias de
ellas ya mencionadas en la nota ante-
rior, como ser Susana Rinaldi, Rubén
Juárez y Graciela Susana) y algunas
de más fresca data que pugnan por
abrirse paso: Félix Aldado, María Gra-
na, Isabel Gil Arenas, José Ángel Tre-
lles, Josefina o Francisco Llanos.
Nombres cuya enunciación, segura-
mente, nada dicen al lector mexicano.
Algo que no debe representar un moti-
vo de preocupación. Si por razones de
intereses diseográficos no ha sido edi-
tado ni difundido en nuestro país mate-
rial de distintas y valiosas etapas del
historial del tango, no puede constituir-
se en sorpresa el desconocimiento de
las más actualizadas expresiones del
género. Mas bien constituye, para las
compañías disqueras, la prosecución
de una línea lógica y coherente. . .
Relacionado con el aspecto de le-
tras, bien puede aseverarse que en los
años que corren los distintos autores
han ido evolucionando hacia una temá-
tica cercana a la realidad existente,
reflejando al habitante de Buenos Ai-
res en sus actitudes vitales y en sus
frustraciones cotidianas, sin caer en
los conocidos y fáciles sentimentalis-
mos o en los tonos lacrimógenos que
hemos consignado para anteriores eta-
pas historiadas.
Todo esto se ha visto acompañado
por una exhaustiva tarea de análisis y
revaloración del tango, a cargo de
estudiosos, que, a través de publicacio-
nes, conferencias y debates, cortome-
trajes, rescate de materiales de-sus
distintas épocas y la consiguiente ree-
dición de antiguos registros, han lleva-
do la cuestión tanguera a una minucio-
sa revisión en todos sus planos teóri-
cos. Reconocidas firmas han tomado
parte en esta faena (ensayistas, como
Eduardo Romano, Blas Matamoro,
Noemí l i l l a , Jorge B. Rivera o historia-
dores como Horacio Ferrer, Luis Adol-
fo Sierra, Osear del Priore o Francisco
García Jiménez; eventualmente, in-
cluso, sociólogos como Julio Mafu o
escritores y poetas como Ernesto Sá-
bato y Horacio Salas).
Dentro de la complejidad a que nos
refiriéramos en los párrafos iniciales
de esta nota, y sin ei propósito de
incursionar en la "historia a n t i g u a "
del género popular rioplatense por ex-
celencia, hemos de destinar la última
entrega de esta serie a la exposición de
su estado actual. Y al intento de aven-
t u r a r aquello, que, genéricamente,
su^le mencionarse como " f u t u r o " .

tagonistas de la más estricta actuali-


dad tanguera.

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