Professional Documents
Culture Documents
el gallo ilustrado 7 mayo 1978 de alguna perdida referencia, las seña- de ingredientes danzantes y del lugar
les orientan, y dan a ese ritmo porteño, en que se llevaba écafeo.
la heredad del tango andaluz o tangui- Es cuando cita ua trozo de Santos
La música rioplatense: 11o. Dichas influencias, según los testi-
monios mayoritarios, le son trasmiti-
Vega o Los mellUas de La Fiar, obra
del poeta argentino Hilario Ascasubi
das al tanto —como las de la habane- en la que describe al gaucho y su vida
el tango ra— por mediación de la milonga o
milongón, sucedáneas de primera data
en la campaña bonaerense: " . . . le dio
licencia al muchaca*/ ptf día y medio,
de aquel tipo de canción andaluza, y, en razón que el mactta Iba a un
en esa forma, de canción cubana. f a n d a n g o / allá cerca de Arreci-
Mauricio Ciechanower - EMECEK Otras inquisiciones minuciosas enfi- fes. . . " ; y al pie de página, Ascasubi
lan, y se remontan, al fandango, una apunta, elocuentemente: "A un fan-
de las más antiguas danzas españolas. dango: a a s baile".
la. Nota: Alumbramiento bien podría catalogarse de verdadero Cabe recordar al respecto que, en su Aún tratándose de ambientes geo-
hito en la génesis del tango: ". . . des- forma original, el fandango se escribía gráficos distintes a c a m p o y ciudad—,
Como suele suceder con todo aque- de aquel proscenio del Victoria, el en compás de 6x8 y tiempo lento, no cabe duda que es ese mismo fandan-
llo que se refiere, genéricamente, a actor MacKay ponía fecha de consa- predominando las composiciones en go que tuviera par escenario inicial
orígenes, los del tango también han gración pública —con imprevisibles de- tono menor con un trío en mayor. para sus evoluciones al teatro de la
tenido infinidad de "teorías" y "teori- rivaciones— al tango argentino que Posteriormente se adoptó el compás Ranchería, ubicad^ e* te que es hoy
zantes". Dentro de ese cúmulo de opi- nacía como música negra, con el color del 3x4, con un ritmo que poco a poco pleno centro de Buenos Aires <las ca-
niones vertidasÁlgunas lo han sido en y el ritmo de los candombes. . .". fue asemejándose al bolero. Muy co- lles de Perú y Alfjna, para ser preci-
base a documentación fehaciente y Esa composición era el resultado de mún en la región andaluza, el fandango sos); allí donde, en la úfcima década
fidedigna. Otras, con basamentos con- una silvestre letrilla, adaptada por el sufrió injertos de toda suerte —del del 1700, en sus bailes públicos, ese
trovertibles. mismo actor, a una pegadiza melodía género flamenco— siendo exportado a fandango se constituía —cw su irresi-
Uno de los estudiosos más caracte- del pianista José María Paíazuelos. América. stible compás y stts figuras con ador-
rizados en la materia, el escritor ar- Dentro del marco de esta misma inves- En este caso, referido a su eventual nos— en sugestivo preaiwncio del futu-
gentino —también letrista de obras tigación, cabe consignar que este pri- influencia en la genealogía del tango, ro dibujo coreográfica del "corte" y la
tangueras— Francisco García Jimé- mer tango argentino habría tenido su es preciso aclarar que, con aquella "quebrada".
nez, dio a conocer, en 1967, su propia y origen en una localidad bonaerense, denominación de fandango, se englo- El mismo que, coa e* paso de los
fundamentada versión en un trabajo Chivilcoy, donde fue compuesta su mú- ban las murcianas, las granadinas, la años y su adaptación a ta idiosincrasia
periodístico en que hacía mención al sica y letra para su estreno en el teatro rondeña, la malagueña y muchas otras citadina rioplatense, sigue represen-
primer siglo de vida de este género citado. danzas típicas españolas que, por lo tando la imagen danzante del tango en
popular (1). No obstante esta definitoria detec- general, se interpretan con guitarra y cualquier latitud.
En su relato, evoca la velada del 24 tación de este tema inicial, que puede castañuelas o palillos.
de mayo de 1867 en el teatro de la considerarse como arranque concreto Dentro de este remontarse al fan-
Victoria y la presentación del actor del género, conviene rastrear en lo que dango, como fuente en que abrevó el (1) El tango tiene cien años, de
Germán MacKay, así como el estreno podríamos llamar la prehistoria del tango, conviene dar cuenta de una Francisco García Jiménez; suplemen-
del tema musical titulado El negro que sería el famoso ritmo del dos por constancia sumamente válida (2) y to dominical del diario La Prensa,
Schicoba. La referida obra ("Yo soy cuatro. que recoge el propio García Jiménez, Buenos Aires, 28, 5.1967.
un neglito niñas,/ que le guta fandan- La documentación, ya en este terre- al tratar al tema del fandango de (2) El tango; Historia de n i d i o
gueá/y a la que le hago un pilopo/bien no, es más escasa. Y las hipótesis se extramuros, de fines del siglo XVIII; siglo, de Francisco García Jimér.?z.
plonto está colóla. . . " ) , constituye, pa- hallan más desperdigadas. A través de el que se verificó en el marco cercano P'ditorial Universitaria de Buenos Ai-
ra García Jiménez, una ocasión que simples alusiones, de ligeros rastros o i la metrópoli colonial, en una mezcla res, 1964.
El Arte de los Pueblos
La música rioplatense:
el tango
Mauricio Ciechanower-EMECEK
II
Rumbo al primer título exitoso
La música rioplatense:
el tango
Mauricio Giechanower-EMECEK
iv
Compadres \ compadritos, patoteros valentía del compadre e intenta simu-
v cabaret. larla, cebándose en los indefensos. Y si
a veces afronta sin escapar los entre-
Un minucioso repaso del panorama veros bravos, agregándose hasta mo-
de letras y temas imperantes en los r i r , es porque lo está devorando el
tangos iniciales, exhibe una constante miedo a mostrarse cobarde . . . "
evidente: mayoritariamente giran en Mencionarnos en un tramo anterior
torno a contenidos y títulos donde se que ambos habrían de correr distinta
amalgaman la picardía con la insisten- suerte. Uno de ellos, el compadre,
cia en los temas sexuales o prostituía- desaparece (el escritor y periodista
nos. Y. en muchos de ellos, la franca argentino que utilizara el seudónimo
pornografía. de Fray Mocho, daba testimonio de esa
El rescate de algunos de aquellos desaparición en 1903); mientras, el
títulos primitivos sirve para confirmar compadrito, refinándose. sobrevivía.
aquella orientación y dichos rasgos' El Estos dos exponentes que. de algún
choclo. El serrucho. El íierrazo. Con modo y a su estilo, encarnan el culto
que trompieza que no dentra. Soy tre- del vaior y el coraje, se convierten en
mendo, No me pises la pollera. Dos antecesores de los patoteros (3). En
veces sin sacarla. Aquí se vacuna o contraposición, y a través del grupo
fíolpiá que te van a abrir. que los nucleaba, la patota, éstos se
Todos ellos, junto a las coplas del convertirían en sinónimo de suma de
folklore de prostíbulos que han logrado cobardías.
recogerse, contienen metáforas o alu- Abundaron entre comienzo de siglo
siones directas a órganos corporales, y mediados de la década de 1910: eran
entretelones del acto sexual en sí o la jóvenes de la sociedad elegante, que se
descripción picaresca o directamente escudaban en el número de sus inte-
pornográfica de sus protagonistas. grantes, para incursionar en salones y
Kn sus primeras etapas, el tango no casas de baile cometiendo toda clase
logró sustraerse a esta justificada con- de fechorías. Contaban con la impuni-
notación prostibularia que rodeaba su dad que otorga el dinero y. raramente.
nombre, ni a su reducido campo de vieron castigados sus desmanes. Po-
acción. Eran los tiempos en que se lo dría decirse que eran resentidos al
bailaba en ciertas fiestas populares, revés: envidiaban los lujos de la mise-
en cafetines y burdeles. en las fiestas ria, aquellos que no se pueden com-
de carnaval, en las casas oe baile o en prar. Incluso existen constancias de
las llamadas Academias, aquellos fre- que, hasta los canfinfleros (4). que
cuentados salones de la colectividad indirectamente solían vivir de ellos, los
negra que. tanto en Buenos Aires como despreciaban.
er, Montevideo, servían para la realiza- Fueron estas mismas patotas las
ción de veladas danzantes. que irrumpieron y desolaron los sitios
En el primer decenio del siglo, —a de tango, tratando de intimidar a su
mediados dei cual se señalara en la gente —con balance de éxitos y derro-
nota anterior la incursión del primer tas— y de incitarla a cerrar dichos
tango por Europa, llevado por la ofi- lugares de bajo nivel, indignos de cons-
cialidad de la Fragata Sarmiento—, tituirse en centros de diversión para
dos personajes notorios del tango co- estos va "distinguidos" conocedores de
rren distinta suerte: el compadrito y el los cabarets parisinos.
compadre (1): el primero de ellos, En el marco de esta escenografía
como lo indica el mote despectivo, porteña y en su ambientación humana.
disminución del segundo el país sureño arriba al Año del Cente-
La música alegre y v i r i l de los nario: 1910, un siglo desde aquella
primeros tangos es patrimonio del histórica Revolución del 25 de Mayo.
compadremos gimoteos y lo lacrimóge- Es el año en que Buenos Aires
no de los posteriores, convienen más a asiste a la construcción de numerosos
la naturaleza del compadrito. edificios, a su embellecimiento me-
E l investigador Eduardo Stilman diante la importación de numerosas
(2) radiografía a estas dos figuras obras escultóricas adquiridas en
tangueras de esta f o r m a : " E j e r c e r la Europa por una comisión de artis-
delación, usar revólver, vivir de las tas: año en el que un inventario de sus
mujeres, actos que avergonzarían al teatros de primera línea indica va más
compadre, no molestan al compadrito, de una veintena de salas; el mismo en
que busca afirmar su personalidad con que se verifica el florecimiento de las
el mínimo riesgo. En realidad, el com- grandes tiendas metropolitanas y la
padrito es un cobarde que sueña con la nueva moda que se acentúa: la estre-
El Famoso Hansen
chez excesiva de las polleras, creación
de. afamados modistos de París.
En el mundo del tango también se
producen acontecimientos; algunos
quedarán en el terreno de lo anecdóti-
co dentro de su historial; otros, se
constituirán en mojones de real enver-
gadura.
En el primer rubro pueden inscri-
birse la gran cantidad de caballos de
carreras anotados en el Hipódromo
Argentino y que, tenían nombres que
habrían de perpetuarse posteriormente
más en el pentagrama que sobre el
césped del circo hípico del Palermo: A
la gran muñeca, Don Joan, Yaca-
ré. . . ; o los títulos fangueros con sa-
bor a patria: El argentino, de Villoldo.
El criollo argentino, de Alfredo Gobbi
j Independencia, de Alfredo Bevilac-
qua. Este último, estrenado por su
autor es ese 1910, precisamente, al
frente de una banda de música, en
plena Plaza de Mayo.
Las variantes de peso se refieren,
fundamentalmente, a los lugares de
diversión tangueros. Aquellos sitios
donde se lo ha venido tocando, en
especial ambientes de bajo fondo, pa-
san a ser sitios de la oligarquía.
Entre los factores que confluyen se
cuentan la urbanización de varías zo-
nas de la ciudad, antes marginales, y
la gestación de un establecimiento de
baile y distracción desconocido hasta
ese entonces en la capital bonaerense:
el cabaret.
Los antiguos sitios de diversión ori-
llera se convierten en lugares donde
impera más el lujo y la sofisticación.
en especia] a partir de la citada urba-
nización en los bajos del barrio de
Palermo.
En sus comienzos, casi tímidamen-
te, el cabaret no se instala en el centro
capitalino, seguramente por una suerte
de "respeto" a esos sitios de la vida
pública, rodeados de solemnidad, y
también —investigación e introducción
en el mercado se diría actualmente—
por algún lógico temor derivado de la
instalación de un negocio nuevo. Una
innovación de la que se desconoce el
grado de aceptación o no por parte de
aquellos a quienes está dirigida.
La figuración legendaria, en los
anales de la historia del tango, de
varios nombres de esos lugares y de
figuras que descollaron en esos caba-
rets, dan cuenta de la exitosa acogida
ue. con el correr del tiempo, habrían
3 e tener los flamantes locales: Roya I,
Petit salón. El Velódromo, el Arme
nonville. el Royal Pigalle o el famoso
Hansen. Y. entre sus protagonistas, la
casi mítica Rubia Mlreya. el afamado
bailarín apodado el Cachafaz, o músi-
cos de la talla de Roberto Firpo y
Ernesto Ponzio. ''El pibe" Ernesto.
Incluso, el propio Carlos Gardel que.
una noche —posterior en un trienio a
aquel Año del Centenario de 1910— era
lanzado al gran mundo musical como
intérprete de aires criollos.
Fue en el citado Armenonvllle, con-
siderado por muchos historiadores el
primer gran cabaret propiamente di-
cho. Ubicado, por aquel entonces, a
escasas cuadras de donde, en contados
días, se iniciara* el torneo mundial de
fútbol: el estadio de River Píate.
O y Compadrito: Individuo de b
plebe, pendenciero, jactancioso, afec-
tado eti te vesthftCWa y « so manera '
de conducirse; altivo v desafiante.
Compadre: Hombre de cualquier
condfclón. de idénticas cualidades a las
del compadrito. Ambas voces, también
comunes en L'ruguav.
(2) Historia del tango. Editorial
Brújula, Buenos Aires. 1W5.
(3) Patotero: El que forma parte
de una pandilla o grupo de jé* enes
(Patota) que se reúnen en determina-
dos sitios para burlarse del prójimo.
(4) Canfinflero. canflinfero o can-
finfle: Voces de origen Incierto que
sirvieron para denominar al proxeneta
que sólo explotaba a una mujer.
El Arte de los Pueblos
La música rioplátense:
el tango
Mauricio Ciechanower-EMECEK
V
NACIMIENTO DEL TANGO CANCIÓN
imagen plástica, figurativa o no, puede
eludirse hasta el punto de transformar-
se en fa nada con marco y firma. Aquel año que completa la primera Paralelamente a esa etapa exitosa
Son estos, claro está, aspectos década del siglo actual, el de! Centena- del tango, tras ganar formalmente el
accidentales que no deben distraer al rio, coincide con el afianzamiento del ilvrovho a la luz pública, el fonógrafo
tango en el exterior; fundamentalmen- se afirma en cuanto a la aceptación
observador con respecto a otras pers-
te, en Francia. Hacia ose l-lll), ya era masiva, superando las alternativas de
pectivas de mayor y hondo inferes conocido y bailado no sólo en los bajos su incipiente instalación por los años
ofrecidas a través de un evento que fondos de las ciudades portuarias —lo de lSilll.
extralimita — l ó g i c a m e n t e — los pro- que confirmaría la tesis de que los Esa misma etapa ascendente con-
pósitos estrictamente plásticos. Nadie verdaderos introductores de la danza duce a varias figuras a debutar ante la
desconoce que el Salón de la Plásfica nopialen.se fueron los marineros de ¡as hoema de impresión. Roberto Eirpo lo
Mexicana ha ido albergando en su naves que unían ambos continentes- hace en ese mismo 1913, mientras el
seno un cúmulo de contradicciones, sino, igualmente, en muchas elegantes dúo Gardel-Razzano, un año después,
desde las generadas por la expansión salones de la capital francesa. registra estilos y aires pampeanos co-
del arfe en relación con el medio mo Cantar eterno o Entre colores.
ambiente que lo rodea, hasta aquellas Tres años más tarde. Europa vivía Las formaciones tangueras conser-
originadas en actitudes disociativas o una verdadera psicosis con relación al van por aquellos días, en algunos ca-
tango. Cuando liega a París La Murga sos, la guitarra y la flauta; empiezan a
simplemente disconformes con el rumbo
Argentina, integrada por tres ejecu- repetir, como instrumentos fundamen-
de la institución. José Chávez Morado tales, el violin, el bandoneón y el
tantes y una pareja de bailarines, mus
selección cualquiera del cúmulo de arte — u n o de los miembros fundadores del que una moda era una verdadera ma- piano; poco tiempo después, habrían
allí expuesto, sino aprovechar la opor- salón de la Plástica M e x i c a n a — no fue nía, honrada con fruición por algunos de alternar los bajos, ya sea la guita-
tunidad de reflexionar y percatarse del nada elusivo Cuando, en el discurso aristócratas y ia totalidad de los snobs. rra, el armonio o el contrabajo. En
inaugural de esta muestra, señaló que Pero no todos serían puntos a favor mili, y por primera vez, el violoncello
subyacente interés de la muestra. sería utilizado experimenlalmente por
ese organismo creado por el INBA y a de su difusión. Mientras en dichos
Desde un punto de vista más analí- Eduardo Arólas.
iniciativa de los artistas en 1949, sitios europeos el éxito tangucro era
tico, el criterio de valoración aplicable
sufre desajustes ante los cambios sabiamente aprovechado por algunos (abe señalar que las agrupaciones
al conjunto de obras aquí exhibidas no porteños como medio de subsistencia, de comienzos de aquel decenio —las
socio—económicos y culturales que el
podría desentenderse nunca del hecho al constituirse en "profesionales" del integradas por bandoneones, violines,
país ha experimentado". El veterano y
de que esta exposición, tal vez mas que género, o en Nueva York surgían •pro- guitarra y flauta— adoptaron por
aguerrido artista, en nombre de todos
ninguna otra que hayamos tenido opor- fesores" de la danza argentina, en aquella época la denominación de "or-
sus compañeros, salía así públicamente
tunidad de ver en los últimos tiempos, oíros puntos se concretaba su prohibi- questa típica criolla';, designación que,
al paso de ciertos temores sombríos y restándole el última calificativo, ha
refleja de un modo cabal el peculiar ción. Entre esos exponenles de la opo-
pronósticos negativos que auguraban servido para señalar, hasía nuestros
devenir del arte mexicano contemporá- sición, podían contarse los arzobispos
la desaparición definitiva del Salón de de París, de Cambrai y de Sens. el días, a todas las orquestas de tango.
neo dentro de ciertos lineamientos ya
la Plástica Mexicana, y trataba de obispo de Poitiers o el emperador de En otro orden, el cabaret —cuyo
reconocidos y sedimentadas. En este
ubicar el problema en el exacto punto Alemania: este último, Guillermo I I . nacimiento evocáramos en la nota an-
sentido, resulta evidente que las vetas
sobre el cual podrá operarse un análisis es el mismo que dispone que ningún terior—, se afianzaba e imponía, mar-
fundamenfales que alimentan la pro-
objetivo. oficial del ejército practique el "pseu- cando una concreta transformación
ducción artística de estos expositores dentro de los reductos del tango. La
do baile argentino. . . ",
se encauzan en dos direcciones: Por un Así, pues, ya que la misión básica vida nocturna de Buenos Aires convier-
Lejos de estos vaivenes del viejo
lado, un realismo de índole social que del Salón de la Plástica Mexicana es no continente, la urbe bonaerense asiste a te a esos locales en sólidos sostenedo-
se propone documentar un ideario ar-
tanto propiciar nuevas formulaciones otros acontecimientos; en ese mismo res de primera línea, merced a su
dientemente anticolonialista, inicial- año l:j, los capitalinos se asombran al siempre colmada concurrencia. Una
estéticas sino propulsar valores estéti- etapa que se mantedrá durante varios
mente revoíucionario y con cien temen te cos al escenario nacional, parece lícito ver, por vez primera, los trenes subte-
revalorizador de la cultura precolombi- rráneos (el Metro); contemplan la años, con el Armenonville a! frente, en
conjeturar que el valor más significativo especial debido a su buena ubicación y
na. Por el otro, un figurativismo cuyo de esta confrontación radica, probable- construcción de viviendas para obreros
su brillante cartelera de figuras artísti-
raigambre estilística parece oscilar en- o la instalación de las nacientes, y cas. Posteriormente, como todo lo que
mente, no tanto en la pretensión de
tre la herencia legado por la Escuela pintorescas ferias; o saborean produc- arrasa trayendo !a novedad a cuestas,
mostrar un panorama del arte mexica- tos importados de Kuropa y Estados
Mexicana de Pintura, y algunas innova- no de " a v a n z a d a " como en el hecho sobrevendría el cansancio; incluso, sus
ciones provenientes del surrealismo en Unidos (la aristocracia porteña. por detractores llegaron a calificarlo de
de exhibir un perfil coherente en lo supuesto. . . 1.
tanto imagen y clima, y del informalis- aburrido y hasta de lúgubre. . .
que a política cultural se refiere. De ahí Por su parte, la historia del tango
mo en cuanto al uso de las texturas y a el propósito expreso de "quitar a estas continúa su trayectoria evolutiva: Tuvo su cuota de influencia, en este
ia desnaturalización parcial de la forma exposiciones su carácter competitivo", mientras la obra K l tango en París se cambio de valoración, el nacimiento y
reconocible. Navegando entre esas dos confiriéndoles una distinta orientación constituye en el mayor suceso teatral la conversión del cabaret en protago-
corrientes, es posible detectar aún es- que estaría evidenciada en una también deí año en la sala del Argentino, co- nista de obras teatrales. El llamado
porádicos ejemplos del llamado expre- diferente fisonomía de la institución, mienza a desarrollarse y crecer el saínete "con cabaret", cuya acepta-
sionismo abstracto, y algunas muestras mundo del disco; surgen ios primeros ción fue evidente a partir de la prime-
dispuesta ahora a mostrar el quehacer
—igualmente r a r a s — de un abstracio- empresarios de registros nacionales ra pieza presentada a los espectadores
plástico de los mexicanos como algo con esas características: la inserción
nismo más o menos geometrizante. natural y evidente. Y he ahí también la que comienzan a grabar la música
porteña, tras la etapa en que este de una orquesta popular, con sus ca-
razón por la cual, como una inmensa denciosos tangos bailados y. como fac-
A ratos estalla en algunas pinturas, rubro se constituyera en rareza o en
radiografía del arte aquí y ahora, esta que se (imitara a las placas importa- tor destacado, la letra de un tango de
y en menor grado en dibujos y graba- circunstancias interpretado en el mar-
"Presencia del Salón de la Plástica das.
dos, aquel inicial acento agresivo que
Mexicana" montada en el Palacio de
había caracterizado al arfe mexicano
Bellas Artes, posee la virtud de inquie-
políticamente revolucionario. Muchas
tar, más que deleitar; de llamar a la
veces el patetismo vuelve a gobernar ía
reflexión, antes que de promover el
escena. Pero esas esporádicas explo-
elogio convencional.
siones de vehemencia — e n un contex-
to de manifestaciones que parecen Es probable que esta exposición no
atender ya a otras necesidades temáti- pueda archivarse tan rápidamente co-
cas y expresivas— resultan excesiva- mo de costumbre en las actas de los
mente poblados de gestos entre los continuos eyenfos culturales. Tal vez a
que, desafortunadamente, no es impro- ello contribuyan también, además del
bable detectar algunos realmente hue- carácter confestario de la muestra en
ros. En otras ocasiones, al contemplar s!, las tres mesas redondas que sobre
los rasgos vigorosos y amorfos traza- "Tendencias en el arte actual de Méxi-
dos por furtivos pintores que inclusive c o " , "Vigencia del arte de temática
parecen considerar innecesario el dato social en M é x i c o " , y "El colonialismo
de la fecha, el espectador se pregunta en el arte mexicano", se realizarán en
si el arte como auténtica actividad fechas próximas como imprescindible
humana puede llegar a tales extremos complemento de un hecho cultural de
de imprecisión; si la verdad de la tanto interés y trascendencia.—
w
Julio de Caro
El Arte de los Pueblos
La música
rioplatense:
el tango
Mauricio
Ciechanower-EMECEK
VII
LOS AÑOS DE LA
"DECADA INFAME"
De acuerdo a lo acontecido en ese
lapso del historial fanguero, la década
del 30 merece ser dividida, tajante-
mente, en dos mitades: hasta v des-
pués de 1935. Discepolo en México con Cantinflas y Homero en Manzi, entre otros
El inicio de este decenio indica una
notoria declinación en el favor popu-
lar, en especial en lo que hace al baile. personal e intuitivo músico que impu- ta especial (') al cumplirse 25 años de
Varios son los factores que se conjugan siera la modalidad del trío (bandoneón su muerte), y en esa misma etapa, ya
para arribar a esa situación; los más a su cargo y dos guitarras). venía descollando —desde el decenio
evidentes, a partir del derrocamiento En el rubro de tango cantado, junto a anterior— la obra poética de Celedonio
de Hipólito Yrigoyen merced al golpe la infaltable mención de Gardel, otras Flores.
militar, señalan el brusco empeorar figuras resaltan en calidad de intérpre- Una personalidad que representa un
del panorama económico (en el que tes, con diferentes estilos: Agustín Ma- aporte incuestionable dentro de la evo-
influye evidentemente la crisis nortea- galdi, con su tendencia al acentuado lución del arte popular rioplatense, a
mericana del 29), la recuperación del drama; Ignacio Corsini. que trascen- través de la corriente imaginativa de
poder por parte de la aristocracia y el diera con el apodo de El caballero sus expresiones tangueras. La mención
consiguiente acentuamiento de la re- cantor tras sus inicios circenses; en el de algunos de sus temas se constituye
presión y el terror en la escena nacio- su gran dosis arrabalera puesta al en elocuente muestrario al respecto:
nal, la desocupación y la migración del servicio de las versiones tanqueras: Mano a mano, Corrientes y Esmeral-
campesino hacia las ciudades a raíz de Azucena Maizani y su voz, incursionan- da, Margot, El bulín de la calle Ayaeu-
la caída de los salarios agrícolas. do en distintos escenarios teatrales, o cho.
Todas estas pautas —y algunas com- Sofía Bozán, la famosa "\egra". con Paralelo a estos nombres de auténti-
plementarias—, servirían para confor- su estilo atrevido e imponiendo el tipo cos creadores, el de Enrique Cadíca-
mar lo que se ha dado en llamar, en la de tanto de interpretación alegre y mo. Muchos de sus tangos fueron lan-
historia argentina, "la década infa- humorística. zados a la fama por Gardel. quien llegó
me". Entre los ingredientes que es En el rubro autoral, la síntesis no es a grabar más de una veintena de ellos
preciso sumarle, y que justifican ple- menos sencilla de consignas. en el lapso de seis años. Una lista quer
namente esa denominación, correspon- Las letras se encargan de reflejar en en forma parcial incluye títulos tales
de citar los fraudes electorales, la gran medida, al igual que las piezas como Niebla del riachuelo, Los marea-
persecución a los opositores, la protec- teatrales, la realidad que rodea a los dos, Madame Ivonne, Che papusa oí. A
ción a la prostitución clandestina a argentinos, parte de la cual ha sido tian v agua, Anclao en París, Al mundo
cargo de poderosas organizaciones (en esbozada en los párrafos iniciales. Ver- e falta un tornillo . . . y tantos otros
1933 eran clausurados los prostíbulos sos y textos que aluden al tema de la Dejando de lado lo más destacado,
en todo el territorio), la denuncia y desocupación, la falta de dinero y tra- en materia de música, de letras e
descubrimiento de jugosos negociados bajo, el trasfondo de las condiciones intérpretes, de aquella primera mitad
en la administración pública, mismos políticas vigentes: y la habitual incur- de los años 30, se constituiría en tre-
en los que intervienen caracterizados sión en la temática sentimental . . . menda omisión el pasar por alto eM
jerarcas del régimen imperante. Una figura clave dentro de la poética esta revisión, y al llegar a ese 1935. la
Dentro de este "alentador" ambien- del tango de todos los tiempos. Enrique referencia a la muerte de Gardel en el
te que lo circunda, el tango no puede Santos Discepolo, viene imponiendo, recordado accidente aéreo de Mcde-
sustraerse a ese contorno. En este en este sentido, su personalidad creati- Uín.
sentido es preciso diferenciar en su va y dominando la escena de aquellos Es prácticamente imposible reseñar,
desarrollo, lo estrictamente musical o años. en pocas líneas, toda la trayectoria del
bailable, del contenido letrístico de las Dentro de su abundante producción "zorzal criollo" en los distintos campos
obras de aquella época. autoral, una de aquellas páginas anto- en que incursionó hasta ese fatídico
En el primer aspecto, y bajo la lógicas. Yira yira, habría de ser estre- año.
influencia de Julio de Caro, nacen nada, por la citada "negra" Bozán, un Más que una enumeración —ya de
varios y excelentes sextetos con la día antes del derrocamiento de Yrigo- por sí muy conocida— de sus registros
conformación usual de aquellos días: yen . . . discográficos. tanto como solista o en
dos bandoneones, piano, dos violines y Al margen de ese hecho casual den- dúo con José Razzano. de las películas
contrabajo, aunque varios de los direc- tro de la producción discepoliana —y que protagonizó, de sus obras, com-
tores de dichas agrupaciones agrega- hasta mediados de la década del 30, puestas es especial con Alfredo Lépe-
ban músicos cuando llevaban a cabo período que abarcará la presente no- ra, o de sus presentaciones es escena-
grabaciones. ta—, el talentoso creador daba a cono- rios de Argentina. Estados Unidos o
Una verdadera galería de ejecutan- cer títulos que habrían de incorporarse Europa, conviene circunscribirse al
tes y conjuntos se destacan y saltan a a lo más granado de las letras popula- hecho, incontrovertible, de su mitológi-
los primeros planos de la popularidad: res del tango: Que vachaehé, Esta ca permanencia.
se hace indispensable en ese sentido noche me emborracho. Chorra, Male- En camino al medio siglo de su
rescatar nombres como el de Pedro vaje, Soy un arlequín, Victoria, Justo trágica desaparición, el "fenómeno
Maffia. o el del joven de apenas una el 31, Secreto, Tres esperanzas, Carri- Gardel" ha sido (y lo seguirá siendo,
veintena de años que habría de definir llón de la Merced, Alma de bandoneón. con seguridad) motivo de análisis por
uno de los más importantes estilos de Cambalache . . . parte de investigaciones de distintas
ejecución tanguera. el pianista y poste- Con todos ellos —y los que vendrán disciplinas, con el propósito de ras-
riormente director Osvaldo Pugliese; con posterioridad—. "Discepolín" se trear y detectar, precisamente, los
Luis Petrucelli y Cayetano Puglisi que erige en uno de los poetas máximos del motivos de esa sostenida aceptación y
concretan también el sueño del conjun- tango. Corre a su cargo el romper los perpetuación a niveles masivos.
to propio, luego de su incursión como modelos anteriores, trazados en la dé- Fuera del marco de los estudios y
integrantes de otras formaciones como cada precedente, "mediante la refle- encuestas canalizadas con ese propósi-
bandoneonista y violinista, respectiva- xión agresiva, el humor cáustico, la to de esclarecimiento, cualquier riopla-
mente; Carlos Marcucci, de estilo emi- reflexión global y amarga sobre la tense podría resumirlo, sin elucubra-
nentemente técnico en la ejecución del realidad", al dejar "emerger también ciones intelectuales de por medio, en
bandoneón, o Agesilao Ferrazano, uno la atmósfera enturbiada de la década cuatro palabras contundentes y dcíini-
de los primeros violines solistas del infame", al retratar "la crisis personal torias: "Cada día canta mejor .
tango. Nombres y más nombres que es y social del hombre del 30 que se hunde
forzoso siquiera citar como exponentes con la quiebra del radicalismo y desús {') El tango, de Villoldo a Piuzzo-
de toda aquella brillante etapa: Juan ilusiones de reforma . . .". tal cual lo 11a, Editorial del Noroeste, Buenos Ai-
de Dios Filiberto (el creador do Cami- consigna Osear del Priore ('). res, 1975.
nito, famoso tango de repercusión in- Junto a una figura de la talla de 2
( ) Enrique Santos Discepolo: ¿Un
ternacional), los dos Franciscos —Ca- Discepolo (a la que, en este mismo amargado?, "El Gallo Ilustrado" No.
naro v Lomuto—. ' Ciríaco Ortiz. el suplemento le hemos dedicado una no- 7 5 8 , del 2 . 3 . 1 9 7 7 .
JUN. 25 1978
La música rioplatense:
el tango
VIH
Mauricio
CIECHANOWER-EMECEK
EL CINE, LA RADIO Y LA CRISIS.
La que podría denominarse primera
gran crisis del tango, tiene lugar en la
segunda mitad de la década del 30,
cuyo primer lustro fue reseñado en
nuestra anterior nota. Libertad La marque, hace cuatro dé-
Un adversario de primer orden es el cadas
que tiene a su cargo gran parte de esta
novedosa situación dentro de la histo- como Alberto Gómez, Mercedes Simo-
ria de la música popular rioplatense: ne, los estilos fuertemente dramáticos
el cine sonoro y su aparición, de gran de Ada Falcan, Tania (la que sería
éxito y aceptación. compañera de . Discepolín hasta su
Algunas razones "geográficas", den- muerte), Tita Merello con su muy
tro de las salas cinematográficas, con- porteña forma de canto, sin alardes ni
tribuyen a este fenómeno. La más técnica vocal, o aquellos que ya citára-
importante, el desplazamiento de las mos el domingo anterior: Ignacio Cor-
orquestas que actuaban en los palcos sini, Sofía Bozán, Rosita Quiroga y
de dichas salas, a las que el público Azucena Maizani.
concurría para deleitarse con sus acor-
des y su forzoso retorno a cafés u otro Junto a estos nombres, dos figuras
tipo de lugares públicos de ejecución. que aún siguen batallando, cuarenta
Los éxitos musicales, enfrentados al años después de la época que estamos
tango, provenían del cine norteameri- evocando, y que, merced a la influen-
cano y crearon una suerte de compe- cia del cine nacional, ya apartado del
tencia para la que, el género fanguero, hollywoodense en base a argumentos y
no se hallaba preparado. Con el paso ambientes propios, logran popularizar
de los años este hecho, relacionado con sus nombres, incluso fuera de las fron-
el cine, habría de revertirse. Sería teras argentinas: Libertad Lamarque
apenas cuando la industria fílmica na- y Hugo del Carril.
cional se lanzó a la realización de Una mancuerna artística logra tam-
películas que, en buena parte de esa bién imponer su estilo, en temas que
producción, estuvo basada precisa- son valiosos testimonios de aquellos
mente en populares figuras de la can- años de la década infame, en especial
ción en especial en el aspecto argu- de la crisis que azota a los sufridos
menta!. habitantes del país sureño; nos referi-
mos a Francisco Canaro e Ivo Pelay
Otro medio de reproducción mecáni- que estrenan obras que alcanzan gran
ca, la radio, contribuiría por esta épo- repercusión popular y en las que se
ca a idénticos fines: no sólo el cine incluyen tangos que son "toda una pin-
foráneo crea ídolos por aquellos días, tura de aquella situación vigente: Don-
sino que las emisiones radiales van de hay un mango ('), El tango de la
conformando toda una galería de figu- muía (-'), o Tranquilo, viejo, tranquilo.
ras que escalan los peldaños de la Temática que, en bastante medida,
fama en diversas "especialidades"; a puede ser emparentada con algunos
través del radioteatro, del humorismo. otros títulos que reflejan dicha crisis y
de la canción p de las agrupaciones a los que hemos hecho referencia. Por
orquestales. ejemplo; de Discépolo, Cambalache, o,
Pero, en cuanto a bailarlo, el público de Cadícamo, Al munde le falta un
seguía en tren de pasividad notoria. Ni tornillo.
el cine ni la radio podían rectificar ese Hacia finales de esta década del 30.
hecho indiscutible. la Segunda Guerra Mundial también
La modificación de este síntoma so- repercute —pese a la lejanía con el
brevendría, en forma pausada y despa- incipiente desborde nazi que comienza
ciosa, precisamente a partir de esa a desarrollarse en Europa— dentro del
mitad de la década del 30 que estamos país sudamericano. En especial, en el
abordando y en los años sucesivos que aspecto industrial ya que se producen
completan ese decenio. Uno de los modificaciones de peso ante la sus-
principales "culpables" en revertir esa pensión de importaciones y la consi-
situación se llamó Juan D'Arienzo. guiente necesidad de sustituir los mis-
Al frente de su orquesta, debutó en la mos con producción netamente nacio-
temporada veraniega de 1934-35 en el nal.
local nocturno Chantecler y comenzó a Esto trae aparejado, igualmente, el
imprimir a su formación una modali- desplazamiento y migración de gente
dad —ritmo muy rápido y compás del interior hacia Buenos Aires y su
sumamente marcado y uniforme— que periferia, movida por la posibilidad de
se presentaba sumamente propicio pa- trabajo que la moviliza a afincarse en
ra ser bailado. Modalidad que, dicho esos lugares.
sea de paso, mantuvo inalterable a lo
largo de sus cuatro décadas al servicio Todo este núcleo humano, sumado al
de este género, hasta su fallecimiento ya existente en la urbe porteña y sus
hace pocos años. aledaños, es el que habrá de exigir una
En el aspecto de letras. Enriqtfí j nueva música nacional —o al menos
Santos Discépolo sigue dando a cor- - una amplia renovación— que sirva pa-
cer obras de su autoría que lo mantie- ra expresar este cambio de situación a
nen en primer plano; junto a los títulos la^jue asiste el país.
citados en la anterior nota, y. que Una exigencia que habrá de concre-
abarcaban hasta mediados del decenio tarse y tomar cuerpo, sin ninguna
del 30, es preciso incorporar las que duda, en la brillante etapa fanguera
completan su producción hasta finali- que arranca en los años del cuarenta.
zar esta misma década: Condena, De-
sencanto, Tormenta, Martirio, Melodía
porten a . . . (<) Mango: En lunfardo, dinero o, en
En el aspecto vocal, la desaparición el caso de esta estrofa del tango, peso.
de Gardel brinda oportunidad a diver- "Donde hay un mango / que w he
sos intérpretes para ocupar puestos de buscao / con hipa y linterna . . . "
relevancia en el favor del público, no -> Muía: Engaño, fraude, timo.
obstante la vigencia que sigue conser- guarniente, voz lunfarda.
vando, plenamente, el "morocho del
Abasto". Entre ellos, cabe señalar la
popularidad que conquistan cantantes
Arte de los Pueblos
La música rioplatense:
el tango
el gallo ilustradio 2 Julio 1978 fotografías
Mauricio
CIECHANOWER-EMECEK
—IX —
EL ESPLENDOR DE UNA
ÉPOCA
La música
rioplatense:
el tango
Mauricio
Ciechanower-EMEGEK
9 julio 1978
—x—
FINAL DE UNA DÉCADA
Y DE UN PERIODO
Ubicados cronológicamente en la
etapa en que despunta el peronismo,
en los años del 45, se hace necesario
señalar algunas características impe-
rantes en la temática del tango; rubro
que también asiste como es lógico, a
ese fenómeno de masas que tiene lugar
en el país sureño.
Tras haber quedado atrás la clásica
^inadre" de la etapa gardeliana, los
jÉbceras del mensaje larguero, sus poe-
t a s , dejan de lado esas incursiones ¡eji
B maternal así como la pintura lié
• m e l l a Milonguita, la misma que lia
íflebido amoldarse a los nuevos tiempos
variando su centro de trabajo, fuera ya
del marco del cabaret.
La descripción barrial, la evocación
de la infancia en ese medio o el señala-
miento de culpas, ya no cuentan con
esas figuras en el desempeño de los
papeles protagónicos. . .
Las letras, en especial las de índole
lírico-sentimentales, dan mutila de
otros rumbos y otros protagonistas;
entran en escena quienes conforman la
clase media, pivote sobre el que «ira la
producción y consumo del género; co-
mienza a esbozarse la crítica ante el
avance del consumo y la publicidad; se
verifica la revisión de la historia del
tango y la de sus milicos personajes;
se comprueba un detenerse en el apor-
te masivo de la clase obrera, dentro de
un contexto en el que quedan de lado
los pintoresquismos baratos; se recu-
rre a la utilización del lunfardo no ya
con la principal motivación anterior;
(aquella que volcara historias delicti-
vas o planteara reconvenciones de tipo
'moral" a los personajes desclasados
que se desplazan), sino para una re-
construcción que apunta hacia el por
qué de dichos fenómenos; se refleja,
en fin, en la expresión cotidiana y en el
verso vanguardista -de aquella época,
1
una suerte de transición poética que
puede parangonarse, políticamente,
con la extinción que proviene de los
restos adonizantes del yrigoyenismo y
el embrión que representa el peronis-
mo de aquella mitad de década de los
años 40.
XI
A MEDIADOS DE NUESTRO recimiento masivo de Molos como Pali-
to Ortega, Violeta Rivas. Luis Aguilé o
SIGLO Johnny Tedesco,.en el orden local y a
imagen y semejaba» de los que provie-
Junto al señalamiento de algunas nen del exterior; obviamente, con
pautas de peso que tuvieran lugar er idénticas características, en cuanto a:
los años del 50. y a las que haremos los engranajes qué les confieren vida y
mención en el curso de esta nota, movimiento. . . .
conviene trazar las líneas básicas que.
en lo musical, se verificaron en aquel \ o obstante todos esos factores en
decenio: prolongada crisis del tango v. contra, algunos itombres merecen ser
casi paralelamente, despuntar del fol- rescatados de es¿ etapa crítica por la
klore. Ya hacia mediados de la década, que atraviesa el tango aunque no lle-
coincidentemente con el golpe militar guen, ni por asomo, a solucionar esa
que derroca al peronismo, se visulm- problemática reinante.
bra con nitidez la invasión de ritmos Dentro de ese panorma —en el que
bailables: primero serían los tropica- las agrupaciones orquestales fuertes
les (mambo. baión. rumba, entre en su composición comienzan a des-
otros): luego, los de origen norteame- mantelarse, anta la carencia de presu-
ricano (rock and roll. twist. surf y puestos para su mantenimiento— es
variantes similares). preciso recordar algunas formaciones
que recurren a pocos integrantes (en
De nada valieron los intentos reali- general. -• figurasjíá^ flejtiffye) en una
zados por el gobierno peronista, en ese especie de forzosa adecuación ante la
primer lustro de 1950 en que sé prolon- situación vigente: el cuarteto de Aní-
gara en el poder, con el fin de evitar el bal Troito con Roberto Órela, Astor
desplazamiento del género tagüero. Piazzolla con suj$t$e#*;Buenos Aires
Blas Matamoro da cuenta, en uno de —formidable conjunto en-el que figura-
sus trabajos, de parte de esa tarea de ron talentosos solistas como Atilio-
aliento llevada a cabo infructuosamen- Stampone. Leopoldo Federico. Horacio
te (1): ". . . inútiles son los esfuerzos Malvicino. Enrique" Mario Francini y
de una posible política cultural pero- Hugo Baralis—, orquestalípicas dirigi-
nista para evitar la decadencia que va das por Jorge Cátdara, Carlos Figari o
se insinúa. Inútil que la mitad de íos Agrupación formada por Piazolla en los años del Eduardo del Piano, o algunas de las
50. El sueno irrealizable de poder volverlos a voces que. pese a la carencia de temas
reunir... exitosos en materia de letras, siguie-
ron batallando airosamente recurrien-
do al repertorio clásico del género: el
programas musicales públicos deban Un mérito indudable, evidentemente, uruguayo Julio Sosa, o los aún vigentes
estar integrados por obras argentinas: pero con esa limitación apuntada. Roberto Govenecne y Edmundo Rive-
inútil que por primera y única vez en la El resto de quienes no integraban ro. En cuanto a todas aquellas figuras.
historia nacional se establezca uno de esa corriente —y a la que tampoco se conjuntos y vocalistas, a las que hicié-
los premios de la Comisión Nacional de incorporarían más adelante, incluso ramos mención en el apogeo de los
Cultura para el tango, a entregar a hasta nuestros días— se quedaron de- años 40. algunas subsistieron, pocas
partir de 1953. todos los 17 de octu- tenidos en el tiempo, salvo también modificaron su estilo y otras, sencilla-
bre. . " contadas excepciones, viviendo sobre mente se esfumaron.
glorias pasadas (en especial de la déca- Con algunas lógicas oscilaciones.
Y os que el asunto no se circunscri- da anterior): tanto a nivel de ejecución que trataremos de reflejar en las notas
be, por entonces, pura y exclusivamen- instrumental como en el orden letrísti- que cerrarán la serie, este paisaje del
te, al furor de los ritmos impuestos por co, Y esto, si en el análisis de los 50 repetirá algunos manejos puestos en
el imperialismo cultural: esa es una vanguardistas se convierte en motivo práctica t partir del decenio que evo-
parte nomás. Importante, sí, pero una de acreditación de méritos, en los camos, principalmente, los relativos al
parte a! fin. "tradicionalistas" se transforma en podeni.-'i> meranismo internacional
El resto io determina la incompe- materia de justificado reproche, tanto que por intermedio de cómplices dise
tencia del tango para hacer frente, con en relación a la época que abordamos jocke>s ;. p¡ ogramadores nativos, digi-
armas propias y valederas, a esa inva- como a los años que le siguieron. tan ( s u g i e r e n " dirían ellos) a través
sión. AI respecto, el mismo Blas Mata- de los medios de difusión, y mediante
\ o es ni remotamente suficiente moro y en otra de sus obras, lo expresa la reitt ración a manera de bombardeo
que Astor Piazzolla y un núcleo de en estos términos elocuentes (2): cotidiano, las obras que se habrán de
músicos innovadores dediquen sus me- ". . Estos sectores sociales (se refiere constituir, oh. casualidad!, en los "éxi
jores esfuerzos a la tarea de búsqueda a los círculos proletarios) no tienen tos" y hits de moda.
y experimentación. Salvo contadísimas capacidad de respuesta cultural ya l
Política discográfico-radi ,al de sub-
excepciones, no hay un contorno poéti- para crear su tango: y los siguen productos comerciales —ampliada!
co que escolte esa faena de renovación sirviendo orquestas rutinarias y baila- luego al campo televisivo e incluso
instrumental. bles. Los valores del tango del 40. cinematográfico— que ha obrado en
En este punto es preciso efectuar un nombres, en general, volcados al pero- detrimento no sólo del género tangue-
paréntesis que entendemos importante nismo o con simpatías hacia él. siguen ro, sino también de otras verdaderas
y esclarecedor. anclados en un mundo mental y estéti- expresiones de la música y la cultura
Aunque juzgamos que todo ese nú- co que no interpreta la nueva realidad popular, a n¡ I lft^ittjLjt djLJnif rflu
cleo, reducido por cierto, de músicos social del país ni su nuevo tono políti- a las característté»ji*típias de cada
y directores netamente innovadores en co. Por eso es que no se da el fenómeno país. .,,•***„.
el historial del tango constituyen un de un tango peronista corno se dio el Política —hace falta aclararlo?—
aporte inestimable en su evolución, es fenómeno de un tango orillero o de un que aún sigue en pie y a toda máquina
preciso no llamar a engaño en cuanto a tango acuerdista. . . ". en los días que corren, a manera de
su aceptación popular: esa vanguardia Así es. Y este no interpretar la verdadera plaga que" no conoce de
tanguera no la tuvo (ni en esa década realidad circundante por aquel enton- fronteras
del 50 ni posteriormente) y, en el mejor ces (en especial como se ha señalado,
de los casos, su labor siempre tuvo eco en el rubro de letras) es el que permite (1) La ciudad del tango, Editorial
en pequeños círculos de gustadores de que no cuente con férrea competencia Galerna. Buenos Aires, 1969.
esas transformaciones rítmicas y de —al margen de la aceitada maquinaria (2) Historia del tango, Centro Editor
sonido, proporcionalmente hablando. que impulsa su •fabricación"— el flo- de América Latina. Buenos Aires, 1971.
El Arte de los Pueblos £ t
es continuacion
é * L t O J L US T KA í> O
n
La música rioplatense: el tango
Mauricio Giechanower-EMECEK
XII: Las vísperas de
nuestro tiempo.
apuntó que "la obra de tante), se hace nuevamente imprescin- Sería injusto dejar de mencionar ,
González Janzen, que es la pri- dible citar a Astor Piazzolla. Alguien con sus 73 años de edad a cuestas,
mera de un autor latinoameri- que no ha permanecido estático en gallardamente llevados, a uno de los
todos estos años del 70 a través de su contados "proceres" que aún sigue
cano sobre el tema, refleja con brindando su aporte al tango: el maes-
fidelidad un etapa histórica
labor al frente de distintas agrupacio-
nes (Quinteto Nuevo Tango, con su tro Osvaldo Pugliese. Al igual que
sobre la que se funda el poste- otras figuras, de menos edad pero tam-
Nuevo Octeto, o con el Conjunto 9). O
rior desarrollo político y social en sus más recientes registros efectua- bién de extensa trayectoria (como
de un pueblo que luchó he- dos en Italia, donde estableciera su Francini, Baffa, Federico o Pontier),
roicamente por su liberación, cuartel general; uno de ellos compar- siguen demostrando la vigencia de
así como para construir un or- tiendo el intento con Gerry Mulligan, el aquello de las virtudes del "vino añe-
den social justo". saxofonista americano, y, en todos, jo"; una constatación que los auténti-
flanqueado por músicos europeos. Pro- cos catadores de la música popular
siguen teniendo oportunidad de apre-
fesionales de excelente factura en la ciar en sus actuales intervenciones.
ejecución de cada uno de sus instru-
mentos pero que, entendemos, no lo-
gran sentir ni trasmitir el "clima"
piazzolliano; ni compenetrarse con él Alilio S t a m p o n e y Susana R i n a l d i , p r o -
de la misma forma en que el talentoso
músico lo obtuviera de quienes fueran
sus compañeros de ejecución en las
distintas formaciones que dirigió en su
dilatada labor bonaerense. Si, excelen-
tes instrumentistas los italianos que le
han acompañado en sus cuatro o cinco
long plays últimos grabados en el Viejo
Mundo. Pero para acompañar a Piaz-
zolla en la ejecución de sus obras, hace
falta mucho más que acompañarlo,
literal y musicalmente hablando. . .
Tal vez una de las explicaciones bási-
cas por Jas que —según sus más recien-
tes declaraciones— recurrirá nueva-
mente a sus colegas argentinos para su
labor futura. Y Europa, esta vez al
revés de lo acontecido en los últimos
tiempos, se convertirá en punto espo-
rádico de sus estadías.
Restando la faceta de compositor,
consignada para Piazzolla, es necesa-
Igual situación se reitera con voca-
listas que siguen en primer plano de la
consideración popular tras una dilata-
da carrera artística; entre ellos, Ed-
mundo Rivero y Roberto (joyeneche
(éste último suplantando la notoria
declinación de sus cualidades vocales
por un estilo en el que prevalece la
" i n t e r p r e t a c i ó n " de las respectivas le-
tras). Voces más recientes se han au-
nado a las de estas figuras (varias de
ellas ya mencionadas en la nota ante-
rior, como ser Susana Rinaldi, Rubén
Juárez y Graciela Susana) y algunas
de más fresca data que pugnan por
abrirse paso: Félix Aldado, María Gra-
na, Isabel Gil Arenas, José Ángel Tre-
lles, Josefina o Francisco Llanos.
Nombres cuya enunciación, segura-
mente, nada dicen al lector mexicano.
Algo que no debe representar un moti-
vo de preocupación. Si por razones de
intereses diseográficos no ha sido edi-
tado ni difundido en nuestro país mate-
rial de distintas y valiosas etapas del
historial del tango, no puede constituir-
se en sorpresa el desconocimiento de
las más actualizadas expresiones del
género. Mas bien constituye, para las
compañías disqueras, la prosecución
de una línea lógica y coherente. . .
Relacionado con el aspecto de le-
tras, bien puede aseverarse que en los
años que corren los distintos autores
han ido evolucionando hacia una temá-
tica cercana a la realidad existente,
reflejando al habitante de Buenos Ai-
res en sus actitudes vitales y en sus
frustraciones cotidianas, sin caer en
los conocidos y fáciles sentimentalis-
mos o en los tonos lacrimógenos que
hemos consignado para anteriores eta-
pas historiadas.
Todo esto se ha visto acompañado
por una exhaustiva tarea de análisis y
revaloración del tango, a cargo de
estudiosos, que, a través de publicacio-
nes, conferencias y debates, cortome-
trajes, rescate de materiales de-sus
distintas épocas y la consiguiente ree-
dición de antiguos registros, han lleva-
do la cuestión tanguera a una minucio-
sa revisión en todos sus planos teóri-
cos. Reconocidas firmas han tomado
parte en esta faena (ensayistas, como
Eduardo Romano, Blas Matamoro,
Noemí l i l l a , Jorge B. Rivera o historia-
dores como Horacio Ferrer, Luis Adol-
fo Sierra, Osear del Priore o Francisco
García Jiménez; eventualmente, in-
cluso, sociólogos como Julio Mafu o
escritores y poetas como Ernesto Sá-
bato y Horacio Salas).
Dentro de la complejidad a que nos
refiriéramos en los párrafos iniciales
de esta nota, y sin ei propósito de
incursionar en la "historia a n t i g u a "
del género popular rioplatense por ex-
celencia, hemos de destinar la última
entrega de esta serie a la exposición de
su estado actual. Y al intento de aven-
t u r a r aquello, que, genéricamente,
su^le mencionarse como " f u t u r o " .