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Primer Trabajo Parcial

Martínez Ocampo Victor A.G

El leer, por más simple que parezca, o por el número de veces que hayamos
realizado la operación, es una cuestión complicada que no puede hacerse de
buenas a primeras, mucho menos sin la debida precaución y atención puesta al
texto y al conjunto de circunstancias que rodean su lectura y su origen.
A partir de dos fragmentos de texto (“La crítica” de Marc Bloch y “Proceso a las
respuestas de la fuente” de Luis González y González) hablaré de sus similitudes
entre ambas lecturas, sus diferencias y la contribución o relación que tienen con el
curso de Comentario de Textos. Para que sea más entendible, usaré tres apartados
(Crítica, Metodología y Verificación) para comparar a ambos autores, con sus
particularidades o discrepancias que llegasen a surgir.

La Crítica

Tanto para Bloch como para González, la crítica como una forma “racional” 1 de
aproximación o como “una serie de análisis y comparaciones para fijar el aguante”2
de las fuentes con las que trabajemos es algo esencial si no queremos pecar de
ingenuos o de incrédulos, peor aún que el pecado, las consecuencias que puede
traer esto a la hora de trabajar nuestras fuentes. Por una parte, González va a tener
una aproximación más escéptica, inclinado a dudar de todos los documentos que
llegasen a nuestro poder para ser trabajado, mientras que Bloch va a considerar
que tener una posición totalmente escéptica de principio no es mejor que ser
crédulo.
González va a ahondar un poco más en este apartado haciendo notar las posturas
de los positivistas (la desconfianza y la actitud reacia a tomar por verdadera alguna
declaración)y los historicistas (una aproximación más amigable y crédula)3.
En este sentido, González va a darle una aproximación más metodológica, más “de
receta”, contrario a lo que Bloch va a considerar como un “arte lleno de sutilezas”.4

1
Marc Bloch, Introducción a la Historia, traducción de Pablo González Casanova, Max Aub, México, Fondo
de Cultura Económica, 2012, p. 82
2
Luis González y González, El Oficio de Historiar, Zamora, Michoacán, El Colegio de Michoacán, 1999, p.227
3
Ibídem, p. 228-229
4
Marc Bloch, op. cit., ibídem p.109
Martínez Ocampo Victor A.G

Las Metodología

Aquí es donde Bloch y González van a tener más diferencias (en parte creo, por su
contexto histórico, geográfico y académico). Mientras que Bloch va a estar más
preocupado por dejarnos en claro lo fácil que puede ser falsificado un documento 5,
sin dejar de lado las circunstancias históricas, González va a estar más preocupado
en darnos una metodología apropiada para hacer crítica de fuentes, sin descuidar
esto último tocado por Bloch. Introducción a la Historia va a hacer más hincapié en
la parte de la falsificación, en parte, por el tipo de fuentes que trabaja su autor y lo
propensas que eran estas a ser falsificadas. González por su parte va a darnos una
lista de criterios para poder verificar una fuente como auténtica y fiable6. Además,
nos advertirá del peligro de sobreestimar las fuentes cuantitativas y los problemas
que plantea el trabajar masivamente con documentos, y creo esto es destacable,
dado a que la historia cuantitativa tuvo un auge años más tarde a la muerte de Bloch,
y varios historiadores (Jean Chesneaux y Michel de Certeau entre otros) no
ocultarían la desconfianza ante el hacer “simulaciones” o reconstrucciones
estadísticas a partir de fuentes cuantitativas que pueden o no tener la fiabilidad
necesaria, y que, sin embargo, se toman como verdaderas por su carácter “objetivo”
de datos concretos.

La metodología que expone González se va a componer de 4 puntos


fundamentales: la autenticidad de las fuentes, su fiabilidad o credibilidad, su
interpretación y su verificación comparativa con otras fuentes7, esto va a suponer
una gran mejora respecto a los puntos cubiertos por Bloch (que abarcan en su
mayoría lo que González propone), aunque tampoco hay que perder de vista la
situación de Bloch al escribir Introducción.

5
Ibídem, p.92-94
6
Luis González y González, op. cit., ibídem p.229-240
7
Ídem

2
Martínez Ocampo Victor A.G

La Verificación

La cuestión que ambos autores plantean es que, una vez se comprobó que la fuente
es auténtica, no una falsificación a posteriori, la verificación de los hechos a través
del cotejo con otras fuentes documentales se vuelve una cuestión de usar la fuente
para tal o cuál fin, con usos flexibles que no se necesitan ceñir a la reconstrucción
del “tal cual pasó” sino un empleo más discursivo (González da el ejemplo de una
supuesta merced real8 y Bloch de las Memorias de Jean Marbot9). Y es esto lo que
representa un problema, porque el cotejo de fuentes sin otras a comparar se vuelve
un martirio, y se tiene la noción de que, de dos argumentos opuestos, uno tiene que
ser falso y otro verdad. Bloch abordará esto con un poco de humor haciendo una
comparación entre los jesuatos y los jesuitas, usando la probabilidad para mostrar
el problema que resulta ser incrédulo, con un pensamiento de uniformidad en la
Historia, sin analizar las fuentes críticamente y permitir la existencia de sucesos
fortuitos.

La relación con el curso

Una vez leídos ambos textos, creo que tanto Bloch como González dejan en claro
las limitantes que presentan las fuentes históricas para su tratamiento, y la
importancia de poder trabajar en base a esas fuentes, como se ha hecho con el
Plan de San Luis. No es únicamente el ser crédulo, sino el pasar por alto que ciertas
condiciones pueden ser propicias para dar lugar a fuentes históricas que desde la
comodidad de nuestra temporalidad vemos como poco sincero, con aire “poético” o
“mesiánico”.
La aproximación a las fuentes históricas debe de hacerse, a mi consideración,
desde el contexto histórico en que se origina, con las limitantes que ésta conlleva
(lenguaje, soporte, degradación) teniendo cuidado en el ejercicio de su lectura, sin
dejarnos llevar por prejuicios personales o ver en la fuente argumentos ajenos
dados nuestros conocimientos previos10.

8
Ibídem, p. 230-231
9
Marc Bloch, op. cit., ibídem p.110-111
10
Ibídem, p.97

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