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Ordinario del Oficio Divino

según el rito romano

ANTES DE EMPEZAR EL OFICIO DIVINO

A n tes de empezar el Oficio, laudable­ pueda rezar este Oficio digna,


mente se dice la siguiente Oración,
que se reza siempre en singular y a 'a atenta y devotamente, y para
cual el Sumo Pontífice Pío X concedió que merezca ser escuchado por
Indulgencia de cien días.
vuestra divina M ajestad. Por los
Oración méritos de Jesucristo nuestro Se­
Señor, mis labios,
b r id , ñor. 1$. Amén.
para que yo bendiga Señor, os ofrezco estas ora­
vuestro santo nom bre; ciones uniéndome a las divinas
purificad mi corazón de todo pen­ intenciones que tuvisteis mientras
samiento vano, malo o importu­ vivíais en la tierra, cuando dabais
no; iluminad mi entendimiento e a vuestro Padre celestial las ala­
inflamad mi voluntad para que banzas debidas.

ANTES DE CADA HORA

A ntes de Maitines, lo propio que an­


luntad así en la tierra como en
tes de Laudes, cuando fuera del Coro
el cielo. El pan nuestro de cada
se separan de M aitines, y antes de to­
das las Horas, exceptuadas Comple­
día dánosle hoy, y perdónanos
tas, se dice en secreto:
nuestras deudas, así como nos­
ad re nuestro, que estás otros perdonamos a nuestros deu­
en los cielos, santificado dores, y no nos dejes caer en la
sea el tu nombre, venga tentación, mas líbranos de mal.
a nos el tu reino, hágase tu vo­ Amén.
I. Brcv. 10
Dios te salve, María, llena i bajo del poder de Poncio Pilato;
de gracia, el Señor es contigo, fué crucificado, muerto y se­
bendita tú eres entre todas las pultado; descendió a los infier­
mujeres, y bendito es el fruto nos; al tercer día resucitó de
de tu vientre, Jesús. Santa M a­ entre los m uertos; subió a los
ría, Madre de Dios, ruega por cielos; está sentado a la diestra
nosotros pecadores, ahora y en la de D ios Padre todopoderoso;
hora de nuestra muerte. Amén. desde allí ha de venir a juzgar a
los vivos y a los muertos. Creo
Antes de W.mmes v de Prima se
añade en secreto el Símbolo de en el Espíritu Santo, la santa
Apóstoles: Iglesia católica, la comunión de
EO en Dios Padre todopode­
os santos, el perdón de los pe­
C roso, Creador del cielo y de cados, la resurrección de la car­
la tierra. Y en Jesucristo su ne y la vida perdurable. Amén.
único Hijo, nuestro Señor, que El Oficio de M aitines y de las demás
Horas, a no ser que en su lugar res­
fué concebido por obra y gracia pectivo se advierta otra cosa, debe prac-
del Espíritu Santo, y nació de ticaise durante todo el año, según la
r.orma que se prescribe en las Rúbricas
santa M aría Virgen; padeció de- de este Ordinario.

MAITINES1
Ante todo se reza en secreto el Pa­Gloria al Padre, y al H ijo y
drenuestro, Ave María y Credo. D es­
al Espíritu Santo.
pués se dice en voz clara el Verso:
Com o era en el principio, así
eñ o r, abrid mis labios. ahora, y para siempre y por to­
Y mi boca
dospublica­
los siglos de los siglos. Así
rá vuestras alabanzas. sea. Aleluya.
y . Oh Dios, venid en mi a u ­
f Se dice A leluya en todas las H o­
xilio. Señor, apresuraos a so­ ras, durante todo el año, excepto desde
correrme. las Completas del Sábado antes de Sep-

1. La palabra M aitines procede del nombre latino M atuta = A urora. P r i­


mitivamente se daba el nombre de Laudes M atutinae = A labanzas matutinas,
a lo que actualmente designamos con la palabra Laudes, y a los M aitines
actuales se conocía con el nombre de Vigilias. E l legislador de la vida
monástica en Occidente, san Benito, cuando habla de las V ig ilia s de la
noche nos indica su finalidad, con estas palabras: “ Levantém onos a media
noche para confesar los juicios, las obras del A ltísim o ’’ . “ D e la asamblea
primitiva nocturna, llamada vigilia, nació, corriendo el tiempo, el oficio de
la noche, el cual se estableció más adelante, cuando la Iglesia católica llegó
a ser la dominadora del orbe y pudo desplegar por doquiera la m agnificencia
de su culto. Entonces, en todas las iglesias principales que disponían de su­
ficiente clero, celebraron regular y cotidianamente toda la serie de divinos
Oficios, incluso el nocturno, para el cual se escogió con preferencia la media
noche a causa de los misterios que recordaba: el paso del A n gel extermi-
nador, la Encarnación delVerbo y su Nacim iento temporal, el advenimiento
de Jesús al fin de los siglos, simbolizado por la venida del Esposo en la parábola
de las Vírgenes: “ En la media noche se oyó grande clamor: H e ahí que
viene el Esposo; salid a recibirle” . iQ u é belleza y qué eficacia de impetración
debía acompañar a esta plegaria que como un inmenso himno se elevaba
de todos los puntos del orbe para confesar las grandezas del Altísim o en
tu •./ una hasta las Completas de la de, y R ey grande sobre todos dio­
Feria I V He 1¿> Semana Santa inclu­
sive, ya que durante este último tiem ses; porque no desechará el S e ­
po se dice : ñor a su pueblo, ya que en su
Alabanza a ti, Señor, R ey de mano están todos los términos de
la eterna gloria. la tierra, y las alturas de los
Después dice el Invitatorio qu"
corresponde, el ru<-l se recit.i íntegro
montes suyas son.
dos veces antes del Salmo, y a cada -rpite la segunda p trte del In
verso del Salmo se repite alternativa vitatorio.
mente íntegro o se divide por el as­ H En las siguientes palabras riel S al­
terisco *, como se ve a continuación. mo Venid: adorémosle; postrémono-,
ante Dios, se hace genuflexión.
Salmo 941 Suyo es el mar, y obra de sus
e n i d , alegrémonos en el Se­ manos; y hechura de sus manos
V ñor: cantemos con júbilo las es la tierra: Venid, adorémosle;
alabanzas del Dios, Salvador postrémonos ante Dios, derra­
nuestro. Apresurémonos a pre­ mando lágrimas en la presencia
sentarnos ante su acatamiento, del Señor que nos ha creado;
dándole gracias, y entonemos sal­ pues él es el Señor Dios nuestro,
mos a su gloria. y nosotros el pueblo a quien él
Se repite todo el Invitatorio. apacienta, y ovejas de su grey.
Porque el Señor es Dios gran­ Se repite todo el Idéitatorío

medio de las tinieblas y silencio de la noche 1 iQ u é manantial tan fecundo


de luz y bendiciones! I Qué protección tan poderosa pitra todo el pueblo cris­
tiano 1 iQ u é bien cumplían aquellas generaciones el primero de los deberes de
toda criatura racional! “ L a oración en aquel momento, dice el Cardenal Bona,
es más fervorosa, sube hacia el cielo con más eficacia cuando Dios y los
ángeles son los únicos testigos que la oyen; va coronada con la brillante au­
reola del silencio y de la mortificación, ningún ruido exterior logra pertur­
barla; no la distrae la solicitud del día, ni la comprometen las miradas cu­
riosas o aduladoras de una numerosa asistencia. ¡ Insigne prerrogativa de la
noche para la oración! j Oh noches sagradas más espléndidas que la luz ruti­
lante del s o l...” “ i Oh, si nunca hubiéramos de hacer otra cosa sino alabar
al Señor nuestro Dios con todo el corazón y con la bocal jO h , si nunca
tuvieses necesidad de comer, beber y dormir, sino que siempre pudieses ala­
bar a Dios y solamente ocuparte en cosas espirituales! Entonces serías mucho
más dichoso que ahora cuando sirves a la necesidad de la carne” . D e la Imit.
de Cristo. Lib. I, cap. 25, n. 9.
1. L a Iglesia católica no podía proponer otro Salmo que fuera más propio
para invitar a todos sus hijos a la alabanza divina, al reconocimiento de los
atributos del Altísim o, y a la adoración que todos debemos a nuestro Señor
y Creador. Todo él es una viva y alegre exhortación a alabar a Dios, Creador
de cielos y tierra, guía y Redentor de Israel y de todos los pueblos. E l C ar­
denal Bona lo compara al sonido de la trompeta que despierta y pone en pie
a todo e! ejército. “ L a asamblea de los cristianos, dice, es como ejército
alineado para la batalla; a la lucha, por medio de la prolongada salmodia de la
noche, nos llama la voz del Espíritu Santo, con estas dulcísimas palabras:
Venite, exultémus Dómino. L a práctica de emplear el Invitatorio para comenzar
Jas alabanzas nocturnas, tuvo su origen, según la opinión de varios liturgistas,
del uso bastante general en los monasterios antiguos de llamar a los monjes
para el oficio de la noche con las primeras palabras del salmo 94: Venite,
exsultém us Dómino. Consta de dos partes. L a primera nos exhorta a alabar
a Dios por razón de sus perfecciones: su grandeza, misericordia y omnipo­
tencia; y por los beneficios que de E l hemos recibido (1-3); la segunda nos in­
tima a que le obedezcamos, no sea que por no sujetarnos a su voluntad, nos
excluya del descanso eterno, como los Israelitas fueron excluidos de la tierra
prometida (4-5).
H oy, si oyereis su voz, no
endurezcáis vuestros corazones; Desde la Dominica 1 de Adviento
como sucedió cuando me provo­ hasta el Sábado antes del Domingo I I I
inclusive, así en el Oficio dominica!
caron a ira, entonces que hicieron como en el ferial, se dice cada día el
prueba de mí en el desierto; en mi.-mente
donde vuestros padres me tenta­ Invitatorio. — A l R ey que ha
ron, probáronme, y vieron mis de venir, el Señor: * Venid, ado­
obras. rémosle.
Se repite la segunda parte del In ­ Salmo 94. — Venid, alegrémo­
vitatorio.
nos, p. 3.
Por espacio de cuarerta años
Mas, desde el Domingo I I I hasta el
estuve irritado contia esta raza último día antes de la V igilia de la
de gente, y decía: Siempre está Natividad del Señor inclusive, así en
el Oficio dominical como en el ferial,
descarriado el corazón de este se dice cada día el siguiente
pueblo. Ellos no conocieron mis
Invitatorio.— Cerca está ya el
caminos; por lo que juré, airado,
Señor: * Venid, adorémosle.
que no entrarían en mi reposo.
Salmo 94. — Venid, alegrémo­
Se repite tod ^ ^ l^ n vitatorio .
nos, p. 3.
Gloria al Fadre, y al H ijo y En la vigilia de la N atividad del
al Espíritu Santo. A sí como era Señor, aunque ocurra en la Dominica
IV , se dice el Invitatorio como en el
en el principio, así ahora, y siem ­ Propio de Tiempo.
pre y por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno
Se repite la segunda parte del In v i­
tatorio. Finalmente se repite íntegro el
Invitatorio. Terminado el Salmo, se
h Soberano Verbo, salido del
dice el Himno que corresponde al In ­ seno del eterno Padre, que
vitatorio.
con tu nacimiento en el tiempo
socorres a los m ortales!
Alum bra ahora los corazones;
E ntre A ñ o 1 inflámalos con tu amor, a fin de
E n el O ficio de las Dominicas: En que, dejando el corazón lo pere­
todas las Dom inicas, exceptuadas las cedero, le sacie la felicidad del
O ctavas de.-la N atividad y E pifanía, el
Invitatorio y el Himno son los mismos cielo.
del Salterio. Para que cuando el tribunal del
- .fin el Oficio fe ria l: En todas las
F erias de entre Añ o, y desde la Feria Juez condene los pecadores al
I V de Cenizas hasta el Sábado siguien­ fuego, y con voz amiga llame a
te inclusive, se dice el Invitatorio e
Himno de la Feria ocurrente, tal como los justos al debido premio,
está en el Salterio. N o seamos nosotros pasto de

1. El Tiempo de entre A ñ o es el que se extiende desde la O ctava de la


Epifanía hasta las primeras V ísperas de la primera Dominica de Cuaresma,
y desde las primeras Vísperas de la Santísim a Trinidad hasta las de la primera
Dominica de Adviento.
2. E l Tiempo de Adviento empieza en las primeras Vísperas de su Dominica
primera y termina con la Nona de la V ig ilia de N avidad.
las llamas ni nos envuelva el es­ Así lo observaron al principio
pantoso torbellino, antes bien la Ley y los Profetas, y consa­
gocemos de la visión de Dios y grólo más tarde el propio Cristo,
de las delicias celestiales. que hizo y gobierna todos les
Sea eternamente glorificado tiempos.
como lo ha sido siempre el P a­ Moderémonos, pues, en el ha­
dre, y el H ijo juntamente con blar, en el comer, en el beber,
Vos, oh Espíritu Santo. Amén. en el dormir y en los juegos, y
II La Conclusión común en el Himno prolonguemos nuestras vigilias.
precedente, y en lo r.trr.* que t i e n e n
Huyamos de todo lo que pueda
el mismo metro, siempre se omite, cuan­
do se pr-': -.cribe otra e-:pecú 1 r.nv i dañar nuestra mente ociosa; no
todas las Horas. En caso de que ocu demos ocasión alguna a nuestro
rran varias Conclusione;. propias, s
toma la Conclusión del Oficio de que insidioso enemigo.
se reza, o si éste no la tuviere propia, Aplaquemos la justa indigna­
se dice, de entre los que tengan Con
clusión propia, la correspondiente a! ción del Señor; lloremos ante
Oficio del cual se hace conmemoracion nuestro Juez; clamemos con voz
en primer lugar, o finalmente se em
p);a la Conclusión de la Octava común suplicante, y digamos postrados
oí urrente o la de Tiempo. Con todo, todos: •
la Conclusión Iesu tibí sit gloria, qui
natus es de Vírgine, jamás se pone Oh Dios, con nA stras malda­
en los Oficios de Tiempo de Adviento. des hemos ofendido vuestra cle­
mencia; Vos que sois indulgente,
concedednos el perdón.
E n T ie m p o d e C u a r e s m a 1
Acordaos de que, aunque frá­
Desde la Dominica I hasta el sábado
giles, somos obra de vuestras
antes de la Dominica de Pasión in­
clusive, asi en el Oficio dominical con, manos; por lo mismo os roga­
en el de feria, se dice cada día el
mos no deis a otros el honor
siguiente
de vuestro nombre.
Invitatorio.— N o sea para vos­ Perdonadnos los males come­
otros en vano levantaros de ama­ tidos ; aumentadnos los bienes
necer: * Y a que el Señor ha pro­ que os pedimos, para que aquí
metido la corona a los que están os podamos agradar, y después
en vela2. en la gloria eterna.
Salmo 94. — Venid, alegrémo­
nos, p. 3. í L a siguiente Conclusión jamás se
muda.

Concedednos, oh gloriosa T r i­
Himno
nidad; haced, oh indivisa U ni­
j n s t r u í d o s por mística costum- dad, que sea fructuoso a vuestros
A bre, guardemos este ayuno, siervos, el obsequio de nuestros
constituido por el espacio tan cé­ ayunos.
lebre de los cuarenta días. Amén.

1. E l Tiempo de Cuaresma se extiende desde su primera Dominica hasta la


Nona del sábado después del cuarto domingo.
2. Ps. 126, 2.
de que la astucia del traidor
Desdi' la Dominica (Je Pasión hasta protervo fuese vencida por un
la Feria IV de la S n n in i Santa in­ arte divino, y nos viniese el r e ­
clusive, así en el Oficio dominical como
en el de feria, se dice cada día ti medio por el mismo instrumento
■¡uniente con que el enemigo nos había
Invitatorio.— Hoy, si oyereis herido.
la voz del Señor: * No endurez­ Cuando, pues, llegó la plenitud
cáis vuestros corazones2. del tiempo divinamente previsto.
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ Aquel por cuyo medio el mundo
nos, p. 3. había sido criado, bajó del trono
En el cuarto verso del Salmo, no se del Padre y nació de un seno vir­
dice: Hoy, si oyereis su vos, no endu­ ginal, revestido de nuestra carne.
rezcáis vuestros corazones; sino que
después de haber repetido el Invitatorio En su nacimiento, aparece el
por el Coro, se añade luego: Cómo su­ niño reclinado en un pesebre y
cedió cuando me provocaron. Term ina
do este Salmo no se dice Glória Patri, exhalando débiles vagidos; la
durante todo el tiempo de Pasión, siem­ Virgen M adre envuelve con pa­
pre que el Oficio se celebra de Dom i­
nica o de FQ£¿a, sino que se repite ñales sus miembros y sujeta con
el Invitatorio, como de ordinario. estrechas fajas las manos y los
Lo propio se Ágprva en los Responso
rios de M aitinSr y en los Responsorios pies de un Dios.
breves de las Horas menores. Gloria sempiterna sea dada a
la santa Trinidad; igual honor
Himno “ Pange Iingua” sea rendido al Padre, al H ijo y
a n t a , lengua mía, los laureles al Paráclito; todos los seres ala­
de un glorioso com bate; ce­ ben al que reúne la Trinidad a la
lebra el noble triunfo del cual la Unidad. Amén.
Cruz es el trofeo, y manifiesta
cómo el Redentor del mundo,
E n T ie m p o P ascu al3
por su inmolación reportó la vic­
toria. Desde el Domingo “ in A lb is ” hasta la
V igilia de la Ascensión inclusive, así
El que había formado a nues­ en el Oficio dominical como en el de
tro primer padre se compadeció feria, se dice cada día el siguiente
de su desdicha, cuando, por el Invitatorio.— E l Señor resuci­
engaño del demonio, comió del tó verdaderamente, * Aleluya.
fruto funesto y se precipitó en Salmo 94. — Venid, alegrémo­
la muerte. A l instante, el C rea­ nos, p. 3.
dor designó; el árbol que había
de reparar los daños del árbol Himno
primero. h eterno R e y de las celestes
Este plan era exigido por la O m ilicias, Creador de todas
economía de nuestra salud, a fin las cosas, H ijo siempre igual al
1. El Tiempo de Pasión comprende desde el domingo de este nombre,
hasta el Sábado Santo.
2. Ps., 94, 8.
3. E l Tiempo Pascual empieza en las Vísperas del Sábado Santo y termina
en la Nona del sábado después de Pentecostés.
Padre, antes de todos los siglos: E n l a s F ie s t a s

Vos que, cual excelso artífice, En el Oficio de toda Fiesta u Octava,


imprimisteis en la frente de Adán y en el fie santa M aria en el Sábado,
se dice el Invitatorio y el Himno,
la imagen de vuestro rostro, jun­ como en el Propio o en e! Común. En
tando al cuerpo terrestre el no­ las Vigilias de Epifanía y Pentecostés,
en los Domingos, aun los trasladados,
ble espíritu en el principio del durante las Octavas de Navidad y
mundo; Epifanía, Ascensión, y en la Feria V I
Vos que, vestido de nuestra después de la Octava de la Ascensión,
;i se celebra de estas solemnidades¡ se
mortalidad* reformasteis, H ace­ dice el Invitatorio y el Himno como
dor supremo, la hermosura que en el Propio de Tiempo. Norma que
se ha de observar tambiéni en las
perdiera el humano linaje por la demás Horas, en aquellas partes del
envidia y el engaño del maligno Oficio que, según las Rúbricas, en las
Fiestas ocurrentes no han de tomarse
espíritu; del Ordinario o del Salterio.
Vos que, nacido un día de la
Virgen, ahora resucitáis del se­ E N E L O F IC IO D E N U E V E
pulcro, y que a los que estába­ L E C C IO N E S
mos sepultados en el sepulcro del Terminado el Himno, se dicen las
Antífonas convenientes, las cuales en
pecado nos mandáis resucitar los Oficios de rito Doble se dicen en­
juntamente con Vos; teras antes y despué de los Salmos.
M as en los Oficios de rito Semidoble,
Vos que, como Pastor eterno; antes de los Salmos tan sólo se dicen
laváis a vuestro rebaño con el hasta llegar al asterisco *, y al termi­
nar se dicen enteras. Una y otra nor­
agua del bautismo; verdadera ma se debe guardar en todas las A n ­
purificación de las almas y sepul­ tífonas, así de Laudes como de V ís ­
peras.
cro de todos los crímenes;
Vos que, como verdadero R e ­ I NOCTURNO
Con las tres convenientes Antífonas
dentor, clavado en la Cruz, derra­ se dicen tres Salmos, y luego se aña­
masteis pródigamente vuestra de el Verso, según requiera el Oficio
sangre divina, como precio de ocurrente.
Después del Verso de cada Nocturno
nuestra redención: se dice: Padre nuestro, en voz baja
Librad de la cruel muerte de hasta el V. Y no nos dejes caer en la
tentación, i?. M as líbranos de malí.
la culpa a los que renacimos a la
vida, para que seáis eterno gozo
Absolución
y Pascua de nuestras almas.
Gloria sea a Dios Padre, y al ten d ed , Señor Jesucristo, a
H ijo resucitado de los muertos, las preces de vuestros sier­
juntam ente con el. Consolador, vos, y compadeceos de nosotros:
por todos los siglos de los siglos. Vos que con el Padre y el E s­
Amén. píritu Santo vivís y reináis por
A s í terminan todos los Himnos del
mismo metro, hasta la V ig ilia de la
los siglos de los siglos. 1$. Amén.
Ascensión inclusive, aun en los Oficios 11 Fuera del Coro, cuando el Oficio
de los Santos, a no ser que se deba es recitado por uno solamente, antes
usar en ellos de una Conclusión más de cada Lección de M aitines, y en la
propia. Lección breve de Prima y Completas,

1. E ste Padrenuestro se reza para pedir a Dios la inteligencia de la doc­


trina contenida en las Lecciones.
se dice: y . Dignaos, Señor, dar vues­
P ara la III L e c c ió n
tra bendición], y se da la bendición co­
rrespondiente. Cuando la última L ec­
ción de Maitines ha de ser cantada por Bend.— La gracia del Espíritu
el Obispo, éste dice también; Dignaos.
Señor, dar vuestra bendición, y res­
Santo ilumine nuestros sentidos y
ponde el Coro: Amén. corazones. I£ . Amén.

II N OCTURNO

P ara la I L e c c ió n Con las convenientes .Antífonas se


dicen los tres Salmos y el Verso, corno
en el I Nocturno.
Bend.— El Padre eterna nos
Después del Verso se dice: Padre
bendiga con bendición perpetua. nuestro en voz baja, hasta el V . Y no
Í J . Amén. nos dejes caer en la tentación. Ii. Mas
líbranos de mal.
Luego se dicen en cada uno de los
Nocturnos, las Lecciones, según requie­ Absolución
ra el Oficio ocurrente, y al fin de cada
Lección se dice:
A la piedad y la miseri-
yú den os
y . Mas, Vos, oh Señor, com­ oordia de Aquel que v iv e y
padeceos de nosotros2. reina con el Padre y el Espíritu
1$. A Dios gracias. Santo por los siglos de los siglos.
Después de cada Lección que no pre­ Amén.
ceda inmediatamente al Himno Te
Deum, se dice el conveniente Respon­
sorio, y al fin del último Responsorio P ara la IV L e c c ió n
de cada Nocturno se añade el Verso:
Gloria Patri, et Filio et Spiritui Sancto, Bend. — Dios Padre omnipo­
y el Responsorio se repite desde el
asterisco *, v si fueren dos, desde tente, séanos propicio y clem en­
el segundo. te.
B • Amén.
Para la II L e c c ió n

P a r a l a V L e c c ió n
Bend. — Dígnese el Unigénito
Hijo de Dios bendecirnos y ayu­ B en d .— Cristo nos conceda los
darnos. goces de la vida perpetua.
. Amén. . Amén.

1. “ Desde la más remota antigüedad, el lector de M aitines pide la bendi­


ción por la fórmula: Iube, Dómne benedicere, cuya significación ha sido interpre­
tada diversamente. La explicación más sencilla, que debe ser también la más acer­
tada, es sin duda la q u e atribuye a la palabra iube el sentido de dignare: “ D ígnate,
Señor, darme tu bendición” . Según san Pedro Damiano, el lector, por un
sentimiento de humildad, no pide directamente la bendición al celebrante, sino
que sólo ruega se sirva designar al que quiere que le bendiga: “ M andad,
Señor, que me bendiga” . El mismo Santo Doctor añade que, “ correspondiendo
a la humildad del lector, el celebrante no consiente mandar a nadie que le
bendiga, ni lo hace él mismo, sino que se contenta con form ular un voto
general en provecho de toda la asamblea, omitiendo la señal de la cruz con
que el sacerdote acostumbra bendecir” . Pierdet.
2. Con estas humildes palabras, el lector como pidiendo perdón por las
faltas cometidas en la lectura, o más bien, implorando en nombre de todos
la misericordia de Dios a fin de que la lectura sea provechosa, se dirige al
Señor, diciendo: “ Vos, oh Señor, compadeceos de nosotros” ; y el Coro
responde: “ A Dios gracias" por el beneficio de la doctrina recibida.
P ara la VI L e c c ió n llos o aquellas) cuya festividad
clelebramos.
Bend.— Dios encienda en nues­ I£ . Amén.
tros corazones el fuego de b u
amor. P ara la IX L e c c ió n
I£. Amén. Bend.— El R ey de los Angeles
nos conduzca a la compañía de
III NOCTURNO
los ciudadanos del cielo.
1$. Amén.
Con las convenientes Antífonas, se
dicen finalmente los tres Salmos y el Si hubiere de leersp la Lección í v.
Verso, como en el I y I I Nocturnos de la Homilía de la Dominica o f'eri.i
Después del Verso, se dice: Padre ■ V i ji i.i, dice la siguiente
nuestro en voz baja, hasta el Jr. Y v.i Bend.— Por las palabras evan­
nos dejes caer en la tentación, f . Mas
gélicas sean borrados nuestros
líbranos de mal.
delitos. . Amén.
Absolución
EN EL O F IC IO D E TRES
L E C C IO N E S
C lSeñor omnipotente y mise­
NOCTURNO
ricordioso nos libre de los la­ En las Fiestas y Octavas de Pascua
zos de nuestros pecados. y Pentecostés, todo se dice como en el
Propio de Tiempo.
Amén. En los demás Oficios de tres Leccio­
nes, después del Himno, se dicen las
Antífonas convenientes, las cuales en
P ara la V II L e c c ió n
el principio de los Salmos se empiezan
tan sólo y se dicen hasta el asterisco*,
Bend.— L a lección evangélica y después del Salmo se dicen íntegras.
Con las mismas Antífonas se dicen nue­
sea nuestra salud y protección. ve Salmos de la Feria ocurrente, a las
I£. Amén. cuales se añade el Verso puesto en el
Í Í I Nocturno, dejados los Versos que
se señalan para el I y II Nocturnos.
Después del Verso se dice: Padre nues­
P ara la V III L e c c ió n
tro en secreto hasta el .i’ . Y no nos de­
jes caer en la tentación. i{?. M as líbra­
E n las Fiestas del Señor y en nos de mal.
las Dominicas. La Absolución para las Ferias I I y
V , Atend-ed, Señor, como en el 1 N oc­
Bend.— El auxilio divino per­ turno. En las Ferias ITI y V I , Ayú~
manezca siempre con nosotros. denos, del I I Nocturno. En la Feria
I V y el Sábado, E l Señor, como en
. Amén. el I I I Nocturno del Oficio de nueve
En las Fiestas de la B. V . Lecciones.
Luego se leen las Lecciones con los
María, Responsorios, según requiere el Oficio
Bend.— La misma Virgen de las ocurrente; y antes de las Lecciones se
dicen las siguientes Bendiciones.
vírgenes, cuya fiesta celebramos, En las Ferias, cuando se lee la H o­
interceda por nosotros delante del milía con el Evangelio, se dirá:

Señor. 1 .a B end .— La lección evan­


. Amén. gélica sea nuestra salud y protec­
E n las Fiestas de los Santos. ción. 1$. Amén.
Bend. — Interceda (o interce­ 2.a B end .— E l auxilio divino
dan) por nosotros delante del permanezca siempre con nosotros.
Señor, aquel (o aquella, o aque­ 1$. Amén.
3.a Bend.— El Rey de los An­ 3.a Bend.— El R ey de los An­
geles nos conduzca a Ia compañía geles nos conduzca a la compañía
de los ciudadanos del cielo. de los ciudadanos del cielo.
R . Amén. ^ , 1^. Amén.
Cuando en las relias no yo ¡ce la En el Oficio de santa M aría en el
Homilía con el Evangelio, en las F e­ Sábado, se dirán la Absolución y Ben­
rias I I y V las Bendiciones son las del diciones que se señalan en el mismo
I Nocturno; en las Ferias I I I y V I se Oficio.
dirán las del I I Nocturno del Oficio
de nueve Lecciones; en la Feria I V y Después de la última Lección, erT
en el Sábado se d irán : todas las Dominicas menores de entre
Año, aunque sean repuestas o antici­
1.a Bend.— Aquel nos bendi­ padas, en la V igilia de la E pifanía, en
ga que siempre vive y reina. 1$. las Fiestas de cualquier rito, si bien
exceptuada la festividad de los santos
Amén. Inocentes si no ocurre en Domingo o
2.a Bend.— El auxilio divino bien si se celebra con rito de I clase,
durante todas las O ctavas y en el O fi­
permanezca siempre con nosotros. cio de santa M aría en Sábado, se
Amén. dice el Himno Ambrosiano. M as du­
rante el Adviento, y desde la Dominica
3.a Bend.— El R ey de los An­ de Septuagésima hasta el Sábado des­
geles nos conduzca a la compañía pués de la Dominica de Quincuagésim a
inclusive, sólo se dice en las Fiestas;
de los ciudadanos del cielo. desde Pascua, empero, hasta Pentecos­
R . Amén. . , tés inclusive, se dice también en el
En las Fiestas de los Santos se dirá; Oficio ferial, exceptuada la Feria II
de Rogaciones. En otro Tiem po nunca
1.a Bend.— Bendíganos Aquel se dice en el Oficio ferial. Cuando se
que vive y reina sin fin. omite el predicho Himno, en su lugar
se dice el Responsorio I X o bien el I I I .
. Amén.
2.a Bend.— Interceda (o in­ Himno Am brosiano
tercedan) por nosotros delante Te D eum 1
del Señor, aquel (o aquella, o Vos, oh D ios alabam os: * a
aquellos, o aquellas) cuya festi­ Vos por Señor os confesa­
vidad celebramos. I£. Amén. mos.
1. E l T e Deum y el Gloria in excelsis han sido llamados con razón “ her­
manos gemelos” , en gran manera semejantes por su composición y su uso.
A sí como el Gloria empieza por las palabras angélicas: “ Gloria en las altu ra s” ,
con las cuales somos invitados a la alabanza divina, así antiguam ente se
hacia preceder al Te Deum : “ Alabad, oh jóvenes, al Señor, alabad el nombre
del S eñor” . E l tema de ambos himnos es la alabanza de Dios en unión con los
ángeles que cantan Gloria en Belén y Santo, Santo Santo en la visión del
profeta Isaías. En ambos himnos, la glorificación de Dios se extiende a las
tres Personas de la Santísima Trinidad. En la primera parte del H im no, las
expresiones son parecidas: “ A ti, oh Dios, alabamos. O s alabamos". “ A ti,
Señor, confesamos. Os bendecimos” ; las cuales se dirigen directamente a
Dios. En la otra parte, a la alabanza especial dirigida al H ijo , se une una ple­
garia al Padre y al H ijo. Adem ás, en antiguos documentos, después del Glórta
se añaden algunos versículos, de los cuales los primeros son los mismos que
los del T e Deum : “ Todos los días os bendecimos” . Por último, así como el
Glória formaba parte del oficio de M aitines y de la M isa, así también el Te
Deum debía recitarse todos los domingos o días festivos al fin de Laudes, o
del Oficio nocturno, tal como está prescrito actualmente.
Varias son las opiniones en cuanto al origen del T e Deum . Ciertam ente que
fué compuesto n.ucho antes del siglo v i. Pues antes de la mitad del siglo v i
S. Cipriano, obispo de Tolón, afirmaba que este Himno era cantado por todo
el orbe, y le hallamos prescrito en las R eglas de S. Cesáreo, S. A urelio y
S. Benito. L a opinión más probable actualmente, afirma que fué compuesto por
S. Nicetas, obispo de Sarajevo.
A Vos, Padre Eterno, * reco­ rráis a vuestros siervos, * a quie­
noce y venera toda la tierra; nes con vuestra sangre preciosa
A Vos todos los Angeles, * a redimisteis.
Vos los cielos y todas las Potes­ Haced que en la eterna gloria
tades; * seamos del número de vuestros
A Vos los Querubines y Se­ santos.
rafines, * claman sin cesar: Salvad, Señor, a vuestro pue­
Santo, * Santo, * Santo * blo, * y bendecid a vuestra he­
el Señor D ios de los ejércitos. rencia.
Llenos están los cielos y la Y gobernadlos, * y ensalzad­
tierra * de la M ajestad de vues­ los para siempre.
tra gloria. Todos los días * os bendeci­
A Vos el glorioso coro * de mos.
los Apóstoles, Y alabamos vuestro nombre
A Vos la venerable muchedum­ en los siglos, * y en los siglos
bre * de los Profetas, de los siglos.
A Vos alaba el numeroso ejér­ Dignaos, Señor, conservamos
cito * de los Mártires. * sin pecado en este día.
A Vos la Iglesia santa * con­ Tened, Señor, piedad de nos­
fiesa por toda la redondez de la otros; * sí, tened de nosotros
tie rra : piedad.
P or Padre * de inmensa m a­ Descienda, Señor, vuestra mi­
jestad ; sericordia sobre nosotros, * pues
Y que debe ser adorado * pusimos en Vos nuestra espe­
vuestro verdadero y único H ijo; ranza.
Y también el Espíritu San­ En Vos, Señor, esperaré: *
to * consolador. nunca seré confundido.
Vos, oh Cristo, * sois R ey de Dicho el Te Deum, o el último Res­
ponsorio, inmediatamente empiezan la3
la gloría. Laudes por el verso Oh Dios, venid.
Vos el H ijo sempiterno * del
Padre. E n el rezo p r iv a d o
Vos, para rescatarnos * os hi­
Pueden separarse los Maitines de las
cisteis hombre, y no tuvisteis a Laudes; y en este caso, después del
menos encerraros en el seno de Himno Te Deum, o después del último
Responsorio, se dice:
una Virgen.
Vos, destruido el imperio de la y. El Señor sea con vos­
muerte, * abristeis a los fieles el otros.
I£. Y con tu espíritu.
reino de los cielos.
Este Verso E l Señor sea con vos­
Vos estáis sentado a la diestra otros no puede decirlo quien no esté
de D ios, * en la gloria del Padre. ordenado por lo menos de Diácono; de
be sustituirlo, como también en las
Y de allí creemos * que ven­ demás Horas, si no se hubiese dicho
dréis a juzgarnos. en las Preces antecedentes, por el si­
guiente
H El siguiente verso se dice de ro­
dillas. y. Señor, atended a mi ora­
P or esto os suplicamos soco­ ción.
mo era. Aleluya, o Alabanza a Vos,
JJ. Y llegue a Vos mi cla­ Señor.
mor. Después, con las convenientes A n tí­
fonas, se dicen los Salmos y el Cántico
Oremos. según lo requiera el Oí/, ¡o ocurrente.
V sigue la Oración como en Laudes. Terminado el último S.'ilmn, y reiu-tida
De j>iK‘= de In Oración se añade: la Antífona, se dicen la Capitula, el
líímtiu y el Verso, según ln exija el
' 'W- El Señor sea con vos­ Oficio ocurrente.
otros.
J$. Y con tu espíritu.
E n tre A ño
y . Bendigamos al Señor.
E 11 el Oficio dominical: En las
1$. A Dios gracias. Dominicas de ' Septuagésim a, S ex a­
Í¡[. Las almas de los fieles gésima y Quincuagésim a, la Capi­
tula se dice como en el Propio de
difuntos por la misericordia de Tiempo, el Himno y el Verso como en
Dios descansen en paz. I£. Amén. el Salterio.
En las Dominicas menores de entre
Después se dice el Padrenuestro en Año, fuera de las O ctavas de Navidad
secreto. . y Epifanía, la Capitula, el Himno y
el Verso se toman del Salterio.
E n el rezo p ú b l ic o E n el O ficio fe r ia l: En todas las
Ferias de entre Año, y desde el M ié r­
Cuando los M aitines se rezan en el
coles de C eniza hasta el Sábado si­
Coro, no pueden separarse de las L a u ­
guiente, la C apitula, el Himno y el
des, exceptuado la noche de la N a ti­
Verso son de la Feria ocurrente, como
vidad del Señor, como se indica en su
en el Salterio.
propio lugar.

LAUDES1 E n T ie m p o de A d v ie n t o

E n el O ficio dominical y en la V igilia


Si el Oficio de Laudes, fuera del C o­ de la N atividad del Señor, la Capitula
ro, se separa de Maitines, antes de em­ es la señalada en el Propio de Tiempo.
pezarlas se dice en secreto Pater noster E n el O ficio ferial, hasta la última
y A z’e María. Si no se separan, se Feria precedente a la V ig ilia de la N a ­
empiezan inmediatamente, como sigue: tividad del Señor inclusive, se dice to­
V, Oh Dios, venid. Gloria Patri. Co~ dos los dias la siguiente:

1. La Hora canónica de Laudes constituye el Oficio de la aurora, o sea el


cántico de alabanza y gozo por la nueva aparición de la luz y de una nueva
jornada. Antiguam ente empezaban al despuntar la luz. Casi todos los pueblos
han considerado, así el principio del día como el fin del mismo, como los momen­
tos más propios para elevar la mente y el corazón a Dios por medio de la ple­
garia. E l mismo Dios había ordenado al pueblo hebreo que ofreciese todas las
mañanas en el templo de Jerusalén un sacrificio, al que de algún modo imita
nuestro Oficio de Laudes. Por otra parte, recuerda la hora en que Cristo, Lu z
verdadera, resucitó; por lo cualdecía S. Cipriano, que debíamos “ orar en la
mañana, a fin de celebrar con esta plegaria la resurrección del S eñ o r” (D e
Orat. 35). “ ¿P o r ventura ignoras, oh hombre, que las primicias de tu corazón
y de tu voz las debes a D io s ? ” (S. Ambros., E xpos. en el Salm. 118, n. 32).
“ Con la institución de esta alabanza matutina, la Esposa de Cristo ha querido en
primer lugar santificar la última vigilia de la noche, así como santifica las
tres primeras por los tres nocturnos de M aitines. E l principio del día debía
tener también su oración peculiar. E s la hora en que se desvanecen las tinieblas,
el horizonte se ilumina con los primeros resplandores de la aurora, todo sobre
la tierra vuelve a la vida y se reviste de los más bellos colores; con el naci­
miento del día, comienzan a sonreír las praderas, a brillar las flores, y la natu­
raleza toda, ya despierta, entona el himno de la vida en alabanza de! Creador.
Justo es que la voz del hombre se asocie a este concierto de todos los seres, para
elevarla al grado de perfección que sólo puede alcanzar el pensamiento dirigiéndolo
a modo de homenaje inteligente al Soberano Señor, a quien las criaturas in fe­
riores honran sin conocerle” . Pierdet.
Capitula Is., 2, 3 el camino del Señor. JJ. Ende­
rezad sus sendas.
subamos al monte del
a,
Señor, y a la casa del
E n T ie m p o de C uaresm a
Dios de Jacob, y él mis­
mo nos mostrará sus caminos, En el Oficio dominical, la Capitula es
las del Propio de Tiempo.
y por sus sendas andaremos: por­ En el Oficio ferial, de?de la Fe-
que de Sión saldrá la ley, y de i ia I I después de la Dominica I, y
■n los días siguientes, se dice cada día
Jerusalén la palabra del Señor. la siguiente
I£. A Dios gracias.
Capitula Is., 58, 1
H A sí se responde al fin de todas las
Capitulas. Clama, no ceses: haz resonar
En el Oficio de Adviento, asi d:i
Domingo como de las Ferias, se dicen el tu voz como una trompeta, y
siguiente Himno y Verso- declara a mi pueblo sus malda­
des, y a la casa de Jacob sus pe­
Himno cados.

na poderosa voz resuena que Himno


U disipa todas las tinieblas;
Q Jesús, sol de salud, res.
h
apartemos todos los sueños de la
noche: Jesús desciende de lo alto plandezcan vuestros rayos en
de los cielos. lo más íntimo de nuestra alma,
Despierte el alma perezosa, de­ ahora que, disipada la noche, re­
je ya los pensamientos de la tie­ nace más grato el día en el h o­
rra; brilla ya un nuevo astro que rizonte.
nos librará de cuanto pueda da­ Vos que nos concedéis este
ñarnos. tiempo favorable, otorgadnos
H e aquí que el Cordero nos ha abundantes lágrimas para lavar
sido enviado para librarnos gra­ nuestro corazón, víctim a abrasa­
ciosamente de toda deuda; todos da por los dulces ardores de la
juntos imploremos con nuestras caridad.
lágrimas el perdón. Si la santa penitencia quebran­
Para que cuando de nuevo apa­ ta la dureza del corazón, abun­
rezca, llenando el mundo de pa­ dantes lágrimas brotarán de la
vor, no nos castigue según nues­ fuente de que manó la in i­
tros pecados, sino que con su quidad.
misericordia nos proteja. Se acerca el día, vuestro día,
Poder, honor, alabanza y glo­ en que todo volverá a florecer;
ria, sea dada a Dios Padre con alegrémonos conducidos al cami­
el H ijo, juntamente con el E s­ no recto por vuestra diestra.
íl La siguiente Conclusión ¡uva
píritu Paráclito, por todos los
siglos de los siglos. Amén. 'a<$ue el mundo todo se humi­
y . H e ahí la voz del que lle, adorándoos a Vos, ¡oh T r i­
clama en el desierto: Preparad nidad clementísima! Y nosotros,
renovados por la gracia, cante­ dulce leño, oh dulces clavos, que
mos un nuevo cántico. sostenéis tan dulce peso!
Amén. Humilla tus ramas, árbol ex­
y . Mandó Dios a sus A n­ celso; rebaja la tensión de tus
geles que cuidasen de ti. 1$. P a­ fibras; dobléguese esta rigidez
ra que te guarden en cuantos que te dió la naturaleza. Ofrece
pasos dieres. un dulce apoyo a los sagrados
miembros del gran R e y .
E n T ie m p o d e P a s ió n
Oh Cruz, tú sola m ereciste sos­
tener la víctim a de los pecados
En el Oficio dominical, la Capítul;
es la del Propio de Tiempo. del mundo; tú, el arca única que,
En el Oficio ferial, hasta la Fe en medio del naufragio le con­
ria I V de la Semana Santa inclusive,
se dice cada día la siguiente duce al puerto; tú, el solo árbol
cuyas ramas tiñe la sangre que
Capitula Ier., 11, 19 brota del cuerpo del Cordero.
Gloria sempiterna sea dada a
Ea, démosle el leño en lugar la santa Trinidad; igual honor
de pan, y exterminémosle de la sea rendido al Padre, al H ijo y
tierra de los vivientes, y no que­ al P ará clito ; alaben todos los
de ya más memoria de su nom­ seres al que reúne la Trinidad
bre. con la Unidad. Amén.
En el Oficio dominical y ferial se y . Oh D ios mío, libradme
dice el siguiente de mis enemigos. 1$. Salvadm e
de los que se levantan contra mí.
Himno

ya seis lustros, y lle-


/ c u m p lid o s
E n T ie m p o P ascu al
^ gado al fin de su vida m or­
tal, ofrécese espontáneamente el E n el O ficio dominal, desde la Dom i­
nica “ in A lb is " hasta la Dom inica V
Redentor a la Pasión; y cual después de Pascua inclusive, la C ap i­
cordero que ha de inmolarse es tula es la del Propio de Tiem po.
E n el O ficio ferial, desde la Feria II
levantado sobre el madero de la después de la Dom inica “ in A lb is ” has­
Cruz. ta la V ig ilia de la Ascensión inclusive,
se dice cada día la siguiente
Abrevado con hiel, vedle cómo
languidece. Traspasan su delica­ Capitula Rom ., 6, 9-10
do cuerpo las espinas, los cla­
resucitado de entre los
r is to
vos y la lanza. D e él manan agua
y sangre. ¡En qué río son lava­
C muertos no muere y a otra
dos la tierra, los astros, el mun­ vez; la m uerte no tendrá ya más
do! dominio sobre él. Porque en
¡Oh Cruz, objeto de nuestra cuanto al haber m uerto, como
confianza, único entre los árbo­ fué por el pecado, murió una sola
les por tu nobleza! Ninguna sel­ vez: mas en cuanto al vivir, vive
va produce otro semejante en para Dios.
En el O ficio dominical y ferial se
frondosidad, flores y frutos. ¡Ob dicen los siguientes Himno y Verso:
Himno y hecho la redención de su pue­
blo.
t a aurora embellece el cielo,
Y nos ha suscitado un Salva­
L* llenándole con sus resplando­
dor poderoso * en la casa de D a ­
res; y mientras el mundo triun­
vid, siervo suyo.
fante se alegra, tiembla pavoro­
Como lo tenía prometido por
so el averno.
boca de sus santos Profetas, *
Cuando el R ey fortísim o, des­
que nos precedieron en los tiem­
cendiendo al limbo en que los pa­
pos pasados.
dres esperan su advenimiento,
Que nos salvaría de nuestros
los retorna a la luz de la vida:
enemigos, * y de mano de todos
Su sepulcro es sellado con
los que nos aborrecen.
enorme piedra y custodiado con
Para usar de misericordia con
numerosa guardia; pero triunfa
nuestros padres, * y manifes­
glorioso, y sepulta a la muerte
tar que se acordaba de su santa
en su mismo sepulcro.
alianza,
Basta y a de luto y de lágri­
mas, basta ya de dolores. E l A n ­ Y del juramento que hizo a
Abrahán nuestro padre, * de dár­
gel resplandeciente proclama la
senos como Salvador.
resurrección del destructor de la
muerte. Para que, librados de las ma­
nos de nuestros enemigos, * le
Para que tú, oh Jesús, seas
sirvamos sin temor,
siempre el gozo Pascual del a l­
En santidad y en justicia de­
ma, libra de la horrible muerte
lante de él, * todos los días de
de la culpa a los que han re­
nuestra vida.
nacido a una nueva vida.
Y tú, oh niño, Profeta del
A D ios Padre sea la gloria, y
Altísim o serás llamado, * por­
al H ijo resucitado de entre los
que irás ante la faz del Señor,
muertos, juntam ente con el P a­
para aparejar sus caminos.
ráclito, por los siglos eternos
Para enseñar a su pueblo la
Amén.
ciencia de la salvación, * a fin
y . En vuestra resurrección,
de que reciba la remisión de sus
oh Cristo, aleluya.
pecados.
1$. Alégrense cielos y tierra,
P or las entrañas de misericor­
aleluya.
dia de nuestro Dios, * con que
de lo alto nos ha visitado el
Dicho el Verso, se reza con la A n ­
tífona correspondiente, el siguiente Oriente.
Para alumbrar a los que están
Cántico de Z acarías
sentados en las tinieblas y som­
Benedictus bra de la muerte, * y dirigir
nuestros pasos por el camino de
Luc., 1, 68-79
la paz.
e n d ito sea el Señor Dios d e Gloria al Padre, etc.
B Israel, * porque ha visitado Com o era en el principio, etc.
S Este Verso l'.it') :-r <•
a! fin de todos l o s Cánticos, a no s.-t
conserve y vivifique, y le haga
que se advierta lo rontrnrio. feliz en la tierra, y no le entre­
Terminado el Cántico y repetida 11
Antífona, si no hubiesen de decirse lis
gue en las manos de sus enemi­
Preces, inmediatamente se dice el V e r­ gos.
so Dominas vobisntm con la Oración y
lodo lo demás hasta el fin de la Hora,
y . Oremos por nuestro obis­
tal como se halla en la pág. 17. po N. ]£. Consérvese, Señor, en
la sublimidad de vuestro nom­
En las Ferias de Adviento, Cimi ; -
ma, desde el dia de Ceni/a; de Pa^inn
bre, y apaciente con vuestra fo r­
hasta la Feria I V de la Semana Santa taleza.
inclusive, v en todas las Vigilias, . \ 1] El anterior V o s o con su Respon­
ceptuadas las de la Natividad del S e­ sori.. .se omite en Roma; en los demás
ñor, Epifanía. Ascensión y Pente­ lugares en vez de la letra N . e x ­
costés. si se celebra Oficio de F e ­ présese por todos el nombre del Obi-po
ria o de Vigilia corriente, y aunque en dioeC/sano. Estando vacante la Sede
ellas se tenga que hacer Conmemoración Apostólira o Episcopal, omitase H V e r ­
de un Oficio Doble o Semidoble redu­
so correspondiente, con su Responsorii..
cido a manera de Simple, después de
repetida la Antífona del PcncJiclus. se
dicen de rodillas I.i* «icuientes Preces, y. Señor, salvad al rey 1. 1^.
que en i ' d. m tiempos se omiten: Y oídnos en el día en que os in­
Señor, tened piedad Cristo, vocáremos.
tened piedad. Señor, tened pie­ y . Salvad, Señor, a vuestro
dad. pueblo, y bendecid a vuestra he­
Padre nuestro, en secreto has­ redad. J£. Y regidlos y ensal­
ta: zadlos para siempre.
y . Y no nos dejes caer en y . Acordaos de vuestra C on­
la tentación. í£. M as líbra­ gregación. 1^. Que poseisteis des­
nos de mal. de el principio.
y . Y o dije: Señor, compa­ y . Reine la paz en vuestras
deceos de mí. I£. Sanad mi al­ fortalezas. 1^. Y la abundancia
ma, porque he pecado contra en vuestras torres.
Vos. y . Oremos por nuestros bien­
y . Volveos, Señor, hacia nos­ hechores. I£. Dignaos, Señor,
otros. ¿H asta cuándo os m ostra­ recompensar a *todos los que nos
réis airado? 1$. Sed exorable hacen bien por vuestro nombre,
para con vuestros siervos. con la vida eterna. Amén.
y . Venga a nosotros, Señor, y . Oremos por los fieles di­
vuestra misericordia. I£. Según funtos. 1$. Concededles, Señor,
hemos esperado en Vos. el descanso eterno y la luz per­
y . Revístanse de justicia petua.
vuestros sacerdotes. I£. Y rego> y . Descansen en paz.
cíjense vuestros santos. . Amén.
y . Oremos por nuestro bea­ y . Oremos por nuestros her­
tísimo Papa N. 1$. E l Señor le manos ausentes. 1$. Salvad, oh

1. Según opinión común de los liturgistas, por rey se entiende en este caso
y otros similares, el jefe de Estado, aunque no se trate de un monarca, sino
de un emperador, presidente de la República, etc.
Dios mío, a vuestros siervos que defendáis de todo peligro de al­
esperan en Vos. ma y cuerpo, dándonos, benig­
y . Oremos por los afligidos no, la paz y la salud, por inter­
y cautivos. 1$. Libradlos, oh cesión de la gloriosa y bienaven­
Dios de Israel, de todas sus tri­ turada siempre Virgen M aría,
bulaciones. Madre de Dios, del bienaventu­
y . Enviadles, Señor, vuestro rado José, de los santos Após­
auxilio desde vuestra morada. toles Pedro y Pablo, del bien­
1$. Y desde Sión defendedlos. aventurado N., y de todos los
y . Señor, Dios de las virtu­ Santos, a fin de que disipados
des, convertidnos. Y mos­ todos los errores y adversidades,
tradnos vuestro rostro, y seremos os sirva vuestra Iglesia con se­
salvos. gura libertad. Por el mimo Cris­
y . Levantaos, oh Cristo, y to Señor nuestro. Amén.
fl En esta Oración, cuando se llega a
ayudadnos. 1^. Y libradnos por
b letra N ., se nombra al Titular de la
vuestro nombre. propia iglesia, con tal que el Título
y . Señor, oíd mi oración. no sea una Persona divina o un M is­
terio del Señor, o no se haya celebra­
Y mi clamor llegue a Vos. do su Oficio o hecho su Conmemora­
ción por razón de su V igilia o de su
Term inadas las Preces, o en caso de Fiesta, o no se le haya nombrado en
lúe no tengan que decirse, repetida la esta misma Oración del Sufragio. A d e­
Antífona después del Benedictus, se di más, si los Titulares fueren los santos
ce inmediatamente: , Angeles o san Juan Bautista, sus nom­
y . E l señor sea con vos­ bres se anteponen al de san José. En
todos estos casos, se omiten las pala-
otros. I£. Y con tu espíritu. liras: del bienaventurado N .
Y se dice la Oración conveniente. Mas si el Oficio o la Conmemoración
Después se hacen las Conmemoraciones, fuere de la bienaventurada Virgen M a­
si ocurrieren. ría, entonces se dice como en la si­
Fuera de Tiempo Pascual, en el Ofi­ guiente Oración; además, si en algún
cio Semidoble o Simple, así de Tiempo lugar, el Titular tuviese que ser nom­
como de los Santos, excepto desde la brado conforme la anterior .Rúbrica, an­
tes que todos los demás, al decir la
Dominica I de Adviento hasta el día
Oración se omite la partícula con an­
octavo de la Epifanía, y desde el D o­
tes del nombre de los santos Pedro y
mingo de Pasión hasta la Feria I V de
Pablo, y se propone al de san José.
la Semana Santa inclusive, y excep­
tuados los días en que se haya conme­
A n t.— Intercedan por nosotros
morado un Oficio Doble, o se hubiere
celebrado Oficio o Conmemoración de ante el Señor todos los Santos.
cualquier Octava, se dice el siguiente
y . El Señor ensalzó a sus
Sufragio de todos los Santos Santos. 1$. Y escuchó a los que
A n t.— Intercedan por nosotros a él clamaban.
ante el Señor la bienaventurada
Virgen M aría, M adre de D ios, y Oración
todos los Santos.
y . E l Señor ensalzó a sus Os rogamos, Señor, que nos
Santos. 1^. Y escuchó a los que defendáis de todo peligro de al­
a él clamaban. ma y cuerpo, dándonos benigno
la paz y la salud, por la in­
Oración tercesión del bienaventurado Jo­
Os rogamos, Señor, que nos sé, con los santos Apóstoles Pe-
7. Brev. 11
dro y Pablo y todos los Santos, ila gracia de la resurrección. Por
a fin de que, disipados todos I el mismo Señor. 1$. Amén.
los errores y adversidades, os Después de la última Oi.uiúti se
sirva vuestra Iglesia con se­ ■ iñ.nir ;

gura libertad. Por nuestro Se­ y . El Señor sea con vos­


ñor. • Amén. otros. I£. Y con tu espíritu.
En Tiempo Pascual, desde l a l ' V r i a 11
y . Bendigamos al Señor. IJ.
después de la Dominica “ in A lb is" has A Dios gracias.
ta la V igilia de la Ascensión inclusive,
y . Las almas de los fieles
en el Oficio Semidoble o Simple, tanto
de Tiempo como de los Santos, a no < ■i difuntos por la misericordia de
que se hubiera hecho Conmemoración Dios descansen en paz. 1^. Así
del Doble, o se hubiere celebrado Ofi
ció o Conmemoración de alguna O cta­ sea. , , . . .,
va, en vez del Sufragio se hace Después, en la pública recitación del
Oficio, si se hubiere de salir del Coro,
y lo mismo en la recitación privada,
Conmemoración de la Cruz cuando se termina el Oficio, o, de otra
suerte, al fin de la última Hora, se di­
A nt.— E l crucificado resucitó ce Pater noster, todo en secreto. R e­
zado éste, se añade: V . E l Señor nos
de entre los muertos y nos redi­ conceda su paz. 11. Y la vida eterna.
mió, aleluya, aleluya. Amén.
E inmediatamente se dice con su
y . Decid a las naciones, ale­ Verso y Oración una de las A ntífonas
luya. 1$. Que el Señor reinó des­ finales de la bienaventurada M aría,
que se indicarán más adelante después
de la Cruz, aleluya. de Completas, según las diversos tiem­
pos, pág. 42.
Por último se termina, diciendo:
Oración y . El auxilio divino esté
siempre en nuestro favor. 1$.
Oh Dios, que quisisteis que
A sí sea.
por nosotros vuestro Hijo sufrie­
se el tormento de la Cruz, para
PRIMA1
librarnos del poder de nuestro
enemigo: concedednos a nosotros, Padrenuestro, A ve M aría y
vuestros siervos, que consigamos Credo.
1. El Oficio de Prima constituye la oración oficial de la santa Iglesia, para
pedir a Dios libre a sus hijos de cuanto pueda dañar su alma, especialmente
durante las luchas cotidianas. U t in diurnis actibus nos servet a nocentibus.
Con estas palabras, que leemos en el Himno de Prim a, nos propone con toda
claridad el fin de esta primera plegaría diurna. L a vida del cristiano es la de
un combatiente. Cada día debemos sostener la lucha contra nuestros enemigos
espirituales. A sí como ellos no cesan de hacernos guerra, así ni un solo día deja la
santa Iglesia de rogar a Dios, de pedir su auxilio, su fuerza para no sucumbir
en la lucha. El Himno, así como los Salmos y las diversas Oraciones de Prim a,
constituyen un comentario sublime, ferviente, luminoso y no interrumpido
d i la plegaria que pone la sagrada liturgia en boca de sus ministros al
principio de cada una de las Horas de que consta el Oficio divino: “ Señor,
acudid en mi auxilio” . Cual M adre la más solícita del bien espiritual de
sus hijos, la Iglesia santa, en la Hora de Prim a, no se cansa de pedir que
el Señor Dios Omnipotente, con su virtud, con su gracia, defienda, y salve y
libre a los fieles de todo pecado, de todo desorden en sus palabras, pensamientos
y obras. La santificación del día es uno de los más vivos anhelos de la liturgia.
Y este anhelo, casi nos atreveríamos a afirmar que culmina en el Oficio de
Prima. Para fortalecer a sus hijos, la Iglesia nos propone la Oración, nos pro­
pone el ejemplo de los Santos en el M artirologio; y tiene especial interés
y . Oh Dios, venid en mi au ­ las Octavas de la Natividad,
xilio. Gloria al Padre. Como. y Epifanía, la Antífona es la del Sal­
terio.
A leluya o Alabanza a Vos. En el Oficio ferial de entre Año,
y desde la Feria I V de Cenizas hasta
el Sábado siguientf inclusive, la A ntí­
Hinrao fona es de la Feria corriente, como en
el Salterio.
g^3HT£|PARECiD0 ya el astro del
día, roguemos a Dios, su ­ E n T ie m p o d e A d v ie n t o
plicantes, que en las ac­ En el Oficio dominical, la Antífona
primera de Laudes de la Dominica ocu
ciones de esta jornada nos pre­ rrente, como en el Propio de Tiímpo.
serve de todo daño. Fn el Oficio ferial, la Antífona pri­
mera de Laudes de la anterior Domi­
Que refrene y modere nuestra nica, y en las seis Ferias antes de la
lengua para librarnos del horror V igilia de la Natividad del Señor, la
de Laiults de la Feria ocurrente, como
de las discordias; que guarde, en el Propio de Tiempo.
como con un velo, nuestros ojos Y en los Oficios así del Tiempo co
mo de los Santos hasta la Vigilia de la
para que no beban en las aguas Natividad del Señor inclusive, se dice
de la vanidad. cada día en el Responsorio breve, el
P uro sea lo íntimo del corazón siguiente Verso, a no ser que tenga
que tomarse otro en las Fiestas, confor­
y libre de cuanto envilece; que me las Rúbricas: V . Vos que habéis
la parsimonia del m anjar y de venir al mundo.
de la bebida quebrante la sober­ E n T ie m p o d e C u a r e s m a

bia de la carne. E n el Oficio dominical se dice la A n ­


Para que cuando termine la tífona como en el Propio de Tiempo.
E n '^l Oficio ferial, desde la Fe­
jornada y el curso del tiempo nos ria I I después de la Dominica I y
en las siguientes Ferias, se dice cada
conduzca de nuevo a la noche, día la siguiente
conservando la pureza mediante A n t.— Vivo yo, * dice el Señor,
la abstinencia, cantemos la gloria no quiero la muerte del pecador,
del Señor. sino más bien que se convierta
A D ios Padre sea la gloria, y y viva.
al H ijo su Unigénito, juntamente
con el Espíritu Paráclito, ahora
E n T ie m p o d e P a s ió n
y por todos los siglos. Amén.
En el Oficio dominical, la Antífona
Terminado el Himno, se empieza la
como en el Propio de Tiempo.
Antífona conveniente hasta llegar al as­
E n el Oficio ferial: En todas las F e ­
terisco *, según requiera el Oficio ocu­
rias dentro de la Semana de Pasión,
rrente.
se dice la siguiente
Ant.— Libradme, Señor, * y
E n tre A ño ponedme junto a V os; ¿qué mano
E n el Oficio dominical: E n las D o­ osará luchar contra mí?
minicas de Septuagésima, Sexagésim a y M as en las Ferias II , I I I y I V de
Quincuagésim a, se dice la A ntífona co­
la Semana Santa, la primera A ntífona
mo en el Propio de Tiempo. En las
se toma de las Laudes de la Feria ocu­
Dominicas menores de entre Año, ex-
rrente como en el Propio de Tiempo

er, que acudamos a la que es Madre de la divina gracia, la M adre de Dios,


para que ayudados con su intercesión seamos ayudados y salvos por el Señor,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
E n T ie m p o P ascual Se repite: Cristo, H ijo de Dios
En cl illicio (loininic.il y ferial, des­
vivo, compadeceos de nosotros.
de cl Dominio "in Albis" Hasta la Yi- y . Vos que estáis sentado a la
vdia de la Ascensión, y en el Olicio do
diestra del Padre. I£. Com pade­
Santos hasta Ia Feria V I después de
la Octava de la Ascensión inclusive, la ceos de nosotros, y . Gloria al
Antífona .Ulcluta, se dice en Trn-i.i,
Sexta. Nona y Completas según
Padre, y al H ijo, y al Espíritu
indica en el Salterio para cada 1- r Santo. I£. Cristo, H ijo de Dios
ria. vivo, compadeceos de nosotros.
Después de la indicada Antitmi.t sr
y . Levantaos, oh Cristo, y
;1icen tres Salmos convenientes al O h ayudadnos. I£. Y libradnos por
ció del día.
U Mas cuando se reza del segundo
vuestro nombre.
esquema de Laudes, los dos Salmos otni l! Asi se dicen siempre los Respor
tidos en el primer esquema de las L a u ­ sorios breves, aun en las horas de T e r ­
des dominicales se vuelven a tomar cia, Sexta, Nona y Completas.
para la Prima del Domingo antes de
E 11 Tiempo de Pasión, en el Oficio
ios otros Salmos; y el Salmo omitido
dominical y ferial, se omite el Gloria
igualmente en el primer esquema de las
l ’atri en el Responsorio breve, y en su
Laudes feriales, vuelve asimismo a to­
lugar se repite el Responsorio, tal co­
marse para la Prima de la Feria co­
mo está indicado en el anterior.
rriente, después de los otros Salmos.
Repetida íntegramente la Antífona
después del último Salmo, se dice la E n T ie m p o P a s c u a l
Capitula conveniente, a saber: En to­
das las Dominicas, aun las repuestas o Se dice el Responsorio breve, como
anticipadas, en la Vigilias privilegía­ sigue:
las, en el Oficio de cualquier Fiesta u I£. br. Cristo, H ijo de D ios
Octava, y de santa María en Sábado, y
también en las Ferias de Tiempo Pas­ vivo, compadeceos de nosotros, *
cual, la siguiente Aleluya, aleluya. Cristo, y . Vos
Capitula que resucitasteis de los muertos
I Tim., 1, 17
Aleluya, aleluya. Gloria Cristo.
A l R ey de los siglos inmortal
y . Levantaos, oh Cristo, y
e invisible, a Dios sólo sea
ayudadnos. Aleluya. 1$. Y librad­
dada la honra y la gloria por
nos por vuestro nombre, ale­
siempre jamás. Amén.
luya.
En las Ferias y Vigilias comunes,
fuera de Tiempo Pascual, se dice: V así se dice el Responsorio breve
desde la Dominica “ in A lb is ” hasta el
Sábado dentro de la O ctava de Pente­
Capitula Zac., 8, 19
costés inclusive, aun en las Fiestas,
exceptuado el Verso Que resucitasteis,
mad la paz y la verdad, dice
A el Señor omnipotente.
si se señala otro Verso en el Ppropio
d. Tiempo o de los Santos.
A dicha Capitula se añade el Res­
Terminado el Responsorio breve, si
ponsorio breve, tal como sigue. Mas el
no han de decirse las Preces, se añade
verso Vos que estáis sentado a la
en seguida el Verso E l Señor sea con
diestra d e l' Padre, siempre se omite
vosotros, con la subsiguiente Oración y
ruando está prescrito el uso de un V e r­
todo lo que sigue hasta terminar la
so especial, principalmente el del Ofi­
Hora, como se indica más abajo, pági­
cio corriente, o si 110 el del primero de
na 23.
los conmemorados en Laudes que tenga
vm Verso especial, o, por último, el En todo Oficio Semidoble, en el O fi­
de una Octava común ocurrente o el cio de santa M aría en el Sábado, en las
Propio de Tiempo. Fiestas simples, y en las Ferias co­
1$. br. Cristo, H ijo de Dios munes, así del A ñ o como de Tiempo
Pascual, después del Responsorio bre­
vivo. * Compadeceos de nosotros. ve, se dicen las siguientes Preces domi-
r,¡cales; las cualen, no obstante, se D e s p u i el Semanero recita la Con­
omiten en las Vigilias de la Epifanía fesión con la Absolución, la cual repite
y Pentecostés, y además en todos los el C oro, como se indica más abajo des­
días en que se hubiere hecho Conme pués de las t'r* es feriales.________
moración de un Doble en el Oficio de
Laudes, o se hubiere celebrado Oficio En las Ferias de Adviento, Cuares­
d Conmemoración de cualquier Octava, ma (desde el día de Cenizas), y Pasión
o de la Feria V I después de la Octa­ (hasta la Feria I V de ia Semana Santa
va de la Ascensión, inclusive), y en todas las V igilia., si se
han recitado Preces en Laudes, después
del Re.ponsorio breve, se dicen de ro­
P r e c e s d o m in ic a l e s
dillas las

O eñ or, tened piedad. Cristo, P reces fe r ia le s

^ tened piedad. Señor, tened Q tened piedad. Cristo, te­


eñ or,
piedad. ned piedad. Señor, tened pie­
Padre nuestro, en secreto has­ dad.
ta: Padre nuestro, en secreto has­
y . Y no nos dejes caer en ta:
la tentación. 1$. M as líbrano? y . Y no nos dejes caer en
de mal. la tentación. 1^. Mas líbranos
Creo en Dios, en secreto hasta: de mal.
y . L a resurrección de la Creo en Dios, en secreto hasta:
carne. 1$. L a vida eterna. Amén. y . La resurrección de la car­
y . Y o , Señor, a Vos he ele­ ne. ]$. La vida eterna. Amén.
vado mi oración. 1$. Que desde y . Y o , Señor, a Vos he ele­
la mañana mi plegaria se dirija vado mi oración. I£. Y por la
hacia Vos. mañana mi plegaria se dirija ha­
y . Llénese de vuestros loo­ cia Vos.
res mi boca. 1$. Para que os y . Llénese de vuestros loo­
cante todo el día vuestra gloria res mi boca. 1$. Para que os can­
y magnificencia. te todo el día vuestra gloria y
y . Señor, apartad vuestra magnificencia.
mirada de mis pecados. 1$. Y y . Señor, apartad vuestra
borrad todas mis iniquidades. mirada de mis pecados. . Y 3
y . Oh Dios, cread en mí un borrad todas mis iniquidades.
corazón limpio. I£. Y renovad en y . Oh Dios, cread en mí un
mis entrañas un espíritu de san­ corazón limpio. 1$. Y renovad en
tidad. mis entrañas un espíritu de san­
y . No me apartéis de vues­ tidad.
tra presencia. 1$. Y no reti­ y . No me apartéis de vues­
réis de m í vuestro santo espí­ tra presencia. Y no retiréis
ritu. de m í vuestro santo espíritu.
y . D evolvedm e la alegría de y . Devolvedm e la alegría de
vuestra salvación. 1$. Y forta­ vuestra salvación. I£. Y fortale­
lecedme con un espíritu noble. cedme con un espíritu noble.
y . Nuestro auxilio está en y . Libradm e, S e ñ o r , del
nombre del Señor. IJ, Que hizo hombre malvado. 1^. D e l varón
el cielo y la tierra. perverso apartadme.
y . Apartadme, Dios mío, de Arcángel, al bienaventurado san
mis enemigos, y . Y libradme de Juan Bautista, a los santos A pós­
los que se levantan contra mí. toles Pedro y Pablo, a todos los
y . Apartadme de los que Santos, y a vosotros, hermanos,
obran la iniquidad. 1$. Y sal­ porque pequé gravem ente con el
vadme de los que derraman san­ pensamiento, palabra y obra: por
gre. mi culpa, por mi culpa, por mi
y . Así cantaré para siempre grandísima culpa. P or lo tanto,
vuestro santo nombre. 1$. Para ruego a la bienaventurada siem­
cumplir mis votos todos los días. pre Virgen M aría, al bienaven­
y . Oídnos, oh Dios, salvador turado san M iguel Arcángel, al
nuestro. 1$. Vos que sois la espe­ bienaventurado san Juan Bau­
ranza de todos los pueblos y más tista, a los santos Apóstoles P e­
allá de los mares. dro y Pablo, y a vosotros, her­
y . Oh Dios, venid en mi au­ manos, que roguéis por mí al Se­
xilio. . Señor, apresuraos a ñor Dios nuestro.
ayudarme. El Coro responde:

y . Santo D ios, Santo fuer­ E l omnipotente D ios se com­


te, Santo inmortal. ]$. Com pa­ padezca de ti, y perdonados tus
deceos de nosotros. pecados te conduzca a la vida
y . Alma mía, bendice al eterna. 1^. Amén.
Seguidamente repite la Confesión, y
Señor. I£. Y todo cuanto hay en donde se dice a vosotros hermanos.
mí, bendiga su santo nombre. dirá: a Vos, padre.
Hecha la Confesión por el Coro, el
y . Bendice, alma mía, al Semanero dice:
Señor. IJ. Y no quieras olvidar l D ios omnipotente se com­
todas sus bondades.
y . E l es quien perdona to­
E padezca de vosotros, y , per­
donados vuestros pecados, os con­
tas tus iniquidades. IJ. Y sana duzca a la vida eterna. I£. Amén.
todas tus dolencias. E l Señor omnipotente y m ise­
y . El redime tu vida de la ricordioso nos conceda el perdón,
muerte. I£. Y te corona de gra­ la absolución y remisión de nues­
cias y de sus misericordias. tros pecados. J£. Am én.
y . El sacia con sus bienes
tus deseos. 1^. Y renueva tu ju ­
ventud como la del águila. F uera d el C oro

y . Nuestro auxilio está en S i uno o dos solamente rezan el O fi­


nombre del Señor. 1$. Que hizo cio divino, y también en el Coro de
las M onjas, se hace la Confesión una
el cielo y la tierra. sola vez y todos juntam ente:
o pecador me confieso a D ios
Luego
sión:
el Semanero recita la Confe­ Y
todopoderoso, a la bienaven­
Y o pecador me confieso a turada siempre Virgen M aría, al
Dios todopoderoso, a la bien­ bienaventurado san M iguel A r ­
aventurada siempre Virgen M a­ cángel, al bienaventurado san
ría, al bienaventurado san M iguel Juan Bautista, a los santos A pós­
toles Pedro y Pablo, y a todos Terminadas las Preces, o, si éotas no
i* dicen, después del R e'-ponw ic
los Santos, porque he pecado se dice inmediatamente:
gravemente con el pensamiento, y . El Señor sea con vos­
palabra y obra: por mi culpa, otros.
por mi culpa, por mi grandísi­ Y con tu espíritu.
ma culpa. Por lo tanto, ruego a
la bienaventurada siempre V ir­ Oración
gen M aría, al bienaventurado san
M iguel Arcángel, al bienaventu­ ^ e ñ o b , Dios omnipotente, que
rado san Juan Bautista, a los nos habéis concedido llegar al
santos Apóstoles Pedro y Pablo, principio de este día: salvadnos
y a todos los Santos que rueguen hoy con vuestra virtud; para que
por mí al Señor Dios nuestro. en este día no caigamos en nin­
Luego se dice: gún pecado; sino que nuestras
p l omnipotente Dios se com­ palabras, pensamientos y obras
padezca de nosotros, y per­ se dirijan siempre al cumplimien­
donados nuestros pecados, nos to de vuestra santa ley. Por
conduzca a la vida eterna. Amén. nuestro Señor. . Amén.
E l Señor omnipotente y mise­ y.
El Señor sea con vos-
ricordioso nos conceda el perdón, otros.
la absolución y remisión de 3-
Y con tu espíritu.
nuestros pecados. 1$. Amén. y.
Bendigamos al Señor.
$ A Dios gracias.
Dada la Absolución se añade: Inmediatamente en el Coro se lee
el Martirologio-I, el cual laudable­
y . Dignaos, Señor, en este mente también se lee fuera de él.
día. I£. Guardarnos sin pecado. Después el Semanero dice:

y . Compadeceos, Señor, de y . Preciosa es en la presen­


nosotros. 1^. Compadeceos. cia del Señor. I£. L a muerte de
y . Venga a nosotros, Señor, sus santos.
vuestra misericordia. í£. Según Y se continúa, sin decir Oremus:

hemos esperado en Vos. Santa M aría, y todos los san-

1. E l que usa actualmente la Iglesia Romana, fue redactado por orden del
Papa Gregorio X I I I , por el cardenal Baronio, en el año 1584, y refundido
primero en 1588, y más tarde por el Sumo Pontífice Benedicto X I V . La última
edición típica es la del año 1922, aprobada por el Papa Benedicto X V . E n el
fondo es el M artirologio de Usuardo, con las adiciones corrientes en Italia
en el siglo x v i, especialmente las de la edición Fiorentini. Siendo el M artiro­
logio Romano actual, heredero directo de los martirologios de la Edad Media,
sería imprudente invocarlo como documento definitivo en materia de historia;
pero también fuera injusto achacar a la autoridad eclesiástica la responsabi­
lidad de las inexactitudes históricas que pueda contener. Nadie ignora que no
por la inserción en el Martirologio, sino por el resultado del proceso de cano­
nización es por lo que la Iglesia propone los Santos a la veneración de los
fieles. E l uso que hace la Iglesia de este libro litúrgico, consiste en la lectura
del mismo en la Hora u Oficio de Prim a en el Coro de todas las Iglesias cate­
drales y conventuales. M ediante la lectura del M artirologio se anuncia todas
las mañanas la festividad que ha de celebrarse el día siguiente, y se hace
breve memoria de los principales Santos cuyo culto está reconocido por la santa
tos intercedan por nosotros al Oración
Señor, para que merezcamos ser T~\ i g n a o s , Señor Dios, R e y del
ayudados y salvados por Aquel
cielo y de la tierra, dirigir y
que vive y reina por los siglos santificar, regir y gobernar hoy
de los siglos. nuestros corazones, nuestros cuer­
1$. Amén.
pos, sentidos, palabras y actos
y. Señor, oíd mi oración. en la observancia de vuestra ley,
1^, Y mi plegaria llegue a Vos. y en las obras de vuestros m an­
y . Oh Dios, venid en mi damientos, para que aquí y eter­
ayuda. namente merezcamos con vuestro
1^. Apresuraos, Señor, a so­ auxilio ser salvos y libres, Sal­
correrme. vador del mundo. Vos, que vivís
Se dice tres veces; y después se aña­ y reináis por los siglos de los si­
de:
glos.
Gloria al Padre, y al H ijo y 1^. Amén.
Después se dice la Lección breve, se
al -Espíritu Santo. Así como era
gún requiera el Oficio ocurrente.
en el principio, y ahora y siem­ y . Dignaos, Señor, dar
pre y por todos los siglos de vuestra bendición.
los siglos. Amén. Bend.— E l Señor omnipotente
Señor, tened piedad. Cristo, te­ ordene en su paz nuestros días y
ned piedad. Señor, tened piedad. acciones.
Padre nuestro, en secreto has­ . Amén.
ta: E n el Oficio dominical y ferial'. D es­
de el dia 14 de Enero hasta el Sábado
y . Y no nos dejes caer en antes de la Dominica I de Cuaresma
la tentación. inclusive, se dice la siguiente
Ijí. Más líbranos de mal.
Lección b reve 2 Thess., 3, 5
y . Atended, Señor, a vues­
tros siervos y a vuestras obras, P l Señor dirija nuestros cora-
y dirigid los hijos suyos. 1$. Y •*-* zones y nuestros cuerpos se­
brille en nosotros la luz del Señor gún la caridad de D ios y la pa­
nuestro D ios; enderezad en nos­ ciencia de Cristo.
otros las obras de nuestras m a­ y . Y Vos, Señor, com pade­
nos, y dirigid este mismo traba­ ceos de nosotros.
jo nuestro. Iy. A; D ios gracias.
y . Gloria al Padre, y al H i­ H A si terminan siempre las Leccio­
nes breves en Prim a, y así se responde
jo, y al Espíritu Santo. 1^. C o ­
una vez terminadas.
mo era en el principio, y ahora
Desde la Dom inica I de A dviento
y siempre, y por los siglos de
hasta el último día antes de la V igilia
los siglos. Amén. de la N atividad del Señor inclusive:

Iglesia. E l recuerdo, aunque breve, de las virtudes, de las victorias, y de los


sufrimientos de los Santos, es en gran manera edificante, y la Iglesia desea
que contribuya al esfuerzo de sus hijos en la práctica de todas las virtudes
cristianas, cuyo ejercicio en grado heroico realizaron todos los Santos cano­
nizados. Vide: Gubianas, Nociones elementales de Liturgia.
L e cció n b re v e Is., 33, 2 donde C risto está sentado a
la diestra de D io s: saboread las
com padeceos de nos-
C e ñ o r ,
cosas del cielo, no las de la tie­
^ otros: pues hem os esperado rra. Y V o s...
en V o s: sed nuestra fortaleza
En el Oficio de cualquier Fiesta u
desde la mañana, y nuestra sal­
O ctava, en el de santa M aría en S á ­
vación en el tiem po de la prueba. bado, en las V ig ilia s de la N atividad
del Señor, Epifanía y Pentecostés, en
Y V os, Señor.
las Dominicas, aun en las trasladadas,
en las infraoctavas de la N atividad,
Desde la Dom inica T de Cuaresm a E pifan ia y Ascensión, y en la F e ­
hasta el Sábado anterior al Domingo de ria V I después de la Octava de la A s ­
Pasión inclusive: censión, si de estas Fiestas se hace O fi­
cio, para la Lección breve, se toma 1«
Capitula que hay en la Nona del Oficio
L e cció n b rev e Is., 55, 6
corriente, y al final se dice: Mas Vos,
'/i Señor, como en las anteriores.
u scadal Señor, cuando puede
B ser hallado: invocadle, m ien­
Después de la Lección breve,
y . N uestro auxilio está en
e dice:

tras está cerca. Y V o s... el nombre del Señor. I£. Que hi­
Desde el Dom ingo de Pasión hasta
zo el cielo y la tierra.
la F eria I V de la Semana Santa in ­ y . Bendecid. Oh Dios.
clusive :
B en d .— E l Señor nos bendiga,
L e cció n b reve Is., 50, 6-7 nos libre de todo mal y nos con­
duzca a la vida eterna. Y las al­
X T o retiré mi rostro de los que mas de los fieles difuntos por la
me escarnecían y escupían. m isericordia de D ios descansen
E l Señor D ios es mi protector, en paz. Amén.
por eso no he quedado yo con­ Después se dice tan sólo Padre nuestro
fundido. Y V o s ... en secreto, a no ser que siga otra Hora.

D esde el Domingo de Resurrección


hasta la V ig ilia de la Ascensión: TERCIA1
Padrenuestro y A ve M aría.
L ecció n b reve Col., 3, 1-2
y . Oh D ios, venid.
C i habéis resucitado con Cristo, Gloria al Padre. Com o era.
buscad las cosas de lo alto, Aleluya o Alabanza a Vos, Señor.
1. Los deberes todos de la vida cristiana están como compendiados en el
amor a Dios y el amor al prójimo. E n la H ora de Tercia pedimos solemnemente,
humilde y confiadamente, el primero de estos amores. E ra precisamente la
H ora de T ercia cuando el Espíritu Paráclito, aquel que es el amor sustancial
del Padre y del H ijo, purificó, transformó y enardeció el corazón de los
Apóstoles en el día de Pentecostés. E sta admirable m aravilla del amor de
Dios nos la recuerda la H ora de Tercia. E lla constituye una conmemoración
diaria de aquel prodigio. L a H ora de T ercia precede ordinariamente a la cele­
bración de la M isa conventual, es decir, la M isa que constituye el centro de
toda la liturgia. P ara asistir provechosamente al santo sacrificio, ¿ puede darse
mejor preparación que la caridad, el amor de D ios? L a caridad divina es
aquel fuego que Jesús vino a traer a la tierra y con el que quiere abrasar
los corazones de los hombres. Para que esta caridad reine en nuestras almas,
pidamos al Espíritu Santo que se digne descender a nuestros corazones, que
los enriquezca con sus gracias, que los purifique, que los santifique, y que
toda nuestra vida sea un acto, un ejercicio de constante caridad, con el que
Himno oh Dios mío, * H acia vuestra ley.
Inclinad, y . Apartad mis ojos
h Espíritu Santo, que sois
para que no se fijen en la vani­
uno con el Padre y el dad; hacedme vivir en vuestro
Hijo, y que estáis pron­ camino. Hacia. Goria al Padre
to a escuchar al momento los Inclinad.
votos que se os dirigen, dignaos y . Y o dije, Señor, compa­
ahora difundiros en nuestros pe­ deceos de mí. I£. Sanad mi al­
chos por una nueva efusión. ma, porque he pecado contra
Que nuestra boca, nuestra len­ Vos.
gua y nuestra mente proclamen E n el Oficio ferial: En todas las
vuestros loores; que el fuego de Ferias entre Añ o desde el Miercoles
la caridad se encienda en nos­ tle Ceniza hasta el Sábado siguiente
inclusive, se dice la A ntífona de la
otros, y que abrase también con Feria corriente, como en el Salterio, y
cada día se dice la siguiente
sus ardores a nuestro prójimo.
Concedédnoslo, Padre miseri­ Capitula Ier., 17, 14
cordiosísimo, y Vos, el Unigéni­
q a n a d m e , Señor, y seré sano.
to igual al Padre, que, con el E s­
píritu consolador, reináis por to­ ^ salvadme, y seré salvo: pues
dos los siglos. Amén. Vos sois mi alabanza.
. br. Sanad mi alma, * P o r­
H En la Fiesta de Pentecostés y
durante su Octava, en lugar del prece­ que ha pecado contra Vos. y . Y o
dente, se dice el Himno Venid, Espíritu
Creador, como en el Propio de Tiempo.
d ije: Señor, compadeceos de mí.
Terminado el Himno, se dice la A n ­ Porque. Gloria al Padre. Sanad,
tífona conveniente hasta el asterisco *. y . Sed mi ayuda, y no
y tres Salmos, según requiera el Oficio
ocurrente, y terminados los Salmos se me desamparéis. 1$. N i m e des­
repite toda la Antífona. preciéis, oh D ios, salvador mío.
E ntre A ño

En el Oficio dominical: En los D o­ E n T ie m p o de A d v ie n t o


mingos de Septuagésima, Sexagésima
E n el O ficio dominical se dice la
y Quincuagésima, se dicen la Antífona
y la Capitula como en el Propio de segunda A n tífo n a de Laudes de la D o­
Tiempo. minica corriente, y la Capitula -como en
el Propio de Tiempo.
En Dominicas menores de entre
E n el O ficio ferial se dice la segunda
Año, fuera de las Octavas de la N a ti­
Antífona de Laudes de la Dominica
vidad y Epifanía, la Antífona se toma
anterior, y en las seis Ferias antes de
del Salterio, y se dice la siguiente
la V ig ilia de la N atividad del Señor,
se toma de las Laudes de la Feria
Capitula I lo ., 4, 16 corriente, como en el Propio de Tiem
po, y se dice cada día la siguiente
r y o s es caridad: y el que per­
Capitula Ier., 23, 5
manece en la caridad per­
manece en Dios, y Dios en él. 1 _ I E aquí que llega el tiem p ), di­
. br. Inclinad mi corazón, * A ce el Señor, en que yo susci-
nos alejemos del amor desordenado, de todo lo que no sea D ios, y no tenga-
íros otra aspiración que la de amarle con toda nuestra mente, con todas
nuestras fuerzas, sobre todas las cosas. N o olvidemos de que Dios es caridad,
Y que cuantos permanecen en la caridad permanecen en Dios, y Dios en ellos.
taré de D avid un vástago justo, Iy En la Capitula del Propio de Tiempo.
el Oficio ferial: En todas la9 F e­
que reinará como verdadero rey y rias dentro de la Semana de Pasión se
dice la siguiente
será sabio, y gobernará la tierra
con rectitud y justicia. A n t.— Habéis juzgado, Señor,
1$. br. Venid para librarnos, * la causa de mi alma, defensor
* Señor D ios de las virtudes, y . de mi vida, Señor, Dios mío.
M ostradnos vuestro rostro, y se­
En las Ferias II, I I I y I V de la
remos salvos. Señor, Gloria al P a­ Semana Santa, se dice la segunda
dre. Venid. Antífona de Laudes de la Feria co­
rriente, como en el Propio de Tiempo.
y . Señor, los pueblos teme­ Mas en las mismas Ferias, dentro de
rán vuestro nombre. ambas Semanas, se dice la siguiente

I£. Y todos los reyes de la Capitula Ier., 17, 13


tierra vuestra gloria.
C e ñ o r , todos los que os aban­
donan quedarán confundidos;
E n T ie m p o d e C u a r e s m a
los que de Vos se alejan, en la
E n el O ficio dominical, la Antífona y
la Capitula del Propio de Tiempo.
tierra serán escritos: porque han
E n el O ficio ferial, desde la F e ­ abandonado al Señor, vena de
ria I I después de la Dominica I y en
los días siguientes, se dice la siguiente
aguas vivas.
A n t.— H an llegado los días de En los Domingos y en todas las
penitencia, para redimir los pe­ Ferias indicadas anteriormente, se dice
el siguiente
cados y salvar las almas.
1^. br. Librad mi vida, * Oh
Dios, de la espada, y . Y de
Capitula Ioel, 2, 12-13
las garras de los canes a mi al­
a mí con todo
o n v e r tío s ma. I£. Librad.
vuestro corazón, con ajamos, y . Libradme, Señor, de las
con lágimas, y con gemidos. Y fauces del león. 1$. Y a mi de­
rasgad vuestros corazones y no bilidad de los cuernos de los uni­
vuestros vestidos, dice el Señor cornios.
omnipotente.
E n el O ficio dominical y ferial se E n T ie m p o P ascu al
dice el siguiente
I£. br. El me ha librado * E n el O ficio dominical, desde la Do­
minica “ in A lb is ” hasta la Dominica V
D el lazo de los cazadores. E l me después de Pascua inclusive, se dice
ha librado, y . Y de las palabras la Capitula como en el Propio de
Tiempo.
malignas. D el lazo. Gloria al P a ­ E n el Oficio ferial, desde la F e­
dre. E l m e ha librado. ria I I después de la Dominica “ in A l­
bis” hasta la V igilia de la Ascensión in­
y . Con sus alas te hará clusive, se dice cada dia la siguiente
sombra. ]^. Y debajo de sus p lu ­
mas esperarás confiado. Capitula Rom ., 6, 9-10

resucitado de entre los


r is to
E n T ie m p o de P a s ió n muertos no muere ya otra
Bn el O ficio dominical la Antífona vez; la muerte no tendrá y a do­
minio sobre él. Porque en cuanto y . Levantaos, oh Cristo, y
al haber muerto, como fué por el ayudadnos. 1$. Y libradnos por
pecado, murió una sola vez: mas vuestro nombre.
en cuanto al vivir, vive para Dios. y . Señor, oíd mi oración. 1$.
En ti Oficio dominical v ferial se Y mi clamor llegue a Vos.
rlice el siguiente
1$. br. Resucitó el Señor del
sepulcro, * Aleluya, aleluya. R e ­ Terminadas las Preces, o si no han
sucitó. y . El que por nosotros de decirse, después del I?, br. dice

estuvo pendiente en el madero. y . El Señor sea con vos­


Aleluya, aleluya. Resucitó. otros.
y . E l Señor resucitó verda­ Iy. Y con tu espíritu.
deramente, aleluya. I£. Y se Oremos.
apareció a Simón, aleluya. Se dice la Oración conveniente.
Después de la Oración se añade:

Terminado el Responsorio breve, si y. El Señor sea con vos­


no han de rezarse las Preces, inmedia­ otros. ]^. Y con tu espíritu.
tamente se dice el Verso E l Señor sea
con vosotros, con la Oración v todo lo y . Bendigamos al Señor.
restante hasta terminar la Hora. IJ. A D ios gracias.
y . Las almas de los fieles
Cuando en Laudes se dijeron las P re­
ces, después del Responsorio breve se difuntos, por la m isericordia de
dicen las siguientes de rodillas: Dios descansen en paz. . Amén.
o e ñ o r, tened piedad. Cristo,
Después se dice solamente el Padre­
^ tened piedad. Señor, tened nuestro en secreto, a no ser que siga
piedad. otra Hora.

Padre nuestro, en secreto has­


ta :
y . Y no nos dejes caer en SEXTA1
la tentación.
1^. M ás líbranos de mal. Padrenuestro y A ve M aría.
y . Señor, Dios de las virtu ­ y . Oh D ios, venid.
des, convertidnos, fy. Y mostrad­ Gloria al Padre. Com o.
nos vuestro rostro, y seremos Aleluya o Alabanza a Vos, Se­
salvos. ñor.
1. L a Hora de Sexta corresponde a nuestro mediodía. E n esta hora, así
como el sol muchas veces abrasa el cuerpo con sus ardores, así también la
discordia enciende en los corazones de los hombres las llamas de las más
crueles pasiones. Por lo mismo, la sagrada liturgia quiere que pidamos la
salud de los cuerpos contra los ardores nocivos, y contra las llamas de la
discordia, la verdadera paz de los corazones. No podemos contentarnos con
sólo el amor de Dios; debemos también procurar la práctica del amor & nues­
tros prójimos. Por esto nos recuerda esta Hora las palabras del gran A póstol:
“ Soportad los unos los defectos de los otros; y no tengáis otra deuda para con
el prójimo que la deuda de la caridad” . L a H ora de S ex ta nos recuerda el
inefable coloquio de Jesús con la Samaritana, es decir, el amor inmenso de
Jesús para con aquella alma alejada de Dios, que tan bien representaba el
estado deplorable de tantas y tantas almas alejadas de Dios por sus iniquidades.
En la Hora de Sexta fué levantado el Redentor en la C ru z sobre el Calvario,
y empezaron a cubrir el U niverso las tinieblas por las que hasta la naturaleza
insensible manifestaba su profundo horror al crimen que se cometía contra
Himno * Permanece vuestra palabra.
Eternamente, y . Por los siglos
h Dios de verdad, Dios
de los siglos vuestra verdad. Per­
poderoso, que regís y or­
manece. Gloria al Padre. Eter­
denáis las mudanzas de namente.
las cosas, llenando de esplendo­ y . El Señor es quien me
res la mañana y de ardores el guía, nada me faltará. I£. En
mediodía. lugar de buenos pastos me ha
Extinguid las llamas de las colocado.
discordias; apagad todo ardor En el Oficio feria l: En todas la'
nocivo; concedednos la salud del Ferias entre Año y desde la Feria I V
de Ceniza hnsta el Sábado siguiente
cuerpo y la verdadera paz del al­ inclusive, se dice la Antífona de la
ma. Feria corriente, como en el Salterio, y
después se añade la siguiente
Concedédnoslo, oh Padre mise­
ricordiosísimo, y Vos, el U nigé­ Capitula Rom., 13, 8
nito igual al Padre, que, con el
o tengáis otra deuda con na­
Espíritu consolador, reináis por
todos los siglos. Amén.
Ndie, que la del amor que os
debéis unos a otros: ya que quien
Terminado el Himno, se dice la
A ntífon a conveniente hasta el asteris­ ama al prójimo, tiene cumplida
co *, y tres Salmos, según requiera
la ley.
el Oficio de que se rece; terminados
los Salmos, se repite la A ntífona en­ 1$. br. Bendeciré al Señor. *
tera. En todo tiempo. Bendeciré, y .
E n tre A ño Su alabanza siempre estará en
mi boca. Gloria al Padre. Ben­
E n el Oficio dominical: En las Do­
minicas de Septuagésima, Sexagésim a y deciré.
Quincuagésim a, la Antífona y la C a ­ y . E i Señor es quien me
pitula como en el Propio de Tiempo.
E n las Dominicas menores de entre guía, nada me faltará. 1$. En
Año, exceptuadas las Octavas de N a ­ lugar de buenos pastos me ha
vidad y Epifanía, la A ntífona como en
el Salterio, diciéndose la siguiente colocado.

Capitula Gal., 6, 2
E n T ie m p o de A d v ie n t o

O o b r e l l e v a d las cargas unos E n el Oficio dominical se dice la


Antífona tercera de Laudes de la Do­
^ de otros, y así cumpliréis minica corriente, y la Capitula como
la ley de Cristo. en el Propio de Tiempo.
En todas las Dominicas arriba in­ E n el Oficio ferial se dice la A ntí
dicadas se dice el siguiente fona tercera de Laudes de la anterior
Dominica, y en las seis Ferias antes
. br. Eternamente, Señor, de la V igilia de la N atividad del Se-

Cristo. A sexta autem horat tenebrae factae sunt usque ad horam nonam. “ ¡ Qué
espectáculo, exclamaba el piadoso Cardenal Bona, ¡qué misterio! Jesús, el
H ijo de Dios, el Verbo Eterno, es cruelmente crucificado por nuestra salva­
ció n ! ¿ No es justo que en unión con el Salvador que sufre por nosotros,
expiando en la cruz los crímenes del género humano, oremos en esta mismn
hora por la santificación de las almas, la dilatación de la Iglesia, el adveni­
miento del reino del Padre celestial y el cumplimiento de su voluntad sobre
la tie rr a ? ” .
sus plumas esperarás confiado
ñor, se dicen de las Laudes de la Feria
corriente, como en el Propio de Tiem ­
Te hará. Gloria al Padre. Con.
po, añadiéndose cada día la siguiente
y . Su verdad te cercará co­
Capitula Ier., 23, 6
mo escudo. EJ. No temerás te­
C N aquellos días Judá será sal­ mores nocturnos.
vo, e Israel vivirá tranquila­
mente; y éste es el nombre con E n T ie m po de P asió n
En el Oftcio dominical, la Antífona
que le llamarán: el Señor, ju s ­
v la Capitula como en el Propio Je
ticia nuestra. Tiempo.
E n el Oficio dominical v ferial se E n el Oficio fe r ia l; En todas las
dice el siguiente Ferias dentro de la Semana de Pasión
se dice cada día la siguiente
br. Mostradnos, Señor, *
Vuestra misericordia. M ostrad­ A n t.— Pueblo m ío, * ¿qué he
nos. y . Y concedednos vuestra hecho contra ti, o en qué te he
salvación. Vuestra. Gloria al P a ­ molestado? Respóndeme.
dre. Mostradnos.
En las Ferias I I , T il y IV de
y . Acordaos de nosotros, la Semana Santa, la A n tífon a tercera
Señor, para bien de vuestro pue­ es la de Laudes de la Feria corriente,
como en el Propio de Tiempo. En es­
blo. 1$. Visitadnos con vuestro tas Ferias, dentro de ambas semanas
Salvador. se dice cada día la siguiente

Capitula Ier., 17, 18


E n T iem po de C u a r e sm a
o n fu n d id o s queden los que
E n el Oficio dominical, la A ntífona
y la Capitula, como en el Propio de C me persiguen, no quede con­
Tiempo. fundido y o ; teman ellos, y no
E n el Oficio ferial, desde la Feria I I
tema y o ; envía sobre ellos el día
después de la Dominica I y en los res­
de la aflicción, y castígalos con
tantes, se dice cada día la siguiente

Ant. — Hagámonos recomen­ doble azote, Señor, D ios nuestro.


dables * por medio de mucha pa­
En las Dominicas y en todas las F e­
ciencia, con muchos ayunos, v rias indicadas anteriormente, se dice
con la práctica de las buenas . br. D e la boca del león *
obras. Libradme, Señor. D e la boca, y .
Y de los cuernos del unicornio a
Capitula Is., 55, 7
mi debilidad. Libradm e. D e la
bandone el impío su camino, y boca.
A el perverso sus designios, y y . N o dejéis, oh D ios, mi
conviértase al Señor, el cual se alma en poder de los impíos.
apiadará de él; y vuelva a nues­ 1$. Y mi vida a merced de los
tro Dios, que es generosísimo en hombres m alvados.
perdonar.
En el Oficio dominical y ferial se E n T ie m p o P a s c u a l
dice el siguiente E n el O ficio dominical, desde la D o­
I> . br. Con sus alas * T e minica “ in A lb is ” hasta la Dom ini­
ca V después de Pascua inclusive, ia
hará sombra, y . Y debajo de Capitula es la del Propio de Tiempo.
En el Oficio feria!, desde la Feria Terminadas las Preces, o si éstas
II después de la Dominica “ in A l­ no tienen lugar, después del Respon­
bis” hasta la V igilia de la Aseen sorio breve, se dice inmediatamente:
sión inclusive, se dice cada día la
siguiente
y . El Señor sea con vos­
otros. 1$. Y con tu espíritu.
Capitula I Cor., 15, 20-22 Oremos. .
Se dice la Oración conveniente.
Después de la Oración se añade:
ha resucitado de entre
r is to
C los muertos, como primicia y . El Señor sea con vos­
otros.
de los que duermen; porque así
como por un hombre vino la IJ. Y con tu espíritu.
muerte, por un hombre debe v e ­ y . Bendigamos al Señor.
nir también la resurrección de 1$. A Dios gracias.
los muertos. Y así como en Adán y . Las almas de los fieles
murieron todos, así en Cristo to difuntos, por la misericordia de
dos serán vivificados. Dios descansan en paz. ^ . Amén
E n el Oficio dominical y ferial se
dice el siguiente
I£. br. El Señor resucitó ver­ NONA1
daderamente, * Aleluya, alelu­
ya. E l Señor, y . Y se apareció a Padrenuestro y Ave María.
Simón. Aleluya, aleluya. Gloria a y . Oh Dios, venid.
Padre. E l Señor. Gloria al Padre. Como.
y . Alegráronse los discípu­ Aleluya o Alabanza a Vos,
los, aleluya. 1^. A la vista de' Señor.
Señor, aleluya.
Himno
Term inado el Responsorio breve, si
no tuviesen que decirse las Preces, se |h Dios, que con fuerza
añade inmediatamente el Verso E l Se
ñor sea con vosotros y todo lo restant poderosa sostenéis lo
hasta terminar la Hora. creado, y que, permane­
Cuando se han recitado las Preces ciendo en Vos mismo inmutable,
en Laudes, después del Responsorio por los diversos aspectos de la
breve, se dicen las que se hallarán
después de Tercia, en la pág. 28. luz, reguláis el tiempo del día:

1. E l sol ha recorrido ya las tres cuartas partes de su curso, y a no tardar


desaparecerá del horizonte cubriendo las tinieblas la tierra. A sí, después de
haber entretenido por unos momentos los corazones de los hombres, las vanida­
des mundanas desaparecerán en la nada, al paso que Dios permanece inmu­
table. P or esto el Himno de Nona quiere que pidamos luz para nuestra mente,
de tal suerte que jamás perdamos la vida de la gracia hasta conducirnos a
la gloria, siendo ésta el premio de una muerte santa. Esta perseverancia en la
vida de la unión con Dios, es la mayor de las gracias, la que más humilde,
confiada y perseverantemente hemos de pedir todos los días. Cristo muriendo
por nosotros en la hora nona, nos redimió con su sangre preciosa. Este bene­
ficio de la redención nos le recuerdan las palabras del grande Apóstol: “ Habéis
sido comprados con un precio inestimable” ; por lo mismo, como continúa el
mismo Apóstol, es muy justo que glorifiquemos y llevemos a Dios, mostrando
que mora en nosotros con su divina gracia, no tan sólo con actos internos de
virtud, sino también con nuestras mismas obras exteriores, con todos nuestros
sentidos y con todo nuestro cuerpo. Glorificate et portóte Deum, »n córpore
vestro.
Concedednos que vuestra luz
ilumine los últimos momentos
| - | a b é is de proceder con temor
de nuestra vida, a fin de que és­
ta nunca vea su ocaso, siendo la durante el tiempo de vuestra
peregrinación: sabiendo que fuis­
gloria eterna el premio de una
teis rescatados, no con oro o con
santa muerte.
plata, sino con la sangre preciosa
Concedédnoslo, oh Padre m i­
de Cristo como de Cordero inma­
sericordiosísimo, y Vos, el U ni­
culado y sin tacha.
génito igual al Padre, que, con
. Redim idm e, Señor, * Y
el Espíritu consolador, reináis
compadeceos de mí. Redimidme.
por todos los siglos. Amén.
y . M i pie ha permanecido en
Terminado el Himno se dice la An
tifona conveniente hasta el asterisco *.
el camino recto. Y compadeceos.
y tres Salmos, según requiera el O ti Gloria al Padre. Redimidme.
ció ocurrente. Terminados los Saina­
se dice la Antifona entera.
y . Lim piadm e, Señor, de mis
pecados ocultos.
E n t r e A ño 1$. Y de los ajenos perdonad
En el O fia o dominical: En las D o­ a vuestro siervo.
minicas de Septuagesima, Sexagésim a ;
Quincuagésima, se dice la A ntífona y
la Capitula como en el Propio de T iem ­
E n T ie m po de A d vie n to
po.
En las Dominicas menores de entre E n el Oficio dominical se dice la
Año, exceptuadas las Octavas • de la Antifona quinta de las Laudes de la
Natividad y Epifanía, la A ntífon a es Dominica corriente, y la Capitula como
la misma del Salterio, y se dice la si­ en el Propio de Tiempo.
guiente En el O ficio ferial se dice la A n ­
tífona quinta de Laudes de la anterior
Dominica, y en las seis Ferias antes
Capitula I Cor., 6, 20 de la V igilia de la N atividad del S e­
ñor, se dice de las Laudes de la Feria
1-1 a b é is
sido com prados a gran corriente, como en el Propio de T iem ­
po, añadiéndose cada día la siguiente
precio; glorificad y llevad a
Dios en vuestro cuerpo.
En todas las Dominicas indicadas Capitula Is., 14, 1
anteriormente se dice el siguiente
P róximo está a llegar su tiem ­
]$. br. Clamé con todo mi
po, y sus días no están le ja ­
corazón: * Escuchadme, Señor.
nos: el Señor se com padecerá de
Clamé, y . Iré en pos de vuestros
Jacob, y salvará a Israel.
mandatos. Escuchadme. Gloria al
Padre. Clamé. En el Oficio dominical y jerial \
y . Limpiadme, Señor, de 1$. br. Sobre ti, Jerusalén, *
mis pecados ocultos. Aparecerá el Señor. Sobre ti. y .
I^. Y de los ajenos perdonad Y su gloria en ti se m anifestará.
a vuestro siervo. ,Aparecerá. Gloria al Padre. Sobre
En el Oficio ferial: En todas las Iti.
Ferias de entre Año y desde la F e ­
ria I V de Ceniza hasta el Sábado
y . Venid, Señor, no tardéis.
siguiente inclusive, se dice la A n tífo ­ 1$. Librad de sus m aldades a
na corriente, como en el Salterio, aña
diendo cada día la siguiente
vuestro pueblo.
E n T ie m p o de C u aresm a Capitula 1 Ier., 18-20
E n el Oficio dominical, la Antífona
A c u é r d a t e de cuando me pre­
y la Capitula como en el Propio de
Tiempo. sentaba yo en tu acatamien­
En el Oficio ferial, desde la F e ­
to, para hablarte en su favor, y
ria II después de la Dominica I de
Cuaresma y siguientes se dice cada día: para desviar de ellos tu enojo.
Ant. — Con las armas de la
En las Dominicas y en todas las F e ­
justicia * que nos viene del po­ rias indicadas anteriormente, se dice
deroso auxilio de Dios, hagámo­ 1^. br. Oh Dios, no perdáis
nos recomendables por nuestra mi alma * Con los impíos. Oh
gran paciencia. Dios. y . Ni mi vida con los
hombres sanguinarios. Con los.
Capitula Is., 58, 7 Oh Dios.
y . Libradme, Señor, del
D a r t e tu pan con el ham brien­
hombre malvado. 1^. Del varón
to, y a los pobres, y a los que
no tienen hogar, acógelos en tu
perverso, apartadme.
casa; viste al que vieres desnudo,
y no desprecies a tu propia carne. E n T ie m p o P ascu al

E n el Oficio dominical y /erial: E n el Oficio dominical, desde la Do­


minica “ in A lb is ” hasta la Dominica V
1^. br. Su verdad te cercará después de Pascua inclusive, la Capi­
tula es como en el Propio de Tiempo.
* Com o un escudo. Su verdad. E n el Oficio ferial, desde la Feria II
y . N o te arredrarán los temores después de la Dominica “ in A lb is ” has­
ta la V igilia de la Ascensión inclusive,
nocturnos. Como. Gloria al P a ­ se dice cada dia la siguiente
dre. Su verdad.
y . D ios ordenó a sus ánge­ Capitula I Petr., 3, 13
les. 1^. Que te guardasen en to­
r i s t o murió una vez por nues­
dos tus caminos.
tros pecados, el justo por los
injustos, a fin de reconciliarnos
E n T ie m p o d e P a s ió n con Dios, habiendo sido a la ver­
E n el O ficio dominical, la Antífona dad muerto según la carne, pero
y la Capitula del Propio de Tiempo.
E n el O ficio fe ria l: En todas las
vivificado por el espíritu.
Ferias dentro de la Semana de Pasión E n el Oficio dominical y ferial se
se dice la siguiente dice el siguiente

A nt.— ¿Conque, * así se vuelve 1^. br. Alegráronse los dis­


mal por bien, y así han cavado cípulos. * Aleluya, aleluya. A le­
ellos una hoya para hacerme gráronse. y , A la vista del Se
perder la vida? ñor. Aleluya, aleluya. Gloria al
Padre. Alegráronse,
En las Ferias I I , I I I y I V de la S e­ y . Quedaos con nosotros, Se­
mana Santa, la A ntífona quinta es ñor, aleluya. 1$. Porque se hace
la de Laudes de la Feria corriente,
cotno en el Propio de Tiempo. de noche, aleluya.
E n las mismas Ferias, dentro de Terminado el Responsorio breve, si
ambas Semanas, se dice cada día la no tuvieren que decirse las Preces,
Biguiente inmediatamente se dice el Verso E! Sr

I. Brev. 12
ñor sea con vosotros, ron la Oración y Finalmente se dice tan sólo rl A’u-
todo lo restante hasta el fin de la Hora. drcnucstro, en secreto, a 110 ser que

Mas cuando en Laudes se hayan re­


zado las Preces, después del Respon­
sorio breve, se dicen las que figuran VISPERAS1
después de Tercia, pág. 28.
Padrenuestro y A ve M aría.
Terminadas las Preces, o si no tu ­ y . Señor, venid en mi ayuda.
vieren lugar, después del Responsorio
6rev^. se dice injnediatamente: Gloria al Padre. Como era.
V. El Señor sea con vos­ Aleluya o Alabanza a Vos, Se­
otros. IJ. Y con tu espíritu. ñor.
Oremos.
Después, con las convenientes A n ­
Se dice la Oración conveniente. tífonas se dicen cinco Salmos según
Después de la .Oración se añade: requiera el Oficio ocurrente. Repetida
y . El Señor sea con vos­ después del último Salmo la Antífona,
otros. Iy. Y con tu espíritu. se dicen la Capitula, el Himno, el Ver-
$o según exigiere el Oficio ocurrente.
y . Bendigamos al Señor.
E n tre A ño
I?. A Dios gracias.
E n el O ficio dominical: E n las Do­
I£. Las almas de los fieles minicas de Septuagésima, Sexagésim a
difuntos, por la misericordia de y Quincuagésim a, la Capitu la es del
Propio de Tiem po; el Himno y el
Dios descansen en paz. I^.Am én. Verso de las I Vísperas son del Sábado,

1. El Oficio de Vísperas juntamente con el de M aitines son los dos más


importantes de la jornada, los más solemnes y los más antiguos. Y ¿ por qué
hemos de orar a la hora de Vísperas? l . ° Porque Dios así lo ordenó a su
pueblo; 2.° Para honrar a Jesucristo, verdadero sol de las almas, que por
nosotros quiso encerrarse en el purísimo seno de M aría, y por nosotros quiso
también eclipsar su gloria en los días de su Pasión; 3.° Porque es la hora en
que el divino Salvador instituyó la sagrada Eucaristía y confirió a sus A pós­
toles la potestad sacerdotal. 4.° Porque al caer de la tarde Jesús fué bajado
de la cruz, y en esta misma hora se mostró a los discípulos de Em aús. D i­
gamos con ellos a nuestro amantísimo Jesús: “ Quedaos con nosotros, Señor,
porque es ya tarde, y el día se acerca ya a su térm ino” . “ Y a la estrella
vespertina anuncia las tinieblas de la noche, la tristeza se apodera de nosotros,
los temores oprimen nuestro corazón, y nuestra conciencia manchada se estre­
mece pensando en el juicio. Quédate, Señor, con nosotros, pues sin tu auxilio
no podemos nada, y nada somos. T ú eres nuestro consuelo y refugio, nuestro
valor y fortaleza frente al enemigo. M ira que la noche de la perfidia nos en­
vuelve, y no se ve en ninguna parte la luz de la verdad; prevalecen los crímenes,
la caridad se apaga; a T i volvemos los ojos para no perecer. Quédate con nos­
otros, para que las tinieblas no nos sorprendan, dejándonos a oscuras en este
sombrío valle de lágrimas. Se acerca el fin de nuestra vida, la tarde se apro­
xima; protégenos contra el poder de las tinieblas. Estando a nuestro lado,
desvanecerás nuestros temores, nos rodearás de la luz de tu gracia, y no tendre­
mos que temer en medio de las sombras de la muerte. ¡ Qué bueno es estar con­
tigo, oh dulcísimo Jesús! Quédate; no te apartes de nosotros. M uéstranos tu
rostro y seremos salvos. Cada vez se extienden más las sombras de la noche;
brille de nuevo tu luz sobre nosotros, alumbrando nuestras almas con fe más
viva, y encendiendo nuestro corazón con más abrasado amor. Quédate con no
otros ahora que llega a su tarde nuestra vida. Cuando venga la noche de l.i
muerte, nos sacarás de la prisión de este mundo v nos conducirás al palacio
de tu eterna morada. A llí no habrá ya tinieblas ni tristeza, sino luz perenne,
gozo perfecto, alegría sin fin. A llí contaremos lo que nos pasó en el camino,
y cómo te reconocimos al partir del pan. A llí nos regocijaremos en T i, cantando
eternamente tus alabanzas. A llí estaremos sentados a tu mesa, en los taber­
náculos de la Jerusalén celeste, gozando una paz infinita y disfrutando de un
descanso inalterable” . Cardenal Bona. Para la inteligencia de las Vísperas de
los días de la semena, véase: Gubianas, Práctica ríe la Piedad litúrgica.
y los de las II Vísperas de la Domi En presencia de vuestro poder
nica como en el Salterio. y de vuestra gloria, con sólo pro­
En las Dominicas menores de entre
Año, exceptuadas las Octavas de N a­ nunciar vuestro nombre, se pros­
vidad y Epifanía, la Capitula, Himno ternan temblando los cielos y los
y Verso de I Vísperas, son del S á ­
bado, y en las I I Vísperas son de la abismos.
Dominica, como en el Salterio. Juez soberano del último día,
En el Oficio ferial, en todas las
Ferias de entre Año, y desde la F e ­ os suplicamos que nos defendáis
ria I V de Ceniza hasta la Feria V I de nuestros enemigos con el po­
siguiente inclusive, la Capitula, H im ­
no y Verso de la Feria corriente, co­ der de la celestial gracia.
co en el Salterio. Alabanza, honor, poder y glo­
ria a Dios Padre y a su Hijo, lo
E n T ie m p o de A d v ie n t o propio que al Espíritu Santo Pa­
E n el Oficio dominical, incluso en
ráclito, por todos los siglos de
las I Vísperas de la Dominica TV que los siglos. Amén.
ocurran en la V igilia de la Natividad
del Señor, la Capitula como en el Pro­
Y . Derramad, ¡oh cielos!
pio de Tiempo. desde lo alto vuestro rocío, y
E n el O ficio ferial, hasta la úl­
tima Feria antes de la V igilia de la
lluevan las nubes al Justo.
N atividad del Señor inclusive, se dice 1$. Que se abra la tierra y
cada día la siguiente brote el Salvador.
Capitula Gen., 49, 10

No Judá
será arrebatado el cetro a
ni de su posteridad
E n T ie m p o de C uaresm a

el caudillo, hasta que venga el En el Oficio dominical, la Capitula


eomo en el Propio de Tiempo.
que ha de ser enviado, y éste E n el OJicio ferial, desde la F e ­
será la esperanza de las naciones. ria I I después de la Dominica I, y
en las que siguen, se dice cada día la
E n el Oficio dominical y ferial se siguiente
dicen los siguientes Himno y Verso:
Capitula lo e l, 2, 17
Himno
lo r e n entre el vestíbulo y el
altísimo de los as ­
reador L' altar los sacerdotes, ministros
tros, luz eterna de los del Señor, y digan: Perdona, Se­
creyentes, Jesús, Reden­ ñor, perdona a tu pueblo, y no
tor del humano linaje, oíd las abandones al oprobio la herencia
preces de los que os suplican. tuya, entregándola al dominio de
Para que el mundo no pere­ las naciones.
ciera por las asechanzas del de­
En el Oficio dominical y ferial se
monio, con un acto de amor os dicen el siguiente Himno y V erso:
hicisteis remedio de nuestros m a­ Himno
les.
A fin de expiar los pecados de ¡ oh Creador be­
scuch ad ,
nuestro linaje, Vos ¡oh víctim a nigno! las preces que os
inocente! salís del seno de M aría, presentamos mezcladas
para dirigiros hacia la Cruz. con nuestras lágrimas, durante
estos cuarenta días santificados tus manos puse mi causa, Se­
por el ayuno. ñor, Dios mío.
Vos que penetráis lo más pro­ En el Oficio dominical y ferial se
fundo de los corazones, cono­ dice:

céis nuestra debilidad. Conceded Himno


la gracia del perdón a los que
ya los estandartes
vanzan
vuelven a Vos.
del R e y ; resplandece el
Ciertamente que mucho hemos
m isterio de la Cruz, en
pecado; mas, perdonad a los que
la cual la Vida sufrió la m uer­
nos confesamos culpables. Por
te y con su muerte nos dió la
la gloria de vuestro nombre ¡oh
vida.
Dios! remediad nuestros males.
D e su costado herido por el
Concedednos que mediante las
hierro cruel de una lanza, brotan
abstinencias se humille nuestro
agua y sangre destinadas a lavar
cuerpo, para que nuestros corazo­
las manchas de nuestros crím e­
nes, sometidos a un ayuno espi­
nes.
ritual, no busquen su alimento
Se han cumplido las profecías
en el pecado.
de D avid, que, en sus cantos ins­
II La siguiente Conclusión nunca se
muda. pirados, había dicho a las nacio­
Oh Trinidad bienaventurada, nes: D ios reinará desde un m a­
dero.
oh Unidad perfecta, haced que
¡Oh árbol hermoso y resplan­
aproveche a vuestros fieles el don
de los ayunos que os ofrecen. deciente de gloria, adornado con
la púrpura del R ey, escogido de
Amén.
un tronco bendito, que has sido
E n ambas Vísperas digno de tocar tan sacrosantos
Dios ordenó a sus Ange­ m iem bros!
les. l í . Que te guardasen en to­ Dichoso árbol de cuyos brazos
dos tus caminos. pendió el rescate del m undo; b a ­
lanza en la cual el peso de un
Cuerpo divino levanta la presa
E n T ie m p o d e P a s ió n hundida en el abismo.
11 L a estrofa siguiente se dice de
En el Oficio dominical, la Capitula rodillas:
como en el Propio de Tiempo.
E n el Oficio ferial, hasta la F e ­
¡Salve, oh Cruz, nuestra única
ria IV de la Semana Santa inclusive, esperanza! En este tiempo de
se dice la siguiente Pasión, acrecienta la gracia a los
justos y borra las culpas de los
Capitula Ier., 11, 20
pecadores.
jP ero tú, oh Señor de los ejérci­ ¡Oh Trinidad, m anantial de
tos, que juzgas con justicia, y salud! Que todos los espíritus os
escudriñas los corazones y afec­ alaben. Por la C ruz nos conce­
tos, tú harás que yo te vea tomar déis la victoria; otorgadnos, ade­
venganza de ellos, puesto que en más, su galardón. Amén.
y . Libradme, Señor, del viven de El, es puro ázimo de
hombre malvado. IJ. Del varón sinceridad.
perverso, apartadme. Cristo, víctim a descendida del
cielo, ha sometido los infier­
nos; ha desatado los lazos de la
E n T ie m p o P ascu al
muerte, y dado al mundo la vida.
E n el Oficio dominical, desde la Do­ Vencedor de las potencias in­
minica “ in A lb is ” hasta la Dominica V fernales, lleva al cielo sus tro­
después de Pascua inclusive, la C a ­
pitula como en el Propio de Tiempo. feos; arrastra cautivo en su ca­
E n el O ficio ferial, desde la F e ­ rroza gloriosa al Príncipe de las
ria I I después de la Dominica “ in A l­
b is” hasta la Feria I I I de Rogaciones tinieblas.
inclusive, se dice cada día la siguiente Sed, oh Jesús, la Pascua in­
mortal de nuestra alma resuci­
Capitula Rom., 6, 9-10
tada; librad de la cruel muerte
/ C risto resucitado de entre los del pecado a los que han nacido
muertos no muere ya otra a una nueva vida.
vez; la muerte no tendrá ya do­ Gloria para siempre a Dios
minio sobre él. Porque en cuan­ Padre; gloria a su Hijo resuci­
to al haber muerto, como fué tado, y al Espíritu Santo, cuya
para destruir el pecado, murió bondad consuela y alegra nues­
una sola vez, mas en cuanto al tras almas. Amén.
vivir, vive para Dios. y . Quedaos con nosotros, Se­
ñor, aleluya. 1$. Porque se ha­
En el Oficio dominical y ferial s*
dicen el siguiente Himno y Verso:
ce de noche, aleluya.

Himno Recitado el Verso, se dice con la


Antifona conveniente, el siguiente
\ 7ayamos con inmaculadas tú­
* nicas al regio banquete del Cántico de la B. V. María
C o rd ero ; después de pasado el Magníficat
mar R ojo, cantemos a Cristo Luc., 1, 46-55
Príncipe.
El amor es el sacerdote in­ ¡?5ñ5j|LORiFicA * mi alma al Se-
mortal de este sacrficio admira­
ble, ofreciendo en la Cruz y en Y mi espíritu
el Altar, el Cuerpo y Sangre transportado de gozo * en Dios
adorables. mi Salvador.
La sangre de que está rociada Porque miró la humildad de
nuestra alma, ahuyenta al Angel su esclava, * he aquí que desde
exterm inador; retrocede, abrién­ ahora me llamarán bienaventura­
dose, el mar, y los enemigos son da todas las generaciones.
sepultados en sus olas. Porque hizo conmigo cosas
Jesús es para nosotros en este grandes el que es todopoderoso, *
día nuestra Pascua y nuestra y cuyo nombre es santo.
V íctim a; para los corazones que Y su misericordia se extiende
de generación en generación, * Se añade la Orneión con \ l:im<uto.
Lueeo, las Conmemorar!,,nes, si las hu­
sobre todos los que Je temen. biere. Después, fuer.i de Tiempñ i’ ,s-
Manifestó el poder de su bra­ cnal, en los Oficios de rito Semiduhk o
Simple, asi de Tiempo como de los
zo; * esparció a los soberbios del Santos, se rc¿an lu.-¡ S utm H os He los
pensamiento de su corazón. Santos setrún las normas estableci­
das en las Laudes. Se exceptúan: los
A los poderosos derribó del tro­ días que median desde el s.ibndo .inte­
no, * y ensalzó a los humildes. rior a la primera Dom inici de Advienlo
hasta la O ctava de la E pifanía, y los
A los hambrientos llenó de bie­ que hay después del sábado nciterior
nes; * y a los ricos los despidió al Domingo de Pasión hasta la Feria
I V de la Semana Santa inclusive. Tam
sin nada. bien se exceptúan todos los días en que
Recibió bajo su protección a se hace Conmemoración de una Fiesta
de rito Doble que ocurra en los mismos,
Israel su siervo, * acordándose de o de una Octava sea la que fuere.
su misericordia. Después de la Oración se añade:
Gloria al Padre.
Terminado e¡ Cántico y repetida la y . El Señor sea con vos­
Antífona, si no tuvieren que rezarse otros. I£. Y con tu espíritu.
las Preces, inmediatamente se dice el
Verso: E l Señor sea con vosotros, con la /Vr . Bendigamos al Señor.
Oración, y todo lo restante hasta ter­ f£. A Dios gracias.
minar la Hora.
Mas en las Ferias de Adviento, en y . Las almas de los fieles di­
la Feria I I I después de la Dominica de funtos, por la misericordia de
Quincuagésima, si se hubiere celebrado
Oficio de alguna V igilia , y en las F e ­ Dios descansen en paz. T^. Amén.
rias de Cuaresma desde el día de C e ­ Si a las Vísperas siguen inmediata­
nizas, y de Pasión hasta la Feria I V mente Completas, dicho el Verso Las
de la Semana Santa inclusive, si se almas de los fieles, se principian éstas
celebra Oficio de la Feria corriente, y con el Verso Dignaos, Señor, dar
aunque en él tuviese que conmemorar­ vuestra bendición; en caso contrario, só­
se un Doble o Semidoble reducido a lo se dice Padrenuestro, en secreto.
manera de fiesta Simple, repetida la
Antífona del Magníficat, se dicen de
rodillas las Preces puestas después de
Laudes, que se oniiten en los demás
tiempos. ' COMPLETAS1
Terminadas las Preces, o en caso
de no haberse rezado, repetida la A n ­
Antes de Completas, no se dice el
tífona del Magníficat, se dice
Padrenuestro y A v e María, como en
y . El Señor sea con vos­ las demás Horas, sino que el Lector
empieza inmediatamente:
otros. I£. Y con tu espíritu.
1. El Oficio de Completas es una joya litúrgica toda eila perfumada por la
piedad y la poesia más exquisitas. E l objeto de esta oración litúrgica es doble:
“ El de alcanzar una noche tranquila, y un fin perfecto, es decir, una santa
muerte” . Es la hora en que pasamos de los trabajos de la vida activa a la
contemplación suave y serena de las cosas del cielo. Por la noche term ina el
trabajo cesa el ruido, se olvida el cansancio y las preocupaciones. E s tiempo
de callar, de dejar las ocupaciones para recogerse y saborear cuán dulce es el
Señor. L a Oración de Completas nos dispone para tomar este inefable descanso
en Dios. El Oficio de Completas, como oración de la noche, comprende tres partes:
I) la preparación que consta de una sabia y oportuna advertencia acerca de
lo importante que es esta plegaria; el Confíteor con el cual imploramos el
perdón de nuestros pecados, y la absolución concedida por Dios a los que
voluntariamente y de verdad se arrepienten; I I ) los actos del cristiano al
fui de su jornada y de su vida (salmos e himnos); I I I ) la recomendación del
alma a Dios (desde la Capitula a la Oración), y a la Santísim a V irgen , me­
diante la Antífona final.
y . Dignaos, Señor, dar padezca de nosotros, y perdona­
vuestra bendición. dos nuestros pecados, nos con­
Ben d .— E l Señor omnipotente duzca a la vida eterna. Amén.
nos conceda una noche tranquila El Señor omnipotente y mise­
y una muerte santa. ricordioso nos conceda el perdón,
1J. Amén. la absolución y remisión de nues­
tros pecados. Amén. .
Dada la Absolución, se dice:
Lección breve I Petr., 5, 8-9
y . Convertidnos, oh Dios,
erm an os: Sed sobrios y Salvador nuestro. ]^. Y apartad
velad, porque vuestro de nosotros vuestra ira.
enemigo el diablo anda y . Oh Dios, atended a mi
alrededor como león rugiente bus­ socorro.
cando a quién devorar: resistidle . Oh Señor, apresuraos a
lirmes en la fe. Y Vos, Señor, ayudarme.
tened misericordia de nosotros. Gloria al Padre. Como.
I£ . A Dios gracias. Aleluya, o Alabanza a Vos, Se­
. Nuestro auxilio está en el ñor.
nombre del Señor. Que hizo Luego, incoada la Antífona conve­
niente, se dicen tres Salmos, según re­
cielo y tierra. quiera el Oficio ocurrente. Repetida
Luego se dice el Padrenuestro todo íntegramente la Antífona después del
en secreto. Seguidamente el Semanero último Salmo, se dice el siguiente
hace la Confesión.
E l Coro responde:

p L Dios omnipotente se compa­ Himno


dezca de ti, y, perdonadoj ^ ntes que la luz se oscurez­
tus pecados te conduzca a la v i­ ca, os suplicamos, oh Crea­
da eterna. 1^. Amén. dor del universo, que con vues­
Seguidamente se repite la Confesión,
y en donde dice o vosotros hermanos, tra clemencia nos protejáis y nos
dirá a Vos, padre. guardéis.
H echa la Confesión por el Coro, el
Semanero dice: A lejad de nosotros los sueños
y los nocturnos fantasmas; refre­
P , l Dios omnipotente se compa­
nad a nuestro enemigo; conser­
dezca de vosotros, y, perdo­
vad castos nuestros cuerpos.
nados vuestros pecados, os con­
Concedédnoslo, oh Padre mise­
duzca a la vida eterna. l£. Amén,
ricordiosísimo, y Vos, el Unigéni­
E l Señor omnipotente y mi­
to igual al Padre, que, con el E s­
sericordioso nos conceda el per­
píritu consolador, vivís y reináis
dón, la absolución y remisión de
por todos los siglos. Amén.
nuestros pecados.
Terminado el Himno, se dice:
P£. Amén. . , .
Fuera del C oro: En la recitación pri­
vada del Oficio, y también en los co­ Capitula Ier., 14, 9
ros de monjas, se hace la Confesión
una sola vez, y todas juntamente. L u e­ (^ onnosotros estáis, Señor, y
go se dirá:
sobre nosotros ha sido invo­
El Dios omnipotente se com­ cado vuestro santo nombre; no
nos abandonéis, Señor Dios i Cántico de Simeón
nuestro. Luc., 2, 29-32
ly . br. En vuestras manos. A h o r a , Señor, sí que sacáis en
Señor, * Encomiendo mi espíri­ paz de este mundo a vuestro
tu. En vuestras manos, y . Vos siervo, según vuestra promesa.
nos habéis redimido, Señor Dios Porque mis ojos han visto ya
de verdad. Encomiendo. Gloria al Salvador que nos habéis dado.
al Padre. En vuestras manos. A l que tenéis destinado para
y . Guardadnos, Señor, como que, expuesto a la faz de todos
la pupila del ojo. 1^.. Protegednos los pueblos,
bajo la sombra de vuestras alas. Sea brillante luz que ilumina a
las naciones, y la gloria de vues­
Desde el sábado antes de la D om i­ tro pueblo de Israel. Gloria al
nica de Pasión hasta la Feria I V de
!a Semana Santa inclusive, si las V í s ­ Padre. Como era.
peras precedentes han sido de Dom i­ A nt.— Salvadnos, Señor, m ien­
nica o de Feria, en el Responsorio bre­
ve se omite el Glória Patri, y en su tras estamos en vela, guardadnos
lugar se repite el Responsorio, como si­ mientras descansamos; para que
gue:
velemos con Cristo, y descanse­
R . br. En vuestras manos,
mos en paz.
Señor, * Encomiendo mi espíritu. En Tiempo Pascual al final de la
En vuestras manos. y . Vos nos Antífona se añade Aleluya.
Si no tuvieren que decirse Preces, in­
habéis redimido, Señor Dios de mediatamente se dice el Verso E l S e ­
verdad. Encomiendo. ñor sea con vosotros, con la siguiente
Oración y todo lo restante hasta el fin
y . Guardadnos, Señor, como de Completas.
la pupila del ojo. En todo Oficio de rito Semidoble, en
R . Protegednos bajo la som­ el Oficio de santa M aría en el Sábado,
en las Fiestas de rito Simple y en las
bra de vuestras alas. Ferias comunes, tanto de entre A ñ o
como de Tiempo Pascual, después de
Desde el sábado antes de la Domini­ repetida la A n tífon a del N un c dimittis,
ca “ in A lb is ” hasta la Feria I V den­ se dicen las siguientes Preces, las cua­
tro de la Octava de Pentecostés inclu­ les, no obstante, se omiten en la V i ­
sive, se dice el siguiente gilia de la E pifanía, en la Feria V I
1^. br. En vuestras manos, después de la O ctava de la Ascensiórí,
v además en todos aquellos dias en los
Señor, encomiendo mi espíritu, * cuales en Vísperas se haya hecho Con­
Aleluya, aleluya. En vuestras m a­ memoración de un Doble, o se hu­
biere celebrado Oficio o Conmemoración
nos. y . Vos nos habéis redimido, de cualquier O ctava. Pero siempre se
Señor Dios de verdad. Aleluya, deben rezar de rodillas en aquellas F e ­
rias en las cuales se hubieren dicho en
aleluya. Gloria al Padre. En vues­ Vísperas las Preces feriales.
tras manos. Señor, tened piedad. Cristo,
y . Guardadnos, Señor, como tened piedad. Señor, tened pie
la pupila del ojo, aleluya. 1$. dad.
Protegednos bajo la sombra de Padre nuestro, en secreto has­
vuestras alas, aleluya. ta:
y . Y no nos dejes caer en la
Después se dice la siguiente A n tífo ­
na para el Cántico. tentación. . M as líbranos de
Ant.— Salvadnos. mal.
Creo en Dios en secreto hasta: Oración
y . La resurrección de la
carne. r \ s rogamos, Señor, que visitéis
1^. La vida eterna. Amén. esta habitación y alejéis de
y . Bendito sois, Señor, Dios ella todas las asechanzas del ene­
de nuestros padres. migo; habiten en ella vuestros
. Y digno de alabanza y santos Angeles, que nos guarden
glorioso en los siglos. en paz; y vuestra bendición sea
y . Bendigamos al Padre y al siempre sobre nosotros. Por nues­
H ijo, con el Espíritu Santo. tro Señor. I£. Amén.
Después de la Oración se añade:
Alabémosle y ensalcémosle poi
todos los siglos. y . El Señor sea con vos­
y . Bendito sois, Señor, en otros.
lo más elevado del cielo. 1$. Y I£. Y con tu espíritu.
digno de alabanza y gloria y de y . Bendigamos al Señor.
que seáis ensalzado por los si' 1$. A Dios gracias.
glos. Bend.— Bendíganos y guárde­
nos el omnipotente y misericor­
y . E l omnipotente y miseri­
dioso Señor, Padre, Hijo y Es­
cordioso Señor nos bendiga y nos
píritu Santo.
guarde. 1$. Amén.
1^. Amén.
y . Dignaos, Señor, en esta
Y no se dice el Verso Las almas de
noche. los fieles, sino que inmediatamente se
1^. Guardarnos libres de p e ­ ha de rezar una de las A ntífonas finales
de la bienaventurada Virgen María,
cado. las cuales se señalan másabajo según
y . Compadeceos, Señor, de la diversidad de Tiempo.
Después se añade:
nosotros.
y . El auxilio divino perma­
. Compadeceos de nos­ nezca siempre con nosotros.
otros. . Amén.
, y . Experimentemos, Señor, Después se dice en secreto Padre­
sobre nosotros vuestra misericor­ nuestro, A v e M aría y Credo.
Si después de Completas siguen in­
dia mediatamente M aitines, entonces se di­
1^. Así como en Vos hemos ce dos veces el Padrenuestro, A v e M a­
ría y Credo, como final del día prece­
confiado. dente y como principio del Oficio del
y. Señor, oíd mi oración. día siguiente.

. Y mi clamor llegue a
Vos. DESPUES DE CADA HORA
A l final de Laudes, o si después
Term inadas las Preces, o, si éstas no sigue inmediatamente otra Hora, al
tuvieren lugar, repetida la Antífona terminar la última Hora, así como
después del N un c dimittis, dícese in­ siempre al final de Completas, aunque
mediatamente: inmediatamente sigan M aitines del día
Eiguiente, tanto en el rezo público co­
y . El Señor sea con vos­ mo en el privado del Oficio divino; y
además en la pública recitación, des­
otros. pués de cualquiera otra Hora, si en­
1$. Y con tu espíritu. tonces se terminare el Oficio y se sa-
líere del Coro, se dice una de las si­
guientes Antífonas finales de la bien- nocido por la voz del Angel la
iventurada Virgen María. encarnación de vuestro H ijo, por
I. Después de Laudes y de las de­
más Horas, excepto las Completas, di los méritos de su pasión y de su
cho el Verso Las almas de los fieles y truz, lleguemos a la gloria de la
rezada en secreto la Oración domini­
cal, se añade: resurrección. P or el mismo Cris­
to Señor nuestro.
y . El Señor nos conceda su
I£. Amén.
paz. 1}. Y la vida eterna.
Desde las I Vísperas de la N ativi­
Amén. dad del Señor, se dice:
E inmediatamente se dice una de las
Antífonas finales, que se ponen a con­ y. Aun después del parto,
tinuación.
Después de Completas, rezada la Ben­
Virgen permanecisteis inmacula­
dición: Bendíganos y guárdenos, inme­ da. 1^. M adre de Dios, interce­
diatamente se añade una de las dichai
Antífonas finales.
ded por nosotros.

Oración
Antífonas fin ales de la
B. V. María O h Dios, que por la fecunda
I. Desde las Vísperas del sábado virginidad de la bienaventu­
anterior a la Dominica I de Adviento rada M aría, disteis al género hu­
hasta las I I Vísperas de la Purificación
inclusive se dice: mano el premio de la salud eter­
na: concedednos, os rogamos, que
Antífona experimentemos en favor nuestro
la intercesión de Aquella por
r ^ |O A D R E augusta del Reden- quien merecimos recibir al Autor
1 tor, puerta del cielo siem- de la vida nuestro Señor Jesu­
i pre abierta, estrella del cristo, vuestro H ijo. 1^. Amén.
mar, socorred a un pueblo que
II . Después de la Purificación, esto
cae y que procura levantarse; es, desde las Completas del día 2 de F e­
Vos que, con gran admiración brero, aun cuando se trasladare la
Festividad de la Purificación de la
de la naturaleza, engendrasteis a bienaventurada V irgen M aría, hasta las
vuestro santo Creador. Virgen a n ­ Completas de la F eria I V de la Se­
tes y después del parto, recibid mana Santa inclusive:
la salutación del Arcángel, y te­
ned piedad de los pecadores. Antífona
Durante el Adviento se dirá:
^ alve, Reina de los cielos; sal­
y . El Angel del Señor anun­ ve, Señora de los A n geles;
ció a María. salve, raíz sagrada; salve, puerta
I£. Y concibió por obra del por la cual vino al mundo la luz.
Espíritu Santo. Regocijaos, Virgen gloriosa, la
más bella de las Vírgenes. Salve,
Oración
¡oh llena de encantos! y rogad a
Q s rogamos, Señor, infundáis Jesucristo por nosotros.
vuestra gracia en nuestros y . Perm itid que os alabe,
corazones, para que habiendo co­ Virgen santa.
I£. Dadme fortaleza contracristo, Señor nuestro: conceded­
vuestros enemigos. nos que por la intercesión de su
Madre la Virgen María, logremos
Oración conseguir la felicidad de la vida
^ onceded , oh Dios misericor­ eterna. Por el mismo Cristo Señor
dioso, fortaleza a nuestra fra­ nuestro. 1£. Amén.
Terminada la Antífona con su V e r­
gilidad, para que cuantos celebra­ so y Oración, se concluye:
mos la memoria de la santa M a­
y . El auxilio del Señor per­
dre de Dios, con el auxilio de su
manezca siempre con nosotros.
intercesión, nos levantemos de
I*. Amén.
nuestras iniquidades. Por el mis­
mo Cristo Señor nuestro.
I£. Amén. DESPUES DEL OFICIO
III. Desde las Completas del S á­ DIVINO
bado Santo hasta la Nona del sábadj
dentro de la Octava de Pentecostés in­ Terminado el Oficio divino, lauda­
clusive: blemente se dice la siguiente Oración.
A cuantos la rezaren devotamente des­
Antífona pués del Oficio, el Sumo Pontífice
León X les concedió el perdón de los
P ? e in a del c ielo 1, alegraos, ale- defectos y culpas cometidas por la hu­
AV lu y a ; _ mana fragilidad en la recitación del
mismo. En el rezo privado se dice siem­
Porque el que merecisteis lle­ pre de rodillas, exceptuados aquellos
var en vuestro seno, aleluya; que por alguna determinada enferme­
dad, o por razón de un grave impedi­
Resucitó como dijo, aleluya. mento, no puedan arrodillarse.
Rogad a Dios por nosotros,
alelu ya. Oración
y. Gozaos y alegraos, V ir­
gen M aría, aleluya. jj^fl3|LABANZAS2, honor, poder y
1^. Porque verdaderamente ÍIh Ík VI gloria sean dados por to-
resucitó el Señor, aleluya. iflfiare vt das las criaturas a la sa ­
cratísima e indivisible Trinidad,
Oración a la adorable humanidad de nues­
Q h Dios, que os dignasteis ale­ tro Señor Jesucristo, a la fecunda
grar al mundo con la resu­ virginidad de la bienaventurada
rrección de vuestro H ijo Jesu­ Virgen M aría y a todos los San-
1. Según refiere la tradición, hallándose la ciudad de Roma afligida por
una peste inguinal, el papa san Gregorio Magno, en el año 596, exhortó al
pueblo a hacer penitencia, y anunció que en la fiesta de Pascua se celebraría
una procesión que, saliendo del A ra Coeli, se dirigiría a san Pedro. L a pre­
sidió él mismo, llevando la imagen de la Virgen Santísima que se cree pintada
por san Lucas. Oyéronse de súbito en las alturas, unas voces celestiales que
cantaban: Regina Coeli laetare, etc. E l Pontífice, lleno de admiración, res­
pondió junto con el pueblo: Ora pro nobis Deum, alláluya. V ióse al mismo
tiempo un ángel que envainaba su espada, y la peste cesó en el mismo día.
T a l es, según se asegura, el origen de esta A n tífona, rebosante de fe, de
alegría y de amor filial a la Virgen.
2. E sta Oración, cuyo rezo no es obligatorio, es atribuida generalmente
a san Buenaventura. Fué insertada en el Breviario Romano por Urbano V I I I
en el año 1631.
tos. Séanos concedido también a Oración
nosotros el perdón, por todos los
siglos de los siglos. Amén. f \ a clementísimo Jesús, os doy
y . Bienaventuradas sean las ^ gracias con todo mi cora­
entrañas de la Santísima Virgen zón. Sedme propicio, pues soy
María, que llevaron al H ijo del un miserable pecador. O frezco a
Padre Eterno. vuestro divino Corazón la obra
1 ). Bienaventurados también que acabo de dedicaros, para que,
los pechos que amamantaron a purificada de sus defectos y ele­
Jesucristo nuestro Señor. vada a una m ayor perfección, tri­
Se reza en voz baja un Padrenucr bute gloria y alabanza a vuestro
tro y Avemaria.
Pío X concedio 300 días de indulgen­ santísimo Nombre y al de vues­
cia, que se pueden ganar una vez al tra bienaventurada M adre, y
día, a todos cuantos rezasen la siguien­
te plegaria después de la Oración: A la ­ contribuya a la salvación de mi
banza, honor, y una indulgencia plena alma y al bien de toda la Igle­
ría a los que la reciten cada día du­
rante un mes. (2, diciembre, 1905). sia. Amén.
Salterio del Breviario Romano
ordenado para cada día de la semana

D O M I N G O1

MAITINES Invitatorio. — Adoremos al


Señor, * Porque él nos ha crea­
Todo como en el Ordinario, pág. 2,
excepto lo que sigue:
do.
Salmo 94. — Venid, alegrémo­
E n tre A ño nos, pág. 3.

En los Domingos después de la E p i­ En las Dominicas de Septuagésima,


fanía, desde el día 14 de Enero y en Sexagésima y Quincuagésima, se dice:
los siguientes antes de Septuagésima,
se dice: Invitatorio.— Apresurémonos a

1. E l Domingo, según la sagrada liturgia, no reviste tan sólo el carácter


de descanso, sino que más bien es el día propio destinado al culto del Señor.
El descanso no representa más que la parte negativa de la santificación del
día festivo. E s necesario el descanso de .'os trabajos serviles para poderse
dedicat con más libertad y más plenamente al servicio de Dios. Por eso todos
los domingos del año, sin excepción, tienen su liturgia propia, su M isa propia,
y en ella su instrucción y su enseñanza evangélica propias. Desde el principio
del cristianismo, el día del Señor fué santificado, especialmente por medio
de la celebración del santo sacrificio y de una mayor solemnidad en las ala­
banzas tributadas al Altísím o. Del Domingo, como de día señalado, hace
ya mención san Juan en su Evangelio ( X X , 19); en el libro del Apocalipsis
el mismo Apóstol le llama con el nombre propio de Domingo (Apoc., I, 10),
y en la Sinaxis dominical es donde tuvo lugar el discurso del Apóstol san
Pablo, del que habla en el libro de los Hechos (A c t ., X X , 7). En la Didache
presentarnos ante el Señor: * Y I roso los favores de la vida eter-
entonemos salmos a su gloria. I na.
En el primer verso del Salmo 94, Concedédnoslo, oh Padre pia­
se omite apresurémonos a presentarnos
ante su acatamiento, dándole gracias y
dosísimo, y Vos, Unigénito, igual
entonemos salmos a su gloria. El Coro al Padre, que con el Espíritu
repite el Invitatorio. En todos los D o­
mingos indicados anteriormente, se di­
consolador reináis por todos los
ce el siguiente siglos.
Amén.
Himno II En Tiempo de A dviento, Cuares­
ma, de Pasión y Pascual, desde la Do
¡ n el primer día en que la mínica “ in A lb is ” hasta la Dominica V
después de Pascua inclusive, se dice el
Trinidad beatísima creó Invitatorio y el Himno como en el O r­
el mundo; o en el que, dinario, pág.

resucitando, vencida la muerte, el


Creador nos libertó: I NOCTUR NO
Levantémonos todos con la
D u r a n t e e l A d vie n to
mayor diligencia, sacudiendo le­
jos de nosotros la pereza, y bus A n t.— H e aquí que vendrá el
quemos en la noche al Señor, Rey.
como nos lo enseña el P rofeta:
Para que atienda a nuestras E n t r e A ño
súplicas y nos proteja; y libres
A n t.— Bienaventurado el varón.
de toda mancha, nos conceda la
U Estas palabras 110 se repiten en
eterna dicha: el Salmo; lo mismo se hará siempre
Y llene de beneficios a los queque la A n tifon a comience con las mis­
mas palabras que el Salmo. E n tal
cantamos sus alabanzas en el si­ caso, éste se principia allí donde ter­
lencio del más sagrado tiempo mina la An tífon a (incoada o entera),
con tal que las palabras sean las
de este día. mismas, de modo que la A n tífon a tenga
Desde ahora os suplicamos, oh su continuación en las palabras del
esplendor del Padre, que apar­ Salmo o Cántico, a no ser que a la A n ­
tífona se añada la palabra Aleluya.
téis de nosotros los ardores noci­
vos, y todo acto desordenado. D u r a n t e e l T iem po P a s c u a l
Que no se manche en la las­
civia nuestro cuerpo mortal, no A nt.— Aleluya, * la piedra fué
sea que, por causa de sus ardo­ removida, aleluya: de la entrada
res nos abrase después con más del sepulcro, aleluya, aleluya.
rigor el infierno con sus llamas. AnLos Salmos se dicen con una sola
tífona en cada uno de los N octu r­
Oh Redentor del mundo, os su­ nos, aun en las Ferias.
plicamos que lavéis nuestras M as las A n tífon as con los Salmos y
Versos, durante el Adviento y también
manchas, y nos concedáis gene- entre A ño, y las señaladas del mismo
se dice expresamente: “ En cada Domingo, día de la resurrección del Señor,
reunios, juntamente partid el pan y dad gracia s” . Lo mismo leemos On san
Justino y en Tertuliano; en las Constituciones Apostólicas también se dice: “ En el
día de la resurrección del Señor, esto es el Domingo, reunios con asiduidad,
dando gracias a Dios, a fin de que vuestro sacrificio sea irreprensible, y le
plazca” .
modo para el Tiempo Pascual, se em­ Tor lo tanto, no prevalecerán
plean siempre, fuera de las Octavas de
la Natividad, Epifanía y Ascensión, los impíos en juicio; * ni los pe­
cuando se celebra Oficio de Dominica cadores en la asamblea de los
así menor como mayor,
ti El asterisco*, colocado en los V e r­ justos.
sos de los Salmos y en otras par­ Porque conoce el Señor el pro­
tes del Oficio, indica una pausa en el
canto y en la recitación del Coro; ex­ ceder de los justos; * mas la
cepto en las Antífonas, en las cuales senda de los impíos terminará en
puede denotar la preentonación de la
Antífona o, también, las palabras de la perdición.
incoación de la misma. Antes de un Gloria al Padre, y al Hijo, *
Salmo o Cántico, la Antífona no se
reza integra, a saber: en todas las y al Espíritu Santo.
Horas del Oficio Semidoble o Simple Como era en el principio, y
y en las Horas menores en el Oficio
Doble. ahora y siempre, * y por los si­
glos de los siglos. Amén.
Salmo l1 tí Este verso Gloria Patri se dice
siempre al fin de todos los Salmos y
Cánticos, a no ser que se advierta lo
aquel varón que no
ic h o s o contrario.
se d eja llevar de los con­
sejos de los m alos, ni se E n A dviento
detiene en el cam ino de los p e­
cadores, * ni se asienta en la cá­ A n t.— He aquí que vendrá el
tedra pestilen cial: R ey excelso con gran poder para
Sino que tiene puesta toda su salvar a las naciones, aleluya.
voluntad en la ley del Señor, * Ant.— Fortaleced.
y está meditando en ella día y E n t r e A ño
noche.
E l será como el árbol plantado A nt.— Bienaventurado el varón
ju n to a l,as corrientes de las que medita en la ley del Señor.
aguas, * el cual dará su fruto en A n t.— Servid al Señor.
el debido tiempo.
Y cuya hoja no caerá jamás; Salmo 22
* y cuanto él hiciese tendrá
próspero efecto. D or qué causa se han em brave­
N o así los impíos, no así; * cido tanto las naciones, * y
sino que serán como el polvo que los pueblos maquinan vanos pro­
el viento arroja de la superficie yectos?
de la tierra. Hanse coligado los reyes de la

1. En este primer salmo, que es como la introducción a todo el Salterio


y contiene en resurren todas sus enseñanzas, se demuestra que la verdadera
felicidad consiste en nuestra unión con Dios mediante la meditación y obser­
vancia de su ley santísima (1-4); y que en el pecado o apartamiento de
nuestro Dios, no hallaremos más que la inquietud del alma y toda suerte de
calamidades (5-7). Algunos Santos Padres, muchos manuscritos de los Setenta
y varios autores modernos lo atribuyen al Real Profeta David.
2. Este salmo eminentemente profético y mesiánico, con las más vivas imá­
genes nos describe la oposición de los pueblos y de sus príncipes al reinado
y soberanía del ungido del Señor (1-3); el triu n f* definitivo y absoluto de
Dios (4-5); el establecimiento del reino mesiánico (6-9), y termina exhortán­
tierra, y se han confederado los sea que al fin se irrite el Señor,
príncipes * contra el Señor, y * y perezcáis descarriados de la
contra su Cristo. senda de la justicia.
Rompamos, dijeron, sus atadu­ Porque cuando de aquí a poco
ras, * y sacudamos lejos de nos­ se inflamare su ira, * bienaven­
otros su yugo. turados todos aquellos que ponen
Mas aquel que reside en los en él su confianza.
cielos se burlará de ellos,* y se
mofará de ellos el Señor. E n A d v ie n t o

Entonces les hablará él en su


indignación, * y los llenará el te­ Ant. -r- Fortaleced las manos
rror con su saña. débiles; esforzaos, y decid: He
M as yo he sido por él consti­ ahí que vendrá nuestro Dios, y
tuido R ey sobre Sión, su santo nos salvará, aleluya.
monte, * para predicar su Ley. A n t.— Gozaos todos.
A mí me dijo el Señor: * Tú
E ntre A ño
eres mi H ijo : Y o te engendré
hoy. A n t.— Servid al Señor con te­
Pídeme y te daré las naciones mor, y regocijaos en él poseídos
en herencia tuya, * y extenderé de un tem blor santo.
tu dominio hasta los confines de Ant.— Levantaos.
la tierra.
Con cetro de hierro los regirás; Salmo 3 1
*y si te resisten, los desmenuza­
rás como un vaso de barro. ^ ómo es, Señor, que se han a u ­
Ahora, pues, oh reyes, enten­ mentado tanto mis persegui­
dedlo: * sed instruidos vosotros dores? * Son muchísimos los que
que juzgáis la tierra. se han rebelado contra mí.
Servid al Señor con temor, * M uchos dicen de m í: * Y a no
y regocijaos en él, poseídos de un tiene que esperar de su D ios sal­
temblor santo. vación.
Abrazad la buena doctrina; no M as Vos, oh Señor, sois mi pro-

donos a que nos sometamos al verdadero R ey de todos los hombres y de todos


ios pueblos, Cristo Jesús. E ste salmo carece de título, pero la Iglesia lo atri­
buye expresamente a David. (A c t I V , 25; H ebr,, I, S). Los que han creído
que era una continuación del primero, deberían advertir: 1 .° Que san Pablo
lo cita como distinto de aquel (A ct., X I I I , 32, 2 .°); Que la materia, el carácter
de la poesía y el artificio de ambos son m uy diversos; y 3.° Que cada uno de
por sí constituye un todo completo, independiente y acabado.
1. El salmista contrapone a los motivos que hacen deplorable su situación
(2-3), los que le inducen a la confianza en el auxilio del Altísim o (4-5). P rofu n ­
damente atribulado y probado, reanima su confianza (6-7), diciendo que no
temerá a los enemigos que le rodean, ya que con la experiencia de lo pasado,
pedirá auxilio en esta su situación actual (8-9). E sta confianza del Profeta en
la bondad y benignidad del Omnipotente, debe acompañar todas nuestras
plegarias si queremos ser atendidos por nuestro Padre celestial.
(Esta y las siguientes introducciones a los salmos proceden de La Biblia
de Montserrat).
tector, * mi gloria, y el que me i£. Y de las palabras malig­
hacéis levantar la cabeza. nas.
A voces clamé al Señor, * él
E n T ie m p o d e P a s ió n
me oyó desde su santo monte.
Y o me dormí y me entregué a y . Librad mi vida, oh Dios,
un profundo sueño; * y me levan­ de la espada. I£. Y de las garras
té, porque el Señor me tomó I de los canes a mi alma.
bajo su amparo.
No temeré a ese innumerable E n T ie m p o P a s c u a l

gentío que me tiene cercado: * Ant.— Aleluya, la piedra fué


levantaos, oh Señor, salvadme removida, aleluya; de la entrada
Vos, Dios mío. del sepulcro, aleluya, aleluya.
Porque Vos habéis castigado a y . Resucitó el Señor del se­
todos los que sin razón me ha­ pulcro, aleluya. FJ. El que por
cen guerra: * a los pecadores les nosotros estuvo pendiente en el
habéis quebrantado los dientes. madero, aleluya.
D el Señor nos viene la sal­ Lo demás como en el Ordinario,
vación; * y Vos, oh Dios mío, pág. 7.
bendeciréis a vuestro pueblo.
II NOCTURNO
D urante el A d v ie n t o
D u r a n te el A d v ie n to
Ant. — Gozaos todos y a le­
graos: porque he aquí que vendrá Ant.— Gózate y alégrate.
el Señor de las venganzas para E n t r e A ño
perdonar: él mismo vendrá y nos A nt.— ¡ Cuán adm irable!
salvará.
E n T ie m p o ' P a s c u a l
y . D e Sión vendrá la hermo­
sura de su esplendor. R . Nues­ A n t.— Aleluya, * ¿a quién bus­
tro Dios vendrá manifiestamente. cas, m ujer? aleluya; al que vive
entre los muertos, aleluya, ale­
E n tre A ño luya.
A nt.— Levantaos, Señor, y sal­
vadme, Dios mío. Salmo 81
y . Durante la noche me Q h Señor, Soberano nuestro, *
acordaba de invocar vuestro nom­ ¡qué admirable es vuestro
bre, Señor. 1^. Y guardaba vues­ santo nombre en toda la redondez
tra ley. de la tierra!
D u r an te la C uaresm a
Porque vuestra majestad se ve
ensalzada * sobre los cielos.
y . E l me ha librado del lazo D e la boca de los niños y de
de los cazadores. los que están aún pendientes del
1. D avid, autor de este salmo, rinde en él un fervoroso tributo de admi­
ración al Señor, cuya grandeza y magnificencia ensalza, contraponiendo las
maravillas de la creación a la pequeñez de los hombres. De aquí toma pie

I. Brcv. 13
pecho de sus madres hicisteis sa­ E n A d v ie n t o

lir perfecta alabanza, por razón


de vuestros enemigos, * para des­ A n t.— Gózate y alégrate, hija
truir al enemigo y al vengativo. de Jerusalén: he aquí que tu Rey
Contemplo yo vuestros cielos, viene a ti: N o temas, Sión, por­
obra de vuestros dedos, * la luna que pronto vendrá tu salvación.
y las estrellas que habéis creado. A n t.— Vendrá Cristo.
¿Qué es el hombre, para que E n tre A ño
os acordéis de él? * ¿qué es el
hijo del hombre, para que ven­ A n t.— ¡Cuán admirable es, Se­
gáis a visitarle? ñor, vuestro nombre en toda h
Hicisteisle un poco inferior a redondez de la tierra!
los ángeles, coronasteisle de gloria Ant. — Os sentasteis sobre el
y de honor, * y le habéis dado el trono.
mando sobre todas las obras de
vuestras manos. Salmo 9, i 1
Todas las cosas habéis puesto
bajo sus pies; * todas las ovejas Vos, oh Señor, tributaré gra­
y bueyes, y hasta las bestias del cias con todo mi corazón: *
campo. cantaré todas vuestras maravillas.
Las aves del cielo y los peces M a alegraré en Vos y saltaré
del mar, * que surcan los sende­ de gozo: * cantaré himnos a vues­
ros del abismo. tro nombre, oh D ios Altísim o.
Oh Señor, Soberano nuestro, * Porque Vos pusisteis en fuga a
¡qué admirable es vuestro nom­ mis enemigos, * y quedarán de­
bre en tocíá la redondez de la bilitados y perecerán delante de
tierra! Vos.
para elevarse a una nueva idea: las bondades y las condescendencias de este
gran Dios en favor del hombre, constituido por E l rey de toda la creación.
En sentido místico, el salmo se aplica con mucha razón al Verbo Encarnado,
el hombre perfecto por excelencia a quien todo ha estado sometido por el
Omnipotente, así lo del cielo como lo de la tierra, tanto los A ngeles como los
hombres.
1. “ Desarróllase en este salmo, según nos advierte Fillión, un doble argu­
mento. En la primera parte, vers. 2-21, el autor da gracias a Dios por una
victoria que ha logrado sobre sus enemigos exteriores; en la segunda, salmo 10,
según los Hebr., 1-18, reclama, con frase apremiante y plañidera, el auxilio
divino contra los enemigos interiores que amenazaban la pública seguridad.
De cada una de las dos partes ha hecho el hebreo un salmo distinto. Pero hay
un argumento poderoso en favor de su unidad, que admiten los Setenta y la
Vulgata. Ambas partes son indudablemente alfabéticas, aunque de una manera
imperfecta; puesto que las estrofas de la primera empiezan por las letras
finales, salvo raras excepciones. E l mismo autor, pues, ha unido y enlazado
el todo de una manera inseparable mediante esta forma alfabética o acróstica” .
Las aplicaciones litúrgicas que de este salmo pueden hacerse, son las siguien­
tes, según W illy : 1) acción de gracias por las victorias obtenidas por Jesu­
cristo sobre Satán; por la Iglesia contra e1 paganismo; y de nosotros sobre
los enemigos de nuestra salvación; 2) plegaria dirigida a Dios a fin de que
continúe su protección en los nuevos combates que nos aguardan; 3) descrip­
ción de las grandes pruebas que han de experimentar la Iglesia y los fieles;
4) plegaria ardiente para que conceda el Señor la victoria definitiva a la
J^'físia...
Pues Vos me habéis hecho jus­ anunciad entre las naciones sus
ticia, y habéis tomado la defensa proezas.
de mi causa, * os habéis sentado Porque vengando la sangre de
sobre el trono, Vos que juzgáis sus siervos, ha hecho ver que se
según justicia. acuerda de ellos: * no ha olvi­
H abéis reprendido a las nacio­ dado el clamor de los pobres.
nes, y pereció el impío: * habéis Apiadaos, Señor, de m í: * ved
borrado el nombre de ellos para el abatimiento a que me han
siempre y por todos los siglos. reducido mis enemigos.
Quedan embotadas para siem­ Vos que me sacáis de las puer­
pre las espadas del enemigo, * tas de la muerte, * para que pu­
y habéis asolado sus ciudades. blique todas vuestras alabanzas
D esvanecióse como el sonido en las puertas de la hija de Sión.
su memoria: * mas el Señor sub­ M anifestaré mi júbilo por ha­
siste eternamente. berme Vos salvado: * las gentes
El preparó su trono para ejer­ han quedado sumidas en la per­
cer el juicio: * y él mismo es dición que habían preparado.
quien ha de juzgar con rectitud En el mismo lazo que tenían
la redondez de la tierra: juzgará ocultamente armado, * ha queda­
los pueblos con justicia. do preso su pie.
E l Señor se ha hecho el amparo Se reconocerá que el Señor ha­
del pobre: * socorriéndole opor­ ré justicia, * al ver que el peca­
tunamente en la tribulación. dor ha quedado preso en las
Confíen en Vos los que cono­ obras de sus manos.
cen vuestro nombre: * porque ja ­ Serán arrojados al infierno los
más habéis desamparado, Señor, pecadores, * y todas esas gentes
a quienes a Vos recurren. que viven olvidadas de Dios.
Que no estará para siempre ol­
D urante el A d v ie n t o
vidado el pobre: * ni quedará
Ant. — Vendrá Cristo nuestro para siempre frustrada la pacien­
R ey, a quien Juan anunció que cia de los infelices.
vendría como Cordero. Levantaos, oh Señor: que no
A n t.— He aquí que vengo. prevalezca el hombre; * sean juz­
gadas las gentes ante vuestra pre­
E ntre A ño sencia.
Estableced, Señor, sobre ellas
A n t.— Os sentasteis sobre el
un legislador; * para que co­
trono, Vos que juzgáis según jus­
nozcan que son hombres.
ticia.
A nt.— Levantaos, Señor. D urante el A d v ie n t o

Salmo 9, n A n t.— He aquí que vengo pres­


to, y mi recompensa me acom ­
a n ta d himnos al Señor que paña, dice el Señor: para dar a
tiene su morada en Sión: * cada uno según sus obras.
*
V . Enviad, Señor, el Corde­ E n T ie m p o P a s c u a l
ro, Dominador de la tierra. R .
Ant. — Aleluya, * no llores,
De la piedra del desierto al
M aría; el Señor ha resucitado,
monte de la hija de Sión.
aleluya, aleluya.
E ntre A ño

Salmo 9, m
Ant. — Levantaos, Señor, que
no prevalezca el hombre. por qué oh Señor, os ha­
y. M e levantaba a media béis alejado, * y me ha­
noche a tributaros gracias. béis desamparado, en el
Por vuestros juicios lle­ tiempo más crítico, en la tribu­
nos de justicia. lación?
M ientras que el impío se enso­
E n la C uaresm a
berbece, se requema el pobre,
y . Con sus alas te hará som­ * mas son cogidos en los mismos
bra. 1^. Y debajo de sus plu­ designios que han urdido.
mas esperarás confiado. P or cuanto el pecador se jacta
en los deseos de su alm a; * y
E n T ie m p o de P a s ió n el inicuo se ve celebrado.
El pecador ha exasperado al
\ . labradm e, Señor, de las Señor, * y no le buscará según
fauces del león. Y a mi debi­ el exceso de su arrogancia.
lidad de 'os cuernos de los uni­ Delante de él no h a y D ios;
cornios. * y así sus procederes son siem­
E n T ie m p o P ascu al
pre viciosos.
Vuestros juicios, Señor, los ha
.Í7‘i —•Aleluya, ¿a quién bus­ apartado lejos de su vista: * sólo
cas, oh m ujer? aleluya; al que piensa en dominar a todos sus
vive, entre los muertos, aleluya, enemigos.
aleluya. Pues él ha dicho en su cora­
y . El Señor ha resucitado zón: * Nunca jam ás seré yo de­
verdaderamente, aleluya. IJ. Y se rrocado, viviré libre de todo in­
apareció a Simón, aleluya. fortunio.
Lo demás como en el Ordinario, Está su boca llena de m aldi­
pág. 8.
ción y de amargura y de false­
dad: * debajo de su lengua opre­
sión y dolor.
III NO CTU RN O
Pónese al acecho con los ri­
En A d v ie n to cos en sitios escondidos, * para
m atar al inocente.
A n t.— E l Angel Gabriel. Tiene su vista fija contra el
pobre, * está acechando desde la
E n tre A ño
emboscada, como un león desde
A nt.— ¿Cómo es, Señor? su cueva.
Acecha para echar sus garras del pobre: * Vos sois el amparo
sobre el pobre, * para agarrar al del huérfano.
pobre, atrayéndole hacia sí. Quebrantad el brazo del peca­
Le hará caer en su lazo, * se dor y del maligno, * y se bus­
agachará y echarse ha encima de cará el fruto de su pecado, y no
los pobres, luego que los haya se hallará.
apresado. El Señor reinará eternamente
Porque él dijo en su corazón: y por los siglos de los siglos: *
Dios ya de nada se acuerda: * vosotras, oh naciones, seréis ex­
ha vuelto su rostro para no ver tirpadas de su tierra.
jamás nada. Atendió el Señor al deseo de
los pobres, * prestó benignos oí­
E n A d v ie n t o
dos a la rectitud de su corazón.
A n t.— El Angel Gabriel habló Para hacer justicia al huérfano
íi M aría, diciendo: Dios te sal­ y al oprimido, * a fin de que cese
ve, llena de gracia; el Señor es ya el hombre de gloriarse de su
contigo: bendita tú eres entre poder sobre la tierra.
todas las mujeres.
E n A d v ie n t o
A n t.— M aría d ijo ...

E n tre A ño
Ant. — M aría dijo: ¿Qué sig­
nifica esta salutación? ¿Por qué
Ant. — ¿Cómo es, Señor, que se ha sobresaltado mi alma y
os habéis retirado a lo lejos? por qué he de dar a luz a un
A nt.— Levantaos. R ey que no menoscabará mi vir­
ginidad?
Salmo 9, iv A n t.— En el advenimiento.
oh Señor, alzad
e v a n ta o s , E n tre A ño
vuestra mano: * no os olvi­
déis de los pobres. Ant.— Levantaos, Señor Dios,
¿P or qué razón el impío ha sea ensalzado vuestro poder.
irritado a Dios? * Es porque ha A n t.— El Señor es justo.
dicho en su corazón: Dios de na­
da se cuida. Salmo 101
Pero Vos, Señor, lo estáis
viendo: Vos consideráis el afán £ nel Señor tengo puesta mi
y el dolor, * para entregar estos confianza: ¿Cómo decís a mi
m alvados a vuestras manos. alma: * Retírate al monte co­
A vuestro cargo está la tutela mo un ave?

1. El argumento de este salmo es una exhortación a la confianza en tiempo


<le calamidades y persecuciones. Habla D avid en la persona del justo, previendo
lo que dice el Apóstol: “ Todos los que querrán vivir piadosamente, sufrirán
persecuciones” . I I Timot., 3. Compuso David este cántico probablemente' en
tiempo de la persecución de S aú l; según otros, en la época de la revuelta de
Absalón. Dos estrofas desiguales, claramente marcadas por el sentido, y con una
antítesis admirable, ponen muy de relieve el pensamiento dominante del salmo.
Mira que los pecadores han en­ D urante la C u aresm a

tesado el arco y tienen prepara­ y. Su verdad te cercará c o ­


das saetas dentro de sus aljabas, mo un escudo.
* para asaetear a escondidas a los 1^. N o te arredrarán tem o­
que son de corazón recto. res nocturnos.
Porque aquello que tú hiciste
de bueno lo han reducido a nada, E n T ie m p o de P a s ió n

* mas el justo ¿qué es lo que y . Oh Dios no perdáis mi al­


ha hecho de malo? ma con los impíos.
El Señor está en su santo T em ­ 1^. N i mi vida con los hom­
plo: * el Señor tiene su trono bres sanguinarios.
en el cielo.
Sus ojos están mirando al po­ E n T ie m p o Pascu al
bre: * sus párpados están exa­
Ant.— Aleluya, no llores, M a­
minando a los hijos de los hom­
ría, aleluya: resucitó el Señor,
bres.
aleluya, aleluya.
El Señor toma residencia al
y . Alegráronse los discípu­
justo y al impío; * y el que ama
los, aleluya.
la maldad, odia su propia alma.
1^. A la vista del Señor, ale­
Lloverá lazos sobre los pecado­
luya.
res: * el fuego, y azufre y el
Lo demás como en el Ordinario,
viento tempestuoso son el cáliz pág 9.
que les tocará. *
Porque el Señor es justo y ama
la justicia: * está su rostro' m i­ LAUDES
rando la rectitud. I

En las Dominicas de entre A ñ o, ex­


D urante el A d v ie n t o cepto desde Septuagésim a hasta el
Domingo de Ramos inclusive.
A n t.— Eíi el advenimiento del
supremo R ey purifiqúense los co­ Todo como en el Ordinario, pág. 12,
razones de los hombres, para que excepto lo que sigue:

procedan dignamente a recibirle: D urante el A d v ie n t o


porque he aquí que viene y no
Las Antífonas son de las Laudes
tardará. del Domingo corriente, como en el
y . Saldrá el Señor de su Propio del Tiempo.

santa morada. Iy. Vendrá para


E n tre Año
salvar a su pueblo.
Ant.— Aleluya.
E n tre A ño

En T ie m p o P ascu al
Ant. — El Señor es justo y
ama la justicia. Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­
y . Antes de amanecer, a Vos luya.
Con esta sola A n tífona Aleluya, se
dirigiéronse mis ojos. 1$. Para dicen todos los Salmos con el Cántico
meditar, Señor, vuestra ley. hasta la Capitula, aun en las Ferias.
f Las Antífonas con los Salmos, se- . Salmo 992
ñaladas para entre Año y el Tiempo
Pascual, se dicen siempre, excepto en '
las Octavas de la Natividad, Epifanía todos de la tierra,
I A /^ o r a d o r e s
y Ascensión, cuando se celebra el Oft- cantad con júbilos las ala­
cío de cualquier Dominica menor y d:-
1
la mayor “ in A lb is ” . banzas de Dios: * servid al Se­
ñor con alegría.
Salmo 921 Venid llenos de alborozo a
presentaros * ante su acatamien­
l Señor reinó; revistióse
to.
de gloria, * armóse de Tened entendido que el Señor
fortaleza, y se ciñó to­ es el Dios. * El es el que nos
do de ella. hizo y no nosotros a nosotros
Asentó firme la redondez de la mismos.
tierra, * y no será conmovida. Oh tú, pueblo suyo, vosotros
Desde entonces quedó prepa­ ovejas a quien él apacienta, *
rado, Señor, vuestro solio; * y entrad por sus puertas cantando
Vos sois desde la eternidad. alabanzas, tributadle acciones de
Alzaron los ríos, oh Señor, * gracias en sus atrios.
levantaron los ríos su voz. Bendecid su nombre, porque
Alzaron el sonido de sus olas, es un Señor lleno de bondad; es
* con el estruendo de las mu­ eterna su misericordia; * y su
chas aguas. verdad resplandecerá de genera­
M aravillosas son las encres­ ción en generación.
paduras del mar; * más admi­ A n t.— Cantad con júbilos a
rable es el Señor en las alturas. Dios, pueblos todos, aleluya.
Vuestros testimonios se han A n t.— Os bendeciré.
hecho en extremo creíbles; * la
santidad debe ser, Señor, el or­ Salmo 623
namento de vuestra casa por la
serie de los siglos. Q h Dios, Dios mío! * a Vos
A nt.— Aleluya. El Señor reinó, aspiro y me dirijo desde que
revistióse de gloria, aleluya, ale­ apunta la aurora.
luya. D e Vos está sedienta el alma
A n t.— Cantad con júbilos. mía. * ¡ Y de cuántas maneras lo

1. Es este salmo una hermosísima cda en la que el poeta proclama la ma­


jestad de Dios, a quien representa vestido de resplandor y ceñido de gloria,
que son las manifestaciones más propias de la naturaleza divina, cuya majestad
compara al suave murmullo de las aguas, a las avenidas de los ríos y a las im­
potentes olas del mar, para deducir dos verdades prácticas: a saber: Que Dios
es veraz en sus testimonios, y que la santidad es el ornamento más bello de su
morada.
2. E l título de este salmo — Salmo de alabanza — indica a la vez el
género de la composición y su argumento, a saber: una oda sagrada en la
que el Profeta R ey invita a sus conciudadanos, o sea a todos los que forman
el pueblo de Dios y son como el rebaño de su majada, a festejar a Jehová,
aclamándola con santo entusiasmo y bendiciendo su nombre por ser el nuestro
Hacedor y Bienhechor, y porque su favor y fidelidad son eternos.
3. Salmo de David cuando estaba en el desierto de Idumea. E n vez de
Idutnea ei hebreo dice Judá, que es un desierto situado entre Jerusalén y el
está también este mi cuerpo! la espada; serán pasto de las ra­
En esta tierra desierta e in­ posas.
transitable y sin agua, * me pon­ Entre tanto el rey se regocija­
go en vuestra presencia, como en rá en D ios: loados serán aque­
el Santuario, para contemplar llos que le juran; * porque quedó
vuestro poder y vuestra gloria. tapada la boca de todos los que
Más apreciable que mil vidas hablaban inicuamente.
es vuestra misericordia: * por es­ A n t.— Os bendeciré, Señor, en
to mis labios se ocuparán en ala­ mi vida: y elevaré mis manos
baros. en vuestro nombre, aleluya.
Por esto os bendeciré toda mi A n t.— Tres mancebos.
vida, * y alzaré mis manos invo­
cando vuestro nombre.
Cántico de los tre s J ó v e n e s1
Quede mi alma bien llena de
Vos, como de un manjar pingüe Benedicite
y jugoso: * v con labios que Dan., 3, 57-88 v 56
rebosan de júbilo, mi boca os
cantará himnos de alabanza. T ' o d a s las obras del Señor, ben­
Me acordaba de Vos en mi le­ decid al Señor, * alabadle y
cho; en Vos meditaba luego que ensalzadle perpetuamente.
amanecía; * pues Vos sois mi Angeles del Señor, bendecid al
amparo. Señor: * cielos, bendecid al Se­
Y a la sombra de vuestras alas ñor.
me regocijaré; a vuestro en pos Aguas todas que sobre el cielo
va anhelando el alma mía: * me estáis, bendecid al Señor: * to­
ha sostenido vuestra diestra. das las fuerzas del Señor, bende­
En vano han buscado cómo cid al Señor.
quitarme la vida; entrarán en las Sol y luna, bendecid al Señor;
cavernas profundas de la tierra, * estrellas del cielo, bendecid al
* entregados serán a los filos de Señor.

M ar Muerto, lugar donde debió buscar refugio David, ya durante la perse­


cución de Saúl, ya durante la de Absalón. Este salmo parece más probabl-;
que fué compuesto durante esta última. Consta de cinco estrofas: D avid en el
desierto suspira constantemente por Dios (2-3); promesa de alabar a Dios
durante toda su vida (4-5); el Señor es la alegría del Profeta, el cual piensa
constantemente en él (6-7); Dios ampara siempre alsalmista (8-9); castigo
de sus enemigos y alegría del Profeta (10-12). “ Los antiguos, dice el P. Pierdet,
le llamaban el cántico matutinal, y efectivamente es la más bella oración de
la mañana que jam ás brotara de labios humanos, pues no se conoce en ninguna
literatura himno religioso que con mayor sublimidad y ardor más acendrado
exprese el amor, la confianza y cuantos sentimientos deben llenar el alma amante
de Dios en las primeras horas del d ía” .
1. Los tres jóvenes, es decir, Ananías, Azarias y M isael, preservados mila­
grosamente, lo cantaron en el horno ardiente donde les había arrojado Nabuco-
donosor, por no haber querido adorar su estatua. Es, por lo mismo, un poema
de acción de gracias, cuya idea dominante es que el Dios de Israel merece
perpetuamente alabanzas extraordinarias, que no pueden tributarse más que a
El. Dichos jóvenes, no pudiéndolo hacer por sí mismos,levantan el pensamiento
a todas las regiones del espacio, y apremian a todas las criaturas a que les ayu ­
den a cumplir este deber.
L luvia y rocío, bendecid al cid al Señor; * siervos del Señor,
Señor; * todos los vientos de bendecid al Señor.
Dios, bendecid al Señor. Espíritus y almas de los justos,
Fuego y calor, bendecid al Se­ bendecid al Señor; * Santos y
ñor; * frío y calor, bendecid al humildes de corazón, bendecid al
Señor. Señor.
Rocíos y escarchas, bendecid Ananías, Azarías, Misael, ben­
al Señor; * helada y frío, ben­ decid al Señor; * alabadle y en­
decid al Señor. salzadle perpetuamente.
Hielos y nieves, bendecid al Bendigamos al Padre y al H i­
Señor; * noches y días, bendecid jo con el Espíritu Santo; * ala­
al Señor. bémosle y ensalcémosle por todos
Luz y tinieblas, bendecid al los siglos.
Señor; * rayos y nubes, bendecid Bendito sois, Señor, en la ex­
ni Señor. celsitud de los cielos; * y digno
Bendiga la tierra al Señor; de alabanza, y glorioso y eterna­
* alábele y ensálcele perpetua­ mente ensalzado.
H Aquí no se dice Gloria Patri, ni
mente. Amén.
M ontes y collados, bendecid al A n t.— Tres mancebos por man­
Señor; * plantas todas que ger­ dato del rey fueron arrojados
mináis en la tierra, bendecid al al horno; no temieron la llama
Señor. del fuego, diciendo: Bendecido
Fuentes, bendecid al Señor; * sea Dios, aleluya.
mares y ríos, bendecid al Señor. Ant.— Aleluya.
Grandes cetáceos y cuanto se
m ueve en las aguas, bendecid al Salmo I481
Señor; * aves todas del cielo,
bendecid al Señor. A al Señor desde los cie­
í- a b a d
Todos los animales, salvajes y los; * alabadle en las alturas.
domésticos, bendecid al Señor; * Alabadle todos vosotros, sus
hijos de los hombres, bendecid al Angeles; * alabadle vosotros, sus
Señor. ejércitos todos.
Bendiga Israel al Señor; * alá­ Alabadle sol y luna; * alabadle
bele y ensálcele por todos los si­ vosotras, lucientes estrellas.
glos. Alabadle cielos altísimos, * y
Sacerdotes del Señor, bende­ las aguas todas que están sobre el

1. E ste salmo, señalado de tiempo inmemorial para Laudes, tiene muchas


analogías con el cántico Benedicite. Con todo, el cántico no es más que la invita­
ción a bendecir a Dios, mientras que el salmo nos propone los motivos de esta
alabanza: la liberación y glorificación de Israel (13-14). En sentido espiritual,
es el himno de reconocimiento pava con el Señor que glorifica a la Iglesia.
Toda la creación es invitada a cantar la exaltación de la Iglesia, cuerpo místico
de Cristo, ya que el triunfo de la Iglesia va unido a la liberación de todos los
seres creados, reducidos a la esclavitud por el pecado. El autor de este salmo,
como los tres jóvenes en el horno ardiente, arrebatado de gozo al recuerdo de
los beneficios del Señor, exhorta a todas las criaturas del cielo y de la tierra a
que alaben al divino libertador de Israel.
firmamento, alaben el nombre del
Señor.
y gracia, y
R e n d ic ió n , sabidu-
Porque él habló y fueron he­
duría, y acción de gracias,
chas las cosas; * ordenólo, y que­
honra y poder y fortaleza a nues­
daron creadas.
tro D ios por los siglos de los
Dióles solidez perpetua, por
siglos. Amén.
los siglos de los siglos; * les im­
1^. A Dios gracias.
puso una ley, que nunca será
En las Dominicas, después de la
violada. E pifanía, desde el día 14 de Enero
Alabad al Señor desde la tie­ y siguientes que ocurran antes de Sep­
tuagésima, se dice:
rra; * monstruos marinos, y
vosotros todos los abismos.
Himno
Fuego, granizo, n,ieve, hielo,
viento de tempestad: * que ejer­ /C read or eterno del universo.
citáis sus mandatos. tú regulas la noche y el día
Montes y collados todos; * ár­ y con los cambios de estaciones
boles frutales, y vosotros todos nos evitas el hastío.
los cedros. Y a el heraldo de la aurora
Bestias feroces y domésticas, anuncia con su canto las vigilias
* reptiles y aladas aves: de la noche; su voz guía a los
Reyes de la tierra y todos los viajeros, canta y saluda al astro
pueblos; * príncipes y todos los del día.
jueces de la tierra. Despertando a su voz, el astro
Mancebos y doncellas, ancia­ matutino disipa las sombras del
nos y niños, alaben el nombre firmamento, retíranse los espíri­
del Señor; * ya que sólo su nom­ tus de las tinieblas y dejan de
bre es grande. perjudicarnos.
Su majestad domina cielo y Con su canto el marinero cobra
tierra; * él ha hecho grande el ánimos y se calman las olas ma­
poder de su pueblo. rinas; al escucharlo la misma
Himnos le canten todos sus piedra de la Iglesia (Pedro) la ­
santos, * los hijos de Israel, el va su culpa con lágrimas:
pueblo que está cerca de él. Levantém onos, por lo tanto,
E n t r e A ño animados; el gallo despierta a los
Ant.— Aleluya, alabad al Se­ dormidos, reprende a los soño­
lientos y acusa a los culpables.
ñor desde los cielos, aleluya, ale­
A l canto del gallo renace la
luya.
esperanza; la salud parece comu­
E n A dviento nicarse a los enferm os; oculta
La Capitula, Himno y Verso como el m alhechor su acero y el caí­
en el Propio de Tiempo.
do recupera la fe.
E n t r e A ño ¡Oh Jesús! mirad a los que
En todas las Dominicas menores, ex­ caen y, mirándonos, corregid
ceptuadas las Octavas de la Natividad
y Epifanía, se dice: nuestras caídas. Si nos miráis,
seremos libres de nuestras man­ Feria V I después de la Octava de la
Ascensión, en los Dobles de I y I I cla­
chas, pues nuestras lágrimas nos se, en las Fiestas de nueve Lecciones
borrarán las culpas. del Señor, de la bienaventurada Virgen
María, de san José, Apóstoles, Evan­
Puesto que sois la luz, ilumi­ gelistas; durante las Octavas privile^
nad nuestros corazones, desper­ giadas; y también en cualquier Fiesta
de nueve Lecciones que tenga propia
tad a las almas de su sueño. Sean Antífonas de Laudes, cuando se cele­
para Vos nuestras primeras pala­ bra Oficio de estas fiestas.

bras; a Vos se dirijan nuestros


votos. LAUDES
A Dios Padre se dé la gloria
y al H ijo su Unigénito, junta­ II
mente con el Espíritu Paráclito, En las Dominicas desde Septuagé­
ahora y por todos los siglos. sima hasta la Dotnínica de Ratnos in ­
clusive
Amén.
En todas las Dominicas después de Todo como el Ordinario, pág. 12,
W E pifanía, indicadas anteriormente, excepto lo que sigue:
se dice:

y. El Señor reinó, revistióse Salmo 501


de gloria.
. Revistióse el Señor de ened piedad de mí, oh
% $ Dios; * según la magni­
fortaleza, y ciñóse de ella.
tud de vuestra misericor­
dia.
f En Tiempo de Adviento y en
Tiempo Pascual, desde la Dominica “ in
Y según la muchedumbre de
A lb is ” hasta la Dominica V después de vuestras piedades, * borrad mi
Pascua inclusive, se dice la Capitula iniquidad.
como en el Propio de Tiempo, y el H im ­
no y el Verso como en el Ordinario. Lavadme más y más de mi ini­
Para el Benedictus se dice la A n tí­ quidad, * y limpiadme de mi pe­
fona como en el Propio de Tiempo.
Lo demás como en el Ordinario, pá­ cado.
gina 15. Porque yo reconozco mi ini­
U Los Salmos y el Cántico de Do­
minica indicados anteriormente, se di­ quidad, * y delante de mí tengo
cen también con las Antífonas conve­ siempre mi pecado.
nientes al Oficio del día, en las V i ­
gilias de la Natividad del Señor, E p i­ Contra Vos solo he pecado y
fanía y Pentecostés, en las Dominicas, he cometido maldad delante de
aun las trasladadas, infraoctavas de la
N atividad, Epifanía y Ascensión, en la vuestros ojos, * para que se ha-

1. Salmo de David, cuando le visitó el profeta Natán, después que hubo


pecado con Betsabé. Este salmo, cuarto de los penintenciales, es un sentido,
profundo y hermoso comentario de la palabra peccávi que pronunció David
cuando, amonestado por Natán, reconoció la gravedad de su pecado. E l salmista,
arrepentido, no duda de la certeza del perdón, pero comprendiendo al propio
tiempo la enormidad de su crimen, implora la divina misericordia, exhalando
dolorosos lamentos tan expresivos y humildes, que han hecho de e6te salmo
como el acto de contrición de los pecadores arrepentidos. Jamás pecador alguno
ha sentido más vivamente, ni expresado mejor la necesidad de obtener el perdón
de sus pecados. Los sentimientos que en él se expresan son admirables: el más
sincero arrepentimiento, la confesión humilde, la confianza en Dios, la súplica
ardiente, las promesas de una vida santa; todoesto expresado con las imágenes
más vivas, y con estiloel más vehemente.
]íen justas vuestras sentencias, mi lengua publicará vuestras ala­
v salgáis vencedor cuando se os banzas.
juzgue. Pues si quisieseis un sacrificio,
Mirad, que fui concebido en en verdad os lo ofreciera; * mas
iniquidad, * y que mi madre me no os placen los holocaustos.
concibió en pecado. El espíritu compungido es sa­
Y mirad que Vos amáis lacrificio para D ios; * no despre­
verdad; * Vos me revelasteis los ciéis, oh Dios, el corazón con­
secretos y los misterios de vues­ trito y humillado.
tra sabiduría. Señor, en vuestra bondad, tra­
Me rociaréis con el hisopo, y tad benignamente a Sión, * pa­
seré purificado, * me lavaréis, y ra que puedan construirse los
quedaré más blanco que la nieve. muros de Jerusalén.
Infundiréis en mi oído pala­ Entonces aceptaréis el sacrifi­
bras de gozo y de alegría, * con cio de justicia, las ofrendas y
lo que se estremecerán de júbilo los holocaustos; * entonces serán
mis huesos quebrantados. colocados becerros sobre vuestro
Apartad vuestro rostro de mis altar.
pecados, * y borrad todas mis
iniquidades. Salmo 1 1 7 1
Cread en mí, oh Dios, un co­
razón puro, * y renovad en mis JS lab ad al Señor, porque es bue-
entrañas el espíritu de rectitud. 1 no, * porque hace brillar eter­
No me arrojéis de vuestra pre­ namente sus misericordias.
sencia, * y no retiréis de mí Diga ahora Israel que el Se­
vuestro santo espíritu. ñor es bueno, * y que es eterna
Devolvedme el gozo de vues­ su misericordia.
tra salud; * y fortalecedme con Diga ahora la casa de Aarón,
un espíritu noble. * que es eterna la misericordia
Enseñaré vuestros caminos a del Señor.
los malos, * y se convertirán a Digan ahora los que temen al
Vos los impíos. Señor, * que su misericordia es
De sangre derramada librad­ eterna.
me, oh Dios, Salvador mío, * y En medio de la tribulación in­
mi lengua ensalzará vuestra jus­ voqué al Señor, * y atendióme
ticia. el Señor amplia y generosamente.
Abrid, Señor, mis labios, * y E l Señor es mi sostén; * no

1. Este salmo es mesiánico, por lo menos en un sentido indirecto. Celebra


la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén el día de Ramos, su entrada gloriosa
en el cielo el día de su Resurrección y Ascensión, y su entrada mística en las
almas mediante el bautismo y la gracia santificante. Se canta los domingos,
consagrados a celebrar la Resurrección de Cristo y nuestra espiritual resurrec­
ción. L a dura cautividad de que habla el salmo, representa en sentido espi­
ritual, la cautividad del demonio y del pecado, de las cuales nos ha librado
Jesús con su muerte. Por estos beneficios inefables, justo es que con todanuestra
alma y con todas sus fuerzas confesemos y publiquemos las bondades del Señor.
temo nada de cuanto pueda ha­ tud, porque me habéis oído * y
cerme el hombre. os habéis constituido mi Salva­
El Señor está de mi parte; * dor.
yo despreciaré a mis enemigos. La piedra que desecharon los
M ejor es confiar en el Señor, constructores, * esa misma ha
* que confiar en el hombre. sido puesta por piedra angular
M ejor es poner la esperanza del edificio.
en el Señor, * que ponerla en los El Señor es quien lo ha hecho;
príncipes. * y es una cosa admirable a
Cercáronme todas las naciones; nuestros ojos.
* mas yo en el nombre del Señor Este es el día que ha hecho el
tomé venganza de ellas. Señor: * alegrémonos y regoci­
Cercáronme estrecham ente; * jémonos en él.
pero me vengué de ellas en el Salvadme, oh Señor, conceded­
nombre del Señor. me, Señor, un próspero suceso;
Rodeáronme a manera de abe­ * Bendito el que viene en el
jas, y ardieron en ira como fue­ nombre del Señor.
go que prende en espinos; * Os hemos bendecido desde la
pero en el nombre del Señor casa del Señor; * Dios es el Se­
tomé de ellas venganza. ñor, y él nos ha alumbrado.
A empellones procuraban de­ Celebradle con enramadas de
rribarme, y estuve a punto de árboles frondosos, * hasta los
caer; * mas el Señor me sostuvo. lados del altar.
El Señor es mi fortaleza y mi Vos sois mi Dios, y a Vos tri­
gloria; * el Señor se ha consti­ butaré acciones de gracias: *
tuido salvación mía. Vos sois mi Dios, y ensalzaré
Voces de júbilo y de salva­ vuestra gloria.
ción * son las que se oyen en Os cantaré himnos de grati­
las moradas de los justos. tud, porque me habéis oído, * y
L a diestra del Señor hizo proe­ os habéis constituido mi Salva­
zas; la diestra del Señor me ha dor.
exaltado, * triunfó la diestra del Alabad al Señor porque es in­
Señor. finitamente bueno, * porque su
No moriré, sino que viviré, * misericordia es eterna.
y publicaré las obras del Señor.
Severamente me ha castigado Salmo 62
( Véase pág. SS).
el Señor; * mas no me ha en­
tregado a la muerte. Cántico de tas tre s Jóvenes
Abridm e las puertas de la jus­
D an., 3, 52-57
ticia; y entrado en ellas tribu­
taré gracias al Señor: * esta es ^ endito sois Vos, oh Señor
la puerta del Señor, por ella en­ Dios de nuestros padres; * y
trarán los justos. digno de loor y de gloria, y de
Os cantaré himnos de grati­ ser ensalzado en los siglos.
V bendito el nombre santo de E n A d vien to: La Antífona, lo mis­
mo que las de Tercia, S exta y Nona,
vuestra gloria, * y digno de ser se toma de las Laudes de la Dominica
alabado y sobremanera ensalzado corriente, como en el Propio de Tiempo.
en todos los siglos.
Bendito sois en el templo san­ E n t r e A ñ o y e n T i e m p o P a s c u a l
to de vuestra gloria, * y sobre
A nt.— Aleluya.
todo loor y sobre toda gloria por
los siglos. !f L a Antífon a y los Salmos que se
Bendito sois Vos en el trono asignan para entre A ñ o y para el Tiem ­
po Pascual a las Horas menores, se
de vuestro reino, * y sobre todo dicen siempre, menos en las Octavas
loor y sobre toda gloria por los de N atividad, E pifanía y Ascensión,
cuando se celebra Oficio de cualquier
siglos. Dominica menor o de la Dominica ma­
Bendito sois Vos que penetráis yor “ in A lb is ” .
. Desde Septuagésima hasta la Dom i­
los abismos y estáis sentado so­ nica de Ramos inclusive: la A ntífon a,
bre los Querubines; * y digno de así como las de Tercia, S exta y Nona,
como en el Propio de Tiempo. En P r i­
loor y de ser ensalzado por los ma, en lugar del Salmo 1 1 7 Alabad, se
dicen el 92, E l Señor reinó, y el 99,
siglos.
Moradores, que se omitieron en L a u ­
Bendito sois en el firmamento des.
del cielo, * y digno de loor y de
gloria por los siglos. Salmo 1 1 7
Todas las obras del Señor, ben­
(Véase pág. 60).
decid al Señor; * alabadle y en­ f E n las V igilias de la Natividad
salzadle por todos los siglos. del Señor, Epifanía y Pentecostés, en
las Dominicas, aun trasladadas, infra-
Gloria al Padre. octavas de la N atividad, E pifanía v
Ascensión; en el último triduo de la
Salmo 148 Semana Santa, en la Feria V I después
de la O ctava de la Ascensión, en los
(Véase pág. 57). Dobles de I y I I clase, en las Fiestas
La Capitula es la propia de Tiempo. del Señor de nueve Lecciones, de la
En las Dominicas de Septuagésima, S e­ bienaventurada V irgen M aría, de los
xagésima y Quincuagésima, se dice el Angeles, san Juan Bautista, san José,
Himno Creador eterno como en L a u ­ Apóstoles, Evangelistas y durante las
des I y el siguiente O ctavas privilegiadas: si de estas fies­
tas se celebra Oficio, en Prim a, T e r ­
y . Os habéis constituido, Se­
cia, Sexta y Nona se dicen los Salmos
ñor, en refugio nuestro. 1$. En de Dominica con las A n tífon as conve­
todas las generaciones. nientes al Oficio del día, a no ser que
se advierta otra cosa en su lugar. M as
f[ En Tiempo de Cuaresma y P a ­ a Prima, en lugar del Salmo 1 1 7 A la ­
sión, el Himno y el Verso son los del bad, en el mismo día del Domingo
Ordinario, pág. 13. se dice siempre:
La antífona del Benedictus como en
el Propio de Tiempo. Lo demás como
en el Ordinario. Salmo 5 3 1

PRIMA oh D ios, por vues­


C a lv a d m e ,
tro nom bre; * y defended­
Todo como en el Ordinario, pág. 18,
excepto lo que sigue: me con vuestro poder.

1. Salmo de David cuando los habitantes de Ziph fueron a Saúl para decirle:
David está oculto entre nosotros. Después de la muerte de Achinielech, D avid
Escuchad, oh Dios, mi ora­ Salmo 118 i2
ción; * prestad oídos a las p ala­
bras de mi boca. g ie n a v e n tu ra d o s los que pro­
Porque gentes extrañas han al­ ceden sin mancilla, * los que
zado bandera contra mí, y ene­ caminan según la ley del Señor.
migos poderosos atentan contra Bienaventurados los que exa­
mi vida, * sin que tengan presen­ minan los testimonios del Señor;
te a Dios. * los que de corazón le buscan.
Pero ya Dios me socorre, * y Porque los que cometen la
el Señor tom a por su cuenta maldad, * no andan por los ca­
la defensa de mi vida. minos del Señor.
Recaigan los males sobre mis Vos mandasteis * que se cum­
enemigos; * y exterminadlos para plan fielmente vuestros preceptos,
que brille vuestra verdad. ¡O jalá que vayan enderezados
Y o os ofreceré un sacrificio todos mis pasos * a guardar vues­
voluntario, * y alabaré, oh Se­ tras justísimas leyes!
ñor, vuestro nombre que tan Entonces no seré confundido,
lleno está de bondad. * cuando tuviere fijos mis ojos
Puesto que me habéis librado en todos vuestros preceptos.
de todas las tribulaciones1, * y Con sincero corazón os alaba­
ya mis ojos miran con desprecio ré, * porque aprendí los juicios
a mis enemigos. de vuestra justicia.

se escondió en el desierto de Ziph; delatado a Saúl por los Zifeos, se refugió


en el desierto de Maón. Lejos de titubear la fe del Real Profeta, se afirma
más y más en el peligro, y si, lleno de angustia, pide socorro, muestra también
gran esperanza en Dios. San Hilario aplica este salmo a Jesucristo perse­
guido por su pueblo, que se ha hecho como extraño para con él. Los perse­
guidores del profeta representan también a los enemigos de nuestra salvación,
y por eso quiere la Iglesia que en su liturgia sea repetido este salmo con
frecuencia, y precisamente en la hora de Prima, en la que acudimos hu­
milde y confiadamente a Dios, para que nos auxilie en la lucha cotidiana
contra nuestros espirituales enemigos.
1. E l Señor es en verdad el único que puede librarnos de todo mal.
2. E s el salmo más largo, y según los Santos Padres uno de los más
hermosos y preciosos de todo el Salterio. Su autor es un piadoso israelita,
que vivió ciertamente en una época posterior al fin del destierro babilónico.
Calumniado, perseguido, vejado y oprimido por un partido menospreciador
de su moral y apóstata de la verdadera religión, procura sus consolaciones en
las regiones del espíritu, y se abrasa en actos de amor a Dios y en aspiraciones
afectuosas hacia su ley santa. Movido por el Espíritu divino, se resuelve a
consignar por escrito estos nobles sentimientos, y acordándose que el salmo
118, tiene por objeto principal cantar las excelencias de la ley de Dios,
designada por seis u ocho sinónimos diferentes, se propone hacer una cosa pa­
recida de una manera menos poética, pero literariamente más original. E xcep ­
tuados raros casos, no se preocupará de establecer entre un verso y los siguientes
ningún nexo lógico. Consignará en forma de jaculatorias lo que le inspire el
amor a la ley divina. Quiere cantarla como manifestadora de la voluntad de Dios,
de su religión, de su culto, de su revelación. Esta es la que se propone como
única regla de su conducta, y a ésta constituye como norma para conseguir su
más grande y anhelada felicidad. Si se arrepiente, si desea, sipide, siempre
es con relación a esta ley. ¡Adm irable manera de tratar 176 veces el mismo
asunto sin casi repetirse, y observando desde el primero al último verso el
vigor de la frase y del estilo!
Vuestros justos decretos ob­ menosprecio; * pues he guardado
servaré; * no me desamparéis ja ­ fielmente vuestros testimonios.
más. Hasta los príncipes se pusie­
¿Cómo enmendará el tierno jo ­ ron muy de asiento a deliberar
ven su conducta? * Observando contra m í; * mas vuestro siervo
vuestras palabras. contemplaba vuestros justísimos
Y o os he buscado con todo mi mandamientos.
corazón: * no permitáis me des­ Pues vuestros decretos son la
víe de vuestros mandamientos. materia de mi meditación, * y
En mi corazón deposité vues­ vuestras justas leyes mi con­
tras palabras, * para no pecar sejo.
contra Vos. Pegada está contra el suelo mi
Bendito sois Vos, oh Señor; * alma; * volvedm e a la vida según
enseñadme vuestros justísimos vuestra palabra.
preceptos. Os expuse el estado de mi ca­
Mis labios han anunciado * to­ rrera, y me atendisteis: * amaes­
dos los oráculos de vuestra boca. tradme en vuestras disposicio­
En seguir el camino de vues­ nes.
tros preceptos, * me he deleitado Enseñadme el camino de la
más que en todos los tesoros. justicia, * y contemplaré vues­
M edito vuestros mandamien­ tras maravillas.
tos; * considero vuestras sendas Adormecióse de tedio mi alma:
Tengo en vuestros preceptos * vigorizadme con vuestras pala­
mis delicias; * no olvido vues­ bras.
tras palabras. Alejadm e de la senda de la ini­
quidad, * y hacedme la gracia de
Salmo 118, n vivir según vuestra ley.
Escogí el camino de la verdad;
onceded a vuestro siervo la * tengo bien presentes vuestros
gracia * de que viv a y gu ar­ Úlicios.
de vuestras palabras. M e he apoyado, Señor, en los
Quitad el velo a mis ojos, * y testimonios de vuestra ley: * no
contemplaré las maravillas de permitáis que me vea confundido.
vuestra ley. Corrí por el camino de vues­
Peregrino soy yo sobre la tie­ tros mandamientos, * cuando Vos
rra: * no me encubráis vuestros ensanchasteis mi corazón.
preceptos.
f S i se omite el Símbolo Atanasiano,
Ardió mi alma en deseos de terminados los Salmos precedentes, se
amar vuestra ley justísima * en dice inmediatamente la A ntífon a.

todo tiempo.
E l siguiente Símbolo se dice sola­
Aterrasteis a los soberbios: * mente en las Dominicas menores des­
malditos los que se desvían de pués de E pifanía, cuando se celebra
Oficio de Dom inica como en el S alte­
vuestros mandamientos. rio, y no ocurre Conmemoración a lg u ­
Apartad de mí el oprobio y el na de un Oficio Doble o de Octava.
Símbolo Atanasiano Y no obstante no hay tres
'Y ' odo aquel que quiera salvarse, Dioses; * sino un solo Dios.
Así el Padre es Señor, el H i­
* es necesario ante todo que
profese la fe católica. jo es Señor, * y el Espíritu San­
Quien no la conserve íntegra to es Señor.
y sin error, * sin duda perecerá Y no obstante no hay tres Se­
ñores, * sino un solo Señor.
para siempre.
Porque así como la cristiana
Ahora bien, la fe católica con­
verdad nos obliga a confesar que
siste * en que veneremos a un
en particular cada una de las
Dios en la Trinidad, y a la T r i­
personas es Dios y Señor; * así
nidad en la unidad.
la católica religión nos prohibe
No se han de confundir las
decir que haya tres Dioses o Se­
personas, * ni se debe separar la
ñores.
sustancia.
Pues una es la persona del El Padre por nadie fué hecho,
Padre, otra la del H ijo, * y otra * ni creado ni engendrado.
la del Espíritu Santo. El H ijo viene sólo del Padre;
M as una es la divinidad del * no fué hecho ni creado, sino
Padre, como la del H ijo y del que es engendrado.
Espíritu San to : * igual la glo­ El Espíritu Santo viene del
ria y coeterna la majestad. Padre y del H ijo; * no fué he­
Cual es el Padre, tal es el H ijo, cho ni engendrado, sino que pro­
* y tal el Espíritu Santo. cede.
Increado es el Padre, lo mismo Por lo mismo hay un solo Pa­
que el H ijo * y el Espíritu Santo. dre, no tres Padres; un solo H i­
Inmenso es el Padre, inmenso jo, no tres H ijos; * un solo E s­
el H ijo * e inmenso el Espíritu píritu Santo, no tres Espíritus
Santo. Santos.
Eterno el Padre, eterno el H i­ Y en esta Trinidad nada hay
jo * y eterno el Espíritu Santo. que sea primero o postrero, nada
Y con todo no son tres eter­ mayor o menor, * sino que todas
nos, * sino un eterno. las tres personas son coeternas
A sí como no son tres increa­ y coiguales.
dos, ni tres inmensos, * sino un D e tal suerte que en todo, co­
increado y un inmenso. mo ya se ha dicho, * deba v e ­
Asimismo el Padre es omni­ nerarse la unidad en la Trinidad,
potente, omnipotente es el H ijo, y la Trinidad en la unidad.
* y omnipotente el Espíritu El que quiera ser salvo, * así
Santo. debe creer de la Trinidad.
Y con todo no son tres omni­ Pero es necesario además para
potentes, * sino un omnipotente. la eterna salvación, * que crea
Así el Padre es Dios, el H ijo fielmente en la Encarnación de
es D ios, * y el Espíritu Santo nuestro Señor Jesucristo.
es Dios. La recta fe nos enseña a creer
1, Brev. 14
y confesar * que nuestro Señor Esta es la fe católica, * la cual
Jesucristo, H ijo de Dios, es Dios si cada uno no la creyere fiel y
y hombre. firmemente, no podrá salvarse.
Es Dios por haber sido engen­ Gloria al Padre.
drado de la sustancia del Padre
antes de los siglos; * y es hombre Terminado el Símbolo, o si éste no
tiene lugar, rezados los Salmos, se dice
por haberlo sido de la sustancia inmediatamente la Antífona.
de la madre, nacido en el tiempo. Durante el Adviento y en las Domi­
nicas de Septuagésima, Sexagésim a y
Perfecto Dios y perfecto hom­ Quincuagésim a se dice la A n tífon a co­
bre; * subsistente por el alma mo en el Propio de Tiempo.
racional y la carne humana.
E n tre A ño
Igual al Padre según la divini­
dad: * menor que el Padre según Ant.— Aleluya, confesad al Se­
la humanidad. ñor porque su m isericordia es pa­
El cual, si bien es Dios y ra siempre, aleluya, aleluya.
hombre, * con todo no son dos, Durante el Tiempo Pascual se dice
la siguiente:
sino un solo Cristo.
Uno, no por la conversión de A nt.— Aleluya, aleluya, aleluya.
Lo demás como en el Ordinario, pá­
la divinidad en la carne, * sino gina 19.
por la asunción de la humanidad
en Dios.
Uno del todo, no por la m ez­ TERCIA
cla de la sustancia, * sino por Todo como en el Ordinario, pág. 25,
la unidad de la persona. excepto lo que sigue:
Pues, así como el alma racio­
nal y la carne constituye el hom­ E n t r e A ñ o y e n T i e m p o P a s c u a l
bre, * así Dios y hombre cons­ Ant.— Aleluya.
tituye a Cristo.
E l cual padeció por nuestra Salmo 118 , i ii
salvación; descendió a los in­
fiernos * y el tercer día resucitó a d m e , oh Señor, por norma
de los muertos. el camino de vuestros jus­
Subió a los cielos; está sentado tísimos mandamientos, *
a la diestra de Dios Padre omni­ e iré siempre por él.
potente; * y de allí ha de venir Dadm e inteligencia, y estudia­
para juzgar a los vivos y a los ré atentam ente vuestra ley, *
muertos. y la observaré con todo mi co­
A cuya venida todos los hom­ razón.
bres habrán de resucitar con sus Guiadme por la senda de vues­
cuerpos, * y habrán de ser ju z­ tros preceptos, * ya que ésta es
gados de sus propias obras. la que deseo.
Y los que habrán obrado bien, Inclinad mi corazón a vues­
irán a la vida eterna; * y los tros testimonios, * y no le de­
que obraron mal, al fuego eterno. jéis ir en pos de la codicia.
Apartad mis ojos para que no Ella me consoló en mi humi­
vean la vanidad; * haced que v i­ llación, * porque vuestra palabra
va siguiendo vuestro camino. me dió vida.
Confirmad vuestra palabra en Los soberbios me escarnecían
vuestro siervo, * mediante vues­ hasta el extremo: * mas no por
tro temor. esto me separé yo de vuestra
A lejad de mí el oprobio que yo ley.
temo, * porque vuestros juicios Acordéme, Señor, de vuestros
son suaves. eternos juicios, * y quedé con­
Ved cómo estoy enamorado de solado.
vuestros testimonios; * haced Desmayé de dolor * por cau­
que viva conforme a vuestra sa de los pecadores que abando­
justicia. nan vuestra ley.
Y venga sobre mí, oh Señor, Objeto de mis cánticos fueron
vuestra m isericordia; * venga a vuestros justísimos mandamien­
mí vuestra salvación, según vues­ tos * en el lugar de mi destierro.
tra promesa. D e noche me acordé, Señor,
Y responderé a los que me de vuestro nombre, * y guardé
zahieren, * que tengo puesta mi vuestra ley.
esperanza en vuestras promesas. Esto pasó en mí, * porque pro­
Y no quitéis nunca de mi bo­ curaba observar bien vuestros
ca la palabra de la verdad; * justísimos decretos.
ya que tanto he esperado en vues­ M i porción, dije, oh Señor,
tras promesas. * es guardar vuestra ley.
Con eso observaré siempre Vuestro favor he implorado de
vuestra ley, * para siempre y todo mi corazón; * apiadaos de
por los siglos de los siglos. mí según vuestra promesa.
Y andaré con libertad y so­ He examinado mi vida, * y en­
siego ; * porque busqué vues­ derezado mis pasos a la observan­
tros mandamientos. cia de vuestros mandamientos.
Y hablaré de vuestros testimo­ Resuelto estoy, y nadie me ha­
nios delante de los reyes, * y no rá retroceder * en el cumplimien­
me avergonzaré de ellos. to de vuestros preceptos.
Y me recrearé en vuestros pre­ Los lazos de los pecadores me
ceptos, * objeto de mi amor. rodean por todas partes; * mas
Y alzaré mis manos hacia no me he olvidado yo de vuestra
vuestros mandamientos, que he ley.
amado, * y meditaré vuestras
A media noche me levantaba a
justas disposiciones.
tributaros gracias * por vuestros
Salmo 118, iv justísimos juicios.
Compañero soy de todos los
A cordaos de la promesa que que os temen * y observan vues­
hicisteis a vuestro siervo, * tros mandamientos.
con que me disteis esperanza. D e vuestras piedades, Señor,
llena está la tierra: * enseñadme labra que habéis dado a vuestro
vuestros justísimos preceptos. siervo.
Vengan sobre mí vuestras pie­
Salmo 118, v dades, y viviré; * puesto que
J ^ e bondad habéis usado, Señor, vuestra ley es mi dulce m edita­
ción.
con vuestro siervo, * según
Confundidos sean los sober­
vuestra promesa.
bios, por los inicuos atentados
Enseñadme la bondad, la doc­
que han cometido contra m í; *
trina y la sabiduría; * pues he
entre tanto yo meditaré vuestros
creído vuestros preceptos.
mandamientos.
Antes de ser yo humillado,
Reúnanse los que os temen, *
pequé; * mas ahora obedezco
y los que conocen vuestros sa­
vuestra palabra.
grados testimonios.
Bueno sois Vos y bienhechor;
Consérvese siempre puro mi
* por esta misma bondad, pues,
corazón en la práctica de vues­
instruidme en vuestras disposi­
tros mandamientos, * para que
ciones justísimas.
no quede yo confundido.
M il calumnias han forjado
contra mí los soberbios; * mas E n tr e A ño
yo guardaré de todo corazón
Ant. — A leluya, guiadme, Se­
vuestros mandamientos.
ñor, por la senda de vuestros pre­
Engrasóse el corazón de ellos
ceptos, aleluya, aleluya.
como leche cuajada; * mas yo
me ocupo en meditar vuestra ley. E n T ie m p o P a s c u a l
Bien me está que me hayáis
Ant.— Aleluya, aleluya , aleluya.
humillado, * para que aprenda
Lo demás como en el Ordinario, pá
vuestros justísimos preceptos. gina 26.
M ejor es para mí la ley salida
de vuestra boca, * que millones
de oro y plata. SEXTA
Vuestras manos me hicieron y
Todo como en el Ordinario, pág. 28,
plasmaron; * dadme el don de excepto lo que sigue:
entendimiento, y aprenderé vues­
tros mandamientos. E n t r e A ñ o y e n T ie m p o P a s c u a l

Veránme los que os temen y Ant.— Aleluya.


se llenarán de gozo, * porque pu­
se toda mi esperanza en vuestras Salmo 1 1 8, vi
palabras.
Conocí, Señor, que son justos e s fa lle c e mi alma, sus­
vuestros juicios, * y que confor­ pirando por la salud que
me a vuestra verdad me habéis de Vos viene; * mas yo
humillado. firmemente he esperado siempre
Venga vuestra misericordia a en vuestra palabra.
consolarme, * conforme a la pa­ Desfallecieron mis ojos de tan­
to esperar en vuestra promesa. diqué a estudiar vuestros orácu­
* ¿Cuándo será, Señor, decía yo, los.
que me consolaréis? He visto el fin de toda perfec­
Porque he quedado como un ción: * sólo vuestra ley no tiene
odrp expuesto a la escarcha; * término ni medida.
no me he olvidado, sin embargo,
de vuestros justísimos preceptos. Salmo 118, v n
¿Cuántos son los días de vues­
tro siervo? * ¿Cuándo haréis ^ uánto amo, Señor, vuestra
justicia de mis perseguidores? ley! * todo el día la estoy
Contáronme los impíos fábulas meditando.
y fruslerías. * ¡Cuán diferente Con vuestro mandamiento me
es todo esto de vuestra santa habéis hecho más prudente que
ley! mis enemigos; * porque lo tengo
Todos vuestros preceptos son siempre ante mis ojos.
la verdad misma; * injustamente He comprendido yo más que
me persiguen; socorredme. todos mis maestros; * porque
Casi a la nada me han redu­ vuestros mandamientos son mi
cido en la tierra; * pero yo no meditación constante.
abandoné vuestros mandatos. Alcancé más que los ancianos;
Hacedm e vivir según vuestra * porque he ido investigando
misericordia, * y observaré los vuestros preceptos.
mandamientos de vuestra boca. Desvié mis pies de todo mal
Eternamente, oh Señor, * sub­ camino, * para obedecer vues­
siste en los cielos vuestra pala­ tras palabras.
bra. D e vuestros estatutos no me
D e generación en generación he desviado; * porque Vos me lo
transm ítese vuestra verdad; * ordenasteis por ley.
fundasteis la tierra, y aun está ¡Oh, cuán dulces son a mi pa­
firme. ladar vuestras palabras! * más
Por orden vuestra perseveran que la miel a mi boca.
hasta hoy las cosas creadas; * D e vuestros mandamientos sa­
porque todas os sirven a Vos. qué gran caudal de ciencia: *
Si no hubiese meditado yo por esto aborrezco toda senda
vuestra ley, * quizás hubiese su­ de iniquidad.
cumbido yo en mi aflicción. Antorcha para mis pies es
Jamás olvidaré vuestros pre­ vuestra palabra, * y luz para mi
ceptos, * porque yo vivo por camino.
ellos. Juré y ratifiqué * observar
Vuestro soy; salvadme, * ya vuestros justísimos decretos.
que busco vuestros mandamien­ Abatido he sido, Señor, en
tos. gran manera; * vivificadm e se­
M e atisban los pecadores pa­ gún vuestra promesa.
ra perderme; * mas yo me de­ Recibid, Señor, con agrado los
sacrificios voluntarios de mi bo­ tro santo temor; * pues vues­
ca, * y enseñadme vuestros ju i­ tros juicios me han llenado de
cios. espanto.
Tengo siempre mi alma en la He practicado la justicia y la
mano; * mas no me he olvidado rectitud: * no me abandonéis en
de vuestra ley. manos de mis calumniadores.
Tendiéronme lazos los pecado- Sed fiador de vuestro siervo
les; * mas yo no salí del camino para el bien; * no me opriman
de vuestros mandatos. con calumnias los soberbios.
He adquirido vuestros testim o­ Desfallecieron mis ojos espe­
nios, para que sean eternamente rando de Vos mi salvación, * y
mi patrimonio, * pues son ellos el cumplimiento de vuestra pa­
la alegría de mi corazón. labra.
Incliné mi corazón a la prácti­ Tratad a vuestro siervo según
ca perpetua de vuestros justísi­ vuestra misericordia, * y ense­
mos mandamientos, * por la es­ ñadme vuestros justísim os decre­
peranza del galardón. tos.
Siervo vuestro soy y o ; * dad­
me inteligencia, para que com­
Salmo 118 , v iii
prenda vuestros preceptos.
b o r r e c í a los im píos; * y Tiem po es de obrar, Señor; *
amé vuestra santa ley. los soberbios han echado por los
Vos sois, Señor, mi auxilio y suelos vuestra ley.
amparo, * y en vuestra palabra Por esto he amado vuestros
tengo puesta toda mi esperanza. mandamientos * más que el oro
Apartaos de mí, malignos: * y los topacios.
yo me ocuparé en estudiar los Por esto me encaminé por la
mandamientos de mi Dios. senda de todos vuestros precep­
Acogedme, Señor, según vues­ tos, * y he detestado todos los
tra promesa, y viviré: * y no per­ caminos de la iniquidad.
mitáis que quede burlada mi es­
E n t r e A ño
peranza.
Ayudadme, y seré salvo, * y Ant. — Aleluya, vuestro soy,
meditaré siempre vuestros justos salvadme, oh Señor, aleluya, ale­
decretos. luya.
Despreciasteis a todos los que
E n T ie m p o P a s c u a l
se desvían de vuestros preceptos,
* porque es injusto su modo de Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya.
pensar. Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 29.
He reputado como prevarica­
dores todos los pecadores de la
tierra; * por esto amé vuestros NONA
testimonios.
Todo como en el Ordinario, pág. 31,
Traspasad mis carnes con vues­ excepto lo que sigue:
E n t r e A ño y en T iem po P a scu a l Pequeño soy yo y desechado;
Ant. — A leluya. * no he olvidado, empero, vues­
tros mandamientos.
Salmo 118, rx Vuestra justicia es justicia
eterna, * y vuestra ley la verdad
d m ir a b le sson vuestros misma.
testim on io s: * por esto Tribulaciones y angustias me
los ha observado exac­ sorprendieron; * mas vuestros
tam en te m i alma. mandamientos son mi medita­
L a explicación de vuestras pa­ ción.
labras alumbra * y da inteligencia Llenos están de eterna justi­
a los pequeñuelos. cia los testimonios de vuestra
A brí mi boca y suspiré, * por­ ley; * dadme inteligencia de ellos
que anhelaba vuestros mandatos. y tendré vida.
M iradm e y habed piedad de
mí, * cual soléis hacer con los Salmo 118, x
que aman vuestro nombre.
Enderezad mis pasos por la ^ lamé de todo mi corazón;
senda de vuestras palabras, * y escuchadme, oh Señor, * y
haced que no reine en mí injus­ haced que yo vaya en pos de
ticia alguna. vuestros justísimos preceptos.
Libradm e de las calumnias de A Vos clamé: Salvadme * y
los hombres, * para que cumpla guardaré vuestros mandamientos.
yo vuestros mandamientos. Anticipóme al alba, y clamé; *
Haced brillar sobre vuestro porque esperé en vuestra pala­
siervo la luz de vuestro rostro, bra.
* y enseñadme vuestros justísi­ Antes de amanecer dirigiéronse
mo decretos. a Vos mis ojos, * para meditar
Arroyos de lágrimas han de­ vuestra santa ley.
rramado mis ojos, * por no ha­ Escuchad, Señor, mi voz se­
ber observado vuestra santa ley. gún vuestra m isericordia; * y
Justo sois, oh Señor, * y rec­ vivificadm e conforme lo habéis
tos son vuestros juicios. prometido.
Recomendasteis la estricta ob­ Arrimáronse a la iniquidad mis
servancia de vuestros preceptos, perseguidores, * y alejáronse de
* que son la misma justicia y vuestra ley.
verdad. Cercano estáis, Señor; * y to­
M i celo me ha hecho consu­ dos vuestros caminos son la ver­
m ir; * porque mis enemigos se dad misma.
han olvidado de vuestras pala­ Desde el principio conocí que
bras. habíais establecido vuestros pre­
Sumamente acendrada es vues­ ceptos, * para que subsistan eter­
tra palabra; * y vuestro siervo namente.
está enamorado de ella. Ved, Señor, mi aflicción, y li­
bradme de ella; * pues no me he D e suma paz gozan los que
olvidado de vuestra ley. aman vuestra ley, * sin que ha­
Abogad por mi causa y liber­ llen tropiezo alguno.
tadme; * por vuestra palabra Esperaba yo, Señor, la salud
volvedme a la vida. que de Vos viene, * y amaba
Lejos está de los pecadores la vuestros mandamientos.
salvación; * porque no buscaron M i alma ha observado vues­
vuestros mandamientos. tros preceptos, * y los ha amado
Muchas son vuestras m iseri­ ardientemente.
cordias, Señor; * vivificadme se­ H e observado vuestros manda­
gún vuestra promesa. mientos y testimonios, * porque
Muchos son los que me per­ todas mis acciones están presen­
siguen y atribulan; * pero yo no tes a vuestros ojos.
me he desviado de vuestros man­ Lleguen, Señor, mis plegarias
damientos. a vuestra presencia, * según vues­
Veíalos prevaricar, y me con­ tra promesa dadme entendi­
sumía, * al ver que no hacían miento.
caso de vuestras palabras. Penetren mis ruegos hasta
Ved, Señor, cómo he amado vuestro acatam iento; * libradme
vuestros mandamientos; * viv i­ del mal según vuestra palabra.
ficadme por vuestra m isericor­ Rebosarán mis labios en him­
dia. nos de alabanza, * cuando me
El principio de vuestras pala­ habréis enseñado vuestros jus­
bras es la verdad; * eternas son tísimos oráculos.
todas las disposiciones de vuestra M i lengua anunciará vuestra
justicia. palabra; * porque todos vuestros
preceptos son la equidad misma.
Salmo 118 , x i Extended vuestra mano y sal­
vadme, * pues yo he preferido a
Q in causa alguna me han per­ todo vuestros mandamientos.
seguido los príncipes; * mas Ardientemente he deseado, Se­
mi corazón ha tem ido vuestras ñor, la salud que de Vos viene;
palabras. * y vuestra ley es el objeto de
M e alegraré yo en vuestras mi meditación.
promesas, * como quien halla ri­ V ivirá mi alma y os alabará,
cos despojos. * y vuestros juicios serán mi
Aborrecí la iniquidad, la detes­ escudo y defensa.
té; * y amé vuestra santa ley. Errante he andado como oveja
Siete veces al día os tributé descarriada; * buscad a vuestro
alabanzas, * por los oráculos de siervo1, porque no me he o lv i­
vuestra justicia. dado de vuestros mandamientos.

1. Buscadme, halladme, cogedme, llevadme, Señor. Llevadme sobre la cruz,


que es la salvación de los pecadores descarriados, el único reposo de las almas
fatigadas, la única fuente de vida para todos los que murieron. (San Ambrosio).
E n tre A ño Salmo 1091

Ant. — Aleluya, iluminad Se­ l Señor dijo a mi Señor:

ñor, a vuestro siervo la luz de ü \ * diéntate a mi diestra.


vuestro rostro, aleluya, aleluya. E J s íE í Mientras que yo pongo
a tus enemigos * por escabel de
E n T iem po P a sc u a l tus pies.
D e Sión hará salir el Señor,
Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya.
el cetro de tu poder; * domina
Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 3 2 .
tú en medio de tus enemigos.
Contigo está el principado en
el día de tu poderío, en medio
VISPERAS de los resplandores de la santi­
Todo se dice como en el Ordinario,
dad: * de mis entrañas te en­
pág. 3 4 , excepto lo que sigue: gendré antes de existir el lucero
de la mañana.
E n e l A d v ie n t o
Juró el Señor, y no se arre­
Las A ntífonas son las de Laudes de pentirá: * T ú eres, dijo, el sacer­
la Dominica corriente, como en el Pro­
pio de Tiempo.
dote sempiterno, según el orden
de Melquisedec.
E ntre A ño E l Señor que está a tu dies­
tra, * destrozó a los reyes en el
A n t.— D ijo el Señor.
día de su ira.
E n T ie m p o P a s c u a l Ejercerá su juicio en medio
de las naciones, consumará su
A nt.— Aleluya, aleluya, aleluya. ruina; * estrellará contra el sue­
Y con esta sola Antífona Aleluya se
dicen todos los Salmos hasta la Capi­
lo las orgullosas testas de muchos
tula, aun en las Ferias. Beberá del torrente durante el
U Las A ntífonas y los Salmos se­
ñalados para entre A ño y para el
camino; * por eso levantará la
Tiempo Pascual, se dicen siempre que cabeza.
se celebra Oficio de Dominica, así en las
A n t.— D ijo el Señor a mi Se­
Dom inicas menores, fuera de las O c ­
tavas de la N atividad, E pifanía y A s ­ ñor: Siéntate a mi diestra.
censión, como en las Dominicas mayo­ A n t.— Grandes son las obras
res, fuera del Adviento, incluso la
Don.íiác.'i “ in A lb is ” . del Señor.

1. Este salmo es directa y exclusivamente niesiánico. No se aplica ni puede


aplicarse a nadie sino al M esías, como lo había ya reconocido la Sinagoga. Por
decreto inmutable de su Padre (D ix it Dominus), Jesús el Hombre-Dios es cons­
tituido R ey omnipotente y eterno (1-4), Pontífice (S) y el Juez supremo (6-7).
Siendo R ey en el orden natural y sobrenatural, tiene derecho, no solamente a
c;ue nosotros aceptemos exteriormente su voluntad, sino a que sometamos a su gra­
cia nuestros sentidos, nuestras facultades y todo nuestro ser. Su gracia debe ser el
principio sobrenatural de todos nuestros actos interiores y exteriores. Pon­
tífice eterno, sacerdote y víctim a al mismo tiempo, es nuestro único mediador
de justicia y el que nos reconcilia con su eterno Padre. Todo en este salmo
es conciso, pero ardiente, solemne, dramático. Los dos principales pensamientos
se anuncian de una manera sorprendente, bajo la forma de dos oráculos ema­
nados del mismo Jehová (vers. 1 y 4). Después de cada oráculo, toma el poeta
la palabra para hacer la aplicación de los mismos, y demostrar su cumplimiento.
Salmo 1I01 con este tem or; * y serán alaba­
dos por todos los siglos de los
s alabaré, Señor, con todo siglos.
mi corazón, * en la compa­ A n t:— Grandes son las obras
ñía y congregación de los justos. del Señor, perfectam ente pro­
Grandes son las obras del Se­ porcionadas a los fines que él les
ñor; * perfectamente proporcio­ ha señalado.
nadas a los fines que él les ha A n t.— El que teme al Señor.
señalado.
Gloria es y magnificencia cada Salmo 1 1 12
obra suya: * la rectitud de su
justicia permanece por los siglos el varón que
D ie n a ve n tu r ad o
de los siglos. teme al Señor, * y que pone
D ejó memoria eterna de sus toda su afición en cum plir sus
maravillas, el compasivo y mise­ mandamientos.
ricordioso Señor; * dió alimento Su descendencia será podero­
a los que le temen. sa en la tierra, * bendita será
Se acordará siempre de su la generación de los justos.
alianza, * y manifestará a su pue­ Gloria y riquezas habrá en su
blo la fortaleza de sus obras. casa, * y su justicia durará eter­
Para dar a los suyos las na­ namente.
ciones por herencia; * las obras Ha nacido entre las tinieblas
de sus manos son verdad y jus­ la luz para los hombres rectos: *
ticia. el misericordioso, el benigno, el
Fieles son todos sus manda­ justo.
mientos, confirmados de siglo en Dichoso el hombre que se com­
siglo, * fundados en la verdad y padece, da prestado y ordena sus
en la equidad. palabras con discreción; * este tal
Envió un Redentor a su pue­ permanecerá siempre firme.
blo, * estableció para siempre su L a memoria del justo será
alianza. eterna, * no temerá al oír malas
Santo y terrible es el nombre nuevas.
del Señor; * el temor del Señor Lleno de fortaleza su corazón,
es el principio de la sabiduría. está preparado siempre para es­
Sabios son todos los que obran perar en el Señor; * no vacilará

1. Este poema, de tono jubiloso, contiene un bello resumen de la historia de


Israel, de la que pone de relieve algunos puntos culminantes, que no son
otros que los grandes beneficios dispensados por Dios a su pueblo. S u forma
es muy elegante. Consta, en el hebreo, de veintidós líneas acrósticas bastante
cortas, cada una de las cuales empieza por una letra del alfabeto. L a s ideas
están poco trabadas; el orden alafabético las encadena. Carece de división
propiamente dicha.
2. En los Setenta y en la V u lgata se lee al principio de este salmo: “ A l
regreso de Ageo y Zacarías” . Significa esto sin duda que estos profetas hicieron
cantar con frecuencia este salmo después de la cautividad de Babilonia, para
alentar a los Israelitas al fiel cumplimiento de la ley. E n él se proclama, en
efecto, la felicidad del hombre que teme a Dios, es decir, que practica fielmente
sus preceptos.
y mirará con desprecio a sus lido, * y alza de la basura al
enemigos. pobre.
Derram ó a manos llenas sus Para colocarle entre los prín­
bienes entre los pobres; su jus­ cipes, * entre los príncipes de su
ticia permanece eternamente; * pueblo.
su fortaleza será ensalzada con E l hace que la estéril viva en
gloria. su casa, * siendo ya madre gozo­
Verálo el pecador, y se irrita­ sa de sus hijos.
rá, rechinará los dientes y se A n t.— Sea el nombre del Se­
consumirá; * desvaneceránse los ñor bendito por los siglos.
deseos de los pecadores. A n t.— Nuestro Dios.
A n t.— E l que teme al Señor es
muy exacto en cumplir sus man­ Salmo 1 1 32
damientos.
A n t.— Sea el nombre del Señor. R Israel salió de Egipto,
uando
* al partir los hijos de Jaco
Salmo 1 121 de aquel pueblo bárbaro,
Consagró Dios a su servicio, al
A l a b a d , oh jóvenes, al Señor, * pueblo de Judá, * y estableció su
load su santo nombre. imperio en Israel.
Sea el nombre del Señor ben­ El mar le vió y echó a huir, *
dito, * desde ahora hasta el fin el Jordán retrocedió.
de los siglos. Los montes llenos de gozo, sal­
Desde oriente hasta poniente, * taron como carneros, * y los co­
digno es de ser bendito el nom­ llados como corderitos.
bre del Señor. ¿Qué tienes tú, oh mar, que así
Excelso es el Señor sobre to­ has huido? * Y tú, Jordán, ¿por
das las gentes, * y su gloria se qué retrocediste?
eleva hasta más allá de los cielos. Vosotros, montes, ¿por qué
¿Quién como el Señor nuestro brincasteis como carneros * y
Dios que habita en las alturas, * vosotros, collados, cual corderi­
y que cuida solícitamente de las tos?
criaturas humildes en el cielo y en Por la presencia del Señor se
la tierra? estremeció la tierra, * por la pre­
E l levanta del suelo al desva­ sencia del Dios de Jacob.

1. Este salmo breve y fácil, exhorta a los servidores del Señor a que alaben
a Dios, principalmente porque siendo altísimo, con todo se digna fijar en nos­
otros sus ojos y llenarnos de beneficios. San A gustín hace observar que el
nombre del Señor es Jesucristo mismo, ya que el Verbo Encarnado nos muestra
a Dios, del mismo modo que el nombre muestra a la persona que lo lleva.
2. E ste salmo forma en el hebreo dos distintos poemas. En el primero (1-8)
se exponen las maravillas realizadas por Dios a favor del pueblo oprimido por
los Egipcios; el segundo proclama la vanidad de los ídolos (9-16), la confianza
que Israel debe tener en Dios (17-22), e implora la bendición del Altísimo
para con el pueblo escogido (23-27). E n sentido místico, la Iglesia canta las
maravillas de la redención obrada por Jesucristo, y la vanidad de los ídolos
o bienes de la tierra, e implora sobre sus hijos las bendiciones del cielo.
Que convirtió la peña en es­ diciones, * a vosotros y a vues­
tanques de aguas, * y en fuentes tros hijos.
de aguas la árida roca. Benditos seáis vosotros del Se­
No a nosotros, Señor, no a nos­ ñor, * que hizo el cielo y la tie­
otros. * sino a vuestro nombre rra.
dad la gloria. El cielo empíreo es para el Se­
Para hacer brillar vuestra mi­ ñor; * mas la tierra dióla a los
sericordia y vuestra verdad; * hijos de los hombres.
a fin de que jamás digan los No os alabarán los muertos,
gentiles: ¿Dónde está su Dios? Señor, * ni cuantos descienden al
Nuestro Dios está en los cie­ sepulcro.
los; * él ha hecho todo cuanto Nosotros, sí, los que vivimos
quiso. bendecimos al Señor, * desde
Los ídolos de las naciones no ahora y por todos los siglos.
son más que plata y oro; * obra
de las manos de los hombres. E n t r e A ño
Boca tienen, mas no hablan, * A n t.— Nuestro Dios está en los
tienen ojos y no ven. cielos; él ha hecho todo cuanto
Oídos tienen, y nada oirán; * quiso.
narices, y nada olerán.
Manos tienen, y no palparán; E n T iem po P a s c u a l
tienen pies, mas no andarán, * Ant.— Aleluya, aleluya, alelu­
ni articularán voz alguna con su ya.
garganta.
Semejantes sean a estos ídolos La siguiente Capitula se dice en
los que los hacen, * y cuantos todas las Dominicas del A ñ o que no
la tienen propia:
ponen en ellos su confianza.
La casa de Israel puso su es­ Capitula I I Cor., 1, 3-4
peranza en el Señor: * él es su
amparo y protección. D e n d ito sea Dios, Padre de
La casa de Aarón puso su es­ nuestro Señor Jesucristo,
peranza en el Señor: * él es su Padre de las misericordias, y
amparo y protección. Dios de toda consolación; que
Los que temen al Señor espe­ nos consuela en todas nuestras
ran siempre en él: * él es su am ­ tribulaciones.
paro y protección. 1^. A D ios gracias.
El Señor se acordó de nos­ E l Himno siguiente se dice en todos
los Domingos del Año que no le ten­
otros, * y nos bendijo. gan propio:
Bendijo a la casa de Israel; *
bendijo a la casa de Aarón. Himno
Bendijo a todos los que temen
al Señor, * así a los pequeños D ios de bondad, creador
como a los grandes. de la luz, de quien procede
Que el Señor os colme de ben­ la que ilumina nuestros días, que,
al disponer el origen del mundo, 1 COMPLETAS
creasteis ante todo una luz nue­
Todo como en el Ordinario, pág. 38,
va; excepto lo que sigue:
Vos que dais el nombre de día
al tiempo que transcurre entre F uera de T iempo P ascu al
la aurora y el ocaso, escuchad A nt.— Tened piedad.
nuestras preces y nuestras lá­
grimas, ahora que viene la no­ E n T iempo P ascu al

che recordándonos las tinieblas Ant.— Aleluya.


del caos. La Antífona Altluya se dice así en
Que el alma abrumada por el las Dominicas como en las Ferias, des­
de el Sábado “ in A lb is” hasta la F e ­
peso de sus pecados, mientras no ria V I dentro de la Octava de Pente­
piensa en las cosas eternas y se costés inclusive.

halla prisionera de los vínculos


de la culpa, no sea desterrada del Salmo 41
beneficio de la vida. u a n d o os invocare oídme,
Haced que llamemos a la Dios de mi justicia; * en
puerta del cielo; que ganemos el mi angustia me habéis
premio de la verdadera vida; ensanchado el corazón.
que evitem os todo cuanto puede Apiadaos de mí, * y escuchad
dañarnos; que nos purifiquemos mi oración.
de todo mal. Oh hijos de los hombres ¿hasta
Concedédnoslo, oh Padre m i­ cuándo tendréis duro- el cora­
sericordiosísimo, y Vos, el Unigé­ zón? * ¿por qué amáis la vani­
nito igual al Padre, que, con el dad, y vais en pos de la mentira?
Espíritu consolador, reináis por Sabed que el Señor ha hecho
todos los siglos. Amén. admirable a su Santo; * el Señor
me oirá cuando clamaré a él.
E n Tiempo de Adviento, Cuaresma,
Pasión y en Tiempo Pascual desde la Enojaos, mas no pequéis; *
Dominica “ in A lb ís ” hasta la Domi­ compungios en el retiro de vues­
nica V después de Pascua inclusive, la
Capitula se halla en el Propio de Tiem ­ tros lechos, de lo que andáis me­
po, el Himno y el Verso en el O rdi­ ditando en vuestros corazones.
nario.
Ofreced sacrificios de justicia,
L a Oración como en el Propio de y confiad en el Señor. * Dicen
Tiempo. muchos: ¿Quién nos hará ver los
Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 38. bienes?

1. Salmo de David, y oración de la tarde de un hombre injustamente per­


seguido, pero que, a pesar de todo, espera en Dios y se apoya tranquilamente
en su defensa. Se cree que este salmo fué compuesto, como el tercero, durante la
revuelta de Absalón, pero algunos días más tarde, cuando había ya pasado el
mayor peligro. D avid está aquí menos abatido por su aislamiento; levanta
con serenidad su frente e increpa noblemente a los principales rebeldes. El
Profeta R ey resume en este salmo, con dulce melancolía, su experiencia de la
vida, compuesta de flaquezas y desencantos, y propone el remedio de nuestros
niales, que es la filial confianza que descansa en Dios, y encuentra en El alegría,
reposo y paz.
Impresa está, Señor, sobre nos­ diez mil a tu diestra; * mas nin­
otros la luz de vuestro rostro; * guna te tocará a ti.
habéis infundido la alegría en mi T u lo estarás contjemplando
corazón. con tus ojos, * y verás el pago
Ellos están bien abastecidos y que se da a los pecadores.
alegres * con la abundancia de Porque has puesto al Señor,
su trigo, vino y aceite. que es mi esperanza, * al A ltí­
Mas yo, dormiré en paz, * y simo por refugio tuyo.
descansaré en vuestras promesas. No llegará a ti el mal, * ni
Porque únicamente Vos, ¡oh el azote se acercará a tu morada.
Señor!, * habéis asegurado mi Porque él mandó a sus ángeles
esperanza. que cuidasen de ti; * los cuales
te guardarán en cuantos pasos
Salmo 901 dieres.
T e llevarán en las palmas de
p L que se acoge al asilo del A l­ sus manos; * no sea que tropie­
' tísimo, * descansará siempre ce tu pie en alguna piedra.
bajo la protección del Dios del Andarás sobre áspides y basi­
cielo. liscos, * y hollarás los leones y
Dirá él al Señor: Vos sois mi dragones.
amparo y refugio, * mi Dios, en Y a que ha esperado en m í, yo
quien esperaré. le libraré; * yo le protegeré, ya
Porque él me librará del lazo que ha conocido mi nombre
de los cazadores, * y de terribles Clam ará a mí, y le oiré benig­
adversidades. no. * Con él estoy en la tribula­
Con sus alas te hará sombra; ción; le pondré en salvo, y le lle­
* y debajo de sus plumas estarás naré de gloria.
confiado. Le saciaré con una vida muy
Su verdad te cercará como es­ larga, * y le haré ver el Salva­
cudo; * no te arredrarán los te­ dor que enviaré.
mores nocturnos.
Ni la saeta disparada de día; Salmo 1332
ni el enemigo que anda entre t i ­
nieblas; * ni los asaltos del de­ p r a , bendecid al Señor a h o n
monio. en medio del día. vosotros todos, * oh siervos
Caerán a tu lado mil saetas, y del Señor.

]. E l Profeta R ey nos muestra la seguridad que se halla en la protección


dt Dios (1-13), y hace hablar a Dios mismo, a fin de confirmar lo que nos dice
(14-16). Es el salmo que nos inspira la más filial confianza en todas las difi­
cultades de la vida. Por eso indudablemente lo ha escogido la Iglesia para la
hora de Completas, a fin de que en aquellos momentos más que nunca, miremos
a Dios como a nuestro amantísimo Padre, y en sus manos bondadosísimas
depositemos nuestra confianza ilimitada y absoluta.
2. Este es el último de los quince salmos llamados graduales porque los
hijos de Israel los cantaban durante su ascensión al Tem plo de Jerusalén.
Este pequeño poema constituye una piadosa invitación que el salmista,hablando
Vosotros los que asistís en la H Estos Salmos de Dominica se di­
cen en las Completas, aun del último
Casa del Señor, * en los atrios triduo de la Semana Santa, y en la
del Tem plo de nuestro Dios. Fiesta y durante la Octava de Pascua
hasta la Feria V I inclusive, según el
Levantad por las noches vues­ rito que se indica en el Propio de
tras manos hacia el Santuario, * Tiempo. Se dicen también, y con la
misma Antífona señalada para la diver­
y alabad al Señor. sidad de tiempos, en la V igilia de la
Bendígate el Señor desde Epifanía, después de ambas Vísperas en
los Domingos, aun los trasladados, en
Sión: * el creador del cielo y las infraoctavas de la Natividad del Se­
de la tierra. ñor, Epifanía y Ascensión, en la Feria
V I después de la Octava de la Ascen­
sión, en los Dobles de I y II clase, en
F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l
las Fiestas de nueve Lecciones del Se­
A n t.— Tened piedad de mí, Se­ ñor, de la bienaventurada Virgen M a­
ría, Angeles, san Juan Bautista, san
ñor, y atended a mi oración. José, Apóstoles, Evangelistas, y durante
las Octavas privilegiadas, con tal, em­
E n T ie m p o P a s c u a l pero, que las precedentes I Vísperas
se hayan celebrado de estas festivida­
Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya. des, íntegramente, o por lo menos des­
Lo restante como en el Ordinario, de la Capitula, y las I I Vísperas ínte­
pág. 39. gramente.

en nombre del pueblo, dirige a los sacerdotes y levitas, con la respuesta de los
ministros sagrados a esta invitación. Alabad a Dios toda la noche, dice el pueblo.
Que el Señor os bendiga, responden los levitas. Su contenido no puede ser más
apropiado para la última de las horas canónicas, las Completas.
FERIA S E G U N D A1

MAITINES Cante, ante todo, nuestra len­


gua vuestras glorias; diríjanse a
Todo como en el Ordinario, pági­
na 2, excepto lo cjue sigue: Vos los ardientes anhelos del al­
ma, para que Vos seáis el santo
E n t r e A ño principio de los actos que vamos
El Invitatorio y el Himno se dicen a practicar.
cada día de la Feria ocurrente, tal
como se hallan en el Salterio para este
A l acercarse el día, huyan las
y para las demás Ferias. tinieblas; huya la noche ante el
Invitatorio. — Venid, * alegré­ astro m atutino, para que la cul­
monos en el Señor. pa, hija de la noche, sea vencida
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ por la luz de la gracia.
nos, pág. 3. Os pedimos que arranquéis de
En el primer verso del Salmo no se nosotros todo lo nocivo y que os
dice: Venid, alegrémonos en el Señor,
sino que después de haber repetido el
sean siempre aceptables los can­
Invitatorio, se añade inmediatamente- tos de alabanza que os dirigimos.
Aclamemos alegres a Dios, Salvador
Concedédnoslo, oh Padre m i­
nuestro.
sericordiosísimo, y Vos, Unigéni­
Himno to igual al Padre, que, con el E s­
píritu consolador, reináis por to­
R eparadas las fuerzas de nues­ dos los siglos. Amén.
tros miembros con el des­
canso, abandonamos el lecho; y 11 E n Adviento, Cuaresma, desde la
Feria I I después de la Dominica I, y
os rogamos, oh Padre, que nos Pasión hasta la F eria I V de la Sem a­
asistáis al cantar vuestras ala­ na Santa, y en T ie mpo Pascual desde
la Feria I I después ^ P fr*I)o m ín ic a “ in
banzas. A lb is ” hasta la V ig ilia de la Ascensión

1. En el vocabulario técnico de la liturgia, al lunes se da el nombre de Feria


segunda; al martes, E'eria tercera; al miércoles, Feria cuarta; al jueves, Feria
quinta; al viernes, Feria sexta; al sábado, sábbato; y al Domingo, Dominica,
inclusive: en todas las Ferias, el In ­
vitatorio y el Himno son como en el
Los hombres se han corrompi­
Ordinario, pág. 3. do, y se han hecho abominables
por seguir sus pasiones; * no hay
I NOCTURNO * quien obre bien, no hay uno si­
quiera.
F uera de T ie m p o P ascu al
El Señor echó desde el cielo
A n t.— E l Señor desde el cielo una mirada sobre los hijos de los
* miró a los hijos de los hombres. hombres, * para ver si había uno
que tuviese juicio, o que buscase
E n T ie m p o P a s c u a l
a Dios.
Ant.— A leluya, * aleluya, ale­ Todos se han extraviado, todos
luya. a una se hicieron inútiles; * no
Con una sola Antífona Aleluya, en hay quien obre bien, no hay si­
esta y otras Ferias, se dicen tres S al­
mos en cada uno de los Nocturnos
quiera uno.
desde la F eria I I después de la D o­ Su garganta es un sepulcro
minica “ in A lb is ” hasta la Feria V I
después de la Octava de la Ascensión,
abierto; con sus lenguas están
si se celebra una Fiesta de Santos de forjando fraudes; * debajo de
nueve Lecciones; y se rezan nueve S al­
mos seguidos en un solo Nocturno has­
sus labios hay veneno de áspides.
ta la V ig ilia de la Ascensión si se Llena está su boca de maldi­
hace Oficio de tres Lecciones de Tiem
ción y de amargura; * sus pies
po o de los Santos.
H Las Antífonas, tanto dentro como son ligeros para derramar san­
fuera de Tiempo Pascual, puestas en
esta y en otras Ferias, se dicen siempre
gre.
en el Oficio ferial y en las Fiestas, Todos sus procederes se dirigen
ya de tres ya de nueve Lecciones, cuan­
do, según las Rúbricas, se han de to­ a afligir y oprimir; nunca cono­
mar los Salmos de la Feria, como en cieron el sendero de la paz; *
el Salterio. M as los Versos señalados
entre A ño para cada uno de los N oc­
no hay temor de Dios ante sus
turnos, se usan también en las Fiestas ojos.
que se celebran en Tiempo de A d vien ­
to, Cuaresma y Pasión.
¿Por ventura no entrarán en
M as en el Oficio de tres Lecciones, conocimiento todos esos que ha­
así de Tiempo como de Santos, se
omiten el Verso y todo lo demás que
cen profesión de la iniquidad;
suele rezarse en el Oficio de nueve * esos que devoran a mi pueblo
Lecciones en el fin del I y I I N oc­
turnos, y continúan los Salmos (con
como un bocado de pan?
sus A n tífon as fuera de Tiempo P a s­ No han invocado al Señor; *
cual) hasta el Verso del I I I Nocturno.
y allí tiemblan de miedo donde
Salmo 13 1 no hay m otivo de temer.
Porque está el Señor en medio
" P \ ijo en su corazón el insensa­ del linaje de los justos; vosotros
to: * N o hay Dios. ridiculizáis la determinación del
1. Después que el salmista ha trazado una viva y dramática descripción de la
corrupción general de Israel (1-3), apostrofa a los ministros del culto, respon­
sables y culpables de tantos males, dirigiendo contra ellos la más terrible ame­
naza (5-6). Concluye con la expresión de su más vivo anhelo, de que el A ltí­
simo vuelva al pueblo de Israel a su estado normal de pureza y santidad de
costumbres. E l Señor acudirá en socorro de Israel, y le devolverá la paz y la
felicidad.

I. Brev. 15
desvalido, * cuando pone en el Quien obra así * jamás estará
Señor su esperanza. vacilante.
¿Quién enviará de Sión el Sal­ A n t.— El que obra rectamente,
vador de Israel? * Cuando el Se­ descansará, Señor, en vuestro
ñor pusiere fin a la cautividad de santo monte.
su pueblo, saltará de gozo Jacob, Ant.— Inclinad, Señor, * hacia
y se regocijará Israel. mí vuestros oídos, y escuchad
Fuera d e T ie m p o P a s c u a l
mis palabras.

A n t.— El Señor desde el cielo


Salmo ló 2
miró a los hijos de los hombres.
A n t.— El que obra rectamen­ A Señor, a mi justicia:
te n d e d ,
te * descansará, Señor, en vues­ * acoged mis plegarias.
tro santo monte. Prestad oídos a mi oración, *
que no sale de labios hipócritas.
Salmo 14 1
Salga de vuestro rostro mi sen­
^ eñor ,¿quién morará en vues­ tencia; * vean mi rectitud vues­
tro tabernáculo? * ¿Quién tros ojos.
descansará en vuestro santo Habéis sondeado mi corazón
monte? y de noche le habéis visitado: *
Aquel que vive sin mancilla, * me habéis acrisolado al fuego,
y obra rectamente. y en mí no se ha hallado iniqui­
Aquel que dice la verdad con dad.
el corazón, * y no ha forjado nin­ Para que mi boca no hable se­
gún dolo con su lengua. gún los hombres mundanos, * por
Ni ha hecho mal a sus próji­ la palabra de vuestros labios, yo
mos, * ni ha consentido que fue­ he seguido las duras sendas de la
sen infamados. virtud.
Aquel a cuyos ojos es menos­ Asegurad mis pasos por vues­
preciado el vil, * pero que honra tros senderos, * a fin de que no
a los que temen al Señor. resbalen mis pies.
El que presta juramento a su Os he invocado, oh Dios, por
prójimo, y no le engaña; * que que benignamente me habéis oí­
no da su dinero a usura, ni toma do; * inclinad vuestros oídos ha­
cohecho contra el inocente. cia mí y escuchad mis palabras.

1. David adopta en este salmo la forma dramática, y con palabra lacónica,


pero muy precisa, nos ofrece un resumen del código moral que deben observar
cuantos aspiren a gozar de los privilegios que Dios otorga a los moradores
de su monte santo. E s como el ceremonial a que debe atenerse cualquiera que
pretenda tratar íntimamente con Dios. No se exige ya una pureza legal como
la del Levítico, sino una santidad sublime y perfecta, que es lainterior del
alma, la de un corazón puro y santo.
2. Este salmo constituye la plegaria deun alma inocente. D avid, constituido
el blanco de las calumnias y persecuciones de poderosos enemigos, invoca a su
Dios, a quien confía su propia causa, y expone su inocencia (1-5). Seguro de ésta,
acude al Señor pidiéndole su protección ante los enemigos que le persiguen
cruelmente (6-12). Desea para ellos el castigo que merecen, al propio tiempo que
él espera gozar de Dios como recompensa de su justicia.
M ostrad vuestras estupendas F u era de T iempo P ascu a l
misericordias, * Salvador de los EN LAS F IE S T A S DE N U E V E
que en Vos confían. LE C C IO N E S

D e los que resisten a vuestra y . Haced que brillen Señor,


diestra, guardadme * como a la vuestras misericordias.
niña de los ojos. ]£. Salvador de los que en
Bajo la sombra de vuestras Vos confían.
alas amparadme, * contra los im­
píos que me persiguen. E n T iempo P a scu al
M is enemigos han cercado mi E N L A S F IE S T A S D E N U E V E
L E C C IO N E S
alma; han cerrado sus entra­
ñas a toda compasión; * hablan Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
con altanería. luya.
Después de perseguirme, me y . Dios nos ha regenerado
tienen ahora cercado; * se han con esperanza viva, aleluya.
puesto en acecho para derribarme . Mediante la resurrección
al suelo. de Jesucristo de entre los muer­
tos, aleluya.
M e miran a guisa del león
Lo demás como en el Ordinario,
cuando se dispone a la presa, * pág. 7.
como un cachorro, que acecha
desde su guarida. II NOCTURNO
Levantaos, Señor, prevenid su
golpe, abatidlos hasta el suelo; * F u era de T iem po P ascu a l
librad mi alma del impío con la A n t.— Quiero amaros, * oh Se­
espada de vuestra mano. ñor, que sois mi fortaleza.
Separadlos, Señor, mientras v i­
ven, de aquellos que son en corto E n T iem po P ascu a l
número sobre la tierra; * en la Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­
que han saciado sus apetitos de luya.
vuestros exquisitos bienes.
Llénanse de hijos según su de­ Salmo 17, i 1
seo, * y dejan a sus nietos el res­
to de sus caudales. u ier o amaros, oh Señor,
Pero yo compareceré en vues­ que sois mi fortaleza; *
tra presencia con la justicia; * el Señor es mi firme apo­
y quedaré plenamente saciado yo, mi asilo, y mi libertador.
cuando se m anifestará vuestra M i Dios es mi socorro, * y en
gloria. él esperaré.
A n t. — Inclinad, Señor, hacia El es mi protector, * y mi
mí vuestros oídos y escuchad mis poderosa salvación.
palabras. Invocaré al Señor con alaban-

1. Este salmo consta de tres partes: en la primera (2-20), después de una


introducción, describe el descenso de Jehová en medio de una espantosa tem­
pestad a fin de arrojar a sus enemigos y librarse de sus manos. E n la se-
zas, * y me veré libre de mis ene­ Y tronó el Sefíor desde lo
migos. alto del cielo; y el Altísim o dió
Cercáronme dolores de muerte, una voz como suya, * y cayeron
* y torrentes de iniquidad me piedras y ascuas de fuego.
llenaron de terror. Disparó sus saetas, y disipólos,
Rodeáronme dolores de infier­ * arrojó gran m ultitud de rayos,
no; * estuve a punto de caer en y los aterró.
lazos de muerte. Hiciéronse visibles los ma­
En medio de mi tribulación nantiales, * y quedaron descu­
invoqué al Señor, * y a mi Dios biertos los cim ientos del orbe
clamé. de la tierra.
El cual desde su santo templo A vuestro estruendo, Señor, *
escuchó mis voces, * y el clamor al soplo impetuoso de vuestra có­
que hice yo ante su acatam ien­ lera.
to penetró sus oídos. Ant. — Quiero amaros, oh Se­
Conmovióse y tembló la tierra, ñor, que sois mi fortaleza.
* los cimientos de los montes A n t.— El Señor me recompen­
se estremecieron viéndole tan ai­ sará * según mi justicia.
rado.
Levantóse una gran humareda Salmo 17, n
en fuerza de su ira, un fuego de-
vorador salió de su rostro; * por A lar g ó m e desde lo alto su
él fueron encendidas brasas. m ano, y m e ayu d ó, * y sacó­
Inclinó los cielos y descendió, m e de la inundación de tantas
* llevando una oscura niebla bajo aguas.
sus pies. Libróme de mis poderosísimos
Montó sobre querubines, y enemigos, y de cuantos me abo­
tomó el vuelo, * voló llevado rrecían, * porque se habían he­
en alas de los vientos. cho más fuertes que yo.
Puso entre tinieblas su asien­ Echáronse de repente sobre
to, sirviéndole de pabellón que mí en el día de mi angustia; *
le cubría por todas partes, * un pero el Señor se hizo mi protec­
agua tenebrosa suspensa en las tor.
nubes del aire. Sacóme a la anchura; * salvó­
Al resplandor de su presencia me por un efecto de su buena
se resolvieron las nubes en una voluntad en mi favor.
lluvia de piedras * y de cen­ E l Señor me recompensará se­
tellas ardientes. gún mi justicia, * y me premia-

gunda parte (21-31) expone el salmista cómo Jehová le hizo este favor, en
atención a su probidad y la fidelidad que le había guardado, por lo mismo
que el Señor suele conducirse con el hombre de la misma manera que éste se
conduce con El. En la tercera parte (32-51), al explicar la lucha contra sus
propios enemigos, la derrota de éstos y la victoria final, atribuye al Señor la
principal causa, dándole alabanzas y gracias. Literariam ente este salmo es
uno de los másadmirables de todo el Salterio, por la abundancia de metá­
foras y la grandeza y viveza de las imágenes.
rá conforme a la pureza de mis Que ha dado a mis pies la li­
acciones. gereza de los ciervos, * y me
Porque yo he seguido aten­ ha colocado sobre las alturas.
tamente las sendas del Señor, * Que adiestra mis manos para
y nunca he procedido impíamen­ la pelea; * y quebrarán mis
te contra mi D ios: manos el arco de bronce.
Porque tengo ante mis ojos Ant. — - El Señor me recom­
todos sus juicios, * ni he de­ pensará según mi justicia.
sechado jamás sus justísimos A n t.— Viva el Señor, * bendi­
preceptos. to sea el Dios de mi salud.
Y me mantendré puro delan­
te de él, * y me guardaré de mi
Salmo 17, m
mala inclinación.
Y el Señor me galardonará \\ ehabéis salvado con vues­
conforme a mi justicia, * y se­ tra protección, * y me ha­
gún la pureza de mis manos, béis am parado con vuestra dies­
que está presente a sus ojos. tra.
Con el piadoso, piadoso os Vuestra disciplina me ha co­
mostraréis, * y con el perfecto, rregido en todo tiempo, * y esta
perfecto seréis; misma disciplina será mi ense­
Con el hombre puro, puro os ñanza.
mostraréis, * y con el perverso Fuisteis abriendo paso por
seréis severo. doquiera que iba, * y no fla­
Porque Vos salvaréis al pue­ quearon mis pies.
blo humilde, * y a los ojos alta­ Perseguiré a mis enemigos y
neros humillaréis. los alcanzaré, * y no volveré
Y pues Vos, Señor, sois mi atrás hasta que queden entera­
luz; * alumbrad, Dios mío, mis mente deshechos.
tinieblas. Les destrozaré, no podrán re­
Y con Vos me veré libre de sistir; * caerán debajo de mis
la tentación; * y al lado de mi pies.
Dios traspasaré toda muralla. Porque Vos me revestísteis de
Puro es el proceder de mi valor para el combate, * y de­
Dios, acendradas al fuego sus rribasteis a mis pies a los que
palabras; * él es el protector de contra mí se alzaban.
cuantos ponen en él su esperan­ Hicisteis volver las espaldas a
za. mis enemigos delante de mí, * y
Porque ¿qué otro Dios hay si­ desbaratasteis a los que me odia­
no el Señor? * ¿O qué Dios hay ban.
fuera de nuestro Dios? Clam aron; mas no había quien
El es el Dios que me ha re­ los salvase; * clamaron al Se­
vestido de fortaleza * y ha he­ ñor, y no los escuchó.
cho que mi conducta fuese sin Y los desmenuzaré como pol­
mancilla. vo que el viento esparce, * y los
barreré como lodo de las plazas.
Me libraréis de las contiendas
EN LAS F IE S T A S D E NUEVE
del pueblo, * me constituiréis cau­ L E C C IO N E S
dillo de las naciones.
Ant.— Aleluya, aleluya, alelu­
Un pueblo a quien yo no co­
nocía se sometió a mi dominio, ya-
y . Dios resucitó a Cristo de
* apenas hubo oído mi voz, me
entre los muertos, aleluya.
rindió la obediencia.
IJ. Para que nuestra fe y
Los hijos míos, hijos bastar­
esperanza estuviesen en Dios, ale­
dos, me faltaron a la fidelidad, *
luya.
han caído en la vejez y trope­
Lo demás como en el Ordinario,
zarán en sus caminos. pág. 8.
Viva el Señor, y bendito sea
mi Dios, * y sea glorificado el III NOCTUR NO
Dios de mi salud.
Dios, que sois mi vindicador, F uera de T ie m p o P ascu al

que sujetáis a los pueblos a mi A n t.— El Señor te atienda *


dominio, * y me libráis de la en el día de la prueba.
ira de mis enemigos.
Ensalzadme también sobre los E n T ie m p o P ascu al

que se levantan contra mí. * Del Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­


hombre inicuo me libertaréis. luya.
Por esto, os confesaré, Señor,
entre las naciones, * y cantaré Salmo 19*
himnos a vuestro nombre.
Que engrandece las victorias ig a teel Señor en el día
de su rey, y hace misericordia de la tribulación; * de­
a su ungido, D avid, * y a su des­ fiéndate el nombre del
cendencia para siempre. Dios de Jacob.
A nt.— V iva el Señor, bendito Envíete socorro desde el San­
sea el Dios de mi salud. tuario, * y sea tu firme apoyo
desde Sión.
F u e r a de T ie m p o P a s c u a l Tenga presentes todos tus sa­
EN L A S F IE S T A S DE N U E V E crificios, * y séale gratísim o tu
L E C C IO N E S holocausto.
y . Os confesaré, Señor, en Concédate lo que desea tu co­
medio de las naciones. razón * y cumpla todos tus de­
I£. Y cantaré salmos a vues­ signios.
tro nombre. Nosotros nos alegrarem os por
1. Este salmo constituye una sola composición con el siguiente. Los dos
comprenden dos fases de un mismo argumento. L a primera fase es representada
por el presente salmo. U n rey de Israel próximo a combatir contra poderosos
enemigos, se halla en el Templo de Sión, y en él, rodeado de su pueblo,
ofrece a Jehová un sacriñcio a fin de hacerle propicio a sus plegarias (6).
Terminado el sacrificio, una voz en tono profético aseguró como cierta la victoria
(7-9), y todo el pueblo ruega por el rey v pide a Jehová que sea oído (10).
tu salud, * y nos gloriaremos en Vida os demandó; * y le ha­
el nombre de nuestro Dios béis dado largos días por los
Otorgue el Señor todas tus siglos de los siglos.
peticiones. * Ahora veo que el Grande es su gloria por la vic­
Señor ha puesto en salvo a su toria vuestra; * de gloria grande
Ungido. y esplendor le revestiréis.
El le oirá desde el cielo, su Pues le haréis fuente de ben­
Santuario; * en su poderosa dies­ diciones eternas, * de gozo le
tra está la salvación. colmaréis mostrándole vuestro
Unos confían en sus carros rostro.
armados, otros en sus caballos; * Por cuanto el rey confía en
mas nosotros invocaremos el el Señor, * por lo mismo descan­
nombre del Señor nuestro Dios. sará firmemente en la misericor­
Ellos se hallaron envueltos en dia del Altísimo.
sus lazos y cayeron; * pero nos­ Alcance vuestra poderosa mano
otros nos levantamos, y estamos a todos vuestros enemigos, * des­
llenos de vigor. cargue vuestra diestra sobre to­
Oh Señor, salvadnos al rey, * dos los que os aborrecen.
y oídnos en el día en que os En mostrándoles vuestro ros­
invocaremos. tro, haréis de ellos como un hor­
A n t.— E l Señor te atienda en no encendido. * Airado el Señor
el día de la prueba. los pondrá en consternación, y el
A n t.— En vuestro poder, * Se­ fuego los devorará.
ñor, hallará el rey su alegría. Extirparéis su descendencia de
sobre la faz de la tierra, * y qui­
Salmo 201 taréis su raza de entre los hijos
de los hombres.
p n vuestro poder, Señor, ha­ Porque urdieron contra Vos
llará el rey su alegría, * y maldades, * forjaron designios
saltará de gozo por la salvación que, no pudieron ejecutar.
que le habéis enviado. Vos, empero, los pondréis en
Habéis cumplido el deseo de fuga, * y tendréis aparejadas
su corazón, * y no habéis frus­ contra ellos las flechas de vuestro
trado la petición de sus labios. arco.
Antes os habéis anticipado a Levantaos, Señor, con vuestro
él con bendiciones amorosas, * poder; * que nosotros celebra­
en su cabeza habéis puesto coro­ /remos con himnos y cánticos
na de piedras preciosas. vuestras maravillas.

1. E n el salmo precedente, el pueblo imploró de Dios la victoria en íavor


de su rey; en el presente, que no es sino su continuación, da gracias al
Señor por la victoria conseguida (1-7), y le pide la completa destrucción de
sus enemigos. Por lo mismo que muchas expresiones de este salmo no pueden
aplicarse en sentido propio a un rey terreno, la antigüedad judía y la tradición
cristiana lo aplican directamente a Jesucristo, ya que la Iglesia celebra el triunfo
de Jesucristo sobre todos sus enemigos, y recuerda los sufrimientos que éstos
experimentarán durante toda la eternidad.
A nt.— En vuestro poder, Se­ a mi Dios dirigiré mis súplicas.
ñor, hallará el rey su alegría. ¿Qué utilidad acarreará mi
A nt.— Os glorificaré, * Señor, muerte, * y mi descenso a la co­
porque me habéis protegido. rrupción del sepulcro?
¿Acaso cantará el polvo vues­
Salmo 291 tras alabanzas, * o anunciará
vuestras verdades?
Q s glorificaré, Señor, porque me M i llanto habéis trocado en re­
habéis protegido, * y no ha­ gocijo; * (mi cilicio habéis roto)
béis permitido que mis enemigos mi saco de penitencia habéis des­
se alegrasen a costa mía. atado, ciñéndome de alegría.
Oh Señor, Dios mío, a Vos Para que sea mi gloria el can­
clamé, * y me habéis sanado. tar vuestras alabanzas, y nunca
Habéis sacado, Señor, mi al­ tenga yo penas. * Oh Señor Dios
ma del sepulcro; * me habéis sal­ mío, yo os alabaré eternamente.
vado de entre los que bajan a
F u e r a de T ie m po P a s c u a l
la tumba.
Oh vosotros, santos del Señor, Ant. — Os glorificaré, Señor,
* cantadle himnos, y celebrad su porque me habéis protegido.
memoria sacrosanta.
Porque de su indignación pro­ E n e l O f ic io f e r ia l e n t r e A ño
cede el castigo; * y de su volun­ y e n la s F ie s t a s f u e r a de
tad pende la vida. T iem po P a s c u a l
Hasta la tarde durará el llan­ y . Cantad al Señor, santos
to, * y al salir la aurora será la suyos.
alegría. I£. Y publicad las maravillas
En medio de mi prosperidad de su santidad.
había yo dicho: * No experimen­
taré nunca jamás mudanza al­ E n T iem po de A d vien to
guna. y . D e Sión vendrá el res­
Oh Señor, por vuestra gracia, plandor de su hermosura.
* consistencia habéis dado a mi 1^. Nuestro Dios se mostrará
floreciente estado. con su grandeza.
Apartasteis vuestro rostro de
mí, * y al instante me vi con­ E n T ie m po de C u a r e s m a
turbado. y . E l me ha librado del lazo
A Vos, Señor, clamaré, * y de los cazadores.

1. Es un himno de acción de gracias, con el que el salm ista alaba a


Dios por haberle librado de una enfermedad casi mortal. Engrandece a Jehová
por haberle librado de estos males (2-4), invitando a las almas piadosas para
que en unión suya también le alaben (5). Después de haberse fijado en que la
bondad del Señor está sobre su indignación (6), pasa a la relación de lo que
le ha sucedido: viéndose lleno de vigor y de prosperidad, comete un acto de
presunción (7); por lo cual Dios se aparta de él, y pierde en un instante
lo que poseía (8). En esta situación llama a Jehová (9-10), y Jehová le oye
(11) cambiando su dolor en gozo (12) para que cante sus eternas bondades.
I£. Y de las palabras m alig­ E n tr e A ño
nas.
A n t.— Alabad * a Dios con voz
E n T iem po de P asión de júbilo.

y . Librad mi vida, oh Dios, E n T iem po P a scu a l


de la espada.
Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­
. Y de las garras de los
luya.
canes a mi alma.
En esta y en las demás Ferias, se
dicen con esta sola Antífona Aleluya to­
E n T iem po P a s c u a l dos los Salmos hasta la Capitula, desde
la Feria I I después de la Dominica
Ant. — ■Aleluya, aleluya, ale­ “ ¡n A lb is” , en los Oficios de tres L ec­
luya. ciones hasta la V igilia de la Ascensión,
y en las Fiestas de nueve Lecciones de
EN LOS O F IC IO S DE N U E V 'E los Santos hasta la Feria V I después
l e c c io n e s - de la Octava de la Ascensión inclusive.
fl Las Antífonas señaladas así para
y . Dios resucitó a su H ijo, entre Año como en Tiempo Pascual,
en esta y en las otras Ferias, se dicen
aleluya. siempre en el Oficio ferial y en las
1^. Y nos resucitará a nos­ Fiestas, tanto de tres como de nueve
Lecciones, cuando, conforme las Rúbri­
otros por su virtud, aleluya. cas, los Salmos se han de tomar de la
Feria; las Antífonas señaladas para en­
en l o s o f ic io s d e t r e s tre Año, se usan también en las F ies­
l e c c io n e s tas que se celebran en Tiempo de A d ­
viento, Cuaresma y Pasión.
y . Resucitó el Señor del se­
pulcro, aleluya. Salmo 461
1^. E l que por nosotros estu­
vo pendiente en el madero, ale­ í k ^ í 1 ACI0NES to(^as> aplaudid
luya. con las manos; * gritad
Lo demás como en el Ordinario,
pq& ajj alegres a Dios con voces
pág. 9. de júbilo.
Porque excelso es el Señor y
terrible, * R ey grande sobre toda
LAUDES
la tierra.
I El sometió los pueblos a nos­
otros, * y puso a nuestros pies
En las Ferias de entre Año, fuera
de las semanas de Septuagésima, Se­
las naciones.
xagésim a y Quincuagésim a y las V i ­ Eligiéndonos por herencia su­
gilias comunes ocurrentes, en las F e ­
rias de Tiempo Pascual y en las Fies-
ya a nosotros, * porción bella de
las que han de celebrarse en cualquier Jacob que tanto amó.
tiempo del año.
Ascendió Dios entre voces de
júbilo; * y el Señor al son de
Todo como en el Ordinario, pág. 12
excepto lo que sigue: clarines.

1. Cántico de triunfo compuesto en una circunstancia que no puede preci­


sarse. Este salmo constituye el anuncio profético de la gloriosa Ascensión de
Jesucristo y la extensión de su reinado a todas las naciones de la tierra. N os­
otros podemos recitarlo a fin de agradecer al Señor la conversión de los
gentiles, y la gracia que nos ha concedido de nacer en un país católico.
Cantad, cantad salmos a nues­ Odiáis a todos los que obran
tro Dios; * cantad salmos a nues­ la iniquidad; * destruiréis a to­
tro Rey. dos los que hablan mentira.
Porque Dios es el R ey de toda Al hombre sanguinario y frau­
la tierra; * cantadle salmos sa­ dulento abominará el Señor; *
biamente. mas yo, confiado en vuestra gran
Dios ha de reinar sobre las na­ misericordia,
ciones; * está Dios sentado sobre Entraré en vuestra casa, * y
su santo solio. poseído de vuestro temor, me
Los príncipes de los pueblos se prosternaré en vuestro santo tem­
reunirán con el Dios de Abrahán, plo.
* porque es el Dios protector de Guiadme, Señor, por la senda
la tierra, y en gran manera ha de vuestra justicia; * por causa
sido ensalzado. de vuestros enemigos, allanadme
A n t.— Alabad a Dios con voz el camino ante vuestra presencia.
de júbilo. Pues en boca de ellos no hay
A nt.— Atended * a la voz de palabra de verdad; * su corazón
mis súplicas, oh mi rey y Dios está lleno de vanidad y perfidia.
mío. Su garganta es un sepulcro
abierto, con sus lenguas urden
Salmo 5 1 continuamente engaños; * juzgad­
los, oh Dios mío.
D restad oídos, Señor, a mis Frústrense sus designios, arro­
palabras; * escuchad mis cla­ jadlos fuera, lejos de vuestra
mores. presencia, como lo merecen sus
Atended a la voz de mis sú­ muchas iniquidades; * puesto
plicas, * mi rey y Dios mío. que, oh Señor, os han irritado.
Porque a Vos dirigiré mi ora­ Alégrense, en cambio, todos los
ción; * de mañana oiréis, Señor, que aman vuestro santo nombre,
mi voz. * porque Vos colmaréis al justo
Al amanecer me pondré en de bendiciones.
vuestra presencia y os contempla­ En Vos se gloriarán los que
ré. * Porque no sois Vos un aman vuestro santo nom bre; *
Dios que ame la iniquidad. porque Vos colmaréis de bendi­
No morará con Vos el delin­ ciones al justo.
cuente, * ni los insensatos po­ Vuestra benevolencia, Señor,
drán estar ante vuestros ojos. nos ha cubierto como un escudo,

1. Este salmo empieza con una invocación dirigida a Dios, aprovechando


el momento propicio del sacrificio cotidiano de la mañana (2-4). M edita el sal­
mista en la veneración que merece el lugar en que se halla, morada y templo
de Dios, santidad purísima, en el que no pueden habitar los perversos y
delincuentes. El, por la bondad de Dios, no es de éstos, ya que le está permi­
tido entrar en su santa Casa (8). Pide poder perseverar en el camino de la
santidad (9). Describe amargamente la malicia de sus enemigos (10), pidiendo
que sean condenados por el Señor (11), a fin deque se regocijen los justos,
y quede confirmado que Dios es su protector.
* y protegido por todos lados. La voz del Señor hace saltar
A n t.— Atended a la voz de mis centellas de fuego; * la voz del
supliros, oh mi rey y Dios mío. Señor hace estremecer el desier­
A n t.— Tronó el Dios de la ma­ to; el Señor hará temblar el de­
jestad; * dad la gloria a su nom­ sierto de Cades.
bre. La voz del Señor llena de es­
tremecimiento a las ciervas, des­
Salmo 281 poja las selvas, * y en su templo
/ ^ f r e c e d l e al Señor, oh hijos todos claman: ¡Gloria!
de Dios, * ofrecedle corderos El Señor hace que persista el
al Señor. diluvio; * el Señor estará sentado
Tributadle al Señor gloria y en su trono, como R ey, por toda
honor; tributad al Señor la gloria la eternidad.
debida a su nombre; * adorad al El Señor dará fortaleza a su
Señor en el atrio de su Santuario. pueblo; * el Señor colmará a su
L a voz del Señor resuena sobre pueblo de bendiciones de paz.
las aguas; el Dios de la majestad A n t.— Tronó el Dios de la ma­
deja oír sus truenos; * el Señor jestad; dad la gloria a su nombre.
aparece sobre las grandes aguas. Ant. — ■ Alabamos, oh Dios
L a voz del Señor es potente; nuestro, * vuestro esclarecido
* la voz del Señor es majestuosa. nombre.
La voz del Señor quebranta
los cedros; * el Señor quebranta Cántico de David2
los cedros del Líbano. I Par., 29, 10-13
Y los despedaza cual si fueran
un ternerillo del Líbano; * mas el D e n d i t o sois, Señor Dios de
Amado será como el hijo del uni­ Israel, nuestro padre, * por
cornio. los siglos de los siglos.
1. E s un himno destinado a enaltecer el poder y la majestad del Creador,
a semejanza del salmo 8 que canta su gloria, y de la primera parte del 19 en
que se magnifica su belleza. David conocía muy bien las terribles tempestades,
que si bien no con mucha frecuencia, algunas veces tienen lugar en la Palestina.
Por esto, al entonar este cántico, de ana sublimidad y sencillez incomparables,
se dirige ante todo a los espíritus angélicos invitándoles a celebrar la alabanza
y gloria del Eterno y Omnipotente (1-3). Seguidamente contempla el horizonte,
y ve montañas de nubes amenazadoras, y oye el trueno que resuena potente y
majestuoso sobre las grandes aguas del Mediterráneo (3-4). E l fenómeno sigue
su curso, podría decirse, ordinario. Se dirige hacia la tierra en dirección N O ., y
estalla con violencia sobre las altas montañas del Líbano y del Hermón (5-6).
A l llegar aquí la tempestad parece que se divide en dos partes; la primera
se extiende por las regiones de la otra parte del Jordán, mientras la otra se
cierne sobre el macizo montañoso de la Palestina (7) hasta perderse en el
desierto (8), en el que deja sentir sus últimos efectos (9). Entre tanto, en el
cielo los ángeles continúan celebrando la gloria de Jehová, el cual, rey eterno
de la creación, domina con soberanía todos los elementos de la naturaleza.
2. “ Suavísim a efusión de alabanza que data de los días postreros del rey
poeta. Dieron ocasión a este cántico las generosas ofrendas que D avid y los
principales personajes del reino hicieron con destino a la construcción del tem­
plo. En él el real profeta, solemne y gozosamente reconoce que todo pertenece
a Dios, que lo gobierna todo y está por sobre todo. T a l es el resumen de este
pequeño y sencillo poema” . (Fillión).
Vuestra es, Señor, Ja magnifi­ En los Oficios de Fiesta y de O c­
tava, la Capitula, el Himno, la A n tí­
cencia y el poder, * y la gloria fona del Bcncdíctus y la Oración de­
ben decirse como en el Propio o en
y la victoria. el Común.
Y a Vos la alabanza; * por­
que todas las cosas que hay en el E n tr e A ño
cielo y en la tierra, vuestras son.
Vuestro, Señor, es el reino, * La Capitula, Himno y Verso se di­
cen cada dia de la Feria corriente en el
y Vos estáis sobre todos los Salterio, según están indicados en esta
y en las demás Ferias; también se to­
príncipes.
ma del Salterio la A ntífona del Bene­
Vuestras las riquezas, y vuestra dictus, excepto en los Domingos des­
es la gloria; * Vos lo domináis pués de la Octava de la Epifanía an­
ticipados, en los cuales se dice la A n ­
todo. tífona como en el Propio de Tiempo.
En vuestra mano está la vir­
tud y el poder; * en vuestra ma­ Capitula Rom., 13, 12-13
no la grandeza y el imperio de
todas las cosas. [ a noche está ya m uy avanza­
Ahora, pues, por Dios nues­ da, y va a llegar el día. D e je ­
tro os confesamos, * y alabamos mos, pues, las obras de las tinie­
vuestro esclarecido nombre. blas, y revistámonos de las armas
Ant. — Alabamos, oh Dios de luz. Andemos con decencia,
nuestro, vuestro esclarecido nom­ como se suele durante el día.
bre.
A nt.— Todos * los pueblos ala­ Himno
bad al Señor.
(~)H Jesús, resplandor de la
Salmo 1 1 6 1 gloria del Padre, irradiación
de la eterna claridad, luz de lus,
A labad al Señor, naciones to­ fuente de luz, día que iluminas
das; * pueblos todos, cantad nuestros días.
sus alabanzas. Envíanos tus rayos, oh Sol
Porque su misericordia se ha verdadero que brillas con pe­
confirmado sobre nosotros; * y renne fulgor, y difunde en nues­
la verdad del Señor permanece tras almas las luces del E sp í­
eternamente. ritu Santo.
Ant.— Todos los pueblos, ala­ A l Padre elevemos nuestras sú­
bad al Señor. plicas, oh Padre de la gracia
E n T iempo P ascu a l poderosa, al Padre de la eterna
gloria, para que aparte de nos­
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ otros cualesquiera manchas de
luya. impureza.
1. Es de autor desconocido. Constituye todo él una invitación dirigida a
todos los pueblos para que bendigan y publiquen la misericordia infinita de
Dios. En sentido espiritual podemos considerarlo como la invitación hecha a
todo el universo para que no cese de cantar la inefable misericordia de la
redención del linaje humano, promesa hecha a los ju d ío s y extendida a I03 p u e ­
blos gentiles.
Que nos sostenga en los actos i LAUDES
virtuosos; que quebrante los
dientes de la envidiosa serpien­ II
te; que nos auxilie en las dificul­ En las Ferias de Adviento, y desde
tades y nos dirija para que obre­ la Feria I I después de la Dominica de
Septuagésima hasta la Feria I I de la
mos rectamente. Semana Santa inclusive, y además en
Que gobierne y rija nuestra? las V igilias comunes fuera del Tiem ­
po Pascual, cuando el Oficio se cele­
almas. Pura sea en nosotros la bra de Feria.
castidad; viva y ardiente la fe,
de suerte que desconozcamos el Todo como en el Ordinario, pág. 12,
excepto lo que sigue:
veneno del error.
A n t.— Tened piedad.
Sea Cristo nuestro manjar, y
H Las Antífonas de la Feria II
la fe nuestra bebida; bebamos antes de la V igilia de la Natividad del
gozosos en la fuente abundante Señor y la Feria I I de la Semana San­
ta, como en el Propio de Tiempo.
y pura del Espíritu Santo.
Con alegría transcurra esta
Salmo 50
jornada; que sea la pureza su
aurora: la fe, su mediodía; que ( Véase pág. 59).

no haya ocaso para nuestro es­ Ant.— Tened piedad de mí, oh


píritu. Dios, según la grandeza de vues­
Y a la aurora nos muestra sus tra misericordia.
claridades; muéstrennos su luz Ant.— Conducidme.
eli H ijo, que está todo en el
Padre, y el Padre que está todo Salmo 5
en el Verbo.
( Véase pág. 90).
A D ios Padre sea la gloria, y
al H ijo su Unigénito, juntamen­ Ant.— Conducidme, Señor, por
te con el Espíritu Paráclito, aho­ los caminos de vuestra justicia.
ra y por todos los siglos. Amén. Ant.— El Señor dará fortaleza.
y . Desde la mañana hemos
sido colmados de vuestras mi­ Salmo 28
sericordias. ( Véase pág. 91).
I£. Nos han alegrado y de­ Ant.— El Señor dará fortaleza
leitado. y bendecirá a su pueblo con la
Ant. del Bened. — Bendito * paz.
sea el Señor Dios de Israel, por­ A n t.— Alejóse, Señor.
que nos ha visitado y librado.
f En Tiempo Pascual, desde la F e ­
Cántico de Isaías
ria I I después de la Dominica “ in A l ­
b is” hasta la V igilia de la Ascensión Is., 12, 1-6
inclusive, en todas las Ferias, la Capi­
tula, Himno y Verso como en el O r­
dinario. L a A n tífon a del Benedictus s alabaré, Señor, porque
como en el Propio de Tiempo. estabais irritado conmi­
Lo demás como en el Ordinario,
pág. 16. go, * y alejóse vuestro
furor, y me habéis consolado.
He aquí que Dios es el salva­ excepto desde la Feria I V de Cenizas
hasta el Sábado siguiente, en que s»
dor mío; * viviré lleno de con­ dice la Antífona como en el Propio de
fianza, y no temeré. Tiempo.
H En los Tiempos de Adviento y
Porque mi fortaleza y mi glo­ Cuaresma (desde la Feria I I después
ria es el Señor, * y él ha tomado de la Dominica I), en el de Pasión,
y en todas las Ferias, la Capitula, el
por su cuenta mi salvación. Himno y el Verso son como en el Ordi­
Sacaréis agua con gozo de las nario, pág. 13. L a Antífona para el
Benedictus de cada una de las Ferias,
fuentes del Salvador, * y diréis es como en el Propio de Tiempo.
en aquel día: dad gracias a Dios Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 15.
e invocad su nombre.
Anunciad a las gentes sus de­
signios; * acordaos que es excel­ PRIMA
so su nombre.
Tributad alabanzas al Señor, Todo como en el Ordinario, pág. 18,
excepto lo que sigue:
porque ha hecho cosas grandes; En el Oficio ferial de Tiempo de
* divulgad esto por toda la Adviento, de Cuaresma (desde la F e ­
ria I I después de la Dominica I) y de
tierra. Pasión, hasta la Feria IV ' de la Se­
Salta de gozo y entona him­ mana Santa inclusive, en esta y en
las demás Ferias, las A ntífonas pa­
nos de alabanza, * casa de Sión, ra Prima, Tercia, Sexta y Nona, como
ya que se muestra grande en me­ en el Ordinario.
dio de ti el santo de Israel. E n t r e A ño
Ant.— Alejóse, Señor, vuestro
furor, y me habéis consolado. A nt.— El que tiene puras las
Ant.— Alabad. manos.

E n T iem po P a s c u a l
Salmo 116 Ant.— Aleluya.
L a Antífona Aleluya en esta y en
A la b a d al Señor, naciones to­ las demás Ferias, se dice en Prima,
Tercia, Sexta y Nona, desde la Feria I I
das, * pueblos todos, cantad
después de la Dominica “ in A lb is ” , en
sus alabanzas. todos los Oficios de tres Lecciones, has­
ta la V igilia de la Ascensión, y en las
Porque su misericordia se ha
Fiestas de nueve Lecciones de los San­
confirmado sobre nosotros; * y tos hasta la Feria V I después de la
la verdad del Señor permanece Octava de la Ascensión inclusive.
H L i s Antífonas, así para entre Año
eternamente1. como para el Tiempo Pascual, puestas
Ant.— Alabad al Señor, porque en esta y en las demás Ferias para
Prima, Tercia, Sexta y Nona, se dicen
su misericordia se ha confirmado siempre en el Oficio ferial y en las
sobre nosotros. Fiestas, así de tres como de nueve
Lecciones, cuando, siguiendo lo esta­
Entre A ñ o : En esta y las otras F e ­ blecido por las Rúbricas, los Salmos
rias, la Capitula, Himno y Verso se se han de tomar de Feria. L as A n tífo ­
dicen cada día de la Feria corriente, nas señaladas para entre A ño se em­
como en el primer esquema de L a u ­ plean también en las Fiestas que se
des; y del mismo lugar también se celebran en tiempo de Adviento, Cua­
toma la Antífona para el Benedictus, resma y Pasión.

1. Para reconocer la misericordia infinita del Señor en favor de los hom­


bres, nos propone el Profeta R ey la alabanza como el medio más propio y
el que más place a Dios.
tras puertas, y elevaos vosotras,
oh puertas de la eternidad, * y
e l Señor es la tierra y entrará el R ey de la gloria.
cuanto ella contiene; * ¿Quién es ese R ey de la glo­
el mundo y todos sus ria? * El Señor de los ejércitos,
moradores. ése es el R ey de la gloria.
Porque él la estableció superior
a los mares, * y la colocó más Salmo 18, i2
alta que los ríos.
¿Quién subirá al monte del Se­ T os cielos publican la gloria de
ñor? * ¿O quién podrá estar en Dios, * y el firmamento
su Santuario? anuncia la grandeza de las obras
El que tiene puras las manos de sus manos3.
y limpio el corazón, * el que no Un día refiere a otro día este
ha recibido en vano su alma, ni mensaje, * y una noche da de él
hecho juramentos engañosos a s j noticia a otra noche.
prójimo. N o son éstas palabras, ni es
Este es el que obtendrá la ben­ éste un lenguaje, * cuya voz no
dición del Señor, * y la miseri­ se deje oír.
cordia de Dios, su Salvador. Su voz se oye en toda la tie­
T al es el linaje de los que le rra; * y sus acentos hasta los
buscan, * de los que anhelan por confines del mundo.
ver el rostro del Dios de Jacob. Puso su tienda en el sol; * y
Levantad, oh príncipes, vues­ éste semeja a un esposo que sa­
tras puertas, y elevaos vosotras, le de su tálamo nupcial:
oh puertas de la eternidad, * y Salta como gigante a consumar
entrará el R ey de la gloria. su carrera, * levantándose des­
¿Quién es ese R ey de la gloria? de una extremidad del cielo,
* Es el Señor fuerte y poderoso, Y la recorre hasta el otro ex­
el Señor poderoso en las batallas. tremo; * nada se libra de su
Levantad, oh príncipes, vues­ calor.

1. E ste salmo consta de tres partes: la primera (1-2) celebra el dominio


de Jehová sobre toda la tierra y sus habitantes, por lo mismo que El es el
creador de cuanto existe; en la segunda (3-6) se indican las cualidades internas
que deben adornar a los que se propongan subir a la Montaña santa y acercarse
Santuario de Jehová; la tercera (7-10) es un himno triunfal en que sq celebra
en forma dialogada la entrada del Arca santa en el santuario del Señor.
2. Este salmo consta de dos partes, o mejor dicho de dos composiciones poé­
ticas. L a primera (1-7) la constituye el fragmento de un himno majestuoso
dedicado al Creador, que se manifiesta principalmente en la armonía y hermo­
sura del firmamento. Su composición nos revela un lirismo al propio tiempo
que una admirable simplicidad. L a segunda composición poética es un poema
didáctico que consta de dos partes En la primera (8-11) pregona las excelen­
cias de la ley divina, al propio tiempo que recuerda los beneficios que reportan
los que la observan. En la otra (12-15) el salmista pide a Dios que perdone
las ocultas infracciones contra esta ley, que le preserve de caer en la apos­
tasia y que le sea grata su oración.
3. En sentido espiritual, los cielos son los Apóstoles los cuales publican la
gloria de Dios.
terminados los tres Salmos, se dice in­
mediatamente :

[ A ley del Señor es pura, res­


E n tre A ño
taura las almas; * el testimo­
nio del Señor es fiel, da ciencia A n t.— El que tiene puras las
a Jos humildes. manos y limpio el corazón, su­
Los mandatos del Señor son birá al monte del Señor.
justos, alegran los corazones; *
E n T ie m p o P a s c u a l
el precepto del Señor es lumino­
so, esclarece los ojos. Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
El temor del Señor es santo, luya.
subsiste eternamente; * los jui­ Lo demás como en el Ordinario, pá­
cios del Señor son verdaderos, gina 20.
son justos en sí mismos.
Son más de codiciar que el oro
TERCIA
y la rica pedrería; * más dulces
que la miel y que el panal. Todo como en el Ordinario, pág. 25,
Por esto los guarda vuestro excepto lo siguiente:
siervo; * en guardarlos hay una E ntre A ño
gran recompensa.
A n t.— M i luz.
¿Quién conoce sus faltas? Pu­
rificadme de las que ignoro; * y E n T ie m p o P a s c u a l
perdonad a vuestro siervo las a je­
Ant.— Aleluya.
nas.
Que no me dominen, que en­
tonces seré sin mancilla, * y li­ Salmo 26, i 1
bre de gravísimo pecado. Señor es mi luz y mi
Y os serán gratas las palabras r^pjj salvación; * ¿a quién te­
de mi boca, * mis pensamientos meré?
se ocuparán siempre de Vos. El Señor es el sostén de mi
Señor, Vos sois mi auxilio * y vida; * ¿de quién tendré miedo?
mi único Redentor. Cuando se me acercan los mal­
vados * para devorar mi carne.
J Cuando en Laudes se haya reza­
do el Salmo 50, Tened piedad, aquí se Esos mis enemigos que me hos­
añade el Salmo 46, Naciones todas, tal tigan, * son los que flaquean y
como se halla en la pág. 89 y que no
se dijo en Laudes. En caso contrario, caen.
1. ¿Nos hallamos en presencia de un solo salmo o de dos diferentes? Si
los salmos son dos, ¿han sido unidos fortuitamente o por un alma que quiso
hacer un solo salmo de los dos? Sea como fuere, es cierto que el tono del sal­
mista en la primera parte (1-6), expresa la más viva confianza en Jehová y de
júbilo por haber triunfado de sus adversarios; en la segunda parte (7-14) se
transforma en una plegaria humilde a fin de que Jehová tenga piedad de él,
supuesto que se ve abandonado y calumniado. Por lo mismo en este salmo se
nos manifiestan dos estados de conciencia muy diverso el uno del otro. E s por
este motivo sin duda que la Iglesia lo ha dividido en dos partes para la reci­
tación de Tercia del Lunes.
Si acampare un ejército contra me abandonasen, * el Señor me
mí, * no temerá mi corazón. recogería.
Si se iniciare contra mí el Arreglad, Señor, mis pasos por
combate, * en medio de él espe­ vuestro camino, * y dirigidme
raré. po'r la vía recta, a causa de mis
Una sola cosa pido a Dios, enemigos.
y ésta solicitaré: * poder m o­ No me abandonéis a merced
rar en la casa del Señor toda mi de los que me persiguen; * pues
vida, se han levantado contra mí tes­
Para contemplar las delicias tigos pérfidos, y la iniquidad ha
del Señor, * y visitar su templo. mentido a favor suyo.
Porque él me esconde en su Mas yo espero ver los bienes
tabernáculo: * en los días acia­ del Señor * en la tierra de los
gos me puso a cubierto en lo más vivientes.
secreto de su tabernáculo. Espera en el Señor, obra varo-
Llevóme sobre una roca; * y üilmente, * fortifiqúese tu cora-
ahora me ha hecho triunfar de lón y espera en el Señor.
mis enemigos.
Rodeé el altar e inmolé en su
Salmo 2 71
tabernáculo hostias, entre voces
de júbilo; * cantaré, entonando ^ Vos, Señor, clamaré, no me
un himno al -Señor. 1 hagáis el sordo, Dios mío; *
para que no sea yo, abandonán­
Salmo 26, n dome Vos, semejante a los que
descienden al sepulcro.
^ scuch ad , Señor, la voz, con Oíd, Señor, la voz de mi ple­
que os clamo; * tened piedad garia, cuando os ruego; * cuan­
de mí y escuchadme. do levanto mis manos hacia vues­
Mi corazón os ha dicho: “ Os tro santo templo.
han buscado mis ojos; * es vues­ No me arrebatéis con los pe­
tro rostro, Señor, el que yo cadores, * ni me perdáis con los
busco” . que obran la maldad.
No me le ocultéis vuestro ros­ Los cuales hablan de paz con
tro; * ni airado os apartéis de su prójimo, * y no tienen en su
vuestro siervo. corazón más que malicia.
Sed mi auxilio; * no me aban­ Tratadles según sus obras, * y
donéis, ni me rechacéis, oh Dios, según la perversidad de sus de­
Salvador mío. signios.
Aunque mi padre y mi madre Pagadles conforme a las obras
1. El salmo 27 es una súplica semejante a la del salmo anterior, por medio
de la cual su autor ruega a Jehová se digne atender a la plegaria que le di­
rige (1-2) para que le socorra en su aflicción (3), al propio tiempo que castigue
a sus adversarios por su conducta perversa (4), los cuales no reconocen el poder
creador de Dios y de su Providencia (5). Seguidamente agradece a Jehová
porque le ha atendido (6-7); reconoce la protección del Señor para con su
pueblo y su ungido (8), y concluye con una plegaria en favor de su nación.

I. Brev. 16
de sus manos, * dadles el salario E n tre Año
que merecen. Ant. — Libradme, Señor.
Porque no han comprendido
la obras del Señor, ni las mara­ En T ie m p o P ascu al
villas de sus manos; * los des­
Ant.— Aleluya.
truiréis, y no les restableceréis.
Bendito sea el Señor, * porque
Salmo 30, i 1
ha oído la voz de mi súplica.
El Señor es mi auxilio y de­ Vos, Señor, he espera­
n
fensa, * en El ha esperado mi do; no sea y o confundido
corazón, y fui socorrido. para siempre; * librad­
Por lo que se gozó mi corazón, me por vuestra justicia.
* y con mi canción te alabaré. Inclinad hacia mí vuestro oí­
El Señor es la fuerza de su do; * acelerad mi socorro.
pueblo, * y el que en tantos lan­ Sed para mí un Dios protector,
ces ha salvado a su Ungido. y un lugar de refugio, * donde
Salvad, Señor, a vuestro pue­ me pongáis en salvo.
blo, bendecid a vuestra herencia; Porque Vos sois mi fortaleza
* gobernadlos y exaltadlos por to­ y mi auxilio; * por vuestro nom­
da la eternidad. bre me guiaréis y me sustenta­
réis.
E n t r e A ño
Me libraréis de este lazo que
Ant.— Mi luz y mi salvación es ocultamente me armaron; * por­
el Señor. que Vos sois mi defensa.
E n T ie m p o P a s c u a l
En vuestras manos encomiendo
mi espíritu; * Vos me habéis
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ redimido, Señor, Dios de verdad.
luya. Odiáis a los que adoran * va ­
En ios Oficios de Fiesta y de O c­
nidades ilusorias.
tava, la Capitula, el Responsorio bre­
ve y la Oración, se dicen como en el M as yo he puesto mi esperanza
Propio o en el Común. en el Señor; * saltaré de gozo
Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 26. y me regocijaré en vuestra m i­
sericordia.
Porque os habéis fijado en mi
SEXTA abatimiento; * habéis sacado de
sus congojas a mi alma;
Todo como en el Ordinario, pág. 28
excepto lo que sigue: Ni consentisteis cayera en ma-

1. Este salmo se divide en tres partes: la primera expresa un acto de la


más ferviente confianza filial en Dios en medio de todas las pruebas (1-10 ); la se­
gunda describa en un tono de jsrofunda congoja los sufrimientos del salmista
(11-12); y la tercera (20-25) contiene accioaes de gracias anticipadas a Dios
nuestro Salvador. En sentido mistico, este salmo mesiánico nos manifiesta
los sentimientos de Jesús en la cruz. Estos deben ser los sentimientos de todo
cristiano que sufre de parte de los hombres, de sus propias pasiones, y de los
enemigos de su alma.
nos del enemigo; * pusisteis en
dilatado campo mis pies.
uán grande es, Señor, la
Salmo 30, n C abundancia de vuestra dul­
zura * que tenéis reservada para
A piadaos de mí, Señor, que me los que os temen!
hallo atribulado; * turbá­ La derramáis copiosa sobre
ronse por vuestra cólera mi vis­ los que en Vos esperan, * en
ta, mi alma y mis entrañas. presencia de los hijos de los hom­
Porque mi vida se consume en bres.
el dolor, * y mis años entre sus­ Les dais albergue, al abrigo de
piros. vuestra faz, * contra las intrigas
La miseria debilita mi vigor, de los hombres.
* y mis huesos se estremecen. Les protegéis, dentro de vues­
O bjeto soy de oprobio para to­ tro tabernáculo, * contra las
dos mis enemigos, y hasta para lenguas hostiles.
mis allegados; * soy el terror de Bendito sea el Señor, * que ha
cuantos me conocen. hecho brillar su misericordia con­
Los que me ven, huyen lejos migo dentro de una ciudad for­
de m í; * olvidado me veo de los tificada.
corazones, como un muerto. Había dicho yo en la ofusca­
He venido a ser como un vaso ción de mi espíritu: * “ He sido
roto; * porque oigo las calumnias rechazado lejos de vuestra mi­
de la plebe que me rodea. rada'’.
A l confabularse todos contra Pero Vos oísteis la voz de mi
mí, * resolvieron quitarme la
plegaria, * cuando a Vos clamé.
vida. Amad al Señor, santos suyos
Mas yo, Señor, tengo mi con­ todos; * porque el Señor quiere
fianza en Vos; * yo digo: Vos fidelidad, y castiga con rigor a
sois mi D ios; mis destinos están los que obran con orgullo.
en vuestras manos. Obrad varonilmente, sea firme
Libradme de mis enemigos * vuestro corazón, * ¡oh vosotros,
y de cuantos me persiguen. todos los que esperáis en el Se­
Resplandezca vuestro rostro
ñor!
sobre vuestro siervo; salvadme
por vuestra misericordia. * No E n t r e A ño
sea confundido, Señor, yo que os Ant. — Libradme, Señor, por
he invocado. vuestra justicia.
Cúbranse de vergüenza los im­
píos, y sean llevados al sepulcro; E n T iem po P a s c u a l
* enmudezcan los labios menti­ Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
rosos, luya.
Que hablan inicuamente contra En los Oficios de Fiesta y de O c ­
el justo, * con arrogancia y des­ tava, la Capitula, el Responsorio bre­
ve y la Oración, se dicen como en el
precio. Propio o en el Común.
Lo d e m á s como en el Os manifesté mi pecado, * y
O r d in a r io , pá­
g in a 29.
no disimulé mi injusticia.
D ije: Confesaré mi crimen
al Señor contra mí mismo; *
NONA
y Vos borrasteis la malicia de
Todo como en el Ordinario, pág. 31 mi pecado.
excepto lo que sigue:
Por esto, todo hombre piado­
so os rogará, * en tiempo opor­
E ntre Año tuno.
Ant. — Alegraos, justos. Y ciertamente que en el des­
bordamiento de copiosas aguas, *
no llegarán éstas a alcanzarle.
E n T ie m p o P a s c u a l
Vos sois mi refugio en la tri­
Ant. — Aleluya. bulación que me apremia; * gozo
mío, libradme de los que me tie­
Salmo 3 i 1 nen cercado2.
Y o voy a instruirte, te indi­
Re l ic e s aquellos cuyas ini- caré la senda por donde sigas;
;| quidades han sido ya * tendré fijos sobre ti mis ojos.
perdonadas, * y a quienes No seáis como el caballo y el
se han borrado los pecados. mulo, * que carecen de razón.
Dichoso el hombre, a quien el Con bocado y freno, domeñad
Señor no imputó crimen, * y cu­ la boca de aquellos * que no
ya alma está libre de dolo. quieren acercarse a Vos.
Mientras callé, mis huesos en­ Las penas del pecador son nu­
vejecieron, * mi gemir era con­ merosas; * mas al que en el Se­
tinuo. ñor confía su m isericordia le
Y pues día y noche descargaba rodea.
sobre mí vuestra mano, * revol­ Regocijaos, justos, en el Señor,
víame en mi dolor, mientras se saltad de gozo; * y gloriaos en
clavaba más la espina. él todos los de corazón recto.

1. Este es el segundo de los salmos llamados penitenciales. M ás que una plega­


ria de penitencia, es un cántico de carácter lírico-didáctico, en el que el salmista
proclama la felicidad del pecador que, habiendo escuchado los remordimientos de
su propia conciencia, se resuelve a confesar sinceramente su culpa, v consigue de
Jehová la gracia del arrepentimiento y del perdón (1-2). H abla el salmista por
experiencia. E l mismo pecó gravemente, y por esto fue castigado por Jehová;
su orgullo le cegó, y no quería reconocer su culpa (3-4). Pero cuando experi­
mentó sobre sí mismo la pesada mano del Señor, se resolvió a confesar su
pecado, que Jehová (4-5) le perdonó inmediatamente. T a l debe ser la con­
ducta de toda persona piadosa en tiempo de prueba. Si se conduce de esta suerte,
no se verá jamás victima de sus sufrimientos, supuesto que Dios será su refu­
gio (6-7). A esto sigue una amonestación dirigida a que sacuda el alma
el dominio de las pasiones (8-9), si no por otro motivo, por la consideración de
los sufrimientos que experimentan los malvados y de la felicidad de los que
confian en Dios (10). El salmista concluye significando su gozo por la gracia
del perdón que Dios le ha concedido.
2. Verdaderamente e! Señor es el único refugio para el alma atribulada,
ya que las criaturas todas no pueden consolarla ni librarla de los males que
experimenta.
^ legraos , justos, en el Se­ ic h o s ala nación, cuyo Dios
ñor; * es de corazones rec­ es el Señor; * dichoso el
tos alabarle. pueblo que él escogió por su he­
Alabad al Señor con el arpa, * rencia.
cantadle salmos con la lira de Mira el Señor desde el cielo;
diez cuerdas. * ve a todos los hijos de los hom­
Entonadle un cántico nuevo; * bres.
hacedlo con arte, con instrumen­ Desde la morada que se pre­
tos y voces de júbilo. paró, * echa una mirada sobre
Porque la palabra de Dios es todos los que habitan la tierra.
sincera, * y con fidelidad se cum­ El que ha plasmado el corazón
plen todas sus obras. de cada uno, * es quien conoce
Am a él la misericordia y la todas sus obras.
justicia; * de la misericordia del No es un gran ejército el que
Señor está llena la tierra. da al rey la victoria; * ni se sal­
Por la palabra del Señor fue­ va el gigante por su fuerza extra­
ron hechos los cielos; * y el con­ ordinaria.
cierto de sus astros por el soplo El caballo engaña a quien con­
de su boca. fía salvarse en él; * no se ha­
E l recoge las aguas del mar llará salvación ni en la plenitud
como en un odre; * en sus teso­ de su fuerza.
ros pone los abismos en reserva. Mas los ojos del Señor están
Tem a al Señor la tierra toda; fijos sobre los que le temen; *
* tiemblen ante él cuantos en y sobre cuantos esperan en su
el orbe habitan. misericordia.
Pues él habló, y todo quedó Para arrancar sus almas a la
hecho; * mandólo, y todo fué muerte, * y alimentarles en tiem­
creado. pos de hambre.
D estruye el Señor los planes Nuestra alma espera en el Se­
de las naciones; * desbarata los ñor, * porque él es nuestro au­
designios de los pueblos, e inutili­ xilio y defensa.
za los proyectos de los príncipes. Por ello se alegra en él nues­
M as los designios del Señor tro corazón, * y en su santo nom­
subsisten para siempre; * las dis­ bre está nuestra esperanza.
posiciones de su voluntad duran ¡Venga vuestra misericordia,
de edad en edad. I Señor, sobre nosotros, * según

1. E l salmista dirige una invitación a todos los justos para que se alegren
y alaben a Jehová (1-3). Los motivos de esta alabanza a E l debida, son: a) su
palabra recta y justa (4-5), omnipotente, y creadora del universo (6-9); b) sus
designios eternos e inmutables, según los cuales se rigen las causas libres y ne­
cesarias del mundo creado (10-12); c) la providencia del Señor que todo lo ve y
observa (13-15), por cuyo motivo es El el único que puede ayudar y salvar a las
almas (16-19). El salmo termina con una aclamación eucarística animada de
una confianza absoluta en el Señor (20-22).
la esperanza que tenemos puesta I fns- -va sean. íle tre,s ° I (leT)nilieve Lec-
. . . ciones, cuando según la Rubrica de-
en VOS! heu tomarse Jos Salmos de Feria.

E n tre Año Salmo 1 1 41


Ant. — Alegraos, justos, y mé al Señor, * seguro de
gloriaos todos los de corazón que oiría la voz de mi
recto. oración.
Porque inclinó hacia mí su
E n T iempo P a scu a l
oído. * le invocaré por esto to­
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
dos los días de mi vida.
luya.
Cercáronme angustias de muer­
En los Oficios de Fiesta y de O c ­
tava, la Capitula, el Responsorio bre­ te, * y me sobrecogieron los pe­
ve y la Oración, se dicen como en el ligros del sepulcro.
Propio o en el Común,
Lo demás como en el Ordinario, pá­
En medio de la tribulación y
gina 32. del dolor me encontré; * y en­
tonces invoqué el nombre del Se­
VISPERAS ñor:
Librad, Señor, el alma mía. *
Todo como en el Ordinario, pág. 34 Misericordioso y justo es el Se­
excepto lo que sigue:
ñor; compasivo es nuestro Dios.
F u er a de T iempo P ascu a l El Señor guarda a los peque-
A nt.— El Señor inclinó * hacia ñuelos; * postrado estaba yo, y
mí su oído. me salvó.
Vuelve, oh alma mía, a tu re­
E n T iem po P ascu al poso, * porque te colmó de bie­
Ant. nes el Señor.
Aleluya, aleluya, ale-
Pues libró a mi alma de la
luya.
Con esta sola Antífona Aleluya se
muerte, * y enjugó las lágrimas
dicen todos los Salmos en este día y en de mis ojos, y apartó mis pies del
todos los demás de la semana, desde ;1
barranco.
lunes después de la Dominica “ in A l ­
bis” en todos los Oficios de tres Lec­ Complaceré al Señor * en esta
ciones hasta el martes de Rogaciones
tierra de los vivos.
inclusive, y en las Fiestas de nueve
Lecciones de Santos hasta el viernes A n t.— El Señor inclinó hacia
después de la Octava de la Ascensión mí su oído.
inclusive.
11 Las Antífonas puestas en este día A n t.-— Ofreceré al Señor mis
y en los demás, se dicen siempre, así votos * a la faz de todo su pue­
en Tiempo Pascual como fuera de él,
en los Oficios de Feria y en las Fies- blo.
1. Es un himno eucarístico, aplicable lo mismo a un individuo que a una
colectividad. Dentro de una perfecta unidad de plan, consta de dos partes, en la
primera de las cuales (1-9) tienen su predominio los sentimientos de dolor,
mientras que en la segunda (10-19) se manifiesta la confianza en Dios y el
agradecimiento por los beneficios de E l obtenidos. Deseoso de dar a su acto de
agradecimiento toda la publicidad posible, el salmista ha resuelto cumplir sus
votos en el gran templo de Jehová; allá en el atrio de los sacerdotes ha resuelto
ofrecer su sacrificio pacífico, y de esta suerte se mostrará ante toda Jerusalén
la bondad y poder de un Dios que oye las plegarias de sus siervos, y los libra
de las tribulaciones y de la muerte.
/^ r e í;
por esto hablé; * aunque pN mi tribulación clamé al Se­
me hallaba en humillación ñor: * y me atendió.
pronfunda. Librad, Señor, mi alma de los
Y o dije en la turbación de mi labios mentirosos, * y de la len­
espíritu: * Todo hombre es fa ­ gua fraudulenta.
laz. ¿Qué se te dará, o qué fruto
¿Qué paga daré al Señor, * sacarás, * oh lengua fraudulenta?
por todas las mercedes que me Agudas saetas de valiente, *
hizo? con brasas de retama.
Tom aré la copa de salvación, * ¡A y de mí, que mi destierro
e invocaré el nombre del Señor. se ha prolongado! moré con los
Ofreceré al Señor mis votos a habitantes de Cedar; * harto
la faz de todo su pueblo: * a los tiempo ha estado peregrinando
ojos del Señor es de gran precio mi alma.
la muerte de sus santos. Con los que aborrecen la paz,
Oh Señor, siervo vuestro soy; era yo pacífico; * mas ellos, tan
* siervo vuestro, hijo de vuestra pronto les hablaba, hostilizában­
esclava. me sin razón.
Vos rompisteis mis cadenas: * Ant. — Clamé, y el Señor me
os ofreceré un sacrificio de ala­ atendió.
banza e invocaré el nombre del A n t.— El socorro me viene del
Señor. Señor * que hizo el cielo y la
Ofreceré al Señor mis votos en tierra.
presencia de todo su pueblo: * en
los atrios de la casa del Señor, en Salmo 12 O3
medio de ti, Jerusalén.
A n t.— Ofreceré al Señor mis \ l c é m is ojos a los m ontes, *
votos a la faz de todo su pueblo. de donde vendrá mi socorro.
A nt.— Clam é, * y el Señor me M i socorro viene del Señor *
atendió. que hizo los cielos y la tierra.
1. Este salmo y el precedente, separados en los Setenta y en la Vulgata, no
lcrm an m is que uno en el texto hebreo; y todo hace creer que en su composición
no formaron más que un solo cántico. En ambos son iguales el estilo y el ritmo.
Asimismo se desarrolla en ambos una misma idea: un sentimiento de gratitud
profunda por haber el Señor librado a un israelita de un peligro gravísimo. Por
lo demás, la misma V u lgata reúne estos dos salmos en uno solo mediante una
común numeración de los versículos.
2. Son los hijos de Israel obligados a vivir en medio de enemigos que los
denigran y calumnian, quienes dirigen a Jehová por boca del salmista esta
sentida y dolorosa plegaria. Confiados en que el Señor los atenderá como
acostumbra (1), acuden a El porque los libre (2), se dirigen con acritud a
aquellas lenguas pérfidas y maldicientes (3-4), y exponen con resignación sus
penas ante el Dios de las bondades y de las eternas misericordias (5-7). Este
salmo es muy propio para los peregrinos dispuestos a dejar por algunos días e!
ambiente adversario que les oprimía, con el fin de subir a Jerusalén, ciudad
de paz, y exponer todas sus congojas a Jehová en su santo Templo.
3. No es fácil precisar en qué estado de espíritu ni en qué circunstancias
No dará tus pies al resbalade­ nales de justicia, * el trono de
ro, * ni dormitará el que te la casa de David.
guarda. Pedid para Jerusalén los bienes
No; no dormitará ni se dor­ de la paz: * vivan en la prospe-
mirá, * el que guarda a Israel. I ridad los que te aman.
El Señor es quien te guarda, Reine la paz en tus fortalezas:
El es tu protector, * que se co­ * la abundancia en tus ciuda-
loca a tu diestra. delas.
No te quemará el sol durante Por mis hermanos, por mis
el día, * ni la luna por la noche. amigos, * he pedido para ti la
El Señor te preserva de todo paz.
mal; * guarde el Señor tu alma. A causa del templo del Señor,
Guarde el Señor todos tus pa­ Dios nuestro, * anhelo la dicha
sos, * ahora y siempre jamás. para ti.
Ant.— El socorro me viene del Ant. — M e he alegrado en
Señor, que hizo el cielo y la tie­ aquello que se me ha dicho.
rra.
Ant. — Me he alegrado * en E n T iem po P a s c u a l
aquello que se me ha dicho. Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
luya.
Salmo 12 1 1
En los Oficios de las Fiestas o de
las Octavas, la Capitula, Himno, V e r ­
e alegré porque se me ha so y Antífona del Magnificat y la O ra­
dicho: * Vamos a partir ción son de Propio o de Común.
para la casa del Señor.
Se pararon nuestros pies, * a E n t r e A ño
tus puertas, Jerusalén.
La Capitula, Himno y el Verso se
Jerusalén, edificada como una dicen cada día de la Feria ocurrente,
ciudad, * cuyas partes están ar­ como se indica en el Salterio en esta
y las demás Ferias.
mónicamente unidas.
Allá subirán las tribus; todas Capitula I I Cor., 1, 3-4
las tribus del Señor: * es ley im­
puesta a Israel, celebrar allí el e n d ito sea Dios, Padre de
nombre del Señor. nuestro Señor Jesucristo, P a­
Estableceránse allí, los tribu­ dre de las misericordias, y Dios

ccmpufo el autor sagrado el presente salmo. Con todo, puede creerse que fue
escogido como uno de los más propios para poder ser cantado por los peregri­
nos israelitas en el momento de emprender el camino hacia la ciudad santa
de Jerusalén. Ante la perspectiva de un viaje penoso y no exento de peligros,
la idea de un Dios todopoderoso (1-2), guardián solicito de Israel (3-4), pro­
tector de día y de noche de sus fieles (5-6), que vela para librarles de todo
mal y que bendice sus empresas (7-8), era la más apta para excitar los senti­
mientos de fe y de confianza en aquellas almas devotas, ansiosas de ir a adorar
a Jehová en su santo Templo.
1. El salmista es uno de los peregrinos que ha subido a Jerusalén. Gozoso
de haber llegado a la ciudad de sus amores (1-2), pondera sus excelencias
(3-5), y desea para ella paz y prosperidad (6-9).
de toda consolación, el cual nos pues de Cenizas, en cada Feria, la
Antífona del Magníficat está indicada
consuela en todas nuestras aflic­ en el Propio de Tiempo; mas en las
ciones. otras Ferias del año se dice según in­
dicamos a continuación.

Himno Ant. del Magníficat. — Glo­


rifica * mi alma al Señor, por­
í^ ranDios, autor del cielo, que que Dios ha puesto los ojos
a fin de evitar la confusión en mi bajeza.
de los elementos, dividisteis la 11 Durante el Adviento y la Cuares­
masa fluida de las aguas, dán­ ma, desde el lunes después del pri­
mer Domingo de la misma, y en Tiem ­
dole el cielo por límite de se­ po de Pasión hasta el miércoles de
paración. Semana Santa inclusive, así como
en Tiempo Pascual, desde el lunes des­
Vos señaláis su curso a las nu­ pués de la Dominica “ in A lb is” hasta
bes del cielo y trazáis senderos el martes de Rogaciones inclusive: to­
das las Ferias, tienen Capitula e H im ­
a los humildes arroyos de la tie­ nos propios indicados en su lugar res­
rra, a fin de que el agua modere pectivo.
Lo demás como en el Ordinario, pá­
los ardores del sol y les impi­ gina 38.
da secar el feraz suelo de la
tierra.
Derram ad, oh Dios purísimo, COMPLETAS
sobre nosotros el don de vuestra Todo como en el Ordinario, pág. 38,
perenne gracia, para que el anti­ excepto lo que sigue:
guo error no nos haga víctimas
F u era de T iem po P a scu a l
de nuevos engaños.
Que la fe nos ilumine con luz Ant.— Salvadme, Señor.
siempre creciente e irradie con
E n T iempo P ascu a l
tal claridad en nuestra mente,
que aleje todas las vanas doc­ Ant. — Aleluya.
trinas y ninguna falsedad logre La Antífona Aleluya en esta y en
las otras Ferias, se dice desde el S á ­
oprimirla. bado “ in A lb is ” hasta la Feria V I des­
Concedédnoslo, oh Padre m i­ pués de la Octava de la Ascensión in­
clusive.
sericordioso, y Vos, el Unigénito 11 Las Antífonas, así dentro como
igual al Padre, que, con el E s­ fuera de Tiempo Pascual, en esta y
en las otras Ferias señaladas, se dicen
píritu consolador, reináis por to­ siempre a Completas tanto de Tiem ­
dos los siglos. Amén. po como de los Santos, cuando según
las Rúbricas, los Salmos se han de to­
y . Ascienda, Señor, mi o ra ­ mar de la Feria.
ción hacia Vos.
Como el olor del incien­ Salmo 61
so ante vuestra presencia.
o me reprendáis, Señor, en
E n t r e A ño
vuestra ira, * ni me cas­
Desde el lunes después de Septua­
gésima hasta el viernes inclusive des- tiguéis en vuestro enojo.

1. E l Profeta Rey, experimentando los más dolorosos sufrimientos morales,


implora de la Bondad divina su infinita misericordia (2-4), y a fin de que sea
mejor atendido hace un llamamiento a la gloria externa del mismo Dios (4-6).
Apiadaos, Señor, de mí, que es­ jl momento cubiertos de ignomi­
toy sin fuerzas; * sanadme, Se­ nia.
ñor, porque hasta mis huesos se
han estremecido, Salmo 7, i 1
Y está mi alma sumamente
O N Vos, Señor Dios mío, he
perturbada; * mas Vos, Señor,
puesto mi esperanza; * sal­
¿hasta cuándo?
vadme de todos los que me per­
Volveos a mí, Señor, y librad siguen, y libradme.
mi alma; * salvadme por vues­ No sea que alguno, como león,
tra misericordia. arrebate tal vez mi alma, * sin
Porque en la muerte no hay que haya nadie que me libre y
quien se acuerde de Vos, * ponga en salvo.
¿quién os loará en el sepulcro? Señor Dios mío, si yo tal hice;
Me he consumido a fuerza de * si hay iniquidad en mis accio­
tanto gemir; todas las noches nes;
baño mi lecho con mis lágrimas; Si he vuelto mal por mal a los
* inundo de ellas el lugar de mi que me lo han hecho; * caiga yo
descanso. justamente en las garras de mis
Por causa de la indignación se enemigos sin recurso.
han oscurecido mis ojos; * he Persígame el enemigo, y apo­
envejecido en medio de todos mis dérese de mí, y estrélleme contra
enemigos. el suelo; * y reduzca a polvo mi
Apartaos lejos de mí todos los gloria.
que obráis la iniquidad; * por­ Levantaos, Señor, en vuestro
que ha oído el Señor la voz de enojo, * mostrad vuestra grande­
mi llanto. za en medio de mis enemigos.
Ha otorgado el Señor mi sú­ Levantaos, sí, Señor Dios mío,
plica; * ha aceptado mi oración. según la ley que tenéis estable­
Avergüéncense y queden llenos cida, * y la asamblea de las na­
de la mayor turbación todos mis ciones reuniráse a vuestro re­
enemigos; * retírense y váyanse dedor.

Profundamente abatido (7-8), experimenta su repentina curación. Comprende


que su plegaria ha sido verdaderamente eficaz, y se vuelve contra sus ene­
migos gozosos de una muerte cercana (9-10). Todo cuanto el salmista expone
relativamente a sus sufrimientos físicos, puede aplicarse perfectamente a los
males del alma. Por esta razón, la sagrada liturgia, ya desde muy antiguo ha
contado este salmo como el primero de los llamados penitenciales.
1. David da principio a este salmo con un acto de esperanza en Dios, el
único que puede librarle de aquel que cruelmente le había calumniado (2-3).
Seguidamente manifiesta al Señor su inocencia (4-5), la cual confirma con
un juramento imprecatorio (6). Por medio de un paréntesis, en el que apela a
la justicia divina (7), y que quisiera se manifestase en un juicio universal
a favor suyo (8-9), a fin de que cesase la iniquidad de los malvados (10) y se
viese que él es un juez justo (11-12 ); se dirige luego a su calumniador,
descubriendo sus ardides perversos (13-14); ardides que son causa de su
propia perdición (15-16). De esta suerte, con semejante sufrimiento resulta
glorificada la justicia de Dios (17-18).
Domínela de nuevo vuestro les; * ha preparado flechas abra­
trono, * oh Señor, juez de los sadoras.
pueblos. He aquí que el impío concibió
Juzgadme, Señor, según mi la injusticia; * engendró el do­
justicia, * y conforme a mi pro­ lor, y dió a luz la iniquidad.
pia inocencia. Abrió una fosa, la hizo profun­
Cese la iniquidad de los mal­ da; * mas ha caído en esta fosa
vados; dad firmeza al justo, * que cavó.
pues quien escudriña los corazo­ Caerá sobre su cabeza el dolor
nes y los riñones, Dios justo es. que originó, * y su propia iniqui­
dad descargará sobre su frente.
Salmo 7, n Y o glorificaré al Señor por su
justicia; * y cantaré himnos al
A / O legítimo auxilio me viene nombre del Señor Altísimo.
del Señor, * que salva a los
F u e r a de T ie m p o P a s c u a l
hombres de recto corazón.
Dios, juez justo, fuerte y pa­ Ant. — Salvadme, Señor, por
ciente; * ¿se enoja acaso todos vuestra misericordia.
los días?
E n T ie m p o P ascual
Si no os convirtiereis, blandi­
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
rá su espada; * tiene ya tendido
luya.
el arco y asestado. Lo demás como en el Ordinario, pá
Ha puesto en él saetas morta­ gina 39.
FERIA T E R C E R A
MAITINES nuestras preces lo que vuestros
palmos predicen.
Todo como en el Ordinario, pág. 2,
excepto lo que sigue: Concedédnoslo, oh Padre m i­
Invitatorio. — Aclamemos ale­ sericordiosísimo, y Vos, el Uni­
gres a Dios, * Salvador nuestro. génito igual al Padre, que, con
Salmo 94. — ■Venid, alegrémo­ el Espíritu consolador, vivís v
nos, pág. 3. reináis por todos los siglos.
Amén.
Himno
I NO CTUR NO
r \ h eterno H ijo partícipe de
los esplendores del Padre; F u e r a d e T ie m p o P ascu al

luz y día admirable, que proce­ Ant.— Pelead, Señor, * contra


déis de la misma luz; favoreced los que me combaten.
a los que, para suplicaros, os con­
E n T ie m p o P a s c u a l
sagramos la noche con nuestros
cantos. Ant. — Aleluya, * aleluya, ale­
Desterrad las sombras de nues­ luya.
tras almas; ahuyentad la mu­
Salmo 34, i 1
chedumbre de enemigos inferna­
les; apartad lejos la pesadez del u zgad , Señor a los que
sueño, para que no se apodere me perjudican; * peleac
de nuestros tibios corazones. contra los que me com
Oh Cristo, asistidnos con vues­ baten.
tra gracia, y perdonad a cuan­ Echad mano al escudo y al pa­
tos en Vos creen; otorgad a vés, * y levantaos en mi ayuda.
1. Este cántico está dividido en dos partes, cada una de las cuales concluye
con una promesa eucarística. En la primera (1-10), después de una invocación
dirigida a Jehová para implorar su socorro 0 -3 ), el profeta suplica al Señor
que confunda, aleje y aniquile sus enemigos (4-8), a fin de que se goce en E l y
tenga ocasión de manifestarle su agradecimiento (9-10). En la segunda (11-28)
Desenvainad la espada y la se­ Salmo 34, n
gur ante mis perseguidores; *
decid a mi alma: Y o soy tu Sal­ EVANTÁNDOSE testigos falsos,
vador. * me interrogaban de lo que
Queden cubiertos de confusión yo ignoraba.
y vergüenza * los que atentan Devolviéronme males por bie­
a mi vida. nes; * orfandad al alma mía.
Sean puestos en fuga y en des­ Pero yo, mientras ellos; me
orden * los que maquinan con­ afligían, * me cubría de cilicio.
tra mí. Humillaba mi alma con el ayu­
Vengan a ser como el polvo no, * no cesaba de orar en mi
que arrebata el viento; * y estré­ corazón.
chelos el Angel del Señor. Con el amor que a un íntimo
Sea su camino tenebroso y amigo, y como a un hermano
resbaladizo, * y el Angel del Se­ mío, * así los trataba; como
ñor vaya persiguiéndolos. quien está de luto y en tristeza,
Y a que sin causa me armaron así me humillaba.
ocultamente el lazo de muerte, Mas ellos hacían fiesta, y se
* y ultrajaron injustamente mi aunaron contra mí; * descarga­
alma. ron contra mí azotes a porfía,
Caiga en un lazo impensado y sin saber yo la causa.
caiga en la trampa que él puso Quedaron disipados, mas no
en celada, * y quede cogido en su arrepentidos; tentáronme, insul­
mismo lazo. táronme con escarnios; * rechi­
Entre tanto mi alma se regoci­ naron contra mi sus dientes.
jará en el Señor, * y se deleitará ¿Hasta cuándo contemplaréis
en su Salvador. esto, Señor? * Salvad mi alma de
Y dirán todos mis huesos: *la malignidad de "estos hombres;
“ Señor, ¿quién hay semejante a librad mi alma, mi vida única.
V o s?” A n t.— Salvad mi alma, Señor,
Que libráis al desvalido de las de las maldades de sus enemigos.
manos de los que pueden más Ant. — Levantaos, * Señor,
que él; * al necesitado y al po­ defended mi derecho.
bre de los que le despojaban.
Ant. — Pelead, Señor, contra Salmo 34, m
los que me combaten.
A n t.— Salvad mi alma, * Se­ celebraré en una magna
ñor, de las maldades de sus ene­ asamblea, * en medio de un
migos. numeroso pueblo os alabaré.

e x p o n e la i n g r a t i t u d d e lo s q u e le p e r s ig u e n ( 1 1 - 1 2 ) , y a q u e h a b ié n d o le s m o s ­
t r a d o s u a m o r y s im p a t ia ( 1 3 - 1 4 ) , a h o r a e llo s s e a l e g r a n d e s u d e s g r a c i a y h a c e n
b u r la d e é l ( 1 5 - 1 6 ) . I m p lo r a e l a u x i l i o d e D i o s ( 1 7 ) , y p r o c la m a la p e r f id ia
d e s u s a d v e r s a r i o s ( 1 1 - 2 2 ) ; p id e q u e le h a g a j u s t i c i a a fin d e q u e é s t o s n o s e
a l e g r e n d e s u s c o n t r a r i e d a d e s , s in o q u e s e a n c o n f u n d i d o s y h u m il la d o s ( 2 3 - 2 6 ) .
A s í lo s j u s t o s s e a l e g r a r á n , y é l t e n d r á m o t iv o d e a l a b a r a D i o s (2 7 -2 8 ).
No tengan el placer de triun­ Ant.— Levantaos, Señor, defen­
far de mí mis inicuos contrarios; ded mi derecho.
* los que sin causa me aborrecen,
y con sus ojos muestran con­
F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l
tento.
Pues conmigo ciertamente ha­ EN L A S F IE S T A S D E N U E V E
blaban palabras de paz, * mas en L E C C IO N E S

medio de su indignación, fija en y . Publicará mi lengua vues­


tierra su vista, trazaban engaños. tra justicia.
Contra mí su boca ensancha­ 3^. Cantará todo el día vues­
ban, * y decían: “ ¡Ea, ea, nues­ tras alabanzas.
tros ojos lo han visto!
E n T ie m p o P a s c u a l
Vos, Señor, lo habéis visto;
no os calléis más. * N o os alejéis EN L A S F IE S T A S D E N U E V E
de mí, Señor. L E C C IO N E S

Levantaos, y defended mi de­ Ant. — Aleluya, aleluya, ale­


recho, * ocupaos en mi causa, luya.
Dios mío y Señor mío. y . Dios nos ha regenerado
Juzgadme según vuestra justi­ por una viva esperanza, aleluya.
cia, oh Señor, Dios mío, * y no ]£. Mediante le resurrección
se alegren ellos de mí. de Jesucristo de entre los muer­
No digan en sus corazones: A l­ tos, aleluya.
bricias; hemos logrado nuestro
deseo. * N i digan tampoco: Le II NOCTURNO
hemos devorado.
Queden, Señor, todos llenos de F u e r a d e T ie m p o P ascual

confusión y vergüenza, * los que A n t.— No envidies * a los que


se congratulan 'por mis males. prosperan y obran la iniquidad.
Cubiertos sean de ignominia y
sonrojados * los que se jactan E n T ie m p o P a s c u a l

contra mí. Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­


Triunfen y regocíjense los que luya.
están a favor de mi justa causa,
* y digan siempre los que desean Salmo 36, i 1
la paz de su siervo: Glorificado
sea el Señor. o envidies la prosperidad
Y publicará mi lengua vuestra de los malvados, * ni ten­
justicia, * y celebrará todo el gas celos de los que
día vuestras alabanzas. obran la iniquidad.

1. U n a c o m u n id a d d e f ie le s i s r a e l i t a s a t e n d ie n d o a s u p r o p io i n f o r t u n i o y c o m ­
p a r á n d o le co n la f e li c id a d d e lo s h o m b r e s p e r v e r s o s , s e h a c í a e s t a p r e g u n t a :
si el m a lv a d o p r o s p e r a y e l j u s t o e s a t r i b u la d o , ¿ c ó m o s e s a l v a l a j u s t i c i a d e
D io s s o b r e la t i e r r a ? E l p o e ta s a g r a d o , a p o y a d o e n s u p r o p ia e x p e r i e n c i a , r e p it e
b a jo d iv e r s a s f o r m a s t r e s v e r d a d e s i n d i s c u t i b l e s : a ) la p r o s p e r id a d d e lo s m a l ­
v a d o s e s a p a r e n te y e f í m e r a ; b ) p o r e l c o n t r a r io , e l j u s t o q u e c o n f í a e n D i o s ,
Porque como heno se han de y rechinará contra él sus dien­
secar muy presto, * y como la tes.
tierna hierbecilla luego se mar­ Pero el Señor se reirá de él1, *
chitarán. como quien está previendo que
Pon tu esperanza en el Señor, le ha de llegar su día.
y haz obras buenas, * y habita­ Desenvainaron los pecadores su
rás en la tierra, y gozarás de sus espada; * su arco entesaron.
riquezas. Para derribar al pobre y des­
Cifra tus delicias en el Señor, valido, * para asesinar a los de
* y te otorgará cuanto desea tu corazón recto.
corazón. Pero su misma espada tras­
Encomienda al Señor tus ca­ pasará sus propios corazones, *
minos, y en él confía: * y él y será su arco hecho pedazos.
obrará. A nt.— No envidies a los que
Y hará brillar tu justicia comoprosperan y obran la iniquidad.
la luz, y el derecho de tu causa A n t.— Los brazos de los peca­
como el sol de m ediodía; * sé dores * serán quebrantados, al
obediente al Señor, y preséntale paso que a los justos sostiénelos
tus súplicas. el Señor.
No tengas envidia del que ha­
ce fortuna en su carrera, * del Salmo 36, n
hombre que comete injusticias.
Reprime la ira, y depon el fu ­ M
Ás sirve al justo una me­
ror, * no quieras ser émulo en dianía, * que las muchas
hacer mal. riquezas al pecador.
Pues los que obran mal serán Porque los brazos de los peca­
exterminados; * mas los que es­ dores serán quebrantados; * al
peran en el Señor, ésos hereda­ paso que el Señor sostiene a los
rán la tierra. justos.
Ten un poco de paciencia, y Contados tiene el Señor los
verás que ya no existe el peca­ días de los que viven sin manci­
dor; * y buscarás el lugar en lla, * y la herencia de éstos será
que estaba, y no le hallarás. eterna.
Pero los mansos heredarán la No serán confundidos en el
tierra, * y gozarán de muchísima tiempo calamitoso; en los días de
paz. hambre serán saciados: * porque
Acechará el pecador al justo, * perecerán los pecadores.

a u n e n m e d io d e s u s a f l i c c i o n e s , c u e n t a c o n s u a u x i l i o y p r o t e c c ió n , y e s t á p o r
g u r c d e u n p o r v e n i r f e l i z ; c ) p r e s t o l l e g a r á la e r a m e s i á n i c a y c o n e lla ;a
r e in o d e la j u s t i c i a . Los m a lv a d o s serán en to n ce s a r r a n c a d o s d e la t i e r r a ,
m ie n t r a s q u e lo s j u s t o s l a p o s e e r á n p a r a s ie m p r e . D e s p u é s d e e s t o s e c o m p r e n d e
c o n c u á n t a p r o p ie d a d e l p r e s e n t e s a lm o f u é d e n o m in a d o p o r T e r t u l i a n o “ e s p e jo
d e la P r o v i d e n c i a ” , y p o r s a n I s i d o r o “ a n t íd o t o c o n t r a la m u r m u r a c i ó n ” .
1. E l S e ñ o r n o s e r í e d e n a d i e ; e s to s e d ic e p o r e l r i d i c u l o e n q u e c a e r á n
m e r e c id a m e n t e lo s p e c a d o r e s e n e l d ía d e la p e r d ic i ó n . (San Jerónim o).
Y los enemigos del Señor no
bien serán ensalzador a puestos
honoríficos, * cuando serán aba­ í A boca del justo derram ará
tidos; se desvanecerán como hu­ sabiduría, * y su lengua ha­
mo. blará juiciosam ente.
Tomará prestado el pecador, y La ley de su Dios la tiene en
no pagará; * pero el justo es medio del corazón, * y andará
compasivo y dará al necesitado. con firmes pasos.
Por tanto aquellos que bendi­ Anda el pecador acechando al
cen al Señor heredarán la tierra; justo, * y busca cómo podrá qui­
* mas los que blasfeman perece­ tarle la vida.
rán. Mas el Señor no le abandonará
El Señor dirigirá los pasos del en sus manos, * ni le condenará
hombre justo, * y aprobará sus cuando será juzgado.
caminos. Espera en el Señor, y observa
Si cayere no se lastimará, * su ley; y te ensalzará para que
pues el Señor le sostiene con su entres a heredar la tierra; *'
mano. cuando habrán perecido los pe­
Joven fui, y ya soy viejo; * cadores, lo verás.
Yo vi al impío sumamente en­
mas nunca he visto desamparado
salzado, * y empinado como los
al justo, ni a sus hijos mendi­
i edros del Líbano.
gando el pan.
Pasé de allí a poco, y he aquí
Pasa el día ejercitando la mi­
que no existía ya; * le busqué,
sericordia, * y dando prestado, y
mas ni rastro alguno de él pude
bendita será su descendencia.
hallar.
Huye del mal y haz bien, * y
Conserva tú la inocencia, y
vivirás por los siglos de los si­
atiende a la justicia. * porque
glos.
el hombre pacífico deja de sí
Porque el Señor ama lo justo,
memoria.
y no desampara a los santos; *
Mas los injustos perecerán to­
eternamente serán protegidos.
dos; * cuanto quede de los im­
Los injustos serán castigados;
píos será destruido.
* y perecerá la raza de los im­ La salvación de los justos vie­
píos. ne del Señor ; * y él es su pro­
, Pero los justos heredarán la tector en el tiempo de la tribu­
s''*^rra, * y la habitarán perpetua­ lación.
nte. El Señor les ayudará, y los li­
bit.— Los brazos de los peca- brará, * y los sacará de las m a­
.'es serán quebrantados, al pa­ nos de los pecadores, y los sal­
so que a los justos sostiénelos el vará, porque pusieron en él su
Señor. confianza.
Ant.r—Conserva la inocencia, Ant.— Conserva la inocencia, y
* y atiende a la justicia. atiende a la justicia.
F uera de T ie m p o P ascu al Porque se me han clavado
vuestras saetas, * y habéis car­
EN L A S F IE S T A S D E N U E V E
L E C C IO N E S gado vuestra mano sobre mí.
No hay parte sana en mi cuer­
y . Espera en el Señor y ob­
po, a causa de vuestra indigna­
serva sus preceptos.
ción; * se me estremecen los
1^. T e ensalzará para que
huesos cuando considero mis pe­
entres a heredar la tierra.
cados.
E n T ie m p o P a s c u a l Porque mis maldades sobrepu­
jan por encima de mi cabeza, *
e n L A S F IE S T A S D E N U E V E
L E C C IO N E S y como una carga pesada me
tienen agobiado.
Ant. — Aleluya, aleluya, ale
Enconáronse y corrompiéronse
luya.
mis llagas, * a causa de mi ne­
y . Dios resucitó a Cristo de
cedad.
entre los muertos, aleluya.
Para que nuestra fe y es­ Estoy hecho una miseria y en­
peranza estuviesen en Dios, ale­ corvado hasta el suelo; * ando
luya. durante todo el día cubierto de
Lo d em ás com o en el O r d in a r io , p á ­
tristeza.
g in a 8. Porque mis lomos están llenos
de ilusiones; * y no hay parte
ill NOCTURNO sana en mi carne.
Estoy afligido y abatido en ex­
F u e r a d e T ie m p o P ascu al tremo; * la fuerza de los gemi­
Ant. — N o me reprendáis, * dos de mi corazón me hace pro­
Señor, en vuestro furor. rrumpir en alaridos.
Ante Vos están, Señor, todos
E n T ie m p o P a s c u a l mis deseos; * y no se os ocultan
mis gemidos.
Ant. — Aleluya, * aleluya, ale­
Mi corazón está conturbado;
luya.
he perdido mis fuerzas, * y hasta
la misma luz de mis ojos me
Salmo 37, i 1
ha ya faltado.
o me reprendáis, Señor, A n t.— No me reprendáis, Se­
en vuestro furor; * ni ñor, en vuestro furor.
me castiguéis en medio A n t.— Acudid a socorrerme, *
de vuestra cólera. oh Señor, Salvador mío.

1. E l s a lm i s t a , h a l lá n d o s e e n u n e s t a d o m o r a l y f í s i c a m e n t e d e p l o r a b l e p o r
r a z ó n d e s u s p e c a d o s , a c u d e a J e h o v á c o n u n g r i t o i m p lo r a d o r d e c le m e n c ia
(2-3); h a c e u n a v i v a d e s c r i p c i ó n d e lo s s u f r i m i e r t o s d e s u c u e r p o y d e s u e s p í r i t u
(4 -12 ) a u m e n t a d o s a d e m á s p o r u n a c r u e l p e r s e c u c ió n d e s u s e n e m ig o s ( 1 3 - 1 5 ) ,
y r e c o n o c ie n d o s u c u l p a b i li d a d d e l a n t e d e l S e ñ o r , a u n q u e n o d e l a n t e d e s u s
a d v e r s a r i o s , im p lo r a e l s o c o r r o d e l c ie l o y el e s fu e r z o n e c e s a rio en su g r a v e
s it u a c ió n ( 1 6 - 2 3 ) . M u y a c e r t a d a m e n t e l a s a n t a I g l e s i a n o s p r o p o n e a é s t e c o m o
el t e r c e r o d e lo s s i e t e s a lm o s p e n it e n c i a le s .

I. Brev. 17
Salmo 37, n murmuraban de mí, * porque se­
guía la virtud.
AA is amigos y mis deudos * No me abandonéis, Señor Dios
acercáronse y apostáronse mío; * no os alejéis de mí.
contra mí. Acudid prontamente a soco­
Y mis allegados se pararon a rrerme, * oh Señor Dios Sal­
lo lejos, * mientras armaban sus vador mío.
lazos quienes buscaban mi alma. A n t.— Acudid a socorrerme, oh
Y los que buscaban mi alma Señor, Salvador mío.
hablaban iniquidades, * medita­ Ant. — Apartad de mí, * Se­
ban fraudes todo el día. ñor, vuestros castigos.
Mas yo, como si fuera sordo,
no les oía, * y estaba como un Salmo 381
mudo que no abre la boca.
r \ l j E : Velaré sobre mi conduc­
Fui, pues, como un hombre
ta, * para no pecar con mi
que no oye, * ni tiene palabras
lengua.
de réplica en su boca
Ponía un candado a mi boca, *
Porque en Vos tengo puesta, cuando el pecador se presentaba
Señor, mi esperanza; * Vos me contra mí.
atenderéis, oh Señor Dios mío. Enmudecí y humilléme, y me
Pues yo dije: Que no se ale­ abstuve de responder aun cosas
gren de mí mis enemigos, * ya buenas, * con lo cual se aumen­
que al ver mis pies vacilantes, se tó mi dolor.
envanecen contra mí. Sentí que se inflamaba mi co­
Perqué en peligro estoy siem­ razón, * y en mi meditación se
pre de claudicar; * y mi dolor encendían llamas de fuego.
está delante de mí continuamen­ Solté mi lengua, diciendo: *
te. Señor, dadme a conocer mi fin.
Y o mismo confesaré mi ini­ Y cuál es el número de mis
quidad. * y tengo bien presente días, * para que yo sepa lo que
mi pecado. me resta de vida.
Entre tanto mis enemigos vi­ Cierto, como a palmos tenéis
ven, y se han hecho más fuer­ medidos los días de mi vida; * y
tes que yo; * y hanse multipli­ mi vigor es como nada ante Vos.
cado los que me aborrecen in­ Verdaderamente que es la su­
justamente. ma vanidad, * todo hombre v i­
Los que vuelven mal por bien viente.

1. E l s a lm is ta , n o o b s t a n te la s c a l a m id a d e s q u e s u f r e , s e p r o p o n e n o p r o ­
f e r i r q u e ja a lg u n a , s o p o r t a n d o c o n r e s ig n a c i ó n lo s s u f r i m i e n t o s q u e e x p e r i m e n ­
ta (2 -4 ). P o r ú lt im o ro m p e s u s ile n c i o , p e r o n o p a r a o t r o fin q u e e l d e p e d i r a
D io s q u e le in s t r u y a a c e r c a d e la b r e v e d a d d e la v i d a ( 4 - 5 ) , y p a r a p o d e r p r o ­
c la m a r la v a n id a d d e é s t a (6 -7 ). S e v u e l v e o t r a v e z a l S e ñ o r , ú n ic a e s p e r a n z a
s u y a (8 ) y d e s p u é s d e h a b e r h e c h o u n a o b s e r v a c ió n s e b r e e l o r i g e n d e lo s m a le s
de la v id a p r e s e n te ( 1 2 ) , p id e a J e h o v á le c o n c e d a u n m o m e n to d e c o n s o l a c ió n
y f e li c id a d e n e s t e m u n d o ( 1 3 - 1 4 ) .
Es verdad que como una som­ D urante el A d v ie n t o

bra pasa el hombre, * y por eso V - Señor, enviad al Corde­


se afana en vano. ro, Dominador de la tierra.
Atesora, * y no sabe para quién
1$. Desde la peña del desier­
allega todo aquello.
to al monte de la hija de Sión.
Ahora bien, ¿cuál es mi espe­
ranza? ¿Por ventura no sois D urante la C u aresm a

Vos, oh Señor, * en quien está


X • Con sus alas te hará som­
todo mi bien?
bra.
Libradme de to d a s. las iniqui­
I£. Y debajo de sus plumas
dades, * Vos que me hicisteis
esperarás confiado.
objeto de los ultrajes del insen­
sato. E n T ie m p o de P a s ió n
Enmudecí y no abrí la boca, *
y. Libradme, Señor, de las
porque Vos lo hicisteis todo; *
fauces del león.
apartad de mí vuestros castigos.
í$. Y de los cuernos del uni­
A los recios golpes de vuestra
cornio a mi humildad.
mano, yo desfallecí cuando me
corregíais; * por el pecado casti­ E n T ie m p o P ascu al
gasteis Vos al hombre,
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
E hicisteis que su vida se con­
sumiese como araña. * Vanidad luya.
es, ciertamente, todo hombre. EN LAS F IE S T A S D E N U EVE
Oíd, Señor, mi oración y mi L E C C IO N E S

súplica; * atended a mis lágri­ y . Dios resucitó a su Hijo,


mas. aleluya.
No guardéis silencio, pues ad­ . Y nos resucitará a nos­
venedizo soy delante de Vos y otros por su virtud, aleluya.
peregrino, * como todos mis pa­
EN LO S O F IC IO S DE TRES
dres. L E C C IO N E S
Aflojad un poco conmigo, para
V . El Señor ha resucitado
que pueda respirar, antes que yo
verdaderamente, aleluya.
parta, * y deje de existir.
R . Y se apareció a Simón,
Fuera d e T ie m p o P ascu al aleluya.
Ant. — Apartad, Señor, de mí Lo dem ás com o en el O r d in a r io ,
p á g . 9.
nuestros castigos.
En el O fic io fe r ia l e n tr e Año
y en la s F ie s ta s fu e ra de LAUDES
T ie m p o P ascu al
I
y . N o me hagáis el sordo,
Señor; perdonadme. E n la s F e r ia s d e e n tr e A ñ o , fu e r a
d e la s s e m a n a s d e S e p t u a g é s i m a , S e ­
í f . Pues advenedizo soy de­ x a g é s im a y Q u in c u a g é s im a ; en la s V i ­
lante de Vos y peregrino. g i l i a s c o m u n e s q u e o c u r r a n , y e n la s
F ie s t a s r/ue h a n d e c e le b r a r s e en c u a l ­
Tomad ofrendas, penetrad en
q u ie r tie m p o d e l a ñ o .
sus atrios; * adorad al Señor en
T o d o co m o en el O r d in a r io , p á g . 12
e x c e p to lo q u e s ig u e : su santo templo.
E ntre A ño
Tiemble toda la tierra a su
presencia; * decid a las naciones
Ant. — Alabad al Señor, * y que el Señor reina ya.
bendecid su nombre. El afianzó la tierra, que nunca
se moverá; * juzga a los pueblos
E n T ie m p o P a s c u a l
según justicia.
Ant.— Aleluya. * aleluya, ale­ Alégrense los cielos, regocíjese
luya. la tierra; agítese el mar, y todo
lo que contiene; * gócense los
Salmo 951 campos, y todo cuanto hay en
ellos.
F/£fti3¡ANTAD al Señor un cántico Y hasta los árboles de las sel­
i r i e l nuevo> * i°h tierra toda, vas manifiesten su alegría, en
l a í á á i canta al Señor! presencia del Señor, porque vie­
Cantad al Señor, bendecid su ne, * viene para juzgar la tierra.
nombre; * anunciad de día en Juzgará toda la tierra según
día su salvación. justicia, * y a los pueblos con fi­
Anunciad a las naciones su delidad.
gloria, * y sus maravillas a todos A nt.— Alabad al Señor, y ben­
los pueblos. decid su nombre.
Porque el Señor es grande, dig­ A n t.— Es mi Salvador * y mi
no de alabanza infinita; * es más Dios.
temible que todos los dioses.
Pues los dioses de las naciones Salmo 42
son demonios; * pero el Señor
es quien hizo los cielos. u z g a d m e , oh Dios, y defended
Alabanza y magnificencia de­
lante de él: * fortaleza y gloria
J
mi causa contra la gente im­
pía; * del hombre inicuo y frau­
en su santuario. dulento libradme Vos.
Tributad al Señor, razas de to­ Pues sois Vos, oh Dios, mi
dos los pueblos, tributad al Se­ fortaleza, * ¿por qué me habéis
ñor gloria y honor; * tributad al desechado? y ¿por qué he de an­
Señor la gloria que a su nombre dar triste, mientras me aflige el
se debe. enemigo?

1. C o m p u e s to e s te s a lm o p a r a t r a s la d a r e l a r c a d e la c a s a d e O b e d e d ó n a l
t a b e r n á c u lo d e S ió n , y a d o p ta d o d e n u e v o p a r a l a s o le m n id a d d e la r e s t a u r a c i ó n
d el te m p lo , c e le b r a la v e n id a d e l M e s í a s y la p r o p a g a c ió n d e s u r e in o e n e l
m u n d o e n te ro . A d e m á s d e l a n u n c io d e l p r im e r a d v e n i m ie n t o d e l M e s í a s y d e l a
c o n v e r s ió n d e lo s g e n t ile s , e s t e s a lm o e s t a m b ié n u n a p r o fe c ía del tr iu n fo
d e l M e s ía s y d e su s e g u n d o a d v e n im ie n t o . P r o c u r e m o s s e r v i r n o s d e e s t e c á n t i c o
com o d e u n h im n o d e a c c ió n d e g r a c i a s a J e s u c r i s t o q u e s e h a d ig n a d o e x t e n d e r
su im p e rio o s u I g le s ia p o r to d a l a t i e r r a , y n o s h a lla m a d o p a r a f o r m a r p a r t e
de la m is m a .
Enviadme vuestra luz y vues­ Que todos los pueblos os cele­
tra verdad; * ellas me guiarán bren, oh Dios; * que os celebren
y me conducirán a vuestro mon­ los pueblos todos.
te santo y a vuestros tabernácu­ Regocíjense y exulten las na­
los. ciones, * porque juzgáis los pue­
Y me acercaré al altar de Dios, blos con justicia y gobernáis las
* al Dios que llena de alegría naciones en la tierra.
mi juventud. Que los pueblos todos os ce­
Con la cítara vuestras alaban­ lebren, oh Dios; * pues la tierra
zas os cantaré, oh Dios, Dios su fruto ha dado ya.
mío. * ¿Por qué estás abatida, Bendíganos Dios, el Dios nues­
alma mía? ¿ Y por qué te agi­ tro, bendíganos Dios; * témanle
tas contra m í? todos los confines de la tierra.
Espera en D ios; porque toda­ Ant.— Haced, Señor, que vues­
vía he de cantarle alabanzas, * tra faz resplandezca sobre nos­
por ser el Salvador, que está de­ otros.
lante de mí, y el Dios mío. A n t.— Glorificad con vuestras
Ant. — Es mi Salvador y mi obras * al R ey de los siglos.
Dios.
Ant. — Haced, Señor, * que Cántico de Tobías2
vuestra faz resplandezca sobre Tob., 13, 1-10
nosotros.
\ í os sois, Señor, eternamente
grande; * y a todos los si­
Salmo 661
glos se extiende vuestro reino.
T ^ io s tenga misericordia de nos­ Vos sois quien castigáis y sal­
otros y nos bendiga; * haga váis, conducís hasta la tumba y
resplandecer su faz sobre nos­ libráis de ella; * no hay quien se
otros, y nos mire compasivo. sustraiga a vuestra mano.
Para que sea conocido en la Dad gracias al Señor, hijos de
tierra vuestro camino, * y en Israel, * y alabadle ante las na­
todas las naciones vuestra salva­ ciones,
ción. Porque os dispersó entre los

1. E ste s a lm o c o n s t a d e t r e s e s t r o f a s c o m p u e s t a s p r o b a b le m e n t e c o n m o­
tiv o d e la r e c o l e c c i ó n a n u a l , y a fin d e d a r g r a c i a s a D i o s p o r e s e b e n e f ic io e n
la s t r e s f ie s t a s p r i n c i p a l e s d e P a s c u a , P e n t e c o s t é s y d e lo s T a b e r n á c u l o s . E l
a u t o r s a g r a d o h a b e b id o s u in s p i r a c i ó n e n la c é l e b r e b e n d ic ió n s a c e r d o t a l q u e
le e m o s e n e l li b r o d e lo s N ú m e r o s : “ E l S e ñ o r t e b e n d ig a y t e g u a r d e ; el
S e ñ o r t e m u e s t r e s u r o s t r o y h a y a m is e r ic o r d ia d e t i ; v u e l v a e l S e ñ o r s u r o s t r o
h a c ia t i y t e c o n c e d a la p a z ” ( N u m . V I , 2 4 -2 6 ) , y d e e s t e s a lm o h a h e c h o
com o u n a e s p e c ie d e r e s p u e s t a d e l p u e b lo a e l la . C o n v i e n e h a c e r n o t a r e l c a r á c t e r
m e s iá n ic o d e t o d o s u c o n t e n id o . L a b e n d ic ió n d e D i o s s o b r e I s r a e l s e r á la
c a u s a d e la c o n v e r s i ó n d e lo s g e n t i l e s a l c o n o c i m ie n t o d e D i o s .
2. E n e l li b r o d e T o b í a s e s t e c á n t i c o s e c o m p o n e d e v e i n t i t r é s v e r s í c u l o s .
A q u í n o s e r e p r o d u c e m á s q u e la t e r c e r a p a r t e , l a a c c i ó n d e g r a c i a s p o r lo s
b e n e fic io s d i v i n o s ; la s e g u n d a e s u n a p r o f e c í a d e l p o r v e n i r g lo r io s o d e J e r u -
s a lé n . E l v i e j o T o b í a s im p r o v is ó e s t e p o e m a d e s p u é s d e la s r e v e l a c i o n e s y d e la
d e s a p a r ic ió n d e l a r c á n g e l s a n R a f a e l .
pueblos que le desconocen, * pa­ finitamente bueno; * cantad
ra que publiquéis sus maravi­ himnos porque es sumamente
llas. suave.
Y les hagáis saber * que no For cuanto el Señor ha esco­
hay Dios omnipotente fuera de gido para sí a Jacob; * a Is­
él. rael para propiedad suya.
El nos castigó por nuestros pe­ Porque yo tengo bien conoci­
cados, * y él nos salvará por su do que el Señor es grande, * y
misericordia. que nuestro Dios es sobre todos
Considerad, pues, lo que con los dioses.
nosotros hizo, * y con temor v Todas cuantas cosas quiso, ha
temblor bendecidle: glorificad hecho el Señor; así en el cielo
con vuestras obras al R ev de los como en la tierra, * en el mar y
siglos. en todos los abismos.
Mas yo bendeciré al Señor en El hace venir las nubes de la
este país donde estoy cautivo, * extremidad de la tierra, * y con­
porque manifestó su poder con­ vierte en lluvias los relámpagos.
tra una nación culpable. El es el que hace salir los vien­
Convertios, pues, pecadores; tos de sus depósitos, * el que
obrad ante Dios con rectitud; * hirió de muerte a los primogéni­
esperad que manifestará su mi­ tos de Egipto, sin perdonar a
sericordia en favor vuestro. hombre ni bestia.
Y yo y mi alma, * nos alegra­ E hizo señales y prodigios en
remos en él. medio de ti, Egipto, * contra F a ­
Bendecid al Señor, todos lo raón y todos sus vasallos.
que sois sus elegidos; * pasad El destrozó muchas naciones,
días alegres, bendecidle. * y quitó la vida a reyes pode­
A n t.— Glorificad con vuestras
rosos.
obras al Rey de los siglos. A Sehón, rey de los Amorreos,
A n t.— Alabad * el nombre del
y a Og, rey de Basán, * y des­
Señor, los que moráis en su casa.
truyó a todos los reinos de los
Cananeos.
Salmo 1341
Y dió la tierra de éstos en
A l a b a d el nombre del Señor; herencia; * en herencia a Israel,
* pueblo suyo.
tributadle alabanzas vos­
otros, siervos suyos. Eterno es, S e ñ o r , vuestro
Los que asistís en la casa del nombre; * vuestra memoria, oh
Señor, * en los atrios del Tem ­ Señor, pasará de generación en
plo de nuestro Dios. generación.
Alabad al Señor porque es in­ Porque el Señor hará justicia

1. E s t e s a lm o es u n h im n o li t ú r g i c o d e a l a b a n z a a J e h o v á , c o m p u e s t o c a s i t o d o
c on r e c u e r d o s d e o tr o s lu g a r e s d e l a s a g r a d a E s c r i t u r a , y p r in c ip a lm e n t e d e lo s
S a lm o s . E n s e n tid o e s p i r i t u a l e s u n h im n o d e r e c o n o c im ie n t o p o r lo s b e n e f ic io s
r e c ib id o s d e D io s , y p o r h a b e r n o s li b r a d o d e n u e s t r o s e n e m ig o s e s p i r i t u a l e s .
a su pueblo, * y será propicio dor de las almas, invita a la
con sus siervos. vida.
Los ídolos de las naciones, Dejad, clama, los lechos, vos­
no son más que oro y plata, * otros que sucumbís al pesado
hechura de manos de hombres. sueño; permaneced en vela, cas­
Tienen boca, pero no habla­ ta, recta y sobriamente, puesto
rán; * ojos, mas no verán. que ya estoy cerca.
Orejas tienen y no oirán; * ya A Jesús clamemos con nues­
que no hay aliento de vida en tras voces, con nuestras lágrimas
su boca. y preces, con nuestra sobriedad.
Semejantes sean a ellos los Roguemos con insistencia; un
que los fabrican, * y cuantos en corazón puro no duerme nunca.
ellos ponen su confianza. Oh Cristo, venid a despertar­
Oh tú, casa de Israel, bendice nos de nuestro sueño; venid a
al Señor; * bendice al Señor, romper las cadenas de la noche;
casa de Aarón. libradnos de las culpas pasadas
Casa de L eví, bendice al Se­ y comunicadnos nueva luz.
ñor; * vosotros los que teméis al A Dios Padre se dé la gloria
Señor, bendecid al Señor. y al H ijo su Unigénito, junta­
Bendígase a l S e ñ o r desde mente con el Espíritu Paráclito,
Sión; * al Señor que habita en ahora y por todos los siglos.
Jerusalén. Amén.
A n t.— Alabad el nombre del y . Desde la mañana, hemos
Señor los que moráis en su casa. sido colmados de vuestras mise­
ricordias. I£. Nos han regocijado
E n T ie m p o P ascu al
y deleitado.
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ Ant. del Bened. — Nos susci­
luya. tó * el Señor un Salvador pode­
roso, en la casa de su siervo D a ­
vid.
Capitula Rom ., 13, 12-13 E n lo s O f ic io s d e F i e s t a y d e O c ­
t a v a , la C a p i t u l a , e l H im n o , la A n t í ­
f o n a d e l B enedictus y la O r a c i ó n , se
I a noche está ya muy avanza­ d ic e n c o m o e n e l P r o p i o o e n e l C o m ú n .
da, y va a llegar el día. D e­ Lo dem ás com o en el O r d in a r io ,
p á g . 16 .
jemos, pues, las obras de ias ti­
nieblas, y revistámonos de las
armas de la luz. Andemos con LAUDES
decencia como se suele andar du­ II
rante el día.
E n la s F e r i a s d e A d v i e n t o , y d e s d e
la F e r i a I I I d e s p u é s d e la D o m in ic a
Himno de S e p tu a g é s im a h a s ta la F e r ia III
d e la S e m a n a S a n t a i n c l u s i v e , a s í c o ­
m o e n la s V i g i l i a s c o m u n e s f u e r a d e
Y A el alado mensajero del día
T ie m p o P a s c u a l, c u a n d o e l O f ic io se
anuncia la proximidad de la c e le b r a d e F e r i a .
luz; ya Cristo, el divino excita­
Todo co n io en e l O r d in a r io , pág. 12 , Mi morada ha sido removida,
e x c e p to lo q u e s ig u e :
* y arrollada lejos de mí, como
A nt.— Borrad mis pecados.
una tienda de pastores.
1Í E n la F e r ia IT a n te s d e la V i ­
g ilia d e la N a t iv id a d d e l S e ñ o r y e n Se me ha cortado la vida, como
ía F e r i a III de Sem ana S a n ta , la s lo hace el tejedor; me la cortó
A n t í f o n a s s o n co m o en el P r o p i o d e
T ie m p o . cuando aun se iba urdiendo; *
de la mañana a la noche daréis
Salmo 50 fin a mi vida.

( Véase pág. 5 9 ) .
Esperaba yo, mientras llega­
ba la mañana; * como un león
A nt.— Borrad mis pecados, Se­
trituró todos mis huesos.
ñor, por la multitud de vuestras
D e la mañana a la noche pon­
bondades.
dréis fin a mi vida; * gritaba
A nt.— Defended mi causa.
como polluelo de golondrina;
gemía como la paloma.
Salmo 42
Debilitáronse mis ojos * de
( Véase pág. 1 1 6 ) tanto mirar en alto.
A nt.— Defended mi causa, oh Señor, padezco violencia, salid
Dios, contra la gente impía. mi fiador * ¿Y o qué diré, y qué
A nt.— Dios tenga misericordia. responderá él, si es él mismo
quien lo ha hecho?
Salmo 66 Repasaré ante Vos todos mis
( Véase pág. 1 1 7 ) . años, * con amargura de mi al­
A nt.— Dios tenga misericordia ma.
de nosotros y nos bendiga. Señor, si así se vive y en esto
A nt.— Me restableceréis, Señor. consiste la vida de mi espíritu,
Vos me restableceréis y me de­
Cántico de Ezequías1 volveréis la vida. * He aquí, en
la paz, qué amargura tan amarga
Is., 38, 10-20
la mía. ,
Y / o dije: A la mitad de mis Mas Vos habéis librado mi al­
días * iré a las puertas del ma para que no pereciese; *
sepulcro. echándoos sobre vuestras espal­
Privado estoy del resto de mis das todos mis pecados.
años. * D ije: No veré al Señor Porque no os celebrará el se­
en la tierra de los vivientes. pulcro ni la muerte os alabará; *
No veré más a hombre alguno, no esperarán en vuestra verdad
* con los moradores del mundo. los que descienden al hoyo.

1. E ste c á n t ic o va p r e c e d id o de e sta b reve in tr o d u c c ió n : “ E sc rito por


E z e q u ía s , r e y d e J u d á , c u a n d o , d e s p u é s d e h a b e r e s t a d o e n f e r m o , c u r ó d e s u
d o l e n c ia ” . E n é l p o n d e r a E z e q u ía s e l b e n e f ic io d e l a v i d a p r e s e n t e , c o n s o l á n ­
d o n o s d e s u b r e v e d a d c o n e l r e c u e r d o d e lo s a ñ o s e t e r n o s , c o n e l r e c u e r d o
d e lo s a ñ o s q u e n o h a n d e t e n e r ja m á s f in . L a m e d it a c ió n d e l a f e l i c i d a d e t e r n a
ilu m in a e l a lm a , y la h a c e s u p e r io r a lo s b ie n e s t r a n s i t o r i o s y e f í m e r o s d e
la v id a p r e s e n te .
El que vive, el que vive, éste Ni se burlen de mí mis enemi­
os alabará como hoy lo hago yo; gos; * porque ninguno que espe­
* el padre narrará a sus hijos re en Vos será confundido.
cuál sea vuestra felicidad. Sean cubiertos de confusión, *
Señor, salvadme, * y cantare­ todos los que vana e injustamen­
mos nuestros cánticos todos los te obran la iniquidad.
días de nuestra vida en la casa Mostradme, Señor, vuestros
del Señor. caminos, * y enseñadme vuestros
Ant. — M e restableceréis, Se­ senderos.
ñor, y me devolveréis la vida. Dirigidme según vuestra ver­
Ant.— Alabad. dad e instruidme, * pues sois
Vos el Dios Salvador mío, y os
Salmo 134 estoy esperando todo el día.
Acordaos, Señor, de vuestras
( V éase pág. 1 1 8 ) .
piedades, * y de las misericor­
A n t.— Alabad al Señor porque dias que habéis usado en los si­
es bondadoso, y será rogado por glos pasados.
sus siervos. Los pecados de mi juventud
L a C a p i t u l a , H im n o , V e r s o y A n t í f o ­ * olvidadlos, y también mi ig­
n a d e l B en ed ictu s, c o m o e n l a p á g . 94
Be in d i c a e n e l ú l t im o e s q u e m a d e la s norancia.
L a u d e s d e la F e r i a II. Según vuestra misericordia,
L o d e m á s co m o e n el O r d in a r io , p á ­
g in a 16 . acordaos de mí, * por vuestra
bondad, oh Señor.

PRIMA Salmo 24, n


Todo com o en el O r d in a r io , pág. 18 ,
p l Señor es bondadoso y jus­
e x c e p to lo q u e s i g u e :
to; * por lo mismo dirigirá
E n t r e A ño a los pecadores por el camino
A nt.— Dios mío. que deben seguir.
Dirigirá a los humildes por la
E n T ie m po P a sc u a l vía de la justicia; * enseñará sus
caminos a los apacibles.
Ant.— Aleluya.
Todos los caminos del Señor
son misericordia y verdad, * para
Salmo 24, i 1'
los que buscan su santa alianza
Vos, Señor, he levantado y sus mandamientos.
mi espíritu; * en Vos, Por la gloria de vuestro nom­
mi D io s, confío; no sea bre, perdonad, Señor, mi pecado,
yo confundido. * que es ciertam ente m u y grave.

1. L o q u e n o s o fr e c e el E s p ír itu S a n t o e n e s t e s a lm o , n o e s u n a p ie z a
li t e r a r i a , e s c o m o u n r e s u m e n d e c o n s id e r a c io n e s m o r a le s y d e p l e g a r i a s e n
f o r m a s e n t e n c io s a . E n é l la p le g a r i a a l t e r n a c o n la m e d i t a c i ó n ; lo s s e n t i m i e n ­
to s d e c o n ñ a n z a e n D i o s c o n lo s d e u n a h u m il d a d p r o f u n d a , e x c i t a d o s p o r *1
r e c u e r d o d e la f a l t a d e g r a t i t u d y f id e l id a d p a r a c o n e l S e ñ o r ,
¿Quién es el hombre que te­ II C u a n t ío en L a u d e s s e h a y a d ic h o
el S a l m o 50 , Tened, piedad, a q u í se
me al Señor? * Dios le ha pres­ a ñ a d e e l S a l m o 9 5 , Cantad al S eñ o r...
crito la regla que debe seguir en ¡o h tierra ... canta!, c o m o m á s a r r i ­
ba, p á g . 1 1 6 , q u e no se re z ó e n L a u ­
la carrera que escogió. d e s ; d e lo c o n t r a r io , d e s p u é s d e h a b e r
Reposará su alma entre bie­ d ic h o lo s tre s S a lm o s , s e g u id a m e n t e
s e d ic e la A n t í f o n a .
nes, * y sus hijos poseerán la
tierra.
El Señor es firme apoyo de E n t r e Año
los que le temen, * y a ellos re­ A n t.— Dios mío, en Vos con­
vela sus secretos. fío, * no sea confundido.

E n T ie m p o P ascu al
Salmo 24, m
Ant.— Aleluya, aleluya, ale­
M is ojos están siempre fijos en luya.
el Señor; * pues él ha de L o d em ás com o en el O r d in a r io , p á­
g i n a 20.
sacar mis pies del lazo.
Volved, Señor, vuestra vista
hacia mí y compadecedme; * TERCIA
porque me veo solo y pobre.
T o d o com o en el O r d in a r io , p á g . 2 5 ,
Las tribulaciones de mi cora­
e x c e p t o lo q u e s i g u e :
zón se han m ultiplicado; * li­
bradme de mis congojas. E n tre A ño
Ved mi humillación y mi tra­ A nt.— Miróme el Señor.
bajo, * y perdonad todos mis pe­
cados. E n T ie m p o P a s c u a l
Reparad en mis enemigos có­
Ant.— Aleluya.
mo se han multiplicado, * y cuán
injusto es el odio con que me
Salmo 39, i 1
aborrecen.
Guardad mi alma y libradme; gu ard an d o estuve al Se­
* no sea yo avergonzado por ha­ ñor * con ansia suma,
ber esperado en Vos. y por fin inclinó a m í
Los inocentes y justos se han sus oídos.
unido conmigo, * porque en Vos Y escuchó benignamente mis
esperé yo. súplicas, * y sacóme del lago de
Librad, oh Dios, a Israel, * la miseria y del inmundo cieno.
de todas sus tribulaciones. Y asentó mis pies sobre pie-
1. L i b r a d o D a v i d , c o m o e s p e r a b a , d e u n g r a v e p e li g r o (2 -3 ), el S e ñ o r le
in s p ir a u n c á n t i c o , a fin d e e x c i t a r e n m u c h o s la c o n f ia n z a e n E l ( 4 ) . ¡ B i e n ­
a v e n t u r a d o s lo s q u e e n E l c o n f í a n ! ( 5 ) . Q u i s i e r a c o n t a r la s m a r a v i l l a s d e J e h o v á ,
p e ro s o n d e m a s i id a s ( 6 ) ; o f r e c e r l e u n s a c r if ic io , p e r o n o le e s a g r a d a b l e ( 7 - 8 ) .
L e es a g r a d a b l e , p o r e l c o n t r a r io , q u e t o d o s h a g a n s u v o lu n t a d , y e s t a e s la q u e
él se p ro p o n e c u m p li r (8 -9 ). P u b l i c a a lg u n o s d e lo s a t r i b u t o s e n r e l a c i ó n c o n
la D i v in i d a d ( 1 0 - 1 1 ) , y p id e q u e é s t o s s ie m p r e le g u a r d e n (1 2 ). M u ch o es lo
q u e s u f r e p o r c a u s a d e s u s p e c a d o s ( 1 3 ) , y r u e g a le c o n c e d a el S e ñ o r un
p ro n to a u x il io c o n t r a s u s a d v e r s id a d e s ( 1 4 - 1 8 ) .
dra, * dando firmeza a mis pa­ ricordia y vuestra verdad * a la
sos. numerosa asamblea.
Púsome en la boca un cántico Mas Vos, Señor, no apartéis
nuevo, * un cántico en loor de de mí vuestras bondades; * ya
nuestro Dios. que vuestra misericordia y fide­
Verán esto muchos, y temerán lidad me han guardado siempre.
al Señor, * y pondrán en él su Porque me hallo cercado de
esperanza. males sin número; * sorpren­
Bienaventurado el hombre cu­ diéndome mis pecados, y no pu­
ya esperanza es el nombre del de distinguirlos bien.
Señor; * y que no volvió sus Multiplicáronse más que los
ojos hacia la vanidad y a las ne­ cabellos de mi cabeza; * y mi
cedades engañosas. corazón ha desmayado.
Muchas son, oh Señor Dios Dignaos, Señor, librarme; *
mío, las maravillas que habéis venid presto a socorrerme.
obrado, * y en vuestros designios
no hay quien se asemeje a Vos. Salmo 39, m
Púseme yo a referirlos y anun­
ciarlos; * exceden todo guarismo. ueden de una vez confundi­
Ni sacrificios ni holocaustos Q dos y avergonzados cuantos
habéis querido; * oídos perfec­ buscan * cómo quitarme la vida.
tos, en cambio, me habéis dado. Vuélvanse atrás llenos de con­
Tam poco habéis pedido holo­ fusión * los que mi mal desean.
causto ni víctim a por el pecado; Sufran luego la ignominia que
* de otra suerte diría: He aquí merecen, * aquellos que me di-
que vengo. :en: Ea, ea.
Al frente del libro está escri­ Alégrense en Vos y regocíjen­
to de mí, que había de hacer se todos los que os buscan, y
vuestra voluntad. * Dios mío, digan siempre cuantos aprecian
me place, y vuestra ley la tengo vuestro socorro: * Ensalzado sea
escrita en medio de mi corazón. el Señor.
Aunque mendigo soy yo y po­
bre, * el Señor cuidará de mí.
Salmo 39, n
Vos sois, Señor, mi valedor y
J -J e anunciado vuestra justicia protector. * Dios mío, no tar­
* déis.
en una grande congrega­
ción. He aquí que no tendré ce­
E ntre A ño
rrados mis labios; Vos, Señor,
lo sabéis. Ant. — M iróme el Señor, y
No he escondido vuestra jus­ oyó mi plegaria.
ticia en mi corazón; * vuestra
E n T ie m p o P a s c u a l
verdad he proclamado y también
vuestro socorro. Ant.— Aleluya, aleluya, ale­
No he ocultado vuestra mise­ luya.
En los Oficios de Fiesta y de O c ­ tarme, hablaba con mentira, *
tava, la Capitula, el Responsorio bre­
ve y la Oración, se dicen como en el tramando en su corazón iniquida­
Propio o en el Común. des.
Lo demás como en el Ordinario, pá
gina 26. Salíase afuera * y confabu­
laba con los otros.
Susurraban contra mí todos
SEXTA
mis enemigos, * conspiraban para
Todo como en el Ordinario, pág. 28, acarrearme males.
•xcepto lo que sigue:
Sentencia inicua pronunciaron
E n tre Año contra mí. * M as ¿por ventura
el que duerme no ha de volver
Ant. — Me acogisteis, Señor.
a levantarse?
E n T ie m p o P a s c u a l Lo que más es, un hombre con
Ant.— Aleluya. quien vivía yo en dulce paz, de
quien yo me fiaba, * y que comía
Salmo 401 de mi pan, ha urdido una gran
traición contra mí.
ienavhnturado el que Mas Vos, Señor, habed piedad
piensa en el necesitado y de mí y levantadme, * y yo daré
en el pobre: * en tiempo a ellos su merecido.
de desgracia le librará el Señor. En esto conoceré que os com­
Guárdele el Señor, y confór­ placéis en mí, * que mi enemigo
tele y hágale feliz en la tierra, * no se holgará de mí.
y no le entregue a merced de En cuanto a mí, por mi inte­
sus enemigos. gridad me habéis sostenido, * y
Consuélele el Señor cuando se me habéis puesto para siempre
halle postrado en el lecho de su en vuestra presencia.
dolor: * mullísteis, Señor, toda Bendito sea el Señor Dios de
su cama durante su enfermedad. Israel por los siglos de los siglos:
En cuanto a mí, dije: Señor, * ¡Así sea! ¡Así sea!
habed piedad de m í; * sanad mi
alma, porque pequé contra Vos. Salmo 141 i 2
Prorrumpían mis enemigos en
increpaciones contra mí. * ¿Cuán­ ^ omo el ciervo suspira por las
do morirá éste, decían, y se aca­ fuentes de agua viva, * así
bará su memoria? oh Dios, clama por ti el alma
Que si alguno entraba a visi­ mía.

1. I g n o r a m o s e n q u é m o m e n to d e s u r e in a d o c o m p u s o D a v i d e l p r e s e n t e s a lm o ;
p e ro d e b ió s e r e n e l m o m e n to d e u n a g r a v e e n f e r m e d a d . D e s p u é s d e u n a i n t r o ­
d u c c ió n d id á c t ic a , r e l a c io n a d a c o n l a s i t u a c i ó n e n q u e s e h a l la b a ( 2 - 4 ) , y d e
p e d ir a D i o s p e r d ó n p o r s u s p e c a d o s ( 5 ) , s e d u e le d e l a c o n d u c t a d e s u s a d ­
v e r s a r io s , lo s c u a le s d e s e á n d o le la m is m a m u e r t e ( 6 ) , h i p ó c r i t a m e n t e le v i s i t a n
co n el s o lo in t e n t o d e a t e n t a r c o n t r a é l m e d ia n t e lo q u e sab e n d e su e sta d o
(7 -9 ). S ie n t e , s o b r e to d o , l a d e f e c c i ó n d e u n in t im o s u y o ( 1 0 ) . P i d e a Jehová
su c u r a c ió n ( 1 1 ) , la c u a l le f u é c o n c e d id a ( 1 2 - 1 3 ) .
2. F ijá n d o n o s e n e l t e m a , e s t ilo y r it m o d e e s t e s a lm o , a s í c o m o e n la
a u s e n c ia d e t ít u l o e n e l s a lm o s i g u i e n t e , c a s i t o d o s lo s e x é g e t a s d e n u e s t r o s
Sedienta está mi alma del tras olas * van pasando delante
Dios fuerte y vivo. * ¡Cuándo ie mí.
será que yo llegue, y me presen­ D e día manda Dios su miseri­
te ante la cara de Dios! cordia; * y de noche le canto yo.
Mis lágrimas me han servido Oración al Dios de mi vida. *
de pan día y noche, * desde que Digo a Dios: Vos sois mi am­
se me está diciendo continua­ paro.
mente: Y tu Dios ¿dónde está?
¿Por qué me habéis olvidado?
Tales eran los recuerdos que
* y ¿por qué he de andar triste,
venían a mi memoria; y ensan­
mientras mi enemigo me aflige?
ché dentro de mí mi espíritu: *
Mientras se me quiebran de
que yo iba al lugar del m aravi­
dolor los huesos, * me afrentan
lloso tabernáculo, hasta la casa
los enemigos que me acosan.
de Dios.
Diciéndome todos los días:
Entre cantos de alegría y de
¿Dónde está tu D ios?1 * ¿Por
alabanza, * voz rumorosa de
qué estás triste, alma mía? ¿por
festín.
qué me llenas de turbación?
¿Por qué estás triste, oh alma
mía? * ¿y por qué me tienes en Espera en Dios, que aun quie­
esta agitación? ro loarle, * salvamento delante
Espera en Dios, porque aun de mí y el Dios mío.
cantaré sus alabanzas, * como
que es el Salvador que tengo de­ E ntre A ño

lante de mí.
Ant. — Me acogisteis, Señor,
bajo vuestra protección, y me
Salmo 4 1, n confortasteis en vuestra presen­
cia.
está
Z"'' o n t u r b a d a profunda-
^ mente mi alma; * por lo
E n T ie m p o P ascu al
mismo me acordaré de Vos des­
de la tierra del Jordán, y desde Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
los montes de Hermón, grande
luya.
y pequeño.
En los Oficios de Fiesta y de O c­
Un abismo llama a otro abis­ tava, la Capitula, el Responsorio bre­
mo, * a la voz de vuestras cas­ ve y la Oración, se dicen como en el
Propio o en el Común.
cadas. Lo demás como en el Ordinario, p á­
Todas vuestras ondas y vues­ gina 31. ,

días no dudan en afirmar que estos dos salmos, aunque separados desde muy
antiguo, no constituían más que uno solo primitivamente. Consta de tres
partes. En la primera (2-6) manifiesta el vivo anhelo de su alma ansiosa de
volver a ver el Templo de Jerusalén, y tomar parte, como antes, en sus so­
lemnidades; en la segunda (7-12) se duele de su triste situación en el des­
tierro; en la tercera (42, 1-5) pide la libertad para poder volver a la ciudad
santa y dat' gracias a Dios en su santo Templo. Este doble cántico maravilloso
ha sido calificado de “ perla poética del Antiguo Testam ento” .
1. E sto d e b e r ía p re g u n ta rse s ie m p r e el a lm a c r is tia n a .
NONA a nuestros enemigos; * y en
vuestro nombre hollaremos a
Todo como en el Ordinario, pág. 31,
excepto lo que sigue: quienes se levanten contra nos­
otros.
E n tre Año Cierto, no confiaría en mi arco,
A nt.— Nos salvasteis. * ni mi espada me salvaría;
Mas sois Vos quien nos salvó
En T ie m p o P ascu al de los que nos afligían, * y con­
Ant.— Aleluya. fundió a los que nos odiaban.
En Dios nos gloriaremos todos
Salmo 43, i 1 los días, * y vuestro nombre ce­
lebraremos eternamente.
o so tro s,oh Dios, hemos
oído por nuestros propios Salmo 43, n
oídos, * nuestros padres
nos han anunciado. A la verdad, nos habéis dese­
Las obras que hicisteis en sus chado y cubierto de confu­
días * y en los tiempos anti­ sión, * pues ya no salís, oh DSos,
guos. al frente de nuestros ejércitos.
Vuestra mano desposeyó las Nos hicisteis retroceder ante
naciones, y los plantó a ellos; * nuestros enemigos, * y nos han
abatisteis aquellos pueblos y los saqueado los que nos aborrecían.
arrojasteis. Nos entregasteis como ovejas
Porque no se apoderaron de destinadas al m atadero, * y nos
esta tierra por la espada, * ni habéis dispersado entre las na­
fué su brazo el que los salvó; ciones.
Sino vuestra diestra y vuestro De balde habéis vendido vues­
brazo y la luz de vuestro rostro; tro pueblo, * y no ha habido con­
* porque os compadecisteis de currencia en la venta.
ellos. Nos habéis puesto como obje­
Fuisteis Vos, mi rey y mi Dios, to de oprobio para nuestros ve­
* quien decretasteis la salvación cinos, * hechos el escarnio de
de Jacob. los que nos rodean.
Con vuestra ayuda sacudiremos Nos habéis puesto por prover-

1. El poeta sagrado habla en nombre de su pueblo,y empieza recordando


las muchas maravillas realizadas por Dios en otro tiempo, cuando se pro­
puso establecer sus antepasados en la tierra de Canaán (2-5), m aravillas que
su poder jamás agotado podría repetir en los momentos actuales de congoja
(6-8). Su pueblo fiel al Señor y constante en tributar las alabanzas que me­
rece, esperaba de E ' esta gracia; pero por desgracia, ha sucedido todo lo
contrario, pues perseguido por el enemigo, ha sido por Dios aparentemente
abandonado, ya que se ha visto vencido, tratado como esclavo y humillado (9-17).
Y todo esto ha sucedido cuando parecía más firme que nunca la fidelid
pueblo hacia Jehová (18-20). Si hubiese prevaricado, poniéndose bajo la
protección de los falsos dioses, el castigo tendría su fundam ento; pero le ha
sobrevenido por atender a Dios (21-23). Hechas estas observaciones, termina
pidiendo a Dios el auxilio que aun puede enviarle (24-27).
bio entre las naciones, * ludibrio Porque nuestra alma está hu­
de los pueblos. millada hasta el polvo, * y te­
Todo el día tengo delante de nemos pegado nuestro pecho al
los ojos mi ignominia, * y está suelo.
mi rostro cubierto de confusión. Levantaos, Señor, socorrednos;
Oyendo la voz del que me za­ * y redimidnos por vuestro nom­
hiere y llena de vituperios, * y bre.
viendo a mi enemigo y persegui­
dor. E n tr e A ño
Todas estas cosas nos han so­ Ant. — Nos salvasteis, Señor;
brevenido, y no nos hemos olvi­ eternamente celebraremos vuestro
dado de Vos, * ni hemos hecho nombre.
traición a vuestra alianza.
No se ha rebelado nuestro co­ E n T iempo P ascu a l
razón, * ni nuestros pasos se han Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
desviado de vuestra senda. luya.
Aunque nos humillasteis en un En los Oficios de Fiesta y de O c­
lugar de aflicción, * cubriéndonos tava, la Capitula, el Responsorio bre­
ve y la Oración, se dicen como en el
con la sombra de la muerte. Propio o en el Común.
Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 34.
Salmo 43, in

C i nos hemos olvidado del


nombre de nuestro Dios, * VISPERAS
y si extendimos las manos hacia Todo como en el Ordinario, pág. 34.
un Dios extraño, excepto lo que sigue:
¿Por ventura Dios no nos ha
F u era de T iem po P ascu al
de pedir cuenta de tales cosas?
* Porque él conoce los secretos A nt.— Vos que habitáis en los
del corazón. cielos, * compadeceos de nos­
Cierto, por amor vuestro se otros.
nos mata cada día, * reputados
E n T iem po P a scu a l
somos como ovejas destinadas al
matadero. Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
Despertaos, ¿por qué dormís, luya.
Señor? * Levantaos y no nos
abandonéis para siempre. Salmo 1221
¿Por qué escondéis vuestro
rostro? * ¿Os olvidáis de nues­ Vos levanté miu Djos, *
tra miseria y de nuestra angus­ a Vos que habitáis en
tia? los cielos.

1. Este salmo expresa los sentimientos de un pueblo oprimido, escarnecido


y menospreciado por sus adversarios, nacionales y extranjeros, el cual acu­
de a Dios, y con espíritu de fe y viva confianza espera de El el auxilio
y la fortaleza que necesita. Israel después del destierro se halló con fre-
Como los ojos de los siervos * Cuando se inflamó su furor
están fijos en las manos de sus contra nosotros, * hubiérannos
señores; infaliblemente sumergido 1a s
Como los ojos de la esclava aguas.
lo están en las de su señora; * Mas ha vadeado nuestra alma
así están fijos nuestros ojos en el torrente; * seguramente no
el Señor, Dios nuestro, hasta que hubiera podido vádear unas aguas
se apiade de nosotros. tan profundas.
¡Piedad de nosotros, Señor, Bendito sea el Señor, * que no
piedad de nosotros! * porque consintió fuésemos presa de los
estamos ya muy llenos de opro­ dientes de ellos.
bio. Nuestra alma escapó cual pá­
Nuestra alma se abrevó ya con jaro * del lazo de los cazadores.
exceso * del desprecio de los ri­ Fué roto el lazo, * y nosotros
cos y de la irrisión de los sober­ quedamos libres.
bios. Nuestro socorro viene del nom­
A n t.— Vos que habitáis en los bre del Señor, * creador del cie­
cielos, compadeceos de nosotros. lo y de la tierra.
A n t.— Nuestro auxilio * está A n t.— Nuestro auxilio está en
en el nombre del Señor. el nombre del Señor.
A n t.— E l Señor circunda a su
Salmo 12 3 1 pueblo, * desde ahora y para
no haber estado el Señor con siempre.
nosotros, confiéselo ahora Is­
rael, * a no haber estado el Se­ Salmo 1242
ñor a favor nuestro; f os que confían en el Señor
Cuando arremetieron las gen­ estarán firmes como el monte
tes contra nosotros, * sin duda de Sión: * jam ás será derrocado
nos hubiesen tragado vivos. el morador de Jerusalén.

cuencia en situaciones semejantes a las que supone el presente salmo; por


lo mismo éste constituía una oración muy propia en labios del peregrino qua
acudía a Jerusalén deseoso de orar a Jehová en su santo Templo.
1. Es un cántico de acción de gracias que el salmista pone en boca de
Israel, con motivo de haberle Jehová librado de un desastre, el cual, teniendo
en cuenta la viveza y variedad de imágenes con que es descrito, debió ser
pravísimo. El autor sagrado no especifica; y por lo mismo, tanto puede re­
ferirse al destierro de Babilonia como a los tristes acontecimientos que si­
guieron al retorno del pueblo a Jerusalén, o a una de tantas calamidades que
con frecuencia amenazaron la existencia nacional del pueblo israelita; si no
es que el salmista prevé quizá el conjunto de peligros, de los cuales por la
bondad y omnipotencia de Jehová fué librado su pueblo durante todo el trans­
curso de su historia. Probablemente era en este sentido en el que devotamente
le cantaban los peregrinos que de todas partes acudían al Templo de Jtí-
rusalén.
2. Bajo la presión de una prueba muy amarga, dominado probablemente
por una potencia pagana y extranjera, el salmista exhorta al pueblo a que
permanezca firme en la fe y confianza en Jehová su protector (1-2), y le
asegura que la tiranía del opresor es pasajera (3). Term ina con una súplica
a Jehová para que favorezca a los buenos israelitas y castigue del mismo
modo a los hipócritas que a los malhechores (4-5).
Como Jerusalén rodeada de I Sí, cosas grandes ha hecho
montes, * así el Señor circunda a Dios con nosotros; * inundados
su pueblo desde hoy y para siem- I estamos de gozo.
pre. | Haced, Señor, que vuelvan
Porque no dejará el Señor que nuestros cautivos, * como to­
pese el cetro de los pecadores rrentes al Mediodía.
sobre la herencia de los justos; Los que sembraron con lágri­
* no fuese que extendiesen sus mas, * segarán llenos de gozo.
manos hacia el mal. Al marchar, iban llorando, *
Favoreced, Señor, a los bue­ esparciendo preciosa semilla.
nos, * y a los rectos de corazón. M,as al volver, vendrán gozosos,
Pero a los que se desvían por * trayendo las gavillas de sus
caminos tortuosos, les tratará el mieses.
Señor como a los que obran el A n t.— El Señor ha obrado en
mal. * ¡Paz a Israel! favor nuestro grandes cosas; es­
A nt.— E l Señor circunda a su tamos llenos de gozo.
pueblo, desde ahora y para siem­ A n t.— El Señor edifique * pa­
pre. ra nosotros la casa, y guarde la
Ant.— E l Señor ha obrado en ciudad.
favor nuestro grandes cosas; *
estamos llenos de gozo. Salmo 12 ó2

Salmo 12 5 1 Q i el Señor no edifica la casa,


* se fatigan en vano los que
uando el Señor hiciere volver la construyen.
los cautivos a Sión, * nues­ Si el Señor no guarda la ciu­
tro consuelo será indecible. dad, * en vano está en vela quien
Entonces rebosará de gozo la guarda.
nuestra boca, * y de júbilo nues­ Os es inútil levantaros antes
tra lengua. que amanezca: * levantaos des­
Diráse entonces entre las gen­ pués de haber descansado, vos­
tes: * Cosas grandes ha hecho otros los que coméis el pan del
Dios por ellos. trabajo.

1. Este es un salmo de carácter mesiánico, que data probablemen4^ de


los primeros años que siguieron a la terminación del destierro babilónico.
En presencia de una situación difícil y penosa del pueblo de Israel, el salmista
recuerda la alegría que acompañó el retorno de los cautivos a Jerusalén, de­
bido a la magnificencia de Jehová (1-3), y anhela por que se vea completada
por El esta gran obra de restauración, principio de la era mesiánica
(4-6). Estos sentimientos se adaptaban admirablemente a los peregrinos que
subían a Jerusalén.
2. Es un salmo didáctico, compuesto probablemente después de la vuelta
del destierro babilónico, y destinado a inculcar a los peregrinos que subían
a Jerusalén una verdad capital: Vano es todo esfuerzo del hombre sin el
concurso de Dios. Sin este concurso, no puede esperar más que inestabilidad,
inquietud y fracaso (1-2); y con él, descendencia, vejez próspera y justicia
asegurada (3-6).

I. Brev. 18
Entre tanto da el sueño a sus cionase a los seres vivientes grato
amados: * ésta es una herencia .sustento.
que viene del Señor, los hijos; el Sanad, Señor, las llagas infla­
fruto de las entrañas es un pre­ madas de nuestra alma, haciendo
mio. que florezca con vuestra gracia,
Como flechas en manos de un para que purifique con lágrimas
valiente, * así son los hijos de sus culpas, y contenga sus movi­
los desterrados. mientos desordenados.
Dichoso el hombre que de ellos Sea ella obediente a vuestros
satisfizo su deseo; * no se verá preceptos, y jamás se acerque al
confundido cuando a la puerta mal; se goce viéndose por Vos
de la ciudad hablare a sus ene­ colmada de bienes, e ignore los
migos. golpes de la muerte.
A nt.— El Señor edifique para Concedédnoslo, oh Padre mi­
nosotros la casa, y guarde la ciu­ sericordiosísimo, y Vos, el Uni­
dad. génito igual al Padre, que, con
el Espíritu consolador, vivís y
E n T ie m p o P ascu al
reináis por todos los siglos.
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ Amén.
luya. y . Ascienda, Señor, mi ora­
ción hacia Vos.
í£. Com o el olor del incien­
Capitula II Cor., 1, 3-4 so ante vuestra presencia1.

R e n d i t o sea Dios, Padre de Ant. del M aguí}.— M i espíritu


nuestro Señor Jesucristo, P a­ * está transportado de gozo en
dre de las misericordias, y Dios Dios mi salvador.
de toda consolación, el cual nos En los Oficios de Fiesta y de Oc­
tava, la Capitula, el Himno, la A n tí­
consuela en todas nuestras aflic­ fona del M agnificat y la Oración, se
ciones. dicen como en el Propio o en el Común.
Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 38.
Himno

Creador de la tierra,
Q e n é fic o
que sacasteis del abismo la COMPLETAS
solidez del mundo, y, contenien­ Todo como en el Ordinario, pág. 38,
do la invasión de las aguas, dis­ excepto lo que sigue:

teis a la tierra firme consisten­


F uera de T ie m p o P ascu al
cia,
Para que produciendo gérme­ Ant.— Vos, Señor.
nes propios, y ataviada con bri­
E n T ie m p o P ascual
llantes flores, fuese fecunda en
toda suerte de frutos, y propor­ Ant.— Aleluya.
1. A sí como el olor del incienso agrada a los hombres, así pedimos, por
medio de esta plegaria, que nuestra oración sea agradable a nuestro Dios y
Señor.
Salmo 1 1 1 Los impíos andan a nuestro al­
rededor; * en vuestros designios
h , Señor, salvadme, por­ insondables habéis multiplicado
que ya no se halla un los hijos de los hombres.
hombre de bien; * por­
que las verdades no se aprecian
Salmo 122
ya entre los hijos de los hombres.
Cada uno de ellos no habla si­ cuándo, Señor, me ten­
J -J a s t a
no con mentira a su prójimo: * dréis en perpetuo olvido?
habla con labios engañosos y con * ¿Hasta cuándo apartaréis vues­
un corazón doble. tro rostro de mí?
Extirpe el Señor todos los la­ ¿Cuánto tiempo tendré llena
bios falaces, * y las lenguas orgu- de proyectos mi alma * y mi co­
llosas. razón de penas cada día?
Ellos han dicho: Nosotros, con ¿Hasta cuándo prevalecerá mi
nuestra lengua, haremos cosas enemigo contra mí? * Volved la
grandes; somos dueños de nues­ vista hacia mí y escuchadme, oh
tros labios: * ¿quién nos manda Señor Dios mío.
a nosotros? Alumbrad mis ojos, a fin de
Pero el Señor, mirando a la que no duerma jamás el sueño de
miseria de los desvalidos, y al la muerte; * no sea que alguna
gemido de los pobres, * dice: vez diga mi enemigo: He preva­
Ahora me levantaré. lecido contra él.
Pondrélos en salvo; * yo les Los que me atribulan saltarán
inspiraré confianza. de gozo si me vieren vacilar; *
Palabras puras son las pala­ mas yo tengo puesta mi con­
bras del Señor; * son plata ensa­ fianza en vuestra misericordia.
yada al fuego, acendrada en el Mi alma saltará de júbilo por
crisol siete veces. vuestro socorro; cantaré al Se­
Vos, Señor, nos salvaréis y nos ñor mi bienhechor, * y celebra­
defenderéis * siempre de esta cla­ ré con himnos de alabanza el
se de gentes. nombre del Señor Altísimo.

1. L a contemplación de los males sociales que reinaban en tiempo del


Profeta Rey, le mueve a significar el profundo dolor de su alma (2-3), y por
esto desea con vehemencia que cese ya tanta hipocresía y arrogancia (4-5). El
Señor responde a los suspiros del salmista con la promesa de su auxilio in­
mediato en favor de los que son oprimidos (6), promesa fiel y sincera que
se cumplirá de una manera infalible (7). Por lo mismo es ella la que le
conforta con la más consoladora esperanza, y con los sentimientos de la más
viva gratitud.
2. Este salmo expresa los sentimientos que experimenta el alma ante
e! peligro de perder la vida por el sobrado poder de aquel que es su enemigo.
Impaciente por la demora del divino socorro en favor suyo, prorrumpe en
un grito de amorosa queja hacia Dios, el cual parece que le ha olvidado
totalmente (2), hallándose ella tan acongojada por la potencia de su ene­
migo (3). Con todo el fervor de su alma implora el auxilio del cielo (4),
a fin de que su adversario no se goce en su desgracia (5). Confía filial­
mente en el socorro del Todopoderoso, del cual se propone cantar para siempre
sus alabanzas.
Y o contemplaba siempre al
Señor delante de mí, * como
C , Señor, pues en Vos
a lv a d m e
quien está a mi diestra para sos­
tengo puesta toda mi espe­ tenerme.
ranza. * D ije al Señor: Vos sois
Por eso se regocijó mi corazón,
mi Dios, que no necesitáis de
y prorrumpió en cánticos ale­
mis bienes.
gres mi lengua; * y además tam­
De los santos que moran en su
bién mi carne descansará con la
tierra, * todos los deseos ha sa­
esperanza.
tisfecho él.
Porque yo sé que no abando­
Multiplicáronse los sufrimien­
tos de ellos; * mas luego acelera­ naréis mi alma en el sepulcro, *
ni permitiréis que vuestro santo
ron su curso.
No convocaré yo sus sangui­ experimente la corrupción.
narios conventículos, * ni tom a­ Me hicisteis conocer las sen­
ré en mi boca los nombres de das de la vida; me colmaréis con
ellos. gozo con la vista de vuestro ros­
El Señor es la parte de mi he­ tro; * en vuestra diestra se ha­
rencia y de mi cáliz. * Vos sois llan delicias eternas.
quien me restituirá mi heredad. Ant.— Vos, Señor, nos salva­
En delicioso sitio me cupo la réis y nos preservaréis para siem­
suerte; * hermosa es, a la ver­ pre.
dad, la herencia que me ha to ­
E n T ie m p o P ascu al
cado.
Alabaré al Señor, que me ha Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
dado tal entendimiento; * a lo luya.
cual, aun durante la noche, mi
Lo demás como en el Ordinario, pá­
corazón me excitaba. gina 39.

1. Ante la perspectiva de los peligros morales que acompañan a su con­


vivencia con los gentiles, elProfeta D avid pide a Dios que le guarde, ya
que a E l se acoge (1). Protesta que no quiere reconocer otro Señor más que
a El, ni colocar su felicidad en nada de este mundo que no sea el mismo
Dios (2); abomina de los dioses de los filisteos (3), ídolos a los cuales él no
adorará, y cuyo nombre ni tan sólo quiere pronunciar (4). Gozoso de la
suerte inapreciable que le ha cabido, de pertenecer a una nación que conoce
y adora al Señor como verdadero Dios (5-6), bendice a E ste por un beneficio
tan excelso, y se propone unirse con E l inseparablemente (7-8). Mediante
esta unión inseparable con Jehová espera firmemente no sólo librarse del
sepulcro, sino de la misma corrupción de su cuerpo (9-10), y no sólo por­
que se librará de la muerte, sino porque tomará el camino de la vida para
gozar de Dios para siempre (11).
F ERI A CUARTA
MAITINES lo más íntimo del corazón; per­
Todo como en el Ordinario, pág. 2,
donad los pecados cometidos,
excepto lo que sigue: atendiendo a las preces que gi­
Invitatorio. — Al Dios grande, miendo os dirigimos.
al Señor, * Venid, adorémosle. Concedédnoslo, oh Padre m ise­
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ ricordiosísimo, y Vos, el Unigé­
nos, pág. 3. nito igual al Padre, que, con el
Espíritu consolador, vivís y rei­
Himno náis por todos los siglos. Amén.
(I En la Feria I V de Cenizas y en
h Dios de bondad, crea­ las siguientes Ferias hasta la Nona del
dor de los seres, Vos Sábado antes de la Dominica I de Cua­
resma inclusive, en Maitines y en las
que regís nuestros pasos, demás Horas, todo se dice como entre
volved a nosotros vuestra mira­ Año; exceptuadas las Antífonas con
los Salmos y el Cántico de Laudes, que
da; libradnos del sopor funesto se han de tomar del último esquema,
en que nos tiene sumergido el y las Antífonas para el Benedictus y
el Magníficat, que se hallan en el Pro­
sueño del pecado. pio de Tiempo.
Os suplicamos, oh Cristo, Dios
de santidad, que perdonéis nues­
I NOCTURNO
tras culpas, y a que para alaba­
ros nos levantamos interrum­ F u era d e T ie m p o P ascu al

piendo el descanso de la noche. A n t.— Bellísimo sois * sobre


Elevamos hacia Vos en el seno todos los hijos de los hombres,
de la noche nuestros corazones en vuestros labios la gracia fué
y nuestras manos, como nos lo derramada.
mandó el P rofeta y nos lo en­
señó san Pablo con su ejemplo. E n T ie m p o P ascu al

Veis, oh Señor, el mal que he­ Ant. — Aleluya, aleluya, ale­


mos com etido; os manifestamos luya.
Salmo 44, i 1 aborrecido la iniquidad; * por
esto os ha ungido Dios, vuestro
I ierven en mi pecho fau s­ Dios, con óleo de gozo con pre­
tas palabras; * al dedi­ ferencia a vuestros compañeros.
car yo mi poema al Rey. M irra, casia y áloe exhalan
Mi lengua es pluma de escri­ vuestros vestidos y ebúrneas mo­
biente * que escribe veloz. radas; * de que os Han hecho
Bellísimo sois entre todos los presente hijas de reyes para agra­
hijos de los hombres; * derrama­ daros.
da ha sido la gracia en vuestros A vuestra derecha la reina está
labios; * por esto el Señor os de pie, * vestida de oro fino y
ha bendecido para siempre. filigranas varias.
Ceñios la espada sobre el mus­ A n t.— -Bellísimo sois sobre to­
lo, * olí rey poderoso. dos los hijos de los hombres; en
Con vuestra gallardía y dono­ vuestros labios la gracia fué de­
sura, * avanzad, seguid triun­ rramada.
fante y reinad, A n t.— Los pueblos * os loa­
En pro de la verdad, de la rán, oh Dios, eternamente.
dulzura y de la justicia; * que
a cosas admirables os llevará Salmo 44, n
vuestra diestra.
Agudas son vuestras saetas; a ye, hija, e inclina tu oído, *
vuestros pies caerán los pueblos; y olvídate de tu pueblo y de
* el corazón atravesarán de los la casa de tu padre,
enemigos del rey. Pues prendado está el rey de
Vuestro trono, oh Dios, es tu hermosura, * él que es el Se­
eterno; * cetro es de equidad el ñor Dios tuyo, y le adorarán.
cetro de vuestro reino. Las hijas de T iro, con presen­
Habéis amado la justicia y tes vendrán; * implorarán vues-

1. Es un epitalamio compuesto con motivo de la celebración de las bo­


das de un rey de la estirpe davídica, quizá Salomón, con una princesa ex­
tranjera, quizá la hija de Faraón, y dedicado a los dos en el preciso momen­
to en que tiene lugar el desposorio. Si en el presente salmo tío se quiere
ver una profecía que habla de Jesucristo y de su unión mística con la
Iglesia, por lo menos es preciso considerar estas dos sublimes figuras de una
manera típica e indirecta en el hecho histórico de la celebración de las bodas
del rey David con la reina extranjera. El rey representa a Jesucristo, el
cual en virtud de la unión hipostática ha recibido del Padre una bendición
como no existe otra semejante, y de ahí su belleza extraordinaria, incomparable
e inefable (3). Adornado con estas gracias, es E l quien sale a la conquista
de las naciones, con el fin de establecer por todas partes el triunfo de la ju s­
ticia y de la verdad (4-5). Infelices los que le resisten, ya que sus saetas son
agudas, son saetas de justicia y de muerte; sus enemigos caerán vencidos, y el
Señor los pondrá como escabel de sus pies (5-6). Su trono y su reino se
mostrarán con todo su esplendor en el momento del juicio universal, y durarán
eternamente (7-8). H ijo único de Dios, ha recibido del Padre la unción de la
gracia y los dones del Espíritu Santo, y ha sido constituido rey sobre toda
criatura humana y angélica con plena potestad y dominio sobre toda la crea­
ción (8-9). La segunda parte (9-16) se aplica a la Iglesia, esposa suya, la cual
se entrega a El sin reserva alguna, le adora como Dios y Señor suyo, ofrecién­
dole multitud de naciones convertidas por ella.
tro favor todos los ricos del pue­ trasladados los montes al medio
blo. del mar.
Toda la gloria de la hija del Bramaron y alborotáronse sus
rey está en el interior; * de bro­ aguas, * a su ímpetu furioso es­
cado es su vestido bordado con tremeciéronse los montes.
filigranas de oro. Un río caudaloso alegra la
Serán presentadas al rey las ciudad de Dios; * el Altísimo ha
vírgenes que han de formar el santificado su tabernáculo.
séquito de ella; * a su presencia Está Dios en medio de ella,
serán traídas sus damas de ho­ no será conmovida; * la socorre­
nor. rá Dios ya desde el rayar del
Conducidas serán con fiestas y alba.
regocijos; * al palacio del rey Conturbáronse las naciones y
serán introducidas. bambolearon los reinos; * dió el
El lugar de tus padres ocupa- Señor una voz y la tierra se es­
ránlo tus hijos; * príncipes les tremeció.
constituiréis sobre toda la tierra. Con nosotros está el Señor de
La memoria de vuestro nom­ los ejércitos; * el Dios de Ja­
bre perpetuarán * de generación cob es nuestro defensor.
en generación. Venid y observad las obras del
Por esto los pueblos os loarán Señor, y los prodigios que ha he­
* por siempre, eternamente. cho sobre la tierra; * cómo ha
Ant. — Los pueblos os loarán, alejado la guerra hasta el cabo
oh Dios, eternamente. del mundo.
A nt.— Nuestro Dios es nues­ Romperá los arcos, hará peda­
tro defensor * en las tribulacio­ zos las armas, * entregará al fue*
nes. go los escudos.
Estad tranquilos, y considerad
Salmo 4 5 1 que yo soy el Dios; * ensalzado
he de ser entre las naciones y
F ) i o s es nuestro refugio y for­ ensalzado en la tierra.
taleza; * nuestro defensor El Señor de los ejércitos está
en las tribulaciones que tanto con nosotros; * nuestro defensor
nos han acosado. es el Dios de Jacob.
Por esto no temeremos cuando A nt.— Nuestro Dios es nues­
se conmueva la tierra, * y sean tro defensor en las tribulaciones.

1. E s un cántico de triunfo del pueblo de Dios en acción de gracias por


haberle librado de los ataques de un ejército enemigo, al propio tiempo que un
himno de firme confianza en Jehová. Consta de tres estrofas. En la primera
(2-4) pondera Israel su fe más absoluta en su Dios; en la segunda (5-7) expone
el motivo de esta fe, que es la solicitud de Dios en favor de su pueblo escogido,
demostrada por medio de la liberación de la ciudad del Santuario, de Jerusalén,
de un poderoso enemigo, que se cree ser Senaquerib, monarca asirio; en la ter­
cera (9-11) invita al reconocimiento de este hecho prodigioso, como una de las
grandes maravillas realizadas por Jehová, el cual quiere reinar pacíficamente sobre
su pueblo y todas las naciones de la tierra.
Será Dios conocido en sus ca­
sas, * cuando habrá de defen­
EN L A S FTESTAS DE N U E V E
L E C C IO N E S derlas.
Porque he aquí que los reyes
■\r . El Señor de los ejércitos
de la tierra se han coligado, *
está con nosotros. K . Nuestro
y conjurado unánimemente.
defensor es el Dios de Jacob.
Ellos mismos cuando la vie­
E n T ie m p o P ascu al ron así, quedaron asombrados,
llenos de turbación, conmovidos,
en LAS F IE S T A S DE NUEVE
L E C C IO N E S * llenos de terror.
Allí apoderóse de ellos un do­
Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya.
lor como de parto; * así con
y . Dios nos ha regenerado
viento solano destrozaréis Vos
con la viva esperanza, aleluya.
las naves de Tarsis.
I}. Mediante la resurrección
Como lo oímos, así lo hemos
de Jesucristo de entre los muer­
visto en la ciudad del Señor de
tos, aleluya.
los ejércitos, en la ciudad de
nuestro D ios; * la cual ha fun­
II NOCTURNO dado Dios para siempre.
F u e ra dk T ie m p o P a sc u a l
Hemos experimentado, oh Dios,
vuestra misericordia * en medio
A nt.— Grande es el Señor, * y de vuestro templo.
dignísimo de alabanza en la ciu­ Como vuestro nombre, oh
dad de nuestro Dios Dios, así vuestra gloria se ex­
E n T ie m p o P ascu al
tiende hasta los fines de la tie­
Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya. rra; * de justicia llena está vues­
tra diestra.
Salmo 4 7 1 Alégrese el monte de Sión y
salten de placer las hijas de Ju-
es el Señor, y dig­
r a n d e dá, * Señor, por vuestros juicios.
nísimo de alabanza * en Dad vueltas alrededor de Sión,
la ciudad de nuestro examinadla por todos lados, *
Dios, en su monte santo. y contad sus torres.
Con júbilo de toda la tierra Considerad atentam ente su
se ha edificado el monte de Sión; fortaleza, * y notad bien sus
* la ciudad del gran R ey al la­ casas, para poder contarlo a la
do de Septentrión. generación venidera.

1. El salmista prorrumpe en alabanzas a Jerusalén, gozo de toda la tierra


y baluarte de Jehová (2-4), y pone ante la consideración de los que acudían a
visitar la santa Ciudad, el terrible y humillante fracaso de cuantos se han
atrevido a atacarla (5-8). Este hecho maravilloso ha sido la causa por la cual
la fama de Jerusalén se ha extendido por todo el mundo (9). En esta misma
ciudad, y principalmente en su magnífico Templo, es donde se muestran la bondad
y justicia de Jehová (10-12). Concluye el poeta sagrado invitando a los pere­
grinos a dar una última mirada a las magnificencias de la ciudad santa, que
constituyen otras tantas manifestaciones de la poderosa protección de Jehová
sobre ella, por medio de su presencia y gobierno.
Porque aquí está Dios, el Dios drá dar a Dios cosa con qué
nuestro, para siempre y por los aplacarle.
siglos de los siglos: * él nos go­ Ni un precio capaz de rescatar
bernará eternamente. su alma; * aun cuando trabaje
A n t.— Grande es el Señor, y siempre, y viva perpetuamente.
dignísimo de alabanza en la ciu­ ¡No verá él la muerte, cuando
dad de nuestro Dios. ve que mueren los sabios! * el
Ant. — D e mi boca * saldrán insensato y el necio también
palabras de sabiduría, y de mi mueren.
corazón, pensamientos llenos de Y dejan a gente extraña sus
prudencia. riquezas, * y sus sepulcros serán
para siempre su morada.
Salmo 48, i 1 Sus viviendas durarán de edad
en edad, * como sus dominios a
f)ÍD estas cosas, naciones to­ los que dieron sus nombres.
das ; * estad atentos voso­ Y el hombre, aunque elevado
tros todos los que habitáis la a alto honor, no lo ha compren­
redondez de la tierra; dido; * se ha igualado a las bes­
Así los que sois plebeyos, co­ tias irracionales, ha venido a ser
mo los que sois nobles, * juntos como ellas.
a una los ricos y los pobres. Ant. — De mi boca * saldrán
De mi boca * saldrán palabras palabras de sabiduría, y de mi
de sabiduría, y de mi corazón, corazón, pensamientos llenos de
pensamientos llenos de pruden­ prudencia.
cia. A nt.— No temas: * la gloria
Aplicaré mi oído a la parábo­ no descenderá con el rico en el
la ; * revélaré al son del arpa sepulcro.
mis pensamientos.
¿Por qué he de temer yo en Salmo 48, n
el día aciago? * la iniquidad de
los que me acechan, me rodea. ' T al es su cam ino, ocasión de
Confían ellos en su fuerza; * su ruina, * y de los que des­
y se glorían en la abundancia de pués aplauden su lenguaje.
sus riquezas. Cual hato de ovejas serán
No rescata el hermano, ¿y res­ acorralados en la tum ba; * la
catará otro hombre? * Nadie po­ muerte se cebará en ellos.

1. Es un salmo didáctico. Todo él constituye una respuesta a la cuestión


tantas veces agitada: ¿Por qué muchas veces el justo ha de sufrir y el malvado
prospera? Nuestro salmista tiene conciencia de haber hallado la verdadera
solución a este problema, y con gran entusiasmo, desea comunicarla a todos
(2-5). D ivide su discurso en dos partes, compuesta cada una por dos estrofas
de cuatro dísticos, y terminadas con un dístico a manera de un adagio popular.
En la primera (6-13), después de proponer el problema (6-7), da una respuesta
(8-12) de dominio casi universal: todos hemos de morir, y las riquezas no ser­
virán en modo alguno para librar de este castigo al malvado. De ahí la vanidad
de la vida presente, la cual por próspera que parezca, no es digna de ser en­
vidiada. L a solución original la reserva para la segunda parte (14 -21): des­
Y los justos les dominarán E n T iem po P a sc u a l
desde luego; * y su esperanza EN LA S F IE S T A S D E N U E V E
desvaneceráse en el sepulcro con L E C C IO N E S
su gloria. Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya.
Dios, empero, redimirá mi al­ y . Dios resucitó a Cristo de
ma del poder de la muerte, * y entre los muertos, aleluya. J£.
ciertamente me recibirá. A fin de que nuestra fe y espe­
No temas tú cuando un hom­ ranza estuviesen en Dios, ale­
bre llegare a ser rico, * cuando luya.
se acrecentare la gloria de su Lo demás como en el Ordinario, pá­
casa. gina 8.
Porque cuando muera nada lle­
vará consigo, * ni le acompañará III NO CTURNO
su opulencia.
Su alma, durante su vida, se­ I
rá alabada; * y él te alabará a En las Ferias de entre A ño fuera
ti cuando le hicieres bien. de las Semanas de Septuagésima, Se­
xagésima y Quincuagésim a y de las V i­
Mas irá a reunirse con las ge­ gilias comunes ocurrentes, en la V ig i­
neraciones de sus padres, * y por lia de la N atividad del Señor, y en las
Fiestas que se han de celebrar en cual­
toda la eternidad ya no verá la quier tiempo del año, cuando en Laudes
luz. no se dice el Salmo 50, Tened piedad.
Y el hombre, aunque elevado
F u era d e T ie m p o P ascu al
a alto honor, no lo ha compren­
dido; * se ha igualado a las bes­ A n t.— El Dios * de los dioses,
tias irracionales, ha venido a el Señor, ha hablado.
ser como ellas.
E n T ie m p o P a s c u a l
A n t.— No temas: la gloria no
descenderá con el rico en el se­ Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­
pulcro. luya.

Salmo 45, i 1
F u era d e T ie m p o P ascu al
l Dios de los dioses, el
EN LAS F IE S T A S DE NUEVE Señor, ha hablado, * y
L E C C IO N E S
ha convocado la tierra.
y . Dios me librará del po­ Desde Oriente hasta Occiden­
der del infierno. 1^. Cuando re­ te. *D e Sión saldrá el esplen­
cibiere a mi alma. dor de su gloria.

pués que todos, justos y malvados, hayan bajado al sepulcro, las suertes serán
invertidas: éstos permanecerán en el sepulcro y serán infelices, y los justos
saldrán de él. Ante esta perspectiva, el justo no ha de inquietarse por la in jus­
ticia aparente de la retribución moral en esta vida.
1. El Señor se muestra sobre el monte Sión con toda la magnificencia de su
Majestad espantosa, y llama a cielos y tierra para que sean testigos de los
motivos que tiene para estar descontento de su pueblo (1-4). Luego que éste
se ha presentado ante el tribunal del Señor (5-6), le dirige un doble requerí-
Manifiestamente vendrá Dios, tribulación; * yo te libraré, y tú
* nuestro Dios y no callará. me darás gloria.
Fuego devorador le precederá, Ant.— El Dios de los dioses,
* y horrísona tempestad le acom­ el Señor, ha hablado.
pañará. Ant.— Consideradlo, * los que
Convocará a los cielos desde os olvidáis de Dios.
arriba * y a la tierra, para juz­
Salmo 49, n
gar a su pueblo.
Congregad ante él a sus san­ Dios le dice al pecador: *
tos, * que han sellado su alianza ¿por qué cuentas tú mis
con sacrificios. mandamientos, y traes siempre
Proclamarán su justicia los cie­ en tus labios mi alianza?
los; * porque Dios es el juez. ¡Tú que odias toda disciplina,
Escucha, pueblo mío, y yo ha­ * y que has echado al trenza­
blaré; Israel depondré contra ti: do mis palabras!
* Dios, el Dios tuyo, soy yo. Si ves a un ladrón, a él te aso­
No te castigaré por tus sacri­ cias; * tienes participación con
ficios, * pues siempre tengo ante los adúlteros.
mí tus holocaustos. Tu boca está llena de maldad;
No aceptaré becerros de tu * tu lengua trama engaños.
casa, * ni machos cabríos de tus Te sientas, y hablas mal de
rebaños. tu hermano; * le armas lazos al
Porque las fieras de las selvas mismo hijo de tu madre. Esto
son todas mías, * como las bes­ haces, y yo callo.
tias de los montes y los bueyes. Piensas impíamente que yo
Conozco todas las aves del soy semejante a ti; * mas te
cielo, * y la belleza de los cam­ reprenderé, y te lo echaré todo
pos es cosa mía. en cara.
Si estuviere hambriento, no Tened esto entendido, vosotros
acudiré a ti, * porque mío es el que os olvidáis de Dios; * no
mundo y todo lo que contiene. sea que os destroce, y no haya
¿Acaso como yo las carnes de quien os libre.
los toros? * ¿o bebo la sangre El sacrificio de alabanza es el
de los machos de cabrío? que me honra; * ahí está el ca­
Ofrece a Dios un sacrificio de mino por donde mostraré al hom­
alabanza, * y cumple al A ltí­ bre la salvación de Dios.
simo tus votos. Ant. — Consideradlo, los que
E invócame en el día de la os olvidáis de Dios.

miento. En el primero (7-15) le refrende por su formulismo: el ritual que pro­


cura observar con toda exactitud, no tiene valor alguno en su presencia si no
va acompañado de las disposiciones interiores del que ofrece. En el segundo
(16-21), le reprende por su hipocresía: sin provecho recuerda y habla de sus
preceptos con elogio, si luego los quebranta sin escrúpulos y en perjuicio de
la ¡usticia y de la caridad. L a visión termina (21-23) con una amenza y un
epílogo.
Ant.— Aceptaréis, Señor, el sa­ Salmo 49, i
crificio * de justicia sobre vues­ (.17case pág. 138).
tro altar. A n t.— El Dios de los dioses, el
Señor, ha hablado.
Salmo 50
(Véase pág. 59).
A n t.— Ofrece a Dios.
Ant.— Aceptaréis, Señor, el sa­ Salmo 49, n
crificio de justicia sobre vuestro ( Véase pág. 139, desde el V. E scu­
altar. cha).

A n t.— Ofrece a Dios sacrificio


E n O f ic io
e l f e r ia l y en
de alabanza.
F ie s t a s T ie m p o
la s f u e r a de
Ant.— Consideradlo.
P ascu al
Salmo 49, m
y . Infundiréis en mi¡ oído (Véase pág. 139).
palabras de gozo y alegría. I>. Ant.— Consideradlo, los que os
Y se estremecerán de júbilo mis
olvidáis de Dios.
huesos quebrantados.
E n e l O f ic io f e r ia l d e

E n T ie m p o P ascu al E n tr e Año
Ant.— Aleluya, aleluya, alelu­ y . El sacrificio- de alabanza
ya. es el que me honra.
EN LAS F IE S T A S D E NUEVE
. A hí está el camino por
L E C C IO N E S donde mostraré al hombre la
y . Dios resucitó a su H ijo, salvación de Dios.
aleluya. 1$. Y nos resucitará a E n e l O f ic io f e r ia l de

nosotros por su virtud, aleluya. A d v ie n t o

EN LOS O F IC IO S D E TRES y. Saldrá el Señor de su lu-


L E C C IO N E S
;ar santo. 1^. Vendrá para sal­
y . Alegráronse los discípu­ var a su pueblo.
los, aleluya. . A la vista del
En e l O f ic io f e r ia l d e
Señor, aleluya.
C u aresm a
Lo restante como en el Ordinario,
pág. 8.
y. Su verdad te cercará co­
mo un escudo. No te arre­
III NOCTURNO drarán los terrores nocturnos.

II D u ran te e l T ie m p o d e P a s ió n

En las Ferias de Adviento, y desde y. Oh Dios, no perdáis mi


la Feria I V después de la Dominica alrria con los impíos.
■le Septuagésima hasta la Feria I V de
la Semana Santa inclusive y en las I*. Ni mi vida con los hom ­
Vigilias comunes fuera de Tiempo Pas­ bres sanguinarios.
cual, cuando en Laudes se dice el S al­
mo 50, Tened piedad. Lo demás como en el Ordinario,
pág. 9.
Ant.— El Dios de los dioses.
LAUDES I Anunciaron los cielos su jus­
ticia; * y todos los pueblos vie­
I ron su gloria.
En las Ferias de entre Año fuera Confúndanse todos los adora­
de las Semanas de Septuagésima, Se­ dores de los ídolos, * y cuantos
xagésima y Quincuagésima y de las
V igilias comunes en las Ferias de se glorían en sus simulacros.
Tiempo Pascual y en las Fiestas que se Adorad al Señor vosotros to­
han de celebrar en cualquier tiempo del
año. dos, oh ángeles suyos; * oyólo
Todo como en el Ordinario, pág. 12. Sión, y llenóse de alborozo.
excepto lo que sigue:
Saltaron de alegría las hijas
E n tr e A ño de Judá, * Señor, en vista de
A n t.— E l Señor es el que rei­ vuestros juicios.
na; alégrese la tierra. Porque Vos sois el Señor A l­
tísimo sobre toda la tierra; *
E n T ie m p o P ascu al Vos sois infinitamente más ele­
Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­ vado que todos los dioses.
luya. Oh vosotros los que amáis al
Señor, aborreced el mal. * El
Salmo 961 Señor guarda las almas de sus
santos; las librará de las manos
l Señor es el que reina, del pecador.
regocíjese la tierra; * Amaneció la luz al justo, * y
muestre su júbilo la mul­ alegría a los de recto corazón.
titud de islas. Alegraos, oh justos, en el Se­
Circuido está de una densa ñor, * y celebrad con alabanzas
orbe; * violo y se estremeció la su santa memoria.
sostén de su trono. A nt.— El Señor es el que rei­
Fuego irá delante de él, * que na; alégrese la tierra.
abrasará por todas partes a sus A nt.— A Vos, * oh Dios, es
enemigos. debida la alabanza en Sión.
Alum brarán sus relámpagos el
orbe; * violo y se estremeció la Salmo 642
tierra.
De/rritiéronse como cera los A Vos, oh Señor, es debida la
montes a la presencia del Señor; alabanza en Sión; * y a
* a la presencia del Señor se Vos se han de ofrecer los votos
derretirá la tierra toda. en Jerusalén.

1. Salmo mesiánico en el que se celebra el primero, y sobre todo el segundo


advenimiento de Cristo como supremo Juez de todos los hombres y de todos los
pueblos. E s cierto que Jehová, este juez que juzga toda la tierra, no es otro
que el M esías, al que su eterno Padre ha confiado este ejercicio de la justicia
suprema e inmutable. E l que fué juzgado inicua e injustamente, juzgará a
todos con toda rectitud y equidad.
2. En este hermoso salmo, confesamos que en verdad solamente el Señor
es digno de ser alabado y de que se le tribute culto (2-3), entre otras muchas
razones, porque ha favorecido a su pueblo escogido con dones espirituales (3-5);
por su providencia y dominio universal sobre la naturaleza y la historia (6-9);
Oíd benigno mi oración; * a plicad sus producciones; * con
Vos vendrán todos los mortales. la lluvias benignas alegraráse ella
Nos sedujeron los discursos y producirá.
de los malos; * mas Vos perdo­ Bendeciréis todo el curso del
naréis nuestras iniquidades. año. objeto de vuestra bondad, *
Dichoso aquel a quien elegís y y vuestros campos serán férti­
allegáis a Vos; * él habitará en lísimos.
vuestro tabernáculo. Reverdecerá la hermosura del
Colmados seremos de los bie­ desierto, * y vestiránse de júbilo
nes de vuestra caso; * santo es los collados.
vuestro templo, admirable por su M ultiplicaránse los rebaños
justicia. de carneros y ovejas, y abun­
Oíd nuestras plegarias, oh darán en grano los valles. * T o ­
Dios, Salvador nuestro, * Vos, dos a porfía os aclamarán y con
esperanza de todos los confines himnos os celebrarán.
de Ja tierra y de las islas más Ant. — A Vos, oh Dios, es
remotas. debida la alabanza en Sión.
Vos que afianzáis los mon­ A n t.— A Vos, Señor, cantaré, *
tes con vuestro poder, ceñido de y entenderé en el camino de la
fortaleza, * que conmovéis el perfección.
profundo del mar y hacéis bra­
mar sus olas.
Salmo 1001
Se perturbarán las naciones y
se llenarán de pavor los que ha­ a misericordia y la justicia *
bitan la tierra de un cabo al cantaré a Vos, Señor.
otro, por vuestros prodigios; * Las celebraré y entenderé en
Vos alegraréis las salidas del sol el camino de la perfección, *
y sus puestas. cuando viniereis a mí.
Visitáis la tierra y la empa­ H e vivido con inocencia de
páis de agua; * y la fertilizáis corazón * en medio de mi fa ­
con toda clase de productos. milia.
El río de Dios rebosa en Jamás he puesto la mira en
aguas; habéis preparado el ali­ cosa injusta, * he aborrecido a
mento de los hombres; * así pre­ los transgresores de la Ley.
paráis Vos la tierra. Conmigo no han tenido cabida
Henchid sus riachuelos, m ulti­ hombres de corazón depravado;

y por haber devuelto al territorio de Palestina la fertilidad que una persis­


tente sequía le había arrebatado.
1. El profeta David, escogido por Jehová para monarca de su pueblo pre­
dilecto, con un corazón agradecido y generoso corresponde a un favor tan in­
signe, dirigiéndole el presente salmo en el que expone el programa del gobierno
que se propone seguir, no sólo en su conducta privada (1-4), sino también en
sus relaciones con sus ministros y súbditos (5-8). El santo R ey eliminará
cada mañana, es decir poco a poco, pero con constancia, a los malvados y cri­
minales que deshonran su capital, la ciudad de Jerusalén, a fin de que sea
digna de la santidad de Jehová, que tiene en ella su morada por medio del
símbolo de su arca y del tabernáculo.
* ni he querido conocer al que der; * no hay quien pueda su­
con su proceder maligno se des­ peraros.
viaba de mí. A Vos sirvan todas vuestras
Al que calumniaba secreta­ criaturas, * porque hablasteis, y
mente a su prójimo, * a este tal fueron hechas.
le he perseguido. Enviasteis vuestro espíritu y
, No admitía en mi mesa a hom­ fueron creados; * no hay quien
bres de ojos altaneros * y de resista a vuestra voz.
corazón insaciable, Los montes y las aguas se con­
ra que habiten conmigo; * los moverán hasta el profundo; *
Dirigí mi vista en busca de ante Vos las rocas se derretirán
los hombres fieles del país, pa­ como la cera.
ra que habiten conmigo; * los Mas aquellos que os temen, *
que procedían irreprensiblemen­ serán grandes en todo a vuestros
te, esos eran mis ministros. ojos.
No morará en mi casa el que ¡A y de la nación que se le­
obra con soberbia; * ni hallará vante contra mi pueblo! * por­
gracia en mis ojos aquel que que se vengará de ella el Señor
habla iniquidades. Omnipotente, en el día del juicio
Por la mañana mi primer cui­ les castigará.
dado consistía en exterminar to­ Meterá fuego y gusanos en sus
dos los pecadores del país; * a carnes, * para que se abrasen y
fin de extirpar de la ciudad del sufran para siempre.
Señor a todos los que cometen A nt.— Grande sois, Señor, y
la maldad. magnífico en vuestro poder.
A nt.— A Vos, Señor, cantaré, y A n t.— Alabaré * a mi Dios to­
entenderé en el camino de la da mi vida.
perfección.
A nt.— Grande sois, Señor, * y Salmo 1451
magnífico en vuestro poder.
A l a b a al Señor, alma mía. Al
Cántico de Judit 1 Señor alabaré toda mi vida;
Judit, 16, 15-21 * mientras viva, salmos cantaré
^ antemos un himno al Señor, a mi Dios.
* un himno nuevo cante­No confiéis en los poderosos, *
mos a nuestro Dios. ni en los hijos de los hombres en
Grande sois, Señor Omnipo­ cuya mano no está la salud.
tente, y magnífico es vuestro po­ Saldrá su espíritu del cuerpo,
1. Después de una bellísima exhortación (1-2), contrapone la mezquindad
de la confianza en la débil criatura (3-4), al poder de la que colocamos en un
Dios creador, justo y bondadoso (5-10). E l hombre no debe colocar su con­
fianza en otro hombre, ya que ningún auxilio eficaz puede proporcionarle siendo
una criatura miserable y mortal. Por buena voluntad que tengan los hombres,
por formales que hayan sido sus promesas, de un momento a otro pueden
morir. Jehová es un Rey que gobierna a sus súbditos, sus criaturas, no
tiránicamente, sino justa y bondadosamente.
v volverá éste a ser polvo; Himno
* entonces se desvanecerán todos
sus proyectos. p la luz y con ella se ilu­
n tr a
Dichoso aquel que tiene por mina el cielo. Viene Cristo:
protector al Dios de Jacob, el apartaos, noche y tinieblas, ne­
que tiene puesta su esperanza en gros nubarrones, y cuanto oscu­
el Señor Dios suyo; * eJ que ha rece el mundo y^ enturbia su es- «
creado el cielo y la tierra, el plendor.
mar y todo cuanto ellos contie­ La densa oscuridad de la tie­
nen: rra queda rasgada por el rayo
El cual mantiene eternamente del luminar del día; los objetos
la verdad, hace justicia a los recobran sus colores ante la au­
que padecen agravios, * da de gusta brillantez del sol.
comer a los hambrientos. A Vos solo, oh Cristo, reco­
El Señor da libertad a los que nocemos; y con mente pura y
están encadenados; * el Señor sincera, gimiendo y cantando, os
alumbra a los ciegos. bogamos que iluminéis nuestros
El Señor levanta a los caídos; corazones.
* ama el Señor a los justos. M uchas son las cosas que en
El Señor protege a los pere­ este mundo se presentan bajo un
grinos; amparará al huérfano y aspecto engañador; venid a di­
a la viuda, * y desbaratará los sipar con vuestra claridad esta3
designios de los pecadores. sombras, Vos que sois la luz
El Señor reinará por todos verdadera de los espíritus ce­
los siglos, el Dios tuyo, oh Sión. lestiales; iluminadnos con el se­
* reinará en toda la serie de reno resplandor de vuestra faz.
generaciones. A Dios Padre sea la gloria, y
A n t.— Alabaré a mi Dios toda al H ijo su Unigénito, juntamen­
mi vida. te con el Espíritu Paráclito,
ahora y por todos los siglos.
En T ie m p o P ascu al
Así sea.
Ant. — Aleluya., aleluya, ale­ y. Desde la mañana hemos
luya. sido colmados de vuestras mise­
ricordias. 1^. Nos han regoci­
jado y deleitado.
Capitula Rom .. 13, 12-13 Ant. del Bened.— E l Señor nos
ha librado * de todos aquellos
I a noche está ya m uy avanza-
que nos odiaban.
zada, y va a llegar el día.
En los Oficios de Fiesta y de O c ­
Dejem os, pues, las obras de las tava, la Capitula, el Himno, la A n tí­
tinieblas, y revistámonos de las fona del Benedictus y la Oración, se
dicen como en el Propio o en el Común.
armas de la luz. Andemos con Lo demás como en el Ordinario, pá
decencia como se suele andar du­ gína 16.
rante el día.
LAUDES Abrióse mi boca contra mis
enemigos, * porque sentí la ale­
II
gría de vuestra salvación.
En las Ferias de Adviento, y desde Nadie es santo como lo es el
la Feria I V después de la Dominica Señor; no hay otro Dios fuera de
de Septuagésima hasta la Feria I V de
la Semana Santa inclusive, así como en Vos; * nadie es fuerte como
las V igilias comunes fuera de Tiempo nuestro Djos.
Pascual, cuando se celebra Oficio de
Feria. No repitáis, en vuestro orgu­
llo, * las palabras altaneras;
Todo como en el Ordinario, pág. 12,
excepto lo que sigue:
No habléis más vuestro len­
guaje antiguo; porque el Señor
Ant. — Purificadme más.
es el Dios del saber, * él pe­
f En la Feria I V antes de la V i ­
gilia de la Natividad del Señor, y en netra todos los pensamientos.
la Feria I V de la Semana Santa, las
Antífonas son como en el Propio de
El arco de los valientes ha sido
Tiempo. . quebrado, * y los débiles han
3Ído revestidos de fuerza.
Salmo 50 Los que antes estaban hartos,
( Véase pág. 59).
se alquilaron por pan, * y los
hambrientos se hartaron.
Ant. — Purificadme más, Se­
Dió a luz la estéril muchos
ñor, de mi iniquidad.
hijos, * y se debilitó la que los
Ant.— Nuestras impiedades.
tenía numerosos.
Salmo 64 El Señor es quien quita y da
la vida, * quien lleva hasta el
( Véase pág. 141).
sepulcro y saca de él.
Ant. — Nuestras impiedades, El Señor da la pobreza y la
Vos las perdonaréis, oh Dios. riqueza; * abate y ensalza.
Ant. — En la inocencia. Levanta del polvo al indigen­
te; * y saca del estercolero al
Salmo 100 pobre;
(Véase pág. 142).
Para que se siente con los
príncipes, * y ocupe un trono
Ant. — En la inocencia del
de gloria.
corazón viviré, Señor.
Porque del Señor son los polos
Ant.— M i corazón se alegrará.
de la tierra; * sobre ellos asentó
Cántico de Ana1 I Reg., 2, 1-10 el orbe.
Da estabilidad a sus escogidos,
i corazón se regocijará en y los impíos perecen en tinieblas;
el Señor; * mi poder se * porque no es la propia fuerza
ha robustecido en mi la que hace fuerte al hombre.
Dios. Temblarán ante el Señor sus

1. Lo compuso A n a en acción de gracias, después del nacimiento de su


hijo Samuel. E s un himno dulce y fuerte a la vez, del que M aría tomó m u­
chos rasgos del M agníficat. Concluye con una profecía relativa al M esías
y a su reino.

I, Brev. 19
adversarios; * sobre ellos tronará Probadme, Señor, y sondead­
desde Jos cielos. me; * examinad mis afectos y
El Señor juzgará toda la tie­ mi corazón.
rra; dará el imperio a su rey, Porque tengo a la vista vues­
y ensalzará el poder de su Cristo. tra misericordia, * y en vuestra
A nt.— Mi corazón se alegrará verdad he puesto todas mis com­
en el Señor, que humilla y en­ placencias.
salza. Nunca me he sentado en las
Ant.— Alaba. reuniones de gente vana, * ni
conversé jamás con los que obran
Salmo 145 la iniquidad.
Aborrezco la sociedad de los
( Véase pág. 143).
perversos, * evitaré siempre la
Ant.— Alaba, alma mía, al Se­
comunicación con los impíos.
ñor que levanta a los caídos y
Lavaré mis manos con los ino­
ama a los justos.
centes; * y rodearé, Señor, vues­
La Capitula, Himno, Verso y A n ­
tífona del Bencdíctus como está indi­ tro altar.
carlo en la pág. 94. Para oír las voces de alaban­
Lo demás como en el Ordinario,
pág. 16. za * y referir todas vuestras
maravillas.
Señor, y o he amado el decoro
PRIMA de vuestra casa, * y el lugar
donde habita vuestra gloria.
Todo como en el Ordinario, pág. 18,
excepto lo que sigue: No perdáis, D ios mío, con los
impíos mi alma, * ni la vida mía
E n tre Año con los hombres sanguinarios,
A nt. — Vuestra misericordia. En cuyas manos no se ve más
que iniquidad, * y cuya diestra
E n T ie m p o P a s c u a l está toda llena de sobornos.
Ant.— Aleluya. M as yo he procedido según
mi inocencia. * Salvadme, y ha­
Salmo 2 5 1 bed piedad de mí.
M is pies se han dirigido siem­
u z g a d m e , Señor, pues yo pre por el camino de la rectitud:
p
he procedido según mi * Oh Señor, yo cantaré vuestras
MÉ inocencia; * y esperando alabanzas en las reuniones de la
en el Señor, no vacilaré. Iglesia.
1. El salmista, perseguido gravemente por sus enemigos, o quizá con motivo
de una dolencia peligrosa, ruega a Dios que le libre de estos males, recor­
dándole que su conducta nada tiene de reprensible. Créese tan seguro de la
inocencia de su vida, que cuando suplica que el Señor le haga justicia, se
ofrece a que le examine escrupulosamente (1-2). E l resultado de este examen,
no ha de ser otro sino el de que ha observado siempre un comportamiento
conforme con la ley divina (3). Por una parte ha huido de la compañía de los
malvados (4-5); por otra, el amor que siente por la casa de Dios, le ha indu­
cido a asociarse a las funciones litúrgicas que en ella se celebran (6-8). Como
consecuencia de su conducta ^irreprensible, pide a Dios, que no le condene a
Enteramente os alabaré, por­
que tal habéis obrado; * y es­
p or qué haces alarde de tu peraré en vuestro nombre, por­
malignidad, * tú que empleas que es bueno, en presencia de
el valimiento para realizar las vuestros santos.
iniquidades?
Todo el día está tu lengua em­ Salmo 522
pleándose en la injusticia, * cual
navaja afilada así tú has hecho j Q i j o el insensato en su cora­
traición. zón: * No hay Dios.
Preferiste el mal al bien, * la Corrompiéronse, son abomina­
calumnia al lenguaje de la ver­ bles en su iniquidad; * no hay
dad. quien obre el bien.
Has amado toda suerte de pa­ Echó Dios desde el cielo una
labras de perdición, * oh lengua mirada sobre los hijos de los
pérfida. hombres * para ver si hay quien
Por tanto Dios te destruirá conozca o quien busque a Dios.
para siempre; * te arrancará y Todos se han descarriado; se
echará fuera de la mansión en han hecho igualmente inútiles; *
que habitas, te desarraigará de la no hay quien obre bien, ni uno
tierra de los vivientes. siquiera.
Lo verán los justos, y tembla­ ¿No caerán en la cuenta todos
rán, y se reirán de él, diciendo: aquellos que cometen la iniqui­
* He aquí el hombre que no con­ dad, * que devoran a mi pueblo,
tó con el favor de Dios. como un pedazo de pan?
Sino que puso su confianza en Ellos no han invocado a Dios;
sus grandes riquezas, * y no hu­ * temblaron de miedo allí donde
bo quien le apeara de su vanidad. no había que temer.
Y o , al contrario, a manera de Porque Dios aniquila el poder
un fértil olivo, subsistiré en la de los que lisonjean a los hom­
casa de Dios * para siempre y bres. * Serán confundidos, por­
por los siglos de los siglos, por que Dios los desechó de sí.
haber puesto mi esperanza en la ¿Quién enviará de Sión al
misericordia de Dios. Salvador de Israel? * Cuando
una muerte prematura, castigo propio de los malvados y de los que obran sin
conciencia (9-10). Resume, y promete bendecir al Altísimo, porque su oración
ha sido oída (11-12 ).
1. Fijándonos en el contenido del texto, es fácil advertir que el palmo
presente es obra de un sacerdote o levita del Templo de Jerusalén, perseguido
y calumniado por un enemigo suyo muy poderoso. Empieza apostrofándole y
echándole en cara su doblez y perfidia (3-6); predice el terrible castigo de
Dios (7), causa de temor y de alegría para loe justos (8-9), mientras que él
continuará prosperando bajo la protección de Jehová (10-11).
2. El Real Profeta deplora la irreligión y la corrupción de costumbres de
sus contemporáneos, y predice su castigo. La mayor parte de los santos Padres
ven en este salmo la decadencia de la humanidad como fruto del primer
pecado. Bien lo podemos aplicar al mundo perverso, con el fin de librarnos
de su contagio, y para no cesar de pedir al Señor haga brillar sobre nosotros
su infinita misericordia.
Dios ponga fin al cautiverio de
su pueblo, se regocijará Jacob, y
saltará de gozo Israel. oh Dios, mi ora­
scu ch ad ,
ción. y no despreciéis mi
ti Cuando se haya dicho en Laudes súplica; * atended a mi
el Salmc 50, Tened piedad, se añade ruego y escuchadme.
aquí el Salmo 96, E l Señor es el que
reina, pág. 141, el cual lio se dijo en Lleno estoy de tristeza en mi
Laudes. En caso contrario, después de meditación. * y estoy perturba­
rezados los tres Salmos, inmediatamente
se añade la Antífona. do por la voz del enemigo y la
opresión del pecador.
Porque me han atribuido ini­
E ntre A ño
quidades * y me atormentaban
con su cólera.
Ant. — Vuestra misericordia,
Señor, está ante mis ojos; y con Tiém blam e el corazón en el
vuestra verdad os agradaré. pecho: * y el pavor de la muer­
te me ha sobrecogido.
E n T ie m p o P ascual El temor y temblor se han
apoderado de mí, * y me hallo
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
cubierto de tinieblas.
luya. Y dije yo : ¡Quién me diera
Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 20.
alas como de paloma! * Vola­
ría y descansaría.
Y he aquí que me alejé hu­
TERCIA yendo, * y permanecí en el de­
sierto.
Todo como en el Ordinario, pág. 25,
excepto lo que sigue: A llí esperaba al que me ha
salvado * del abatimiento de áni­
E n tre Año
mo y de la tempestad.
Ant.— Dios es. Deshacedlos, Señor, dividid las
lenguas de ellos; * pues yo he
En T ie m p o P ascu al visto la iniquidad y la discordia
en la ciudad.
Ant.— Aleluya.
D ía y noche va dando vueltas
sobre sus muros la iniquidad. *
Salmo 53 En medio de ella habita la opre­
( Véase pág. 62). sión y la injusticia.
1. Obligado el salmista a demorar en una ciudad — probablemente Jeru­
salén ■— dominada por las disensiones y la injusticia, y bajo el gobierno de un
partido de malvados, encarnizados enemigos suyos, profundamente apenado se
vuelve a Dios para exponerle el motivo de sus penas y congojas (2-6). Significa
el deseo que siente de la soledad para hallar la paz de su espírítu, y un refugio
contra las persecuciones de sus adversarios (7-10). Describe la anarquía y el
desorden de la ciudad (10-12), y se duele de la traición de un íntimo amigo y
confidente suyo (13-15). Lanza contra todos sus enemigos la imprecación que
merecía su malicia (15-16), y coloca en Dios toda su confianza (17-20). Insiste
una vez más acerca ce la conducta detestable del que le ha hecho traición
(21-22), y a él y a todos sus enemigos predice el castigo del cielo (24).
Y no se apartan de sus plazas I tro airado, * y su corazón los al­
* la usura y el fraude. canzó.
En verdad que si me hubiese Sus palabras son más suaves
llenado de maldiciones un enemi­ que el aceite, * pero en realidad
go mío, * lo hubiera sufrido con son dardos.
paciencia. Arroja en el seno del Señor
Y si me hablasen con altanería tus ansiedades, y él te sustenta­
los que me odian, * podría acaso rá, * no dejará al justo en agita­
haberme guardado de ellos. ción perpetua.
M as eres tú, mi amigo y con­ Mas a aquéllos, oh Dios, * los
fidente, * mi guía familiar. arrojaréis al pozo de la tumba.
Que juntamente conmigo to­ Los hombres sanguinarios y
mabas el dulce alimento. * Nos­ alevosos no llegarán a la mitad
otros que andábamos juntos a la de sus días; * pero yo, oh Señor,
casa de Dios. tengo puesta en Vos mi espe­
Venga la muerte sobre ellos, ranza.
* desciendan vivos al infierno.
Y a que todas las maldades se E ntre A ño
albergan en sus moradas, * en
medio de su corazón. A nt.— Dios es quien me ayu­
da; y el Señor es quien cuida
de mi alma.
Salmo 54, n
E n T ie m p o Pascual
D ero yo he clamado a Dios, *
y el Señor me salvará. Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
Tarde y mañana y al medio­ luya.
día cantaré y expondré al Señor En los Oficios de Fiesta y de Octa­
va, la Capitula, el Responsorio breve
mis necesidades, * y él oirá be­ y la Oración, se dicen como en el Pro­
nigno mi voz. pio o en el Común.
Lo demás como en el Ordinario, pá­
Sacará a paz y a salvo mi vida gina 26.
de los que me asaltan, * conju­
rados en compañía de muchos
para perderme. SEXTA
Dios me oirá, * y aquel que
Todo como en c-. Ordinario, pág. 28,
existe antes de todos los siglos excepto lo que sigue:
los humillará.
Ellos están obstinados, y no E n tre Año
tienen temor de D ios; * ha ex­
tendido el Señor la mano para A n t.— En Dios he esperado.
darles su merecido. E n T ie m p o P a s c u a l
Profanaron su alianza1 ; han
sido disipados a vista de su ros­ Ant.— Aleluya.

1. Porque no quisieron reconocer que Jesucristo fue anunciado en los orácu­


los de los santos profetas. (San Jerónimo).
Salmo 5 5 1 En cualquier día que os h u ­
biere invocado; * he conocido al
í^ I ened piedad de mí, oh
instante que sois Vos mi Dios.
Dios, Que c^* hombre me A Dios celebraré por las pro­
C s O sO atropella; * combatién­ mesas que me tiene hechas, *
dome todo el día, me veo atri­ alabaré al Señor por ellas.
bulado. En Dios tengo mi esperanza; *
Todo el día me veo pisoteado nada temeré de cuanto pueda ha­
de mis enemigos; * pues son mu­ cer contra mí el hombre.
chos los que contra mí pelean.
Sobre mí están, oh Dios, los
En pleno día temeré; * mas yo
votos que os he hecho, * que
esperaré en Vos.
cumpliré cantando vuestras ala­
Me gloriaré en Dios por las
banzas.
promesas que me tiene hechas;
Porque habéis librado mi al­
en Dios espero; * nada temeré
ma de la muerte, y mis pies de la
de cuanto pueden hacer contra I
caída * para que sea grato a los
mí los mortales.
ojos de Dios en la luz de los
Todo el día están abominando
vivientes.
de mis cosas; * todos sus pensa­
mientos se dirigen a hacerme al­ Salmo 562
gún daño.
'P ' ened piedad de m í, oh Dios,
Reúnense; y escondidos * es­
tán espiando mis pasos. tened piedad de m í; * ya
que en Vos confía el alma mía.
Como ellos han estado ace­
chando mi vida, de ningún m o­ Y a la sombra de vuestras
do los dejaréis Vos escapar; * alas esperaré, * hasta que pase
irritado, haréis añicos a estas la iniquidad.
gentes. Clam aré a Dios Altísim o, * a
Oh Dios, os he expuesto cuál Dios que tanto bien me ha hecho.
sea mi vida; * presentes tenéis Envió desde el cielo a librar­
mis lágrimas ante vuestros ojos, me; * cubrió de oprobio a los
Como también en vuestra pro­ que me traían entre pies.
mesa. * Entonces serán puestos Envió Dios su misericordia y
en fuga mis enemigos. su verdad, * y sacó mi alma de

1. David, desde la tierra de los filisteos, a la que había ido para hallar un
refugio seguro contra las persecuciones de Saúl y de sus partidarios, se vuelve
a Dios con un corazón lleno de confianza (5, 11-12 ), y se duele de la obstinación
y de la multitud de sus enemigos (2-4), exponiendo al Señor los procedimientos
maliciosos de sus adversarios para perderle (6-8). Seguro de la Providencia
divina, espera triunfar de sus enemigos (9-10), y promete dar gracias a Dios
cuando le fuere otorgado este favor (13-14).
2. Era durante la noche cuando el profeta D avid, profundamente angus­
tiado por las persistentes persecuciones de sus adversarios, dirigía a Dios el
presente salmo. Con un corazón y confianza filial (2), acude al Señor para que
le libre de sus enemigos (3-4) feroces y poderosos (5). Conociendo por divina
revelación su derrota (7), despierta animado y alegre, y quiere inmediatamente
alabar y dar gracias a Dios, cantando salmos acompañados de instrumentos
músicos, antes que aparezca la luz del día (8-10), celebrando los divinos atri­
butos manifestados en favor suyo (11-12 ).
entre leones cachorros; dormí desde su nacimiento; errados van
completamente turbado. desde el seno materno; * false­
Los hijos de los hombres tie­ dades han hablado.
nen por dientes armas y flechas, Su furor es semejante al de
* su lengua es afilada espada. una sierpe; * como el del áspid
Elevaos, oh Dios, sobre los cie­que se hace sordo, que se tapa
los * y brille en toda la tierra las orejas.
vuestra gloria. Que no quiere escuchar la voz
Un lazo han armado a mis pies, de los encantadores, * ni del he­
* y han acobardado a mi alma. chicero, por diestro que sea en
Abrieron delante de mí un ho­ los encantamientos.
yo; * mas ellos cayeron en él. Mas Dios romperá los dientes
M i corazón, oh Dios, está de ellos en su propia boca; * las
pronto; dispuesto está mi cora­ muelas de estos leones desmenu­
zón, * yo cantaré y entonaré zará el Señor.
salmos. - A la nada serán reducidos, co­
Ea, levántate, gloria mía, apre­mo el agua que se escapa; *
súrate, oh salterio y cítara; * yo entesado tiene él su arco, hasta
me levantaré al rayar el alba. dejarlos vencidos.
Os alabaré, Señor, en medio de Como la cera que se derrite,
los pueblos, * y salmos os can­ así serán deshechos; * cayó fue­
taré entre las naciones; go sobre ellos, y no vieron más
Porque hasta los cielos es gran­el sol.
de vuestra misericordia, * y vues­ Antes que vuestras espinas
tra verdad hasta las nubes. sean reducidas a carbón, * ab-
Oh Dios mío, ensalzaos sobre sorberálos, aun vivos, la ira di­
los cielos, * y vuestra gloria por vina.
toda la tierra. Alegraráse el justo al ver la
venganza; * sus manos lavará
Salmo 5 7 1 en la sangre del pecador.
Y dirán los hombres: Sí; hay
verdaderamente profesáis la una recompensa para el justo; *
justicia, * sean rectos vues­ en verdad que hay un Dios jus­
tros juicios, hijos de los hom­ to en la tierra.
bres.
Mas vosotros obráis inicua­ E ntre A ño
mente en vuestro corazón. * y
empleáis vuestras manos en tra­ A n t.’— En Dios he esperado,
mar injusticias en la tierra. no temeré lo que pueda hacerme
Perdidos están los pecadores el hombre.

1. Este salmo es una invectiva furibunda contra los magistrados sin conciencia
de Israel que corrompen la justicia. E l salmista los apostrofa dura y sarcás­
ticamente (2-3); describe su conducta inicua y perversa (4-6); lanza contra
ellos terribles imprecaciones (7-10), y anuncia la alegría que experimentará
el justo en el día en que con su castigo severo se muestre la existencia de un
Dios que ju zga equitativamente el mundo.
En T ie m p o P ascu al las naciones; * no perdonéis a
A nt. — A le lu y a , a lelu y a , a le ­
ninguno de los que obran la ini­
luya.
quidad.
En Jos Oficios de Fiesta y de O c ­ Volverán ellos por la tarde, pa­
tava, la Capitula, el Responsorio bre­ decerán hambre como perros, * y
ve y la Oración, se dicen como en el
Propio o en el Común. rondarán la ciudad.
Lo demás como en el Ordinario, pá­ Hablarán, sí, con sus bocas;
gina 29.
una espada hay en sus labios. *
¿Quién nos oye? dicen ellos.
NONA M as Vos, Señor, os burlaréis
de ellos; * a la nada reduciréis
T o d o com o en el O r d in a rio , p ág . 31,
todas las naciones.
ex ce p to lo q u e s ig u e :
Para Vos guardo yo mi fuerza,
E ntre A ño porque Vos, Dios, sois mi defen­
A nt.— Dios mío. sa. * Dios mío, vuestra miseri­
cordia me prevendrá.
E n T ie m p o P ascu al

Ant.\— Aleluya. Salmo 58, n

Salmo 58, i 1 T ) ios hará ver la derrota de mis


enemigos. * No les deis
de mis enemigos,
a lv a d m e muerte; no sea que lo eche en
oh Dios mío; * libradme olvido mi pueblo.
de los que se levantan Dispersadlos con vuestro po­
contra mí. der, * y abatidlos, oh Señor, pro­
Salvadme de los que obran la tector mío.
iniquidad; * libradme de los Por causa del crimen de su
hombres sedientos de sangre. boca, por las palabras que pro­
Pues he aquí que se han adue­ firieron sus labios, * sean ellos
ñado de mi alma; * arremeten mismos presa de su propia so­
contra mí hombres muy fuertes. berbia.
Ni mi iniquidad ni mi pecado, Y por sus blasfem ias y men­
Señor, son causa de ello; * sin tiras serán infamados en el día
iniquidad seguí mi carrera y en­ de su ruina, * por la ira que los
derezaré mis pasos. consumirá, y perecerán.
Levantaos ante mí, y ved, * Entonces sabrán que Dios ha
Vos, Señor, Dios de los ejércitos, de reinar en Jacob, * y en todos
Dios de Israel. los confines de la tierra.
Apresuraos a castigar a todas Volverán ellos por la tarde,

1. D iv id id o e ste salm o en dos p a rte s (2 -11; 12-18), q u e en su o r ig e n te r m i­


naban en la m ism a fo r m a , el s a lm is ta , d e s p u é s de h a b e r in v o c a d o a l S e ñ o r
y e x p u esto la in ju s tic ia con q u e e ra p e rs e g u id o (2 -5 ), d e s a r r o lla en ca d a u n a
de e llas u n m ism o o rd e n de id e a s: p id e a D io s q u e c a s tig u e a s u s a d v e r s a r io s
(6 ; 1 2 -1 4 ); d e scrib e su s in s o le n c ia s y m a n io b ra s (7 - 9 ; 15 -16 ); y p ro m ete
ce lebrar el tr iu n fo q u e el S e ñ o r le o to r g a r á ( 1 0 - 1 1 ; 1 7 - 1 8 ).
hambrientos como perros, * y pues repartiré los campos de Si-
rondarán la ciudad. quem, y mediré el valle de los
Se dispersarán para comer; * Tabernáculos.
mas si no pudieren hartarse, mur­ Mío es Galaad, mío es Mana-
murarán. sés, * y Efraím mi principal
M as yo cantaré vuestro po­ fuerza.
der; * desde la mañana aclamaré Judá es mi rey; * Moab es un
vuestra bondad. vaso de mi esperanza.
Porque os habéis hecho pro­ Sujetaré la Idumea a mi impe­
tector mío, * mi refugio en e! rio; * se me someterán los ex­
día de mi angustia. tranjeros.
Oh defensor mío, os cantaré ¿Quién me conducirá a la ciu­
himnos, porque sois el Dios que dad fuerte? * ¿Quién me condu­
me protege; * ¡D ios mío, mise­ cirá hasta Idumea?
ricordia mía! ¿Quién si no Vos, oh Dios,
que nos habíais desamparado? *
Salmo 591 ¿No vendréis Vos al frente de
nuestros ejércitos?
Dios, nos habéis rechazado Dadnos vuestro auxilio en la
y nos habéis arruinado; * tribulación, * porque es inútil la
os enojasteis primero, mas luego ayuda de los hombres.
os habéis apiadado de nosotros. Con Dios haremos proezas2; *
Hicisteis estremecer la tierra, y él aniquilará a nuestros ene­
y la llenasteis de turbación. * migos.
Curad susi llagas, pues se ve
trastornada. E ntre A ño
Cosas bien duras habéis hecho
A nt.-— Dios mío, vuestra mise­
ver a vuestro pueblo; * nos hi­
ricordia me prevendrá.
cisteis beber el vino de la amar­
gura.
E n T ie m p o P a s c u a l
Disteis a los que os temían una
señal, * para que huyesen a la Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
vista del arco; luya.
Para que se libren vuestros E n los O fic io s de F ie s ta y de O c ­
ta v a , la C a p itu la , el R e s p o n s o rio b re ­
amados, * salvadme con vuestra v e y la O ra c ió n , se d icen com o en el
diestra y atendednos. P ro p io o en el C o m ú n .
L o d em ás com o en el O r d in a r io , p á ­
Habló D ios en su Santuario, * g in a 32.
y tendré motivo de regocijarme;

1. E l P r o f e t a R e y h ab la en e ste salm o d el pueblo m o ra lm e n te ab atid o por


una d e r r o ta s u fr id a . R o gan d o a D io s q u e re m e d ie la s co n s e c u e n c ia s de e sta
g r a v e c a la m id a d , se d u e le d e la d u ra p ru e b a q u e le s h a o b lig ad o a so p o rta r
(3 -7 ); le a n im a d e m om ento el re c u e rd o de u n a s p ro m e sa s h e ch a s h a c ía ya
tiem po p o r u n o rá c u lo (8 -1 0 ); c o n s ta ta , con tod o, q u e los su ce so s no fa v o r e c e n su
c u m p lim ie n to ( 1 1 - 1 2 ) , y c o n c lu y e co n un a c to d e c o n ñ a n z a en la bo n d ad de
D ios ( 1 3 - 1 4 ) . . . . . , .
\ 2. C o n el a u x ilio d iv in o todo lo p od rem o s r e a liz a r , por m ás d if íc il q u e sea.
VÍSPERAS A nt.— Dichosos todos los que
temen al Señor.
Todo como en el Ordinario, pág. 34,
excepto Jo que sigue: A nt.— Sean confundidos * to­
dos los que odian a Sión.
F uera de T ie m p o P ascu al

Ant. — Dichosos todos * los Salmo 1282


que temen al Señor.

En
M u ch asveces me vi atacado
T ie m p o P ascu al desde mi juventud; * dí­
Ant. — Aleluva, * aleluya, ale­ galo ahora Israel.
luya. Muchas veces me atacaron
desde la juventud; * mas no pu­
Salmo 12 7 1 dieron conmigo.
Sobre mis espaldas cargaron
id io so s todos aquellos los im píos; * largo tiempo me
que temen al Señor, * hicieron sentir su crueldad.
los que andan por sus El Señor, que es justo, cortó la
caminos. cabeza a los impíos; * confun­
Porque te sustentará el traba­ didos sean y obligados a retroce­
jo de tus manos, * serás feliz, y der cuantos odiaron a Sión.
todo te irá bien. Sean como la hierba de los te­
Tu esposa será como vid llena jados, * que, antes de ser arran­
de fruto * en el interior de tu cada, se seca.
casa. D e la que nunca el segador lle­
Tus hijos, como retoños de nó su puño, * ni sus brazos quien
olivo, * estarán alrededor de su recoge los manojos.
mesa. Ni pueden decir los caminan­
Así será bendecido el hombre tes: ¡Sea la bendición del Señor
* que teme al Señor. sobre vosotros! * ¡ Nosotros os
Bendígate el Señor desde Sión, bendecimos en el nombre del Se­
* y que puedas contemplar tú la ñor!
prosperidad de Jerusalén todos A n t.— Sean confundidos todos
los días de tu vida, los que odian a Sión.
Y veas a los hijos de tus hijos, A n t.— Desde lo más profundo
* y la paz de Israel. * clamo a Vos, Señor.

1 . E s te salm o c o n s titu y e un p oem a d e c a r á c t e r id ílic o , q u e el a u to r s a g r a d o


p one en boca de uno d e los p e re g rin o s is r a e lit a s a g r a d e c id o p o r la a c o g id a
g e n e ro sa m e n te re c ib id a en c a sa d e u n a fa m ilia , a m ig a o p a r ie n t a , d e J e r u s a lé n .
S u fo n d o es s a p ie n c ia l, com o el d el salm o 12 6 . A u n a v id a ir r e p r o c h a b le , a la
fid elid a d en el cu m p lim ie n to de lo s p ro p io s d e b e re s , c o rr e s p o n d e y a en este
m ism o m un do g e n e ra lm e n te u n a p ro s p e rid a d m a te r ia l. T a l p a re c e h a b e r sid o
la co n d u cta o b s e rv a d a m u ch a s v e c e s p or la P r o v id e n c ia en la e c o n o m ía del
A n tig u o T e s ta m e n to .
2. N o o b sta n te qu e este salm o p a re c e d e c a r á c t e r e le g ia c o , el s a lm is ta d e ja
e n tre v e r en él un c á n tic o d e a c c ió n de g r a c ia s por la p r o v id e n c ia e s p e c ia l de
J eh o vá en f a v o r de su p ueblo . I n ú tilm e n t e to d a s la s n a c io n e s d e la t ie r r a h an
procu rado su ce s iv a m e n te su p e r d ic ió n ; el S e ñ o r sie m p re lo h a p ro te g id o (1 -4 ).
¡S e a n co n fu n d id o s su s en em igo s y no p ro s p e re n ! (5-8 ).
Ant.— Señor, * mi corazón no
se ha ensoberbecido.
r\ESDE lo más profundo clamo
a Vos, Señor; * Señor, escu­ Salmo 1302
chad mi voz.
i mi corazón, Señor, se ha
Presten atención vuestros oí­
engreído, * ni se han mos­
dos * a la voz de mi plegaria.
trado altivos mis ojos.
Si tomáis cuenta, Señor, de los
No he aspirado a cosas gran­
pecados, * Señor, ¿quién podrá
des, * ni a cosas superiores a mí.
subsistir?
Si no he sentido bajamente de
Mas en Vos está el perdón, *
mí mismo, * sino que se ha enso­
por el testimonio de vuestra ley,
berbecido mi espíritu,
Señor, espero en Vos.
Como el niño a quien ha deste­
MS alma espera en vuestra
tado su madre, * así sea tratada
palabra; * mi alma ha puesto su
mi alma.
esperanza en el Señor.
Espere Israel en el Señor, *
Desde la vigilia matinal hasta
desde ahora y para siempre.
la noche, * espere Israel en el
Ant.— Señor, mi corazón no se
Señor.
ha ensoberbecido.
Porque en el Señor está la mi­
A nt.— El Señor ha escogido a
sericordia, * y hay en él abun­
Sión * para morada suya.
dante redención.
El es quien redimirá a Israel Salmo 1 3 13
* de todas sus iniquidades.
A n t.— Desde lo más profundo A CORDAOS, Señor, de David *
clamo a Vos, Señor. y de su gran mansedumbre.

1 . R e c o n o ce e ste salm o que la c a u sa de to d as las m ise ria s es el pecado. P o r


esto d e sd e e l ab ism o en que éste le ha su m e rgid o , el sa lm ista d irig e a J e h o v á
un g r ito de fe r v ie n t e s ú p lic a (1-2 ). C o n sid eran d o la bondad in fin ita de D io s
(3-4), su c o r a z ó n se ab an d o n a a una firm e e s p e ra n za en el p erd ón (5-6 ), y
a s e g u r a a su p u eb lo q u e si p a rtic ip a d e esto s se n tim ien to s c o n s e g u irá ta m b ién
de E l la m is m a g r a c ia (6-8). E s el s e x to de los salm o s p e n ite n cia le s.
2. E s t e sa lm o es un cá n tico d e un o s sen tim ien to s d elic a d ísim o s q u e e x p re s a
a d m ira b le m e n te lo m ás ín tim o d e un alm a h u m ild e y sin p re te n sio n e s, a b a n ­
d o n ad a en b ra z o s d e la P r o v id e n c ia d iv in a . E s cie rto q u e el sa lm ista h a e x p e ­
rim e n ta d o , com o todo m o rta l, s en tim ien to s de a ltiv e z y am b ició n , pero e n señ ad o
por la e x p e r ie n c ia , p or los d e se n g a ñ o s, por los s u frim ie n to s y la s h u m illa c io ­
n es, p r o c u r a r e p r im ir lo s , y he ah í q u e a h o ra d e sca n sa en la s m an os de la
P ro v id e n c ia com o el in fa n te q u e, a p a r ta d o de los pechos de su m ad re , se ab an d o n a
e n te ra m e n te a la v o lu n ta d de q u ien no p u ed e m enos de a m a rle .
3. C o n s ta d e dos p arte s ig u a le s q u e se co rre sp o n d en m u tu a m e n te . E n la
p rim e ra ( 1 - 1 0 ) , b a jo la fo rm a de u n a p le g a r ia qu e se in ic ia en el p rim e r
v e rso y re a p a r e c e en los v e rs o s 9-10 , e l s a lm ista e x p o n e a J e h o v á lo qu e
D a v id h izo p o r E l : el ju ra m e n to de e d ific a rle un tem p lo (1 -5 ) , y el acto de
tr a s la d a r e l a r c a sa n ta a J e ru s a lé n (6 -10 ). L a s e g u n d a p a rte ( 1 1 - 1 8 ) nos r e ­
cu e rd a lo q u e J e h o v á h izo en f a v o r de D a v id : el ju ra m e n to de p e rp e tu a r en
J e r u s a lé n su d in a s t ía ( 1 1 - 1 3 ) ; y el acto de b en d e cir el lu g a r de su m orad a
y su s h a b ita n te s , y la p rom esa del M e s ía s d a v íd ic o (1 4 - 1 8 ) . A los p e re g rin o s
qu e s u b ía n a J e r u s a lé n p a ra a d o ra r a J e h o v á en su T e m p lo le s h ab ía d e se r
m u y g r a to e v o c a r los g lo rio so s r e c u e rd o s d e la C iu d a d S a n ta , y r e c o r d a r a
J e h o vá la s p ro m e sa s h ech a s en f a v o r de e lla y de su so b eran o , d e s ce n d ie n te
de David.
De cómo juró al Señor, * e viudas; * a sus pobres les har­
hizo este voto al Dios de Jacob: taré de pan.
No entraré en el interior de mi Revestiré sus sacerdotes de
casa, * ni subiré al lecho en quesantidad; * sus santos se rego­
descanso, cijarán.
Ni daré sueño a mis ojos, * ni A llí prolongaré el poder de D a­
a mis párpados dormición, ni vid; * preparada tengo una an­
descanso a mis sienes, hasta que torcha para mi Ungido.
halle un lugar para el Señor, A sus enemigos les cubriré de
morada para el Dios de Jacob. vergüenza; * mas sobre él flo­
Oímos decir que el arca estaba recerá mi santidad.
en Efrata; * nosotros la hemos Ant. — El Señor ha escogido
hallado en los campos de la Sión para morada suya.
selva.
E n T ie m p o P ascu al
Entraremos en su tabernáculo,
Ant. — Alelula, aleluya, ale­
* adoraremos allí donde estuvie­
luya.
ron sus pies.
Levantaos, Señor, y entrad en
vuestra morada, * Vos y también Capitula II Cor., 1, 3 4
vuestra arca santa.
Revístanse de justicia vuestros g e n d i t o sea Dios, Padre de
sacerdotes; * y regocíjense vues­ nuestro Señor Jesucristo,
tros santos. Padre de las misericordias, y
Dios de toda consolación, el cual
Por amor de David vuestro
nos consuela de todas nuestras
siervo, * no apartéis el rostro de
aflicciones.
vuestro Cristo.
En verdad hizo el Señor a D a ­
Himno
vid este juramento, y no lo re­
tractará: * fruto de tus entrañas Q h santísimo Dios del cielo,
pondré sobre tu trono. que coloráis con puros res­
Si guardaren tus hijos mi alian­ plandores e ígneos destellos los
za, * y los preceptos que yo les confines del firmamento, aumen­
impusiere. tando su belleza con luz resplan­
También los hijos de tus hijos deciente :
para siempre * se sentarán en tu Y a que en 'ú cuarto día, al
trono. encender el resplandeciente dis­
Porque el Señor ha escogido a co del sol, al propio tiempo re­
Sión, * la ha escogido para mora­ guláis el curso de la luna y la
da suya. evolución del recorrido de los
Este es mi descanso para siem­ planetas,
pre; * aquí habitaré, pues elegí Para señalar a las noches y
este lugar. a los días el término de separa­
Bendeciré copiosamente a sus ción, y para señalar con una ñor-
ma clara el principio de los Salmo 33, i 1
meses:
Iluminad los corazones de los labar é al Señor en todo
hombres, lavad las impurezas de tiem po; * no cesarán
nuestras almas; quebrad las ca­ mis labios de pronunciar
denas del pecado, y derribad la sus alabanzas.
mole de nuestros crímenes. En el Señor se gloriará mi al­
Concedédnoslo, oh Padre m i­ ma; * óiganlo los humildes y
sericordiosísimo, y Vos, el Uni­ consuélense.
génito igual al Padre, que, con Engrandeced conmigo al Se­
el Espíritu consolador, reináis ñor, * y todos a una ensalcemos
por todos los siglos. Amén. su nombre.
y . Ascienda, Señor, mi ora­ Acudí solícitamente al Señor,
ción hacia Vos. y me oyó, * y me sacó de todas
1^. Como el olor del incien­ mis tribulaciones.
so en vuestra presencia. Acercaos a él y os iluminará;
Ant. del M agníj. — El Señor * y no quedaréis sonrojados.
Clamó este pobre, y el Señor le
ha fijado sus ojos * en mi hu­
oyó, * y libróle de todas sus
mildad, y ha obrado en mí gran­
angustias.
des cosas aquel que es poderoso.
El Angel del Señor asistirá al­
En lo s O fic io s de F ie s ta y d e O c ­
ta v a , la C a p it u la , el H im n o , la A n t í ­
rededor de los que le temen, *
fo n a del M a g n i f i c a t y la O ra c ió n , se y los librará del mal.
d icen com o en el P r o p io o en el C o m ú n .
Gustad y ved cuán suave es
Lo d e m á s com o en el O rd in a rio , p á ­
g in a 38. el Señor; * bienaventurado el
hombre que en él confía.
Temed a Dios todos vosotros
COMPLETAS sus santos; * porque nada falta
a los que le temen.
Todo com o en el O r d in a r io , pág. 38,
e x ce p to lo q u e s ig u e : Los ricos padecieron necesidad
y hambre; * pero a los que bus­
F u era d e T ie m p o P ascu al can al Señor no les faltará bien
ninguno.
A n t.— Asistirá el Angel del Se­
ñor. Salmo 33, n
\I hijos, escuchadme; *
e n id ,
E n T ie m p o P ascu al
que yo os enseñaré el temor
Ant.— Aleluya. del Señor.
1. S i a te n d e m o s al sen tid o lite r a l de e ste salm o , v e re m o s q u e en é l. el
p ro fe ta D a v id a g ra d e c e a D io s el ben eficio de h a b e rle lib ra d o de un g ra v e
p e lig ro ( 1 - 1 0 ) , y al p rop io tiem po p od rem os o b s e rv a r en el m ism o la s m ás
se n tid a s e x h o r ta c io n e s d ir ig id a s a los ju s to s p a ra qu e no b u sq u e n sin o a D io s
(1 1- 22 ). E l s e n tid o lit ú r g ic o del m ism o se e n ca m in a a qu e a g ra d e zc a m o s a
D io s su p ro te c c ió n en m edio de los p e lig ro s de la v id a , y de ca d a d ia en
p a rtic u la r. E s t e es el cá n tic o de los S a n to s en el cie lo , d an d o g lo r ia a D io s
por su s a u x ilio s y so co rro , m e d ia n te los c u a le s h an co n s e g u id o la e te rn a
fe lic id a d .
¿Quién es el hombre que ape­ términos de la tierra; * cuando
tece vivir, * y que desea ver más angustiado se hallaba mi co­
días dichosos? razón, sobre alta piedra me co­
Para esto guarda pura tu len­ locasteis.
gua de todo mal, * y no profie­ Vos fuisteis mi guía, porque
ran tus labios ningún embuste. sois mi esperanza * y baluarte
Huye del mal, y obra el bien ; fortísimo contra el enemigo.
* busca la paz, y empéñate en H abitaré en vuestro taber­
alcanzarla. náculo para siempre; * me aco­
El Señor tiene fijos sus ojos geré bajo la sombra de vuestras
sobre los justos, * y atentos sus alas.
oídos a sus plegarias. Porque Vos, Dios mío, habéis
Y el rostro del Señor está ob­escuchado mi oración; * una he­
servando a los que obran mal, * rencia habéis dado a los que te­
para extirpar de la tierra la me­ men vuestro nombre.
moria de ellos. D ías sobre días añadiréis a la
Clamaron los justos, y oyólos vida del rey; * sus años prolon­
el Señor, * y librólos de todas garéis de generación en genera­
sus aflicciones. ción.
El Señor está al lado de los El permanecerá eternamente
que tienen el corazón atribulado; en la presencia de D ios; * ¿quién
* y él salvará a los humildes de podrá penetrar su misericordia y
espíritu. su verdad?
Muchas son las tribulaciones Así cantaré yo un himno de
de los justos; * pero de todas alabanza a vuestro nombre por
las librará el Señor. los siglos de los siglos, * para
De todos los huesos de ellos cumplir mis votos un día y otro
tiene el Señor cuidado; * ni uno día.
solo será quebrantado.
Funestísima es la muerte de F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l
los pecadores; * y los que abo­
rrecen al justo serán destruidos. A n t.— Asistirá el Angel del Se­
El Señor redimirá las almas ñor alrededor de los que le te­
de sus siervos, * y no perecerán men, y los librará.
los que en él esperan.
E n T ie m p o P ascu al
Salmo 601
oh Dios, mi súplica;
J ^ scu ch ad , Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya.
* atended a mi oración. L o dem ás com o en el O r d in a r io , pá
A Vos clamé desde los últimos g in a 39.

1 . H ip o té tic a m e n te el p re s e n te salm o es o b ra d e u n le v it a d e s te rr a d o le jo s
de P a le s tin a . E n un m om en to de la n g u id e z y d e s o la c ió n e s p ir itu a l, se r e a n im a
v o lv ié n d o se h a c ia D io s a fin de e x p o n e rle lo s d eseo s d e su c o r a z ó n (2 -3 ). L e
ru e g a q u e p u ed a h a lla r en su d e s tie r ro un r e fu g io s e g u r o c o n tr a s u s e n e m ig o s;
su sp ira por el T e m p lo de J e r u s a lé n en el q u e d e s e a m o r a r d e n u e v o (3 -5 ), y
pide a D io s q u e co n s e rv e por la rg o s a ñ o s la v id a d e su r e y (6 -9 ).
F E RI A QUI NTA
MAITINES Desvaneced, sin tardanza, es­
tas tinieblas del alma, para que
Todo co m o e n el O r d in a r io , p ág. 2
e x c e p to lo q u e s ig u e : así consiga disfrutar en el cielo
Invitatorio. — A l Señor, al de vuestra luz divina.
gran R e y : * Venid, adorémosle. Concedédnoslo, oh Padre mi­
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ sericordiosísimo, y Vos, el Unigé­
nos, pág. 3. nito igual al Padre, que, con el
Espíritu consolador, reináis por
todos los siglos. Amén.
Himno

M la negra noche con


ie n tr a s
I NOCTURNO
su oscuridad oculta los co­
lores de las cosas de la tierra, F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l

nosotros os alabamos, y os su­ A nt.— En Dios está mi sal­


plicamos, oh justo Juez de los vación, * y mi gloria; mi espe­
corazones, ranza está en Dios.
Que quitéis las culpas y lim­
piéis las manchas del alma, y E n T ie m p o P a s c u a l

nos deis, oh Cristo, la gracia d¿ Ant.— Aleluya, aleluya, aleluya.


mantenernos alejados del pecado.
He aquí que el alma pecadora Salmo 6 1 1
languidece bajo el cruel remor­
dimiento de la culpa, mientras ómo no ha de estar mi
se esfuerza en disipar sus ti­ alma sometida a Dios, *
nieblas y en buscaros a Vos, dependiendo de él mi
su Redentor salvación?

1. L a s e m e ja n z a de a rg u m e n to y d e e x p re s io n e s de este salm o con el 4,


dan m o tiv o p a ra c r e e r qu e fu e co m p u esto por D a v id en u n a s m ism as o p a ­
re cid as c ir c u n s t a n c ia s , es d e cir, con m otivo de la d e fe c c ió n de u n a g ra n p arte
de su p u eb lo , a t r a íd a por la re b e lió n de A b s a ló n o por la s ed u cció n de S eb a.
El es mi Dios y mi Salvador; No queráis confiar en la injus­
* siendo él mi defensa, no seré ticia, ni codiciar robos; * si las
jamás conmovido. riquezas os vienen en abundan­
¿Hasta cuándo estaréis aco­ cia, no pongáis en ellas vuestro
metiendo a un hombre todos jun­ corazón.
tos para acabar con él, * como Una vez habló Dios, y estas
a una pared desnivelada, y co­ dos cosas oí y o : Que el poder
mo a una tapia ruinosa? está en D ios, y que tú, Señor,
Mas ellos maquinaron despo­ eres misericordioso, * porque a
jarme de lo que más aprecio; cada uno remuneras según sus
corrí como sediento; * ellos ha­ obras.
blaban bien de mí con la boca, A n t.— En D ios está mi salva­
mas en su corazón me maldecían. ción, y mi gloria; mi esperanza
Tú, empero, oh alma mía, está en Dios.
manténte sujeta a D ios; * pues A n t.— Considerad las obras del
que de él viene mi paciencia. Señor, * y publicad sus alabanzas.
Porque siendo él mi D ios y
mi Salvador, * y estando él en
Salmo 65, i 1
mi ayuda, no vacilaré.
En Dios está mi salvación y orad o res todos de la tierra,
mi gloria; * Dios es el que me dirigid a D ios voces de jú ­
socorre; en Dios está la espe­ bilo; cantad salmos a su nom­
ranza mía. bre, * tributadle gloriosas ala­
Esperad en él vosotros, pueblos banzas.
todos congregados; derramad D ecid a D ios: ¡Qué form ida­
vuestros corazones en su acata­ bles son, Señor, vuestras obras!
miento; * D ios es nuestro pro­ * En vista de vuestro gran po­
tector eternamente. der, os lisonjearán vuestros ene
Mas los hijos de los hombres migos.
son vanos; engañan, al ser pe­ Adóreos toda la tierra y os
sados, los hijos de los hombres; celebre, * cante un salmo a vues­
* pesan menos todos juntos que tro nombre.
la misma vanidad. Venid a contem plar las obras

D e ja n d o a p a r te el d o lo r q u e le c a u s a n la s in t r ig a s d e s u s e n e m ig o s p a ra
d e s p o ja r le d e la d ig n id a d r e a l (4 -5 ), to d o el s a lm o m u e s tr a lo s s e n tim ie n to s
d e la m ás firm e c o n fia n z a en D io s ; s e n tim ie n to s q u e D a v id c o n s ta ta en sí
m ism o , y q u e in c u lc a en el e s p í r it u d e su s p a r t id a r io s (8 -9 ), e x h o r t á n d o le s a
d e s c o n fia r de lo s h o m b re s y d e lo s a u x il io s d e la t i e r r a ( 1 0 - 1 1 ) , a fin de
a p o y a r s e ta n só lo en D io s , h u en o y o m n ip o te n te ( 1 2 - 1 3 ) .
1. C re e m o s q u e e s te s a lm o , s e g ú n la s e n te n c ia d e m u ch o s a u t o r e s , es u n
acto so le m n e d e a g r a d e c im ie n to a D io s d e p a r t e d el p u e b lo d e I s r a e l , go
por h a b e r re c u p e r a d o la lib e r ta d d e s p u é s d e s e te n t a a ñ o s d e c a u t iv e r io en
B a b ilo n ia . E l s a lm is ta in v it a a to d o s lo s p u e b lo s q u e a la b e n a D io s ( 1 -4 ) por
su p od er y d o m in io so b re to d a s la s n a c io n e s (5 - 7 ), y en e s p e c ia l p o r la lib e r ta d
qu e ha co n ce d id o a su p u eb lo e s c o g id o , d e s p u é s d e h a b e r le p ro b a d o co n ta n to s
s u fr im ie n to s y a flic c io n e s (8 -1 2 ). E n r e c o n o c im ie n to p o r e s te in s ig n e b e n e fic io
o fr e c e v íc t im a s a D io s ( 1 3 - 1 5 ) , p u b lic a n d o e s te f a v o r ( 1 6 - 1 7 ) , y a g r a d e c ie n d o
el h a b e rle a te n d id o .
de L .os, * y cuán terribles son ceré con perfume de carneros;
sus designios sobre los hijos de * bueyes y machos cabríos os
los hombres. ofreceré.
Se convirtió el mar en seca Venid, escuchad, y os contaré
arena; pasaron el río a pie en­ a vosotros todos los que teméis
juto, * allí nos alegramos en el a Dios, * qué grandes cosas ha
Señor. hecho a mi alma.
El tiene por su poder un do­ Al Señor invoqué con mi bo­
minio eterno; sus ojos están fi­ ca, * y le he glorificado con- mi
jos sobre las naciones; * no se lengua.
engrían en su interior los que le Si yo hubiera aprobado la ini­
irritan. quidad en mi corazón, * no me
Bendecid, oh naciones, a nues­ escuchara el Señor.
tro D ios; * y haced resonar las Por eso me ha oído Dios, * y
voces de su alabanza. ha atendido a la voz de mis sú­
El que ha vuelto a mi alma plicas.
a la vida, * y no ha permitido Bendito sea Dios, * que no de­
que resbalasen mis pies. sechó mi oración, ni retiró de
Bien que Vos, oh Dios, * nos mí su misericordia.
habéis acrisolado al fuego como Ant.— Oíd, vosotros todos los
se acrisola la plata. que teméis a Dios, cuán grandes
Nos hicisteis caer en el lazo; cosas ha hecho a mi alma.
cargasteis de tribulaciones nues­
tras espaldas; * a yugo de hom­ F u er a de T ie m p o P ascu al

bre nos habéis sujetado. EN LAS F IE S T A S D E NUEVE


Hemos pasado por el fuego y L E C C IO N E S
por el agua; * y nos sacasteis a y . N o desechó el Señor mi
un lugar de desahogo. oración.
A nt.— Considerad las obras I{. N i retiró de mí su mi­
del Señor; y publicad sus ala­ sericordia.
banzas.
Ant.— Oíd, vosotros todos * los E n T ie m p o P ascu al

que teméis a D ios, cuán grandes


EN LAS F IE S T A S D E NUEVE
cosas ha hecho a mi alma. L E C C IO N E S

Ant. — Aleluya, aleluya, ale­


Salm o 65, n luya.
y . D ios nos ha regenerado
pNTRARÉ en vuestra casa con por una viva esperanza, aleluya
holocaustos; * cumpliré los ]$. M ediante la resurrección de
votos que os form ularon mis la­ Jesucristo de entre los m uertes,
bios. aleluya.
Y que profirió mi boca, * en L o dem ás co m o en el O r d in a r io ,
tiempo de mi tribulación. p ág. 7.
Pingues holocaustos os ofre-
1. Brev. 20
II NOCTURNO mo también a los que le irritan,
que moran en los sepulcros.
F uera de T ie m p o P ascu al
¡Oh D ios! cuando salíais al
A n t.— Levántese Dios, * y frente de vuestro pueblo, * cuan­
sean disipados sus enemigos. do atravesabais el Desierto.
La tierra tembló, y hasta los
E n T ie m p o P ascu al
cielos destilaron a la presencia
del Dios del Sinaí, * ante el
Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­
Dios de Israel.
luya.
L lu via bienhechora enviasteis,
Salmo 67, i 1 oh D ios, a vuestra heredad; *
Dios, y sean di­
eván tese
estaba agostada, y Vos la vigo­
sipados sus enemigos, * rizasteis.
y huyan de su presencia En ella habitarán todos los
los que le aborrecen. que son de vuestra grey; * con
Desaparezcan como el humo. vuestra bondad, oh D ios, habéis
* Como se derrite la cera al ca­ provisto de alimento al pobre.
lor del fuego, así perezcan los A n t.— Levántese D ios, y sean
pecadores, a la vista de Dios. disipados sus enemigos.
M as los justos celebren fes­ A n t.— N uestro D ios * es el que
tines y regocijos en la presencia ha de salvarnos; él es el que
de Dios, * y huélguense con ale­ ha de librarnos de la muerte.
gría.
Salm o 67, n
Cantad himnos a D ios; ento­
nad salmos a su nombre. * alla­ | 7 l Señor dará palabras * a los
nad el camino que sube sobre el que anuncian con valor la
Occidente: El Señor, es el nom ­ buena nueva.
bre suyo. E l R e y de los ejércitos, súb­
Saltad de gozo en su presen­ dito será del m uy am ado; * y
cia. * Se turbarán los impíos an­ corresponderá a la hermosura d í
te él, que es el padre de los huér­ la casa dividir los despojos.
fanos y el juez de las viudas. Si dorm ís en medio de vues­
Reside D ios en su lugar san­ tras heredades, seréis como pla­
to, * D ios que hace habitar den­ teadas alas de palom a * cuyas
tro de una casa muchos de unas plumas de la espalda son de oro
mismas costumbres: pálido.
Y con su fortaleza pone en Cuando el R e y celestial ejer­
libertad a los prisioneros. * co­ cerá su juicio sobre los reyes de
1 . T o d o e s te a d m ir a b le y s u b lim e sa lm o e s u n m a g n ífic o h im n o t r iu n f a l,
co n el q u e el s a lm is ta co n u n e s tilo p om p oso y m a je s t u o s o , s in s e m e ja n te en
n in g ú n o tro c á n tic o d e l S a lt e r io , c e le b r a la s v ic t o r ia s d e J e h o v á s o b re su s
en e m ig o s (2 - 1 9 ), y e n u m e ra la s s a lu d a b le s c o n s e c u e n c ia s q u e d e e s ta s v ic t o r ia s
se s e g u ir á n p a r a I s r a e l y p a r a to d o el m u n d o p a g a n o (2 0 -3 6 ). L o s s a n to s
P a d r e s lo h an e x p lic a d o e s p ir itu a lm e n te , a p lic á n d o lo a la v e n id a , r e s u r r e c c ió n
y as c e n s ió n de J e s u c r is to , a la p r e d ic a c ió n d e lo s a p ó s to le s , y a la c o n v e r s ió n
tie los p u e b lo s g e n tile s .
la tierra, quedarán más blancos
que la misma nieve del Selmón.
* El monte de D ios es un monte W u e s tr a sentradas vieron, oh
fértil Dios, * las entradas de mi
¡M onte fértil, monte cuajado, Dios, de mi rey que reside en el
monte fecundo; * ¿por qué santuario.
echaríamos de menos otros mon­ Iban delante los príncipes uni­
tes fértiles? dos a los que cantaban salmos.
M onte donde Dios se compla­ * y en medio doncellitas tocan­
ció en fijar su morada. * Sí: en do panderos.
él morará el Señor perpetuamen­ Oh vosotros, decían, descen­
te. dientes de Israel, bendecid al
Los carros de D ios son veinte Señor Dios * en vuestras asam­
mil. * Llega D ios del Sinaí a su bleas.
santuario. Allí estaba la tribu del joven-
Arriba subisteis, Señor, lle­ cito Benjam ín, * como extática
vándoos los cautivos; * dones de gozo.
recibisteis para los hombres. Los jefes de Judá iban de
Aun para aquellos que no guías, * los jefes de Zabulón,
creían * que habitase el Señor los jefes de N eftalí.
Dios entre nosotros. M ostrad, oh Dios, vuestro po­
Bendito sea el Señor en toda der; * confirmad, oh Dios, la
la serie de los días; * el Dios obra que habéis hecho en nos­
de nuestra salud nos concederá otros.
próspero viaje. Por razón de vuestro templo,
Nuestro D ios es el Dios que en Jerusalén * dones os ofrece­
salva, * y al Señor, al Señor co­ rán los reyes.
rresponde librar de la muerte. Reprimid las fieras del cañave­
Ciertam ente quebrantará Dios ral, reunión de toros con los be­
las cabezas de sus enemigos, * la cerros de los pueblos, * para
parte cabelluda de los que andan echar a los que han sido proba­
entre pecados. dos como la plata.
D ijo el Señor: D e Basan te Aniquilad las naciones que se
conduciré, * te conduciré del pro­ complacen en la guerra; vendrán
fundo del mar. embajadores de Egipto; * la
Para que se bañen tus pies en Etiopía se anticipará a alzar sus
la sangre de tus enemigos, * y la manos a Dios.
lengua de tus perros participe de Oh reinos de la tierra, cantad
la misma. a D ios; * entonad himnos al
A nt.— N uestro D ios es el que Señor, entonadlos a Dios.
ha de salvarnos; él es el que ha Cantad al Señor que se eleva
de librarnos de la muerte. a la cumbre de los cielos, * ha­
A n t.— En vuestras asambleas cia Oriente.
* bendecid al Señor. Pronto se hará oír su voz, voz
poderosa; glorificad a Dios por E n T ie m po P a s c u a l
lo que hizo con Israel; * su mag­
Ant. — A leluya, aleluya, ale­
nificencia y su poder están en
luya.
las nubes.
Dios es admirable en sus san­
tos; el Dios de Israel él es quien Salmo 68, i 1
da poder y fuerza a su pueblo.
j^ J ^ Í tollado estoy en un pro­
* ¡Bendito sea Dios!
Ant.i— En vuestras asambleas fundísim o cieno, * sin
bendecid al Señor. yéalSa >8
1 hallar donde afirmar el
pie.
F uera de T iem po P a s c u a l Llegué a alta mar, * y sumer­
gióme la tempestad.
EN L A S F IE S T A S D E N U E V E
L E C C IO N E S D escendí al profundo del mar,
* y las aguas torm entosas me en­
Xr. Es admirable Dios en sus
gullen.
santos. I> . El Dios de Israel da­
Fatiguém e dando voces; secó-
rá valor a su pueblo.
seme la garganta; * se debilita­
E n T ie m po P a s c u a l ron mis ojos, aguardando a mi
Dios.
EN LAS F IE S T A S DE NUEVE
L E C C IO N E S Se han m ultiplicado más que
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ los cabellos de mi cabeza, * los
luya. que me aborrecen injustam ente.
y . Dios resucitó a Cristo de Se han hecho fuertes mis ene­
ios muertos, aleluya. migos, mis injustos perseguido­
I£. A fin de que nuestra fe res; * he pagado lo que yo no
y esperanza estuviesen en Dios, había robado.
aleluya. Oh D ios, Vos conocéis mis ex­
Lo demás como en el Ordinario,
travíos, * no se os ocultan mis
pág. 8. delitos.
N o queden avergonzados por
III NO CTUR NO m i causa los que esperan en
Vos, * Señor de los ejércitos.
F u e r a de T ie m po P a s c u a l
N o sean confundidos por cau­
A nt.— Salvadm e, oh D ios, * sa m ía, * los que os buscan, oh
porque las aguas han penetrado D ios de Israel.
hasta mi alma. Porque por vuestra causa he
1. Las frecuentes alusiones que los autores del N uevo Testam ento hacen
a este salmo, a fin de aplicarlo a Jesucristo, nos obligan a considerarlo como
mesiánico, por lo menos de una manera indirecta. E l salm ista, tanto si le con­
sideramos afligido, calumniado por sus enemigos, abandonado de sus parientes
y amigos (2-13)* como en su ferviente oración dirigida al Señor en demanda de
auxilio (14-22), o en la libertad que Dios le concede y en la acción de grácias
que le rinde (30-32), como en el castigo que de esta liberación resulta
a sus enemigos (23-29); en todas estas situaciones, el salm ista, persona justa,
primeramente probado, y después triunfante, era el tipo viviente de la persona
de Jesucristo en su pasión y resurrección.
sufrido el oprobio, * la confusión mí los ojos, por vuestra gran
ha cubierto mi rostro. piedad.
Extraño he venido a ser para No le ocultéis vuestra faz a
mis hermanos, * y peregrino para vuestro siervo; * atended presto
los hijos de mi madre. a mis súplicas, porque me veo
Porque me devoró el celo de atribulado.
vuestra casa, * y baldones de los Mirad por mi alma y libradla;
que os denostaban recayeron so­ * salvadme a causa de mis ene­
bre mí. migos.
Afligí mi alma con el ayuno, Vos conocéis bien los opro­
* y esto se me convirtió en bios que sufro, y mi confusión, *
afrenta. y la ignominia mía.
Púscm e por vestido un cilicio, Tenéis ante vuestros ojos to­
* y fui objeto de burla para dos los que me atormentan; *
ellos. el insulto y la miseria esperó
Contra mí hablaban los que se mi corazón.
sientan en la puerta, * y zahe­ Esperé que alguien se condo­
ríanme con sus canciones los be­ liese de mí, y no lo hubo, * o
bedores de vino. que alguno me consolase, y no
Mas yo, a Vos, Señor, dirijo lo hallé.
mi oración; * este es, oh Dios, Y me dieron hiel por alimen­
tiempo propicio. to, * y en mi sed me abrevaron
A nt.— Salvadm e, oh Dios, por­ con vinagre.
que las aguas han penetrado Conviértase delante de ellos su
hasta mi alma. mesa en lazo, * que merecen sea
Ant. — Salvadm e, Señor, * a de perdición y de ruina.
causa de mis enemigos. Oscurézcanse sus ojos para
que no vean; * encorvad su dor­
Salm o 68, n so para siempre.
Derramad sobre ellos vuestra
/^ ídme según la grandeza de ira; * y alcánceles el furor de
vuestra m isericordia; * con­ vuestra cólera.
forme a vuestra fiel promesa de Quede desierta su morada, *
salvarme. no haya quien habite en sus
Sacadme del cieno, que no me tiendas.
hunda m ás; * libradme de los Porque persiguieron al que
que me odian, y del profundo de Vos heristeis, * y aumentaron
las aguas. el dolor de mis llagas.
No me anegue esta tempestad, Añadid iniquidad a su iniqui­
ni me trague el abismo del mar, * dad, * no tengan parte alguna
ni el pozo cierre sobre mí su en vuestra justicia.
boca. Sean borrados del libro de los
Oídme, Señor, que vuestra m i­ vivos, * y no sean escritos entre
sericordia es suave; * volved a los justos.
Ant.— Salvadme, Señor, a cau­ I . D u r a n te e l A d v ie n to
sa de mis enemigos. y. D e Sión nos viene el
Ant — Buscad al Señor, * y resplandor de su hermosura.
vivirá vuestra alma. I¿. Nuestro D ios vendrá ma­
Salmo 68, m nifiestamente.

P<> bre soy yo y miserable; * D u r a n t e l a C u a r e sm a


mas vuestro socorro, oh y . El me ha librado del la­
Dios, me salvará. zo de los cazadores.
Alabaré con cánticos el nom­ Iy . Y de las palabras malig­
bre de Dios, * y le ensalzaré con nas.
alabanzas.
Y agradará a Dios más esto / E n T ie m po de P a s ió n
que un ternero, * al cual apun­ y . Librad mi vida, oh Dios,
tan ya los cuernos y las pezu­ de la espada.
ñas. I£. Y de las garras de los
Vean esto los pobres, y con­ canes a mi alma.
suélense; * buscad a Dios y v i­
virá vuestra alma. E n T ie m p o P a s c u a l
Porque el Señor oyó a los po­
Ant. — A leluya, aleluya, ale­
bres, * y no olvidó a sus cauti­
luya.
vos.
Alábenle los cielos y la tierra, EN L A S F IE S T A S D E N U E V E
L E C C IO N E S
* el mar y cuanto en ellos se
mueve. y. D ios resucitó a su H ijo,
Porque D ios salvará a Sión; aleluya.
* y las ciudades de Judá serán y . Y nos resucitará a nos­
reedificadas. otros por su virtud, aleluya.
Y establecerán allí su m ora­
EN L A S F IE S T A S D E T R E S
da, * y las adquirirán en heren­ L E C C IO N E S
cia.
y. R esucitó el Señor del
Y los descendientes de sus
sepulcro, aleluya. 1^. E l que por
siervos las poseerán, * y en ellas
nosotros estuvo pendiente de un
morarán los que aman su nom ­
madero.
bre. Lo rlemás como en el Ordinario,
A n t.— Buscad al Señor, y v iv i­ pág. 9.
rá vuestra alma.

En el O f ic io F e r ia l y en LAUDES
la s F ie s t a s f u e r a de T iem po
P ascual I
En las F erias que ocurrieren entre
y . Alabaré con cánticos el Año fuera de las Semanas de Septuagé­
nombre del Señor. I£. Y le en­ sima, Sexagésim a y Q uincuagésim a y
de las V ig ilia s comunes, en las Ferias
salzaré con alabanzas. de Tiem po Pascual y en las Fiestas que
han de celebrarse en cualquier tiempo armoniosas, * al eco de las trom­
del año.
Todo como en el Ordinario, pág. 12, petas de metal y al sonido de las
excepto lo que sigue: bocinas.
E n t r e A ño Mostrad vuestro alborozo en
la presencia de este R ey que
A n t.— M ostrad * vuestro albo­
es el Señor; * conmuévase el
rozo en la presencia de este Rey,
mar y cuanto en él se encierra;
que es el Señor.
la tierra toda y cuantos en ella
E n T ie m p o P a sc u a l habitan.
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ Los ríos aplaudirán con pal­
luya. madas; los montes a una salta­
rán de contento, a la vista del
Salmo 9 7 1 Señor; * porque viene a gober­
nar la tierra.
ÍIa n ta d al Señor un cántico El juzgará a todos los pueblos
n u evo , * porque ha h e­ con justicia, * y a los pueblos
cho m aravillas. con rectitud.
Su diestra misma y su santo Ant. — Mostrad vuestro albo­
brazo * han obrado su salvación. rozo en la presencia de este R ey,
E l Señor ha hecho conocer su que es el Señor.
Salvador; * ha m anifestado su Ant. — Vos, Señor. * os h a­
justicia a vista de las naciones. béis constituido nuestro amparo.
Ha tenido presente su m iseri­
cordia * y la verdad a favor de Salmo 892
la casa de Israel.
Todos los términos de la tie­ \ 7 os, Señor, os habéis cons­
rra han visto la salvación * tituido nuestro amparo, *
que nuestro D ios nos ha enviado. de generación en generación.
Cantad himnos a Dios, regio­ Antes que fuesen hechos los
nes todas de la tierra, * cantad, montes, o fuesen formados la tie­
y saltad de alegría y salmead. rra y el mundo, * desde toda la
Salmead al Señor con la cíta­ eternidad y para siempre, Vos
ra, con la cítara y con voces sois Dios.

1. E l argum ento de este salmo es muy semejante al de los salmos prece­


dentes 95-96; anuncia y celebra el nuevo reino del M esías, reino de salva­
ción y de ju sticia, que se propagará por toda la tierra. Su primer advenim ien­
to será reino de salvación (1-3); su segundo advenimiento, en el último día
del mundo, será reino de justicia (4-9). Verdaderamente el M esías es R ey de
toda la tierra, y como tal vendrá a juzgar. Por lo mismo, todos los hombres
deben alegrarse y la misma naturaleza inanimada debe también gozarse, ya
que ju zgará al mundo con justicia y a los pueblos con equidad.
2. Salmo moral. Las consideraciones que en él expone uno de los cautivos,
quizá de Babilonia, tienen, aun ahora, perfecta aplicación, y la tendrán mientras
exista la humanidad sobre la tierra. Consta de tres partes: la primera (1-6)
pene de relieve el contraste entre la vida inmutable, eterna, de Dios, y la
vida caduca y miserable de la humanidad; en la segunda (7-12 ) se dice que la
causa de esta triste condición de la actual naturaleza humana ha sido la ira
de Dios movida por el pecado; la tercera (13 -17) consta de una plegaria de
Israel a fin de que Jehová perdone sus iniquidades y le conceda días venturosos.
No reduzcáis el hombre al aba­ un corazón instruido en la sabi­
timiento; * pues dijisteis: Con­ duría.
vertios, hijos de los hombres. Volveos, Señor, hacia nosotros.
Porque mil años ante vuestros ¿Hasta cuándo os m ostraréis ai­
ojos * son como el día de ayer, rado? * Sed exorable para con
que ya pasó. vuestros siervos.
Y como u^a de las vigilias de Bien presto seremos colmados
la noche, * se reputa esto por de vuestras m isericordias, * y
nada: esto mismo son sus años. nos regocijarem os y recrearemos
Dura el día como el heno; todos los días de nuestra vida.
florece por la mañana, v se pasa, Alegres estamos por los días
* por la tarde inclina la cabeza, en que nos hum illasteis, * por
se deshoja, y se seca. los malos años que hemos pasa­
Desfallecemos al ardor de do.
vuestra ira, * y a vuestro furor V olved los ojos hacia vues­
quedamos consumidos. tros siervos y a estas obras vues­
Habéis puesto nuestras m alda­ tras, * y dirigid Vos a sus hijos.
des delante de vuestros ojos, * Y resplandezca sobre nosotros
y nuestra vida al resplandor de la luz del Señor nuestro Dios,
vuestro rostro. y dirigid en nosotros las obras
Por eso todos nuestros días se de nuestras manos, * y dad buen
han desvanecido, * y nosotros éxito a nuestras empresas.
venimos a fallecer por vuestro Ant. — Vos, Señor, os habéis
enojo. constituido nuestro amparo.
Como una tela de araña serán A n t.— Oh Señor, * hasta el cie­
reputados nuestros años; * se­ lo llega vuestra m isericordia.
tenta años son los días de nues­
tra vida.
Salm o 3 5 1
Cuando más ochenta años en
los más robustos; * lo que pasa e s o l v ió el im pío en su cora­
de aquí achaques y dolencias. zón hacer el m al; * no
Vendrá luego vuestra m iseri­ hay tem or de D ios ante sus ojos.
cordia, * y seremos arrebatados. Porque ha obrado dolosamen­
¿Quién podrá conocer el po­ te en la divina presencia; *
der de vuestra ira, * ni com pren­ por lo cual se ha hecho m ás odio­
der cuán terrible es vuestra in­ sa su maldad.
dignación? Las palabras de su boca son
Dadnos a conocer el poder de injusticia y em bu ste; * no ha
vuestra diestra * y concedednos querido intruirse para obrar bien.

1. He ahí un salmo en el que el Profeta R ey manifiesta la impiedad del


hombre malvado (2-5) en contraposición con la bondad de Dios para con el
hombre (6-10), y concluye con una deprecación en favor de todos los justos,
en favor de sí propio y contra los que obran la maldad. L a m aldad de los
hombres perversos, y la bondad de Dios para con sus criaturas, deben movernos
a la detestación de nuestros pecados y al amor de Dios con todo nuestro corazón.
Estando en su lecho discurre I ñor, se verá colmado de mis
cómo obrar la iniquidad; * anda bienes.
en todo género de malos pasos;
no aborrece la maldad. Cántico de Jerem ías1
Oh Señor, hasta el cielo vues­
tra m isericordia, * y vuestra ver­ Jer., 31, 10-14
dad hasta las nubes. p s c u c h a d , oh nac ones, la pa­
Com o los montes más eleva­ labra del Señor, * y anun­
dos es vuestra justicia; * abis­ ciadla a las islas más lejanas.
mo profundísim o son vuestros
Y decid: Aquel que dispersó a
juicios.
l£iael, lo reunirá, * y lo guardará
A hombres y bestias conser­
como guarda el pastor a su re­
váis, Señor. * ¡Cóm o habéis mul­
tiplicado, oh Dios, vuestras m i­ baño.
sericordias ! Pues el Señor ha redimido a
Por esto los hijos de los hom­ Jacob, * y lo ha librado de las
bres * esperarán al abrigo de manos del prepotente.
vuestras alas. Y vendrán y cantarán alaban­
Em briagados quedarán con la zas en el monte Sión; * conflui­
abundancia de vuestra casa; * rán al goce de los bienes del Se­
y les haréis beber en el torrente ñor:
Del trigo, del vino, del aceite,
de vuestras delicias.
Porque en Vos está la fuente * de las crías de las ovejas y
de la vid a; * y en vuestra luz vacas.
veremos la luz. Y será su alma como huerto
Desplegad vuestra misericordia de regadío; * ya no sentirán
sobre los que os conocen, * y más hambre2.
vuestra justicia a favor de los Entonces la doncella se alegra­
rectos de corazón. rá danzando; * jóvenes y viejos
N o dé yo pasos de soberbia; * se regocijarán juntos.
ni me hagan titubear las accio­ Trocaré su llanto en gozo, *
nes del pecador. les consolaré, les colmaré de ale­
A llí es donde han caído por tie­ gría después de su dolor.
rra los que cometen la maldad; Em briagaré de grosura el alma
* han sido arrojados a fuera de los sacerdotes, * y mi pueblo
y no han podido levantarse se verá colmado de mis bienes.
más. A n t.— M i pueblo, dice el Señor,
A n t.— Oh Señor, hasta el cielo se verá colmado de mis bienes.
llega vuestra misericordia. A n t.— La alabanza * sea agra­
A n t.— M i pueblo, * dice el Se­ dable a nuestro Dios.

1. Se ha tomado este pasaje de uno de los más hermosos oráculos de Je­


remías. Predice el término de la cautividad de Babilonia, y describe poética­
mente los goces y los favores que tiene Dios reservados a su pueblo cuando
se instale otra vez en la Palestina.
2. E l hambre del alma, solamente puede satisfacerla Dios.
Salmo I461 I Se complace, sí, en aquellos
que le temen y adoran, * y en los
la b a d al Señor, porque justa
que confían en su misericordia.
cosa es cantarle himnos, *
A n t.— La alabanza sea agrada­
cántese a nuestro Dios un grato
ble a nuestro Dios.
y digno cántico.
AJ edificar el Señor a Jerusa­ E n T ie m po P ascual
lén. * congregará a los hijos de
Israel que andan dispersos. Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
Ei es quien sana a los de cora­ luya.
zón contrito, * y venda sus he­
ridas.
Capitula Rom ., 13, 12-13
Ei que cuenta la muchedumbre
de las estrellas, * y las llama a J^A noche está ya m uy avan­
todas por sus nombres. zada, y va a llegar el día.
Grande es el Señor Dios nues­ D ejem os, pues, las obras de las
tro, y grande su poderío, * y sin tinieblas, y revistám onos de las
límites su sabiduría. armas de la luz. Andem os con
El Señor es quien ampara a decencia, como se suele andar
los humildes, * y abate hasta el durante el día.
suelo a los soberbios pecadores.
Entonad himnos al Señor con Himno
acciones de gracias, * cantad sal­
mos a vuestro Dios al son de la parecen y a los áureos res­
cítara. plandores de la aurora; sal­
El es quien cubre el cielo de gamos de la fatal ceguera que
nubes, * y dispone la lluvia para desde m uy antiguo nos ha arras­
la tierra. trado a los caminos extraviados
E l que produce en los montes del error.
el heno, * y la hierba para ser­ Que tu luz, oh astro divino,
vicio de los hombres. nos com unique serenidad y pu­
E l que da a las bestias el ali­ reza; que aleje el fraude de
mento que les es propio, * y a nuestras palabras y las tinieblas
los polluelos de los cuervos que de nuestros corazones.
claman a él. T ranscurra el día de tal m a­
No hace caso el Señor del brío nera que no se m anche con la
del caballo; * ni se complace en m entira nuestra lengua, ni con
que el hombre tenga robustos y la im pureza nuestras manos y
veloces pies. nuestros ojos, y que ^nuestros

1. Es un himno eucarístico ile fecha probablemente no m uy posterior al


fin del cautiverio babilónico. E l salmista invita al pueblo de Israel a dar g ra ­
cias a Jehová: I) por la restauración moral y material de la nación, recordando
el gran poder y bondad de Dios (1-6 ); I I ) por su amorosísima Providencia
(7-11); IIT) por otros diferentes favores que le ha concedido. L a Providencia
de Jehová que atiende a las mismas criaturas irracionales, tiene un cuidado
especial del hombre que le teme y espera en su bondad, y desecha al hombre
soberbio que confía en el vigor de sus caballos y en la agilidad de sus miembros.
cuerpos se vean libres de todo
mal.
( Véase pág. 59).
N os contempla desde lo alto
A n t.— Contra Vos solo he pe­
Aquél que con su mirada domi­
cado, Señor; compadeceos de mí.
na el conjunto de nuestros días
Ant.— Volveos, Señor.
y de nuestros actos, desde la
aurora hasta el crepúsculo.
Salmo 89
A D ios Padre sea la gloria,
y a su H ijo Unigénito, junta­ ( Véase pág. 167).

mente con el Espíritu Santo, Ant. — Volveos, Señor, hacia


ahora y por todos los siglos. nosotros, y sed exorable para con
Amén. vuestros siervos.
y. Desde la mañana hemos Ant. — Habéis multiplicado,
sido colmados de vuestras m i­ oh Dios.
sericordias. 1£. Nos han alegra­
do y deleitado. Salmo 35
Ant. del B en ed .— Con santidad
(Véase pág. 168).
* sirvamos al Señor, y nos libra­
rá de nuestros enemigos. Ant. — Habéis multiplicado,
En los Oficios de Fiesta y de O c ­ oh Dios, yuestra misericordia.
tava, la C apitula, el Himno, la A n tí­ A n t.— M i fortaleza.
fona del Benedictus y la Oración, se
dicen como en el Propio o en el Común.
Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 16.
Cántico de M oisés1
Exod., 15, 1-19

LAUDES al Señor que ha


antem os
hecho brillar su gloria;
II * hundió en el mar a
En las Ferias de Adviento y desde caballo y caballero.
la Feria V después de la Dominica de
Septuagésima hasta la Feria V en la El Señor es mi fuerza, a él
Cena del Señor inclusive, así como en canto loores; * él es quien me
las V ig ilia s comunes fuera de Tiempo
Pascual, cuando se hace Oficio de F e ­ salvó.
ria. Este es mi Dios, yo procla­
marésu gloria, * es el Dios de
Todo como en el Ordinario, pág. 12
excepto lo que sigue: mi padre, yo le ensalzaré.
A n t.— Contra Vos solo he pe­ Apareció el Señor como un
cado. guerrero; su nombre g s : “ E l Om­
U Las A n tífon as de la Feria V an­ nipotente” ; * arrojó al mar los
tes de la V ig ilia de la Natividad y de carros de Faraón, y su ejército.
la Feria V en la Cena del Señor, como
en el Propio de Tiempo. Hundiéronse en el M ar R ojo

1. Compuso Moisés esta oda majestuosa, y la cantaron en coro los hebreos


inmediatamente después del paso del M ar Rojo. E n ella se describe en un len ­
guaje sublime y lleno de fe la portentosa victoria que el Dios de Israel acababa
de alcanzar sobre los egipcios, y las consecuencias próximas de este triunfo en
orden a la conquista de Palestina.
b u s guerreros más famosos; * en moradores de Canaán quedaron
el abismo quedaron sepultados, inmóviles de espanto.
cayeron al fondo del mar como Caigan miedo y pavor sobre
una piedra. ellos, * ante el valor de vuestro
Vuestra diestra, Señor, reveló brazo.
su fuerza poderosa; vuestra dies­ Queden inm óviles com q una
tra, Señor, es la que anonadó al piedra, * hasta que vuestro pue­
enemigo; * por vuestra inmensa blo, Señor, haya pasado, hasta
gloria vencisteis a vuestros ene­ que haya pasado este pueblo
migos. que adquiristeis.
Lanzasteis vuestra cólera, que Los introduciréis, los instala­
los devoró como una brizna, * réis en el monte de vuestra he­
acumuláronse las aguas al soplo rencia; * firmísima m orada vues­
de vuestra ira. tra, Señor, que Vos preparasteis.
Paráronse las olas m ovedizas; Santuario vuestro, Señor, que
* se amontonaron en medio del afianzaron vuestras manos; * el
mar montañas de agua. Señor reinará eternam ente y más
Decíase el enemigo: Les per­ allá de los siglos.
seguiré, les daré alcance; * divi­ Porque Faraón entró a caballo
diré sus despojos, se colmará ple­ en el mar con sus carros y ca­
namente mi deseo. balleros; * el Señor hizo refluir
Desenvainaré mi espada, * pe­ sobre ellos las aguas del mar.
recerán a mis manos. M as los hijos de Israel pasa­
Hicisteis soplar el viento, y el ron a pie enjuto * entre las
mar los sepultó; * hundiéronse aguas.
como plomo en las enfurecidas A n t.— M i fortaleza es el Se­
aguas. ñor; a él canto loores; él es
¿Quién es, Señor, sem ejante a quien me salvó.
Vos entre los fuertes? * ¿Quién A nt.— Alabad.
es semejante a Vos, magnífico en
santidad, terrible y digno de loa, Salm o 146
hacedor de m aravillas? ( Vcase pág. 170).
Alzasteis vuestra mano, y los Ant. — A labad al Señor, que
devoró la tierra; * fuisteis bon­ sana a los de corazón contrito
dadoso guía del pueblo a quien y venda, sus heridas.
salvasteis. L a C apitula, Him no, V erso y A n tí­
Con vuestro poder le condu­ fona del Benedictus, están indicados
en la pág. 94.
jisteis * a vuestra santa morada.
Lo demás como en el O rdinario, p á­
Levantáronse los pueblos, y se gina 16.
airaron, * se apoderó la congoja
de los habitantes de Palestina.
Turbáronse los príncipes de PRIMA
Edom; a los valientes de M oab
Todo como en el O rdinario, pág. 18,
les sobrecogió el terror; * los excepto lo que sigue:
A n t.— En lugar de pastos.
oh Dios, al rey vuestras
T ^ V ad ,

E n T ie m p o P ascual leyes para que juzgue; * y


al hijo del rey vuestra justicia.
A nt.— Aleluya.
Para que juzgue con rectitud
a vuestro pueblo, * y con equi­
Salmo 221 dad a vuestros pobres.
Señor me pastorea, nada
l
Reciban los montes la paz pa­
me faltará; * en lugar de ra el pueblo, * y reciban los co­
pastos me ha colocado. llados la justicia.
Junto a unas aguas restaura­ El hará justicia a los pobres
doras me ha llevado, * haciendo del pueblo, y pondrá en salvo los
así revivir mi alma. hijos de los pobres, * y humillará
M e ha conducido por los sen­ al calumniador.
deros de la justicia, * para gloria Y permanecerá como el sol y
de su nombre. la luna, * de generación en ge­
neración.
D e esta suerte, aunque cami­
nase yo por medio de la sombra Descenderá como la lluvia so­
de la m uerte, * no temeré nin­ bre el vellocino de la lana, * y
gún desastre, porque Vos estáis como rocío copioso sobre la tie­
conmigo. rra.
Florecerá en sus días la justi­
Vuestra vara y vuestro baculo
cia y la abundancia de paz, *
* han sido mi consuelo.
hasta que deje de existir la luna.
M esa abundante habéis dis­
Y dominará de un mar a otro,
puesto delante de mí, * a la vista
* y desde el río hasta el extre­
de mis perseguidores.
mo del orbe de la tierra.
Con aceite habéis ungido mi
cabeza. * ¡Qué rica y abundante
es la bebida que me brindáis! Salmo 7 1 , ii
Ciertam ente, vuestra misericor­
dia me seguirá * todos los días C e postrarán a sus pies los
de mi vida. Etíopes, * y lamerán el sue­
A fin de que yo more en la lo sus enemigos.
casa del Señor * por largo tiem ­ Los reyes de Tarsis y los de
po. las islas le ofrecerán regalos, *

1. E s un gracioso idilio en el que por medio de dos alegorías — la del buen


pastor (1-4) y la del huésped espléndido (5-6) — muy fam iliares en Oriente y en el
lenguaje bíblico, canta el salmista la felicidad y plena satisfacción del alma que
vive en la gracia de Dios, y que se abandona totalmente a la solicitud bondado­
sísima de la divina Providencia.
2. E l salm ista, después de una breve deprecación a Dios (1-2), a fin de
que otorgue al R ey el don de la justicia, describe inmediatamente la felicidad
de su reino, reino que será justo y pacífico (3-4), eterno (5-6), universal
(7-11), de predilección para los desvalidos (12-15), lleno de prosperidad (16),
y glorioso para él y para todas las naciones de la tierra (17).
le (raerán presentes los reyes de I su majestad y gloria quedará lle­
Arabia y de Sabá. na toda la tierra. ¡A sí sea! ¡así
Le adorarán todos Jos reyes sea!
de la tierra, * todas las naciones If Cuando en Laudes se ha rezado el
Salmo 50, Tened piedad, en este lugar
le rendirán homenaje. se añade el Salmo 97, Cantad al S e ­
Porque librará del poderoso al ñor... poique ha hecho maravillas, co­
pobre, * y al desvalido que no mo se halla en la pág. 167, el cual
no se reza en Laudes. En caso con­
tiene quien le valga. trario, dichos los tres Salmos, inme­
Tendrá misericordia del pobre diatamente se dice:
y desvalido, * y salvará la vida E ntre A ño
del pobre.
A n t.— En lugar de pastos me
Los librará de las usuras y de
la iniquidad; * y será apreciable ha colocado el Señor.
a sus ojos el nombre de los po­
E n T ie m p o P ascu al
bres.
Y vivirá y le presentarán el oro Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
de la Arabia, y le adorarán siem­ luya.
pre, * todo el día le llenarán de Lo demás como en el Ordinario, pá­
gina 20.
bendiciones.
■ Y en su tierra, aun en la cima
de los montes habrá sustento; se _ TERCIA
verán sus frutos en la cumbre
Todo como en el Ordinario, pág. 25,
del Líbano, * y se m ultiplicarán excepto lo que sigue:
en la ciudad como la hierba de
E n tre Año
los prados.
Bendito sea su nombre por los A n t.— Cuán bondadoso.
siglos de los siglos: * nombre
que existe antes que el sol. En T ie m p o P a s c u a l

Y serán benditos en él todos Ant.— Aleluya.


los pueblos de la tierra; * todas
las naciones le glorificarán. Salm o 72 , i 1
Bendito sea el Señor D ios de
Israel; * sólo él hace m aravillas. bondadoso es Dios
Y bendito sea el nombre de Í E g M Para Israel, * para los
su M ajestad eternam ente; * de que son de corazón recto!

1. En este bello salmo, el Profeta, después de una previa profesión de fe en


la Providencia divina en favor de los justos (1), expone con un realismo sor­
prendente las turbaciones que su espíritu ha sufrido al ver la prosperidad de los
insensatos (2-5), teniendo en cuenta sus vicios y libertinaje (6-9), y el efecto
pernicioso que un espectáculo semejante ha producido en el pueblo (10 -12),
y aún en él mismo (13-14). No puede adm itir en manera alguna una solución
impía del enigma (15 ); pero se propone averiguarla con todo interés. Todo
resulta inútil, hasta tanto que una luz sobrenatural le ha iluminado (16 -17).
Entonces ha comprendido por una parte el fin monstruoso de los malvados, apa­
rentemente tan dichosos (18-20), y la propia necedad al envidiarlos (2 1-2 2 ); y por
otra, la alegría incomparable del justo por la posesión de D ios, ya ahora en este
mundo, y después de la muerte en el otro eternamente (23-26).
A mí me vacilaron los pies, * ría la nación de vuestros hijos.
a pique estuve de resbalar. Poníame a discurrir sobre esto,
Porque me llené de celos al * pero difícil me será compren­
contemplar los impíos, * al ver derlo.
la paz de los pecadores. Hasta que yo entre en el San­
Ellos no tienen miedo a la tuario de Dios, * y conozca el
muerte; * sus penas son de cor­ paradero que han de tener.
ta duración.
Las miserias humanas no las Salmo 72, n i
sienten; * ni experimentan los
desastres que sufren los demás M as lo cierto es que les di»
hombres. teis una prosperidad enga­
Por eso se ensoberbecen tanto, ñosa: * los derribasteis cuando
* y se revisten de su injusticia ellos más se estaban elevando.
e impiedad. Oh, y cómo fueron reducidos a
Resaltan sobre su grosura sus total desolación; * de repente fe ­
maldades; * abandonáronse a los necieron; perecieron de este mo­
deseos de su corazón. do por su maldad.
Su pensar y su hablar es todo Como el sueño de los que des­
malicia; * hablan altamente de piertan, Señor, * a la nada re­
cometer la maldad. duciréis en vuestra ciudad la
Han puesto su boca en el cielo, imagen de ellos.
* y su lengua va recorriendo la Torque mi corazón se inflamó,
tierra. y padecieron tortura mis entra­
ñas, * y yo quedé aniquilado sin
Salm o 72, n saber por qué.
Y estuve como una bestia de
p or eso paran aquí su conside* carga delante de Vos, * sin apar­
ración los de mi pueblo, * y tarme de vuestra compañía.
conciben gran amargura. Me habéis asido de la mano
Y así dicen: ¿Si sabrá Dios to­derecha y guiado según vuestra
do esto? * ¿Si tendrá de ello no­ voluntad, * y me habéis acogido
ticia el Altísim o? con gloria.
M irad cómo ésos, siendo peca­ Ciertam ente, ¿qué puedo ape­
dores, abundan de bienes en el tecer yo en el cielo, * ni desear,
siglo * y amontonan riquezas. fuera de Vos, sobre la tierra?
Y o tam bién exclam é: luego en Desfallecen mi carne y mi co­
vano fué purificado mi corazón, razón, * oh D ios de mi corazón.
* y lavado mis manos en com­ Dios herencia mía por toda la
pañía de los inocentes. eternidad.
Pues yo soy azotado todo el Porque he aquí que quienes de
día, * y comienza ya el castigo Vos se alejan, perecerán, * arro­
desde el amanecer. jaréis a la perdición a cuantos
Si yo pensare en hablar de este fornicando se apartaren de Vos.
modo, * claro está que condena­ M as yo he puesto mi felicidad
en estar unido a Dios, * en po­ Acordáos de vuestra congrega­
ner en el Señor toda mi espe­ ción * que habéis poseído desde
ranza. el principio.
Para anunciar todas vuestras Vos habéis recuperado el ce­
alabanzas * en las puertas de la tro de vuestra heredad: * el mon­
hija de Sión. te de Sión, lugar de vuestra mo­
rada.
E n tr e A ño Levantad vuestras manos y
Ant. — ¡Cuán bondadoso es abatid para siempre las insolen­
Dios para Israel, para los que cias de vuestros enemigos. *
son de corazón recto ! ¡Cuántas maldades ha cometido
el enemigo en el santuario!
E n T iem po P a s c u a l ¡ Y cómo se han jactado en
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ medio de vuestra solemnidad *
luya. aquellos que os aborrecen!
En los Oficios de Fiesta y de O c ­ Han enarbolado sus estandartes
tava, la Capitula, el Responsorio bre­ en gran número, * sin saber lo
ve y la Oración, se dicen como en el
Propio o en el Común. que se hacían, en lo más alto y
Lo demás como en el Ordinario, en las salidas.
pág. 26.
Asim ism o han derribado y he­
cho astillas a golpes de hacha sus
SEXTA puertas, * como se hace con los
árboles en el bosque; con hachas
Todo como en el Ordinario, pág. 28,
excepto lo que sigue:
y azuelas las han derribado.
Pegaron fuego a vuestro San­
E n tre Año tuario; * han profanado el ta­
A nt.— Acordaos. bernáculo que Vos teníais sobre
la tierra.
En T ie m p o P ascu al Coligadas entre sí las gentes de
A nt.— A lelu ya . esa nación dijeron en su interior:
* Borrem os de sobre la tierra to­
Salmo 73, i 1 dos los días consagrados al culto
de Dios.
or qué, oh Dios, nos h a­ N osotros no vem os ninguno de
béis desechado para aquellos prodigios antes frecuen­
siempre? * ¿cómo se ha tes entre nosotros; * ya no hay
irritado vuestro furor contra las profeta, y el Señor no nos reco­
ovejas de vuestra dehesa? noce ya.

1. A fin de mover al Señor a piedad, el poeta sagrado expone en este


salmo el estado deplorable en que ha quedado todo el país (1-9) después de la
invasión violenta de que ha sido víctim a (4-6). Después de vehementes impreca­
ciones (10 -11), recuerda al Señor ¡as m aravillas que realizó en favor de
su pueblo escogido (12-14), y su dominio absoluto sobre toda la naturaleza
(15-17); que constituyen otras tantas manifestaciones de su infinito poder, que
el poeta suplica con gran insistencia se digne poner en obra de nuevo para
ayudar a los afligidos, y humillar el atrevimiento de sus adversarios (18-23).
Volved los ojos a vuestra alian­
za: * porque los hombres más
1-4 a stacuándo, oh Dios, nos ha oscuros de la tierra se han en­
de insultar el enemigo? * riquecido inicuamente con nues­
¿perpetuamente ha de blasfemar tros bienes.
nuestro adversario vuestro nom­ No tenga que retirarse cubierto
bre? de confusión el humilde; * el po­
¿For qué retraéis vuestra m a­ bre y el desvalido alabarán vues­
no? * ¿P or qué no sacáis del se­ tro nombre.
no vuestra diestra de una vez Levantaos, oh Dios, y juzgad
para siempre? vuestra causa; * tened presentes
M as D ios, que es nuestro R ey los ultrajes que recibís, los que
desde el principio de los siglos, * de continuo os está haciendo una
ha obrado la salvación en medio gente insensata.
de la tierra. No olvidéis las voces de vues­
Vos consolidasteis el mar con tros enemigos, * pues la soberbia
vuestra fortaleza; * Vos quebran­ de quienes os aborrecen va siem­
tasteis la cabeza de los dragones pre en aumento.
en medio de las aguas.
Vos apartasteis las cabezas E n tr e A ño
del dragón; * dísteislo por co­ Ant. — Acordaos, Señor, de
mida a los pueblos de la Etiopía. vuestra congregación que ha si­
Vos hicisteis brotar de los pe­ do vuestra posesión desde el
ñascos fuentes y arroyos; * Vos principio.
secasteis ríos caudalosos.
Vuestro es el día y vuestra es E n T iem po P a sc u a l
la noche; * Vos habéis formado
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
la aurora y el sol.
luya.
Vos habéis establecido todos En los Oficios de Fiesta y de O c ­
los términos de la tie rra : * e tava, la Capitula, el Responsorio bre­
verano y el invierno Vos los ha­ ve y la Oración, se dicen como en el
Propio o en el Común.
béis formado. Lo demás como en el Ordinario,
gina 29.
Salm o 73, n i
^ de esto: que el ene­
cordáos NONA
migo ha ultrajado al Señor, Todo como en el Ordinario, pág. 31,
* y que un pueblo insensato ha excepto lo que sigue:
blasfemado vuestro nombre.
E n t r e A ño
No entreguéis en poder de esas
fieras las alm as que os confiesan A n t.— Hemos invocado.
y adoran1', * y no olvidéis para
E n T ie m po P ascu al
siempre las almas de vuestros po­
bres. Ant.— Aleluya.

1. Con esta oración santa Clara consiguió la victoria de sus enemigos.


Y yo abatiré todo el orgullo de
los pecadores, * y haré que los
s alabaremos, oh D ios; * justos levanten cabeza.
alabaremos e invocare­
mos vuestro nombre. Salmo 75, i 2
Publicaremos vuestras m aravi­
llas; * cuando llegue mi tiempo, n i o s es conocido en la Judea;
yo juzgaré con justicia todas las * en Israel es grande s
nombre.
cosas.
Se derretirá la tierra con todos F ijó su habitación en la Paz,
sus habitantes; * yo fui quien * y su morada en Sión.
dió firmeza a sus columnas. A llí rompió las saetas y los ar­
D ije a los m alvados: N o que­ cos, * los escudos, las espadas, y
ráis cometer más la m aldad; * y puso fin a la guerra.
a los pecadores: N o os engriáis Una luz admirable habéis he­
ponderando vuestro poder. cho brillar desde los montes
No levantéis en alto vuestras eternos: * aterrados han quedado
cabezas; * no profiráis blasfe­ todos los insensatos de corazón.
mias contra Dios. Durm ieron su sueño; * y to­
Porque ni por el Oriente, ni dos esos hombres opulentos se
por el Occidente, ni por los de­ encontraron sin nada, vacías sus
siertos montes podréis evadiros, manos.
A vuestra reprensión, oh Dios
* ya que D ios es el juez.
de Jacob, * aterrados quedaron
El abate a uno y ensalza a
otro; * porque el Señor tiene en los que m ontaban briosos caba­
la mano un cáliz de vino lleno de llos.
amarga mixtura. Salm o 75 , n
Y le hace pasar de uno a otro;
mas no por eso se han apurado 'JP e r r i b l e sois Vos, ¿ y quién
sus heces; * las han de beber to ­ podrá resistiros * cuando ex­
dos los pecadores de la tierra. plote vuestra ira?
Y o , empero, anunciaré y can­ D esde el cielo hicisteis oír
taré eternamente * las alabanzas vuestra sentencia; * tem bló la
al Dios de Jacob. tierra y quedó suspensa,

1. Este salmo es un diálogo entre el salmista y Dios. D espués de una breve


introducción (1-2), el salmista recibe del Señor el anuncio de que éste juzgará
la tierra (2-3); se sirve de este anuncio para exhortar a los malvados a que se
enmienden, y de esta suerte puedan librarse de las divinas venganzas (4-10).
En sentido esoiritual, puede aplicarse este salmo a las exhortaciones y amena­
zas que los apóstoles y los mártires dirigían a sus perseguidores, y que, según
san A gustín debemos dirigirnos a nosotros mismos, para evitar el pecado y
perseverar en el bien.
2. Por medio de este salmo, el poeta sagrado canta la gloriosa victoria del
pueblo de Israel sobre su enemigo poderoso, debida exclusivam ente al favor
del cielo. En sentido espiritual es el himno triun fal de Jesús sobre el infierno,
de la Iglesia sobre sus perseguidores, y del alma sobre los enemigos de su eterna
salvación. Desde el lugar en que Jesús tiene su morada, nos da la paz, sojuzga
a sus enemigos, y nadie puede resistir a su poder.
A l levantarse Dios a juicio *
para salvar a todos los desgra­ A n t.— ¡Cuán bueno es, * cuán
ciados de la tierra.
delicioso, vivir unidos los her­
El hombre que esto piense os
manos!
alabará, * y en consecuencia de
estas meditaciones, celebrará fies­ E n T ie m p o P a s c u a l

tas en honor vuestro. Ant. — Aleluya, aleluya, ale­


O freced y cumplid votos al luya.
Señor D ios vuestro; * todos vos­
otros los que estáis a su alrede­ Salmo 1321
dor le presentaréis dones •
Al D ios terrible, al que quita ir a d cuán bueno es * y
el aliento de los príncipes, * al cuán delicioso vivir jun­
terrible para los reyes de la tos los hermanos.
tierra. Es como perfume derramado
en la cabeza, * que baja por las
E n tr e A ño barbas de Aarón;
Que se corre hasta la orla de
A n t.— H em os invocado, Señor,
su vestido, * como el rocío del
vuestro nom bre; hemos publica­
Hermón, que llega hasta la mon­
do vuestras maravillas.
taña de Sión.
E n T ie m p o P a s c u a l Porque allí envió el Señor la
bendición * y la vida para siem­
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ pre.
luya. Ant. — ¡Cuán bueno es, *
En los Oficios de Fiesta y de O cta­ cuán delicioso, vivir unidos los
va, la Capitula, el Responsorio breve y herm anos!
la Oración, se dicen como en el Propio
o en el Común. A n t.— Alabad al Señor, * por­
Lo demás como en el Ordinario, que su misericordia es eterna.
pág. 32.

Salmo 135, i 2

VISPERAS A al Señor, porque es


la b a d
bueno, * porque su m iseri­
Todo como en el Ordinario, pág. 34,
excepto lo que sigue: cordia es eterna.

1. E s un salmo sapiencial en el que el poeta inspirado canta, mediante


tres comparaciones muy propias, las dulzuras, bellezas y beneficios de una f a ­
milia de hermanos que saben vivir juntamente en armenia de sentimientos y en
comunidad de intereses. Este tema indujo muy pronto a que fuese adoptado
como uno de los cánticos delas ascensiones, para uso de losperegrinos israe
litas, los cuales en ninguna otra parte del mundo se sentían tan íntimamente
unidos fraternalm ente y en fam ilia como en Jerusalén, y en el Templo de
Jehová, padre de todos.
2. Contiene una alabanza a Jehová creador del universo (1-9), libertador de
su pueblo escogido (10-24), y padre bondadoso de toda criatura. E s un himno
litúrgico, y su forma letánica nos dice que más que ningún otro salmo era
cantado en el Tem plo por el coro de sacerdotes o levitas y por todo el pueblo.
Los primeros proferían cada una de las invocaciones, a las cuales contestaba
todo el pueblo: porque su misericordia es eterna.
Alabad al Dios de los dioses, medio de él, * porque su miseri­
* porque su misericordia es eter­ cordia es eterna.
na. Y precipitó a Faraón y a su
Alabad al Señor de los seño­ (jército en el M ar R o jo, * por­
res, * porque su misericordia es que su misericordia es eterna.
eterna. A l que condujo a su pueblo
Al único que obra grandes pro­ por el desierto, * porque su mi­
digios, * porque su misericordia sericordia es eterna.
es eterna. A l que derrotó a reyes pode­
A l que hizo los cielos con su rosos, * porque su misericordia
sabiduría, * porque su m isericor­ es eterna.
dia es eterna. Y m ató a reyes valientes, *
Al que afianzó la tierra sobre porque su m isericordia es eterna.
las aguas, * porque su m isericor­ A Sehón, rey de los Amorreos,
dia es eterna. * porque su misericordia es
Al que hizo los grandes lum i­ eterna.
nares, * porque su misericordia Y a Og, rey de Basán, * por­
es eterna. que su m isericordia es eterna.
El sol para que presida el día: Y dió sus tierras en herencia,
* porque su misericordia es * porque su m isericordia es
eterna. eterna.
La luna y las estrellas para En herencia a Israel siervo su­
que presidan la noche: * porque yo, * porque su m isericordia es
su misericordia es eterna. eterna.
A n t.— Alabad al Señor, porque E l en nuestro abatim iento se
su misericordia es eterna. acordó de nosotros, * porque su
A n t.— Alabad al Señor, * por­ m isericordia es eterna.
que en nuestra desgracia se acor­ Y nos libró de nuestros enemi­
dó de nosotros. gos, * porque su m isericordia es
eterna.
Salmo 135, n
E l da alim ento a toda carne,
A l que hirió al Egipto en sus * porque su m isericordia es
primogénitos, * porque su eterna.
misericordia es eterna. Alabad al D ios del cielo, * por­
A i que sacó a Israel de entre que su m isericordia es eterna.
ellos, * porque su m isericordia Alabad al Señor de los seño­
es eterna. res, * porque su m isericordia es
Con mano poderosa y brazo le­ eterna.
vantado, * porque su m isericordia A n t.— A labad al Señor, porque
es eterna. en nuestra desgracia se acordó
A l que dividió el M ar R o jo de nosotros.
en dos partes, * porque su m ise­ A nt. — Péguese mi lengua al
ricordia es eterna. paladar, * si me olvidare de ti,
E hizo pasar a Israel por en Jerusalén.
paladar, si me olvidare de ti, Je­
rusalén.
un to a los ríos de Babilonia,

J Ant.— Alabaré, * Señor, vues­


allí nos sentábamos y aun llo­ tro nombre a causa de vuestra
rábamos, * al acordarnos de misericordia y fidelidad.
Sión.
En los sauces que hay en ella Salmo I3 72
* colgamos nuestras arpas.
Y los que allí nos habían lle­ Q s alabaré, Señor, con todo
vado cautivos, * nos pedían que mi corazón, * porque ha­
cantásemos. béis escuchado las palabras de
Y los que nos habían desola- I mi boca.
do, decíannos: * Cantadnos al­ En presencia de los ángeles
gunos himnos de Sión. himnos os cantaré; * os adoraré
¿Cóm o cantaremos los cánticos en vuestro santo templo y cele­
del Señor * en tierra extranjera? braré vuestro nombre.
Si me olvidare de ti, Jerusa­ Por vuestra misericordia y
lén, * olvidada sea mi diestra. vuestra verdad, * porque habéis
Péguese mi lengua al paladar, engrandecido sobre todas las co­
* si de ti no me acordare. sas vuestro santo nombre.
Si no ensalzare a Jerusalén, * Siempre que os invocare, oíd­
como principio de mi alegría. me benigno; * así haréis crecer
Acordaos, Señor, de los hijos la fortaleza de mi alma.
de Edom , * quienes en el día de Que os alaben, Señor, todos
la ruina de Jerusalén, los reyes de la tierra, * porque
D ecían : aniquiladla, aniquilad­ han oído todas las palabras de
la * hasta sus cimientos. vuestra boca.
¡H ija de Babilonia, desgracia­ Y celebren los designios del
da! * D ichoso el que te diere Señor, * porque su gloria es
en pago todo el m al que nos grande.
has hecho. Porque excelso es el Señor y
D ichoso el que cogiere a tus atiende a los humildes, * mas a
pequeñuelos, * y los estrellare los altivos míralos de lejos.
contra una roca. Si me hallare en la tribula­
Ant. — Péguese mi lengua al ción, me daréis vida; * extende-

1. Su autor es probablemente un levita, uno de tantos cautivos de B abi­


lonia, el cual vuelto a Jerusalén, recuerda las tristezas del destierro (1-3) y el
amor que él y los suyos conservaban hacia la ciudad santa (4-6), y pide a
Jehová venganza contra los que la arruinaron (7-9). Literariam ente, por sus
conceptos sencillos, claros y admirablemente expresados, por la concisión y
sobriedad de su estilo, por el colorido de sus imágenes, el presente salmo cons­
tituye una de las obras maestras de la poesía hebraica.
2. D avid fu e durante toda su vida un rey luchador. Triunfando finalmente
de todos sus enemigos, así de los infiernos, como, principalmente, de las na­
ciones vecinas, entonó a Jehová este cántico eucarístico. Alaba a Jehová por
las gracias de E l recibidas, debidas sobre todo a su bondad y fidelidad (1-3).
Invita a todos los reyes de la tierra a fin de que también alaben al Altísim o
(4-6), y ruega que continúe otorgándole su bondad en el porvenir (7-8).
réis vuestra mano contra el fu ­ I Haced que a ninguno de ellos
ror de mis enemigos; me salvará deprima la culpa, que a ninguno
vuestra diestra. engría la soberbia, que no des­
El Setlor cumplirá por mí. fallezca el alma abatida, que no
Vuestra misericordia. Señor, es sucumba el alma elevada por
eterna; * no desechéis las obras vuestra gracia.
de vuestras manos. Concedédnoslo, oh Padre m i­
Ant.— Alabaré, Señor, vuestro sericordiosísimo, y Vos, el Uni­
nombre a causa de vuestra m ise­ génito igual al Padre, que, con
ricordia y fidelidad. el Espíritu consolador, vivís y
reináis por todos los siglos.
E n T iem po P a s c u a l
Amén.
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ y. Ascienda, Señor, mi ora­
luya. ción hacia Vos.
1^. Com o el olor del incien­
so ante vuestra presencia.
Capitula I I Cor., 1, 3-4
Ant. del M agníf.— D ios desple­
D sea Dios, Padre de
e n d ito gó * el poder de su brazo: deshi­
nuestro Señor Jesucristo, zo a los que se engreían en los
Padre de misericordias y D ios planes de su corazón.
de toda consolación, el cual nos En los Oficios de F iesta y de O cta­
va, la Capitula, el Him no, la A n tífo ­
consuela en todas nuestras aflic­ na del B en edictu s y la Oración, se di­
ciones. cen como en el Propio o en el Común.
Lo1 demás como en el Ordinario,
pág. 38.
Himno

/^ h Dios todopoderoso, que COMPLETAS


dejasteis en el seno de las
aguas a parte de los seres naci­ Todo como en el Ordinario, pág. 38,
excepto lo qu seigue:
dos en su fecundidad, y elevasteis
a los demás a la región del aire; F uera de T ie m p o P ascu al
R e t á i s a los unos sum ergi­ A n t.— M i amparo.
dos en las olas y sostenéis a los
otros elevados en la atm ósfera, E n T ie m p o P a s c u a l
para que, salidos de un mismo A n t.— A leluya.
origen, ocupen regiones distin­
tas. Salm o 6 9 1
Haced que vuestros humildes
siervos purificados por el baño ios mío, atended a mi so­
de vuestra Sangre, no conozcan corro; * Señor, ayudad­
las caídas del pecado ni sus m or­ me prontam ente.
tales angustias. Corridos y avergonzados * que-

1. L a brevísima y ardiente plegaria que el Profeta D avid dirige a Dios


con el ñn de pedirle un pronto socorro contra todo9 sus enemigos espirituales,
den los que me persiguen de manos del pecador, * de las
muerte. manos del prevaricador y del ini­
Arrédrense y confúndanse * cuo.
los que se complacen en mis ma­ Pues sois Vos, Señor, mi es­
les. peranza; * Vos, Señor, mi segu­
Sean puestos en vergonzosa ridad desde mi juventud.
fuga * los que me dicen insul­ En Vos me he apoyado desde
tándome: ¡D ale! ¡D ale! el vientre de mi madre; * des­
R egocíjense y alégrense en de que estaba en sus entrañas
Vos todos los que os buscan, * fuisteis Vos mi protector.
y digan sin cesar los que aman Para Vos son siempre mis cán­
vuestra salvación: Engrandecido ticos. * Como un prodigio soy
sea el Señor. mirado de muchos; mas Vos sois
Y o , empero, menesteroso soy mi poderoso defensor.
y pobre; * ayudadme, Dios mío. Rebose mi lengua* de vuestros
M i amparo y mi libertador loores, * para que cante todo el
sois V os; * oh Señor, no os de­ día vuestra gloria y vuestra
tengáis. grandeza.
No me abandonéis en el tiem­
Salm o 70, i 1
po de la vejez; * cuando me fal­
p n Vos, Señor, tengo puesta mi ten las fuerzas, no me desampa­
esperanza; no sea yo confun­ réis Vos.
dido eternamente. * Libradme en Pues mis enemigos prorrumpen
vuestra justicia y sacadme del en dicterios contra mí, * y se
peligro. han juntado en consejo los que
Prestad oídos a mis súplicas, * estaban acechando mi vida,
v salvadme. Diciendo: Dios le ha desam­
Sed para m í un D ios protector parado; * corred tras él, y pren­
y un asilo seguro, * para poner­ dedle que ya no hay quien le
me en salvo. liberte.
Porque Vos sois mi fortaleza Oh Dios, no os alejéis m í;
* y también sois mi refugio. * Dios mío, acudid presto a mi
Libradm e, D ios mío, de las socorro.

la hallamos con muy insignificantes variaciones en los versículos 14-18 del salmo
cuarenta. E l primer verso de este salmo constituye el ferviente y confiado
grito que la santa Iglesia pone en labios de sus hijos, para implorar con él el
auxilio del cielo, antes que den principio al rezo del Oficio divino.
1. Creemos que este salmo es obra de uno de los desterrados en la primera
deportación de Babilonia (597 a. C .), el cual, tomando gran número de expresio­
nes y aun versos de otros salmos davídicos, habla en nombre de todo el
pueblo, y expresa admirablemente los sentimientos de profunda confianza hacia
Jehová. que sentía en su terrible y largo destierro. E l poeta sagrado no
desarrolla su tema según un plan preconcebido como en otros muchos salmos.
El pueblo de Israel personificado en el salmista abre su corazón ante
Dios, alternando los sentimientos de confianza con una ferviente plegaria y
con actos de alabanza y acciones de gracias que le son debidos a causa de
su soberana excelencia y de su infinita bondad.
Salmo 70, n ¡Cuántas y qué acerbas tribu­

£2 o r r id o s queden y perezcan
los que calumnian mi perso­
laciones me habéis hecho probar!
Y vuelto a mí, me habéis hecho
revivir, * y nuevam ente me ha­
na; * cubiertos sean de c o n fu ­ béis sacado de los abismos de la
sión y vergüenza los que p ro cu ­ tierra.
ran mi daño.
D e mil maneras habéis dado
Mas yo siempre esperaré, * y a conocer la m agnificencia de
os repetiré siempre nuevas ala­ vuestra gloria; * y vuelto a mí
banzas.
me habéis consolado.
Mi boca predicará vuestra
T or esto tam bién yo celebra­
justicia * y vuestra salud todo
ré con instrum entos músicos
el día.
vuestra verdad; * salmos os can­
Como yo no entiendo de lite­
taré con la cítara, oh D ios santo
ratura, me internaré en la con­
de Israel.
sideración de las obras del Se­
D e júbilo rebosarán mis la­
ñor; * sólo de vuestra justicia,
bios al cantar vuestras alabanzas,
Señor, haré yo memoria.
* y tam bién el alm a m ía que
Vos, oh Dios, fuisteis mi m aes­
habéis redimido.
tro desde mi tierna edad; * y yo
T o d o el día se ocupará mi al­
publicaré vuestra^ m aravillas has­
ma en hablar de vuestra justi­
ta ahora.
cia: * cuando se vean llenos de
Y Vos, ni en mi vejez ni en
vergüenza y de confusión los que
mi decrepitud, * oh D ios, no me
mi m al procuran.
desamparéis.
A n t.— M i am paro y mi liberta­
Hasta que anuncie el poder
dor, sed Vos, oh Señor.
de vuestro brazo, * a toda la ge­
neración que ha de venir.
Vuestro poder y vuestra ju s­ E n T ie m p o P ascu al

ticia, oh Dios, más sublimes que A nt. — A leluya, aleluya, ale-


los cielos, y las cosas grandes que uya.
habéis hecho. * ¿Quién, oh D ios
Lo demás como en el Ordinario,
mío, sem ejante a Vos? pág. 39.
f e r i a s e x t a

MAITINES Purificad nuestro cuerpo, en­


Todo como en el Ordinario, pág. 2,
fervorizad nuestra alma; que
excepto lo que sigue: nunca entibie nuestros corazo­
Invitatorio. — A l Señor, Dios nes el contagio del pecado.
nuestro, * Venid, adorémosle. Os rogamos, oh Jesucristo, R e ­
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ dentor nuestro, que llenéis nues­
nos, pag. 3. tro espíritu de vuestra luz, para
evitam os toda caída mortal en
Himno el decurso de nuestros días.
Concedédnoslo, oh Padre m i­
( ~ ) h divina Unidad en tres per­ sericordiosísimo, y Vos, el U ni­
sonas que con vuestro po­ génito igual al Padre, que, con
der regís el Universo, escuchad el Espíritu consolador, reináis
nuestros cantos de alabanza, que por todos los siglos. Amén.
al despertar os ofrecemos devo­
tamente.
Abandonamos el lecho, duran­ I NOCTURNO
te la tranquila y silenciosa noche,
para im plorar de vuestra bondad F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l

clemente, el remedio de todos


A n tj— El Señor estableció *
nuestros males.
alianza con Jacob, y dió ley a
Señor, por el poder de vues­
Israel.
tra gracia, purificadnos desde el
cielo de cuánto hayamos peca­ E n T ie m p o P a s c u a l
do durante las horas noctur­
nas inspirados por las astucias A nt.— Aleluya, * aleluya, ale­
del demonio. luya.
scu ch a, pueblo mío, mi T os hijos de E fraim , diestros
L ey; * y ten atentos tus en tender y disparar el arco,
oídos para percibir las * volvieron las espaldas en el día
palabras de mi boca. del combate.
La abriré profiriendo parábo­ H abían faltado al pacto con
las; * diré cosas recónditas des­ D ios, * y no habían querido se­
de el principio del mundo. guir su Ley.
Las cuales las hemos oído y O lvidáronse de sus beneficios,
entendido; * y nos las contaron * y de las m aravillas que obró
ya nuestros padres. a vista de ellos.
No las ocultaron éstos a sus D elante de sus padres hizo
hijos; * ni a su posteridad. portentos en la tierra de Egipto,
Publicaron, sí, las glorias del * y en las llanuras de Tanis.
Señor, * y lo% prodigios y m ara­ R om pió la m ar por medio, y
villas que había hecho. los hizo pasar, * y contuvo las
El estableció alianza con J a ­ olas como en un montón.
cob, * y dió ley a Israel. Y los fué guiando de día por
Todo lo cual mandó a nuestros m edio de una nube, * y toda la
padres que lo hicieran conocer a noche con resplandor de fuego.
sus hijos, * para que lo sepan las E n el D esierto hendió una pe­
generaciones venideras. ña, * les dió para beber como
Los hijos que nacerán y crece­ un caudaloso río.
rán, * lo dirán también a sus hijos. Pues hizo brotar de una roca
A fin de que pongan en D ios caudales de agua * que corrieron
su esperanza, y no se olviden las a m anera de ríos.
obras de Dios, * y guarden con A n t.— D elante de sus padres
esmero sus mandamientos. obró D ios portentos en la tierra
Para que no sean como sus de Egipto.
padres, * generación perversa y A n t.— E l Señor abrió las puer­
rebelde. tas del cielo, * y les llovió el
Generación que nunca proce­ m aná para comer.
dió rectam ente, * ni guardó fi­
delidad a Dios. Salm o 7 7 , m
Ant. — E l Señor estableció
alianza con Jacob, y dió ley a p l l o s volvieron a pecar con­
Israel. tra él. * En aquel árido D e ­
A n t.— Delante de sus padres * sierto provocaron a ira al A ltí­
obró Dios portentos en la tierra sim o;
de Egipto. Pues tentaron a D ios en sus

1. Salmo didáctico de fecha m uy controvertible, en el cual A s a f se propone,


como dice él mismo en la introducción (5-8), cum plir con el precepto mosaico
de mantener vivo entre los israelitas el recuerdo de las glorias de Jehová, su
poder y bondad, al propio tiempo que la in gratitud e infidelidad de los israelitas.
corazones, * pidiendo manjares a pueblo, * acabando con lo más
medida de su gusto. florido de Israel.
Y hablaron mal de Dios, y di­ A n t.— El Señor abrió las puer­
jeron: * ¿Por ventura no podrá tas del cielo, y les llovió el ma­
Dios preparar una mesa en el ná para comer.
Desierto?
F uera de T ie m p o P ascu al
Porque él dió un golpe en la
peña, * y salieron aguas y se fo r­ EN LAS F IE S T A S DE N U E V E
maron torrentes caudalosos. L E C C IO N E S
¿Podrá también dar pan * y y . Hirió Dios la peña, y
preparar una mesa para su pue­ brotaron las aguas. I£. Y se fo r­
blo? maron torrentes caudalosos.
O yólo el Señor, e irritóse, * y
encendióse el fuego de su cólera E n T ie m p o P ascual

contra Jacob, y subió de punto EN LAS F IE S T A S DE NUEVE


su indignación contra Israel. L E C C IO N E S
Porque no creyeron a Dios, * Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
ni esperaron de él la salud. luya.
Siendo así que dió orden a las • Dios nos ha regenerad
nubes que tenían encima, * y por una viva esperanza, aleluya.
abrió las puertas del cielo. . Mediante la resurrección
Y les llovió el maná para co­ de Jesucristo de entre los m uer­
mer, * dándoles pan del cielo. tos, aleluya.
Fan de Angeles comió el hom­ Lo demás como en el Ordinario,
bre. * E nvióles víveres en abun­ pág. 7.
dancia.
Retiró del cielo al viento me­ II NOCTURNO
ridional, * y sustituyó con su
poder el Abrego. F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l

E hizo llover sobre ellos car­ A n t.— Dios es su auxiliador; *


nes en tanta abundancia como y el Excelso su redentor.
polvo, * y aves volátiles como
arenas del m ar: E n T ie m p o P a s c u a l

Aves que cayeron en medio Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­


de sus campamentos, * alrededor luya.
de sus tiendas.
Con lo que comieron y queda­ Salmo 77 , iv
ron ahitos y satisficieron su de­
seo; * y quedó cumplido su an­ pesar de todo esto pe­
tojo. caron nuevam ente, * y
Aun estaban con el m anjar en no dieron crédito a sus
la boca, * cuando la ira de Dios milagros.
descargó sobre ellos. Y así sus días desvaneciéron­
Y m ató a los más robustos del se como humo, * y acabáronse
muy presto Jos años de su vida. los Egipcios no pudiesen beber.
Cuando el Señor hacía en ellos Envió contra éstos todo género
mortandad; * entonces recurrían de moscas * que los consumiesen,
a él, y volvían en sí, y acudían y ranas que los corrompieran.
solícitos a buscarle. Entregó sus frutos al pulgón, *
Y acordándose que Dios es suy sus sudores a la langosta.
amparo, * y que el Dios Altísim o D estruyóles las viñas con gra­
era su redentor. nizo, * y los árboles con heladas.
Pero le amaron de boca, * y le Y exterminó con la piedra sus
mintieron con su lengua; ganados, * y abrasó con rayos
Pues su corazón no fué since­ todas sus posesiones.
ro para con él, * ni fueron fieles Descargó sobre ellos la cólera
a su alianza. su enojo, * la indignación, la
El Señor, empero, es m iseri­ ira y la tribulación, que les en­
cordioso, y Ies perdonaba sus pe­ vió por medio de ángeles malos.
tados, * ni acababa del todo con A brió ancho camino a su ira,
ellos. no perdonó sus vid as; * hasta
Contuvo muchísimas veces su sus jum entos envolvió en la mis­
indignación, * y no dió lugar a ma mortandad.
todo su enojo; H irió de m uerte a todos los
Haciéndose cargo que son car­ prim ogénitos del país de Egipto,
ne, * un soplo que sale y no * las prim icias de todos sus tra­
vuelve. bajos en los pabellones de Cam.
i Oh cuántas veces le irritaron Entonces sacó a los de su pue­
en el D esierto! * ¡cuántas le blo com o ovejas, * y guiólos co­
provocaron a ira en aquel erial! mo una grey por el desierto.
Y volvían de nuevo a tentar a
Y condújolos llenos de confian­
Dios, * y a exasperar al Santo
za, quitándoles todo tem or; *
de Israel.
mientras que a sus enemigos los
A n t.— D ios es su auxiliador, y
sepultó en el mar.
el Excelso su redentor.
Y los introdujo después en el
A n t.— Los libró * el Señor del
monte de su santificación; *
poder de los que les oprimían. monte que adquirió con el poder
de su diestra.
Salmo 7 7 , v A rro jó a las naciones ante
"M o se acordaron de lo que hi­ ellos, * dióles en suertes su tie­
zo * en el día aquel en que rra, dividida con la cuerda de
los rescató de las manos del ti­ medir.
rano; Y colocó las tribus de Israel
Cuando ostentó sus prodigios * en las habitaciones de aquellas
en Egipto, * y sus portentos en gentes.
los campos de Tánis; M as ellos tentaron y exaspera­
Cuando convirtió en sangre los ron al D ios A ltísim o, * y no guar­
ríos y demás aguas * para que daron sus mandam ientos,
Antes bien le volvieron las es­ Aquí en esa tierra que había
paldas, y se rebelaron; * seme­ asegurado por todos los siglos, *
jantes a sus padres, falsearon edificó su Santuario único y fuer­
como un arco torcido. te como asta de unicornio.
Incitáronle a ira en sus colla­ Y escogió a su siervo David,
dos, * y con el culto de los ído­ sacándole de entre los rebaños de
los le provocaron a celos. ovejas, * cuando las apacentaba
A n t.— Los libró el Señor del con sus crías.
poder de los que les oprimían. Para que pastorease a los hi­
A n t.— E l Señor * edificó su jos de Jacob, su siervo, * a Is­
santuario en la tierra. rael herencia suya.
Y los apacentó con la inocen­
Salm o 7 7 , v i cia de su corazón, * y los gober­
nó con la sabiduría o prudencia
/ ^ yólo D ios, y los despreció; de sus acciones.
* y redujo a la última hu­ Ant. — El Señor edificó su
millación a Israel. santuario en la tierra.
Y desechó el tabernáculo de F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l
Silo, * su tabernáculo donde
había m orado entre los hombres. EN L A S F IE S T A S DE N U E V E
L E C C IO N E S
Y la fuerza de ellos la entregó
a cautiverio; * toda su gloria la y . Eligió el Señor la tribu
puso en poder de los enemigos. de Judá. 1^. Al monte Sión, al
Y no haciendo ya caso de un cual amó.
pueblo que era su heredad, * le
E n T ie m p o P a s c u a l
entregó al filo de la espada.
E l fuego devoró sus jóvenes; E N L A S F I E S T A S D E N U E V 'E
L E C C IO N E S
* y sus vírgenes no fueron pla­
ñidas. Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
Perecieron a cuchillo sus sa­ luya.
cerdotes, * y nadie lloró sus viu ­ y . Dios resucitó a Cristo de
das. entre los muertos, aleluya. 1 $.
E hirió el Señor por la espalda A fin de que nuestra fe y espe­
a sus enem igos; * cubriólos de ranza estuviesen en Dios, ale­
oprobio sempiterno. luya.
Entonces despertó el Señor, a Lo demás como en el Ordinario,
pág. 8 .
ia m anera del que ha dormido;
* como un valiente guerrero re­
III NO CTUR NO
focilado con el vino.
Y desechó el tabernáculo de F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l
José; * y no eligió morar ya en
la tribu de Efraim . Ant.— Ayudadnos, * oh D ios,
Sólo que eligió la tribu de Ju- Salvador nuestro; y sed propicio
dá, * el monte Sión, al cual amó. a nuestros pecados.
E n T ie m p o P cuanto antes vuestras m isericor­
ascu al

dias en favor nuestro, * pues re­


A nt.— Aleluya, * aleluya, ale­ ducidos nos vemos a una ex­
luya. t trema miseria.
Ayudadnos, oh Dios Salvador
Salmo 78 1 nuestro; y libradnos, Señor, por
la gloria de vuestro nombre; * y
h Dios, entraron los gen­ por vuestro mismo nombre per­
tiles en vuestra heredad; donad nuestros pecados2.
vuestro santo templo han Para que no se diga entre los
profanado, * han puesto a Jerusa- gentiles: ¿D ónde está el D ios de
lén como una cabaña de horte­ ésos? * Brille entre las naciones
lano. y vean nuestros ojos:
Los cadáveres de vuestros L a venganza de la sangre de
siervos los han arrojado para vuestros siervos, que ha sido de-
pasto de las aves del cielo, * 11
amada, * y llegue a vuestro aca­
han dado las carnes de vuestros tamiento el gemido de los pre­
santos a las bestias de la tierra. sos.
Como agua han derramado la Según la grandeza de vuestro
sangre suya alrededor de Jeru- brazo, * preservad los hijos de los
salén; * sin que hubiese quien sentenciados a muerte.
los sepultase.
Y pagad, Señor, a nuestros v e ­
Somos el objeto de oprobio
cinos con males siete veces m a­
para con nuestros vecinos, * el
yores, * por las blasfem ias que
escarnio y la m ofa de nuestros
contra Vos han vom itado.
comarcanos.
¿H asta cuándo, Señor, esta­ Entre tanto nosotros, pueblo
réis siempre enojado? * ¿hasta vuestro y ovejas de vuestra grey,
* os cantaremos perpetuas ala­
cuándo arderá cual fuego vuestro
banzas.
celo?
D e generación en generación *
Descargad vuestra ira sobre las
naciones que no os conocen, * y publicaremos vuestras glorias.
sobre los reinos que no invocan Ant. — Ayudadnos, oh Dios,
vuestro nombre. Salvador nuestro, y sed propicio
Porque han asolado a Jacob, * a nuestros pecados.
y su morada han devastado. A n t.— Y o soy el Señor, * D ios
N o os acordéis de nuestras tuyo, oh Israel, que te saqué de
antiguas maldades, y anticipad ia tierra de Egipto.

1. E s un cántico doloroso (1-7) y una plegaria (8-13) compuestos como el


salmo 74, y según opinión casi universal de todos los intérpretes desde la época
patrística hasta nuestros días, con motivo de la cruel persecución de Antíoco
Epifanes (170-165 a. C.). En sentido espiritual expresa el llanto y las plegarias
de la Iglesia perseguida, o del alma cristiana combatida por las tentaciones
de los malignos espíritus.
2. Esta plegaria tan propia para aplacar al Señor, nos la recuerda y
propone repetidas veces la sagrada liturgia durante la Cuaresma.
tuyo, que te saqué de la tierra
de Egipto; * abre bien tu boca,
A alabando a Dios
le g r é m o n o s ,
que yo te saciaré plenamente.
nuestro protector, * cele­ Pero mi pueblo no quiso escu­
brad con júbilo al Dios de Ja­ char la voz m ía; * los hijos de
cob. Istael no quisieron obedecerme.
Entonad salmos, dejad oír el
Y así los abandoné, dejándolos
tímpano, * el salterio armonioso
ir en pos de los deseos de su co­
y la cítara. razón, * y seguir sus devaneos.
Tocad las trompetas en el N o­
¡Ah, si mi pueblo me hubiese
vilunio, * en el gran día de vues­ oído, * si hubiesen seguido los
tra solemnidad.
hijos de Israel por mis caminos!
Pues es un precepto dado a
Como quien no hace nada, hu­
Israel, * y un rito instituido por
biera yo seguramente humillado a
el Dios de Jacob.
mis enemigos, * y descargado mi
Im púsolo para que sirviese de
mano sobre sus perseguidores.
memoria a los descendientes de Pero, enemigos del Señor, le
José al salir de la tierra de Egip­
faltaron a la promesa, * y el tiem ­
to, * cuando oyeron una lengua
po de ellos será eterno.
que no entendían.
Con todo, los sustentó con
Libertó sus hombros de las
riquísimo trigo, * y saciólos con
cargas; * y sus manos de las es­
la miel que destilaban las peñas.
puertas con que servían en las A n t.— Y o soy el Señor, Dios
obras.
tuyo, oh Israel, que te saqué de
En la tribulación me invocaste,
la tierra de Egipto.
y yo te libré; * te oí benigno en
A n t.— No os calléis, oh Dios,
la oscuridad de la torm enta; hi­
* porque vuestros enemigos han
ce prueba de ti junto a las aguas levantado cabeza.
de la contradicción.
Escucha, pueblo mío, y yo te
Salmo 822
instruiré. * Oh Israel, si quieres
obedecerme, no ha de haber en tu u ié n hay, oh Dios, seme­
distrito dios nuevo; no adorarás Qjante a Vos? * No os ca­
a dioses ajenos. lléis ni os contengáis más, Dios
Porque yo soy el Señor, Dios mío.

1. Leyendo este salmo parece que vemos a A s a f, en el Templo de Sión, en


medio de una m ultitud de pueblo que ha subido para celebrar la fiesta de los
Tabernáculos, dirigiendo la palabra a las multitudes para invitarlas a que so­
lemnizaran de una manera digna de Jehová aquella fiesta (2-3), y en confor­
midad con la voluntad expresa por El m anifestada a Israel durante su pere­
grinación por el desierto (4-6). De súbito oye una voz misteriosa de alguno que
no conoce aún. E s la voz de Jehová que toma motivo de aquella gran
festividad para recordar a Israel algunos de los beneficios a él otorgados
en otros tiempos ( 6 -8 ), proponerle la ley fundamental de todo el Decálogo
(9-11), reprender sus infidelidades (12 -13), e invitarle a cambiar de conducta
si quiere vencer a sus enemigos y gozar de prosperidad (14 -17).
2. A n te la conjura de pueblos vecinos coligados con el fin de exterm inar
al pueblo de Israel, A s a f se dirige a Dios por medio del presente salmo, dolién-
Y a veis qué ruido meten vues­ selva, * cual llama que devora
tros enemigos; * y cómo levan­ los montes.
taron cabeza los que os aborre­ Perseguidlos así con vuestra
cen. tempestad, * y aterradlos con
Contra vuestro pueblo han vuestra ira.
urdido malvados designios, * y Cubrid sus rostros de ignomi­
han maquinado contra vuestros nia, * para que así busquen vues­
santos. tro nombre.
Venid, dijeron, y borremos esa Avergüéncense, y sean contur­
gente de la lista de las naciones, bados para siem pre; * queden
* y no quede más memoria del corridos y perezcan.
nombre de Israel. Y conozcan que vuestro nom­
Por esto unánimemente se han bre es Señor, * y que Vos sois el
coligado, * todos a una se han único Altísim o sobre toda la tie­
confederado contra Vos los pa­ rra.
bellones de los Idumeos y de los A n t.— N o os calléis; oh Dios,
Ismaelitas, porque vuestros enemigos han le­
M oab y los Agarenos, Gebal y vantado cabeza.
Ammón y Am alee, * los F ilis­
teos con los Tirios. E n el O f ic io F e r ia l y en
Unióse tam bién con ellos el las F ie s t a s fu era de T ie m p o
Asirio, * e hízose auxiliador de P ascu al
los hijos de Lot.
Haced con ellos como con los y. Conozcan que vuestro
Madianitas y con Sisará, * lo nombre es Señor.
mismo que con Jabín en el to- 1^. Vos sois el único oltísi-
riente de Cisón. mo sobre toda la tierra:
Perecieron ellos en Endor; *
vinieron a parar en ser estiércol D urante el A d v ie n t o
para la tierra.
T ratad a sus caudillos como a y . — Enviad, Señor, al Cordero
Oreb y a Z eb; * y como a Ze- dominador de la tierra.
bee y a Salmana. I£. D esde la Peña del desier­
A todos sus príncipes que han to al monte de la h ija de Sión.
dicho: * apoderémonos del San­
tuario de D ios como heredad que D urante la C u aresm a
nos pertenece.
Agitadlos, oh Dios mío, como y . Con sus alas te hará som­
a una rueda, * o como a la hoja­ bra.
rasca al soplo del viento. í£. Y debajo de sus plumas
Como fuego que abrasa una esperarás confiado.

dose ante E l del gran peligro que les amenaza (2-9), y pidiéndole que los
castigue de una manera ejemplar y decisiva (10-19). En sentido espiritual,
este salmo expresa la plegaria de la Iglesia, y de cada alma cristiana para
librarse de las conjuraciones de sus enemigos espirituales.
D urante el T ie m p o de P a s ió n Dios nuestro, y adoradle en su
y . Libradm e, Señor, de las
monte santo. 1
fauces del león. E n T ie m p o P a s c u a l
Y a mi debilidad de los
cuernos del unicornio. Ant. — Aleluya, * aleluya, ale­
luya. :
En T ie m p o P ascu al

Ant. — A leluya, aleluya, ale­ Salmo 981


luya. L Señor ha establecido su
E N 'L A S F I E S T A S DE] N U E V E reino; estremézcanse los
L E C C IO N E S pueblos. * Sentado está
y . D ios resucitó a su H ijo, sobre los querubines; conmué­
aleluya. vase la tierra.
1^. Y nos resucitará a nos­ El Señor en Sión es grande; *
otros por su virtud, aleluya. eievado está sobre todos los pue­
blos.
EN E L O F IC IO D E T R E S
L E C C IO N E S Alaben vuestro nombre grande,
porque es terrible y santo, * y
y . R esucitó el Señor verda­
el honor del rey está en amar la
deramente, aleluya.
1^. Y se apareció a Simón,
justicia.
Leyes justísimas habéis esta­
aleluya.
blecido; * en Jacob habéis hecho
Lo demás como en el Ordinario,
pág. 9. juicio y justicia.
Ensalzad al Señor D ios nues-
iio , y adorad el estrado de sus
LAUDES
pies: * porque él es el Santo.
I Moisés y Aarón entre sus
sacerdotes, * y Samuel entre los
Én las F erias de entre A ñ o fuera de
las Semanas de Septuagésima, S ex a­
que invocan su nombre.
gésima y. Q uincuagésim a y de las V i ­ Ellos clamaban al Señor, y el
gilias comunes que ocurrieren, en las Señor les oía benigno; * hablá­
Ferias del Tiem po Pascual y en las
Fiestas que se han de celebrar en cual­ bales desde una columna de
quier tiempo del año. nube.
Todo como en el Ordinario, pág. 12,
excepto lo que sigue: Observaban sus mandamientos,
* y el fuero que les había dado.
E n t r e A ño
Vos, Señor Dios nuestro, aten­
Ant. — Ensalzad * al Señor díais a sus ruegos; * propicio

1. Jehová, R e y de Israel, es en este salmo proclamado R ey de toda la tierra.


Su reino tiene como base y fundamento su santidad infinita e inefable. Prueba
de este atributo de Jehová fueron aquellos grandes santos del A n tiguo T e sta­
mento que se nos recuerdan y proponen: Moisés, Aarón y Samuel. N o obstante
habéis sido sus amigos y confidentes, no les hablaba sino cubierto y rodeado de
una nube. A un q ue observaron con toda exactitud y escrupulosidad sus pre­
ceptos, con todo no dejó de hallar en ellos algunas transgresiones que castigó
con todo rigor.
Ies fuisteis, oh Dios, aun vengan­ * como tierra falta de agua, así
do todas las injusticias que os era mi alma para Vos.
hacían. Respondedme presto, oh Señor,
Ensalzad al Señor nuestro Dios, * que desmaya mi espíritu.
y adoradle en su santo monte; N o escondáis de mí vuestro
* porque el Señor Dios nuestro rostro, * y venga a ser como los
es el Santo por excelencia. que descienden a la tumba.
A n t.— Ensalzad al Señor Dios Hacedm e oír por la mañana
nuestro, y adoradle en su monte vuestra misericordia, * ya que en
santo. Vos he puesto mi esperanza.
A n t.— Libradme de mis enemi­ M ostradm e el camino que de­
gos, * Señor, que a Vos me acojo. bo seguir, * ya que hacia Vos he
levantado mi corazón.
Libradm e, oh Señor, de mis
Salmo 14 2 1
enemigos; a Vos me aco jo ; * en­
señadme a cumplir vuestra vo ­
Señor, escuchad benigno
luntad, pues sois mi Dios.
mi oración; prestad oídos
Vuestro buen espíritu me guíe a
a mi súplica, según la verdad de
la tierra de rectitud; * por vues-
vuestras prom esas; * oídme por
<.io nombre, Señor, daréisme la
vuestra misericordia.
vida, según vuestra justicia.
Y no entréis en juicio con
Sacaréis mi alma de la tribula­
vuestro siervo; * porque no apa­
ción, * y por vuestra misericordia
recerá justo delante de Vos nin­
disiparéis mis enemigos.
gún viviente.
Y destruiréis a cuantos tienen
Y a veis cómo ha perseguido el afligida mi alftia; * porque yo
enemigo mi alm a; * abatió hasta soy vuestro siervo.
el suelo la vida mía. A n t.— Libradm e de mis ene­
M e ha confinado en lugares te­ migos, Señor, que a Vos me
nebrosos, como los que murieron acojo.
hace ya un siglo; * mi espíritu A n t.— Habéis bendecido, * Se­
padece terribles angustias; está ñor, a vuestra tierra y perdona­
mi corazón en continua zozobra. do la iniquidad de vuestro pueblo.
Acordém e de los días antiguos,
medité en todas vuestras obras; Salm o 842
* ponderaba los efectos de vues­
tro poder. J-J a b é is bendecido, Señor, a
Extendí mis manos hacia Vos; vuestra tierra, * habéis sa-

1. E l salmista invoca a Jehová (1-2), le expone los motivos de su aflicción


(3-6), y le pide auxilio y misericordia (7-12). Por lo mismo que el contenido de
esta última parte es eminentemente moral, y que el perdón que implícitam ente pide
de sus culpas en la primera, así como la indicación indeterm inada que hace
en la segunda de sus enemigos y congojas, son fácilm ente explicables en sen­
tido metafórico, de ahí que justamente se ha dado el nombre de penitencial a
este salmo.
2. La alegría del pueblo de Israel al volver a la patria suspirada después
de 70 años de destierro babilónico, fué muy presto turbada por m ultitud de con­
caclo a Jacob de la cautividad. hallaron juntas; * la justicia y
Habéis perdonado la iniquidad la paz se dieron un abrazo.
de vuestro pueblo; * todos sus La verdad ha brotado de la
pecados habéis cubierto. tierra; * desde el cielo lo ha con­
Habéis aplacado completamen­ templado la justicia.
te vuestra cólera; * habéis cal­ El Señor derramará sus bene­
mado el furor de vuestra indig­ ficios; * nuestra tierra dará su
nación. fruto.
Convertidnos, oh D ios Salva­ Delante de él marchará la ju s­
dor nuestro, * y apartad de nos­ ticia, * preparando a sus pasos
otros vuestra ira. el camino.
¿Por ventura habéis de estar Ant. — Habéis bendecido, Se­
enojado contra nosotros para ñor, a vuestra tierra, y perdona­
Siempre? * ¿o habéis de prolon­ do la iniquidad de vuestro pueblo.
gar vuestra ira de generación en A n t.— En el Señor será justi­
generación? ficada * y alabada toda la des­
Volved a nosotros, oh Dios, y cendencia de Israel.
dadnos la vid a; * y vuestro pue­
blo se regocijará en Vos. Cántico de Isaías1
M ostradnos, Señor, vuestra Is., 45, 15-26
misericordia, * y dadnos vuestra
salud. W ERDADERAMENTE SOÍS Vos Un
Escucharé lo que el Señor Dios Dios escondido, * D ios de
hablará en mi interior, * pues Israel, el Salvador.
anunciará la paz a su pueblo. Confusos y avergonzados que­
Y a sus santos, * y a los quedaron todos los forjadores de los
se convierten de corazón. errores; * a una han sido cubier­
Así es que su salud estará cer­ tos de oprobio.
ca de los que le tem en; * y ha­ Israel ha sido salvado por el
bitará la gloria en nuestra tierra. Señor con salvación eterna; *
La m isericordia y la verdad se no seréis confundidos, ni tendréis

gojas y sufrim ientos: dominación extranjera, envidias y vejaciones de parte de


los pueblos vecinos, escasez en todo el territorio y otras mil vicisitudes. Fue en
estas circunstancias que, con acentos semejantes a los de los profetas, Ageo
y Zacarías, uno de los hijos de Coré decidió aportar con el presente salmo una
palabra de consuelo y esfuerzo a aquel pueblo abatido. E l poeta sagrado quiso
también probablemente que su salmo fuese con frecuencia repetido en las fu n ­
ciones litúrgicas del culto. U n a primera parte ( 2 -8 ) en la cual alternan dos can­
tores describiendo respectivamente la felicidad del tiempo pasado (2-4) y la miseria
del presente (5-7), y termina con una deprecación ( 8 ) de todo el pueblo,
acompañaba el acto del sacrificio. Después de éste, otros dos cantores se encarga­
ban de comunicar a la multitud el oráculo consolador de Jehová. E l Señor ha
escuchado la petición del pueblo. Pronto le concederá la restauración completa,
y vendrá la redención (9-10) con todos sus efectos saludables y benéficos (11-13 )
El salmo termina con una confirmación llena de esperanza y aclamada por todo
el pueblo (14).
1. Este pasaje forma parte integrante del magnífico discurso (Is., X L I V ,
29-45, 26) en que Isaías predice la bienhechora influencia de Ciro en la historia
del pueblo teocrático. El profeta pasa aquí rápidamente de la restauración de la
teocracia, después de la cautividad, a la futura conversión de los gentiles.
de qué avergonzaros nunca ja ­ Por mí mismo juré, de mi boca
más. salió palabra justísim a * y no
Porque esto dice el Señor será revocada.
Creador de los cielos, * el mismo Que ante mí se doblará toda
Dios que formó y conserva la rodilla, * y jurará toda lengua.
tierra, el que es su H acedor: D irán, pues, en el Señor, que
No en vano la creó, sino que mía es la justicia y el imperio. *
Ja hizo para que fuese habitada. A nte el Señor comparecerán y
* Y o el Señor, y no hay otro. quedarán confundidos todos los
No he hablado en oculto, * que se le oponen.
°¡i 'algún lugar tenebroso de la Y en el Señor será justificada
tierra. y alabada * toda la descenden­
No dije al linaje de Jacob: cia de Israel.
Buscadme inútilmente. * Y o el A n t.— En el Señor será justi­
Señor que enseño la justicia y ficada y alabada toda la descen-
predico la rectitud. cia de Israel.
Reunios y venid, y acercáos, Ant.— Alaba, * Jerusalén, al
* todos vosotros que habéis sa- Señor.
Mdo salvos de entre las naciones.
Son unos necios los que levan­ Salmo 14 71
tan una estatua de madera, *
entallada por ellos mismos,, y A labaal Señor, oh Jerusalén;
dirigen sus plegarias a un dios * alaba, oh Sión, a tu Dios.
que no les puede salvar. Porque él ha asegurado con
Hablad, y venid y consultad fuertes barras tus puertas; * ha
unos con otros. * ¿Quién anunció llenado de bendición a tus hijos
desde el principio estas cosas? que moran dentro de ti.
¿Quién desde entonces las pre­ H a establecido la paz en tu
dijo ya? * ¿P or ventura no soy territorio, * y te alim enta de la
yo el Señor? flor de harina.
¿A caso hiay o tro D ios que E l despacha sus órdenes a la
yo? * D ios justo y que salve tierra; * órdenes que se com uni­
no hay sino yo. can velocísim amente.
Convertios a mí, pueblos todos E l da la nieve como copos de
de la tierra, * y seréis salvos, iana; * esparce la escarcha co­
pues que yo soy Dios, y no mo ceniza.
hay otro que lo sea. E l despide el granizo en me-

1. E n e s t e s a lm o h a lla m o s u n a f e r v i e n t e i n v i t a c i ó n a d a r g r a c ia s a D io s
p o r lo s b e n e f ic io s h e c h o s a J e r u s a l é n . J e r u s a l é n e s i m a g e n d e l a I g le s ia d el
c ie l o , d e l a I g l e s i a d e l a t i e r r a , d e n u e s t r o s t e m p lo s c r i s t i a n o s , d e l a S a n t í s i m a
V i r g e n , d e c a d a a lm a u n id a c o n D i o s . L a p a l a b r a d e D i o s a l a q u e o b e d e c e n
lo s m is m o s e le m e n t o s d e l a n a t u r a l e z a , n o s h a s id o t a m b i é n c o m u n ic a d a en
f o r m a d e le y e s , d e c re to s y o tr a s t a n ta s r e g la s p ara n u e stro r é g im e n m o r a l,
c u l t u r a l y c iu d a d a n o . H a s id o e s t e u n b e n e f ic io e s p e c i a l í s i m o c o n e l c u a l el
S e ñ o r h a d i s t in g u i d o a s u p u e b lo p r e d i l e c t o , y p o r e l c u a l le d e b e m o s e t e r n a
g ra titu d .
nudos pedazos; * al rigor de su Luz sacrosanta! iluminad nues­
frío ¿quién resistirá? tras almas.
Despacha sus órdenes, y derri­ Permaneced en nuestras men­
te estas cosas; * hace soplar su tes alejando de ellas la noche del
viento, y fluyen las aguas. siglo; conservad puros nuestros
El anuncia su palabra a Jacob; espíritus hasta el fin de la vida.
* sus preceptos y ocultos juicios Que la fe, el primero de nues­
a Israel. tros bienes, arraigue en el co­
N o ha hecho otro tanto con razón; que la esperanza nos lle­
las demás naciones, * ni les ha ne de alegría, acompañada de la
m anifestado a ellas sus juicios. caridad, la mayor de las virtu­
Ant. — Alaba, Jerusalén, al des.
Señor. A Dios Padre sea la gloria, y
al H ijo su Unigénito, juntamen­
En T ie m p o P a scu al
te con el Espíritu Paráclito,
Ant. — A leluya, aleluya, ale­ ahora y por todos los siglos.
luya. Amén.
y . Desde la mañana, hemos
sido colmados de vuestras mise­
Capitula Rom ., 13, 12-13 ricordias. IJ. Nos han alegrado
y deleitado.
J a noche está ya m uy avanza­ Ant. del Bened.— Por las en­
da, y va a llegar el día. D e ­ trañas de misericordia * de nues­
jemos, pues, las obras de las ti­ tro Dios, de lo alto nos ha v i­
nieblas, y revistám onos de las ar­
sitado el Oriente.
mas de la luz. Andemos con de­ E n lo s O f ic io s d e F i e s t a y d e O c ­
cencia como se suele andar du­ t a v a , la C a p i t u l a , e l H im n o , l a A n t í ­
f o n a d e l B en ed ictu s y la O r a c i ó n , se
rante el día. d ic e n c o m o e n e l P r o p i o o e n e l C o m ú n .
Lo d em ás com o en el O r d in a r io ,
p á g . 16.
Himno

Q h Vos, gloria eterna del cie­


lo y feliz esperanza de los LAUDES
mortales, Unigénito del D ios to­
dopoderoso e H ijo de la castí­
II
sima V irg e n ! E n la s F e r i a s d e A d v i e n t o , y d e s d e
la F e r ia V I d e s p u é s d e la D o m in ic a d e
Tended la diestra a los que
S e p t u a g é s im a h a s ta la F e r ia I V de
se levantan hacia Vos; elevad S e m a n a S a n t a i n c l u s i v e , a s í c o m o e n la s
V ig ilia s com u n es fu e r a de T ie m p o
nuestras almas purificadas en la
P a s c u a l, cuan d o se c e le b ra O fic io d e
penitencia, para que dirijan fer­ F e r ia .
vientes acciones de gracias y
Todo com o en el O r d in a r io , pág. 12 ,
alabanzas a Dios.
e x c e p to lo que s ig u e :
Brilla ya la estrella matutina
anunciando al sol; al desaparecer A n t.— Un corazón contrito.
II E n la F e r ia V I a n te s d e la V i ­
las sombras de la noche, ¡oh g ilia d e la N a t iv id a d d e l S e ñ o r , y en
la F e r ia IV de Sem ana S a n ta , la s Su gloria cubrió los cielos, * y
A n t í f o n a s c o m o e n el P r o p i o d e T ie m p o .
la tierra está llena de sus ala­
Salmo SO banzas.
El resplandecerá como la luz;
( V éase pág. 59). * en sus manos tendrá un poder.
A n t.— Un corazón contrito y A llí estará escondida su forta­
humillado, oh Dios, no le des­ leza; * llevará delante de sí como
preciaréis. en triunfo la muerte.
A n t.— Por vuestro nombre. Y precederá sus pasos el dia­
blo; * paróse y midió la tierra.
Salmo 142 M iró y aniquiló naciones; *
desmenuzáronse los montes secu­
(V éa se pág. 19 4 ).
lares.
Ant. — Por vuestro nombre
Abajáronse los collados del
Señor, me daréis vida, según
mundo * al paso de su eternidad.
vuestra equidad.
H e visto las tiendas de E tio ­
Ant. — Oh Dios, volviéndoos
pía en aflicción; * tem blaban los
hacia nosotros.
pabellones de la tierra de Madián.
¿Os habéis irritado, Señor, con­
Salmo 84 tra los ríos? * ¿C ontra los ríos
(V é a se pág. 19 4 ). fué vuestro enojo? ¿o acaso os
Ant. — Oh D ios, volviéndoos indignasteis contra el mar?
hacia nosotros, nos daréis vida; Vos que montáis sobre vues­
y vuestro pueblo se gozará en tros caballos * y en cuya carro­
Vos. za está la salvación,
A n t.— Cuando os enojareis. Con denuedo tomaréis vuestro
arco; * conform e a los juram en­
Cántico de Habacuc1 tos que hicisteis a nuestras tri­
H ab., 3, 2-19 bus.
Hundisteis con ríos la tierra;
C eñor, oí vuestra palabra, y os vieron los montes y se estre­
quedé lleno de temor. ¡ Se­ m ecieron; * pasó el remolino de
ñor! aquella vuestra obra inefa­ las aguas.
ble, * olvidadla en medio de los D ió su voz el abism o; * alzó
tiempos. sus manos la profundidad.
En medio de los tiempos dadla El sol y la luna paráronse en
a conocer; * cuando os sintie­ su curso; * a la luz de vuestras
reis airado, acordaos de vuestra saetas anduvieron ellos, y al res­
misericordia. plandor de vuestra lanza relum ­
Vendrá Dios del Mediodía, * brante.
y el Santo del monte Farán. Con estruendo hollaréis la tie-

1. F r a g m e n t o e m in e n t e m e n t e p o é t ic o , u n o d e lo s m á s h e r m o s o s h im n o s d e
la B i b l i a . E n é l e x p o n e e l p r o f e t a , c o m o e n lo s c a p í t u l o s 1 y 2 d e s u li b r o ,
p e r o en f o r m a n u e v a , lo s j u i c i o s d i v i n o s q u e p e s a n s o b r e lo s im p ío s , y lo s
f a v o r e s c e le s t e s q u e c a e n en a b u n d a n c i a s o b r e e l p u e b lo p r i v i l e g i a d o .
rra, * y con vuestro furor deja­ El Señor D ios es mi fortaleza,
reis atónitas a las naciones. * y él me dará pies como de
Salisteis para salvar a vuestro ciervo.
pueblo; * para salvarlo con vues­ Y el vencedor me conducirá a
tro Cristo. las alturas, * cantando yo him­
Heristeis la cabeza de la casa nos en su alabanza.
del im pío; * descubristeis su ci­ A n t.— Cuando os enojareis, Se­
miento hasta el cuello. ñor, acordaos de vuestra miseri­
M aldijisteis sus cetros y a la cordia.
cabeza de sus guerreros, * que Ant. — Alaba, Sión.
venían como un torbellino para
destrozarme. Salmo 147
Era el regocijo de ellos * co­
(V é a se pág. 19 6 ).
mo de quien devora al pobre
Ant.— Alaba, Sión, a tu Dios,
secretamente.
que anuncia sus juicios a Israel.
H icisteis en el mar camino pa­
L a C a p i t u l a , H im n o , V e r s o y A n tí­
ra vuestros caballos, * en medio fo n a d e l B enedictus, c o m o e s t á in d i­
del cieno de muchas aguas. c a d o e n la p á g . 9 3 . L o d e m á s com o
en e l O r d in a r io , p á g . 12 .
Oí, y conmoviéronse mis entra­
ñas; * a la voz se estremecieron
mis labios. PRIMA
Entre la podredumbre en mis
T o d o c o m o e n el O r d i n a r i o , pág. 18 ,
huesos, * y consuma mis entra­ e x c e p t o lo q u e s i g u e :
ñas.
Con tal que pueda descansar E n tr e A ño
en el día de la tribulación, * y A n t.— No os apartéis de mí.
suba a reunirme con nuestro pue­
blo que está preparado. E n T iem po P a s c u a l
Porque la higuera no florece­ Ant.— Aleluya.
rá; * ni las viñas brotarán.
Faltará el fruto de la oliva; * Salmo 2 1, i 1
los campos no darán alimento.
A rrebatadas serán del aprisco
las ovejas, * y quedarán sin ga­
nados los pesebres.
Y o , empero, me regocijaré en amparado? * Los gritos de mis
el Señor, * y saltaré de gozo en pecados alejan de mí la salud.
Dios Jesús mío. Clam aré, oh Dios m ío, durante

1. “ E s t e m a g n ífic o p o em a e x p o n e p r im e r o lo s g r i t o s d e a n g u s t i a q u e , e n
m e d io d e l a m á s p r o f u n d a a f l i c c i ó n p r o fie r e u n a lm a a la q u e p a r e c e h a y a
D io s a b a n d o n a d o a p e s a r d e s u in o c e n c i a , y la s s ú p l i c a s q u e d i r i g e a l S e ñ o r
p ara a lc a n z a r su socorro ; lu e g o se tr a n s fo rm a en una a c c ió n de g ra c ia s
tr iu n fa n te , e n p r e v is ió n d e q u e le l i b r a r á D io s d e su ap u ro. E sto s g r ito s ,
e s t a s s ú p l i c a s , e s t a a c c i ó n d e g r a c i a s , s o n d e l m is m o M e s í a s e n p e r s o n a , q u e
p r e d ic e , e n u n l e n g u a j e d e in c o m p a r a b le b e l l e z a , p o r u n a p a r t e l a s h u m i l l a c i o n e s
y s u f r i m i e n t o s d e s u p a s i ó n ; y p o r o t r a , e l g lo r i o s o m i s t e r i o d e s u r e s u r r e c ­
el día, y no me oiréis; * de * y todos mis huesos se han des­
noche, y no por mi culpa. encajado.
Vos, sin embargo, moráis en el M i corazón está como una ce­
lugar santo, * entre las alabanzas ra, * derritiéndose dentro de
de Israel. mis entrañas.
En Vos esperaron nuestros pa­ M i verdor se ha secado, como
dres; * en Vos esperaron y los un vaso de barro cocido; * mi
librasteis. lengua se ha pegado al páladar;
A Vos clamaron, y fueron li­ y me vais conduciendo al polvo
brados; * en Vos confiaron, y no del sepulcro.
tuvieron por qué avergonzarse. Porque me veo cercado de una
M as yo, gusano soy y no hom­ multitud de perros; * me tiene
bre, * el oprobio de los hombres sitiado una turba de malignos.
y el desecho de la plebe. Horadaron mis manos y mis
Todos los que me ven me es­ pies; * contaron todos mis hue­
carnecen, * menean la cabeza y sos.
dicen en son de burla: Pusiéronse a m irarme, y a ob­
En el Señor esperaba, líbrele servarm e; * repartieron entre sí
él, * sálvele, ya que tanto le ama. mis vestidos, y sortearon mi tú ­
Mas sois Vos quien me sacó nica.
del seno m aterno; * Vos, mi es­ M as Vos, Señor, no difiráis el
peranza desde que estaba a los venir a socorrerm e; * atended a
pechos de mi madre. mi defensa.
En vuestros brazos fui arro ja­ Librad, oh D ios, mi vida de la
do * desde las entrañas de mi espada, * y mi alma de las ga­
madre; rras de los perros.
Desde el seno materno sois Vos Salvadm e de la boca del león;
mi D ios; * no os apartéis de * salvad de las astas de los uni­
mi. cornios mi pobre alma.
Porque se acerca la tribulación, Y o anunciaré vuestro nombre
* y no hay nadie que me socorra. a mis hermanos; * en medio de
la iglesia os alabaré.
Salmo 21, ii
Salmo 21, m
/ ^ ercado me han novillos en
gran número; * recios toros Q vosotros que tem éis al Se­
h
me han sitiado. ñor, alabadle; * glorificadle,
Abrieron su boca contra mí, vosotros, descendientes todos de
* como león que arrebata y ruge. Jacob.
M e he disuelto como agua Tém ale todo el linaje de Is-
c ió n . N o h a y l u g a r a d u d a e n e s t e p u n t o , p o r q u e e l m is m o J e s ú s , y sus
a p ó s to le s y e v a n g e lis ta s d e s p u é s d e E l, h a n a p lic a d o a s u v id a d o lo r o s a m u c h o s
t e x t o s d e e s t e s a lm o . L a r e a l i z a c i ó n d e t a l e s p r o f e c í a s h a s i d o d e u n a p r e c i s i ó n
t a n s o r p r e n d e n t e q u e C a s ia n o h a p o d id o d e c i r : “ P a r e c e s e r m á s b ie n l a h i s t o ­
r ia de h ech os pasados q u e u n a p r o fe c ía ” . ( F illió n ) .
xael, * porque no despreció ni lo s t r e s S a l m o s , se d ic e in m e d i a t a m e n t e
la s ig u ie n t e
desatendió la súplica del pobre.
A n t.— No os apartéis de mí,
Ni apartó de mí su rostro; *
Señor, porque se acerca la tribu­
antes así que clamé a él, luego
lación, y no hay nadie que me
me oyó.
socorra.
A Vos dirigiré mi alabanza en
la iglesia grande; * mis votos E n T ie m p o P ascu al
cumpliré en presencia de los que
os temen. Ant.— Aleluya, aleluya, ale­
Los pobres comerán y serán luya.
Lo dem ás com o en el O r d in a r io ,
saciados; y los que buscan al Se­ p á g . 20.
rior le cantarán alabanzas; * sus
corazones vivirán por los siglos
de los siglos. TERCIA
Se acordará y se convertirá al T o d o com o en el O r d in a r io , p á g . 2 5 ,
Señor * toda la extensión de la e x c e p t o lo q u e s i g u e :
tierra.
E n tr e A ño
Y se postrarán ante su acata­
miento * las fam ilias todas de las Ant.— M ostrad, Señor.
gentes.
E n T iem po P a sc u a l
Porque del Señor es el reino;
* y él ha de tener el imperio de Ant.— Aleluya.
ias naciones.
Comieron y le adoraron todos Salmo 79, i 1
los ricos de la tierra; * ante su
acatamiento se postrarán todos h Pastor de Israel! escu­
los mortales. chad, * Vos que apacen­
Y mi alma vivirá para él, * táis a José como una
y a él servirá mi descendencia. oveja.
Será contada como la del Se­ Vos que estáis sentado sobre
ñor la generación venidera, * y ios Querubes, * manifestaos de­
los cielos anunciarán la justicia lante de Efraím , de Benjam ín
de él al pueblo que ha de nacer, y de Manasés.
M ostrad vuestro poder, * y
formado por el Señor.
^ n id a salvarnos.
H C u a n d o e n L a u d e s se h u b ie r e r e ­
z a d o el S a l m o 5 0 , T ened piedad, a q u í Restauradnos, oh Dios, * m os­
se a ñ a d e e l S a l m o 9 8 , E l S eñ o r ha es­ tradnos vuestra faz y seremos
tablecido su reino, c o m o e s t á e n l a p á ­
g in a 1 9 3 . E n c a s o c o n t r a r i o , t e r m in a d o s salvos.

1. E s t e s a lm o recu erd a a m o ro s a m e n te a Jehová lo s d e b e r e s c o n s ig u ie n te s


al t it u l o d e p a s t o r d e I s r a e l q u e le e s p r o p io ( 2 - 4 ) , y le e x p o n e el p ro fu n d o
d o lo r e n q u e v i v e s u m e r g i d o g r a n p a r t e d e s u p u e b lo e s c o g i d o ( 5 - 8 ) . M e d i a n t e
la a l e g o r í a d e u n a v i d , a n t e s v i g o r o s a , c u a n d o J e h o v á t e n í a c u i d a d o d e e l la ,
y q u e m a d a y c o r ta d a a h o ra q u e la h a a b a n d o n a d o , se e s fu e r z a en in te r e s a r
su c o r a z ó n s i e m p r e p ia d o s o ( 9 - 1 6 ) ; y e c h a d a u n a i m p r e c a c i ó n c o n t r a lo s i n s ­
tr u m e n t o s h u m a n o s d e t a n t a d e s v e n t u r a , t e r m i n a s u p l i c a n d o a D i o s q u e p r o t e j a
a l p u e b lo por El e s c o g id o , hoy a r r e p e n tid o de su s p asadas d e s o b e d ie n c ia s ,
y le d e v u e l v a s u p r i m i t i v a p r o s p e r i d a d ( 1 7 - 2 0 ) .
¡Oh Señor Dios de los ejérci­ de el cielo, y ved y visitad esta
tos! * ¿hasta cuándo estaréis eno­ viña.
jado contra la oración de vuestro Hacedla, prosperar, ya que fué
siervo ? vuestra diestra quien la plantó; *
¿Hasta cuándo me habéis de echad una mirada sobre el hijo
alimentar con pan de lágrimas, * del hombre que escogisteis para
y me daréis a beber lágrimas en Vos.
abundancia? Fasto ha sido ella de las lia.
Nos pusisteis por blanco a mas y desarraigada; * por el ce­
nuestros vecinos; * y nuestros ño de vuestro semblante ellos pe­
enemigos hacen m ofa de nosotros. recerán.
Oh Dios de los ejércitos, ha­ Tiéndase vuestra mano sobre
cednos volver; * mostradnos el varón de vuestra diestra, * y
vuestro rostro y seremos salvos. sobre el hijo del hombre que es­
cogisteis para Vos.
Salmo 79, n Y no nos apartarem os más de
V os; nos vivificaréis, * y nosotros
'JT RASPLANTASTEIS de Egipto
invocarem os vuestro nombre.
vuestra viña; * arrojasteis de
Oh Dios de los ejércitos, vol­
aquí las naciones y la plantas­
ved hacia nosotros, * mostradnos
teis.
vuestro rostro y seremos salvos
Vos fuisteis delante de ellos
haciéndoles de guía en el camino;
* hicisteis que arraigasen sus ra í­ Salmo 8 I1
ces, y llenó la tierra.
Cubrió con su sombra los m on­ D r e s e n t e está
Dios en la re­
tes, * y sus sarmientos, los ce­ unión de los dioses; * y alli
dros altísimos. en medio de ellos juzga a los.
Hasta el m ar extendió sus tales dioses.
pámpanos, * y hasta el río sus ¿Hastia cuándo seguiréis juz­
vástagos. gando injustam ente, * y guarda­
¿Por qué, pues, habéis derri­ réis respetos humanos en favor
bado su cerca, * y dejáis que la de los pecadores?
vendimien cuantos pasan por el Haced justicia al necesitado y
camino? al huérfano, * atended la razón
Oh D ios de los ejércitos, v o l­ del abatido y del pobre.
ved hacia nosotros; * mirad des­ Defended al pobre, * y librad

1. L a c o r r u p c i ó n d e lo s m a g i s t r a d o s e n la a d m i n i s t r a c i ó n d e l a j u s t i c i a h a
c o n s t i t u i d o e n to d o s tie m p o s u n o d e lo s v i c i o s c a r a c t e r í s t i c o s d e lo s p u e b lo s
o r i e n t a l e s . C o n e l f in d e r e m e d i a r e s t e g r a n m a l , D i o s i n s p i r ó a A s a f e l p r e ­
s e n t e s a lm o . D i o s en p e r s o n a e s q u ie n h a b l a . A s a f le c o n te m p la e n v is ió n ,
p r e s id ie n d o u n a a s a m b le a d e a q u e l lo s j u e c e s i n i c u o s , r e p r e n d i é n d o l e s s e v e r a m e n t e
( 1 - 2 ) y r e c o r d á n d o le s lo s d e b e r e s d e s u c a r g o , p o r e l l o s c o n c u l c a d o s ( 3 - 4 ) . E x h o r ­
t a c i o n e s i n ú t i le s , in t e r r u m n e A s a f , y a q u e s o n j u e c e s , i g n o r a n t e s , s in c o n c i e n c i a ,
y la r u i n a d e la s o c ie d a d ( 5 ) . I n m e d i a t a m e n t e h a b l a D i o s o t r a v e z p a r a p r o ­
n u n c i a r c o n t r a e llo s s u s e n t e n c ia ( 6 - 7 ) ; y c o n c l u y e e l s a lm o c o n u n a d e p r e c a ­
c ió n d e A s a f , p a r a q u e D io s s e a e l j u e z d e l a t i e r r a ( 8 ) .
al desvalido de las manos del
pecador.
No tienen conocimiento, ni u i amables son vuestras
ciencia, andan entre tinieblas; * moradas, oh Señor de los
se han trastornado todos los ci­ ejércitos! * M i alma sus-
mientos de la tierra. pira y desfallece por estar en los
Y o dije: Vosotros sois dioses, atrios del Señor.
* e hijos todos del Altísimo. Mi corazón y mi cuerpo todo,
Pero habéis de morir como * exultaron en Dios vivo.
hombres, * y caeréis como cada Pues el pajarillo halló lugar
uno de los príncipes. donde guarecerse, * y la tórtola
Levantaos oh Dios, juzgad un nido donde poner sus pollue-
Vos la tierra; * ya que vuestras los.
son por herencia todas las na­ Vuestros altares, oh Señor de
ciones. los ejércitos, * oh rey mío y
Dios mío.
E n t r e A ño Bienaventurados, Señor, los
que habitan en vuestra ca sa : *
Ant.— M ostrad, Señor, vuestro
por los siglos de los siglos os
poder, y venid a salvarnos.
alabarán.
E n T ie m p o P a s c u a l Bienaventurado el hombre,
cuyo auxilio le viene de V os; *
A n t.— A leluya aleluya, ale­
que dispuso ascensiones en su
luya. corazón para elevarse hasta el
E n lo s O f i c i o s d e F i e s t a y d e O c t a ­
v a , la C a p i t u l a , e l R e s p o n s o r io b r e v e y
lugar que se propuso.
la O r a c i ó n , s e d i c e n c o m o e n el P r o p i o Pues le dará su bendición el
o en e l C o m ú n .
Lo dem ás com o en el O r d in a r io ,
legislador, y caminará de virtud
p ág. 26. en virtud, * y el Dios de los dio­
ses se dejará ver en Sión.

SEXTA
Salmo 83, n
Todo co m o en e l O r d in a r io , pág. 28,
e x c e p to lo q u e s i g u e : C eñor D ios de los ejércitos,
oíd mi oración; * escuchadla
E n tre A ño
atento, oh Dios de Jacob.
Ant.— Bienaventurados, Señor. Amparadnos, oh Dios protec­
tor nuestro; * y poned los ojos
E n T ie m p o P ascual en el rostro de vuestro Cristo.
Ant.— A leluya. Porque m ejor es un día en

1. H im n o lír ic o d e u n is r a e lit a e n a m o ra d o d e J e h o v á y d e s u T e m p lo (2 -5 ),
y fe liz p o r h a b e r c o n s e g u id o lle g a r e n p e r e g r in a c ió n a a q u e l lu g a r p o r e l c u a l
ta n t o h a b í a s u s p i r a d o . E l c o n t e n i d o d e e s t e s a lm o m a n i f i e s t a lo s m is m o s s e n t i ­
m ie n to s d e p i e d a d y d e v o c i ó n , e l m is m o a m o r a la n a t u r a le z a q u e e l s a lm o
42 -4 3 . E n s e n t i d o e s p i r i t u a l , p o d e m o s v e r e n e s t e s a lm o lo s s u s p i r o s d e l a lm a
deseosa d e l a c e l e s t i a l p a t r i a , lo s a n h e lo s d e la s a l m a s p ia d o s a s h a c i a Jesús
e u c a r ís tic o , in fin ita m e n te m is e r ic o r d io s o y g e n e r o s o e n f a v o r d e a q u e l lo s q u e !c
v is i t a n f r e c u e n t e m e n t e .
vuestros atrios * que m il fuera Llenos de gozo están, oh Sión,
de ellos. * todos cuantos en ti habitan.
Prefiero ser el último en la
casa de Dios, * a habitar en las E n e l O f ic io de u n a F ie s t a u
moradas de los impíos. O ctava
Porque Dios ama la m isericor­ A nt.— Bienaventurados, Señor,
dia y la verdad; * gracia y glo­ los que moran en vuestra casa.
ria dará el Señor.
No dejará sin bienes a los que E n T ie m po P a s c u a l
andan en la inocencia: * Señor A nt.— Aleluya, aleluya, ale­
de los ejércitos, bienaventurado luya.
el hombre que espera en Vos. E n lo s O f i c i o s d e F i e s t a y d e O c t a ­
v a , la C a p i t u l a , e l R e s p o n s o r i o b r e v e y
la O r a c ió n , se d ic e n c o m o e n el P ro p io
Salmo 861 o en el C o m ú n .
Lo dem ás com o en el O r d in a r io ,
p á g . 29.
C obre los m ontes santos está
Jerusalén fundada; * ama el
Señor las puertas de Sión más NONA
que todos los tabernáculos de
T o d o com o en el O r d in a r io , p á g . 3 1,
Jacob. e x c e p t o lo q u e s i g u e :
Gloriosas cosas se han dicho
de ti, * oh ciudad de Dios. E n tr e A ño
Y o haré memoria de Rahab y Ant. — L a m isericordia y la
de Babilonia * que tienen noti­ verdad.
cia de mí.
He aquí que los Filisteos, los E n T ie m p o P a s c u a l
de Tiro y el pueblo de los E tío ­ Ant.— Aleluya.
pes, * todos esos allí estarán.
No se dirá entonces de Sión: Salmo 88, i2
Hombres y más hombres han na­
cido en ella; * y el mismo A ltísi­ ^s misericordias del Señor
mo es quien la ha fundado. * cantaré eternam
E l Señor podrá contar en sus En todas las generacio­
listas de los pueblos y de los nes * mi boca anunciará vuestra
príncipes, * el número de los que verdad.
han morado en ella. Porque Vos habéis dicho: Eter-

1. E s u n h im n o a S i ó n , n o t a b le p o r s u l i r i s m o y p o r s u e s t i l o v i v o y c o n c is o .
E l s a l m i s t a , m e j o r d ir í a m o s e l p r o f e t a , q u e v iv í a , q u iz á e n tie m p o s d e E z e q u ía s ,
c a n t a la s g l o r i a s d e la c iu d a d d e S i ó n o d e J e r u s a lé n , e s p e c ia lm e n te la p r in c ip a l
e n t r e t o d a s , o s e a la q u e u n d ía h a b ía d e s e r l a m e t r ó p o l i d e t o d o s l o s p u e b lo s
a d o ra d o re s d e D io s . E s p o r lo m is m o una p r o f e c í a b ie n m a n i f i e s t a d e l a v o c a ­
c i ó n d e t o d o s lo s g e n t il e s a la I g l e s i a d e J e s u c r is to , la S ió n d e l N u e v o T e s t a ­
m e n to .
2. E l p o e t a s a g r a d o e s t u d ia e n e s t e s a lm o l a m a n e r a d e m o v e r e l c o r a z ó n
d e D i o s a m i s e r ic o r d ia , y l a h a l l a e n u n t í t u l o q u e p o d r í a m o s l l a m a r j u r í d i c o ,
e n u n d o c u m e n t o le g a l q u e c o m u n i c a a su p le g a r ia la a p a r ie n c ia d e q u e r e r
e x i g i r u n d e r e c h o , lo c u a l n o e s in d i g n o d e u n a c r i a t u r a p a r a c o n s u C r e a d o r ,
ñámente firme estará la miseri­ Vuestros son los cielos, y vues­
cordia en los cielos; * y en ellos tra es la tierra, Vos habéis fun­
se afianzará vuestra veracidad. dado el orbe de la tierra y cuan­
Tengo hecha alianza con mis to él contiene; * el aquilón y el
escogidos; he jurado a David, mar Vos los habéis creado.
siervo mío, diciendo: * Apoyaré E l Tabor y el Hermón exul­
eternamente tu descendencia. tarán en vuestro nombre. * Pode-
Y haré establecer vuestro tro­íoso es vuestro brazo.
no, * de generación en genera­ Afírm ese vuestra mano y en­
ción. salzada sea vuestra diestra; * la
Oh Señor, los cielos celebra­ justicia y la equidad son las ba­
rán vuestras m aravillas, * como ses de vuestro trono.
también vuestra verdad la con­ La misericordia y la verdad de­
gregación de los santos. lante de vuestro rostro. * Bien­
Porque, ¿quién hay en los aventurado el pueblo que sabe
cielos que pueda igualarse con alegrarse en Vos.
el Señor? * ¿quién entre los hi­ A la luz de vuestro rostro an­
jos de D ios es a él semejante? darán, oh Señor, vuestros hijos, y
A Dios, al cual ensalza y glo­ en vuestro nombre se regocijarán
rifica toda la corte de los santos; todo el día, * y en vuestra justi­
* grande y terrible sobre todos cia serán ensalzados.
los que asisten en torno de él. Porque Vos sois la gloria de
¿Quién como Vos, Señor Dios su fortaleza, * y por vuestra be­
de los ejércitos? * Poderoso sois, nevolencia nuestro valor será en­
Señor, y en tom o vuestro está salzado.
siempre la verdad. Y a que por suyos nos ha to­
Vos domináis la bravura del mado el Señor, * y el Santo de
mar, * Vos apaciguáis la bravura Israel nuestro Rey.
de sus olas.
Vos hum illasteis al soberbio Salmo 88, n
como a un herido de muerte; *
con la fuerza de vuestro brazo p n to n ce s h ablasteis en visión
dispersasteis a vuestros enemigos. I a vu estros santos, y les di-

s ie m p r e q u e é s t e t e n g a e n e llo e m p e ñ a d a s u p a l a b r a . A h o r a b ie n , e s t a p a l a b r a ,
D io s l a h a e m p e ñ a d o e n l a p r o m e s a h e c h a a D a v i d d e u n t r o n o e s t a b le y e t e r n o ,
y el s a l m i s t a s e d is p o n e a p o n e r l a d e r e l i e v e d e s d e lo s v e r s o s 4 y 5 d e su in tr o ­
d u c c ió n ( 2 - 5 ) . E x p u e s t a e s ta p ro m e sa co m o te m a d e to d o el s a lm o , s i g n e é s t e
d iv id i d o e n c u a t r o p a r t e s . L a p r i m e r a ( 6 - 1 9 ) e s u n h im n o d e a la b a n z a a la fid e ­
lid a d y o m n i p o t e n c i a d e J e h o v á . L a s e g u n d a p a r t e ( 2 0 -3 8 ) e s u n a a m p l i a c i ó n
p o é t ic a d e l a s o b r e d i c h a p r o m e s a , b a s a d a e n e l c a p . V I I d e l s e g u n d o l i b r o d e
S a m u e l. D i o s c u m p l i r á s u p r o m e s a a u n d a d a s la s p r e v a r i c a c i o n e s d e lo s q u e o c u p e n
el t r o n o de Isra el después de D a v id . P ro b a b le m e n te E th a n no c o m p re n d ía
tod o lo q u e D i o s le i n s p i r a b a , y p o r e s to es q u e , a n te la p o s t e r g a c ió n d e la
d in a s t i a d a v í d i c a y d e la s o t r a s c a l a m i d a d e s d e s u p u e b lo , h a c e a J e h o v á , en
la t e r c e r a p a r t e d e l s a lm o (3 9 - 4 6 ) e s t a o b s e r v a c i ó n , q u e p o d r í a m o s ll a m a r a t r e ­
v id a , s i n o a d i v i n á s e m o s lo s s e n t im ie n t o s d e s u a lm a lle n a d e f e y d e c o n fia n z a
en D i o s ; c u a l i d a d e s b ie n m a n i f i e s t a s e n la c u a r t a y ú l t i m a p a r t e ( 4 7 - 5 2 ) q u e
c o n t ie n e u n a i m p l í c i t a p l e g a r i a e n f a v o r d e l p ro n to y fir m e r e s ta b le c im ie n to de
I s r a e l y d e s u r e y , y p o r lo m is m o d e la p r o m e s a h e c h a t a n s o le m n e m e n t e .
jisteis: * He dado mi apoyo a tractaré las promesas que han
un valiente, y he ensalzado al salido de mi boca.
elegido de entre el pueblo. Lo he jurado una vez por mi
Hallé a David, siervo m ío; * santidad: Y o no mentiré a D a­
ungíle con mi óleo sagrado. vid; * su raza subsistirá eterna­
Mi mano le protegerá, * y mi mente.
brazo le fortalecerá. Y su trono será como el sol
Nada podrá adelantar contra a mi presencia, y como la luna
éi el enemigo, * no podrá ofen­ llena, eternam ente; * fiel es el
derle más el hijo de la iniquidad. testigo que está en los cielos.
Y exterminaré de su presencia
a sus enemigos; * y pondré en
Salmo 88, m
fuga a los que le aborrecen.
Le acompañarán mi verdad y W o s , sin embargo, habéis de­
mi clemencia; * y en mi nom­ sechado y menospreciado *
bre será exaltado su poder. y alejado de Vos a vuestro Un­
Y extenderé su mano sobre el gido.
mar, * y su diestra sobre los ríos. H abéis roto la alianza con
E l me invocará diciendo: * vuestro siervo; * habéis profa­
Mi Padre sois Vos, mi D ios y nado su diadema sagrada hasta
el fiador de mi salud. la tierra.
Y yo le constituiré a él pri­ Todas sus cercas habéis des­
mogénito, * y el más excelso truido, * habéis sembrado el es­
entre los reyes de la tierra. panto en sus fortalezas.
Eternamente le conservaré mi Cuantos pasaban por el cami­
misericordia; * y la alianza m ía no le han saqueado; * está hecho
con él será estable. el oprobio de sus vecinos.
Haré que subsista su descen­ Habéis exaltado el poder de
dencia por los siglos de los si­ sus opresores, * y llenado de sa­
glos, * y su trono mientras du­ tisfacción a todos sus enemigos.
ren los cielos. Los filos de la espada de él
M as si sus hijos abandonasen habéislos embotado, * y no le ha­
mi Ley, * y no procedieren con­ béis auxiliado en la guerra.
forme a mis preceptos. Habéis eclipsado su esplendor,
Si violaren mis justas dispo­ * y echado su solio por los sue­
siciones * y dejaren de obser­ los.
var los mandamientos míos. Habéis acortado los días de su
Y o castigaré con la vara de juventud, * y habéisle cubierto
mi justicia sus maldades, * y con de afrenta.
el azote sus pecados. ¿H asta cuándo, Señor, tendréis
M as no retiraré de él mi mise­ apartado de nosotros el rostro? *
ricordia; * ni faltaré jamás a la ¿H asta cuándo ha de arder co­
verdad de mis promesas. mo el fuego vuestra ira?
No violaré mi alianza, * ni re­ Acordaos de lo que es mi na­
turaleza: * ¿Acaso habéis criado E n T iem po P a sc u a l
en vano todos los hijos de los
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
hombres?
luya.
¿Qué hombre vivirá y no verá
la muerte? * ¿Quién librará su
alma del poder de la muerte? Salmo 138, i 1
¿Dónde están, Señor, vuestras
e ñ o r , Vos me habéis son­
antiguas misericordias, * que por
vuestra verdad jurasteis a D a ­ deado y me conocéis; *
Vos sabéis cuándo me
vid?
Acordaos, Señor, del oprobio siento y me levanto.
de vuestros siervos * (que he D e lejos penetráis mis pensa­
guardado en mi pecho) y que mientos; * conocéis mis cami­
nos y mis pasos.
han recibido de muchas naciones.
Oprobios, Señor, que nos dan Vos prevéis todas las acciones
de mi vida; * no hay palabra en
en rostro los enemigos, * que
mi lengua que Vos no sepáis an­
nos echan en cara el cambio de
tes.
vuestro Ungido.
Todo lo sabéis. Señor, lo re­
Bendito sea el Señor para
ciente, como lo antiguo; * Vos
siempre. * ¡A sí sea! ¡Así sea!
me formasteis y pusisteis vuestra
F u e r a de T ie m po P a s c u a l mano sobre mí.
Ant. — L a misericordia y la Vuestra ciencia me sobrepasa
verdad os precederán, Señor. en gran manera; * está m uy ele­
vada, no llego a ella.
E n T ie m p o P a s c u a l
¿A dónde iré yo lejos de vues­
Ant. — A leluya, aleluya, ale­
tro espíritu? * ¿dónde podré
luya.
huir fuera de vuestra faz?
E n lo s O f i c i o s d e F i e s t a y d e O c t a ­
v a , la C a p it u la , e l R e s p o n s o r io b r e v e y Si subo al cielo, allí estáis
la O r a c i ó n , s e d i c e n c o m o e n e l P r o p i o
Vos; * si bajo a la región de la
o en el C o m ú n .
Lo dem ás com o en el O r d in a r io , muerle, estáis presente.
p ág. 32.
Si tomare alas al rayar el al­
ba, * y me fuere a vivir en los
VISPERAS confines del mar,
T od o co m o en el O r d in a r io , p á g . 34, A llá también me conducirá
e x c e p t o lo q u e s i g u e :
vuestra mano, * y me tomará
F u er a d e T ie m p o P a s c u a l vuestra diestra.
Ant.— Señor, Vos me habéis T al vez, he dicho, podrán cu­
sondeado y me conocéis. brirme las tinieblas; * mas la

1. E s u n a p r o f u n d a m e d i t a c i ó n t e o l ó g i c o - m í s t i c a s o b r e l a in m e n s id a d d e D i o s ,
en c u a n t o t o d o lo s a b e ( 1 - 6 ) , e s t á p r e s e n t e e n t o d a s la s c o s a s ( 7 - 1 2 ) y o b r a e n
to d a s e l la s ( 1 3 - 1 8 ) , s e g u i d a d e p ia d o s o s a f e c t o s c o n t r a l a i n i q u i d a d ( 1 9 - 2 2 ) , y
de u n a p e t i c i ó n f i n a l . S e g ú n la a p r e c i a c i ó n d e u n o d e lo s c o m e n t a d o r e s d e
lo s li b r o s s a g r a d o s , n o e x i s t e n i n g ú n o t r o s a lm o q u e p u e d a c o m p a r a r s e c o n
é s te por la s u b lim id a d de su s s e n te n c ia s , por la e le v a c ió n del e s t ilo , ni
p o r la v a r i e d a d d e i m á g e n e s y p o r la p r o f u n d i d a d d e s u a r g u m e n t o .
noche me ilumina donde pensa­ los m alvad os!... * Hombres san­
ba complacerme. guinarios, apartaos de mí.
Porque las tinieblas no tienen Porque en vuestro corazón de­
para Vos oscuridad; * la no­ cís: * Inútilm ente poseerán, Se­
che brilla como el día; sus tinie­ ñor, vuestras ciudades.
blas son para Vos como la luz. ¿Acaso no odio, Señor, a los
Porque Vos sois quien form as­ que os odian? * y ¿no me con­
teis el fondo de mi ser; * Vos sumo yo por vuestros enemigos?
me recibisteis desde el seno de Con odio profundo les abo­
mi madre. lí ezco; * ellos son mis enemi­
Ant. — Señor, Vos me habéis gos.
sondeado y me conocéis. Escudriñad, Señor, y conoced
A n t.— Vuestra obras, * Señor, mi corazón; * probadme, pene­
son admirables; mi alma m uy trad mis pensamientos.
bien lo reconoce. M irad si hay en mí tendencia
al m al; * conducidme por el ca­
Salmo 138, n mino de la eternidad.
Ant. — Vuestras obras, Señor,
Q s alabaré por vuestra gran­
son adm irables; mi alma muy
deza estupenda; * vuestras
bien lo reconoce.
obras son adm irables; mi alma
Ant. — N o me abandonéis,*
muy bien lo reconoce.
Señor, que sois la fuerza que me
No se os ocultan mis huesos,
salva.
que secretamente hicisteis; * ni
mi sustancia, form ada en las
Salmo 1391
entrañas de la tierra.
Viéronme vuestros ojos cuan­ Señor, de manos del
J ^ ib r a d m e ,

do aun, era embrión inform e; im pío; * preservadm e del


todos los hombres son inscritos hombre injusto.
en vuestro libro; * se van te­ En su corazón meditan la m al­
jiendo sus días; nadie sino Vos dad, * entablan luchas cada día.
interviene en ello. Aguzan como la serpiente sus
¡Cuán honrados son ante mis lenguas, * ocultan en sus labios
ojos, oh Dios, vuestros amigos * veneno de áspid.
su imperio es poderoso. Guardadme, Señor, de manos
Si quisiera yo contarlos, son del im pío; * libradm e de hom­
más numerosos que la arena; * bres injustos.
cuando despierto me hallo aún Los cuales se conciertan para
unido a Vos. perderm e: * hombres orgullosos
Oh Dios, ¡si hicisteis morir a me tienden lazos ocultos.
1. E l R e a l P r o f e t a , p e r s e g u id o , v e j a d o p o r u n a m u l t i t u d d e g e n t e m a l v a d a ,
tra id o ra , p é r f id a y c a lu m n ia d o r a , expone a Jehová lo s re p r o b a b le s m a n e jo s
d e s u s a d v e r s a r i o s ( 2 - 6 ) ; c o n f i a e n E l y le p id e q u e f r u s t r e s u s p la n e s ( 7 - 9 ) ;
le s im p r e c a d u r a m e n t e ( 9 - 1 2 ) , y e s p e r a s a lir v ic to r io s o d e cu a n to s le p e r s i ­
g u e n . E n s e n t id o e s p i r i t u a l e x p r e s a l a p l e g a r i a d e J e s ú s p e r s e g u i d o p o r lo s
j u d í o s , y la d e la s a lm a s a f l i g i d a s , t e n t a d a s y p e r s e g t i i d a s p o r lo s m a l v a d o s .
Extienden sus redes para que
caiga en ellas; * me ponen tro­
piezos junto al camino. P )s invoco, Señor, oídme; *
atended mi voz cuando os
Y o he dicho al Señor: Vos
imploro.
sois mi D ios; * oíd, Señor, la
Suba mi oración como incienso
voz de mi plegaria.
hasta vuestro acatamiento; * sea
Señor, Señor, Vos sois la fuer­ ia elevación de mis manos como
za que me salva; Vos ponéis el sacrificio de la tarde.
mi cabeza a la sombra de vues­ Poned, Señor, una guarda ¿
tra protección el día del com ­ mi boca; * una puerta que cierre
bate. el recinto de mis labios.
No me entreguéis al m alva­ No dejéis que mi corazón se
do, Señor, contra mi deseo; * incline al mal, * pretextando ex­
trazan planes contra m í; no me cusas para mis pecados.
abandonéis, que se gloriarán de Con los hombres que obran la
ello. maldad, * no quiero participar de
La cabeza de quienes le rodean, sus delicias.
* cúbrala el castigo que sus la­ Que el justo me corrija y me
bios profirieron. reprenda en caridad; * pero el
Caigan sobre ellos carbones bálsamo del impío no bañará mi
encendidos; * arrojadlos a las cabeza.
llamas; perezcan, abrumados de M i oración será opuesta a sus
desastres. placeres: * sean sus caudillos pre­
El hombre deslenguado no m e­ cipitados contra la peña.
drará en la tierra, * al hombre Oigan mis palabras, ahora que
injusto vendrán los males a per­ pueden: * al modo que la com­
derle. pacta tierra se rompe en terro­
Y o sé que el Señor sostiene nes al ararla.
el derecho del desvalido; * y es Así nuestra osamenta se dis­
vengador de los pobres. persa en el sepulcro; * pero
Así los justos darán gloria a mis ojos, Señor, se levantan ha­
vuestro nom bre; * los hombres cia V os: en Vos confío; no me
rectos habitarán ante vuestra quitéis la vida.
2
fa . Preservadm e de los lazos que
Ant. — N o me abandonéis, Se­ me tienden, * de las emboscadas
ñor, que sois la fuerza que me de los malvados.
salva. Caigan los pecadores en sus
A nt.— Y o os invoco, * Señor, mismas redes, * y pueda yo solo
oídme. escaparme.
1. David, perseguido siempre por sus adversarios, aprovecha el tiempo del
sacrificio vespertino, para presentar a Jehová la presente súplica. R uega a
Jehová que su plegaria sea por E l favorablemente acogida, como lo es el.
incienso, o sea la oblación incruenta, que se le ofrece todos los días juntam ente
con el sacrificio del cordero, y termina con una súplica fervorosa y confiada
a fin de libraise de sus adversarios.
Ant. — Y o os invoco, Señor, de su cárcel, para que yo dé glo­
oídme. ria a vuestro nombre.
Ant. — Sacad, Señor, a mi
alma de su cárcel, * para que yo E n T ie m p o P ascu a l

dé gloria a vuestro nombre. Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­


luya.
Salmo 14 1 1

A l

*
Señor dirijo mis clamores;
Capitula
mi voz sube al Señor, y
I I Cor., , 3-4 1
le implora. ^ endito sea D ios, Padre de
Derramo en su presencia mi nuestro Señor Jesucristo,
plegaria; * le expongo mi con­ Padre de las misericordias, y
goja. ^ D ios de toda consolación; que
Cuando mi espíritu desfallece, nos consuela en todas nuestras
* conocéis Vos mis senderos. tribulaciones.
En el camino por que ando, *
me han tendido un lazo oculto. Himno
Miro a mi diestra y veo, * y
no hay quien me conozca. j^ iv iN O Creador del hombre, y
No tengo medio de huir, * ni único ordenador de todo lo
hay quien busque salvar mi vida. creado, que mandáis produzca la
A Vos, Señor, clamé, diciendo: tierra toda suerte de bestias y
* Vos sois mi esperanza, mi he­ rep tiles:
rencia en la tierra de los vivien ­ Vos que disteis al hombre, so­
tes. metiéndolas a su imperio, aun
Atended a mi plegaria, * por­ las más poderosas y grandes
que me hallo en humillación pro­ criaturas, dotadas, por la pala­
funda. bra de vuestra v o lu n ta d ,. de v i­
Libradme de quienes me per­ da, a fin de que le sirvan según
siguen, * porque son más fuertes el orden por Vos establecido:
que yo. Apartad de vuestros servido­
Sacad mi alma de la cárcel res todo lo que la concupiscen­
para que dé yo gloria a vuestro cia intenta con su violencia in­
nombre: * espéranme los justos, sinuar en nuestras costumbres, o
aguardando que me hagáis ju s­ mezclar en nuestras acciones.
ticia. Concedednos por recompensa
Ant.— Sacad, Señor, a mi alma los goces eternos, dadnos vues-

1. Es ’ino de tantos salmos reveladores de !os sufrim ientos que experi­


mentaba el Real Profeta, el cual empieza con una invocación (2-4), seguida
de un profundo lamento (4-5), de un acto de confianza en Jehová (6-7), y de
una petición acompañada de la promesa de rendirle gracias por los beneficios
recibidos (7-8). Suplica a Jehová que le libre de sus poderosos perseguidores,
ya que mediante la concesión de esta gracia que le pide, resultará gloria
para El, pue« alabará su santo nombre, y también los justos se alegrarán y
le darán gracias en su santuario,
tras gracias como favores inme­ En T ie m p o P ascu al

recidos, y romped las cadenas de Ant. — Aleluya.


los elementos de discordia, para
que se estrechen los dulces víncu­ Salmo 76, i 1
los de la paz.
.xÉ mi voz. y clamé al Se­
Concedédnoslo, oh Padre mi­
ñor: * a Dios clamé, y
sericordiosísimo, y Vos, el U ni­
me atendió.
génito igual al Padre, que, con
En el día de mi tribulación
el Espíritu consolador, re:náis
acudí solícito a Dios, levanté por
por todos los siglos. Amén.
ia noche mis manos hacia él, *
y . Ascienda, Señor, mi ora­
y no quedé burlado.
ción hacia Vos.
1 ^. Com o el olor del incien­
Se había negado mi alma a to­
do consuelo; * acordéme de Dios
so ante vuestra presencia.
y me sentí bañado de gozo; ejer­
A n t. del M agníj. — A los
citóme en la meditación, y caí en
poderosos * derribó el Señor del
un deliquio.
trono, y ensalzó a los humildes.
Estuvieron mis ojos abiertos
En los Oficios de Fiesta y de O cta­
va, la C apitula, el Responsorio breve y
antes de la madrugada; * estaba
la Oración, se dicen como en el Propio como atónito y sin articular pa­
o en el Común.
labra.
Lo demás como en el Ordinario,
pág. 33. Púseme a considerar los días
antiguos, * y a meditar en los
años eternos.
En esto me ocupaba en mi co-
COMPLETAS
tazón durante la noche, * y lo
Todo como en el Ordinario, pág. 38, rumiaba, y examinaba mi inte­
excepto lo que sigue: rior.
¿Es posible, decía, que Dios
F uera de T ie m p o P ascual
nos abandone, * o que no haya
A nt.— A lcé mi voz. de volver a sernos propicio?

1. E! estado psicológico del pueblo cautivo en Babilonia, permite comprender


la ocasión en que parece haber sido escrito este salmo. A sa f, probablemente
uno de los cautivos, se siente poseído de los sentimientos que experimentan sus
compatriotas. M ás instruido que ellos, reflexiona sobre su triste situación,
procura averiguar la causa de la misma, y no halla otra, sino una especie de
desinterés de Dios para con su pueblo. Este pensamiento se apodera de tal
suerte de su espíritu, que continuamente le tortura y no le permite un mo­
mento de reposo. Acude a la oración con insistencia, esperando que hallará
un alivio para su alma. Todo resulta en vano (2-4). Recuerda durante las noches
que pasa en vela, lo realizado por su pueblo en los tiempos pasados; compara,
medita, p rofun diza... (5-7). ¿Cóm o es que ahora Dios ya no se manifiesta?
¿Es que habrá rechszado a su pueblo para siempre? (8-10). A s a f bien qui­
siera responder negativam ente; mas los hechos le obligan a una confesión muy
dolorosa: E . cierto cuc Dios no se conduce con su i ueblo lo mismo que antes.
Con todo, vuelve a recordar las maravillas de otros tiempos (1 1 -1 3 ) ; y, pen­
sando que fueron obra de un Dios de una santidad y omnipotencia inefables,
experimenta en su espíritu la esperanza de verlas presto renovadas (14-16). A
estas estrofas siguen cuatro más (17-20), tomadas probablemente de un salmo
desaparecido que cantaba los hechos maravillosos del Exodo.
¿0 que ha de privar eterna­ I ron al mundo; * vuestros true­
mente de su misericordia * a to­ nos retumbaron por doquier.
das las generaciones venideras? Los rayos iluminaron la redon­
¿Ha de olvidarse Dios de usar dez de la tierra; * estremecióse
de clemencia? * ¿o detendrá con la tierra y tembló.
su ira el curso de sus m isericor­ En el mar fué vuestro camino,
dias ? y vuestras sendas las inmensas
Entonces dije: Ahora comien­ aguas; * vuestros pasos no d eja­
zo a respirar; * de la diestra del ron vestigio alguno.
Altísimo me viene esta mudanza. Condujisteis a vuestro pueblo
Traeré a la memoria las obras como ovejas, * por el m iniste­
del Señor. * Sí por cierto, haré rio de M oisés y de Aarón.
memoria de las m aravillas rea­
lizadas desde el principio. Salm o 8 5 1
Y meditaré todas vuestras
obras, * y consideraré vuestros T n c l i n a d , Señor, vuestro oído y
designios. escuchadm e; * porque me ha­
llo afligido y necesitado.
Salmo 76, n Guardad mi alma, porque yo
soy santo; * salvad, D ios mío,
(^ ) h Dios! santo es vuestro ca­ a vuestro siervo que en Vos con­
mino. ¿Qué Dios hay gran­ fía.
de como nuestro D ios? * Vos Tened piedad de m í, Señor,
sois el Dios, autor de los pro­ porque no ceso de clam ar a Vos
digios. todo el día; * refocilad el alma
Manifiesto habéis hecho vu es­ de vuestro siervo, pues a Vos,
tro poder a los pueblos; * con Señor, tengo elevado mi espíritu.
vuestro brazo habéis rescatado a Y a que Vos, Señor, sois suave
vuestro pueblo, los hijos de J a ­ y benigno, * y de gran m iseri­
cob y de José. cordia para todos los que os in­
Os vieron las aguas, oh D ios; vocan.
o¿ vieron las aguas, * y tem ie­ Oíd propicio, Señor, mi ora­
ron y temblaron los abismos. ción, * y atended a la voz de
Grande fué el estruendo de las mis ruegos.
aguas; * las nubes dejaron oír A Vos clam aré en el día de la
su voz. tribulación, * y a que benigna­
Vuestros relámpagos alumbra- mente me habéis oído.

1. Este salmo constituye una de las más hermosas oraciones de todo el


Salterio. E n su primera parte (1-7) manifiesta a Dios los motivos que en cierta
manera le obligan a escuchar su plegaria: reconocimiento de la propia miseria,
buena voluntad en el servicio de Dios, espíritu de confianza, necesidad presente,
la cual solamente puede ser socorrida por un Dios bondadoso y misericordioso;
son otras tantas condiciones de una oración perfecta por parte del sujeto que
pide. En conformidad con estas normas, el salmista va a exponer en una
segunda y última parte (8-17), el orden de sus peticiones: aumento de la gloria de
Dios (8-10); propia satisfacción (11 -13 ) y finalmente liberación de los propios
males (14-16) con el fin de que con esta gracia Dios sea glorificado.
Ninguno hay como Vos, Señor, de poderosos ha atentado contra
entre los dioses; * nada hay com­ mi vida, * sin atender a que
parable a vuestras obras. Vos estábais presente.
Las naciones todas que Vos M as Vos, oh Señor, Dios com­
habéis hecho vendrán, Señor, pasivo y benigno, * paciente, m i­
y postradas os adorarán, * y glo­ sericordiosísimo y veraz,
rificarán vuestro nombre. Volved hacia mí vuestro ros­
Forque Vos sois el grande y el tro y tened piedad de m í; * dad
hacedor de m aravillas; * Vos sois fortaleza a vuestro siervo, y po­
el único Dios. ned en salvo al hijo de vuestra
Guiadm e, Señor, por v u e stra s'' esclava.
sendas, y así caminaré yo según Obrad algún prodigio en favor
vuestra verdad: * alégrese mi co­ mío, para que sean confundidos
razón para que tema él vuestro los que me aborrecen, * y vean
nombre. cómo Vos, oh Señor, me habéis
Os alabaré, Señor D ios mío, socorrido y consolado.
con todo mi corazón, * y glori­ Ant. — Alcé mi voz, y clamé
ficaré eternam ente vuestro nom­ al Señor; no se olvidará Dios de
bre. compadecerme.
Porque vuestra misericordia es
grande para conmigo, * y habéis E n T ie m p o P a s c u a l

librado mi alm a del infierno pro­ Ant. — Aleluya, aleluya, ale­


fundo. luya.
¡Oh D ios! contra mí han cons­
Lo demás como en el Ordinario,
pirado los impíos, y una reunión pág. 39.
S ÁBADO

MAITINES y ahuyentem os los incentivos de


Jos placeres.
Todo com o en el O r d in a r io , pág. 2,
e x ce p to lo q u e s ig u e : Y a que para cantar vuestros
Invitatorio. — Pueblo del Se­ loores interrum pim os las horas
ñor, ovejas de su grey: * Venid, del descanso nocturno, otorgad­
adorémosle. nos a todos, en cam bio, los te­
Salmo 94. — Venid, alegrém o­ soros de la patria bienaventura­
nos, pág. 3. da.
Concedédnoslo, oh Padre m i­
Himno sericordiosísim o, y Vos, el U ni­
génito igual al Padre, que, con
jpADRE clementísimo, que re­ el E spíritu consolador, reináis
gís la máquina del universo, por todos los siglos. Amén.
D^os uno en la sustancia y tri­
no en las personas:
Aceptad piadoso y benigno I NOCTURNO

nuestros cantos y nuestras lá ­


F u er a de T ie m p o P a sc u a l
grimas, a fin de que, limpio el co­
razón de la culpa, gocemos más Ant. — Jam ás ha puesto en
plenamente en vuestra presencia. olvido su alianza, * el Señor
Oponed a los ardores malsanos D ios nuestro.
de la concupiscencia y de la ira­
E n T ie m p o P a sc u a l
cundia las llamas saludables de
vuestro santo amor, para que v e ­ Ant.— A leluya, * aleluya, ale­
lemos ceñidos de vuestras armas luya.
Diciendo: a ti te daré la tierra
de Canaán, * legítima de tu he­
al Señor, e invocad
la b a d rencia.
su nombre; * predicad Y esto, cuando eran en corto
sus obras entre las na­ número, * poquísimos y extran­
ciones. jeros en la misma tierra.
Entonadle himnos al son de Y pasaban a menudo de una
músicos instrum entos; * referid nación a otra, * y de un reino
todas sus maravillas. a otro pueblo.
Gloriaos en su santo nombre; No permitió que nadie le mo­
* alégrese el corazón de los que lestase; * antes por amor a ellos
van en busca del Señor. castigó a los reyes.
Buscad al Señor, y permaneced Guardaos de tocar a mis un­
firmes, * buscad incesantemente gidos; * no maltratéis a mis
su rostro. profetas.
Acordaos de las m aravillas que Ant. — Jamás ha puesto en
hizo, * de sus prodigios y de las olvido su alianza, el Señor Dios
sentencias que han salido de su nuestro.
boca. Ant. — Multiplicó el Señor *
Oh vosotros, descendientes de a su pueblo; hízole poderoso
Abrahán, siervos suyos, * hijos contra sus enemigos.
de Jacob, sus escogidos.
E l es el Señor D ios nuestro, *
Salmo 104, n
cuyos juicios son conocidos en
toda la tierra. Í-Iizo venir el hambre sobre la
N unca jam ás ha puesto en ol­ tierra, * y destruyó todo
vido su alianza, * aquella palabra sustento de pan.
que dijo para miles de generacio- Envió delante de los suyos a
ciones; un varón, * a José, vendido por
La prom esa hecha a Abrahán esclavo.
* y su juram ento a Isaac; Al cual afligieron, oprimiendo
Juram ento que confirmó a Ja­ sus pies con grillos; un puñal
cob como una ley, * y a Israel atravesó su alma; * hasta que se
como un pacto sempiterno. cumplió su vaticinio.

1. Jehová contrajo (G é n X V ) un jacto con Abrahán, y en la persona de


éste con toda su descendencia, pacto del que la circuncisión habia de ser el
memorial. A hora bien, Jehová, ¿ha cumplido su promesa? ¿ H a sido fiel al cum­
plimiento de su compromiso? Responder a esta pregunta es lo que se propone
el autor sagrado en el presente salmo. Después de una introducción (1-6), anun­
cia el tema fundam ental (7-11), y para probar su tesis no hace más que dar
una rápida mirada a la historia de Israel desde Abrahán hasta la conquista de
Canaán por Josué (12-13). Esta historia demuestra suficientemente cómo Jehová
se ha acordado de su palabra santa (42), y cómo su providencia preparó
los acontecimientos de suerte que consiguiese su exacto cumplimiento librando
a Israel de las naciones (44), pero con el fin de que éste le fuese adicto y
obediente (45). Israel ¿ha correspondido a las esperanzas de Jehová? ¿ H a ob­
servado por su parte las condiciones del contrato a las cuales se había obligado?
La respuesta nos la dará el salmo siguiente.
Inflamóle la palabra del Señor; ta en las cámaras de los mismos
* el rey dió orden para que le reyes.
soltaran; púsole en libertad este D ijo, y vino toda casta de
Potentado de los pueblos. moscas, * y de m osquitos por to­
Hízole dueño de su casa, * y dos sus términos.
gobernador de todos sus domi­ En vez de agua hizo que su
nios. tierra lloviese granizo, * y ranas
Tara que comunicase su sabi­ y fuego abrasador.
duría a sus Grandes, * y ense­ Y abrasó sus viñas y sus hi­
ñase la prudencia a sus A ncia­ gueras, * y destrozó los árbo’ es
nos. de su término.
Entonces entró Israel en E gip­ D ijo , y vinieron enjam bres *
to, * y fué Jacob a vivir como innumerables de langosta y oru­
peregrino en tierra de Cam. ga.
Y Dios m ultiplicó su pueblo Y comiéronse toda la hier­
sobremanera, * e hízole más po­ ba de los prados, * y cuantos
deroso que sus enemigos. frutos había en los campos.
Permitió que el corazón de H irió de m uerte a todos los
éste se mudara, de suerte que primogénitos de aquella tierra, *
cobrasen ojeriza a su pueblo, * las primicias de su robustez.
y urdiesen tramas contra sus Y sacó a Israel cargado de
siervos. oro y plata, * sin que hubiese un
M as envió a M oisés siervo enfermo en todas sus tribus.
suyo, * y a Aarón, a quien ha­ Alegróse E gipto con la sa­
bía elegido. lida de ellos, * a causa del gran
Dióles poderes para hacer m i­ tem or que le causaban.
lagros * y obrar prodigios en la Extendió una nube que les sir­
tierra de Cam. viese de toldo, * e hizo que de
Ant. — M ultiplicó el Señor a noche los alum brase como fuego.
su pueblo; hízole poderoso con­ Pidieron de com er, y envióles
tra sus enemigos. codornices, * y sacióles con pan
Ant. — H izo salir el Señor * del cielo.
a su pueblo lleno de gozo, y a Hendió la peña y brotaron
sus escogidos colmados de jú ­ aguas, * corrieron ríos en aquel
bilo. secal.
Porque tuvo presente su san­
Salmo 104, m ta palabra * que diera a Abra-
hán, siervo suyo.
p n vió tinieblas, y tod o lo o s­ Y sacó a su pueblo lleno de
cu reció; * no fa ltó ninguna gozo, * y a sus escogidos col­
ck sus palabras. mados de júbilo.
Convirtió en sangre sus aguas, Y dióles el país de los genti­
* y m ató los peces. les, * e hízoles disfrutar de las
Produjo su tierra ranas * has­ labores de los pueblos.
A fin de que guardasen sus Salmo 105, i 1
mandamientos, * y observasen su la b a dal Señor porque es
Ley. bueno, * porque es eter­
Ant. — H izo salir el Señor a na su misercordia.
su pueblo lleno de gozo, y a sus ¿Quién podrá contar las obras
escogidos colmados de júbilo. del poder del Señor, * ni pre­
F uera de T ie m p o P ascu al
gonar todas sus alabanzas?
Bienaventurados los que ob­
EN L A S F IE S T A S D E NUEVE
L E C C IO N E S servan la Ley * y practican en
todo tiempo la virtud.
y . E l Señor se acordó de su
Acordaos de nosotros, Señor,
santa palabra. IJ. L a que diera
según la benevolencia que usas­
a Abrahán su siervo.
teis con vuestro pueblo; * visi­
E n T ie m p o P ascual tándonos con vuestra salud.
Para que veamos el bien de
EN LAS F IE S T A S D E NUEVE
L E C C IO N E S vuestros escogidos, y participe­
Ant.— A leluya, aleluya, aleluya. mos de la alegría de vuestro pue­
y . D ios nos ha regenerado blo ; * y podáis gloriaros con
vuestra heredad.
por una viv a esperanza, aleluya.
Hemos pecado como nuestros
. M ediante la resurrección
padres, * nos hemos portado in­
de Jesucristo de entre los m uer­
justamente, cometido hemos mil
tos, aleluya.
Lo demás como en el Ordinario,
maldades.
pág. 7. Nuestros padres en Egipto no
entendieron vuestras m aravillas;
II N O CT U R N O
* y no se acordaron de la mu­
chedumbre de vuestras miseri­
F uera de T ie m p o P ascu al
cordias.
A n t.— Nos salvó el Señor por Antes bien os irritaron al en­
su nombre. trar en el mar, * en el M ar
Rojo.
E n T ie m p o P ascual
M as el Señor los salvó por
Ant.-— A leluya, * aleluya, ale­ honor de su nombre, * para de­
luya. mostrar su poder.
1. Como acabamos de ver en el salmo precedente, Jehová dió a Israel las
tierras de las naciones (44); E l, por lo mismo, cumplió el compromiso contraído
con Abrahán, con la promesa que le había hecho, de dar a su descendencia la
tierra de Canaán. Pero ¿ podemos asegurar igualmente que Israel ha guardado
el compromiso con Jehová, que ha observado sus estatutos y sus leyes (105-45),
condición de la cual dependía la sobredicha promesa? Para responder, el
salmista se sirve del mismo procedimiento que el observado en el salmo pre­
cedente. D espués de una introducción himnológica y deprecatoria ( 1 -6 ), dirige
una rápida mirada a la historia de Israel durante su permanencia en Egipto
y en la playa del M ar Rojo (7-13), en el desierto (14-18), en Horeb (19-23), tn
Cades (24-27), Setím (28-31), M eribá (32-33), y durante todo el tiempo que
vivió en Palestina hasta la cautividad de Babilonia (34-46), y concluyendo
(47) con una plegaria semejante a la de los versos 4-6, deja que el lector saque
la conclusión.
Dió una voz contra el M ar R o ­ Olvidáronse de Dios que los
jo, y éste quedó seco al momen­ había salvado, * que había obra­
to; * y los condujo por medio do tan grandes cosas en Egipto,
de aquellos abismos, como por tantas m aravillas en la tierra de
un desierto. Cam, cosas tan terribles en el
Y los libró de aquellos que losM ar Rojo,
aborrecían, * y los rescató de T rató, pues, de acabar con
la mano de sus enemigos. ellos; * pero se interpuso Moi-
Sepultó en el agua a sus opre­ 'sés, siervo suyo, al m omento de
sores; * no quedó de ellos ni si­ destruirlos.
quiera uno. A fin de aplacar su ira, para
Entonces dieron crédito a las que no les exterm inase; * ellos
palabras del Señor, * y cantaron empero ningún caso hicieron de
con aplauso sus alabanzas. aquella tierra deliciosa.
Mas bien pronto echaron en N o dieron crédito a sus pala­
olvido sus obras, * y no espera­ bras, m urmuraron en sus tien­
ron su amorosa providencia. das: * no quisieron escuchar la
Y en el desierto desearon con voz del Señor.
ansia los m anjares de Egipto, * Y levantó su mano contra
y tentaron a D ios en el secadal. ellos, * para dejarlos tendidos
Les otorgó lo que pidieron, * en el D esierto,
y les hartó hasta el alma. Y envilecer su linaje entre las
A n t.— Les salvó el Señor por gentes, * y esparcirlos por va­
su nombre. rias regiones.
A n t.— Se olvidaron de D ios, * Y se consagraron a Beelfegor,
que los salvó. * y comieron de los sacrificios
de los muertos.
Y provocáronle a ira con sus
Salmo 105, n
invenciones, * y estalló contra
p n el cam pam ento irritaron a ellos grandísim o estrago.
M oisés; * a Aarón, el santk Pero levantóse Finées y le
del Señor. aplacó, * y cesó la mortandad.
Abrióse la tierra y se tragó a L o cual le fué reputado como
Datán, * y sepultó a los segui­ justicia * de generación en ge­
dores de Abirón. neración eternam ente.
Se encendió fuego en su con­ A n t.— Se olvidaron de Dios
ciliábulo, * y las llamas devo­ que les salvó.
raron a los pecadores. Ant. — M irólos el Señor *
Hiciéronse un becerro en Ho- cuando estaban atribulados; y
reb, * y adoraron aquella esta­ oyó su oración.
tua fundida.
Salm o 105, u i
Y trocaron su D ios que era
su gloria, * por una figura de ^ simismo irritaron al Señor en
becerro que come heno. las Aguas de Contradicción,
* y padeció M oisés por culpa de*compasión, * para todos los que
ellos; porque habían perturbado los tenían cautivos.
su espíritu, Salvadnos, Señor Dios nuestro,
Como lo m anifestó claramen­ * y congregadnos de entre las
te con sus labios; * tampoco ex­ naciones.
terminaron las naciones que les Para que loemos vuestro santo
había mandado el Señor. nombre, * y nos gloriemos en
Antes se mezclaron con los vuestros loores.
gentiles, y aprendieron sus obras, Bendito sea el Señor Dios de
y dieron culto a sus ídolos, * y Israel por los siglos de los si­
fue para ellos un tropiezo. glos, * y diga todo elpueblo:
E inmolaron sus hijos e hijas Amén, así sea.
* a los demonios. A n t.— M irólos el Señor cuan­
Derram aron la sangre inocen­ do estaban atribulados, y oyó
te, la sangre de sus hijos y de su oración.
sus hijas, * que sacrificaron a
F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l
los ídolos de Canaán.
Quedó la tierra inficionada EN L A S F IE S T A S D E N U E V E
L E C C IO N E S
con tanta sangre, y contamina­
da con sus obras, * y se pros­ y . Salvadnos, oh Señor,
tituyeron a los ídolos, hechuras Dios nuestro. IJ. Para que con­
suyis. fesemos vuestro santo nombre.
Por lo que se encendió la sa­
E n T ie m p o P a s c u a l
ña del Señor contra su pueblo,
* y abominó su heredad. EN L A S F IE S T A S DE N U E V E
L E C C IO N E S
Y entrególos en poder de las
naciones, * y cayeron bajo del Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
dominio de aquellos que los abo­ luya.
rrecían. y . Dios resucitó a Cristo de
Fueron tratados duramente entre los muertos, aleluya.
por sus enemigos, bajo cuya m a­ I£. A fin de que nuestra fe
no fueron hum illados; * muchas y esperanza estuviesen en Dios,
veces los libró el Señor. aleluya.
Ellos, empero, le exasperaban Lo demás como en el Ordinario,
pág. 8 .
con sus designios, * y fueron
abatidos por causa de sus iniqui­
dades. III NOCTUR NO
M irólos el Señor cuando esta­
ban atribulados, * y oyó su ora­ A n t.— Clam aron al Señor; *
ción. y los libró de sus tribulaciones.
Acordóse de su alianza, y le
En T ie m p o P ascu al
pesó, * y los trató según su gran
misericordia. Ant.— Aleluya, * aleluya, ale­
E hizo que fuesen objeto de luya.
M as porque contradijeron las
palabras de Dios, * y desprecia­
la b a d al Señor porque es
ron los designios del Altísim o,
bueno, * porque es eter­ Fué abatido su corazón con
na su misericordia. los trabajos; quedaron sin fuer­
Díganlo aquellos que fueron za; * y no hubo quien los so­
redimidos por el Señor, a los
corriese.
cuales rescató del poder del ene­
Pero clamaron al Señor vién­
migo, * y que ha recogido de
dose atribulados, * y librólos de
las regiones :
sus angustias.
Del Oriente y del Poniente, *
Y sacólos de las tinieblas y
del Norte y de la parte del mar.
sombras de la m uerte, * y rom­
Anduvieron errantes por la so­
pió sus cadenas.
ledad, por lugares áridos, * sin
A n t.— Clam aron al Señor, y
hallar camino para llegar a una
los libró de sus tribulaciones.
ciudad para albergarse.
A n t.— Ellos vieron * las obras
Hambrientos y sedientos, *
de Dios, y sus m aravillas.
iban desfalleciendo.
Llamaron, empero, al Señor,
en su tribulación, * y sacólos de Salm o 106, n
sus angustias.
Y encaminólos por la vía rec­ Q l o r i f i q u e n al Señor por sus
ta, * para que llegasen a la ciu­ m isericordias, * y por sus
dad en que debían habitar. m aravillas a favo r de los hijos
Glorifiquen al Señor por sus de los hombres.
misericordias, * y por sus m ara­ Porque quebrantó las puertas
villas en favor de los hijos de los de bronce, * e hizo pedazos los
hombres. cerrojos de hierro.
Porque sació el alma sedienta; Recogiólos del camino de su
* colmó de bienes al alma ham ­ iniquidad; * pues por sus m al­
brienta. dades habían sido abismados.
Libró a los que yacían entre Su alma llegó a aborrecer to­
tinieblas y sombras de m uerte, do alim ento, * y llegaron hasta
* aherrojados en la aflicción y las puertas de la m uerte.
entre cadenas. Pero clam aron al Señor al

1. Este salmo está formado por dos cánticos (1-32; 33-43) diferentes entre
sí por el estilo y el argumento. E l primero es un himno eucarístico desarro­
llado con gran m aestría, y notable por la originalidad de su presentación.
Como en otros muchos salmos, el poeta* sagrado empieza alabando a Jehová
por su bondad (1). Para probarla apela en general a la experiencia de lo»
mortales (2-3). P ara concretar lo que acaba de proponer, por medio de cuatro
estrofas intercaladas por dos dísticos, que en cada una de ellas se repiten a
igual distancia, nos ofrece otras tantas categorías de hombres: desechados en
el desierto (4-9), cautivos (10 -16), enfermos (17-2 2) y navegantes (23-32), los
cuales acongojados por su d ifícil situación clamaron a Jehová en medio de sus
males, y les libró de sus angustias. E l segundo cántico (33-43) no guarda
ninguna íntima relación con el precedente. E s un himno de alabanza al poder
y la providencia de Jehová, inspirado en las palabras de Isaías y de Job.
verse atribulados, * y librólos de Salmo 106, iii
sus angustias.
Envió su palabra, y los sanó1, Q l o r i f i q u e n al Señor por sus
* y los salvó de su perdición. misericordias * y por sus
Glorifiquen al Señor por sus maravillas a favor de los hijos
misericordias, * y por sus m a­ de los hombres.
ravillas en favo r de los hijos de Y ensalcen su gloria en la con­
los hombres. gregación del pueblo, * y aláben­
Y ofrézcanle éstos sacrificios le en el consistorio de los Ancia­
nos.
de alabanza, * y celebren con
júbilo sus obras. El Señor convirtió los ríos en
Los que surcan el mar en na­ páramos, * y en sequedades los
ves, * y están maniobrando en manantiales de agua.
medio de tantas aguas. La tierra fructífera en salobre­
Estos han visto las obras del ña, * por causa de la malicia de
Señor, * y sus maravillas en el sus habitantes.
profundo del mar. Convirtió el desierto en un
D ijo, y sopló el viento tem ­ país de estanques de aguas, * y
pestuoso, * y encrespáronse las la tierra seca en manantiales.
olas. Y estableció en ella los ham­
Suben hasta los cielos, y bajan brientos; * y fundaron ciudades
hasta los abism os; * en medio para su habitación.
de estas angustias desfallecía el Sembraron los campos y plan­
alma de ellos. taron viñas * que produjeron
Llenos de turbación vacilaban abundantes frutos.
como beodos, * y se desvaneció Y bendíjoles el Señor, y mul­
toda su sabiduría. tiplicáronse sobremanera; * y
Pero clamaron al Señor en la acrecentó sus ganados.
tribulación, * y los sacó de sus Y vinieron a menos, * y fue­
apuros. ron oprimidos con trabajos y do­
Cambió el huracán en viento lores.
suave, * y calmaron las olas del Cayó el vilipendio sobre los
mar. príncipes, * e hízolos andar
Regocijáronse ellos viendo el errantes por lugares desiertos,
mar sosegado, * y el Señor los donde no había senda alguna.
condujo al puerto deseado. Y libró al pobre de la mise­
A n t.— E llos vieron las obras ria; * y multiplicó las fam ilias
de Dios, y sus m aravillas. como rebaños de ovejas.
A n t.— Verán los justos * y se Verán estas cosas los justos y
llenarán de gozo; y comprende­ se llenarán de gozo; * y toda
rán las m isericordias del Se­ iniquidad cerrará su boca.
ñor. . ¿Quién es sabio para conser-

1. E sta palabra es el Verbo de Dios y Jesucristo, palabra eterna, por


la cual fueron hechas todas las cosas. Era “ el gran médico que debía acer­
carse personalmente al gran enferm o” . (San Agustín ).
var estas cosas, * y comprender EN LAS F IE S T A S D E TRES
L E C C IO N E S
las misericordias del Señor?
X ■ Alegráronse los discípu­
F uera de Tlos, aleluya.
ie m p o P ascu al

A n t.— Verán los justos y se 1}. A la vista del Señor,


llenarán de gozo; y comprende­ aleluya.
Lo demás como en el Ordinario,
rán las misericordias del Señor. pág. 9.

E n el O f ic io f e r ia l fuera de

T ie m p o P ascual
LAUDES
X Ensalcen al Señor en la
I
asamblea del pueblo. Iy. Y alá­
benle en el consistorio de los E n los Sábados de entre A ñ o, y fue­
ra de las Semanas de Septuagésima,
ancianos. Sexagésim a y Quinquagésim a y de las
V ig ilia s comunes que ocurran en los
D urante el A d v ie n t o Sábados de Tiem po Pascual, y en las
F iestas de nueve Lecciones que se ha­
X • Saldrá el Señor de su lu­ yan de celebrar en cualquier tiempo
del año, en todos los Oficios de Octava
gar santo. í£. Vendrá para sal­ no privilegiada, y en el Oficio de santa
var a su pueblo. M aría en Sábado.
Todo como en el Ordinario, pág. 1 2 ,
excepto lo que sigue:
D urante la C u aresm a

X ■ Su verdad te cercará co­ E ntre A ño

mo un escudo. N o te arre­
A n t.— Los hijos de Sión * re­
drarán los temores nocturnos.
gocíjense en su rey.
D urante el T ie m p o de P a s ió n
E n T ie m p o P ascu al

X - Oh D ios, no perdáis mi
Ant.— A leluya, * aleluya, ale­
alma con los impíos. Iy. N i mi
luya.
vida con los hombres sanguina­
rios.
Salmo 14 9 1
E n T ie m p o P ascual
a n ta dal Señor un cántico
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
n u ev o ; * resuenen sus
luya.
loores en la reunión de
EN LAS F IE S T A S DE NUEVE los santos.
L E C C IO N E S
Alégrese Israel en el Señor que
X - Dios resucitó a su Hijo, le crió, * y regocíjense en su
aleluya. T^. Y nos resucitará a R ey los hijos de Sión.
nosotros por su virtud, aleluya. Celebren su nom bre con ar-

1. Alabanza a Dios por haber vuelto Israel del cautiverio, y por haberle dado
poder de vengarse de sus enemigos. En sentido espiritual, aunque m uy bien
puede referirse al primer advenimiento del M esías, el salmo se aplica especial­
mente a su segunda venida, en la que los santos moradores para siempre en la
Jerusalén celestial, se unirán con Cristo para ju zga r solemnemente a los re­
probos.
moniosos conciertos, * y publi­ Acompañando el canto con el
quen sus alabanzas al son del salterio de diez cuerdas, * y con
pandero y el salterio. el sonido de la cítara.
Porque el Señor ha mirado be­ Porque me habéis deleitado,
nignamente a su pueblo; * y ha Señor, con vuestras obras, * al
de exaltar a los humildes y sal­ contemplar las maravillas de
varlos. vuestras manos salto de placer.
Se gozarán los santos en la ¡Qué magníficas son, oh Señor,
gloria, * y se regocijarán en sus vuestras obras! * ¡ Qué inson­
moradas. dable es la profundidad de vues­
Elogios de Dios modularán tros designios!
las gargantas de ellos, * y espa­ El hombre necio no entenderá
das de dos filos vibrarán en sus esto; * ni el estúpido lo com­
manos. prenderá jamás.
Para ejecutar la divina ven­ Que los pecadores brotan como
ganza en las naciones, * y cas­ el heno, * y si brillan todos los
tigar a los pueblos impíos; que obran la iniquidad,
Para aprisionar con grillos a Es para morir eternamente. *
sus reyes; * y con esposas de Mas Vos, Señor, seréis el A ltí­
hierro a sus magnates; simo por toda la eternidad.
Para ejecutar en ellos el juicio Porque he aquí que vuestros
decretado; * gloria es ésta re­ enemigos, Señor, vuestros ene­
servada para todos sus santos. migos perecerán; * y quedarán
A n t.— Los hijos de Sión rego- disipados todos los que obran
cijaránse en su rey. maldad.
Ant. — ¡Cuán magníficas son, M i fortaleza, empero, aumen­
* oh Señor, vuestras obras! tará como la del unicornico, *
y mi vejez será colmada de vues­
tras misericordias.
Salm o 911
Y miraré con desprecio a mis
J^ ueno es alabar al Señor; * enemigos, * y oiré hablar sin
y ensalzar vuestro nombre, susto de los revoltosos que m a­
oh Altísim o. quinan contra mí.
Celebrando por la mañana Florecerá como palma el v a ­
vuestra m isericordia, * y por la rón justo, * y se elevará cual
noche vuestra verdad. cedro del Líbano.

1. Jehová, en un tiempo que ignoramos de la historia de Israel, realizó en


favor de éste un acto portentoso en el cualdemosiró de una manera especial
el atributo de su Providencia. E l poeta 9 agrado toma de ahí motivo para la
composición del presente salmo. H abla, pues, en nombre de todo el pueblo de
Israel. Pondera la belleza de la más sublime de las ocupaciones del hombre
sobre la tierra, que consiste en alabar a su Creador (2-4). Celebra los porten­
tos de Jehová en los cuales E l ha mostrado que son profundos sus designios
en la. economía del mundo moral (5-7). Permite tal vez que los malvados pros­
peren, pero es para su eterna perdición (8-10). Por el contrario, la felicidad
de los justos va en aumento incesantemente bajo la protección del Altísim o
(31-16),
Plantados los justos en la casa Engolfaráse el hombre en la
del Señor, * en los atrios de la profundidad, de su corazón; *
casa de nuestro D ios florecerán. mas D ios será ensalzado.
Y aun en su lozana vejez se Las heridas que ellos producen
multiplicarán, * y se hallarán son como de flecha arrojada por
con vigor y robustez. un niño: * son débiles sus len­
Para predicar que el Señor guas, y se vuelven contra ellos
Dios nuestro es justo, * y que mismos.
no hay en él ni sombra de ini­ Cuantos lo vieron se pasma­
quidad. ron; * no hubo quien no temie­
Ant. — ¡Cuán magníficas son, se.
oh Señor, vuestras o b ra s! Y publicaron esta obra de
A n t.— El justo se alegrará * en D io s; * reflexionaron sobre suó
el Señor y esperará en él. actos.
E l justo se alegrará en el Se-
Salmo 6 3 1 'ñor, confiará en é l ; * se glo­
riarán todos los rectos de cora­
pTscucHAD, oh D ios, mi ora­ zón.
ción cuando clamo a V os; * A n t.— E l justo se alegrará en
del temor del enemigo librad mi el Señor, y esperará en él.
alma. A nt.— M anifestadnos, Señor, *
M e habéis defendido de la la luz de vuestras misericordias.
conspiración de los m alignos; *
de la m ultitud de los que obran Cántico del E cle siá stico 2
la iniquidad. Eccli., 36, 1-16
Aguzaron ellos sus lenguas co­
mo un cuchillo; * asestaron su 'Y ' ened piedad de nosotros, Dios
arco emponzoñado, para asaetear de todas las cosas, y mirad­
a escondidas al inocente. nos; * m anifestadnos la luz de
D e repente dispararon contra vuestras misericordias.
él sin temor alguno; * obstina­ Atem orizad las naciones * que
dos en su infam e designio. no os buscan.
T rataron de armar ocultos la ­ Para que sepan que no hay
zos; * dijeron: ¿Quién los po­ más D ios que Vos, * y proclamen
drá descubrir? vuestras grandezas.
Maquinaron crímenes contra L evantad vuestra mano contra
m í; * mas fatigáronse escudri­ las naciones extranjeras; * para
ñando ardides. que conozcan vuestro poder.
1. En este salmo el Profeta invoca a Dios a fin de que guarde su vida
(2-3) amenazada por detractores hipócritas, hábiles y poderosos (4 -7); y el
Señor interviene infligiéndoles un ejemplar castigo (8-9), causa de temor para
todos y de nlegría especialmente para las almas buenas y virtuosas ( 1 0 - 1 1 ).
2 . Este cántico no es más que una conmovedora plegaria del hijo de
Sirach en favor del pueblo humillado y oprimido. P or lo mismo que el Señor
quiere librar a Israel de sus poderosos y crueles enemigos, pide el suplicante
al comenzar, y reitera la petición varias veces, no que Dios exterm ine a sus
opresores, sino que los convierta.
Porque así como delante de I blo, que lleva vuestro nombre; *
ellas habéis sido santificado en de Israel, a quien tratáis como
nosotros, * así también delan­ vuestro primogénito.
te de nosotros seréis engrande­ PJieclad para la ciudad que
cido en ellas. Vos santificasteis; * Jerusalén,
Para que conozcan, como nos­ ciudad de vuestro descanso.
otros hemos conocido, * que no Llenad a Sión de vuestras pa­
hay, Señor, otro D ios fuera de labras inenarrables, * henchid
Vos. de vuestra gloria a vuestro pue­
Renovad los prodigios, obrad blo.
nuevas m aravillas; * llenad de Ant. — Manifestadnos, Señor,
gloria vuestra mano y brazo de­ la luz de vuestras misericordias.
recho. A n t.— Empléese * todo espí­
Estim ulad vuestro furor, de­ ritu en alabar al Señor.
rramad vuestra cólera; * des­
truid al adversario y afligid al
Salmo 1501
enemigo.
Apresurad el tiempo, acordaos ^LABAiD al Señor que reside
del fin, * para que proclamen en su Santuario; * alabadle
vuestras maravillas. en el firmamento de su poder1.
Sea devorado por el ardor de Alabadle por sus prodigios a
las llamas el que escape; * ha­ favor nuestro; * alabadle por
llen su perdición los que tirani­ su inmensa grandeza.
zan a vuestro pueblo. Alabadle al son de clarines; *
Aplastad la cabeza de los je ­ alabadle con el salterio y la cí­
fes enemigos, * que dicen: “ No tara.
hay nadie más que nosotros” . Alabadle con panderos y ar­
Reunid todas las tribus de Ja­ moniosos conciertos; * alabadle
cob, para que sepan que no hay con instrumentos músicos de
más D ios que V os; * y procla­ cuerda y de viento.
men vuestras grandezas. Alabadle con sonoros cím ba­
Y sean, como en otro tiempo, los; alabadle con címbalos de
* vuestra herencia. júbilo: * empléese todo espíritu
Y será vuestra heredad, * co­ en alabar al Señor.
mo d.esde el principio. A n t.— Empléese todo espíritu
Tened piedad de vuestro pue­ en alabar al Señor.

1. Con esta doxología el compilador oficial e inspirado del Salterio concluye


la colección de salmos que la componen. Profundamente penetrado suespíritu
de la m ajestad y magnificencia de Jehová, le presenta humildemente, pero tam ­
bién con gran fervor y entusiasmo, aquel joyel de laudados como síntesis
de cuanto los diferentes salmistas en el curso de este libro, y los hombres de
todas partes, de todos los tiempos, de todos los pueblos y de todas las genera­
ciones han de cantar en alabanza de sus perfecciones infinitas e inefables.
Digna conclusión de un libro que no ha tenido r.i tendrá semejante en ninguna
literatura humana.
2. E l firmamento de su poder, es decir, el cielo.

I. Brev. 24
en las tinieblas y sombra de la
muerte, y dirigid nuestros pasos
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ por el camino de la paz.
luya. En los Oficios de Fiesta y de O c ­
tava, la Capitula, el Himno, la A n tí­
fona del Benedictus y la Oración, se
dicen como en el Propio o en el Común.
Capitula 1 Rom., 13, 12-13 Lo
pág.
restante como en el Ordinario,
16.

f anoche está ya muy avanza­


da, y va a llegar el día. D e­
jemos, pues, las obras de las ti­ LAUDES
nieblas, y revistámonos de las II
armas de la luz. Andemos con
En los Sábados de A dviento, y desde
decencia, como se suele andar du el Sábado después de Cenizas hasta
rante el día. el Sábado Santo inclusive, así como en
las Cuatro Tém poras y V ig ilia s comu­
nes fuera de Tiem po Pascual, cuando
Himno se celebra Oficio de Feria.

T aaurora derrama ya sus res­ Todo como en el Ordinario, pág. 12,


excepto lo que sigue:
plandores y el día se extien­
de por la tierra; huya toda im ­ A nt.— Señor, en vuestra bon­
pureza ante los rayos del sol. dad.
H Las A n tífon as del Sábado ante­
Desvanézcanse las oscuras ilu ­ rior a la V ig ilia de la N atividad del
siones de la noche; disípense los , Señor y del Sábado Santo, son como
en el Propio de Tiempo.
deseos culpables del corazón;
desaparezcan del todo las hórri­
Salm o 50
das manchas con que la noche
del pecado profanó nuestra alma. ( Véase pág. 59).

Que cuando venga para nos­ A nt.— Señor, en vuestra bon­


otros la mañana del último día, dad, tratad benignam ente a Sión.
resplandezca con los destellos de A n t.— E l Señor D ios nuestro.
la luz verdadera; humildemente
lo pedimos mientras esta m aña­ Salm o 91
na resuena con nuestro canto.
( Véase pág. 223).
A D ios Padre se dé la gloria,
A n t.— E l Señor D ios nuestro
y al H ijo su Unigénito, jun ta­
es ju sto; y no hay en él sombra
mente con el Espíritu Paráclito,
de iniquidad.
ahora y por todos los siglos.
A n t.— D el tem or del enemigo.
Amén.
y . Desde la mañana hemos
Salm o 63
sido colmados de vuestras m ise­
ricordias. 1$. Nos han alegrado (V éase pág. 224).

y deleitado. A n t.— D el tem or del enemigo,


Ant. del Bened. — Alum brad, librad, Señor, mi alma.
Señor, * a los que están sentados * Ant. — D e sus siervos.
fl En el Sábado Santo, en vez del naciones; * cuando separaba a
siguiente Cántico de Moisés, se dice el
Cántico de Ezequias de la pág. 120. los hijos de Adán.
F ijó los límites de los pueblos,
Cántico de M oisés1 * según el número de los hijos
i Deut., 32, 1-43 de Israel.
Porque el Señor escogió a és­
íd , cielos, lo que v o y a tos como porción suya; * tomó a
í re fe rir; * escuche la tie­ Jacob por herencia propia.
rra las palabras de m i Hallóle en una tierra desierta;
boca. * en un lugar de horror y extensa
Destilen como lluvia mis do­ soledad.
cumentos; * desciendan como el Condújole por diferentes ro­
tocio mis palabras, deos, * y le adoctrinó, y guar­
Como sobre la hierba la menu­ dóle como a la niña de sus ojos.
da lluvia, como llovizna sobre Como el águila incita a volar
las dehesas, * porque yo invocaré a sus polluelos * y revoloteando
el nombre del Señor. sobre ellos,
Ensalzad vosotros la grandeza Así el Señor extendió sus alas
de nuestro D io s; * perfectas son y le tomó, * y transportó sobre
las obras de D ios y rectos todos sus hombros.
sus caminos. E l Señor fué su único caudi­
Dios es fiel y sin sombra de llo; * y no había con él Dios
iniquidad, íntegro y justo; * sus ajeno.
hijos, indignos ya de este nom­ H ízole dueño de una tierra
bre, pecaron contra él con sus superior, * para que comiera de
inmundos ídolos. los frutos de los campos.
Generación depravada y per­ Para que chupara la miel de
versa; * ¿así correspondes al Se­ las peñas; * y el aceite de los
ñor, pueblo necio e insensato? olivos que se crían entre las más
¿Por ventura no es él tu pa­ duras rocas.
dre, * que te rescató, que te La manteca de va.cas y la le­
hizo y te crió? che de ovejas, * gordos corderos
Acuérdate de los tiempos an­ y carneros del país de Basan.
tiguos, * recorre de una en una Machos de cabrío con la flor
las generaciones. del trigo, * y para que bebieran
Pregúntalo a tu padre, y él te la sangre de las uvas en vino pu­
informará, * a tus antepasados y rísimo.
te lo dirán. Engordó el pueblo amado y
Cuando el Altísim o dividía las tornóse recalcitrante; * y una
1. “ E s uno de los más bellos poemas del A n tiguo Testamento. L e anima
la inspiración profética, más aún que el entusiasmo lírico. Moisés, anticipa­
damente, contempla a los hebreos instalados en la Tierra de promisión; des­
cubre y expone su negra ingratitud y los castigos que sobre ellos atraerá.
Toda su historia pasada y futura se resume en estas breves páginas. Dios,
siempre fiel y bienhechor; el pueblo, siempre rebelde y abusando de los divinos
beneficios: he aquí el alma de este cántico". (Fillión).
vez saturado, engordado y reple­ bre; * les desvorarán las aves a
to, crueles picotazos; .
Abandonó a Dios, su Creador Armaré contra ellos los dientes
* y se separó de Dios, su Salva­ de las fieras, * y la rabia de las
dor. que van arrastrando y serpeando
Le irritaron, prosternándose sobre la tierra.
ante dioses extranjeros; * en­ Por fuera los desolará la es­
cendieron su cólera con sus abo­ pada, y dentro el pavor; * el jo ­
minaciones. ven y la doncella, el niño que
Sacrificaron a los demonios, pe­ aun mama y el anciano, todos se­
ro no a D ios; * a dioses para rán exterminados.
ellos desconocidos. Y diré: ¿dónde están esos re­
A dioses nuevos y recién v e­ beldes? * Y o borraré de entre
nidos, * que jamás habían adora­ los hombres su memoria.
do sus padres. Pero lo difiero, porque veo
Pueblo insensato, has abando­ tanta arrogancia en sus enemi­
nado al Dios que te engendró, * gos; * no sea que éstos se en­
y te olvidaste del Señor creador grían,
tuyo. Y digan: Nuestra mano robus­
Violo el Señor, y encendióse en ta, y no el Señor, * es la que ha
cólera, * por ser sus mismos hi­ hecho todo esto.
jos e hijas los que así le pro­ Gente es ésta sin consejo ni
vocaban. prudencia. * ¡O jalá tuviesen sa­
Y dijo: Y o esconderé de ellos biduría e inteligencia, y previesen
mi rostro, * y estaré mirando su sus postrim erías!
fin desgraciado. ¿Cóm o es que un solo enemi­
Porque raza perversa es, * son go derrota a mil de ellos, * y dos
unos hijos infieles. ahuyentan a diez m il?
Excitaron mis celos, adoraron ¿Por qué si no es que D ios les
lo que no era D ios; * con sus ha vendido * y les acorraló el
locuras me irritaron. Señor?
Y yo excitaré sus celos, aman­ Porque no es nuestro D ios co­
do a los que no son mi pueblo; mo sus dioses; * que lo digan
* les irritaré, poniendo en su nuestros mismos enemigos.
lugar gente insensata. Sus viñas son viñas de Sodo­
M i furor se ha encendido co­ ma, * son viñas de los arraba­
mo el fuego; * penetrará hasta les de Gomorra.
los infiernos profundos. U vas de hiel son sus u vas; *
D evorará la tierra y sus cose­ sus racimos, amarguísimos.
chas, * abrasará los cimientos de Su vino es hiel de dragones,
los montes. * incurable veneno de áspides.
Acum ularé males sobre ellos; ¿N o me guardé ocultas estas
* les dispararé todas mis flechas. cosas, * selladas en mis tesoros?
Serán consumidos por el ham ­ M ía es la venganza, les daré
oportunamente su paga; * haré Tom ará, venganza de sus ene­
que sus pies resbalen. migos, * y será propicio para con
E l día de la ruina se acerca, * el país de su pueblo.
el tiempo se apresura. A n t.— D e sus siervos se com­
El Señor juzgará a su pueblo; padecerá el Señor; y será propi­
* tendrá piedad de sus siervos. cio para con el país de su pueblo.
Cuando vea su poder debili­ Ant.— Alabad.
tado; * que los de las ciudades
murieron, y que los demás hu­ Salmo 150
biesen perecido.
Y dirá: ¿D ónde están sus dio­^ labad al Señor que reside en
ses, * en los cuales habían puesr su Santuario; * alabadle
to su confianza? en el firmamento de su poder.
De cuyas víctim as comían Alabadle por sus prodigios a
ellos la grasa; * y bebían el vino favor nuestro; * alabadle por su
de las ofrendas. inmensa grandeza.
Levántense, vengan a vuestro Alabadle al son de clarines; *
socorro, * sean vuestro auxilio en alabadle con el salterio y la cí­
vuestro apuro. tara.
M irad que yo soy el D ios úni­ Alabadle con panderos y ar­
co; * no hay otro Dios más que yo. moniosos conciertos; * alabadle
con instrumentos músicos de
Soy yo quien hago morir, y
cuerda y de viento.
quien da la vida; * soy yo quien
Alabadle con sonoros címba­
hiero, y yo curo, y no hay quien
los; alabadle con címbalos de
pueda librar de mi mano.
júbilo: * empléese todo espíritu
Levantaré al cielo mi mano,
en alabar al Señor.
y diré: * Soy yo quien vivo eter­
A n t.— Alabad al Señor por su
namente.
inmensa grandeza.
Si aguzo mi espada como un
L a Capitula, Himno, Verso y A n tí­
rayo, * y coge mi mano la jus­ fona del Benedictus, son los mismos de
ticia, la pág. 93.
Lo demás como en el Ordinario,
Tom aré venganza de mis ene­
pág. 16.
migos, * daré su merecido a los
que me odian.
Em paparé en sangre mis fle­
PRIMA
chas, hasta em briagarlas; * mi
espada devorará la carne. Todo como en el Ordinario, pág. 18,

Los em briagaré de la sangre de excepto lo que sigue:


los degollados y cautivos; * de E n tre A ño
las desnudas cabezas de los ene­
migos. Ant.— Levantaos, Señor.
Naciones, alabad a su pueblo;
E n T ie m p o P a s c u a l
* porque vengará la sangre de
sus siervos; Ant.— Aleluya.
|h Señor es el Dios de las D i e n a v e n t u r a d o el hombre a
ra nmpjj venganzas; * el D'ios de quien Vos mismo hubiereis
P ]as venganzas ha obrado instruido, Señor, * y amaestrado
con libertad. en vuestra ley.
Levantaos, Vos que juzgáis a Para hacerle menos penosos los
la tierra; * dad su merecido a días aciagos, * mientras que a]
los soberbios. pecador se le abre la fosa.
¿Hasta cuándo. Señor, los pe­ Porque no ha de abandonar
cadores, * hasta cuándo han de el Señor a su pueblo; * ni dejar
estar los pecadores vanaglorián­ desamparada su heredad.
dose? Sino que el juicio se ejercerá
¿Hasta cuándo charlarán y ha­ con justicia, * y le seguirán to­
blarán inicuamente, * jactándose dos los rectos de corazón.
de ellos todos los que obran la M as entre tanto ¿quién se
iniquidad? pondrá de mi parte contra los
Ellos, Señor, han abandonado m alvados? * ¿qiuén saldrá a fa­
a vuestro pueblo, * y han devas­ vor mío contra los que obran la
tado vuestra heredad. iniquidad?
Han asesinado a la viuda y al Si el Señor no me hubiese so­
extranjero, * y han quitado la corrido, * seguramente sería ya
vida al extranjero. el sepulcro mi morada.
Y dijeron: N o lo verá el Se­ Si yo decía: M i pie está a pun­
ñor, * no sabrá nada el Dios de to de resbalar; * vuestra miseri­
Jacob. cordia, Señor, acudía a socorrer­
Reflexionad, oh hombres los me.
más insensatos del pueblo; * ne­ A proporción de los muchos
cios, entendedlo bien. dolores que atorm entaron mi co­
¿N o tendrá oído quien plantó razón, * vuestros consuelos llena­
la oreja, * o el que formó los ron de alegría mi alma.
ojos no verá? ¿Acaso estáis sentado en algún
¿N o castigará quien castiga a tribunal injusto, * cuando nos
las naciones; * el que enseña la imponéis preceptos penosos?
ciencia al hombre? Andan los m alvados a caza del
Conoce el Señor los pensa­ justo, * y condenan la sangre del
mientos de los hombres; * sabe inocente.
él que no son más que vanidad. Pero el Señor me ha servido

1. Israel, oprimido en gran manera, ignoramos si por el poder de un pueblo


extranjero, o por jueces y gobernantes de la propia nación, eleva su plegaria
a Jehová por boca del salmista a fin de suplicarle que ju zgu e y vengue la
soberbia y tiranía de una gente sin conciencia y sin ningún temor de Dios
(1-11). E n la segunda parte (12-23), el salm ista, unas veces en nombre de
Israel, otras en nombre propio, excita los sentimientos de fe y confianza en
Jehová, protector de los justos y juez de los malvados.
de refugio; * ha sido mi D ios el lebrillo en que espero lavarme.
sostén de mi esperanza. Hasta a la Idumea extenderé
Y hará caer sobre ellos lamis pasos: * los extranjeros se
pena de sus iniquidades; y por harán amigos míos.
su malicia los hará perecer. * ¿Quién me guiará a la ciudad
Los destruirá el Señor Dios nues­ fortificada? * ¿Quién me condu­
tro. cirá hasta la Idumea?
¿Quién, sino Vos, oh Dios,
Salmo 10 7 1 que nos habíais rechazado, *
Vos que no salíais ya al frente
T~\ i s p u e s t o está mi corazón, oh
de nuestros ejércitos?
D io s; mi corazón está dis­ Dadnos en la tribulación vues­
puesto, * cantaré y entonaré sal­ tro socorro, * porque es vana
mos en medio de mi gloria. la protección del hombre.
D espierta, gloria mía, apresu­ Con Dios haremos proezas; *
raos, salterio y cítara: * yo me él aniquilará a nuestros enemi­
levantaré al rayar la aurora. gos.
Os alabaré, Señor, en medio de
IT Cuando en Laudes se hubiere re ­
los pueblos, * y os cantaré him­ cado el Salmo 50, Tened piedad, se
nos entre las naciones. añade el Salmo 149, Cantad al S e ­
ñor... en alabanza, como se halla en
Porque es más grande que los la pág. 222. En caso contrario, reza­
cielos vuestra misericordia, * y dos lqs tres Salmos, inmediatamente
se dice la Antífona.
más elevada que las nubes vues­
tra verdad. E ntre A ño
Ensalzado seáis, Señor, sobre
los cielos, y brille sobre toda Ant:— Levantaos, Señor, Vos
la tierra vuestra gloria, * para que juzgáis a la tierra; dad su
que se vean libres aquellos a merecido a los soberbios.
quienes amáis.
E n T ie m p o P a s c u a l
Salvadm e por vuestra diestra;
escuchadm e: * desde su Santua­ Ant.— Aleluya, Aleluya, ale­
rio así ha hablado D ios: luya.
T riun faré, y dividiré a Si- Lo demás como en el Ordinario,
quem ; * y mediré el valle de los p!g. 2 0 .
tabernáculos.
M ío es Galaad, y mío es Ma-
nasés; * y E fraím es el apoyo TERCIA
de mi cabeza.
Todo como en el Ordinario, pág. 25,
Judá es mi cetro; * M oab, el excepto lo que sigue:

1. Este salmo está formado, sin notables variantes, por dos fragmentos
de los salmos 57 (8-12) y 60 (7-14), habiéndose realizado esta combinación en
una época bastante posterior, y que ignoramos por quién y para qué fin fué
hecha. E n sentido espiritual, podemos servirnos de este salmo como de una
plegaria dirigida a Dios para que nos otorgue nuevas victorias y nuevas con­
quistas sobre nuestros enemigos, que son los demonios y nuestras desordenadas
pasiones.
E n t r e A ño alaban se han conjurado contra
mí.
A nt. — M i clamor.
Porque el alimento que tomo
E n Tiem po P a s c u a l va mezclado con la ceniza; * y
mis lágrimas se mezclan con mi
Ant. — Aleluya.
bebida.
A causa de vuestra ira e in­
Salmo 101, i 1
dignación ; * porque elevándome
s c u c h a d , Señor, mi ora­ me habéis estrellado.
ción, * y llegue hasta Com o sombra han pasado
Vos mi clamor. mis días, * y heme secado como
No apartéis de mí vuestro ros­ el heno.
tro; * en cualquier tribulación M as Vos, Señor, permanecéis
en que me hallare, inclinad ha­ eternamente, * y vuestra memo­
cia mí vuestro oído. ria pasa de generación en ge­
Cualquier día que os invocare, neración.
* escuchadme prontamente.
Salmo 10 1, ii
Porque como humo han des­
aparecido mis días, * y áridos T e v a n t á n d o o s , os compadecéis
están mis huesos como leña seca. de Sión; * porque llegado es
Estoy marchito como el heno, el tiempo, el tiempo de apiada­
árido está mi corazón; * pues ros de ella.
hasta de comer mi pan me he Porque hasta sus mismas rui­
olvidado. nas son amadas de vuestros sier­
’ D e puro gritar y gemir, * me vos, * y a la vista de su tierra,
he quedado con sola la piel pe­ éstos se enternecen.
gada a los huesos. Entonces las naciones temerán,
Me he vuelto semejante al p e­ Señor, vuestro nombre, * y to­
lícano, * que habita en la sole­ dos los reyes de la tierra respe­
dad; parézcome al buho en su al­ tarán vuestra gloria.
bergue. Porque el Señor habrá edifi­
Paso insomnes las noches, * cado a Sión, * y allí será visto
y vivo cual pájaro que se está con toda su m ajestad.
solitario sobre los tejados. El atendió a la oración de los
Zahiérenme todo el día mis humildes, * y no despreció sus
enemigos, * y aquellos que me | plegarias.

1. E s la oración de un devoto israelita, cautivo en Babilonia, el cual,


considerando cercano el fin del destierro, y temeroso de no poder presenciar
un acontecimiento tan glorioso, toma la palabra en nombre de todo el pueblo,
y expone a Jehová con vivos colores el cuadro de su lamentable situación
( 2 - 1 2 ); seguidamente entona un cántico profético relativo al fin de la cau ti­
vidad, a la restauración de Sión y a la conversión de los gentiles al culto del
Dios verdadero (13-23), y ruega a Jehová que le conceda tal espacio de vida
que le permita ser testigo del cumplimiento de sus promesas (24-28). E n sen­
tido metafórico este salmo puede aplicarse al pecador, el cual espera de Dios
el perdón y su retorno a la vida de la gracia. Por este motivo la Iglesia
hecho de él el quinto de los siete salmos penitenciales.
Escríbanse estas cosas para la rán mudados; * mas Vos sois
generación venidera, * y el pue­ siempre el mismo, y vuestros
blo que será creado glorificará años no tendrán fin.
al Señor: Los hijos de vuestros siervos
Porque desde su excelso San­ tendrán su habitación, * y su
tuario inclinó los ojos; * púsose prole quedará arraigada por los
el Señor desde el cielo a mirar siglos de los siglos.
la tierra. A n t;— M i clamor llegue, Se­
Para escuchar los gemidos de ñor, hasta V os; no apartéis de
los que estaban entre cadenas, * mí vuestro rostro.
para libertar a los sentenciados
a muerte. En T ie m p o P ascu al

A fin de que prediquen en Sión Ant. — Aleluya, aleluya, ale­


el nombre del Señor, * y sus luya.
alabanzas en Jerusalén. En los Oficios de Fiesta y de O cta­
va, la Capitula, el Responsorio breve y
Al congregarse los pueblos y la Oración, se dicen como en el Propio
los reyes, * para servir todos jun­ o en el Común.
Lo demás como en el Ordinario,
tos al Señor.
pág. 26.

Salm o 10 1, n i
SEXTA
P v íjo le el justo cuando se ha-
Todo como en el Ordinario, pág. 28,
■ liaba en su florida edad: * excepto lo que sigue:
M anifestadm e, Señor, el corto
número de mis días. E n tre A ño
No me llam éis a la mitad de Ant.— Señor, Dios mío.
: mi vida, * Vos cuyos años son
eternos. E n T ie m p o P a s c u a l
Al principio Vos, Señor, hicis­ Ant. — Aleluya.
te is la tierra; * y los cielos obra
son de vuestras manos. Salmo 103, i 1
Estos perecerán, mas Vos sois
inmutable; * y todos como un e n d i c e , alma mía, al Se­

vestido se gastarán. ñor. * Señor Dios mío,


Y Vos los m udaréis . como mucho os habéis engran­
quien muda una capa, y queda­ decido.

1. Es un himno en el que el salmista presenta con pocas, pero magistrales


pinceladas, la m agnificencia y bondad de Jehová en la creación del mundo y
en la conservación de sus criaturas. L a obra del primer y segundo día de la
creación, sirven al autor sagrado para hacer resaltar ante todo la soberanía
majestuosa del Creador, revestido con la luz que acababa de crear,y después
para mostrar la magnificencia de su palacio (1-4). A esto sigue la formación
de los continentes ( 5 -9 ), la cual, juntamente con la aparición de las fuentes
y de los ríos dió lugar á la aparición del reino vegetal, obra del tercer
día (10-14), tan provechosa a la criatura hurrana y a los otros seres vivientes
(14-18); la luz y el sol, obra del cuarto día (19-23); la vida debajo de las
aguas en el día quinto ( 2 4 -2 6 7 , y la del reino animal en el día sexto (27-30).
De gloria y majestad os ha­ de vuestras obras está saciada la
béis revestido; * cubierto estáis tierra.
de luz como de un ropaje. Producís el heno para las bes­
Extendisteis los cielos como un tias, * y la hierba para el servi­
pabellón, * y habéis cubierto de cio del hombre.
aguas la parte superior de ellos. Sacando el pan de la tierra, *
D e las nubes hacéis vuestra y el vino que alegra el corazón
carroza, * Vos que andáis sobre del hombre.
las alas de los vientos. El aceite que hace brillar su
Dais a vuestros ángeles la ra­ rostro, * y el pan que sostiene
pidez de los vientos, * y a vues­ su vigor.
tros ministros el ardor del fuego. Se llenarán de júbilo los ár­
La tierra habéis cimentado so­ boles del campo, y los cedros del
bre sus propias bases; * no se Líbano que él plantó; * allí ha­
desnivelará jamás. rán las aves sus nidos.
Como de un vestido, con el M ás alto que las otras lo tiene
abismo la cubristeis; * sobre los la cigüeña; * los altos montes
montes estaban las aguas. sirven de refugio a los ciervos;
A vuestra amenaza echaron a las quiebras de la peña a los
huir; * amedrentadas del estam ­ erizos.
pido de vuestro trueno. El Señor crió la luna para re­
Alzanse los montes, y abájanse gla de los tiempos; * el sol ob­
los valles, * hasta el lugar que serva puntualmente su ocaso.
les habéis fijado. Vos Señor, pusisteis las tinie­
Término les habéis puesto, que blas, * y quedó hecha la noche;
no traspasarán; * no volverán a durante ella corretearán todas las
cubrir la tierra. fieras del bosque.
Vos hacéis brotar las fuentes Rugen en busca de presa los
en los valles; * por entre los cachorros de los leones, * y cla­
montes correrán las aguas. man a D ios por el alimento.
Beberán todas las bestias del M as así que el sol apunta, re-
campo; * a ellas correrán, acosa­ tíranse en tropel; * y van a me­
dos de la sed, los asnos m onte­ terse en sus guaridas.
ses. Sale el hombre a su ocupación,
Junto a ellas habitarán las aves * y a su trabajo hasta la noche.
del cielo; * de entre las peñas
harán sentir sus gorjeos. Salmo 103, m

ué m agníficas son vuestras


Salmo 103, n
Q obras, Señor! * Todo lo ha­
O e g á is los m ontes desde v u e s­ béis hecho sabiam ente; llena está
tra alta m orad a; * del fru to la tierra con vuestros beneficios.

El poema termina con una especie de peroración (31-35) que recuerda de


lejos aquel: “ vió Dios cuanto había hecho, y era todo en gran manera bueno”
(Gen., I, 31).
He aquí el mar de senos anchu­
rosos; * muévense en él un sin­ Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
número de bestias;
luya.
Animales pequeños y grandes; En los Oficios de Fiesta y de Octa­
* por él pasan los navios, va, la Capitula, el Responsorio breve v
Y el monstruo que creasteisla Oración, se dicen como en el Propio
o en el Común.
para que se retozara en sus olas; Lo demás como en el Ordinario,
* todos esperan de Vos, que les pág. 29.
deis a su debido tiempo el ali­
mento.
NONA
Vos les dais, ellos recogen; *
abrís Vos la mano, y quedan sa­ Todo como en el Ordinario, pág. 31,
excepto lo que sigue:
ciados de bienes.
M as si apartáis el rostro, llé- E n tre A ño
nanse de eppanto, * les quitáis el
espíritu vital, desfallecen, y vuel­ Ant. — No calléis, oh Dios.
ven al polvo de que salieron.
E n T ie m p o P a s c u a l
Les enviáis vuestro soplo, ellos
renacen; * y renováis la faz de Ant.— Aleluya.
la tierra.
¡ Gloria sea dada eternamente Salmo 108, i 1
al Señor! * Se gozará el Señor
en su obra. o calléis, oh Dios, mi ala­
El m ira la tierra, y ella se es­ banza: * porque la boca
tremece; * toca las montañas, y del pecador y la del trai­
humean. dor se llan desatado contra mí.
Cantaré al Señor toda mi vida; Con lengua falaz hablaron con­
* alabaré a D ios mientras yo tra m í; y con discursos odiosos,
existiere. me han cercado, * y me han com­
Séanle mis palabras agrada­ batido sin m otivo alguno.
bles; * en cuanto a mí, pongo En vez de amarme, me calum­
en el Señor mis delicias. niaban; * mas yo oraba.
D esaparezcan los pecadores de Volviéronme mal por bien, *
la tierra, sean aniquilados los y pagáronme con odio el amor
impíos. * ¡A lm a mía, bendice al que yo les tenía.
Señor! Sujetadle, Señor, al dominio
Ant. — Señor, Dios mío, os del pecador, * y estése el diablo
habéis engrandecido en gran m a­ a su derecha.
nera. Cuando sea juzgado, salga con­

1. Cruelm ente perseguido, calumniado y odiado por sus enemigos, y espe­


cialmente por uno que ocupaba un cargo público y que parece ser el protago­
nista de los demás, el Profeta R ey se dirige a Dios en demanda de protección
para librarse de los males que experimentaba (1-5 ); se dirige contra su ad­
versario implacable, contra su persona, fam ilia y bienes ( 6 -2 0 ), y después de
haber implorado de nuevo 5 ] socorro de Dios (21-29), termina con una promesa
de eterno agradecimiento (30-31).
denado; * y su oración sea un de­ que se cubra, * y como de cin­
lito. gulo con que siempre se ciña.
Acortados sean sus días; * y Esto es lo que ganan para con
ocupe otro su ministerio. el Señor los que maldicen * y
Huérfanos se vean sus hijos, * maquinan contra mi vida.
y viuda su mujer. M as Vos, Señor y Dueño mío,
Anden prófugos sus hijos y poneos de mi parte por amor a
mendiguen, * y sean arrojados vuestro nom bre; * porque suave
de sus hogares. es vuestra misericordia.
Escudriñe el usurero todo cuan­
to él posee, * y arrebátenle los Salmo 108, m
extraños el fruto de sus fatigas.
No halle quien le tenga com ­ T porque pobre soy y
ib r a d m e ,
pasión, * ni quien se apiade de necesitado, * y turbado está
sus huérfanos. mi corazón dentro de mí.
Sean exterminados todos sus Com o sombra que huye, así
hijos, * pasada una sola genera­ v o y desapareciendo; * y soy sa­
ción quede ya borrado su nom ­ cudido como las langostas.
bre. M is rodillas se han debilitado
por el ayuno, * y está extenuada
Salmo 108, n mi carne por falta de jugo.
E sto y hecho el escarnio de
R en u évese en la presencia de ellos, * me miran, y meneando
Dios la memoria de la ini­ sus cabezas me insultan.
quidad de sus padres; * nunca Ayudadm e, Señor m ío; * sal­
se borre el pecado de su madre. vadme según vuestra m isericor­
Estén siempre los delitos de dia.
ellos ante los ojos del Señor, y Y sepan que aquí está vuestra
desaparezca de la tierra su m e­ mano, * y que sois V os, Señor,
moria, * por cuanto no pensó en quien obró de esta manera.
usar de misericordia. Ellos me echarán m aldiciones,
Antes bien ha perseguido al y Vos me bendeciréis; * sean
hombre desamparado y al m en­ confundidos los que se levantan
digo, * y al afligido de corazón contra m í; mas vuestro servidor
para matarle. estará lleno de alegría.
Amó la m aldición, y le caerá Cubiertos sean de ignominia
encima; * y ya que no quiso la mis detractores, * y envueltos en
bendición, ésta se retirará lejos su afrenta como con un doble
de él. manto.
Vistióse de la maldición como M i boca se deshará en acciones
de un vestido, * y penetró ella de gracias al Señor; * y cantaré
como agua en sus entrañas, y co­ sus alabanzas en medio de un
mo aceite hasta sus huesos. numeroso concurso.
Sírvale como de túnica con Porque se puso a la derecha de
este pobre, * para salvarle de los Salmo 143, i 1
que conspiran contra su vida1.
A n t.— N o calléis, oh Dios, por­ fo T lE N M T O sea el Señor mi
que me han cercado con discur­ y Dios, que adiestra mis
sos odiosos. P. manos para el combate,
* y mis dedos para la guerra.
E n T ie m po P a s c u a l E l es mi misericordia y mi
Ant. — Aleluya, aleluya, ale­ asilo; * mi amparo y mi liber­
tador.
luya.
En los Oficios de Fiesta y de O cta­ M i protector en quien confío;
va, la Capitula, el Responsorio breve y * él es quien sujeta mi pueblo a
la Oración, se dicen como en el Propio
o en el Común.
mi poder.
Lo demás coma en el Ordinario, Señor, ¿quién es el hombre
pág. 32.
para que os le m anifestéis? *
¿o el hijo del hombre para que
penséis en él?
VISPERAS
Semejante es el hombre a la
Todo como en el Ordinario, pág. 34, vanidad; * sus días como la som­
excepto lo que sigue:
ü D urante el A dviento, todos los bra pasan.
Sábados, aun en el precedente a la Inclinad, Señor, vuestros cie­
Dominica I V , se dicen las Antífonas
de la Dom inica siguiente.
los, y descended; * tocad los
>- montes, y humearán.
F u e r a d e T ie m p o P a s c u a l Vibrad rayos, dispersad a vues­
Ant. — Bendito sea el Señor. tros enemigos; * arrojad vues­
tras saetas y derrotadles.
E n T ie m p o P a s c u a l Extended desde lo alto vues­
tra mano, libradme; salvadme de
A nt.— A leluya, * aleluya, ale­
las grandes aguas; * de la mano
luya.
1f Las A n tífo n a s y Salmos señalados
de los hijos del extranjero.
para entre A ñ o y para el Tiempo Cuya boca no habla más que
Pascual, se dicen siempre en el Sábado
mentira, * cuya diestra es dies­
como I V ísperas de la Dom inica si­
guiente, cuando se ha de celebrar el tra de maldad.
Oficio de la misma Dom inica, tanto en Ant. — Bendito sea el Señor,
las Dominicas menores, fuera de las
Octavas de N atividad, E pifan ía y A s ­ mi amparo y mi libertador.
censión, como en las Dom inicas m ayo­ A n t.— Bienaventurado el pue­
res, fuera de A dviento, sin exceptuar la
misma Dom inica “ in A lb is ” . blo.

1. El Señor ama a todos, pero se complace especialmente con los hu­


mildes.
2. Este salmo consta de dos partes diferentes por su ritfi,-j / argumento.
La primera ( 1 - 1 1 ) es una deprecación de uno de los reyes descendientes de
David, el cusí, atacado por enemigos extranjeros que han quebrantado la paz
jurada a Israel, halla en los salmos del profeta rey las expresiones propias
para acudir s Jehová con sentimientos de gratitud, fe, y humildad (1-4), para
pedir su poderosa intercesión en la lucha contra sus adversarios (5-8) y prometer­
le un acto de agradecim iento (9-10). L a segunda parte (12 -15 ) es un fragm ento de
un salmo que ha desaparecido, el cual ensalzaba la prosperidad m aterial del
pueblo de Dios como premio de su fidelidad a Jehová
Q s ensalzaré, oh Dios mío, mi Q s glorificaré, oh D ios mío, mi
rey, * y bendeciré vuestro rey; * bendeciré vuestro
nombre ahora y por los siglos de hombre eternamente.
los siglos. Todos los días os bendeciré, *
Vos que dais salud a los reyes, y alabaré vuestro nombre en este
* que librasteis a vuestro siervo siglo y eternamente.
David de sangrienta espada; sal­ E l Señor es grande, digno de
vadme. toda alabanza, * su grandeza es
Y arrancadme de la mano deinsondable.
los hijos del extranjero, cuya Alabarán vuestras obras las ge­
boca no habla más que mentira. neraciones todas, * y proclamarán
* cuya diestra es de iniquidad. vuestro poder.
Sus hijos son sem ejantes a Publicarán la gloriosa m agnifi­
plantas vigorosas * en la flor de cencia de vuestra santidad, * y
su edad. pregonarán vuestra grandeza.
Sus hijas ataviadas, * cubier­ H ablarán de vuestro poder tre­
tas de adornos, a sem ejanza de mendo ; * pregonarán vuestra
un templo. grandeza.
Sus graneros están llenos, * re­ Perpetuarán la m em oria de
bosantes de todo fruto. vuestra inmensa bondad, * y lle-
nalránse de júbilo por vuestra
Sus ovejas son fecundas; nu­
merosas cuando salen a pacer; * justicia.
sus vacas están gordas. A n t.— El Señor es grande, v
digno de toda alabanza; su gran­
En sus muros no hay brecha ni
deza es insondable.
abertura; * ni alborotos en sus
A n t.— Bondadoso es el Señor.
plazas.
Feliz llamaron al pueblo que
goza de estos bienes; * dichoso Salm o 144, n
el pueblo que tiene al Señor por ^ lem ente y m isericordioso es
su Dios. el Señor; * lleno de pacien­
A n t.— Bienaventurado el pue­ cia y de bondad infinita.
blo, que tiene al Señor por su Bondadoso es el Señor para
Dios. con todos; * su com pasión se
A n t.— E l Señor es grande. extiende a todas sus obras.

1. Es un himno magnífico a la gloria de la realeza, grandeza, poder, bondad,


misericordia, fidelidad y otros atributos de Jehová considerados aquí, no con
relación al pueblo de Israel, sino en cuanto se manifiestan de una manera
universal a todos los hombres y a las otras criaturas. A un que las jaculatorias,
las exhortaciones y las sentencias de que consta el presente salmo se sucedan,
en apariencia, sin otro orden que el de la letra inicial del alfabeto hebreo,
con todo se puede establecer una triple división: A laban za a Jehová; I) de
parte del salmista (1-3 ); I I ) de parte del lin aje humano (4-9); I I I ) y de parte
de todos los seres y de todos los devotos de Israel (10-20).
Que os alaben, Señor, todas cará mi boca. * Bendiga toda
vuestras criaturas, * y os bendi­ carne su santo nombre por siem­
gan todos vuestros santos. pre y por toda la eternidad.
Publiquen el esplendor de vu e s­ A n t.— Fiel es el Señor en to­
tro reino, * p roclam en vu estro das sus promesas, y santo en to ­
poder; das sus obras.
A fin de que este poder sea
conocido de los hom bres, * así E n T iem po P a s c u a l
como el glo rio so esplendor de Ant. — Aleluya, aleluya, ale­
vuestro reino. luya.
Vuestro reino es un reino eter­
no; * vuestro imperio es de todas H En los Sábados antes de las Do­
minicas de Septuagésima, Sexagésim a y
las generaciones. Quincuagésima se dice la Capitula pro­
pia; en los otros Sábados fuera de la
Ant. — Bondadoso es el Señor Octava de la Natividad y E pifanía, se
para con todos; su compasión se dice la siguiente

extiende a todas sus obras.


Ant.— Fiel es el Señor. Capitula Rom., 11, 33

Q h profundidad de los tesoros


Salm o 144, ra de la sabiduría y de la cien­
cia de D io s : cuán incomprensi­
p i E L es el Señor en todas sus bles son sus juicios e inexcruta-
promesas, * y santo en to ­ bles sus caminos!
das sus obras. U E n todos los Sábados indicados
El Señor sostiene a los que anteriormente, se dicen el Himno y
Verso siguientes:
están próximos a caer; * levanta
a todos los caídos.
Himno
Todos, Señor, esperan, con los
ojos fijos en V o s; * y Vos les ( ^ h luz increada, santísima
dais a su tiem po el alimento. Trinidad y Unidad sobera­
Abrís vuestra mano, * y lle­ na; al desaparecer el radiante
náis de bienes a todo sér viviente. sol, infundid vuestra luz en nues­
Justo es el Señor en todos sus tros corazones.
designios, * y santo en todas sus A Vos, al amanecer ofrecemos
obras. nuestros cánticos de loores; a
Cerca está el Señor de cuantos Vos dirigimos nuestras preces al
le invocan; * de cuantos le in­ caer el día; conceded que os
vocan con sinceridad. alabemos en compañía de vues­
Cumplirá el deseo de los que tros escogidos.
le temen; * escuchará su ora­ A Vos, Padre, y juntam ente al
ción, y los hará salvos. H ijo, e igualmente a Vos, oh
Guarda el Señor a todos los santo Espíritu, como fué debida
que le aman; * arruinará, em pe­ la gloria desde toda la eternidad,
ro, a todos los pecadores. así sea dada por todos los siglos.
Las alabanzas del Señor publi­ Amén.
' X . Suba a Vos, Señor, la presencia; * inclinad vuestro oído
oración de la tarde. a mis súplicas.
. Y descienda sobre nos­ Porque mi alma está harta de
otros vuestra misericordia. males, * y tengo ya un pie en
U Durante el Adviento, Cuaresma, el sepulcro.
Pasión y en Tiempo Pascual, desde
el Sábado “ in A lb is ” hasta el Sábado Y a me cuentan entre los muer­
antes de la Dominica V después de tos; * he venido a ser un hombre
Pascua inclusive, se dice la Capitula
como en el Propio de Tiempo. E l H im ­ desvalido, libre entre los muer­
no y Verso son los ordinarios. tos.
La A ntífona del M agníficat se toma
riel Propio de Tiempo, excepto en los Como los acuchillados que y a ­
Sábados antes de la Dom inica I I y cen en los sepulcros; * y de
siguiente después de la E pifa n ía, en los
cuales se dice la siguiente
quienes no os acordáis ya, como
desechados de vuestra mano.
A n t.— Am paró D ios a Israel,
Pusiéronme en un hoyo pro­
su siervo * conform e lo prom e­
fundo, * en la tinieblas y en la
tido a Abrahán y a su descen­
sombra de la muerte.
dencia para siempre.
Sobre m í ha descargado vues­
Terminado el Cántico y repetida la
A ntífona, se dice la O ración de la D o ­ tro furor, * y todas vuestras olas
minica siguiente, la cual sirve para habéis estrellado contra mí.
toda la Semana, a no ser que haya otra
Oración especial. Habéism e alejado de todos mis
Lo demás como en el Ordinario, conocidos; * los cuales me han
páá. 38.
mirado como objeto de abomi­
nación.
COMPLETAS Prisionero estoy, no hallo sali­
da; * mis ojos se consumen en
Todo como en el Ordinario, pág. 38,
excepto lo que sigue:
la aflicción.
A Vos, Señor, clam é todo el
F u e r a d e T ie m p o P ascu al día, * con las manos extendidas
A n t.— Entre mi oración. hacia Vos.
¿Acaso haréis m ilagros en fa ­
E n T ie m p o P a s c u a l vor de los m uertos? * ¿Los re­
A nt.— Aleluya. sucitarán los m édicos para que
ellos os bendigan?
Salmo 8 7 1 ¿H abrá tal vez alguno que en
el sepulcro publique vuestra mi­
wgM™0* ^ os m* sa^uc^> * sericordia, * o desde la tumba
B & o J día y noche clamando es­ vuestra verdad?
toy en vuestra presencia. ¿Cóm o han de ser conocidas en
E ntre mi oración en vuestra las tinieblas vuestras m aravillas,
1 . E l autor de este salmo, varón de cierta edad, es un piadoso israelita,
herido ya desde su juventud de una grave enfermedad, la cual se ha ido
acentuando de día en día hasta sum ergirle en un abismo de dolores. Aunque
reconoce a Dios como autor de este azote, no se dirige contra él, antes con
una gran resignación se contenta con exponer el estado desolador y lásti-
moso de su alma. Delante de Dios se duele, gime y ruega; ahí está toda su
consolación.
* ni vuestra justicia en la región deseos; * para, que se renueve tu
del olvido? juventud como la del águila.
Por eso clamo yo a Vos, Señor, El Señor hace mercedes, * y
* y me adelanto a la aurora pa­ hace justicia a todos los que su­
ra presentaros mi oración. fren agravios.
¿Por qué desecháis, Señor, mis Hizo conocer a Moisés sus ca­
ruegos? * ¿por qué me escondéis minos, * y a los hijos de Israel su
vuestro rostro? voluntad.
Pobre soy yo y lleno estoy de Compasivo es el Señor y be­
trabajos desde mi juventud; * y nigno, * tardo en airarse, y de
si bien fui ensalzado, vim e hu­ gran clemencia.
millado y abatido. N o durará para siempre su
Contra m í ha estallado vuestra enojo, * ni estará amenazando
ira, ^ y vuestros terrores me han perpetuamente.
conturbado. No nos ha tratado según m e­
Inúndanme éstos cada día co­ recían nuestros pecados, * ni da­
mo avenidas de agua; * me cer­ do el castigo debido a nuestras
can todos a una. iniquidades.
Habéis alejado de mí el amigo Antes bien cuanta es la eleva­
y pariente, * y mis conocidos ción del cielo sobre la tierra, *
todos, por razón de mi miseria. tanto ha engrandecido él su m ise­
ricordia para con aquellos que le
Salm o 102, i 1 temen.
Cuanto dista el Oriente del O c­
D e n d i c e , oh alma m ía, al Se­ cidente, * tan lejos ha echado de
ñor, * y bendigan todas mis nosotros nuestras maldades.
entrañas su santo nombre.
Bendice al Señor, alm a m ía, * Salmo 102, n
y guárdate de olvidar ninguno de
sus beneficios. / ^ omo un padre se compadece
El es quien perdona todas tus de sus hijos, * así se ha com­
maldades; * quien sana todas tus padecido el Señor de los que le
dolencias. temen, porque conoce bien la fra ­
Quien rescata de la m uerte tu gilidad de nuestro ser.
vida; * el que te corona de m i­ Tiene m uy presente que somos
sericordias y gracias: polvo, * y que los días del hom ­
El que sacia con sus bienes tus bre son como el heno, cual flor

1. Es un hermoso himno de acción de gracias a Jehová. Su autor sagrado


ha tenido la suerte de asistir a la realización de las grandes esperanzas; las
profecías de Jerem ías y de los salmos 102, 13 y siguientes han tenido su cum­
plimiento. L a restauración de Sión es un hecho; Jehová ha perdonado a Israel
sus pecados. Curado éste de su enfermedad y de sus sufrimientos, una sangre
nueva circula por sus venas. A n te este notable acontecimiento, el salmista se
apropia los sentimientos de su pueblo. Después de una breve introducción (1-2),
hace a Jehová un acto de reconocimiento por los beneficios de E l recibidos (3-6),
ensalza su bondad y clemencia (7-8), y proclama su reinado sobre todas las
criaturas (19-22).
del campo, así florece, y se seca. otros de gran poder y virtud,
Porque el espíritu estará en él ejecutores de sus órdenes, pron­
como de paso; * y así el hombre tos a obedecer la voz de sus man­
dejará pronto de existir, y no co­ datos.
nocerá el mismo lugar que ocu­ Bendecid al Señor todos vos­
paba. otros que componéis su celestial
Pero la misericordia del Se­ milicia, * ministros suyos que ha­
ñor permanece abeterno, * y para céis su voluntad.
Vos sabéis cuándo me siento y Criaturas todas de D ios, en
me levanto. cualquier lugar de su universal
Su justicia no abandonará ja ­ imperio, bendecid al Señor; *
más a los hijos y nietos * de los bendice tú, oh alma mía, al Se­
que observan su alianza, ñor.
Y conservan la memoria de sus A nt.— Entre, Señor, mi oración
mandamientos, * para ponerlos en vuestra presencia.
en práctica.
E l Señor asentó en el cielo su E n T ie m p o P ascu al

trono; * y su reino dominará


Ant. — A leluya, aleluya, ale­
sobre todos.
luya.
Bendecid al Señor todos vo s­
Lo demás como en el Ordinario,
otros, oh ángeles suyos, * vo s­ pág. 39.
Propio de Tiempo1

VISPERAS los Sufragios de todos los Santos, aun


en las Fiestas.
Las A ntífonas y la Capitula son de
las Laudes del Domingo siguiente, pá­
gina 248; los Salmos del Sábado, como
en el Salterio, pág. 237; el Himno Crea­ Dominica I de Adviento
dor, y el Verso Derramad, pág. 35.
De I clase. Semidoble

Ant. del Magnif. — He aquí


que el nombre del Señor * viene MAITINES
de muy lejos, y su resplandor ilu­ El Invitatorio: A l Rey que ha de
venir; el Himno: Oh soberano Verbo,
mina toda la tierra. pág. 4. Los Salmos son de Domi­
nica, con las Antífonas y Versos de
los Nocturnos propios de Adviento, pá­
Oración gina 46.

Señor,
)S tr a d , vuestro I NOCTURNO
poder, y venid; para que E m p i e z a e l l i b r o d e l P r o f e t a
con vuestra protección I sa ía s
merezcamos vernos libres de los
inminentes peligros de nuestros Lección I Cap. 1, 1-3
pecados, y ser salvos con vuestro [ s i ó n que tuvo Isaías, hi­
auxilio: Vos que vivís. jo de Amos, en orden a
Durante todo el Adviento se omiten ' las cosas de Judá y de

1. Siendo la institución del año litúrgico una de las más admirables de


la Iglesia católica, creemos que será de no poca utilidad el conocimiento del
mismo, especialmente para cuantos utilicen el Breviario Romano. En el año li­
túrgico, lo primero que debemos considerar es su unidad. Para convencernos de
ella, no precisa sino fijarnos en su propia constitución. En ella vemos que todo
el año litúrgico se divide en dos grandes ciclos o estaciones: ciclo de Navidad y
ciclo de Pascua. Estos dos grandes períodos o ciclos se desarrollan mediante la
preparación a los mismos, su celebración y continuación. L a preparación a la
Natividad de Jesucristo está formada por el Adviento; la celebración se realiza
Jerusalén, en tiempo de Ozías, de nos si Vos mismo sois, * el que
Joatán, de Acaz y de Ezequías, habéis de reinar en el pueblo de
reyes de Judá. Oíd, oh cielos, y Israel. "\’r . Moradores del orbe,
tú, oh tierra, presta tu aten­ hijos de los hombres, ricos y
ción, pues el Señor es quien ha­ pobres. Salid a su encuentro, y
bla. He criado hijos y los he decid. V . Atendednos Vos que
engrandecido, y ellos me han regís a Israel, Vos que conducís
menospreciado. El buey recono­ a José como a una oveja. Anun­
ce a su dueño, y el asno el pe­ ciadnos si Vos mismo sois. y .
sebre de su amo; pero Israel no Alzad, príncipes, vuestras puertas,
me reconoce, y mi pueblo no en­ y vosotras elevaos, oh puertas
tiende mi voz. eternas, y hará su entrada el R ey
1^. Mirando desde lejos, he de la gloria. El que habéis de
aquí que veo acercarse el poder reinar en el pueblo de Israel.
de Dios, y la niebla que cubre y . Gloria al Padre, y al H ijo, y
toda la tierra. * Salid a su en­ al Espíritu Santo. I£. Mirando
cuentro, y decid: * Anunciad­ desde lejos, he aquí que veo acer-
mediantc la propia fiesta de N avid ad y la E p ifan ía, y la continuación tiene
lu gar en las dom inicas que m edian entre la E p ifan ía y Septuagésim a. E n el
período de Pascua la preparación es remota, próxim a e inm ediata. L a remota
la constituye el tiempo de Septu agésim a; la próxim a es la C uaresm a, y la
inmediata el tiempo de Pasión. L a celebración tiene lu gar durante todo el Tiem po
pascual, y la continuación comprende Pentecostés con todo el tiempo del mismo
nombre. Con esta tan sencilla exposición, fácilm ente podemos com prender cómo
el centro de todo el año litú rgico lo constituye C risto triu n fa n te y victorioso
por medio de su R esu rrección, y por lo mismo con cu án ta verdad se ha dicho
que es Cristocéntrico. A d em ás, podemos observar tam bién que la continuación
de los dos grandes períodos litú rgicos es siem pre m ás larga que la celebración del
m isterio, centro del mismo periodo, y esta misma continuación es tanto más
larga cuanto más lo haya sido la preparación.
f Todo el año litú rgico podemor representarlo en el esquem a siguien te:

ESQUEMA DEL ANO LIT U R G IC O

Del prim er domingo de A d vien to al dia 24 de Di-


í P reparación- í Del. P " m€
I C iclo
1 \ ciembre.
de <. C elebr ac ió n | De! dia 25 d i Diciem bre al 14 de Enero.
N a vid ad
/C o n tin u a ció n / l' ’a 14 * rero a Ia Dominica de Scptuagc-
\ ' I sima.

Desde Septuagésim a al m iércoles de


R emota
C en iza. K

|P reparación < P róx im a


Desde el m iércoles de C eniza al D o­
mingo de P asión .
II C iclo
Desde el Dom ingo ^ Pasión hasta
de I nm ediata
P ascu a.
P ascua

/C e leb r ac ió n í Desde el Dom ingo de P ascu a a la fiesta de la


I \ Sm a. T rin id a d . •

C o ntinu ación . | Desde la Sm a. T rin id ad al A dviento.

• Establecida ya esta enum eración y d ivisión de todo el año litú rgico, nos ocu-
p;-remos ante todo, aunque brevem ente, de la prim era parte del m isrno^b sea del
carse el poder de Dios, y una nu­ coronilla de la cabeza no hay en
be que cubre toda la tierra. * Sa­ él cosa sana, sino heridas, y car­
lid a su encuentro, y decid: * denales, y llaga corrompida que
Anunciadnos si Vos mismo sois, * no ha sido curada, ni vendada,
el que habéis de reinar en el ni suavizada con bálsamo.
pueblo de Israel. I£. Miraba en la visión de la
noche, y he ahí que en las nubes
Lección II Cap. 1, 4-6 del cielo venía el Hijo del hom­
bre, y le fue dado el reino y ei
A y de la nación pecadora, del
pueblo cargado de iniquida­
honor. * Y todos los pueblos,
tribus y lenguas le servirán, y .
des, de la raza malvada, de los Su poderío es poderío eterno, el
hijos perversos! Han abandona­ cual no le será arrebatado. Y to­
do al Señor, han blasfemado del dos.
Santo de Israel, le han vuelto las
espaldas. ¿De qué servirá el des­ Lección III Cap. 1, 7-9
cargar yo nuevos golpes sobre
vosotros, si añadís pecados sobre Y ^ uestra tierra está desierta, in­
pecados? Toda cabeza está en­ cendiadas vuestras ciudades:
ferma, y todo corazón doliente. a vuestra vista devoran los ex­
Desde la planta del pie hasta la tranjeros vuestras posesiones, y
A dviento. L a palabra Adviento derivada del nombre latino Adventus, corres­
ponde a la palabra griega parousia, y significa venida. E n los libros sagrados se
toma unas veces por la venida de C risto como Redentor, y otras por su segunda
venida como Juez de todos los hombres y de todos los pueblos. E l A dviento consta
de cuatro sem anas y con ellas nos prepara para conmemorar solemnemente la
venida de C risto Redentor en carne, pero de tal suerte, que asi como ahora
viene espiritualm ente a nuestras alm as, así como nos preparemos para su
segunda venida, la que tendrá lu gar en el día del juicio. Toda la liturgia
de e st: tiempo está inspirada en estas ideas fundam entales. Por eso durante
todo el tiempo del A dviento se lee el profeta Isaías, el inspirado evangelis­
ta del reino mesiánico, y se habla del P recu rsor; por lo mismo con tantas
alabanzas se celebra la divina M aternidad de la V irg e n S an tísim a; por lo mismo
5¿ escogen de las tpistolas paulinas aquellas pericopes que traían del Adviento
y de la proxim idad del S alvad or; por lo mismo tantas y tantas veces se repiter
“ Vendrá y no tardará; de S ión vendrá; vendrá del Líbano, vendrá el Profeta
grande, nuestro Salvador para librarnos’' . Toda .la ordenación del Adviento re­
presenta un continuado, constante y ardiente anhelo de la venida del Redentor,
coronado por las m agnificas aspiraciones, representadas por las adm irables antí­
fonas de la octava que precede al N acim iento del divino S alvador. L a insti­
tución del Adviento tuvo su principio en la G alia, en el íiglo sexto. Prim era­
mente se celebró como devoción privada, pero luego fu e adoptado por la Iglesia,
con c a rá c tir de acto público, oficial y litúrgico. U no de los primeros documentos
oficiales relativos al A dvien to, está consignado en el Canon I X del Concilio de
M acón, celebrado durante los años 580 a 581. En él se leen las palabras siguien­
tes: “ D esde el día de san M artin (11 de noviem bre) hasta la N atividad dei Señor,
se ayunará los lunes, miércd\es y viern es” . Con esta ordenación se indica ya
que el tiempo del A d vien to es tiempo de penitencia, es decir, de preparación,
tiempo de purificación. No tan sólo se prescribe el ayuno, sino que, además,
se establece que el santo sacrificio de la M isa se celebre según el orden y el rito
propio de la Cuaresm a. P o r el texto del Canon citado se ve que en el principio
el A dvien to duraba siete sem anas. E sta costum bre se observa aún en el rito
m ozárabe y en d ambrosiano. M as, la Iglesia Rom ana redujo, y a desde el prin­
cipio, el tiempo de A d vien to a cuatro semanas, estableciendo que empezase en el
domingo más inmediato a la fiesta de,^sar. A n d rés.
a manera de enemigos las devas­ pecialmente se refiere a nosotros,
tan. Y la hija de Sión quedará ya que el día anunciado, si bien
como cabaña de una viña, como nos es desconocido, con todo no
choza de un m elonar, y como dudamos de que esté cercano.
una ciudad tom ada por asalto. Si Iy. Dios te salve, M aría, lle­
el Señor de los ejércitos no hu­ na de gracia, el Señor es contigo:
biese conservado algunos de nues­ * El Espíritu Santo descenderá
tro linaje, hubiéramb'S corrido la sobre ti, y la virtud del Altísim o
misma suerte de Sodoma, y sido te cubrirá con su sombra: el fru­
semejantes a Gom orra. to Santo que de ti nacerá será
I£. E l Angel Gabriel fué en­ llamado H ijo de Dios. y . ¿ Có­
viado a la Virgen M aría despo­ mo ha ds realizarse esto si yo
sada con José, llevándole un no conozco varón? E l Angel en
anuncio; y quedó la Virgen ate­ respuesta, le d ijo: E l Espíritu.
morizada por el resplandor; no
temas, M aría, pues has hallado Lección V
gracia delante del Señor: * H e P>ara cuyo advenimiento es
aquí que concebirás y darás a necesario que se preparen
luz, y será llam ado H ijo del A l­ todos los hombres, no sea que
tísimo. y . E l Señor D ios le halle a alguno dedicado al cuida­
dará el trono de D a vid su padre, do de su carne o a los negocios
y reinará para siempre en la casa del siglo1. Pues la experiencia de
de Jacob. H e aquí. Gloria al P a ­ cada día nos enseña, carísimos,
dre. H e aquí. que los excesos en la bebida ofus­
II NOCTURNO
can la mente, y la saciedad de
m anjares dism inuye el vigor del
Serm ó n de San L eón, P apa
corazón, de tal suerte que los
S erm ón 8 del a yu n o d el décim o mes deleites de la comida son con­
y de la s lirrosn as
trarios a la salud si no se m ode­
ran por la tem planza y no se
L ecció n IV
sustrae al placer lo que podría
el Salvador instruía
uando convertirse en perjudicial.
a sus discípulos, y a to ­ . Esperam os al Salvador
da la Iglesia en sus A p ó s­ nuestro Señor Jesucristo, * E l
toles, acerca del advenim iento del cual reform ará nuestro humilde
reino de D ios, y del fin del m un­ cuerpo, haciéndole sem ejante a
do y de los tiempos, les d ijo : su cuerpo glorioso, y . Vivam os
“ Guardaos de no agravar vu es­ en este mundo, sobria, justa y
tros corazones con la crápula y la piadosam ente, aguardando la fe ­
embriaguez y los cuidados del liz esperanza y el advenimiento
siglo” . C u yo precepto, hemos de la gloria del gran Dios. E l
de reconocer, carísim os, que es­ cual. ’

1. El cuidado e x c e s iv o de los n egocios, d istra e cierta m en te el alm a.


H o m il ía de sa n G r e g o r io , P a p a

H om ilía 1 sobre los Evangelios


pORQUE, aunque sin el alma
nada apetecería el cuerpo, el esean d o nuestro Señor y
cual recibe la sensibilidad de la Redentor hallarnos pre­
misma que le comunica el m o­ parados, nos anuncia los
vimiento, con todo es propio del males que acompañarán al mun­
alma privar de algunas cosas a do en su vejez, para que de es­
aquél que le está sujeto, y obran­ ta s u e r t e r o s apartemos de su
do juiciosam ente, apartarle de amor. Nos muestra las calami­
las cosas exteriores que le son dades que deben preceder a su
nocivas, para que, libre habitual­ término, a fin de que, si no que­
mente de las carnales concupis­ remos temer a Dios mientras
cencias, pueda ella dedicarse en gozamos de tranquilidad, por lo
su interior a la meditación de la menos nos espanten sus castigos
divina sabiduría, y, acallado el y nos atemorice su juicio cer­
tumulto de los cuidados externos, cano.
gozarse en la contemplación de He aquí que una virgen
las cosas santas y en la posesión concebirá y dará a luz un hijo,
de aquellos bienes que han de dice el Señor: * Y será llama­
durar eternamente. do Admirable, Dios, Fuerte, y .
. Os suplicamos, Señor, Se sentará sobre el solio de D a­
que enviéis al que habéis pro­ vid, y sobre su reino eternamen­
m etido: atended a la aflicción te. Y será.
de vuestro pueblo: * Venid, co­
mo nos lo habéis dicho, * Y li­ Lección VIII
bradnos. y . P astor de Israel,
T Tn poco antes de esta lección
prestad vuestro oído; Vos que
del santo Evangelio, que
conducís a José como una oveja,
vuestra caridad acaba de oí?,
Vos que os sentáis sobre Queru­
había dicho el Señor: “ Se levan­
bines. Gloria al Padre. Y librad­
tará un pueblo contra otro pue­
nos.
blo, y un reino contra otro rei­
III NOCTUR NO no, y acontecerán grandes terre­
motos por los lugares, peste y
L e c c ió n del sa n to E van g elio
hambres” . Y después de haber
se g ú n san L u cas
pronunciado algunas palabras,
añade lo que habéis oído: wVe-
Lección VII Cap. 21, 25-33
ránse fenómenos prodigiosos en
p n aquel tiempo: D ijo Jesús el sol, la luna y las estrellas;
a sus discípulos: Veránse fe ­ y en la tierra estarán consterna­
nómenos prodigiosos en el sol, das y atónitas las gentes por
la luna y las estrellas, y en la el estruendo del mar y de las
tierra estarán consternadas las olas” . D e estas cosas, algunas
¡gentes. Y lo que sigue. vemos que se han ya cumplido, y
otras tememos que presto su­ LAUDES Y HORAS
cederán.
Se dicen los Salmos y el Cántico de
Oíd, naciones, la palabra Dominica, pág. 54.
del Señor, y anunciadla a las Ant. 1. En aquel día * su­
extremidades de la tierra: * Y cederá que los montes destilarán
decid a las islas que están le­ dulzura, y los collados manarán
jos: Nuestro Salvador vendrá. leche y miel, aleluya.
y . Anunciadlo y hacedlo oír: 2. Alégrate, * hija de Sión, y
hablad y clamad. Y decid a las regocíjate en gran manera, hija
islas. de Jerusalén, aleluya.
3. He aquí que el Señor ven­
Lección IX drá, * y con él todos sus Santos:
y brillará en aquel día una gran
jp N cuanto a levantarse unos [ luz, aleluya.
pueblos contra otros, así co­ 4. Todos los sedientos * ve­
mo a las demás calamidades que nid a las aguas: buscad al Se­
afligen al mundo, vemos en nues­ ñor mientras puede ser hallado,
tros tiempos mucho m ás-d e lo aleluya.
que leemos en los libros. Y a 5. He aquí que vendrá * el
sabéis las continuas nuevas lle­ gran Profeta, y él mismo reno­
gadas de diversas partes, y cuán­ vará a Jerusalén, aleluya.
tas ciudades han destruido los
terremotos. En cuanto a las pes­ Capitula Rom ., 13, 11
tes, las sufrimos sin cesar. Las
señales en el sol, la luna y las Í - I erm anos : Hora es ya de des­
estrellas, aun no las vemos tan pertar de nuestro letargo:
manifiestas, mas según las mu­ pues estamos más cerca de
danzas que del aire experimen­ nuestra salud, que cuando reci­
tamos, creer podemos que no bimos la fe.
están muy lejanas. A continuación se dice el Himno
Una poderosa vos resuena con el Y .
1$. He aquí que vienen los H e aquí la vos y el B . Preparad el
días, dice el Señor, en los que camino, como en el Ordinario, pági­
na 13.
haré aparecer el linaje justo de
Ant. del Bened. — El Espí­
David: y reinará el R ey, y será
sabio y hará juicio y justicia en ritu Santo * descenderá sobre ti,
oh M aría; no temas, albergarás
la tierra. * Y éste es el nombre
con que le llamarán. * Nuestro en tu seno al H ijo de Dios, ale­
luya.
Señor justo, y . En aquellos días,
se salvará Judá, e Israel habi­
tará confiadamente. Y este es Oración
el nombre. Gloria al Padre. j^ osTR A D , Señor, vuestro po­
Nuestro Señor. der, y venid; para que con
No se dice el H im no T t D eu m en vuestra protección merezcamos"
los Oficios de Tiem po durante todo el
Adviento. vernos libres de los inminentes..
peligros de nuestros pecados, y no en deshonestidades y disolucio-
ser salvos con vuestro auxilio: nesj no en contiendas y envidias,
Vos que vivís. mas revestios de nuestro Señor
El V erso del Responsorio breve de Jesucristo.
P rim a es el sigu ien te: Q ue habéis de
venir al n.undo; la Lección breve: S«- I£. br. Sobre ti, Jerusalén, *
fior, compadeceos, como en la pág. 25. Aparecerá el Señor. Sobre ti. y .
Y su gloria en ti se manifestará.
TERCIA Aparecerá el Señor. Gloria al P a ­
La C apitula H ora es ya, como en dre. Sobre ti.
Laudes. y . Venid, Señor, y no tar­
I£. br. Venid a libramos, * déis. 1£. Librad de sus maldades
Señor, Dios de las virtudes. V e­ a vuestro pueblo.
nid. y . M ostrad vuestro rostro,
y seremos salvos. Señor. Gloria VISPERAS
al Padre. Venid. Todo se dice como tn las V ísperas
y . Señor, las naciones te­ del Sábado precedente, excepto lo que
sigue: los Salmos son de Dom inica,
merán vuestro nombre. . Y página 73; el V erso: Derramad, pá
todos los reyes de la tierra vues­ gina 35.
tra gloria. Ant. del Magnif. — N o te­
mas ¡oh M aría! * porque has ha­
SEXTA llado gracia en los ojos del Se­
ñor: he aquí que concebirás en
Capitula Rom., 13, 12
tu seno, y darás a luz un hijo,
T a noche está muy avanzada, aleluya.
y va a llegar el día; deje­ Los H im nos, las A n tífon as de M ai­
tines, los V ersos, aun los de los N oc­
mos, pues, las obras de las tinie­ turnos, los Responsorios breves y la
blas, y revistámonos de las ar­ Lección breve indicada anteriorm ente
se dicen también en las otras Dom ini­
mas de la luz. cas de Adviento.
I£. br. Mostradnos, Señor, * ff Todas las F erias de Adviento,
hasta el dia anterior a la V ig ilia de la
Vuestra misericordia. M ostrad­ N atividad del Señor inclusive, son m a­
nos. y . Y dadnos vuestra sal­ yores no privilegiadas.
vación. Vuestra misericordia. Glo­
ria al Padre. Mostradnos. EN EL OFICIO FERIAL

y . Acordaos de nosotros, Se­ D urante el Adviento hasta el dia i i


de Diciem bre inclu sive
ñor, por el ¿amor que tenéis a E l Invitatorio e H im no de M aitines
vuestro pueblo. ]$. Visitadnos es el propio del Adviento, como en el
O rdinario, pág. 4; las A n tífo n a s y
con vuestro auxilio. Salm os con el V erso del N octurno,
son tam bién los de A dvien to, como en
NONA el Salterio, tomando empero las tres ú l­
timas A n tífo n a s y Salm os de la Feria
Capitula Rom., 13, 13-14. I V , del segundo lu ga r; hasta el día
16 de D iciem bre inclusive, con las A n ­
tífonas correspondientes del Salterio;
ndemoscon decencia, com o se desde el día 17 al 23 las A n tífo n a s son
suele andar durante el día, propias. L a C apitu la, H im no y V erso
•on del Tiem po de A dviento.
no en com ilonas y - bofcacheras, P a ra la* H ora*, las A n tífo n a * de
las L a u d e s propias, si la s hub iere; en bendita entre todas las mujerei3;
caso con trario como en las L au d es de
la D om in ica precedente. Los Salm os y . D arás a luz un Hijo, y
como en el S alterio , añadido en la padecerás lesión en tu virginidad-X
P rim a el cu arto S alm o, como se a d v ie r­
te en el propio lu g a r. E l R esponsorio y quedarás madre siempre in-**
b reve, V e rso y L ecció n breve, de P r i ­ tacta. Por eso. ;-v J"
ma, y la C a p itu la ' y el Responsorio
breve de T e r c ia , S e x ta y N on a, son del
Tiem po de A d v ien to , como en el O r ­
din ario. ’
L ección II Cap. 1, 19-23 5
P a ra las V ísp e ra s, las A n tífo n a s y
S alm os como en el S a lte rio ; la C a ­ ^ omo queráis, y me escuchéis^
p itu la, H im n o y V e rso son del T ie m ­ seréis alimentados de los-:
po de A d v ie n to , como en el O rd in ario.
E n todas las H o ra s se dicen la s P rece s frutos de vuestra tierra. Pero si .
fe ria le s, como en el O rd in ario . no quisiereis, y provocareis mi 4.:
indignación, la espada traspasará .:
vuestra garganta; pues así lo ha-]
Feria Segunda dicho el Señor por su boca. ¿Có­
mo la ciudad fiel, y llena de jui- »
MAITINES
ció, se ha convertido en una
D el P r o f e t a I s a ía s ram era? E lla fué en otro tiempo
alcázar de justicia, y ahora lo es
Lección I Cap. 1, 16-18 de homicidios. T u plata se ha
convertido en escoria, y tu vino
purificáos1, apartad
avao s,
se ha adulterado con el agua.
de mis ojos la malignidad
T u s magistrados son desleales, y <
de vuestros pensamientos,
van a medias con los ladrones.
cesad de obrar mal, aprended a
Todos ellos gustan de regalos, co­
hacer el bien, buscad lo que es
rren tras del interés. N o hacen
justo, socorred al oprimido, ha­
justicia al huérfano, y no encuen­
ced justicia al huérfano, am pa­
tra apoyo en ellos la causa de la
rad a la viuda. Y ¡ entonces v e ­
viuda.
nid y argüídme, dice el Señor:
IJ. Alégrense los cielos y re­
aunque vuestros pecados os ha­
gocíjese la tierra y canten los
yan teñido como la grana, que­
montes alabanzas, porque vendrá
darán vuestras alm as blancas co­ nuestro Señor. * Y se compade­
mo la n ieve; y aunque fuesen
cerá de sus pobres, y . N acerá en
de encarnado como el berm e­
sus días la justicia y abundancia
llón, se volverán de color de la ­
de paz. Y se compadecerá.
na la m ás blanca. * »•
I£. R ecibe, Virgen M aría, la
palabra del Señor, que te.J?a si­
L ección IH Cap. , 24-28 1
do com unicada por m edio del p O R esto dice el Señor D ios de
Angel: concebirás y darás a luz los ejércitos, el fuerte de Is^-
un H ijo , D io s y juntam ente rael. ¡A y cómo tom aré satisfac­
hombre. * P o r eso te llam arán ción de mis contrarios, y vengan-
1. P u rific a d no tan to v u e stro s cu erpos, cu an to v u e stra s a lm a s; lavaos no
tanto con p u rificacio n e s 'le g a le s , c u a n t ^ con lá g rim a s d e un corazón contrito.*
za de mis enemigos! Y volveré m i Feria Tercera
mano sobre ti, y acrisolándote
q u i t a r é tu escoria, y separaré de MAITINES
li todo su estaño. Y restableceré
D el P rofeta I s a ía s
¡ i i s jueces, haciendo que sean ta­

les cuales eran antes, y tus con­


sejeros como fueron antiguamen­
Lección I Cap. 2, 1-3
te. Después de lo cual serás lla­
mada Ciudad del Justo, ciudad
maquí lo que vió Isaías,
e

hijo de Amos, tocante


□ t a Jerusalén y a Judá. En
fiel. Sión será redimida en juicio,
los últimos días el monte en que
y repuesta en libertad por justicia.
Pero Dios destruirá desde luego se erigirá la Casa del Señor ten­
los malvados y pecadores, y se­ drá sus cimientos sobre la cumbre
rán anonadados todos aquellos de todos los montes, y se eleva­
hombres que abandonaron al rá sobre los collados, y todas las
Señor. naciones acudirán a él. Y vendrán
muchos pueblos y dirán: Ea, su­
Los extranjeros no pasa­
rán más por Jerusalén: * Pues bamos al monte del Señor, y a la
en aquel día los montes manarán Casa del Dios de Jacob, y él nos
dulzura, y los collados derrama­ mostrará sus caminos, y por sus
rán leche y miel, dice el Señor. sendas andaremos, porque de
Y . Dios vendrá del Líbano, y el Sión saldrá la L ey, y de Jerusa­
Santo del monte sombrío y fértil. lén la palabra del Señor.
Gloria al Padre. Pues en aquel 1
$. Montes de Israel, exten­
día los montes manarán dulzura, ded vuestros ramos, y floreced y
y los collados derramarán leche producid frutos: * Cercano está
y miel, dice el Señor. ya el día del Señor, y . ¡Oh
cielos! derramad desde arriba
vuestro rocío; y lluevan las nu­
LAUDES
bes al Justo: ábrase la tierra,
Ant. del Bened. — El Angel y brote al Salvador. Cercano.
del Señor * anunció a M aría, y
concibió por ‘ obra del Espíritu Lección II Cap. , 4-6 2
Santo, aleluya.
Y él será el Juez de todas las
VISPERAS gentes, y convencerá de
error a muchos pueblos. Los cua­
Ant. del Magnif. — Levanta, les de sus espadas forjarán re­ 1
Jerusalén, * tus ojos y considera jas de arado, y hoces de sus lan­
el poder del rey: he aquí que zas. N o desenvainará la espada
viene el Salvador para darte la un pueblo contra otro, ni se adies­
verdadera libertad. trarán más en el arte de la gue-

1. Con e stas exp resion es figuradas da a entender que el reino de Cristo será .
un reino de paz, de carid ad y de amor fra te rn a l.
rra. Casa de Jacob1, venid, y ca­ ceré mi alianza con vosotros. P a­
minaremos en la luz del Señor. ra visitaros. Gloria al Padre. P a­
Pues tú has desechado a tu pue­ ra visitaros.
blo2, a los de la casa de Jacob,
porque están llenos, como anti­ LAUDES
guamente, de superstición e ido­
latría, y han tenido adivinos co­ Ant. del Bened. — Sin que
mo los Filisteos, y se complacen antes hubiesen estado juntos, *
en tener esclavos extranjeros 3 se halló que M aría había conce­
bido en su seno por obra de!
I£. Los montes rebosen de
gozo y los collados de justicia: * Espíritu Santo, aleluya.
Porque la luz del mundo, el Se­
ñor, vendrá manifestando su po­ VISPERAS
der. y . D e Sión saldrá la ley, Ant. del Magnif. — Buscad al
y la palabra del Señor de Jeru­
Señor, * mientras puede ser ha­
salén. Porque.
llado; invocadle mientras está
cercano, aleluya.
Lección III Cap. 2, 7-9
'T 'u país está rebosando de pla­
ta y oro, y son inagotables Feria Cuarta
sus tesoros. Su tierra está cubier­ MAITINES
ta de caballos, son innumerables
D e l P r o f e t a I s a ía s
sus carrozas. Y está lleno de ído­
los su país. Han adorado la Lección I Cap. 3, 1-4
obra de sus manos, la obra que
habían formado con sus propios o r q u e he aquí que el so­

dedos. Y delante de esta obra berano Señor de los ejér­


el hombre dobló la cerviz, y hu­ citos privará a Jerusalén
millóse ante ella el varón. Oh y a Judá de todos los varones ro­
Señor, no, no se lo perdones4. bustos y fuertes, de todo sus­
I£. He aquí que vengo desde tento de pan y de todo susten­
el Austro, yo el Señor Dios vues­ to de agua. D el hombre esfor­
tro. * Para visitaros en la paz. zado y guerrero, del juez, y del
y . Os miraré y haré que crez­ profeta, y del adivino, y del an­
cáis: os multiplicaréis, y estable­ ciano. D el capitán de cincuenta

1. De esta su erte el P ro fe ta convida a su pueblo a que reciba al M esías y


todas sus enseñanzas.
2. A tu pueblo, a los prevaricadores de tu pueblo. D a la razón que le m ueve
a convidar y exh ortar a su pueblo a que reciba al M esías y la luz de su doc­
trin a, diciendo, que por sus abom inaciones había decretado su ru in a, y com en­
zado a desecharle de si. .
3. Según san Jerónim o, se a lu d : sq u í al vicio nefando en que se prostituían
los gentiles, a los cuales imitaban los hebreos, com prando para esto jóven es escla­
vos de los m ismos gentiles. .
4. N o los d ejes sin castigo; o hablando con espíritu pro fético: N o los d e ja ­
rás, o no quedarán sin castigo, especialm ente serán castigados por sus idolatrías.
hombres, y del varón de aspecto la puerta que habéis visto, sola­
venerable, y del consejero, y del mente pasará el Señor. Y de
artífice sabio, y del hombre pru­ nuevo.
dente en el lenguaje místico. Y
daréles por príncipes muchachos, Lección III Cap. 3, 8-11
y serán dominados por hombres
afeminados1. pUES se ha arruinado Jerusa­
I£. Cristo nuestro R ey ven­ lén y se pierde Judá, por
drá, * Aquel a quien Juan anun­ cuanto su lengua y sus designios
ció que era el Cordero que ha­ son contra el Señor, hasta irritar
bía de venir, y . Ante él los los ojos de su majestad. El sem­
reyes enmudecerán, y las nacio­ blante que presentan da testimo­
nes implorarán su auxilio. Aquel. nio contra ellos, pues como los
de Sodoma, hacen alarde de su
Lección II Cap. 3, 5-7 pecado, ni lo encubren. ¡A y de
su alma! porque se les dará el
\J el pueblo se arrojará con castigo, merecido. Dad al varón
violencia, hombre contra justo la enhorabuena, porque
hombre, y cada uno contra su pró­ él comerá o gozará del fruto de
jimo. Se alzará el joven contra sus buenas obras. ¡A y del impío
el anciano, y el plebeyo contra ¿1 maléfi’co! porque se le pagará
noble. Sucederá que uno asirá según merecen sus acciones-.
por el brazo a su hermano, criado I£. He aquí que se acerca el
en la fam ilia de su padre, di- tiempo, dice el Señor, en que yo
ciéndole: T ú estás bien vestido, haré nacer de D avid un descen­
sé nuestro príncipe, ampáranos diente justo, el cual reinará co­
en) esta ruina. E l entonces le mo Rey, y será sabio, y gober­
responderá: “ Y o no soy médi nará la tierra con rectitud y jus­
co, y en mi casa ni hay que ticia. * Y el nombre con que se­
comer ni con qué vestir. No rá llamado, es el de: * Justo
queráis hacerme príncipe del Señor nuestro, y . En aquellos
pueblo”2. días, Judá será salvo, e Israel
1
^. Desde muy antiguo pro­ vivirá confiadamente. Y . Gloria
fetizó Ezequiel: Vi una puerta al Padre. Justo.
cerrada; he aquí que Dios salía
por ella antes de los siglos pa­ LAUDES “
ra la salud del mundo. * Y de
nueyo estaba cerrada, para desig­ Ant. del Bened. — De Sión *
nar a la Virgen que permaneció saldrá la ley, y la palabra del
virgen después del parto, y . Por Señor de Jerusalén.

1. Q ue es una de las m ayores desgracias que. pueden sobrevenir a un Estado


Esta palabra no tanto debe aplicarse a la edad como a las costumbres, si se
bailan m anchadas por los vicios que son frecu en tes en la ju ven tu d . •
2. Q ue pueda cu rar una herida y enferm edad tan grande que excede toda
nu ciencia y conocimiento. No tengo que d a r “ de comer ni de vestir al pueblo.
VISPERAS Lección II Cap. 5, 1-4

Ant. del M agnif. — Vendrá antaré a mi amado la can-


* después de mí aquel que me ^ ción de mi pariente sobre su
excede en poder, del cual no soy viña2. Adquirió mi amado una
digno de desatar la correa de su La cual cercó de seto3, y la des.
calzado. pedregó, y la plantó de cepas es­
cogidas, y edificó una torre en
medio de ella, y construyó en
Feria Quinta ella un lagar, y esperó hasta que
diese uvas, y las dió silvestres.
MAITINES Ahora, pues, habitadores de Je­
rusalén, y vosotros, oh varones
D e l P r o f e t a I s a ía s
de Judá, sed jueces entre mí y
Lección I Cap. 4, 1-3 mi viña. ¿Qué es lo que debí
hacer, y que no haya hecho por
aquel día echarán mano mi viñ a?, ¿Acaso porque esperé
y de un solo hombre siete que llevase uvas y ella dió agra­
3 m ujeres, diciendo: “ N o s­ ces?
otras comeremos nuestro pan, y E l I I B . es de la D om inica prece­
con nuestras ropas nos vestire­ dente, pág. 245.
mos: basta que nos comuniques
tu nombre. Líbranos de nuestro Lección III Cap. 5, 5-7
oprobio” . En aquel día brotará
P ues ahora os diré claram ente
el pimpollo del Señor con m ag­
lo que v o y a hacer con mi
nificencia y con gloria, y el fru ­
viña. L e quitaré su cerca, y se­
to de la tierra será ensalzado, y
rá talada, derribaré su tapia, y se­
será el regocijo de aquellos de
rá hollada. Y la dejaré que se
Israel que se salvaren. Y suce­
convierta en un erial. N o será
derá que todos aquellos que fu e­
podada ni cavada, y crecerán en
ren dejados en Sión, y quedaren
ella zarzas y espinas, y mandaré a
en Jerusalén, serán llam ados san­
las nubes que no lluevan gota so­
tos; todo aquel que está escrito
bre ella. E l hecho es que la viña
para la vida en Jerusalén1.
del Señor de los ejércitos es la
E l I R es de la F e ria I I precedente
pág. 250. casa de Israel, y los hombres de

1. E n sen tido m ístico, se refiere esta p ro fecía a la m u ltip lica ció n de las
igle sias del N u e v o T esta m en to , tod as las cu ales no h ab ían de ten er sino un solo
esposo que es J e su c risto , ni se habían de llam ar de otro nom bre que del suyo,
esto es, Ig le sia de Jesu cristo .
2. Q u iero c a n ta r en obsequio del M e s ía s, a q u ien am o tiern am en te, y que
se rá de m i m ism a trib u y fa m ilia , u n a ca n ció n , que él m ism o ca n ta rá a su v iñ a .
3. E l seto con q u e la cercó , fu ero n lan le y e s sa g ra d a s que le dió para su
gobiern o. L a s pied ras de que la lim p ió , fu ero n los canan eos y los ídolos de
pied ra que adorab an . L a s vides escogidas fu eron los P a tria rc a s , P r o fe ta s y otros
varon es santos. L a torre, el gobiern o ju s to ; la S a g ra d a E s c ritu ra , el templo. E l
lagar, el a lta r de los holocaustos. L a s u vas silv estr e s, la id o la tría , y la s abom i­
n aciones y e xc eso s de los hebreos, . .. -
Judá son su plantel delicioso, y seis alas; con dos cubrían su ros­
me prometí de ellos juicio, y no tro, y con dos cubrían los pies,
veo más que iniquidades, y es­ y con dos volaban. Y con voz
peré la justicia, y no oigo sino esforzada cantaban a coro, di­
clamores. ciendo: “ Santo, Santo, Santo2, el
El I I I B . es de la D om inica prece­ Señor Dios de los ejércitos, llena
dente, pág. 246.
está toda la tierra de su gloria” .
Los R B . del I I Nocturno de la Do­
LAUDES m inica precedente, pág. 246.

Ant. del Bened. — Bendita


* eres entre todas las mujeres,
Lección II Cap. 6, 4-7
y bendito es el fruto de tu vien­ Y / estremeciéronse los dinteles y
tre. quicios de las puertas a la voz
del que cantaba, y se llenó de hu­
VISPERAS mo el templo. Y dije: ¡Desgra­
ciado de mí que no he hablado3,
Ant. del Magnij. — Espera­ por ser yo hombre de labios im­
ré * al Señor mi Salvador; le puros, y habitar en medio de un
esperaré mientras está cercano, pueblo cuyos labios están conta­
aleluya. minados, y he visto con mis pro­
pios ojos al Rey Señor de los
ejércitos! Y voló hacia mí uno
Feria Sexta
de los serañnes, y en su mano te­
MAITINES nía una brasa ardiente4, que con
las tenazas había tomado de en­
D el P rofeta I s a ía s
cima del altar. Y tocó con ella
Lección I Cap. 6, 1-3 mi boca, y dijo: “ He aquí que
la brasa ha tocado mis labios, y
n el año que murió el rey será quitada toda tu iniquidad,
Ozías vi al Señor senta­ y tu pecado será expiado'’.
do en un solio excelso y
1
elevado, y las franjas de sus Lección II! Cap. , 8-10 6
vestidos llenaban el templo. A l­
rededor del solio estaban los se­ Y 01
Ia voz d¿l Señor, que decía:
rafines. Cada uno de ellos tenía “ ¿A quién enviaré? y ¿quién

1. L a s extrem id ad es o fr a n ja s de su m anto real representan su m ajestad y


g loria, con que llena toda la Igle sia , la triu n fa n te y la m ilitante. U n a mínima
parte de su d ivin a m ajestad , y aun la sola hum anidad, que es como la orla del
vestido del H ijo de D io s, es m ayor que toda la glo ria del cielo y de la tierra.
2. L a repetición que hacían por tres veces del nombre Santo, o la expresión
de este trisa g io , indica el m isterio de las tres d ivin a s P ersonas en una sol*
esencia. A sim ism o en esta trip le repetición se d eja ver la vehem encia con
que alababan al S eñ or.
3. P o rq u e no reprendí con toda libertad los pecados del pueblo y del prín­
cipe. ' ‘
4. E n esto se sign ifica, que D ios le perdonaba los pecados, le llenaba de espíritu
profético, y le daba un corazón m agnánim o para cum plir en adelante con entera
líA r t a d el m inisterio de profeta.
irá por nosotros?” Y respondí vióse el corazón de Acaz, y el co­
yo: Aquí estoy: envíame a mí. razón de su pueblo, a la manera
Y dijo: “ Anda, y dirás a ese pue­ que se agitan los árboles en los
blo: Oiréis y más oiréis, y no bosques con el ímpetu del vien­
querréis entender; y veréis lo to”. Y dijo el Señor a Isaías:
que presento a vuestros ojos, y “ Sal al encuentro de Acaz, tú y
no querréis haceros cargo de el hijo que te queda. Jasub, al
ello. Embota el corazón de ese último del canal que conduce el
pueblo, tapa sus orejas, y vén­ agua a la piscina superior, por el
dale los ojos. No sea que quizá camino que conduce al campo
con sus ojos vea, y con sus ore­ del Batanero” .
jas oiga, y se convierta, y ten­ L os R R . del I I I N octurno de la
ga yo que curarle” . Dom inica precedente, pág. 247.

LAUDES Lección II Cap. 7, 4-6

Ant. del Bened. — He aquí Y le dirás: “ Estáte quedo: no


que vendrá * de la casa de D a­ temas, no se acobarde tu
vid el Hombre-Dios para reinar, corazón a la vista de esos dos ca­
aleluya. bos de tizones que humean en fu ­
riosa ira. Rasín, rey de Asiria, y
VISPERAS el hijo de Rom elia; y por más
que hayan maquinado pésimos
Ant. del Magnif. — D e Egip­ designios contra ti la Siria,
to * he llamado a mi H ijo: Efraím y el hijo de Romelia, di­
vendrá para salvar a su pueblo. ciendo: “ M archemos contra Ju-
dá y provoquémosle, y arranqué^
mosle a viva fuerza, y en medio
Sábado de él pongamos por rey al hijo
de T abeel” .
MAITINES

D el P rofeta I s a ía s Lección III Cap. 7, 10-15

Lección I Cap. 7, 1-3 Y habló de nuevo el Señor a ’


Acaz, diciendo: “ Pide a tu
sucedió que reinando en gusto al Señor tu Dios una señal,
O O Acaz, hijo de Joa- sea del profundo del infierno,
Bral jg'Ü tán, hijo de Ozías, vino sea de arriba en lo más alto” .
R^zín, rey de Siria, con Facée, Y respondió A caz: “ No pediré
hijo de Romelia, rey de Israel, tal, por no tentar al Señor” . En­
sobre Jerusalén para combatir tonces dijo: Oye, pues, oh pro­
contra ella, y no pudieron tomar­ sapia de D avid : ¿Acaso os pa­
la. Dieron, pues, aviso a la casa rece poco el hacer agravio a los
de David, diciendo: “ La Siria se hombres, que osáis también ha­
ha co lin d o con Efraím , y conmo­ cerlo a mi D ios? Por tanto el
mismo Señor os dará la señal: sa­ que aparece exteriormente a la
bed que una virgen concebirá y vista, ni condenará sólo por lo
dará a luz un hijo, y su nombre que se oye decir, sino que juzga­
será Emmanuel. Manteca y miel rá a los pobres con justicia, y
comerá, hasta que sepa desechar tomará con rectitud la defensa de
lo malo y escoger lo bueno. los humildes de la tierra.
S i los Responsorios de este N octur­
no no se pudieren decir esta noche, se
LAUDES dicen en el primer día dentro de la
semana en que se digan las Lecciones
Ant. del Bened. — Sión, no de E scritura, omitidos los otros Res­
ponsorios que de lo contrario habrían
temas; * he ahí que tu Dios de decirse en la misma F eria. Lo cual
vendrá, aleluya. también se observa en las otras Se-
mnnas de Adviento.

VISPERAS Jerusalén, presto vendrá


tu salvación: ¿por qué te consu­
L as A n tífo n a s y la Capitula son
de las Lau des del Dom ingo siguiente; mes de tristeza? ¿acaso no tie­
los Salm os del Sábado, como en el S al­ nes consejero, para que seas así
terio, pág. 2 37; el H im no Creador y el
V erso Derram ad. L a O ración es la de invadida por el dolor? * Te sal­
Laudes del Dom inpo, pág. 260. varé, y te libraré, no temas, y .
Ant. del Magnif. — Ven, Se­ Y o soy en verdad el Señor Dios
ñor, * y visítanos en la paz, pa­ tuyo, el Santo de Israel, tu Re­
ra que nos gocemos delante de dentor. Te salvaré.
ti con todo el corazón.
Lección II Cap. 11, 4-7
a la tierra la herirá con la
Dominica II de Adviento
vara de su boca, y !co n el
D e I I clase. Seraidoble .
aliento de sus labios dará muerte
MAITINES al impío. Y el cíngulo de sus lo­
mos será la justicia, y la fe el
I NOCTURNO
cinturón con que se ceñirá su
D el P rofeta I s a ía s cuerpo. Habitará el lobo junta­
mente con el cordero, y el tigre
Lección I Cap. 11, 1-4 estará echado junto al cabrito.
aldrá un renuevo del El becerro, el león y la oveja an­
tronco de Jesé, y de su darán juntos, y un niño pequeño
raíz se elevará una flor. será su pastor. El becerro y el
Y reposará sobre él el Espíritu oso irán juntos, y estarán echa­
del Señor, espíritu de sabidu­ das en un mismo sitio sus crías;
ría y de entendimiento, espíritu y el león comerá paja como el
de consejo y de fortaleza, espí­ buey.
ritu de ciencia y de piedad, y es­ ]£. He aquí que el Señor
tará lleno del espíritu del temor vendrá, y todos sus Santos con
del Señor. El no juzgará por lo él, y en aquel día aparecerá una

I . B rev. 26
gran luz: y saldrán de Jerusa­ profecía se refiere a Cristo; nos
lén como el agua pura, y reina­ proponemos explicarla por par­
rá el Señor para siempre. * So­ tes, no sea que, propuesta o ex­
bre todas las naciones. y . He plicada toda a la vez, se confun­
aquí que el Señor vendrá con da la memoria del lector. Los
poderío, y en su mano estarán Judíos entienden por la vara y la
el reino, el poder y el imperio. flor de la raíz de Jesé al mismo
Sobre todas. Señor, de suerte que en la vara
se muestre el poder del que rei­
Lección III Cap. 11, 8-10 na, y en la flor su hermosura.
Y el n¡ño que aun mama esta« 1
^. He aquí que vendrá el
rá jugando en el agujero de Señor, nuestro protector, el San­
un áspid, y el recién destetado to de Israel, * Teniendo en su
meterá la mano en la madriguera cabeza la corona del reino, y .
del basilisco. Ellos no dañarán ni Y dominará de un mar a otro, y
matarán en todo mi monte san­ desde el río . hasta la extremidad
to, porque el conocim iento del del orbe de la tierra. Teniendo.
Señor llenará ía tierra, como las
Lección V
aguas llenan el mar. En aquel día
el renuevo de la raíz de Jesé, as nosotros entendemos por
que está puesto como señal para la vara de la raíz de Jesé,
los pueblos, será'in vocado por Ia'j a la bienaventurada Virgen M a ­
naciones, y su sepulcro será glo­ ría, la cual no tuvo ningún tallo
rioso. . . que le estuviera adherido, y de
1£. Ciudad de Jerusalén, no quien se nos ha dicho: “ H e aquí
llores ya m ás: porque el Señor se que la virgen concebirá y dará a
compadeció de ti. * Y apartará luz un h ijo ” . Y por la flor, en­
de ti toda tribulación, y . He tendemos a nuestro Salvador, el
aquí que el Señor vendrá con cual dice en el Cantar de los
fortaleza, y su brazo dominará. C antares: “ Y o soy la flor del
Y apartará. Gloria. Y apartará.
campo y el lirio de los valles” .
II N O C T U R N O Ijí. A sí como la madre con­
suela a sus hijos, así yo os con­
. L ecció n IV solaré, dice el Señor, y de Jeru­
D e l a E x p o s ic ió n ó e sa n J e r ó ­ salén, ciudad escogida, os ven­
n im o , P r e s b í t e r o , s o b r e e l P r o ­
drá el auxilio. * Y le veréis, y se
feta I sa ía s s»
alegrará vuestro corazón, y . D a ­
L ib ro 4 sobre el cap. 11 de Isa ía s ré en Sión la salud y en Jerusa­
lén mi gloria. Y le veréis.
aldrá un renuevo del
tronco de Jesé. H asta Lección VI
que principia la visión,
o el peso de Babilonia, q u e ' vió C o b r e esta flor que b r o ta rá ,
Isaías, h ijo de Am os, toda- esft de im proviso del tronco y de j
la raíz de Jesé mediante la V ir­ se, sino llenarse de admiración.
gen M aría, descansará el Espíritu Mas las mentes de los infieles se
del Señor. Porque la plenitud de escandalizaron en gran manera,
la divinidad tuvo sus com placen­ cuando después de haber visto
cias habitando en ella corporal­ que realizaba tan grandes mara­
mente. No por partes, como en villas, le vieron morir. Esto es
los demás Santos, sino que, con­ lo que el Apóstol san Pablo nos
forme al Evangelio que los na­ enseñó cuando d ijo: “ Nosotros
zarenos leen, escrito en Hebreo, predicamos a Jesucristo crucifi­
“ Reposará sobre él toda la fuen­ cado, cosa de que los Judíos
te del Espíritu Santo” . Y el Se­ se escandalizaron, y los Gentiles
ñor es el Espíritu; y en donde tuvieron por locura” . Pues les
reina el Espíritu del Señor, allí pareció a los hombres una locu­
reinará la libertad. ra, que por ellos muriera el A u ­
I£. Jerusalén, plantarás una tor de la vida, y de donde le son
viña en tus montes; te gozarás, más deudores, tomaron ocasión
porque vendrá el día del Señor: de escandalizarse. Siendo así que
levántate, Sión, conviértete al tanto más Dios merece ser hon­
Señor Dios tuyo: gózate y alé­ rado por los hombres, cuanto
grate, Jacob. * Porque de en me­ por ellos sufrió más oprobios.
dio de las naciones vendrá tu Sal­ . Saldrá el Señor de Sa­
vador. \ r . R egocíjate cuanto maría y se dirigirá a la puerta
puedas, hija de Sión: clama de que mira a Oriente, v vendrá a
alegría, hija de Jerusalén. Porque. Belén, caminando sobre las aguas
Gloria al Padre. Porque. de la redención de Judá. * En­
tonces se salvará todo hombre:
III NOCTUR NO
porque he aquí que viene, y . Y
L e c c ió n del sa n to E va n g e lio su trono se fundará sobre la mi­
se g ú n san M ateo sericordia, y se sentará sobre él
Lección VII Cap. 11, 2-10 en la verdad. Entonces.

p*N aquel tiempo: Habiendo


Lección VIII
oído Juan en la prisión las
obras de Cristo, envió dos de ué significa, por lo tanto:
sus discípulos a preguntarle:
¿Eres tú el que ha de venir, o
Q “ Bienaventurado quien no
tomare de mí ocasión de escan­
debemos esperar a otro? Y lo que dalizarse” ; sino anunciarnos con
sigue. palabras claras cuán humilde y
H o m il ía de sa n G r e g o r io , P a p a llena de injurias babrá de ser su
H om ilía 6 sobre el E van gelio , des­
muerte? Como si dijera manifies­
p u és del princip io tamente: En verdad que realizo
is t o s tan tos prodigios y cosas admirables, pero no me
señales tan g ra n d es,' no desdeño de* sufrir lás más ‘ hu­
% debía nadie escandalizar­ millantes. Por lo tanto, ya que
muriendo me asemejo a vosotros, 2. El Salvador pondrá * un
guárdense bien de despreciar la muro y antemuro en Sión, ciudad
muerte que padezco, cuantos ve­ de nuestra fortaleza; abrid las
neran mis milagros. puertas, porque Dios está con
I£. Apresuraos, Señor, no nosotros, aleluya.
tardéis: * Y librad a vuestro 3
. He aquí que aparecerá * el
pueblo. Venid, Señor, y no Señor, y no dejará de cumplir su
tardéis ya más; perdonad los pe­ palabra; si tardare, espérale, que
cados de vuestro pueblo. Y li­ vendrá y no tardará, aleluya.
brad. 4. Los montes y collados *
cantarán delante del Señor, y to ­
Lección IX dos los árboles de las selvas
aplaudirán, porque vendrá el Se­
M a s , dejados los discípulos de ñor Dominador para reinar eter­
Juan, atendamos a lo que namente, aleluya.
del mismo Juan dice, a las tur­ 5. He aquí que el Señor nues­
bas: “ ¿Qué salisteis a ver en el tro se mostrará con gran po­
desierto? ¿A una caña agitada der, e iluminará los ojos de sus
por el viento?” Lo cual no lo siervos, aleluya. .
dijo afirmándolo, sino negándolo.
Pues la caña, luego que f ’iere agi­ Capitula Rom., 15, 4
tada por el viento, se d>bla ha­
í - í e r m a n o s : Todas las cosas que
cia la otra parte. Y ¿qué signi­
han sido escritas, para nues­
fica la caña sino el hombre car­
tra enseñanza se. han escrito, a
nal? Este, luego que es tocado
fin de que mediante la paciencia
por la alabanza o la detracción,
y el consuelo de las Escrituras,
al instante se indina a la otra
mantengamos la esperanza.
parte.
H im n o: Una poderosa, y el V e r s o :
I J . He aquí que el Señor H e aquí, p á g . 13 .
vendrá descendiendo con resplan­ Ant. del Bened. — Habiendo
dor, y su poder le acompañará, oído Juan * en la prisión las
* Para visitar a supueblo en obras de Cristo, envió dos de sus
la paz, y establecer stbre él discípulos a preguntarle: ¿Eres
la vida eterna, y . H e aquí que tú el que ha de venir, o debe­
el Señor nuestro vendrá con po­ mos esperar a otro?
derío. Para visitar. Gloria al P a­
dre. Para visitar. Oración

LAUDES Y HORAS
M Señor, nuestros cora­
oved,

zones para preparar los ca­


Ant. 1. He aquí que el Se­ minos de vuestro Unigénito, a
ñor vendrá * con gran .poder fin de que merezcamos serviros
en las nubes del cielo, aleluya. con un corazón puro, mediante
el ádvenimiento de Aquel que
Se dicen los Salm os de Dom inica,
página 54. *} con Vos vivé y reina. *
TERCIA de paz en vuestra creencia, para
que crezca vuestra esperanza
La C a p it u la H erm a n os: T o d a s, co
mo en L a u d e s . siempre más y más, por la vir­
1
^. br. Venid a librarnos, tud del Espíritu Santo.
* Señor, Dios de las virtudes. 1$. br. Sobre ti, Jerusalén, *
Venid, y . Mostrad vuestro ros­ Aparecerá el Señor. Sobre ti. y .
tro, y seremos salvos. Sleñor. Y su gloria en ti se manifestará.
Gloria al Padre. Venid. Aparecerá. Gloria al Padre. So­
y , Señor, las naciones teme­ bre ti.
rán vuestro nombre. ^’r . Venid, Señor, no tardéis.
1^. Y todos los reyes de la I£. Librad de sus maldades a
tierra vuestra gloria. vuestro pueblo.

SEXTA VISPERAS
Capitula Rom., 15, 5-6 Las Antífonas y la Capitula son de
Laudes; los Salm os de Dom inica, como
el Dios de la paciencia
u ie r a en W Salterio, pág. 73; el Himno y el
Q y de la consolación haceros V erso , como en el
Ant. del Magnif. — ¿Eres tú
O rdinario, pág. 35.

la gracia de estar siempre unidos


mutuamente en sentimientos y el Mesías que ha de venir, * o
afectos según Jesucristo. A fin de debemos esperar a otro? Decid a
que no teniendo sino un mismo Juan lo que habéis visto: Los
corazón y una misma boca, glori­ ciegos ven, los muertos resuci­
fiquéis a Dios, el Padre de nues­ tan, se anuncia el evangelio a los
tro Señor Jesucristo. pobres, aleluya.
1£. br. Mostradnos, Señor, *
Vuestra misericordia. Mostrad­
nos.. y . Y dadnos vuestra salva­
Feria Segunda
ción. Vuestra. Gloria al Padre. MAITINES
Mostradnos.
D e l P r o fe ta I saías
y . Acordaos de nosotros, Se­
ñor, por el amor que tenéis a Lección I Cap. 13, 1-4
vuestro pueblo.
. Visitadnos con vuestro uro anuncio contra Babi­
auxilio. lonia, revelado a Isaías,
hijo de Amós. Sobre el
NONA monte cubierto de tinieblas plan­
Capitula ■ Rom., 15, 13 tad el estandarte1, alzad la voz,'
tended la mano, y entren los cau­
p L Dios de la esperanza os col­ dillos por las puertas. Y o he da­
me de toda suerte de gozo y do mis órdenes a los que tengo

-1. E ra costumbre de aquellos tiempos y países levan tar un estandarte sobre


un lu g a r elevado, que era como intim ar a todos los vasallos aptos para llevar
las arm as, que neudiesen lu tgo a incorporarse a sus respectivos escuadrones y
batideras, para ir a alguna expedición m ilitar.
prevenidos, he llam ado en mi ira resplandecientes estrellas del cie­
a mis campeones llenos de albo­ lo no despedirán la luz acostum ­
rozo por defender mi gloria. A l­ brada. Se oscurecerá el sol al
gazara de mucho gentío sobre nacer, y la luna no alumbrará
las montañas, como de pueblos con su luz. Y castigaré la tierra
numerosos, voces de alarma de por sus maldades, y a los impíos
príncipes y de naciones reunidas. por su iniquidad. Y pondré fin a
L o s B R . de la F e ria I I de la se ­ la soberbia de los infieles, y aba­
mana precedente, pág. 250.
tiré la arrogancia de los fuertes.
Lección II Cap. 13, 4-8
LAUDES
p? l Señor de los ejércitos ha da­
Ant. del Bened. — D el cielo
do sus órdenes a la belicosa
vendrá * el Señor Dom inador,
m ilicia, la cual viene de países
y en su mano el honor y el
remotos desde el cabo del mundo.
imperio.
E l Señor y los instrumentos de
1
su ira vienen para, dejar desier­ VISPERAS
ta toda la tierra. Esforzad los
Ant. del Magnif. — He aquí
aullidos, porque cercano está el
que vendrá el R ey, * Señor de
día del Señor. L a desolación será
la tierra, y él mismo nos li­
como de la terrible mano del Se­
brará del yugo de nuestra cau­
ñor. Por esto todos los brazos
tividad.
perderán su vigor y energía, y to ­
dos los corazones de los hom ­
bres desfallecerán, y serán que­ Feria Tercera
brantados. Se verán agitados de
tormentos y dolores, y gem i­ MAITINES
rán como m ujer que está de par­ D e l P r o f e t a I s a ía s
to; cada uno quedará atónito m i­
rando a su vecino, sus rostros se L ección I Cap. 14, 1-2
pondrán secos y denegridos. r ó x im oestá a llegar su
Lección III Cap. 13, 9-11 tiempo, y sus días no es­
tán remotos. Porque el
M que va a llegar el día
ir a d Señor tendrá compasión de J a­
del Señor, día horroroso y cob y todavía escogerá algunos de
lleno de indignación, y de ira, y Israel, y hará que reposen en su
de furor, para convertir en un nativo suelo. Se juntará con éstos
desierto la tierra, y borrar de ella el extranjero, y se incorporará
a los pecadores. Porque las más con la casa de Jacob2. Y los pue-

1 . L o s in stru m en to s de su ira , C iro y D a río con sus e jé rcito s, vien en volando,


p a ra a so la r todo »1 país su je to a los babilonios. " ' ‘ . '
2. M u ch os g e n tile s, m edos, p ersas y caldeos, m ovidos d e l.b u e n ejem plo de los
ju d ío s, o n ías b ie n 'd e la protecció n v isib le del S e ñ o r sobre ellos, abrazaro n la
re lig ió n , h acién d ose p rosélito s, y fu e ro n en su c o m p a ñ ía , a J e ru sa lé n , p ara
a d o ra r a llí y se r v ir aj v erd a d ero D ios. Y de este modo los hebreos su je taro n
a su r e lig a n a los m ism os de qu ien es ellos h abían sido esclavos. .
blos los hospedarán y los acom­ has sido precipitado al infierno,
pañarán a su país; y la casa de a la más honda de las mazmorras.
Israel los poseerá en la tierra del
Señor para siervos y siervas; y LAUDES
quedarán cautivos los que los ha­
brán cautivado, y súbditos sus Ant. del Bened. — Sobre ti,
opresores. * Jerusalén, aparecerá el Señor,
L o s R R . d e la F e r i a I I I d e l a Sí- y su gloria en ti se verá.
m ana precedente, pág. 251.

VISPERAS
Lección II Cap. 14, 3-6
Ant. de! Magnif. — Voz del
Y en aquel tiempo, cuando te
que clama * en el desierto: Pre­
sea dado por Dios el respirar
parad el camino del Señor; en­
de tus trabajos, y de tu opresión,
derezad las sendas de nuestro
y de la dura esclavitud a que es­
Dios.
tuviste sujeto, te servirás de es­
te cántico contra el rey de Babi­
lonia, y dirás: ¿Cómo es que
no parece ya el exactor y que Feria Cuarta
cesó el tributo? El Señor ha he­
D el P rofeta I s a ía s
cho pedazos el cetro de los im­
píos, la vara de los que domina­ Lección I Cap. 16, 1-4
ban; al que indignado azotaba a
los pueblos haciéndoles llagas in­ nvía ,
oh Señor, el Corde­
curables, y tiranizaba furiosamen­ ro dominador de la tie­
te las naciones, y las maltrataba rra, desde la Peña del de­
con crueldad. sierto al monte de la hija de
Sión. Sucederá que las hijas de
L ección III Cap. 14, 12-15 Moab, en el paso de Arnón, se
hallarán como un ave que huye,
r^ÓMO caíste del cielo, oh luce­ y como pollitos que saltan fue­
ro, que brillabas por la m a­ ra del nido. Aconséjate, consulta
ñana ?1 Fuiste precipitado por el caso, haz sombra; de modo
tierra, tú que has sido la ruina que se oculten en medio del día
.. de las naciones. T ú que decías como en una noche; esconde a los
en tu corazón: Escalaré el cielo: fugitivos, y no entregues a los
sobre las estrellas de Dios levan­ que andan errantes. Hospeda
taré* mi trono, sentaréme sobre junto a ti mis hijos fugitivos.
el M onte del testamento situado Sé tú, oh M oab, su asilo contra
al lado del Septentrión. Sobrepu­ el devastador.
jaré la altura de las nubes, seme­ E l I R. de la. F e ria IV precedente,
jante seré al Altísim o. Pero tú pág. 253.

1. T o d e # esto literalm en te se debe entender del rey de B a b ilo n ia. L a caída


y a rro ga n cia de L u zb e l se describe aquí como una parábola o fig u ra del orgullo y
caíd a del soberbio B a lta sa r, y de todos los perseguidores de la Iglesia. '
P l polvo está ya desvanecido; Ant. del Magnif. — Sión, se­
feneció por fin aquel desdi­ rás renovada, * y verás a tu jus­
chado, aterrado está el que ho­ to que ha de venir a ti.
llaba la tierra. Y fundarse ha un
trono sobre la misericordia, y
sentaráse en él en la casa de D a ­ Feria Quinta
vid un Juez recto y celoso de la
MAITINES
justicia, el cual dará a cada uno
con prontitud aquello que es jus­ D e l P r o f e t a I s a ía s
to. Hemos oído hablar de la so­
berbia de Moab, él es orgulloso Lección I Cap. 19, 1-2
en extremo: su soberbia, su arro­
gancia y su impetuosidad, exce­
^U
R0
I F¡F anunci° contra Egip.
den a sus fuerzas. i rflJ t0‘ acju* ^ue ^e"
ñor montará sobre una
El I I R. de la F e ria I V precedente, nube ligera, y entrará en Egipto,
pág. 253. •
y a su presencia se conturbarán
Lección III Cap. 16, 7-S los ídolos de Egipto, y el cora­
zón de Egipto se repudrirá en su
"P o r esto M oab aullará contra pecho. Y haré que vengan a las
' Moab, todos sus moradores manos Egipcios contra Egipcios,
prorrumpirán en aullidos. A los y combatirá el hermano contra
que se jactan de tener sus mu­ su propio hermano, y el amigo
rallas de ladrillos cocidos al fue­ contra su amigo, ciudad contra
go, anunciadles sus calamidades. ciudad, reino contra reino.
Porque los arrabales de Hesebón Lo s R R . del I N octurn o de la D o ­
están desiertos, y talada ha sido m inica precedente, pág. 257.
por los príncipes de las naciones
la viña de Sabama, cuyos sar­ Lección II Cap. 19, 3-6
mientos han ido a parar hasta Y quedará Egipto sin espíri­
Jazer; se hallan desparramados tu en sus entrañas, y tras­
acá y acullá, a través del desier­ tornaré sus consejos, y andarán
to; sus mugrones fueron aban­ consultando sus ídolos, y sus adi­
donados: pasaron^a la otia par­ vinos, y sus pitones y magos. Y
te del mar.
entregaré Egipto en poder de
El I I I B . de la D om inica precedente,
pág. 260. -• señores crueles, y un rey fiero los
disminuirá, dice el Señor Dios de
LAUDES los ejércitos. Y el mar quedará
sin- agua, y menguará el río, y
Ant. del Bened. — He aqui vendrán a secarse. Y faltarán los -
que yo envío * a mi Angel, el ríos, irán menguando hasta que­
cual preparara mi cam ino' agtes darse secos los canales que van
de mi llegada. ‘ entre malecones.
Lección III Cap. 19, 11-13 pecto de ella, y esparcirá sus
moradores. Y como el pueblo, así
r ') h qué necios son los prínci­
será el sacerdote; y como el es­
pes de Tanis! los sabios
clavo, así será el señor; como la
consejeros de Faraón le han da­
sierva, así su señora; como el que
do un consejo desatinado. ¿C ó­
compra, así el que vende; como
mo sugeriréis a Faraón: Y o , hijo
el que da prestado, así el que re­
de sabios, yo hijo de reyes anti­
cibe; como el acreedor, así el
guos? ¿En dónde están ahora tus
deudor. Enteramente a^rruinada
sabios? Que te anuncien y ex­
quedará la tierra, y totalmente
pongan lo que el Señor de los
devastada. Por cuanto el Señor
ejércitos tiene resuelto sobre
así lo ha pronunciado.
Egipto. Los príncipes de Tánis se
Los B R . -del I I N octurno de la D o­
han vuelto necios, y están aluci­ m inica precedente, pág. 258.
nados, los príncipes de Mémfis,
engañado han a Egipto, baluarte Lección II Cap. 24, 4-6
de sus pueblos.
|^ a tierra se deshace fn lágri­
LAUDES mas, y se consume, y desfa­
Ant. del Bened. — Vos sois, llece: Consúmese el mundo, con­
súmense los magnates del pueblo
Señor, el que habéis de venir, *
de la tierra. Inficionada está la
al que esperamos para que salvéis
tierra por sus habitadores, pues
a vuestro pueblo.
han quebrantado las leyes, han
VISPERAS alterado el derecho, rompieron la
alianza sempiterna. Por esto la
Ant. del Magnif. — El que
maldición devorará la tierra, por­
vendrá después de mí, * ha sido
que sus habitantes son pecadores,
hecho antes que yo existiera: del
cual no soy digno de desatar la
y por esto perderán el juicio 1
los que en ella moran, de que
correa de su calzado.
sólo se librará un corto nú­
mero. .
Feria Sexta
Lección III Cap. 24, 7-16
MAITINES
D el P rofeta I s a ía s vendimia está llorando, la
I a
vid perdió su vigor2: llorando
Lección I Cap. 24, 1-3 están a lágrima viva los que se
flE ^ue Señor deso­ alegraban de corazón. Cesó el fes­
! p™ i lará y despojará la tierra, tivo sonido de los panderos, se
M y pondrá afligido el as> acabó la algazara de las bullicio­
1. E ntregándose a todo género de vi sos, andarán desesperados y como fre-
néticos en v ista de las calam idades q le lloverán sobre ellos, y de que no
podrán sa lva rse. .
2. Secándose y faltándole las uvas, c s modo que el- tiempo de la vendim ia,
q y i antes era de mucha fiesta y regociji , se con vertirá todo en llanto y en la ­
mentos.
sas cuadrillas de gente, enmude­ al Señor * un cántico nuevo: su
ció la melodiosa cítara. N o be­ alabanza desde los más remotos
berán ya vino en medio de canta­ confines de la tierra.
res. Am argo será todo licor para
los bebedores. La ciudad de la
vanidad se va destruyendo, todas Sábado
las casas están cerradas, sin que
MAITINES
nadie entre en ellas. H abrá gri­
tos en las calles por la escasez D e l P r o f e t a I sa ía s
de vino. T odo contento queda
desterrado, desapareció la alegría Lección I Cap. 25, 1-4
de la tierra. L a ciudad está he­
Señor! tú eres mi D ios:
h
cha un páram o, y quedarán des­
yo te ensalzaré, y bende­
truidas sus puertas. Tales cosas
sucederán en medio de la tierra,
1
ciré tu nombre, porque
has ejecutado cosas m aravillosas,
en el centro de los pueblos. C o ­
designios antiguos y fieles. Amén.
mo cuando vareado el olivo que­
Porque has convertido en escom ­
dan unas pocas de aceitunas en
bros la ciudad. L a ciudad pode­
el árbol, y algunos rebuscos des­
rosa, el alcázar de hombres ex­
pués de acabada la vendimia. E s­
tranjeros en un montón de rui­
tos levantarán su voz, y entona­
nas, para que cese de ser ciudad,
rán alabanzas. M ostrarán su jú ­
y nunca jam ás sea reedificada.
bilo desde el m ar, luego que el
Por esto te tributará alabanzas
Señor sea glorificado. Por tanto
el pueblo fuerte, te temerá la
glorificad al Señor con la ilustra­
ciudad de las gentes valerosas.
ción de la doctrina, el nombre
Porque tú has sido fortaleza pa­
del Señor D ios de Israel en las
ra el menesteroso en su tribula­
islas del mar. D esde las extrem i­
ción: su esperanza en la torm en­
dades del mundo hemos oído las
ta; su refrigerio en el ardor.
alabanzas que se cantan a la glo­ Los R R . del I I I N o ctu rn o de 5a
ria del justo. Dom inica preceden te, pág. 259. ‘

LAUDES Lección II Cap. 25, 4-7

Ant. del Bened. — D ecid: p l ím petu de los pod erosos es


Pusilánim es, * esforzaos: he aquí com o un to rb ellin o que h a ­
que el Señor D ios nuestro ven ­ ce b am b olear una pared. T ú a b a ­
drá. tirás la arrogan cia de los ex tra n ­
jeros a la m anera q u e el sol a r­
VISPERAS diente en m edio de un seq u ed al;
y com o ard or de n u be a b rasa ­
Ant. del M agnif. r— Cantad dora, harás secar los renuevos

1. E l P r o fe ta , en nom bre de los escogidos alaba al S e ñ o r, por haber hecho


resp lan d ecer su ju s tic ia en el abatim ien to y ca stigo de los im píos; y su 'm ise ri­
co rd ia , en ía lib e rta d y fe lic id a d d e q u s go zarán los m ism os escogidos. *
de esos prepotentes. Y el Se I LAUDES
ñor de los ejércitos a todos los
pueblos les dará en este monte Ant. del Bened. — El Señor
un convite de manjares manteco­ levantará una señal * en las na­
sos, un convite de vendimia, de ciones, y reunirá los que están
carnes gordas y de mucho meollo, alejados de Israel
de vinos puros sin mezcla. Y en
este monte romperá las cadenas VISPERAS
qi^e tenían aprisionados a to ­ Las A n tífo n a s y la Capitula son de
dos los pueblos, y las redes ten­ Laudes de la siguiente Dom inica; los
Salm os son del S alterio; el Himno
didas contra todas las naciones. Creador y el V erso Derramad, pági­

Lección III Cap. 25, 8-12 na 35.

Ant. del Magnij. — No fué


Y abismará la muerte para formado antes de mí Dios algu­
siempre, y el Señor Dios en­ no, * ni lo será después; porque
jugará las lágrimas de todos los en mi presencia se doblará toda
rostros y borrará de toda la tierra rodilla y me confesará toda len­
el oprobio de su pueblo, porque gua.
así lo ha pronunciado el Señor. L a O ración es la de Laudes.

Y dirá en aquel día: “ Verdade­


ramente que éste es nuestro
D io s1. En él hemos esperado, Dominica III de Adviento
y él nos salvará. Este es el Se­ D e I I clase. Semidoble
ñor: nos hemos mantenido en la
MAITINES
esperanza y nos regocijaremos. Y
en la salud que viene de él nos E l Invitatorio Cerca está, y el H im ­
no Oh soberano Verbo, pág. 4; los
holgarem os” . Porque reposará la cuales se dicen cada día en el Oficio
mano del Señor sobre este monte, de Tiem po hasta el día 23 de Diciem ­
bre inclu.'ive.
y debajo de él será desmenuzado
M oab, así como la paja que se I NOCTURNO
trilla debajo de un carro2. Y ex­ S i las Lecciones de E scritu ra de esta
D om inica o de las siguientes Ferias
tenderá sus brazos debajo del I I o I I I nosehubieren podido decir
carro como los extiende un nada­ en sa dia, y en las F e ria s de las C u a ­
tro T ém poras se celebrase un Oficio
dor para escapar a nado; pero el que no tu vie re Lecciones propias o es­
Señor abatirá su altivez, rom­ pecialm ente señaladas, *• las Lecciones
que no se hubieron podido decir, y si
piéndole los brazos. Y caerán, oh fu ere necesario tam bién las Lecciones
M oab, los baluartes de tus altos de las siguientes F erias (oj^ervanao
muros, y serán abatidos, y echa­ con todo el orden de las m ismas), se
trasladan a los d ias siguientes, de ma­
dos a tierra, y reducidos a polvo. nera que en el Oficio ocurrente en las
1. Q u e nos ha salvado, porque en él hemos creído y esperado; porque he­
mos padecido, esperando con paciencia y resignación -el cumplimiento de sus
prom esas. .
2. El pueblo de los im píos será trillado, deshecho, despedazad o,. atormentado
con penas etern as, sin poderse rev o lve r con tra la mano om nipotente de a q ^ l
que así los aflige. E l recuérdo 'd e estos castigos es m uy propio para haceriTBs
tem er santam ente e l. segundo advenim iento de C risto.
Cuatro Tém poras puedan rezarse las
Lecciones de la E scritu ra. Lo cual se
observa igualmente respecto de las L e c­
ciones de la F eria V impedidas como T a senda del justo es recta,
las anteriores. Tam bién éstas, en tal derecha es la vereda por don­
caso, se trasladan a los días siguientes
o se anticipan. M as los Responsorios de el justo camina. Y por la
que se señalan para cada una de las senda de tus juicios, hemos pues­
F erias, ni se anticipan, ni se tra sla ­
dan sino que si en su día no se pu­
to en ti, oh Señor, nuestra con­
dieren decir, se om iten, según las R ú ­ fianza. Todo el deseo de nuestra
bricas.
alma se cifra en traer a la me­
D el P rofeta I sa ía s
moria tu nombre. Mi alma t i
deseó en la noche, y mientras ha­
Lección I Cap. 26, 1-6 ya aliento en mis entrañas, me
dirigiré a ti desde que amanezca.
n aquel día será cantado Cuando hayas ejecutado tus jui­
éste cántico en tierra de cios en la tierra, entonces apren­
Judá: Sión es nuestra derán la justicia los moradores
ciudad, fuerte, El Salvador será del mundo. Téngase compasión
para ella muro y antemuro. Abrid
del impío, y no aprenderá la jus­
las puertas, y entre la gen^e jus­ ticia. En la tierra de los santos
ta, que observa la verdad. Y a se ha cometido él la maldad, y no
ha disipado el antiguo error; tu verá la gloria del Señor.
nos conservarás la paz; la paz, ya 1^. Belén, ciudad del gran
que en ti tenemos puesta nuestra Dios, de ti saldrá el Dominador
esperanza. Vosotros pusisteis para de Israel, engendrado desde el
siempre vuestra esperanza en el
principio de los días de la eter­
Señor, en el Señor Dios, cjue es
nidad, y será glorificado en m e­
nuestra fortaleza eterna. Porque
dio de todo el universo: * Y
él abatirá a los que se ven su­
habrá paz en nuestra tierra, cuan­
blimados, humillará la ciudad al­
do viniere, y . Predicará la paz
tiva. La humillará hasta el suelo;
a las naciones, y su poderío se
la humillará hasta reducirla a
extenderá de un extremo a otro
polvo. La hollarán los pies, los
del mar. Y habrá.
pies del pobre; la pisarán los
mendigos.
Lección III Cap. 26, 11-14
]$. He aquí que el Señor apa­
recerá sobre una nube resplande­ J^ evanta, oh Señor, tu mano, y
ciente, * Y con él millares de no vean ellos; pero la verán
Santos, y llevará escrito en su los que envidian a tu pueblo, y
vestido y en su muslo: R ey de quedarán confundidos, y serán
los reyes, y Señor de los que devorados del fuego tus enemi­
dominan, y . Se mostrará por gos. A nosotros, Señor, nos da­
fin, y no nos engañará; si tar­ rás la paz; porque todas nues­
dare,-espérale, ya que vendrá: tras obras tú nos las hiciste. Oh
Y con él millares de Santos, y Señor Dios nuestro, hemos tenido
llevg^i escrito en su m uslo... otros amos fuera de ti, que nos
han dominado. Haz que de ti só­ y . He aquí que viene el Señor
lo y de tunombre nos acorde­ de los ejércitos, tu Dios, con
mos. No vuelvan a vivir los que gran poder. Para librar.
murieron ya; ni resuciten los gi­
gantes. Por eso tú los residen­ Lección V
ciaste y los exterminaste, y bo­
rraste del todo su memoria. Q ie m pr e el ayuno sirvió de ali­
Vendrá el que ha de ve­ mento a la virtud. Además de
nir, y no tardará, y ya no reina­ que, de la abstinencia proceden
rá el temor en nuestras mora­ los pensamientos castos, las re­
das: * Y a que él es nuestro soluciones razonables y los con­
Salvador, y . Destruirá todas sejos santos. Mediante las vo ­
nuestras iniquidades, y arrojará luntarias mortificaciones, la car­
en el profundo del mar todos ne muere a las concupiscencias,
nuestros pecados. Y a que. Gloria y el espíritu queda renovado con
al Padre. Y a que. las virtudes. Mas como no sólo
se adquiere la salud de nuestras
II NOCTURNO
almas con el ayuno, suplamos con
S erm ón de san L eón , P a pa la misericordia en favor de los
pobres el mismo ayuno. Consa­
Serm ón 2 del ayuno del mes décimo y
de las colectas gremos a la virtud lo que sus­
traemos al placer. La abstinen­
Lección IV cia del que ayuna conviértase en
'T an to por razón del tiempo refección del pobre.
como por la costumbre de 3 - Cerca está el día de su
nuestra devoción, nos sentimos venida, y su día no tardará. *
movidos, carísimos, a predica­ El Señor se compadecerá de Ja­
ros con paternal solicitud la cob, y conseguirá la salvación
práctica del ayuno del décimo de Israel, y Vuélvete, virgen
mes, en el cual, terminada h de Israel, vuélvete a tus ciuda­
des. El Señor.
percepción de todos los frutos,
muy dignamente ofrecemos a
Lección VI '
Dios el sacrificio de la continen­
cia. Pues ¿qué puede darse tan D rocuremos la defensa de las
eficaz como el ayuno? Con su viudas, el auxilio de los huér­
observancia nos acercamos a fanos, el consuelo de los que llo­
Dios, y resistiendo al diablo, ran, la paz de los que están ene­
triunfamos de los vicios de la mistados. Recibamos a los pere­
carne. grinos, ayudemos a los oprimidos,
I£. Egipto, no llores ya más. vistamos al desnudo, favorezca­
pues vendrá a ti tu Señor, an­ mos al enfermo, de suerte que
te. cuya presencia se conmoverán cualquiera que de nosotros ofrez­
los -«bismos, ? Para librar a su ca a Dios con sus obras de ca­
pueblo del poder dominador ridad el sacrificio de qBta bene­
ficencia. merezca recibir del mis­ hombres sobre lo que era. Con­
mo el premio del reino celestial. fesó, pues; no negó. Confesó que
Por lo mismo, en la Feria cuarta él no era Cristo. M as al decir:
y sexta ayunemos, y el Sábado No lo soy, negó claramente que
dediquémoslo a la oración, velan­ fuese lo que no era, pero no ne­
do todos juntos en la Iglesia del gó ser lo que era, a fin de que
bienaventurado Pedro Apóstol, diciendo verdad, fuera miembro
con cuyos auxilios podamos con­ de Aquel cuyo nombre no tom a­
seguir lo que pedimos por nuestro ba falsamente. Por lo mismo, no
Señor Jesucristo, que con el P a­ queriendo tomar el nombre de
dre y el Espíritu Santo vive y Cristo, fué constituido miembro
reina por los siglos de los siglos. de Cristo, porque mientras pro­
Amén. curó reconocer humildemente su
I * . Descenderá el Señor co­ debilidad, mereció participar ver­
mo la lluvia sobre el vellocino: * daderamente de su excelsitud.
En sus días nacerá la justicia y Iv. Ven, Señor, no tardes ya
la abundancia de la paz. V . T o ­ m á s: libra de sus maldades a
dos los reyes le adorarán, todos tu pueblo, * Y vuelve a su tie­
los pueblos le servirán. En sus rra los que andan extraviados.
días. Gloria al Padre. En sus V . M uestra, Señor, tu poder y
días. ven para salvación nuestra. Y
vuelve.
III NO C TUR NO

L e c c ió n del san to E v a n g e l io
L ecció n VIII
seg ú n san J uan

Lección Vil Cap. 1, 19-28 p ero recordando la sentencia


pronunciada por nuestro R e ­
J ^ x aquel tiempo los judíos en­ dentor en otro lugar y com parán­
viaron de Jerusalén sacerdo­ dola con la presente, se nos ofre­
tes y levitas a Juan para pregun­ ce una cuestión m uy complicada.
tarle: ¿T ú quién eres? Y lo que Y a la verdad, preguntado el Se­
sigue. ñor en otro lugar por sus discí­
pulos acerca del advenim iento de
H o m il ía de san G r e g o r io , P a p a
E lias, respondió: “ E lias ya ha
H om ilia 7 sobre los E va n g e lio s
venido, y no le conocieron, sino
or las palabras -de esta que hicieron contra él cuanto
■^lección, se nos reco­ quisieron, y si queréis saberlo: el
mienda. hermanos carísi­ mismo Juan es E lia s” . M as, aho­
mos, la humildad de Juan, el ra vemos que preguntado Juan,
cual siendo de tanta santidad que dice: “ N o soy E lia s” . ¿Cóm o
podía ser tenido por Cristo, pre­ puede explicarse esto, carísimos
firió estar sólidam ente fundado hermanos, que lo afirmado por la
en sí misirj#, a ser vanam ente Verdad sea negado por el P ro fe ­
elevado por la opinión de los ta de la Verdad? Pues cosas mu^
diversas son: El mismo es; y No monte del Señor, y a la morada
lo soy. ¿Cóm o, de consiguiente, del Dios de Jacob. Y a que. Glo­
puede ser profeta de la verdad, ria al Padre. Y a que.
si no está conform e con las pa­
labras de la misma Verdad?
LAUDES Y HORAS
R . He aquí que el renuevo
de Jesé descenderá para salud
Ant. 1. Vendrá el Señor, * y
de los pueblos; las naciones le
no tardará, e iluminará lo más
dirigirán súplicas; * Y su nom­
secreto de las tinieblas, y se ma­
bre será glorioso. y . El Señor
nifestará a todofc los pueblos,
D ios le dará la sede de D avid
aleluya.
su padre, y reinará en la casa
de Jacob eternamente. Y su ginLao s 54.Salm os son de Dom inica, pá­
nombre.
2. Jerusalén, gózate * con
gran alegría, porque vendrá a
Lección IX ti el Salvador, aleluya.
3. Daré la salud en Sión, *
p ero examinando con sutileza
y en Jerusalén mostraré mi glo­
la misma verdad, hallaremos
ría, aleluya.
que no se contradice lo que en­
4. Los montes y todos los co­
tre sí aparece como contrario.
llados * serán humillados; y los
Hablando el Angel con Zacarías
caminos torcidos serán endereza­
dice de Juan: “ El mismo irá an­
dos, y los escabrosos igualados:
te él con el Espíritu y virtud de
venid, Señor, y no tardéis, ale­
E lias” . Con razón se dice de
luya.
Juan que había de venir con el
5. Vivamos justa y piadosa­
espíritu y virtud de Elias, porque
mente, * ansiando la bienaven­
así como Elias precederá el se­
turada esperanza y la venida del
gundo advenimiento del Señor,
Señor.
así Juan precedió al primero. Y
así como aquél ha de venir como
precursor del Juez, así éste ha Capitula Philipp., 4, 4-5
sido constituido precursor del
Redentor. Por lo tanto, Juan en í e r m a n o s : Alegraos siempre en
el espíritu era Elias, y en la per­ el Señor: otra vez os digo,
sona no lo era. Y de consiguien­ alegraos. Que vuestra modestia
te lo que el Señor dice del espí­ sea manifiesta a todos los hom­
ritu, lo niega Juan de la per­ bres: pues el Señor está cerca.
sona. H im no: Una poderosa v o : y el V e r ­
. E l Señor nos mostrará so: H e aquí ¡a v o ;, pág. 13.
sus caminos y recorreremos sus Ant. del Bened. — Se sen­
sendas. * Y a que de Sión saldrá tará sobre el trono de D avid, *
la ley, y la palabra del Señor de y sobre su reino eternamente,
Jerusalén. y . Venid, subamos a l ’ aleluya.
* .
Oración NONA

Q s rogamos, Señor, que incli­


néis vuestro oído a nuestras
humildes súplicas, y disipéis las Y la paz de Dios, que sobrepuja
a todo entendimiento, sea la
tinieblas de nuestra alma con la
gracia de vuestra visitación: Vos guardia de vuestros corazones y
que vivís y reináis con Dios P a­ de vuestros sentimientos, en Je­
sucristo nuestro Señor.
dre. en unión del Espíritu San­
I£. Sobre ti, Jerusalén, *
to, Dios, por todos los siglos de
Aparecerá el Señor. Sobre ti. y .
los siglos. Amén
Y su gloria en ti se manifestará.
Aparecerá el Señor. Gloria al P a­
TERCIA
dre. Sobre, y . Venid, Señor, no
L a C apitu la: Herm anos: Alegraos, tardéis. 1^. Librad de sus malda­
como en Laudes. des a vuestro pueblo.
1$. br. Venid a librarnos, *
Señor, Dios de las virtudes. V e­ VISPERAS .
nid. y . Mostrad vuestro rostro, L a s A n tífo n a s y la C apitula son de
y seremos salvos. Señor. Gloria L a u d e s; los Salm os son de . D om ini­
ca, como en el S alterio. E l H im no
al Padre. Venid. Creador y el V erso Derramad como en
y . Señor, las naciones teme­ el O rd in ario, pág. 35.
rán vuestro nombre. Ant. del Magnij. — Bienaven­
1$. Y todos los reyes de la turada M aría * que has creído
tierra vuestra gloria. al Señor: se cumplirán en ti las
cosas que se te han dicho de par­
SEXTA te del Señor, aleluya.
E sta A n tífo n a se om ite, si hoy tu ­
viera que d ecirse una de las sigu ien ­
Capitula Philipp., 4, 6 tes A n tífo n a s m ayores, a las cuales
tam bién ceden siem pre el lu gar las se­
^ o os inquietéis por solicitud ñaladas para el M a g n ífica t en los de­
más días.
de cosa alguna: mas en to­
do presentad a Dios vuestras pe­
H L a s siguientes A n tífo n a s m ayores
ticiones, por medio de la oración para el M a g n ífica t deben decirse desde
y de las plegarias acompañadas el dia 17 de D iciem b re, y cada una
de ellas se reza ín te gra antes y des­
de hacimientos de gracias. pués del M agn ífica t, por su orden hasta
br. Mostradnos, Señor, * el dia antes de la V ig ilia de la N a tiv i­
dad. S i ocu rriere algu n a F ie sta , se d i­
Vuestra misericordia. M ostrad­ cen después de la O ra ción de la F ie s ­
nos. y . Y dadnos vuestra salva­ ta, como Conm em oración del Adviento.
;iá
ción. Vuestra misericordia. Glo­
17 de Diciembre
ria al Padre. Mostradnos.
y . Acordaos de nosotros, Se­ A n t.— Oh Sabiduría, * que sa­
ñor, por ei amor que tenéis a listeis de los labios del Altísimo,
vuestro pueblo. IJ. Visitadnos extendiéndoos del uno al otro
con vuestro auxilio. confín y disponiéndolo todo con
•t
firmeza y suavidad: venid y blos uno: venid y salvad al hom­
mostradnos el camino de la pru­ bre que del barro de la tierra
dencia. formasteis.

18 de Diciembre 23 de Diciembre
A nt.— Oh Adonaí * y caudillo A nt.— Oh Emmanuel, * R ey y
de la casa de Israel, que apare­ legislador nuestro, esperanza y
cisteis a Moisés en medio de las Salvador de todas las naciones:
llamas de la zarza, y le disteis venid a salvarnos, Señor Dios
vuestra ley en el Sinaí: venid a nuestro. .
librarnos con el poder de vues­
tro brazo.
II L as siguientes A n tífon as para las
Laudes y las H oras se dicen en las
19 de Diciembre seis F erias anteriores a la V ig ilia de
la N atividad, y principian el día 17
de Diciem bre por las A n tífon as que se
A n t.— Oh raíz de Jesé, * que señalan para la F eria de aquel día.
aparecéis como estandarte de los Igualm ente las otras se dicen en las
propias F erias. S i el día 17 fuere D o­
pueblos, ante quien los reyes mingo, las A n tífon as principian en la
enmudecen y cuyo auxilio implo­ siguiente F eria I I , que será el día 18.
ran las naciones: venid a librar­ En cuanto a las que hubieren de de­
cirse en días en que ocurra una Fiesta
nos, no tardéis más. de nueve Lecciones, se omiten en aquel
año.

20 de Diciembre
Feria Segunda
A n t.— Oh llave de D avid, * y
cetro de la casa de Israel, que LAUDES Y HORAS
abrís y nadie puede cerrar, que
Ant. 1. He aquí que vendrá *
cerráis y nadie puede abrir: ve­
el Señor, príncipe de los reyes
nid y librad de la cárcel al ca u ­
de la tierra: bienaventurados los
tivo que yace en las tinieblas y en
que están preparados para reci­
la sombra de la muerte.
birle.
Los Salm os de F eria, pág. 93.
21 de Diciembre 2. Cuando viniere * el Hijo
A n t.— Oh Oriente, * resplandor del hombre ¿piensas que halla­
de la luz eterna y sol de justicia: rá fe sobre la v tierra?
venid e iluminad a los que yacen 3. He aquí que ya ha llegado
en las tinieblas y en la sombra * la plenitud de los^tiempos, en
de la muerte. la cual Dios ha enviado a su Hijo
en la tierra.
22 de Diciembre 4. Beberéis con gozo las aguas
* de las fuentes del Salvador.
A n t.— Oh R ey de las naciones 5. Saldrá * el Señor de su
* y objeto de sus deseos, piedra lugar santo: vendrá, para^salvar
angular que hacéis der dos pue­ a su pueblo. ’ -•
Feria Tercera y decid: He aquí que vendrá
Dios Salvador nuestro.
LAUDES Y HORAS

Ant. 1. ¡Oh cielos! derramad Feria Quinta


desde lo alto * vuestro rocío; y LAUDES Y HORAS
lluevan las nubes al Justo; ábra­
se la tierra y brote al Salvador. Ant. 1
. D e Sión * vendrá el
L os S alm os de F e ria , pág. 119. Señor omnipotente, para salvar
2. Enviad, oh Señor, el C o r­ a su pueblo.
dero * dominador de la tierra, L o s S a l m o s d e F e r i a , pág. 1 7 1 .

desde la Peña del desierto al 2


. Volveos, Señor, * algún
monte de la hija de Sión. tanto hacia nosotros, y no tar­
3. Para que conozcamos, Se­ déis en venir a vuestros siervos.
ñor, * vuestro camino sobre la 3. D e Sión * vendrá el Señor
tierra, y vuestra salvación para que ha de reinar; su grande
todas las naciones. nombre es Emmanuel.
4. Recom pensad, Señor, * a 4. He aquí a mi Dios, * y le
los que viven de la esperanza honraré: al D ios de mi padre, y
que tienen en Vos, a fin de que le ensalzaré.
se m anifieste la veracidad de 5. El Señor * es nuestro le­
vuestros P rofetas. gislador, el Señor es nuestro
5. La L ey fué dada por M o i­ R e y ; él m ismo vendrá y nos
sés; * la gracia y la verdad nos salvará.
han sido dadas por Jesucristo.
Feria Sexta
Feria Cuarta
LAUDES Y HORAS
LAUDES Y HORAS
Ant. 1
. Sed constantes; * v e ­
Ant. 1. L os P rofetas anuncia­ réis el auxilio delSeñor sobre
ron * que el Salvador nacería vosotros.
de la Virgen M aría. Los S alm os de Feria, pág. 19 7 .

L os Salm os de F e ria , pág. 145. 2 . A V os, oh Señor, * he ele­


2. E l E spíritu * del Señor es­ vado mi alm a; venid, y libradme,
tá en m í; me ha enviado para Señor, ya que en Vos», me he de-
evangelizar a los pobres. fugiado.
3. Sin cesar rogaré a favoi 3. Venid Señor, * y no tar­
de Sión, * hasta tanto que su ju s­ déis ya m ás; librad de sus m al­
to nazca com o la luz del día. dades a vuestro pueblo de Is-
4. H e aquí que el Señor ven ­ íael. •
drá, * para sentarse con los prín­ 4. D ios vendrá del monte
cipes y poseer el solio de la Líbano, * y su resplandor será
gloria. ' como el lucero. ’ '
5. Anunciad * a los pueblos. 5. M as yo * me volveré' a r
Señor, y esperaré a Dios, mi Feria Segunda
Salvador.
MAITINES
Sábado D el P rofeta I saías

LAUDES Y HORAS Lección I Cap. 28, 1-3


Ant¿ 1. Considerad * cuán de la corona de soberbia,
y
glorioso sea éste que viene para de los embriagados de
salvación de los pueblos. Efraím , de la flor caduca
Los Salmos del Sábado, pág. 226. de la gloria y alegría de los que
2. Engrandecerse ha su im ­ estaban en la cumbre del férti­
perio, * y la paz ya no tendrá lísimo valle, desatentados por
fin. causa del vino! He aquí al Señor
3. Y o , el Señor, * aceleraré la poderoso y fuerte, como pedris­
venida de mi justicia; ella no tar­ co impetuoso, como torbellino
dará, y no se retardará la salva­ que asóla, como el ímpetu de
ción que de mí viene. muchas aguas que inundan y ane­
4 . L a palabra del Señor sea gan un espacioso país. La corona
esperada * como la lluvia; des­ de soberbia de los embriagados
cienda a nosotros nuestro Dios de Efraím será hollada con los
como el rocío. pies.
5. Prepárate Israel, * para Los RR. del I Nocturno de la Do­
minica precedente, pág. 268.
recibir al Señor, porque viene.
Lección II Cap. 28, 4-7
ü Desde el día 17 de Diciembre cesan
todas las Octavas hasta la Vigilia de caduca flor de la gloria y
a
la Natividad del Señor inclusive.
Si en el día 21 de Diciembre se ce­ alegría del que está sobre la
lebra Oficio de la Fiesta ocurrente, cumbre del fértilísimo valle, será
para la Conmemoración del Adviento
en Laudes se dice la siguiente
como un fruto temprano, que
madura antes del otoño; al cual
Ant. — N o temáis. * puesto
el primero que lo ve, al instante
que nuestro Señor el día quinto
lo coge, y lo devora. En aquel
vendrá a nosotros.
día el Señor de los ejércitos será
Si en aquel día se celebrase Oficio
de Dominica, esta última Antífona de­
corona de gloria y guirnalda de
berá decirse en el Benedictus, en lugar regocijo para las reliquias de su
(le la Antífona: Dios te salve, María,
correspondiente a la Dominica I V .
pueblo. Y será espíritu de justicia
‘ El último dia antes de la Vigilia para aquel que esté sentado, a fin
de la Natividad, se dice: de administrarla, y fortaleza pa­
Ant. del Bened. — He aquí ra aquellos que vuelven de pelear
que se ha realizado * todo cuan­ en las puertas. M as aún éstos
to el Angel nos anunció acerca de perdieron el entendimiento por el
M aría Virgen. ' demasiado vino, y anduvieron
A estas Antífonas ceden el lugar las desatentados por causa de la em-
otras señaladas en sus propios lugares
para el Benedictus.
briagueZj
zar su gloria con perdonaros,
porque el Señor es Dios justo.
E > o r tanto, esto dice el Señor
Bienaventurados todos los que
D io s: H e aquí que yo pon­ esperan en él. E l pueblo de Sión
dré en los cim ientos de Sión una m orará en Jerusalén. E njugarás
piedra, piedra escogida, angular, tus lágrim as, oh pueblo fiel. E l
preciosa, asentada por fundam en­ Señor, apiadándose de ti, usará
to. E l que creyere, no se apresu­ contigo de m isericordia. A l m o­
re. Y ejerceré el juicio con peso, mento que oyere la voz de tu cla­
y la justicia con m edida; y un m or, te responderá benigno. Y te
pedrisco trastornará la esperan­ dará el Señor pan de dolor y
za puesta en la m entira, y vues­ agua de trib u lació n ; pero des­
tra protección quedará sumergida pués hará que jam ás se aleje de
en las aguas. Y el contrato ti tu m aestro, y tus ojos estarán
vuestro con la m uerte será can­ viendo siem pre a tu doctor.
celado, y no subsistirá vuestro Los RR. del II Nocturno de la
pacto con el infierno. Dominica precedente, pág. 269.

LAUDES
Lección II Cap. 30. 22-25
Ant. del Bened. — Saldrá un
renuevo de la raíz de Jesé, * y pTüERA de aquí, le dirás: Y el
toda la tierra se llenará con la Señor enviará lluvia a tus
gloria del Señor; y toda carne sementeras, en cualquier parte de
verá la salvación que nos vendrá la tierra en que hayas sembrado.
de Dios. Las mieses darán abundante y
rico trigo, y al mismo tiempo ha­
VISPERAS llarán tus corderos pingües y d i­
Ant. del Magttif. — Todos latados pastos en tus heredades.
los pueblos me llamarán bien­ Y tus bueyes y pollinos, que tra­
aventurada, * porque Dios ha bajan la tierra, comerán el pien­
puesto sus ojos en la humildad so imez’c lado con variedad do
de su sierva. granos, del modo que vienen
A no ser que se hubiere de decir aventados de la era. Y de todo
la Ant. Oh. monte alto, y de todo collado ele­
vado correrán arroyos de aguas
en el día aquel en que habrá
Feria Tercera mortandad, cuando habrán caído
* MAITINES las torres.

D el P ro feta Isa ía s
Lección III Cap. 30, 26-28
Lección I -Cap. 30, 18-20
Y la luz de la luna será como la
L Señor da largas, para luz del sol, y la del sol será
Doder usar de misericor­ siete veces m ayor que sería la luz
dia con vosotros, y ensal­ de siete días; en aquel cKa en
que el Señor habrá vendado la H o m il ía de san A m b r o s io
herida de su pueblo, y sanado la Libro 2 sobre san Lucas
abierta llaga. M ira que viene de
lo lejos el nombre del Señor; es­ ERDADER AMENTE e s t á n
tá su saña encendida e insopor­ ocultos los divinos mis­
table. Llenos de indignación sus terios, y no es dable, con­
labios, y como fuego devorador forme a la palabra profética, a
su lengua. Es su respiración co­ ninguno de los hombres conocer
mo un torrente, cuya agua llega los designios de Dios. Con to­
hasta la garganta, para aniquilar do, de las demas obras y pala­
las naciones, y destrozar el fre­ bras de nuestro divino Salvador,
no del error, que sujetaba las qui­ podemos colegir que esta elec­
jadas de los pueblos. ción de una desposada para dar
a luz al Señor, obedeció a algún
LAUDES particular designio. Mas, ¿por
qué n a fué madre por obra del
Ant. del Bened. — Tú, B e­ Espíritu Santo antes de sus des­
lén, * tierra de Judá, no serás la posorios? Fué quizá para que no
menor: de ti saldrá el Caudillo se dijera que había concebido
que rija mi pueblo de Israel. por adulterio.
Clama con fortaleza, tú
VISPERAS que anuncias la paz en Jerusalén:
* D i a las ciudades de Judá, y a
Ant. del Magnif. — Leván­
los moradores de Sión: H e aquí
tate, * sal de tu abatimiento, Je­
que llegará nuestro Dios a,quien
rusalén; rompe las ataduras de
esperamos, y . Sube al monte
tu cuello, cautiva hija de Sión.
excelso, tú que evangelizas a
A no ser que hubiere de decirse la
la A n t. O h. Sión. levanta fuertemente tu
voz. Di.

Feria Cuarta de Témporas Lección II

MAITINES p ntró, pues, el Angel en el


lugar en que ella estaba.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io Aprende de la Virgen lo que de­
seg ún san L ucas bas practicar, aprende en el ru­
Lección I Cap. 1, 26-38 bor de la Virgen, aprende en
las palabras del oráculo, apren­
n aquel tiempo: Envió Dios de en el misterio que en ella
al Angel Gabriel a Nazaret, se realiza. Es propio de vírgenes
ciudad de Galilea, a una Virgen el temor y el asustarse por la
desposada con cierto varón de presencia y las palabras de los
la casa de D avid, llamado José, hombres. Aprendan las mujeres a
y el nombre de la Virgen erá imitar este ejemplo de modes­
María. Y lo que sigue. ' ■ tia. í l Angel hálla sola en su
cámara a la que ningún hom ­ Oración
bre había visto. Sola, sin com ­
pañero, sola sin testigo, a fin Q s rogamos, omnipotente Dios,
de no ser perturbada por ninguna nos concedáis que la veni­
palabra inconveniente. Así es sa­ dera solemnidad de nuestra re­
ludada por el Angel. dención, nos confiera los auxilios
1}. N acerá una estrella de de. la presente vida, y la prenda
Jacob, y se levantará un hombre de la eterna bienaventuranza.
de Israel, y abatirá a todos los Por nuestro Señor.
jefes extranjeros. * Y toda la tie­ S e dice en todas las H oras, excepto
en V ísp e ra s, en que se dice la de la
rra constituirá su posesión, y . D om in ica precedente. L a m ism a regia
L a adorarán todos los reyes de se observa en los tres dias de las
T ém poras.
la tierra, y le servirán todas las
naciones. Y toda.
VISPERAS
L ecció n III
Ant. del M agnif. — He aquí
M tan ex id o o no de­
is te r io
la esclava del S eñ o r; * hágase
en mí según vuestra palabra.
bía ser anunciado por un
hombre, sino por el Angel. H oy A no ser que hubiere de d ecirse la
A n t. O h.
por primera vez óyense es­
tas palabras: “ E l Espíritu San­
to descenderá sobre t i” . Son es­
cuchadas y creídas. A lo que Feria Quinta
añadió la Virgen: “ H e aquí la
esclava del Señor: cúmplase en MAITINES
mí según tu palabra” . Considera
su humildad; atiende a su devo­ D e l P r o f e t a I s a ía s
ción. Se llama esclava del Señor;
la que es elegida por madre su­ L ección I Cap. 33, 1-2
y a , no se enorgulleció ante una
y de ti que saqueas! Qué,
promesa tan inesperada.
1 ^. A hora vendrá el Sobera­
¿no serás tú también sa­
queado? Y tú que des­
no Señor: * Y su nombre será
precias, ¿no serás también des­
Emmanuel. y . En sus días apa­
preciado? Cuando acabes el sa­
recerá la justicia y la abundancia
queo, serás tú saqueado. Cuando
de la paz. Y su. Gloria. Y su.
ya cansado dejes de m enospre­
ciar, serás tú menospreciado.
LAUDES Apiádate, Señor, de nosotros,
pues siempre hemos esperado en;
Ant. del Bened. — E l Angel ti. Sé nuestra fortaleza desde la ‘
G abriel * fu é enviado a M aría mañána, y la salvación nuestra
Virgen, desposada con José. en. el tiem p# de tribulación. -
Ty. Saldrá el Señor, y lucha­ justicia, y habla verdad, que abo­
rá contra las naciones: * Y sus rrece las riquezas adquiridas con
pies estarán firmes sobre los la calumnia, y tiene limpias sus
montes de los olivos hacia el manos de todo cohecho, que
Oriente, y . Y se levantará sobre cierra sus oídos para no aten­
todos los collados, e irán a él der a los sanguinarios, y cie­
todas las naciones Y sus pies es­ rra los ojos para no ver lo ma­
tarán firmes. lo. Este es el que tendrá su mo­
rada en las alturas. Vivirá segu­
Lección II Cap. 33, 3-6 ro, como en una alta roca, ten­
drá pan en abundancia y nunca
la voz del Angel huyeron le faltará agua. Sus ojos verán
los pueblos, y al alzar de tu al R ey en su gloria; y la tierra la
brazo quedaron disipadas las na­ mirarán lejos de ellos.
ciones enemigas. Vuestros despo­ 1$. Las naciones verán a tu
jos serán recogidos, como se re­ justo, y Iqs reyes todos a tu glo­
cogen las langostas, cuando se rioso: * Y se te impondrá un
llenan de ellas los fosos. Engran­ nombre nuevo, que pronunciará
decido ha sido el Señor, que ha­ el Señor de su propia boca. y .
bita en lo alto; ha colmado a Y serás una corona de gloria en
Sión de rectitud y de justicia. Y la mano del Señor, y una real
reinará la fe en tus tiempos. La diadema en mano de tu Dios. Y
sabiduría y la ciencia son tus ri­ se te. Gloria al Padre. Y se te
quezas saludables, y el temor del impondrá.
Señor tu tesoro.
Se nos adelanta, avanzan­ LAUDES
do por nosotros, el Cordero sin
Ant. del Bened. — Estad en
m ancilla, * Constituido Pontífice
vela, * cerca está el Señor Dios
por toda la eternidad según el
nuestro.
crden de Melquisedec. y . Es el
Si esta F e ria ocurriere el 21 de D i­
rey de justicia, cuya descenden­
ciem bre, om itida la A n tífon a prece­
cia no tiene fin. Constituido Pon­ dente, se dice en su lu ga r la A n tífon a
tífice. N o temáis, pág. 275. L a misma regla
se observa en la F eria siguiente o en
la Dom inica, en caso de que ocurrie­
ren el dia 21.
L ección III Cap. 33, 14-17

terrados han sido en Sión VISPERAS


los pecadores. El temor se
Ant. del Magnij. — Alegraos
ha apoderado de los hipócritas.
* con Jerusalén y regocijaos con
¿Q uién de vosotros podrá habi­
elia, toaos los que la amáis para
tar en un fuego devorador?
siompie
¿Quién de vosotros podrá morar
A no ser que # hubiere de decir la
entre ardores sempiternos? Aquel A n t. Oh.
que anda por las sendas de la
Feria Sexta de Témporas la Piedra del desierto al monte
de la hija de Sión. y . M ostrad­
MAITINES nos, Señor, vuestra misericordia
L e c c ió n del san to E v a n g e l io y dadnos vuestra salvación. D e
seg ú n san L ucas la Piedra.

Lección I Cap. 1, 39-47

pN aquel tiempo: Partió M a­ Lección II


ría, y se fué apresuradamen­
te a las montañas, a una ciudad A vosotras, santas m u­
pren d ed

de Judá, y habiendo entrado en jeres, los cuidados diligen­


la casa de Zacarías, saludó a Isa­ tes que debéis a vuestras parien-
bel. Y lo que sigue. tas en casos semejantes. A M a ­
ría, que vivía en su morada, en
H o m il ía d e s a n A m b r o s io , el recogimiento más íntimo, el
O b is p o pudor de la virginidad no la re­
L ibro 2 sobre san L u c ., cap. 1, desp. trajo de • presentarse en público,
del principio
ni la aspereza de las montañas
s m uy puesto en razón de dar satisfacción a su celo,
que los que exigen fe, ni la distancia, del cumplimien­
demuestren que la me­ to de su deber. L a Virgen partió
recen. Por esto el Angel, al presurosa a las montañas; la V ir­
anunciar el misterio a la Virgen gen, conocedora de sus deberes,
M u ía , a fin de convencerla por 10 haciendo caso de las dificul­
medio de un ejemplo, anuncióle tades, atendiendo más al afecto
la' concepción realizada en una que a la debilidad propia de su
m ujer anciana y estéril, para de­ sexo, dejó su casa. Aprended,
mostrar que nada es imposible a vírgenes, a no discurrir por las
Dios de cuanto le pluguiere. casas de los extraños, a no en­
Luc20 que M aría oyó esto, no treteneros en las plazas, a apar­
como incrédula del oráculo, ni taros de las habladurías calle­
como incierta de lo que se le jeras. M aría, amante de su casa,
anunciaba, ni dudando del ejem ­ ansiosa cuando salía fuera, per­
plo que se le proponía, sino ale­ maneció tres meses con su pa-
gre por la promesa, religiosa en rienta. K
el cumplimiento del deber, pres­ I£. ¡Oh cielos! derramad
to partió gozosa para las mon­ desde lo alto vuestro rocío, y
tañas. Y a que ¿en dónde había de lluevan las nubes al justo: *
ir la que estaba llena de Dios, Que se abra la tierra y brote ai
sino a lo más elevado? L a gracia Salvador, y . Enviad, Señor, al
del Espíritu Santo, a la verdad, Cordero Dominador de la tie­
desconoce la tardanza; rra, de la Piedra del desierto
3 . Enviad, Señor, al .Corde­ al monte de la h ija d# Sión.
ro Dominador de la tierra, * De Que se abra.
muy presto libres de todo lo ad­
verso: Por Vos.
1-4 aprendido, vírgenes, el
a b é is L a precedente O ración se dice en to­
pudor de M aría; aprended das las H oras, exceptuadas V ísperas.
ahora su humildad. Visita la pa-
rienta a la parienta, la más joven VISPERAS
a la anciana, y no sólo la visita,
Ant. del Magnif. — Este es
sino que se anticipa a saludarla.
el testimonio * que dió Juan:
Es muy conveniente que una
El que vine después de mí, fué
virgen sea tanto más humilde
hecho antes que yo existiera.
cuanto es más casta. Aprenda a
A no ser que tuviere que decirse la
venerar a las más ancianas. D e ­ A n tífon a Oh. L a O ración de la D om i­
be ser maestra de humildad, nica precedente.
aquella que profesa la castidad.
Este ejemplo nos ofrece un mo­
delo de piedad y una norma de Sábado de Témporas
doctrina. Advirtam os cómo el
superior viene a ayudar al in­ MAITINES
ferior: M aría a Isabel; Cristo a L e c c ió n del san to E v a n g e l io
Juan. seg ú n san L ucas
Los campos del desierto
se cubrieron de verdor odorífero
Lección I Cap. 3, 1-6
para Israel; porque he aquí que pL año décimoquinto del Im ­
nuestro Dios vendrá con su po­ perio de Tiberio César, go­
der, * Y su resplandor con él. bernando P ondo Pilato a Judea.
y . D e Sión viene el resplandor Y lo que sigue.
de su belleza: nuestro Dios viene
visiblemente. Y su. Gloria al Pa­ H o m il ía d e san G r e g o r io , P a p a
dre. Y su. H om ilía 20 sobre el Evangelio

LAUDES tiempo en que el Pre­


l

cursor d,e nuestro R e­


Ant. del Bened. — Desde el dentor recibió la misión
momento en que tu salutación de predicar, puede colegirse de
* ha llegado a mis oídos, el niño la designación que hace el Evan­
dió saltos de contento en mi se­ gelista del jefe del Imperio ro­
no, aleluya. mano y de los reyes de Judea.
A no ser que deba decirse la A n Como venía a predicar a aquel
tifon a N o temáis.
que había de redimir a algunos
de entre los judíos y a muchos
Oración
de entre los gentiles, he aquí
s rogamos, Señor, mostréis por qué. el tiempo de su predica­
vuestro poder viniendo a ción se señala mencionando un
nosotros, para que cuantos con­ rey gentij y príncipes judíos.
fían en vuestra piedad, se veatf Como la gentilidad debía con*
gregarse, al paso que el pueblo senda estarán los reyes con si­
judío debía dispersarse a causa lencio; al mismo las naciones
de la perfidia de su culpa, he suplicarán. Y su nombre.
aquí por qué en la descripción
del gobierno del mundo se nos L ección III
muestra a uno solo gobernando
en los dominios de Rom a y a Y v ¡no a toda la región del
cuatro príncipes rigiendo cada Jordán, predicando el bautis­
uno de ellos una cuarta parte mo de penitencia para remisión
del reino judío. de los pecados. A todos los lec­
. Saldrá un renuevo del tores es manifiesto que Juan no
tronco de Jesé, y de su raíz se sólo predicó el bautismo de peni­
elevará una flor: * Y el cíngulo tencia, sino que también lo ad­
de sus lomos será la justicia, y la ministró a algunos. Con todo, no
fe el cinturón con que se ceñirá pudo dar su bautismo para rem i­
su cuerpo, y . Y reposará sobre sión de los pecados, ya que la
él el Espíritu del Señor, espíri­ remisión de los pecados solamen­
tu de sabiduría y de entendim ien­ te puede conferirla el bautismo
to, espíritu de consejo y de fo r­ de Cristo. Conviene también ad­
taleza. Y el cíngulo. vertir lo que se dice: “ Predican­
do el bautismo de penitencia pa­
L ección II ra remisión de los pecados” : ya
que, no pudiendo dar el bautis­
A h o r a bien, por la sentencia de mo que perdonaba los pecados, lo
nuestro Redentor sabemos anunciaba. D e esta suerte, así
que todo reino dividido e n s im is ­ como con la palabra de su predi­
mo, será desolado. Con lo cual cación precedía al Verbo encar
queda patente que Judea había nado, así también su bautismo,
llegado al fin de su soberanía, ya que no perdonaba los pecados,
que estaba dividida entre tantos fué precursor de aquel bautismo
reyes. Y no sólo se nos describe de penitencia que los perdona­
con qué reyes estaba dividida, ría. •
sino con qué sacerdotes. D ebien­ IJ. Ven, Señor, no tardes
do tam bién advertirse, que anun­ y a m ás: libra de sus maldades a
ciando Juan B au tista aquel que tu pueblo, * Y vuelve a su tierra
juntam ente era R e y y Sacerdote, los que andan extraviados, y .
el E vangelista san L ucas desig­ M uestra, Señor, tu poder y ven
na el tiempo de su predicación para salvación nuestra. Y vuelve,
por el rem o y el sacerdocio. Gloria al Padre. Y vuelve.
. IJ. E l que nacerá de la estir­
pe de Jesé juzgará a las nacio­ LAUDES
nes, y en él éstas esperarán: *
Y su nom bre será bendecido por Ant. del Bened. — ¿Cóm o se
todos los siglos, y . En su pre -1 realizará eáto, * Angel de Dios,
supuesto que no conozco varón? i rá himno-,. Se le ha dado a ella
Escucha, Virgen M aría: El E s­ la gala del Líbano, la hermosura
píritu Santo descenderá sobre ti, del Carmelo y de Sarón, éstos
y la virtud del Altísimo te cu­ verán la gloria del Señor y la
brirá con su sombra. grandeza de nuestro Dios. Esfor­
A tío ser que deba decirse la A n ­ zad las manos flojas, y enrobus-
tífona N o temáis, o que este día sea
el anterior a la Vigilia de la Nat ivi­ teced las rodillas débiles. Decid
dad. En este último caso, omitida esta a los pusilánimes: Buen ánimo,
Antífona, se dice: He aguí que se ha
realisado, páp. 292, lo cual también se
y no temáis. Mirad a vuestro
aplica a los dias siguientes, si se Dios que viene a ejecutar una
da el mismo caso.
justa venganza. Dios mismo en
persona vendrá, y os salvará.
Oración
Entonces se abrirán los ojos de
Q H D ios! que veis somos afli­ los ciegos, y quedarán expeditas
gidos por nuestras malda­ las orejas de los sordos. Enton­
des; concedednos propicio que ces el cojo saltará como el ciervo
con vuestra visita seamos con­ y se desatará la lengua de los mu­
solados: Por Vos que viv ís... dos; porque las aguas rebosarán
E sta m ism a O ra ció n se d ice en
en el desierto y arroyos en la so­
todas la s lle r a s . ledad. Y la tierra que estaba ári­
da, quedará llena de estanques y
VISPERAS de aguas la que ardía en sed.
Las Antífonas y la Capitula son de
Tocad en Sión la trompe­
Laudes de la siguiente Dominica; los ta, llamad a las naciones, anun­
Salmos son del Sábado como en el Sal­
terio; el Hinjno Creador y el Verso
ciad a los pueblos, y decidles: *
Derramad, como en el Ordinario. La He aqyí que el Dios Salvador
Antífona del Magníficat una de las
nuestro llegará. V . Anunciadlo
mayores. Oh. La Oración es la misma
de Laudes. . y haced que se oiga: hablad y le­
vantad la voz. He aquí.

Dominica IV de Adviento Lección II Cap. 35, 7-10


De II clase. Semidoble
P
las cuevas que eran antes
n

MAITINES guaridas de dragones, nacerá


la verde caña. Allí habrá una sen­
I NOCTURNO
da y camino, que se llamará ca­
D e l P r o f e t a I saías
mino santo. No lo pisará hombre
inmundo, y éste será para vos­
Lección I Cap. 35, 1-7
otros uncamino recto, de tal
a región desierta e intran­ suerte que aun los lerdos no se
sitable se alegrará; y perderán en él. N o habrá allí
saltará de gozo la sole­ león, ni bestia feroz transitará
dad, y florecerá como lirio. F ru c­ por dicho camino, ni hallarse ha
tificará copiosamente, y se regoci­ allí. Sino que caminarán por
jará llena de' alborozo, y entona­ aquella senda los que hayan *si­
do libertados. Y volverán los tizado con agua, mas él os bau­
rescatados por el Señor, y ven­ tizará con el Espíritu Santo. De
drán a Sión cantando alabanzas, quien. Gloria al Padre. De quien.
coronados de gozo sempiterno.
Disfrutarán de placer y conten­ II NOCTURNO
tamiento, y huirán de ellos el do­
Serm ón de san L eó n , P apa
lor y el llanto.
] $ / E l cetro no será .quitado Sermón 1 y delde ayuno del décimo mes
las colectas
de Judá, ni de su posteridad el
caudillo, hasta que venga el que Lección IV
ha de ser enviado: * Y éste se­
i fiel y sabiamente, carí­
rá la esperanza de las naciones.
simos, consideramos el
y . Sus ojos son más hermosos
principio de nuestra crea­
que el vino, y sus dientes más
ción, hallaremos que por esto
resplandecientes que la leche. Y
fué formado el hombre a imagen
éste.
de Dios, a fin de que imitara a
Lección III Cap. 41, 1-4 su autor. Y en esto, precisamen­
te, consiste la natural dignidad
R allen ante mí las islas, y to-. de nuestro linaje, si en nosotros,
men nuevas fuerzas las gen­ como en un espejo, resplandece
tes. Acérquense, y hablen des­ la hermosura de la benignidad
pués, y entremos juntos en ju i­ divina. Para conseguirlo, ca­
cio. ¿Quién sacó del Oriente al da día nos auxilia la gracia del
justo, y le llamó para que le si­ Salvador, haciendo que lo perdido
guiese? E l Señor sujetó a su vis­ por el primer Adán sea reparado
ta las naciones, e hízole superior por el segundo. ?
a los reyes, que entregados al I£. Nacerá para nosotros un
filo de su espada, y por blanco Infante, y será llamado Dios,
de su arco, quedaron reducidos infante, y será llamado Dios,
a polvo, y como paja que arre­ sobre el trono de D avid su padre
bata el viento. Persiguiólos, pasó y reinará: cuya potestad está so­
adelante sin desastre. N o se vió bre sus hombros, y . En el mis­
la huella de sus pies. ¿Quién obró mo serán bendecidas todas las
y llevó a cumplimiento estas co­ tribus de la tierra, y todas las
sas? ¿Quién ya desde el princi­ naciones le servirán. El mismo.
pio eligió todas las generaciones?
Y o el Señor, yo soy el primero y
Lección V
el último.
Es necesario que él crez­ J^a causa de nuestra reparación
ca, y yo mengüe: el que viene no es otra que la misericor­
después de m í, ha sido hecho an­ dia de Dios, a quien nosotros no
tes que yo existiera: * D e quien amaríamos, si antes no nos hu­
no soy digno de desatar la correa biese amado, y con su luz no hu­
de su calzado, y . Y o os he bau­ biera hecho desaparecer nuestras
+ '
tinieblas. Esto nos indica el Se­ I£. Virgen de Israel, vuelve
ñor por el profeta Isaías, dicien­ a tus ciudades: * ¿Hasta cuándo
do: “ Conduciré a los ciegos por te apartarás contristada? Darás
el camino que ignoraban, y les a luz al Señor Salvador, oblación
haré seguir las sendas por ellos nueva en la té rra : * Los hom­
ignoradas. Convertiré sus tinie­ bres andarán por el camino de
blas en luz, y enderezaré lo tor­ la salvación, y . Te amé con
cido. Esto haré con ellos, y no perpetua caridad; por eso te
los abandonaré” . Y de nuevo: atraje hacia mí porque te tuve
“ He sido hallado por los que no compasión. ¿Hasta cuándo? Glo­
me buscaban, y me hice presen­ ria al Padre. Los hombres.
te a los que no me llamaban” .
1$. H e aquí que ya ha llega­ III NOCTURNO

do la plenitud de los tiempos, en L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io


la cual Dios ha enviado a su seg ú n san L ucas
H ijo en la tierra, nacido de una
Virgen, constituido bajo la ley: Lección VII Cap. 3, 1-6
* A fin de redimir a los que esta­
ban sujetos a la ley. ^r . A causa pN ti año décimoquinto del
de la excesiva caridad, con la cual imperio de Tiberio César, go-
Dios nos ha amado, ha enviado bemando Pondo Pilato Judea. Y
a su H ijo revestido de carne se­ lo que sigue.
m ejante a la del pecado. A fin.
D e l a H o m i l í a d e s a n G r e g o r io
Lección VI P apa

H om ilía 20 sobre los E van g.


antes
T ) e qué manera se haya reali­ del medio
zado esto, nos lo indica el
Apóstol san Juan, diciendo: “ Sa­ e c í a Juan a las turbas que

bemos que el H ijo de Dios ha acudían a él para recibir


venido, y nos comunicó inteligen­ el bautismo: “ Generación
cia, para que conociéramos lo de víboras, ¿quién os ha enseña­
verdadero y permaneciéramos en do a huir de la ira venidera?”
su verdadero H ijo ” . Y en otro Por la ira venidera se entiende
lugar: “ Amemos nosotros a Dios, el castigo final, de que el pe­
ya que él nos ha aiíiado prime­ cador no se podrá librar si aho­
ro” . Amándonos Dios, nos resti­ ra no hace verdadera penitencia.
tuye a su imagen. Y pai^ que Y debemos notar que los ma­
halle en nosotros la imagen de los hijos que imitan los ejem­
su bondad, nos concede que po­ plos de los padres perversos, son
damos hacer lo que él hace, ilu­ llamados generación de viboras,
minando nuestras inteligencias e porque al envidiar a los buenos,
inflamando nuestros corazonesl a y al perseguirlos causando males
fin de que no solamente araem o| a muchos de ellos, lo hacen si­
a él, sino cuanto él ama. guiendo el ejemplo de sus pa­
dres, por lo cual son como hi­ pueblo: préstanos tu auxilio.
jos- envenenados nacidos tam­ M uéstnnos.
bién de padres envenenados.
i
I£. Lo juré, dice el Señor, Lección IX
que jamás me enojaré sobre la
tierra. Pues los montes y los co­ e r o ¿i alguno ha cometido
llados recibirán mi justicia. * Y pecado de fornicación, o lo
1
el testamento de la paz estará en que sería aún más grave, si hu­
Jerusalén. y . M uy próxima está biere caído en adulterio, éste tal
mi salud, para que venga: y mi tanto debe abstenerse de lo líci­
justicia para que se manifieste. to. cuanto tiene conciencia de
Y el. haber perpetrado lo ilícito, ya que
los frutos de las buenas obras
L ección VIH del que ha pecado poco, no deben
ser iguales a los del que pecó
\A as y a que hem os pecado. mucho; ni los del que no com e­
ya que nos sentimos escla­ tió ninguna maldad, a los del que
vos de malos hábitos invetera cometió algunas o muchas. Por
dos, que nos diga qué debemos estas palabras: “ Haced frutos
hacer para vernos libres de la dignos de penitencia” , se advier­
ira venidera. H elo aquí: “ H a­ te. pues, a la conciencia de cada
ced, pues, frutos dignos de peni­ uno que procure adquirir tanto
tencia'’. En cuyas palabras se mayor acopio de buenas obras
debe advertir que ei amigo del mediante la penitencia, cuantos
Esposo, no sólo nos advierte que más daños se causó por la culpa.
hagamos frutos de penitencia, si­ R . Considerad cuán grande
no dignos frutos de penitencia. Y sea éste que viene para salvar las
a la verdad, una cosa es hacer naciones: el mismo es el R ey de
frutos de penitencia, otra es ha­ justicia. * Cuya generación no
cer frutos dignos de penitencia. reconoce fin. V . Se nos adelanta,
Y para que esto m ejor se en­ avanzando por nosotros, consti­
tienda, se debe observar que tuido Pontífice por toda la eter­
cuien no ha hecho nada ilícito, nidad, según el orden de M elqui-
tiene derecho a usar de las cosas sedec. Cuya generación. Gloria al
lícitas y a dedicarse de tal m a­ P^dre. Cuya generación.
nera a las obras de piedad que
no esté obligado a i enunciar a
LAUDES Y HORAS
las cosas del mundo.
I£ . N o nos apartarem os de Ant. 1
. Tocad en Sión * la
ti, y nos darás vida, Señor, e in­ trompeta porque se acerca el día
vocaremos tu nom bre: * M ués­ del Señor; he aquí que vendrá
tranos tu rostro y seremos salvos. para salvarnos, aleluya.
y . Acuérdate de nosotros, Se­ Los -Salmos -de Dominica, pág. 55.

ñor, por el amor que tienes a tu 2. He a q i# que vendrá * el


deseado de todos los pueblos; y tros pecados: Vos que vivís y
se llenará de gloria la casa del reináis.
Señor, aleluya.
3. Los caminos torcidos * se­ TERCIA
rán enderezados, y los escabrosos La Capitula como en Laudes.
igualados: venid, Señor, y no
queráis tardar, aleluya. 1
^. br. Venid a libradnos, *
4. E l Señor vendrá; * salidle Señor, Dios de las virtudes. Ve­
al encuentro, diciendo: Grande nid. T . Mostrad vuestro rostro
será su imperio, y su reino no y seremos salvos. Señor. Gloria
tendrá fin: Dios, Fuerte, D om i­ al Padre. Venid.
nador, Príncipe de la paz, alelu­ y . Señor, las naciones teme­
ya, aleluya. rán vuestro nombre.
5. Señor, vuestra Palabra om­ IJ. Y todos los reyes de la
nipotente, * vendrá del trono tierra vuestra gloria.
real, aleluya.
SEXTA

Capitula I Cor., 4, 1-2 Capitula I Cor., 4, 3

J—J e r m a n o s : A nosotros nos ha p o R lo que a mí toca, muy po­


de considerar el hombre co­ co me importa el ser juzgado
mo ministros de Cristo y dispen­ por vosot os, o en cualquier jui­
sadores de los misterios de Dios. cio humano; pues ni aun yo me
M as, lo que se exige a los dispen­ atrevo a juzgar de mí mismo.
sadores, es que sean hallados fie­ 1$. br. Mostradnos, Señor, *
les. Vuestra misericordia. M ostrad­
Himno y Verso como en el Ordina­ nos. y . Y dadnos vuestra salva­
rio, pág. 13. ción. Vuestra misericordia. Glo­
Ant. del Bened. — D ios te ria al Padre. Mostradnos.
salve, M aría, * llena eres de gra­ y . Acordaos de nosotros,
cia; el Señor es contigo: bendita Señor, por el amor que tenéis a
tú eres entre todas las mujeres, vuestro pueblo. I£. Visitadnos
aleluya. ‘ con vuestro auxilio.
A no ser que haya de decirse la
A ntí fona N o temáis o la Antífona H e 'NONA
aquí que se ha realisado.

Capitula I Cor., 4, 5
Oración
O or tanto, no queráis senten­
Q s rogamos, Señor, que mos­ ciar antes de tiempo, hasta
tréis vuestro poder y ven­ tanto que venga el Señor; el cual
gáis, socorriéndonos con gran for­ sacará a plena luz lo que está
taleza, a fin de que, con el auxilio oculto en las tinieblas, y descu­
de vuestra gracia, acelere vuestra brirá las intenciones de los co­
m isericordia lo que impiden nues­ razones, y entonces cada cual
recibirá de Dios su alabanza. rán los que te contradicen. Bus­
br. Sobre ti, Jerusalén, * carás a esos hombres que se alzan
Aparecerá el Señor. Sobre ti. y . contra ti, y no los hallarás. Se­
Y su gloria en ti se manifestará. rán como si no fuesen, y queda­
Aparecerá. Gloria al Padre. So­ rán como un esqueleto cuantos
bre ti. te hacen guerra. Porque yo soy
y . Venid, Señor, no tardéis. el Señor tu Dios, que te tomo
J^. Librad de sus maldades a por Ja mano, y te estoy diciendo:
vuestro pueblo. “ No temas, que yo soy el que te
socorre” .
VISPERAS
Las Antífonas y la Capitula son de Lección III Cap. 41, 14-16
Laudes; los Salmos de Dominica, pá­
gina 73; Himno Creador y Verso
Derramad, como en el Ordinario, pá­ \ T o temas, gusanillo Jacob, no
gina 35. En el Magníficat, Ant. Oh. tienes qué tem er; ni vos­
otros los muertos de Israel. Y o
Feria Segunda soy tu auxilio, dice el Señor; y
el Santo de Israel es el Redentor
MAITINES
tuyo. Y o haré que seas como un
D el P rofeta I saías carro nuevo de trillar las mieses,
Lección I Cap. 41, 8-10 armadas sus ruedas de dientes de
hierro. T ú trillarás y desmenuza­
as tú, oh Israel, siervo rás los montes, y reducirás como
mío, tú, oh Jacob, a polvo los collados. Los aventarás,
quien escogí, tú, estirpe y el viento se los llevará, y los
de mi amigo Abrahám, tú, a quien esparcirá el torbellino; y tú rebo­
traje yo de los últimos términos sarás de alegría en el Señor, y
de la tierra, y te llamé de sus te regocijarás en el Santo de Is­
lejanas regiones, y te dije: “ Sier­ rael.
vo mío eres tú; yo te he esco­
gido, y no te desecharé. No te­ LAUDES
mas, que yo estoy contigo. No
te desvíes; pues yo soy tu Dios. Ant. del Bened. — D ice el
Y o te he confortado, y te he au­ Señor: * Haced penitencia; ya
xiliado, y la diestra de mi justo que se acerca el reino de los cie­
te ha amparado” . los, aleluya.
Los BU. del I Nocturno de la Do ­ A no ser que haya de decirse la
minica precedente, pág. 283. Antífona N o temáis, indicada para el
dia 21, o la Antífona H e aquí que se
ha realisado, propia de la Vigilia de
Lección H Cap. 41. 11-13 la Natividad del Señor.

ab ete que quedarán confun­


VISPERAS
didos y avergonzados todos
aquellos que te hacen guerra. Se­ Antífona del Magníficat O. . •

rán como si no fuesen, y perece­


Feria Tercera
Í ^ A n ta dal Señor un nuevo cán­
MAITINES
tico, sus alabanzas hasta los
D el P rofeta I sa ía s últimos términos de la tierra;
vosotros que navegáis por la vasta
Lección I Cap. 42, 1-4 extensión de los mares, y vos­
otros, oh islas y sus moradores.
aquí mi siervo, yo es­
e Levántese el desierto con todas
taré con él. M i escogido sus ciudades. Cedar habitará en
en quien se complace el casas. Moradores de Petra, can­
alma mía. Sobre él he derramado tad alabanzas al Señor, alzad la
mi espíritu. El mostrará la jus­ voz desde la cumbre de los mon­
ticia a las naciones. N o voceará, tes. Ellos darán gloria al Señor,
ni será aceptador de personas. y publicarán en las islas sus ala­
No se oirá en las calles su voz. banzas. El Señor saldrá fuera co­
La caña cascada no la quebrará; mo un campeón; como un fuerte
ni apagará el pabilo que aun hu­ guerrero excitará su celo; dará
mea; ejercerá el juicio conforme voces y clamará, prevalecerá con­
a la verdad. No será melancólico tra sus enemigos.
ni turbulento, hasta que estable­
cerá en la tierra la justicia; y LAUDES
de él esperarán la L ey las islas.
Lo s R R . del I I N octurno de la Dom i­ Ant. del Bened. — Levánta­
nica precedente, pág. 284. te, levántate, * revístete de for­
r taleza, brazo de! Señor.
Lección II Cap. 42, 5-7 A no ser que haya de decirse la
A n tífon a N o temáis o la A n tífon a H e
P stas cosas dice el Señor Dios aguí que se lia realizado.

que crió y extendió los cie­


los; el que da el ser a la tierra VISPERAS
y cuanto en ella brota; el que E n el M agníficat, A n t. Oh.
da .respiración a los pueblos que
la habitan, y aliento a los que
caminan por ella. Y o el Señor te Feria Cuarta
he llamado por amor de la jus­
ticia, te he tomado por la mano, MAITINES
y te he preservado. T e he pues­
D e l P r o f s t a I s a ía s
to para ser el reconciliador del
pueblo y luz de las naciones. A Lección I Cap. 51, 1-3
fin de que abras los ojos de los
ciegos, y saques de la cárcel a los scu ch ad m e vosotros los
encadenados, y de la estancia de que seguís la justicia y
lós- presos a los que yacen entre buscáis al Señor. Atended
. tin ieblas.* a la cantera de donde habéis sitio
cortados, al manantial de que ha­ os arredren sus blasfemias. Por­
béis salido. Poned los ojos en que como a un vestido, así los
Abrahán vuestro padre, y en Sara roerá a ellos el gusano, y como a
que os dió a luz. Porque a él que la lana los devorará la polilla.
era solo le llamé, y le bendije, y M as la salvación que yo os envío,
le multipliqué. D el mismo modo, durará para siempre, y mi justi­
pues, consolará el Señor a Sión, cia por los siglos de los siglos.
y reparará todas sus ruinas, y
convertirá sus desiertos en luga­ LAUDES
res de delicias, y su soledad será
el gozo y la alegría, el hacimien- Ant. del Bened. — Pondré en
to de gracias, y las voces de ala­ Sión * la salud, y en Jerusa­
banza. lén mi gloria, aleluya.
A no ser que haya de decirse la A n
L o s U R . del I I I N o cturn o de la D o­
tifon a N o tem áis o la A n tífo n a H e
m inica precedente, pág. 286. aquí que se ha realizado.

Lección II Cap. 51, 4-6 VISPERAS


A a lo que te digo, oh
t ie n d e
En el M a g n ífic a t, A n t. O h.

pueblo mío, y escúchame,


nación mía, porque de mí ha de
salir la L ey, y mi justicia se es­ Feria Quinta
tablecerá entre los pueblos a fin
de iluminarlos. E stá para venir MAITINES
mi justo. E l Salvador que yo en­ D el P rofeta I s a ía s
vío está ya en cam ino; y mi bra­
zo regirá los pueblos. Las islas Lección I Cap. 64, 1-4
me estarán aguardando, y espe­
rando en mi brazo. A lzad al cie­ si rasgaras los cielos, y
lo vuestros ojos, y bajadlos a mi­ descendieras! A tu pre­
rar la tierra. Porque los cielos sencia se derretirían los
como humo se desharán, y la tie­ montes. Consum iríanse como en
rra se consumirá como un vestido un hom o de fuego; las aguas
y perecerán como estas cosas sus arderían com o llam as, para que se
moradores. Pero la salud que yo hiciese m anifiesto tu nombre a
envío, durará para siem pre, y tus enemigos, y tem blasen delante
nunca faltará mi justicia. de ti las naciones. Cuando tú ha­
yas realizado estas m aravillas, no
Lección IlT Cap. 51, 7-8 podremos soportarlas. H as des­
cendido del cielo, y al verte los
p s c u c h a d los que conocéis lo montes, se han derretido. Desde
que es ju sto ; vosotros del que el mundo es mundo, nadie
pueblo m ío, en cuyos corazones ha entendido, ni ninguna oreja
está grabada mi L ey. N o temáis ha oído, ni ha visto ojo alguno,
los oprobios- d é*los hom bres, no sino sólo tú, oh D ios, las cosas <;
que tienes preparadas para aque­ banzas, está hecha un montón de
llos que te están aguardando. cenizas, y todas nuestras grande­
Los R R . del I N octurno de la D o­ zas se han convertido en ruinas.
m inica precedente, pág. 283.

LAUDES
Lección II Cap. 64, 5-7
Ant. del Bened. — Consuélate,
''P ú saliste al encuentro de
consuélate, * pueblo mío; dice el
aquellos que se regocijan,
Señor vuestro Dios.
y practican la justicia; de aque­
A no ser que haya de decirse la
llos que caminando por tus sen­ A n tífo n a H e aquí que se ha realzado.
das se acuerdan de ti. M as tú
ahora estás enojado, porque he­ VISPERAS
mos pecado. En pecados estuvi­
En el M agníficat, A n t. Oh.
mos siempre, con todo seremos
salvos. Todos nosotros venimos a
ser como un inmundo, y como
un sucio y hediondo paño todas Feria Sexta
nuestras obras de justificación.
Como la hoja de los árboles he­ MAITINES
mos caído todos, y nuestras m al­ D e l P r o f e t a I s a ía s
dades como un viento nos han
arrebatado. No hay ninguno que Lección I Cap. 66 . 5-8
invoque tu nombre. N o hay
quien se levante, y te detenga. la palabra del Señor
Nos has escondido tu rostro, y í Cera vosotros que la escucháis
nos has estrellado contra nues­ con temor. Vuestros her­
tra maldad. manos que os aborrecen, y os
desechan por razón de mi nom­
bre, dijeron: “ Que muestre el S e­
L ección III Cap. 64, 8-11
ñor su gloria, y le reconoceremos
A h o r a bien, Señor, tú eres al ver la alegría de vuestro ros­
nuestro padre. Nosotros so­ tro” . M as ellos quedarán confun­
mos el barro, y tú el alfarero. didos. Y a oigo la voz del pueblo
Obras somos todos de tus manos. de la ciudad de Jerusalén, la voz
N o te irrites, Señor, en demasía, del Tem plo, la voz del Señor que
ni te acuerdes más de nuestra da el pago a sus enemigos. Antes
maldad. M ira y atiende a que so­ del tiempo del parto ha dado a
mos todos pueblo tuyo. Ha que­ luz, antes que le viniesen los do­
dado desierta la ciudad de tu lores, ha dado a luz un varón.
Santuario. Sión está hecha un ¿Quién jamás oyó cosa tal, ni
yermo. Jerusalén se halla asola­ quién vió nada semejante a esto?
da. La casa de nuestra santifica­ ;P a re acaso la tierra en un solo
ción y de nuestra gloria, donde día? ¿O ha sido engendrada nun­
nuestros padres cantaron tus ala­ ca' toda de una vez una nación?
Pues he aquí que Sión se sintió a sus enemigos. Porque he aquí
encinta y dió a luz a sus hijos. que el Señor vendrá en medio
Los R R . del I I N octurno de la Do de fuego, y su carroza será como
mínica precedente, pág. 284. un torbellino para derramar con
la indignación suya su furor, y
Lección II Cap. 66, 9-12 su venganza con llamas de fuego.
Pues el Señor rodeado de fuego y
A c a s o yo que doy la fecundi­
armado de su espada juzgará a
dad a los otros, dice el Se­
todos los mortales, y será gran­
ñor, no daré a luz yo mismo?
de el número de aquellos a quie­
¿Y o que doy a los otros suce­
nes el Señor quitará la vida.
sión, seré acaso estéril, dice el
Señor Dios tuyo? Congratulaos
LAUDES
con la nueva Jerusalén y regoci­
jaos con ella todos losMue la Ant. del Bened. — He aquí
amáis. Rebosad con ella de gozo que se ha realizado * todo cuan­
todos cuantos por ella estabais to el Angel nos anunció acerca
llorando. A fin de que chupéis así de M aría Virgen.
de sus pechos la leche de sus
consolaciones hasta quedar sacia­ VISPERAS
dos, y saquéis abundante copia
Ant. del Magnif. — Oh Em-
de delicias de su consumada glo­
ria. Porque esto dice el Señor: manuel, * R ey y legislador nues­
“ He aquí que yo derramaré sobre tro, esperanza y Salvador de las
ella como un río la paz, y como naciones: venid para salvarnos,
un torrente que todo lo inunda la ;Señor, Dios nuestro.
gloria de las naciones. V sotros
chuparéis su leche, a sus pechos S i la V ig ilia de la N ativid ad del
seréis llevados, y acariciados so­ Sseeñ ocelebra
r viniese en Dom ingo, el O ficio
de este modo: L a s V ís p e ­
bre su regazo” . ras son todas como el Sábado ante­
rior a la D om in ica I V de A d vien to ,

Lección- III Cap. 66, 13-16 página 283. E l In vitatorio de M a iti­


nes es el de la V ig ilia : H oy sabréis.
El H im no de A d vien to O h soberano
^ o m o una madre acaricia a su V erbo; las A n tífo n a s, Salm os, V e r ­
sos, Lecciones y Responsorios d el ; I
hijito, así yo os consolaré a y I I N octurnos se dicen de la Dom i-.
vosotros, y hallaréis vuestra con­ nica I V de A d vien to . L a s A n tífo n a s y .
Salm os del I I I N octurn o son de D om i­
solación en Jerusalén. Vosotros n ica; el V erso , de V ig ilia , las tres L e c ­
lo veréis, y se regocijará vuestro ciones, de la H om ilía de la V ig ilia con

corazón, y vuestros huesos re­ 1 sus Responsorios. N o se lee la H om i­


lía de la D om inica en la últim a Lee-;
verdecerán como la hierba, y se­ ción. L as L au d es son de V ig ilia con
Conm em oración de D om inica. L a s H o­
rá visible la mano del Señor a fa ­ ras tam bién son del O ficio de V ig ilia ,
vor de sus siervos; al paso que de la cual, no obstante, como de la ,
Dom inica, nada se celebra después-^de-
hará experimentar su-indignación N ona. ■ , i . • l„ !‘¡

1. La' palabra huesos es em pleada c n frecu en cia en la S, E scritu ra como ■


* -
figura de la fu e rza y del valor. -. - . . . »4 ~ ■■>!VI
D ía 24 de Diciembre i cero, a fin de que tuviera una
compañía en la huida a Egip­
Vigilia de la Natividad to. El mártir san Ignacio aña­
D e I clase de una cuarta causa, para ex­
plicar por qué fué concebido
MAITINES
por una desposada, a saber: para
Simple ocultar el parto al diablo, pues
así él creía que fué engendrado
Im itatorio. — H oy sabréis que
no de una virgen sino de una
vendrá el Señor: * Y por la ma­
desposada.
ñana veréis su gloria.
I£. Santificaos hoy, y estad
Salmo 94. — Venid, alegrémo­
preparados, porque el día de rha-
nos, pág. 3.
ñaña veréis * La majestad de
Himno. — Oh soberano Verbo,
Dios con vosotros. y . H oy sa­
pág. 4.
bréis que vendrá el Señor, y por
L a s A n tífo n a s y Salm os son de la
F e ria ocurrente. la mañana veréis. La majestad.
y . H oy sabréis que vendrá ' Lección II
el Señor. 1$. Y por la mañana
veréis su gloria. A ntes de que se juntaran, se
halló que en su seno había
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
concebido por virtud del Espí­
se g ú n san M ateo
ritu Santo” . No por otro se halló
sino por José, el cual por lo mis­
Lección I Cap. 1, 18-21 mo que cuidaba de M aría, nada
ignoraba de lo relativo a su fu ­
P astando desposada M aría M a­ tura esposa. Por lo que se dice:
dre de Jesús con José, se ha­ “ Antes de que se juntaran” ; no
lló que había concebido en su se sigue que después usaran del
seno por obra del Espíritu Santo, matrimonio; la Escritura decla­
sin que antes hubiesen estado ra solamente que no lo habían
juntos. Y lo que sigue. hecho.
Perseverad cbnstante;,
H o m il ía d e s a n J e r ó n im o ,
veréis el auxilio del Señor sobre
P r e s b ít e r o
vosotros: Judea y Jerusalén, no
L ibro 1 de los Coment, sobre el cap. 1 temáis más.; * Mañana seréis li­
de san M ateo
bres y el Señor estará con vos­
o r qué es concebido no de otros. y . Santificaos, hijos de
una virgen, sino de una Israel, y estad preparados. M a­
desposada? Primeramen­ ñana. .
te, a fin de que mediante el li­
Lección III *
naje de José, conociéramos el
origen de M aría; segundo, pa­ o s é su esposo, siendo justo, y
ra que no fuera apedreada por
J no queriendo dél^arla, quiso
los Judíos como adúltera; ter­ despedirla ocultamente”. Si algú-
no se junta con una m eretriz for- j 5. El día de mañana * se
ma un solo cuerpo con ella, y en ' realizará vuestra salud, dice el
la ley está prescrito, que no Señor, Dios de los ejércitos.
sólo los reos, sino los conocedores
de los crímenes sean culpables de
pecado. Siendo esto así, ¿cómo
Capitula Rom ., 1, 1-3
es que se da a José el nombre de P ablo ,siervo de Jesucristo,
justo? M as este testimonio es en Apóstol por vocación, esco­
favor de M aría, puesto que José gido para el Evangelio de Dios,
conociendo su castidad y adm i­ que había prometido anterior­
rando lo que había acontecido mente por sus Profetas en las
ocultó con el silencio el hecho santas Escrituras, acerca de su
cuyo m isterio ignoraba. H ijo que le nació según la carne
I£. Santificaos, hijos de Is ­ del linaje de D avid.
rael, dice el Señor: el día de m a­ El H im no Una poderoso vos, p á g i­
ñana descenderá el Señor, * Y - na 13.

quitará de vosotros toda langui­ y . El día de mañana se bo­


dez. y . E l día de mañana será rrará la iniquidad de la tierra.
borrada la iniquidad de la tierra, I£. Y reinará sobre nosotros el
y reinará sobre nosotros el Sal­ Salvador del mundo.
vador del mundo. Y quitará. G lo­ A n t. del Bened. — E l Sal­
ria al Padre. Y quitará. vador del mundo aparecerá co­
mo el sol, * y descenderá en el
LAUDES Y HORAS seno de la Virgen, como la llu
j D oble via sobre la pradera, aleluya.

Ant. 1. Judea y Jerusalén, * O ración


no temáis ya m ás; mañana se­
réis libres, y el Señor estará O h D ios! que nos alegráis con
con vosotros, aleluya. la expectación anual de
Los S alm os son de D om in ica, p á ­ nuestra redención; concedednos,
gin a 55. que así como recibim os gozosos
2 . H oy sabréis * que vendrá a vuestro Unigénito como R e ­
el Señor; y por la mañana v e ­ dentor, así también seguros ve a­
réis su gloria. mos como Juez a nuestro Señor
3. M añana * se borrará la ini­ Jesucristo vuestro H ijo : E l ^ual
quidad de la tierra, y el Salvador con V o s...
del mundo reinará sobre nosotros. E sta O ra c ió n se dice en todas las
4. E l Señor vendrá, * salidle H o ras del d ía. E n las H o ra s se dicen
los S alm os de D o m in ica; pero en P rim a ,
al encuentro, diciendo: Grande en lu g a r del S alm q 1 1 7 se dice el S a l­
será su im perio, y su reino no mo 53. L o cu al se ob serva en todos
los O ficios en que se pone la R ú b ri:
tendrá fin: D ios, Fuerte, D o ­ ca sig u ie n te : E n las H o ra s, los Salm os
minador, P rín cipe de la paz, ale­ lie D o m in ic a ; en P r im a los de las
F ie sta s . E n P r im a se d ice la L e cció n
luya. - hr^vr • P o r el cu al, de N o n a. o á e. 295;
TERCIA y . El día de mañana se rea­
La C apitu la de L au des. lizará vuestra salud. I£. Dice el
Señor Dios de los ejércitos.
I£. br. H oy sabréis * Que ven­
drá el Señor. H oy. y . Y por la NONA
mañana veréis su gloria. Que
vendrá. Gloria al Padre. H oy D o r el cual nosotros hemos re­
sabréis. cibido la gracia y el aposto­
y . Sed constantes. 1>. V e ­ lado para someter a la fe por
réis el auxilio del Señor sobre virtud de su nombre a todas las
vosotros. naciones, entre las cuales sois
también contados vosotros, lla­
SEXTA mados a ella por Jesucristo.
I£. br. El día de mañana, * Se
Capitula Rom ., 1, 4 realizará vuestra salud. El día de
mañana, y . Dice el Señor, Dios
Y E l fué predestinado H ijo de
de los ejércitos. Se realizará.
D ios, revestido de soberano
Gloria al Padre. El día.
poder, según el espíritu de santi­
y . El día de mañana se bo­
ficación, por la resurrección de rrará la iniquidad de la tierra.
entre los muertos de Jesucristo, 1$. Y reinará sobre vosotros el
nuestro Señor. Salvador del mundo.
br. E l día de mañana *
Se borrará la iniquidad de la tie­
H S i ocu rriere un Domingo desde
rra. y . Y reinará sobre nosotros ti día 25 al 28 de Diciem bre inclu­
el Salvador del mundo. Se bo­ sive, nada se celebra de su Oficio en
rrará. Gloria al Padre. E l día el mismo día, sino que se traslada
a un día posterior al 28, como se ad­
de mañana. v ierte más adelante en su lugar.
Día 25 de Diciembre

N a tiv id a d d e N u e stro S e ñ o r J e s u c r is to
D oble de I clase con Octava privilegiada de I I I orden

I VISPERAS Himno

Antífona 1 Jesús, Redentor de todos


los hombres, al que el Padre
lR ey pacífico * se mues­
engendró igual a su propia glo­
tra con toda su magni­
ficencia. Todo el universo ria, antes de aparecer la luz,
Vos que sois el resplandor y la
espera contemplar su semblante.
Los S alm os son de D om inica, pero
gloria del Padre, y eterna espe­
en lu g a r del últim o, se dice el 116, ranza de todos: escuchad favora­
página 92.
blemente las preces que todo el
2. E l R ey pacífico * es mas universo os dirige.
grande que todos los reyes de la Acordaos ¡oh Creador de todo
tierra. el universo! que naciendo V 05
3. Han sido cumplidos * los de la bienaventurada Virgen, to­
días para que M aría diera a luz masteis un cuerpo semejante al
a su H ijo Primogénito. nuestro.
4. Sabed * que está cerca el El presente. día, que cada año
reino de D ios: os digo en verdad celebramos, nos recuerda que des­
que no tardará. • cendisteis del seno del Padre
5. Levantad vuestra cabeza: * para la salud del mundo.
he aquí que se acerca vuestra re­ Los astros, la tierra, el mar y
dención. cuanto vive debajo del cielo, to­
Tit., 3, 4-5 do entona un himno al Autor de
Capitula
la Redención.
C e ha manifestado la benigni­ Y nosotros, purificados por la
dad y humanidad de Dios preciosa sangre, en este día de
Salvador nuestro: nos ha salva­ vuestro nacimiento, os cantamos
do, no a causa de las obras de •un himno que os es debido.
justicia que hubiésemos- hecho, Gloria a Vos, oh Jesús, nacido
sino por su misericordia. , de la Virgen, juntamente con el
Padre y el Espíritu Santo, por Lección I Cap. 9, 1-6
los siglos de los siglos. Amén.
A s i con clu yen 'to do s los H im nos del m is­ rim er ám en te fué menos
mo m etro hasta la V ig ilia de la E p i­ afligida la tierra de Za­
fa n ía in clu sive.
bulón y la tierra de N e f­
y. M añana será borrada la talí; y después fué gravemente
iniquidad de la tierra. herida la costa del mar, la G a­
1$. Y el Salvador del mundo lilea de las naciones, más allá
reinará sobre nosotros. del Jordán. E l pueblo que anda­
Ant. del M agnif. — Cuando ba entre tinieblas, vió una gran
el sol fuere elevado * en el cielo, luz; amaneció el día a los que
veréis al R e y de los reyes enviado moraban en la sombría región
por Dios su Padre, como un es­ de la muerte. M ultiplicaste la
poso que sale del tálamo nupcial. nación, mas no aumentaste la
L a O ra ció n es la m ism a que la de alegría. Con todo, se alegrarán
L au des.
algún día delante de ti, como los
MAITINES
que se alegran en la siega, o co­
Invitatorio.— Cristo ha nacido mo se huelgan los vencedores con
para nosotros: * Venid, ado­ el botín que cogieron, al repar­
rémosle. tirse los despojos. Porque su
Salmo 94. — Venid, alegrém o­ pesado yugo y la vara que hería
nos. pág. 3. sus espaldas, y el azote de su
exactor, tú los hiciste pedazos,
I NOCTURNO
como en jornada de Madián. P or­
S e dice el m ism o H im n o de V ís ­
peras. que todo despojo hecho con vio ­
lencia y tum ulto, y los vestidos
Ant. 1. El Señor me ha dicho:
manchados de sangre serán que­
* T ú eres mi H ijo , yo te he en­
mados y hechos pábulo de fuego.
gendrado hoy.
Ahora que ha nacido un parvu-
S alm o 2, pág. 41.
lito para nosotros, y se nos ha
2. E l Señor se asem eja a un dado un hijo el cual lleva sobre
esposo * que sale de su tálam o sus hombros el principado, y ten­
nupcial. drá por nom bre el Adm irable, el
Salm o 18, pág. 95. Consejero, D ios, Tuerte, el P a ­
3. La gracia está derramada dre del siglo venidero, el P rín ­
* en tus labios, por ello D ios te cipe de paz.
ha bendecido para siempre. H oy se ha dignado nacer
Salm o 44, pág. 134. de la Virgen para nosotros, el
y . E l Señor se asem eja a R e y de los cielos para restituir
un esposo. al hombre a los reinos celestia­
I£. Que sale de su tálamo les: * Se alegra el ejército de los
nupcial. - Angeles; pues se ha mostrado la
salud al. linaje humano, y . GIo-
Las tres sig u ie n te s L eccio n es de
I s a ía s se leen sin titu lo . I ría a D ios en J^s alturas, y en la
tierra paz a los hombres de bue­ otros el día de la redención nue­
na voluntad. Se alegra. Gloria va, de la reparación antigua, de
al Padre. la felicidad eterna. Hoy.
Y se repite el R. Hoy se ha dig
nado, hasta el Y. Gloria a Dios.
Lección lii Cap. 52, 1-6
Lección Ii Cap. 40, 1-8
I eván tate,levántate, oh Sión;
^ONSirtÉLATE, oh pueblo mío, ármate de tu fortaleza; vís­
consuélate: porque he aquí tete de tus ropas de gala, oh Je­
lo que me ha dicho nuestro Dios. rusalén, ciudad del Dios Santo;
Habladle al corazón de Jerusalén, porque ya no volverá en adelante
alentadla, puef se acabó su aflic­ a pasar por medio de ti incircun­
ción; ya está perdonada su mal­ ciso ni inmundo. Alzate del polvo,
dad. Ella ha recibido ya de la
levántate; toma asiento, oh Je­
mano del Señor, el doble por to­
rusalén; sacude de tu cuello el
dos sus pecados. Y a oigo la voz
yugo, oh esclava hija de Sión.
del que clama en'el desierto: Apa­
Porque esto dice el Señor:
rejad el camino del Señor; ende­
Die balde fuisteis! vendidos, y
rezad en la soledad las sendas
sin dinero seréis rescatados.
de nuestro Dios. Todo valle ha
Dice más el Señor Dios: Mi
de ser alzado, y todo monte y co­
pueblo bajó al principio a
llado abatido, y los caminos tor­
Egipto, para morar allí como fo­
cidos se harán rectos, y los ás­
rastero, pero Asur le maltrató sin
peros llanos. Entonces se mani­
festará la gloria del Señor, y ve­ ningún motivo. Y ahora ¿qué debo
rán a una todos los hombres que hacer yo aquí, dice el Señor, des­
la boca del Señor es la que ha pués que mi pueblo ha sido lle­
hablado. Oí una voz que me de­ vado esclavo por nada? Sus amos
cía: Clama. Y o respondí: ¿Qué hacen de tiranos, dice el Señor;
es lo que he de clamar? Clama, y todo el día sin cesar está blas­
dijo, que toda carne es heno, y femándose mi nombre. Por esto
toda su gloria como la flor del vendrá día en que mi pueblo co­
prado. Se seca el heno y la flor nocerá mi nombre; porque yo
cae, así que se dirige contra él mismo que hablaba, he aquí que
el soplo del Señor. Verdadera­ estoy ya presente.
mente que es como heno todo I¿. Decidnos, pastores, a
hombre. Secóse el heno y cayó quién visteis; anunciadnos al que
la flor; mas la palabra del Señor apareció -#n la tierra. * Vimos al
nuestro permanece eternamente. que ha nacido y a los coros de
IJ . Hoy ha descendido del los Angeles alabando al Señor.
cielo para nosotros la paz verda­ y . Decidnos a quién- visteis, y
dera : * H oy on todo el mundo anunciadnos la Natividad de
se han hecho melifluos los cielos. Cristo. Vimos. Gloria al Padre.
y . Hoy ha aparecido para nos­ Vimos. . *
Y a que el H ijo de Dios, llegada
Ant. 1. Hemos recibido, * oh la plenitud de los tiempos orde­
Dios, vuestra misericordia,! en nados por los inescrutables de­
medio de vuestro pueblo. signios del divino consejo, tomó
Salmo 47, pág. 136. la naturaleza humana para recon­
ciliarla con su autor, a fin de que
2. Se mostrará * en los días
el diablo, inventor de la muerte,
del Señor la abundancia de la
fuera vencido por la misma que
paz, y dominará.
él había dominado.
Salmo 71, pág. 173.
I£. ¡Oh gran misterio y
3. La verdad ha brotado de admirable sacramento, el que los
la tierra; * desde el cielo ha animales contemplaran al Señor
contemplado la justicia. nacido y reclinado en un establo!
Salmo 84, pág. 194.
* Bienaventurada Virgen, cuyas
\'r . Bellísimo eres tú sobre entrañas merecieron llevar a Cris­
sobre todos los hijos de los hom­ to Señor nuestro, y . Dios te
bres. R . L a gracia está derra­ salve, M aría, llena eres de gra­
mada en tus labios. cia; el Señor es contigo. Bien­
aventurada.
Lección IV

Serm ón de san L eón, P apa L ección V


Sermón 1 de la Natividad del Señor
esta lucha, emprendida por
u estro Salvador, carísi­ nosotros, se peleó de una ma­
mos, hoy ha nacido: ale­ nera verdaderamente m aravillo­
grémonos. No es en ver­ sa, ya que el Señor omnipotente
dad justo que nos entristezcamos combatió con el crudelísimo ene­
en el día en que nace la vida, la migo, no en su m ajestad, sino
cual dando fin a todo temor de en nuestra humildad, oponién­
muerte, nos alegra con la prome­ dole la misma form a y la misma
sa de la eternidad. Esta alegría es naturaleza: la de nuestra m orta­
para todos, y ninguno se debe lidad, pero libre de todo pecado
creer excluido de ella. Una mis­ M uy lejos estuvo de este natali­
ma es la causa de la común ale­ cio, lo que leemos de todos los
gría. Y es que siendo nuestro Se­ demás: “ Nadie está limpio de
ñor el que ha venido para destruir mancha, ni el infante de un solo
el pecado y la muerte, así como a día” . Nada contrajo en esta sin­
ninguno halló libre de culpa, así gular natividad de la concupis­
ha venido para librarnos a todos. cencia de la carne, en nada par­
Por lo mismo, gócese el santo ticipó de la ley del pecado. Una
porque se acerca a la corona; Virgen es elegida de la real es­
alégrese el pecador, porque se le tirpe de D avid, y habiendo de
invita al perdón; anímese él gen­ concebir en su seno ságrado/a^-
til, porque es llamado a la-vida. tes concibió a su prole divina v
humana con la mente que con el eres miembro. Ten presente que
cuerpo. Y para que no se atem o­ libre del poder de las tinieblas,
rizara ignorando el designio divi­ has sido trasladado al reino y
no, en el coloquio angélico se le resplandor de Dios.
comunicó lo que en ella había de IJ. Santa e inmaculada virgi­
realizar el Espíritu Santo, y de nidad, no sé cómo expresar tus
esta suerte creyó que no sería alabanzas: * Porque al que no
en detrimento de su virginidad pueden contener los cielos, le
la dignidad de Madre de Dios llevaste en tu seno. y . Bendita
a que estaba destinada. eres entre las mujeres, y bendi­
1$. Bienaventurada Madre de to es el fruto de tu vientre.
Dios M aría, cuyas entrañas per­ Porque. Gloria al Padre. Porque.
manecen intactas. * H oy ha en­
gendrado al Salvador del mundo. III NOCTURNO

y . Bienaventurada la que creyó, Ant. 1. El me invocará, *


porque se han cumplido en elU aleluya1 : Tú eres mi Padre, ale­
todas las cosas que le fueron co­ luya.
municadas por el Señor. H oy
Salmo 88, pág. 204.

2. Alégrense los cielos, * y


Lección VI
regocíjese la tierra en presencia
p o R tanto, carísimos hermanos, del Señor, porque viene.
demos gracias a Dios Padre Salm o 95, pág. ¿16.
mediante su H ijo, en el Espíritu 3. Ha manifestado * el Se­
Santo; el cual por su excesiva ca­ ñor, aleluya, su salvación, alelu­
ridad con la que nos amó, se ya.
compadeció de nosotros, y estan­ Salm o 97, pág. 167.
do muertos por los pecados, nos
y . El me invocará, aleluya
dió la vida con Cristo, a fin de
que en él tuviéramos una nueva Tú eres mi padre, aleluya.
vida y un nuevo ser. Deponga­ Bend. — La lección evangélica
mos, por lo mismo, nuestro hom­ sea nuestra salvación y protec­
bre viejo con sus actos, y ha­ ción. Amén. * .
biendo sido constituidos partici­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
pantes de la Natividad de Cris­
seg ú n san L ucas
to, renunciemos a las obras de la
carne. Reconoce, oh cristiano, tu Lección VII Cap. 2, 1-14
dignidad, y constituido partici­
pante de la naturaleza divina, no £ ? n aquel tiempo: Se publicó
quieras rebajarte volviendo a la un edicto de César Augusto
antigua degeneración. Acuérdate mandando empadronar a todo el
de qué cabeza y de qué cuerpo mundo. Y lo cue sigue.
1. E n estas A n tífo n a s se m ultiplica la invocación A leluya , porque el ter'
cer N octurn o significa el tiempo de gracia, y<jpor lo tanto de alegría.
H o m ilía de san G r eg o r io , P apa I mundo, se ha dignado nacer de
H om ilía 8 sobre los E van gelios la Virgen, y . Nos ha ama­
necido un día santificado; venid,
oda vez que hoy, con e naciones, y adorad al Señor. El
fa vo r divino hemos de cual hoy.
celebrar solemnemente Bend. — Por las palabras del
tres veces el santo Sacrificio de Evangelio sean borrados nuestros
la M isa, no podemos hablar ex­ delitos. Amén.
tensamente de la lección evan­ §
gélica. M as la mismá Natividac L e c c ió n del san to E v a n g e l io
de nuestro Redentor nos obliga seg ú n san L ucas
a decir algo, aunque brevemente.
¿Por qué al nacer el Redentor L ección VIH Cap. 2, 15-20
debía inscribirse en un censo to­ J^ n aquel tiempo- Los pastores
do el mundo, sino para significar se decían: Vayam os a B e ­
que aparecía en carne humana lén, y veamos este suceso prodi­
Aquel que inscribiría a sus ele­ gioso que acaba de suceder y que
gidos en el de la eternidad? De el Señor nos ha m anifestado. Y
los réprobos, por el contrario, lo que sigue.
dice el P ro feta : “ Sean borrados
del libro de los vivós, y no se
H o m il ía d e s a n A m b r o s io ,
cuenten con los ju stos” . C on­
O b is p o
venía tam bién que naciera en
Belén, ya que esta palabra sig­ L ib ro 2 sobre el cap. 2 de san L u ca s,
cerca del medio
nifica casa de pan. E l mismo
Señor es el que dice: “ Y o soy FT^q 5v| ed los comienzos de la
ti pan vivo que he bajado del v i l ! g Iesia naciente. Cristo
cíelo”. D e consiguiente, el lu ­ nace, y y a los pastores
gar en que el Señor nace, ha están en vela como para reunir
bía sido llam ado casa de pan, en el redil del Señor a las nacio­
porque el mismo que aparecía nes que hasta entonces vivían
allí revestido de carne, sería a manera de animales, a fin de
quien saciaría las almas con ce­ defenderlas en la oscuridad
lestial alim ento. Y nació, no en nocturna contra las incursiones
la casa paterna, sino en el ca­ de las bestias espirituales. Y m uy
mino, a fin de significar que, ha­ convenientem ente velan los pas­
biendo asum ido la humanidad, tores, instruidos como están por
nacía como en un lugar extraño. el buen pastor. A sí, pues, el re­
. Bienaventuradas las en­ baño significa los pueblos; la no­
trañas d e 'M a r ía Virgen, que lle­ che, el m undo; los pastores, los
varon al H ijo del P adre E terno: sacerdotes; tam bién se denomina
y bienaventurados pechos que pastor aquel a quien se ha di­
am am antaron a C risto Señor: * cho: “ Sé vigilante y confirma a
E l cual h oy, por la salud del os dem ás” . Pero no solamente
rrcienó el Señor a los obispos el bo del Verbo; pero yo replico
defender al rebaño, sino que pa­ que el Verbo es el único hijo
ra esto mismo destinó también a de Dios. Mas si no admitimos
Ic.s óngeles. concluir que no fué hecho aquel
1£. El Verbo se hizo carne un verbo del Verbo, debemos
y habitó entre nosotros: * Y vi­ por quien fueron hechas todas
mos su gloria, gloria como del las cosas. Porque no pudo ha­
Unigénito del Padre, lleno de gra­ cerse a sí mismo aquel por quien
cia y de verdad, y . Todas las se hizo todo lo demás. Creed,
cosas fueron hechas por él, y sin pues, al Evangelista.
él nada se hizo. Y vimos. Gloria D espués se dice el Himno T e Deum
al Padre. Y vimos. laudámus, pág. 10. Term inado el cual,
se dice:
Bend.— Cristo, H ijo de Dios,
nos enseñe las palabras del san­ y . El Señor sea con vos­
to Evangelio. otros.
1^. Amén. IJ. Y con tu espíritu.

L e c c ió n del san to E v a n g e l io Oración


seg ú n sa n J uan .
C oncedednos, os rogamos, oh
Lección IX Cap. 1, 1-14 Dios omnipotente, que la
nueva Natividad según la carne
p nel principio era el Verbo, y de vuestro único Hijo, libre a los
el Verbo estaba en Dios, y el que ha mucho tiempo gemimos
Verbo era Dios. Y lo que sigue. bajo la esclavitud del pecado. Por
el mismo Señor.
H o m il ía d e sa n A g u s t ín , O b is p o
! .
D icho el Benedicám us Dóm ino, se
celebra la prim era M isa, después de
T rata d o 1 sobre san Ju an , cerca del
m edia noche, como está en el M isal,
medio
term inada la cual, se dicen las Laudes.

que no te formes
ara

acerca del Verbo divino LAUDES Y HORAS


una idea baja como la
Ant. 1. Decidnos, pastores, *
que tienes del verbo humano,
a quién visteis; anunciadnos al
atiende a lo que de él debes pen
que ha aparecido en la tierra.
sar: "D ios era el V erbo” . Venga
Vimos al que ha nacido, y a los
ahora no sé que infiel Arriano. y
coros de los Angeles alabando al
diga que el Verbo de Dios fué
Señor, aleluya, aleluya.
hecho. ¿Cóm o puede suceder que
Los Salm os de D om inica, pág. SS.
el Verbo de D ios sea hecho,
cuando Dios por el Verbo lo hi­ 2. D ió a luz una madre * al
zo todo? Si aun el mismo Verbo R ey que tiene un nombre eter­
de D ios fué .hecho, ¿por qué no, y el gozo de su maternidad
otro verbo fué hecho? Diréis tal va unido con el honor de la vir­
vez que fué hecho por un v w ' ginidad; no ha existido ninguna
semejante a ella, ni habrá otra La gracia celeste desciende ai
parecida, aleluya. seno de una M adre casta, y sus
3. El Angel dijo a los pasto­ entrañas encierran un misterio
res: * Os anuncio un gran go­ que ni ella comprendía.
zo, porque hoy ha nacido para La habitación de un seno pú­
vosotros el Salvador del mundo, dico se convierte repentinamen­
aleluya. te en templo de Dios, y la Vir
4. Se dejó ver con el Angel * gen intacta y pura concibe un
un ejército de la milicia celestial hijo en sus entrañas.
alabando a Dios y diciendo: Glo­ Esta joven madre dió a luz
ria a Dios en lo más alto de los a aquel que anunció Gabriel, y
cielos, y en la tierra paz a los que reconoció Juan cautivo aun
hombres de buena voluntad, ale­ en el seno materno.
luya. El soportó ser reclinado so­
5. H oy nos ha nacido un hijo, bre el heno, y no tuvo horror del
* un pequeño infante, y será lla­ pesebre; un poco de leche bastó
mado Dios, Fuerte, aleluya, ale­ al que aun a las aves sustenta.
luya. El coro de los espíritus ce­
lestes se alegran, y los ángeles
Capitula Hebr., 1, 1-2 cantan a D ios; a los pastores se
n i o s , que en otro tiempo habló aparece el Pastor criador de los
a nuestros padres en dife­ hombres. -
Gloria a Vos, oh Jesús, na­
rentes ocasiones y de mucv as ma­
neras por los Profetas, nos ha cido de la Virgen, juntamente
hablado últimamente en estos con el Padre y el Espíritu San­
días, por medio de su H ijo Je­ to, por los siglos de los siglos.
sucristo, a quien constituyó he­ Amén.
redero universal de todas las co­ y . El Señor hizo manifiesta,
sas, por quien creó también los aleluya.
IJ. Su salvación, aleluya.
siglos.
Ant. del Bened. — Gloria a
Himno . D ios en las alturas, * y en la
tierra paz a los hombres de bue­
T "\e sd eel Oriente donde el sol na voluntad, aleluya, aleluya.
aparece hasta los límites de
la tierra, resuenen nuestros cán­
Oración
ticos a Cristo R ey, hijo de la
Virgen M aría. ^oncedednos, os rogamos, oh
E l glorioso creador del mun­ D ios omnipotente, que la
do se reviste de un cuerpo de nueva Natividad según la carne
esclavo, a fin de libertar a la de vuestro único H ijo, libre a los
carne, por la carne, y- salvar de que ‘ ha mucho tiempo gemimos
la condenación a los que había bajo la esclavitud del pecado. Por
criado. . el mismo Señor. '
M uy de m añana, se dice Prim a, e
inmediatamente se celebra la segunda manto los mudarás, y quedarán
Misa de la A u ro ra, en la cual se hace mudados; pero *ú eres para siem­
Conm emoración de santa A nastasia
M ártir. E n las H oras se dicen los S a l­
pre el mismo, y tus años nunca
mos de D om inica; en P rim a, con to­ se acabarán.
do, se dicen como en las F iestas. En ^ . br. Han visto todos los
el Responsorio breve de esta Hora,
se dice hasta la V ig ilia de la E pifan ía pueblos de la tierra, * Aleluya,
in clusive: V os que nacisteis de María aleluya. Han visto, y . La salva­
Virgen. L a C ap itu la para la Lección
breve, es la de N ona: E llo s perecerán. ción realizada por nuestro Dios.
La T ercia se dice a la H ora correspon­ Aleluya, aleluya. Gloria al Pa­
diente. A l term inarla, se celebra la te r­
cera M isa del dia de N atividad . dre. Han visto.
y . El Verbo se hizo carne,
TERCIA aleluya. 1$. Y habitó entre nos­
La C apitu la es la m isma de Laudes. otros, aleluya.

1$. br. El Verbo se hizo carne,


* Aleluya, aleluya. El Verbo, y . II VISPERAS
Y habitó entre nosotros. Alelu­
ya, aleluya. Gloria al Padre. El Ant. 1. Contigo está el prin­
Verbo. cipado en el día de tu poderío;
y . El me invocará, aleluya * entre los resplandores _de los
T ú eres mi Padre, aleluya. santos: de mis entrañas te en­
gendré antes que brillase el sol.
_ SEXTA Salmo 109, pág. 73.

Capitula Hebr., 1, 10 2. Envió el Señor la reden­


ción * a su pueblo; estableció
T ' ú eres ¡oh Señor! el que al para siempre su alianza.
principio fundaste la tierra; Salmo 110, pág. 74.
y obras de tus manos son los
3. Ha nacido entre las tinie­
cielos.
. br. El Señor hizo mani­ blas la luz * para los hombres
fiesta, * Aleluya, aleluya. El Se­ rectos de corazón: el Señor mi­
ñor. Su salvación. Aleluya, ale­ sericordioso, compasivo y justo.
luya. Gloria al Padre. El Señor Salmo 111, pág. 74.
y . Han visto todos los pue­ 4. En el Señor * está la
blos de la tierra, aleluya, I£. La misericordia, y en él hay copiosa
salvación realizada por nuestro nción. ‘
Dios, aleluya.
Salmo 129, pág. 155.

NONA 5. Pondré sobre tu trono * el


fruto de tus entrañas.
Capitula Hebr., 1, 11-12
Salmo 13 1, pág. 155.
C llos perecerán, mas tú perma- 1f I^ s Salm os precedentes con sus
- nécerás, y todos com o ves­ A n ti foro s se dicen durante toda la O c­
tava de N atividad en las V ísperas de
tidos en vejecerse han; y como un todos los Oficios, excepto en la C irctn -
cisión del S eñ o r. D esde la C apitu la Conm em oración de san Esteban.
se celebra del O ficio precedente con C o n ­
m em oración del sigu ien te, a no ser que A nt.— Esteban, * lleno de gra­
éste sea m ás noble, en cu yo caso, desde cia y de fortaleza, obraba gran­
la C apitu la se celebra del sigu ien te con
Conm em oración del precedente, si ésta des prodigios en fel pueblo.
ha de hacerse segú n las R ú b ric a s; se
y . Le coronasteis, Señor, de
excep tú an , no obstante, las I I V ísp e ra s
de san E steban , que se dicen como gloria y honor.
indicam os m ás abajo. I£. Y le constituisteis sobre
L a C a p itu la de L a u d e s; el H im no
de I V ísp e ra s, pág. 297. las obras de vuestras manos.

y . H a m anifestado el Señor, Oración


aleluya.
1^. Su salvación, aleluya. Q s
rogamos, Señor, nos conce­
Ant. del M agnif. — H o y ha dáis el favor de im itar lo
nacido C risto: * hoy ha apare­ que veneramos, para que apren­
cido el Salvador: hoy en la t ie ­ damos a amar aun a nuestros
rra cantan los Angeles, se alégran enemigos, pues celebramos el na­
los Arcángeles: hoy se gozan los talicio de aquel que supo rogar
justos, diciendo: Gloria a D ios por sus perseguidores a nuestro
en las alturas, aleluya. Señor Jesucristo vuestro H ijo :
L a O ra ció n de L a u d e s, pág. 304. El cual vive.
D ía 26 de Diciembre

S a n E s te b a n , P ro to m á rtir

Doble de I I clase con Octava simple

Todo es de Com ún de un M á rtir, la predicación de la palabra de


excepto lo señalado como propio.
Dios, para atender a las me­
MAITINES sas. Por tanto, hermanos, nom­
brad de entre vosotros siete su­
Invitatorio. — A Cristo naci­ jetos de buena fama llenos del
do, que hoy ha coronado a E s­ Espíritu Santo y de inteligencia,
teban, * Venid, adorémosle. a los cuales encarguemos este
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ ministerio. Y con esto podremos
nos, pág. 3. nosotros emplearnos enteramente
en la oración y en la predicación
I NOCTUR NO de la palabra divina. Pareció bien
D e los H echos de los A pó s- esta propuesta a toda la asam­
* TO LES blea, y así nombraron a E ste­
ban, varón lleno de fe y del Es­
L ección I Cap. 6, l-ó
píritu Santo, y a Felipe y a Pró-
aquellos días, creciendo
n coro, a Nicanor y a Timón, Par-
el número de los discípu­ menas y a Nicolás, prosélito an-
los, se suscitó una queja tioqueno. Presentáronlos a los
de los Griegos contra los H e­ Apóstoles, los cuales, haciendo
breos, porque no se hacía caso de oración, les impusieron las ma­
sus viudas en el servicio del sus­ nos.
tento diario. En atención a esto, I£. Esteban, lleno de gracia
los doce, convocando a todos los y fortaleza, * Obraba prodigios y
discípulos, les dijeron: N o es grandes milagros en el pueblo.
justo que nosotros descuidemos Se levantaron algunos de la
Sinagoga, disputando con Este­ de Dios. Entonces, clamando ellos
ban, y no podían resistir a la sa­ con gran gritería, se taparon los
biduría y al Espíritu que ha­ oídos, y todos a una arremetie­
blaba en él. Obraba. ron contra él. Y arrojándole fue­
ra de la ciudad le apedrearon, y
Lección II Cap. 6, 7-10; 7, 54 los testigos depositaron sus ves­
tidos a los pies de un mancebo
pNTRE tanto la palabra de Dios que se llamaba Saulo. Y apedrea­
iba fructificando, y multipli­ ban a Esteban, el cual estaba
cándose sobremanera el número orando, y diciendo: Señor Jesús,
de los discípulos en Jerus?lén, y recibe mi espíritu. Y poniéndose
se sometían también a la fe mu­ de rodillas, clamó en alta voz:
chos de los sacerdotes. Mas Este­ Señor, no les hagas cargo de
ban, lleno de gracia y de forta­ este pecado. Y dicho esto, dur­
leza, obraba grandes prodigios y mióse en el Señor.
milagros entre el pueblo. Levan­ I£. Esteban, fijando los ojos
táronse, pues, algunos de la Sina­ en el cielo, vió la gloria de Dios,
goga llamada de los Libertinos, y dijo: * Estoy viendo los cielos
de los Círeneos, de los Alejandri­ abiertos, y al H ijo del hombre de
nos, de los Cilicianos y de los pie a la diestra de Dios. y . E s­
Asiáticos, y trabaron disputas tando lleno del Espíritu Santo
con Esteban, pero no podían con­ Esteban, mirando el cielo, vió
trarrestar a la sabiduría y al E s ­ la gloria de Dios, y dijo. Estoy
píritu que hablaba en él. A l oír Gloria al Padre. Estoy.
tales cosas, ardían en cólera sus
corazones, y crujían los dientes II NOCTURNO
contra él.
I>. Todos los que estaban en Lección IV
la asamblea veían a Esteban: * S e r m ó n d e sa n F u l g e n c io ,
Y miraban su semblante como O b is p o
el semblante de un Angel que es­
Serm ón 3 cíe san E steban, cerca del
taba con ellos, y . Lleno de gra­ principio
cia y de fortaleza obraba gran­
des prodigios y milagros en el vercelebramos el naci­
pueblo. Y miraban. miento temporal del R ey
eterno; hoy celebramos
Lección III Cap. 7, 55-60 el martirio glorioso del soldado.-)
Ayer nuestro R ey revestido de
^/^ as Esteban, estando lleno carne mortal, saliendo del seno
del Espíritu Santo, y fijando virginal se dignó visitar el mun­
los ojos en el cielo vió la gloria do; hoy el soldado saliendo de
de Dios, y a Jesús que estaba a la tienda del cuerpo, triunfante
la diestra de Dios. Y dijo: i£stoy partió para el cielo. Aquél, con­
viendo ahora los cielos abiertos, y servando la majestad de su Dei-'
al Hijo del hombre a la diestra dad etern^ y revistiéndose de la.
carne servil, entró en el campo tu. y . Y los testigos depositaron
de este mundo para pelear; éste, los vestidos a los pies de un man­
depuesto el vestido del cuerpo cebo, que se llamaba Saulo1': y
corruptible, subió al palacio del apedreaban a Esteban, el cual es­
cielo para reinar eternamente. taba orando y diciendo. Señor,
Aquél descendió revestido de car­ Jesús.
ne; éste sube enrojecido con la
sangre. Lección VI
I£. Apedreaban a Esteban,
el cual oraba diciendo: * Señor nos es necesario, herma­
Jesucristo recibe mi espíritu, y nos, conocer de qué armas
no les hagas cargo de este peca­ estaba provisto Esteban para
do. X ■Y puesto de rodillas, cla­ triunfar de la crueldad de los Ju­
mó en alta voz, exclamando. Se­ díos, para que así gloriosamente
ñor. pudiera ser vencedor. Para con­
seguir Esteban la corona que su
Lección V mismo nombre significa, tenía
por arma la caridad, y con ella
J 7 ste sube apedreándole los Ju­ vencía en todas partes. Dotado
díos, porque aquél descendió del amor de Dios, no sucumbió
alegrándose los Angeles. Gloria a la persecución de los Judíos;
a Dios en las alturas, ayer los por caridad hacia el prójimo, ro­
santos Angeles gozosos cantaron; gó por los que le apedreaban.
hoy alegres reciben en su com­ Por caridad argüía a los que an­
pañía a Esteban. Ayer el Señor daban extraviados a fin de que
salió del seno de la Virgen; hoy se enmendaran; por caridad ro­
el soldado sale de la cárcel de gaba por los apedreadores, para
la carne. A yer Cristo por nos­ que no fueran castigados. Soste­
otros fué envuelto en pañales; nido por la caridad, venció a
hoy Esteban es revestido con es­ Saulo que le perseguía cruel­
tola de inmortalidad. Ayer la mente. Y al que tuvo por perse­
estrechez del pesebre albergó a guidor en la tierra, mereció te­
Cristo infante; hoy la inmensidad nerle por compañero en el cielo
del cielo recibe a Esteban vence­ . Los impíos maquinaron
dor. E l Señor descendió solo, pa­ una maldad contra el justo, para
ra elevar a muchos; se humilló entregarle a la muerte: * Mas
nuestro R ey para ensalzar a sus él gozoso recibió las piedras, a
soldados. fin de merecer la corona de la
Ij&. Todos arremetieron con­ gloria. T . Cerraron los oídos y
tra él, y le arrojaron fuera de la a una arremetieron contra él.
ciudad mientras oraba y decía: * Mas él gozoso. Gloria al Padre.
Señor, Jesús, recibe mi espíri­ Mas él gozoso.
1. M ás tarde fu é el apóstol san Pablo, el cual debió tal vei su Conver­
sión a las oraciones del propio san E steban. . . .
vió los cielos abiertos, los vió y
L e c c ió n del san to E v a n g e l io entró en ellos. * Dichoso el hom­
seg ú n san M ateo bre al cual los cielos estaban
manifiestos, y . M ientras caía
Lección VII Cap. 23, 34-39 sobre él una violenta lluvia de
p\\ aquel tiem po: D ecía Jesús piedras, le iluminó, atravesando
a los escribas y fariseos: He los espacios etéreos un resplan­
ahí que yo os envío profetas, v dor salido del cielo. Dichoso.
sabios, y escribas, y de ellos de­
gollaréis a unos y crucificaréis a Lección VIH
otros. Y lo que sigue.
quién sea este
D re g u n ta m o s
Zacarías hijo de Baraquías;
H o m il ía d e s a n J e r ó n im o ,
P r e s b ít e r o
ya que conocemos por la Biblia
varios Zacarías. M as para que
Libro 4 de los Com ent, soh're el cap. 23
de san M ateo no pudiésemos equivocarnos, se
añade: “ A l que matasteis entre
s t a s palabras “ Llenad la el templo y el altar” . En diversos
medida de vuestros pa­ autores he podido leer diversas
dres” , que ya dijim os se opiniones, y por lo mismo debo
referían a la persona del Señor, m anifestar la opinión de cada
por cuanto había de ser crucifi­ uno. Unos dicen que este Z aca­
cado por ellos, pueden también rías hijo de Baraquías es el un­
aplicarse a sus discípulos, de décimo de los profetas por lle ­
quienes ahora se dice: “ H e aquí var su padre el nom bre citado
que yo os envío profetas y sabios en el Evangelio. M as que fuera
y escribas” . Al propio tiempo muerto entre el tem plo y el
debemos observar, conform e lo altar, la Escritura no lo dice,
advierte el A póstol escribiendo y, por otra parte, en sus tiem ­
a los Corintios, que son diversos pos apenas existían las ruinas del
los dones de los discípulos de templo. Otros, influidos por las
Cristo. Unos son profetas, los fantasías de algunos apócrifos,
cuales anuncian lo venidero; sostienen que se trata de Zaca­
otros tienen el don de la sabidu­ rías, padre de Juan Bautista,
ría por el cual disciernen cuándo pretendiendo que fué muerto,
es oportuno hablar; otros son por haber predicado la venida
doctores peritísim os en la ley. del Salvador.
Entre estos últim os, Esteban fué . Las puertas del cielo se
apedreado; Pablo m u erto; cruci­ abrieron al M ártir de Cristo el
ficado Pedro, y azotados los dis­ bienaventurado Esteban, a quien
cípulos, según leemos en los H e­ cupo el primer lugar en el nú­
chos de los Apóstoles. . . mero de los M ártires: * Y por lo
3 . Esteban, siervo de D ios,mismo triunfa coronado en el
a quien los judíos apedrearon, cielo, y / . La m uerte que núes-
tro Salvador se dignó padecer das las almas verdaderamente
por nosotros, Esteban fué el justas.
primero que la ofreció en retor­ 3. Mi alma se ha unido a ti, *
no al Señor. Y por lo mismo. por lo mismo que mi carne ha
Gloria al Padre. Y por lo mismo. sido apedreada por ti, Dios mío.
4. Esteban vió * los cielos
Lección IX abiertos; los vió y entró: bien­
aventurado el hombre a quien
r^TROS quieren que este Zaca­ los cielos estaban patentes.
rías sea el que fué muerto 5. He aquí que veo * los cie­
por Joás, rey de Judá, entre el los abiertos, y a Jesús de pie a la
templo y el altar, según lo refie­ diestra del poder de Dios.
re la historia de los Reyes. M as
debemos observar, que aquel Za­ Capitula Act., 6, 8
carías no es hijo de Baraquías,
sino hijo del sacerdote Joíada. C s t e b a n , lleno de gracia y de
Por lo cual dice la Escritura: “ No fortaleza, obraba grandes
se acordó Joás de que su padre prodigios y m ilagros entre el pue­
Joíada le había hecho muchos blo.
beneficios” . Teniendo, pues, por y . Unos varones temerosos
una parte, a Zacarías, y siendo, sepultaron a Esteban. E hi­
por otra parte, el lugar en que cieron gran duelo en sus exequias
sufrió la muerte el anteriormente Ant. del Bened. — Esteban,
indicado, preguntamos: ¿por qué * lleno de gracia y de fortale­
se dice hijo de Baraquías y no de za, obraba grandes prodigios y
Joíada? Baraquías en nuestra len­ milagro? entre el pueblo.
gua significa Bendito del Señor, L a O ración es la de V ísperas. Se
y según la lengua hebrea el nom ­ hace Conmemoración de la N atividad,
pág. 304.
bre de Joíada significa justicia.
En el Evangelio de que se sir­ TERCIA
ven los Nazarenos en lugar de La Capitula como en Laudes.
hijo de Baraquías, hallamos es-
cristo hijo de Joíada. SEXTA
S e d ice: Te D eum laudámus, pá­
gin a 10.
Capitula Act., 6, 9-10

T pues, algunos
evan tán dose,
LAUDES Y HORAS
de .la Sinagoga llamada de los
Ant. 1. Apedrearon a^Esteban, Libertinos, de los Cirineos, de
* y él mismo invocaba al Señor los Alejandrinos, de los Cilicia-
diciendo: N o les tomes en cuenta nos y de# los Asiáticos, trabaron
este pecado. disputas con Esteban, pero no
L o s Salm os de D om in ica, pág. 55. podían contrarrestar a la sabidu­
2. Las piedras del arroyo * le ría y al Espíritu que hablaba en
fueron dulces: a éste siguen#to­ él.
NONA abiertos. R . Los vió, y entró;
bienaventurado el varón al cual
Capitula Act., 7, 60
los cielos estaban patentes.
\ 7 poniéndose de rodillas, clamó Ant. del Magnij. — Unos v a ­
en alta voz: Señor, no les rones temerosos * sepultaron a
hagas cargo de este pecado. Y Esteban, e hicieron gran duelo
dicho esto durmióse en el Señor. en sus exequias.
Se hace Conm em oración del siguiente,
II VISPERAS y de la O ctava de la N ativid ad .—
Las A n tífon as y Salm os de N a ti­ De la O ctava de san Esteban, así como
vidad; la Capitula, de L a u d es; el H im ­ de la O ctava de san Juan y de los
no, de Común de un M ártir. Santos Inocentes, nada se hace, sino en
el mismo dia de la O ctav a, como se
V. Esteban vió los cielos advierte en sus propios lugares.
D ía 27 de Diciembre

S a n Ju a n , A p ó s to l y E v a n g e lis ta

Doble de I I clase con Octava simple

Todo es de Com ún de Apóstoles, e x ­ MAITINES


cepto lo que sigu e:
P a ra la Conm em oración de san Juan
I NOCTURNO
que debe hacerse en las I I V ísp eras
de san E steban se dice la A n tífon a y
O ración sigu ien tes: E m p ie z a la E p ís t o l a p r im e r a

del A pó sto l san Juan


A n t.— Este es Juan, * que des­
cansó sobre el pecho del Señor en
Lección I Cap. 1, 1-5
la última cena: feliz Apóstol a
quien fueron revelados los mis­ o que fué desde el pri
terios celestiales. pio, lo que oímos, lo que
y . Juan es muy digno de ser vimos con nuestros ojos,
honrado. El cual descansó so­ y contemplamos, y palparon nues­
bre el pecho del Señor en la úl­ tras manos tocante al Verbo de
tima cena. " la vida. Vida que se hizo paten­
te, y así la vimos y damos de
Oración ella testimonio, y os evangeliza­
mos esta vida eterna, la cual es­
r\ERRAMAD benignamente, Se­
taba en el Padre y se dejó ver
ñor, la luz sobre vuestra
de nosotros. Esto que vimos y
Iglesia, para que iluminada con
oímos es lo que anunciamos, para
la doctrina del bienaventurado
que tengáis también vosotros
Apóstol y Evangelista Juan, con­
unión con nosotros, y nuestra
siga los bienes eternos. Por nues­
unión sea con el Padre y con su
tro Señor.
H ijo Jesucristo. Y os lo escribi­
S e hace Conm em oración de la N a ti­
vidad, pág. 306. mos para que os gocéis, y vuestro.
gozo sea cumplido. Y la nueva,
que oímos del mismo Jesucristo v
J -J míos, estas cosas os es­
ij it o s
os anunciamos, es: Que D ios es
cribo, a fin de que no pe­
luz y en él no hay oscuridad al­
guna. quéis. Pero aun cuando alguno
pecare no desespere, pues tene­
R . M ucho ha de ser hon­
mos por abogado para con el Pa­
rado el bienaventurado Juan,
dre, a Jesucristo justo. Y él mis­
quien reposó sobre el pecho del
mo es la víctim a de propiciación
Señor en la cena: * E l discí­
por nuestros pecados, y no tan
pulo a quien Cristo en la cruz
sólo por los nuestros, sino tam ­
encomendó la M^adre Virgen.
bién por los de todo el mundo.
V . Fué escogido virgen por el
Y si guardamos sus mandamien­
Señor, y el más amado entre los
tos, con eso sabemos que le he­
demás. E l discípulo.
mos conocido. Quien dice que le
conoce y no guarda sus manda­
Lección II Cap. 1, 6-10
mientos, es un mentiroso, y la
C i dijérem os que tenemos unión verdad no está en él. Pero quien
con él, y andamos entre ti­ guarda sus mandamientos, en ése
nieblas, mentim os, y no tratam os verdaderamente la caridad de
verdad. Pero si caminamos a la D ios es perfecta.
luz como él está asimismo en la Este es el felicísim o
luz, tenemos nosotros una común Evangelista y Apóstol Juan, *
y mutua unión, y la sangre de Que por un privilegio de amor
Jesucristo, su H ijo , nos purifica de predilección, mereció ser más
de todo pecado. Si dijérem os que honrado por el Señor, y . Este
no tenemos pecado, nosotros m is­ es aquel discípulo a quien amaba
mos nos engañamos, y no hay Jesús, el cual en la cena descansó
verdad en nosotros. Pero si con­ sobre el pecho del Señor. Que.
fesamos nuestros pecados, fiel y Gloria al Padre. Que.
justo es él, para perdonárnoslos, II N O CT UR NO
y lavarnos de toda iniquidad. Si
dijérem os que nosotros no he­ D e l l i b r o -d e s a n J e r ó n i m o ,
mos pecado, le hacem os a él P r e s b í t e r o , s o b r e l o s e s c r i t o ­
mismo m entiroso, y su palabra r e s E C L E S IÁ S T IC O S

no está en nosotros.
Lección IV Cap. 9
I} . E ste es aquel discípulo
que nos da testim onio de estas l Apóstol Juan, a q
cosas, y las escribió: * Y sabe­ Jesús amó en gran m a­
mos que su testim onio es verd a­ nera, hijo de Zebedeo,
dero. Y . Bebió las aguas vivas hermano del Apóstol Santiago,
del Evangelio en la ¡misma sagra­ que fué decapitado por Herodes
da fuente del pecho del Señor. Y después de la m uerte del Señor,
sabemos. logado por los obispos de Asia,
escribió el último Evangelio con­ este discípulo virgen su Madre
tra Cerinto y otros herejes, prin­ Virgen. Y a que.
cipalmente para refutar la afir­
D e los C o m e n t a r io s del m is m o
mación de los Ebionitas, los
en la E p ís t o l a a los G álatas
cuales aseguraban que Cristo no
existió antes de María. Esto le
Lección Vi Lib. 3, cap. 6
movió a dar a conocer su gene­
ración divina. p L bienaventurado Evangelis­
1$. A l que venciere, le haré ta Ju;n, cuando vivía en
columna de mi templo, dice el Efeso en su última ancianidad, y
Señor. * Y escribiré sobre él mi pudiendo apenas ser llevado a la
nombre, y el nombre de la nue­ iglesia por manos de los discípu­
va ciudad de Jerusalén. y . Al los, experimentaba gran dificultad
que venciere le daré a comer en expresarse. Hallándose en es­
del árbol de la vida que está en te estado no acostumbraba pro­
el paraíso de mi Dios. nunciar en las asambleas otras
palabras que éstas: “ Hijitos.
Lección V amaos los unos a los otros” . Co­
mo estas mismas palabras pro­
T~\e st e r r a d o a la isla de Patmos nunciadas con tanta frecuencia
en el año catorce, es decir, causaran cansancio a sus discípu­
durante la segunda persecución los y a los hermanos, le pregun­
neroniana, escribió el Apocalipsis, taron: M aestro, ¿por qué siem­
que fué interpretado por san pre dices lo mismo? El cual con­
Justino m ártir, y por san Ireneo. testó una respuesta digna de
M uerto Dom iciano v anuladas Juan: “ Porque es mandato del
sus actas por el senado, a causa Señor, y si se cumple, él solo
de su excesiva crueldad, durante basta” .
el reinado de N erva volvió a ]{. Abrió su boca en medio
Efeso, y permaneciendo en esta de la Iglesia, * Y le colmó el Se­
ciudad hasta el tiempo de T ra ­ ñor del espíritu de sabiduría y
jano, fundó y gobernó todas las conocimiento, y . Depositó sobre
iglesias de Asia. Murió consu­ él el tesoro de la alegría y de la
mido por la vejez, en el año se- exultación. Y le colmó. Gloria al
xagésim ooctavo después de la Padre. Y le colmó.
muerte del Señor. Fué sepultado
III NOCTURNO
cabe la m ism a ciudad.
Ff. Jesús le amaba, porque la L e cció n d el santo E vangelio
especial prerrogativa de la casti­ seg ú n san J uan
dad le mereció un más grande
Lección VII Cap. 21, 19-24
amor. * Y a que habiéndole esco­
gido virgen, permaneció siem­ P n aquel tiempo: D ijo Jesús a
pre virgen, y . Finalmente mo­ Pedro: Sígueme. Volviéndose
ribundo en la cruz encomendó a Pedro a mirar, -vió venir detrás
al discípulo amado de Jesús. Y que sin peligro alguno de sober­
lo que sigue. bia está unida al sumo bien.
]$. Este es Juan, el que re­
H o m il ía d e sa n A g u s t ín , O b is p o posó sobre el pecho del Señor en
T rat. 124 sobre san Juan, desp. del la cena: * Bienaventurado Após­
medio
tol, a quien fueron revelados los
a Iglesia reconoce dos v i­ secretos celestiales, y . Bebió las
das divinamente reco­ aguas vivas del Evangelio en la
mendadas e instituidas. misma fuente del pecho del Se­
La primera vive de la fe, y la ñor. Bienaventurado Apóstol.
otra de la contemplación. Una en Gloria al Padre. Bienaventurado
tiempo de la peregrinación, la otra Apóstol.
en la eternidad bienaventurada.
Una en el trabajo, la otra en el Lección IX
descanso. Una en el camino, la
otra en la patria. Una en la vida D o r lo mismo, una es buena,
activa, la otra en la vida contem­ - pero llena de miserias; la
plativa. Una se aparta del mal y otra es m ejor y bienaventurada.
obra el bien, la otra carece de to­ La primera es significada por el
do mal y posee un graa bien, Apóstol Pedro, la segunda por
del que goza. En una se pelea san Juan. L a primera transcurre
con el enemigo, en la otra se íntegra durante el curso de la
reina libre de todo enemigo. pesente vida, y termina con ella.
En aquel día, te recibiré La otra halla su complemento
siervo mío, y te tendré ante mí después del fin de la presente v i­
como un anillo de sellar. * Y a da, y en el siglo venidero no
que te escogí, dice el Señor, y . tiene fin. Por eso se dice al pri­
Sé fiel hasta la muerte, y te daré mero: “ Síguem e” . D el otro está
la corona de la vida. Y a que. escrito: “ Si quiero que p erm a­
nezca así hasta que yo venga:
Lección VIII ¿qué te va a ti? T ú sígueme” .
¿Qué significa esto? En cuanto
una se socorre al indigente, me es dable comprenderlo, ¿qué
en otra se Vive en donde no significa sino: T ú sígueme im i­
existe la indigencia. En una se tándome en la manera de sufrir
perdonan los pecados ajenos pa­ los males temporales; en cuanto
ra que sean perdonados los pro­ a él, que permanezca hasta que
pios; en la otra, ni se sufre lo yo venga para recompensarle con
que debería perdonarse, ni se bienes eternos?
hace lo que necesitaría de per­ Se d ic e Te D eum la u d á m u s , pá­
dón. Una es afligida por las g in a 10.
calamidades a fin de que no^se
- LAUDES Y HORAS
ensoberbezca con los bienes; la
otra posee tal plenitud de gracia, A n t. 1. M uy honrado ha de ser
carece de tal manera de todo mal , el bienaventurado Juan, el cual
en la cena descansó sobre el pe­ NONA
cho del Señor.
Los Salm os de D om inica, pág. 55. Capitula Eccli., 15,
2. Este es el discípulo * Abrió su boca en medio de
que nos da testimonio de estas la Iglesia, y le colmó el Señor
cosas; y sabemos que su testimo­ del espíritu de sabiduría y de
nio es verdadero. conocimiento, y le revistió con
3. Este es mi discípulo; * así una vestidura gloriosa.
quiero que permanezca, hasta que
yo venga. II VISPERAS
4. H ay aquí algunos * que Las A n tífon as y Salmos de N a tiv i­
dad; Capitula e Him no de Laudes.
no han de morir, hasta que vean
al H ijo del hombre en su reino. y . M uy digno es de ser hon­
5. He aquí a mi siervo esco­ rado el bienaventurado Juan. 1$.
gido, * al cual elegí, y sobre el El cual descansó sobre el pecho
cual he derramado mi espíritu. del Señor en la última cena.
Ant. del Magnif,— Entre los
Capitula Eccli., 15, 1-2 hermanos * corrió la voz de que
aquel discípulo no moriría; y
El que teme a D ios hará bue­
no dijo Jesús: No morirá; sino:
nas obras: y quien observa la
Quiero que quede así hasta que
justicia poseerá la sabiduría;
yo venga.
porque ella le saldrá al encuen­
Se hace Conm emoración de los Santos
tro cual madre respetable. Inocentes.
y . Este es el discípulo que Ant. — Estos son * los que
nos da testimonio de estas cosas. no se mancillaron con mujeres:
I£. Y nosotros sabemos que su porque son vírgenes: éstos siguen
testimonio es verdadero. al Cordero doquiera que vaya.
A nt. del Bened. — Este es y. Herodes, enojado, mató a
Juan, -* que descansó sobre el muchos niños. R . En Belén de
pecho del Señor en la cena; fe­ Judá, ciudad de David
liz Apóstol a quien fueron reve­
lados los misterios celestiales. Oración
L a O ración Derramad, pág. 313.
Conm em oración de la N atividad. Dios, cuyas alabanzas pu­
K
blican en este día los Ino­
TERCIA centes mártires, no hablando, si­
L a C a pitilla como en Laudes. , no muriendo; mortificad en nos­
otros todas las malas pasiones,
. SEXTA
para que así como confesamos
Capitula Eccli., 15, 3 nuestra fe con nuestra lengua, la
demostremos también con nues­
E l Señor lo ha alimentado con
tra vida y costumbres. Por nues-
pan de vida e inteligencia, y le
tro ^ eñ o r,
• ha *dado a beber el agua de
’ Se hace tam bién Conm emoración de
ciencia saludable. la N atividad . .
D ía 28 de Diciem bre

L o s S a n to s In o cen te s, M á r tir e s

D oble de I I clase con Octava simple

MAITINES esta abominación? ¿de qué te


sirve este crimen? Entre tantas
Invitatorio. — Al Señor, R ey
víctim as, una sola se ha librado:
de los M ártires. * Venid, adoré­
Cristo.
mosle.
Gloria a Vos, oh Jesús, nacido
Salmo 94. — Venid, alegrém o­
de la Virgen, juntam ente con el
nos. pág. 3.
Padre y el Espíritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amén.
Himno
L a s A n tífo n a s (excep tu a d a la 8.*)
con los Salm os y V e r s o s de los tres
p L tirano se entera con terror N octu rn o s, son del C om ú n de v ario s
que ha nacido el R e y de los M á rtir e s . *•
reyes, el cual, subiendo al trono I NOCTURNO
de D avid, dará al nombre de I s ­
D e l P r o f e s a J e r e m ía s
rael el esplendor debido.
Y al saber esta nueva, conL ecció n I Cap. 31, 15-17
gran furor, exclam ó: “ ¡M i suce­
sor lle g a ! ¡ Se. acerca el fin de mi sto dice el Señor: Se han
reinado! Verdugo, tom a la espada oído allá en lo alto vo ces
e inunda con sangre todas las de lam entos, <te luto y de
cunas” . ‘ gemidos, y son R aquel, que llora
Pero ¿de qué te sirve. Herodes, sus hijos, ni quiere- adm itir con­
LOS SANTOS INOCENTES, M Á R T IR E S 319

suelo en orden a la muerte de I£. Debajo del altar de Dio6


ellos, visto que ya no existen. El oí las voces de los que habían si­
Señor dice así: Cesen tus labios do sacrificados, que decían: *
de prorrumpir en voces de llan­ ¿Por qué no defiendes nuestra
to, y tus ojos de derramar lá­ sangre? Y recibieron la divina
grimas; pues por tu pena recibi­ respuesta: Aguardad aún algún
rás galardón, dice el Señor; y tiempo, hasta que esté com­
ellos volverán de la tierra enemi­ pleto el número de vuestros her­
ga. Y para tus últimos días te manos. y . Vi debajo del altar de
queda esperanza, dice el Señor, Dios las almas de los que fue­
de que tus hijos volverán a sus ron muertos por causa del Ver­
hogares. bo de Dios, y por ratificar su
1^. Los ciento cuarenta v testimonio; y clamaban con gran­
cuatro mil que fueron rescatados des voces, diciendo: ¿Por qué
de la tierra, he aquí los que no se no defiendes nuestra sangre? Y
mancillaron con m ujeres: * Han recibieron la divina respuesta:
permanecido vírgenes, por lo Aguardad aún algún tiempo, has.
mismo reinan con Dios, y el Cor­ ta que este completo el número
dero de Dios con ellos. V . E s­ de vuestros hermanos.
tos son los que han venido de un
gran combate, y lavaron sus ves­ L e c c ió n III Cap. 31, 21-23
tidos en la sangre del Cordero.
^ un centinela, entrégate a
eas
Hian permanecido.
la amargura; convierte tu co­
razón hacia el recto camino, por
L e c c ió n II Cap. 31, 18-20
donde anduviste. Vuelve, oh vir­
escuchado con atención a gen de Israel, vuelve a tus ciu­
E fraím en su cautiverio, que dades. ¿Hasta cuándo estarás en­
dice: T ú me has castigado, y yo tregada a los deleites, oh hi­
cual indómito novillo he sido co­ ja perdida? Pues el Señor ha
rregido. Conviértem e a ti. y yo hecho una cosa nueva sobre
me convertiré; pues que tú, oh la tierra: Una mujer encerra­
Señor, eres mi Dios. Porque es­ rá dentro de sí al hombre. E s­
toy viendo que después que tú to dice el Señor de los ejércitos,
me convertiste, yo he hecho peni­ el Dios de Israel: Todavía se oi­
tencia, después que me iluminas­ rán estas palabras en la tierra
te, he herido mi muslo, y he que­ de Judá y en sus ciudades, cuan­
dado confuso y avergonzado, por­ do yo hubiere redimido sus cau­
que he sufrido el oprobio de mi tivos: Bendígate el Señor, oh
mocedad. ¿N o es Efraím para mí mansión hermosa de la justicia,
el hijo querido, el hiño que yo he oh monte santo.
criado con ternura? Desde que I£. Adoraron al <jue vive por
yo le he hablado, le traigo siem­ todos ios siglos de los siglos, *
pre en la memoria.. Arrojando sus coronas ante el
trono cjel Señor, Dios suyo. y .
Y se postraron ante el trono con
J ^ i c h o s a eres, oh Belén, tierra
la faz en tierra, y bendijeron
de Judá, por haber experi­
al que vive por los siglos de
mentado la crueldad del rey H e­
los siglos. Arrojando sus coro­
rodes en el exterminio de tus
nas. Gloria al Padre. Arrojando
hijos, ya que mereciste ofrecer
sus coronas.
de una vez a Dios una blanca
II NOCTURN O multitud de pacíficos infantes.
L e c c ió n IV Con razón celebramos hoy la
fiesta de estos Mártires, a cuya
S er m ó n de san A g u s t ín , O b ispo felicidad contribuyó más el mun­
Sermón 10 de los Santos do haciéndoles nacer a la vida
OY celebramos, amados eterna, que sus propias madres
hermanos, el natalicio de al darles a luz; ya que fueron
aquellos niños que el hallados dignos de una vida im­
Evangelio nos presenta como perecedera antes de haber podido
sacrificados por orden del cruel hacer uso de la vida presente.
rey Herodes. Alégrese la tie­ IJ. Estos son los Santos que
rra con grandes transportes de padecieron por Vos, Señor: ven ­
júbilo, por ser la madre fe ­ gadlos. * Porque claman a Vos
cunda de estos celestiales solda­ cada día. y . Vengad, Señor, la
dos y engendraaora de tales sangre de vuestros Santos que ha
prodigios. Aquel impío tirano no sido derramada. Porque claman.
habría nunca podido serles tan
útil con su afecto como lo fué L e c c ió n VI
por su odio. Pues, como lo m a­ J^ a preciosa muerte de los otros
nifiesta la santa solemnidad de mártires fué digna de glorifi­
este día, cuanto abundó la ini cación por su confesión; la de
quidad contra estos niños dicho­ éstos, por el mero hecho de per­
sos, tanto se derramaron sobre der la vida, ya que la muerte
ellos las gracias y las bendicio­ que en los albores de su exis­
nes. tencia puso fin a sus días, les
I£. Como agua han derrama­ valió el entrar inmediatamente
do la sangre de los santos a lre­ en la posesión de la gloria.
dedor de Jerusalén: * Y no había Los que la impiedad de H e­
quien les sepultara, y . Dieron rodes arrebató de los pechos,
los cuerpos de vuestros siervos de las madres, con justicia son
como manjar a las aves del cielo, llamados flores de los Mártires,
las carnes de vuestros Santos a porque nacidos en el invierno de
las bestias de la tierra. Y no la infidelidad, semejantes a los
había. primeros pimpollos de la Iglesia1,
1. Flo res de ¡os M ártires: A s í son llam ados los Santos Inocentes en el •
hermosísimo himno del poeta español Prud en cio que la Iglesia ha adoptado en
Laudes de esta fiesta,
LOS SANTOS IN OC E NT E S, M Á R T IR E S 321

los consumió la escarcha de la Cristo que vuelve de Egipto.


persecución. IJ¡. Los Santos cantaban un
]£. Estos son los que no cantar nuevo ante el trono de
mancillaron sus vestiduras: * An­ Dios y del Cordero: * Y sus vo­
darán conmigo vestidos de blan­ ces resonaban por toda la tierra.
co, ya que son dignos de ello. y . Estos han sido rescatados de
V . Estos son los que no se man­ entre los hombres como primicias
cillaron con m ujeres; puesto que para Dios y el Cordero, y en su
son vírgenes. Andarán conmigo. boca no fué hallada la mentira.
Gloria al Padre. Andarán. Estos. '
III NOCTURNO
L e c c ió n VIII
En lu gar de la 2 .4 A n tifo n a se dice:
A n t.— Estos son los que han P ara que se cumpliera lo dicho
venido * de la gran tribulación, por el Señor mediante el
y lavaron sus vestidos en la san­ Profeta: “ De Egipto llamé a mi
gre del Cordero. - H ijo ” . Respondan los que nie­
gan la verdad de los libros de
L e c c ió n del san to E vangelio los Hebreos, en qué lugar de los
según san M ateo' Setenta hayan leído esto. Y co­
mo no lo hallarán, nosotros les
L e c c ió n VII Cap. 2, 13-18
decimos que tístá escrito en el
j^ N aquel tiempo: Un Angel del Profeta Oseas, como lo demues­
Señor apareció en sueños a tran los ejemplares que poco ha
José, diciéndole: Levántate, toma hemos publicado.
al Niño y a su M adre, y huye a 1£. Vi alr pie del altar de
Egipto, y estáte allí hasta que Dios las almas de los que habían
yo te avise. Y lo que sigue. sido muertos por causa del Ver­
bo de Dios, y en alta voz de­
H o m ilía de san J eró nim o , cían: * Vengad, Señor, la san­
P r e s b ít e r o . gre de vuestros Santos que ha
L ibro 1 del Coment, en el cap. 2 de sido derramada, y. Al pie
san M ateo, y en la Glosa ordin.
del trono de Dios, todos los San­
uando toma al Niño y a tos claman. Vengad.
su Madre, a fin de pasar S i esta festividad ocurriere en Do­
a Egipto, lo verifica de mingo, o se celebrare con rito doble de
I clase, entonces ,al fin del anterior
noche y en las tinieblas, por­ responsorio V I I I se añade Gloria Patri,
que deja a los incrédulos, de Vengad, y después de la Lección I X
se dice el H im no T e Deum . De otra
quienes se aparta, en la noche suerte se dice el Responsorio, como
de la ignorancia. Mas, cuando se indica más abajo.
vuelve a Judea, no se habla de L e c c ió n IX
noche ni de tinieblas en el
Evangelio, porque al fin del mun­ n to n c e s se cumplió -lo dicho
do los judíos serán iluminados por el Profeta Jeremías: “ La -
par la fe, como recibiendo a voz fué oída en Ram á,.m uchos
I. B rev. 30 . . . . . .... -
llantos y alaridos, Raquel llo­ Raquel que lloraba a sus hijos.
rando a sus h ijos” . D e Raquel 5. D ebajo del trono de Dios,
nació Benjam ín, en cuya tribu no * claman todos los Santos: Ven­
está Belén. Pregunto por lo m is­ gad nuestra sangre, oh D ios nues­
m o: ¿Cóm o Raquel llora a los tro.
hijos de Judá, esto es, de Belén,
como si fueran suyos? Respondo C a p itu la Apoc., 14, 1
brevem ente: porque fué sepulta­
da junto a Belén de E frata, y C o b r e el monte Sión v i al C or­
por razón de su sepulcro, proce­ dero que estaba en pie, y con
dió el nombre de la m adre; o él ciento cuarenta y cuatro mil,
porque Judá y Benjam ín eran que tenían su nombre y el de su
dos tribus lim ítrofes y Herodes Padre escrito en sus frentes.
había mandado que los niños
fueran m uertos no sólo en Belén, H im no
sino de todos sus alrededores.
Q s saludamos ¡oh flores de los
Estos que están cubiertos
m ártires! En el umbral
con blancas vestiduras, ¿quiénes mismo de la vida, el perseguidor
son y de dónde vinieron? * Estos
de Cristo os ha arrancado, co­
son los que han sufrido grandes
mo la tempestad a los pimpollos.
tribulaciones, y lavaren sus vesti­
Vosotros sois las primicias de
duras y las blanquearon en la san­
los m ártires; tierno rebaño de
gre del Cordero, y . V i al pie del
corderos inmolados. A l pie mismo
altar las almas de los que habían
del altar, jugáis con las palmas
sido m uertos por causa de la
y coronas.
palabra de D ios, y por el testim o­
Sea para siempre gloria a V o s ,
nio que daban. Estos son. Gloria
Jesús, nacido de la Virgen, con el
al Padre. Estos son.
Padre y el Espíritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amén.
LAU D ES Y H ORAS
Y . Herodes, enfurecido, dió
A nt. 1. H erodes, enfurecido, * la muerte a muchos niños. Iy. En
dió la m uerte a muchos niños Belén de Judá, ciudad de D avid.
en Belén de Judá, ciudad de D a ­ Ant. del Bened. — Estos son
vid. * los que no se m ancillaron con
L o s Salm os son de D o m in ica, pá­ m ujeres: son vírgenes y siguen al
gin a 55.
Cordero doquiera que vaya.
2. H erodes * mandó m atar a L a O ra c ió n : O h D io s, cu ya s alaban­
muchos niños menores de dos zas, pág. 3 17. S e hace C onm em oración
años, a fin de dar m uerte al Se­ de la N a tiv id a d .
ñor.
T E R C IA
3. Sus Angeles * siempre ven
la fa z del Padre. L a C a p itu la es la m ism a de L a u d e s.
4. Se oyó una voz en R am á; I> . br. Alegraos y regocijaos,
* m uchos llantos y gem idos; era * Justos en el Señor. Alegraos.
\ r . Y gloriaos todos los de co­ 1£. ¡Oh Dios nuestro! vengad
razón ,recto. Justos. Gloria al nuestra sangre.
Padre. Alegraos. Ant. del Magnif. — Los in­
y. Gócense los justos en pre­ fantes inocentes * recibieron la
sencia de Dios. Iy. Y llénense muerte por Cristo ; de orden de un
de alegría. rey cruel los niños de pecho re­
cibieron la muerte; siguen al
SEXTA mismo Cordero sin mancilla, y
dicen siempre: Gloria a Vos, Se­
p S T O S son los que no se manci­
ñor.
llaron con m ujeres: porque
Y se hac* Conmemoración de la si­
son vírgenes. Estos siguen al guiente ñesta de Sto. Tom ás Ob. y
Cordero doquiera que vaya. M ártir, y de la O ctava de la N ativ i­
dad.
1$. br. Gócense los justos *,
S í en la F iesta de la Natividad del
En presencia de Dios. Gócense. Señor, de san Esteban, san Juan E van ­
y . Y llénense de alegría. En. gelista, y de los Santos Inocentes ocu­
rriere un Dom ingo, nada se hace de
Gloria al Padre. Gócense. su O ficio; el cual se traslada integra­
* y . Los justos vivirán eterna, mente al dia 30 con todos los (irivil»-
mente. Y su galardón está gios aun en la concurrencia, como si
ocurriere en el mismo día 30. M as si
en el Señor. el Dom ingo ocurriere en la F iesta de
santo Tom ás, o de san S ilvestre, en el
mismo día se celebra O ficio de Domi­
NONA nica con Conm emoración de la Fiesta
ocurrente y de la O ctava de la N ativi­
Capitula Apoc., 14, 4-5 dad, y en el dia 30 de Diciembre se
celebra Oficio del dia V I de la misma
J h sto sfueron rescatados de en­ O ctava, como se advierte ensu lugar.
Con todo, si en algún lu gar se celebra
tre los hombres como primi­ en el dia 30 de D iciem bre alguna F ies­
cias para Dios y para el Cordero, ta de nueve Lecciones, entonces el O fi­
cie de Dom inica, que conforme a lo
ni se halló mentira en su boca, establecido anteriorm ente debe trasla­
porque están sin mácula ante el darse, se pone en el dia en que ocurra
una F iesta de rito más noble, entre
trono de Dios. el 29 y el 31 de Diciem bre, salvaguar­
br. Los justos * Vivirán dando los derechos de la Dominica en
la ocurrencia. Y si todas las Fiestas
eternamente. Los justos. y . Y su ocurrentes desde el día 29 hasta el 31
galardón está en el Señor. V i­ de D iciem bre, tuvieren el rito Doble
de I o I I clase, se hará Conmemora­
virán. Gloria al Padre. Los jus­ ción de la D om inica en la F iesta me­
tos. nos noble. E n igualdad de rito, el O fi­
cio o Conm em oración de la Dominica»,
y . Los Santos se regocija­ hágase en la F iesta que ocurra prime-
rán en la gloria. I£. Se alegrarán i ámente.

en sus moradas.

II VISPERAS Dominica infraoctava de la


E n las I I V ísp e ra s las A n tífo n a s y
Natividad
Salm os son de N a tiv id a d ; la C apitu la y
VISPERAS
ti H im no de L audes.
L a s A n tífo n a s, Salm os e Him no
y . D ebajo del trono de Dios
son de las I I V ísp e ra s-d e la N atividad.
todos los Santos claman. L á C apitu la es la de Laudes, pág. 326.
* . .
V - El Yerbo se hizo carne, si la fe no lo cree, la razón no
aleluya. lo explica. Y por lo mismo, nun­
R . Y habitó entre nosotros, ca falta materia de alabanza,
aleluya. porque lo que pueda decir el que
Ant. del Magnif. — Cuando alaba nunca es suficiente.
tranquilo silencio * reinaba en EI R. como después de la Lección V
del dia de la N atividad , pág. 301.
toda la naturaleza; y la noche,
siguiendo su curso, se hallaba en
la mitad del camino, vuestra om­ L e c c ió n V
nipotente Palabra, oh Señor, vino R océm on os, pues, en nuestra
desde el cielo, desde vuestro real
insuficiencia para hablar
solio, aleluya.
dignamente de un tan grande
La O ración es la de Laudes. Se
hace Conm emoración de la O ctava <le misterio de misericordia; y no
N atividad. Las Com pletas son de D o­ siéndonos posible expresar la su­
minica.
En M aitines, L audes y H oras todo ss blimidad de nuestra redención,
dice como en el dia de la N atividad tengamos por gran dicha el ser
del Señor, excepto lo que sigue.
vencidos por la inmensidad de
este beneficio. Pues nadie está
M AITIN ES
tan cerca de la verdad como
En el I N octurno se leen las L eccio ­ aquel que entiende que, tratán­
n e s-d e la E scritu ra del dia ocurrente,
como se indica en la pág. 327 con los dose de cosas divinas, por mucho
Responsorios señalados en el mismo día. que avance en su conocimiento,
le queda siempre mucho por in­
II NO CTURN O
vestigar. Quien presumiere ha­
ber alcanzado el término al que
L e c c ió n IV
tendía, no sólo no ha dado con
Sermón de san L e ó n ;. P apa lo que buscaba, sino que se ha
_ Serm ón 9 de la N atividad del Señor. detenido en su inquisición.
E l R. como después de la Lección V I
magnitud de las obras clel dia de la N ativid a d , pág. 301.
A
divinas, excede cierta­
mente, carísimos, a todo L e c c ió n VI
cuanto pudieran expresar las pa­
labras de los hombres, y de ahí fin de que no nos acongoje­
nace la imposibilidad de hablar, mos por la propia insuficien­
de donde se origina el motivo que cia, vienen en nuestra ayuda las
nos impide-pallar. Porque lo que palabras del Evangelio y de los
dice el Profeta hablando de Cris­ profetas, las cuales de tal ma­
to Jesús, H ijo de D ios: “ ¿Quién nera nos enfervorizan y enseñan,
podrá contar su generación?” , se que no sólo recordamos la na­
refiere a él no sólo en cuanto es tividad del Señor, mediante h
Dios, sino también en cuanto es cual -el Verbo se. hizo carne, sino
hombre. Que la% dos naturalezas que podría decirse que la contem­
se junten en una sola persona, plamos presente. Pues lo que el
Angel anunció a los pastores, compensas o castigos debidos a
mientras velaban guardando a nuestras obras.
sus rebaños, también llegó a ^ E l R . como después de la Lección
\ IIT del día de la N atividad, pág. 303.
nuestros oídos. Y por lo mismo
presidimos a las ovejas del Se­
Lección VHI
ñor, porque aquellas palabras t’i-
vinamente anunciadas las con­ Y tu alma será atravesada por
servamos en los oídos del cora­ una espada” . Ni los libros, ni
zón, como si se nos dijera en la la historia nos dan noticias de que
festividad presente: “ Os anuncio M aría muriera víctima de corpo­
un grande gozo, que, será para ral martirio. Y a que, no el alma
todo el pueblo, y es, que hoy os sino el cuerpo puede ser atrave­
ha nacido el Salvador que es sado por una espada. Y esto mis­
Cristo Señor, en la ciudad de mo manifiesta la penetración de
D a vid ” . M aría, no desconocedora del ce­
El B. como después de la Lec­ lestial misterio. Pues la palabra
ción V I I del dia ele la Natividad, pá­
gina 302. de Dios es poderosa y más aguda
que la espada más afilada, pe­
III NOCTURNO netrante hasta dividir el alma y
L e c c ió n del san to E v a n g e l io el espíritu, y lo más íntimo de
seg ún sa n L ucas nuestro ser, reveladora de los se­
cretos del pensamiento y del co­
L ección VII Cap. 2, 33-40 razón, ya que todo está patente
p N aquel tiempo: José y María y manifiesto al H ijo de Dios, a
M adre de Jesús escuchaban quien no se ocultan los secretos ,
con admiración las cosas que de de la conciencia.
él se decían. Y lo que sigue. I£. Oh R ey del cielo al que
tales obsequios son ofrecidos:
H o m il ía d e sa n A m b r o s io , descansa en un pesebre aquel
O b is p o que contiene el mundo: * Está
Ltbro 2. en el cap. 2 de san L u cas reclinado en el pesebre, y reina
cerca del fin en los cielos, y . Ha nacido para
cómo la gracia ha sido
ed nosotros hoy el Salvador, que es
comunicada copiosamente Cristo el Señor en la ciudad de
a todos con el nacimiento David. Está reclinado. Gloria al
del Señor, y cómo la profecía ha Padre. Está reclinado.
sido negada a los incrédulos, no a
los justos. He aquí que profetiza Lección IX
Simeón haber venido nuestro Se­
ñor Jesucristo para la resurrec­ A sí que, profetizó Simeón, ha­
ción de muchos; para apreciar bía profetizado la virgen, ha­
los méritos de los justos y los de bía también profetizado la despo­
los pecadores; para darnos,, como sada,- y por lo mismo debió pro­
juez justo y equitativo, las re­ f e t i z a r tamWén la viuda, para que
no faltase ninguna profesión o se­ buenas obras Vos que vivís.
xo. Y así vemos que se nos repre­ S e hace Conm em oración de la O c ­
tava de la N ativid ad .
senta Ana tanto por los méritos En Prim a se rezan los Salm os como
de su viudez como por sus costum ­ en las F iestas, y como Lección breve
se dice la C ap itu la de N ona.
bres, que verdaderam ente pode­
mos creer fué digna de anunciar
al Redentor de todos. D e sus m é­ TERCIA
ritos no queremos tratar al pre­ La C a p itu la como en Laudes.
sente, porque ya lo hicimos en
nuestra exhortación a las viudas. SEXTA
T e Dciim laudátnus, pág. 10.
Capitula Gal., 4, 4-5
LAUDES Y HORAS
C umplido que fué el tiempo,
L a s A n tífo n a s e H im no de N a ti­ envió D ios a su H ijo, fo r­
vidad, y los Salm os de D om in ica.
mado de una m ujer, y sujeto a
Capitula Gal., 4, 1-2 la ley, para redimir a los que es­
taban debajo de la ley, y a fin
T -I ermanos : M ientras el herede­ de que recibiésemos la adopción
ro es niño, en nada se d ife­ de hijos.
rencia de un siervo, no obstante
ser dueño de todo; sino que está
NONA
bajo la potestad de Iqs tutores y
curadores, hasta el tiempo seña­ Capitula Gal., 4, 7
lado por su padre.
y . E l Verbo se hizo carne, A s í , pues, ninguno de vosotros
aleluya. es ya siervo, sino h ijo; y
I£. Y habitó entre nosotros, siendo hijo, es también heredero
aleluya. de Dios.
A n t. del Bened. — Cuando
tranquilo silencio reinaba * en II VISPERAS
toda la naturaleza, y la noche, si­
guiendo su curso, se hallaba en E n las I I V ís p e ra s , la s A n tifo n a s,
Salm os e H im no son de la N a tiv id a d ;
la mitad del camino, vuestra om ­ C a p itu la como la de L a u d e s. ,
nipotente palabra, on Señor, vino
V . E l Verbo se hizo carne,
desde el cielo, desde vuestro real
alelu ya.­
solio, aleluya.
. Y habitó entre nosotros,
aleluya.
Oración Ant. del M agnif. — El Niño
Jesús * adelantaba en edad y
O hD ios • om nipotente y eter­
'sabiduría delante de D ios y de
no, dirigid nuestras acciones
los hombres. •
según vuestro beneplácito; a ^ in
de que en el nombre de vuestro S e hace Co nm em oración de la O c ­
tava de N a tiv id a d . L a s Com pletas son
— ----- — « Kn n Hn r PH n í/»a *
D ía 29 de Diciembre E m p ie za la E písto la del A pós­

tol san P ablo a los R omanos

Santo Tomás de
Lección I Cap. 1, 1-7
Cantorbery
siervo de Jesucristo,
a b lo ,
Obispo y M ártir
Apóstol por vocación, es­
Doble cogido para predicar el
Evangelio de Dios, el cual el mis­
En todas las H oras, excepto en V ís ­
peras, las A n tífo n a s y Salm os, y aun mo Dios había prometido ante­
los V ersos en M aitin es, son de la F eria riormente por sus Profetas en las
ocurren te, como en el S alterio. Lo de­
m ás, de Com ún de un M ártir, excepto santas Escrituras, acerca de su
lo que sigu e: H ijo, que le nació según la carne
del linaje de David, y que fué
Oración predestinado, para ser Hijo de
Dios con soberano poder, según el
O h Dios, por cuya Iglesia mu­
espíritu de santificación por su
rió el glorioso Pontífice T o ­
resurrección de entre los muertos.
más al filo de las espadas de los
Por el cual nosotros hemos reci­
impíos; os rogamos nos concedáis
bido la gracia y el apostolado pa­
que todos cuantos imploramos su
ra someter a la fe por la virtud
auxilio, consigamos el saludable
de su nombre a todas las nacio­
efecto de su intervención. Por
nes, entre las cuales sois también
nuestro Señor.
contados nosotros, llamados a ella
S e hace Conm em oración de la O c­
tava de la N ativ id a d . por Jesucristo. A todos aquellos
que estáis en Roma, amados de
MAITINES Dios y santos por vuestra voca­
I NO CTUR NO
ción: Gracia y paz de parte de
Dios nuestro Padre y Señor Je­
L a s Lecciones de la E pístola del
sucristo.
A póstol san Pablo puestas en este t r i­
duo, siem pre se leen en su propio día El n . como después de la Lección
con los Responsórios de la D om inica TI del día de la N atividad, pág. 299.
in fra o cta v a , tanto si se celebra O ficio
de San to, como de D om inica o d»
la O ctav a de la N a tiv id a d ; a no ser Lección II Cap. 1, 8-12
que tuviesen que leerse Lecciones pro­
pias o del Com ún de algu na F iesta
ocurrente, segú n las R ú b ricas, en cuyo
yo doy gracias
P r im e r a m e n te
caso se om iten en aquel día las L e c ­ a mi Dios por medio de Je­
ciones de la E pístola a los Rom anos.
Con todo, las Lecciones del principio de
sucristo, acerca de todos vos­
la m ism a E pístola señ alad as para hoy, otros, de que vuestra fe es cele­
si quedaren im pedidas por lo indicado
Interiorm en te, se trasladan al siguiente
brada por todo el mundo. Dios,
día, en el cu al, de lo con trario, debe­ a quien sirvo con mi espíritu en
ría leerse en prim er lu gar un texto la predicación del Evangelio de
de la m ism a E pístola, no exc lu id a ni
aün la F iesta de la C ircu n cisión del su H ijo t me es testigo de que
S e ñ o r, conservando en este caso los continuamente hago memoria de
Res^onsorios señalados para la m encio­
nada F estivid a d . vosotros, pidiéndole siempre en
mis oraciones, que si es de su “ El justo vive por la fe ” . Se des­
voluntad, me abra finalmente al­ cubre también la ira de Dios que
gún camino favorable para ir a descargará del cielo sobre toda
veros. Porque tengo muchos de­ la impiedad e injusticia de aque­
seos de ello, a fin de comunica­ llos hombres que tienen aprisio­
ros alguna gracia espiritual con nada injustamente la verdad de
la que seáis fortalecidos. Quiero Dios. Puesto que ellos han cono­
decir, para que hallándome entre cido claramente lo que se puede
vosotros podamos consolarnos conocer de Dios. Porque Dios se
mutuamente los unos a los otros lo ha manifestado.
por medio de la fe, que es co­ EI R . como después de la Lección
mún a vosotros y a mí. TV del día de la N ativid a d , pág. 300.
I£. Decidnos, pastores, a
II NOCTURNO
quién visteis; anunciadnos al que
apareció en la tierra. * Vimos L ección IV
al que ha nacido, y a los coros
de lo s Angeles alabando al Se­ ^ n S fO M Á s, nacido en Londrés,
ñor V . Decidnos a quién vis­ o í P ri en I nSlaterra>- sucedió a
teis. y anunciadnos la natividad M* gqi Teobaldo, obispo de
de Cristo. Vimos. Cantorbery. Antes había ejercido
dignamente el cargo de Canciller:
Lección III Cap. 1, 13-19
En el ejercicio del episcopado
no quiero, hermanos, que se mostró fuerte e invencible.
dejéis de saber, que mu­ Queriendo Enrique II, rey de In­
chas veces he propuesto hacer glaterra, en una asamblea de los
este viaje, para lograr también prelados y nobles del reino, es­
entre vosotros algún fruto, así tablecer leyes contrarias al bien
como entre las demás naciones. y a la dignidad de la Iglesia, T o ­
Pero hasta ahora no me ha sido más se opuso a sus deseos con
posible. Deudor soy igualmente tanta firmeza, que no habiendo
a Griegos y a Bárbaros, a sabios querido ceder, no obstante las
y a ignorantes. Así (por lo que promesas y amenazas que le hi­
a mí toca) pronto estoy a pre­ ciera, vióse obligado a retirarse
dicar el Evangelio también a los para no ser encarcelado. Pronto
que vivís en Roma. Que no me todos sus parientes, amigos y par­
avergüenzo yo del E vangelio; tidarios fueron expulsados del
siendo él, como es, la virtud de reino, después de haber sido obli­
Dios para salvar a todos los que gados a jurar, aquellos cuya edad
creen; a los Judíos primeramente se lo permitía, que irían a encon­
y después a los Gentiles. Y en trar a Tom ás, con el fin de que­
el Evangelio es en donde se nos brantar, mostrándole el deplora
ha-revelado la justicia que viene ble estado de los suyos, la santa
de Dios, la cual nace de la fe, resolución que no habían podido
s§gún aquello que está escrito: modificar las privadas incomodi ■
dades. No tuvo en consideración tamente a Cantorbery, atacando
la carne ni la sangre, ni senti­ al Obispo en el templo mientras
miento humano alguno pudo al­ celebraba las Vísperas. Como los
terar su firmeza pastoral. clérigos intentaran cercar la en­
trada del templo, se dirigió a
Lección V ellos, abrió la puerta, y les di­
jó: “ La Iglesia de Dios no debe
C e dirigió luego al Papa Ale­ ser custodiada como los campa­
jandro I I I , quien le recibió mentos, y yo por la Iglesia de
bondadosamente, y, después, re­ Dios, gustosamente sufriré la
comendado por él, marchó al mo­ m uerte” . Entonces dijo a los sol­
nasterio de Pontigny, de la Or­ dados: “ En nombre de Dios os
den Cisterciense. Habiéndolo sa­ mando que os guardéis de dañar
bido Enrique, envió cartas llenas a ninguno de los míos” . Luego,
de amenazas al Capítulo del Cis- de rodillas, encomendando la
ter, con el fin de que Tomás fue­ Iglesia y a sí mismo a Dios, a la
ra expulsado de Pontigny.. El Virgen María, a san Dionisio y
santo varón, temiendo que por su a los demás santos patronos de
causa fuera perseguida la Orden su iglesia, ofreció su cabeza al
Cisterciense, marchóse luego, di­ hierro sacrilego, con la misma
rigiéndose al lado de Luis, rey firmeza con la que había resis­
de Francia, que le había invi­ tido a las inicuas leyes del rey.
tado, donde permaneció hasta Todo esto tuvo lugar el día vein­
que por la intervención del So­ tinueve de Diciembre del año
berano Pontífice y del rey, fué del Señor mil ciento setenta y
llamado del destierro con gran uno. Su cerebro fué esparcido
satisfacción de todo el Reino. por todo el pavimento de la igle­
Mientras él ejercía el cargo de sia. Luego habiendo resplandeci­
buen pastor, ciertos calumniado­ do con multitud de milagros, el
res hicieron creer al R ey que mismo Papa Alejandro le in­
tramaba muchas cosas contra el cluyó en el número de los San­
reino y Ja tranquilidad pública,
tos. •
por lo cual frecuentemente se
quejaba el rey de que en todo su III NOCTURNO
reino no había más que un sacer­
dote con el cual nunca podía es­ L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
tar en paz. según san J u an

Lección VI L ección VIICap. 10, 11-16

p S T A exclamación del rey hizo £Tn aquel tiempo: D ijo Jesús a


creer a ciertos detestables los fariseos: Y o soy el buen
satélites suyos, que le complace­ pastor. E l buen pastor da su al­
r á n si daban muerte a Tomás. ma por sus ovejas. Y lo que si­
Por lo cual se dirigieron secre­ gue. «i
H o m il ía de san J uan
C r is ó s t o m o
H om ilía 59 sobre san Juan £ )e unos y otros se muestra
amados míos, muy
ra n d e, diferente Jesucristo: en pri­
grande es la dignidad del m er lugar, de los que vienen
prelado en la Iglesia, y para la pérdida de los demás,
exige mucha virtud y fortaleza. cuando dice: “ Para eso vine, pa­
Cristo exige al prelado que dé ra que tengan vida, y la tengan
la vida por las ovejas, que nunca abundante” ; y también de los
las abandone solas e indefensas, que contemplan impasibles a las
que haga frente al lobo con v a ­ ovejas en las fauces del lobo,
lor. En esto se diferencia el pas» cuando afirma que “ E l da su v i­
tor del mercenario. E l uno busca da para que no perezcan sus
dondequiera su propio bien, des­ o veja s” . En* efecto: al propo­
cuidando el de sus o v e ja s ; el otro nerse los judíos darle muerte, no
busca siempre el bien de sus ove­ por esto renunció a predicar su
jas, sin hacer caso del propio. doctrina, ni abandonó a los que
Declaradas las señales del buen creían en él, ni los traicionó,
Pastor, Jesucristo designa dos es­ sino que soportó la muerte con
pecies de destructores: el ladrón firmeza. Pudo, pues, decir con
que m ata y roba, y el mercenario frecuencia: Y o soy el buen P as­
que no rechaza al ladrón y no tor. Pero como sus palabras no
defiende a las ovejas que le es­ se apoyaban en ninguna prueba
tán confiadas. (ya que la afirmación “ doy mi
vid a ” no se cumplió sino algo
L ección VIII / más tarde, y esta otra: “ para
Y a se lo había reprochado que tengan vida, y la tengan
Ezequiel. diciendo: “ ¡Oh, los abundante’’ no se realizará sino
pastores de Israel! ¿A caso no se en la vida fu tu ra), confirmó en­
apacientan a sí m ism os?” Pues tonces una de sus aserciones
¿no suelen los pastores apacentar m ediante la otra.
Te Uc u m laudámus, pág. 10.
a las ovejas? M as ellos hacían lo E n L a u d es se hace C onm em oración de
contrario com etiendo con ello la O c ta v a de la N a tiv id a d . E n V ísp e ra s
la s A n tífo n a s y los Salm os se dicen
una gran maldad, causa de m u­ de N a tiv id a d ; la C a p itu la y lo demás
chos males. Por eso dice: “ N i de Co m ún . Y se h ace Conm em oración
del día sigu ien te.
volvían a la grey la o veja erran­
te, ni buscaban la perdida, ni li­
gaban la quebrada, ni curaban la D ía 30 de Diciem bre
enferm a, ya que se apacentaban
a sí mismos, y no a las o vejas” .
Día VI dentro de la Octava
L o mismo dijo tam bién con otras de la Natividad
palabras el Apóstol san P a b lo : ■ • Sem idoble

“ Todos buscan lo suyo, no lo de T o do se dice, com a en la F ie sta de la


N a tiv id a d , e xcep to la s L eccio n es y los
Tesucfisto” . Responsorios.
MAITINES verdad, sino que abrazan la in­
I NOCTURNO
justicia.
E¡ R. como después de la Leccton
I I I del dia de la N atividad, pág. 299.
D e la ErísT O LA a los R omanos

Lección I Cap. 2. 1-4 Lección III Cap. 2, 9-13

donde tú eres inexcu­


or ^ sí que, tribulación y angus­
sable, ¡oh hombre! quien tias aguardaa al alma de
LES quiera que seas, que te todo hombre que obra mal, del
metes a condenar a los demás. Judío primeramente y del Griego.
Pues en lo que condenas a otro, Mas la gloria, el honor y la paz
te condenas a ti mismo, haciendo serán de todo aquel que obra
como haces aquellas mismas co­ bien, del Judío primeramente y
sas que condenas. Sabemos que del Griego. Porque para con
D ios condena según su verdad Dios no hay acepción de perso­
a los que cometen tales acciones. nas. Y así todos los que pecaron
Tú, pues, ¡oh hombre! que con­ sin tener ley, perecerán sin ser
denas a los que tales cosas ha­ juzgados por ella. Que no son
cen, y no obstante las haces, justos delante de Dios los que
¿piensas que podrás huir del jui­ oyen la ley, sino los que la cum­
cio de D ios? ¿O desprecias tal plen esos son los que serán jus­
vez las riquezas de su bondad, y tificados.
El R. como después de la Lección
de su paciencia, y largo sufri­ IV del día de la N atividad, pág. 300.
miento? ¿N o reparas que la bon­
dad de D ios te está llamando a II NOCTURNO

la penitencia? S erm ón de san L eón, P apa


E l R. como después de la Lección
I I del día de la N atividad , pág. 299. Serm ón 6 de la N atividad del Señor

Lección II Cap. 2, 5-8 Lección IV

V,al contrario, con tu dureza £ s a la verdad muy cierto, oh #


T y corazón impenitente, vas muy amados, que en todos
atesorándote ira y más ira para el los días y tiempos debe ser objeto
día de la venganza y de la mani­ de meditación para los fieles la
festación del justo juicio de divina natividad de nuestro Se­
Dios, el cual ha de pagar a ca- ñor y Salvador, fruto de una
cla uno según sus obras. Dando Virgen Madre, a fin de que el
la vida eterna a los que, por alma elevándose al reconocimien­
medio de la perseverancia en las to de su Autor, ya al entregarse
buenas obras, aspiran a la glo­ a la oración acompañada de lá­
ria, al honor y a la inmortalidad. grimas o á la alabanza gozosa,
Y derramando su cólera y su ya durante la oblación del sa­
indignación sobre los espíritus crificio, en nada piense con más
porfiados, que no se rinden a la frecuencia ni con más *fe, que
en el hecho de haber nacido tierra paz a los hombres de buena
en carne humana un Dios, Hi­ voluntad".
jo de Dios, engendrada de TI 'I. como dcsrmés de la Lección
VI del día de la N atividad, pág. 301.
su Padre coeterno. Mas esta na­
tividad, digna de las adoracio­ Lección VI
nes del cielo y de la tierra, nin­
gún día nos la manifiesta como D o r lo mismo, la grandeza del
el día de hoy, y esta nueva luz beneficio, exige de nosotros
que resplandece aun en los ele­ una veneración digna de tanta
mentos, infunde en nuestro sentir excelencia. Y por eso, como el
una nueva claridad acerca de es­ bienaventurado Apóstol enseña,
te misterio admirable. No sólo no hemos recibido el espíritu de
ante nuestra memoria, sino, en este mundo, sino el espíritu que
alguna manera, ante nuestros es de Dios, para que reconozca­
ojos, tiene lugar el sublime colo­ mos lo que nos ha comunicado
quio del Angel Gabriel con M a­ Dios, el cual no puede ser hon­
ría y aquella concepción por rado piadosamente, sino ofrecién­
obra del Espíritu Santo, en la dole lo mismo que de su bondad
cual tan admirable fué la pro­ hemos recibido. Y ¿qué otra cósa
mesa que la anunció como la fe podemos hallar en el tesoro de la
con que ésta fué creída. benignidad divina tan propio pa­
El R. como después de la L ección V ra honrar la presente fiesta, co­
del dia de la N atividad , pág. 301.
mo la paz, la cual fué la primera
Lección V que cantaron los ángeles en el
nacimiento del Señor? E lla es la
jp N verdad que hoy el Autor que da a luz los hijos de Dios,
del mundo fué concebido en la que fomenta el amor y la que
el seno virginal, y aquel que creó produce la unidad. Ella es el re­
todas las naturalezas, se hizo poso de los bienaventurados y la
hijo de la que él creó. H oy el morada de la eternidad, cuyo
Verbo de Dios apareció vestido beneficio especial y obra propia
de carne, y lo que nunca fué vi­ consiste en juntar con Dios a los
sible con ojos humanos, empezó que ha separado del mundo.
a ser visible y aun paloable. El R ce nio después de la L ección
H oy los pastores conocieron por V I I del día de la N ativ id a d , pág. 302.
las voces de los ángeles al Sal­ III NOCTURNO
vador engendrado en la sus­
tancia de nuestra naturaleza, L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
se g ú n san L u ca s
y a los que presiden los rebaños
del Señor se les enseñó la manera Lección Vli Cap. 2, 15-20
de evangelizar; de modo que tam­
bién nosotros digamos con la mi­ p N aquel tiempo: Los. pasto­
licia del ejército celestial: “ Glo­ res se decían uiios a otros:
ria a Diotf en las alturas, y en la Vayamos hasta Belén, y veamos
este suceso que acaba de tener Lección IX
lugar, y que el Señor nos ha ma­
nifestado. Y vinieron a toda pri­ 1^0 despreciéis como viles las
sa. Y lo que sigue. palabras de los pastores. Aun
la fe de María se nutre de las
H o m il ía d e s a n A m b r o s io , palabras de los pastores; son
O b is p o quienes congregan al pueblo para
Lib. 2 sobre el cap. 2 de san L u cas,
reverenciar a Dios. “ Todos los
cerca del medio que oyeron, se admiraron de lo
¡h e m o s a los pastores có- que decían los pastores. En cuan­
to a M aría, conservaba todas es­
m0 se aPresuran¡ tra­
tándose de buscar a tas palabras meditándolas en su
Dios, nunca es lícita la desidia. corazón” . Aprendamos en todo
Vemos cómo los pastores creye­ la castidad de la Virgen, U
ron al Angel, y ¿no creeríamos cual, pura no naenos en sus pa­
nosotros al Padre, al HijOj al labras que en su cuerpo, consi­
Espíritu Santo, a los Angeles, deraba en su. corazón los argu­
Profetas y Apóstoles? Veamos mentos de la fe.
T e D eum laudámus, pá¿. 10.
de qué manera tan significativa L a s V ísp era s son del siguiente, con
la Escritura hace notar la impor­ Conm emoración del precedente.
tancia de las palabras. D ice que
se apresuraron a visitar al Verbo. D ía 31 de Diciembre
Y a la verdad, cuando se ve la
carne del Señor, se ve el Verbo, San Silvestre
que es el H ijo de Dios. Papa y Confesor
L os R R . del I I I N octurno son de la
D om inica in fraoctava de la N atividad, Doble
pág. 303.
En las I V ísp e ra s, las A n tífon as y
Salm os son de la N ativid ad ; la Capitula
Lección VIII y lo df-más de Común de Confesore*
Pontífices, excepto lo que sigue:
"M o consideremos poco impor­
Oración
tante este ejemplo de fe,
por humilde que sea la persona o n c e d e d n o s , omnipoten­
de los pastores. Cuanto más hu­ C
te Dios, que la veneranda
milde aparece ante la apreciación solemnidad del bienaventurado
humana, tanto más preciosa es Silvestre, vuestro! Confesor y
ante la fe, pues el Señor no se Pontífice, aumente en nosotros
dirigió a la academia de los sa­ la devoción y la salud. Por nues­
bios sino a la plebe sencilla, la tro Señor.
cual desconoce la manera de Se hace Conm em oración del prece­
cambiar y de falsear lo oído. dente dia de la .in fra octava . L as Com­
pletas son de la F eria ocurrente. Para
Buscó la sencillez, no la. vána las demás H oras,, las A n tífon as y los
grandeza. ’ Salm os, y, en M aitin es, ‘ también, los
V l t s u s , son de F eria . Lo demás, .d e ‘♦ j -
R.; pág. '325. * mún, excepto las Lecciones. .
MAITINES vea como él es justo en sí mismo,
I NO CTURNO
y que justifica al que tiene la fe
de Jesucristo.
D e la E p ís t o l a a los R om anos

Lección I Cap. 3, 19-22 Lección III Cap. 3. 27-31

^ { ¡ abemos que cuantas cosas y^HORA, pues, ¿dónde está el


Sss ÍXJ dice la ley, todas las di­ m otivo de gloriarte? Queda
rige a los que profesan excluido. ¿Por qué ley? ¿Por la
la ley, a fin de que toda boca ley de las obras? N o : sino por la
enmudezca, y todo el mundo se ley de la fe. Así que, concluimos
reconozca reo delante de Dios. ser justificado el hombre por la
Supuesto que delante de él nin­ fe viva sin las obras de la ley.
gún hombre será justificado por ¿E s acaso Dios de los judíos so­
solas las obras de la ley. Porque lamente? ¿no es también D ios de
por la ley se nos ha dado el co­ los gentiles? Sí por cierto, de los
nocim iento del pecado. Cuando gentiles también. Porque uno es
ahora la justicia que da D ios sin realmente el D ios que justifica
la ley se nos ha hecho patente; por medio de la fe a los circun­
según está atestiguado por la ley cidados, y que con la fe justifica
y los Profetas. Y esta justicia a los no circuncidados. Luego
que da D ios por la fe en Jesu­ nosotros ¿destruim os la ley por
cristo, es para todos y sobre to­ la fe? N o hay tal. A ntes bien
dos los que creen en él, pues no confirmamos la ley.
hay distinción alguna. II NO CTUR NO
Los R R . del I N octu rn o del día de
la N a tiv id a d , pág. 299. L ección IV

i l v e s t r e Romano, hijo de
Lección II Cap. 3, 23-26
Rufino, desde sus prim e­
P orque todos pecaron, y tienen ros años fué educado por
necesidad de la gloria o gra­ el presbítero Cirino, cuya doc­
cia de D ios. Siendo justificados trina y costumbres imitó con
gratuitam ente por la gracia del gran perfección. Estuvo oculto
mismo, en virtud de la redención en el monte Soracte cuando más
que todos tienen en Jesucristo. A cruel era la persecución. A la
quien D ios propuso para ser la edad de treinta años fué creado
víctim a de propiciación en v ir­ presbítero de la santa Iglesia R o ­
tud de su sangre por medio de la mana por el sumo Pontífice M ar­
fe, á fin de dem ostrar la justicia celino. Com o quiera que en este
que da él mismo, perdonando los cargo aventajaba en gran manera,
pecados pasados. Soportados por a .los demás clérigos, sucedió al
D ios con tanta paciencia, con el Papa M elquíades, en tiempo del
fin de m anifestar su justicia en emperador Constantino, el cual
el tiempo presente, por donde se acababa d é conG íder por una ley
la paz a la Iglesia de Jesucristo. Arrio y sus seguidores. Silves­
Desde que se encargó del go­ tre, a petición de los Padres,
bierno de la Iglesia, estimuló en confirmó la decisión del Concilio,
gran manera a Constantino — en un sínodo que reunió en Ro­
ilustrado ya por la aparición de ma y en el cual Arrio de nue­
una cruz en el cielo y por la vo fué condenado. Dió muchos
victoria sobre su rival Majencio decretos muy útiles a la Iglesia
— a que defendiese y propagase de Dios, los cuales llevan su
la religión cristiana. Asimismo, nombre, a saber: que solamente
según refiere una antigua tradi­ el obispo fuera quien confeccio­
ción de la Iglesia Romana, le nase el crisma; que el presbí­
hizo venerar las imágenes de los tero ungiera con el crisma la
Apóstoles, le bautizó y le purifi­ parte superior de la cabeza del
có de la lepra de la infidelidad. bautizado; que los diáconos u s j u -
L o s B R . son del I I N octurno del ran de las dalmáticas en la
Com ún de un C o nfesor Pontifice.
iglesia y de un manípulo de lino
en su brazo izquierdo, y que el
Lección V
sacrificio del altar no se celebra­
^ s í , pues, a instigación de Sil­ ra más que sobre un lienzo de
vestre, el piadoso emperador lino.
confirmó con su ejemplo la ley
que había dado a los cristianos, Lección VI
para que pudieran construir tem­
plos. Levantó, en efecto, m u­ j^ L mismo fijó el tiempo du­
chas Basílicas, a saber: la Late­ rante el cual los iniciados en
ranense dedicada a Cristo Salva­ las Ordenes debían ejercer las
dor; la Vaticana a san Pedro, funciones de las mismas en la
la Ostiense a san Pablo; la de iglesia, antes de ascender a un
san Lorenzo en el Agro Vera­ grado superior. Prohibió a los
no, la de Santa Cruz en el seglares que acusaran pública­
A trio Sesoriano la de los san­ mente a los clérigos, y no permi­
tos Pedro y M arcelino y la de tió a los clérigos que pleitea­
santa Inés, en las vías Lavica- ran ante un juez profano. Quiso
na y Nom entana y otras, las que, excepto el sábado y el do­
cuales adornó magníficamente mingo, los restantes días de la
con sagradas imágenes, y enri­ 3emana se distinguieran con el
queció con espléndidas posesio­ nombre de Ferias, como ya antes
nes. En tiempo de este Pontí­ se había empezado a practicar en
fice se celclró el primer Concilio la Iglesia, para dar a entender que
de Nicea, en el cual presidieron los clérigos cada día, dejado el
sus legados, y estando presentes cuidado de todo lo demás, debían
Constantino, y trescientos dieci­ vacar únicamente al servicio de
ocho obispos, fué explicada la Dios. La admirable santidad de
santa y católica fe, y condenados I su vida y su benignidad para con
los pobres, correspondieron a la nos y setenta y cinco Obispos
celestial prudencia con que go­ para diversos lugares.
bernaba la Iglesia. Procuró que
los clérigos pobres vivieran jun­ En el I I I Nocturno la Homilía es
del Evangelio: Ceñid vuestras cinturas,
tamente con los ricos, y que a las de Común de Conf. no Pontífices con
sagradas vírgenes no les faltara lo I'.s Responsorios de Común de Conf.
Pont, allí anotados. En Laudes se hace
necesario para la vida. Vivió en Conmemoración de la Octava de la
el Pontificado veinte años, diez Natividad. Las Vísperas se dicen del
meses y un día. Fué sepultado Oficio H.
siguiente sin Conmemoración.
Con todo en aquel lugar en donde
en el cementerio de Priscila, en ésta u otra Fiesta Doble de I clase
se celebre en este dia, en las I I V í s ­
la vía Salaria. Celebró siete or­ peras, las Antífonas y los Salmos se
denaciones en el mes de Septiem­ dicen de la Natividad del Señor, y
bre, en las cuales creó cuarenta y desde la Capitula se celebra de la Fiesta
ocurrente con Conmemoración tan sólo
dos presbíteros, veinticinco diáco­ de la fiesta de la Circuncisión.
D ía 1 de Enero

La C ir c u n c is ió n d e N u e s tr o S e ñ o r J e s u c ris to
O ctava de la Natividad
D oble de I I clase

VISPERAS Autor de la vida, Jesucristo Se­


ñor nuestro. Que con Vos.
La s Antífonas y la Capitula de Vis-
peras, son las mismas en Laudes.
Himno c!e la Natividad, pág. 297.
MAITINES
y . El Verbo se hizo carne,
aleluya. Invitatorio. — Cristo ha na­
3 . cido
Y habitó entre nosotros, para nosotros: * Venid,
aleluya. adorémosle.
Ant. del Magnif. — M ovido Salmo 94. — Venid, alegrémo­
por el grande amor * con que nos, pág. 3.
Dios nos ha amado, envió a I NOCTURNO •
su H ijo en una carne semejan­
Ant. 1. El Señor me ha dicho:
te a la de pecado, aleluya.
* Tú eres mi H ijo; yo te he en­
gendrado hoy.
Oración
Salmo 2, pág. 47.

Z^ i-i Dios, que por la fecunda 2. Puso su morada en el


virginidad de la bienaventu­ sol; * y, él semeja a un esposo
rada M aría disteis al género hu­ que sale de su tálamo nupcial.
mano el premio de la salud eter­ Salmo 18, pág. 95.

na: concedednos, os rogamos, 3. .Elevaos, * oh puertas eter-


que experimentemos en favor ñas; y hará su entrada el Rey
nuestro la intercéáión de aquella de la gloria. ^
por quien merecimos recibir al Salmo 23, pág. 95.
V - El Señor se asemeja a un Lección II Cap. 4, 9-12
esposo.
R . Que salede su tálamo Y esta dicha es sólo para los
nupcial. circuncisos? ¿no es también
para los incircuncisos? Acabamos
D e la E písto la a los R omanos de decir que la fe se reputó a
L ección í Cap. 4, 1-8 Abrahán por justicia. ¿ Y cuándo
se le reputó? ¿después que fué
|UÉ ventaja, pues, diremos circuncidado, o antes de serlo?
haber logrado Abrahán Claro está que no cuando fué
padre nuestro según la circuncidado, sino antes. Y así
carne? Ciertam ente que si A bra­ él recibió ia marca de la circunci­
hán fué justificado por las obras, sión, como un sello de la justicia
él tiene de qué gloriarse, mas no que había adquirido por la fe,
para con Dios. Porque ¿qué es lo cuando era aún incircunciso, para
que dice la Escritura? Creyó que fuese padre de todos los que
Abrahán a D io s; lo cual le fué crecn sin estar circuncidados, a
imputado a justicia. Pues al que quienes se les reputase también
trabaja, el salario no se le cuenta por justicia. Como asimismo pa­
como una gracia, sino como deu­ dre de los circuncidados, de aque­
da. A l contrario, cuando a alguno llos que no solamente han recibi­
sin hacer las obras, con creer en do la circuncisión, sino que si­
aquel que justifica al impío, se guen también las huellas de la
le reputa su fe por justicia; es fe que tenía nuestro padre A bra­
este un don gratuito según el hán, siendo aún incircunciso.
beneplácito de la gracia de Dios. 1^. Un día santificado nos ha
En este sentido D a vid llama amanecido: venid, naciones, y
bienaventurado al hombre a quien adorad al Señor. * Porque hoy
D ios im puta la justicia sin m é­ ha descendido sobre la tierra una
rito de las obras, diciendo: gran luz. y . E ste es el día
“ Bienaventurados aquellos cuyas que el Señor preparó; alegrémo­
maldades son perdonadas y cuyos nos y regocijém onos en él. Por­
pecados están borrados. D ichoso que.
el hombre a quien D ios no im pu­
tó culpa” . L ección III Cap. 4, 13-17
TJ. H e aquí el Cordero de
D ios, he aquí el que quita los pe­ Y asl fué en virtud de la
cados del m undo; he aquí aquel ley, sino en virtud de la jus­
de quien os decía: E l que viene ticia de la fe, la promesa hecha a
después de m í, es superior a m í: Abrahán o a su posteridad, de te­
* D e quien no soy. digno de des­ ner al mundo por herencia suya.
atar la correa del calzado, y . Porque si solos los que pertene­
Quien es de tierra, habla de la cen a la ley ^>n los herederos,
tierra; el que * viéne del cielo, inútil fué la' fe, y queda sin efec­
está sobre todos. D e quien. to la promesa de D ios. Porque
la ley produce la cólera de Dios I L a gracia está derramada en
contra sus transgresores; en lu­ tus labios.
gar de que allá donde no hay ley,
no hay tampoco su violación. Sermón de san L eón, P apa

La fe, pues, es por la cual so­ Sermón 7 de la Natividad del Señor


mos herederos, a fin de que lo
seamos por gracia, y permanezca Lección IV
firme la promesa para todos los
hijos; no solamente para los que es el verdadero de­
quel

han recibido la ley, sino también voto y piadoso venerádor


para aquellos que siguen la fe de de la presente festividad,
Abrahán, que es el padre de to­ carísimos, que no siente algo fal­
dos nosotros, según lo que está so acerca de la Encarnación del
escrito: “ T e he constituido pa­ Señor, ni nada indigno de su D i­
dre de muchos pueblos” delante vinidad. Pues es igualmente peli­
de Dios, a quien he creído, el groso, si a él o no le reconoce­
cual da vida a los muertos, y mos la verdad de nuestra natu­
llama a las cosas que son, como raleza, o le negamos la igualdad
las que no son. de la gloria paterna. D e consi­
1^. Bendito el que viene en guiente, cuando procuramos en­
el nombre del Señor; el Señor es tender el misterio de la Nati­
D ios y hace brillar su luz sobre vidad de Cristo, por el cual nació
nosotros. * Aleluya, aleluya, y . de la Madre Virgen, apartemos
Este es el día que el Señor pre­ muy lejos las sombras de los ra­
paró; alegrémonos y regocijémo­ ciocinios terrenos, y esté muy
nos en él. Aleluya, aleluya. Glo­ distante el humo de la humana
ria. Aleluya. sabiduría de los ojos iluminados
por la fe.
II NOCTURNO K • Regocijaos conmigo, to­
dos los que amáis al Señor: *
Ant. 1. Bellísimo eres tú sobre Porque siendo yo pequeña, ¿gra­
todos los hijos de los hombres? dé al Altísimo, y de mis entra­
* la gracia está derramada en ñas engendré al Dios Hombre.
tus labios. y . Bienaventurada me dirán to­
Salmo 44, pág. 134.
das las generaciones, porque Dios
2. Un hombre ha nacido * ha fijado sus ojos en su humilde
en ella, y el mismo Altísim o la sierva. Porque.
hizo inconmovible.
Salmo 86, pág. 204. Lección V
3. Los árboles de las sel­
vas manifiesten su alegría, * en es la autoridad a
T ^ iv in a la que
presencia del Señor, porque viene. creemos, divina es la doctri­
Salmo 95, pág. 116. na que seguimos. Pues ya dirija­
V . Bellísimo eres sbbre to­ mos la atención del alma al tes­
dos los hiios de los hombres. timonio Je la ley, ya a los’
oráculos de los Profetas, ya a turaleza de Dios. Y a que la su­
la doctrina evangélica, siempre ma y eterna esencia que se abajó
resulta verdadero lo que promul­ para la salvación del linaje hu­
gó Juan lleno del Espíritu San­ mano, elevó a nosotros a su glo­
to: “ En el principio era el ria, pero no dejó de ser lo que
Verbo, y el Verbo estaba en Dios, era. Por lo cual cuando el Hijo
y el Verbo era Dios. El estaba Unigénito de Dios se confiesa
en el principio en Dios. Por él menor que el Padre, con el que,
fueron hechas todas las cosas, y no obstante se dice igual, demues­
sin él no se ha hecho cosa algu­ tra que verdaderamente existe la
na de cuantas han sido hechas” . verdad de ambas naturalezas, a
E igualmente es verdadero lo que fin de que por la desigualdad de­
el mismo predicador añadió: “ El muestre que posee la naturaleza
Verbo se hizo carne, y habitó humana, y por la igualdad, la
entre nosotros; y vimos su glo­ divina.
ria, gloria como del Unigénito del Bienaventurada y venera­
Padre” . - ble eres Virgen M aría, porque sin
I C o n f o r t a d o ha sido el detrimento de tu virginidad, has
corazón de la Virgea, en el cual, sido constituida M adre del Sal­
al anuncio del Angel, se realiza­ vador. * Y a cía en el pesebre, y
ron los divinos misterios; enton­ resplandecía en el cielo, y . Se­
ces recibió en sus castas entra­ ñor, oí vuestra palabra y me so­
ñas al más hermoso de los hijos brecogió el tem or; atendí a vues­
de los hombres: * Y bendita tras obras y quedé asom brado:
para siempre, nos dió a Dios en medio de dos animales. Yacía.
Hombre, y . La morada de un Gloria al Padre. Y acía.
seno purísimo se conviene de
III NO CTURNO
repente en templo de D ios; la
virgen, intacta y pura, por la Ant. 1. En el principio. * y
palabra concibió al H ijo. Y ben­ antes de los siglos el Verbo era
dita. • Dios, y el mismo ha nacido hoy
Salvador del mundo.
Salmo 96, pág. 141.
Lección VI
2. Engendrado antes que el
p* ambas naturalezas es el mis­
n lucero y antes que los siglos,
mo H ijo de Dios, tomando * hoy nuestro Señor y Salvador
nuestra naturaleza y no dejando se ha dignado nacer.
la propia. En el hombre renovan­ Salmo 97, pág. 167.

do al hombre, y en sí permane­ 3. N acido el Señor, * el co­


ciendo inconmutable. L a divini­ ro de los Angeles cantaba, di­
dad que le es común con el P a­ ciendo: la salvación es debida a
dre, no sufrió ningún .detrimento nuestro Dios, que está sentado
de la omnipotencia, ni la natura­ en el solio* y al Cordero. -- -
leza de siervo menoscabó ia na­ Salm o 98, pág. 193.
y . El Señor hizo manifiesta, das las mujeres, y bendito es el
aleluya. 1^. Su salvación, ale­ fruto c?e vuestro vientra. Pues.
luya.
Lección VIII
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
seg ú n san L u cas
j^ A S como por cierta propen­
sión al pecado, la debilidad
Lección VII Cap. 2, 21 de la carne y mente humanas se
ven envueltas en multitud de vi­
J ^ n aquel tiempo: Llegado el día
cios, por eso el día octavo es la
octavo, en que debía ser cir­
figura del tiempo de la resurrec­
cuncidado el Niño, le fué puesto
ción y de nuestra futura libera­
por nombre Jesús. Y lo que si­
ción de todo pecado. A esto se
gue.
refiere lo que está escrito: “ Todo
H o m il ía de san A m b r o s io , varón al nacer será ofrecido al
O b is p o Señor” . Y a ia verdad, por las
Lib. 2 sobre el cap. 2. de san Lucas palabras de la ley, se anunciaba
cerca del medio el parto de la Virgen cuyo fruto
lNiño es circuncidado. fué verdaderamente santo, por­
¿Quién es este niño, sino que fué inmaculado. Que él fuese
aquel del cual fué dicho: el designado por la ley, lo decla­
“ E l Niño ha nacido para nos­ ran las palabras del Angel: “ El
otros. y el H ijo nos ha sido da­ que nacerá, dice, Santo, será lla­
do” ? Se constituyó debajo de la mado H ijo de D ios” .
ley para ganar a los que estaban IJ. La Madre Virgen no co­
sujetos a la ley. “ Para que le pre nociendo varón, dió a luz sin do­
sentaran al Señor” . Qué significa lor * Al Salvador de los siglos,
ser presentado al Señor en Jeru­ al mismo R ey de los Angeles,
salén, lo explicaría, si no lo hu­ a quien sólo amamantó una V ir­
biera ya hecho en los comentarios gen cuyo pecho llenaba el cielo.
sobre Isaías. Al que está circun­ JJ. La morada del seno purí­
cidado de todo vicio, se le juzga simo se convierte de repente en
digno de ser mirado por el Señor, templo de D ios: la Virgen, intac­
ya que los ojos del Señor están ta y pura, por la palabra con­
sobre los justos. Con esto pue­ cibió al H ijo. Al Salvador. Glo-
des ver cómo toda la serie de la .ria al Padre. Al Salvador.
ley antigua es fifura de lo veni­
dero, pues la circuncisión signi­ Lección IX
fica purificación de los delitos.
í>. No sé cómo alabar vues­ P > c je s de las nacidos de mujer,
tra santa e inmaculada virginidad. sólo es santo en todo Jesús,
♦ Pues albergasteis en vuestro se­ quien en aquel parto inmaculado
no al que no pueden (^ntener los no experimentó los contagios de
cielos, y . Bendita sois entre to­ la terrena corrupción, sino que los
apartó con su m ajestad celestial. 4. La raíz de Jesé ha dado su
Y a la verdad, si seguimos lo que fruto: * la estrella ha nacido de
indica la letra: ¿cómo podremos Jacob: la Virgen ha dado a luz
tener por santo a todo varón, al Salvador; os alabamos, oh
cuando no ignoramos que muchos Dios nuestro.
fueron en gran manera m alva­ 5. He aquí que M aría ha da­
dos? ¿Acaso fué santo Acab? do a luz * al Salvador, al cual
¿Acaso fueron santos aquellos señalaba Juan, al exclam ar: He
falsos profetas que por las pre­ aquí el Cordero de Dios, he aquí
ces de E lias fueron consumidos el que quita los pecados del
por el fuego divino? Pero lo es inundo, aleluya.
verdaderamente aquel a quien,
en repiesentación del misterio Capitula T it. 2, 11-12
futuro, prefiguraban las piadosas
pescripciones de la ley divina, ya í a gracia de D ios Salvador
que él solo había de comunicar nuestro ha iluminado a todos
la santidad de una inm aculada los hombres, enseñándonos a re­
fecundidad a la santa Iglesia, pa­ nunciar a la impiedad y a las
ra engendrar a los pueblos ds pasiones mundanas, viviendo so­
Dios. bria, justa y religiosamente en
Te De-itm laudámus, pág. 10. este siglo.
H im no de la N ativ id a d , pág. 297.

LAUDES Y HORAS y . E l Verbo se hizo carne,


aleluya.
Ant. 1. ¡Oh adm irable unión! I£. Y habitó entre nosotros,
* E l Creador del género humano aleluya.
tomando un cuerpo animado, se Ant. del B e n e d .! — Un ad­
ha dignado nacer de la Virgen, y mirable m isterio * se nos mues­
haciéndose hombre sin el concur­ tra hoy; se renuevan las natu­
so del hombre, nos ha hecho par­ ralezas; D ios se hace hombre;
ticipantes de su Divinidad. continúa siendo lo que era y asu­
Los S alm os de D o m in ica, pág. 55. me lo que no era, sin experi­
2. Cuando nació * in efab le­ m entar m ezcla ni división.
m ente de la Virgen, entonces se L a s H o ra s son como el d ía de N a ti­
cumplieron las E scrituras: des­ v idad, excep to la s A n tífo n a s y la C a ­
pitula de T e r c ia , qu e son de Lau de*.
cendisteis com o lluvia en el v e ­
llocino, para salvar al lin aje hu­
m ano; os alabam os, oh D ios II VISPERAS
nuestro. T o do com o la s I V ís p e ra s , excepto
3. En la zarza que M oisés * lo que sig u e :
vió encendida y sin consumirse, y . E l Señor hizo manifiesta,
reconocem os vuestra gloriosa aleluya. I£. Su salvación, aleluya.
virginidad. M adre de D ios, in- . Ant. del M agnif. — ¡Oh. gran
terceded por nosotros. . * misterio de la divina heren-
cia! el seno de la Virgen se ha bre de Jesús, como se indica después,
a no ser que ocurra en uno de los días
convertido en templo de Dios: 1, 6 ó 7 de Enero, en cuyo caso del
quien ha tomado en él la carne Smo. Nombre de Jesús se celebra el dia
2 de Enero, con Conmemoración del
no ha contraído mancha algu­ día de la O ctava de san Esteban, según
na; todos los pueblos vendrán, las R úbricas. M as si en algún lugar,
en la Dom inica que ocurriere en el día
diciendo: Gloria a Vos, Señor. 2, 3 ó 4 se celebra una F iesta que deba
No se hace Conm em oración del si­ preferirse al Smo. Nombre de Jesús,
guiente O ficio. L a s Com pletas son de y no sea del Señor, se hace Conme­
D om inica. moración de la Dominica en ambas V ís ­
E l O ficio de la Dom inica si ocurriere peras y en Laudes, sacando las A n tí­
desde el día 1 al 6 de Enero, o si fonas, V ersos y O ración de la Dominica
estu viere im pedido el día 7 por la D o­ in fraoctava de la N atividad, de la
m inica in fra o ctav a de la E p ifan ía, se cual, no obstante, no se lee la L e c­
celeb rará en la V ig ilia de la misma E p :- ción I X . Del Smo. Nombre de Jesú%
fa n ía, como se dirá más abajo en su en dicho caso se celebra también O fi­
lu gar. E n el mismo d ía de la D om in i­ cio del día 2 de Enero, o el día siguien­
ca, se celebrará O ficio del Smo. N om ­ te, según las Rúbricas.
Domingo entre la Circuncisión y la Epifanía

El S a n tís im o N o m b re de J e s ú s

D oble de I I clase

I VISPERAS Capitula Philipp., 2, 8, 10


Cuando esta F iesta se celebra el día J-J e p m a n o s : Cristo se humilló a
2 de Enero, en las I I V ísp e ra s del
sí mismo haciéndose obe­
precedente, nada se reza del Smo. N om ­
bre. diente hasta la muerte, v m uer­
Ant. 1. Todo aquel * que invo­ te de cruz: por lo cual también
care el nombre del Señor, será Dios le ensalzó, y le dió nombre
salvo. superior a todo nombre, a fin de
Salmo 109, pág. 73. que al nombre de Jesús se doble
2. Su nombre es santo y toda rodilla.
terrible: * el temor del Señor es
el principio de la sabiduría. Himno
Salmo 110, pág. 74.
Jesús, cuán dulce es vues­
3. En cuanto a mí, * me
tro recuerdo! Causa la ver­
gozaré en el Señor, y me regoci­
dadera alegría de nuestros cora­
jaré en Dios, Jesús mío.
zones; pero es más suave vuestra
Salmo 1 1 1 , pág. 74.
presencia, más suave que la miel
4. Desde Levante a Ponien­ y la misma dulzura.
te, * el nombre del Señor es Nada puede cantarse más dul­
digno de alabanza. ce, nada puede oírse más agra­
Salmo 112, pág. 75.
dable, nada puede ser meditado
5. Ofreceré un sacrificio * de con más gusto que Jesús, H i­
alabanza, e invocaré el Nombre jo de Dios.
del Señor. • ¡Oh Jesús, esperanza de los
Salm o 113 , pág. 103. penitentes, cuán piadoso sois en
favor de los que os suplican! Salmo 94. — Venid, alegrémo­
¡Qué bueno sois para con los que nos, pág. 3.
os buscan! Mas ¿qué seréis para
los que os hallan?
Himno
Ni la lengua puede decirlo, ni
la pluma expresarlo: solamente esú s,Rey admirable y noble
el alma que lo ha probado, sabe
lo que es amar a Jesús.
J vencedor; dulzura inefable y
sumamente apetecible.
L a Conclusión siguiente no se cam ­ Cuando visitáis nuestro cora­
bia nunca.
zón, le ilumina la verdad, repu­
¡Oh Jesús, sed nuestra alegría, ta despreciable la vanidad mun­
Vos que sois nuestra futura re­ dana, y le abrasa la caridad.
compensa! Que nuestra gloria sea Jesús, dulcedumbre de los co­
con Vos por toda la eternidad. razones, fuente viva, luz de la
Amén. mente; Vos excedéis a todo gozo
y . Sea bendecido el nom­ y a toda aspiración.
bre del Señor, aleluya. Que todos los hombres conoz­
Desde ahora y para siem­ can a Jesús, pidiéndole que les
pre, aleluya. conceda su amor; que le busquen
Ant. del Magnificat. — El Om­ fervorosamente, y buscándole, ar­
nipotente * hizo en mí grandes dan en sus divinas llamas.
cosas y su nombre es santo, ale­ L a conclusión siguiente no se cam ­
bia nunca.
luya.
A Vos, oh Jesús, canten nues­
tras voces, a Vos proclame
Oración
nuestra vida; que nuestros co­
/^ h Dios, que constituistéis a razones os amen ahora y para
vuestro unigénito H ijo Sal­ siempre. Amén.
vador del género humano, y or­
I NOCTURNO
denasteis que se llamase Jesús;
concedednos propicio que goce­ Ant. 1. ¡Oh Señor, nuestro
mos en los cielos de la vista de dueño, * cuán admirable es
aquel cuyo nombre veneramos en vuestro nombre en toda la tierra!
i a tierra. Por el mismo nuestro E l Salmo empieza por el segundo
Señor. verso.
Los Salmos de los tres Nocturnos
No se hace Conm emoración de la son de Común de las F iestas de la
D om inica. L a s Com pletas son de D o­ B. V irge n M aria.
m inica, pág. 77.
2. Al pronunciar el nombre
de Jesús * dóblese toda ro­
MAITINES
dilla, en los cielos, en la tierra
Invitatorio. — A l admirable y en los infiernos.
nombre dé Jesús, que está sobre 3. Confesad . * al Señor, e
• invocad su nombre; acordaos que
todo nombre, * Venid, adoré-
• .mosle. su nombre es excelso.
* .
V - Por vuestro nombre, Se­ el Angel antes de que fuera con­
ñor, perdonaréis mi pecado. cebido. Pues él mismo.
Puesto que es m uy gra­
ve. Lección II Cap. 3, 9-15

D e lo s H e c h o s de lo s A p ó s to le s
Y
todo el pueblo le vió como iba
L ección I Cap. 3, 1-8 andando y alabando a Dios.
Y como le conocían por aquel
u b ía x Pedro y Juan al mismo que solía estar sentado a
templo, a la oración la limosna, en la puerta H erm o­
de la hora de nona. Y sa de¿ templo, quedaron espan­
había un hombre, cojo d es­ tados y fuera de sí con tal su­
de el vientre de su madre, ceso. Teniendo, pues, él de la
a quien traían a cuestas, y po­ mano a Pedro y a Juan, todo el
nían todos los días a la puerta pueblo, asombrado, vino corrien­
del templo, llamada la Hermosa, do hacia ellos a l lugar llamado
para pedir limosna a los que pórtico de Salomón. Lo que vien­
entraban en él. Pues como éste do Pedro, habló a la gente de
viese a Pedro y a Juan que iban esta manera: ¡Oh hijos de Israel!
a entrar en el templo, les rogaba ¿por qué os m aravilláis de esto,
que le diesen limosna. Pedro en­ y por qué nos estáis mirando a
tonces, fijando con Juan la vista nosotros, como si por virtud o
en este pobre, le d ijo: Atiende potestad nuestra hubiésemos he­
hacia nosotros. E l los miraba de cho andar a este hombre? El
hito en hito, esperando que le D ios de Abrahán, el D ios de
dieran algo. M as Pedro le d ijo: Isaac, y el D ios de Jacob, el
Plata ni oro yo no tengo, pero D ios de nuestros padres ha glo­
te doy lo que tengo: En el nom ­ rificado a su H ijo Jesús, a quien
bre de Jesucristo N azareno le­ vosotros habéis entregado y ne­
vántate, y camina. Y cogiéndole gado en el tribunal de Pilato,
de la mano derecha, le levantó, y juzgando éste que debía ser pues­
al instante se le consolidaron las to en libertad. M as vosotros re­
piernas y las plantas. Y dando negasteis del Santo y del Justo,
un salto de gozo se puso en pie, y pedisteis que os hiciese gracia
y echó a andar, y entró con ellos de la vida de un homicida. D isteis
en el templo andando por sus la m uerte al autor de la vida,
propios pies, y saltando y loando pero D ios le ha resucitado de
a Dios.' entre los muertos, y nosotros so­
. He aquí que concebirás mos testigos de su resurrección.
y darás a luz un hijo, y le llam a­ Su poder es el que, mediante la
rás .Jesús. * Pues él mismo sal­ fe en su nom bre, ha consolidado
vará a su puebla de sus pecados. a éste que vosotros visteis y co.
y . H a sido llam ado Jesús, con nocisteis; de modo que la fe que
cuyo nombre fué llam ado por de el proviene, es la que ha cau­
sado esta perfecta curación de­ nido a ser principal piedra del
lante de todos vosotros. ángulo. Fuera de él no hay que
. Bendito es vuestro nom­ buscar la salvación en ningún
bre, oh Dios de nuestros padres, otro. Pues no se ha dado a los
ya que cuando os enojareis, os hombres otro nombre debajo del
acordaiéis de la misericordia, * cielo, por el cual debamos sal­
Y en el tiempo de la tribulación varnos.
perdonaréis los pecados, y . Ben­ . Alabaré constantemente
dito sea el nombre de vuestra vuestro nombre, * Y lo ensalzaré
majestad para siempre, Vos que con mi confesión, y . M e ale­
sin auxilio ajeno realizáis mara­ graré y regocijaré en Vos; canta­
villas. Y en. ré vuestro nombre, oh Altísimo.
Y . Gloria al Padre. Y .

L ección III Cap. 4, 5-12 II NOCTURNO

JS L día siguiente se congrega- Ant. 1. Ellos recordarán, *


k ron en Jerusalén los .jefes, Señor, vuestro nombre por to-
y los ancianos, y los escribas, da£ las generaciones.
con el pontífice Anás y Caifás, 2. Glorificad * conmigo al
y Juan y Alejandro, y todos los Señor; ensalcemos su nombre
que eran del iin aje sacerdotal. Y todos juntos.
haciendo comparecer en medio a 3. Todas las naciones * que
los Apóstoles, les preguntaron: habéis creado vendrán, se pros­
¿Con qué potestad, o en nombre ternarán ante Vos, Señor, y glo­
de quién habéis hecho esa cu­ rificarán vuestro nombre.
ración? Entonces Pedro, lleno del y . Libradnos, Señor, por el
Espíritu Santo, les respondió: honor de vuestro nombre. I£. Y
Principes del pueblo, y vosotros por amor a vuestro nombre per­
ancianos, escuchad: Y a que en donad nuestros pecados.
este día se nos pide razón del
S ermón de san B ernardo, A bad
bien que hemos hecho a un hom­
bre tullido, y que se quiere sa­ Sermón 15 sobre el Cantar, cerca del
medio
ber por virtud de quién ha sido
curado, declaramos a todos vos­ Lección IV
otros y a todo el pueblo de Is­
rael, que la curación se ha hecho o en vano el Espíritu S
en nombre de nuestro Señor J e ­ to compara el nombre del
sucristo Nazareno, a quien vos­ Esposo al óleo, cuando
otros crucificasteis y Dios ha re­ así enseña a la esposa que llame
sucitado. En virtud de tal nom­ al Esposo: “ Oleo derramado es
bre se presenta sano ese hombre tu nombre” . Pues el óleo ilumina,
a vuestros ojos. Este Jesús es esfuerza y unge. Mantiene el
aquella piedra que vosotros dese­ fuego, alimenta la carne y sua­
chasteis al edificar, la cual ha ve­ viza el dolor. Es luz, manjar,
medicina. Considera ahora que ¿Por ventura esta luz no alum­
esto se realiza en el nombre del bró los ojos de cuantos contem­
Esposo. Ilumina predicado, ali­ plaron este nombre saliendo de la
menta meditado, invocado alivia boca de Pedro como un rayo,
y unge. Si no, consideremos esto dando fuerza y vigor al que hasta
por partes. ¿D e dónde piensas entonces había sido cojo, e ilu­
que en todo el orbe se propagó minando a muchos espiritualmen­
tan grande y tan rápidamente la te ciegos? ¿Acaso no esparció
luz de la fe, sino a causa de la fuego, cuando dijo: “ En nombre
predicación del nombre de Je­ de Jesucristo Nazareno, levántate
sús? ¿Acaso no fuimos llamados y anda” ?
por Dios a su admirable luz de I*. Confesemos vuestro gran­
otra suerte que con la luz de este de nombre, * Porque es terrible
nombre, con la cual esclarecidos y santo, V . Unos fían en sus ca­
y viendo la luz con esta luz, diga rros de guerra, otros en sus cor­
con verdad Pablo: “ Fuisteis a l­ celes; mas nosotros invocaremos
guna vez tinieblas, mas ahora sois el nombre del Señor nuestro
luz en el Señor” ? . Daos. Porque.
K . Esperen en Vos los que
han conocido vuestro nom bre: Lección VI
* Porque jamás abandonáis a
nombre de Jesús no es so­
los que os buscan, Señor, y . L e­
lamente luz, es también man­
vantaos, Señor, ayudadnos y li­
jar. ¿Acaso no te sientes con­
bradnos por vuestro nombre.
fortado cuantas veces le recuer­
Porque.
das? ¿Qué otro alimento como
él así sacia la mente del que me­
Lección V
dita? ¿Qué otro m anjar así re­
mismo Apóstol recibió el para los sentidos fatigados, es­
encargo de predicar este nom­ fuerza las virtudes, vigoriza las
bre delante de los reyes, de las buenas y honestas costumbres, y
naciones y de los hijos de Israel. fomenta las castas afecciones?
Y llevaba este nombre como una Todo alimento del alma es árido
antorcha, y con él iluminaba su si con este óleo no está sazona­
patria y clamaba en todas par­ do; es insípido si no es condi­
tes: “ La noche está ya m uy avan­ mentado con esta sal. Si escri­
zada, y va a llegar el día. D e -' bes, no me deleita, a no ser que
jemos, pues, las obras de las ti­ leyere el nombre de- Jesús. Si
nieblas, y revistámonos de las disputas o conversas, no me pla­
armas de ía luz, andemos con de­ ce, si no oigo el nombre de Je­
cencia, como se suele andar du­ sús. Jesús es miel en la boca,
rante el día” . Y a todos mos­ melodía en los oídos, alegría en
traba la antorcha sobre el.cande- el corazón. ¿Está triste alguno
lero, anunciando en todas partes de vosotros? Venga a su cora­
a Jesús, y a éste crucificado. zón J e s ú s jty .d e allí salga a la
boca. Y he aquí que apenas apa­ to por nombre Jesús. Y lo que
rece el resplandor de este nom­ sigue.
bre, desaparecen todas las nubes,
y todo queda sereno. ¿Ha caído H o m i l í a d e s a n B e r n a r d o , A b a d
alguno en algún crimen, y está
próximo a Ja desesperación? ¿Por Sermón 1 d: la Circuncisión

ventura si invoca el nombre de la


d m ira b le y grande mis­
vida, no respirará al instante
terio! El niño es circun­
confiadamente?
cidado, y se le da el nom­
. Alégrense todos los que
bre de Jesús. ¿Qué significa esta
esperan en Vos, Señor. Eterna­
conexión? Pues la circuncisión
mente se regocijarán, y habitaréis
más propia parece del que ha de
en ellos, y en Vos se gloriarán
ser salvado que del Salvador, y
* Los que aman vuestro nombre.
más propio es que el Salvador cir­
X . Señor, avanzarán a la luz de
cuncide que no que sea circunci­
vuestro rostro, y en vuestro
dado. Mas, reconoce al mediador
nombre se gozarán todo el día
de Dios y de los hombres, el cual
Los que. Gloria al Padre. Los
desde el principio de su natividad
que.
junta lo humano con lo divino,
III NOCTURNO lo ínfimo con lo más excelso.
Ant. 1. Cantad al Señor, * y Nace de mujer, pero de tal suerte
bendecid su nombre; anunciad de que el fruto de la fecundidad no
día en día su salvación. la prive de la flor de la virgini­
2. Como vuestro nombre * dad. Es envuelto en pañales, pero
oh Dios, así vuestra alabanza estos pañales son honrados con
resuena hasta el fin del mundo; alabanzas angélicas. Se esconde
vuestra diestra está llena de jus­ en el pesebre, pero es descubier­
ticia. to por los rayos de una celestial
3. Cantad a Dios, * ento­ estrella. D e este modo la circun­
ngad un himno a su nom bre; cisión prueba la verdad de la na­
allanad el camino a quien sube turaleza humana, y el nombre
hacia Occidente: el Señor es su que es superior a todo nombre,
nombre. ’ manifiesta la gloria de la m ajes­
V . Tributad al Señor gloria tad. Es circuncidado como ver­
y honor. I£. Tributad al Señor dadero hijo de Abrahán; es lla­
h gloria debida a su nombre. mado Jesús porque por natura­
leza es verdadero H ijo de Dios.
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io I£. He experimentado la tri­
seg ú n san L ucas bulación y el dolor. * Y he invo­
cado el nombre del Señor. T ­
Lección VII Cap. 2, 21 El nombre del Señor, es cual to­
J ^ n aquel tiempo: Llegado el rre fortísim a, en él he esperado,
día octavo, en que debía ser y he. sido socorrido. Y he invo­
circuncidado el Niño, le fué pues­ cado el nombre del Señor.
desde aquei instante empezó a
realizar nuestra salud, derraman­
"M 1jestk o Jesús no lleva el nom­ do por nosotros su sangre in­
bre vanamente o sin sen­ maculada. Y así, no deben p re ­
tido como los que en él le prece­ guntar ya los cristianos por qu«
dieron. N o hay en él la sombra de haya querido Cristo ser circunci­
un gran nombre, sino la verdad. dado. Fué circuncidado por el
Y a que, según nos indica el E van­ mismo fin por que nació y por
gelista. su nombre le fué impues­ el que padeció. Nada de esto
to por el cielo, y con él fué lla­
por su causa, sino que todo
mado por el Angel antes de ser fué en bien de los elegidos.
concebido. Considera la profun­
N i nació en pecado; ni fuá
didad de la palabra: “ Después
circuncidado por el pecado, ni
que nació Jesús” . Jesús es llam a­
murió por sus pecados, sino por
do por los hombres, el cual así
nuestros delitos. El nombre fué,
fué llamado por el Angel, antes
dice, pronunciado por el Angel
de ser concebido. E l mismo es
antes de ser concebido. Con toda
el Salvador del Angel y del hom ­
propiedad, se dice que fué llam a­
bre. D el hombre desde su encar­
do, no que le fuera impuesto,
nación, del Angel desde el prin­
pues este nombre le es propio
cipio de la creación. D ice que
desde la eternidad. Por su m is­
le fué puesto el nombre de J e ­
ma naturaleza le es propio el ser
sús, nombre que le puso el A n ­
Salvador. Éste nombre le es in­
gel. D e consiguiente en la pa­
nato, no lo debe a criatura algu­
labra de dos o tres testigos se
na humana o angélica.
halla toda verdad, y la misma Te Dcum laudámus, pág. 10.
palabra de D ios que según el
P rofeta fué abreviada, más cla­ LAUDES Y HORAS
ramente se lee en el Evangelio
que fué hecho carne. Ant. i. Bálsamo derramado
1$. Esperaré en vuestro nom ­ es vuestro nombre; * por esto os
bre, Señor. * Porque es bue­ aman tanto las jovencitas.
no en presencia de vuestros san­ Los Salmos de Dominica, pág. 55.

tos. y . Para confesar vuestro 2. Sabed * que el Señor es


santo nombre y gloriarnos en Dios, cuyo nombre es eterno.
vuestra alabanza. Porque. Gloria 3. M i alma está sedienta *
al Padre. Porque. de vuestro sanfo nombre, Señor.
4. E l nombre bendito de
L ecció n IX vuestra gloria * es gttnto, lauda­
Sermón 2 de la Circuncisión
ble y digno de ser ensalzado
por los siglos.
uy propiam ente al ser cir­ 5. M ancebos y doncellas, *
cuncidado el Niño nacido ancianos y niños alaben el nom­
para nosotros, se le da el nombre bre del Señor; pues sólo.su nom­
de Salvador, por lo mismo que bre es grande. . . .
L a O ración es la misma que en
V ísperas. Los Salmos de las Hora»
son de Dominica. Los de PrimS como
J - | e r m a n o s : Cristo se humilló a en las Fiestas.
sí mismo haciéndose obe­
diente hasta la muerte, y muerte TERCIA
de cruz. Por lo cual también Dios L a Capitula es la de Laudes, pági­
le ensalzó, y le dió nombre su­ na 351.
perior a todo nombre, a fin de I£. br. Sea bendito el nombre
que al nombre de Jesús se doble del Señor, * Aleluya, aleluya.
toda rodilla. Sea. y . Desde ahora y para
siempre. Aleluya, aleluya. Gloria
Himno al Padre. Sea.
y . Tributad al Señor gloria y
e s ú s , gloria de los Angeles; a

J honor, aleluya. I£. Tributad al


los oídos dulce melodía, miel Señor la gloria debida a su nom­
dulcísima a la boca, y néctar ce­ bre, aleluya.
lestial para el corazón.
Los que a Vos gustan, sienten SEXTA
aún hambre; los que a Vos be­
ben, aun tienen sed; nada saben Capitula Philipp., 2, 10-11
desear sino a Jesús, a quien aman.
Oh mi dulcísimo Jesúsu espe­ nombre de Jesús se doble
toda rodilla en el cielo, en la
ranza del alma que suspira; a Vos
tierra y en el infierno, y toda
claman las piadosas lágrimas, a
lengua confiese que el Señor Je­
Vos la voz de lo más íntimo del
sucristo está en la gloria de Dios
corazón.
Padre.
Quedaos con nosotros, oh Se­
I£. br. Tributad al Señor glo­
ñor, e iluminadnos con vuestra
ria y honor, * Aleluya, alelu­
luz; ahuyentad las tinieblas del
ya. V". Tributad al Señor la
alma, y llenad el mundo con
gloria debida a su nombre. Ale­
vuestra dulzura.
luya, aleluya. G loria al Padre.
1i L a sigu ien te C o nclusión no t*.
m uda nunca. Tributad.
y . Glorificad conmigo al Se­
Jesús, flor de la Virgen Madre,
ñor, aleluya. 1^. Y ensalcemos su
amor nuestro dulcísimo, para Vos
nombre todos juntos, aleluya.
sean las alabanzas, el honor del
nombre, y el reino de la beatitud.
NONA
Amén.
N uestro auxilio está en Capitula Coios., 3, 17
el nombre del Señor. I y . Que
hizo el cielo y la tierra. ' T o d o cuanto hacéis, sea de pa­
Ant. del Bened. — Se entregó labra o de obra, hacedlo to­
para librar al pueblo, * y para do en nombre de nuestro Señor
adquirir para sí- un nombre eter­ Jesucristo, dando por medio de
no, aleluya. él gracias a Dios Padre.
1^. br. Glorificad conmigo al MAITINES
Señor, * Aleluya, aleluya. Glori­ NOCTURNO
ficad. y . Y ensalcemos su nom­
D e la E písto la a los R omanos
bre todos juntos. Aleluya, ale­
luya. Gloria al Padre. Glorificad. Lección I Cap. 5, 1-5
y . Nuestro auxilio está en el
nombre del Señor, aleluya. I£. pues, por la
u s tific a d o s,

Que hizo cielo y tierra, aleluya. fe, mantengamos la paz


con Dios mediante nues­
II VISPERAS tro Señor Jesucristo. Por el cual
asimismo, en virtud de la fe, te­
í Cuando esta F iesta se celebra el
día 5 de Enero, las V ísp era s se dicen nemos cabida en esta gracia, en
de la siguiente F estivid a d , con Conm e­ la cual permanecemos firmes, y
moración del precedente.
Todo como en las prim eras, excepto nos gloriamos esperando la glo­
la siguiente ria de los hijos de Dios. N i nos
Ant, del M agníficat.— Le lla­ gloriamos solamente en esto, si­
marás Jesús, * ya que él salvará no también en las tribulaciones,
de sus pecados a su pueblo, ale­ sabiendo que la tribulación ejer­
luya. cita la paciencia. La paciencia
Las Com pletas son de D om inica,,
sirve a la prueba, y la prueba
lȇg. 77. produce la esperanza, esperanza
que no queda burlada, porque la
caridad de Dios ha sido derra­
D ía 2 de Enero mada en nuestros corazones por
medio del Espíritu Santo, que
Octava de san Esteban nos ha sido dado.
Los R R. del I Nocturno da la
Protom ártir Fiesta de la Circuncisión, pág. 338.

Simple
Lección II Cap. 5, 6-9
H Las A n tifo n a s y Salm os para to­
das las H oras, y el V erso del único P>orque ¿de dónde nace que
Nocturno se dicen de la F e ria o cu rre n ­ Cristo, estando nosotros to­
te, como en el S alterio. Lo demás,
como en el d ia de la F ie sta , -excepto davía enfermos, al tiempo señala­
las Lecciones y la O ración siguiente. do murió por los impíos? A la
Lo mismo se observa en los dos sigu ie n ­
tes días, en los cuales, no obstante, se verdad apenas hay quien quisie­
dice la O ración del día de la F iesta se morir por un justo; tal vez se
respectiva.
II L as Lecciones de la E pístola de hallaría quien tuviese valor para
san Pablo a los Rom anos designadas dar su vida por Un bienhechor.
para^ este triduo, siem pre se leen en
su día respectivo, con sus R esponsorios, Pero lo que hace brillar más la
en todo Oficio de n ueve Leccio nes ocu­ caridad de Dios hacia nosotros, es
rrente, que no tenga Lecciones propias
o de Com ún, según la s Rúbr.<_as. En que entonces mismo cuando éra­
éstas, no obstante, se om ite el G ló r ii mos aún pecadores, fué cuando al
P a tri del I I Responsorio, y ta L e c ­
ción I I I , con su Responsorio, se dic»
tiempo señalado, murió Cristo
como se aiivierte en sus lu gares. por nosotros. Luego es claro que
ahora, con mayor motivo, estan­ mos obtenido ahora la reconcilia­
do justificados por su sangre, nos ción. Por tanto, así como por un
salvaremos por él de la ira de solo hombre entró el pecado en
Dios. este mundo, y por el pecado la
muerte; así también la muerte se
S e r m ó n de san A g u s t ín , O bispo fué propagando en todos los hom­
bres, por aquel en quien todos
Serm ón 2 de san Esteban
pecaron.
Lección III
Oración
( C risto , cabeza de los Mártires,
primeramente padeció por Q h Dios omnipotente y eter­
nosotros, dejándonos su ejemplo no, que consagrasteis las
para que sigamos sus vestigios. primicias de los Mártires con la
Habiéndolos seguido el beatísimo sangre del bienaventurado levita
Esteban, fué lapidado por los Ju­ Esteban; os rogamos nos conce­
díos por haber confesado a Cris­ dáis que sea nuestro intercesor,
to. D e esta suerte mereció la co­ aquel que también rogó por sus
rona que parece designar su perseguidores a nuestro Señor
nom bre; ya que Esteban en grie­ Jesucristo vuestro H ijo : E l cual
go, es lo mismo que corona en vive y reina.
latín. Su nombre significaba co­ L a s V ísp e ra s son del siguiente O ficio.
rona, por lo cual llevaba ya de
antemano en su nombre un pre­
sagio de la palma del martirio. D ía 3 de Enero
A l ser apedreado, no sólo no es­
peraba vengarse de sus persegui­
Octava de san Juan
dores, sino que más bien pedía Apóstol y Evangelista
a Dios indulgencia en favor de Sim ple
ellos.
1 L a s A n tífo n as y Salm os para to­
T e Deutn laudámus, pág. 10.
das las H oras y el V . del único N oc­
En los O ficios de nueve Lecciones,
turno se dicen de F e ria ocu rren te; lo
om itido el Glória P a tri en el I I R es­
demás como se pone a continuación.
ponsorio, se d ice:

Lección III Rom., 5, 10-12 MAITINES


NOCTURNO
C i cuando éramos enemigos de
Dios, fuimos reconciliados D e l a E p í s t o l a a l o s R o m a n o s
con él por la muerte de su H ijo,
Lección I Cap. 6, 1-5
mucho más estando ya reconcilia­
dos, nos salvará por él mismo u i diremos, pues? ¿habre­
resucitado y vivo. Y no tan sólo mos de permanecer en
. eso, sino que también nos gloria­ pecado para dar motivo
mos en Dios por. nuestro Señor a que la gracia sea copiosa? No .
Jesucristo, por cuyo meidio he­ io perm ita Dios. Porque estando
I . B rev . 32
ya muertos al pecado, ¿cómo he­ D el T ratado de san A g u stín ,

mos de vivir en él? ¿N o sabéis O b ispo , sobre san J uan


que cuantos hemos sido bautiza­
dos en Jesucristo, lo hemos sido Lección III Tratado 36
con su m uerte? En efecto, en el r \ E los cuatro Evangelios, o me­
bautismo hemos quedado sepul­ jor dicho de los cuatro libros
tados con él muriendo al pe­ de un mismo Evangelio, no sin
cado, a fin de que así como Cristo m otivo el de san Juan Apóstol es
resucitó de muerte a vida para comparado en sentido espiritual
gloria del Padre, así también pro­ al águila, ya que su autor ele­
cedamos nosotros con nuevo te­ vó su predicación a regiones mu­
nor de vida. Que si hemos sido
cho más sublimes que los demás,
injertados en él por medio de la y levantándose por encima de
representación de su muerte,
ellos quiso m ovem os a elevar
igualmente lo hemos de ser repre­
nuestros corazones. Los otros
sentando su resurrección.
Evangelistas parecen andar junto
Los R R . del I I Nocturno de la F ie s­
ta de la Circuncisión, pág. 339. al Señor en la .tierra, considerán­
dole como hombre, y pocas co­
Lección II Cap. 6, 6-11 sas dijeron de su divinidad; mas
Juan, como pesaroso de andar so­
J -J a c i é n d o n o s cargo, que nues­ bre la tierra, ya desde el prin­
tro hombre viejo fué cru­ cipio del Evangelio, se elevó no
cificado juntam ente con él, para sólo sobre la tierra, sino sobre
que sea destruido en nosotros el todo el aire y cielo, y aun más
cuerpo del pecado, y ya no v iv a ­ sobre todo el ejército de los A n ­
mos más al pecado. Pues quien
geles y sobre todas las P otes­
ha muerto, queda ya justificado
tades invisibles, y llegó hasta
del pecado. Y si nosotros hemos
Aquel por quien fueron hechas
muerto con Jesucristo, creemos
todas las cosas, diciendo: “ En
que vivirem os tam bién juntam en­ el principio era el Verbo, y el
te con Cristo. Sabiendo que C ris­
Verbo estaba en Dios y el Verbo
to resucitado de entre los m uer­ era D io s” .
tos no muere ya otra vez; y que
T e D e u m laudám us, pág. 10.
la m uerte no tendrá ya dominio E n el O ficio de n u eve L ecciones,
sobre él. Porque en cuanto al om itido el G lo ria P a tr i en el I I R es­
ponsorio, se d ic e :
haber m uerto, como fué por des­
truir el pecado, m urió una sola
L ección III' Rom ., 6, 12-18
vez, mas en cuanto al vivir, vive
para D ios. A sí, ni más ni menos, o reine, pues, el pecado en
vosotros considerad tam bién que vuestro cuerpo m ortal, de
en realidad de verdad estáis modo que obedezcáis a sus con­
m uertos al pecado, y que vivís cupiscencias. N i tampoco aban­
y a para D io s en Jesucristo Se-, donéis más vuestros miembros al
ñor nuestro. pecado para servir de inst rumen-
Ut. T A VA Dt LOS SANTOS INUCKNTfcS 355,

to a la iniquidad; sino antes bien ley), que la ley no domina sobro


entregaos todos a Dios, como re­ el hombre, sino mientras éste
sucitados de muerte a vida, y ofre­ vive? Así es que una mujer ca­
ced a Dios vuestros miembros sada está ligada por la ley al ma­
para servir de instrumento a la rido mientras éste vive; mas en
justicia. Porque el pecado no se muriendo su marido, queda li­
enseñoreará ya de vosotros, si no bre de la ley que la ligaba al ma­
queréis; pues no estáis bajo el rido. Por cuya razón será te­
dominio de la ley, sino de la gra­ nida por adúltera si viviendo su
cia. ¿M as qué? ¿pecaremos, ya marido, se junta con otro hom­
que no estamos sujetos a la ley, bre; pero si el marido muere
sino a la gracia? No lo permita queda libre del vínculo, y puede
Dios. ¿N o sabéis que si os ofre­ casarse con otro sin ser adúltera.
céis por esclavos de alguno para E l R. de la Lección V I I de la Fiesta
de la C ircuncisión , pág. 341.
obedecer a su imperio, quedáis
esclavos de aquel a quien obede­ Lección II Cap. 7, 4-6
céis, bien sea =del pecado para la
muerte, bien sea de la obediencia A s í también vosotros, herma­
para la justicia? Pero gracias a nos míos, quedasteis muer­
Dios, vosotros, aunque fuisteis tos a la ley en virtud de la muer­
siervos del pecado, habéis obede­ te del Cuerpo de Cristo, para
cido de corazón a la doctrina, se­ ser de otro, esto es, del que resu­
gún cuyo modelo habéis sido for­ citó de entre los muertos, a fin
mados. Con lo que libertados del de que nosotros produzcamos fru­
pecado, habéis venido a ser sier­ tos para Dios. Pues cuando vivía­
vos de la justicia. mos según la carne, las pasiones
L a s V ísp e ra s son del siguiente Oficio. de los pecados excitados por cau­
sa de la ley, mostraban su eficacia
D ía 4 de Enero en nuestros miembros, en hacer­
les producir frutos para la muer­
Octava de los Santos te: pero añora estamos ya exen­
Inocentes tos de esta ley de muerte, que
M ártires nos tenía ligados, para que sirva­
Sim ple mos a Dios, según el nuevo es­
L a s A n tífo n a s, Salm os y el V . son píritu, y no según la letra anti­
de la feria ocurrente.
gua.'k
El R. de la Lección V I I I de la
MAITINES Fiesta de la C ircunscisión , p á g .'3 4 1.
NO CTUR NO
S erm ón de san A g u st ín O bispo
D e la E p ís t o l a a los R om anos
Serm ón 1 de los Inocentes
Lección I Cap. 7, 1-3
Lección III
g n o r á is acaso, herm anos
(ya que hablo con los que A L nacer el Señor, el llanto
si.a están instruidos en la comenzó, i h en el cielo sino
en el mundo; comienza el llanto el pecado de la codicia estaba
de las madres, el goz.< en los como muerto. Y o también vivía
ángeles y la muerte en los infan­ en algún tiempo sin ley. Mas así
tes. Dios es quien ha nacido; que sobrevino el mandamiento,
son debidas víctim as inocentes a revivió el pecado.
la víctima que vino para conde­ El R. de la lección I I I de la F ie s­
nar la maiicia del mundo. Los cor- ta de la C ircu ncisión , pág. 339.
L as V ísp era s de siguiente, con Con­
deritos debían ser inmolados, ya m emoración de san T elesforo Papa y
que el Cordero que quita los pe­ M ártir-
cados del mundo debía ser cruci­
ficado. Mas las madres, cual ove­
jas. se lamentan, porque pierden D ía 5 de Enero
a aquellos corderitos que balan
sin tener apenas voz. ¡Gran mar­ Vigilia de la Epifanía
tirio, cruel espectáculo! La espa­ I I clase. Sem idoble
da se desenvaina sin motivo. R u ­
ge únicamente la envidia, ya que 1f E l O fic io de esta V ig ilia tiene la
equivalencia del O ficio de D om inica,
Aquel que ha nacido a nadie ha que o cu rriere del dia 1 al 5 de En ero,
hecho violencia. Pero contemple­ o que fu e re im pedido por una F iesta
que sobrevin iera o por la D om inica in-
mos las madres que lloran sobre frao cta va de la E p ifa n ía . G oza, per lo
sus corderos. “ Una voz ha sido tanto, de todos los privilegios de la
Dom inica asi en la con cu rren cia en
oída en Ramá, muchos llantos y las I V ísp e ra s como en la ocu rren cia,
gemidos” , porque el depósito que y gu arda la Conm em oración en las I
V ísp e ra s, en M aitin e s m ediante la
les arrebatan, no solamente lo Lecció n I X de la H om ilía, y en L a u ­
han recibido, sino que lo han des, aun en el O ficio del Sm o. N om ­
bre de Jesú s que ocu rriere, s e jím la
dado a luz. propia R ú b rica . Todo se dice como en
T e Deum laudamus, pág. 10. la O ctava de la N ativ id a d , excepto lo
En los O ficios de n ueve L ecciones, que sigu e:
omitido el Gloria P a tri en el I I R es­
ponsorio, se dice:
I VISPERAS

Lección III Rom.; 7, 7-9 Los Salm os y A n tífo n a s son los m is­
inos que en la O ctav a de la N a tiv i­
dad, pág. 337. .
J ^ sto supuesto, ¿qué ¿iremos?
¿Es la ley la causa del pe­
cado? No digo tal. Pero sí que no Capitula Gal., 4, 1-2
acabé de conocer el pecado, sino Jerm an o s: M ientras el here.
por medio de la ley. D e suerte dero es niño, en nada se di­
que yo no hubiera advertido la ferencia de un siervo, no obstan­
concupiscencia mía, si la ley no te ser dueño de todo; sino que
dijera: No codiciarás. M as el pe­ está bajo la potestad de los tu­
cado o el deseo de éste, estimu­ tores y curadores, hasta el tiem­
lado con ocasión del mandamien­ po señalado por su padre.
to, produjo en mí toda suerte de
E l H im uo O h Jesús, R e d e n t o r , ' de
malos deseos. Porque sin la ley las vísperas de la N ativid ad , pág. 297.
. El Señor hizo manifiesta,
aleluya.
J D o r q u e los que viven según la
I* . Su salvación, aleluya.
carne, se saborean con las
Ánt. del Maguí}. — El niño
cosas que son de la carne, cuando
Jesús * adelantaba en edad y sa­
los que viven según el espíritu
biduría, delante de Dios y de los
gustan de las que son del espíritu.
hombres.
La Labiduría de la carne es una
Oración muerte, en lugar de que la sabi­
duría de las cosas del espíritu, es
(^ ) h Dios omnipotente y eterno, vida y paz. Por cuanto la sabidu­
dirigid nuestras acciones se­ ría de la carne es enemiga de Dios,
gún vuestro beneplácito; a fin de como que no está sumisa a la
que, en el nombre y por los mé­ ley de Dios, r.i es posible que
ritos de vuestro H ijo, merezca­ lo esté. Por donde los que vi­
mos abundar en frutos de buenas ven según la carne, no pueden
obras. E l cual con Vos. agradar a Dios. Pero vosotros no
S e hace Conm em oración de san Teles- vivís según la carne, sino según-
foro, diciendo la segunda O ración de
Común de un M á rtir. el espíritu, si es que el espíritu
L a s Com pletas son de Dom inica. de Dios habita en vosotros.

MAITINES Lección III Cap. 8, 9-11


I NOCTURNO
Q i alguno no tiene el Espíritu
D e la E p ís t o l a a los R om anos de Cristo, este tal no es de
Jesucristo. Mas si Cristo está en
Lección I Cap. 8, 1-4
vosotros, aunque el cuerpo esté
hay de consiguiente
ida muerto por razón del pecado de
ahora digno de condena­ Adáii, el espíritu vive en virtud
ción en aquellos que es­ de U justificación. Y si el Espí­
tán en Cristo Jesús, y que no si­ ritu de aquel Dios, que resucitó
guen la carne. Porque lo que era a Jesús de la muerte, habita en
imposible que la ley hiciese, es­ vosotros, el mismo que ha resuci­
tando como estaba debilitado por tado a Jesucristo de la muerte
la carne, hízolo Dios cuando, ha­ dará vida también a vuestros
biendo enviado a su H ijo reves­ cuerpos mortales, en virtud de su
tido de una carne semejante a la Espíritu que habita en vosotros.
del pecado, y héchole víctim a por II NOCTURNO
el pecado, mató así al pecado en
S e r m ó n d e sa n A g u s t ín , O b is p o
la carne, a fin de que la justifi­
Serm ón 13 del Tiem po
cación de la ley tuviese su cum­
plimiento en nosotros, que no v i­ Lección IV
vimos conforme a la carne, sino
conforme al espíritu. u e stro Señor Jesucristo,,
Los R R . del I N octurno de la F ie s ­ hermanos carísimos, que
ta de la C ircu n scisión , pág. 338. es eterno Creador de .to-
chs las cosas, naciendo hoy de una corrupción; permaneciendo vir­
madre, se ha constituido nuestro gen, tiene hijo, quedando pura,
Salvador. Ha nacido hoy en el pero no infecunda. Sólo ha na­
tiempo por su voluntad para con­ cido sin pecado Aquél que ha
ducirnos a la eternidad del P a­ sido engendrado sin obra de
dre. Dios se ha hecho hombre, a hombre, no por la concupiscen­
fin de hacer al hombre Dios. P a ­ cia de la carne, sino por la obe­
ra que el hombre comiera el diencia del espíritu.
pan de los Angeles, hoy el Señor
III NO CTURNO
de los Angeles se ha hecho hom­
bre. L ec c ió n del santo E van gelio

Los RR. clel I I Nocturno de la Fie s­ según san M ateo


ta de la Circuncisión, pág. 339.
L ección VII Cap. 2, 19-23
Lección V
aquel tiempo: Después de la
| - jo v ha tenido cumplimiento m uerte de Herodes, he aquí
aquella profecía que dice: que un Angel del Señor apareció
“ ¡Oh cielos! derramad desde lo en sueños a José en Egipto di-
alto vuestro rocío, y lluevan las ciéndole: Levántate, y toma al
nubes al Justo: ábrase la tierra, niño y a su madre, y vete a la
y brote al Salvador” . Ha sido tierra de Israel. Y lo que sigue.
hecho aquel que había hecho las
cosas a fin de que fuera hallado H o m ilía de san J er ón im o

aquello que había perecido. A n ­ P r esb íter o

tes que él se humillara, yo pe­ Libro 1 de los Coment, sobre el capí­


tulo 2 de san Mateo
qué. Pecó £l hombre, convirtién­
dose en reo; para librar al reo, o r estas palabras entende­
nació Dios humanado. El hom ­ mos que no sólo H ero­
bre cayó, pero D ios descendió. des, sino los sacerdotes y
Cayó el hombre m iserablemente, escribas determinaron en un m is­
bajó D ios m isericordiosam ente mo tiempo dar muerte al Señor.
Cayó el hombre por la soberbia, “ Y levantándose tomó al N iñ o .y
descendió D ios con su gracia. a su M ad re” . No dice el E van ­
gelio: Tom ó a su hijo y a su
L ección VI m ujer, sino al Niño y a su M a ­
dre, como nutricio, no como m a­
Q h m ilagro, oh prodigio, her­ rido.
manos m íos! Los derechos El R. fie la lección V I I de la Fiesta
de la naturaleza se cambian pa­ de la Circuncisión, pág. 341.
ra el hombre. N ace un Dios, uno
L ección VIII
virgen es m adre: es fecundad*
por la sola palabra de Dios. Es A A a s oyendo que Arquelao rei­
virgen y madre al mismo tiem ­ naba en Judea en lugar de
po; siendo madre, es libre de su padre Herodes, temió ir allá”
Muchos se equivocan por igno­ palabras de la Escritura, sino
rancia de la historia, creyendo el sencido. Nazareno significa
que este Heiodes cuya muerte se santo; ahora bien, toda la Es­
anuncia, es el mismo que se mo­ critura manifiesta que el Señor
fó de Jesús en la pasión. Aquel había de ser santo.
Herodes que hizo las paces con ,T e Deum laudámus, pág. 10.
Pilato, era hijo de éste, y her­
mano de Arquelao.
LAUDES Y HORAS
El R. de la Lección V I I I de la
F iesta de la C ircu n scisión , pág. 341. Las A n tifon as son de las I V ísperas
de la Circu ncisión ; lo demás de Laudes
como en la Dominica infraoctava de
Lección IX la N atividad , pág. 326. ■
S e hace Conmemoración de san Te-
D orqu e será llamado. N aza­ lesforo. No se rezan los Su fragios de
los Santos.
reno” . Si hubiera puesto un
ejemplo de las Escrituras, no
diría el Evangelista: Fué dicho Los Salmos de las H oras son de D o­
m inica: en Prim a se dicen los de la?>
por los profetas, sino: “ Según Fiestas, y en ella se omiten las P rece v
fué dicho por el P rofeta” . Mas P ara la Lección breve, se dice A sí,
pues, como en Nona. En T ercia, Sexta
diciendo ahora profetas en plu­ y Nona como el Domingo dentro de la
ral, manifiesta que no tomó las O ctava de N atividad , pág. 326
D ía 6 de Enero

La Epifanía del Señor


Doble de I dase con Octava privilegiada de I I orden

I VISPERAS Rey?. El no arrebata los reinos de


la tierra; él da el reino de los
L a s A n tífon as y Capitula son de L a u ­
des; los Salm os, de D om inica, página cielos.
73, excepto el últim o, que es el 116, Los M agos siguen la estrella
pág. 92.
que les precede; con su luz bus­
Himno can la verdadera luz, y confie­
san a Dios con sus dones.
^ ruel Herodes, ¿por qué te ­ El celestial Cordero desciende
mes la venida de un Dios en este día a las riberas del Jor-

1. L a noticia m ás an tigu a que se tiene respecto de la E p ifa n ía la debemos


a Clem ente de A le ja n d ría . E l nos cuenta que los B asilian o s celebraban el día
del Bautism o de C risto con una festiv id ad precedida de v ig ilia . N o estaban
acordes respecto de ¡a fech a, ya que m ientras unos la celebraban el día 10
de Enero, los otros lo hacían el día 6. No sabemos en que momento esta
fiesta fu é aceptada por la iglesia ortodoxa de O rien te, lo que sí nos consta es
que a mediados del siglo cu arto , la fiesta del 6 de •'Eir.ro era ya relebrada u n i­
versalm ente. En esta fiesta se celebraba una triple conm em oración: “ L a del N a ­
cim iento de Jesú s; la de la adoración de los M agos, y la del B a u tism o ” . P r i ­
m eram ente, ni en Rom a, n i en l i Igle sia de A fr ic a era conocida esta fiesta de la
E p ifan ía. E n efecto, no la vem os indicada en los m ás antigu os m artirologios.
P ero más tarde, desde el com ienzo del siglo quinto, exceptuados los D onatistas,
que po la quisieron aceptar, fu é celebrada con la más grande solem nidad por
todo el O ccidente. E l ca rácte r propio de la E p ifa n ía en toda la litu rg ia rom ana,
consiste en celebrar principalm ente la m an ifestación de Jesu cristo como el d ivino
S alvad or de todos los pueblos, y en reconocer en E l, no sólo la n atu ra leza hum ana,
sino, y, m uy especialm ente, su divinidad. E l tiempo de E p ifa n ía es m ás o
menos largo, según que la fech a de la P ascu a adelante o retarde. Cuando las
sei» D om inicas que preceden a S eptu agésim a, no pueden c e l^ 'a r s e por ser
más próxim a la P ascu a; entonces se celebran después de P entecostés. '
dán; en este baño nos lava y pu­ D urante la O ctava se dice:
rifica de los pecados que no ha y . Señor, abrid mis labios.
cometido. Invitatorio.— Cristo se nos ha
¡Oh nuevo prodigio de su po­ aparecido. * Venid, adorésmosle.
der! E l agua dócil al mandato di­ El Himno Cruel Herodes, como en
las I Vísperas, pág. 3.
vino muda su naturaleza y se en­
rojece dentro de las vasijas, con­
virtiéndose en vino. I NOCTURNO
¡Oh Jesús que os habéis mos­ Ant. 1. Ofrecedle al Señor, *
trado a los pueblos gentiles! a oh hijos de Dios; prosternaos an­
Vos sea la gloria con el P a­ te el Señor en su santa morada.
dre y el Espíritu Santo por los Salmo 28, pág. 91.
siglos eternos. Amén. 2. Un río de aguas abundan­
A sí concluyen los H im nos durante tes * regocija, aleluya, la ciu­
toda la O cta v a , a no ser que tengan
que con clu ir de otra m anera, según las
dad de Dios, aleluya.
R ú b ricas. Salm o 45, pá?. 135.

y . Los reyes de Tarsis y 3. Cantad a nuestro Dios,


de las islas ofrecerán dones. : cantad; cantad a nuestro Rey,
I£. Los reyes de Arabia v cantadle sabiamente.
Salm o 46, pág. 89.
Sabá presentarán ofrendas.
Ant, del Magnij. — Los M a­ y . Prostérnese ante Vos to­
gos, * viendo la estrella se di­ da la tierra, y cante a la gloria
jeron m utuamente: Esta es la se­ de vuestro nombre. í^. Entone
ñal del gran R ey : vayamos y himnos en vuestro honor, Señor.
busquémosle, y ofrezcámosle pre­
D e l P r o fet a I sa ías
sentes, el oro, incienso y mirra.
Lección I Cap. 55, 1-4
Oración
e d ie n to s , venid todos a

Q h Dios, que en este día m a­ las aguas: y vosotros que


nifestasteis vuestro Unigé- no tenéis dinero, apresu­
to K ijo a los gentiles guiados por raos, comprad y comed. Venid,
una estrella: concedednos propi­ •comprad sin dinero y sin ninguna
cio. que pues ya os conocemos otra permuta vino y leche. ¿Por
por la fe, lleguemos hasta la con­ qué expendéis vuestro dinero en
templación de vuestra gloria ine­ cosas que no son alimento, y em­
fable. P or el mismo Jesucristo. pleáis vuestras fatigas en lo que
no puede saciaros? Escuchadme
MAITINES con atención, y alimentaos del
buen manjar, y vuestra alma se
En el día de la F iesta. recreará en lo más sustancioso.
Rezados el Pa ter noster, A v e Marta
y Credo, y om itidos el y . Señor, abrid Prestad oídos, y venid a mí. Es­
m is labios, el In vitatorio con el S a l­ cuchad, y vuestra alma hallará
mo V en id y el H im no, se empieza por
la A n tífo n a O freced al Señor. vida, y asentaré con vosotros
'1
alianza sempiterna, en cum pli­ pueblos. Te verás inundada de
miento de las misericordias pro­ una muchedumbre de camellos,
metidas a David. He aquí que de dromedarios de Madián y de
yo voy a presentarle por testigo Efa. Todos los Sabeos vendrán a
a los pueblos, y por caudillo y traerte oro e incienso, y publica­
por maestro a las naciones. rán las alabanzas del Señor.
í El siguiente Responsorio se dice I£. En forma de paloma se
tan sólo en este día. en la Domini­
ca infraoctava, aun anticipada, y en el vió al Espíritu Santo, y se oyó la
día de la Octava. Los demás dias de voz del Padre: * Este es mi H ijo
la Octava se dice en su lugar: Tres
son los presentes, pág. 380. amado, en quien tengo puesta
Jy. H oy en el Jordán bauti­ toda mi complacencia, y . Los
zado el Señor, se abrieron los cielos se abrieron sobe él, y se
cielos, y el Espíritu Santo se pu­ oyó la voz del Padre. Este.
so sobre él como paloma, y se
Lección HI Cap. 61, 10-11; 62, 1
oyó la voz del Padre: * Este es
mi H ijo amado, en quien tengo nle regocijaré con sumo go­
puesta toda mi complacencia. zo en el Señor, y el alma mía
V - Descendió el Espíritu San­ se llenará de placer en mi D ios;
to en form a corporal como pa­ pues él me ha revestido del ropa­
loma sobre él, y se oyó una voz je de la salud, y me ha cubierto
del cielo. Este es. con el manto de la justicia, como
a esposo adornado con guirnal­
Lección II Cap. 60,1-6 da, y como a esposa ataviada con
í eván tate, oh Jerusalén, r e ­ sus joyas. Porque así como la
cibe la luz, porque ha veni­ tierra produce sus plantas, y el
do sobre ti la gloria del Señor. jardín hace brotar la semilla que
Porque he aquí que la tierra esta­ se ha sembrado en él, así el Se­
rá cubierta de tinieblas, y de os­ ñor Dios hará florecer su ju s­
curidad las naciones; mas sobre ticia y su gloria, a vista de todas
ti nacerá el Señor, y en ti se de­ las naciones. Y o me estaré, pues,
jará ver su gloria. Y a tu luz callado, sin cesar rogaré a favor
caminarán las gentes, y los reyes de Sión; por amor de Jerusalén
al resplandor de tu nacimiento. no he de sosegar hasta tanto que
Tiende tu vista alrededor tuyo, y su ju sto nazca como la luz del
m ira: todos esos se han congre­ día, y resplandezca su Salvador
gado para venir a ti; vendrán de como brillante antorcha.
lejos tus hijos, y tus hijas acu­ I£. Los reyes de Tarsis y de
dirán a ti de todas partes. E n ­ las islas ofrecerán dones: ^ Los
tonces te verán en abundancia. reyes de Arabia y de Sabá pre­
Se asom brará tu corazón, y se sentarán ofrendas al Señor, y .
ensanchará cuando vendrá a unir­ Todos vendrán de Sabá llevando
se contigo la m uchedum bre de oro e incienso. Los reyes de A ra.
naciones de la otra parte del-m ar, bia. G loria al Padre. Los reyes
cuando a ti acudirán poderosos de Arabia.
se mostraba para anunciar al Sal­
. Ant. 1. Prostérnese ante Vos vador nacido, y por otra la es­
toda la tierra, * y cante en vues­ trella conducía a los Magos pa­
tro honor; entone himnos a la ra que le adoraran. De esta suer­
gloria de vuestro nombre, oh te se verificó que desde el Orien­
Señor. te hasta Occidente, resplandecie­
Salmo 65, pág. 160. ra el nacimiento del verdadero
2. Los Reyes de Tarsis * y Rey, ya que por medio de los
de las islas presentarán ofren­ Magos los reinos de Oriente co­
das al R ey, su Señor. nocieron la verdad de lo sucedi­
•Salmo, 71, pág. 173. do, y no quedó oculto al Ro­
3. Todas las naciones * que mano imperio. '
habéis creado vendrán, y se pos­ í£. Levántate, Jerusalén, ál­
trarán ante Vos, Señor. zate resplandeciente, porque vie­
Salmo 85, pág. 212. ne tu lucero. * Y ha aparecido
y . Los reyes de Tarsis y de sobre ti la gloria del Señor, y . A
las islas ofrecerán presentes. tu luz caminarán las naciones, y
1^. Los reyes de Arabia y de los reyes al resplandor de tu sol
Sabá presentarán ofrendas. naciente, i ha aparecido.

Sermón de san L eón , P apa


Lección V
Sermón 2 de la Epifanía

í a crueldad de Herodes, pre­


Lección IV
tendiendo dar muerte en su
arísim o s, alegraos en el cuna al Rey que le infundía sos­
Señor; de nuevo os digo pechas. contribuía, sin pensarlo,
que os alegréis, ya que a esta difusión de la fe. Mientras
en breve espacio de tiempo, des­ se dedicaba a perpetrar un cri­
pués de la solemnidad del N aci­ men detestable, y procuraba, por
miento de Cristo, ha brillado la la matanza de los inocentes, des.
fiesta de su declaración, y al mis­ hacerse de aquel niño para él
mo a quien en aquel día la V ir­ desconocido, la fama de esta ma­
gen dió a luz, hoy le ha cono­ tanza publicaba por doquier el
cido el mundo. El Verbo hecho nacimiento del Rey de los cielos.
carne, así dispuso los principios La nueva se difundió tanto más
de su aparición entre nosotros, pronto y con tanto mayor pres­
que nacido Jesús se manifestase tigio, cuanto más inusitada fué la
a los creyentes y se ocultara a señal prodigiosa del cielo y más
sus perseguidores. Por lo mismo, cruel la impiedad del persegui­
ya desde entonces los cielos pu­ dor. Entonces también el Sal­
blicaron la gloria de Dios, y la vador fué conducido a Egipto,
voz de la verdad se extendió por para que aquellos pueblos entre­
toda la tierra, cuando por una gados a los antiguos errores, se
parte el ejército tle los Angeles dispusieran medrante una gracia
oculta a recibir su próxima sal­ mos > * Y hemos venido a adorar
vación, y para que, aun antes de al Señor. ~%r . Vimos su estrella en
rechazar las viejas supersticio­ Oriente. Y hemos venido. Gloria
nes, aquel país ofreciera ya mo­ al Fadre. Y hemos venido.
rada a la verdad.
III NOCTURNO
1£. Todos vendrán de Sabá,
llevando oro e incienso y publi­ Ant. — Venid, adorémosle:
cando las alabanzas del Señor. * porque El es el Señor, Dios
Aleluya, aleluya, aleluya, y . Los nuestro.
reyes deTarsis y de las islas o fr e ­ Esta Antífona se repite en el Salmo
con el orilcn siguiente:
cerán presentes, los reyes de A ra­
bia y de Sabá presentarán ofren­ Salmo 94.
das. Aleluya, aleluya, aleluya. enid, alegrémonos en el
Señor; clamemos gozosos
a Dios, Salvador nuestro.
Lección VI
Corramos a su presencia con loo­
D cr lo mismo reconozcamos, res, y entonemos alegres cánticos
carísimos, en los M agos ado­ a su-gloria.
radores de Cristo, las primicias de Ar.t. — Venid, adorémosle:
la bienaventurada esperanza. porque El es el Señor, D ios nues­
Desde aquel momento comenza­ tro.
mos a entrar en la eterna heren­ Perqué el Señor es un Dios
cia; desde aquel momento los grande, y un R ey más grande que
arcanos de la Escritura que todos los dioses.
nos hablaban de Cristo se nos En su mano está toda la ex­
pusieron de manifiesto, y la ver­ tensión de la tierra, y contempla
dad que los ciegos Judíos no las cumbres de las montañas.
quisieron recibir, esparció su luz Ant.— Venid, adorémosle: por­
por todas las naciones. Por lo que El es el Señor. D ios nuestro.
mismo honremos estie día sa­ Suyo es el mar, y él lo ha he­
cratísimo, en el que apareció el cho, y sus manos han formado
Autor de nuestra salud; y al que la tierra.
siendo infante los M agos venera­ Ant.— Venid, adorémosle: por­
ron en la cuna, nosotros adoré­ que El es el Señor, D ios nuestro.
mosle omnipotente en los cielos. Y nosotros somos su pueblo, v
Y así como ellos de sus tesoros las ovejas que él apacienta.
ofrecieron al Señor m ísticos do­ H oy mismo, si oyereis su voz,
nes, así( nosotros de nuestros no endurezcáis vuestros corazo­
corazones presentémosle lo que nes.
es digno de Dios. Como cuando excitaron mi có­
I£. Los Magos vienen de lera el día de la tentación en el
Oriente a Jerusalén, preguntan­ desierto, en donde me tentaron
do > diciendo: ¿En dónde está el vuestros padres, me pusieron a
que ha pacido, cuya estrella v i­ prueba, y vieron mis obras.
Ant.— Venid, adorémosle: por­ des, he aquí que unos Magos v i­
que El es el Señor, Dios nuestro. nieron del Oriente a Jerusalén,
Cuarenta años estuve con esU preguntando: ¿dónde está el naci­
raza de gente; y dije: Su corazón do R ey de los Judíos? Y lo que
siempre se extravía. M as ellos sigue.
han desconocido mis caminos;
contra ellos, airado, juré: No en­ H o m il ía de sa n G r e g o r io , P a p a
H om ilía 10 sobre el Evangelio
trarán en mi reposo.
Ant. — Venid, adorémosle: pJSJJjoMO en la lección evangé-
porque E l es el Señor, Dios nues­ l & m lica, hermanos carísimos,
tro. habéis oído, nacido el R ey
Gioria al Padre, y al H ijo, y al del cielo se turbó el rey de la tie­
Espíritu Santo. rra, y esto tuvo lugar porque la
Ccm o era en el principio, y grandeza humana queda confun­
ahora y para siempre, y por los dida cuando se manifiesta la ex­
siglos de los siglos. celsitud de la del cielo. Pero, he­
, Amén. mos de preguntar, ¿por qué, ha­
Ant.— Venid, adorémosle: por­ biendo nacido el Redentor, un
que E l es el Señor, D ios nuestro Angel se apareció a los pastores en
L a a n terior A n tífo n a con su Salm o Judea, mientras que no fué un
se dice tan sólo en esta noche.
Angel, sino una estrella la que
sirvió de guía a los Magos del
D u ran te la O ctav a, en su lu gar s* Oriente para venir a adorarle?
d ice:
Porque los Judíos, como que se
A n t.— Un Hom bre ha nacido * guiaban por la razón, debieron
en ella, y el mismo Altísimo la ser instruidos por una criatura
hizo inconmovible. racional, esto es, por un Angel,
Salm o 86, pág. 264.
pero los Gentiles, toda vez que
A n t.— Adorad al Señor, * ale­ no sabían valerse de la razón, de­
luya; en su santa morada, ale­ bían ser guiados para conocer al
luya. _ Señor, no por palabras sino por
Salm o 95, pág. 116. señales. En confirmación de es­
A n t.— Adorad a Dios, * ale­ to, dice san Pablo: “ Las profecías
luya: todos sus Angeles, aleluya. han sido dadas a los fieles, no
Salm o 96, pág. 141. a los infieles; mas las señales se
y . Adorad al Señor, aleluya. dan a los infieles, no a los fieles” .
1$. En su santa morada, aleluya. Y por esto a los primeros se les
dieron las profecías, como fieles,
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
no como infieles, y a los otros
seg ún san M ateo
se dieron las señales, como in­
Lección VII Cap. 2, 1-12 fieles, no -como fieles.
. La estrella que habían
J - J abeendo nacido Jesús en B e­ visto los Magos en Oriente les
- lén de Judá, reinando H ero­ pjpcedía hasta llegar al lugar en
el que había el Niño: * Mas fijó sobre el lugar en que estaba
vié.idola, se alegraron en gran el Niño. Y entrando. Gloria al
manera, y . Y entrando en la Padre. Y descubiertos.
casa, hallaron al Niño con M aría
su Madre, y postrándose le ado­ Lección IX
raron. M as viéndola.
^pODOs los elementos testifica­
ron el advenimiento de su
Lección VIII Autor. Y hablando de ellos como
ebem os también observar, que de criaturas humanas, digo que
cuando ya nuestro Redentor los cielos le reconocieron por
haya llegado a la edad perfec­ Dios, ya que al instante envia­
ta, los Apóstoles lo anunciarán ron la estrella. El mar le reco­
a esos mismos Gentiles, al paso noció, porque se dejó hollar por
que siendo aún infante y no sus pies. L a tierra le reconoció,
pudiendo aún expresarse por sus porque al tiempo de su muerte
órganos corporales, es anuncia­ se estremeció. Reconocióle el sol,
do a la Gentilidad por una es­ porque en aquel momento escon.
trella. Y esto era m uy conform e dió los rayos de su luz. Recono­
a la razón, porque era justo que ciéronle las peñas y los muros,
fuesen predicadores los que ha­ pues muriendo él, se hendieron.
Le reconoció el infierno, restitu­
blasen para darnos a conocer al
Señor después que él hubo ha­ yendo los muertos que alberga­
ba. Y con todo, a este Señor a
blado. pero que cuando él aun
quien todos los elementos insen­
no hablaba, le anunciasen los ele­
sibles confiesan, los corazones de
mentos mudos. Pero debemos ob­
los infieles judíos no le recono­
servar cuán grande fué la du­
cen en manera alguna por Dios,
reza de corazón de algunos Ju­
y más duros que las peñas, no
díos, a los cuales ni las señales
quieren abrirse a la penitencia.
que se mostraron en el nacim ien­
Las Antífonas de Laudes y la C a ­
to y en la m uerte del Señor, ni pitula son ¡as mismas que las de V í s ­
el don de las profecías, fueron peras. La Oración también es la misma
suficientes para que le recono­
cieran. LAUDES Y HORAS
R . Los M agos, viendo la es­
trella se alegraron en gran m ane­ Ant. 1. E l Señor, Salvador
ra: * Y entrando en la casa, ha­ nuestro, * engendrado antes que
llaron al N iño con M aría su M a ­ la aurora y antes de todos los
dre, y postrándose le adoraron: siglos, hoy se ha m anifestado al
mundo.
* Y descubiertos sus tesoros, le
ofrecieron como presentes, oro, Los Salmos son los de la Dominica
del primer lugar, pág. 55.
incienso y m irra, y . L a estrella
que Rabian visto los M agos en 2. H a brillado tu luz, * oh
O riente les precedía, hasta que se Jerusalén; la gloria del Señor
se ha elevado sobre ti, y los pue­ ¡Oh Jesús que os habéis m os­
blos serán dirigidos con tu luz, trado a ios pueblos Gentiles! a
aleluya. Vos sea la gloria con el Padre y
3. Los Magos, abriendo sus el Espíritu Santo por los siglos
tesoros, * ofrecieron al Señor eternos. Amén.
oro, incienso y m iira, aleluya. y . Adorad a Dios, aleluya.
4. Mares y ríos, * bendecid Tí. Todos sus Angeles, ale
al Señor; fuentes, cantad un luya.
himno al Señor, aleluya. En el día de la Fiesta y en el de
5. Esta estrella * resplandece la O ctava:
como una llama, y muestra al Ant. del Bened. — Hoy *
R ey de reyes: los Magos la vie­ la Iglesia se ha unido con su
ron y ofrecieron dones al gran celestial Esposo, ya que Cristo
Rey. en el Jordán la ha lavado de sus
maldades: los Magos se apresu­
Capitula Is., 60, 1 raron con presentes a las bodas
i e v á n t a t e , oh Jerusalén, recibe regias, y los invitados se gozan
L* la luz; porqiie ha venido la con el vino convertido del agua
luz, y ha aparecido sobre ti la aleluya.
gloria del Señor. La O ración como en las I Vísperas.
En las H oras, los Salmos son de D o­
m inica. En la misma H ora el V erso del
Himno Responsorio breve es Vos, que habéis
aparecido hoy, el cual se dice durante
Q h Belén, a ti sola se ha con­ toda la O ctava.
cedido que superases en
grandeza a las ciudades más cé­ TERCIA
lebres, ya que en ti nació el Autor
L a C ap k u la es la misma de Laudes.
de Ja salvación, descendido del
I£. br. Los reyes de Tarsis
cielo y revestido de nuestra
y de las islas ofrecerán presen­
mortalidad.
tes, * Aleluya, aleluya. Los re­
Una estrella que excede en be­
yes. y . Los reyes de Arabia y
lleza y resplandor al mismo sol,
de Sabá presentarán ofrendas.
anuncia que el que ha venido so­
Aleluya, ileluya. Gloria al Pa­
bre la tierra, es un Dios reves­
dre. Los reyes de Tarsis.
tido de carne humana.
Xr. Todos vendrán de Sabá.
Apenas la ven los Magos, se
aleluya. 1^. Llevando oro e in­
apresuran a ofrecerle los dones
cienso, 'aleluya.
de O riente, y a sus pies de hi­
nojos le presentan, con sus votos,
^6EXTA
el incienso, la mirra y el oro re­
gio. Capitula Is., 60, 4
R ey y Dios le proclaman el oro
y el fragante olor del incienso de " T i e n d e tu vista alrededor tu­
Sabá, así como el polvo de la yo, y mira: todos esos se
mirra anuncian su sepulcro. han congregado para venir a ti.
Vendrán de lejos tus hijos, y tus I y . Los reyes de Arabia y
hija* acudirán a ti de todas par- de Sabá presentarán ofrendas.
tés. Ant. del Magnif. — Celebra­
I£. br. Todos vendrán de Sa- mos este día santo, * esclare­
bá, * Aleluya, aleluya. Todos. cido por tres prodigios: hoy una
V . Llevando oro e incienso. A le­ estrella condujo a los Magos al
luya. Gloria al Padre. Todos. pesebre; hoy en las bodas el agua
y . Adorad al Señor, aleluya. fué convertida en vino: hoy en el
R . En su santa morada, alelu­ Jordán Cristo quiso ser bautizado
ya. por Juan para salvarnos, aleluya.
L as Com pletas son de Dom inica.
NONA D u ran te la in fra o ctav a el O ficio se
dice como en el día de la F iesta, excepto
Capitula Is ., 60, ó le que se señala para cada día.

T ' gdos los Sabeos vendrán a


traerte oro e incienso, y pu­ D e la D om inica dentro de la O ctava,
no se celebra O ficio, sino que solamente
blicarán las alabanzas del Señor. se hace Conm em oración en la F iesta
. br. Adorad al Señor, * de la S ag rad a F am ilia , tanto si esta
F iesta se celebra en la m isma D om i­
Aleluya, aleluya. Adorad, y . En nica como si por o cu rrir el dia de
,c,u santa morada. Aleluya, alelu­ la . O ctav a en la m ism a D om inica, se
an ticip ara en el Sábado o en la F eria
ya. Gloria al Padre. Adorad. más próxim a, como se advierte más
y . Adorad a Dios, aleluya. abajo.
]}. Todos sus Angeles, aleluya. M as d espués de la D om inica, en la
prim era F e ria en que se celebre O ficio
de in fra o ctav a, o si el Dom ingo ocu­
II VISPERAS rriere en el dia 13 de E n ero, en el
O ficio del m ism o día de la O ctav a, las
Leccior.es del I N octurn o, d ejad as to­
L as A n tífo n a * y la C a p itu la asi
das las ^ue restan de la E pistola a los
como el Him no son como las I V ís p e ­
Rom anos, se tom an de la E pistola p ri­
ras. Los Salm os de D om inica.
m era a los C o rin tios, que se ponen más
E l V erso y la A n tífo n a de* M agn i
abajo, después del día de la O ctav a, y
fica t son los sigu ien tes:
de la m ism a se lee en la s restantes F e ­
y . Los reyes de Tarsis y de rias, así dentro como fu e ra de la O c ­
tava hasta el Sábado an terior a la D o­
las islas ofrecerán dones. m inica sigu ien te in clu sive.
Dom inica dentro de la Octava de la Epifanía

L a S a g r a d a Fam ilia d e J e s ú s , M aría y J o sé

Doble mayor

IT Cuando el dia de la O ctava de más ahajo después del Oficio de la m is­


la E p ifa n ía ocu rriere en Dom ingo, ma S ag rad a Fam ilia.
el O ficio de la S ag rad a F am ilia se ce­
lebra en el Sábado precedente, y en
la F eria V I se dicen las I V ísp eras j I VISPE R A S
de la m isma S agrad a F am ilia con Con­
m em oración del precedente día de la
in fra o ctav a y de la D om inica infraoc-
Ant. 1. Jacob engendró a Jo­
tava. sé, * esposo de M aría; de la cual
Con todo, si en algún lu g a r, en este
Sábado o cu rriere una F iesta Doble de I nació Jesús que se llama Cristo.
clase, el O ficio de la S ag rad a F am ilia Los Salm os son de Común de las
con Conm em oración de la misma D om i­ F iestas de la B. V . M aría.
nica se anticip a a la F e ria m ás pró­
xim a, en la cu al, de lo con trario, se 2. El Angel del Señor * apa­
habria de celebrar O ficio de O ctava, y
en el O ficio así de la F iesta Doble de I reció en sueños a José diciendo:
clase como de la Sagrad a F am ilia , se José, hijo de D avid, no tengas
hace Conm em oración del dia ocurrente
de la in fra o ctava. recelo en recibir a M aría tu es­
Fin alm en te, desde el día 7 al 12 posa; porque lo que se ha engen­
de Enero in clu sive, cuando o cu rrie re
ju n tam en te la Dom inica y la F ie s ­ drado en su seno es obra del E s­
ta Doble de I clase, en am bas V í s ­ píritu Santo.
peras y en L au d es de la F ie sta , se
hace Conm em oración, prim eram ente de 3. Los pastores vinieron *
la S ag rad a F am ilia , cuyo O ficio con presurosos, y hallaron a M aría, a
torios y cada uno de sus derechos sus­
titu ye para siem pre al O ficio de la D o­ José y al Infante reclinado en el
m inica y de lá Octava." En M aitines pesebre. ' ■
se dice la Lecció n I X de la H om ilía
de la m isma D om inica, como se señala ' 4. L os M a g o s , entrando en la
casa, * hallaron al Niño con M a­ sea la gloria para siempre con el
ría, su Madre. excelso Padre y el Espíritu San­
5. Su padre y su M adre * es­ to. Amén.
taban admirados de lo que decían A s i term inan los H im nos de Com ­
pletas y en todas las H oras.
de él.
"X'. Bienaventurados, oh Se­
Capitula Luc., 2, 51 ñor, los que habitan en vuestra
casa. J£. Os alabarán por los si­
e s ú s descendió con M aría y

J José y vino a N azaret, y les


estaba sujeto.
glos de los siglos.
Ant. del M agníf.— El Verbo se
hizo carne, * y habitó entre nos­
otros, lleno de gracia y de ver­
Himno dad; de cuya plenitud todos nos­
otros hemos recibido una gracia
luz dichosa de los Elegidos,
después de otra gracia, aleluya,
y gran esperanza de los m or­
tales, oh Jesús, al cual arrulló
d amor de fam ilia desde su na­ Oración
cimiento. Q h Señor Jesucristo, que suje­
Oh M aría, rica en gracia, oh tándoos a M aría y a José,
T ú la única que puedes albergar consagrasteis la vida de fam ilia
a Jesús en tu casto seno, dán­ con inefables virtudes; haced que
dole con tu leche, tus castísim os con el auxilio de ambos, nos ins­
besos. truyam os con los ejem plos de
Y tú, bendito José, elegido en­vuestra sagrada Fam ilia, y alcan ­
tre los antiguos Patriarcas para cemos su eterna com pañía: Vos
ser custodio de la Virgen, y a que vivís.
quien el Niño D ios llama con el Y se hace C onm em oración del p re­
dulce nombre de padre. cedente d ía de la in fra o cta v a .
Nacidos los tres de la estirpe ocuSrren e d ice la A n tífo n a propia del día
te.
de Jesé para la salvación del
V . L o s reyes de Tarsis y de
mundo, escuchadnos al acudir
las islas ofrecerán dones.
suplicantes a vuestros altares.
J> . Los reyes de Arabia y de
A la hora que el sol está pa­
Sabá presentarán ofrendas. ’
ra ponerse quitando el brillo a
las cosas, nosotros, quedándonos
Oración
aquí, derramamos nuestras ora­
ciones que elevam os del fondo del Q h D ios que en este día m ani­
corazón. • festasteis vuestro Unigénito
Stanos dado reproducir en H ijo a los Gentiles guiados por
nuestra vida de fam ilia esta gra­ una estrella: concedednos propi­
cia de todas las virtudes, con que cio, que pues ya os conocemos
floreció vuestra morada. por la fe, lleguem os hasta la con­
Oh Jesús que os hicisteis obe­ tem plación de vuestra gloria ine­
diente a vuestros padres, a Vos fable!
Después se hace Conm em oración de
la Dom inica. Grato nos es recordar la hu­
Ant. — Se quedó el niño Jesús milde morada de Nazaret y su
en Jerusalén, sin que lo advir­ sencilla vida; más grato nos es
tieran sus padres, creyendo que aún celebrar con nuestros himnos
se hallaba en compañía de los la desconocida vida de Jesús.
demás; y le buscaban entre los De las lejanas orillas del N i­
parientes y conocidos. lo, a las que había huido bajo
y . Todos vendrán de Sabá, la protección del Angel, vuelve
aleluya. 1£. Llevando oro e in­ incólume el Infante a la pater­
cienso, aleluya. na morada después de largos su­
frimientos.
Oración E l humilde arte de José lo
aprende Jesús, y en la oscuridad
oh Señor, os roga­
Jh ^s c u c h a d , pasa los años juveniles, y feliz se
mos, con celestial piedad, muestra en el ejercicio de las la­
los votos de vuestro pueblo que bores de artesano.
os suplica, a fin de que conozcan Que el sudor bañe mis miem­
loque deben obrar, y puedan bros, dice, antes que sean baña­
cumplir lo que hubieren conoci­ dos con el sudor de mi sangre; y
do. P or nuestro Señor. este mismo sufrimiento sirve de
L a s Com pletas son de D om in ica, pá­ expiación para el linaje humano.
gin a 77.
Junto al H ijo asiste la piadosa
MAITINES M adre; junto al Esposo asiste la
esposa fiel; feliz esposa si puede
Invitatorio. — A Cristo, H ijo
aliviar sus fatigas con afectuosos
de D ios, sujeto a M aría y a Jo­ cuidados.
sé, * Venid, adorémosle. Oh vosotros que no habéis es­
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ tado exentos ni de afanes ni de
nos, pág. 3. fatigas, y no habéis ignorado el
infortunio; ayudad a los desgra­
Himno
ciados que abismados en la indi­
y alos templos sagrados res­ gencia luchan con las dificulta­
plandecen con brillantes an­ des de la vida. .
torchas ; ya con guirnaldas de Apartad de éstos el amor a las
flores cubiertos están los altares; vanidades; y a los que abundan
ya los incensarios humean con en las riquezas, dadles el amor a
perfume oloroso. la templanza; mirando con be­
¿Por ventura no es m uy justo nigno rostro a cuantos deman­
celebrar con cánticos el nacimien­ dan ser auxiliados
to regio del H ijo del excelso P a­ Sea dado a Jesús, que nos ofre­
dre? ¿por ventura la casa de D a ­ ce ejemplos santos con su vida,
vid y los nombres gloriosos de honor y poder, el cual reina jun­
tan antigua prosapia no deben ser tamente con el Padre y el Espí­
glorificados? ritu de Amor. Amén.
de corazón con gracia la alaban­
Ant. 1. Cuando los padres del za a Dios.
niño Jesús * le presentaron en el I£. A nuestro Dios se le vió
templo, le tomó Simeón en sus en la tierra, * Y trató con los
brazos, y bendijo a Dios. hombres, y . Este fué el que
Los Salm os son los de las F iestas de dispuso los caminos de la doc­
la B. V . M aría.
trina, y el que la dió a su siervo
2. Habiendo cumplido * todo Jacob. Y trató.
lo prescrito por la ley del Se­
ñor. volvieron a Galilea a su
Lección II Cap. 3, 17-21
ciudad de Nazaret.
3. El Niño crecía * y se J cD O cuanto hacéis de pala­
fortalecía, lleno de sabiduría, y bra, o de obra, hacedlo todo
la gracia de Dios estaba en él. en nombre de nuestro Señor J e­
V . Se hizo pobre por nos- sucristo, dando por medio de
otro.. R . A fin de enriquecernos él gracias a Dios Padre. M u je­
con su indigencia. res, estad sujetas a los maridos,
como es debido en el Señor. M a ­
D e la E p ís t o l a del A pó sto l rido», amad a vuestras mujeres,
san Pablo a los C o lo sen ses y no las tratéis con aspereza. H i­
jos, obedeced a vuestros padres
Lección I Cap. 3, 12-16 en todo, porque esto es agradable
pues, como es­
e v e s tío s , al Señor. Padres, no provoquéis
cogidos que sois de Dios, a ir,* a vuestros hijos, para que
santos y amados, de en­ no ce hagan pusilánimes.
trañas de compasión, de benigni­ ]£. Bienaventurados, Señor, *
dad. de humildad, de modestia, de Los que habitan eñ vuestra casa.
paciencia, sufriéndoos los unos a y . Os alabarán por los siglos de
los otros, y perdonándoos m utua­ los siglos. * Los que habitan.
mente. así como el Señor os ha
perdonado, así lo habéis de hacer Lección III Cap. 3, 22-25 y 4, 1-2
también vosotros. Pero sobre todo
mantened la caridad, la cual es Q ií.r v o s ,obedeced en todo a
el vinculo de la perfección; y vuestros amos temporales, no
la paz de Cristo triunfe en vues­ siriviéndolos sólo mientras tienen
tros corazones, a la cual fuisteis la vista sbbre vosotros, como si
asimismo llamados para formar no deseaseis más que com placer­
un solo cuerpo; y sed agradeci­ a I03 hombres, tBino con sencillez
dos. La palabra de Cristo en de corazón y temor de Dios. T o ­
abundancia tenga su morada en­ do lo que hagáis, hacedlo de bue­
tre vosotros, con toda sabiduría, na gana, como quien sirve a Dios,
enseñándoos y animándoos unos y no a hombre, sabiendo que re­
a otros, con salmos, con himnos cibiréis del Señor la herencia por
y cánticos espirituales, cantando galardón, pues a Crist# es a quien
servís. Mas el que obra mal, lle­ humano, que por mucho tiem­
vará el pago de su injusticia, por­ po los siglos esperaron, dispu­
que en Dios no hay acepción de so con tal sabiduría las cosas
personas. Amos, tratad a los sier­ que en los comienzos de esta
vos según lo que dictan la justi­ obra se ofreciese al mundo el
cia y la equidad, sabiendo que ejemplo de una Familia d ivi­
también vosotros tenéis un Amo namente constituida, en la que
en ei cielo. Perseverad en la ora­ todos los hombres pudiesen con­
ción. velando en ella, y acompa­ templar el modo más perfecto
ñándola con acciones de gracias. de la sociedad doméstica y de
I£ Debió en todo asemejarse toda virtud y santidad. T al fué,
a sus hermanos, * A fin de ha­ en efecto, la Familia de Naza-
cerse misericordioso. y , Aun­ ret, en la cual, antes de irradiar
que era H ijo de Dios, apren­ sobre todas las naciones el res­
dió, por las cosas que padeció, plandor de la plenitud de su luz
a obedecer. A fin. Gloria. A fin. estaba oculto el Sol de justicia,
Cristo, Dios y Salvador nuestro,
II NOCTUHNO
permaneciendo desconocido con
Ant. 1. Levantándose José, la Virgen, su Madre, y José, aquel
* tomó al niño y a su madre, y hombre santísimo que ejercía con
de noche partió para Egipto. respecto a Jesús el cargo de pa­
2. E l Angel del Señor * se dre. Sin género alguno de duda
apareció en sueños a José en .puede afirmarse que en cuanto a
Egipto, diciendo: Levántate y to­ mutuas pruebas de amor, a san­
ma al niño y a su madre, y parte tidad de costumbres, al ejercicio
para la tierra de Israel. de la piedad en la sociedad fa­
3. Y viniendo * habitó en miliar, y a las relaciones habi­
Naz¿ret, para que se cumpliera tuales entre aquellos que vi­
lo que fué dicho por los Profetas: ven debajo de un mismo techo,
Será llamado Nazareno. no cabe imaginar virtud algu­
y . E l Señor nos mostrará na que no resplandezca en su­
sus caminos. I£. Y caminaremos mo grado en esta sagrada F a ­
por sus sendas. milia, destinada a ser modelo de
todas las demás. Y por esto el be­
Lección IV nigno designio de la Providencia
de tal suerte la constituyó, que
De la s L e tra s A p o s tó lic a s del
cad.i uno de los cristianos, de
Papa León X III
cualquier condición y lugar, si a
JJreve Néminem fugit, 14 Junio 1892
ella atienden, fácilmente pueden
F ^ J uando llegó el tiempo fi- hallar en la misma el ejemplo de
i c g í g jado por el misericordioso toda virtud y una invitación a
D ios en sus decretos pa­ practicarla.
ra el cumplimiento de la gran 1^. Y o soy indigente y po­
obra de la reparación del linaje bre; * Pero el Señor tiene solici­
tud de mí. V . Porque te sus­ que también tuvo necesidad san
tentarás con el trabajo de tus José de atender a los suyos con
manos, serás feliz, y todo te irá su trabajo, y aun, lo que es más,
bien. Pero el Señor. las mismas manos divinas se ejer­
citaron en las faenas de un arte
Lección V mecánico. Por lo mismo no de­
bemos admirarnos de que hom­
í os padres de familia tienen bres sapientísimos que abundaban
ciertamente en san José un en riquezas, hayan renunciado a
modt-lo admirable de vigilancia y las mismas, eligiendo la pobreza
solicitud paterna; las madres ha­ para ser compañeros de Jesús,
llan en la santa Virgen, Madre María y José.
de Dios, un ejemplo excelente de . Las* raposas tienen sus
amor, de respeto modesto y de guaridas y las aves del cielo ni­
aquella sumisión propia de un dos, * Mas el Hijo del hombre
alma animada de una fe perfecta; no tiene dónde reclinar la cabe­
y los hijos de familia ven en la za. X . Soy pobre, y estoy su­
sumisión de Jesús, un ejémplar jeto a¡ trabajo desde mi juven­
divino de obediencia, propuesto tud. Mas el Hijo.
a su admiración, veneración e
imitación. Los de noble linaje, Lección VI
deben aprender de esta familia
de sangre real, a ser modera­ D or todos estos tan poderosos
dos en medio de las prosperida­ motivos, es muy puesto en ra­
des, y a conservar su dignidad zón que entre los católicos el cul­
en las contrariedades. Los ricos to a la Sagrada Familia introdu­
podrán hacerse cargo en -esta cido con tanta oportunidad, sea ca­
escuela de cuánto más deben es­ da día mayor y alcance más grande
timar las virtudes que los bienes incremento. Esto ciertamente lo
materiales. En cuanto a los obre­ demuestran, así las asociaciones
ros y a todos los que se ven du­ cristianas instituidas bajo la in­
ramente probados por las pre­ vocación de la Sagrada Familia,
ocupaciones del sustento de una como los honores especiales otor­
familia o de su pobre condición, gados por nuestros predecesores
si fijan sus miradas en los san­ para promover para con ella el
tísimos miembros de aquella so­ celo de la piedad. KEste culto fué
ciedad doméstica, no les fal­ tenido en gran estima ya des­
tarán ni causas ni motivos para de el siglo x v n , y propando pro­
alegrarse más bien que entriste­ fusamente por Italia, Francia y
cerse por la suerte que les ha Bélgica y casi por toda Europa,
cabido. Y a la verdad, sus tra­ y de ésta, traspasando el Océano,
bajos son. los que ejercitó la se extendió, a América por el C a­
Sagrada Familia: son icénticos los nadá, en donde floreció bajo los
cuidados de la vida cotidiana, ya más felices auspicios. Y ' a la J#r-
dad, en nada mejor ni más efi­ L e c c ió n del san to E v a n g e l io
caz pueden pensar las familias según san L ucas
cristianas que en el ejemplo de
la Sagrada Familia, compendio de Lección VII Cap. 2, 42-52
la perfección y dechado de todas
R uando Jesús hubo cumplido
las virtudes domésticas. Viéndose
los doce años, subieron sus
implorados de esta suerte en el
padres a Jerusalén como lo te­
seno de las familias, Jesús, María
nían de costumbre en el tiempo
y José acudirán en su auxilio,
de la solemnidad; acabados aque­
conservarán la caridad, ordenarán
llos días, cuando ya regresaban,
las costumbres, y moverán a sus
permaneció el Niño Jesús en Je­
miembros a la imitación de la
rusalén, sin que sus padres lo ad­
virtud, dulcificando o haciendo
virtiesen. Y lo que sigue.
soportables las calamidades que
amenazan por todas partes. Con H o m il ía d e s a n B er n ar d o , A bad
el propósito de aumentar el culto
H otnilia 1 sobre M issu s est, n. 7-8
de la Sagrada Familia, el Papa
León X I I I ordenó que las fam i­ les estaba sujeto. ¿Quién
lias cristianas se consagraran a la estaba sujeto? ¿a quiénes
misma; y el Sumo Pontífice Be­ obedecía? Dios a los
nedicto X V , a su vez, extendió a hom bres; Dios, digo, a quien están
la Iglesia universal su Oficio y sujetos loc Angeles, a quien los
Misa. Principados y Potestades obede­
1$. Siendo Dios, se anonadó. cen, estaba sujeto a M aría, y no
* Tom ando la forma de siervo. tan solamente a M aría, sino tam­
y . Se humilló, haciéndose obe­ bién a José por respeto a María.
diente hasta la muerte. * T o ­ Admírate de ambas cosas, y con­
mando. Gloria al Padre. T o ­ sidera qué sea lo más admirable,
mando. si la benignísima dignación del
H ijo, o la excelentísima digni­
III NOCTURNO
dad de la Madre. Ambas causan
Ant. 1. Los padres de Jesús * estupor, ambas constituyen un
iban todos los años a Jerusalén milagro. Que Dios se someta a
en el día solemne de la Pascua. una mujer, constituye un acto de
2. A l volver, * quedóse el humildad sin semejante; y que
niño Jesús en Jerusalén, y no una m ujer mande a un Dios, pue­
se dieron cuenta sus padres. des ver en ello una sublimidad
3. N o hallando a Jesús, * sin par. En alabanza de las vír­
volvieroh a Jerusalén, buscán­ genes se canta que siguen al Cor­
dole. dero dondequiera que vaya. Aho­
V - V iv í pobre y en trabajos ra bien, ¿de qué alabanzas juz­
desde mi infancia. í£. Así que gas digna a la que le precede?
fui exaltado, me vi humillado y 1$. Verdaderamente tú eres
abatido. el R ey desconocido, * Dios de
Israel, Salvador, y . T ú enseñas * Así por la obediencia de uno,
la sabiduría al hombre. Dios. muchos serán constituidos justos.
y . Vino a Nazaret y les estaba
Lección VIH sujeto. Así. Gloria al Padre. Así.
II N o se dice Lección IX de la D o­
A p ren d e,oh hombre, a obede­ m inica por ser el E van gelio el mismo.

cer; aprende, tú que eres


tierra, a estar sumiso; aprende, Lección IX
oh polvo, a sujetarte. El Evange­ Q i no puedes subir a la altura
lista hablando de tu Dios, dice de la virginidad, por lo me­
que estaba sujeto a ellos; sin du­ nos sigue a Dios por la m uy se­
da a M aría y José. ¡Avergüén­ gura senda de la humildad; de la
zate, polvo soberbio! Dios se hu­ cual, si las vírgenes mismas se
milla, ¿y tú te exaltas? Dios se apartaren, ya no seguirán al C or­
sujeta a los hombres, ¿y tú, d e­ dero en todos sus caminos. Sigue
seoso de dominar a los hombres, al Cordero, el humilde que se
quieres anteponerte a tu Dios? manchó; le sigue también el so­
Ojalá que a mí, si llegare a tener berbio' pero ni el uno ni el otro
semejantes pensamientos, se dig­ a cualquier parte que vaya, pues
ne Dios responderme, lo que res­ ni aquél puede subir a la limpie­
pondió también a su Apóstol re­ za del Cordero, que no tiene
prendiéndole: “ Apártate de mí, mancha, ni éste se digna bajar a
Satanás, porque no tienes gusto la mansedumbre, de quien enmu­
de las cosas que son de D ios” . deció paciente, no ya delante de
Puesto que, cuantas veces deseo quien le esquilaba, sino delante
mandar a los hombres, tantas de quien le mataba. Con todo,
pretendo ir delante de mi D ios; más saludable modo de seguirle
y entonces verdaderamente, ni eligió el pecador en la humildad,
tengo gusto ni estimación, de las que el soberbio en la virginidad;
cosas que son de Dios, ya que del pues la humilde satisfacción de
mismo se dijo: “ Y estaba sujeto aquél purifica su inmundicia,
a ellos” . Si te desdeñas, oh hom­
cuando la castidad de éste es
bre, de imitar el ejemplo de los
manchada por la soberbia1.
hombres, a lo menos no puedes T e D eum laudám us, pág. 10. • .
reputar por cosa indecorosa para"
ti el seguimiento de tu Autor. Si
LAUDES Y HORAS
no puedes seguirle a todas par­
tes a donde él fuere, síguele por Ant. 1. Después de tres días
lo menos a donde por ti bajó. * hallaron a Jesús en el templo
. Así como por la desobe­ sentado en medio de los D octo­
diencia de un hombre, muchos res, que ora los escuchaba, ora les
han sido constituidos pecadores: preguntaba.

1. Generalm ente nos servim o s de la yersíón „ del R. . P. Jaim e Pons, S. J.


para tradu cir las leccion es de san B ern ardo.
Los Salm os son de Dom inica en el
prim er lu gar, pág. 55.
dole partícipe de su amor y so­
licitud, y al que la gracia, autora
2. D ijo a Jesús * su M a­
de las virtudes, une con mil es­
dre: H ijo, ¿por qué te has por­
trechos lazos.
tado así con nosotros? M ira có­
mo tu padre y yo llenos de aflic­ Ambos, amándose mutuamente
ción te hemos buscado. concentran su amor en Jesús, y a
3. Jesús descendió con ellos, la una y al otro da Jesús pruebas
* y vino a Nazaret y les estaba de mutua caridad.
sujeto. Haga la caridad que nos una­
4. Y Jesús crecía * en sabi­ mos con perpetuo amor, y fo­
duría, en edad y gracia delante de mentando la paz doméstica, dul­
D ios y de los hombres. cifique lo amargo de la vida.
5. Y decían: * ¿D e dónde le Oh Jesús que os hicisteis obe­
vienen esta sabiduría y estas vir­ diente a vuestros padres, a Vos
tudes? ¿Acaso no es el hijo del sea la gloria para siempre con
artesano? el excelso Padre y el Espíritu
Santo. Amén.
Capitula Luc., 2, 51 y . Haré que todos tus hijos
sean instruidos por el Señor. R .
esú sdescendió con M aría y
J José y vino a Nazaret, y les
estaba sujeto. •
Y que una abundante paz reine
sobre tus hijos.
A n t . d e l B e n e d . — Enseñadnos,
Hnmio Señor, * con los ejemplos de
vuestra familia, y guiad nuestros
(^ )h feliz, por la familia que pasos por la senda de la paz.
hospedó, la augusta casa de L a O ración es la misma de V íspera*.
Se hace Conm emoración de la Dom i­
Nazaret, en la que brotaron y nica.
crecieron las dichosas primicias A n t . — Se quedó el Niño Je­
de b Iglesia. sús en Jerusalén, sin que lo ad­
E l sol que recorre con su bri­ virtieran sus padres, creyendo que
llante luz todos los continentes,
se hallaba en compañía de los de­
no ha contemplado jamás en el
más; y le buscaban entre los pa­
curso de los siglos, nada más ad­
rientes y conocidos.
mirable, nada más santo que esta y Todos vendrán de Sabá,
casa. aleluya. I>. Llevando oro e in­
Sobre ella se posan los mensa­
cienso, aleluya.
jeros de la celeste corte, y v i­ L a O ración Escuchad, oh S eñ or, co-
sitan, vuelven a visitar, y ve­ ■*no en las I V ísp e ra s, pág. 371.
neran este santuario de la virtud. la D espués se hace Conm emoración de
O ctava, diciendo la A n tífon a pro­
¡Con qué voluntad, con qué pia del día ocurrente.
L os Salm os de las H oras son los de
diligencia cumple Jesús los deseos Dom inica; con todo, los de P rim a se
del padre! ¡con qué gozo realiza toman de las F ie sta s ; en la m isma H o­
ra se dice el sigu ien te V erso en el
la Virgen los deberes de madre! Responsorio b reve: Q ue estuviste sujeto
.. Asiste a José su esposa hacién­ 1 a .M a im y- a Jo st.
TERCIA bajos. * Desde mi infancia. V i.
vi pobre, y . Así que fui exalta­
Capitula Luc., 2, 51
do, me vi humillado y abatido.
esú sdescendió con M aría y Desde mi infancia. Gloria al P a ­
J José, y vino a N azaret y les
estaba sujeto.
dre. V iví pobre.
y . Haré que todos tus hijos
P o r nosotros se hizo po­ sean enseñados por el Señor. 1$.
bre; * E l que era rico. Por nos­ Y que la abundancia de la paz
otros. y . A fin de que con su venga sobre tus hijos.
indigencia nos enriqueciéramos.
El que era. G loria al Padre. Por II VISPERAS
nosotros. L a s A n tífo n a s son las de L a u d e s, o
y . E l Señor nos mostrará de las I V ísp e ra s, si de esta F ie sta se
hizo solam ente C onm em oración. L os S a l­
sus caminos. Y andaremos mos son los de Com ún de las F ie sta s
por sus sendas. de la B ie n av e n tu ra d a V . M a ría . L a C a ­
p itu la y el H im n o, como en las p ri­
m eras V ísp e ra s.
SEXTA y . H aré que todos tus hijos
Capitula Rom ., 5, 19 sean enseñados por el Señor. .
Y que la abundancia de la paz
A sí como por la desobediencí venga sobre tus hijos.
de un hombre, fueron m u­ Ant. del M agnlf. — M aría
chos constituidos pecadores, así conservaba * todas estas pala­
también por la obediencia de uno bras, meditándolas en su corazón.
solo, serán m uchos constituidos S e hace C onm em oración del sigu ien te
d ía d entro de la O c ta v a , con la A n ­
justos. tífo n a propia del d ía ocu rren te.
I£. br. E l Señor * N os m os­
y . Los reyes de Tarsis y de
trará sus caminos. E l Señor, y .
las islas ofrecerán presentes.
Y andaremos por sus sendas. Nos
I£. Los reyes de Arabia y
mostrará. G loria al Padre. El
de Sabá presentarán ofrendas.
Señor.
S e d ice la O ra c ió n : pág. 361.
y . V iv í pobre y en trabajos D esp u és se h ace Co nm em oración de la
desde ipi infancia. R . A sí qu- D o m in ica.
fu i exaltado, m e vi hum illado y Ant. — H ijo , ¿por qué has
abatido. obrado asi con nosotros? Y o y
tu padre apenados te buscábamos.
NONA ¿ Y por qué me buscabais? No
sabíais que es necesario me ocu ­
Capitula Philipp., 2, 7 pe en aquellas cosas que son de
mi Padre?
C e anonadó a sí m ism o tom an­
y . Todos vendrán de Sabá,
do la form a de siervo, hecho
aleluya. 1$. L levando oro e in­
sem ejante, a los hombres, y redu­
cienso, aleluya.
cido a la condición de hombre.
L a 'O ra c ió n E scu ch a d , oh S eñ o r, como
br. V iv í pobre y en tra ­ en las V ísp e ra s, pág. 3 71.
L as Com pletas de D om inica, pág. 77. ría y de la gracia de Dios, olvi­
H S i el d ía de la O ctava de la E p i­
fa n ía o cu rriere en Dom ingo, nada se dara a sus padres según la carne,
hace de la D om inica en el dia mismo y quisiera ser hallado después
de la O ctav a, sino solamente en las
I V ísp e ra s del dia de la O ctava se de tres días en el templo, no fué
hace Conm em oración de las I I V ísp ersa sin motivo. Con ello significaba
de la D om in ica, si en el d ía 12 de
Enero se hubiese celebrado el Oficio de que después de tres días del triun­
la S ag rad a Fam ilia. fo de su pasión, resucitaría, y que
sería propuesto a nuestra fe en
un trono celestial, con honores
En la misma Dominica divinos, aquel mismo que había
sido tenido por muerto. “ ¿Por
Dentro de la O ctava de la qué me buscabais?” En Cristo
Epifanía hay dos generaciones: paterna
H S i en algú n lu ga r, entre los días la una y materna la otra. La
7 al 12 de E n ero in clu sive, ocurrieren paterna es del todo divina; la
ju n tam en te una D om inica y un Oficio
doble de I clase, se celebra el O ficio materna es aquella con la cual ha
de la m ism a fiesta, con Conm emoración venido a nosotros para participar
de la S ag rad a F am ilia, de la Domí
nica y de la O ctava en ambas V is de nuestra naturaleza y de nues­
peras y en L au des y M aitin es se lee tros dolores. “ Y vino a Nazaret,
y estaba sujeto a ellos”. ¿Qué
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
había de hacer el maestro de to­
seg ún sa n L ucas
da virtud, sino cumplir su de­
Lección IX Cap. 2, 42-52 ber de piedad filial? Y ¿nos ad­
miramos de que obedezca al Pa­
Jesús ya de doce años
C ie n d o ire, aquel que está sujeto a la
cumplidos, habiendo subido a madre? Esta sujeción no es in­
Jerusalén, según solían en aque­ dicio de inferioridad, sino de
lla solemnidad; acabados aque­ piedad.
llos días, cuando ya se volvían,
se quedó el niño Jesús en Jeru­
salén. Y lo que sigue. D ía 7 de Enero

H o m il ía d e s a n A m b r o s io , Día !I infraoctavo de la
O b is p o Epifanía
E x p o sició n en san L u c a s, lib. 2, nú­ Semidoble
m eros 63-65
v MAITINES
leemos en el Evan­
egÚ n
I IgOCTURNO ’
gelio, nuestro Señor em­
pezó a enseñar al llegar D e l a E p í s t o l a a l o s R o m a n o s
a la edad de doce años. Este nú­
Lección I Cap. .9, 1-5
mero debía ser el de los predi­
cadores evangélicos de la fe. El J e es testigo Jesucristo de
que aquel niño, que, aun según la que os digo la verdad, y
carne, estaba . lleno de la sabidu­ mi conci^icia da testi­
monio en presencia del Espíritu Dios se contará tu descenden­
Sanio de que no miento, al ase­ cia. Es decir, no los que son hijos
guraros que estoy poseído de una de la carne, éstos son hijos de
pro!iinda tristeza y de continuo Dios, sino los que son hijos de
doloi en mi corazón, hasta desear la promesa, esos se cuentan por
yo mismo ser apartado de Cris­ descendientes. Porque las pala­
to por la salud de mis her- bras de la promesa son éstas:
maros, que son mis deudos se­ “ Por este mismo tiempo vendré,
gún la carne. Los cuales son los y Sara tendrá un h ijo” . Mas no
Israelitas, de quienes es la adop­ solamente en Sara, sino también
ción de hijos de Dios y la gloria en Rebeca, que concibió de una
y la alianza, y la legislación, y vez dos hijos de Isaac, nuestro
el culto, y las promesas. Cuyos padre.
padres son aquellos de quienes
desciende Cristo según la carne, Lección III Cap. 9, 11-16
el cual es Dios bendito sobre to­
das las cosas por siempre jamás. D i es antes que los niños na­
Amén. ciesen, ni hubiesen hecho
Para !os días de la in fra o ctav a: bien, ni mal alguno (a fin de que
I£. Tres son los presentes se cumpliese el designio de Dios
preciosos que los Magos ofrecie­ en ia elección) no en vista de sus
ron al Señor en este día, y con­ obrab, sino por el llamamiento se
tienen en sí divinos misterios: * le d ijo : “ E l m ayor ha de servir
En el oro se muestra el poder al menor, como está escrito: He
del R ey; en el incienso nos pro­ amado a Jacob, y he aborrecido a
ponen al gran Sacerdote, y en E saú” . ¿Pues qué diremos a esto?
la mirra nos indican la sepultu­ ¿por ventura cabe en Dios injus­
ra del Señor, y . Los Magos ticia? D e ningún modo. Pues
veneraron en la cuna al Autor Dios dice a M oisés: “ Usaré de
de nuestra salvación, y le ofre­ misericordia con quien me plu­
cieron de sus tesoros místicos guiere usarla, y tendré compasión
dones. En. de ouien querré tenerla” . Así que
Los demás B R durante toda la O c ­ no cf obra del qu<^ quiere, ni del
tava son los m isinos de la E p ifa n ía .
que corre, sino de Dios que usa
de misericordia.
Lección II Cap. 9, 6-1C
II NO CTU RN O
P erono por eso la palabra de
Dios deja de tener su efec­ S erm ón de san A g u st ín , O b isp o
to. Porque no todos los descen­ Serm ón 2 de la E p ifa n ía , que es el
30 de Tiem po
dientes de Israel son verdade­
ros Israelitas, ni todos los que L ección IV
son del linaje de Abrahán, son im os M agos vinieron de
por eso hijos suyos, pues . por ! W- Oriente para adorar al
Isaac (y no por Ism ael) le dijo nacido de la Virgen. Ce-
lebremos hoy este día; pronun­ a este Niño cuyo nacimiento les
ciemos un discurso en honor de había anunciado el cielo. ¿Qué
esta solemnidad. E ste día que será, pues, el tribunal donde es­
brilló primeramente para ellos, tará sentado como juez si la cu­
nos lo ofrece todos los años la na donde reposa espanta a los
fiesta de la Epifanía. Ellos eran reyes soberbios? jCon cuánta
las primicias de los Gentiles; mayor prudencia obran los reyes
nosotros el pueblo de los Gen­ cuando, en lugar de buscarle, c o ­
tiles, A nosotros nos instruyó la mo Herodes, para quitarle la
lengua de los Apóstoles; a ellos vida, se complacen, como los
la estrella 'cual lengua de los Magos, en adorarle, ahora, so­
cielos, y a nosotros, los mismos bre todo, que ha sufrido por
Apóstoles, como otros cielos, nos sus enemigos y de parte de sus
anunciaron la gloria de Dios. enemigos, la muerte que el ene­
migo pretendía darle, y que, al
Lección V sufrirla, ha matado a la muerte
en su propio cuerpo! Si ui* rey
misterio adorable! Estaba
impío lo temió aun en el regazo
reclinado en el pesebre, y
de su madre, más deben temerlo,
conducía desde Oriente a los
con saludable temor, los reyes,
Magos. Se ocultaba en el esta­
sentado a la diestra del Padre.
blo, y era proclamado en el cie­
lo, a fin de que, proclamado así III NOCTURNO

en el cielo, fuese conocido en L e c c ió n del san to E v a n g e l io


el establo, de donde el nombre seg ú n sa n M ateo
de E pifanía que se da a este
día y que significa manifestación. Lección VII Cap. 2, 1-12
Este día pone de manifiesto, a la
nacido Jesús en Be­
T - Í a b ie n d o
vez, su excelsitud y su humildad,
lén de Judá, reinando H ero­
¿oda vez que los astros revela­
des, he aquí que unos Magos v i­
ban a lo lejos su excelsitud pa­
nieron de Oriente a Jerusalén,
ra que los que le buscaban le
preguntando: ¿dónde está el na­
encontraran en un reducido esta­
cido R ey de los Judíos? Y lo
blo, bajo la apariencia de debi­
que sigue.
lidad, con miembros de recién
nacido, envuelto en pañales in­ D e l a H o m ilía d e sa n G r e g o r io ,
fantiles. En este estado, fué ado­ Papa
rado por los M agos y temido H om ilía 10 sobre los Evangelios
por los malos.
la natividad d e
o n o c id a
nuestro R ey, Herodes
Lección VI
acude a los argumentos
Y ciertamente, Herodes le te­ sugeridos por la astucia, y a fin
' mió, después 'de oír a lo? de no verse privado del reino te
M agos, mientras buscaban aún rreno, pide le indiquen el lugar
en que se halle el niño. Finge que reconocer que el niño lo fué d éla
le quiere adorar, con el intento estrella, y no la estrella ie l niño.
de darle muerte si le es posible.
M as, ¿qué puede la m alicia de Lección IX
los hombres contra los consejos
de D ios? Escrito está: “ N o hay P> er o m uy lejos esté del cora­
sabiduría, no hay prudencia, no zón de los fieles el afirmar
hay consejo contra el Señor” . La que existan los hados. Y a que es
estrella que había aparecido a cierto que la vida de los hom ­
bres, sólo este Creador que les ha
los Magos, les sirve de guía;
hallan al rey que ha nacido; le dado el ser la gobierna. N i tam ­
ofrecen dones, y en sueños son poco debemos creer que el hom­
avisados para que no vuelvan a bre haya sido hecho para las es­
Herodes. D e esta suerte aconte­ trellas, sino que éstas han sido
ce que Herodes no puede hallar creadas para el hombre. Y si afir­
a Jesús a quien busca. ¿A quién máramos que la estrella es hado
representa la persona de este del hombre, también deberíamos
príncipe sino a los hipócritas, los conceder que el hombre está su­
cuales, m ientras fingidamente jeto a lo que la estrella quisie­
buscan al Señor, nunca merecen ra hacer de él. A la verdad cuan­
hallarle? do Jacob salió del seno materno,
y sujetaba con su mano el pie de
su primer hermano, el primero no
L ecció n VIII
podía salir a la luz perfectam en­
te, a no comenzar el otro, y no
"y ahora conviene recordar que
obstante que ambos vinieron a
hubo unos herejes llamados
la vida en un mismo momento,
Priscilianistas, los cuales afirm a­
con todo m uy desiguales fueron
ban que los hombres nacían bajo
la constitución de Lis estrellas. las vidas de uno y otro.
Para confirmar su error se apo­
yaban en que apareció una nue­ LAUDES
va estrella cuando se m anifestó el Ant. del Bened. — Los M agos
Señor con nuestra carne, dicien­
vinieron de O riente * a Belén
do que esta estrella fué su hado. para adorar al Señor, y abriendo
Pero si bien consideramos las sus tesoros, le ofrecieron precio­
palabras del Evangelio que hablan
sos obsequios: oro como gran
de la estrella, hallam os . que en
R ey ; incienso como D ios verda­
ellas se* d ic e : “ H asta tanto que
dero; y m irra que predecía su
viniendo la estrella se paró sobre
sepultura, aleluya.
el lugar en donde estaba el ni­
ño” . N o dicen que el niño fuese
VISPERAS ~
a la estrella, sino que la estrella
fué a él. Y. así, si fuera lícito de­ Ant. del M agnij. — Los M a ­
cir que exist«*hado, habríam os de gos, viendo la estrella, * se ale-
graron con gran júbilo, y entran­ miembros, mas no todos los
do en la casa, ofrecieron al Se­ miembros tienen un mismo oficio,
ñor, oro, incienso y mirra, ale­ así nosotros, aunque seamos mu­
luya. chos formamos en Cristo un
solo cuerpo, siendo todos recí­
procamente miembros los unos
D ía 8 de Enero de los otros Tenemos por tanto
dones diferentes, según la gracia
Día III infraoctavo de la
que nos es concedida, por lo cual
Epifanía el que ha recibido el don de pro­
S em id o b le fecía, úselo según la regla de fe;
el que ha sido llamado al minis­
MAITINES
terio de la Iglesia, dediqúese a su
I NOCTURNO
ministerio; el que ha recibido el
D e la E p ís to la a lo s R om anos don de enseñar, apliqúese a en­
Lección I Cap. 12, 1-3 señar; el que ha recibido el don
de exhortar, exhorte; el que re­
h o ra, pues, hermanos parte limosna, déla con sencillez;
míos, os ruego encareci­ el que preside, sea con vigilancia;
damente por la misericor­ el que hace obras de misericordia,
dia de Dios, que le ofrezcáis hágalas con apacibilidad y ale­
vuestros cuerpos como una hos­ gría.
tia viva, santa y agradable a sus
ojos, que es el culto racional que Lección III Cap. 12, 9-16
debéis ofrecerle. Y no queráis
conformaros con este siglo, antes amor sea sin fingimiento.
bien transformaos con la reno­ Tened horror al mal y ,a p li­
vación de vuestro espíritu, a fin caos al bien. Amaos recíproca­
de acertar qué es lo bueno, y lo mente con ternura y caridad fra­
más agradable, y lo perfecto que ternal, procurando anticiparos
Dios quiere de vosotros. Por lo unos a otros en las señales de
que os exhorto a todos vosotros, honor y de deferencia. No seáis
en virtud del ministerio que por flojos en el cumplimiento de
gracia se me ha dado, a que en .vuestro deber. Sed fervorosos de
vuestro saber, no os levantéis espíritu, acordándoos que al Se­
más alto de lo que debéis, sino ñor es a quien servís. Alegrao;
que os contengáis dentro de los con la esperanza del premio. Sed
límites de la moderación, según sufridos en la tribulación. En la
la medida de la fe, que D ios ha oración constantes. Caritativos
repartido a cada cual. para aliviar las necesidades de los
santos. Prontos a ejercer la hos­
Lección II Cap. 12, 4-8 pitalidad. Bendecid a los que os
persiguen; bendecidlos, y no mal­
D orq u e así com o en un solo digáis. "Alegraos con los que se
cuerpo tenpm os mufchos- alegran, y llorad con los que lio-
ran. Estad siempre unidos en donaron a su humanidad, no obs­
unos mismos sentimientos y de­ tante la grandeza de sus obras:
seos. No blasonando de cosas al­ permanecieron incrédulos, como
tas, sino acomodándoos a lo que si fuese menor prodigio ver el
sea más humilde. sol 'Oscurecerse en el momento
de su muerte que ver a una nue­
II NOCTURNO
va estrella brillar en su naci­
S erm ón de sa n A g u s t ín , O b is p o miento.
S erm ó n 2 de la E p ifa n ía
Lección VI
Lección IV
n tre tantos reyes como W e a m o s , también cómo la m is­
nacieron y murieron en ma estrella que condujo los
el pueblo judío, ¿hay al­ Magos al lugar en donde estaba
gún otro a quien buscasen los Dios infante con la Madre V ir­
Magos para adorarle? N o; por­ gen, y que podía sin duda, con­
que ningún otro les fué dado a ducirles a la misma ciudad, se
conocer por el lenguaje del cie­ ocultó y no volvió a iluminarles,
lo. Con todo, lo que no debe­ hasta qúe, habiendo preguntado
mos pasar por alto, es que es­ a los Judíos en qué ciudad había
ta iluminación del espíritu de de nacer Cristo, éstos, según el
los Magos constituyó una gran testimonio de la Escritura, se la
prueba de la ceguedad de los indicaron, ‘ diciendo: “ En Belén
Judíos. Los M agos vinieron a ver de Judá. Pues así está escrito: Y
al Mesías en el país de los J u ­ tú, Belén, tierra de Judá, no eres
díos; y éstos en su propio país la más pequeña entre las princi­
no le conocieron. pales ciudades de Judá, porque de
7
ti es de donde ha de salir el cau­
Lección V dillo que rija mi pueblo de I s ­
rael” . Con lo cual, ¿qué otra co­
^ o s Magos lo encontraron en­
sa significa la divina Providen­
tre los Judíos bajo la forma
cia, sino que solamente queda­
de un niño, y los Judíos se ne­
rían en poder de los Judíos los
garon a creer cuando le vieron
sagrados libros, y que se servi­
en medio de ellos. Llegados de
lejos, unos extranjeros adoraron rían de ellos para iluminar a los
en Judea a Jesucristo siendo Gentiles y paj;a cegarse a sí mis­
mos?
aún infante que no profería pa­
labra alguna: y ellos, sus con­ III N O C T iy iN O
ciudadanos, le crucificaron en el L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
vigor de la edad, cuando hacía seg ú n sa n M ateo >
milagros. Los unos le adoraron
como Dios, no obstante ia debi­ Lección VII Cap. 2, 1-12
lidad de sue pequeños m iem ­ nacido Jesús en B e­
J —J a b i e n d o
bros, y los otros, ni siquiera per­ lén de Judá, reina#do H e- .
rodes, he aquí que unos Magos reinado universal; ofrezcámosle
vinieron del Oriente a Jerusalén, incienso, creyendo que Aquel
preguntando: ¿dónde está el na­ que apareció en el tiempo, existe
cido rey de los Judíos? Y lo que como Dios antes de todos los
sigue. tiempos; ofrezcámosle mirra,
confesando que el mismo a quien
D e la H o m il ía de san G r e ­ reconocemos impasible en su di­
go r io , P a pa vinidad, fué también mortal en
Hom. 10 sobre los Evangelios nuestra carne.

os Magos presentan oro,


Lección IX
incienso y mirra. El oro
conviene al Rey, el in­ A unque también pueden signi­
cienso se emplea en los sacrifi­ ficar otra cosa el oro, el in­
cios ofrecidos a Dios, y con la cienso y la mirra. Con el oro,
mirra son honrados los cuerpos según afirma Salomón, se designa
de los difuntos. Con lo cual ve­ la sabiduría, como está escrito:
mos que los Magos confiesan con “ El tesoro deseable descansa en
sus místicos presentes al mismo la boca del sabio” . El incienso
a quien adoran. Con el oro al que se quema en honor de Dios,
R ey, con el incienso a Dios, y expresa la virtud de la oración,
con la mirra al hombre. H ay al­ como lo dice el Salmista: “ E lé­
gunos herejes que a éste le con­ vese mi oración como incienso
fiesan por Dios, pero no creen en ante tu presencia” . Y por la mi­
manera alguna que reiné en todas rra se designa la mortificación de
partes. Estos a la verdad le ofre­ nuestra carne. Por lo cual la san­
cen el incienso, pero no quieren ta Iglesia dice de sus operarios
ofrecerle al propio tiempo el oro. que luchan por Dios hasta la
Otros hay que le reconocen por muerte: “ M is manos destilaron
R ey, pero niegan que sea Dios. m irra” .
Estos le ofrecen oro, pero se
niegan a ofrecerle incienso. LAUDES

Lección VIII Ant. del Bened.— Tres son los


presentes * que los Magos ofre­
p in a lm en te existen no poco* cieron al Señor: oro, incienso y
que le reconocen como Dios mirra, como H ijo de Dios y como
y R ey, pero niegan que haya to­ R ey excelso, aleluya.
mado carne mortal. Estos, aunque
le ofrezcan oro e incienso, con VISPERAS
todo no quieren ofrecerle la mi­
rra representativa de la humana Ant. del M agnif.— Oh Cristo,
mortalidad. Nosotros, pues, ofrez­ * os mostrasteis como luz de la
camos al Señor nacido, oro, de luz; a Vos los Magos ofrecieron
tal suerte que confesemos su# dones, aleluya, aleluya.
I. Brev. 34
D ía 9 de Enero quien en esto mismo sirven. P a­
gad, pues, a todos lo que se les
Día IV infraoctavo de la debe: al que se debe tributo, el
Epifanía tributo; al que impuesto, el im ­
puesto; al que temor, temor; al
Semidoblc
que honra, honra.
MAITINES
Lección III Cap. 13, 8-10
I NO CT UR NO

'M 'o tengáis otra deuda con na­


D e la E písto la a los R omanos
die, que la del amor que os
Lección I Cap. 13, 1-4 debéis siempre unos a otros, pues­
to que quien ama al prójim o,

¡fl da persona esté sujeta a tiene cumplida la ley. En efecto,


las potestades superio­ estos mandam ientos: N o come­
res. Porque no hay potes­ terás adulterio. N o matarás. No
tad que no provenga de D ios; y robarás. No levantarás falso tes­
D ios ha establecido las que hay. timonio. N o codiciarás, y cual­
Por lo cual quien desobedece a quier otro que haya, están reco­
las potestades, a ' la ordenación pilados en esta expresión: “ A m a­
de D ios desobedece. D e consi­ rás a tu prójim o como a ti m is­
guiente, los que tal hacen, ellos m o” . E l amor que se tiene al
mismos se acarrean la condena­ prójim o no sufre que se le haga
ción. M as los príncipes no son de daño alguno. Y así el amor es
temer por las buenas obras que el cumplimiento de la ley.
se hagan, sino por las malas.
¿Quieres tú no tener que temer II N O C TU R N O

nada de aquel que tiene el po­ Serm ón de san L e ó n , P apa


der? Pues obra bien, y merecerás
Sermón I de la Epifanía
de él alabanza; porque es un
ministro de D ios para tu bien. L ección IV

L ección II Cap. 13, 4-7 a b ie n d ocelebrado hace


poco el fausto, día en que
P> ero si obras mal, tiem bla; la Virgen sacratísim a dió
porque no en vano se ciñe al mundo el Salvador del géne­
la espada, siendo como es m inis­ ro humano, la celebración de la
tro de D ios, para ejercer su ju s­ veneranda festividad de la E p i­
ticia castigando al que obra mal. fanía nos aporta una continua­
P or tanto, es necesario que le ción de nuestro gozo, para que,
estéis sujetos, no sólo por tem or juntándose los m isterios de es­
del castigo, sino por obligación tas solemnidades santísim as, no
de conciencia. P or esta misma se entibie ni el vigor de nuestra
razón les pagáis los tributos, exultación, ni el fervor dé la fe. ’
porque son m inistros de D ios, a Convenía para la salvación de -
todos los hombres que la infan­ nocimiento de la verdad. Juz­
cia del mediador entre Dios y gando con las luces de la sola ra­
los hombres fuese manifestada zón, les pareció que debían bus­
al mundo entero, aun cuando se car al Rey recién nacido en una
hallaba encerrada en un pequeño ciudad real. No obstante, aquel
pueblecito. que habia tomado la forma de
siervo, y no venía a juzgar sino
a ser juzgado, escogió a Belén
Lección V
para su nacimiento, y a Jerusa­
C i bien el Señor eligió al pueblo lén para su pasión.
de Israel, y en este pueblo
una fam ilia señalada de la cual III NOCTURNO

tomase nuestra humanidad, con L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o


todo no quiso que su nacimiento según san M ateo
estuviera oculto en la pequeñez
de aquel lugar en el que había Lección Vil Cap. 2, 1-12
nacido, sino que, como nació para
todos, quiso también comunicar | - | a b i e n d o nacido Jesús en B e­
a todos la noticia de su nacimien­ lén de Judá, reinando H e­
to, y para este fin apareció a los rodes, he aquí que unos Magos
vinieron del Oriente a Jerusalén,
tres M agos de Oriente una es­
trella de nueva claridad, más cla­ preguntando: ¿Dónde está el na­
ra y más brillante que las demás, cido R ey de los Judíos? Y lo que
sigue.
y tal que atraía los ojos y cora­
zones de cuantos la contempla­
D e l a H o m il ía de sa n G r ego­
ban, para mostrar que no podía
r io , P apa
carecer de significación una cosa
Homilia 10 sobre los Evangelios
tan maravillosa.
W’/jjjgHiERTAMENTE que no care-
Lección Vi Kgíj|| ce de gran misterio, el
que los Magos vuelvan a
A quel que había dado tal sig­ su región por otro camino. Con
no al mundo, iluminó la in­ su modo de obrar, nos enseñan
teligencia de los que lo contem­ lo que debemos hacer. Y en ver­
plaban; hizo que le buscaran los dad que nuestra región es el pa­
que lo comprendieron, y ofreció­ raíso, a la que, después de haber
se él mismo a ser hallado por conocido a Jesús, se nos prohíbe
los que le buscaron. Tres hom­ volver por el mismo camino que
bres emprenden el camino guia­ fuimos. De nuestra región nos
dos por esta luz celestial. Fija apartamos ensoberbeciéndonos,
la mirada en el astro que les desobedeciendo, siguiendo los bie­
precede, y siguiendo la ruta que nes visibles, gustando del man­
les indica, son conducidos por jar vedado, y por lo mismo es
el esplendor de la gracia al co­ necesario que .¿volvamos a ella,
por medio de la penitencia, de la risa como un error y he dicho
obediencia, del menosprecio de al gozo: ¿por qué me engañas en
las vanidades visibles, y refre­ vano?” Y en otra parte vuelve a
nando los deseos de la carne. decir: “ El corazón de los sabios
está donde hay tristeza, y el co­
razón de los necios donde reina
Lección VHI la alegría’'.
y olvem os, pues, a nuestra pa­
tria por distinto camino; LAUDES
porque habiéndonos alejado de
Ant. del Bened. — Vimos su
los deleites del paraíso por los
estrella * en Oriente, y hemos
placeres mundanos, no podemos
venido con dones para adorar al
volver allí, sino mediante la prác­
Señor.
tica de las obras de penitencia.
Por lo cual es necesario, herma­
VISPERAS
nos carísimos, que permanecien­
do en continuo temor y siempre Ant. del M agnif. — Herodes
velando, pongamos ante nuestra * preguntaba a los M agos: ¿Qué
consideración, por una parte señal habéis visto que os indicara
nuestras malas obras, v por otra el nacimiento del R ey? Vimos
la severidad del último juicio. una estrella resplandeciente, cu­
Pensemos cuán justo y riguroso yos fulgores iluminan el mundo.
es el Juez que esperamos, y que,
permaneciendo oculto, no deja de
amenazarnos; que amenaza a los
D ía 10 de Enero
pecadores, aunque los soporta, 7
difiriendo su venida para tener Día V infraoctavo de la
menos que condenar.
Epifanía
Semidoble
Lección IX

^ con lágrimas nues­


a stigu em o s MAITINES
tras culpas, y escuchando la I NOCTUR NO
voz del Salmista, prevengamos su
venida mediante la confesión. No D e la E písto la a los R omanos

nos engañen los placeres; acordé­


Lección I Cap. 14, 1-4
monos de cuán cerca está el Juez
que nos dice: “ ¡A y de vosotros con
ratad caridad al
que ahora reís, porque después K j@ que todavía es flaco en
lloraréis y gemiréis” . Por eso di­ % m la fe, sin andar con él en
ce Salomón: “ M ezclada anda la disputas de opiniones. Porque tal
risa con el llanto, y el término hay que tiene por lícito el comer
del gozo es el dolor” . Y en otro de todo; mientras que el flaco no
lugar dice: “ He considerado la comerá sino legumbres. El que de
todo come, no desprecie al que bunal de Cristo. Pues escrito es­
no se atreve a comer de todo, tá: yo juro por mí mismo, dice
y el que no come de todo, no se el Señor, que ante mí se dobla­
meta en juzgar al que come, pues rá toda rodilla, y que toda lengua
que Dios le ha recibido por suyo. ha de confesar que soy Dios.
¿Quién eres tú, para juzgar al que Así que cada uno de nosotros ha
es siervo de otro? Si cae, o si de dar cuenta a Dios de sí mis­
se mantiene firme, esto pertenece mo. Por lo mismo no nos juzgue­
a su amo; pero firme se manten­ mos ya más unos a otros.
drá, pues poderoso es Dios para
II NOCTURNO
sostenerle.
S erm ón de san M á x im o , O b is p o
L ección II Cap. 14, 5*8
Hom ilía 1 de la Epifanía

F ) e l mismo modo también uno


Lección IV
hace diferencia entre día y
día, al paso que otro tiene todos n esta solemnidad, muy
los días por ¡guales. Cada uno amados, según el testi­
obre según su recta conciencia. monio de nuestros mayo­
E l que hace distinción de días, la res, debemos alegrarnos por los
hace para agradar al Señor. Y el diversos misterios en ella reuni­
que come, para el Señor come, dos. En ella nuestro Señor fué
pues da gracias a Dios. Y el que adorado por los Gentiles guiados
se abstiene de ciertas viandas, por una estrella; en ella cele­
por respeto al Señor lo hace, y bramos la conversión del agua
así es que da gracias a Dios. C o­ en vino en unas bodas; y en ella,
mo quiera que ninguno de vos­ recibido el bautismo de Juan, con­
otros vive para sí, y ninguno de sagró las aguas del Jordán, al
vosotros muere para sí. Que como propio tiempo que las purificó con
somos de Dios, si vivimos, para su Bautismo.
el Señor vivim os, y si morimos,
para el Señor morimos. Ora, Lección V
pues, vivam os, ora muramos, del
D e r o cuál sea la obra mayor
Señor somos.
realizada en este día, aquel
ciertamente la conoce que la ha
Lección III Cap. 14, 9-13
llevado a término. Lo que nos­
D o rq u e a este fin murió Cris­ otros debemos creer, sin género
to, y resucitó: para adqui­ algano de duda, es que sea cual
rir dominio sobre vivos y muer­ fuere, ha sido ejecutada en favor
tos. Ahora bien, ¿por qué tú nuestro. Y a la verdad, desde el
condenas a tu hermano? o ¿por momento en q u e io s Caldeos, mo­
qué tú desprecias a tu hermanó? vidos por los rayos de una res­
No le juzgues, porqué todos he­ plandeciente estrella, adoraron al
m os, de-com parecer ante el tri­ verdade® Dios, la esperanza de
adorarle fué comunicada a los H o m ilía de san J er ó n im o ,

Gentiles. En el milagro de la con­ P resbíter o

versión del agua se nos anunció Libro 1 de los Comen, en el cap. 2 de


el sacramento de una nueva be­ san Mateo

bida; y en el bautismo del C or­ IM0S su estrella en Orien-


dero de Dios se nos ofrece el i\ te ” • P ara confusión de los
don del saludable bautismo para Judíos, y a fin de que co­
nuestra regeneración. nocieran la natividad de Cristo
por medio de los Gentiles, apare­
L ección VI ce una estrella en Oriente, pre-
dicha ya por Balaán, de quien
J ^ ebem os, pues, hermanos, para
ellos eran sucesores según se le-i
honrar a nuestro Salvador,
en el libro de los Números. Los
cuya natividad, con la debida
Magos son conducidos por la es­
exultación poco ha hemos cele­
trella a Judea, para que la pre­
brado. festejar hoy también con
gunta dirigida por los M agos a
toda devoción el aniversario de
los sacerdotes respecto al lugar,
estos hechos portentosos, prim i­
en que había de nacer Cristo,
cias de sus milagros. Y ¡qué
dejase a éstos sin excusa acerca
bien se nos anuncian estos tres
de su venida.
m isterios realizados en un mismo
día. a nosotros que confesamos L ección VIH
el misterio de la inefable T rin i­
dad en un solo D ios! M ediante \ A as ellos le dijeron: “ E n B e ­
estos milagros, Cristo Señor y lén de Judea'’. H ay aquí un
Redentor nuestro, quiso m anifes­ error del copista. Creem os que
tarse a los ojos de los m ortales, el Evangelista escribió del mismo
a fin de que su divinidad invisi­ modo que leemos en el texto he­
ble. oculta por su naturaleza hu­ breo, Judá, no Judea. En efecto,
mana, se m anifestase en sus ¿existe acaso ningún otro Belén
obras. en tierra extranjera para que
sea necesario poner aquí “ de Ju ­
III NO C TU R N O dea” ? Por esto se puso Judá,
porque existe también otro B e­
L e c c ió n del santo E va n gelio
lén de Galilea. Léase el libro de
según san M ateo
Jesús hijo de N ave. Finalm ente,
Lección VII Cap. 2, 1-12 en el pasaje aducido de la p ro ­
fecía de M iqueas se escribe: “ Y
J a b i e n d o nacido Jesús en B e­ tú Belén, tierra de Judá".
lén de Judá, reinando H ero­
des, he aquí que unos M agos
L ección IX
vinieron del Oriente a Jerusalén,
preguntando: ¿D ónde está el na­ Y abiertos sus tesoros, le ofre­
cido R ey de los Judíos? Y lo cieron los dones de oro, in­
que sigue.# cienso y m irra” . Herm osam ente
el Presbítero Juvencio expresó Oración
en unos versos el significado de
esos dones: “ Incienso, oro, m i­ ^ tended ,
oh Dios todopoderoso,
rra; con ellos ofrecen presentes al a nuestra flaqueza, y ya que
R ey, al Hombre y a D ios'1. “ Y nos agobia el peso de nuestros
habiendo sido avisados en sue­ pecados, protéjanos la gloriosa
ños que no volviesen a Herodes, intercesión de vuestro bienaven­
volvieron a su región por otro turado M ártir y Pontífice Higi-
camino” , y puesto que ofrecieron nio. Por nuestro Señor.
sus presentes al Señor, reciben la
respuesta, no por medio de un
Día 11 de Enero
Angel, sino por el mismo Señor,
a fin de que con esta distinción Día VI infraoctavo de la
se ponga de manifiesto el privile­
Epifanía
gio otorgado a los méritos de
José1. Vuelven por otro camino, Semidoble

porque debían permanecer del to ­ MAITINES


do apartados de la infidelidad de
I NOCTURNO
los judíos.
T e D eum laudám us, pág. 10. D e la E p ís t o l a a los R om anos

LAUDES Lección I - Cap. 15, 1-4

Ant. del Bened. — Todas las como más fuertes


o so tro s
naciones * vendrán de lejos, lle­ en la fe, debemos sopor­
vando sus presentes, aleluya, ale­ tar las flaquezas de los
luya. r menos firmes, y no dejarnos lle­
var de una vana complacencia
VISPERAS por nosotros mismos. Al contra­
Ant. del M agnif.— Todos ven­ rio, cada uno de vosotros procure
drán de Sabá, * llevando oro e in­ dar gusto a su prójimo en lo que
cienso, aleluya, aleluya. es bueno y puede edificarle. Con­
S e hace Conm em oración de san H i- sidere que Cristo no buscó su pro­
ginio, P a p a y M á rtir. pia satisfacción, antes bien como
Ant. — Este santo luchó has­ está escrito: los oprobios de los
ta la muerte por la ley de su que le ultrajaban vinieron a des­
Dios, y no temió las palabras de cargar sobre mí. Porque todas las
los impíos, ya que estaba apo­ cosas que han sido escribas, para
yado sobre la piedra firme. nuestra enseñanza se han escrito,
y . L e coronasteis, Señor, de a fin de que mediante la pacien­
gloria y honor. I£. Y le consti­ cia y el consuelo de las Escritu­
tuisteis sobre las obras de vues­ ras, mantengamos firme la espe­
tras manos. ranza.

1. A lú d e se al a viso que san José recibió en sueños.


Lección II Cap. 15, 5-11 manos míos, de que estáis llenos
de caridad, y de que tenéis todas
u ier a el Dios de la paciencia las luces necesarias para instrui­
Q y de la consolación haceros ros los unos a los otros. Con todo,
la gracia de estar siempre unidos os he escrito esto ¡oh hermanos!
mutuamente en sentimientos y y quizá con alguna más libertad,
afectos según Jesucristo, a fin de sólo para recordaros lo mismo
que no teniendo sino un mismo que sabéis, según la gracia que
corazón y una misma boca, glo­ me ha hecho Dios, de ser minis­
rifiquemos a Dios, el Padre de tro de Jesucristo entre las nacio­
nuestro Señor Jesucristo. Por tan­ nes, para ejercer el sacerdocio
to, soportaos recíprocamente, del Evangelio de Dios, a fin de
así como Cristo os ha soportado que la oblación de los Gentiles
a vosotros para gloria de Dios. le sea grata estando santificada
Digo, pues, que Jesucristo fué un por el Espíritu Santo.
ministro para con los de la cir­
II NO CTUR NO
cuncisión, a fin de que fuese re­
conocida la veracidad de Dios, Sermón de san F u lg e n c io ,
en el cumplimiento de las pro­ O b ispo
mesas que él había hecho a los Sermón 5 sobre la Epifanía
padres. Mas los Gentiles deben
alabar a Dios por su misericor­ Lección IV
dia según está escrito: “ Por eso
mismo Dios que en el
l
publicaré ¡oh Señor! entre las
antiguo Testam ento m an­
naciones tus alabanzas, y cantaré
dó le fueran ofrecidas
a la gloria de tu nombre” . Y en
las primicias, al hacerse hombre,
otro lugar: “ Alegraos, naciones,
consagró a su culto las primicias
en compañía de su pueblo” . Y en
de los Gentiles. Los pastores fue­
ctra parte: “ Alabad todas las
ron las primicias de los Judíos;
gentes al Señor, y ensalzadle los
los M agos, de la gentilidad. A qué­
pueblos todos” .
llos fueron llamados de las cer­
Lección III Cap. 15, 12-16 canías; éstos de lugares m uy dis­
tantes. “ ¿En dónde está, dicen,
^ simismo dice Isaías: “ D e la el que ha nacido R ey de los Ju­
estirpe de Jesé nacerá aquel díos?” D el rey de los Judíos,
que ha de gobernar las naciones, Herodes, ya habían nacido hijos.
y las naciones esperarán en él” . Arquelao nació en un palacio;
E f Dios de la esperanza os colme Cristo en un establo. Nacido A r­
de toda suerte de gozo y de paz quelao, fué colocado en un lecho
en vuestra creencia, para que de plata; Cristo en un angosto
crezca vuestra esperanza siempre pesebre. Y con todo, el que na­
más y más, por la virtud del E s­ ció en un palacior es olvidado,
píritu Santo. Por lo que hace a mientrás buscan a Cristo nacido
mí,- e sfty bien persuadido, her­ en un establo. A aquél, l^s Ma
gos ni le mencionan, mas se pos­
tran ante Cristo, adorándole. L e c c ió n del santo E vangelio

según san M ateo


Lección V

es este R ey de los Ju­


u ién
Lección VII Cap. 2, 1-12
Q díos? Pobre y rico, humilde nacido Jesús en Be­
1 -4 a b ie n d o
y excelso a la vez. ¿Quién es este lén de Judá, reinando Hero­
R ey de los Judíos, a quien sos­ des, he aquí que unos Magos vi­
tienen como un infante y adoran nieron del Oriente a Jerusalén,
como un Dios? Párvulo en el pe. preguntando: ¿Dónde está el na­
sebre; inmenso en el cielo. Vil cido R ey de los Judíos? Y lo que
en los pañales; glorioso en el fir­ sigue.
mamento. ¿Por qué así te turbas,
Herodes? Este R ey que ha naci­ H o m ilía de san A m b r o sio ,

do, no vino a vencer a los reyes O bispo

luchando con ellos; sino a sojuz­ Libro 2 sobre san Lucas, cap. 2 des­
pués del principio
garlos admirablemente con su
muerte. No nació, oh Herodes, son estos dones de
uáles
para sucederte, sino para que el una fe verdadera? Los
mundc crea en él fielmente. Vino, Magos ofrecen a Jesús
de consiguiente, no para pelear ero, como R ey; oírecénle incien­
durante su vida, sino para triun­ so. como D ios; ofrecénle mirra,
far con su muerte. como a un difunto1. Porque una
es la señal de un rey, otro el sím
Lección VI
bolo del poder divino, y otro el
p S T E niño que ahora es llamado honor tributado a una sepultura
por los Magos R ey de los que lejos de corromper un cuer­
Judíos, es el Creador y Señor de po, lo conservi. También nos­
los Angeles. Por lo cual, si le otros, los que leemos estas cosa»,
temes en su infancia, más debes ofrezcamos, hermanos, presentes
temer su omnipotencia, cuando semejantes, sacándolos de nues­
venga como juez. No le temas, tros tesoros. “ Porque nosotros
oh Herodes, como sucesor de tu tenemos un tesoro en va so s' de
reino, sino témele como justísimo arcilla” . Y si debemos apreciar
condenador de tu infidelidad. Id, lo que somos en nosotros mis­
dijo, y comunicádmelo, para que mos, no como un bien que nos
yo vaya a adorarle. ¡Oh fingida pertenece como originariamente
astucia, oh impía incredulidad, nuestro sino como un don reci­
oh maldad fraudulenta! La san­ bido de Cristo, ¡con cuánto ma­
gre de los Inocentes que cruel­ yor m otivo debemos apreciar en
mente derramaste, atestigua lo Cristo aquellas cosas que no es­
que pretendiste de este n iñ o .. tán en nosotros sino en Cristo!
1. La mirra se usaha para t-mltahsmar los cadáveres.
L ección VIH ti * los que te calumniaban, y
adorarán las huellas de tus pies.
JI^os Magos, pues, sacan de sus Se hace Conmemoración de san Tli-
lesoios los presentes que ginio.
ofrecen. ¿D eseáis saber la gra­ Ant, — El que aborrece a su
cia que m erecieron? Vieron la alma en este mundo, la guarda
estrella. En donde está Herodes para la vida eterna.
no se ve, pero en el lugar en que y. El justo florecerá como
está Cristo de nuevo se manifies­ la palma. R . Se elevará como el
ta, y m uestra el camino. D e con­ cedro del Líbano.
siguiente, esta estrella es un cam i­ I-a Oración es la de la pág. 391.

no, y el camino es Jesucristo; ya


que hablando del m isterio de la VISPERAS
encarnación, Jesucristo es llamado
Ant. del M agnif. — Avisados
estrella: “ Saldrá una estrella de
en sueño los M agos, * regresaron
Jacob y se levantará un hombr®
a su patria por otro camino.
de Isra el” . Finalm ente, en donde
está Cristo, allí tam bién está la
estrella. E l es una estrella res­ D ía 12 de Enero
plandeciente, la estrella matutina.
Se da a conocer por su propia Día VII infraoctavo de la
¡uz Epifanía
Semidoble
L ecció n IX
I NOCTURNO
J -í ahí otra enseñanza. Por un
e
D e la E písto la a los R omanos
camino vinieron los M agos y
por otro regresaron. Aquéllos que L ección I Cap. 16, 1-5
habían visto a C risto, que habían
comprendido a C risto, se vuelven s recomiendo nuestra her­
m ejores que cuando habían ido. m ana Febé, la cual está
Existen dos cam inos: uno que dedicada al servicio de la
conduce a la perdición, y otro Iglesia de Cencrea, para que la
que conduce al reino. A quél es el recibáis por am or del Señor, como
de los pecadores, y conduce a H e­ deben recibirse los santos, y le
rodes; éste es el m ism o Cristo, déis fa vo r en cualquier negocio
por el cual se vu elve a la patria. que necesitare de vosotros, ya
A quí, en efecto, estam os como que ella lo ha hecho así con mu­
en el destierro, según está escri­ chos y conmigo. Saludad a Prisca
to: “ M ucho tiem po estuvo mi y a A quila, que trabajaron con­
alma en tierra extran jera” . migo en servicio de Jesucristo
(y que por salvar mi vida expu­
LAUDES sieron sus cabezas. P or lo que.
no sólo yo les estoy agradecido,
^ A n t . d el Bened. — Vendrán a sino tam bién las iglesias de los
Gentiles). Y saludad con ellas a quio de piedad, alegrarnos con
la Iglesia que está en su casa. todo el corazón durante los días
que nos recuerdan las obras de
Lección II Cap. 16, 17-19 la divina misericordia, celebran­
do honoríficamente lo que ha si­
f)s ruego, hermanos, que os do realizado para nuestra salva­
recatéis de aquellos que ción. A esto nos invita cierta­
causan entre vosotros disensiones mente la misma disposición del
v escándalos, contra la doctrina ciclo litúrgico que estamos cele-
que vosotros habéis aprendido; y biando, el cual después de haber­
evitad su compañía. Pues los ta­ nos hecho celebrar el día en que
les no sirven a Cristo Señor nues­ el hijo de Dios, coeterno del Pa­
tro, sino a su propia sensualidad dre, nació de la Virgen, pone po­
y con palabras melosas y con cos días más tarde la festividad
adulaciones seducen los corazones de la Epifanía, consagrada por la
de los sencillos. Vuestra obedien­ manifestación del Señor.
cia se ha hecho célebre por todas
partes. D e lo cual me congratulo
Lección V
con vosotros. Pero deseo que
seáis sabios en orden al bien, y p N esto mismo la divina Provi­
sencillos en cuanto al mal. dencia ha constituido un po­
deroso argumento de nuestra fe;
Lección III Cap. 16, 21-24 ya que al celebrar con nosotros
y con gran solemnidad las ado-
f)s saluda Tim oteo, mi coad­
inciones que fueron tributadas
jutor, y Lucio y Jasón, y
al Salvador, va en los comien­
Sosipatro, mis parientes. Os sa­
zos de su misma, infancia nos
ludo en el Señor yo Tercio, que
da, en los mismos documen­
he sido el amanuense en esta car­
tos que tratan de su origen, la
ta. Salúdaos Cayo, mi huésped, y
prueba de que Cristo al nacer
la Iglesia toda. Salúdaos Erasto,
tenía realmente naturaleza hu­
el tesorero de la ciudad, y nues­
mana. He aquí, en efecto, lo que
tro hermano Quarto. La gracia
justifica a los impíos; lo que ha­
de nuestro Señor Jesucristo sea
ce de los pecadores santos: el
con todos vosotros. Amén.
creer que en un mismo Señor
nuestro, Jesucristo, existen ver­
II NO CTUR NO
daderamente la divinidad y la
Serm ón de san L eón , P apa humanidad: la divinidad por la
Sermón 4 de la Epifanía, cap. 1 que antes de todos los siglos es
igual al Padre en la divina natu­
Lección IV raleza; y la humanidad, median­
s justo y razonable, carí­ te la cual en los últimos tiempos
simos, al propio tiempo se ha unido al hombre tomando
que un verdadero obse­ la forma de esclavo.
Y a la verdad, ni había nada ex­
traordinario en el aspecto de la
|D a ra fortalecer esta fe, procla­ Virgen ni la casa era magnífica,
mada contra todos los erro­ ni en ella había algo que pudiese
res, fué decretado, por un de­ admirarles o halagarles. Ellos,
signio de la inmensa bondad di­ con todo, no sólo adoran, sino
vina, que unos pueblos, morado­ que abriendo sus tesoros ofrecen
res de lejanas regiones del Orien­ presentes, reconociéndole no co­
te, ocupados en el estudio de las mo hombre sino como Dios, ya
estrellas, recibieran una señal del que el incienso y la mirra son
nacimiento del Niño que había un símbolo que en gran manera
de reinar sobre todo Israel. Una es propio de Dios. ¿Quién les
estrella de nuevo resplandor, sin­ persuadió esto? La misma razón
gularmente bella, apareció a los que les movió a dejar sus mo­
Magos, y de tal manera su luz radas y a emprender el camino;
radiante llenó de admiración los a saber: la estrella, junto con la
ánimos de los que la contempla­ iluminación interior que recibie­
ban, que los Magos' creyeron no ron de Dios y que les condujo
podían dejar, en manera alguna, gradualmente al pleno copo-
de buscar lo que les anunciaba cimiento.
una señal tan extraordinaria.
III NOCTURNO • Lección VIH
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
JDuessi así no hubiese sucedi­
seg ú n san M ateo
do, siendo humilde cuánto
Lección VII Cap. 2, 1-12 veían, no le hubiesen tributado
tan grande honor. Ciertamente
Í - J a b i e n d o nacido Jesús en Be­ que nada de cuanto veían era
lén de Judá, reinando He­ grande, ya que solamente se les
rodes, he aquí que unos Magos ofrecía el pesebre, el tugurio y
vinieron del Oriente a Jerusalén la madre faltada de todo; así
preguntando: ¿Dónde está el na­ podemos comprender mejor la
cido Rey de los Judíos? Y lo que pura filosofía de los Magos,
sigue. aquella fe sublime, que les hizo
ver en aquel Niño, no un simple
H o m il ía d e s a n J u a n C r is ó s t o m o
Homilía 8 sobre san Mateo, n. 1
hombre sino a Dios, el bienhe­
chor por excelencia. Por lo mis­
os Magos, entrando en la mo, nada de lo* que veían ex­
casa vieron al niño con ternamente les causó extrañeza,
1 María, su madre. Y pos­ sino que adoraron y ofrecieron
trándose le adoraron, y abriendo dones, los cuales difieren mucho
sus tesoros le. ofrecieron presen­ de las formas religiosas en con­
tes: oro, incienso.y mirra. Mas sonancia con la tosquedad judai­
¿por qué fueron a adorar al niño? ca. Tuesto que no-•inmolaron
ovejas ni carneros, se acercaban
más a la filosofía de la Iglesia,
ya que ofrecieron la ciencia, la Octava de la Epifanía
obediencia y la caridad. Doble mayor

L as I V ísp era s son como las prime­


ras de la E p ifan ía, pág. 360, excepto
Lección IX la ;igu iente

Y después de haber sido avisa­ Oración


dos en sueño que no volvie­ Q h Dios, cuyo Unigénito apa­
sen a Herodes, regresaron a su reció en la tierra revestido
patria por otro camino. En esto de nuestra humanidad; os supli­
se pone de manifiesto su fe, camos nos concedáis que merez­
puesto que no se molestaron, si­ camos ser reformados interior­
no que se conformaron obede­ mente por Aquel que vimos se­
ciendo; no se perturbaron, ni se mejante a nosotros en lo exterior.
decían mutuamente: Si este niño El cual con Vos.
es realmente grande y si tiene
algún poder, ¿por qué tiene nece­ MAITINES
sidad de la huida y de ocultarse? E l In v itato rio , H im no y Salm os como
Y ¿por qué a nosotros, que he­ dentro de la O c ta v a ; lo demás se dice
mos venido manifiesta y confia­ como en el d ía de la E p ifan ía, pág. 000,
exceptuadas la s Lecciones.
damente a semejante pueblo, E n el I N octurn o se dicen tas L e c­
arrostrando el furor de este rey. ciones de la E pistola I a los Corintios
que ocu rran , según la R ú b rica de la
el Angel nos ordena salir de la página 368.
ciudad casi como fugitivos? Mas II NOCTURNO
ellos nada de esto dijeron ni pen­
Serm ón de san G r e g o r io
saron. A la verdad, nada de­
N a c ia n c e n o
muestra tanto la fe, como el no
O ración in sancta Lum ina
demandar explicaciones, obede­
ciendo sencillamente a lo orde­ Lección IV
nado.
o puedo contener los im­
pulsos de mi alegría; mi
LAUDES corazón se siente trans­
A n t . d e l B e m d . — Es cierta­ portado y conmovido, y olvidado
mente grande * este misterio ds de la propia pequeñez, pretendo
bondad, manifestado en la car­ ejercer la misión del grande Juan,
ne, confirmado por el espíritu, o más bien procuro ponerme a
patente a los ángeles, predicado su servicio, y si bien no soy pre­
a las naciones, creído por el cursor, con todo, vengo del de­
mundo, glorificado en la ascen­ sierto. Jesucristo recibe el sacra­
sión al cielo, aleluya. mento de la iluminación, o, me­
jor aún con su resplandor nos
L a s V ísp e ra s son del sigu ien te dia
O ctava de la E p ifa n ía . ilumina. Cristo es bautizado; des­
cendamos nosotros juntamente
con él, para que también con él
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
ascendamos.
seg ún sa n J uan

Lección V Lección VII Cap. 1, 29-34

|h w aquel tiem po: Vió Juan a


uan bautiza, y se le acerca Je­
J sús, santificando en verdad al
mismo que bautiza, pero princi­
Jesús que venía a encon­
trarle, y d ijo : He aquí el C o r­
dero de D ios, ved aquí el que
palmente sepultando al viejo
quita el pecado del mundo. Y lo
Adán en las aguas y santificando
que sigue.
las mismas aguas del Jordán, de
suerte que así como E l era espí­ H o m i l í a d e s a n A g u s t í n , O b i s p o
ritu y carne, así a los que habrían T rata d o 6 sobre san Ju an antes de la
de ser bautizados en lo sucesivo, m itad
se les santificase por la virtud
fe^'££l|NTES que el Señor viniera
del Espíritu y por el elemento
para ser bautizado ,p o r
del agua. El B autista se niega a
v Q lh hI Juan en el Jordán, éste
bautizar, pero Jesús insiste. Y o .
le había conocido según lo m a­
dice el Bautista, tengo necesidad
nifestó con aquellas palabras:
de ser bautizado por ti. L a an­
“ ¿T ú vienes a mí para ser bau­
torcha habla al Sol, y la voz al
tizado? Y o debo ser bautizado
Verbo.
por ti” . Veis, pues, como co­
nocía al Señor, conocía al H ijo
L ecció n VI de Dios. ¿C óm o podemos probar
que ya sabía, asimismo, que él
e s ú s sale del agua, levantando

J bautizaba en el Espíritu Santo?


consigo en cierta manera al Antes que viniese al Jordán,
mundo sumergido en el abismo. cuando m uchos acudían a Juan
Y vió, no cómo el cielo se di­ para ser bautizados, les dijo:
vidía, sino cómo se abría. E l “ Y o en verdad os bautizo con el
primer Adán lo había cerrado, agua, mas el que viene después
tanto para sí como para nos­ de mí, es mi superior, de quien
otros, así como se le había ce no soy digno de desatar su cal­
rrado tam bién el Paraíso terre­ zado; él os bautizará en el E s­
nal con una espada de fuego. E l píritu Santo y en el fuego” . Y a
Espíritu Santo da testim onio: sabía, pues, esto. •
cosas tan sem ejantes concuerdan
entre sí. D e l m ismo cielo se nos L ecció n VIII
da el testim onio, y a que de lo
alto del cielo había descendido u é aprendió, pues,, el Precur-
Aquel en favo r del cual fué Q . . sor por medio de la palo
dado. ma? Veám oslo, a fin de que des­
pués no le tengamos por m enti­ otro lo es por otro de inferior
roso, (Dios no lo permita) mérito delante de Dios, de infe­
¿Aprendió tal vez que Cristo ha­ rior grado, de inferior continen­
bía de tener tal propiedad, que si cia, de inferior vida, con todo
bien muchos ministros, justos y reciben un mismo e igual bautis­
pecadores, bautizarían, no debe­ mo, sino porque “ Este es el que
ría atribuirse la santidad del bautiza"?
bautismo, sino a aquel sobre En Laudes, H oras y V ísperas todo se
quien descendió la paloma, y del dice como el día de la E pifan ía, pá­
gina 366, excepto la O ración, pág. 397.
cual se ha dicho: “ Este es aquel Cuando la O ctava de la E pifan ía ocu­
que bautiza en el Espíritu San­ rriere en Sábado, en las I I V ísperas de
la O ctava se hace Conmemoración de la
to ? ” Y a sea que Pedro bautice, Dom inica I I después de la E pifan ía,
éste es el que bautiza. Y a sea pág. 408.
Pablo que bautice, éste es el que
bautice, éste es el que bautiza
bautice, éste es el que bautiza
Dominica I después de la
Y a que si el bautismo fuera san­
to según la diversidad de los mé­ Epifanía 1
ritos, supuesto que son diversos Semidoble
los méritos, los bautismos se­
E l O ficio se celebra de la Sagrada
rían diversos, y tanto más cree­ F am ilia, tal como está indicado en la
ría que uno recibe, cuanto le pa­ página 000; pero si el Dom ingo ocu­
rriere en el día 13 de E nero, se celebra
recería que lo recibe de uno que el O ñ cio del dia de la O ctava de la
es mejor. E p ifa n ía , y en el I N octurno se lee el
pi incipio de la Epístola I a los Corin­
tios, conform e lo prescrito en la R ú ­
Lección IX brica de la pág. 368.

A unlos mismos santos (enten­ E m p ie z a l a p r im e r a E p ís t o l a de


dedlo bien, hermanos) que san P ablo a los C o r in t io s
como buenos pertenecen a la pa­
loma, que pertenecen a esta ciu­ Lección I Cap. 1, 1-3
dad que es la verdadera Jerusa­
lén, los mismos buenos que fo r­ Apóstol de Jesucris­
a b lo ,

man parte de la Iglesia, de los to por la vocación y vo­


cuales dice el Apóstol: “ Conoce luntad de Dios, y nuestro
el Señor a sus escogidos” , aun hermano Sostenes, a la Iglesia de
ellos tienen diversidad de gra­ Dios, que está en Corinto, a los
cias; no todos tienen ¡guales fieles santificados por Jesucristo,
méritos. Unos son más san­ llamados santos, y a todos los que
tos . que otros, unos son m e­ invocan el nombre ds nuestro
jores que otros. ¿Por qué, pues, Señor Jesucristo, en cualquier lu­
si uno es bautizado, por ejemplo, gar que ellos o nosotros estemos.
por un justo, por un santo,' y Gracia y paz de parte de Dios,

1, T ie n e lu g a r dentro de la Octava*
Padre nuestro, y de Jesucristo do: Y o soy de Pablo; yo de Apo­
nuestro Señor. lo; yo de Cefas; yo de Cristo.
Los RR. como en el I Nocturno de Pues qué. -Cristo acaso se ha di­
la Fiesta de la Epifanía, pag. 362.
vidido? ¿ Y por ventura Pablo
ha sido crucificado por vosotros,
Lección H Cap. 1, 4-9 o habéis sido bautizados en el
C o n tin u a m e n teestoy dando nombre de Pablo?
gracias a Dios por vosotros
por la gracia de Dios, que se os
ha dado en Jesucristo. Porque Feria Segunda
en él habéis sido enriquecidos con D e la E p ís t o l a p r im e r a a los
toda suerte de bienes, con todo C o r in t io s
lo que pertenece a los dones d»
la palabra y de la ciencia, ha­ L ección I Cap. 2, 1-5
biéndose así verificado en vos­
otros el testimonio de Cristo. D e o, hermanos míos, cuando
vine a vosotros a predica­
manera que nada os falte de gra­
ros el testimonio de Cris­
cia ninguna, a vosotros que es­
táis esperando la manifestación to, no lo hice con sublimes dis­
cursos ni sabiduría humana
de Jesucristo nuestro Señor. El
cual os confortará todavía hasta Puesto que no me he preciado de
saber otra cosa entre vosotros,
el fin, para que seáis hallados
irreprensibles en el día del adve­ sino a Jesucristo, y éste crucifi­
nimiento de Jesucristo Señor cado. Y mientras estuve ahí entre
nuestro. Fiel es Dios, por el cual vosotros, estuve siempre con mu­
habéis sido llamados a la compa­ cha pusilanimidad, mucho temor
ñía de su H ijo Jesucristo, Se­ y un continuo susto. Y mi modo
ñor nuestro. de hablar, y mi predicación, no
fué con palabras persuasivas de
humano saber, pero sí con los
Lección III Cap. 1, 10-13
efectos sensibles del espíritu y de
fy [A S os ruego encarecidamen­ la virtud de Dios, para que vues­
te, hermanos míos, por el tra' fe no estribe en saber de
nombre de nuestro Señor Jesu­ hombres, sino: en el poder de
cristo, que todos tengáis un mis­ Dios. '
mo lenguaje, y que no haya entre E n esta F eria y en las siguientes,
vosotros cismas; antes bien v i­ s< ocu rren dentro de la O ctava de la
E p ifa n ía , el O ficio se cel*br? de O cta­
váis perfectamente unidos en un va, y se dicen de ella los Responsorios. •
mismo pensar y en un mismo sen­ como se ha indicado anteriorm ente.
M as it o cu rrieren fu e ra de ella, «1 O fi­
tir. Porque he llegado a entender, cio se celebra in tegram en te como en el
hermanos míos, por los de Cloé, O rd in ario y S alterio , con los Respon-
sorios asign ados a cada F e ria , según áe
que hay entre vosotros contien­ in d icará. E stos Responsorios también
das. Quiero decir, que cada uno se d irán en la s F ie stas, tanto de ii'ta
como de n ueve Lecciones en q u e - * 6
de vosotros toma partido, dicien. . rezan L e c íftn e s de la E scritu ra ocu-
rrente. M as en el prim er d ía en que se Lección III Cap. 2, 10-13
dicen las Lecciones de este modo, om i­
tidos los dem ás Responsorios de aquel
día, se toman los que se asignan a la P ^ nosotros, empero, nos ha re­
F eria I I . velado Dios por medio de su
F u e ra de la O ctava de la E p ifan ía:
Espíritu. Pues el Espíritu de Dios
I>. Señor, no me reprendáis todas las cosas penetra, aun las
en vuestra ira, ni me castiguéis más íntimas de Dios. Porque
en vuestra cólera. * Apiadaos de ¿quién de los hombres sabe las
mí, Señor, porque soy débil, y . cosas del hombre, sino sola­
E l temor y temblor vinieron so­ mente el espíritu del hombre, que
bre mí, y las tinieblas me cerca­ está dentro de él? Así es que las
ron. Apiadáos. cosas de Dios nadie las ha cono­
cido, sino el Espíritu de Dios.
Lección II Cap. 2, 6-9 Nosotros, pues, no hemos recibido
el espíritu de este mundo, sino
J ? sto no obstante, enseñamos el Espíritu que es de Dios, a fin de
sabiduría entre los perfectos; que conozcamos las cosas que
mas no una sabiduría de este si­ Dios nos ha comunicado. Las cua­
glo, ni de los príncipes de este les por eso tratamos no con pa­
siglo, los cuales son destruidos, labras estudiadas de humana
sino que predicamos la sabiduría ciencia, sino conforme nos enseña
de Dios en el misterio, sabiduría el Espíritu, acomodando lo es­
recóndita, la cual predestinó Dios piritual a lo espiritual.
antes de los siglos para gloria
F u era de la O ctava de la E p ifa n ía :
nuestra. Sabiduría que ninguno de
los príncipes de este siglo ha en­ IJ. El Señor está a mi diestra
tendido, que si la hubiesen enten­ para que no sea conmovido. *
dido, nunca hubieran crucificado Por eso se regocijó mi corazón,
al Señor de la gloria. Y de la y prorrumpió en cánticos mi len­
cual está escrito: “ Ni ojo vió, ni gua. y . El Señor es la parte de
oreja oyó, ni pasó a hombre por mi herencia y de mi .cáliz. Gloria
pensamiento cuáles cosas tiene al Padre. Por eso.
Dios preparadas para aquellos que
le aman” .
F u era de la O ctava de la E p ifa n ía : . Feria Tercera
1$. Oh Dios, que os sentáis D e la E p ís t o l a p r im e r a a los
sobre un trono, y juzgáis con C o r in t io s
equidad, sed el refugio de los dé­
biles en la tribulación: * Porque Lección I Cap. 5, 1-5
vos soíp tenéis en> cuenta é
s ya una voz pública de
trabajo y dolor. y . A vuestro
que entre vosotros se co­
cuidado está el pobre, vos sois e!
mete^ deshonestidades, y
auxilio del desvalido.
tales, cuales no se oyen ni aun
L n las O ctav as y F ie sta s de rito sim ­
- pie: Gloria al Padre. entre los Gentiles, hasta llegar
alguno a abusar de la m ujer de dura de malicia y de corrupción,
su propio padre. Y con todo, vos­ sino con los panes ázimos de la
otros estáis hinchados de orgu­ sinceridad y de la verdad.
llo, y no os habéis entregado a F u era de la O c ta v a de la E p ifa n ía ,
llanto, para que fuese quitado de a no ser que tenga que reasum irse el
R. O h D io s, pág. 401 se dice el s i­
entre vosotros el que ha cometido gu ien te
tal maldad. Por lo que a mí toca,
1$. El Señor puso mis pies
aunque ausente de ahí con el
sobre la roca, y mi Dios afianzó
cuerpo, mas en espíritu, ya he
mis pasos: * Y puso en mi
pronunciado, como presente, esta
boca un cántico nuevo, y . Oyó
sentencia contra aquel que así
mis plegarias, y me sacó de la
pecó. En nom bre de nuestro Se­
/osa de miseria. Y quiso en mi
ñor Jesucristo, uniéndose con
boca.
vosotros mi espíritu, con el poder
E n las O ctav as y F ie sta s de rito sim ­
que he recibido de nuestro Se­ ple: Gloria P a tri.
ñor Jesús, sea ese que tal hizo
entregado a Satanás, para casti­
Lección III Cap. 5, 9-11
go de su cuerpo, a fin de que su
\
alma se salve al llegar el día del
Q s tengo escrito en una carta:
Señor.
N o tratéis con los deshones­
F u e ra de la O c ta v a de la E p ifa n ía ,
a no ser que ten ga que rea su m irse el
tos. Claro está que no entiendo
B . S eñ o r de la F e r ia I I , pág. 40 1, se decir con los deshonestos de este
dice el sigu ien te
mundo, o con los avarientos o
1^. Atended, Señor, a mis lá ­ con los que viven de rapiña, o
grimas ; no perm anezcáis en si­ con los idólatras, de otra suerte
lencio, y perdonadm e: * Porque sería menester que os salieseis de
soy yo ante V os un advenedizo y este mundo. Cuando os escribí
nómada. X . A Vos plegue el li­ que no trataseis con tales sujetos,
brarm e; venid presto en mi a yu ­ quise decir que si aquel que es
da. Porque. del número de vuestros herm a­
nos, es deshonesto o avariento, o
L ección II • Cap. 5, 6-8 idólatra, o m aldiciente o beodo
o vive de rapiña, con éste tal ni
M o tenéis, pues, m otivo para tom ar bocado.
gloriaros. ¿N o sabéis acaso
que un poco de levadura aceda a Fno u e ra de la O c ta v a de la E p ifa n ía ,
ser que ten ga que reasu m irse el
toda la m asa? Echad fuera la le­ R . O h D io s , pág. 401, se d ice el si*
vadura añeja, para que seáis una gu íen te
masa nueva, com o que sois pa­ t y . Y o dije, Señor, " com pa­
nes sin levadura. Porque Jesu­ deceos de m í: * Curad mi alma,
cristo, que es nuestro Cordero porque he pecado contra Vos.
pascual, ha sido inmolado. Por y . Libradm e, Señor, de todas
tanto, celebrem os la fiesta, no mis iniquidades.’ Curad. Gloria al
con levadura añeja, ni con leva ­ P^dre. Curad.
Feria Cuarta unos con otros. ¿Por qué no tole­
ráis antes el agravio? ¿por qué
D e la E p ís t o l a p r im e r a a los antes no sufrís el fraude? Mas
C o r in t io s algunos de vosotros sois los que
Lección I Cap. 6, l-ó agraviáis y defraudáis, y eso a
vuestros propios hermanos. ¿No
es posible que se halle
óm o sabéis que los injustos no posee­
uno siquiera entre vos­ rán el reino de Dios? N o queráis
otros que teniendo algu­ cegaros: ni los fornicarios, ni los
na diferencia con su hermano, idólatras, ni los adúlteros, ni los
se atreva a llamarle a juicio ante afeminados, ni los sodomitas, ni
los jueces inicuos, y no delante los ladrones, ni los avarientos, ni
de los santos? ¿N o sabéis que los los borrachos, ni los maldicientes,
santos han de juzgar a este m un­ ni los que viven de rapiña, han
do? Pues si el mundo ha de ser de poseer el reino de Dios. T a ­
juzgado por vosotros, ¿no seréis les habéis sido algunos de vos­
dignos de juzgar de estas menu­ otros en otro tiempo; pero fuis­
dencias? ¿N o sabéis que hemos teis lavados, fuisteis santificados,
de ser jueces hasta de los ánge­ fuisteis justificados en el nom­
les malos? ¿cuánto más de las bre de nuestro Señor Jesucristo,
cosas mundanas? Si tuviereis, y por el espíritu de nuestro Dios.
pues, pleitos sobre negocios de F u e ra da la O ctava' de la E pifan ía,
este mundo, tomad por jueces a a no ser que tenga que reasum irse el
B . O h D ios, pág. 401, se dice el si­
los más ínfimos de la Iglesia. Lo guiente
digo para confusión vuestra. ¿E«
1$. Preparado está mi cora­
posible que no ha de haber entre
zón, oh Dios, preparado está. *
vosotros algún hombre inteligen­
Cantaré al son de instrumentos
te, que pueda ser juez entre los
con toda mi alma, y . Despierta,
hermanos, sino que ha de verse
oh alma m ía; despertaos, mi laúd
que litiga hermano con hermano,
y mi arpa; yo me levantaré al
y eso en el tribunal de los infie­
rayar la aurora. Cantaré.
les?
E n las O ctavas y F iestas de rito
F u e r a de la O c ta v a de la E p ifa n ía , sim ple: Gloria al Padre. Cantari.
a no se r que tenga que reasum irse el
B . S eñ o r , p á g . 401, se dice el siguien te
I£. N o me condenéis con mis Lección III Cap. 6, 12-18
iniquidades; * N o reserveis, eno­ todo me es lícito, no todo
jado, mis maldades para casti­ me es conveniente. N o porque
garlas eternamente, y . N o en­ todo me es lícito, me haré y 5 es­
tréis, Señor, en juicio con vues­ clavo de ninguna cosa. Las vian­
tro siervo. N o reservéis. das son para el vientre, y el vien­
Lección II Cap. 6, 7-11 tre para las viandas. Mas Dios
destruirá a aquél y a éstas. El
a por cierto es una falta en cuerpo, empero, no es para la for­
Y vosotros, el andar en pleitos nicación, sino para el Señor, como
el Señor para el cuerpo. Así co­ cuerpo, sino que lo es el marido.
mo Dios resucitó al Señor, Y así mismo el marido no es due­
nos resucitará también a nosotros ño de su cuerpo, sino que lo es
por su virtud. ¿N o sabéis que la mujer.
vuestros cuerpos son miembros F u era de la O ctava de la E p ifan ía,
a no ser que tenga que reasum irse el
de Cristo? ¿H e de abusar yo de R. S eñ or, pág. 401 se dice el siguiente
los miembros de Cristo, para ha­
]$. Oh Dios, en Vos he con­
cerlos miembros de una mere­
fiado, Señor, no sea confundido
triz? N o lo permita Dios. ¿O no para siempre: con vuestra justicia
sabéis que quien se junta con una
libradme. * Y salvadme. V .
meretriz, se hace un cuerpo con
Atended a mi plegaria, y librad­
ella? Porque serán los dos una
me. Y salvadme.
carne. A l contrario, quien está
unido con el Señor, es con él un
mismo espíritu. H uid la fornica­ Lección II Cap. 7, 5-9
ción.
o queráis defraudaros el de­
F u era de la O ctava de la E p ifa n ía ,
a no ser que tenga que reasum irse el recho recíproco, a no ser por
R . E l Señ or, pág. 401, se dice el si­ algún tiempo de común acuerdo,
guiente.
Oh protector mío, yo os para dedicaros a la oración, y
después volved a cohabitar, no
cantaré salmos, porque, oh Dios,
sea que os tiente Satanás por
sois mi asilo, * Dios mío, mise­
vuestra incontinencia. Esto os lo
ricordia mía. . M e alegraré y
digo por condescendencia que no
gozaré en vos, cantando a vues­
lo mando. A la verdad, me alegra­
tro nombre, oh Altísim o. Dios
ra que fueseis todos tales como
mío. Gloria al Padre. Dios mío.
yo m ism o; mas cada uno tiene
de D ios su propio don: quién de
Feria Quinta una manera, quién de otra. Pero
sí que digo a las personas no ca­
D e la E p ís t o l a p r im e r a a los
sadas, y viudas: bueno les es si
C o r in t io s así permanecen, como también
permanezco yo. M as si no tienen,
Lección I Cap. 7, 1-4
don de continencia, cásense. Y a
orden a las cosas sobre que vale más casarse que abra­

t que me habéis escrito,


respondo: Loable cosa es
-^n el hombre no tocar
mujer. Mas para evitar la incon­
tinencia, viva cada uno con s j
sarse.
F u e ra de la O ctav a de la E p ifa n ía ,
a no ser que tenga que reasu m irse el
ninguna
R. O h D io s,
gu ien te
pág. 401, se dice el s i­

I£. Llénese mi boca de vues­


mujer, y cada una con su marido. tra alabanza, para que cante un
El marido pague a la mujer el himno a vuestra gloria, alabando
débito, y de la misma suerte la constantemente vuestra grande­
muje^ al marido. Porque la mu­ za: no me rechacéis en el tiem ­
jer casada no es dueña de su po de mi ancianidad: % Cuan­
do desfallecieren mis fuerzas, no Feria Sexta
me abandonéis, V . M is labios se
De la E p ísto la p rim era a lo s
gozarán al proclamar vuestras
C o r in t io s
grandezas. Cuando desfallecieren
mis fuerzas. Lección I Cap. 13, 1-3
E n las O ctav as y F ie sta s de rito
sim ple: Gloria al Padre. Cuando d es­
fallecieren .
yo hablara todas las
P T ff is V (j a n d o
lenSuas de l° s hombres
Lección III Cap. 7, 10-14 y el lenguaje de los án­
geles, si no tuviere caridad, ven­
O ero a las personas casadas, go a ser como un metal que sue­
mando no yo, sino el Señor, na, o una campana que retiñe. Y
que la m ujer no se separe del cuando tuviera el don de profe­
marido. Que si se separa, no pase cía, y penetrase todos los miste­
a otras nupcias, o bien reconci­ rios, y poseyese todas las ciencias;
líese con su marido. N i tampoco cuando tuviera toda la fe, de ma­
el marido repudie a su mujer. nera que trasladase de una a otra
Pero a los demás digo yo, no el parte los montes, no teniendo ca­
Señor. Si algún hermano tiene ridad, soy un nada. Cuando yo
por m ujer a una infiel, y ésta distribuyese todos mis bienes pa­
consiente en habitar con él, no la ra sustento de los pobres, y cuan­
repudie. Y si alguna m ujer fiel do entregara mi cuerpo a las lla­
tiene por marido a un infiel, y mas, si la caridad me falta, todo
éste consiente en habitar con ella, lo dicho no me sirve de nada.
no abandone a su marido. Por­ F u era de la O ctava de la E p ifan ía,
a no ser que t:n g a que reasum irse el
que un marido infiel es santifi­ B . S tñ o r , pág. 401, se d ic e el siguiente
cado por la m ujer fiel, y la mu­ Os confesaré, Señor Dios,
jer infiel es asimismo santificada con todo mi corazón, y honraré
por el marido fiel. D e lo contra­ vuestro nombre para siempre. *
rio vuestros hijos serían amanci­ Y a que vuestra misericordia, Se­
llados mientras que ahora son ñor, es grande a favor mío. y .
santos. Porque Vos sois mi Dios, os con­
F u e ra de la O cta v a de la E p i­
fa n ía , a no ser que tenga que reasu ­ fesaré. Porque Vos sois mi Dios,
m irse el R . E l S eñ or, pág. 401, se dice os ensalzaré. Y a que.
el ^ gu íen te
IJ. D e gozo rebosarán mis Lección II Cap. 13, 4-10
labios al cantar vuestras alaban­
zas. * Y el alma mía que Vos, I acaridad es sufrida, es dulce
oh Señor, redimisteis, y Y mi y bienhechora. L a caridad no
lengua proclamará vuestra jus­ tiene envidia, no obra precipitada
ticia, celebrará todo el día vu es­ ni temerariamente, no se enso­
tras alabanzas. Gloria al Padre. berbece, no es ambiciosa, no bus-
Y el alma mía que Vos, oh Se era sus intereses, no se irrita, no
ñor, redimisteis. • • piensa mal. N o se huelga de la
<4 ..
injusticia, complácese sí en la F*. E l S eñ o r, pág. 401, se dice el si­
guiente
verdad. A todo se acomoda, cree
todo el bien del prójimo, todo lo 1$. El Señor se ha constitui­
espera, y lo soporta todo. La ca­ do mi refugio: * Y mi Dios es
ridad nunca fenece; en lugar de el auxilio de mi esperanza, y .
que las profecías se terminarán M e ha librado de mis encarni­
v cesarán las lenguas, y se acabará zados enemigos, y el Señor se ha
la ciencia. Porque ahora nuestro hecho mi protector. Y . Gloria al
conocimiento es im perfecto, e Padre. Y .
im perfecta la profecía. M as lle­ Er. V ísp e ra s, a 110 ser que en el día
sigu ien te ten ga que celeb rarse O ficio
gado que sea lo perfecto, desapa­ de una F ie sta de n u eve Lecciones, o
recerá lo im perfecto. de algu n a O cta v a o V ig ilia , o te n g i
ciue a n ticip arse una D om inica im pe­
F u e ra de la O ctav a de la E p ifan ía dida. segú n se a d v e rtirá después, la
a no ser que tenga nue reasu m irse el C a p itu la se dice de santa M aría , y de
R. O h D io s, pág. 401 se dice el si­ ella se celebra el O ficio, como en el
guien te Sábado. L o cu al se p ractica tam bién
en todos los S áb ados que no estén im­
I?. Grande ha sido. Señor, pedidos, h asta el Sábado después de
vuestra m isericordia en mi favo r: S e x a g é sim a in clu sive.
* Y habéis librado a mi alma de 1f S i la sigu ien te D om in ica I I u
otra después de E p ifa n ía , estu viese im ­
lo más profundo de las tinieblas. pedida por la D om in ica de S e p tu agé si­
V . En el día de la tribulación ma, y no tu vie se lu g a r después de P e n ­
tecostés, con form e las R ú b rica s, se an ­
he clamado a Vos, y me habéis ticipa su O ficio al Sábado con rito sem i­
atendido. Y habéis. doble, con todos los p rivile gio s propios
de la D o m in ica, a sí en la o cu rren cia
E n las O cta v a s y F ie sta s de rito
como en la co n cu rren cia en I V isp e ra s.
sim ple: Gloria al Padre. Y habéis.
P ero en las I I V ís p e ra s , nada se ce­
lebra de e lla , aun q u e la sigu ien te D o­
m in ica de S e p tu agé sim a tan sólo tu v ie ­
Lección III Cap. 13, 11-13 re que ser conm em orada, segú n las
R ú b rica s.
R uando yo era niño hablaba co­ E n el O ficio de esta D om in ica a n tici­
mo niño, juzgaba como ni­ pada, todo se d ice del Sábado, y las
I V ísp e ra s y Co m pletas del día a n te­
ño, discurría como niño. Pero rior, son de la F e r ia V I como en el
cuando fu i ya hombre, di de m a­ S a lte rio , excep to la C a p itu la de P r i ­
m a, que se d ice de la D om in ica, como
no a las cosas de niño. Al presen­ en el O rd in ario . L a O ra ció n , L e ccio ­
te no vem os sino como en un es­ nes con sus R esponsorios y la A n t í­
fon a del B c n e d lc tu s son tam bién de la
pejo, y bajo imágenes oscuras, D om inica.
pero entonces le verem os cara a E n el I N octu rn o se ponen las L e c ­
ciones del principio de las E pístolas
cara. Y o no le to n o zco ahora sino de san P ab lo, que o cu rra n en la D o­
im perfectam ente, mas entonces le m inica a n ticip ad a y tam bién dos de las
sigu ie n te s F e r ia s ; y los principios de
conoceré a la m anera que soy yo las E p ísto las señ alad os para las s i­
conocido. Ahora permanecen es­ gu ien tes F e ria s y D om in icas, se om iten
del todo. M a s el prin cipio de la E p is ­
tas tres virtudes, la fe, la espe­ tola que está señ alad a para el sábado,
ranza y la caridad; pero de las al cu al, segú n lo dicho, se anticip a el
tres la. caridad es la más exce­ O ficio d e la D o m in ica, se lee en la
F e ria preced en te m ás p ró xim a, según
lente de todas. las R ú b ric a s. . >
F u e r a de la O c ta v a de la j f o if a n ía .
a no «er q u e ten ga q u e re a su m irse el
Sábado sitaros solamente de paso, antes
espero detenerme algún tiempo
D e l a E p ís t o l a p r im e r a a lo s entre vosotros, si el Señor me lo
C o r in t io s permitiere. Acá en Efeso me que­
daré hasta Pentecostés. Porque se
Lección I Cap. 16, 1-4
me ha abierto una puerta grande
'í cuanto a las limosnas y espaciosa, si bien los adversa­
que se recogen para los rios son muchos.
santos, practicadlo en Fu era de la O ctava de la E pifanía,
a no ser que tenga que reasumirse el
la misma forma que yo he or­ R. Oh Dios, pág. 401 se dice el si­
denado a las Iglesias de Galacia. guiente
El primer día de la semana cada I^¡. Señor, atended a mi ora­
uno de vosotros ponga aparte, y ción, y mi clamor llegue a Vos:
deposite aquello que le dicte su * Y a que no despreciáis, oh Dios,
buena voluntad, a fin de que no las oraciones de los pobres. T .
se hagan las colectas al tiempo Atiendan, Señor, vuestros oídos a
de mi llegada. En estando yo pre­ la oración de vuestro siervo. Y a
sente, a aquellos sujetos que me que. *
hubiereis designado, los enviaré En las O ctavas simples y en el
Oficio de santa M aría en el Sábado:
con cartas para llevar vuestras Gloria al Padre. Y a que.
liberalidades a Jerusalén. Que si
la cosa mereciere que yo también Lección III Cap. 16, 10-14
vaya, irán conmigo.
F u e ra de la O ctav a de la E p ifa n ía , ^ i va a veros Timoteo, procu­
a r o ser que ten ga que reasum irse el rad que esté sin recelo entre
R. E l S eñ o r , pág. 401 se dice el si­
guiente vosotros, pues trabaja, como yo,
I£. Vuestra misericordia y en la obra del Señor. Por tanto,
justicia, yo las cantaré, Señor. * ninguno le tenga en poco por ser
Las cantaré, y estudiaré el ca­ joven; y despachadle en paz, para
mino de la perfección. ¿Cuándo que venga a verse conmigo, pues
vendréis a m í? I>. Y o avanzaba le estoy aguardando con los her­
con inocencia de corazón en e manos. En cuanto a nuestro her­
interior* de mi casa. Las cantaré. mano Apolo os hago saber, que
le he instado mucho para que
Lección II Cap. 16, 5-9 fuese a visitaros con algunos de
nuestros hermanos, y a la verdad
V^o pasaré a veros, después de no ha querido ir ahora, pero él
haber atravesado M acedo­ irá cuando le venga bien. Velad
nia. ques por allí he de pasar. entre tanto, estad firmes en la fe,
Y quizá me detendré con vos­ trabajad varonilmente, y alentaos
otros, y tal vez pasaré también e más y más.
invierno, para que vosotros me F u era de la O ctava de la E pifan ía,
llevéis a doquiera que hubiere de a no ser que tenga que reasum irse el
R. E l Señor, pág. 4 0 1 ,- s e dice el si­
ir. Porque esta vez no quiero v i­ guiente

•* . *
í£. Atendedme, oh S e ñ o r , pág. 46, el cual se dice también en
las otras Dominicas después de la
prontamente. * Porque mis días Epifanía.
se han desvanecido como el hu­
mo. * Mas Vos siempre ~ois el I NOCTURNO

mismo, y no se pasan vuestros


E m p ie z a la E p ís t o l a seg u n d a
años. y . Mis días han desapa­
del A pó stol sa n P ablo a los
recido como la sombra, y yo me
C o r in t io s
he secado como el heno. Porque.
Gloria al Padre. M as Vos.
Lección I Cap. 1, 1-5

Apóstol de Jesucris.
a b lo ,
Sábado I
to por la voluñtad de
después de la Octava de la
Dios, y Tim oteo su her­
Epifanía
mano, a la Iglesia de Dios, esta­
VISPERAS blecida en Corinto, y a todos los
santos existentes en toda Acaya.
Todo se dice como en el S alterio,
pág. 237, excepto la O ración . Lo cual Dios Padre nuestro y él Señor
se observa en los demás Sábados hasta Jesucristo os den gracia y paz.
Septuagésim a.
Bendito sea Dios Padre de nues­
y . Suba a Vos, oh Señor, la
tro Señor Jesucristo, el Padre de
oración de la tarde. I£. Y des­
las misericordias y D ios de toda
cienda sobre nosotros vuestra
consolación. E l cual nos consue­
misericordia.
la en todas nuestras tribulacio­
Ant. del M agnij. — E l Señor
nes, para que podamos también
amparó, * a Israel su siervo,
nosotros consolar a los que se
conforme a lo prometido a Abra,
hallan en cualquier trabajo, con
bán y a su raza para siempre.
la misma consolación con que
Oración nosotros somos consolados por
Dios. Porque a medida que se
Q h Dios omnipotente y eterno, aumentan en nosotros las afliccio­
que juntam ente gobernáis nes por amor de Cristo, se au­
cuanto existe en el cielo y en la menta también nuestra consola­
tierra: escuchad clemente las pre­ ción por Cristo.
ces de vuestro pueblo, y conce­ L os B R . como en la F e ria I I de
la prim era sem ana después de la E p i­
dednos vuestra paz en nuestros fan ía, pág. 401.
días. Por nuestro Señor.
Lección II Cap. 1, 6-7
Dominica II después de la P orque si somos atribulados lo
Epifanía somos para vuestra edifica­
Sem idoble - ción y salud, si somos consolados
M AITINES lo somos para vuestra consola-,
S e dice el In v itato rio Adorem os al
ción, si.som os confortados lo so­
Señ or y el H im no E n el prim er día. mos para confortación y salvación
vuestra, cuya obra se perfecciona veces, es decir, siempre que cele­
con la paciencia con que sufrís bramos las festividades de los
las mismas penas, que igualmen­ santos Mártires, me lleno de go­
te sufrimos nosotros. De suerte zo al sonido de aquella espi­
que nuestra esperanza es firme ritual trompeta, y me conmuevo,
por lo tocante a vosotros, sabien­ y ardiendo en santo ardor, re­
do que así como sois compañeros conozco aquella voz amiga, pa-
en las penas, así lo seréis tam­ reciéndome ver al Apóstol ante
bién en la consolación. mí, como si le oyera disertando.
Mas, me entristece el ver que
Lección III Cap. 1, 8-11 tan gran hombre no es conoci­
do como se merece. En tanto
D ues no quiero, hermanos, que grado algunos le ignoran, que ni
ignoréis la tribulación que tienen noticia •íel número de sus
padecimos en Asia, los males Epístolas. Esto proviene, no de su
de que nos vimos abrumados, tan falta de inteligencia, sino de que
excesivos y tan superiores a nues­ no quieren tener asiduamente en
tras fuerzas que nos hacían pe­ sus manos los escritos de este
sada la misma vida. Pero si señ- esclarecido Apóstol.
timos pronunciar allá dentro de . M e habéis dado a conocer,
nosotros el fallo de nuestra muer­ Señor, los caninos de la vida:
te, fué a fin de que no pusié­ * Con vuestra presencia me col­
semos nuestra confianza en nos­ maréis de gozo; hay delicias sin
otros, sino en Dios, que resuci­ fin en vuestra diestra. T . Vos
ta a los muertos. El cual nos ha sois quien me restituiréis mi he­
librado y nos libra aún de tan rencia. Con.
graves peligros, y en quien con­
fiamos que todavía nos ha de li­
Lección V
brar, ayudándonos vosotros tam ­
bién con vuestras oraciones, a fin A la verdad, si el mismo que
de que muchos den gracias del os está hablando, sabe al­
beneficio que gozamos, ya que es guna cosa, no lo debe.a la exce­
para bien de muchas personas. lencia o a la penetración de su
II NOCTURNO
talento, sino al afecto que por
este gran hombre siente, el cual
Sermón de san J uan C r isó sto m o le mueve a no descuidar nunca
Prefacio a las Epístolas de san Pablo la lectura de sus escritos. En
Lección IV efecto, los que aman, conocen
m ejor que los demás las obras de
escucho asidua­
ie n t r a s sus autores predilectos, por la
mente la lectura de las solicitud con que se ocupan de
m Epístolas del bienayen- las mismas. E l propio san Pablo
turado Pablo, que tiene lugaí nos lo confirma cuando dice a
cada semana, dos, tres o cuatro los Filipenses,:» “ Es justo que yo
piense así de todos vosotros, pues
tengo impreso vuestro recuerdo L ec c ió n del santo E v an g elio
en m¡ corazón, por ser vosotros según san J uan
todos, los que, sea en mis cade­
nas, sea en la defensa y confir­ L ección VII Cap. 2, 1-11
mación del Evangelio, participáis p N aquel tiem po: Se celebraron
de la misma gracia que y o ” . unas bodas en Caná de G ali­
I£. Os amo, Señor, que sois
lea, donde se hallaba la M adre de
mi fortaleza: el Señor es mi
Jesús. Fué también convidado a
fuerza, * Y mi amparo, y . M i
las bodas Jesús con sus discí­
Dios es mi libertador y mi so s­
pulos. Y lo que sigue. ,
tén. Y .
H o m ilía de san A g u stín , O b ispo

Trat. 9 sobre san Juan, después del


L ección VI principio

P> or lo cual, si vosotros tam ­ l acudir el Señor


bién queréis dedicaros dili­ convidado a una boda,
gentem ente a su lectura, no ten­ aparte de toda signi­
dréis que buscar otra cosa. Y a que ficación m ística, quiso confir­
es m uy verdadera la palabra de mar que él instituyó las bodas.
Cristo, que dice: “ Buscad y ha­ Y a que había de suceder que a l­
llaréis; llamad y os abrirán". Por gunos, de quienes habla el A pós­
lo demás, sucede que muchos tol, habían de prohibir las bodas,
de aquellos que estáis reunidos diciendo que era cosa m ala el
en este lugar, debiendo ocuparos casarse, y que el diablo las había
en la educación de los hijos, en 'in ven tad o, siendo así que el m is­
el cuidado de la esposa y en la mo Señor dice en el Evangelio
sustentación de laj fam ilia, no (preguntado si era lícito al hom ­
podéis dedicaros del todo a esa bre despedir a su esposa, por
ocupación. Procurad, al menos, cualquier causa) que esto no es
aprovecharos de lo que han re­ lícito, excepto por causa de fo r­
cogido los dem ás, poniendo tanto nicación. En cuya respuesta, po­
interés en escuchar nuestra pala­ déis recordar que dice: “ Lo que
bra, cuanto lo tenéis en atesorar D ios ha juntado, no lo separe el
riquezas. Pues si bien es vergon­ hom bre".
zoso exigiros tan solo este inte­ ]$. A Vos, oh Señor, elevo
rés, con todo es de desear que mi alm a: * D ios mío, en Vos
por lo menos tengáis éste. confío, no quede por ello aver­
1$. D el Señor es la tierra, y gonzado. y . Guardad mi alma
cuanto hay en ella: * E l mundo y y libradme. Dios.
todos los que lo habitan, y . P or.
que él la ha fundido sobre los L ecció n .VIII
m ares y la afianzó sobre los ríos. Y l° s Que están bien instrui­
G loriá al Padre. El. dos en la fe católica, saben
que Dios instituyó las bodas. Así LAUDES
como la unión es obra de Dios,
El Himno Creador eterno di la pagi-
así el divorcio es obra del diablo. ua 58, el cual se dice también en las
Con todo, en el caso de forni­ otras Dominicas después de la Epifa­
nía.
cación, es lícito despedir a la
consorte, ya que ella ha sido la y . El Señor reinó y revistió­
primera en no querer ser esposa, se de gloria. 1$. Revistióse el
no guardando la fidelidad conyu­ Señor de fortaleza y ciñóse de
gal al marido. Débese también ella.
tener presente que ni las mis­ Ant. del Bened.— Se celebra­
mas que consagran su virgini­ ron unas bodas % e n Caná de
dad a Dios, aunque tengan un Galilea, y a ellas asistió Jesús
grado m ayor de honor y de san­ con María su Madre
tidad en la Iglesia, con todo no
carecen de bodas, ya que tienen VISPERAS
participación con toda la Iglesia, Todo se dice como en el Salterio
en aquellas bodas en que Cristo de Dom inica, pág. 73.

es el Esposo. y . Ascienda, Señor, mi ora­


. D os Serafines clamaban ción hacia Vos. I£. Como el olor
el uno al otro: * Santo, santo, del incienso en vuestra presen­
santo es el Señor Dios de los cia.
ejércitos: * Llena está toda la Ant. del Magnij. — Faltando
tierra de su gloria, y . Tres son el vino, * Jesús mandó que lle­
los que dan testimonio en el cie­ nasen la hidrias de agua, la cual
lo: el Padre, el Verbo y el E s­ fué convertida en vino, aleluya.
píritu Santo; y estos tres son
uno. Santo. Gloria al Padre.
Llena. Feria Segunda
L ección IX D e la E p ís t o l a seg u n d a a los

C o r in t io s
p *L Señor asistió como invitado
a las bodas para confirmar Lección I Cap. 3, 1-3
la castidad conyugal, y para re­
velarnos la significación misterio­ m p e z a m o s ya otra vez a

sa- de aquellas bodas; en ellas la alabarnos a nosotros mis­


persona de nuestro Señor Jesu­ mos? ¿o necesitamos (co­
cristo « ta b a figurada por el es mo algunos) cartas de recomen­
poso, a quien se dijo: “ Has re­ dación para vosotros, o que vos­
servado el buen vino para lo úl­ otros nos las deis? Vosotros mis­
tim o” . En efecto, Jesucristo ha mos sois nuestra carta, escrita en
reservado para estos últimos nuestros corazones, conocida y
tiempos el buen vino, es decir, leída de todos los hombres. M a­
nifestándose por nuestras accio-
su Evangelio» - ;,
T e D eu m , pág. 10.
I nes que vosotros sois carta d¡e
Jesucristo, hecha por nuestro mi­
nisterio, y escrita no con tinta,
sino con el Espíritu de Dios P orquesi el ministerio de la
vivo; no en tablas de piedra, sino ley de condenación, fué
en tablas de carne, que son nues­ acompañado de tanta gloria, mu­
tros corazones. cho más glorioso es el ministerio
¡Cuán grande es, Señor, de la justicia. Y aun lo que ha
la abundancia de vuestras dulzu­ habido de glorioso por aquel lado,
ras, * Las cuales habéis reserva­ no ha sido una verdadera gloria,
do para los que os temen! y . La si se compara con la excelente
derramáis copiosa sobre los que gloria del Evangelio. Porque si
en Vos esperan, en presencia de lo que se anula, ha estado lleno
los hijos de los hombres. Las de gloria, lo que para siempre
cuales. subsiste, debe ser mucho más
glorioso. Teniendo, pues, tal es­
Lección II Cap. 3, 4-8 peranza, nosotros os hablamos
con toda libertad. Y no hacemos
'Y*al confianza tenemos en Dios como Moisés, que ponía un v e ­
por Cristo* no porque nos­ lo sobre su rostro, por cuanto no
otros mismos seamos suficientes podían los hijos de Israel fijar
para concebir algún buen pensa­ la vista en el resplandor de su
miento, como de nosotros m is­ cara, aunque no podía durar. Y
mos, sino porque nuestra sufi­ así sus corazones han quedado
ciencia viene de Dios. Y D ios es endurecidos. Porque hasta el día
el que asimismo nos h¿ hecho de hoy este mismo velo perma­
idóneos para ser ministros del nece en la lectura del Antiguo
nuevo Testam ento, no de la letra Testam ento sin ser alzado (por­
sino del espíritu, porque la letra que no se quita sino por la fe en
sola mata, mas el espíritu vivifi­ Cristo).
ca. Que si el misterio de aquella 1$. Bendeciré al Señor en to­
ley de muerte, grabada con letras do tiempo; * Su alabanza estará
sobre dos piedras, fué tan glorio­ siempre en mi boca. y . En el
so que no podían los hijos de Is­ Señor se gloriará mi alm a; óigan­
rael fijar la vista en el rostro de lo y alégrense los humildes. Su
Moisés por el resplandor de su alabanza. Gloria al Padre. Su.
cara, que no era duradero': ¿có­
mo no ha de ser sin comparación
más glorioso el ministerio del E s­ Feria Tercera
píritu? D e la E p ís t o l a segun da a los

I£. Sed mi auxilio, oh D ios: C o r in t io s


* No me abandonéis, y . N i me Lección I Cap. 5, 1*4
rechacéis, oh Diosj Salvador mío.
No me. ‘ abemos también, que si es­
E n lai O ctavas y F ieatas de rito
ta casa terrestre eñ que
•ím p le n se d ice: Gloria al Padre. habitamos ' viene a des­
truirse, nos dará Dios en el cielo Lección III Cap. 5, 11-15
otra casa, una casa no hecha de.
mano de hombre, y que durará ^ pues, el temor qus
o n o c ie n d o ,

eternamente. Que aun por eso se debe al Señor, procuramos


aquí suspiramos, deseando la justificarnos delante de los hom­
sobrevestidura, o la habitación bres, mas Dios conoce bien lo
nuestra en el cielo, si es que que somos. Y aun quiero creer
fuéremos vestidos de buenas que también somos conocidos de
obras, y no desnudos. Así tam­ vosotros allá en vuestro interior.
bién es que mientras nos halla­ N o es esto repetiros vuestras ala­
mos en este cuerpo como en una banzas, sino daros ocasión de
tienda de campaña, gemimos ago­ gloriaros en nuestra causa, para
biados, pues no querríamos ver­ que tengáis que responder a los
nos despojados de él, sino ser re­ que se glorian solamente en lo
vestidos como por encima, de ma­ que aparece al exterior. Pues nos
nera que la vida inmortal ab­ otraos si extáticos nos enajena­
sorba lo que hay de mortalidad mos, es por respeto a D ios; si
en nosotros. nos moderamos, es por vosotros.
L o s R R . de la F e ria I I I de la I se­
Porque la caridad de Cristo nos
m ana después de la E p ifa n ía , pá­ urge, al considerar que, si uno
gin a 402. murió por todos, luego es consi­
Lección II Cap. 5, 6-10 guiente que -todos murieron, y
que Cristo murió por todos, pa­
\/ por esto estamos siempre lle­ ra que los que viven, no vivan
nos de confianza, y como sa­ ya para sí, sino para el que mu­
bemos que mientras habitamos rió y resucitó por ellos.
en éste cuerpo estamos distan­
tes del Señor y fuera de nuestra
patria (porque caminamos hacia
él por la fe, y no le vemos to­ Feria Cuarta
davía claram ente); en esta con­
fianza que tenemos, preferimos D e la E p ís t o l a seg u n d a a los

más ser separados del cuerpo, a C o r in t io s

fin de gozar de la vista del Señor.


Lección I Cap. 7, 1-3
Por esta razón todo nuestro co­
nato consiste en hacernos agra­ tenifendo, carísimos,
u es,
dables al Señor, ora habitemos en tales promesas, purifiqué­
el cuerpo, ora salgamos de él, monos de cuaqjo mancha
siendo como es forzoso, que to­ la carne y el espíritu, perfeccio­
dos comparezcamos ante el tri­ nando nuestra santificación cnn
bunal de Cristo, para que cada el temor de Dios. Dadnos cabida
uno reciba el pago debido a las en vuestro corazón. Nosotros a
buenas o malas acciones que h a­ nadie hemos injuriado, a nadie
brá hecho mientras ha estado re­ pervertido, a nadie hemos e n g a ­
vestido de su cuerpo. * ñado. N o lo digo por tacharos a
vosotros, porque ya os dije antes tristeza que habéis tenido ha si­
de ahora que os tenemos en el do según Dios, y así ningún daño
corazón, y estamos prontos a mo­ os hemos causado. Puesto que la
rir, o a vivir en vuestra compa­ tristeza que es según Dios, pro­
ñía. duce una penitencia jconatante
Lo s B B . de la F e ria I V de la I se­ para la salud; cuando la tristeza
m ana después de la E p ifa n ía , p ági­
na 403.
del siglo causa la muerte.

L ección II Cap. 7, 4-7


Feria Quinta
ran d ees la confianza que de
vosotros tengo, muchos los D e la E p ís t o l a seg un d a a los

m otivos de gloriarme en vosotros, C O R IN T O S

y así estoy inundado de consue­


L ección I Cap. 10, 1-3
lo, reboso de gozo en medio de
todas mis tribulaciones. Pues así yo, Pablo, aquel mismo
que hubimos llegado a M acedo­ que parezco tan pequeño
nia, no he tenido sosiego ninguno estando entre vosotros,
según la carne, sino que he su­ pero que ausente soy para con
frido toda suerte de tribulacio­ vosotros osado, os suplico enca­
nes; combates por de fuera, por recidam ente por la mansedumbre
dentro temores. Pero D ios que y modestia de Cristo, os suplico,
consuela a los humildes, nos ha digo, que hagáis de manera que
consolado con la venida de T ito. no me vea obligado, cuando esté
N o sólo con su venida, sino tam ­ entre vosotros, a obrar con esa
bién con la consolación que él osadía que se m e atribuye, con
ha recibido de vosotros, cuyo respecto a ciertos sujetos que se
gran deseo de verm e y el llanto imaginan que procedemos según
por el escándalo del incestuoso y la carne. Porque aunque vivim os
la ardiente afición que me tenéis, en carne, no m ilitam os según la
él me ha referido, de suerte que carne.
se ha aum entado mucho mi gozo. . L o s B R . de la F e r ia V de la I se­
m ana d espu és de la E p ifa n ía , pág. 404.

L ección III Cap. 7, 8-10 L ección II Cap. 10, 4-7

D o r lo q ue si bien os con tristé D u e s las armas con que com ba­


con m i carta, no me pesa; y timos no son carnales, sino
si hubiese estado pesaroso en que son poderosísim as en D ios
vista de que aquella carta os para derrocar fortalezas, destru­
contristó por un poco de tiem po; yendo nosotros con ellas los pro­
al presente me alegro, no de la yectos humanos, y toda altanería
tristeza que tuvisteis, sino de que que se engríe contra la ciencia de
vuestra tristeza os ha conducido D ios, y cautivando todo énten-
a la penitencia. D e m odo ,gue la dimiento a la obediencia de
Cristo, y teniendo en la mano el
Feria Sexta
poder para vengar toda desobe­
diencia, cuando hubiereis satis­ D e la E písto la segunda a los

fecho a lo que la obediencia exi­ C orin tio s

ge de vuestra parte. Mirad las co­


Lección I Cap. 12, 1-4
sas a lo menos según se dejan
ver. Si alguno se precia de ser i es necesario gloriarm
de Cristo, considere asimismo (aunque nada se gana
para consigo, que así como él es en hacerlo), yo haré
de Cristo, también lo somos nos­ mención de las visionei y re­
otros. velaciones del Señor. Y o co­
nozco a un hombre que cree
Lección III Cap. 10, 8-12 en Cristo, que catorce años ha (si
en cuerpo o fuera del cuerpo no
P orque , aun cuando yo me lo sé, sábelo Dios) fué arrebata­
gloriase un poco más de la do hasta el tercer cielo. Y sé que
potestád que el Señor nos dió pa­ el mismo hombre (si en el cuerpo
ra vuestra edificación, y no para o fuera del cuerpo no lo sé, Dios
vuestra ruina, no tendré de qué lo sabe) fué arrebatado al paraí­
avergonzarme. Pero me abstengo, so, donde oyó palabras inefables,
porque no parezca que pretendo que no es lícito o posible a un
aterraros con mis cartas. Y a que hombre proferirlas o explicar­
ellos andan diciendo: las cartas, las.
sí, son graves y vehementes; mas Los RR. de la Feria V I de la I se
mana después de la Epifanía, pág. 405.
el aspecto de la persona es ruin,
y despreciable su lenguaje. Se­
Lección II Cap. 12, 5-9
pa aquel que así habla, que
cuando nos hallemos presentes, e semejante hombre podré
obraremos de la misma manera gloriarme; mas en cuanto a
que hablamos en nuestras cartas, mí de nada me gloriaré, sino de
éstando ausente. A la verdad no mis flaquezas. Verdad «s que, si
nos atrevem os a ponernos en la quisiese gloriarme, podría hacer­
clase de ciertos sujetos que se lo sin ser imprudente, porque
ensalzan a sí mismos, ni a com­ diría verdad, pero me contengo,
pararnos con ellos, sino que nos a fin de que nadie forme de mi
medimos por lo que somos, com­ persona un concepto superior a
parándonos con nosotros mismos. aquello que en mí ve, o de mí
I£. De gozo rebosarán mis la­ oye. Y para que la grandeza de
bios al cantar vuestras alaban­ las revelaciones no me desvanez­
zas. * Y el alma mía que Vos, ca, se me ha dado el estímulo de
oh Señor, redimisteis. T , Y mi mi carne, un ángel de Satanás,
lengua proclam ará vuestra justi­ para que roe abofetee. Sobre lo
cia, celebrará todo el día vuestras cual por tres veces pedí al Se­
alabanzas. Gloria. Y el alma. ñor que le apartase de m í; y res-
pondióme: Bástate mi gracia, bien fué crucificado como flaco,
porque mi poder brilla y consi­ según la carne, no obstante vive
gue su fin por medio de la fla­ ahora por virtud de Dios. Así
queza. también nosotros somos flacos
con él, pero estaremos también
Lección Hí Cap. 12, 9-11 vivos con él por la virtud de
Dios que haremos brillar entre
A SÍ que, con gusto me gloriaré
vosotros.
de mis flaquezas, para que
haga morada en mí el poder de Los R R . del Sábado de la I semana
después de la E p ifa n ía , pág. 407.
Cristo. Por cuya causa yo siento
satisfacción en mis enfermedades, Lección II Cap. 13, 5-9
en los ultrajes, en las necesida­
des, en las persecuciones, en las J h ^ x a m in a o s a vosotros mismos
angustias por amor de Cristo. para ver si mantenéis la fe.
Puesto que cuando estoy débil, Haced prueba de vosotros. ¿Por
entonces soy más fuerte. Casi ventura no conocéis en vosotros
estoy hecho un mentecato, mas mismos que Cristo Jesús está en
me habéis forzado a serlo. P or­ vosotros? a no ser que quizá ha­
que a vosotros os toca el volver yáis decaído de lo que antes
por mí, puesto que en ninguna erais. M as yo espero que reco­
cosa he sid o . inferior a los más noceréis, que por lo que toca a
aventajados, aunque nada soy. nosotros no hemos decaído de lo
que éramos. Y rogamos a D ios
que no cometáis m al ninguno,
SABADO y no que nosotros aparezcamos
ser lo que somos, sino que obréis
D e la E p ís t o l a se g u n d a a lo s
bien, aun cuando parezcamos
C o r in t io s
nosotros haber decaído de lo que
Lección I Cap. 13, 1-4 somos. Porque nada podemos
contra la verdad, sino a favor
ed que por tercera vez de la verdad. Así es que nos
vo y a visitaros. Por el gozamos de que estéis fuertes en
dicho de dos o tres tes­ la virtud, y que nosotros parez­
tigos, se decidirá todo. Y a lo di­ camos flacos. Y pedimos igual­
je antes estando.. presente, y lo mente que os haga perfectos.
vuelvo a decir ahora ausente, que
si voy otra vez no perdonaré a
Lección III Cap. 13, 10-13
los que antes pecaron, ^ i a todos
los demás. ¿O queréis acaso ha­ Q s escribo, por tanto, estas co-
cer prueba del poder de Jesu­ . sas estando ausente, a fin de
cristo, que habla por mi boca, que presente no haya de proceder
y del cual y a sabéis que no ha con rigor, usando de la potestad
mostrado entre vosotros flaqueza, que Dios me ha dado para edi­
sino poder y virtud? Porqtfe si ficación y no para ruina. Por lo
demás, hermanos, estad alegres, sino por Jesucristo, y por Dios
sed perfectos, exhortaos los unos su Padre, que le resucitó de en­
a los otros, reunios en un mismo tre los muertos, y todos los her­
espíritu y corazón, vivid en paz, manos que conmigo están, a las
y el Dios de la paz y de la cari­ Iglesias de Galacia. Gracia a vos­
dad será con vosotros. Saludaos otros, y paz de parte de Dios Pa­
recíprocamente con el ósculo san­ dre y de Jesucristo nuestro Se­
to. Todos los santos1 os saludan. ñor, el cual se dió a sí mismo por
La gracia de nuestro Señor Je­ nuestros pecados, para sacarnos
sucristo, y la caridad de Dios, de la corrupción de este mundo,
y la participación del Espíritu conforme a la voluntad de Dios
Santo, sea con vosotros. Amén. y Padre nuestro, cuya es la glo­
ria por los siglos de los siglos.
VISPERAS
Amén.
y . Suba a Vos, oh Señor, L os R R . como en la F e ria I I de la 1
la oración de la tarde. ]$. Y sem ana después de la E p ifan ía, pági­
descienda sobre nosotros vuestra na 401.

misericordia.
Ant. del Magnif. — E l Señor Lección II Cap. 1, 6-10
amparó * a Israel, su siervo, con­
forme a lo prometido a Abrahán M E maravillo cómo así tan de
y a su raza para siempre. ligero abandonáis al que os
Oración llamó a la gracia de Cristo, para
seguir otro Evangelio. Mas no es
Dios omnipotente y eter­
que haya otro Evangelio, sino
no, atended propicio a nues­
que hay algunos que os traen al­
tras debilidades, y para proteger­
borotados, y quieren trastornar el
nos, extended la poderosa diestra
Evangelio de Cristo. Pero aun
de vuestra M ajestad. Por N. S.
cuando nosotros mismos, o un
ángel del cielo, os predique un
Dominica III después de la Evangelio diferente del que nos­
otros hemos anunciado, sea ana­
Epifanía tema. Os lo he dicho, y os lo re­
Scmidoble
pito: Cualquiera que os anuncie
MAITINES un Evangelio diferente del que
I NOCTURNO habéis recibido, sea anatema. Por­
E m p ie z a l a E p ís t o l a d e l A p ó s ­ que en fin ¿busco yo ahora la
tol san P ablo a los G á la t a s aprobación de los hombres, o de
D ios? ¿Por ventura pretendo
L ección I Cap. 1, 1-5
agradar a los hombres? Si toda­
a b l o Apóstol, no por los vía prosiguiese complaciendo a
hombres ni por la auto­ los hombres, no sería siervo de
ridad de hombre alguno, Cristo. ‘ . ‘

1. E sto es, los fieles.


para que los conocieran. Y cier­
tamente los pecados no los quita
JOo r q u eos hago saber, herma­ sino la gracia de la fe, la cual
nos, que el Evangelio que yo obra por la caridad.
os he predicado, no es una cosa hu­ Los HR. de este Nocturno y del si­
mana. Pues no lo he recibido, ni guiente, son de la Dominica I I después
¡c la Epifania, págs. 409 y 410.
aprendido yo de algún hombre,
sino por revelación de Jesucristo. Lección V
Porque bien habéis oído decir el
modo con que en otro tiempo v i­ ^quELLOS pretendían obligar a
vía yo en el judaismo, con qué los Gálatas, constituidos en
exceso perseguía la Iglesia de la gracia, a la servidumbre de la
Dios, y la desolaba, y me seña­ ley, afirmando que de nada les
laba en el judaismo más que mu­ aprovecharía el Evangelio, a no
chos coetáneos míos de mi na­ ser que se circuncidasen y se su­
ción, siendo en extremo celoso de jetasen a las demás observancias
las tradiciones de mis padres. carnales del rito judío. Por lo
mismo, habían empezado a tener
II NOCTURNO
como sospechoso al Apóstol san
De la E x p o s ic ió n de san A gu s­ Pablo, de quien habían recibido
t í n , O b is p o , s o b r e l a E p ís to la a el Evangelio, como si él no ob­
lo s G á la ta s servara la disciplina de los demás
Apóstoles que obligaban a los
P r e fa c io , tomo 4
Gentiles a la observancia de los
L ecció n IV ritos judíos.

l motivo por el que el L ección VI


Apóstol escribe a los G á­
latas, no es otro que de­ p sta cuestión también se trata
mostrarles que la gracia de Dios en la Epístola a los Roma­
les ha librado de la sujeción a nos; con todo en ésta vemos que
la ley. Pues cuando se les h u ­ dirime la contienda y pone fin a
bo predicado la gracia del Evan­ la lucha existente entre los cris­
gelio, no faltaron algunos de los tianos salidos del judaismo y los
circunstantes, cristianos tan sólo salidos de la gentilidad. Pues, los
de nombre que, por no apreciar primeros creían que como pre­
aún plenamente el beneficio de la mio de los méritos contraídos
gracia, querían permanecer bajo por las obras de la ley, - se les
el yugo de la ley, la cual había si­ anunciad el Evangelio, y no que.
do impuesta por Dios, no a los rían que este premio fuese para
servidores de la justicia sino a los incircuncisos, por conside­
los esclavos del pecado. A estos rarlos indignos del mismo. En
hombres injustos había dado el cambio, los Gentiles creíán de­
Señor una ley justa, no para pu­ ber ser preferidos a los Jüdíosi
rificarles de sus crímenes sino ya que éstos h ab ían dado muer­
te al Señor. Pero en la Epístola Lección VIII
a los Gálatas, san Pablo se di­
rige a hombres ya influenciado? Y he aquí que el leproso acer­
por la autoridad de los judai­ cándosele, le adoraba, dicien­
zantes que les obligaban a las d o” . M uy oportunamente, des­
observancias legales. pués de la predicación y la ense­
ñanza, se ofrece la oportunidad
III NOCTURNO de obrar un milagro a fin de que
por su virtud, se confirmara la
L ec c ió n del santo E van gelio verdad de lo predicado. “ Señor,
según san M ateo
si quieres, puedes limpiarme” . El
que se dirige a la voluntad, no
Lección VII Cap. 8, 1-13
duda del poder. “Y Jesús, exten­
J 7 n aquel tiempo: Habiendo ba­ diendo la mano, le tocó, diciendo
jado Jesús del monte, le íué Quiero; sé limpio” . Al extender
siguiendo una gran muchedum­ el Señor la mano, al instante,
bre de gentes; y he aquí que un huye la lepra. Considera al pro­
leproso le adoraba viniendo a él. pio tiempo cuán humilde y sin
Y lo que sigue. jactancia fué la respuesta. El le­
proso había dicho: “ Si quieres” .
H o m il ía de san J er ó n im o , El Señor responde: “ Quiero” .
P resb íter o Aquél había dicho antes: “ Pue­
Liuro 1 de los Comentarios en el cap. 8 des limpiarme” . El Señor añade
sobre san Mateo y dice: “ Sé limpio” . Por lo mis­

í as multitudes salieron al mo no se debe leer juntamente,


encuentro del Señor al como dicen la mayor parte de
£
m descender éste del mon­ los Latinos: “ Quiero limpiarte” ;
te, va que no podían subir a sino separadamente, de suerte
las alturas. El primero que se que primero diga “ Quiero” ; des­
le acercó fué un leproso. A fe c­ pués “ Sé lim pio” .
tado por la lepra, no había podi­
Lección IX
do escuchar aquel sermón tan
adm irable del Salvador. Y ad­ Y le dijo Jesús: “ Mira no lo
virtam os que él fué el prime­ digas a nadie” . Y a la verdad
ro que especialmente fué curado; ¿qué necesidad había de publicar
el siervo del centurión fué el con palabras, lo que demostra­
segundo; en tercer lugar fué cu­ ba en su cuerpo? “ Pero, anda,
rada en Cafarnaum la suegra de muéstrate al sacerdote” . Por va ­
Pedro, atacada de fiebre; y en rios motivos le envía al sacer­
cuarto lugar los endemoniados, dote: primeramente para que
cuyos malos espíritus eran arroja­ ejercite la humildad, honrando a
dos por la palabra de Jesucristo los sacerdotes. Pues estaba orde­
cuando curaba a todos los enfer­ nado en la ley, que cuantos ha­
mos. bían sido curados de la lepra,
ofreciesen presentes a los sacer­ ha sido ya representado Jesu­
dotes. Finalmente, para que vien­ cristo como crucificado en vos­
do curado al leproso, o creyeran otros mismos. Una sola cosa de­
al Salvador, o no creyeran. Si seo saber de vosotros: ¿Habéis
creían, se salvarían; y si no que­ recibido el Espíritu Santo por las
rían creer, serían inexcusables. Lo obras de la ley, o por la obedien­
hizo también, a fin de que no cia a la fe? ¿Tan necios sois,
pareciera que infringía la ley, de que habiendo comenzado por el
lo cual le acusaban muchas ve­ espíritu, ahora vengáis a parar
ces. en la carne? Tanto como habéis
Te Deum, pág. 10. sufrido por Jesucristo, ¿será en
vano? Pero yo espero que al ca­
LAUDES bo no ha de ser en vano. Ahora ^
pues, aquel que os comunica el
X . E l Señor reinó, revistió­ Espíritu, y obra milagros entre
se de gloria. 1^. Revistióse el vosotros, ¿lo hace por virtud de
Señor de fortaleza y ciñóse de la ley, o lo hace por virtuci de
ella. la fe que habéis oído predicar?
Ant. del Bened. — Habiendo Ciertamente que por la fe, según
Jesús descendido * del monte, he está escrito: Creyó Abrahán a
aquí que el leproso acercándosele Dios y se le reputó por justi­
le adoraba, diciendo: Señor, si cia. .
quieres, puedes limpiarme; y ex­
Los R B . corno en la Feria I I de la
tendiendo la mano, le tocó, di­ II semana después de la Epifanía, pá­
ciendo: Quiero; sé limpio. gina 412.

VISPERAS Lección II Cap. 3, 7-10

X - Ascienda, Señor, mi ora­ R econoced , pues, que los que


ción hacia Vos. I£ . Como el olor abrazan la fe, esos son los h i­
del incienso en vuestra presencia. jos de Abrahán. Así es que la
Ant. del Magñif. — Señor, * Escritura, previendo que había de
si quieres, puedes limpiarme; y le justificar a los Gentiles por medio
dijo Jesús: Quiero; sé limpio. de la fe, lo anunció de antemano
a Abrahán, diciendo: “ En ti se­
rán benditas todas las gentes” .
Feria Segunda Luego los que tienen fe, esos son
benditos con el fiel Abrahán. En
D e la E p ís t o l a a lo s G á l a t a s
lugar de que todos los que se apo­
Lección I Cap. 3, 1-6 yan en las obras de la ley, están
sujetos a maldición. Pues está es­
h Gálatas insensatos! crito: M aldito es cualquiera que
¿quipn os ha fascinado no observare constantemente to­
para así desobedecer a la do lo que está escrito en el libro
verdad? vosotros, ante cuyos ojog de la ley..
Lección II Cap. 5, 6-10

D or lo demás, el que nadie se P orquepara con Jesucristo na­


justifica delante de Dios por da importa el ser circunci­
la ley, está claro: porque el justo so o incircunciso, sino la fe, que
vive por la fe. La ley, empero, no obra animada de la caridad. Vos­
tiene el ser de la fe, sólo sí, el otros habíais comenzado bien
que la cumpliere, vivirá en ella. vuestra carrera ¿quién os ha es­
Cristo nos redimió de la maldi­ torbado de obedecer a la verdad?
ción de la ley, habiéndose hecho Persuasión semejante, no es cier­
por nosotros objeto de maldición, tamente de aquel que os ha lla­
pues está escrito: “ M aldito todo mado a la fe. Un poco de leva­
aquel que es colgado en un ma­ dura hace fermentar toda la ma­
dero” . Y todo esto, para que la sa. Y o confío de vosotros en el
bendición de Abrahán cumpliese Señor, que no vendréis otros sen­
a los Gentiles por Jesucristo, a timientos que ios míos; pero el
fin de que por medio de la fe re­ que os anda inquietando, quien­
cibiésemos la promesa del Espí­ quiera que sea, llevará el casti­
ritu. go merecido.

Lección III Cap. 5, 11-17

Feria Tercera p N cuanto a mí, hermanos carí­


simos, si yo predico aun la
De la E p ís to la a lo s G á la ta s
circuncisión, ¿por qué soy todavía
Lección I Cap. 5, 1-5 perseguido? Según eso acabóse
el escándalo de la cruz. ¡Ojalá
firmes, y no de­
a n te n e o s fuesen cortados los que os per­
jéis que os opriman de turban! Porque vosotros, herma­
nuevo con el yugo de la nos míos, sois llamados a un es­
servidumbre. M irad que os decla­ tado de libertad: cuidad solamen­
ro yo P ablo: que si os hacéis cir­ te que esta libertad no os sirva
cuncidar, Cristo de nada os apro­ de ocasión para vivir según la
vechará. Además declaro a to­ carne. Pero sed siervos unos de
do hombre que se hace circun­ otros por un amor espiritual. Co­
cidar, que queda obligado a ob­ mo quiera que toda la ley en este
servar toda la ley por entero. precepto se encierra: Amarás a
N o tenéis ya ,j>arte ninguna con tu prójim o como a ti mismo. Que
Cristo, los que buscáis la justifi­ si unos a otros os mordéis, y co­
cación en la ley; habéis perdido méis, mirad no os destruyáis los
la gracia. Pues nosotros en virtud unos a los otros. Digo, pues,
de la fe esperamos recibir’ del proceded según el Espíritu, y no
espíritu la justicia. \ satisfaréis los apetitos de la car­
L os R R . como en ía J e r i a 'I II de la ne. Porque la carne tiene deseos
I sem ana después d e la E p ifa n ía , pa­
jin a 402. contrarios a los del espíritu, y el
espíritu los tiene contrarios a los abundancia ha derramado sobre
de la carne, como que son cosas ¡nosotros, colmándonos de toda
entre sí opuestas, por cuyo m oti­ sabiduría y prudencia, para ha­
vo no hacéis vosotros todo aque­ cernos conocer el misterio de su
llo que queréis. - voluntad, fundada en su bene­
plácito, por el cual se propuso
el restaurar en Cristo, cumpli­
Feria Cuarta dos los tiempos prescritos, to­
E m p ie z a l a E p ís t o l a d el A p ó s-
das las cosas de los cielos y las
tos san P a b lo a los E fesio s
de la tierra por él mismo.

Lección I Cap. 1, 1-4 Lección III Cap. 1, 11-14

por voluntad de Dios


ABLO, P>or él fuim os también nos­
A póstol de Jesucristo, a otros llamados por suerte,
todos los santos resi­ habiendo sido predestinados se­
dentes en E feso, y a los fieles gún el decreto de aquel que hace
del Señor Jesucristo. La gracia todas las cosas- conform e al de­
sea con vosotros, y la paz de signio de su voluntad. Para que
Dios Padre nuestro, y del Señor seamos la gloria y el objeto de
Jesucristo. Bendito el D io s y P a­ las alabanzas de Cristo, nosotros
dre de nuestro Señor Jesucristo,, que hemos sido los primeros en
que nos ha colmado en Cristo de esperar en él. "En él habéis espe­
toda suerte de bendiciones espi­ rado también vosotros luego que
rituales del cielo, así como por habéis oído la palabra de la ver­
él mismo nos escogió antes de la dad (el Evangelio de vuestra sa­
creación del mundo, para ser san­ lud) y en quien habiendo asimisr
tos y sin m ácula en su presencia mo creído recibisteis el sello del
por la caridad. Espíritu Santo que estaba pro­
' L o s R R . com o en la F ^ ría I V de la metido, el cual es la prenda de
I sem ana despu és de la E p ifa n ía , pa­
j i n a 403. nuestra herencia hasta la perfecta
libertad del pueblo, que se ha
L ección II Cap. 1, 5-10 adquirido para loor de la gloria
del mismo.
predestinado al
a b ié n d o n o s
ser de h ijo s suyos adoptivos
por Jesucristo a gloria suya, por Feria Quinta
un puro afecto de su buena volun­
tad, a fin de que se celebre la D e la E písto la a los E fe sios

gloria de su gracia, m ediante la


L ección I Cap. 4, 1-6
cual nos hizo gratos a sus ojos
en su querido H ijo. En quien por ^ o , pues, que estoy entre
su sangre logram os la redención, / cadenas por el Señor, os
y el perdón de los pecados, por ia conjuró que os portéis
las riquezas dé su gracia, que con de una m anera que sea digna del
estado a que habéis sido llama­ nes de su ministerio en la edifi­
dos. Con toda humildad y man­ cación del cuerpo místico de Cris­
sedumbre, con paciencia, sopor­ to, hasta que arribemos todos a
tándoos unos a otros con caridad. la unidad de una misma fe y de
Solícitos en conservar la unidad un mismo conocimiento del Hijo
del Espíritu con el vínculo de la de Dios, al estado de un varón
paz. Siendo un solo cuerpo y un perfecto, a la medida de la edad
solo Espíritu, así como fuisteis perfecta según Cristo. Por mane­
llamados a una misma esperanza ra que ya no seamos niños fluc­
de vuestra vocación. Uno es el tuantes, ni nos dejemos llevar
Señor, una la fe, uno el bautismo. aquí y allá de todos los vientos
Uno es Dios y Padre de todos, el de opiniones por la malignidad de
cual es sobre todos, y gobierna los hombres, que engañan con
todas las cosas, y habita en todos astucia para introducir el error.
nosotros. Antes bien siguiendo la verdad
Lo s R R . como en la Feria V de la con caridad, en todo vayamos
I sem ana después de la E p ifan ía, pá­
gina 404. !
creciendo en Cristo, que es nues­
tra cabeza.
Lección II Cap. 4, 7-10

C [ bien a cada uno de nosotros Feria Sexta


se le ha dado la gracia a m e­
d id a . de la donación de Cristo. D e la E p ís t o l a a los E f e s io s

P o r lo cual dice: Al subirse a lo


Lección I Cap. 5, 1-4
alto llevó consigo cautiva a una
gran multitud de cautivos, y pues, imitadores de
ed,
derramó sus dones sobre los hom­ Dios, como que sois sus
bres. M as ¿por qué se dice que hijos muy queridos. Y
subió, sino porque antes había proceded con amor, a ejemplo de
descendido a los lugares más ín­ lo que Cristo nos amó, y se ofre­
fimos de la tierra? El que des­ ció a sí mismo a Dios en obla­
cendió, ese mismo es el que as­ ción y hostia de olor suavísimo.
cendió sobre todos los cielos, pa­ Pero la fornicación y toda es­
ra dar cumplimiento a todas las pecie de impureza, o avaricia, ni
cosas. auR se nombre entre vosotros
como corresponde a santos. Ni
Lección III C a p . 4, 11-15 tampoco^palabras torpes, ni tru­
hanerías, ni bufonadas, todo lo
V/ así el mismo a unos ha cons-
cual desdice de vuestro estado,
tituído Apóstoles, a otros
sino ant?s bien acciones de gra­
P rofetas, y a otros Evangelistas,
cias. ' - •
y a otros Pastores y Doctores, a
Los R R . como en la F eria V I "de la
ñn de que trabajen en la perfecr [ semana después de la E pifanía, p i
ción de los sa lto s en las funcio- ¿ir.a 405. • . ,
tu madre, que es el primer man­
damiento que va acompañado con
P orque tened esto bien enten­
promesa; para que te vaya bien,
dido: que ningún fornicador,
y tengas larga vida sobre la tierra.
o impúdico, o avariento, lo cual
Y vosotros, padres, no irritéis
viene a ser una idolatría, será con excesivo rigor a vuestros hi­
heredero del reino de Cri.»to y de jos; mas educadlos, corrigiéndo­
Dios. Nadie os engañe con pala­
los e instruyéndolos según el Se­
bras vanas, pues por tales cosas ñor.
descargó la ira de Dios sobre los Los RR. como en el Sábado de la
incrédulos. No queráis por tanto I semana después de la Epifanía, pá­
gina 407.
tener parte con ellos. Porque ver­
dad es que en otro tiempo no
Lección II Cap. 6, 5-Q
erais sino tinieblas; mas ahora
sois luz en el Señor. Y así pro­ C i e r v o s , obedeced a vuestros
ceded como hijos de la luz. señores temporales con tem or
y respeto, con sencillo corazón,
Lección III Cap. 5, 9-14 como a Cristo; no sirviéndolos
solamente cuando tienen puesto
£ 7 l fruto, empero, de la I íz con­
el ojo sobre vosotros, como si no
siste en proceder con toda
pensaseis más que en complacer
bondad, y justicia y verdad. In ­
a los hombres, sino como siervos
quiriendo lo que es agradable a
de Cristo, que hacen de corazón
Dios. N o queráis, pues, ser cóm­
la voluntad de D ios, y servidlos
plices de las obras infructuosas
con amor, haciéndoos cargo que
de las tinieblas, antes bien repren­
servís al Señor, y no a hombres;
dedlas. Porque las cosas que
estando ciertos de que cada uno
hacen ellos en secreto, no permi­
de todo el bien que hiciere, re­
te el pudor ni aun decirlas. M as
cibirá del Señor la recompensa,
todo lo que es reprensible, se
ya sea esclavo, ya sea libre. Y
descubre por la luz, siendo ella
vosotros, amos, haced otro tan­
la que lo aclara todo. Por eso di­
to con ellos, excusando las ame­
ce el S e ñ o :: “ Levántate tú que
nazas, considerando que u p .o s y
duermes, y resucita de la muerte,
otros tenéis un mismo Señor allá
y te alumbrará C risto” .
en los cielos, y que no hay en él
acepción de personas.
. Sábado
Lección III Cap. 6, 10-13
De la E p ís to la a lo s E fe s io s

Lección I Cap. 6, 1-4 D or lo demás, hermanos, con-


fortáos en el Señor, y en
ijo s , vosotros obedeced a su virtud poderosa. Revestios de
vuestros padres en el Se­ toda la armadura de Dios, pa­
ñor, porque es ésta una ra poder contrarrestar a las ase­
cosa justa. Honra a tu padre y a chanzas»# del diablo: porque no
es nuestra pelea contra carne que están en Filipos, con los obis­
y sangre, sino contra los prín­ pos y diáconos. La gracia y paz
cipes y potestades, contra los de Dios Padre nuestro y de
adalides de estas tinieblas del nuestro Señor Jesucristo sean con
mundo, contra los espíritus ma­ vosotros. Y o iloy gracias a mi
lignos esparcidos en los aires. Por Dios cada vez que me acuerdo de
tanto, tomad las armas todas de vosotros, rogando siempre con
Dios, para resistir en el día del gozo por todos vosotros, en todas
rombate y estar apercibidos en mis oraciones, al ver la parte que
todo. tomáis en el Evangelio de Cristo
VISPERAS desde el prime*1 día hasta el pre­
sente. Porque y o tengo una firme
y . Ascienda a Vos, oh S e­
confianza que quien ha empe­
ñor, la oración de la tarde.
zado en vosotros la buena obra
1^. Y descienda sobre nos­
de vuestra salud, la llevará al ca­
otros vuestra misericordia.
bo hasta el día de la venida de
Ant. del Magnif. — El Señor
Jesucristo. Como es justo que yo
amparó * a Israel, su'siervo, con­
lo piense así de todos vosotros;
forme a lo prometido a Abrahán
pues tengo impreso en mi cora­
y a su raza para siempre.
zón el que todos vosotros sois
Oración compañeros de mi gozo en mis
r ) , H Dios, que conocéis nues­ cadenas, y en la defensa y confir­
tra fragilidad, y sabéis que no mación del Evangelio.
L os R R . como en la F e ria I I de la
podemos subsistir rodeados de
I sem ana después de la E p ifa n ía , pá­
tantos peligros; concedednos la gina 401.
salud del alma y del cuerpo, a fin T
de que venzamos, con vuestra Lección II Cap. 1, 8-14
asistencia, los males que padece­
mos por nuestros pecados. Por J ^ io s me es testigo de la ternu­
nuestro Señor Jesucristo. ra con qu:» os amo a todos
en las entraña; de Jesucristo. Y
Dominica IV despues de la lo que pido es. que vuestra cari­
dad crezca más y más en conoci­
Epifanía miento y en toda discreción, a
Semidoble
fin de que sepáis discernir lo
MAITINES m ejor, y os mantengáis puros
I NOCTURNO y sin tropiezo hasta el día de
E m p ie z a l a E p ís t o l a d el A p ó s ­ Cristo, colmados de frutos de
t o l s a n P a b lo a lo s F il ip e n s e s justicia por Jesucristo, a gloria
Lección I Cap. 1, 1-7 y loor de Dios. Entre tanto, ¡oh
hermanos! quiero que sepáis que
a b lo y Tim oteo, siervos las cosas que me han sucedido
de Jesucristo, a todos los han redundado en m ayor progre­
santos en Cristo Jesús, so del Evangelio. D e suerte que
mis cadenas por Cristo han lle­ para que no sucumba por el ex.
gado a ser notorias a toda la ceso de ejercicio. Ya lo abriga­
corte del emperador y a todos mos con vestidos, para que el
los demás. Y muchos de los her­ frío no le perjudique; ya nos
manos en el Señor cobrando quitamos los que le habíamos
bríos con mis cadenas, con ma­ puesto de más, para que no le
yor ánimo se atreven a predi­ queme el calor. ¿Qué hacemos,
car sin miedo la palabra de Dios. pues, al buscar remediosj para
tan diversas incomodidades, sino
Lección III Cap. 1, 15-18 vivir bajo la dependencia de su
corruptibilidad, y probar de sos­
y erdad es que hay algunos
tener, con un sinnúmero de cui­
que predican a Cristo por
dados, este cuerpo al que opri­
espíritu de envidia y como por
men la inquietud, la enfermedad
tema, mientras otros lo hacen con
y las mutaciones?
buena intención. Unos por cari­
Los RR. de este Nocturno y del si­
dad, sabiendo que estoy constitui­ guiente, como en la Dominica I I des­
do para defensa del Evangelio. pués de la Epifanía, pág. 409 y 410.
Otros, al contrario, por celos y
tema contra mí, anuncian a Cris­ Lección V
to con intención torcida, imagi­
nándose agravar el peso de mis P> or lo cual muy bien dice san
cadenas. Mas ¿qué importa? Con Pablo: “ Que las criaturas se
tal que de cualquier modo Cristo ven sujetas a la vanidad, no de
sea anunciado, bien sea por al­ grado, sino por causa de aquel
gún pretexto, o bien por un ver­ que les puso tal sujeción, con la
dadero celo; en esto me gozo, y esperanza de que serán también
me gozaré siempre. ' ellas mismas libertadas de esa
servidumbre de la corrupción, pa­
II NOCTURNO ra participar de la libertad de los
hijos de D ios” . Verdaderamente
D el libr o de los M orales de
la criatura involuntariamente está
san G r e g o r io , P apa
sujeta a la vanidad, porque el
Libro 4, cap. 30 hombre qué renunció voluntaria­
L ecció n IV
mente al estado de la inmorta­
lidad que le era connatural, opri.
¡S F ^ J I limejítamos el cuerpo pa­ mido justamente por el peso de
ra ^¡[ue no desfallezca ex­ la mortalidad, se ve obligado
tenuado; lo debilitamos a pesar suyo a ser esclavo de la
con la abstinencia para que, ex­ corrupción de su mutabilidad.
cesivamente nutrido, no nos opri­ Mas la humana criatura se ve­
ma. Lo vigorizamos por medio del rá libre de la servidumbre de la
movimiento, para que no perezca corrupción, cuando resucitando
con la inm ovilidad; pero pronto incorruptible, sea elevada* la
fo reducimos de 'nuevo ál'reposo gloria de los hijos; de DiosV *
a los demonios para que pasaran
a morar en los puercos. El sép­
^ sí, pues, aquí los elegidos se
timo, cuando al entrar en la ciu­
ven molestados por las penas
dad curó al segundo paralitico
de la presente vida, porque aun
en su camilla. El primer paralí­
están sujetos a las consecuencias
tico curado fué el criado del Cen­
de su corrupción; pero cuando
turión.
se vean libres de la carne corrup­
tible, quedarán exentos de los
Lección VIII
lazos con que ahora son opri­
midos. A la verdad que deseamos
£ T l , empero, dormía. Y se le
vernos ya en la presencia de Dios.
acercaron y le despertaron,
Por lo cual, san Pablo, deseoso de
diciéndole: “ Señor, sálvanos” .
lo eterno, pero cargado aún por
Una figura de este milagro la lee­
el peso de la propia carne, venci­
mos en Jonás, cuando, peligrando
do clamaba: “ Deseo ser desata­
los demás, él duerme tranquilo
do, y . estar con C risto” . Y cier­
y le despiertan; y con su poder
tamente que no hubiera deseado
y el misterio de su pasión libra
verse libre, sí no se hubiese sen­
a los que le han despertado.
tido como encadenado.
“ Entonce., levantándose, mandó
III NOCTURNO
a los vientos y al mar” . Esto
nos demuestra que todas las
L ec c ió n del santo E van gelio criaturas reconocen al Creador.
según san M ateo Lo mismo si las increpa que si
las manda, experimentan su im­
Lección VII Cap. 8, 23-27
perio. Y esto, no porque sea ver­
p N aquel tiempo: Subiendo Je­ dad lo que falsamente enseñan
sús en una barca, le acompa­ ciertos herejes, cuando afirman
ñaron sus discípulos; y he aquí que todo tiene alma, sino a causa
q u i se levantó una tempestad tan de su majestad como Creador,
recia en el mar, que las ondas ante la cual se muestra sensible
cubrían la barca; mas Jesús es­ lo que para nosotros es insensible.
taba durmiendo. Y lo que sigue.
Lección IX
H o m ilía de san J e r ón im o,

P r esb íter o
Ahombres se admira­
quellos
Libro 1 de los Comentarios en el cap. 8 ron, diciendo: ¿Quién es és­
de san Maleo
te, a quien los vientos y el mar
l quinto milagro lo obedecen?
reali­ No se admiraron los
zó cuando subiendo a la discípulos, sino los marineros y
embarcación en Cafar- los demás que estaban en la na­
naún. mandó a ?los vientos y al ve. Mas, si alguno pretendiere
mar. E l sexto, cuando en la re­ que fueron los discipulos quienes
gión de los Gerasenos dió poder se ' admiraron, a ello responde­
remos que muy propiamente son bajado por el Evangelio con C le­
aquí llamados “ hombres” aque­ mente y los demás coadjutores
llos que aun no conocían el po­ míos, cuyos nombres están en el
der del Salvador. libro de la vida.
T e Deum , pág. 10. Los B R . como en la F eria I I de la
I I sem ana después ile la E p ifan ía, pá­
gina 412.
LAUDES
Lección II Cap. 4, 4-7
y . E l Señor reinó, revistió­
se de gloria. I£. Revistióse el \ T ivid siempre alegres en el
Señor de gloria y ciñóse de ella. Señor: vivid alegres, repito.
Ant. del Bened. — Subiendo Sea vuestra modestia patente a
Jesús * a la navecilla, el mar se todos los hombres: el Señor está
alborotó en gran manera; y sus cerca. N o os inquietéis por la so­
discípulos le despertaron, dicién- licitud de cosa alguna, mas en
dole: Señor, salvadnos, que pere­ todo presentad a D ios vuestras
cemos. peticiones por medio de la ora­
ción y de las plegarias, acompa­
VISPERAS ñadas de hacimiento de gracias. Y
la paz de D ios, que sobrepuja a
y . Ascienda, Señor, mi ora­
todo entendimiento, sea la guar­
ción hacia Vos. I£. Como el olor
dia de vuestros corazones y de
del incienso en vuestra presen­
vuestros sentimientos en Jesu­
cia.
cristo.
Ant. del Magntf. — Señor, *
salvadnos, que perecemos, m an­ Lección III Cap. 4, 8^10
dad, y se hará, oh Dios, gran bo­
nanza. D o r lo demás, hermanos míos,
todo lo que es conforme a
verdad, todo lo que respira pure­
Feria Segunda za, todo lo justo, todo lo que es
santo, todo lo que os haga ama­
D e l a E p ís t o l a a l o s F il ip e n s e s
bles, todo lo que sirve al buen
nombre, toda virtud, toda disci­
Lección I Cap. 4, 1-3
plina loable, esto sea vuestro estu­
o r tanto, hermanos míos dio. L o que habéis aprendido, y re­
carísimos y amabilísimos, cibido y oído, y visto en mí, esto
que sois mi gozo y mi co­ habéis de practicar; y el D ios de
rona, perseverad así firmes en el la paz será con vosotros. Y 8 por
Señor, queridos míos. Y o xuego a mí me holgué sobremanera en el
Evodia, y suplico a Sintique, que Señor, de que al fin ha florecido
tengan unos mismos sentimientos aquel afecto que me tenéis; siem­
en el Señor. Tam bién te pido a pre lo habéis tenido en vuestro
ti, ¡oh fiel compañero! que asis­ corazón, mas no hallabais coyun-
tas a ésas que conmigo han tra­ J tura para manifestarlo. •i
Feria Tercera Lección II Cap. 1, 9-12

E m p ie z a la E p ís t o l a d e l A pó s­ p O R eso tamb’.én nosotros des­


de el día en que lo supimos,
tol san P ablo a los C o lo sen ses
no cesamos de orar por vosotros
y de pedir a Dios que alcancéis
Lección I Cap. 1, 1-8 pleno conocimiento de su volun­
tad, con toda sabiduría e inte­
Apóstol de Jesucris­
a b lo , ligencia espiritual. A fin de que
to por la voluntad de sigáis una conducta digna de
Dios, y Tim oteo, su her­ Dios agradándole en todo, pro­
A los santos y fieles her­ duciendo frutos en toda especie
manos en Jesucristo, residentes de obras buenas, y adelantando
en Colosas. La gracia y paz sea en la ciencia de Dios. Corrobora­
con vosotros, de parte de Dios dos en toda sterte de fortaleza
Padre nuestro y de Jesucristo por el poder gbrioso de su gra­
nuestro Señor. N o cesamos de cia, para tener siempre una per­
dar gracias al Dios y Padre de fecta paciencia, y longanimidad
nuestro Señor Jesucristo, oran­ acompañada df alegría, dando
do siempre por vosotros, desde gracias a Dios Padre, que nos
que oímos hablar de vuestra fe en ha hecho dignos de participar de
Cristo Jesús y del amor que tenéis la suerte de los santos, ilumi­
a todos los santos, en vista de la nándonos con ’ a luz del E van­
esperanza que os está reservada gelio.
en los cielos, esperanza que ha­
béis adquirido cuando se os anun­
Lección III Cap. 1, 13-13
ció la verdadera doctrina del
Evangelio. E l cual se ha propa­ Yf nos ha arrebatado del po­
gado entre vosotros como asimis­ der de las tinieblas, y tras­
mo en todo el mundo, donde fruc­
ladado al reino de su H ijo muy
tifica y va creciendo, del modo amado. Por cuya sangre hemos
que lo ha hecho entre vosotros,
sido nosotros rescatados y reci­
desde aquel día en que oisteis y
bido la remisión de los pecados.
conocisteis la gracia de D ios se­ E l cual es imagen del D ios in­
gún la vendad, conform e la visible, engendrado ante toda
aprendisteis de nuestro carísimo criatura. Pues por él fueron cria­
E pafras que es nuestro compa­ das todas las cosas en los cielos
ñero en el servicio de Dios, y un y en la tierra, las visibles y las
fiel ministro de Jesucristo para invisibles, ora sean tronos, ora
con vosotros, el cual asimismo dominaciones, ora principados,
nos ha informado de vuestro ora potestades. Todas las cosas
amor espiritual. fueron criadas por él mismo y
Los R R . como en la F eria I I I de la en atención a él mismo. Y así
I sem ana después de la E p ifa n ía , pá­
gina 402. él tiene ser ante todas las cosas,
y todas subsisten por él. V él zas a Dios. Todo cuanto hacéis,
es la cabeza del cuerpo de la sea de palabra, o de obra, ha­
Iglesia y el principio de la resu­ cedlo todo en nombre de nues­
rrección, el primero en renacer tro Señor Jesucristo, dando por
de entre los muertos. medio de él gracias a D ios P a ­
dre. M ujeres, estad subordinadas
a los maridos, como es debido
Feria Cuarta en el Señor. M aridos, amad a
vuestras m ujeres, y no las tra­
D e la E p ís t o l a a los C olo- téis con aspereza. H ijos, obede­
S E N SE S ced a vuestros padres en todo,
porque esto es agradable al Se­
Lección I Cap. 3, 12-15
ñor. Padres, no provoquéis a ira
e v e s t í o s , pues, como es­ a vuestros hijos, para que no se
cogidos que sois de D ios, hagan pusilánimes.
santos y amados, de en­
trañas de compasión, de benigni­ Lección III Cap. 3, 22-25; 4, 1-2
dad, de humildad, de m odestia,
de paciencia. Sufriéndoos m utua­ C i e r v o s , obedeced en todo a
mente, si alguno tiene queja vuestros amos tem porales, no
contra otro, así como el Señor sirviéndolos sólo m ientras tie­
os ha perdonado, así lo habéis de nen la vista sobre vosotros, co ­
hacer también vosotros. Pero so­ mo si no deseaseis más que com ­
bre todo mantened la caridad, la placer a los hombres, sino con
cual es el vínculo de la p erfec­ sencillez de corazón y tem or de
ción. Y la paz de Cristo triunfe D ios. T odo lo que hagáis, h a ­
en vuestros corazones, paz divina cedlo de buena gana, como quien
a la cual fuisteis asimismo lla­ sirve a D ios, y no a los hom ­
mados para form ar un solo cuer­ bres, sabiendo que recibiréis del
p o1 ; y sed agradecidos. Señor la herencia por galardón,
L os R R . como en la F e ria I V de la ya que a Cristo Señor es a quien
I_ S em an a d espués de la E p ifa n ía , pá­ servís. M as el que obra mal, lle­
g in a 403.
vará el pago de su injusticia,
porque en D ios no hay acepción
Lección II Cap. 3, 16-21
de personas. Am os, tratad a los
J ^ a palabra de Cristo en abun­ siervos según lo que dictan la
dancia tenga su m orada entre justicia y la equidad; sabiendo
vosotros, con toda sabiduría, en­ que también vosotros tenéis un
señándoos y animándoos unos a Am o en el cielo. Perseverad en
otros, con salmeo, con himnos la oración, velando en ella y
y cánticos espirituales, cantando acompañándola con acciones de
de corazón con gracia las alaban­ gracias. •

I. E l cuerpo m i; tico, del cu al Jesu cristo es la cabeza y los fieles los


m iem bros, con una m ism a vidn , la g ra c ia , que 'c ir c u la por todos ellos.
Feria Quinta creído en Macedonia y en Aca-
ya. Pues que de vosotros se
E m p ie z a la E p ís t o l a p r im e r a
difundió la palabra del Señor,
del A pó sto l san P ablo a los
no sólo por Macedonia y por
T e s a l o n ic e n s e s
Acaya, sino que por todas par­
tes se ha divulgado en tanto gra­
Lección I Cap. 1, 1-5
do la fe que tenéis en Dios, que
y, Silvano, y Tim o­
v b lo , no tenemos necesidad de decir
teo, a la Iglesia de los nada sobre esto. Porque los mis­
Tesalonicenses, congrega­ mos fieles publican el suceso que
da en Dios Padre, y en nuestro tuvo nuestra entrada entre vos­
Señor Jesucristo. Gracia y paz otros, y cómo os convertisteis
sea con vosotros. Sin cesar da­ a Dios abandonando los ídolos,
mos gracias a Dios por todos por servir al Dios vivo y verda­
vosotros, haciendo continuamen­ dero, y para esperar del cielo a
te memoria de vosotros en nues­ su hijo Jesús (a quien resucitó de
tras oraciones, acordándonos de­ entre los muertos) y el cual nos
lante de Dios y Padre nuestro libertó de la ira venidera.
de las obras de vuestra fe, de
los trabajos de vuestra caridad Lección III Cap. 2, 1-6
y de la firmeza de vuestra espe­
ranza en nuestro Señor Jesucris­ hecho es que vosotros, her­
to. Considerando, amados her­ manos, sabéis bien cómo
manos, que vuestra elección es nuestra llegada a vuestra ciudad
de Dios. Porque nuestro E van­ no fué en vano. Sino que habien­
gelio no se anunció a vosotros do sido antes maltratados y
sólo con palabras, sino también afrentados (como no ignoráis) en
con milagros y dones del E s­ Filipos, puesta en nuestro Dios
píritu Santo, con eficaz persua­ la confianza, pasamos animosa­
sión, porque ya sabéis cuál fué mente a predicaros el Evange­
nuestro proceder entre vosotros lio de Dios en medio de muchos
para vuestro bien. obstáculos. Pero no os hemos
L os R R . como en la F e ria V de ia predicado ninguna doctrina de
I sem ana después de la E p ifa n ía , pa­ error, ni de inmundicia, ni con
gina 404.
el designio de engañaros, sino
Lección II Cap. 1, 6-10 que del mismo modo que fuimos
aprobados de Dios para que se
Y^aeoTROS de vuestra parte os nos confiase su Evangelio, así
hicisteis imitadores nuestros hablamos, no como para agradar
y del Señor, recibiendo su pala­ a los hombres, sino a Dios, que
bra en medio de muchas tribu­ sondea nuestros corazones. Por­
laciones, con gozo del Espíritu que nunca usamos del lenguaje
Santo. D e suerte que habéis ser­ de adulación, como sabéis, ni de
vido de^m odelo a cuantos han ningún pretexto de avaricia: Dios
es testigo de todo esto. Ni bus­ cual asimismo nos ha dado su
camos gloria de los hombres, ni santo Espíritu.
de vosotros, ni de otros algunos.
Lección III Cap. 4, 9-11

D o r lo que mira a la caridad


Feria Sexta fraterna no hay necesidad de
escribiros, pues vosotros mismos
De la E p ís to la p r im e r a a lo s
aprendisteis de Dios el amaros
T e s a lo n ic e n s e s
unos a otros. Y así lo hacéis con
Lección I Cap. 4, 1-5 cuantos hermanos hay en toda
Macedonia. Pero os rogamos,
or lo demás, hermanos, os ■hermanos, que adelantéis más y
rogamos y conjuramos más, y procuréis vivir quietos,
por el Señor Jesús, que y atended a lo que tengáis que
según aprendisteis de nosotros el hacer, y trabajéis con vuestras
modo como debéis porcaros y manos, conform e os tenemos or­
agradar a Dios, así procedáis, denado; y que os portéis modes­
para adelantar más y más. P or­ tamente con los que están fuera
que ya sabéis qué preceptos os de la Iglesia, y que no codiciéis
he dado en nombre del Señor cosa alguna de nadie.
Jesús. Esta es la voluntad de
Dios, a saber, vuestra santifica­
ción: que os abstengáis de la fo r­
nicación, que sepa cada uno de Sábado
vosotros usar del propio cuerpo
E m p ie z a la E p ís t o l a seg u n d a
santa y honestamente, no con
del A pó sto l san P ablo a los
pasión libidinosa, como lis gen­
T e s a l o n ic e n s e s
tes que no conocen a D ’ )s.
Los B R . como en la F e ria V I de la Lección I Cap. 1, 1-5
I semana después de la E p ifa n ía , p á ­
gina 405.
y Silvano, y T im o ­
a b lo ,

Lección II teo, a la Iglesia de los


Cap. 4, 6-8
Tesalonicenses, congrega­
Y Que nadie oprima a su her­ da en ei nombre de Dios nues­
mano, ni le engañe en nin­ tro Padre y en el Señor Jesucris­
gún asunto, puesto que Dios es to. La gracia y la paz sea con
vengador de todas estas cosas, vosotros de parte de Dios nues­
como ya antes os hemos dicho y tro Padre y del Señor Jesucristo.
protestado; porque no nos ha Debem os dar a D ios continua­
llamado Dios a inmundicia, sino mente acciones de gracias por
a santidad. Así que quien menos­ vosotros, hermanos, y es muy
precia estos preceptos, no des­ justo que lo hagamos, pues que
precia a un hombre, sino a Dios, vuestra fe va aumentándose más
que es el autor de ellos, y el y más, y la caridad que tenéis
recíprocamente unos para otros tiene sobre sobre vosotros, y ha­
va tomando un nuevo incremen­ ga con su poder fecunda vuestra
to. D e tal manera que nosotros fe en buenas obras, a fin de que
mismos nos gloriamos de vos­ sea glorificado en vosotros el
otros en las Iglesias de Dios, por nombre de nuestro Señor Jesu­
vuestra paciencia y fe en medio cristo, y vosotros en él, por la
de todas vuestras persecuciones gracia de nuestro Dios y del Se­
y tribulaciones que padecéis, las ñor Jesucristo.
cuales son señales que demues­
tran el justo juicio de Dios, para Lección III Cap. 2, 1-4
haceros dignos de su reino, por
el cual padecéis. ^ ntre tanto, hermanos, os su­
L os B R . como en el Sábado de la plicamos per el advenimien­
I sem ana después de la E p ifan ía, pá­ to de nuestro Señor Jesucristo y
gin a 407.
de nuestra reunión al m ism o:
Que no abandonéis ligeramente
Lección II Cap. 1, 6-12
vuestros sentimientos, ni os alar­
por.QUE delante de Dios es jus­ méis con supuestas revelaciones,
to que él aflija a su vez con ciertos discursos, o con car­
aquellos que ahora os afligen. Y tas que se supongan enviadas por
vosotros, que estáis al presente nosotros, como si el día del Señor
atribulados, os haga gozar junta­ estuviera ya m uy cercano. No os
mente con nosotros del descanso, dejéis seducir de nadie en ma­
cuando el Señor Jesús descenderá nera ninguna, porque no vendrá
del cielo y aparecerá con los án- este día sin que primero haya
, geles de su poder, con llamas de acontecido la apostasia, y apare­
fuego a tomar venganza de los cido el hombre del pecado, el
que no conocieron a Dios, y de hijo de la perdición, el cual se
los que no obedecen al Evange­ opondrá a Dios, y se alzará con­
lio de nuestro Señor Jesucristo. tra todo lo que se dice Dios, o
Los cuales sufrirán, confundidos se adore hasta llegar a poner su
por la presencia del Señor y por asiento en el templo de Dios,
el brillante resplandor de su po­ dando a entender que es Dios.
der. Cuando viniere a ser glori­
ficado en sus santos y a osten­ "VISPERAS
tarse admirable en todos los que
creyeron, ya que vosotros ha­ ¡ y . Suba a „ V o s , Señor, la
béis creído nuestro testimonio oración de la tarde. I£. Y des­
acerca de aquel día. Por cuyo cienda sobre npsotros vuestra
m otivo oramos también sin cesar misericordia. •
por vosotros, para que nuestro Ant. del Magnif. — E l Señor
D ios os haga dignos del estado a amparó * a Israel, su siervo,
que os ha llamado, y cumpla to­ conforme a lo prométalo a Abra­
dos los designios q u e'su bondad hán y a su raza para siempre.
I. B rev. 37
Q s rogamos, Señor, defendáis P > u e s el fin de los mandamien­
a vuestra Iglesia con una tos es la caridad que nace
continua asistencia; para que es­ de un corazón puro, de una
té siempre sostenida por vuestra buena conciencia y de fe no fin­
protección, aquella que no con­ gida. D e lo cual desviándose al­
fía más que en la esperanza de gunos, han venido a dar en char­
la gracia celestial. Por nuestro latanería, queriendo hacer de
Señor Jesucristo. doctores de la ley, sin entender
lo que hablan, ni lo que aseguran.
Va sabemos que la ley es buena
Dominica V despues de la para el que usa bien de ella, re­
conociendo que no se puso ley
Epifanía para el justo sino para los injus­
S e m id o b l e
tos. y para los desobedientes, pa­
ra lo s , impíos y pecadores, para
MAITINES
los facinerosos y profanos', para
I NOCTURNO los parricidas y matricidas, pa­
ra los homicidas, para los forni­
E m p ie z a la E p ís t o l a p r im e r a
carios. para los sodomitas, para
del A pó sto l san P ablo a
los que hurtan hombres, -para
T im o t e o los embusteros y perjuros, y para
cuantos son enemigos de la sana
Lección I Cap. 1. 1-4
doctrina, la cual es conform e al
\ b l o , Apóstol d i Jesucristo Evangelio glorioso de D ios ben­
por mandato de Dios Sal­ dito, que se me ha encomen­
vador nuestro y de Cristo dado.
Jesús nuestra esperanza. A T i­
moteo, hijo en la fe. G racia, m i­ L ección III Cap. 1, 12-16
sericordia y paz de D ios Padre
C ^ racias doy a aquel que me
y de nuestro Señor Jesucristo.
ha confortado, a Jesucristo
Bien sabes cómo al icme a M a ­
nuestro Señor, porque me tuvo
cedonia te pedí que te quedases por fiel poniéndome en el minis­
en E feso, para que hicieses en­ terio a mí, que fui antes blasfe*
tender a ciertos sujetos que no mo. y perseguidor, y opresor, pe­
enseñasen doctrina diferente de
ro alcancé m isericordia de D ios,
la nuestra, ni se ocupasen en fá ­
por haber procedido con ignoran­
b u las y genealogías interm ina­
cia careciendo de fe. Y así ha
bles, que son m ás propias para
sobreabundado en mí la gracia de
excitar disputas que para form ar
nuestro Señor Jesucristo con la
por la fe el edificio de D ios.
fe y caridad que es en Cristo.
L o s R R . c o m o en la F e r ia I I de la Verdad es cierta y digna de todo
I sem ana despu és d? la E p ifa n ía , pá­
gin a 401. acatám ieñto: que Jesucristo vino
a este mundo para salvar a los en él la gracia libertadora. En
pecadores, de los cuales el prime­ ninguna parte se da a conocer lo
ro soy yo. Mas por eso conseguí que puede la voluntad humana
misericordia, a fin de que Jesu­ dominada por la soberbia y sepa,
cristo mostrase en mí el primero rada del auxilio de Dios, como
su extremada paciencia, para en el primer hombre: su malicia
ejemplo y confianza de los que no puede manifestarse mayor ni
han de creer en él, para alcan­ más patente. El primer hombre
zar la vida eterna. se perdió, ¿y cuál hubiese sido su
II NOCTURNO suerte si el segundo Adán na
hubiese venido? Porque aquél
Lección IV fué hombre, éste se hizo también
hombre, y esta “ verdad” es, por
S e r m ó n d e sa n A g u s t ín , O b is p o
consiguiente, “ humana” .
D e las palabras del A pó stol, serm ón 8
después del principio
Lección VI
erd ades llena de dulzura
para los hombres y digna P n ninguna parte ha resplan­
de ser recibida con toda decido la benignidad de la
veneración, la que nos dice que gracia y la liberalidad de la om­
Cristo Jesús vino a este mundo nipotencia de Dios, como en el
para salvar a los pecadores” . Con­ hombre constituido en media­
sideremos lo que dice el E v a n ­ dor entre Dios y los hombres,
gelio: “ Vino el H ijo del hombre Cristo Jesús. ¿Qué decimos, her­
para buscar y salvar lo que había manos míos? Hablo a fieles bien
perecido” . Si el hombre no hubie­ instruidos en la fe católica. Sa­
ra perecido, el H ijo del hombra bemos y confesamos que el me­
no hubiera venido. Habiendo pe­ diador entre Dios y los hombres,
recido el hombre, vino el Dios Cristo Jesús, en cuanto hombre,
humanado, y fué rescatado el tenia la misma naturaleza que
hombre. Había perecido el hom­ nosotros. Va que no son de di
bre por su libre voluntad; vino versa naturaleza la carne nuestra
a salvarlo mediante la gracia li­ y su carne; ni es de diferente
beradora. naturaleza nuestra alma y su al­
L o s R R . de este N octurn o y del s i­ n a . Asumió la misma naturale­
g u ie n te, se toman de la I I Dom inica
después de la E p ifa n ía , págs. 409 y 410
za que quiso salvar.

III NOCTURNO
Lección V
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
r^ESEAMOS saber el poder del li­
según san M ateo
bre. albedrío para hacer el
m al? Recordemos el pecado del Lección VII Cap. 13, 24-30
hombre. ¿Deseam os saber hasta
que punto puede auxiliarnos el aquel tiempo: Jesús propu­
* D io s humanado? Consideremos so a las multitudes pa_
ráboia: El reino de los ciclos es paja tiene el mismo origen y la
semejante a un hombre que sem­ misma raíz que el trigo.
bró buena simiente fen su campo.
Y lo que sigue. Lección IX

H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o aquella red en la que son


D o r
contenidos los peces malos y
L ibro de las cuestiones evan gélicas so­
bre san M ateo, cap. 1 1 , tomo I V los buenos, no sin m otivo se de­
signan los malos católicos. Una
i e n t r a s los pastores de la
cosa es el mar, por el cual se in­
Iglesia se mostraban ne­ dica este mundo, y otra la red,
gligentes, o cuando los que parece significar la comunión
Apóstoles hubieron muerto, v i ­ de una fe o de una Iglesia. Esta
no el diablo, e introdujo a aque­ es a la verdad la diferencia que
llos a que el Señor llama hijos existe entre los herejes y los m a­
malos. Ahora bien, esto presu­ los católicos, a saber: que los he­
puesto, se pregunta si éstos son rejes creen doctrinas falsas, y los
los herejes o los católicos que malos católicos, creyendo lo ve r­
viven mal. Y a que los herejes dadero, no viven conform e a lo
pueden ser llamados hijos malos, que creen.
porque nacidos de la misma se­
milla del Evangelio y llevando el
nombre de Cristo, por sus per­ LAUDES
versas opiniones, abrazan los fa l­
y . E l Señor reinó, revis­
sos dogmas.
tióse de gloria. Revistióse el
Señor de fortaleza, y ciñóse de
L ección VIH
ella. '
j ^ A S diciendo que están sem­ Ant. del Bened. — Señor, *
brados en medio del trigo, ¿acaso no sembraste buena semi­
paicce indicar los que forman lla en tu campo? ¿cómo es que
parte de una misma comunión. aparece la cizaña? E sto lo rea­
Con todo, por lo mismo que el lizó el hombre enemigo.
Señor reconoció que este campo
significaba, no la Iglesia, sino este VISPERAS
mundo, bien pueden entenderse
los herejes, los cuales, no por la Y . Ascienda, Señor, mi ora­
sociedad de una Iglesia o de una ción hacia Vos. IJ. Com o el olor
fe, sino por la común denomina­ del incienso ante vuestra presen­
ción de cristianos, se hallan en cia.
este mundo mezclados con los Ant. del Magntj. — Recoged
buenos. Los que son malos den­ * primero la cizaña, y atadla en
tro del seno de la fe verdade­ haces para el fuego; mas el trigo
ra son comparables más bien á amontonadlo en mi granero, dice
la paja que a la cizaña, ya que la el Señor. '
Feria Segunda mente han de ser honestas, no
chismosas, sobrias, fieles en todo.
D e l a E p ís t o l a p r im e r a a
Los diáconos sean esposos de una
T im o t e o
sola mujer, que gobiernen bien
Lección I Cap. 3, 1-7 sus hijos y sus íamilias. Pues los
que ejercitaren bien su ministe­
s una verdad muy cierta: rio, se granjearán un ascenso ho­
que quien desea obispa­ norífico y mucha confianza para
do desea un ministerio enseñar la fe de Jesucristo.
excelente. Es, pues, necesario
que un Obispo sea irreprensible,
Lección III Cap. 3, 14-16; 4, 1
que no haya tenido más que una
sola esposa, que sea sobrio, pru­ T * e escribo esto, con la esperan­
dente, grave, modesto, casto, za de que en breve iré a
amante de la hospitalidad, propio verte. Y si tardare, para que se­
para enseñar, no dado al vino, no pas cómo debes portarte en la
violento, sino m oderado; no Casa de Dios, que es la Iglesia
pleitista, no interesado, mas que del Dios vivo, columna y apoyo
sepa gobernar bien su casa, de la verdad. Y es grande a to­
teniendo los hijos a raya con das luces el misterio de la piedad,
toda decencia. Pues si uno no en que Dios se ha manifestado en
sabe gobernar su c a sa ,' ¿ cómo carne, ha sido justificado por el
cuidará de la Iglesia de Dios? No Espíritu, ha sido visto de los án­
sea neófito, porque hinchado de geles, predicado a los Gentiles,
soberbia, no caiga en la conde­ creído en el mundo, elevado a la
nación del diablo. Tam bién es gloria. Pero el Espíritu dice cla­
necesario que tenga buena repu­ ramente, que en los venideros
tación entre los extraños, para tiempos han de apostatar algunos
que no caiga en desprecio y en de la fe, dando oídos a espíritus
lazo del diablo. falaces y a doctrinas diabólicas.
L o s R R . como en la F e ria I I de la
I I sem ana después de la E p ifa n ía , pá
gina 412.
Feria Tercera
Lección II Cap. 3, 8-13
E m p ie z a la E p ís t o l a seg u n d a
la misma suerte los diáco­
del A pó st o l san P ab lo a
nos sean honestos, no dobles
T im o t e o
en sus palabras, no bebedores de • '
mucho vino, no aplicados a torpe Lección I Cap. 1, 1-5
granjeria; que traten el misterio
de la fe con limpia conciencia. a b l o , Apóstol de Jesucris.

Y por tanto sean éstos antes pro­ to por voluntad de Dios,


bados, y así entren en el minis­ según la promesa de vida
terio, no siendo tachados de nin­ que ^enemosl en Jesucristo. A
gún delito. Las mujeres igual­ Tim oteo, hijo carísimo, miseri-
cordia y paz de parte de Dios P a ­ ha destruido la muerte, ha sa­
dre y de nuestro Señcr Jesucris­ cado a luz la vida y la inmorta­
to. D o y gracias a Dios, a quien lidad por medio del Evangelio.
sirvo a ejem plo de m ;s mayores Para el cual fui yo constituido
con conciencia pura, de que sin predicador, y Apóstol, y doctor
cesar hago memoria de ti en mis de las naciones. Por cuyo m oti­
oraciones, noche y día, deseoso vo padezco lo que padezco, pero
de verte, acordándome de tus no me avergüenzo. Porque bien
lágrimas, para bañarme de gozo, sé de quién me he fiado, y estoy
por lo mismo que tengo presente cierto de que es poderoso para
aquella tu fe sincera, la cual pri­ conservar mi depósito hasta aquel
mero se vió constantemente en último día. Ten por modelo la
tu abuela Laoida, y en tu madre sana doctrina que has oído de mí
Eunice, y estoy cierto de que con la fe y caridad en Cristo
igualmente" está en ti. Jesús. '
Los B B . como en la F e ria I I I de la
I sem ana d espués de la E p ifa n ía , pá­
gina 402.
Feria Cuarta
L ección II Cap. 1, 6-9 D e l a E p ís t o l a seg u n d a a
T im oteo
D or cu ya causa te exhorto, que
avives la gracia de Dios, que Lección I Cap. 3, 1-5
reside en ti por la imposición de
I | AS has saber esto, que
mis manos. Porque no nos ha da­
$ (v x in en ^os ^ as Postreros so"
do D ios a nosotros un espíritu i brevendrán tiempos peli­
de timidez, sino de fortaleza, y grosos. Se levantarán hombres
de caridad, y de templanza. Por amadores de sí mismos, codicio­
tanto, no te avergüences del tes­ sos, altaneros, soberbios, blasfe­
timonio de nuestro Señor, ni de mos, desobedientes a sus padres,
mí que estoy en cadenas por ingratos, facinerosos, desnaturali­
amor suyo, antes bien trabaja a zados, im placables, calum niado­
una conmigo por el Evangelio res, disolutos, fieros, inhumanos,
con la virtud que recibirás de traidores, protervos, hinchados, y
Dios. E l ‘ cual nos libertó y lla­ más amadores de deleites que
mó con su santa vocación, no por de D ios. M ostrando, sí, aparien­
obras nuestras, sino por su bene­ cia de piedad, pero renunciando
plácito y por la gracia, que nos a su espíritu. H uye de ellos. ,
ha sido otorgada en Jesucristo Los B B . como en la F e ria I V de H
antes de todos los siglos. I sem ana después de la E p ifa n ía , p á ­
gin a 403.

L ección III Cap. 1^ 10-13 Lección II Cap. 3, 6-9

que se ha m anifestado ahora D orqu e de éstos son los que se


- por el advenim iento de nues­ introducen por las casas, y
tro 'Salvador ‘ Jesucristo, el cual cautivan a las m ujercillas carga­
das de pecados, arastradas de va­ dos de Dios en la fe y en el co­
rias pasiones. Los cuales andan nocimiento de la verdad que es
siempre aprendiendo, y j a m á s según la piedad, con la esperan­
arriban* al conocimiento de la za de la vida eterna, la cual Dios,
verdad. En fin, así como Jannes que no puede mentir, ha prome­
y M ámbres resistieron a Moisés, tido antes de todos los siglos.
del mismo modo éstos resisten a Habiendo hecho ver en su tiem­
la verdad, hombres de un cora­ po el cumplimiento de su pala­
zón corrompido, réprobos en la bra en la predicación del Evan­
fe. M as no lograrán sus intentos, gelio, que se me ha confiado a mí
porque su necedad se hará paten­ por mandato de Dios Salvador
te a todos, como se hizo la de nuestro: A T ito, hijo querido
aquellos Magos. según la fe que nos es común,
Lección III Cap. 3, 10-13 (’eseo la gracia y la paz de Dios
Padre y de Jesucristo Salvador
al contrario, ya has visto nuestro.
mi doctrina, mi modo de Los HR. como en la F eria V de la
proceder, el fin que me propongo, I semana después de la E pifan ía, pá
gina 405.
cuál es mi fe, mi longanimidad,
mi caridad, mi paciencia; cuáles Lección II Cap. 1, 5-9
son las persecuciones y vejacio­
nes que he padecido; lo que me |^A causa por que te dejé en
aconteció en Antioquía e Iconio, Creta, es para que arregles
y en L istra; cuán grandes han las cosas que faltan, y establez­
sido las persecuciones que he te­ cas en cada ciudad presbíteros
nido que sufrir, y cómo de todas conforme yo te prescribí. Esco­
me ’ ha sacado a salvo el Señor. giendo a quien sea sin tacha, ca­
Y todos los que quieren vivir sado una sola vez1 que tenga h i­
virtuosam ente según Jesucristo, jos fieles, no infamados de luju­
han de padecer persecución. Al ria, ni desobedientes. Porque es
paso que los malos hombres y necesario que un obispo sea irre­
los impostores irán de mal en prensible; que no sea soberbio
peor, errando y haciendo errai ni colérico, ni dado al vino; qu¿
a otros. no sea peicusor, ni codicioso de
sórdida ganancia; sino que de­
Feria Quinta be ser amante cíe la hospitalidad,
E m p ie z a l a E p ís t o l a del A p ó s ­
dulce y afable, sobrio, justo, re­
t o l sa n P ab lo a T ito
ligioso, continente, atficto a las
verdades de la fe según le han
Lección I Cap. 1, 1-4 enseñado a él, a fin de que sea
a b l o , siervo de Dios y capaz de instruir en la sana doc­
Apóstol de Jesucristo pa­ trina, y redargüir a los que con­
ra instruir a los escogi- tradijeren. •
--------------- ~------ ---------r r * -----
: la ordenación debían ffuárdar con-
. 1. .. Los (tales (presbíteros,',..desPucs .d
tin en cia. • ‘ •/ 'J •
Lo s B R . como en la F e ria V I de 1«
I semana después de la E p ifan ía, pá­
gina 405.
T )o rq u eaun hay muchos des­
* obedientes, charlatanes y em­
baidores, mayormente de lo? cir­
L e c c ió n II Cap. 3, 3-7

cuncisos. A quienes es mer ster P orque también nosotros éra­


tapar la boca; los cuales trastor­ mos en algún tiempo insen­
nan familias enteras, enseñando satos, incrédulos, extraviados, es­
cosas que no convienen, por amor clavos de infinitas pasiones y de­
de una torpe ganancia. D ijo uno leites, llenos de malignidad y de
de ellos, propio profeta de esos envidia, aborrecibles, y aborre­
mismos: Son los Cretenses siem­ ciéndonos los unos a los otros.
pre mentirosos, malignas bestias, Pero después que Dios nuestro
vientres perezosos. Este testim o­ Salvador ha m anifestado su be­
nio es verdadero. P or tanto, re­ nignidad y amor para con los
préndelos fuertemente, para que hombres, nos ha salvado, no a
conserven sana la fe, y no den causa de las obras de justicia que
oídos a las fábulas judaicas, ni a hubiésemos hecho, sino por su
mandamientos de hombres, que se misericordia, haciéndonos rena­
apartan de la verdad. Para los cer por el bautismo, y renován­
limpios todas las cosas son lim ­ donos por el Espíritu Santo, que
pias; mas para los contaminados, él derramó sobre nosotros copio­
y que no tienen fe, no hay nada samente por Jesucristo Salvador
limpio. nuestro; para que justificados por
la gracia de este mismo, seamos
herederos de la vida eterna, con­
Feria Sexta forme a la esperanza.

De la E p ís to la a T ito
Lección III Cap. 3, 8-11
Lección I Cap. 2, 15 ; 3, 1-2
r^ocTRiNA es ésta ciertísima, y
sto es lo que has de ense­ deseo que arraigues bien, en
ñar, y exhortar, y repren­ ella a los que creen en D ios, a
der con plena autoridad. fin de que procuren aventajarse
Pórtate de manera que nadie te en practicar buenas obras. E stas
menosprecie. Amonéstales que v i­ cosas son las loables y provecho­
van sujetos a los príncipes y po­ sas a los hombres. Pero cuestio­
testades, que obedezcan sus ór­ nes necias, y genealogías, y con­
denes, y que estén prontos para tiendas, y debates sobre la ley,
toda buena obra. Que no digan evítalas, porque son inútiles y
mal de nadie, que no sean pen­ vanas. H uye del hombre hereje,
dencieros, sino modestos, tratando después de haberle corregido una
a lo d o s los hombres con toda la y dos veces, sabiendo que quien
dulzura posible. es de esta condición,vest¿ perver-
tid o y es d e lin cu en te , sien do co n ­ d a rte un a co sa q u e es de tu o b li­
d en ad o p o r su p ro p ia co n cien cia . ga ció n . con to d o , lo m u ch o que
te am o m e h a ce p re fe rir el su ­
p lic á r te la , aunqu e sea lo que
Sábado so y re sp e cto de ti, P a b lo , y a an ­
cia n o , y adem ás p re so a h o ra por
E m p ie z a la E p ís t o l a del A pó s­
a m o r de J esu cristo . T e ru ego,
tol san P ablo a F il e m ó n
p u es, p o r m i h ijo O n ésim o , a
qu ie n h e en g en d ra d o e n tre las c a ­
Lección I V e r s . 1-6
d en a s, O n ésim o q u e en algún
a b lo , p reso p o r a m o r de tie m p o fu é p a ra ti in ú til, y al
J e s u c r is to , y T im o t e o su p re se n te ta n to p a ra ti c o m o p ara
h e rm a n o ; a l a m a d o F i ­ m i es p ro v e c h o s o , el cu a l te le
le m ó n , c o a d ju t o r n u e stro , y a la v u e lv o a e n v iar.
ca rís im a h e rm a n a A p p ia , y a A r-
q u ip o , n u e s tro c o m p a ñ e ro en los Lección III Vers. 12-19
co m b a te s , y a la Ig le s ia c o n g re ­
g a d a en tu casa. G r a c ia y p a z a T ú de tu p arre re c íb e le co m o
v o s o tr o s , d e p a rte d e D i o s , n u es­ a m is e n tra ñ a s. Yo h a b ía
tro P a d r e y del S e ñ o r J e s u c ris to . p en sad o re te n e rle co n m ig o , p ara
A c o rd á n d o m e siem p re d e ti en q u e m e s irv ie s e p o r ti, d u ra n te la
m is o ra c io n e s , d o y g r a c ia s a D io s , p risió n en q u e e sto y p o r el E v a n ­
o y e n d o la f e q u e tie n e s en el ge lio . P e ro naeja h e q u e rid o h a ­
S e ñ o r J e s ú s , y tu c a rid a d p ara ce r sin tu co n se n tim ie n to , p ara
co n to d o s lo s sa n to s. Y de qué que tu b e n e ficio n o fu e s e com o
m a n e ra la lib e r a lid a d que n ace fo r z a d o , sino v ó lu n ta rio . Q u e q u i­
de tu fe re sp la n d e ce a la v is ta z á él te ha d e ja d o p o r a lg ú n tie m ­
de to d o el m u n d o , h a c ié n d o s e p a ­ po, a fin de que le re co b ra ses
te n te p o r m e d io de to d a s las p a ra siem p re. l í o y a co m o s ierv o ,
o b ra s b u e n a s q u e se p r a c tic a n en sin o c o m o q u ié n d e s ie r v o h a v e ­
tu ca sa p o r a m o r d e J e s u c r is to . n id o a ser un h e rm a n o m u y a m a ­
Lo s B B . como en el Sábado de la do, de mí en p a r tic u la r ; ¿p ero
I sem ana después de la E p ifa n ía , pá­ c u á n to m ás de ti, p u es q u e te p e r­
gina 407.
te n e c e segú n el m u n d o y seg ú n el
S e ñ o r ? A h o ra b ien , si m e tien es
Lección II Vers. 7-12
p o r co m p a ñ e ro t u y o , a c ó g e le c o ­
A sí e s q u e y o h e te n id o gran m o a m í m ism o . Y si te h a c a u ­
g o z o y co n su elo en tu c a r i­ sa d o a lg ú n d e tr im e n to , o te debe
d a d ; v ie n d o c u á n to re c r e o y a li­ a lg o , a p ú n ta lo a m i cu e n ta . Y o
v io han re c ib id o de tu bondad, P a b lo te he e s c r ito d e m i puño.
h e rm a n o , lo s co ra zo n e s d e los
V ISP E R A S
sa n to s. P o r c u y o m o tiv o n o o b s ­
ta n te la lib e r ta d q u e p u d ie se y o y. S u b a a. V o s , S e ñ o r, la o ra ­
to m a r m e en J e su cristo , p a r a m a n ­ c ió n d e la ta rd e . . Y d e scien d a
sobre nosotros vuestra ¡miseri­ to más excelente que los ángeles,
cordia. cuanto es más aventajado el nom­
Ant. del Magtiif. — El Señor bre q'je redbió por herencia.
amparó * a Israel, su siervo, Los R R . como en la F e ria I I de la
I sem ana después de la E p ifa n ía , pá­
conforme a lo prometido a Abra- gina 401.
hán y a su raza para siempre.
Lección II Cap. 1, 5-9
O r a c ió n
P o r q u e ¿a. cuál de los ángeles
^ os rogamos, oh
o n ced ed n os , dijo jam ás: H ijo mío eres
D ios omnipotente, que m edi­ tú, yo te he engendrado hoy? Y
tando siempre cosas razonables, asimismo: ¿Y o seré padre tuyo,
nuestras palabras y acciones no y él será hijo m ío? Y otra vez &1
se dirijan más que a com place­ introducir a su primogénito en
ros. Por nuestro S e ñ o r.. el mundo, dice: “ Adórenle todos
los ángeles de D io s” . Asimismo
en orden a los ángeles dice: “ El
Dominica VI despues de la que a sus ángeles los hace espí­
Epifanía ritus y a sus ministros como la
S em idoúle ardiente llam a” . M ientras que al
H ijo le dice: “ E l trono tuyo ¡oh
M A IT IN E S
D io s ! por los siglos de los si­
I N O CT U R N O
glos: cetro de rectitud, el ce­
E m p ie z a l a E p ís t o l a d e l A p ó s ­ tro de tu reino. Am aste la ju s­
tol san P a b l o a lo s ■ H ebreos ticia, y aborreciste la iniquidad,
por eso ¡oh D ios! el D ios tuyo
L ección I Cap. 1, 1-4 te ungió con óleo de júbilo mu­
cho más que a tus com pañeros” .
io s , que en otro tiempo
habló a nuestros padres en
Lección III Cap. 1, 10-14
diferentes ocasiones y de
m uchas maneras por los P rofetas, Y en otro lugar: “ T ú eres ¡oh
nos ha hablado últim am ente en Señ or! el que al principio
estos días, por m edio de su H ijo, fundaste la tierra, y obras de
a quien constituyó heredero uni­ tus manos son los cielos. Ellos
versal de tadas las cosas, por perecerán, mas tú perm anece­
quien creó tam bién los siglos. E l rás, y todos como vestidos en­
cual siendo como es el resplan­ vejecerse han, y como un manto
dor de su gloria y vivo retrato los mudarás, y quedarán m uda­
de su sustancia, y sustentándolo dos; pero tú eres para siempre
todo con su poderosa palabra, desr el mismo y tus años nunca se
pués de habernos purificado de acabarán” . En fin, ¿a qué ángel
nuestros pecados, está 9entado a ha dicho jam ás: “ Siéntate tú a
la d ie s tta 'd e la m ajestad en lo mi diestra m ientras tanto pon­
m ás alto de los’ cielos; lílch o tan­ go a tus enemigos por tarima de
tus pies? ¿Por ventura no son habló mediante su Hijo, o cuan­
todos ellos unos espíritus que do realizó éste la purificación de
hacen el oficio de servidores en­ nuestros pecados, o cuando se
viados para ejercer su ministe­ hizo homore, ¿por ventura no
rio en favor de aquellos que de­ fué después de los profetas, es
ben ser los herederos de la sa­ decir, en los últimos dias?
lud ?” Los R R . de este Nocturno y riel si­
guiente, como en la Dominica II des­
II N OCTURN O pués de la E p ifan ía, págs. 408 y 410.

S erm ón de S an A t a n a s io ,
Lección V
O b is p o
D iscurso 2 contra los A rrian o s, después A d em ás,tratando el Apóstol de
del niedio
la redención del Verbo, y de
L ección IV los últimos tiempos, como por
una consecuencia de su propósito,
t los herejes considerasen se ve compelido a recordar que
atentamente la persona, Dios no permaneció mudo en las
el asunto, y el tiempo de edades anteriores, sino que ha­
que habla el Apóstol, ni atribui­ bía hablado por los profetas. Des
rían a la Divinidad lo propio de pués de haber dado a entender
la naturaleza humana, ni se con­ que los profetas hubieron cum­
ducirían tan impía como ne­ plido su misión, que la ley fué
ciamente contra Cristo. Esto se dada por los ángeles, que el
podrá ver si consideramos de­ mismo H ijo descendió hasta nos­
bidamente el principio de la lec­ otros y que asumió las funciones
ción que os vamos a repetir. Dice de su ministerio, entonces final­
el Apóstol: “ Dios, que en otro mente añade: “ Hecho tanto su­
tiempo habló a nuestros padres perior a los ángeles” , queriendo
en diferentes ocasiones y de mu­ m anifestar que en la medida que
chas maneras por los Profetas, el H ijo es más excelente que el
nos ha hablado últimamente en siervo, el ministerio del Hijo lo
estos días por medio de su H i­ es sobre el ministerio y las fun­
jo ” . Y un poco después dice: ciones del siervo.
“ Habiéndonos purificado de nues­
tros pecados, está sentado a la Lección VI
diestra de la m ajestad excelsa,
constituido tanto más superior R uando el Apóstol distingue el
que los ángeles, cuanto más aven­ ministerio de la Ley antigua
tajado es el nombre que recibió” . del de la nueva, usa de gran li­
D e aquel tiempo en que Dios bertad al escribir y hablar a los
nos habló por su H ijo, cuando Judíos. Por esto no se contenta,
éste realizó la purificación de los al compararlos, diciendo en ge­
pecados,, hace mención la palabra neral que el ministerio de la Ley
del Apóstol. Cuando, pues, nos Nueva fuese más grande o exce­
>. >4
lente, como si se tratara de co­
sas de un mismo género, que tu­
es éste que siembra, si­
u ién
viesen algo común, sino que lo
llama “ superior” , en tal forma
Q no nuestros sentidos y nu es­
tra inteligencia, que, recibiendo
que expresa la diferencia de na­
el grano de la predicación y con­
turaleza entre el H ijo y las cria­
servando la semilla, la hacen cre­
turas.
cer, mediante los humores de la
III NOCTURNO fe, en el campo de nuestro co­
razón? La predicación del Evan-
L ecció n del sa n to E va n g llio gplio es la menor de todas las
seg ú n san M ateo disciplinas. Pues, en su primera
manifestación, parece que no in s­
Lección VII Cap. 13, 31-35
pira confianza de cosa verdadera,
£ n aquel tiempo: D ijo Jesús dado que nos propone a un
a las multitudes esta parábo­ hombre Dios, a Cristo muerto,
la: El reino de los cielos es se­ y, el escándalo de la cruz. Ahora
mejante al grano de mostaza que bien: compara esta doctrina con
tomó en su mano un hombre, las enseñanzas de los filósofos y
y lo sembró en su campo. Y lo con sus libros, con el esplendor
que sigue. de su elocuencia y la elegancia
de sus discursos, y verás cuán
H o m il ía d e S a n J e r ó n im o , inferior parece la semilla del
P r e s b ít e r o Evangelio con relación a las otras
L ibro 2 de los Com ent, sobre el cap. 13 semillas.
de san M ateo
L ección IX
¡j fg & jL reino1de los cielos es la
a prJs] predicación del Evange- A A asaquéllas, cuando se han
j |j0 y ej conocimiento de desarrollado, nada muestran
las Escrituras, el cual conduce a de resistente, vigoroso y vivaz;
la vida, y del que se dice a los sino que cuanto contienen es
Judíos: “ Se os quitará el reino hueco, endeble y sin sustancia,
de Dios, y se dará a gentes que que no produce sino hojas y
produzcan sus frutos” . D e consi. hierbas, las cuales bien presto se
guíente es semejante este reino secan y caen. M as la predicación
al grano de m ostaza que un hom­ evangélica, que en sus principios
bre tomó y sembró en su cam­ parecía pequeña, apenas sembra­
po. Muchos entienden por este da, sea en el alma de los creyen^
hombre al Salvador, ya que él tes, sea en todo el mundo, no
siembra en las almas de los cre­ produce hojas solamente, sino
yentes. Otros entienden al m is­ que se convierte en árbol, de tal
mo hombre que siembra en su suerte que las aves del cielo 0as
propio campo, esto es, en sí mis­ cuales debemos entender que
mo y en su corazón. son las almas de los creyentes, o
las virtudes puestas al servicio celestial, poned los ojos en Je­
de D ios) vienen y habitan en sús, Apóstol y Pontífice de núes,
sus ramas. Por ramas del ár­ tra profesión, d cual es fiel al
bol evangélico, que provienen que le ha constituido tal, como
del grano de mostaza, debemos 10 fué tambiér. Moisés con res­
entender los diferentes dogmas, pecto a toda su casa. Conside­
en los cuales cada una de las rad, pues, que fué reputado dig­
sobredichas aves se posa. no de gloria tanto mayor que la
Te Deum, pág. 10. de Moisés, cuanto mayor digni­
dad tiene que la casa, aquel que
LAUDES
la fabricó. Ello es que toda casa
y . E l Señor reinó, revistióse por alguno es fabricada; mas el
de gloria. 1$. Revistióse el Se­ que crió y fab ricó'tod as las co­
ñor de fortaleza, y ciñóse de sas es Dios.
ella. Los R R . como en la F eria I I de la
11 sem ana después de la E p ifan ía, pa­
Ant. del Bened. — El reino de gin a 412.
los cielos * es semejante al gra­
I
no de mostaza, el cual es a la Lección ü Cap. 3, 5-8
vista menudísimo entre todas las
sem illas; mas en creciendo viene Y 7 a la verdád Moisés fué fiel
a ser m ayor que todas las le­ en toda la casa de Dios como
gumbres. un sirviente enviado de Dios pa­
ra anunciar al pueblo todo lo que
VISPERAS tenía orden de decirle. Pero Cris­
y . Ascienda, Señor, mi ora­ to se ha dejado ver como hijo
en su propia casa, cuya casa so­
ción hacia Vos. 1$. Como el olor
del incienso en vuestra presen­ mos nosotros, si hasta el fin
cia. mantenemos firme la animosa
Ant. del M agnif■— El reino de confianza en él y la esperanza
los cielos * es semejante a la le­ de la gloria. Por lo cual dice el
vadura, que cogió una m ujer y Espíritu Santo: “ Si hoy oyereis
mezclóla con tres sacos de ha­ su voz, no queráis endurecer
rina hasta que la masa toda que­ vuestros corazones, como sucedió
dó fermentada. cuando el pueblo estaba en el
desierto en el lugar llamado con­
tradicción” .
Feria Segunda
D e la E p ís t o l a a lo s H e br e o s Lección III Cap. 3, 12-16

Lección I I ^ i r a d , pues, hermanos, no ha­


Cap. 3, 1-4
ya en alguno de vosotros
or lo cual vosotros, san ­ corazón maleado de increduli­
tos herm anos, partícip es dad, hasta abandonar al Dios
que sois de la vocación vivo. Antes amonestaos todos los
'i
L o s H H . com o en la F e r ia I I I d e la
días los unos a los otros, mien­
I s e m a n a d e s p u é s d e la E p if a n ía , pá-
tras dura el día que se apellida trina 402.
H oy, a fin de que ninguno de
vosotros llegue a enduiecerse con
Lección II Cap. 4, 4-7
ei engañoso atractivo tíel pecado.
J'uesto que venimos a ser par­
ticipantes de Cristo, con tal que P orque en cierto lugar habló
asi del día séptim o: “ Y des­
conservemos inviolablem ente has­
ta el fin el principio del nuevo cansó Dios el día séptimo de to ­
ser suyo que ha puesto en nos­ das sus obras” . Y en éste dice:
“ Jamás entrarán en mi descan­
otros. M ientras que se nos dice:
“ Si hoy oyereis su voz, no endu­ so” . Fues como todavía faltan al­
gunos por entrar en él, y los pri­
rezcáis vuestros corazones, como
meros a quienes fué anunciada la
los de aquella provocación” Pues
buena nueva, no entraron por su
algunos de los que la habían oído,
incredulidad, por eso de nuevo
irritaron al Señor, aunque no
establece un día, y es H oy, di­
todos aquellos que salieron de
ciendo, al cabo de tanto tiempo,
Egipto por medio de Moisés.
por boca de D avid, según arriba
se d ijo: “ Si hoy oyereis su voz.
no queráis endurecer vuestros co­
Feria T ercera razones” .

De la E p ís t o l a a l o s . H e b r e o s
L ección III Cap. 4, 8-12
L ección I Cap. 4, 1-3
D orque si Josué les hubiera
pues, que haya
|e m a m o s , dado este descanso, nunca
t alguno entre nosotros después hablaría la Escritura de
S j que sea excluido de la otro día. Luego resta todavía un
entrada en el descanso de D ios solemne descanso para el verda­
por haber despreciado la pro­ dero pueblo de D ios. A sí quien
mesa. Puesto que se nos anunció ha entrado en este descanso, ha
tam bién a nosotros del mismo descansado también de todas sus
modo que a ellos, pero a ellos no obras, así como D ios de las su-;
les aprovechó la prom esa oída, yas. Esforcém onos, pues, a en-
por no ir acom pañada con la fe trajr en aquel descanso, a fin
de los que la oyeron. A l contra­ de que ninguno im ite • el sobre­
rio, nosotros que hemos creído, dicho ejem plo de* incredulidad.
entrarem os en el descanso, según Puesto que la palabra de D ios es
lo que d ijo : “ T a l es el juram en­ viva, y eficaz, y m ás penetrante
to que hice en m i indignación: que cualquier espada de dos fi­
Jam ás en tra rá n . en mi descanso, los: y que entra y penetra hasta
acabadas y a sus obras desde la los pliegues del . alma y del espí­
creación del m undo” . ; ritu, hasta las ju n tu ra * y tué-
taños, y discierne los pensamien­ Lección III Cap. 6, 7-10
tos y las intenciones del corazón.
P la tierra que embebe la
orque
lluvia que cae a menudo so­
Feria Cuarta bre ella, y produce hierba que es
provechosa a los que la cultivan,
D ,e l a E p í s t o l a a l o s H e b r e o s recibe la, bendición de Dios.
M as la que brota espinas y abro­
Lección I Cap. 6, 1-3 jos es abandonada y queda ex­

e j e m o s , pues, las instruc­ puesta a la maldición, y al fin


ciones que se dan a los para en ser abrasada. Por lo de­
que comienzan a creer en más, carísimos hermanos, aun­
Jesucristo, y elevémonos a lo que os hablamos de esta mane­
que hay de más perfecto, sin de­ ra, tenemos mejor opinión de
vosotros v de vuestra salvación.
tenernos en echar de nuevo el
Porque no es Dios injusto, para
fundamento hablando de la pe­
olvidarse de lo que habéis hecho,
nitencia, de las obras muertas,
y de la caridad que por respeto
de la fe en Dios, y de la doctrina
a su nombre habéis mostrado,
sobre los bautismos, de la impo­
en haber asistido a los santos.
sición de las manos, de la resu-
nitencia de las obras muertas,
juicio perdurable. Y he aquí lo Feria Quinta
que, con el favor de Dios, va ­
D e l a E p ís t o l a a lo s H ebr eo s
mos a hacer ahora.
L os R R . como en la F eria I V de la Lección I Cap. 7, 1-3
I sem ana después de la E p ifan ía, pá­
gin a 403.
efecto, este Melquise- n

Lección II oec, rey de Salem, sa­


Cap. 6, 4-6
cerdote de Dios altí­
p ) o r q u e es imposible que aque­ simo, es el que salió al encuen­
llos que han sido una vez tro a Abrahán cuando volvía
ilum inados1, que asimismo han victorioso de la derrota de los
gustado el don celestial, que han reyes, y el que le bendijo. A
sido hechos partícipes del E sp í­ quien asimismo dió Abrahán el
ritu Santo, que se han alimen­ diezmo de todos los despojos,
tado con la santa palabra de cuyo nombre en primer lugar
D ios y de las maravillas del si­ significa rey de justicia. Además
glo venidero, y que después de de eso era rey de Salem, que
todo han caído; que sean reno­ quiere decir, rey de paz. Sin pa­
vados a penitencia, puesto que dre, sin madre, sin genealogía, sin
crucifican de nuevo en sí mismos ser conocido el principio de sus
al H ijo de Dios y le exponen al días, ni el fin de su vida, sino
escarnio. que siendo por todo esto ima-

1. Es d ecir, 'b a u tiz a d o s, Al bautism o se le llam aba iluminación,


<i
gen del H ijo de Dios, queda bo después de que se levantase
sacerdote eternamente. otro sacerdote según el orden de
Los R R . como en la F e ria V de la Melquisedec, y no según el de
I semana después de la E p ifa n ía , pá­ Aarón? Porque mudado el sacer­
gina 404.
docio, es forzoso qud también
se mude la ley.
Lección II Cap. 7, 4-6

ahora cuán gran­


^ o n te m p la d
de sea éste, a quien el mis­ Feria Sexta
mo patriarca Abrahán dió los
diezmos de los m ejores despojos. De la E p ís to la a lo s H eb reo s
Lo cierto es que aquellos de la
Lección I Cap. 11, 1-4
tribu de L eví que son elevados
al sacerdocio, tienen por la ley s, pues, la fe el funda­
orden de cobrar los diezmos del mento de las cosas que
pueblo, esto es, de sus herma­ se esperan, y un conven­
nos: aunque también éstos m is­ cimiento de las cosas que no se
mos vengan como ellos de la ven. D e donde por pila merécie-
sangre de Abrahán. Pero aquel ron testimonio de alabanza los
cuyo linaje no se cuenta entre antiguos. L a fe es la que nos
ellos, recibió los diezmos de enseña que el mundo todo fué
Abrahán, y dió la bendición al hecho por la pálabra de D io s;
que tenía recibidas las promesas. y que de invisible que era, fué
hecho visible. L a fe es por la
Lección III Cap. 7, 7-12 que Abel ofreció a Dios un sa­
crificio más excelente que el de
V " no cabe duda alguna en que Caín, fué declarado justo, dán­
quien es menor, recibe la dole el mismo D ios testimonio
bendición del mayor. N o menos de que aceptaba sus dones; y
cierto es, que aquí los que co­ por la fe habla todavía estando
bran los diezmos, son hombres muerto.
que mueren, cuando allá se ase­ L o s R R . como en la F e ria V I de la
gura o representa como que v i­ I sem ana después de la E p ifa n ía , p á ­
gin a 405.
ve aún. Y (por decirlo así) aun
Leví, que recibe los diezmos,
L ección II Cap. 11, 5-7
pagó diezmo en la persona de
Abrahán. Pues que todavía es­ p o R la fe fué trasladado He-
taba en Abrahán su abuelo, noc para que no muriese, y
cuando Melquisedec vino al en­ no se le vió más, por cuanto
cuentro de este Patriarca. Y si Dios le transportó a otra parte;
la perfección se daba por el sa­ mas antes de la traslación tuvo
cerdocio levítico (ya que en el testimonio de haber agradado
tiempo del mismo recibió el pue­ a Dios. Pues sin fe es imposible
blo la le y ), ¿qué necesidad hu­ agradar a Dios. P or cuanto el
que se llega a Dios debe creer en cuerpo. Sea honesto en todos
que Dios existe, y que es remu- el matrimonio, y el lecho con­
nerador de los que le buscan. yugal sin mancilla. Porque Dios
P or la fe, avisado Noé de Dios condenará a los fornicarios y a
sobre cosas que aun no se veían, los adúlteros.
con temor fué construyendo el Los R R . como en el Sábado de la
I sem ana después de la E p ifan ía, pá­
arca para salvación de su fami­ gina 407. i
lia, y construyéndola condenó
al mundo, y fué instituido he­ Lección II Cap. 13, 5-8
redero de la justicia, que se ad­
quiere por la fe. C ea n las costumbres sin ava­
ricia, contentándoos con lo
Lección III Cap. 11, 8-10 presente, pues s\ mismo Dios di­
ce: “ N o te desampararé, ni aban­
E )o r la fe aquél recibió el nom­ donaré” . Por manera que poda­
bre de Abrahán, obedeció, mos animosamente decir: “ E l
partiendo hacia el país que de­ Señor es quien me ayuda; no
bía recibir en herencia, y .s e pu­ temeré cosa que hagan contra mí
so en camino, no sabiendo a dón­ los hombres” . Acordaos de vues­
de iba. Por la fe habitó en la tros prelados, los cuales os han
tierra que se le había prometi­ predicado la palabra de D io s;
do, como en tierra extraña, ha­ cuya fe habéis de imitar, con­
bitando en cabañas como hicie­ siderando el ña de su vida. Je­
ron también Isaac y Jacob co­ sucristo el mismo que ayer, es
herederos de la misma promesa. hoy, y lo será por los siglos.
Porque tenía puesta la mira en
aquella ciudad de sólidos funda­ Lección III Cap. 13, 9-12
r :
mentos, cuyo arquitecto y fun­
M o os dejéis, pues, descami­
dador es el mismo Dios.
nar por doctrinas diversas
y extrañas. Lo que importa so­
Sábado bre todo es fortalecer el corazón
con la gracia, no con las viandas
D je l a E p í s t o l a a l o s H e b r e o s aquellas que de nada sirvieron a
los que andaban en ellas. T en e­
Lección I Cap. 13, 1-4
mos un altar, de que no pueden
F/jgÑjBoNSERVAD siempre la ca- comer los que sirven al taber­
i g g g ridad para con vuestros náculo. Porque los cuerpos de
hermanos. Y no olvidéis aquellos animales cuya sangre
la hospitalidad, pues por ella por el pecado ofrece el Pontífi­
algunos, sin saberlo, hospedaron ce en el Santuario, son quema­
ángeles. Acordaos de los presos, dos fuera de los alojamientos.
como si estuvierais con ellos en Que aun por eso Jesús, para san­
la cárcel; y de. los afligidos, c o ­ tificar al ¡pueblo con su sangre,
mo que también vosotros vivís ; padeció, fuera de la puerta.
I . B r e v . 38
VISPERAS mencia las preces de vuestro
pueblo; para que cuantos somos
L a s A n tífo n a s y los S ilm o s son del
5ábado, pág. 237. justamente afligidos por nuestros
pecados, seamos libres miseri­
Capitula I Cor., 9, 24 cordiosamente por la gloria de
vuestro nombre. Por nuestro
¿ N o sabéis que los
I-Ie rm a n o s:
Señor.
que corren en el estadio, si y. Bendigamos al Señor,
bien todos corren, uno solo se aleluya, aleluya. 1$. A Dios gra­
lleva el prem io? Corred de tal cias, aleluya, aleluya.
manera que lo ganéis.
A s í se dice el precedente V erso en
H im no del S áb ado, pág. 239. este Sábado, aunque las V ísp e ra s fu e ­
y . Suba a Vos, Señor, la sen de una F ie sta doble de I o de I I
clase.
oración de la tarde. *1^. Y des­ Y a no se d irá A le lu y a , hasta el
cienda sobre nosotros vuestra S ábado S an to. D esp ués de D e u s, in
adiutórium , en v ez de A le lu y a se d i­
misericordia. - rá d uran te este tiem po: Alabanza a
Ant. del Magntf. -— D ijo el V os, S eñ o r, R ey de la eterna gloria.

Señor * a A d án : D e l árbol que


está en medio del paraíso, no
com as; en la hora en que de él Dominica de Septuagésima1
comieres, morirás. II clase. Sem idoble

O ración MAITINES
• • 1
Q s rogamos, Señor, que os E l In v ita to rio A p resu rém on os, y el
H im no E n el prim er dia, como en el
dignéis escuchar con cle­ S alterio , págs. 45 y 46.

1. T erm in ad o el tiem po de la E p ifa n ía , en tram os y a en el segundo pe­


ríodo del año litú rg ic o , o sea el ciclo de P a scu a. Sien do éste el m ás im por­
tan te, la litu r g ia se ñ ala y ord en a como una trip le p rep ara ció n : rem ota,
próxim a e inm ediata. E l tiem po de S ep tu agésim a co n stitu ye el tiempo de
p rep aración rem ota a la P a sc u a . E s como un período de tra n sició n en tre las
a le g ría s de la N a tiv id a d y la a u sterid ad propia de la C u a resm a. S e p tu a g é ­
sim a con sta de solas tres d o m in icas: S ep tu agésim a , S e x a g é sim a y Q u in cu a ­
gésim a. E n é stas la sa g ra d a litu r g ia nos propone tres verd a d es, que co n sti­
tu y e n com o los tre s dogm as fu n d am en tales de toda la h isto ria hum ana y
c ris tia n a , y sin la s q u e no se ría posible e x p lic a r el m isterio de la redención
e fe ctu ad a por el d iv in o S a lv a d o r, m ediante su m u erte y re su rrecció n g lo ­
rio sa. T o d a v ez que el tiem po de S ep tu agésim a es como u n a prep aración a la
C u a resm a y a l tiem po d e P a sió n , e ra en gra n m an era con ven ien te que d u ­
ra n te este tiem p o se nos pro pu sieran las cau sas q u e req u erían el sa crificio y la
in m olación del m ism o H ijo de D io s. E sta s no eran otra s que las prevaricacio n es
de los hom bres, rep resen ta b a s y record adas, asi por el pecado de n uestros p r i­
m eros padres (dom in ica de S e p tu a g é sim a ), como por el u n iv e rsa l ca stigo de los
pecados d e los hom bres (d o m in ica de S e x a g é sim a ), al propio tiem po que por la
im posib ilid ad de c o n se g u ir por los hum anos sacrificios (dom inica de Q u in cu a ­
gé sim a) la propia sa lv a c ió n . A se n ta d a s e stas verd a d es, fá c il es com prender
la n ecesid ad de la in m olació n del H ijo de D io s, de su sacrificio para recon ci­
lia r la h u m an id ad p r e v a ric a d o ra con el D io s tres veces S an to . E l tiem po de S e p ­
tu a g é sim a está, por lo m ism o, destinad o a la co n sid eració n de e stas verdades
com o p rep a ra to ria s d e l g ra n d ram a que ha de re a liz a rse, m ediante la pasión,
la m u erte y ( la re su rr e c c ió n d e l, S a lv a d o r . E n cu an to a l orig en h istórico del
tiem po de S ep tu agésim a,' se cre e que fu é in stitu id o, o por lo m enós regu la rizad o ,
lo. Con lo cual de la tarde y de
Cuando las siguientes Lecciones del la mañana, resultó el día segundo.
I N octurn o, según las R ú b ricas, se re­
ponen dentro de la Sem ana, se dicen I£. En el principio creó Dios
con los Responsorios aquí designados, el cielo y la tierra, e hizo en
om itiéndose los que en otro caso de­
berían decirse. Lo mismo se observa ella al hombre. * A su imagen
cu an tas veces las Lecciones del I N o c­ y semejanza, y . De consiguien­
turno de alguna D om inica, han de re­
ponerse dentro de la Sem ana, aunque se
te Dios hizo al hombre del ba­
ju n ten con las Lecciones puestas dentro rro de L tierra, e inspiró en su
de la Sem ana.
rostro un soplo de vida. A.

E m p ie z a el l ib r o del G é n e s is
Lección II Cap. 1, 9-19
Lección I Cap. 1, 1-8
| ^ i j o también Dios: Reúnanse
el principio creó Dios
m en un lugar las aguas, que
el cielo y la tierra. La están debajo del cielo, y apa­
tierra empero estaba in- rezca lo árido. Y así se hizo. Y
forme y vacía, y las tinieblas al árido dióle Dios el nombre de
cubrían la superficie del abismo, Tierra, y a las aguas reunidas lla­
y el Espíritu de Dios se movía mó Mares. Y vió Dios que lo que
sobre las aguas. D ijo, pues, había hecho era bueno. D ijo asi­
D io s: Sea hecha la luz. Y la mismo: Produzca la tierra hier­
luz quedó hecha. Y vió Dios ba verde y que dé simiente, y
que la luz era buena, y dividió plantas fructíferas que den fru­
la luz de las tinieblas. A la luz to conforme a su especie, y con­
llamó día, y a las tinieblas no­ tengan en sí mismas su simiente
che, y así de la tarde y de la sobre la tierra. Y así se hizo.
mañana, resultó el primer día. Con lo que produjo la tierra
D ijo asimismo D ios: H aya un hierba verde, y que dá simiente
firmamento en medio de las según su especie, y árboles que
aguas, que separe unas aguas de dan fruto, de los cuales cada uno
otras. E hizo Dios el firmamen­ tiene su propia semilla según la
to, y separó las aguas que es­ especie suya. Y vió D ios que la
taban debajo del firmamento, de cosa era buena. Y de la tarde y
aquellas que estaban sobre el fir­ mañana, resultó el día tercero.
mamento. Y quedó hecho así. Y D ijo después Dios: Haya lum­
al firmamento llamóle D ios cie­ breras en el firmamento del d e ­
por san G regorio el G rande, en aquellos años en los cuales la peste, la guerra
y los terrem otos desolaban Ita lia , e hicieron creer que se acercaba el fin del
m undo. Q u e la in stitu ción del tiempo de Septu agésim a reconozca por su primera
ca u sa la a n gu stia que experim entaba la propia Iglesia Rom ana, nos lo demuestran
en cie rta m anera, las m ism as Igle sia s en las cuales siempre se han celebrado los
E stacion es de sus D o m in icas: las B a sílica s de S an Lorenzo, S an Pablo y
S an P ed ro. A h o ra bien, i por qué se escogieron estas B asílicas? Sabido es que
la ciu d ad de Roma siem pre ha considerado a los mencionados Santos como 3us
especiales Patronos. P o r lo m ismo, viéndose rodeada por todas partes de tantos
m ales, a ellos acudía, rogándoles que constituyesen un triángulo de protección
sobre la C iud ad etern a, al propio tiempo que imploraba su auxilio para la
p róxim a C u aresm a. .
lo, que distingan el día de la sobre la tierra. Con lo que de la
noche, y señalen los tiempos, los tarde y mañana resultó el día
días y los años. A fin de que quinto. D ijo todavía Dios: P ro­
brillen en el firmamento del cie­ duzca la tierra animales vivien­
lo, y alumbren la tierra. Y fué tes en cada género, animales do­
hecho así. Hizo, pues, Dios dos mésticos, reptiles y bestias sil­
grandes lum breras: la lumbrera vestres de la tierra según sus
mayor, para que presidiese al especies. Y fué hecho así. Hizo,
día, y la lumbrera menor para pues, Dios las bestias silvestres
presidir a la noche; e hizo las de la tierra según sus especies,
estrellas. Y colocólas en el fir­ y los animales domésticos, y to­
mamento del cielo, para que res­ do reptil terrestre según su es­
plandeciesen sobre la tierra, y pecie. Y vió Dios que lo hecho
presidiesen al día y a la noche, era bueno. Y dijo: Hagamos' al
y separasen la luz de las tinie­ hombre a imagen y semejanza
blas. Y vió D ios que la cosa era nuestra y los domine a los pe­
buena. Con lo que de tarde y ces del mar, y a las aves del cie­
mañana, resultó el día cuarto. lo, y a las bestias, y a toda la
E n el principio creó Dios tierra, y a todo reptil que se
el cielo y la tierra, y el Espíritu mueve sobre la. tierra.
de Dios se cernía sobre las E l . Señor formó al hom ­
aguas: * Y vió D ios cuanto ha­ bre del barre de la tierra, * E
bía hecho, y todas las cosas eran inspiró en su rostro un soplo
muy buenas, y . Así, pues, que­ de vida, y quedó el hombre un
daron terminados los cielos y la ser viviente, y . E n el principio
tierra y todo cuanto los hermo­ Dios hizo el cielo y la tierra, y
seaba. Y vió. formó en ella al hombre. E. G lo­
ria al Padre. E.
Lección III Cap. 1, 20-26 II NO C TUR NO

J ^ ijo también D ios: Produz­ D e l E n q u ir id ió n d e s a n A g u s t ín


can las aguas reptiles ani­ O b is p o
mados que vivan, y aves que Cap. 25, 26 y 27 del vol. 3
vuelen sobre la tierra debajo del
Lección IV
firmamento del cielo. Creó, pues,
Dios los grandes pece§, y todos Señor había amenazado
l
los animales que viven y se mue­ al hombre con el suplicio
ven, producidos por las agua# se­ de la muerte, si pecase.
gún sus especies, y asimismo to ­ D otóle de libre albedrío, pero
do volátil según su género. Y vió teniéndolo sometido a su impe­
Dios que lo hecho era bueno. Y rio y estimulándole con el te­
bendíjolos, diciendo: Creced, y mor del castigo. L e colocó en la
multiplicaos, y henchid las aguas felicidad del paraíso, trasunto de •
del mar y multipliqúense las aves. »una-vida, m ejor, a la cual habría
llegado si hubiese conservado la tigos de aquella impía deserción.
justicia original. Después de la I£. D ijo el Señor D ios: No
prevaricación vióse desterrado y está bien que el hombre esté só­
sujeto a la pena de la muerte y lo. * Hagámosle compañera se­
de la condenación, no solamente mejante a él. y . M as Adán no
él, sino toda su descendencia, de hallaba compañera semejante a
tal manera que toda la prole él mismo, por lo cual dijo Dios.
que, manchada por aquella car­ Hagámosle.
nal concupiscencia, que es cas­
tigo del pecado, se originaría de Lección VI ' ''
él y de la esposa a cuya instiga­
ción, pccó, contraería el pecado D orq u e, deben i considerarse co- ■
original que le arrastraría en mo justos castigos de la có­
medio de errores y de dolores al lera divina, los desórdenes en
último tormento sin fin, en com. que, movidos por una ciega y
pañía y bajo el dominio de sus desenfrenada concupiscencia se
corruptores, aquellos ángeles ex­ complacen los malos, como tam"-
pulsados del cielo. bién las penas manifiestas u ocul­
IJ. Tom ó el Señor al hom­ tas que padecen a pesar suyo.
bre, y le colocó en el paraíso de Manifiéstase, no obstante, la
las delicias: * Para que lo culti­ bondad del Creador para con los
vara y guardara, y , E l Señor ángeles malos, al. mantenerles en
D ios había constituido desde e la vida, y, para c;on el hombre,-al
principio el paraíso de las deli­ propagar»su estirpe, aunque na­
cias, en el que puso al hombre cida de un tronco viciado y
que había creado. Para que. condenado, al form ar y vivificar
su cuerpo, al disponer sus miem­
Lección V bros en armonía con las dis­
tintas edades, al mantener la v i­
A s í por un hombre el pecado vacidad de sus sentidos, según la
entró en el. mundo, y m e­ disposición de los respectivos ór­
diante el pecado la muerte, y de ganos, ai proporcionarle alimen­
este modo se propagó a todos tos. T u vo por más conveniente
los hombres, a partir de zaque sacar el bien del mal, que no'
en quien todos pecaron. E l Após­ permitir la existencia de mal al- i
tol al hablar aquí del mundo, guno.
designa a todo el linaje humano. I£. Infundió el Señor un sué-
T a l era, pues, el estado de las ño a Adán y tomó una de sus
cosas. T oda la masa del género costillas. * Y de aquella costilla
humano yacía ;en la infelicidad, y que el Señor había tomado !de
de unos males se precipitaba en Adán, formó la m ujer, y la puso
otros, y juntándose 1con aquella delante de Adán, para ver como
porción;#d ¿ ' ángéles que •había pe­ la llamaría. -r * WY lar/llamó* fHem
cado,^ sufría los justísim os cas-1 bra, porqúér del1hombre había si­
do sacada. y . Y estando dormi­ tierra todo árbol hermoso a la
do, tomó una de sus costillas y vista, y suave al paladar, y tam ­
llenó de carne aquel vacío. Y de. bién el árbol de la vida en m e­
Gloria al Padre. Y de. dio del paraíso. En el.
III NO C T UR NO
I Lección VIII
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
seg ún San M atfo ^ s í , pues, este padre de fam i­
lias alquila operarios para
Lección VII Cap. 20, 1-16
cultivar su viña, de mañana, en
aquel tiem po: Dijo' Jesús a la hora de tercia, en la de se/ta,
sus discípulos esta parábola: en la de nona y en la undécima,
El reino de los cielos se parece a porque desde el principio de este
un padre de fam ilias, que al mundo hasta su fin, no cesa de
apuntar el día salió a alquilar reunir predicadores para instruir
jornaleros para su viña. Y lo al pueblo fiel. La mañana del
que sigue. mundo fué desde Adán hasta
N oé; la hora de tercia de Noé
H o m il ía de san G r e g o r io , hasta A brahán; la de sexta de
P apa Abrahán hasta M oisés; la nona,
H om ilía 19 sobre los E v a n g . después desde M oisés hasta la venida
del prin cipio
del Señor. Finalm ente la undé­
reino de los cielos es
l cima comprende desde la venida
com parado en el E va n ­ del Señor hasta el fin del m un­
gelio al padre d«; fam ilias do. En ésta han sido enviados
que alquila obreros para cultivar los santos Apóstoles como pre­
su viña. Y a la verdad ¿quién dicadores,' los cuales recibieron
puede com pararse m ejor al pa­ una recompensa plena, aunque
dre de fam ilias que nuestro vinieron a la última hora.
Creador, el cual gobierna a los IJ. H e aquí que Adán ha si­
que crió, y dispone en este mun­ do hecho como uno de nosotros,
do de sus elegidos, como' el due sabiendo el bien y el mal. *
ño de los servidores de su casa? Atended, no sea que tome del
Tiene , una viña, es a sab er:; la <írbol de la vida, y viva para
Iglesia universal, la c u a l,. desde siempre, y . H izo . también el
el justo A bel hasta el últim o ele­ Señor D ios a Adán una túnica
gido que ha de nacer t i el m un­ de pieles, y le vistió, y dijo.
do, ha producido tantos sarm ien­ Atended.
tos cuantos han sido lps Santos.
H abía plantado el Señor
L ección IX
D io s en el principio ,el paraíso de
las delicias: En -e l. ¡que puso P ) E consiguiente, el Señor, para
al hom bre que h a b ía , formado. instruir a su pueblo^ es ¡de­
y . P rodujo .el;Señor D ios de la cir, para cultivar su viña no, ha
dejado en ningún tiempo de en­ LAUDES
viar operarios. Primeramente, por
Ant. 1. Oh Dios, compadeceos
medio de los patriarcas, después
de mí, * y limpiadme de mi ini­
por los doctores de la Ley y los
quidad, porque he petado contra
profetas, y últimamente por los
Vos sólo.
Apóstoles, ha trabajado en san­
Se dicen los Salm os del Domingo,
tificar las costumbres de su pue­ del segundo lu gar, pág. 59.
blo como el que por medio de
2. Os confesaré * porque me
sus obreros trabaja en el cultivo
habéis escuchado.
de su viña. Aunque todos cuan­
3. Oh Dios mío, Dios mío, *
tos con buena fe se han dedica­
desde la aurora estoy en vela
do a hacer y ‘ a predicar el bien
aspirando hacia Vos, que sois mi
(cada uno según su medida y en
auxilio.
m ayor o menor grado), pueden
4. Bendito sois * en lo más
considerarse operarios de esta vi­
elevado del cielo, y digno de ser
ña. Los trabajadores de la pri­
alabado por siempre, oh Dios
mera hora, como también los de
nuestro.
las horas tercia, sexta y nona, de­
5. Alabad * al Señor desde
signan aquel antiguo pueblo he­
los cielos.
breo, el cual, desde el principio
La C apitula es la de Vísperas.
del mundo, trabajó con fe recta, E l H im no como en el Salterio, pá­
en la persona de sus santos, dan­ gina 58.
do culto al verdadero Dios, no y . Señor, Vos habéis sido
dejando en algún modo de la­ nuestro refugio.
borar en el cultivo de la viña. En D e generación en gene­
la hora undécima son llamados ración.
los Gentiles, a los cuales se di­ Ant. del Bened. — Es seme­
ce: “ ¿Qué hacéis ahí todo el día jante * el reino de los cielos al
ociosos ?’’ padre de familias que salió muy
I£. ¿E n dónde está Abel tu de mañana a alquilar obreros pa­
hermano? dijo el Señor a Caín. ra su viña, dice el SeñoT.
N o io sé, Señor. ¿Acaso soy yo
guardián de mi hermano? Y le
PRIMA
d ijo: ¿Qué hiciste? * H e aqu
que la voz de tu hermano Abe
A n t.— "Iabiendo convenido *
clama a mí desde la tierra, y .
con los obreros de darles un de­
M aldito serás sobre la tierra, la
nario para cada día, los mandó a
cual abrió la boca y ha recibido
su viña.
la sangre de tu hermano derra­
mada por tu mano. He aquí. Se dicen los Salm os 92 y 99,
pág., 5 5 ; después el 118, Bienaventu­
Gloria al Padre. He aquí. rados y Conceded, págs. 63 y 64; los
cuales se dicen tam bién en los Dom in­
N q se ;d¡ce el H im no T < D eu m en el gos siguientes. L a Lección breve E l
O ficio de Tiem po, hasta el (Sábado S a n ­ S eñ o r dirija, ’ como en el O rdinario,
to in clu siv e. i! ’-M 3!*..- pág. 24.
TERCIA y . El Señor es quien me
guía, nada me faltará. I£. En
A nt.— Id vosotros * a mi viña, lugar de buenos pastos me he
y os daré lo que sea justo. colocado.

Capitula I Cor., 9, 24
NONA
Í - I erm a n o s:
¿N o sabéis que
A n t.— Llam a a los obreros * y
los que corren en el esta­
dales su recompensa, dice el Se­
dio, si bien todos corren, uno
ñor.
sólo se lleva el premio? Corred
de tal manera que lo ganéis.
. br. Inclinad mi corazón, Capitula I Cor., 10, 4-5
oh Dios mío, * H acia vuestra ley
la nusma bebida eQ
D e b ie r o n ,
Inclinad, y , Apartad mis ojos,
piritual que salía de .la pie­
para que no se fijen en la va ­
dra, la cual piedra era figura
nidad; haced que yo viva si­
de.¡Cristo; pero la m ayor parte
guiendo vuestros caminos. Hacia?
de ellos desagradaron a Dios.
Gloria al Padre. Inclinad.
. br. Clam é con todo mi
y . Y o dije: Señor, compa­
corazón. * Escuchadm e, Señor.
deceos de mi. I£. Sanad mi al­
Clamé, y . Iré en pos de vues­
ma, porque he pecado co .tra
tros mandatos. Escuchadm e. Glo.
Vos.
ría al Padre. Clamé.
y . Lim piadm e, Señor, de mis
SEXTA
pecados ocultos, Señor. 1$. Y
Ant. — ¿Qué hacéis aquí * de los ajenos perdonad a vues­
ociosos todo el día? Respondie­ tro siervo.
ron diciendo: Porque nadie nos
ha alquilado. VISPERAS

L a s A n tífo n a s y S alm os de D o m in i­
Capitula I C o r .,'9,-25 ca ; la C a p itu la es la m ism a que la de
I V ís p e r a s ; el H im no d el O rd in ario , ’
J odoslos que han de luchar pág. 77. ' ' _

en el com bate/ guardan en y . Ascienda, Señor, mi ora­


todo una exacta continencia, y ción hacia Vos. í£ . Com o el olor
no es sino para a lc a n z a r una co­
del incienso en , vuestra presen­
rona perecedera; al paso que n os­ cia.
otros la esperam os eterna. A nt.. del M agnif. — D ijo el
. br. Eternamente, Señor, padre de fam ilias * a sus obre­
* Permanece vuestra palabra. ros: ¿Por qué estáis aquí todo el
Eternamente; J(f , P or los siglos día ociosos? Ellos respondieron
de los siglos vuestra verdad. P er­ diciendo: Porque nadie nos ha
manece! ,GÍprial al ' Padre. E ter­ alquilado. I d vosotros a mi v iñ á ;,
namente. y os daré lo que fuere justo.
Feria Segunda
Q uedaron , pues, acabados los
MAITINES
^ cielos y la tierra, y todo el
D el l ib r o del G é n e s is
ornato de ellos. Y completó Dios
al séptimo día la obra que había
Lección I Cap. 1, 27-31 hecho, y en el 'íía séptimo des­
cansó de todas las obras que
re o , pues, Dios al hombre había acabado. Y bendijo el día
a: imagen suya, a imagen séptimo, y lo santificó, por cuan­
de Dios le creó, creólos to había Dios cesado en él de
varón y hembra. Y echóles Dios todas las obras que creó hasta
su bendición y dijo: Creced y dejarlas acabadas. Tal fué el
m ultiplicaos, y henchid la tierra, origen del cielo y de la tierra,
y enseñoreaos de ella, y dominad cuando fueron creados, en" aquel
a los peces del mar, y a las aves día en que el Señor Dios hizo
del cielo, y a todos los anima­ el cielo y la tierra, y todas las
les que se mueven sobre la tierra. plantas del campo antes que' na­
Y añádió D ios: “ Ved que os he ciesen en la tierra, y to'da la
dado las hierbas, las cuales pro­ hierba de la tierra antes que de
ducen simiente sobre la tierra, y ella brotare; porque el Señor
todos l o s ' árboles, los cuales tie­ Dios no había aún hecho llover
nen én s í mismos simiente de sobre la tierra, ni había hom­
su especie, para' que os sirvan bre que la cultivase. Salía em­
de alimento a vosotros, y a to­ pero de la tierra una fuente, que
dos los animales de la tierra, y iba regando toda la superficie
a todas las aves del cielo, y a de la tierra.
todos cuantos animales vivientes Con el sudor de tu ros­
se m ueven sobre la tierra, a fin tro comerás tu pan, dijo el Se­
de que tengan qué comer” . Y así ñor a Adán: después que hubie­
se hizo. Y vió Dios todas las res cultivado la tierra no dará
cosas que había hecho, y eran sus frutos. * Sino que te pro­
en gran manera buenas. Con lo ducirá espinas y abrojos. T -
que de la tarde y de la mañana, Porque oíste la voz de tu mu­
se form ó el día sexto. . , jer y comiste^ del árbol, ‘del cual
te había mandado que no co­
rM ientras . se paseaba el
Señor al tiempo que se levanta mieses, la tierra f será maldita
ln brisa después del mediodía, cuando la cultv'ares. Sino.
^ E n la s O ctava» y F ie sta s de rito
c la m ó .y d ijo: Adán, ¿dónde^.es­ sim ple: Gloria ai Padre. S in o . *
tás? H e oído, Señor, tu voz, * Y
me he escondido.- y . He oído tu
Lección III Cap. 2,v 7-10
voz en el paraíso y . he (temido jü VFÍJ <•: ' ; ..
p o r lo mispnronque estoy desnudo. jpORMÓ, pues,- e l- Señor D ios al
Y me he escondi do! ‘í Jj' ... hombre'j j e l lodo d e. Ja ,tie-
rra, e inspiróle en el rostro para que lo cultivase y guardase.
un soplo de vida, y quedó hecho Dióle también este precepto di­
el hombre viviente con alma ra­ ciendo: Come del fruto de todos
cional. H abía plantado el Señor los árboles del paraíso. M ás del
Dios desde el principio un ja r­ fruto del árbol de la ciencia del
dín delicioso, en que colocó al bien y del mal no comas, porque
hombre que había formado, y cualquier día que comieres de él
en donde el Señor Dios había infaliblemente morirás. D ijo asi­
hecho nacer de la tierra toda mismo el Señor D ios: “ N o es
,suerte de árboles herm osos a bueno que el hombre esté solo:
la vista, y de frutos suaves al hagámosle ayuda semejante a
paladar, y también el árbol de él” .
la vid a1 en medio del paraíso, y L o s R R . del I I N octurno de la
D om inica precedente, pág. 453.
el árbol de la ciencia del bien
y del mal. D e este lugar de de­
licias salía un río que desde allí Lección II Cap. 2, 19-20
se dividía en cuatro brazos.
pciRMADo, pues,- que hubo de
E l I I I R . del I N o ctu rn o de la D o ­
m in ica precedente, pág. 452. la tierra el Señor D ios to­
I E n esta F e ria y en la s sigu ien tes, dos los animales terrestres, y to­
h asta el M iérco les S an to in c lu siv e , los
Salm os de L a u d e s, así com o los tres das las aves del cielo, los trajo
de M aitin e s d e la F e ria T V , son los a Adán, para que viese cómo los
del segundo lu g a r, de donde se tom an
tam bién las A n tífo n a s , exccpto la s de
habría de llam ar, y en efecto
L au d es d e : S em an a S a n ta que la s tienen todos los nombres puestos por
propias. En P r im a se añ ade el cu arto
Salm o, como se in d ica en si S alterio .
Adán a los animales vivientes,
esos son sus nombres propios.
VISPERAS Llam ó, pues, Adán por sus nom­
Ant. del M agnif. — Estos úl­ bres a todos los animales, a to ­
timos * solam ente han trabaja­ das las aves del cielo, y a todas
do una hora, y les das la misma las bestias de la tierra. M as
recompensa que a nosotros, que se hallaba para Adán ayud
hemos llevado el peso del día y él semejante.
del calor.
• l
Lección III Cap. 2, 21-24
Feria Tercera p o R tanto, el Señor D ios infun­
MAITINES dió a Adán un profundo sue­
D el l ib r o del G é n e s is ño, y m ientras estaba dormido,
i le quitó una de sus costillas, y
Lección I Cap. 2, 15-18 llenó de carne aquel vacío. Y
om ó, pues, el Señor Dios de la Costilla aquella que había
al hom bre, y púsole en sacado de Adán, form ó el Se­
el paraíso de delicias, ñor D ios una m ujer, la cual pu­
,1.. “ E s te árbol rep resen ta , a legó rica m en te, a C risto m ism o, a la S a g ra d a ' E u - „l
ca ristia ;* y á l árb ol de la C r u z " . : (C orn elio a La p id e). ' 1 '
. * ■
so delante de Adán. Y dijo a la m u jei: Ciertamente que no
Adán: “ Esto es hueso de mis hue­ moriréis. Sabe empero Dios que
sos, y carne de mi carne. Se en cualquier tiempo que comié-
llamará Hembra, porque del reis de él se abrirán vuestros
hombre ha sido sacada. Por cu­ ojos, y seréis como dioses, co­
ya causa dejará el hombre a su nocedores del bien y del mal.
padre y a su madre, y estará Vió, pues, la mujer que el fru­
unido a su mujer, y los dos ven­ to de aquel árbol era bueno pa­
drán a ser una sola carne” . ra comer, y bello a los ojos, y
de aspecto deleitable, y cogió
VISPERAS del fruto, y comiólo; dió tam­
bién de él a su marido, el cual
Ant. del Magnif. — D ijo,
comió. Luego se les abrieron a
pues, el padre de fam ilias: *
entrambos los ojos1.
Amigo no te hago injuria: ¿aca­
Los B R . del I I I Nocturno de la
so no te has comprometido con­ Dom inica precedente, pág. 454.
migo por u n 'denario? Tom a lo
que es tuyo, y vete.
Lección I! Cap. 3, 7-13

Y como echasen de ver que esta­


Feria Cuarta
. ban desnudos, cosieron unas
MAITINES hojas de higuera, y se hicieron
unos delantales. Y habiendo oído
D el l ib r o del G é n e s is
la voz del Señor que se paseaba
en el paraíso al tiempo que se
Lección I Cap. 3, 1-7
levanta el aire después del me­
empero ia serpiente el
ra diodía, escondióse Adán con sí*
animal más astuto de to­ mujer de la vista del Señor Dios
dos cuantos animales ha­ en medio de los árboles dél pa­
bía hecho el Señor Dios sobre raíso. Entonces el Señor Dios
la tierra. Y dijo a la m ujer: llamó a Adán, y di jóle: ¿Dónde
¿Por qué motivo os ha mandado estás? El cual respondió: He
D ios que no comieseis de todos oído tu voz en el paraíso, y he
los árboles del paraíso? A lo temido porque estoy desnudo, y
cual respondió la m ujer: Del así •-me he escondido. Replicóle:
fruto de los árboles que hay en ¿Pues quién te ha hecho adver­
el paraíso, comemos, mas del tir que ^ stás desnudo, sino el
fruto de aquel árbol, que está haber comido del fruto de que
en medio del paraíso, mandónos yo te había vedado que comie­
D ios que no comiésemos, ni lo ses? Respondió Adán: La mu­
tocásemos, para que no mura­ jer que tú me diste por compa­
mos. D ijo entonces la serpiente ñera, me ha dado del fruto de

1. V ie ro n qué el pecado- les habia despojado de la ^ g lo ria y de la gra ­


cia celestial que les cubría 'com o una espléndida vestid u ra.' !
aquel árbol, y lo he comido. Y
dijo el Señor Dios a la m ujer:
>1«/. del Magnif. — Tom a lo
¿Por qué has hecho tú esto? La
que es tuyo, * y vete; porque
cual respondió: La serpiente me
yo soy bueno, dice el Señor.
ha engañado, y he comido.

Lección III Cap. 3, 14-20


Feria Quinta
P )ijo entonces el Señor D ') s a MAITINES
la serpiente: “ P or cuanto h i­
ciste esto, maldita tú eres entre D el l ib r o del G é n e s is
todos los animales y, bestias de
la tierra; andarás arrastrando Lección I Cap. 4, 1-7
sobre tu pecho, y tierra comerás danempero conoció a
todos los días de tu vida. Y o E va su m ujer, la cual
pondré enemistades entre ti y la
concibió y dió a luz a
mujer, y entre tu raza y la des­
Caín, diciendo: H e adquirido
cendencia suya; ella quebrantará
un hombre por merced de Dios.
tu cabeza, y tú andarás acechan­
Y dió a luz después al hermano
do su calcañar”. D ijo asimismo
de éste, Abel. Abel fué pastor de
a la m ujer: “ M ultiplicaré tus tra­
ovejas, y Caín labrador. Y acon­
bajos en tus preñeces: con dolor
teció al cabo de mucho tiempo
darás a luz los hijos, y estarás
que Caín presentó al Señor
bajo la potestad de tu marido,
ofrendas de los frutos de la tie­
y él te dominará” . Y a Adán le
rra. Ofreció asimismo Abel de
dijo: “ Por cuanto has escuchado
los primerizos de su ganado, y
la voz de tu m ujer, y comido
de lo m ejor de ellos, y el Señor
del árbol de que te mandé no
miró con agrado a A bel, y a sus
comieses, m aldita sea la tierra
ofrendas. Pero de Caín, y de las
por tu causa; con grandes fa ti­
ofrendas suyas no hizo caso; por
gas sacarás de ella el alimento
lo que Caín se irritó sobrema­
en todo el discurso de tu vida.
nera, y *decayó su semblante. Y
Espinas y abrojos te producirá,
di jóle el Señor: ¿P o r qué m oti­
y comerás de las hierbas de la
vo andas enojado? ¿ y por qué
tierra. Mediante el .syd or de tu
está demudado tu rostro? ¿N o
rostro comerás el pan, hasta que
es cierto que si obrases bien, se­
vuelvas a la tierra de que fuiste
rás recompensado, pero si mal,
formado, pues que polvo eres, y
el pecado estará siempre presen­
a ser polvo tom arás” 1. Y Adán
te en tu puerta? M as tu apeti­
puso a su m ujer el nombre de
to estará a tu mandar, y tú le
E va, teniendo en cuenta que ha­
dominarás.
bía deL ser ..madre .de., todos los
L o s R R . del I N octu rn o de la
vivientes.------ --------- D om inica precedente, p ág. 4 5 1.

1. E n estas palabras podemos v er l a c e n a tem poral del p r im e r , pecado.


J ^ ijo Caín a su hermano Abel: Ant, del Magnif. — ¿No pue­
Salgamos fuera. Y estando do hacer yo * lo que quiero?
los dos en el campo, Caín aco­ ¿acaso es malo tu ojo porque yo
m etió a su hermano Abel, y le soy bueno, dice el Señor?
mató. Preguntóle después el Se­
ñor a Caín: ¿Dónde está tu her­
mano Abel? Y respondió: N o lo
Feria Sexta
sé: ¿Soy yo acaso guarda de mi MAITINES
hermano? Replicóle el Señor:
¿Qué has hecho? La voz de la D e l l ib r o d e l G é n e s is
sangre de tu hermano está cla­
L ección I Cap. 4, 17-22
mando a mí desde la tierra. M al­
dito, pues, serás tú desde ahora P ggJoN O C ió Caín a su mujer,
sobre la tierra, la cual ha la cual concibió y dió a
abierto su boca, y recibió de tu luz a H enoc: y edificó
mano la sangre de tu hermano. una ciudad que llamó Henoc, del
Después que la hayas labrado nombre de su hijo. Con el tiem ­
no te dará frutos; errante y fu ­ po Henoc engendró a Irad, Irad
gitivo andarás sobre la faz de la engendró a M aviel, M aviel en.
tierra. . gendró a M atusael, y M atusael
engendró a Lamec. E l cual tomó
Lección III Cap. 4, 13-16
dos mujeres, la una llamada Ada,
T ^ i j o Caín al Señor: M i m al­ y la otra Sella. Y Ada dió a luz
dad es tan grande, que no a Jabel, que fué el padre de los
puedo yo esperar perdón1'. He que habitan en cabañas, y de los
aquí que tú hoy me arrojas de pastores. Y tuvo un hermano lla­
esta tierra, y yo iré a esconder­ mado Jubal, el mismo que fué
me de tu presencia, y andaré padre o maestro de los que to­
errante y fugitivo por el mundo; can la cítara y órgano. Sella
por tanto cualquiera que me ha­ también dió a luz a Tubalcaín,
llare, me matará. D íjole el Se­ que fué artífice en trabajar de
ñor: N o será así; antes bien martillo toda especie de obras
cualquiera que matare a Caín, lo de cobre y de hierro. Hermana de
pasará con las setenas. Y puso Tubalcaín, fué Noema. :
el Señor en Caín una señal, pa­ L o s R R . del I I N octurno de la
D om inica precedente, pág. 453.
ra que ninguno que le encon­
trase lo matara. Salió, pues,
Lección II Cap. 4, 23-26
Caín de" la presencia del Señor,
prófugo en la tierra habitó en J ^ ijo Lam ec a sus mujeres Ada
el país que está al oriente de y S ella: Oíd lo que vo y a
Edén. • decir: joh vosotras m ujeres de
1. Con e stas palabras form uló C a ín un acto de desesperación, r
Lam ec! parad mientes a mis pa­ Sábado
labras: yo he muerto a un hom ­
bre con la herida que le hi­ MAITINES
ce, sí, he muerto a un joven D el l ib r o del G é n e s is
con el golpe que le di. Pero si
del homicidio de Caín la ven­ Lección I Cap. 5, 15-21
ganza será siete veces doblada:
la de Lam ec lo será setenta v e ­ m ó M alaleel sesenta y
ces siete. Adán todavía conoció cinco años, y engendró a
de nuevo a su m ujer,, la cual dió Jared. Y después de ha­
a luz un hijo, a quien puso por ber engendrado a Jared, vivió
nombre Set, diciendo: D ios me M alaleel ochocientos y treinta
ha sustituido otro hijo en lugar años, y engendró hijos e hijas.
de A bel a quien mató Caín. Con lo que toda la vida de M a ­
Tam bién a Set le nació un hijo laleel fué de ochocientos y no­
a quien puso por nombre Enós; venta y cinco años, y murió. Ja­
éste comenzó a invorar el nom­ red vivió ciento y sesenta y dos
bre del Señor. años, y engendró a Henoc. Y v i­
vió Jared después del nacimien­
to de Henoc, ochocientos años,
Lección III Cap. 5, 1-5
y engendró hijos e hijas. Y así
J í s t a es la genealogía de Adán. toda la vida de Jaie d fué de no­
En el día en que D ios creó vecientos sesenta y dos años, y
al hombre, a sem ejanza de D ios murió. Y vivió H enoc sesenta y
lo creó. Creólos varón y hem ­ cinco años y engendró a M atu-
bra, y echóles su bendición, y al salem.
Los R B . del I I I N octurn o de la
tiempo que fueron creados, le D om in ica precedente, pág. 454.
puso por nom bre Adán. Cum plió
Adán los ciento treinta años de Lección II Cap. 5, 22-27
edad, y engendró un hijo a im a­
gen y sem ejanza suya, a quien Y el proceder de Henoc, fué
llamó Set. L os días de Adán des­ según Dios, y vivió después
pués que engendró a Set, fueron de haber engendrado a M atusa-
ochocientos años, y engendró hi­ lem, trescientos años y engendró
jos e hijas. Y así, pues, todo el hijos e hijas. Y todos los días de
tiempo que vivió Adán, fué de Henoc fueron trescientos y se­
K*ovecientos y treinta años, y senta y cinco años. Y siguió ca­
m urió1. minando en pos de D ios, y des­
aparecióse, porque D ios le trasla­
S i la s V ís p e r a s son de F e r ia , la A n -
tifo n a d el M a g n ífic a t es la ú ltim a que dó. M atusalem vivió ciento
se d e jó d e la s F e r ia s preced en tes. Y ochenta y siete años, y engen­
si tod as se h an d icho, se tom a d el S a l­
terio. - dró a Lam ec. Y vivió M atusa-
1.’ ( ü n r‘e sta fa tíd ic a p a lab ra p a rece que el E sp ír itu S an to in ten ta fija r n u estra
co n sid e ra ció n - en e l cu m p lim ien to del ca stigo con que am en azó el « £ eñ or a
n u estros p r im e r o s ' p a d res. ■ . • • . ■. . ■<■
' • j
lem, después que engendró a La- ti un arca de maderas bien ace­
mec, setecientos y ochenta y dos pilladas, para que se salve todo
años, y engendró hijos e hijas. el género humano.
Con lo que todos los días de
Matusaiem fueron novecientos
Oración
sesenta y nueve años, y murió. (~)H Dios, que conocéis bien
que no confiamos en ningu­
Lección III Cap. 5, 28-31 na de nuestras acciones, conce­
dednos propicio, que seamos pro­
J ^ amec a los ciento ochenta y
tegidos contra todas las adversi­
dos años de su vida engen­
dades con la ayuda del Doctor de
dró un hijo, el cual llamó Noé,
los Gentiles. Por nuestro Señor.
diciendo: “ Este ha de ser nues­
tro consuelo en los trabajos y
fatigas de nuestras manos, en
Dominica de Sexagésima
esta tierra que maldijo el Se­
II clase. Semidoble
ñor” . Y vivió Lamec, después
del nacimiento de Noé, quinien­ MAITINES
tos noventa y cinco años, y en­ I NOCTURNO
gendró hijos e hijas: Y toda su
L as siguientes Lecciones del I N oc­
. vida fué de setecientos setenta y turno si no se pudieren decir esta no­
siete años, y murió. che, se trasladan con sus Responsorios,
al prim er día de la Semana en que
hayan de decirse Lecciones de E scri­
VISPERAS tura ocurrente, lo cual se observa tam ­
bién para las Lecciones y Responso­
L a s A n tífo n a s y Salm os son del rios del I N octurno de la Dom inica
Sábado, pág. 237. de Q uincuagésim a. r

Capitula II Cor., 11, 19-20 D el ubro del G é n e s is

Lección 1 Cap. 5, 31; 6, 1-4


|—J erm a no s : De buen grado so­
portáis a los imprudentes, o é , siendo d e quinientos
vosotros, los prudentes; porque años, engendró a Sem, a
vosotros aguantáis a quien os re­ Cam y a Jafet. Habién­
duce a esclavitud, a quien os de­ dose, pues, comenzado los hom­
vora, a quien toma vuestros bie­ bres a multiplicar sobre la tie­
nes, a quien os trata con altivez, rra, y procreado hijas, viendo
a quien os hiere en el rostro. los hijos de Dios la hermosura
S e dice el H im no del Sábado. fiág. 239 de las hijas de los hombres, to­
y. Suba a Vos, Señor, la maron de entre todas ellas por
oración de la tarde. I£. Y des­ mujeres las que más les agrada-
cienda sobre nosotros vuestra daron. D ijo entonces Dios: No
misericordia. permanecerá mi espíritu en el
Ant. del Magntf. -i— D ijo el hombre para siempre, porque es
Señor * a N oé: Llegó ya el fin ciento y veinte años. E n aquel
de todos los hombres ;r*haz para mi^y * carnal; y stís días serán
tiempo había gigantes sobre la siguió a Dios. Y engendró tres
tierra, porque después que los hijos, a Sem, a Cam y a Jafet.
hijos de D ios se juntaron con Entre tanto la tierra estaba co­
las hijas de los hombres, y ellas rrompida a vista de Dios y col­
concibieron, salieron a luz estos mada de iniquidad. Viendo, pues,’
valientes del tiempo antiguo, ja­ D ios que la tierra estaba co­
yanes de nombradía. rrompida (por cuanto lo estaba
1$. D ijo el Señor a N oé: la conducta de vida de todos los
Llegó ya el fin de todos los hom­ mortales sobre la tierra), dijo a
bres: llena está toda la tierra N oé: Llegó ya el fin de todos
de su iniquidad. * Y yo les ex­ los hombres decretado por m í:
terminaré juntam ente con la tie­ llena está de iniquidad la tierra
rra. y . H az para ti un arca de por sus obras; pues yo los ex­
maderas bien acepilladas, y en terminaré juntam ente con la tie­
el arca dispondrás celditas. Y yo. rra. H az para ti un arca de
maderas bien acepilladas; en el
Lección II ■ Cap. 6, 5-8 arca dispondrás celditas y las
y iendo, pues, Dios que mucha calafatearás con brea por den­
era la malicia de los hom­ tro y por fuera. Y has de fa ­
bres en la tierra, y que todos bricar de esta suerte: L a lon­
los pensamientos de su corazón gitud del arca de trescientos co­
se dirigían al mal continuamen­ dos, la latitud de cincuenta, y
te, pesóle de haber criado al de treinta codos su altura.
hombre en la tierra. Y penetra­ I£. Los cielos estuvieron llo ­
do su corazón de un íntimo do­ viendo cuarenta días y otras
lor. “ Y o sacaré, dijo, de sobre tantas noches, y entraron en el
la faz de la tierra al hombre, a arca toda suerte de animales: *
quien crié, desde el h o m t.e has­ Y el Señor la cerró por la parte
ta los animales, desde el reptil de afuera, y . En el plazo del
hasta las aves del cielo, pues día señalado entró N oé en el
siento ya el haberlos hecho” . arca, y sus hijos, su m ujer y las
Mas Ñ oé halló gracia delante m ujeres de sus hijos. Y . Gloria
del Señor. . ^ al Padre. Y . _
. I£. N oé, varón justo y per­
II NO CT UR NO
fecto, anduvo en presencia de * .
D ios: * E hizo todo cuanto le D e l lib r o de sa n A m b r o s io ,
ordenó Dios. y . Hizo para sí O b is p o , s o b r e N oé y e l a r c a
un arca a fin de salvar todas las Cap. 4 cerca del medio
especies. E hizo. —
Lección IV
Lección III Cap. 6, 9-15
em os que el Señor se
p S T O S son los hijos que engen­ irritó. Sabía, ciertamente
dró N oé: N oé fué varón que el hombre puesto en
i' justo, y .perfecto en sus d ía s ,-y la región de la ^ ie rr a y cargado
con el peso de la carne, no po­ do sido creados para el hombre,
día vivir sin pecado (ya que la destruido éste, para cuyo servi­
tierra es como un lugar de ten­ cio existían, era muy lógico que
taciones, y la carne es como in­ también fueran ellos destruidos,
centivo de corrupción); pero los por no existir el que debía servir­
hombres, aunque dotados de ra­ se de ellos. D e esto mismo pode,
zón, y teniendo la fuerza del al­ mos dar una explicación más ele­
ma para gobernar su cuerpo, se vada. E l hombre es un ser inte­
precipitaron sin miramiento al­ lectual, capaz de razón. Esta es
guno en abismos, de los cuales la definición del hom bre: un ani-
no querían levantarse. D ios no -nal viviente, mortal, racional.
piensa como los hombres, de Cuando se extingue en el hombre
m o d o : que cambie de parecer, ni lo que hay de m ejor en él, se
se enoja como si fuera mudable, extingue también el sentimiento,
sino que estas expresiones se em­ y nada le queda por salvar cuan­
plean para damos a entender la do le falta la 'virtud que es el
acerbidad de nuestros pecado», fundamento de la salvación;»'
que ha merecido la indignación IJ. Pondré mi arco en las
divina; como si se dijera que nubes del cielo* dijo r el Señor a
nuestras culpas han crecido has­ N oé: * Y será señal de la alian­
ta el punto de, provocar el enojó za que hice contigo, y . Y cuan­
del mismo D ios,-que naturalmen­ d o yo cubriere el cielo de nubes,
te no se m ueve por la ira, ni por aparecerá mi arco en ellas. Y . -
el odio ni por pasión alguna.
1$. ' Edificó Noé un altar al ! * ' Lección VI
áeñor, ofreciendo sobre él un ho­ i t <.. • !
locausto. Y . el Señor se compla­ D ara condenación de los de­
ció en aquel olor de suavidad, y más, y a fin de expresar la
le bendijo, diciendo: * Creced piedad divina, se dice que Noé
y m ultiplicaos y llenad la tierra, halló gracia delante de Dios. Con
y . H e aquí que yo voy a esta­ esto se demuestra que los delitos
blecer mi pacto con vosotros, y de los demás no hicieron desme^
con /vuestra descendencia des­ recer’ al hombre justo, pbr ; lo
pués ;de- [vosotros. Creced. mismo que fué escogido para la
00
- 'i . *.,'í 'v r’. ..1 propagación d e'todo el linaje. L a
.’ ••• Lección V ’ ’ ' Escritura "alaba a Noé, no ‘por la
nobleza de su fam ilia, sino a cau­
D or lo * mismo amenazó con sa de su justicia y de su
la destrucción rd el-h o m b re. perfección. E l linaje del hombre
“ Desde el hombre, dijo, hasta los virtuoso lo constituye la prosapia
animales, desde >los reptiles has­ de 'la ' virtud, porque así como
ta la s.-a v es, les exterminaré” . l a ' nobleza' de losf íhombres ¡la
¿Qué m al habían hecho los irra­ constituyen ¡los hombres;* así la
cionales? ¡¿Ninguno; más,Tha£»en- nobleza ' de •las' calmas lá' consti­
I . B r e v . 39
tuyen las virtudes. Y a que las campo el mundo, las aves los
familias se distinguen por la no­ demonios, y las espinas las rique­
bleza del linaje, mas las almas zas, quizá vuestra mente vacila­
por las virtudes. ría en darnos crédito. Por eso el
I£. Por mí mismo he jurado, mismo Señor se dignó por sí m is­
dice el Señor, no mandaré otra mo exponer lo que decía, para
vez las aguas del diluvio sobre que supierais inquirir el signi­
la tierra ; me acordaré : de mi ficado de las cosas, en aquellas
pacto, * Para no perder con las que por sí mismo no quiso expli­
aguas del diluvio toda la carné. car. • r,
y . Pondré mi arco en las nubes, Bendijo el Señor a N oé y
y será señal de la alianza entre a sus hijos, y les d ijo: * C re­
mí y entre la tierra. Para no. ced y m ultiplicaos, y llenad la
Gloria al Padre. P ara no. tierra, y . He aquí que yo, esta­
III N O CT UR NO
bleceré una " alianza con vos­
otros y con vuestra descenden­
. L e c c ió n del san to E v a n g e l io cia. Creced.: . .
............ SEGTJN SAN LUCAS

Lección VII Cap. 8, 4-15 ; Lección VIII

pN aquel tiem po: En ocasión pues, lo que ha­


J ^ x p o n ie n d o ,
d e '' un grandísim a concurso bía dicho, m anifestó qué h a ­
de gentes, qué de las ciudades blaba figuradamente, y con ello
acudían presurosas a Jesús, dijo también quiso m overos a darnos
esta parábola: S a lió [up. sembra­ crédito cuando nosotros os i des­
dor a sembrar su simiente. Y lo cubrimos el sentido figurado de
que sigue. ! sus palabras.' Pues a la verdad,
¿quién a mí jam ás me creería, si
H o m il ía de san G r e g o r io , P apa quisiera interpretar por espinas a
H om ilía - 15 sobre los E va n g e lio s las riquezas, y tanto más cuanto
lección del santo E va n ­
a aquéllas punzan y éstas deleitan?
gelio que poco ha, her­ Y con todo son espinas, porque
manos carísim os, habéis con las punzadas de sus cuidados
o íd o ,. no ; necesita .d e exposición destrozan el alm a;’ y al inducir al
alguna, sino más bien de adm oni­ pecado, como hiriendo, ensan­
ción. Pues la humana flaqueza no grientan. Por lo cu a J,,en este m is­
debe presum ir; explicar lo que la mo lugar, según el testimonio de
Verdad por sí m isma expuso. P e­ otro Evangelista, el Señor no las
ro en está m isma exposición he­ llamó tan sólo riquezas, sino fa l­
cha por el Señor encontram os al­ sas riquezas. 1 ■
gunas cosas que las debemos con­ I£. H e aquí que yo establece­
siderar ;aterítaménte. A la verdad ré ¡una -alianza /con vosotros y
que si n o sotrosros-dijésem os que co n .v u é strá descendencia:' * N i
la seraillai significa la palabra/ el habrá en 4 o rvenidero 'diluvio que
destruya la tierra. y . Pondré LAUDES
mi arco en las nubes, y será se­
ñal de la alianza entre mí y Ant. 1. Oh Dios, compadeceos
entre la tierra. Ni. de mí * según vuestra gran mise­
ricordia.
Lección IX Los Salm os son los de Dominica del
segundo lu gar, pág. 59.

Q on m entirosas, porque no pue- 2. Si el Señor es mí defen­


■ den permanecer por muchosor, * no temeré cuanto pueda
tiempo con nosotros; son m enti­ hacerme el hombre.
rosas, porque no satisfacen la in­ 3. Cabe vuestra sombra * he
digencia de nuestra alma. Sola­ clamado muy de mañana: Oh
mente son verdaderas riquezas Dios mío, Dios mío; desde la
lasv que nos enriquecen con las aurora siento ansias de Vos.;
virtudes. D e consiguiente, her­ 4. Cantemos un himno * al
manos carísimos, si deseáis ser Señor Dios nuestro.
ricos, amad las verdaderas rique­ 5. Desde lo más elevado, *
zas. -Si deseáis los más elevados alabad a Dios. -
honores, procurad el reino ce­ La Capitula es la de V ísp era s;
leste. Si amáis la gloria de las el H im no, del O rdinario, pág. 58.
dignidades, apresuraos para ser y . Señor, Vos habéis sido
inscritos en la suprema asamblea nuestro refugio. IJ. De genera­
dé los Angeles. Las palabras del ción en generación.
Señor que,percibís con los oídos, Ant. del Bened. — Como una
retenedlas en la mente. Pues gran multitud * acudiera a
el alimento del alma es la pala­ Jesús, y de las ciudades se acer­
bra de Dios. Si no permanece en casen a él, les propuso esta pará­
nuestra memoria cuando la he­ bola: Salió el sembrador a sem­
mos escuchado, es como el ali­ brar su simiente.
mento que el estómago enfermo L a O ración es la misma de V ísp e­
rechaza. Y vosotros sabéis muy ras, pág. 463.
bien que se desconfía de la vi.
da de cuantos no retienen el ali­ PRIMA ‘ /
mento. . :» ■i . ' ',.i
1^. Com o upa .gran m ulti­ Ant. — La semilla cayó * en
tud acudierá a Jesús, y de las tierra- buena, y produjo fruto
ciudades se le - acercaran, dijo mediante fa paciencia. > '
esta parábola: * Salió un sem­
brador á sembrar su' simiente.
TERCIA
y .. Y al esparcirla, una parte
cayó en buena tierra, y dió fru­ Ant. — Los que conservan la
to ciento por uno. Salió. jGlotia palabra de Dios * con un corazón
al P a d r e .; Salió un sembrádor j a: perfecto y -óptimo, llevan fruto
sem brar su simiente/f. h ’ mediante la pac/jencia. ! ,r ' J
J -J e r m a n o s : D e buena gana su­ Ant. — Si queréis ser verda­
frís a los ignorantes, siendo deramente ricos, * hermanos,
vosotros instruidos: aguantáis a amad las verdaderas riquezas.
quien os reduce a esclavitud, a
Capitula II Cor., 12, 9
quien os devora, a quien toma
vuestros bienes, a quien os trata p O N gusto me gloriaré de mis
con altanería, a quien os hiere flaquezas, para que haga mo­
en el rostro. rada en mí el poder de Cristo.
I£. br. Inclinad mi corazón, . I£. br. Clamé con todo mi co­
oh Dios mío, * Hacia vuestra razón. * Escuchadme, Señor.
ley. Inclinad, f . Apartad mis Clamé, y . Iré en pos de vues­
ojos, para que no se fijen en la tros mandatos. Escuchadme. Glo­
vanidad; haced que yo viva, si­ ria al Padre. Clamé.
guiendo vuestros caminos. Hacia. . y . Limpiadme, S e ñ o r , de
Gloria al Padre. Inclinad. mis pecados ocultos, ^ . Y de los
y ,. Y o dije: Señor,, compa­ ajenos perdonad a vuestro siervo.
deceos de mí. Sanad mi al­
ma, porque he pecado contra VISPERAS
Vos. . L a s A n tífo n a s y S alm os son de D o ­
m inica, pág. 73; la C a p itu la > es de
las I V ís p e ra s ; el H im no del O rd i­
SEXTA
nario, pág. 77. ■ - '

Ant. — L a semilla cayó * en y . Ascienda, Señor, mi ora­


tierra buena, y llevó fruto, dón­ ción hacia Vos. I£. Como el olor
de cientb por uno, dóndej se­ del incienso en vuestra presen­
senta. cia.
Ant. del M agnif.— A vosotros
Capitula I I Cor., 11, 25 se ha concedido * conocer el mis­
terio del reino de D ios; mas a
' J ' r e s veces fu i azota d o con los otros les he hablado con pa­
• varas, una v e z apedreado, rábolas, dijo Jesús a sus discí­
tres veces n aufragué, estu ve una pulos. • ! •
noche y un día hundido en alta
mar. »
V br. Eternamente, Señor, * Feria Segunda
Permanece vuestra palabra. E ter,
MAITINES
namente. y . Vuestra verdad por
, D el L IB R O D EL G é n e s is .
los siglos de los siglos. Perm ane­
ce. Gloria al Padre. Eternam en­
Lección I Cap. 7, 1-4
te. y . E l Señor es quien me ‘ . - . * .
guía,' nada j n e ¿ faltará. En ij o el Señor a N o é: Entra
lugar de .buenos pastos ,m e .ha tú, y toda tu fam ilia, én
colocado. ,r,i " i ;■ . . .•
•• . . . . el arca, pues que a ti te
he reconocido justo delante de trocediendo, y empezaron a men­
mí en medio de esta generación. guar después de los cincuenta
D e todos los animales limpios días. Y se atajaron las lluvias
has de tom ar de siete en siete de del cielo.
cada especie, macho y hembra,
mas de los animales inmundos de Lección III Cap. 7, 13*14 y 17
dos en dos, macho y hembra. E
p n el plazo señalado del día
igualm ente de las aves del cielo
dicho entró Noé, con Sem,
de siete en siete, macho y hem­
Cam y Jafet, sus hijos, su mujer,
bra, para que se conserve su cas­
y las tres mujeres de sus hijos
ta. Por cuanto de aquí a siete
con ellos en el arca. Ellos y to­
días yo haré llover sobre la tierra
do animal silvestre según su gé­
cuarenta días y cuarenta noches,
nero, y todos los jumentos según
y exterminaré de la superficie de
su especie, y te do cuanto se mue­
la tierra todas las criaturas que
ve sobre la tierra según su gé­
hice.
nero y toda especie de volátil,
En aquel mismo día, en­
toda casta de aves y de todo
tró N oé con sus hijos en el arca,
cuanto tiene alas. Entonces vino
* Su m ujer, y las m ujeres de sus
el diluvio por espacio de cua­
hijos, y . Fueron destruidas to­
renta días sobre la tierra, y cre­
das las cosas de la tierra; quedó
cieron las aguas, e hicieron su­
solamente N oé y los que con él
bir el arca muy alta sobre la tie­
estaban en el arca. Su mujer.
rra.
L ección II Cap. 7, 5 y 10-12 E l I I I R . de! I N octurno de la
Dom inica precedente, pág. 464.
P je c u tó , pues, N oé todo lo que
le había mandado el Señor. VISPERAS
Pasados siete días, las aguas del
Ant. del Magnif. — Si bus­
diluvio inundaron la tierra. A
cáis la cumbre * del verda­
los seiscientos años de la vida
dero honor, corred presurosos
de N oé, en el mes segundo, a
hacia la patria celestial.
diecisiete días del mismo mes,
se rompieron todas las fuentes
d e l ' gran abismo, y se abrieron
las cataratas del cielo, y estuvo k. .
Feria
.
Tercera
• . . . .
lloviendo sobre la tierra cuaren­ : r Ma i t i n e s ,?
ta días -y■cuarenta noches.
IJ . E l Señor se acordó de D é T. l ib r ü DEt G é n e s is

Noé, e hizo soplar el .viento sobre


Lección I Cap. 8, 1-4
la tierra, con lo cual fueron dis­
minuyendo las agu as: * y se ios e n tre ta n to , ten ien d o
atajaron las lluvias del cielo, y . p re se n te a N o é , a to -
Y se ’fuéronj retirando* de la tie­ d e s e o s a n im a l e s ,'y a t o ­
rra las aguas, ^ondeando y ^ re­ d a s d a s -b e s tra s q u e e sta b a n en el
arca, hizo soplar el viento sobre M as ella volvió a Noé por la tar­
la tierra, con que se fueron dis­ de, trayendo en el pico un ramo
minuyendo las aguas. Y se ce­ de olivo con las hojas verdes,
rraron los manantiales del abis­ por donde conoció N oé que las
mo, y las cataratas del cielo, y aguas habían cesado de cubrir
se atajaron las lluvias que del la tierra. Con todo eso, aguardó
cielo caían. Y se fueron retiran­ otros siete días, y echó a volar
do de la tierra las aguas ondean­ la paloma, la cual no volvió ya
do y retrocediendo, y empezaron más a él. Así que, el año seis­
a menguar después de los cin­ cientos y uno, en el mes primero,
cuenta días. Y el arca a los el primer día del mes, se retira­
veintisiete días del mes sép­ ron las aguas de sobre la tierra.
tim o, reposó sobre los montes de
Armenia. • ‘ VISPERAS -
Los R R . del I I Nocturno de la D o­
minica precedente, pág. 465. ' Ant. del Magnij. — L a semilla
es * la palabra de D io s ; mas
Lección II Cap. 8, 5-9 el sembrador es Cristo; todo
aquel que le halla, permanecerá
J^as aguas iban de continuo para siempre. ,
menguando hasta el décimo
m es; pues que en el primer día
de este mes se descubrieron las Feria Cuartá , '
cumbres de los montes. Pasados
después cuarenta días, abriendo MAITINES .
N oé la ventana que tenía hecha D el l ib r o del G é n e s is
en el arca, despachó el cuervo. . .• i ¿
E l cual, habiendo salido, no vo l­ Lección I C aP- 8, 15-10
vió hasta que las aguas se seca­
abló D ios a N oé, dicien­
ron sobre la tierra. E n vió tam ­
bién después de él la paloma, do: Sal del arca tú, y tu
para ver si y a se habían acabado m ujer, tus hijos, y las
las aguas en el suelo de la-tierra. m ujeres de tus hijos contigo. Sa­
L a cual, como no hallase donde ca también fuera contigo todos
poner su-ipie, se yólvió a él al los animales que tienes dentro,
arca, porque había aún agua so­ de toda casta, tanto de. .aves co­
mo de bestias y rde-todos los rep­
bre la tierra, por lo caal alargó
la m ano^ y cogiéndola la^m etió tiles que andan arrastrando so­
en el arcá..................... bre la tierra, y salid a tierra,
propagáos y m ultiplickqs sobre
!—I , ■.1í .'J i •« / fe .'.

L ecció n III C ap 8, 10-13 ella. Salió, pues, N oé, y con él


' v - 'y' \ Y / sus , hijos,; su m ujer, y las m u­
PSP E B A N p o/ p u e s , c t x o s * siete jeres.; de sus hijos, -Como ..tam­
hfi días ;más, segunda ;vez ¿echó bién, ^salieron dei j& r c á t o d o s los
a volar, la paloma #fuer:. ’del ;arca. animales,, n. j limen tos^/y y réptilei
que serpentean sobre la tierra, cualquiera de las bestias; y la
según sus especies. . muerte de un hombre la vengaré
L os ^ R R . del I I I N octurno de Li en el hombre, hermano suyo. D e­
Dom inica precedente, pág. 466.
rramada será la sangre de cual­
quiera que derramare sangre hu­
Lección II Cap. 8, 20-22
mana, porque a imagen de Dios
Y edificó Noé un altar al Se­ fué creado el hombre.
ñor, y cogiendo de todos los
animales y aves limpias ofreció VISPERAS
holocausto sobre el altar. Y el
Ant. del ;Magnif. — Aquella
Señor se complació en aquel olor
semilla que cayó * sobre la tie­
de suavidad y dijo: “ Nunca más
rra buena, son los que con
maldeciré la tierra por las culpas
un corazón bueno y muy sano
de los hombres, atento a que los
llevan fruto por medio de la pa­
sentidos y pensamientos del co­
ciencia.
razón humano están inclinados al
Si las anteriores A n tífon as para el
mal .desde su mocedad. No cas­ M agníficat no se hubieren podido decir
tigaré, pues, más a todos los v i­ en las F erias precedentes, y en las s i­
vientes como lo he hecho. M ien­ guientes F e ria s V y V I las V ísperas
son de F eria , se dice la últim a de las
tras el mundo duráre no dejarán om itidas. S i se hubiesen dicho todas,
de sucederse la ¡sementera y la se toma del Salterio.
siega, el frío y el calor, el vera­
no y el invierno, la noche y el
día” . Feria Quinta

L ección III ; Cap. 9, 1-6 MAITINES

D el l ib r o del G é n e s is
r^ESPUES bendijo Dios a Noé
y a sus hijos, y di joles: Lección I Cap. 9, 12-15
“ Creced y multiplicaos, y poblad
la tierra” . Que teman y tiem ­ dijo D ios: “ Esta es la
blen ante vosotros todos los ani­ señal de Ja alianza que
males de la tierra, y todas las establezco por generacio­
aves : del cielo, y todo cuanto se nes perpetuas entre mí y vos­
mueve sobre la tierra. Los peces otros, y con todo animal vivien­
todos ’ del - mar están sujetos a te, que mora con vosotros. Pon­
Vuestro - poder. Y todo lo que dré mi arco en las nubes, y será
tiene m ovimiento y vida, os ser­ señal de la alianza entre mí y*
virá d e alimento. Todas estas co­ entre la tierra. Y ' cuando yo cu­
sas1 os las entrego,' así como las briere el cielo de nubes, aparece­
legumbres y hierbas. Excepto que rá mi arco; en ellas. Y me -acor­
no habéis de comer la carne con daré de mi alianza con vosotros,
sangre. Porque yo tom aré ven­ y con toda ánim a' viviente - que
ganza de ■ vuestra ^sangre- sobre viv ifica ' la carne, y ya no habrá .
■C\J, : - / JÍ íi 31. _ \ ¡ W - f . . ..
más aguas de diluvio que destru­ Feria Sexta
yan en lo sucesivo todos los v i­ MAITINES
vientes” .
D el l ib r o del G é n e s is
Los R R . del I N octurn o de la
Dom inica precedente, pág. 464. Lección I Cap. 10, 1-6
st/os
son los descendien­
Lección II Cap. 9, 20-23
tes de los hijos de N oé:
Noé, que era labrador, co­ Sem, Cam y Jafet; y és­
menzó a labrar la tierra, y tos los hijos que le nacieron des­
plantó una viña. Y bebiendo de su pués del diluvio. H ijos de Jafet:
vino quedó embriagado, y echóse Gomer, y M agog, y M adai, y
desnudo en medio de su tienda. Javan, y Tubal, y M osoc, y Tiras.
Lo cual como hubiese visto Cam. H ijos de Gom er: Áscenez, y R i-
padre de Canaán, esto es, la des­ fat, y Togorma. H ijos de Javan:
nudez vergonzosa de su padre, Elisa y Tarsis, Cettim y Doda-
salió fuera a contárselo a sus nin. Estos se repartieron algún
hermanos. Pero Sem y Jafet, tiempo después las islas de las
echándose un manto sobre sus naciones y las diversas regiones,
hombros y caminando hacia cada cual según su propia len­
atrás, cubrieron con él a su pa­ gua, fam ilia y nación. Eüjos de
dre, teniendo vueltos sus rostros; Cam : fueron Cus, M esraim , y
y haciéndolo así, no vieron la Fut, y Canaán. •
desnudez de su padre1'.: L os R R . del I I N o ctu rn o de la
D om inica precedente, pág. 465. ’
E n las O ctavas y F ie sta s de rito sim ­
ple: Gloría al Pa d re, Y . Lección II Cap. 11, 1-4

Lección III Cap. 9, 24-29 "M o


tenía entonces la tierra
más que un solo lenguaje,
J^ uego que despertó Noé de la y unos mismos vocablos. M as
embriaguez, sabido lo que ha­ partiéndose de Oriente estos pue­
bía hecho con él su hijo menor, blos, hallaron una vega en tierra
dijo: “ M aldito sea Canaán,’ es­ de Sennar, donde hicieron asien­
clavo será de los esclavos de sus to. Y se dijeron unos a otros:
hermanos” . Y añadió: “ Bendito “ Venid, hagamos la d rillo s ,'y co­
el Señor Dios de Sem, sea C a ­ zámoslos al fuego’’. Y se s im e -
naán esclavo suyo. D ilate Dios ron de ladrillos en lugar de pie­
á Jafet, y habite en las tiendas dras, y de betún en vez- de ar­
de Sem, y* sea Canaán su escla­ gamasa. Y dijeron: “ Vam os a
v o ” . En fin, N oé vivió después edificar una ciudad y . una torre,
del diluvio (trescientos años. Y cuya cumbre llegue hasta el cielo,
así todos los días que vivió fue­ y hagamos ' célebre nu estro. nom­
ron ..novecien tos,!, y cincuenta bre antes de esparcirnos ptír toda
años,; y murió. -' , la faz, .de la tierra” . -, I . j., -
'— ;------------ ; — • , ,
1. H erm oso' ejem plo de la reveren cia debida a ' l o s padres'.1 ,J '
"V descendió el Señor a ver la A A as Heber a los treinta y cua­
ciudad y la torre que edifi­ tro años de su vida en­
caban los hijos de Adán, y dijo: gendró a Faleg. Después de lo
“ He aquí, el pueblo es uno solo, ] cual vivió Heber cuatrocientos
y todos tienen un mismo lengua­ y treinta años, y tuvo hijos e hi­
je, y han empezado esta fábrica, jas. Faleg asimismo, a los treinta
ni desistirán de sus ideas, hasta años de su edad, engendró a
llevarlas al cabo. Ea, pues, des­ Reu. Y vivió Faleg después que
cendamos y confundamos allí engendró a Reu, doscientos y
mismo su lengua, de manera que nueve años, y tuvo hijos e hijas.
el uno no entienda el lenguaje del Reu vivió treinta y siete años, y
otro” . Y de esta suerte los es­ tuvo hijos e hijas. También Sa-
parció el Señor desde aquel lu­ rug a los treinta años de su vida
gar por todas las tierras, y ce­ engendró a Nacor. Y vivió Sa-
saron de edificar la ciudad. rug después que engendró a N a­
cor, dosciehtos años, y tuvo hi­
jos e hijas. '
Sábado
Lección III Cap. 11, 24-30
MAITINES

D el l ib r o del ‘N J a c o r vivió treinta y nueve


G é n e s is
años y engendró a Tare. Y
L ección I Cap. I I , 10-15
vivió N acor después de engen­
s t a es la descendencia de drado Tare, ciento y diecinue­

J S em : Sem era de cien ve años, y tuvo hijos e hijas.


años cuando engendró a Tare, cumplidos setenta años de
A rfaxad dosI años después sudel vida, engendró a Abram, y a
diluvio. Y vivió Sem después que Nacor, y a Arán. Y ésta es la
engendró a Arfaxad, quinientos descendencia de T a re: Tare en­
años, y ^tuvo. hijos e hijas. Y gendró a Abram, a N acor y a
A rfaxad a los treinta y cinco Arán. Y Arán engendró a Lot. Y
años de su vida éngendró a Sale. murió Arán “rites que su padre
Después de lo cual vivió Arfaxad Tare, en la tierra de su nacimien­
■trescientos y tres años, y 'tu vo to en U r de los Caldeos. Abram
hijos e hijas. Y Sale a los trein- y N acor tomaron a su tiempo
a años de su vida, engendró a m ujeres: el nombre de la mujer
Í íeber. Y Vivió Sale después dé de Abrám era Sarai, y el de la
engendrado Heber; cuatrocien- m ujer de Nacor, M elca, hija que
■tbs y tres"’ años, y tu v o 'h ijo s e fu é de Arán, padre de M elca, y
fó ja s íV ^ 1 •; • - i- ;,,- . padre : también de Jesca. Sarai
L o s 1R B . / ‘d el I I I N octurn o de la empero ■ era / estéril, y no tenía
D o m in ica p r ec e d e n te ,1 p ig . ‘ 466¡ " r h lJ O S , ' ’f , r¡i>; j
VISPERAS deciré y ensalzaré tu nom bre,, y
Las A ntífonas y Salmos del Sábado, tú serás bendito. Bendeciré a los
pág. 237.
que te bendigan, y maldeciré ,a
Capitula I C^or., 13, 1 los que te maldigan, y en ti serán
benditas todas las naciones de la
J -Ierm ano s: Cuando yo hablara ¡ierra” . Salió, pues, Abrahán co­
todas las lenguas de los hom­ mo se lo había ordenado el Se­
bres y el lenguaje de los ánge­ ñor, y partió con él Lot. D e se­
les, si no tuviere caridad, ven­ tenta y cinco años era Abrahán
go a ser como un metal que sue­ cuando salió de Harán. Y llevó
na o campana que retiñe. ... consigo a Sarai su m ujer, y a
Himno dél Sábado, pág. 239. ,
L ot, h ijo de su hermano, con
y . Ascienda a Vos, oh Se­ cuanta hacienda y fam ilia habían
ñor, la oración de la tarde. . Y adquirido en H arán y partieron
descienda sobre nosotros vuestra para la tierra de Canaán. V en i­
misericordia. dos a ella, atravesó Abrahán el
Ant. del M agnif. — E l primer país hasta el lugar de Siquem,
padre de nuestra fe; Abrahán, * hasta el fam oso valle. E l Cana-
ofreció un holocausto sobre el neo habitaba entonces aquella
altar en sustitución de su hijo. tierra. 11 ’
I£ . H ablé el Señor a Abrahán,
O ración 1 ^ *
diciéndole: Sal de tú tierra y de
s suplicam os, Señor, atendáis tu parentela, y ven a la tierra
propiciam ente nuestras pre­ que te m ostraré: * Y te cons­
ces, y librándonos de nuestros tituiré caudillo de una /gran
pecados, preservadnos de toda nación, y . Y te bendeciré y en­
adversidad. P o r nuestro Señor. salzaré tu nombre, y tú serás
bendito. Y . -

Dominica de Lección II Cap. 12, 7-13

Quincuagésima \J
apareció el Señor a Abrahán,
'I I cla se . . Setnidohle y di jó le : ‘‘ E sta tierra la .da­
ré a tu descendencia” ., Y él edifi­
MAITINES
, 'J . . , ii. ' •>! có allí mismo un altar al Señor,
: , . I NOCTURNO ,
que se le había aparecido. Y pa­
-.■ 'D e l , l i b r ó d e l ,G é n e s is , sa n d o . de. allí a , un monte,
L e c c ió n ! ’ Cap. 12,- 1-6 que m iraba al oriente de Betel,
aquí tendió su pabellón, tenien-
i j o el Señor ) a A b rá h án : dp a B etel al occidente, y , H al
“ Sal de tu tiérra, y i de tu aí oriente, donde también eri­
^parentela, ,y de la casa de Q gió a«*l,S eñ o r un altar e invocó
iA- •/ . i, ; • , ' ’ * ’J x *
su
' ' •'J
tu padre, ven a l a .d e rra ig u e nombre. Prosiguió Abrahán sú .viar
te: m ostraré. Y i y o .te, haré cabeza je,' caminandp y avanzando ade­
. d ^ u n a nación grande, y te<ben­ lanté h a c i a ¿ e l ^ W ^ fe - .ir .? e í4 9
sobrevino hambre en aquella tie­ ¿Por qué motivo dijiste ser her­
rra. y Abrahán tuvo que bajar a mana tuya, poniéndome en oca­
Egipto, para estarse allí como pa­ sión de casarme con ella? Ahoia,
sajero, a causa de qué el hambre pues, ahí tienes a tu mujer, tó ­
en el país era grandísima. E s­ mala, y anda enhorabuena” .
tando ya para entrar en Egipto, 1£. Probó el Señor a Abra­
dijo a Sarai su esposa: “ Co­ hán, y le dijo: * Toma a tu hi­
nozco que tú eres una mujer jo Isaac a quien amas, y me le
bien parecida, y que cuando los ofrecerás en holocausto sobre
Egipcios te hayan visto, h a ir de uno de los montes que yo te mos­
decir: Es la mujer de éste; con traré. y . Llamado por el Señor,
lo que a mí me quitarán la vida, respondió: Aquí me tenéis; y le
y a ti te reservarán para sí. D i, dijo el Señor. Toma. Gloria al
p u es,'te ruego, que eres hermana Padre. Torna. :
mía, para que yo sea bien reci­
bido por amor tuyo, y salve mi II NOCTURNO

vida por tu respeto” .


D e l lib r o de san A m brosio ,
Estando Abrahán en el
O b isp o , sobre e l P atr ia r c a
encinar de M am bre, vió tres va ­
A brah án
rones que subían por aquel cami­
no. ? Vió los tres, y adoró a uno. Lección IV Libro I, cap. 2.
y . H e aquí que Sara dará a luz
un hijo, y le llamarás Isaac. Vió. In verdad q u e t fué grande
' si Abrahán e ilustre por el
Lección III Cap. 12, 14-19 resplandor de muchas y
excelsas virtudes, a quien la filo­
p* ntrando , pues, Abrahán en sofía no pudo igualar con sus
Egipto, vieron los Egipcios enseñanzas. Lo que ella pudo fin­
que la mujer, era en extremo her­ gir o imaginar, siempre fué in­
mosa. Y los principales dieron ferior á lo que éste realizó, y es
noticia de ella a Faraón, alabán­ siempre superior la verdad de la
dosela, y .fu é . luego llevada al fe sencilla a las ambiciosas fic­
palacio de Faraón. Y por respeto ciones de la elocuencia. Así, pues,
a ella trataron bien a Abrahán, el consideremos cuál fué. la devo­
cual adquirió ovejas y bueyes, ción de aquel patriarca. Y a la
y asnos, esclavos y esclavas, y verdad aquella es la primera vir­
asnas y camellos. ‘Pero ‘ Dios tud, que es el fundamento de las
castigó a Faraón y a su corte con demás. Con razón le fué exigida
plagas_, grandísimas, por causa de la primera por Dios, diciendo:
Sarai,. m ujer de Abrahán. Por lo “ Sal de tu tierra, y de tu paren­
cual Taraón hizo llamar a Ábra- tela y de la casa de tu padre”.
hán, v díjolp: “ ¿Qué es esto que Hubiera sido suficiente con de­
has necbo (connjig,o?\ ¿cómo no cir: y .De i tu ‘tierra” ,.,-ya 4que (con
me declaraste
. i i
que ¿ra• f,tií'm
’ >!■ -• .
u jer?i
.V iU l.il
ello, se entendía, que salía <3e su

*
parentela y de la casa paterna. de tus enemigos, y en un descen­
1$. El Angel del Señor llamó diente tuyo serán benditas to­
a Abrahán, diciendo: * N o ex­ das las naciones de la tierra. Y
tiendas tu máno sobre el mucha­ te m ultiplicaré como las estre­
cho, porque veo que temes al Se­ llas del cielo.
ñor. y . Y habiendo extendido
la mano para sacrificar a su hijo, L ección VI
he aquí que el Angel del Señor,
clamó del cielo, diciendo. No. JVAas porque antes había mo-
' rado en otra tierra, esto es,
Lección V en la región de los Caldeos, de
la que salió Taré, padre de A bra­
Dios quiso enumerar se­ hán, y después partió a Charran;
paradamente estas cosas, a y también porque no dejó de
fin de poner a prueba sus dispo­ llevar consigo a su sobrino aun­
siciones, para que no le parecie­ que se le había dicho: “ Sal de
ra que se había comprometido tu parentela” ; consideremos si
imprudentemente o que había si­ salir de su tierra no significaría
do engañado en alguna cosa por salir de esta tierra, esto es, de
el mandamiento que recibía del la morada de nuestro cuerpo, de
cielo. Y así como • tuvieron la cual se tiene por libre san P a ­
que multiplicarse los precep­ blo, al decir: “ N uestra morada
tos, a fin de que nada se le ocul­ está en el cielo” .
tara, así también habían de pro­ I£. Oh D ios de mi señor
ponerse los premios, no fuera que Abrahán, dirigid mi cam ino: *
se desalentara. E s probado como Para que con salud vuelva a la
fuerte; incitado como fiel; provo­ casa de mi Señor, y . Os ruego,
cado como justo. Verificó su sa­ Señor, tengáis misericordia de
lida tal como se lo había ordena­ vuestro siervo. P ara que. G lo­
do el Señor. “ Y con él salió L o t” . ria al Padre. Para que.
Aquella sentencia que es tenida
por célebre entre las de los siete III N O C T U R N O
sabios:’ “ Sigue a D io s” , A bra­
L e c c ió n del santo E va n g elio
hán la realizó con sus obras, an­
según sa n L ucas ,
tes que los sabios la form ula­
ran. A fin de cumplir lo or­
Lección VII Cap. 18, S I-43
denado por Dios, salió de su
tierra. aquel tiem po: Tom ó Jesús
Llam ó el Angel del Señor aparte a los doce, y les dijo:
a Abrahán desde el cielo por Y a veis que subimos a Jerusalén,
segunda vez, diciendo: T é ben­ donde se cumplirán todas los co­
deciré. * Y te m ultiplicaré co­ sas que fueron escritas por los
mo las estrellas del cielo. 7P : T u profetas a'cerca d e l 'H i j o del
posteridad poseerá las ciudades hom bre/ Y lo que sigue. 1 •
4 .
H o m il ía de san G r e g o r io misterio. Sus obras, por una par­
, P apa

Homilía 2 sobre los te manifiestan su poder, y por


Evangelios
otra nos revelan algún misterio.
¡u e s t r o divino* Redentor,
Y , a la verdad, quién fué históri­
previendo que los ánimos
camente aquel ciego, lo ignora­
de sus discípulos se ha­
mos, y con todo sabemos lo
bían "de perturbar a causa de su
que d e s i g n a alegóricamente.
pasión, mucho antes de que ésta
El ciego representa el géne­
sucediese, les dió noticia de ella
ro humano, el cual arrojado dr
y de su Resurrección, a , fin de
los goces del paraíso en los pri­
que viéndole morir, como él se
meros padres, y viéndose priva­
lo había dicho, estuviesen cier­
do de la claridad de la luz celes­
tos de que también había de re­
tial, sufre las tinieblas de su
sucitar. Mas sabiendo el Señor
condenación. C3n todo, es ilumi­
que los discípulos, como carnales
nado con la presencia de su Re­
que eran, no podían comprender
dentor, de manera que movido
las palabras de este misterio,
por el deseo vea los goces 'de la
quisó realizar en su presencia un
luz interna, y de esta suerte di­
milagro, y así dió vista a un cie­
rija, sus pasos por . el camino de
go, para que mediante estas
una vida santificada por las bue­
obras maravillosas se afirmara
nas obras. ti
más y más la fe de aquellos que
IJ, Habló el Señor a Abrahán,
no comprendían las palabras del
diciendo: * ,.N o quieras temer,
misterio celestial. ■ •
Abrahán; yo' soy tú protector y
IJ. Vine hoy a la fuente de
tu gran recompensa y . Yo
agua, y rogué al Señor, diciendo:
soy el Señor Dios tuyo, que te
* Señor, Dios de Abrahán, ,Vos
saqué de Ur de los Caldeos. No
habéis atendido a mi deseo, y .
quieras.
Por lo mismo, la doncella a quien
yo dijere: Baja tu cántaro para
que yo beba, y ella respondiere: Lección IX
Bebe, señor, y aun a tus came­
llos daré también de beber: esa J ^ e b e m o s observar que se dice
es la que preparó el Señor para haber sido iluminado el 'cie­
el hijo de mi Señor. Señor. go al acercaise Jesús a Jericó.
. ' ' * ' i. El nombre r de Jericó significa lu-
ija, y la luna ~én la Sagrada Es­
v Lección Vni ; : .
critura denota la 'flaqueza de: la
los milagros de nuestro ca*ne, porque al menguar to­
’ Señor y Salvador, han de dos los meses, indica los defec­
ser admitidos, hermanos carísi- tos y mudanzas que tienen lu­
. mos. de manera que creamos en gar en nosotros. Llegando, pues,
verdad que.-se realizaron, .enten­ nuestro Señor a Jericó, el ciego
diendo, además que con. sju signi­ recobra la vista, lo ciial "tuyo
ficación' quieren indicarnos algún .Jugar ^ a r a . darnosv ¿^entender
que cuando Dios unió a sí mismo nuestro refugio. I£. D e genera*-
Ja flaqueza de nuestra humani­ ción en generación.
dad, el género humano cobró la Ant. del Bened. — H e aquí
vista que había perdido. Y cier­ que subimos * a Jerusalén, y s¿
tamente, humillándose Dios con realizará todo cuanto está escrito
los sufrimientos del hombre, és­ del H ijo del hombre; será .en­
te fué elevado al goce de los bie­ tregado a los Gentiles; harán
nes divinos. Y se describe acer­ burla de él; escupirán su rostro,
tadamente a aquel ciego, sentado y después que le hubieren azo­
junto al camino, mendigando; ya tado, le darán la muerte, y re­
que la misma Verdad dice: “ Yo sucitará el tercer día, . ...
soy el camino”. La O ra ció n es la de V ísp e ra s. - >.
. 1^. E l ciego estaba sentado
cabe el camino ál pasar el Señor, PRIMA ; !
y clamó a él, y le dijo el Señor:
* ¿Qué quieres que haga a tu ■ Ant. — A l andar * Jesús,1 y
favor? * Señor, que vea. y . Pa-_ acercándose a Jericó, un ciégó
rándose Jesús, mandó que se lo clamaba a él, a fin de merecer
presentaran, y acercándosele, le recibir la luz. :
• ‘ ' • •'i . •
preguntó, diciendo. Que. Gloria
al Padre. Señor. . TERCIA;

Ant. — Pasando * el Señor,


LAUDES un ciego clamaba a é l: Com pa­
deceos de mí, H ijo de D avid.
Ant. 1. Señor, según la m ul­ ■ IV!. r :;
titud * de vuestras m isericordias, Capitula i I Cor., 13, 1
borrad mi pecado. ■• •; '! • ' ' .r
í —I e r m a n o s :. Cuando yo hablara
L o s S alm os son de D om in ica en el
segun do lu g a r, pág. 59. todas las lenguas de los hom ­
bres y el lenguaje de los ánge-
2. Vos sois mi Dios, * y os
geles, si no tuviere caridad, venr
confesaré: Vos sois mi Dios y
go a ser como un m etal que sue­
os ensalzaré. •
na, o campana que retiñe. -
3. Oh D ios, desde t\- am ane­
. br. Inclinad mi corazón,
cer * m e d irijo a V o s, para con-
oh D ios m ío, * H acia vuestra
tempiar- ,vuestra . grandeza. . .
ey. Inclinad. ..^ . A partad mis
4. : Cantad^him nos, *: y ensal­
ojos, para que no se fijen en la
zadle por todos los siglos.
van id ad ; haced que yo viva ^si­
5. Todos sus Angeles * ala­
guiendo vuestros caminos. Hacia.
bad a l Señor desde lo m ás ex­
Golria al Padre. Inclinad. •
celso. .
y . Y o d ije: Señor, "com pa­
• .L a C ap itu lar es* la m ism a d e V ís p e ­
ra s • el H im no- com o en e l S a lte rio , deceos <le mí. Sanad m i al­
i¿í*. 58. ! ' - y 1-;' • ' m a, porque he pecado contra
n
'ryí. ;! Señor'VVos habéis Jsido V o s. í-niiíM; 'HÁ.-Ujii
A n t.— Y los que le precedían, L as A n tífon as y Salmos son de Do­
m inica, pág. 73. L a Capitula es la del
* le increpaban, para que ca­ de las I V ísp eras; el Himno como en
llase, mas é l . levantaba mucho Salterio, pág. 76.

más la voz: Hijo de David, com­ y . Ascienda, Señor, mi ora­


padeceos de mí. ción hacia Vos. 1^. Como el olor
del incienso en vuestra presen­
Capitula I Cor., 13, 8-9 cia. .
T 'A caridad nunca fenece; sien­ Ant. det Magnif. — Parándose
do así tjue las profecías se Jesús * mandó que el ciego le
terminarán, y cesarán las lenguas fuese presentado, y le preguntó:
y se acabará la ciencia. Porque ¿Qué quieres que te haga? Se­
ahora nuestro conocimiento es ñor, que )ro tenga vista. Y Jesús
im perfecto, y también la pro­ le dijo: Tenia; tu fe te ha sal­
fecía. vado. Y : a l instante vió, y le. se­
yI :br. Eternamente, Señor. guía. celebrando las„ grandezas
«♦ Perm anece- vuestra palabra. de Dios. , .
Eternamente, y , Por los siglos . • T‘ ‘ , *r

de los siglos vuestra verdad.


Feria Segunda ’
(Permanece. Gloria al Padre.
Eternamente. - - MAITINES
I£. .< E l Señor es quien me
L a s Lecciones de este dia, si por
guía, nada me faltará- En alg ú n m otivó no pudiesen decirse, se
Permanece. Gloria. Eternamente leerán en el prim er dia después del
M iércoles de C eniza en que se cele­
bre un O ñcio que no tenga Leccipnes
. NONA . propias .en el I N octurno o que no las
tenga señaladas en el Común y en
• y . E l Señor es quien me que no se deban reponer las Leccio­
y más * pidiendo que el Señor nes de la Dom inica. E l dia en que se­
rán repuestas las Lecciones de esta
le iluminase. F e ria se dirán los Responsorios de la
F e ria ocurrente. Y lo mismo se ob­
Capitula I Cor., 13, 13 se rv ará respecto de las Lecciones de
la F e ria I I I impedidas en igual for­
ma. S i alguna vez dentro de la. Se
A h o r a perm anecen estas tres m ana no hubiese lu gar p a r a , todas, se
virtu d es, la fe, la esperanza om iten las le c c io n e s que estuvieren
im pedidas en prim er lu gar. . r;' ■
y la carid ad ; peco de las tres
la caridad res la m ás excelente. D el lib r o del G é n e s is ‘
f •• •:
1$. br. Clam é con‘ todo mi co­
Lección I Cap. 13, 1-6
razón. * Escuchadme? Señor.
Clamé, y . Iré en pos de vues­ a l ió , pues Abrahán de
tros mandatos. Escuchadme. Glo­ Egipto, con su esposa, y
ria al Padre. Clamé^ t *, . todo ,1o. que tenía, y Lot
j •' y . Limpiadme, ■ Señor, de mis c°n él, dirigiéndose^hacic* la .re­
flecad osr ocultos. í£ . d e '1lo§ gión1 meridionál. ,.Y t' estaba ,'rlquí-
ajenos perdonad a vuestro siéPvo. simo en1 caüclal !<3e oro y áe pía-
ta. Y volvióse por el camino, camino que va a Segor, la cual
que había traído del mediodía era de regadío por todas partes,
hacia Betel, hasta el lugar en don­ y antes que asolase el Señor a
de primero tuvo asentada su Sodoma y Gomorra era como un
tienda, entre Betel y la ciudad de paraíso del Señor, y como el fe ­
Hai, al sitio del altar que antes raz Egipto. Y escogió L ot para
había hecho, y allí invocó el sí la vega del Jordán, y apartó­
nombre del Señor. Pero también se del Oriente.
Lot, que andaba en compañía de I£. Abrahán creyó a Dios, lo
Abrahán tenía rebaños de o ve­ ciíal le fué im putado a justician
jas, y ganados mayores, y caba­ ♦ Y fué constituido amigo de
ñas. N i cabían en aquel terreno, Dios. 0^. Fué í ust0 allte eI Se­
viviendo juntos, porque su ha­ ñor, y anduvo por sus caminos.
cienda era mucha, y no le. era
posible habitar en un mismo lugár. Lección III Cap. 13, 11-16
Abrahán, removiendo su
pabellón, se puso en camino y separáronse entrambos her­
fué a morar junto al valle de manos uno de otro. Abrahán
Mambre. * Y edificó allí un altar se quedó en la tierra de Canaán,
al Señor.; Y dijo el Señor a y L ot se quedó en los lugares
Abrahán: Alza tus ojos, y con­ adyacentes al Jordán, y fijó su
templa toda la tierra que ves, a morada en Sodoma. M as los So­
ti te la daré y a tu descendencia domitas eran perversísimos, v
para siempre. Y edificó allí. m üy grandes pecadores a los ojos
de Dios. Y dijo el Señor a
Lección II Cap. 13, 7-11 Abrahán, después que L ot se se­
paró de él: “ Alza tus ojos, y m i­
donde vino a suscitarse ra desde el sitio en que ahora
una riña entre los pastores estás, hacia el norte y el medio­
de los ganados de Abrahán y los día, hacia el oriente y el ponien­
de Lot. Y el Cananeo y el F ereceo te. Toda esa tierra, que ves, yo
moraban a la sazón en aquella te la daré a ti y a tu posteridad
tierra. Por lo que dijo Abrahán a para siempre. Y m ultiplicaré tu
L ot: “ Ruégote no haya disputas descendencia como el polvo de* la
entre nosotros, ni entre mis pas­ tierra” . • •, .<.. • • .
tores y los tuyos, pues rsomos • .. Probó . el * Señor - a A bra­
hermanos. A hí tienes a la vista hán, y le d ijo :.* Tom a a tu hijo
toda esta tierra; sepárate de mí, a quien amas, Isaac, y ofrécele
te ruego; si tú fueres a ,1a iz­ allí en holocausto, sobre uno de
quierda, yo iré a la derecíha; ,si los montes que te dijere, y .
tú escogieres tla derecha, y o ^me Llam ado también : por e l Señor»
iré a lá pizquiérc|a” .'-X ot, pues, respondió; A qu í esto y; y dijo el
habiendo alzado lós' .ojos, miró Señor., Tom a. Gloria al Padre.
I Twna^ r,~ ■> • i; ¡í-i.
Ant. del Magnif. — Y los que Abrahán el Hebreo, que habitaba
precedían * le increpaban, para en el valle de Mambre. Amorreo,
que callase; mas él clamaba con hermano de Escoi, y de Aner;
más vehemencia: H ijo de David, los cuales tenían hecha alianza
compadeceos de mí. con Abrahán. Así que oyó A bra­
hán que Lot, hermano suyo, ha­
bía sido hecho prisionero, contó
Feria Tercera
de entre los criados de su casa,
MAITINES trescientos dieciocho armados a
la ligera, y fué siguiendo su al­
D e l l ib r o d e l G é n e s is
cance hasta Dan. Y allí, dividi­
L ección I Cap. 14, 8-12 das las tropas, echóse sobre ellos
de noche, y desbaratólos, y los
salieron l ° s reyes de So­ fué persiguiendo hasta Hoba,
f á K u doma, ^e Gomorra, de a la izquierda de Damasco. Así
i Ea Adama, de Seboím, recobró toda la riqueza y a su
y también el rey de Bala, hermano L ot con sus bienes, y
In cual es Segor, y ordena­ a las mujeres, y demás gente.
ron batalla contra ellos en e
valle de las Selvas, es decir, Lección III Cap. 14, 17-20
contra Codorlahomor, rey de lo¿
D or lo cual el rey de Sodoma
Elam iias, y Tadal, rey de N acio­
le salió a recibir en el valle
nes, y A m rafel, rey de Senaar, y
de Save, que es el valle del rey,
A rioc, rey del Ponto; cuatro re­
cuando volvía de la derrota de
yes contra cinco. Es de notar que
Codorlahomor, y de los reyes
el valle de las Selvas te n ía , m u­
aliados. Pero Melquisedec, rey de
chos pozos de betún. El resulta­
Salem, presentando pan y vino,
do fué que el rey de Sodoma y
pues era sacerdote de D ios al­
el de Gom orra volvieron las es­
tísimo, le dió su bendición, di­
paldas y cayeron allí mismo; y
ciendo: “ Oh Abrahán, bendito
los que escaparon huyeron a
eres del Dios excelso, que creó el
monte. A sí se apoderaron de toda
:1a riqueza de Sodoma y Gom o­ cielo y la tierra. Y bendito sea el
rra, y de todos los víveres, y se excelso Dios, por cuya protec­
m archaron llevándose asimismo a ción han caído en tus manos los
enemigos” . Y dióle Abrahán el
L ot, hijo del hermano de Abra­
hán que habitaba en Sodoma, diezmo de todo lo que traía.
Ant. del M agnif. — H ijo de
con todo cuanto tenía.
Los R B . del I I N octurn o de la D avid, compadeceos de mí * ¿Qué
D om in ica precedente, pág. 476. quieres que te haga? Señor, que
vea.
Lección II Cap. 14, 13-16 1 L a sigu ien te F e ria I V de C en i­
za s es m ayor p rivilegiad a. L a s demás
p n esto uno de los que esca- hasta el Sábado después de la D om i­
n ica de P a sió n , in clu sive, son m ayo­
TTf paron, fué a dar Ja nueva a res no p rivilegiad as.

I . B r e v . 40
M iércoles de Ceniza 1

D esd e este día h asta el S ábado S a n ­


ayunéis, no os pongáis tris­
to cesan todas las O c ta v a s.
En esta y en la s dem ás F e rio s basta tes como los hipócritas. Y lo que
la N on a del S ábado sig u ie n te in clu siv e , sigue.
todo se dice como en las F e ria s p rece­
d en tes d espués de S e p tu a g é sim a , e x ­
cepto lo que a q u í se se ñ a la como H o m il iía d e s a n A g u s t ín , O b is p o
propio.
C ad a día en el O ficio fe r ia l se dicen L ib ro del S erm ó n del S e ñ o r en el
P re ce s en todas la s H o ra s, como en el monte, Cap. 12, tomo 4
O rd in ario .
s bien manifiesto, que la
MAITINES voluntad del Señor en
los preceptos que nos ha
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
dado, no es otra sino la de di­
segú n san M ateo
rigir todas nuestras intenciones
a los goces del alma, no sea que
Lección I Cap. 6, 16-21
buscando la recompensa en esta,
jp N aquel tiem po: D ijo Jesús vida, nos conform em os con este
a sus discípulos: Cuando siglo, perdiendo la promesa de

1. D esp u és de la p rep ara ció n rem ota de la P a scu a , después del tiem po de
S e p tu a g é sim a , en tram ós en la prep aración pró xim a, en el santo tiem po de Cua-
'fe sm a . L a C u a re sm a es, in dudablem ente, la m ás a n tig u a , la m ás rica , la más
ló gicam en te ord en ad a, y , per lo m ism o, una de las m ás in teresan tes de las
cst&ciones litú rg ic a s . E l recu erd o que en ella dom ina, el q u e le ba dado su
p ropio nom bre, es el a yu n o practicado por n u estro S e ñ o r Je su cristo en el de-
*;<.rto, por espacio de c u a re n ta d ías y cu aren ta noches. E ste n úm ero fu é y a
con sa gra d o en la a n tig u a L e " a la pen iten cia. Y asi vem os que d u ran te cu aren ta
d ía s a yu n a ro n E lia s y^ M o isé s, siendo en esto v erdaderam en te los tipos de lo que
linbia d e p r a c tic a r J e sú s y d e lo que tam bién habíam os de p ra c tica r los cristian os
de todos lo s tiem pos y d e todos los siglo s. A u n q u e este c a rá c te r de la santa Cua*
r f i m a “f b e l q u e | rin cip alm en te se o fre c e a cu an tos fijan en e lla su con sideración;
con todo, e l a lc a n c é -litú r g ic o d e la m ism a, no es posible e x p lica rlo d e urili m anera
una felicidad tanto más sólida y con piel de oveja. “ Por sus fru­
firme, cuanto más íntima: aque­ tos, nos dice, los conoceréis”.
lla “ para la cual nos escogió Dios, El^ I I R. del I I I Nocturno de la
a fin de hacernos conformes con Dominica precedente, pág. 477.

la imagen de su H ijo” . Res­


pecto a este particular hay que Lección III
notar que la jactancia no sola­
J^ a experiencia nos enseña, que
mente puede hallarse en el es­
cuando a los tales les faltan
plendor y pompa de las cosas
las ventajas que con aquellas fic­
corporales, sino también en el
ciones suelen o piensan conse­
aspecto desaliñado que se finge
guir, ellos mismos descubren
para manifestar austeridad. Y
muy bien si son ovejas o lobos
es tanto más peligrosa cuanto
vestidos con pieles de ovejas. Un
engaña con el pretexto del servi­
cristiano, no obstante, no debe
cio de Dios.
atraer las miradas de los hom­
E l I R . del I I I N octurno de la
D om inica precedente, pág. 477. bres con adornos superfluos, pre­
textando que frecuentemente los
Lección II
hipócritas se encubren bajo este
exterior austero y pobre para en
A la verdad, aquel que se dis­ gañar a los incautos. No porque
tingue por un inmoderado los lobos se cubran algunas ve­
cuidado del cuerpo y del vestido, ces con piel de ovejas, las ove­
y por el lujo de las demás co­ jas deben despojarse de las su­
sas, con este solo proceder ya de­ yas.
E l I R. de la F eria I I precedente,
muestra que sigue las pompas del pág. 480. ?
siglo, y a nadie engaña con la
simulada apariencia de santidad.
LAUDES
En cuanto a aquel que haciendo
profesión de vida cristiana atrae A n t . d e l B e n e d . — Cuando
a sí los ojos de los demás por su ayunéis, * no os pongáis tris­
sordidez y miseria, si esto lo ha­ tes como los hipócritas.
ce de intento y no por necesidad,
por sus demás obras puede con­
Oración
jeturarse si le mueve el des­
precio de la vanidad, o algún Q s suplicamos, Señor, que con­
motivo de ostentación. Por esto cedáis a vuestros fieles la
el Señor nos ordena que nos gracia de recibir la venerable so­
guardemos de los lobos vestidos lemnidad de los ayunos con la

com pleta y p e rfec ta , si prescindim os de tres finalidades propias de este santo


tiem po. E sta s tres finalidades consisten en que la Cuaresm a era: a) “ un tiempo
de prep aración para recib ir el b au tism o *; b) "tiem po de expiación para los pe­
n itentes p ú b lico s” , y c) "tiem p o de preparación para celebrar la m uerte y la
resu rrección de J e su c ris to ” . ' '
debida piedad, y que la sigan siervo del centurión. Pues, san
hasta el fin con devoción cons­ M ateo dice: “ Se le acercó el cen­
tante. Por nuestro Señ or.. turión, rogándole y diciendo: Mi
criado está postrado en casa pa­
VISPERAS ralítico” . A lo cual parece opo­
y . Ascienda, Señor, mi ora­ nerse lo que dice san Lucas: “ Y
ción hacia Vos. Com o el habiendo oído hablar de Jesús, le
olor del incienso en vuestra pre­ envió ancianos de los Judíos, ro­
sencia. gándole que fuera y sanara a su
Ant. del M agnij. — Atesorad siervo. Y habiendo llegado a Je­
para vosotros * tesoros en el sús, le suplicaban con solicitud,
cielo, en donde no los consumen diciéndole: M erece que le hagáis
ni el orín ni la polilla. este favor, pues ama a nuestra
nación y nos ha edificado una si­
Oración nagoga. M as Jesús iba con ellos,
y no estando ya m uy distante de
A t e n d e d propiciamente, Señor,
la casa del centurión, éste le en­
a los que se humillan ante
vió amigos, diciéndole: Señor,
vuestra m ajestad, para que cuan­
no te tomes tanta m olestia, pues
tos acabamos de ser alimentados
no soy digno de que entres en
con tan divino presente, quede­
mi m orada” .
mos fortificados con celestiales
Señor, mi siervo está pa­
auxilios. Por nuestro Señor.
ralítico en mi casa, y padece
muchísimo. * En verdad te digo
Feria Quinta que yo vendré y le curaré, y .
Señor, no soy digno que entréis
MAITINES en mi morada, sino pronunciad
L e c c ió n d e l san to E v a n g e l io una sola palabra y quedará cu­
seg ú n san M ateo rado mi siervo. En verdad te
digo.
Lección I Cap. 8, 5-13
P naquel tiempo: A l entrar Je­
L ección II
sús en Cafam aum , le salió al
encuentro un centurión, y le ro­ P> si esto así se ralizó, ¿có­
ues

gaba, diciendo: “ Señor, un cria­ mo daremos crédito a lo que


do mío está postrado en m i casa, M ateo refiere: “ Se le acercó
paralítico, y padece m uchísim o” . cierto centurión” ; siendo así que
no se acercó, sino que envió am i­
H o m il ía de sa n A g u s t ín , O b is p o
gos? Una observación atenta nos
Libro 2 del Comen, del E van g.
cap. 20, t. 4 •
hará comprender que san M ateo
emplea aquí un modo de expre­
eam os si están acordes en­ sarse bastante corriente. En efe c­
tre sí san M ateo y san to: no sólo ác^ tum bram os decir
Lucas 'acerca de este que alguien se acerca, para indi­
car que aun no ha llegado al lu encontrado tanta fe en Israel” ,
gar a que se dirige, en cuyo sen­ el Evangelista quiso notar, de
tido decimos, por ejemplo, que propósito, que más se acercó el
se ha acercado poco o se ha acer­ centurión a Jesús que sus mis­
cado mucho al mismo ; sino que mos enviados.
también decimos a menudo que E l Í I I B . d ii I Nocturno de la
Dom inica precedente, pág. 47S.
nos hemos acercado a aquél has.
ta quien deseamos llegar, cuan­
LAUDES
do, no habiéndole visto perso­
nalmente, hemos conseguido, por y . Desde la mañana hemos
medio de un amigo, hacer llegar sido colmados de vuestras mise­
nuestra petición hasta aquella ricordias. I£. Nos han regocijado
persona cuyo favor necesitamos. y deleitado.
Esta manera de expresarse es A n t . d e l B e n e d . — Señor, *
tan natural, que se da vulgar­ mi siervo está postrado en mi ca­
mente el nombre de advenedizos sa, paralítico, y padece muchí­
a los que, con miras ambiciosas, simo: En verdad te digo, que
han llegado a influir en el ánimo yo vendré y le curaré.
de ciertos personajes que pare­
cían inaccesibles, por medio de Oración
otros que tienen cerca de ellos
acceso más fácil. Q h Dios, a quien ofende la
E l I I B . del I N octurn o de la D o­ culpa y aplaca la peniten­
m inica preceden te, pág. 475. cia: mirad propicio las oraciones
y súplicas de vuestro pueblo, y
Lección III apartad los azotes de vuestra ira
í - I a b i é n d o s e , pues, el centurión que merecemos por nuestros pe­
acercado al Señor por me­ cados. Por nuestro Señor.
diación de otras; personas, san
Mateo pudo, para abreviar, ex­ VISPERAS
presarse muy bien en esta forma y . Ascienda, Señor, mi ora­
que todos pueden entender: “ Se ción hacia Vos. E&. Como el olor
le acercó un centurión” . No obs­ del incienso en vuestra presencia.
tante, no debemos obrar a la A n t . d e l M a g n i f . — Señor, *
ligera pasando por alto la pro­ no soy digno de que entréis en
fundidad del sentido místico de mi morada; decid tan sólo una
esta locución del santo- Evange­ palabra, y quedará curado mi
lio; debemos meditarla a la luz siervo.
de lo que está escrito en un Sal­
mo: “ Acercaos a él, y seréis ilu­
Oración
minados” . Habiendo Jesús alaba­
do la fe del centurión (por la D e r d o n a d , Señor, perdonad a
cual nos acercamos verdadera­ vuestro pueblo, para que,
mente a él) al decjr: “ No he mortificado con dignas flagela-
dones, viva en vuestra m iseri­ perdónales, porque no saben lo
cordia. Por nuestro Señ o r.. que hacen” .
L o s R R . del I I N octurn o de la
D om inica precedente, pág. 476.
Feria Sexta
Lección II
MAITINES
P ara que seáis hijos de vues­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io tro Padre que está en los
según san M ateo cielos” . Si aquel que guarda los
preceptos de Dios, se hace hijo
Lección I Cap. 5, 43-48; 6, 1-4 de D ios; es bien manifiesto que
no lo es por naturaleza, sino
jp N aquel tiem po: D ijo Jesús que esto depende de su voluntad.
a sus discípulos: H abéis oído “ De consiguiente, cuando haces li­
que fué dicho: Am arás a tu pró­ mosna, no quieras tocar la trom ­
jim o, y tendrás odio a tus ene­ peta, como lo hacen los hipócri­
migos. Y lo que sigue. tas en las sinagogas y en las ca­
lles, para ser honrados por los
H o m il ía d e s a n J e r ó n im o ,
hom bres” . Aquel que toca la
P r e s b ít e r o '
trom peta al hacer limosna, es
L ibro 1 de los C om en tarios sobre
los caps. 5 y 6 de san M ateo hipócrita. Aquel que al ayunar
desfigura su rostro para d e ­
as yo os d ig o : Am ad a mostrar en. el semblante la fla­
vuestros enemigos, haced queza de su estómago, también
bien a los que os han es hipócrita. Aquel que ora en
aborrecido” . M uchos hay que las sinagogas y en las esquinas
considerando los preceptos de de las plazas para ser visto de
Dios partiendo de su flaqueza, no los hombres, es hipócrita.
según la virtud de los Santos,
creen que es imposible lo que nos L ección III
ha sido mandado, y afirman ser
suficiente virtud el no aborre­ £ ^ e todo lo cual se deduce que
cer á los enemigos, ya que am ar­ son hipócritas cuantos hacen
los es superior a lo que puede sus obras para que sean glorifica­
la naturaleza. Pero debemos sa­ dos por los hombres. A mí me
ber, que Cristo no manda lo im ­ parece que también lo es aquel
posible, sino lo perfecto. D avid que dice a su herm ano: “ D éjam e
lo practicó con Saúl y Ab- que quite la m ota de tu o jo ” ;
salón, y san Esteban rogó por pues parece que lo hace por la
los enem igos que Je apedrea­ gloria, a fin de que sea tenido por
ban. D el mism o modo Pablo de­ justo. P or lo cual le dice el Se­
seaba ser anatem a por sus perse­ ñor: “ H ipócrita, echa primero la
guidores. E sto tam bién enseñó y viga de tu o jo ” . P or lo tanto, no
practicó Jesús, diciendo: “ Padre, es la apariencia de la virtud, sino
el m otivo de la virtud que red Sábado
birá recompensa delante de Dios.
Si te apartas del camino recto, MAITINES
poco importa que te desvíes a la L e c c ió n del san to E v a n g e l io

derecha o a la izquierda, puesto según san M arcos

que has abandonado el verdadero


Lección I Cap. 6, 47-56
camino.
aquel tiempo: Llegada la
LAUDES noche, la barca estaba en me­
dio del mar, y Jesús solo en tie­
y. Desde la mañana hemos
rra.
sido colmados de vuestras mise­
ricordias. y . Nos han regocija­ H o m il ía de sa n B eba,

do y deleitado. V enerable, P r e s b ít e r o

Ant. del Bened. — Cuando ha­ Libro 2 cap. 28 sobre el cap. 6 de


ces limosna, * no sepa tu mano san Marcos, t. 4

izquierda lo que hace la derecha. trabajo de los discípulos


l

en el gobierno de la na­
Oración ve, y el viento que les
/'"'Is suplicamos, Señor, que si­ era contrario, designan los dife­
gáis favoreciendo propicia­ rentes trabajos de la santa Igle­
sia, la cual se esfuerza por lle­
mente nuestros ayunos comenza­
dos, para que la obediencia cor­ gar al reposo de la patria ce­
poral que os ofrecemos, podamos lestial como a puerto seguro
también prestarla con un corazón en medio de las olas contra­
sincero. Por nuestro Señor. rias del siglo y de las embes­
tidas de los espíritus inmundos.
VISPERAS Y muy bien se hace notar, que la
nave estaba en medio del mar, y
y . Ascienda, Señor, mi ora­ que Jesús estaba solo en la tierra,
ción hacia Vos. IJ. Como el olor ya que no pocas veces la Iglesia,
del incienso en vuestra presencia. no sólo se halla afligida por las
A n t. del M agnif. — M as tú, persecuciones de los Gentiles,
cuando orares, * entra en tu apo­ >¡no que perecería, si fuere posi­
sento, y cerrada la puerta, ruega ble, abandonada temporalmente
a tu Padre. por su Redentor.
Los R R . de la Feria I V precedente,
- Oración pág. 47?.

r^EFENDED, Señor, a vuestro


' Lección II
pueblo, y purificadlo con cle­
mencia de todos sus pecados, J -J eahí aquella exclamación de
ya que ninguna adversidad le da­ la Iglesia, cuando, acosada
ñará si no le domina iniquidad por las olas y las tempestades de
-• alguna. Por nuestro Señor... sus piuebas, pide auxilio y pro-
tección, gimiendo y clamando: me requieren, y quieren saber
“ ¿Por qué, Señor, os mantenéis mis consejos.
lejos de mí, desdeñándome en la
necesidad y la tribulación?” Oración
Apropiase también las palabras
del enemigo que la persigue, aña. A Señor, a nuestras sú­
te n d e d ,
diendo los siguientes versícu­ plicas, y concedednos que
los del mismo Salmo: “ Porque celebremos con devota obedien­
él dice para sí: Dios todo lo cia este solemne ayuno, institui­
olvida, y vuelve su rostro para do para salud de los cuerpos y de
no ver nunca nada”. las almas. Por nuestro Señor. .
H H asta el Sábado San to no tienen
lu ga r las O cta v a s.
Lección III D esde hoy hasta el Sábado San to, e x ­
ceptuados los D om ingos, la s V ísp e ra s
todo, “ El no olvida la se rezan antes de la com ida, aun en las
F iestas.
oración de los pobres” , ni
aparta su rostro de los que espe­
VISPERAS
ran en él, antes por el contrario
ayuda a los que pelean a fin de L a s A n tífo n a s y los Salm os son del
que puedan vencer, y corona a Sábado, pág. 237.

tos vencedores. Por lo cual aquí


Capitula IÍ Cor., 6, 1-2
se dice manifiestamente que vió
a sus discípulos mientras se fa­ M é r m a n o s : O s exhortamos a no
tigaban remando. Les vió el Se­ recibir en vano la gracia de
ñor trabajando en el mar, : jn- Dios. Pues él mismo dice: A l
que éi estaba en tierra. Porque tiempo oportuno te oí, y en el
si bien parece que de momento día de la salvación te di auxilio.
difiere el auxiliar a los atribu­ H im n o: E scu cha d ¡o h Creador benig­
lados, con todo no deja de for­ n o !, pág. 35.

talecerlos con su mirada para y . Dios ordenó a sus án­


que no desfallezcan en las tri­ geles. R . Que te guardasen en
bulaciones. Y aun algunas veces todos, tus caminos.
les socorre manifiestamente, co­ A n t . d e l M a g ñ i f . — Entonces
mo si .él anduviese sobre las invocarás, * y el Señor te escu­
aguas y calmase las olas tempes­ chará; clamarás, y dirá: Aquí
tuosas. estoy.

LAUDES Oración

y . Desde la mañana hemos Q h Dios, que purificáis a vues­


sido colmados de vuestras mise­ tra Iglesia con la observan­
ricordias. R . Nos han regoci­ cia anual de la Cuaresma; con­
jado y deleitado. ceded a vuestros fieles que cuan­
A n t . d e l B e n e d . — Cada día * to se esfuerzan en obtener de
Vos por medio de la abstinencia, nimidad, con mansedumbre, con
lo consigan con las buenas obras. unción del Espíritu Santo, con
Por nuestro Señor. caridad sincera, con palabras de
verdad, con fortaleza de Dios,
con armas de la justicia a la dies­
Dominica 1 de Cuaresma tra y a la siniestra. En medio de
I clase. Scm idoble
honras y deshonras; de infamia
y de buena fam a; tenidos por
MAITINES embaidores siendo verídicos; por
In v ita to rio : N o sea para vosotros
desconocidos, aunque muy cono­
y el H im no In stru id o s, como en el cidos. Casi moribundos, siendo
C td in a r io , pág. 5. así que vivim os; como castiga­
L a s A n tífo n a s y los Salm os son de
D om in ica, p ág. 46, con los V erso s de dos, mas no muertos j como
los N octu rn os propios del T iem po de tristes estando siempre alegres;
C u a re sm a tal como están en el S a lte ­
rio, los cu ales se dicen tam bién en las como menesterosos, siendo así
re sta n te s D om in icas de C u aresm a. que enriquecemos a muchos;
I NO CTUR NO como que nada tenemos y todo lo
poseemos.
D e la E p ís t o l a seg u n d a del
TJ. Llegado es ahora el tiem ­
A pó sto l san P ablo a los
po favorable, llegado es ahora el
C o r in t io s
día de la salvación; portémonos
L ecció n I Cap. 6, 1-1C con mucha paciencia, practican­
do numerosos ayunos. * Con las
como cooperado­
o so tro s, armas de la justicia de la for­
res del Señor, os exhor­ taleza de Dios. y . En todo
tamos a no recibir en va- portémonos como los ministros
no la gracia de Dios. Pues él de Dios, con mucha paciencia,
mismo dice: “ En tiempo oportuno con muchos ayunos. Con.
te oí, y en el día de la salvación
te di auxilio. Llegado es ahora Lección II Cap. 6, 11-16
el tiempo favorable, llegado es
ahora el día de la salvación” . N os­ p L amor, ¡oh Corintios! hace
otros no demos a nadie m otivo que mi boca se abra tan fran­
alguno de escándalo, para que no camente, y se ensanche mi cora­
sea vituperado nuestro m iniste­ zón. N o están mis entrañas ce­
rio. Antes bien portémonos en rradas para vosotros; las vues­
medio de tribulaciones como de­ tras sí que lo están para mí.
ben portarse los ministros de Volvedm e, pues, amor por amor.
Dios, con mucha paciencia en Os hablo co n » a hijos míos, en­
medio de tribulaciones, de nece­ sanchad también para mí vuestro
sidades, de angustias, de azotes, corazón. N o queráis unciros en
de cárceles, de sediciones, de tra­ yugo con los infieles. Porque
bajos, de vigilias, de ayunos, con ¿qué tiene que ver la justicia con
pureza, con doctrina, con longa­ la iniquidad? ¿ Y qué compañía
puede haber entre la luz y las ti­ poco de tiempo, al presente me
nieblas? ¿O qué concordia entre alegro, no de la tristeza que tu ­
Cristo y Belial? ¿O qué parte visteis, sino de que vuestra tris­
tiene el fiel con el infiel? ¿O qué teza os ha conducido a la peni­
consonancia entre el templo de tencia.
Dios y los ídolos? Porque vos­ I£ . Los sacerdotes rogarán
otros sois templo de Dios vivo, con ayunos y lágrimas, dicien­
según aquello que dice D ios: “ H a­ do: * Perdonad, Señor, perdo­
bitaré dentro de ellos, y en m e­ nad a vuestro pueblo, y no per­
dio de ellos andaré, y yo seré su mitáis que se pierda vuestra he­
Dios, y ellos serán mi pueblo” . redad X’ . Los sacerdotes llora­
I£. En todo portémonos co­ rán entre el vestíbulo y el altar,
mo ministros de Dios con mucha diciendo. Perdonad. Gloria al P a­
paciencia: * A fin de que nuestro dre. Perdonad.
ministerio no sea vituperado, y .
Llegado es ahora el tiempo fa vo ­ II NO CTUR NO

rable, llegado es ahora el día de


S erm ón de san L eón, Papa
la salvación: portémonos con
mucha paciencia. A fin. S erm ó n 4 de C u aresm a

Lección IV
L ccción III Cap. 7, 4-9
a b i é n d o o s de predicar, ca­
J 7 sto y inundado de consuelo, rísimos, el sacratísim o y
reboso de gozo en medio de m áximo ayuno, ¿qué exor­
todas mis tribulaciones. Pues así dio más apropiado que el que
que hubimos llegado a M acedo­ me proporcionan las palabras
nia, no he tenido sosiego ninguno del Apóstol, por cuya boca ha­
según la carne, sino que he su­ blaba el mismo Jesucristo, repi­
frido toda suerte de tribulacio­ tiendo lo que se os ha leído:
nes: com bates por defuera, por “ He aquí el tiempo aceptable,
dentro temores. Pero D ios que he aquí los días de salud” ? Si
consuela a los humildes, nos ha bien es cierto que no existe
consolado con la venida de Tito. tiempo alguno que no esté lleno
N o sólo con su venida, sino tam ­ de mercedes divinas, y que siem­
bién con la consolación que él ha pre la gracia de D ios nos facili­
recibido de vosotros, cuyo gran ta el acceso a su misericordia,
deseo, y el llanto y la ardiente con todo ahora, en que el re­
afición que me tenéis, él me ha cuerdo de aquel día en que fui­
referido, de suerte que se ha au­ mos redimidos nos invita, es
m entado m ucho m i gozo. Por lo conveniente que nuestras almas
que si bien os contristé con mi sean estim uladas a espiritual
carta, no me pesa; y si hubiese aprovecham iento y confianza. Así
estado pesaroso en vista de que celebraremos el más excelente de
aquella carta os contristó por un los misterios, el de la pasión del
Señor, con pureza de alma y de tos ayunos las faltas de lo res­
cuerpo. tante del año.
I£. Reparemos, obrando me­ I£. Abandone el impío su ca­
jor, lo que hubiéremos pecado mino, y el inicuo sus designios, y
por ignorancia: no sea que sobre­ conviértase al Señor, y se com­
cogidos de repente por el día de padecerá de él. * Y a que nuestro
la muerte, busquemos tiempo Señor Dios es bondadoso y mi­
para la penitencia y no podamos sericordioso y generosísimo en
hallarle. * Atended, Señor, y perdonar, y . El Señor no quiere
compadeceos, porque hemos pe­ la muerte del pecador, sino que
cado contra Vos. y . Ayudad­ se convierta y viva. Y a que.
nos, oh Dios Salvador nuestro,
y libradnos, Señor, por la glo­ Lección VI
ria de vuestro nombre. Aten­
ded. A l entrar, carísimos herma­
nos, en estos días misterio­
sas, instituidos santamente pa­
Lección V
ra purificar las almas y los
a la verdad tan gran mis­ cuerpos, procuremos obedecer los
terio merecería de nuestra preceptos del Apóstol, preser­
parte testimonios de incesante vándonos de cuanto pueda man­
devoción y continua reverencia, char la carne y el espíritu, a
y deberíamos permanecer siem­ fin de que refrenadas las luchas
pre de tal suerte en la pre­ existentes entre ambos elemen­
sencia de Dios cual conviene tos, el alma, que por voluntad
que nos hallemos en la festivi­ de Dios debe gobernar el cuerpo,
dad de Pascua. M as, siendo es­ consiga !a dignidad de su domi­
ta fortaleza patrimonio de po­ nación. De suerte que no dando
cos, mientras que, por una par­ a nadie motivo de ofensa, nos
te, la observancia más austera libremos de ser objeto de los vi­
se afloja a causa de la flaqueza tuperios de los calumniadores. Y
de la carne, y por otra, debido a a la verdad, seríamos justamente
la diversidad de ocupaciones de reprendidos por los infieles, y por
la presente vida, se enerva nues­ nuestras perversas acciones las
tra solicitud, sucede necesaria­ lenguas impías se armarían con­
mente que el polvo mundano tra la religión, si las costumbres
mancha incluso a las almas reli­ de los que ayunan estuvieran en
giosas. H a sido, pues, útilísima pugna con la pureza de una per­
para nuestra salvación esta ins­ fecta continencia. Pues la perfec­
titución divina que, por medio de ción del ayuno no consiste sola­
los ejercicios de cuarenta días, mente en la abstinencia del man­
nos ayuda a recobrar la pureza de jar. N o se priva fructuosamente
nuestras almas, reparando por al cuerpo del manjar, si el alma
medio de obras piadosas y cas­ no se. aparta de las obras malas.
E l tiempo del ayuno nos Hombre fué llevado por el dia­
ha abierto las puertas del Paraí­ blo a la ciudad santa, o subido
so; recibámoslo orando y supli­ a una montaña m uy elevada, la
cando: * Para que en el día de la mente rehuye creerlo, y los oídos
resurrección nos gloriemos en el humanos se espantan al escu­
Señor, y . En todo mostrémonos charlo. Reconoceremos, no obs­
como ministros de Dios con mu­ tante, que no es increíble, si
cha paciencia. Para que. Gloria pensamos en tantas otras cosas
al Padre. Para que. que en él se cumplieron.
Rasgad vuestros corazo­
III NO CTUR NO nes, y no vuestros vestidos, y
convertios al Señor Dios nues­
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
tro: * Puesto que es benigno y
seg ú n san M ateo
misericordioso, y . D e je el im­
Lección VII Cap. 4, 1-11 pío su camino, y el varón perver­
so sus pensamientos, y vuélvase
p n aquel tiempo: Jesús fué con­ al Señor, y se compadecerá de él.
ducido por el Espíritu al de­ Puesto que.
sierto para que fuese tentado por
el diablo. Y después de haber Lección VIII
ayunado cuarenta días con cua­
renta no.ches, tuvo hambre. Y lo C iertam en te el diablo es el
que sigue. príncipe de todos los m alva­
dos, y miembros de esta cabeza
H o m ilía de san G r eg o r io , P a p a son todos los impíos. ¿Acaso P i­
H om ilía 16 sobre los E va n gelio s lato no fué m iembro del diablo,
r e g ú n t a n se algunos cuál y los Judíos que persiguieron a
fué el espíritu que con­ Cristo, y los soldados que le cru­
dujo al Señor al desierto. cificaron, no fueron también
Y la razón que les mantiene per­ miembros del diablo? ¿Qué tiene,
plejos es lo que luego el santo por lo mismo, de extraño que
Evangelio dice: “ Llevóle el dia­ permitiese que el demonio le con­
blo a la santa ciudad” ; y después dujera a un m onte, si después
de esto: “ Le subió a un monte había de perm itir que sus s e ­
m uy alto” . Pero la opinión más cuaces le crucificaran? N o es in­
razonable, la^ que puede seguirse, digno de nuestro Redentor el
con toda verdad y sin duda algu­ que quisiera ser tentado, toda
na, es la que cree^ u e fué condu­ v e i que había venido para ser
cido al desierto por el Espíritu crucificado. Por el contrario, era
Santo, a fin de que allí le con­ m uy justo que con sus tentacio­
dujera su Espíritu en donde le nes venciese nuestras tentacio­
pudiese hallar el espíritu m alig­ nes, así como había venido para
no para tentarle. M as, he r.quí triunfar de nuestra muerte con
que cuando, se dice q^e Dios- su propia muerte. -
. Parte con el hambriento N o se dice el Him no T e Deum en el
Oficio de Tiem po hasta el Sábado S an ­
tu pan, y a los pobres y peregri­ to inclusive.
nos acógelos en tu casa. * Si és­
to haces, amanecerá tu luz como LAUDES
la aurora, y delante de ti irá tu
Ant. 1. Oh Dios, cread en mí
justicia, y . Cuando vieres al
desnudo, cúbrelo, y no desprecies un corazón limpio, * y renovad
en mis entrañas un espíritu recto.
tu carne. Si ésto.
S e dicen los Salm os de D om inica del
segundo lu ga r, pág. ¡>9.
L ección IX
2. Oh Señor, * salvadme; ha­
JVAas conviene advertir que la cedme prosperar, Señor.
tentación obra de tres m o­ 3. Y o os bendeciré * toda mi
dos: por la sugestión, la delec­ vida; invocando vuestro nombre
tación y el consentimiento. N os­
levantaré mis manos.
otros, cuando somos tentados, 4. Recibidnos, Señor, * ya
generalmente nos dejam os arras­
que nos presentamos a Vos con
trar hasta la delectación, o lo espíritu humillado, y corazón
que es más hasta el consenti­ contrito; y el sacrificio que hoy
miento. Y eso tiene lugar, por­ nosotros os ofrecemos, oh Señor
que, form ados de carne pecado­ Dios, llegue a vuestra presencia
ra, llevam os en nosotros m is­ de manera que os sea agradable.
mos el enemigo contra el cual 5. Alabad a Dios * los cielos
hemos de luchar. M as D ios, ha­ y todas las aguas.
biéndose encarnado en el seno de S e dice la C apitu la de V ísp era s.
la Virgen, vino al mundo sin pe­ H im no como en el O rd in ario, pág. 13.
cado, y por lo mismo no tenía y . D ios ordenó a sus Ange­
en, ^í m ism o principio alguno les. I^. Que te guardasen en to­
que le obligase a la lucha. Por dos tus caminos,
lo mismo pudo ser tentado por Ant. del Bered. — Jesús fué
sugestión, pero su alma no pu ­ conducido * por el Espíritu al de­
do ser m anchada por la delec­ sierto para ser tentado por el
tación. De consiguiente toda diablo; y habiendo ayunado cua­
aquella tentación diabólica fué renta días y cuarenta noches,
exterior, no interior. después tuvo hambre.
. E l mandó a sus Angeles
que cuidasen de ti, los cuales te PRIMA
guardarán en cuantos pasos die­
res. * T e llevarán en las palmas Ant. — M as Jesús * habiendo
de sus manos, no sea que tropie­ ayunado cuarenta días y cuarenta
ce tu pie en alguna piedra, y . noches, después tuvo hambre.
Andarás sobre áspides y basilis­ S e rezan los Salm os 92 y 99 (de L a u ­
des en el p rim er lu g a r), pág. .5 5 ; des­
cos, y hollarás los leones *y dra­ pués el Salm o 118 , Bienaventurados los
gones. T e llevarán. Gloria ál P a ­ que .proceden,' y Conceded vuestro
siervo, págs. 63 y 64; los cuales también
dre. T e llevarán. , r¿i. ¡ >e r e z a n . en la s D om inicas siguientes,
hasta el Dom ingo de Ram os in clu sive. Te hará sombra. Gloria al P a­
L a C apitu la que se d ice en el O ficio de
Tiem po, desde esta D om in ica hasta el dre. Con sus alas.
Sábado a nterior a la D om inica de P a ­ y . Su verdad te cercará co­
sión in clu sive, es B uscad al S eñ o r, p á ­
gin a 25 .
mo escudo. I£. N o te arredra­
rán los temores nocturnos.
TERCIA
NONA
Ant. — Entonces le transpor­
tó * el diablo a la santa ciudad, y
Ant. — Adorarás al Señor tu
le puso sobre lo alto del tem ­
Dios, * y a él solo servirás.
plo, y le d ijo : Si erer. el H ijo de
Dios, échate de aquí abajo.
Capitula I I Cor., 6, 9-10
Capitula I I Cor., 6, 1-2 P omo castigados, mas no muer­
Os
J - | erm an o s: exhortamos a to s ;’ como tristes, estando
no recibir en vano la gracia siempre alegres; como meneste­
de D ios. Rúes él misino dice: Al rosos, siendo así que enriquece­
tiempo oportuno te oí, y en el mos a m uchos; como que nada
día de la salvación te auxilié. tenemos y todo lo poseemos.
I£. br. El me ha librado * D el 1^. br. Com o un escudo te
lazo de los cazadores, y . Y de cercará. * Su verdad. Como, y ,
las palabras malignas. D el. G lo ­ N o te arredrarán los temores
ria al Padre. E l me. nocturnos. Su verdad. Gloria al
y . Con sus alas te hará som ­ Padre. Como,
bra. I£. Y debajo ce sus plu­ y . D ios ordenó a sus án­
mas esperarás confiado. geles. Iy. Que te guardasen en
todos tus caminos.

SEXTA
VISPERAS
Ant. — N o de sólo pan * vive
L a s A n tífo n a s y los Salm os son de
el hombre, sino de teda palabra la D om in ica, pág. 73 ; la C apitu la,
que procede de la boca de Dios. H im no y V e r s o como en las V ísp e ra s
del Sábado a n terio r.

Capitula I I Cor., 6, 2-3 V . D ios ordenó a sus án-


les. . Que te guardasen en
J-J e a q u í el tiem p o a ce p ta b le , todos tus caminos.
he aq u í los d ías de s a lv a ­ A nt. del M agnif. — .He aquí
c ió n ; no d em os a ninguno m o ti­ el tier»po aceptable, * he aqu>
vo alguno de escán d alo, para que los días de la salvación; por lo
no sea v itu p era d o n uestro m in is­ mismo en estos días m ostrémo­
terio. nos como m inistros de Dios, con
IJ . br. Con sus alas * T e hará mucha paciencia, con ayunos,
som bra. , Con. y . - Y debajo de vigilias, y con caridad no fin­
sus plum as esperarás confiado.. gida. -•
_E l Invitatorio, H im nos, V erso s, L e c­
ción breve para P rim a y los Respon­ y sus ángeles” , reprendiéndoles
sorios breves para las demás H oras, en no ya de su falta de fe, sino por
el O ficio tanto dominical como ferial,
hasta la N ona del Sábado antes de la no haber practicado buenas
D om inica de Pasión in clusive, se dicen obras? Y en efecto, a fin de que
cada dia como queda ya indicado en
el O rd in ario de Tiem po de Cuaresm a.
nadie crea poder conseguir la vi­
De este O rd in ario se toman también da eterna con la sola fe, la cual
en el O ficio feria l las C apitu las para es muerta si no va acompañada
todas las H oras, y la A n tífon a para
cada una de las H oras menores. de buenas obras1, dice que hará la
selección de todos los pueblos
que se hallan mezclados en unos
Feria Segunda mismos pastos. Por lo cual es evi­
dente, que aquellos que le res­
MAITINES
ponderán: “ Señor, ¿cuándo te v i­
L a s A n tífo n a s y Salm os de F eria, mos sufrir tales y tales cosas, y
con el V erso de Tiem po de Cuaresm a,
son como en el S alterio. Lo propio
no vinimos en tu auxilio?” , serán
se observa en el Oficio feria l hasta el aquellos que habrán creído en él,
S ábado antes de la D om inica de P a ­ pero que no se habrán preocu­
sión in clusive.
pado de hacer obras buenas,
L e c c ió n del san to E v a n g e l io como si fuese posible llegar a la
según san M ateo vida eterna con el sólo merito de
una fe muerta.
Lección I Cap. 25, 31-46 Los R R . del I N octurno de la Do­
m inica precedente, pág. 489.
|h^n aquel tiempo: D ijo Jesús a
sus discípulos: Cuando venga Lección II
el H ijo del hombre con toda su
D o r ventura irán al fuego
m ajestad, y acompañado de to­
eternu los que no hicieron
dos sus Angeles, sentarse ha en­
obras de misericordia, y no irán
tonces en el trono de su gloria,
los que se apoderaron de lo aje­
y hará comparecer ante él todas
no, o, también, los que hayan
las naciones. Y lo que sigue.
corrompido en sí mismos el tem­
H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o plo de Dios, siendo de esta suerte
L ib ro de la fe y las obras, cap. 15. crueles contra sí propios; como
vol. 4, cerca de la m itad si las obras de misericordia fue­
i
se puede conseguir la sen de algún provecho sin la ca­
vida eterna sin la obser­ ridad? Dice el Apóstol: “ Aun­
vancia de los manda­ que distribuya todo lo mío a los
mientos, o sea con la sola fe, “ la pobres, si no tengo caridad, de
cual sin las obras es m uerta” , nada me aprovecha. ¿Por ven­
¿cómo podremos admitir lo que tura hay quien ame a su prójimo
Cristo dirá a los que estarán a su como a sí mismo, si no se ama a
izquierda: “ Id al fuego eterno sí mismo? Pues el que ama h
que está preparado para el diablo iniquidad, aborrece a s u . alma” .

1. “ La fe sin las o,tjras es m u e jta ” . (J a c 2, 26).


Y no se incurra en la equivo oh Dios Salva­
o n v e r tid n o s ,

cación de varios, según los dor nuestro; y para que el


cuales el Evangelista habla de ayuno cuadragesimal nos sea pro­
un fuego eterno, pero no de ar­ vechoso, ilustrad nuestras mentes
der en él eternamente. Creen con celestiales instrucciones. Por
que el fuego eterno sólo lo atra­ nuestro Señor
vesarán aquellos que tienen la fe
VISPERAS
muerta, pero a los cuales pro­
meten la salvación mediante el X . D ios ordenó a sus Ange­
fuego. D e suerte que el mismo les. 1^. Que te guardasen en t o ­
fuego sea eterno, mas la com­ dos tus caminos.
bustión, esto es, la operación del Ant. del M agnif. — Lo que hi­
fuego, no sea en ellos eterna. cisteis * al más pequeño de los
Previendo el Señor este error, míos, a m í lo hicisteis, dice el
termina su sentencia con las pa­ Señor.
labras siguientes: “ Así irán ellos
Oración
? la combustión eterna, mas los
justos a la vida eterna” . D e con­ Q s suplicamos, Señor, nos li­
siguiente la combustión será eter­ bréis de los lazos de nues­
na como el fuego. Y la Verdad tros pecados, y apartéis propicio
nos asegura que a ella irán los todo lo que por ellos merecemos.
que carecieren, no de fe, sino de Por nuestro Señor.
buenas obras.
fl En esta y en las sigu ien tes F e ria s
hasta la F e ria I V de la Sem ana San ta Feria Tercera
inclusive, los Salm os de L a u d es, y en
la F eria I V , tam bién los tres últim os MAITINES
Salm os de M aitin es, se tom an del se­
gundo lu ga r, del cu al tam bién se tom an L e c c ió n del san to E v a n g e l io
las A n tífo n a s, excepto las de L au d es
de Sem ana S an ta , que son p ro p ia.. E n seg ú n san M ateo
P rim a se añade a los tres un ru a rto
Salm o, segú n se indica en el S a lte ­ L ección I Cap. 21, 10-17
rio. Y cada día en el O ficio f e ­
ria l en todas las H o ra s se dicen P r e ­ aquel tiem po: Habiendo en­
ces, hasta la F e ria I V de la Sem ana
S an ta in clu sive. trado Jesús en Jerusalén se
conmovió toda la ciudad, dicien­
LAUDES do: ¿Quién es éste? Y lo que
sigue.
V . D ios ordenó a sus Ange­
les. Que te guardasen en to ­ H o m il ía de san B eda, V enerable
dos tus caminos. P r e s b ít e r o
Ant. d e l B e n e d . — Venid, ben­ H om ilía 7 de la C u a resm a, tom. 7.

ditos * Ide' mi Padre, recibid el o que hizo el Señor simbó­


reino qué os está preparado desde TS licam ente, maldiciendo la
el principio del mundo. higuera infructuosa, lo
manifestó claramente m uy pron­ en que, al entrar en el mismo
to, arrojando a los profanadores templo, halló en él a los que ven­
del templo. Ningún pecado co­ dían y compraban ovejas, bue­
metió el árbol por haber carecido yes y palomas, todo lo cual, es
de frutos cuando el Señor expe­ de creer que lo compraban los
rimentó hambre, ya que aun no forasteros para ofrecerlo en la
había llegado el tiempo; pero casa del Señor.
ciertam ente que pecaron los
sacerdotes dedicándose a nego­ L e c c ió n III
cios profanos en el templo, des­
cuidando los frutos de piedad a consiguiente, si el Señor no
que. estaban obligados y que el quería que en el templo se
- Señor ansiaba hallar en ellos. vendiera, ni aun aquello que él
Secó el Señor al árbol con su mismo ordenaba le fuese ofreci­
maldición, a fin de que los hom­ do en el templo, a fin de no dar
bres, viendo u oyendo este pro­ ocasión a la avaricia o a los frau­
digio, entendieran que mucho des que suelen acompañar a
más serían condenados por el transacciones semejantes, ¿cuál
juicio divino, si siendo estériles no habría sido el castigo dado
en obras, se contentaran con ser a quienes hallara en aquel lu­
loados por sus dircursos piado­ gar, riendo, hablando, o entre­
sos, semejantes al susurro y a gados a otras inconveniencias?
la sombra del verde follaje. Pues si el Señor no permite que
' L o s • R . R . del I I N octurn o de la se hagan en su casa cosas que
D om in ica precedente, pág. 491.
son lícitas en otros lugares,
¿cuánto m ayor castigo merecerá
L e c c ió n II
el practicar en los templos con­
M porque no entendieron es­
as sagrados a Dios aquello que no
es lícito hacer en ningún lugar?
tas verdades, ejerció con­
tra ellos la rigurosa venganza que Com o el Espíritu Santo se mos­
merecieron. D e aquella casa en la tró en forma de paloma sobre
cual estaba mandado que sola­ el Señor, rectamente por las pa­
mente se practicasen las cosas lomas se señalan los carismas cjel
referentes al culto divino, es a Espíritu Santo. ¿Quiénes serían,
saber: el ofrecimiento a Dios de pues, en nuestros días los ven­
los sacrificios y oraciones, y la dedores de palomas en el tem­
lectura, audición y cantó de la plo de Dios, sino los que reci­
palabra de Dios, ^ rrojó el comer­ bieran dinero por la imposición
cio de las cosas humanas. Y de las manos, por la que se co­
ciertam ente hemos de creer que munica el Espíritu Santo?
tan sólo halló aquellas cosas cjue ]$. El tiempo del ayuno nos
-era. necesario com prar y Vender ha abierto las puertas del Paraí­
para el >ministerio del templo, so; recibámosla orando y su­
Como se lee ál hablar jjpiótra vez plicando: Para que en el día de

f. B rev. 41
la resurrección nos gloriemos en Feria Cuarta
el Señor y . En todo mostrémo.
nos como ministros de Dios con de las Cuatro Tém poras
mucha paciencia. Para que. G lo­ MAITINES
ria al Padre. Para que.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io

LAUDES seg ú n san M ateo

y . D ios ordenó ?. sus A n ­ L ección I Cap. 12, 38-50


geles. 1$. Que te guardasen en
JhTn aquel tiem po: Algunos de
todos tus caminos. los escribas y fariseos ha­
Ant. del B ened. — Entró Je­
blaron a Jesús, diciendo: M aes­
sús en el tem plo, * y arrojaba a
tro, quisiéramos verte hacer al­
todos los que vendían y com pra­
gún milagro. Y lo que sigue.
ban; y derribó las mesas de los
banqueros, y las sillas de los que H o m il ía d e s a n A m b r o s io ,
vendían las palomas. O b is p o

O ración L ib ro 7 sobre san L u ca s, cap. 11

^ / Í irad , Señor, a vuestra fam i­ la condenación del pue­


n

lia, y concedednos que blo judío vemos clara­


nuestra alm a resplandezca con mente figurado, lo que
el deseo de Vos en el divino aca­ sucede m isteriosam ente en la
tam iento, y a que se mortifica Iglesia. L os hijos de la Iglesia
con la m aceración del cuerpo. vienen de todo el universo a re­
P or nuestro Señor. unirse para escuchar las pala­
bras del pacífico Salom ón; sea
VISPERAS como los N inivitas, por la pe­
nitencia, sea como la reina de
y . D ios ordenó a sus A n ­
Sabá, m ovidos por el deseo de
geles. I£. Que te guardasen en aprender la sabiduría. Reina es,
todos tus caminos. " en verdad, esta Iglesia cuyo rei­
Ant. del M agnif. 1 — Escrito
no es indiviso, constituido por
está: * M i casa será llam ada ca­
diversos pueblos que vienen de
sa de oración para todos los pue­
regiones m uy distantes para re­
blos ; mas vosotros la : tenéis he­
unirse en un solo cuerpo.
cha una cueva de ladrones. Y
Los B B . del I I I N octurn o de la
cada día enseñaba en el templo. D om inica precedente, pág. 492.

O ración L ección II

C u b a n /hacia V os, Señor nues- I-T e aqu í, pues, un gran símbolo


-^kv.tras'¡súplicas, y apartad <de de Cristo y de la Iglesia, pe­
vuestra I g le s ia toda maldad. Por ro con una gran 'diferencia. A n ­
nuestro: Señor;;p ¡ : «. ■
; :j tes «existía sólo la figura; a ctu al­
-^ . * ■
mente el misterio se cumple en Ant. del Bened. — Esta raza
plena realidad. Allí vemos a Sa­ * mala y perversa pide un pro­
lomón, figura de Jesucristo; digio; pero no se le dará sino el
aquí, a Jesucristo en su mismo prodigio de Jonás Profeta.
cuerpo. H ay, por consiguiente,
dos elementos en la Iglesia: los Oración
que no cometen pecados y los
Q s suplicamos, Señor, oigáis
que dejan de pecar. Corresponde,
clemente nuestras súplicas,
en efecto, a la penitencia, des­ y extendáis la diestra de vues­
truir el pecado, y a la sabiduría, tra majestad, contra todo lo que
no cometerlo. nos es adverso. Por nuestTo Se­
ñor.
L e c c ió n III
V IS P E R A S
P> or lo demás, el milagro de
Jonás no sólo es figura de la y . Dios ordenó a sus Ange­
pasión del Señor, sino también les. I£. Que te guardasen en to­
testimonio de la gravedad de los dos tus caminos.
pecados cometidos por los Ju­ Ant. del Magnif. — Así como
díos. Y conviene al propio tiem­ Jonás * estuvo en el vientre de
po que consideremos en las pa­ la ballena tres días y tres no­
labras que Jesús les dirige, ^a ches, así el H ijo del hombre es­
m ajestad del oráculo y la prueba tará tres días en el seno de la
de su piedad. Pues al citar el tierra.
ejem plo de los N inivitas, les
anuncia el castigo y les propone Oración
el remedio. Por lo cual los Ju­
Q s rogamos, Señor, que ilus­
díos no deben desesperar del per­
tréis nuestras mentes con la
dón, con tal que quieran hacer
luz de vuestra claridad, para que
penitencia.
veamos lo que se ha de hacer, y
I£. Esconded vuestra limosna
podamos practicar lo que es jus­
en el seno de los pobres, y
to. Por nuestro Señor.
ella pedirá por vosotros al Se­
ñor. * Porque así como el agua
apaga el fuego, así la limosna Feria Quinta
extingue el pecado, y . D ad li­
“ M AITINES r
mosna, y todo será puro para
vosotros. Porque. Gloria al P a­ L e c c i ó i * -*> e l s a n t o E v a n g e l i o
dre. Porque. cegún san M ateo

LAUDES L e c c ió n I Cap. .15, 21-28

y . Dios ordenó a sus An­ p N aquel tiempo: Salió Jesús, y


geles, I y . Que te guardasen , en se retiró hacia,el país de Tiro
todos tus c a m i n o s . . y Sidón.‘,-Y lqjgué'^ sigue. ,
H o m il ía de san J e r ó n im o palabra alguna, no ciertamente
P r e s b ít e r o para imitar la soberbia de los fa ­
L ibro 2 de los Com entarios sob.e el riseos, ni la vanidad de los es­
cap. 15 de san M ateo cribas, sino a fin de no contra­
a los calumniadores
ejan d o
decir la norma de conducta que
escribas y fariseos, Jesús él mismo se había impuesto al
pasa al país de T iro y de decir: “ N o iréis al país de los
Sidón, a fin de curar ,a los Tirios Gentiles y no entraréis en las
y Sidonianos. Y he ahí que unn ciudades de los Sam aritanos” .
m ujer Cananea sale de este país, No quería dar ocasión alguna a
donde antes résidía, a fin de que los calumniadores, reservando
con su plegaria consiga la cura­ para el tiempo de su pasión y
ción de su hija. Conviene obser­ resurrección el dar la salud p er­
var que la hija dé la Cananea es fecta a los Gentiles. T t
curada en el décimoquinto lugar. Ip. En todo portémonos co­
“ Señor, H ijo de D avid, compa­ mo ministros de D ios con mucha
décete de m í” . Si ha aprendido a paciencia. * A fin de que nuestro
llamarle H ijo de D avid , es por­ ministerio no sea vituperado, y .
que ha salido de su país, y, cam ­ Llegado es ahora el tiempo fa v o ­
biando de lugar y de fe, ha d e ­ rable, llegado es ahora el d ía de
jado el error d e jo s Tirios y Si- la salvación: portém onos con
.donianos. . . mucha paciencia. A fin.-
IJ. M e angustiaría si desco­
nociese vuestras misericordias, L e c c ió n III
Señor. Vos dijisteis: N o quiero la
muerte del pecador, sino más bien Y
acercándosele sus discípulos,
que se convierta y viva. * Vos le rogaban, diciendo: “ D é ja ­
que llamasteis a penitencia a la la, pues clama en pos de nos­
Cananea y al publicano, y . Se­ otros” . Los discípulos, ignorando
gún la muchedumbre de angus­ aún en aquel tiempo los m iste­
tias de mi corazón, vuestros con­ rios del Señor, pedían por la m u ­
suelos alegraron mi alma. Vos. jer Cananea, a la que otro E va n ­
gelista llama siro-fenicia, m ovi­
dos a compasión, o tal vez d e­
L e c c ió n II
seando verse libres de su im por­
j ^ i hija sé ve cruelmente ator- tunidad, ya que llamaba repetidas
, mentada por el demonio” . veces a Jesús como a un m édi­
Y o creo que la hija de la Cana­ co, no compasivo, sino in cle­
nea simboliza las almas de los mente. M as él respondiendo, di­
paganos, las cuales eran m oles­ jo : “ N o h e 'sid o enviado sino a
tadas atrozmente por el demonio, las ovejas que perecieron de h
por lo tnismo que. ignoraban ¿a l casa de Israel” . N o que no hu­
Creador :y '.adoraban ^ la s piedras. biera sido enviado' los G en ti­
Jesús no'Respondió1 a 'l a Cananea' les, sino pq^qúe en *p rim er'lu gar
fué enviado a Israel. Y no ha­ Feria Sexta
biendo los Israelitas querido re­
cibir su Evangelio, era justo que de las Cuatro Témporas
Jesús les dejase para anunciarlo M AITINES
a los Gentiles.
E l terce r R . del I N octurn o de la L e c c ió n del¡ san to E v a n g e l io
Dom inica precedente, pág. 490. según . sa n J uan

LAU DES L e c c ió n I C a p . 5, 1-15

y. D io s o rd e n ó a sus A n g e ­ p n a q u el t ie m p o : S ien d o la fies­

les. Q u e te g u a rd a s e n en t o ­ ta d e lo s J u d ío s, p a rtió J e ­
d o s tu s ca m in o s. sú s a J eru sa lé n . Y lo qu e sigue.
Ant. del Bened.— S a lie n d o J e ­ H o m il ía d e san A g u s t ín , O b is p o
sú s * se f u é a l p a ís d e T ir o y S i-
T ra ta d o 17 sobre san Juan, después del
d ó n ; y h e a q u í q u e u n a m u je r principio
C a n a n e a s a lie n d o d e sus co n ñ n es,
EAMOSÍ qué q u e ría s ig ­
c la m a b a , d ic ie n d o : C om padeceos
de m í, H ij o de D a v id . n ific a r el S e ñ o r en aquel
p a r a lític o , el ú n ico e n fe r­

Oración mo a q u ie n e n tre ta n to s quiso


c u ra r, g u a rd a n d o de e sta su e rte el
A c o g e d , S e ñ o r , co n b e n ig n id a d m is te rio d e la u n id a d . E n ,e l m is ­
la d e v o c ió n d e v u e s tr o p u e ­ m o n ú m e ro ái a ñ o s desd e que
b lo , p a r a q u e c u a n to s p o r la a b s ­ aquel h o m b re e n fe rm ó , ha en ­
tin e n c ia m a c e r a n su s c u e rp o s , pior c o n tr a d o una c if r a que d en o ta
el fru to d e la s b u e n a s o b ra s se e n fe r m e d a d : “ h a c ía tre in ta y
fo r tifiq u e n e n el e s p íritu . Por o c h o a ñ o s q u e e sta b a e n fe r m o ” .
n u e s tro S e ñ o r. P o r q u é ra zó n e ste n ú m e ro p e r te ­
n ece m á s b ie n a la e n ferm e d a d
VISPERAS q u e a la sa lu d , v a m o s a ex p o n e r­
lo d e te n id a m e n te . P re sta d m e
y. D io s o rd e ñ ó a su s A n g e ­
a te n ció n . El Señor me a y u d a rá
les. Q u é te g u a rd a s e n en t o ­
p ara, q u e p u ed a h a b la r j d e b id a ­
d o s tu s c a m in o s .
m e n te , y v o s o tr o s p o d á is , co m ­
Ant. del Magnif. — ¡O h m u ­
p re n d e rlo s u f ic ie n t e m e n te .,E l s a ­
je r, * gran d e es tu fe ; hágase
c o m o h a s p e d id o ! . grad o n ú m e ro d e t c u a r e n ta , se
n os in d ic a co m o sig n ific a n d o a l­
•> ' O r a c ió n gu n a p e r fe c c ió n . E s t o lo su p o n go
y a co n o c id o p o r v u e s tr a ca rid a d .
Q s rogam os, Señ or, que co n ce­ L o a te s tig u a n c o n m u c h a f r e ­
, d á is f a lo s p u e b lo s c r istia n o s c u e n c ia la s d iv in a s .-E scritu ra s,
que co n o zca n , rio , q u e p r o fe s a n , B ie n s a b é is q u e é s te número^ f u é
y Jia m e n l e l d o n c e le s t ia l(1f lú e ,,fr e : co n sa g ra d o pory e l a yu n o ,1, y a xjue
c u e n ta n , ^ o r h u é s tro §eñoir. , M o is é s a y u n ó ¡ c u a re n ta ¿ d í a s t.y
Elias otros tantos. Y nuestro ta esperanza se cambiará en rea­
mismo Señor y Salvador Jesu­ lidad, recibiremos como en re­
cristo, ayunó durante este espa­ compensa un denario. A la ve r­
cio de tiempo. Por M oisés se dad, la misma recompensa se da
significa la L ey; por Elias son a los que trabajan en la viña,
designados los Profeta®, y por el según nos enseña el Evangelio,
Señor se indica el Evangelio. Por como creo lo recordáis, pues no
esto en aquel monte en que se es necesario proponerlo todo co ­
mostró a sus discípulos resplan mo si fuerais rudos e ignorantes.
deciendo en su rostro y en sus Se da, pues, como recompensa
vestidos, aparecieron los tres. un denario, y éste recibe su nom­
Jesucristo se mostró en medio de bre del número diez, el cual, su­
M oisés y de Elias, para significar mado al número cuarenta, forma
que el Evangelio estaba confir­ el número cincuenta. Por lo cual,
mado por la L e y y los Profetas. celebremos laboriosamente, antes
L o s B B . del I I N o cturn o de la D o ­
de la Pascua, el período cuadra­
m inica precedente, pág. 491.
gesimal, pero después, festejam os
L ección II con alegría la santa cincuentena,
como si ya hubiésemos recibido
| ~ \ e consiguiente, así en la L ey la recompensa.
como en los Profetas, lo pro­
pio que en el Evangelio, el nú­ L ecció n III “
mero cuarenta se indica como
consagrado por el ayuno. E l gran A cord aos que os he hablado
ayuno, el que obliga a todos, del número treinta y - ocho
consiste en abstenerse de toda al tratar de aquel enfermo. A ho­
iniquidad y de los placeres ilí­ ra quiero dem ostraros que el nú
citos del siglo, en lo cual consiste mero treinta y ocho es más
el perfecto ayuno, según leemos propio de la enferm edad que de
en el Apóstol: “ D e suerte que re­ la salud. Y para esto recordad
nunciando a la impiedad y a los lo que os decía, a saber: que la
pasiones mundanas, vivam os so­ caridad es el cum plim iento de la
bria, justa y religiosamente en Ley, y que para la plenitud de
este siglo” . D e consiguiente, en la L e y en todas las obras, está
el presente, siglo celebramos como indicado el número cuarenta. La
una cuaresm a de abstinencia, caridad se contiene en dos pre­
cuando vivim os bien, cuando nos ceptos : “ Am arás al Señor tu D ios
privamos de los placeres ilícitos; con todo tu corazón, con toda
mas porque esta abstinencia no tu alma y con todas tus fuerzas;
carecerá de recompensa, “ aguar­ y amarás a tu prójim o como a
dam os'aquella bienaventurada es* tí m ism o” . En estos dos precep ­
peraczá, y la ' revelación de la tos está contenido todo lo que
gloria del gran 5D io ^ ‘ y nuestro enseñaron la L e y y io s 1Profetas.
Salvador' Jesucristo” . Cuando es­ Con rázón, por lo ■ ta n to ,; la *viu ­
da del Evangelio dió dos mone­ ha curaHo, * ese mismo me ha
das como limosna; con razón el dicho: Toma tu camilla y anda.
posadero recibió dos monedas
para que curara al que hirieror O ración
unos ladrones; con razón Jesús Dios miseri­
E scu ch a d n o s , oh
permaneció dos días con los Sa­ cordioso, y mostrad a nues­
maritanos para confirmarlos en la tras mentes la luz de vuestra gra­
caridad. Así pues, siempre que cia. Por nuestro Señor.
alguna buena obra se presenta
bajo este número dos, se nos re­
comienda el precepto de la ca­ Sábado
ridad. D e consiguiente, si el nú­ de las Cuatro Témporas
mero cuarenta tiene la perfec­
ción de la ley, y si ésta no se MAITINES
cumple sino con la observancia
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
del doble precepto de la caridad,
seg ún sa n M ateo
¿debe sorprendernos que estuvie­
se enfermo quien carecía de dos Lección I Cap. 17, 1-9
para llegar a cuarenta?
pN aquel tiempo: Jesús tomó
consigo a Pedro, y a San­
LAUDES
tiago, y a Juan su hermano, y
y. D ios ordenó a sus An­ subiendo con ellos solos a lo al­
geles. 1^. Que te guardasen en to de un monte, se transfiguró en
todos tus caminos. su presencia. Y lo que sigue.
Ant. del Bened. — El Angel
H o m il ía de san L eón, P apa
del Señor * descendía del cie­
Homilía de la Tran sfiguración del Señor
lo, y se m ovía el agua y uno
quedaba curado. Alección evangélica que
mediante nuestros oídos
i P
corporales ha penetrado
Oración
en lo interior de nuestra alma,
C ed , ¡oh Señor! propicio a nos invita a la inteligencia de un
vuestro pueblo, y favoreced­ gran misterio, a lo cual, auxilia­
le con el auxilio de vuestra gra­ dos por la gracia de Dios, llega­
cia, ya que hacéis os sea devoto. remos con más facilidad, si
Por nuestro Señor..' fijamos nuestra consideración a
lo que poco ha hemos referido.
VISPERAS Jesucristo, estableciendo aquella
fe que llama los impíos, a la jus­
y . Dios ordenó a sus A n ­ ticia y resucita los muertos a ía
geles. I£. Que te guardasen en vida, por medio de obras porten­
todos tus caminos 1 tosa? . confirmaba las enseñanzas
Ant. del Magnif. — rjE l q u e m e dadas con su ^oct^ná ¿a^-sus -dis-
cípulos, a fin de que le recono­ ve en la tierra es ratificado en
cieran por Unigénito de D ies e los cielos.
H ijo del hombre. Y a que creer
lo uno sin lo otro, no hubiera Lección III
aprovechado para la salud, y
era igualmente peligroso creer AA a s era necesario, amados her-
que nuestro Señor Jesucristo era nos, que Pedro, cuyo alto
Dios y no hombre, como pen­ conocimiento acababa de alabar
sar que no era D ios sino sólo el H ijo de Dios, fuera instruido
hombre, ya que ambas verdades en el misterio de la sustancia
debían ser confesadas, a saber: inferior unida al Verbo, no fuera
que. en él la verdadera divinidad que la fe de los Apóstoles, eleva­
estaba unida a la humanidad y da a la gloria de la confesión de
la verdadera humanidad a la di­ su Divinidad, juzgara que las ig­
vinidad. nominias de la naturaleza hur
Los R R . de la F e ria I V ’ precedente, mana eran indignas de un D ios
pág. 492. impasible, y creyeran que de tal
Lección II manera la naturaleza humana es­
taba glorificada en Cristo, que
consiguiente, para confirmar ni podía sufrir ni morir. Por
el m uy saludable conoci­ esto, al decir el Señor que te ­
miento de esta fe, había pregun­ nía que ir a Jerusaíén, y allí pa­
tado el Señor a sus discípulos, decer muchas cosas por par­
qué creían o qué sentían de él te de los ancianos y de los
entre las muchas opiniones exis­ escribas y príncipes de los sa­
tentes. A esto, Pedro Apóstol, ele­ cerdotes; que debía morir y re ­
vándose por revelación del P a­ sucitar el tercer día; habiendo
dre celestial sobre lo corpóreo y el bienaventurado Pedro — en
humano, vió con los ojos del al­ quien ardía el fervor de la con­
ma al H ijo de D ios vivo y con­ fesión que la luz de lo alto le
fesó la gloria de la Divinidad, ya había hecho tributar a la divini­
que no atendió solamente a lá
dad del H ijo de D ios — recha­
sustancia de la carne y de lá
zado, con una libertad y repug­
sangre. Y agradó tanto al Salvá-
nancia que creía religiosa, la idea
dor esta* sublime confesión de
de que su M aestro pudiera rsufrir
fe, que por divina 1benignidad
todos esos Ultrajes y el oprobio
Pedro recibió lá sagrada fir­
de una m uerte cruel, Jesús le
meza de la piedra inviolable sobre
corrigió benignamente, animán­
la cual está edificada la Iglesia.
dole a participar con él de su
Las puertás del infierno y las
pasión. ,
leyes de ’ la muerte no pueden
prevalecer "contra- ella; 'y en la
LAUDES
resoluciótt y ;re tén ció n "de todas * r.'. * . • *! ’

las causás, C u á n to Pedro resuel­ D ios ord en ór a j'sus A n ­


geles. Que te guardasen en Dominica II de Cuaresma
todos tus caminos. I clase. Semidoble
Ant. del Bened. — Tom ó Je­
sús * a sus discípulos, y subió MAITINES
al monte y se transfiguró ante
D el l ib r o del G é n e s is
ellos.
Lección I Cap. 27, 1-10
Oración
ie n d o ya viejo Isaac, de­
AA irad ,
Señor, propicio a vues­ bili tósele la vista, de mo­
tro pueblo, y apartad benig­ do que llegó a faltarle.
namente de él los castigos de Llamó a su hijo mayor Esaú, y le
vuestra ira. Por nuestro Señor. dijo: ¡H ijo m ío! E l cual respon­
dió : Aquí estoy. A quien él pa­
, VISPERAS dre: Y a ves, dijo, cómo yo es­
L a s A n tífo n a s y los Salm os son del toy, y no sé el día de mi muerte.
S áb ado, pág. 237.
Tom a tus armas, la aljaba y el
Capitula I Thess., 4, 1 arco, y sal al campo, y en cazan­
do algo, guísame de ello un pla­
I- J erm a n o s : Os rogamos y con­ to según sabes que gusto y tráe-,
juramos por el Señor Jesús, meló para que coma, y te ben­
que según aprendisteis de nos­ diga mi alma antes que yo muera.
otros el modo cómo debéis por­ Lo que oído por Rebeca, luego
taros y agradar a D ios, así pro­ que partió aquél al campo para
cedáis para adelantar más y más. cumplir el mandato de su padre,
H im n o como en el O rd in ario , pág. 35.
dijo a su hijo Jacob: A cabo de
y . D ios ordenó a sus A n­
oír a tu padre, que hablando ecta
geles. Que te guardasen en
tu hermano Esaú, le decía: Tráe-
todos tus caminos.
me de tu caza, y guísame un
A nt. del M agnif. — No digáis
plato que lo comeré y té echaré
a nadie lo que habéis visto, .*
mi bendición en presencia del
hasta tanto que el H ijo del hom­
Señor antes que me muera. Aho­
bre haya resucitado de entre los
ra bien, hijo mío,, tom a mi Con­
muertos.-?!: •••',;• • • , , ;. ..
t; . ... , . sejo: Y yendo al ganado,1 1ráeme
dos de los mejores cabritos pa­
-• i Oración
ra que yo guise d e'ello ’á a ’tu pa­
/S D ios que nos veis desti­
h dre aquellos platos1 de q u e ' come
tuidos de toda virtud; guar­ con gusto, y sirviéndoselos' tú,
dadnos interior y exteriormente, después que hubiere comido, te
para que -seamos preservados de dé la bendición antes de morir.
toda adversidad en el cuerpo, T om a tus armas, la al­
y purificado^ de^ todo mal pen­ jaba y el arco, y tráem e: de tu
samiento ¿h eí aÍma’üP or nuestro caza para que coma. Y te 'ben­
diga mi alma. V . Y Mcuáiido me
trajeres algo de tu caza, guísame olor de un campo florido, al que
un plato, que lo comeré. Y te. bendijo el Señor. Que mi Dios
te haga crecer como la arena del
Lección II Caf>. 27, 11-20 mar. * Y te conceda como ben­
dición el rocío del cielo, y . Que
^ lo cual respondió Jacob: T ú Dios omnipotente te bendiga y
sabes que mi hermano Esaú te engrandezca. Y te.
es hombre velloso, y yo lampiño.
Si mi padre me palpa y llega a Lección III Cap. 27, 21-29
conocerme, temo no piense que
yo he querido burlarle, y acarrea­ J^ ijo todavía Isaac: Acércate,
ré sobre mí una m aldición en lu ­ hijo m ío; para que yo toque
gar de la bendición. A l cual la y reconozca si tú eres o no el
madre: Sobre m í, dijo, caiga esa hijo mío Esaú. Acercóse al pa­
maldición, h ijo m ío; tú haz sola­ dre, y habiéndole palpado, dijo
mente lo que te aconsejo, y da­ Isaac: Cierto que la voz es de
te prisa en traer lo que tengo di­ Jacob; pero las manos son m a­
cho. Fué Jacob y lo trajo, y dió- nos de Esaú. Y no le conoció,
lo a la madre, la cual le guisó porque las manos vellosas repre­
los m anjares, según que sabía ser sentaban al vivo la semejanza
'del gusto del padre. Y vistió des­ del mayor. Queriendo, pues, ben­
pués a Jacob con los más ricos decirle, d ijo: ¿Eres tú el hijo
vestidos de Esaú, que tenía guar­ m ío Esaú? Respondió: Y o soy.
dados en casa. Y envolvióle las Pues tráeme acá, dijo, hijo m ío,
manos con las pieles ce los cabri­ el plato de tu caza, para que te
tos, cubriendo tam bién con ellas bendiga mi alma. Y habiéndoselo
la parte desnuda del cuello. D ióle presentado, después que comió
después el guisado y los panes de él sirvióle también vin o; be­
que había cocido. Todo lo cual bido el cual, d ijo : Llégate a mí,
llevándolo él adentro, d ijo: P a ­ y dame un beso, hijo mío. L le ­
dre mío. A lo que respondió él: góse y besóle. Y al instante sin­
O ig o .'¿Q u ié n -e re s tú, hijo m ío? tió la fragancia de sus vestidos,
D ijo Jacob: Y o so y tu primo­ y bendiciéndole, le d ijo : Bien se
génito Esaú. .He hecho lo que me ve que el olor que sale de mi hijo
m an daste; levántate, incorpórate es como el olor de un cam po flo­
y come de mi caza, para que me rido, al cual bendijo el Señor. D é ­
des la bendición. R eplicóle Isaac te D ios, por medio del rocío del
a su h ijo : ¿C óm o, dijo, has po­ cielo y de la fertilidad de la
dido encontrarla tan presto, hijo tierra, abundancia de trigo y v i­
m ío? E l cual respondió: D ios dis­ no. Sírvante los pueblos, y adó­
puso que luego se me pusiese de­ rente las tribus; sé señor de tus
lante lo que deseaba. hermanos, e inclínense delante de
B ien (se ve que el olor ti los hijos de tu madre. Quien te
que sale^de^mi hijo' ^s como el m aldijere, sea él m aldito, y el que
. i) -■
<
*
te bendijere, de bendiciones sea gar! * Verdaderamente esta es
colmado. la casa de Dios y la puerta del
]$. D éte Dios, por medio del cielo, y . Verdaderamente Dios
rocío del cielo y de la fertilidad está en este lugar, y yo lo igno­
de la tierra, abundancia; sírvante raba. Verdaderamente.
las tribus y los pueblos. * Sé se­
ñor de tus hermanos, y . E inclí­ Lección V
nense delante de ti los hijos de
tu madre. Sé. Gloria al Padre. I as palabras expresan lo que
Sé. dan a entender; pueden a
veces tomarse por mentiras por­
II NO CTU RN O
que no entendiéndolas en su ver­
D el l ib r o de san A g u s t ín , dadero significado se cree que
O b is p o , contra la m e n t ir a anuncian cosas falsas. Para que
Cap. 10, tom. 4, después del principio esto se entienda mejor por me­
Lección IV dio de ejemplos, examinemos la
acción misma de Jacob. No hay
qu ello que h i z o Jacob duda de que cubrió sus miembros
movido por su madre, pa­ con pieles de cabrito. Si inqui­
ra engañar, al parecer, a rimos la causa próxima, ten­
su padre, si se considera debida y dremos esto por mentira, pues
diligentemente, no fué una men­ hizo esto para aparecer lo que no
tira sino un misterio. Y a la ver­ era. M as si lo referimos a
dad, si a aquello llamamos men­ aquello para cuya significación
tira, por el mismo motivo tam­ fué verdaderamente hecho, halla­
bién todas las parábolas y figuras remos que por las pieles de cabri­
de que nos servímos para signifi­ to son significados los pecados,
car alguna cosa, las cuales no se y por aquel que se cubrió con
han de tomar en sentido propio ellas, se designa no el que llevó
sino en sentido figurado, se debe­ los propios pecados, sino los aje­
rían tener por mentiras, lo que nos.
ciertamente es muy falso. Y a que I£. Si el Señor Dios estuvie­
el que esto piense, podría dar e re conmigo y me amparare en el
mismo nombre a los tropos y a viaje que llevo y me diere pan
muchas maneras de hablar, de tal que comer y vestido con que cu­
suerte que la misma m etáfora, brirme, y volviese yo con salud.
esto es, la aplicación de una ex­ * El Señor será mi refugio y
presión propi* a una significación esta piedra quedará como mo­
no propia, podría por el mismo numento. y . Levantándose, pues,
m otivo llamarse también men­ Jacob al amanecer, cogió la pie­
tira. - dra que se había puesto por ca­
IJ. A l salir Jacob de su tie­ becera, y erigióla como un monu­
rra, vió- la gloria de Dios, y ex­ mento, derramándo óleo encima.
clam ó: ¡ C u á n . tenpble es este lu­ El Señor. \ >.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
" T omada , pues, esta acción en su
seg ú n san M ateo
verdadero significado, de nin­
gún modo se puede llam ar men­ Lección VII Cap. 17, 1-9
tira. Y lo que decimos de la ac­
ción podemos decirlo de las pa­ pN aquel tiempo: Jesús tomó
labras. En efecto, cuando Isaac consigo a Pedro, y a Santia­
pregunta a Jacob: ¿Quién eres go, y a Juan su hermano, y su­
tú, hijo?, E l respondió: Y o soy biendo con ellos solos a un alto
Esaú tu primogénito. Si esto monte, se transfiguró en su pre­
se aplica a aquellos dos herm a­ sencia. Y lo que sigue.
nos gemelos, parecerá menti­
Dje la H o m il ía de san L eón ,
ra; mas si se aplica a aquello
P apa
para cuya significación estas co­
H om ilía de la T ra n sfig u ra ció n del S e ñ o r
sas fueron dichas y realizrdas,
debemos reconocer aquí, presente om ó Jesús a Pedro, a San­
en su cuerpo, que es la Iglesia, a tiago y a su hermano
aquél que dijo, aludiendo a esta Juan, y habiendo subido
historia: “ Cuando viereis a juntam ente con ellos a un monte
Abrahán e Isaac y Jacob y a to­ excelso, m anifestóles el esplendor
dos los Profetas en el reino de de su gloria. Pues si bien habían
Dios, y que a vosotros se os entendido que era D ios, ignora­
arroja fuera, vendrán de Orien­ ban aún de qué era capaz aquel
te y Occidente, del Aquilón y cuerpo en el cual la divinidad es­
del Austro, y se sentarán en taba encubierta. Y por lo mismo,
el reino de D io s” . Y : “ H e aquí propia y concretam ente el Sal­
que son los últimos los que eran vador había prom etido que al­
los primeros, y son primeros los gunos .de sus discípulos p re ­
que eran los últimos**. Obrando sentes no habían de morir sin
de esta manera, el hermano me­ haber visto antes al H ijo del
nor quitó en cierta, m anera la hombre que venía en su reino,
prim ogenitura, al m ayor, y se es decir, en su gloria regia, per­
apropió los derechos de su her­ teneciente ^de una manera espiri­
mano: ii<- •• • tu a l a ,1a naturaleza que había
. . Será e lr Señor mi D ios, y tomado, y que quería mostrar, a
esta piedra que levanté como m o­ estos tres discípulos. Y a que, de
numento, se llam ará casa de la inefable e inaccesible visión
Dios, y de todo cuanto .me die­ de la D ivinidad reservada en la
res: * T e ofreceré el diezmo v vida eterna para los limpios ,de
hostias, pacíficas, y . Si volviere corazón, no podían disfrutar; en
prósperamente , a la.; i casa de mi modo alguno m ientras se encon­
p a d re .,T e jofreceré. G lo r ia a l P a ­ trasen ,..revestidos. :de carne ’rmor*
dre. T e ofreceré. ría > i 1 tal. jiio >•') ole: y. \ j
D ijo el Angel a Jacob: za él unido conmigo inseparable­
* D éjam e, pues ha llegado ya la mente. Este es mi H ijo, el cual
aurora. E l respondió: N o te de­ no arrebató la igualdad que tiene
jaré a no ser que me bendigas. Y conmigo, ni la usurpó presuntuo­
le bendijo en aquel mismo lugar. samente, sino que permanecien­
y . Habiéndose levantado Jacob, do’ en la forma de mi gloria, para
he aquí que un varón luchaba realizar el coihún consejo de la
con él hasta llegar la mañana, y reparación humana, inclinó la in­
viendo que no le podía superar, conmutable Divinidad hastá la
le dijo. D éjam e. forma de siervo. A éste, por lo
. '/ ' 1 1
mismo, en quien yo me complaz­
L ección VIII ». ; co, por cuya predicación soy co­

í a s 'palabras del Padre, “ i Este


nocido y por cuya humildad soy
es mi h ijo amado, en quien glorificado, oídle constantemente,
m e he com placido, o íd le!” ¿por porque él es la verdad y la vida,
ventura no dicen claram ente: mi poder y mi sabiduría; . ¡
E ste es mi H ijo el cual recibe I£. Habiendo oído Jacob que
de m í y posee conmigo un ser Esaú venía contra, él, separó sus
eterno? Y a que ni el engendra- hijos y su esposa, diciendo: Si
dor es prim ero que el engendra­ Esaú hiriere una banda, se sal­
do, ni el engendrado es poste­ vará la otra. * Líbrame, Señor,
rior al engendrador. Este es mi que dijiste: * M ultiplicaré -.tu
H ijo ; no nos separa ia divinidad, desendencia como las estrellas del
cielo, y como la arena del mar,
ni nos divide el poder, ni nos
la cual por su muchedumbre no
diferencia la eternidad. Este es
puede ser contada, y . Señor, que
m i H ijo , no adoptivo sino propio,
me dijiste: Vuelve a la tierra en
no creado por otro sino engen­
la que naciste: Señor, que me
drado de mí mismo, ni pertenece
apacientas desde mi juventud.(Lí­
a otra naturaleza semejante a la
brame. Gloria al Padre. M ulti­
m ía, sino que, nacido de mi sus­
plicaré.
tancia es igual a m í mismo.
. V i al Señor cara a cara: ' 1.y
* Y ha sido hecha salva mi al­ LAUDES
* 1
; ■ ■ v: ■■ a
ma. y . Y me d ijo : D e ninguna . Ant. 1. Señor, * abriréis mis
m anera te llam arás Jacob, sino labios, y mi boca anurtciará vues­
que Israel será tu nombre. Y ha. tra alabanza. " ............. • .
L o s S alm os son d e D om inica, del se­
gundo lu g a r, pág. 59.
’ L ección IX
2. L a diestra del Señor *
jp S T E es mi H ijo,1 por quien obró m aravillas; la diestra5 del
fueron hechas todas las cosas Señor me ha’ exaltado. °'irA - {
y*'sin el cual nada se1 hizo; hace ' 3. -Mi D ios ha sido constitui­
•lo mismo que yo ha'¿o, y* cuantas do * mi auxilió! 1 '\"t
cosas yo obro, táfnbién* lás reali­ ■
f ,4. ¿'Cantém ós' el himno déf lo #
tres mancebos, * el cual canta­ bra. 1$. Y debajo de sus plumas
ban en el horno, bendiciendo al esperarás confiado.
Señor.
5. Realizó sus m aravillas * SEXTA
para siempre, y por los siglos de í
los siglos; ha establecido una ley, Ant. — Hagamos aquí * tres
y no dejará de observarla. tiendas: una para ti, otra para
L a C ap itu la es la m ism a de V ísp e ra s. M oisés y otra para Elias.
E l H im no como en el O rd in ario , pá­
gin a 13. Capitula I Thess., 4, 3-4
y . D ios ordenó a sus A nge­
les. Que te guardasen en to­ p S T A es la voluntad de Dios,
a saber, vuestra santificación:
dos tus caminos.
que os abstengáis de la fornica­
Ant. del B«ned:— Jesús to m ó *
ción, que sepa cada uno de vos­
a sus discípulos, y subió a un
otros usar del propio cuerpo san­
monte, y se transfiguró en su pre­
ta y honestamente.
sencia.
1^. br. Con sus alas * T e ha­
rá sombra. Con sus alas. y . Y
PRIMA
debajo de sus plumas esperarás
Ant. — Señor, * bien estamos confiado. T e hará. Gloria al P a­
aquí; si quieres haremos tres dre. Con sus.
tiendas; una para ti, otra para - y . Su verdad te cercará co­
M oisés y otra para Elias. ' mo un escudo. I£. N o te arre­
drarán los temores nocturnos.
TERCIA NONA
Ant. — Señor, * bien estamos Ant. — N o digáis a nadie lo
aquí; si quieres haremos tres que habéis visto, * hasta tanto
tiendas; una para ti, otra para que el H ijo del hombre haya re­
M oisés y otra para Elias. sucitado de entre los muertos.

Capitula I Thess., 4, 1 Capitula I Thess., 4-7

I - I er m an o s: Os rogamos y con­ fy fo nos ha llamado Dios a in­


juramos por el Señor Jesús, m undicia, sino a santida4
cue según aprendisteis de nos­ en Cristo Jesús Señor nuestro.
otros el modo como debéis por­ I£. br. Su verdad te cercará. *
taros y agradar a D ios, así pro­ Com o un escudo. Su verdad, y .
cedáis para adelantar más y más. N o te arredrarán los temores
I} . br. E l me ha librado * nocturnos. Com o. Gloria al P a ­
D el lazo del cazador, y . Y de dre. Su verdad.
las palabras, malignas. Del. G lo­ y . D ios ordenó a sus A n ­
ria al Padre. E l me, L geles. fy. Que te guardasen en
. - . y . ,.Con sus alas .te hará som­ todos tus caminos. - - ->
guiéndole; éstos deseando poseer­
le. En los Salmos dice el mis­
L a s A n t í f o n a s y S a l m o s son fie D o ­
m in ic a , p á g . 7 A ; la C a p i t u l a , H im n o y mo Señor por el Profeta: “ No
V e r s o , com o en las V í s p e r a s fiel S k tengo miedo de huir, ni hay
bario p re ce d e n te .
quien busque salvar mi vida” . Y
y . Dios ordenó a sus An­ asimismo en otro lugar leemos
geles. J£. Que te guardasen en en el Salmo; “ Confusión y ver­
todos tus caminos. güenza para los que atentan con­
Ant. del Magttif. — No digáis tra mi vida” .
a nadie lo que habéis visto, * 1$. Cuando Jacob iba de Ber-
hasta tanto que el H ijo del hom­ sabé y se dirigía a Harán, le ha­
bre haya resucitado de entre los bló el Señor, diciendo; * La tie­
muertos. rra en que descansas, la daré
a ti y a tu descendencia.
Edificó un altar de piedras para
Feria Segunda honrar al Señor, derramando óleo
sobre ellas, y le bendijo el Señor,
MAITINES .
diciendo. La tierra.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
seg ú n sa n J uan Lección II
Lección I Cap. 8, 21-29 a los que no le bus­
D e p r e n d ió
caban; condenó a los que le
p*N aquel tiempo: D ijo Jesús a
requerían. Bueno es buscar la v i­
las turbas de los Judíos: Y o
da de C r’sto, si se hace como
me voy y vosotros me buscaréis
los discípulos; y es malo buscar
y vendréis a morir en vuestro
la vida de Cristo, si se hace co­
pecado. Y lo que sigue.
mo los Judíos. Los primeros le
H o m il ía d e sa n A g u s t ín , O b is p o buscaron para poseerle; estos úl­
T ra ta d o 38 sobre san Juan, despué timos para darle la muerte. Vea­
del principio mos, pues, qué dijo a los que le
el Señor a los Ju
a b ló buscaban de una manera mala y
dios, diciendo: Y o me co a un corazón perverso. Me
voy. -En verdad que 1 buscaréis, y no penséis que me
muerte fué para Cristo Señor la buscaréis bien, ya que moriréis en
partida para aquel lugar de don vuestros pecados. Buscar mal a
de había venido y del que no se Cristo es morir en el pecado,
había apartado. Y o , dijo, me es odiar al único que podría sal­
voy, y me buscaréis, no con el varnos.
deseo sino con el odio. Y cierta­ ty. Se apareció el Señor a Ja­
mente, después que se apartó de cob, y le bendijo, y dijo: Y o soy
la vista de los hombres, le bus­ el Dios de Betel, en donde tú
caron los que le aborrecían y los ungiste la piedra, y me hiciste
^ue le amaban: ^aquélios persi­ aquel voto: * T e barré ertcrr y
te multiplicaré, y . Verdadera­
mente el Señor está en este lu­
gar y yo lo ignoraba. T e haré. C ¡oh Dios omni­
oncedednos
potente! que vuestra familia,
que mortificando la carne se
Lección III
abstiene de los alimentos, siguien­
A la verdad, los hombres cuya do la justicia, ayune de las cul­
esperanza está en Dios, no pas. Por nuestro Señor.
deben volver mal por m a l; és­
tos, no obstante, volvían males V ISP E R A S
por los bienes recibidos. Por lo
y . D ios ordenó a sus An-
mismo, el Señor les predijo que n :* i. - • 1 1
geles. I£. Que te guardasen en
morirían en su pecado. Después
añadió: “ A , donde yo vo y, vo s­ todos tus caminos.
Ant. del Magnif. — E l que me
otros no podéis ir” . Esto mismo
dijo en otro lugar a sus discípu­ ha enviado * está conmigo, y no
los. Y con todo no les d ijo: “ M o­ me ha dejado solo; porque yo
riréis en vuestro pecado” . Pues hago siempre lo que es de su
¿qué dijo? Lo mismo que a és­ agrado.
tos: “ A donde yo vo y, vosotros
no podéis venir” . N o les quitó la Oración
esperanza, sino que le§,predijo la ' * •
A a nuestras súplicas,
tended
-dilación. t Ciertam ente' cuando ‘él
1 omnipotente D ios, y otorgad
Señor decía esto . a sus discí­
benignamente el efecto de vues­
pulos, entonces no podían ir al
tra acostum brada m isericordia a
lugar donde él iba, mas irían des­
los que concedéis la confianza de
pués. Pero a los que d ijo : ..“ m o­
esperar en vuestra piedad. Por
riréis en vuestro . pecado” , éstos
nuestro Señor.
jamás podrán ir.
D éte Dios por medio del
rocío del cielo y de la fertilidad
de la tierra abundancia; sírvante Feria Tercera
las tribus, y los pueblos. *. Sé
M AITIN ES
señor de tus hermanos, y .. In clí­ i . \ . '' -.

nense delante de ti los hijos de tu L e c c ió n de¿ santo E v a n g e l io

madre. Sé. Gloria al Paglre. Sé. segú n san M ateo

LAUDES Lección I . Cap. 23, 1-12

y . D ios ordenó a sus A n ­ aquel tiempo: Dirigiendo


g ele s."!^ . Que te guardasen en Jesús su palabra al pueblo v
todo¿‘ tus caminos. a sus discípulos, les d ijo : Los es­
A n tr del '"Bened, — - Y o soy el cribas y los fariseos están sen­
principior,^-* 7el mismo que os es­ tad o s' é n !la cátedra •de M oisés.
toy hablando, ^ i -v-. , •I^ c tic á d j 'pués, y haced todo lo
que os dijeren; pero no arregléis que ellos practiquen siquiera las
vuestra conducta por la suya. Y más fáciles. Adviértase que es­
lo que sigue. tas palabras: hombros, dedos,
cargas y ataduras con las cua­
H o m il ía ce san J e r ó n im o
les se sujetan las cargas, han de
P r e s b ít e r o
entenderse de una manera es­
L ib ro 4 de los Com ent, sobre el cap. 23
de san M ateo piritual. “ Mas todas las obra*
las hacen para ser vistos de los
más manso, quién
lurÉN hombres” . D e consiguiente aquel
más benigno que el Se­ que hace algo para ser visto de
I ñor? Tentado por los fa ­ los hombres, es escriba y fari­
riseos, desbarata sus asechanzas, seo.
y según la expresión del Salmis
ta: “ Las héridas que le producen
Lección III
son cómo de flecha arrojada por
un niño” ; y con todo, por res­ I levan ñlacterias muy anchas,
peto a la dignidad del sacerdo­ y m uy largas las franjas u
cio y de su cargo, exhorta a los orlas de su vestido. Aman tam­
pueblos que les estén sujetos, no bién los primeros asientos en
teniendo en cuenta sus obras sino los banquetes, y las primeras
su doctrina. En estas palabras: sillas en las sinagogas, y el
“ L o s . escribas y los fariseos se ser saludados en la plaza, y que
sentaron en la sede de M oi­ los hombres les den el título de
sés” , se debe entender por. cá­ m aestros” . ¡A y de nosotros, mise­
tedra la enseñanza de la ley. D e rables, que somos víctim as de los
consiguiente aquello que se dice vicios de los fariseos! Habiendo
en el Salm o: “ N o tomó asiento el Señor dado los mandamientos
en la sede de la pestilencia” , de la L ey de M oisés, añadió al
y “ derribó las sillas de los que final: “ Atarás éstos en tus ma­
vendían palom as” , lo debemos nos y estarán fijos ante tus ojos” .
entender también tratándose de Esto hemos de entenderlo así:
la doctrina. . . M is preceptos estén en tu mano
L o s R R . del I I ‘N o ctu rn o de la para practicarlos; estén ante tus
D om in ica precedente, pág. '507.
ojos, a fin de que de día y de
noche sean objeto de tu conside­
L ección II
ración. Los fariseos, entendiéndo­
\ 7a n
liando cargas pesadas e lo de un modo grosero, escri­
insoportables, y las ponen bían el Decálogo de Moisés en
sobre los hombros de los demás, pergaminos, arrollándolos y atán­
cuando-ellos no quieren ni apli­ dolos alrededor de su frente y
car la punta del dedo para mo­ haciendo de ellos como una co­
verlas” . E sto se aplica en ge­ rona para su cabeza, para que
neral a todos los m aestros, que siempre estuviesen patentes ante
mandan cosas m uy pesadas, sin sus ojos.
* •*
I. B r ev . 42
LAUDES Feria Cuarta
y . Dios ordenó a sus A nge­ MAITINES
les. 1$. Que te guardasen en to ­ L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
dos tus caminos. segú n san M ateo
Ant. del Bened. — Uno es *
a la verdad vuestro maestro, que Lección I Cap. 20, 17-28
está en los cielos, Cristo Señor
p N aquel tiempo: Poniéndose
nuestro.
Jesús en camino para Jerusa­
lén, tomó aparte a sus doce dis­
Oración cípulos, y les d ijo: M irad que
vamos a Jerusalén, donde el H i­
Q s suplicamos, Señor, perfec­
jo del hombre será entregado a
cionéis benigno en nosotros
los príncipes de los sacerdotes y
el socorro para la santa obser­
a los escribas, y le condenarán a
vancia; a fin de que, con vuestro
muerte. Y lo que sigue.
auxilio, practiquem os aquellas co­
sas que hemos conocido deber H o m il ía de san A m b r o s io

nuestro, por ser Vos autor de O b is p o

ellas. Por nuestro Señor. Libro 5 de la fe a G raciano, cap. 2.


despu és del principio

VISPERAS lo que la m a­
o n s id e r a d

dre de los hijos del Ze-


y . D ios ordenó a sus An bedeo viene a pedir con
geles. Que te guardasen en ellos y para ellos. Es una madre
todos tus caminos. llena de solicitud, y aun de una
A n t.’ del M agn if.— Todos vo s­ solicitud inmoderada, para con
otros * sois herm anos; y no ha­ sus hijos, pero a la cual debe
béis de llam ar a nadie sobre la perdonarse la exageración de sus
tierra padre v u e stro ; pues uno aspiraciones. Considerad qué era
solo es vuestro Padre, el cua! una madre anciana, piadosa,
está en los cielos; ni debéis ser privada de toda consolación, y i
llamados m aestros, porque C ris­ que en aquel mismo momento
to es vuestro único M aestro. en que había de ser ayudada y
sustentada por sus .hijos, consen­
Oración tía en verse privada de ellos, pre­
firiendo a su bienestar la recom ­
C ed propicio, Señor, a nues­ pensa que alcanzarían siguiendo
tras súplicas, y curad las a Cristo. Leem os, en efecto, en
enfermedades de nuestras almas, el Evangelio, que al primer lla­
a fin de que conseguido el per­
mamiento de Jesús, dejando las
dón, siempre nos alegremos en redes y a su padre, le siguieron.
vuestras bendiciones. Por nuestro Los B B . del ' I I I N octu rn o d e ' la
Señor... ; _- D oniinica precedente, pág. 509. . ¡ '
ordenada ambición de honores.
Por lo mismo delinquía arras­
í a madre, dejándose llevar por trada por un error hereditario.
la solicitud que le era propia,
rogaba al Salvador, diciendo:
LAUDES
“ H az que mis hijos tengan su
asiento, uno a tu diestra y el y . Dios ordenó a sus Ange­
otro a la izquierda en tu reino” . les. I£. Que te guardasen en to­
Aunque era un error, estaba dos tus caminos.
inspirado por el amor mater­ Ant. del Bened. — • He aquí
no. Un corazón maternal no que subimos * a Jerusalén, y el
puede ser paciente; aunque am­ Hijo del hombre será entregado
biciosa en sus deseos, con todo, para que le crucifiquen.
su ambición, que no es de dine­
ro sino de gracia, es perdonable. Oración
No es indecorosa una petición
Q s rogamos, Señor, que aten­
que no mira a su interés, sino al
dáis propicio a vuestro pue­
de sus hijos. Considerad que se
blo; y a los que mandáis se abs­
trata de una madre; pensad en
tengan de los manjares carnales,
lo que es una madre.
concededles que cesen de los da­
ñosos vicios. Por nuestro Señor.
Lección III

C onsideraba Cristo la ternura VISPERAS


de aquella madre, la cual en
\ r. Dios ordenó a sus Ange­
la recompensa de los hijos ci­
les. I£. Que te guardasen en to­
fraba la esperanza de consuelo en
dos tus caminos.
su ancianidad y, con todo, sin­
Ant. del Magnif. — Será en­
tiéndolo vivam ente su corazón
tregado * a los Gentiles para ser
maternal, permitía la ausencia de
.escarnecido, azotado y crucifi­
sus m uy amados hijos. Atended
cado1.
también que es m ujer, esto es, de
aquel sexo débil, al que el Señor
'Oración
aun no había fortalecido con su
pasión. Atended que es heredera Dios que restituís y amáis
de la primera mujer, Eva, la la inocencia; dirigid a Vos
cual transmitió a toda su suce­ los corazones de vuestros sier­
sión sus inmoderados anhelos. El vos, a fin de que, enfervorizados
Señor aun no la había redimido por vuestro espíritu, sean cons­
con su propia sangre, ni había tantes en la fe, y eficaces en las
Cristo apagado de su alma la des­ buenas obras. Por nuestro Señor.

1. E stas palabras del d ivin o S alva d o r nos indican con toda claridad que la
santa Cuaresm a debe servirn o s de preparación para celebrar el' m isterio de
las ignom inias y de la m uerte que se dignó s u frir Jesús por nosotros.
Feria Quinta para ella una pestilencia, encuen­
tra una salida saludable en la
MAITINES confesión. Las lesiones de la piel
atraen a la superficie los hu­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
mores viciados. Ahora bien, con­
seg ú n san L ucas
fesando los pecados, ¿qué otra
Lección I Cap. 16, 19-31 cosa hacemos, sino dar salida ti
mal que en nosotros estaba ocul­
p N aquel tiempo: D ijo Jesús a to? “ Lázaro, cubierto de m a­
los fariseos: Hubo cierto les deseaba saciarse de las migas
hombre m uy rico, que se vestía que caían de la mesa del rico, y
de púrpura y de lino finísimo, y nadie se las daba” . Con esto se
tenía cada día espléndidos ban ­ nos muestra que aquel pueblo
quetes. Y lo que sigue. soberbio no quería admitir al
H o m il ía de san G r e g o r io , P a p a conocimiento de la L ey a ningu­
H om ilía 40 sobre los E va n gelio s no de los Gentiles.

quién, hermanos carísi­ ' Lección III


mos, a quién representa
este rico que vestía púr­ Israel del conocimien­
^ ir v ió s e

pura y brocado, y comía cada día to de la ley, no para ejercer


espléndidamente, sino al pueblo la caridad sino para ensoberbe­
judío? Este observó exterior- cerse, como un rico a causa de las
mente una vida ordenada, pero, riquezas que ha recibido. Y las
mientras vivía en las delicias, se palabras de doctrina que caían dé
sirvió de la ley, no para su u ti­ su boca, podemos decir que eran
lidad sinó para su vanidad. Y ¿a como m igajas que caían de su
quién nos muestra este Lázaro mesa. Por otra parte “ los perros
lleno de males sino al pueblo lamían las llagas del pobre que
gentil? A l convertirse éste a yacía a la puerta” . N o pocas ve­
Dios, no se avergonzó de confe­ ces en las sagradas Letras, por
sar sus pecados, y su mal salió los perros se designan los predi­
al exterior, como el humor, que cadores. Y a la verdad, la lengua
atraído a la piel por una herida, de los perros, al lam er cura; y los
sale de la carne. santos doctores al instruim os
Los R R . del I N octurn o de la D o­ para la confesión de nuestros pe­
m inica precedente, pág. 505. cados, con su lengua curan en a l­
gún modo las heridas de nuestra
Lección II alma.
Q ué es la confesión de los pe-
LAUDES
^ cados, sino cierta ruptura
de las heridas? Porqué la pon­ y . D ios ordenó a sus Ange-
zoña del pecado, • que, oculta en geles I£. Que te guardasen en to­
el interior del alma constituía dos tus caminos.
* .. . ^
Ant. del Bened. — H ijo, acuér­ los príncipes de los sacerdotes
date * que recibiste bienes du­ esta parábola: Erase un padre
rante tu vida, y Lázaro, al con­ de familias, que plantó una viña,
trario, males. y la cercó de vallado. Y lo que
sigue.
Oración
^ onced edn os, Señor, el auxilio H o m il ía d e s a n A m b r o s io , O b is p o

de vuestra gracia, a fin de Libro 9 sobre el ¿ap. 20 de san Lucas


que, aplicándonos como convie­
ne a la oración y al ayuno, sea­ uchos atribuyen diversos
significados al nombre de
mos libres de nuestros enemigos
viña. Pero es evidente
del alm a y del cuerpo. Por nues­
que Isaías por al nombre de viña
tro Señor.
del Señor de los ejércitos entien­
VISPERAS de el pueblo de Israel. Esta viña
¿quién sino el Señor la plantó?
y . D ios ordenó a sus A nge­
Este es quien la alquiló a unos co­
les., Que te guardasen en to­
lonos, partiendo después a un país
dos tus caminos.
lejano. N o que el Señor salga de
A nt. del M agnif. — Aquel rico
un lugar para ir a otro, puesto
* pidió una gota de agua, des­
que siempre está presente en to­
pués de haber negado a Lázaro
dos los lugares, sino porque está
unas migas de pan. -
más cerca de los que trabajan
Oración con diligencia, y lejos de los pere­
zosos. Estuvo ausente por mucho
A t e n d e d , oh Señor, a vuestros
tiempo, a fin de que su premura
siervos, y concededles los
en reclamar los frutos no pare­
efectos de la benigna misericor­
ciera inmoderada. Así, cuanto
dia que im ploran; y ya que se
mayor fué su benignidad, tanto
glorían de ser creados y gober­
más inexcusable fué la obstina­
nados por Vos, restableced los
ción de los colonos en su mala
bienes que en ellos habíais jun­
voluntad.
tado, y m antened lo que habéis
Los B R . del I I N octurno de la D o ­
restablecido. P or nuestro Señor. m inica precedente, pág. 507.

Lección II
Feria Sexta *
E ) o r lo mismo dice m uy bien
MAITINES
t san M ateo que la cercó con
L e c c ió n del san to E v a n g e l io una valla. Esto significa que la
seg ú n san M ateo rodeó con la valla de la divina
protección, a fin de que no pudié-
L ección I Cap. 21, 33-46
ran penetrar en ella los enemi­
R n aquel tiem po: D ijo Jesús a gos espirituales. “ Y cavó en ella
las turbas de los Judíos y a un .fcgar” . ¿Cóm o podemos en­
tender cuál sea éste lagar, sino
refiriéndonos a los Salmos que se
^ onced ed nos,oh Dios omni­
titulan: “ Para los lagares” , por
potente, que purificados con
lo mismo que en ellos se nos
el santo ayuno, podamos cele­
muestran con más fervor los m is­
brar con pureza de alma las fu ­
terios de la pasión del Señor?
turas solemnidades. Por nuestro
Por esto consideraban como em ­
Señor.
briagados a aquellos que inflam a­
ba el E spíritu Santo. E l Señor VISPERAS
cavó, pues, un lagar, a fin ds
que el zumo del racimo miste y . D ios ordenó a sus A n ­
rioso fluyese por una infusión geles. I£. Que te guardasen en
espiritual. todos tus caminos.
Ant. del Magtiif. — Queriendo
L ección III prenderle, * tuvieron miedo al
pueblo, porque era mirado como
p o i F i c ó una torre” , a saber:
un profeta.
elevó el edificio de la L ey
hasta su rem ate; y esta viña así
Oración
fortificada, provista y adornada,
la alquiló a los Judíos. “ Y Q s rogamos, Señor, que con­
en el tiempo d e ‘ los frutos cedáis a vuestro pueblo la
envió a sus siervos” . Bien salud del alma y del cuerpo; a
dijo en tiempo de los fru ­ fin de que, por la práctica de las
tos, no en el de la cosecha. Y a buenas obras, merezcamos ser
que ningún fruto produjeron los siempre defendidos con la pro­
Judíos, ningún provecho reportó tección de vuestra virtud. Por
esta viña, de la cual dice el Se­ nuestro Señor.
ñor: “ Esperé que produjera uvas
y no tuvo sino espinas” . Así que
los lagares no manaron vino de Sábado
alegría, ni zumo espiritual, sino MAITINES
la enrojecida sangre de los P ro ­
fetas. L e c c ió n del san to E v a n g e l io
según sa n L ucas
LAUDES “
L ección I . Cap. 15, 11-32
y . D ios ordenó a sus A nge­
les. I£. Que te guardasen en to ­ p ' N aquel tiempo dijo Jesús a
dos tus caminos. los fariseos y escribas esta
A n t. del Bened. — H ará que parábola: Un hombre tenía dos
esta gente perezca m iserablemen­ hijos, de los cuales el más joven
te; * y arrendará su viña a otros dijo a su padre: Padre, dame la
labradores, que le paguen los fru ­ gparte de mi herencia que me toca.
tos a sus tiempos. ' Y lo que sigue.
H o m il ía d e sa n A m b r o s io , por el mar agitado de los place­
, O b is p o res que parece interponerse entrr:
Libro 8 de los Com ent, sobre el capí­ ellos y nosotros? A la verdad,
tulo 15 (le san L u cas, después del
pr in cip io aquel que se aleja de Cris­
to está desterrado de la pa­
h que el divino patri­
em os
tria, es ciudadano del mundo.
monio se da al que lo
Aunque nosotros seamos extra­
pide. Y no culpes al
ños y peregrinos, con todo so­
padre por haber dado al más jo­
mos conciudadanos de los Santos
ven su parte. En el reino de Dios
y moradores de la casa de Dios.
no existe edad alguna que sea
Y a que cuantos estábamos dis­
joven, ni la fe envejece con los
tanciados nos hemos acercado
años. Aquel joven que pidió su
mediante la sangre de Cristo. No
parte, se sintió capaz de conser­
envidiemos a los que vuelven de
varla; y ojalá no se hubiese ale­
una región muy distante, pues
jado del padre, pues así no ha­
también estuvimos en ella, como
bría experimentadp las dificulta­
enseña Isaías: “ Se ha mostrado
des que halló su juventud. Pero
la luz a los que estaban sentados
cuando dejada la casa paterna
en la región de las sombras de
partió a un país lejano, empezó
la muerte” . La región muy apar­
a experimentar hambre. A h
tada la constituye la sombra de
verdad que pierde su patrimonio
la muerte.
quien se aparta de la Iglesia.
El R . de la Lección V I I I de la
1^. Padre mío, pequé contra Dom inica precedente, pág. 509.
el cielo y contra ti; ya no soy
digno de ser llamado hijo tuyo: * Lección III
Trátam e como uno de tus jorna­ \A a s nosotros, que tenemos
leros. y . ¡Cuántos jornaleros en ante nuestros ojos a Jesu­
casa de mi padre tienen pan en cristo, nuestro Señor, que es co­
abundancia, mientras que yo aquí mo el alma de nuestra alma, vi­
me estoy muriendo de hambre! vimos a la sombra de Cristo. Por
N o; yo iré a mi padre, y le diré:
esto dice la Iglesia: “ Me senté
Trátam e. *
a la sombra de aquél a quien
Lección II había deseado” . E l hijo pródigo,
viviendo lujuriosamente, malba­
D lejos, a una región muy
a r t ió rató todos los dones de la natu­
distante” , ¿Puede haber ma­ raleza. Por lo cual, tú que reci­
yor alejam iento que apartarse el biste la imagen de Dios, que
hombre de sí mismo; que estar conservas su semejanza, no quie­
alejado de los justos, no por las ras perderla con la fealdad del
fronteras, sino por las costum­ pecado, indigna de una criatura
bres; no por la extensión de te­ racional. Obra eres de Dios. No
rritorios, sino por los afectos; digas a las -criaturas; Vosotras
que esjar alejados de los santos sois mi Padre. No sea que te ha­
gas semejante a ellas, según está so que hay en casa, y ponédselo;
escrito: “ Sean semejantes a ellas ponedle un anillo en el dedo y
quienes obran de tal suerte” . calzadle las sandalias.
E l B . de la L ecció n I X de la Do­
m inica precedente, pág. 509.
Oración
LAUDES Q s
rogamos, oh Dios omnipo­
tente, que atendáis los votos
y . Dios ordenó a sus Ange­
de vuestros humildes siervos, y
les. Que te guardasen en to­
extendáis la diestra de vuestra
dos tus caminos.
majestad en defensa nuestra. Por
Ant. del Bened. — Iré a mi
nuestro Señor.
padre, * y le diré: Padre, hazme
como uno de tus jornaleros.
Dominica III de Cuaresma
Oración I clase. Sem idoble

C onceded ,
oh Señor, a nuestros MAITINES
'ayunos un efecto saludable;
I N O C TUR NO
de suerte que la mortificación de
la carne que practicamos, redun­ D el l ib r o del G é n e s is

de en provecho espiritual de
Lección I Cap. 37, 2-10-
nuestras almas. Por nuestro Se­
ñor. José de dieciséis
ie n d o
años, apacentabá el g a ­
VISPERAS nado con sus hermanos,
L a s A n tífo n a s y S alm os sqn del S á ­ y estaba con los hijos de Bala y
bado, pág. 2 3 7 ; la C a p itu la es la si­ de Zelfa, m ujeres de su padre;
guiente :
y acusó a sus hermanos ante el
padre de un delito m uy enorme.
Capitula Ephes., 5, 1-2
Am aba Israel a José más que a
: Sed imitadores de
erm an o s todos sus hijos por haberle en­
Dios, como hijos m uy que­ gendrado en la vejez, y le hizo
ridos, y proceded con am oi, á una túnica bordada de varios
ejemplo de lo que Cristo os amó, colores. A l ver, pues, sus herm a­
y se ofreció a sí mismo a D ios nos que el padre le amaba más
por nosotros en oblación y hostia que a todos sus hijos, odiábanle
de olor suavísimo. y no podían hablarle sin agrura.
H im no del O rd in ario , pág. 35. Tras esto sucedió que habiendo
y . D ios ordenó a sus A nge­ tenido un sueño, se lo contó á
les. I£. Que te guardasen en to­ sus hermanos, lo cual fué incen­
dos tus caminos. tivo de m ayor odio. Porque les
Ant. del Magnif. •— E l padre dijo: Oíd lo que he soñado. P are­
di j a * a sus criados: Presto traed cíame que estábamos atando gavi­
aquí luego el vestido más precio­ llas en el cam po, y cómo que mi
* .. - ■
gavilla se alzaba y se tenía dere­ dió él: Pronto estoy. Jacob
cha, y que vuestras gavillas pues­ añadió: Anda, ve, y averigua si
tas alrededor adoraban la mía. tus hermanos lo pasan bien y si
Respondieron sus hermanos * están en buen estado los ganados,
Pues qué, ¿has de ser tú nuestro y dame cuenta de lo que pasa.
rey? o ¿hemos de estar sujetos Despachado, pues, del valle de
nosotros a tu dominio? Así, pues, Hebrón, llegó a Siquem. Y ha­
la m ateria de estos sueños y co­ biéndole encontrado errante por
loquios, fué fomento de la envi­ los campos un hombre le pregun­
dia y del odio. Vió también otro tó qué buscaba. A lo que respon­
sueño que refirió a sus hermanos, dió José: Ando en busca de *mis
diciendo: H e visto entre sueños, hermanos; muéstrame dónde pas­
cómo que el sol y la luna, y once tan los ganados. D íjole aquel
estrellas me adoraban. Y habién­ hombre: Apartáronse de este lu­
dolo contado a su padre y a sus gar, y les oí decir: Pasemos a
hermanos, su padre le respondió, Dotaín. Con esto se marchó Jo­
diciendo: “ ¿Qué quiere decir ese sé en busca de sus hermanos, y
sueño que has visto? ¿por ventu­ hallólos en Dotaín. Los cuales
ra yo y tu madre y tus hermanos luego que le vieron a lo lejos,
postrados por tierra te habremos antes que se acercase a ellos, tra­
de adorar?” . taron de matarle. Y decíanse
I£. Viendo a José desde le­ unos a otros: Aquí viene el so­
jos, decíanse unos a otros sus ñador. Ea, pues, matémosle y
herm anos: A quí viene el soña­ echémosle en una cisterna vieja.
dor: * E a, matémosle, y se verá Diremos que una bestia feroz le
qué le aprovechan sus sueños, y . devoró, y entonces se verá qué
A l ver los hermanos de José, que le aprovechan los sueños.
el padre le amaba más que a I£. D ijo Judá a sus herma­
todos sus hijos, odiábanle y no nos: H e aquí que pasan unos Is­
podían hablarle sin agrura, por lo maelitas; venid, sea vendido, y
cual decían. Ea, matémosle. que no se manchen nuestras m a­
nos. * Es nuestro hermano, y de
Lección II Cap. 37, 11-20 nuestra misma carne, y . ¿Qué
ganaremos con quitar la vida a
J - J e aquí es que sus hermanos nuestro hermano y ocultar su
le miraban con envidia; mas m uerte? M ejor es venderle. Es.
el padre consideraba en silencio
estas cosas. Y como sus herma­ Lección III Cap. 37, 21-28
nos estuviesen en el territorio de
Siquem apacentando los rebaños Q y e n d o esto Rubén, se esfor­
de su padre, di jóle Israel: T u s zaba en librarle de sus ma­
hermanos guardan las ovejas en nos, y decía: N o le quitéis la v i­
.¿os pastos de Siquem : ven, que da, ni derraméis su sangre, sino
quiero enviarte a ellos. Y respon­ echadle en aquell^ cisterna que
está en el desierto, y no man­ Gloria al Padre. El muchacho no
chéis vuestras manos. Esto lo parece.
decía con el fin de librarle de
ellos y restituirle a su padre. II NO CTURNO
Apenas, pues, hubo llegado José
a sus hermanos, le desnudaron de D el l ib r o de san A m b r o s io .

la túnica talar y de varios colo­ O b is p o , so b r e el p a t r ia r c a J o sé

res, y metiéronle en una cister


na vieja, que no tenía agua. Y Lección IV Cap. 1
sentados a comer, vieron venir
de Galaad una caravana de Is ­ [ a vida de los Santos es nor­
maelitas con sus camellos carga­ ma de vida para los demás.
dos de aromas y bálsamos y m i­ Por lo mismo se nos dan de
rra destilada, que iba con direc­ ellas noticias más completas en
ción a Egipto. Entonces dijo Ju ­ las Sagradas Escrituras, a fin de
dá a sus hermanos: ¿Qué gana­ que conociendo a Abrahán,
remos con quitar la vida a nues­ Isaac, Jacob y los demás justos
tro hermano y ocultar su m uer­ como modelos de inocencia, im i­
te? M ejor es venderle y no m an­ temos sus virtudes y sigamos sus
char nuestras manos, porque al huellas. Habiendo tratado fre­
fin hermano nuestro es, y de cuentemente de ellos, hoy me
nuestra misma carne. Asintieron propongo ocuparme de la histo­
los hermanos a sus razones. Y ria de José, la cual si bien
mientras pasaban unos negocian­ resplandece en todo género de
tes M adianitas, sacándole de la virtudes, no obstante brilla con
cisterna, le vendieron a aquéllos todo esplendor por su castidad.
Ism aelitas por veinte sid o s de Justo es por lo tanto que habien­
plata; quienes le condujeron a do admirado en Abrahán la
Egipto. gran fe, en Isaac la pureza de
1£. Sacando a José de la cis­ intención, y en Jacob la forta­
terna, le vendieron a los Ism ae­ leza y paciencia en los trabajos,
litas por veinte sid o s de plata. * después de la consideración ge­
V olviendo Rubén al pozo, y no neral de las virtudes, pase el
habiéndole hallado, rasgó sus ves­ alma a considerar atentam ente
tidos con lágrim as, y d ijo : * El sus caracteres especiales.
muchacho no parece, y yo ¿dón­ 1^. Viendo Jacob la túnica
de iré? y . M as ellos habiendo de José, rasgó sus vestidos llo­
teñido la túnica de José con la rando, y d ijo: * Una bestia fe ­
sangre del cordero, enviáronla al roz ha devorado a mi hijo José,
padre, diciéndole: M ira si ésta y . Tom aron sus hermanos la tú­
es la túnica de tu hijo. H abien­ nica de José, enviándola al pa­
do vuelto Rubén al pozo, y no dre, el cual habiéndola reconoci­
hallando a su hermano, rasgó- do d ijo: Una bestia feroz ha de­
sus vestidos con lágrim as, y d ijo : vorado a mi hijo José.
. - . *
muchos practican; mas lo verda­
deramente admirable consiste en
C por lo tanto, al
o n s id e r e m o s ,
amar a los enemigos. Y esto es
santo patriarca José como
precisamente lo que nos enseña
modelo de castidad. En sus eos- nuestro Salvador. José es, pues
tumbres, en sus actos resplande­ verdaderamente digno de admi­
ce la pureza y como compañera
ración, ya que perdonando a los
de la castidad, brilla la gracia.
que le habían ofendido, olvidan­
Por esto, sus mismos padres le
do la injuria que le infirieran, no
amaban más que a los otros hi­ tomando venganza alguna contra
jos. Pero esta predilección fué los que le habían vendido, y pa­
incentivo de la envidia de sus
gando el ultraje con beneficios,
hermanos, lo cual no debemos
practicó antes del Evangelio un
pasar por alto, porque de ahí precepto que, después del Evan­
arranca el argumento de su his­
gelio aprendemos todos sin que
toria, y al propio tiempo para
podamos practicarlo1. Sepamos,
que advirtamos que el varón
pues, que los santos tuvieron que
perfecto no debe moverse por la
sufrir por causa de la envidia, a
envidia y por el deseo de vengar
tin de que imitemos su pacien­
las injurias y de volver mal por
cia; y reconozcamos que no fue­
mal. Por lo cual David dice: “ Si
ron de una naturaleza superior a
devolví males a los que me los
la nuestra, sino más cumplidores
habían causado, caiga yo delan­
del deber: que no estuvieron li­
te de mis enemigos” .
bres de malas inclinaciones, sino
I£. Habiendo entrado José en
que se corrigieron de sus defec­
Egipto, oyó una lengua que no
tos. Si la llama de la envidia no
conocía; sus manos se ocuparon
respetó ni a los santos, ¿cuán­
en trabajar: * Y hablaba sabia­
to más hay que precaverse para
mente en medio de los príncipes.
que no queme a los pecadores?
. Le afligieron, oprimiendo sus
pies con grillos; un puñal atra . Acuérdate de mí en el
vesó su alma, hasta que cum­ tiempo de prosperidad. Para su­
plió su vaticinio. Y hablaba. gerir a Faraón que me saque de
esta cárcel. * Porque me prendie­
ron alevosamente, y siendo ino­
Lección •k, VI
cente me arrojaron a esta fosa
¿en qué habría mere­
A A a s, V . Faltan aún tres días, des­
cido José ser pr^erido a pués de los cuales Faraón se
los demás, si hubiera causado da­ acordará de tu ministerio, y te
ño a los que le maltrataron, o hu­ volverá a tu antigua dignidad:
biera amado a los que le ama­ ent.onces acuérdate de mí. Para
ban? Esto' es a la verdad lo que sugerir. Gloria al Padre. Para.

1. S in el a u x ilio de la gra cia . -#


las angustias de su alma al rogar­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io nos, nosotros no le atendimos. *
seg ú n san L ucas Por esto nos ha sobrevenido esta
tribulación, y . D ijo Rubén a sus
Lección VII Cap. 11, 14-2S hermanos: ¿Por ventura no os
dije y o : N o cometáis ese crimen
pN aquel tiem po: Estaba Je­
contra el muchacho, y no h icis­
sús lanzando un demonio, el
teis caso? Por esto.
cual era m udo; y así que hubo
echado el demonio, habló el m u­ Lección VIII
do, y todas las gentes quedaron
p L pueblo que parecía menos
muy admiradas.
instruido, siempre admiraba
H o m il ía d e s a n B e d a , V e n e r a b l e las obras del Señor. P or el con­
P r e s b ít e r o trario, los escribas y los fariseos
Libro 4, cap. 48 sobre el cap. 11 de trabajaban o para negar estas
san L u ca s obras, o cuando no les era po­
ste endemoniado, según sible, procuraban echarlo a mala
san M ateo, no sólo era parte, como si fueran realizadas,
mudo sino también ciego. no por Dios, sino por el espíritu
De él se refiere que fué curado inmundo. “ Y otros, tentándole, le
por el Señor, de tal suerte, que pedían una señal del cielo” . Que­
hablaba y veía. D e consiguente se rían que a sem ejanza de E lias h i­
realizaron tres milagros en un ciera descender fuego del cielo,
mismo hombre: el ciego ve, el o que, como en tiem po de Sa­
mudo habla, y el que estaba po­ muel, se viera de súbito, en un
seído es librado del demonio. Lo hermoso día de verano, retumbar
cual en aquella ocasión se reali­ el trueno, brillar los relámpagos
zó de una manera visible, mas y caer la lluvia a torrentes, como
ahora tiene lugar todos los días si estas cosas no pudiesen ser
en la conversión de los crey en ­ m al interpretadas, diciendo que
tes. Es arrojado de su alm a en acontecían en virtud de causas
primer lugar el demonio, ven ocultas y de diversas perturba-
luego la luz de la fe, y se abre cionés atm osféricas. M as tú que
su boca, antes m uda, para can­ desnaturalizas lo que ves con los
tar las divinas alabanzas. “ A l­ ojos, tocas con las manos, y que
gunos dijeron que echaba los sucede para tu provecho, ¿ qué
demonios por virtud de Belzebú” . dirías de los prodigios venidos
Esto no lo dijeron los del pueblo, del cielo? Sin duda responderías
sino que salió de la boca de los que tam bién los magos en E gip­
fariseos y escribas, como lo ates­ to realizaron cosas prodigio­
tiguan los otros Evangelistas. sas en el aire. .
Justamente padecemos.» . D ijo Rubén a sus herma­
esto, por haber pecado contra nos: ¿P o r ventura no os dije yo:
nuestro hermano, ya que al ver No com etáis ese crimen contra
el muchacho, y no hicisteis caso? R ey celestial que me permita
* M irad cómo nos demanda su verlos en mi profundo dolor, y .
sangre. y . Justamente padece­ Prosternándose Jacob en gran
mos ésto, por haber pecado con­ manera inclinado hacia la tierra,
tra nuestro hermano, porque al y adorando, dijo: Ruego. Gloria
ver las angustias de su alma, al Padre. Ruego.
cuando nos rogaba, nosotros no
le escuchamos. Mirad. LAUDES

Ant. 1. En vuestra bondad, *


Lección IX mostraos benigno, para que los
muros de Jerusalén puedan cons­
A A as él, luego que vió sus pen­ truirse.
samientos, les d ijo : “ Todo L o s Salm os de D om inica, en el se­
reino en sí mismo dividido se gundo lu ga r, pá?. 59.
arruinará, y una casa caerá sobre 2. E l Señor * es mi socorro;
otra casa” . N o contesta a sus pa­ nada temeré de cuanto el hombre
labras sino a sus pensamientos, a pueda hacerme. .
fin de que por lo menos así se 3. Unida con Vos * está mi
vean obligados a creer en su po­ alma, Dios mío.
der, y a que veía lo más secreto de 4. El fuego se olvidó de su
su corazón. M as, si todo reino virtud, * a fin de que los man­
en sí dividido se arruinará, de cebos salieran ilesos.
consiguiente el reino del Padre, 5. Sol y luna, * alabad a Dios,
H ijo y Espíritu Santo no está di­ porque sólo su - nombre ha sido
vidido, y a que sin contradicción exaltado.
permanece, ni puede oposición al­ C ap itu la como en V ísp e ra s, Him no
guna arruinarle, puesto que ha del O rd in a rio ,, pág. 13.
de durar para siempre. M as si y . Dios ordenó a sus Ange­
Satanás en sí mismo está dividi­ les. I£. Que te guardasen en to­
do, ¿cóm o puede permanecer su dos tus caminos.
reino, y a que decís que yo arrojo Ant. del Bened. — Cuando un
los demonios por virtud de Bel- hombre valiente, * bien armado,
zebü? Con esto quería que por guarda la entrada de su casa, to­
su propia confesión dieran a en­ das las cosas están seguras.
tender que no creyendo en él,
elegían el reino del diablo, el PRIMA
cual, a la verdad, no podía sub­ Ant. — A sí que hubo echado
sistir estando dividido contra sí * el demonio, habló el mudo, y
mismo.
todas las gentes quedaron m uy
I£. Se' lam entaba Jacob de admiradas.
sus dos hijos: A y de mí, me due­
lo de la pérdida de José, y triste
TERCIA
estoy de Benjam ín conducido pa­
ra procurar víveres. * Ruego al Ant. — - Si yo lanzo los demo­
*
nios * con el dedo de Dios, es I£. No te arredrarán los te­
evidente que ha llegado ya el rei­ mores nocturnos.
no de Dios a vosotros.
NONA
Capitula Ephes., 5. 1-2
Ant. — Cuando un espíritu in­
mundo * ha salido de un hombre,
l —Í : Sed
erm anos imitadores de
se va por lugares áridos, bus­
Dios, como hijos m uy que­
cando lugar donde reposar, y no
ridos, y proceded con amor, a
le halla.
ejemplo de Cristo, que os amó y
se ofreció a sí mismo a Dios
Capitula Ephes., 5, 8-9
por nosotros, en oblación y hostia
de olor suavísimo. £ 7 n otro tiempo no erais sino
1$. br. El me ha librado * Del tinieblas; mas ahora sois luz
lazo de los cazadores. El me. X . en el Señor; y así proceded como
Y de las palabras malignas. Del hijos de la luz; el fruto empero
Jazo de los cazadores. Gloria al de la luz consiste en proceder con
Padre. El. toda bondad y justicia y verdad.
y . Con sus alas te hará som P£. br. Su verdad te cercará. *
bra. Como un escudo. Su verdad, y .
I£. Y debajo de sus plumas No te arredrarán los temores
esperarás confiado. nocturnos. Como. Gloria al P a­
dre. Su verdad.
SEXTA T . Dios ordenó a sus A nge­
les. I>. Que te guardasen en to­
Ant. — Quien no recoge con­ dos tus caminos.
migo, * desparram a; y quien no
está conmigo, está contra mí. VISPERAS
Las Antífonas y Salmos son de D o­
Capitula Ephes., 5, 5 minica, como en el Salterio, pág. 73;
la Capitula, Himno y Verso como en
T' esto bien entendido, que
ened las Vísperas del Sábado precedente.
ningún fornicario, o im púdi­ y . Dios ordenó a sus A nge­
co, o avariento, lo cual viene a les. I£. Que te guardasen en to­
ser una especie de idolatría, será dos tus caminos.
heredero del reino de Cristo y Ant: del Magnif. — Una m u­
de Dios. jer, levantando la voz, * de en
I£. br. Con sus alas * T e ha­ medio del pueblo, exclam ó: Bien­
rá sombra. Con sus. V . Y debajo aventurado el vientre que te lle­
de sus plumas esperarás confiado. vó y los pechos que te alim enta­
T e hará. Gloria al Padre. Con ron. Pero Jesús respondió: Bien­
sus. - ■ aventurados más bien los que es­
y . Su verdad te cercará co ­ cuchan la. palabra de D ios, y la
mo un escudo. ponen en práctica.
<T
Feria Segunda 1£. Llevad de aquí con vos­
otros presentes, y presentaos al
MAITINES señor de la tierra, y cuando estéis
L e c c ió n del san to E v a n g e l io en su presencia, veneradle pos­
seg ú n sa n L ucas trados en tierra: * Ojalá el Dios
mío os le depare propicio, y deje
Lección I Cap. 4, 23-30
volver con vosotros a este vues­
p*N aquel tiempo: D ijo Jesús a tro hermano, y aquel que tiene
los fariseos: Sin duda que me prisionero, y . Tomad de los
aplicaréis aquel refrán: Médico, mejores frutos de la tierra en
cúrate a ti m ism o; todas las vuestras vasijas, y ofreced pre­
grandes cosas que hemos oído sentes al Señor. Ojalá.
que has ’hecho en. Cafarnaún,
Lección II
hazlas también aqui en tu pa­
tria. Y lo que sigue. \Jo
sin motivo se excusa el
Salvador de no haber reali-
H o m i l í a d e S. A m b r o s i o , O b i s p o zadof ningún milagro en su patria,
Libro 4 sobre el cap. 4 de san Lucas, no fuera que alguno pensase que
después del medio
habíamos de tener en poco el
em os que la envidia que amor a la patria. Y ciertamente,
hacia Jesús sentían sus no podía dejar de amar a sus
conciudadanos, no fué conciudadanos aquel que amaba a
mediocre, ya que les hizo olvidar todos. Ellos se privaron de este
aun eil afecto que suelen amor, dejándose llevar de la en­
profesarse mutuamente las per­ vidia. “ En verdad os digo, había
sonas de un mismo lugar, v muchas viudas en los días de
trocó en odio cruel los motivos Elias” . No se llaman días de
que tenían de amarle. Este ejem ­ Elias porque le perteneciesen, si­
plo y las palabras de Cristo nos no porque fueron testigos de los
dan a entender que en vano actos de Elias, o porque este pro­
esperaremos el auxilio de la ce­ feta hacía brillar el día a los
lestial misericordia, si envidia­ ojos de aquellos que en sus
mos la virtud de nuestros her­ obras veían la luz de la gracia
manos. Pues el Señor rechaza espiritual, y se convertían al Se­
a los envidiosos, y niega los m ila­ ñor. Por esto se abría el cielo
gros de su poder a aquellos que a los que consideraban los divi­
persiguen con un odio secreto los nos y eternos misterios; se ce­
beneficios divinos otorgados a los rraba y sobrevenía el hambre
demás; ya que el modo de-obrar cuando ningún deseo tenían del
del Señor en su humanidad, ma­ conocimiento de la divinidad. De
nifiesta la conducta de su divi* esto tratamos ya extensamente al
nidad, haciéndonos patentes sus escribir sobre las viudas.
secretos invisibles por medio de - I£. ¿Este es vuestro herma­
las cosas visibles. • no menor de quien me habíais
hablado? Dios se compadezca de manos suyos: Y o soy José, a
ti, hijo mío. * Se retiró apresu­ quien vendisteis en Egipto. ¿Aun
radamente a su casa, y lloró; vive nuestro anciano padre? *
porque se le saltaban las lágri­ Id; conducidle a mí, para que
mas, y no se podía contener, y . pueda vivir, y . Hace dos años
Levantando José los ojos, vió a que empezó el hambre en la tie-
Benjamín de pie y se le conmo­ rta, y aun restan cinco años,
vieron las entrañas a causa de durante los cuales ni será posi­
su hermano. Se retiró. ble arar ni segar. Id. Gloria al
Padre. Id.
Lección III
LAUDES
existían en Judea m u­
'P 'a m b ié n
chos leprosos en tiempo del y . Dios ordenó a sus A nge­
profeta Elíseo, y ninguno de ellos les. I£. Que te guardasen en to­
fué curado sino Naamán Siró” . dos tus caminos.
Evidentemente aquí las palabras Ant. del Bened. — En verdad
saludables del Señor nos instru­ os digo, * que ningún P rofeta es
yen y exhortan al deseo del bien recibido en su patria.
culto de Dios, ya que se nos di­
ce que nadie sanó ni fué libre de Oración
la lepra corporal, sino aquel que
con religiosa piedad procuró la H s suplicamos, Señor, que be­
salud. Pues los dones divinos no nignamente infundáis vuestra
se comunican a los negligentes, gracia en nuestros corazones, pa­
sino a los que proceden con soli­ ra que así como nos abstenemos
citud. Y a dijimos en otro libro, de los m anjares cam ales, así
que aquella viuda a la cual fué también apartemos nuestros sen­
enviado Elias, era símbolo de la tidos de todo exceso pernicioso.
Iglesia. Fué el pueblo (hebreo) Por nuestro Señor.
el que primero formó la Iglesia,
pero para ceder el lugar a otro VISPERAS
pueblo compuesto de naciones ex­
y . D ios ordenó a sus A nge­
tranjeras. E ste pueblo se hallaba
les. I£. Que te guardasen en to ­
manchado con la lepra, este pue­
dos tus caminos.
blo estaba degenerado antes de
Ant. del M agníf.— M as Jesús,
recibir la regeneración en el m ís­
pasando * por medio de ellos, iba
tico baño; pero una vez purifi­
su camino.
cado de las manchas del cuerpo
y del alma mediante el bautismo,
Oración
no es ya un leproso, sino como,
una virgen inmaculada y sin arru­ ^ Señor, vuestra .mi­
u x íl ie n o s ,

ga alguna. sericordia, a fin de que m e­


Dijo José a los ^ ice her­ diante vuestra protección, nos
veamos libres de los peligros en tengas por cosa despreciable ha­
que nos ponen nuestros pecados, ber pecado contra el hombre.
y nos salvemos con vuestro au­ í£. Dijeron, a Jacob: José
xilio. Por nuestro Señor. tu hijo vive, y domina en to­
da la tierra de Egipto. Oído lo
Feria Tercera cual, se reanimó su espíritu, y
dijo: * Esto me basta; iré y le
MAITINES veré antes de mi muerte, y .
Habiendo oído Jacob que su hijo
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
vivía, como despertando de un
seg ú n san M ateo
pesado sueño, dijo. Esto me
Lección I Cap. 18, 15-22 basta.

p n aquel tiempo: Dijo Jesús a Lección II


sus discípulos: Si tu herma­
no pecare contra ti, ve y corrí­ Q u ie r e s saber por qué esta
gele estando a solas con él. Y ^ ofensa contra un hombre es
lo que sigue. causa de tu perdifión? Si aquel
contra quien has pecado te re­
H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o prendiere estando a solas con él,
S e rm ó n 16 sobre la s p alabras del S e ­ y tú le atendieres, él te ha gana­
ñ or, tomo 10 después del principio
do. ¿Qué quiere decir que te ha
o r qué le corriges? ¿Por­ ganado, sino que hubieras pe­
que ha pecado contra tu recido si no te hubiese ganado?
íp persona? No lo permita Ahora bien, si no hubieras pere­
Dios. Si le corriges llevado de cido, ¿cómo te hubiera ganado?
tu amor propio, nada haces; si De consiguiente nadie tenga en
lo haces porque le amas, obras poco el pecado contra su herma­
muy bien. Por lo demás, con­ no. He aquí lo que en cierto lu­
sidera en las mismas palabras gar dice el Apóstol: “ Pecando
del Salvador cuáles son los contra los hermanos e hiriendo
motivos que deben impulsarte, su conciencia débil, has peca­
es decir, si debes corregir por do contra Cristo?, puesto que
amor propio o por amor al pró­ todos hemos sido constituidos
jimo. “ Si te atendiere, dice, has miembros de Cristo. ¿Cómo no
ganado a tu hermano”. De con­ pecarás contra Cristo, tú que pe­
siguiente hazlo por él, para qu*i cas contra un miembro de Cris­
le ganes. Portándote así le ga­ to?
nas; sí no lo hubieras hecho, pe­ El R . de la L ecció n V de la Do­
m inica precedente, pág. 523.
recería. ¿Por qué la mayor par­
te de los hombres tienen en poco
Lección III
estos pecados, y dicen: ¿qué gran
mal he cometido? No he ofendi­ O o r lo mismo, nadie diga que
do más que a un hombre. No no há ’ pecacfo contra Dios,
I. Brev. 43
sino contra su hermano, y que nigno el don de una saludable
haber pecado contra el hombre continencia. Por nuestro Señor.
sea un pecado leve o ningún pe­
cado. Quizá dices que es leve VISPERAS
porque se cura prontamente. Ha¿
pecado contra tu hermano; con­ y. Dios ordenó a sus Ange­
fiesa tu pecado y recuperarás la les. IJ. Que te guardasen en to­
salud. Un instante te ha bastado dos tus caminos.
para cometer una falta m ortal; Ant. del Magnif. — Donde dos
y en un instante podrás hallai
o tres * se hallan congregados
el remedio. ¿Quién de nosotros, en mi nombre, allí me hallo en
medio de ellos, dice el Señor.
hermanos m íos, esperará el reino
de los cielos después de lo que
dice el E vangelio: “ Quien dijere Oración
a su hermano: Fatuo, será reo ["De fen d ed n o s , Señor,
con vues­
del fuego del infierno” ? Esta tra protección, y guardadnos
amenaza es terrible. M as atiende siempre de toda maldad. Por
al remedio: “ Si al tiempo de p r e ­ nuestro Señor.
sentar tu ofrenda en el altar, allí
te acuerdas que tu hermano tiene
alguna queja contra ti, deja allí Feria Cuarta
mismo tu ofrenda delante del al­
tar” . N o se enoja el Señor por­ MAITINES
que difieras presentar tu ofrenda.
L e c c ió n d el san to E van g elio
Prefiere más Dios a ti mismo que
según san M ateo
a tu ofrenda.
E l B . de la L ecció n V I de la D o­ Lección I Cap. 15, 1-20
m inica precedente, pág. 523.

p N aquel tiempo: Ciertos escri­


LAUDES bas y fariseos que habían lle­
y . Dios ordenó a sus An- gado de Jerusalén, se acercaron a
les. I£. Que te guardasen en to­ Jesús, diciendo: ¿Por qué m oti­
vo tus discípulos traspasan la
dos tus caminos.
Ant. del Bened. — Si dos de tradición de los antiguos? Y lo
vosotros * se unieren entre sí so­ que sigue.
bre la fierra para pedir algo, sea H o m ilía de san J eró n im o ,
lo que fuere, les será otorgado P r e s b ít e r o
por mi Padr% dice el Señor. L ibro 2 sobre los Com entarios acerca
del cap. 15 de san M ateo
Oración
x trañaes ciertamente la
/r~'\ h D iosomnipotente y mise­ necedad de los fariseos
ricordioso, escuchad nues- y escribas. Echan en cara
trás súplicas, y concedednos be­ al H ijo de Dios el que no guar-
de las tradiciones y preceptos de asistencia. Y en otro lugar: “ Los
los hombres. “ Tus discípulos, le presbíteros son dignos de un do­
dicen, no se lavan las manos an- ble honor, principalmente los
íts de comer el r,an’ - Las ma­ que trabajan en la predicación y
nos, esto es, las obras, que hay en la enseñanza” . Nos está man­
que lavar, no son las del cuerpo dado, también, tributarles asis­
sino las del alma, a fin de que tencia por el precepto que dice
se realice en ellas la palabra de que no cerremos la boca del buey
Dios. Mas él respondióles dicien­ que trilla, y que el jornalero es
do: “ ¿Por qué vosotros no guar­ digno de su recompensa.
dáis los mandatos de Dios por
causa de vuestras tradiciones?” . Lección III
Con una respuesta verdadera, re­ Señor, considerando la de­
futa una falsa acusación. Siendo bilidad, la edad o las necesi­
así, dijo, que vosotros por ob­ dades de los padres, había orde­
servar las tradiciones de los nado que los hijos honrasen a
hombres dejáis de cumplir los sus progenitores socorriéndoles
preceptos del Señor, ¿cómo osáis con lo necesario para la vida.
acusar a mis discípulos de me­ Mas, queriendo los escribas y fa­
nospreciar los preceptos de los riseos cambiar esta sapientísima
mayores a fin de cumplir los ley de Dios; a fin de velar su
preceptos de Dios? impiedad con el nombre de pie­
Los B R . del I I I N octurno de la Do­ dad, enseñaron a los hijos per­
m inica precedente, pág. 524.
versos, que si alguno quería ofre­
cer a Dios, el cual verdadera­
Lección II
mente es Padre, alguna de las
D u es Dios dijo: Honra al pa­ cosas que se debían a los padres, r
dre y a la madre; y el que esta ofrenda a Dios fuera an­
maldijere al padre o a la madre tepuesta a las ofrendas que que­
sea castigado con la muerte. Mas rían hacer a ellos. De esta suerte
vosotros decís: Cualquiera que los padres, no atreviéndose a to­
dijere al padre o a la madre: La mar nada de lo ofrecido a Dios
.ofrenda que yo por mi parte para no incurrir en sacrilegio, pa­
ofreciere redundará en bien tu­ decían la más cruel miseria. Y
yo, ya no tiene obligación de así sucedía que las ofrendas de
honrar al padre o a la madre. los hijos, con el pretexto de ser
Según las santas Escrituras, el ofrecidas a Dios y al templo,
honor no consiste solamente en servían de ganancia en favor de
las señales de respeto y aten­ los sacerdotes.
ción, sino más bien en las lim os­
LAUDES
nas y en los done¿ que se ofre­
cen. “ Honra, dice el Apóstol, y . Dios ordenó a sus Ange­
las viudas, que verdaderamente les. IJ. Que te guardasen en to­
son tales” . Este honor significa dos tus caminos.
A n t . d e l B e n e d . — Escuchad y gra de Simón con una fuerte ca­
atended * a las tradiciones que el lentura. Y lo que sigue.
Señor os ha dado.
H o m il ía de san A m b r o s io ,

O b is p o
Oración
Libro 4 sobre san Lucas, cap. 4, cerca
del fin
C oncedednos, oh Señor, que
instruidos con la práctica O^goN SiD ERA la clemencia del
de los saludables ayunos, apar­ divino Salvador: no deja
tándonos de los perniciosos vi­ la Judea aunque se sienta
cios, más fácilmente consigamos conmovido por al indignación, ni
vuestro favor. Por nuest.o Se­ por las ofensas que ha recibido,
ñor. ni por las mismas injurias. Antes
al contrario, olvidando las inju­
VISPERAS rias, y guiado por la clemencia,
con sus enseñanzas, con sus be­
V . Dios ordenó a sus A n­ neficios y bondades dulcifica los
geles IJ. Que te guardasen en corazones del pueblo ingrato. Con-
todos tus caminos. mucha oportunidad, san Lucas,
A n t . d e l M a g n i j . — El comer antes de hacer mención de la mu­
sin lavarse las manos, * eso no jer curada, nos recuerda la cura­
mancha al hombre. ción del hombre que estaba po­
seído por el maligno espíritu.
Oración Pues el Señor había venido
para curar ambos sexos, y pri­
C oncedednos, os rogamos, oh
meramente debió ser curado el
Dios omnipotente, que ya
que fué creado primero, pero
que buscamos la gracia de vues­
no debía ser olvidada aquella
tra protección, libres de todos
que más pecó por inconstancia
los males, os sirvamos con tran­
de ánimo que por su perversidad.
quilidad de espíritu. Por nuestro
Los RU. del I Nocturno de la
Señor. Dominica precedente, pág. 521. .

Lección II
Feria Quinta
A l realizar el Señor esta cura­
MAITINES ción en sábado, nos recuer­
da el principio de sus obras; co­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
mienza su nueva creación por el
segú n sa n L ucas
‘■día en que dejó la primera. Es­
Lección I Cap. 4, 38-44 to nos demuestra también que el
Hijo de Dios no está obligado a
aquel tiempo: • Saliendo Je­ la observancia de la ley, sino por
sús de la sinagoga, eucró en encima de ella, y que no vino.a
casa de Simón. Hallábase la sue­ derogarla, sino a cumplirla. Ten-

• - . . *
gamos' presente que el mundo corporal. La primera abrasa el
no se hizo por medio de la ley alma; la segunda el cuerpo.
sino por el Verbo, según leemos: Nuestra fiebre es la sensualidad;
“ Por el Verbo de Dios fueron nuestra fiebre es la lujuria; nues­
hechos los cielos*’. De consi­ tra fiebre es la ambición; nues­
guiente la ley no se viola sino tra fiebre es la ira.
que se cumple, al regenerar el
Hijo de Dios al hombre caído. LAUDES
Por lo mismo nos dice el Após­
tol: “ Despojándoos del hombre y . Dios ordenó a sus An­
viejo, revestios del nuevo que geles. I£. Que te guardasen en
fué creado según Dios” . todos tus caminos. *
A n t . d e l B e n e d . — De muchos
salían los demonios * gritando y
Lección III diciendo: Tú eres el Cristo, Hi­
oportunamente empezó jo de Dios; y con amenazas les
por el sábado, a fin de que se prohibía decir que sabían que él
demostrara ser el mismo Creador era el Cristo..
el que enlazaba unas obras con
otras, prosiguiendo la obra que él Oración
había empezado; no de otra ue glorifique, Señor, la so­
os
suerte el artífice que se prepara
para renovar un edificio, empieza
Q lemnidad de vuestros santos
Cosme y Damián, con la que
.la demolición de lo viejo, no por concedisteis a ellos una gloria
los cimientos sino por lo que es­ eterna, y a nosotros vuestro au­
tá más elevado. Por lo tanto, allí xilio con inefable, providencia.
primero pone las manos, en don­ Por nuestro Señor..
de había terminado antes. Co­
mienza por las cosas más peque­ VISPERAS
ñas para llegar a las mayores.
Ciertamente que los hombres, con y . Dios ordenó a sus Ange­
la palabra de Dios pueden librar les. I£. Que te guardasen en to­
del demonio, mas la resurrección dos tus caminos. *
de los muertos es obra reserva­ A n t . d e l M a g n i f . — Todos
da a la sola divina potestad. cuantos tenían enfermos, * los
Quizá en aquella mujer, sue­ presentaban a Jesús, y eran cu­
gra de Simón y de Andrés, rados.
se nos represente el tipo de las
Oración -*
diversas enfermedades que expe­
rimenta nuestra naturaleza y las Q s rogamos, Señor, que la pro­
diversas pasiones que la comba­ piciación celestial aumente
ten. Y ciertamente - no podemos el pueblo sujeto a Vos, y haga
decir que sea menor la fiebre d«¡ que cumplamos siempre vuestros
las pasiones que la del c_alor mandatos. Por nuestro Señ<j.
Feria Sexta parece a un tiempo, animoso y
agotado de fuerzas. Es fuerte,
MAITINES porque en el principio era el Ver­
bo, y el Verbo estaba en Dios,
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
y Dios era el Verbo. Estaba en
segú n san J uan
el principio en Dios. ¿Quieres ver
Lección I Cap. 4, 5-42 cuán fuerte sea este H ijo de
Dios? Todas las cosas fueron he­
p N aquel tiempo: Llegó Jesús chas por él. y nada se hizo sin
a la ciudad de Samaria, lla­ él. Y fueron hechas sin cansancio
mada Sicar, vecina a la heredad alguno. ¿Puede existir alguien
que Jacob dió a su hijo José. Y más fuerte que aquel mediante
lo que sigue. el cual todas las cosas fueron he­
chas sin trabajo? ¿Quieres verle
H o m ilía de sa n A g u s t ín , O b isp o
T ratad o 15 sobre san Ju an , después
ahora débil? El Verbo se hizo
del principio carne y habitó entre nosotros. La
fortaleza de Cristo te creó; la
A empiezan los misterios.
debilidad de Cristo te regeneró.
A la verdad que no en
La fortaleza de Cristo hizo que
vano se fatiga Jesús; no
existiera lo que no tenia ser; la
se fatiga sin m otivo el poder de
debilidad de Cristo hizo que no
D ios; no se fatiga sin causa
pereciera aquello que ya exis­
aquel por quien los fatigados re­
tía. Con su fortaleza nos creó y
cobran las fuerzas; aquel cuya
con su debilidad vino en busca
ausencia nos abruma y cuya pre­
nuestra.
sencia nos fortalece. Jesús, pues,
fatigado del camino, se sienta y
Lección III
descansa junto al pozo; es la ho­
ra sexta cuando fatigado se sien­ j-4 a b i é n d o s e , pues, convertido
ta a descansar. Todo esto tienrí en débil, toma los débiles
alguna significación; indica al­ a su cuidado, a semejanza de la
guna cosa; solicita nuestra aten­ gallina respecto de sus hijos. A
ción; nos exhorta a que llam e­ ésta se comparó. “ ¡Cuántas v e ­
mos.. Dígne’se, pues, abrirnos, a ces, dijo a Jerusalén, quise jun­
vosotros y a m í, aquel que se ha tar a tus hijos como la gallina
dignado exhortarnos a llamar, di­ reúne a sus polluelos bajó sus
ciendo: llamad y os abrirán. alas, y tú no qu isiste!” Ahora
L o s R R . del I I N octurn o de la bien, ved ahí hermanos, cómo la
D om in ica precedente, pág. 522.
gallina se torna débil con sus po­
lluelos. D e ninguna otra ave
Lección II
notamos que sea madre. Vemos
e s ú s se ha fatigado en el c a ­ que algunas aves hacen sus nidos
J mino por ' ti. Hallamos en a nuestra vista; vemos cada día
Jesús la fuerza y la debilidad; a las golondrinas, las cigüeñas y
las palomas, hacer sus nidos; que Sábado
tengan hijos solamente lo nota­
mos cuando están en el nido. Mas MAITINES
la gallina, de tal suerte es solícita L e c c ió n del san to E v a n g e l io
con sus polluelos, que aun no si­ según sa n Juan
guiéndola éstos, y por lo mismo
no viéndolos ella, con todo des­ Lección I Cap. 8, 1-11
cubrimos que es madre.
P naquel tiempo: Jesús se re­
tiró al monte de los Olivos;
LAUDES
y otro día, de mañana, volvió al
y . Dios ordenó a sus Ange­ templo. Y lo que sigue.
les. I£. Que te guardasen en to­
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
dos tus caminos.
Tratado JJ sobre san Juan, después del
Ant. del Bened.— El agua que principio
yo os daré,* si alguno bebiere de
se dirigió al monte
ella no tendrá sed eternamente. ip a esús

Olívete” , monte lleno de


iá •frutos, monte de los aro-
Oración
mas, monte del crisma. ¿Podía
suplicamos, Señor, que os haber monte más indicado para
dignéis bendecir y dar un que en él enseñase Cristo, que
resultado favorable a nuestro el monte de los Olivos? El
ayunos; para que así como nos nombre Cristo se deriva del
abstenemos de los alimentos nombre crisma, y crisma en grie­
corporales, así también ayune el go es lo mismo que unción en
alma de los vicios. Por nuestro lengua latina. Pues bien: Cris­
! Señor. to nos ungió porque nos hizo
luchadores contra el diablo. “ Y
VISPERAS muy de mañana fué de nuevo
al templo, y todo el pueblo acu­
y . Dios ordenó a sus Ange­
día a él; y sentándose les ense­
les. J*. Que te guardasen en to
ñaba” ; no le detenían porque
dos tus caminos.
no había llegado aún la hora de
Ant. del Magnif. — Veo, Se
su pasión. Considerad ahora en
ñor, * que sois Profeta; nuestros
qué circunstancias los enemigos
padres adoraron en este monte
del Señor vinieron a tentar su
Oración mansedumbre.
Los RB. del III Nocturno de la
rogamos nos concedáis, om­ Dominica precedente, f ¿ g . 524.
nipotente Dios, que cuantos
Lección II
confiamos en vuestra protección,
salgamos victoriosos de todas L o s escribas y fariseos le pre­
nuestras adversidades. Por núes sentan una mujer sorprendi­
tro Señor. . da en adulterio, y la colocan en
medio y dicen a Jesús: Maestro, LAUDES
esta mujer acaba de ser sor­
prendida en adulterio; en la lev y,7. Dios ordenó a sus Ange­
nos mandó Moisés que la tal les. I£. Que te guardasen en to­
fuera apedreada; mas ¿tú qué dos tus caminos.
dices? Hablan así para tentarle Ant. del Bened. — Jesús se
y así poderle acusar. ¿Pero de inclinó, * y escribía en tierra: Si
qué? ¿Acaso le habían sorpren­ alguno está sin pecado, arroje
dido a él mismo en algún cri­ contra ella la primera piedra.
men, o se decía que aquella mu­
jer le interesaba de algún modo? Oración

C onceded ,¡oh Dios omnipo-


Lección III .tente! que todos cuantos,
pNTEXDAMOS, hermanos, cuán mortificando la carne se abstie­
admirable fué la mansedum­ nen de los alimentos, abrazando
bre del Señor. Sus enemigos ha­ la santidad de vida, ayunen de
bían notado que era sumamente todo pecado. Por nuestro Señor.
manso, sumamente benigno. D el
VISPERAS
mismo Cristo ya antes se había
Las A ntífonas y Salmos son del S al­
dicho: “ Cíñete al lado tu es­ terio, pág. 237; la Capitula es la si­
pada, oh R ey poderosísimo. Con guiente:
esa tu gallardía y hermosura, ca­ Capitula Gal., 4, 22-24
mina, avanza prósperamente y
H erm anos: Escrito está: Que
reina, por medio de la verdad
Abrahán tuvo dos hijos: uno
y de la mansedumbre y de la
de la esclava, y otro de la libre
justicia” . De consiguiente ense­
Mas el de la esclava nació según
ñó la verdad como m aestro; m os­
la carne; al contrario, el hijo de
tró la mansedumbre como reden
la libre nació en virtud de la
tor, y la justicia como conoce­
promesa. Todo lo cual fué dicho
dor de todo. D ebía reinar en el
por alegoría.
Espíritu Santo en virtud de es­ Himno del Ordinario, pág. 35.
tos tres atributos, según había
y . Dios ordenó a sus A n ­
vaticinado el Profeta. Cuando ha­
geles. 1^. Que te guardasen en
blaba, la verdad quedaba de m a ­
todos tus caminos.
nifiesto; no indignándose contra Ant. del Magnif. — M ujer,
sus enemigos, era admirada su
¿nadie te ha condenado? * N a­
•«mansedumbre. Por lo mismo, die, Señor. Ni yo te condenaré;
viéndose sus enemigos tortura­
no vuelvas a pecar
dos por la envidia a causa de la
verdad y la* mansedumbre que
Oración
resplandecían en él, simularon es­
candalizarse de lo último, es de­ (~ )s. rogamos, oh Dios omnipo­
cir su justicia. - tente, concedáis que cuantos
somos afligidos a causa de nues­ diciendo: Desciende a Egipto y
tras acciones, respiremos con el di a Faraón, * Que deje partir
consuelo de vuestra gracia. Por a mi pueblo: se endureció el
nuestro Señor. corazón de Faraón: no quiere de­
jar partir a mi pueblo si no
se ve obligado por una mano
Dominica Cuarta de
fuerte. V . El clamor de los
Cuaresma hijos de Israel vino a mí, y vi
I dase. Semidoble
su aflicción; pero ven, te enviaré
MAITINES a Faraón. Que deje partir a mi
pueblo.
I NOCTURNO

D el l ib r o del E xodo
Lección II Cap. 3, 7-10
Lección I Cap. 3, 1-6
r\íjO L E el Señor: He visto la
cupábase M oisés en apa­ tribulación de mi pueblo en
centar las ovejas de su Egipto, y oído sus clamores, a
suegro Jetro, socerdote causa de la dureza de los sobres­
de M adián, y guiando una vez tantes de las obras. Y conociendo
la grey a lo interior del desierto, cuánto padece, he bajado a li­
vino hasta el monte de Dios, brarle de las manos de los Egip­
Horeb. Donde se le apareció el cios; y hacerle pasar de aquella
Señor en una llama de fuego que tierra a una tierra buena y es?
salía de en medio de una zarza, paciosa, a una tierra que mana
y veía que la zarza estaba ar­ leche y miel, al país del Cananeo,
diendo, y no se consumía. Por y del Heteo, y del Amorreo, y del
lo que dijo M oisés: Iré a ver esta Ferezeo, y del Heveo y del Jebu-
gran m aravilla, cómo es que no seo. En suma, el clamor de los
se consume la zarza. Pero viendo hijos de Israel ha llegado a mis
el Señor que se acercaba ya pa­ oídos; y he visto su aflicción, y
ra ver lo que era, llamóle desde cómo son oprimidos de los Egip­
entre la zarza, y dijo: Moisés, cios. Pero ven tú, que te quiero
Moisés. Aquí me tienes, respon­ enviar a Faraón, para que saques
dió él. N o te acerques acá, pro­ de Egipto al pueblo mío, los hi­
siguió el Señor: Quítate el cal­ jos de Israel.
zado de los pies, porque la tie­ Se presentó Moisés de­
rra que pisas es santa. Y aña­ lante de Faraón, y dijo: Esto
dió: Y o soy el Dios de tu dice el Señor: * D eja partir a
padre, el Dios de Abrahán, el mi pueblo, para que me sacrifi­
D ios de Isaac y el Dios de Ja­ que en el desierto, y . El Señor
cob. Cubrióse Moisés el rostro, Dios de los Hebreos me ha en­
porque no se atrevía a mirar ha­ viado a ti, diciendo. D eja par­
cia Dios. . tir a mi pueblo, para que me sa­
I£. Habló el Señor a Moisés, crifique en el desierto.
u ié n soy yo, respondió M oi­ S erm ón de san B a s il io

Q sés a Dios, para ir a Faraón,


H om ilía
el G rande

I tlel ayuno, antes del medio


y sacar de Egipto a los hijos
de Israel? D i jóle D ios: Y o esta­
Lección IV
ré contigo; y la señal que ten­
drás de haberte yo enviado, será que Moisés subió
abem os
ésta: Cuando habrás sacado a al monte fortalecido por
mi pueblo de Egipto, ofrecerás el ayuno, ya que a la
un sacrificio a D ios sobre este verdad no se hubiera atrevido a
monte. D ijo Moisés a Dios. Y subir a la cumbre que estaba
bien, yo iré a los hijos de Israel, humeando, ni a penetrar en la
y les diré: E l D ios de vuestros nube, si el ayuno no le hubiese
padres me ha enviado a vos­ dado fuerzas. Mediante el ayu­
otros. Pero si me preguntaren: no recibió los mandamientos di­
, ¿Cuál es su nombre? ¿Qué vinos escritos por el dedo de
les diré? Respondió Dios a Dios en las tablas. Del mismo
M oisés: Y o soy el que soy. modo sobre el monte, el ayuno
He aquí, añadió, lo que dirás le obtuvo ei don de la L ey; pero
a los hijos de Israel: El que es, ai pie del monte la gula con­
me ha enviado a vosotros. D ijo dujo el pueblo a la idolatría, y
de nuevo Dios á M oisés: Esto !e manchó con el pecado. “ El
dirás a los hijos de Israel: El pueblo todo se sentó para comer
Señor Dios de vuestros padres, y beber, y se levantaron para di­
el Dios de Abrahán, el Dios de vertirse” . La embriaguez dei
Isaac y el Dios de Jacob, me ha pueblo inutilizó por completo en
enviado a vosotros. Este nombre un solo día los cuarenta días de
tengo yo eternamente, y con éste trabajo y perseverancia del sier­
se hará memoria de mí en toda vo de Dios, pasados en con­
la serie de generaciones. tinua oración y ayuno. Las ta­
. Cantemos alabanzas al blas escritas por ei dedo de Dios,
Señor, porque ha hecho brillar su que mereció el ayuno, quebrólas
gloria y grandeza, y ha precipi­ la embriaguez. Pues creyó el san­
tado en el mar al caballo y al to Profeta que un pueblo entre­
caballero. * El Señor h¿ sido pa­ gado al vino era indigno de re­
ra mi salvación, el auxilio y pro­ cibir la ley de Dios.
tector mío. y . El Señor ctyno I£. El mar fué vuestro ca­
valiente campeón; es su nombre mino; vuestro sendero las pro­
el Omnipotente. E l Señor ha sido fundas aguas. * Habéis conduci­
para mí salvación. Gloria al P a­ do a vuestro pueblo como un
dre. E l Señor ha sido para mí rebaño por la mano de Moisés y
salvación, el auxilio y protector de Aarón. y . Les trasladásteis
mío. ,^»or el M ar R ojo y los llevasteis-
por medio de las grandes aguas.
Habéis conducido.
ayuno hace sabios a los le­
Lección V gisladores, es la mejor guarda
del alma, compañero seguro del
pN un momento, por causa de cuerpo, defensa y arma de los
la gula, aquel pueblo forma­ varones fuertes, ejercitaclón di
do por Dios con los más admi­ los atletas y luchadores. El, ade­
rables prodigios, quedó esclavo más, aleja las tentaciones, esfuer­
de la más vergonzosa idolatría de za la piedad, mora con la sobrie­
los Egipcios. Por lo cual, si com­ dad y produce la templanza. Ea
paras ambas cosas, verás que el los combates da fortaleza, en la
ayuno conduce a Dios, y que los paz enseña a vivir tranquilamen­
placeres causan la perdición. Si te; santifica el nazareno, perfec­
no ¿cuál fué la causa de la rui­ ciona al sacerdote, ya que no es
na y esclavitud de Esaú? ¿Acaso licito ofrecer el sacrificio sin el
no fué aquel manjar por el que ayuno, no sólo actualmente eri
vendió su primogenitura? ¿Acaso la mística y verdadera adora- *
no fué también por el ayuno que ción, sino que ni en aquella
la oración de Ana fué atendida, en la cual se ofrecía figu­
y le fué concedido Samuel? ¿Qué radamente el sacrificio legal. El
hizo invencible al fortísimo San­ ayuno hizo que Elias pudiera
són? ¿Por ventura no fué el contemplar la gran visión, ya
ayuno, en que fué concebido que purificada su alma por el
en el seno de su madre? ayuno de cuarenta días, mereció,
El ayuno le concibió, el ayuno le estando en la cueva, ver a Dio®
alimentó, el ayuno le hizo varón en cuanto es posible al hombre.
fortísimo. El Angel había orde­ Moisés recibiendo de nuevo la
nado prudentemente a la madre ley, volvió de nuevo a ayu­
que no tocara nada procedente nar. Los Ninivitas de ningún
de la viña y que no bebiera vino modo se hubieran librado de los
ni tampoco sidra. El ayuno, que castigos que les amenazaban a
engendró a los profetas, fortale­ no ser por su ayuno y el de
ce y corrobora a los que ya son sus mismos animales. En el de­
fuertes. sierto ¿quiénes fueron los que pe­
^ . A los que perseguían a recieron? ¿Acaso no fueron los
vuestro pueblo, Señor, les su­ que desearon comer carne?
mergisteis en lo profundo. * Y I£. Moisés, siervo de Dios,
con una columna de nube les ayunó cuarenta días y otras tan­
guiasteis, y . Condujisteis come tas noches. * Para que mereciera
ovejas a vuestro pueblo por ma­ recibir le ley del Señor, y . Su­
no de Moisés y de Aarón. Y con biendo Moisés al monte Sinaí pa­
una columna de nube les guias­ ra tratar con el Señor, permane­
teis. ció en aquel lugar cuarenta días*
y otras tantas noches. Para. G lo­ tumbradas, ya que las de cada
ria al Padre. Para. día no producían efecto en nues­
tro ánimo.
III NOCTURNO Iy. El rostro de Moisés tor­
L e c c ió n del santo E v a n g e l io
nóse resplandeciente cuando el
según san J uan Señor le miró. * Viendo los a n ­
cianos la claridad de su rostro,
Lección VII Cap. 6, 1-15 admirados temieron en gran m a­
nera. y . Al descender del mon­
p N aquel tiempo: Pasó Jesús al te Sinaí, llevaba las dos tablas
otro lado del mar de Galilea, de la Ley, ignorando que a causa
que es el lago de Tiberíades. Y de su conversación con el Señor,
le siguió una gran muchedumbre su rostro despedía rayos de luz.
de gentes, porque veían los m ila­ Viendo.
gros que hacía con los enfermos.
Y lo que sigue.
Lección VIII
H o m il ía de san A g u s t ín ,O b is p o
es mayor milagro
/ C ie r t a m e n t e
T ra ta d o 24 ace rca san Juan
el gobierno de todo el mun­
os milagros que realizó do que la alimentación de cinco
p nuestro Señor Jesucristo mil hombres con cinco panes. Y
E ü son en verdad obras di- con todo, de aquello nadie se ad ­
vinas, y nos ayudan eu gran m a­ mira. D e esto nos admiramos, no
nera para conocer a Dios por porque sea cosa m ayor, sino por­
medio de las cosas visibles. El que es rara. Y a la verdad, ¿quién
es de tal naturaleza que no pue­ ahora alimenta a todo el mundo,
de ser visto con los o¿os del sino aquel que con pocos granos
cuerpo; por otra parte, los m ila­ produce los alimentos? Jesucris­
gros, con los cuales gobierna to­ to obró, pues, como Dios. Con el
do el mundo y dirige todas las mismo poder con que multiplica
criaturas, por su misma continui­ pocos granos produciendo las
dad no excitan nuestra admira­ mieses, hizo que en sus manos se
ción, y así vemos que apenas n a ­ multiplicasen los cinco panes. E l
die fija la atención en las ad­ poder estaba en las manos de
mirables y extraordinarias m a­ Cristo. Aquellos cinco panes eran
ravillas de Dios que resplande­ como semillas, no puestas en h
cen en cualquier grano de se­ tierra sino m ultiplicadas por
milla. Por esto, en su admirable aquél que hizo la tierra.
misericordia, se reservó realizar, . He aquí que envío mi
en tiempo oportuno, algunas Angel, el cual te precederá y
obras fuera del ordinario curso guardará siempre. * Obsérvale y
de la naturaleza, a fin de que atiende a mi voz, y seré enemigo
quedásemos sorprendidos viendo, de tus enemigos, y afligiré a los
no cosas mayores, sino desacos­ que te aflijan, y te precederá mi
Angel, y . Israel, si me atiendes, 2. M ejor es esperar * en el
no habrá en ti ningún dios nue­ Señor que en los príncipes.
vo, ni te prosternarás ante un 3. Señor, * me ha tomado
dios extranjero: porque yo soy vuestra diestra.
el Señor. Obsérvale. 4. Poderoso sois, Señor, * pa­
ra librarme de los poderosos; li­
Lección IX bradnos, oh Dios nuestro.
5. Reyes de la tierra * y pue­
D resen tó , pues, este milagro blos todos, alabad a Dios.
a nuestros sentidos para ele­ L a Capitula es la misma de V ísperas.
var nuestros pensamientos, y lo E l H im no del O rdinario, paág. 13.
mostró a nuestros ojos para ejer­ y . Dios ordenó a sus An­
citar nuestra mente. Quiso que geles. Que te guardasen en
admiráramos al Dios invisible a todos tus caminos.
través de sus obras visibles, a Ant. del Bened. — Habiendo
fin de que, robustecidos en la fe Jesús levantado los ojos, * v
y purificados por ella, deseá­ viendo venir hacia sí un grandio­
semos ver a aquel Dios cuya in­ so gentío, dijo a Felipe: ¿Dónde
visible realidad nos manifiestan compraremos panes para dar de
las cosas visibles. Pero no sola­ comer a toda esa gente? Mas es­
mente vemos estas cosas en los to lo decía para probarle; pues
milagros de Cristo. Preguntemos él sabía lo que había de hacer.
a los mismos milagros qué nos
predican de Cristo, pues tam­ Oración
bién ellos tienen su lenguaje pa­
r"\ s rogamos, oh Dios omnipo­
ra quien sabe comprenderlos. En
tente, concedáis que cuantos
efecto, siendo Cristo el Verbo
somos afligidos a causa de nues­
de Dios, todo lo que hace el
tros pecados, respiremos con el
Verbo es también una palabra
consuelo de vuestra gracia. Por
para nosotros.
nuestro Señor.
1J. Pueblo mío, está atento
a mi ley; * Indina tu oído *
las palabras de mis labios, y . Mi PRIMA
boca se expresará por medio de Ant. — Jesús tomó *. los pa­
sentencias; explicaré cosas es­ nes, y habiendo dado gracias, los
condidas desde el comienzo del distribuyó entre los que estaban
mundo. Inclina. Gloria. Inclina, sentados.

* LAUDES TERCIA

Ant. 1. Aceptarás * el sacri­ Ant. — Con cinco panes * y


ficio de justicia, si apartares tu dos peces, el Señor sació a cinco
rostro de mis pecados. mil hombres.
Los Salm os son de Dom inica en el L a C ap itu la es la misma de V ísp e ­
segundo lu ga r, pág. 59. ras. '
1$. br. El me ha librado * la libre; y Cristo es el que nos ha
Del lazo de los cazadores, y . Y adquirido esta libertad.
de las palabras malignas. Del. . br. Su verdad te cercará
Gloria al Padre. El me. * Como un escudo. Su verdad.
y . Con sus alas te hará y . No te arredrarán los temores
sombra. . Y debajo de sus plu­ nocturnos. Como. Gloria al Pa­
mas esperarás confiado. dre. Su.
y . Dios ordenó a sus A n­
SEXTA geles. Que te guardasen en
todos tus caminos.
Ant. — El Señor alimentó *
a cinco mil hombres con cinco VISPERAS
panes y dos peces.
L a s A n tifo n a s y los Salm os son de
D om inica, pág. 73; la C ap itu la, el
Capitula Gal., 4, 27 Him no y el V erso como en las Vispe*
ras del Sábado precedente, pág. 536.
légrate, estéril, que no en­ Ant. del Magnif. — Jesús su­
gendras; prorrum pe en v o ­ bióse * a un monte, y sentóse allí
ces de alegría la que no eres fe ­ con sus discípulos.
cunda; porque son m uchos más
los hijos de la que y a estaba
abandonada, que de la que tiene Feria Segunda
m arido.
MAITINES
br. Con sus alas * T e ha­
rá sombra. Con sus. y . Y deba­ L e c c ió n del san to E v a n g e l io
jo de sus plumas esperarás con­ seg ú n san J uan
fiado. T e hará. Gloria al Padre.
Con sus. / Lección I Cap. 2, 13-25
y . Su verdad te cercará co­
p n aquel tiem po: Estaba ya
mo un escudo. I£. N o te arre­
cerca la Pascua de los Judíos,
drarán los temores nocturnos.
y Jesús subió a Jerusalén, y en­
contró en el templo gentes que
NONA vendían bueyes, y ovejas y pa­
lomas. Y lo que sigue
Ant. — Aquellos hombres *
cuando vieron el milagro reali­ H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
zado por Jesús, decíanse los unos T ratad o 10 sobre san Ju a n , despues del
a los otros: éste es verdadera­ principio
mente el. Profeta que ha de venii
al mundo. uéacabamos de oír, her­
manos? He aquí que
Capitula Gal., 4, 31 aquel templo era tan só­
lo figura, y de él echó el Señor
A sí, pues, hermanos: no somos a todos los que buscaban sus in­
h ijo s de la esclava, sino de tereses, á los que querían negociar.

*
Y ¿qué cosas vendían en él? Las siguiente, y oye mi palabra; y se­
que necesitaban para los sacrifi­ ré enemigo de tus enemigos. Y
cios de aquel tiempo. Conocéis te daré.
bien vosotros que a aquel pue­
blo carnal y de corazón duro le Lección III
fueron prescritos tales sacrificios
que le impidiesen inmolar a los la casa de Dios no debe
ídolos, y por esto inmolaban allí convertirse en casa de nego­
bueyes, ovejas y palomas. Lo cio, ¿deberá convertirse en ca­
sabéis por haberlo leído. sa de bebida? Al oír semejan­
Vosotros que habéis de tes palabras los culpables se en­
pasar el Jordán, edificad al Se­ furecen contra nosotros; mas
ñor un altar, * De piedras que nos consuelan las palabras del
no hayan sido labradas por el Salmo: “ Rechinaron contra mí
hierro, y ofreced sobre él holo­ sus dientes”. Sabemos escuchar
caustos y hostias pacíficas a vues­ las palabras que pueden curar­
tro Dios. y . Y cuando entrareis nos, por más que sus latigazos
en la tierra que el Señor os ha caigan a golpes redoblados sobr?
de dar, edificad allí al Señor un Jesucristo, puesto que es mal­
altar. De. tratada su misma palabra: “ Des­
cargaron sobre mí sus azotes a
Lección II porfía, sin saber por qué causa”.
Cristo fué azotado por los azo­
D a r e c e , pues, que no era gran tes de los Judíos; y ahora es
pecado vender en el templa azotado por las blasfemias de los
aquello que se adquiría p a n falsos cristianos. Multiplican los
ofrecer allí, y con todo, el Se­ azotes contra su Señor Dios, y lo
ñor los echó fuera. ¿Qué hubier.t ignoran. En cuanto a nosotros,
hecho si hubiese encontrado allí procuremos con la ayuda de
hombres sumidos en la embria­ su gracia, hacer lo que nos indi­
guez, aquel Señor que arrojó a ta el mismo Salmo: “ Mas yo
los que vendían cosas lícitas, y cuando ellos me atormentaban,
que no vulneraban la justicia vestía cilicio, y con el ayuno hu­
*(pues lo que honestamente se millaba mi alma” . *
puede comprar no es ilícito ven­ 3 • Así como estuve con
derlo), y con todo los echó, no Moisés, así estaré contigo, dice
tolerando que la casa de oración el Señor. * Esfuérzate y sé vale­
se convirtiera' en casa de nego­ roso; introducirás a mi pueblo en
cio? una tierra que mana leche y miel.
I£. Atiende, Israel, a los pre W No temas, porque yo estaré
ceptos del. Señor, y escríbelos en contigo; en cualquier parte que
tu corazón como en un libro. * Y fueres, no te dejaré, ni te aban­
te daré la tierra que mana le ­ donaré: Esfuérzate. Gloria al
' che y miel. y . Guarda, de con­ Padre. Esfuérzate.
LAUDES se maravillaban los Judíos. Y lo
que sigue.
V . Dios ordenó a sus A n­
geles. IJ. Que te guardasen en H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
todos tus caminos. Tratado 29 sobre san Juan, después del
Ant. del Bened. — Quitad eso principio
de aquí, * dice el S^ñor; y no
que se había oculta­
quel
hagáis de la casa de mi Padre
do, enseñaba y hablaba
una casa de tráfico.
manifiestamente, y no era
Oración detenido. Se había ocultado para
darnos ejemplo, y no permitía
f)s rogamos, oh Dios omnipo­
que le prendiesen, para demos­
tente, nos concedáis que
guardando cada año devotamen­ trar su poder. Cuando enseña­
ba se “ admiraban los Judíos”
te las sagradas observancias, os
Según creo, todos se adm i­
agrademos en el cuerpo y en el
raban, mas no todos se con­
alma. Por nuestro Señor.
vertían. ¿D e dónde provenía la
VISPERAS admiración? De que muchos sa­
V - Dios ordenó a sus Ange­ bían en dónde había nacido, en
les. I£. Que te guardasen en to­ dónde había sido educado. Jamás
dos tus caminos. le habían visto estudiar, y con
Ant. del Mügnif. — Destruid todo le oían tratar de la ley, ci­
este templo, * dice el Señor, y tar sus sentencias, las cuales
yo en tres días lo reedificaré. nadie podría citar a no haber­
Esto lo decía refiriéndose al tem ­ las leído, ni nadie las podía leer
plo de su cuerpo. a no haber estudiado, y por esto
se admiraban. Esta admiración
Oración dió motivo al divino M aestro p a­
^ scuchadbenignamente, Señor, ra inculcarles profundamente la
nuestras preces; y a los que verdad.
concedéis el afecto de suplicaros, I£. ¿Por qué intentáis m a­
otorgadles el auxilio de vuestra tarme. habiéndoos dicho yo la
protección. Por nuestro Señor. verdad? * Si he hablado mal, dad
testimonio de este mal, y si he
Feria Tercera hablado bien ¿por qué me herís!
V . M uchas buenas obras he
“ MAITINES obrado ante vosottos, ¿por cuál
L e c c ió n del san to E v a n g e l io cíe ellas me queréis dar la m uer­
según san Juan te? Si he.
Lección I Cap. 7r 14-31 L ección II
£ aquel tiempo: Hacia la mi­
n on m otivo de su admiración
tad de la fiesta, subió Jesús ^ y de sus palabras, profirió el
al templó v púsose a enseñar, y Señor unas sentencias m uy pro­
fundas y dignas de ser considera­ ésta no era suya, porque es Ver­
das y meditadas con toda aten­ bo del Padre. Pues, ¿hay nada
ción. ¿Qué les contestó el Señor que sea tan tuyo como tú mis­
al ver su admiración porque sa­ mo? ¿ Y hay nada que sea menos
bía lo que no había aprendido? tuyo que tú mismo, si lo que
“ M i doctrina, dijo, no: es mía, eres pertenece a otro?
sino de aquel que me ha envia­ Moisés siervo de Dios
do” . Esta es la primera prófum ayunó cuarenta, días y cuarenta
didad; ya que parece que esta«i noches: * Para que mereciera re-
pocas palabras encierran un*¿ cibif la Ley del Señor, y . Su­
contradicción. No dtjo, en efec­ biendo Moisés al monte Sinaí, es­
to: “ Esta doctrina no es m ía” ; tuvo en él cuarenta días y cua­
sino: “ M i doctrina no es m ía” . renta noches. Para que. Gloria
Si es tuya, ¿cóm o no es tuya? al Padre. Para que.
Pues tú sostienes ambas cosas-
la doctrina es m ía y no es mía. LAUDES
1^. Y o , el Señor, os conduje
por el desierto cuarenta años, y y . Dios ordenó a sus A n­
no se destrozaron vuestros ves­ geles. I£. Que te guardasen en
tidos. * Os di el maná del cielo, todos tus caminos.
y os habéis olvidado de mí, dice Ant. del Bened. — ¿Por qué
el Señor, y . Y o os saqué de la me queréis * dar la muerte, ha­
tierra de Egipto, y os libré de biéndoos yo anunciado la verdad?
vuestra esclavitud. Os di.
Oración

Lección III Q s suplicamos, Señor, que la


observancia de los sagrados
A /í a si nos fijamos con aten­
s
ayunos, nos obtenga el aumento
ción en lo que el mismo de la piedad, y el continuo au­
santo Evangelista dice: “ En el xilio de vuestra protección. Por
principio existía el Verbo, y el nuestro Señor.
Verbo estaba en Dios, y Dios era
V erbo” ; encontraremos en ellas VISPERAS
la solución de lo propuesto.
y . Dios ordenó a sus An­
¿C uál es la doctrina del Padre,
geles. I£. Que te guardasen en
sino el Verbo del Padre? El
todos tus caminos.
mismo Cristo, de consiguiente,
Ant. del Magnif. — Nadie pu­
es la doctrina del Padre, si es
so en él las manos, * porque aun
el Verbo del Padre. M as como
no había llegado su hora.
es imposible que el Verbo no sea
de nadie, sino que debe ser de Oración
alguien, ha podido decir, por una
parte, que él mismo era su pro­ D erdonad, Señor, a vuestro
pia doctrina, y por otra,- qu-j - pueblo, y concededle propi­

J, B r e v , 44
ció el reposo deseado, ya que tol, nacido de la raza de P rofe­
constantemente es atribulado con tas: “ Nosotros fuimos en otro
multitud de trabajos. Por nues- tiempo hijos de ira por natura­
tio Señor. leza, como los demás” ? Si éra­
mos hijos de ira, lo éramos tam­
bién de la venganza, del castigo,
Feria Cuarta de la gehena. Y al decir por na­
turaleza/ ¿acaso no denota que
MAITINES t
por el pecado del primer hombre
L e c c ió n del san to E v a n g e l io el vicio se constituyó como una
seg ú n san J uan naturaleza? D e consiguiente, si el
pecado fué como una segunda
Lección I Cap. 9, 1-33 naturaleza, podemos decir que to­
do hombre en cuanto a su alma
p N aquel tiempo: A l pasar Je­
nació ciego.
sús, vió a un hombre ciego de L o s R R . del I I I N o ctu rn o de 1»
nacimiento. Y sus discípulos le D om in ica preced en te, pág. 540.
preguntaron: Maestro, ¿qué pe­
Lección II
cados son la causa de que éste
haya nacido ciego, los suyos o los Y / ln o el Señor, y ¿qué hizo?
de sus padres? Y lo que sigue. Nos llamó la atención sobre
un gran misterio. “ Escupió en
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
tierra, haciendo barro con su sa-
T rata d o 44 sobre sa n Ju a n , h acia el saliva” porque el Verbo se hizo
principio
carne, “ y untó los ojos del cie­
os hechos sorprendentes go” . Los ojos de este hombre es­
y maravillosos de la v i­ taban cubiertos de barro, y aun
da de nuestro Señor Je­ no veía. Le mandó que fuese a
sucristo son, a la vez, obras y la piscina llamada Siloé. El Evan­
palabras: obras porque realmen­ gelista se encargó de recordarnos
te acaecieron; palabras por ser el nombre de esta piscina, y así
señales. Si meditamos, pues, en nos dijo que significaba Envia­
el significado de este milagro, do. Vosotros sabéis quién fué el
veremos que este ciego repre­ Enviádo. Si él no hubiera sido en­
senta al género humano. La ce­ viado, ninguno de nosotros se hu­
guedad fueren el primer hombre biera visto libre de la iniquidad.
efecto de la culpa, y él nos ha Se lavó en aquella piscina que
comunicado a todos, no sólo el significaba Enviado; fué bautiza­
germen de la muerte, sino el del do en Cristo. De consiguiente si
pecado. Si la ceguedad es la in­ el Salvador en cierto modo le
fidelidad y la iluminación es la bautizó al devolverle la vista,
íe, ¿a quién encontró Jesucristo puede decirse que le había he­
fiel cuando vino al mundo? ¿No cho catecúmeno cuando le untó
dice, acaso, de sí mismo el Após­ los ojos.
apiadaos de los que os invoca­
mos, a fip de que, por la confe­
que habéis oído es un gran
sión de nuestras culpas, alcance­
misterio. Pregunta a un hom
mos el perdón de las mismas.
bre: ¿Eres cristiano? T e respon­ Por nuestro Señor.
de: No lo soy. Le preguntas aún:
¿Eres pagano o judío? Si te res­ VISPERAS
ponde: N o lo soy, vuelves a El Señor ordenó a sus
preguntar: ¿Eres catecúmeno o Angeles. 1$. Que te guardasen en
fiel? Si responde: Catecúmeno, todos tus caminos.
significa que ha sido ungido, mas Ant. del Magnif.— Aquel .hom­
no lavado. Pregúntale cómo ha bre * que se dice Jesús, hizo un
sido ungido, y te responderá. poquito de lodo y lo aplicó a
Pregúntale de nuevo en quién mis ojos, y ahora veo.
cree. Por lo mismo que es cate­
cúmeno, te dirá: En Cristo. Ved Oración
ahí que ahora me dirijo a fieles A tiendan , Señor, los oídos de
y a catecúmenos. ¿Qué dije de vuestra misericordia las sú­
la saliva y del lodo? Que el Ver­ plicas de los que oran, y a fin
bo se hizo carne. Esto se enseña de que accedáis a los deseos de
a los catecúmenos, mas no les es quienes os suplican, haced que
suficiente para el fin por el cual os pidan lo que os sea agradable.
fueron ungidos. Acudan presuro­ Por nuestro Señor.
sos al baño saludable, si quieren
ser iluminados.
Feria Quinta
LAUDES , MAITINES

y , Dios ordenó a sus A n­ L ección del santo E vangelio


geles. 1^. Que te guardasen én según san L ucas
todos tus caminos. Lección I Cap. 7, 11-16
Ant. del Bened. — Maestro
¿qué pecado ha cometido éste, * P naquel tiempo: Jesús iba ca­
puesto que ha nacido ciego? R es­ mino Je la ciudad de Naím,
pondió Jesús, y dijo: Ni éste ha y con él iban sus discípulos y
pecado ni sus padres; sino para mucho gentío. Y lo que sigue.
que las obras del poder de Dios
se manifiesten en él. H o m ilía de san A m brosio ,
O bispo
Libro S de los Comentarios sobre el
Oración cap. 7 de san Lucas, después del prin­
cipio
h Dios, que por medio del
ayuno concedéis a los jus­ ste pasaje evangélico se
tos el premio de sus m e re c im ie n ­ refiere a una doble gra­
tos, y a los pecadores el perdón; cia. Tiene primeramen­
te por objeto manifestarnos cuán funtos, que impulsaban al cuerpo
prestamente la misericordia d i­ humano' a su disolución, de
vina se deja conmover por los acuerdo con el curso mortal de
lamentos de una madre viuda, y la naturaleza de la materia, ha­
especialmente de una madre ago­ biendo oído la palabra de Dios,
biada por la enfermedad o la se detuvieron. Y nosotros, ¿no
muerte de su hijo único, de una yacemos inanimados en el fére­
viuda, en fin, cuyo decoro y cu­ tro mortuorio, es decir, sobre el
yos méritos se manifiestan en la instrumento de las postreras
multitud que la acompaña en las pompas fúnebres cuando nos
exequias. Por otra parte, en esta abrasa el fuego de la inmoderada
viuda, más que una simple m ujer concupiscencia, o se apodera de
rodeada de un gran multitud de nosotros el frío de la indiferen­
pueblo, que mereció con sus lá ­ cia, o el vigor del alma es opri­
grimas la resurrección de aquel mido por el peso de este cuerpo
ioven, único hijo suyo, nos mues­ terrestre y perezoso? He aquí los
tra la imagen de la Iglesia, que, portadores que nos llevan a la
en atención a sus lágrimas, con­ tumba.
sigue llamar del seno de las pom­
pas fúnebres o de las profundi­ Lección III
dades del sepulcro, para restituir­
aunque los últimos ob-
A / ía s,
lo a la vida, a un joven pueblo,
sequíos tributados a un
por quien no le es licito llorar,
muerto hayan privado de todri
por haberle sido prometida su
esperanza de vida, y los cuerpos
resurrección.
de los difuntos se hallen ya cer­
Los B R . del I Nocturno de la
Dominica precedente, pág. 537. ca del sepulcro, con todo, a la
palabra de Dios, los cadáveres
Lección II vuelven a la vida. Recobran la
voz; un hijo es devuelto a su
pSTE difunto era llevado al se­ madre; se levanta del féretro y
pulcro en un féretro por los es arrebatado al sepulcro. ¿Cuál
cuatro elementos m ateriales; p e­ es este féretro sino tus malas
ro esperaba la resurrección por­ costumbres? T ú féretro es tu
que lo llevaban en un féretro de perfidia; tu féretro es tu boca:
madera. Si bien es cierto que és­ “ Sepulcro abierto es la boca” de
ta no hubiera sido antes de nin ­ aquellos que profieren palabras de
guna utilidad, después que -*stu- muerte. D e este sepulcro te libra
vo en contacto con Jesús empezó Cristo; de este sepulcro saldrás
a sernos útil para la vida. Con si escuchas la palabra de Dios.
esto se mostraba que el pueblo Y si el-pecado es tan grave, que
había de recibir la salud median­ tú mismo no lo puedes lavar con
te el patíbulo de. la cruz. Aqus- las lágrimas de la penitencia,
- líos severos conductores de di­ llore por ti tu madre la Iglesia,
ella, que interviene en favor de Feria Sexta
cada uno de sus hijos como la
madre viuda en favor de su hijo MITINES
único. L e c c ió n del san to E v a n g e l io
según san Juan
LAUDES
Lección I Cap. 11, 1-4S
y . Dios ordenó a sus Ange­
les. 1$. Que te guardasen en to­ j^N aquel tiempo: Estaba en­
dos tus caminos. fermo Lázaro, vecino de Be-
Ant. del Bened. — Jesús se di­ tania, patria de M aría y de M ar­
rigía * a la ciudad de N aím : ta sus hermanas. Y lo que sigue.
y he aquí que sacaban a enterrar
H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o
un difunto, hijo único de su ma­
dre. Tratado 49 sobre san Juan, después del
principio

Oración que según in­


e c o rd a r é is
diqué en el anterior ser­
onceded nos, oh Dios omni­ món, el Señor huyó de
potente, que a los que so­ las manos de aquellos que que­
mos castigados con los ayunos, rían apedrearle, y partió a la
nos regocije también la santa de­ otra parte del Jordán, en donde
voción; para que mitigados nues­ Juan bautizaba. Mientras estaba
tros afectos terrenos, más fácil­ allí, Lázaro enfermó en Betania,
mente consigamos los celestiales. que era un lugar cercano a Jeru­
Por nuestro Señor. salén. “ M aría era aquella que
había ungido al Señor con un
VISPERAS perfume, y limpiado sus pies con
y , Dios ordenó a sus A n­ sus cabellos. Lázaro, que entonces
geles. 1^. Que te guardasen en estaba enfermo, era hermano su­
todos tus caminos. yo. Sus hermanas mandaron en­
Ant. del Magnif. — > Un gran viados a Jesús” . Y a comprende­
Profeta * ha aparecido entre nos­ mos a dónde los enviaron: al
otros, y Dios ha visitado a su lugar donde estaba Jesús, puesto
pueblo. que estaba ausente; a saber: en
la otra parte del Jordán. Envia­
Oración ron quiénes comunicaran al Se­
ñor que estaba enfermo su her­
r \ n Dios, que instituisteis y que
mano, a fin de que se dignase
gobernáis a vuestro pueblo,
venir para librarle de la enfer­
apartad de él los pecados que le
medad. M as él difirió venir a
afligen, para que os sea siempre
curarle, a fin de poderle resuci­
agradable, y con vuestra protec­
tar.
ción goce de seguridad. Por nues­
Los R R . del I I N octurno de la D o­
tro Señor.,, m inica precedente, pág, 538. '
ma muerte de Lázaro no se orde­
naba a la muerte, sino más
le anunciaron las herma­

Q nas de Lázaro? “ Señor, he
bien a la realización de un mi­
lagro, en vista del cual los hom
aquí que aquel a quien amas, está
bres creyeran en Cristo, y así
enfermo” . No dijeron: Ven. Al
evitaran la muerte. Y ahora fi­
que ama, basta anunciarle la en­
jémonos en que nuestro Señor
fermedad. No se atrevieron a de­
dió una prueba indirecta de su
cir: Ven a curarle; no se atre
divinidad, contra los que niegan
vieron a decir: Manda y se hará.
que el Hijo sea Dios.
¿Por qué no le dirigen esta sú­
plica que valió elogios a la fe
LAUDES
del centurión? Este dijo: “ No
soy digno que entres en mi ca­ y , Dios ordenó a sus A n­
sa; pero di una sola palabra, y geles. I£. Que te guardasen en
quedará curado mi siervo” . N a­ todos tus caminos.
da de esto dijeron ellas; sino tan Ant. del Bened. — Nuestro
sólo: “ Señor, he ahí que aquel amigo Lázaro * duerme; vaya­
a quien amas está enfermo” . Es mos y despertémosle del sueño.
suficiente que lo sepáis; puesto
que no podéis abandonar a los Oración
que amáis.
Dios, que con inefables sa­
Lección III cramentos renováis al mun­
do, concedednos, os suplicamos,
F \ alguno: ¿Cóm o puede ser
ir á
que vuestra Iglesia no solamen­
que por Lázaro fuese figu­
te prospere en sus eternas insti­
rado el pecador, si era tan ama­
tuciones, mas también goce siem­
do de Cristo? Que atienda el que
pre de los auxilios temporales.
tal dice a las palabras de Por nuestro Señor.. .
Cristo, cuando afirmaba: “ No
he venido a buscar a los justos, VISPERAS
sino a los pecadores” . Si Dios
no amara a los pecadores, no y , Dios ordenó a sus A n­
hubiera descendido del cielo a la geles. 1^. Que te guardasen en
tierra. “ Oyéndoles Jesús, les dijo: todos tus caminos.
E sta enfermedad no se ordena a Ant. del Magnif.— Señor, * si
la muerte¿ sino que está ordena­ hubieses estado aquí, Lázaro no
da para gloria de Dios, a fin de habría muerto; he aquí que ya
que por ella el H ijo de Dios sea hiede, pues hace cuatro días que
glorificado” . E sta glorificación de está en el sepulcro.
Jesús no fué para aumentarle 1?.
Oración
gloria, sino para provecho nues­
tro. D ijo, pues: “ N o se ordena Q s rogámos, omnipotente Dios,
a la m uerte” , supuesto que la mis­ ■ que cuantos conociendo
nuestra flaqueza confiamos en
vuestra virtud, nos gocemos siem­
pre bajo la protección de vues­ A \as la recta fe de la Iglesia
tra piedad. Por nuestro Señor. Católica, condena tal abe­
rración, y la tiene por invención
diabólica; y no sólo la reconoce
Sábado errónea, sino que con sus razona­
mientos procura disuadir de ella
MAITINES
a los que la profesan. Recha­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io cemos, por lo tanto, semejante
según san J uan error, el cual fué ya desde el
principio condenado por la Igle­
Lección I Cap. 8, 12-20 sia. No creamos que nuestro Se­
ñor Jesucristo sea este sol que
jp N aquel tiempo: Habló Jesús
vemos nacer en el Oriente y po­
al pueblo, diciendo: Y o soy
nerse en Occidente, a cuyo curso
la luz del mundo: el que me si-
sigue la noche, cuyos rayos son
que, no camina a oscuras, sino
oscurecidos por las nubes y quo
que tendrá la luz de la vida. Y lo
pasa de un lugar a otro. No es
que sigue.
este Cristo. Cristo no es el sol
H o m il ía d e sa n A g u s t ín , O b is p o creado, sino aquél por quien e!
T ratado 34 sobre san Juan, después sol fué hecho. Todas las cosas
del principio fueron hechas por él, y sin él
o que dijo el Señor: nada “ Y o se hizo.
soy la luz del mundo” ;
me parece claro para Lección III
aquellos que tienen ojos con los
p L es la luz que hizo esta luz.
cuales pueden participar d".
Amemos, pues, á esta divina
esta luz. Mas aquellos que sólo
luz; procuremos conocerla, ten­
tienen ojos terrenos, se admiran
gamos sed de ella para que a
de lo que dijo Jesucristo: “Y o
ella podamos llegar guiados por
soy la luz del mundo” . Y acaso
ella misma, y en ella de tal suer­
no faltará quien diga para sí
te vivamos, que jamás del todo
mismo: ¿Por ventura Cristo es
muramos. Hablando de esta luz,
este sol que recorre el día de
ya en otro tiempo había profe­
oriente a occidente? Pues no fal­
tizado el Salmista: “ ¡Cuán gran­
taron herejes que creyeron tal
de es, oh Dios, vuestra bon­
cosa. Los Maniqueos creyeron
dad! Porque en Vos está la fuen­
que este sol visible a los ojos de
te de la vida, y veremos la luz
la carne, manifiesto y patente, no
sólo a los hombres sino también en vuestra luz". Consideremos
a los animales, era Cristo Señor lo que de esta luz dijo uno de
nuestro. los más grandes servidores de
Los R R . del I I I N octurno de In
Dios. “ Vos, dijo, conserváis, Se­
D om in ga precedente, pág.. 540. ‘ ñor, a los hombres y a las bes-
tías, ya que Vos habéis m ultipli­ nuestra, y presentándose no con
cado vuestra misericordia”. sangre de machos de cabrío, ni de
becerros, sino con la sangre pro­
LAUDES pia, entró una vez en el santua­
rio, habiendo obtenido una eterna
y . Dios ordenó a sus Ange­ redención.
les. R . Que te guardasen en to­ H im no A vanzan ya, del O rd in ario,
dos tus caminos. página 36.
Ant. del Bened. — El que me y . Libradme, Señor, del
sigue * no anda en tinieblas, sino hombre malo. ]^. Del hombre
que tendrá la luz de la vida, dice perverso apartadme.
el Señor. Ant. del Magnif. — Y o soy *
quien doy testimonio de mí m is­
Oración m o; y el Padre que me ha envia­
do da también testimonio de mí.
f ) s rogamos, oh Señor, que por
vuestra gracia sea fructuoso
Oración
el afecto de nuestra devoción:
ya que tanto nos aprovecharán r 'í s suplicamos, omnipotente
nuestros ayunos, cuanto sean Dios, que os dignéis mirar
agradables a vuestra piedad. Por favorablem ente a vuestros sier­
nuestro Señor. vos, a fin de que con el auxilio
de vuestra gracia sean dirigidos
VISPERAS en el cuerpo, y con vuestro am­
L as A n tífo n a s y los Salm os son del paro, guardados en el alma. Por
Salterio, pág. 237.
nuestro Señor.
Capitula Hebr., 9, 11-12 D esde estas V ísp e ra s hasta la Do- T
m ínica I después de Pentecostés in ­
clu siv e, se om ite el S u fra g io de todos
:
M érm an o s Cristo, asistiendo los San tos, aun en las fiestas.
como pontífice de los bienes H o y y en los días siguientes hasta la
venideros, por medio de un t a ­ F e ria I V de la Sem ana San ta in clu si­
ve, los R esponsorios breves para C om ­
bernáculo más excelente y más pletas y para la s H oras, en el O ficio
perfecto, no hecho a mano, esto así dom inical como fe ria l, se dicen sin
Glória P a tri, tal como está indicado
es, no de fábrica semejante a la en el O rd in ario del Tiem po de P asión .
Dominica de Pasión1
I clase. Semidoble

MAITINES en Anatot, ciudad de la tie rr í de


Benjamín. E l Señor le dirigió a
E l In v itato rio y el H im no como en.
el O rd in ario, pág. 6; las A n tífo n a s y él su palabra en los días del rey
los Salm os de D om in ica, pág. 46, con Josías, hijo de Ammón, rey de
los V e rso s de los N octurnos propios
del Tiem po de P a sió n , los cuales se Judá, el año décimotercero de su
dicen tam bién en la siguiente D om inica. reinado. Y se la dirigió también
I N O CTU RN O en los días de Joaquín, hijo de
Josías, rey de Judá, hasta aca­
E m p ie z a el l ib r o de J e r e m ía s bado el año undécimo de Sede-
P rofeta cías, hijo de Josías, rey de Judá,
hasta la transportación de Jeru­
Lección I Cap. 1, 1-6
salén en el mes quinto. Y el Se­
a la b r a s de Jeremías, hi­ ñor me habló, diciendo: Antes
jo de Helcías, uno de los que yo te formara en el seno ma­
sacerdotes que habitaban terno te conocí, y antes que tú

]. H em os ya advertido que la gran solem nidad de la P ascu a, además de la


prep aración próxim a, ten ia tam bién una preparación inm ediata. E l tiempo de
P asión con stitu ye esta preparación inm ediata. E ste periodo del año litú rgico dura
escasam ente dos sem anas: “ la sem ana de Pasióiv^ y la Sem ana S a n ta ” . E s un
período corto, pero a la verdad destinado a la conm em oración solemne, intensa
y profunda de los su frim ien tos, de las hum illaciones, y de la m uerte del Reden­
tor. L a litu rg ia de este tiempo nos propone el m isterio de la Pasión como la
verdadera causa m eritoria, y el precio del rescate de la hum anidad. A l propio
tiempo que nos presenta a Jesu cristo como el “ V a ró n de dolores", y contra el
que' se unen para darle la m uerte Judíos y G en tiles; tam bién nos recuerda la
sagrad a litu rg ia , la inocencia y la santidad de Jesucristo. P o r eso en el principio
de este tiempo, en el propio domingo' de P asión , el E van gelio nos propone aque­
llas palabras que únicam ente podía pronunciar Jesús, ^ q u e jam ás nadie como
nacieras te santifiqué, y te desti­ ñor y me dijo: ¿Qué es eso que
né para profeta entre las nacio­ ves, Jeremías? Y o estoy viendo,
nes. A lo que dije yo: ¡Ah, ah! respondí, la vara de uno que está
¡Señor D ios! ¡Ah bien veis vos vigilante. Y di jome el Señor: Así
que yo no sé hablar, porque soy es como tú has visto, pues yo
todavía jovencito. seré vigilante en el cumplimien­
. Estos son los días que to de mi palabra. Y hablóme de
debéis observar en sus debidos nuevo el Señor, diciendo: ¿Qué
tiempos. * El día catorce del es eso que ves? Veo, respondí
mes primero, p o r , la tarde, es la una olla hirviendo, y viene de la
Pascua del Señor, y en el día parte del Norte.
décimoquinto celebraréis la so­ 1$. Se han multiplicado los
lemnidad dedicada al Dios a ltí­ que me afligen, y dicen: No tie­
simo. y . Habló el Señor a M oi­ ne salvación en su Dios. * L e­
sés diciéndole: Habla a los hi­ vantaos, Señor, salvadme, Dios
jos de Israel, y les dirás. El día mío. "Xr . No sea que diga mi ene­
catorce. migo: Prevalecí sobre él. Levan­
taos.
Lección II Cap. 1, 7-13
Lección III Cap. 1, 14-19
Y me replicó el Señor: No di­
gas soy un jovencito, porque ^ ntonces me dijo el Señor: Del
tú ejecutarás todas las cosas para norte se difundirán los males
las cuales te comisioné, y todo sobre todos los habitantes de la
cuanto yo te encomiende que di­ tierra esta. Porque he aquí que
gas, lo dirás. No temas la presen­ yo convocaré todos los pueblos
cia de aquéllos, porque contigo de los reinos del norte, dice el
estoy yo para sacarte de cual­ Señor; y vendrán, y cada uno de
quier embarazo, dice el Señor. ellos pondrá su pabellón a la en­
Después alargó el Señor su m a­ trada de las puertas de Jerusa­
no, y tocó mis labios, y añadió lén, y alrededor de todos sus
el Señor: M ira, yo pongo mis muros, y en todas las ciudades de
palabras en tu boca. He aquí Judá. Y yo trataré con ellos de
que hoy te doy autoridad sobre castigar toda la malicia de aque­
las naciones y sobre los reinos llos que me abandonaron, y ofre­
para desarraigar, y destruir, y cieron libaciones a dioses extran­
arrasar, y disipar, y edificar y jeros, y adoraron a los ídolos
plantar. Luego me habló el Se­ obra de sus manos. Ahora, pues,
él podrá rep e tir: “ ¿ Q u ié n de vosotros podrá acusarm e de p eca d o?” ( l o a n n 8,
46). El tiempo de P asió n es el que está consagrado especialm ente a la veneración
y al culto de la C r u z , que nos representa, no como un instrum ento de oprobio,
sino como el estan d arte b rillantísim o del único verdadero R ey d ivin o ; como árbol
el más hermoso y resplandeciente que tuvo la dicha in efable de sostener el R ey
de cielos y tie r r a ; nos la representa como la balanza que con su peso de infinito
valor arrebató al infierno las victim as, y como la única esperan za, ya que del
árbol de la c r u z .h a procedido la vida de las alm as, a íi como del árbol del para'so
procedió la m uerte y la ruina de la hum anidad.
ponte haldas en cinta, y anda lu e -1 días, muy razonablemente los
go y predícales todas las cosas santos Apóstoles, inspirados por
que yo te mando. No te detengas el Espíritu Santo, instituyeron
por temor de ellos, porque yo mayores ayunos, a fin de que es­
haré que no temas su presencia. tando todos más unidos con h
Puesto que en este día te consti­ cruz de Cristo, también hagamos
tuyo como una ciudad fuerte, y algo de lo mucho que por nos­
como una columna de hierro, y un otros practicó. Como dice el
muro de bronce contra toda la Apóstol: “ Si padecemos con él,
tierra; contra los reyes de Judá, también seremos con él glorifi­
y sus príncipes, y sacerdotes, y la cados’1. Y a que cuantos partici­
gente del país, los cuales te harán pan de la pasión de Cristo, tie­
guerra; mas no prevalecerán; nen esperanza cierta de la bien
pues contigo estoy yo, dice el aventuranza que prometió.
Señor, para librarte. I£. Vos sois mi Dios, no os
1$. ¿Hasta cuándo prevalece­ apartéis de mí. * Porque la tri­
rá mi enemigo sobre mí? * M i­ bulación está próxima, y no hay
radme y oídme, Señor, Dios mío. quien me auxilie, y . Mas vos,
y . Mis adversarios se gozarán Señor, no alejaréis vuestro soco­
si yo cayere. Mas yo espero en rro de mí, atended a mi socorro.
vuestra misericordia. Miradme. Porque.
Hasta ruándo.
II NOCTURNO
Lección V
S er m ó n d e sa n L eó n , P a p a A
nadie, amadísimos, se niega
Serm ón 9 de Cuaresm a la participación en esta gloria,
Lección IV sin que sea obstáculo para ello la
condición del tiempo, ya que la
o ignoramos, amadísimos,
tranquilidad y ia paz no nos pri­
que entre todas las so van de la práctica de la virtud.
lemnidades cristianas, <*i Y a lo predijo el Apóstol, dicien­
misterio pascual es el que ocupa do: “ Todos los que quieren vi­
el primer lugar. Para celebrarle vir piadosamente en Cristo, su­
digna y convenientemente, nos frirán persecución” . Y por lo
prepara y dispone, medíante la mismo jamás faltan las pruebas
reforma de nuestras costumbres, de la persecución, si no se deja
nuestra conducta durante todo el la práctica de la piedad. Y a la
resto del año;^nas los días pre­ verdad, el Señor en sus exhorta­
sentes nos obligan todavía a una ciones, dice: “ Quien no toma su
mayor devoción, puesto que sa­ cruz y me sigue, no es digno de
bemos que están más próxi­ m í” . Ni hay duda que esta pala­
mos a aquel en que celebra­ bra va dirigida, no solamente a
remos el sublime misterio de la los discípulos de Cristo, sino a
misericordia divina. Para estos todos los fieles, a toda la Iglesia,
la cual, en su universalidad, es­ “ la carne tiene deseos contrarios
cuchaba las condiciones de l-i a los del espíritu, y el espíritu a
salvación en la persona de los los de la carne” , el alma racional,
que estaban presentes. con el auxilio de la cruz de Cris­
R . Desde las entrañas de mi to, no consiente en los deseos
madre fui arrojado en tus bra­ culpables al ser tentada, por sen­
zos; desde el seno materno os ten­ tirse como traspasada por los cla­
go por mi Dios. * N o os alejéis vos de la continencia y del te­
de mí, porque la tribulación está mor de Dios.
cercana, y nadie viene a mi so­ Cercana está, Señor, mi
corro. y Salvadme de las fauces tribulación, y no hay quien me
del león; librad mi flaqueza de ayude contra los que quieren
los cuernos de los bisontes. No atravesar mis manos y mis pies;
os. libradme de las fauces del león.
* A fin de que publique vuestro
Lección VI nombre entre mis hermanos. T .
Librad de la espada, oh Dios, a
A s í como conviene a todo es­ mi alma; defended mi vida con­
te cuerpo vivir piadosamen­ tra el poder del enemigo. A fin.
te, así es propio de todos los Cercana.
tiempos llevar la cruz, y no en
vano se aconseja a cada uno que III NOCTUR NO
!a lleve, ya que cada uno sufre
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
su peso en una forma y según
seg ún sa n J uan
una medida que le son propias.
Uno es el nombre de la persecu­ Lección VII Cap. 8, 46-59
ción, pero la causa del combate
no es una sola, y generalmen­ p N aquel tiempo: D ecía Jesús a
te hay más peligro en el ene­ y las turbas de los Judíos:
migo oculto que en el manifiesto. ¿Quién de vosotros me conven­
El bienaventurado Job enseñado cerá de pecado? Pues si yo os
por la alternativa de los males digo la verdad, ¿por qué no me
y bienes de este mundo, decía creéis? Y lo que sigue.
muy piadosa y verdaderamente:
“ ¿Acaso no es una tentación t o ­ H o m il ía d e san G r e g o r io , P a p a

da la vida del hombre sobre la H om ilía 18 sobre los E van gelios

tierra?” . Y a que el alma fiel no hermanos carí­


P / jS S J H o n s id e r a d ,
solamente sufre los dolores del simos, la mansedumbre
acuerpo, sino que, aun cuando de Dios. H abía venido
permanezcan sanos todos los para perdonar los pecados, y de­
miembros corporales, se ve ame­ cía: “ ¿Quién de vosotros podía
nazada por una grave enferme­ argüirme de pecado?” N o se des­
dad si se deja debilitar por los deña de mostrar con razonamien­
placeres de la carne. Pero, como tos que él no era pecador, el
mismo que por la virtud de su los oídos corporales, pero no tie­
divinidad, podía justificar a I03 nen el menor deseo de pacticar-
pecadores. Pero es muy terrible los. Y hay también algunos, que
lo que sigue: “ Aquel que es de reciben con buena voluntad las
Dios, escucha las palabras de palabras de Dios, de tal suerte
Dios, y por eso vosotros no que compungidos derraman lá­
las escucháis, porque no sois grimas, mas después de haber
de D ios” . Sí, pues, aquel que es llorado sus pasadas iniquidades
de Dios oye las palabras de vuelven a ellas. Estos, a la
Dios, y no las puede oír todo verdad, no oyen las palabras de
aquel que no es de Dios, pregún­ Dios, ya que no se dignan po­
tese cada uno de vosotros si el nerlas en obra. Vosotros, carísi­
oído de su corazón percibe las mos hermanos, considerad vues­
palabras de D:ios, y con esto en­ tra vida, y con profunda aten­
tenderá de dónde sea. L a Verdad ción, temed lo que nos dice
manda que deseemos la patria c e ­ la misma Verdad: “ Por esto vos­
lestial, que mortifiquemos los de­ otros no oís, porque no sois de
seos de la carne, declinando la D ios” .
gloria del mundo; que no desee­ 1^. No ocultéis vuestra faz,
mos lo ajeno, y que demos de lo Señor, a vuestro siervo: * Y a
propio. que estoy atribulado, apresu­
1$. Todo el día estoy sumido raos a oírme, y . Interesaos por
en la tristeza, Señor, porque mis mi alma, y libradla; a causa de
entrañas están llenas de ardor; mis enemigos, salvadme. Y a que.
*Trabajaban con denuedo los que
intentaban matarme, y . Mis Lección IX
amigos y allegados se acercaron a
mí y se detuvieron; mis com­ A A as esto que la Verdad dice
de los que merecen ser re­
pañeros se pararon a distancia.
Trabajaban. probados, lo manifiestan ellos
mismos con sus obras. Véase, en
efecto, lo que sigue: “ Respon­
Lección VIH
dieron los Judíos, y dijeron:
J^ E consiguiente cada uno de ¿Acaso no decimos bien nosotros
vosotros examine dentro de que eres Samaritano y que tie­
sí mismo, si esta voz de Dios ha nes el demonio?” Mas, escuche­
sido atendida por el oído de su mos lo que responde el Señor,
corazón, y de esta suerte cono­ después de haber recibido tan
cerá que ya es de Dios. Pues hay gran injuria; “ Y o no tenjo el
no pocos que ni se dignan escu­ demonio, sino que honro a mi
char con los oídos corporales los Padre, y vosotros me habéis des­
preceptos de Dios. Y también honrado” . La palabra samaritano
existen no pocos, que a la verdad significa guardián, y lo es, en ver­
escuchan estos preceptos con dad, aquel de quien el Salmista
dice: “ Si el Señor no guarda la y . Oh Dios mío, libradme
ciudad, en vano velan los que la de mis enemigos. I£. Salvadme
guardan” ; y al cual se dice por de los que se levantan contra
Isaías: “ Centinela, ¿qué ha ha­ mí.
bido esta noche? Centinela, ¿qué Ant. del Bened. — Jesús de­
ha habido esta noche?” He aquí cía * a las multitudes de los
por qué el Señor no quiso res­ Judíos y a los príncipes de los
ponder: No soy Samaritano; si­ sacerdotes: Quien es de Dios, oye
no: Y o no tengo el demonio. la palabra de Dios; por esto vos­
Dos cosas le echaban en cara: otros no la oís, porque no sois
Una la negó; la otra, callando, de Dios.
la confirma.
I£. ¿Quién dará a mi cabeza PRIMA
agua y a mis ojos una fuente do
Ant. — Y o no tengo el demo­
lágrimas, y lloraré día y noche?
nio, * sino que honro a mi Padre,
Porque mi hermano más próximo
dice el Señor.
me ha suplantado, * Y todo ami­
L a Lección breve de P rim a durante
go ha obrado traidoramente con­ el tiempo de Pasión, es la del O rd i­
tra mí. y Sean tenebrosos y res­ nario, pág. 25.

baladizos sus caminos, y que el


Angel del Señor les persiga. Y TERCIA
todo. ¿Quién? Ant. — Y o no busco mi gloria;
* otro hay que la busca y juzga.
LAUDES
Capitula Hebr., 9, 11-12
Ant. 1. Considerad, Señor. *
mi aflicción, pues se ha levanta­ |-|er m an o s:Cristo, asistiendo
do contra mí mi enemigo. como pontífice de los bienes
Los Salm os de Dom inica, en el se­
gundo lugar, pág. 59.
venideros, por medio de un ta ­
bernáculo más excelente y más
2. En la tribulación * he in­
perfecto, no hecho a mano, esto
vocado al Señor, y me oyó en su
es, no de fábrica semejante a la
benignidad.
nuestra, y presentándose, no con
3. Habéis juzgado Señor, h
sangre de machos de cabrío ni
causa * de mi alma, defensor de
de becerros, sino con la sangre
mi vida, Señor, Dios mío.
propia, entró una vez en el san­
4. Pueblo mío, * ¿qué hice
tuario, |habiendo obteínido una
contra ti? o ¿en qué te he mo­
eterna redención.
lestado? Respóndeme.
I^. br. Librad de la espada, *
5. ¿Conque así se vuelve *
Oh Dios, a mi vida. Librad, y .
mal por bien, y así han cavado
Y de las garras de los canes a
ellos una hoya para hacerme per­
mi alma. Oh Dios. Librad.
der la vida?
y . .Libradme, Señor, de las
C apitu la la de V ísp eras: H im no
Cum plidos ya, del O rd in ario, pág. 14.. fauces del león. 1$. Y a mi de­
bilidad de los cuernos de los uni­ expiación de las prevaricaciones
cornios. cometidas en tiempo del primer
Testamento, reciban la herencia
SEXTA eterna prometida, los que han si­
do llamados en Cristo Jesús Se­
Ant. — En verdad, en verdad ñor nuestro.
os digo, * que cuantos guardaren br. Oh Dios, no perdáis mi
mi palabra no morirán para siem­ alma. * Con los impíos. Oh Dios
pre. y . Ni mi vida con los hombres
sanguinarios. Con los. Oh Dios,
Capitula Hebr., 9, 13-14 y . Libradme, Señor, d e l
hombre malvado. Del varón
C i la sangre de los machos de perverso apartadme.
cabrio y de los toros, y la
ceniza de la ternera esparcid!
VISPERAS
sobre los inmundos, los santifica
en orden a la purificación de la Las A n tífon as y los Salmos son de -
Dominica, pág. 73; la Capitula, H im ­
carné, ¿cuánto más la sangre de no y V erso como en las Vísperas del
Cristo, el cual por impulso del Sábado precedente.
Espíritu Santo se ofreció a sí y . Libradme, Señor, d e l
mismo inmaculado a Dios, lim­ hombre malvado. I£. Del varón
piará nuestras conciencias de las perverso apartadme.
obras muertas, para que tribute­ Ant. del Magnif. — Abrahán,
mos un culto al Dios vivo? vuestro padre, * ardió en deseos
I£. br. De la boca del león. * de ver este día mío; violo, y se
Libradme, Señor. De. y . Y de llenó de gozo.
los cuernos del unicornio a mi
debilidad. Libradme. De. EI Invitatorio, los Himnos, Versos,
Lección breve de Prim a, y los Res­
\ ’ . No dejéis, oh Dios, mi ponsorios breves, en el Oficio asi do­
alma en poder de los impíos. I£. minical como ferial, hasta la Feria I V
de la Semana Santa inclusive, se dicen
Y mi vida a merced de los hom­ uada dia, como anteriormente queda
bres malvados. indicado en el O rdinario del Tiempo de
Pasión. Y del mismo Ordinario se to­
man en el Oficio ferial las Capitulas
para todas las H oras, y hasta el Sá­
NONA bado siguiente inclusive, la Antífona
de cada una de las Horas menores.
Ant. — Los Judíos cogieron
piedras * para tirárselas, mas Je­
sús se escondió, y salió del tem­
Feria Segunda
plo.
MAITINES
Capitula Hebr., 9, 15
L as A n tífon as y Salmos de Feria con
el V erso del Tiém po de Pasión se to­
Y" por eso es mediador de un man tal como están en el Salterio. Lo
nuevo Testamento, a fin de mismo se observa en el Oficio ferial
hasta la F eria I V de la Semana Santa
que, mediante su muerte, para inclusj^.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
seg ú n san J uan
7VA e buscaréis, y no me halla­
Lección I Cap. 7, 32-39 réis, y en donde estoy yo,
vosotros no podéis venir” . Con
p N aquel tiempo: Los príncipes
esto predijo su resurrección. N o
de los sacerdotes y los fa­
quisieron reconocerle cuando es­
riseos enviaron ministros para
taba presente, y después le bus­
que prendiesen a Jesús1. Y lo qus caron, al ver que muchos creían
sigue. en él. A la verdad que se reali­
zaron grandes milagros en los
H o m il ía d e san A g u s t ín , O b is p o
días de la resurrección del Se­
Tratado 31 sobre san Juan, hacia el ñor y de su ascensión al cielo.
medio
Entonces los discípulos obraron
óm ole podrían haber grandes m aravillas, pero Cristo
prendido, no queriéndo­ las obraba por medio de ellos,
lo él todavía? Siendo así como las había obrado por sí
así, no pudiéndole prender con­ mismo. Pues él había dicho a
tra su voluntad, su misión, no tu­ sus discípulos: “ Sin mí nada po­
vo otro efecto que convertirles déis hacer” . Cuando aquel cojo
en testigos de sus enseñanzas. que estaba sentado a la puerta,
¿Qué es lo que enseñaba? He se levantó -a la voz de Pedro, y
aquí lo que dijo Jesús: “ Aun anduvo por sus propios pies, de
estoy con vosotros un poco de tal suerte que los hombres se ad­
tiempo. Lo que ahora queréis miraban, les habló Pedro, di-
hacer, lo haréis; pero más ta r­ ciéndoles que esto no lo había
de, porque ahora no lo quiero” . realizado con su poder, sino en
¿ Y por qué lo consiento, pero no virtud de aquel que ellos mismos
en esta ocasión? Porque aun es­ habían crucificado. Muchos, lle­
taré con vosotros un poco de nos de compunción, dijeron:
tiempo, y luego iré a aquel que “ ¿Qué harem os?”
me envió. D ebo cumplir la mi­ Los que querían darme la
sión que se me ha confiado y así muerte, se juntaron en consejo,
llegar a mi pasión. diciendo: Dios le ha abandonado.
IJ. Dios mío, libradme del * Persigámosle y detengámosle,
poder del pecador, y de la mano ya que no hay quien le libre;
del que obra contra la ley y del Dios mío, no os apartéis de m í;
inicuo. * Porque Vos sois mi for­ Dios mío, acudid ep^mi socorro.
taleza. y . Dios mío, no os ale­ y . Todos mis enemigos maqui­
jéis de m í: Dios mío, venid en naban contra mí. Pronunciaron
mi socorro. Porque Vos sois mi una palabra perversa contra mí,
fortaleza. diciendo: Persigámosle.
1. En todos los E van gelio s de esta sem ana, es fá c il ad v e rtir algu na reía*
ción con la cercana m uerte que debía padecer nuestro d ivin o S a lv a d o r ^
que nos concedáis el perdón de
todas nuestras culpas. Por nues­
C us enemigos se vieron reos de tro Señor.
un gran crimen, al dar la
muerte, al mismo que habían de
venerar y adorar; les parecía im ­ V IS P E R A S
posible expiar este crimen. A la y . Libradme, Señor, del
verdad era un gran pecado, cuya hombre malvado. 1^. Del varón
consideración les m ovía a deses­ perverso apartadme.
peración ; pero no debían des­ Ant. del Magnif. — Si alguno
esperar aquellos en favor de los tiene sed, * que venga a mí y
cuales el Señor, pendiente en beba; y de su vientre correrán
la Cruz, se había dignado orar. ríos de agua viva, dice el Señor.
Pues había dicho: “ Padre, per­
dónales, porque no saben lo que O ra ció n
hacen” . Entre muchos extraños
veía a algunos de los suyos, y /^ on ced ed , Señor, os roga­
pedía perdón para los que le in­ mos, la salud de alma y
juriaban. N o atendía a que ellos cuerpo a vuestro pueblo, a fin de
le daban la muerte, sino a que que, con la práctica de las bue­
por ellos moría. nas obras, merezca ser siempre
I£. M is enemigos me habla­ defendido por vuestra protección.
ban pacíficamente, pero con su Por nuestro Señor.
ira me eran molestos. * Vos lo
habéis visto, Señor; no guardéis
más tiempo silencio ni os apar Feria Tercera
téis de mí. y . M as yo cuando M AITINES
me atormentaban, me cubría con
cilicio y humillaba mi alma con L e c c ió n del san to E v a n g e l io

el ayuno. Vos lo habéis visto, segú n san Juan


Señor. M is enemigos.
Lección I Cap. 7, 1-13
i
LAUDES
p N aquel tiempo: Jesús anda­
y . Oh Dios mío, libradme ba por Galilea, porque no
de mis enemigos. ]^. Salvadme quería ir a Judea, visto que los
de los que se levantan contra mi Judíos procuraban su muerte. Y
Ant. del Bened. — En el día lo que sigue.
grande * de la festividad, esta­
ba allí Jesús y decía: Si alguno H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o

tiene sed, venga a mí, y beba. Tratado 28 sobre san Juan

este capítulo del Evan­


n
Oración
gelio, hermanes, nuestro
Q s suplicamos, Señor, que san­ Señor Jesucristo se ma­
tifiquéis nuestros ayunos, y nifiesta particularmente a nuestra

/. Breo. 45
fe bajo el aspecto de su humil­ . Enseñaré a los inicuos
dad. Con sus palabras y obras, vuestros caminos; y los impíos
siempre se propuso que se le se convertirán a Vos. * Librad­
tuviese como Dios y hombre. Co me de la sangre derramada, oh
mo Dios que nos hizo; como Dios, Dios de mi salvación, y .
hombre que nos buscó; Dios Abriréis, Señor, mis labios, y pu­
siempre con el Padre; hombre blicará mi lengua vuestras ala­
con nosotros en el tiempo. No banzas. Libradme.
hubiera buscado al hombre que
había hecho, de no haberse con­ L e c c ió n III
vertido él mismo en este hombre
la verdad que sería un error
que había hecho. Pero tened pre­
si dijésemos que Cristo es­
sente, y que no se borre jamás
taba en la cabeza, y no en el
este pensamiento de vuestro es­
cuerpo; sino que debemos con­
píritu: que de tal manera Cristo
fesar que Cristo está todo en la
se hizo hombre, que no dejó de
cabeza, y también en el cuerpo.
ser Dios. Permaneciendo Dios,
Lo que se atribuye a los miem­
el que hizo al hombre se hizo
bros, es preciso, pues, atribuír­
hombre.
selo también a E l; mas no todo
^ . Vos, oh Señor, sois mi
lo que a El conviene, conviene a
auxilio y mi apoyo; he esperado
sus miembros. Pues si E l no se
en vuestra palabra: * Apartaos
identificara con sus miembros, no
de mí, malvados; y me ocuparé hubiera dicho a Saulo: ¿Por qué
en los mandamientos de mi Dios, me persigues? Y a que Saulo no
y . Aborrecí a los malvados, y le perseguía a él mismo, sino a
amé a vuestra ley. Apartaos. sus miembros que estaban en la
L e c c ió n II
tierra. Con todo, no quiso decir
a mis santos, a mis siervos, ni
R uando se ocultó como hom­
tampoco, lo que es más honroso,
bre, no hemos de pensar que
a mis hermanos; sino a mí, esto
perdiese el poder, sino que dio
es, a mis miembros de los cua­
un ejemplo a nuestra debilidad.
les soy cabeza.
Pues, ciertamente, fué detenido
I }. N o perdáis, oh Diós, mi
cuando quiso; cuando quiso re ­
alma con los impíos, ni mi vida
cibió la muerte. M as porque ha­
con los hombres sanguinarios. *
bía de tener algunos de sus Salvadme, Señor, y . Libradme,
miembros, esto es los fieles, que Señor, del hombre malo, y del
no poseerían aquel poder que te­ varón perverso libradme. Salvad­
nía nuestro Dios, al ocultarse, al me. No perdáis.
esconderse como para evitar que
le diesen muerte, manifestaba lo LA U D E S
que habían de hacer aquellos
miembros suyos, en los cuales V . Dios mío, libradme de
está verdaderamente él mismo. mis enemigos. . Salvadme de
los que se levantan contra mí. vierno. Y Jesús se paseaba en ei
Ant. del Bened. — Mi tiempo templo, por el pórtico de Salo
* no ha llegado todavía; el vues­ món. Y lo que sigue.
tro siempre está a punto.
H o m il ía de san A g u s t ín ,O b is p o

T ra ta d o 48 sobre san Ju an , hacía el


Oración principio

rogamos, Señor, que os a festividad de las Ence-


sean agradables nuestros nias era la de la dedica­
ayunos, y que, purificados por ción del templo. Pues, la
ellos, seamos dignos de vuestra palabra griega “ caenon” significa
gracia, y nos conduzcan a los re­ nuevo. Cada vez que se dedica al­
medios perdurables. Por nuestro go nuevo, se llama “ encaenia” .
Señor. El mismo uso ha consagrado es­
te nombre. Y así, cuando uno vis­
VISPERAS te una nueva túnica, se dice
“ encaeniat” . Los Judíos celebra­
y . Libradme, Señor, del
ban solemnemente el día en que
hombre malvado. 1), Del varón
fué dedicado el templo. Esta
perverso apartadme.
fiesta se celebraba, cuando el
Ant. del Magnif. — Vosotros
Señor dijo las palabras que se
id * a esa fiesta, yo no voy to­
han leído.
davía a ella; porque mi tiempo
L o s R R . del I I I N o ctu rn o de la
aun no se ha cumplido. D om in ica p reced en te, pág. 557.

Oración Lección II
I z a d n o s , os rogamos. Señor, que £ ? ra en tiempo de invierno, y
seamos perseverantes en se paseaba Jesús por el tem­
vuestro servicio, a fin de que el plo, en el pórtico de Salomón.
pueblo que os sirve, aumente en Los Judíos le rodearon, y le de­
vuestros días en méritos y en nú­ cían: “ ¿Hasta cuándo has de traer
mero. Por nuestro Señor. suspensa nuestra alma? Si eres
Cristo dínoslo claramente” . No
deseaban conocer la verdad, sino
Feria Cuarta que preparaban las calumnias
MAITINES contra el Salvador. Era en invier­
no y estaban fríos; la pereza les
L ecció n del santo E vangelio privaba de acercarse a aquel
seg ú n san J uan
oivino fuego. Si acercarse a aquel
fuego es creer, el que cree se
Lección I Cap. 10, 22-38
acerca a él; mas el que niega la
p N aquel tiempo: Celebrábase verdad, se aparta del mismo. El
en Jerusalén la fiesta de la alma no se mueve con los pies,
Dedicación, fiesta que era en in­ sino con los afectos. '

.. . -O
buenas obras * he realizado en
medio de vosotros, ¿por cuál de
J u staban fríos con relación a la
ellas me queréis dar la muerte?
caridad, pero ardían en el d e ­
seo de dañar. Mucho se habían
Oración
alejado, y allí estaban. N o se
acercaban a él creyendo, pero a ^ a nuestras preces, oh
tended
él les conducía el deseo de per­ Dios omnipotente; y a los
seguirle. Pretendían que el Se­ que concedéis la confianza de es­
ñor les dijese: Y o soy Cristo; y perar en vuestra piedad, o to r­
quizá no miraban a Cristo sino gadles benigno el efecto de vu es­
como hombre. Los Profetas tra acostumbrada misericordia.
anunciaron a Cristo; mas la di­ Por nuestro Señor. .
vinidad de Cristo no la recono­
cen los herejes ni en los Profetas
ni en el mismo Fvangelio. Y si Feria Quinta
los herejes no la reconocen, MAITINES
¡cuánto menos los Judíos, mien­
tras tienen cegado su corazón! L e c c ió n del san to E v a n g e l io

segú n san L ucas

LAUDES Lección I Cap. ", 36-50


V . Oh Dios mío, libradme de p N aquel tiempo: Rogaba a Je­
mis enemigos. 1^. Salvadme de sús uno de los fariseos que
los que se levantan contra mí. fuera a comer con él; v habien­
Ant. del Bened.— M is ovejas * do entrado en la casa del fa ri­
oyen mi voz, y yo el Señor las seo, se puso a la mesa. Y lo que
conozco. sigue. r

Oración H o m il ía de san G r e g o r io , P apa

H o m ilía 33 s o b re lo s E v a n g e lio s
Dios, después de haber
santificado este ayuno, ilus­ uando pienso en la peni-
trad misericordioso los corazones i g g g tencia de M aría M agda­
de vuestros fieles; y a los que lena, antes pefiero llorar
concedéis el afecto de la devo­ que hablar de ella. ¿Qué pecho
ción, atendedlos benigno cuando habrá, aunque sea de piedra, que
os suplican. Por nuestro Señor. no se sienta conmovido para ha­
cer penitencia ante las lágrimas
de esta pecadora? Ella consideró
VISPERAS
lo que había hecho, y no quiso
y . Libradme, Señor, d e 1 aguardar a hacer lo que debía
hombre malvado. I ) . D el varón para repararlo. Entró mientras
perverso apartadme. estaban en el banquete; vino sin
Ant. del Magnif. — Muchas ser invitada y en medio del fes­
tín ofreció sus lágrimas. Consi­ ñor el que la atrajo por su mi­
dera el gran dolor que la consu­ sericordia interiormente, y el
me cuando no se avergüenza de que lleno de mansedumbre la re­
llorar aún en medio del convite. cibió ante los convidados.
E l p rim e r R e s p o n s o rio fle la F e r ia E l te rce r R esp on so rio del I N o c tu r­
II p re ce d e n te , p ág . 560. no de la D o m in ic a p reced en te, pág. 555.

Lección II LAUDES

A esta, a quien san Lucas 11a- X - Oh Dios mío, libradme


ma pecadora, san Juan le da de mis enemigos. 1£. Salvadme
el nombre de M aría, y nosotros de los que se levantan contra mí.
creemos que es aquella M aría de Ant. del Bened. — El Maestro
la cual san M arcos atestigua que dice: * Mi tiempo se acerca, en
le fueron echados siete demonios. tu casa celebraré la Pascua con
mis discípulos.
¿Qué se designa por los siete de­
monios sino todos los vicios? Y
Oración
a la verdad, así como en el es­
pacio de siete días se comprende ^ o n c e d e l n o s , oh Dios omni­
todo el tiempo, por el número potente, que la dignidad de
siete se designa conveniente­ la humana naturaleza, debilitada
mente la universalidad. De con­ por sus excesos, sea restaurada
siguiente M aría tuvo siete demo­ por la práctica fervorosa de la
nios, por lo mismo que estuvo medicinal parsimonia. Por nues­
llena de todos los vicios. tro Señor.
E l se g u n d o R e s p o n s o rio del I N o c ­
tu rn o de la D o m in ic a p reced en te , p. 554.
VISPERAS

Lección III X . Libradme. Señor, del


hombre malvado. 1^. Del varón
A A por lo mismo que consi­
as,
perverso apartadme.
deró las manchas y la feal­ Ant. del Magnif. — Con gran
dad de su alma, corrió a ser la­ deseo he deseado * comer esta
vada en la fuente de la miseri­ Pascua con vosotros, antes de mi
cordia, no se avergonzó de los pasión.
convidados. Y porque en su in­
terior se avergonzaba etf gran Oración
manera, en nada tuvo la confu­
sión exterior, ¿D e qué nos ad* rogamos, Señor, seáis pro­
miraremos más, hermanos, de picio a vuestro pueblo; a fin
M aría que acude al Señor, o del de que desechando lo que no os
Señor que la recibe? ¿D iré que agrada, se deleite principalmente
la recibe, o que la atrae? M ejor en la observancia de vuestros
diremos que la atrae y que la mandamientos. Por nuestro Se­
recibe, ya que es el mismo Se­ ño^
Feria Sexta niéndoles a ellos lo que en otro
lugar ha sido escrito: “ Los hijos
MAITINES de este reino serán arrojados a
L ecció n del san to E vangelio las tinieblas exteriores” . Mas
seg ú n san J uan ellos temían que si todos cre­
yesen en Cristo, no quedaría na­
Lección I Cap. 11, 47-54 die que defendiese la ciudad y
templo de Dios contra los Roma­
jp N aquel tiempo: Los pontífices
nos, porque habían oído que la
y fariseos juntaron consejo,
doctrina de Cristo iba contra el
y dijeron: ¿Qué hacemos? Este
mismo templo y las leyes patrias.
hombre hace muchos milagros. V
lo que sigue.
Lección III
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
T Tn o de ellos llamado Caifás,
T r a ta d o 4 9 s o b r e sa n J u a n , h acia el fm
que era pontífice aquel año,
os pontífices y fariseos se les dijo: “ Vosotros no enten­
consultaron mutuamente; déis nada de esto, ni reflexionáis
pero con todo no decían: que os conviene que muera un
Creamos. Aquellos hombres mal­ solo hombre por el bien del pue­
vados, más pensaban de qué m a­ blo, y no que perezca toda la na­
nera harían mal para perder a ción. M as esto no lo dijo de pro­
Jesús, que de qué modo mirarían pio impulso, sino que, como era
por sí, a fin de no perecer. Y sumo pontífice en aquel año, pro­
con todo temían, y tomabau fetizó” , Con esto se nos enseña
consejo. He ahí lo que de­ que también los hombres perver­
cían: ¿Qué hacemos, pues este sos dotados del espíritu de pro­
hombre realiza muchos milagros? fecía, predicen las cosas venide­
Si le dejamos así, todos creerán ras. Lo cual, con todo, el E van­
en él; y vendrán los Romanos, y gelista lo atribuye a un misterio
arruinarán nuestra ciudad y na­ divino, ya que dice que “ era
ción. Temieron perder las cosas pontífice*', esto es, sumo sacer­
temporales, y no se acordaron de dote,
la vida eterna, y así perdieron
LAUDES
ambas cosas.
Los R R . del II N o c tu rn o de la V - Oh Dios mío, libradme
D o m in ic a p re ce d e n te , p á g . 555.
de mis enemigos. I£. Salvadme
Lección II de los que se levantan contra mí.
Ant. del Bened. — Se acercaba
A sí, pues, los Romanos, des­ la fiesta de los Juíos, * y los
pués de la pasión y glorifi­ príncipes de los sacerdotes bus­
cación del Señor, les arrebataron caban de qué manera darían
el país y sus^ moradores, con sus muerte a Jesús, pero temían al
guerras y deportaciones, sobrevi pueblo.
su causa, se apartaban de ellos,
y creían en Jesús. Y lo que sigue.
(~)s rogamos, Señor, que benig­
namente infundáis vuestra H o m il ía de san A g u s t ín ,O b is p o

gracia en nuestros corazones, pa­ T ra ta d o 50 sobre san Juan, en el fin

ra que, refrenando con la peni­


ABTENDO VÍStO los
Judíos
tencia voluntaria nuestros desór­
a Lázaro resucitado, por
denes, nos mortifiquemos tempo­
lo mismo que un tan gran
ralmente, antes que ser destina
milagro del Señor, era patente
dos a los suplicios eternos. Por
de tal suerte qpe no podían
nuestro Señor.
ocultar ni negar lo que se
había realizado, ved lo que ma­
VISPERAS
quinaron, “ Los príncipes de los
y . Libradme, Señor, del sacerdotes pensaron de qué ma­
hombre malvado. IJ. Del varón nera darían la muerte a Lázaro” .
perverso apartadme. ¡Oh necio pensamiento y ciega
Ant. del Magnif. — Los prín­ maldad! Nuestro Señor Jesucris­
cipes de los sacerdotes * se jun­ to, que pudo resucitar a un muer­
taron en consejo para dar muerte to de enfermedad, ¿no podría
a Jesús; pero decían: No en día acaso resucitarle si le diesen la
de fiesta, no sea que el pueblo muerte? Al dar la muerte a Lá­
se amotine. zaro, ¿por ventura quitaríais el
poder al Señor? Si os parece que
Oración no es lo mismo resucitar al que
ha muerto que resucitar al que
os rogamos, oh
o n ced ed n os,
ha sido muerto, he aquí que el
Dios omnipotente, que cuan­ Señor realizó ambas cosas: re­
tos buscamos la gracia de vues­ sucitó a Lázaro muerto, y a sí
tra protección, libres de todos propio a quien crucificaron.
los males, os sirvamos con entera L o s R R . del I I I N octu rn o de ia
seguridad. Por nuestro Señor. [vom'mica p reced en te, p ág. 557.

Lección II Tratado 51
Sábado p día siguiente, una multitud
L
MAITINES que había venido para cele­
brar la fiesta, como oyese que
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
Jesús había venido a Jerusalén,
^ segú n san J uan
cogió ramos de palmas, y sa­
Lección I Cap. 12, 10-36 lió a recibir a Jesús, y clamaba:
“ ¡Hosanna! bendito el que viene
p*N aquel tiempo: Los príncipes en el nombre del Señor, el Rey
de los sacerdotes deliberaron de Israel” . Los ramos de palmas
quitar también la vida a Lázaro, son alabanzas y emblemas de la
4
visto |ue muchos Judíos, por victoria, ya que el Señor con su
muerte había de vencer a la muer­
te, y con el trofeo de la cruz
había de triunfar del diablo, prín­ Q s rogamos, Señor, que ade­
cipe de la muerte. Según algunos lante en el afecto de una de­
conocedores del hebreo, la palabra voción piadosa el pueblo que os
“ hosanna” denota súplica, y es está consagrado, para que, ins­
una de aquellas que expresan más truido en las acciones sagradas,
bien un sentimiento del corazón cuanto más grato se hace a vues­
que una idea determinada; tales tra majestad, tanto aumente en
son las palabras que en las len­ preciosos dones Por N. S.
guas latinas se llaman interjec­
VISPERAS
ciones: así, para expresar pena,
gozo y otros afectos, exclama­ Antífonas y Salmos del Sábado, pá­
gina 237.
mos, ¡Ah! ¡O h!, u otras voces
semejantes. Capitula Philipp., 2, 5-7

Lección III J -J ernlan os: Sentid en vosotros


lo que observáis en- Jesu­
P \ i r i g í a n a Cristo las m ultitu­
cristo, el cual, teniendo la na­
des estas alabanzas: Hosan­
turaleza de Dios, no tuvo por
na, bendito el que viene en nom­
usurpación el ser igual a Dios,
bre del Señor, R ey de Israel.
y no obstante se anonadó a sí
• Cuál sería la envidia de los prín­
mismo, tomando la naturaleza de
cipes judíos viendo aclamado a
siervo, hecho semejante a los de­
Cristo como rey por tanta m ul­
más hombres, y reducido a la
titud! Mas ¿por qué el Señor no
condición de hombre.
sería rey de Israel? ¿Qué tuvo Himno Avalizar, y y . Libradme del
de particular que el R ey de los Ordinario, págs. 36 y 37.
siglos fuera constituido B ey de Ant. del Magnif. — Padre jus­
los hombres? Cristo no era R ey to, * el mundo no te ha cono­
de Israel para exigir tributos, cido; yo te he conocido porque
armar ejércitos y deiribar visi­ tú me enviaste. .
blemente a los enemigos; lo es
porque rige las almas, a las cua Oración
les procura la felicidad eterna,
y conduce al reino de los cielos O mnipotente y eterno Dios,
a cuantos creen, esperan y aman. que para dar a los hombres
un vivo ejemplo de humildad,
LAUDES dispusisteis que nuestro Salva­
dor tomara carne y padeciese
El y . Oh Dios mío del Ordinario,
pág. 14. muerte de cruz; concedednos pro­
Ant. del Bened. — G lorifíca­ picio que merezcamos a la vez re­
me, Padre, * en ti mismo con cibir lecciones de su paciencia, y
aquella gloria que tuve antes que participar de su resurrección.. Por
el mundo existiera. el mismo Señor.
Dominica de Ramos
7 clase. Semidoble,

MAITINES jos de Menfis y de Tafnis te han


I NOCTURNO cubierto de oprobio é infamia
hasta la coronilla de la cabeza.
D e l P r o fet a J e rem ía s ¿ Y por ventura no te ha acaeci­
do esto porque abandonaste al
Lección I Cap. 2, 12-17
Señor Dios tuyo, al tiempo que
a s m a o s , cielos, a vista de te guiaba en tu peregrinación?
esto; y vosotras, oh puer­ IJ. En el día en que te invo­
tas celestiales, horrori­ qué, Señor, dijiste: No temas:
zaos en extremo sobre este he­ * Juzgaste mi causa y me li­
cho, dice el Señor. Porque dos braste, Señor Dios mío. y . En
males ha cometido mi pueblo: el día de mi tribulación clamé
me han abandonado a mí, que a ti, porque me oíste. Juzgaste.
soy fuente de agua viva, y han
ido a fabricarse aljibes, aljibes Lección II Cap. 2, 18-22
rotos, que no pueden retener las
aguas. «¡Es acaso, Israel algún \ J ahora, ¿que es lo que preten­
esclavo o hijo de esclava? ¿Pues des con andar hacia Egipto,
por qué ha sido entregado en y con ir a beber el-^gua turbia?
presa de lo enemigos? Rugieron ¿O qué tienes tú que ver con
contra él los leones, y dieron bra­ el camino de Asiría, ni para qué
midos. Su país lo redujeron a un ir a beber el agua de su río? Tu
páramo; quemadas han sido sus malicia te condenará, y gritará
ciudades, y no hay una sola per­ contra ti .tu apostasia. Reconoce,
4
sona que habite en ellas. JLos hi* p.?es, y advierte cuán *ala y
amarga cosa es el haber tú aban­ mos jamás a ti? ¿Podrá acaso
donado al Señor Dios tuyo, y el una doncella olvidarse de sus
no haberme temido a mí, dice el atavíos o una novia de la faja
Señor Dios de los ejércitos. Y a que adorna su pecho? Pues ello
desde tiempo antiguo quebraste es que el pueblo mío se ha olvi­
mi yugo, rompiste mis coyundas, dado de mí innumerables días.
y dijiste: N o quiero servir al I£. Atendedme, Señor, y oíd
Señor. En efecto, en todo collado las voces de mis adversarios. *
alto, y debajo de todo árbol fron­ ¿Conque así se vuelve mal por
doso te has prostituido cual mu­ bien, y han cavado ellos una hoya
jer disoluta. Y o te planté cual para hacerme perder la vida? y .
viña escogida, de sarmientos de Acordaos de cuando me presen­
buena calidad; pues ¿cómo has taba yo en vuestro acatamiento,
degenerado, convirtiéndote en v i­ para hablaros en su favor, y pa­
ña bastarda? Por más que te la­ ra desviar de ellos vuestro enojo.
ves con nitro, y hagas continuo Conque. Atendedme.
uso de la hierba borit, a mis ojos
quedarás siempre sórdida por - II NOCTURNO
causa de tu iniquidad, dice el
Señor Dios.
Lección IV
R . Mis hermanos se alejaron
Serm ón de san L eón, P apa
de mí, lo mismo que mis cono­
Sermón 11 de la Pasión del Señor
cidos, * Como extraños se apar­
taron de mí. y . Me abandona­ e ahí, carísimos, que nos
ron mis allegados y los que me hallamos ya en la festi­
conocieron. Como. vidad de la Pasión del
Señor, tan deseada por rnosotros
Lección III Cap. 2. 29-32 y tan necesaria a todo el mun­
do; en medio de los transportes
D ara qué queréis entrar con­ de los goces espirituales que nos
migo en juicio? Todos vo s­ comunica, no podemos perma­
otros me habéis abandonado, di­ necer en silencio. Y si bien ts
ce el Señor. En vano castigué a difícil hablar digna y convenien­
vuestros hijos; ellos no hicieron temente muchas veces sobre una
caso de la corrección. Vuestra misma solemnidad, con todo, no
espada acabó con vuestros pro­ puede el sacerdote sustraerse al
fetas; como león destrozador, así deber de predicar a los pueblos
es vuestra ra¿a perversa. Mirad fieles, tratándose de un tan gran
lo que dice el Señor: ¿Por ven­ misterio de la divina misericor
tura he sido yo para Israel algún dia. Siendo la materia en sí m is­
desierto o tierra que tarda en ma inefable, por lo mismo pro­
fructificar? ¿Pues por qué m oti­ porciona recursos oara hablar; y
vo me ha dicho mi pueblo: N os­ nunca puede ser suficiente lo que
otros nos retiram os; ‘ no volvere­ se diga, porque nunca se ago-

*
tará el asunto que se trata. De tencia de su majestad al furor
consiguiente, humíllese la debi­ del diablo, y no le opuso más
lidad humana delante de la gloria que la flaqueza de nuestra debi­
de Dios, y confiese que es siem­ lidad. Si aquel enemigo cruel y
pre insuficiente para exponer las soberbio hubiese podido conocer
obras de su misericordia. Esfuér­ el designio de la misericordia de
cese nuestra inteligencia, perma­ Dios, ciertamente que habría pre­
nezca en suspenso nuestro espí- ferido inspirar sentimientos de
t¡Lu, y deficiente nuestra expre­ mansedumbre en el ánimo de los
sión. Nos conviene damos cuen- Judíos que odios injustos, a
t i de lo pequeñas que son ante* fin de no perder el dominio de
la realidad nuestras ideas más sus esclavos, persiguiendo la li­
elevadas acerca de la majestad bertad de aquel que nada le de­
del Señor. bía.
I£. M i enemigo cerró mis ca­ 1}. Salvadme, oh Dios, por­
minos, mi adversario se ha hecho que me han llegado las aguas
como un león que acecha, y me hasta el alma; no apartéis vues­
ha llenado de amargura'; se es­ tro rostro de mí; * Puesto que
forzaron para darme la muerte, estoy atribulado, oídme, Señor,
y cerraron mis pasos. * Señor, Dios mío. y Atended a mi al­
atended a sus iniquidades, y juz­ ma y libradla; salvadme a causa
gad la causa de mi alma,- defen­ de mis enemigos. Puesto que.
sor mío. y . He sido el escarnio
de todo el pueblo, y de mí se Lección VI
han mofado todo el día. Señor.
Q u malignidad le engañó; infi­
Lección V rió al Hijo de Dios un su­
plicio que había de redundar en
A l decir el Profeta: “ Buscad remedio de todos los hijos de
al Señor, y esforzaos, bus­ los hombres. Derramó la sangre
cad siempre su rostro” , nadie pre inocente, que debía ser la recon­
suma haber hallado todo lo que ciliación del mundo y nuestra
busca; no sea que deje de acer­ bebida. El Señor sufrió lo que
carse a él si deja de encaminar­ hr»bía elegido según los designios
se hacia él. Ahora bien, entre to­ de su voluntad. Se puso en m a­
das las obras de Dios anteólas nos de sus enfurecidos enemigos,
cuales desfallece la admiración los cuales, al dejarse arrastrar
humana, ¿hay otra que conmueva .f>or su propia maldad, se hicie­
nuestro espíritu y sea superior a ron servidores del Redentor. Era
las fuerzas de la inteligencia co. tanta la ternura de su amor en
mo la pasión del Salvador? El favor de los mismos que le cru­
cual, para librar al linaje hu­ cificaban, que estando en la Cruz
mano de la esclavitud de la mor­ suplicaba a su Padre, no que los
tal prevaricación, ocultó la po­ castigase, sino que los perdonase.
]>. Señor, no queráis tratar­ tos se hallan plantados en la ca­
me como extraño; perdonadme sa de Dios, puedan decir verdar
en el día malo; sean confundidos deramente: “ Y o soy como olivo
cuantos me persiguen. * Y no fructífero que está en la casa del
sea yo confundido, y . Todos Señor” .
mis enemigos que buscan mi al­ 1$. El Señor, como guerrero
ma, sean confundidos. Y no. Se­ valeroso, está conmigo; por esto
ñor. me han perseguido, y no lo pu­
III NOCTURN O dieron comprender; Señor, Vos
sois el que examináis lo más ín­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io timo de nosotros y los corazones.
seg ú n san M ateo * A Vos he revelado mi causa.
Lección VII Cap. 21, 1-9 y . Vos, Señor, visteis sus iniqui­
dades contra m í; juzgad mi cau­
P n aquel tiempo: Acercándose
sa. A Vos.
Jesús a Jerusalén y llegando
a Betfagé al pie del monte de lo*.
Olivos, envió a dos de sus discí­
Lección VIH
pulos, diciéndoles. Y lo que sigue. 'W' • quizá aquel monte significa
el mismo Cristo. ¿Quién,
H o m il ía de S. A m b r o s io , O b is p o
sino él, producirá tal abundan­
Libro 9 sobre san Lucas
cia de olivos y no de esos olivos
s digno de atención el he­ que se doblegan bajo la abundan­
cho de subir al templo cia de los frutos, sino de aquellos
después de dejar a los que demuestran su fecundidad
Judíos, aquel Señor que debía comunicando a las naciones la
habitar en los corazones de los gracia del Espíritu Santo? E l es
gentiles. El verdadero templo es también aquel por quien subimos
aquel en el cual el Señor es ado­ y hacia quien subimos. Es lu
rado, no según la letra, sino en puerta y el camino; la puerta que
espíritu. El templo de Dios es el se abre y aquel que la abre; la
que está constituido, no por una puerta donde llaman los que
construcción de piedras, sino por quieren entrar, y el Dios a quien
el encadenamiento de las verda­ adoran los que han merecido en­
des de la fe. El Señor abandona, trar. Estaba, pues, Jesús en un
pues, a los que le odiaban, pueblo, y había allí un pollino
y escoge a los que debían amarle. atado junfo a su m adre; un po­
Y por esto sube al monte de los llino que no podía ser desatado
Olivos, para plantar con su vir­ sino por orden d#l Señor. Lo des­
tud divina estos noveles retoños ata la mano de un Apóstol. T a ­
de olivo que tienen por m adrt les son los actos, tal la vida, tal
la Jerusalén espiritual. En este la gracia. Sed, pues, vosotros tie
monte está El mismo, el celeste tal. manera que podáis librar a
agricultor, de' tal suerte que cuan­ los que están ligados.
•• . -
I£. Los impíos dijeron dentro pollino nadie se había aún senta­
de sí mismos, no pensando recta­ do; y esto porque antes de
mente: Busquemos cómo perder Cristo nadie había llamado los
al justo, ya que es contrario a pueblos gentiles a la Iglesia. Lee­
nuestras obras; se jacta de po­ mos, en efecto, en san Marcos;
seer la ciencia de Dios, se da el “ Sobre el cual ningún hombre se
nombre de H ijo de Dios, y se glo­ había aún sentado” .
ría de tener a Dios por Padre. * IJ. M e cercaron hombres
Veamos si sus discursos son ver­ mentirosos; sin causa me azota­
daderos, y si verdaderamente es ron; * Mas Vos, Señor, que sois
H ijo de Dios, que le libre de mí defensor, vengadme, y . Y a
nuestras manos; condenémosle a que la tribulación está cercana,
una muerte la más ignominiosa. y no hay quien me ayude. Mas
Y . Como insensatos hemos sido Vos. Me cercaron.
reputados por él, y no sigue nues­
tros caminos como si fueran lle ­
nos de maldad; y prefiere el fin
LAUDES
de los justos. Veamos. Ant. 1. El Señor Dios * es mi
auxilio; y por esto no he sido
Lección IX confundido.
Se dicen los Salmos, de Dominica
ONSIDEREMOS ah o ra q u ié n e s rtel segundo lugar, pág. 59.
son los que, después de ha­ 2. Mis enemigos me cerca­
ber sido convencidos de pecado, ron; * pero me vengué de ellos
fueron arrojados del paraíso y en nombre del Señor.
arrojados a un lugar vulgar, com ­ 3. Juzgad mi causa; * defen­
parable a ese pueblo. Y ved de dedme, Señor, ya que sois pode­
qué modo la Vida llama de nue­ roso.
vo a los que la muerte había 4. A los Angeles * y a los ni­
desterrado. Leemos en san M a­ ños agreguémonos con fe viva,
teo que el H ijo de Dios envió cantando al triunfador de la
a que desatasen el pollino y el muerte: Hosanna en las alturas.
asna; como ambos sexos habían 5. Sean confundidos * los que
sido arrojados del paraíso en la me persiguen, v no lo sea yo,
persona de nuestros primeros pa­ Señor, Dios mío.
dres, quiso dar a entender, por Se dice la misma Capitula de Víspe­
el símbolo de estos dos animales, ras. Himno del Ordinario, pág. 14.
que venía a llamar a ambos se­ y . Oh Dios mío, libradme
xos. Parece que el asna signifi­ de mis enemigos. 1^. Salvadme
caba a E va culpable, y el pollino, de los que se levantan contra mí.
el pueblo gentil en general; por Ant. del Bened. — Una gran
esto se sentó el Salvador sobre multitud de pueblo * que había
el pollino, hijo del asna. Y muy acudido á la fiesta, clamaba al
bien se hace notar que sobre el Señor: Bendito el que viene en
nombre del Señor: Hosanna en los cuernos del unicornio a mi
las alturas. debilidad. Libradme. De la boca
Oración Omnipotente, pág. 56S. V . No dejéis, oh Dios, mi
alma en poder de los impíos. R .
PRIMA Y mi vida a merced de los hom­
bres malvados.
Ant. — Los niños de los H e­
breos, * llevando ramos de olivo,
NONA
salieron a recibir al Señor, cla­
mando y diciendo: Hosanna en Ant. — Invocaré * vuestro
las alturas. nombre, Señor; no apartéis vues­
tro rostro de mis clamores.
TERCIA

Ant. — Los niños de los H e­ Capitula Philipp., 2, 10-11


breos * tendían sus vestidos por A lnombre de Jesús se doble
el camino, y clamaban diciendo:
toda rodilla en el cielo, en la
Hosanna al H ijo de D avid; ben­
tierra y en el infierno; y toda
dito el que viene en el nombre lengua confiese que el Señor Je­
del Señor. sucristo está en la gloria de Dios
La Capitula es la de la pág. 568.
Padre.
K . br. Librad de la espada, * IJ. br. Oh Dios, no perdáis mi
Oh Dios, a-mi vida. Librad. V . alma * con los impíos. Oh Dios,v
Y de las garras de los canes a y . Ni mí vida con los hombres
mi alma. Oh Dios. Librad. sanguinarios. Con los. Oh Dios.
Libradme, Señor, de las y . Libradme, Señor, de
fauces del león. í f . Y a mi de­ hombre malvado. Ij*. Del varón
bilidad de los cuernos de los uni­ perverso, apartadme.
cornios.
VISPERAS
SEXTA
Las Antífonas y Salmos de Domini­
Ant. — A Vos he manifestado ca, pág. 73. La Capitula de la pági­
na 568: el Himno A l a m a r , del Salte­
* mi causa, defensor de mi vida, rio, pág. 36.
Señor, Dios mío. y . Libradme, Señor, del
hombre malvado. 1^. Del varón
Capitula ^ Philipp., 2, 8-9
perverso, apartadme.
C e humilló a sí mismo, hacién­ Ant. del Magnif. — Está escri­
dose obediente ha^ta la muer­ to: "* Heriré al pastor y se dis­
te, y muerte de cruz. Por lo cual persarán las ovejas del rebaño;
Dios también le ensalzó, y le dió mas después que haya resucitado,
un nombre superior a todo nom­ os precederé a Galilea; allí me
bre. . veréis, dice el Señor. ...
IJ. br. D e la boca del león * Oración Omnipotente, pág. 568.
U Las siguientes Ferias I I , 'I I I y
Libradme, Señor. D e. y ,^ Y de •I V son privilegiadas y mayores, ".'iid
males para sí mismos. * Los ne­
cios y malignos aborrecieron la
sabiduría; y en sus pensamientos
MAITINES se hicieron culpables, y . Esto
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
pensaron y se apartaron de la
según sa n Juan
verdad; su misma malicia les cc
gó. Los necios y los malignos.
Lección 1 Cap. 12, 1-9
Lección II
Q días antes de la Pascua
e is

volvió Jesús a Betania, donde T * oda alma que quiera ser fiel,
Lázaro había muerto, a quien debe con María ungir los
Jesús resucitó. Y lo que sigue. pies del Señor con ungüento pre­
cioso. Aquel ungüento significaba
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
la justicia; por esto pesaba una
Tratado 50 sobre san Juan, después libra; era también un perfume de
del principio
nardo puro y de gran precio. El
ñn de que los hombres nombre “ pisticus” dado a ' este
no creyeran que era una perfume designa probablemente el
ficción el haber resucita­ lugar de donde procedía, pero no
do a Lázaro, éste era uno de los sin motivo se menciona en el
que estaban sentados a la mesa. texto, ya c, le se relaciona per­
Bebía, hablaba, comía; la verdad fectamente con el misterio de
se mostraba, y la infidelidad de que se trata. La palabra griega
los Judíos era confundida. Así, “ pistis” significa: fe. ¿Buscas
pues, Jesús estaba sentado a la practicar la justicia? “ El justo
mesa con Lázaro y los demás vive de la fe ” . Unge los pies de
Marta, una de las hermanas de Jesús practicando el bien. Sigue
Lázaro, servía. Mas María, otra las huellas del Señor. Con tus ca­
de las hermanas de Lázaro, tomó bellos limpia sus pies: si tienes
una libra de perfumes de nardo bienes superfluos, dalos a los po­
y ungió los pies de Jesús, y lim­ bres y habrás limpiado los pies
pió sus pies*con sus cabellos, y de Jesús, ya que los cabellos de­
la casa se llenó del olor que des­ signan lo superfluo del cuerpo.
pedía el ungüento. Hemos oído Con esto ya sabes qué has de
el hecho; ahora indaguemos el hacer de tus bienes superfluos.
misterio. A ti son superfluos, pero a los
1£. Los impíos dijeron: Opri­ pies del Señor son necesarios.
mamos al varón justo injusta­ Quizá los pies del Señor en la
mente; como el infierno tragué­ tierra están necesitados.
mosle viv o ; borremos su memo­ I£ . He sido constituido el
ria de la tierra, y de sus despo­ oprobio de mis enemigos; me
jos echemos suertes entre nos­ vieron y agitaron sus cabezas. *
otros. Así los hombres atesoraron Ayudadme, S e ñ o r Dios mío.
4 II

■- .
V . Hablaron contra mí falsamen­ 2. Desenvaina la espada * con­
te, y me cercaron con sus discur. tra aquellos que dispersan mi re­
sos llenos de odio. Ayudadme. baño.
3. Estimaron * lo que valía
en treinta monedas, con las cua­
Lección III
les fui apreciado por ellos.
r ) E quiénes sino de sus miem­ 4. Las aguas me cubrieron *
bros en el juicio unal ha de sobre la cabeza; yo dije: He pe­
decir: “ Lo que hicisteis a uno de recido; invocaré vuestro nombre,
mis pequeñitos a mí lo hicisteis” ? Señor Dios.
Disteis lo que os era superfluo, 5. Considerad Señor, * las pa­
pero habéis obsequiado a mis pies. labras de mis enemigos y sus m is­
“ La casa se llenó de olor” ; el mos pensamientos.
mundo se ha llenado con la buena Ant. del Bened. — Padre, glo­
fama, ya que el buen olor es la rifícame * en ti mismo con aque­
buena fama. Los que viven mal y lla gloria que tuve, antes que el
se llaman cristianos, hacen injuria mundo existiese.
a Cristo; de ellos se ha dicho
que por ellos es blasfemado el Oración '
nombre del Señor. Si por los ta­
les es blasfemado el nombre del / C o n c e d e d n o s , Dios omnipo­
Señor, por los buenos el nombre tente, que pues por nuestra
del Señor es alabado. Oye al flaqueza desfallecemos en -tantas
Apóstol: “ Somos el buen olor de adversidades, seamos auxiliados
Cristo, dice, en todas partes” . mediante la Pasión de vuestro
]$. Se levantaron contra mí unigénito H ijo. El cual con Vos
testigos pérfidos y sin miseri­ vive y reina.
cordia. y procuraron matarm e; no
cesaron de escupir mi rostro, y VISPERAS
con sus lanzas me hirieron, y se
conmovieron todos mis huesos. * Ant. del Magnif. — N o ten­
Y o me consideraba como muerto drías * en mí potestad alguna, a
sobre la tierra, y . Derramaron no ser que de arriba te hubiese
su furor contra mi persona, re­ sido dada.
chinaron sus dientes contra mí
Yo. Se levantaron. Oración
K

oh Dios, salvador
yu d ad n os,
LAUDES Y HORAS nuestro, y concedednos que
lleguemos gozosos a celebrar la
Ant. 1. No aparté mí rostro *
memoria de los beneficios con
de los que me insultaban y escu­
que os dignasteis restauramos.
pían.
Por nuestro Señor. .
Los Salmos son los de Feria en
el segundo lugar, pág. 93.
vían en paz conmigo y estaban
a mi lado, diciendo: Engañémos­
le y prevaleceremos contra él;
MAITINES mas tu, Señor, estás conmigo co­
D e l P r o f e t a J e r e m ía s mo guerrero esforzado. * Caigan
en el oprobio eterno, para que
Lección I Cap. 11, 15-20
vea tu venganza contra ellos,
ó m o es que ese pueblo que
porque a ti he manifestado mi
era mi pueblo querido, ha causa. Juzga, Señor, la causa
cometido tantas maldades de mi alma, tú que defiendes mi
en mi misma casa? ¿Acaso las vida. Caigan.
carnes sacrificadas te han de pu­
rificar de tus maldades, de las Lección II Cap. 12, 1-4
cuales has hecho alarde? El Se­
ñor te dió el nombre de olivo \J ERDADERAMENTE, Señor, iCO-
fértil, bello, fructífero, ameno; a nozco que tú eres justo, aun­
la voz de una palabra suya, pren­ que yo me atreva a pedirte la ra­
dió en el olivo un gran fuego, y zón de algunas cosas. A pesar de
quedaron abrasadas todas sus ra­ eso, yo te diré una queja mía al
mas. Y el Señor de los ejércitos parecer justa. ¿Por qué motivo
que te plantó, decretó calamida­ a los impíos todo les sale próspe­
des contra ti, a causa de las m al­ ramente, y lo pasan bien todos los
dades que la casa de Israel y la que prevarican y obran mal? T ú
casa de Judá cometieron para los plantaste, y ellos echaron raí­
irritarme, sacrificando a los ído­ ces, van medrando y fructifican.
los. M as tú, oh Señor, me lo hi­ Te tienen mucho en sus labios,
ciste ver, y lo conocí; me mos­ pero muy lejos de su corazón
traste entonces sus designios. Y En cuanto a mí, oh Señor, tú me
yo era como un manso cordero, conoces bien, me has visto, y has
que es llevado al sacrificio, y no experimentado qué tal es mi co­
había advertido que ellos habían razón para contigo. Reúnelos co­
maquinado contra mí, diciendo: mo rebaño para el sacrificio, y
“ Ea, démosle leña en lugar de destínalos aparte para el día de
pan, y exterminémosle de la tie­ la mortandad. ¿Hasta cuándo ha
rra de los vivientes, y no quede de llorar la tierra, y secarse la
ya más memoria de su nombre” . hierba en toda la región por U
Pero tú, oh Señor de los ejérci­ malicia de sus habitantes? Han
tos, que juzgas con justicia, y es­ perecido las bestias y las aves,
cudriñas los corazones y los afec­ porque dijeron: “ No verá el Se­
tos, harás que yo te vea tomar ñor nuestro fin” .
venganza de ellos, puesto que en Oh Dios de Israel, por ti
tus mahos puse mi causa. sufrí la afrenta, cubrió la ver­
fy. Afrentas y terrores me güenza mi rostro, he sido mirado
hicieron sufrir aquellos que vi- como extraño por mis hermanos
I. Brev. 46
y como huésped por los hijos de Los Salmos son los de Feria del
segundo lugar, pág. 119.
mi madre. * Porque me devoró
2. Tomad en vuestras manos
el celo de tu casa. y . Atiende a
mi causa, * Señor; del hombre
mi alma, y líbrala; a causa di*
mis enemigos, sálvame. Porque perverso y falso, libradme.
me devoró el celo de tu casa. 3. Cuando me hallaba atribu­
lado * he clamado a Vos, Señor,
desde lo más profundo, y me
Lección III Cap. 12, 7-11
habéis oído.
4. Señor, me hacen violencia,
l—l e desamparado mi casa, he
* responded por mí; porque no
abandonado mi heredad, he
sé qué responder a mis enemi­
entregado la que era la delicia de
gos.
mi alma en manos de mis ene­
5. Dijeron los impíos: * P er­
migos. M i heredad se ha vuelto
sigamos al varón justo, porque
para mí como un león entre bre­
ñas, ha levantado la voz contra es contrario a nuestras obras.
Ant. del Bened. — Antes de la
mí, por eso la he aborrecido.
fiesta de Pascua* * sabiendo Je­
¿E s acas.o para mí la heredad mía
como ave de varios colores? Ea, sús que había llegado su hora,
habiendo amado a los suyos, en
venid, bestias todas de la tierra,
el fin les amó.
corred a devorarla. Muchos pas­
tores han talado mi viña, han
bollado mi heredad, han conver­ Oración
tido mi deliciosa posesión en un
puro desierto. Asoláronla, y ella r\ jln ip o t e n t e y sempiterno
vuelve hacia mi sus ojos lloro­ Dios, otorgadnos que de tal
sos. Está horrorosamente deso­ suerte celebremos los misterios
lada toda la tierra, porque no de la pasión del Señor, que me­
hay nadie que reflexione en su rezcamos alcanzar el perdón. Por
corazón. . el mismo Señor.
I£. La multitud de los pue­
blos me ha rodeado, y no devolví VISPERAS
mal por mal. * Sea abatida, Se­
ñor, la maldad de los pecadores Ant. del Magnif. — Tengo p o­
y encaminad al justo. der * de entregar mi alma, y de
y . Juzgadme, Señor, según tomarla de nuevo.
vuestra justicia. Sea abatida. La
multitud. Oración

LAUDES Y HORAS W u estra misericordia, oh Dios,


extirpe en nosotros toda re­
Ant. 1. Atended, Señor, * y liquia del viejo ser, y nos haga
considerad que estoy atribulado; capaces de una santa renovación.
oídme prestamente. Por nuestro Señor.

■+ -.
i aquellas que no se hartaba de
I hacer la virgen de Israel? ¿Acaso
puede faltar nieve en los peñas­
MAITINES cos de las espaciosas sierras del
D e l P ro feta J erem ías Líbano? ¿O pueden agotarse los
manantiales, cuyas frescas aguas
Lección I Cap. 17, 13-13 corren sobre la tierra? Pues he
aquí que mi pueblo se ha olvida­
h, Señor, esperanza de
do de mí, ofreciendo sacrificios
Israel! Los que de ti se
a la vanidad de los ídolos, y tro­
alejan, en la tierra serán
pezando en sus caminos, en los
escritos, porque han abandonado
antiguos caminos, por seguir, un
al Señor, vena de aguas vivas.
carril no trillado, reduciendo as;
Sáname, Señor, y quedaré sano;
su tierra a desolación, y a ser
sálvame y seré salvo, pues que
para siempre objeto de mofa y
mi gloría eres tú. He aquí que
de asombro para todo pasajero,
ellos me están diciendo: ¿Dónde
que al verla, meneará su cabeza.
está la palabra del Señor? Que se
Porque como viento abrasador los
cumpla. M as yo no me he tur­
dispersaré delante de mis enemi­
bado siguiendo tus huellas, oh
gos. Les volveré las espaldas, y
pastor m ío; pues nunca apetecí
no mi rostro, en el día de su per­
día o favor de hombre alguno, tú
dición. Mas ellos dijeron: Venia
lo sabes. Lo que anuncié con mis
y tratemos seriamente de obrar
labios fué recto en tu presencia.
contra Jeremías: porque no fal­
N o seas, pues, para mí motivo
tará la ley de boca del sacerdote,
de temor, tú esperanza mía en
ni el consejo del sabio, ni la pa­
el tiempo de aflicción. Confun­
labra del profeta, atravesémosle
didos queden ios que me persi
con nuestra lengua. Venid, y no
guen, no quede confundido yo,
hagamos caso de ninguna de sus
teman ellos, y no tema yo; envh
palabras.
sobre ellos el día de la aflicción,
El octavo Responsorio de la Domi­
y castígalos con doble azote. nica precedente, pág. 573.
IJ. Con lengua falaz me a ta ­
can, me envuelven con palabras Lección III Cap. IS, 19-23
de odio; en vez de amarme, me
^ calumnian: * M as yo sigo en la Q h Señor, mira por mí, y pa­
oración, y me habéis oído, Se­ ra tu atención en lo que di­
ñor, Dios mío. \ r . M e devuelven cen mis adversarios. ¿Conque así
m áf por bien; odio en cambio de se vuelve mal por bien, que han
amor. M as yo. cavado una hoya para hacerme
perder la vida? Acuérdate de
Lección II • Cap. 18, 13-18
cuando me presentaba yo en tu
u ién ha oído jam ás tales y acatamiento, para hablarte a su
Q tan horrendas cosas, como favor, y para desviar de ellos tu
enojo. Por tanto, abandona SU3 4. T odos mis enemigos * o ye­
hijos al ham bre, y entrégalos al ron mis m ales; Señor, se han ale­
filo de la espada; viudas y sin grado, porque Vos lo ordenasteis.
hijos queden sus m ujeres, y m ue­ 5. H aced, Señor, * justicia al
ran una m uerte infeliz sus m a ­ que sufre la inju ria; y desbara­
ridos, y véanse en el com bate tad los planes de los m alvados.
sus jóvenes atravesados con U Ant. del Bened. — Simón,
espada. Oiganse alaridos en sus ¿duerm es? * ¿no pudiste velar
casas. Porque tú has de conducir una hora conm igo?
contra ellos súbitam ente al sal­
teador, contra ellos que cavaron Oración
la hoya para cogerm e, y tendie­
ron lazos ocultos a mis pies. M as suplicam os, omnipotente
tú, oh Señor, conoces bien todos Dios, nos concedáis que m e­
sus designios de m uerte contra diante la pasión de vuestro unigé­
mí. N o les perdones su m aldad; nito H ijo , nos veam os libres de
ni se borre de tu presencia su nuestros excesos que nos afligen
pecado. D erribados sean delante incesantem ente. V os que vivís y
de ti. A caba con ellos en el reináis.
tiempo de tu furor.
E l noveno R esp onscorio de la Do-
nica precedente, pág. 573. A VÍSPERAS

LAUDES Y HORAS Ant. del M agnif. — Una criada


dijo * a P edro: Verdaderam ente
Ant. 1. Libradm e * de la san­
tú eres de ellos; pues tu mismo
gre derramada, oh D ios, Dios
lenguaje lo muestra.
m ío; y mi lengua ensalzará vues
tra justicia.
L os S alm os de F e r ia del segundo Oración
lu ga r,, pág. 145.
2. Hum illaciones * y amena­ Q s suplicamos, oh Señor, qud
zas he sufrido de ellos; pero el atendáis a esta vuestra fa ­
Señor está coomigo como guerre­ milia, por la cual nuestro Señor
ro fuerte. Jesucristo no vaciló en ser en­
3. M as Vos, Señor, * sabéis tregado a manos de pecadores, y
todos sus planes contra mí para en padecer el suplicio de la cruz.
darme la muerte. El cual con Vos vive.
Jueves Santo
Doble de / clase

MAITINES E n este triduo después de los V e r ­


sículos de los N octurnos se dice en
secreto: P adre nuestro, así como las
H o y y los dos días siguientes, des­
palabras: Y no nos; se omite la A b ­
pués de haber rezado en secreto el
solución, y no se dan las Bendiciones
P a d re nuestro. A v e M aría y Credo, de­
antes de las Lecciones.
jad o todo lo dem ás, los M aitin es em­
p iezan por la A n tífo n a del primer A l fin de las Lecciones no se dice:
S alm o, y después de cada Salm o de M as V os; pero las tres prim eras Lee-
M aitin es y L au des se apaga una vela Lecciones de Jerem ías term inan como
de la s qu ince de que consta el candela­ luego se v e r á .
bro tria n g u la r puesto ante el altar.
E n todas las H ora s, hasta la N ona C o m ie n z a la L a m e n t a c ió n de
del Sábado San to in clusive, después de
los Salm os se omite el Gloria Patri. J e r e m ía s P rofeta

I NO CTU RN O Lección I Cap. 1, 1-5


Ant. 1. E l celo de vuestra casa
* me devora, y me abruman los A lef
ultrajes de quienes os insultan. ha quedado solitaria
óm o
Salm o 68, pág. 164. la ciudad antes tan po­
2. Arrédrense, * cubiertos de pulosa! La señora de la*
ignominia, los que desean mis naciones ha quedado como viu­
males. da; la soberana áe las provin­
Salm o 69, pág. 182. cias es ahora tributaria.
3. D ios mío, * libradme de B et. Ella llora inconsolable en
manos del pecador. la noche, y corren las lágrimas
Salm o 70, pág. 183. por sus m ejillas; entre los que
y . Arrédrense, cubiertos de fueron sus amigos no hay quien la
ignominia. ^ . Los que desean consuele, todos los que la ama­
mis males. • ban la han despreciado, y se han
convertido en enemigos suyos. los días de su aflicción, y la pér­
Gimel. Emigró Judá, por verse dida de todos aquellos bienes de
oprimida con muchas maneras de que gozó desde los tiempos anti­
esclavitud; fijó su morada entrr guos, cuando su pueblo se arrui­
las naciones; mas no halló repo­ naba por obra de sus enemigos,
so; todos sus perseguidores la sin que nadie acudiese a soco­
oprimieron con angustias. rrerle; la vieron sus enemigos, y
Dálet. Lloran los caminos d? se burlaron de sus solemnidades.
Sión, porque no hay quien vaya Het. Enorme pecado fué el de
a su solemnidad; destruidas es­ Jerusalén; por eso ella ha que­
tán todas sus puertas, gimiendo dado sin estabilidad; todos aque­
sus sacerdotes, tristes las vírge­ llos que la elogiaban, la han des­
nes, y ella oprimida de amar­ preciado, por haber visto su ig­
gura. nominia; y ella misma, sollozan­
He. Sus enemigos se han ense­ do, ha vuelto atrás el semblante.
ñoreado de ella, los que la odia­ Tet. Hasta sus pies llegaron
ban se han enriquecido, porque sus inmundicias; ella no se acor­
el Señor habló contra ella por dó de su fin; está profundamente
causa de la muchedumbre de sus abatida, ni tiene quien la con­
maldades; sus pequeñuelos han suele. Considerad, Señor, mi aflic­
sido llevados al cautiverio en ción, porque el enemigo se ha
presencia del que les oprimía. engreído.
Jerusalén, Jerusalén, conviér­ Jerusalén, Jerusalén, conviérte­
tete al Señor, tu Dios. te al Señor, tu Dios.
A s i term inan en este triduo las L a ­ 1^. M i alma está triste has­
m entaciones de Jerem ias. ta la muerte; aguardad aquí y
1^. En el monte Olívete oró velad conmigo; ahora veréis la
al Padre: Padre, si es posible, turba que me cercará: * Vosotros
pase de mí ese cáliz: * En verdad huiréis, y yo iré a inmolarme
el espíritu está pronto, mas la por vosotros, y . He aquí que se
carne es flaca, y . Velad y orad, aproxima la hora, y el H ijo del
para que no caigáis en la tenta­ hombre será entregado en poder
ción. En verdad. de los pecadores. Vosotros hui­
réis.
Lección II Cap. 1, 6-9
Vau Lección III Cap. 1, 10-14
Jod
T hija de Sión ha perdido to­
a

da su hermosura; sus prínci­ Jh^l enemigo se apoderó de cuan­


pes han venido a ser como car­ to Jerusalén más apreciaba;
neros que no hallan pasto, y han y ella ha visto que entraban en
marchado desfallecidos delante su santuario los Gentiles, los
del que los conduce. cuales tenían prohibido el in­
Zain. Ha recordado Jerusalén greso en vuestra iglesia.
Caf. Todo su pueblo está gi­ al indigente que no tiene quien le
miendo, y anda en busca de pan; socorra.
todo cuanto tenían de precioso lo Salmo 71, pág. 173.
han dado para adquirir un boca­ 2. Los pensamientos de los
do a fin de reanimar sus íuerzas. impíos. * y sus palabras están
Mirad, Señor, y considerad cómo llenos de malicia; hablan en voz
estoy envilecida. 4 alta de iniquidades.
Lámed. Oh vosotros, cuantos Salmo 72, pág. 174.
pasáis por este camino, atended 3. Levantaos, oh Señor, * y
y considerad si hay dolor como defended vuestra causa.
mi dolor; porque el Señor, según Salmo 73, pág. 176.
predijo en el día de su gran fu­ y . Dios mío, libradme de las
ror, me ha despojado de todo. manos del pecador.
Mem. Desde lo alto envió fue­ Y del poder del transgr
go dentro de mis huesos, y me sor de la ley y del inicuo.
ha enseñado; tendió una red a
D e l t r a t a d o de san A g u s t ín ,
mis pies, me hizo retroceder. Me
O b is p o , so b r e l o s S alm os
ha dejado desolada, todo el día Sohre el Salmo 54, .v, 1
consumida de tristeza.
Nun. Observó el yugo de mis Lección IV
iniquidades, y arrollándolas en
Dios, escuchad mi ora-
sus manos, las impuso sobre mi
cuello. Debilitado se ha mi fuer­ ^ no desechéis mis
súplicas; atendedme y
za; el Señor me ha entregado
escuchadme. Estas son las expre­
en manos de que no podré des­
siones de quien está cuidadoso,
asirme.
solícito, puesto en tribulación.
Jerusalén, Jerusalén, conviérte­
Ruega sufriendo mucho, desean­
te al Señor, tu Dios.
do verse libre del mal. Resta que
]£. He aquí que le vimos no
veamos cuál es su mal; y cuando
teniendo hermosura ni esplendor;
nos lo hubiere declarado, pongá­
nada conserva de su aspecto; lle­
monos en su mismo estado, para
vó nuestros pecados, y por nos­
que, participando de su tribula
otros sufre; mas él fué herido
ción, unamos con la suya nuestra
por nuestras iniquidades: * Por
oración. Contristado me siento,
los golpes que recibió hemos si­
dice, en mi prueba, y me hallo
do curados, y . En verdad que conturbado. ¿En qué se halla, con­
sobrellevó nuestras flaquezas, v
tristado? ¿En qué conturbado?
soportó nuestros dolores. Por los
En mi prueba, dice. Habla de los
He aquí.
hombres malos que le hacen su-"*
II NOCTURNO
frir, y a este mismo sufrimiento
de los hombres perversos llama
Ant. 1. El Señor librará * al prueba suya. No penséis que los
pobre de manos del poderoso, y malos sean inútiles en este mun­
do, y que ningún bien saque de mos que los demonios regían el
ellos el Señor. Y a que los deja cielo y la tierra, habló del mundo
vivir, o para que se corrijan, o de tinieblas; habló del mundo re­
para que por ellos se ejercite el firiéndose a los amadores del
justo. mundo; por esta palabra “ mun­
M i amigo me vendió con do” , designó a los impíos y a los
un beso por señal: Aquel a quien, malvados y habló de aquel mun­
yo besare, él es, prendedle. Esta do del cual dice el Evangelio: “ Y
inicua seña dió el que, por me­ el mundo no le conoció” .
dio de un beso, cometió un I£. Judas, el mercader m al­
homicidio. * El infeliz arrojó el vado, con un ósculo se dirigió al
precio de la sangre, y al fin se Señor: Este, como cordero ino­
ahorcó, y . Bien le hubiera esta­ cente, no rehusó el beso de Judas.
do a aquel hombre no haber * Por una cantidad de dinero en­
nacido. El infeliz arrojó. tregó a Cristo a los Judíos, y .
M ejor le fuera no haber naci­
Lección V do. * Por una cantidad.

O ja lá ,pues, que cuantos aho­ L ección VI


ra nos ejercitan se convier­
tan y sean probados con nos­ D orque en la ciudad vi la ini­
otros! Con todo, mientras perma­ quidad y la contradicción” .
nezcan tales y nos prueben, no Contempla la gloria de su cruz.
los aborrezcamos; porque ign ora­ Y a está colocada en la frente
mos de cada uno de ellos si de los reyes aquella cruz que
perseverará siendo malo hasta el insultaron los enemigos. Su éxito
fin. Y muchas veces, cuando juz­ ha probado su virtud. Sujetó el
gas aborrecer a un enemigo, abo­ orbe no con el hierro, sino con el
rreces a un hermano, y no le madero. El madero de la cruz pa­
sabes. Las sagradas Letras nos reció a los enemigos digno de
enseñan que el diablo y sus án­ desprecio; y parándose delante
geles fueron destinados al fuego del mismo madero, agitaban la
eterno. D e éstos solamente no cabeza y decían: “ Si es H ijo de
debemos esperar enmienda; con­ Dios, baje de la cruz” . E l exten­
tra ellos tenemos que sostenei día sus manos al pueblo que no
aquel combate interior de que creía y le contradecía. Pues si
nos habla el Apóstol, diciendo: aquel es justo que vive de la fe ,
“ No es nuestro combate contra el que no vive de la fe es inicuo.
la carne y sangre; esto es, no Por lo mismo la palabra iniqui­
contra los hombres que vemos, dad, aquí debe entenderse perfi­
sino contra los príncipes y po­ dia. Veía, pues, el Señor, la ini­
testades y gobernadores de este quidad y la contradicción en la
mundo de tinieblas” . Y para que ciudad, y extendía sus manos al
al decir mundo, no entendiéra­ pueblo que no creía y contrade­
c ía ; y con todo, aguardándolos, I es para celebrar la cena del Se­
decía: “ Padre, perdónalos, por-l ñor. Porque cada uno come allí
que no saben lo que hacen” . 1 lo que ha llevado para cenar, sin
Uno de mis discípulos me atender a los demás. Y así su­
entregará hoy. ¡A y de aquel por cede que los unos no tienen nada
quien yo seré entregado! * M ejor que comer, mientras los otro*
le hubiera sido si no hubiese na comen con exceso. ¿No tenéis
cido. y . El que mete conmigo la casas para comer y beber? ¿o
mano en el plato, éste me ha de venís a profanar la Iglesia ds
entregar en manos de los peca­ Dios, y avergonzar a los que no
dores. * M ejor. Uno. tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alaba­
ré? En eso no puedo alabaros.
III NOCTURNO
R . Era como cordero ino­
Ant. 1. D ije a los malvados: cente; he sido llevado al sacrificio
* N o habléis inicuamente contra como sin saberlo; mis enemigos
Dios. resolvieron contra mí, diciendo:
Salm o 74, pág. 178. * Venid, metamos leño en su pan,
2. L a tierra tembló * y en­ y borrémosle de la tierra de los
mudeció cuando se levantó Dios vivientes, y . Todos mis enemi­
a juicio. gos tramaban males contra mí;
Salm o 7S, pág. 178. elevaron contra mí una palabra
3. En el día de mi tribu­ inicua, diciendo: Venid.
lación * busqué a Dios, levantan­
do a él mis manos. Lección VIH Cap. 11, 23-26
Salm o 76, pág. 2 11.
y . Levantaos, Señor. I£. Y O orque yo aprendí del Señor
juzgad mi causa. lo que también os he ense­
ñado, y es que el Señor Jesús
D e la E p ís t o l a p r im e r a de sa n
la misma noche en que había de
P a b l o a l o s C o r in t io s ser traidoramente entregado, to­
mó el pan, y dando gracias, lo
Lección VII Cap. I I , 17-22
partió, y dijo: “ Tom ad y comed:
pues, ordeno, no ala­
sto , Este es mi cuerpo, que por vos­
bando que os reunáis, no otros será entregado; haced es­
diré para m ejorar sino to en memoria m ía” . Y de la
para empeorar. Primeramente misma manera el cáliz, después
oigo que, al juntaros en la Igle­ de haber cenado, diciendo: “ Este
sia, hay entre vosotros parciali­ cáliz es el nuevo testamento en
dades, y en parte lo creo. Siendo mí sangre; haced esto cuantas
como es forzoso que aun here­ veces lo bebiereis, en memoria
jías haya, para que se descubran mía. Pues todas las veces que
entre vosotros los que son de una comiereis este pan y bebiereis es­
virtud probada. Ahora, pues, te cáliz, anunciaréis la muerte del
cuando vosotros os juntáis, ya no Señor hasta que venga” .
ly . ¿No pudisteis velar una cual si fuesen contra un ladrón,
hora conmigo, vosotros que os y . Los pontífices y fariseos re­
exhortabais a morir por mí? unieron consejo. Para. Los ancia­
* ¿Acaso no veis a Judas cómo nos.
no duerme, sino que se apresura Si durante estos tres días, en el rezo
privado, los M aitines se separan de
a entregarme a los Judíos? y . Laudes, se terminan con la O ración
¿Por qué dormís? Levantaos y O s suplicamos, pág. 580; y las L a u ­
des se empieza» por la primera A n ­
orad, para que no sucumbáis a la tífon a, después de haber rezado en
tentación. Acaso. secreto Padre nuestro y A v e María.

Lección IX Cap. 11, 27-34 LAUDES


Ant. 1. Para que se hallen jus­
J^ e manera que cualquiera que
tas vuestras sentencias, Señor, *
comiere este pan, o bebiere
y salgáis vencedor cuando se os
el cáliz del Señor indignamente,
juzgue.
reo será del cuerpo y de la san­ Se dicen los Salmos de F eria del
gre del Señor. P or tanto, examí­ segundo lu gar, pág. 171.
nese a sí mismo el hombre, y de 2. El Señor * fué llevado co­
esta suerte coma de aquel pan. mo oveja al sacrificio, y no abrió
y beba del cáliz. Porque quien lo su boca.
come y bebe indignamente, come 3. M i corazón * se despeda­
y bebe su propia condenación, za en medio de mi pecho; desen­
no haciendo discernimiento de! cajados tengo todos mis huesos.
cuerpo del Señor. D e aquí es que 4. Nos habéis esforzado, *
hay entre vosotros muchos en­ oh Señor, con vuestra virtud y
fermos y sin fuerzas, y muchos mediante el banquete que nos
que mueren. Que si nosotros en­ habéis preparado.
trásemos en cuentas con nosotros 5. Fué ofrecido * porque El
mismos, ciertamente no seríamos mismo lo quiso, y llevó sobre sí
juzgados. Si bien cuando lo so ­ nuestros pecados.
mos, el Señor nos castiga, con D urante este triduo no se dice Ca­
el fin de que no seamos conde­ pitula, ni Him no.

nados con este mundo. Por lo y . El hombre con quien v i­


cual, hermanos míos, cuando os vía en paz, y .en quien confié­
reunís para esas comidas, espe­ is Y que comía de mi pan,
raos unos a otros. Si alguno tie­ extremó contra mí el engaño.
ne hambre, coma en casa, a fin Ant. del Bened. — El traidor
de que vuestras reuniones no os * les dió una seña, diciendo:
condenen en el juicio. Las demás Aquel a quien yo besare, él es,
cosas, yendo yo ahí, las arreglaré. prendedle.
. Los ancianos del pueblo M ien tras se canta el B en ed ictu s, apa­
gadas ya antes todas las v elas del te­
tuvieron consejo, * Para prender nebrario, excepto la que está situada en
con engaño a Jesús, y darle muer­ su parte superior, se irán apagando
lentam ente los seis cirios del altar, de
te; con espadas y palos salieron suerte que al llega r al últim o verso
se apague el último cirio; también se se hizo por nosotros, con lo restanti
apagarán las lámparas y demás luces indicado al fin de Laudes.
de la iglesia. A l repetirse la Antífona En Prim a no se lee el Martirologio,
E l traidor, se quita y se esconde ni se dice todo lo restante hasta el fin
debajo del altar, al lado de la epístola, de la Hora.
la vela superior del tenebrario.
Repetida la A n tífon a después del VISPERAS
Benedictus, se dice:
Ant. — Cristo se hizo por nos­ H oy y el día siguiente, después de
haber dicho en secreto Padre nuestro
otros obediente hasta la muerte. y A v e María, las Vísperas se empiezan
En la segunda noche se añade: sin otro preludio, por la primera A n tí­
Y muerte de cruz. fona, sin canto.
En la tercera noche se añade: Ant. 1. Tomaré * el cáliz de
Por lo que Dios le exaltó, y le salud, e invocaré el nombre del
dió un nombre que es superior Señor.
a todo nombre. Salmo 115, pág. 103.
Y asi se dice en todas las Horas 2. Con los que * aborrecen la
del dia.
Cuando se empieza la A n tifon a C ris­ paz era yo pacífico; y cuando les
to se hiso, todos se arrodillan, y cuan­ hablaba, me contradecían sin ra­
do está term inada, se dice Padre nues­
tro en secreto. Luego se añade el S a l­ zón.
mo 50, M iserére mei, un poco más alto. Salmo 119, pág. 103.
Term inado éste, se reza, sin decir O re­
mos la siguiente 3. Libradme, oh Señor, * de
los hombres malvados.
Oración Salm o 139, pág. 208.
4. Preservadme * de los lazos
W o lv e d los ojos, Señor, os ro­ que me tienden, de las embosca­
gamos, sobre vuestra fami­ das de los malvados.
lia, por la cual nuestro Señor Je­ Salmo 140, pág. 209.
sucristo no vaciló de entregarse 5.Miraba * a mi derecha, y
en manos de los pecadores, y pa­ no había quien me reconociese.
decer el tormento de la cruz. Salmo 141, pág. 210.
L a s palabras E l cital con V os se D urante estos tres dias no se dice
dicen en silencio. Capitula, ni Himno, ni Verso.
A s i term inan todas las H oras en este Ant. del Magnif. — Mientras
triduo, hasta la Nona del Sábado Santo
inclusive. En Laudes, después de con­ ellos cenaban, * tomó Jesús el
cluida la O ración se hace un poco de pan, y lo bendijo y partió, y lo
ruido. Luego se saca la vela encendida
que estaba debajo del altar, y todos dió a sus discípulos.
se levantan, y salen en silencio. Luego se dice Cristo se hizo por nos­
otros, con lo restante puesto al fin de
Laudes, pág. 587.
HORAS En Completas no se dice: Dignaos
Señor, ni Lección breve, ni Adiutórium,
L a s H oras de Prim a, T e rcia, Sexta y ni la O ración Dom inical, sino que he­
N ona, en este triduo, después de ha­ cha la Confesión y Absolución, se prin­
ber dicho' en secreto Padre nuestro, cipia por los Salmos, que son los de
A v e María-, y en Prim a el Credo, se Dom inica, pág. 77, y después de los
empiezan absolutamente por los S a l­ Salmos inmediatamente se dice: Nunc
mos, que son los de Dom inica, y en P r i­ dim ittis; después, la Antifona Cristo
ma los de las F iestas; terminados los se hizo, con lo restante puesto al fin
Salm os, se dice la A n tífo n a : Cristo de Laudes, pág. 587.
Viernes Santo
- Doble de I clase

Como en el dia anterior, después de De la L a m e n ta c ió n d e l P r o f e t a


tezado en secreto el Padrenuestro, A v e
María y Credo, om itiendo todo lo de­ J e r e m ía s
más, los M aitines em piezan por la A n ­
tífona del prim er Salm o. D espués de
cada Salmo, se apaga una vela del te ­ Lección I Cap. 2, 8-11
nebrario. Se omite el Gloria P atri.
Suprím ense la A bsolución y la B e n ­ H et
dición y las palabras M as Vos.

el Señor en destruir
en só
MAITINES
el 'm uro de la hija de
I NO CTURNO
Sión, tiró su cordel, y no
Ant. 1. Se han coligado los retiró su mano hasta que la de­
reyes de la tierra, * y se han m olió; y lloró el antemural, y
confederado los príncipes contra quedó luego arrasada la muralla.
el Señor, y contra su Cristo. Tet. Sepultadas quedaron sus
Salmo 2, pág. 47. puertas entre las ruinas, destru­
2. Repartiéronse entre sí * yó e hizo pedazos sus cerrojos;
mis vestiduras, y sobre mis ropas su rey y sus magnates arrojados
echaron suertes. a las naciones; y a no hay ley, y
Salm o 2 1, pág. 199. sus profetas y a no tienen visio ­
3. Conspiraron contra mí * nes del Señor.
falsos testigos, y la iniquidad ha Jod. Sentados están en tierra,
mentido contra sí misma. y sumidos en profundo silencio
Salmo 26, pág. 96. ’ os ancianos de la h ija de Sión;
y . Repartiéronse entre sí tienen cubiertas de ceniza sus
mis vestiduras. IJ . Y sobre mis cabezas, vistiéronse de cilicio;
ropas echaron suertes. abatida hasta la tierra tienen su
cabeza las vírgenes de Jerusalén. sino que te profetizaban falsa­
Caf. Cegáronse mis ojos de mente triunfos y expulsión de tus
tanto llorar; estremeciéronse mis enemigos.
entrañas; vertióseme por el sue­ Sámech. Todos cuantos pasa­
lo la hiel en vista del quebranto ban por el camino aplaudieron
de la hija de mi pueblo, cuando tu ruina con palmadas; silbaron
el pequeño y el niño de teta y menearon su cabeza sobre la
caían desmayados por las plazas hija de Jerusalén. ¿Es ésta, de­
de la ciudad. cían, la ciudad de perfecta her­
Jerusalén, Jerusalén, conviérte­ mosura, encanto del universo?
te al Señor, tu Dios. Jerusalén, Jerusalén, conviér­
. M e abandonaron todos tete al Señor, tu Dios.
mis amigos, y prevalecieron los I£. El velo del templo se ras­
que me armaban asechanzas; me gó. * Y tembló toda la tierra; el
hizo traición aquel a quien yo ladrón desde la cruz clamaba di­
amaba. * Y dirigiéndome mira­ ciendo: Seí or, acuérdate de mí
das terribles, e hiriéndome cruel­ cuando llegues a tu reino, y . Las
mente, me daban a beber vina­ piedras se partieron, y los sepul­
gre. y . M e equipararon con los cros se abrieron, y muchos cuer­
malvados, y no perdonaron a mi pos de santos que habían muer­
vida. Y dirigiéndome. to resucitaron. Y tembló.

Lección III Cap. 3, 1-9


Lección II Cap. 2, 12-15
A lef
Lámed
V^o soy el varón que reconozco
U llo s decían a sus madres: la miseria mía bajo la vara
¿Dónde está el pan y el v i­ de su indignación.
no? cuando a manera de heridos, Ale}. M e amenazó, y me llevó
iban muriéndose por las calles a las tinieblas y no a la luz.
de la ciudad, cuando exhalaban Alef. No hizo sino pasar y re­
su alma en el regazo de sus pasar sobre mí su mano todo el
madres. día.
M em . ¿Con quién te compara­ Bet. Hizo envejecer mi piel, y
ré, o a qué te asemejaré, oh hi­ mi carne desmenuzó mis huesos.
ja de Jerusalén? ¿a quién te Bet. Edificó alrededor mío, y
igualaré, a fin de consolarte, oh me cercó de amargura y de con­
virgen hija de Sión? Porque goja.
grande es como ?l mar tu tribu­ Bet. Colocóme en lugares te­
lación; ¿quién podrá remediar­ nebrosos, como a los que han
te? muerto para siempre.
Nurt. Tus profetas te vatici­ Gimel. Me circunvaló hostil­
naron cosas falsas y necias; y mente, para que no pudiera es­
no te manifestaban tus m alda­ capar; aumentó el peso de sus
des para m overte • a p e n iten cia ; grillos.
Gimel. Y aunque yo clame y mártires padecieron también tor­
ruegue, se ha cerrado a mis ple­ mentos semejantes; pero sobre
garias. todos resplandece el que es la
Gimel. Cortó mis caminos con cabeza de los mártires. En él
piedras cuadradas, y desbarató vemos mejor lo que ellos pade­
mis senderos. cieron. Fué protegido contra la
Jerusalén, Jerusalén, conviér­ multitud de los perversos; pro­
tete al Señor, tu Dios. tegióse Dios a sí mismo, prote
R . Escogida viña mía, yo te giendo a su propia carne y a la
planté; * ¿Cómo te has hecho humanidad que había asumido,
tan amarga, que me has crucifi­ porque es juntamente hijo del
cado a mí, y has dado libertad hombre, e H ijo de Dios. H ijo de
a Barrabás? V . Y o te cerqué, Dios por la naturaleza divina;
y te quité las piedras, y edifiqué H ijo del hombre por la naturale­
una torre. ¿Cóm o? Escogida. za de siervo, teniendo poder para
dar su vida, y para volverla a to­
II NOCTURNO
mar. ¿Qué le pudieron hacer los
Ant. 1. M e hacían violencia enemigos? Le quitaron la vida del
* los que atentaban a mi vida. cuerpo, pero no la del alma. Con­
Salm o 37, pág. 113. sideradlo bien; hubiera sido muy
2. Queden confundidos * y poco para el Señor exhortar a los
avergonzados los que buscan mártires de palabra, si no les hu­
quitarme la vida. biese fortalecido con el ejemplo.
Salm o 39, pág. 122. IJ. Como a un ladrón, salis­
3. Alzáronse * contra mí gen­ teis a prenderme con espadas y
tes extrañas, y los poderosos se palos. * Cada día estaba entre
propusieron quitarme la vida. vosotros en el templo, y no me
S a lm o 53, pág. 62. prendisteis y he aquí que, azota­
V . Se han levantado contra do, me lleváis a crucificar, y . Y
mí testigos inicuos. como hubiesen prendido a Jesús,
R . Y la iniquidad mintió y le detuvieran, les dijo. Cada
contra sí misma. día.

D el T ratado de san A g u s t ín , Lección V


O b is p o , so bre los S alm os
Sobre el Salmo 63, v. 2. C ya cuál era la conspira­
a b é is

ción de los malignos Judíos, y


Lección IV
cuál era la multitud de los que^
b Wá Ae protegisteis, Dios mío, obran la iniquidad. ¿Qué iniqui­
I y / j i contra la conspiración de dad? No otra sino la de querer
1 los malvados y contra la dar la muerte a nuestro Señor
multitud de los que obran la .ini­ Jesucristo. “ Tantas obras bue-
quidad” . Contemplemos ahora al , ñas, les dijo, os he mostrado:
que es nuestra cabeza. Muchos I ¿por cuál de ellas queréis darme
la muerte?” . Acogió con pacien­ garon al juez Pilato como para
cia a todos sus enfermos, curó significar que no eran responsa­
a todos sus dolientes, les predicó bles de su muerte. Porque ha­
el reino de los ciclos, no guardó biéndoles dicho Pilato: “ Quitadle
silencio sobre sus vicios, a fin vosotros la vida11, respondieron:
de inspirarles el horror de estos “ A nosotros no es lícito matar a
vicios y no el odio del médico nadie” . Querían asi que se im­
que les curaba. Pero, desagrade­ putase la atrocidad de su delito
cidos a todas estas curaciones del a la persona del juez; pero ¿en­
Señor, frenéticos como en un gañaban acaso a Dios que tam­
exceso de fiebre, delirando con­ bién es juez? Por lo que hizo Pi­
tra el médico que había veni­ lato, fué cómplice de algún m o­
do a curarles, maquinaron el do; pero, en comparación de los
medio de perderle; como querien­ Judíos, fué mucho menos culpa­
do probar de este modo si era ble. Porque insistió cuanto pudo
realmente hombre que pudiese para librarle de sus manos; pues
morir, o si en él había algo su­ por esta causa, después de haber­
perior al hombre, que le eximiese le azotado, le puso a la vista de
de la muerte. Por el libro de ia ellos. No mandó azotar al Señor
Sabiduría de Salomón conocemos para atormentarle, sino para sa­
su palabra: “ Condenémosle, di­ tisfacer el furor de los Judíos,
cen, a la muerte más afrentosa, para que viéndole azotado, se
pues que según sus palabras se­ aplacasen, y desistiesen de pedir
rá él atendido. Si verdaderamen­ su muerte. Esto es lo que él hizo.
te es el H ijo de Dios, éste le Pero obstinándose ellos, sabéis
librará” . que se lavó las manos, y dijo quj
I£. Después que los Judíos no era él quien le condenaba, y
crucificaron a Jesús, sobrevinie­ que era inocente de su muerte
ron densas tinieblas; y cerca de Con todo, le sentenció a muerte
la hora nona Jesús exclamó con Mas si él fué reo, porque le con­
gran voz: Dios mío, ¿por qué denó, aunque con repugnancia
me habéis desamparado? * Y ha­ ¿serán inocentes los que le obli­
biendo inclinado la cabeza, ex­ garon a Lacerlo? De ningún mo­
haló el espíritu. Clamando do. Verdad es que Pilato senten­
Jesús con gran voz, dijo: Pa­ ció a Jesús, y le mandó crucifi­
dre, encomiendo mi espíritu en car, y se puede decir que le dio
vuestras manos. Y habiendo. muerte. Pero vosotros, Judíos,
fuisteis los que realmente le dis­
Lección VI teis la muerte. Y ¿cómo le ma­
tasteis? Con la espada de la len­
A sus lenguas como una
f il a r o n gua, ya que afilasteis vuestras
espada” . No digan los Ju­ lenguas. Y ¿cuándo le heristeis,
díos: “ No dimos la muerte a sino cuando clamasteis: Crucifí­
Cristo” Pues por eso le entre cale, crucifícale?
^ . Entregué mi alma m uy Dios es viva y eficaz, y más pe­
amada en poder de los inicuos; y netrante que cualquier espada de
el pueblo que era mi heredad, fué dos filos, y que penetra hasta los
para mí como un león en la selva, pliegues del alma y del espíritu,
el enemigo dió voces contra mí, hasta las médulas y junturas, y
diciendo: Juntaos, y apresuraos discierne los pensamientos y las
a devorarle; me pusieron en un intenciones del corazón. No hay
desierto solitario, y lloró por mí criatura invisible a su vista; to­
toda la tierra; * Porque no se das están desnudas y patentes d
halló quien quisiera reconocerme sus ojos, a ¡qtiien se refieren
y ampararme, y . Levantáronse nuestras palabras. Teniendo, pues,
contra mí hombres sin piedad, y por sumo Pontífice a Jesús H ijo
no perdonaron mi vida. P or­ de Dios, que penetró los cielos,
que no se halló. Entregué. permanezcamos firmes en con­
fesarle. Pues no es tal nuestro
III NOCTURNO
Pontífice, que sea incapaz de
Ant. 1. Libradme, Señor, de compadecerse de nuestras dolen­
los que se levantan contra mí, * cias, sino*que le tenemos puesto
porque se han apoderado de mi a prueba por todas vías a seme­
vida. janza nuestra, a excepción del
Salmo 58, pág. 152. pecado.
2. Alejasteis de mí * a mis M e entregaron en manos
conocidos; prisionero estoy, no de los im píos; me equipararon
hallo salida. con los malvados, y no perdona­
Salmo 87, pág. 240. ron mi vida; se congregaron con­
3. Atentan * los malos con­ tra mí los poderosos; * Y como
tra la vida del justo; condenan gigantes se levantaron contra mí.
la sangre inocente. y . Alzáronse contra mí gentes
Salmo 93, pág. 230. extrañas y los poderosos se pro­
V . Con lengua falaz habla­ pusieron quitarme la vida. Y co­
ron contra m í, Iy. Y con pala­ mo.
bras de odio me han cercado, y
me han combatido sin m otivo Lección VIII Cap. 4, 16; 5, 1-3
alguno.
^ leg u ém o n o s, pues, confiada­
D e la E p ís t o l a de sa n P a b l o
mente al trono de la gracia,
A pó sto l a lo s H ebr eo s
a fin de alcanzar misericordia, y
Lección VII Cap. 4, 11-15 de hallar gracia para ser socorri­
dos al tiempo oportuno. Porque
pr estjr ém o n o s a e n tr a r en todo Pontífice tomado de entre
aquel descanso, a fin de los hombres, es constituido para
que ninguno imite el so­ beneficio de los hombres, en lo
bredicho ejemplo de increduli­ que se refiere a Dios, a fin de que
dad. Puesto que la palabra de ofrezca dones y sacrificios por los
pecados, y pueda condolerse con ron de tanto llorar, porque se
los que ignoran y yerran, como alejó de mí el que me consola­
quien se halla igualmente rodea­ ba. Ved, ¡oh pueblos todos! *
do de dolencias, y por esta ra­ Si hay dolor semejante a mi
zón debe ofrecer sacrificios, no dolor, y . ¡Oh vosotros, todos
menos por los pecados propios, los que pasáis por el camino!
que por los del pueblo. atended y ved. Si hay. Mis
E l impío puso a Jesús en ojos.
poder de los príncipes de los
sacerdotes, y de los ancianos del LAUDES
pueblo. * Y Pedro le seguía de
lejos para ver el resultado, y . Ant. 1. No perdonó Dios * a
Y le llevaron a Caifás, príncipe su propio H ijo, sino que le en­
de los sacerdotes, en cuya casa tregó por todos nosotros.
se habían reunido los escribas y Los Salm os son de F eria como en el
Salterio en el «rgundo lu ga r, pág. 198.
fariseos. Y Pedro.
2. M i espíritu padece terri­
bles angustias; * está mi cora­
Lección IX Cap. 5, 4-10 zón conturbado.
3. D ijo el ladrón a su com­
se apropie nadie para sí
pañero: * Nosotros en verdad
esta dignidad, si no es lla­
recibimos lo que merecen nues­
mado de Dios, como Aarón. Y
tras obras; mas éste ¿qué hizo?
así Cristo no se arrogó la gloria
Acordaos de mí, Señor, cuando
de hacerse Pontífice, sino que se
estuviereis en vuestro reino.
la dió el que le dijo: “ T ú eres
4. Cuando se hallare con­
mi H ijo, yo te he engendrado
turbada mi alma, * os acorda­
h oy” . A l modo que también dice
réis, Señor, de vuestra miseri­
en otro lugar: “ T ú eres sacer­
cordia.
dote eternamente, según el orden
5. Acordaos, Señor, de mí, *
de M elquisedec” . El cual en los
cuando estuviereis en vuestro rei­
días de su carne, ofreciendo ple­
no.
garias y súplicas, con gran cla­
y . M e ha confinado a luga­
mor y lágrimas, a aquel que po­
res tenebrosos. 1^. Como a los
día librarle de la muerte, fué
muertos del presente siglo.
oído en atención a su reverencia.
Ant. del ¡lened. — Pusieron
Y en verdad, siendo H ijo de*"
* sobre su cabeza el motivo de
Dios, aprendió con sus padeci­
su condenación, escrito con estas
mientos a obedecer, y así consu­
palabras: Jesús Nazareno, R ey de
mado, vino a ser causa de sal­
los Judíos.
vación eterna para todos los que
Ant. — Cristo, se hizo obe­
le obedecen; siendo nombrado
diente por nosotros hasta la
por D ios Pontífice según el or­
muerte, y muerte de cruz.
den de Melquisedec. . ' Se rezá Padrenuestro en secreto.
. M is ojos se oscurecie­ Luego, dice el Salm o M iserére

I . B rev . 47
mei, pág. 59, y la Oración Volved, Ant. del Magnif. — Habiendo
pág. 587.
tomado el vinagre, * dijo: Con­
sumado está; e inclinada la ca­
VISPERAS
beza, exhaló el espíritu.
Las Antífonas y los Salmos son los La Antífona Cristo se hizo con lo
mismos que los del día anterior, los restante puesto en la pág. 587.
cuales también se dicen sin canto, Las Completas se dicen como en el
pág. 587. I Jueves Santo.
Sábado Santo
Doble de I clase

V é a n se las R ú b rica s de la pág. 581. Het. Cada día las hay nuevas
MAITINES desde muy temprano; grande es
vuestra fidelidad.
I NO CT UR NO ‘
H et. M i herencia,' dice• el al­i
A nt. 1. En él dormiré * sose­ ma mía, es el Señor; por tanto
gadamente, y descansaré. pondré en él mi confianza.
S alm o 4, pág. 77.
Tet. Bueno es el Señor para
2. M orará en vuestro taber­
los que esperan en él, para el
naculo; * descansará en vuestro
alma que le busca.
santo monte.
S alm o 14, pág. 82. Tet. Bueno es aguardar en si­
3. M i cuerpo * descansará en lencio la salud que viene de
la esperanza. Dios. 5
S alm o 15 , pág. 132. Tet. Bueno es para el hombre
y . Reposaré en paz. y . D o r­ llevar el yugo desde su moce­
m iré y descansaré. dad.
D e la L a m e n t a c ió n d el P r o feta
Iod. Se sentará solitario, y ca­
llará, porque este yugo le tomó
J e r e m ía s
sobre sí.
L ección I Cap. 30, 22-30
Jod. Hundirá* en el polvo su
H et
semblante, si acaso queda espe­
J W i j is E R i c o R D i A es del Señor ranza.
fltV wjl 9 el que no hayamos sido Iod. Presentará la mejilla al
1 que le hiere, será saciado de
destrüídos; porque jamás
han faltado sus jpiedades. oprobios. -
Jerusalén, Jerusalén, conviérte­ Levántate, Jerusalén, y
te al Señor, tu Dios. deja los vestidos de alegría; cú­
I£. Como oveja fué conduci­ brete de ceniza y de cilicio, *
do al matadero, y cuando le m al­ Porque en ti ha sido muerto el
trataban no abrió su boca; fué Salvador de Israel, y . Vierte lá ­
entregado a la muerte. * Para dar grimas a torrentes de día y de
vida a su pueblo, y . Se entregó noche, y no cesen tus ojos de
a sí mismo a la muerte, y fué llorar. Porque.
contado entre los malhechores
E m p ie z a l a O r a c ió n d e l
Para dar.
P r o f e t a J e r e m ía s

Lección II Cap. 4, 1-6 Lección III Cap. 5, 1 - 1 1


A le f A c o r d a o s , Señor, de lo que nos
/ ^ ómo se ha oscurecido el oro, ha sucedido; mirad y consi­
y se ha mudado el color más derad nuestro oprobio. N uestra
excelente; están dispersas las heredad ha pasado a los extran­
piedras del santuario en el fondo jeros, nuestras casas a poder de
de todas las plazas. extraños. Nos hemos quedado co­
Bet. Los ínclitos hijos de Sión, mo huérfanos sin padre; están
que vestían de oro finísimo, ¡có ­ como viudas nuestras madres.
mo son tenidos por vasos de ba­ N uestra agua bebimos por di­
rro, obra de alfarero! nero, nuestra leña a buen precio
Gimel. H asta las lamias des­ la (compramos. Am enazábase a
cubren sus pechos y dan de m a­ nuestras cervices, no se daba des­
mar a sus cachorros; pero la canso a los fatigados. Dim os la
hija de mi pueblo im ita el aves­ mano a Egipto y a los Sirios para
truz del desierto. saciarnos de pan. Pecaron nues­
Dálet. A l niño de pecho se le tros padres, y ya no existen; y el
pegaba la lengua al paladar por la castigo de sus iniquidades lo lle­
sed; pedían pan los parvulitos, y vamos nosotros. Nuestros escla­
no había quien se lo repartiese. vos se han enseñoreado de .nos­
He. Los que comían con más otros; no hubo quien nos li­
regalo han perecido en medio de brase de su mano. Con peligro
las calles; los que vestían púrpu­ de nuestras vidas vam os a lu ­
ra, cubiertos se ven de basura. gares desiertos en busca de pan,
Vau. Y m áyor fué la iniquidad temiendo siem pre la espada.
de la hija de mi pueblo, por Nuestra piel se quemó como el
causa del pecado de los de So­ hom o al rigor de los tem pora­
doma, por el que en un m omen­ les de hambre. Deshonraron a
to fué destruida, y no concurrie­ las m ujeres en Sión, y a las v ír ­
ron a su ruina manos mortales. genes por las ciudades de Judá.
Jerusalén, Jerusalén, conviérte­ Jerusalén, Jerusalén, conviérte­
le ál Señor, tu Dios. te al Señor, tu Dio,s.
1^. Llora, pueblo mío, como crucificado, ni muerto, si no hu­
una virgen; gemid, pastores, cu­ biera sido hombre. Sujetóse co­
biertos de ceniza y de cilicio : * mo hombre a todos aquellos pa­
Porque se acerca el día del Señor decimientos, que ningún daño ha­
grande y amargo sobremanera. brían podido hacerle si no hu­
y . Sacerdotes, vestios de cilicio; biera sido hombre. Pero si no lo
ministros del altar, llorad y cu­ hubiera sido, no huhiera librado
brios de ceniza. Porque. Llora. al hombre. Acercóse este hom ­
bre a lo profundo, es decir, a
II NO CTUR NO
lo secreto del corazón, presentan­
A nt. 1. E levaos, * oh puertas do a los hombres sus apariencias
eternas, y hará su entrada el R ey humanas, sin mostrar al exterior
de la gloria. su divinidad; ocultando la forma
S alm o 23, pág. 95. de Dios, por la cual es igual al
2. Creo ver * los bienes del Padre, y presentando la forma de
Señor en la tierra de los vivien­ siervo, por la cual es inferior al
tes. Padre.
S alm o 26, pág. 96. * . S e ausentó de nosotros
3. Señor, * sacasteis mi alma nuestro Pastor, fuente de agua
de las regiones de los muertos. viva, y en su tránsito se oscu­
S alm o 29, pág. 88. reció el sol; * Fué hecho cau­
y . M as V os, oh Señor, tened tivo el primer hombre: hoy
piedad de mí. nuestro Salvador ha quebrantado
1$. Y resucitádm e, y les daré las puertas y cerrojos de la muer­
lo que merecen. te. y . H a destruido las cár­
celes del infierno, y derribado el
D e l T r a t a d o d e sa n A g u s t ín ,
poder del diablo., Fué hecho.
O b is p o , so bre los S alm os
S ob re el S alm o 63, v. 7.
Lección V
Lección IV
J - I a s t a dónde llevaron sus pre­
acercará el hombre a lo
e cauciones, en las que inútil­
profundo del corazón, y mente se cansaron, y esto de tal
D ios s e r á ensalzado” . suerte que aun después de muer­
E llos dijeron: ¿Quién nos verá? to el Señor y sepultado, pusie­
D esalentáronse los escudriñado­ ran guardias en el sepulcro? D i­
res en sus inicuas pesquisas, en jeron a P ilato: “ Aquel seductor” ,
sus m alos consejos. H abiéndo­ (así fué llamado nuestro Señor Je­
se él hecho hombre prestóse sucristo, para consuelo de sus
a estos designios, y toleró, co­ siervos, cuando los llamasen se­
m o hombre, que le detuvieran. ductores). D ijeron, pues, a P ila to :
Porque no hubiera sido detenido “ Aquel seductor dijo, cuando v i­
si no hubiera sido hombre, ni hu v ía : Después de tres días resuci­
biera sido visto, ni herido, * ni taré” . Ordena, por lo mismo, cus­
todiar su sepulcro hasta el ter­ ron? ¿Alegas testigos dormidos?
cer día. no sea que vayan sus Verdaderamente que tú mismo
discípulos y lo roben, y digan a dormías, cuando en tales cavila­
la plebe: Resucitó de entre los ciones caíste.
muertos; y será este último error I£. Ved cómo muere el juu-
peor que el prim ero” . Respípndió- to, y nadie en su corazón piensa
les Pilato: “ Guardias tenéis; id en ello; los varones justos son
y custodiadle, como sabéis” . Con arrebatados y nadie lo considera;
esto se fueron, y aseguraron el de en medio de la iniquidad es
sepulcro sellando la piedra y po­ arrebatado el justo; * Y su m e­
niendo guardias. moria se conservará en paz. "V'.
Oh vosotros todos, los que Enmudeció como cordero delante
pasáis por el camino, atended y del que le trasquila, y no abrió
ved * Si hay dolor semejante a su boca; murió después de ser
mi dolor, y . Atended, pueblos inicuamente condenado. Y su m e­
todos, y ved mi dolor. Si hay. moria. Ved cómo.

Lección VI III NO CT UR NO

D u s ie r o nguardas para custo­ Ant. 1. D ios me ayuda, * y el


diar el sepulcro. Tem bló la Señor es el protector de mi vida.
tierra, y resucitó el Señor. Suce­ Salm o 53, pág. 62.

dieron tales milagros junto al se­ 2. En la paz * estableció su


pulcro, que aun los mismos sol­ morada, y su tabernáculo en Sión
dados que habían ido a custodiar­ Salm o 75, pág. 178.
lo, habrían servido de testigos, si 3. He venido a ser * como
hubieran querido decir la verdad. hombre sin auxilio, libre entre
Mas aquella avaricia que se apo­ los muertos.
deró del discípulo compañero de Salm o 87, pág. 240.
Cristo, se apoderó igualmente de y . En la paz estableció su
los soldados que guardaban el se­ morada. R . Y su tabernáculo
pulcro. Os damos este dinero, les en Sión. .
dijeron, y decid que, estando vo s­
otros dormidos, llegaron sus dis­ D e la E p ís t o l a de san P ablo

cípulos y se lo llevaron. V erda­ A pó sto l a los H ebr eo s. .

deramente se cansaron en , vano


Lección VII Cap. 9, 11-14
discurriendo tales.. cavilaciones.
¿Qué es lo que has dicho, in­ habiendo venido co­
r is to ,
feliz a cu cia? ¿H asta ese ex­ mo Pontífice de los bie­
tremo abandonas la luz de la nes venideros, ha atra­
verdadera prudencia, y te su­ vesado por un Tabernáculo tan
merges en el abismo de la m a­ excelente y más perfecto, no he­
licia, que dices: Afirmad que, es­ cho a mano, esto/es, no de fá ­
tando vosotros dormidos, llega­ brica sem ejante a la nuestra, y
ron sus d iscreto s, y se lo lleva­ presentándose, no con sangre de
machos de cabrío, ni de becerros, venido a ser como hombre sin
sino con la sangre propia, entró auxilio, libre entre los muertos,
una vez en el Santuario, habien­ y . M e pusieron en la hoya más
do obtenido una eterna redención. profunda, en lugares tenebrosos- y
Porque si la sangre de los m a­ en sombra de muerte. He vertido
chos cabríos y de los toros, y la a ser.
ceniza de la ternera, esparcida
sobre los inmundos, los santifica Lección IX Cap. 9*19-22
en orden a la purificación de la
carne, ¿cuánto más la sangre de í e íd o s , pues, porMoisés todos
Cristo, el cual por el Espíritu los mandamientos de la ley a
Santo se ofreció a sí mismo in­ todo el pueblo, tomó la sangre
m aculado a Dios, limpiará nues­ de los becerros y cabritos, jun­
tras conciencias de las obras tamente con agua, lana teñida de
m uertas para servir a D ios vivo? cormesí y el hisopo, e hizo la
1$. Se coligaron los reyes de aspersión sobre todo el pueblo,
la tierra, y los príncipes se con­ diciendo: Esta es la sangre de h
federaron, * Contra el Señor y alianza que Dios ha contraído
contra su Cristo, y . ¿Por qué con vosotros. Y asimismo roció
se em bravecieron las naciones, y con sangre el tabernáculo, y todos
los pueblos formaron proyectos los vasos del ministerio. Y se­
vanos? Contra. gún la ley, casi todas las cosas
se purifican con sangre; y sin
L ecció n VIII Cap. 9, 15-18 derramamiento de sangre no se
hace la remisión.
p o R esto es el mediador del I£. Sepultado el Señor, fué
nuevo Testam ento, a fin de sellado el sepulcro, haciendo co­
que, mediante su muerte para rrer la piedra en su entrada. * P u ­
expiación de las prevaricaciones sieron soldados que le guardasen.
com etidas en tiempo de la prime­ y . Acudiendo los príncipes de
ra alianza, reciban la eterna he­ los sacerdotes a Pilato, se lo pi­
rencia prometida a los que han dieron. Pusieron. Sepultado.
sido llamados. Porque donde hay
testam ento, es necesario que in­ LAUDES
tervenga la muerte del testador;
por cuanto el testamento no tie­ Ant. 1. ¡Oh muerte! * seré tu
ne fuerza sino por la muerte del m uerte; seré, oh infierno, tu m or­
que lo otorgó; de otra suerte no dedura.
vale, mientras vive el que testó. Los Salm os son del Sábado en el se­
gundo lu ga r, pág. 226; más el Cántico
Por esto ni aun aquel primer tes­ es: Y o dija, pág. 120 como en el S a l­
tam ento fué celebrado sin efusión terio se advierte.
de sangre. 2. Le llorarán * como a un
I£. H e sido contado con los hijo unigénito, porq.ufe_ siendo
que descienden al sepulcro; * He inocente ha sido muerto el Señor
3. Considerad, * pueblos to­ y . El Señor sea con vo s­
dos, y ved mi dolor. otros.
4. D e las puertas del sepulcro 1^. Y con tu espíritu.
* librad, oh Señor, mi alma.
5. Oh vosotros todos * los Oración
que pasáis por el camino, consi­
derad y ved si hay dolor como Señor, el espíritu
I n fu n d id n o s ,
m: dolor. de vuestra caridad, para que,
y . M i cuerpo descansará en por vuestra piedad, vivan en
la esperanza. I£. Y no perm iti­ perfecta concordia los que h a­
réis que vuestro Santo vea la co­ béis alimentado con los sacra­
rrupción. mentos pascuales. Por nuestro
Ant. del Bened. — Las m u je­ Señor.
D espués.
res * que estaban sentadas junto
y . El Señor sea con vo s­
al sepulcro, se lamentaban llo­
otros.
rando al Señor.
I£. Y con tu espíritu.
Ant. — Cristo se hizo por nos­
Segu idam en te el D iácono d ice:
otros obediente hasta la, muerte,
Idos; la misa ha terminado,
y muerte de cruz; por lo cual
aleluya, aleluya. 1$. A D ios gra­
Dios le ensalzó, y le dió un nom­
cias, aleluya, aleluya.
bre superior a todo nombre.
Se reza el Pa d renu estro, en secreto.
Lu ego se dice el Salm o M ise r ér e m ei, F u e ra del C oro, rezad os el P adre
D eus, pág. 59, y la O ra ció n V olved . nuestro y A v e ' M arta, las V ísp e ra s em ­
D e igual modo se dice h asta N on a. p iezan con la A n tífo n a A le lu y a , y se
d ice lo dem ás como se ha indicado a n ­
terio rm en te; el I te m issa est, allelú ia ,
R ezadas las H o ra s como se in dicó es su stitu id o por T . B en ed icám u s D ó ­
m ino, allelú ia , allelúia. y . L a s alm as
el Ju eves Santo, pág. 587, se celebra la
d e los fie le s, por la m isericordia de
M isa, y después de la C om unión, in ­
m ediatam ente se rezan V ísp e ra s del D ios, descansen en paz. B . A m én .
modo siguien te: L u e go se dice en secreto: P a d re n u e s­
tro, y no se añade nada m ás.
Ant. — A leluya, aleluya, ale­
luya. COMPLETAS
Salm o 116 , pág. 92.
Se repita la A n t .: A le lu y a , aleluya, y . Dignaos, Señor, dar vues­
aleluya.
N o se dice ni C a p itu la , n i H im no, ni
tra bendición.
V ersícu lo. Lección breve: H erm anos: Sed
Ant. del Magnif. — En la no­ sobrios.
che del sábado, * al amanecer el y . N uestro auxilio está en él
primer día de la semana, fué M a ­ nombre del Señor. .
ría Magdalena, con la otra M a ­ L u ego se dice el C o n f í t y la A b ­
solución.
ría, a visitar el sepulcro, ale­
luya. y . Convertidnos, oh D ios,
Salvador nuestro.
S e dice el C án tico M a g n ífica t, p. 37,
con Gloria al P adre, y repetida la A n ­ Y apartad. ,
tífo n a : E n la noche del sábado, el S a c e r­ D esp ués del G loria, se dice A lelu y a .
dote dice inm ediatam ente: Inm ediatam en te, sin A n tífo n a , se di-
een los Salm os del Dom ingo como en La O ra ció n : O s rogamos, S tñ o r,
el S alterio . No se dice ni H im no, ni que v isitéis esta habitación, como en el
C a p itu la ni Respon. breve. O rdinario, pág. 41.
L a A n tífo n a del N u n c dim ittis es la L a A n tífo n a final es: Reina i é ’. cielo,
de V ís p e r a s : E n la noche del sábado. pág. 43. P o r últim o se dice: Padrenues*
y . E l Señor sea con vo s­ tro, A v e M aría y Credo. N o se dicen
de rodillas duran te todo el Tiempo
otros. 1$. Y con tu esDÍritu. pascual.
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Domingo de Resurrección 1
D oble de I clase con Octava privilegiada de primer orden

NOCTURNO -
MAITINES
Ant. 1. Y o soy el que soy, *
P a d re nu estro. A ve M aria v Credo. y mis acuerdos no se avienen
y . Señor, abrid mis labios. con los impíos, sino que en la
y . Oh D ios, venid en mi au­ ley del Señor está puesta mi vo ­
xilio. luntad, aleluya.
Gloria al Padre. Como era. Salm o 1, pág. 47.
Invitatorio. — Resucitó verda­ 2. Pedí a mi Padre, aleluya;
deram ente el Señor, * Aleluya. * dióme las naciones, aleluya, por
Salmo 94. — Venid, alegré­ herencia, aleluya.
monos, pág. 3. Salm o 2, pág. 47.
L o s H im nos y C a p itu la s no se dicen 3. Dormím e * y cogí:el sue­
en las H o ra s; tam poco se dicen los
V e r s ic u lo s , a no ser en el I N octurno. ño, y me levanté, porque el Se-

1. H em os indicado ya al p rin cip iar el estudio del año litú rgico, que eran
dos los períodos prin cipales del m ism o: el periodo de N avidad y el de Pascua.
D esp ués de todo cuanto acabam os de expon er, podríam os añ ad ir, que el más
im portante de estos dos periodos, y aquel al cual se ordena el prim ero, es el
período de P a scu a. E sta es verdaderam en te el centro de todo el año eclesiás­
tico y de todo el culto católico. S i suprim im os el día santísim o de P a scu a, ca ­
recen de razó n de ser todas las otras festivid ad es y solem nidades dedicadas
a Jesu cristo . P o r esta razón no debem os extrañ arn o s de que este día haya
sido celebrado siem pre como lá solem nidad de las solem nidades; como el día
q u e h izo el S e ñ o r; y que todos los otros domingos del año sean como una
conm em oración de aquel triu n fo de Jesu cristo, y como una octava que tiene
lu g a r y se repite en cada una de las sem anas ,del a ñ o . litú rgico . En esta grande
fe stiv id a d , como en tan tas otras cosas, la Igle sia es, hasta cierto punto, la
h eredera de la S in agoga. E l año eclesiástico, no es otra cosa que la com binación
de dos calen d ario s, el uno ju d ío y el otro cristian o. A l calendario judío co­
rresponden las fiestas m ovibles; al calend ario cristian o la s fiestas fijas. El
tiempo, pascu al, que com prende desde el dom ingo de R esu rrección hasta el sá-
badij d espüés de Pen tecostés, en el concepto de la litu rg ia constituye una con­
tin u ad a pascua. E s una prolongada a le g ría e sp iritu al por el triu n fo de Je­
su cristo , por su victo ria contra el m undo y todos sus enem igos. E sta victoria
d espu és de h aberla celebrado gloriosam en te la Ig le sia m ilitan te, fu é celebrada
con la m ás excelsa y sublim e gran deza por la Ig le sia triu n fa n te , cuando J e ­
su cristo , con su adm irable A sce n sió n , term ina su itin erario sobre la tierra, y
nor me tomó bajo su amparo, I se hizo, a fin de pensar en lo que,
aleluya.'- I a imitación de lo que hicieron
Salmo 3, pág. 48. ■" ellas, nos toca hacer a nosotros.
Resucitó del sepulcro el Nosotros, pues, que creemos tam ­
Señor, aleluya. Aquel que por bién en aquel que murió, iremos
nosotros estuvo pendiente en e en verdad a su sepulcro con a r o ­
madero, aleluya. mas, si buscamos al Señor llenes
Absolución: Atended. de fragancia de virtudes y de f a ­
Bendición: La lección evangé­ ma de buenas obras. Ven a los
lica. Angeles aquellas mujeres que
fueron con aromas, porque sólo
L ecció n d e l S a n to E va n g e lio perciben a los ciudadanos del cie­
s e g ú n san M a r c o s lo los ojos de aquellas almas, que
exhalando olor de virtudes se e n ­
Lección I Cap. 16, 1-7 caminaban al Señor por medio
de santos deseos.
p N aquel tiempo M aría M agda­ I£. Un Angel del Señor bajó
lena, y M aría madre de San­ del cielo, y llegándose rem ovió
tiago, y Salomé compraron aro­ la piedra y sentóse encima, y dijo
mas para ir a embalsamar a Je­ a las m ujeres: * No temáis, pues
sús. Y lo que sigue. sé que buscáis a í crucificado; re­
sucitó y a ; venid y ved el lugar
H o m ilía d e san G r e g o r io , P apa donde estaba colocado el Señor,
H om ilía 21 sobre los E van gelios aleluya, y . Y entrando en el
sepulcro vieron a un mancebo
a b é is oído, hermanos ca­ sentado a la derecha, vestido de
rísimos, que las santas Dlanca túnica, y quedaron atóni­
mujeres, que habían se­ tas, y él les d ijo : N o temáis
guido al Señor, fueron con aro­ Gloria al Padre. Un Angel del
mas al sepulcro, y que, al que Señor bajó del cielo, y llegándo-
habían amado vivo, con su be rem ovió la piedra y sentóse
celo lleno de humanidad, le tribu­ encima, y d ijo a las m ujeres: *
tan obsequios aun después de N o temáis, pues sé que buscáis
muerto. M as lo hecho por ellas al crucificado; resucitó y a ; venid
indica algo de lo que en la santa y ved el lugar donde estaba co-
Iglesia debe hacerse. Así, pues, oeado el Señor.
es necesario que oigamos lo que Bendición : E l auxilio divino.

entra con su hum anidad sa cratísim a a tom ar posesión del trono q u e le * s d e ­


bido como D ios, y que, cotr.o hom bre, ha m erecido con sus hum illacion es y
su victoria. L a A sce n sió n , como fe stiv id ad litú rg ic a , sabem os que era ya
conocida y celebrada a m ediados del siglo iv . E sta fe stiv id a d v a precedida de
una v igilia , en la que la litu rg ia nos propone de la m an era m ás cla ra y m a ra ­
villosa cómo Jesu cristo d espués de haber m an ifestado a su P a d re el cu m p li­
m iento de su m isión sobre la tie rra , después de haber rogado por los que le
habían sido confiados, d eja el mundo con la presen cia m ortal y v isib le, para
en trar en la posesión de su eterno rein o como D ios y - como H om bre.
Lección II Lección III

J^ ebem os empero notar por qué pN su festividad y nuestra apa­


el Angel deja verse sentado recióse, pues, el Angel con
a la derecha; pues ¿qué indica blancas vestiduras, porque la re­
la izquierda sino la presente v i­ surrección del Señor, al paso que
da, y por la derecha qué se en­ nos abre de nuevo el camino a las
tiende sino la vida eterna? Por alturas, repara las pérdidas de
esto se halla escrito en el Cantar la patria celestial. Oigamos em­
de los Cantares: su mano izquier­ pero lo que dice a las mujeres
da está debajo de mi cabeza, y que llegan: “ No temáis” ; como
con la diestra me abrazará. Com o si les dijera: Tem an aquellos que
nuestro Redentor había ya salido no se complacen en la visita de
de la corrupción de la vida pre­ los ciudadanos del cielo; espán­
sente, por esto el Angel que ha­ tense los que oprimidos de deseos
bía venido a anunciar su perpe­ carnales desesperan de poder lle­
tua vida estaba sentado a la gar a hacerles compañía; pero
derecha. Y apareció vestido de ¿por qué teméis vosotras que
blanca túnica, porque anunció el veis a vuestros conciudadanos?
júbilo de nuestra festividad ; pues P or lo cual san M ateo al des­
la blancura del vestido denota cribir la aparición del Angel, di­
ex esplendor de nuestra solem ­ ce: “ Era su semblante como el
nidad. ¿N uestra diremos, o su­ relámpago y sus vestiduras como
y a? Ahora bien, para expresarnos la nieve” ; ahora bien, en el r e ­
con más exactitud, digamos su­ lámpago se representa el terror,
ya y nuestra; porque festividad y en la nieve la suavidad de la
nuestra fué la resurrección de blancura.
nuestro Redentor por habernos D u ra n te todo el Tiem po P a scu al se
dice el H im no T e D eum lauddmut,
restituido a la inmortalidad, y pág. 10, aun en el O ñ cio fe ria l, e x ­
festividad fué de los ángeles, pues ceptuada la F e ria I I de Rogaciones.
llamándonos otra vez a las celes­
tes sedes com pletó él número de LAUDES
ellos.
Transcurrido el sábado, Ant. 1. Bajó del cielo el An­
M aría M agdalena, y M aría m a­ gel del Señor, * y llegándose re­
dre de Santiago, y Salomé, com ­ movió 1^ piedra y sentóse encima,
praron aromas.. * Para ir a em ­ aleluya, aleluya.
balsam ar a Jesús, aleluya, a le­ S e dicen los Salm os de Doraini.ca
luya. y . Y saliendo m uy tem ­ del prim er luga*» pág. 55.

prano el primer día de la semana, 2. Y en aquel instante hubo


llegan al sepulcro salido ya el sol. un gran terrem oto; * pues bajó
Para. Gloria al Padre. Para. del cielo
un Angel del Señor, ale­
B en dición : E l R e y de los án­ luya.
geles. 3. Era como un relámpago *
su semblante; como nieve su ves­ para las dem ás H oras se d irá la O ra ­
ción indicada en L au d es. D espués se
tidura, aleluya, aleluya. dice D ó m in u s vobíscum y lo restante
4. Por el miedo que les cau­ como en el O rd in ario. L a lección b reve
de P rim a será S i habéis resucitado
só, * quedaron aterrados los como en la pág. 25.
guardas, y tornáronse como
muertos, aleluya. VÍSPERAS
5. Mas el Angel, vuelto a las Se dicen las A n tífo n a s de Lau des,
mujeres, les dijo: * N o temáis, pág. 605; los Salm os son los de D o ­
m inica, pág. 73; term inados éstos se
pues sé que buscáis a Jesús, ale­ dice la A n tifo n a E s te es el día, como
luya. está anteriorm ente indicada.
No se dicen la C ap itu la, H im no y Ant. del M agnif.— Y mirando,
V erso, y en su lu ga r se añade: * vieron removida la piedra que
Ant, — Este es el día que era excesivamente enorme, ale­
hizo el Señor; regocijémonos y luya.
alegrémonos en él.
Ant. del Bened. — Y saliendo
COMPLETAS
muy temprano * el primer día
de la semana, llegaron al sepul­ Dicho el Y . D ign a os S e ñ o r ; H erm a­
nes: S e d sobrios, Y . N u e stro a u xilio .
cro salido ya el sol, aleluya. Padre nuestro, y rezad a la C o n fesió n y
dada la A b solu ció n , d espués del y . Con*
Oración vertidnos, oh D ios, y . O h D io s, atended
a mi socorro. Gloria al P a d re, A lelu y a .
se rezan los Salm os de D om in ica, pá­
C") h Dios, que en el día de hoy, gina 77, term inados los cu ales, se d ice:
vencida la muerte, nos abris­ A n t. A le lu y a , aleluya, aleluya, aleluya.
S egu idam en te se d ice el C án tico de
teis la entrada a la eternidad, Sim eón A hora, S eñ o r, pág. 40; después
favoreced con vuestro auxilio los la A n t. E s te es el día, y la O ra ció n
buenos deseos que previniéndo­ O s rogamos, S eñ o r, q u e v isité is, con
.o restante como en el O rd in a rio , pág. 4 1.
nos inspiráis. Por el mismo Se­
ñor nuestro. A s i se reza el O ficio d ivin o en cada,
una de las H o ra s h asta la N ona del
V . El Señor sea con vos­
Sábado “ in A lb is ” in clu siv e , excep to lo
otros. que cada día tiene propio.
IJ. Y con tu espíritu.
y . Bendigamos al Señor, ale­
luya, aleluya. / Feria Segunda dentro la
I£. A Dios gracias, aleluya, Octava de Pascua
aleluya. Doble de I clase
A s í se dice tan sólo en L a u d es y
V ísp eras. MAITINES
V . Las almas de los fie le s y lo res­
tante como en el O rd in ario , pág. 18. y . Resucitó el Señor del se­
E n Prim a, T e r c ia , S e x ta y N ona d es­
pulcro, aleluya. I£. E l que por
pués del D eu s, in adiutórium y el G lo ­ nosotros estuvo pendiente en el
ria Patri, se d icen los Salm os de D o ­
m inica, en P rim a como en las F ie stas.
madero, aleluya.
Term inados los S alm os se dice la A n ­ Absolución: Atended. '
tífon a E ste es el d ía ; después D ó m in u s Bendición'. La lección evangé­
vobíscum, y la O ración , la cual en P r i ­
ma será como en el O rd in ario , pág. 23, lica. '
L e c c ió n del san to E v a n g e l io la semana, llegaron al sepulcro,
seg ún san L ucas salido ya el sol; y entrando, vie­
ron a un mancebo sentado a la
Lección I Cap. 24. 13-35 derecha, el cual les dijo: Jesús.
Bendición-. E l auxilio divino.
pN aquel tiempo: Dos de los
discípulos de Jesús iban el Lección II
mismo día a una aldea que dis­
taba de Jerusalén sesenta esta­ U n verdad les dirigió la pala­
dios, llamada Emaús. Y lo que bra, les reprendió su dureza
sigue. de entendimiento, les descubrió
los misterios de la Sagrada Escri­
H o m il ía d e s a n G r e g o r io , P a p a tura que a él se referían. Mas,
H om ilía 23 sobre los E van gelio s como todavía en lo interior de
sus corazones les era extraño con
a b é i s oído, hermanos carí­
respecto a su fe, fingió ir más le­
simos, que se apareció el
jos. Empleamos la palabra fingir
Señor a dos de sus discí­
(,fingere) en el sentido de com­
pulos que iban por el camino, no
poner, dar forma, y en este senti­
creyendo en él precisamente, pero
do llamamos figuli a los que dan
con todo hablando de él. Mas
forma a la arcilla. Nada, por lo
no se les m anifestó de manera
mismo, hizo con doblez el que
que pudiesen conocerle. Obró, por
es pura verdad, sino que se pre­
lo tanto, exteriormente el Señor
sentó ante sus ojos corporales,
respecto de los ojos corporales
tal como estaba en su alma. Con­
de ellos, conform e lo que pasaba
venía por tanto, probarlos por
interiorm ente en ellos según los
si podían amarle al menos co­
ojos del corazón. Porque ellos en
mo extraño, los que como a Dios
su interior amaban y a la vez du­
no le amaban todavía.
daban, y el Señor también en lo
Resucitó el buen Pastor,
exterior por una parte les estaba
que dió la vida - por sus ovejas,
presente, y por otra no mostraba
y se dignó morir por su rebaño.
quién era. Otorgó de consiguiente
* Aleluya, aleluya, aleluya, y .
su presencia a los que de él ha­
A la verdad ha sido inmolado
blaban, pero ocultó a los que de
Cristo nuestro cordero pascual.
él dudaban la figura que po­
Aleluya. Gloria al Padre. A le­
día hacerle reconocer. ’
luya. *
I£. M aría M agdalena y la
otra M aría se iban m uy de m a­ Bendición: El R ey de los án­
ñana al sepulcro. * Jesús, a quien geles. i
buscáis, no está aquí, resucitó
Lección III
como lo tenía anunciado; os pre­
cederá a Galilea, allí le veréis, J ) e r o como no podían ser ex­
aleluya, aleluya, y . Y acudiendo traños a la caridad los hom­
m uy temprano el primer día de bres con quienes la Verdad cami-’
naba, le ofrecen hospitalidad. do al mundo el remedio de sus
Mas ¿por qué decimos que le males; os suplicamos otorguéis a
ofrecen, si escrito está allí que vuestro pueblo el celestial favor
le obligaron? D e este ejemplo de que, consiguiendo la perfecta
podemos deducir que los peregri­ libertad, adelante siempre por el
nos no sólo han de ser invita­ camino de la vida eterna. Por
dos a recibir hospitalidad, sino nuestro Señor.
que deben ser obligados por
nuestra insistencia. Ponen, .pues, VISPERAS
la mesa, presentan pan y m an­
Ant. del M agnif. — ¿D e qué
jares, y en el partir el pan cono­
vais hablando, * por el camino,
cen a Dios a quien en ia expli­
y por qué estáis tristes? A le­
cación de las Sagradas E scritu­ luya.
ras no habían conocido. A l es
cuchar, por lo tanto, los pre­
ceptos de Dios no fueron ilu Feria Tercera dentro la
minados, pero sí lo fueron al
Octava de Pascua
cumplirlos, porque escrito está:
D oble de I clase
“ N o son justos delante de Dios
los oyentes de la ley, sino que MAITINES
serán justificados los que la ob­
y . E l Señor resucitó verda­
servaren” . P or tanto, todo el que
deramente, aleluya. Y se
quiera entender lo que ha oído,
apareció a Simón, aleluya.
apresúrese a poner por obra todo
Absolución: Ayúdenos.
lo que ya ha podido oír. H e aquí
Bendición: L a lección evangé­
que el Señor no es conocido mien­
lica.
tras habla, y se digna ser reco­
nocido cuando le sustentan. L e c c ió n del san to E v a n g e l io
seg ú n san L ucas
LAUDES
Lección I Cap. 24, 36-47
Ant. del Bened. — Juntóse Je­
sús * con sus discípulos en el p N aquel tiem po; E stuvo Je­
camino y andaba con ellos, aun­ sús en medio de sus discípu­
que llevaban en sus ojos como los, y les d ijo : L a paz sea con
un velo para que no le conocie­ vosotros: Y o soy, no temáis. Y
ran, y reprendióles diciendo: ¡Oh lo que sigue.
necios y tardos de corazón en H o m il ía de s a n A m br o s io ,
c#eer lo que anunciaron los pro­ O b is p o
fetas! Aleluya. Libro 10 de los Com en, sobre san
L u c a s, cap. 24, an tes del fin
Oración _
P E C O S A m aravillosa es cómo
/ ^ H D ios, que con la solemni­ . una naturaleza corpórea
dad de la Pascua habéis da­ pasó a través de un cuer­
po impenetrable; cómo una carne padeció por nosotros, y no quis.
visible entró de un modo invisi­ borrarlas, a fin de presentar­
ble, y siendo asequible al tacto, las a Dios Padre como precio de
era difícil de comprender. Asus­ nuestra libertad. A tal Hijo co­
tados los discípulos, juzga­ loca el Padre a su diestra abra­
ron en definitiva ver un espí­ zando en él el trofeo de nuestra
ritu. Por esto el Señor para dar­ salud; y coronando sus cicatri­
nos una prueba de su resurrec­ ces, nos manifestó que allí mis­
ción les dijo: Tocadme, y ved mo coronará a sus mártires.
que el espíritu no tiene carne ni I£. De la boca del hombre
huesos, como veis que yo tengo. prudente fluye la miel, aleluya; la
No penetró, pues, en el lugar dulzura de la miel está bajo
cerrado e impenetrable por su su lengua, aleluya. * Sus labios
naturaleza incorpórea, sino por su son como panal que destila, ale­
naturaleza tal como la había luya, y . La sabiduría descansa
transformado 1 a resurrección. en su corazón y la prudencia en
Porque lo que se toca es cuerpo; las palabras de su boca. Sus la­
cuerpo es lo que se palpa. bios.. Gloria al Padre. Sus labios.
I£. Con gran valor daban los B e n d i c i ó n : El Rey de los án­
Apóstoles, * Testimonio de la re­ geles.
surrección de Jesucristo nuestro
Señor, aleluya, aleluya, y . Lle­
Lección III
nos del Espíritu Santo, anuncia­
ban la palabra de Dios valerosa­ "V toda vez que de esto trata­
mente. Testimonio. mos, consideremos por qué
B e n d i c i ó n : El auxilio divino. dice san Juan que los Apóstoles
creyeron y se alegraron^ y san
Lucas, que fueron reprendidos
Lección II
como incrédulos; por qué se dice
O e s u c i t a r e m o s , pues, con núes- allí que recibieron el Espíritu
tro cuerpo. Porque se siem­ Santo, y aquí se les mandó
bra el cuerpo animal, y resucita­ quedarse en la ciudad hasta que
rá como cuerpo espiritual: éste, fuesen revestidos de la virtud de
más sutil; aquél, más grosero y lo alto. Me parece que aquél, co­
material por sentir aún el peso mo Apóstol, trató lo más grande
de la enfermedad terrestre. Y y elevado; y éste, las cosas más
¿cómo podría dejar de ser cuer­ relacionadas con los hechos hu­
po, aquel que tenía las señales de manos ; éste se valió de ampli­
las llagas y los vestigios de las ficaciones históricas, y aquél lo
cicatrices que el Señor les dió redujo a compendio; y como no
a tocar? Con lo cual no sólo co­ se puede dudar de aquél que da
rrobora la fe, sino que excitn testimonio de lo que él mismo
también a devoción, ya que pre presenció, y su testimonio es
firió llevar al cielo las llagas quu verdadero, ni tampoco de és-
te que mereció ser Evangelista, A b s o l u c i ó n : El Señor Omnipo­
no se puede sospechar negligen­ tente.
cia, ni engaño. Por esto creo que B e n d i c i ó n - . La lección evangé­
ambos dicen verdad, sin que dis­ lica.
crepen ni por la variedad de opi­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
niones ni por la diversidad de
seg ú n san J uan
personas. Porque si bien san L u ­
cas primero dice que no creye­ Lección I Cap. 21, 1-1 -i
ron, después ya da a entender
que creyeron; si consideramos £Tn aquel tiempo: Otra vez se
sus primeras palabras, hay dis­ manifestó J e s ú s a sus discí­
crepancia; si las siguientes, es pulos en la orilla del mar de Ti-
cierto que hay acuerdo. beríades. Y se manifestó así: Es­
Te Deum, pág. 10. taban juntos Simón Pedro, y T o ­
más llamado Dídimo. Y lo que
LAUDES sigue.
A n t . d e l B e n e d . — Se presentó
H o m il ía de san G r e g o r io ,
Jesús * en medio de sus discípu­
P apa
los, y les dijo: La paz sea con
Homilía 24 sobre los Evangelios
vosotros, aleluya, aleluya.
míos, la lección
erm anos
Oración del santo Evangelio que
Q h Dios, que multiplicáis siem­ acabáis de oír, ofrece a
pre a vuestra Iglesia con nuestro entendimiento una cues­
nueva prole, conceded a vuestros tión. Mas al llamarnos la aten
siervos que mantengan mientras ción indica la necesidad de dis­
vivan los efectos del sacramento tinguir convenientemente. Se
que recibieron por la fe. Por puede preguntar ¿por qué Pedro,
nuestro Señor. siendo pescador antes de su con­
versión, después de convertido
VISPERAS volvió a la pesca? Si la verdad
A n t . d e l M f l g n i j . — Mirad mis dice: “ Todo aquel que pone su
manos * y mis pies, pues soy yo mano en el arado, y mira atrás,
mismo, aleluya, aleluya. no es apto para el reino de D ios” ,
¿por qué volvió a tomar lo que
dejó? Mas si se mira la razón de
Feria Cuarta dentro la esta discrepancia, luego se ve que
Octava de Pascua el oficio que ejerció sin pecar
Scmidoble antes de convertirse, pudo des­
pués sin pecar, volver a tomarlo.
MAITINES
I£. He aquí que el león de
y . Alegráronse los discípu­ Judá, la raíz de David, por su
los, aleluya. I£. A la vista dei victoria consiguió abrir el libro,
Señor, aleluya. ' y quitar sus sellos. * Aleluya,
aleluya, aleluya, y . E l Cordero de sus discípulos. M as si se pien­
que fué muerto es digno de re­ sa en la significación del hecho,
cibir el poder, la divinidad, la se ve al instante la razón. Por
sabiduría, la fortaleza, el honor, que -iqué otra cosa significa el
la gloria y la bendición. Aleluya, mar, sino el presente siglo, en
aleluya, aleluya. que las vicisitudes y agitacio­
Bendición: El auxilio divino. nes de la vida corruptible seme­
jan a las olas del mar que sin
Lección II cesar chocan y se estrellan unas
con otras? Y ¿qué se represen­
D ues sabemos que san Pedro
ta por la solidez de la orilla, sino
fué pescador, y que san M a­
la duración del eterno descanso?
teo fué cobrador de impuestos;
Por esto, como los discípulos es*
y san Pedro después de su con­
taban aún entre las olas de esta
versión volvió a la pesca; pero
vida mortal, trabajaban en el
san M ateo no volvió a encargar­
mar. Y como nuestro Redentor
se de su telonio. Porque una co
no tenía ya carne corruptible, se
sa es buscar la vida con el oficij
quedó en la oriHa despué? de su
de pescador, y otra amontonar
resurrección.
dinero con los lucros de los im
Te Deitm, pág. 10.
puestos. Pues hay muchos nego­
cios que rara vez o nunca se pue LAUDES
den ejercer sin pecar. Es nece­
sario, pues, que después de la Ant. del Bened. — Echad la
conversión la voluntad huya del red a la derecha * de la barca, y
peligro de pecar. hallaréis, aleluya.
1^. Y o soy la verdadera vid,
Oración
y vosotros los sarm ientos; * El
que permanece en mí, y yo en Dios, que todos los años
él, produce abundante fruto, ale­ nos alegráis con la solemni
luya, aleluya, y . Com o el Padre dad de la resurrección del Señor,
me amó, os amé yo también haced por vuestra bondad, que
E l que. Gloria al Padre. E l que. por estas fiestas temporales que
B en dición : E l R ey de los án­ celebramos, merezcamos llegar a
geles. los gozos eternos. Por el mismo
Señor nuestro.
Lección III
VISPERAS
C e puede preguntar también,
por qué trabajando los dis­ Ant. del Magnij. — D ijo Je­
cípulos en el mar, se quedó ei sús * a sus discípulos: Traed pe­
Señor en la orilla después de su ces de los que acabáis de coger.
resurrección, siendo así que antes Entonces Simón Pedro subió a la
de su resurrección había camina­ barca, y sacó a tierra la red lle­
do sobre las olas del mar a vista na de grandes peces, aleluya.
Feria Ouinta dentro la cípulos, los cuales dirigiéndose
allí, vieron y creyeron que era
Octava de Pascua
Sem ídoble
así como la m ujer les dijo. A cer­
ca de ellos se escribe inm ediata­
MAITINES mente después: “ Volvieron los
discípulos a su m orada” , y des­
y . Resucitó el Señor del
pués se añade: “ P eio M aría esta­
sepulcro, aleluya. 1$. El que
ba en pie fuera del sepulcro llo­
por nosotros estuvo pendiente
rando” .
en el madero, aleluya.
I£. Se han llevado a mi Se­
Absolución: Atended.
ñor, y no sé dónde lo han puesto.
Bendición: La lección evangé­
D ijéronle los Angeles: M ujer,
lica.
¿por qué lloras? Resucitó tal co ­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io mo dijo: * Irá delante de vos­
seg ú n san J uan otros a Galilea, allí le veréis,
Lección I Cap. 20, 11-18 aleluya, aleluya y . Y llorando,
se inclinó y miró en el sepulcro
£ T n aquel tiempo: M aría esta­ y vió a dos Angeles sentados,
ba en pie fuera del sepulcro vestidos de blanco, y le dijeron.
llorando. Con las lágrimas en Irá.
los ojos, se inclinó a mirar en el B endición: E l auxilio divino.
sepulcro, y vió a dos Angeles
sentados, vestidos de blanco. Y
Lección II
lo que sigue.
A c e r c a de lo cual debemos
H o m il ía d e s a n G r e g o r io ,
considerar cuán grande sería
P apa
la actividad del amor que se en­
H o m ilía 2 5 's o b r e lo s E v a n g e lio s
cendió en el corazón de esta m u­
a r í a M agdalena, que en la jer, cuando al ausentarse los d is­
ciudad había sido una cípulos no se apartó del sepulcro
m ujer pecadora, amando del Señor. Buscaba al que no h a ­
la verdad, lavó con sus lágrimas bía encontrado; buscándolo, llo ­
las manchas de sus pecados, y se raba, y encendida del fuego de
cumplió la voz de la Verdad, por su amor, se abrasaba en deseos
la cual se dice: “ Se le han perdo­ de ver al que ella creía se habían
nado muchos pecados porque llevado. Y así sucedió, que en­
amó mucho” . Y así, la que antes tonces lo viese sólo ella, la única
pecando había permanecido1 en que se quedó para buscarlo, por­
su frialdad» después amando es­ que la persevérancia es la virtuT!
tuvo fuertemente abrasada. L u e­ de las buenas obras. Así lo dice
go que llegó al sepulcro, no la Verdad: “ E l que perseverare
encontrando allí el cuerpo del Se­ hasta el fin se salvará” .
ñor, creyó que se lo habían lie IJ. Alegraos conmigo todos
vado, y lo participó a los dis­ los que amáis al Señor, porque
el que yo buscaba se me apare­ vuestro nombre, haced que los
ció; * Y llorando junto al se­ que han renacido en la fuente del
pulcro, vi al Señor, aleluya, ale­ bautismo, tengan una misma fe
luya. y . Aunque se ausentaron en el espíritu y una misma p ie ­
los discípulos, yo no me aparté, dad en las acciones. Por nuestro
y encendida del fuego de su amor Señor.
me abrasaba en deseos de verle.
Y llorando. G loria al Padre. Y VISPERAS
llorando.
Ant. del Magnij. — Se han lle­
Bendición: E l R e y de los án­ vado a mi Señor, * y no sé dón­
geles. de lo han puesto; si tú lo has qui­
tado, dímelo, aleluya; y yo me
L ección III
lo llevaré, aleluya.
T lorando, pues, M aría se incli­
nó y miró en el sepulcro.
Ciertam ente había visto ya vacío
Feria Sexta dentro la
el sepulcro, ya había publicado Octava de Pascua
que se habían llevado al Señor: Semidoble

¿por qué pues vuelve a inclinar­ MAITINES


se, y a renovar el deseo de ve r­
le? Porque al que ama, no le bas­ y . E l Señor resucitó verdade­
ta haber m irado una sola vez, ramente, aleluya. I£. Y se apare­
porque la fuerza del amor au­ ció a Simón, aleluya.
m enta los deseos de buscar. Y , A bsolución: Ayúdenos.
efectivam ente, primero le buscó, Bendición: L a lección evangé­
y no le encontró; perseveró en lica.
buscarle, y le encontró; sucedió
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
que con la dilación crecieron sus
seg ú n san M ateo
deseos, y creciendo consiguió en­
contrarle. L ección I Cap. 28, 16-20
Te D eiim , pág. 10.
p N aquel tiempo: Los once dis­
LAUDES cípulos se fueron a Galilea,
Ant. del Bened. — M aría es­ al monte que Jesús les había
taba de pie * junto al sepulcro señalado. Y lo que sigue.
llorando, y vió a dos Angeles sen­ H o m il ía d e s a n J e r ó n im o ,
tados, vestidos de blanco, y el P r e s b ít e r o
sudario que había estado sobre Libro 4 de los Comen, sobre san
la cabeza de Jesús, aleluya. M ateo, hacia el fin

re^ ¡ de su resurrección
espu és
Oración
{íM se dejó ver Jesús en el
( ~ ) h D ios que unisteis diversas monte de Galilea, y allí
naciones en la confesión de fué adorado, aunque duden algu ­
nos, cuya duda aumenta nuestn bautizadas, por lo tanto, en nom­
fe. Entonces más claramente bre del Padre, y del H ijo, y del
se manifestó a santo Tom ás, y Espíritu y Santo, a fin de co­
mostróle el costado herido por municar en una misma donación
la lanza, y las manos traspasadas aquellas personas que tienen una
por los clavos. Llegóse a ellos sola divinidad; el nombre de la
Jesús y les habló, diciendo: “ T o ­ Trinidad es uno solo: Dios.
do poder me es dado en el cielo 1^. Purificaos del fermento
y en la tierra” . E l poder fué dado viejo, para que seáis nueva m a­
al que poco antes había sido cru­ sa, pues fué inmolado Jesucristo
cificado; al que sepultado yacía nuestro Cordero pascual. * Por
muerto en la tumba y que des tanto celebremos en el Señor este
pués resucitó. Le fué dada la convite, aleluya, y . M urió por
potestad en el cielo y en la tierra nuestros delitos, y resucitó para
para que, el que antes reina­ nuestra justificación. Por tanto.
ba en el cielo, reinase también Gloria al Padre. Por tanto.
en la tierra por la fe de sus cre­ Bendición: El R ey de los án­
yentes. geles. ’
I}. Habiendo resucitado J e­
sús nuestro Señor y estando en
Lección III
medio de sus discípulos, les di­
jo : * La paz sea con vosotros, E a guardar todo-
n señ án d o les

aleluya; alegráronse los discípu­ lo que os he m andado” . El


los a la vista del Señor, aleluya. orden que sigue es admirable,
y . El primer día de la semana, es el orden principal: M andó a
estando cerradas las puertas del los apóstoles, que primero ense­
lugar, donde los discípulos se ñasen a todas las naciones, que
hallaban reunidos, vino Jesús, y después las bautizasen, y que
puesto en pie, en medio de ellos, cuando hubiesen recibido la fe y
les dijo: La paz. el bautismo, les ordenasen la ob­
Bendición: E l auxilio divino. servancia de los preceptos. Y .
para que no pensemos que son
Lección II pocas e insignificantes las cosas
que nos prescribe, d ijo: “ Todo
| d, pues, enseñad a todas las lo que os he m andado” ; de suer­
naciones, bautizándolas en te que cuantos creyeren y fueren
nombre del Padre, y del H ijo, y bautizados en nombre de la T r i­
del Espíritu Santo” . Primero nidad, cumplan todo lo que está
enseñan a todas las naciones, des mandado. “ Y heos aquí que yo
pués de instruidas las bautizan. estoy con vosotros hasta el fin
Porque no puede ser que el del m undo” . E l que prom ete es­
cuerpo reciba el sacramento del tar . con sus discípulos hasta el
bautismo^ sin que primero reciba fin del mundo, no sólo les asegu­
eí alma la verdad de la fe. Son ra que siempre vencerán, sino
también que nunca se apartará Magdalena al sepulcro muy de
de los que le permanezcan fieles. mañana, antes de amanecer. Y
Te D eum , pág. 10. lo que sigue.

LAUDES H o m il ía de san G r e g o r io , P a p a

H o m ilía 22 sobre los E v a n g e lio s


Ant. del Bened. — Los once
discípulos * viendo al Señor en la lección del
e r íj a n o s ,
Galilea, le adoraron, aleluya. santo Evangelio que aca­
báis de oír es fácil de
Oración
comprender si se mira superficial­
/ ''O m n i p o t e n t e y sempiterno mente, en cuanto su sentido his­
D ios, que nos disteis el sa­ tórico; más debemos descubrir
cramento pascual, mediante la brevemente los misterios que con­
alianza realizada con el hom­ tiene. M aría Magdalena, reinando
bre, haced que nuestras obras co­ aún las tinieblas se encaminó al
rrespondan a lo que profesamos sepulcro. La historia indica la ho­
con la celebración de estos m is­ ra; mas su sentido místico se
terios. Por nuestro Señor. refiere al estado de la inteligen­
cia de la que buscaba. M aría bus­
VISPERAS caba en el sepulcro al Autor de
todas las cosas, a quien había vis­
A nt. del M agnif. — Todo po­
to muerto según la carne. Como
der * me ha sido dado en el cie­
no lo encontrase, creyó que lo
lo y en la tierra, aleluya.
habían robado. Por consiguiente,
reinaban aún las tiniehlas cuando
Sábado “ in Albis” se fué al sepulcro. Corrió después
Sem idoble velozmente, y anunció la resu­
rrección a los discípulos. Pero
MAITINES
corrieron primero que los demás,
y . Alegráronse los discípu­ los que le amaron más que los
los, aleluya. I£. A la vista dei otros, es a saber: Pedro y Juan.
Señor, aleluya. í£ . Habiendo resucitado Cris­
Absolución: E l Señor omnipo­ to de entre los muertos, -ya no
tente. muere, la muerte no tendrá so­
Bendición: L a lección evangé­ bre él más dominio; porque si
lica. murió por el pecado, fué una so­
la vez. * Y si ahora vive, vive en
L e c c ió n del san to E v a n g e l io Dios, aleluya, aleluya, y . Una
seg ú n sa n J uan sola vez murió por nuestros d e ­
litos y resucitó para nuestra ju s ­
L ección I Cap. 20, 1-0
tificación. Y si ahora vive, vive
aquel tiem po: En el primer en Dios, aleluya, aleluya.
k día de la semana fué ¡María Bendición: El auxilio divino.
espiritual el que primero fuá
formado, sino el cuerpo ani­
^ orrían , pues, juntos los dos;
m al” . San Pedro, pues, como e!
pero Juan corrió más aprisa
más anciano, es figura de la Ig le­
que Pedro. Llegó primero al se­
sia de los Gentiles, y san Juan,
pulcro, y no se atrevió a entrar.
como más joven, la sinagoga de
Vino san Pedro después, y entró.
los Judíos. Corren juntos los dos:
¿Qué es esto, hermanos; qué sig­
porque desde el principio hasta
nifica esta acelerada venida?
el fin, corrieron la gentilidad y la
¿Acaso se podrá creer que una
sinagoga por común e igual cam i­
descripción evangélica tan deta­
no, aunque no con común e igual
llada carezca de misterios? D e
sentimiento. Llegó primero la Si­
ningún modo. Porque Juan no di­
nagoga al Sepulcro, mas no en­
ría. que llegó primero y que no
tró; porque si bien conoció los
entró, si hubiese creído que su
preceptos y oyó las profecías de
vacilación no entrañaba ningún
la encarnación y pasión del Se­
misterio. ¿Pues, a quién significa
ñor, teniéndolo por muerto, no
san Juan, sino a la Sinagoga? y
quiso creer en él. -
¿a quién representa san Pedro, T e D eum , pág. 10.
sino a la Iglesia?
I£. Estos son los tiernos cor- LAUDES
derillos, que anunciaron el ale­ Ant. del Bened. — Corrían
luya; llegaron a las fuentes, * juntos los dos, * y el otro dis­
Están resplandecientes de blan­ cípulo corrió más que san Pedro,
cura, aleluya, aleluya, y . D elan­ y llegó el primero ai sepulcro,
te del Cordero están vestidos aleluya.
con estolas blancas y con palmas
en sus manos. Están. Gloria al O ración
Padre. Están.
Q s suplicamos, omnipotente
Bendición'. E l R e y de los án­
Dios, nos concedáis que
geles.
cuantos con veneración hemos ce­
Lección III lebrado estas fiestas pascuales,
merezcamos por las mismas con­
‘M o 'd e b e causar admiración que seguir los goces eternos. P or nues­
por el más joven se repre­ tro Señor.
sente a la Sinagoga y por el más D esp ués de N o n a term in a el O ficio
de O c tav a.
viejo a la Iglesia; porque si res­
pecto al culto de D ios primero es VISPERAS
la Sinagoga que la Iglesia de los E l O ficio es doble. A n tífo n a A le lu y a
Gentiles, en lo concerniente al con los S alm os del Sábado, pág. 237.
uso de las cosas del siglo, p ri­ Capitula I Joarm., 5, 4
mero es la m ultitud de los G en­
tiles, que la Sinagoga, según dice B a r í s i m o s : T o d o lo que nace
san Pablo: “ Que no es el cuerpo de D ios ve n ce -a l mundo; y
lo que nos hace conseguir la de los Responsarios de M aitines, y
en los V erso s que en el O rdinario
victoria sobre el mundo es nues­ se ponen sin A leluya . Con todo, a los
tra fe. Responsorios breves de las H oras me­
nores y de Com pletas, se les añaden
H im no Payam os, como en el O rd i­
dos A leluy a , como se advierte en el
nario, pág. 37.
O rd in ario y en los propios lu gares.
y . Quedaos con nosotros, H D el mismo modo, en todo el T iem ­
po P ascu al, en el O ficio así dominical
Señor, aleluya. Porque se como fe ria l, y en la s F iestas en que
hace de noche, aleluya. se toman los 5alm os de F e ria , todos
los S alm os de V ísp e ra s, de cada uno
A nt. del M agnif.— Aquel m is­ de los N octurnos y de Lau des, se dicen
mo día, * primero de la semana, con una sola A n tífo n a del Tiem po
P a scu al, como en el S alterio.
siendo ya tarde y estando cerra­
das las puertas, en donde los dis­
cípulos estaban congregados, Je­
sús se puso en medio de ellos, y Dominica “ ¡n Albis”
I clase. Doble m ayor
les d ijo : L a paz sea con vos­
otros, aleluya. MAITINES

Oración E l In v itato rio e H im no como en el


O rd in ario de Tiem po P a scu al, pág. 6.
S e dicen los Salm os de Dom inica
rogamos nos concedáis, om ­ con las A n tifo n a s y con los V ersos
nipotente D ios, que cuantos propios de Tiem po P a scu al, como en el
S alterio , pág. 46, los cuales se dicen
hemos celebrado las fiestas pas­ tam bién en las restantes D om inicas
cuales, conservem os siempre, por anteriores a la A scen sión .
vuestra gracia, su espíritu en to I NO CTU RN O
das las acciones de nuestra vida.
P o r nuestro Señor. De la E p ís t o l a d e l A pó sto l
E l B en ed icá m u s se dice desde h oy en sa n P a b l o a lo s C o lo sen se s
adelan te sin A le lu y a .
Lección I Cap. 3, 1-7
E n C om pletas se dice la A n tífo n a A le ­
lu y a con los S alm o s del Sábado, pá­
i
habéis resucitado con
gin a 240 y lo dem ás como se advierte
en el O rd in a rio d el T iem po P a sc u a l. Cristo, buscad las cosas
que son de arriba, donde
L a C o n clu sió n de los H im nos en to­
das la s H o ra s h asta la V ig ilia de la
Cristo está sentado a la diestra
A sce n sió n in clu siv e , se rá : de Dios. Saboreaos en las cosas
A D ios Padre sea la gloria, y del cielo, no en las de la tierra.
al H ijo resucitado de entre los Porque muertos estáis ya, y vues­
muertos, juntam ente con el Pa tra vida está escondida con Cris­
ráclito, por los siglos eternos. to en Dios. Cuando aparezca
Amén. Cristo, que es vuestra vida, .en­
tonces aparfeeréis también vos­
| D u ra n te todo el T iem p o pascu al, otros con él gloriosos. Haced
h asta la N on a del Sábado después de morir, pues, los miembros del
Pen tecostés in clu siv e , en todos los O fi­
cios, en el In v ita to r io , la s A n tifo n a s hombre terreno, que hay en v o s­
cuando se' d icen en teras, los V e rso s y- otros: la fornicación, la impure­
R esp onsorios, donde los h ub iere, se
añ a d e A le lu y a , excep to en los V erso s za, las pasiones deshonestas y la
avaricia, que viene a ser una ido­ ficado? Ha resucitado, no está
latría. Por las cuales cosas des­ aquí. Venid.
carga la ira de Dios sobre los in­
crédulos. Y en las cuales andu­ Lección III Cap. 3, 14-17
visteis también vosotros en otro
tiempo, pasando en aquellos d e s­ p£RO sobre todo mantened la
órdenes vuestra vida. caridad, la cual es el vínculo
E l prim er R . de la Dom inica de de la perfección. Y la paz de
Pascua, pág. 604. Cristo triunfe en vuestros cora­
zones, a la cual fuisteis, asimis­
Lección II Cap. 3, 8-13 mo, Jlamados para form ar un
solo cuerpo; y sed agradecidos.
A A as ahora dad ya de mano a
La palabra de Cristo en abundan,
todas esas cosas: a la có­
cia tenga su morada en vosotros,
lera, al enojo, a ia malicia, a la
con toda sabiduría, enseñándoos
maledicencia, y lejos de vuestra
y animándoos unos a otros, con
'boca¡ ¡toda palabra deshonestá.
salmos, con himnos y cánticos es­
N o mintáis los unos a los otros;
pirituales, cantando de corazón
desnudaos del hombre viejo con
con gracia las alabanzas de Dios.
sus acciones, y vestios de nue­
Todo cuanto hacéis, sea de pa*
vo de aquel que por el cono­
labra, o de obra, hacedlo todo en
cimiento de la fe se renueva
nombre de nuestro Señor Jesu­
según la imagen del que le crió.
cristo y a gloria suya, dando por
Para el cual no hay distinción de
medio de él gracias a D ios Padre.
Gentil y Judío, de circunciso y
E l segundo R . de la F ie sta de P a s ­
no circunciso, de Bárbaro y Scita, cua, pág. 605.
de esclavo y libre, sino que C ris­
II NOCTUR NO
to es todo y está en todos. R e ­
vestios. pues, como escogidos que S erm ón de san A g u s t ín , O b is p o
sois de Dios, santos y amados, Serm ón 1 en la O c ta v a de P a scu a , o
de entrañas de compasión, de be­ sea el 157 de T iem po

nignidad, de humildad, de m o­
L ección IV
destia, de paciencia. Sufriéndoos
los unos a los otro’s y perdonán­ solemnidad de la Pascua
a

doos mutuamente, si alguno tie­ termina con la fiesta de


ne queja contra otro, así como hoy y los neófitos mudan
el Señor os ha perdonado, asimis­ sus vestidos, pero de tal suer­
mo lo habéis de hacer también te, que la blancura del hábi­
vosotros. to que deponen, la conserven
. El Angel del Señor ha­ siempre en el corazón. Hallándo •
bló a las mujeres, diciendo: ¿A nos en las fiestas pascuales, es­
quién buscáis? ¿Acaso buscáis a to es, en un tiempo de indulgen­
Jesús? Y a ha resucitado: * V e ­ cia y perdón, nuestro primer de­
nid, y ved, aleluya, aleluya, y . ber en este d ía.consiste en cele -
¿Buscáis a Jesús N a zaren ó 'cruci- brarlas . tan santamente., ■que la
m ayor libertad concedida al
cuerpo no sea un obstáculo a la
J )ero tenemos todavía, dice
pureza del alma, sino que abste­
san Pedro, un testimonio
niéndonos de toda intemperan­
firme, el de los Profetas, al cual
cia y lascivia, procuremos una
hacéis bien en mirar atentamen­
sobria templanza y una santa
te, como a una antorcha que lu­
pureza, de tal modo, que obten­
ce en un lugar oscuro, hasta tan­
gamos con la pureza del alma
to que amanezca el día, y la es­
lo que no adquirimos durante
trella de' la mañana nazca en
estos días con la abstinencia cor­
vuestros corazones” . “ Ceñid, por
poral.
consiguiente, vuestras cinturas
E l prim er R . de la F eria II pre­ y tened en vuestras manos las
cedente, p ág. 607.
luces ya encendidas. Sed se­
mejantes a los criados que
Lección V
aguardan a su amo cuando vuel­
A todos cuantos están enco­ ve de las bodas” . He aquí que se
mendados a nuestra solicitud acercan los días de los cuales d i­
se dirigen ciertamente nuestras ce el Señor: “ Dentro de un po­
palabras. Gon todo, terminando co ya no me veréis, y de ahí a
hoy la solemnidad de los m is­ otro poco me veréis” . Esta ts la
terios de Pascua, nos dirigimos hora, de la cual dijo: “ Vosoties
sobre todo a vosotros, noveles estaréis tristes, y -los del siglo
retoños de santidad, regenera­ se alegrarán” . Con lo cual nos
dos con el agua y el Espí advierte que la presente vida,
rítu Santo. Renuevos piadosos, en la cual peregrinamos, está lle­
ejército novel, flores de nuestro na de tentaciones: “ Mas de nue­
honor y frutos de nuestra labor, vo, dice, os veré, y se alegrará
gozo y corona mía, todos cuan - Vuestro corazón, y nadie os qui­
tos permanecéis en el Señor. Os tará este vuestro gozo” .
hablo con las palabras del Após­ E l prim er R . de la F e ria III pre­
cedente, pág. 609.
tol: “ H e aquí que ha pasado ya
la noche, y que se acerca el día; III N O CTU RN O .
dejad, por lo mismo, las obras
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
de las tinieblas, y revestios con seg ú n san J uan
las arm as de la luz. Andad h o ­
nestam ente, como se hace duran­ Lección VII Cap. 20, 19-31
te el día, no en comilonas y
borracheras, no en deshonestida­ £T n aquel tiempo: En aquel día
des y disoluciones, ni tampoco en primero de la se m a n a l sien­
contiendas y envidias; mas re­ do ya tarde, y estando cerradas
vestios de nuestro Señor Jesu­ las puertas de la casa donde se
hallaban reunidos los discípulos
cristo” .
E l segundo B . de . la F e ria II pre­
por miedo de los judíos, vino
cedente, pág. 607. Jesús, y apareciéndose en medio
ríe ellos, Ies dirigió estas pala­
bras: “ La paz sea con vosotros” .
Y lo que sigue. ^/^ as porque la fe de los que le
miraban dudaba de aquel
H o m il ía de san G r e g o r io , P a p a cuerpo que contemplaban, les
H o m ilía 26 so b re lo s E v a n g e lio s mostró al instante las manos y
el costado, les ofreció, para que
a primera cuestión que se la tocaran, aquella carne que e n ­
ofrece a nuestra mente tró estando las puertas cerradas.
cuando oímos la lectu­ Con lo cual, les dió prueba de
ra del Evangelio de este día, dos cosas admirables, y que pa­
es la siguiente: ¿de qué m o­ recen contrarias a la humana r a ­
do fué un verdadero cuerpo zón, a saber: que siendo su cu e r­
del Señor después de la resurrec­ po después de la resurrección
ción, y cómo pudo presentarse incorruptible, con todo se podía
a los discípulos estando las puer­ palpar, siendo así que todo lo
tas cerradas? A esto debemos palpable está sujeto a corrupción,
responder que si las obras divinas y no es palpable lo que no se co­
se comprendieran con la ra­ rrompe. Y no obstante, de una
zón, no serían admirables, ni la manera admirable e inestimable,
fe tendría mérito si la razón nuestro Redentor después de su
explicase el misterio. Estas obras resurrección m ostró su cuerpo in­
de nuestro Redentor, que son corruptible y palpable. L o cual
completamente incomprensibles, realizó, a fin de que m ostrándo­
las hemos de comparar con lo incorruptible nos invitara al
otras que realizó en otras cir­ premio, y ofreciéndolo palpable
cunstancias, a fin de aumentar nos confirmase en la fe. Así.
nuestra fe en estas cosas adm i­ pues, lo m ostró incorruptible y
rables, con la consideración de palpable, para enseñarnos que
ctras mucho más. maravillosas. verdaderam ente su cuerpo des­
Tengamos presente, que aquel pués de la resurrección era de la
cuerpo del Señor que se presentó misma naturaleza que antes, pe­
a sus discípulos estando las puer­ ro con una gloria mucho m ayor.
tas cerradas, es el mismo que en E l prim er B . de la F e ria V I pre­
su natividad vino al mundo sin cedente, p á g .. 614.
abrir el seno de la Virgen. Por
lo mismo ¿qué tiene de admi­ L ección IX
rable que entrase estando las
"\J les d ijo: “ L a paz sea con
puertas cerradas, el que después
vosotros. A sí como me en­
de su.resurrección había de rei­
vió mi Padre, así yo os envío a
nar eternamente, si viniendo pa­
vosotros” . Esto es, así como mi
ra morir salió del seno cerrado
Padre, D ios, m e envió a m í que
de la Virgen?
soy D io s; así yo Hom bre, os
E l segundo R . de la F e ria I I I pre­
cedente, pág. 609. envío a vosotros hombres. E l
Padre envió al H ijo, aquel mis­ siendo ya tarde, y estando ce­
mo que quiso se encarnase para rradas las puertas de la casa
la redención del linaje humano. donde se hallaban reunidos los
Quiso que se encarnase para pa discipulos por miedo de los Ju­
decer, y con todo amaba a aquel díos, se apareció Jesús en me­
H ijo que quiso sufriese la pa­ dio de ellos y les dijo: la paz
sión. A sí también el Señor en­ sea con vosotros, aleluya.
vió a los Apóstoles, no a los La O ración es la de V ísp e ra s.

goces del mundo, sino a lo L o s H im nos de las H oras son los


mismo que él fué enviado, es del O rd in ario ; la A n tífo n a A leluy a con
los Salm os de D om in ica, como en el
decir, a la pasión y a los su­ S alterio ; los Responsorios breves, y en
frimientos. For lo mismo, así co­ la P rim a tam bién la L ecció n breve
S i habéis resucitado, del Tiem po P a s ­
mo el H ijo, amado por el Padre cu al, como en el O rdin ario.
esi enviado a los sufrimientos,
así los discípulos son amados por TERCIA
el Señor, y con todo son envia­ L a C apitula es la de Laudes.
dos al mundo para padecer. Por
lo cual, dice con toda verdad: . SEXTA
“ A sí como me envió el Padre, así Capitula I Ioann., 5, 5-6
yo os en vío” . Es decir, que al
enviaros en medio de los escán­ es el que vence al mun­
u ié n

dalos de los perseguidores, os Q do, sino el que cree que Je­


amo con aquella caridad con la sús es el H ijo de Dios? Jesu­
cual me ama el Padre, quien me cristo es el que vino con agua
envió para los sufrim ientos de la y sangre, no vino con el agua
pasión. solamente, sino con el agua y con
T e D eu m , pág. 10. la sangre.

LAUDES NONA
A n tífo n a Ai'eluya con los Salm os de Capitula Ioann., 5, 9-10
D om in ica del prim er lu ga r, pág. 55.

Capitula Q i admitimos el testimonio de


I Ioann., 5, 4
los hombres, de m ayor au­
/ ^ a r í s i m o s : Todo lo que ha na- toridad es el testimonio de Dios.
rido de D ios vence el mun­ Ahora bien, Dios cuyo testimonio
do; y ésta es la victoria que ven­ es el mayor, es el que ha dado
ce el mundo, nuestra fe. de su H ijo este testimonio. El
H im no L o aurora, como en el O r ­ que cree en el H ijo de Dios, tie­
d in ario, pág. 15. ne el testimonio de D ios con­
y . En vuestra resurrección, sigo.
oh Cristo, aleluya. I>. Alégren­
se cielos y tierra, aleluya. VISPERAS
A nt. del Bened. — En aquel S e dice la A n tífo n a A lelu y a con los
día primero de la senjana, * Salm os de D om inica como en el S a l-'
terio, pág. 73; la Capitula, H im no y de que vivía, apareciéndoseles en
Verso como en las V ísp eras del prece­
dente Sábado, pág. 616.
el espacio de cuarenta días, y
Ant. del Magnif. — Después hablándoles de las cosas tocantes
de ocho días, * estando cerradas al reino de Dios. Y comiendo con
ellos, les mandó que no partie­
las puertas, y habiendo entrado
el Señor les dijo: La paz sea con sen de Jerusalén, sino que espe­
rasen el cumplimiento de la pro­
vosotros, aleluya, aleluya.
En Completas se dice la A n tífo n a A le ­
mesa del Padre, la cual, dijo, o ís ­
luya, con los Salm os de D om inica, como teis de mi boca. Y es que Juan
en el Salterio, pág. 77 y lo demás
)autizó con el agua, mas vosotros
como en el O rd in ario durante el T ie m ­
po Pascual. habéis de ser bautizados en el
Espíritu Santo dentro de pocos
II El Invitatorio, los H im nos, V e r ­ días. Entonces los que se halla­
sos, la Lección breve de P rim a y los
Responsorios breves, en el O ficio así do­ ban presentes, le hicieron esta
m inical como fe ria l hasta la N ona de pregunta: Señor, ¿si será éste el
la V ig ilia de la A scen sió n in clu sive, se
dicen cada dia, como indicam os en tiempo en que has de restituir el
el O rdinario del Tiem po P a scu al. Y reino a Israel? A lo cual respon­
del mismo O rd in ario se toman en el
Oficio feria l las C apitu las para todas dió Jesús. “ N o os corresponde
las H oras. i vosotros el saber los tiempos y
momentos que tiene el Padre re­
servados a su poder. Recibiréis,
Feria Segunda sí, la virtud del Espíritu Santo,
que descenderá sobre vosotros, y
MAITINES
me seréis testigos en Jerusalén.
Se dicen los Salm os de F e ria con la y en toda la Judea, y Samaría, y
A n tífon a A leluy a y el V erso para el
Oficio de tres Leccio nes del Tiem po
hasta el cabo del m undo” .
Pascu al, como en el S alterio . Y lo m is­ Los IIR . de la F e ria III prece­
mo se observa en las otras F e ria s hasta dente, pág. 609.
la V ig ilia de la A sce n sió n in clu sive.

E m pieza e l l ib r o de los Lección II Cap. 1, 9-14


H e c h o s de lo s A pó sto le s
J^ ic h oesto, se fué elevando a
Lección I Cap. 1, 1-8 la vista de ellos por los aires,
hasta que una nube le ocultó a
e hablado en mi primer sus ojos. Y estando atentos a
libro, ¡oh T eófilo!, de mirar cómo iba subiéndose al cie­
todo lo que hizo y enseñó lo, he aquí que aparecieron cer­
Jesús, desde su principio, hasta ca de ellos dos personajes con
el día en que fué recibido en el vestiduras blancas, los cuales íes
cielo, después de haber instruido dijeron: “ Varones de Galilea,
por medio del Espíritu Santo a ¿por qué estáis mirando al cielo?
los Apóstoles que él había esco­ Este Jesús, que separándose de
gido. A los cuales se había m a­ vosotros se ha subido al cielo,
nifestado también después de su vendrá de la misma suerte que le
pasión, dándoles muchas pruebas acabáis de ver subir allá” . D e s­
pués de esto se volvieron a Je­ morada desierta, ni haya quien
rusalén, desde el monte llamado habite en ella, y ocupe otro su
de los Olivos, que dista de Je­ lugar en el episcopado” . Es n e ­
rusalén el espacio de camino que cesario, pues, que de estos suje­
puede andarse en sábado. Entra­ tos que han estado en nuestra
dos en la ciudad, subieron a una compañía, todo el tiempo que Je­
habitación alta donde tenían su sús Señor nuestro conversó en­
morada Pedro y Juan, Santiago tre nosotros, empezando desde
y Andrés, Felipe y Tomás, Bar­ el bautismo de Juan hasta el día
tolomé y M ateo, Santiago hijo de en que apartándose de nosotros,
A lfeo y Simón el Zelador, y Ju­ se subió al cielo, se elija uno
das hermanos de Santiago. Todos que sea, como nosotros, testigo
los cuales animados de un mismo de su resurrección. Con esto, pro­
espíritu, perseveraban juntos en pusieron a dos, José, llamado Bar-
oración con las mujeres, y con sabas, y por sobrenombre el Jus­
M aría la madre de Jesús, y con to, y a M atías. Y haciendo ora­
los hermanos. ción dijeron: “ ¡Oh Señor! tú que
ves los corazones1 de todos,
L ección III Cap. 1, 15-26 nuéstranos cuál de éstos dos has
destinado a ocupar el puesto de
O or aquellos días, levantándo­ este ministerio y apostolado, del
se Pedro en medio de los cual cayó Judas por su prevari­
hermanos (cuya reunión era co­ cación, para irse á su lugar” . Y
mo de unas ciento y veinte per­ echando suertes, cayó la suerte a
sonas) les dijo: Hermanos, es M atías, con lo que fué agregado
preciso que se cumpla lo que tie­ a los once Apóstoles.
ne profetizado el Espíritu Santo En el O ficio fe ria l se dice: Te
por boca de D avid, acerca de Ju­ D eum , pág. 10. E n el O ficio de nueve
das, que se hizo adalid de los que Leccio nes, se dice el prim er R . de la
F e ria I V precedente, pág. 610.
prendieron a Jesús. Y que fué de
•nuestro número, y había sido
LAUDES
llamado a las funciones de nues­
tro ministerio. Este adquirió con Ant. del Bened. — M ostrán­
el precio de su maldad un cam­ dose Jesús * en la mañana del
po, y habiéndose ahorcado re­ primer día. se apareció primera­
ventó por medio, quedando es­ mente a M aría Magdalena, de h
parcidas por tierra todas sus en­ cual había expelido siete demo­
trañas. Cosa que es notoria a to­ nios, aleluya.
dos los habitantes de Jerusalén, S e d ice la O ració n de la Dom inica
por manera que aquel campo ha precedente, pág. 6 17.
sido llam ado en su lengua Hacél- A si en Laudes como en V ísp era s,
h a st^ - L au d es de la V ig ilia de la
dama, esto es, campo de sangre. A sce n sió n in clu sive, se hace Conm e­
A sí es que está escrito en el li­ m oración de la C r u i, conform e a la
R ú b rica propia del O rdinario p ági­
b ra de los Salmos: “ Quede su na 18.
E l segundo R . de la F eria IV pre­
cedente, pág. 6 11.

Ant. del Magnif. — La paz


sea con vosotros; * yo soy, ale­ L e c c ió n II Cap. 2, 14 -2 1
luya; no teníais, aleluya. C ntonces Pedro, presentándose
con los once Apóstoles, le­
vantó su voz y les habló de esta
Feria Tercera suerte: “ ¡Oh vosotros Judíos, y
MAITINES todos los demás que moráis en
Jerusalén! estad atentos a lo que
D e los H echos de los
vo y a deciros, y escuchad bien
A pó sto les
mis palabras. N o están éstos em ­
L e c c ió n I Cap. 2, 1-8 briagados, como sospecháis vo s­
otros, pues no es más que la ho­
cumplirse los días de
l ra tercia del día, sino que se
Pentecostés, estaban to­ verifica lo que dijo el profeta
dos juntos en un mismo Joel: “ Sucederá en los postreros
lugar. Cuando de repente sobre­ días, dice el Señor, que yo de­
vino del cielo un ruido, como de rramaré mi Espíritu sobre todos
viento impetuoso que soplaba, y los hombres, y profetizarán vues­
llenó toda la casa donde estaban. tros hijos y vuestras hijas, y
A l mismo tiempo vieron aparecer vuestros jóvenes tendrán visiones
unas como lenguas de fuego, que y vuestros ancianos revelaciones
se repartieron y se asentaron so­ en sueños. Sí por cierto; y o d e ­
bre cada uno de ellos. Entonces rramaré m i espíritu sobre mis
fueron llenados todos del Espíritu siervos en aquellos días, y profe­
Santo, y comenzaron a hablar en tizarán. Y o haré que vean prodi­
diversas lenguas las palabras que gios arriba en el cielo, y porten­
el Espíritu Santo ponía en su tos abajo en la tierra, sangre y
boca. H abía a la sazón en Je­ fuego, y torbellinos de humo. E l
rusalén Judíos piadosos y teme­ sol se convertirá en tinieblas, y
rosos de Dios, de todas las na­ la luna en sangre, antes que lle­
ciones del mundo. D ivulgado, gue el día grande y patente del
pues, este suceso, acudió una Señor. Entonces todos los que
gran multitud de ellos, y queda­ hayan invocado el nombre del
ron atónitos, al ver que cada uno Señor, serán salvos” .
oía hablar a los Apóstoles en su E l prim er R . de la F e ria VI p re­
propia lengua. Así pasmados to­ cedente, pág. 614.

dos, y m aravillados, se decían


L e c c ió n III Cap. 2, 22 -27
unos a otros: ¿P or ventura és­
tos que hablan, no son todos Ga- { ^ H hijos de Israel! escuchad­
lileos? Pues ¿cómo es que los me ahora: “ A Jesús d e .N á -
oímos cada uno de nosotros ha­ zaret, hombre autorizado por D ios,
blar nuestra lenguá nativa? a vuestros ojos, con los milagros,
m aravillas y prodigios que por
Feria Cuarta
medio de él ha hecho entre v o s­
otros, como todos sabéis. A este m a it in e s
Jesús, dejado a vuestro arbitrio
por una orden expresa de la vo ­ D e los H echos de los

luntad de Dios y decreto de su A pó sto les

presciencia, vosotros le habéis he­


Lección I Cap. 3, 1-6
cho morir, clavándole en la cruz
por mano de los impíos. Pero un día Pedro y
u b ía n

D ios le ha resucitado, librándole Juan al templo, a la ora­


de los dolores de la muerte, sien­ ción de la hora de nona.
do, como era, imposible quedar Y había un hombre, cojo desde
él preso por ella en tal lugar. el vientre de su madre, a quien
Porque ya D avid en persona de traían a cuestas, y ponían todos
él decía: Tenía siempre presente los días a la puerta del templo,
al Señor ante mis ojos, pues llamada la Hermosa, para pedir
está siempre a mi diestra, para limosna a los que entraban en
que no experimente ningún tras­ él. Pues como éste viese a Pedro
torno. Por tanto se llenó de ale­ y a Juan que iban a entrar en el
gría m i corazón, y resonó mi templo, les rogaba que le diesen
lengua en voces de júbilo, y mi limosna. Pedro entonces fijando
carne reposará en la esperanza. con Juan la vista en este pobre,
Porque no dejarás mi alma en el le dijo: “ Atiende hacia nosotros” .
sepulcro, ni permitirás que tu E l los miraba de hito en hito,
Santo experimente la corrup­ esperando que le diesen algo. Mas
ción” . Pedro le dijo: “ Plata ni oro yo
En el O ficio fe ria l se d ice: Ti! no tengo; pero te doy lo que
D eu m , pág. 10. E n el O ficio de nu e­ tengo: En el nombre de Jesu­
ve L eccio n es, el segundo R . de la F eria
V I preced en te, pág. 614. cristo Nazareno, levántate, y ca­
mina’*.
E l prim er R . del Sábado “ in A lb is ” ,
LAUDES pág. 615.

A nt. del Bened. — Os prece­


Lección II Cap. 3, 7-11
deré * a G alilea; allí me veréis;
conform e os dije, aleluya, alelu­ V / cogiéndole de la mano dere­
ya. k cha, le levantó, y al instante
se le consolidaron las piernas y
las'plantas. Y dando un salto se
VISPERA
puso en pie, y echó a andar, y
A nt. del Magnif. — Pon tu entró con ellos en el templo an­
mano, * y reconoce los lugares dando por sus propios pies, y
de los.clavo s, aleluya; y no quie­ saltando y loando a Dios. Todo
ras ser incrédulo sino fiel, ale­ el pueblo Je vió cómo iba an­
luya. ’ ' ' dando y alabando a Dios: Y co­
Deum , pág. 10. En el Oficio de nu e­
mo le conocían por aquel mismo ve Lecciones, se dice el segundo R . de
que solía estar sentado a la li­ la Feria IV ' precedente, pág. 610.
mosna, en la puerta Hermosa del
templo, quedaron espantados y LAUDES
fuera de sí con tal suceso. T e ­
Ant. del Dened. — Y o soy la
niendo, pues, él de la mano a P e­
vid verdadera, * aleluya; y vos­
dro y a Juan, todo el pueblo
otros los verdaderos sarmientos,
asombrado vino corriendo hacia
ellos, al lugar llamado pórtico de aleluya.
Salomón.
El segundo R. de la F e ria I I pre­
VISPERAS
cedente, pág. 607.
Ant. del Magnif. — Porque me
Lección III Cap. 3, 12-16 has visto, * Tom ás, has creído;
bienaventurados los que no v ie ­
|^o que viendo Pedro, habló a ron v creyeron, aleluya.
la gente de esta manera: ¡Oh
hijos de Israel! ¿por que os m a­
ravilláis de esto," y por que nos Feria Quinta
estáis mirando a nosotros, como
si por virtud o potestad nuestra MAITINES
hubiésemos hecho andar a este
D e los H echos de los
hombre? E l Dios de Abrahán, el
- A pó sto les
Dios de Isaac, y el Dios de Ja­
cob, el Dios de nuestros padres Lección I Cap. 5, 1-6
ha glorificado a su H ijo Jesús, a
quien vosotros habéis entregado hombre llamado Ana-
y negado en el tribunal de Pilato, rl n*as’ con su muJ*er Sa-
juzgando éste que debía ser pues­ fjra> vendió un campo. Y ,
to en libertad. M as vosotros re­ de acuerdo con ella, retuvo parte
negasteis del Santo v del Justo, del precio, y trayendo el resto,
y pedisteis que se os hiciese gra­ púsolo a los pies de los A p ó sto ­
cia de un homicida. D isteis la les. M as Pedro le dijo: “ Ananías,
muerte al autor de la vida, pero ¿cómo ha tentado Satanás tu co­
Dios le ha resucitado de entre los razón, para que mintieses al E s­
muertos, y nosotros somos testi­ píritu Santo, reteniendo parte del
gos de su resurrección. Su poder precio de ese campo? ¿Quién te
es el que mediante la fe en su quitaba’’©! conservarlo? Y aunque
nombre, ha consolidado a éste lo hubieses vendido, ¿no estaba
que vosotros veis y conocisteis. su precio a t* disposición? ¿Pues
De modo que la fe, que de él a qué fin has urdido en tu cora­
proviene, es la que ha causado zón esta trampa? N o m entiste a
esta perfecta curación delante de hombres, sino a D io s” . A l oír Ana-
todos vosotros. nías estas palabras, cayó en tie ­
En el O fició fe ria l se d ice: Te rra y expiró. Con lo cual todos
. . . -
los que tal suceso supieron que­ lechos, para que pasando Pedro,
daron en gran manera atemori­ su sombra tocase por lo menos
zados. Y vinieron unos mozos, y en alguno de ellos, y quedasen
Je sacaron y llevaron a enterrar. libres de sus dolencias. Concu­
L os R R . como en la F eria I I I den­ rría también a Jerusalén mucha
tro la O cta v a de P ascu a, pág. 609. gente de las ciudades vecinas, tra­
yendo enfermos y endemoniados,
L ección II Cap. 5, 7-11 los cuales eran curados todos.
En el O ficio ferial se d ice: Te
M o bien se pasaron tres horas, Deum , pág. lO. E n el Oficio de nue­
cuando su mujer entró, ig­ ve Lecciones, el prim er R . de la F eria
I V dentro la O ctava de Pascu a, pág. 610.
norante de lo acaecido. D íjole
Pedro: “ D im e, m ujer, ¿es así que
LAUDES
vendisteis el campo por tanto?
Sí, respondió ella, por ese precio Ant. del Betted. — M i corazón
lo vendimos. Entonces Pedro le arde; * deseo ver a mi Señor;
d ijo : ¿Por qué os habéis concer­ le busco, y no le hallo en donde
tado para tentar al Espíritu del !e pusieron, aleluya, aleluya.
Señor? H e aquí a la puerta los
que enterraron a tu m arido; y VISPERAS
ellos mismos te llevarán a ente­
Ant. del Magnif, — Introduje
rrar. A l m om ento cayó a sus pies,
y expiró” . Entrando luego los m o­ mi dedo * en los agujeros de los
zos encontráronla muerta, y sa­ clavos, y mi mano en su costado,
cándola, la enterraron al lado de y dije: Señor mío, y Dios mío,
su marido. L o que causó gran aleluya.
tem or en toda la Iglesia, y en to­
dos los que tal suceso oyeron.
Feria Sexta
L ección III Cap. 5, 12-16 MAITINES

D e los H echos de los


Ih n tr etanto los Apóstoles ha­
A pó sto les
cían m uchos milagros y pro­
digios entre el pueblo. Y todos Lección I Cap. 8, 9-13
los fieles unidos en un mismo es­
píritu se juntaban en el pórtico varón, llamado Si­
|i e r t o
de Salomón. D e los otros nadie món, el cual antes ha­
osaba juntarse con ellos; pero el bía ejercido la magia en
pueblo hacía de ellos grandes elo­ la ciudad, engañaba a los Sa­
gios. Con esto se aumentaba más maritanos, persuadiéndoles que él
y más el número de los que era un hombre extraordinario; y
creían en el Señor, así de hombres le escuchaban todos, grandes y
como de m ujeres, de suerte que pequeños, y decían: “ Este es la
sacaban a las calles a los enfer­ virtud grande de D jos” . L a causa
mos, poniéndolos en camillas y de su adhesión a él, era porque
ya hacía mucho tiempo que los que permanece en mí y yo en él,
i raía infatuados con su arte m á ­ produce abundante fruto, aleluya,
gica. Pero luego que hubieron aleluya, y . Como el Padre me
creído la palabra del reino de amó, os amé yo también. El que
Dios, que Felipe les anunciaba, Gloria al Padre. El que.
hombres y mujeres se hacían
bautizar en nombre de Jesucris­ Lección III Cap. 8, 19-24
to. Entonces creyó también el
^/tAS Pedro le respondió: “ P e­
mismo Simón, y habiendo sido
rezca tu dinero contigo, ya
bautizado, seguía y acompañaba a
que has juzgado que se alcanza­
Felipe. Y al ver los milagros y
ba por dinero el don de Dios. No
portentos grandísimos que se h a­
puedes tú tener parte ni cabida
cían, estaba atónito y lleno de
en este ministerio, porque tu co­
asombro.
razón no es recto a los ojos de
E l segundo R . de la F e ria I V dentro
la O ctava de P a scu a, pág. 6 11 . Dios. P or tanto haz penitencia de
esta perversidad tuya, y ruega
Lección II Cap. 8, 14-19 de tal suerte a D ios, que te sea
perdonado ese desvarío de tu co­
R abiendo ,pues, los Apóstoles, razón. Pues yo te veo lleno de
que estaban en Jerusalén, que amarguísim a hiel, y arrastrando
los Samaritanos habían recibido la cadena de la iniquidad” . R es­
la palabra de Dios, les enviaron pondió Simón, y d ijo: “ R ogad
a Pedro y a Juan. Estos, lle­ por mí vosotros al Señor, para
gando, hicieron oración por ellos que no venga sobre mí nada do
a fin de que recibiesen al Espíritu lo que acabáis de decir’\
Santo, ya que aún no había d es­ En el Oficio ferial se dice: Te
cendido sobre ninguno de ellos, Deum, pág. 10. E n el Oficio de nue­
ve Lecciones, el segundo R. de la Feria
sino que solamente estaban bau­ V I dentro la O ctava de Pascua, pág. 614.
tizados en nombre del Señor Je­
sús. Entonces les imponían las LAUDES
manos, y recibían el Espíritu
Santo. Habiendo visto, pues, Si­ Ant. del Bened. — Vinieron al
món, que por la imposición de sepulcro * M aría M agdalena y
las manos de los Apóstoles se da­ la otra M aría para verle, aleluya.
ba el Espíritu Santo, les ofreció E n las V ís p e ra s , a no ser qu e en el
dinero1, diciendo: “ Dadm e tam ­ día sigu ien te se ten ga que ce le b ra r O fi­
cio de un a F ie s ta de n u eve L ecciones,
bién esa potestad, para que cual­
o de cu a lq u ie r O c ta v a , desde la C a p i­
quiera a quien imponga y o las tu la se hace de san ta M a ría , y de ella
se celebra O ficio en el Sábado sigu ien te
manos, reciba el Espíritu Santo” .
L o m ism o se ob serva en los - dem ás
1$. Y o : soy la verdadera vid, Sábados no im pedidos, h asta el S áb a­
do de la Sem an a I V después de la
y vosotros los sarmientos; * E l O ctav a de P a sc u a in clu sive. '

1. De Sim ón M a^o ha tomado el nom bre de sim on ía el pecado consistente


en vender o com prar bienes esp iritu a les. . - .
Sábado ca de la hora de sexta, a hacer
oración. Sintiendo hambre, qui­
MAITINES so tomar alimento. Pero mien­
tras se lo aderezaban, le sobrevi­
D e lo s H e c h o s de los
no un éxtasis. En él vió el cielo
A p ó st o le s
abierto, y bajar cierta cosa co ­
Lección I Cap. 10, 1-8 mo un mantel grande, que pen­
diente de sus cuatro puntas se
v b íaen Cesárea un varón descolgaba del cielo a la tierra,
llamado Cornelio, el cual en el cual había todo género de
era centurión en una co­ animales cuadrúpedos y reptiles
horte llam ada Itálica, hombre re. de la tierra y aves del cielo. Y
ligioso y temeroso de Dios. Este, oyó una voz que le decía: “ P e­
pues, a eso de la hora de nona, dro, levántate, mata y come” .
en una visión vió claramente a un D ijo Pedro: “ No haré tal, Señor,
ángel del Señor que entraba a pues jamás he comido cosa pro­
su aposento, y le d e cía : Cornelio. fana e inmunda” . Replicóle l i
Y él m irándole, sobrecogido de misma voz: “ Lo que Dios ha pu­
temor, d ijo : ¿Qué queréis de mí, rificado, no lo llames tú profa­
Señor? Respondióle: “ Tus oracio­ no” . Esto se repitió por tres ve­
nes y tus limosnas han subido ces. Y luego el mantel volvió a
hasta arriba en el acatamiento de subirse al cielo. M ientras estaba
D ios haciendo memoria de mí. Pedro discurriendo entre sí qué
Ahora, pues, envía a alguno a significaría la visión que acababa
Joppe en busca de un tal Simón, de tener, he aquí que los hombres
por sobrenom bre Pedro. Este es­ que ^enviara Cornelio preguntan­
tá hospedado en casa de Simón do por la casa de Simón, llegaron
curtidor, cuya casa está cerca del a la puerta.
mar. E ste te dirá lo que te con­ E l segundo R . de la F e ria I I dentro
viene h acer” . Luego que se retiró ia O ctav a de P ascu a, pág. 607.
el Angel que le hablaba, llamó a
Lección III Cap. 10, 34-41
dos de sus domésticos y a un
soldado de los que estaban a sus C n tonces Pedro, dando princi-
órdenes, tem eroso de Dios. A los pío a su discurso, habló de
cuales, después de habérselo con­ esta m anera: . “ Verdaderamente
fiado todo, los envió a Joppe. acabé de conocer que Dios no ha­
E l prim er R . clel Sábado “ in A lb is " , ce acepción de personas, sino que
pág. ó lS .
en cualquier nación, el que te­
me, y obra bien, merece su agra­
L ección II Cap. 10, 9-17
do. L o cual ha hecho entender
p * L día siguiente, mientras es­ D ios a los hijos de Israel, anun­
taban ellos haciendo su viaje, ciándoles la paz por Jesucristo
-y acercándose a ia ciudad, subió (el cual es el Señor de todos).
Pedro a lo alto de su casa, cer­ Vosotros sabéis lo que h a .o c u ­
rrido en toda Judea, habiendo Oración
principiado en Galilea, después
Dios, que con la humildad
que predicó Juan el bautismo. La
de vuestro H ijo habéis le­
manera con que Dios ungió con
vantado el mundo caído: derra­
el Espíritu Santo y su virtud a
mad en el alma de vuestros fie­
Jesús de Nazaret, el cual ha ido
les una perpetua alegría, a fin de
haciendo beneficios por todas
que gocen de una felicidad sem­
partes por donde ha pasado, y ha
piterna, aquellos que librasteis de
curado a todos los que estaban
los peligros de la muerte perpe­
bajo la opresión del demonio,
tua. Por el mismo Señor.
porque Dios estaba con él. Y
nosotros somos testigos de todas
las cosas que hizo en el país de Dominica Segunda después
Judea y en Jerusalén, al cual
de Pascua
quitaron la vida colgándole en Sem idoble
una cruz. Pero Dios le resucitó
al tercer día, y dispuso que se MAITINES
dejase ver, no de todo el pueblo, ’ I NO CTUR NO
sino de los predestinados de Dios
para testigos; de nosotros, que D e los H echos de los

hemos comido y bebido con él, A pó sto les

después que resucitó de entre los


Lección I Cap. 13, 13-20
muertos” .
E l prim er B . de la F e ria I V dentro ablo y sus compañeros,
la O ctava de P a scu a, pág. 610.
habiéndose hecho a la v e ­
la desde P afo, aportaron
VISPERAS a Perge de Panfilia. Aquí Juan,
Se dice la A n tífo n a A lelu y a con los
apartándose de ellos, se volvió a
Salm os del Sábado, como en el S alterio , Jerusalén. Pablo, empero, y los
pág. 237.
demás, sin detenerse en Perge,
Capitula I Petr., 2, 21-22 llegaron a Antioquía de Pisidia, y
entrando el sábado en la sinago­
J a r í s i m o s : Cristo sufrió por ga, tomaron asiento. Después que
nosotros, dejándoos ejem plo, se acabó la lectura de la L ey y
a fin de que sigáis sus huellas. El de los Profetas, los presidentes
cual no cometió pecado, ni se ha­ de la sinagoga los convidaron,
lló falsedad en sus palabras. enviándoles a decir: “ Herm anos:
Him no del O rd in ario , pág. 37. si tenéis alguna cosa de edifica­
Ant. del Magnif. — Y o soy el ción que decir al pueblo, hablad” .
pastor de las ovejas; * yo soy el Entonces Pablo, puesto en pie, y
camino, la verdad y la vida; yo haciendo con la mano una señal
soy el buen pastor, y conozco a pidiendo atención, d ijo: “ jO h Is -!
mis ovejas, y las ovejas mías me raelitas, y vosotros los que te­
conocen, aleluya, aleluya. . méis" al Señor, escuchad! E l Dios
del pueblo de Israel eligió a nues­ Abrahán, a vosotros es, y a cual­
tros padres, y engrandeció a este quiera que entre vosotros teme i
pueblo, mientras habitaban como Dios, a quienes es enviado es­
extranjeros en Egipto, de donde te anuncio de la salvación. Por­
los sacó con el poder soberano que los habitantes de Jerusalén y
de su brazo, y sufrió después sus sus jefes desconociendo a este
costumbres por espacio de cua­ Señor, y las profecías que se
renta años en el desierto. Y des­ leen todos los sábados, con ha­
truidas siete naciones en la tie­ berle condenado las cumplieron.
rra de Canaán, les distribuyó por Cuando no hallando en él ningu­
suertes las tierras de éstas, unos na causa de muerte, pidieron a
cuatrocientos cincuenta años des Pilato que se le quitase la vida.
pués. Luego les dió jueces hasta Y después de haber ejecutado
el Profeta Sam uel5’. todas las cosas que de él esta­
E l p rim er y segundo R . de( la ban escritas, descolgándole de la
F e ria III dentro .la O ctava de P ascu a,
pág. 609. cruz, le pusieron en el sepulcro.
M as Dios le resucitó de entre los
L éccíón II Cap, 13, 21-25 muertos al tercer día, y se apa­
P n cu y o tiem po pidieron rey. reció durante muchos días a
Y dióles D ios a Saúl, hijo de aquellos que con él habían ve­
Cis, de la tribu de Benjam ín, por nido de Galilea a Jerusalén. Los
espacio de cuarenta años. Y re­ cuales hasta el día de hoy están
m ovido éste, les dió por rey a dando testimonio de él al pueblo.
D avid, a quien abonó diciendo: Nosotros, pues, os anunciamos el
“ H e hallado a D avid, hijo de cumplimiento de la promesa he­
Jesé, hombre conform e a mi co­ cha a nuestros padres. E l efecto
razón, que cumplirá todos mis de la cual nos ha hecho Dios
preceptos” . D el linaje de éste ha ver a nosotros sus hijos, resuci­
hecho nacer Dios, según su pro­ tando a Jesús, en conformidad
mesa, a Jesús para ser el Salva­ de lo que se halla escrito en el
dor de Israel, habiendo predica­ Salmo segundo: “ Tú eres mi H i­
do Juan, antes de manifestarse jo, yo te di hoy el ser” .
su venida, el bautismo de peni­ El prim er R. de la F eria I V dentro
¡a O ctava de P ascu a, pág. 610.
tencia a todo el pueblo de Israel.
E l mismo Juan al terminar su II NOCTURNO
carrera, decía: “ Y o no soy-el qu¿ S er m ó n de san L eó n , P apa
vosotros imagináis, pero mirad, Serm ón 1 de la A scen sión del Señor,
después de m í viene uno a quien después del principio

no soy yo digno de desatar el Lección IV


calzado de sus píes” .
sto s días, carísimos, que
L ección III Cap. 13, 26-33 transcurrieron entre la
^ h o r a , por lo tanto, hermanos resurrección del Señor y
míos, hijos de la prosapia de su ascensión, no pasaron infruc*
tuosamente, sino que en ellos re ­ E l prim er R . de la F eria V I de
¡a O ctava de P ascu a, pág. 614.
cibieron su confirmación grandes
sacramentos, y se nos revelaron Lección VI
grandes misterios. En estos días
hemos sido librados del temor ] ^ o obstante estos y otros m i­
de una muerte funesta1, y no só­ lagros, los discípulos se
lo se nos ha m anifestado la in­ muestran dominados por el te­
mortalidad del alma sino también mor, aunque el Señor se les ha­
la del mismo cuerpo. En ellos, ya aparecido, y puesto en m e­
mediante el soplo del Señor, reci­ dio de ellos les haya dicho: “ la
ben los Apóstoles el Espíritu San­ paz sea con vosotros” . Con el fin,
to, y al bienaventurado Apóstol pues, de alejar de su espíritu la
Pedro, después de habérsele co n ­ duda que aun atormentaba su
fiado las llaves del reino, se le corazón, ya que creían ver un es­
manda que cuide con preferencia píritu y no un cuerpo, el Salva­
a los demás del rebaño del Se­ dor les manifiesta la falsedad de
ñor. tales pensamientos, mostrándoles
E l segundo R . de la F e ria I V d en ­ las señales de la crucifixión que
tro la O ctava de P a scu a, pág. 6 11 . quedaban en sus manos y en sus
pies, e invitándoles a examinar­
L ección V
las atentamente y a tocarlas. A
estos días el Señor se juntó la verdad, las señales de los
como compañero a dos discí­ clavos y de la lanza habían
pulos que iban de camino, y para permanecido en su cuerpo parn
disipar todas las tinieblas de curar las heridas de los corazo­
nuestra incertidumbre, reprende nes infieles, y para que se creye­
a estos hombres tímidos y am e­ ra, no con fe dudosa sino con cer­
drentados su lentitud en creer. teza firmísima, que la misma n a ­
Sus corazones, así iluminados, se turaleza que estuvo en el sepul­
abrasan mediante la llam a de la cro, había de sentarse juntam en­
fe, y los que estaban tibios, al te con Dios Padre eñ su trono.
declararles el Señor las Escrituras El segundo R. de la Feria V I den­
se enardecen. D el mismo modo tro la Octava de Pascua, pág. 614.
mientras estaban sentados a la III NO CTUR NO
mesa, con la fracción del pan se
abren sus ojos. M ucho más fe li­ L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
ces fueron aquellos discípulos al seg ú n sa n J uan

contemplar la glorificación de la
L ección VII Cap. 10, 11-16
naturaleza humana del Salvador,
que nuestros primeros padxes, a p N aquel tiempo: D ijo Jesús a
quienes, como castigo de su p e ­ los fariseos: Y o soy el buen
cado se les abrieron los ojos para pastor. E l buen pastor da su vidá
la propia confusión. por sus ovejas. Y lo que sigue

1. La R esu rrección de J esu cristo es garantía de la nuestra.


H o m t l ía de san G r e g o r io , P apa
bienes por sus ovejas, ¿cómo da­
Homilía 14 sobre los Evangelios rá por ellas su vida?
a b é is oído, amados her­ I£. Resucitó el buen Pastor,
manos, en la lección que dió la vida por sus ovejas
evangélica una enseñanza, y se dignó morir por su rebaño.
que os va dirigida; habéis visto * Aleluya, aleluya, aleluya. X .
también a qué prueba estamos A la verdad ha sido inmolado
sometidos v u e s t r o s pastores. Cristo, nuestro cordero pascual.
Aquel que es bueno, no por una Aleluya. Gloria al Padre. Alelu
gracia accidental, sino esencial­ ya.
mente, dice: “ Y o soy el buen
pastor” . Y luego, dándonos el mo­ Lección IX
delo de bondad que debemos imi
tar, añade estas palabras: “ El ^ on muchos los que, amando
buen pastor da su vida por sus más los bienes de la tierra
o veja s” . El hizo lo que enseñó, que sus ovejas, pierden mereci­
practicó lo que había mandado. damente el nombre de pastor. De
E l buen pastor dió su vida por ellos está escrito: “ E l mercena­
sus ovejas, para convertir, en el rio, y el que no es pastor, de
sacramento de la Eucaristía, su quien no son propias las ovejas,
cuerpo y su sangre en alimento, viendo venir al lobo desampa­
saciando las ovejas que había re­ ra las ovejas y huye” . Se llama
dimido con su propia sangre. mercenario y no pastor el que no
E l primer R . del Sábado “ ¡n A lb is ” , por un amor sincero, sino por
pág. 615. la recompensa temporal apacien­
ta las ovejas del Señor. Es, por
L ección VIII
consiguiente, mercenario t o d o
V T o s ha mostrado el camino aquel que, si bien tiene el lugar
que debemos seguir, despre­ de pastor, con todo no busca el
ciando la m uerte; nos ha mos­ bien de las almas, sino que an­
trado el ejem plar según el cual hela las terrenas comodidades, se
debemos modelarnos. Lo prime­ goza con el honor de la prelatu
ro que nos exige es que demos ra, nutriéndose con las ganancias
misericordiosamente nuestros b ie­ temporales, y alegrándose con la
nes externos por sus ovejas; y lo reverencia que le tributan los
segundo, que, si es necesario, de­ hombres.
mos también nuestra vida. M e T e D eum , pág. 10.
diante lo primero, que es más fá ­
cil, se llega a lo segundo, que es LAUDES
más difícil. Ahora bien, siendo
A n tífo n a A lelu y a , aleluya, con los
incom parablem ente m ayor el al Salm os de D om in ica del prim er lu gar,
ma, por la cual vivim os, que la pág. 5 5; la C ap itu la es la misma
sustancia terrena que poseemos de V ísp e ra s; se d ice el H im no y
el V ersíc u lo como en el O rd in ario, pá­
exteriormente, el que no da sus gin a 15.
Ant. del Bened. — Y o soy el Feria Segunda
pastor de las ovejas; * yo soy
el camino, la verdad y la vida; MAITINES
yo soy el buen pastor, y conozco
D e los H echos de los
mis ovejas, y las mías me cono­
A pó sto les
cen, aleluya, aleluya.
L a O ración es la de V ísp e ra s, pá­ Lección I Cap. 15, 5-12
gina 630.

de la secta de los
LGUNOS
TERCIA fariseos, que han abraza­
L a Capitula de T e rc ia es la de do la fe, se han levanta­
V ísp eras, y los Responsorios breves do, diciendo: “ Que era necesario
tanto de T ercia como de S e xta y Nona
son los del O rd in ario , en Tiem po circuncidar a los Gentiles, y m an ­
Pascual, pág. 27. darles observar la L ey de M oisés” .
Entonces los Apóstoles y los
SEXTA presbíteros se juntaron a exami­
Capitula I Petr., 2, 23-24 nar este punto. Y después de m a­
duro examen, Pedro se levantó, v
C e puso en manos de aquel les d ijo: “ Hermanos míos, biea
que le sentenciaba injusta­ sabéis que mucho tiempo hace fui
mente. El es el que llevó nues­ yo escogido por D ios entre nos­
tros pecados en su cuerpo sobre otros, para que los Gentiles oye­
el madero, a fin de que nosotros, sen por mi boca la palabra evan­
muertos a los pecados, vivam os a gélica y creyesen. Y Dios, que
la justicia, por cuyas llagas fu i­ penetra los corazones, dió testi­
mos sanados. monio de esto, dándoles el E spí­
ritu Santo, del mismo modo que
NONA
a nosotros. Ni ha hecho diferen­
Capitula I Petr.. 2. 25 cia entre ellos y nosotros, ha­
biendo purificado con la fe sus
^ ndabais como ovejas desca­ corazones. Pues ¿por qué, ahora
rriadas, mas ahora os habéis queréis tentar a Dios, con impo­
convertido al pastor y obispo de ner sobre la cerviz de los discí­
vuestras almas. pulos un yugo, que ni nuestros
padres ni nosotros hemos podido
VISPERAS- soportar? Pues nosotros creemos
Se dice la A n tifo n a A le lu y a con los salvarnos únicamente por la gra­
Salm os de D om in ica como en S a l­ cia de nuestro Señor Jesucristo,
terio, pág. 73; la C a p itu la , H im no y
V erso como en la s V ísp e ra s del Sábado
así como ellos” . Calló a esto toda
precedente. la multitud, y se pusieron a es­
Ant. del Magnif. — Y o soy el cuchar a Bernabé y a Pablo que
buen pastor, *.q u e apaciento mis contaban cuantas m aravillas y
ovejas, y doy mi vida por mis prodigios por su medio había
ovejas, aleluya. ^ o b rad o D ios entre los Gentiles.
L o s R R . de la F e ria I I I dentro la y Bernabé a la Iglesia de Antio-
O ctav a de P a scu a, pág. 609.
quía; y así, nombraron a Judas
por sobrenombre Bársabas, y a
Lección II Cap. 15, 13-21
Silas, sujetos principales entre los
r^ESPinÉs que hubieron acaba­ hermanos, remitiendo por sus
do, tomó Santiago la pala­ manos esta carta: “ Los Apósto­
bra, y dijo: “ Hermanos míos, es les y los presbíteros hermanos
cuchadme. Simón os ha m anifes­ convertidos de la gentilidad, que
tado de qué manera ha comen­ están en Antioquía, Siria y Cili­
zado Dios desde el principio a cia, salud. Por cuanto hemos sa­
m irar favorablem ente a los G en­ bido que algunos que de entre
tiles, escogiendo entre ellos un vosotros fueron ahí sin ninguna
pueblo consagrado a su nombre. comisión nuestra, os han alarma­
Con él están conformes las pala­ do con sus discursos, desasose­
bras de los Profetas, según está gando vuestras conciencias: H a­
escrito: “ Después de estas cosas biéndonos congregado, hemos re­
yo volveré, reedificaré el taber­ suelto, de común acuerdo, esco­
náculo de D avid, que fué arrui­ ger algunas personas, y enviáros­
nado, y restauraré sus ruinas y las con nuestros carísimos Berna­
lo levantaré. Para que busquen bé y Pablo, que son sujetos que
al Señor los demás hombres y han expuesto sus vidas por el
todas las naciones que han invo­ nombre de nuestro Señor Jesu­
cado mi nombre, dice el Señor cristo. Os enviamos, pues, a Ju­
que hace estas cosas” . Desde la das y a Silas, los cuales de pa­
eternidad tiene conocida el Señor labra os dirán también lo mismo.
su obra. P or lo cual yo juzgo que Y es que ha parecido al Espíritu
no se inquiete a los Gentiles que Santo, y a nosotros, no impone­
se convierten a Dios, sino que ros otra carga, fuera de éstas que
se les escriba que se abstengan son precisas: Que os abstengáis
de las inmundicias de los ídolos, de manjares inmolados a los ído­
y de la fornicación, y de anima­ los, y de sangre, y de animal so­
les sofocados, y de la sangre. focado, y de la fornicación. De
Porque en cuarito a Moisés, ya las cuales cosas haréis bien en
de tiempos antiguos tiene en ca­ guardaros. Dios os guarde” .
da ciudad quien predique su doc­ E n <1 O ficio feria l se dice: Te
trina en las sinagogas, donde se D eum , pág. 10. E n el O ficio de nue­
ve Leccio nes, el prim er R. de la Feo;»
lee todos los sábados. I V dentro la O ctava de Pascua, pá­
gin a 6Í0.

Lección III Cap. 15, 22-29


LAUDES
£ ^ ido esto, acordaron los Após­
toles y presbíteros con toda Ant. del Bened. — Id a todo
la Iglesia elegir algunas personas el mundo, * aleluya: instruid a
de ellos, y enviarlas con Pablo todas las naciones,, aleluya. -
VISPERAS por si rastreando y como palpan­
do pudiesen por fortuna hallarle,
Ant. del Magnif. — El buea como quiera que no está lejos de
pastor * da su vida por sus ove­ cada uno de nosotros.
jas, aleluya. E l segundo R. de la F e ria TV de
O ctava de P ascu a, pág. 6 11.

Lección II Cap. 17. 28-33


Feria Tercera
MAITINES P orque dentro de él vivim os,
nos movemos y existimos. V
D e lo s H echos de lo s como algunos de vuestros poetas
A p ó s to le s dijeron: “ Somos del linaje del
mismo D io s” . Siendo, pues, nos­
Lección I Cap. 17, 22-27
otros del linaje de Dios, no de­
Pablo en medio del
uesto bemos imaginar que el Ser D iv i­
Areópago, dijo: “ Ciuda­ no sea semejante al oro, a la pía-
danos Atenienses, echo de ta, o al mármol, de cuya materia
ver que vosotros sois casi nimios ha hecho las figuras el arte e
en todas las cosas de religión. industria humana. Pero Dios, ha­
Porque al pasar, mirando yo las biendo disimulado sobre los tiem ­
estatuas de vuestros dioses, he pos de esta ignorancia, intima
encontrado también un altar, con ahora a los hombres que todos en
esta inscripción: Al D ios no co­ todas partes hagan penitencia.
nocido. Pues ese Dios que vos­ Por cuanto tiene determinado el
otros adoráis sin conocerle, es el día en que ha de juzgar al m un­
que yo vengo a anunciaros. ?E1 do con rectitud, por medio de
Dios que crió el mundo > todas aquel Varón constituido por él,
las cosas contenidas en él, sien­ dando de esto a todos una prue­
do como es el Señor de cielo y ba cierta, con haberle resucitado
tierra, no está encerrado en tem ­ de entre los muertos. Al oír m en­
plos fabricados por hombres, ni tar la resurrección de los m uer­
necesita del servicio de las manos tos, algunos se burlaron de él,
de los hombres, como si estu­ y otros le dijeron: T e volvere­
viese menesteroso de alguna co­ mos a oír otra vez sobre esto. D e
sa; antes bien él mismo está esta suerte Pablo salió de en m e­
dando a todos la vida, y el alien­ dio de aquellas gentes.
to, y todas las cosas. E l es el que E l esgundo R . de la F e ria V I den
tro la O ctava de P a s c u a , pág. 614.
de uno solo ha hecho nacer to ­
do el linaje humano, para que
L ección III Cap. 17, 34, 18, 1-4
habitase la vasta extensión d e 'la
tierra, fijando el orden de los ^ on todo, algunos se le jun­
tiempos, y los lím ites de la habi­ taron, y creyeron, entre los
tación de' cada pueblo, queriendo cuales fué Dionisio el Areopagi­
con esto que buscasen a Dios, ta, y cierta m ujer 'llamada D á-
maris, con algunos otros. D es­ Feria Cuarta
pués de esto Pablo, marchándose
de Atenas, pasó a Corinto; y MAITINES
encontraron allí a un judío, lla­
D e lo s H e c h o s de lo s
mado Aquila, natural del Ponto,
A póstoles
que poco antes había llegado
de Italia, con su mujer Priscila Lección I Cap. 20, 17-24
(porque el emperador Claudio
había expelido de Rom a a todos k¡t^ es!)E M ileto Pablo envió
los Judíos), se juntó con ellos. Y a Efeso a llamar a los
como era del mismo oficio, se ancianos de la Iglesia.
hospedó en su casa, y trabajaba Luego que vinieron, y estando
en su compañía (el oficio de ellos todos juntos, les dijo: “ Vosotros
era hacer tiendas de campaña). sabéis de qué manera me he por­
Y todos los sábados disputaba en tado todo el tiempo que he v iv i­
la sinagoga, haciendo entrar en do con vosotros, desde el primer
sus discursos el nombre de Je­ día que entré en el Asia, sirvien­
sús, y procurando convencer a do al Señor con toda humildad y
los Judíos y a los Griegos. entre lágrimas, en medio de las
En el O ficio fe ria l se d ice: Te adversidades que me han sobre­
D e u m , pág. 10. E n el O ficio de nueve
L eccio n es el segundo R . de la F e ria V I
venido por la conspiración de los
den tro la O c ta v a de P ascu a, pág. 614. Judíos contra mí. Como nada de
cuanto os era provechoso, he
LAUDES omitido de anunciároslo y ense­
ñároslo en público y por las ca­
V . En vuestra resurrección.,
sas, y en particular exhortando a
on Cristo, aleluya. 1^. Alégren­
los Judíos y Gentiles a conver­
se cielos y tierra, aleluya.
tirse a Dios y a creer en nuestro
A nt. del Bened. — Y yendo
Señor Jesucristo. Al presente,
por todo el mundo, * enseñad a
constreñido del Espíritu Santo
todas las naciones, bautizando en yo voy a Jerusalén, sin saber
nombre del Padre, y del H ijo, y
las cosas que me han de acon­
del Espíritu Santo, aleluya.
tecer allí. Solamente puedo deci­
VISPERAS ros que el Espíritu Santo en to­
das las ciudades me asegura v
y . Quedaos c o n nosotros, avisa: “ Que en Jerusalén me
Señor, aleluya. . Porque se aguardan cadenas y tribulacio­
.^ace de noche, aleluya. nes” . Pero y o ninguna de estas
A n t. del M agnif. — M as el cosas temo, ni aprecio más mi v i­
mercenario, * de quien no son da que a mi mismo, siempre que
propias las ovejas, ve que viene así concluya mi carrera, y cum­
el lobo y deja las ovejas, y huye; pla el ministerio que he recibido
y el lobo arrebata y dispersa las del Señor Jesús, para predicar el
oveja^ aleluya. Evangelio de la gracia de D ios” .
El p rim er R. del Sábado “ in A lb is", puede acabar el edificio de vues­
l>ág. 615.
tra salud, y haceros participar de
su herencia con todos los santos.
Lección II Cap. 20, 25-31
Y o no he codiciado da nadie plata,
ni oro, ni vestido, como vosotros
A horabien, yo sé que ningu­
mismos sabéis. Porque cuanto ha
no de todos vosotros, por
sido menester para mí y para
cuyas tierras he discurrido predi­
mis compañeros, todo me lo han
cando el reino de Dios, me vo l­
suministrado estas manos. Y o os
verá a ver. Por tanto, os protes­
he hecho ver en toda mi con­
to en este día, que yo no tengo
ducta, que trabajando de esta
la culpa de la perdición de nin­
suerte, es como se debe sobre­
guno. Pues que no he dejado de
llevar a los flacos, y tener pre­
intimaros todos los designios de
sente las palabras de Señor Jesús,
Dios. Velad sobre vosotros y so­
cuando dijo: “ M ucha m ayor di­
bre toda la grey, en la cual el
cha es dar, que recibir” . Con
Espíritu Santo os ha instituido
duído este razonamiento, se pu­
obispos, para apacentar la Iglesia
so de rodillas e hizo oración con
de Djos, que ha ganado él con su
todos ellos. Y aquí comenzaron
propia sangre. Porque sé que des­
todos a deshacerse en lágrimas, v
pués de mi partida os han de
arrojándose al cuello de Pablo no
asaltar lobos voraces, que des­
cesaban de besarle, afligidos so­
trocen el rebaño. Y de entre vos­
otros mismos se levantarán hom­ bre todo por aqu ella'palabra que
bres que sembrarán doctrinas había dicho, que ya no verían
perversas con el fin de atraerse más su rostro. Y de esta manera
a sí discípulos. Por tanto estad le fueron acompañando hasta la
alerta, teniendo en la memoria, nave.
E n el- O ficio fe ria l se d ice: Tu
que por espacio de tres años no Deum , pág. 10. E n el O ficio de n u e ­
he cesado ni de día ni de noche ve Lecciones, el prim er R . de la F e r ii
de amonestar con lágrimas a ca­ I V de la O cta v a de P a scu a , pág. 610.

da uno de vosotros.
LAUDES
IJ. Resucitó el buen Pastor,
que dió la vida por sus ovejas, y Ant. del Bened. — Id, anun­
se dignó morir por su rebaño. * ciad * a mis hermanos, alelu­
Aleluya, aleluya, aleluya, y . A ya; que vayan a Galilea, ale
la verdad ha sido inmolado Cris­ luya; allá me verán, aleluya, a le ­
to, nuestro cordero pascual. A le­ luya.
luya. Gloria al Padre. Aleluya.
V IS P E R A S *
Lección III Cap. 20, 32-38
Ant. del M agnif. — Así como
Y ahora por último os enco­ me conoce el Padre, * así yo
miendo a Dios, y a la pala­ conozco al Padre, y doy mi vida
bra de su gracia, a aquel que por mis ovejas, aleluya.
Feria Quinta nas a los de mi nación, y a cum­
plir mis ofrendas y votos. Y es­
MAITINES tando en esto, es cuando algu­
D e los H echos de los
nos Judíos de Asia me han
A pó sto les
hallado purificado en el templo;
mas no con reunión de pueblo,
Lección I Cap. 24, 10-16 ni con tumulto. Estos Judíos son
los que habían de comparecer
ablo , habiéndole hecho se­
delante de ti y ser mis acusado-
ñal el gobernador para
dores si algo tenías que alegar
, que hablase, lo hizo en contra mí. Pero ahora digan és­
estos términos: “ Sabiendo yo tos mismos que me acusan si,
que ya hace muchos años que tú
congregados en el Sinedrio, han
gobiernas esta nación, emprendo
hallado en mí algún delito, a no
con mucha confianza el justifi­ ser que lo sea una expresión
carme. Bien fácilmente puedes
con que exclamé en medio de
certificarte, de que no ha más de
ellos, diciendo: “ Veo que por de­
doce días que llegué a Jerusalén,
fender la resurrección de I o j
a fin de adorar a Dios. Y nunca
muertos me formáis hoy vos­
me han visto disputar con nadie
otros causa” .
en el templo, ni amotinando la
gente en las sinagogas, o en la
ciudad; ni pueden alegarte prue­ Lección III Cap. 24, 22-27
ba de cuantas cosas me acusan
p É L ix , pues, que estaba bien
ahora. Es verdad, y lo confieso
informado de esta doctrina,
delante de ti, que siguiendo una
difirió para otra ocasión el asun­
doctrina, que ellos tratan de he­
to, diciendo: “ Cuando viniere de
rejía, yo sirvo al Padre y Dios
Jerusalén el tribuno Lisias, os da­
m ío, creyendo todas las cosas,
ré audiencia otra vez” . Entre tan­
que se hallan escritas en la L ey
to mandó a un centurión que
y en los P ro fetas: Teniendo fir­
custodiara a Pablo, teniéndole
me esperanza en Dios, como ellos
con menos estrechez, y sin pro­
también la tienen, que ha de ve­
hibir que los suyos entrasen a
rificarse la resurrección de los
asistirle) Algunos* días después
justos y de los pecadores. Por lo
viniendo Félix, y trayendo a su
cual procuro yo siempre conser­
mujer Drusila, la cual era judía,
var mi conciencia sin culpa de­
llamó a Pablo y le oyó explicar la
lante de Dios y delante de los
fe de Jesucristo. Pero inculcando
hombres.
Pablo la doctrina de la justicia,
L o s R R . de la F e ria I I I dentro la
O cta v a de P a scu a, pág. 609. de la castidad y del juicio veni­
dero, despavorido Félix le dijo:
. Lección II Cap. 24, 17-21 “ Basta por ahora, retírate, que a
Y ahora, después de muchos su tiempo yo te llamaré” . Y co­
años, vine a repartir lim os­ mo esperaba que Pablo le daría
dinero para conseguir la liber­ gracia que le mandase conducir a
tad; por eso llamándole a menu­ Jerusalén, tramando ellos una
do, conversaba con él. Pasados emboscada para asesinarle en el
dos años, Félix recibió por su camino. M as Festo respondió,
sucesor a Poncio Festo, y que­ que Pablo estaba bien custodiado
riendo congraciarse con los Ju­ en Cesárea, para donde iba a
díos, dejó preso a Pablo. partir él cuanto antes. Por tan­
En O fc io fe ria l se d ice: Te to, los principales (dijo) de en­
Deum , pág. 10. E n los O ficios de n u e ­ tre vosotros, vengan a Cesárea, y
ve Lecciones, se dice el prim er R . de
la F eria I V dentro la O ctav a de P a s ­ acúsenle, si es reo de algún cri­
cua, pág. 610. men.
E l segundo R . de la F e ria I V d en ­
LAUDES tro la O ctav a de P a scu a, pág. 6 11 .

Ant. del Bened. T ú solo eres Lección II Cap. 25, 6-8


extranjero, * ¿y no has oído res­
pecto de Jesús, cómo -2
entrega­ p* n efecto, no habiéndose dete­
nido en Jerusalén más que
ron para que fuese condenado a
muerte? aleluya. ocho o diez días, marchó a C e­
sárea, y al día siguiente, sen­
VISPERAS tándose en el tribunal, mandó
comparecer a Pablo. Luego que
Ant. del Magnif. — Tengo fué presentado, le rodearon los
otras ovejas, * que no son de Judíos venidos de Jerusalén, acu­
este rebaño, y es necesario que sándole de muchos y graves de­
las recoja, y oirán mi voz, y se litos, que no podían probar, y
hará un solo rebaño, y un solo de los cuales se defendía Pablo,
pastor, aleluya. diciendo: “ En nada he pecado ni
contra la ley de los Judíos, ni
contra el templo, ni contra C é ­
Feria Sexta sar” .
MAITINES E l prim er R . de la F e ria V I dentro
la O ctav a de P a scu a, pág. 614.

De lo s H echos de lo s

A póstoles L ección III Cap. 25, 9-12

Lección I M AS Festo, queriendo congra­


Cap. 25, 1-5
ciarse con los Judíos, res­
legan do Festo a la pro­ pondiendo a Pablo, le dijo:

1 vincia, tres días después ¿Queréis subir a Jerusalén y ser


subió a Jerusalén desde allí juzgado ante m í? Respondió
Cesárea. Presentándose luego los Pablo: “ Y o estoy ante el tribunal
príncipes de los sacerdotes y los de César, que es donde debo ser
más distinguidos entre los Judíos, juzgado. T ú sabes m uy bien que
para acusar a Pablo, con una p e­ yo no he hecho el menor agravio
tición en que le suplicaban por a los Judíos. Que si en algo les
he ofendido, o he hecho alguna tad, visto que no hallaban en mí
cosa por la que sea reo de muer­ causa de muerte. Mas oponién­
te, no rehusó m orir; pero si no dose los Judíos, m e vi obligado
hay nada de cuanto éstos me im­ a apelar a César, pero no con el
putan, ninguno tiene derecho pa­ fin de acusar en cosa alguna a los
ra entregarme a ellos. Apelo a de mi nación. Por este motivo,
César” . Entonces Festo, habién­ pues, he procurado veros y habla­
dolo tratado con los de su con­ ros, para que sepáis que por la
sejo, respondió: ¿A César has esperanza de Israel me veo atado
apelado? pues a César irás. con esta cadena” .
En el Oficio ferial se dice: T¿ El primer R. del Sábado “ in A lb is” ,
Deum, pág. 10. En los Oficios de nueve pág. 615.
Lecciones, el segundo R. de la Feria V I
dentro la O ctava de Pascua, pág. 614.
Lección II Cap. 28, 21-24
LAUDES P ^ lo que respondieron ellos:
Ant. del Bened. — ¿Acaso no Nosotros ni hemos recibido
fué necesario * que Cristo pa­ cartas de Judea acerca de ti,
ni hermano alguno venido de
deciese, y así entrase en su glo­
allá ha confado o dicho mal de
ria? aleluya.
ti. M as deseamos saber cuáles
son tus sentimientos; porque te­
nemos noticia que esa tu secta
Sábado
halla contradicción en todas par­
MAITINES tes. Y habiéndole señalado día
para oírle, vinieron en gran nú
De los H ech os de los
mero a su alojamiento, a los cua­
A pó sto les
les predicaba el, reino de Dios
desde la mañana hasta la noche,
Lección I Cap. 28, 16-20
confirmando con autoridades las
legados a Rom a, se le proposiciones que sentaba, y pro­
perm itió a Pablo estar bándoles lo perteneciente a Je­
de por sí en una casa con sús con la L ey de M oisés y con
un soldado de guardia. Pasados los Profetas. Unos creían las co­
tres días, pidió a los principales sas que decía; otros no las
de entre los Judíos que fuesen creían.
El segundo B . de la Feria I I dentro
a verle. Luego que se juntaron la O ctava de Pascua, pág. 607.
les d ijo : “ Y o , hermanos^ sin ha
ber hecho nada contra el pueblo, Lección III Cap. 28, 25-31
ni contra las tradiciones de vues­
tros padres, fui preso en Jeru­ "SJ no estando acordes entre sí,
salén y entregado en manos de se iban saliendo, sobre lo
los Romanos. Los cuales, después cual decía Pablo: ¡Oh con cuán­
que me hicieron los interrogato­ ta razón habló el Espíritu Santo
rios, quisieron ponerme en liber­ I a nuestros padres por el profeta
Isaías, diciendo: “ Vé a ese pue­ porque me voy al Padre, ale­
blo, y diles: Oiréis con vuestros luya, aleluya.
oídos, y no entenderéis; y por
más que veréis con vuestros Oración
ojos no miraréis. Porque embo­ Dios, que descubrís la luz
tando este pueblo su corazón, ha de vuestra verdad a los que
tapado sus oídos; y apretado las están extraviados, a fin de que
pestañas de sus ojos, de miedo puedan volver al camino de la
que con ellos vean, y oigan con justicia; conceded vuestra gracia
sus oídos y entiendan con el co­ a los que se glorían de profesar
razón, y así se conviertan, y yo la religión- cristiana, para que
les dé la salud” . Por tanto tened rechacen todo lo que es indigno
entendido todos vosotros, que a de este nombre, y abracen todo
los Gentiles es enviada esta sa­ lo que con él sea conforme. Por
lud de Dios, y de ellos la recibi­ nuestro Señor.
rán. Dicho esto, se apartaron de
él los Judíos, teniendo grandes
debates entre sí. Y Pablo per­ Dominica Tercera después
maneció por espacio de dos años de Pascua
enteros en la casa que había al­ Semidoble
quilado, en la cual recibía a
cuantos iban a verle, predicando MAITINES
el reino de Dios, y enseñando I NOCTUR NO
con toda libertad, sin que nadie
se lo prohibiese, lo tocante a E m p ie z a el l ib r o del A poca­

nuestro Señor Jesucristo. l ip s is de san J uan A pó sto l

El primer B. de la Feria IV' dentro


la Octava de Pascua, pág. 610.
Lección I Cap. 1. 1-6

de Jesucristo,
e v e l a c ió n

VISPERAS la cual ha recibido de


Se dice la A ntífona Aleluya con los
D ios para descubrir a sus
Salmos del Sábado, pág. 237. siervos, cosas que deben suceder
presto, . y ha m anifestado a su
Capitula I Petr.. 2. 11
Iglesia por medio de su Angel
J Os suplico que. co­
a r ís im o s : enviado a Juan, siervo suyo, el
mo extranjeros y peregrinos, cual ha dado testim onio de ser
os abstengáis de los deseos car­ palabra de D ios, y testificación
nales, que combaten contra el de Jesucristo, todo cuanto ha
alma. visto. Bienaventurado el que lee
Himno como en el Ordinario en Tiem ­ y escucha las palabras de esta
po Pascual, pág. 37.
profecía, y observa las cosas es­
Ant. del Magnif. — D entro de critas en ella, pues el tiempo
poco * ya no me veréis; mas está cerca. Juan a las siete Ig le­
poco después me volveréis a ver, sias, del. Asia. G racia y paz a vos­
otros de parte de aquel que es. que decía: “ Lo que ves, escríbelo
y que era, y que ha de venir, y en un libro, y remítelo a las sie­
de parte de los siete espíritus, te Iglesias de Asia, a saber, a
que asisten ante su trono; y de Efeso, y a Esmirna, y a Pérgamo,
parte de Jesucristo, el cual es y a Tiatira, y a Sardis, y a Fila-
testigo fiel, primogénito de entre delfia, y a Laodicea” .
los muertos y soberano de los re­ R . Y o como la vid produje
yes de la tierra. El cual nos amó. pimpollos de suave olor, aleluya.
y nos lavó de nuestros pecados * Venid a mí todos los que os
con su sangre, y nos ha hecho halláis atraídos por mi amor, y
reino y sacerdotes de Dios P a ­ saciaos de mis dulces frutos, ale­
dre suyo. Al mismo la gloria y él luya, aleluya. X . En mí está to­
imperio por los siglos de los si­ da la gracia para conocer el ca­
glos. Amén. mino de la verdad; en mí toda
Digno sois, Señor, de re­ esperanza de vida y de virtud.
cibir el libro y levantar sus se­ Venid.
llos, porque habéis sido sacrifica­
do y nos habéis redimido * Con Lección III Cap. 1, 12-19
vuestra sangre, aleluya, y . Nos
habéis constituido reino y sacer­ R me volví para reco­
n to n ces

dotes. Con. nocer la voz, que hablaba


conmigo. Y volviéndome, vi sie­
L ección II Cap. 1, 7-11 te candeleros de oro. Y en medio
de los siete candeleros de oro
A / T ir a d cómo viene sobre las vi a uno parecido al Hijo del
nubes, y han de verle todos, hombre, vestido de ropa talar,
v los mismos que le traspasaron. ceñido a los pechos con una fa­
Y todos los pueblos de la tie­ ja de oro. Su cabeza y sus ca­
rra se herirán los pechos, al ve r­ bellos eran blancos como la lana
le: Sí por cierto: Así será. Y o blanca y como la nieve, sus ojos
soy el A lfa y la Omega, el prin­ parecían llamas de fuego. Sus
cipio y el fin de todas las cosas, pies semejantes a bronce fino,
dice el Señor Dios, que es, y cuando está fundido en horno ar­
que era, y que ha de venir, el diente, y su voz como ruido de
Todopoderoso. Y o Juan, vuestro muchas aguas. Y tenía en su
hermano, y compañero en la tri­ mano derecha siete estrellas, y
bulación, y en el reino, y en la de su boca salía una espada de
tolerancia por Cristo Jesús; es­ dos filos, y su rostro era resplan­
taba en la isla llamada Patm os, deciente como el sol de medio­
por causa de la palabra de Dios día. Y así que le vi, caí a sus
y del testimonio de Jesús. Un pies como muerto. Mas él puso
día de domingo fui arebatado en su diestra sobre mí, diciendo:
espíritu, y oí detrás de mí una No temas; yo soy el primero y
gran v o z ’ como de trompeta, el último, y estoy vivo, aunque
fui muerto. Y ahora he aquí cer de la realidad de su cuerpo.
que vivo por los siglos de N o tan sólo les habló sino que
ios siglos, y tengo las llaves de se mostró a ellos, y aun fué poco
la muerte y del infierno. Escri­ para él mostrarse visible; quiso
be, pues, las cosas que has visto, además que le trataran y tocaran.
tanto las que son, como las que 1^. M e habló uno de los sie­
han de suceder después de éstas. te Angeles, diciendo: Ven y te
I£. Oí una voz del cielo c o ­ mostraré a la nueva desposada,
m o de un gran trueno, aleluya. esposa del Cordero; * Y vi a Je­
Reinará nuestro Dios para siem­ rusalén que descendía del cielo,
pre, aleluya; * He aquí el tiem­ adornada de pendientes, aleluya,
po de salvación, del poder y del aleluya, aleluya, y . Y me llevó
reino de nuestro Dios, y de la en espíritu a una montaña gran­
potestad de su Cristo, aleluya, de y alta. Y vi.
aleluya, y . Y se oyó una voz
del trono que d ecía : Alabad a Lección V
nuestro Dios todos sus Santos, y
los que teméis a Dios, pequeños Y7 les dijo: “ ¿Por qué estáis
y grandes. He aquí. Gloria al turbados, y cuáles son los
Padre. He aquí. pensamientos que agitan vuestro
corazón?” Pensaban ver un espí­
II NOCTURNO
ritu. ¿Por qué estáis turbados y
S e r m ó n d e sa n A g u s t ín , O b is p o cuáles son los pensamientos que
Sermón 147 de Tiempo
agitan vuestro corazón? Ved mis
Lección IV manos y mis pies; palpad y ved;
puesto que el espíritu no tiene
urante estos días santos huesos y carne, como veis que yo
consagrados a la resu­ tengo. Contra esta evidencia dis­
rrección del Señor trate­ putaban los hombres. ¿Qué otra
mos, con el auxilio de la gracia, cosa podían hacer los hombres,
de la resurrección de la carne. sino aquello que es propio de
Esta, en efecto, es nuestra fe; ellos, es decir, disputar de las
este don nos ha sido prom eti­ cosas de Dios, contra Dios? P o r­
do en la carne de nuestro Se­ que Jesús es Dios, y ellos eran
ñor Jesucristo; él nos precedió hombres. “ Si bien es verdad que
con su ejemplo. -Lo que nos pro­ D ios conoce que son vanos los
metió para el fin de los tiempos pensamientos de los hombres” .
no sólo quiso predecírnoslo; hizo Oí una voz en el cielo, de
más: quiso demostrarlo en su muchos Angeles que d ecían: *
misma persona. Aquellos que v i­ Tem ed al Señor, y dadle la glo­
viendo en tiempo de Cristo, le ria, y adorad a aquél que hizo
vieron y, le contemplaron pasma­ el cielo y la tierra, el mar y las
dos, en la creencia de que veían fuentes de las aguas, aleluya, ale­
un espíritu, pudiéronse conven­ luya. y . V i al Angel de Dios
poderoso, que volaba por medio III NOCTURNO
del cielo, diciendo y clamando
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
con gran voz: Temed al Señor,
segú n san Juan
y glorificadle, y adorad al que
hizo el cielo y la tierra, el mar Lección VII Cap. 16, 16-22
y las fuentes de las aguas, ale­
luya, aleluya. J^ n aquel tiempo: Dijo Jesús
a sus discipulos: Dentro de
poco ya no me veréis; mas poco
Lección VI
después me volveréis a ver, por­
p L hombre terreno no tiene que me voy al Padre. Y lo que
otra norma de su inteligen­ sigue.
cia que el testimonio de los H o m il ía d e san A g u s t ín , O b is p o
sentidos. Cree lo que suele ver; Tratado 101 so tre san Juan, hacia
lo que no acostumbra ver, no lo el fin

cree. Ahora bien: Dios hace los ste poco significa todo el
milagros fuera de lo acostum­ espacio que recorre el
brado, porque es Dios. Cierta­ presente siglo. Por esta
mente es mayor milagro el naci­ razón el mismo Evangelista escri­
miento de tantos hombres que no be en su Epísiola: “ Estamos ya
existían, que la resurrección de en la última hora” . Y Jesús aña­
unos pocos, que ya existieron. Y de: “ Porque me voy al Padre” ;
con todo, estos milagros no los lo cual ha de referirse a las pri­
tenemos en cuenta, y por lo mis­ meras palabras, en que dice:
mo que acontecen ordinariamen­ “ Dentro de un poco, y ya no me
te, no les atribuimos importancia veréis” , y no a las últimas: “ Po­
alguna. Cristo ha resucitado; es co después me volveréis a ver”.
una verdad incontestable. Cons­ Al ir al Padré, debía, en efecto,
taba de un cuerpo de carne; fué ocultarse a sus miradas, y por
suspendido en la cruz; entregó su sus palabras no significa que
alma; su cuerpo fué puesto en el había de morir, permanecien­
sepulcro. El que vivía en esa car­ do fuera de su presencia has­
ne la resucitó; la mostró llena ta que resucitara, sino que ha­
de vida. ¿Por qué no nos admi­ bía de ir al Padre, lo cual cum­
ramos? ¿Por qué no creemos? El plió después de su resurrec­
que realizó este prodigio es Dios. ción, subiendo al cielo después
. Viniendo del Líbano, cuán de haber conversado con ellos por
hermosa te muestras: * El olor espacio de cuarenta días.
de tus vestidos excede al de to­ I£. El pueblo de Israel can­
dos los aromas. V . Panal que taba, aleluya, y toda la mul­
destila son tus labios; la miel y titud de Jacob entonaba debida­
la leche están en tu lengua. El. mente himnos. * Y David con
Gloria a Padre. El olor de tus los cantores pulsaba la cítara en
vestidos excede. la casa del Señor, cantando ala­
banzas a Dios, aleluya, aleluya. corto de su duración. Por lo
y . Purificáronse, pues, los sacer­ mismo, no queramos gozar co­
dotes y levitas; y todo Israel mo lo hace el mundo, del cual
llevaba el arca de la alianza del está escrito “ El mundo se go­
Señor con júbilo. Y . zará” . Con todo, procuremos que
durante el parto del deseo de la
Lección VIII eternidacT nuestra tristeza no es­
té privada de gozo. Como dice el
r ' uando dijo: “ Aun un poco Apóstol: “ Gocémonos con la es­
y ya no me veréis m ás” , peranza ; permanezcamos pacien­
se dirigía a aquellos que enton­ tes en la tribulación” . En efecto;
ces le veían corporalmente pre­ la m ujer que está de parto, a
sente, y les hablaba de esta fo r­ la que somos comparados, más
ma porque había de ir al Padre, se goza del hijo que espera, que
y después de su ascensión ya no está triste por el dolor presente.
le verían en carne mortal, del Con lo que acabamos de decir,
5
modo que le contemplaban cuan­ damos fin al presente discurso.
do decía estas cosas. Pero cuan­ Pues lo que sigue es de difícil
do añadió: “ Y de ahí a otro po­ aclaración; no siendo posible cir­
co me veréis” , lo prometió a la cunscribirlo al breve tiempo de
Iglesia universal; como también que disponemos, esperamos po­
hizo a toda la Iglesia está otra
derlo explicar con más detención
promesa: “ He ahí que yo estoy
si el Señor lo quisiere.
con vosotros hasta el fin del
mundo” . No tarda el Señor en LAUDES
cumplir lo prometido. D entro de
Se dice la A n tífo n a A le lu y a con los
poco tiempo le veremos. Enton­ Salm os de D om in ica del prim er lu ­
ces ya nada le pediremos, nada gar, pág. 5 5 ; la C a p itu la es la de
le preguntaremos, supuesto que V ísp e ra s; el H im no como en el O rd in a ­
rio en T iem po P a sc u a l, pág. 15.
ya nada desearemos ni quedará
y. En vuestra resurrección.
nada desconocido para aprender.
oh Cristo, aleluya. I£. Alégrense
Vuestra tristeza, aleluya.
cielos y tierra, aleluya.
* Se convertirá en gozo, aleluya,
Ant. del Dened. — Dentro de
aleluya, y . E l mundo se gozará,
poco * ya no me veréis, dice el
empero vosotros os entristeceréis,
Señor; m as poco después me
pero vuestra tristeza. Se conver­
volveréis a ver, porque vo y al
tirá. .Gloria al Padre. Se conver­
I^dre, aleluya, aleluya. _
tirá.
La O ra ció n es la de V ísp e ra s.

Lección IX
TERCIA
p s x E poco nos parece largo, por La C a p itu la es la de V ísp e ra s, pá­
" ' lo mismo que aun se está gina 6421. 1
Los R esponsorios b reves de T e r c ia .
realizando. Cuándo esté termi­
S e xta + N on a como en el O rd in ario
nado, 'entonces verem os lo muy d e l’ Tiem po P a sc u a l, pág. 27.
SEXTA te estrellas en su mano derecha,
Capitula I Petr., 2, 13-14 el que anda en medio de los
siete candeleros de oro. Conoz­
D or lo mismo, vivid sumisos co tus obras, y tus trabajos, y
a toda humana criatura, y tu paciencia, y que no puedes
esto por respeto a D ios; ya sea sufrir a los malos, y que has
al rey, como que está sobre to­ examinado a los que dicen ser
dos, y a los que gobiernan pues­ apóstoles, y no lo son, y los has
tos por él para castigo de los hallado mentirosos. Y que tie ­
malhechores, y alabanza de los nes paciencia, y has padecido
buenos. por mi nombre, y no desmayaste.
Pero contra ti tengo que has
NONA perdido el fervor de tu primera
Capitula I Petr., 2, 18-19 caridad. Por tanto, acuérdate de
dónde has decaído, y arrepién­
siervos, vivid sumi­
\ T o so tro s,
tete, y vuelve a las primeras
sos con todo temor a los obras, porque si no, vo y a ti, y
señores, no tan sólo a los bue­ removeré tu candelero de su si­
nos y apacibles, sino también a tio si no hicieres penitencia. P e­
los de recia condición. Porque ro tienes esto, que aborreces las
en esto está el mérito en Cristo acciones de los Nicolaítas, que
Jesús, Señor nuestro. yo también aborrezco” . Quien
tiene oído, escuche lo que el E s­
VISPERAS
píritu dice a la Iglesia: “ Al que
Se dice la A n tífo n a A lelu y a con los
S alm os de D om in ica, pág. 73; la C a ­ venciere, yo le daré de comer del
p itu la , H im no y V e r so son los mismos árbol de la vida, que está en
de las V ísp e ra s del Sábado anterior.
medio del paraíso de mi D ios” .
Ant. del M agnif. — En ver­
R . Vi la puerta de la ciu­
dad os digo, * que vosotros llo­
dad puesta al Oriente, y los nom­
raréis y gem iréis; mas el mun­
bres de los Apóstoles y del Cor­
do se gozará, y vosotros os en­
dero estaban escritos sobre ella.
tristeceréis; pero vuestra tristeza
* Y sobre los muros había una
se convertirá en gozo' aleluya.
guardia de Angeles, aleluya, y .
Vi un cielo nuevo, y una tierra
Feria Segunda nueva, y una nueva ciudad que
descendía dél cielo. Y sobre.
MAITINES
D el l ib r o del A p o c a l ip s is del Lección II Cap. 2, 8-11
A póstol san Juan

Lección I Cap. 2, 1;7 también al Angel de


J ^ s c r ib e
la Iglesia de Esm im a: “ Esto
s c r ib e el Angel de- la dice aquél que es el primero y
Iglesia de E fe so ' |‘‘É sto ‘ el último, que fué muerto, y es­
dice el .que tiene la s 's ie ­ tá vivo. Sé tu tribulación .y tu
pobreza, si bien eres rico; y que tiendo la fornicación. Pues así t ie ­
eres blasfemado de los que se nes tú también a los que siguen
llaman Judíos, y no lo son, an­ la doctrina de los Nicolaítas. Por
tes bien son una sinagoga de lo mismo arrepiéntete. Cuando
Satanás. No temas nada de I 9 no, vendré a ti presto, y yo pe­
que has de padecer. M ira que learé contra ellos con la espada
el diablo ha de meter a algunos de mi boca” . El que tiene oído
de vosotros en la cárcel, para escuche lo que dice el Espíritu
1
que seáis probados en ?. fe, y a las Iglesias: “ A l que venciere,
seréis atribulados por diez días. le daré yo un maná desconocido,
Sé fiel hasta la muerte, y te da­ y le daré una piedrecita blanca,
ré la corona de la vid a” . Quien y en la piedrecita esculpido un
tiene oído, oiga lo que dice el nombre nuevo, que nadie lo sa­
Espíritu a las Iglesias: “ El que be, sino aquel que le recibe” .
venciere, no será dañado por la E n los O ficios de n u eve L eccio n es, el
tercer R . de la D om in ica I I I después
muerte segunda” . de P a scu a, pág. 644.
I£. El Angel, me mostró una
fuente de agua viva, y me dijo, LAUDES
aleluya: * Aquí adora a Dios,
aleluya, aleluya, aleluya, y. Ant. del Bened. — Y empe­
Después de haber oído y visto, zando * por M oisés, y discu­
caí para adorar ante los ríes del rriendo por todos los profetas,
Angel, que me mostraba estas les interpretaba en todas las E s­
cosas y me dijo. Aquí. crituras los lugares que hablaban
de él, aleluya.
Lección III Cap. 2, 12-17
^ s im is m o al Angel de ia Igle­ ' VISPERAS
sia de Pérgamo escríbele: A n t. del M agnif. — Vuestra
“ Esto dice el que tiene en su
tristeza * se convertirá en gozo,
boca la espada afilada de dos
aleluya, y nadie os quitará vues­
cortes: Bien sé que habitas en
tro gozo, aleluya, aleluya.
un lugar donde Satanás tiene su
asiento, y mantienes, no^ obs­
tante, mi nombre, y no has ne­ Feria Tercera
gado mi fe. Aun en aquellos días
en que Antipas, testigo m ío fiel, MAITINES
fué martirizado entre vosotros,
donde Satanás mora. Con todo, D e l l ib r o d e l A p o c a l ip s is d e í
algo tengo contra ti, y es que A p ó s t o l s a n J uan
tienes ahí secuaces de la doc*
Lección I Cap. 4, 1-5
trina de Balaam, el -cual enseña­
ba a Balac a poner escándalo á esptjés dé esto m iré : y
los hijos de Israel, para que caye­ he aqu í q u e v i una p u e r­
sen en pecado comiendo y come- ta a b ierta en el cielo, y la
• - . -4 .
primera voz que oí, como de de los cuatro animales tenía seis
trom peta que hablaba conmigo, alas, y por fuera y por dentro
y me d ijo: “ Sube acá, y te m os­ estaban llenos de ojos, y no re­
traré las cosas que han de su­ posaban de día ni de noche, di­
ceder en adelante” . Al punto fui ciendo: Santo, Santo, Santo es el
elevado en espíritu, y vi un so­ Señor Dios todopoderoso, el cual
lio colocado en el cielo, y un era, el cual es, y el cual ha de
personaje sentado en el solio: venir.
y el que estaba sentado, era í$. En la diadema de la ca­
parecido a una piedra de jaspe, beza de Aarón estaba esculpida
y de sardio, y en tom o del solio la magnificencia del Señor: *
un arco iris, de color de esme­ Cuando él ejercía el ministerio
ralda. Y alrededor del solio vein­ que D ios le había encomendado,
ticuatro s i l l a s , y veinticuatro aleluya, aleluya, aleluya, y . Y a
ancianos sentados, revestidos de que en la vestidura talar que
ropas blancas, con coronas de oro llevaba estaba simbolizado todo
en sus cabezas. Y del solio sa­ el mundo, como también los
lían relámpagos, y voces, y true­ gloriosos nombres de los pa­
nos, y siete lámparas estaban ar­ triarcas estaban esculpidos en
diendo delante del solio, que son los cuatro órdenes de piedras.
los siete espíritus de Dios. Cuando él ejercía el ministerio
‘ 1$. V i a Jerusalén descender que D ios le había encomendado,
del cielo, adornada de oro puro, aleluya, aleluya, aleluya.
y cubierta de piedras preciosas:
* A leluya, aleluya, y . E l m a­ Lección III Cap. 4, 9-1 1
terial de este muro era de pie­
dra jaspe; m as la ciudad era Y mientras aquellos animales
de oro puro, que se parecía a un tributaban gloria y honor, y
vidrio resplandeciente. Aleluya, bendición al que estaba sentado
aleluya. en el trono, que vive por les
siglos de los siglos, los veinti­
L ección II Cap. 4, 6-8 cuatro ancianos se postraban de­
lante del que estaba sentado en
Y enfrente del solio había co­ el trono, y adoraban al que vive
m o un m ar transparente de por los siglos de los siglos, y
vidrio sem ejante al cristal,, y en ponían sus coronas ante el trono,
medio el trono, y alrededor de diciendo: Digno eres, ¡oh Señor
él, cuatr^ animales llenos de ojos Dios nuestro! de recibir la glo­
delante y detrás. Era el primer ria y el honor, y el poderío, por­
animal parecido al león, y el se­ que tú criaste todas las cosas,
gundo al becerro, y el . tercer ani­ y por tu querer subsisten, y fue­
mal tenía cara como de hombre, ron criadas.
y el cuarto anim al semejante E n los O ficios de nueve Lecciones,
el sexto B . de la D om inica I I I des­
a un águila volando. Cada uno
. . pués de Pascua, pág. 645.
LAUDES animales, y en medio de los an­
cianos, estaba un Cordero como
Ant. del Bened. — Y le obli­
inmolado, el cual tenía siete
garon, * diciendo: Señor, que­
cuernos, y siete ojos, que son los
daos con nosotros, porque el día
siete espíritus de Dios despacha­
va ya terminando, aleluya.
dos a toda la tierra. E l cual vino
VISPERAS y recibió el libro de la mano
derecha de aquel que estaba sen­
Ant. del Magnif. — La tris­ tado en el solio.
teza ha llenado * vuestro cora­ I£. Tus plazas públicas, Je-
zón; y vuestro gozo nadie lo qui­ rusaJén. tendrán sus pavimentos
tará de vosotros, aleluya, aleluya. de oro puro, aleluya; y en ti
se cantarán himnos de alegría,
aleluya. * Y por todos tus án­
Feria Cuarta gulos dirán todos, aleluya, ale­
MAITINES luya. \ r . Brillarás con una luz
magnífica, y todos los pueblos
D el l ib r o del A p o c a l ip s is del te adorarán. Y por.
A póstol san Juan
Lección II Cap. 5, 8-10
Lección I Cap. 5, 1-7
\ / cuando hubo abierto el libro,
vi en la mano de­
espués los cuatro animales y los
recha del que estaba sen­ veinticuatro ancianos se pos­
tado en el solio, un libro traron ante el Cordero, teniendo
escrito por dentro y por fuera, todos cítaras y copas de oro, lle­
sellado con siete sellos. Al m is­ nas de perfumes, que son las
mo tiempo vi a un Angel fuerte, oraciones de los santos. Y can­
pregonar a grandes voces: ¿Quién taban un cántico nuevo, dicien­
es el digno de abrir el libro y do: “ Digno eres, Señor, de re­
de levantar sus sellos? Y nin­ cibir el libro y de abrir sus se­
guno podía, ni en el cielo, ni llos, porque tú has sido entre­
en la tierra, ni debajo de la gado a la muerte, y con tu san-,
tierra, abrir el jibro ni aun m i­ gre nos has rescatado para Dios
rarlo. Y yo me deshacía en lá­ de todas las tribus, y lenguas;
grimas, porque nadie se halló y pueblos - y : naciones; Conque
que fuese digno ele abrir el li­ nos hiciste para nuestro D ios
bro ni registrarlo. Entonces uno reyes y sacerdotes, y reinaremos
de los ancianos me d ijo: No sobre la tie rte” .' ' •
llores. M ira como ya el león de I£. E l pueblo de Israel can ­
la tribu de Judá, la1 estirpe de taba- aleluya, y toda la m ultitud
David, ha ganado la victoria pa­ de Jacob entonaba debidamente
ra abrir el libro y levantar sus himnos. * Y D avid con los can­
siete sellos. Y miré, y vi que en tores’ pulsaba la cítara en la casa
medio del solio y de los cuatro del Señor cantando alabanzas a
Dios, aleluya, aleluya, y . Puri­ Feria Quinta
ficáronse, pues, los sacerdotes y
levitas; y todo Israel llevaba el MAITINES
arca de la alianza del Señor con
júbilo. Y . D el l ib r o del A p o c a l ip s is df . l

A pó sto l sa n J uan
L ección III Cap. 5, 11-14
Lección I Cap. 15, 1-4
U i también, y oí la voz de
m uchos Angeles alrededor ívSHfíj i también en ei cielo otro
del solio, y de los animales, y Pr°digio grande y admi-
de los ancianos, y su número rabie, a saber: siete A n­
era m illares de millares, los cua­ geles que tenían las siete plagas
les decían en alta voz: Digno que son las postreras; porqué en
es el Cordero, que ha sido sa­ ellas será colmada la ira de
crificado, de recibir el poder, y Dios. Y vi asimismo como un
la divinidad, y la sabiduría, y la mar de vidrio revuelto con fue­
fortaleza, y el honor, y la gloria, go, y a los que habían vencido
y la bendición. Y a todas las a las bestias, y a su imagen, y
criaturas, que hay en el cielo, y al número de su nombre que es­
sobre la tierra, y debajo de la taban sobre el mar transparente,
tierra, y las que hay en el mar. teniendo unas cítaras de Dios. Y
A cuantas hay, a todas las oí cantando el cántico de Moisés,
decir: A l que está sentado en siervo de Dios, y el cántico del
el trono, y al Cordero, bendi­ Cordero, diciendo: Grandiosas y
ción, y honra, y gloria, y po­ admirables son tus obras ¡oh
der por los siglos de los siglos. Señor Dios omnipotente! justos
Y los cuatro animales decían: y verdaderos son tus caminos
¡oh R ey de los siglos! ¿Quién
Am én. Y los veinticuatro ancia­
no te temerá ¡oh Señor! y no
nos postráronse sobre sus rostros
engrandecerá tu nombre? Pues­
y adoraron al que vive por los
to que tú solo eres el piadoso;
siglos de los siglos.
E n los O ficios de nu eve Lecciones, el
de aquí es que todas las nacio­
prim er B< de la F e ria II de esta se­ nes vendrán, y se postrarán en
m ana,- p ág. 647. • •
tu acatamiento, visto que tus
LAUDES juicios están manifiestos. ....
• K , L o s B. B. del : prim er N octurno d e .
A nt. del B ened.— Quédate con la Dom inica Til después de P ascu a,
página 643. '
nosotros, * porque es ya tarde
y el día va a su ocas#, aleluya.
Lección II Cap. 15, 5-8
VISPERAS
r^ESPUÉs de esto miré, y he
A nt. del Magnif. — Vuestra aquí que fué abierto en el
tristeza, * . aleluya, se mudará cielo el templo del tabernáculo
en gozo, aleluya. del testimonio. Y salieron, del
templo los siete Angeles que te­ LAUDES
nían siete plagas, vestidos de lino
limpio y blanquísimo, y ceñidos Ant. del Bened. — Y entró *
junto a los pechos con ceñido­ con ellos. Y aconteció que m ien­
res de oro. Y uno de los cua­ tras estaba ‘ sentado con ellos,
tro animales dió a los siete A n ­ tomó el pan, le bendijo, y par­
geles siete cálices de oro, llenos tió, y daba a ellos, aleluya, ale­
de la ira del Dios que vive por luya.
los siglos de los siglos. Y se
llenó el templo de humo a causa VISPERAS
de la m ajestad de Dio.., y de
Ant. del M agnif. — En ve r­
su virtud, y nadie podía entrar
dad, en verdad os digo, * que
en el templo, hasta que las pla­
de nuevo os veré, y se alegrará
gas de los siete Angeles fuesen
vuestro corazón, y nadie os qui­
terminadas.
tará vuestro gozo, aleluya.

Lección III Cap. 16, 1-6


Feria Sexta
£ 7 n esto oí una voz grande del
templo que decía a los siete MAITINES
Angeles: Id, y derramad las sie­
te tazas de la ira de D ios en la D el l ib r o del A p o c a l ip s is del

tierra. Partió, pues, el primero, A pó sto l san J uan

y derramó su taza sobre la tie­


L ección I Cap. 19, 1-5
rra, y se formó una úlcera cruel
y maligna en los hombres que espu és d e estas cosas oí
tenían la señal de la bestia, y en en el cielo como una voz
los que adoraron su imagen. El de muchas gentes, qu¿
segundo Angel derramó su taza decían: A lelu ya: L a salvación, y
en el mar, y quedó convertido la gloria, y el poder son d eb i­
en sangre como de un cuerpo dos a nuestro D ios. Porque v e r­
muerto, y todo animal viviente daderos son y justos sus juicios,
en el mar murió. E l tercer A n­ pues ha condenado a la gran
gel derramó su taza sobre los ramera, la cual estragó la tierra
ríos y sobre los manantiales de con su prostitución, y ha ve n ­
aguas, y se convirtieron en san­ gado la sangre de sus siervos,
gre. Aquí oí al Angel de las derramada por las manos de ella.
aguas, que decía: Justo eres, Y segunda vez repitieron: A le ­
Señor, tú que eres y has sido luya. Y el hum o de ella está
santo en estos juicios que ejer­ subiendo por los siglos de los
ces. Porque ellos derramaron la siglos. Y los veinticuatro a n ­
sangre de los Santos y 'te los cianos y los cuatro animales se
Profetas, sangre les has dado a postraron y adoraron a D ios,
beber; que bien lo merecen. que estaba sentado en el solio,
diciendo: Am én: Aleluya. Y del él se llamaba Fiel y Veraz, el
solio salió una voz, que decía: cual juzga con justicia, y com­
Alabad a nuestro D ios todos sus bate. Eran sus ojos como lla­
siervos, y los que le teméis, pe­ mas de fuego, y tenía en la ca­
queños y grandes. beza muchas diademas y un
Los B B . del segundo Nocturno de la nombre escrito, que nadie lo en­
Dominica I I I después de Pascua, pá­ tiende sino él mismo. Y vestía
gina 644.
una ropa teñida en sangre, y él
L ección II Cap. 19, 6-10 es y se llama el Verbo de Dios.
Y los ejércitos que hay en el
también una voz como de cielo, le seguían vestidos de un
gran gentío, y como el rui­ lino finísimo, blanco y limpio,
do de muchas aguas, y como el en caballos blrncos. Y de la bo­
estampido de grandes truenos, ca de él salía una espada de
que decía: Aleluya, porque to ­ dos filos, para herir con ella a
mó posesión del reino el Se­ las gentes. Y él las ha de gober­
ñor D ios nuestro todopoderoso. nar con cetro de hierro, y él
Gocém oños, y saltemos de júbi­ mismo pisa el lagar del vino del
lo, y dém osle la gloria, pues furor de la ira de Dios omnipo­
han llegado y a las bodas del tente. Y tiene escrito en su ves­
Cordero, y su esposa se ha pues­ tidura y en el muslo: R ey de los
to de gala. Y se le ha dado que reyes, y Señor de los señores.
se vista de tela de lino finísimo
brillante y blanco. C u ya tela fi­ LAUDES
nísima de lino son las virtudes
de los Santos. Y díjom e el A n­ Ant. del Bened. — Conocie­
gel: Escribe: Dichosos los, que ron * al Señor Jesús, aleluya,
son convidados a la cena de las en el partir ie l pan, aleluya.
bodas del Cordero, y añadióme:
E stas palabras son verdaderas.
Y o me arrojé luego a sus pies,
Sábado
para adorarle. M as él me dice: MAITINES
Guárdate de hacerlo; que yo soy
consiervo tuyo y de tus herma­ D el l ib r o del A p o c a l ip s is del

nos, los que mantienen el testi­ A pó sto l san J uan


monio de Jesús. A Dios has de
Lección I Cap. 22, 1-7
adorar. Porque el espíritu de
profecía es el testimonio de Je­ mostró un río de agua
e
sús. vivífica, clara como un
cristal, que manaba del
L ección III Cap. 19, 11-16
solio de D ios y del Cordero.
p ?N esto vi el cielo abierto, y En medio de la plaza y de
he aquí un caballo blanco, una y otra parte del río es­
y el que estaba montado sobre taba el árbol de la vida, que
produce doce frutos, dando cada aún, y el que está sucio, prosi­
mes su fruto, y las hojas del ga ensuciándose; pero el justo
árbol sanan a las gentes. Allí no justifiqúese más y más, y el san­
había jamás maldición alguna, to, más y más se santifique. M i­
sino que Dios y el Cordero es­ rad que vengo luego, y traigo
tarán de asiento en ella, y sus conmigo mi galardón para re­
siervos le servirán de continuo. compensar a cada uno según sus
V verán su casa, y tendrán el obras.
nombre de él sobre sus frentes. El segundo R. de la Feria II de e5-
la Semana, pág. 648.
Y allí no habrá jamás noche, ni
necesitarán luz de antorcha, ni
Lección III Cap. 22. 13-2Í
luz de sol, por cuanto el Señor
Dios los alumbrará, y reinarán Y ° soy el Alfa y la Omega,
por los siglos de los siglos. Dí- el primero y el último, el
jome más: Estas palabras son principio y el fin. Bienaventu­
dignas de todo crédito y muy rados los que lavan sus vesti­
verdaderas. Y el Señor Dios de duras en la sangre del Corde­
los espíritus de los Profetas ha ro. para tener derecho al árbol
enviado su Angel a manifestar de la vida y a entrar por las
a su siervos cosas que deben puertas de la ciudad. Queden
suceder pronto. Mas he aquí que fuera los perros, y los hechice­
yo vengo a toda prisa. Bienaven­ ros y los deshonestos, y los
turado el que guarda las pala­ homicidas, y los idólatras, y to­
bras de la profecía de este L i­ do aquel que ama y platica men­
bro. tira. Y o Jesús envié un Angel a
El séptimo R. de la Dominica IIÍ
notificaros estas cosas en las
después de Pascua, pág. 645.
Iglesias. Y o soy la raíz, y la pro­
Lección II Cap. 22, 8-12 sapia de David, el lucero bri­
llante de la mañana. Y el espíritu
\J yo Juan soy el que he oído y la esposa dicen: Ven. Diga
y visto estas cosas. Y des­ también quien escucha: Ven.
pués de oídas y vistas, me pos­ Asimismo el que tiene sed, ven­
tré ante los pies del Angel que ga; y el que quiera, tome de
las enseñaba, en acto de adorar­ balde el agua de vida. Ahora
le. Pero él me dijo: Guárdate bien, yo protesto a todos los
de hacerlo, que yo soy un con­ que oyen las palabras de la pro­
siervo tuyo, y de tus hermanos fecía de este libro: “ Que si al
los Profetas, y de los que ob­ guno añadiere a ellas cualquier
servan las palabras de la p ro ­ cosa, Dios descargará sobre él
fecía de este libro. Adora a las plagas escritas en este libro”
Dios. Di jome también: No se­ Y si alguno quitare cualquier
lles las palabras de la profecía cosa de las palabras del libro de
de este libro, ya que el tiempo esta profecía, Dios le quitará a
está cerca. El que daña, dañe él del libro de la vida y de la
•í
ciudad santa, y no le dará parte Dominica Cuarta desoués
en lo escrito en este libro. El de Pascua
que da testimonio de estas cosas Semidoble -
dice: Sí, yo vengo luego. Así
sea. Ven, ¡oh Señor Jesús! La MAITINES
gracia de nuestro Señor Jesucris­
Si las siguientes Lecciones del I Noc­
to sea con todos vosotros. Amén. turno hubiesen sido leídas el din antes
El primer R. de la Feria III de en la Fiesta de los Santos Apóstoles
esta semana, pág. 647. Felipe y Santiago, en esta noche se
toman las Lecciones de la Feria II si­
guiente, no obstante los Responsorios
VISPERAS son de la Dominica.

Se dice la Antífona Aleluya con los I NOCTURNO


Salmos del Sábado, pág. 237.
E m p ie z a la E p ís t o l a c a t ó l ic a

Capitula lac., 1, 17 del A pó sto l S a n t ia g o

J a r ísim o s :
Toda dádiva pre­ Lección 1 Cap. 1, 1-6
ciosa y todo don perfecto, de
siervo de Dios y
a n t ia g o ,
arriba viene, corno que descien­
de nuestro Señor Jesu­
de del Padre de las luces, en
cristo, a las doce tribus,
quien no cabe mudanza, ni som­
que viven dispersas entre las
bra de variación.
naciones, salud. Tened, herma­
Himno como en el Ordinario de
Tiempo Pascual, pág. 37. nos míos, por objeto de sumo
y . Quedaos con nosotros, Se­ gozo el experimentar varias tri­
ñor, aleluya. I£. Porque se hace bulaciones. Sabiendo que la prue­
de noche, aleluya. ba de vuestra fe produce la pa­
Ant. del Magnif. — Me voy ciencia. Y que la paciencia per­
a aquél * que me envió; y nin­ fecciona la obra; para que ven­
guno me pregunta: ;A dónde gáis a ser perfectos y cabales,
vas? aleluya, aleluya. sin faltar en cosa alguna. Mas si
alguno de vosotros tiene falta
de sabiduría, pídasela a Dios,
Oración
que a todos da copiosamente, y
Q h Dios, que unís las almas no zahiere a nadie, y le será
de los fieles en una misma concedida. Pero pídala con f>;
voluntad; conceded a vuestros sin sombra de duda.
pueblos la gracia de amar lo que 1^. Si yo llegare a olvidarte,
mandáis y desear lo que prome­ aleluya, sea dada al olvido mi
téis; a fin de que, en medio de diestra. * Mi lengua péguese a
la instabilidad de las cosas de mi paladar, si no me acordare de
este mundo, tengamos fijos nues­ ti, aleluya, aleluya. V . Cabe los
tros corazones allí donde se en­ ríos de Babilonia nos sentába­
cuentran los verdaderos goces. mos y llorábamos al recuerdo de
Por nuestro Señor. - Sión. Mi lengua.
Lección II Cap. 1, 6-11 gado por Ja propia concupiscen­
cia. Después la concupiscencia,
E ) ues quien anda dudando, es llegando a concebir, pare el
semejante a la ola del mar pecado, el cual una vez se ha
alborotada y agitada del viento, consumado, engendra la muerte.
acá y allá. Así que, un hombre Por tanto no os engañéis en es­
semejante no tiene que pensar ta materia, hermanos míos muy
en recibir poco ni mucho del amados.
Señor. El hombre de ánimo do­ . Anunciaré vuestro nom­
ble es inconstante en todos sus bre a mis hermanos, aleluya: *
caminos. Aquel hermano que sea Os alabaré en medio de la Igle­
de humilde condición, ponga su sia, aleluya, aleluya, y . Os ala­
gloria en la verdadera exaltación baré en los pueblos, Señor, y
suya, mientras el rico la debe cantaré salmos en medio de las
poner en su abatimiento, por naciones. Os alabaré. Gloria al
cuanto él se ha de pasar como Padre. Os alabaré.
la flor del heno. Pues a;í como
II NOCTURNO
en .saliendo el sol ardhnte, se
va secando la hierba, cáe la flor, D e l T r a t a d o d e s a n C i p r i a n o ,
y acábase toda su vistosa her­ O b i s p o y M á r t i r , s o b r e e l b i e n
mosura, así también el rico se d e l a P a c ie n c ia
marchitará en sus andanzas.
Las aguas os han visto, Lección ÍV Núms. 1-3 y 20
oh Dios; os han visto las aguas
5 |¡n \ b i e n d o de tratar, herma-
y han experimentado miedo; *
Grande fué el estruendo de las • F fl nos carísimos, de la pa-
^ II ciencia, y teniendo que
aguas; las nubes dejaron oír su
predicaros de sus bienes y utilida­
voz, aleluya, aleluya, aleluya,
y. Los rayos iluminaron el des, ¿por dónde empezaré m e­
jor, sino por haceros notar que,
mundo; lo vió y conmovióse la
tierra. Grande. para oírme, necesitáis de la pa­
ciencia? D e manera, que lo m is­
Lección III Cap. t, 12-16 mo que oís y aprendéis, no lo
podéis aprender sin paciencia,
B ienaventurado aquel hom ­ dado que las enseñanzas y doc­
bre que sufre la tentación, trinas de la salvación no se
porque después que fu e r e ». así aprenden eficazmente cuando no
probado, recibirá la corona de se escucha con paciencia lo que
vida, que Dios ha prometido a se dice. Entre todos los medios
los que le aman. Ninguno, cuan­ que nos ofrece la ley celestial y
do es tentado, diga que Dios le que dirigen nuestra vida a la
tienta; porque Dios no puede ja ­ consecución de los premios qu¡;
más dirigimos al mal, y así él nos promete la fe y la esperanza,
a ninguno tienta. Sino que cada no creo que exista otro más útil
uno es tentado, atraído y hala­ para la vida o más excelente pa­
ra conseguir la gloria, que el que dado por la majestad divina.
observemos cuidadosísimamente Siendo el Señor nuestro Padre
la paciencia, nosotros que nos y nuestro Dios, imitemos la pa­
adherimos a la ley de Dios por ciencia de aquél que es igual­
un culto de temor y de amor. Los mente Señoi y Padre, ya que
filósofos paganos dicen que ellos conviene que los siervos sean
también practican esta virtud, obedientes, y que los hijos nu
pero en ellos es tan falsa la pa­ sean degenerados.
ciencia como la filosofía. Pues í>¡. Con 'todo mi corazón,
¿cómo puede alguno ser sabio o aleluya, os he buscado, aleluya:
paciente, si ignora la sabiduría * No pernrtáis me desvíe de
y la paciencia de Dios? vuestros preceptos, aleluya, ale­
1^. Bendecid a Dios en las luya. y . Eendito sois, Señor;
sagradas asambleas, aleluya: * enseñadme vuestros justos pre­
Bendecid al Señor, descendien­ ceptos.
tes de Israel, aleluya, aleluya.
y . Entonad un himno a su nom­ Lección VI
bre; glorificad a Dios con ala­
banzas. Bendecid. paciencia es la que nos ha­
ce agradables a Dios, y nos
Lección V conserva en su servicio. Ella es la
que mitiga lá ira, refrena la len­
j^ A S nosotros, hermanos ama­ gua, gobierna la mente, guarda
dísimos, que somos filóso­ la paz, dirige las costumbres,
fos, no de palabra sino con las quebranta el ímpetu de la con­
obras; que preferimos la verdad cupiscencia, reprime la violencia
a la aparente sabiduría; que co­ del enojo, apaga el incendio de
nocemos la realidad de las vir­ los odios, modera la tiranía ds
tudes más que el jactarnos de los poderosos, anima la indigen­
las mismas; que no decimos cia de los pobres, defiende en
grandes cosas, sino que vivimos las vírgenes la santa integridad,
como siervos de D ios; dem ostre­ en las viudas la laboriosa cas­
mos con obsequios .espirituales tidad, en ios desposados la
la paciencia que aprendimos me­ mutua caridad; nos hace humil­
diante el magisterio divino. Es­ des en las prosperidades, en las
ta virtud nos es común con el adversidades esforzados, sufri­
mismo Dios. D e éste trae su ori­ dos en las injurias y oprobios.
gen, de éste su excelencia y Enseña a perdonar prontamente a
dignidad. El origen y grandeza los culpables; si hemos faltado
de la paciencia proceden de nosotros mi;;mos, nos enseña a
Dios como de su autor. El hom­ pedir por largo tiempo y con in
bre debe amar lo que agrada a sistencia el perdón. Vence las
Djos. Puesto que lo que ama tentaciones, soporta las persecu­
Dios, es por lo mismo recomen­ ciones, corona los sufrimientos y
/. B r cv . 51 ’
el martirio. Ella es la que robus­ “ Estas cosas no os las dije en el
tece con firmeza los cimientos de principio, porque estaba con vos­
nuestra fe. otros” .
I£. Cantadnos algún himno, 1£ Oh Dios, os cantaré un
aleluya: * ¿Cómo cantaremos los cántico nuevo, aleluya: * Os ce­
cánticos del Señor en tierra ex lebraré con la lira de diez cuer­
tranjera? aleluya, aleluya. y . das, aleluya, aleluya, y . Vos
Quienes nos retenían cautivos, sois mi Dios, y os confesaré:
nos pedían que entonáramos Vos sois mi Dios, y os ensal­
himnos, Cómo cantaremos. Glo­ zaré. Os celebraré.
ria al Padre. Cómo cantaremos.
Lección VIII
III NOCTURNO

L e c c ió n del san to E v a n g e l io
A caso no se podrá resolver
segú n san Juan esta dificultad, diciendo que
los otros Evangelistas hacen ob­
Lección VII Cap. 16, 5-14 servar que la pasión del Señor
estaba próxima cuando él habla­
pN aquel tiempo: D ijo Jesús
ba así? E l no les había dicho,
a sus discípulos: Ahora me
de consiguiente, estas cosas des­
voy a aquel que me envió; y
de el principio, cuando estaba
ninguno de vosotros me pregun­
con ellos, ya que las dijo cuan­
ta: ¿Adonde vas?
do estaba próximo a dirigirse
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o al Padre. Y por lo mismo, aun
Tratado 94 sobre san Ju an, en el prin­ según aquellos Evangelistas,
cipio
se halla confirmada la verdad de
predicho nuestro
a b ie n d o estas palabras del Salvador: “ E s­
Señor Jesucristo a sus tas cosas en el principio no os las
discípulos las persecucio­ d ije” . M as si esto es así, ¿có­
nes que habían de padecer des­ mo se salva la veracidad del
pués de su pasión, añadió y di­ Evangelio según san M ateo, el
jo : “ Estas cosas no os las dije cual nos refiere que estas cosas
en el principio, porque estaba fueron pronunciadas por el Se­
con vosotros; y ahora me vu el­ ñor, no sólo cuando ya iba a ce­
vo a aquel que me ha enviado” . lebrar la Pascua con los discí­
Por lo mismo, ante todo debe­ pulos, estando inminente la pa­
mos indagar si les había ya an­ sión, sino desde el principio, en
tes anunciado las futuras per­ el pasaje don(j^ los Apóstoles
secuciones. Ahora bien, los otros son expresamente llamados por
tres Evangelistas demuestran que sus nombres y enviados a e je r ­
ya se las había predicho sufi­ cer el santo ministerio? .
cientemente antes de celebrar la . Es bueno alabar al Se­
cena; terminada la cual les ha­ ñor, aleluya; * Y cantar salmos,
bló como sigue, según san Juan; ?leluya. y . Con e l^ a lte rio de
diez cuerdas a los acordes de la SEXTA
lira. Y cantar salmos, aleluya.
Capitula lac., 1, 19-20
Gloria al Padre. Y .
^
lo sabéis vosotros, her­
ien
Lección IX manos míos muy amados. Y
así sea todo hombre pronto para
ué quieren decir, de consi­ escuchar; pero detenido en ha­
Q guiente, estas palabras: “ Es­ blar y refrenado en la ira. Por­
to no os lo dije al principio, que la ira del hombre no se
porque estaba con vosotros” ; si­ compadece con la justicia de
no que la predicción que él ha­ Dios.
ce del Espíritu Santo, a saber,
que vendría a ellos y daría testi­ NONA
monio en el momento en que h a ­
Capitula lac., 1, 21
brían de sufrir los males que Iej
anunciaba, no la hizo desde el JD or lo cual, dando de m a ­
principio porque estaba con no a toda inmundicia y ex­
ellos? Este Consolador o Aboga­ ceso vicioso, recibid con doci­
do (ambas cosas significa en lidad la palabra divina que ha
griego la palabra Paráclito) no sido como ingerida en vosotros,
era necesario sino después de ha­ y que puede salvar vuestras al­
ber partido Cristo al cielo, y mas.
por esta razón no había hablado
de él en el principio, cuando VISPERAS
él estaba con ellos, ya que con S e dice la A n tifo n a Aleluya con los
su misma presencia les conso­ Salm os de D om inica, como en el S a l­
terio, pág. 73; la Capitula, Him no y
laba. V erso como en las V ísp era s del S á ­
Te D cu m , pág. 10. bado anterior, pág. 655.
Ant. del Magnif. — V oy a
LAUDES aquel * que me ha enviado; mas
porque os he dicho esto, la tris­
Se dice la A n tífo n a A leluy a con los
Salm os de la D om inica del prim er lu ­ teza ha llenado vuestro corazón,
g a r, pág. 5 5 ; la C a p itu la es la de V is- aleluya.
peras, y el H im no con el V ersícu lo son
los del O rd in ario en Tiem po Pascu al,
pág. 15.
A n t. del Bened.— V oy a aquel
Feria Segunda
*que me ha enviado; y nadie de MAITINES
vosotros me pregunta: ¿Adonde
D e la E p ís t o l a del A pó sto l
vas?, aleluya, aleluya.
S a n t ia g o

TERCIA Lección I Cap. 1, 17-20


La C apitu la es la de V ísp e ra s; los oda dádiva preciosa y to­
Responsorios breves de T e rcia , S exta do don perfecto de arri­
y N ona son los del O rd in ario en T iem ­
po P a scu a l, pág. 27. ba viene, como que des-
ciende del Padre de las luces, en l f . Cantad al Señor, aleluya:
quien no cabe mudanza, ni som­ * Cantadle salmos, aleluya, y .
bra de variación. Porque de su Ofreced al Señor gloria y honor,
voluntad nos ha engendrado con ofreced al Señor la gloria debi­
la palabra de la verdad, a fin da a su nombre. Cantadle.
de que seamos como las prim i­
Lección HI Cap. 1. 25-27
cias de sus criaturas. Bien lo
sabéis vosotros, hermanos míos \ A as quien contemplare aten­
muy queridos. Y así sea todo tamente la ley perfecta de
hombre pronto para escuchar, la libertad1, y perseverare en ella,
pero detenido en hablar y refre­ no haciéndose oyente olvidadizo,
nado en la ira. Porque la ira del sino ejecutor de la obra, este tal
hombre no se compadece con la será por su hecho bienaventura­
justicia de Dios. do. Que si alguno se precia dü
R . Digan ahora los que han ser religioso, sin refrenar su len­
sido redimidos, aleluya, * Por el gua, antes bien engañando su co­
Señor, aleluya, aleluya, y . A razón, la religión suya es vana.
ios que ha redimido dél poder La religión pura y sin mácula
de los enemigos, y a quienes ha ante Dios Padre es ésta: V isi­
reunido de todos los puebles. Por. tar a los huérfanos y a las viu­
Si estas tres Lecciones se uubieren das en sus tribulaciones, y pre­
de rezar en la Dom inica precedente,
conforme a la R úbrica de la pág. 6SS, servarse de la corrupción del si­
los R R . serán los tres primeros de
dicha Dom inica.
glo.
En los O ficios de nueve Lecciones,
se dice el tercer R . de la Dom inica I V
Lección lí Cap. 1, 21-24 después de P ascu a, pág. 656; el cual
tam bién se dirá cuando en la misma
P or lo cual, dando de mano D om inica I V se hayan de leer las
Lecciones ele esta F e ria I I .
a toda inmundicia y exce­
so vicioso, recibid con docili­ LAUDES
dad la palabra divina que ha si­
do como ingerida en vosotros, Ant. del Bened. — ¿Por ven
y que puede salvar vuestras al­ tura nuestro corazón * no se nos
mas. Pero habéis de ponerla en abrasaba en amor hacia Jesús,
práctica, y no sólo escucharla cuando nos hablaba en el cam i­
engañándoos a vosotros mismos. no? aleluya.
Porque quien se contenta con
VISPERAS
oír la palabra de Dios, y no la
practica, este tal será parecido a Ant. del Magnif. — Y o os
un hombre que conternpl? al es­ digo la verdad; * os conviene
pejo su rostro nativo, y que no que yo me vaya; pues si no me
hace más que mirarse, y se va, fuere, el Paráclito no vendrá a
y luego se olvida de cómo está. vosotros, aleluya. .
1. La ley evan gélica qire libra del yugo de las ob servan cias legales y de
la servidum bre del pecado.
Feria Tercera do por ellos el buen nombre de
Cristo que fué sobre vosotros
MAITINES invocado? Si cumplís la ley real1
D e la E p ís t o l a del A pó sto l conforme a las Escrituras: Ama­
S a n t ia g o rás a tu prójimo como a ti mis­
mo: bien hacéis. Más si hacéis
Lección I Cap. 2, 1-4 acepción de personas, cometéis
un pecado y sois condenados por
e r m a n o s : no intentéis con­
la ley como transgresores.
ciliar la fe de nuestro
Señor Jesucristo con la Lección III Cap. 2, 10-13
acepción de personas. Porque
si entrando en vuestra congre­ D u e s , aunque uno guarde toda
gación un hombre con sortija de la ley, si quebranta un man­
oro y ropa preciosa, y entrando damiento, viene a ser reo de t o ­
al mismo tiempo un pobre con dos los demás. Porque aquel que
un mal vestido, ponéis lo ojos en dijo: No cometerás adulterio,
el que viene con vestido bri­ dijo también: No matarás. Con­
llante, y le decís: Siéntate tú que aunque no cometas adulte­
aquí en este buen lugar; dicien­ rio, si matas, transgresor eres
do, por el contrario, al pobre: de la ley. Así habéis de hablar y
T ú estáte allí en pie, o siéntate obrar, como que estáis a punto
acá a mis pies; ¿no os juzgáis a de ser juzgados por la ley evan­
vosotros mismos, y os hacéis gélica o de libertad. Porque
jueces de sentencias injustas? aguarda un juicio sin misericor­
Los R R . de! I I N octurno de la dia al que no usó de misericor­
D om in ica I V después de Pascua, pá­ dia; pero la misericordia sobre­
gin a 657.
puja al juicio.1
L ección II Cap. 2, 5-9
LAUDES
( ~ ) í d , hermanos míos muy am a­
dos, ¿no es verdad que Dios Ant. del Beued. — La paz sea
eligió a los pobres de este mundo, con vosotros, * yo soy, aleluya;
para hacerlos ricos en la fe y no queráis temer, aleluya.
herederos del reino que tiene pro­ VISPERAS
metido a los que le aman? V os­
otros, al contrario, habéis afren­ Ant. del Aíagnif. — Cuando
tado al pobre. ¿N o son los ricos viniere * el Paráclito Espíritu
los que tiranizan, y no son esos de verdad, él argüirá al mundo
mismos los que ^os arrastran a de pecado, de justicia, y de jui­
los tribunales? ¿N o es blasfem a­ cio, aleluya.
1. “ La caridad se llama ley real por haberla promulgado el Rey de lo* reyes-
porque conduce al reino celestial, resplandece como reina ■entre todas las v irtu ­
des, establece su imperio en nuestros corazones, y lejos de ser una e sc la v i
agobiada bajo el yugo de los' trabajos, domina sobre los placeres, sobre los
torm entos, y sobre la misma m u erte” . (Cornelio A íá p id e), •
MAITINES lo que se cumplió la E s­
critura, que dice: Creyó
D e la E p ís t o l a del A pó sto l
Abrahán a Dios, y le fué repu­
S a n t ia g o
tado por justicia, y fué llamado
Lección I Cap. 2, 14-17 amigo de Dios. ¿No veis cómo
el hombre se justifica por las
e qué servirá, hermanos obras y no por la fe solamente?
míos, el qu<! uno diga te­ A este modo Rahab la ramera
ner fe si no tiene obras? ¿no fué asimismo justificada por
¿Por ventura a este tal la fe po­ las obras, hospedando a los ex
drá salvarle? Caso que un her­ ploradores y despachándolos por
mano o una hermana estén des­ otro camino? Así, como un cuer­
nudos y necesitados del alimento po sin espíritu está muerto, así
diario, ¿de qué les servirá que al­ la fe sin las obras está muerta.
guno de vosotros les diga: Id en E n los O ñcios de nueve lecciones,
el prim er R. de la F e ria I I , p á gi­
paz, defendeos del frío y comed na ¿60.
a satisfacción, si no le dais lo ne­
cesario para reparo del cuerpo? LAUDES
Así la fe, si no es acompañada de Ant. del Bened. — El espíri­
obras, está muerta en sí misma tu * no tiene carne y huesos,
El séptimo B - de l j Dom inica IV
después de P ascu a, pág. 658. como veis que tengo y o ; creed
ya, aleluya.
Lección II Cap. 2, 18-22
VISPERAS
Q obre lo cual podrá decir al­ Ant. del Magnif. — Aun ten­
guno: T ú tienes fe, y yo ten­ go que deciros muchas cosas, *
go obras. Muéstrame tu fe sin mas por ahora no podéis com ­
obras, que yo te mostraré mi fe prenderlas. Cuando venga el E s­
por las obras. Tú crees que Dios píritu de verdad, os enseñará to­
es uno; haces bien. Tam bién lo das las verdades, aleluya.
creen los demonios, y se estre­
mecen. Pero ¿quieres saber, ¡oh
hombre vano! cómo la fe sin Feria Quinta
obras está muerta? Abrahán
MAITINES
nuestro padre, ¿no fué justifica­
do por las obras, cuando ofre­ D e la E p ís t o l a del A pó sto l
ció a su hijo Isaac sobre el a l­ S a n t ia g o
tar? ¿Ves cómo la fe acompa­
ñaba a sus obras, y que por las Lección I Cap. 3, 1-3
obras la fe vino a ser consu­ o queráis muchos de vos­
mada? otros, hermanos míos,
E l octavo R . de la D om inica IV
después de Pascua, pág. 658. hacer de maestros, consi-
derando que os exponéis a un atajarse v está llena de mortal
juicio m uy riguroso. Porque to­ veneno. Con ella bendecimos a
dos tropezamos en muchas co­ Dios Padre, y con la misma
sas. Que si alguno no tropieza maldecimos a los hombres, los
en palabras, éste tal es varón cuales son formados a semejan­
perfecto, y que puede tener a za de Dios. De una misma boca
raya a todo el cuerpo. Así como sale la bendición y la maldición.
si ponemos un freno en la boca
de los caballos para que obe­ LAUDES
dezcan, movemos su cuerpo
Ant. del Bened. — Los discí­
adondequiera.
pulos ofrecieron * al Señor parte
Los R R . del primer Nocturno de
la Dominica I V después de Pascuc, de un pez asado y panal de miel,
pág. 655. aleluya, aleluya.

Lección II Cap. 3, 4-6 VISPERAS

A A también cómo las na­


ir a d Ant. del Magnif. — El Espí­
ves, aunque sean, grandes, ritu no hablará de suyo, * sino
y estén llevadas de impetuosos que dirá todas las cosas que ha­
vientos, con un pequeño timón brá o íd o , y os prenunciará las
se mueven acá y allá donde venideras, aleluya.
quiere el impulso del piloto. Así
también la lengua es un miem­
bro pequeño, sí, pero viene a ser Feria Sexta
origen fastuoso de cosas de gran MAITINES
consecuencia. ¡M irad un poco de
fuego cuán grande bosque incen­ D e la E p ís t o l a del A pó sto l
dia! La lengua es también un S a n t ia g o
fuego, un mundo entero de m al­
Lección I Cap. 4, 1-4
dad.

L ección III Cap. 3, 6-10 ^ dónde nacen las riñas y


e

pleitos entre vosotros?


I a lengua es uno de nuestros z Á ¿N o es de vuestras pasio­
miembros, que contamina to­ nes, laj cuales hacen guerra en
do el cuerpo, y siendo inflama­ vuestros miembros? Codiciáis, y
da del fuego infernal, inflama la no lográis; matáis, y ardéis en
rueda de nuestra vida. El hecho envidia. Y no por eso conseguís
es, que toda especie de bestias vuestros deseos.- Litigáis, y ar­
de aves, y de serpientes, y áS máis pendencias, y nada alcan­
otros animales, se amansan y han záis, porque no lo pedís a Dios.
sido dominados por la naturale­ Pedís y no recibís; y esto es
za del hombre. M as la lengua porque pedís' con mala intención,
ningún hombre puede domarla. para satisfacer vuestras pasiones.
Ella es un mal que no puede Almas adúlteras, ¿no sabéis que
el amor de este mundo es una tu prójimo? He aquí que vos­
enemistad contra Dios? Cual­ otros andáis diciendo: “ H oy o
quiera, pues, que quiere ser ami­ mañana iremos a tal ciudad, v
go del mundo, se constituye ene­ pasaremos allí unos años, y ne­
migo de Dios. gociaremos, y aumentaremos el
Los RR. del segundo Nocturno de caudal” . Esto decís vosotros, que
la Dominica I V después de Pascua,
pág. 65 7. ignoráis lo que sucederá mañana.
Porque ¿qué cosa es vuestra v i­
Lección II Cap. 4, 5-10 da? Un vapor que por un poco
de tiempo aparece, y luego des­
D e n s á i s acaso que sin motivo aparece. En vez de decir: “ Que­
dice la Escritura: “ El Espí­ riendo Dios; y : Si viviésemos,
ritu que habita en vosotros, os haremos esto o aquello” .
codicia con celos?” Pero por lo
mismo da mayores gracias a los LAUDES
que así le aman. Por lo cual dice:
“ Dios resiste a los soberbios, y Ant. del Bened. — Estas son
da su gracia a los humildes” . E s­ las palabras, * que os hablaba
tad, pues, sujetos a Dios, y re­ cuando estaba con vosotros, ale­
sistid al diablo, y huirá de vos­ luya, aleluya.
otros. Allegaos a Dios, y él se
allegará a vosotros. Limpiad ¡oh
pecadores! vuestras manos, y Sábado
vosotros de ánimo doble, purificad
MAITINES
vuestros corazones. Mortificaos.
Plañid, y sollozad. Truéquese D e l a E p í s t o l a d e l A p ó s t o l
vuestra risa en llanto, y el gozo S a n t ia g o
en tristeza. Humillaos en la pre
sencia del Señor, y él os ensal­ Lección I Cap. 5, 1-6
zará.
\ pues, ¡oh ricos! llorad,
Lección III Cap. 4, 11-15 levantad el grito en vis­
ta de las desdichas que
\ J o queráis, hermanos, hablar han de sobreveniros Podridos
mal los unos de los otros. están vuestros bienes; y vuestras
Quien habla mal de un hermano, ropas han sido roídas de la po­
o quien juzga a su hermano, es­ lilla. El oro y la plata vuestra
te tal de la ley habla mai, y a se han enmohecido, y el orín de
la ley juzga o condena. M as «i estos metales dará testimonio
tú juzgas a la ley, ya no eres contra vosotros, y devorará
observador de la ley, sino que te vuestras carnes como un fuego.
haces juez de ella. Uno solo es Os habéis atesorado ira para los
el legislador y el juez, que puede últimos días. Sabed que el jor­
salvar, y puede perder. T ú , em­ nal que no pagasteis a los traba,
pero, ¿quién eres para juzgar a jadores que segaron vuestras
mieses, está clamando, y el cla­ Lección III Cap. 5, 12-16
mor de ellos ha penetrado los
oídos del Señor de los ejércitos. C obre todo, hermanos míos, no
Vosotros habéis vivido en deli­ queráis jur?.r ni por el cie­
cias sobre la tierra, y os habéis lo, ni por la tierra, ni con
cebado a vosotros mismos para otro juramento alguno. Mas
el día del sacrificio. Vosotros vuestro modo de asegurar una
habéis condenado al ¡nocente, y cosa sea: Sí. sí; No, no; para
le habéis muerto, sin que El que no caigáis en condenación
os haya opuesto resistencia al­ ¿H ay alguno entre vosotros que
guna. esté triste? Haga oración. ¿Es­
tá contento?. Cante salmos. ¿E s­
El séptimo Responsorio de la Domí
nica cuarta después de Pascua, pági­
tá enfermo alguno entre vos­
na 658. otros? Llame a los presbíteros de
la Iglesia, y oren por él, un­
Lección II Cap. 5, 7-11 giéndole con óleo en el nombre
del Señor. Y la oración de la fe
D erovosotros," oh hermanos, salvará al enfermo, y el Señor le
tened paciencia hasta la ve­ aliviará, y si se halla con peca­
nida del Señor. Mirad cómo el dos, se le perdonarán. Confesad,
labrador, con la esperanza de re­ pues, vuestros pecados uno a
coger el precioso fruto de la tie ­ otro, y orad los unos por los
rra, aguarda con paciencia las otros, para que seáis salvos. Por­
lluvias temprana y tardía. E s­ que mucho val¿ la oración per­
perad, pues, también vosotros severante del justo.
con paciencia, y esforzad vues­ E l segundo R. de la Feria II pre­
tros corazones, porque la venida cedente, pág. 660.
del Señor está cerca. N o que­
ráis, hermanos, querellaros unos VISPERAS
contra otros, a fin de que no
Se dice la Antífona Aleluya con los
seáis condenados. M irad que el Salmos del Sábado, pág. 237.
juez está a la puerta. Tom ad,
hermanos míos, por ejemplo de Capitula lac., 1, 22-24
paciencia en los malos sucesos y
desastres a los Profetas, que ha­ J Habéis de poner en
a r ís im o s :

blaron en nombre del Señor. práctica la palabra divina, y


Ello es que tenemos por bien­ no sólo escucharla, engañándoos
aventurados a los que así pade­ a vosotros mismos, porque quien
cieron. Oído habéis la paciencia se contenta con oír la palabra,
de Job, y visto el fin del Señor. y no la practica, éste tal será
Estad de buen ánimo, porque el parecido a un hombre que con­
Señor es misericordioso y com­ templa en un espejo su rostro
pasivo. nativo, y no hace más que mi­
El octavo Responsorio de la Dominica
rarse, y se va, y luego olvidó
IV de Pascua, pág. 658. cómo está.
Himno y Versículo corno en el O rdi­ tre los muertos, para alcanzar
nario en Tiempo 'Pascual, pág. 37.
una herencia incorruptible, y que
Ant. del M agnif-r-Hasta aho­ no puede contaminarse, y que es
ra * nada habéis pedido en mi inmarcesible, reservada en los
nombre; pedid y recibiréis, ale­ cielos para vosotros, a quienes la
luya. . virtud de Dios conserva por m e­
dio de la fe para haceros gozar
Oración de la salud, que ha de m anifes­
Dios, de quien proceden tarse en los últimos tiempos.
En los tres Nocturnos, los R R . de
todos los bienes, os supli­ la Dominica precedente, pág. 655.
camos humildemente que inspi­
rándonos Vos, pensemos lo que Lección II Cap. 1, 6-12
es recto, y dirigiéndonos, lo pon­
gamos por obra. Por nuestro Se­ C s t o es lo que debe transpor­
ñor. taros de gozo, si bien ahora
por un poco de tiempo convie­
ne que seáis afligidos con va ­
Dominica Quinta después rias tentaciones. Para que vues­
de Pascua tra fe probada de esta mane­
Semidob!« ra y mucho más acendrada que
el oro (que se acrisola con el
MAITINES fuego) se halle digna de alaban
I NOCTURNO za, de gloria y de honor en la
venida manifiesta de Jesucristo.
E m p ie z a la E p ís t o l a p r im e r a
A quien amáis, sin haberle visto;
del A pó sto l san P ablo
en quien ahora igualmente creéis,
aunque no le veis; mas porque
Lección I Cap. 1, 1-5
creéis os holgaréis /con júbilo
e d r o , Apóstol de Jesucris­ indecible y colmado de gloria
to, a los que viven fuera Alcanzando por premio de v u e s­
de su patria, dispersos tra fe la salud de vuestras almas.
por el Ponto, Galacia, Capado- D e la cual salud inquirieron e in­
cia, Asia y Bitinia, elegidos según dagaron los profetas, los cuales
la previsión de Dios Padre, pa­ pronunciaron la gracia que ha­
ra ser santificados del Espíritu bía de haber en vosotros, escu­
Santo, y obedecer a Jesucristo, driñando para cuándo o para qué
y ser rociados ccn su sangre: punto de tiempo se lo daba a
Muchos aumentos de gracia y entender el Espíritu de Cristo
de paz. Bendito sea el Dios y que tenía dentro, cuando les pre­
Padre de nuestro Señor Jesu­ decía los tormentos que pade­
cristo, que por su gran miseri­ ció Cristo y las glorias que le
cordia nos ha reg'enejrado con seguirían. A los cuales fué re­
una viva esperanza, mediante la belado, que no para sí mismos,
resurrección de Jesucristo de en­ í-ino para vosotros administra-
ban las cosas que ahora se os vosotros pusieseis también vues­
han anunciado, por medio de los tra fe y vuestra esperanza etj
que os predicaron el Evangelio, Dios.
habiendo sido enviado del cielo
II NOCTURNO
el Espíritu Santo, en cuyas co­
sas los ángeles desean penetral- D e l l i b r o d e s a n A m b r o s i o ,
con su vista. O b is p o , s o b r e l a f e de l a
r e s u r r e c c ió n

Lección III Cap. 1, 13-21 Después de la m itad

Lección IV
D orlo cual bien apercibido y
morigerado vuestro ánimo, EFjjS^OMO la Sabiduría de Dios
tened perfecta esperanza en la no Poc^a morir y lo que
gracia que se ofrece, hasta la no muere no puede resu­
manifestación de Jesucristo. Por­ citar, el Verbo tomó carne mor­
tándoos como hijos obedientes tal, para morir en esta carne su
no conformándoos ya con los jeta a la muerte, y resucitar des­
apetitos que teníais antes en pués de muerto. Para resucitar
vuestra ignorancia, sino que con­ era necesario ser hombre, según
forme a la santidad del que os se deduce de aquellas palabras:
llamó, sed también vosotros san­ “ así como por el hombre había
tos en todo vuestro proceder. venido la muerte, así por el hom­
Pues está escrito: “ Santos habéió bre vendría la resurrección” . Je­
de ser, porque yo soy santo” . Y sucristo, de consiguiente, resuci­
pues que invocáis como padre a tó comc hombre porque como
aquel que sin acepción de per hombre había muerto; es junta­
sonas juzga según el mérito de mente hombre que resucita y
cada cual, habéis de proceder Dios que le resucita. Enton­
con temor de ofenderle durante ces se mostró hombre en cuan­
el tiempo de vuestra peregrina­ to a 1l carne, ahora en todo
ción. Sabiendo que fuisteis resca­ se muestra Dios. Ahora ya no
tados de vuestra vana conducta conocemos a Cristo según la car­
de vida que recibisteis de vues­ ne, pero su carne es la causa
tros padres, no con oro o plata, por la cual le conocemos como
que son cosas perecederas, sino primicias de los que murieron,
con la sangre preciosa de Cristo como el primogénito de entre los
romo de un Cordelo inmaculado muertos.
y sin tacha. Predestinado ya de
antes de la creación del mundo, Lección V
pero manifestado en los últimos
tiempos por amor de vosotros, f as primicias son de la misma
que por medio del mismo creéis naturaleza que los otros fru ­
en Dios, el cual le resucitó de la tos, de los cuales se ofrecen lo;
muerte y le glorificó, para que primeros a Dios en acción d^
gracias por una cosecha abun­ tenía necesidad de la resurrec­
dante: presente sagrado por to­ ción, supuesto que no estaba
dos sus dones, ofrenda, por d e ­ retenido por los vínculos de la
cirlo así, de la naturaleza reno­ muerte. Y si bien murió como
vada. De consiguiente, Cristo hombre, con todo en el limbo
constituye las primicias de los gozaba de libertad. ¿Quieres sa ­
muertos. Ahora bien, ¿debemos ber cuál era su libertad? “ Soy
creer que lo es de los que des­ como hombre sin que nadie me
cansan en él, los cuales duermen auxilie; libre entre los m uertos” .
un sueño, o lo es de todos los Y en verdad libre, ya que podía
muertos? “ Así como todos m u e­ resucitarse a sí mismo, según
ren en Adán, así todos son lo que estaba escrito: “ Destruid
vivificados por Cristo” . Por !o este templo, y en tres días lo re­
cual, así como las primicias edificaré” . Y en verdad era li­
de la muerte tuvieron lugar bre, ya que había descendido pa­
en Adán, así las primicias de ra librar a los otros.
la resurrección se realizaron en
Cristo. En él todos resucitarán. . III NOCTURNO

Así que nadie desespere, ni el


L e c c ió n del san to E v a n g e l io
justo se duela de esta común
según san Juan
resurrección, esperando para sí
una especial recompensa por su Lección VII Cap. 16, 23-30
virtud. Todos a la verdad resuci­
tarán; mas cada uno, como en­ pN aquel tiempo: D ijo Jesús
seña el Apóstol, en su orden. a sus discípulos: En verdad
General es el fruto de la divina en verdad os digo, que cuanto
clemencia, pero distinto es el or­ pidiereis al Padre en mi nom­
den de los méritos. bre, os lo concederá. Y lo que
sigue.

Lección VI H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o

Tratado 102 sobre san Juan


r^EBEM,os advertir cuán grave
sacrilegio sea no creer en la E T C S hora hemos de tratar de
resurrección. Si no hemos de re­ estas palabras del Señor:
sucitar, Cristo ha muerto en va ­ g w j “ En verdad en verdad os
no; Cristo no ha resucitado. Si digo, que cuanto pidiereis al P a ­
no ha resucitado para nosotros, dre en mi nombre, os lo conce­
a la verdad no ha resucitado, ya derá” . Y a hgmos dicho en las
que ningún m otivo había en él anteriores explicaciones, al tratar
para resucitar. En él ha resuci­ de las palabras del Señor, res­
tado el mundo; en él resucitó el pecto de aquellos que piden al­
cielo; en él resucitó la tierra, ya gunas cosas al Padre en nombre
que se nos promete un cielo nue­ de Cristo, y no las reciben, que
vo y una tierra nueva. El no no se pide en nombre del Salva-
dor cuando se pide algo contra vuestro gozo sea completo. Es­
la salvación, ya que no hemos to que llama “ gozo completo” , a
de fijarnos tan sólo en el sonido la verdad no consiste en un gozo
de las lefjras y sílabas, sino en carnal sino espiritual, y cuando
el significado del sonido. Y es­ sea tan grande que al mismo
to debemos tenerlo presente es­ nada se deba añadir, entonces
pecialmente cuando dice: “ En verdaderamente será completo
mi nombre11. Todo cuanto se pida relaciona­
do con la consecución de este
Lección VIH gozo, se ha de pedir en nombre
de Cristo, y esto así lo pedire­
D o r lo mismo, el que piense mos si comprendemos bien la
de Cristo lo que no debe naturaleza de la gracia, si el ob­
pensarse del único H ijo de Dios, jeto de nuestras peticiones lo
no pide en su nombre, aunque constituye la vida verdadera­
pronuncie el nombre de Cristo, mente bienaventurada. Pedir
ya que pide en el nombre de cualquier otra cosa es no pedir
aquel de quien piensa cuando nada. No que sea nada absolu­
pide. M as aquel que siente de tamente, sino que en compara­
Cristo lo que se debe sentir, este ción de bien tan grande como es
tal pide en su nombre, y recibe la bienaventuranza, re reputa co­
lo que pide, si no es contra su
mo nada.
eterna salud. Pero recibe cuan­
T e Deum , pág. 10.
do debe recibir. Algunas gracias
no son rehusadas, mas se difieren
para ser concedidas en su tiempo LAUDES
oportuno. Así debe entenderse lo Se dice la A n tifo n a Aleluya con los
que dice: “ Os daré11; para desig­ Salm os de Dom inica del primer lu gar,
pág. 55; la C apitula es la de V ísp e ­
nar con estas palabras aquellos ra s; el Himno y el V ersícu lo son como
beneficios que afectan particular­ el O rdin ario en Tiem po Pascual, pági­
na 15.
mente a los que los piden. Y a
que todos los Santos son oídos y . En vuestra resurrección,
cuando piden en favor suyo, pero oh Cristo, aleluya.
no lo son siempre cuando piden IJ. Alégrense cielos y tierra,
por los demás, tanto si son ami­ aleluya.
gos como enemigos, u otros cua­ Ant. del Bened. — Hasta aho­
lesquiera, ya que no se dijo de ra * nada habéis pedido en mi
cualquier modo: “ D ará11; sino: nombre; pedid, y recibiréis, ale­
“ Os dará” . luya.

Lección IX TERCIA
Í-I asta ahora, dice, nada ha­ L a C apitu la es la de V ísperas. Los
béis pedido en mi nombre. Responsorios breves de T e rcia , S exta
y N ona son como en el O rdinario en
Pedid, y recibiréis, para que i Tiem po Pascuala pág. 27.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io

seg ú n san L ucas

L ecció n I Cap. 11, 5-13


u ien co n tem p la re a ten ta m en ­
Q te la le y p e rfe c ta de la li­ pN aquel tiem p o: D ijo Jesús
bertad , y p e rse ve ra re en ella, no a sus discípulos: Si alguno
haciéndose o y e n te o lv id a d izo , sino de vosotros tuviere un amigo y
ejecu to r de la o b ra , éste será fuese a él a media noche y le
por sus ob ras b ien a ven tu ra d o . dijere: Am igo, préstam e tres pa­
nes. Y lo que sigue.
NONA
H o m il ía de san A m b r o s io ,
Capitula la c ., 1, 27 O b is p o

Libro 7 sobre san Lucas, cap. 11


J a religión pura y sin mácula
delante de D ios Padre es és­ otro lugar se nos ha pro­
N

ta: Visitar a los huérfanos y ;a puesto el precepto de


las viudas en sus tribulaciones, orar en todos momentos,
y preservarse de la corrupción no sólo durante el día sino tam ­
de este siglo. bién en las noches. Considera
cómo éste que acudió a media
VISPERAS noche pidiendo tres panes a su
amigo, no se vió defraudado en
Se dice la A n tífon a con los Salmos
de Dominica, pág. 73; la Capitula, su petición por lo mismo que
Himno y Verso como et. las Vísperas fué persistente en la misma.
del Sábado precedente.
¿Qué son estos tres panes sino
Ant. del M agnif. — Pedid, y
el alimento de los misterios ce­
recibiréis, * para cue vuestro
lestiales? Si amas al Señor Dios
gozo sea com pleto; ya que el
tuyo, no sólo podrás merecer
mismo Padre os ama, porque
para ti sino también por los
vosotros me habéis amado y
otros. Ahora bien, ¿quién es tan
creisteis, aleluya.
amigo nuestro como aquel que
I La siguiente Feria I I es mayor no
privilegiada. entregó su cuerpo por nosotros?
E l primer R . de la F eria II pre­
cedente, pág. 660.

Feria Segunda de
Lección II
Rogaciones
^ éste, D avid pidió panes a
MAITINES
media noche. Pidió cuando
Si hoy ocurriere una Fiesta de nueve dijo: “ Me levantaba a media no­
Lecciones, se celebra de ella, diciendo
la IX Lección de la siguiente Homilía,
che para confesaros” . Por esto
y Conmemoración de Feria solamente mereció estos panes que nos
en Laudes, como en la pág. 671. De
la Fiesta de tres Lecciones solamente
ofrece para nuestro sustento. P i­
se hace Conmemoración. dió al decir: “ Lavaré cada no-#
che mi lecho con mis lágrimas” . se los cielos y tierra, aleluya.
No temió despertar al que dor­ Ant. del Bened. — Pedid y
mía, sabiendo que siempre está recibiréis; * buscad y hallaréis,
velando. Por lo mismo, acordán­ llamad y se os abrirá, aleluya.
donos de esto, insistamos en !a
oración de día y de noche pidien­ Oración
do el perdón de nuestros pecados.
El segundo R. de la Feria prece­ ^ o n c e d e d n o s , os rogamos, om­
dente, pág. 660. nipotente Dios, que cuantos
en nuestras aflicciones confiamos
Lección lül en vuestra piedad, seamos siem­
pre fortalecidos por vuestra
D u e s bien: si siendo él tan san­
protección en todas las adversi­
to y estando tan ocupa­
dades. Por nuestro Señor.
do en los asuntos del reino,
Esta Oración se dice solamente hoy
siete veces durante el día alaba­ en Laudes y en las Horas; en las Vis-
ba a Dios, ocupado instantemen­ peras de esta Feria y en todas las
Horas de las dos Ferias siguientes, se
te en los sacrificios de alabanza dice la Oración de la Dominica pre­
matutina y vespertina, ¿qué debe­ cedente, indicada en Vísperas.
remos hacer nosotros que estamos
En este triduo los que no asisten a
tanto más obligados a orar cuan la Procesión de las Rogaciones, deben
to faltam os con más frecuencia, recitar en privado las Letanías después
de Laudes con sus Preces y Oraciones,
a causa de la debilidad de la car­ sin los Salmos Penitenciales.
ne y del espíritu; nosotros que,
cansados del camino y fatigados VISPERAS
en gran manera por las aspere­
zas de la vida, tenemos que su­ Ant. del Magnij. — El mismo
plicar que no nos llegue a faltar Padre o: ama; * porque v o s­
aquel pan sustancioso que es­ otros me habéis amado y creído,
fuerza el corazón del hombre? aleluya.
La Oración es la de la Dominica
Por eso el Señor nos enseña que
precedente, pág. 666.
no tan sólo hemos de orar de Si las Vísperas fuesen de alguna
noche, sino en todos los momen­ Fiesta, no se hará Conmemoración de
la Feria. .
tos. Y en efecto,, viene al atar­
decer, y en la segunda y tercera
vigilia. Por lo mismo, bienaven­
turados aquellos siervos a los
Feria Tercera de
que el Señor hallare en vela Rogaciones
cuando venga. MAITINES
Responsoria de la pág. 656.
Si las Lecciones de esta Feria no se
hubieren podido decir, y en la Feria II
LAUDES o en la IV de Rogaciones aconteciere
celebrarse un Oficio en el cual se hayan
y . En vuestra resurrección, de decir las Lecciones de la Escritura
ocurrente, y en este Oficio no se hu­
oh Cristo, aleluya. Alégren­ biere de reponer el Principio de la
llenos de júbilo. Si sois infama­ H o m il í a d e S hN A g u s t í n , O b i s p u
dos por el nombre de Cristo, Trat. 104 sobre san Juan, después del
medio
seréis bienaventurados, porque
la honra, la gloria y la virtud Señor, el unigéni­
u estro
de Dios y su Espíritu mismo to del Padre y coeterno
reposan sobre vosotros. Pero ja­ con él, “ habiendo toma­
más venga el caso en que algu­ do la naturaleza de siervo” , podía
no de vosotros padezca por ho­ en esta naturaleza de siervo ro ­
micida, o ladrón, o maldiciente, gar en silencio, si hubiese sido
o codiciador de lo ajeno. M as necesario; pero de tal modo qui­
si padece por ser cristiano, no so presentarse a su Padre como
se avergüence, antes alabe a intercesor, que constase al propio
Dios por tal causa. Pues tiempo tiempo que era nuestro maestro.
es de que comience el juicio por Pclr esto, aquella oración que
la Casa de Dios. hizo a favor nuestro, quiso que
la conociésemos, supuesto que
, LAUDES no sólo las lecciones de un maes­
tro tan grande, sino su misma
Ant. del Bened. — Era nece­ oración al Padre sirviera p a n
sario * que Cristo padeciese, y edificación de sus discípulos. Y
que resucitase de entre los muer­ no solamente de aquellos que pu­
tos, aleluya. dieran oírla, sino también de nos­
otros que habíamos de leerla.
VISPERAS Los R R . del tercer N octurno de ¡a
D om inica I V después de P ascu a, pá­
Ant. del Magnif. — Salí del gina 653.
Padre, * y vine al mundo; de
nuevo dejo el mundo, y voy al Lección II
Padre, aleluya.
D or lo mismo, diciendo: “ P a ­
dre, viene la hora, glorifica a
Feria Cuarta de tu H ijo ” , demuestra que cuanto él
realizará o dejará que se haga en
Rogaciones cualquier tiempo, ha sido dis­
MAITINES puesto por él que no está suje­
to al tiempo. Y a que los suce­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io sos que van desarrollándose en
seg ún sa n J uan
el curso de los tiempos, tienen
su causa eficiente enla sabidu­
Lección I Cap. 17, 1 - 1 L^
ría de Dios, en la cual nada
p*N aquel tiempo: Levantando existe que sea temporal. De con­
Jesús los ojos al cielo, dijo: siguiente, guardémonos de creer
Padre mío, la hora es llegada, que esta hora haya venido con­
glorifica a tu H ijo. Y lo que ducida por la fatalidad, sino por
sigue. orden de Dios que dispone lo¿
I. B rcv. 52
Feria Quinta
L a A s c e n s ió n d e N u e stro S e ñ o r J e su c risto
D oble de / clase con Octava privilegiada de tercer Orden

I VISPERAS L a Conclusión de los Him nos en to­


das las H oras ha3ta la V ig ilia de P e n ­
tecostés inclusive, será la siguiente:
L a s A n tífo n a s, C apitu la y el Him no
de L a u d es, pág- 680; los Salmos Q h Jesús, a ti sea la gloria,
de D om in ica, pág. 73, pero en lu gar del
y a que victorioso vuelves
ú ltim o Salm o se dice el 116 : Alabad
al S eñ o r, pág. 92. al cielo; con el Padre y el Es­
y . Ascendió Dios entre v o ­ píritu Santo, por los siglos eter­
ces de júbilo, aleluya. Y el nos. Así sea.
Señor al son de clarines, aleluya.
Ant. del M agnif. — Padre, he MAITINES
m anifestado * tu ncmbre a los Invitatorio. — Aleluya a Cris­
hombres que me d iste: ahora to, el Señor, que sube a los cie­
ruego por ellos, no por el mun­ los, * Venid, adorémosle, ale­
do, porque vengo a ti, aleluya. luya.
Salmo 94. — Venid, alegrémo­
Oración nos, pág. 3.
("^ s rogamos nos concedáis, oh
Dios omnipotente, que así Himno
como creemos que vuestro Uni­
l t ís im o Re.^ eterno, y R e - '
génito H ijo, Redentor nuestro,
1 dentor de los fieles, a quien
subió en este día a los cielos,
la victoria sobre la muerte ha
moremos también con el espíri­
conseguido un inmenso triunfo
tu en las celestes moradas. Por
glorioso.
el mismo Jesucristo.
Tú te elevas sobre la región
L a s Com pletas son de Dom inica, pá­
gin a 77. de los aires, adonde^te llama el
S ermón de san L eón, P apa
Sermón 1 de la A scensión del Señor
p o R lo cual los dichosos A p ó s­
Lección IV toles y todos los discípulos
que se habían alarmado por !a
oy, amados míos, se cum­
muerte de cruz, y habían vaci­
ple el número de cua­
lado en la fe de la resurrección,
renta días sagrados, que
de tal suerte fueron confortados
han transcurrido después de la
ante la evidencia de la verdad,
dichosa y gloriosa resurrec­
que al subir el Señor a lo más
ción de nuestro Señor Jesucris­
sublime de los cielos, no sólo no
to, con la cual, en el espacio de
experimentaron tristeza alguna,
tres días el poder divino resta­
sino que se llenaron de una gran
bleció el verdadero templo de
alegría. Y ciertamente había
Dios que la impiedad1 de los Ju­
m otivo de extraordinaria e ine­
díos había destruido. Este nú
fable exultación, al ver cómo en
mero de días lo señaló la santí­
presencia de aquella santa m u lti­
sim a' disposición de la Providen
tud, una naturaleza humana su­
cia para nuestra utilidad y ense­
bía sobre la dignidad de todas
ñanza, para que, prolongándose
las celestiales criaturas, eleván­
durante este espacio de tiempo la
dose sobre los órdenes de lo*
presencia temporal dél Señor, la
Angeles, y a más altura que lo«
fe de la resurrección fuese con­
Arcángeles, no teniendo ningún
firmada con las pruebas necesa­
límite su exaltación, ya qué re ­
rias. Va que la m ueite de Cris­
cibida por su eterno Padre, era
to había causado gran turbación
asociada en el trono a la gloria
en los corazones de los discípu­
de aquel ‘ cuya naturaleza estaba
los, y como se hallaren entriste­
unida con el H ijo.
cidos, ya por el suplicio de la
No se turbe vuestro co­
cruz, ya por la muerte y sepul­
razón; yo vo y al Padre, y cuan­
tura, cierta especie de descon­
do fuere elevado, os enviaré, ale­
fianza se había apoderado de
luya: * El Espíritu de verdad, y
ellos.
se alegrará vuestro corazón, ale­
Tiempo es ya de que
luya. y . Y o rogaré al Padre,
vuelva a aquel que me envió, di­
y os enviará otro Consolador.
ce el Señbr; no os pongáis tris­
El.
tes, ni se turbe vuestro co­
razón. * Y o n ^ go por vosotros
Lección VI
al Padre, para que él os guarde,
aleluya, aleluya, y . Si yo no V /’ a que la ascensión de Cris­
partiese, el Paráclito no vendría; to constituye nuestra eleva­
mas cuando me habré elevado, ción, y el cuerpo tiene la espe­
os lo enviaré. Y o , ruego por ranza de estar algún día en don­
vosotros al Padre, .gara que él de le ha precedido su gloriosa
os guarde, aleluya, aleluya. cabeza; por esto, con dignos sen­
timientos de júbilo, carísimos, L e c c ió n del san to E v a n g e l io
alegrémonos y gocémonos con seg ú n sa n M arcos
piadosas acciones de gracias. Lección VH Cap. 16, 14-20
H oy no sólo hemos sido consti­
tuidos poseedores del paraíso, £ n aquel tiempo: Jesús apare­
sino que con Cristo hemos ascen­ ció a los once Apóstoles
dido a lo más elevado de los cie­ cuando estaban a la mesa, y
los, consiguiendo una grácia más les dió en rostro con su incredu­
inefable por Cristo, que la que lidad y dureza de corazón, por­
habíamos perdido por la envidia que no habían creído a los que
del diablo. Pues a los que el mal­ le habían visto resucitado. Y lo
vado enemigo arrojó del paraíso, que sigue.
el H ijo de Dios, juntándolos con­
H o m il ía d e s a n G r e g o r io , P a p a
sigo los colocó a la diestra de H om ilía 29 sobre los E vang.
Dios Padre, con el cual vive y
reina en unión con el Espíritu i ios discípulos no fueron
Santo, Dios, por todos los siglos prontos en creer en la
de los siglos. Amén. resurrección del Señor,
I^. Al subir Cristo a lo al­ no fué tanto por causa de su
to, llevó consigo a los que es­ debilidad, como a fin deesfor­
taban cautivos, * Enriqueciendo zar nuestra fe. Pues la resurrec­
a los hombres, aleluya, aleluya. ción, por causa de sus dudas, fué
y . Ascendió Dios entre voces demostrada con muchas pruebas;
de júbilo, y el Señor al son de y, cuando leemos estos hechos en
clarines. Enriqueció. Gloria ai el Evangelio ¿no sentimos robus­
Padre. Enriqueció. tecer nuestra fe por sus mismas
dudas? Menos útil ha sido para
III NO CTU RN O mí la historia de M aría M agdale­
na, que creyó al momento, que
Ant. 1. Habéis sido elevado, la de Tomás, el cual dudó por
aleluya, * sobre todos los dioses, mucho tiempo. Al dudar, tocó
aleluya. las cicatrices de las heridas, v
Salm o 96, pág. 141. de esta suerte quitó de nuestro
2. E l Señor está en Sión, * corazór la herida de la duda.
aleluya; es grande y excelso, ale­ 1^. Y o rogaré al Padre, y os
luya. enviará otro Consolador, * Pa­
Salm o 98, pág. 193. ra que permanezca para siem­
3. El Señor en el cielo, * pre con vosotros el Espíritu de
aleluya, ha establecido su tro­ verdad, aleluya, y . Si yo no
no, aleluya. partiere, el Paráclito no vendrá
Salm o 102, pág. 241. a vosotros; mas si partiere, os lo
y . Subo a mi Padre y a enviaré. P a r a que permanezca
vuestro Padre, aleluya. IJ. A mi para siempre con vosotros el Es­
Dios y a vuestro Dios, aleluya. píritu de verdad, aleluya.
míos, el santo Evangelio debía
predicarse a los seres irracionales
P ara hacer penetrar en nos­
o a los brutos, ya que dijo
otros la verdad de la resu­
a sus discípulos: “ Predicad a
rrección del Señor, debemos tam ­
toda criatura” ? Tero debemos
bién fijarnos en estas palabras de
considerar que con el nombre de
san Lucas: “ Mientras comía con
toda criatura designa al hombre,
ellos, les ordenó que no saliesen
ya que el hombre participa al­
de Jerusalén”. Y en lo que dice
gún tanto de todas las criaturas.
después: “ Viéndolo ellos se elevó,
El existe como existen las pie­
y una nube les privó de su vis­
dras, él vive como también v i­
ta” . Notad estas palabras, ad­
ven los árboles, siente a seme­
vertid los misterios. Después de
janza de los animales y tiene in­
comer con ellos, se elevó. Comió teligencia como los Angeles. De
y subió al cielo, a fin de que por consiguiente, si el hombre tiene
la acción de comer, se m anifes­ algo que le es común con toda
tase la realidad de la carne. El criatura, en algún sentido el
evangelista san Marcos recuerda hombre es toda criatura. Por 1g
la reprensión dada por el Señor
tanto cuando el Evangelio se p re ­
antes de su ascensión a los dis­ dica al hombre, se predica a toda
cípulos por su falta de fe y dure­ criatura.
za de corazón. En lo cual ¿qu¿ Te D eum , pág. 10. •
otra cosa debemos considerar, si­
no que el Señor reprendió a LAUDES Y HORAS
sus discípulos cuando lo¿ de­
jó corporalmente, a fin de que Ant. 1. Varones de Galilea, *
sus palabras dichas en su par­ ¿por qué estáis mirando al cie­
tida quedasen grabadas con más lo? Este Jesús, que separándose
fuerza en los corazones de los de vosotros ha subido al cielo,
oyentes? vendrá de la misma suerte, ale­
Las nubes son, Señor, luya.
vuestra carroza: * Avanzáis so­ Se dicen los Salm os de D om inica del
prim er lu gar.
bre las alas de los vientos, ale­ 2. Estando atentos a mirar *
luya. y . Revestido estáis de cómo iba subiendo al cielo, di­
gloria y majestad; envuelto de jeron : aleluya. ^
luz como de un ropaje. Avanzáis. 3. Levantando las manos, *
Gloria al Padre. Avanzáis. les bendijo, y se elevaba hacia el
Lección IX cielo, aleluya.
4. Glorificad al R ey de los
P íe s p u é s de reprenderlos por reyes, * y cantad un himno a
su dureza, oigamos la orden Dios, aleluya.
que les dió: “ Id por todo el mun­ 5. Viéndolo ellos se elevó, *
do, y predicad el Evangelio s. to­ y una nube le ocultó a sus ojos,
da criatura” . ¿Acaso, hermanos aleluya. .
aleluya.
I—f e hablado primeramente ¡oh Ant. del Bene.d. — Subo a mi
Teófilo! de todo lo que hizo Padre, * y a vuestro Padre; a mi
y enseñó Jesús, desde su prin­ Dios, y a vuestro Dios, aleluya.
cipio, hasta el día en que fué L a O ración es la de las I V ís ­
recibido en el cielo, después de peras, pág. 67S.
Los Salm os de las H oras, son de
haber instruido por el Espíritu D om inica, pero los de Prim a como en
Santo a los Apóstoles que él ha­ las F iestas y el V ersícu lo del Respon­
sorio breve que se dice hasta la V i­
bía escogido. gilia de Pentecostés in clusive, es el
siguente: Q ue oj eleváis sobre lo¡
cielos.
H im no

TERCIA
í~ \ h Jesús! Autor de la salva­
ción de los hombres; supre­ La C apitula es la misma de Laudes,
pág. 681.
mo gozo de los corazones; Padre
I£. br. Ascendió Dios entre
del mundo redimido; pura luz
voces de júbilo, * Aleluya, ale
de las almas amantes.
¿Por qué clemencia habéis si­ luya. Ascendió y . Y el Señor
do vencido, ya que habéis tom a­ al son de clarines. Aleluya. G lo ­
do nuestros crímenes y habéis ria al Padre. Ascendió.
sufrido, siendo inocente, la muer, y . Al subir Cristo a lo alto,
te, para librarnos de ella? aleluya.
Habéis quebrantado el poder I£. Llevó consigo una multi­
del infierno; a los cautivos li­ tud de cautivos, aleluya.
bráis de las cadenas; después de
vuestra victoria, habéis obtenido SEXTA
el más excelso triunfo y os sen­ Capitula Act., 1, 4-5
táis a la diestra del Padre.
Reparad nuestros males, m ovi­ \ J comiendo con ellos, les man­
do por vuestra misericordia. H a­ dó que no partiesen de Je-
ced que contemplemos un día en T u s a lé n , sino que esperasen el
la luz beatífica el resplandor de cumplimiento de la piomesa del
vuestro rostro. Padre, la cual, dijo, oísteis de
D L a sigu ien te conclusión nunca se mi boca. Y es, que Juan bautizó
cam bia. con el agua, m a s vosotros habéis
Sed el objeto a que. aspiren de ser bautizados en el Espíritu
nuestros corazones, Vos que sois Santo dentro de pocos días.
guía y camino del cielo; sed la br. Al subir Cristo a lo
alegría en nuestras tristezas, y la alto, * Aleluya, aleluya. Al subir.
dulce recompensa de nuestra v i­ y . Llevó consigo una multitud
da. Amén. de cautivos. Aleluya. Gloria al
' . y , El Señor en el cielo, ale Padre. Al subir,
luya. ‘ y . Subo a mi Padre, y a
vuestro Padre, aleluya. I£. A mi Feria Sexta ¡nfraoctava de
Dios, y a vuestro Dios, aleluya
la Ascensión
Semidoble
NONA

Capitula Act., 1, 11 MAITINES

I NOCTURNO
Y ^ arones de Galilea, ¿por qué
estáis mirando al cielo? Es­ E m p ie z a la, E p ís t o l a se g u n d a
te Jesús, que separándose de vos­ del A pó sto l san P edro
otros se ha subido al cielo, ven­
drá de la misma suerte que le Lección I Cap. 1, 1-4
acabáis de ver subir allá.
R . br. Subo a mi Padre, y a Pedro,
im ó n siervo y
vuestro Padre, * Aleluya, alelu­ Apóstol de Jesucristo, a
ya. Subo. y . A mi Dios, y a los que han alcanzado
vuestro Dios, Aleluya, aleluya. igual fe con nosotros por la jus­
Gloria al Padre. Subo a mi P a­ ticia de Dios y Salvador nuestro
dre y a vuestro Padre, aleluya, Jesucristo. La gracia y paz crez­
aleluya. can más y más en vosotros por el
y . El Señor en el cielo, ale­ conocimiento de Dios y de nues­
luya. 1^. Ha constituido su tro­ tro Señor Jesucristo. A sí como
no, aleluya. todos los dones que nos ha dado
su poder divino, correspondien­
II VISPERAS tes a la vida y a la piedad, se
nos han comunicado por el co­
Las A n tífon as, C apitu la, H im no y nocimiento de aquel que nos lla­
O ración con el V ersícu lo son los de
las I V ísperas. E n lu ga r del último mó por su gloria y por su virtud,
Salmo se dice el 116, pág. 92. también por él mismo nos ha
Ant. del Magnif. — Oh Rev dado Dios las grandes y precio­
de la gloria, * Señor de las vir­ sas gracias que había prom eti­
tudes, que vencedor subiste hoy do, para haceros partícipes por
sobre todos los cielos, no nos medio de estas mismas gracias
dejes huérfanos, sino envíanos el de la naturaleza divina, huyendo
Espíritu de verdad, según la pro­ de la corrupción de la concupis­
mesa del Padre, aleluya. cencia que hay en el mundo.
L a s Completas son de Dom inica. Los R R . de los tres N octurn os son
los de la F iesta de la A scen sión , pá­
Durante la O ctava y en el día de gina 676.
la O ctava de la A scen sión se celebra
el Oficio como en la F iesta, excepto las
Lecciones que son propias y señaladas Lección II Cap. 1, 5-9
para cada día.
S i durante la O ctava o en la F eria W pues, habéis de po­
osotro s,
sexta siguiente se celebra un Oficio
en el que en el I N octurno se deben ner todo vuestro estudio y
leer las Lecciones de la E scritu ra co­ cuidado en juntar con vuestra
rriente, se dicen éstas con los Res-
ponsorios de la A scensión. fe la fortaleza, con la fortaleza
la ciencia, con la ciencia la tem­
planza, con la templanza la pa­
Serm ón de san L eón, P apa
ciencia, con la paciencia la pie­ Serm ón 2 de la Ascensión del Señor
dad, con la piedad el amor fra­
ternal, y con el amor fraternal Lección IV
la caridad. Porque si estas vir­
misterio de nuestra sal­
l
tudes se hallan en vosotros, y
vación que el Creador
van creciendo más y más, no
del universo estimó en el
quedará estéril y sin fruto el co­
precio de su sangre, se fué reali­
nocimiento que tenéis de nues­
zando desde el día de su naci­
tro Señor Jesucristo. M as aquél
miento hasta el fin de la pasión,
en quien no se encuentran, está
mediante su humildad. Y aunque
ciego, y anda con la mano a tien­
bajo la forma de siervo, se ma­
tas, olvidado de qué manera
nifestaron muchas señales de su
consiguió la purificación de sus
divinidad, con todo su acción du­
antiguos delitos.
rante este tiempo estuvo encami­
nada a demostrar la verdad de su
L ección III Cap. 1, 10-15 naturaleza humana. Pero después
de la pasión, libre ya de las ata­
T D o r tanto, hermanos míos, es­
duras de la muerte, las cuales
forzaos para asegurar vues­ habían perdido su fuerza al suje­
tra vocación y elevación por me­ tar a aquel que estaba exento de
dio de las buenas obras, porque todo pecado, la debilidad se
haciendo esto no pecaréis jamás. convirtió en valor, la mortalidad
Pues de este modo se os abrirá en inmortalidad, la ignominia en
de par en par la entrada en el gloria. Esta gloria la declaró
reino eterno de nuestro Señor y nuestro Señor Jesucristo median­
Salvador Jesucristo. Por lo cual te muchas y manifiestas pruebas
no cesaré jamás de advertiros
delante de muchos, hasta que el
eso mismo, por más que vosotros triunfo de la victoria consegui­
estéis bien instruidos y confir­
da con la muerte fué patente
mados en la verdad presente. con su ascensión a los cielos.
Pues me parece justo el desper­
taros con mis amonestaciones,
Lección V
mientras estoy en este cuerpo
mortal como en una tienda de D o r lo mismo, así como la re­
campaña. Estando cierto de que surrección del Señor fué pa­
presto saldré de él, según que ra nosotros causa de alegría
me lo ha significado ya nuestro en la solemnidad pascual, así su
Señor Jesucristo. M as yo cuida­ accensión a los cielos es causa
ré de que aun después- de mi del gozo presente, ya que nos­
muerte podáis vosotros c o n otros recordamos y veneramos
frecuencia hacer memoria de es­ debidamente este día en el cual
tas cosas. « Ja humildad de nuestra naturale-
za. sentándose con Cristo en
compañía de Dios Padre fué ele­
L e c c ió n del san to E v a n g e l ig
vada sobre todos los órdenes de
según san M arcos
Jos Angeles, sobre toda la m ili­
cia del cielo y la excelsitud de Lección VII Cap. 16, 14-20
todas las potestades. Gracias a
esta economía de las obras divi­ p*N aquel tiempo: Jesús apa
nas, el edificio de nuestra salva­ recio a los once Apóstoles
ción se levanta sobre sólidos fu n ­ cuando estaban a la mesa, y les
damentos; en efecto, admiramos dió en rostro con su increduli­
más la gracia divina viendo que, dad y dureza de corazón, por
al desaparecer de los ojos de los que no habían creído a los que
hombres aquella presencia visi­ le habían visto resucitado. Y lo
ble que por sí misma Imponía que sigue.
un justo sentimiento de respeto,
D e la H o m il ía de san G rego ­
no desfalleció la fe, ni titubeó
r io , P apa
la esperanza, ni vaciló la cari­
D e la m isma H om ilía 29
dad.
quel que creyere y fuere
I bautizado, se salvará;
Lección VI
pero el que no creyere,
se condenará” . Quizá cada uno
T a fuerza de las almas grandes
de vostoros diga para sí: Y o ya
y la luz de los corazones v e r­ he creído y, por lo mismo, ya me
daderamente fieles consiste en
salvaré. Dices verdad, si esta fe
creer sin sombra de duda lo qua
va acompañada de obras. Pues
no pueden ver, y en fijar su de­ la verdadera fe consiste en que
seo donde no pueden dirigir sus lo mismo que dices con las pa­
miradas. Ma^ está piedad ¿de labras, no lo contradigas con las
dónde podría provenir a nuestros obras. D e ahí es que de algunos
corazones, o cómo podría ningu­ falsos creyentes dice el Apóstol:
no justificarse mediante la fe, si “ Confiesan que conocen a Dios,
nuestra salvación dependiera úni­ pero con sus obras le niegan” .
camente de lo que está sujeto a D e ahí es también que diga san
los sentidos? Por lo cual, a aquel Juan: “ Quien dice que conoce a
Apóstol que parecía poner en Dios, y no guarda sus manda­
duda la resurrección de Cristo, mientos, es mentiroso” .
si no podía ver en su carne las
señales de las llagas, si podía
Lección VIII
comprobarlas con la vista y el
tacto, le dijo el Señor: “ Porque \ 7 i e n d o esto así, la verdad de
has visto, creiste; bienaventura­ nuestra fe la deben demos­
dos, empero, los que no vieron y trar nuestras obras; Pues enton­
creyeron” . ces somos verdaderamente fieles,
si lo prometido con las palabras, dos avisar con mis exhortacio­
lo cumplimos con nuestras obras. nes vuestro ánimo sencillo. Pa­
Ahora bien, en el día del bau­ ra que tengáis presentes las pa­
tismo (prometimos renunciar a labras que os he dicho antes, de
todas las obras del enemigo an­ los santos Profetas, y los pre­
tiguo, y a todas sus pompas. Por ceptos que el Señor y Salvador
esto cada uno de nosotros con­ nuestro os ha dado por medio
sidérese a sí propio, y si des­ de nosotros que somos sus Após­
pués del bautismo observa lo toles. Estando ciertos ante to
que antes prometió, alégrese de das cosas, de que vendrán en
verdad porque es ciertamente los últimos tiempos ciertos im­
fiel. postores artificiosos, arrastrados
de sus propias pasiones, diciendo:
L ección IX ¿Dónde está la promesa o el se­
si, por el contrario, no he­ gundo advenimiento de éste?
mos guardado lo prometi­ Porque desde la muerte de nues­
do, si hemos practicado malas : tros Padres, todas las cosas per­
obras, dejándonos llevar de las manecen del mismo modo que
pompas mundanas, veamos por al principio fueron criadas. Y
lo menos de llorar y deplorar es que no saben, porque quieren
nuestros errores. Pues delante del ignorarlo, que al principio fué
juez misericordioso, no es consi­ criado el cielo por la palabra de
derado mentiroso aquel que vuel­ Dios, como asimismo la tierra,
ve a la verdad, aun después de la cual apareció salida del agua,
haber mentido. Y a que el omni­ y subsiste en medio de ella. Y
potente Dios, al recibir favora­ que por tales cosas el mundo de
blemente nuestra penitencia, él entonces pereció anegado en las
mismo con su juicio oculta y aguas. Así los cielos, que ahora
disimula nuestros yerros. existen, y la tierra, se guardan
T e D eum , pág. 10. por la misma palabra, para ser
abrasados por el fuego en el día
Sábado infraoctavo de la del juicio y del exterminio de
los hombres malvados.
Ascensión Los R R . de ¡os tres N octurnos, de
Sem idoble la Fiesta de la A scen sión , pág. 676.


MAITINES
Lección II Cap. 3, 8-13
I NO CTU RN O
D e la E p ís t o l a secu n da del pERO vosotros, queridos n»os,
A pó sto l san P edro no debéis ignorar una cosa,
y es que un día respecto de
L ección I Cap. 3, 1-7
Dios es como mil años, y mi!
sta es ya, c a r ís im o s , la años como un día. No retarda,
segu n d a c a rta qu e os es­ pues, el Señorsu promesa, co-
c r ib o , p ro cu ran d o en la s .m o algunos juzgan, sino que es- ^
pera con paciencia por amor de ción. Así que vosotros ¡oh her­
vosotros, no queriendo que nin­ manos!, avisados ya, estad aler­
guno perezca, sino que todos se ta. No sea que seducidos de los
conviertan a penitencia. Por lo insensatos, vengáis a caer de
demás, el día del Señor vendrá vuestra firmeza. Antes bien id
como ladrón; y entonces los cie­ creciendo en la gracia y en el co­
los con espantoso estruendo pa­ nocimiento de nuestro Señor y
sarán, los elementos con el ar­ Salvador Jesucristo. A él sea da­
dor del fuego se disolverán, y la da la gloria desde ahora y por
tierra y las obras que hay en el día de la eternidad. Amén.
ella serán abrasadas. Pues ya
II NOCTURNO
que estas cosas han de ser des­
hechas, ¿cuáles debéis ser vos­ Serm ón de san L eón , P apa
otros en la santidad de vuestra Serm ón segundo de la A scen sión
vida y piedad, aguardando, y co­ del Señor
rriendo a esperar la venida del
Lección IV
día del Señor, y en que los cie­
los encendidos se disolverán, y o que fué visible en nues­
se derretirán los elementos con tro divino Redentor, ha
el ardor del fuego? Bien que e s­ pasado a ser un misterio.
peramos. conforme a sus pro­ Y a fin de que la fe fuese más
mesas, nuevos cielos y nueva excelente y firme, la vista ha si­
tierra, donde habitará la justi­ do sustituida por una enseñanza,
cia. cuya autoridad, iluminada con
resplandores celestiales, han acep­
Lección III Cap. 3, 14-18 tado los corazones de los fieles.
D o r lo cual, carísimos, pues Esta fe, confirmada por la A s­
tales cosas esmeráis, haced censión del Señor, y fortifica­
lo posible para que el Señor os da por los dones del Espíritu
halle sin mancilla, irreprensibles Santo, no fueron capaces de ha­
y en paz. Y creed que es para cerla vacilar mediante el terror,
salvación la longanimidad de ni las cadenas, ni las cárceles,
nuestro Señor, según que tam ­ ni los destierros, ni el hambre,
bién nuestro carísimo hermano ni* el fuego, ni las fieras, ni la
Pablo escribió conforme a la sa­ exquisita crueldad de los perse­
biduría que se le ha dado, como guidores. Por esta fe pelearon en
lo hace en todas sus cartas tra­ todo el mundo hasta derramar
tando en ellas de esto mismo. la propia sangre, no sólo los
En las cuales hay algunas cosas hombres, sino también las m u je­
difíciles de comprender, cuyo res. no sólo los mancebos, sino
sentido los indoctos e inconstan­ aun las tiernas vírgenes. Esta
tes en la fe pervierten de la fe arrojó a los demonios, ahu­
misma manera que las demás E s­ yentó las enfermedades y resuci­
crituras para su propia perdi tó a los muertos.
Lección V sustancia del cuerpo glorificado,
la fe de los creyentes es dirigida
A sí los mismos Apóstoles, que allá donde, no con mano terrena
confirmados con tantos mi­ sino con espiritual inteligencia,
lagros e ilustrados con tantos alcanzase al Unigénito igual al
discursos, no obstante se atemo­ que le había engendrado. Por es­
rizaron ante la atrocidad de la to despuéz de su resurrección el
pasión del Señor, y que en m e­ Señor dic? a M aría Magdalena,
dio de vacilaciones habían c re í­ que representaba la persona de la
do en la resurrección, se aprove Iglesia, al acercársele para tocar­
charon tanto de la Ascensión le: “ No me toques, pues aun
del Señor, que todo cuanto an­ no he subido a mi Padre” . Es
tes les causaba miedo, después decir, no quiero que busquéis mi
se convirtió en gozo. Desde aquel presencia corporal, ni que me re­
momento elevaron toda la con­ conozcáis con los sentidos carna­
templación de su alma a la divi­ les. Por mi ausencia, os invito a
nidad sentada a la diestra del cosas más altas, os preparo co­
Padre. La misma visión de su sas mayores. Guando subiere al
cuerpo en nada impedía el ejer­ Padre, entonces me tocaréis más
cicio de su inteligencia que, ilu­ perfecta y verdaderamente, de­
minada por la fe, ya creía que biendo alcanzar lo que no se to­
Cristo ni descendiendo se había ca y creer lo que no se ve.
apartado del Padre, ni con su
ascensión se había separado de III NOCTURNO
sus discípulos. D e consiguiente, L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
amadísimos, el H ijo del hombre se u Ún sa n M a r co s
se mostró H ijo de Dios de una
Lección VII Cap. 16, 14-20
manera más excelente y m iste­
riosa, cuando fué recibido en la p N aquel tiempo: Jesús apare­
gloria de la m ajestad paterna; y ció a los once Apóstoles
comenzó, de un modo inefable, a cuando estaban a la mesa, y les
ser más presente por su divini­ dió en rostro su incredulidad y
dad al alejarse más su humani­ dureza de corazón, porque no
dad. habían creído a los que le ha­
bían visto resucitado. Y lo que
Lección VI
sigue.
pNTONCES fué cuando la fe, más
D e l a H o m il ía de s a n G r e g o ­
ilustrada, aprendió a elevarse
r io , P a p a
con una ascensión espiritual has­
De la misma H om ilía 29
ta el H ijo igual al Padre, y no
necesitó ya del contacto de la a s señales de los que han
sustancia corporal de Cristo, en de creer son las siguien­
la cual es menor que el Padre, tes: “ En mi nombre
y a que permaneciendo la misma arrojarán los demonios, hablarán
nuevas lenguas, cogerán las ser­ lenguas? En cuanto a coger las
pientes. y si algún licor vene­ serpientes lo hacen aquellos que
noso bebieren, no les hará daño; con sus buenas exhortaciones
pondrán las manos sobre los en­ quitan la malicia de los corazo­
fermos, y quedarán éstos cura nes de los demás.
dos” . ¿Acaso, hermanos míos, no
creéis porque no realizáis estos Lección IX
milagros? Mas, atended que és­
tos fueron necesarios en los R uando oyen malas exhorta­
principios de la Iglesia, ya que ciones, pero en manera al­
para que la multitud de los guna se dejan arrastrar a la
fieles creciera en la fe, debía ser réalización de las obras malas,
sostenida con milagros, así co­ mortífero es lo que beben, pero
mo nosotros, al plantar arbustos, no les daña. Cuando ven que sus
continuamos regándolos hasta que prójimos son débiles para obrar
vemos que ya están arraigados, el bien, y según su posibilidad
pero una vez han echado raíces, Ies auxilian, y con el ejemplo de
dejamos de regarlos. D e ahí es sus obras sostienen a los que v a ­
que san Pablo dice: “ El don de cilaban, abandonados a sus pro­
lenguas es una señal, no para pias fuerzas, ¿qué otra cosa ha­
los fieles, sino para lo¿ infieles” cen sino imponer sus manos y
curar a los enfermos? Todos es­
tos milagros son tanto mayores
Lección VIII
cuanto son espirituales; son tan­
P ^ ebem os considerar también to mayores cuanto por ellos re­
can más atención algunas sucitan, no los cuerpos sino las
de estas señales y virtudes. A la •lmas.
Te Dcum, pág. 10.
verdad, la santa Iglesia hace ca­ L a s V ísp e ra s son de la Dom inica si­
da día espiritualmente lo que en guiente con Conm em oración del dia
otro tiempo practicaron corpo­ precedente de la O ctava.
ralmente los Apóstoles. Pues
cuando los sacerdotes mediante
la gracia del exorcismo imponen Dominica infraoctava de la
sus manos a los creyentes, y se Ascensión
oponen a que en sus ó.mas ten­ Sem idoble
ga su morada el espíritu m a­
Todo como en el día de la A scen ­
ligno, ¿qué otra cosa hacen sino sión, excepto lo que sigu e:
arrojar los demonios? Y los fie­
les que renuncian* a las antiguas I VISPERAS
conversaciones mundanas, y que
L a C apitula es la de Laudes, pá­
confiesan los sagrados m iste­ gina 692. E l H im no, como en la pá­
rios, cantando las alabanzas y gina 681. ‘
el poder del Creador, ¿qué otra y . El Señor en el cielo, ale­
cosa hacen sino hablar nuevas luya. '
1$. Ha constituido su trono, anunciamos, es: Que Dios es
aleluya. luz, y en él no hay tinieblas al­
Ant. del Magnif. — Cuando gunas.
viniere el Paráclito, * el cual yo Los R R . de los tres N octurnos, co­
mo en la F iesta de la A scensión, pá­
os enviaré, el Espíritu de ver­ gina 676.
dad, que procede del Padre, él
dará testimonio de mí, aleluya. Lección II Cap. 1, 6-10
L a O ración es la de Laudes, pá­
gina 692. Q i dijéremos que tenemos unión
S e hace Conm em oración del dia de con él, y andamos entre ti­
in fraoctava precedente. A n tífo n a , V e r ­
sículo y O ración de ¡a pág. 682. nieblas, mentimos, y no trata­
L a s Com pletas son de D om inica, pá­ mos verdad. Pero si caminamos
gina 77.
a la luz de la fe y santidad, co­
mo él está asimismo en la luz,
MAITINES
síguese de ahí que tenemos nos­
S i las L eccio nes sigu ien tes del I otros una común y mutua unión,
N octurno se hubiesen leído en el día y la sangre de Jesucristo, su
an terior por razó n de la ñesta de san
Juan “ ante Portam L a tin a m ", en esta Hijo, nos purifica de todo peca­
noche se leen la s del lunes siguiente. do. Si dijéremos que rio tenemos
I NOCTUR NO pecado, nosotros mismos nos en­
E m p ie z a la p r im e a E p ís t o l a
gañamos, y no hay verdad en
de sa n J u an A pó sto l
nosotros. Pero si confesamos
nuestros pecados, fiel y justo es
Lección I Cap. 1, 1-5 él, para perdonárnoslos, y lavar­
nos de toda iniquidad. Si dijé­
o que fué desde el remos prin­ que no hemos pecado, le
cipio, lo que oímos, lo hacemos a él mentiroso, y su
que vim os con nuestros palabra no está en nosotros.
ojos, y contemplamos, y palparon
nuestras manos tocante al V er­ Lección III Cap. 2, 1-6
bo de la vida. Vida que se hizo
patente, y así la vimos, y da­ í —| i j i t o s míos, estas cosas os
mos de ella testimonio, y os escribo, a fin de que no pe­
evangelizamos esta vida eterna, quéis. Pero aun cuando alguno
la cual estaba en el Padre y se pecare, no desespere, pues te­
dejó ver de nosotros. Esto que nemos por abogado para con el
vimos y oímos, es lo que os Padre a Jesucristo justo. Y él
anunciamos, para que tengáis mismo es la víctim a de propicia­
también vosotros unión con nos­ ción por nuestros pecados, y no
otros, y nuestra unión sea con tan sólo por los nuestros, sino
el Padre y con su H ijo Jesu­ también por los de todo el mun­
cristo. Y os lo escribimos para do. Y si guardamos sus manda­
que os gocéis, y vuestro gozo mientos, con eso sabemos que
sea cumplido. Y la nueva que le hemos conocido. Que quien
oímos del mismo Jesucristo y os dice conocerle, y no guarda sus
'■ l. Brev. 53
mandamientos, es un mentiroso,
y la verdad no está en él. Pero
quien guarda sus mandamien­ [ a resurrección del Señor cons­
tituye nuestra esperanza; su
tos, en ése verdaderamente la ca­
ascensión, nuestra glorificación.
ridad de Dios es perfecta. Y por
Hoy celebramos la solemnidad de
esto conocemos que estamos en
la Ascensión. D e consiguiente, si
él. Quien dice que mora en él,
debe seguir el mismo camino celebramos la Ascensión del Se­
ñor recta, fiel, devota, santa y
que él siguió.
piadosamente, subamos con él y
II NOCTUR NO elevemos también nuestros cora­
zones. No obstante, con esta as­
Ser m ó n d e sa n A g u s t ín , O b is p o
censión no nos envanezcamos, ni
Serm ón 2 de la A scen sió n del Señ or,
que es el 175 de Tiem po
presumamos de nuestros méritos
como si fuesen propios. Debe­
Lección IV mos tener levantados nuestros
corazones al Señor. Tener el co­
u e s t r o Salvador, carísimos
razón levantado, pero no hacia el
hermanos. =ha subido a
Señor, es soberbia; tener el cora­
los cielos; no nos con­
zón elevado al Señor es tenerlo
turbemos por lo tanto en la tie­
en un refugio seguro. Atended,
rra. Tengamos allá nuestra men­
hermanos, a un gran milagro. A l­
te, y aquí gozaremos de descan­
to es D ios; si te exaltas, huye de
so. Entre tanto subamos junto a
ti; si te humillas, desciende a ti.
Cristo con el corazón; y cuando
¿Por qué esto? Porque “ siendo
llegue el día prometido, le segui­
el Señor, como es, altísimo, pone
rá nuestro cuerpo. Con todo,
los ojos en las criaturas hu­
hermanos, debemos saber que
mildes y mira como lejos de sí a
con Cristo no sube la soberbia,
los altivos” . Lo humilde, lo con­
ni la avaricia, ni la lujuria. N in­
templa de cerca, para elevarlo:
gún vicio nuestro sube con nues­
lo alto, es decir la soberbia, lo
tro médico. Por lo cual, si de­
conoce desde lejos para abatirlo.
seamos subir en pos del m édi­
co, debemos deponer los pecados
Lección VI
y los vicios. Todos éstos son co­
mo unas cadenas que pretenden / C risto resucitó para darnos
mantenernos cautivos en los la­ esperanza al mostrarnos có-
zos de nuestros pecados, por lo « o resucita un hombre que ha­
cual con el auxilio divino, y se­ bía muerto. Nos comunicó esta
gún dice el Salm ista: “ R om pa­ firme convicción, a fin de que al
mos nuestras cadenas” , a fin de morir no desesperásemos, pensan­
que podamos decir al Señor con do que con la muerte termina
seguridad: “ Vos rompisteis mis nuestra vida. Estábamos ansiosos
vínculos; os ofreceré un sacrifi­ acerca#de nuestra alma, y él, re­
cio de alabanza” . sucitando, nos dió confianza de
que resucitaría aun la carne. Cree, Del seno de este mundo, con to­
de consiguiente, para que seas do, había elegido a sus discípu­
purificado. Ante todo es necesa­ los; se lo declaró a fin de que su­
rio que creas, a fin de que des­ pieran que ellos eran lo que eran
pués por la fe merezcas ver a por la gracia de Dios; y que
Dios. ¿Deseas ver a Dios? Oye lo por sus vicios fueron lo que ha­
que Jesús dice: “ Bienaventurados bían sido.
los limpios de corazón, porque
ellos verán a D io s” . Ante todo, Lección VIH
trata de purificar tu corazón
Quita de él cuanto pueda ser r^ESPUES anunció claramente
desagradable a Dios. que los Judíos serían sus
perseguidores y los de sus discí­
III NOCTURNO pulos, a fin de que quedara bien
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
sentado que los que persiguen a
segú n san J uan los santos están comprendidos en
esta denominación de mundo
Lección Vil condenable. Y después de decir
que ellos desconocían al que le
Cap. 15, 26-27; 16, 1-4
envió, y que, no obstante, odia­
£Tn aquel tiempo: D ijo Jesús ban al H ijo y al Padre, es decir,
a sus discípulos: Cuando v i­ a! que había sido enviado y al
niere el Consolador, Espíritu de que le había enviado (de todo lo
verdad que procede del Padre, y cual hemos tratado ya en otros
que yo enviaré de parte de mi sermones), llegó al pasaje en que
Padre, él dará testimonio de mí. dice: “ Para que se cumpla lo que
Y lo que sigue. está escrito: M e odiaron sin mo­
tivo” .
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o 1$. Si yo no me fuere, el
Tratado 92 sobre san Juan Consolador no vendrá a vos­
otros; mas si me fuere, os le en­
l Señor Jesús, en el ser­
viaré. * Y cuando él viniere, os
món que dirigió a sus
enseñará toda verdad, y . Pues
discípulos después de la
no hablará de suyo, sino que di­
cena, cercano ya a la pasión,
rá todas las cosas que habrá oí­
debiendo partir y habiendo de
do, y os prenunciará las veni­
privarles de su presencia corpo­
deras. Y cuando. Gloria al P a­
ral, por más que, por su presencia
dre. Y cuando.
espiritual permanecería entre
todos los suyos hasta la consu­
Lección IX
mación de los siglos; el Señor
Jesús, en aquel discurso les ex­ r^ESPUES, como consecuencia.
hortó a soportar ias persecucio­ añadió aquello que poca ha
nes de los impíos, a quienes de­ empezamos a tratar: “ Cuando
signó con el nombre de mundo. viniere el Consolador, que yo
os enviaré del Padre, Espíritu Oración
de verdad, que procede del Pa­
Q hDios omnipotente y eter­
dre, él dará testimonio de mí, y
no: haced que nuestra vo ­
vosotros también daréis testimo
luntad sea siempre devota para
nio, puesto que desde el principio
con Vos, y que siempre sirva­
estáis en mi compañía” . Ahora
mos a vuestra majestad con sin­
bien, ¿cómo puede entenderse
cero corazón. Por nuestro Señor.
esto con relación a lo que. antes
Se hace Conmemoración de la O c ­
había dicho: “ Mas ahora me tava, con la A n t., y . y Oración de la
han visto y me han aborrecido a pág. 681. A Prima, los Salmos de las
Fiestas, y la Lección breve es la
mí y a mi Padre; por donde se Capitula de Nona.
viene a cumplir la sentencia es­
crita en su L ey: Me han aborre­ TERCIA
cido sin causa alguna” ? ¿Acaso Capitula: Carísimos, como en Lau­
porque cuando vino el Paráclito, des.
este Espíritu de verdad, con­
venció con testimonios más evi­ SEXTA ■
dentes a los que, habiendo visto Capitula I Petr.. 4. 9-10
sus obras, le aborrecieron? Hizo
más aún: ya que manifestándo­ la hospitalidad los
£ ? j e r c it a d

se a aquéllos, convirtió u la fe. unos con los otros sin mur­


que obra mediante la candad, a muraciones; comunique cada
algunos de aquellos que habían cual al prójimo la gracia según
visto, cuyo odio peduraba. la que recibió, como buenos dis­
Te Dcum, pág. 10. pensadores de los dones de Dios,
los cuales son de muchas mane­
LAUDES ' ras.
Capitula I Petr., 4, 7-3
NONA
J Sed prudentes, y
a r ís im o s :
velad en oraciones. Pero so­ Capitula I Petr.. 4, 11
bre todo mantened constante la
que habla, hágalo de modo
mutua caridad entre vosotros;
que parezca que habla Dios
porque la caridad cubre muche­
por su boca; quien tiene minis­
dumbre de pecados.
Himno como en la pág. 681.
terio, ejercítelo como virtud
\ r . Ascendió Dios entre v o ­ que Dios le ha comunicado, a
ces de júbilo, aleluya. Tí. Y el fin de que en todo cuanto hagáis
Señor al son de clarines, aleluya. sea Dios glorificado por Jesu­
Ant. del Bened. — Cuando v i­ cristo Señor nuestro.
niere el Consolador, * Espíritu de
verdad que procede del Padre, II VISPERAS
y que yo enviaré de parte de Capitula como la de Laudes; H im ­
mi Padre, él dará testimonio de no y y . como en la pág. 681.
nií, aleluya. Ant. del Magnif. — Os he di-
. -4
cho estas cosas, * para que Los RR. de los <res Nocturnos como
en la Fiesta de la Ascensión, pá­
cuando se realicen, os acordéis, gina 676.
que os las dije, aleluya.
Se hace Conmemoración del siguiente Lección II Cap. 3, 7-12
día de 1% Octava, diciendo la An t., V .
y Oración de la pág. 675. Pero si el
día siguiente no se celebra de la in- J—J míos, nadie os enga­
ij it o s
fraoctava, se dice la Ant. de la pág 682 lle. Quien ejercita la justi­
cia, es justo, así como lo es tam­
bién Jesucristo. Quien comete
Feria Segunda infraodava pecado, del diablo es, porque el
de la Ascensión diablo desde el momento de su
Semidoble
caída continúa pecando. Por eso
MAITINES ^ vino el H ijo de Dios, para des­
hacer las obras del diablo. Todo
I NOCTURNO
aquel que nació de Dios, no ha­
De la E p ís to la p r im e r a del ce pecado, porque la semilla de
A p ó s to l san Juan Dios mora en él, y no puede pe­
car, porque es hijo de Dios. Por­
Lección I Cap. 3, 1-6 que aquí se distinguen los hijos
de Dios de los hijos del diablo.
I 9 IRAD amor hacia no¿-
Todo aquel que no practica la
|¡\ w l 9 otros ha tenido el Padre,
justicia no es de Dios, y así
i queriendo que nos llame­
tampoco lo es el que no ama a
mos hijos de Dios y lo seamos
su hermano. En verdad que ésta
en efecto. Por eso el mundo no
es la doctrina que aprendisteis
hace caso de nosotros, porque
desde el principio, que os améis
no conoce a Dios. Carísimos,
unos a otros. No como Caín, el
nosotros somos ya ahora hijos de
cual era del maligno, y mató a
D ios, mas lo que seremos algún
su hermano. ¿ Y por qué le ma­
día no aparece aún. Sabemos sí
tó? Porque sus obras eran ma­
que cuando se manifestare cla­
lignas, y las de su hermano jus­
ramente Jesucristo, seremos se­
tas.
m ejantes a él, porque le veremos
como él es. Entre tanto quien Lección III Cap. 3, 13-18
tiene tal esperanza en él, se san­
tifica a sí mismo, así como él es lSJo extrañéis, hermanos, si os
también santo. Cualquiera que aborrece el mundo. Nos­
co m e^ pecado, por lo mismo otros conocemos haber sido tras­
comete una injusticia. Y bien ladados de muerte a vida, en
sabéis que él vino para quitar que amamos ?. los hermanos. El
nuestros pecados, y en él no cabe que no los ama queda en la
pecado. Todo aquel que perma­ muerte. Cualquiera que tiene
nece en él, no peca; y cualquiera odio a su hermano, es un homi­
que peca, no le ha visto ni le cida. Y ya sabéis que en ningún
ha conocidí. homicida tiene su morada la vi­
da eterna. En esto hemos cono­ en compañía de los Angeles; hizo
cido la caridad de Dios, en que más: atravesó los cielos, subió
dió su vida por nosotros, y así sobre los Querubines, se elevó
nosotros debemos dar la vida más que los Serafines, y no se
por nuestros hermanos. Quien detuvo hasta haber alcanzado el
tiene bienes de este mundo, v <rono del Señor. Considera cuánta
viendo a su hermano en necesi­ sea la distancia que separa el cie­
dad, cierra las entrañas para no lo de la tierra, y lo que es más,
compadecerse de él, ¿cómo es cuánto1 dista la tierra del in­
posible que resida en él la ca­ fierno, y el mismo cielo del cielo
ridad de Dios? H ijitos míos, no más alto, y cuánta sea la distan
amemos de palabra y con la len­ cia del cielo más alto a los A n­
gua solamente, sino con obras y geles, a las superiores Potesta­
de veras. des y al mismo trono del S e­
II NOCTURNO
ñor. Nuestra naturaleza fué ele­
vada sobre todas estas cosas, de
Serm ón de san J uan C r is ó s t o m o
suerte que el hombre que ocupa­
Serm ón de la A seen, del Señor. To m . 3
ba un lugar tan bajo que ya no
Lección IV podía descender más, fué exalta­
do sobre un trono tan sublime
Cristo a los cie­
u b ie n d o
que ya no podía subir más arriba
los ofreció al Padre las
'M primicias de nuestra na­ Lección VI
turaleza, y apreció este ofreci­
C an Pablo, propojniendo esta
miento porque era presentado
verdad, decía: “ El que des­
por una persona tan digna, y lo
cendió, es el mismo que aseen
ofrecido carecía de toda im per­
dió” . Y añade: “ Descendió a
fección. Recibió este ofrecim ien­
lo más profundo de la tierra, y
to en sus manos, haciéndole par­
subió sobre todos los cielos” . Fi
tícipe de su trono, y lo que es
jaos en quién ascendió de esta
más aún le colocó a su diestra.
suerte y cuál fué la naturaleza
Conozcamos quién era aquel que
elevada. M e detengo de propó­
oyó: “ Siéntate a mi diestra” , y
sito en este punto, a fin de que
cuál sea la naturaleza de aquel a
considerando la bajeza de la na­
quien dijo D ios: “ Sé partícipe de
turaleza humana, aprendamos a
mi trono” . Es aquella naturaleza
conocer y admirar la divina cle­
que había oído estas otras
mencia que otorgó un honor su­
palabras: “ Tierra eres, y en tie­
mo y una tan grande gloria a
rra te convertirás1'.
nuestra naturaleza, elevándola en
Lección V este día sobre todas las cosas.
H oy los Angeles y Arcángeles
A la verdad no hubiera sido contemplaron a nuestra naturale­
suficiente para su gloria ha­ za resplandeciente de gloria en
ber subido a los cielos y hallarse el trono del Señor
III NOOTURNO Lección VIII

L e c c ió n del san to E v a n g e l io
P \ ébese advertir que, según
según san M arcos
leemos, Elias subió con una
carroza, a fin de demostrar cla­
Lección VII Cap. 16, 14-20
ramente que siendo sólo hombre
pN aquel tiempo: Jesús apare­ necesitaba del auxilio ajeno. Los
ció a los once Apóstoles Angeles fueron sus auxiliares,
cuando estaban a la mesa, y les ya que ni al cielo aéreo podía
dió en rostro su incredulidad y subir por sí mismo, estando im­
dureza de corazón, porque no pedido por el peso de la natu­
habían creído a los que le ha­ raleza. Pero de nuestro Redentor
bían visto resucitado. Y lo que no leemos que fuese elevado por
sigue. una carroza, ni por los Angeles,
porque aquel que todo lo había
D e la H o m il ía de san G rego­ creado pe sí mismo se elevaba
r io , P apa sobre todas las cosas. Volvía
De la misma Homilía 23 donde ya estaba; regresaba allí
donde había permanecido, pues
r Señor Jesús, después de
u al subir con su humanidad al
haber hablado con ellos, cielo, por su divinidad contenía
subió al cielo y está sen­ juntamente el cielo y la tierra.
tado a la diestra de Dios. Sabe­
mos por el Antiguo Testamento Lección IX
que E lias fué arrebatado al cie­
lo. Pero una cosa es el cielo aé­ A s í como José, vendido pov
reo y otra cosa el etéreo. El cielo 1 sus hermanos, prefiguró la
aéreo está próximo a la tierra; venta de nuestro Redentor, así
por lo cual decimos las aves del Henoc trasladado y Elias eleva­
cielo, porque vemos que vuelan do al cielo aéreo, designaron am­
en el aire. Elias fué elevado al bos la Ascensión del Señor. De
cielo aéreo, para ser conducido consiguiente el Señor tuvo de su
en seguida a cierta región oculta ascensión prenuncios y testigos
de la tierra, en la cual viviese Uno antes de la Ley, y el otro
con grande paz de alma y del en tiempo de la Ley, hasta que
cuerpo, hasta que vuélva al fin finalmente viniese aquel que ver­
del mundo para pagar el tributo daderamente podía entrar en los
a la muerte. Su muerte fué a p la ­ cielos. Por eso mismo, la eleva­
zada y no quedó libre de ella ción de ambos se distingue por
Para nuestro Redentor no fué cierta gradación. Pues Henoc fué
aplazada: la superó y destruyó trasladado, y Elias elevado al
con su resurrección, y la gloria de cíelo, a fin de que últimamente
su resurrección la manifestó su­ viniese aquél que ni fué trasla­
- biendo al cielo. é dado ni elevado, sino que pe-
netrase en los cielos con su pro­ ritu de verdad, y los que están
pia virtud. del espíritu del error.
Te Deum, pág. 10. Los RR. de los tres Nocturnos, co­
mo en la Fiesta de la Ascensión, pá­
gina 676.

Feria Tercera infraoctava Lección II Cap. 4, 7-14


de la Ascensión J amémonos los unos
a r ís im o s ,
Semidoble a los otros; porque la ca­
ridad procede de Dios. Y todo
MAITINES aquel que así ama, es hijo de
I NOCTURNO Dios, y conoce a Dios. Quien no
tiene este amor, no conoce a
De la E p ís to la p r im e r a del Dios, puesto que Dios es cari­
A p ó s to l san Juan dad. En esto se demostró la ca­
ridad de Dios hacia nosotros, en
Lección I Cap. 4, 1-6 que Dios envió a su H ijo uni­
génito al mundo, para que por él
m adosmíos, no queráis
tengamos la vida. Y en esto con
creer a todo espíritu, si­
siste la caridad; que no es por­
no examinad los espíri­
que nosotros hayamos amado a
tus si son de Dios. Porque se han
Dios, sino que él nos amó pri­
presentado en el mundo muchos
mero a nosotros, y envió a su
falsos profetas. En esto se co­
H ijo a ser víctim a de propicia­
noce el espíritu de D ios: todo
ción por nuestros pecados. Que­
espíritu que confiese que Jesu­
ridos míos, si así nos amó Dios,
cristo vino al mundo en carne,
también nosotros debemos amar­
es de Dios. Y todo espíritu que
nos unos a otros. Nadie vió ja ­
desune a Jesús, no es de Dios.
más a Dios. Pero si nos ama­
Antes éste es espíritu del A n ti­
mos unos a otros, Dios habita
cristo, de quien tenéis oído que
en nosotros, y su caridad es con­
viene, y ya desde ahora está en
sumada en nosotros. En esto co-
el mundo. Vosotros, hijitos míos,
nocemós que vivim os en él, y él
de Dios sois, y habéis vencido
en nosotros, porque nos ha co­
a aquél, porque el que está con
municado su Espíritu. Nosotros
vosotros es mayor que el espí­
fuimos testigos de vista, y da­
ritu del Anticristo que está en
mos testimonio de que el Padre
el mundo. Estos tales son del
envió a su H ijo para ser el Sal­
mundo, y por eso hablan del
vador del mundo.
mundo, y el mundo los escucha.
Nosotros somos de Dios. Quien
Lección III Cap. 4, 15-21
conoce a Dios nos escucha a nos­
otros. Quien no es de Dios, no C ualquiera que confesare que
nos escucha. En esto conocemos Jesús es el H ijo de Dios,
los que están animados dei Espí:j Dios está en él, y él en Dios.
Nosotros asimismo hemos cono­ limbo, se dirigió a lo más al­
cido y creído el amor que nos to del paraíso y penetró en lo
tiene Dios. Dios es caridad, y el más excelso de los cielos. Y así
que permanece en la caridad, en como el águila, dejadas las in­
Dios permanece, y Dios en él. En mundicias de la tierra, volando
esto está la perfecta caridad de a lo más su&lime se goza con
Dios con nosotros, que nos da la salubridad del aire más puro,
confianza en el día del juicio. así el Señor, dejando la hedion­
Pues que como él es, así somos dez de los pecados terrenos, ele­
nosotros en este mundo. En la vándose en medio de los Santos,
caridad no hay temor. Antes la se goza con k sencillez de una
perfecta caridad echa fuera el vida más pura.
temor, porque el temor tiene pe­
na, y así, el que teme no es con­ Lección V
sumado en la caridad. Amemos,
pues, a Dios, ya que Dios nos I a comparación del águila con­
amó primero. Si alguno dice: sí, viene, pues, en- todas las co­
yo amo a D ios, al paso que abo­ sas al Salvador. M as ¿cómo com­
rrece a su hermano, es un men­ pararla con e! Salvador, cuando
tiroso. Pues el que no ama a su vemos que el águila con frecuen­
hermano a quien ve, ¿a Dios, a cia arrebata la presa y que mu­
quien no ve, cómo podrá amar­ chas veces se apodera de lo
le? Y tenemos este mandamien­ ajeno? Con todo, ni en esto es
to de D ios: que quien ama a desemejante ael Salvador. Pues
D ios ame tambfén a su her­ de alguna manera tomó la pre­
mano. sa cuando introdujo en el cie­
lo al hombre que había arreba­
II NO CTURNO
tado de las fauces del infierno, y
Serm ón de san M á x im o , O b is p o librándolo del poder del m a­
Homilía 43, qué es la 2 de Pentecostés ligno, le llevó cautivo a lo más
antes del medio alto, como esiá escrito en el Pro­
feta: “ Al subir Cristo a lo alto,
Lección IV
condujo cautiva a la cautividad;
ecuerda vuestra santidad, dió dones a los hombres” .
que yo comparé el Salva­
dor con aquella águila de Lección VI
la cual leemos en los Salmos
que renovó su juventud. Esta Q dice, a lo alto con­
u b ie n d o ,

semejanza se extiende a muchos dujo cautiva a la cautividad.


aspectos. Así como el águila, de­ ¡Qué bien describe el Profeta el
jando las cosas bajas se dirige triunfo del Señor! Según dicen,
a lo alto y sube a las regiones era costumbre que los cortejos de
próximas al cielo, así el Salvador, cautivos precedieran a las carro­
• dejando las profundidades del zas de los reyes victoriosos. Y
he ahí que al subir el Señor a
los cielos, la cautividad gloriosa
D or lo mismo, pues, que nues­
no le precede sino que le acom­
paña; no es conducida ante su tro Redentor, después de su­
carroza, sino que ella misma le bir al cielo, juzga todas las co­
sirve de carroza. Por un admira­ sas, y en el último día ha de
ble misterio, cuando el H ijo de venir como juez universal, por
Dios elevó hasta el cielo al H ijo esto dice san Marcos que des­
del hombre, la cautividad es con­ pués de su ascensión está senta­
ducida y, al mismo t;empo, con­ do, ya que después de esta glo
riosa ascensión ha de mostrarse
duce.
como juez al fin de los tiempos
III NOCTURNO Pero san Esteban, mientras com­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
batía, le vió de pie, como auxilia­
seg ú n san M arcos
dor, porque mientras él luchaba
en la tierra para vencer la infi­
Lección VII Cap., 16, 14-20 delidad de los perseguidores, la
pN aquel tiempo: Jesús apare­ gracia del Salvador luchaba por
ció a los once Apóstoles él en lo alto del cielo.
cuando estaban a la mesa, y les . Las nubes s o n , Señor
dió en rostro su incredulidad y vuestra carroza. * Avanzáis so­
dureza del corazón, porque no bre las alas de los vientos, ale­
habían creído a los que le ha­ luya. y . Revestido estáis de
bían visto resucitado. Y lo que gloria y majestad, envuelto de
sigue. luz como de un ropaje. Avanzáis.
Gloria al Padre. Avanzáis.
D e la H om ilía de san G r eg o ­
r io , P a pa Lección IX
De la misma Homilía 29
^ igue diciendo el Evangelista:
de considerar lo que
emos
“ Sus discípulos se fueron y
quiere decir san Marcos
predicaron en todas partes, co ­
con estas palabras: “ Está
operando el Señor y confirman­
sentado a la diestra de D ios” .
do su doctrina con los milagros
¿No dice, acaso, san Esteban: que la acompañaban” . ¿Qué de­
“ Veo los cielos abiertos, y al bemos considerar en esto, qué
Hijo del Hombre de pie a la
debemos recordar, sino que la
diestra de D ios” ? ¿Cómo se ex­ obediencia siguió al mandamien­
plica que san M arcos diga que
to, y a la obediencia los mi
•* estaba sentado, y confiese san
lagros? M as, después de haber
Esteban que estaba en pie? Pero
expuesto brevemente, con el fa ­
vosotros sabéis, hermanos, que vor divino, la lección evangélica,
estar sentado es propio del que resta que digamos ya algo sobre
juzga, y estar en pie es propio la misma gran solemnidad.
del que combate o auxilia a otro. Te Deum, pág. 10.

't
Feria Cuarta iníraoctava no confiesan que Jesucristo ha­
de la Ascensión ya venido en carne. Negar esto
S e m id o b le es ser un impostor y un Anti­
cristo. Vosotros estad sobre avi­
MAITINES
so, para no perder vuestros tra­
I NOCTURNO
bajos, sino que antes bien reci­
E m p ie z a la E p ís t o l a segun d a báis cumplida recompensa. T o ­
d e l A pó sto l san J uan do aquel que no persevera en la
Lección I Cap. 1, 1-5 doctrina de Cristo, sino que se
aparta de ella, no tiene a Dios.
l presbítero a la dama El que persevera en ella, ese
Electa y a sus hijos, a tiene al Padre y al Hijo.
los cuales yo amo de v e ­
ras, y no sólo yo, sino también Lección III Cap. 1, 10-13
todos los que han conocido la
verdad, en atención a la misma viene alguno a vosotros, y
verdad, que permanece en nos­ no trae esta doctrina, no le
otros, y estará con nosotros eter­ -recibáis en casa, ni le saludéis,
namente. Gracia, misericordia y porque quien le saluda, comu­
paz sea con vosotros en verdad nica en cierto modo con sus ac­
y caridad, de parte de Dios P a ­ ciones perversas. Aunque tenía
dre y de Cristo Jesús el H ijo del otras muchas cosas que escribi­
Padre. Heme gozado en extremo ros, no he querido hacerlo por
de haber hallado alguno de tus medio de papel y tinta, porque
hijos en el camino de la verdad, espero ir a veros, y hablar boca
conform e al mandamiento que a boca, para que vuestro gozo
recibimos del Padre. Por eso sea cumplido. Salúdante los hi­
ahora, señora, te ruego, no ya jos de tu hermana Electa.
escribiéndote un nuevo manda­
II NOCTURNO
miento, sino el mismo que tuvi­
mos desde el principio, que nos S e r m ó n d e s a n G r e g o r i o N i c e n o
amemos unos a otros. . D iscurso sobre la A scen sión del Señor
L o s R R . de los tres N octurnos, co­
mo en la F iesta de la A scen sió n , pá­ Lección IV
gin a 676.
festividad de este día.
a
L ección II Cap. 1, 6-9 ya por sí misma tan
Y Ia caridad consiste, en que grande, la solemnizó aun
procedamos según los man­ más el Profeta David, aña­
damientos de Dios. Porque tal es diendo a nuestra alegría la de sus
el mandamiento que habéis re­ salmos. Este profeta excelso, ele­
cibido desde el principio, y se­ vándose sobre sí mismo, como si
gún el cual debéis caminar. Pues­ el peso del cuerpo no le estor­
to que se han descubierto en el bara en lo más mínimo, se junta
mundo muchos impostores, que- a las potestades celestes, y nos
cita las palabras que acompañan­ la librea de nuestra pobre natu­
do al Señor al entrar en la glo­ raleza y cuyos vestidos están en­
ria, dirigen a los Angéies que rojecidos, ya que han pasado por
moran en la tierra, a los cuales el lagar de los males de nuestra
han sido confiados los que entran naturaleza y así preguntan de
en la vida humana, dándoles este n u e v o a sus acompañantes:
mandamiento: “ Levantad, oh “ ¿Quién es este R ey de la glo­
príncipes, vuestras puertas, y ele­ ria?” . A lo cual ya no respon
vaos vosotras, oh puertas de la den: “ El fuerte y valeroso en
eternidad; y hará su entrada el el com bate” , sino: “ El Señor de
Rey de la gloria” . las virtudes, que obtuvo el prin­
cipado del mundo; que todo lo
Lección V posee en sí mismo, y que resti­
tuyó todas las cosas a su estado
Y porque en dondequiera que
esté aquel que lo contiene to­ primitivo; éste mismo es el R ey
do, se acomoda a la capacidad de de la gloria” .
ios que le reciben (ya que no sólo III NOCTURNO
fué hombre entre los hombres,
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
sino que cuando se halla entre
seg ú n san M arco s
los Angeles se conforma con su
modo de conversar), por eso los Lección VII Cap. 16, 14-20
porteros del cielo le preguntan:
pN aquel tiempo: Jesús apare­
“ ¿Quién es este R ey de la glo­
ció a los once Apóstoles
ria?” A lo cual responden los
cuando estaban a la mesa, y les
otros Angeles, diciendo que es él
dió en rostro su incredulidad y
esforzado y poderoso en el com­
dureza de corazón, porque no ha­
bate, ya que había de pelear con.
bían creído a los que le habían
tra aquel que tenía sujeta la na­
visto resucitado. Y lo que sigue
turaleza bajo una dura servidum­
bre, y había de derribar al que D e la H o m il ía de sa n G rego­
tciiia el imperio de la muerte, y r io , P apa
esto de tal manera que después De la m isma H om ilía 29
de vencer a un enemigo tan te­
rrible, pudiera dar al linaje hu­ todo debemos pregun­
nte

mano la libertad y la paz. tar por qué motivo en


la-N atividad del Señor se
Lección VI aparecieron los Angeles, y con to­
do no leemos qye se apareciesen
[ e salen al encuentro los guar­ con vestidos blancos; y, en cam­
dianes del cielo, y mandan bio, se nos dice que los Angeles
abrir las puertas del mismo, pa­ que fueron enviados cuando su­
ra que entre de nuevo en su bió a los cielos aparecieron con
gloria antigua. M as ellos no re­ vestidos blancos. H e ahí, en efec­
conocen a aquel Dios que viste to, ló que está escrito: “ Se fué
elevando a su vista por los aires, lo. Por razón de esta misma ele­
hasta que una nube le encubrió vación de nuestra carne, el santo
a sus ojos. Y estando ellos Job da al Señor el nombre figu­
atentos a mirar cómo iba su­ rado de ave. Considerando que
biéndose al cielo, he aquí que los Judíos no comprendían el
aparecieron cerca de ellos dos misterio de su ascensión, el bien­
personajes con vestiduras blan­ aventurado Job profirió una sen­
cas” . En los vestidos blancos se tencia que en sentido figurado se
manifiesta la solemnidad y el go­ refería a su infidelidad, diciendo:
zo del alma. ¿Por qué, pues, “ Este pueblo ignora el camino
en el nacimiento del Señor, los del ave” .
Angeles no se aparecen con ves­
tidos blancos, y se muestran con Lección IX
ellos en su ascensión, sino por­
que constituyó una gran alegría ^ on razón ei Señor es llama­
para los Angeles la entrada del do ave, porque su cuerpo de
Hom bre Dios en el cielo? Ade­ came se elevó sobre los aires.
más, en el nacimiento del Señor, Aquel, pues, que no cree que su
su divinidad parecía humillada, bió al cielo, ignora el camino del
mientras que, al ascender al cielo, ave. D e esta solemnidad dice el
su humanidad fué exaltada. Y los Salmista: “ Vuestra grandeza se
vestidos blancos corresponden eleva sobre los cielos” . De ella
más bien a la exaltación que a dice también: “ Sube Dios en
la humillación. medio de las aclamaciones; elé­
vase el Señor al sonido de la
L ección VIH trompeta” . Y dice aún: “ A l su­
bir a lo alto llevó consigo a la
J^os Angeles debían, pues, mos­ cautividad; dió sus dones a
trarse con vestidos blancos los hombres” . A la verdad, su­
en el momento de la ascensión, biendo a lo alto condujo cau­
porque aquel que en su nacimien­ tiva la cautividad, ya que con
to se mostró Dios humilde, en la virtud de su incorrupción, ano­
su ascensión se manifestó como nadó nuestra corrupción. Dió do­
un hombre gloriosamente elevado. nes a los hombres cuando des­
Pero lo que principalmente de­ pués de haber enviado el Espíri­
bemos considerar en esta solem­ tu Santo, a unos concedió el don
nidad, carísimos hermanos, es de sabiduría, a otros el de ciencia,
el haber sido rasgado en este a otros la gracia de los milagros,
día el decreto de nuestra conde­ a éstos la virtud de curar enfer­
nación, y modificada la sentencia mos, a los otros el don de len­
de nuestra corrupción. Y a que guas, y a otros el de interpretar
aquella naturaleza a la que se di­ las Sagradas Escrituras.
jo : “ Eres tierra y en tierra te T e D eum , pág. 10.
V ísp era s d el O ficio siguiente de Ja
convertirás” , hoy ha subido al cie­ O ctava de la A scen sión .
Feria Quinta infraoctava
de la Ascensión
Doble m ayor ^/^ as ¿por qué se dice que su­
bió sino porque antes había
_ MAITINES descendido a los lugares más ín­
fimos de Ja tierra? El que des­
Todo como en el dia de la Aseen cendió, ese mismo es el que as­
sión, excepto las Lecciones. cendió sobre todos los cielos,
para dar cumplimiento a todas
De la E p ís t o l a del A pó sto t
las cosas. Y así él mismo a unos
san P ablo a los E f e s io s
ha constituido Apóstoles, a otros
I NOCTURNO Profetas, y a otros Evangelistas,
y a otros Pastores y Doctores,
Lección I Cap. 4, 1-8 a fin de que trabajasen en la
perfección de los santos en las
o que estoy entre cade­ funciones de su ministerio en la
nas por el Señor, os con­ edificación del cuerpo m ístico de
juro que os portéis de Jesucristo. H asta que arribemos
una manera que sea digna del todos a la unidad de una misma
estado a que habéis sido llama­ fe y de un mismo conocimiento
dos, con toda humildad y m an­ del H ijo de D ios, al estado de
sedumbre, con paciencia, sopor­ un varón perfecto, a la medida
tándoos unos a otros con cari­ de la edad perfecta según Cristo.
dad, solícitos en conservar la Por manera que ya no seamos
unidad del Espíritu con el víncu­ niños fluctuantes, ni nos d eje­
lo de la paz. Siendo un solo mos llevar aquí y allá de todos
cuerpo y un solo Espíritu, así co­ los vientos de opiniones por la
mo fuisteis llamados a una m is­ malignidad de los hombres, que
ma esperanza de vuestra voca­ engañan con astucia para in­
ción. Uno es el Señor, una la fe, troducir el error.
uno el bautismo. Uno el Dios v
Padre de todos, el cual es sobre Lección III Cap. 4, 5-21
todos, y gobierna todas las co­
sas, y habita en todos nosotros. A n tes bien, siguiendo la ver­
Si bien a cada uno de nosotros dad del Evangelio c<xi ca­
se le ha dado la gracia a m e­
ridad, en todo vayam os crecien­
dida de la donación de Cristo.
do en Cristo, que es nuestra ca ­
Por lo cual dice: A l subirse a lo beza. Y de quien todo el cuerpo
alto, llevó consigo cautiva una trabado y conexo entre sí con
gran multitud de cautivos, y la fe y caridad, recibe por todos
derramó sus dones sobre los los vasos y conductos de com u­
hombres. nicación, según la medida corres­
Los R R . de los tres N octurn os, co­ pondiente a cada miembro, el
mo en la F ie sta de la A scen sión , pá­
gina 676.
aumento propio del cuerpo para
su perfección mediante la cari­ creemos firmemente que obten­
dad. Os advierto, pues, y os con­ dremos más tarde para nosotros
juro de parte del Señor, que ya mismos el favor de aquel mila­
no viváis como todavía viven gro, del cual al presente ya per­
los Gentiles que proceden en su cibimos el efecto. Que cada fiel,
conducta según la vanidad de después ae haber comprendido
sus pensamientos, teniendo oscu­ tan grandes cosas, se disponga,
recido y lleno de tinieblas el en­ por lo que sabe que ha acaecido,
tendimiento, ajenos enteramente a esperar los bienes prometidos,
de vivir según Dios, por la ig­ y a considerar la bondad pasada
norancia en que están a causa y la presente del Señor, como
de la ceguedad de su corazón una prenda de las mercedes fu­
Los cuales no teniendo ninguna turas.
esperanza, se abandonan a la di­
solución, para sumergirse con Lección V
un ardor insaciable en toda suer­
te de impurezas. Pero en cuanto P )e consiguiente un cuerpo for­
a vosotros no es eso lo que ha­ mado de tierra es colocado
béis aprendido en la escuela de sobre lo más sublime del cielo.
Jesucristo, pues en ella habéis Aquellos huesos, poco antes en­
oído predicar y aprendido, según cerrados en la estrechez del se­
la verdad de su doctrina. pulcro, son introducidos en com­
pañía de los coros de los Ange­
II NOCTURNO
les. Una naturaleza mortal pe­
Serm ón de san A g u s t ín , O b is p o netra en el seno de la inmortali­
S erm ón 3 de la A seen, del S eñ or, que dad. Por esto, leemos en los
es el 176 de Tiem po Hechos de los Apóstoles: “ Ha­
biendo dicho estas cosas, viéndo­
Lección IV
lo ellos se elevó” . Cuando oyes
\ 1 $ ) M odo cuant° hizo, carísi- decir que fué elevado, reconoce
r&A mos, nuestro Señor Je- en estas palabras el obsequió de
I M J s l sucristo revestido de la la milicia celestial. Por lo que,
fragilidad de nuestra naturaleza, la festividad de este día nos
todo es para nuestro aprovecha manifiesta los misterios del hom­
miento. Subiendo nuestra natu­ bre y de Dios. En una misma
raleza humana a los cielos, mos­ persona reconozcamos: en aquel
tró que el cielo estaba abierto que elev i el poder divino, y en
para los creyentes, y al elevarla aquel que es elevado la naturale­
a tal altura después de haber za humana.
vencido a la muerte, mostró a
IoS vencedores el lugar donde ha­ Lección VI
bían de seguirle. La Ascensión
del Señor fué, pues, una confir­ p o R lo mismo hemos de detes­
mación de la fe católica; por ella tar totalmente la perversi-
dad dei error de los orienta­ D e la H o m il ía de san G rego­
les, que con impía temeridad r io , P apa
se atreven a afirmar que el H i­ De la misma H om ilía 29
jo de Dios y el H ijo del hom­
esta gloria de la Ascen­
e
bre son de una misma natura­ sión del Señor, habla
leza. Hay aquí una doble fa l­
también Habacuc cuando
sedad: los que aseguran que Cris­
dice: “ Se elevó el sol, y la luna
to es sólo hombre, niegan h
se mantuvo en su orden” . Con
gloria del Creador, v los que
el nombre de sol, ¿a quién de­
afirman que es sólo Dios, nie­
signa sino al Señor, y a quién con
gan la misericordia del R e­
el nombre de luna sino a la Igle­
dentor. Y así, no es fácil a un
sia? Hasta que el Señor subió a
arriano comprender la verdad
los cielos, la santa Iglesia temió
evangélica porque en el Evange­
en gran manera la hostilidad del
lio. ya leemos que el H ijo de
mundo; mas después que fué for
Dios es igual, ya que es inferior
talecida con su ascensión, predicó
a su Padre. Y a la verdad si algu­
abiertamente lo que creía en se­
no creyese, por efecto de una
creto. Se elevó, de consiguiente,
persuasión maligna, que el Sal­
el sol, y la luna permaneció en su
vador es de una sola naturaleza,
orden, ya que subiendo el Señor
se verá obligado a admitir que
a los cielos, su Iglesia creció en
o sólo el hombre o solo Dios
la autoridad de la predicación.
fué crucificado. Pero no es así
ciertamente1 ; pues la muerte no
Lección VIII
hubiese podido sufrirla si hubie­
se sido solamente Dios, ni ven­ H eahí que la misma Iglesia
cerla si hubiese sido solamente nos recuerda las siguien­
hombre. tes palabras de Salomón: “ V ed ­
III NOCTURNO le cómo viene saltando por los
montes y brincando por los co­
L ección del santo E van g elio llados” . Consideró las cumbres
segú n san M arcos de tan grandes obras, y dijo: “ He
aquí que éste viene saltando
Lección VII Cap. 16, 14-20
por los m ontes” . Y a la verdad,
aquel tiempo: Jesús apare­ cuando vino para redimimos, dió.
ció a los once Apóstoles por decirlo así, algunos saltos.
cuando estaban a la mesa, y les ¿Queréis conocer, carísimos her­
dió en rostro con su increduli­ manos, estos saltos? D el cielo v i­
dad y dureza de corazón, por­ no al seno de la Virgen Inm acu­
que no habían creído a los que lada, del seno de la Virgen Inm a­
le habían visto resucitado. Y lo culada descendió al pesebre, del
que sigue. pesebre subió a la cruz, de la cruz
1. En el Símbolo atanasiano leemos que Jesucristo es perfecto D ios >
perfecto Hom bre.
Sí la F eria »£xta coincide con
bajó al sepulcro,’ del sepulcro una F iesta de nueve Lecciones, aun
subió al cielo. He aquí los sal­ trasladada, se celeb.-a el O ficio de esta
F iesta con Conm emoración de la F eria,
tos que la Verdad, que se mani­
dado que esta F iesta no sea de las
festó en nuestra carne, ha dado, más solemnes, de I o de I I clase, pues
a fin de que nosotros la sigamos, en este caso se omite la Conmemora­
ción de la F eria. M as en las V ísp e ­
ya que Cristo “ se lanzó como un ras, en todos los O ficios que no sean
gigante en su carrera” , para que Doble» de I o I I cíese, se hace Con-
m eoración del Sábado siguiente con la
nosotros dijésemos desde el fondo A n tífo n a y V erso de la pág. 688.
del corazón: “ Atráem e tú; en
pos de ti corremos al olor de
tus arom as” . Feria Sexta infraoctava
L ección IX de la Ascensión
Semidoble
D or lo cual, hermanos carísi­
mos, conviene que le siga­ MAITINES
mos con el corazón allá donde I NOCTURNO
creemos q.ue subió con el cuer­
po. H uyam os de los deseos te­ E m p i e z a l a E p í s t o l a t e r c e r a
rrenos; no nos contente ya nada del A pó sto l san J uan
de este destierro, puesto que te­
Lección I Vers. 1-4
nemos un Padre en el cielo. Y
lo que seriamente debemos con­ l presbítero al m uy que­
siderar es que aquel que subió rido Gayo, a quien amo
lleno de dulzura, volverá con as­ de veras. Carísimo, rue­
pecto terrible, y que todo cuanto go a Dios que te prospere en
con mansedumbre nos ha prescri­ todo, y goces salud, como la go­
to, lo exigirá con severidad. Por za dichosamente tu alma. Gran­
lo que nadie menosprecie el tiem­ de ha sido mi contento con la
po de hacer penitencia, nadie des­ venida de los hermanos, y el
cuide el negocio de su salvación, testimonio que dan de tu piedad,
ya que nuestro Redentor vendrá como que sigues el camino de
entonces con tanto más rigor, la verdad. En ninguna cosa ten­
cuanto nos ha sufrido con más go m ayor gusto, que cuando en­
admirable paciencia antes de tiendo que miá hijos van por el
juicio. camino de la verdad.
T e D eum , pág. 10.
*. Los R R . de los tres N octurnos, co­
E n la s I I V ísp e ra s no se hace Con­ mo en la D om inica de la A scen sión , pá­
m em oración del dia siguiente.
gina 688.

En los dos días sigu ien tes se celebra


el O ficio como d urante la in fraoctava Lección II Vers. 5-10
de la A sce n sió n , excepto las Lecciones,
que son propias. E l R esponsorio V I I I ,
la* C a p itu la s, A n tífo n a s del B en ed ic-
J arísimo mío, te portas como
tu s y del M agn ifica t y la O ra ció n se fiel en todo lo que practicas
tom an de la D om inica in fra octava de
la A sce n sió n , pág. 691. Y no se dicen
con los hermanos, especialmente
las P reces en P rim a ni en Com pletas. con los peregrinos, los cuales han
I. B rcv . 54
dado testimonio de tu caridad
públicamente en la Iglesia. Y tú S ermón de san A g u s t ín , O b isp o
harás bien en hacerlos conducir El mi sm o S e r m ó n 1 7 6 , en el fin

y asistir a sus viajes con el de­


Lección IV
coro debido a Dios. Pues que
por la gloria de su nombre han i nuestro Salvador, ca
emprendido el viaje, sin tomar mos, no triunfó del dia­
nada de los Gentiles. Por eso blo en nuestra carne, se
mismo debemos acoger a los ta­ ejercitó en el combate, pero no
les, a fin de cooperar a la ver­ venció en nuestro favor. Si no
dad del Evangelio. Y o quizá hu­ resucitó en nuestro cuerpo, nada
biera escrito a la Iglesia; pero cambió en nuestra condición al
ese Diótrefes, que ambiciona la resucitar. El que tales cosas afir­
primacía entre los demás, nada me. no comprende la razón de
quiere saber de nosotros. Por haberse encarnado el H ijo de
tanto, si voy allá, yo residencia­ Dios, confunde el orden de la
ré sus procedimientos, haciéndo­ Redención y destruye su utilidad.
le ver cuán mal hace en ir ver­ Si no llevó a cabo la obra de
tiendo especies malignas contra nuestra curación en nuestra m is­
nosotros. Y como si esto no le ma carne, nada asumió de la na­
bastase, no solamente no hospe­ turaleza humana más que la hu­
da él a nuestros hermanos, sino millación del nacimiento. Lejos
que a los que le dan acogida, de nosotros tan peligrosa creencia.
se lo veda y los echa de la Igle­ Nuestro era lo que tomó; de lo
sia. suyo era lo que nos dió. Confieso
Lección III Vers. 11-14 que era mío lo que cayó, a fin de
que sea también mío lo que re­
’Y 'ú , querido mío. no has de sucitó. Reconozco que era mío lo
imitar el mal ejemplo, sino que estuvo en el sepulcro, a fin
el bueno. El que hace bien, es de que sea mío lo que subió al
de Dios; el que hace mal, no ciclo.
mira a Dios. Todos dan testimo­
nio a favor de Demetrio y lo da Lección V
la verdad misma, y se lo damos
igualmente nosotros, y bien sabes £7 n este cuerpo, por lo tanto,
que nuestro testimonio es ver­ que pertenece a nuestra na­
dadero. Muchas cosas tenía que turaleza, la muerte de Cristo nos
escribirte, pero no he querido dió la vida, su resurrección nos
hacerlo por medio de tinta y plu­ levantó, su ascensión nos con
ma. Porque espero verte luego sagró. En ese cuerpo, de un
y hablaremos boca a boca. La origen idéntico al nuestro, colocó
paz sea contigo. Salúdante los en el reino de los cielos la pren­
amigos. Saluda tú a los nuestros, da de nuestra condición futura.
a cada uno en particular. Trabajem os, por lo tanto, cari-
simos, para que así como el Se­ Aquel que vive y reina por los
ñor en este día subió con nues­ siglos de los siglos. Amén.
tro cuerpo al cielo, así nosotros,
según nuestra posibilidad, suba­ III NOCTURNO
mos en pos de él con la espe­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
ranza y le sigamos con el cora­
seg ú n san J uan
zón. Subamos con él por nues­
tro afecto, por nuestros progre­ Lección VII
sos en la virtud, aun por medio Cap. 15, 26-27; 16, 1-4
de nuestros vicios y pasiones. Y
a la verdad, si cada uno de nos­ ^ n aquel tiempo: D ijo Jesús a
otros procura sujetarlas y las sus discípulos: Cuando vinie­
tiene sumisas, por medio de las re el Paráclito, que yo os envia­
mismas construye una escalera ré de parte de mi Padre, el Es­
por la cual podrá subir a cosas píritu de verdad, que procede
más altas. Nos elevarán si que­ del mismo Padre, él dará testi­
dan por debajo de nosotros. monio de mí. Y lo que sigue.

H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o
Lección VI
Tratarlo 92 sobre san Juan, cerca del
medio
^ on nuestros vicios nos cons­
truimos una escalera si los l Espíritu Santo descen
hollamos. Ciertamente con el au­ el día de Pentecostés so­
tor del bien no sube la malicia, ni bre ciento veinte personas
con el H ijo de la Virgen la li­ que estaban reunidas, entre las
viandad y la. lujuria. No suben cuales se hallaban todos los
los viejos en seguimiento del Apóstoles. Apenas quedaron lle­
autor de las virtudes, los peca­ nos del Espíritu Santo, hablaron
dos tras el justo, ni las en­ las lenguas de todos los pueblos;
fermedades y dolencias pueden admirados ante este prodigio, un
ir con el médico. Por lo mismo, gran número de los que perse­
si queremos entrar en el reino veraban en su odio oyendo a
del mismo médico, debemos cu­ Fedro dar un testimonio tan
rar antes nuestras dolencias. Or­ grande y divino, y demostrar a
denemos y conservemos en nos­ los Judíos que aquel a quien ha­
otros el orden que debe reinar en bían crucificado y tenido por
las dos sustancias de nuestro muerto había resucitado y estaba
ser, a fin de que la parte in­ lleno de vida, compungidos d^
ferior no precipite al infierno corazón, se convirtieron, y consi­
a nuestra alma, que es la parte guieron el perdón de aquella
más noble del hombre; antes sangre tan preciosa que tan cruel­
bien la naturaleza más noble mente habían derramado. D e es­
atraiga y eleve al cielo el cuerpo te modo fueron redimidos por la
santificado, con el auxilio de misma sangre que derramaron.
no existe en la caridad, sino que
ella, siendo perfecta, arroja le ­
A la verdad, la sangre de Cris­ jos de sí el temor” . Y así, antes
to, de tal manera fué derra­ de la pasión del Señor, el temor
mada para remisión de todos los servil de Pedro fué interrogado
pecados, que también pudo bo­ por una sirvienta; pero después
rrar el pecado por el cual fué de­ de la resurrección del Señor, es
rramada. Atendiendo a esto, de­ el amor de un corazón libre el
cía el Señor: “ Me han aborre­ que es interrogado por el mis­
cido sin causa; pero cuando ven­ mo autor de la libertad. Por eso
drá el Paráclito, él d*rá testi­ en el primer caso se turbó; en
monio de m í” . Como si dijese: el otro permaneció tranquilo.
“ Me aborrecieron, y me han dado En el primer caso negó al que
la muerte, aunque habían visto había amado; en el segundo, amó
mis obras. Pero el Paráclito dará al que había negado. M as el
tal testimonio de mí, que hará amor era aún débil, hasta que
que crean en mí no viéndome. Y fué esforzado y dilatado por el
vosotros, dice, daréis testimonio, Espíritu Santo.
ya que habéis permanecido con­
migo desde el principio. Dará
testimonio el Espíritu Santo; y Sábado vigilia de
vosotros también lo daréis. Como
Pentecostés
vosotros habéis estado conmi­ De I clase. Sem idoble
go; podéis predicar lo que ha­ D esde este día cesan todas las O c ­
béis oído; y si hasta ahora no lo tavas particu lares basta la F iesta de la
S an tísim a T rin id a d in clusive.
habéis hecho, es porque la pleni­
tud del Espíritu no os ha sido MAITINES
aún comunicada” . I NOCTURNO

E m p ie z a la E p ís t o l a c a t ó l ic a
Lección IX
del A pó sto l sa n J udas
p L , por lo tanto, dará testimo­
Lección I Cap. 1, 1-4
nio de mí, y vosotros daréis
testimonio también” ; ya que os u d a s , siervo de Jesucristo
comunicará valor para dar testi­
monio la caridad de Dios que se­ iy hermano de Santiago,
a los amados de Dios
rá difundida en vuestros co- Padre, llamados a la fe y con­
razones..por el Espíritu Santo que servados por Jesucristo. L a mi­
se os dará. Y este valor faltó sericordia y la paz, y la caridad
ciertamente a Pedro, cuando ate­ sean colmadas en vosotros. C arí­
morizado por la pregunta de la simos, habiendo deseado v iv a ­
criada, no pudo dar testimonio mente el escribiros acerca de
verdadero, y dominado por .el te­ vuestra común salud, me hallo al
mor, negó por tres veces a su presente en la necesidad de prac­
Maestro. Ahora bien, “ este temor ticarlo, para exhortaros a que
peleéis por la fe que ha sido en­ sés, no se atrevió a proferir con­
señada una vez a los santos. Por­ tra él sentencia de maldición,
que se han entrometido con di­ sino que le d'jo: “ Reprímate el
simulo ciertos hombres impíos Señor” . Estos, al contrario, blas­
(de quienes estaba muy de ante­ feman de todo lo que conocen,
mano predicho que vendrían a y abusan, como brutos animales,
caer en este juicio), los cuales de todas aquellas cosas que co­
cambian la gracia de nuestro nocen por razón natural. ¡Desdi­
Dios en una desenfrenada licen­ chados de ellos, que han seguido
cia, y reniegan de Jesucristo el camino de Caín, y perdidos
único Soberano y Señor. como Balaam por el deseo de
Los R R . de los tres N octurnos, como una recompensa, se desenfrena­
en la D om in ica in fra octava de la A s ­
ron, e imitando la rebelión de
censión, pág. 689.
Coré perecerán como aquél! E s­
Lección II Cap. 1, 5-8 tos son los que contaminan vues­
tros convites de caridad cuando
C o br e lo cual quiero haceros asisten a ellos sin vergüenza, ce­
memoria, puesto que fuisteis bándose a sí mismos, nubes sin
ya instruidos en todas estas co­ agua, llevadas de aquí para allá
sas, que habiendo Jesús sacado por los vientos, árboles otoñales,
a salvo al pueblo de la tierra de infructuosos, dos veces muertos,
Egipto, destruyó después a los sin raíces, olas oravas de la mar,
que fueron incrédulos. Y a los que arrojan las espumas de sus
Angeles, que no conservaron su torpezas, exhalaciones errantes
dignidad, sino que desampararon a quienes está reservada una
su morada, los reservó para el tenebrosísima tempestad que ha
juicio del gran día, en el abismo de durar para siempre.
tenebroso con cadenas etemales.
II NOCTURNO
Así como también Sodoma y Go-
morra, y las ciudades comarca­ D e l T r a t a d o d e s a n A g u s t í n ,
nas, siendo reas de los mismo® O b i s p o , s o b r e e l S í m b o l o , d i r i ­
excesos de impureza y entrega­ g i d o A LOS CATECÚM EN OS
das al pecado nefando, vinieron L ibro 4, cap. 1, tom. 9
a servir de escarmiento, sufrien­
Lección IV
do la pena del fuego eterno. De
la misma manera amancillan és­ iB i é n d o o s la Santa Madre
tos también su carne, menospre­ Iglesia recibido en su se­
cian la dominación, v blasfeman no por medio de la señal
contra la majestad. sacratísima de h cruz, para da­
Lección III Cap. 1, 9-13 ros a luz con suma alegría, junto
con vuestros hermanos, como fu­
R uando el Arcángel Miguel, tura prole de tan grande madre;
disputando con el diablo, al­ mientras espera el momento de
tercaba sobre el cuerpo de M oi­ haceros partícipes de esta luz
verdadera mediante el baño sa­ rar la prole apenas hubiese sido
ludable del bautismo, os nutre dada a luz. Ninguno de nosotros
gozosa en su seno con alimentos ignora que este dragón era e-!
adecuados, para conduciros, lle­ diablo, y que la m ujer represen­
nos de santa alegría, hasta el taba la Virgen M aría, la cual,
día en que os dará espiritual­ siendo virgen, dió a luz a nuestro
mente a luz; ya que no reza Redentor virgen, y que además
para ella la sentencia en virtud en su persona representaba la
de la cual Eva daría a luz con Iglesia. Pues así como engen­
tristeza y dolor a sus hijos, los drando a su hijo quedó virgen,
cuales, por su parte, estarían así la Iglesia engendra en todos
también destinados a ilorar antes tiempos a sus miembros sin per­
que a gozar. Ella, en efecto, des­ der su virginidad. Con el auxi­
ató lo que Eva había atado; lio del Señor hemos procurado
mediante la obediencia, restituyó exponer los artículos del augus­
la vida a los que Eva, por su tísimo símbolo, para grabar en
desobediencia, había conducido a vuestros corazones el contenido
la muerte. Todas las ceremonias de cada uno de ellos. Vuestros
misteriosas, que han sido practi­ corazones están ya preparados,
cadas y se practican aún sobre porque el enemigo ha sido a rro ­
vosotros mediante el ministerio jado de ellos.
de los siervos de Dios— exorcis­
mos, plegarias, cánticos espiritua­ Lección VI
les, insuflaciones, el cilicio, las
inclinaciones de cabeza, las pos­ Y ^ osotros habéis profesado la
traciones, y el mismo temor que es renuncia de vuestros enemi­
necesario desear para asegurar la gos; y en esta renuncia habéis
salvación,— todas estas cosas son dicho, no a los hombres sino a
como los alimentos que usa esta Dios y a los Angeles que la han
madre para nutrirnos en su seno, registrado: “ Renuncio” . Renun­
a fin de que regenerados en el ciad, por lo mismo, no sólo
bautismo, os ofrezca gozosos a con las palabras, sino también
Cristo. con las costumbres; no sólo con
la lengua, sino con la conducta;
Lección V no sólo con el m ovimiento de los
labios, sino más bien con el tes­
J -J a b é is recibido también el timonio de las obras. Sabed que
símbolo, como protección de habéis emprendido una lucha con
la que os ha de dar a luz con- un enemigo astuto, viejo, v
tia el veneno de la serpiente. que parece a primera vista co­
En el Apocalipsis del Apóstol mo dormido. Que él, después
san Juan leemos que el dragón de vuestra renuncia, no halle ya
estaba ante una mujer que ha­ sus obras en vosotros, y que no
bía de ser madre, a fin de d evo­ tenga ya otra vez el derecho de
reduciros a su esclavitud. Tú, to: “ La prudencia de la carne es
oh cristiano, te delatas y te con­ enemiga de D ios” , ya que no
denas, cuando haces una cosa está conforme a la ley de Dios,
y profesas lo contrario. Tenien­ ni puede estarlo; como si dijé­
do el nombre de fiel, demues­ semos: la injusticia no puede ser
tras otra cosa en tus obras, no la justicia. Con esta palabra
guardando la fe a tu promesa, “ mundo” él designa aquellos que
como tiene lugar cuando des­ aman el mundo, amor que no
pués de haber entrado en la igle­ procede ciertamente del Padre. Y
sia para orar, al cabo de un m o­ por lo mismo, el amor de este
mento te mezclas atrevidamente mundo, que deseamos disminuya
y clamas con los histriones en y desaparezca de entre nosotros,
los espectáculos. ¿Qué hay en ti es contrario al amor de Dios, el
de común con las pompas del cual ha sido comunicado a nues­
diablo, a las que has ya renun­ tros corazones mediante el Espí­
ciado? ritu Santo que nos ha sido dado.

III NOCTURNO
Lección VIH
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
consiguiente, “ el mundo no
P )e
según san J uan
le puede recibir, porque no
Lección VII Cap. 14, 15-21 le ve ni le conoce” ; ya que el
mundo no tiene ojos espirituales,
p N aquel tiempo: D ijo Jesús los únicos con que puede ser vis­
a sus discípulos: Si me to el Espíritu Santo. El Espíritu
amáis, guardad mis preceptos. Y Santo no puede ser visto sino de
yo rogaré al Padre y os dará un modo invisible. “ Mas vosotros,
otro Paráclito. Y lo que sigue. dice, le conoceréis, porque per­
manecerá pn vosotros y estará
H o m il ía d e sa n A g u s t ín , O b is p o
en vosotros” . Estará en ellos pa­
Tratado 74 acerca san Juan hacía el ra morar, no morará en ellos
fin, n. 75
para estar allí, supuesto que pri­
or medio de las -pala­ mero es estar en algún lugar
bras: “ Rogaré al Padre” , que morar en él. Pero a fin de
y os dará otro Paráclito” , que no pensaran que las pala­
muestra que él es también Pará­ bras: “ Permanecerá en vos­
clito. Paráclito yen latín signi­ otros” , significan una permanen­
fica abogado. Ahora bien, de cia visible, como la de un hués­
C risto está escrito: “ Tenemos ped entre los hombres, explicó
por abogado delante del Padre el sentido de esta expresión
a Jesucristo justo” . Al decir que “ Permanecerá en vosotros” al
el mundo no puede recibir al decir: “ Estará en vosotros” .
Espíritu Santo, lo dijo en el En esta noche no se dice la Lección
I X de una F ie sta, de la cual se deba
mismo sentido en que está escri­ hacer Conm em oración a Laudes.
Lección IX bre todo mantened constante la
mutua caridad entre vosotros;
C ve, por lo mismo, el Espí­
e porque la caridad cubre muche­
ritu Santo, de una manera dumbre de pecados.
invisible. Ni podemos conocerle
si no está en nosotros; de un Himno
modo parecido conocemos en nos­
O h Jesús, Autor de la salva­
otros nuestra conciencia. N os­
ción de los hombres; supre­
otros vemos el rostro de otra
mo gozo de los corazones; Padre
persona, pero el nuestro no pode­
del mundo redimido; pura luz
mos verlo. Por el contrario v e ­
de las almas amantes.
mos nuestra conciencia, y no
¿Por qué clemencia habéis si­
vemos la de otro. Pero la con­
do vencido, ya que habéis toma­
ciencia nuestra no puede existir
do nuestros crímenes, y habéis
sino en nosotros; mas el Espíritu
sufrido, siendo inocente, la muer­
Santo puede existir sin nosotros.
te, para librarnos de ella?
Se nos da, para que esté f ambién
Habéis quebrantado el poder
en nosotros. Pero si él no está
del infierno; a los cautivos li­
en nosotros es imposible que lo
bráis de las cadenas; después de
veamos y conozcamos, tal como
vuestra victoria, habéis obtenido
debe ser visto y conocido. D es­
el más excelso triunfo, y os sen­
pués de haber prometido el Espí­
táis a la diestra del Padre.
ritu Santo, el Señor no queriendo
Reparad nuestros males, m ovi­
que pudiésemos creer que lo en­
do por vuestra misericordia. H a­
viaba para que le sustituyese, y
ced que contemplemos un día en
que él así cesaría de estar con sus
la luz beatífica el resplandor de
discípulos, añade: “ No os de­
vuestro rostro.
jaré huérfanos, volveré a vos­
!T La siguiente conclusión nunca se
otros” . Aunque el H ijo de Dios cambia.
nos hizo hijos adoptivos de su Sed el objeto a que aspiren
Padre, y quiso que tuv'ésemos nuestros corazones, Vos, que sois
como Padre por la gracia al que guía y camino del cielo; Sed la
es su Padre por naturaleza, con alegría en nuestras tristezas, y
todo, él mismo nos muestra en la dulce recompensa de nuestra
cierto modo un afecto paternal, vida. Amén.
cuando dice: “ No os dejaré huér­ y . Ascendió Dios entre vo ­
fanos” .
ces de júbilo, aleluya. Y el
Te Deum, pág. 10.
Señor al son de clarines, aleluya.
Ant. del Bened. — Cuando v i­
LAUDES
niere el Consolador, * Espíritu de
Capitula I Petr., 7-8 verdad que procede del Padre,
y que yo enviaré de parte de
J arísimos : Sed prudentes, y mi Padre, él dará testimonio de
velad en orac;ón. Pero so mí, aleluya.
pensadores de los dones de Dios,
los cuales son de muchas mane­
D ios omnipotente y eter­ ras.
no: haced que nuestra vo I£. br. Al subir Cristo a lo
luntad sea siempre devota para alto, * Aleluya, aleluya. Al subir.
con Vos, y que siempre sirva­ y . Llevó consigo una multitud
mos a vuestra majestad con sin­ de cautivos. Aleluya. Gloria a!
cero corazón. Por nuestro Señor. Padre. Al subír.
y . Subo a mi Padre, y a
TERCIA vuestro Padre, aleluya. IJ. A mi
Dios, y a vuestro Dios, aleluya.
L a C apitu la es la de L a u d e s; pá­
gin a 712.
NONA
br. Ascendió Dios entre
voces de júbilo, * Aleluya, ale­ Capitula I Petr., 4, 11
luya. Ascendió, y . Y el Señor
al son de clarines. Aleluya. Glo­ que habla, hágalo de modo
P l
que parez:a que habla Dios
ria al Padre. Ascendió.
por su boca; quien tiene minis­
y . A l subir Cristo a lo al­
terio ejercítelo como la virtud
to, aleluya.
que Dios le ha comunicado, a
I£. Llevó consigo una m ulti­
fin de que en todo cuanto hagáis
tud de cautivos, aleluya.
sea Dios glorificado por Jesu­
cristo Señor nuestro.
SEXTA
br. Subo a mi Padre y a
Capitula I Pedro, 4, 9-10 vuestro Padre, * Aleluya, alelu­
ya. Subo. y . A mi Dios y vues­
1h je r c it a d la hospitalidad los tro Dios. Aleluya. Gloria al P a­
unos con los otros sin mur­ dre. Subo,
muraciones ; comunique cada y . E l SeÁor en el cielo, ale­
cual al prójim o la gracia según luya. I£. Ha constituido su tro­
la que recibió, como buenos dis­ no, aleluya.
Dominica de Pentecostés 1
Doble de I clase con Octava privilegiada de primer Orden

I VISPERAS Himno
Las A n tífo n a s de L au des, pági­
na 719 ; los Salm os de la Dom inica, ^ / enid , oh Espíritu creador, vi­
pág. 73; pero en vez del últim o salmo sitad las almas de vuestro?
se dice el 116 , pág. 92.
fieles, y llenad de gracia celestial
Capitula Act., 2, 1-? los corazones que habéis creado.
Vos sois llamado Paráclito, don
lcumplirse los días de
del Altísima, fuente de agua v i­
Pentecostés, estaban to­
va, fuego, amor, unción espiri­
dos juntos en un mismo
tual.
lugar, cuando de repente sobre­
Sois autor de los siete dones,
vino del cielo un ruido, come
dedo de la diestra del P adre;
de viento impetuoso que sopla­
fuisteis prometido solemnemente
ba, y llenó toda la casa dondf
por él a los hombres. Vos, que
estaban sentados.
ponéis en los labios los tesoros
L a prim era estrofa del siguien te H im ­
no se dice de rodillas. de vuestra palabra.

1. D espués de cincuenta dias de la R esurrección, y como complemento de


la m ism a, nos ofrece el año litú rgico la festivid ad de Pentecostés. E sta
solem nidad la celebraba y a el pueblo hebreo. Prim eram ente sólo tuvo por ob­
je to d ar gra cia s a D ios por el beneficio de los frutos de la tierra. M ás tarde,
a este fin añadieron otro, o sea el de agradecerle la le y dada a M oisés. Por eso
los h ijos de Isra el en las sinagogas leian en esta solemnidad el C an tar de los
C a n tares, en que set celebra el amor del Señ or para con su pueblo, la historia
de R u t, que tan bellam ente describe los trabajos de la siega, así como el cán ­
tico de H ab acu c para recordar las señales de terro r con que fu é promulgada
la le y m osaica. E l Pentecostés cristian o tiene ciertam ente otra finalidad. Esta
fiesta solem nísim a se propone recordarnos el cum plim iento de la palabra y de
la promesa de Jesu cristo de en via r el E sp íritu San to, sobre el Colegio Apostólico
y la prim itiva Igle sia , y m ediante tan hermosa festivid ad , im plora la litu rgia
las luces, los dones y la gracia d ivin a para el cum plim iento de la nueva ley.
L a P a scu a de Pentecostés, según el testim onio de la tradición eclesiástica, fué
celebrada desde los prim eros siglos. Adem ás de las alusiones que hacen a la
misma los santos Padres del siglo i v y v tenemos el testimonio exp lícito y
bien d etallado de la Peregrinatio S ilv ia e. E sta nos dice que el domingo de
Pen tecostés todo el pueblo cristian o de Jerusalén a la H ora de T e rcia , o- sea
' . -•
Haced que resplandezca vues­ apresuraos a darnos la paz, a
tra luz en nuestros espíritus; in­ fin de que, prevenidos por vues­
fundid el amor en nuestros co­ tra gracia y conducidos por Vos,
razones; sostened la debilidad de evitemos todo mal.
nuestro cuerpo con vuestro in­ Haced que por Vos conozca­
agotable vigor. mos al Padre, como también al
Alejad de nosotros al enemigo; H ijo, y que siempre creamos que
a las nueve, acudía al monte S ión , y en él: “ lé gitu r ille locus de A ctu s apos­
tolorum, ubi descendit S p iritu s, ut omnes linguae in telligeren t quae diceban tur;
postmodum fit ordine suo m issa ” . = " S e lee aquel lu ga r de los A ctos de los
Apóstoles, en donde descendió el E sp íritu , a fin de que todas las lenguas e n ­
tendieran lo que se d ecía; después se celebra la m isa” . N o sólo se practicaba esta
E stación en la m ontaña de S'ión, sino que, adem ás, tenía lu ga r otra estación
en el monte O lívete, y se ordenaba por últim o una procesión en el C a lv a rio
durante la nocbe.
Tiem po de Pentecostés. E l tiempo de Pentecostés es el más largo de todo el
iño litúrgico. Consta de vein ticu atro dom inicas, las cuales con stitu yen el tiempo
de continuación de ia Pascua. E n estas dom inicas no se observa un orden se­
m ejante, por ejem plo, al que vem os en la Cuaresm a, no puede decirse con
verdad que su d istribución obedezca a un plan prim itivo, ya que p rim itiva ­
mente estaban distribuidas en diversos períodos y e xistía un com ún de domi­
nicas para los domingos que carecian de litu rgia propia. E sto no obstante,
puédese ad vertir que d uran te este largo periodo del año litú rg ic o , se nos pro­
ponen especialm ente algunas w rd a d e s, las más im portantes para la práctica
de la vida cristian a. U n a de estas verdades, consiste en recordarnos la n e­
cesidad que tenemos de la g ra cia para el cum plim iento de nuestros deberes
religiosos. E sta necesidad absoluta de la g ra cia para obrar m eritoriam ente en
el orden sobrenatural, nos la propone repetidas veces la litu rg ia , especialm ente
por medio de las Colectas de este tiempo. E n ellas se nos enseña, que sin el
auxilio divino, nada puede la m ortal debilidad: “ sine te n ih il potest m ortalis
in firm itas” ;que sin la gra cia nada tiene valo r ni nada es santo: “ sine quo
nihil est validum nihil sa n c tu m ” ; que de D ios nos vien e el poderle se rv ir dig-
m anente: “ D e cu iu s m unere v en it, u t tibí a fidelibus tu is d ign e el laud abiliter
se rv ia tu r” ; que no es posible agrad ar a D ios privados de E l: “ qu ia tibi sine te
placere non possum us” . A h ora bien, como la g ra c ia nos la com unica el E sp íritu
Santo, y a éste hemos honrado e invocado especialm ente duran te la fiesta de
Pentecostés, por lo mismo podemos con siderar de alguna m anera a todo el
tiempo después de P entecostés como una continuación de aquella solem nidad.
D urante este período del año litú rgic o se celebran tres festivid ad es que en la
mente de la Iglesia guardan intim a relación con este tiempo. E stas tres solem ­
nidades, son la fiesta de Corpus C h risti; la del Sagrad o C o razón y la de
Cristo R ey. L a fe stivid ad de Corpus C h risti fu é establecida para celebrar so­
lemnemente la institu ción de la E u ca ristía , el m isterio que es la fu en te de la
vida sobrenatural de las alm as, que las alim enta, sostiene, e sfu e rza , conserva
y consuela. L a fiesta del S agrad o Córazón de Jesús, tiene por objeto reparar las
in ju rias que recibe de la in gratitu d de las alm as, m ostrando a todos el C o ­
razón que tanto ha amado a los hombres, y que no desea, ni qu iere, ni pide
más que amor, correspondencia, agradecim iento y rep aración . E l ca rácte r
reparador de esta fiesta lo ha proclam ado solem nem ente el P a p a P ío X I , esta*
bleciendo que en el dia de esta uesta, se practicase en todas las iglesias, no un
acto de Consagración, sino de R eparación o d esagravio. P o r últim o, la fiesta
de Jesucristo R ey, in stitu ida por mismo Sumo Pon tífice P ío X I , no es más que
el reconocimiento solemne, oficial y práctico de aquella verdad tantas veces en ­
señada, recordada y repetida en la sagrada litu rg ia , es d ecir, la con fesión de
que Jesucristo, no sólo como D io s, sino aun como H om bre, es verdaderam ente
R ey, y que tiene derecho y debe ser reconocido como tal por los individuos,
por las fam ilias y por los pueblos. D e esta suerte, con esta fe stiv id ad , total­
mente dedicada a Jesucristo, queda una vez más establecido que el año litú r ­
gico es C ristocéntrico, es d ecir, que todo é l tiene a Jesu cristo como centro
de toda la creación y de todos los seres que existen en los cielos y en la tierra ,
y que debe ser adorado y reconocido por los ángeles y por los hombres.
sois el Espíritu que de entram­ Himno
bos procede.
A Dios Padre sea la gloria, y V^ a Cristo, ."travesando por la
al H ijo resucitado de entre los región de los astros, había
muertos, juntamente con el P a­ subido al lugar de donde había
ráclito, por los siglos eternos. venido, y de donde debía enviar­
Amén. nos, para nuestro gozo, el don del
A s í term inan todos los H im nos hasta Padre, el Espíritu Santo.
■a N ona del Sábado sigu ien te in clu sive. Habiendo ya transcurrido sie­
y . Todos quedaron llenos del te veces el ciclo misterioso de los
Espíritu Santo, aleluya. siete días, llegó el día solemne
. Y empezaron a hablar, que señalaría ?1 comienzo de una
aleluya. era dichosa.
Ant. del Magnif. — N o os En la hora tercera del día, re­
dejaré * huérfanos, aleluya: me suena súbitamente en el mundo
vo y y vuelvo a vosotros, ale­ la voz del trueno que anuncia a
luya: y se alegrará vuestro cora­ los Apóstoles, entregados a la
zón, aleluya. oración, la venida del mismo
Dios.
Oración De la luz. pues, del Padre
desciende un brillante fuego san
Q h D ios, que iluminasteis en
to, que abrasa los pechos aman­
este día los corazones de
tes de Cristo, con los ardores
vuestros fieles con la ilustración
del Verbo.
del E spíritu S a n to ; conceded­
Gózanse los corazones llenos
nos que, animados de este mis­
de los dones del Espíritu Santo,
mo Espíritu, gustemos de lo que
y con voces diversas publican
es recto, y nos gocemos con su
las grandezas divinas.
celestial consolación. Por nues­
Son comprendidos por todos
tro Señor Jesucristo, que con
los pueblos, por los Griegos, por
Vos vive y reina en la unidad del
los Latinos y por los Bárbaros,
mismo Espíritu Santo Dios por
con admiración de todos, hablan
todos los siglos de los siglos.
todas las lenguas.
IjS. Amén.
Los Judíos aun incrédulos,
L a s Com pletas son de la D om inica,
pág. 77. guiados por su insano odio, acu­
san por ebrio.» de vino a los dis­
MAITINES cípulos de Cristo.
Mas con el testimonio de los
Invitatorio. — Aleluya, el E s­ milagros que realiza les responde
píritu del Señor llenó el orbe de y enseña Pedro, demostrando la
la tierra: * Venid, adorémosle, falsedad de sus voces con el tes­
Aleluya. . timonio de Joel.
Salmo 94. — Venid, alegré­ A Dios Padre sea la gloria, y
monos, pág. 3. al H ijo que resucitó de entre los
muertos, juntamente con el P a­ H o m il ía de san G r e g o r io , P a p a

ráclito por los siglo;' eternos. Homilía 30 sobre los E vangelios


Amén.
os proponemos, hermanos
EN EL NOCTURNO carísimos, ser muy bre
ves en la explicación
A nf. 1. De repente * sobre­
de las palabras evangélicas, a
vino del cielo un ruido, como
fin de que después podáis dete­
de viento impetuoso, aleluya,
neros más tiempo en la contem ­
aleluya.
plación de una tan grande solem­
Salmo 47, pág. 136.
nidad. Porque hoy el Espíritu
2. Confirma, oh Dios, * esta
Santo, con un inesperado es­
obra que has realizado en nos­
truendo descendió sobre los dis­
otros, en tu santo templo que
cípulos y transformó sus cora­
está en Jerusalén, aleluya, ale­
zones carnales por medio de su
luya. amor. Al aparecer en el exterior
Salmo 67, pág. 162.
las lenguas de fuego, sus corazo­
3. Enviarás tu Espíritu * y nes quedaron interiormente infla­
serán creados; y renovarás la mados. va que viendo a Dios bajo
faz de la tierra, aleluya, aleluya. el aspecto de fuego, ardieron
Salmo 103, p¿g. 233.
suavemente en su amor. Porque
y . El Espíritu del Señor el Espíritu Santo es amor, por lo
llenó todo el orbe de la tierra, cual dice san Juan: “ Dios es ca­
aleluya. IJ. Y como comprende ridad’’. Por tanto, aquel que con
todas las cosas, conoce toda len­ toda su alma desea a Dios, ya
gua. aleluya. posee ciertamente al que ama,
.4 bsoluáón: Atended. ya que nadie podría amar a Dios,
Bendición: La lección evangé­ si no tuviera al que ama.
lica. J í. A l cumplirse los días de
Pentecostés, se hallaban todos
L u .c i ó n del sa n to E v a n g e l io
juntos en el mismo lugar, alelu ­
según san J uan
ya; y de repente se oyó un es
Lección I Cap. 14, 23-31 truendo del cielo, aleluya, * C o­
mo de espíritu vehemente, y lle­
£ n aquel tiempo: D ijo Jesús nó toda la casa, aleluya, alelu­
a sus discípulos: Si alguno ya. y . Hallándose los discípu­
me ama1, observará mis palabras los congregados en un mismo lu­
y mi Padre le amará, y vendre­ gar. por el temor de los Judíos,
mos a él, y estableceremos nues­ un estruendo vino repentinamen­
tra morada en él. Y lo que si te del cielo sobre ellos. Como.
gue. Bendición: El auxilio divino.

1. La verdadera prueba de! amor 110 consiste solamente en las palabras. H a


de m ostrarse en las obras. L a prueba del amor es el sacrificio. A m or sin sa­
crificio es un amor vano y ficticio
Ciertamente si en nuestra ca­
sa entrase alguien muy rico o
C i a cualquiera de vosotros se muy poderoso, con toda diligen­
le pregunta, si ama a Dios, cia la limpiaríamos, a fin de que
con toda confianza y seguridad nada pudiese desagradar al hués­
responderá: Le amo. Pero habéis ped. Purifique, por lo tanto, las
oído lo que al principio mismo manchas de su interior, el que
de la lectura evangélica dice la prepara para Dios la habitación
verdad. “ Si alguno me ama, de su alma1. M as tened en cuen­
guardará mi palabra’’ . D e con­ ta lo que dice la verdad: “ Ven-
siguiente, la prueba del amor son iremos y haremos nuestra mo­
las obras. Por esto san Juan, en rada en él” . Es cierto que el
su Epístola, dice: “ El que di­ Señor viene a los corazones de
ce: Am o a Dios, si no guarda ilgunos, y no hace en ellos su
sus mandamientos, este tal es un morada, ya que si bien mediante
m entiroso” . Amamos de verdad a la compunción conciben cierto
Dios, si guardamos sus precep­ temor de Dios, con todo, al ser
tos; si nos abstenemos de los pla­ tentados se plvidan de que sé
ceres vedados. Pues aquel que hayan compungido, y así vuel­
se deja arrastrar per los place­ ven a los pecados de tal suerte
res ilícitos, en verdad no ama como si jamás los hubiesen lio
a D ios, supuesto que con su rado.
voluntad le contradice. T e Deum , pág. 10.
R . Todos quedaron llenos
del Espíritu Santo, v empezaron LAUDES Y HORAS
a hablar, según las palabras que
Ant. 1. Al cumplirse los días
el mismo Espíritu Santo les ins­
de Pentecostés, * los discípulos
piraba. * Y se juntó la multituc
estaban todos reunidos en un
de los que decían aleluya. V . mismo lugar, aleluya.
Los Apóstoles hablaban en di­ Los Salm os son de la Dom inica en
versas lenguas de las maravillas el primer lu gar.
divinas. Y . Gloria al Padre. Y . 2. El Espíritu del Señor *
B en dición: El R ey de los án­
llenó todo el universo, aleluya.
geles. 3. Todos ellos quedaron lle­
nos * del Espíritu Santo, y em­
Lección III pezaron a predicar, aleluya.
mi Padre le amará, y ven-^ 4. Fuentes y todo cuanto *
dremos a él, y constituire­ vive en las aguas, bendecid a
mos en él nuestra morada” . Pen­ Dios, aleluya.
sad, carísimos hermanos, cuán 5. Los Apóstoles * publica­
grande sea esta dignidad, de te­ ban en diversas lenguas las ma­
ner en la habitación de nuestra ravillas de Dios, aleluya, aleluya,
alma la morada del mismo Dios. aleluya.
1. D ios no puede m orar en el alma manchada por el pecado mortal.
muertos, juntamente con el P a­
ráclito, por los siglos eternos.
cumplirse los días de Pen­ Amén.
tecostés, estaban todos jun­
tos en un mismo lugar, cuando y . Todos quedaron llenos del
Espíritu Santo, aleluya. 1$. Y
de repente sobrevino del cielo
empezaron a hablar, aleluya.
un ruido, como de vienio im­
Ant. del Bened. — Recibid *
petuoso, y llenó toda la casa
el Espíritu Santo: a los que per­
donde estaban sentados.
donaréis los pecados les serán
Himno perdonados, aleluya.

p L curso del año nos ha traído


Oración
de nuevo las santas alegrías
del día en que el Espíritu Pará­ Q h Dios, que iluminasteis en
clito descendió sobre los Após­ este día los corazones de
toles. vuestros fieles con la ilustración
La luz brillante del .fuego to­ del Espíritu Santo; concedednos
mó la figura de lenguas, para que, animados de este mismo
que fuesen ricos de palabras y Espíritu, gustemos de lo que es
fervientes por la caridad. recto, y nos gocemos con su
Hablan las lenguas de to ­ celestial consolación. Por nues­
dos los asistentes; y las m ultitu­ tro Señor.
des de los Gentiles quedan so­
brecogidas ante tal prodigio; atri­
buyen al vino la embriaguez que PRIMA
p o d u ce al llenar 3us corazones el L o s Salm os como en las F ie stas; en
Espíritu Santo. el Responsorio breve se dice el V e rso :
Q u e estáis sentado a la diestra del P a ­
Esto se realizó misteriosamen­ dre, y para L ecció n breve se dice la
te cuando terminado el tiempo C apitula de N ona Tanta ju díos etc.,
pág. 721.
de Pascua, se abría el sagrado
período de días en que la ley
peí donaba todas las deudas. TERCIA
Ahora, pues, os suplicamos, oh
Se dice el H im no: V en id, oh E sp íritu ,
Dios clemente, con la faz humi­ pág. 715, L a C ap itu la es la de Lau des,
llada en el polvo, que nos enviéis pág. 720.

del cielo los dones del Espíritu 1^. br. El Espíritu del Señor
Santo. llenó todo el orbe de la tierra, *
Así como entonces Leñasteis? Aleluya, aleluya, y . Y como
de vuestra gracia aquellos cora­ comprende todas las cosas, cono­
zones por ella consagrados, per­ ce toda lengua. Aleluya, aleluya.
donadnos nuestros pecados y con­ Gloria al Padre. E l Espíritu.
cedednos días tranquilos. y . El Espíritu* Consolador,
A Dios Padre sea la gloria, y aleluya. I>. Os enseñará todas
a! Hijo resucitado de entre los . las*cosas, aleluya.
SEXTA tecostés, aleluya, hoy el Espíri­
Capitula Act., 2, 6 tu Santo se apareció a los Após­
toles en forma de fuego, y les
J ^ i v u l g a d o este suceso, acudió enriqueció con los carismas; les
una gran multitud, y que­ envió por toco el mundo para
daron atónitos, al ver que cada predicar y enseñar: El que cre­
uno oía hablar a los Apóstoles yere y fuere bautizado se salvará,
en su propia lengua. aleluya.
. br. El Espíritu Consola­ L as Com pletas son de Dom inica,
pág. 77.
dor, * Aleluya, aleluya. El E s­
D urante la O ctava se dice todo como
píritu. y . Os enseñará todas las en el dia de la Fiesta, excepto lo se­
verdades, aleluya, aleluya. Gloria ñalado como propio para cada dia.
al Padre. El Espíritu.
T . Todos quedaron llenos
Feria Segunda infraoctava
del Espíritu Santo, aleluya. I>
Y empezaron a hablar, aleluya. de Pentecostés
Doble de I clase

NONA MAITINES
Capitula Act., 2, 11 y . El Espíritu del Señor
llenó todo el orbe de la tierra,
T \ anto Judíos como Proséli­
aleluya. I£. Y como comprende
tos, los Cretenses y los
todas las cosas, conoce toda len­
Arabes, los oímos hablar en
gua, aleluya.
nuestras propias lenguas las m a ­
A bsolución: Atended.
ravillas de Dios.
Bendición". La lección evangé­
1^. br. Todos quedaron llenos
lica.
del Espíritu Santo, * Aleluya,
aleluya. Todos. y . Y empezaron L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
a hablar. Aleluya, aleluya. G lo­ según san J uan
ria al Padre.
X . Los Apóstoles publicaban Lección I Cap. 3, 16-21
en diversas lenguas, aleluya. p N aquel tiempo: D ijo Jesú;
Las m aravillas de Dios, aleluya. a Nicodemo: Amó tanto
Dios al mundo, que no paró has­
II VISPERAS ta dar a su H ijo unigénito; a fin
de que todos los que creen en
A n tífo n a y C apitu la de Laudes, pá­
gin a 719 ; Salm os de D om inica, pág. 73; él no perezcan, sino que vivan
H im no de I V ísp e ra s, pág. 715. vida eterna. Y lo que sigue.
V . Los Apóstoles publicaban
en diversas lenguas, aleluya H o m i l í a d e s a n A g u s t í n , O b i s p o
I£. Las m aravillas de Dios, a le­ T ra t. 12 sobre san Juan, hacia el fin
luya. l médico viene para cu­
Ant. del Magnif. — H oy * se rar al enfermo. El que lo
han cumplido los días de Pen- está, se da a sí mismo la -
!. Brev. 5 S V
muerte si no quiere guardar los porque sus obras eran perversas \
preceptos del médico. El Salva­ Hermanos míos: ¿Quiénes son
dor vino al mundo. ¿Por qué ha aquellos cuyas obras fueron ha­
sido llamado Salvador del mun­ lladas buenas por el Señor? Nin-
do, sino porque ha venido para | guno. Halló malas las obras de
salvar al mundo y no para juz­ todos. ¿Cómo, pues, algunos
garle? ¿No quieres ser salvado amaron la verdad y vinieron a la
por él? Por culpa tuya serás juz­ luz? Pues esto es lo que sigue:
gado. ¿Mas, qué digo: serás “ El que practica la verdad, vie­
juzgado? Considera lo que di­ ne a la luz” .
ce: “ El que cree en él no R . El Espíritu Santo, pro­
es juzgado, mas aquel que no cediendo de su trono, penetró
cree...” ¿Pensáis que va a decir: invisiblemente los pechos de los
“ será juzgado” ? Dice más toda­ Apóstoles con una nueva señal
vía: “ Ya está juzgado” . Aun no de santificación: * Para que sus
ha empezado el juicio, y ya ha bocas hablasen toda suerte de
sido dictada la sentencia. lenguas, aleluya, y . Descendió
K • Y a no os llamaré sier un fuego divino, que no quema­
vos, sino amigos míos; porquo ba, sino que iluminaba, y les dió
habéis conocido todo cuanto he los dones de sus carismas. Para
hecho en medio de vosotros, que. Gloria al Padre. Para que.
aleluya: * Recibid el Espíritu Bendición: El R ey de los án­
Santo que es vuestro Consola­ geles.
dor; él es el que enviará a vos­
otros el Padre, aleluya, y . Vos­ Lección III
otros sois mis amigos, si hicie­ O e r o los hombres amaron, di­
reis lo que os mando. Recibid. ce. más las tinieblas que la
Bendición: El auxilio divino. luz” . Aquí está la fuerza del ra­
zonamiento. Muchos amaron,
Lección II muchos confesaron sus pecados;
C onoce el Señor a los suyos; pues bien: el que confiesa sus
conoce a los que persevera­ pecados, y acusa sus pecados,
rán para ser coronados y a los que obra a la una con Dios. Dios acu­
serán atormentados por las lla­ sa tus pecados; si tú también los
mas. Conoce en su era lo que es acusas te unes con Dios. El
el trigo, conoce la paja; conoce el hombre y el pecador son como
grano y la cizaña. El que no cree, dos cosas. Cuando digo hombre,
ya está juzgado. “ ¿Por qué está a éste le hizo Dios ¡«cuando di­
ya juzgado? Porque no Icree en el go pecador, éste es obra del
nombre del unigénito Hijo de mismo hombre. Borra lo que hi­
Dios. Este juicio de condenación ciste, a fin de que Dios salve
consiste en que la luz vino al lo que hizo. Es necesario que
mundo, y los hombres amaron aborrezcas en ti a tu obra, y
más las tinieblas que la luz, y eso ames en ti la obra de D io ^ Mas,
cuando empieza a disgustarte lo .4 bsolueión: Ayúdenos.
que hiciste, desde este punto Bendición: La lección evangé­
empiezan tus buenas obras, ya lica.
que aborreces tus obras malas.
A la verdad, el principio de las L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
obras buenas consiste en la con­ seg ú n san Ju a n
fesión de las obras malas.
Lección I Cap. 10, 1-10
LAUDES pN aquel tiempo: D ijo Jesús
Ant. del Bened. — Amó tanto a los fariseos: En verdad,
Dios * al mundo, que por él dió en verdad os digo, que quien no
a su H ijo Unigénito, para que entra por la puerta en el aprisco
todo aquel que crea en él, no de las ovejas, sino que sube por
perezca, sino que consiga la vid-i otra1 parte, el tal es un ladrón
eterna, aleluya. y ^salteador. Mas el que entra
por la puerta, pastor es de las
Oración ovejas. Y lo que sigue.
(^ ) h Dios, que comunicasteis a H o m i l í a d e s a n A g u s t í n , O b i s p o
vuestros Apóstoles el E spí­ T rat. 45 sobre san Juan, después
ritu Santo, conceded a vuestro del principio

pueblo lo que humildemente os l Señor en la lección


pide, y haced que cuantos lla­ este día propuso una se­
máis a la luz de la fe, gocen de mejanza respecto de su
paz inalterable. Por nuestro S e­ rebaño y de la puerta por la que
ñor... en la unidad del mismo se entra en el aprisco. Digan, por
Espíritu Santo. lo tanto, los paganos: ¡Nos por
tamos bien! Si no entran por la
VISPERAS
puerta, ¿qué les aprovecha aque­
Ant. del Magnif. — Si alguno llo de que se glorían? El vivir
me ama, * observará mi pala­ bien debe aprovechar a cada uno
bra, y mi Padre le amará, y ven­ para conseguir el vivir siempre,
dremos a él, y constituiremos pues a i que no se le concede v i ­
nuestra morada en él, aleluya. vir siempre, ¿qué le aprovecha
vivir bien? Porque no debemos
decir que viven bien, cuantos por
Feria Tercera infraoctava su ceguedad ignoran el fin de la
de Pentecostés vida buena, o por su soberbia lo
Doble de I clase
desprecian. Nadie tiene esperanza
MAITINES cierta y verdadera de vivir siem­
pre, a no ser que conozca la vida
y . El Espíritu Consolador, que es Cristo, y así por la puer­
aleluya. I£. Os enseñará todas ta entre en el aprisco.
las verdades, aleluya. I*. Aparecieron a los Após­
toles unas como lenguas de fuego Bendición: El R ey de los án­
que se repartieron, aleluya. * Y geles.
el Espíritu Santo reposó sobre
Lección III
cada uno de ellos, aleluya. V . Y
empezaron a hablar en diferente' V qué diremos de los Judíos?
lenguas, las palabras que el E spí­ He aquí que los mismos fa­
ritu Santo ponía en su boca. Y riseos leían las Escrituras, y en
el Espíritu. lo que leían celebraban a Cristo,
Bendición: El auxilio divino. esperaban su venida, y cuando
estaba presente no le reconocían.
Lección II Presumían de ser videntes, esto
es, del número de los sabios, y
veces estos tales pre­
A Á u c h ,a s negaban a Cristo, y así no entra­
tenden persuadir a l o s ban por la puerta. D e consiguien­
demás que vivan honestamente, te. a los que por acaso seducían,
pero sin ser cristianos. Con esto les atraían no para librarles sino
pretenden entrar por otra parte, para perjudicarles y matarles. P e­
arrebatar las ovejas y matarlas. ro dejemos a éstos. Veamos a
No quieren, como el Buen Pastor, aquéllos que se glorían con el
conservar su vida y salvarlas. nombre de Cristo, si entran en
Hubo algunos filósofos que tra­ verdad por la puerta. Pues son
taron cosas muy sutiles acerca innumerables que no sólo se lla­
de las virtudes y de los vicios, man a sí mismos videntes, sino
distinguiendo, definiendo, sacan­ que pretenden ser iluminados por
do conclusiones muy agudas con Cristo. Mas éstos son herejes.
las cuales llenaron sus libros, pu­
blicando su sabiduría con pala­ LAUDES
bras llenas de vanidad, y se atre­
vían también a decir a los hom­ Ant. del Bened. — Y o soy la
bres: seguidnos; ingresad en puerta, * dice el Señor: si algu
nuestra secta, si queréis vivir fe ­ no entrare por mí. se salvará
lizmente. Mas no entraban por la y hallará sustento1, aleluya.
puerta. Querían perderlos, arrui­
Oración
narlos y darles la muerte.
R . Los Apóstoles publicaban Q s rogamos, Señor, que nos
en diversas lenguas las m aravi­ asista la virtud del E spí­
llas de Dios. * Según las pala­ ritu Santo, para que mediante
bras que el Espíritu Santo ponía su gracia sean purificados nues­
en su boca, aleluya. Queda­ tros corazones, y nos defienda de
ron todos llenos del Espíritu San­ toda adversidad. Por nuestro Se­
to y empezaron a hablar. Según. ñor... en la unidad del mismo
Gloria al Padre. Según. Espíritu Santo. .
1. Cristo, no solo ilum ina a la s 'a lm a s con la verdad, sino que las aliment i
con su propio cuerpo. Esto solam ente puede hacerlo el Dios-H om bre.
VISPERAS go: Es poco, decir; Con la volun­
tad; somos atraídos por el pla­
Ant. del Magnif. — Os dejo cer. ¿Qué significa ser atraído por
la paz, * os doy mi paz; no os el placer? “ D elá tate en el Señor,
la doy como la da el mundo, y te dará lo que pida tu cora­
aleluya. zón” . Existe cierto gusto del co
razón, que tier/e sus delicias en
Feria Cuarta de las Témpo­ el pan del cielc Y más; si pudo
decir el poeta: “ Cada cual es
ras de Pentecostés atraído por su placer” (no dijo
Semidohle
“ por la necesidad” sino “ por el
MAITINES placer” ; no “ por la fuerza” sino
“ por el deleite” ) ¿con cuánta
y . Todos quedaron llenos del mayor razón deberemos decir
Espíritu Santo, aleluya. IJ. Y nosotros que el hombre es atraí­
empezaron a hablar, aleluya. do a Cristo cuando se deleita en
Absolución'. El Señor omnipo­ la verdad, en la justicia, en la v i­
tente. ' da eterna que está toda en Cris­
B en dición : La lección evangé­ to? ¿Acaso el cuerpo tendrá sus
lica. deleites, y se verá privado de los
suyos el alma? Si el alma no tie­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
ne sus propios deleites, ¿por qué
segú n san Juan
se ha dicho: “ Los hijos de los
L ección I Cap. 6, 44-52 hombres esperarán bajo las som­
bras de tus alas” ? Quedarán em­
pN aquel tiempo: D ijo Jesús
briagados con la abundancia de
a los Judíos: Nadie puede
tu casa, v les harás beber en el
venir a mí, si el Padre que me
torrente de tus delicias; porque
envió no le atrae. Y lo que sigue.
en ti está la fuente de la vida, v
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
en ti veremos la luz.
T rat. 26 sobre san Juan, después I£. El Señor les enseñó la
del principio
disciplina y la sabiduría, alelu
o creas que eres atraído ya; les confirmó en la gracia de
por fuerza. El alma es su Espíritu, * Y llenó sus cora­
atraída por el amor. No zones de inteligencia, aleluya.
debemos temer que los hombres V . Con un repentino rumor el
que pesan las palabras y que es­ Espíritu Santo vino sobre ellos
tán muy lejos de entender las Y. '
cosas divinas, nos reprendan por Bendición: El auxilio divino.
haber interpretado las Escritu­
ras santas contenidas en la pala­
' Lección II
bra evangélica, y nos digan:
¿Cóm o puedo creer con voluntad C i tratamos estas cosas con el
libre si soy atraído? Mas y % d i-l que ama, con el que desea,
con el que anhela, con el que an­ Bendición: El R ey de los án­
da peregrinando en esta soledad, geles.
con el que está sediento y aspira
por la fuente de la vida eterna, Lección III
estes tales a la verdad saben muy A rrio ha creído que Cristo es
bien lo que digo. M as si hablo una criatura; no le atrae el
con un corazón frío no sabe de Padre, porque no considera al Pa­
qué hablo. Tales eran los Judíos dre el que no cree que el H ijo le
que murmuraban entre sí. El Sal­ es igual. ¿Qué dices Arrio? ¿qué
vador añade: “ Aquel a quién mi dices hereje? ¿qué hablas?
Padre atrae, viene a m í” . Mas ¿Quién es Cristo? D ices: No es
¿qué significan estas palabras- Dios verdadero, puesto que lo
“ Aquel a quien mi Padre atrae", hizo el Dios verdadero. No te
si es el mismo Cristo quien atrae el Padre, pues no has en­
atrae? Si hemos de ser atraídos, tendido al Padre, cuyo H ijo nie­
seámoslo por aquel a quien un gas. Lo que tú piensas sobre
alma amante decía: “ Corremos Cristo es diferente de lo que es
tras el olor de tus perfum es” . en realidad; no eres atraído por
Consideremos atentamente, ama el Padre, ni eres atraído al Hijo,
dos hermanos, lo que el Salvador pues una cosa es el H ijo y otra
quiere que entendamos y com­ lo que tú dices. Fotino dice:
prendamos en la medida de núes- Cristo es sólo hombre, no es
tras fuerzas. El Padre atrae hacia Dios. Al que así piensa, no le
el Hijo a los que creen en el H i­ atrae el Padre. ¿A quién atrae el
jo, en cuanto están persuadidos Padre? A aquel que dice: “ Tú
de que tiene a Dios por Padre. eres el Cristo, H ijo de Dios vi­
Dios Padre, efectivamente, ha v o ” . Muestras- a la oveja un ra­
engendrado un H ijo igual a sí; y mo de olivo verde, y la atraes.
al hombre que reconoce en su Muestras unas nueces al niño, v
mente que aquel en quien cree es se siente atraído; cuando corre es
igual al Padre, que posee en su porque se ha sentido atraído por
fe el sentimiento de esta ver­ una cosa que le place, sin vio­
dad y la medita, el Padre le atrae lencia exterior, por el solo es­
hacia su Hijo. tímulo del corazón. D^., consi­
I£. Id a todo el mundo, y guiente si las cosas que son de­
predicad el Evangelio, aleluya. * leitables y agradables atraen a
El que creyere y fuere bautiza­ los corazones amantes, según dice
do, se salvará, aleluya, aleluya, la máxima: “ Cada cual es atraí­
aleluya. V . En mi nombre lan­ do por su placer” , ¿no tendrá es­
zarán los demonios, hablarán nue­ te atractivo Jesucristo, que nos
vas lenguas, manosearán las ser es manifestado por el Padre?
pientes. El que creyere. Gloria ¿Qué otra cosa desea el alma más
al Padre. El que creyere y fuere ardientemente que la verdad?
bautizado se salvará... - Te Deum. pág. 10.
LAUDES L e c c ió n del san to E v a n g e l io

según san L ucas


Ant. del Bened. — Y o soy el
pan vivo, * dice el Señor, que Lección I Cap. 9, 1-6
descendí del cielo, aleluya, ale­
pN aquel tiempo: Habiendo
luya.
juntado Jesús» los doce
Oración Apóstoles, les dió virtud y poder
sobre todos los demonios, y pa­
Z'') s suplicamos, Señor, que el ra que curaran las enfermeda­
Consolador que procede de des. Y lo que sigue.
Vos ilumine nuestra mente, y
nos enseñe, según la promesa de H o m il ía de san A m b r o s io ,

vuestro H ijo, toda verdad. E! O b is p o

cual vive y reina en unidad del r.ü iro f> soiire el cap. de San Lucas

mismo Espíritu Santo Dios.


os preceptos evangélicos
VISPERAS señalan cómo debe ser
el que evangelice el reino
Ant. del Magnif. — Y o sov
de Dios, a saber: debe proceder
el pan vivo, * que descendí del
sin bastón, sin alforja, sin calza­
cielo; el que comiere de este do, sin pan, sin dinero, esto es,
pan vivirá para siempre; y el
sin buscar los auxilios de este
pan que yo daré, es mi carne pa­
mundo, sino que debe creer por
ra la vida del mundo, aleluya. la fe que cuanto menos busque
aquellas cosas, con más abun­
dancia le serán otorgadas. Estas
Feria Quinta infraoctava
mismas palabras del Evangelio,
de Pentecostés podemos, si queremos, interpre­
Semidoble tarlas como encaminadas a la es­
MAITINES piritualización de los afectos de
nuestro corazón. Este, en efecto,
y . El Espíritu del Señor parece que en cierta manera se
llenó todo el orbe de la tierra, despoja como de un vestido ma­
aleluya. I£. Y como comprende terial, cuando no contentándose
todas las cosas, conoce toda len­ con el desprecio de las ambicio­
gua, aleluya. nes y de las riquezas, renuncia
A bsolución: , Atended, Señor además a las seducciones de la
Jesucristo a las preces de vues­ carne. A los predicadores del
tros siervos, y compadeceos de Evangelio, se les da en primer
nosotros; Vos que t o n el Padre lugar el precepto general de paz,
y el Espíritu Santo vivís y rei­ de mantener la constancia, de ob­
náis por los siglos de los siglos. servar las leyes que impone la
1$. Amén. hospitalidad. Pues ciertamente es
Bendición: La lección evangé­ muy impropio del predicador del
lica. • reino celestial, recorrer las casas
y desconocer les leyes de la in­ H El Espíritu Santo llene
violable hospitalidad. toda la casa en donde estaban
I* . Descendió el fuego di­ los Apóstoles, y aparecieron so­
vino. no abrasando sino ilumi­ bre ellos como unas lenguas de
nando. no consumiendo sino res­ fuego que se repartieron y se
plandeciendo, y halló los corazo­ asentaron sobre cada uno de
nes de los discípulos como m o­ ellos: * Y todos quedaron llenos
radas limpias: * Y les dió los del Espíritu Santo, y comenza­
dones de sus carismas, aleluya, ron a hablar en diversas lenguas
aleluya. \ \ Les halló unidos por las palabras que el Espíritu San­
la caridad, y les iluminó llenán­ to ponía en su boca, aleluya,
doles de la gracia divina. Y les aleluya, aleluya. V . Mientras
dió los dones de sus carismas. los discípulos se hallaban reuni­
aleluya, aleluya. dos por miedo a los Judíos, un
Bendición: El auxilio divino. ruido vino repentinamente sobre
ellos. Y todos. Gloria al Padre
Lección II Y todos.
así como se nos prescri­ Bendición: El R ey de los án­
be la gratitud por el bene­ geles.
ficio de la hospitalidad, así se
nos ordena que si no somos re­ Lección III
cibidos. sacudamos el polvo y
abandonemos la ciudad. Con es­ A/Tas este precepto relativo a
to se nos indica que la recom­ la sagrada obligación de la
pensa de la hospitalidad no será hospitalidad, puede también apli­
poca, ya que no tan sólo con ella carse en sentido espiritual. Pues
conseguirán la paz los que nos cuando se elige una casa, se bus­
reciban, sino que si tuvieren en ca un huésped digno. Veamos,
su conciencia alguna mancha, por lo mismo, si con ello se nos
efecto de su fragilidad, ésta se manifiesta la preferencia que d e­
borrará con la entrada y recep­ bemos dar a la Iglesia y a C ris­
ción de los predicadores apostó­ to. Y a la verdad, ¿qué casa más
licos. No sin motivo, en el E van ­ digna de recibir la predicación
gelio de san M ateo se recomien­ apostólica que la Iglesia? Y
da a los Apóstoles el escoger la ¿quién debe ser más preferido
casa en que deban morar, a fin que Cristo, el cual acostumbra
de que no se expongan al peli­ lavar los pies a sus huéspedes, y
gro de quebrantar la hospitali­ lo que es más. no permite que los
dad cambiando de morada. P e ­ que ha recibido en su casa per­
ro no se prescribe igual pre­ manezcan en un camino inmun­
caución al que recibe al hués­ do, sino que al hallarlos cubier­
ped, no sea que al elegirle su­ tos de manchas de la vida pasa­
fra menoscabo la verdadera hos­ da, se digna purificarlos para el
pitalidad. flbrvenir? Por lo tanto, Cristo es
recibe del Espíritu el don de plo de su boca” . D e consi
hablar con sabiduría; otro reci­ guiente la virtud de los cielos
be del mismo Espíritu el don de proviene del Espíritu Santo, ya
hablar con ciencia; a éste le da que no hubieran presumido opo­
el mismo Espíritu una fe extra­ nerse a las potestades de este
ordinaria; al otro la gracia de siglo, a no hallarse fortalecidos
curar enfermedades por el mis­ por el Espíritu Santo. Y a
mo Espíritu; a quién el don de la verdad, bien sabemos cuáles
hacer milagros, a quién el don de eran los doctores de la santa
profecía, a quién discreción de Iglesia antes de la venida de es­
espíritu, a quién don de hablar te Espíritu, y cuál haya sido su
varios idiomas, a quién el de in­ fortaleza después del adveni­
terpretar las palabras. M as to­ miento de este Espíritu, lo esta­
das estas cosas las causa el mis­ mos viendo.
mo indivisible Espíritu, repar­ . Bienaventurados s e r é i s
tiéndolas a cada uno según cuando los hombres os m aldije­
quiere”. ren, os persiguieren, y mintien­
1^. Vi reunidos a unos hom­ do dijeren toda suerte de mal
bres ostentando espléndidas ves­ contra vosotros: * Gozaos y ale­
tiduras, y el Angel del Señor me graos, porque vuestra recompen­
habló diciendo: * Estos son hom­ sa es copiosa en los cielos, y .
bres santos, constituidos amigos Cuando los hombres os aborre­
de Dios. V". Vi al Angel podero­ cieren, y os echaren y cubrieren
so de Dios, que volaba por m e­ de oprobios, y abominaren de
dio del cielo, clamando y dicien­ vuestro nombre como de cosa
do con voz potente. Estos. mala por causa del H ijo del
hombre. Gozaos. •
Lección V
Lección VI
P or lo mismo, estos dones de
los predicadores, constitu­ qué punto llegó la debi­
Í -J a sta
yen otros tantos ornamentos de lidad y el tem or del Pastor
los cielos. Por lo cual, está es­ de la Iglesia, alrededor de cuya
crito: “ Por la palabra de Dios sagrada tumba estamos, antes de
fueron establecidos los cielos” . la venida del Espíritu Santo, nos
Ahora bien, la palabra de Dios, lo dirá si la interrogamos la sir­
es el Hijo del Padre. Y para vienta que estaba en la puerta
mostrar que estos mismos cie­ del Sumo Sacerdote. Tem blando
los, es decir, los santos Apósto­ a la voz de una m ujer por mie­
les, son obra de toda la santí­ do de la muerte, negó a la vida.
sima Trinidad, se nos propone El negó a su M aestro antes que
seguidamente la divinidad del fuese elevado sobre la tierra,
Espíritu Santo, diciéndonos: MY mientras que el ladrón le confe­
toda su virtud proviene del so­ só viéndole pendiente de la cruz.
Pero oigamos ya cuánta haya L e c c ió n del san to E v a n g e l io
sido la firmeza de este hombre seg ú n san M ateo
tan cobarde, después de la veni
da del Espíritu Santo. Se cele­ Lección VII Cap. 19, 27-20
bra una reunión de magistrados
pN aquel tiempo: D ijo Pedro
y ancianos, y en ella se advierte
a Jesús: He ahí que nos­
a los Apóstoles, ya castigados,
otros lo hemos dejado todo y os
que no deben hablar en nombre
hemos seguido; de consiguiente
de Jesús; mas Pedro responde
¿qué nos daréis? Y lo que sigue.
con gran autoridad: “ Es necesa­
rio obedecer más a Dios que a
H o m il ía de san J e r ó n im o ,
los hombres".
P r e s b ít e r o
I£. Estos son los que han
Lihro 3 sobre san M ateo, cap. 19
triunfado y los amigos de Dios,
los cuales, menospreciando los confianza! Pe­
d m ir a b l e

mandatos de los principes, mere­ dro era pescador; esta­


cieron premios eternos: * Ahora ba lejos de ser tico; se
son coronados, y reciben el tro­ procuraba el sustento con su tra­
feo. y . Estos son los que vinie­ bajo, y, con todo, habla confiada­
ron de un gran combate, y lava­ mente: “ Todo lo hemos dejado” .
ron sus túnicas con la sangre del Y por lo mismo que no es sufi­
Cordero. Ahora son coronados, v ciente dejarlo todo; añade lo que
reciben el trofeo. Gloria al Padre.es perfecto: “ Y os hemos segui­
Ahora. do” . Hicimos lo que habéis orde­
nado. De consiguiente, ¿qué pre­
III NO CTURN O mio nos daréis? Mas Jesús les
dijo: “ En verdad os digo, que
Ant. 1. El poder * de los jus­ vosotros que me habéis seguido
tos será exaltado, aleluya. cuando en el día de la resurrec­
Salmo 74, pág. 178.
ción universal se sentará el Hijo
2. Amaneció la luz para el del hombre en el trono de su ma­
justo. * aleluya; y la alegría jestad, os sentaréis también vos­
para los de recto corazón, alelu­ otros sobre doce sillas, para juz-
ya. gor a las doce tribus de Israel".
Salmo 96, pág. 141.
N o dijo: “ Los que lo habéis de­
3. Observaban vuestros man­ jado todo"; pues esto mismo
damientos. * y los preceptos que practicó Crates, filósofo, v mu­
les habíais dado, aleluya. chos otros despreciaron las ri­
Salmo, pág. 19J. quezas; sino: “ Los que me ha­
T . Vuestros a m i g o s , oh béis seguido” ; lo cual es propio
Dios, han sido honrados en gran de los Apóstoles y de los que
manera. creen.
Iy. Su autoridad ha sido es­ I>. Eótos son los que mien­
tablecida con gran firmeza. tras vivían en la carne, - planta­
- . -4
ron la Iglesia con su sanare: * . Estos son los hombres
Gustaron el cáliz del Señor, y santos, a quienes eligió el Se­
fueron constituidos amigos de ñor con caridad sincera, y a los
Dios. V . Por toda la tierra se que dió la gloria eterna: * La
oyó su voz, y sus palabras hasta Iglesia es iluminada por su doc­
los confines del orbe. Gustaron. trina como la luna por el sol. '$r .
Los Santos mediante la fe con­
Lección VIII siguieron el reino; y obraron la
justicia. La Iglesia. Gloria al P a­
I legado el día de la resurrec­ dre. La Iglesia.
ción, al sentarse el H ijo del
hombre en el trono de su m a­ Lección IX
jestad (cuando los muertos resu­
citarán para no morir de nuevo), / ^ on motivo de estas palabras,
os sentaréis en los solios Je los algunos señalan mil años
que han de juzgar, condenando después de la resurrección, d i­
a las doce tribus de Israel; por­ ciendo que entonces se nos dará
que mientras vosotros abrázabais el céntuplo de todas las cosas
la fe, ellas no quisieron creer. “ Y que dejamos y la vida eterna,
todo aquel que dejare su casa, no entendiendo que si en las
o sus hermanos, o hermanas, o demás cosas' es digna la recom­
su padre, o su madre, o su esposa, pensa, sería indecoroso, tratán­
o sus hijos, o sus posesiones, por dose de esposas, que quien haya
mi nombre, recibirá el céntuplo, dejado una por el Señor, recibie­
y poseerá la vida eterna” . Estas ra cien en el tiempo futuro. Esta
palabras concuerdan con aquellas promesa ha de entenderse, pues,
del Salvador que afirman: “ No en este sentido: El que por el
he venido para en\iar la paz, Salvador ha dejado las cosas te­
sino la espada. Y a que he venido rrenas. recibirá las espirituales,
para separar al hijo de su pa­ las cuales en su comparación y
dre. v a la hija de su madre, y valor serán de tal cualidad, como
a la nuera de su suegra; y los si por una cosa de poco precio
enemigos del hombre serán los se adquiriese una de gran m é­
de su casa” . De consiguiente, los rito.
que por la fe de Cristo y la pre­ Te D eum , pág. 10.

dicación del Evangelio, menos­


LAUDES Y HORAS
preciaren todos los afectos, las
riquezas, y los placeres del siglo, -Ww/. 1. Este es mi precepto,
éstos recibirán el céntuplo, y po­ * que os améis los unos a los
seerán la vida eterna. otros, como yo os he amado1.

1. “ Oigo hablar mucho de la perfección , pero veo m uy pocas personas que


la practiquen. Cada cual se la fo rja a su modo. U nos la hacen con sistir en la
austeridad de los vestidos; otro?, en la de la com ida; éstos en la frecu en cia de
Sacram entos; aquéllos, en cierta especie de contem plación pasiva y em inente;
y esotros, en gracias que se llam an g ra tu ita s? * y todos ellos se engañan,
L o s salm o s son de D o m in ic a , p ág. 55. de los lazos de nuestros peca­
2. Nadie tiene amor más dos.
grande, * que el que da su vida Y a que prontamente os obede­
por sus amigos. cen la enfermedad y la salud, sa­
3. Vosotros sois mis amigos, nad nuestras débiles almas; ha­
* si hacéis lo que yo os mando, cednos crecer en la virtud.
dice el Señor. Para que cuando al fin del
4. Bienaventurados los paci­ mundo venga Cristo, soberano
ficos, * bienaventurados los lim ­ Juez, nos conceda ser partici­
pios dte corazón; porque ellos pantes de la eterna bienaventu­
verán a Dios. ranza.
5. En vuestra paciencia, * po­
Al Padre, al H ijo y también
seeréis vuestras almas.
al Espíritu Sonto, se dé eterna­
mente la gloria de que siempre
Capitula Ephes., 2, 19-20
han gozado. Amén.
Y a no sois ex­
Ie r u a n o s : V . Publicarán las obras de
traños, ni advenedizos; Dios. I£. Y comprendieron las
sino conciudadanos de cosas que realizó.
los santos, y domésticos de Dios Ant. del Bened. — Vosotros
pues estáis edificados sobre el que lo habéis dejado * todo, y
fundamento de los Apóstoles y me habéis seguido¡ recibiréis el
Profetas, en Jesucristo, el cual céntuplo, y poseeréis la vida
es la principal piedra angular eterna.
Se dice la O ración propia.
En las H oras se dicen los Salmos de
H im no Dom inica, pero tn prima, en lu g a r de!
Salm o 1 17 se d ic í el Salm o 53, lo cual
ue la tierra se llene de re­ se observa siem pre que haya la R úbrica

Q gocijo; que el cielo prorrum­


sigu ien te: En la s H oras, los Salm os de
Dom inica, y a Prim a, como las F ie s­
pa en alabanzas; cielo y tierra ta s ” .
celebren la gloria de los Após­
toles. Capitula Ephes., 2, 19-20
Os dirigimos los voto§ de nues­
tros corazones ¡oh vosotros, jue­ Y a no sois ex­
erm an o s:

ces de los siglos y verdaderas traños. ni advenedizos;


lumbreras del mundo! dignaos sino conciudadanos de
atender nuestras humides súpli­ los santos, y domésticos de Dios,
cas. pues estáis edificados sobre el
A vosotros que con una pala­ fundamento de los Apóstoles y
bra cerráis y abrís las puertas Profetas, en Jesucristo, el cual
del cielo, rogamos nos libréis es la principal piedra angular.

tomando los medios o efectos por la causa. P or mi parte no sé ni conozco


otra perfección que am ar a Dios de todo corazón y al prójim o como a mi
mismo, cu alqu iera otra perfección sin ésta es falsa p erfec ció n ". San F ra n ­
cisco de Sales. '
TERCIA ' gran manera. Vuestros amigos.
X • Su autoridad ha sido estable­
B br. El sonido de su voz * cida con gran firmeza. Han. Glo
Se ha propagado por toda la tie­ ría al Padre. Vuestros amigos,
rra. El sonido de su voz. X - Y oh Dios.
sus palabras hasta los confines y. Publicaron las obras de
del mundo. Se ha propagado.
Dios.
Gloria al Padre. El sonido de R . Y comprendieron las co
su voz.
sas que realizó.
X - Les constituiréis prínci­
pes sobre toda la tierra.
II VISPERAS
IJ. Se acordarán, Señor, de
vuestro nombre. Ant. 1. Juró el Señor, * y no
se arrepentirá: T ú eres sacerdo­
SEXTA
te para siempre.
Capitula Act., 5, 12 Salmo 109, pág. 73.

2. El Señor le colocará * en-


D or medio de los Apóstoles
medio de los príncipes de su
se realizaban muchos mila­
gros y prodigios entre el pue­ pueblo.
blo. Salmo 112 , pág. 75.
I£. br. Les constituiréis prín­ 3. Vos rompisteis. Señor, *
cipes: * Sobre toda la tierra. Les mis cadenas; os ofreceré un sa­
constituiréis. X • Se acordarán, crificio de alabanza .
Señor, de vuestro nombre. So­ Salm o 115, pág. 103.
bre. Gloria al Padre. Les consti­
tuiréis. t 4. A l marcharse *, esparcían
X - Vuestros amigos, oh Dios, llorando sus semillas.
han sido honrados en gran m a­ Salm o 125, pág. 129.
nera, 5. ¡Cuán honrados son * a
I£. Su autoridad ha sido es­ mis ojos, oh Dios, vuestros ami­
tablecida con gran firmeza. gos! su imperio es poderoso.
Salmo 138, pág. 207.
NONA ‘ Capitula e H im no como en Laudes.

Capitula Act., 5, 41 X • Publicaron la: obras de


Dios. ‘
J^os Apóstoles se retiraban de 1^. Y comprendieron las co­
la presencia del concilio muy sas que realizó. •*
gozosos, porque habían sido ha­ Ant. del Magnif. — Perse­
llados dignos de sufrir aquel ul­ verad esforzados * en la lucha,
traje por el nombre de Jesús. y pelead contra la antigua ser­
br. Vuestros amigos, oh piente, y recibiréis el reino eter­
Dios, * Han sido honrados en no, aleluya. .
II. OTRAS LECCIONES PARA aun a los ángeles. ¿A qué ángeles
LOS APOSTOLES sino a los apóstatas? “ ¿Ignoráis,
dice, que juzgaremos a los án­
1 uera de T ie m p o P ascual y en geles?” Podría responderle, por
T ie m p o P ascual lo tanto, el pueblo: ¿De qué te
II NOCTURNO jjcta s poder juzgar? ¿En qué lu­
gar te sentirás? El Señor señaló
D e la E x p o s ic ió n de san A gus­
doce tronos para los doce Após­
t ín , O b is p o , sobre el salm o
toles; uno que fué Judas, cayó, y
och enta y s e is
en su lugar fué constituido san
Matías. Está completo, por lo
Lección IV mismo, el número de doce. Pri­
us cimientos en los mon­ meramente halla lugar en que
tes santos. El Señor ama sentarte, y luego amenaza con tu
las puertas de Sión” . juicio. Veamos, por lo tanto
¿Por qué los Apóstoles y P rofe­ qué significan los doce tronos
tas son fundamentos? Porque su Simbolizan una cierta universa­
autoridad sostiene nuestra fla­ lidad, ya que la Iglesia ha­
queza. ¿Por qué son puertas? bía de propagarse por toda la
Porque por ellos entramos en el tierra, por lo cual a este edificio
reino de Dios. Ellos nos enseñan; se le da este nombre por su unión
y cuando entramos por ellos, en­ con Cristo.
tramos por Cristo, ya que él es En las Ferias I I y V durante la pri­
mera y segunda semana después de la
la puerta.Y se dice que son Octava de Pascua, siempre que en el
“ las doce puertas de Jerusalén” , I Nocturno se dicen las Lecciones de
la Escritura ocurrente con los Res-
y que hay sólo una puerta que ponsorios de Tiempo, en lugar del quin­
es Cristo, y que las doce puertas to Responsorio, Bienaventurados seréis,
pág. 738, se dice el siguiente:
son Cristo, porque en las do­
1^. Es preciosa en la presen­
ce puertas está Cristo. D e ahí
cia del Señor, aleluya, * La muer­
el número duodécimo de los
te de sus santos, aleluya, y .
Apóstoles. El número doce en­
Guarda el Señor todos sus hue­
traña la significación de un gran
sos, y ni uno solo será quebran­
misterio. “ Estaréis sentados so­
tado. La.
bre doce tronos para juzgar a las
doce tribus de Israel” , Lección VI
por lo mismo, ya que acudi­
Lección V "y
rán gentes de todas partes
Q i hay allí doce tronos, no ten­ para ser juzgadas, hay doce si­
drá lugar para sentarse el llas, así como aquella ciudad tie­
décimotercero, el Apóstol Pablo, ne doce puertas, porque por todas
y así no podrá juzgar; y con to­ partes se entra en la misma. De
do, él dijo que había de juzgar, consiguiente, no sólo aquellos do­
no tan sólo a los hombres, sino ce y el Apóstol Pablo, sino
cuantos habrán de juzgar es­ no se agotará en el cielo Por lo
tán destinados a estos doce tro­ cual, muy bien dijo Jesús a los
nos, ya que este número de­ tales, respondiendo a la pregunta
signa la universalidad. Y cierta­ de Pedro: “ En verdad os digo,
mente las partes del mundo son que vosotros que me habéis segui
cuatro: Oriente, Occidente, Aqui­ do en la regeneración, cuando el
lón y Mediodía. Estas cuatro par­ Hijo del hombre se sentare en el
tes, con frecuencia son recorda­ trono de su majestad, vosotros
das en las Sagradas Escrituras. os sentaréis sobre doce sedes pa­
Desde estos cuatro vientos, como ra juzgar a las doce tribus de
dice el Señor en el Evangelio, Israel” . Con lo cual enseñó que
asegura que reunirá a sus escogi­ cuantos trabajan por él en esta
dos. Por lo tanto, de todas estas vida, deben esperar el premio en
cuatro direcciones es llamada la la otra, esto es, en la regenera­
Iglesia. ¿Cómo es llamada? Es ción, cuando resucitaremos para
llamada de todas partes en nom­ la vida inmortal, los que naci­
bre de la Trinidad. Y a que na­ mos para morir en esta misera­
die es llamado sino mediante el ble vida.
bautismo en el nombre del Padre, En las Ferias I I I y V I durante la
primera y segunda semanas después de
del Hijo y del Espíritu Santo. la Octava de Pascua, siempre que las
Ahora bien, tres, multiplicados Lecciones del I Nocturno! se dicen
de la Escritura ocurrente con sus
por cuatro, constituyen los doce. Respoiuorios de Tiempo, en lugar del
séptimo Responsorio Estos son, pági
III NOCTURNO na 739, se dice el siguiente

L e c c ió n del san to E v a n g e l io
Vuestra tristeza, aleluya
seg ú n san M ateo
* Se convertirá en gozo, ale­
luya, aleluya. X . E l mundo se
Lección VII Cap. 19, 27-29 alegrará, vosotros os entristece
réis. pero vuestra tristeza. Se.
p\ aquel tiempo; D ijo Pedro
a Jesús: He aquí que nos­
Lección VIH
otros lo hemos dejado todo, y
os hemos seguido; ¿qué es, pues, £ s por cierto una recompensa
lo que tendremos? Y lo que si­ del todo justa que cuan­
gue. tos por Cristo despreciaron aquí
la gloria de la humana grandeza,
H o m il ía d e s a n B e d a V e n e r a ­
glorificados por Cristo, como
b l e , P r e s b ít e r o
jueces, se sienten allí a su lado,
Homilía en el natalicio de san B e­
nito ellos que por ningún m otivo pu­
dieron ser disuadidos de seguir
s perfecto aquél que ven­ los vestigios del Señor. Pero na­
de todo lo que tiene y die imagine que los Apósto­
lo da a los pobres, y vie­ les, que son en número de do­
ne a colocarse en pos de Cristo. ce, porque M atías fué elegido
A la verdad tendrá un tesorc que para sustituir al prevaricador Ju-

■+ .
das, serán los únicos jueces del sepamos, que cuantos siguiendo
mundo; las doce tribus de Israe’ el ejemplo de los Apóstoles han
no serán solas a sufrir el juicio; dejado todo lo suyo y han segui­
de ser así, la tribú de Leví, do a Cristo, serán jueces junto
que es la décimatercera, quedaría con él, así como todos los hom­
sin ser juzgada. bres han de ser juzgados. Por la
misma razón que el número doce
Lección IX suele designar en las Escrituras
universalidad, por las doce sedes
D a b l o , que es el décimoterce- de los Apóstoles se designa el
ro de los Apóstoles, queda número de todos los que han de
ría privado de juzgar, siendo así juzgar, y por las doce tribus de
que él dice: “ ¿Ignoráis que juz­ Israel, el número de todos los
garemos a los ángeles, cuanto más que han de ser juzgados.
a los del siglo?” Conviene que
Común de Evangelistas
Fuera de Tiempo Pascual

Todc se dice como en el Común de vía dentro de la nube, y un res­


Apóstoles fuera de Tiempo Pascual,
excepto las Lecciones que son las si­ plandor alrededor de ella, y en
guientes : su centro, esto es, en medio del
I NOCTURNO fuego, una imagen de un perso­
naje tan brillante como el ám­
E m p ie z a el l ib r o del P rofeta
bar.
E z e q u ie l

Lección í Cap. 1, 1-4 Lección II Cap. 1, S-9

v el año trigésimo, en el Y en medio de aquel fuego se


mes cuarto, a cinco del veía una semejanza de cua­
mes, sucedió que estan­ tro anim ales; la apariencia de
do yo en medio de les cautivos los cuales era la siguiente: ha­
junto al río Cobar, se abrieron bía en ellos algo que parecía al
los cielos, y tuve visiones divi­ hombre. Cada uno tenía cuatro
nas. A cinco del mes, en el quin­ caras y cuatro alas. Sus pies eran
to año después de haber sido derechos como los de un hom­
trasladado el rey Joaliim, dirigió bre, y la planta de sus pies co­
el Señor su palabra a Ezequiel mo la planta del pie de un be­
socerdote, hijo de Buzi, en la tie­ cerro, y despedían centellas, co­
rra de los Caldeos, junto al río mo se ve en un acero muy en­
Cobar; y allí se hizo sentir sobre cendido. D ebajo de sus alas, a
él la mano de Dios. Y miré, y los cuatro lados, había manos
he aquí que venía del Norte un de hombre, y tenían caras y alas
torbellino de viento, y una gran por los cuatro lados. Y juntában­
nubei ; y un fuego que se revol­ se las alas del uno . con las del
otro. No se volvían cuando an­ cada uno le conocemos por el
daban, sino que cada uno cami­ rostro; y mediante las alas las
naba según la dirección de su aves se elevan a lo alto. Por
rostro. esto el rostro se refiere a la fe,
las alas son propias de la con­
Lección III Cap. 1, 10-12 templación. Mediante la fe so­
mos conocidos por Dios, co­
D or lo que hace a su rostro, mo él mismo lo dice de sus
los cuatro lo tenían de ovejas: “ Y o soy el buen pastor,
hombre, y los cuatro tenían y conozco mis ovejas, y las
una cara de león a su lado dere­ mías me conocen” . El cual de
cho ; al lado izquierdo tenían nuevo dice: “ Y o conozco a los
los cuatro una cara de buey; que he elegido” . Mediante la
y en la parte de arriba tenían contemplación que nos eleva
los cuatro una cara de águila. sobren nosotros mismos, somos
Sus caras y sus alas miraban y como levantados sobre los aires.
se extendían hacia lo a lto ;. jun­
tábanse por la punta dos alas de Lección V
cada uno, y con las otras dos
cubrían sus cuerpos. Y andaba \ cada uno de ellos, corres­
cada cual de ellos según la direc­ ponden, pues, los cuatro
ción de su rostro; adonde les rostros; ya que si inquieres qué
llevaba el ímpetu del espíritu, es lo que siente san Mateo sobre
allá iban; ni se volvían para ca­ la Encarnación del Señor, verás
minar. que es lo propio que sienten Lu­
cos, Lucas y Juan. Si averiguas
, II NOCTURNO
qué es lo que siente Juan, verás
D e la E x p o s ic ió n de san G re­ qué es lo propio que sienten Lu­
g o r io , P apa , sobre el P rofeta cas, M arcos y Mateo. Si pregun­
E z e q u ie l tas qué siente Marcos, lo- mismo
Homilía 3, libro 1 que M ateo, Juan y Lucas. Si pre­
guntas qué siente Lucas, lo mis­
L ección IV mo que Juan, Mateo y Marcos
ahí cómo el Profeta
e
D e consiguiente cada uno tiene
Ezequiel describe con cuatro rosfros, porque la noción
misterioso lenguaje 1 o s de la fe, por la cual son conoci­
cuatro animales sagrados, que dos de Dios, está igualmente en
él, animado del espíritu profé- cada uno que en el conjunto de
tico contempló en lo por ve­ los cuatro.
nir: “ Cada uno tenía cuatro
Lección VI
caras y cuatro alas” . ¿Qué se
denota por el rostro, sino el cada uno tiene cuatro alas,
conocimiento, y qué por las alas porque todos anuncian jun­
sino el vuelo? Y a la verdad a ta y unánimemente al Hijo de
Dios omnipotente, Jesucristo Se­ dio de obras. Y a la verdad sus
ñor nuestro, y elevando los ojos obras son para nosotros precep­
de la mente a su divinidad, vue­ tos, ya que cuando realiza algu­
lan con las alas de la contem­ na cosa calladamente, nos mues­
plación. Los rostros de los evan­ tra cuál deba ser nuestra con­
gelistas, de consiguiente, se re­ ducta. He aquí que envía de dos
fieren a la humanidad del Señor; en dos los discípulos para la
sus alas a la divinidad. Cuando predicación; y esto porque son
le consideran revestido de un los los preceptos de la caridad,
cuerpo, vuelven, en algún modo a saber: el amor de Dios y el
sus rostros hacia él; mas cuan­ del prójim o; y la caridad para
do proclaman que, en cuanto a que sea tal, siempre necesita que
Ddos, es el Ser infinito e incir sean dos. Pues nadie puede pro­
cunscrito, se elevan, por decirlo piamente decirse que tiene ca­
así, por los aires en alas de la ridad para consigo, sino que el
contemplación. Por lo mismo que amor siempre tiende hacia otro,
la fe de la encarnación es una a fin de que pueda ser caridad.
misma en todos, e igual la con­
templación de la divinidad en Lección VIII
cada uno, con toda verdad se
dice ahora: “ Cada uno tiene t-ÍE ahí que el Señor envía de
cuatro rostros y cada uno cua­ dos en dos a los discípulos
tro alas” . para la predicación, a fin de in­
sinuarnos de una manera tácita,
III NOCTURNO que aquel que carece de caridad
para con el prójimo, en manera
L e c c ió n del san to E v a n c e l io
alguna debe ejercitar el minis­
se g ú n san L ucas
terio de la predicación. Se dice
muy bien que los envió delante
Lección VII Cap. 10, 1-9
de él a toda ciudad y lugar al
p n aquel tiem po: El Señor eli­ que había de ir él mismo. Pues
gió otros setenta y dos dis­ el Señor sigue a sus predicado­
cípulos, a los cuales envió de­ res, ya que la predicación pre­
lante de él de dos en dos, por viene, y entonces el Señor viene
todas las ciudades v lugares adon­ a la morada de nuestra mente,
de había de venir él mismo. Y lo cuando se anticipan las palabras
que sigue. de exhortación, y de esta suerte
la verdad es recibida en nuestra
t H o m ilía d e s a n G r e g o r io , P a p a mente.
Homilía 17 sobre los Evangelios
Lección IX .
l Señor y Salvador nues­
tro, hermanos carísimos, P í e ahí que a los predicadores
algunas veces nos amo­ les dice Isaías: “ Preparad
n i t a con palabras, otras por me­ los caminos del Señor, ende-
( OMÚN l )K KVAMifcUSTAS r l i f c RA DE T. P. 74Í

rezad las sendas de nuestro muerte que sufrió, la holló al


D ios” . Por lo mismo el Salmis­ resucitar. De consiguiente, pre­
ta dice a los hijos de Dios: paramos el camino al que su
“ Allanad el camino a quien sube be sobre el ocaso, cuando nos­
hacia Occidente” . Y a la verdad, otros os predicamos su gloria, a
el Señor subió sobre el ocaso, fin de que él mismo, viniendo
porque cuanto más se humilló en después, con la presencia de su
su pasión, tanto más manifestó amor ilumine vuestras mentes.
su gloria en la resurrección. Su­ T e D en tn , p ág. 10.
bió sobre el ocaso, porque la

t
é’

yc
Común de Apóstoles y Evangelistas
En Tiempo Pascual

I VISPERAS que les persiguieron v les arre­


bataron el fruto de sus trabajos.
Los Salmos son los del Común de los
Apóstoles fuera de Tiempo Pascual.
pág. 735. Himno
■ Anty 1. Vuestros Santos, *
os Apóstoles estaban tris­
Señor, florecerán como los lirios,
tes a causa de la cruel
aletuva: y estarán delante de
muerte de Cristo, entre­
Vos como el perfume del bálsa­
mo. aleluya. , gado por servidores impíos a un
2. La morada de los Santos espantoso suplicio.
* está en el reino celestial, ale­ Pero un Angel acaba de anun­
luya: y su descanso será para ciar a las mujeres, con palabra
siempre, aleluya. de verdad: que presto, con su
3. Vuestros Santos. Señor, * presencia. Cristo había de llenar
clamaban en el Santuario, alelu­ de nuevo de alegría a los fieles
ya, aleluya, aleluya reunidos.
4. Espíritus y almas * de los Cuando presurosas -corren a
justos, cantad himno;; a nuestro llevar este anuncio a los Após­
Dios, aleluya, aleluya. toles ansiosos, encuentran a Je­
5. Resplandecerán los justos sús glorioso, y siguen sus hue­
* como el sol en la preseittia de llas.
Dios, aleluya. Los Apóstoles se dirigen a los
altos montes de Galilea: sus de­
Capitula Sab.. 5, 1 seos se ven cumplidos, gozando
de Jesús cubierto de gloriosos
J^os justos se presentarán con resplandores. .
gran firmeza ante aquell^ ¡Oh Jesús, dignaos, para ser
eternamente nuestro gozo pas­ 1^. I. Bienaventurado el va­
cual, librarnos de la muerte rón que teme al Señor, aleluya. *
cruel del pecado, y hacernos na­ Se esfuerza en gran manera en
cer a una nueva vida! cumplir sus mandamientos, ale­
A Dios Padre sea la gloria, y luya, aleluya, aleluya, y . Glo­
al Hijo resucitado de entre los ria y riquezas habrá en su casa,
muertos, juntamente con el P a­ y su justicia durará eternamente.
ráclito, por los siglos eternos Se.
Amén. 1J. II. Vuestra tristeza, ale­
y . Santos y justos, alegraos luya, * Se convertirá en gozo,
en el Señor, aleluya. aleluya, aleluya. T El mundo
I£. Dios os ha escogido para se alegrará, y vosotros os entris­
heredad suya, aleluya. teceréis, pero vuestra tristeza.
Ant. del Magnif. — Una luz Se.
perpetua * iluminará, Señor, a í£. III. Es preciosa en pre­
vuestros Santos, y vivirán por sencia del Señor, aleluya, * La
toda la eternidad, aleluya muerte de sus Santos, aleluya.
S e dice la O ración propia de la fe s ­ y . Guarda el Señor todos sus
tividad. huesos, y ni uno solo será que­
Las Com pletas son de Dom inica,
pág. 77. brantado. La Gloria al Padre, La
muerte.
MAITINES
II NOCTURNO
Im itatorio. — Al Señor, Rey
Ant. — He ahí * cómo fueron
de los Apóstoles. * Venid, ado­
contados entre los hijos de Dios,
rémosle, aleluya. y su dicha consiste en estar con
Salmo 94. — Venid, alegré
los Santos, aleluya.
monos, pág. 3. y . Una luz perpetua ilumi­
Se dice el H im no de la pág. 750.
nará. Señor, a vuestros Santos,
I NOCTURNO aleluya. I*. Y vivirán por toda
la eternidad, aleluya.
Ant. — Los justos se presen­ K . IV. Una luz perpetua ilu­
tarán * con gran firmeza, ante minará, Señor, a vuestros San­
aquellos que les persiguieron, ale­ tos. * Y vivirán por toda la eter­
luya. nidad, aleluya, aleluya, y . Sobre
Con una sola A n tífon a en cada N o c­ ellos brillará una alegría eterna;
turno se dicen los mismos Salm os que
fu era de Tiem po P a scu al, pág. 736. conseguirán el gozo y la exulta­
\ \ Santos y justos, alegraos ción. Y vivirán por toda la eter­
en el Señor, aleluya. nidad, aleluya, aleluya.
I£. Dios os ha escogido como IJ. V. Con gran valor daban
su herencia, aleluya. los Apóstoles * Testimonio de
L a s Lecciones de los tres N octurnos la resurrección de Jesucristo Se-
como en M aitin es fu era de Tiem po P a s ­ ños nuestro,, aleluya, aleluya.. y .
cual, pág. 736, con los Responsorios s i­
gu ien tes: Llenos del Espíritu Santo, ha-
biaban confiadamente la palabra el I Nocturno las Lecciones fuesen
de la E scritu ra ocurrente con sus
de Dios. Testimonio. Responsorios, se dice el que sigue:
En la Feria I I y V dentro de la 1^. Vuestra tristeza, aleluya,
primera y segunda sem anas después de
la O ctava de Pascua, siem pre que en * Se convertirá en gozo, aleluya,
el I Nocturno las Lecciones fueren aleluya, y . El mundo se alegra­
de la E scritura ocurrente con sus R es­
ponsorios de Tiem po, en lu gar del rá, y vosotros os entristeceréis,
precedente Responsorio se dice el s i­ pero vuestra tristeza. Se.
guiente:
1^. V III. Sus Nazarenos han
R . Es preciosa en presencia
sido iluminados, aleluya; resplan­
del Señor, aleluya, * La muerte
decieron delante de Dios, alelu­
de sus Santos, aleluya, y . Guar.
ya: * Y como la leche se cua
da el Señor todos sus huesos, ni
jaron, aleluya, aleluya, y . M as
uno solo será quebrantado. La
blancos que la nieve, más nítidos
muerte.
que la leche, más rojos que el
R . VI. Estos son los corde­
marfil antiguo, más bellos que el
ros noveles, que han anunciado
zafiro. Y como. Gloria al Padre.
el aleluya: ahora han acudido a
Y como. *
las' fuentes. * Están llenos de
claridad, aleluya, aleluya. y . En LAUDES Y HORAS
presencia del Cordero andan re­
Las A n tífon a s son las de V ísp e ra s,
vestidos con túnicas blancas, y pág. 750.
llevan en sus manos las señales Los Salm os son de Dom inica en e l-
de sus trofeos. Gloria al Padre. prim er lu gar, pág. 55.
Están llenos. Capitula Sab., 5, 1
III NOCTURNO
í os justos se presentarán con
A n t — Una luz perpetua * ilu­ gran firmeza ante aquellos
minará. Señor, a vuestros San­ que los persiguieron y les arre­
tos. y vivirán por toda la eter­ bataron el fruto de sus trabajos.
nidad. aleluya.
Himno
A’ . Sobre ellos brillará una
alegría eterna, aleluya. I>. Con­ n sol más hermoso anuncia
seguirán el gozo y la exultación, al mundo la alegría pas­
aleluya. cual; los Apóstoles ven
IJ. VII. Y o soy la verdade­ a Jesús que brilla con nueva luz.
ra vid, y vosotros los sarmien­ Admiran en la carne de Cristo
tos: * El que permanece en mí. sus llagas que resplandecen como
y yo en él, éste dará mucho estrellas; testimonios fieles, anun­
fruto, aleluya, aleluya, y . Así cian todo cuanto ven.
como me ha amado mi Padre, yo ¡Oh Cristo, R ey clementísimo!
también os he amado. El que poseed nuestros corazones, pa­
permanece. ra que nuestra lengua rinda a
En la F eria I I I y V I dentro de la
primera y segunda sem anas después de
vuestro nombre las acciones de
la O ctava de P ascu a, siem pre que en gracias que le son debidas.
Para que siempre seáis, oh Je­ luya. Gloria al Padre. Santos y
sús, la alegría pascual de nues­ justos.
tras almas, librad de la cruel y . La luz perpetua ilumina­
muerte del pecado a los que ha­ rá, Señor, a vuestros Santos, ale­
béis hecho renacer a la vida. luya. Y vivirán por toda la
A Dios Padre sea la gloria, y eternidad, aleluya.
al H ijo resucitado de entre los
muertos, juntamente con el Pa­ SEXTA
ráclito, por los siglos eternos.
Amén. Capitula Sab., 5, 5
II Desde la A scen sión hasta la F e ­
ria V I antes de la V ig ilia de P en te­
ahí cómo son computados
costés in clu sive, se dice: entre los hijos de Dios, y su
A Jesús sea la gloria, el cual felicidad está entre los Santos.
triunfante vuelve al cielo, junta­ br. Una luz perpetua ilu
mente con el Padre y el Santo minará, Señor, a vuestros Santos,
Espíritu por todos los siglos. * Aleluya, aleluya. Una luz. y .
Amén. Y vivirán por toda la eternidad.
lf L a s conclusiones precedentes n un­
Aleluya, aleluya. Gloria al P a­
ca se cambian. dre. Una luz perpetua ilmina-
y . Preciosa es en la presen­ rá.
cia del Señor, aleluya. y . Sobre ellos brillará una
I£. La muerte de sus Santos, alegría eterna, aleluya. 1^. Con­
aleluya. • seguirán el gozo y la exultación,
Ant. del Bened. — H ijas de aleluya.
Jerusalén, * venid y ved a los
M ártires ostentando las coronas NONA
con que les adornó el Señor en
el día de la solemnidad y de la Capitula Rom., 8, 28
alegría, aleluya, aleluya.
C a b e m o s que todas las cosas
L o s Salm os de las H oras son de
D om in ica; los de P rim a como en las contribuyen al bien de los
F iestas.
que aman a Dios, de aquellos que
él ha llamado según su decreto
TERCIA
para ser santos.
br. Sobre ellos brillará una
Capitula Safc., 5, 1
alegría eterna, * Aleluya, alelu­
T os justos se presentarán con ya. Sobre ellos, y . Consegui­
gran firmeza ante aquellos rán el gozo y la exultación. Ale­
que los persiguieron y les arre­ luya, aleluya. Gloria al Padre.
bataron el fruto de sus trabajos. Sobre ellos brillará una alegría
1$. br. Santos y justos, ale­ eterna.
graos en el Señor, * Aleluya, ale­ y . Preciosa es en la presen­
luya. y . Dios os ha escogido cia del Señor, aleluya. I£. La
coq|o su herencia. Aleluya, ale­ muerte de sus Santos, aleluya.
I. B rcv. 57
cia del Señor, aleluya. Iy. La
muerte de sus Santos, aleluya.
Las A n tífo n as son las mismas que
las de I V ísperas, pág. 750; los sa l­ Ant. del Magnif. — Santos v
mos como en las I I V ísperas fu era de justos, * alegraos en el Señor,
Tiempo Pascu al, pág. 742; la C a p i­
tula e Himno como en las I V í s ­ aleluya; Dios os ha elegido para
peras, pág. “ 50. heredad suya, aleluya.
Preciosa es en la presen­ Completas de Dom inica, pág. 77.
C o m ú n de un M ártir
Fuera de Tiempo Pascual

I VISPERAS que Dios ha prometido a los que


le aman.
Ant. 1. Al que me confesare *
delante de los hombres, yo le
Himno
confesaré delante de mi Padre.
L o s Salm os s o n los de I V ísp e ra s h Dios que sois la heren­
de C o m ú n de A póstoles, pág. 73 S .
cia, la corona y el galar­
2. El que me sigue * no anda dón de vuestros solda­
en tinieblas, sino que tendrá la dos; a los que cantamos las ala
luz de la vida, dice el Señor. banzas de vuestro santo Mártir,
3. El que me sirve, * me se­ libradnos de las cadenas de nues­
guirá: y en donde yo estoy, él tras culpas.
también estará y será mi servi­ Por haber considerado como
dor.
llenos de hiel los goces del mun­
4. Si alguno rne sirviere, *
do y sus pérfidos halagos, llegó
le honrará mi Padre, que está en
felizmente al celestial refugio.
los cielos, dice el Señor.
Corrió intrépidamente a los
5. Quiero, Padre, * que en
suplicios, los soportó sin desfa­
donde yo estoy, esté también él
llecer, y, derramando por Vos su
y sea mi servidor.
sangre, entró en posesión de los
bienes eternos.
Capitula lac., 1, 12
Por esto os suplicamos humil­
B ienaventurado aquel hombre demente, oh Dios de infinita cle­
que sufre la tentación: por­ mencia, que en la conmemora­
que después que fuere ¿sí pro­ ción del triunfo de vuestro M ár­
bado, recibirá la corona de vida. tir, concedáis a vuestros siervos
la remisión de sus pecados la vida eterna de vuestro M ártir
Alabanza y gloria eterna al P a­ el bienaventurado N., se aumen­
dre, al H ijo y al Espíritu Santo te y crezca en nosotros por su in­
consolador, por una eternidad de tercesión el amor de vuestro
siglos. Amén. nombre. Por nuestro Señor.
y . Le coronasteis, Señor, de
gloria y honor. 4. Otra Oración
I£. Y le constituisteis sobre
| - T a c e d , os rogamos, oh Dios
las obras de vuestras manos.
Ant. del Magnif. — Este San­ omnipotente, que por inter­
to * luchó hasta la muerte por cesión del bienaventurado N .,
la ley de su Dios, y no temió las vuestro M ártir, nos veamos li­
palabras de los ímpíos, ya que bres de toda adversidad en el
estaba apoyado sobre la piedra cuerpo y limpios de malos pensa
firme. mientos en el alma. Por nuestro
Señor.
Com pletas de D om inica, pág. 77.
1. Oración para un Mártir
Pontífice
M AITINES
Q m x ipo ten te Dios, m irad con
ojos propicios nuestra fla­ Invitatorio. — Al señor, R ey
queza. y ya que nos agobia el de los M ártires, * Venid, adoré­
peso de nuestras acciones, haced mosle.
que nos proteja la gloriosa in­ Salmo 94. — Venid, alegrémo­
tercesión del bienaventurado N.. nos, pág. 3.
E l H im no como en las I V ísp e ra s,
"uestro M ártir y Pontífice. Por pág. 755.
nuestro Señor.
I NOCTURNO

2. Otra Oración Ant. 1. En la ley del Señor *


tuvo puesta su voluntad día y
Q hDios, que nos alegráis con
noche.
la anual solemnidad del
Salm o 1, pág. 47.
bienaventurado N., vuestro M ár­
tir y Pontífice: concedednos pro­ 2. Anunciando * los precep-'
picio, que también gocemos de tos del Señor, fué admitido en
la protección de aquel cuyo nací, su monte santo.
miento a la vida eterna celebra- Salm o 2, pág. 47.

^mos. Por nuestro Señor. 3. Con mi voz * cbm é al Se.


ñor; y me atendió desde su mon
sa santo.
3. Oración para un Mártir no
Salmo 3, pág. 48.
Pontífice
y . Le coronasteis, Señor, de
Q s suplicamos, omnipotente gloria y honor.
Dios, nos concedáis que, con Y le constituisteis s
la {^lebracíón del nacimiento a las obras de vuestras manos.
Las siguientes Lecciones del I N oc­
carrera, y cumpla el ministerio
turno se dicen en la F iesta de un M ár­
tir Pontífice. En la F iesta de un que he recibido del Señor Jesús,
M á rtir no Pontifice se dicen las L e c ­
para predicar el Evangelio de la
ciones: H erm an os: Som os deudores,
que se hallan en el Com ún de varios gracia de Dios.
M ártires, pág. 770, con los Responso- IJ. Este Santo combatió has­
n o s de un M ártir no Pontífice, pág. 757
ta la muerte en favor de la lev
D e lo s H e c h o s de los
de su Dios, y no tuvo miedo a
A pó sto les
las palabras de los impíos; * Ya
que estaba fundado sobre la pie­
Lección I Cap. 20, 17-24 dra firme, y . El despreció la
vida del mundo, y por ello llegó
e s d e M ileto, Pablo envió a los reinos celestiales. Y a que.
a Efeso a llamar a los
ancianos de la Iglesia.
Lección II Cap. 20, 25-31
Venidos que fueron, y estando
todos juntos, les dijo: Vosotros
A h o r a bien, yo sé que ninguno
sabéis de qué manera me he por­
de todos vosotros, por cuyas
tado todo el tiempo que he esta­
tierras he discurrido predicando
do con vosotros, desde el primer
el reino de Dios, me volverá a
día que entré en el Asia, sirvien­ ver. Por tanto os protesto en
do al Señor con toda humildad y este día, que no cengo la culpa
con lágrimas, en medio de las de la perdición de ninguno. Pues
adversidades que me han sobre­ que no he dejado de intimaros
venido por la conspiración de todos los designios de Dios. V e­
los Judíos contra mí. Como na­ lad sobre vosotros y sobre toda
da de cuanto os era provechoso, la grey, en la cual el Espíritu
he omitido de anunciároslo y en­ Santo os ha instituido obispos,
señároslo en público y por las para apacentar la Iglesia de Dios,
casas, y en particular exhortando que ha ganado él con su propia
a los Judíos y Gentiles a con sangre. Porque sé que después
vertirse a Dios, y a creer en de mi partida os han de asaltar
nuestro Señor Jesucristo. Al pre­ lobos voraces, que destrocen el
sente, constreñido- del Espíritu rebaño. Y de entre vosotros mis­
Santo, voy a Jerusalén, sin saber mos se levantarán hombres que
las cosas que me han de aconte­ sembrarán doctrinas perversas
cer allí. Solamente puedo deci­ coo el fin de atraerse a sí discí­
ros que el Espíritu Santo en to pulos. Por tanto, estad alerta,
das las ciudades me asegura y teniendo en la memoria que por
avisa: Que en Jerusalén me espacio de tres años no he ce­
aguardan cadenas y tribulacio­ sado ni de día ni de noche de
nes. Pero yo ninguna de estas amonestar con lágrimas a cada
cosas temo, ni aprecio más mi uno de vosotros.
vida que a mí mismo, siempre I£. El justo crecerá como el
que de esta suerte concluya mi lirio; * Y florecerá ante el Se­
ñor. V . Plantado en la casa del
Señor, en los atrios de la casa Ant. 1. Hijos de los hombres,
de nuestro Dios. V florecerá. * sabed que el Señor ha hecho
admirable a su santo.
Lección III Cap. 20, 32-33 Salm o 4, pág. 77.
2. Señor, como un escudo *
VT’ ahora por último os reco ­ le rodeasteis con vuestro amor.
miendo a D io1:, y a la pala­ Salm o 5, pág. 90.
bra de su gracia, a aquel que 3. En toda la tierra * le co­
puede acabar el edificio, y hace­ ronasteis de gloria y honor.
ros participar de su herencia con Salm o 8, pág. 49.
todos los santos. Y o no he co­ Pusisteis, Señor, sobre su
diciado de nadie piala, ni oro, ni frente. R . Una corona de pie­
vestido, como vosotros mismos dras preciosas.
lo sabéis. Porque cuanto ha sido
menester para mí y para mis S e r m ó n d e s a n A g u s t í n , O b i s p o
compañeros, todo me lo han su­
Serm ón 44 de Santos
ministrado estas manos. Y o os
he hecho ver en toda mi conduc­ Lección IV
ta, que trabajando de esta suer­
te, es como se debe sobrellevar ^2í=?KVjj e l e b r a n d o hoy el aniver-
a los flacos, y tener presentes las l sario del triunfo del bien­
palabras del Señor Jesús, cuando aventurado M ártir N., la
dijo: “ Mucho mayor dicha es el Iglesia se llena de alegría por su
da-, que el recibir ’. Concluido glorificación, y nos propone, al
este razonamiento, se puso de ro­ mismo tiempo, que sigamos sus
dillas e hizo oración con todos huellas. Porque “ si con él pade­
ellos. Y aquí comenzaron todos cemos. también con él seremos
a deshacerse en lágrimas, y arro­ glorificados’’. En el glorioso com ­
jándose al cuello de Pablo no ce­ bate que sostuvo por la fe, de­
saban de besarle, afligidos sobre bemos considerar principalmente
todo por aquellas palabras que dos cosas, a saber: la pérfida
había dicho, que ya no verían crueldad de los verdugos, y la in­
más su rostro. Y de esta mane­ vencible paciencia del M ártir. La
ra le fueron acompañando hasta cueldad de los verdugos para de­
la nave. testarla; la paciencia del M ártir
I). Este conoció la justicia, para imitarla. Escuchad al Sal­
y vió grandes maravillas, y rogó mista reprendiendo la malicia
al Altísim o; * Y fué contado en de los perseguidores: “ No en­
el número de los Santos. y . Este vidies a los malvados, porque
fué el que despreció la vida del como el heno así velozmente des­
siglo, y llegó al reino celestial aparecerán” . Para que nos con­
Y fué contado en el número de venzamos de la necesidad de la
los santos. Gloria al Padre. Y . paciencia para sufrii a los m alva
dos, oigamos el consejo del Após­ Salmista: “ ¿Qué tengo yo sin
tol: “ Os es necesaria la pacien­ Vos en el cielo? y ¿qué he de
cia, a fin de que consigáis las desear fuera de Vos sobre la tie­
promesas” . rra? M i carne y mi corazón se
T£. El Señor le honró y le consumen; ¡Dios de mi corazón,
guardó de sus enemigos, y le de­ Dios mío, mí herencia eterna!”
fendió de los que pretendían se ­ I£. Le concedisteis, Señor, la
ducirle: * Y le dió una gloria realización de sus deseos, * Y no
eterna, y. Descendió con él en defraudasteis sus esperanzas, y .
la profundo, y en medio de las Porque le prevenisteis con amo­
cadenas no le abandonó. Y . rosas bendiciones; pusisteis en su
cabeza una corona de piedras
preciosas. Y no defraudasteis.
Lección V

T~}e consiguiente ha sido coro­ Lección VI


nada la paciencia del M ár­
tir; y la malicia desmesurada del C ontemplaba “ en enigmas", en
verdugo ha sido condenada- a los la medida en que la flaqueza
suplicios eternos. Teniendo esto humana puede contemplar lo
presente en su combate,, el glo- eterno, cuán grandes sean los
ríso atleta de Cristo no temió goces de la patria bienaventu­
la cárcel. Para imitar al que es rada, y no pudiendo expresar­
su cabeza, sufrió los desprecios, lo clamaba admirado: “ ¿Qué
soportó las burlas, no temió los tengo para mí en el cielo?”
azotes, y cuantos suplicios su­ Como si dijera: Es superior a
frió por Cristo antes de la muer­ mis fuerzas, excede al poder de
te, otros tantos sacrificios o fre ­ mi elocuencia y a la capacidad
ció de sí mismo. Lo que había de mi inteligencia el expresar o
bebido en los escritos del Após­ comprender aquella belleza, aque­
tol, lo conservaba en lo más lla gloria, aquella excelsitud de
profundo de su alma, a saber: que gozaremos, cuando lejos dd
“ Que los sufrimientos de la vida mundanal ruido, nuestro Señor
presente no son de comparar con Jesucristo, en lo más íntimo de
aquella gloria venidera, que se su compañía, “ reformará nues­
ha de m anifestar en nosotros” ; tro humilde cuerpo y le hará con­
y también: “ Que las aflicciones forme a su cuerpo glorioso” . AI
tan breves y tan ligeras de la contemplar esta perfecta liber­
vida presente, producen en nos­ tad, el ¿anto M ártir no huía de
otros un peso eterno de gloria en peligro alguno, no le amedren­
el cielo” . Elevado sobre lo terre­ taba suplicio alguno; y si mil
no mediante el amor de esta pro­ veces hubiera podido morir, no
mesa, y afectado inefablemente se habría tenido aún por merece­
por la pregustada dulzura de la dor de bienes semejantes.
suavidad celestial, decía con el J*. El Señor le revistió con
un ropaje de alegría; * Y puso ten en el cielo, nos parecerán
sobre su cabeza una corona de despreciables los que hay en la
hermosura. >v . El Señor le ali­ tierra. A la verdad, los bienes de
mentó con el pan de la vida y la tierra comparados con la fe­
de la inteligencia; y le sació con licidad soberana, son carga, no
agua de sabiduría saludable. Y . alivio. La vida temporal, compa­
Gloria al Padre. Y. rada con la eterna, más bien de­
be llamarse muerte que vida. El
III NOCTURNO
mismo cotidiano defecto de la
Ant. 1. El Señor es justo, * corrupción, ¿qué otra cosa es si­
y ama la justicia; tiene ante sus no cierta muerte prolija? Mas
ojos la equidad. ' ¿qué lengua podrá expresar, o
Salmo 10, pág. 53. qué entendimiento comprender,
2. Morará * en vuestro celes­ la magnitud de los goces de aque­
tial tabernáculo; descansará en lla soberana ciudad: formar par­
vuestro monte santo. te de los coros angélicos, asistir
Salmo 14, pág. 82. con los espíritus bienaventurados
3. Pusisteis, Señor, * sobre .su a la gloria del Creador, contem­
frente una corona de piedras pre­ plar el rostro de Dios, ver la
ciosas. luz incircunscrita, carecer de to­
Salmo 20, pág. 87, do temor de la muerte, y gozar
y . Grande es su gloria por la del don de la perpetua inmor­
salvación que le habéis dad?. I£. talidad?
Le revestísteis de esplendor y de Una corona de oro pues­
hermosura soberana. ta sobre su frente, * Es la expre­
sión de su santidad, gloría, honor
L ección del santo E van g elio y fortaleza, y . Porque le preve-
seg ú n san L u ca s nisteis con amorosas bendiciones,
pusisteis sobre su frente una co­
Lección VII Cap 14, 26-33
rona de piedras preciosas. Es la
jp N aquel tiempo: D ijo Jesús a expresión.
las multitudes: Si alguno de
los que me siguen no aborrece a Lección VIII
su. padre, y a su madre, y a la
mujer, y a los hijos, y a los her­ Q yendo estas cosas, el alma
manos y hermanas, y aun a su ‘ se inflama, y desea hallarse
vida misma, no puede ser mi dis­ ya donde espera gozar sin fin.
cípulo. Y lo que sigue. Mas, g e s to s grandes premios no
se puede llegar sino mediante
H o m ilía de san G r eg o rio , P apa
grandes trabajos. Por lo cual Pa­
Homilía 37 sobre los E van gelios
blo, excelente predicador, d ice1
i consideramos, hermanos “ No será coronado sino el que
carísimos, los bienes ex­ peleare legítimamente” . Gócese,
celsos que se nos prome­ de consiguiente, la mente con la
grandeza de los premios, pero no vuestras esposa;, como Cristo a
rehuya la dificultad de los com­ la Iglesia” . He aquí que el dis­
bates. Por lo cual, la Verdad dice cípulo enseña la obligación de
a los que quieren seguirle: “ Si amar a la esposa, siendo así que
alguno de los que me siguen no dice el M aestre: “ Quien no abo­
aborrece a su padre, y a su ma­ rrece a la esposa, no puede ser
dre, y a la mujer, y a los hijos, mi discípulo” . ¿Por ventura el
y a los hermanos y hermanas, juez anuncia una cosa, y el pre­
y aun a su vida misma, no pue­ gonero publica atra diferente?
de ser mi discípulo” . ¿Acaso podemos a un mismo
1^. Este es verdaderamente tiempo amar y aborrecer? Pero,
M ártir, ya que derramó su san­ si pesamos bien la fuerza del
gre por el nombre de Cristo: precepto, mediante la discreción
* N o tuvo temor a las amenazas podemos practicar ambas cosas,
de los jueces, no buscó la gloria de suerte que amemos a la es­
de la terrena dignidad, y por posa y a cuantos están unidos
esto llegó al reino celestial, y . con nosotros mediante el paren­
E l Señor condujo al justo por tesco y a nuestros prójimos; y a
caminos rectos, y le mostró el los que nos impidan amar a Dios,
reino de Dios. No tuvo. G lorii los desconozcamos aborreciéndo­
al Padre. No tuvo. los y huyendo de ellos.
E l sigu ien te Responsorio se dice en Te D eum , pág. 10.
lu g a r del precedente, en el O ficio de
un M á rtir que haya m uerto sin efu
sión de sangre. LAUDES Y HORAS
1^. Señor, vos le prevenisteis L a s A n tífo n a s son las de I V ís ­
con amorosas bendiciones. * Pu­ peras. L o s Salm os de D om inica, como
sn el prim er lu ga r, pág. 55.
sisteis sobre su frente una co­
rona de piedras preciosas, y .
Capitula I ac-> 1» *-
Os pidió la vida, y le concedisteis
longura de días por los siglos de aquel hom­
ie n a v e n t u r a d o
los siglos. Pusisteis. Gloria al bre que sufre la tenta­
Padre. Pusisteis. ción; porque después que
fuere así probado, recibirá la co­
Lección IX rona de vida, que Dios ha pro­
metido a los que le aman.
\A as, ocurre preguntar: ¿có­
mo es que se nos ordena Himno
aborrecer a los padres y parien­
tes, siendo así que se nos manda M ártir invencible! Tú se*
amar a los enemigos? Y cierta­ guistes al H ijo único del Pa­
mente, la Verdad dice con rela­ dre; ahora que están vencidas
ción a la esposa: “ Lo que Dios los enemigos, triunfas y gozas,
unió, el hombre no lo separe” . Y como vencedor, de los bienes ce­
Pablo dice: “ Varones, amad a lestiales.
Con tu intercesión, lava nues­ 1}. br. Pusisteis, Señor, * So­
tras culpas; guardándonos del bre su frente. Pusisteis, X ■Una
contagio del mal y ahuyentando corona de piedras preciosas. So
el tedio de la vida. bre su frente. Gloria al Padre.
Las cadenas de tu cuerpo sa­ Pusisteis, Señor, sobre su fren­
grado fueron ya desatadas; con te.
la gracia del soberano Dios, lí­ X- Grande es su gloria por
branos de los lazos del mundo. la salvación que le habéis dado.
A Dios Padre sea la gloria, y I>. Le coronasteis de esplendor
al Hijo resucitado de entre los y de hermosura.
muertos, juntamente con el P a ­
ráclito,por los siglos eternos NONA
Amén.
Capitula Eccli., 39, 6
X . El justo florecerá como la
palma. 5 . Se elevará como el p L justo, madrugando muy de
cedro del Líbano. mañana, dirigirá su corazón
Ant. del Bened. — El que al Señor, que le crió, y se pon­
aborrece * a su alma en este drá en oración en la presencia
mundo, laguarda para la vida del Altísimo.
eterna. I£. br. Grande es su gloria *
Las Oraciones son las de I V ísp e ­
Por la salvación que le habéis
ras, pág. 756.
Los Salmos de las H oras son los dado. Grande es. X . Le coronas­
de Dom inica; los de Prim a como los teis de esplendor y de hermosu­
de las Fiestas.
ra. Gloria al Padre. Grande es
' TERCIA su gloria.
La Capitula de T ercia es la misma
X ■ E l justo florecerá como
ile Laudes. la palma. I£. Se elevará como el
I£. br. Le coronasteis, Señor, * cedro del Líbano.
De gloria y honor. Le coronas­
teis. X - Y le constituisteis sobre II VISPERAS
las obras de vuestras manos. De
L a s A n tífo n a s son las m ismas que
gloria. Gloria al Padre. Le co­ las de I V ísp e ra s; los Salm os son los
ronasteis. del D om ingo, pág. 73; pero en lu ­
gar del últim o, se dice el 1 1 5 , pág. 103.
X ■ Pusisteis, Señor, sobre su La C a p itu la y el H im no como las
frente. Una corona de p ie ­ I V ísp era s. ^

dras preciosas. X • El justo florecerá como


la palma.
SEXTA 1^. Se elevará como el cedro
Capitula Eccli., 15, 3 del Líbano.
Ant. del Magnif. — El que
I e alimentará con pan de vida quiera venir en pos de mí, *
y de inteligencia, y le dará niéguese a sí mismo, y tome su
a beber el agua.de ciencia salu­ cruz, y sígame,
dable, el Señor Dios nuestro. L a s Com pletas de D om inica, pág. 77.
II. OTRAS LECCIONES PARA fe. Mas aquel que es perseguido
UN MARTIR sin motivo, debe mostrar su fuer­
za y su constancia. ¿Cómo, pues,
II NOCTURNO
el Profeta añadió: “ Y mi cora
E x p o sic ió n de san A m br o sio , zón tembló a causa de tus pa­
O b is p o , so bre e l salmo 118 labras” ? Temblar es propio de la
debilidad, del temor y del miedo.
Lección IV
Mas hay una debilidad que con
os poderosos me han per­ duce a la salud, hay también un
seguido sin motivo, y mi temor propio de Santos: “ Temed
corazón tembló a causa al Señor, todos sus santos” ; y
de tus palabras” . M uy bien dice “ bienaventurado el hombre que
esto el M ártir, ya que injusta­ teme al Señor” . ¿Por qué es
mente sufre las penas de las per­ bienaventurado? Porque se com­
secuciones, siendo así que nada place en seguir sus mandamien­
arrebató, a nadie oprimió violen­ tos.
tamente; no derramó la sangre de
nadie, no maculó el lecho ajeno: Lección VI
y aunque cumplió todas las le
yes, con todo se le obligó a que p ig u ra o s , pues, al M ártir en
sufriese los más graves suplicios medio de los peligros, cuando
destinados a los malhechores. para aterrorizarle se le coloca en­
Hablando justamente no fué tre los rugidos de las fieras a un
atendido; hablando palabras de lado, y al otro lado el choque
salud, fué perseguido, de suerte estridente de las planchas can­
que pudo decir: “ Al hablarles, dentes que se están preparando,
me perseguían sin m otivo” . Sin y las llamas de un horno ardien­
causa sufre, de consiguiente, la te; cuando por otra parte resue­
persecución, siendo perseguido na el ruido de las pesadas cade­
sin haber cometido crimen algu­ nas arrastradas estrepitosamente;
no. Fué perseguido como culpa­ cuando, finalmente, aparece el
ble, cuando al confesar la fe era verdugo zanguinario; contemple
digno de alabanza. Fué persegui­ mos, repito, a este M ártir; no ve
do como malvado aquel que se en torno suyo más que suplicios,
gloriaba en el Señor, siendo así y piensa en seguida en los precep­
que la piedad es el fundamento tos divinos; piensa en aquel fue­
de todas las virtudes. go eterno, en aquel incendio sin
fin que consume a los malos, en la
desventura de aquel suplicio que
Lección V
va aumentando siempre en rigor.
^ V erd a d er am en te es perseguido Ante este espectáculo su corazón
sin m otivo, el que es acusa­ se sobrecoge, y teme que al de­
do de im piedad por los im píos jarse vencer por el temor de los
e infieles, cuando él enseña la suplicios presentes, él mismo se
condenaría a los suplicios eter­ señando a los deshonestos la con­
nos; su ánimo no puede menos de tinencia, la generosidad a los ava­
amedrentarse ante la contem­ ros, la mansedumbre a los ira­
plación de la temible espada del cundos, y la humildad a los so­
futuro juicio. Ahora bien, ¿no berbios.
es verdad que cuando la cons­
tancia del alma fiel es de esta Lección VIII
suerte probada, la esperanza de
p s verdad que al proponer nue­
los bienes eternos y el temor de
vos mandamientos a los que
los castigos divinos, concurren
le seguían, dijo: “ Si alguno no
para producir el mismo efi :to?
renuncia a todo lo que posee, no
III NOCTURNO puede ser mi discípulo*’. Como
L ección del santo E vangelio si dijera: Los que siguiendo la
según san M ateo vida antigua deseabais lo ajeno,
si deseáis vivir una vida nue­
Lección VII Cap. 16, 24-27 va, dad de lo vuestro. Oigamos
ahora lo que enseña en esta lec­
p N aquel tiempo: D ijo Jesús
ción: “ E l que quiera venir en
a sus discípulos: Si alguno
pos de mí, niéguese a sí mismo” .
quiere venir en pos de mí, nié-
Antes se nos ha dicho que re­
guese a sí mismo, y cargue con
nunciemos a nuestras cosas, aho­
su cruz, y sígame. Y lo que sigue.
ra nos amonesta a que renuncie­
H om ilía de san G r eg o rio , P a í a mos a nosotros mismos. Algunas
veces no es muy difícil que el
u puesto que nuestro Se­ hombre renuncie a lo que tiene,
ñor y Redentor vino al pero ciertamente lo es mucho de­
mundo como nuevo hom­ jarse a sí mismo. Ciertamente es
bre, dió al mundo nuevos precep­ cosa pequeña sacrificar lo que te­
tos. Y a que a nuestra antigua v i­ nemos, pero es cosa muy grande
da, alimentada por los vicios, sacrificar lo que somos.
impuso el deber de transformar­
se en una vida nueva. Y cier­ Lección IX
tamente ¿qué pretendía el hom­
bre viejo y carnal, sino rete­ Señor ordenó a los que le se­
ner lo suyo, arrebatando lo ajeno guían que renunciasen a todas
cuando le era posible, y deseán­ las cosas, y esto porque cuantos
dolo, si no podía? Mas el médico nos preparamos para el combate
celeste proporcionó remedios ade­ de la fe, emprendemos una lu­
cuados a cada uno de los vicios. cha contra los espíritus malignos.
Pues así como en el arte de la Ahora bien, éstos nada poseen de
medicina, lo caliente se cura con propio en este mundo; de consi­
lo frío y lo frío con lo caliente, guiente es preciso que luchemos
así nuestro Señor opuso medici­ desnudos -con los que están des­
nas contrarias a los pecados, en­ nudos. Pues si uno que está ves­
C O MÚ N DE UN MÁRTIR FU ERA DT T. P. 76S

tido pelea con otro que nada en la familia, ya que en toda*


viste, será echado por tierra, ya partes se hace mención de los
que tiene de qué poderle asir. Y odios, de las guerras y de la
a la verdad, ¿qué son todas las misma espada del Señor que se­
cosas terrenas, sino como una es­ parará con violencia al padre del
pecie de vestidos? De consi­ hijo, y a la hija de la madre.
guiente, el que va a emprender
una lucha contra el diablo, arro­ Lección VIII
je de sí los vestidos para que
no sucumba. í a espada es, entre todas las
Té Dcum, pág. 10.
armas, la más acerada; por
medio de ella se ejerce la potes­
tad, la severidad del juicio y el
III. OTRA HOMILIA castigo de los crímenes. Y vemos
que en los profetas con mucha
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
frecuencia se designa con el nom­
según san M ateo
bre de espada la predicación del
nuevo Evangelio. Acordémonos,
Lección VII Cap. 10, 34-42
pues, de que a la palabra de
^ aquel tiempo: D ijo Jesús
n Dios se le llama espada; esta
a sus discípulos: N o tenéis espada ha s id j enviada a la tie­
que pensar que yo haya venido rra, es decir, que la predicación
a traer la paz a la tierra; no he de este Evangelio ha penetrado
venido a traer la paz. sino la es­ en los corazones de los hombres.
pada. Y lo que sigue. Tiene lugar entonces en la casa
una grave disensión, y los que
H o m il ía de san H il a r io , O b is p o
habitan con e' hombre pasarán a
Com en, sobre san M ateo, can. 10
ser sus enemigos, ya que, sepa­
significa esta división?
ué rado de ellos por la palabra de
w Entre los primeros pre­ Dios, se regocijará de permane­
ceptos de la ley se nos cer interiormente y exteriormen
ordena: “ Honra a tu padre y a te, es decir, con el cuerpo y el
tu m adre” ; y el mismo Señor, alma, en el espíritu nuevo.
dice: “ Os doy mi paz, os dejo mi
paz” . ¿Qué significa, pues, esta^ Lección IX
espada traída a la tierra, y el h i­
jo separado del padre, la hija de ay , pues, una gradación en la
la madre, la nuera contra el sue­ H ■•exposición de los preceptos,
y para nosotros, en su inteligen­
gro, y este anuncio de que el
hombre tendrá por enemigos a cia. Pues, luego que Jesucristo
sus familiares? De las palabras ha ordenado dejemos todas las
del Salvador parece deducirse cosas qué más ama el mundo,
una sentencia pública proferida añade: “ El que no toma su cruz
contra la piedad que debe reinar y m e .sig ^ , no es digno de m í” ;
ya que cuantos son de Cristo han Señor acostumbrara predicar du­
crucificado su cuerpo con los v i­ rante las noches, ni que enseñara
cios y concupiscencias. E indig­ su doctrina en la oscuridad. Pero
no es de Cristo, el que no toma esto se entiende, en cuanto to­
su cruz en la cual sufrimos, m o­ das sus palabras son tinieblas
rimos. somos sepultados y resu­ para las personas ramales, y co­
citamos juntamente con él, y si­ mo la noche para los infieles.
gue al Señor en la participación
de este misterio de fe en el cual Lección VIH
ha de triunfar por la renovación
de su espíritu. P )E consiguiente, quiere que lo
Te Deum, pág. 10. dicho por él se publique con
la libertad que reclaman núes •
tras creencias y nuestra profe­
IV. OTRA HOMILIA sión de fe. Por lo mismo, lo
que ha predicado en la oscuri­
L e c c ió n del santo E v a n g e l io
dad, manda que sea enseñado a
según san M ateo
la luz del día, a fin de que lo
manifestado en secreto, sea oído
Lección VII Cap. 10, 26-32
sobre los tejados, es decir, publi­
pN aquel tiempo: D ijo Jesús cado en voz alta por los predi­
a sus discípulos: Nada está cadores. El conocimiento de
encubierto que no se haya de Dios ha de ser inculcado cons­
descubrir, ni oculto que no se tantemente, y el profundo secre­
haya de saber. Y lo que sigue. to de la doctrina evangélica ha
de ser manifestado por la luz de
H o m il ía de san H il a r io , O b is p o
la predicación apostólica, sin te ­
Com. acerca san Matee, c. 10
mor a aquellos que si bien tienen
L Señor nos propone el día facultad para atormentar los
del juicio, en el cual ma­ cuerpos, no tienen acción alguna
nifestará los secretos de sobre las almas, sino temiendo
nuestra conciencia, y hará pa­ más bien a Dios, el cual tiene
tentes aquellas cosas que no son potestad para arrojar al infierno’
conocidas. Y por esto enseña que el cuerpo y el alma.
no deben ser temidas las ame­
nazas, ni los designios, ni la po­ Lección IX
t e s t a d de los perseguidores, su­
puesto que en el día del juicio M o temáis a los que matan el
nos revelará que todas estas co­ cuerpo” . No hay que temer
sa serán de -ningún valor y pre­ ningún peligro para nuestro cu e r­
cio. “ Y lo que os digo de noche, po, y no debemos dar im portan­
decidlo a la luz del día; y lo que cia al dolor de una carne que
os ^ g o al oído, predicadlo desde está destinada a perecer, ya que
los tejados” . No leemos que el el hombre, una vez libre de h
condición de su naturaleza y de del Padre, si le negásemos de
su origen, debe resucitar confor­ lante de los hombres; pero que
me la sustancia de su alma es­ al que le reconociere delante de
piritual. Y porque los que están los hombres, él le reconocería en
confirmados en esta fe es nece­ el cielo. Según el testimonio que
sario que tengan el valor de con­ habremos dado de él delante de
fesar a Dios, añadió también Je­ los hombres, él lo dará de nos­
sucristo que nosotros seríamos otros delante de Dios Padre.
negados por él en el cielo delante Te Deum, pág. 10.
Com ún de v a r i o s M á r tir e s
Fuera de Tiempo Pascual

I VISPERAS sensatos pareció que morían; a


la verdad, reposan en paz.
uántos sufrimientos * pa­
decieron todos los San­
tos para conseguir con Himno
seguridad la palma del m artirio!
nuestras voces para
untem os
Los Salmos de Dominica, excepto
el último, que es el Salmo 116, pág. 92.

2. . Los Santos llegaron al rei­


J
cantar los méritos de los San­
tos, sus acciones heroicas, su
no con la palma. * mereciendo felicidad eterna; el corazón se
llena de gozo al cantar las ala­
resplandecientes coronas de las
manos de Dios. banzas de estos héroes, los más
ilustres de todos.
3. Los cuerpos de los Pantos
Estos son a los que el mundo
* fueron sepultados en paz, y sus
nombres viven para siempre. insensato rechaza con horror;
ellos menospreciaron, oh Jesús
4. Mártires del Señor, *
dulce y amable R ey del cielo, al
bendecid al Señor para siempre
mundo como árbol que no lleva
5. Coros de los Mártires, *
flores ni frutos. *'
alabad al Señor de los cielos,
Por Vos despreciaron el fu ­
aleluya.
ror, las amenazas terriy es y los
tormentos crueles de los hom­
Capitula Sab., 3, 1-3
bres; las aceradas puntas que les
T a s almas de los justos están atormentaron no pudieron debi­
en la mano de Dios, y no litar su ánimo, ni rendir su co­
llegará a ellas el tormento de razón. .
la muerte. A los ojos de los in­ A manera de corderos o fr y e n
sus gargantas a la espada, sin vida eterna de vuestros santos
quejarse ni murmurar: un cora­ Mártires N. y N., haced que go­
zón sin miedo y una conciencia cemos de su compañía en la eter­
serena les sostienen en los su­ na bienaventuranza. Por nuestro
frimientos. Señor.
¡Qué voz o qué lengua podrán
expresar las recompensas que 3. Otra Oración
Vos preparáis a los Mártires!
Teñidos aún con la sangre que Q hDios, que nos alegráis con
ellos por Vos derramaron, ciñen la anual solemnidad de vues­
ya sus frentes con la brillante tros santos Mártires N. y N .:
corona del triunfo. concedednos propicio que nos
Nosotros os suplicamos, oh so­ consagremos con ardor a la imi­
berano y único Dios, que apar­ tación de aquellos cuyos méritos
téis de nosotros las faltas, todo celebramos con alegría. Por nues­
lo que nos puede dañar: que tro Señor.
Completas de D.imínica, pág! 77.
deis la paz a vuestros servidores,
a fin de que canten vuesta glo­
ria por todos los siglos. Amén. MAITINES
y . Alegraos y regocijaos, Invitatorio. — Al Señor, Rey
justos, en el Señor. de los Mártires, * Venid, adoré­
I£. Y gloriaos iodos los de mosle.
corazón recto. Salmo 94. — Venid, alegrémo­
Ant. del Magnif. — El reino nos, pág. 3.
de los cielos * es de aquellos que
despreciaron la vida del mundo,
Himno
y consiguieron los premios del
reino, y lavaron sus túnicas en ^ júbilo celebremos la san­
on
la sangre del Cordero. gre por la fe de Cristo de­
rramada, y los triunfos de los
1. Oración para varios Márti­ Mártires y el premio que han ob­
res Pontífices tenido en el cielo.
Han vencido los terrores del
H s suplicamos, Señor, que la>
siglo, han despreciado los tor­
solemnidades de los bien­
mentos del cuerpo y gozan ya
aventurados Mártires y Pontífices
de la vida bienaventurada, como
N. y N., nos defiendan, y nos re­
fruto de su santa muerte.
comiende su veneranda oración.
Los Mártires son entregados al
Por nuestro Señor.
fuego, a los dientes de las bes­
tias; se arma contra ellos con
2. Oración para varios M árti­
garfios de hierro, la mano del
res no Pontífices
verdugo cruel e insensato.
h Dios, que nos concedéis Penden descubiertas sus entra­
celebrar el nacimiento a la ñas, su sangre es derramada; pe-

I. B rev. 58
ro la gracia les sostiene, y el de­ esos son hijos de Dios. Porque
seo de la vida eterna les hace in­ no habéis recibido ahora el es­
conmovibles. píritu de servidumbre para obrar
'H La siguiente Conclusión jamás todavía solamente por temor co­
se cambia.
mo esclavos, sino que habéis re­
Os rogamos, oh divino Reden­
cibido el espíritu de adopción de
tor, que os dignéis conceder a los
hijos, en virtud del cual clama­
humildes servidores que os la pi­
mos Abba, esto es: ¡Oh Padre
den, la gracia de participar de
mío! Y con razón; porque el
la gloria de los Mártires, por los
mismo Espíritu de Dios está dan­
siglos eternos. Amén.
do testimonio a nuestro espíritu,
I NOCTUPNO de que somos hijos de Dios. Y
siendo hijos, somos también he­
Ant 1. Cabe la corriente de rederos, herederos de Dios, y c o ­
las aguas * plantó la viña de los herederos con Cristo, con tal,
justos, y la voluntad de éstos se no obstante, que padezcamos con
conformó con la ley del Señor. él, a fin de ,que seamos con él
Salmo 1, pág. 47.
glorificados. A la verdad yo estoy
2. El Señor probó a sus ele­ persuadido de que los sufrimien­
gidos * como el oro en el crisol; tos de la vida presente no son
y los recibió como holocaustos de comparar con aquella gloria
eternos. venidera, que se ha de m anifes­
Salmo 2, pág. 47.
tar en nosotros. Así las criaturas
3. Si sufrieron tormentos de­ todas aguardan con grande ansia
lante de los hombres, * la espe­ la manifestación de los hijos de
ranza de los elegidos es inmortal Dios.
para siempre. , I». Enjugará Dios de sus
Salmo 3, pág. 48.
ojos todas las lágrimas; y ya no
A '. Alegraos y regocijaos los habrá más llanto, ni clamor, ni
justos en el Señor, I£. Y glo­ dolor alguno: * Porque las co­
riaos todos los de corazón recto. sas de antes han pasado, y . Y a
no tendrán hambre, ni sed, ni
D e la E p ís t o l a de sa n P a b lo descargará sobre elios el sol, ni el
A pó sto l a los R om anos bochorno. Porque.
Lección I Cap. 8, 12-19
Lección II Cap. 8, 28-34
erm anos: Somos deudores
no a la carne, para vivir ^ abemos también nosotros que
según la carne. Porque todas las cosas contribuyen
si viviereis según la carne, mo­ al bien de los que aman a Dios,
riréis; mas si con el espíritu ha­ de aquellos digo, que él ha llama­
céis morir las obras de la carne, do según su decreto para ser
viviréis. Siendo cierto que los que santos. Pues a los que él tiene
se rigen por el Espíritu de Dios, especialmente previstos, también
i. o m On IJIi VARIOS m á r t i r e s f u e r a d e t . F. 771

los predestinó para que se hicie­ entregados cada día en manos de


sen conformes a la imagen de su la muerte; somos tratados como
H ijo Jesucristo, por manera que ovejas destinadas al matadero).
sea el mismo H ijo el primogéni­ Pero en medio de todas estas co­
to entre muchos hermanos. Y a sas triunfamos por virtud de
éstos que ha predestinado, tam­ aquel que nos amó. Por lo cual
bién los ha llamado; y a quienes estoy seguro de que ni la muerte
ha llamado también los ha jus­ ni la vida, ni Angeles, ni Princi­
tificado, y a los que ha justifi­ pados, ni Virtudes, ni lo pre
cado, también los ha glorificado. sente, ni lo venidero, ni la fuer­
Después de esto, ¿qué diremos za, ni todo lo que hay de más
ahora? Si Dios está con nosotros, alto, ni de más profundo, ni otra
¿quién contra nosotros? El que ninguna criatura podrá jamás se­
ni a su propio H ijo perdonó, sino pararnos del amor de Dios, que
que le entregó a la muerte por se funda en Jesucristo nuestro
todos nosotros, ¿cómo después Señor.
de habérnoslo dado a él, dejará i£. Entregaron sus cuerpos
de darnos cualquiera otra cosa? a los suplicios por contentar a
Y ¿quién puede acusar a los es­ Dios: * Y merecieion poseer co­
cogidos de Dios? Dios mismo es ronas perpetuas, y . Estos son
el que los justifica. ¿Quién osará los que vinieron de una gran
condenarnos? Después que Jesu­ prueba, y lavaron sus túnicas en
cristo no solamente murió por la sangre del Cordero. Y . Gloria
nosotros, sino que también resu­ al Padre. Y merecieron.
citó, y que está sentado a la dies II NOCTURNO
tra de Dios, en donde asimismo
intercede por nosotros. Ant. 1. Daré a mis Santos *
1£. Los varones santos derra­ un lugar excelente en el reino de
maron su gloriosa sangre por el mi Padre, dice el Señor.
Señor, amaron a Cristo en su Salmo 14, pág. 82.
vida, y con su muerte le im ita­ 2. A los Santos que moran
ron : * Por esto merecieron co­ en la tierra, * ha manifestado de
ronas de vencedores, y . Ellos una manera admirable mi' volun­
tenían un espíritu y una fe. Por. tad para con ellos.
S a lm o 15, pág. 132.

Lección III Cap. 8, 35-39 3. Los Santos que esperan


en el Señor, * poseerán la for­
/^ uién ,
pues, podrá separarnos taleza, estarán dotados de alas
del amor de Cristo? ¿será como las águilas, volarán y no se
la tribulación? ¿o la angustia? cansarán.
¿o el hambre? ¿o la desnudez? Salmo 23, pág. 95.
¿o el riesgo? ¿o la persecución? y . Gócense los justos en la
¿o el cuchillo? (Según está es- presencia de Dios. FJ. Y llénen»?
cris*»: Por ti ¡oh Señor! somos de alegría.
Serm ón de san A g u s t ín , O b is p o guir su bienaventuranza. El mis­
Sermón 47 de los Santos mo Apóstol Pablo nos lo enseña,
diciendo: “ Si fuéremos compañe­
Lección IV ros en los sufrimientos, lo sere­
mos en las consolaciones” . Y el
fP/jrvfJvANTAS veces, hermanos
í carísimos, celebramos las Señor, en el Evangelio: “ Si el
solemnidades de los san­ mundo os aborrece, sabed que
tos Mártires, de tal suerte espe­ primeramente me ha aborrecido a
remos con su intercesión conse­ m í” . Renuncia a formar parte
guir beneficios temporales de del cuerpo el que no quiere so­
Dios, que imitando a los mis­ portar el odio juntamente con la
mos Mártires, merezcamos reci­ cabeza.
bir los eternos. Los goces de las I£. Los Santos no temieron
festividades de los santos M ár­ los golpes de los verdugos y m u­
tires, aquellos los celebran en rieron por el nombre de Cristo;
verdad, que siguen los ejemplos * Para llegar a ser herederos en
de los mismos Mártires. Pues la casa del Señor. V . Entrega­
estas solemnidades deben servir­ ron sus cuerpos a los suplicios
nos como otras tantas exhorta­ por amor de Dios. Para llegar.
ciones para animarnos a los su­
frimientos, de suerte que no sea­ Lección VI
mos perezosos en la imitación de
lo mismo que nos place celebrar. P ero dirá alguno: Y ¿quién
R . Vuestros santos, Señor hay que pueda seguir las pi­
recorrieron un camino admirable, sadas de los M ártires? Al tal, yo
observando vuestros preceptos, a respondo, que no sólo a los M ár­
fin de mantenerse ilesos en me­ tires, sino al mismo Señor, con
dio de las grandes pruebas: * La su auxilio, si queremos, podemos
tierra se mantuvo firme, y pasa­ imitar. No soy yo, sino el mismo
ron el Mar Rojo sin obstáculo Señor, quien levanta su voz di­
alguno, y . Porque hirió la pie­ ciendo al linaje humano: “ Apren­
dra, pianaron las aguas, y se ded de mí que soy manso y hu­
formaron torrentes caudalosos milde de corazón” . Oigamos al
La tierra. Apóstol Pedro: “ Cristo ha pade­
cido por nosotros, dejándonos un
Lección V ejemplo, a fin de que sigamos
sus pisadas” .
nosotros queremos ale I£. El Señor probó a sus ex­
gramos con los Santos, y cogidos como al oro en el crisol,
huimos de sufrir con ellos las y los recibió como víctim as de
persecuciones del mundo. Y a la holocausto; y en su tiempo se
verdad, el que no quisiere imitar les dará la recompensa. * Porque
a los santos M ártires en cuanto la gracia y la p a z-es para sus
le fuere posible, no podrá conse­ escogidos. y . Los que en él con­
fian, entenderán la verdad; y los tanto menos nos espanten los
que guardan fidelidad a su amor males que har de venir, cuanto
le permanecerán adictos. Porque. mejor los conozcamos de ante­
Gloria al Padre. Porque. mano. A la verdad, los dardos
que son previstos nos causan
III NOCTURNO
menos daño; y nosotros encon­
Ant. 1. Los justos * vivirán tramos más llevaderos los males
eternamente, y su recompensa del mundo, si su conocimiento
está en Dios. previo nos defiende a manera de
Salmo 32, pág. 101. escudo. He ahí, pues, qué dice:
2. Entregaron * sus cuerpos “ Cuando oyereis rumor de gue­
a la muerte, antes que servir a rras y sediciones, no os alarméis;
los ídolos; por esto, coronados, es verdad que primero han de
poseen la palma. acaecer estas cosas, mas no por
Salmo 33, pág. 157.
eso será luego el fin” . Hemos de
3. He aquí que la recompensa meditar estas palabras de nuestro
Redentor, por las cuales nos pre­
* de los Santos es grande de­
lante de D io s; ellos murieron por viene que debemos sufrir males
ya interiores ya exteriores. En
Cristo y vivirán eternamente.
Salm o 45, pág. 135.
efecto, por guerras se entienden
los combates contra los enemi­
y . Los justos vivirán eter­
gos exteriores; y por sediciones,
namente.
las luchas entre conciudadanos.
I£. Y su galardón está en el
Para indicamos, pues, que sere­
Señor.
mos combatidos interior y exte
riormente, confiesa que sufrire­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
mos unas c o s í '.s de los enemigos
según san L ucas
y otras de los hermanos.
Lección VII Cap. 21, 9-19 I£. A causa de la alianza cor.
Dios y de las leyes paternas, los
Th N aquel tiempo: D ijo Jesús a Santos perseveraron en el amor
sus discípulos: Cuando oye­ fraterno: * Porque siempre tu­
reis rumor de guerras y sedicio­ vieron un mismo espíritu y una
nes, no queráis alarmaros; es misma fe. y . ¡Cuán bueno y
verdad que primero han de acae­ agradable es que los hermanos
cer estas cosas, mas no por eso no tengan más que un corazón!
será luego ei fin. Y lo que sigue. Porque.

H o m il ía de san G r e g o r io , P apa

H om ilía 35 sobre los E vangelios
Lección VIII

Señor y Redentor
Mu e s t r o A/f As, com o quiera que el fin no
nos anuncia los males ve seguirá inm ediatam ente a
nideros de este mundo los m ales que sucederán en pri­
que ha de perecer, a fin de que m er lugar, añade: “Se levantará
un pueblo contra otro pueblo, y
un reino contra otro íeino; y ha­
brá grandes terremotos en varias P > ero después de anunciar tan­
partes, y pestilencias y hambres, tas señales de la perturba­
y aparecerán en el cielo cosas ción final, conviene que aplique­
espantosas y prodigios extraordi­ mos brevemente la considera
narios” . La última tribulación irá ción a cada uno de ellos, ya
precedida de muchas otras, y que es necesario que padez­
por las calamidades cue se suce­ camos unas cosas del cielo,
derán entonces en gran número, otras de la tierra, de los elemen­
se nos indican los males perpe­ tos y de los hombres. D ice nues­
tuos que seguirán. Y por lo mis­ tro Señor: “ Se levantará un pue­
mo, después de las guerras y se­ blo contra otro” ; he ahí el tras­
diciones no sigue inmediatamen­ torno proveniente de los hom­
te el fin, ya que antes deben bres. “ Habrá grandes terremotos
seguirse aun muchos otros males, en diferentes lugares” ; he ahí la
presagio del mal que no tendrá señal de la cólera divina que se
fin. manifestará en el cielo. “ Ven­
K . Vosotros, mis santos, que drán pestes” ; he ahí la desorgani­
viviendo en la carne tuvisteis zación patentizándose en los cuer­
que luchar: * Recibiréis la re­ pos. “ Vendrán hambres” ; he
compensa que yo os daré por ahí la esterilidad de la tierra.
vuestro trabajo, y . Venid, ben­ “ Aparecerán señales espantosas y
ditos de mi Padre, poseed el rei­ tempestades en el cielo” ; he ahí
no. Recibiréis. Gloria al Padre. la conmoción del aire. Por lo
Recibiréis. mismo que todas las cosas se han
El siguiente Responsorio se dice de acabar, todas sufren pertur- _
en lugar del precedente, en el O fi­ baciones antes de acabarse. Y
cio de varios M ártires hermanos, au n ­
que de éstos se celeb ic ju n to con otros
porque en todas las cosas hemos
compañeros; con tal que los hermanos faltado, por todas somos ator­
sean en número m ayor, o si, siendo en
número igual, son nombrados en primer
mentados, a fin de que se cumpla
lugar. lo que está escrito: “ Y pelearán
por él todos los elementos con­
1^. Esta es la verdadera her­
tra* los insensatos” .
mandad, que con ningún combate
T e Deum , pág. 10.
pudo deshacerse: derramada la
sangre siguieron al Señor: * D es­
LAUDES Y HORAS
preciando los palacios reales, lle­
garon a los reinos celestiales.. Las A n tífo n a s son las de V ísp era s,
pág. 768, con los Salm os de Dom i­
V . ¡Cuán bueno y agradable nica del prim er lu ga r, pág. 55.
es que los hermanos no tengan
Capitula Sab., 3, 1-3
más que un corazón! Desprecian­
do. Gloria al Padre. Desprecian­ | a s almas de los justos están
do los palacios reales, llegaron a en la mano de Dios, y no lle­
los reinos celestiales. gará a ellos el tormento de U
muerte. A los ojos de los insen­ recio que morían; a la verdad,
satos pareció que morían; y a reposan en paz.
la verdad, reposan en paz. . br. Alegraos y regocijaos, *
Justos, en el Señor. Alegraos, y .
Himno Y gloriaos todos los de corazón
recto. Justos. Gloria al Padre.
( ^ ) h glorioso R ey de los M ár­ Alegraos.
tires; corona de los que te y . Gócense Jos justos en
confiesan, que conduces a los ce­ presencia de Dios. I£. Y llénense
lestes reinos a cuantos despre­ de alegría.
ciaron los reinos terrenos!
Atiende presto a nuestros rue­ SEXTA
gos; mientras celebramos tus
triunfos, perdona nuestros deli Capitula Sab., 10, 17
tos. p L Señor dió a los justos el
T ú vences entre los Mártires, galardón de sus trabajos, y
y tu misericordia brilla en los los condujo por sendas maravillo­
Confesores; venza también nues­ sas, y sirviólos de defensa du­
tras culpas la grandeza de tu rante el d;a, y suplió de noche
perdón. la luz de Las tinieblas.
A Dios Padre se dé la gloria, br. Gócense los justos. +
y al H ijo Unigénito, juntamente En presencia de Dios. Gócense.
con el Espíritu Paráclito, ahora y . Y llénense de alegría. En
y por todos los siglos. Amén. Gloria al Padre. Gócense.
y . Los Santos se regocijarán y . Los justos vivirán eter­
en la gloria. I£. Se alegrarán en namente. R . Y su galardón está
sus moradas. , en el Señor.
Ant. del Bened.— Todos vues
tros cabellos * han sido conta­ NONA
dos; no temáis: vosotros valéis
más que un gran número de pá­ Capitula Sab., 3, 7-8
jaros. O r i l l a r á n los justos, y como
L a s O racion es son las de I V í s ­
centelhs que se propagan
peras, pág. 769.
L o s Salm os de las H oras son de por un cañaveral, así volarán de
D om inica; los de Prim a como en las unas partes a otras, y señorearán
F iestas.
a los pueblos, y el Señor reinará
con ellos eternamente.
TERCIA br. Los justos * Vivirán
eternamente. Los. y . Y su galar­
Capitula Sab., 3, 1-3
dón está en el Señor. Vivirán.
T asalmas de los justos están en Gloria al Padre. Los justos.
la mano de Dios, y no llegará y . Los Santos se regocijarán
a ellos el tormento de la muerte. en la gloria. Se alegrarán en
A los ojos de los insensatos pa- sus moradas.
en el cielo; y porque por su amor
derramaron su sangre, por eso
.4«/. 1. Estos son los Santos se gozan sin fin con Cristo.
* que entregaron sus cuerpos Completas de Dom inica, pág. 77.
por la ley de Dios, y lavaron
sus túnicas en la sangre del Cor­ II. OTRAS LECCIONES PARA
dero VARIOS MARTIRES
Se dicen los Salmos de I jm ínica,
excepto el último, en cuyo lu gar se S e r m ó n d e s a n J u a n C r is ó s t o m o
dice el Salmo 115 , pág. 103. Serm ón 1 de M ártires, tomo 3
2. Los Santos, mediante la fe III NOCTURNO
* vencieron los reinos, practica­
ron la justicia, y alcanzaron el Lección IV
cumplimiento de las promesas.
a d íe hay que ignore que
3. La juventud de los Santoj
los triunfos de los M ár­
* se renovará como la del águi­
tires, por disposición di­
la: florecerán como el lirio en la
vina son celebrados, a fin de que
ciudad del Señor.
a ellos se les tribute el debido
4. Enjugará el Señor * todas
honor, y a nosotros, mediante el
las lágrimas de los ojos de sus
auxilio de Cristo, se nos mues­
Santos; y ya no habrá más
tren los ejemplos de sus virtudes.
llantos, ni clamores, ni dolor al­
Al ver nosotros el honor que
guno, porque pasaron ya las co­
se tributa a las virtudes de estos
sas de antes.
M ártires, se nos manifiesta cuán,
5. La morada de los Santos *
está en el reino celestial, y su ta sea la gloria que disfrutan en
descanso será eterno. los cielos aquellos cuyo natalicio
se celebra en la tierra. Sus ejem ­
Capitula Sap., 3, 1-3 plos nos excitan a manifestar el
mismo valor que ellos, la misma
| a s almas de los justos están devoción, la misma fe, a fin de
en la mano de Dios, y no que, con el auxilio de Cristo, po
llegará a ellos el tormento de la damos pelear y vencer al ene­
muerte. A los ojos de los insen­ migo, y conseguida la victoria,
satos pareció que morían; y a triunfar como aquellos Santos
la verdad, reposan en paz. en el reino de los cielos.
El Himno como en* las I Vísperas,
pág. 768.
Lección V
y . Los Santos se regocijarán
en la gloria. '* ^~)uién habrá que deseando
Se alegrarán en sus mo­ ^ asociarse al mérito de los
radas. Santos, lo pueda conseguir si an­
Ant. del Magnif. — Las almas tes no posee la misma firmeza,
de los Santos * que siguieron no profesa su fe, no imita la
las huellas de Cristo se alegran virtud de su martirio, y no tie­
ne o procura su gloria con pare­ una gran multitud de gentío de
cida norma de vida? Y aunque toda Judea, y de Jerusalén, y
no todos pueden alcanzar la del país marítimo de Tiro y de
misma gloria por el martirio, Sidón. Y lo que sigue.
con todo, que cada uno se
muestre, por lo menos, digno, H o m il ía de sa n A m b r o s io ,

por sus buenas obras, de un honor O b is p o

Libro 5 sobre sar. Lucas, cap. 6, des­


tan grande. Y a que el clemen­
pués del principio
tísimo Dios está pronto a con­
ceder el martirio a los que le de. con diligencia, có­
d v ie r t e

sean o, sin el martirio, a hacer­ mo y de qué modo el


les participantes de la recom­ Señor sube con los Após­
pensa que da a los Mártires. toles y desciende hacia las m ul­
titudes. ¿Cómo sino en un lugar
Lección VI humilde el pueblo podría ver a
Cristo? No lesigue a lo más
^ sí como el pecador con las elevado, no sube a las cumbres.
adversidades se debilita, así Al descender b illa enfermos; és­
el justo con las pruebas es for­ tos no pueden permanecer en las
talecido. Así luchando los San­ alturas; de ahí que san Mateo
tos contra el pecado, y trabajan­ nos diga también que en los lu­
do de esta suerte, se hicieron más gares poco elevados fueron cura­
fuertes, y muriendo consiguieron dos los enfermos. Es preciso, an­
la victoria. Ningún atleta puede te todo, que cada uno de ellos
llamarse fuerte sin la lucha; na­ sea curado, a fin de que, poco a
die que no haya conseguido la poco, y a medida que recobre las
victoria será coronado. Ningún fuerzas, pueda subir al monte.
soldado sin lucha ha sometido al Nuestro Señor los cura a todos
enemigo; ningún general ha ob­ en un lugar m uy bajo, es decir,
tenido la victoria sin combatir. los aparta del abismo de las pa­
Tienes, oh cristiano, armas aptas siones y remedia su ceguera. B a ­
para derribar al enemigo; tienes ja hasta nuestras heridas de m o­
poderosísimos dardos para derro­ do que acercándosenos de algu­
tar al adversario. na manera y enriqueciéndonos
III NOCTURNO con su naturaleza, nos haga par­
tícipes del reino celestial.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io

según san L ucas Lección VIII


D los pobres,
ie n a v e n t u r a d o s
Lección VII Cap. 6, 17-23
porque de ellos es el reino
aquel tiempo: Descendien de D ios” . San Lucas señala so­
do Jesús del monte, se paró lamente cuatro bienaventuran­
en un llano, juntamente con la zas evangélicas; mas san Mateo,
compañía de sus discípulos y dd ocho. Pero en estas ocho - están
aquellas cuatro, y en aquellas de la levadura de los fariseos,
cuatro están estas ocho. San que es la hipocresía. Y lo que si­
Lucas lo refirió todo a las cua­ gue.
tro virtudes cardinales; san M a­
teo. al enumerar ocho, nos revela H o m il ía de san B eda V enera ­
un número místico. Muchos sal­ ble, P r e s b ít e r o

mos, en efecto tienen por título Libro 4 sobre san Lucas, cap. 12
“ para la O ctava” , y nos ha sido
ordenado que participemos en esta levadura se refiere
alguna manera de estas ocho ben­ la siguiente recomenda­
diciones. Así como la Octava, o el ción del Apóstol: “ Así
número ocho, expresa el cumpli­ pues, celebremos el convite, no
miento de nuestra esperanza, del con levadura vieja, ni con la
mismo modo expresa la plenitud levadura de la maldad y co­
de las virtudes. rrupción, sino con los ázimos de
la sinceridad y de la verdad” .
Lección IX Pues así como una poca levadu­
ra, obra sobre toda la sustancia
P ero antes veamos lo que es de lá harina a la que se mezcla,
más importante: “ Bienaven­ y comunica pronto su sabor a
turados. dice, los pobres, porque toda la masa; del mismo modo
de ellos es el reino de los cielos” . la hipocresía, desde el momento
Ambos Evangelistas han puesto que sé apodere del ánimo de a l­
esta bienaventuranza o bendi­ guno, privará de toda verdad y
ción como la primera. Y a la sinceridad a las virtudes. D e con­
verdad es la primera en el or­ siguiente este es el sentido:
den, y como el origen y madr* Guardaos de imitar a los hipócri­
de las virtudes; ya que quien tas, puesto que vendrá un tiem­
despreciare el siglo, éste merece­ po en que vuestra virtud será
rá lo eterno, y nadie podrá m e­ manifestada a todos y su hipo­
recer el reino celestial si, perma­ cresía quedará patente.
neciendo cautivo de las concu­
piscencias mundanas, no tiene Lección VIII
valor para librarse de ellas.
Te Deum, pág. 10. ^/^ as lo que sigue: “ Porque
cuanto dijisteis a oscuras,
se dirá a. la luz del día” , puede
III. OTRA HOMILIA entenderse, no sólo del tiempo
futuro, cuando todos los secre­
L e c c ió n del santo E v a n g e l io
tos de los corazones se m anifes­
según san L ucas
tarán a la luz, sino aun del
Lección VII Cap. 12, 1-8 tiempo presente. Porque cuanto
sufrieron los Apóstoles, y cuanto
P n aquel tiempo- D ijo Jesús hablaron en la oscuridad y en lai
a sus discípulos: Guardaos tinieblas de los tormentos y de
las cárceles, ahora en que es hon­ nos y fortalecernos contra am­
rada la Iglesia por el mundo, se bos, así como antes nos ordenó
lee en público en sus actas. “ Ni que estuviésemos atentos contra
es amedrenten los que matan el la hipocresía de los fariseos, así
cuerpo” . Si a los perseguidores ahora nos enseña a no temer la
de los Santos, una vez muertos muerte causada por los verdu­
los cuerpos, no les quedaba ya gos. Y esto porque después d¿
más que hacer contra ellos, fué la muerte no puede continuar ni
muy irracional la malicia de los la crueldad de éstos, ni la simu­
que arrojaron los miembros muer­ lación de aquéllos. “ ¿No es ver­
tos de los M ártires para ser des­ dad que cinco pajariilos se ven­
pedazados por las fieras y las den por dos cuartos?” Quiere de­
aves, siendo así que en manera cir: Si Dios no puede olvidar a
alguna podían oponerse a que la los más pequeños animales, ni a
omnipotencia de Dios, resucitán­ los pájaros que revolotean por
dolos, los vivificase. los aires; vosotros que habéis si­
do hechos a imagen del Creador,
Lección IX no debéis temer a aquellos que
matan el cuerpo, puesto que
Q os clases hay de perseguido­ quien gobierna los animales irra­
res: unos que manifiesta­ cionales, no dejará de atender
mente atormentan; otros que cuidadosamente a sus criaturas
fingida y engañosamente halagan. racionales.
El Salvador, queriendo instruir­ Te Deum, pág. 10.
C om ún de uno o v a r io s M á r t ir e s
En Tiempo Pascual

I VISPERAS que los persiguieron y les arreba­


taron el fruto de sus trabajos.
Ant. 1. Vuestros Santos, * Se­
ñor, florecerán como los lirios, Himno para un Mártir
aleluya: y estarán delante de
Vos como el perfume del bálsa­ h Dios que sois la heren­
mo, aleluya. cia, la corona y el galar­
Los Salmos son los de las I V ís ­
peras de Común de Apóstoles, pág. 735.
M dón de vuestros solda­
dos; a los que cantamos las ala­
2. La morada de los Santos
banzas de vuestro santo M ártir,
* está en el reino celestial, ale­
luya : y su descanso será para libradnos de las cadenas de núes,
siempre, aleluya. tras culpas.
3. Vuestros Santos, Señor, Por haber considerado como
clamaban en el Santuario, * ale­ llenos de hiel los goces del mun­
luya, aleluya, aleluya. do y sus pérfidos halagos, llegó
4. Espíritus y almas * de los felizmente al celestial refugio.
justos, cantad himnos a nuestro Corrió intrépidamente a los
Dios, aleluya, aleluya. suplicios, los soportó sin d esfa­
5. Resplandecerán los justos llecer, y, derramando por Vos su
* como el sol en la presencia de sangre, entró en posesión de los
Dios, aleluya. bienes eternos.
Por esto os suplicamos hum il­
Capitula Sab., 5, 1 demente, oh Dios de infinita cle­
mencia, que en la conmemora­
J^os justos se presentarán con ción del triunfo de vuestro M ár­
gran firmeza contra aquellos tir, concedáis a vuestros siervos
COMÚN DE UNO O V A R I OS MÁRTI HES EN T. T. 781

la remisión de sus pecados. vuestros Santos, y vivirán por


Alabanza y gloria eterna al Pa­ toda la eternidad, aleluya.
dre, al H ijo y al Espíritu Santo
consolador, por una eternidad de 1. Oración para un Mártir
siglos. Amén. Pontífice
U D esde la A scen sión hasta la F e ­
ria V I antes de la V ig ilia de Pen te­ Dios, mirad con
/^O m n i p o t e n t e
costés in clu siv e, se dice tam bién en ojos propicios nuestra fla­
tos otros H im nos del mismo metro,
a no ser que se note otra cosa, la si­queza, y ya que nos agobia el
guiente estro fa: peso de nuestras acciones, ha­
e s ú s , a Vos sea la gloria, Vos ced que nos proteja la glo­
J que vencedor volvéis al cie­ riosa intercesión del bienaven­
lo, con el Padre y el Santo E s­ turado N., vuestro M ártir y Pon­
píritu por todos los siglos de los tífice. Por nuestro Señor.
siglos. Amén.
2. Otra Oración
Himno para varios M ártires (~ )h ,Dios, que nos alegráis con
Q h glorioso R ey de los M ár­ 'la anual solemnidad del
tires; corona de los que te bienaventurado N., vuestro M ár­
confiesan, que conduces a los ce­ tir y Pontífice: concedednos pro­
lestes reinos a -cuantos despre­ picio, que también gocemos de
ciaron los reinos terrenos! la protección de aquel cuyo na­
Atiende presto a nuestros rue­ cimiento a la vida eterna cele­
gos; mientras celebramos tus bramos. Por nuestro Señor.
triunfos, perdona nuestros deli­
3. Para un Mártir no Pontífice
tos.
T ú vences entre los Mártires, r") s suplicamos, omnipotente
y tu misericordia brilla en los Dios, nos concedáis que
Confesores; venza también nues­ con la celebración del nacimiento
tras culpas la grandeza de tu a la vida eterna de vuestro M ár­
perdón. tir el bienaventurado N., se au­
A D ios Padre se dé la gloria, mente y crezca en nosotros por
y al H ijo Unigénito, juntamente su intercesión el amor de vuestro
con el Espíritu Paráclito, ahora nombre. Por nuestro Señor.
y por todos los siglos. Amén.
D espués de la A scen sión se dice la 4. Otra Oración -
C onclusión señ alada para el H im no
anterior. ^ J - J a c e d ,' o s rogamos, oh Dios
y. Santos y justos, alegraos omnipoter ce, que por inter­
en el Señor, aleluya. cesión del bienaventurado N.,
1^. Dios o sv ha escogido co­ vuestro M ártir, nos veamos libres
mo su herencia, aleluya. de toda adversidad en el cuerpo,
Ant. del Magnif. — Una luz y limpios de malos pensamientos
perpetua * iluminará, Señor^ a en el alma. Por nuestro Señor.
5. Para varios Mártires siglo, han despreciado los tor­
Pontífices mentos del cuerpo y gozan ya
de la vida bienaventurada, com.'
Q s suplicamos, Señor, que las fruto de su santa muerte.
solemnidades de los bien­ Los Mártires son entregados al
aventurados Mártires, y Pontífi­ fuego, a los dientes de las bes­
ces N. y N. nos defiendan, y nos tias; se arma contra ellos con
recomiende su veneranda ora­ garfios de hierro, la mano del
ción. Por nuestro Señor. verdugo cruel e insensato.
Penden descubiertas sus entra­
6. Para varios Mártires ñas, su sangre es derramada; pe­
no Pontífices ro la gracia les sostiene, y el de­
f ) H Dios, que nos concedéis seo de la vida eterna les hace in­
celebrar el nacimiento a la conmovibles.
La siguiente Conclusión no se muda
vida eterna de vuestros santos nunca. .
Mártires N. y N., haced que go­
Os rogamos, oh divino Reden­
cemos de su compañía en la eter­
tor. que os dignéis conceder a los
na bienaventuranza. Por N. S.
humildes servidores que os la pi­
7. Otra Oración den. la gracia departicipar de
la gloria de los M ártires por los
Q h Dios, que nos alegráis con siglos eternos. Amén.
la anual solemnidad de vues­
I NOCTURNO
tros santos Mártires , N. y N .:
concedednos propicio que nos Ant. — Los justos se presenta­
consagremos con ardor a imitar a rán * con gran firmeza ante aque­
aquellos cuyos méritos celebra­ llos que los persiguieron, aleluya.
mos con alegría. Por nuestro. Con una sola A n tífo n a se dicen los
Salm os en cada uno de los N octurnos,
MAITINES como el Com ún de un M á rtir o varios
M ártires fu era de Tiem po P a scu al, se­
gún la cualidad de la F ie sta , pág. 755
Invitatorio. — Alégrense los
y 768. •
Santos en el Señor, * Aleluya.
y . Santos y justos, alegraos
Salm'o 94. — Venic, alegrémo­
en el Señor, aleluya.
nos, pág. 3.
D ios os ha escogido para
El himno para un M ártir, es el de
la pág. 780. heredad suya, aleluya.
Las Lecciones del I N octurno son
las de Com ún de uno o varios M á r ­
Himno para varios M ártires tires fu era de Tiem po P a scu al, según
la cualidad de la F iesta, pág. 757 o
r*O N júbilo celebremos la san­ pág. 770, con los Responsorios del C o­
mún de A póstoles en T iem po P ascu al,
gre por la fe de Cristo de­ pág. 751.
rramada, y los triunfos de los
II NOCTUR NO
Mártires y el premio que han ob­
tenido en el cielo. Ant. — He ahí * cómo fueron
Han vencido los terrores del contados' con los hijos de Dios,
y su dicha consiste en estar con suerte que al anuncio de la aper­
los Santos, aleluya. tura de su sepulcro, se abran
y. Una luz perpetua ilumi­ también los sepulcros de éstos.
nará a vuestros Santos, Señor, Cuando reconoceremos que el
aleluya, 1$. Y vivirán por toda cuerpo del Señor, que realmente
la eternidad, aleluya. murió, sintió de repente circular
por sus venas un nuevo vigor,
S erm ón de sa n A m b r o s io , O is p o
reanímense también los miem­
Serm ón 22
bros helados de los Mártires, con
Lección IV el calor vivificante de la inmor­
talidad. La misma virtud que re­
muy digno y convenien­ sucitó al Señor, resucita también
te, hermanos, que des­ a los Mártires. Pues así como
pués de la alegría de Pas­ le siguieron en la/ pasión, así
cua, que hemos celebrado en la le acompañarán en su v i d a
Iglesia, juntemos nuestros goces gloriosa. Por esto leemos en
con los de los santos M ártires, el Salmo: “ Me manifestas­
y que anunciemos la gloria de la te los caminos de la vida” . Es­
resurrección del Señor a los que to a la verdad se dice de la per­
fueron partícipes de su pasión. sona del Salvador resucitado,
Pues si estuvieron asociados a quien, de los infiernos a donde
sus oprobios deben también es­ después de su muerte había des­
tarlo a su triunfo. Y a lo dice el cendido, se remontó a los cielos,
bienaventurado A póstol: “ A s í siendo el primero en conocer el
como sois sus compañeros en los camino de la vida que hasta en­
padecimientos, lo seréis en la re­ tonces había permanecido desco­
surrección. Si sufrimos, dice, nocido.
también reinaremos con él” . D e
IJ. En sus siervos, aleluya, *
consiguiente los que sufrieron
Se consolará el Señor, aleluya,
males por Cristo, deben también
y . Juzgará el Señor a su pue­
tener gloria con Cristo.
blo, y en sus siervos. Se conso
IJ. Una luz perpetua ilum i­
lará.
nará, Señor, a vuestros Santos,
* Y vivirán por toda la eternidad
Lección VI
aleluya, aleluya, y . Sobre ellos
orillará una alegría eterna; con­ A n tes de la venida de Cristo
seguirán el gozo y la exultación. era desconocido el camino
Y vivirán por toda la eternidad de la vida, el -#ual aun no había
aleluya, aleluya. sido allanado por alguno que hu­
biese resucitado. Mas luego que
Lección V
Cristo resucitó, el camino fué
^ os digo yo, anun­
n u n c ie m o s , ya franqueable; muchos han po­
ciemos a los santos M ártires dido caminar por él. Refiriéndo­
la gloriosa Pascua del Señor, de se a ellos dice el san|p Evangelio:
“ Muchos cuerpos de Santos re­ L e c c ió n del san to E v a n g e l io
sucitaron con él y entraron en seg ún sa n J uan
la ciudad santa” . Así, al decir
el Señor, a propósito de su resu­ Lección Vil Cap. 15, 1-7
rrección: “ Me hiciste manifiestos
n aquel tiempo: Dijo Jesús
los caminos de la vida” , nosotros
a sus discípulos: Y o soy la
podemos decirle: “ A nosotros
verdadera vid, y mi Padre es el
nos manifestasteis los caminos
labrador. Y lo que sigue.
de la vida” . El mismo, pues, que
nos abrió el camino que conduce
H o m ilía de san A g u st ín , O b ispo
a la vida, fué quien nos mostró
Tratado 80 sobre san Juan
las sendas de la vida. M e m a­
nifestó estas sendas de la vida, este lugar del Evangelio,
n
cuando me enseñó la fe, la m i­ en donde el Señor se da
sericordia, la justicia, la casti­ el nombre de vid, y a
dad. Por estos caminos s? llega sus discípulos el de sarmiento,
a la salvación. habla de esta suerte en cuanto
R . Hijas de Jerusalén, venid el es la cabeza de la Iglesia y
y ved a los Mártires con coro­ nosotros sus miembros, y tam­
nas, con las cuales les ha honra­ bién en cuanto es el medianero
do el Señor. * En el día de su entre Dios y los hombres. La
triunfo y alegría, aleluya, y . vid y los sarmientos son cierta­
Porque ha reforzado los ce­ mente de uha misma natura­
rrojos de tus puertas, y bende­ leza. Por lo cual, siendo Dios,
cido en ti a tus hijos. En el día de cuya naturaleza no somos
de su triunfo y alegría, aleluya. nosotros, se hizo hombre, pa­
Gloria al Padre. En el día de su ra que en él estuviese la vid
triunfo y alegría, aleluya. de la humana natu¡raieza, del
la cual nosotros hombres pudié­
III NOCTURNO semos ser sarmientos.
R . Y o soy la verdadera vid
Ant.— Una luz perpetua * ilu­
y vosotros los sarmientos. *
minará, Señor a vuestros Santos
El que permanece en mí, y yo
y vivirán por toda la eternidad,
en él, éste dará mucho fruto,
aleluya.
aleluya, aleluya, y . Así como
V . Sobre ellos brillará una me ha amado mi Padre, yo tam­
alegría eterna, aleluya. bién os he amado. E l que.
í£. Conseguirán el gozo y la S i er. las F eria s I I I y V I dentro de
exultación, aleluya. 1a ■
> semanas prim era y segunda de la
O ctava de P ascu a en el I N octurno se
Las siguientes Lecciones del I II hubiesen leído las Lecciones de la E s ­
Nocturno se dicen en la F iesta de un critu ra ocurrente; con sus Responso-
M ártir. Pero en la Festividad de v a ­ ríos de Tiem po, en lu gar del prece­
rios M ártires, se dice la H om ilía del dente Responsorio se dice el siguiente:
Evangelio: Yo soy la verdadera vid, que
se halla en el segundo lu g a r, en la I£. Vuestra tristeza, aleluya,
pág. 788. * Se convertirá en gozo, aleluya,
L O MÚ N Dl i U NO O VARI OS MÁRTIRES ES T. P. 785

aleluya. V . El mundo se alegra­ to, Cristo es 1? vid. conforme a


rá, y vosotros os entristeceréis, lo que dice: “ Mi Padre es mayor
pero vuestra tristeza. Se. que yo ” . M as según lo que dice:
“ Y o y el Padre somos una misma
Lección VIII cosa” . El es el labrador. Pera
ué significa por lo mismo: no un labrador como los que
Q “ Y o soy la verdadera vid"? ejercen su oficio obrando tan
sólo externamente, sino un la­
¿Acaso al decir verdadera lo
hizo por oposición a la vid que brador capaz de comunicar el in­
toma aquí como término de cremento interno. “ Pues ni el
comparación? Porque se le llama que planta es algo, ni el que rie­
vid por analogía, no en sentido ga, sino Dios, que da el incre­
propio, del mismo modo que a m ento” . Y a la verdad: “ Cristo
sí mismo se da el nombre de es Dios, ya que el Verbo ervi
oveja, cordero, león, piedra, pie­ D ios” . Por lo '•.ual él y su Padre
dra angular, y otros semejantes, son uno mismo. Y si el “ Verbo se
los cuales más bien sirven p a n hizo carne” no siéndolo ya, lo hi­
expresar las comparaciones, que zo permaneciendo lo que antes era.
T e Deum , pág. 10.
para dar a conocer propiedades
distintas. Cuando dice: “ Y o soy LAUDES
la verdadera vid ” , lo dice para E n Laudes y H oras, la s A n tífon as
distinguirse de aquella a la que son las de I V ísp e ra s, pág. 780. Los
se dice: “ ¿Cóm o te has conver­ Salm os son los de Dom inica en el
prim er lu gar, pág. 55.
tido en amarga, oh vida extran­
jera ?” Pues ¿cómo puede ser vid Capitula Sap., 5, 1
verdadera, aquella de la cual se
f os justos se presentarán con
esperaban uvas y produjo espi­
gran firmeza ante aquellos
nas?
que le persiguieron y les arreba­
1^. Sus Nazarenos han sido
taron el fruto de sus trabajos.
iluminados, aleluya; resplande­
cieron delante de Dios, aleluya: Himno para un Mártir
* Y como la leche se cuajaron,
M ártir invencible! T ú se­
aleluya, aleluya. M ás blancos
guiste al H ijo único del P a­
que la nieve, más nítidos que la
dre; ahora que están vencidos
leche, más rojos que el marfil
los enemigos, triunfas y gozas,
antiguo, más bellos que el zafiro,
como vencedor, de los bienes c e ­
Y . Gloria al Padre. Y .
lestiales.
Lección IX Con tu intercesión, lava nues­
tras culpas, guardándonos del
Y o soy, dice, la vid verdade­ contagio del mal y ahuyentando
ra, y mi Padre es el labra­ el tedio de la vida.
dor”. ¿Acaso son una misma co­ Las cadenas de tu cuerpo sa­
sa el labrador y la vid? Según es­ grado fueron ya desatadas; con
I . B r tv . 59'
la gracia del soberano Dios, l í ­ delLas O raciones se hallarán después
M agníficat de I V ísp era s, pág, 781.
branos de los lazos del mundo. Los Salm os de las H oras son de Domí-
A Dios Padre sea la gloria, y nica: los de P rim a, de las Fiestas.
al H ijo resucitado de entre los
muertos, juntamente con el Pará­ TERCIA
clito, por los siglos eternos.
Capitula Sab., 5, 1
Amén.
I Desde la A scen sión hasta la F e ­
[ os justos se presentarán con
ria V I antes de la V ig ilia de P en te­
costés inclusive, así en el presente H im ­gran firmeza ante aquellos
no como en todos los del mismo metro, que los persiguieron y les arre­
a no ser que se note otra cosa, se dice:
bataron el fruto de sus trabajos.
A Jesús sea la gloria, que v ic ­
I£. br. Santos y justos, ale­
torioso vuelve al cielo; con el
graos en elSeñor, * Aleluya, ale­
Padre, y el santo Espíritu, por
luya. Santos, y . D ios os ha es­
todos los siglos. Amén.
cogido como su herencia. A le­
Himno para varios M ártires luya, aleluya. Gloria. Santos.
y . Una luz perpetua ilumi­
glorioso Rey de los M ár­ nará. Señor, a vuestros Santos,
tires; corona de los que te aleluya. IJ. Y vivirán por toda
confiesan, que conduces a los rei­ la eternidad, aleluya.
nos celestes, a cuantos desprecian
los terrenos! SEXTA
Atiende presto a nuestros rue­
gos; mientras celebramos tus Capitula Sab., 5, 5
triunfos, perdona nuestros deli­
j —J e aquí cómo son computados
tos.
T ú vences entre los Mártires, entre los hijos de Dios, y su
y tu misericordia brilla en los felicidad está entre los Santos.
Confesores; vence nuestras cul­ I£. br. Una luz perpetua ilu­
pas con la grandeza de tu perdón. minará, Señor, a vuestros Santos,
A Dios Padre sea la gloria, y * Aleluya, aleluya. Una luz. y .
al H ijo resucitado de entre los Y vivirán por toda la eternidad.
muertos juntamente con el P a­ Aleluya, aleluya. Gloria. Una.
ráclito, por los siglos eternos. y . Sobre ellos brillará una
Amén. alegría eterna, aleluya. íjj. Con­
y . Preciosa es en la presen­ seguirán el gozo y la exultación,
cia del Señor, aleluya. . La aleluya.
muerte de sus Santfls, aleluya.
Ant. del Bened. — H ijas de NONA
Jerusalén, * venid y ved a los
Capitula Rom ., 8, 23
Mártires ostentando las coronas
con que les adornó el Señor en el ^ abem osque todas las cosas
día de la solemnidad y de la contribuyen al bien de los
alegría, aleluya. * que aman a Dios, de aquellos
que él ha llamado según su de­ de vuestro ánimo y la perseve
creto para ser santos. rancia en la fe ¿con qué encomios
. br. Sobre ellos brillará podré ponderarlos? Sufristeis
una alegría eterna, * Aleluya, hasta la consecución de la gloria,
aleluya. Sobre ellos, y . Conse pruebas durísimas; no cedisteis a
guirán el gozo y la exultación los suplicios, sino que más bien
Aleluya, aleluya. Gloria al P a ­ ellos cedieron a vosotros. No
dre. Sobre ellos. fueron los tormentos los que die-
y . Preciosa es en la presen­ íon fin a vuestros dolores; fue­
cia del Señor, ale'uya. I>. La ron vuestras coronas. Si la cruel
m ueite de sus Santos, aleluya. carnicería de los verdugos du­
ró largo tiempo, no pudo rendir
H VISPERAS una fe siempre firme; no hizo
más que enviar a Dios los hom­
L a s A n tífo n a s son las mismas que bres de Dios.
las de I V ísp e ra s; los Salm os de
D om inica, pág. 73, mas en lu gar del
últim o S a in o , se dice el 115 , pág. 103. Lección V
L a C apitu la y el H im no como en las
I V ísp era s.
[ a multitud de espectadores
y . Preciosa es en la presen­ contempló admirada este
cia del Señor, aleluya. combate celestial, combate divi­
1$. L a muerte de sus Santos, no, combate espiritual, lucha por
aleluya. Jesucristo, contempló a los sier­
Ant. del Magnif. — Santos y vos de Cristo permaneciendo fir­
justos. * alegraos en el Señor, mes, con palabra liore y mente pu­
aleluya: Dios os ha escogido para ra, llenos de fuerza divina, des­
heredad suya, aleluya. provistos de armas terrenas, pero
Com pletas de D om inica, pág. 77. armados con las de una fe ar­
diente. Los atormentados se man­
tuvieron más fuertes que sus
atormentadores, y los garfios de
II. OTRAS LECCIONES PARA
hierro que azotaban y desgarra­
. MARTIRES
ban sus miembros, viéronse ven­
En T ie m p o P ascu al
cidos por los miembros azota­
dos y desgarrados. No pudieron
II NOCTURNO doblegar la constancia de su fe
inexpugnable los golpes redobla
E p ís t o l a de san C ip r ia n o ,
dos, ni aun cuando, por estar
O b is p o y M á r t ir
tan desgarradas las carnes de
los siervos de Dios, atormentasen
Lección IV
en ellos, más las heridas que los
on qué alabanzas podré miembros. Aquella gloriosa san­
ensalzalros, oh Mártiires gre que manaba de sus heridas,
valerosísimos? El valor debía extinguir el fuego de la
persecución y mitigar los ardores fruto, ya que sin mí, nada podéis
del infierno. hacer. Y lo que sigue.

H o m il ía de sa n A g u s t ín , O b is p o
Lección VI
Tratado 81 sobre san Juan, después
del medio
Q h,cuán grande espectáculo a
los ojos del Señor. ¡Cuán fin de que nadie pensara
sublime, cuán agradable a Dios, que el sarmiento pudiesa
por la constancia de los solda­ producir de sí mismo, al
dos alistados en su milicia y con­ menos un poco de fruto, después
sagrados a su servicio! Como nos de haber dicho el Salvador: “ Es­
dice el Espíritu Santo y nos en­ te produce mucho fru to” ; no
seña él mismo en sus salmos. añadió: “ Porque sin mí, poco
“ Es preciosa en la presencia de podéis hacer” , sino “ Nada po­
Dios la muerte de los justos” . déis hacer” . No podemos pro
Verdaderamente es preciosa esta ducir poco ni mucho, separados
muerte que compra la inmortali­ de aquél' sin el cual no se puede
dad con el precio de la sangre de hacer nada. Si el sarmiento pro­
rramada, que adquiere la corona duce poco fruto, el labrador lo
con la perfección de la virtud. poda, a fin de que produzca más.
¡Cuán gozoso estuvo allí Cristo Con todo, si no permanece en
cuán de buena gana peleó y ven la vid y no vive unido a su ráíz,
ció en tales siervos suyos, él, pro ningún fruto puede producir.
tector de la fe; él, que retribu­ Jesucristo no habría sido vid si
ye a los que creen en él, a pro­ no hubiera sido hombre; con to­
porción de su confianza. Estuvo do, no podría comunicar una vir­
presente a su combate; sostuvo a tud tan grande a las ramas, si no
los que peleaban y defendían su fuese también Dios.
nombre; los esforzó y dio ánimo.
Lección VIII
Y el que por nosotros venció una
vez la muerte, es el que vence ^ in esta gracia no se puede v i­
siempre en nosotros. vir, mas la muerte depende
del libre albedrío. Por esto Jesús
III NOCTURNO nos dice: “ Si alguno no perma­
neciere en mí, será arrojado fue­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
ra como el sarmiento, y se seca­
según san J uan
rá, y lo recogerán, y lo arroja­
Lección VII Cap. 15, 5-11 rán al fuego, y arderá” . Las ra­
mas de la vid son tanto más des­
pN aquel tiempo: D ijo Jesús preciables si no están unidas a
a sus discípulos: Y o soy la ella, cuanto son de más valor si
verdadera vid, y vosotros los permanecen con ella unidas. C o­
-sarmientos; el que permanece en mo hace notar el Señor hablan­
mí y yo en él, este lleva m uchj do por el Profeta Ezequiel, una
vez son cortadas, no sirven ni querer, permaneciendo en el Sal­
para la agricultura ni para indus­ vador, sino lo que es conforme
tria alguna. Al sarmiento no le a la salvación’ Las cosas que
queda otra alternativa que per­ queremos cuando estamos unidos
manecer unido a la vid o ser a Cristo, son del todo diferen
arrojado al fuego. Para que no tes de las que queremos cuando
sea arrojado al fuego, permanez­ estamos aficionados al mundo
ca unido a la vid. Por lo mismo que aun estamos
en este mundo, puede suceder
Lección IX que alguna vez pidamos lo que
ignoramos que nos sea nocivo.
C i permaneciereis en mí, dice, Pero lejos de nosotros el pensar
y mis palabras permanecie­ que obtengamos estas cosas si
ren en vosotros, todo lo que qui­
permanecemos en Cristo, el cual
siereis pediréis y se os dará” .
no nos concede cuando pedimos
Los que permanecen en Cristo,
sino lo que nos conviene.
¿qué pueden querer sino lo que
Te Deum, pág. 10.
conviene a Cristo? ¿Qué pueden
C o m ú n d e un C o n f e s o r P o n t i fi c e

I VISPERAS tiempo de la ira vino a ser ins­


trumento de reconciliación.
T R F I e aquí el jran sacerdote
¡ ! 5 3 | * que en su tiempo agra-
IÜ 2 2 J dó a Dios, y fué hallado Himno
justo.
Los Salmos son de Dominica, ex­ ^
santo Confesor, cuyas a la­
ste
cepto el último, en cuyo lugar se dice
el Salmo 116.
banzas repiten los pueblos
2. No se halló * otro seme­ con piedad, por el mundo entero,
jante a él que observase la ley mereció glorioso en este día po­
del Altísimo. sesionarse de su sitial del cielo.
3. Por esto el Señor. * fiel a Si el día que se celebra su fiesta,
no es el de su muerte, el párrafo an­
su juramento, le hizo crecer en terior se terminará en esta forma:
su pueblo. Mereció recibir gozoso en este día los
4. Sacerdotes de Dios, * ben­ honorcsl de la suprema alabanza.
decid al Señor: siervos del Se­ Fué piadoso, inocente, humil­
ñor, cantad himnos a Dios, ale­ de y casto, sobrio y sin m an­
luya. cilla, mientras el soplo del alma
5. Siervo bueno y fiel, * en­ animó su carne mortal.
tra en el gozo de tu Señor.
Por sus méritos insignes, los
Capitula Eccli., 44, 16-17 enfermos vieron vencida la fu er­
za de su mal, y les fué restituida
aquí el gran sacerdote que
J -J e la salud.
en su tiempo agradó al Se­ Por eso, nosotros aquí uni­
ñor, y fué hallado justo: y en dos. cantamos sus alabanzas y
1. En el Propio de Santos se indica este cambio por las iniciales L. h. que
significan Los honores. . -
su triunfo, para que, en el curso de los Confesores, * Venid, aco­
de nuestra vida, no deje de ayu­ rémosle.
darnos con sus plegarias. Salmo 94. — Venid, alegré­
Salud, honor y poder a Dios. monos, pág. 3.
Uno en tres personas, el cual. ra. El Himno de Vísperas, pág. 790.

diante sobre su trono celestial, I NOCTURNO


gobierna el universo entero por Ant. 1. Dichoso aquel varón,
todos los siglos. Amén. * que medita en la ley del Se­
V. El Señor le amó y hon­ñor; su voluntad es fiel constan­
ró. I£. Y le vistió con ornamen­ temente, y todas sus obras siem­
tos de gloria. pre prosperarán.
Ant. del Magnif. — Sacerdote Salm o 1, pág. 47.
y Pontífice, * realizador de por­
2. Dichoso este Santo, * que
tentos, pastor bueno en favor
ha confiado en el Señor, publicó
del pueblo, ruega por nosotros al
sus preceptos, y fué constituido
Señor.
en su sanco monte.
Salmo 2, pág. 47.
1. Oración 3. Vos sois, Señor, mi gloria,
* el que me habéis recibido; Vos
C oncedednos ,Dios omnipoten­
me habéis exaltado, y me oís­
te, que la veneranda solem­
teis desde vuestro santo monte.
nidad del bienaventurado N.,
Salmo 3, pág. 48.
vuestro Confesor y Pontifice, au­
mente en nosotros la devoción y y . El Señor le amó y le hon­
la salud. Por nuestro Señor. ró. I£. Y le vistió con vestidu­
ras de gloria.
2. Otra Oración De la E p ís to la p r im e r a de
san P a b lo A p ó sto l a T im o te o
Q árogamos atendáis, Señor,
a las preces que os presen­ Lección I Cap. 3, 1-7
tamos en la solemnidad del bien­
aventurado Confesor y Pontífi­ s una verdad muy cierta:
Que quien desea obispa­
ce N., y ya que él mereció ser­
do desea una buena obra.
viros fielmente, por la intercesión
de sus méritos libradnos de to­ Por consiguiente, es preciso que
dos nuestros pecados. Por nues­ un obispo sea irreprensible, que
tro Señor. ‘ no haya tenido sino una sola es­
posa1, que sea sobrio, prudente,
Com pletas de D om inica, pág. 77.
grave, modesto, casto, amante de
MAITINES la hospitalidad, propio para ense­
ñar. No dado al vino, no violen­
Invitatorio. — A l Señor, R ey to, sino moderado; no pleitista,
1. ' E n los prim eros siglos de la Iglesia, se elegían y ordenaban presbíteros y
obispos a muchos^ que eran casados; después de la ordenación debían, empero,
g u ard a r continencia. .
. •
no interesado, pero que sepa go­ I£. He ahí el gran sacerdote,
bernar bien su casa, teniendo los que en sus días ¿gradó a Dios:
hijos a raya con toda decencia. * Por esto el Señor, fiel a su j u ­
Pues si uno no sabe gobernar su ramento, le hizo crecer en su pue.
casa, ¿cómo cuidará de la Igle­ blo. \ r . A él le dió el Señor la
sia de Dios? No sea neófito, por­ bendición de todas las naciones,
que hinchado de soberbia, no y confirmó sobre él su pacto. Por
caiga en la condenación del dia­ esto.
blo. También es necesario que
tenga buena reputación entre los Lección III Cap 2, 1-8
extraños, para que no caiga en
desprecio y en lazo del diablo. ^ / Í as tú has de enseñar sola­
R . Alégrate, siervo bueno y mente cosas conformes a
fiel, ya que has sido fiel en lo la sana doctrina: como que los
poco, te constituiré sobre lo m u­ ancianos sean sobrios, honestos,
cho: * Entra en el gozo de tu Se­ prudentes, y puros en la fe. en
ñor. V . Señor, me habéis entre­ la caridad, en la paciencia. A s;-
gado cinco talentos, he ahí que mismo que las ancianas sean de
he ganado otros cinco. Entra. un porte ajustado, no calum­
niadoras, no amigas de mucho
D e la E p ís t o l a a T it o
vino, que den buenas instruc­
ciones, enseñando el pudor a
Lección II Cap. 1, 7-11
las jóvenes, a que amen a sus
P s necesario que un obispo sea maridos, y a cuidar de sus
irreprensible, como que es hijos. A que sean honestas, cas­
ecónomo de D ios; no soberbio, tas. sobrias, cuidadosas de la
no colérico, no dado al vino, no casa, apacibles, sujetas a sus
percusor, no codicioso de sórdi­ maridos, para que no se hable
da ganancia, sino amante de la mal de la palabra de Dios. E x­
hospitalidad, dulce y afable, so­ horta del mismo modo a los jó ­
brio, justo, religioso, continente, venes que sean sobrios. En to­
adicto a las verdades de la fe se­ das cosas muéstrate dechado de
gún se le ha enseñado a él, a. fin buenas obras, en la doctrina, en
de que sea capaz de instruir en la pureza de costumbres, en
la sana doctrina, y redargüir a la gravedad, en la predicación
los que contradijeren. Porque de doctrina sana e irreprensible,
aun hay muchos desobedientes, para que quien es contrario, se
charlatanes y embaucadores, ma­ confunda, no teniendo mal nin­
yormente de los circuncisos, a guno que decir de nosotros.
quienes hay que tapar la boca; IJ. El Señor ha jurado y
porque trastornan familias ente­ no se arrepentirá: * T ú eres
ras, enseñando cosas que no con­ sacerdote sempiterno según el
viene, por amor de una torpe ga­ orden de Melquisedec. y . D ijo
nancia. el Señor a mi Señor: Siéntate a
m¡ diestra. T ú eres. Gloria al la gloria de éste que se goza con
Padre. Tú eres. la sabiduría y la devoción de
tantos hijos espirituales? Y a que
II NOCTURNO
fué él quien nos engendró en
Ant. 1. El Señor ha oído a Cristo Jesús mediante el Evan
su Santo que le invocaba; * le gelio.
oyó y constituyó en la paz. IJ. Hallé a David mi sier­
Salmo 4, pág, 77. vo, le ungí con mi óleo sagrado:
2. Alégrense todos, * los * Mi mano le protegerá, y .
que en Vos esperan, Señor; Nada podrá adelantar contra
porque Vos habéis bendecido al él el enemigo, no podrá ofen­
justo; le esforzasteis con el es­ derle más el hijo de la iniqui­
cudo de la buena voluntad. dad. Mi mano.
Salmo 5, pág. 90.
3. Oh Señor, Dueño nuestro. Lección V
* cuán admirable es vuestro 'T 'o d o cuanto en este pueblo fiel
santo nombre en toda la re­
existe de virtud y de gracia
dondez de la tierra! porque habéis
procede de él, así como de un
coronado de gloria y honor a
límpido manantial procede la pu­
vuestro Santo, y le constituis­
reza del agua de los arroyuelos.
teis sobre las obras de vuestras
Si supo conciliarse el afecto de
manos.
todos y llevarlos a D,ios, fué sin
Salmo 8, pág. 49.
duda porque brilló por su cas­
y . El Señor le eligió para
tidad, se honre practicando una
sacerdote suyo. Para que le
rigurosa abstinencia y se m ostrj
ofreciese sacrificio de alabanza.
lleno de dulzura y de bondad,
porque su virtud resplandeció en
S er m ó n d e san M á x im o ,
el gobierno pontificial y dejó i
O b is p o
muchos de sus discípulos que
Homilia 59, segunda de san Ensebio
Vercel. siguieron sus vestigios en el sa
cerdocio.
Lección IV IJ. Y o he prestado mi asis­
tencia a un héroe, y he ensalzado
ñ a d ir algo a las alaban­
a aquel que escogí de entre mi
zas del santo y beatí­
pueblo. * A le verdad mi mano
simo Padre nuestro N.,
le ayudará. y , Hallé a David,
cuya fiesta hoy celebramos, se­
siervo m ío: ungíle con mi óleo
ría aminorarlas. Y a que la no­
sagrado. A la verdad.
bleza de sus virtudes, no se ha
de exponer con palabras, sino
Lección VI
que ha de mostrarse con obras.
Según dice la Escritura: “ Que ^ i^ uy bien y oportunamente en
la gloria del Padre la constituye este día, que el tránsito al
el hijo sabio” , ¿cuánta no será paraíso de nuestro bienaventura-
de Padre nuestro N. convirtió 3. Este es * e¡ que obten­
en un día de gozo, hemos can­ drá la bendición del Señor;
tado el verso del presente Salmo: y la misericordia de Dios su
“ El recuerdo del justo será eter­ Salvador, porque tal es el lina­
no”. M uy dignamente vive en b je de los que le buscan.
memoria de los hombres el que Salmo 23. pág. 95.
ha pasado a participar en el go­ y . Tú eres sacerdote sempi­
zo de los ángeles. La palabra di terno. R . Según el orden de
vina nos da este consejo: “ No Melquisedec.
alabes al hombre en su vida” .
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
Como si dijera: Alábale después
seg ún san M ateo
de la vida; glorifícale después
de llegar al término de su pere­ Lección VII Cap. 25, 14-23
grinación. Por un doble motivo
es mejor alabar la memoria del £Tn aquel tiempo: Jesús pro­
hombre que alabarle en vida pa­ puso a sus discípulos la si­
ra alabar principalmente los mé­ guiente parábola: Un hombre,
ritos de la santidad, cuando ni la yéndose a lejanas tierras, con­
adulación mueve al que alaba ni vocó a sus criados, y les entre­
el alabado puede envanecerse. gó sus bienes. Y lo que sigue.
1^. Este es el que ha reali­
H o m il ía d e san G r e g o r io , P a p a
zado grandes obras .inte Dios,
H o m ilía 9 sobre lo s E v a n g e lio s
y toda la tierra está llena de
su doctrina. * El mismo inter­ a lección del sagrado
ceda por los pecados de todos Evangelio, hermanos ca­
los pueblos. y . Este es el que rísimos, nos amonesta
ha despreciado la vida del siglo, a que vigilemos atentamente,
y ha llegado a los reinos celes­ no sea que nosotros, por lo
tes. El mismo. Gloria al Padre mismo que hemos recibido más
El mismo. que los demás, seamos juzgados
con m ayor severidad por el
III NOCTURNO
Autor del mundo. Pues cuanto
Ant. 1. Señor, * este Santo mayores son los dones, - tanto
habitará en vuestro templo; ha más rigurosas serán las cuentas
practicado la justicia y morará que de los mismos hemos de dar.
en vuestro monte santo. Las gracias que recibimos, deben
S a l rao 14, p ág. 82. hacer a cada uno de nosotros
2. Os pidió la vida, * y Vos, tanto más humilde y tanto más
Señor, se la habéis concedido; le pronto para servir a Dios por ra­
revestísteis de una gran gloria zón de su cargo, cuanto sabe que
y esplendor; pusisteis sobre su está más obligado a rendir cuen
frente una corona de piedras tas de más beneficios. He ahí que
preciosas. un hombre que sale de viaje,
Salmo 20, pág. 87. llama a sus siervos y reparte en­

tre ellos sus talentos. Después de J£. Ceñid vuestras cinturas,
mucho tiempo vuelve para exigir y tened en vuestras manos las
las cuentas. A los que han obra luces ya encendidas : * Sed seme­
do bien les recompensa, mas al jantes a los criados que aguardan
que ha sido negligente le con­ a su amo cuando vuelve de las
dena. bodas, y . Estad siempre pre­
B . El Señou le amó y le venidos, porque ignoráis en qué
honró; le vistió con vestiduras hora vuestro Señor ha de venir.
de gloria, * Y le coronó en el Sed. Gloria al Padre. Sed seme
umbral del paraíso, y . Cubrióle jantes a los criados que aguar­
el Señor con el yelmo de la fe, dan a su amo cuando vuelve d¿
y le adornó. Y le coronó en el las bodas.
umbral del paraíso.
L ccción IX

L e c c i ó n VIII M as aquel que había recibido


cinco talentos, ganó otros
u ié n , es pues, este hombre cinco; ya que hay algunos que,
Q que sale de viaje, sino nues­ si bien no saben enter.der las co­
tro Redentor, el cual partió par" sas internas y místicas, con to­
el cielo con aquella carne que do, por el deseo de la patria
había tomado? L a tierra es el eterna, instituyen en el bien a
lugar propio de la carne y a ésta aquellos a quienes pueden ense­
podemos considerarla conducida ñárselo. Al hacer valer los ta
a un país extranjero cuando t» lentos exteriores que han reci­
divino Redentor la colocó en el bido, aportan a su dueño un do­
cielo. Se ha dicho que aquel hom­ ble valor, pues, mientras se apar­
bre, al salir de viaje, entregó sus tan ellos mismos de los placeres
bienes a sus servidores, porque de la carne, de la vanidad de las
Cristo concedió dones espirituales cosas terrenas y del placer de las
a sus fieles. A uno le dió cinco visibles, con sus admoniciones
talentos, a otros dos, y a otro apartan también de estas cosas a
uno. Por los cinco talentos son los demás. Y hay no pocos que,
designados los sentidos del cuer enriquecidos con dos talentos,
po, a saber: los ojos, los oídos, el reciben a la vez el don de la in­
gusto, el olfato y el tacto. De teligencia y el de la acción;
consiguiente por los cinco talen entienden lo más sutil deí las
tos se designa el don de los cin­ ciencias más profundas, y ejer­
co sentidos, es decir, el conoci­ citan externamente cosas admi­
miento de las cosas externas. Los rables, y de esta suerte predican­
dos talentos designan la inteli do a los demás con su ciencia
gencia y la acción. M as con el y sus obras, reportan un doble
nombre de un talento se desig­ lucro de su modo de proceder .
na tan sólo la inteligencia. - TeDeum, pág. 10.
LAUDES Y HORAS TERCIA
L a s A ntífonas y la C a p itu la son las
m ism as de V ís p e r a s , p ág. 790. L o s Capitula Eccli., 44, 16-17
salm os de D o m in ica d el I lu g a r , p á ­
g in a 54. J-J e aquí el gran sacerdote
Himno que en su tiempo agradó a
Dios, y fué hallado justo: y en
/^\ h Jesús, redentor de todos tiempo de la ira vino a ser ins­
los hombres, corona inmor­ trumento de reconciliación.
tal de los Príncipes de la Igle­ 1^. br. El Señor le amó. *
sia, dignaos en este día, movido Y le honró. El Señor. V - Y le
por vuestra gran clemencia, es­ vistió con vestiduras de gloria.
cuchar la plegaria de los que os Y le honró. Gloria al Padre. El
suplican. Señor.
El pueblo fiel celebra las so­ X . El Señor le eligió para
lemnidades anuales de esie San­ sacerdote suyo. ]£. Para que le
to, que se hizo ilustre como con­ ofreciese sacrificio de alabanza.
fesor de vuestro sagrado nom­
bre. • SEXTA
Despreciando del todo los pe­
recederos goces de este mundo, Capitula Eccli., 44, 20 y 22
goza ya entre los Angeles el J ^ o se halló otro semejante a
premio de la eternidad. - él que observase la ley del
Concedednos que sigamos sus Altísim o; por esto el Señor, fiel
huellas; perdonad a vuestros a su juramento, le hizo crecer
siervos la gravedad de sus pe­ en su pueblo.
cados, por su poderosa media­ 1^. br. El Señor le eligió *
ción. Tara sacerdote suyo. El Señor.
A Vos. oh Cristo, R ey purísi­ X . Para que le ofreciese sacri­
mo, y al Padre demos la gloria, ficio de alabanza. Para. Gloria al
con el Espíritu Santo, por la Padre. E l Señor.
eternidad dichosa. Amén. X • Tú eres sacerdote sem­
X - El Señor condujo al jus­ piterno. I). Según el orden de
to por caminos rectos. Melquisedec.
I£. Y le mostró el remo de
Dios. NONA
Ant. del Bened. — Alégrate '
siervo bueno * y fiel; porque Capitula Eccli., 45. 19-20
has sido fiel en lo poco, te
J^E^fué concedido ejercer las
constituiré sobre lo mucho, dice
funciones del sacerdocio y
el Señor.
cantar las alabanzas del Señor en
L a s O ra cio n e s se h a lla n d e sp u é s del
M a g n í f i c a t de I V ís p e r a s , p á g . 791 su propio nombre, y ofrecerle el
. L o s S a lm o s de la s H o r a s - son los incienso digno en olor de suavi*
de D o m in ic a ; los de P r im a com o en
la s F ie s ta s . ‘ dad.
Iy. br. Tú eres sacerdote mos el ser. Mucha gloria redun­
Sempiterno. Tú. y. Según el dó al Señor por su magnificencia
orden de Melquiseaec. Sempiter­ con filos desde el principio del
no. Gloria al Padre. Tú. mundo. Gobernaron sus estados,
y . El Señor condujo al jus­ fueron hombres grandes en valor
to por caminos rectos. I£. Y le y adornados de prudencia; y co­
mostró el reino de Dios. mo profetas que eran, hicieron
conocer la dignidad del profeta.
II VISPERAS Gobernaron al pueblo de su
tiempo con la virtud de la pru­
Todo se dice como en las I V ísp e­
ras, pág. 790; pero en lu gar del ú l­ dencia, dando muy santas ins­
timo salmo se dice el 13 1, pág. 1SS. trucciones a sus súbditos. Con su
y . El Señor condujo al jus­ habilidad inventaron tonos m u­
to por caminos rectos. sicales, y compusieron los cán­
Y le mostró el reino de ticos de las Escrituras.
Dios.
Ant. del Magnij. — El Señor Lección II Cap. 44, 6-9
le amó * y le honró: y le vistió
T - Í o m b r e s ricos en virtudes, so ­
con vestiduras de gloría y le co­
lícitos del decoro del San­
ronó para entrar en las puertas
tuario, pacíficos en sus casas. T o ­
del paraíso.
dos éstos en sus tiempos alcan­
L a sigu ien te A n tífo n a se dice en
el M agn ífica t de las I I V ísp e ra s, sólo zaron gloria y honraron su siglo.
para los Sum os Pontífices. S i hubiere ds Los hijos que de ellos nacieron,
hacerse Conm em oración de otro Sumo
P ontífice se toma la A n tífo n a El S e ­ dejaron un nombre que hace
ñor, como está antes indicada. recordar sus alabanzas. Mas hu­
M ientras fué sumo Pontífi­ bo algunos, de los cuales no
ce, * no temió las potesta­ queda memoria, que perecieron
des de la tierra, y glorioso par­ como si nunca hubieran existi­
tió para los reinos celestiales. do, así ellos como sus hijos, y
aunque nacieron, fueron como
Las Com pletas de Dom inica, pág. 77. si no hubieran nacido.
S i ocu rriere la celebración de una
F ie sta de varios Pontífices y Con­
fesores, el O ficio se celebra como se Lección III Cap. 44, 10-15
ha indicado anteriorm ente, pero en la
O ración y en el S erm ón del I I N oc­ D e ro fueron varones misericor­
turno lo que está en sin gu lar, se pon­
drá en plu ral; y en el I N octurno se diosos aquellos cuyas obras
leerán las sigu ien tes Lecciones: de piedad no han caído en olvi­
do. En su descendencia perma­
D el l ib r o del E c l e s iá s t ic o
necerán sus bienes. Sus nietos
Lección I Cap. 44, 1-5 son una sucesión, o pueblo san­
to, y su posteridad se mantuvo
la b e m o sa los varones constante en la alianza con Dios.
ilustres, a nuestros ma­ Y por el mérito suyo durará para
yores, a quienes debe­ siempre su descendencia; nunca
perecerán su linaje y su gloria. abriéndoles de nuevo los ojos del
Sepultados en paz fueron sus alma para que pudiesen ver a
cuerpos, y vive su nombre por Cristo? ¿A cuántos sordos, obsti­
todos los siglos. Celebren los nados en la infidelidad, les infun­
pueblos su sabiduría, y repítan­ dió este oído precioso que per­
se sus alabanzas en las asam­ mite oír la voz de los preceptos
bleas sagradas. celestiales, a fin de que respon­
diesen obedientes a la voz de
Dios que les invitaba a acudir a
II. OTRAS LECCIONES PARA su misericordia? ¿A cuántos co ­
CONFESORES PONTIFICES razones heridos sanó de su do
lencia por medio de su elocuen­
II NOCTURNO
cia angelical y de sus oraciones?
S ermón de san M á x im o ,
O b isp o Lección VI
H o m ilía 59 de san E u seb io , 2
cuántas almas negligentes
Lección IV debilitadas por úna larga
permanencia en el pecado, y. por
hora que los méritos del así decir, cubiertas de lepra, pu­
bienaventurado Pontífice
rificó con sus amonestaciones, ex­
N. están ya al abrigo de
hortaciones y expiaciones, con el
todo ataque, bien podemos en­ auxilio de la gracia de D ios que
salzarlos. Sosteniendo con mano informaba sus actos? ¿A cuántas
firme el timón de la fe. echó en almas que, a pesar d esanim ar
una playa tranquila el áncora de
un cuerpo, podían considerarse
la esperanza, y llena la nave de
muertas, aplastadas y sepultadas
celestiales riquezas y de eternas bajo el peso de sus culpas, resu­
mercancías, la introdujo en el citó para Dios, llevándolas a la
puerto deseado. M antuvo firme­
enmienda como si las hubiese
mente el escudo del temor de
llamado a la luz? Im itador ad­
Dios contra todos los adversa­
mirable de su divino M aestro,
rios, hasta que consiguió la vic­
hacía morir al pecado, por una
toria. ¿Qué otra cosa fué todo el
muerte que da la vida, a las al­
curso de su vida, sino un cons­
mas que encontraba, y que es­
tante combate contra un enemi­
taban muertas para Dios. ’
go siempre en vela?
III NOCTUR NO
Lección V
L e c c ió n del san to E v a n g e l io

cuántos que andaban como seg ú n san M ateo

apartados del camino de la


Lección VII Cap. 24, 42-47
verdad y que se hallaban como
suspendidos en lo alto de una p e ­ | ? n aquel tiempo; dijo Jesús a
ña, éste les devolvió la vista, . sus discípulos: Estad en ve­
la, porque no sabéis a qué hora y el provecho del pueblo qu«
el Señor ha de venir. Y lo que le ha sido confiado. Si aten-
sigue. diere y ejecutare los manda­
tos de su señor, es decir, si con
H o m il ía d e sa n H il a r io , O b is p o
la oportunidad y verdad de sus
C om. sobre M ateo, can. 26, en el fin
eneñanzas esforzare al débil, sos­
ara que comprendiésemos tuviere al vacilante y convirtiera
que si el último día per­ al extraviado, dando a la fami­
manece desconocido de lia que le ha sido confiada la
todos, esta ignorancia no carece palabra de vida como alimento
de utilidad, nos advirtió el Se­ para la eternidad, y la muerte le
ñor que estuviésemos en vela a hallare realizando estas cosas,
causa de la venida del ladrón, y conseguirá del Señor la glorúi
que ocupados en continuas ora­ como dispensador fiel y mayor­
ciones, nos dedicásemos a la domo útil, y será constituido so
práctica de todos sus preceptos. bre todos sus bienes, esto es, se
Este ladrón, él nos lo manifies­ rá colocado en la gloria divina,
ta, es el diablo, siempre en más allá de la cual ya no existi
vela para despojarnos, y ace­ nada mejor.
chando nuestros cuerpos, que son
como moradas de nuestras al­ L e c c i ó n IX
mas, a fin de que, estando nos­
otros descuidados o entregados p N cambio, si abusando de la
al sueño, pueda herimos con los gran paciencia del Señor,
dardos de sus consejos y hala­ que está dedicada a procurar el
gos. D e consiguiente es necesario bien de los hombres, se insolenta
que estemos preparados; porque contra sus compañeros y se en
el desconocimiento del último trega a los males y vicios del si
día debe mantenernos en una glo, ocupado tan sólo en el cui
expectación, y por lo tanto, en dado de las cosas presentes y en
una solicitud constante. el culto de la carne, el Señor se
presentará en un día que ignora,
L e c c i ó n VIII y le separará de los bienes que le
u i é n es el siervo fiel y pru­
había prometido, y su recom­
Q dente a quien el Seño*' pensa la hallará con los hipócri­
constituyó sobre su familia? tas en la eternidad de las penas,
Aunque exhorte en general a una ya que dejó de esperar el adve
constante vigilancia, con todo, nimiento de su Maestro, no obe­
ordena especialmente que estén deció sus mandatos, procuró por
en vela les príncipes del pueblo, las cosas presentes, vivió la v i­
es decir, los obispos. Pues da a da de los Gentiles, y por no es­
entender que este siervo fiel y perar el juicio, oprimió a la fa ­
prudente es el prelado de su fa ­ milia que le estaba encomendada,
milia, que procura el bienestar con el hambre, la sed y la muerte.
C om ún de D o c to r e s

Todo se dice como el Común de Con­


los profetas. Recogerá las expli­
fesores Pontifices, pág. 790, o no P o n ­
caciones de los varones ilustres,
tífices, pág. 805, según la cualidad de
la Fiesta, excepto lo que sigue: y penetrará asimismo las agu­
Ant. del Magnif.— Oh Doctor dezas de las parábolas. Sacará
excelso, * luz de la santa Ig le ­ el sentido oculto de los prover­
sia. bienaventurado N., amante bios, y se ocupará en el estudio
de la divina ley, ruega por nos de las alegorías de los enigmas.
otros al Hijo de Dios. Asistirá en medio de los magna­
tes, y se presentará delante del
Oración que gobierna. Pasará a países
de naciones extrañas, para re­
Q h Dios, que disteis i* vues­ conocer aquello que hay de bue­
tro pueblo por ministro de no y de malo entre los hom­
la salvación eterna al bienaven­
bres. ,
turado N .: os suplicamos no? Los R R . de los tres N octurnos, para
concedáis que merezcamos tener un Doctor Pontífice se encuentran en
por intercesor en los cielos al el Común c!e C onfesores Pontífices, pá­
gina 792, y los de un Doctor no P o n ­
que hemos tenido por maestro tífice. en el Común de Confesores no
de la vida en la tierra. Por nues­ Pontífices, pág. 806. Se exceptúa el de
la V I I I Lección, que se pone en el
tro Señor. propio lugar.
S i se hubiese de hacer Conm em ora­
ción de otro D octor, la A n tífo n a en
ambas V ísperas y la O ración se toman Lección II Cap. 39, 6-10
del respectivo Común de Confesores
Pontífices o no Pontífices, según la cu a ­
lidad de la F iesta.
^ e sp e rta n d o muy de mañana,
dirigirá su corazón al Señor
I NOCTURN O que le crió, y se pondrá en ora­
ción en la presencia del A ltísi­
D el libr o del E c l e s iá st ic o
mo. Abrirá su boca para orar, y
Lección I Cap. 39, 1-5 pedirá perdón de sus pecados.
Que si aquel gran Señor qui­
l sabio indagará la sabi­ siere, le llenará de espíritu de
duría de todos los an ti­ inteligencia, y derramará sobre
guos y hará estudio e.i él como lluvia máximas de su
. -4
sabiduría; y en la oración dará
gracias al Señor. Y pondrá en
práctica sus consejos y documen­ Mo sin razón los santos Doc
tos, y meditará sus ocultos jui­ tores son comparados a las
cios. Híades. Pues, en griego el nom­
bre “ hyetos” significa lluvia y las
Hiades recibieron su nombre de
Lección III Cap. 39, 11-14
las lluvias que causan al apare­
p x pon drá públicamente la doc­ cer. Por lo tanto, los santos D oc­
trina que ha aprendido, y tores, m uy acertadamente son
pondrá su gloria en la ley del designados cor, el nombre de
testamento del Señor. Celebra­ Híades, ya que están colocados
rán muchos su sabiduría, la cual como en el firmamento de la
nunca jam ás será olvidada. No Iglesia universal y derramaron
perecerá su memoria, y su nom­ las lluvias de la sagrada predica,
bre será repetido de generación ción sobre la tierra árida del
en generación. Las naciones pre­ corazón humano. Si la predica­
gonarán su sabiduría, y la Igle­ ción no fuera semejante a una
sia celebrará sus alabanzas. lluvia, ni Moisés habría dicho •
“ Sea esperada como una lluvia
II NOCTURN O mi palabra” , ni la Verdad di­
jera por boca de Isaías: “ M an­
D e l l ib r o de los M o r a le s de
daré a mis nubes que no derra­
san G reg o rio , P a p a
men sobre ella la lluvia” ; ni ha­
Lección IV Libro 9. cap. 6 bría inspirado estas palabras* que
poco ha pronunciamos: Por cu­
ué designan las Híades, yo m otivo fueron escondidas las
estrellas que se ven des­ estrellas que señalan las lluvias.
S L pués de Orion, sino a los
Doctores de la Santa Iglesia? Su­ Lección V]
cedieron a los M ártires, y vinie­
ron para la instrucción del mun­ p n la estación que aparecen
do, cuando la fe resplandecía ya las Híades y comienzan las
más claramente y, deshecho e lluvias, el so' se eleva sobre los
hielo de la infidelidad, el sol de más altos espacios del cielo, ya
la verdad calentaba más intensa­ *que cuando nos ilumina, la cien­
mente Jos corazones de los fie­ cia de los Doctores, y el rocío de
les. Habiendo cesado la tempes­ sus «nseñanzas cae en nuestras
tad de la persecución y desapa­ almas, damos más abundante
recido las largas noches de la fruto de buenas obras; es cuan­
infidelidad, resplandecieron en la do las santas enseñanzas encien­
Iglesia, cuando gracias a la pri­ den en nuestro corazón una lla­
mavera de la fe brilló un tiempo ma más viva. Cuando una cien­
más esplendoroso. . cia celestial nos es expuesta.
/. B rev. 60
mediante los santos Doctores, dos los pueblos, por el miedo d^
cada día con mayor claridad, ¿no las persecuciones temporales per-
parece que comienza a brillar diéreis el reino de los cielos,
para nosotros una primavera de ¿qué será de los hombres a
claridad espiritual, un nuevo sol quienes habríais de librar del
que ilumina nuestras almas: sol error, vosotros a quienes Dios
que nos dan a conocer las pala­ ha elegido para salvar del error
bras de los Doctores y que bri­ a los demás?
lla por sí mismo cada día más
refulgente? Siendo inminente el Lección VIH
fin del mundo, crece más la cien­
cia de las cosas del cielo, y se J ^ e consiguiente para nada sir­
desarrolla más copiosamente con ve la sal insípida, sino para
el decurso del tiempo. ser echada fuera y pisada por los
hombres. A la verdad no es pisa­
III NOCTURNO
do por los hombres/ aquel que
L e c c ió n del san to E v a n g e l io sufre la persecución; sino aquel
según sa n M ateo que por tem or"a^la persecución
pierde el sabor espiritual. Pue?
Lección VII Cap. 5, 13-19 no puede ser pisado sino aquel

aquel tiempo: D ijo Jesús a que es inferior, y no lo es aquel


sus discípulos: Vosotros sois que, si bien corporalmente sufre
la sal de la tierra. Y si la sal mucho en¡ la tierra, con to d )
se hace insípida, ¿con qué se tiene su corazón fijo en el cielo.
le volverá el sabor? Y lo que R . Abrió su boca en medio
sigue. de la Iglesia; * Y le llenó el Se­
ñor del Espíritu de sabiduría e
H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o inteligencia, y . Le enriqueció
Libro 1 del Serm ón de! S^ror en el de alegría y de exultación. Y .
monte, cap. 6
Gloria al Padre. Y .
¡) W ¡IUESTRA Señor que han
ser ten^ os porgentes Lección IX
i que carecen de sabor es­
piritual aquellos que, buscando !a W o so tro s sois la luz del mun­
abundancia de bienes tempora­ do” . Así como antes dijo que
les, o movidos por el temor de eran la sal de la tierra, así ahora
verse privados de ellos, pierden los llama luz del mundo. Por el
los eternos, que no nos pueden nombre de tierra no debe en­
proporcionar ni quitar los hom­ tenderse la que pisamos con los
ares. De consiguiente, si la sal se pies, sino los hombres que moran
íace insípida, ¿con qué se le en ella, o también los pecado­
olverá el sabor? Esto es, si res, ya que para regenerarlos
vosotros, por quienes en cierto con el condimento de la sabidu­
nodo han de ser condimenta­ ría espiritual y para destruir sus
inclinaciones corrompidas, el Se­ del agua y del fuego, y de ambos
ñor envió la sal apostólica. Y está formada.
por el nombre de mundo, no de­
be entenderse el cielo y la tierra, Lección VIH
sino los hombres que están en
el mundo o aman el mundo, pa­ £7 l efecto de ésta al emplearse
ra cuya iluminación fueron en­ para el uso del humano lina­
viados los Apóstoles. “ Una ciu­ je consiste en producir la in­
dad puesta sobre un monte no corrupción de los cuerpos, y es
puede ocultarse” ; esto es, cuando en gran manera apta para dar
está cimentada sobre una excelsa sabor a los alimentos. Ahora
y grande justicia, designada, en bien, los Apóstoles son como los
este caso, por el mismo monte, predicadores de las cosas celes­
en el cual enseña el Señor. tiales y como lo.i sembradores
T e D enm , pág. 10.
de la eternidad, que comunican la
inmortalidad a todos los cuerpos
II. OTRA HOMILIA sobre los cuales su palabra fue­
re derramada. Con razón,, de
L e c c ió n del san to E v a n g e l io consiguiente, fueron llamados sal
seg ún san M ateo de la tierra, en virtud de su doc­
trina, la cual a manera de sal
Lección VII Cap. 5, 13-19
conserva los cuerpos para la
"P n aquel tiempo: D ijo Jesús eternidad.
,a sus discípulos: Vosotros
sois la sal de la tierra. Y si la Lección IX
sal se hace insípida, ¿con qué A /Ías la naturaleza de la sal
se le volverá el sabor? Y lo que siempre es la misma; no
sigue. puede mudarse jamás. Pero por­
H o m il ía d e sa n H il a r io , O b is p o
que el hombre está sujeto a mu­
Com. sobre san M ateo, can. 4
danzas, y solamente es dichoso
aquel que hasta el fin permane­
sois la sal de la
o so tro s ciere en todas las obras de Dios,
tierra” . Ahora bien, si la por lo mismo a los Apóstoles,
sal fuere insípida, nada designados con el nombre de sal.
valdría ]o que se salara con ella. se íes amonesta a que perseveren
Según creo, no existe la sal en la en la virtud de la potestad que*^
tierra. ¿Cóm o, pues, llamó a los les ha sido confiada, no sea que
Apóstoles sal de la tierra? A este se vuelvan insípidos, para nada
fin debemos estudiar la propie­ sirvan, o que perdiendo ellos
dad de estas palabras, y para mismos el sentimiento del sabor
ello debemos fijarnos en el mi­ recibido, no puedan vivificar lo
nisterio de los Apóstoles, y en que está corrompido, y que, por
la naturaleza de la misma sal. fin, arrojados de la Iglesia sean
La sal contiene en sí el elemento pisados por aquellos a quienes
hubieren comunicado su insipi­ Por lo mismo, exige de ellos
dez. aquellas virtudes que son tan ne­
cesarias y útiles para procurar
la salud de muchos. Pues aquel
que es pacífico y modesto, mise­
III. OTRA HOMILIA
ricordioso y justo, no se limita a
L e c c ió n del san to E v a n g e l io tener encerradas estas virtudes
seg ú n san M ateo tan sólo dentro de sí mismo, si­
no que procura que estas exce­
Lección VII Cap. 5, 1M 9 lentes fuentes manen también
en utilidad de los otrosj Aquel
P n aquel tiempo: D ijo Jesús a
que tiene el corazón ^Jimpio v
sus discípulos: Vosotros sois
pacífico, y sufre la. persecución
la sal de la tierra. Y si la sal se
por la justicia, ordena su vida
hace insípida, ¿con qué se le vol­
para el bien de todos.
verá el sabor? Y lo que sigue.

H o m il ía de sa n J uan C r is ó s -
Lección IX
to m o
£ ) e consiguiente, dijo, no pen­
Homilía 15 sobre san M ateo, después
del medio séis que habéis de ser con­
ducidos a luchas fáciles, ni que
ed lo que dijo Jesús: debáis dar cuenta de cosas poco
“ Vosotros sois la sal de importantes, puesto que: “ V o s­
la tierra” ; con lo cual otros sois la sal de la tierra” .
manifestó la necesidad de dar Pero, ¿acaso los Apóstoles cu ra­
preceptos a los Apóstoles. Y a ron lo que estaba del todo co­
que, dijo, no tan sólo ha­ rrompido? En manera alguna. Y a
bían de dar cuenta de su vida, que de ningún modo puede dar­
sino de todo el mundo. No os en­ se que aquello que ya está co­
vío a dos ciudades, a diez o vein­ rrompido, sea devuelto al estado
te, ni a un solo pueblo, como en primitivo con la aplicación de la
viaba a los profetas, sino a toda sal. No hicieron esto, sino que,
la tierra y a todos los mares, v hallándose ya renovado y libre de
a todo el mundo; a este mun­ podre lo que se íes había con­
do abatido bajo el peso de mul­ fiado, echaban sal y lo conserva­
titud de crímenes. ban en aquel estado en que li>
recibieron del Señor. Y a la ver­
Lección VIII ' dad, es propio de la virtud de
Cristo librar de la corrupción de
^ decir: “ Vosotros sois k sal
l
ios pecados; pero impedir que
de la tierra” , muestra qus no se recaiga en los mismos, ésta
toda la naturaleza humana se ha­ es misión y obra de los Após
bía vuelto insípida y corrompi­ toles.
da por la fuerza de los pecados. T e D eum , pág. 10.
Común de un Confesor no Pontífice

i VISPERAS su esperanza en el dinero y en


los tesoros.' ¿Quién es éste y le
Ant. 1. Señor, cinco talentos elogiaremos? porque él ha hecho
* me entregasteis; he aquí otros cosas admirables en su vida.
cinco más, que ne ganado con
ellos. Himno
Lo s Salm os son los de las I V ísp e ­
ras de Com ún de A póstoles, pág. 735. Este santo Confesor, cuyas
2. Alégrate, siervo bueno, * alabanzas repiten los pueblos con
pues has sido fiel en lo poco, piedad, por el mundo entero,
entra en el gozo de tu Señor. mereció glorioso, en este día,
3. Siervo fiel * y prudente, posesionarse de su sitial del
al cual el Señor le constituyó cielo.
sobre su familia. S í el día que se celebra su fiesta,
4. Bienaventurado aquel sier­ no es el de su m uerte, el p árrafo an­
terior se term inará en esta fo rm a l:
vo, * al cual, cuando viniere su M ereció recibir gotoso en este dia los
Señor y le llamare, le halle en honores de la suprema alabanza.
vela. Fué piadoso, inocente, humil­
5. Siervo bueno * y fiel, en­ de y casto, sobrio y sin man­
tra en el gozo de tu Señor. cilla, mientras el soplo del alma
animó su carne mortal.
Por sus méritos insignes, los
Capitula Eccli., 31, 8-9
enfermos vieron vencida la fuer­
B ie n a v e n t u r a d o el varó n qué za de su mal, y les fué resti­
es h a lla d o s in c u lp a , y q u e tuida la salud.
no anda tra s del oro, ni pone Por eso, nosotros aquí uni­

1. E n el Propio de Santos se indica este cambio por las iniciales L . h.t que
sign ifican L os honores. *
dos, cantamos sus alabanzas lados para el Común de Confesores
y su triunfo, para que, en el Pontifices, con lo propio que sigue:
curso de nuestra vida, no deje I NOCTURNO
de ayudarnos con sus plegarias.
y . EJ Señor le amó y le
Salud, honor y poder a Dios.
honró. R . Y le vistió con vesti
Uno en tres Personas, el cual,
duras de gloria. ;
radiante sobre su trono celes­
tial, gobierna el universo entero D el lib r o d e l E c le s iá s tic o
por todos los siglos. Amén.
y . El Señor le amó y le Lección I Cap. 31, 8-11
honró. R . Y le vistió con vesti­
ie n a v e n tu r a d o el varón
duras de gloria.
que fué hallado sin cul
Ant. del Magnif. — Le ase­
pa, y que no anda tras
mejaré * al varón sabio, que
del oro, ni ambiciona el dinero ni
edificó su casa sobre la piedra.
los tesoros. ¿Quién es éste y le
1. Oración elogiaremos? Porque él ha hecho
cosas admirables en su vida. El
Q h Dios, que cada año nos fué probado por medio del oro,
alegráis con la solemnidad y hallado perfecto; por lo que
de vuestro Confesor el bienaven­ reportará gloria eterna. El podía
turado N .: concedednos propi­ Decar y no pecó, hacer mal y no
cio, que imitemos las obras de lo hizo. Por eso sus bienes es­
aquel cuya gloriosa memoria ce­ tán asegurados en el Señor; y
lebramos. Por nuestro Señor. celebrará sus limosnas toda la
congregación de los santos.
2. Otra Oración
IJ. Alégrate, siervo bueno y
A t e n d e d , Señor, a las súpü- fiel, ya que has sido fiel en lo
cas que os presentamos en poco, te constituiré sobre lo mu­
la solemnidad del bienaventura­ cho: * Entra en el gozo de tu
do Confesor N., a fin de que Señor, y . Señor, me habéis en­
seamos auxiliados por las preces tregado cinco talentos, he ahí
de aquel que os agradó, nos­ que he ganado otros cinco. E n­
otros que no confiamos en nues­ tra.
tra justicia. Por nuestro Señor
Lección II
P a ra los Doctores la A n tífo n a del
M agníficat de ambas V ísp e ra s y la Cap. 32, 18-20, 28; 33, 1-3
O ración, son las indicadas en el C o­
mún de Doctores, pág. 800.
P a ra los Abades la O ración se ha­ £ T l que teme al Señor abraza­
llará tn el Com ún de Abades. rá sus enseñanzas, y los que
Las Completas son de Dominica, pá­
gina 77.
madrugaren en busca de él lo ­
grarán su bendición. El que ama
MAITINES la Ley, se enriquecerá con los
frutos de ella, mas el que obra
El Invitatorio, H im no, A n tífo n a s y
Salmos son los mismos que los señ a­ con hipocresía, tomará de la
Ley ocasión de ruina. Los que lo para no tropezar; socorro en
temen al Señor sabrán discernir las caídas; el que eleva el alma
lo que es justo, y sus buenas y alumbra los ojos; el que da
obras brillarán como una antor­ la sanidad, y vida y bendición.
cha. Quien es fiel a Dios, atiende I£. Este conoció la justicia,
a sus preceptos; y el que confía vió grandes maravillas, y rogó al
en él, no padecerá menoscabo Altísim o: * Y se cuenta entre el
alguno. Al que teme al Señor, número de los santos, y , Des­
nada malo le sucederá; antes bien preció la vida mundana y llegó
en la tentación, Dios le guarda­ al reino de los cielos. Y se cuen­
rá y le librará de I 03males. El ta. Gloria al Padre. Y se cuenta.
varón sabio no aborrece los pre­
II NOCTURNO
ceptos y las leyes, ni se estrella­
rá como un navio en la tormen­ y . La boca del justo derra­
ta. El hombre prudente es fiel mará sabiduría. Y su lengua
a la Ley de Dios, y la L ey será hablará juiciosamente.
fiel para con El.
ty. El justo brotará como el S e r m ó n d e s a n J u a n C r i s ó s t o m o
lirio: * Y florecerá eternamente O ración sobre san Filogonio
ante el Señor. y . Plantado en
la casa del Señor, en los atrios
Lección IV
de la casa de nuestro Dios. Y L día del bienaventurado
florecerá. N., cuya festividad ce­
lebramos, nos invita a
Lección III Cap. 34, 14-20
narrar sus santas acciones. Fué
custodiado el espíritu de en este día cuando este bien­
aquellos que temen a Dios, aventurado pasó a una vida feliz
y será bendito con sus miradas, y libre de toda perturbación;
porque tienen ellos puesta su es­ cuando su navio abordó en el
peranza en su Salvador, y Io¿ puerto, en el que ya no puede
ojos de Dios están fijos sobre temer el naufragio, ni inquie­
los que le aman. De nada tem­ tud, ni dolor alguno. Y ¿qué
blará ni tendrá miedo quien te­ tiene de admirable que aquel lu
me al Señor, pues éste es su gar esté libre de toda tristeza,
esperanza. Bienaventurada es el cuando el Apóstol san Pablo, h a­
alma del que teme al Señor. ¿En blando a los hombres que viven
quién pone ella sus ojos, y quién aún en esta vida les dice: “ Ale­
es su fortaleza? Fijos están los graos siempre, orad sin interrup­
ojos del Señor sobre los que le ción” ?
temen; el Señor es el poderoso 1^. El Señor le enriqueció,
protector, el apoyo fuerte, una guardóle de sus enemigos, y de­
defensa contra los ardores del fendióle de sus seductores: * Y
sol, y fresca sombra contra el procuróle una gloria eterna, y . El
ardor del mediodía. Sustentácu­ Señor condujo al justo por ca-
minos rectos y le mostró el rei­ después de su tránsito, y dejada
no de Dios. Y procuróle. la ciudad en que vivimos, fué
inscrito como ciudadano de otra
Lección V ciudad, a saber, de la ciudad
de Dios. Saliendo de esta Ig le^ x'
D ues si aquí, en donde experi­
sia, llegó a aquella que es lá 3e
mentamos enfermedades, in­
los primogénitos inscritos en los
jurias, muertes prematuras, ca­
cielos. No asiste a las solemni­
lumnias, envidias, perturbaciones,
dades de acá abajo, pero asiste
enojos, codicias, innumerables
a1 las de los Angeles. Y que
asechanzas, cotidianas solicitudes:
arriba haya una ciudad, una
en donde incontables males nos
Iglesia, y una fiesta, nos lo dice
causan dolores por todas partes,
el Apóstol san Pablo: “ Habéis
san Pablo dijo que podíamos go­
llegado a la ciudad del Dios vi­
zarnos siempre, con tal que nos
vo, a la Jerusalén celestial e Igle­
elevásemos un poco sobre las co­
sia de los escogidos que están
sas del mundo y ordenáramos
inscritos en los cielos, asistida por
nuestra vida; con cuánta mayor
muchos millares de Angeles” .
razón, después que hubiéremos
1$. Este hombre cumplió to­
dejado esta tierra, disfrutaremos
do lo que Dios le había manda*
fácilmente de la felicidad, ya
do, y Dios le dijo: Entra en el
que estaremos libres de todas
lugar de mí reposo: * Porque te
las cosas contrarias a nuestro
he hallado justo ante mí entre
bien estar, a saber: toda clase de
todas las naciones, y . Este San­
enfermedad, de males, del pe-
to despreció la vida mundana
iigro de pecar, y viviremos en
y llegó al reino de los cielos
aquel lugar en donde no) hay
Porque. Gloria al Padre. Porque
mío ni tuyo — palabras frías —
te he hallado justo.
ni ninguna de las miserias que
asedian nuestro cuerpo y son III NOCTURNO
para nosotros ocasión de innu­
merables luchas. y . La ley de su Dios la tie­
. El Señor le amó y le ne en medio del corazón. I£. Y
honró, le vistió con vestiduras andará con firmes pasos.
de gloria: * Y le coronó en el
umbral del Paraíso, y . Cu­ L e c c ió n del san to E v a n g e l io

brióle con el yelmo de la fe, y segú n san L ucas

le adornó. Y le colocó en el um­


bral del Paraíso. Lección VII Cap. 12, 35-40

Lección VI p*N aquel tiempo: D ijo Jesús a


sus discípulos; Ceñid vues
pO R cuyo motivo, me congra­ tras cinturas, y tened en vues*
tulo en gran.m anera con la tras manos las luces ya encendi­
felicidad de este Santo, el cual. das. Y lo que sigue. .
H o m il ía de san G r e g o r io , P apa

Hom ilía 13 sobre los E vangelios •


Q os son las cosas que se nos
ie nmanifiesto os es, carí­
ordenan, tener ceñidas las
simos hermanos, el sen­
cinturas y encendidas las antor­
tido que encierra esta
chas, de suerte que la pureza de
lección del santo Evangelio. Mas
la castidad reine en el cuerpo, y
a fin de que, por causa de su
la luz de la verdad en las obras.
misma simplicidad no parezca a
Y ciertamente no es posible
algunos demasiado elevada, la
agradar a nuestro Redentor sin
expondremos brevemente para
ambas cosas, e¿ decir, que si
dar a conocer su significación a
aquel que obra bien, no deja el
los que la ignoran, sin fatigar a
mal de la lujuria, o aquel que
los que la conocen. E l Señor di­
se distingue por la castidad no
ce: “ Ceñid vuestras cinturas” . A
se ejercita con buenas obras, no
la verdad, nos ceñimos la cintura
le puede ser agradable en ma­
cuando reprimimos la lujuria de
nera alguna. D e consiguiente, ni
la carne por medio de la conti­
la castidad debe tenerse en mu­
nencia. Pero como no es sufi­
cho sij no va acompañada de
ciente no obrar el mal, si al
buenas obras, ni puede darse
propio tiempo no procuramos la
obra buena alguna sin la casti­
práctica de las buenas obras, por
dad. Pero a aquel que posee am­
esto añade a continuación: “ Y
bas, no le resta más que tender
tened en vuestras manos las lu­
con la esperanza hacia la eterna
ces ya encendidas” . Tenemos las
patria, y tener cuidado, al abs­
luces encendidas en nuestras m a­
tenerse de los vicios, de no ha­
nos, cuando mediante las buenas
cerlo movido por el honor de este
obras servimos de ejemplo a
mundo.
nuestro prójimo. De estas
I£. Ceñid vuestras cinturas,
obras dice el Señor: “ Resplan­
y tened en vuestias manos las
dezca vuestra luz delante de los
luces ya encendidas: * Sed se­
hombres, a fin de que vean vues­
mejantes a los criados que aguar­
tras buenas obras, y glorifiquen
dan a su ame cuando viene dr
a vuestro Padre que está en los
tas bodas, ' y . Estad siempre
cielos” .
prevenidos, porque ignoráis en
1 ^ Este practicó ante Dios
qué hora ha de venir el Señor
grandes virtudes, y alabó con to­
Sed. Gloria al Padre. Sed.
do su corazón al Señor: * El
mismo intercederá por los peca­
Lección IX
dos de todos los pueblos. W .
He ahí un hombre pacífico, ver­ Y vosotros sed semejantes a
dadero servidor de Dios, que se los criados que aguardan a
abstiene de toda mala acción y su amo cuando vuelve de las
conserva aún su inocencia. El bodas, a fin de abrirle pronta­
mismo. « mente luego qué llegue, y llame
a la puerta” . Viene el Señor, en I no anda tras del oro, ni pone su
efecto, cuando se acerca para j esperanza en el dinero y en los
juzgarnos; llama, cuando me­ tesoros. ¿Quién es éste y le elo­
diante las molestias de las en­ giaremos? porque él ha hecho
fermedades muestra que la muer­ cosas admirables en su vida.
te está cercana. Le abrimos ai
instante, si le recibimos con H im n o
amor. No quiere abrir al juez
cuando llama, aquel que tiembla Jesús! corona refulgente v
de abandonar el cuerpo, y se es­ verdad sublime, que a vues­
panta de ver aquel juez al que tro siervo Confesor, le otorgáis
recuerda haber despreciado. Mas una recompensa eterna:
el que está tranquilo, por su es­ Conceded al pueblo que supli­
peranza y obras, abre al instan­ ca, en atención a su plegaria, el
te al que llama, ya que alegre­ perdón de sus culpas, librándole
mente aguarda al juez, y al acer­ de los lazos que le sujetan.
carse el tiempo de la muerte, se Cumplido el curso del año, ve­
goza con la gloria de la retribu­ mos brillar de nuevo el día glo­
ción. rioso, en el que este Santo, aban­
Te Deum, pág. 10. donando el cuerpo,, voló al cielo.
Teniendo por vanos los goces
LAUDES Y HORAS de la tierra, y por llenas de m i­
serias las grandes posesiones,
Ant. 1. Señor, cinco talentos triunfador, posee los bienes del
* me entregasteis; he aquí otros cielo.
cinco más, que he ganado con ¡Oh Cristo piadosísimo! éste,
ellos. confesándoos constantemente, pi­
Los salmos son de Dom inica, pág. 54.
só las artes de los demonios, y al
2. Alégrate, siervo bueno, * cruel príncipe del averno.
pues has sido fiel en lo poco, en­ Ilustre por la virtud y la fe,
tra en el gozo de tu Señor. por su incesante fervor y por los
3. Siervo fiel * y prudente, ayunos a que sometió su cuerpo,
a quien el Señor le constituyó ha conseguido sentarse en el ce­
sobre su familia. lestial banquete.
4. Bienaventurado aquel sier­ Por lo cual, oh Señor piadosí­
vo, * al cual cuando viniere su simo, os rogamos todos humilde­
Señor y le llamare, le halle en mente, que en atención a sus mé
vela.
ritos, nos perdonéis las penas
5. Siervo bueno * y fiel, en­ merecidas.
tra en el gozo de tu Señor.
Al Padre sea dada perenne
Capitula E cd i., 31, 8-9 gloria, y al H ijo Unigénito, y al
Santo Paráclito siempre y por
D ie n a v e n t u r a d o el v aró n que todos los siglos. Amén.
f u é h a lla d o sin c u lp a , y que V - El Señor condujo al justo
por caminos rectos. K . Y le y . La ley de Dios la tiene
mostró el reino de Dios. en medio de su corazón. 1^. Y
Ant. del Bened. — Alégrate, andará con firmes pasos.
siervo bueno * y fiel; porque
fuiste fiel en lo poco, te consti­ NONA
tuiré sobre lo mucho; entra en
el gozo de tu Señor. Capitula Sap., 10, 10
L a s O raciones como en la pág. 806.
L os Salm os de las H oras son los pL Señor condujo por caminos
de D om in ica; los de P rim a como en seguros al justo, y le mostró
las F !estas.
el reino de Dios, y dióle la cien­
cia de los Santos; enriquecióle
TERCIA
en medio de las fatigas, y re­
Capitula Eccli., 31, 8-9 compensó abundantemente sus
trabajos.
B ie n a v e n tu r a d o el varón que IJ. br. La ley de su Dios *
fué hallado sin culpa, y que L a tiene en medio de su cora­
no anda tras del oro, ni pone su zón. La ley. y . Y andará con
esperanza en el dinero y en los firmes pasos. L a tiene. Gloria al
tesoros. ¿Quién es éste y le elo­ Padre. La ley.
giaremos? porque él ha hecho y . El Señor condujo al jus­
cosas admirables en su vida. to por caminos rectos. Y le
br. El Señor le amó, * Y mostró el reino de Dios
le honró. El Señor, y . Y le vis­
tió con vestiduras de gloria. Y II VISPERAS
le honró. Gloria al Padre. El Se­ Todo como en las prim eras, pági­
ñor. na 805, excepto lo que sigue:
y . L a boca del justo derra­ y . E l Señor condujo al jus­
mará sabiduría. to por caminos rectos.
Ij*. Y su lengua hablará jui­ IJ. Y le mostró el reino de
ciosamente. Dios.
Ant. del Magnif. — Este va­
SEXTA rón, despreciando al mundo, *
y lo terreno, con su triunfo,
Capitula Eccli., 39, 6 depositó en el cielo las riquezas
alcanzadas con su plegaria y
p ?L justo, madrugando muy de
buenas obras.
mañana, dirigirá su corazón L a s Com pletas son de D om inica, pá­
al Señor que le crió, y rogará gina 77.
ante el Altísimo. S i se celebras.^ una F iesta de v a ­
rios Confesores no Pontifices, el Oficio
I£. br. La boca del justo * se dice como más arrib a; pero en la
Derram ará sabiduría, y . Y su O ración y en el Serm ón, lo que está
en sin gu lar, se pondrá en plural, y en
lengua hablará juiciosamente. el I N octurno se toman las Lecciones
Derram ará sabiduría. Gloria al Alabem os a los varones ilustres, que
están señaladas en el segundo lu gar
Padre. L a boca. en el Común de Confesores Pontífi*
. <•
ces. pág. 797, pero con los Responso-
ríos de Común de Confesores no Pon­
cia particular con sus escogidos.
tífices. Mas el justo muerto condena a
los impíos que viven; y su ju ­
ventud, presto acabada, la larga
II. OTRAS LECCIONES PARA vida del pecador. Los impíos v e­
CONFESORES NO PONTIFICES rán el fin del hombre prudente,
y no comprenderán los desig­
I NOCTURNO
nios de Dios sobre él, ni cómo
D e l l ib r o de l a S a b id u r ía el Señor le ha puesto en salvo.
Le verán y le mirarán con des­
Lección I Cap. 4, 7-14 precio; mas el Señor se burlará
de ellos, y al cabo vendrán a
l justo, aunque sea arre­
morir sin honor, y estarán con
batado de muerte prema­
eterna infamia entre los muer­
tura, estará en lugar de
tos. Porque Dios hará que és­
refrigerio. Porque no hacen ve­
tos, hinchados de orgullo, revien­
nerable la vejez los muchos días,
ten de medio a medio, sin que
ni los muchos años, sino que la
osen abrir la boca, y los desqui­
prudencia y juicio del hombre
ciará desde los cimientos, y re­
suplen por las canas, y es edad
ducirlos ha a ejxtrema desola­
anciana la vida inmaculada. Por­
ción.
que agradó a Dios, fué amado
de él; y como vivía, entre los
pecadores, fué trasladado a otra Lección III Cap. 4, 19-20; 5, 1-5
parte. Fué arrebatado porque la
malicia no alterase su modo de Y quedarán gimiendo, y pere­
pensar, ni sedujesen ru alma las cerá para siempre su memo­
apariencias engañadoras. Pues el ria. Comparecerán llenos de es­
hechizo de la vanidad oscurece panto por el remordimiento de
el bien, y el inconstante ímpetu sus pecados, y sus mismas ini­
de la concupiscencia pervierte quidades se levantarán contra
el ánimo inocente. Con lo poco ellos para acusarlos. Entonces
que vivió, llenó la carrera de una ,los justos se presentarán con
larga vida. Porque su alma era gran valor cojitra aquellos que
grata a Dios, por eso mismo se los angustiaron y robaron el fru­
apresuró el Señor a sacarle de to de sus fatigas. A cuyo as­
en medio de los malv:.dos. pecto se apoderará de ellos la
turbación y un temor horrendo;
y asombrarse han de la repen­
Lección II Cap. 4, 14-19
tina salvación de los justos, que
R iéndolo las gentes, no enten­ ellos no esperaban ni creían. Y
dieron ni reflexionaron en arrepentidos, y arrojando gemi­
su corazón que esto era una dos de su angustiado corazón, di­
gracia y misericordia de Dios rán dentro de sí: Estos son los
para con sus santos, y providen­ que en otro tiempo fueron el
blanco de vuestros escarnios, y mular la impotencia de la propia
a quienes proponíamos como un malicia, cuando las fuerzas les
ejemplar de oprobio. ¡Insensa­ falten, con apariencias de bondad
tos de nosotros! Su vida nos y dulzura.
parecía una necedad, y su muer­
te unja ignominia. Mirad cómo Lección V
son contados en el número de
poR el contrario, la sabiduría
los hijos de Dios, y cómo su
de los justos consiste en no
muerte ^ s con los santos.
hacer nada por vana ostentación;
II NOCTURNO en manifestar con las palabras lo
que siente su alma; en amar lo
D el l ib r o de las M orales de
verdadero y evitar lo falso; en
san G r e g o r io , P apa
practicar gratuitamente el bien;
Libro 10, cap. 16 sobre e1 cap. 12
de Job
en sufrir los males que nos ha­
cen antes que hacerlos a los de­
Lección IV más; en no buscar ninguna ven­
ganza por las injurias recibidas;
hace burla de la senci-
en tener por ganancia ser despre­
l & C S J Hez del justo” . La sabi­
ciados por la verdad. “ Pero esta
duría de este, mundo con­
sencillez de los justos es despre­
siste en ocultar el fondo del cora­
ciada” . Y los sabios de este
zón con toda suerte de astucias;
mundo reputan por necedad la
en servirse de las palabras para
pureza de la virtud. Pues todo
proponer lo que es falso como
lo que se practica inocentemen­
verdadero y lo que es verdadero
te, ellos lo ti,enen como cosa
presentarlo como falso. Esta es
necia, y todo cuanto la verdad
la prudencia que los jóvenes
aprueba; la sabiduría carnal lo
aprenden con el uso; ésta es la
reputa por fatuidad. ¿H ay nada
que. pagando, aprenden los niños
tan necio para el mundo como
Los que la conocen, se ensober­
hablar con sinceridad, no fingir
becen despreciando a los demás;
con hábiles recursos, abstenerse
los que la ignoran, son tenidos
de volver afrentas por afrentas,
por incapaces y tímidos. Aman
orar por los que nos maldicen,
esta inicua doblez, encubriendo
buscar la pobreza, abandonar sus
tal perversidad con el nombre de
propios bienes, no resistir a los
comedimento. L a sabiduría de
usurpadores y ofrecer la otra
mundo enseña a sus discípulos a
mejilla al que nos hiere?
buscar lo más encumbrado de los
honores, a complacerse, por va­
nidad, en la adquisición de glo
Lección VI
Cap. 17, después del principio
ria temporal, a devolver con cre­
ces el mal que les han hecho; a í simplicidad “ es una lámpara
A
no ceder ante el adversario m ien­ despreciada por los pensa­
tras les queden fuerzas; a disi­ mientos de los poderosos” . Su­
cede con frecuencia, que un ele­ agrado de vuestro Padre daros
gido, que está en camino de la el reino. Y lo que sigue.
eterna felicidad, se ve aquí opri­
mido por continuas adversidades. H o m i l í a d e s a n B e d a V e n e r a ­
No goza aquí de la abundancia b l e , P r e s b ít e r o

de bienes; no se le muestra pro­ Libro 4, cap. 54 sobre san Lucas, 12


picio el lustre de las dignidades:
a el nombre de rebaño pe-
no tiene quien le obsequie; nin­ queñito al de los elegi­
guna pompa de vestidos le da dos, ya en comparación
lustre a los ojos humanos. Todos del gran número de los répro-
le desprecian, siendo reputado por ’bos, o más bien por afecto a
indigno del favor de este mundo. la humildad. Y esto es por­
Con todo, ante los ojos del juez que quiere que su Iglesia, por
invisible resplandece por sus vir­ mucho que se extienda, crezca
tudes; brilla por los méritos de su siempre en humildad hasta el
vida. Teme los honores y no evi­ fin del mundo, y que mediante
ta los desprecios. Domina su la humildad llegue al reino pro­
cuerpo por la continencia, y en metido. Por esto, después de ha­
su alma desarrolla exuberante la ber consolado dulcemente a esta
caridad. Siempre prepara su a l­ Iglesia, a la que ordena que tan
ma para la práctica de la pacien­ sólo busque el reino de Dios, le
cia, y está presto a hacer siem­ promete el reino que, en su infi­
pre la justicia, gozándose con nita bondad, le dará el Padre.
los desprecios recibidos. Se com­
padece de los afligidos, y se goza, Lección VIII
como si fueran propias, de las
prosperidades de los buenos. Con V T e n d e d lo que poseéis y dad
solicitud ocupa su mente con limosna". No temáis, dice,
el alimento de la palabra divina, que militando por el reino de
y cualquiera que sea el motivo Dios, os falte lo necesario para
por que se le pregunta, ignora to­ vivir; antes vended lo que po­
da palabra de doblez y fingi­ seéis para dar limosna. Síguese
miento. dignamente este consejo, cuando
después de haber dejado por
III NOCTURNO Dios todas las cosas, con todo,
dedícase uno a trabajos m anua­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io les para ganar el propio susten­
según san L ucas *
to y hacer limosna. D e lo cual
se gloriaba el Apóstol, diciendo:
Lección VII Cap 12, 32-34
“ Y o no he codiciado de nadie
C n aquel tiempo: D ijo • Jesús plata, ni oro, ni vestido, como
a sus discípulos: No tenéis vosotros mismos lo sabéis; por­
vosotros que temer, mi pequeñi- que cuanto ha sido menester pa
to rebaño, porqu^ ha sido del ra mí y para mis compañeros,
todo me lo han suministrado es­ para emplearlo en su provecho o
tas manos” . Y o he hecho ver con para darlo a los pobres, cuando
toda mi conducta, que trabajan­ el mismo Señor, a quien servían
do de esta suerte, es como se los Angeles, con todo no desde­
debe sostener a los débiles./ ñó, para enseñar a la Iglesia na­
í ciente, el tener una bolsa; que
Lección IX conservaba las ofrendas de los
fieles, y que las utilizaba para
l —I aced para vosotros alforjas subvenir a las necesidades de los
que no envejecen” , dando li­ suyos o de otros indigentes. Pe­
mosnas, cuya recompensa perma­ ro no debemos servir a Dios por
nece eternamente. No hay que estas cosas, ni abandonar la jus­
interpretar este consejo en el ticia por el temor de sufrir indi­
sentido de que esté prohibido a gencia.
los santos guardar algún dinero Te Deum, pá^. 10.
Com ún de A bad es
Todo se dice de Común de Confeso­ todo habla confiadamente: “ Todo
res no Pontífices, pág. 805; excepto
la Oración y las Lecciones del I I I lo hemos dejado” . Y por lo mis­
Nocturno, tal como sigue: mo que no es suficiente dejarlo
todo, añade lo que es más per­
Oración fecto: “ Y os hemos seguido” .
s suplicamos, Señor, nos re­ Hicimos lo que habéis ordena­
do. D e consiguiente, ¿qué pre­
comiende la intercesión del
mio nos daréis? M as Jesús les
bienaventurado N., Abad, para
dijo: “ En verdad os digo, .]ue
que consigamos con su patroci­
vosotros que me habéis seguido,
nio, lo que no podemos con
cuando el día de la resurrección
nuestros méritos. Por nuestro
Señor. universal se sentará el H ijo del
hombre en el trono de su m a­
MI NOCTURNO jestad, os sentaréis también vos­
L e c c ió n del -san to E v a n g e l io
otros sobre doce sillas, para ju z­
segú n san M ateo
gar a las doce tribus de Israel” .
N o dijo: “ Los que lo habéis de­
Lección VII Cap io, 27-2Q jado todo” ; pues esto mismo
practicó Crates filósofo, y m u­
p*N aquel tiempo: D ijo Pedro
chos otros despeciaron las rique­
a Jesús: He ahí que nos­
zas; sino: “ Los que me habéis
otros lo hemos dejado todo, y
seguido” ; lo cual es propio de los
os hemos seguido; de consiguien­
Apóstoles y de los que creen.
te, ¿qué nos daréis? Y lo que si­
gue.
Lección VIII
H o m il ía de san J e r ó n im o
p*N el día de la resurrección*
P r e s b ít e r o
Libro 3 sobre san Mateo, cap. 19
cuando el H ijo del hombre se
sentará en el trono de su m ajes­
confianza! Pedro era
Irán tad (cuando los muertos resucita­
pescador; estaba lejos de rán para no morir de nuevo), os
ser rico; se procuraba el sentaréis en los solios.de los que
sustento con su trabajo, y con haa de juzgar, condenando a las
doce tribus de Israel; porque cuales en su comparación y valor
mientas vosotros abrazabais la serán de tal calidad, como si
fe, ellas no quisieron creer. “ Y por una cosa de poco precio se
todo aquel que dejare su casa o adquiriese una de grande mérito.
sus hermanos, o hermanas, o su
padre o su madre, o su esposa o
sus hijos, o sus posesiones, por II. OTRA HOMILIA
causa de mi nombre, recibirá el
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
céntuplo, y poseerá la vida eter­
segú n san M ateo
n a” . Estas palabras concuerdan
con (aquellas del Salvador que afir­ Lección VII Cap. 11, 25-30
man: “ No he venido para enviar
la paz, sino la espada. Y a que he aquel tiempo: Exclamó Je­
venido para separar al hijo de sús diciendo: Y o te glorifi­
padre, y a la madre de su hija,/y co, Padre, Señor del cielo y tie­
a la nuera de su suegra y los rra, porque has tenido encubier­
enemigos del hombre serán los tas estas cosas a los sabios y
de su misma casa". De consi­ prudentes del siglo, y ias has
guiente, los que por la fe de revelado a los pequeñuelos. Y lo
Cristo y la predicación del que sigue.
Evangelio, menospreciaren todos
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
los afectos, las riquezas, y los
Sermón 10 sobre las palabras del Señor
placeres del siglo, éstos recibi­
rán el céntuplo, y poseerán la \ & á Emü a m* tQdos los que
vida eterna. andáis agobiados con pe­
nas y trabajos” . ¿Por
Lección IX qué todos estamos agobiados, si­
no porque somos hombres morta­
o n motivo de estüs palabras, les, frágiles, enfermos, cargados
C algunos señalan mil años con estos vasos de barro, ocasión
después de laresurrección, di­ unos para otros, de sufrimientos
ciendo que entonces se nos dará y molestias? Mas si estos vasos
el céntuplo de todas lascosas de carne nos tienen oprimidos,
que dejamos y la vida eterna, ensanchemos en nosotros los es­
no entendiendo que si en las d e­ pacios de la caridad. ¿Por qué
más cosas es digna la recompen­ dice: “ Venid a mí todos los que
sa, sería indecoroso, tratándose sufrís” , sino para que no sufráis?
de esposas, que quien haya deja­ Ved, si no, la promesa que nos
do una por el Señor, reciba cien hace inmediatamente. Acaba de
en el tiempo futuro. Esta pro­ llamar a sí a los que sufren, y
mesa ha de entenderse, pues, en éstos pueden preguntarse qué re­
este sentido: El que por el Sal­ compensa les ofrece. “ Y yo, di­
vador ha dejado las cosas terre­ ce, os aliviaré. Tomad mi yu ­
nas, recibirá las espirituales, las go sobre vosotros, y aprended

I. Brev. 61
de m i” , no a fabricar el mundo, de los dioses falsos los ven siti
no a crear las cosas visibles e dificultad, más ven a aquellos que
invisibles, no a realizar m aravi­ tienen ojos y no ven. A nosotros
llas en el mundo, ni a resucitar se nos promete la visión del Dios
a los muertos, sino a ser mansos que vive y que nos ve.
y humildes de corazón. Te D a n n laitdámus, pág. 10.

Lección VIII
III. OTRA HOMILIA
ser grande? Comien­
( " 'u i e r e s
za por ser pequeño. ¿Pien­ L e c c ió n del san to E v a n g e l io

sas edificar una muy elevada según san M ateo

construcción? Ante todo piensa


Lección VII Cap. 19, 27-29
en el fundamento de la humil­
dad. Cuando uno se prepara pa­ pN aquel tiempo: D ijo Pedro
ra levantar una gran edifica­ a Jesús: He aquí que nos­
ción, tanto más hondo cava el otros lo hemos dejado todo y os
fundamento cuanto el edificio ha hemos seguido; por lo mismo
de ser más alto. Y a la verdad, ¿qué será de nosotros? Y lo que
cuando se construye, el edificio, sigue.
se eleva hacia lo alio; mas aquel
que cava el fundamento desciende H o m il ía de san B eda V enera ­
hasta lo profundo. D e consi­ ble , P r e s b ít e r o

guiente, el edificio antes ha de Homilía en el nacimiento de san Benito


elevarse, comienza en el fondo
5^3 os son los órdenes de ele­
del suelo, y no se llega a la al­
g id o s, que habrá en el
tura del remate sino después de
M juicio futuro: unos que
esta humillación.
juzgarán con el Señor, de quie­
Lección IX nes se hace mención en este lu­
gar, que lo dejaron todo y le si­
("'' uál es la cumbre de la edifi­ guieron. El otro es el de los que
cación que intentamos cons­ han de ser juzgados por el Se­
truir? ¿A dónde ha de llegar? ñor, los cuales, si bien es ver­
Me apresuro a decirlo: hasta la dad que no lo dejaron todo, se
visión de Dios. Y a podéis com­ servían, no obstante, de lo que
prender qué cosa tan excelsa y tenían, para dar limosna cada día
tan grande sea ver a Dios. El a los pobres de Cristo, por lo cual
que desea esta felicidad, éste en­ oirán en el juicio: “ Venid, ben­
tiende lo que digo, y lo que oye. ditos de mi Padre, poseed el
Se nos promete la visión de Dios, reino que os está preparado des­
del verdadero Dios, del gran de el principio del mundo, pues
Dios. La verdadera felicidad, en tuve hambre, y me disteis de
efecto, consiste en ver a ' aquel comer; tuve sed, y me disteis de
Dios que nos ve.- Los adoradores beber” . . ..
mor y espanto, fijemos mejor
nuestra atención en las agrada­
A A as también habrá allí dos bilísimas promesas de nuestro
órdenes de réprobos, según Señor y Salvador. Consideremos
nos dice el Señor: el primero de cuán grandes sean las manifesta­
aquellos que, iniciados en los ciones de su bondad. N o sola
misterios de la fe cristiana, han mente promete premios eternos
menospreciado el ejercicio de las a los que le siguen, sino que tam­
obras de la fe, a los cuales en bién les obsequia con dones exi
el juicio se les dirá: “ Apartaos mios en la vida presente. “ Y to
de mí, malditos, al fuego eterno do aquel, dice, que dejare la ca­
que está preparado para el dia­
sa, o los hermanos, o las herma­
blo y sus ángeles; pues tuve
nas, o el padre, o la madre, o los
hambre, y no me disteis de co­
hijos, o las posesiones por mi
mer". E l segundo es de aquellos
nombre, recibirá el céntuplo, y
que, o no recibieron jamás la fe
poseerá la vida eterna” . A la ver­
y los misterios de Cristo, o ha­
dad, quien renunciare a los afec­
biéndolos recibido los abandona­
tos o a las posesiones terrenas
ron por la apostasia, de los cua­
para ser discípulo de Jesucristo,
les se dice: “ El que no cree, ya
por esta renuncia adelantará en
está juzgado, porque no cree en
su amor y encontrará para reci­
el nombre del Unigénito H ijo
birle con profunda afecto y com­
de D io s” .
partir con él sus bienes, más her­
manos de los que habrá dejado.
Lección IX
Te Deum laudámut, pág. 10.
T^ espu és de haber reco rd a d o
to d o e sto con e l d e b id o te ­
Común de Vírgenes

I VISPERAS Himno
Ant. 1. Esta es una Virgen
juiciosa, * una de las Vírgenes
ras h Jesús, corona de las
Vírgenes, concebido y
prudentes. dado a luz por la única
Se dicen los Salmos de las Fiestas madre que permaneció siempre
de la Santísima Virgen, pág. 863.
virgen; recibid con piedad nues­
2. Esta es una Virgen juicio­ tras preces.
sa, * a la que el Señor halló en
Vos que camináis entre lirios,
vela.
cercado de coros de Vírgenes;
3. Esta es la que desconoció
Esposo resplandeciente de glo­
* el amor ilícito; su fruto se
ria, que colmáis de premios a
contará con el de las almas san­
vuestras esposas.
tas.
4. Ven, elegida mía, * y pon­ Por todas partes las Vírgenes
dré en ti mi trono, aleluya. ■
os siguen, y vienen en seguimien­
5. Esta es hermosa * entre to vuestro cantando dulces him­
las hijas de Jerusalén. nos y alabanzas.
Nosotros os suplicamos, oh
Capitula II Cor., 10, 17-18 Jesús, que concedáis a nuestros
sentidos la gracia de desconocer
El que se glo­
erm a n o s : todo cuanto pueda manchar y
ría, gloríese en el Se­ corromper la pureza.
ñor: pues no es apro­ Poder, honor, alabanza y glo­
bado quien se abona a sí mis­ ria a Dios Padre y a su Hijo
mo, sino aquel a quien Dios juntamente con el Espíritu San­
abona. to, por todos los siglos. Amén.
y . Con esta tu gallardía y y . Las Vírgenes que han de
hermosura. IJ. Camina, avanza formar su séquito serán presen­
prósperamente, y reina. tadas al Rey.
Ant. del Magnif. — Ven, Es­ í£. Ante tu presencia serán
posa de Cristo, * recibe la co­ traídas sus compañeras.
rona que te ha preparado el Ant. del Magnif. — Vírgenes
Señor para siempre. prudentes, * preparad vuestras
lámparas: he aquí el Esposo vie­
1. Oración para una Virgen ne, salid a recibirle.
Mártir
(^ ) h Dios, que entre los de­ 4. Oración
más milagros de vuestro
poder, habéis concedido la vic­ Señor Dios nues­
O to rg a d n o s,

toria en el martirio, aun al sexo tro, que celebremos con no


d éb il: otorgadnos propicio que interrumpida devoción los triun­
cuantos celebramos el nacimien­ fos de vuestras Vírgenes y M ár­
to a la vida eterna de la bien­ tires N. y N .; para que ya que
aventurada N ., vuestra Virgen y no podemos venerarlas debida­
M ártir, dirijamos nuestros pasos mente, a lo menos las obsequie­
liacia Vos, siguiendo sus ejem ­ mos con humildes presentes.
plos. Por nuestro Señor. Por nuestro Señor.
Completas de Dominica, pág. 77.
2. Otra Oración
O torgadnos ,Señor, que nos MAITINES
obtenga el perdón la bien­ Invitatorio. — Al Señor, Re\
aventurada Virgen y m ártir N. de las Vírgenes, * Venid, ado­
la cual siempre os fué agradable rémosle.
así por el mérito de su castidad Salmo 94. — Venid, alegré­
como por la práctica de las vir­ monos, pág. 3.
tudes que en Vos se fundan. Por
nuestro Señor. Himno para una Virgen Mártir
3. Oración para una Virgen no Q h H ijo de la Virgen y Crea­
Mártir dor de vuestra M adre! Vos,
/ "^ idnos ,oh Dios Salvador a quien ella concibió y dió a luz
nuestro, para que, así como permaneciendo virgen: cantamos
nos alegramos en la festividad los triunfos que una Virgen re­
de vuestra bienaventurada V ir­ portó con su gloriosa muerte.
gen N., seamos también ins­ Esta Bienaventurada obtuvo
truidos con el afecto de piado­ una doble palma: esfórzose en
sa devoción. Por nuestro Señor. domar en su cuerpo la fragilidad
S i se celebra de varias Vírgenes de su sexo y venció con su muer
Mártires, en ambas Vísperas, el V .,
'Ant. del Magníficat y Oración son co­
te al tirano sanguinario.
mo sigue: No la amedrentó la muerte ni
los tormentos que la acompañan; 3. Vuélvete, * vuélvete oh
derramando su sangre, mereció Sulamite; vuélvete para que po­
subir al cielo. damos contemplarte.
Dignaos, oh Dios de bondad, y . Con esa tu gallardía y
perdonarnos, por los méritos de hermosura.
esta Santa, las penas merecidas R . Camina, avanza próspe­
por nuestros pecados, para que ramente y reina.
os cantemos santos himnos con
D e la E p ís t o l a p r im e r a de san
corazón puro.
P ablo A pó sto l a los C o r in t io s
Alabanza sea dada a ti, oh
Padre, y a tu H ijo Unigénito
juntamente con el Espíritu Con­ Lección I Cap. 7, 25-31
solador, por los siglos de los orden a las vírgenes no
n
siglos. Amén. tengo precepto del Se­
Para una Virgen no Mártir ñor; doy, sí, consejo,
como quien ha conseguido del
r ) H Hijo de la Virgen y Crea­ Señor la misericordia de ser fiel.
dor de vuestra Madre Vos Juzgo, pues, que este estado es
a quien ella concibió v dió a luz ventajoso a causa de las mise­
permaneciendo virgen; nosotros rias de la vida presente; que
celebramos la fiesta de una V ir­ es, digo, ventajoso al hombre
gen bienaventurada; recibid el no casarse. ¿Estás ligado a
nuestros votos. una mujer? N o busques quedar
Dignaos, oh Dios de bondad, desligado. ¿Estás sin tener m u­
perdonarnos, por los méritos de jer? No busques el casarte. Si
esta Santa, las penas merecidas te casares, no por eso pecas.
por nuestros pecados, para que Y si una doncella se casa, tam ­
os cantemos santos himnos con poco peca. Pero estos tales su­
corazón puro. frirán en su carne aflicciones y
Alabanza sea dada a ti, oh trabajos. Mas yo os perdono. Y
Padre, y a tu H ijo Unigénito lo que digo, hermanos míos, es:
juntamente con el Espíritu Con­ Que el tiempo es corto; y que
solador, por los siglos de los así lo que importa es que los
siglos. Amén. que tienen mujer, vivan como
I NOCTURNO si no la tuvieren. Y los que llo­
ran, como si no llorasen, y los
Ant. 1. — ¡Oh cuán bella, *
que se huelgan, como si no se
'* cuán esclarecida es una genera­
holgasen, y los que nacen, com­
ción casta!
pras, como si nada poseyesen.
Los Salmos son de Común de las
Fiestas de la - B. Virgen María, pá­ Y los que se gozan del mundo,
gina 868. como si no gozasen de él, por­
2. Ante el lugar de reposo que la escena o apariencia de
de ^sta Virgen, * entonad dul­ este mundo para en un m o­
ces cánticos de victoria. mento. .
Para una Virgen Mártir . Derramada está la gra­
cia en tus labios, * Por esto
I£. Ven, Esposa de Cristo,
Dios te ha bendecido para
recibe la corona, que el Señor
siempre, y . Con esa tu gallar­
te ha preparado para siempre; día y hermosura, camina, avan­
ya que por su amor derramaste za prósperamente y reina. Por
la sangre, * Y con los Angeles
esto.
entraste en el paraíso, y . Ven,
escogida mía, y pondré en ti mi
trono; porque el Rey ha anhe­ Lección III Cap. 7, 36-40
lado tu hermosura. Y con.
as si a alguno le parece que
Para una Virgen no Mártir es un deshonor que su hija
pase la flor de la edad sin con­
1$. Ven, elegida mía, y pon­ traer matrimonio, y juzga de­
dré en ti mi trono: * Porque el ber casarla, haga lo que quisie­
R ey ha anhelado tu hermosura. re; no peca, si ella se casa. Aun­
y . Con esa tu gallardía y her­ que, por otra parte, quien ha to­
mosura, camina, avanza próspe­ mado en su interior la firme re­
ramente y reina. Porque. solución de conservar virgen a
Lección II Cap. 7, 32-35 su hija, no teniendo necesidad
de obrar de otro modo, sino pu-
yj^HORA bien; yo deseo que v i­ diendo disponer en esto de su
váis sin cuidados ni inquie­ voluntad, y así lo ha determina­
tudes. El que no tiene m ujer, do en su corazón, éste tal obra
anda únicamente solícito de las bien. En suma, el que da su hija
cosas del Señor, y en lo que en matrimonio, obra bien; mas
ha de hacer para agradar a Dios. el que no la da, obra mejor. La
Al contrario, el que tiene mu­ mujer está ligada a la ley del
jer anda afanado en las cosas matrimonio mientias vive su
del mundo, y en cómo ha de marido; pero si su marido falle­
agradar a la mujer, y así se ha­ ce, queda libre; cásese con quien
lla dividido. D e la misma ma­ quiera, con tal que sea según el
nera la m ujer no casada, o una Señor. Pero mucho más dichosa
virgen, piensa en las cosas de será si permaneciere viuda, se­
Dios, para ser santa en cuerpo gún mi consejo; y estoy persua­
y alma. Mas la casada piensa dido de que también en esto me
en las del mundo, y en cómo ha anima el Espíritu de Dios.
de agradar al marido. Por lo I£. Con esa tu gallardía y
demás, yo digo esto para pro­ hermosura, * Camina, avanza
vecho vuestro, no para echaros prósperamente y reina. V . D e­
un lazo, sino solamente para ex­ rramada está la gracia en tus
hortaros a lo más loable, y lo labios, por esto Dios te ha ben­
que habilita para servir a Dios decido para siempre. Camina.
sin ningún obstáculo. - Gloria al Padre. Camina
Al modo que tu nombre, oh
Ant. 4. Con esa tu gallardía Dios, así tu gloria, hasta los úl­
* y hermosura, camina, avanza timos términos de la tierra; *
prósperamente, y reina. tu diestra está llena de justicia.
Salmos de Común de las F iestas de Alégrese el monte de Sión. y
la V irgen M aría, pág:. 870. salten de placer las hijas de
5. Dios la protegerá * con su Judá, oh Señor; * por razón de
faz; en medio de ella está Dios; tus juicios.
no será conmovida. Dad vueltas alrededor de
6. Las muchas aguas * no Sión, examinadla por todos sus
podrán apagar el incendio de la lados, * y contad sus torres.
caridad. Considerad atentamente su
fortaleza, * y notad bien sus ca­
Salmo 47 sas, para poderlo contar a la
Q rande es el Señor, y digní­ generación venidera.
simo de alabanza, * en la Porque aquí está Dios, el
ciudad de nuestro Dios, en su Dios nuestro, para siempre v
monte santo. = por los siglos de los siglos; * él
Con júbilo de toda la tierra nos gobernará eternamente.
se ha edificado el monte de Sión, Ant. — Las muchas aguas no
* la ciudad del gran R ey, al la­ podrán apagar el incendio de la
do del Septentrión. caridad.
Será Dios conocido en sus - y . Dios la protegerá con su
faz. . En medio de ella es­
casas, * cuando habrá de de­
fenderla. tá D ios; no seiá conmovida.
Porque he aquí que los reyes Serm ón de san A m b r o s io , O b is p o
de la tierra se han coligado, * Libro 1 de l a virginidad, cerca del prin­
y conjurado unánimemente. cipio
Ellos mismos, cuando lo vie­
Lección IV
ron así, quedaron asombrados; *
llenos de turbación, conmovidos, que hoy celebramos
u e sto

y poseídos de terror. el natalicio de una Vir


Apoderáronse de ellos dolores gen, el amor a la virgi-
como de parto; * T ú como un nidad nos convida a que diga­
viento (impetuoso harás p ed a­ mos algo, a fin de que no parez­
zos las naves de Tarsis. ca que reducimos a una palabra
Como lo oímos, asi lo hemos dicha como de paso el elogio de
visto en la ciudad del Señor de una virtud que es de primer o r­
los ejércitos, en la ciudad de den. Si la virginidad es digna de
nuestro Dios; * la cual ha fun­ alabanza, no lo es tan sólo por­
dado él para siempre. que se halla en los M ártires, sino
Hemos experimentado, oh porque ella hace los Mártires.
Dios, tu misericordia, * en me­ ¿Qué espíritu humano la puede
dio de tu Templo. comprender, cuando la misma na.
turaieza no la incluyó en sus le­
yes? ¿En qué términos la natura­
leza podría expresar lo que está Q u i é n podrá negar que esta
sobre la naturaleza? Ha descen­ ^ vida haya venido del cielo,
dido del cielo para ser imitada pues no hallamos casi ejemplos
en la tierra. Y no sin razón bus­ de ella en la tierra, sino después
có en el cielo su regla de vida, que Dios se hizo hombre? En­
la que halló para sí en el cielo tonces una Virgen concibió, y el
su Esposo. Verbo se hizo carne, de manera
. Reina por medio de la que la carne se hizo Dios. Perc
verdad, de la mansedumbre y de alguien dirá: También hallamos
la justicia: * Y te conducirá m a­ a Elias libre de todo contacto
ravillosamente tu diestra. y . con la carne y de toda concupis­
Con esa tu gallardía y hermosu­ cencia. Es cierto; y por eso fué
ra, camina, avanza prósperamen­ arrebatado con una carroza al
te y reina. Y te. cielo; por eso le hallamos con el
Señor en su glorificación; por
Lección V eso ha de venir como precursor
del advenimiento de Cristo.. _
virginidad se eleva por en
1^. Las Vírgenes que han de
cima de las nubes, los cielos,
formar su séquito, serán presen­
los Angeles y las estrellas; va a
tadas al Rey. * Ante tu pre­
encontrar al Verbo de Dios en el
sencia serán traídas con fies­
mismo seno del Padre, y lo atrae
tas sus compañeras, y . Con esa
y llena de él su corazón. Ahora
tu gallardía y hermosura, cami­
bien, ¿quién después de haber
na. avanza prósperamente y rei­
hallado un bien tan grande le de­
na. Ante. Gloria.
jará? “ Bálsamo derramadores tu
nombre; por esto las doncellas III NOCTURNO
te quieren” y te han atraído ha­
Ant. 7. Negra soy, * pero soy
cia ellas. Finalmente, y no lo
bella, hijas de Jerusalén; por
digo por mí, los que no se des
esto me ha amado el R ey y me
posan serán como los Angeles de
ha introducido en su morada.
Dios en el cielo. Por lo mismo: Los Salm os son de Común de la*
nadie se admire si son com pa­ F iestas de la B. V . M aría, pág. 873
rados con los Angeles los que se 8. Atráeme en pos de ti * y
desposan con el Señor de los A n ­ correremos al olor de tus aro­
geles. mas; tu nombre es óleo derra­
I£. Has amado la justicia y mado.
aborrecido la iniquidad: * Por 9. Ven, Esposa de Cristo, *
lo cual te ungió Dios, el Dios recibe la corona que te ha pre­
tuyo, con el óleo de la alegría. parado el Señor para siempre.
y . Reina por medio de la ver­ y . El Señor la eligió sobre
dad, de la mansedumbre y de la todas las demás. Y h*zo
justicia. Por lo cual te ungió. habitar en su tabernáculo.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io Y , viniendo el Señor, entró con
según san M ateo él en las bodas, y . A media no­
che se oyó un clamor: He aquí
Lección VII Cap. 25, 1-13 que viene el esposo, salid a re­
cibirle. Y , viniendo.
p N aquel tiempo: D ijo Jesús a
sus discípulos esta parábola:
El reino de los cielos será se­ Lección VIII
mejante a diez vírgenes, que to­
antes hemos
D ero de averi­
mando sus lámparas salieron a
guar qué sea el reino de los
recibir al Esposo y a la esposa.
cielos, o por qué se compara a
Y lo que sigue.
diez vírgenes, y por qué éstas se
dividen en prudentes v necias.
H o m il ía d e s a n G r e g o r io , P a p a
Ahora bien; constándonos que
Homilía 12 sobre los Evangelios
ningún réprobo puede entrar en
uchas veces, hermanos el cielo, ¿por qué se dice que es
carísimos, os amonesto a semejante a las vírgenes necias?
que huyáis de las obras Pero debemos tener presente que
malas, a que evitéis la perversi­ muchas veces en las Sagradas E s­
dad de este siglo; mas hoy. mo­ crituras, el nombre de reino d j
vido por la lección del santo los cielos se da a la Iglesia del
Evangelio, me veo obligado a tiempo presente. D e donde vie­
amonestaros a que tengáis mucha ne que en otro lugar el Señor
cautela para no perder el mérito dice: “ Enviará el H ijo del hom­
de las buenas obras. Tened cui­ bre a sus Angeles, y apartarán de
dado de no buscar en el bien que su reino todos los escándalos” .
hiciereis el favor o la estima de Ciertamente, no sería posible en
los hombres, que no estén infi­ contrar ningún escándalo que tu­
cionadas por el apetito de ala­ viera que ser eliminado en aquel
banza, y que lo que se muestra reino de la felicidad, donde se
al exterior no encubra un fondo halla la plenitud de la paz.
vacíe de mérito y poco merece­ I} ,A media noche se oyó un
dor de recompensa. He aquí que clamor: * He ahí que viene el es­
según las palabras del Redentor, poso; salid a recibirle, y . V ír­
hay diez vírgenes, y no todas fue­ genes prudentes, preparad vues­
ron recibidas en la bienaventu­ tras lámparas. He ahí que viene
ranza, ya que algunas de ellas, el esposo; salid a recibirle. G lo­
mientras se preocuparon de la ria al Padre. He ahí.
gloria externa, no cuidaron de
tener óleo en sus vasos.
Lección IX
Esta es la Virgen pru­
dente, a la que el Señor halló ¡
en vela, y que al tomar la lám- j El
alma humana subsiste en un
cuerpo dotado de cinco sen­
para, llevó consigo el óleo: * • tidos. El número cinco, multipl» •
cado por dos, da el número diez. 4. Ven, elegida mía, * y pon­
Y como la multitud de los fieles dré en ti mi trono, aleluya.
comprende los de ambos sexos, 5. Esta es hermosa * entre
la santa Iglesia es comparada a las hijas de Jerusalén.
diez vírgenes. Hallándose en ella
mezclados los malos con los bue­
Capitula II Cor., 10, 17-18
nos y los que serán separados
con los elegidos, con razón se la erm an os: El que se glo­
compara a unas vírgenes, de las ría, gloríese en el Señor;
cuales unas son fatuas y otras pues no es aprobado
prudentes. H ay, en efecto, mu­ quien se abona a si mismo, sino
chas personas castas que ejercen aquel a quien Dios abona.
vigilancia sobre sus pasiones en
cuanto a las cosas exteriores, y Himno
se mueven por la esperanza de
bienes interiores; mortifican su h Jesús, corona de la?
carne, y dirigen sus más ardien Vírgenes, concebido y
tes aspiraciones hacia la patria dado a luz por la única
de lo a lto ; buscan las eternas madre que permaneció siempre
recompensas y no quieren recibir virgen; recibid con piedad nues­
alabanzas humanas por sus tra­ tras preces.
bajos; no cifran su gloria en las Vos que camináis entre lirios,
palabras de los hombres, sino que cercado de coros de Vírgenes;
la esconden en el fondo de su Esposo resplandeciente de glo­
conciencia. H ay también algunos ria, que colmáis de premios a
que mortifican su cuerpo con la vuestras esposas.
abstinencia, pero por esta misma Por todas partes las Vírgenes
abstinencia esperan aplausos hu­ os siguen, y vienen en segui­
manos. miento vuestro cantando dulces
T e D cum , pág. 10. himnos y alabanzas.
Nosotros os suplicamos, oh
LAUDES Y HORAS Jesús, que concedáis a nuestros
sentidos la gracia de desconocer
Ant. 1. Esta es una Virgen todo cuanto pueda manchar -v
juiciosa, * una de las Vírgenes corromper la pureza.
prudentes. Poder, honor, alabanza y glo­
L os Salm os ■son Je D om inica en el ria a Dios Padre y a su Hijo
prim er lu ga r, pág. 55. juntamente con el Espíritu San­
2. Esta es una Virgen pruden­ to, por todos los siglos. Amén.
te, * a la que el Señor halló en y . Derramada está la gra­
vela. ' cia en tus labios. I£. Por esto
3. Esta es la que desconoció Dios te ha bendecido para siem­
el amor ¡lícito; su fruto se con­ pre.
s ta r á con el de las almas santas. Ant. del Bened. — El reino de
los cielos * es semejante a un
mercader que trata en perlas
finas. Y viniéndole a las manos Para una Virgen Mártir
una de gran valor, vende todo Capitula E cd i., 51, 13-14
cuanto tiene y la compra.
Las Oraciones son las m is 'ia s que Q eñ or, Dios mío, tú ensalzaste
las de I V ísperas, pág. 820.
Para las H oras los Salm os son de
mi morada sobre la tierra, y
Dominica; los de Prim a son como en yo te supliqué que me librases de
las Fiestas.
la muerte que todo lo disuelve.
Invoqué al Señor, padre de mi
TERCIA
Señor, para que no me desampa­
Capitula II Cor., 10, 17-18 rase en el tiempo de mi tribula­
ción, y mientras dominasen los
J-J ermanos : El que se gloría, soberbios.
gloríese en el Señor. Pues no
es aprobado quien se abona a sí Para una Virgen no Mártir
mismo, sino aquel a quien Dios
abona. Capitula Sab., 4, 1
br. Con esa tu gallardía
* Y hermosura. Con esa. y . C a­ Q h cuán bella es la generación
mina, avanza prósperamente, y casta, con esclarecida vir­
reina. Y . Gloria al Padre. Con tud! Inmortal es su memoria, y
esa. en honor delante de Dios y de
y . Dios la protegerá con su los hombres.
faz. R . En medio de ella es­ I£. br. El Señor la eligió, *
tá Dios; no será conmovida. Sobre todas las demás. El Señor.
y . Y la hizo habitar en su ta­
SEXTA bernáculo. Sobre. Gloria al Pa­
dre. El Señor.
Capitula II Cor., 11, 2 y . Derramada está la gracia
en tus labios. I£. Por esto Dios
oy amante celoso de vosotros
S en nombre de Dios. Y a que
te ha bendecido para siempre.

os tengo desposados co a este


II VISPERAS
único Esposo, que es Cristo, para
presentaros a él como una casta Todo como en las I V ísp e ra s, e xcep ­
virgen. to lo que sigue:
. br. Dios la protegerá * y . Derramada está la g ra ­
Con su faz. Dios. y . Ei me­ cia en tus labios. I£. Por esto
dio de ella está D ios; no será Dios te ha bendecido para siem­
conmovida. Con su faz. G lo ­ pre.
ria al Padre. Dios la protegerá. Ant. del Magnif. — Ven, Es­
y . E l . Señor la eligió sobre posa de Cristo, * recibe la co­
todas las demás. í£. Y la hizo rona, que el Señor te-h a prepa*
habitar en su tabernáculo. rado para siempre.
Si fuesen varias las V írgenes
M ártires, el V erso y la A n tífon a pa­ el infierno. Cercáronme por to­
ra el M agn ífica t, como en la pág. 820. das partes, y no habh quien me
L a s Com pletas son de Dom inica, pági­
na 77. prestase socorro. Volvía los ojos
en busca del amparo de los hom­
bres; pero tal amparo no pare­
II. OTRAS LECCIONES PARA cía. Acordéme, oh Señor, de tu
VIRGENES misericordia, y de tu modo de
obrar desde el principio del mun­
I NOCTURNO
do, y de cómo salvas, Señor, a
P a ra una V irg e n M ártir, las L e c ­
ciones del I N octurno se dicen co­ los que en ti esperan con pacien­
mo sigu e: cia, y los libras de las naciones
D el lib r o d e l E c le s iá s tic o enemigas.

Lección I Cap. 51, 1-7


Lección III Cap. 51, 13-L7
' J ' e glorificaré, oh Señor R ey,
' J ' ú ensalzaste mi casa o mo­
a ti alabaré, oh Dios Salva­ rada sobre la tierra, y yo te
dor mío. Gracias tributaré a tu
supliqué que me librases de la
nombre, porque tú has sido mi
muerte, que todo lo disuelve. In­
auxiliador y mi protector y has voqué al Señor, padre de mi Se­
librado mi cuerpo de la perdición, ñor, que no me desamparase en
y del lazo de la lengua maligna, el tiempo de mi tribulación, y
y de los labios que urden la men­ mientras dominasen los sober­
tira, y delante de mis acusadores bios. Alabaré sin cesar tu nom­
te has manifestado mi defensor. bre, y lo celebraré con acciones
Y por tu gran misericordia, de de gracias; pues fué oída mi
la cual tomas nombre, me has li­ oración, y me libraste de la per­
brado de los leones, que rugían, dición y me sacaste a salvo en el
ya prontos a devorarme. D e las tiempo calamitoso. Por tanto, te
manos de aquellos que buscaban glorificaré, y te cantaré alabanzas
cómo quitarme la vida, y dei tro­ y bendeciré el nombre del Señor
pel de tribulaciones que me cer­ P a ra una V irgen tanto si es M ártir
caron, de la violencia de las lla­ como si no lo es, se leen también las
mas entre las cuales iré vi ence­ Lecciones siguientes:
rrado, y así es que en medio del II NOCTURNO
fuego no fui abrasada. D el pro­
D el l ib r o , d e san C ip r ia n o ,
fundo seno del infierno o sepul­
O b is p o y M á r t ir , d e l a d is c i­
cro, y de los labios impuros, y
p l i n a y .h á b i t o d e l a s V í r g e n e s
del falso testimonio; de un rey
inicuo, y de la lengua injusta. Lección IV Núm., 3-5
Lección II Cap. 51, 8-12 h ora nuestro discurso se
i alma alabará al Señor hats- dirige a las vírgenes, la:
ta la muerte. Pues que mi cuales merecen de nues­
vida estuvo a pique de caer en tra párte tanta m ayoj solicitud
cuanto su estado es más glorio­ ellas no se propongan agradar
so. Ellas constituyen la flor de sino a Dios ni adornarse sola­
la Iglesia; son el fruto más pre­ mente para Aquel de quien es-
ciado de la gracia, el ornato dé la péran la récompensá de SU vir­
naturaleza, obra perfecta e inco­ ginidad, según lo que él mismo
rruptible de alabanza y de honor, dijo: “ No todos son capaces de
imagen de Dios que iesponde a esta resolución, sino solamente
la santidad del Señor, porción la aquellos a quienes se les ha con
más ilustre del rebaño de Cristo cedido de lo alto. H ay eunucos
Se alegra por ellas, y en ellas que nacieron tales del seno de su
florece copiosamente la gloriosa madre; otros fueron hechos ta­
fecundidad de la madre Iglesia; les por mano de los hombres;
cuantas más son las que practi­ otros que se consagraron ellos
can la virginidad, tanto más crece mismos a la castidad por amor
el gozo de la madre. A éstas ha­ del reino de los cielos” .
blamos, a éstas exhortamos más
bien por afecto que por autori­ Lección VI
dad. Al hacerlo, no dejamos por
ello de tenernos por los últimos pN las siguientes palabras pro­
y los más pequeños de todos y nunciadas por un Angel, se
de sentirnos conscientes de nues­ muestra cuál será el premio de
tra bajeza; no pretendemos la continencia, y el elogio que
tampoco ejercer un derecho de merece la virginidad: “ Estos
censura; las exhortamos porque que no se mancharon con mu­
tememos tanto más para las V ír­ jeres, han permanecido vírgenes
genes las asechanzas del demo­ y siguen al Cordero a todas
nio cuanto| más prudentes nos partes” . Y a la verdad, esta
hace nuestra solicitud hacia ellas. gran gracia de la continencia,
no sólo la ha prometido el Se­
ñor a los hombres, sino tam­
Lección V
bién a las mujeres. M as porque
V io es una prudencia inútil ni la mujer es parte del varón, ya
un temor vano el que ayuda que de él fué formada, es fre­
a avanzar por el camino de la cuente en las Sagradas Escritu­
salvación, e inclina a observar los ras emplear el género m asculi­
preceptos de vida del Señor, de no para designar los dos sexos.
manera que estas Vírgenes que Por lo cual, si el premio de la
se han consagrado a Jesucristo. continencia es seguir a Cristo y
> que, renunciando a la concu­ a la virginidad le está prometido
piscencia de la carne se han en­ el reino de Dios, ¿qué tienen que
tregado a Dios en cuerpo y alma, ver con las cosas terrenas y sus
lleven a término su obra desti­ ornatos, con los cuales mientras
nada a recibir una graa recom ­ procuran agradar a los hombres
pensa; de manera, todavía que ofenden a Dios?
En el I I I Nocturno se lee la Hom i­
lía sobre el E van gelio: E l reino de los
nido al mundo en condiciones
ciclos, como en el Com ún de S an ta ; que os hicieran incapaz para el
M u je re s, pág. 836, con los Responsorios matrimonio, o si, vittintá. dé ürvi
para V írgen es allí anotados.
injusta violencia llegaseis al mis­
mo resultado. ¿Qué haríais al
III. OTRA HOMILIA veros privados dé lóst J>lácére3
de las nupcias sin obtener re­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
seg ú n san M ateo
compensa alguna por esta priva­
ción involuntaria? Por consi
Lección VII Cap. 19, 3-12 guíente da gracias a Dios, ahora,
ya que tu sacrificio obtendrá su
p N aquel tiempo: Se llegaron recompensa y corona, mientras
a Jesús los fariseos para ten­ que los que se encuentran en
tarle diciendo: ¿Es lícito al hom­ aquel estado sufren sin recom­
bre repudiar a_su mujer por cual­ pensa ni corona alguna. Además,
quier m otivo? Y lo que sigue. tu carga es mucho menor, tanto

H o m il ía d e sa n J u an C r is ó s -
porque con la esperanza y la
tom o
conciencia de la buena obra te
H om ilía 63 sobre san M ateo, después elevas, como porque no eres ator
del medio mentado con las ingentes olas de
la concupiscencia.
o siendo oportuno tratar
directamente este tema, Lección IX
nuestro divino Maestro
p\ESPués de haber hablado Je
procura atraer a sus discípulos
sús de las primeras catego­
al amor de la virginidad, hablán­
rías de personas castas, cuya
doles de la indisolubilidad del
continencia corporal sería vana
matrimonio impuesta por la ley.
e inútil si no la acompañase la
Después, para mostrar que era
castidad espiritual, y de las que
posible, se expresa de esta suer­
guardan continencia para ganar
te: “ H ay eunucos que nacieron
el reino de los cielos, añade*
tales del seno de su madre, los
“ Quien es capaz de comprender­
hay que fueron hechos tales por
lo, que ío comprenda” . Dice es­
mana, de los hombres, y hay
tas palabras para estimular aún
otros que se consagraron ellos
más a los hombres a la conquis­
mismos a la castidad por amor al
ta de esta virtud mostrándole;
reino de los cielos” . Con estas
cuán elevada sea. En su inefable
palabras, veladamente les induce
bondad no quiere hacer de la
a elegir la virginidad, demostrán­
virginidad una ley; mas al ha­
doles que era posible.
blarnos en esta forma nos de­
Lección VIII muestra aún su posibilidad, para
aumentar el ardor de nuestro-»
D e n sa d , parece decirles, en lo deseos.
. qu e haríais si hubieseis ve - T e Deum , pág. 10, '
4
r C om ún de S a n t a s M u je re s

VISPERAS mi protector, y has librado mi


cuerpo de la perdición.
Ant. 1. Mientras estaba el
Rey * recostado en su asiento, Para una Santa ni Virgen ni
mi nardo difundió su fragancia. Mártir
Los Salmos son de Común de las
Fiestas de la B. V . M aría, pág. 864. Capitula Prov., 31, 10-11
2. Atraídos por el olor * de
Q uién hallará una m ujer fuer-
vuestros (perfumes acudimos' a
^ te? D e mayor estima es que
Vos: las vírgenes os amar tier­
todas las preciosidades traídas
namente.
de lejos y d e.lo s últimos térmi­
3. Y a pasó el invierno. *
nos del mundo. En ella pone su
cesaron las lluvias; levántate,
confianza el corazón de su m a­
amiga mía, y ven.
rido, el cual no tendrá necesidad
4. Ven, elegida mía, * y pon­
de botín.
dré en ti mi trono.
5. Esta es hermosa * entre Himno
las hijas de Jerusalén.
^ l a b e m o s /todos a esta mujer

Para una Santa solam ente Mártir fuerte de varonil corazón,


que resplandece en todas partes
•*
Capitula Eccli., 51, 1-3 por la gloria de su santidad.
Inflamada por el amor divino,
¡{¿i c glorificaré, oh Señor v aborrece el amor perverso del
to l R ey; a ^ alabaré, oh mundo y dirige sus pasos por el
^ ^ Dios Salvador mío: gra­ arduo camino del cielo.
cias tributaré a tu nombre, por­ Mortificando su cuerpo con
que tú has sido mi auxiliador y los ayunos y alimentando su al­
ma con la oración, ella goza de S i fueren muchas las M ártires no
V írgen es, en ambas V ísperas se dice
las delicias celestiales. la siguiente A n tífon a del M agníficat
Oh Cristo R ey, valor de los con el V . que sigue:
fuertes, que sólo Vos realizáis es­ y . Las coronasteis, Señor,
tas maravillas, atended a nuestras de gloria y honor.
súplicas que os presentamos m e­ IJ . Y las constituisteis so­
diante su intercesión. bre las obras de vuestras ma­
A Dios Padre se dé la gloria, y nos.
al H ijo Unigénito, juntamente Ant. del Magnif. — El reino
con el Espíritu Paráclito, ahora de los cielos * es de aquellas
y por todos los siglos. Así sea. que despreciaron la vida del
~%r. Con esta tu gallardía y mundo, y consiguieron los pre­
hermosura. mios del reino, y lavaron sus tú­
Ip. Camina, avanza próspera­ nicas en la sangre del Cordero
mente y reina.
Ant. del Magnif. — El reino 3. Oración
de los cielos * es semejante a
un mercader que trata en perlas Señor Dios nues­
O to rg a d n o s,

finas. Y viniéndole a las manos tro, que celebremos con no


una de gran valor, vende todo interrumpida devoción los triun­
cuanto tiene y la compra. fos de vuestras santas Vírgenes
y M ártires N. y N., para que,
1. Oración para una Santa no pudiéndolas venerar debida­
mente, a lo menos las obsequie­
Mártir
mos con humildes obsequios. Por
Q Dios, que entre los demás
h nuestro Señor.
milagros de vuestro poder, Las Completas son de Dom inica.
habéis concedido la victoria en
el martirio, aun al sexo frágil: MAITINES
otorgadnos propicio que cuantos
Invitatorio. — Alabemos a
celebramos la festividad natali­
nuestro Dios, * En la confesión
cia de vuestra N., M ártir, por
de la bienaventurada N.
sus ejemplos vayam os a Vos.
Salmo 94. — Venid, alegré­
Por nuestro Señor.
monos, pág. 3.
2. Oración para una Santa ni
Virgen ni Mártir Himno

escucharnos, oh Dios
P \ ig n a o s oh Dios de bondad,
P )ig n a o s ,

Salvador nuestro: para que, perdonarnos, por los méri­


así como nos alegramos en la tos de esta Santa, las penas me­
festividad de vuestra Santa N., recidas por nuestros pecados, pa­
así también nos instruyamos en ra que os cantemos santos him­
el afecto de una piadosa devo­ nos con corazón puro.
ción. Por nuestro Señor. Alabanza sea dada al Padre,

'/. B rcv. 62
y al Hijo Unigénito, juntamente amanezca, y distribuye las racio­
con el Espíritu Consolador, por nes a sus domésticos, y el ali­
los siglos de los siglos. Amén. mento a sus criadas. Puso la m i­
ra en unas tierras, y las compró;
I NOCTURNO de lo que ganó con sus manos
plantó una viña. Revistióse de
Ant. 1. ¡Oh cuán bella, *
fortaleza, y esforzó su brazo.
cuán esclarecida es una genera­
Los RR. del primer Nocturno del
ción casta! Común de Vírgenes, pág. 822.
Se dicen los Salmos como en el
Común de las Fiestas de la B. V.
María, pág. 868.
Lección II Cap. 31, 18-21
2. Pondrá su mano izquierda D ro bó y echó de ver que su
* debajo de mi cabeza; y con trabajo le fructificaba; por.
su diestra me abrazará. tanto tendrá encendida la luz
3. Vuélvete, * vuélvete, oh toda la noche. Aplica sus manos
Sulamite; vuélvete, vuélvete pa­ a los quehaceres fatigosos, y sus
ra que podamos contemplarte. dedos manejan el huso. Abre su
V - Con esta tu gallardía v mano para socorrer al mendigo,
hermosura. R . Camina, avanza y extiende sus brazos para am­
prósperamente, y reina. parar al necesitado. No temerá
Para una santa que tan sólo sea
Mártir, se dicen las Lecciones Te
para los de su casa los fríos ni
glorificaré, como en el Común de las nieves, porque todos sus do­
Vírgenes en el segundo lugar, con sus
Responsorios, pág. 828.
mésticos traen vestidos forrados.
Paia una santa ni Virgen ni M ár­ Se labró ella misma para sí un
tir, sr dicen las siguientes:
vestido acolchado; de lino finí­
simo y de púrpura es de lo que
D e las P arábolas de S alom ón
se viste. Su esposo hará un pa­
Lección I Cap. 31, 10-17 pel brillante en las puertas, sen­
tado entre los senadores del país.
hallará una mujer
u ié n Ella teje telas, y las vende, y
fuerte? De mayor estima entrega también ceñidores a los
es que todas las precio­ negociantes Cananeos.
sidades traídas de lejos y de los
últimos términos del mundo. En
Lección III Cap. 31, 25-31
ella pone su confianza el corazón
de su marido, el cual no tendrá J^ a fortaleza y el decoro son
necesidad de botín. Ella le aca­ sus atavíos; y estará alegre
rreará el bien todos los días de en los últimos día.#. Abre su bo­
su vida, y nunca el mal. Busca ca con sabios discursos, y la ley
lana y lino, de que hace la­ de la bondad gobierna su len­
bores con la industria de sus ma­ gua. Vela sobre los procederes
nos. Viene a ser como la nave de de su familia, y no come ociosa
un comerciante que trae de lejos el pan. Levantáronse sus hijos,
el sustento. Se levanta antes que y adam áronla dichosísima; su
marido la alabó, diciendo: M u­ como de parto; * tú con un
chas son las hijas que han alle­ viento impetuoso, harás pedazos
gado riquezas; mas a todas has las naves de Tarsis.
tú aventajado. Engañoso es el Como lo oímos, así lo hemos
donaire, y vana la hermosura; visto en la ciudad del Señor de
la m ujer que teme al Señor, ésa los ejércitos, en la ciudad de
será celebrada. Alabadla para nuestro Dios; * la cual ha fun­
que goce del fruto de sus ma­ dado Dios para siempre.
nos, y celébrense sus obras en Hemos experimentado, oh
la pública asamblea de los jue­ Dios, tu misericordia, * en me­
ces. dio de tu templo.
II NOCTURNO
Al m od' que tu nombre, oh
Dios, así tu gloria hasta los úl­
Ant. 4. Con esta tu gallardía timos términos de la tierra; *
* y hermosura, camina, avanza tu diestra está llena de justicia.
prósperamente y reina. Alégrese el monte de Sión,
Los Salmos son los de las Fiestas y salten de placer las hijas da
de la B. V . María, pág. 870.
Judá, * oh Señor, por razón de
5. Dios la protegerá * con tus juicios.
su faz; en medio de ella está Dad vueltas alrededor de Sión,
D ios; no será conmovida. examinadla por todos lados, * v
6. Las muchas aguas * no contad sus torres.
podrán apagar el in'cendlio de Considerad atentamente su for­
la caridad. taleza, * y notad bien sus casas,
para poderlo contar a la gene­
Salmo 47
ración venidera.
Q rande es el Señor, y digní­ Porque aquí está Dios, el
simo de alabanza * en la ciu­ Dios nuestro, para siempre y
dad de nuestro Dios, en su mon­ por los siglos de los siglos; *
te santo. él nos gobernará eternamente.
Con júbilo de toda la tierra Ant. — Las muchas aguas no
se ha edificado el monte de Sión, podrán apagar el incendio de la
* la ciudad del gran R ey, al la­ caridad. '
do del Septentrión. y . El Dios la protegerá con
Será Dios conocido en sus ca ­ su faz. I£. En medio de ella
sas, * cuando habrá de defen­ está Dios, y no será conmovida.
derlas.
D el l ib r o de sa n A m b r o s io ,
Porque he aquí que los reyes
O b is p o , so b r e las V iu d a s
de la tierra se han coligado *
y conjurado unánimemente. Lección IV
Ellos mismos, al verla así, que­
daron asombrados, turbados, con­ este fértil cam­
o m te m p lo
movidos, * llenos de terror. po de la Iglesia, ya ador­
Apoderáronse de ellos dolores nado con las flores pri­
maverales de la virginidad, ya bajos de su juventud, busca có­
mostrando la gravedad de las mo ocuparse en lo que convenga
viudas, ya enriquecido con los a su edad madura. Es más fácil
frutos del matrimonio. Aunque podar las vides que pisar la uva;
diversos, con todo son fruto de la poda, para reprimir su excesi­
un solo campo. No se ven tantos va exuberancia, corta con la po­
lirios en los jardines como trigo dadera los jóvenes retoños des­
en los campos y espigas en las co­ ordenados; enseñándonos, por el
sechas, y más son las tierras que pequeño número de ramas que de
se cultivan que aquellas que se ja para dar fruto, que aun en las
dejan descansar, después de ha­ vides es conveniente un cierto
ber rendido los frutos. Buena grado de continencia.
es la viudez alabada tantas ve­ Segundo R. del I I Nocturno del
Común de Vírgenes, pág. 824.
ces por las palabras del Apóstol.
Enseña la fe; enseña la castidad. Lección VI
Se dice el primer R. del I I N oc­
turno de Común de Vírgenes, pág. 824. T viuda
Tna entrada en años,
que ha terminado, en cierto
Lección V
modo, su tiempo de servicio, bien
D o r lo cual aquellos que ve­ merece que se la deje disfrutar
neran los adulterios y per­ del descanso. Si renuncia a los
versidad de sus dioses, estable­ trabajos del estado conyugal, go­
cieron castigos contra los céli­ bierna pacíficamente toda su ca­
bes y v i u d a s . Amadores de sa; si no lleva ya cargas, pro­
crímenes, habían de condenar la cura casar a sus hijas del modo
práctica de las virtudes, y b a ­ más útil y ventajoso, y con la
jo pretexto de procurar la muí gravedad de su edad, provee per­
tiplicación de los hombres se d e ­ fectamente a su suerte. Si se
dicaban a perseguir el amor a la considera preferible confiar una
castidad. No obstante, el soldado tierra a personas maduras y ex­
que ha terminado sus años de perimentadas, ¿por qué creería­
servicio, depone las armas, y el mos que una casada es más útil
veterano, dejando el empleo en que una viuda? Además, si los
que estaba ocupado, vuelve li­ perseguidores de la fe fueron
bremente a su casa de campo también perseguidores de la viu ­
a fin de que después de haber dez, es cierto que los que siguen
fatigado la vida con el trabajo la fe no deben mirar la viudez
consiga el descanso, v haga a como un estado del cual hay que
los otros más prontos para su­ salir como de un suplicio, sino
frir las penalidades con la espe­ como un estado en el cual es
ranza del futuro-— reposo. Del ventajoso permanecer.
mismo modo, el anciano labra­ . Engañoso es el donaire
dor deja para otros el cuidado y vana la hermosura. * La mu­
del arado, y fatigado por los tra­ jer que teme a Dios, ésa será
celebrada, y . Dadle dei fruto las verdades que conoce por ex­
de sus manos, y celébrense sus periencia, se enardezca de tal
obras en la pública asamblea. suerte, que el afecto que sient*
La mujer. Gloria al Padre. La. por un bien conocido le enseñe
a amar lo desconocido. “ He ahí
III NOCTURNO
que el reino de los cielos es com­
Ant. 7. Negra soy, * pero her­ parado a un tesoro escondido en
mosa, oh hijas de Jerusalén; por el campo, que si lo halla un
esto el R ey me amó y me admi­ hombre, lo esconde, y gozoso del
tió en su habitación. hallazgo va y vende todo cuan­
Los Salinos son los de Com ún de las to tiene, y compra aquel campo” .
F iestas de la B. V . M aría, pág. 873.

8. Atráem e tú mismo en pos Para una Santa no Virgen


de ti, * y correremos al olor TJ Abre su boca con sabios
de tus perfum es; tu nombre es discursos, y la ley de la bondad
óleo derramado. gobierna su lengua; vela sobre
9. Ven, Esposa de Cristo, * los procederes de su familia, *
recibe la corona, que el Señor Y no come ociosa el pan. V .
te ha preparado para siempre. Probó y echó de ver que su
y. E l Señor la eligió sobre trabajo le fructifica; por tanto,
todas las demás. Y la hizo tendrá encendida la luz toda la
habitar en su tabernáculo. noche.

L e c c ió n del santo E v a n c e l io Lección VIII


según san M ateo
p*N este hecho debemos también
Lección VII Cap. 13, 44-52 advertir, que una vez hallado
el tesoro, es escondido, a fin de
^ naquel tiempo: D ijo Jesús
conservarlo. Y esto lo hacen por­
a sus discípulos esta parábo­
que el ardor del celestial deseo
la: Es semejante el reino de los
no basta guardarlo de las ase­
cielos a un tesoro escondido en
chanzas de los espíritus malignos,
el campo. Y lo que sigue.
si no se oculta a las alaban­
zas humanas. Y a la verdad, en
H o m il ía de san G r e g o r io , P apa
la vida presente nos. hallamos
H om ilía 11 sobre los E van gelios
como en un camino, por el cual
i el Señor, hermanos carí­ nos dirigimos a la patria, y los
simos, nos describe el rei­ espíritus malignos, a manera de
no de loss cielos, como ladronzuelos, nos están acechan­
semejante a las cosas de la tierra, do. Por lo mismo, aquel que de­
lo hace para que nuestra mente se sea que le roben, que lleve públi­
eleve de lo conocido a lo desco­ camente su tesoro. Esto lo digo,
nocido, por medió de lo visible no para que nuestros prójimos
a lo invisible, y que, movido por ^io vean nuestras buenas obras,
siendo asi que está escrito: estaba perfumada derramó un
“ Vean vuestras buenas obras, y olor delicioso.
glorifiquen a vuestro Padre que Salm os de Dom inica, pág. SS.
está en los cielos” , sino a fin de 2. Atraídos por el olor de
que por medio de nuestras obras vuestros perfumes * acudimos a
no busquemos las externas ala­ Vos; las vírgenes os aman tier­
banzas. Que de tal suerte la obra namente.
sea pública, que no sea conocida 3. Y a pasó el invierno, *
nuestra intención, para que así y cesaron las lluvias; levántate,
demos ejemplo de buenas obras amiga mía, y ven.
al prójimo, y que, no obstante, 4. Ven, elegida mía, * y pon­
por la intención que tenemos de dré en ti mi trono.
agradar únicamente a Dios, siem­ 5. Esta es hermosa * entre
pre deseemos el secreto. las hijas de Jerusalén.
I£. Desprecié el reino del
mundo y toda la vanidad del Para una Santa solam ente
siglo, por amor de mi Señor Mártir ■
Jesucristo: * Al que vi, en quien
creí, y al que amé. X . De mi co­ Capitula Eccli., 51, 1-3
razón brota una palabra excelen­
'Y ' e glorificaré, oh Señor y R ey ;
te; dedico yo mis obras al Rey.
a ti alabaré, oh Dios S a l­
Al que. Gloria al Padre. A l que.
vador m ío: gracias tributaré a
tu nombre, porque tú has sido
Lección IX mi auxiliador y mi protector y
has librado mi cuerpo de la per­
tesoro es el celestial deseo; dición.
el campo, en el que se oculta
el tesoro, es una vida digna del Para una Santa ni Virgen ni
cielo. Adquiere este campo, des­
Mártir
pués de haber vendido todas las
cosas, el que renunciando a los Capitula Prov., 31, 10-11
placeres de la carne, holla todos
los deseos terrenos mediante la Q uién hallará una m ujer fuer-
observancia de la disciplina celes­ ^ te? D e m ayor estima es que
tial, de tal suerte que ya nada todas las preciosidades traídas
guste de cuanto halaga a la car­ de lejos y de los últimos térm i­
ne, nada huya de cuanto pueda nos del mundo. En ella confía
mortificar la vida de los place­ su marido, el cual no tendrá n e­
res de la carne. cesidad de botín.

Himno
LAUDES Y HORAS
^ labemos todos a esta mujer
Ant. 1. Mientras el R ey des­ fuerte de varonil corazón,
cansaba, * el nardo con que yo que resplandece en todas partes
- .
por la gloria de su santidad. Para una Santa ni Virgen ni
Inflamada por el divino amor, Mártir
aborrece el amor perverso del
mundo, y dirige sus pasos por el Capitula Prov.. 31, 10-11
arduo camino del cielo.
hallará una mujer fuer­
ü ié n
Mortificando su cuerpo con
los ayunos, y alimentando su al­
Q te? De mayor estima es
que todas las preciosidades traí­
ma con la oración, ella goza de
das de lejos y de los últimos
las delicias celestiales.
términos del mundo. En ella
Oh Cristo, valor de los fuer­
confía su marido, el cual no
tes, que sólo Vos realizáis estas
tendrá necesidad de botín.
maravillas, atended nuestras sú­
I}. br. Con esa tu gallardía
plicas, que os presentamos me­
* Y hermosura. Con esa. V .
diante su intercesión.
Camina, avanza prósperamente y
A D ios Padre se dé la gloria,
reina. Y . Gloria al Padre. Con
y al H ijo Unigénito, juntamente
esa.
con el Espíritu Paráclito, ahora
y . ,Dios la. protegerá con
y por todos los siglos. Así sea.
su faz. IJ. En medio de ella
y . Derram ada está la gracia
está Dios; no será conmovida.
en tus labios.
I j . Por esto Dios te ha ben­
SEXTA
decido para siempre.
Ant. del Bened. — Dadle * Para una Santa solamente
el fruto de sus manos, y celé­ Mártir
brense sus obras en la pública
asamblea. Capitula Eccli., 51, 4-5
Las Oraciones como en las I V is-
peras, pág. 832. poR tu gran misericordia, de
L o s Salm os de las H oras son de la cual tomas nombre, me
D om in ica; los de P rim a son los de
las F iestas. has librado de los que rugían,
ya prontos a devorarme; de las
TERCIA manos de aquellos que buscaban
cómo quitarme la vida, y de las
Para una Santa solamente muchas tribulaciones que me
Mártir cercaron.

Capitula Eccli., 51, 1-3 Para una Santa ni Virgen ni


'T glorificaré, oh Señor y R ey;
e Mártir
a ti alabaré, oh Dios Salva­
Capitula Prov., 31, 20-21
dor mío. Gracias tributaré a tu
nombre, porque tú has sido mi ^ su mano para socorrer
b re
auxiliador y mi protector, y has al mendigo, y extiende sus
librado mi cuerpo de la perdi­ brazos para amparar al necesi­
ción. tado, No temerá para los de su
casa los fríos ni las nieves.
R . br. Dios la protegerá * Todo como en las I, pág. 831, e x ­
Con su faz. Dios. y . En me­ cepto lo que sigu e:
dio de ella está Dios; no será y . Derramada está la gracia
conmovida. Con su faz. Glo­ en tus labios. R . Por esto Dios
ria al Padre. Dios la protegerá te ha bendecido para siempre.
con su faz. Ant. del Magnif. — Abre su
y . El Señor la eligió sobre mano * para socorrer al men­
todas las demás. digo, y extiende sus brazos para
R . Y la hizo habitar en su amparar al necesitado, y no co­
tabernáculo. me ociosa el pan.
L a s Com pletas son las de Dom i­
nica, pág. 77.
NONA

Para una Santa solamente


II. OTRAS LECCIONES PARA
Mártir
UNA SANTA SOLO MARTIR
Capitula E cd i., 51, 8 y 12 II NOCTURNO

alma alabará al Señor has­ S ermón de sa nJ uan C r isó s -


ta la muerte, porque sal­ TOMO
vas a los que en ti esperan, y Serm ón 67 sobre el N uevo Testaraent:)
los libras de las naciones enemi­
gas, Señor, Dios nuestro. Lección IV
o en gran m anera a
Para una Santa ni Virgen ni
E\f ^3S fiestas 1°5 ^ r -
Mártir ■
ÍS U ím I tires, las am o y celebro
con gusto. A todas en verdad
Capitula Prov., 31, 29-30
aprecio, pero las que tengo en
^/^ uchas son las hijas que han más estim a, son aquellas en que
, allegado riquezas; mas a se nos proponen los com bates de
todas has tú aventajado. En­ las santas m ujeres. Y ciertam en­
gañoso es el donaire, y vana la te, cuanto m ás débii es el vaso,
hermosura; la mujer que teme tanto m ayo r es la gracia, tan­
al Señor, ésa será alabada. to m ás ilustre el tro feo , tanto
. br. El Señor la eligió * más insigne la v icto ria , no por
Sobre todas las demás, y . Y la la debilidad del sexo de las a t­
hizo habitar en su tabernáculo. letas, sin porque por la m ism a
Y . Gloria al Padre. E l Señor la que el enem igo había vencido,
eligió. ahora es hum illado.
y . Derramada está la gracia
Lección V
en tus labios.
y . Por esto el Señor te ha D or m edio de la m u jer v e n ­
benáecidp p^ra siempre. ció, y por la m u jer ha sido
vencido. Este fué antes su dar­ se tan generosamente para los
do; este ha sido ahora el ins­ combates en defensa de la pie
trumento de su muerte; este va­ dad?
so se ha mostrado insuperable.
Aquélla fué la primera en pecar, Lección VI
y por su pecado murió; ésta ha
muerto para no pecar. Aquélla, T 'u v o ésta un cuerpo débil v
vencida con la esperanza de una participó de la timidez de su
promesa la más fútil, quebrantó sexo; mas la presencia de la
las leyes de D ios; ésta menos­ gracia superó todas estas debilida.
preció la vida presente a fin de des. Nada a la verdad, nada más
no quebrantar la fe prometida poderoso que el temor de Dios,
a su bienhechor. Ahora bien, el cual muy profundamente te­
¿qué excusa podrán alegar en nía fijo en su alma. Por lo mis­
adelante los hombres si son mo despreció el fuego, el hierro,
muelles y descuidados? ¿qué las bestias, y todo aquello con
perdón podrán esperar, cuando que se la pudo amenazar. Todas
las mujeres se han portado fuer­ estas cosas practicó la Santa cu­
te y varonilmente, disponiéndo­ ya fiesta celebramos.
C o m ú n d e la D e d i c a c i ó n d e u n a I g l e s i a
I VÍSPERAS Himno
\ santidad * es digno
ciudad santa, visión
e r u s a lé n ,

1ÉÉ adorno de vuestra m o­


rada, oh Señor, por to- J sublime de paz, que edificada
sobre piedras vivas te elevas has­
da la serie de los tiempos. ta los cielos, y estás coronada co­
Los Salmos son de Dominica, pero
en lupar del último se dice el sal­
mo una esposa de millares de
mo 147, páj?. 196. Angeles.
2. Mi casa * será llamada ¡Oh esposa dichosa por tu des­
casa de oración. tino, oh la más hermosa de las
3. Esta es la casa del Se­ reinas, ciudad brillante del cielo,
ñor * sólidamente edificada, es­ dotada con la gloria del Padre,
tá bien asentada sobre la firme llena de la gracia del Esposo,
piedra. desposada con Cristo R ey!
4. La casa del Señor * está Aquí las puertas resplandecien­
bien fundada sobre la firme pie­ tes de margaritas, abiertas están
dra. a todos; ya que todo mortal qu ;
5. D e piedras preciosas * es­ sufre por amor a Jesucristo, se
tán formados tus muros; y las introduce en ellas por su virtud.
torres de Jerusalén serán edifica­ Las piedras de que está cons­
das con margaritas. truido este edificio han sido la­
bradas con gran cuidado, pulidas
Capitula Apoc., 21, 2 y preparadas por las manos del
1 la ciudad santa, la nueva celestial obrero; él las ha unido y
Jerusalén, descender del cie­ trabajado, colocándolas en el re­
lo por la mano de Dios, com­ mate.
puesta, como una novia engala­ Gloria al Padre todopoderoso,
nada para su esposo. y al H ij * único del Padre, jun­
tamente con el Espíritu Parácli­ que a Vos clamaren. Por nues­
to; alabanza, honor y poder a tro Señor.
Dios por toda la eternidad. I-as Completas son de Dominica pá­
gina 77.
Amén.
y . Esta es la casa del Se­
MAITINES
ñor firmemente edificada.
I£. Está bien asentada sobre Invitatorio. — La santidad es
la piedra firme. propia de la casa de Dios: *
Ant. del Magnif. — El Señor En ella adoremos a Cristo su
ha santificado * su morada: por­ Esposo.
que ésta es la casa de Dios; en Salmo 94. — Venid, alegré­
la cual es invocado su nombre, monos, pág. 3.
de la cual está escrito: Y mi H im no: Jerusalén, ciudad santa, como
nombre estará allí, dice el Se­ en las I V ísperas.
ñor. I NOCTURNO

Ant. 1. Abrid, oh príncipes,


Oración para el Aniversario de vuestras puertas, * y elevaos, oh
la Dedicación de Ja Iglesia puertas de la eternidad.
Salm o 23, pág. 95.
í “\ h Dios, que cada año reno­ 2. Este Señor será mi Dios
váis el día de la consagra­ * y esta piedra será llamada ca­
ción de este vuestro santo tem­
sa de Dios.
plo, y representáis siempre in­ Salm o 45, pág. 135.
cólumes los sagrados misterios:
3. Edificó * Moisés un altar
escuchad propicio las súplicas de
al Señor Dios.
vuestro pueblo, y conceded al
Salmo 47, pág. 136.
que viniere a pediros beneficios
y . Vuestra casa, Señor, es
a este santo templo, que su al­
casa de santidad.
ma se llene de gozo al ver cum­
. Por todos los siglos.
plidos sus deseos. Por nuestro
Señor.
D el l ib r o secu n d o del Para-
E n el mismo día de la Dedicación
de U Iglesia , y durante su O ctava, y l ip o m e n o n
cuando se ha de v aria r la O ración , se
dice la sigu ien te:
Lección I Cap. 7, 1-5
Q h Dios, que invisiblemente
contenéis todas las cosas, y que Salomón acabó
i/ e g o
que con todo, para salvación del de hacer sus fervorosas
género humano, visiblemente plegarias, bajó del cielo
mostráis pruebas de vuestro po­ fuego que devoró los holocaus­
der: ilustrad este templo en que tos y las víctimas, y la majestad
moráis, y conceded que cuantos del Señor llenó toda la casa. Ni
acuden aquí para rogar, consigan podían los sacerdotes entrar den­
el beneficio de vuestra consola­ tro del templo del Señor, por
ción en cualquier peligro en el cuanto la majestad del Señor ha­
bía llenado su templo. Asimismo había ofrecido allí holocaustos,
todos los hijos de Israel estaban y la grosura de las víctimas pa­
viendo bajar el fuego y la glo­ cíficas, por cuanto el altar de
ria del Señor sobre la Casa, y bronce que había hecho, no po­
postrándose rostro en tierra so­ día ser suficiente para tantos
bre el pavimento enlosado, ado­ holocaustos, y sacrificios y gro­
raron y bendijeron al Señor, re­ sura de las víctimas pacíficas.
pitiendo: Porque es bueno, y Celebró Salomón entonces por
Dorque es eterna su misericordia. siete días la fiesta solemne, y
Entre tanto el rey y todo el pue­ con él todo Israel, congregado
blo inmolaron víctimas delante en grandísimo número, desde la
del Señor. El rey Salomón ofre­ entrada de Emat hasta el arroyo
ció en sacrificio veintidós mil de Egipto. El día octavo hizo
bueyes, y ciento veinte mil car­ la colecta, por haber hecho du­
neros. De esta manera celebró rante siete días la dedicación
el rey con todo el pueblo la de­ del altar, y celebrado por siete
dicación de la casa, de Dios. días la solemnidad. *
^ . En la dedicación del y , Está fundada la casa del
templo cantaba el pueblo alaban­ Señor sobre lo más elevado de
zas; * Y todas las bocas dejaban los montes, y se levanta sobre
oír una dulce armonía, y . La todos los collados: * Y acudirán
casa del Señor ha sido edificada a ella todas las naciones, y di­
en lo más elevado del monte, y rán: Gloria a ti, Señor, y .
a ella acudirán todas las nacio­ Cuando vengan con gran exul­
nes. Y todas las bocas dejaban tación, trayendo las gavillas de
oír una dulce armonía. sus mieses. Y acudirán a ella to­
das las naciones.
Lección II Cap. 7, 6-9
Lección III Cap. 7, 11-16
l mismo tiempo los sacer­
A dotes atendían a sus minis­ sí acabó Salomón el templo
terios; y los Levitas, al son de del Señor, y el palacio real,
sus instrumentos, cantaban los y cuantas cosas se había pro­
salmos que había compuesto el puesto en su corazón hacer en
rey David para alabar al Señor, la casa del Señor y en su pro­
repitiendo: Porque es eterna su pia casa; y fué feliz. Apareció-
misericordia. Cantaban éstos los sele el Señor de noche, y le
himnos de David al son de sus dijo: He oído tu oración, y me
instrumentos; y los sacerdotes, he escogido este lugar para C a­
enfrente de ellos, sonaban las sa de sacrificio. Si cerrare yo el
trompetas, y todo Israel estaba cielo y no lloviere; si mandare
en pie. Santificó también Salo­ y diere orden a la langosta que
món el medio del- atrio, frente devorare la tierra; si enviare la
del Templo del Señor, porque peste a mi pueblo, y m i. pueblo
A
sobre el cual ha sido invocado Serm ón de san A g u s t ín , O b is p o

mi nombre, convertido me pidie­ Sermón 252 de Tiempo


re perdón, y procurare aplacar­ Lección IV
me, haciendo penitencia de su
mala vida; yo también desde el ik¿g*!¿}uANTAS veces, hermanos
cielo le escucharé y perdonaré L v 'í ’c l carisimos, celebramos la
sus pecados, y libraré de los ma­ dedicación de un altar o
les su país. Y mis ojos estarán de un templo, lo que se realiza
abiertos, y atentos mis oídos a en los templos materiales tiene
la oración del que me invocará lugar igualmente y plenamente en
en este lugar. Porque este lugar nosotros por una edificación espi­
lo he escogido yo y santificado ritual, si tendemos a este objeto
en él para siempre, y para que con fidelidad y diligencia, y si
estén fijos sobre él mis ojos y vivimos en la santidad y la jus­
mi corazón en todo tiempo. ticia. Pues, a la verdad, no min­
1$. Bendice, Señor, esta ca­ tió aquel que dijo: “ E l templo
sa que he edificado en tu nom­ de Dios, que sois vosotros, es
bre; y de los que acuden a este además santo” . Y además: “ Aca­
lugar, * Oye sus preces en el so no sabéis que vuestros cuer­
más elevado solio de tu gloria, pos son templo del Espíritu San­
y . Señor, si tu pueblo se con­ to que está en vosotros” . Y por
virtiere, y orare en este tu san­ lo mismo, hermanos carísimos, ya
tuario. Oye sus preces en el más que sin ningún mérito preceden­
elevado solio de su gloria. Gloria te, por la gracia de Dios mere­
al Padre. Oye. cimos ser constituidos templo de
Dios, trabajemos cuanto poda­
II NOCTURNO mos con su auxilio, a fin de que
A n t . 1. No es este lugar, * nuestro Señor, en su templo, es­
sino la casa de Dios y la puer­ to es, en nosotros, nada halle que
ta del cielo. ofenda los ojos de su majestad.
Salmo 83, pág. 203.
1^. Al orar tus servidores en
este lugar, * Perdona, oh Dios,
2. Vió Jacob una escala, * los pecados de tu pueblo, y
cuya cima tocaba los cielos, y
muéstrales el buen camino por
a los Angeles que descendían, v
el cual anden, y glorifica este lu­
dijo: Verdaderamente este lu­
gar. y . Atiende tú que gobier­
gar es santo.
nas a Israel, tú que guías como
Salmo 86, pág. 204. .
a una oveja a José, tú que estás
3. Jacob erigió * una piedra sentado sobre los Querubines
en monumento, derramando óleo Perdona.
sobre ella.
Salmo 87, pág. 240. Lección V
y . M i casa, 3, Será llamada P rocuremos que la morada de
casa de oraci^i. nuestro corazón esté libre
de vicios y llena de virtudes, temerá ser apartado del eterno
que esté cerrada al diablo y y celestial convite.
abierta a Cristo. Y trabajemos de Jacob, levantándose de
tal suerte, que con la llave de las mañana, erigía una piedra como
buenas obras, podamos abrir la monumento, derramando óleo so­
puerta del reino celestial. Así bre ella, y hacía una promesa
como con las malas obras, como al Señor: * Verdaderamente este
con unos cerrojos y puertas se lugar es santo, y yo lo ignoraba.
nos cierra la entrada a la vida, y . Despertando Jacob del sueño,
así sin duda alguna, se abre con dijo. Verdaderamente. Gloria al
las buenas obras. Y por lo mis­ Padre. Verdaderamente este lu­
mo, hermanos carísimos, cada gar es santo.
uno examine su conciencia, y si
III NOCTURNO
ve que está como herido por al­
gún crimen, procure ante todo Ant. — El que se acoge * al
purificar su conciencia con ora­ asilo del Altísimo, descansará
ciones, ayunos y limosnas, y así siempre bajo la protección del
acérquese a recibir la Eucaris­ Dios del cielo.
tía. Cuando esta Antífona se dice ín ­
. ¡Oh cuán digno de ser tegra, entonces el mismo Salmo em­
pieza por el segundo Verso: Dice el
temido es este lugar! * Verdade­ Señor.
ramente no es más que la casa Salmo 90, pág. 78.

de Dios y la puerta del cielo, 2. El templo del Señor * es


y . Esta es la casa del Señor santo, es obra de Dios, es cons­
edificada firmemente; verdadera­ trucción de Dios.
mente no hay aquí sino la casa Salmo 93, pág. 116.
de Dios y la puerta del cielo. 3. Bendita * sea la gloria del
Verdaderamente no es más que Señor, en su lugar santo.
la casa de Dios y la puerta del Salmo 98, pág. 193.
cielo. y . Esta es la casa del Señor
firmemente edificada. R . Esta
Lección VI bien asentada sobre la piedra
firme.
Y a Ia verdad si alguno, cono­
ciendo su culpa, se aparta L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
seg ú n san L ucas
del divino altar, conseguirá fácil­
mente el perdón de la divina Lección VII Cap. 19, 1-10
misericordia. Porque así como
el que se ensalza, será humilla­ ^ n aquel tiempo: Habiendo
do, así, por el contrario, quien entrado Jesús en Jericó, pa­
se humillare será ensalzado. Y saba por la ciudad. Había allí
así aquel que se apartare del al­ un hombre muy rico llamado Z a­
tar de la Iglesia con el fin de queo, jefe de los publícanos. Y
enmendar su vida, del todo no lo que sigue.
H o m il ía de sa n A m b r o s io , ta, pero tenía ramas inútiles; su
O b is p o gloria era vana, y el pueblo gen­
Libro 8 sobre san Lucas, cerca del fin til se elevó sobre ellos por su fe
en la resurrección, como por una
oído hablar Z a­
a b ie n d o cierta elevación corporal. Za­
queo (hombre de baja es­ queo, pues, estaba sobre el sicó­
tatura, esto es, de baja moro y el ciego al borde del ca­
alcurnia y de pocos méritos mino; el Señor espera a uno da
como lo era el pueblo gentil) del ellos para usar de misericordia
advenimiento del divino Salvador, con él; al otro le ennoblece y
al cual los suyos no habían reci­ le honra hospedándose en su ca­
bido, tenía grandes deseos de sa; pregunta a uno para curarle
verle. Pero nadie ve fácilmente y se invita él mismo en casa del
a Jesús; nadie que permanezca otro sin que éste le invitase. Sa­
en la tierra puede ver a Jesús. Y bía cuán abundante sería la re­
por lo mismo que no podía apo- compensa que daría a su hospi­
* yaise ni en los profetas ni en talidad, y si no había oído la voz
la ley, es decir, careciendo de to­ de Zaqueo invitándole, había vis­
da gracia natural, sube a un sicó­ to ya los sentimientos de su co­
moro, como hollando con sus razón.
pies la vanidad de los judíos y 1^. Todos tus muros son de
corrigiendo los errores de su v i­ piedras preciosas, * Y las torres
da pasada. Y por lo mismo re­ de Jerusalén serán edificadas
cibió a Jesús en lo interior de su con perlas. V . Las puertas de
morada. Jerusalén serán construidas con
TjE• Mi casa será llamada la zafiros y esmeraldas y con pie­
casa de oración, dice el Señor; dras preciosas todos los alrede­
en ella todo aquel que pide, re­ dores de sus muros. Y las torres.
cibe, y el que busca, halla; * Gloria al Padre. Y las torres.
Y al que llama le abren, y . Pe­
did, y recibiréis; buscad, y ha­ Lección IX
llaréis. Y al que.
para que no parezca que
A /l as

Lección VIH p r o n t o prescindimos de


aquel ciego por desprecio a los
p hizo bien subiendo 'a un ár­ pobres, y pasamos al rico, aguar­
bol, porque él mismo debía démosle, ya que también le
convertirse en un árbol bi^no aguardó el Señor; preguntémos­
que llevara buenos frutos, y le, ya que también le preguntó
arrancado de un acebuche para Cristo. Nosotros le preguntare
♦cr injertado contra su naturale­ mos porque no le conocemos. El
za en un buen olivo debía llevar le interrogó porque le conocía.
el fruto de la ley.. Porque la ley. Nosotros le preguntamos a fin do
*ntre los judíos era una raíz san­ ^ a b er cómo Jesús le preguntó a
fin de que en el ejemplo de uno los ángulos del templo celeste y
solo, conociéramos lo que se debe del terreno.
hacer para ver al Señor. Le pre­ Y así como en la celeste mo­
guntó a fin de que viésemos que rada resuenan siempre las alaban­
nadie puede salvarse sin la con­ zas, y a Dios trino y uno se ele­
fesión de la fe. van los perennes himnos, así nos­
Te Deum, pág. 10. otros nos unimos a ella con nues­
tros cantos, émulos de los de la
LAUDES Y HORAS santa Sión.
Este templo, oh R ey de los
Ant. 1. La santidad * es dig­ cielos, llénale de tu divina luz;
no adorno de vuestra morada, oh atiende aquí al que rogare; del
Señor, por toda la serie de los pueblo acoge los votos, y sobre
tiempos. nuestros corazones dígnate de­
Los Salmos son de D om inica, pági­ rramar continuamente la celestial
na 55.
gracia.
2. Mi casa * será llamada
Que las voces y las plegarias
=casa de oración.
de los fieles suplicantes, consi­
3. Esta es la casa del Señor
gan los favores de la mansión
* sólidamente edificada, está
bienaventurada, y que se gocen
bien asentada sobre la firme
con los dones conseguidos, has­
piedra. *
ta tanto que libres del cuerpo,
4. La casa del Señor * está
consigan llenar los dichosos pa­
bien fundada sobre la firme pie­
lacios.
dra.
Gloria al Padre todopoderoso,
5. De piedras preciosas * es­
tán formados tus muros; y las y al H ijo único del Padre, junta­
mente con el Espíritu Paráclito,
torres de Jerusalén serán edifica­
alabanza, honor y poder a ¿Dios
das con margaritas.
por toda la eternidad. Amén.
y . Esta es la casa del Se­
Capitula Apoc., 21, 2
ñor edificada firmemente. 1$.
i la ciudad santa, la nueva Está bien asentada sobre la pie­
Jerusalén, descender del cie­ dra firme.
lo por la mano de Dios, compues­ Ant. del Bened. — Zaqueo,
ta como una novia engalanada * baja luego, porque conviene
para su esposo. .. que yo me hospede hoy en tu
casa. El bajó a toda prisa, y le
Himno recibió gozoso. Ciertamente que
el día de hoy ha sido de salva­
l Hijo del Padre excelso,
ción para esta casa, aleluya.
como piedra cortada del
L a s O raciones son las de V ísp eras,
monte, desciende del ce­ pág. 842.
leste Olimpo a lo más profundo Los Salm os de las H oras son los
de D om in ica; los de P rim a son los de
del valle, y con arte soberano ud ó las Fiesta*.
TERCIA ya muerte, ni llanto, ni alarido,
ni habrá más dolor, porque las
I.a Capitula de Laudes, pág. 847.
cosas de antes son pasadas. Y di­
IJ. br. Tu casa, Señor, * Debe jo el que estaba sentado en el
ser santa. Tu casa. y . Por to­ solio: He aquí que renuevo to­
dos los tiempos. Debe. Gloria al das las cosas.
Padre. T u casa. Iy. br. Esta es la casa del Se­
y. Este lugar es santo, en ñor * Firmemente edificada.
el cual ruega al sacerdote. R . Esta. y . Está bien asentada so
Por los delitos y pecados del bre la piedra firme. Firmemente.
pueblo. Gloria al Padre. Esta es.
y . Está bien asentada la ca­
SEXTA sa del Señor. Sobre la piedra
firme.
Capitula Apoc., 21, 3

V/ oí una voz grande que ve­ II VISPERAS


nía del trono, y decía: Ved
aquí el tabernáculo de Dios en­ T o d o com o en la s I V ís p e r a s , p á g i­
na 8 4 1, ex cep to lo que s ig u e :
tre los hombres, y el Señor mo­
rará con ellos. Y ellos serán su y . La santidad es digno
pueblo, y el mismo Dios habi­ adorno de vuestra morada, oh
tando en medio de ellos será su Señor. 1$. Por toda la serie de
Dios. los tiempos.
I£. br. Este lugar es santo, * Ant. del Magnif. — ¡Oh cuán
En el cual ruega el sacerdote. digno de ser temido es este lu­
Este lugar, y . Por los delitos gar! * Verdaderamente no es él
y pecados del pueblo. Gloria al otra cosa, sino la casa de Dios
Padre. Este lugar. y la puerta del cielo2.
y . Esta es la casa del Se­ L a s C o m p le tas son de D o m in ic a , p á­
g in a 77.
ñor firmemente edificada. 1^.
D u ra n te la O c ta v a y en el d ía de
Está bien asentada sobre la pie­ la O c ta v a la s A n t ífo n a s y lo s S a l­
m os p a ra tod as las H o r a s y los V e r ­
dra firme1. sos de lo s N o ctu rn o s se g ú n el d ia
o c u rr e n te de la sem an a, se h an de d e ­
c ir com o en el S a lt e r io ; lo re s ta a te
NONA
com o en el d ia de la T ie s t a , e x ce p to
las L e c cio n e s , la s c u a le s en el I N o c ­
Capitula Apoc., 21, 4-5 tu rn o se d icen de la E s c r itu r a o cu ­
rre n te con sus. R e sp o n so rio s d el T ie m ­
p o; p a ra el I I y I I I N o c tu rn o s se
yj D ios enjugará de sus ojos
se ñ a la n las p rop ias p a ra ca d a u n o de
todas las lágrimas; ni habrá los d ía s.

1. S e g ú n el A p ó s to l, J e s u c r is to es la p ie d ra firm e q u e so stie n e el ed ificio


d e la I g le s ia . E s , com o d ic e san A g u s t ín , p ied ra fu n d a m e n ta l, sobre la cu al
e n co n tra m o s la p a z y la s e g u rid a d , y p ied ra a n g u la r q u e u n e lo s dos m u ros
d e l A n t ig u o y d el N u e v o T e s ta m e n to y r e c o n c ilia el cielo y la tie rra .
2. N u e s tr a s ig le s ia s son v e rd a d e ra m e n te la c a sa de D io s , y a q u e en e llas
re s id e J e s u c r is to , v e rd a d e ro D io s y v e rd a d e ro hom bre. P o r lo m ism o, todo r e s ­
peto y to d a v e n e ra c ió n son d eb id o s at tem p lo c r is tia n o . ' *

I. Brev. 63
Día Segundo dentro de la colocadas en el edificio del tem
pío. líe ahí, pues, “ esta Jerusa
Octava lén que se está edificando como
Seraidoblc
una ciudad'7. Nadie, dice san P a ­
II NOCTURNO blo, puede poner otro fundamen­
to fuera de aquel que ha sido
D el T ratado de san A g u st ín ,
puesto, que es Cristo Jesús.
O b isp o , sobre los S almos
Sobre el Salm o 121
Lección VI
Lección IV
f uego que el fundamento está
e r u sa l é n ,
que es edifica­ colocado sobre la tierra, en­
b a Fkí da como una ciudad” . cima descansan las paredes y
Hermanos, cuando D a ­ el peso de las paredes tiende
vid decíá estas cosas, aquella a lo más bajo, ya que en este
ciudad estaba enteramente cons­ lugar descansa el fundamento.
truida. Hablaba, pues, de no sé Mas si nuestro fundamento está
qué ciudad qué se está edifican­ en el cielo, nuestro edificio se
do ahora y a la cual se dirigen sostiene en el cielo. Fuerzas m a ­
por la fe estas piedras vivas, de teriales establecieron la estruc­
las que dice el Príncipe de lo¿ tura de esta vasta basílica que
Apóstoles: “ Y vosotros, estad contempláis, y como eran terre­
unidos unos a otros, a manera nas, pusieron el fundamento en
de piedras vivas, para formar un lo más profundo. M as siendo es
edificio espiritual, esto es, un piritual el edificio de que debe­
templo de D ios” : ¿Qué significa: mos formar parte, su fundamen­
“ Estad unidos en la construcción to está en lo alto. Corramos,
a manera de piedras vivas” ? Vos­ pues, en esta dirección; allí se­
otros vivís si creéis, y si creéií remos incorporados al edificio, ya
os convertís en el templo de que de esta Jerusalén se ha d i­
Dios, pues, como dice san Pablo: cho: “ En tus atrios descansaban
“ El templo de Dios es santo v nuestros pies, oh Jerusalén” .
vosotros sois este templo” .
III NOCTURNO

Lección V L ección d el santo E van g elio


consiguiente, esta ciudad se ’ seg ú n san L u c a s
está ahora edificando. Las
Lección VH Cap. 19, 1-10
piedras son cortadas de los mon­
tes por las manos de los predi­ aquel tiempo: Habiendo en­
cadores de la verdad. Aun mu­ trado Jesús en Jericó pasa­
chas piedras están en manos de ba por la ciudad. H abía allí un
los artífices; no caigan de ma­ hombre muy rico, llamado Za­
nos de los artífices, a fin de que queo, jefe de los publícanos. Y
siendo perfeccionadas puedan ser lo que sigue» *
D e la H o m il ía de sa n A m bro­ jimo — recibe como recompensa
s io , O b is p o mucho más de lo que había dado.
Libro 8 sobre san Lucas, en el fin
Lección IX
m0men*:0 ciego vió,
O y seguía a Jesús glori­] \ A u y oportunamente se advier­
is ficando a D ios” . No te que Zaqueo era jefe de
hubiese visto, en efecto, si no los publicanos. ¿Quién desespe­
hubiera seguido a Cristo, si no rará de sí mismo, cuando este
hubiese proclamado el poder del que vivía del fraude, consiguió la
Salvador, si no se hubiese eleva­ salvación? “ Y era muy rico” . Se
do por encima del mundo. V o l­ hace constar para que se sepa
vam os ahora a congraciarnos con que no todos los ricos son ava­
los ricos; no pretendemos en ma­ ros. “ Era de pequeña estatura” .
nera alguna ofenderlos; lo que ¿Por qué la Sagrada Escritura se
querríamos, si fuese posible, es ocupa únicamente de la estatura
curarlos a todos. Congraciémono¿ de Zaqueo? Tal vez se ocupa de
con ellos, no sea que ofendidos ella para dar a entender que era
por la comparación del camello pequeño en materia, o hasta en­
y abandonados por nosotros er. tonces, pequeño en la fe. Aun
la persona de Zaqueo, más pron­ no había prometido devolver lo
to de lo que convenía, se sien quitado, aun no había visto a
tan justam ente agraviados. Cristo, con razón era aún pe­
queño. Juan, al contrario, era
Lección VIII grande, porque vió a Cristo, y
vió que el Espíritu se posaba
A p r e n d a n los ricos que el mal
como una paloma sobre Cristo,
no reside en lo que uno po­
como él mismo dice: “ Vi el Es­
see, sino en que algunos no sa­
píritu que descendía como una
ben hacer buen uso de sus bie­
paloma y permanecía sobre E l” .
nes. Pues las riquezas, así como
Te Dcitm, pág. 10.
sirven de estorbo a los malos,
así para los buenos sirven d*
ayuda para la virtud. Ciertamen­ Día Tercero dentro de la
te que era rico Zaqueo, y fué
Octava
elegido por Cristo; mas, dando Semidoble
la mitad de sus bienes a los po­
II NOCTURNO
bres, y devolviéndo el cuádruplo
de lo que había quitado — pues S e r m ó n d e s a n A g u s t í n , O b i s p o
no sería bastante devolver una Sermón 256 de Tiempo
cantidad igual a la usurpada, y no
Lección IV
tendría el mérito de una libera­
lidad si se perseverara en la in a solemnidad que nos reú
ju sticia : ' Dios nos pide nuestros ne es la dedicación de
dones y no los despojos del pró­ una casa de oración. Es­
te templo es para nosotros una dato; que os améis los unos a los
casa de oraciones, y nosotros otros” . D ijo : “ un nuevo manda­
mismos somos la casa de Diios. to” . Erais ya viejos, y aun no
Si nosotros somos la casa de me construíais una morada; y a ­
Dios, durante la presente vida cíais en vuestra ruina. Para le ­
somos edificados, para ser dedi vantaros de vuestra ruina y de
cados al fin de esta vida. El ed i­ vuestra decrepitud, amaos los
ficio, o lo que es lo mismo, su unos a los otros.
edificación, importa trabajo; la
dedicación será llena de alegría. Lección VI
Lo que aquí se hacía al levan
Y^ uestra caridad debe, pues,
tarse el edificio continúa hacién.
considerar que esta casa, se­
dose en este momento en que
gún lo que está pronosticado y
están congregados los que creen
prometido, está aún en construc­
en Cristo. Cuando abrazan la fe
ción en todo el universo. Cuan­
son como las maderas y las p ie­
do se edificó la casa de Dios d e s­
dras que se cortan de las selvas
pués de la cautividad, exclam a­
y de los montes; mas cuando son
ban, según se lee en otro Salmo:
catequizados y bautizados, son
“ Cantad al Señor un cántico
como formados por las manos de
nuevo, cantad al Señor toda la
los constructores y artífices, son
tierra” . Lo que indican estas pa
como desbastados, alineados y ali­
labras: “ Un cántico nuevo” lo
sados. Con todo, no constitu­
expresó el Señor en esta forma:
yen la casa del Señor sino cuan­
“ Un nuevo mandamiento” . ¿Qué
do se juntan y unen por medio
significa un cántico nuevo sino
de la caridad.
un amor nuevo? E l cantar es
propio del que ama. L a voz d¿
Lección V este canto es el fervor del
estas maderas y piedras no amor santo. Amemos, y amemos
se juntasen con cierto or­ gratuitamente. Amemos al Señor,
den, si no se uniesen entre sí pa­ ya que nada hallamos mejor. A
cíficamente, sí juntándose entre él amémosle por él mismo, y en
sí, no se amasen de algún modo, él, amémonos, pero por él mismo.
por su adhesión recíproca, nadi¿ III NOCTURNO
entraría aquí. Cuando veis en
una construcción, que las piedras L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
según san L ucas
y maderas están bien unidas en­
tre sí. entráis sin temor, no te ­
Lección VII Cap. 19, 1-10
méis que se desplome el edificio.
Queriendo nuestro Señor Jesu­ P n aquel tiempo: Habiendo en.
cristo entrar y habitar en nos­ trado Jesús en Jericó, pasa­
otros, decía, como para edificar su ba por la ciudad. H abía allí un
templo; “ Os doy un nuevo'm an­ hombre muy rico llamado Z a ­
queo, jefe de los publicanos. Y moro es un fruto nuevo de la
lo que sigue. nueva estación. En él se cumple
esta palabra: “ La higuera ha
H o m ilía de S. A m b r o s io , O b is p o producido sus brevas” .
Libro 8 sobre san Lucas, cerca del fin
Lección IX
ué significa esta multitud
sino la confusión de un P ara esto vino Cristo, a fin
pueblo ignorante, el cual de que de los árboles no
no puede ver lo más elevado de nacieran frutas, sino hombres.
la sabiduría? D e consiguiente, En otro lugar leemos: “ T e vi
Zaqueo, mientras está con la cuando estabas debajo de la hi­
m ultitud no ve a Cristo; sube s o ­ guera” . Natanael estaba debajo
bra la turba, y le ve. Esto sig­ del árbol, esto es, sobre la raíz,
nifica que elevado ya sobre la ig­ porque era jusco; ya que la raíz
norancia de la plebe, mereció lo es santa. Natanael estaba debajo
que deseaba, es decir, ver 4
del árbol, porque estaba bajo la
Cristo. M u y oportunamente el ley. Zaqueo sobre el árbol, por­
Evangelio añade: “ Porque por que estaba por encima de la ley
aquella parte había de pasar el Aquél era defensor del Señor,
Señor” . Por aquel lugar; cerca pero se ocultaba; éste le anun­
del sicómoro, cerca del lugar en ciaba públicamente. Aquél aun
donde Zequeo debía creer en él, buscaba al Cristo de la ley; éste,
y esto, para insinuarnos un m is­ elevado ya sobre la ley, dejaba
terio, y para difundir la gracia. lo suyo y seguía al Señor.
Supuesto que Jesús vino al mun­ Te Deum, pág. 10.

do para pasar de los Judíos a


los Gentiles.
Día Cuarto dentro de la
Lección VIII Octava
Sem ¡doble
pues, vió a Zaqueo en
II NOCTURNO
aquel lugar elevado. A la
verdad sobresalía ya por la ele­ D el serm ón de san A g u s t ín .
O b is p o
vación de su fe, entre los fru
Sermón 256 de Tiempo
tos de las nuevas obras, como en
lo elevado de un árbol fructuo­ Lección IV
so. Y porque de la alegoría pasa­
mos al significado moral, es muy en el salmo
o n s id e r e m o s

agradable en este día del Señor, que hemos cantado un


en medio de las alegrías del edificio que se levanta de
pueblo fiel, proporcionar al es­ sus ruinas. “ Rasgaste mi vesti­
píritu un poco de descanso, pro­ do” ; esto se refiere a la ruina.
poniendo algo que deleite a nues­ ¿Qué es lo que se refiere a la
tros oyentes. Zaqueo en é f sicó­ construcción? “ Y me ceñiste de
alegría” . Lo que sigue es un cán­ graron de la muerte de Cris­
tico de dedicación: “ A fin de que to; pero algunos se compungie­
mi gloria te ensalce, y no me en • ron en su resurrección, ascen­
tristezca” . ¿Quién es el que así sión y en la predicación de su
habla? Reconocedle en sus pala, triunfo. Sí; cuando fué predica­
bras. Si las interpretó, no hará do; cuando los Apóstoles, a pe­
más que oscurecerlas. De consi­ sar de las burlas, difundieron con
guiente diré sus palabras, y al tanta constancia el conocimiento
instante reconoceréis al que ha­ de su nombre, algunos se arre­
bla y le reconoceréis para amar­ pintieron y convirtieron; otro*
le. ¿Quién es el que pudo decir: se obstinaron y quedaron cubier­
“ Oh Señor, sacaste de lo más tos de confusión; nadie tuvo
profundo mi alma"? ocasión de alegrarse.

Lección V III NOCTURNO

L ección del santo E vangelio


Quédealma ha sido
lo profundo,
ya sacada
sino aque­ seg ú n san L ucas
lla de la que se ha dicho en otro Lección VII Cap. 19, 1-10
lugar: “ No dejarás mi alma en
el infierno” ? Se trata de la de­ pNTRADO Jesús en Jericó, pasa­
dicación, y se canta la libera­ ba por. la ciudad. H abía allí
ción, ya que en el cántico de la un hombre muy rico llamado
dedicación de la casa, se dice: Zaqueo, jefe de los publícanos.
“ Te ensalzaré, Señor, porque me Y lo que sigue.
recibiste, y no alegraste a mis
enemigos sobre m í” . Considere­ H o m ilía de san M á x im o , O b ispo
mos a los Judíos enemigos del Sermón 100 so'jre Zaqueo

Salvador; creían haber dado la


brió Zaqueo a toda suerte
muerte y vencido a Cristo, comr
de ricos la puerta del
a un enemigo, haciéndole desa­ cielo, al enseñarles que
parecer, como si fuera un hom­ se puede llegar al reino con aque­
bre mortal semejante a los de llo mismo que constituía la cau­
más. sa por la cual muchos eran apar­
tados de él, es decir, que podían
Lección VI
aprovechar para su e t e r n a
D esu citó al tercer día, y es él salvación lo que era causa de
quien nos dice estas pala­ su ruina. D e consiguiente, Z a ­
bras: “ Te ensalzaré, Señor, por­ queo hizo un gran bien a los
que me recibiste” . Atended lo ricos, ayudándoles a que eter­
que dice el Apóstol: “ Por lo namente gozaran de sus rique*
cual Dios le exaltó. Y no se zas, de suerte que los que jamás
alegraron mis enemigos por mi aquí fueron pobres, no fuesen
causa” . Estos, sin duda, se ale­ mendigas 'en el tiempo venide­
ro, sino que con una ventajosa todo. Pues, si de lo que le resta
i onmutación recibieran por lo po­ quitamos lo que debe restituir,
co, mucho; por lo terreno, lo nada queda a Zaqueo. Así, pues,
celestial; por lo temporal, lo aquel hombre fué justo, ya que
eterno. Verdaderamente constitu­ para que fuera acepta su ge­
ye una ventajosa conmutación, nerosidad, supo disponer con
no querer conservar lo que po­ justicia de su fortuna, restitu­
sees a fin de conseguir lo que no yendo lo ajeno. La limosna agra­
tienes. dable al Señor es la que provie
ne de nuestros propios bienes, y
Lección VIII no de una sustracción fraudu­
lenta.
consiguiente, siendo Zaqueo
T e Deum , pág. 10.
publicano, y como hubiese
conseguido grandes riquezas por
medio de la usura, al ver de re­ Día Quinto dentro de la
pente a-. Cristo, de tal suerte se
convirtió que ambicionó la • gra­
Octava
Sem id o ble
cia espiritual con mayor ardor
que antes el dinero. Se convirtió, II NOCTURNO
digo, de tal manera, que dando
D el serm ón de sa n A g u s t ín ,
una mirada a su pasado, él mis­ O b is p o
mo condenó sus fraudes, y pu­ S e rm ó n 256 de T ie m p o
rificando sus deseos, purificó
también, y ante todo, su con­ Lección IV
ciencia. D ijo en efecto: “ He
Í S F ^ S hora , cuando se llenan las
aquí que doy la mitad de todos
iglesias, ¿pensamos aca­
mis bienes a los pobres y si en
p are so que se alegran los
algo he defraudado, devuelvo el
Judíos? Nuestras iglesias son
cuádruplo” .
edificadas, las consagramos, se
llenan de fieles; ¿cómo podrían
Lección LX
ellos alegrarse? No sólo no se
A l g u n o quizá dirá ¿por qué alegran, sino que se avergüenzan,
habiéndose a q u e l hombre y se ve el cumplimiento de aquel
trocado en santo y estando pre­ cántico de alegría: “ Te ensalzaré,
sente el Salvador, no lo dió Señor, porque me recibiste, y
todo a los pobres, sino tan sólo mis enemigos no se han alegrado
la mitad, siendo así que está a«costa de m í” . Nó se han ale­
escrito: “ Si quieres ser perfecto, grado a costa de mí, mas si cre­
vende todo lo tuyo, y dalo a yeran, se alegraran en mí. Para
jos pobres» y vetn, sígueme” ? no alargar excesivamente este
Pero si lo consideramos atenta­ discurso, pasemos a las palabras
mente, esto lo practicó, ya que que acabamos de cantar. ¿Cómo
no dió- la mitad, sino que lo dió puede ^decir Jesucristo: “ Rom­
piste m¡ saco y me rodeaste de sí mismos; el que vendía y el
alegría” ? Su saco era su carne que compraba. Al que es, pues,
semejante a la carne de pecado nuestra cabeza, que ha sido en­
tregado a la muerte por la sal­
Lección V vación del cuerpo; y que. por su
\ T o te parezca vil la expresión. cuerpo, ha sido como consagra­
“ Mi saco” . En este saco do por una dedicación, corres-
estaba “ contenida tu redención” . póndele decir, (escuchémosle) •
“ Rompiste mi saco” . Así nosotros “ Rasgaste mi saco, y me cercas­
pudimos evadirnos. “ Rompiste mi te de alegría” . Esto es, rasgaste
saco” . Fué en la Pasión cuando mi mortalidad, y me cercaste de
este saco se rasgó. ¿Cómo, no inmortalidad e incorrupción. “ A
obstante, estas palabras: “ Rom ­ fin de que te cante mi gloria, y
piste mi saco” pudo dirigirlas a ya no sufra más tormentos” .
Dios, su Padre? ¿Quieres saber ¿Qué significa: No sufra más
por qué van dirigidas al Padre es­ tormentos? Que contra mí na
tas palabras: “ Rompiste mi sa­ levante ya la lanza el persegui­
co” ? Porque el Padre “ no per­ dor, para que no sufra más tor­
donó a su propio H ijo, sino que mentos. Y a la verdad, “ Cristo
lo entregó por todos nosotros al resucitar de entre los muer­
Hizo por ministerio de los Ju tos, ya no muere; la muerte ya
dios, sin saberlo ellos, lo que se no le dominará m ás” .
requería para rescatar a los e s ­
III N O CTU RN O
píritus ilustrados y confundir a
los incrédulos. No saben los J u ­ L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
díos el bien que nos han procu­ seg ú n san L ucas
rado con el mal que hicieron.
Aquel “ saco” fué suspendido y Lección VII Cap. 19, 1-10
pareció que el impío se alegrase. ^ n aquel tiempo: Habiendo en­
Un perseguidor rasgó entonces trado Jesús en Jericó, pasa­
este saco con una lanzada, y el ba por la ciudad. Había allí un
Redentor dejó caer del mismo hombré muy rico llamado Za­
el precio de nuestro rescate. queo, jefe de los publicanos. Y
lo que sigue.
Lección VI
H o m il ía de san B eda V enera
Q ue cante Jesucristo Reden-
ble , P r e s b ít e r o
^ tor; que llore Judas que lo
L ib r o 5, ca p . 77 so b re san Lucas, 19
vendió; avergüéncese el Judío
que lo compró. He aquí que J u ­ o
que es imposible a
das al venderlo y el Judío al hombres, es posible a
comprarlo hicieron mal negocio. Dios. He aquí un came­
Ambos experimentaron la más llo que deponiendo la carga
grande pérdida: se perdieron a de su giba, pasa por el agu-
jero de la aguja, esto es, un cobrase la vista; asimismo, im­
rico y un publicano que dejando pedía al publicano que pudiese
el peso de las riquezas, despre­ mirar y ver a Jesús. Mas el cie­
ciando lo que había atesorado con go, cada vezi con más fuerza,
los fraudes, se eleva hasta la llegó a dominar las voces de la
puerta estrecha y pasa por el multitud. De un modo semejan­
camino angosto que conduce a te, al que es pequeño le es pre­
la vida. Por medio de un admi­ ciso vencer el obstáculo que le
rable impulso de la fe, suple lo opone la multitud de los malos,
que la naturaleza le había nega conquistando la altura; elevar­
do, subiendo a un árbol para ver se por encima de la tierra su­
al Salvador, y de esta suerte me­ biendo al árbol de la cruz. Pues
rece hospedar al Señor, y obte­ la palabra sicómoro — árbol se­
ner la bendición que deseaba y mejante por sus hojas al moral,
no se atrevía a pedir. pero que se distingue por su al­
tura, por lo que los latinos le lla­
Lección Vil! man elevado — se traduce por
* 7 a q u e o , cuyo nombre significa fatuo. Y la cruz del Señor, que
justificado, en este caso re­ alimenta a los creyentes a ma­
presenta místicamente al pue­ nera de higuera, es despreciada
blo gentil convertido a la fe. como una locura por los incré­
Este pueblo se hallaba tanto más dulos.
envilecido y agobiado bajo el pe­ T e Deum , pág. 10.
so de sus crímenes, cuanto más
se había dejado absorber por los
Día Sexto dentro de la
negocios de esta vida. Pero este
pueblo ha sido purificado; ha Octava
Semidoble
sido santificado en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo y por II NOCTURNO
el Espíritu de nuestro Dios. Za D el S e r m ó n d e S an A g u s t ín ,
queo deseaba ver al Salvador O b is p o
cuando entró en Jericó, pero a Serm ón 256 de Tiem po
causa de la multitud, no podía;
Lección IV
deseaba participar dé la gracia d?
la fe que el Salvador trajo al l considerar, llenos de
mundo, mas se oponían a ello gozo, la nueva construc­
los hábitos inveterados del peca­ ción de esta iglesia, que
do. hoy dedicamos a Dios, reconoz­
camos que somos deudores de
Lección IX grandes alabanzas a Dios y a
I os malos hábitos, en efecto vuestra santidad de un discurso
son representados por aquelk relativo a la edificación de h
m ultitud que levantaba la voz casa divina. Nuestro discurso se­
• para que el ciego callase y no re­ rá como conviene que sea, si en
él se halla algo que aproveche a digna recompensa de tan gran
vuestras almas por la gracia de obra a sus fieles, a quienes
Dios, que trabaja en el interior prestó el auxilio de su virtud
de nosotros para levantarse un para realizarlas. Aun débense
templo. Lo que vemos aquí reali­ rendir más gracias a nuestro
zado externamente en las paredes, D ios; ya que no sólo hizo que
debe tener lugar espiritualmente a su nombre se construyera esta
en Nuestras almas, y lo que ve­ iglesia, sino que quiso fuese hon­
mos de acabado en estas piedras rada con las reliquias de los
y en estas maderas, mediante la santos Mártires.
gracia por la cual Dios edifica en
III NOCTURNO
nosotros su habitación, debe ser­
lo también en nuestros corazo­ L e c c ió n del san to E v a n g e l io
nes. seg ú n san L ucas

Lección V Lección VII Cap. 19, 1-10

To e m o s principalmente gracias pN aquel tiempo: Habiendo


al Señor Dios nuestro, “ de entrado Jesús en Jericó pa­
quien proviene todo don buem» saba por la ciudad. H abía allí
y perfecto” y alabemos con un hombre muy rico llamado Za
toda nuestra alegría del cora­ queo, jefe de los publicanos. Y
zón, su bondad, porque a fin lo que sigue.
de edificar esta casa de ora­ D e la H o m ilía d e s a n B eda
ción, ha visitado el alma de V e n e r a b le , P r e s b íte r o
sus fieles, ha excitado su fer­
vor y les ha prestado su auxilio. que hubo Jesús a
le g a d o
Cuando aun no querían, les ha aquel lugar, alzando los
movido a querer, y después ha ojos, le vió ” . E l Salvador
sostenido los esfuerzos de su al pasar por Jericó, llegó al lu­
buena voluntad, para que pudie­ gar donde Zaqueo, que se había
ran realizar su proyecto. Y por adelantado, le esperaba encima
esto, a Dios que obra en los del sicómoro. El Señor envió a
suyos el querer y perfecciona la través del mundo los predicado­
buena voluntad, corresponde la res de su palabra, y no hay duda
gloria de haber empezado y per­ alguna que él mismo les siguió
feccionado todas estas cosas. y habló por su boca. Vino al
pueblo gentil, que mostraba ya
Lección VI una grandeza por la fe en su pa­
sión y deseaba ardientemente
Y porque nunca permite el gozar de la visión bienaventurada
Señor que las obras buenas de su faz divina. “ Alzando Jesús
palizadas en su presencia sean los ojos, le v ió ” , ya que por la
estériles, por esto dará una con­ gracia de la fe, Zaqueo se había
elevado por encima de esos terre­ y descendiendo con presteza, le
nos; y lo escogió como superior recibió gozoso. Algunas veces el
a la multitud infiel. Decir que Señor se hospedaba en la casa
Dios ve, es decir que escoge o del príncipe de los fariseos; esto
que ama. De aquí que se lea en es, enseñaba en la sinagoga de
ia Sagrada Escritura: “ Los ojos los Judíos. Mas le zaherían con
del Señor están sobre los ju s­ sus lenguas malignas, porque an­
t o s T a m b i é n nosotros desea­ tes de comer no se lavaba, por­
mos ver lo que amamos y apar­ que curaba en sábado, porque
tamos la mirada de lo que nos recibía a los publicanos y peca­
causa horror. dores, porque clamaba contra la
avaricia, porque hacía obras dig
Lección VIH ñas de un Dios. Cansado de este
comportamiento, se retiró y se
] T \ e consiguiente, Jesús vió al
fué, diciendo: “ Vuestra casa se­
que le veía, ya que eligió al rá dejada desierta” . Mas hoy es
que le elegía y amó al que le necesario que permanezca en la
amaba. Esto es lo que ordinaria­ casa de Zaqueo, aquel hombre
mente suele suceder, es decir, pequeño de estatura: es decir,
que por medio de la fe en la que su misericordia, brillando con
encarnación del Señor, se llega nuevos resplandores, quiere re­
al conocimiento de su divinidad posar en el corazón de los Gen­
y se puede contemplar el rostro tiles convertidos a la fe.
de Jesús, como desde el sicóm o­ Te Deum , pág. 10.
ro. El admirable Doctor de las
naciones nos lo enseña cuando
dice: “ Puesto que me he pre­ Día Séptimo dentro de la
ciado de no saber otra cosa entre
vosotros, sino a Jesucristo, y a
Octava
S em id o b le
éste, crucificado” . Del mismo
modo, reprendiendo a otros cris­ II NOCTURNO
tianos, dice: “ Sois de tal suerte
S e r m ó n d e s a n J u a n C r is ó s t o m o
que es preciso suministraros le­
H om ilía 33 sobre el cap. 9 de san
che, no manjar sólido” , llamando M ateo
leche a los bienes que se nos dar.
por pocos días, y alimento sólido Lección IV
a la contemplación de las inacce­ s t a iglesia es la casa co­
sibles grandezas de la eterna mún a todos. Vosotros
M ajestad. habéis entrado los prime­
ros y después, nosotros, obser­
Lección IX
vando así la norma establecida
Y le dijo: “ Zaqueo, desciende por los Apóstoles. Pues bien: pa­
presto, porque .es necesario ra conformarnos con lo que la
que hoy me hospede en tu casa” ; ley manda, apenas entrados, os
deseamos la paz. Que nadie, agradable que el de cualquier le
pues, sea negligente ni perezoso; cho material.
que nadie tenga su espíritu ocu­
pado en las cosas del mundo, Lección VI
cuando hubieren entrado ya los Q i mantuviésemos una perfecta
sacerdotes para predicar. Esta unión, no necesitaríamos otri
falta sería merecedora de un se­ casa que ésta: Y que ésta no se­
rio castigo. A la verdad, prefe­ ría pesada lo atestiguan aquellos
riría mil veces verme privado de tres mil y cinco mil hombres, de
la entrada en casa de algunos de los cuales se ha dicho que tenían
vosotros, que dejar de ser escu­ una misma casa, una misma me­
chado cuando predico aquí. Este sa y una misma alma. “ La m ulti­
último desprecio sería para mí tud de los creyentes, dicen los
tanto más molesto cuanto más Hechos de los Apóstoles, no te­
santa es esta casa en compara­ nían más que un corazón y un
ción de las vuestras. alm a” . Mas porque distamos mu­
cho de tener su virtud y estamos
Lección V
dispersos en diversas casas, por
V a que es aquí, amados h er­ lo menos cuando aquí nos jun­
manos, donde se encierran tamos, procuremos con todo in­
nuestras más valiosas riquezas, terés seguir su ejemplo. Si en to­
donde se halla el objeto de todas do lo demás somos pobres y m i­
nuestras esperanzas. ¿Qué hay en serables, por lo menos en este
este lugar que no sea grande y lugar cuando nos reunimos aquí,
digno de admiración? Aquí la recibidnos con caridad y cuan­
mesa es mucho más agradable v do os demos la paz, responded,
el óleo mucho más precioso: no sólo con la boca, sino tam­
bien lo saben cuantos, iluminados bién con el alma: “ Y con tu es­
por la fe y ungidos con el óleo, se píritu” 1.
han librado de las enfermedades.
También esta arca, donde se III NO CTU RN O

guarda la Eucaristía, es mucho L e c c ió n del san to E v a n g e l io

mejor y más necesaria que las seg ú n san L ucas

vuestras; pues no contiene ricos


Lección VII Cap. 19, 1-10
vestidos, sino la misma m iseri­ t.

cordia, aunque sean pocos los p Naquel tiem po: Habiendo


que disfrutan de ella. Aquí el entrad^ Jesús en Jericó, pa­
lecho es mucho más excelente, saba por la ciudad. H abía allí un
ya que el descanso que propor­ hombre muy rico llamado Z a ­
ciona la meditación de las Sa­ queo. jefe de los publicanos. Y
gradas Escrituras, es mucho más lo que sigue.

1. Estas palabras que se empican en- la L itu rg ia para responder a la salu


tación “ El Señor sea con vosotros se encuentran en la .^ p istola de san P i ­
lilo a los F ilip e n s e s 'y en la segunda a T im oteo . ’
D e l a H o m il ía d e s a n B e d a cencia, una vez convertido, pue­
V e n e r a b l e , P r e s b ít e r o de dar cuanto tiene a los pobres.
L’ n poco d espu és de lo d ich o an tes
Lección IX
cuando todos lo vieron,
murmuraban diciendo, quien ha cometido algún
as
m
que se había ido a hos­ fraude, debe primeramente,
pedar en casa de un hombre pe­ conforme a la ley de la justicia
cador” . Es bien manifiesto que restituir lo mal adquirido y des­
los Judíos odiaron siempre la pués podrá dar a los pobres lo
salvación de los Gentiles. Pues restante. Del que obrase de est*
está escrito: “ El sábado siguien­ suerte,, no reteniendo nada para
te, casi toda la ciudad se juntó sí y repartiendo todo lo suyo
para oír la palabra de Dios. Mas entre los pobres, se puede afir­
los Judíos, viendo las multitudes, mar que “ su justicia permanece
se llenaron de celos y contrade­ por los siglos de los siglos” . Y
cían lo que Pablo decía” . Y en he aquí aquella sabia necedad
otro lugar: “ También los her­ que el publicano había encon
manos disputaban contra el Prín­ trado sobre un sicómoro, como
cipe de los Apóstoles, diciendo: un fruto de vida; a saber: de­
¿Por qué entraste en la casa de volver lo quitado, dejar lo pro­
hombres incircuncisos y comiste pio, menospreciar lo visible v
con ellos?” aun desear morir por lo invisi­
ble, negarse a sí mismo y desear
Lección VIII seguir las pisadas de aquel Dios
al cual aun nc hemos visto.
IVA a s Zaqueo, manteniéndose T e D eum , pág. 10.
en pie ante el Señor, le di L a s V ísp eras son del día siguiente.
jo : “ H e aquí que la mitad d¿
mis bienes, Señor, la doy a los
pobres, y sí en algo defraudé, En la Octava de la De­
devuelvo el cuádruplo” . Estando dicación de la Iglesia
los otros calumniándolo y tra­ Doble mayor
tándolo de pecador, Zaqueo, de II NOCTURNO
pie, esto es, permaneciendo en
la fe que había abrazado, no só­ D e la E p ís t o l a de san F é l ix ,

lo demuestra que se había con­ P apa cuarto

vertido de sus pecados, sino que De la consagración dist. 1, cap. 2

podía contarse entre los perfec­


Lección IV
tos. Pues, según aquellas pala­
bras del Señor: “ Si quieres ser que Moisés, por
eem os
perfecto, anda, vende todo cuan­ mandato del Señor, hizo
I
to tienes y dalo a los pobres” , el tabernáculo y lo con­
cualquiera que antes de su con­ sagró, juntamente con su _altar
versión haya vivido en la ino­ y los demás vasos y útiles ne-
cesarios para el culto divino. Y siete, esto es. catorce días, y el
no sólo lo consagró con preces día octavo despidió las gentes".
dirigidas a Dios, unción del óleo
Lección VI
santo, conforme lo había orde
D e la c o n ía g . d ist. I, ca p . 17
nado el Señor. La descripción de
lo establecido para este acto se í a memoria de las dedicacio­
halla en el libro de la Ley del nes de las iglesias y de los
Señor, que por orden suya es­ obispos debe celebrarse solem ­
cribió Moisés. Allí se ve cómo nemente cada año. El mismo Se­
esto tuvo lugar, y cómo sólo los ñor. el cual en la fiesta de la
sacedotes consagrados al Señor dedicación del templo, propuso
mediante el óleo santo, y reves­ a todos la forma cómo se había
tidos con hábitos sacerdotales, y de hacer esto, y vino con los
los Levitas, que tocaban y lle­ demás pueblos para celebrar la
vaban los objetos sagrados, po misma festividad, como está es­
dían levantar y quitar el Taber­ crito: “ Se celebraron en Jeru­
náculo. = salén las encenias, y era en tiem­
po de invierno,’ y andaba Jesús
Lección V por el templo en el pórtico de
Salomón” . Que las fiestas de la
£^eemos en el libro de los R e­ dedicación se hayan de celebrar
yes, que David, el más pia­ por espacio de ocho días, se lee
doso de los Monarcas, se con­ en el libro de los Reyes, des­
sagró a promover el culto divi­ pués de la narración de la De
no. El quería, dice el mismo dicación del templo.
libro, elevar un templo al Señor, III NOCTURN O
y para ello tenía ya reunido to­
do cuanto necesitaba, pero a L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
causa de la sangre que había de segú n san L ucas

rramado, no le fué permitida


Lección VII Cap. 19, 1-10
su construcción. S a l o m ó n , su
hijo, realizó aquel deseo, bajo la p n aquel tiem po: Habiendo
orden y con la ayuda de Dios, entrado Jesús en Jericó pa­
consagrando el templo con el saba por la ciudad. Había allí
altar, y lo demás necesario, se­ un hombre muy rico llamado Z a ­
gún nos indican las siguientes queo, jefe de los publícanos. Y
palabras: “ Hizo, pues, Salomón lo que sigue.
en aquel tiempo una festividad
célebre, y todo Israel con él. H o m i l í a d e s a n G r e g o r i o , P a p a
una gran multitud desde la L ib ro 27 d ; lo s M o r a le s , ca p . 2 7, d e s ­
p u és d el m edio
entrada de Emath hasta el río
de Egipto, en la presencia del i verdaderamente desea­
Señor Dios nuestro, por espacio mos ser sabios y contem­
de, siete días, y después otros plar la misma sabiduría^
reconozcámonos humildemente mos con cuidado en nuestro es
por necios. Renunciemos a una píritu aquella locura que nos
sabiduría nociva y aprendamos aconsejan los preceptos divinos.
una locura digna de alabanzas. De Pues ¿qué cosa más necia en
ahí que esté escrito: “ Dios ha este mundo que no buscar lo per-
elegido a los necios del mun­ dfdo, abandonar lo que posee­
do, para confundir a los sabios” . mos a los que nos lo usurpan,
D e ahí también lo que se lee en no devolver injuria alguna por
otro lugar: “ Si alguno parec 2 las recibidas, y lo que es más,
entre vosotros ser sabio en este mostrarse paciente con las reci­
siglo, hágase necio para ser sa­ bidas?
bio” . D e ahí finalmente las p a ­
labras de la historia evangélica Lección IX
que atestiguan que Zaqueo, no
p l Señor nos ordena en algúr.
pudiendo ver a causa de la mul­
modo s u b i r al sicómoro
titud, subió a un sicómoro pa
ra ver cómo pasaba el Señor cuando dice: “ Al que te quitare
La palabra sicómoro significa lo que es tuyo, no se lo vuelvas
higuera fatua. a pedir” ; y además: “ Si alguno
te hiriere en la mejilla derecha
preséntale la otra” . Desde lo alto
Lección VIH
del sicómoro, se ve al Señor a
A sí, pues, Zaqueo, siendo de su paso; porque, gracias a esta
estatura pequeña, subió a prudente locura, se ve la sabi­
un sicómoro y vió al Señor; por­ duría de Dios, no todavía de un
que cuantos humildemente eli modo completo y perdurable,
gen la necedad del mundo, con sino a la luz de la contempla­
templan claramente la sabiduría ción y como al pasar. Por el
de Dios. Y a la verdad, la mul­ contrario, los que parecen sabios
titud impide a nuestra pequeñez a sus propios ojos, no sabrían
la vista del Señor, pues la pre­ distinguirlo, p o r q u e detenidos
ocupación de las solicitudes te­ por la multitud de sus orgullo­
rrenas constituye un obstáculo sos pensamientos, no han halla­
que impide a la debilidad de la do aún el sicómoro desde donde
mente humana ver la luz de la se ve al Señor.
verdad. Pero prudentemente su­ Te Deum , pág. 10.
bimos al sicómoro, si conserva­
Común de las Fiestas de la B. Virgen María

I VISPERAS diestra, * destrozó a los reyes en


el día de su furor.
Antífona Ejercerá su juicio en medio de
las naciones, consumará su ruina;
ie n tr a s estaba el R ey *
* y estrellará contra el suelo las
recostado en su asiento,
orgullosas testas de muchos. '
m mi nardo difundió su
En la carrera beberá del to­
fragancia suavísima.
rrente; * por eso levantará la ca­
beza. •
Salmo 109
A nt.— Mientras estaba el R ey
p L Señor dijo a mi Serior: * recostado en su asiento, mi nar­
Siéntate a mi diestra. do difundió su fragancia suavísi­
Mientras que pongo a tus ene­ ma. .
migos. * por escabel de tus pies. Ant. — Pondrá su mano iz­
El Señor hará salir de Sión el quierda * debajo de mi cabeza, y
cetro de tu poder; * domina tú con su diestra me abrazará.
en medio de tus enemigos.
Ejercerás el imperio el día de Salmo 112
tu poderío, entre esplendores de
santos: * de mis entrañas te en­ ^ labad , oh jóvenes, al Señor
gendré antes que brillase el luce * load su santo nombre.
ro. Sea el nombre del Señor ben­
Juró el Señor, y no se arre dito, * desde ahora hasta el fin
pentirá: * Tú eres, dijo, el sacer­ de los siglos.
dote sempiterno, según el orden . Desde oriente hasta poniente,
de Melquisedec. ~ * digno es de ser bendecido el
El Señor que está a vuestra nombre del Señor.
Excelso es el Señor sobre to­ nes de la paz: * vivan en la pros,
das las gentes, * y su gloria se peridad los que te aman.
eleva hasta más allá de los cié Reine la paz en tus fortalezas­
los. * la abundancia en tus ciudade-
¿Quién como el Señor nuestro las.
Dios que habita en las alturas Por mis hermanos, por mis
* y que cuida solícitamente de amigos, * he pedido para ti la
las criaturas humildes en el cielo paz.
y en la tierra? A causa del templo del Señor
E l levanta del suelo al desva­ Dios nuestro, * anhelo la dicha
lido, * y alza de la basura al po­ para ti.
bre. Ant. — Negra soy, pero her­
Para colocarle entre los prínci­ mosa, oh hijas de Jerusalén; por
pes, * entre los príncipes de su esto el R ey me amó y me adm i­
pueblo. tió en su habitación.
. El hace que la estéril viva en A n t. — Y a pasó el invierno,
su casa, * siendo ya. madre go­ * cesaron las lluvias; levántate
zosa de sus hijos. amiga mía, y ven.
Ant. — Pondrá su mano iz­
Salmo 126
quierda debajo de mi cabeza, y
con su diestra me abrazará. C i el Señor no edifica la casa,
A nt. — Negra soy, * pero her­ * se fatigan en vano los que
mosa, oh hijas de Jerusalén; por la construyen.
esto el R ey me amó y me admi­ Si el Señor no guarda la ciu­
tió en su habitación. dad, * en vano está en vela quien
la guarda.
Os es inútil levantaros antes
Salmo 1 2 1
que amanezca: * levantaos des
V4e alegré porque se me ha pués de haber descansado, vos­
dicho: * Vamos a partir p i ­ otros los que coméis el pan del
ra la casa del Señor. trabajo.
Se pararon nuestros pies * a Entre tanto da el sueño a sus
tus puertas, Jerusalén. amados: * esta es una herencia
Jerusalén, edificada como una que viene del Señor, los hijos; el
ciudad, * cuyas puertas fstán ar­ fruto de las entrañas es un pre
mónicamente unidas. m ió .
A llá suben las tribus, las tribus Como flechas en manos de un
del Señor: * es ley impuesta* a valiente, * así son los hijos de
Israel, celebrar allí el nombre del los desterrados.
Señor. ' Dichoso el hombre que de ellos
Fundáronse allí los tronos de .«atisfizó su deseo; * no se v e n
la justicia, * los tronos de la ca­ confundido cuando a la puerta
sa de D avid. de la ciudad hablare a sus ene
’ Pedid para Jerusalén los bie­ «higos.
/, B r c v , 64
Ant. — Va pasó el invierno,
cesaron las lluvias; levántate,
Y / o fui creada desde el princi­
amiga mía, y ven.
pió y antes de los siglos, y
A nt. — Toda hermosa + fuis­
no dejaré de existir en todos los
teis creada, oh santa Madre de
siglos venideros: y en el Taber­
Dios, y estáis llena de dulzura en
náculo santo ejercité el ministe­
medio de vuestras delicias.
rio mío ante su acatamiento.
La primera estrofa del siguiente him­
Salmo 147 no se dice de rodillas.

A laba al Señor, Jerusalén; * Himno


Sión, alaba a tu Dios.
Porque ha reforzado los ce­ C a l v e , estrella del mar, altísi­
rrojos de tus puertas; * ha ben­ ma Madre de Dios y Virgen
decido a tus hijos en medio de siempre pura, dichosa puerta del
ti. cielo.
Lleva él la paz a tus fronte­ Y a que recibisteis el Ave de
ras; * te sacia de la flor del tri- boca de Gabriel, dadnos una paz
estable por el cambio del nom ­
g0, , . .
Envía a la tierra sus órdenes; bre de E v a 1.
* su palabra corre veloz. Quebrantad los vínculos de los
Hace caer la nieve como la ­ culpables, procurad la luz a los
na; * esparce como ceniza la es­ ciegos, curad nuestros males y
carcha. obtenednos todos los bienes.
Arroja su granizo como en pe­ Mostrad que sois nuestra M a­
dazos; * ¿quién es capaz de dre; reciba por vuestra media,
aguantar su frío? ción nuestras preces, Aquel que
A sus órdenes se funde el hie­ por nosotros quiso ser hijo vues­
lo, * hace que el viento sople, y tro.
las aguas corren. Oh Virgen sin igual, dulce en­
El anuncia su palabra a Jacob. tre todas las vírgenes, después
* sus decretos y su sentencia a de librarnos de nuestras culpas
Israel. . hacednos mansos y castos.
Con ninguna otra nación obró Haced que vivam os una vida
así; * no les manifestó sus pre­ pura; preparadnos un camino se­
ceptos. guro, para que, consiguiendo ver
Ant. — Toda hermosa fuisteis a Jesús, participemos eternamen­
creada, oh santa Madre de Dios, te de vuestro gozo.
j estáis llena de dulzura en me­ Alabado sea Dios Padre; glo­
ció de vuestras delicias. ria a Jesucristo R ey y al Espíri-

Eva,
1.
Ave
Con la ingeniosa combinación a que se prestan los nombres de
se quiere indicar que al recibir María la salutación
Ave >
del arcángel sar.
Gabriel, con su aceptación del papel de corredentora, destruía 1» obra
fcva pecadora.
tu Santo; honor igual a las tres ran y anuncian; el que gobierna
personas divinas. Amén. cielos, tierra y abismos, reside en
"Xr . Dignaos recibir mis ala­ el seno de María.
banzas, oh Virgen sagrada. Al que el sol, la luna y todos
Dadme fortaleza contra vuestros los elementos sirven en el tiem­
enemigos. po, le llevan las entrañas de una
Ant. del Magnif. — Sania M a ­ virgen llena de gracia celestial.
ría, * socorred a los menestero­ ¡Oh Madre dichosa! En el ar
sos, ayudad a loo pusilánimes, ca1 de su seno, por un prodigio
confortad a los que lloran, rogad de la gracia, se encierra el su­
por el pueblo, intervenid en fa premo Artífice que en sus manos
vor del clero, interceded por el sostiene el orbe.
devoto sexo femenino: experi­ Dichosa aquella que al anun­
menten todos vuestro auxilio, cio del mensajero celestial fué
cuantos celebran vuestra santa fecundada por el Espíritu Santo;
festividad. por cuyo seno se nos dió el de­
seado de todos los pueblos
Oración Gloria a Vos, oh Jesús, nacido
de la Virgen, juntamente con el
("'Js suplicamos, Señor Dios, con­ Padre y el Espíritu Santo, por
cedáis a vuestros siervos que los siglos de los siglos.
gocemos de perpetua salud en el Amén. .
alma y en el cuerpo, y que, por
la gloriosa intercesión de la I NOCTURNO
bienaventurada siempre Virgen
Ant. — Bendita tú * entre las
M aría, nos veamos libres de la
mujeres, y bendito el fruto de tu
tristeza de esta vida, y gocemos
vientre.
de las alegrías de la eterna. Por
nuestro Señor.
Sahno 8
Completas de Dominica, pág. 77.

hSeñor, Dios nuestro.


MAITINES * ¡cuán admirable
Invitatorio. — Santa M aría, santo nombre en toda la
Virgen M adre de Dios: * In ter­ redondez de la tierra!
ceded por nosotros. Porque tu majestad se ve en­
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ salzada, * sobre los cielos.
nos, pág. 3. D e la boca de los niños y de
los que están aún pendientes dei
pecho, hicisteis salií*perfecta ala.
Himno
banza por razón de tus enemigos,
A q u e l a quien la tierra, el mar * para lestruir al enemigo y al
y las estrellas, veneran, ado­ vengativo.
1. La palabra arca recuerda el arca de la alianza que contenía las tablas
de !a Ley. María llevó en sus entrañas al mismo legislador.
Yo contempló tus cielos, obra Puso su tienda en el sol; * y
de tus dedos; * la luna y las éste semeja a un esposo que sale
estrellas que creaste. de su tálamo nupcial.
¿Qué es el hombre, para que Salta como un gigante a coh-
tú te acuerdes de él? * ¿qué es sumar su carrera, * levantándo­
el hijo del hombre, para que ven­ se desde una extremidad del
gas a visitarle? cielo.
Hicístele un poco inferior a Y le recorre hasta el otro ex­
los Angeles, coronástele de glo­ tremo; * nada se libra de su
ria y honor; * y le has dado el calor.
mando sobre las obras de tus La ley del Señor es pura, res­
manos. taura las almas; * el testimonio
Todas las cosas pusiste bajo del Señor es fiel, da ciencia a los
sus pies; todas las ovejas y bue­ humildes.
yes, * y hasta las bestias del Los mandatos del Señor son
campo. justos, alegran los corazones; *
Las aves del cielo y los peces el precepto del Señor es lumino
del mar; * que surcan los sen­ so, esclarece los ojos.
deros del abismo. E l temor del Señor es santo,
¡Oh Señor. Dueño nuestro, * subsiste eternamente; * los jui­
cuán admirable es vuestro nom­ cios del Señor son verdaderos;
bre en toda la tierra! son justos en sí mismos.
Ant. — Bendita tú entre las Son más de codiciar que el
mujeres, y bendito el fruto de oro y la rica pedrería; * más
tu vientre. dulces que la miel y que el pa
Ant. — Como mirra * escogi­ nal.
da. disteis olor de suavidad, san­ Por esto los guarda vuestro
ta Madre de Dios. siervo; * en guardarlos hay una
gran recompensa.
Salmo 18 ¿Quién conoce sus faltas? Pu­
rificadme de las que ignoro; * y
J^os cielos publican la gloria de perdonad a vuestro siervo Jas
Dios, * y el firmamento ajenas.
anuncia la grandeza de las obras Que no me dominen, que en ­
de sus manos. tonces seré sin mancilla; * y li­
Un día refiere a otro día este bre de gravísimo pecado.
mensaje. * y una noche da de Y os serán gratas las palabras
él noticia a otra noche. de mi boca; * mis pensamientos
No son éstas palabras, ni es se ocuparán siempre de Vos.
éste un lenguaje * cuya voz no Señor, vos sois mi auxilio, * y
se deje oír. mi único Redentor.
Su voz se oye en toda la tie­ Ant. — Como mirra escogida
rra; * y sus acentos hasta los disteis olor de suavidad, santa
cflhfines del mundo. Madre de Dios. ,
Ant. — Ante el tálamo * de D e l a s P a r á b o l a s d e S a l o m ó n
esta Virgen1 cantadnos repetida­
mente dulces cánticos que nos re­ Lección I Cap. 8, 12-17
cuerden sus santas acciones.
o, la sabiduiía, habito en
Salmo 23 el buen consejo, y me
hallo presente en los sa
P \ e l Señor es la tierra, y cuan bios pensamientos. El temor del
to ella contiene; * el mun­ Señor aborrece el mal; yo de­
do y todos sus moradores. testo la arrogancia y la soberbia,
Porque él la estableció supe­ todo proceder torcido y toda
rior a los mares; * y la colocó lengua dolosa. A mí me perte­
más alta que los ríos. nece el don de consejo y la equi­
¿Quién subirá al monte del dad; mía es la prudencia, mía la
Señor? * ¿O quién podrá estar fortaleza. Por mí reinan los re­
en su Santuario? yes, y decretan los legisladores
E l que tiene puras las manos, leyes justas. Por mí los prínci­
y limpio el corazón, * el que no pes mandan, y los jueces admi­
ha recibido en vano su alma, ni nistran la justicia. Y o amo a los
hecho juramentos engañosos a su que me aman; y me hallarán los
prójimo. que madrugaren a buscarme.
E ste es el que obtendrá la No sé con qué alabanzas
bendición del Señor; * y la mi ensalzarte, oh santa e inmaculada
sericordia de Dios su Salvador. virginidad: * Porque llevaste en
T a l es el linaje dt los que Ia tu seno al que cielos y tierra no
buscan, * de los que anhelan pueden contener. T . Bendita tú
ver el rostro del D ios de Jacob eres entre las mujeres, y bendi­
Levantad, oh príncipes, vues- to el fruto de tu vientre. Por­
fras puertas, y elevaos vosotras, que.
oh puertas de la eternidad; * y
entrará el R ey de la gloria. Lección II Cap. 8, 18-25
¿Quién es ese R ey de la glo
ria? * Es el Señor fuerte y po P n mi mano están las riquezas
deroso, el Señor poderoso en las y la gloria, la opulencia y
batallas. la justicia. Pues más valen mis
A nt, — Ante el tálamo de es frutos que el oro y las piedras
ta Virgen, cantadnos repetida­ preciosas; y mis producciones
mente dulces cánticos que nos que la más acendrada plata. Y o
recuerden sus santas acciones. camino por las sendas de la jus­
y . Con esa tu gallardía y ticia, para las vías de la recti­
hermosura. tud, a fin de enriquecer a los que
1^. Camina, avanza próspe­ me aman, y henchir sus tesoros.
ramente y reina. E l Señor me tuvo consigo al
i. D e esta V irg e n , esposa del E spíritu Santo y M ad re de Jesús. -
principio de sus obras, desde el I dijo: Venid a comer de mi pan
principio, antes que criase cosa y a' beber el vino que os tengo
alguna. Desde la eternidad ten­ preparado.
go yo el principado, desde an­ R . Bienaventurada eres, Vir
tes de los siglos, primero que gen María, por haber llevado al
fuese hecha la tierra. Todavía no Señor, Creador del mundo; * En
existían los abismos, y yo estabi gendraste al que te hizo, y para
ya concebido; aun no habían bro­ siempre permaneces Virgen, y .
tado las fuentes de las aguas, no Dios te salve, M aría, llena d i
estaba asentada la grandiosa mo gracia; el Señor es contigo. E n­
le de los montes, ni aun había gendraste.
collados, cuando yo había ya na­
II NOCTURNO
cido.
I?. Congratulaos conmigo to­ Ant. — Con esa tu gallardía
dos los que amáis al Señor; * y hermosura, camina, avanza
porque siendo yo tan pequeña, prósperamente y reina.
agradé al Altísimo, * Y en mis
entrañas engendré al Dios hom. Salmo 44
bre. y . Bienaventurada me di­
rán todas las generaciones, por­ e mi corazón brota una
que Dios me ha visto humilde. palabra excelente; * de­
Y en. . dico yo mis obras a
un Rey.
Lección UI Cap. 8, 34-36; 9, 1-5 Es mi lengua pluma de ama­
nuense; * que velozmente escri­
D ienaventurado el hombre que be.
me escucha, y que vela con­ Bellísimo eres tú sobre todos
tinuamente a las puertas de mi los hijos de los hombres; la gra­
casa, y está de observación en cia está derramada en tus labios;
los umbrales de ella. Quien me * por ello Dios te ha bendecido
hallare, hallará la vida, y alcan­ para siempre.
zará del Señor la salvación. Mas Ciñe tu espada sobre tu mus
quien pecare contra mí, dañará lo, * oh valerosísimo.
a su propia alma. Todos los que Con este tu esplendor y h er­
me aborrecen, aman la muerte. mosura; * marcha, avanza triun
La sabiduría se fabricó una casa, fante y reina.
a cuyo fin labró siete columnas. En pro de la verdad, de la dul­
Inmoló su^ víctim as; compuso zura y del derecho; * y te guia­
el vino y preparó II mesa. En­ rá maravillosamente tu diestra.
vió sus criadas a convidar que Tus flechas son agudas; a tuá
viniesen al alcázar, y desde las pies caerán los pueblos; * tras­
murallas de la ciudad gritaba: pasarán el corazón de los enemi­
Quien sea párvulo, véngase a mí gos del Rey.
Y a los que no tienen juicio les Tu trono, oh Dios, es eterno;
* el cetro de tu reino es un ce­ hermosura, caminas, avanza prós­
tro de equidad. peramente y reina.
Has amado la justicia y odia­ Ant. — Dios la protegerá *
do la iniquidad; * por ello, oh con su faz; * en medio de elh
Dios, te ha ungido el Dios tuyo, está Dios; no será conmovida.
con óleo de alegría, con prefe­
rencia a los demás reyes.
Salmo 45
M irra, áloes y casia exhalan
tus vestidos, en los palacios d¿ P ) io s es nuestro refugio y for­
marfil, * donde te alegran en tu taleza; * nuestro defensor
gloria, hijas de reyes. en las tribulaciones que tanto no*
L a reina está a tu diestra, con han acosado.
vestido tejido de oro; * todc Por eso no temeremos aún
bordado en colores. cuando se conmueva la tierra; *
Oye, hija mía, inclina tu oído; y sean trasladados los montes a!
* olvida tu pueblo y la casa d¿ medio del mar.
tu padre. Bramaron y se alborotaron
Y quedará el R ey prendado d?sus aguas, * a su furioso ímpetu
tu beldad; * porque él es el S e ­ se estremecieron los montes.
ñor tu Dios, a quien se adorará Un río caudaloso alegra la ciu­
Las hijas de Tiro, con presen­ dad de Dios; * el Altísimo ha
tes, * implorarán tu favor; como santificado su tabernáculo.
también todos los ricos del pue Está Dios en medio de ella, no
blo. será conmovida; * la socorrerá
Toda la gloria de la hija del Dios ya desde el rayar el alba.
rey es en el interior; * cuando Conturbáronse las naciones v
se adorna con franjas de oro y bambolearon los reinos; * dió el
se cubre de ricos bordados. Señor una voz y la tierra se es­
Las vírgenes después de ella, tremeció.
son presentadas al R ey; * sus Con nosotros está el Señor de
damas de honor son presentadas los ejércitos; * el Dios de Jacob
a tu presencia. es nuestro defensor.
Son.llevadas en medio de ale­ Venid y observad las obras del
gría y regocijo; * son introduci­ Señor, y los prodigios que ha he­
das en el palacio del Rey. cho sobre la tierra: * cómo ha
En lugar de tus padres, te nace­ alejado la guerra hasta el cabo
rán hijos; * les establecerás prín­ del mundo.
cipes sobre toda la tierra. Romperá los arcos, hará’ peda
Ellos recordarán tu nombre, * zos las armas; * y entregará al
de edad en edad. fuego los escudos.
Así los pueblos te alabarán Estad tranquilos, y considerad
eternamente; * y por los siglos que yo soy el Dios; * ensalzado
de los siglos. he de ser entre las naciones y en
Ant. — Con esa tu gallardía y salzado en la tierra.-
El Señor de los ejércitos está S e r m ó n d e s a n J u a n C r i s ó s t o m o
con nosotros; * nuestro defensor E n M etafrasten
es el Dios de Jacob.
Ant. — Dios la protegerá c o q Lección IV
su. faz; en medio de ella está l H ijo de Dios no e
Dios; no será conmovida. para madre suya una mu­
Ant. — Tenemos en ti nuestra jer rica u opulenta, sino
morada, * en la cual todos re­ aquella bienaventurada Virgen,
sidimos gozosos, oh santa Madre cuya alma estaba adornada de
de Dios. virtudes. Pues como la bienaven.
turada M aría sobrepujase por su
Salmo 86 castidad a toda criatura humana
por esto concibió en su seno a
C obre los montessantos está
Cristo Señor. Acudiendo a esta
Jerusalén fundada; * el Se­
santísima Virgen y M adre de
ñor ama las puertas de Sión más
Dios, conseguiremos los benefi­
que todos los tabernáculos de Ja
cios de su patrocinio. Por lo m is­
cob.
mo, cuantas sois vírgenes acogeos
Gloriosas cosas se han dicho
a la M adre del Señor, pues ella
de ti, * oh ciudad de Dios.
con su patrocinio os conservará
Y o haré memoria de Rahab y
esta virtud en toda su herm o­
de Babilonia, * que tienen noticia
sura, valer e integridad. '
de mí.
1$. Elevada estoy cual cedro
He aquí que los Filisteos, los
sobre el Líbano, y cual ciprés
de Tiro y el pueblo de los E tío ­
sobre el monte de Sión; como
pes, * todos esos allí estarán.
mirra escogida, * Exhalé olor
No se dirá entonces de Sión:
suavísimo, y . Y como el cin a ­
Hombres y más hombres han na
momo y el bálsamo aromatizado.
cido en ella; * y el mismo A ltísi­
Exhalé olor.
mo es quien la ha fundado.
El Señor podrá contar en sus
Lección V
listas de los pueblos y de los
príncipes, * el número de los que U e r m a n o s carísimos, cierta­
han morado en ella. mente fué un gran milagro
Llenos de gozo están, oh Sión la bienaventurada siempre V ir­
* todos cuantos en ti habitan. gen M aría. ¿Quién, a la verdad,
Ant. — Tenemos en ti nuestra más grande, más ilustre, que ella
morada, en la cual todos residi­ se ha hallado, o alguna vez podrá
mos gozosos, oh santa Madre de hallarse? Ella sola con su gran­
Dios. deza ha sobrepujado al cielo y
y . Dios la protegerá con su a la tierra. ¿Quién más santo?
faz. N o los Profetas, no los Após
I£. En medio de ella está toles, no los M ártires, no los
Dios; no será conmovida. Patriarcas, no los . Angeles, no
no los Tronos, no las Domina­ ñor Jesucristo, a quien, junta­
ciones, no l o s Serafines, no mente con el Padre y el Espíri-
los Querubines, no finalmente ritu Santo, sea la gloria, el ho­
criatura alguna visible o invisible nor y el imperio, ahora y siem­
puede hallarse mayor o más e x ­ pre por los siglos de los siglos
celente. Ella es a la vez siervi Amén.
y madre de Dios, Virgen y M a­ 1$. El Señor amó a la hija
dre. de Jerusalén adornada de joyas:
¿Quién es ésta, que se * Y al verla las hijas de Sión,
eleva como el sol, y es hermosa la proclamaron la más dichosa,
como Jerusalén? * La vieron las diciendo: * Tu nombre es bálsa­
hijas de Sión, y la proclamaron mo derramado, y . La reina se
bienaventurada, y las reinas la colocó a tu diestra con vestido
alabaron, y . Y como en un día de oro, cubierto con variedad de
primaveral, la circundaban las ornamentos. Y al verla. Gloria al
rosas y los lirios de los valles. La Padre. Tu nombre.
vieron.
III NOCTURNO

Lección VI Ant. — Alégrate, Virgen M a­


ría; * tú sola has destruido to­
p s T A es la madre de aquel que das las herejías en todo el uni­
fué engendrado por el Padre verso.
ante todo principio, a quien los
Angeles y hombres reconocen por
Salmo 95
Señor de todas las cosas. ¿D e­
seáis saber cuánto excede esta a n t a d al Señor un cántico
Virgen a las Potestades de los nuevo, * ¡oh tierra toda,
cielos? Estas Potestades están canta al Señor!
ante Dios, cubriendo su faz; M a­ Cantad al Señor, y bendecid
ría ofrece la naturaleza humana su nombre; * anunciad de día en
al que ella concibió. Por ell¿ día su salvación.
conseguimos también el perdón Anunciad a las naciones su
de los pecados. ¡D ios te salve, gloria; * y sus maravillas a to­
pues, oh Madre, oh cielo, oh don­ dos los pueblos.
cella, oh Virgen, oh trono! T ú Porque el Señor es grande, y
eres el honor de nuestra Iglesia, digno de alabanza infinita; * es
su gloria, su apoyo. Ruega cons­ más temible que todos los dio­
tantemente por nosotros a Jesús ses.
tu H ijo, a fin de que por ti ha­ Pues los dioses de las naciones
llemos misericordia en el día del son demonios; * peró el Señor
juicio, y podamos conseguir los es quien hizo los cielos.
bienes q u e . están reservados a La alabanza y el esplendor le
los que aman a Dios, por la gra­ circundan; * la santidad y mag­
c i a 'y '“benignidad de nuestro Se­ nificencia moran en su santuario.
Tributad a! Señor, razas todas Alumbrarán sus relámpagos el
de los pueblos, tributad al Se­ orbe; * violo y se estremeció la
ñor gloria y honor; * tributad al tierra.
Señor la gloria que a su nombre Derritiéronse como cera los
se debe. montes a la presencia del Señor;
Tomad ofrendas, penetrad en * a la presencia del Señor se de
sus atrios; * adorad al Señor en rretírá la tierra toda.
su santo templo. Anunciaron los cielos justicia;
Tiemble toda la tierra a su * y todos los pueblos vieron su
presencia; * decid a las nacio­ gloria.
nes que el Señor reina ya. Confúndanse todos los adora­
El afirmó la tierra, que nunca dores de los ídolos; * y cuantos
se moverá; * juzga a los pueblos se glorían con sus simulacros.
según justicia. Adorad al Señor, vosotros to­
Alégrense los cielos, regocíjese dos, oh Angeles suyos; * oyólo
la tierra; * agítese el mar, y Sión y llenóse de alborozo.
todo lo que contiene; gócense los Saltaron de alegría los hijos
campos, y todo 'cuanto hay en de Judá, * en vista, Señor, de
ellos. tus juicios.
Y hasta los árboles de las sel­ Porque tú eres el Señor A ltí­
vas manifestarán su alegría, en simo sobre toda la tierra; * tú
presencia del Señor, * porque vie­ eres infinitamente más elevado
ne, viene para juzgar la tierra. que todos los dioses.
Juzgará toda la tierra según Oh vosotros los que amáis al
justicia, * y a los pueblos con Señor, aborreced el mal. * El
fidelidad. Señor guarda las almas de los
Ant. — Alégrate, Virgen M a­ santos; las librará de las manos
ría; tú sola has destruido todas del pecador.
las herejías en todo el universo. Amaneció la luz al justo, * y
Ant. — Dignaos * recibir mis la alegría a los de recto corazón.
alabanzas, oh Virgen sagrada; Alegraos, oh justos, en el Se­
dadme fortaleza contra vuestros ñor, * y celebrad con alabanzas
enemigos. su santa memoria.
Ant. — Dignaos recibir mis
Salmo 96 alabanzas, oh Virgen sagrada;
Señor es el que reina, rego­ dadme fortaleza contra vuestros
cíjese la tierra; * muestre su enemigos.
júbilo la multitud de islas. Ant. — Después del paito, *
Circuido está de una densa nu­ oh Virgen, permaneciste sin man­
be; * justicia y juicio son el sos­ cha; santa M adre de Dios, inter­
tén de su trono. cede por nosotros.
Fuego irá delante de él, * que
abrasara por todas partes a sus
En A d vien to y en el día de la A n u n ­
enemigos. * ciació n : •' — - j 1
Ant. — El Angel del Señor * Virgen, permaneciste sin mancha:
anunció a M aría, la cual concibió santa M aire de Dios, intercede
por obra del Espíritu Santo. por nosotros.

En Adviento y en el día de la Anun­


Salmo 97 ciación :

/ ^ antad al Señor un cántica Ant. — El Angel del Señor


nuevo; * porque ha hecho anunció a María, la cual conci­
maravillas. bió por obra del Espíritu Santo.
Su diestra misma y su santo
y . El Señor la eligió sobr*
brazo, * han obrado su salva­
todas las demás. I£. Y la hizo
ción.
morar en su tabernáculo.
El Señor ha hecho conocer su
Salvador; * ha manifestado su L e c c ió n d e l s a n t o E v a n g e l io
justicia a los ojos de las na­ s e g ú n sa n L u c a s
ciones.
Lección VII Cap. 11, 27-2S
Ha tenido presente su miseri­
cordia, * y la verdad a favor de |^ n aquel tiempo: Hablando Je­
la casa de Israel. sús a las multitudes, una mu­
Todos los términos de la tie­ jer, levantando la voz en medio
rra han visto * la salvación que del pueblo, exclamó: Bienaven­
nuestro Dios ha enviado. turado el vientre que te llevó, )
Cantad himnos toda la tierra los pechos que te alimentaron. Y
a D ios; * cantad, y saltad de lo que sigue.
alegría y salmead.
Salmead al Señor con la cíta­ H o m i l í a d e s a n B e d a V e n e r a ­
ra, con la cítara y con vocas b l e , P r e s b ít e r o

armoniosas, * al eco de las trom­ Lib. 4, cap. 49 sobre el cap. 11 de


san Lucas
petas de metal y al sonido d i
las bocinas. sta mujer demuestra
M ostrad vuestro alborozo en gran fe y devoción, ya
la presencia de este R ey que es que cuando los escribas y
el Señor; * conmuévase la mar fariseos tentaban al Señor y blas­
y cuanto en ella se encierra; la femaban contra él, reconoció con
tierra con todos sus moradores. tanta sinceridad su Encarnación,
Los ríos aplaudirán con pal­ la confesó con tanta confianza
madas; los montes a una salta­ que confundió las calumnias de
rán de contento; * a la vista del los sabios de aquel tiempo y la
Señor que viene a gobernar la perfidia de los herejes futuros.
tierra. Pues, así como entonces los J u ­
El juzgará al orbe de la tierra díos, blasfemando de las obras
con justicia, * y a los pueblos del Espíritu Santo, negaban que
con rectitud. el H ijo de Dios fuese consubstan­
Ant. — D ^ p u és del parto, oh cial al Padre, así después los here­
jes, al negar que M aría, siempre ques, levantemos la voz con la
Virgen, hubiese suministrado, por Iglesia católica, de la cual ésta
obra del Espíritu Santo, su pro­ mujer fué el tipo, levantemos el
pia sustancia corporal al Unigé­ espíritu de en medio de las mul­
nito de Dios para que naciera titudes, y digamos al Salvador'
dotado de miembros humanos, “ Bienaventurado el seno que te
sostuvieron que no debía confe­ llevó, y los pechos que te alimen
sarse que el H ijo fuese hombre taron” . Y , a la verdad, bienaven
consubstancial con la Madre. turada aquella madre que perma­
Dichosa eres, sagrada neciendo virgen, como ha sido
Virgen María, sumamente digna dicho, engendró al R ey que go­
de todas las alabanzas: * Porque bierna para siempre el cielo y la
de ti ha nacido el sol de justicia, tierra.
Cristo, nuestro Dios. y . Ruega 1$. Bienaventurada me dirán
por el pueblo, interésate por el todas las generaciones: * Porque
clero, intercede por el devoto se­ el Señor que es poderoso, y cuyo
xo femenino; experimenten tu nombre es santo, me ha engran- -
auxilio todos cuantos celebran tu decido, y . Y su misericordia se
santa festividad. Porque. extiende de generación en gene­
ración en favor de los que le te­
Lección VIH men. Porque el Señor. Gloria al
Padre. Porque el Señor.
¡M as si se dice que la carne
que tomó el Verbo de D ios Lección IX
al encarnarse, era diferente de la
carne de la Virgen madre, son in­ \ A Á s bien bienaventurados los
debidamente ensalzados el seno que escuchan la palabra de
que le llevó y los pechos c,je le Dios, y la ponen en práctica. El
alimentaron. Ahora bien, el Após­ Salvador asintió complacido a la
tol dice: “ Que Dios envió a su afirmación de la mujer, cuando
H ijo formado de una mujer, su­ aseguró que serían bienaventura­
jeto a la ley ” . N o debe prestarse dos, no sólo aquella que había
oídos a quienes piensan que de­ merecido engendrar corporalmen­
be leerse: “ Nacido de mujer, su ­ te al Verbo de Dios, sino tam ­
jeto a la ley” , sino: “ Formado bién todos aquellos que m edian­
de m ujer” ; ya que, concebido en te la audición de las verdades de
el seno virginal, tomó su carne, la fe concibieren espiritualmente
no de la nada, no de otra parte, al mismo Verbo, y con la guar­
sino de la madre. D e otra suerte, da de las buenas obras, procura­
no se le llamaría verdadero H ijo ren engendrarle y alimentarle en
del hombre, ya que no tendría su su corazón y en el de su próji­
origen en el hombre. Ahora, tam­ m o; ya que aun la propia Madre
bién nosotros, después de haber de Dios, que fué bienaventura­
dicho estas cosas contra Euti- da por haber servido y. contri-
■* . «
buido en el tiempo a la Encar­ devolvéis aquello de lo cual Eva
nación del Verbo, lo es mucho nos había desgraciadamente pri­
más por haber merecido, amán­ vado; abrís las puertas del cielo
dole siempre, conservarlo en ella para franquear su entrada a los
eternamente. que lloran.
Vos sois la puerta del gran Rey
LAUDES Y HORAS y su vestíbulo radiante de clari­
dad. ¡Oh pueblos redimidos, ce­
Ant. 1. — M ientras estaba el lebrad la vida que se nos da por
R ey * recostado en su asiento, esta Virgen!
mi nardo difundió su fragancia Gloria a Vos, oh Jesús, nacidt
suavísima. de la Virgen, juntamente con el
L os Salm os son de D om inica, pági Padre y el Espíritu Santo, por los
na 54.
siglos de los siglos. Amén.
2. Pondrá su mano izquierda
y . Derramada está la gracia
* debajo de mi cabeza, y con su
en tus labios. IJ. Por esto el Se­
diestra me abrazará.
ñor te ha bendecido para siem­
3. Negra soy, * pero hermo­
pre. -
sa, oh hijas de Jerusalén; por
Ant. del Bened. — Bienaventu­
esto el R ey me amó y me admi­
rada eres, * oh M aría, por haber
tió en su habitación.
creído; se cumplirán en ti cuan­
4. Y a pasó el invierno, * ce­
tas cosas te h a . dicho el Señor,
saron las lluvias; levántate, ami­
aleluya.
ga mía, y ven.
5. T oda hermosa * fuisteis
Oración
creada, oh santa M adre de Dios,
y estáis llena de dulzura en me­ Q s suplicamos, Señor Dios,
dio de vuestras delicias. - concedáis a vuestros siervos
Capitula Eccli., 24, 14 que gocemos de perpetua salud
en el alma y en el cuerpo, y que
V o fui creada desde el princi­
por la gloriosa intercesión de la
pio y antes de los siglos, y
bienaventurada siempre Virgen
no dejaré de existir en todos los
María, nos veamos libres de la
siglos venideros; y en el Taber­
tristeza de esta vicia y gocemo.
náculo santo ejercité el ministe­
de las alegrías de la eterna. Por
rio mío ante su acatamiento.
nuestro Señor.
Los Salm os de las H oras son los
Himno de D om inica; los de Prim a se toman
de las F iestas, y en su Responsorio
Q h la más gloriosa de las V ír­ breve, aun en las O ctavas Co'Aunes, se
dice el V erso : Vos, que nacisteis de
genes, elevada más allá de M aría V irgen.
las estrellas, que alimentáis con
la leche de vuestro seno a vues­
TERCIA
tro Creador hecho niño.
P or vuestro augusto H ijo no* A nt. — Pondrá su mano iz­
quierda * debajo de mi cabeza movida. Con su. Gloria al Padre.
y con su diestra me abrazará. Dios.
y . El Señor la eligió sobre
Capitula Eccli., 24, 14 todas las demás. 1^. Y la hizo

Y° fui creada desde el princi­


morar en su tabernáculo.

pio y antes de los siglos, y NONA


no dejaré de existir en los siglos
venideros; y en el Tabernáculo Ant. — Toda hermosa * fu i,
santo ejercité el ministerio mío teis creada, oh santa Madre de
ante su acatamiento. Dios, y estáis llena de dulzura e i
I£. br. Con esta tu gallardía medio de vuestras delicias.
* Y hermosura. Con esta. y .
Camina, avanza prósperamente y Capitula Eccli., 24, 19-20
reina. Y . Gloria al Padre. Con
/ ^ omo el cinamomo y el bálsa­
esta.
mo aromático despedí fra­
y . Dios la protegerá con su
gancia en las plazas; como m i­
faz. En medio de ella está
rra escogida exhalé suave olor.
Dios; no será conmovida.
I£. br. El Señor la eligió *
SEXTA Sobre todas las demás. E l Se­
ñor y . Y la hizo morar en su
Ant. — Negra soy, * pero her. tabernáculo. Sobre. Gloria al Pa­
mosa, oh hijas de Jerusalén; por dre. E l Señor.
esto el R ey me amó, y me admi­ ^r . Derramada está la gracia
tió en su habitación. en tus labios. Por esto tu
Dios te ha bendecido para siem­
Capitula Eccli., 24, 15-16 pre.
Yf así fijé mi estancia en el II VISPERAS
monte de Sión, y fué el lu­ Todo como las I V ísp e ra s, excep­
gar de mi reposo la ciudad santa, to lo que sigue:
y en Jerusalén está el trono mío. y . Dignaos recibir mis ala
Y me arraigué en un pueblo glo­ bartzas, oh Virgen sagrada. 1^.
rioso, y en la porción de mi Dios, Dadme fortaleza contra vuestros
la cual es su herencia, y mi ha­ enemigos.
bitación fué en la plena reunión Ant. del Magnif. — Porque
de los Santos. Dios fijó los ojos * en la hum il­
1^. br. Dios la protegerá * de esclava, me llamarán biena­
Con su faz. Dios. y . En medio venturada todas las generaciones
de ella está D ios; no será con­ Com pletas de D om inica, pág. 77.
Oficio de Santa María en el Sábado
En todos los Sábaou», tuera Jel Tiem po de A dvien to, Cuaresm a (desde el S á ­
bado después de C eniza in clusive) y P asión , a no ser que el O ficio fuere de
una F iesta Doble, aun trasladada, o de Semidoble, o de O ctava, o de V ig ilis
ocurren te, o de una Dom iiiica anticipada, se celebra Oficio de San ta M aría,
en el cual se toman las A n tífo n a s y Salm os de la F eria V I y del Sábado
o cu rren te; lo demás se dice como sigue:

VISPERAS los pueblos vendrán, diciendo:


L a s A n tífo n a s y Salm os como en la
Gloria a Vos, Señor.
pág. 207. O ración O h D ios, pág. 42.
L a C apitu la y el H im no como en las II Desde el Sábado después de !a
F ie stas de la B. V irg e n M aría, p á gi­ Purificación hasta el Sábado anterior
na 865. a Q u incuagésim a:
y . Derram ada está la gracia Ant. del Magnif. — Bienaven­
en tus labios. I£. Por esto Dios turada Madre * e inmaculada
te ha bendecido para siempre. Virgen, gloriosa Reina del mun­
I P ero si el V ersicu lo precedente ha
do, interceded al Señor por nos­
sido ya dicho en el O ficio anterior d f
una V ir g e n o de una San ta M u je r, sv otros.
dice el sigu ien te: L a O ración O s suplicamos, pág. 866.
y . Bendita tú eres entre to­ II D esde el Sábado después de la
das las mujeres. I£. Y bendito Dom inica “ in A lb is ” hasta el Sábado
anterior al Dom ingo V después de P as­
es el fruto de tu vientre. cua in clu sive:
Ant. del Magnif. — Reina del
Las A n tifo n a s del M agn ífica t y del
cielo, alegraos, aleluya; porque el
B cn cdictus, asi como la O ración , se
dicen según la diversidad de los tiem ­ que merecisteis llevar en vuestro
pos, o sea: seno, aleluya; resucitó como di­
H Desde el Sábado después de la
O ctava de la E p ifan ía hasta el S á b a ­ jo, aleluya; rogad a Dios po:
do a nterior a la Pu rificació n in clu sive: nosotros, aleluya.
L a O ración O s suplicamos, pág. 866.
Ant. del Magnif. — ¡Oh gran
* misterio de la divina herencia! E n Com pletas y en todas las H o ­
El seno de la Virgen se ha con­ ras hasta N ona inclusive, en el fin de
vertido en templo de D ios: quien los Himnos se dice:

ha tomado en él la carne no ha ^ lo r ia a Vos, oh Jesús, naci­


contraído mancha alguna; todos do de la Virgen, juntamente
con el Padre y el Espíritu San­ Después de la tercera Lección se d i­
ce el Him no T e D eum , pág. 10.
to, por los siglos de los siglos
Amén.
LAUDES
MAITINES L a s A n tífo n as y los Salm os, del
Invitatorio. — Dios te salve. Sábado en el prim er lu g a r, pág. 222
La Capitula y el H im no, de las F ie s­
María, llena eres de gracia: * el tas de la B. V irgen M aria, pág. 876.
Señor es contigo. y . Bendita tú eres entre to ­
Salmo 94. — Venid, alegrémo­ das las mujeres. I£. Y bendito
nos, pág. 3 .. es el fruto de tu vientre.
El H im no: A q u el a quien la tierra,
pág. 866.
En el Nocturno las A n tífo n a s, S a l­ H Desde el Sábado después de la
mos y V ersícu lo como en el Sábado, E p ifan ía hasta el Sábado anterior a
pág. 214. la Pu rificación in clu sive:
Ant. del Bened. — Un admira,
Absolución ble misterio * se nos muestra
hoy; se renuevan las naturale­
D or las preces y méritos de la zas; Dios se hace hombre; con­
bienaventurada Virgen María tinúa siendo lo que era, y asume
y de todos los Santos, el Señor
lo que no era, sin experimentar
nos conduzca al reino de los cie­ mezcla ni división.
los. Amén. L a O ración O h D io s, pág. 42.
J D esde el Sábado después de la
P ara la I L e c c ió n P u rificació n hasta el Sábado antes de
Q u incuagésim a in clu sive:
Bend. — La bienaventuradd Ant. del Bened. — Bienaven­
Virgen María nos bendiga en turada Madre de D ios, * Virgen
unión de su divino Hijo. perpetua, templo del Señor, sa­
Amén. grario del Espíritu Santo; Vos
Las Lecciones I y I I son de la E s­ sola fuisteis acepta al Señov
critura ocurrente. L a L ecció n I I I es
una de las que se ponen en las pá­ por especial manera. Rogad por
ginas 881-883, siguiendo el orden de el pueblo, intervenid en favor dei
los meses.
clero, interceded por el devoto
sexo femenino.
P ara la II L e c c i ó n
L a O ración O s suplicam os, pág. 866.

Bend. — Quo la Virgen de las & D esde el Sábado después de la


Dom inica “ in A lb is ” hasta el Sábado
vírgenes interceda por nosotros a nterior al Dom ingo V después de P a s ­
delante del Señor. Amén. cua * in clu sive:
Ant. del Bened. — Reina del
P ara la III L e c c i ó n cielo, alegraos, aleluya; porque
al que merecisteis llevar en vues­
Bend. — Que por la interce­ tro seno, aleluya; resucitó como
sión de la Virgen M adre el Se^ dijo, aleluya; rogad a Dios por
ñor nos conceda la salud y la nosotros, aleluya.
paz, . Amén. . * L a O ración O s suplicam os, pág. 866.
L a s A n tífo n a s y los Salm os para las to?” , sin preguntar nada como
H oras son del Sábado, como en el
Salterio. garantía de su parto virginal,
En P rim a, en el Responsorio breve, respondió: “ He aquí la esclava
se dice el verso Vos, que nacisteis de
M aría V irgen, y para la absolución del
del Señor; hágase según tu pala­
C apítu lo se dice la Lección breve C o­ bra” .
mo el ctnamono, pág. 878.
E n T e rcia , S e xta y N ona, la C ap itu ­
la y el Responsorio breve se dicen como EN EL MES DE FEBRERO
en las F ie stas de la B . V irg e n M aría,
págs. 877 y 878.
D esp ués de N ona term ina el Oficio Lección 111
de santa M aría en el Sábado.
D el l ib r o de san J e r ó n im o ,

L a s Lecciones siguientes se dicen ca­ P r e s b ít e r o , c o n t r a J o v in ia n o


da mes en el O ficio de santa M aría en
el Sábado, segTÍn el orden indicado. Apología de Pam m aquio, con ocasión
del libro contra Joviniano, en el fin

EN EL MES DE ENERO r i s t o es virgen, y la M a


ejáÉJgl dre de Aquel que es
Lección III
nuestro y es Virgen, per­
D e la carta de san A m b r o s io , manece Virgen para siempre,
O b is p o , al P apa S ir ic io siendo a la vez Virgen y Madre.
Jesús, en efecto, entró1 “ con las
E pístola 81
puertas cerradas” ; y en su sepul­
su camino de
ig u ie n d o cro (sepulcro nuevo, abierto en
perversidad, los herejes una roca muy dura) nadie fué
han dicho: Una virgen colocado antes ni después de él.
concibió, pero una virgen no dió “ Huerto cerrado, fuente sellada” ,
a luz. ¡A sí, pues, una virgen pu­ M aría es la fuente de donde ma­
do concebir y una virgen no pu­ na aquel río de que habla Joel,
do dar a luz! ¿Cóm o se explica, que riega el torrente de los
y a que1, la concepción precede vínculos o de las espinas (de los
siempre al parto? Mas si no se vínculos de los pecados que en
quiere dar fe a la palabra de los otro tiempo nos tenían cautivos;
sacerdotes, que se crea en los de las espinas que ahogan la se­
oráculos de Jesucristo, créanse milla sembrada por el Padre de
las respuestas del ángel cuando fam ilias). Ella es la p u erti
dice: “ N ada hay imposible para Oriental, siempre cerrada, comc
D io s” . Créase lo que dice el dice Ezequiel, y siempre resplan­
Símbolo de los Apóstoles, que la deciente, ya se esconda tras ella,
Iglesia siempre ha conservado v ya salga de ella el Santo de los
conserva en toda su pureza. M a­ santos; puerta a través de la cual
ría escuchó las palabras del A n ­ entró y salió el sol de justicia,
gel, y ella, que antes le había nuestro Pontífice según el orden
preguntado: “ ¿Cóm o ocurrirá es­ de Melquisedec.

1. E n el Cenáculo.

/. B rev . 65
EN EL MES DE MARZO virgen. V así como el género hu­
Antes de la Cuaresma mano fué condenado a muerte a
causa de una virgen, fué librado
Lección III de ella por una virgen. Pesando
D e l l ib r o de sa n I r en eo , O b is ­ bien esas cosas, se ve que la des.
po y M á r t ir , con tra los h e ­ obediencia virginal fué reparada
rejes por la obediencia virginal.

Libro V , cap. 19
EN EL MES DE ABRIL
venido el Señor a
v b ie n d o
Lección III
su propia morada, y sien­
do llevado en una natu­ D e la e x p o s ic ió n de san J eró­

raleza que se convirtió en la su­ n im o , P r e s b ít e r o , so b r e e l P ro­

ya propia, la cual, no obstante feta E z e q u ie l

era llevada por él1 ; proponién­ Libro X I I I , cap. 44


dose reparar la desobediencia co­
metida al pie de un árbol por la stapuerta estará cerrada
obediencia«que practicó en otro y no se abrirá” . Con ra
árbol, y librarnos de la seducción zón opinan algunos que
maléfica de que fué víctim a Eva. esta puerta cerrada, por la cual
siendo aún virgen, pero destina­ entra únicamente el Señor Dios
da ya a su esposo, hizo que M a­ de Israel, y el principe para el
ría, Virgen, puesta bajo la protec: cual tampoco se abre, designan
ción de un esposo, recibiera la a la Virgen M aría, que se man­
buena nueva, para nuestro bien, tuvo virgen antes y después del
por ministerio de un ángel y se­ parto. En efecto: era virgen en
gún la verdad. La primera Eva la época en que el Angel le dijo:
fué seducida por las palabras de “ El Espíritu Santo vendrá sobre
un ángel, y para escapar al do­ ti. y te cubrirá como una sombra
minio de Dios, desobedeció a sus la virtud del Altísim o, y aquel
órdenes; la segunda E va fué fruto santo que de ti nacerá se
evangelizada por la voz de un án­ llamará H ijo de D io s” ; lo era
gel para que llevase a Dios en también cuando nació Jesús; y
ella, obedeciendo a su palabra. continuó siéndolo siempre. Digo
Mientras la primera fué seducida esto para confundir a los que su ­
hasta el punto de procurar sus­ ponen que después del nacimien
traerse al dominio de Dios, la se­ tó del Salvador, M aría tuvo otros
gunda fué invitada a obedecer a hijos de José, fundándose en que
Dios; así la Virgen M aría se el Eva-/*gelio habla de los herma­
convirtió en abogada de E va aun nos de Jesús2.

1. E l V erbo divino que con su poder domina toda n a tu r a le z a ' creada, entró
en el mundo sujetándose a la cqndición que le imponía la n atu raleza humana
que asumió.
2. En arameo solía llam arse hermanos a los parientes.
EN EL MES DE MAYO luz al Salvador. Una tomó de
buen grado la copa envenenada
Lección III que le ofreció la serpiente, y la
D el T ra ta d o de san A g u s tín dió a beber a su esposo, lo cual
O B isro, s o b r e e l S í m b o l o a l o s valió a ambos la muerte; la otra,
c a te c ú m e n o s llena de la gracia celestial derra­
mada desde lo alto en su alma,
Libro I I I , cap. 4
dió a luz la vida, por la cual pue­
or una mujer vino la de, después de la muerte, resu­
muerte, y por otra la citar la carne. ¿Quién fué el que
vida; por Eva la des­ obró estas cosas, sino aquel que
trucción, por M aría la salvación. es H ijo de la Virgen y Esposo
Aquélla se dejó corromper y si­ de las vírgenes, que dió a M a­
guió los consejos del seductor; ría la fecundidad, sin quitarle la
ésta, siempre fiel a Dios, dió a integridad?
Oficio Parvo de la Bienaventurada Virgen María 1
Desde S eptuagésim a hasta la Nona
I. Entre Año del Sábado San to in clu sive en lugar
Se dice desde M aitines del día 3 de de A leluy a , se dice: Alabanza a Vos,
Febrero hasta la Nona del Sábado S a n ­ Señ or, R ey de eterna gloria.
to inclusive, excepto en la F iesta de L a s A n tífo n a s, Salm os, C apitu la t
la Anunciación. H im no son los de las F ie stas de la 6 .
V irg e n M arta, pág. 863.

VISPERAS y . Derram ada está la gracia


en tus labios. 1$. Por esto^ Dios
A n tes de V ísp eras se dice siempre
A v e M aría en secreto, luego: te ha bendecido para siempre.
y . Oh Dios, venid en mi Ant. del M agnif. — Bien­
auxilio. I£. Señor, apresuraos a aventurada M adre * e inmacula­
socorrerme. da Virgen, gloriosa Reina del
y . Gloria al Padre... 1^. Co­ mundo, interceded al Señor por
mo era... Aleluya. ’ roíolros.
1. Desde el siglo ix la Iglesia Rom ana acostum bró con sagrar el Sábado
al culto de la M adre de D ios, la V irg e n San tísim a, celebrando en este día
la M isa y el O ficio d ivin o en su honor. M ás tarde, en el siglo x , vem os que
algunos santos m uy devotos de la m isma soberana R ein a de cielos y tierra ,
procuraron añadir, todos los días a las siete H o ras canón icas, el mismo n ú ­
mero de H oras, para ven erarla y alabarla. E ste O ficio se llam ó vulgarm en te
“ Oficio P a rv o " por ser más corto que el O ficio canónico, bien que dispuesto
en la misma form a. S an Pedro D am ián (+ 1072) fu é in sign e propagador de
esta devoción. S egú n afirm an diversos autores, el C oncilio de Clerm ont, en
el cual el Papa U rbano I I llam ó a los soldados cristian os a la gu erra santa
para el rescate de los lu gares consagrados por el S eñ o r, y en especial el de
su santo Sepulcro, in vitó, y quizás obligó a todos los eclesiásticos y religiosos
a que añadiesen al rezo cotidiano el O ficio particu lar de la M adre de D ios, a
fin de obtener su protección en fa vo r de tan santa em presa.
P ara practicar este obsequio u n agradable a la V irg e n Inm aculada con cre­
ciente fervor, recordemos algunos ilustres personajes que tuvieron gran de­
voción al rezo del O ficio P arvo . San L u is, rey de F ra n cia, lo rezaba todos los
dias, y quería que lo propio hiciesen sus hijos. A le ja n d ro de A lé s, aquel pro­
fundo teólogo, no conocía m ejor entretenim iento y ocupación, como descanso
en medio de sus estudios, que la recita ció n de las H o ra s de la Santísim a
V irgen . San A ntonino, arzobispo de F loren cia, san Edm undo, san V icen te F e 1
rrer, san A lfon so Rodríguez y ctros muchos, lo rezaban todos los d ías de ro­
dillas. S a n t a ' M argarita de H u n gría , santa Isabel de P o rtu g a l, santa C atalina
Señor, tened piedad de nos­ blo, y de los demás Apóstoles,
otros. Cristo, tened piedad de conservadle siempre con vuestra
nosotros. Señor, tened piedad de asistencia.
nosotros. Jfaced, Señor que todos los
y . El Señor sea con vos­ santos nos asistan siempre en
otros. I£. Y con tu espíritu. todo lugar, a fin de que los que
honramos sus méritos experimen.
Oración temos los efectos de su interce­
suplicamos, Señor Dios, sión; concedednos vuestra paz
concedáis a vuestros siervos durante los días de nuestra v i­
que gocemos de perpetua salud en da; alejad del seno de vuestra
el cuerpo y en el alma, y que por Iglesia toda iniquidad; dirigid
la gloriosa intercesión de la bien­ nuestros pasos, nuestras accio­
aventurada siempre Virgen M a­ nes, nuestras voluntades y las de
ría, nos veamos libres de la tris­ todos vuestros siervos por el ca­
teza de esta vida y gocemos de mino que guía a vuestra gloria:
las alegrías de la eterna. Por conceded los bienes del cielo a
nuestro Señor Jesucristo. nuestros bienhechores y el des­
Conm em oración de los San tos:
canso eterno a todos los fieles
Ant. — Santos todos del Se­ difuntos. Por nuestro Señor.
ñor, dignaos interceder por nues­
tra salvación y por la de todos COMPLETAS
los hombres.
Ave María.
y . Alegraos y regocijaos,
y . Convertidnos, oh Dios,
justos, en el Señor. 1^. Y glo­
salvador nuestro. 1^. Y apartad
riaos todos los de corazón recto
de nosotros vuestra ira.
y . Oh Dios, atended a mi
Oración
socorro. I£. Oh Señor, apresu­
oh Señor, a vuestro
D ro te g e d , raos a ayudarme.
pueblo, y teniendo en cuenta Se dicen los Salm os siguientes: S a l­
mo 128, M uchas veces, pág. 154; Salmo
su confianza en la protección de 129, D esde lo más profundo, pág. 155;
vuestros Apóstoles Pedio y Pa­ y Salm o 130, N i mi corarán, pág. 1SS.

y santa B rig id a de S u ecia, y sobre todo santa F ran cisca Rom ana, encontraban
en su rezo grandes consuelos. De santa G ertru d is se lee que le d ijo d Señot
Kque n in guna devoción le agradaba tanto como el rezo de las H oras de su san­
tísim a M adre. L a infortunada reina de E scocia, M aría E stuardo, hacía fácil
y llevad era su larga cautividad con la salmodia del O ficio de nuestra Señora,
y hasta sobre e! cadalso sé sirvió de su libro de H oras para recom endar por
ú ltim ^ vez su alm a a C risto y a la M adre de m isericordia.
In d u lgen cias concedidas al re:o del O fic io Parvo de la B . Virgen M aría. —
E n v irtu d de un decreto del 17 de N oviem bre de 1887, S u Santidad León X I I I
concedió las in dulgencias siguien tes:
1.° Ind u lgencia plenaria una vez al mes con las condiciones ordin arias, i
los que lo recen todos los d ías del mes.
2.° In d u lgen cia de siete años y siete cuarentenas a los que con corazón
contrito lo recen una vez. .
3.® Ind u lgen cia de 300 días a los que recen M aitin es y Laudes.
Himno bienaventurada y gloriosa siem­
pre Virgen M aría, nos proteja y
A cordaos,oh Creador de to­ nos conduzca a la vida eterna.
das las cosas, que un día to Por nuestro Señor.
masteis, al nacer del seno de
una Virgen sagrada, la forma de MAITINES
nuestro cuerpo.
Oh María, Madre de la gra­ Ave María, y . Señor, abrid
cia, dulce Madre de misericor­ mis labios... y. Oh Dios, venid
dia, protegednos del enemigo ma­ en mi auxilio.
ligno, y recibidnos en la hora d¿ Invitatorio. — Dios te salve
la muerte. María, llena de gracia; * El Se­
Gloria a Vos, oh Jesús, nacido ñor es contigo.
de la Virgen, juntamente con el Salmo 94. — Venid, alegré­
Padre y el Espíritu Santo, por monos, pág. 3.
los siglos de los siglos. Amén. H im no: A q u e l a quien la tierra, co­
mo en las F iestas de B. V irg e n M a ­
ría, pág. 866. '
Capitula Eccli., 24, 24
I NO CTU RN O
Y 0 soy la madre del amor her­ L a s A n tífo n a s y Salm os son los de
moso, y del temor, del co­ Común de Jas F ie stas de la B . V irg e n
M aría, a saber: el D om ingo, lunes y
nocimiento y de la santa espe­
ju eves, los del I N octurno, pág. 866;
ranza. el m artes y viern es, los d el I I N o ctu r­
T . Rogad por nosotros, san­ no, pág. 869; el m iércoles y sábado, los
del I I I N octurno, pág. 872.
ta Madre de Dios. 1^. Para que
y . Derramada está la gracia
seamos dignos de, las promesas
en tus labios. I£. Por ello el Se­
de Jesucristo.
ñor te bendecirá para siempre.
Ant. al Nunc dimittis. — Ba­
jo vuestro amparo * nos acoge­ Padre nuestro, en secreto.
mos, santa Madre de D ios; no y . Y no nos dejes caer en
desechéis nuestras súplicas en las la tentación. I£. Más líbranos de
necesidades, sino que de todos mal.
los peligros libradnos siempre
Virgen gloriosa y bendita. Absolución
Señor, tened piedad de nos­
pO R las preces y los méritos d*¿
otros. Cristo, tened piedad de
la bienaventurada siempre
nosotros. Señor, tened piedad de
Virgen M aría y de todos los San­
nosotros.
tos, el Señor nos conduzca al
y . El Señor sea con vos­
otros. 1^. Y con tu espíritu. unión de su divino H ijo.
I£. Amén.
Bend. — La bienaventurada
Oración
i . Virgen M aría nos bendiga en
Q s suplicamos, Señor, que la unión de su divino H ijo.
gloriosa intercesión de la Amén.
Lección I Eccli., 24, 11-13 olivo en los campos, y como el
plátano en las plazas junto al
n todo busqué en dónde
agua. Como el cinamomo y el
posar, y en la heredad bálsamo aromático despedí fra­
del Señor fijé mi morada. gancia; como mirra escogida ex­
Entonces el Criador de todas las halé suave olor.
cosas dió sus órdenes, y me ha­ Ij¡. Dichosa s o i s , sagrada
bló, y el que a mí me dió el ser, Virgen María, y sumamente dig­
estableció en mí su tabernáculo, na de todas las alabanzas: * P or­
y me dijo: Habita en Jacob, y que de Vos ha nacido el sol de
sea Israel tu herencia, y arráiga- justicia, Cristo, nuestro Dios, y
te en medio de mis escogidos. Rogad por el pueblo, intervenid
El I Responsorio del I N octurno de en favor del clero, interceded por
las F ie stas de la B . V irge n M aría, pá­
gin a 868. el devoto sexo femenino; expe­
Bend. — La Virgen de las vír­ rimenten vuestro auxilio todos
genes interceda por nosotros de­ cuantos celebran vuestra santa
lante del Señor. 1^. Amén. conmemoración. Porque de Vos
ha nacido el sol de justicia, Cris­
to, nuestro Dios. Gloria al Pa­
Lección II Cap. 24, 15-16
dre. Cristo, nuestro Dios.
\J así fijé mi estancia en el
monte de Sión, y fué el lugar LAUDES Y HORAS
de mi reposo la ciudad santa, y
Ant. 1. M aría fué arrebata­
en Jerusalén está el trono mío.
da al cielo; * alégranse los An­
Y me arraigué en un pueblo glo­
geles, y bendicen al Señor.
rioso, y en la porción de mi Dios,
Los Salmos de Dom inica en el pri­
la cual es su herencia, y mi ha­ mer lugar, pág. 55.
bitación en la plena reunión de
2. La Virgen María ha sido
los santos.
ascendida * al celeste palacio, en
E l I I I R. del I N octurno de las
F iestas de la B. V irg e n M aría, pági­ donde el R ey de los reyes está
na 869. sentado en su trono sembrado de
Bend. — Por la Virgen Madre estrellas. ‘
concédanos el Señor la salud y 3. Tras el olor de vuestro?
la paz. I£. Amén. perfumes * acudimos a Vos; la»
vírgenes os aman tiernamente.
Lección III Cap. 24, 17-20 4. Bienaventurada, * oh hija,
en el Señor, porque por ti he­
estoy cual cedro sobre
p * le v a d a mos participado del fruto de la
el Líbano, y cual ciprés sobre vida.
el monte de Sión. Extendí mis 5. Hermosa ere? * y graciosa
ramas como una palma de Cádes. hija de Jerusalén, terrible como
y como el rosal plantado en Je- un ejército formado en orden de
ricó; me alcé como un hermoso batalla.
Capitula Cant. 6, 8 H im no: Acordaos, oh Creador, de
Completas, pág. 886.
Se principian en esta misma forma
verla las hijas de Sión, ta las demás H oras.
proclamaron bienaventura­
da; y reinas cantaion sus alaban La 1.* A n tífo n a de Laudes. Salm os
53 (pág. 62); 84 (pág. 194), y 116
zas. (pág. 92).
E l Himno O h la más gloriosa, pági­
na 876.
Capitula Cant. 6, 9
y . Bendita tú eres entre las
mujeres. I£. Y bendito el fruto es ésta que va subiendo
u ién
de tu vientre. Q cual aurora naciente, bella
Ant. del Bened. — Bienaventu­ com o la luna, brillante com a ei
rada Madre de Dios, M aría, * sol, terrible com o un ejército
Virgen perpetua, templo del Se­ form ado en b atalla?
ñor, sagrario del Espíritu Santo; y . Dignaos recibir mis ala
Vos sola fuisteis acepta al Se­ banzas, oh Virgen sagrada. R .
ñor por especial manera. Rogad Dadme fortaleza contra vuestros
por el pueblo, intervenid en favor enemigos.
del clero, interceded por el de­ y . El Señor sea con vos­
voto sexo femenino. otros. I£. Y con tu espíritu.
Señor, tened piedad de nos­
otros. Cristo, tened piedad de Oración
nosotros. Señor, tened piedad de
Q Dios que os dignasteis e le ­
h
nosotros.
gir el seno virginal de la
y . El Señor sea con vos­
bienaventurada M aria para hacer
otros. I£. Y con tu espíritu.
de él vuestra morada, conceded­
nos, os pedímos, que, experimen­
Oración
tando el socorro de su protección,
f)H Dios, que quisisteis que, a celebremos con alegría su memo
la palabra del Angel, se en­ ría. Vos que vivís y reináis.
camase vuestro Verbo en el seno
de la bienaventurada Virgen M a­ TERCIA
ría; haced, os suplicamos, que L a 2.* A n tífo n a de Laudes. Salm os
cuantos creemos que es verdade­ 119 , 120 y 121 (págs. 103 y 104).
ramente Madre de Dios, seamos
ayudados cerca de Vos por su in. Capitula Eccli., 24, 15
tercesión. Por el mismo Jesucris­ Y así fijé mí estancia en el
to- ' monte de Sión, y fué el lu­
Se hace Conm em oración de los S a n ­
tos, como en V ísp era s, pág. 885.
gar de mi reposo la ciudad san­
ta, y en Jerusalén está mi trono.
PRIMA y . Derramada está la gra­
cia en tus labios. 1$. Por esto el
A ve Maria. y . Oh D ios, v e ­ Señor te ha bendecido para siem­
nid en mi ?^xilio. pre.
Oración namomo y del bálsamo; un per­
fume tan suave como el de la
A h Dios, que por la fecunda mirra más preciosa.
virginidad de la bienaventu­ y . Después del parto, oh
rada M aría, disteis al género hu Virgen, sin mancha permanecis­
mano el premio de la salud eter­ teis. I£. Madre de Dios, inter­
na; concedednos, os rogamos, que ceded por nosotros.
experimentemos la intercesión de
aquella por quien merecimos al Oración
Autor de la vida, Jesucristo Se­
Q s suplicamos, Señor, que per­
ñor nuestro. Que con V o s...
donéis las faltas de vuestros
siervos; a fin de que cuantos nc
SEXTA
os podemos agradar por nuestras
L a 3.* A n tífo n a de Laudes. Salm os obras, seamos salvados por la in­
122, 123 y 124 (págs. 127 y 128). tercesión de la Madre de vuestro
Capitula Eccli., 24, 16 H ijo, Señor nuestro: El cual con
Vos vive.
p i j É mi morada en medio del
pueblo que D ics ha honrado
II. En Adviento
y que ha escogido por herencia,
S e reza desde las V ísp eras del Sá
habitaré para siempre en la m o­ bado antes de la Dom inica I de A d ­
rada de la santidad. viento hasta la Nona de la V ig ilia de
y . Bendita tú eres entre las la N atividad del Señor in clusive, y
en la F iesta de la Anun ciación .
mujeres. I£. Y bendito es el fru ­ Todo se dice como E n tre A ñ o , excep­
to de tu vientre. to lo que sigue:

VISPERAS
Oración
Ant. 1. Fué enviado * el án­
^ onceded , oh Dios misericor gel Gabriel a la Virgen María,
dioso, vuestro auxilio a desposada con José.
nuestra fragilidad, para que alcan­ 2. Dios te salve, M aría, * lle­
cemos, por la intercesión de la na de gracia, el Señor es contigo;
M adre de Dios, cuya memoria bendita tú eres entre todas las
celebramos, levantarnos de núes, mujeres.
tra iniquidades. Por el mismo 3. N o te¿nas, M aría, * pues
Señor.
hallaste gracia delante del Señor,
concebirás y darás a luz un hijo,
NONA aleluya.
La 5.» A n tífo n a de Lau des. Salm os 4. El Señor le dará * el tro­
125, 126 y 127 (págs. 129 y 154). no de David, su padre, y reina­
Capitula Eccli., 24, 19-20 rá eternamente.
5. He aquí la esclava del Se­
J íx h a l é en las plazas públicas ñor, * hágase en mí según t u ‘pa­
un olor semejante al del ci­ labra. ’
Capitula Is., 11, 1-2 COMPLETAS

C un renuevo del tronco Capitula


a ld r á Is., 7, 14-15
de Jesé, y de su raíz se ele­
[ - J e aquí que una virgen conce­
vará una flor, y reposará sobre
birá y dará a luz un hijo, v
él el Espíritu del Señor.
se llamará Emmanuel. Comerá
Ant. del Magnif. — El Espíri­
manteca y miel para que sepa
tu Santo * descenderá sobre ti,
desechar el mal y escoger el bien
M aría: no temas, llevarás en tu
V . El Angel del Señor anun
seno al Hijo de Dios, aleluya.
ció a María. 1^. La cual conci­
bió por obra del Espíritu Santo.
Oración
Ant. del Nimc dimittis. —
Dios, que quisisteis que a El Espíritu Santo descenderá so­
la palabra del Angel se en­ bre ti, M aría; no temas, llevarás
carnase vuestro Verbo en el seno en tu seno al H ijo de Dios, ale­
de la bienaventurada Virgen luya.
M aría: haced, os suplicamos, que
cuantos creemos que es verdade­ MAITINES
ramente Madre de Dios, seamos El m iércoles y el sábado, en lu gar
ayudados delante de Vos con su de la 3.* A n tífo n a , D esp u és del parto,
intercesión. Por el mismo Jesu­ se dice:
Ant. — El Angel del Señor *
cristo.
Se hace Conm emoración de los S a n ­
anunció a M aría, la cual conci­
tos: en la festividad de la A n u n cia ­ bió por obra del Espíritu Santo.
ción, como en la pág. 885; en el A d ­ L a Absolución y las Bendiciones co­
viento, como sigue: mo E n tre A ñ o , pág. 886.
Ant. — He aquí que el Señor
vendrá y todos sus Santos con Lección I Luc., 1, 26-28 >
é l: y habrá en aquel día una
L Angel Gabriel fué envia­
gran luz. aleluya.
do por Dios a Nazaret;
y . He aquí que aparecerá el
ciudad de Galilea, a una
Señor sobre una nube resplan­
Virgen desposada con un varón
deciente. Rodeado de milla­
res de santos. de la casa de David, llamado Jo­
sé, y el nombre de la Virgen era
Oración María. Y entrando el Angel adon­
de ella estaba, le dijo: Dios te
J ^ i g n a o s , Señor, purificar nues­ salve, oh llena de gracia; el S e­
tras conciencias con vuestra ñor es contigo; bendita tú ereá
visitación, a fin de que cuando entre las mujeres
venga Jesucristo vuestro Hijo, Iv. Fué enviado el Angel Ga­
Señor nuestro, con todos los san­ briel a la Virgen M aría desposa^
tos, halle en nosotros una m ora­ da con José, para participarle lo<»
da dispuesta para recibirle. El designios del Señor; llenó de adr
» cual vive y reina. miración a la Virgen la luz de
que aquél estaba rodeado. No te ­ Espíritu Santo descenderá sobre
mas, María, porque has hallado ti, y la virtud del Altísimo te cu­
gracia delante del Señor: * He brirá con tu sombra; por lo cuil
aquí que concebirás y darás a el fruto santo que de ti nacerá
luz a un hijo que será llamado se llamará H ijo de Dios. Y ahí
H ijo del Altísimo. X . El Señor tienes a tu parienta Isabel, que
Dios le dará el trono de David, en su vejez ha concebido un hi­
su padre, y reinará en la casa de jo; y la que se llamaba estéril,
Jacob eternamente. He aquí. hoy cuenta ya el sexto mes; ya
que para Dios nada es imposible.
Lección II Luc., 1, 29-33 Entonces dijo M aría: He aquí
la esclava del Señor, hágase en
A l oír tales palabras, la Virgeo
mí según tu palabra.
se turbó, y púsose a consi­
Tí. Recibe, oh Virgen María,
derar qué significaría una tal sa­
el ofrecimiento que te hizo el Se­
lutación. Mas el Angel le dijo *
ñor por medio del Angel: conce­
¡Oh M aría! no temas; porque
birás y darás a luz a un hijo que
has hallado gracia en los ojos de
será Dios y hombre juntamente.
D ios; he aquí que has de conce
* Y serás bendita entre todas las
bir en tu seno, y darás a luz un
mujeres, y . Darás a luz a un hi­
hijo, a quien pondrás por nom
jo, sin sufrir detrimento en la
bre Jesús. Este será grande, y
virginidad; serás madre sin con­
será llamado H ijo del Altísimo,
traer ninguna mancha. Y serás.
al cual el Señor Dios dará el tro
Gloria al Padre. Y serás.
no de su padre David, y reina­
rá en la casa de Jacob eterna­
mente, y su reino no tendrá fin LAUDES Y HORAS
I£. Dios te salve, M aría, lle­
Ant. 1. Fué enviado * el
na de gracia; el Señor es conti­
Angel Gabriel a M aría Virgen
go: * E l Espíritu Santo descen­
desposada con José.
derá sobre ti, y la virtud del A l­
2. Dios te salve, M aría, *
tísimo te cubrirá con su sombra
llena de gracia; el Señor es con­
por cuya causa el fruto santo que
tigo; bendita tú eres entre las
de ti nacerá será llamado H ijo de
mujeres, aleluya.
Dios. y . ¿Cóm o ha de ser eso>
3. No temas, M aría; * has
pues yo no conozco varón algu­
hallado gracia delante de Dios;
no. Y el Angel en respuesta, le
he aquí que concebirás y darás
dijo: El Espíritu Santo...
a luz a un hijo.
Lección III Luc., 1, 34-38 4. El Señor le dará * el trono
de David, su padre; y reinará
\ A as, M aría dijo al Angel: para siempre.
¿Cóm o ha de ser eso? Pues 5. He aquí la esclava del Se­
yo no conozco vaión alguno. El ñor: * hágase en mí según tu
Angel en respuesta, le dijo: El palabra.
Capitula Is., 11, 1-2 Todo como E n tre A ñ o, pág. 884,
excepto lo que sigu e: ■
^ un renuevo del tronco
aldrá
de Jesé, y de su raíz se ele­ VISPERAS
vará una flor. Y reposará sobre Las A n tífon as como en Laudes de
él el Espíritu del Señor. la O ctava de la N atividad, pág. 342;
la A n tífon a del M agn íficat como en
Ant. del Bened. — El Espíritu I I V ísperas de esta misma O ctava,
Santo * descenderá sobre ti, M a­ ¡O h gran m isterio!, pág. 342.
ría; no temas, llevarás en tu se­
no al H ijo de Dios. Oración
L a O ración Oh D io s que quisisteis
de Vísperas, pág. 890, >• a continua­
Q h Dios, que por la fecunda
ción la Conmemoración de los Santos, virginidad de la bienaventu­
en la pág. 885. rada Virgen M aría disteis al gé­
nero humano el premio de la sa­
PRIMA lud eterna: concedednos, os ro­
La 1.» A ntífona de Laudes. L a C a ­ gamos, que experimentemos en
pitula H e aquí que una V irgen, como favor nuestro la intercesión de
en Completas, pág. 890.
aquella por quien merecimos re­
cibir al Autor de la vida. Jesu­
TERCIA
cristo Señor nuestro Que con
L a 2.» A n tífon a de Laudes. L a Ca
pítula Saldrá un renuevo, como en
V os... ‘
Laudes. - Se hace Conm em oración de los S a n ­
tos, como en la pág. 885. En Comple­
tas, al Cán tico de Sim eón, se dice la
SEXTA A n tífo n a , ¡ O h grvn m isterio! pági­
La 3.» A n tífon a de Laudes. na 332.

Capitula Luc., 1, 32-33


IV. En Tiempo Pascua]
Señor Dios le dará el trono
Se dice desde las V ísp e ra s del S á ­
de su padre David, y reina­ bado Santo hasta la Nona del Sábado
rá en la casa de Jacob eterna­ de las C u atro T ém poras de Pentecos­
tés inclusive.
mente, y su reino no tendrá fin Todo se dice como está indicado para
E ntre A ñ o , pero en el M agn ificat se
dice la A n tífo n a sigu ien te:
NONA
Ant. — Reina del cielo, * a le­
La 5.a A n tífo n a de L audes. L a C a ­
pitula H e aquí que una V irgen, como graos, aleluya; porque el que me­
en Completas, pág. 890. recisteis llevar en vuestro seno,
aleluya: resucitó, como dijo, ale­
luya; r*gad a Dios por nosotros,
III. Después de Navidad aleluya.
Se dice desde las V ísp e ra s del día En las dem ás A n tífo n a s, Invitatorio.
24 de Diciem bre hasta las Com pletas V ersos y Responsorios, no se añade
del día 2 de Febrero in clu sive. . la palabra aleluya.
Propio de los Santos
E n todas las F iestas del Señ or que tengan nueve Lecciones, en las de la
bien aven tu rada V irg e n M aría, de san Juan B a u tista , de san José, de los
A pó stoles y de los E va n gelista s, asi como en todos los Dobles de I o I I
clase, todo el O ficio se dice como en el Propio o el Com ún; y las Lecciones del
I N octurn o con sus Responsorios, a no ser que las tengan propias o especial*
m ente señ alad as, se toman de Com ún en el prim er lugar.
. M as en las restantes F iestas de n ueve Lecciones, a no ser que se les señalen
propios, los Salm os y A n tífo n a s para todas las H oras, y los V ersos de los
N octurn os de M aitin es, se dicen del dia ocurrente de la sem ana; en L audes, y
en la F e ria I V , en el I I I N octurno, se toman del prim er lugar. En estas mismas
F ie sta s, la s Lecciones del I N octurno se toman de la E scritu ra ocurrente (o
aqu ellas que según las R ú bricas deben reponerse o anticiparse) con sus Respon­
sorios de Tiem po. S i no hay tales L eccio nes, se toman las Lecciones y los R e s­
ponsorios de Com ún en el prim er lu g a r, a no ser que se advierta otra cosa en
sus propios lu gares. E xcep to la O ra ció n , se toma de Común todo lo restante, o
sea:
E n am bas V ísp e ra s y L audes, la C ap itu la, H im no, V erso y la A n tífon a del
M a g n ifica t y del B en edictus.
E n M aitin es el In vitato rio , H im no, y las Lecciones del I I y I I I Nocturno*
con sus Responsorios.
E n P rim a la Lecció n breve, p ara l-i cu al se toma la C apitula de N ona.
En T e rcia , S e x ta y N ona la C a p itu la y el R. breve.
E n las O cta v a s com unes, se dicen del mismo modo las A n tífo n a s y Salmos
del dia ocurren te de la semana, y lo restante, a no ser que se advierta! otra cosa
en 's u s lu g a re s, como en el dia de la F ie sta ; con todo, las Lecciones y R es­
ponsorios del I N octurno, a no ser que se tengan propios, se toman de la E s ­
c ritu ra ocu rren te, como se d ijo antes, y cuando éstos faltasen , las Lecciones
en los días de in frao ctava se dicen de Com ún; pero en el dia de la O ctava,
y en las F ie sta s del S eñ or que no tienen Com ún, aun en la in fraoctava, como
en la F iesta. Los Responsorios, empero, asi en la in fraoctava como en el dia
de la O cta v a , como en el dia de la F iesta. Del mismo modo, si no hay Leccio­
nes del I I y I I I N octurnos propias de la O ctava, d uran je los dias de in fraocta­
va se dicen de Com ún, en el dia de la O ctav a, y en las F iestas del Señor,
corno en el dia de la F iesta. Y del mismo modo en la in fraoctava las Lecciones
del I I I N octurn o se toman de la F ie sta , si en el E van gelio de la F iesta no
h ay otra H om ilía.
T am bién en las F iestas y dias de O ctav as simples, se dice todo del dia ocurrente
de la sem ana, y de la F iesta o de Com ún, como arriba se ha dicho. Pero en M ai-
ucs. omitidos los V ersiculos 1 y 2, se dicen los nueve Salm os con sus A n tífon as
seguidamente en un solo N octurno, y en él la I y II Lección son de la E scri
tura ocurrente con sus Responsorios de Tiem po, añadiendo G lório Patri en el
Responsorio. La Lección I I I será de la F iesta, como en el Propio o Común.

Día 29 de Noviembre
FIESTAS DE NOVIEMBRE
San Saturnino
Día 26 de Noviembre Mártir
Conm emoración
San Silvestre En V ísp eras: _. _

Abad Ant. — Este santo luchó hasta


Doble la muerte por la ley de su Dios,
y no temió las palabras de los
II VISPERAS impíos, va que estaba apoyado
A nt.— Este varón, desprecian­ sobre la piedra firme.
y . Le coronasteis, Señor, de
do al mundo y lo terreno, coii
su triunfo, depositó en el cielo gloria y honor. 1^. Y le consti­
tuisteis sobre las obras de vues­
las riquezas alcanzadas con su
plegaria y buenas obras. tras manos.
y . El Señor condujo al jus­
to por caminos rectos. R . Y le Oración
mostró el reino de Dios. O h Dios, que nos concedéis nos
alegremos con el natalicio
Oración del bienaventurado Saturnino,
Q h clementísimo Dios, que os vuestro M ártir; otorgadnos ta m ­
dignasteis llamar al desierto bién seamos ayudados con sus
a san Silvestre. Abad, mediant*’ méritos. Por nuestro Señor.
H N ada se ic z a de la V ig ilia de san
la piadosa meditación de la va A n d rés A póstol en el O ficio.
nidad del siglo practicada ante el En Lau des:
sepulcro abierto, y le adornasteis A nt. — El que aborrece a su
con preclaros méritos de vida; alma en este mundo, la guarda
os suplicamos humildemente que para la vida eterna.
con su ejemplo, despreciando las y . El justo florecerá como
cosas terrenas, gocemos de vues­ la palma. 1$. Se elevará como el
tra eterna compañía. Por núes cedro del Líbano.
tro Señor. Las V ísp eras del O ficio siguierífe.
a »

D ía 30 de Noviembre

S a n A n d r é s , A p ó sto l
Doble de II clase

Todo se toma del Común de los


Capitula Rom., 10, 10-11
Apóstoles, pág. 735, menos lo que
sigue:
J—J : Es necesario creer
erm anos

de corazón para justificarse,


I VISPERAS y confesar la fe de palabra para
alcanzar la salvación. Por esto
Ant. 1. Salve, cruz precio­
dice la Sagrada Escritura: Cuan­
sa, * recibe el discípulo de aquel
tos creen en él, no serán confun­
que pendió de ti, mi maestro
didos.
Cristo.
Ant. del M agnif.— Uno de los
2. El bienaventurado Andrés.
dos. * que siguieron al Señor, era
* oraba, diciendo: Señor, R ey de
Andrés, hermano de Simón Pe­
la gloria eterna, recíbeme pen­
dro, aleluya.
diente del patíbulo.
3. Andrés, servidor de Cristo,
Oración
* digno Apóstol de Dios, herma­
no de Pedro y su compañero en R ogamos humildemente, Señor,
el martirio. a vuestra majestad que, así
4. Maximila, amada de Cris­ como el santo apóstol Andrés
to, * recogió el cuerpo del Após­ fué predicador y guía de vuestra
tol, y le sepultó con aromas, en Iglesia, así también sea delante
un lugar distinguido. de Vos perpetuo intercesor en fa­
5. A los que perseguían al vor nuestro. Por nuestro Señor.
justo * sepultasteis, Señor, en el Conmemoración de la Feria.
infierno, y del justo habéis sido Durante todo el tiempo de Adviento,
se hace conmemoración de la Feria a
guía desde la cruz. Laudes y Vísperas-
MAITINES Pedro y Andrés echando las re
des en el mar, y les llamó, di­
I NOCTURNO
ciendo: * Seguidme, y yo os
Ant. 1. El Señor vió * a haré pescadores de hombres, y .
Pedro y Andrés, y les llamó. Pues eran pescadores, y les dijo.
2. Venid en pos de mi, * dice Seguidme, y yo os haré pescado­
el Señor, y os haré pescadores de res de hombres.
hombres.
3. Dejando sus redes, * si­ Lección II Cap. 10, 10-15
guieron al Señor, su Redentor.
y . El sonido de su voz se D o r q u e es necesario creer de
ha propagado por toda la tierra. corazón para justificarse, y
1^. Y sus palabras hasta los con­ confesar la fe con las palabras
fines del mundo. para salvarse. Por esto dice la
Escritura: Cuantos creen en él,
D e l a E p ís t o l a de sa n P a b lo no serán confundidos. Puesto
A pó sto l a los R om anos que no hay distinción de judío
y de gentil por cuanto uno m is­
Lección I Cap. 10, 4-9
mo es el Señor de todos, rico pa­
L fin de la ley es Cristo, ra con todos aquellos que le in ­
para justificar a todos los vocan. Porque todo el que in vo ­
que creen en él. Porque care el nombre del Señor, será
Moisés dejó escrito, que el hom­ salvo. Mas ¿cómo le han de in­
bre que cumpliere la justicia or­ vocar, si no creen en él? O ¿có­
denada por la ley, hallará en. ella mo creerán en él, si de él nada
la vida. Pero de la justicia que han oído hablar? Y ¿cómo oirán
procede de la fe, dice así: No hablar de él, si no se les predica?
digas en tu corazón: ¿Quién po­ Y ¿cómo habrá predicadores, si
drá subir al cielo?, esto es, para nadie los envía?; según aquello
hacer que Jesucristo descienda. que está escrito: ¡Qué feliz es la
O ¿quién ha de bajar al abismo?, llegada de aquellos que anuncian
esto es, para resucitar a Cristo. el Evangelio de la paz, de aque­
Mas ¿qué es lo que dice la Es­ llos que anuncian los verdaderos
critura?: “ Cerca está de ti la bienes!
palabra; en tu boca está y en tu ty. Luego que el bienaventu­
corazón” . Esta palabra es la pa­ rado Andrés oyó la voz del Se­
labra de la fe que predicamos. ñor que predicaba, dejando las
Pues si confesares con tu boca redes, con las cuales ganaba su
al Señor Jesús, y creyeres en tu sustento, * Siguió al que da el
corazón que Dios le ha resucita­ premio de la vida etema. y . He
do de entre los muertos, serás ahí al que por amor a Cristo fué
salvo. suspendido de la cruz, y por su
I£. Caminando Jesús por la ley sufrió el martirio. Siguió al
ribera del mar de Galilea, vió a que da.
en honor suyo, al que llamó al
apostolado mientras estaba en el
\ 7 e r d a d es que no todos obede­
mar, aleluya.
cen al Evangelio. Y por eso
2. El Señor * amó a Andrés
dijo Isaías: ¡Oh Señor! ¿quién
como a un perfume de suave
ha creído lo que nos ha oído pre­
olor.
dicar? Así que la fe proviene del
3. El bienaventurado Andrés,
oír y el oír depende de la predica­
* viviendo dos días suspendido
ción de la palabra de Jesucristo.
en la cruz por el nombre de
Pero pregunto: ¿Pues qué, no la
Cristo, enseñaba al pueblo.
han oído ya? Sí ciertamente. Su
y . Les constituiréis prínci­
voz ha resonado por toda la tie ­
pes sobre toda la tierra. . Se
rra, y hanse oído sus palabras
acordarán, Señor, de vuestro
hasta las extremidades del mun­
nombre.
do. M as digo yo: ¿Será que I s ­
rael no lo ha entendido? No por
cierto. Moisés es el primero que Lección IV
diefe: Y o he de provocaros a ce­
l bienaventurado apó
los por un pueblo que no es pue­
Andrés, nacido en Bet-
blo mío, y haré que una nación
saida, pequeña población
insensata venga a ser el objeto
de Galilea, hermano de Pedro y
de vuestra indignación. Isaías le­
discípulo de Juan Bautista, ha­
vanta la voz, y dice: Halláronme
biendo oído que éste decía de
los que no me buscaban; mos-
Cristo: “ He aquí el Cordero deT
tréme claramente a los que no
D ios” , siguió a Jesús, y llevó
picguntaban por mí. Al contra­
él a su hermano. Hallándose des­
rio dice a Israel: Todo el día tu­
pués pescando en el mar de G a ­
ve mis manos extendidas hacia
lilea juntamente con su herma­
ese pueblo incrédulo y rebelde.
no, ambos fueron llamados por
I£. Andrés, el doctor lleno
Cristo antes que los otros após­
de bondad, el amigo de Dios, fué
toles, con aquellas palabras: “ V e ­
conducido a la cruz; al verla
nid en pos de mí, y os haré pes­
desde lejos, exclamó: Salve, oh
cadores de hombres” . Ellos, sin
cruz, * Recibe al discípulo ds
la menor tardanza, y después d¿
aquel que fué en ti suspendido,
haber dejado las redes, le siguie­
mi maestro Cristo, y . Salve, oh
ron. Después de la pasión y de
Cruz, que fuiste consagrada por
la resurrección de Cristo, Andrés
el cuerpo de Cristo, y adornada
vino a Escitia de Europa, país
con sus miembros, como con per- ■
que le fué señalado para propa­
las preciosas. Recibe. Gloria al gar en él la fe de Cristo. L u e gi
Padre. Recibe.
recorrió el Epiro y ía Tracia, y
II N O CTU RN O con su doctrina y milagros con­
Ant. 1.* El Señor conside­ virtió a Cristo innumerables al­
ró * digno de sufrir él martirio mas. Al llegar a Patras de Acaya,
I . B rev. 66
después de haber conseguido allí ■Egeas, airado en gran manera por
que muchos se convirtieran a la estas palabras, ordené que An­
doctrina del Evangelio, reprendió drés fuera conducido a la cárcel
con toda libertad al procónsul De ella fácilmente J® hubiera li­
Egeas, el cual resistía a la pre­ brado el pueblo, si el Apóstol no
dicación evangélica, porque, que­ hubiese apaciguado a la multitud
riendo ser tenido por juez de los rogando con grai* insistencia que
hombres, engañado por los demo­ no le impidieran ser partícipe de
nios, no quería reconocer a C ris­ la corona tan deseada del marti­
to Dios por juez de todo el li­ rio.
naje humano. I{. Oh buena cruz, que reci­
1^. Cuando el hombre de biste el resDlandor y la hermosu­
Dios era conducido al suplicio de ra del contacto con los miembros
la cruz, el pueblo clamaba a gran­ del S e ñ o r ; sepárame de los hom­
des voces, diciendo: * Es ino­ bres, y vuélveme a mi M aestro:
cente. y le condenan a muerte * A fin de que por ti me reciba
sin motivo. \ r . Mientras le lle­ el que por tu medio me redimió.
vaban a crucificar, juntóse gran X . El bienaventurado Andrés
multitud de gentes, clamando y ¿xtendidas las manos hacia el cié.
diciendo. Es inocente. lo, oraba, diciendo: Sálvame, oh
buena cruz. A fin de que.
Lección V
Lección VI
p enojado Egeas, d ijo .
n to n ces,

“ Deja de ensalzar a Cristo a D o c o después, fué conducido al


quien análogas alabanzas no im­ tribunal, y no pudiendo
pidieron que fuese crucificado por Egeas sufrir por más tiempo que
los Judíos". Además, con pala­ Andrés ensalzara los misterios de
bras impías interrumpióle mien­ la cruz y que reprobara su impie
tras enseñaba con noble libertad dad. mandó suspenderle en la
que Jesucristo por la salvación cruz, para que así ' imitara la
de los hombres se ofreció a la muerte de Cristo. Cuando A n­
crucifixión, y le exhortó a que, drés era conducido al lugar del
mirando por sí, accediera a sacri­ martirio, viendo la cruz de lejos
ficar a los dioses. A lo cual con­ empezó a exclamar: “ Oh buena
testó Andrés: “ Y o cada día sa­ cruz, que has sido glorificada por
crifico al Dios omnipotente, úni­ causa de los miembros del Señoi
co y verdadero, no las carnes de cruz por largo tiempo deseada,
los toros y de los cabritos, sino ardientemente amada, buscada
el Cordero sin mácula. Y cuando sin descanso, y ofrecida a mis
todo el pueblo fiel ha participa­ ardientes deseos, apárteme de
do de su carne, este Cordero que en medio de los hombres, y de­
ha sido sacrificado, continúa to­ vuélveme a mi Maestro, a fin de
davía íntegro y lleno ¿e vida” que por ti me reciba, el que por
t¡ me redimió” . Así, pues, fué por tu medio me redimió, alelu­
clavado en la cruz, y permaneció ya.
vivo en ella por espacio de dos y . Vuestros amigos, oh
días, sin cesar de predicar la fe Dios, han sido honrados en gran
de Cristo, hasta que fué a reu­ manera. Su autoridad ha si­
nirse con Aquel cuya muerte tan­ do establecida con gran firmeza.
to había deseado imitar. Los
presbíteros y diáconos de Acaya L e c c ió n del san to E v a n c e l io

que consignaron su martirio, afir­ s e g ú n s a n M a t eo

man que todo lo por ellos rela­


tado, lo vieron y oyeron. Su cuer­ Lección VII Cap. 4, 18-22
po fué trasladado primero a p 1 n aquel tiempo: Caminando
Constantinopla en tiempo de Jesús por la ribera del mar
Constantino, y después a Amal- de Galilea, vió a dos hermanos.
fi. Por disposición del Sumo Pon­ Simón, llamado Pedro, y Andrés
tífice Pío II, su cabeza fué lle­ su hermano, echando la red en
vada a Rom a, y .colocada en la el mar. Y lo que sigue.
basílica de San Pedro.
. I£. Desde la cruz he exten­ H o m i l í a d e s a n G r e g o r i o , P a p a
dido todo el día mis manos ha­ Homilía 5 acerca de los Evangelios
cia el pueblo que no creía y que
me contradecía: * El cual sigu,.* a b é is oídor amadísimos
por caminos pésimos, obrando la hermanos míos, que al
maldad, y . El Señor es el Dios primer llamamiento, P e­
de las venganzas, y el Dios de dro y Andrés dejaron sus redes y
las venganzas ha obrado con li­ siguieron al Redentor. No le ha-
bertad; haz brillar tu grandeza, >bían visto hacer aún ningún mi­
oh Juez de la tierra; da su me­ lagro, ni nada le habían oído de­
recido a los soberbios. El cual. cir sobre el beneficio de una re­
Gloria al Padre. E l cual. compensa eterna; ello no obstan­
te, al primer mandato del Señor,
III NOCTURNO olvidan y dejan todo cuanto po­
seen. Pero nosotros, ¿cuántos
Ant. 1, N o permitas, Señor, milagros suyos no vemos? ¿por
que tu siervo * se separe de ti: medio de cuántas pruebas no so­
tiempo es ya de entregar a la tie­ mos aleccionados? ¿por virtud d-r
rra mi cuerpo, y de que mandes cuántas amenazas procura ame­
me presente a ti. . drentarnos? A pesar de todo,
2. Andrés suplicaba al pue­ despreciamos el llamamiento del
blo, * que no impidiese su mar­ Señor.
tirio. R . Mientras Andrés contem­
3. Sepárame de los hombres, plaba el cielo, oró y clamó con
y vuélveme a mi Maestro, a fin gran voz, y dijo: Pues que tú
de que por ti me reciba el que eres mi Dios, y has querido mos-
trarte a mí, no permitas que sea
quitado de la cruz por este juez
impío: * Y a que he conocido la P>ero quizás diga alguno en el
virtud de la santa cruz. y . Oh secreto de su pensamiento:
Cristo, tú eres mi Maestro, al Esos dos pescadores, que casi na­
que he amado, al que he conoci­ da tenían, ¿qué dejaron a la voz
do, al que he confesado; te su­ del Señor? Acerca de esto, ama­
plico que me atiendas en esta pe­ dísimos hermanos míos, antes
tición. Y a que. debemos considerar el afecto de
la voluntad que él valor de la
cosa. Mucho deja quien no guar­
Lección VIH
da nada para sí; mucho deja
A q u e l que nos exhorta a 1h quien lo deja todo, por poco que
conversión, está ya en el tenga. Por lo contrario, nosotros
cielo, ha sometido ya los genti­ poseemos con afición las cosas
les al yugo de la fe, ha con­ que nos pertenecen, y buscamos
fundido ya la gloria del mundo, con nuestros deseos las que no
y ya nos anuncia, mediante las son nuestras. Pedro y Andrés de­
ruinas que con tanta frecuencia jaron, pues, mucho cuando uno
se presentan, la proximidad del y otro renunciaron al deseo mis­
día de su riguroso juicio. A pe­ mo de poseer.
Te Devm , pág. 10. •
sar de ello, nuestra alma, enso­
berbecida, no consiente eñ dejar LAUDES Y HORAS
aún de buena voluntad lo que
pierde todos los dias contra s’i L a s A n tífo n a s y la C a p itu la como
en las I V ísp e ra s, pág. 895.
propia voluntad. ¿Qué diremos
Ant. del Bened. — Concédenos
amadísimos hermanos míos, qué
* este hombre justo, danos este
diremos el día en que él nos juz­
hombre santo; no des la muerte
gue, qué diremos nosotros, que
a este hombre grato a Dios, ju s­
no nos apartamos del amor del
to. pacífico y piadoso.
siglo presente ante los preceptos
del Señor, .ni nos enmendamos
Oración '
ante sus castigos?
1$. Viendo la cruz, exclamó: R ogamos humildemente, Señor.
¡Oh cruz admirable, oh cruz de­ a vuestra majestad que, asi
seable, oh cruz resplandeciente como el santo apóstol Andrés fué
ante todo el mundo! * Recibe al predicador y guía de vuestra
discípulo de Cristo, y que por ti Iglesia, así también sea delante
me r« ib a el que muriendo en de Vos perpetuó intercesor en
ti me redimió, y . ¡Oh buena favor nuestro. Por nuestro Señor.
cruz, que recibiste tu esplendor Conm em oración de la F eria .
y hermosura de los miembios del
Señor! Recibe. Gloria al Padre. TERCIA
Recibe. \ La C a p itu la ' de V ísp e ra s, pág. 895.
SEXTA FIESTAS DE DICIEMBRE
Capitula Rom., 10, 12-13
D ía 2 de Diciembre
^ J o hay dstinción de judío y de
gentil, por cuanto uno mis­ Santa Bibiana
mo es el Señor de todos, rico Virgen y Mártir
para con todos aquellos que le Semidoble
invocan. Porque todo aquel que
Todo se toma del Común de V ír ­
invocare el nombre del Señor, genes, pág. 821, menos lo que sigue:
será salvo.
Oración
- ’' NONA
(~ ) h Dios, dador de todo bien,
Capitula ' Rom., 10, 16-18 que juntasteis en vuestra
sierva Bibiana con ,1a flor de la
J s a i a s dice:
¡Oh Señor, ¿quién
virginidad la palma del m arti­
- ha creído lo que no ha oído
rio; dignaos por su intercesión
predicar? Así que la fe proviene
unir "con Vos nuestras almas, a
del oír, y el oír depende de la
fin de que, removidos los peli­
predicación de la palabra de
gros, consigamos los premios
Cristo. Pero pregunto: ¿Pues
eternos. Por nuestro Señor.
qué, no han oído ya? Sí cierta­ Conmemoración de la F eria.
m ente: su voz ha resonado por S i las Lecciones d el I N octurno se
han de tomar de Com ún, se ^ dicen
toda la tierra, y hanse oído sus
las del segundo lu ga r, T e glorifica ri,
palabras hasta las extremidades pág. 829. i" ■■’ i
dél mundo.
II . NO CTU RN O

II VISPERAS Lección IV
A n t. del Afagnif. — Habiendo virgen de Roma,
ib ia n a ,
llegado * el bienaventurado An­ noble por su linaje, lo
drés al lugar donde estaba pre­ íu é más aún por su fe
parada la cruz, exclam ó: ¡ Oh cristiána. Su padre Flaviano, que
buena cruz, por tanto tiempo había ejercido' el cargo de pre­
deseada, y ya preparada a mis fecto durante el imperio del eru-
ardientes deseos: confiado y go­ delísimo tirano; Juliano el Após­
zoso vengo a ti, para que así tata, fué marcado con las seña­
también tú con gozo me reci­ les de la esclavitud, y deportado
bas, como discípulo de aquel a las Aguas Taurinas, donde mu-
que de ti estuvo pendiente! rio mártir. A su madre Dafrosa
Conm em oración de la F e ria . -
,1a encerraron primeramente en
SU casa con sus hijas, para que
pereciesen de hambre, y. poco
después fué decapitada fuera ds
Roma. Muertos sus piadosos pa­ aquella mujer, dejando burlada
ires, Bibiana y su hermana De- la malicia del pretor.
netria fueron despojadas de to­
los sus bienes. Aproniano, pre­ Lección VI
tor de la ciudad, codicioso de sus
P \ enada sirvieron a Rufina las
riquezas, las privó de todo auxi-
palabras engañosas ni tam
io humano; mas, habiéndolas ali-
poco los golpes con que cada día
nentado maravillosamente aquel
castigaba a Bibiana, con el in­
Dios que da comida a los ham­
tento de hacer que abandonase
brientos, reaparecieron todavía
su santo propósito; y viendo con
más fuertes y lozanas, lo cual
esto el pretor que su esperanza
Jejó al pretor profundamente ad-
quedaba frustrada, y aumentán­
nirado.
dose su ira por haber sido venci­
do por Bibiana, mandó a sus mi
Lección V
nistros que la desnudasen y que,
A prom ano , no obstante, inten­ con las manos atadas, la sujetai
tó hacer que honrasen a los sen a una columna y la golpea
dioses de los Gentiles, prome­ sen con plomos hasta expirar. Su
tiéndoles, si así lo hacían, resti­ sagrado cuerpo, arrojado a los
tuirles sus riquezas, y ofrecíén- perros, estuvo expuesto dos días
Joles la gracia del emperador y en la plaza del Toro, permane­
ventajosos enlaces. D e lo con­ ciendo, no obstante, ileso y con­
trario, las amenazaba con cár­ servado de una manera m aravi­
celes, azotes y con el hacha llosa. Luego, un presbítero llama­
Jel verdugo. Mas ellas, no apar­ do Juan la enterró durante la
ándose de la verdadera fe, ni noche junto al sepulcro de su
;on halagos, ni con amenazas, hermana y de su madre, cerca del
estaban resueltas a morir antes palacio de Licinio, donde, aun en
que mancharse con las supersti­ nuestro días, existe una iglesia
ciones paganas. D e esta suerte dedicada al Señor, con el nombre
desecharon con gran constancia de Santa Bibiana. Esta iglesia fué
as impías proposiciones del pre- restaurada por el papa Urbano
or. Por lo cual Demetria, súbi­ V III, el cual, habiendo hallado
tamente herida de un golpe m or­ los cuerpos de las santas Bibia­
tal a la vista de Bibiana, se 'dur­ na, Demetria y D afrosa, las c o ­
mió en el Señor. Bibiana, fué en- locó en el altar mayor.
iregada a Rufina, mujer muy as­ En el I I I N octurno se lee la H om i­
tuta, a fin de que la sedujera; lía sobre el E van gelio : E s sem ejante
el reino de los cielos, del Com ún de
oero ella, instruida desde la cuna San tas M ujeres, pág. 837 con los B R .
en la ley de Cristo, y resuelta a del Común de V írge n e s, pág. 826.
En Laudes, Conm em oración de la
conservar sin mancha la flor de F eria.
la virginidad, triunfó con admi­ L a s V ísp e ra s, del O ñ cio siguiente,
con Conm em oración del precedente y
rable fortaleza de los artificios de de Ia4 F eria.
II NOCTURNO

Lección IV
San Francisco Javier
Confesor a c id o Francisco en Javier,
diócesis de Pamplona, de
Doble mayor
nobles padres, fué en P a ­
Si de esta Fiesta en las I Visperas rís compañero y discípulo de san
solamente se ha hecho Conmemoración,
en el Himno se cambia el final de la Ignacio. Con tal maestro hizo
primera estrofa (L. h.). progresos tan rápidos, que al
Todo se toma del Común de un Con­
fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo contemplar las cosas divinas, al­
ijiie sigue: gunas veces se levantaba en alto
sobre la tierra. Esto le aconte­
Oración ció con frecuencia celebrando el
santo sacrificio de la Misa en
Q h Dios, que por la predica­
presencia de multitud de pueblo
ción y milagros del bienaven­
Estas delicias espirituales las m e­
turado Francisco quisisteis agre­
recía por las maceraciones de su
gar a , vuestra Iglesia los pueblos
cuerpo. Y a que se privaba, no-
de' las Indias; concedednos pro
solamente del uso de la carne
pício, que imitemos las virtudes
y del vino, sino también del pan
de aquel cuyos méritos celebra­
de trigo, teniendo la costumbre
mos. Por nuestro Señor.
de tomar sólo alimentos viles, y
■S e hace conm em oración del Oficio aun muchas veces, se abstuvo de
precedente:
todo alimento por espacio de dos
Ant.— Ven, Esposa de Cristo, o tres días. Se azotaba tan rigu­
recibe la corona, que el Señor te rosamente con disciplinas de hie­
ha preparado para siempre. rro, que con frecuencia derrama­
y . Derramada está la gra­ ba abundante sangre. Sólo se
cia en tus labios. permitía un brevísimo sueño, v
1^. Por esto, Dios te ha ben­ aun sobre el duro suelo.
decido para siempre.
Lección V
Oración
V 4 a d u r o ya por la austeridad y
Dios, dador de todo bien, santidad de su vida para
que juntasteis en vuestra el cargo de apóstol, como Juan
sierva Bibiana con la flor de la III, rey de Portugal,, pidiese pa­
virginidad la palma del martirio; ra las Indias algunos miembros
dignaos por su intercesión unir de la naciente Congregación ai
con Vos nuestras almas, a fin de papa Paulo III, el mismo PoQtí-
que, removidos los peligros, con­ fice le eligió para tan impor­
sigamos los premios eternos. tante misión, confiándole también
la potestad de Nuncio apostólico.
D espuéa se hace Conm em oración de
la F e ria . ■ Apenas llegado a ias Indias, se
sintió instruido milagrosamente llevaban a la tumba, los devol­
en las lenguas muy difíciles y di­ vió con vida a sus padres. In s­
versas de aquellas diferentes na­ pirado muchas veces por el es­
ciones. Algunas veces sucedió que píritu de profecía, reveló diver­
hablando él en una sola len­ sos acontecimientos que debían
gua a personas de diversas na­ tener lugar en lugares o en tiem­
ciones, cada una le oía hablar su pos remotos. En fin, murió en la
lengua propia. Recorrió a pie, y isla de Sanciano lleno de méri­
muchas veces descalzo, innume­ tos, y consumido por los traba­
rables provincias. Introdujo la fe jos, el día dos de Diciembre.
en el Japón y en otras se;s c o ­ Su cadáver, cubierto por dos ve.
marcas. Convirtió en las Tndias ces con cal viva, manó sangre,
algunos centenares de miles de esparció un olor suavísimo, y
hombres, y purificó con el bau­ extinguió al momento una peste
tismo a muchos reyes y a gran­ en M alaca, adonde fué llevado.
des príncipes. Y a pesar de obrar Por último, habiendo brillado
tan grandes cosas por Dios, con con nuevos y grandes milagros
todo conservaba tal humildad, por todo el mundo, él papa Gre­
que siempre que escribía a san gorio X V le inscribió en el nú­
Ignacio, entonces su superior, lo mero de los santos. Finalmente,
hacía de rodillas. el papa Pío X le eligió y cons­
tituyó por Patrono celestial de
Lección VI la Sociedad y Obra de la Propa­
gación de la Fe.
¿ te ardor en la propagación
del Evangelio, lo premió el III N O CTU RN O

Señor con grandes y numerosos L e c c ió n del santo E van g elio


milagros. Dió la vista a un ciego se g ú n san M ar cos
Con la señal de la cruz convirtió
el agua salada del mar en agua Lección VII Cap. 16, 15-18
dulce en tan gran cantidad, que
alivió con ella durante largo aquel tiempo: D ijo Jesús a
tiempo a quinientos hombres que sus discípulos: Id por todo
morían de sed. Con aquella agua, el mundo; predicad el Evangelio
a toda criatura. Y lo que sigue.
llevada a diversas regiones, v a ­
rios enfermos curaron de repen­
H o m ilía de san G r eg o rio , P apa
te. Resucitó a varios muertos,
entre ellos, a uno que había H om ilía 29 sobre los E van gelios, d es­
pués del principio
sido sepultado el día anterior
y al que devolvió la vida des­ or estas palabras: “ toda
pués de mandar que le sacasen cria tu ra ” , podemos en­
de la sepultura; lo mismo hizo tender todas las naciones
con otros doSj a lo§ que, tomán­ de los gentiles. Porque antes se
doles de la- mano mientras les había dicho: “ N o vayáis a los
gentiles” ; en tanto que ahora se guna cosa mortífera, no les da­
dice: “ Predicad el Evangelio a ñará; impondrán las manos so­
toda criatura” ; sin duda para que bre los enfermos, y sanarán”
la predicación que antes habían Ahora bien, hermanos míos,
rechazado los Judíos, redundase ¿quiere esto decir que vuestra fe
en ventaja nuestra, como debía es menos real porque no hacéis
redundar en condenación de esos milagros? Ciertamente qu»;
aquel pueblo soberbio que la re­ no; pero los milagros eran nece­
chazaba. Cuando la Verdad envía sarios en los comienzos de la
sus discípulos a predicar el Evan Iglesia. Para crecer en la fe, la
gelio, ¿no equivale por ventura multitud de los creyentes tenía
a difundir una semilla por el necesidad de ser alimentada coa
mundo? Arroja como simiente milagros. Así, cuando plantamos
algunos granos, para recoger de arbolitos, los regamos hasta que
nuestra fe cosechas abundantes. los vemos arraigados a la tierra,
y cuando han echado raíces, ce*
Lección VIII samos de regarlos. Por eso dice
M o se hubiera recolectado tan san Pablo: “ Y así las lenguas
gran cosecha de fieles en el son una señal, no para los fiele3,
mundo, si la mano del Señor no sino para los infieles” . .
Hubiera esparcido entre los hom­ Te Deum, pág. 10.
En Laudes, Conmemoración de la
bres, como en una tierra espiri Feria. ,
tual, los granos escogidos de los En Vísperas, Conmemoración del O fi­
predicadores. Leemos a continua­ cio siguiente, de U Feria y de yanta
Bárbara, V irg in v M ártir.
ción: “ El que creyere, y fuere
bautizado, será salvo; mas el qu'-
Día 4 de Diciembre
no creyere, será condenado” . Ca­
da cual dirá quizá en su interior: San Pedro Crisólogo
Y a he creído; seré salvo. Ver Obispo, Confesor y Doctor
dad es, si sus obras están de Doble (L. k.)
acuerdo con su fe. La fe verda­
Todo se toma del Común de un Con­
dera es aquella cuyos actos nD fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que
contradicen las palabras; por eso sigue:
san Pablo dijo de algunos falsos La Antífona Oh Doctor Excelso, -j>á->
gina 800, con el Versículo E l S tñ p t.U
cristianos: “ Dicen que conocen amó. '■
. a Dios, mas le niegan con las
Oración '
obras” .
Q h Dios, que, para gobernar e
'•* Lección IX instruir a vuestra Iglesia,
V / estas señales acompañarán a designasteis de antemano con
los que creyeren: Lanzarán prodigios divinos, y quisisteis que
demonios en mi nombre; habla fuera elegido el bienaventurado
rán nuevas lenguas; manosearán Pedro Crisólogo, Doctor insigne,
las serpientes, y si bebieren al­ 05 suplicamos nos concedáis que
merezcamos tener por intercesor v en la santidad, le ordenó de
en el cielo al que en la tierra tu­ diácono. Poco después, muerto el
vimos por maestro de la vida. arzobispo de Ravena, los habi­
Por nuestro Señor. tantes de aquella ciudad envia­
Conmemoración de la Feria. Después ron a Roma (según era costum ­
Conmemoración de santa B árb ara: bre) al sucesor que ellos habíar.
Ant.— Ven, Esposa de Cristo, elegido, juntamente con sus dipu­
recibe la corona que te ha prepa­ tados y con el sobredicho C o r­
rado el Señor para siempre. nelio. el cual llevó consigo a su
y . Con esa tu gallardía y diácono, a fin de solicitar del
hermosura. Camina, avanza papa san Sixto III la confir­
prósperamente, y reina. mación del elegido. Entre tanto
san Pedro Apóstol y el mártir
Oración Apolinar aparecieron en sueños
al Sumo Pontífice, teniendo en
O h Dios, que entre los demás
medio de ellos a este joven, v
milagros de vuestro poder
mandando que a él y no a otro
habéis concedido la victoria del
instituyera arzobispo de Ravena.
martirio aun al sexo débil: otor­
De ahí que el Pontífice, luego
gadnos propicio, que cuantos ce­
que vió a Pedro, conoció que era
lebramos el nacimiento a la v i­
el elegido del Señor, por lo cual
da eterna de la bienaventurada
sin hacer caso del candidato que
Bárbara, vuestra Virgen y M á r­
le habían presentado, instituyó a
tir, dirijamos nuestros pasos h a ­
Pedro arzobispo de aquella igle­
cia Vos siguiendo sus ejemplos.
sia metropolitana en el año del
Por nuestro Señor.
Señor cuatrocientos treinta y
En el I N octurno, si las Lecciones
no se han de decir de la E scritu ra ocu­ tres. Los legados de Ravena pu­
rrente, se dicen las del Común de un sieron dificultades en aceptar es
Confesor Pontifice, en el prim er lugar
E s tina verdad, pág. 791. ta elección, pero al darles a- co­
nocer la visión, se conformaron
II NOCTURNO de buena gana con la divina vo ­
luntad, recibiendo al nuevo arzo­
Lección IV
bispo con gran reverencia. .
edro ,que por su áurea
elocuencia recibió el so­ Lección V
brenombre de Crisólogo. J^e consiguiente, Pedro fué
nació de padres honrados en el consagrado arzobispo aunque
Foro de Cornelio, en la Emilia, contra su voluntad; fué conduci­
y sintiéndose desde su primera do a Ravena, y fué recibido con
edad inclinado a la piedad, ayudó gran alegría por el emperador
a Cornelio Romano, a la sazón Valentiniano, su madre Gala P~la-
obispo de la ciudad corneliense cidia. y por todo el pueblo. El
Ei cual, viendo que con poco santo les dijo que sólo les pedía
tiempo adelantaba en la ciencia que, habiendo consentido en to-
mar, por su provecho espiritual, ciones, que el Santo después dió
tan pesado cargo, procurasen gracias a Dios por haber contri­
ellos obedecer a sus preceptos, y buido su contratiempo a au­
que no se opusiesen a los divinos. mentar el amor al Salvador.
Sepultó y ungió con preciosos Por último, habiendo goberna­
perfumes a dos santos fallecidos do santamente aquella iglesia
en aquella ciudad: Barbaciano, por espacio de dieciocho años,
presbítero, y Germán, obispo de conociendo por inspiración di­
Auxerre, cuya cogulla y cilicio vina que se acercaba el fin de
reclamó para sí mismo. Ordenó su vida, se dirigió a su patria, y
obispos a Proyecto y Marcelino; en el templo de San Casiano pu­
En Classe, levantó una fuente de so sobre el altar mayor, en ofren­
grandeza verdaderamente ex­ da, una gran diadema de oro
traordinaria, y algunos templos cuajada de perlas preciosas
magníficos, así a' bienaventurado También ofreció un cáliz de oro
apóstol Andrés, como a otros y una patena de plata, la cual
santos. En un sermón reprendió da al agua que sobre ella se de­
severísimamente los juegos y las rrama la virtud de curar las
representaciones teatrales, así mordeduras de los perros rabio­
como los bailes que tenían lugar sos y las fiebres. Entonces des­
el día primero de Enero, dicien­ pidió a los de Ravena que has­
do, entre otras cosas: “ Aquel que ta entonces le habjan seguido
quiera divertirse con el diablo no diciéndoles que vigilaran atenta­
podrá gozarse con Cristo” . Por mente en la elección de su pas­
mandato del papa san León I, tor. Y después de hager rogado
escribió después al concilio de humildemente a Dios y a su pa­
Calcedonia contra la herejía de trón san Casiano, que benigna­
Eutíques. Respondió también al mente recibieran su alma, dejó
mismo Eutíques en otra epísto­ esta vida el día tres de Diciem­
la, que fué unida a las actas bre del año del Señor cuatrocien­
del concilio en las nuevas edicio­ tos cincuenta. Su cuerpo fué se­
nes, y de la cual se hace mención pultado honoríficamente, entre
en los anales eclesiásticos. las lágrimas y el testimonio de
la piedad de los ciudadanos to­
Lección VI
dos, cerca del cuerpo del mis­
predicaba Kal pueblo,
V / I ie n t r a s mo san Casiano, en donde aun
era tan vehemente en sus en nuestros días se le ve­
palabras, que por su excesivo ar­ nera religiosamente. Uno de sus
dor, diferentes veces le fafífc la brazos, adornado con oro y per­
voz, como aconteció en el ser las, fué llevado a Ravena, donde
món sobre la mujer hemorroisa. es venerado en la basílica Ursi-
Por lo cual, conmovidos los de niana.
Ravena., llenaron la iglesia con En el III Nocturno se lee la Homilía
tantas lágrimas, clamores y ora­ Vosotros sois la sal, pág. 803.
En Laudes, Conm emoración de la
Feria.
D ía 5 de Diciembre
Después Conm em oraciór de santa
Bárbara. V irgen y M ártir: San Sabas
Ant.— El reino de los cielos es Abad
semejante a un mercader que Conmemoración

trata en perlas finas. Y vinién­ En las V ísp era s del Oficio prece
dole a las manos una de gran va­ dente:
lor, vende todo cuanto tiene y la ¡Ant.— Le asemejaré al varón
compra. sabio, que edificó su casa sobre
y . Derramada está la gra­ la piedra.
cia en tus labios. I£. Por esto, y . El Señor le amót y le
Dios te ha bendecido para siem­ honró. Y le vistió con vesti­
bre. duras de gloria.

Oración
Oración
Q s suplicamos, Señor, nos re­
í " ) h Dios, que entre los demás comiende la intercesión del
milagros de vuestro poder bienaventurado Sabas, Abad, pa­
habéis concedido la palma de la ra que consigamos con su patro­
victoria aun al sexo débil: otor­ cinio lo que no podemos con
gadnos propicio, que cuantos ce­ nuestros méritos. Por nuestro
lebremos el nacimiento a la vida Señor.
eterna de la bienaventurada Bár­ E n L a u d es: ' ■
bara, vuestra Virgen y Mártir, Ant. — Alégrate, siervo bueno
dirijamos nuestros pasos hacia y fiel; porque fuiste fiel en lo
Vos siguiendo sus ejemplos: Por poco te constituiré sobre lo m u ­
nuestro Señor. cho; entra en el gozo del Señor!
Ant. del M agnij.— Oh Doctor y . El Señor condujo al jus­
excelso, luz de la santa Iglesia, to por caminos rectos. I£. Y le
bienaventurado Pedro Crisólogo, mostró el reino de Dios.
amante de la divina ley, ruega
por nosotros al H ijo de Dios.
• D ía 6 de Diciembre
y . El Señor conduje al jus­
to pot caminos rectos. I£. Y le San Nicolás
mostró el reino de Dios. Obispo y Confesor
. L a O ración O h D io s que para go­ ~ Doble
bernar, de las I V ísp e ra s. Conm em o­
ración de la F eria y de san Sabas, Todo se toma 'd el Com ún de un Con­
Abad. fesor Pon tífice, pág. 790, menos lo que
sigue:

Oración
Dios, que honrasteis ai
bienaventurado pontífice N i-
colás con innumerables milagros; Lección V
os rogamos nos concedáis que por
sus méritos e intercesión, nos ^ * omo el Santo se hubiese con­
libremos de las llamas del infier­ sagrado totalmente a Dios,
no. Por nuestro Señor. partió para Palestina, a fin de
Conm em oración de la F eria. visitar y venerar los Santos Lu­
gares. En esta peregrinación, ha­
II NOCTURNO
biendo subido a la nave con un
Lección IV cielo sereno y la mar tranquila,
predijo una horrenda tempestad
nacido en el es­
c o l a s 1, a los marineros, la cual luego so­
í? clarecido lugar de Patras,
en la Licia, fué obtenido
brevino, y puso a todos en gran
peligro; mas con su oración la
de Dios por sus padres con re­ calmó maravillosamente. Luego,
petidas p reces.' Ciiánta había de vuelto a su patria, dió a todos
ser la santidad de este varón, ya ejemplos insignes de santidad, y
$e manifestó desde su cuna. Pues por voluntad de Dios volvió a
ya en su infancia se abstenía Mira, que es la metrópoli de L i ­
de la leche Los miércoles y vier­ cia. Esta ciudad acababa de per­
nes, tomándola una sola vez y der el obispo, y mientras todos
por la tarde, mientras en los de­ los demás obispos de la provin­
más días lo hacía con frecuencia. cia deliberaban acerca del suce­
La práctica del ayuno la obser­ sor que habían de darle, fueron
vó todo el resto de su vida. P ri­ advertidos divinamente de que
vado de sus padres en su juven­ eligiesen al que entrase el prime­
tud, distribuyó sus bienes entre ro al día siguiente en la iglesia,
los pobres. D e su caridad cris­ que se llamase Nicolás. Al tra­
tiana nos da un significativo tarse de dar cumplimiento a esta
ejem plo este hecho: Había en su orden del cielo, fué hallado en
ciudad un hombre que tenía tres la puerta de la iglesia Nicolás,
hijas en edad de tomar ya esposo, y con unánime acuerdo de to­
y, como por su pobreza no las dos le constituyeron obispo de
pudiera casar, había ya resuelto Mira. En su episcopado resplan­
prostituirlas. Sabido esto por N i­ deció por la castidad, que siem­
colás, arrojó de noche, por la ven­ pre había observado, por su gra­
tana, la cantidad de dinero nece­ vedad, su asiduidad en la ora­
saria para la dote de una donce­ ción, su vigilancia, abstinencia,
lla. L o mismo practicó segunda y generosidad y hospitalidad, y por
tercera vez, con lo cual aquellas su mansedumbre en las exhor­
tres doncellas fuerori dadas en taciones y severidad en las re­
matrimonio a hombres honrados. prensiones.
1. L a fiesta de san N icolás es, en muchos países, una de las más populares;
la poesía ingenua del pueblo lo ha escogido como tema de sus cantos, y los
n iñ os lo tienen como patrón, por haber librado, según la leyenda, a tres niños
del fuego. "
L as V ísp eras son del Oficio siguiente
Lección VI desde la C apitu la con Conmemoración
del precedente y de la Feria.
yudo a las viudas y huérfanos
con limosnas, consejos y
servicios. Se empleó en socorrer a D ía 7 de Diciembre
los oprimidos hasta el punto de
que para ayudar a tres tribunos San Ambrosio
condenados por Constancio Au­ Obispo, Confesor y Doctor
gusto como calumniadores, y que Doble (L . h.)
le habían invocado por su farrn Todo se toma del Com ún de un Con ­
de taumaturgo, se apareció des­ fesor Pon tífice, pág. 790, menos la An-.
de lejos, aun en vida, al empe­ tifona de ambas V ísp e ra s en el M a g n í­
ficat, O h D octor, pág. 800.
rador con semblante amenazador
y consiguió así su libertad. Pre­ Oración
dicando en Mira sobre la verdad
de la fe cristiana contra las pres­ O h Dios, que disteis a vuestro
cripciones del edicto de Diocle- pueblo por ministro de l i
ciano y Maximiano, fué detenido salvación eterna al bienaventu­
por los satélites del emperador, rado Ambrosio, os suplicamos
y llevado muy lejos, fué encar­ nos concedáis qué merezcamos
celado. En la cárcel estuvo hasta tener por intecesor en los cielos
el tiempo del emperador Cons­ al que hemos tenido por maes
tantino; éste mandó que le saca­ tro de la vida en la tierra. Por
ran de allí, y pudo así volver a nuestro Señor.
Mira. Luego se dirigió al conci­ Conm em oración del O ficio preceden­
lio de Nicea, en el cual, junta­ te:

mente con trescientos dieciocho A nt.— El Señor le amó y le


Padres, condenó la herejía arria- honró: y le vistió con vestiduras
na. De allí, volviendo a su obis­ de gloria y le coronó para en­
pado, y acercándose su muerte, trar en las puertas del páraíso.
elevó su mirada al cielo, vió que y . El Señor condujo al jus­
le salían al encuentro los Ange­ to por caminos rectos. I£. Y le
les, y al pronunciar aquellas pa­ mostró el reino de Dios.
labras del Salmo: “ En Vos, Se­
ñor, he esperado” , y al llegar a Oración
las palabras: “ En vuestras ma­
Q h Dios, que honrasteis al
nos encomiendo mi espíritu” , vo
bienaventurado pontífice N i­
ló a la patria celestial. Su cuerpo
fué trasladádo a Barí, en la Apu­ colás con innumerables milagros,
lia, en donde goza de gran cele­ os rogamos nos concedáis qua
bridad y es muy venerado. por sus méritos e intercesión nos
libremos de las llamas del infier­
En el - I I I N octurno se lee la H o ­
milía Un hombre, yéndose, pág. 794. no.
En Laudes se hace Conm em oración de Después se hace Conm em oración de la
la Feria. . Feria.
En el I Nocturno, si las Lecciones diente deseo del pueblo fué m a­
no se han de rezar de la Escritura ocu­
rrente, se dicen las del Común de nifestado a Valente, el cual se
Confesores Pontífices en el primer lu­ alegró en gran manera de que
gar: E s una verdad, pág. 791.
fueran solicitados para obispos
II NOCTURNO los que él había escogido como
magistrados. Esto mismo fué
Lección IV muy grato a Probo, el cual ha­
bía dicho a Ambrosio al par­
obispo de Milán,
m b r o s io ,
tir, como movido por una ins­
k ij° del ciudadano ro-
piración divina: “ Vé, y pórta­
'l mano Ambrosio, n a c i ó
te, no como juez, sino como
cuando su padre ejercía el cargo
obispo” . Y como al deseo del
de prefecto de la Galia. Se dice
pueblo se juntó la voluntad del
que en la boca de este niño se
emperador, Ambrosio fué bauti­
posó un enjambre de abejas, lo
zado (pues era aún catecúmeno),
cual presagiaba la divina elocuen­
iniciado en los sagrados m iste­
cia que poseería. En Roma
rios, y observados todos los gra­
aprendió las artes liberales. D es­
j o s de las órdenes según las le­
pués fué enviado por el prefecto
yes de la Iglesia, el día octavo,
Probo a la Liguria y a la Emilia
que fué el siete de Diciembre,
como gobernador, por lo cual más
recibió la dignidad episcopal. Con­
tarde, por mandato del mismo
sagrado obispo, defendió resuel­
Probo, vino a Milán con plenos
tamente la fe católica y la dis­
poderes. Llegó a aquella ciudad
ciplina de la Iglesia; convirtió a
en el momento en que el pueblo,
muchos arríanos y a otros here­
después de la muerte de Auxen-
jes a la verdad de la fe, entre
ció, obispo arriano, estaba divi­
los cuales dió a luz para Jesu­
dido respecto a la elección de su
cristo al que había de ser el sol
sucesor. Dirigióse, pues, Ambro­
de la Iglesia, san Agustín.
sio a la iglesia, en cumplimiento
del deber que su cargo le impo­
nía, para calmar la sedición. Lección VI
Cuando hubo hablado con este p o R dos veces visitó, como le­
objeto, muy elocuentemente, so­ gado, a Máximo, el cual h a­
bre la paz y la tranquilidad pú­ bía dado muerte al emperador
blica, un niño gritó súbitamente: Graciano, y como rehusara hacer
“ ¡Ambrosio, obispo!” . Todo el penitencia, le separó de su co­
pueblo repitió esta aclamación munión. Prohibió la entrada en
pidiendo por obispo a Ambrosio. la iglesia al emperador Teodosio
por la matanza que había orde­
Lección V
nado en Tesalónica. Y como Teo­
J-J a b ié n d o se él negado a acep­ dosio replicara que el rey David
tar, y resistiéndose a las fué adúltero y homicida, respon­
preces de la m ultitud, el ar­ dió Ambrosio: “ Al que seguiste
en su maldad, im ítale también le adm inistró el sagrado C u erp o
en su penitencia” . M ovid o por del Señor, y m ientras oraba A m ­
este razonamiento, Teodosio cum ­ brosio, teniendo puestas las m a­
plió humildemente la penitencia nos en form a de cruz, entregó
que le había sido impuesta. El el alma a D ios, el día cuatro de
santo obispo, después de haber Abril del año trescientos noven­
trabajado en gran manera por la ta y siete.
Iglesia, y escrito sabiamente m u ­ E n el I I I N o ctu rn o se lee la H o ­
m ilía del E v a n g e lio : V osotro s s o is la
chos libros, antes de caer en fer­ sa l de la tierra, del C om ú n de D o c to ­
mo, predijo el día de su muerte. res, en el prim er lu g a r, pág. 802.
En Laudes se' h ic e C o n m e m o ra ­
Estando enfermo, H onorato, ción de la F e r ia . N ad a se reza de la
obispo de Vercelli, le visitó tres V ig ilia de la In m ac u la d a C o n cep ció n .
L a s V isp e ra s, del O ficio sig u ie n te , con
veces por orden del mismo D io s: Co nm em oración de la F e ria .
Día 8 de Diciembre

La Inmaculada Concepción de la B. Virgen María


Doble de I clase co» Octava común

Todo se toma del Común de las rada a vuestro H ijo: os suplica­


F ie stas de la B. V irg e n M aría , p á g i­
na 864, menos lo que sigue: mos que así como la preservas­
teis a ella de toda mancha por
I VISPERAS los méritos previstos de la muer­
te de vuestro mismo H ijo, así
A n tífo n a s y C apitula de L audes, pá­
gina 979. también nos concedáis por su in.
tercesión llegarnos a Vos purifi­
y . H oy es la Inmaculada
cados de todo pecado. Por el mis­
Concepción de la santa Virgen
mo Señor.
M aría. Iy. La cual con su plan­
Conm emoración de la F eria.
ta virginal aplastó la cabeza de
la serpiente. • MAITINES
Ant. del Magnif. — Todas las Invitatorio. — Celebremos la
generaciones * me llamarán bien­ Inmaculada Concepción de la
aventurada, porque ha obrado Virgen M aría: * Adoremos a
en mí grandes cosas aquel que Cristo su H ijo, nuestro Señor.
es poderoso, aleluya. Salmo 94. — Venid, alegré­
monos, pág. 3.
Oración
Himno
(~ ) h Dios, que mediante la I n ­
maculada Concepción de h / ^ h guardiana esclarecida de las
Virgen preparasteis una digna mo­ vírgenes, purísima Madre de

/. B rev. 67
Dios, puerta de la celestial m ora­ Señor Dios sobre la tierra. Y d i­
da; Vos sois la esperanza nuestra jo a la m ujer: ¿Por qué motivo
y la alegría del cielo. os ha mandado D ios que no co ­
Azucena en medio de espinas, mieseis de todos los árboles del
hermosísima paloma, tallo que paraíso? A la cual respondió la
produce de una raíz bendita el m ujer: Del fruto de los árboles
remedio de nuestras llagas. que hay en el paraíso, comemos;
Torre inaccesible al dragón mas del fruto de aquel árbol, que
.nfemal, estrella salvadora del está en medio del paraíso, man­
náufrago, dirigidnos con vuestra dónos Dios que no comiésemos,
luz y preservadnos de las astu­ ni lo tocásemos, para que no mu­
cias del enemigo. ramos. D ijo entonces la serpien­
Disipad las tinieblas del error, te a la m ujer: Oh ciertamente
alejad los escollos peligrosos, y que no moriréis. Sabe empero
volved al camino seguro a los que Dios que en cualquier tiempo que
se han extraviado entre las olas. comiereis de él, se abrirán vues­
Gloria a Vos, oh Jesús, nacido tros ojos, y seréis como dioses,
de la Virgen, juntamente con el conocedores del bien y ’ del mal.
Padre y el Espíritu Santo, por R . El pecado entró en el
los siglos de los siglos. Amén. mundo por un solo hombre, en
el cual todos pecaron. * N o
I NOCTURNO temas, M aría, has hallado gra­
cia delante de Dios. y . E l Se­
Ant. 1. Admirable es * vues­
ñor ha salvado tu alm a de la
tro nombre, oh Señor, en toda
muerte, y se ha constituido tu
la tierra, porque en la Virgen M a ­
protector contra el enemigo. No
ría os preparasteis una digna
temas.
morada.
2. En el sol puso * D ios su
Lección II Cap. 3, 6-8
tabernáculo.
3. En su Concepción * M aría
\ / i ó , pues, la m ujer que el fr u ­
fué bendecida por el Señor, y re­ to de aquel árbol era bueno
cibió la misericordia de Dios su para comer, y bello a los ojos, y
Salvador. de aspecto deleiteable; y cogió
y . Dios omnipotente me ci­ del fruto y comióle. D ió tam ­
ñó de fortaleza. I£. E hizo que bién de él a su marido, el cual
mi conducta fuese sin mancilla. comió. Luego se les abrieron a
entrambos los ojos; y como vie­
D e l l ib r o d e l G é n e s is
sen que estaban desnudos, co sie­
ron unas hojas de higuera y se
Lección I Cap. 3, 1-5
hicieron unos delantales. Y ha­
a serpiente era el animal biendo oído la voz del Señor
más a s t u t o de todos Dios que se paseaba por el paraí­
cuantos había criado el so al tiempo que se leyanta el
aire después de mediodía, escon­ miel: * La miel y la leche están
dióse Adán con su m ujer de la debajo de su lengua, y . Ven del
vista del Señor D ios en medio Líbano, esposa mía, ven y será3
de los árboles del paraíso. coronada con corona de gracia.
Iy. Venid a mí todos los qu*~ La miel. Gloria al Padre. La miel.
me amáis; * Y os contaré todo
cuanto ha hecho Dios por mi al­ II NOCTURNO
ma. y . Vive el Señor; él me ha
llenado de su misericordia. Y os. Ant. 1. La gracia ha sido de­
rramada * en su Concepción, y
apareció hermosa entre las hijas
L ección III Cap. 3, 9-15
de los hombres.
1 lam o el Señor Dios a Adán, 2. La ayudó Dios * desde lo.e
y le dijo: ¿Dónde e^ ás? El primeros albores del día; el A l­
cual respondió: He oído tu voz tísimo santificó su morada.
en el paraíso, y he temido, por­ 3. Gloriosas cosas han sido
que estoy desnudo, y así me he dichas de ti, * ciudad de D ios;
escondido. R e p l i c ó l e ¿ P u e s el Señor te levantó sobre los
quién te ha advertido que estás montes santos.
desnudo, sino el haber comido y . En esto he conocido que
del fruto de que yo te había ve­ me habéis amado. í£. En que no
dado que comieses? Respondió tendrá mi enemigo que holgarse
A dán: L a m ujer que tú me diste a costa mía.
por compañera me ha dado del
fruto de aquel árbol, y lo he co S e r m ó n d e s a n J e r ó n im o

mido. Y dijo el Señor D ios a P r e s b ít e r o


la m ujer: ¿Por qué has hecho tú De la Asunción de la B. V . María
esto? L a cual respondió: La ser­
piente me ha engañado, y íie co­ Lección IV
mido. D ijo entonces el Señor
D ios a la serpiente: Por cuanto as cualidades y la gran
hiciste esto, m aldita tú eres en­ í
tre todos los animales y bestias i de¿a de la bienaventum-
da Virgen M aría, nos las
de la tierra; andarás arrastrando declaró el Angel cuando dijo:
sqbre tu pecho, y tierra comerás “ Dios te salve, llena de gracia;
•todos los días de tu vida. Y o el Señor es contigo, y bendita tú
pondré enemistadas.. entre ti y la eres entre todas las m ujeres” .
m uje^ y entre tu raza‘ y la des­ Debía poseer la plenitud de h
cendencia suya; ella quebrantará gracia, aquella que dió gloria a
tu cabeza, y tú andarás acechan­ los cielos y el Señor a la tierra,
do su calcañar. . aquella que hizo brillar la paz,
I£. M i amada es hermosa que dió la fe a las naciones, que
como la nieve del Líbano; son puso un término a los vicios, que
sus labios^un panal que destila dió una • regla a la vida y
una disciplina a l a s costum ­ Espíritu Santo, ella muestra en
bres. Fué, en efecto llena de todo la simplicidad de la paloma,
gracia, porque M aría la recibió porque la pureza y la simplicidad
plenamente, mientras a los d e­ están en todo cuanto obra; todc
más se concede parcialmente. en ella es verdad y gracia, todo
Fué, en verdad, llena de gracia, es misericordia y justicia, y jus­
porque si la gracia estaba en los ticia celestial; ella es inm acula­
santos Padres y ,en los Profetas, da, porque en ella no hay mancha
no la poseían plenamente; pero alguna. Concibió, en efecto, un
María recibió todas las gracias hombre en su seno, como lo ates­
que se hallan en Cristo, aunque tigua Jeremías, sin perder su vir­
de una manera diferente. Por ginidad. “ El Señor, dice este Pro­
esto el Angel le dijo: “ Eres ben­ feta, ha creado un nuevo prodi­
dita entre todas las m ujeres” ; es gio sobre la tierra: una m ujer
decir, bendita más que todas las circundará a un hombre” . N o v e ­
mujeres. Y por esto todas las dad verdaderamente inaudita, no­
maldiciones que Eva trajo fueron vedad de las virtudes, la más ex­
borradas por la bendición de M a­ celente de todas las novedades: .
ría. A ella se dirigen las alaban­ Dios, al cual el mundo no puede
zas de Salomón en el Cantar do contener, y al cual nadie puede ver
los Cantares: “ Ven, paloma mía. sin morir, entra en el seno de una
inmaculada mía; ya ha pasado Virgen, como en un asilo santo,
el invierno y ha cesado la lluvia” , sin ser prisionero de este
y añade: “ Ven del Líbano, ven cuerpo, y en él, no obstante, es­
y serás coronada” . tá contenido entero, y de él sale,
1$. Y o salí de la boca del como dice Ezequías, cerradas las
Altísimo, la primera de todas las puertas. P or esto canta el Can
criaturas; yo hice que en el cie­ tar de los Cantares refiriéndolo
lo apareciera una luz indeficiente. a M aría: “ Jardín cerrado, fuen­
* Aun noexistían los abismos, te sellada, manantial de delicias
y yo había sido ya concebida, del paraíso” . Verdadero jardín
y . Dios me creó en justicia, y de delicias que reúne toda espe­
me tomó de la mano y me guar­ cie de flores y todos los perfu­
dó. Aun no. mes de las virtudes; tan bien ce­
rrado que ni la violencia ni la as­
Lección V tucia pueden forzar su entrada:
fuente sellada con el sello de toda
/'"'on razón, pues, es invitaba la Trinidad.
a bajar del Líbano, ya que I£. Nada manchado hay en
Líbano significa blancura re­ ella: * E s el resplandor de la
fulgente. M aría refulgía en m é­ luz eterna, y un espejo sin m an­
ritos y envirtudes innumerables, cha. y . Es más hermosa
y era más blanca que la nieve que el sol, y comparada con la
más pura. Llena de los dones del luz, ella es más pura. Es el.
sus pies, * Y en su cabeza una
corona de doce estrellas, y . El
Lección VI Señor la revistió del ropaje de
la salud, la cubrió con el manto
hora bien, la victoria que la
A Virgen M adre de Dios re­
de la justicia, y como esposa la
adornó con sus joyas. Y en su
portó en su Concepción sobre el cabeza. Gloria al Padre. Y en su
crudelísimo enemigo del linaje cabeza.
humano, y que las divinas E scri­
turas, la veneranda tradición, el III NOCTURNO

sentir perpetuo de la Iglesia, el Ant. 1. La santidad y la mag­


unánime consentimiento de los nificencia * resplandecen en su
obispos y fieles, así como Concepción; anunciad a todos los
las actas insignes y las constitu­ pueblos su gloria.
ciones de los Sumos Pontífices 2. Alegraos todos * en el S e ­
habían ya admirablemente cele­ ñor: y celebrad la grandeza de
brado, el papa Pío IX , Pontífice su santidad.
máximo, deseoso de cumplir los 3. El Señor ha hecho cono­
votos de toda la Iglesia, acordó cer su obra; * en presencia de
con su supremo e infalible orácu­ los pueblos ha revelado la glo­
lo, proclam arla solemnemente. ria de su Madre.
A sí, pues, el día ocho de D iciem ­ y . T e ensalzaré, Señor, por­
bre del año mil ochocientos cin­ que me has tomado bajo tu pro­
cuenta y cuatro, en la basílica tección. 1$. Y has hecho que no
Vaticana, a n t e una inmensa se holgasen mis enemigos a costa
asamblea de Padres de la santa mía.
Rom ána Iglesia, de cardenales
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
y de obispos, venidos de lugares
segú n san L ucas
los más lejanos, con el aplauso
de todo el orbe, proclamó y de­ Lección VII Cap. 1, 26-2S
finió solemnemente: “ Que la doc­
Ih N aquel tiempo: Envió Dios
trina que sostiene que la bea­
al Angel Gabriel a Nazaret,
tísim a Virgen M aría, desde el
ciudad de Galilea, a una Virgen
primer insfante de su Concepción,
desposada con un varón de la ca­
fué preservada de toda mancha
sa de David, llarrtado José, y ti
de culpa original, por singular
nombre de la Virgen era María.
gracia y privilegio del Dios om­
Y lo que sigue.
nipotente, ha sido revelada por
Dios, y por lo tanto debe ser H o m il ía de san G erm án , O b is p o
creída firme y constantemente En la Presentación de la Madre de
por todos los fieles” . Dios

I£. Un gran prodigio apare­ tos te salve, M aría, llena


ció en el cielo: una m ujerr vesti­ de gracia, más santa^que
da del sol, y la luna debajo* de los santos, más alta que
los cielos, más gloriosa que los ciliar con su Padre a los que ha­
Querubines, más digna de honor bían sido desterrados por causa
que los Serafines, más venerable de su propia voluntad.
que todas las criaturas. Salve, oh 1^. Es un huerto cerrado, mi
paloma que nos traes el fruto del hermana, mi esposa, un huerto
olivo y nos anuncias a Aquel por cerrado, una fuente sellada. * D e
quien somos preservados del di­ ti han nacido las delicias del pa­
luvio universal y que es para nos­ raíso, oh M aría, y . Abrem e,her
otros el puerto de salvación; tus mana mía, amiga mia, paloma
alas tienen la blancura de !a mía, inmaculada mía. D e ti han
plata, y en su dorso fulgura el nacido.
oro y los rayos del Espíritu San­
to, Espíritu iluminador. Salve, Lección VIII
paraíso de Dios, jardín racional,
sumamente agradable, hoy plan­ P ) io s te salve, monte de Dios
tado en el Oriente por la mano fértilísim o, en el cual fué
benigna y omnipotente del m is­ alimentado el Cordero lleno de
mo Dios, que exhala en honor sabiduría que llevó nuestros p e ­
suyo el olor suave del lirio, y cados y dolencias; monte del
produce la rosa de inalterable cual se desprendió, sin ser toca­
belleza para la curación de los da por mano alguna, aquella pie­
que, del lado del Occidente, ha­ dra que destrozó las aras de lo3
bían bebido hasta las heces la ídolos, y quedó constituida pie­
amargura de una muerte desas­ dra angular, admirable a nues­
trosa y funesta para el alm a; pa­ tros ojos. D ios te salve, trono
raíso en donde florece, para el co­ santo de D ios, altar divino, casa
nocimiento de la verdad, el á r ­ de gloria, ornamento sumamente
bol de la vida que da la inmor­ hermoso, tesoro elegido, propi
talidad a los que prueban su fru­ ciatorio de todo el universo, y
to. Salve, edificio sacrosanto, in-1 cielo que publica la gloria d i
maculado, purísimo palacio de Dios. Dios te salve, urna form a­
Dios, R ey soberano, adornado en da de oro puro, que contiene la
su derredor por la magnificencia dulzura más suave de nuestras
de este mismo R ey divino. Este almas, o sea a Cristo, el verda­
palacio ofrece a todos la hospi­ dero maná. ¡Oh Virgen purísima
talidad, y les conforta con m ís­ y dignísima de toda alabanza y
ticas delicias; en su recinto S 2 obsequio, templo consagrado a
halla el tálamo del Esposo espi­ Dios, superior en excelencia a to ­
ritual, no fabricado por la mane cia criatura, tierra intacta, cam ­
del hombre, y resplandeciente con po fecundo sin ser cultivado, v i­
variedad de ornamentos; allí fué ña ia más florida, fuente que m a­
donde el Verbo, cuando quiso lla­ na agua abundante, Virgen fe­
mar a la humanidad extraviada, cunda y madre sin 'con cu rso d'¿
se unió a la carne, para recon­ hombre, tesoro oculto de inocen-
cía y hermosura toda santa. Con fortaleza, la morada de Dios;
tus preces, las más aceptas y conserva siempre el decoro dei
las más poderosas, y con tu m a­ templo; libra a los que te alaban
terna autoridad ante el Señor y de todo peligro y congoja de
Dios, Creador de todas las cosas, espíritu; da la libertad a los es­
que es tu H ijo, engendrado di­ clavos; sé el alivio de los cami­
ti sin que tuviera padre en la tie­ nantes privados de refugio y de
rra, te rogamos que dirijas el todo auxilio. Alarga tu mano au­
gobierno del orden eclesiástico, y xiliadora ’ a todo el universo, a
nos conduzcas a puerto tranquilo fin de que celebremos tus fies­
]^. Glorifica, alma mía, al tas con gozo y exultación, de que.
Señor: * Porque aquel que es todas terminen, como ésta que es­
poderoso ha obrado en m í gran­ tamos ce7ebrando, dejándonos
des cosas, y su nombre es santo. frutos espléndidos, en Jesucristo.
y . He ahí que por esto me lla­ R ey del universo y nuestro ver­
marán bienaventurada todas las dadero Dios, a quien sea la glo­
generaciones. Porque. Gloria al ria y el poder juntamente con
Padre. Porque. el- Padre, el santo principio de
la vida, y con el Espíritu, coe­
Lección IX terno, consustancial y que rei­
na con él, ahora y siempre y por
O espléndidamente a los
e v is t e los -siglos de los siglos. Amén.
sacerdotes de justicia y de Te Deum, pág. 10.
los sentimientos de una fe pro­
bada, pura y sincera. A los prín­ LAUDES Y HORAS
cipes ortodoxos para los cuales
eres, con preferencia al esplen­ Ant. 1. Toda hermosa *
dor de la púrpura o del oro y sois, oh M aría, y la mancha ori­
de las margaritas y piedras pre­ ginal no está en Vos.
ciosas, la diadema, el manto reai Salmos de Domingo, pág. 53.
y la gloria más sólida, dirígeles 2. Vuestro ropaje * es blan­
en su gobierno tranquila y prós­ co como la nieve, y vuestro ros­
peramente. Abate y sujeta a las tro como el sol.
naciones infieles que blasfem an 3. Vos sois la gloria de Jeru­
contra ti y contra el D ios nacido salén, * Vos sois la alegría de
de ti, y confirma en la fe a sus Israel,‘ Vos sois el honor de nues­
pueblos, a fin de que perseveren, tro pueblo. ,
según el precepto de Dios, en la 4. H ab é» sido bendecida, *
obediencia y en una suave de­ oh Virgen M aría, por el excelso
pendencia. Corona con el honov Señor Dios, más que todas las
de la victoria a esta ciudad que mujeres de la tierra. *
te está consagrada, la cual te 5. Atraednos a Vos, * Virgen
considera como su torre y fun­ inmaculada; os seguiremos ai
damento. Guardar rodeándola do olor de vuestros# perfumes.
Capitula Prov., 8, 22-?4 fuese sin mancilla. M e ciñó. G lo­
ria al Padre. El Dios.
P l Señor me tuvo consigo al y. En esto he conocido que
principio de sus obras, d e s­ me habéis amado. R . En que no
de el principio, antes que criase tendrá mi enemigo que holgarse
cosa alguna: desde la eternidad a costa mía.
tengo yo el principado, desde an­
tes de los siglos, primero que SEXTA
fuese hecha la tieria: todavía no Capitula Zach., 44, 2-3
existían los abismos, y yo esta­
ba ya concebida. p s T A puerta estará cerrada, y
\ r . H oy es la Inmaculada no se abrirá, y no pasará na­
Concepción de la santa Virgen die por ella, porque por ella ha
María. R . La qual con su plan­ entrado el Señor Dios de Israel;
ta virginal aplastó la cabeza óe estará cerrada al principe. El
la serpiente. mismo príncipe se sentará eo
Ant. del Bened. — El Señor ella.
Dios dijo a la serpiente: * Pon­ 1^. br. En esto he conocido *
dré enemistades entre ti y la m u ­ Que me habéis amado. En. y .
jer. entre tu descendencia y la En que no tendrá mi enemigo
suya; ella aplastará tu cabeza, que holgarse a costa mía. Que me
aleluya. habéis amado. Gloria al Padre.
En esto.
Oración V . T e ensalzaré, Señor, por
que me has tomado bajo tu pro­
Q h Dios, que mediante la In^
tección. Iy. Y has hecho que no
maculada Concepción de ía
se holgasen mis enemigos a cos­
Virgen preparasteis una digna
ta mía.
morada a vuestro H ijo ; os su­
plicamos que así como la preser­
NONA
vasteis de toda mancha por los
méritos previstos de la muerte de Capitula Apoc., 12, 1
vuestro mismo H ijo, así tam ­
T Tn gran prodigio apareció en
bién nos concedáis por su inter­
el cielo: Una m ujer vestida
cesión llegarnos a Vos purifica­
del sol, y la luna debajo de sus
dos de todo pecado. Por el m is­
pies, y en su cabeza una corona
mo Señor.
de doce estrellas. _
Conm emoración de la F eria .
I£. T e ensalzaré, Señor, **•
Porque me has tomado bajo ti¡
TERCIA
protección. T e ensalzaré, y . Y
La Capitula de Laudes. has hecho que no se holgasen
. br. El Dios omnipotente mis enemigos a costa mía. Por­
* Me ciñó de fortaleza. El Dios. que. Gloria al Padre. T e ensal­
y . E hizo que mi conducta zaré;
y . T u Inmaculada Concep­ cuya voluntad es la omnipoten­
ción, Virgen M adre de Dios. 1^. cia, y cuya sabiduría alcanza d¿
H a anunciado el gozo al universo un extremo a otro con fortaleza
y todo lo dispone con suavidad,
II VISPERAS habiendo previsto desde toda la
Las A ntífonas y Capitula fie Lau­ eternidad la desastrosa ruina de
des, pág. 919. todo el linaje hunnano a conse
y . H oy es la Inmaculada cuencia de la transgresión de
Concepción de la santa Virgen Adán, y decretado, en el miste­
M aría. R . La cual con su pie rio escondido de los siglos, lle­
virginal aplastó la cabeza de la var a cabo con un misterio aun
serpiente. más oculto, por medio de la En­
Ant. del Magnif. — H oy ha carnación del Verbo, la primera
salido * una vara de la raíz de obra de su bondad, para que con­
Jesé: hoy sin mancha alguna da tra su misericordioso propósito
pecado ha sido concebida M aría: no pereciese el hombre que ha­
hoy ha sido aplastada por ella la bía sido llevado a la culpa por
cabeza de la antigua serpiente, la astucia de la diabólica iniqui­
aleluya. dad, y que lo que en el primei
Conmemoración de la Feria. Adán había de caer fuese restau­
rado con ventajas en el segundo
Durante la Octava y en el día de la
O ctava, las A ntífonas y Salmos de eligió y preparó desde el princi­
todas las H oras y los Versículos de los pio y antes de los siglos, para
Nocturnos son del día corriente de
la semana, como en el Salterio; lo su Unigénito H ijo, una madre,
restante como en el día de la Fiesta, de la que, hecho carne, naciese
excepto las Lecciones, que son, en el I
Nocturno de la Escritura ocurrente en la venturosa plenitud de los
con sus Responsorios de Tiempo, y en tiempos; y amó a esa madre so­
el I I y I I I Nocturnos son cada día
oropios.
bre todas las criaturas con tai
amor de predilección, que puso
en ella, de un modo singular, la
D ía 9 de Diciem bre
más grata complacencia.
Día II infraoctavo de la In*
maculada Concepción de Lección V
la B. Virgen M aría
Semidoble D o r esto la colmó maravillosa­
mente con tal abundancia
II N O CTU RN O
de celestiales carismas sacado?
De la Bula dogmática del papa Pío IX del tesoro de la divinidad, sobre
“ Ineffabilis D eu s"
todos los espíritus angélicos y
Lección IV sobre todos los Santos: para que
ella fuese libre siempre y ente­
ios, que es inefable, cu­ ramente de toda mancha de pe­
yos caminos son la mi­ cado, toda hermosa y perfecta,
sericordia y la verdad, presentando tal plenitud de ino-
cencía y santidad, que después propagada admirablemente en
de Dios no pudiera concebirse todo el orbe católico por la so­
mayor, y que fuera de Dios na­ licitud y cuidado de los santos
die pudiera alcanzar a medir su prelados, es ciertamente la que
grandeza ni aun con el pensa­ la misma Iglesia quiso claramen­
miento. Y en verdad era muy te manifestar cuando no vaciló
conveniente que brillase siempre en proponer la Concepción de la
adornada con los esplendores de Virgen al culto público y a la
la santidad más perfecta, que fue­ veneración de los fieles. Con este
ra enteramente inmune hasta do hecho tan señalado, mostraba cla­
la misma culpa original, y que re­ ramente que la Concepción de la
portase de la antigua serpiente Virgen debía ser honrada como
el más completo triunfo, aquella una concepción admirable, singu­
Madre tan venerable, a la cual larmente privilegiada, distinta de
Dios había resuelto dar su H ijo la concepción de los demás hom ­
único, aquel a quien engendra en bres, y del todo santa, puesto
su propio seno, que es igual a que la Iglesia sólo celebra días
él en todas las cosas y a quien de fiesta en honor de los santos.
ama como a sí mismo; y que se
lo diese de tal manera que fuera III N O CT U RN O
H ijo común y único de Dios P a ­
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
dre y de la Virgen.
según san L ucas

Lección VI Lección VII Cap. 1, 26-28


Y esta, inocencia original de la aquel tiempo: Envió D ios
augusta Virgen, tan íntim a­ al Angel Gabriel a Nazaret,
mente enlazada con su admirable ciudad de Galilea, a una Virgen
santidad y con la excelsa digni­ desposada con un varón de la casa
dad de Madre de Dios, la Igle­ de D avid, llamado, José, y el
sia católica, que, enseñada siem ­
nombre de la Virgen era M aría.
pre por el Espíritu Santo, es c o ­ Y lo que sigue:
lumna y firmamento de la v e r ­
dad, jamás ha dejado de expli
H o m il ía de san S o f r o n io ,
caria, proponerla y fomentarla
O b is p o
más y más cada día, con mu­
Homilia en la Anunciación de la
chas razones y brillantes actos
Madre de Dios
como poseedora de una doctrina
,
recibida de Dios y contenida en dice este Angel dicho­
ue
el depósito de la revelación c e ­ so, enviado a la Virgen
lestial. Pues esta doctrina, adm i­ toda pura? ¿Cóm o le c o ­
tida ya desde la más. remota an­ munica este faustísimo anuncio?
tigüedad, arraigada profunda­ “ Dios te salve, llena de gracia;
mente en el ánimo de los fieles y el Señor es contigo” . M ensa^ ro
de gozo, empieza su salutación esta conversación del Angel coi*
hablando de gozo. El sabía, en la bienaventurada Virgen, causa
efecto, perfectamente que su de nuestra alegría? Alegraos,
m ensaje anunciaba a todos los pues, oh Madre de la alegría ce­
hombres y a todas las criaturas lestial. Alegraos, puesto que ha­
el gozo y el alivio del cúmulo béis alimentado al que constitu­
de dolores que aquejan a todos ye la alegría más sublime. Ale­
sin excepción; sabía que el co­ graos, oh trono el más elevado
nocimiento de este divino m iste­ de la alegría de nuestra salva­
rio iluminaría al mundo, disipa­ ción. Alegraos, autora de nues­
ría las sombras del error, embo­ tro gozo inmortal. Alegraos, oh
taría el aguijón de la muerto, mística mansión del gozo más
abatiría la fuerza de la corrup inefable. Alegraos, oh manantial
ción, arrebataría al infierno su dichoso del gozo inagotable. A le­
victoria y haría brillar la salva­ graos, oh tesoro de la alegría
ción ante el hombre caído, el eterna, Vos que lleváis al mismo
cual estaba abrumado bajo z\ Dios. Alegraos, oh árbol siempre
yugo de estos males desde largo verde de la alegría vivificante.
tiempo, a saber desde que había Alegraos, oh Madre de Dios
sido arrojado de las delicias del siempre virgen. Alegraos, oh
Paraíso y desterrado de aquella Virgen siempre pura después de!
dichosa mansión. Por esto el A n­ parto. Alegraos, oh espectáculo
gel, ya desde el principio de su más digno de admiración que to­
m ensaje se inspira en un sentí- das las m aravillas del mundo.
miento de alegría y preludia su
discursa con palabras gozosas; Lección IX
por esto el júbilo precede a estos
dichosos anuncios que debían u ié npodrá hablar dignamen­
alegrar a todos los creyentes. Q te de vuestro esplendor?
¿Quién se atreverá a; expresar
Lección VIH . con palabras el portento que cons
tituís? ¿Quién aspirará a publicar
V - ciertam ente, nada más justo vuestra magnificencia? Sois el or­
que comenzar con palabras namento de la humana naturale
y expresiones desbordantes de za; sois superior a los coros de
alegría el anuncio de la alegría los Angeles; eclípsase ante Vos el
divina. El Angel anuncia ant? resplandor los Arcángeles; los
todo el gozo, porque no ignora sitiales sublimes de los Tronos
el feliz éxito de su embajada, y están a vuestros pies; abájase
sabe m uy bien que de su colo­ en vuestra presencia la elevación
quio con la Virgen resu ltará' la de las Dominaciones; los Princi­
alegría del mundo; y en efecto, pados os han cedido la preferen­
¿hay algún gozo o placer que no cia en el ejercicio del mando;
sea m uy inferior a la dulzura do la fuerza de las Potestades pare­
ce débil ante la vuestra; habéis
manifestado una virtud mavoi
que la de las mismas Virtudes; Q m n i p o t e n t e Dios, mirad coa
con vuestra mirada corporal ha­ ojos propicios nuestra flaque­
béis aventajado a la vista tan za, y ya que nos agobia el peso
penetrante de los Querubines; en de nuestras acciones, haced que
alas de vuestro espíritu, im pul­ nos proteja la gloriosa interce
sada por un soplo divino, habéis sión del bienaventurado M elquía­
volado más alto que los Serafi­ des, vuestro M ártir y Pontífice.
Por nuestro Señor
nes de seis alas. En fin, habéis
sobrepujado muchísimo a todas
II NO CTUR NO
las criaturas, ya que habéis bri­
llado más que ninguna por el res­ D e l a B u l a d o g m á t i c a d e l p a p a
plandor de vuestra pureza, y ha­ Pío IX
béis recibido en Vos al Creador
de todas ellas; lo llevasteis en Lección IV
vuestro seno, lo disteis a luz, y,
Vos sola entre todas las criatu as mismas palabras con
ras, llegasteis a ser Madre de que las divinas E scritu­
Dios. ras hablan de la Sabidu­
Te D eum , pág. 10. ría increada, y con las que re­
En Laudes se hace Conm em oración presentan su sempiterno origen,
de la F eria . En V ísp e ra s se hace C o n ­
memoración de la F e ria y de san acostumbra emplearlas la Iglesia
M elquíades, Papa y M ártir. en los Oficios eclesiásticos y en
la Sagrada Liturgia, y aplicarlas
a la formación de la Virgen, fo r­
Día 10 de Diciem bre mación que D ios había prevista
y decretado en un solo y m is­
Día III infraoctavo de la mo decreto que la encarnación
Inmaculada Concepción de la divina Sabiduría. M as aun­
de la B. Virgen María que todas estas cosas, conocidas
Sem idoble y practicadas en todas partes por
casi todos los fieles, manifiestan
Para la Conm em oración de san M e l­
quíades en las I I V ísp e ra s del O ficio el interés con que la Iglesia ro­
precedente: . mana, madre y maestra de todas
Ant. — Este Santo luchó has­ las Iglesias, miró esa doctrina de
ta la muerte por la ley de su la Concepción Im aculada de la
Dios, y no temió las palabras de Virgen; sin embargo, son muy
los impíos, ya que estaba apo­ dignos de recordar en detalle los
yado sobre la piedra firme. grandes actos de esta Iglesia, a
y . Le coronasteis, Señor, de causa de la preeminencia y de
gloria y honor. IJ. Y le con sti­ la suprema autoridad de que jus­
tuisteis sobre las obras de vues­ tamente goza, y porque ella es el
tras manos. . . centro de la verdad y unidad ca ­
tólica, en la cual solamente fué la Inmaculada Concepción de la
conservada inviolablemente la Madre de Dios.
Religión, y de la cual deben reci­
bir todas las demás Iglesias la Lección VI
tradición de la fe.
y^DEMÁs decretaron con la ma­
yor complacencia que la fies
Lección V ta de la Concepción debía ser c e ­
A sí, pues, la Iglesia romana lebrada por toda la Iglesia con la
nada procuró con tanto em­ misma solemnidad que la fiesta
peño como afirmar, defender, de la N atividad; que dicha fiesta
de la Concepción debía celebrar­
prom over y vindicar de mil m a­
neras y en la forma más elocuen­ se con Octava por la Iglesia u n i­
te y expresiva, el culto y la doc­ versal y guardarse por todos c o ­
mo fiesta de precepto, y que to­
trina de la Inmaculada Concep
dos los años en el día de la Con­
ción de la Virgen. Y a la verdad,
nuestros predecesores se gloriaron cepción de la Virgen se celebrase
Capilla Papal en nuestra Basílica
sobremanera en instituir con su
patriarcal Liberiana. Y anhelando
autoridad apostólica en la Igle­
fomentar cada día más en. el áni­
sia romana la fiesta de la Con­
mo de los fieles esta doctrina de
cepción, y en realzar su im por­
la Concepción Inmaculada de la
tancia y dignidad con Oficio v
Madre de Dios, y mover su pie­
M isa propios, en que m anifiesta­
dad y su celo a honrar y venerar
mente se afirmaba la prerrogati­
a la Virgen concebida sin peca­
va de la Virgen y su inmunidad
do original, se complacieron en
de la mancha hereditaria. En
conceder facultad para que en la
cuanto al culto ya instituido, pu ­
Letanía lauretana, y aun en el
sieron todo su empeño en difun­
Prefacio de la Misa se proclama­
dirlo y propagarlo, ya concedien­
se la Concepción Inmaculada de
do indulgencias, ya facultando a
la Virgen, a fin de que la ley
las ciudades, provincias y reinos
de la plegaria sirviese de este
para que eligiesen por patrona , a
modo para establecer ^a ley de
la M adre de D ios bajo el título
la creencia.
de la Inm aculada Concepción, ya
aprobando cofradías, congrega­ III NOCTURNO
ciones y comunidades religiosas
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
establecidas en honor de la Con­
se g ú n sa n L u c a s
cepción Inm aculada, ya trib u e n ­
do elogios a la piedad de los que Lección VII Cap. 1, 26-28
bajo la advocación de la Con­
cepción Inm aculada erigiesen m o­ p N aquel tiempo: Envió Dios
nasterios, hospitales, altares v al Angel Gabriel a Nazaret,
templos, o prometiesen bajo ju ­ ciudad de Galilea, a una Virgen
ramento defender denodadamente d esposad a con un varón de la ca
sa de David, llamado José, y ei Palabras de malicia son éstas,
nombre de la Virgen era María. que acrecientan tu culpa en \ez
Y lo que sigue. de borrarla. Con todo, la Sabi­
duría ha vencido a la malicia;
H o m il ía de san B ernardo, al interrogarte, se proponía Dios
A bad hallar en ti una ocasión de per­
H om ilía 2 sobre M tssu s cst donarte, y tú no supiste propor­
cionársela, mas él la ha encon­
oh padre Adán
lé g r a te ,
trado en los tesoros de su inago­
pero tú, madre Eva, alé­
table bondad. T e da otra mu­
grate aún más. Así como
jer por esa primera m ujer; por
fuisteis los primeros padres de to­
esa m ujer fatua te da una m ujei
dos los hombres, fuisteis también
prudente; por esa m ujer sober­
causantes de su m uerte; y, lo
bia te da una m ujer humilde, la
que es más, causasteis su muerte
cual en vez del fruto de la muer­
antes de darles la vida. Conso­
te te dará el fruto de la vida; en
laos ambos, repito, al pensar en
vez de aquel venenoso bocado de
vuestra hija y en semejante hija.
amargura, te traerá la d u lzu n
Alégrese, empero, especialmente,
del fruto eterno. Por tanto, mu
la que fué la causante primera del
da las palabras de la injusta a c u ­
mal cuyo oprobio se ha trasmitido
sación en alabanzas y acción de
a todas las mujeres. En efecto, lie
gracias a Dios, y dile: Señor, la
ca ya el tiempo en que se bo­
m ujer que me habéis dado, me
rrará este oprobio, y en que el
dió del fruto del árbol de la v i­
hombre no tendrá ya m otivo de»
da y comí de él; y ha sido más
recriminar a la m ujer; buscando
dulce que la miel para mi boca,
inconsideradamente ,cómo excu­
porque con él me habéis vivifi­
sarse, no reparó en acusarla, di­
cado. H e aquí por qué fué en­
ciendo: “ La m ujer que me disteis
viado el Angel Gabriel a la V ir­
por compañera, me ha ofrecido
gen. ¡Oh Virgen adm irable y
el fruto del árbol y lo he comi
digna en alto grado de to­
do” . Oh Eva, acude, pues, a M a ­
ría; oh madrp, acude a la hija; do honor! ¡Oh m ujer singular­
responda la hija por la madre y mente venerable, admirable en­
líbrela del oprobio; satisfaga ella tre todas las m ujeres, reparado­
a su padre por la m adre; porque ra de la culpa de tus padres y
si el hombre cayó por una mujer, fuente de vida para sus descen­
no se levantará sino por una dientes!
mujer.
Lección IX
Lección VIII
Y °tra m ujer te parece que
Q ué es lo que decías, Adán? anunció Dios, cuando dijo a
^ “ La mujer que me disteis, me la serpiente: “ Pondré enemista­
dió el fruto del árbol, y com i’’. I des entre ti y la m u jer” ? Y si
4J
todavía dudas que hablase de Oración
M aría, escucha lo que sigue:
Dios, mirad con
Q m n ip o te n te
“ Ella quebrantará tu cabeza” . ¿A
ojos propicios nuestra fla­
quién estaba reservada esta vic­
queza, y ya que nos agobia el
toria, sino a M aría? Fué sin
peso de nuestras acciones, haced
duda ella la que quebrantó la v e ­
que nos proteja la gloriosa inter­
nenosa cabeza de la serpiente,
cesión del bienaventurado M el­
venciendo y reduciendo a la na­
quíades, vuestro M ártir y Pon­
da todas las sugestiones del ene­
tífice. Por nuestro Señor.
migo, así en los deleites del cuer­
V ísp e ra s del O ficio siguiente, con
po como en la soberbia del es­ Conm em oración del día precedente y
píritu. ¿Qué otra m ujer busca­ de la F e ria .
ba Salomón, cuando decía:
“ Quién hallará a la m ujer fuer­
te ” ? Conocía este sabio la debili­ D ía 11 de Diciembre
dad de este sexo, su frágil cuer­
po y su corazón inconstante. No San Dámaso I
obstante, como conocía la pro­ Papa y Confesor
mesa divina, y sabía que conve­ Sem idoble
nía que quien había vencido por Todo se toma del Com ún de un
una m ujer fuese vencido por C o n fesor Pon tifice, pág. 790, menos
otra, en un transporte de ad­ lo que sigu e: _

miración decía: “ ¿Quién hallará


a la m ujer fu erte?” ; o sea: ya Oración
que está dispuesto por el conse­
Q í d , Señor, nuestras súplicas,
jo divino que de la mano de
y por la intercesión de vues­
una m ujer venga la salud de to­
tro bienaventurado Confesor y
dos nosotros, la restitución de la
Pontífice Dámaso, concedednos
inocencia y la victoria contra el
por vuestra misericordia el p er­
enemigo, es necesario, por con­
dón y la paz. Por nuestro Señor
siguiente, encontrar una m ujer
Conm em oración del d ia precedentt
fuerte, que sea capaz de obra tan de in fra o ctav a.
grande.
Ant. — H oy ha salido una v a ­
E n L a u d e s, se hace Conm em oración
de la F e ria .
ra de la raíz de Jesé; hoy, sin
D esp u és Conm em oración de san M e l­ mancha alguna de pecado, ha s i­
q u íad es, P a p a y M á rtir : do concebida M aría; hoy ha sido
A n t.— E l que aborrece a su aplastada por ella la cabeza de
alma en este mundo, la guarda la antigua serpiente, aleluya.
para la vida eterna. y . H oy es la Inmaculada
y . E l justo florecerá coma Concepción de la santa Virgen
la palma. • M aría. L a cual con su pie
Se elevará como el cedro virginal aplastó la cabeza de la
del Líbano. . serpiente.
O ra ció n vía Ardeatina, en las Catacum ­
bas. Dedicó y adornó con elegan­
Q h Dios, que mediante la In ­
tes versos el sitio llamado Plato-
maculada Concepción de la
nia, donde habían reposado al­
Virgen preparasteis una digna
gún tiempo los cuerpos de los
morada a vuestro H ijo; os supli­ bienaventurados apóstoles Pedro
camos que así como la preservas­
y Pablo. Escribió también en
teis de toda mancha por los m é­
prosa y verso sobre la virgi­
ritos previstos de la muerte d:
nidad, y compuso muchas otra.1:
vuestro propio Hijo, así también
poesías.
nos concedáis por su intercesión
llegarnos a Vos purificados de to ­
do pecado.
Lección VI
Después se hace Conm em oración de
la Feria. la pena del talión
p S T A B L E C ió
contra aquel que acusara a
II NOCTURNO otro falsamente. Ordenó, lo que
ya en muchos lugares estaba en
Lección IV uso, a saber: que los Salmos se
am aso , español, hombre cantasen en la iglesia de día y
ilustre y muy erudito en de noche a dos coros, y que al
las Sagradas Escrituras, fin de cada Salmo se añadiese:
habiendo convocado el primei Gloria Patri, et Filio, et Spirítm
concilio de Constantinopla, puso Sancto. P or su m andato, san J e ­
fin a la perversa herejía de Eu- rónimo tradujo el N uevo T esta­
nomio y Macedonio. Condenó de mento según el texto griego. G o­
b e r n ó la Iglesia diecisiete años,
nuevo el conciliábulo de Rimini.
ya antes rechazado por el papa dos meses y veinte días, y cele­
Liberio. en el cual, según escri­ bró ordenaciones cinco veces e n
bió san Jerónimo, ias intrigas de el mes de Diciem bre en las
Ursacio y, principalmente, de cuales creó veintiún presbíteros,
Valente, habían logrado que se once diáconos y sesenta y dos
votase la condenación de la fe obispos para diversos lugares.
de Nicea, de manera que el or­ Ilustre por su virtud, doctrina y
be gimió asombrado al verse prudencia, teniendo casi ochenta
arriano. años, durante el imperio de Teo-
dosio, durmióse Dám aso en el
Señor, y fué sepultado en la
Lección. V
vía Ardeatina, juntam ente con
E dificó dos basílicas: la pri­ su madre y hermana, en la basí
mera dedicada a san Loren­ lica que él mismo había edifica­
zo, cerca del teatro de Pom peyo. do. Sus reliquias fueron después
a la cual concedió dones m agní­ trasladadas a la iglesia de san
ficos, y le atribuyó la renta de Lorenzo, llamado por su nombre
casas ^ predios; la otra en la in Dámaso.
En el I I I N octurno se lee la H o ­ y . H oy es la Inmaculada
m ilía sobre el E va n gelio : E stad en
vela del Com ún de un C o nfesor P o n ­ Concepción de la santa Virgen
tífice, en el segundo lu g a r, pág. 798. M aría. I£. La cual con su plan­
E n L au d es, Conm em oración de la
O cta v a :
ta virginal aplastó la cabeza de
Ant. — El Señor dijo a la ser- la serpiente.
píente: Pondré enemistades en­
tre ti y la mujer, entre tu des­ Oración
cendencia y la suya; ella aplasta­
Q h Dios, que mediante la In ­
rá tu cabeza, aleluya.
maculada Concepción de la
y . H o y es la Inmaculada
Virgen preparasteis una digna
Concepción de la santa Virgen
morada a vuestro H ijo; os supli­
M aría. I£. La cual con su plan­
camos que así como la preservas­
ta virginal aplastó la cabeza ele teis de toda mancha por los mé­
la serpiente. ritos previstos de la muerte de
vuestro mismo H ijo, así también
Oración
nos concedáis por su intercesión
O h Dios, que mediante la In ­ Helarnos a Vos purificados de
m aculada Concepción de la todo pecado.
D espués se hace Conm em oración de
Virgen preparasteis una digna la F e ria .
m orada a vuestro H ijo ; os su­
plicam os que así como la pre­
servasteis de toda mancha por los D ía 12 de Diciem bre
m éritos previstos de la muerte
de vuestro mismo H ijo, así tam ­ Día V infraoctavo de la In­
bién nos concedáis por su inter­ maculada Concepción de
cesión llegarnos a Vos purifica­
la B. Virgen María
dos de todo pecado.
Sem idoble
D esp ués se hace Conm em oración de
la F e ria . II NOCTUR NO

II VISPERAS D e la B u la d o g m á tic a d e l p a p a
Pío I X
A n t. del Magnif. — M ientras
fué Sumo Pontífice, no temió las Lección IV
potestades de la tierra, y glorio­

m
como las cosas que per­
as
so partió para los reinos celestia­
tenecen al culto están ín­
les.
timamente enlazadas con
S e hace Conm em oración del d ía si­
gu ien te de la O ctav a. el objeto del mismo, y no pue­
A nt. — Todas las generaciones den permanecer fijas ni estables si
me llamarán bienaventurada, éste permanece incierto y dudoso,
porque ha obrado en mí grandes nuestros antecesores, los roma­
cosas aquel que es poderoso, ale­ nos Pontífices, al desenvolver con
luya. ¿1 m ayor esmero ese culto de la
Concepción, procuraron cuida­ fusión en el cuerpo fué preser­
dosamente declarar e inculcar su vada de la mancha original por
ol'jeto y su doctrina; pues clara una gracia especial y privilegio
y paladinamente enseñaron que de Dios, en vista de los méritos
la fiesta que se celebraba era de de Jesucristo su Hijo y Reden­
la Concepción de la Virgen, y tor del género humano, y en
proscribieron como falsa y muy este sentido celebran con solem ­
ajena de la mente de la Iglesia ne rito la fiesta de su Concep­
la opinión de los que sostuvie­ ción” .
ren y afirmaren que el objeto de
la Iglesia en ese culto no era la Lección VI
misma Concepción, sino la san­
tificación de la Virgen. A s im is m otuvieron también
nuestros predecesores un es-
Lección V pecialísimo cuidado en defender,
con el mayor celo y solicitud,
V / ni aun creyeron que debíar en toda su integridad, la doc­
ser menos severos con los trina de la Inmaculada Concep­
que para combatir la doctrina de ción de la Madre de D ios; pues
la Inmaculada Concepción de h no sólo no toleraron jamás que
Virgen, imaginaron una distin­ esta doctrina fuese censurada o
ción entre el primero y segundo despreciada de modo alguno por
instante de la Concepción, y ase­ nadie, sino que además, yendo
guraban que si bien se celebraba aún mucho más adelante, mani­
la Concepción, no era en su p ri­ festaron claramente y repetidas
mer instante y momento; porque veces en sus declaraciones, que la
los mismos predecesores nuestros doctrina con que profesamos la
creyeron de su deber sostener v Inmaculada Concepción de la
defender con el mayor celo, cual Virgen era y debía ser mirada co­
verdadero objeto del culto, así ia mo muy conforme con el eulte
fiesta de la Concepción de la bea­ eclesiástico, y que era antigua y
tísima Virgen como la Concep­ tasi universal, y tal que la Ig le­
ción en el primer instante. De sia romana tomó a su cargo fo ­
aquí aquellas terminantes pala­ mentarla y defenderla, y que era
bras con qu^ nuestro antecesor enteramente digna de ocupar su
Alejandro V II declaró la sincer. debido lugar en la sagrada Litur­
mente de la Iglesia, diciendo: gia y en las preces más solem­
“ Ciertamente que é? ya muy an nes. Y no contentos con esto, y
tigua la piedad de los fieles de a fin de que permaneciese invio-
Cristo para con su Santísima •acle dicha doctrina de la In ­
Madre la Virgen M aría; esa pie­ maculada Concepción de la V ir­
dad de los que creen que el alma gen. prohibieron severísimamen-
de esta Señora en el primer ins­ te defender pública o privada­
tante de su creación .y A su in ­ mente la opinión contraria, a la
cual quisieron aplastar definiti* esplendor más ilustre de la rea­
vamente con los repetidos golpes leza y del sacerdocio de Melqui-
de aquellas prohibiciones. sedec; la firme confianza dá
Abrahán, y aquella fe dócil a la
III NOCTURNO promesa de una posteridad quá
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io debía nacer de él. Eres el nuevo
seg ú n san L ucas
sacrificio de Isaac y el holo­
causto de una criatura racional.
Lección VII Cap. 1, 26-28 Por causa tuya, Jacob vió la es­
cala por la cual subían los An­
pN aquel tiempo: Envió Dios geles^ eres la expresión más no­
al Angel Gabriel a N azaret ble de aquella fecundidad de
ciudad de Galilea, a una Virgen donde proceden las doce tribus.
desposada con un varón de la Tú te mostraste hija de Judá por
casa de David, llamado José, v el origen. T ú eres la castidad de
el nombre de la Virgen era M a­ José y la ruina del antiguo Egip­
ría. Y lo que sigue. to, o sea, de la sinagoga de los
Judíos. ¡Oh Inmaculada! tú eres
H o m i l í a d e s a n T a r a s i o , O b is p o
el libro dado por Dios a Moisés,
De la Presentación de la Madre de
Dios
el promulgador de la ley; aquel
libro en el cual está escrito el
qué alabanzas te colma­
e misterio de la regeneración, y
remos, oh M aría? ¡Oh grabada sobre las tablas por el
doncella inmaculada; oh dedo de Dios la ley del monte
Virgen sin mancilla; honor de las Sinaí. Por ti el nuevo Israel se
mujeres y gloria de las jóvenes! librará de la servidumbre de los
¡Oh Madre y Virgen santa, ben­ egipcios espirituales, y se alimen­
dita entre las mujeres; ilustre por tará como el antiguo pueblo,
la inocencia; esclarecida por la que lo hizo en el desierto
virginidad. T ú has expiado h con el maná y con el agua salida
maldición de Adán; tú has pa­ de la piedra; m a s la piedra
gado la deuda de Eva. T ú eres la era Cristo, el cual debía nacer
oblación purísima de Abel; Ir de tu seno como esposo que sale
m ejor de sus primicias; el sacri­ de la cámara nupcial. Tú eres
ficio inmaculado que él ofrecía. la vara florida de Aarón; tú eres
Eres aquella esperanza en Dios la hija de David adornada d¿
que Enos no se avergonzaba de vestidos con franjas de oro res­
mostrar, aquella justicia de plandeciente con diversos orna­
Enoch que empieza sobre la tie ­ mentos.
rra para trasladarse a una vida
más segura. T ú eres el arca de Lección VIII
Noé, y delante de Dios la que
nos obtienes el beneficio de la
segunda regeneración. Eres el T ú fetas
eres el espejo de los pro­
y el fin de sus profe­

- . «
cías. A ti, Ezequiel en su ardor primer envidioso y malvado; p e ­
profético, te llamó “ la puerta ce­ ro tu H ijo unigénito será el
rrada” por donde jamás pasará primogénito de la vida y de la
hombre alguno, fuera del Señor resurrección. ¡Oh prodigio inau­
Dios, el cual la conservó cerra­ dito! ¡Oh novedad admirable!
da. De ti, Isaías, el más elocuen­ ¡Oh sabiduría que ninguna pa­
te de los profetas, predijo que labra podrá expresar adecuada­
eres la vara de Jesé, de la que mente!
nacería la flor, el Cristo, el cual,
extirpando de raíz los vicios, Lección IX
plantaría en su campo la planta
del conocimiento de Dios. A Y/ nosotros, pueblo de Dios,
ti predijo Jeremías, al decir: “ He nación santa, sociedad acep­
ahí que vienen los días, dice el ta, hijos de la paloma, progenie
Señor, en los cuales yo realizaré de la gracia, en esta solemnidad
una nueva alianza con la casa de de la Virgen elevemos suaves
Israel, y con la casa de Judá, c o ­ cánticos con labios puros, con
mo lo prometí a sus padres” , in­ toda la fuerza de nuestras voces.
dicando así la venida y el naci­ Honrando como conviene esta
miento de tu Hijo, e invitando al insigne fiesta, esta augusta so­
pueblo de los gentiles de toda la lemnidad, que alegra a los A n­
tierra a que le adorasen como geles y merece ser celebrada por
Dios. A ti también Daniel, el todas las lenguas de los hombres,
hombre de los deseos, te procla­ cantemos al propio tiempo con
mó con la imagen de una gran reverencia y santa alegría la sa­
montaña, de la cual Cristo, lutación de Gabriel. Salve, d eli­
piedra angular, se desprendería cia del Padre, por medio de la
para arruinar y reducir a pol­ cual el conocimiento de Dios se
vo los simulacros de la ser­ ha extendido hasta los últimos
piente multiforme. A ti rindo yo confines de la tierra. Salve, mo*
mis honores, corderita sin man­ rada del Hijo, de la cual salió re­
cha, y te proclamo llena de gra­ vestido con la carne. Salve, san­
cia, y te canto, pura e inmacula­ tuario inefable del Espíritu San­
da morada de Dios. Y ciertamen­ to; salve, Virgen más santa que
te, “ en donde abundó la culpa los Querubines, más gloriosa que
sobreabundó la g r a c i a” . Por los Serafines, más grande que el
una mujer nos vino la muerte; cielo, más resplandeciente que el
por una mujer Dios lo ha repa­ sol, más luminosa que la luna,
rado todo. Por la serpiente reci­ más brillante que todos los as­
bimos un alimento de sabor tros juntos; salve, nube ligera
amargo, pero tu H ijo nos ali­ que esparces la lluvia celes­
mentará con un nuevo alimento tial ; salve, aura santa que has
de inmortalidad. Eva, nuestra pri­ disipado de la tierra el espíritu
mera madre, dió a luz a Caín, el del m al; salve, noble objeto de
las alabanzas de los Profetas; con las demás naciones. I£. Ni
salve^ tú, cuyo nombre los após­ les ha mostrado sus juicios.
toles han publicado por todo el Ant. del Mapnif. — He esco­
orbe; salve, testimonio excelso gido y santificado * este lugar
de los M ártires; salve, oh tú, para que mi nombre sea en él
que has sido proclamada por to­ invocado, y estén fijos sobre él
dos los elogios de los Patriarcas; mis ojos y mi corazón en todo
salve, sublime ornamento de loi tiempo.
Santos. Salve, causa de salvación
para todos los mortales; salve, Oración
reina conciliadora de paz; salve
f ) H Dios, que quisisteis colmar
esplendor inmaculado de las m a­
de perpetuos beneficios a los
dres. Salve, mediatriz de tode
que estamos constituidos bajo el
cuanto está debajo del cielo; sal­
singular patrocinio de la Santísi­
ve, reparadora de todo el univer­
ma Virgen M aría: otorgad a los
so; salve, llena de gracia; el S e ­
que os suplican, que cuantos hoy
ñor es contigo, él, que existiendo
nos alegramos de su conmemo­
antes que tú, nació de ti para
ración en la tierra, gocemos de
vivir con nosotros. A él se dé
fu presencia en los cielos. Por
alabanza, juntamente con el Pa
nuestro Señor.
dre y el Espíritu santísimo y vi­
S e h ace C en m em o ra ció n so lam en te de
vificante, ahora y para siempre la F e ria ,
y por infinitos siglos de los si­
glos. A sí sea. MAITINES
E n L a u d e s , C o n m e m o ració n de la F e ­
ria . Invitatorio. — Santa María,
Virgen Madre de Dios, * Inter­
ceded por nosotros.
En el mismo día 12 de Dicbre. Salmo 94. — Venid, alegrémo­
(E n la América latina) nos, pág. 3.
E l H im n o : O h g u a r d i a n a e s c la r e c id a ,
com o en M a itin e s de la In m a cu lad a
Níra. Sra. de Guadalupe C o n ce p ció n , pág. 9 13 .
Patrona principal de la América i Nocrumtio
Latina
Ant. 1. Desde el Oriente *
D o b le d e I cla s e con O c ta v a com ún
<Je la c u a l se h a c e só lo C o n m e m o ració n hasta el ocaso es grande mi nom­
. el d ía 16 bre entre las naciones.
T o d o se tom a del C o m ú n d e la s 2. En los altísimos cielos *
F ie s ta s d e la B . V ir g e n M a r ía , p á g i­ puse yo mi moiada, y mi trono
n a 864, m enos lo que s ig u e :
sobre una columna de nubes.
• 3. Halláronme los que no me
I V ISPER A S
• '. t ' . buscaban, * y me mostré clara­
, L a s A n t ífo n a s y C a p itu la d e L a u d e s.. mente a los que por mí no pre­
y . No ha hecho otro tanto guntaban.
y . El Señor ha hecho cono­ V . ¿Quién es ésta que sube del
cer a su Salvador. . Ha manifes­ desierto como columna de humo
tado su gloria a los ojos de las formada de mirra e incienso? Y
naciones. como.

D e l lib r o d el E c l e s iá s t ic o
Lección II Cap. 24, 14-21
Lección I Cap., 24, 5-13
P \ esd e el principio y antes de
salí de la boca del Al- los siglos, yo recibí el ser,
K\l engendrada pri- y no dejaré de existir en todos
tyJl mero que existiese nin­ los siglos venideros, y en el T a ­
guna criatura. Y o hice nacer en bernáculo santo ejercité el m i­
los cielos la luz indeficiente, y nisterio mío ante su acatamien
como una niebla cubrí toda la to. Y así fijé mi estancia en el
tierra. En los altísimos cielos pu­ monte de Sión, y fué el lugar
se yo mi morada, y el trono mío de mi reposo la ciudad santa, y
sobre una columna de nubes; Y o en Jerusalén está el trono mío.
sola recorrí todo el cielo, y pe­ Y me arraigué en un pueblo glo
netré por el profundo del abis­ rioso, y en la porción de mi Dio?,
mo, me paseé por las olas del la cual es su herencia, y mi ha­
mar, y puse mis pies en todas las bitación fué en la plena reunión
partes de la tierra, y en todos los de los santos. Elevada estoy cual
pueblos y en todas las naciones cedro sobre el Líbano, y cual ci­
tuve el supremo dominio. Y o prés sobre el monte de Sión. E x­
syjeté con mi poder los corazo­ tendí mis ramos como una pal­
nes de todos, grandes y peque­ ma de Cádes, -y como el rosal de
ños, y en todos esos pueblos y Jericó. M e alcé como un hermo­
naciones busqué donde fijarme, v so olivo en los campos, y como
en la heredad del Señor fijé mi el plátano en las plazas junto al
morada. Entonces el Criador de agua. Como el cinamomo y el
todas las cosas dió sus órdenes bálsamo aromático despedí fr a ­
y me habló, y el que a mí me gancia. Como mirra escogida e x ­
dió el ser, estableció mi taber­ halé suave olor, y llené mi h a­
náculo. y me dijo: Habita en Ja­ bitación de odoríferos perfumes,
cob, y sea Israel tu herencia, y como de estoraque, de gálbano,
arráigate en medio de mis esco­ de ónique, y de lágrima de mirra
gidos. . y de incienso virgen, y mi fra­
I£. Vi a la que es hermosa gancia es como la del bálsamo
como la paloma, elevarse sobre sin mezcla. .
las orillas de las aguas; sus ves­ I£. ¿Quién es ésta que se
tidos exhalaban un imponderable eleva cual aurora matutina, h e r­
perfume * Y como en los días mosa como la luna, escogida co­
primaverales la rodeaban las mo el sol, * Terrible como un
rosas y los lirios de los valles. ejército en orden de batalla?
y . H ija de Sión, toda hermosa
y suave eres, hermosa como l i Ant. 1. Apareció un g r a n
luna, escogida como el sol. T e ­
prodigio * en el cielo: Una m u­
rrible. jer vestida de sol, y la luna de­
bajo de sus pies.
Lección III Cap. 24, 22-31 2. El pueblo que andaba en­
tre tinieblas * vió una gran luz;
V T o extendí mis ramas como el amaneció el día a los que mora­
terebinto, y mis ramas lle­ ban en la sombría región de la
nas están de majestad y hermo­ muerte.
sura. Y o, como la vid, broté pim­ 3. Todos los pueblos de la
pollos de suave olor, y mis flo­ tierra * han visto la salvación
res dan frutos de gloria y de ri­ que nuestro Dios nos ha enviado,
queza. Y o soy la madre del b2- y . Entraremos en el lugar
11o amor, y del temor, y de la de su morada. R . Adoraremos
ciencia, y de la santa esperanza. la peana de sus pies.
En mí está, toda la gracia para
conocer el camino de la verdad, Lección IV
tn mí toda esperanza de vida y
Ge virtud. Venid a mí todos loi p N el año mil quinientos trein­
que os halláis presos de mi amor, ta y uno de la Redención, la
y saciaos de mis dulces frutos. Virgen Madre de Dios, según
Porque mi espíritu es más dulce consta por una antigua y no in­
que la miel, y más suave que el terrumpida tradición, se apareció
panal de miel mi herencia. Se a Juan Diego, piadoso y rudo
hará memoria de mí en toda la neófito, en el cerro del Tepeyac,
serie de los siglos. Los que d i de México, y con la más dulce
mí comen tienen siempre ham­ ternura le mandó que se pre­
bre de mí, y tienen siempre sed sentase al obispo, para ordenar­
los que de mí beben. E l que me le que en aquel lugar hiciese
escucha, jamás tendrá de qué construir y consagrar un templo
avergonzarse, y aquellos que se a ella dedicado. El obispo de
guían por mí no pecarán. Los aquel lugar, llamado Juan de Zu-
que me esclarecen obtendrán la márraga, a fin de cerciorarse de la
vida eterna. verdad de lo manifestado, aplazó
I£. ¿Quién es ésta que avan­ para más adelante su respuesta,
za como el sol, y hermosa como y mandó al neófito (el cual pro­
Jerusalén? * La vier«n las hijas fundamente conmovido de nue­
de Sión, y la llamaron bienaven­ vo por la visión y la orden de la
turada, y las reinas la alabaron. bienaventurada Virgen Maria, re­
y . Y como en los días primave­ petía su mensaje con lágrimas y
rales la rodeaban las rosas y los preces) que pidiera lina señal
lirios de los valles. La vieron. manifestadora de la voluntad de
Cxloría al Padre. La vier^i. la soberana Madre de Dios.
R . Una gran señal apareció en el cerro del Tepeyac, se hizo
en el cielo, una mujer vestida célebre por la gran veneración de
de sol, y la luna a sus pies. * todos los pueblos.
Y su cabeza coronada de doce I£. ¿Quién es ésta que se
estrellas. X - Sus cimientos sobre eleva como la aurora matutina:
los montes santos; el Señor ama * Hermosa como la luna, esco­
las puertas de Sión más que los gida como el sol? X . Como el
tabernáculos de Jacob. Y su ca­ arco iris en medio de las nieblas
beza. gloriosas, y como las rosas en los
días primaverales. Hermosa.
Lección V
Lección VI
A /í i e n el neófito se dirigía
tras

a México por ^1 camino más f después un m agní­


o n s t r u íd o

apartado del cerro del Tepeyac, fico templo, al cual los Pon­
para llamar a un sacerdote que tífices romanos, para dar mayor
administrara a su tío, gravemen­ esplendor al culto, ennoblecieron
te enfermo, los últimos sacra­ con un Colegio de Canónigos, la
mentos, se le apareció per ter­ piedad del pueblo mexicano pa­
cera vez la benignísima Virgen y ra con la Madre de Dios aumen­
le consoló, notificándole la cura­ tó en gran manera; y hace ya
ción de su tío; además le orde­ cuatro siglos que es honrada por
nó que presentase al obispo unas gran multitud de pueblos y por
rosas hermosísimas nacidas en la frecuencia de los milagros. Por
aquel mismo lugar, a pesar dei este motivo, el arzobispo de M é­
invierno y de la aspereza del sue­ xico y los demás obispos de
lo, rosas que depositó en su man­ aquellas regiones, con la aproba­
to. Diego obedeció a los manda­ ción de todas las clases de la
tos de la Virgen Santísima, v sociedad, la eligieron por Patro­
después de haber presentado aque­ na principal de la nación mexi­
llas rosas al obispo, pudo con­ cana, a fin de que fuese su auxi­
templar dibujada de una mane­ liadora en las privadas y públi­
ra maravillosa en el manto la cas calamidades. E l papa Bene­
imagen de la Virgen Santísima, dicto X IV , c o n su autoridad
tal como había aparecido en el apostólica, ratificó dicha elec­
cerro que está cerca de la ciudad. ción, y concedió también que se
Los moradores de la misma, a d ­ pudiese rezar Oficio y Misa en
mirados de un prodigio tan sor­ honor de la bienaventurada V ir­
prendente, procuraron que la re­ gen de Guadalupe. Por último, el
ligiosa imagen fuese venerada Sumo Pontífice León X I I I , aten­
cual convenía en el oratorio epis­ diendo benignamente a las repe­
copal. Esta misma imagen, tras­ tidas instancias de los prelados
ladada poco después con gran mexicanos, otorgó por decreto de
pompa a una capilla levantada la Sagrada Congregación de RÍ-
tos, la facultad de rezar este L ección del santo E vangelio
novísimo Oficio, decretando que seg ú n san L ucas
en su nombre y por su mandato
fuese coronada solemnemente la Lección VII Cap. 1, 39-47
sagrada imagen, célebre por sus ^7 n aquel tiempo: Partió María
prodigios y el esplendor del cul­ apresuradamente a las mon­
to, con diadema de oro. Así, pues, tañas de Judea, a una ciudad de
en el día ocho de Octubre del la tribu de Judá, y habiendo en­
año mil ochocientos noventa y trado en la casa de Zacarías, sa­
cinco, en presencia de casi todos ludó a Isabel. Y lo que sigue.
los obispos de la República y
otros muchos de las demás partes H o m ilía de san B ernardo ,
de América, y en medio del entu­ A bad
siasmo de una gran multitud de De las palabras del Apocalipsis, cap. 12,
nacionales y extranjeros, el arzo­ hacia el ñnal
bispo de M éxico la coronó con
Isabel su ad­
a n if e sta b a
una riquísima diadema.
miración hacia la perso­
. Elegí y santifiqué este
na que la visitaba, al de­
lugar; * Para que en él mi nom­
cir: ¿D e dónde a mí que venga
bre sea invocado, y estén fijos
sobre él para siempre mis ojos a visitarme la Madre de mi Se­
y mi corazón, y . No ha hecho ñor? Alababa también la voz
otro tanto con las demás nacio­ que la saludaba, cuando añadía:
nes, ni les ha manifestado sus Luego que sonó la voz de tu sa­
juicios. Para que. Gloria al Pa­ lutación en mis oídos, saltó de
dre. Para que. „ gozo el infante que llevo en mi
seno; y la proclamaba bienaven­
III NOCTURNO turada por su fe, al exclamar:
Bienaventurada tú que has creí­
Ant. 1. Estando M aría, ta­ do. Grandes elogios, sin duda.
bernáculo de Dios. * en medio de Pero la devota humildad, no que­
su ciudad, ésta no será conmo­ riendo retener nada para sí, lo
vida. atribuye todo a aquel Señor cu ­
2. H as aparecido * para la yos beneficios se alaban en ella.
salvación de tu pueblo, para sal­ I£. Bienaventurada eres, sa­
varle mediante el mismo Cristo. crosanta Virgen M aría, y suma­
3. Gloriosas cosas * han si­ mente digna de toda alabanza.
do dichas de ti, ciudad de Dios; * Porque de ti ha nacido el sol
el Señor te ha edificado sobre de justicia, Cristo nuestro Dios.
los montes santos. y . Ruega por el pueblo, inter­
y . Tus hijos vendrán de le­ viene en favor del clero, interce­
jos. de por el devoto sexo femenino;
1$. Y tus hijas acudirán a ti sientan tu auxilio cuantos cele­
de todas partes. bren tu santa festividad. Porque.
Lección VIII magnanimidad, ni la magnanimi­
dad disminuyó su gran humildad.
T 'ú engrandeces a la Madre del Así, la que en su estimación era
Señor, dice a su prima, pero tan humilde, se convertía en
mi alma engrandece al Señor. magnánima por su fe en la pro­
Dices que a mi voz tu hijo saltó mesa; y teniéndose únicamente a
de gozo; pero mi espíritu se lle­ sí misma por una humilde sierva,
nó de gozo en Dios, que es mi no dudó en creerse elegida
salud, como el amigo del Esposo, para tan i n e s c r u t a b l e mis­
se llena de gozo a la voz del Es­ terio y creyó que había de ser
poso. Bienaventurada me llamas la Madre del Dios humanado. A
poique he creído; pero la causa ti, pues, oh Madre de misericor­
de mi fe y de mi dicha es ha­ dia, constituida, a causa de este
berme mirado la piedad suprema, mismo sincerísimo sentimiento
y en tanto me llaman bienaven­ de tu alma, en mediadora cerca
turada todas las generaciones en del sol de justicia, ruégote, cual
cuanto Dios me ha mirado co­ luna situada bajo sus pies, que
mo sierva humilde y exigua. Con en tu resplandor yo vea al q u i
todo, no creáis, hermanos, que es la luz verdadera, y que por
santa Isabel errase, en lo que ti alcance la gracia de aquel sol
decía, iluminada por el Espíritu que te amó con toda verdad más
Santo. De ningún modo. Bien­ que a todas las criaturas, y te
aventurada ciertamente era aque­ adornó revistiéndote con la esto­
lla a quien miró Dios, y bien­ la de la gloria y poniendo en tu
aventurada la que creyó, porque cabeza una corona de hermosura.
su fe fué el fruto sublime que Te Deum, pág. 10.
produjo en ella la visita de Dios.
J£. Me llamarán bienaventu­ LAUDES Y HORAS
rada todas las generaciones: *
Porque me ha engrandecido aquel A n t. 1. ¿Quién es ésta * que
que es poderoso. y,r . Y su mise­ avanza como el sol, hermosa co­
ricordia se extiende de una a mo Jerusalén?
Los Salmos de Dominica, pág. 55.
otra generación para con los que
2. L a contemplaron * las hi­
le temen. Porque. Gloria al P a ­
jas de Sión floreciente como las
dre. Porque.
rosas, y la proclamaron bienaven­
Lección IX turada.
3. Las flores han hecho su
C iertamente , al recibir p o r aparición * en nuestra tierra; a
una operación inefable la tí alabamos, santa Madre de
virtud del Espíritu Santo, fué Dios.
tanta la magnanimidad que se 4. Cantadle * un cántico
juntó a .la humildad en la inti­ nuevo; anunciad sus glorias a
midad de su corazón virginal, que los pueblos.
ni la humildad disminuyó su gran 5. T ú eres la gloria * de Je-
rusalén, tú la alegría de Israel, y el sosiego; convierte en ami­
tú el honor de nuestro pueblo. gos a los enemigos; refrena a
los hombres malvados.
Capitula Prov., 8, 34 y 35 Oh María, Madre piadosa, ayú­
danos con tu auxilio, para qu¿
D i e n a v e n t u r a d o el hombre que
reinemos y para siempre alabe­
me escucha, y que vela con­
mos a tu Hijo.
tinuamente a las puertas de mi
Dios Padre, Dios Hijo y Dios
casa, y está de observación en
Espíritu Santo, oh Dios en tres
los umbrales de ella. Quien me
personas, gobiérnanos por los
hallare hallará la vida, y alcan­
siglos eternos. Amén.
zará del Señor la salvación.
y . Toda la tierra te adore v
celebre. I£. Cante salmos a tu
Himno1 nombre.
( ~ ) h santa Madre que estuviste Ant. del Bened. — Sois como
libre de toda mancha de co­ el arco iris, * que resplandece en
rrupción; tú fuiste elegida por medio de las transparentes nu­
aquel que rompió las ataduras de bes, y como la rosa en tiempo
la cruel muerte. . de primavera.
Atiende con clemencia a los la Se hace solamente Conmemoración de
F eria.
que se complacen celebrando tus En T ercia, la Capitula de Laudes.
fiestas, a fin de que se gocen y
alegren con los resplandores de U VISPERAS
la verdadera luz. Todo como en las I V isperas, excipfo
Con tus preces, aumenta ante to que sigue:
todo nuestra fe; a los que va­ Ant. del Magnif. — Levanta
cilan, esfuérzales mediante la es­ la vista y mira a tu derredor:
peranza, y robustécelos con la * Todos esos se han congregado
caridad. para venir a ti. Vendrán de lejos
Oh Madre de Dios, causa y tus hijos, y tus hijas acudirán 3
principio de nuestra esperanza, ti de todas partes.
aparta de nosotros las luchas y Sólo se hace Conmemoración del
las calamidades, el hambre, la Oficio siguiente y de la F eria.
peste y la guerra.
Consuela y atiende el gemido D ía 13 de Diciembre
de los pobres y de los esclavos;
atiende a los votos de los enfer­ Santa Lucra
mos, dándoles el ansiado reme­ Virgen y Mártir
dio. Doble
Que nuestros días transcurran
Todo se toma del Común de V írg e ­
plácidamente en medio de la pas nes, pág. 820, excepto lo que sigue:

1. D s San Anselm o, Obispo cantuariense.


í V IS P E R A S teis de toda mancha por los mé*
ritos previstos de la muerte de
Las A n tifon as de Laudes, pág. 942;
los Salmos, C apitula, Him no y V e r ­
vuestro mismo H ijo, así también
siculo, del Común de V írgen es, pági­ nos concedáis por su intercesión
na 820. llegarnos a Vos purificados d*
Ant. del Magnif. — Con tu todo pecado. Por el mismo Se­
paciencia, * oh Lucía, esposa de ñor.
Cristo, poseiste tu alma; aborre­ Después, Conm em oración de la Fe­
ciste el mundo, y resplandeces ria.
Las Com pletas, de la F eria.
con los Angeles: con tu propia
sangre triunfaste del enemigo.
MAITINES

Oración En el T N octurn o, si les Lecciones


se han de tom ar del Com ún, se dicen
las del Com ún de V írg e n e s en el se­
/^ ídnos, oh Dios Salvador nues­ gundo lu g a r: T e glorificaré, pág. 829.
tro, para que, así como nos
alegramos en la festividad d i II NOCTURNO
vuestra bienaventurada Virgen
Lucía, seamos también instruidos Lección IV
con el afecto de piadosa devo­
fe’^ ’J-flucÍA, virgen de Siracusa,
ción. Por nuestro Señor. H ilustre ya desde su in-
Conmemoración del día precedente de
in fraoctava: |J fancia no solamente por
Ant. — H,oy ha salido una la nobleza de su linaje sino tam­
vara de la raíz de Jesé; hoy sin bién por su fe, vino a Catania
mancha alguna de pecado ha si­ juntamente con su madre Euti-
do concebida M aría; hoy ha sido quia, que estaba enferma de un
aplastada por ella la cabeza de la flujo de sangre, para venerar t*l
antigua serpiente, aleluya. cuerpo de la bienaventurada
y . H oy es la Inmaculada Agueda. Sus oraciones junto al
Concepción de la santa Virgen sepulcro de la Santa obtuvieren
María. R . La cual con su pie la salud de su madre. Conseguida
virginal aplastó la cabeza de la esta gracia, rogó a su madre que
serpiente. le permitiera entregar a los po­
bres de Jesucristo cuanto había
Oración de darle como dote. Por esto
volvió a ‘ Siracusa, vendió sus
Q h Dios, que mediante la In ­ bienes y distribuyó su producto
maculada Concepción de la entre los pobresf .
Virgen preparasteis una digna 1$. Oh virgen L u cía1, ¿por
morada a vuestro H ijo ; os supli­ qué me pides aquello que tú mis­
camos que así como la preservas­ ma puedes proporcionar en següi-

1. E stas palabras las d ijo santa A gu ed a, que se apareció a santa L u cía.


da a tu madre? Pues he ahí que me, me calumniaban; mas yo ro­
tu fe la ha socorrido, y ha cura­ gaba. Y he.
do: * Porque con tu virginidad
preparaste a Dios una morada Lección VI
agradable, y . Así como por mí T -T a b i é n d o l e preguntado Pasca­
la ciudad de Catania es sublima­ sio: “ ¿Juzgas que el Espí­
da por Cristo, así por ti será ritu Santo está en ti?” , respon­
honrada la ciudad de Siracusa. dió: “ Creo que cuantos observan
Porque. una vida piadosa y casta son
templo del Espíritu Santo” . A lo
Lección V cual contestó el tirano: “ Man­
daré que seas conducida a un
R uando aquel a quien los pa­ lugar infame, para que te aban­
dres de Lucía, contra la vo­ done el Espíritu Santo” . Replicó
luntad de ésta, la habían pro­ la virgen: “ Si por fuerza mandas
metido en matrimonio supo es­ que mi cuerpo sea profanado, mi
to, la acusó al prefecto Pasca- castidad será honrada con doble
sio de que era cristiana. Y co­ corona” . Por lo cual Pascasio,
mo Pascasio no pudiese conseguir, inflamado en ira, mandó que Lu­
ni con ruegos ni con amenazas, cía fuese llevada donde su vir­
que venerara a los ídolos, antes ginidad queda”! violada. Mas,
al contrario, cuanto más se es­ aconteció, por obra de Dios, que
forzaba en apartarla de su pro­ la virgen permaneciese tan firme
pósito, tanto más se mostraba ar­ e inmóvil que no hubo fuerza
diente en confesar su fe cristia­ alguna que la pudiese apartar de
na, le dijo: “ Cesarán tus palabras aquel lugar. Por cuyo motivo,
cuando pasaremos a los castigos” . el prefecto mandó se encendiese
“ A los siervos de Dios, dijo la una hoguera alrededor de ell:*,
Virgen, no les pueden faltar las después de haberla cubierto de
palabras, ya que les tiene dicho pez, resina y aceite hirviendo.
nuestro Señor Jesucristo: Cuan­ Mas como ni las llamas le cau­
do estuviereis ante los reyes y saran el más pequeño mal, des­
gobernadores, no penséis de an­ pués de haberla atormentado de
temano lo que habéis de decir, muchas maneras, atravesaron su
sino hablad lo que os será ins­ garganta con la espada. Recibida
pirado en aquel trance, porque esta herida, Lucía siguió profe­
no seréis entonces vosotros los que tizando la paz de la Iglesia, que
hablaréis, sino el Espíritu Santo había de seguir a la muerte de
es el que hablará en vosotros” . Diocleciano y Maximiano, y en­
1$. H e rogado a. mi Señor tregó su espíritu a Dios el día
Jesucristo, a fin de que no me trece de Diciembre. Su cuerpo
dominase este fuego; * Y he con­ fué sepultado en Siracusa, tras­
seguido un aplazamiento a mi ladado después a Constantinopla
martirio. y . En lugar de amar­ y finalmente a Venecia.
R . El Señor la llenó de gra­ columna inmoble, * Lucía, E s­
cia en el combate, por lo cual posa de Cristo; porque todo el
fué glorificada delante de Dios pueblo está esperando que reci­
y de los hombres; en presencia bas la corona de la vida, aleluya
de los príncipes hablaba sabia­ Conmemoración de la O cta v a :

mente: * Y el Señor de todas A nt. — El Señor Dios dijo a


las cosas la amó. V"- La ayuda­ la serpiente: Pondré enemistades
rá Dios con su presencia; Dios entre ti y la mujer, entre tu des­
está dentro de ella, y no será cendencia y la suya; ella aplas­
conmovida. Y el Señor. Gloria tará tu cabeza, aleluya.
al Padre. Y el Señor. V . H oy es la Inmaculada
En el I I I Nocturno se lee la H o ­ Concepción de la santa Virgen
milía sobre el E van gelio: E s sem ejan­ María. I£. La cual con su planta
te el reino de ¡os cielos a un tesoro,
del Común de Santas M ujeres en el virginal aplastó la cabeza de la
primer lugar, pág. 837, con los Res- serpiente.
ponsorios del í l N octurno de Común
de V írgenes, pág. 825.
Oración
LAUDES Q Dios, que mediante lá In ­
h

Ant. 1. Mientras santa Lucía maculada Concepción de la


estaba en oración, * se le apa­ Virgen preparasteis una digna
reció la bienaventurada Agueda, morada a vuestro H ijo; os supli­
y consolaba a la servidora de camos que así como la preser­
Cristo. vasteis de toda mancha por los
Los Salmos de Dom inica, pág. 55. méritos previstos de la muerte de
■ 2. Oh virgen Lucía * ¿porqué vuestro mismo H ijo, así también
nos concedáis por su intercesión
me pides lo que tú misma pe-
drías proporcionar en seguida a llegarnos a Vos purificados de to­
do pecado.
tu madre?
D espués se hace Conm em oración de
3. Por ti, oh virgen Lucía, * la Feria.
la ciudad de Siracusa será hon­ P a ra las H o ras, las A n tífo n a s y
rada por Jesucristo Señor nues­ Salmos son los de F e ria ; en Primn
la Lección breve, y en las otras H o ­
tro. ras la C apitu la y Responsorio breve
4. Os bendigo, * Padre de son de Com ún, pág. 828.
I En donde esta F iesta se celebre
mi Señor Jesucristo, porque el con rito Doble de I ó I I clase, las A n ­
fuego que ardía en mi costado tífonas son de Lau des, y los Salm os
de D om inica como e n 'la s F iestas. *'
ha sido apagado por vuestro H i­
jo.
II VISPERAS
5. Hermana mía, Lucía; *
virgen consagrada a Dios, ¿por Las A n tifon as de Laudes, pág. 942.
qué me pides lo que tú misma Ant. del Magmf. — E l E sp íri­
podrías proporcionar en seguida tu Santo le comunicó tanta fir­
a tu madre? meza, * que la Virgen dé Cristo
Ant. del Bened. — Eres una permaneció inconmovible.
Conm emoración del Oficio siguiente las mismas asambleas eclesiásti­
como en las I V ísperas de la Fiesta,
pág. 913, y de la Feria. Completas de
cas, en profesar pública y abier­
la F eria. tamente que la Santísima Vir­
H E n todos los Oficios de nueve gen María, Madre de Dios, por
Lecciones que ocurran en las F erias
de las C uatro Tém poras, se dirá como la previsión de los méritos de
Lección I X la H om ilía de la F eria, y Cristo, nuestro Redentor, jamás
de1 ella se hace Conmemoración en
Laudes. E n el O ficio, empero, de la estuvo sujeta al pecado original,
Inm aculada Concepción no se dice co­ sino que fué enteramenta preser­
mo Lección I X la de la F eria de las
C uatro Tém poras, porque el E vangelio vada de la mancha de origen, y
es el mismo en ambos Oficios. que por lo tanto fué redimida dá
un modo más sublime. Agrégase
a esto una consideración impor­
D ía 14 de Diciembre
tantísima, la más importante de
Día VII infraoctavo de la todas, a saber, que hasta el mis­
mo concilio de Trento, al redactar
Inmaculada Concepción de
el decreto dogmático sobre el pe­
la B. Virgen María cado original, en el cual, con
Semidoble
arreglo a los testimonios de las
E n el I N octurno, las Lecciones Sagradas Escrituras, de los san­
son de la E scritu ra ocurrente; pero
en el m iércoles de las Cuatro T é m ­
tos Padres, y de los más acredi­
poras las de la pág. 869 con los R es­ tados concilios, decretó y definió
ponsorios de la F ie sta ; pág. 914, a que todos los hombres nacen in­
no ser que las Lecciones de E scritu ra
se hayan de tomar o anticipar por ficionados con la culpa original;
haber estado im pedidas o porque lo declaró con todo, solemnemente
serán.
que a pesar de lo amplio de
II NOCTURNO la definición en este Decreto
contenida, no era su ánimo com­
De la B u l a d o g m á tic a d e l p ap a
prender ni incluir en ella la bien­
P ío IX aventurada e Inmaculada Virgen
Lección IV María Madre de Dios; pues con
esta declaración los Padres c?e
s muy notorio el celo can Trenta indicaron lo bastante,
que esta doctrina de la atendidas las circunstancias, de
Inmaculada Concepción los tiempos, que la beatísima Vir­
de la Virgen Madre de Dios gen había sido preservada de la
ha sido enseñada, sostenida y mancha original, y por lo tanto
defendida por las más ilustres dieron claramente a entender, que
corporaciones religiosas, por las ni de la Sagrada Escritura, ni de
más célebres academias teológi­ la Tradición, ni de la autoridad
cas y por los doctores más sa­ de los santos Padres, podía adu­
bios en -la ciencia de las cosas cirse cosa alguna que de alguna
divinas. Notorio es igualmente a manera se opusiera a tan seña­
todos cuán solícitos se han mos­ lada prerrogativa de la Vir­
t r a d o los santos prelados, aun en gen.
Lección V Dios, anunciando de antemano
desde el principio del mundo los
V a la verdad, que esta doctri
remedios que en su bondad pre­
na de la Inmaculada Con­
paraba para la regeneración d«
cepción de Ja bienaventurada
los mortales, reprimió la auda­
Virgen, ha existido siempre en la
cia de la serpiente y realzó ad­
Iglesia; ésta, por la grave au­
mirablemente las esperanzas del
toridad de su asentimiento, por
género humano. Enseñaron qu¿
sus enseñanzas, por su celo, su por este divino oráculo: “ Pondré
ciencia y su admirable sabiduría,
enemistades entre ti y la mujer
la ha puesto de relieve cada día
entre tu descendencia y la suya” ,
más, declarándola, confirmándola
se anunciaba de antemano clara
y propagándola en forma ad­
y abiertamente al misericordioso
mirable en todos los pueblos y
Redentor del linaje humano, es
naciones del mundo católico:
decir, al Unigénito H ijo de Dios,
mas en todos los tiempos la ha
Cristo Jesús, y a su bienaventu
poseído como recibida de los an­
rada Madre, la Virgen M aría; y
tiguos y de los Padres, y como
que al mismo tiempo se expre­
revestida de los caracteres pro­ saban de un modo muy claro las
pios de una doctrina revelada.
enemistades de uno y otra con­
D^an testimonio irrecusable! de
tra el demonio. Por lo cual, así
ello, los más ilustres monumen­
como Cristo, mediador entre
tos de la venerable antigüedad,
D ios y los hombres, tomando la
así de la Iglesia oriental como
naturaleza humana y borrando el
de la occidental. Y en efecto, los
autógrafo del decreto de conde­
Padres y escritores eclesiásticos,
nación dictado contra nosotros,
enseñados por las instrucciones lo clavó triunfante en la cruz;
celestiales, nada miraron con más así la Santísima Virgen, unida a
interés, en los libros que com ­ él con estrechísimo e indisoluble
pusieron para explicar las Sagra­
vínculo, fué, con él y por él,
das Escrituras, vindicar los dog­
la sempiterna enemiga de la ser­
mas e instruir a los fieles, que
piente venenosa; y triunfó ple­
el predicar y ensalzar como a
namente de ella aplastando su
porfía y de muchas y admirables
cabeza con su pie inmaculado.
nidad de la Virgen, su preserva-
maneras la suma santidad y dig- III NOCTURNO
ción de toda mancha de pecado,
y su preclara victoria del más L e c c ió n del san to E v a n g e l io
detestable enemigo del género seg ú n san L u cas
humano.
Lección VII Cap. 1. 26-28
Lección VI
p*N aquel tiempo: Envió Dios al
j^STO es lo que hicieron al ex­ Angel Gabriel a Nazaret,
plicar las palabras con qué ciudad de Galilea, a una Virgen
desposada con un varón de la verdaderamente tu engendras a
casa de David, llamado José, y Dios.
el nombre de la Virgen era M a ­
ría. Y lo que sigue. Lección VIII

M o temas, María, pues has ha­


H o m il ía de san S o f r o n io , llado gracia delante de
O b is p o Dios” , y una gracia tal, que no
H om ilía en la A nunciación de la puede perecer; superior a toda
M adre de Dios gracia; has hallado gracia delan­
te de Dios, una gracia que mere­
ERDADERAM ENTE tú eres
ce ser objeto d i todos los deseos,
bendita entre las m uje­
una gracia que jamás disminuye;
res, porque has mudado
has hallado gracia delante de
en bendición la maldición dada
Dios, una gracia que te salvará,
contra E va, porque has hecho
una gracia que ningún ataque p o ­
que por ti fuese b e n d i t o
drá vencer, una gracia siempre
Adán, el cual antes yacía ba­
victoriosa, una gracia que ha de
jo el peso del anatema. V e r ­
durar para siempre. Ciertamente
daderamente tú eres bendita en­
otros, muchos otros antes que tú,
tre las mujeres, porque por tu
resplandecieron por su eminente
mediación, la bendición del P a ­
santidad. Pero a nadie le fué da­
dre celestial brilló sobre los
da como a ti la plenitud de 1a
hombres, y les libró de la anti­
gracia; nadie como tú ha sido
gua maldición. Verdaderamente
elevado a tan excelsa magnificen­
eres bendita entre las mujeres,
cia; nadie como tú ha sido pre­
porque gracias a ti, tus proge­
venido con la gracia que purifi­
nitores fueron salvos, ya que tú
ca; nadie como tú resplandecí
debías engendrar al Salvador quf*
con luz celestial; nadie como tú
les obtuvo de Dios la salvación.
ha sido elevado sobre toda gran­
Verdaderamente eres bendita en­
deza.
tre las mujeres, porque sin con­
curso de varón has producido Lección IX
el fruto que difunde sobre el
mundo entero la más abundantt ‘V ’ ciertamente convenía que
bendición, y le libra de la maldi­ fuese así, ya que nadie se
ción que le hacía producir espi­ ha acercado tanto a Dios como
nas. Verdaderamente* eres ben­ tú; nadie como tú ha sido en­
dita entre las mujeres, pues sien­ riquecido con los divinos dones;
do por naturaleza mujer, debías nadie corllo tú ha participado
ser constituida verdadera Madre de la gracia de Dios. T ú exce­
de Dios. Pues si aquel que de ti des a todo cuanto hay de más ex­
ha de. nacer es, en verdad, Dios celso entre los hombres. Exce­
encamado, con toda justicia eres des a todos los dones que han
llamada Madre de Dios, ya que recibido de la generosidad divi­
I . B rev . 69
na. Más que todos los demás
eres enriquecida con la posesión D e la B ula d o g m á t ic a d el p a p a
de Dios que mora en ti. Nadie Pío IX
puede tener a Dios como tú 1c
tuviste, ni gozar como tú de su Lección IV
presencia; nadie como tú es dig­
no de ser iluminado por Dios; desde tiempos antiguos
y por esto no sólo recibiste eu ü a ¿'nÍ *os Pre^ac^os) l° s edesiás-
ti a Dios Creador y Señor de ticos, las Ordenes regula
todas las cosas, sino que él en ti res, y hasta los mismos empera­
se encarnó maravillosamente, y dores y reyes, suplicaron enca-
tú le llevaste en tu seno, v des­ íecidamente a esta Sede apostó­
pués diste a luz a aquel mismo lica se dignase definir como dog­
que debía rescatar a todos los ma de fe la Inmaculada Con­
hombres de la condenación dic­ cepción de la Santísima Madre
tada contra el primer hombre y de Dios. Estas súplicas se han
procurar a todos una salvación reiterado, aun en nuestros días,
que no tendrá fin. Por lo cual, y fueron dirigidas especialmente
dirigiéndome a ti, he exclamado y a Gregorio X V I, nuestro prede­
exclamaré de nuevo con todo el cesor, de gloriosa recordación, y
ardor de mi alma: “ Salve, llena aun a Nos mismo nos han sido
de gracia; el Señor es contigo; y presentadas, ya por obispos, ya
bendita tú eres entre todas las por el clero secular, ya por ins­
mujeres” . titutos religiosos, por príncipes
En L audes, C o n m e m o r a c ió n de la ilustres v por el pueblo fiel. Con-
F e r ia .
siderandoj pues, seriamente y con
L a s V í s p e r a s so n d e l d ía s ig u ie n t e
d e la O c t a v a , c o n C o n m e m o r a c ió n d e gfan gozo de nuestra alma estos
la F e r ia . hechos, apenas fuimos inmereci­
damente elevados por los altos y
secretos juicios de la divina Pro­
videncia a esta sublime Cátedra
D ía 15 de Diciembre
de Pedro y tomamos las riendas
del gobierno de toda la Iglesia
Octava de la Inmaculada nos propusimos con todo empe­
Concepción de Ia B. Virgen ño, siguiendo los impulsos de la
¡María devoción, afecto y veneración
D o b le m ayor que desde nuestros más tiernos
años profesamos a la Santísima
Las L e c cio n e s d el I N o c t u r n o so n
d e la E s c r i t u r a o c u r r e n t e ; p e ro el m i é r ­
Virgen M aría, llevar a cabo to­
c o le s d e la s C u a t r o T é m p o r a s s e d ic e n do lo que en .esta materia pudie­
la s d e l I N o c t u r n o d e la F i e s t a , c o n
su s R e s p o n s o r io s , p á g . 9 1 4 , a n o s e r
se ser aún objeto de los deseos-
q u e la s L e c c i o n e s d e S a g r a d a E s c r i t u ­ de la Iglesia, a_fin de que se
r a se h a y a n d e r e s u m ir o a n t i c i p a r p o r
haber e s ta d o im p e d id a s o p orq u e lo
aumentase el honor de la Santí­
'e r á n . • sima Virgen y brillasen con más
abundante claridad sus prerroga­ dirigir y confirmar nuestro en­
tivas. tendimiento con la virtud del
Espíritu Santo, implorada la in­
Lección V tercesión de toda la corte celes­
A sí, pues, grandemente confia­ tial e invocado con fervor ei
dos en el Señor, y creyendo Espíritu Paráclito, e inspirados
Uegada la oportunidad de definir por él: en honor de la santa e
la Inmaculada Concepción de la individua Trinidad, para esplen­
Santísima Virgen María, Madre dor y ornamento de la Virgen
de Dios, que tan admirablemen­ Madre de Dios, exaltación de U
te ilustran y declaran las divinas fe católica y aumento de la Re­
Escrituras, la veneranda tradi­ ligión cristiana, con la autoridad
ción, el sentir constante de Ja de nuestro Señor Jesucristo, de
Iglesia, el singular acuerdo de los bienaventurados san Pedro y
los prelados y fieles católicos, y san Pablo y la Nuestra, declara­
los insignes actos y constitucio­ mos, fallamos y definimos que
nes de nuestros predecesores; ha sido revelada por Dios, y poir
después de examinadas cuidado­ lo tanto debe ser creída firme y
samente todas las cosas, y de di­ constantemente por todos los fie­
rigir a Dios fervorosas y conti­ les la doctrina que sostiene que
nuas preces, hemos creído un d e ­ la beatísima Virgen María en el
ber no vacilar en sancionar y primer instante de su Concep­
definir con nuestro supremo fallo ción fué preservada inmune de
la Inmaculada Concepción de la toda mancha de culpa original
misma Virgen, y satisfacer de es­ por singular gracia y privilegio
te modo a los piadosísimos de­ de Dios omnipotente, en vista
seos de todo el orbe católico y a de los méritos de Jesucristo, Sal­
nuestra particular devoción a la vador del linaje humano. Por
Santísima Virgen, y al mismo tanto, si (lo que Dios no permi­
tiempo honrar más y más en ta) hubiere quienes osaren pen­
ella a su Unigénito H ijo nuestro sar contra lo que Nos hemos
Señor Jesucristo, ya que en el definido, sepan y entiendan que
H ijo redundan todos los honores son condenados por su propio
y alabanzas que a la Madre se juicio, que han naufragado en
tributan. la fe y que quedan separados de
la unic'ad de la Iglesia.
Lección VI III NOCTURNO

L ) or tanto, después de haber L e c c ió n del san to E v a n g e l io

ofrecido, en la humildad y el según san L ucas

ayuno, nuestras oraciones priva­ Lección VII Cap. 1, 26-28


das y las públicas preces de la
Iglesia a Dios Padre por medio pN aquel tiempo; Envió Dios
de su H ijo, para que se dignase al Angef Gabriel a Nazaret,
ciudad de Galilea, a una Virgen da. que has dado a luz al Cor­
desposada con un varón de la dero, a Cristo, el Verbo encar­
casa de David, llamado José, y nado en ti! ¡Oh Virgen santísi­
el nombre de la Virgen era M a­ ma, que has causado la admira­
ría. Y lo que sigue. ción a los ejércitos de los An­
geles! Es un prodigio admirable
H o m il ía d e s a n E p i f a n i o , O b is p o ver en los cielos una mujer vesti­
Oración sobre las alabanzas de la M a­ da del sol, llevando la luz en sus
dre de Dios, María Santísima brazos; es un prodigio que causa
ué diré, o cómo hablaré la admiración de los cielos el
de la ilustre y santa V ir­ que el seno de la Virgen lleve al
gen? Y a que, exceptuado H ijo de D ios; es un prodigio que
sólo Dios, ella es supericr a to­ causa la admiración de los cie­
dos: más bella por naturaleza los ver al Señor de los Angeles
que los mismos Querubines, que hecho hijo de la Virgen. Los A n­
los Serafines y que tocTa la m i­ geles acusaban a Eva, mas ahora
licia angélica. Por lo cual nin­ glorifican a M aría que levantó a
guna lengua es suficiente, ni en Eva caída e introdujo a Adán
la tierra ni en el cielo, para can­ en el cielo después de haber si­
tar sus alabanzas, ni aun las do arrojado del paraíso. Ella es
mismas de los Angeles. Oh V ir­ la medianera del cielo y de la
gen bienaventurada, paloma pu­ tierra, que realizo^ su unión en
ra' y esposa celestial, M aría, cie­ una forma natural.
lo, templo y trono de la divini­
dad, a ti pertenece Cristo, sol Lección IX
resplandeciente del cielo y de la
J^A gracia de la Santísima V ir­
tierra. Nube luminosa que has
gen es inmensa. De ahí que
recibido del cielo, para iluminar
Gabriel comienza por saludarla,
a la tierra, su sol más resplan­
diciendo: “ Dios te sálve, llena
deciente, el Cristo. Salve, llena de
de gracia” , tú que eres un re s­
gracia, puerta del cielo, de quien
plandeciente cielo. Dios te salve,
evidente y claramente habla el
llena de gracia, tú que eres urna
profeta cuando en el Cantar de
de oro que contiene el maná ce­
los Cantares exclama: “ Eres un
lestial. Dios te salve, llena de
jardín cerrado, hermana mía, es­
gracia, que sacias a los sedien­
posa mía; eres un jardín cerrado,
una fíiente sellada” . tos con la dulzura de la fuente
perenne. Dios te salve, Santísi­
Lección VIH ma Madre inmaculada, que en­
gendraste a Cristo, que existía
T a Virgen es el lirio inmacula­ antes que tú. Dios te salve, púr­
do, que engendró la rosa in ­ pura regia que vestiste al Rey del
marcesible, Cristo. ¡Oh santa cielo y de la tierra. Dios te sal­
Madre de Dios, oveja inmacula­ ve, libro profundísimo que diste
a leer al mundo el Verbo, H ijo monjes desempeñasen los oficios
del Padre. clericales, a fin de reunir en las
Te Deum, pág. 10. mismas personas el menosprecio
En Laudes se hace Conmemoración
de la Feria.
del mundo y la solicitud por el
En Vísperas Conmemoración del Ofi­ servicio divino. En aquella épo­
cio siguiente y de la Feria. ca las impiedades arrianas se
extendieron en gran manera por
D ía 16 de Diciembre el Occidente. Eusebio las atacó
con tal decisión que el Sumo
San Eusebio Pontífice Liberio encontró en su
Obispo y Mártir invencible fe el consuelo de su
Semidoble
vida. Reconociendo el Pontífice
cuán grande era en Eusebio el
Todo se toma del Común de un M ár­
tir, pág. 755, menos lo que sigue:
favor del Espíritu divino, le en­
cargó que, junto con sus legados,
Oración defendiese ante el emperador la
causa de la fe, y para ello Euse­
Dios, que nos alegráis con bio se dirigió con ellos a visitar
la anual solemnidad del bien­ a Constancio, y llegó a conse­
aventurado Eusebio, vuestro M ár­ guir, a copia de celo, lo que se
tir y Pontífice: concedednos pro­ propuso en esta embajada, este-
picio que también gocemos de la es, la celebración de un conci­
protección de aquel cuyo naci­ lio.
miento a la vida eterna celebra
mos. Por nuestro Señor. Lección V
Conmemoración de la Feria.
p L concilio se reunió en Milán,
II NOCTURNO en el año siguiente. Eusebio
Lección IV fué invitado al concilio por Cons­
tancio, en tanto que los legados
u s e b i o , sardo de nacimien­ de Liberio deseaban y reclama­
to, lector de la Iglesia ro­ ban también su presencia. Allí,
mana, y después Obispo lejos de dejarse seducir por la in­
de Vercelli, fué elegido por di­ fluencia de la sinagoga de los
vina inspiración, según parece perversos arríanos, y de tomar
demostrado, para el gobierno de parte en su furor contra san Ata-
esta Iglesia. Y a que, sin ha­ nasio, declaró desde el primer
berle conocido nunca, los elec­ momento, que algunos de los allí
tores, a excepción de sus conciu­ presentes estaban inficionados
dadanos, le escogieron así que le por la lepra de la herejía, v
vieron. No necesitaron más tiem­ por lo mismo les propuso que
po para apreciarle que el de ver­ suscribieran ante todo la fe
le. Eusebio fué el primer obispo de Nicea. A lo cual, negán­
de Occidente que mandó que los dose los airados arríanos, el
Santo no sólo rehusó suscribir h pudieron conquistar. A causa da
condenación contra Atanasio, si­ su constancia fué deportado a Ca-
no que consiguió también con padocia, y por último a la Tebai­
gran habilidad librar a san D io­ da superior de Egipto, sufriendo
nisio del compromiso que había los rigores del destierro hasta la
contraído al firmar, engañado en muerte de Constancio. Después
su simplicidad por los herejes, de la cual, habiéndosele permi­
aquella condenación injusta. Por tido reintegrarse a su rebaño, no
este motivo, indignados grande­ quiso efectuarlo hasta después de
mente los herejes, después de haber asistido al concilio de Ale­
haberle injuriado de muchas ma­ jandría, a fin de reparar las pér­
neras, le enviaron al destierro. didas que había sufrido la fe.
Mas el santo varón, una vez hu­ Recorrió después las provincias
bo sacudido el polvo de sus san­ de Oriente para devolver la salud,
dalias, no temió ni las amenazas como hábil médico, a los enfer­
del César, ni el filo de las espadas mos en la fe, instruyéndoles en la
desenvainadas, aceptando el des­ doctrina de la Iglesia. Luego, con
ministerio- Enviado a Escitópolis, el mismo saludable objeto, pasó
tierro como una función de su a la Iliria, y por último lle ­
después le haber padecido ham­ gó a Italia, cesando allí el due­
bre, sed, azotes y diversos supli­ lo dejado por su partida. En
cios, por amor a la fe despreció ella publicó los comentarios de
valerosamente la vida, y sin te­ Orígenes y de Eusebio de Cesá­
mor a la muerte, se puso a rea sobre los Salmos, después de
disposición de los verdugos. haberlos debidamente expurgado
y vertido del griego al latín. F i­
Lección VI nalmente, esclarecido por tantos
hechos memorables, dejó esta
u á .n'TAfuese entonces para
vida para recibir la inmarcesible
con él la crueldad y el inso­
corona de la gloria, merecida con
lente atrevimiento de los arríanos,
tantos trabajos, en Vercelli, en
lo muestran unas cartas llenas de
tiempo de Valentiniano y V a ­
valentía, piedad y religión, que
lente.
desde Escitópolis envió al clero
En el I I I Nocturno se lee la Ho­
y pueblo de Vercelli y a algunas milía sobre el Evangelio: S i alguno, del
poblaciones vecinas. Ellas mues­ Común de un M ártir en el primer lu­
gar, pág. 760. El R. V I I I , Señor, vos
tran también que jamás le pu­ le prcvenisteis, pág. 761.
dieron amedrentar ni las amena­ En Laudes y en Vísperas,- Conme-
m oraciórw le la F eria.
zas ni la crueldad, y que ni con
í De la V ig ilia de santo Tom ás
las más halagadoras promesas le Apóstol, nada se hace en el Oficio.
D ía 21 de Diciembre

S a n to T o m á s, A p ó sto l

Doble de I I clase

Todo se toma del Común de Após­ ritu Santo, recorrió muchas pro­
toles, pág. 735, menos la siguien­
te A ntífon a que se dice en ambas vincias para predicar el Evange­
Vísperas y en el Benedictus: lio de Jesucristo. Enseñó la fe
Ant. — Porque me viste, * y los preceptos de la vida cristia­
Tom ás, has creído: bienaventu­ na a los Partos, Medos, Persas,
rados los que no han visto y Hircanos y Bactrianos. Por últi­
han creído, aleluya. mo, dirigiéndose a los Indios, les
instruyó en la religión cristiana.
Oración Y como la santidad de su vida
Q s suplicamos, 'Señor, nos con­ y de su doctrina excitase la ad­
cedáis que podamos gloriar­ miración de los Indios hacia el
nos en la solemnidad de vuestro Apóstol y su amor a Jesucristo,
Apóstol el bienaventurado T o ­ el rey de aquel país, celoso ado­
más; a fin de que nos veamos rador de los ídolos, se llenó de
siempre protegidos por su . pa­ cólera y condenó a muerte a T o ­
trocinio, e imitemos piadosamen­ más. Atravesado por los dardos,
te su fe. Por nuestro Señor. murió en Calamina, realzando el
Conmemoración de la Feria. honor de su apostolado con la co­
II NOCTURNO rona del martirio.

Lección IV Serm ón de sa n G r e c o r io , P apa

'poM Ás Apóstol, que también es Lección V


conocido con el nombre de stá escrito: “ El Espíritu
Dídimo, natural de Galilea, des­ del Señor embelleció los
pués de haber recibido el Espí­ cielos” . A la verdad, las
virtudes de los pudic?dores son Iglesia antes de la venida de es­
las que adornan los cielos. El te Espíritu y cuál haya sido su
apóstol san Pablo enumera es­ fortaleza después del adveni­
tos ornamentos, diciendo: “ Así miento de este Espíritu, lo esta­
el uno recibe del Espíritu el don mos viendo.
de hablar con ciencia; a éste le
da el mismo Espíritu una fe ex­ III NOCTURNO

traordinaria; al otro la gracia de L e c c ió n del san to E v a n g e l io


curar enfermedades por el mismo según san J uan
Espíritu; a quién el don de ha­
cer milagros, a quién el don de Lección VII Cap. 20, 24-29
profecía, a quién discreción de
jp*n aquel tiempo: Tomás, uno
espíritu, a quién don de hablar
de los doce, que tenía por
varios idiomas, a quién el de in­
nombre Dídimo, no estaba con
terpretar las palabras. M as to ­
ellos, cuando vino Jesús. Y lo
das estas cosas las causa el mis ­
que sigue.
mo indivisible Espíritu, repartién­
dolas a cada uno según quiere” .
H o m il ía de san G r e g o r io , P apa
H om ilía 26 sobre los E van g. después
Lección VI del medio

D o r lo mismo, estos dones de uéreflexiones son las


los predicadores constituyen v u e s t r a s , amadísimos
otros tantos ornamentos de los hermanos míos, al oír la
cielos. Por lo cual, está escrito: lectura de este pasaje del E van­
“ Por la palabra de Dios fueron gelio? ¿Atribuís al azar que un
establecidos los cielos” . Ahora discípulo, elegido por el Señor,
bien, la palabra de Dios es el H i­ se hallase ausente al ocurrir su
jo del Padre. Y para mostrar aparición, pero que, llegando
que estos mismos cielos, es decir, después, oyese el relato; que, ha­
los santos Apóstoles, son obra biéndolo oído, dudase; que, ha­
de toda la Santísima Trinidad, biendo dudado, se conmoviese:
se nos propone seguidamente la que habiéndose conmovido, cre­
divinidad del Espíritu Santo, di- yese? No, esto no ocurrió por
ciéndonos: “ Y toda su virtud casualidad, sino por una disposi­
proviene del soplo de su boca” . ción de la Providencia. La bon­
De consiguiente, la virtud de los dad divjna lo dispuso todo de
cielos proviene del Espíritu San­ un modo admirable, a fin de que
to, ya que no hubieran presumi­ aquel discípulo, sometido a la
do oponerse a las potestades de duda, al palpar las heridas del
este siglo, a no hallarse fortale­ cuerpo de su Maestro, curase en
cidos por el Espíritu Santo. Y a nosotros las llagas de la infide­
la verdad, bien sabemos cuáles lidad. En efecto, la incredulidad
eran los doctores de la santa de Tom ás sirvió para afirmar
nuestra fe más que la fe de los Lección IX
otros discípulos ya convencidos.
D orqué, pues, el Señor dijo a
Porque al ver que este Apóstol
Tomás, cuando este Apóstol
retorna a la fe tocando a Jesu­
vió después de haber palpado:
cristo, vuestra alma renuncia a
“ Porque me has visto, Tomás,
toda duda y se siente fortaleci­
has creído” ? Porque una cosa es
da en la fe.
lo que vió, y otra lo que creyó
Y a que un hombre mortal no
Lección VIH puede ver la divinidad. Vió, pues,
a Jesús hombre, y lo confesó
Q i el Señor permitió que, des­ Dios, diciendo: “ Señor mío y
pués de su Resurrección, du­ Dios mío” . Viendo, pues, creyó;
dase así un discípulo, no por ello considerando h humanidad ver­
lo abandonó en la duda. N o de dadera de Jesucristo, proclamó
otro modo quiso que antes de su su divinidad, que sus miradas no
nacimiento, tuviese M aría un es­ podían penetrar. Las palabras si­
poso, sin que por ello dejase de guientes son para nosotros moti­
ser virgen. Ahora bien, del pro­ vo de alegría: “ Bienaventurados
pio modo que este discípulo, du­ los que no vieron y creyeron”
dando primeramente, y tocando Esta sentencia se dirige especial­
después las llagas de su Maestro, mente a los que, no habiéndole
se convirtió en testigo de la ver­ visto en su carne, lo retenemos
dad de la Resurrección, así tam­ en nuestras almas por la fe.
bién fué el Esposo de la Madre Nosotros somos los designado?
de Dios guardián de su purísi­ por el Salvador, pero a condición
ma virginidad. Tom ás palpó las de que nuestras obras estén de
llagas del Salvador, y exclamó: conformidad con nuestra fe. Por­
“ Señor mío y Dios m ío” . Jesús que sólo cree en verdad quien
le dijo: “ Porque me has visto, practica lo que cree.
Tomás, has creído” . Puesto que En Laudes y en las I I Vísperas,
el apóstol Pablo dice: “ Es, pues, Conmemoración de la Feria.

la fe el fundamento de las cosas


que se esperan, y la demostra­ FIESTAS DE ENERO
ción de las cosas que no se
ven” , claro y cierto es que la
fe /es la demostración de las Día 11 de Enero
verdades que no pueden mostrar­
San Higinio
se-#a nuestros ojos; porque las
Papa y Mártir
verdades evidentes ya no son el
objeto de la fe, sino del cono­ Se hace su Conmemoración durante
la Octava de la Epifanía.
cimiento. ■
En las Vísperas del día precedente:
En las Témporas, la Lección I X es
Ant. del M ignif. — Este San­
la de la Homilía de la Feria; de lo
contrarió se dice la siguiente: to luchó .hasta la muerte por la
. •« .
ley de su Dios, y no temió las Oración
palabras de los impíos, ya que
estaba apoyado sobre la piedra Q h Dios, que disteis a vues­
firme. tro pueblo por ministro de
\ \ Le coronasteis. Señor, de la salvación eterna ai bienaven­
gloria y honor. R . Y le consti­ turado Hilario; os suplicamos
tuisteis sobre las obras de vues­ nos concedáis que merezcamos
tras manos. tener por intercesor en los cie­
los al que hemos tenido por
maestro de la vida en la tierra.
Oración Por nuestro Señor.
O Dios, mirad con y Conmemoración
mnipotente
M ártir:
de san Félix, Presb.

ojos propicios nuestra fla­ Ant. — Este santo luchó hasta


queza, y ya que nos agobia el la muerte por la ley de su Dios,
peso de nuestras acciones, haced y no temió las palabras de los
que nos proteja la gloriosa inter­ impíos, ya que estaba apoyado
cesión del bienaventurado Higi- sobre la piedra firme.
nio, vuestro M ártir y Pontífice. - y . Le coronasteis, Señor, de
Por nuestro Señor. gloria y honor. Y le consti­
En Laudes:
tuisteis sobre las obras de vues­
Ant. — El que aborrece a su
tras manos.
alma en este mundo, la guarda
para la vida eterna.
Oración
y . El justo florecerá como
la palma. . Se elevará como Q s suplicamos nos otorguéis,
el cedro del Líbano. omnipotente Dios, que los
ejemplos de vuestros/ santos nos
inciten a mejor vida, de suerte
Día 14 de Enero que, celebrando su fiesta, im ite­
mos también sus acciones. Por
San Hilario nuestro Señor.
Si las Lecciones del I Nocturno se
Obispo, Confesor y Doctor de han de tomar del Común, se dicen
la Iglesia las de Doctores en el primer lugar,
El sabio indagará, pág. 800, las cua­
Doble les, si no se advierte lo contrario, se
dicen también en los Oficios de los de­
L. h. (a no ser que esta Fiesta tenga más Doctores.
I Vísperas).
Todo se toma del Común de un Con­
I» NOCTURNO
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que
sigue.
Lección IV
Ant. del Magnif. — Oh D o c­
tor excelso, luz de la santa Igle­ , nacido de noble li­
íl a r io

sia, bienaventurado H i l a r i o , naje en Aquitania, se


amante de la ley divina, ruega distinguió por su sabidu­
por nosotros al H ijo de Dios. ría y elocuencia. Abrazó el es­
tado del matrimonio en el cual tancio, que con el pretexto de
llevó una vida casi monástica, honrarle le restituyera a su obis­
después, por sus virtudes singu­ pado. Entonces, según expresión
lares fué creado Obispo de Pol- de san Jerónimo, la iglesia de las
tiers, y desempeñó su cargo d.? Galias recibió a Hilario, con lo-»
tal suerte que fué digno de las brazos abiertos al volver del
más grandes alabanzas por par­ combate contra los herejes,
te de los fieles. En el mismo tiem­ Acompañó a nuestro Santo hasta
po en que el emperador Constan­ la ciudad episcopal, san Martín,
cio perseguía a los católicos con quien más tarde ocupó la sede
toda suerte de amenazas, despo­ de Tours. La santidad de M ar­
jándolos de sus bienes y deste­ tín demostró más tarde cuánto
rrándolos si no abrazaban el arria- le aprovecharon las lecciones y
nismo, Hilario, oponiéndose co ­ enseñanzas de tan gran maestro.
mo un muro inexpugnable a los
arríanos, se atrajo el furor de los Lección VI
.herejes. Perseguido por ellos de
muchas maneras, finalmente, por p N adelante, Hilario gobernó la
el artificio de Saturnino, obispo iglesia de Poitiers con gran
de Arlés, fué desterrado por el tranquilidad, y consiguió que to­
sínodo de Beziers a Frigia. En el da la Galia condenase la herejía
destierro resucitó a .un muerto, arriana. Escribió muchos libro*
y escribió doce libros sobre la de extraordinaria erudición, to­
Santísima Trinidad contra los dos los cuales, según el testimo­
arríanos. nio de san Jerónimo, en su carti
a Leta, pueden leerse sin temor
Lección V alguno de error. He ahí las pa­
labras de san Jerónimo: “ Se pue
/ ' ' ' uatro años
después, habién­ den leer sin ningún riesgo los
dose reunido un concilio en libros de Hilario” . Dejó esta vi­
Seleucia, ciudad de Isauria, nues­ da para subir al cielo el día
tro Santo se vió obligado a asis­ trece de Enero, en tiempo de los
tir al mismo; después se dirigió emperadores Valentiniano y Va­
a Constantinopla, en donde al ver lente, el año trescientos sesenta
los peligros que corría la fe, pi­ y nueve después de Jesucristo.
dió por medio de tres instancias Muchos santos Padres y conci­
públicas una audiencia al em­ lios le dieron el nombre de D oc­
perador, a fin de poder disputar tor insigne de la Iglesia, y como
públicamente con los enemifos tal era ya honrado por algunas
de la fe. Pero los obispos arria- diócesis, por lo cual, a instancias
nos Ursacio y Valente, a los cua­ del Sínodo de Burdeos, Pío IX ,
les el Santo había refutado con Pontífice'M áximo, por decreto de
sus escritos, temían la sabiduría la Sagrada Congregación de R i ­
de Hilario, y aconsejaron a Conv? tos, le confirmó en este título,
declarándole Doctor de la Igle­ a gozar de paz, se volvió a Ñola,
sia universal, y mandó que en en donde, después de haber con­
su fiesta se rezasen y celebrasen vertido a muchos a la fe de Cris­
el Oficio y Misa de Doctores. to con los ejemplos de su vida,
En el I I I Nocturno se lee la H o­ su doctrina y sus milagros, y de
milía sobre el Evangelio: Vosotros sois
la sal de la tierra, del Común de Doc­
haber _ rechazado obstinadamente
tores, en el segundo lugar, pág. 804. el obispado de aquella ciudad,
murió en el Señor, siendo sepul­
D e san F é l i x , P r esbítero y
tado cerca de Ñola en un lugar
M á r t ir
llamado in Pincis.
Lección IX T e Deum, pág. 10.
En Laudes, Conmemoración de san
Félix, Presbítero y M ártir:
p É L ix , presbítero de Ñola, por
combatir con vehemencia el Ant.— El que aborrece a su
culto de los ídolos, fué vejado de alma en este mundo, la guarda
diversos modos por los infieles y para la vida eterna.
condenado a la cárcel. Librado y . El justo florecerá como
por un Angel durante la noche la palma. Se elevará como
recibió el encargo de buscar a el cedro del Líbano.
Maximiano, obispo de Ñola. P e ­
ro éste, desconfiando de poder Oración
soportar los suplicios de los per­ /'"'Is suplicamos nos otorguéis,
seguidores a causa de su anda* omnipotente Dios, que los
nidad, se había escondido en una ejemplos de vuestro Santos no¿
selva. Félix, guiado por Dios, se inciten a mejor vida, de suerte
dirigió allí, y vió al santo obispo que, celebrando su fiesta, im ite­
echado sobre el suelo y casi mos también sus acciones. Por
muerto. Después de haberle rea­ nuestro Señor.
nimado. lo cargó sobre sus es­ Las Vísperas, del Oficio siguiente
paldas, y lo confió a los cuidados desde la Capitula. Conmemoración del
precedente y de san Mauro, Abad.
de una viuda cristiana. Mas, co­
mo Félix de nuevo echara en ca
ra su impiedad a los que vene­ D ía 15 de Enero
raban los ídolos, arremetieron
contra él. y para librarse de los San Pablo
que le perseguían se ocultó entre Primer Ermitaño y Confesor
dos paredes, cuya entrada se vió Doble (L. h.)
de repente cubierta de telarañas Todo se toma del Común de un
de suerte que nadie pudo sospe­ Confesor no Pontífice, pág. 805, menos
lo que sigue:
char que acabase de esconderse
allí. Luego, saliendo de aauel lu~
Oración
gar, se ocultó por tres meses en
casa de una mujer piadosa. Y r 'j H Dios, que nos alegráis con
cuando empezó la Iglesia de Dios la anual solemnidad de
vuestro Confesor el bienaventu­ II NOCTURNO
rado Pablo, concedednos propi­
Lección IV
cio, que imitemos las obras de
aquel cuyo nacimiento a la vida ablo , fundador y maestro
eterna celebramos. Por nuestro de los ermitaños, nació en
Señor. la Tebaida, viéndose pri­
Conmemoración del Oficio preceden­ vado de sus padres a la edad de
te:
quince años. Con el fin de li­
A n t.— Oh Doctor excelso, luz
brarse de la persecución de Dio-
de la santa Iglesia, bienaventu­
cleciano y Valeriano y para
rado Hilario, amante de la ley poder servir a Dios con más
divina, ruega por nosotros al H i­ libertad se retiró a una ca­
jo de Dios. verna del desierto. Allí, sin otra
y . E l Señor condujo al jus­ comida ni vestido que los que le
to por caminos rectos. I£. Y le proporcionaba una palmera, vivió
mostró el reino de Dios. hasta la edad de ciento trece
años; entonces san Antonio, ya
Oración nonagenario, le visitó por admo­
nición divina. Sin haberse visto
( ^ H Dios, que disteis a vuestro
pueblo por ministro de la nunca, se saludaron con sus pro­
pios nombres, y mientras tenían
salvación eterna al bienaventura­
sus coloquios sobre el reino d«
do H ilario; os suplicamos nos
Dios, un cuervo que hasta en­
concedáis que merezcamos tener
por intercesor en los cielos al tonces había llevado a Pablo
cada día la mitad de un pan.
que hemos tenido por maestro
en la tierra. les trajo uno entero.
Después se hace Conmemoración de
san Mauro, Abad. Lección V
A n t.— Le asemejaré al varón
r\ESPUES de partir el cuervo.
sabio, que edificó su casa sobre
Pablo dijo: “ He ahí que el
la piedra.
Señor, verdaderamente bueno y
y . El Señor le amó y le
misericordioso, nos ha enviado la
honró. I£. Y le vistió con vesti­
comida. Hace ya sesenta años
duras de gloria.
que cada día recibo medio pan,
Oración y ahora, a tu llegada, Cristo ha
duplicado la ración para socorrer
f ) s suplicamos nos recomien­ a sus soldados” . Comieron, pues,
de, Señor, la intercesión de el pan, dando gracias al Señor,
bienaventurado Mauro, Abad, pa­ cerca de la fuente, y después de
ra que consigamos con su patro­ haber reparaco sus fuerzas y de
cinio lo que no podemos con dar nuevamente gracias a Dios,
nuestros méritos. Por nuestro según la costumbre, pasaron la
Señor. noche en las divinas alabanzas.

■A
Al amanecer, sabiendo Pablo que En el I I I Nocturns se lee la Ho­
milía sobre el Evangelio: Exclamó Je­
moriría pronto, lo reveló a An­ sús, del Común de Abades en el se­
tonio, suplicándole que le tra­ gundo lugar, pág. 817.
jera el palio que había recibido
D e sa n M a u r o , A bad
de Atanasio para envolver con
él su cuerpo. Y estando ya de re­
Lección IX
greso, Antonio vió desde el ca­
mino el alma de Pablo que su­ ^/^ auro , noble romano, desde
bía al cielo en medio de los co­ su infancia fué ofrecido a
ros de los Angeles, de los Profe­ Dios por Eutiquio, su padre, para
tas y Apóstoles. vivir bajo la disciplina de san
Penito. En breve tiempo apro­
Lección VI vechó tanto con la divina gracia,
que causó la admiración a su pro­
A i llegar a la celda de Pablo, pio maestro, quien le propuso
le halló de rodillas, levanta­ muchas veces a los otros discípu­
da la cabeza, teniendo elevadas los como modelo de la observan­
las manos, y el cuerpo exánime, cia regular y de todas las virtudes.
Allí le envolvió con el palio, y San Gregorio, Papa, nos cuenta
cantó los salmos e himnos, se­ de Mauro, siendo aún adolescen­
gún la costumbre cristiana, y no te, este admirable ejemplo de
teniendo azada para cavar la tie­ obediencia. Habiendo caído el
rra, dos leones vinieron veloz­ monje Plácido en un lago, y
mente del interior del desierto, arrastrándole la corriente de las
y se postraron a los pies del san­ aguas, Mauro corrió en su auxi­
to anciano, dando a entender a lio por mandato de san Benito,
su manera que lloraban su muer­ y caminando sobre las aguas tra­
te. Allí cavaron la tierra con las jo a tierra a su compañero co­
garras, y abrieron una cavidad gido por los cabellos. Enviado
capaz para colocar conveniente­ por el mismo Padre san Benito
mente el cuerpo de un hombre. a las Galias, fundó allí un mo­
Habiendo partido los leones, A n ­ nasterio muy famoso, que go­
tonio colocó en aquel lugar el bernó por espacio de cuarenta
cuerpo del Santo, y cubriéndole años, y propagó con gran éxito
con tierra, levantó un sepulcro, la vida monástica. Finalmente,
^egún costumbre de los cristia­ ilustre por su santidad y mila­
nos. Mas la túnica de Pablo, que gros, a la edad de más de setenta
él mismo había tejido para sí, años, voló al cielo, en el año dei
con h<?Jas de la palmera, a la Señor quinientos sesenta y cinco.
manera de las espuertas, la lle­
Te Deum, pág. 10.
vó consigo, y la usó durante el En Laudes, Conmemoración de san
resto de su vida en las grandes Mauro:
solemnidades de Pascua y Pen­ Ant.— Alégrate siervo bueno y
tecostés. fiel; porque has sido fiel en lo
poco, te constituiré sobre lo mu­ ta los de Majencio. Por sus ex­
cho, dice el Señor. hortaciones, Lucina, matrona ro­
y . El Señor condujo al jus­ mana, hizo a la Iglesia heredera
to por caminos rectos. IJ. Y le de sus bienes. Habiendo aumen­
mostró el reino de Dios. tado en Roma el número de los
fieles, instituyó nuevos títulos1 a
Oración fin de administrar el bautismo y
la penitencia a los que habían
A s suplicamos nos recomiende, abrazado la religión cristiana, v
Señor, la intercesión del tanto por utilidad de los fieles,
bienaventurado Mauro, Abad, como para dar sepultura a los
para que consigamos con su pa­ Mártires, dividió la ciudad en di­
trocinio lo que no podemos con versos distritos. Por todas estas
nuestros méritos. Por nuestro causas, Majencio, ardiendo de ira,
Señor. amenazó a Marcelo con diversos
En Vísperas, Conmemoración del Ofi­ suplicios, si no deponía el ponti­
cio siguiente.
ficado e inmolaba a los ído­
los. •
D ía 16 de Enero
Lección V
San Marcelo I
Papa y Mártir como Marcelo despreciara
Semidoble las palabras insensatas de
Majencio, éste le envió a las
Todo se toma del Común de un M ár­
tir; pág. 755, menos lo que sigue: cuadras imperiales para que cui­
dase las bestias alimentadas por
Oración el erario público. En aquel lugar
Q s rogamos, Señor, que aten­ Marcelo vivió por espacio de
nueve meses con ayunos constan­
dáis con clemencia a las pre­
tes y no interrumpida oración,
ces de vuestro pueblo, para que
visitando por medio de cartas
seamos auxiliados por los mé­
las parroquias a las que no podía
ritos del bienaventurado M arce­
visitar personalmente. Librado de
lo, vuestro M ártir y Pontífice,
aquel lugar por los clérigos ro­
cuyo martirio conmemoramos con
manos, fué recibido en la casa
alegría. Por nuestro Señor.
de la bienaventurada Lucina, y
II NOCTURNO en ella consagró una iglesia, de­
signada en nuestros días con el
Lección IV
título de San Marcelo. Allí los
arcelo , romano, fué Pon­ cristianos se reunían para orar, y
tífice desde los tiempos de el mismo bienaventurado M arce­
Constancio y Galerio has- lo predicaba.

1. Parroquias.
sabido Majencio es­
t —I A BrEN D O f\ s suplicamos nos recomiende,
tas cosas, mandó que fuesen Señor, la intercesión del
trasladadas a aquella iglesia las bienaventurado Antonio, Abad,
bestias de las cuadras imperia­ para que consigamos con su pa­
les, y que Marcelo las guardase. trocinio lo que no podemos con
Fué en aquel lugar donde nues­ nuestros méritos. Por nuestro
tro Santo, atormentado por su Señor.
fetidez y abrumado por muchas Conmemoración del Oficio precedente:

tribulaciones, se durmió n el Se­ A nt.— El que quiera venir en


ñor. Su cuerpo fué sepultado en pos de mí, niéguese a sí mismo,
el cementerio de Priscila, en la y tome su cruz, y sígame.
vía Salaria, por la bienaventura­ y . El justo florecerá como
da Lucina, el día dieciséis de la palma. ]^. Se elevará como
Enero. Gobernó la Iglesh cinco el cedro del Líbano.
años, un mes y veinticinco días.
Escribió una carta a los obispos Oración
de la provincia de la Aquitania,
Q s rogamos. Señor, que aten­
sobre el primado de la Iglesia
dáis con clemencia a las pre­
romana, en la cual prueba que ha
ces de vuestro pueblo, para que
de ser llamada “ Cabeza de las
seamos auxiliados por los méritos
Iglesias” . En ella también afir­
del bienaventurado M a r c e l o ,
ma, que ningún concilio puede
vuestro M ártir y Pontífice. P or...
celebrarse legítimamente, sin la
autoridad del Pontífice romano. II NOCTURNO
En el mes de Diciembre ordenó
Lección IV
en Roma veinticinco presbíteros,
dos diáconos v veintiún obispos , natural de Egipto,
n t o n io
para diversos lugares. nació de nobles y cristia­
En el I I I Nocturno se lee ¡a H o­ nos padres, de los que se
milía sobre el Evangelio: S i alguno
quiere, pág. 760. El R. V T II, Scmor,
vió privado en su adolescencia. Al
vos le prevenisteis, pág. 761. entrar un día en una iglesia y oír
Las Vísperas del Oficio siguiente aquellas, palabras del Evangelio:
con Conmemoración del precedente.
“ Si quieres ser perfecto, vé y
vende cuanto tienes, y dalo a los
Día 17 de Enero pobres” , creyó que debía obe­
decer a Cristo Señor^uestro, co ­
San Antonio mo si a él las hubiese dicho. Por
Abad lo cual, vendió todos sus bienes,
Doble y distribuyó todo el dinero entre
los pobres. Libre ya de toda
Todo se toma del Común d> un Con­
fesor no Pontífice, pág. 805, menos suerte de impedimentos, determi
lo siguiente: nó llevar en la tierra ún^ vida
celestial. Pero para conseguir la tonio no se consideraba seguro,
victoria en un combate tan pe ya que conocía las innumerables
ligroso, creyó que le era nece artes que el maugno espíritu tie­
sario, no sólo el auxilio de la fe, ne para dañamos.
de la cual estaba bien armado,
sino también de las demás vir­ Lección VI
tudes. Estas las procuró con tan­
to ardor, que para conseguirlas A sí pues, se retiró a la vasta
se propuso imitar a todo aquel soledad de Egipto, donde
que viera sobresalir en cualquiera progresando caca día en la per­
de ellas. fección cristiana, de tal suerte
despreciaba a los demonios que
les echaba en cara su debilidad.
Lección V
Sus acometidas eran tanto má>
"M a d ie m ás co n tin en te que él. fuertes cuanta mayor era la re­
nadie más vigilante. A t o ­ sistencia que Antonio les opo­
dos aventajaba en la paciencia, nía. Exhortando muchas veces »
mansedumbre, misericordia, hu­ sus discípulos a la lucha contra
mildad, laboriosidad y en el es­ el espíritu del mal, y enseñándoles
tudio de las divinas Escrituras. con qué armas le vencerían, les
Tenía tal horror a las doctrinas decía: “ Creedme, hermanos, el
y al trato de herejes y cismáti­ diablo teme las vigilias piadosas,
cos, éspecialmente de los arría­ las oraciones, los ayunos, la po­
nos, que exhortaba a todos a breza voluntaria, la misericordia
alejarse de ellos. Cuando tenía y la humildad, y lo que más 1«
necesidad de descansar, lo hacia asusta es el ardiente amor a Cris­
sobre el suelo. D e tal suerte to Señor nuestro, cuya cruz teme
practicó el ayuno, que acompa­ tanto, que a s j sola señal huyt:
ñaba el pan sólo con sal, y apa­ debilitado” . D e tal suerte era te ­
gaba la sed sólo con agua. La mido de los demonios, que mu­
refección no la tomaba antes de chos que en Egipto eran vejados
la puesta del sol; muchas veces por ellos, quedaban libres con la
pasaba dos días sin probar comi­ invocación del nombre de Anto­
da alguna; pasaba muchísimas nio. La fama de su santidad era
noches enteras en oración. A pe­ tan grande, que por medio de
sar de que Antonio era tan v a ­ cartas, Constantino el Grande y
leroso y excelente soldado de sus hijos se encomendaban a sus
Dios, s e . veía acometido con di­ oraciones. En fin, habiendo lle­
versas. tentaciones por parte del gado a la edad de ciento quince
enemigo del linaje humano, pero años, y dejado innumerables imi­
el santo joven las vencía con tadores suyos, reunió a los mon­
el ayuno y la oración. Con todo, jes, y después de haberles ins­
a pesar de tantas victorias con­ truido en la perfecta norma de
seguidas contra el enemigo, An­ la vida cristiana, ilustre por su
I. Brcv. 70
santidad y milagros, voló al cie­ sido entregadas las llaves del rei­
lo el día diecisiete de Enero, no de los cielos.
En el I I I Nocturno de lee la H o­
milía sobre el Evangelirr Ceñid vues­ Oración
tras cinturas, del Común de un Confesor
no Pontífice en el primer lugar, pági­
Dios, que habiendo entre­
na 808.
Las Vísperas, del Oficio siguiente, gado las llaves del reino de
con Conmemoración de san Pablo los cielos a vuestro bienaventu­
Apóstol, del Oficio precedente, y de
santa Prisca, Virgen y Mártir. rado Apóstol Pedro, le concedis­
teis la autoridad pontifical de li­
gar y desligar: concedednos que,
Día 18 de Enero ayudados por su intercesión, nos
libremos de la esclavitud de nues­
La Cátedra de san Pedro, tros pecados. Vos que vivís...
Apóstol, en Roma Antes de otra cualquiera Conmemo­
Doble mayor ración se hace la de san Pablo.
Ant. — Apóstol san Pablo,
Todo se toma del Cor.iún de Confe­
sores Pontífices, pág. 790, menos lo que predicador de la verd ad'y doctor
sigue: de las Naciones, interceded, por
nosotros delante de Dios que os
I VISPERAS
escogió.
Himno y . Vos sois vaso de elección,
bienaventurado apóstol Pablo.
T * odo c u a n to en el m u n d o a ta ­ ^ . Predicador de la verdad en
res, q u e d a r á , o h P ed ro, a ta ­ todo el mundo.
d o en el c ie lo ; y c u a n to la po­
te s ta d que te ha s id o c o n fia d a
, Oración
d e s a ta re acá b a jo , ig u a lm e n te
Dios, que
q u e d a r á d e s a ta d o e n e l c ie lo : O a
enseñasteis a
en
el fin de lo s tie m p o s , multitud de pueblos con la
ju z g a r á s
al m undo. predicación del bienaventurado
Gloria sempiterna sea por to­ Apóstol Pablo, concedednos, os
dos los siglos al Padre; igual­ rogamos, que experimentemos el
mente cantemos alabanzas íncli­ patrocinio, de aquel cuya conme­
tas al Hijo eterno; honor y ala­ moración celebramos.
banza continua sea tributada al Luego Conmemoración del Oficio pre­
Santo Espíritu: sea para siem­ cedente:
pre ensalzada la Santísima Trini­ A n t.— Este varón, desprecian­
dad. Amén. do al mundo, y lo terreno, con
y . Tú eres Pedro. I> . Y so ­ su trunfo, depositó en el cielo
bre esta piedra edificaré mi Igle­ las riquezas alcanzadas con su
sia. plegaria y buenas obras.
Ant. del Magnif. — Tú eres y . El Señor condujo al jus­
Pastor de las ovejas, * oh Prín­ to por caminos rectos. . Y le
cipe de los Apóstoles, a ti han mostró el reino de Dios.
Oración por el Ponto, Galacia, Capado-
suplicamos nos recomiende, cia, Asia y Bitinia, elegidos se­
Señor, la intercesión del bien­ gún la previsión de Dios Padre,
aventurado Antonio, Abad, para para ser santificados por el Espí­
que consigamos con su patrocinio ritu Santo, y obedecer a Jesucris­
lo que no podemos con nuestros to, y ser rociados con su sangre.
méritos. Muchos aumentos de gracia y
Después, Conm emoración de santa de paz. Bendito sea el Dios y
P risca, V irg e n y M ártir: Padre de nuestro Señor Jesucris­
Ant.— Ven, Esposa de Cristo, to, que por su gran misericordia
recibe la corona que te ha prepa­ nos ha regenerado con una viva
rado el Señor para siempre. esperanza, mediante la resurrec­
y . Con esa tu gallardía y ción de Jesucristo de entre los
hermosura. ^ . Camina, avanza muertos, para alcanzar una he­
prósperamente, y reina. rencia incorruptible, y que no
puede contaminarse, y que es in
Oración
marcesible, reservada en los cie­
r'V s rogamos, oh Dios omnipo­ los para vosotros. A quienes h
tente, jju e cuantos celebra­ virtud de Dios conserva por me­
mos el natalicio de la bienaven dio de la fe para haceros gozar
turada Prisca, vuestra Virgen y de la salud, que ha de manifes­
.M ártir, nos regocijemos en su tarse en los últimos tiempos.
anual solemnidad, y nos aprove­ I^í. Simón Pedro, antes quo
chemos del ejemplo de una fe tan te llamara desde la nave, te co­
grande. Por nuestro Señor. nocí y te hice príncipe sobre mi
pueblo. * Y te entregué las lla ­
MAITINES
ves del reino de los cielos. T .
Invitatorio. — Tú eres el Pas Cuanto atares sobre la tierra, se­
tor de las ovejas, el Príncipe de rá también atado en los cielos,
los Apóstoles: * A ti entregó y cuanto desatares sobre la tie­
Dios las llaves del reino de los rra, será también desatado en
cielos. los cielos. Y te.
Salmo 94. — Venid, alegrémo­
nos, pág. 3. Lección II Cap. 1, 6-9
El Him no de las I V ísperas. P sto es lo que debe transporta­
* I NOCTURNO ros de gozo, si bien ahora
por un poco de tiempo conviene
E m pieza l a E pís t o la p r im er a
que seáis afligidos con varias ten­
del A pó sto l san P edro taciones. Para que vuestra fe
Lección I Cap. 1, 1-5 probada ue esta maneia y muchc
más acendrada que el oro (que
n gj^ J edro, Apóstol de Jesucris- se acrisola con el fuego) sea ha­
| to, a los que viven fuera llada digna de alabanza, de glo­
I r , d e su patria, dispersos ria y de honor en la venida ma­
nifiesta de Jesucristo. A quien la tierra, será atado en los cielos,
amáis, sin haberle visto; en y cuánto desatares sobre la tie­
quien ahora igualmente creéis, rra, será desatado en los cielos.
aunque no le veis. Mas porque Y te daré. Gloria al Padre. Y te
creéis os holgaréis con júbilo in­ daré.
decible v colmado de gloria. Y II NOCTURNO
alcanzaréis por premio de vues­
tra fe la salvación de vuestras S ermón de san L eón , P apa
almas. Sermón 1 de los S S . A póstoles Pedro
y Pablo, antes del medio
R . Simón Pedro, si me
amas, apacienta mis ovejas. Se­ Lección IV
ñor, tú sabes que te amo, * Y
doy mi alma por ti. y . Si fue JK^ v Víuando los doce Apóstoles.
re necesario morir contigo, no haber recibí -
te negaré. Y doy. do del E s p irita Santo el
don de hablar todas las lenguas,
Lección III Cap. 1, i0-12 se distribuyeron las diferentes
partes de la tierra, tomando -así
P ) e esta salud inquirieron e in­ posesión del mundo para ins­
dagaron los profetas, los truirlo en el Evangelio, el bien­
cuales predijeron la gracia que aventurado Pedro, principe del
debía haber en vosotros, escudri­ Colegio Apostólico, fué destinado
ñando para cuándo o para qué a la capital del Imperio roma­
punto de tiempo se lo daba n no, a fin de que la luz de la
entender el Espíritu de Cristo Verdad, revelada para la salva­
que tenían dentro, cuando les ción de todas las naciones, se di­
predecía los tormentos que pade­ fundiese más eficazmente desde
ció Cristo y las glorias que le allí como de la cabeza por todo
seguirían. A los cuales fué reve­ el cuerpo del mundo. ¿Qué nación,
lado. que no para sí mismos, sino en efecto, no contaba con re­
para vosotros administraban las presentantes en aquella ciudad, o
cosas que ahora se os han anun­ qué pueblos podían ignorar lo
ciado, por medio de los que os que Roma había aprendido?
predicaron el Evangelio, habien­ Iy. T ú eres el Pastor de las
do sido enviado del cíelo el E s­ ovejas, el Príncipe de los Após­
píritu Santo, en cuyos misterios toles; Dios te ha dado todos los
los ángeles mismos desean pene­ reinos del mundo. * Por esto te
trar con su vista. ha confiado las llaves del reino
fy . Tú eres Pedro, y sobre de los cielos, y . Todo cuanto
esta piedra edificaré mi Iglesia, atares en la tierra, será atado
y las puertas del infierno no pre­ en el cielo, y cuanto desatares
valecerán contra ella: * Y te sobre la tierra, será desatado en
daré las llaves del reino de los el cielo. Por esto te ha confiado
cielos. V . Cuánto atares sóbre­ las llaves del reino de los cielos.

* .
Lección V to, Galacia, Capadocia, Asia y
Bitinia; ahora, sin dudar del fu­
A llí habían de ser aplastadas
turo progreso de tu obra, a pe­
las opiniones de la filosofía;
sar de conocer la duración limi­
allí habían de ser disipadas las
tada de tu vida, vienes a enarbo
vanidades de la sabiduría terrenal;
lar sobre las murallas de Roma
allí había de ser confundido el
el trofeo de la cruz de Cristo,
culto de los demonios; la impie­
allí mismo er donde los decretos
dad del paganismo sacrilego ha­
del cielo te han preparado el ho­
bía de ser destruida en el mismo
nor del poder y la glora de la
lugar en que la superstición había
pasión.
tenido buen cuidado de reunir to­
Pedro, ¿me amas? Vos
do lo que en materia de vanos
sabéis, Señor, que os amo. * Apa
errores había inventado en don­
cienta mis ovejas, y . Simón,
dequiera que fuese. ¡Oh bien­
hijo de Juan, ¿me amas más que
aventurado apostói Pedro! no
éstos? Vos sabéis, Señor, que os
temes, pues, llegar a esta ciudad;
amo. Apacienta mis ovejas. Glo­
y mientras que el apóstol Pablo,
ria al Padre. Apacienta mis ove­
compañero de tu gloria, está to­
jas.
davía ocupado en la fundación de
otras iglesias, entras tú en esta III NOCTURNO
selva poblada de bestias feroces,
y caminas por este océano pro­ L e cció n del santo E vangelio
fundo y agitado, con más valor segú n san M a te o

que el día en que caminabas so­


Lección VII Cap. 16, 13-19
bre las olas.
1^. Y o he rogado por ti, oh C * n aquel tiempo. Viniendo
Pedro, para que no desfallezca Jesús al territorio de Cesá­
tu fe. * Y tú, cuando te hubie­ rea de Filipo, preguntó a sus dis­
res convertido, confirma a tus cípulos: ¿Quién dicen los hom­
hermanos, y . Estas cosas no te bres que es el H ijo del hombre?
las ha revelado la carne ni la Y lo que sigue.
sangre, sino mi Padre que está
en los cielos. Y tú. H om ilía de san H il a r io ,
Ob is p o . ,
Lección VII Com entario sobre sao M ateo, can. 16
después ‘ del principio
V a has instruido a los pue­
blos de la circuncisión qus l Señor preguntó a
creyeron en tu palabra; ya has discípulos íjuién decían
fundado la Iglesia de Antioquía, los hombres que era él;
en donde comenzó a aparecer el y añadió: yo, el H ijo del hom­
nombre tan digno de cristiano; bre. Porque tal es la regla de ¡a
ya has llenado con la predicación profesión de fe, que se .le reco­
de las leyes evangélicas el Pon­ nozca &1 mismo tiempo por H ijo
de Dios y por H ijo del hombre, yo te digo que tú eres Pedro y
ya que el uno sin el otro no nos sobre esta piedra edificaré mi
hubiera proporcionado ninguna Iglesia.
esperanza de salvación. Por eso. S i la Lección IX de algún Oficio
conmemorado no se ha de decir, se d i­
cuando los discípulos hubieron vide la Lección V I I I en dos, la pri
expresado las diversas opiniones mera de las cuales se termina en el
signo 11.
de los hombres, preguntóles qué
pensaban ellos mismos acerca de
Lección VIII/
él. Pedro respondió: “ T ú eres el
Cristo, el H ijo de Dios vivo ” . T a confesión de Pedro obtuvo
Ahora bien, Pedro había reflexio­ una recompensa absoluta­
nado sobre el alcance de la pre­ mente justa, porque en el hom­
gunta formulada. Porque el Se­ bre había visto al H ijo de Dios.
ñor había dicho: “ ¿Quién dicen Bienaventurado Apóstol, que fué
los hombres que es ¿1 H ijo del alabado por haber puesto la mi­
hombre?” Y ciertamente, la vis­ rada y visto más allá de lo que
ta de su cuerpo atraía la aten­ es humano, percibiendo, no sola­
ción sobre esta idea: “ El H ijo del mente un cuerpo formado de
hombre” . Pero al añadir: “ ¿Quién carne y de sangre, sino contem­
dicen que soy yo ?” daba a en­ plando al H ijo de Dios por la re­
tender que, además de lo que en velación del Padre Celestial; y así
él se veía, algo hab'ía que era este Apóstol fué juzgado digno de
preciso creer. Era ciertamente el reconocer el primero de todos lo
H ijo del hombre. ¿Qué juicio de­ que hay de Dios en el Cristo.
seaba que se formulase sobre lo ¡Oh dichoso Pedro, que, bajo es­
que preguntaba? Nc hemos de te nuevo nombre, eres el funda­
creer que se proponía que se re­ mento de la Iglesia! ¡Oh piedra
conociese en él lo que él mismo digna de ocupar un sitio en la
acababa de afirmar, sino que construcción de esta Iglesia que
preguntaba sobre algo oculto que deroga las leyes del infierno, que­
debía ser también objeto de la brantando las puertas del tártaro
fe de los fieles. y las barreras de la muerte! ¡Oh
1$. ¿Quién dicen ios hombres bienaventurado portero d,el cielo,
que es el H ijo del hombre?, pre­ a cuya discreción han sido confia­
guntó a sus discípulos. Y Pedro das las llaves de las puertas eter­
respondió, diciendo: Vos soÍ3 nas, y cuyos juicios sobre la tie­
Cristo, el H ijo de Dios vivo. * rra tienen una autoridad previa­
Y yo te digo que tú eres Pedro mente reconocida en el cielo, de
y sobre esta piedra edificaré mi manera que lo que es atado en
I g l e s i a , y . Bienaventurado la tierra lo es igualmente en el
eres, Simón, hijo de Juan, porque cielo por virtud de la misma sen­
estas cosas no te las ha revelado tencia!
la carne ni la sangre, sino mi ty. El Señor te ha elegido
Padre que está en los cielos. Y para sacerdote, para que le sa-
orifiques * Una hostia de ala­ LAUDES
banza. y . Inmola a Dios un sa-
orificio de alabanza y cumple tus Himno
promesas al Altísimo. Una hos­ Pastor, Pedro,
D ie n a v e n tu r a d o
tia de alabanza. Gloria al Padre. recibe clemente las preces d-<
Una hostia de alabanza. los que te ruegan; rompe con tu
palabra h s ataduras de los pe­
D e san ta P r is c a , V ir g e n y
cados, tú a quien fué dado el
M á r t ir
poder de abrir y cerrar el cielo
Lección IX a los mortales.
Sea dada sempiterna gloria, ho­
D r is c a ,noble virgen romana, nor, poder y alabanza a la T ri­
fué acusada como cristiana, nidad, la cual con su unidad
a la edad de trece años, bajo el lo gobierna todo, por siglos sem­
emperador Claudio, y conducida piternos. Amén.
por orden suya al templo de Apo­ y . Ensalcen su gloria en la
lo para que sacrificara a los ído­ congregación del puebla R . Y
los. Mas, detestando ella seme­ alábenle en el consistorio de los
jante impiedad, fué repetidamen­ ancianos.
te abofeteada y encerrada luego Ant. ¿el Bened. — Cuanto *
en la cárcel. Sacáronla de allí, atares sobre la tierra, será ata­
mas como perseverara en la fe, do en el cielo; y cuanto desata­
azotáronla cruelmente con vara?, res sobre la tierra, será desatado
frotaron su cuerpo con grasa hir- en los cielos dijo el Señor a Si­
viente y la encerraron de nuevo. món Pedro.
Pasados tres días la llevaron ai
anfiteatro y la arrojaron a un Oración
león, el cual, olvidado de su fe­
rocidad, se postró humildemente Dios, que habiendo entre­
a sus pies. Luego la privaron de gado las llaves del reino de
alimento durante tres días en e los cielos a vuestro bienaventura­
calabozo, la suspendieron del ca­ do Apóstol Pedro, le concedisteis
ballete, la martirizaron con uñas la autoridad pontifical de ligar
de hierro y la arrojaron a una y desligar: concedednos que, ayu­
pira, de la que salió ilesa mila­ dados por su intercesión, nos li­
grosamente. Por último, habien­ bremos de la esclavitud de nues­
do sido decapitada en las afueras tros pecados. Vos que vivís...
de la ciudad, juntó de esta suer­ Conmemoración de ?an Pablo, como
en las I V ísperas, pá¡f. 962.
te a la palma de la virginidad la D espués se hace Conmemoración de
corona del martirio. Su cuerpo fué santa F risca , V irgen y M ártir:
sepultado por los cristianos en la A nt.— El reino de los cielos es
vía Ostiense, a diez millas de semejante a un mercader que
Roma, el día dieciocho de Enero. trata en perlas finas. Y viniéndo-
T e Deum , pág. 10. I le a las manos una de gran va-
Jor, vende todo cuanto tiene y tercesión de vuestros Santos, que
la compra. nos regocijemos en su anual so­
Y - Derramada está la gracia ta vida, y alcanzar los medios
en tus labios. 1^. Por esto, Dios de conseguir la eterna. Por nues­
te ha bendecido para siempre. tro Señor.
Conmemoración de san Canuto, Rey
Oración y M ártir:
Ant.— Este santo luchó hasta
f)s rogam os, oh Dios omnipo­ la muerte por la ley de su Dios,
tente, que cuantos celebra­ y no temió las palabras de los
mos el natalicio de la bienaven­ impíos, ya que estaba apoyado
turada Prisca, Virgen y Mártir, sobre la piedra firme.
nos regocijemos en su anual so­ y . Le coronasteis, Señ r, de
lemnidad, y, nos aprovechemos gloria y honor. IJ. Y le consti­
9
del ejemplo de una fe tan gran­
tuisteis sobre las obras de vues­
de. Por nuestro Señor.
tras manos.
I! VISPERAS Oración
El Himno de las I V ísperas, pági­
na 962. O Dios, que para ilustrar a
Y . El Señor te ha e’ .'gido su vuestra Iglesia os dignasteis
sacerdote. R . Para que le ofrez­ honrar al bienaventurado rey C a ­
cas uu sacrificio de alabanza. nuto con la palma del martirio y
Ant. del Magnif. — Mientras con gloriosos milagros; conceded­
fué Sumo Pontífice, * no temió nos propicio, que así como él fué
las potestades de la tierrci, y glo­ imitador de la pasión del Señor,
rioso partió para los reinos c e ­ así también nosotros, siguiendo
lestiales. sus huellas, merezcamos llegar a
Se hace Conm emoración de san Pa- los goces eternos. Por nuestro
Mo, como en las I V ísp era s, pág. 962;
luego del Oficio siguiente y de san C a ­
Señor
nuto, Rey y M ártir.
Lección III
Día 19 de Enero
^/^ario , nacido en Persia, de
Stos. Mario, Marta, Audi- noble linaje, se trasladó a
faz v Abaco Roma con su esposa M arta igual­
Mártires mente noble, y sus dos hijos
Sim ple Audifaz y Abaco, en tiempo del
emperador Claudio, con el fin de
En V ísperas y Laudes la A n t. y el
T. de Común de varios M ár'.lres, p » venerar los sepulcros de los M ár­
gina 769. tires. En aquella ciudad ayuda­
Oración ban a los cristianos encarcelados,
los sustentaban con sus bienes,
A Hended, Señor, a vuestro pue- los servían, y sepultaban los
■ blo que os suplica por la in ­ cuerpos de los Santos, Por esta
causa, todos fueron detenidos; Día 20 de Enero
mas como ni las amenazas de los
impíos ni el temor consiguieran Sanios Fabián, Papa
conmoverlos ni lograr que sacri­ y Sebastián
ficaran a los ídolos, les atormen­ IViártires
taron primeramente con varas, Doble
después fueron arrastrados con
Todo se toma del Común de varios
cuerdas, quemados con planchas M ártires, pág. 7'¿8, menos lo que sigue.
candentes y destrozados con uñas
de hierro. Por último, con las Oración
manos cortadas y atadas al cue­
O mnipotente Dios, mirad con
llo, fueron conducidos por las
ojos propicios nuestra fla­
calles de la ciudad y martirizados
queza; y ya que nos agobia el
a trece millas de Roma, en la
peso de nuestras acciones, haced
vía Cornelia, en un lugar llama­
que nos proteja la gloriosa inter­
do Ninfa. Primeramente fué mar­
cesión de vuestros bienaventura­
tirizada M arta, la cual había ex­
dos Mártires Fabián y Sebastián.
hortado con gran vehemencia a
Por nuestro Señor.
su esposo e hijos a ser constan­
tes en sufrir el martirio por la II NOCTURNO

fe de Jesucristo. Luego fueron Lección IV


decapitados los demás en el m is­
mo lugar, después de lo cual natural de Roma,
a b iá n ,

sus cuerpos fueron arrojados a* gobernó la Iglesia desde


fuego. Pero Felicidad, noble ma­ Maximiano hasta Decio.
trona romana, procuró recoger Dividió las siete regiones de Ro­
aquellos cuerpos medio quema­ ma entre siete diáconos, para que
dos y Ies dió sepultura en su cuidasen de los pobres. Creó
propiedad. otros tantos subdiáconos, encar­
Te D eum , pág. 10. gados de reuair las actas de les
Mártires que escribían siete no­
LAUDES tarios. El mismo estableció que
cada año, en el Jueves Santo, se
Conm em oración de san Canuto, Rey renovara el Crisma después de
y M á rtir:
quemar el antiguo. Finalmente,
A n t.— El que aborrece a su
el día veinte de Enero, durante la
alma en este mundo, la guarda
persecución de Decio, fué coro­
para la vida eterna.
nado con el nartirio, y sepultado
y . El justo florecerá como
en el cementerio de Calixto, en
la palma. la vía Apia, habiendo regido la
IJ. Se elevará como el ce­
Iglesia quince años y cuatro días.
dro del Líbano.
Llevó a cabo cinco ordenaciones
L a O ración O h Dios, de las I V ís ­
en el mes de Diciembre, en la?
peras.
L a s V ísp era s, del Oficio siguiente. cuales creó veintidós presbíteros,
siete diáconos y once obispos pultura, pero hallándole aún vi­
para diversos lugares vo, le curó en su casa. Poco des­
pués, Sebastián, que había reco­
Lección V brado la salud, salió al encuen­
tro de Diodeciano, y le echó en
C e b a s t iá n , nacido de padre cara valerosamente su impiedad.
narbonés y madre milanesa, Al verle, el emperador^ quedó
por su ilustre linaje y por su va­ asombrado, pues le creía muerto,
lor fué muy apreciado de Dio- y ardiendo en cólera, tantov por
deciano. Siendo capitán de la la novedad del suceso, como por
primera cohorte, ayudaba a los la dura reprensión de Sebastián,
cristianos, cuya fe profesaba ordenó que le apalearan hasta
ocultamente, con sus servicios y que muriese. Su cuerpo fué arro­
sus bienes. A los que parecían te­ jado a una cloaca; pero Lucina,
mer la violencia de los tormen­ avisada en sueños por Sebastián
tos, les esforzaba de tal suerte del sitio en que se hallaba, y del
con sus exhortaciones, que mu­ lugar en que quería ser colocado,
chos se entregaron espontánea­ le sepultó en las- catacumbas, en
mente a los verdugos por Jesu­ las que con el nombre de san
cristo. De este número fueron Sebastián fué edificada una igle­
los hermanos Marco y Marcelin- sia muy célebre y muy venerada.
iio, que se hallaban en Roma, co­ En el I I I Nocturno, se lee la Homi­
mo prisioneros en casa de Nicos- lía sobre el Evangelio: Descendiendo
Jesús, del Común de varios Mártires
trato, cuya mujer Zoé había re­ en e! segundo lugar, pág. 777.
cuperado la palabra gracias a la Las Vísperas del Oficio siguiente,
desde la Capitula, con Conmemoración
oración de Sebastián. Habiendo del precedente.
sido estos hechos delatados a
Diodeciano, el emperador llamó
a Sebastián, y después de haberle D ía 21 de Enero
reprendido con vehemencia, se es­
forzó, con toda suerte de artifi­ Santa Inés
cios, en apartarle de la fe cristia­ Virgen y Mártir
Doble
na. Pero viendo que nada conse­
guía, ni con promesas ni con En donde las I Vísperas deban re­
zarse íntegras, se toman las Antífonas
amenazas, ordenó que le sujeta­ y Capitula de Laudes, pág. 974.
sen a un palo y le atravesaran Los Salmos son los de I, Vísperas de
Apóstoles, pág. 73S. El Himno, de las
con saetas.
I Vísperas del Común de Vírgenes, pá­
gina 820.

Lección VI - Ant. del Magnif. — La "bien­


aventurada Inés, * en medio de
^ reyentx) todos que había las llamas oraba con las manos
ya muerto, una piadosa m u ­ extendidas, diciendo: Oh todopo­
jer llamada Irene nizo retirar su deroso, adorable, digno de honor,
cuerpo de noche, para darle se­ Padre a quien debemos temer, os
doy gracias porque, por vuestro turados Mártires Fabián y Se­
H ijo santísimo, he escapado a bastián. Por nuestro Señor.
las amenazas de un tirano sacri­ Las Complejas de Feria.
lego, y porque mis pasos se han
mantenido puros de toda man­ MAITINES
cha carnal. He ahí que vengo a El Invitatorio del Común de V írge­
Vos, a quien he amado, a quien nes. El himno de una Virgen Mártir,
he buscado, a quien siempre he pág. 821.
deseado. I NOCTURNO

Ant. 1. Apártate de mí, *


Oración pábulo mortífero, porque he sido
ya prevenida por otro amante.
/^ \m
n ip o t e n t e y eterno Dios,
Salmo 1, pág. 47.
que elegís l o q u e hay de
2. El ha adornado * mi dies­
más débil en el mundo para con­
tra y mi cuello con piedras pre­
fundir a los fuertes: conceded­
ciosas, ha puesto en mis orejas
nos propicio que cuantos celebra­
perlas de inapreciable valor.
mos la solemnidad de la bien­
Salmo 2, pág. 47.
aventurada Inés, vuestra Virgen
y M ártir, experimentemos delan­ 3. El ha puesto una señal *
te de Vos su patrocinio. Por en mi rostro, para que fuera de
él no ad ir:ta otro amante.
nuestro Señor.
Salmo 3, p 'g . 48.
Conmemoración del Oficio precedente:
y . Con esta tu gallardía y
A nt.— Las almas de los San­
hermosura. R . Camina, avanza
tos que siguieron las huellas de
prósperamente y reina.
Cristo, se alegran en el cielo; y
Las Lecciones, Te glorificaré, del Co­
porque por su amor derramaron mún de Vírgenes, en el segundo lugar,
su sangre, por eso se gozan sin pág. 829, con los Responsorios siguien­
fin con Cristo. tes:

y . Los Santos se regocija­ R . I. Celebremos la fiesta de


rán en la gloria. . Se alegra­una Virgen muy santa, y recor­
rán en sus moradas. demos de qué modo padeció la
bienaventurada Inés; a los trece
Oración años de sn edad perdió la muer­
te1, y halló la vida: * Porque
("O mnipotente Dios, mirad con solamente amó al Autor de la
ojos propicios nuestra fla­ vida. y . Niña por los años, e n
queza; y ya que nos agobia el muy anciana por la madurez de
peso de nuestras acciones, haced su juicio. Porque.
que nos proteja la gloriosa in­ R . II. El ha rodeado mi
tercesión de vuestros bienaven­ diestra y mi cuello de piedras

1. Para los justos, como dice san Gregorio, la vida presente debe más bien
tenerse por una muerte. .
preciosas, ha puesto en mis ore­ D el l ib r o de sa n A m b r o s io ,

jas perlas de inapreciable valor. O b is p o : de las V ír g e n e s

* Y me ha adornado con piedras Libro T, después del principio


preciosas muy resplandecientes.
y . Ha puesto una señal sobre Lección IV
mi rostro para que no admita
fuera de él otro amante. Y me hoy el naci­
elebram os

ha adornado. miento en el cielo de una


R . III. Y o amo a Cristo; Virgen; admiremos li
seré la esposa de aquel cuya M a­ pureza. Es la fiesta de uña M ár.
dre es Virgen, cuyo Padre lo ha tir; inmolemos víctimas. Es la
engendrado sin concurso de mu­ fiesta de santa Inés; llénense de
jer y que ha hecho resonar en admiración los hombres, y no se
mis oídos acordes armoniosos. arredren los niños; asómbrense
* Cuando le amare, seré casta; las esposas, imítenla las vírge­
cuando le tocare, seré pura; nes. Mas ¿qué podremos decir
cuando le recibiere, seré virgen. nosotros que sea digno de aque­
y . Me ha dado el anillo como lla cuyo nombre mismo entraña
prenda de su fe, y me ha ador­ ya un elogio?1. Su devoción era
nado con ricos collares. Cuando. superior a su edad; su virtud re­
Gloria al Padre. Cuando. basaba la naturaleza, de tal mo­
do que su nombre me parece qu 2
no le viene de una elección hu­
II NOCTURNO
mana, sino de una predicción d¿
Ant. 1. El Señor me ha cu­ su condición de mártir, de un
bierto * con un vestido tejido en anuncio de lo que había de ser
oro, y me ha adornado con mag­ ella. El nombre de esta Virgen
níficos collares. indica pureza. La llamaré M ár­
Salmo 4, pág. 77. tir, y quedará suficientemente
hecho su elogio. La alabanza tie­
2. Miel y leche * he recibido
de sus labios, y su sangre adorna ne una verdadera grandeza cuan*
co uno es objeto de ella sin bus­
mis mejillas.
Salmo 5, pág. 90.
carla. Nadie es tan digno de elo­
gios como el que puede ser ala­
3. A él sólo guardo la fe, * bado de todos. Esta M ártir tiene
a él solo me abandono completa­ tantos heraldos que la alaban co­
mente. . mo personas pronuncian su nom­
Salmo 8, pág. 49.
bre.
y . Dios la protegerá con' su I£. El Señor me ha revestido
faz. I£. En medio de J la está del ropaje de la salud, y me ha
Dios, no será confundida. -ubierto con el manto de alegría:

1. A lú d íse aquí a la etimología de la palabra In és, en latín Agites; pueds


derivarse del latín ag n ut— cordero, o del griego a g n o t = pura.
* Y como a esposa me ha ador­ victoria; apenas püede combatir,
nado con una corona, y . Ha y ya es capaz de conquistar la
puesto en mis orejas perlas de corona; tenía en contra suya el
inapreciable valor, y me ha cu­ prejuicio de su edad, pero prac­
bierto de joyas brillantes y res* tica la virtud propia de los m aes­
plandecientes. Y como a esposa tros. |
me ha adornado con una corona. 1£. He recibido de sus labios
miel y leche, * Y su sangre ha
Lección V hermoseado mis mejillas, y . Me
ha mostrado tesoros incompara­
R e f i é r e s e que tenía trece años bles, prometiéndome que me los
cuando padeció el martirio. daría. Y su sangre.
La crueldad del tirano fué tanto
más detestable cuanto no per­ Lección VI
donó una edad tan tierna. Pero
notemos ante todas cosas el gran J\Jo iría el esposo a las bodas
poder de la fe que halla testigos con tanto apresuramiento
de tal edad. ¿Había acaso sitio como ponía esta santa Virgen en
en tan pequeño cuerpo para tan­ dirigirse con paso ligero al lugar
tas heridas? M as donde no había del suplicio, gozosa de su proxi­
sitio para recibir el hierro, lo h a ­ midad. Todos lloraban, todos
bía para vencer al hierro. M ués­ menos ella. La mayor parte ad­
trase intrépida en las ensan­ miraban la gran , facilidad con
grentadas manos de los verdu­ que, pródiga de una vida que
gos; no se conmueve cuando oye aun no había gozado, la daba co­
arrastrar con estrépito pesadas mo si la hubiese ya agotado. T o ­
cadenas, ofrece todo su cuerpo dos estaban asombrados de que se
a la espada del soldado furioso; mostrase testigo de la divinidad
ignora todavía lo que es la muer­ en una edad en que no podía aún
te, pero está dispuesta, si es lle­ disponer de sí misma. ¡Cuántas
vada contra su voluntad a los al­ amenazas no emplea el tirano
tares de los ídolos, a tender las sanguinario para intimidarla!
manos hacia Jesucristo, desde el ¡ Cuántos halagos para persuadir­
fondo de las llamas, y a formar, la! ¡Cuántos hombres la desea­
aun sobre el brasero sacrilego, ban por esposa! Mas ella con­
e¿>e signo que es ti triunfo del testaba: “ La esposa injuria al es­
Señor victorioso. Introduce al poso si desea agradar a otros.
cuello y las manos en las argo­ Unicamente me poseerá el que
llas de hierro que le presentan, primero me eligió. ¿Por qué ta r­
pero ninguna puede ceñir miem­ das tanto, verdugo? Perezca este
bros tan pequeños. ¡Nuevo géne­ cuerpo que pueden amar ojos a
ro de martirio! Esta Virgen no los cuales no quiero complacer” .
e s . todavía apta para el suplicio, Llega, ora, inclina la cabeza. Hu­
pero ya está madura para la bierais visto temblar al verdugo
lleno de miedo, como si él fuese Aquel a quien los Angeles sirven,
el condenado a muerte; tiembla cuya hermosura admiran el sol
su mano, palidece por el peligro y la luna: * A él solo guardo fe,
ajeno, en tanto que una joven- a él solo me entrego con toda
cita mira sin temor su propio pe­ devoción, y . Ha rodeado mi
ligro. He aquí, pues, en una sola diestra y mi cuello con piedras
víctima dos martirios, el de la preciosas, ha puesto en mis ore­
pureza y el de la religión. Inés jas perlas de inapreciable valor.
permanece virgen y obtiene el Iy. V III. Y o te bendigo, oh
martirio. todopoderoso y digno de ser ado­
I£. Y a su cuerpo (mediante rado, venerado y temido, * Por­
el alimento celestial) se ha uni­ que mediante tu H ijo unigénito
do con el mío, y su sangre ha he escapado a las amenazas de
hermoseado mis mejillas: * Aquel los hombres impíos, y he pasa­
cuya Madre es Virgen, cuyo Pa­ do inmaculada por las inmundi­
dre lo ha engendrado sin concur­ cias del diablo, y . T e glorifico
so de mujer, y . Con aquél estoy- con mis labios, con el corazón, y
desposada, al cual los Angeles deseo poseerte con toda mi alma.
sirven, cuya hermosura admiran Porque, Gloria al Padre. Por­
el sol y la luna. Aquel. Gloria al que.
Padre. Aquel.
LAUDES
III NOCTURNO

Ant. 1. A aquel solo * guardo Ant. 1. Llevada Inés a una


fe, cuya hermosura admiran el casa de perversión, encontró allí
sol y la luna. al Angel del Señor, dispuesto i
Salmo 14, pág. 82. defenderla.
2. Cristo me ha rodeado * Salmos de Dominica, pág. 55.

con perlas preciosas, brillantes / 2. Conmigo tengo * el Angel


resplandecientes. del Señor, como custodio de mi
Salmo 44, pág. '34.
cuerpo.
3. Con aquél estoy desposa-
3. M i Señor Jesucristo * con
dada, * al cual los Angeles sir­
su anillo se desposó conmigo, y
ven, cuya hermosura admiran el
como verdadera esposa me ador­
sol y la luna.
nó con una corona.
Salmo 43, pág. ’ 35.
_ 4. Os bendigo, * Padre de mi
y . El Señor la eligió sobre Señor Jesucristo, porque el fue­
todas las demás. I£. Y la hizo go que ardía en tom o mío ha
habitar en su tabernáculo. sido apagado por vuestro H ijo.
La Hom ilia es sobre el E vangelio:
E l reino de los cielos, del Común de 5. Alegraos conmigoi * y feli­
Vírgenes, en el primer lu gar, pág. 826, citadme, puesto que con esos tor­
con los Responsorios siguientes:
mentos he adquirido un tro n j
VII. Estoy desposada cor. resplandeciente.
Capitula Eccli., 51. 1-3 auxiliador y mi protector, y has
librado mi cuerpo de la perdición.
i^JJe glorificaré, oh Señor y
vk\ ^ ey * a alabaré, oh SEXTA
Dios Salvador mío: gra­
cias tributaré a tu nombre, por­ Capitula Eccli., 51, 4-5
que tú has lido mi auxiliador y
D o r tu gran misericordia, de la
mi protector, y has librado mi
cual tomas nombre, me has
cuerpo de la perdición.
librado de los que ya rugían
Himno: Oh Jesús, corona de las Vír­
genes, pág. 827. prontos a devorarme; de las ma­
y . Derramada está la gracia nos de aquellos que buscaban có­
en tus labios. 1^. Por esto Dios mo quitarme la vida, y de las
te ha bendecido para siempre. muchas tribulaciones que me
Ant. del Bened. — He ahí que cercaron.
ya veo * al que deseé; ya poseo
al que esperaba; con aquél estoy NONA
unida en los cielos, al que amé
Capitula Eccli., 51, 8 y 12
en la tierra con toda devoción.
A A i alma alabará al Señor hasta
Oración la muerte, porque salvas a
^ O mnipotente y eterno Dios, los que en ti esperan, y los libras
que elegís lo que hay de más de las naciones enemigas, Señor
débil en el mundo para confundir Dios nuestro.
a los fuertes: concedednos pro­
picio, que cuantos celebramos la II VISPERAS
solemnidad de Ja bienaventura­ Las Antífonas y la Capitula de Lau
da Inés, vuestra Virgen y M ár­ des, pág. 974; los Salmos de Dominica,
pág. 73, pero en lugar del último se
tir, experimentemos delante de dice el Salmo 147, pág. 196. Himno:
Vos su patrocinio. Por nuestro. Oh Jesús, corona de las Vírgenes, pá­
T.as Antífonas y Salmos de las Ho­ gina 827.
ras son de la Feria; en Prima, se dice
como Lección breve la Capitula de y. Oerramada está la gracia
Nona.
Donde esta Fiesta se celebre con rito
en tus labios. 3. Con esto Dios
Doble de I o I I clase, las Antífonas son te ha bendecido para siempre.
de Laudes, y los Salmos de la Domini­ Ant. del Magnif. — La bien­
ca, como en las Fiestas.
aventurada Inés, de pie, * en me­
dio de las llamas, con las manos
TERCIA
extendidas, rogaba al Señor di­
Capitula Eccli., 51, 1-3 ciendo: Os bendigo, y glorifico
para siempre, oh Vos que sois
rJPe glorificaré, oh Señor y R ey; omnipotente, y digno de ser ado­
a ti alabaré, oh Dios Salva­ rado, venerado y temido.
dor mío: gracias tributaré a til
Conmemoración del Oficio siguiente.
nombre, porque tú has sido mi Las Completas de la Feria. .
Día 22 de Enero ron sobre unas parrillas pues­
tas sobre brasas ardientes, le
Santos Vicente y Anastasio despedazaron con uñas de hierro
M ártires y le quemaron con planchas can­
Semidoble dentes. Por último fué conducido
Todo se toma del Común de varios
de nuevo a la cárcel sembrada
Mártires, pág. 768, menos lo que sigue: de fragmentos de tiestos, a fin de
que su cuerpo, desnudo y fati­
Oración gado por el sueño, fuese ator­
A t e n d e d , Señor, a nuestras sú­ mentado por los agudos tiestos
plicas; a fin de que al re­ sobre los cuales yacería.
conocernos culpables por nuestra
maldad, nos veamos libres por la Lección V
intercesión de vuestros bienaven­
turados Mártires Vicente y Anas­ \ A a s , hallándose encerrado en
tasio. Por nuestro Señor. su tenebroso calabozo, apa­
reció de súbito un clarísimo res­
II NOCTURNO
plandor que iluminó toda la pri­
Lección IV sión. Aquella luz causó gran
admiración a todos los presentes,
í c e n t e , natural de Hues­ y el suceso fué referido por el
ca, de la España citerior, guardián de la cárcel a D acia­
dedicóse desde su prime­ no. Este mandó que sacaran de
ra edad a los estudios, siendo allí a Vicente y que le colocarati
instruido en las sagradas letra^ sobre un blando colchón; no pu­
por Valerio, obispo de Zaragoza diéndole reducir por medio de los
Este prelado le confió el cargo tormentos, intentó rendirle con
de predicar el Evangelio, ya que halagos. M as, el invencible áni­
él mismo, a causa de un defecto mo de Vicente, fortificado con la
de pronunciación, no podía dedi­ fe y la esperanza en Jesucristo,
carse a aquel ministerio; esto fué todo lo venció, y habiendo triun­
delatado a Daciano, a quien los fado del fuego, del hierro y de
emperadores Diocleciano y M a­ la crueldad de los verdugos, voló
ximiano habían establecido p re­ victorioso al cielo a recibir la
fecto de la provincia. Vicente fué corona del martirio el día veinti­
hecho prisionero en Zaragoza, y dós de Enero. Habiendo sido su
conducido a Daciano, residente en cuerpo arrojado sin darle sepul­
Valencia. En esta ciudad, y en tura, un cuervo le defendió ma­
presencia d<^ muchos testimonios, ravillosamente con el pico, cor
fué azotado y atormentado en el las uñas y con las alas, contra
potro; mas ni la violencia de I 03 un lobo y las aves de rapiña. Al
tormentos ni la dulzura -de las saberlo Daciano, mandó que el
palabras pudieron apartarle de su cuerpo del mártir fuese echado
propósito. Entonces le extendie­ en alta mar; pero también de
aquel lugar fué llevado milagro­ de la penitencia, y le condujis­
samente a la orilla y los cristia­ teis maravillosamente sobre las
nos cuidaron de darle sepultura. olas del mar; concedednos, que
por su intercesión hagamos dif-
Lección VI nos frutos de penitencia, y qu¿
podamos llegar al puerto de la
A n a s t a s i o , monje persa, ha­ eterna salvación. Por nuestro Se­
biendo visitado los santos ñor.
lugares de Jerusalén. durante el Conmemoración Jel Oficio precedente:
reinado del emperador Heraclio, A n t .— Las almas de los San­
sufrió con constancia en Cesárea tos que siguieron las huellas de
de Palestina las cadenas y los Cristo, se alegran en el cielo; y
azotes por la religión de Jesucris­ porque por su amor derramaron
to. Después fué atormentado por su sangre, por eso se gozan sin
el mismo motivo por los Persas, fin con Cristo.
y por último, fué decapitado por y . Los Sántos se regocija­
orden del rey Cosroas, juntamen­ rán en la gloria. 1^. Se alegra­
te con otros setenta cristianos. rán en sus moradas.
Sus reliquias, guardadas primero L a O ración : A tended, Señor, pági­
en Jerusalén, en el monasterio en na 976.
Después, Conmemoración de santa
que había profesado la vida mo­ Em erenciana, V irg e n y M ártir:
nástica, fueron trasladadas des­ A n t . — Ven, Esposa de Cristo,
pués a Roma, y colocadas en el recibe la corona que te ha prepa­
monasterio a d A g u a s S a l v i a s . rado el Señor para siempre.
T e D eum , pág. 10. y . Con esa tu gallardía y
i E n el I I I N octurno se lee la H om i­
lía sobre el E va n gelio: Cuando oyereis, hermosura. 1^. Camina, avanza
del Com ún de varios M ártires en el prósperamente, y reina.
prim er lu ga r, pág. 773. Las V ísp eras
son del sigu ien te desde la Capitula, con
Conm em oración del precedente y de Oración
Sta. E m erenciana, V irg e n y M ártir.
Señor, que nos
/"O t o r g a d n o s ,
obtenga el perdón la bien­
Día 23 de Enero
aventurada Emerenciana, Virgen
y Mártir, la cual siempre os fué
San Raimundo de Peñafort
agradable, así por el mérito de
1 Confesor
su castidad como por la prác­
Sem idoble (L . k.)
tica de las virtudes que se fun­
Todo se toma del Común de un Con ­ dan en Vos. ?or nuestro Señor
fesor no Pon tífice, pág. 80S, menos lo
que sigu e:
II NOCTURNO
Oración
bienaventurado Raimun­
L
(^) h Dios, que elegisteis al bien­ do, nacido en Barcelona,
aventurado Raimundo para de la noble" familia de
ministro insigne del sacramento Peñafort, fué ‘instruido desde su
/. B rev. 71
. .
niñez en los rudimentos de la re­ favor de los cautivos esclavos de
ligión cristiana y mostró ya des­ los infieles. Siguiendo su conse­
de entonces una excelente índole jo, san Pedro Nolasco, de quien
de alma y cuerpo, por lo cual era confesor, consagró sus bienes
hizo concebir grandes esperanzas. a esta empresa caritativa; y la
Después de haber aprendido las bienaventurada Virgen María,
humanidades en su juventud y apareciéndose a Pedro, así como
en su misma patriarse dirigió a a san Ramón y a Jaime I, rey
Bolonia, donde se dedicó a la de Aragón, les dijo que sería muy
práctica de la piedad y estudió agradable a ella y a su Hijo que
con gran interés el derecho ca­ instituyeran en honor suyo una
nónico y civil; una vez consegui­ Orden religiosa que procurara li­
do el título de doctor, explicó allí brar a los cautivos de la tiranía
mismo los sagrados cánones con de los infieles. Por esto, después
g e n e r a l admiración. Habiendo de haberlo tratado entre sí, fun­
crecido la fama de sus virtudes, daron la Orden de Nuestra Se­
Berenguer. obispo . de Barcelona, ñora de la Merced de la reden­
al volver de Roma a su iglesia, ción de cautivos. El bienaventu­
se dirigió a Bolonia para verle, y rado Raimundo le dió ciertas re­
por último, después de muchos glas de vida, muy acomodadas al
ruegos, consiguió que volviera con modo de ser de la Orden, cuya
él a su patria. Luego fué distin­ aprobación consiguió algunos años
guido en la misma iglesia con una después del papa Gregorio IX .
canonjía y con la dignidad de ar­ Este Sumo Pontífice creó ge­
cediano, resplandeciendo delante neral de la Orden al menciona­
de todo el clero y e pueblo por do san Pedro, a quien impuso el
su integridad, modestia^doctrina hábito con sus propias manos.
y suavidad de costumbres. Tra­
bajó con todas sus fuerzas para Lección VI
el aumento del culto y honor de­
bidos a la Virgen Madre de Dios, I^ lamado Raimundo a Roma por
a la cual veneraba con singular el mismo papa Gregorio, y
afecto de piedad. honrado con el cargo de capellán
penitenciario y confesor suyo, re­
Lección V unió, por orden del mismo Pa­
pa, en un volumen, con el título
hecho solemne profe­
J - J a b ie n d o de Decretales, los decretos de
sión religiosa en la Orden los romanos Pontífices esparcí-'
de Predicadores a la edad de cua­ dos en las Actas de los concilios
renta y cinco años, como novel y en diversas epístolas. Rehusó
soldado, se ejercitó en todo gé­ constantemente el arzobispado de
nero de virtudes, pero principal­ Tarragona que el mismo Grego­
mente en la caridad para con los rio IX le había ofrecido, y vo­
pobres, y de un modo especial ec luntariamente renunció al cargo
de general de toda la Orden por Cristo con ánimo esforzado,
Predicadores, que por espacio de entregando su alma a Dios, jun­
dos años había ejercido santa­ to al sepulcro de santa Inés.
mente. A él fué debido que el T e Deum, pág. 10.
En Laudes Conmemoración de santa
rey de Aragón Jaime instituyera Emerenciana, V irgen y M ártir:
en sus reinos el tribunal de la A n t .— El reino de los cielos es
Inquisición. Obró muchos mila­ semejante a un mercader que
gros, entre los cuales brilla el trata en perlas finas. Y vinién­
que hizo- cuando, habiendo de dole a las manos una de gran va­
regresar de las islas Baleares a lor, vende todo cuanto tiene y
Barcelona, extendió s o b r e las la compra.
aguas su manto, recorriendo cien­ y . Derramada está la gra­
to sesenta millas en seis horas, cia en tus labios. IJ. Por esto,
después de lo cual entró en s j Dios te ha bendecido para siem­
convento con las puertas cerra­ pre.
das. Finalmente, teniendo ya cer­
ca de cien años, lleno de virtu­ O ració n
des y méritos, descansó en el
Señor, en el año de gracia mil O torgadnos, Señor, que tnos
doscientos setenta y cinco. El obtenga el perdón la bien­
papa Clemente V III le incluyó aventurada Emerenciana, Virgen
en el número de los Santos. y Mártir, la cual siempre os fué
E n el I I I N octurno se dice la H o­ agradable, así por el mérito de
m ilía sobre el E vangelio Ceñid vues­ su castidad como por la prát-
tras cinturas, del Común de un Con­
fesor no Pontífice en el primer lugar, tica de I-s virtudes que se fun­
pág. 808. dan en Vos. Por nuestro Señor.
Las V ísperas, del Oficio siguiente,
D e s a n ta E m e r e n c ia n a , V ir g e n con Conmemoración del precedente.

y M á r tir

Día 24 de Enero
Lección IX

virgen ro­
m e r e n c ia n a , San Timoteo
mana, hermana de leche Obispo y Mártir
de la bienaventurada Inés, Doble

era aún catecúmena, pero la ani­ Todo se toma del Común de un


maba un espíritu de ardiente fe y M ártir, pág. 755. menos lo que sigue:

caridad. Mientras estaba acusan­ Oración


do con vehemencia a los adora­
dores de los ídolos porque per­ Q Dios, mirad con
m n ip o t e n t e

seguían a los cristianos, fué ape­ ojos propicios nuestra fla­


dreada por una multitud amoti­ queza, y ya que nos agobia el
nada. Orando en medio de sus peso de nuestras acciones, ha­
tormentos, recibió el bautismo de ced que nos proteja la gloriosa
su propia sangre, que derramó intercesión del bienaventurado
Timoteo, vuestro Mártir y Pon­ denado obispo por el Apóstol, a
tífice. Por nuestro Señor. fin de que gobernara aquella igle­
Conmemoración del O ficio precedente: sia.
A n t .— Este varón, desprecian­
do al mundo, y lo terreno, con Lección V
su triunfo, depositó en «_1 cielo
las riquezas alcanzadas con su p L Apóstol san Pablo le escri­
plegaria y buenas obras. bió dos Epístolas: una des­
V . El Señor condujo al jus­ de Laodicea, la otra desde Ro­
to por caminos rectos. 3 . Y le ma. En ellas le confirmó el ejer­
mostró el reino de Dios. cicio de su cargo pastoral. No
pudiendo Timoteo tolerar que el
Oración sacrificio debido al Dios único
fuera ofrecido a los simulacro:'»
Q h Dios, que elegisteis al de los demonios, cierto día en
bienaventurado Raimundo que el pueblo de Efeso inmolaba
para ministro insigne del sacra­ víctimas a Diana en su fiesta, se
mento de la penitencia, y le con­ esforzó en apartarles de aquel
dujisteis maravillosamente so­ acto impío; mas el santo Obispo
bre las olas del mar; conceded­ fué apedreado. Sacado medio
nos, que por su intercesión haga­ muerto por los cristianos, y tras­
mos dignos frutos de penitencia, ladado a un monte vecino al pue­
v que podamos llegar al puerto blo, durmióse en el Señor el
de la eterna salvación. Por nues­ día veinticuatro de Enero.
tro Señor.
S ermón de san A g u st ín , O b ispo
II NOCTURNO Serm ón 44 de los Santos

Lección IV Lección VI

d ío teo ,nacido de padre C elebrando hoy el aniversario


gentil y de madre judía del triunfo del bienaventura­
en Listria de Licaonia, do Mártir Timoteo, la Iglesia se
practicaba ya la religión cristiana, llena de alegría por su glorifica­
cuando el apóstol san Pablo lle­ ción y nos propone, al mismo
gó a aquellos lugares. Conmovido tiempo, qué sigamos sus huellas.
éste por la fama que había al­ Porque “ si con él padecemos,
canzado la santidad de T ;moteo, también con él seremos glorifica­
le escogió como compañero de dos” . En el glorioso combate que
sus viajes; pero por considera­ sostuvo por la fe, debemos con­
ción a los Judíos que se habían siderar principalmente dos cosas,
convertido a Cristo, los cuales a saber: la pérfida crueldad de
sabían que el padre de Timoteo Jos verdugos y la invencible; pa­
era gentil, le circuncidó. Habien­ ciencia del Mártir. La crueldad
do llegado a Efeso, allí fué or­ de los verdugos para detestarla;
la paciencia del Mártir para imi­ y . Tú ere? vaso de elección,
tarla. Escuchad al Salmista re­ oh apóstol san Pablo. ÍJ. Predi­
prendiendo la malicia de los per­ cador de la verdad en todo el
seguidores: “ No envidies a los mundo.
malvados, porque desaparecerán A n t . d e l M a g n i f . — Ananías
tan velozmente como el heno” . ve * y busca a Saulo: he aquí
Para que nos convenzamos de la que está orando: porque ha de
necesidad de la paciencia para su­ ser para mí un vaso de elección,
frir a los malvados, oigamos el a fin de que lleve mi nombre de­
consejo del Apóstol: “ Os es ne­ lante de las Naciones, de los
cesaria la paciencia, a fin de que reyes y de los hijos de Israel.
consigáis las promesas” .
En el I I I N octurno, se lee la Homilía
sob rt el E van gelio: S i alguno del Co­ Oración
mún de un M ártir en el primer lugar,
pág. 760. Q h Dios, que enseñasteis a to­
L a s V ísp e ra s, del Oficio siguiente do el mundo con la predi­
con Conm em oración de san Pedro A p ó s­
tol y del precedente. cación del bienaventurado após­
tol Pablo, concedednos» os ro­
gamos, que cuantos celebramos
D í a 25 de E n ero hoy su Conversión, imitando sus
ejemplos lleguemos a Vos. Por
La Conversión nuestro Señor.,
de san Pablo, Apóstol Conmemoración de san Pedro, Após­
tol.
Doble mayor
A n t . — Tú eres el Pastor de
Todo se toma del Común de Apósto­
les, pág-. 735, menos lo que sigue: las ovejas, Príncipe de los Após
toles, a ti fueron entregadas las
I VISPERAS llaves del reino de los cielos.
L a s A n tífo n a s y la Capitula de L a u ­ y . Tú eres Pedro. í£. Y so­
des, pág. 985. bre esta piedra edificaré mi Igle­
sia.
Himno
Doctor, Pablo, dirigid
Tl u s t r e Oración
nuestra vida, y atraed, en pos Dios, que habiendo entre-
de vos, nuestros corazones al cie­ gado las llaves del reino de
lo; y mientras la fe descubre h los cielos a vuestro bienaventura­
plena luz a través de un velo, do Apóstol Pedro, le concedisteis
haced que la caridad, semejante la autoridad pontifical de ligar y
al sol, reine sola éíltre nosotros. desligar; concedednos, que con el
Eterna gloria sea dada a la auxilio de su intercesión nos li­
Trinidad; honor, poder y exul­ bremos de la esclavitud de nues­
tación a la Unidad que lo dirige
tros pecados.
todo, por todos los siglos de los D espués Conm emoración del Oficio
siglos. Amén. precedente: •*
A n t .— El que quiera venir en y . El sonido de su voz se
pos de mí, niéguese a sí mismo, ha propagado por toda la tierra.
y tome su cruz, y sígame. IJ. Y sus palabras hasta los con­
y . El justo florecerá como fines del mundo.
la palma. ]£. Se elevará como
D e lo s H e c h o s de los
el cedro del Líbano,
A pó sto les

Oración Lección I Cap. 9, 1-5


/'"Omnipotente Dios, mirad con
a u l o , que todavía no res­
ojos propicios nuestra fla­
piraba sino amenazas y
queza, y ya que nos agobia el
muerte contra los discí­
peso de nuestras acciones, ha­ pulos del Señor, se .presentó al
ced que nos proteja la gloriosa
príncipe de los sacerdotes, y le
intercesión del bienaventurado
pidió cartas para Damasco, di­
Timoteo, vuestro Mártir y Pon­
rigidas a las sinagogas, para traer
tífice. Por nuestro Señor.
p r e s o s a Jerusalén- a cuantos
hombres y mujeres hallase de es­
MAITINES ta profesión. Caminando, pues,
I n v i t a t o r i o .— Alabemos a nues­ a Damasco, ya se acercaba a es­
tro Dios, * En la conversión del ta ciudad, cuando de repente le
Doctor de los gentiles. cercó de resplandor una luz del
S a l m o 9 4 . — Venid alegrémo- cielo. Y cayendo en tierra, oyó
monos. pág. 3. una voz que le decía: Saulo,
El Himno de Vísperas. Saulo, ¿por qué me persigues? Y
él respondió: ¿Quién eres tú? Y
I NOCTURNO
el Señor le dijo: Y o soy Jesús,
a quien tú persigues: dura cosa
A n t . 1. Quien dió eficacia * a
es para ti el dar coces contra el
Pedro en el apostolado entre los
aguijón.
circuncisos, me la dió a mí para
I£. Quien dió eficacia a Pe­
con los gentiles; y conocieron la
dro para el apostolado entre los
gracia-que me' fué dada por Cris­
circuncisos, me la dió a mí para
to, el Señor.
con los gentiles; * Y conocieron
2. Sé en quién he puesto mi
la gracia de Dios que me ha sido
confianza, * y estoy cierto.que es
dada. y . La gracia de Dios no
poderoso para conservar mi de­
fué en mí infructuosa, sino que
pósito hasta aquel día el justo
permanece siempre en mí. Y .
juez.
3. Cristo es mi vida, * y la
Lección II Cap. 9, 6-9
muerte es para mí úna ganancia;
conviene que me gloríe en la p L entonces, temblando y des­
cruz de nuestro Señor Jesucris­ pavorido, dijo: Señor, ¿qué
to. quieres que haga? Y" el Señor le
respondió: Levántate y entra en Vé a encontrarle, le dijo el Se­
la ciudad, donde se te dirá lo ñor, que ese mismo es ya un
que debes hacer. Los que venían instrumento elegido por mí para
acompañándole estaban asombra­ llevar mi nombre delante de to­
dos, oyendo, sí, pero sin ver a das las naciones, y de los reyes,
nadie. Levantóse Saulo de tierra, y de los hijos de Israel. Y yo le
y aunque tenía abiertos los ojos, haré ver cuántos trabajos tendrá
nada veía. Por lo cual, llevándo­ que padecer por mi nombre.
le de la mano le introdujeron en 1$. Me está reservada la co­
Damasco. Aquí se mantuvo tres rona de justicia, * Que me dará
días privado de la vista, y sin en aquel día el Señor, justo juez.
comer ni beber. V . Bien sé de quién me he fia­
1^. Combatido he con valor, do, y estoy cierto de que es po­
he concluido la carrera, he guar­ deroso para conservar mi depó­
dado la fe: * Por esto me está sito hasta el último dia. Que me
reservada la corona de justicia. dará. Gloria al Padre. Que me
y . Bien sé de quién me he fiado, dará.
y estoy cierto de que es podero­ II NOCTURNO
so para conservar mi depósito
hasta el último día. Por esto. A n t . 1. Tú eres vaso de elec­
ción, * santo apóstol Pablo, pre­
dicador de la verdad en todo el
Lección III Cap. 9, 10-16
mundo.
P ? s t a b a a la sazón en Damasco 2. El gran san Pablo * vaso
un discípulo llamado Ana- de elección, verdaderamente es
nías, al cual dijo el Señor, en digno de ser glorificado, y mere­
una visión: ¿Ananías? Y él res­ ció poseer el duodécimo trono.
pondió: Aquí me tenéis, Señor. 3. Combatido he con valor, *
Levántate, le dijo el Señor, y ve he concluido la carrera, he guar­
a la calle llamada Recta; v bus­ dado la fe.
ca en casa de Judas a un hom­ T Les constituiréis prínci­
bre de Tarso llamado Saulo. que pes sobre toda la tierra. R . Se
ahora está en oración. (Saulo vió acordarán. Señor, de vuestro
también a un hombre llamado nombre.
Ananías, que entraba, y le impo­
nía las manos para que recobra­ S e r m ó n d e s a n A g u s t í n , O b i s p o
se la vista). Respondió, empero Serm ón 14 de los Santos
Ananías: Señor, he oído decir o
Lección IV
muchos que este hombre ha he­
cho grandes daños a tus santos e nos ha leído hoy el pa­
en Jerusalén. Y aun aquí está saje de los Hechos de los
con poderes de los príncipes de Apóstoles, en el que se
los sacerdotes para prender a to­ iefiere que el apóstol Pablo se
dos los que invocan tu nombre. convierte, de perseguidor de los
cristianos en predicador de Cris­ cipio, mas después repartirá los
to. En efecto, Jesucristo ha aba­ despojos. Ved al devorador. Sau-
tido un perseguidor para hacer lo, dicen los Hechos, habiendo
de él un doctor de la Iglesia, recibido las cartas del príncipe
hiriéndolo y curándolo, dándole de los sacerdotes, fué a Damas­
a la vez la muerte y la vida. Cor­ co, con el fin de llevar presos a
dero inmolado por lobos, cam­ Jerusalén a cuantos cristianos
bia los lobos en corderos. En la hallase, hombres y mujeres, y
célebre profecía en que vemos al entregarlos a los sacerdotes pa­
patriarca Jacob bendecir a sus ra que los castigasen.
hijos (con la mano extendida so­ Por la gracia de Dios soy
bre los que estaban presentes y lo que soy; * Y su gracia en mí
los ojos fijos en lo por venir) há­ no ha sido estéril, sino que siem­
llase predicho lo que se cumplió pre permanece en mí. y . Quién
en Pablo, como él mismo afirma, dió eficacia a Pedro en el apos­
de la tribu de Benjamín. Pues tolado entre los circuncisos, me
cuando Jacob bendijo a sus la dió a mí para con los gentiles.
hijos, al llegar a Benjamín Y su.
exclamó: “ Benjamín, lobo ra­
paz”. Lección VI
R . Tú eres vaso de elección,
oh apóstol san Pablo, predicador ^ aminaba deseando y anhelan­
de la verdad en todo el mundo: do matanzas, es decir, devo­
* Por el cual todas las Nacio­ rando por la mañana. Así, cuan­
nes conocieron la gracia de Dios. do Esteban, primer mártir, fué
V . Intercede por nosotros ante lapidado por el nombre de Cris­
Dios, que te eligió. Por el cual. to, Saulo estaba muy manifiesta­
mente presente, y aun presencia­
Lección V ba el suplicio de Esteban con
sentimientos tan hostiles que,
P>ues qué? ¿Será siempre lobo para él, no bastaba lapidarle
rapaz? En manera alguna; con sus propias manos, por le
pero el que “ por la mañana de­ que, a fin de hallarse en cierto
vorará la presa, por la tarde re­ modo en todas las manos que
partirá los despojos” . He aquí lo lanzaban piedras, guardaba los
que se verificó en el apóstol san vestidos de todos los verdugos,
Pablo, al que se refería esta pre­ desahogando mejor su furor se­
dicción. Considerémoslo ahora, si cundándolos a todos, que si lo
os place, devorador por la maña­ hubiera lapidado con sus propias
na y repartidor de los despojos manos. Comprendemos ya la pri­
por la tarde. M a ñ a n a y t a r d e mera parte de la profecía: “ De­
dignifican aquí el p r i n c i p i o y d e s - vorará por la mañana” . Veamos
t x t e s . Entenderemos, pues, así es­ la manera como repartirá per la
a proposición: devorará al prin­ tarde los despojos. Desde el cié-
lo la voz de Cristo lo derriba; Oficio conmemorado, la Lección V III
se forma con la unión de la V IH
recibe desde lo alto la orden de y IX .
no perseguir más y cae con el I£. VII. Oh apóstol san Pa­
rostro pegado a tierra. Primera­ blo, predicador de la verdad y
mente debía ser abatido, luego Doctor de los Gentiles, * Inter­
realzado; herido al principio, cede en favor nuestro delante de
después curado. Dios que te ha elegido, para que
Saulo, que es el mismo seamos dignos de la gracia de
Pablo, el gran pedicador, * Dios. y . Tú eres vaso de elec­
Confortado por Dios, era cada ción, oh apóstol san Pablo, pre­
vez más' esforzado, y confundía dicador de la verdad. Intercede.
a los judíos, y . Mostrando que . VIII. Estando en Damas­
Jesús es el Cristo, Hijo de Dios. co, el gobernador del país esta­
Confortado. Gloria al Padre. blecido por el rey Aretas, quiso
Confortado. prenderme; * Y algunos de nues­
III NOCTURNO tros hermanos me descolgaron
a lo largo del muro en una es­
A n t . 1. Saulo, * que es el.
puerta, * Y así escapé de sus
mismo Pablo, el gran predica­
manos en nombre del Señor, y .
dor, confortado por Dios era ca­
Dios, el Padre de nuestro Señor
da vez más esforzado, y confun­
Jesucristo, sabe que no miento.
día a los judíos.
Y algunos. Gioria al Padre. Y
2. Y para que la grandeza *
así.
de las revelaciones no me enso­
berbezca, se me ha dado el es­
tímulo de mi carne, que es como LAUDES Y HORAS
un ángel de Satanás, para que A n t . 1. Y o planté, * regó
me abofetee. Por lo cual, por Apolo; pero Dios es quien ha
tres veces pedí al Señor que lo dado el crecer, aleluya.
apartase de mí, y respondióme 2. De buen grado * me glo­
el Señor: Bástate, oh Pablo, mi riaré en mis flaquezas, con tal
gracia. que habite en mí la virtud de
3. Me está'reservada * la co­ Cristo.
rona de justicia, que el Señor me 3. La gracia de Dios * no fué
dará en aquel día como justo estéril en mí, sino que su gracia
juez. siempre permanece en mí.
y . Vuestros a m i g o s , oh 4. Estando en Damasco, * el
Dios, han sido honrados en gran gobernador del país establecido
manera. I£. Su autoridad ha sido por el rey Aretas quiso prender­
establecida con gran firmeza. me; y algunos de nuestros her­
En ti I U N octurno, se lee la H o­
m ilía sobre el E van gelio : He aquí que manos me descolgaron a lo largo
nosotros, del Común de Apóstoles en el del muro en una espuerta, y así
segundo lu gar, pág. 744, con los R es­
ponsorios siguientes.
escapé de sus manos en el nom­
S i la I X Lección fuese de algrún bre del Señor.
5. Tres veces fui azotado, * bre esta piedra edificaré mi Igle­
una vez apedreado, tres veces pa­ sia.
decí naufragio por el nombre de
Cristo. Oración

Capitula Act., 9, 1-2 Q h Dios, que habiendo entre­


gado las llaves del reino de
aulo, que todavía no res­ los cielos a vuestro «bienaventu­
piraba sino amenazas y rado Apóstol Pedro, le concedis­
muerte contra los discí­ teis la autoridad pontifical de li­
pulos del Señor, se presentó al gar y desligar, concedednos, que
príncipe de los sacerdotes, y le con el auxilio de su intercesión
pidió cartas para Damasco diri­ nos libremos de la esclavitud de
gidas a las sinagogás: para traer nuestros pecados. Vos que vi­
presos a Jerusalén a cuantos vís...
hombres y mujeres hallase de
esta profesión. TERCIA
Himno de la pág. 741. La Capitula de Laudes.
y . Tú eres vaso de elección,
SEXTA
oh apóstol san Pablo. R . Pre­
dicador de la verdad en todo el Capitula Act., 9, 8-9
mundo.
A n t . d e l B e n e d . — Vosotros T e v a n t ó s e Saulo del suelo,
que me habéis seguido, * os sen­ y aunque tenía abiertos los
taréis sobre tronos, juzgando las ojos, nada veía. Por lo cual, lle­
doce tribus de Israel, dice el Se­ vándole de la mano le introduje­
ñor. ron en Damasco. Aquí se mantu­
vo tres días privado de la vista,
y sin comer, ni beber.
Oración

Q h Dios, que enseñasteis a to­ NONA


do el mundo con la predica­
Capitula Act., 9, 22
ción del bienaventurado apóstol
Pablo, concedednos, os rogamos, ^ aulo, empero, cobraba cada
que cuantos celebramos hoy su día nuevo vigor y esfuerzo,
Conversión, lleguemos a Vos im i­ y confundía a los judíos que ha­
tando sus ejemplos. 'Por nuestro bitaban en Damasco, demostrán­
Señor. ’ doles que.Jesús era el Cristo.
Coomemoración de san Pedi^.
A n t . — Tú eres el Pastor de II VISPERAS
las ovejas, Príncipe de los Após­
Las Antífonas y la Capitula de Lau­
toles; a ti fueron entregadas las des, pág. 985; el Himno de las I V ís ­
llaves del reino de los cielos. peras, pág. 981.
y . Tú eres Pedro. 1^. Y so­ y . Tú eres vaso de elección, •
b ien a v e n tu ra d o ap ó sto l P ablo. Asia, y tvvo por maestros, o al
I£ . P re d ica d o r de la v e rd a d en menos ccnoció a algunos Após­
to d o el m un do. toles y a algunos de los que
A n t . d e l M a g n i f . — Bienaven­ habían visto al Señor. En tiem­
turado apóstol Pablo. * predica­ po del emperador Antonino Pío.
dor de la verdad y doctor de las cuando gobernaba la Iglesia el
Naciones, interceded por nos­ papa san Aniceto, con el objeto
otros delante del Dios que os de tratar algunas cuestiones so­
ha elegido. bre la Pascua, acudió a Roma,
Conmemoración de san Pedro, pá­ donde ganó de nuevo a la fe i
gina 981. muchos que habían sido engaña­
Después Conmemoración del Oficio
siguiente. dos por Marción y Valentiniano.
Habiendo encontrado casualmeiu
te a Marción, y preguntándole
Día 26 de Enero éste: “ ¿Me conoces?” , respon­
dió: “ Conozco al primogénito
San Policarpo del diablo”. Más tarde, reinan­
Obispo y Mártir do Marco Antonino y Lucio Au­
Doble relio Cómodo, en la cuarta per­
Todo se toma del Común de un M ár­ secución después de Nerón, fué
tir, pág. 7SS, menos lo que sigue: quemado vivo en Esmirna, es­
tando presentes en el anfiteatro
Oración
el procónsul y todo el pueblo que
Q h Dios, que nos alegráis con clamaba contra el mártir. Escri­
la anual solemnidad del bió a los filipenses una Epísto­
bienaventurado Policarpo, vues­ la muy útil, la cual, como dice
tro Mártir y Pontífice: conce­ san Jerónimo, se leía en sus días
dednos propicio, que también go­ en las Iglesias de Asia.
cemos de la protección de aquel
cuyo nacimiento a la vida eterna E x p o s i c i ó n d e s a n A m b r o s i o ,
celebramos. Por nuestro Señor. O b i s p o , s o b r e e l S a l m o 118

Sermón 21
II NOCTURNO

Lección V
D el l ib r o de san J e r ó n im o ,
P r e s b ít e r o , so bre I os poderosos me han persegui­
lo s e s c r it o ­
res do sin motivo, y mi corazón
e c l e s l á s t ic o s

Capítulo 17 tembló a causa de tus palabras”.


Muy bien dice esto el Mártir,
Lección IV
ya que injustamente sufre las pe­
fij o l ic a r p o , discípulo del nas de las persecuciones, siendo
M apóstol san Juan, y por así que nada arrebató, a nadie
Ir Wfc.fi él ordenado obispo de oprimió violentamente, no derra­
Esmirna, fué primado de toda el mó la sangre de nadie, no macu-
Ió el lecho ajeno: y aunque cum­ Las Vísperas son del Oficio siguien­
te desde la Capitula, con Conmemora­
plió todas las leyes, con todo se ción del precedente.
le obligó a que sufriese los más
graves suplicios destinados a los
malhechores. Hablando justa­ Día 27 de Enero
mente, no fué atendido; hablando
palabras de salud, fué perseguido, San Juan Crisóstomo
de suerte que pudo decir: “Al ha­ Obispo, Confesor y Doctor
blarles, me perseguían sin moti­ D otle (L. h.)
vo”. Sin causa sufre, de consi­ Todo se toma del Común de un Con-
guiente, la persecución, siendo lesor Pontifice, pág. 790, menos lo
perseguido sin haber cometido •:.ue sigue:

palabras de salud, fué perseguido, A n t . d e l M a g n i f . — Oh Doc­


corno culpable cuando al confe­ tor excelso, * luz de la santa Igle­
sar la fe era digno de alabanza. sia, bienaventurado Juan Crisós-
Fué perseguido como malvado lomo, amante de la divina ley,
aquel que se gloriaba en el Se­ ruega por nosotros al Hijo de
ñor, siendo así que la piedad es Dios. '
el fundamento de todas las vir­
tudes. Oración

Lección Vi Q s suplicamos, Señor, que la


gracia celestial dilate cada
V e r d a d e r a m e n t e es perseguido día más la santa Iglesia, a !a
el que es acusado de impie­ cual os dignasteis ilustrar coa
dad por los impíos e infieles, gloriosos merecimientos y la
cuando él enseña la fe. Mas doctrina del bienaventurado Juan
aquel que es perseguido sin mo­ Crisóstomo, vuestro Confesor y
tivo, debe mostrar su fuerza y Pontífice. Por nuestro Señor.
su constancia. ¿Cómo, pues, el Conmemoración del precedente.
Profeta añadió: “ Y mi corazón A n t .— El que quiera venir en
tembló a causa de tus palabras” ? pos de mí, niéguese a sí mismo,
Temblar es propio de la debili­ y tome su cruz, y sígame.
dad, del temor y del miedo. Mas y . El justo florecerá como
hay una debilidad que conduce la palma. I^. Se elevará como
a la salud, hay también un temor el cedro del Líbano.
propio de los Santos: “ Temed al
Señor, todos sus santos” ; y Oración
“ bienaventurado el hombre que
teme al Señor” . ¿Por qué es bien­ Dios que nos alegráis con
aventurado? Porque se complace la anual solemnidad del bien­
en seguir sus mandamientos. aventurado Policarpo, vuestro
En el III Nocturno, se lee la H o­ Mártir y Pontífice, concedednos
milía sobre el Evangelio Nada está, del
Común de_ un Mártir, pág. 766. propicio, que también gocemos
de la protección de aquel cuyo te de Eudoxia, fué desterrado.
nacimiento a la vida eterna ce­ Mas poco después, habiéndose
lebramos. Por nuestro Señor. amotinado el pueblo que deseaba
su vuelta, con unánime aplauso
II NOCTURNO
de la ciudad, fué llamado del
Lección IV destierro. Pero, como no desistie­
ra de reprender las malas cos­
u a n natural de Antioquía,
tumbres, y prohibiera los juegos
fuéllamado Crisóstomo
en la plaza de Santa Sofía, cabe
por el áureo río de su
la estatua de plata de Eudoxia,
elocuencia. Dejó el foro y los
una conspiración de obispos ene­
negocios seculares para consa­
migos, de nuevo le obligó a ex­
grarse por entero al estudio
patriarse; la pérdida del pa­
de las sagradas letras, mere­
dre común fué llorada por las
ciendo muchas alabanzas por
viudas y por todos los menestero­
suingenio y su ciencia. Así,
sos. Es imposible referir los ma­
pues,iniciado en los misterios
les de toda suerte sufridos por
sagrados y constituido presbíte­
Crisóstomo en el destierro, así
ro de la Iglesia de Antioquía, a
como el número de los que con­
la muerte de Nectario, por vo­
virtió a la fe de Jesucristo.
luntad del emperador Arcadio,
fué elegido mal de su grado para
gobernar la Iglesia de Constanti- Lección VI
nopla. Constituido en el cargo D e r o cuando por un decreto del
pastoral, empezó reprendiendo Papa Inocencio I. dado en
las costumbres depravadas, y la un concilio celebrado en Roma,
manera de vivir desordenada dj fué restituido de nuevo a su sede,
los nobles. Esta manera de pro­ padeció las más extraordinarias
ceder le procuró una gran ene­ calamidades y privaciones por
mistad por parte de muchos. parte de los soldados que le cus­
También le valió la animadver­ todiaban durante el camino. Al
sión de Eudoxia, a quien había pasar por Armenia, san Basilis­
reprendido por la apropiación que co, Mártir» en cuyo templo antes
había llevado a cabo del dinero había orado, hablóle así durante
de la viuda Calítropa y del cam­ la noche: “ Juan,^hermano mío,
po de otra viuda. el día de mañana nos reunirá
un mismo lugar”. Y en efecto,
Lección V
al día siguente, catorce de Sep­
A obispos, reunidos en
lgun o s tiembre, después de recibir el
asamblea en Calcedonia, le sacramento de la Eucaristía y
citaron a la misma; habiéndose fortalecido con la señal de la
negado a asistir por no tratarse cruz, entregó su alma a Dios.
de un concilio público ni legíti­ •A su muerte cayó sobre Cons-
mo, por instigación, principalmen­ tantinopla m horrible pedris-
co, y Eudoxia murió cuatro días Oración
después. Teodosio, hijo de Ar­
O í r Dios, que nos alegráis con
cadio, ordenó que su cuerpo fue-
la anual solemnidad de vues­
cadio, mandó sepultar su cuerpo
tra Virgen y Mártir la bienaven­
con gran honor, el dia veintisiete
turada Inés, os suplicamos nos
de Enero. El mismo emperador
después de haber venerado sus re­ concedáis que a la que veneramos
con nuestros homenajes, imite­
liquias, pidió perdón por sus pa­
mos dando ejemplo de una vida
dres. Finalmente su cuerpo fué
santa. Por nuestro Señor.
trasladado a Roma y sepultado
Las Antífonas, Salmos y Verso de
en la Basílica Vaticana. Todos ad­ la Feria; la I y I I Lección de la E s­
miran el número, piedad y elegan­ critura ocurrente con los Responsorios
cíe Tiempo.
cia de sus sermones y demás es­
critos suyos, así como la mane­
ra como interpreta y explana en Lección III
su sentido literal los libros sa­
a bienaventurada Inés,
grados. Parece como si el após­
acompañada de un coro
tol san Pablo, al cual veneró fer­
de vírgenes, habló de es­
vorosamente, le dictase muchas
ta suerte a sus padres cierta no­
cosas de las que predicó y escri­
che que velaban cabe su sepul­
bió, y todos los juzgan dignos de
cro: “ Oh padres míos, no me llo­
un favor semejante. A este pre­
réis como muerta, ya que junta­
clarísimo Doctor de la Iglesia
mente con estas vírgenes vivo en
universal, Pío X, Pontífice máxi­
el cielo en compañía de Aquel a
mo, le declaró y constituyó ce­
quien amé en la tierra con toda
lestial Patrono de los oradores
sagrados. mi alma”. Pasados algunos años.
En el I I I Nocturno, se lee la Ho- Constancia, hija del emperador
ir.ilia sooro el I \ angelio Vosotros sois Constantino, que no era aún cris­
la sal, del Común de Doctores en el
tercer lugar, pág. 804. tiana, buscando un remedio para
En Vísperas, Conmemoración del Ofi­ una úlcera incurable, acudió a
cio siguiente.
su sepulcro. Habiéndose dormi­
do, le pareció que oía la voz de
Día 28 de Enero Inés que le decía: “ Sé constan­
te, oh Constancia. Cret en Je­
Santa Inés sucristo, Hijo de Dios; él te cu­
Virgen y Mártir
rará”. La hija del emperador, po­
SEGUNDA FIESTA co después recobró la salud, re­
Simple cibió el bautismo juntamente
A n t . d e l M a g n i f . — Un Cor­ con otros muchos de la familia
dero más blanco que la nieve, imperial, y edificó en aquel lu­
Cristo, apareció estando en pie a gar una iglesia con el nombre d\i
su diestra, y la consagró para sí la bienaventurada Inés.
T e -D e u m , pág. 10.
como esposa y Mártir. En Laudes y en las Horas las An-
tifonas y Salmos de la Feria; lo de­ pruebas de la futura santidad y i
más como en el día de la Fiesta, pá­
gina 970 pero con la Oración propia. desde sus más tiernos años, con
A n t . d e l B e n e d . — He ahí que la inocencia de sus costumbres y
veo ya lo que deseé: * lo que la gravedad de su vida. Siendo
esperaba ya lo poseo; estoy uni­ aún joven fué instruido en las
da en los cielos con Aquel a disciplinas liberales; luego estudió
quien mientras estuve en la tierr? filosofía y teología en París. Y
amé con toda devoción. a fin de que nada faltara a la
Las Vísperas del Oficio siguiente. cultura de su ingenio, obtuvo con
los más grandes elogios el docto­
rado en ambos derechos en Pa­
Día 29 de Enero dua. En la santa casa de Toreto
renovó el voto de perpetua virgi­
San Francisco de Sales nidad, con el cual ya se había li­
Obispo, Confesor y Doctor
gado en París; y nunca pudieron
Doble (L. h.)
apartarle de su firme resolución
Todo se toma del Común de un Con­ los artificios del demonio ni las
fesor Pontífice, pág. 790, ménos lo que seducciones de los sentidos.
sigue:
A n t . d e l M a g n i f . — Oh Doctor
excelso, * luz de la santa Iglesia Lección V
bienaventurado Francisco, aman­ f - Í A B iE N D O rehusado en la corte
te de la ley divina, ruega por de Saboya una muy impor­
nosotros al Hijo de Dios. tante dignidad, abrazó el estado
eclesiástico Revestido del sacer­
Oración docio, y conseguida una preben­
da en Ginebra, cumplió con tal
Dios, que quisisteis que
perfección los deberes de su car­
el bienaventurado Francisco,
vuestro Confesor y Pontífice, se go, que el obispo Granerio le des­
tinó para trabajar, como heraldo
hiciera todo para todos por la sa­
de la divina palabra, en convertir
lud de las almas: concedednos be­
a los calvinistas de Chablais y
nignamente que, llenos de la dul­
de otros pueblos limítrofes <le
zura de vuestra caridad, por los
Ginebra. Esta misión la empren­
consejos y méritos de este santo,
dió con ánimo gozoso, mas tuvo
consigamos los eternos goces de
que sufrir las más duras pruebas;
la gloria. Por nuestro Señor!
muchas veces los herejes le bus­
II NOCTURNO caron para darle muerte; le per-
siguiéron con variedad de calum­
Lección IV
nias y de asechanzas. Pero en
r a n c is c o nació en el cas­ medio de tantas adversidades y
tillo de Sales— que dió el luchas, brilló siempre su constan­
nombre a su familia,— de cia insuperable. Se cuenta que
padres nobles y virtuosos, y dió protegido por el auxilio de Dios,
convirtió setenta y dos mil here­ Alejandro VII, Pontífice má­
jes a la fe católica, entre los ximo, inscribió a Francisco en el
cuales se contaban muchos que número de los Santos, señalando
se distinguían por su nobleza y su Fiesta para el día veintinueve
doctrina. de Enero. El Sumo Pontífice
Pío IX, por un decreto de la Sa­
Lección VI grada Congregación de Ritos, le
constituyó Doctor de la Iglesia
Granerio, de quien el
TV/Iu e r t o universal.
Santo había sido nombrado En el I I I Nocturno, se lee la Ho­
coadjutor, fué consagrado obispo, milía sobre el Evangelio Vosotros sois
la sal, del Común de Doctores en el
y difundió por todas partes los primer lugar, pág. 802.
rayos de su santidad, de su celo En las I I Vísperas, Conmemoración
por la disciplina eclesiástica, de riel Oficio siguiente.

su amor a la paz, de su miseri­


cordia en favor de los pobres, y Día 30 de Enero
de todas las virtudes más emi­
nentes. A fin de. acrecentar eí Santa Martina
culto divino, instituyó una nuev.i Virgen y Mártir
Orden de religiosas llamadas de
Semidoble
la Visitación de Nuestra Se­
ñora, bajo la Regla de san Agus­ Todo se toma del Comú-n de Vírgenes,
pág. 820, menos lo que sigue:
tín, a la cual añadió unas Consti­
tuciones, admirables por su sabi­
Oración
duría, discreción y suavidad.
También ilustró a la Iglesia con f^)H Dios, que entre los demás
sus escritos llenos de sabiduría milagros de vuestro peder,
celestial, en los cuales señala un habéis concedido la victoria en
camino fácil para llegar a la per­ el martirio, aun al sexo débil:
fección cristiana. A la edad de otorgadnos propicio, que cuantos
cincuenta y cinco años, mientras celebramos el nacimiento a la vi­
volvía de la Galia a Anecio, des­ da eterna de la bienaventurada
pués de haber celebrado la santa Martina, vuestra Virgen y Már­
Misa en Lyón, el día de san Juan tir, dirijamos nuestros pasos ha­
Evangelista, acometido de grave cia Vos, siguiendo sus ejemplos.
enfermedad, subió el día siguien­ Por nuestro Señor.
te al cielo. Su cuerpo fué trasla­ Sí las I Vísperas o las II han de
dado a Anecio, donde recibió se­ rezarse íntegramente, se dicen las tres
primeras estrofas del Himno, y a ellas
pultura honoríficamente en la se une la última estrofa; y en M aiti­
iglesia de las monjas de la V i­ nes se reza la parte restante del mis­
sitación. Pronto comenzó a res­ mo. Pero si de santa Martina se re­
zan únicamente I I Vísperas, las tres
plandecer su sepulcro con la glo­ primeras estrofas del Himno se dicen
ria de los milagros. Habiéndolos en Maitines, y las demás en Laudes;
y se toma para las II Vísperas el
comprobado en debida forma, Himno de Laudes.
MAITINES tires; ayudad a vuestros servi­
dores, a fin de que puedan gozar
Himno de vuestra felicidad. Amén.
de Roma, celebrad
( " ' iu d a d a n o s II NOCTURNO
el nombre ilustre de Marti­
na; celebrad su gloria: enalteced Lección IV
i

a la Virgen insigne por sus mé­

m
virgen romana,
a r t in a ,
ritos, a la Mártir de Cristo. nacida de ilustre linaje,
Nacida de noble linaje, rodea­ privada de sus padres en
da de delicias, en medio de los su más tierna edad, e inflamada
hechizos seductores del lujo, po­ en los ardores de la piedad cris­
seía en abundancia las cuantiosas tiana, distribuyó con admirable
. riquezas de una casa próspera. generosidad sus cuantiosas rique­
Despreciando las comodidades zas a los pobres. Habiéndosele
de esta vida, se consagra al Se­ mandado, en tiempo del príncipe
ñor, y distribuyendo con mano Alejandro, que adorase a los fal­
generosa, sus riquezas a los po­ sos dioses, rechazó con gran li­
bres de Cristo, busca las celes­ bertad este crimen abominable.
tes recompensas. Por lo cual, después de ser azo­
Ni las aceradas uñas, ni las tada una y otra vez, maltratada
fieras, ni las horribles llagas pro­ con uñas de hierro y trozos de
ducidas por las varas la con­ tiestos, despedazados sus miem­
mueven; por esto los Angeles, bros con agudísimas espadas, y
descendiendo de las moradas de untada con grasa hirviendo, fué
la gloria, la recrean con celeste por último condenada a las bes­
manjar. tias en el anfiteatro. Y habiendo
Aun el mismo león, depuestá sti salido ilesa por la intervención
ferocidad, póstrase mansamente a milagrosa del cielo, fué arrojada a
sus pies; mas la espada, oh Mar­ una ardiente hoguera, de ia cual
tina, al darte la muerte, te in­ igualmente sal*ó sin lesión al
troduce entre los coros celestes. guna.
De tu altar perfumado con los
vapores del incienso, elévanse a Lección V
ti continuamente nuestras ple­
garias; tu nombre1 contiene un A lgun osde sus verdugos, sor­
presagio: destruye el recuerdo de prendidos por la novedad del
los falsos augurios. milagro, y movidos por la gracia
Apartad de nosotros los em­ de Dios, abrazaron la fe de Jesu­
ponzoñados goces, oh Dios, uno cristo, y después de muchos tor­
y trino, que confortáis a los Már­ mentos merecieron la palma del

1. Alúdese a la semejanza del nom hre Martina con el de Marte, dios de


la guerra.

. /. B rev. 72 . -

-« .
martirio, siendo decapitados. A pueblo, con gran alegría de to­
ruegos de la Santa, se produjeren da la ciudad.
terremotos, cayeron rayos entre En el I I I Nocturno s e , lee la Ho­
milía sobre el Evangelio: E l reino de
un terrible fragor de truenos, y los cielos es .semejante, del Común de
los templos de los dioses se des­ Vírgenes, en el primer lugar, pág. 826.
plomaron, siendo sus imágenes
pasto de las llamas. De las he­ LAUDES
ridas de Martina salió leche mez­
clada con sangre, y 1un resplan­ Himno
dor brillantísimo y olor suavísi- D rotege tu suelo natal; da a
simo se desprendieron de su cuer- los pueblos cristianos el re­
po. Algunas veces se la vió ele­ poso de una paz benigna; relega
vándose por los aires y tomando a los confines de Tracia el fra­
parte con los moradores del cie­ gor de las armas y la ferocidad
lo en las divinas alabanzas, sen­ de las guerras,
tada en trono real. Y uniendo a los soberanos y a
sus ejércitos bajo el estandarte
Lección VI de la Cruz, libra a Jerusalén de
la esclavitud; y vengando la
p no jado el juez en gran ma­
sangre inocente, acaba del todo
nera ante estos prodigios, y
con los poderes enemigos
sobre todo ante su constancia,
Tú, nuestro sostén, tú, nuestro
mandó que fuera decapitada.
honor, atiende a los obsequios de
Cumplida esta orden, se oyó una
nuestros corazones; acoge de
voz que la llamaba al cielo, por lo
buen grado los votos de Roma,
cual toda la ciudad se estreme­
que canta tus alabanzas y te hon­
ció, y muchos idólatras se con­ ra con devotos cultos.
virtieron a la fe de Jesucristo. Apartad de nosotros los em­
El cuerpo de santa Martina, que ponzoñados goces, oh Dios uno y
fué martirizada en tiempo del trino, que confortáis a los Már­
papa san Urbano I, fué hallado tires; ayudad a vuestros servido­
bajo el p o n t i f i c a d o de res, a fin de que puedan gozar
Urbano V III con los cuerpos de
de vuestra felicidad. Amén.
los santos mártires Concordio, Las Vísperas del Oficio siguiente,
Epifanio y sus compañeros en con Conmemoración del precedente.
una antigua iglesia, cerca de la
prisión Mamertina, en la pendien­
Día 31 de Enero
te del monte Capitolino. Esta
iglesia, después de haber sido San Pedro Nolasco
reconstruida y ornamentada bajo Confesor
un nuevo plan, recibió el cuerpo Doble (L. h.)
de la Santa que fué depositado
allí con mucha pompa y en pre­ ' resTodo se toma del Común de Confeso­
no Pontífices, pág. 805, menos lo
sencia de un gran concurso del que sigue: '
Oración • esta virtud tuvo lugar cuando
en una ocasión, siendo aún niño
(^) h Dios, que para dar un y estando llorando en la cama,
ejemplo de vuestra caridad un enjambre de abejas voló hacia
inspirasteis al bienaventurado él y construyó un panal de miel
Pedro que hiciera a vuestra Igle­ en su diestra. Privado de sus pa­
sia madre de una nueva familia dres siendo todavía joven, resol­
para redención de los cristianos vió, por odio a la herejía de los
cautivos; concedednos por.su in­ albigenses, que a la sazón se ex­
tercesión que, libres de las cade­ tendía en Francia, vender su pa­
nas de los pecados, gocemos de trimonio; partió para España,
libertad eterna en la patria ce­ y cumplió ante la gloriosa Vir­
lestial. Vos que vivís... gen de Montserrat un voto
Conmemoración del Oficio precedente:
que había hecho. Después se di­
A n t . — Ven, Esposa de Cristo, rigió a Barcelona, y habiendo
recibe la corona que el Señor te empleado todo cuanto tenía para
ha preparado para siempre. librar a los cristianos de la cau­
y . Derramada está la gra­ tividad, decía con frecuencia que
cia en tus labios. Por esto, para libertarlos, deseaba vender­
Dios te ha bendecido para siem­ se a sí mismo o cargar con sus
pre. cadenas.

Oración
Lección V
Dios, que entre los demás
milagros de vuestro poder, P uán agradable fuese a Dios
habéis concedido la victoria en este deseo del santo varón,
lo declaró el acontecimiento que
el martirio aun al sexo débil;
sobrevino: Mientras estaba en­
otorgadnos propicio, que cuantos
tregado a la oración durante la
celebramos el nacimiento a la vi­
noche, y revolvía en su ánimc
da eterna de la bienaventurada
muchos proyectos relativos a la
Martina, vuestra Virgen y Már­
manera cómo podrían ser auxi­
tir, dirijamos nuestros pasos ha­
liados los cristianos sujetos a la
cia Vos siguiendo sus ejemplos.
esclavitud, apareciéndosele la
Por nuestro Señor.
bienaventurada Virgen, le mani-
II NOCTURNO festó^que "sería muy del agrado
de su Hijo y también del suyo,
Lección IV
que para honrarla, se instituye­
edro Nolasco, nacido en ra una Orden religiosa, cuya
Recaud, cerca de Carca- principal misión consistiera en li­
sona, en Francia, de una brar a los cristianos cautivos de
familia ilustre, se distinguió por la tiranía de los infieles. Obede­
su caridad extraordinaria en fa ­ ciendo al instante a esta celes­
vor de los pobres. Un presagio de tial invitación, juntamente con
san Raimundo de Peñafort y Vigilia de la Natividad del Señor,
Jaime I, rey de Aragón, q je ha­ el año mil doscientos cincuenta
bían recibido el mismo aviso y seis. La festividad de este San­
de la Madre de Dios en la mis­ to, el Sumo Pontífice Alejandro
ma noche, instituyó la Orden de VII, mandó que fuese celebrada
la Santísima Virgen de la Mer­ el día treinta y uno de Enero.
ced, Redentora de cautivos; obli­ En el I I I Nocturno se lee la Homilía
gando a sus religiosos con un sobre el Evangelio: N o tenéis vosotros,
del Común de un Confesor no Pontí­
cuarto voto, el de quedarse en fice, en el segundo lugar, pág. 814.
rehenes bajo la potestad de los Las Vísperas del Oficio siguiente
paganos si fuese necesario para desde la Capitula, con Conmemoración
del precedente.
librar a los servidores de Cristo.

Lección VI FIESTAS DE FEBRERO


U hecho voto de virgi­
a b ie n d o

nidad, guardó una castidad


sin mancha. Resplandeció «admi­ Día 1 de Febrero
rablemente por su paciencia, hu­
mildad, abstinencia y demás v ir ­ San Ignacio
tudes. Adornado con el don de Obispo y Mártir
profecía, predijo varios aconte­ Doble
cimientos futuros, siendo célebre
Todo se toma del Común de un M ár­
el anuncio que hizo al rey Jai­ tir, pág. 755, menos lo que sigue:
me de la victoria que obtendría
sobre los moros que se habían Oración
apoderado de Valencia. Vióse
consolado con frecuentes apari­ O m n i p o t e n t e Dios, mirad con
ciones del Angel custodio y de la I ojos propicios nuestra fla­
Madre de Dios. Finalmente, lle­ queza; y ya que nos agobia el
gado ya a, la vejez, y habiéndo­ peso de nuestras acciones, haced
sele indicado la inminencia de su que nos proteja la gloriosa in­
muerte, le sobrevino una enfer­ tercesión del bienaventurado Ig ­
medad, y recibidos los santos sa­ nacio, vuestro Mártir y Pontífi­
cramentos, después de hab^r ex­ ce. Por nuestro Señor.
hortado a sus hermanos a la ca­ Conmemoración del precedente.
ridad en favor de los cautivos, A n t .— Este varón, desprecian­
recitando devotísimamente el do al mundo, y lo terreno, con
Salmo: “ Os confesaré a Vos, oh su triunfo, depositó eq, el cielo
Señor, con todo mi corazón” , al las riquezas alcanzadas con su
llegar a aquellas palabras: “ El plegaria y buenas obras.
Señor envió la Redención a su y . El Señor condujo al jus­
pueblo” , entregó su espíritu a to por caminos rectos. I£. Y le
Dios en la media noche de la mostró el reino de Dios.
Oración I Lección V
Q ir Dios, que para dar un P?arece muy justo, ya que he­
ejemplo de vuestra caridad mos hecho mención de un
inspirasteis al bienaventurado varón tan preclaro y de la Epís­
Pedro que hiciera a vuestra Igle­ tola que escribió a los Romanos,
sia madre de una nueva familia citar de ella algunos fragmen­
para redención de los cristianos tos. “ Desde Siria hasta Roma, di­
cautivos; concedednos por su in­ ce, combato entre bestias, por
tercesión que, libres de las ca­ mar y por tierra, atado de día
denas de los pecados, gocemos de y de noche con diez leopardos,
libertad eterna en la patria celes­ esto es, los soldados que me
tial. Vos que vivís... guardan, los :uales cüanto más
bien les hage se tornan peores.
II NOCTURNO
Su iniquidad me sirve de lec­
D, e l l ib r o de san J e r ó n im o , ción, mas no por esto estoy jus­
P r e s b ít e r o , so br e los e s c r it o ­ tificado. Ojalá gozara de las bes­
res e c l e s iá s t ic o s tias, que ya me están prepara­
Capítulo 16 das, a las cuales ruego que sean
muy prontas *3n darme la muerte
Lección IV y en atormentarme; por esto
las halagaré para que me devo­
tercer obispo de
g n a c io ,
ren, no sea que, como a otros
Antioquía después del
Mártires, no se atrevan a tocar
apóstol san Pedro, con­
mi cuerpo. Por lo cual si no
denado a las fieras durante la
quisieren verir, yo las acuciaré,
persecución de Trajano, fué en­
las excitaré á devorarme. Perdo*
viado prisionero a Roma. El na­
nadme, hijos, que bien sé lo que
vio que le transportaba abordó
me conviene*.
en Esmirna, de donde era obispo
Policarpo, discípulo de san Juan. Lección VI
Allí escribió una carta a los ds
Efeso, otra a los Magnesianos, la A empiezo a ser discípu­
h o ra

tercera a los de Tales, y la cuar­ lo de Cristo, nada deseand


ta a los Romanos. Al partir de de las cosas visibles, a fin de ha­
alií, escribió a los de Filadelfia, llar a Jesucristo. Vengan a mí el
a los de Esmirna, y particular­ fuego, la cru.3, las bestias, el que­
mente a Policarpo, encomendán­ brantamiento de los huesos, la
dole la Iglesia de Antioquía. En mutilación de los miembros, el
esta última carta da, respecto a magullamiento de todo el cuerpo,
la persona de Cristo, un testimo y todos los tormentos del espí­
nio que constituye una confirma­ ritu maligno, con tal que goce
ción del Evangelio que he tradu­ de Cristo”* Y cuando fué conde­
cido recientemente. nado a las btstias, al oír los ru­
gidos de los leones, deseando ar­ su alma, la perderá” ; no la ames
dientemente padecer, exclamó: por miedo de perderla; no la
“ Soy trigo de Cristo; seré moli­ ames en esta vida, a fin de qu'í
do por los dientes de las bestias, no la pierdas en la vida eterna
para convertirme en el pan blan­
co de Cristo”. Sufrió el.m arti­ Lección VIH
rio en el año undécimo de Tra­
I a última explicación que he
jano. Las reliquias de su cuer­
dado, parece que se amolda
po descansan en Antioquía en el
mejor al sentido del Evangelio.
cementerio situado fuera de la
Porque en él leemos a continua­
puerta Dafnítica.
ción: “y quien aborrece su alma
III NOCTURNO en este mundo, para vida eterna
L E C d Ó N DEL SANTO EV AN G ELIO
la guarda”. Así, pues, cuando se
según sa n J u a n
dice más arriba: “ El que ama su
alma”, debe sobrentenderse: “ en
Lección VII Cap. 12, 24-26 este mundo” . Este seguramente
la perderá; pero el que aborrece
E T n aquel tiempo: Dijo Jesús a
su alma en este mundo, la guar­
sus discípulos: En verdad, da seguramente para la vida eter­
en verdad os digo, que si el gra­ na. Grande y asombrosa senten­
no de trigo, después de echado cia, de la que se deduce, que el
en tierra, no muere, queda in­ hombre tiene por su alma un
fecundo. Y lo qufe sigue. amor que es causa de su pérdida,
y un odio que impide que se pier­
H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p g
da. Si la amáis mal, la odiáis;
Trat. SI sobre san Juan, después del
medio si la odiáis bien, la amáis. D i­
chosos los que la odiáis para
l Señoif Jesús era este guardarla, por miedo de perderb
grano que debía morir amándola.
y multiplicarse; morir
víctima de la infidelidad de los Lección IX
judíos, y multiplicarse por la fe
de los pueblos. Pues bien, exhor­ D e r o guárdate de que se insinúe
tando a seguir las huellas de su en tu alma 1^ ¡dea desquerer
pasión, dijo: “ Quien ama su al­ matarte, comprendiendo así el
ma, la perderá” . Estas palabras deber de odiar tu alma en este
pueden entenderse de dos mane­ mundo; de aquí proviene que
ras. “ Quien ama su alma, la per­ ciertos hombres malos y perver­
derá”, es decir: Si la amas, piér­ sos, crueles e impíos, homicidas
dela. Si deseas conservar la vida de sí mismos, se echen a las lla­
en Cristo, no temas morir por mas, se ahoguen, se arrojen a un
Cristo. Pueden también enten» precipicio, y perezcan. No e s .
derse en otra' forma: “ Quien ama esto lo que Jesucristo nos en-
señó; por lo contrario, aun al ibas adonde querías; mas cuando
diablo, que le proponía que se ya fueres viejo, extenderás tus
arrojase de lo alto del Templo, manos y te llevará otro adonde
respondióle: “ V e t e , Satanás, tú no quieras”. Palabras que nos
porque escrito está: No tenta­ enseñan con sobrada claridad
rás al Señor tu Dios” . Del mis­ que quieu sigue las huellas de
mo modo, el Señor dijo a Pedro, Jesucristo, no debe darse la
indicando el género de muerte muerte, sino recibirla de otro.
Te Deum, pág. 10.
con que debía glorificar a Dios:
Las Vísperas del Oñcio siguiente con
“ Cuando eras mozo, te ceñías e Conmemoración del precedente.
Día 2 de Febrero

La Purificación de la Santísima Virgen María


D o b l e d e I I cla se

Todo se toma del Común de las F ies­


tas de la B. Virgen María, pág. 864,
4. La raíz de Jesé * ha dado
menos lo que sigue: su fruto: la estrella ha nacido
de Jacob: la Virgen ha dado a
I VISPERAS luz al Salvador; os alabamos, oh
Dios nuestro.
A n t . 1. ¡Oh admirable unión! 5. He aquí que María ha da­
* el Creador del género huijiano do a luz * al Salvador, al cual
tomando un cuerpo animado, se señalaba Juan al exclamar: He
ha dignado nacer de la Virgen, aquí el que quita los pecados del
y haciéndose hombre sin el con­ mundo, aleluya.
curso del hombre, nos ha hecho
partícipes de su Divinidad.
Capitula Malaq., 3, 1
2. Cuando nació * inefable­
mente de la -Virgen, entonces se e aquí que yo envío mi
cumplieron las Escrituras: des­ Angel, el cual preparará
cendisteis como lluvia en el ve­ el camino delante de mí.
llocino, para salvar al linaje hu­ Y luego vendrá a su templo el
mano; os alabamos, oh Dios Dominador a quien buscáis, y el
nuestro. Angel del Testamento que de­
3. En la zarza que Moicás * seáis.
vió encendida y sin consumirse, y . El Espíritu Santo habíi
reconocemos vuestra gloriosa vir­ revelado a Simeón. Que no
ginidad. Madre de Dios, interce­ llegaría a la muerte sin ver an­
ded por nosotros. tes al Ungido del Señor, -
A n t , d e l M a g n i f , — El ancia­ S a l m o 9 4 . — Venid, alegrémo­
no * sostenía al Niño, mas el Ni­ nos, pág. 3.
ño regía al anciano: aquel Niño
I NOCTURNO
que nació de una Virgen, la cual
permaneció virgen después del D e l l ib r o d e l E x o d o
parto y adoró al mismo a quien
dió a luz. Lección I Cap. 13, 1-3, 11-13

el Señor a Moisés,
|a b l ó
Oración
diciendo: Conságrame
Q y e te r n o Dios,
m n ip o t e n t e todo primogénito que na­
suplicamos humildemente a ce entre los hijos de Israel, tan­
vuestra Majestad, que así como to de hombres como de anima­
vuestro Unigénito Hijo fué pre­ les, porque míos son todos. Y
sentado en el día de hoy en el Moisés dijo a¡ pueblo: Cuando
templo, revestido de nuestra car­ el Señor te habrá introducido en
ne, así seamos presentados a Vos la tierra del Cananeo, como lo
purificadas nuestras almas. Por el ha jurado a ti y a tus padres, y
mismo Señor. te habrá dado la posesión de ella,
Conmemoración del Oficio precedente: separarás para el Señor los pri­
A n t . — El que quiera venir en mogénitos y todos los prime­
pos de mí, niéguese a sí mismo, rizos de tus ganados, todo lo que
y tome su cruz, y sígame. tuvieres del sexo masculino lo
y . El justo florecerá como consagrarás al Señor. Al primer
la palma. Se elevará como nacido de asno lo cambiarás por
el cedro del Líbano. una oveja; caso que no lo resca­
tares, lo matarás. Pero a todos
’ Oración tus hijos primogénitos los resca­
tarás con dinero.
O mnipotente Dios, mirad con I£. Adorna Sión, tu morada,
ojos propicios nuestra fla­ y recibe a Cristo Rey; * Aquel a
queza; y ya que nos agobia el quien concibió y dió a luz una
peso de nuestras acciones, haced Virgen, la cua. permaneció vir­
que nos proteja la gloriosa in­ gen después d?l parto y adoró
tercesión del bienaventurado Ig­ al mismo a quien dió a luz. y .
nacio, vuestro Mártir y Pontífi­ Al tomar Simeón en sus manos
ce. Por nuestro Señor. al Niño, dandb gracias bendijo
al Señor. Aquel.
MAITINES
D e l l ib r o del ftv Í T ic o
I n v i t a t o r i o . — He ahí que e> Lección II Cap. 12, 1-S
Señor Dominador viene a su san­
to templo: * Gózate y alégrate, a b l ó el Señor a Moisés, di­

Sión, saliendo ai encuentro de tu ciendo: Dirige tu palabra a


Dios. los hijos de Israel, y les dirás:
Si la mujer después de ser ma­ dos tórtolas o dos pichones, el
dre da a luz un varón, quedará uno para el holocausto y el otro
inmunda por siete !días, separada para sacrificio por el pecado; y
como en los día¿ de la regla el sacerdote hará oración por ■ella,
menstrual. Al día octavo será y así será purificada.
circuncidado el niño. Mas ella 1^. Ofrecieron por él al Se­
permanecerá treinta días purifi­ ñor un par de tórtolas o dos pa­
cándose su sangre. No' tocará lominos. * Conforme a lo que
ninguna cosa santa, ni entrará en está prescrito en la ley del Se­
el Santuario, hasta que se cum­ ñor. y . Habiéndose cumplido el
plan los días de su purificación. tiempo de la purificación de Ma­
Mas si diere a luz hembra, esta­ ría, según la ley de Moisés, lle­
rá inmunda dos semanas, según varon al Niño a Jerusalén para
el rito acerca del flujo menstrual, presentarlo al Señor. Conforme.
y por sesenta y seis días quedará Gloria al Padre. Conforme.
purificándose de su sangre.
II NOCTURNO
I£. Habiéndose cumplido el
tiempo de la purificación de Ma­ S erm ón de san A g u s t ín , O b is p o
ría, según la ley ce Moisés, lle­ Sermón 13 de Tiempo, después del
varon al Niño a Jerusalén para principio

presentarlo al Seño", * Conforme Lección IV


a lo que está prescrito en la Ley:
Que todo varón al nacer sea con­ sí, en otro tiempo, había
sagrado a Dios. y . Ofrecieron s i d o profetizado: Un
por él al Señor un par de tórto­ hombre da el nombre de
las o dos palominos. Conforme a madre a Sión: “ Porque en ella
lo que está prescrito. se había hecho hombre, y es el
mismo Altísimo quien la ha fun­
Lección III Cap. 12, 6-8 dado” . ¡Oh omnipotencia de un
niño recién nacido! ¡Oh magnifi­
( " '' umplidos en f n los días de cencia de un Dios que viene del
su purificación por hijo o cielo a la tierra! Aun residía en
por hija, llevará a la entrada del el seno materno, y ya Juan le
Tabernáculo del Testimonio un saludaba desde el seno de Elisa-
cordero primal para el holocausto bet. Es presentado en el templo,
y un pichón o una tórtola por el y le reconoce Simeón, anciano
pecado, y los entregará al sacer­ tan venerable por su reputación
dote. El cual los ofrecerá al Se­ como por su edad, hombre de
ñor y rogará por illa, y con es­ virtud probada, coronado de mé­
to quedará purificada del flujo de ritos. Fué entonces cuando este
su sangre. Esta es la ley de 1¿ T santo varón le reconoció y le
que da a luz varón o hembra adoró; fué entonces cuando dijo:
Pero si sus facultades no alcanzan “ Ahora, Señor, Señor, sí que sa­
para ofrecer un cordero, tomará cáis en paz de este mundo a
vuestro siervo, porque mis ojos de Jesús con el Niño, para prac­
han visto ya al Salvador”. ticar con él lo prescrito por la
I£. Simeón justo y temeroso Ley, recibióle Simeón en sus bra­
esperaba la redención de Israel, zos. Y.
* Y el Espíritu Santo estaba en
él. y . El Espíritu Santo había Lección VI
revelado a Simeón que no mori­
ría sin ver antes al Cristo del M o deseaba Simeón permanecer
Señor. Y. mucho tiempo en el mundo;
ansiaba ver a Jesucristo, y re­
Lección V petía las palabras del Profeta:
“ Manifestadnos, Señor, vuestra
P )io s había diferido el sacarlo misericordia, y dadnos vuestro
del mundo para que pudiera Salvador” . Y para que sepamos
ver, nacido entre nosotros, al que que en esto consistía su gozo y
creó al mundo. Reconoció el an­ su consuelo, añadió finalmente:
ciano al Niño, y con él convirtió­ “ Ahora, Señor, sí que sacáis en
se en niño, puesto que la piedad paz de este mundo a vuestro sier­
de que rebosaba su alma le co­ vo, porque mis ojos han visto ya
municaba una segunda juventud. al Salvador”. Los Profetas ha­
El anciano Simeón llevaba al Ni­ bían anunciado que el Creador
ño Jesús, y el Jesús niño guiaba del cielo y de la tierra vendría
la ancianidad de Simeón. Dios a habitar en la tierra entre los
había prometido a Simeón que hombres. Un Angel trajo la no­
no le dejaría morir hasta que ticia de que el Creador de la car­
hubiese contemplado al Ungidc ne iba a revestirse de un cuerpo.
del Señor hecho hombre. Nació, Desde el seno de Elisabet, Juan
pues, Cristo, y cumplióse el deseo Bautista saluda al Salvador en­
del anciano en la vejez del mun­ cerrado en el seno de la Virgen.
do. Porque Jesucristo encontró Finalmente, el anciano Simeón
al mundo en plena vejez1, vino reconoce z este niño como Dios.
a los brazos de un hombre de R . Al entrar los padres de
edad avanzada. Jesús en el templo con el Niño,
El Espíritu Santo había para practicar con él lo prescri­
revelado a Simeón que no llega­ to por la Ley, recibióle Simeón
ría a la muerte sin ver antes al en sus brazos, y bendijo a Dios,
Ungido del Señor: * Y bendijo diciendo: * Oh Señor, ahora si
Simeón a Dios diciendo: Ahora que sacáis del mundo a vuestro
sí que sacáis del mundo a vues­ siervo en paz. y . Tomando Si­
tro siervo en paz, ya que mis meón al Niño en sus brazos, ex­
ojos, oh Señor, han visto al Sal­ clamó: Oh Señor, ahora sí que
vador. y . Al entrar los padres | sacáis del mundo a vuestro sier-

1. Del pecado.
vo en paz. Gloria al Padre. Oh y . Al presentar los padres de
Señor Jesús al Niño, recibióle él en
sus brazos, y bendijo a Dios di­
III NOCTURNO ciendo. Verdaderamente.
L e c c ió n del san to E v a n g e l io

según san L ucas


Lección VIII

Lección VII Cap. 2, 22-32 V/’ en verdad que es muy me­


recedor de que le llamen jus­
P n aquel tiempo: Después que to, ese anciano que antes busca­
se cumplieron los días de la ba el bien de la nación que su
purificación de María según la propia ventaja. Porque al propio
ley de Moisés, llevaron a Jesús tiempo que deseaba verse libre
a Jerusalén, como está escrito en de los lazos de un cuerpo frágil,
la ley del Señor. Y lo que sigue. jamás perdió la esperanza de con­
templar al Salvador prometido,
H o m il ía de san A m b r o s io , calificando de dichosos los ojos
O b is p o que le vieran. Tomóle en sus bra­
Libro 2 de los Coment, sobre san L u ­ zos, y bendiciendo a Dios, dijo:
cas, cap. 2, después del principio “ Ahora, Señor, despides a tu
había a la sazón en Jeru­ siervo, según tu palabra, en paz” .
salén un hombre llamado Mira cómo este justo, para quien
Simeón, y este hombre- la materia de su cuerpo es una
justo y temeroso de Dios, espe­ prisión, anhela verse libre de ella,
raba la consolación de Israel”. para que pueda empezar a vivir
No solamente los ángeles, los con Jesucristo; porque verse li­
profetas y los pastores, sino tam­ bre de los lazos del cuerpo y vi­
bién los ancianos y los justos, vir con Jesucristo es mucho más
dan testimonio del nacimiento ventajoso.
del Señor. Personas de diferentes I£. El anciano llevaba al Ni­
edades y sexos y acontecimientos ño, mas el Niño regía al ancia­
milagrosos confirman esta ver­ no: * Aquel Niño a quien con­
dad. Una virgen da a luz, una cibió y dió a luz una Virgen, la
estéril se hace fecunda, un mudo cual permaneció virgen después
habla, Isabel es inspirada, los del parto y adoró al mismo a
Magos llegan para adorarr, un ni­ quien dió a luz. y . Al tomar
ño da saltos en el seno de su Simeón en sus manos al Niño,
madre, una viuda alaba y beqjli- dando gracias, bendijo al Señor.
ce, un justo espera. Aquel.
I£. Tomando Simeón a Jesús
Lección IX
en sus brazos, exclamó: * Ver­
daderamente que tú eres la lu? P^ero el que así anhela partir,
que iluminará a las Naciones, y debe encaminarle al Templo,
la gloria de tu pueblo de Israe). llegar a Jerusalén, esperar al Un­
gido del Señor, recibir en sus Capitula Malaq., 3, 1
manos el Verbo de Dios, abra­
zarlo por las buenas obras, que e ahí que yo envío mi
son como los brazos de la fe. En­ Angel, el cual preparará
tonces se irá apaciblemente, y no el camino delante de mí.
verá la muerte eterna, porque Y luego vendrá a su templo <5!
habrá visto la Vida. Bien ves que Dominador a quien buscáis, y
el nacimiento del Señor derrama el Angel del Testamento que
la gracia abundantemente sobre deseáis.
toda clase de personas, y que el A n t . d e l B e n e d . — Al presen­
don de profecía es negado a los tar * los padres de Jesús al Niño,
incrédulos, pero no a los justos. recibióle Simeón en sus brazos, y
He ahí, pues, que Simeón profe­ bendijo a Dios, diciendo: Ahora
tiza que eí Señor Jesucristo ha sí que sacáis del mundo a vues­
venido para la ruina y para la tro siervo en paz.
resurrección de muchos, a fin de
discernir lo que merecen los bue­ Oración
nos y los malos, y para otorgar,
como juez justo e infalible, su­ r^MNipoTENTE y etemo Dios,
plicios o premios según los actos. suplicamos humildemente a
Te Deum , pág. 10. vuestra Majestad, que así como
vuestro Unigénito Hijo fué pre­
LAUDES Y HORAS sentado en el día de hoy en el
templo, revestido de nuestra car­
A n t . 1. Simeón justo * y te­
ne, así seamos presentados a Vos,
meroso de Dios, esperaba la re­
purificadas nuestras almas. Por
dención de Israel, y en él estaba
el mismo Señor.
el Espíritu Santo.
Los Salmos de Dominica, pág. 55.

2. El Espíritu Santo * había TERCIA


revelado a Simeón, que no llega­ I.a Capitula de Laudes.
ría a la muerte sin ver antes al
Señor. SEXTA
3. Tomando Simeón * al Niño Capitula Malaq., 3, 1-2
en sus manos, bendijo al Señor
dando gracias. í —T e ahí que vendrá, dice el Se­
4. Será la luz para iluminar a ñor de los ejércitos, ¿ y quién
las Naciones, * y la gloria de tu podrá pensar en el día de su ve­
pueblo, Israel. nida? <¡Y quién será capaz de sos­
5 . m Ofrecieron * por él al Se­ tener su mirada? Y a él será co­
ñor un par de tórtolas o dos pa­ mo fuego que derrite, y como
lominos. hierba de los bataneros1.
1. “ E s necesario que el estaño, el hierro y el plomo que se encuentran mez­
clados con nuestro oro y plata, es decir, con nuestros pensamientos y palabras,
sean consumidos por el fuego del Señor. Eí Señor, para los . que pecan grave-
NONA de la protección de aquel cuyo
nacimiento a la vida eterna cele­
Capitula Malaq., 3, 4 bramos. Por nuestro Señor.

Y ser¿ grato .'1 Señor el sacri­


Lección III
ficio de Judí y de Jerusalén.
como en los siglos primeros y ^ rillaba Blas por sus virtudes
tiempos antiguos, dice el ^Señor en Sebaste de Armenia cuan­
omnipotente. do fué elegido para obispo de es
ta ciudad. En la época en que
II VISPERAS Diodeciano perseguía a los cris­
tianos con insaciable crueldad, se
Las A ntífonas y Capitula de Laudes
y . El Espíritu Santo había ocultó el Santo en una cueva del
revelado a Simeón. R . Que no monte Argeo, en la cual perma­
llegaría a la muerte sin ver an­ neció escondido, hasta que le ha­
tes al Ungido del Señor. llaron los soldados del goberna­
A n t . d e l M a g n i f . — En el día dor Agricolao mientras éste se en­
de hoy, * la bienaventurada Vir­ tregaba a la caza. Condujéronle
gen María presentó al Niño Je­ al gobernador, quien ordenó fuese
sús en el templo, y Simeón, lleno encarcelado. Mas aconteció que
del Espíritu Santo, le tomó en mientras estaba en la cárcel curó
sus brazos, y bendijo a Dios pa­ a muchos enfermos, que le pre­
ra siempre. sentaron movidos' por la fama de
No se hace Conm emoración del O fi­ su santidad. Entre ellos se halla­
cio siguiente. ba un niño, de cuya salvación
desesperaban los médicos, toda
vez que tenía una espina atra­
Día 3 de Febrero
vesada en la garganta, y le daban
ya por muerto. Conducido Blas
San Blas
por dos veces al gobernador, ni
Obispo y Mártir
por medio de halagos ni de ame­
Sim ple
nazas se pudo conseguir que sa­
En V ísperas y en Laudes la A n tí­ crificase a los dioses; primera­
fona y el V e r s íc u lo 1 se toman del Co­
mún de un M ártir, pág. 755. mente fué azotado, luego despe­
dazaron su cuerpo en el caballeta
Oración guarnecido de peines de hierro;
cortáronle por último la cabeza,
Q h Dios, que uos alegráis con
con lo cual dió un ilustre testi­
la anual solemnidad del
monio de la fe en Cristo, -#l día
bienaventurado Blas, v u e s t r o
tres de Febrero.
Mártir y Pontífice: concedednos
Te Dcitm, pág. 10. ^
propicio, que también gocemos Las \ ísperas del O ficio siguiente.

mente, es como un fuego .devorador, ma< para los q ue sólo cometen pecados
leves, es como la hierba de que se sirven los bataneros, para devolver la pureza
a los que han sido la va d o s” . (San Jerónim o). ' ■
' _ .
Día 4 de Febrero madre. Mas, luego que supo ha­
ber sido consagrado a la Santísi­
San Andrés Corsino ma Virgen María por un voto de
Obispo y Confesor sus padres, inflamóse el amor de
Doble (L . h.)
Dios en su corazón, y enterado
de la visión de su madre, abra­
Todo se toma del Común de C o n fe­ zó la Orden Carmelitana, en la
sores Pontífices, pág. 790, menos lo
que sigue: cual tuvo que sufrir diversas
tentaciones del demonio, sin que
Oración nada consiguiera apartarle de su
designio de ser religioso. Envia­
f'fcH Dios, que sin cesar nos do luego a París, al terminar ei
mostráis en vuestra Iglesia curso de los estudios, consiguió
nuevos ejemplos de virtud: con­ el grado de doctor, después de lo
ceded a vuestro pueblo la gracia cual volvió a su patria, y le des­
de seguir de tal suerte las hue­ tinaron al gobierno de su Orden
llas del bienaventurado Andrés, en la Toscana.
vuestro Confesor y Pontífice, que
merezca conseguir el mismo pre­ Lección V
mio. Por nuestro Señor.
Í - T allán d o seprivada de pastor
II NOCTURNO
la iglesia y diócesis de Fié-
Lección IV sole, fué elegido para ser su
obispo. Pero él, teniéndose por
ndrés nació en Florencia indigno de semejante honor, se
de la noble familia de mantuvo por mucho tiempo ocul­
los Corsinos; sus padres to, hasta que, descubierto por
lo obtuvieron del Señor por me­ la voz de un niño, que habló mi­
dio de oraciones, y lo ofrecieron lagrosamente, le encontraron fue­
a la bienaventurada Virgen Ma­ ra de la ciudad, y recibió la con­
ría. Lo que había de ser, se les sagración episcopal, por temor a
mostró antes que naciera, por oponerse a la voluntad divina.
medio de una señal divina. Pues Revestido de la nueva dignidad,
estando encinta su madre, le pa­ se ejercitó aún más en la humil­
reció en un sueño que daba a dad que siempre le había distin­
luz un lobo, el cual dirigiéndose guido; y unió a la solicitud pas­
al convento de los Carmelitas, en toral, ia misericordia en favor de
el mismo vestíbulo del templo se los pobres, la generosidad, la asi­
transformaba en cordero. Duran­ duidad en la oración, las vigilias
te su juventud fué educado pia­ y las demás virtudes; se distin­
dosamente y según convenía a su guió también por su espíritu pro-
condición; como se dejase llevar fético: de manera que todos tri­
poco a poco hacia el vicio, fué butaban alabanzas a su gran san­
muchas veces reprendido por su tidad.
Lección VI Día 5 de Febrero
JpL Sumo Pontífice Urbano V, Santa Agueda
atendidas todas estas cuali­ Virgen y Mártir
dades, le envió a Bolonia como
Doble
legado a fin de apaciguar las tur­
bas exaltadas. En el desempeño
I VISPERAS
de este cargo, tuvo que sufrir
mucho, pero consiguió con su Cuando se hayan de rezar I V ísp e ­
ras enteras, se dicen las A n tífon as de
gran prudencia apaciguar las ene­ Laudes, pág. 1012. Los Salmos son los
mistades de los ciudadanos que del Común de A póstoles, pág. 735.

se odiaban de muerte. Finalmen­ A n t . d e l M a g n i f . — Estando la


te, restablecida la tranquilidad bienaventurada Agueda * de pie
volvió a su sede. Poco más tarde, en medio de la cárcel, oraba al
fatigado por asiduos trabajos v Señor con las manos extendidas:
por sus voluntarias m?ceracio- Señor Jesucristo, mi buen Maes­
nes, después de haberle anuncia­ tro, os doy gracias porque hi­
do la bienaventurada Virgen Ma­ cisteis que saliera vencedora de
ría el día de su muerte, subió al los tormentos de los verdugos;
cielo, en el año del Señor mil ordenad, Señor, que llegue feliz­
trescientos setenta y tres, a los mente a vuestra gloria inmarce­
setenta y un años de su edad. El sible.
papa Urbano VIII, atendiendo a
los muchos y admirables milagros Oración
que se realizaban por su media­
ción, le inscribió en el catálogo (~) h Dios, que entre los demás
de los Santos. Su cuerpo descan­ milagros de vuestro poder,
sa en Florencia en la iglesia de habéis concedido la victoria en
su Orden, y es venerado en gran el martirio aun al sexo débil;
manera! por sus ciudadanos, a otorgadnos propicio que cuantos
los cuales más de una vez ha celebramos el nacimiento a la
protegido en medio de las prue­ vida eterna de la bienaventura­
bas de esta vida. da Agueda, vuestra Virgen y
En el I I I N octurno, se k ; la H o Mártir, dirijamos nuestros pasos
m ilía sobre el E van gelio: Un hombre,
yéndose a lejanas tierras, del Común
hacia Vos, siguiendo sus ejem­
de un Confesor Pontífice, pág. 794. plos. Por nuestro Señor.
L as V ísperas son del O ficio sigu ien ­
Conm emoración del O ficio precedente:
te desde la C apitu la, con Conm em ora­
ción del precedente. A n t .— El Señor le amó y le
fl En las F iestas de nueve L eccio ­
nes que ocurran desde el Jueves des­
honró: y le vistió con vestiduras
pués de Ceniza hasta el Sábado des­ de gloria y le coronó para en­
pués del Domingo de Pasión inclusive, trar en las puertas deí* paraíso.
se dice la Lección I X de la F e ria ocu­
rrente, y se hace Conm emoración de V . El Señor condujo al jus­
ella en Laudes y V ísp era s, anteponién­ to por caminos rectos. R . Y le
dola a la de un Santo de rito sim ple, si
ocurriere. . mostró el rpino de Dios.
Oración alm a, ín tegros m is pechos, los
cu ales desde m i in fa n cia consa­
Q h D io s , que sin ce sa r nos
gré al Señor. Im p ío .
m o strá is en v u e stra Ig lesia
]£. I I . A gu ed a iba a la cá r­
n u ev o s e je m p lo s de v ir tu d : co n ­
cel llen a de gozo y gloriándose
ceded a v u e s tro p u eb lo la gracia
por ello, * C o m o si fuese in v ita ­
de seg u ir de tal su erte las hu ellas
da a un co n v ite ; y recom endaba
del b ie n a v e n tu ra d o A n d rés, v u e s ­
a D io s con preces su com bate.
tro C o n fe s o r y P o n tífic e , quo
y . Sien do de n ob ilísim a ^prosa­
m e re zca co n se gu ir el m ism o p re­
pia, go zábase en ser llev ab a a la
m io. P o r n u estro Señor.
cá rcel p o r un ho m b re d esp recia­
Después, en Cuaresma, Conmemora­
ción de la Feria. ble. C o m o .
IJ . I I I . ¿Q u ién eres tú, que
MAITINES vin iste a m í para cu rar m is h e ­
rid as? Y o so y el A p ó sto l de C ris­
El Invitatorio e Himno del Común
de una Virgen Mártir, pág. 821. to ; no ten gas a cerca de m í n in ­
gú n tem o r, h ija m ía : E l m ism o
I NOCTURNO •
m e ha en viad o a ti, * A q u el a
A n t. 1. Y o s o y de co n d ició n q uien tú am as ro n p u reza d e a l­
lib re * y de ilu stre lin a je , co m o m a y de corazón . V . P u es y o
lo p ru eb a to d a m i p a re n te la . so y su A p ó sto l, y sepas que en su
Salmo 1, pág. 47. n om b re v a s a ser cu rad a. A q u el.
2. La m ás n o b le lib e rta d * G lo ria al P a d re. A q u el.
co n siste en s e r v ir a C r is to .
II NOCTURNO
Salmo 2, pág. 47.
3. S o y s ie rv a de C r is to , * p o r A n t . 1. S a n ta A g u e d a * d ijo :
e sto q u ie ro m o stra rm e de se rv il Si m e exp ones a la s fieras, se
co n d ició n . am an sarán al o ír el n om bre de
Salmo 3, pág. 48. C ris to .
Salmo 4, pá?. 77.
y . Con ésta tu g a lla r d ía y
2. Sn in te n ta s a to rm en tarm e
h erm o su ra. C a m in a , a v a n z a
con el fu e g o , * lo s A n g eles m e
p ró sp era m e n te , y rein a.
Las lecciones T e glorificaré, del Co­ e n v ia rá n desde el cie lo un ro cío
mún de Vírgenes, pág. 829, con los salu d ab le.
Responsorios siguientes: Salmo 5, pág. 90.
IJ . I. M ie n tra s la b ie n a v e n ­ •3. A g u e d a * ib a a la cá rcel
tu ra d a A g u e d a era cru elm e n te llen a de g o zo y glo rián d o se por
a to r m e n ta d a en u n o de su s p e ­ e llo , co q jo si fu ese in v ita d a a un
ch o s, d ijo a l ju e z : * Im p ío , cruel co n v ite , y reco m en d a b a a D io s
y b á rb a ro tira n o , ¿ n o te a v e r ­ con p re ces su co m b a te .
g ü en za s d e c o rta r a una m u je r Salmo 8, pá?. 49.
lo m ism o con qu e tu m a d re re y . D io s la p ro teg erá con su
a lim e n tó ? y . P o r lo q u e h a ce fa z. I * . E n m ed io de ella está
a m í, ten go en el fo n d o de m i D io s ; no será co n fu n d id a .

1 . Drev. 73
Lección IV Señor J esu cristo , que m e habéi.->
e n viad o v u e s tro A p ó sto l p ara
gueda, V irg en , n ació en cu rar m is heridas. Y m e ha co n ­
S icilia de p ad res n ob les; solado.
P a lerm o y C a ta n ia se
disputan el h o n o r de ser su cuna. Lección V
C on siguió glo rio sa m en te la co ro L ) o r lo cual, airad o el p re to r, le
na del m artirio en C a ta n ia , d u ­ dió a esco g er entre a d o ra r a
ran te la p ersecu ció n de D e c io . los dioses o s u frir la v io le n cia
D istin g u ién d o se la virge n A gu tcla de los to rm en to s. M a s, co m o ella
tan to por su h erm o su ra co m o p o r se m a n tu v iese co n sta n te en la fe ,
su castidad, Q u in cian o , p re to r de m an d ó la a b o fe te a r, y e n v ia rla
Sicilia, se en am o ró de ella. P e rc después a la cá rcel. L a sacaron
después de h a b er in te n ta d o p or de a llí el d ía sigu ien te, y , no h a ­
todos los m edios qu e a cced ie ra a bien do e lla ca m b ia d o de p ro p ó si ­
sus deseos, no p u d ien d o q u e b ra n ­ to , la a to rm e n ta ro n con p lan ch a s
ta r la resolución de A g u e d a , la can d en tes en el c a b a lle te . L u e g o
d e tu vo p or p r o f e s a r la su p e rsti­ le fu é co rta d o el p ech o. D u ra n te
ción cristian a, y la en tregó a este su p licio , la v irg e n , d irig ié n ­
cierta m u jer, llam ad a A fro d is ia , dose a Q u in cian o , le d e c ía : “ C ru e l
p ara que la co rro m p iera . P ero tira n o : ¿n o te a v e rg ü e n za s de
no pudiendo A fr o d is ia con su tra ­ co rta r a una m u je r el m ie m b ro de
to disuadirla de qu e p erse ve ra se donde to m a ste el a lim e n to m a ­
en la fe cristia n a , ni pudiendo te r n o ? ” D e n u ev o fu é e n c a rc e la ­
tam p oco v e n cer sú v o lu n ta d de da, y d u ran te la n och e la curó
m antenerse virgen ; m a n ife stó a un an cia n o , qu e d ijo ser A p ó s ­
Q uincian o que to d o s sus e s fu e r ­ tol de C r is to . Y co m o fu e se lla ­
zos eran in ú tiles ce rca de A g u e ­ m ad a o tra v e z p o r el p re to r, y
da. M an d ó e n to n ces el p re to r p erse ve ra se en la c o n fe sió n de
que la virgen le fu e se p resen tad a. C ris to , fu é r e v o lc a d a so b re t ie s ­
A s í que la tu v o en su p resen cia tos q u e b ra d o s y ca rb o n es e n ce n ­
le d ijo : “ ¿ A c a s o n o te a v e rg ü e n ­ didos.
zas, siendo tú de n ob le lin a je , I£ . M e ha cu rad o a q u el m is ­
de lle v a r la v id a h u m ild e y se r­ m o que m e ha a le n ta d o en la
v il de los c r is tia n o s ? ” A l cu al cá rcel p o r m e d io del a p ó sto l P e ­
respondió A g u e d a : “ E s m u ch o d ro , p o rq u e se h a b ía m a n d ad o
m ás excelen te la h u m ild ad y la exten d erm e en el ca b a lle te . *
servid u m b re de los cristia n o s que P o r m i fid elid ad en p erm an e cer
las riquezas y so b erb ia de los r e ­ ca sta , a y ú d a m e , S éñ o r D io s m ío .
yes” . en el to rm e n to de m is p ech os,
I£. A y u d a d a p o r el Señor, y . E l m ism o se ha d ign ad o c u ­
p erseveraré en co n fe s a r a A q u el rarm e de to d a h e rid a , y restitu ir
que m e ha sa lv a d o , * Y m e ha m i p ech o a su lu g ar. P o r m i fi­
consolado. y . G ra c ia s os d o y , delidad.
Lección VI m odo peleé en el estad io ; mas
porque no quise obedecer los
A A ie n tr a s a sí a to rm en ta b a n a
m andatos de los prín cipes, me
la in ve n cib le v irg e n , d e jó se
he visto atorm en tada en m is p e­
sen tir en to d a la ciudad un gran
chos.
terre m o to , y a l d esp lo m arse dos Salmo 14, pág. 82.
p ared es, fu ero n p o r ellas a p la s ta ­
3. P o i m i fid elid ad a la cas­
dos S ilv in o y F a lco n io , fa m i­
tidad * he sido extendida en el
liares del p reto r. P o r to d o lo ca b a lle te ; ayu dad m e, Señor, D io s
cu a l, co n m o vió se p ro fu n d am en te
m ío , en el torm ento de m is p e­
el p u eb lo , y tem e ro so Q u in cian o
chos.
de qu e se a lb o ro ta ra , ord en ó que
Salmo 15, pág, 132.
A g u e d a , y a m ed io m u e rta , fuera
y . E l Señor la eligió sobre
lle v a d a o cu lta m en te a la cárcel.
todas las dem ás. I£. Y la hizo
E s ta n d o a llí la S a n ta , rogó a D io s
h a b ita r en su tabern ácu lo .
co n e sta s p a la b ra s : “ O h , Señor,
Lecciones de la Homilía sobre el
V o s qu e desde m i in fa n c ia m e Evangelio S e llegaron a Jesús, del Co­
h a b éis g u a rd a d o ; qu e a rra n c a s ­ mún de Vírgenes en el segundo lugar,
pág. 831, con los Responsorios siguien­
teis de m i co razón el a m o r del tes:
m u n d o ; q u e m e h icisteis su p erio r
1$. V II. H a b ien d o santa
a lo s to rm e n to s d e los v e rd u g o s,
A gueda in gresado en la cárcel,
re cib id m i a lm a ” . M ie n tra s h a ­
oraba a D io s con las m anos ex­
cía esta o ra ció n , v o ló al cielo , el
ten d id as: O h Señor que h icisteis
d ía cin co de F eb rero . Su cuerp o
que saliera ven ced o ra de los to r­
fu é sep u lta d o p o r lo s cristia n o s.
m en to s de los verd u go s, * M a n ­
. V is te is , oh S eñ o r, m i co m ­
dadm e lleg ar a l re fu g io de vu es­
b a te y co n te m p la ste is de qué
tra m iserico rd ia, y . Señ o r que
m o d o peleé en el esta d io . M a s
m e creasteis, que arran casteis de
p o rq u e no qu ise o b ed ece r a los
mi corazón el am or del m undo y
m a n d a to s de los p rín cip e s, * H e
p reserv a steis m i cuerp o de to da
sido a to rm e n ta d a en un o de m is
m anch a. M an d ad m e llegar al re ­
p ech os. y . P o r la v e rd a d , ia
fugio.
m a n se d u m b re y la ju s tic ia . H e
1$. V I I I . J am ás he usado ds
sido. G lo ria al P a d re. H e sido.
m ed icin a m a te ria l p ara m i cu er­
III NOCTURNO po, m as poseo a m i Señor Jesu­
cristo , * E l cual con sus sola?
A n t. 1.’ Si V o s no d isp on éis *
p alabras ren u eva todas las cosas.
qu e sea a to rm e n ta d o m i cu erp o
y . A l c u e se h a dignado curar­
por los ve rd u g o s, m i a lm a no
m e de toda herida, y restitu irm e
p o d rá e n tra r en el p a ra ís o del
m i p ech o, a él in v o co com o D io s
S e ñ o r con la p alm a del m a rtirio
viv o . E l cual. G lo ria al Padre.
Salmo 10, pág. 53. '
E l cu al.
2. V is te is , oh Señor, m i co m ­
Durante la Cuaresma, la IX Lección
b a te , * y co n te m p lasteis de qué de la Homilía de la Feria.
LAUDES Y HORAS da etern a de la b ien a ven tu rad a
A gu e d a , v u e s tra V irg en v M á r ­
A nt. 1. ¿Q u ién eres tú * tir, d irija m o s n u estro s pasos h a ­
que vin iste a m í p ara cu ra r m is cia V o s. sigu ien d o sus ejem p los.
heridas? Y o so y el A p ó sto l de P o r n uestro Señor.
C risto : no lo dud es, h i;a m ía. Durante la Cuaresma, Conmemora­
Los Salmos de Dominica, pág. 54. ción de la Feria.
2. Jam ás he usado de m e d ici­ En las Horas, las Antifonas y los
Salmos de la Feria; en Prima para la
na m aterial * p ara cu rar m i Lección breve se dice la Capitula de
cuerpo, m as poseo a m i S eñ o r J e ­ Nona.
sucristo, el cual con su sola p a ­
labra ren ueva todas las cosas. II VISPERAS
3. G ra cia s os d o y , * S eñ o r
Las Antífonas de Laudes, pág. 1012;
Jesu cristo , p orque h a b éis p en sa­ los Salinos de Dominica, pág. 73. pero
do en m í, y m e h a b éis en v iad o en lugar del último se dice el 147, pá­
gina 196. Desde la Capitula, del Ofi­
vu e stro A p ó sto l p ara cu ra r m is cio siguiente, con Conmemoración del
heridas. precedente, durante la Cuaresma, de
Feria y de santa Dorotea, Virgen y
4. Y o os ben d igo, * P a d re de Mártir. Si las II Vísperas se dicen en­
mi Señor J esu cristo , p o rg u e m e teras. se toman la Capitula, el Himno
y el Versículo de Laudes, pág. 1012, y
diante vu estro A p ó s to l m e res­ la Antífona del M agníficat, como se
titu isteis m i p ech o. indica más abajo.
5. In v o c o al D io s v iv o , * que
se dignó curarm e de todas m is
heridas y d e v o lv e rm e m i pech o. D ía 6 de F e b re ro
Capitula de la pág. 832; Himno y
Versículo del Común de Vírgenes, pá­ San Tito
gina 827. O b isp o y C o n fe s o r
A n t. del B encd . — U n a m u lti­ Doble (L . k.)
tud de pagan os, * a cu d ien d o al
sep u lcro de la V irg e n , to m a ­ Todo se toma del Común de Confeso-
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que
ron el v e lo que la cu b ría p ara sigue:
oponerle al fu e g o ; con lo cual
O ra ció n
dem ostró el Señ o r que los lib ra ­
ría del p eligro de lo s in cen dios Q h D io s , qu e a d o rn asteis al
por los m érito s de la san ta M á r ­ . b ie n a v e n tu ra d o T it o , v u e stro
tir A gueda. C o n fe s o r y P o n tífic e , con a p o s tó ­
lica s virtu d e s, co n ced ed n o s p o r
O ra ció n sus m é rito s e in tercesió n , que
O . v iv ie n d o ju s ta y p iad o sa m en te
h D io s, que en tre los dem á3
en este siglo , m e re zca m o s lleg a ;
m ilagros de v u e s tro p oder
a la p a tria ce lestia l. P o r n uestro
habéis con cedido la v ic to r ia en
S eñ o r.
el m artirio aun al sexo débil, Conmemoración del Oficio precedente:
otorgadn os p ro p icio qu e cu an to s A n t. — E s ta n d o la b ie n a v e n ­
celebram os el n acim ie n to a la^ vi­ tu ra d a A g u e d a de pie en m e ­
dio de la cárcel, oraba al Señor
con las manos extendidas: Señor Lección IV
Jesucristo, mi buen Maestro, os
doy gracias porque hicisteis que ¡HT^3 ito, obispo de la ciudad
saliera vencedora de los tormen­ de Creta, apenas iniciado
tos de los verdugos, ordenad en ios misterios de la fe
Señor, que llegue felizmente a cristiana y en los sacramentos
vuestra gloria inmarcesible. por las enseñanzas del apóstol
y . Derramada está la gracia san Pablo, brilló con tal santidad
en tus labios. en la Iglesia naciente, que mere­
TJ. Por esto Dios te ha ben­ ció ser admitido entre los discí­
decido para siempre. pulos del Doctor de los Genti­
les. Escogido para el ministerio
Oración de la predicación, de tal suerte
se hizo amar del apóstol san Pa­
Dios, que entre los demás blo por su ardor en la evangeli-
milagros de vuestro poder zacíón y por su fidelidad, que él
habéis concedido la victoria en el mismo, cuando vino a Tróade por
martirio aun al sexo débil, otor­ el Evangelio de Cristo, aseguró
gadnos propicio que cuantos ce­ no haber tenido reposo su espíri­
lebramos el nacimiento a la vida tu, porque no halló en aquella
eterna de la bienaventurada ciudad a Tito, su hermano. Y
Agueda, vuestra Virgen y Már poco después, dirigiéndose a Ma­
tir, dirijamos nuestros pasos ha­ cedonia, de nuevo expresó así su
cia Vos, siguiendo sus ejemplos. afecto para con él: “ Pero Dios
Después, hecha en Cuaresma la Con­
memoración de la Feria, se hace la
que consuela a los humildes, nos
de santa Dorotea, Virgen y M ártir: ha consolado con la venida de
A n t . — Ven, Esposa de Cristo Tito”.
recibe la corona que te ha prepa­
rado el Señor para siempre. Lección V
y . Con esa tu gallardía y
hermosura. 1^. Camina, avanza pO R este motivo, enviado por
prósperamente, y reina. el Apóstol a Corinto, desem­
peñó con tal sabiduría y pruden­
Oración cia la legación que le había sido
encomendada, cuyo principal ob­
/'"O t o r g a d n o s , Señor, que nos jeto fué la colecta de limosnas
obtenga el perdón la bien­ para aliviar la pobreza de la Igle­
aventurada Dorotea, Virgen y sia de Jerusalén, que no sólo
Mártir, la cual siempre os fué mantuvo a los corintios en la fe
agradable, así por el mérito de de Cristo, sino que además les
su castidad, como por la práctica movió a un gran afecto, acompa­
de las virtudes que se fundan en ñado de lágrimas y de solicitud
Vos. Por nuestro Señor. hacia Pablo, que fué quien pri­
mero les instruyó en el cristia­ tífice Pío IX mandó que su
nismo. Después de haber realiza­ fiesta se celebrase por toda la
do diversos viajes por tierra y Iglesia.
por mar, para sembrar la semi­ En el I I I Nocturno, se lee la Homi­
lía sobre el Evangelio: E l Señor eligió,
lla de la palabra divina entre los del Común de Evangelistas, pág. 748,
gentiles de diversas nacionalida­ con los Responsorios de un Confesor
Pontífice, pág. 795.
des y lenguas, y después de ha­
Durante la Cuaresma, la Lección IX
ber sostenido con gran fortaleza es de la Homilía de la Feria. Fuera
de ánimo cuidados y fatigas por de ella es dice la Lección que sigue:

el triunfo de la cruz, arribó a la


isla de Creta en compañía de D e san ta D orotea, V ir g e n y

Pablo su maestro. Escogido para M á r t ir

obispo de aquella iglesia por el


Apóstol, desempeñó ciertamente Lección IX
s u c a r g o en tal forma, que pudo
í a Virgen Dorotea, de Cesárea
presentarse, según el consejo del
de Capadocia, fué detenida
mismo Apóstol que le había ins­
por orden del gobernador Apri-
truido, “ como modelo de buenas
cio, porque confesaba la fe de
obras en la doctrina, en la inte­
gridad y en la gravedad”. Jesucristo, y entregada a las
hermanas Crista y Calixta, que
habían apostatado,' para que la
Lección VI
apartaran de la fe. Sucedió, em­
A s í, pues, difundió la luz de pero, lo contrario: ya que Do­
la religión como lumbrera rotea las convirtió de nuevo a
resplandeciente entre los que es­ la religión cristiana, por la cual
taban sentados en las tinie­ sufrieron también el martirio.
blas de la idolatría y de los erro­ Por esto la santa Virgen, des­
res. Se dice que sufrió muchos pués de ser atormentada duran­
trabajos entre los dálmatas pa­ te mucho tiempo en el caballete,
ra levantar allí el estandarte de y también abofeteada, fué con­
la Cruz. Finalmente, lleno de días denada por último a morir de­
y méritos, a los noventa y cua­ capitada, y alcanzó así la doble
tro años, el día cuatro de Ene­ palma de la virginidad y del mar­
ro se durmió en el Señor con la tirio.
muerte de los justos, y fué se­ Te Deum, pág. 10.
En Laudes, hecha en Cuaresma la
pultado en la iglesia de la cual Conmemoración de la Feria, se hace
había sido constituido ministro la de saii^i Dorotea, Virgen y M ártir:
por el Apóstol. El nombre de A n t . — El reino de los cielos
este Santo, alabado en gran ma­ es semejante a un mercader qu°
nera por san Juan Crisóstomo y trata en perlas fin as..Y vinién­
san . Jerónimo, le vemos inscrito dole a las manos una de gran
en este mismo día en el Mar­ valor, vende todo cuanto tiene,
tirologio Romano. El Sumo P od - y la compra.
y . Derramada está la gra­ y . El Señor condujo al jus­
cia en tus labios. R . Por esto, to por caminos rectos. TJ. Y le
Dios te ha bendecido para siem­ mostró el reino de Dios.
pre.
Oración
Oración
Q h Dios que adornasteis ai
torgadnos, Señor, que nos bienaventurado Tito, vues­
obtenga el perdón la bien­ tro Confesor y Pontífice, con
aventurada Dorotea, Virgen y apostólicas virtudes, concedednos
Mártir, la cual siempre os fué por sus méritos e intercesión, que
agradable, así por el mérito de viviendo justa y piadosamente en
su castidad como por la prác­ este siglo, merezcamos llegar a
tica de las virtudes que se fun­ la patria celestial. (Por nuestro
dan en Vos. Por nuestro Señor. Señor1).
Las Vísperas son del Oficio siguiente Después, durante la Cuaresma, Con­
desde la Capitula, con Conmemoración memoración de la Feria.
del precedente, y durante la Cuaresma
de la Feria. II NOCTURNO

Lección IV
Día 7 de Febrero
D om ualdo nació en Ravena;
San Romualdo era ni jo de Sergio, de noble
Abad linaje. Desde su adolescencia se
Doble (L. h.) retiró al monasterio de Clase pa­
Todo se toma del Común de un Con­ ra hacer penitencia. Allí, las ex­
fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo hortaciones de un santo religio­
que sigue:
so encendieron en su alma vehe­
Oración mentes inclinaciones a la vida
piadosa. Habiendo tenido en la
Q s suplicamos, Señor, nos re­ iglesia, durante la noche, dos
comiende la intercesión de! apariciones de san Apolinar
bienaventurado Romualdo, Abad, abrazó la vida monástica, según
para que consigamos con su pa­ el Santo le había pronosticado.
trocinio lo que no podemos con Dirigióse luego a las tierras de
nuestros méritos. Por nuestro los venecianos en busca de Ma­
Señfcr. rino, célebre entonces por la san­
Conmemoración del Oficio precedente: tidad de su vida y la austeridad
A n t . — El Señor le amó y le de sus costumbres, para tenerlo
honró: y le vistió con vestiduras por maestro y guía en la angos­
de gloria y le coronó para entrar ta y sublime senda de la perfec­
en las puertas del Paraíso. ción.

1. Lo comprendido en el paréntesis se omite ciu.ndo en Cuaresma se hace


a continuación Conmemoración de la Feria.
Lección V tera, voló hacia él, en el año
de gracia mil veintisiete. Su
/ on cuantas más asechanzas le
cuerpo fué hallado incorrupto
hostigaban el espíritu ma­
cinco años después de haber sido
ligno y la envidia de los hom­
sepultado, y se conserva honorí­
bres, tanto mayor era la humil­
ficamente en Fabriano en la igle­
dad con que se ejercitaba „n asi­
sia de su Orden.
duos ayunos y oraciones y en la
En el I I I Nocturno, se lee la H o­
meditación de las cosas del cielo, milía sobre el Evangelio: Dijo Pedro n
gozando del don de lágrimas. Es­ Jesús, del Común de Abades, en el
primer lugar, pág. 816.
to no obstante, su rostro se mos­ Las Vísperas son del Oficio siguiente
traba siempre tan gozoso, que desde la Capitula, con Conmemoración
del precedente, y en Cuaresma, de la
alegraba a cuantos en él fijaban Feria.
los ojos. Los príncipes y reyes
siempre le tuvieron gran consi­
deración; muchos, por su conse­ Día 8 de Febrero
jo, abandonando las delicias del
San Juan de Mata
siglo se retiraron a la soledad.
Confesor ■
Deseó con grandes -ansias el
Doble (L. h.)
martirio, pero al dirigirse a Pan­
nonia para lograr su intento, Todo se toma del Común de un
Confesor no Pontífice, pág. 805, menos
una enfermedad que le atormen­ lo que sigue:
taba cuando avanzaba, y que des­
aparecía al retroceder, se lo im­ Oración
pidió. Q h Dios, que por medio de san
Juan os dignasteis instituir
Lección VI la Orden de la Santísima Trini­
dad para la redención de los cau
[ l u s t r e en vida y después de
tivos, valiéndoos de una visión
muerto por sus milagros, es­ celestial: os suplicamos, que por
tuvo dotado también del espíri­ vuestra gracia y por sus méritos
tu de profecía. A semejanza del nos veamos libres del cautiverio
patriarca Jacob, vió en una vi­ del alma y del cuerpo. Por nues­
sión una escala que de la tierra tro Señor,
ilegaba al cielo, y por ella unos Se hace Conmemoración del Oficio
íombres con vestidos blancos precedente: .
subían y bajaban; en esta vi­ A n t .— Este varón, desprecian­
sión milagrosa reconoció a los do al mundo, y lo terreno, con
nonjes Camaldulenses, de cuyo su triunfo, depositó en el cielo
nstituto fué fundador. Final- las riquezas alcanzadas con su
nente, a la edad de ciento vein- plegaria y buenas obras.
e años, de los cuales había con- y . El Señor condujo al jus­
agrado cien a Dios mediante la to por caminos rectos. I£. Y le
práctica de una vida la más aus­ mostró el reino de Dios.
una cruz de color rojo y azul,
con los brazos extendidos sobre
Q s suplicamos, Señor, que nos
dos cautivos colocados a su la­
recomiende la intercesión del
do, uno cristiano y el otro mo­
bienaventurado Romualdo, Abad,
ro. Arrebatado en éxtasis con es­
para que consigamos con su pa­
ta visión, entendió al momento
trocinio lo que no podamos con
el varón de Dios que estaba des­
nuestros méritos. (Por nuestro tinado a la redención de los cau­
Señor).
tivos sujetos al poder de los in­
En Cuaresma se hace Conmemora­
ción de la Feria.
fieles.
II NOCTURNO
Lección V
L ección IV
A fin de proceder con madurez
uan de Mata, fundador en asunto de tanta importan­
de la Orden de la Santí­ cia, se retiró a desierto, y qui­
sima Trinidad para la re­ so Dios que alií hallase a Félix
dención de cautivos, nació en la de Valois, el cual hacía ya mu­
provincia de Falconia de padres chos años que moraba en la so­
ilustres por su piedad y nobleza. ledad. En su compañía vivió tres
Trasladóse a Áix y luego a París años, ejercitándose en la oración
por razón de los estudios. Ter­ la contemplación y la práctica de
minado el curso de teología y todas las virtudes. Aconteció cier­
habiendo obtenido el grado de to día, que mientras los dos tra­
doctor, brilló por el resplandor taban de cosas divinas cerca de
de la doctrina y de las virtudes. una fuente, un ciervo se acercó
Teniendo en cuenta estas cuali­ a ellos, llevando entre los cuer­
dades, el obispo de París le pro­ nos una cruz de color rojo y
movió al sagrado orden del pres­ azul. Y como Félix se admirara
biterado, que por su humildad re­ por la novedad del suceso, le
husaba el Santo, a fin de que contó Juan la visión que había
durante su permanencia en aque­ tenido en la primera misa; des­
lla capital, coij. el ejemplo de su de entonces se entregaron con
sabiduría y de su conducta edi­ más fervor a la oración, y avi­
ficase a la juventud estudiosa. sados tres veces en sueños, de­
Mientras ofrecía por/vez prime­ terminaron dirigirse a Roma, a
ra el santo sacrificio en el ora­ fin de conseguir del Sumo Pontí­
torio del obispo, que estaba allí fice la aprobación de la nueva
presente junto qjn otras personas, Orden. Había sido elegido en
mereció ser distinguido con un aquel tiempo Inocencio III, el
favor celestial. Pues se apareció cual los recibió benignamente;
un Angel revestido con un ropa­ mientras en la fiesta de la oc­
je blanco y resplandeciente, el tava de santa Inés, hallándose en
cual tenía cosida sobre el pecho la iglesia de Letrán, estaba pen­
sando en aquel proyecto, durante bilitado por una enfermedad, in­
la Misa solemne y en el momen­ flamado de ardentísimo amor a
to de la elevación de la sagrada Dios y al prójimo, llegó al tér­
Hostia, se le apareció un Angel mino de su vida. Por lo cual,
con vestido blanco, con la cruz convocados los hermanos, y des­
de dos colores, en actitud de re­ pués de haberles exhortado con
dimir cautivos. Después de esta gran eficacia a la obra de la
visión, el Sumo Pontífice aprobó redención que el mismo cielo les
el Instituto, y mandó que la nue­ había mostrado, se durmió en
va Orden se llamara de la Santí­ el Señor el día diecisiete de Di­
sima Trinidad de la Redención ciembre del año mil doscientos
de Cautivos, y dispuso que sus trece. Su cuerpo fué sepultado
religiosos llevasen vestidos blan­ honoríficamente en la misma igle­
cos con cruz de color r o j o y azul. sia de Santo Tomác de Formis.
En el I I I Nocturno, se lee la Homilía
sobre el Evangelio: Ceñid vuestras cin­
Lección VI turas, pág. 808.
En Cuaresma, la Lección IX , de la
así la Orden, los san­
I n s t it u id a Homilía de la Feria; Conmemoración
de la misma en Laudes.
tos fundadores volvieron a Las Vísperas son del Oficio siguien­
Francia, y construido el primer te desde la Capitula, con Conmemora­
ción del precedente, en Cuaresma de l i
convento en Cerfroy, diócesis de Feria, y de santa Apolonia, Virgen y
Meaux, Félix permaneció allí pa­ Mártir.

ra gobernarlo. Juan volvió con


algunos compañeros a Roma, en
Día 9 de Febrero
donde el papa Inocencio les cedió
la casa, la iglesia y el hospital de
San Cirilo de Alejandría
Santo Tomás de Formis en el
Confesor y Doctor
monte Celio, con varias rentas y
Doble (L. /».)
posesiones. Díóles letras para el
emir de Marruecos y empezó la Todo se toma del Común de un Con­
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo
obra de la redención con felices que sigue: .
auspicios. Luego Juan se dirigió , A n t . d e l M a g n i f . — Oh D oc­
a España, oprimida en gran par­ tor excelso, * de la Iglesia santa,
te por el yugo de los sarracenos, bienaventurado Cirilo, amante de
y movió el ánimo de los reyes, la ley divina, ruega por nosotros
príncipes y fieles a que se compa- al Hijo de Dios.
deciesén de los cautivos y de los
pobres. Edificó monasterios, le­ Oración
vantó; hospitales, y, con gran
bien espiritual de las almas, re­ Q h Dios, que hicisteis al bien­
dimió muchos cautivos. Final- aventurado Cirilo, vuestro
ménté, vuelto a Roma, donde se Confesor y Pontífice, invicto
dedicó a santas obras, quebranta­ defensor de. la divina maternidad
do por continuos trabajos y de­ de la Santísima Virgen María:
concedednos por su intercesión, Virgen y Mártir Apolonia, vaya­
que cuantos la creemos verdade­ mos a Vos con la imitación de
ramente Madre de Djos, nos sus ejemplos. Por nuestro Señor.
salvemos por su maternal pro­
tección. Por el mismo... II NOCTURNO

Conmemoración del Oficio precedente:


Lección IV
A n t .— Este varón, desprecian­
do el mundo, y lo terreno, con IRILO Alejandrino, cuyos
su triunfo, depositó en el cielo elogios no se apoyan tan
las riquezas alcanzadas con su sólo en el testimonio
plegaria y buenas obras. de algunos admiradores, sino que
y . El Señor condujo al jus­ constan en las Actas de los
to por caminos rectos. I£. Y le concilios de Efeso y Calcedo­
mostró el reino de Dios. nia, nació de padres nobles; era
sobrino de Teófilo, obispo de
Oración Alejandría. Siendo aún muy jo­
ven dió muy claras prue­
Q h Dios, que por medio de san
bas de excelente ingenio. Per­
Juan os dignasteis instituir
fectamente instruido en las le­
la Orden de la Santísima Trini­
tras y ciencias, se dirigió a
dad para la redención de los cau­ Juan, obispo de Jerusalén, a fin
tivos, valiéndoos de una visión de perfeccionarse en la fe cris­
celestial: os suplicamos que, por tiana. Después, habiendo vuelto
vuestra gracia y por sus méritos, a Alejandría, a la muerte dg Teó­
nos veamos libres del cautivero filo, fué elevado a su sede. En
del alma y del cuerpo. este cargo, de tal suerte encarnó
Después, hecha en Cuaresma la Con­
memoración de la Feria, se hace la de
el tipo del pastor de las almas
santa Apolonia: de que habla el Apóstol, que
A n t . — Ven, Esposa de Cristo, mereció alcanzar justamente la
recibe la corona que te ha prepa­ reputación de prelado eminente
rado el Señor para siempre. en santidad.
y . Con esa tu gallardía y
hermosura. 1^. Camina, avanza Lección V
prósperamente, y reina.
A r d i e n d o en el celo de las al­
Oración *
mas, trabajó con todas sus
fuerzas para que el rebaño a ét
A h Dios, que entre los demás confiado guardara en toda su in­
milagros de vuestro ’^oder, tegridad la fe y las buenas cos­
habéis concedido la victoria en tumbres, defendiéndole de las
el martirio aun al sexo débil: envenenadas doctrinas de los in­
otorgadnos propicio que cuantos fieles y herejes. Por esto procuró
celebramos el natalicio a la vida fueran expulsados de la ciudad
eterna de vuestra bienaventurada los partidarios de Novato, y que
los judíos, que en su furor ha­ en gran manera por la Iglesia de
bían tramado una matanza de Dios, y publicado muchos es­
cristianos, fueran castigados con­ critos, ya para confundir a los
forme ordenaban las leyes. Bri­ gentiles y herejes, ya para ex­
lló muy particularmente la soli­ poner las Sagradas Escrituras y
citud de Cirilo para conservar la los dogmas de la fe católica, mu­
incolumidad de la fe, contra Nes- rió santamente en el año cuatro­
torio, obispo de Constantinopla, el cientos cuarenta y cuatro, el tri-
cual afirmaba que Jesucristo ha­ gésimosegundo de su episcopa­
bía nacido de María Virgen sien­ do. El Sumo Pontífice León X III
do solamente hombre y no Dios, extendió a la Iglesia universal el
y que la divinidad le había sido Oficio y Misa de este preclarí­
conferida por sus méritos. Y ha­ simo defensor de la fe católica y
biendo el Santo, intentado en va­ lumbrera de la Iglesia oriental.
no que Nestorio depusiera su En el I I I Nocturno, se lee la H o­
error, le denunció al papa san milía sobre el Evangelio: Vosotros sois
la sal, del Común de Doctores, en el
Celestino. primer lugar, pág. 802.
En la Cuaresma, la Lección IX es
la Homilía de la Feria; fuera de la
Lección VI Cuaresma, se dice la siguiente L ec­
ción:
O or delegación del mismo papa
san Celestino, presidió el con­ D e san ta A p o l o n ia , V ir g e n v
cilio de Efeso, en el cual fué del M á r t ir
todo proscrita la herejía nestoria-
na, condenado Nestorio y arro­ Lección IX
jado de su sede, y establecido el
dogma católico de una persona A Polonia , virgen alejandrina.
divina en Cristo y de la di­ era ya de edad avanzada,
vina maternidad de la gloriosa cuando durante el gobierno del
Virgen María, entre los aplausos emperador Decio fué conducida a
de la multitud, la cual, llevada la presencia de los ídolos para
de indecible entusiasmo, acompa­ que los adorase. Mas ella los des­
ñó con antorchas encendidas a preció, declarando que se debe
los obispos a sus domicilios. Por adorar al verdadero Dios, Jesu­
esta causa, Cirilo fué objeto de cristo. Por este motivo le que­
calumnias, injurias y persecucio­ braron y arrancaron todos los
nes por parte de Nestorio y sus dientes, y unos crueles verdugos,
secuaces. Con todo, las soportó después de haber encendido una
con extraordinaria paciencia, ya hoguera, le amenazaron con que­
que atento sólo a defender los marla viva si no detestaba a
intereses de la fe, no daba im­ Cristo y adoraba a los dioses.
portancia alguna a todo cuanto Ella les respondió que estaba dis­
tramaban contra él los herejes. puesta a sufrir cualquier suerte
Finalmente, habiendo trabajado de martirio por la fe de Jesu­
cristo. Así, pues, cuando la lle­ ción del precedente, y, en Cuaresma,
de la Feria.
vaban al suplicio del fuego, se
detuvo un poco, como para de­
liberar acerca lo que debía ha­ Día 10 de Febrero
cer, después de lo cual, evadién­
dose de las manos de sus verdu­ Santa Escolástica
gos, arrojóse alegremente a la ho­ Virgen
guera que le habían preparado, Doble
cuyas llamas eran menos ardien­ Todo se toma del Común de V ir,
tes que las que el Espíritu Santo genes, pág. 820, menos lo que sigue -
había encendido en su corazón.
Consumido en breve su cuerpo, Oración
su espíritu purísimo voló al cie­ Q h Dios, que para mostrarnos
lo para recibir la eterna corona el camino de la inocencia
del martirio. hicisteis volar al cielo en forma
Te Deum, pág. 10. de paloma el alma de vuestra
En Laudes, hecha en Cuaresma 1.1 Virgen Escolástica1: concedednos
Conmemoración de la Feria, se hace
la de santa Apolonia, Virgen y M ártir: por sus méritos y preces, vivir
con tal inocencia, que merezca­
A ? i t .— El reino de los cielos es
mos obtener la felicidad eterna.
semejante a un mercader que
Por nuestro Señor.
trata en perlas finas. Y vinién­
Conmemoración del Oficio precedente
dole a las manos una de gran va­
A n t . — ' Oh Doctor excelso,
lor, vende todo cuanto tiene y la
luz de la santa Iglesia, bienaven­
compra.
turado Cirilo, amante de la di­
y . Derramada está la gra­ vina ley, ruega por nosotros al
cia en tus labios. IJ. PorVsto, hijo de Dios.
Dios te ha bendecido para siem­ y . El Señor condujo al jus­
pre. to por caminos rectos. I£. Y le
mostró el reino de Dios.
Oración
Oración
/^\h Dios, que entre los demás f)H Dios, que hicisteis al bien­
milagros de vuestro poder, aventurado Cirilo, vuestro
habéis concedido la victoria en Confesor y Pontífice, invicto de­
el martirio aun ai sexo débil; fensor de la divina maternidad de
otorgadnos propicio que cuantos la Santísima Virgen María: con­
celebramos el natalicio a la vida cedednos por su intercesión, que
eterna de vuestra bienaventurada cuantos la creemos verdadera­
Virgen y Mártir Apolonia, vaya­ mente Madre de Dios, nos sal­
mos a Vos con la imitación de vemos por su maternal protec­
sus ejemplos. Por nuestro Señor. ción. (Por el mismo).
L a s V ísp era s son del O ficio sigu ien ­ Después, en Cuaresm a, se bace Con­
te desde la C apitula, con Conipemora- memoración de la F eria. -
II NOCTURNO las palmas de sus manos entre­
cruzadas sobre la mesa, y ocul­
D el libro de los D iálogos de
tando entre ellas su frente, diri­
san G regorio , P apa
gióse al Señor Omnipotente. Al
Libro 2, cap. 33
levantarla de nuevo, era tal la
Lección IV tempestad de rayos y truenos,
tanta la abundancia de agua que
s c o l á s t ic a , venerable her­ caía, que al venerable Benito y
mana del Padre san Be­ a los religiosos que le acompaña­
nito, se había consagrado ban les fué imposible salir del
al Dios omnipotente desde los lugar en que se hallaban reuni­
días de su infancia. Acostumbra­ dos.
ba visitar a su hermano una vez
al año; entonces el varón de Lección V
Dios iba a recibirla en una po­
sesión del monasterio no muy " V es que la santa religiosa, al
distante de su residencia. Mas, apoyar la cabeza en sus ma­
cierto día, según costumbre, su nos, había derramado tantas lá­
venerable hermano descendió pa­ grimas, que con ellas consiguió
ra visitarla, acompañado de sus que la serenidad del cielo se tro­
discípulos; y después de haber cara en lluvia. La inundación no
pasado el tiempo en las divinas sobrevino después de la plegaria,
alabanzas y santos coloquios, al sino que fué tal la coincidencia
presentarse las primeras sombras entre ambas, que al levantar la
de la noche, ambos tomaron la cabeza de la mesa, ya retumbaba
necesaria refección. Estando aún el trueno; el movimiento de la
en la mesa entregados a santas Santa y la caída de la lluvia fue­
conversaciones, hízose tarde; y ron simultáneos. Entonces el
la santa Virgen rogó a su her­ hombre de Dios, viendo que la
mano, diciendo: “ Te suplico que gran tormenta y la inundación
esta noche no me dejes, a fin de causada por la lluvia, le impedían
que toda ella la podamos dedi­ regresar al monasterio, empezó a
car a la conversación sobre los quejarse contristado, diciendo;
goces de la vida celestial” . A lo “ El Dios Omnipotente te perdo­
cual contestó Benito: “ ¿Qué di­ ne, oh hermana. ¿Qué has he­
ces, oh hermana? Pasar la noche cho?” A lo cual ella respondió:
fuera del monasterio, ciertamen­ “He ahí que te he rogado, y no
te que no lo puedo hacer” . Al has querido oírme; he rogado a
pronunciar estas palabras, era mi Dios, y me ha oído. Sal,
tanta la serenidad del cielo que ahora, si puedes, déjame y
no se veía nube alguna en el ho­ vuelve al monasterio”. No pu-
rizonte. Cuando oyó la santa reli­ diendo salir el Santo, se vió pre­
giosa la respuesta de su herma­ cisado a quedarse contra su vo­
no negándose a su petición, puso luntad. Así aconteció que pasa­
ron toda la noche en vela, y cor? Día 11 de Febrero
s a n t o s coloquios satisficieron
los anhelos de sus corazones. Aparición de la Inmaculada
1$. Has amado la justicia y Virgen María
aborrecido la iniquidad: * Por lo Doble mayor
cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Torio se toma del Común de las F ies­
con el óleo de la alegría. V . Rei­ tas de la B. V irgen M aria, pág. 864
na por medio de la verdad, de la menos lo que sigue:
mansedumbre y de la justicia. I VISPERAS
Por lo cual.
Las A n tífon as y la Capitula de L a u ­
des, pág. 1029, el Himno de la pági­
Lección VI na 866, a no ser que esta Fiesta ca­
Ibid., cap. 34 rezca de I I V ísperas, pues en este caso
se dice el Himno de las I I Vísperas.
I legad oel día siguiente la ve­ A n í . d e l M a g n i f . —. Esta es *
nerable virgen volvió a su
mi paloma, mi perfecta, mi in­
propio claustro, y el hombre de
maculada.
Dios regresó a su monasterio.
Mas, he ahí que tres días des­
Oración ;
pués, desde la ventana de su
celda, vió el alma de su hermana Q h Dios, que mediante la In­
que, a manera de una blanquísi­ maculada Concepción de h
ma paloma, salía de su cuerpo, y Virgen preparasteis una digna
hendiendo el aire, se perdía en­ morada a vuestro Hijo: os roga­
tre los celajes del cielo. Gozoso mos humildemente que cuantos
de tanta gloria, con himnos y celebramos la Aparición de la
cánticos dió gracias a Dios, y misma Virgen, consigamos la sa­
comunicó a sus hermanos la muer­ lud del alma y del cuerpo. Por
te de Escolástica. Les envió tam­ el mismo Señor.
bién en seguida para que trasla­ Conmemoración del Oficio precedente:
dando su cuerpo al monasterio, A n t . — Ven, Esposa de Cristo,
le colocasen en el sepulcro que recibe la corona, que el Señor te
para sí mismo tenía preparado. ha preparado para siempre.
Con lo cual se realizó que aque­ $r. Derramada está la gra­
llos cuyas almas no dejaron de cia en tus labios. I£. Por esto.
estar unidas en Dios durante su Dios te ha bendecido para siem­
vida, tampoco tuvieron sus cuer­ pre.
pos separados por el sepulcro.
En el I I I N octurno, se lee la H o­
m ilía sobre el E van gelio: E l reino de
Oración
los cielos, del Común de las V írgen es,
en el prim er lu gar, pág. 826. r)H Dios, que para mostrarnos
En Cuaresm a, la Lección IX se to­ el camino de la inocencia
ma de la F e ria , de la cual se hace
también Conm emoración en Laudes. hicisteis volar al cielo en forma
L a s V ísp e ra s son del O ficio sigu ien ­ de paloma el alma de vuestra
te con Conm em oración del precedente,
y, pn Cuaresm a, de la .F e ria , Virgen Escolástica: concedednos
por sus méritos y preces, vivir Padre y el Espíritu Santo, por
con tal inocencia, que merezca­ los siglos de los siglos. Amén.
mos obtener la felicidad eterna.
I NOCTURNO
For nuestro Señor.
Después, en Cuaresm a, Conmemo­ A n t . 1. Dios te salve, llena
ración de la Feria.
de gracia; * el Señor es contigo.
MAITINES 2. Bendita tú eres entre to­
das las mujeres * y bendito es
I n v i t a t o r i o . — Celebremos la el fruto de tu vientre.
Inmaculada Concepción de la 3. No temas, María, * has
Virgen María. * Adoremos a hallado gracia delante del Señor.
Cristo Señor su Hijo.
y . El Señor omnipotente me
S a l m o 9 4 . — Venid, alegrémo­
ha rodeado con su virtud. I£. Y
nos, pág. 3.
conservó inmaculado mi camino.
Las Lecciones Yo la ' sabiduría, pá­
Himno gina 869.
I£. I. La sabiduría que se ex­
^ on nuestros cánticos os cele­
bramos, oh Inmaculada Ma­ tiende de un confin a otro con
dre de Dios; corresponded be­ fortaleza y lo ordena todo con
nigna a nuestras alabanzas otor­ suavidad, ha edificado para sí
una casa. * He ahí la morada
gándonos vuestra gracia. '
Posteridad culpable de Adán, de Dios entre los hombres, y .
Vi la ciudad santa, la nueva Je­
nacemos todos impuros; mas la
fe nos enseña que Vos sola fuis­ rusalén, compuesta como una no­
teis inmune de la mancha ds via engalanada para su esposo.
nuestro primer padre. He ahí.
Con vuestra planta aplastáis la IJ . II. Como el arco iris que
cabeza del dragón envidioso; Vos resplandece entre las nubes, co­
sola podéis gloriaros de un ori­ mo la flor de los rosales en tiem­
gen inmaculado. po de primavera, como las azu­
Oh Vos, gloria del linaje hu­ cenas junto a la corriente de las
mano, que quitáis el oprobio de aguas, * Así resplandece la Vir­
Eva, a cuantos os suplicamos, de­ gen inmaculada, y . Pondré mi
fendednos: a cuantos caemos, le­ arco en las nubes, y será señal
vantadnos. K de mi alianza con vosotros. Así
Oh Virgen poderosa, confun­ resplandece.
did las astucias y los ataques de III. Levántate, amiga mía,
la antigua serpiente, para que hermosa mía, paloma mía, y ven;
por Vos participemos de las de­ * Muéstrame tu rostro; resuen*1
licias que gozan los moradores tu voz en mis oídos, y . La voz
del cielo. . de la tórtola se ha dejado oír en
Gloria a Vos, oh Jesús, nacido nuestra tierra. Muéstrame. Glo­
de la Virgen, juntamente con el ria al ^adre. Muéstrame.
II NOCTURNO cióu, la ¡liña, dejándose llevar de
A n t . 1. Me hizo grande * la sencillez de su alma, temien­
do que aquello pudiera ser obra
aquel que es poderoso, y cuyo
diabólica, echó agua bendita so­
nombre es santo.
bre la Virgen; pero ésta, sonrién-
2. El Altísimo * ha santifica­
dose dulcemente, mostró un
do su tabernáculo; en medio de
semblante aur. más benigno. Ha­
él está Dios; no será conmovida.
biéndose aparecido por tercera
3. El Señor te poseyó * ya
vez, invitó a la niña a que acu­
desde el principio de sus obras,
diese a la gruta por espacio de
y te ha amado con amor eterno.
y . Dios la protegerá con su quince días. Desde entonces le
habló frecuentemente, exhortán­
faz. 1$. En medio de ella está
Dios; no será conmovida. dola a que rogara por los pe­
cadores, a que besara el suelo,
Lección IV a la práctica de la penitencia.
Por último le mandó que dijera a
l año cuarto después de los sacerdotes que edificaran allí
la definición dogmática una capilla, donde habían de
de la Inmaculada Con­ acudir las gentes en Solemnes
cepción, ,en las orillas del río Ga- procesiones. Ordenó además, que
ve, cerca del pueblo de Lourdes, bebiera del agua que aun estaba
de la diócesis de Tarbes en Fran­ oculta debajo de la arena, pero
cia, la Virgen se apareció dife­ que pronto iba a brotar, y que
rentes veces en la cavidad de la en ella se lavase. Por último, en
peña sobre la gruta de Massiabelé el día de la festividad de la Anun­
a cierta niña llamada en la lei> ciación, al pedirle la niña que
gua vulgar Bemárdita, muy po­ ya que tantas veces se le había
bre, pero candorosa y piadosa. aparecido, le manifestara su
La Virgen Inmaculada se mos­ nombre, la Virgen, puestas las
traba con aspecto que respiraba manos en el pecho, y teniendo
juventud y bondad, con un ves­ los ojos levantados al cielo, res­
tido blanquísimo, un manto tam­ pondió: “Yo soy la Inmaculada
bién blanquísimo, y ceñida con Concepción”.
una faja azul. Una rosa* adorna­ 1$. ¿Quién es ésta, que va
ba sus pies desnudos. En la pri­ subiendo cual aurora naciente, *
mera aparición, que tuvo lugar Bella como la luna, brillante co­
el once de Febrero de mil ocho­ mo el sol? y . Esta es mi paloma,
cientos cincuenta y ocho, enseñó mí perfecta, mi inmaculada. Be­
a la niña a santiguarse digna y lla .
piadosamente, excitándola al re­
zo del santo Rosario con su Lección V
ejemplo, tomando en ía mano el
rosario que llevaba pendiente ivulcándose la noticia de los
del brazo. En rlá segunda apari- favores que lds fieles asegu-

I. Brev. 74 ,
raban haber recibido en la sa­ giosos y otras solemnes ceremo­
grada gruta, aumentaba cada día nias,; de noche, con aquellas sa­
la concurrencia de los devotos gradas preces que las innumera­
atraídos por la veneración que bles multitudes de pregrinos le
les inspiraba aquel lugar. Así, dirigen, mientras llevando velas
pues, el obispo de Tarbes, movi­ encendidas, cantan en devota
do por la fama de los prodigios procesión sus alabanzas.
y por el candor de la niña, el año Acontecerá en los últi­
cuarto después de los aconteci­ mos días que la montaña prepa­
mientos indicados, después de un rada para la Virgen María se le­
examen jurídico, reconoció en su vantará sobre la cumbre de los
dictamen que los caracteres de montes, y se elevará sobre los
aquellos hechos eran sobreña­ cielos, a ella acudirán muchos pue­
les, y autorizó en la gruta blos, y dirán: * Venid y subamos
el c u l t o a la Virgen Inma­ al monte, y , Tu morada es pa­
culada. Pronto se edificó la igle­ recida a aquella en que todos go­
sia; desde aquel; día acuden zan de alegría. Venid. ; ,
allí todos los años a cumplir
promesas y a implorar el favor Lección VI ~
de la Virgen, innumerables mul­
titudes de fieles de Francia, Bél­ P stas peregrinaciones han exci­
gica, Italia. España y demás na­ tado la fe en unos tiempos
ciones de Europa, como también llenos de frivolidad, han fortale-
de las regiones más lejanas de lecido los ánimos para profe­
América, con lo cual cada vez es sar la ley cristiana, han fomen­
más célebre por todo el orbe tado de un modo admirable
el nombre de la Inmaculada Vir­ el culto a la Inmaculada Virgen.
gen de Lourdes. El agua de aque­ En esta ferviente profesión de
lla fuente, llevada a todas par­ fe, guían al pueblo cristiano
tes de la tierra, restituye la sa­ los sacerdotes, losl cuales con­
lud a los enfermos. Agradecido el ducen las multitudes de los
mundo católico a tan grandes be­ fieles a los pies de la Virgen. Loa
neficios, ha edificado allí monu­ mismos obispos frecuentan este
mentos sagrados de un arte ma­ lugar sagrado, presidiendo las
ravilloso. Innumerables estandar­ peregrinaciones y tomando parte
tes, enviados a Lourdes por las en las fiestas solemnes. No es
ciudades y las naciones como raro ver aün a los purpura
trofeos de beneficios recibidos, dos de la Iglesia romana, a ma­
constituyen una admirable orna­ nera de humildes* peregrinos, vi­
mentación del templo de la Vir­ sitar este Santuario. Por su parte,
gen. Allí como en su propio tron-> los Pontífices romanos, movidos
la Virgen Inmaculada recibe un de su piedad para con la Virgen
culto ininterrumpido: de día, por Inmaculada de Lourdes, hah dis­
medio de plegarias, cánticos reli­ tinguido su templo Con los más
• ••
preciosos favores. Pío IX lo en­ ley no ha sido dada para ti, sino
riqueció con sagradas indulgen­ para todos los demás.
cias, con el privilegio de la Ar- 3. El Señor te ha bendecido
chicofradía, y con el título de * con su poder, pues por ti ha
Basílica menor, disponiendo que aniquilado a nuestros enemigos.
la imagen de la Madre de Dios y . Derramada está la gracia
fuese coronada por su legado en tus labios. í j . Por esto Dios
apostólico en Francia. Tam­ te ha bendecido para siempre.
bién el papa León X III le con­
firió asimismo. innumerables be­ L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l i o
neficios: concedió la indulgencia se g ú n san L u cas
del jubileo en el año vigésimo-
quinto de la Aparición, fomentó Lección Vil Cap. 1, 26-31
con sus actos y sus palabras las
P n aquel tiempo: Envió Dios
peregrinaciones, y dispuso que en
al Angel Gabriel a Nazaret,
nombre suyo se hiciera allí la de­
ciudad de Galilea, a una Virgen
dicación solemne de una iglesia
desposada con un varón de la
bajo el título del Rosario; llevó
casa de David, llamado José, y
sus favores al extremo de instituir,
el nombre de la Virgen era Ma­
a ruegos de muchos obispos, una
ría. Y lo que sigue.
fiesta solemne con el título de
la Aparición de la Inmaculada
H o m il ía d e s a n B e r n a r d o ,
Virgen María, con Oficio y Misa
A bad .
propios. Finalmente, Pío X , Pon­
Homilía 2 sobre Missus est
tífice Máximo, llevado de su pie­
dad hacia la Madre de Dios, y l é g r a t e , oh padre Adán,
accediendo a los votos de muchos piro tú, madre Eva, alé*
obispos, extendió la misma fiesta grate aún más. Así como
a toda la Iglesia. fuisteis los primeros padres de to­
3. La previnisteis, Señor, dos los hombres, fuisteis también
con bendiciones de dulcedumbre, causantes de su muerte; y, lo
pusisteis sobre su cabeza * Una que es más, causasteis su muerte
corona de piedras preciosas, y . antes de darles la vida. Conso­
Grande es su gloria por la gracia laos al pensar en vuestra hija;
que le habéis dado; la revestís­ ¡qué hija! Consolaos ambos, re­
teis de esplendor y de hermosura pito, pero principalmente la que
soberana. Una cororíS. Gloria al fué la causante primera del mal
Padre. Una corona. cuyo oprobio se ha transmitido a
III NOCTURNO
todas las mujeres. En efecto, lle­
ga ya el tiempo en que se bo­
A n t . J. La mano del Señor rrará este oprobio, y en que el
* te ha esforzado, y por esto se­ hombre no tendrá ya motivo de
rás bendita para siempre. acusar a la mujer; buscando in­
2. No temas, * ya que esta consideradamente cómo excusar­
se, no reparó en acosarla, dicien­ sación en alabanzas y acción de
do: “La mujer q t : me disteis gracias a Dios, y dile: Señor, la
por compañera, me ha ofrecido mujer que me habéis dado, me
el fruto del árbol y lo he comi­ dió del friito del árbol de la vi­
do”. Oh Eva, acude, pues, a Ma­ da y comí de él; y ha sido más
ría; oh madre, acude a la hija; dulce que la miel para mi boca,
responda la hija por la madre, y porque en él me habrá dado la
líbrela del oprobio; satisfaga ella vida. He aquí por qué fué en­
a su padre por la madre; porque viado el Angel Gabriel a la Vir­
si el hombre cayó por una mujer, gen. ¡Oh Virgen admirable y dig­
no se levantará sino por una nísima de todo honor. ¡Oh mu­
mujer. jer singularmente venerable, ad­
I£. Por tanto, invoca tú al mirable entre todas las mujeres,
Señor; habla por nosotros al reparadora de sus padres y fuen^-
Rey, * Y líbranos de la muerte. te de vida para sus descendien­
y . Todos los sedientos venid tes!
a las aguas, y conseguiréis del Se­ El Señor Dios plantó un
ñor la salud. Y. paraíso de delicias, y, en medio
del paraíso, él árbol de la vida. *
Lección VIH Y de esté lugar delicioso salía
un río. y . Lo que procede de
ué es lo que decías, Adán? La Vos, es un paraíso, oh Virgen
Q mujer que me disteis, me María. Y de este lugar. Gloria
dió el fruto dél árbol, y comí. al Padre. Y de este lugar. - ;
Palabras de malicia son éstas, En Cuaresm a, la Lección I X , ( de la
que acrecientan tu culpa en vez F eria ocurrente; en otro c a s o :i
de borrarla. Con todo, la Sábi-
duría ha vencido a la malicia, • Lección IX v
pués aunque malograste la oca­
sión que Dios quería darte para Y f qué otra mujer te parece* que
el perdón de tu pecado, cuando predijo Dios, cuando dijo a
te preguntaba y hacía cargo de la serpiente: “ Pondré enemista­
él, ha hallado en el ‘ esoro de su des entre ti y la mujer’ ? Y si
indeficiente piedad a/oitrios para todavía dudas que hablase de
borrar tu culpa. J e da otra mu­ María, oye lo que sigue: “ Ella
jer por esa primera mujer, una misma quebrantará tu cabeza” .
prudente por esa fatua, una hu­ ¿Para quién se guardó esta victo­
milde por esa soberbia, la cual, ria, sino para María? Ella sin
en vez del árbol de la muerte, duda quebrantó su venenosa ca­
te dará eí gusto de la vida; en beza venciendo y reduciendo a
vez de aquel venenoso bocado de la nada todas las sugestiones del
amargura, te traerá la dulzura enemigo, así en los deleites.vdel
del iruto eterno. Por tanto, mu­ cuerpo como en la soberbia á e i
da las palabras de la injusta acu­ cprazón. ¿Qué otra fijamente bus­
caba Salomón, cuando decía: Capitula Can. 2, 13-14
Quién hallará una mujer fuerte?
evántate, a m ig a m í a , h e r ­
Conocía este sabio la debilidad
m osa m ía , ven: p a lo m a
de este sexo, ¿u frágil cuerpo, y
m í a , t ú q u e a n id a s e n lo s
su corazón inconstante. Con todo
a g u je r o s d e la s p e ñ a s , en la s c a ­
eso, porque había leído que la
v i d a d e s d e la s m u r a lla s , m u é s t r a ­
había prometido Dios, y sabía
me tu ro s tr o , su en e tu voz en
que convenía que quien había
m is o íd o s .
vencido por una mujer fuese ven­
cido por otra, con una relevante Himno -
admiración decía: ¿Quién halla­
rá una mujer fuerte?, o sea: ya A u ro ra que precede al sol, fe­
que esté dispuesto por el conse­ liz mensajera de salvación;
jo divino, que de la mano de a Vos, oh Virgen, acude supli­
una mujer venga la salud de to­ cante vuestro pueblo en medio
dos nosotros, la restitución de la de las sombras de la noche.
inocencia y la victoria del ene­ E l tórreme de nefastas olas
migo,' es necesario que se en­ que todo lo arrastra al abismo,
cuentre la mujer fuerte, que sea detiene mansamente sus aguas al
capaz dé obra tan grande. paso del Arca salvadora. '
Te Deum, pág. 10. Mientras arde la tierra árida,
Vos sola sois favorecida con e|
rocío; mientras a vuestro derre­
LAUDES Y HORAS
dor el rocío cubre toda la tierra,
A n t . 1. Ella es el resplandor Vos sola peimanecéis intacta.
* de la luz eterna, y espejo sin La serpiente, levantando la ca­
mandila. beza, vomita el fatal veneno; mas
Vos, invencible, aplastáis la or-
2. Es la mujfer * revestida del
gullosa cabeza del dragón. ‘
sol, a sus pies ■ "tiene la luna, y
Oh Madre, mirad benigna las
sobre su cabeza una corona de
lágrimas y preces de los que os
doce estrellas’
suplican; y proteged, vencedora1,
. 3. Tú eres la' gloría de Jeru­ a los qué combaten contra los
salén ; * tu la alegría de Israel;
enemigos^ infernales.7 *• ,' ’ , r
tú el honor de. nuestro pueblo. Gloria a Vos, oh Jesuf, nacido
. 4. Bendecida ;has. sido, * oh de la Virgen, juntamente con1 él
Virgen María^ por, eL Señor Dios Padre y el Espíritu* Santo, por
excelso, más ,que todas las .mu­ los siglos de los siglos. Amén.
jeres sobre, la tufirrá. ; y . . Derramada está la^taci^
i r 5 , .Tü nombre * ha sido de en tus labios. R . Por esto Dios
ta l manera engrandecido hoy por te ha bendecido, para: siempie^,:',|
el Señor, .que ?tus alabanzas no - - A n t . d e l B e n e d . — Respla^de-'
cesarán jamás de oírse en, boca cíente autora dei.salvadóa, de
de los hombres. - , . .. . - . ti, oh Virgen Mafia,, ha nacido el
sol de justicia, que nos ha visi­ los que me deseáis con ardor, y
tado viniendo de lo alto. saciaos de mis frutos.
En Cuaresma, Conmemoración de la b r . El que me hallare *
Feria.
Hallará la vida. El que. y . Y
recibirá la salud del Señor. Glo­
TERCIA ria al Padre. El que.
y . Venid a mí todos los que
La Capitula de Laudes.
me deseáis con ardor. I£. Y sa ­
1$. b r . ¿Quién es ésta que ciaos de mis frutos.
sube del desierto, * Colmada de
delicias? Quién, y. Apoyada so­ VISPERAS
bre su amado. Colmada de deli­
cias. Gloria al Padre. Quien. Las Antífonas y la Capitula de L au ­
des, pág. 1029.
y . La contemplaron las hi­
jas de Sión. 1$. Y la proclama­ Himno
ron bienaventurada.
p L supremo Maestro de la fe
SEXTA enseña que María está exenta
de toda mancha; y el pueblo ñel
Capitula Prov., 8, 18-19 celebra gozoso el triunfo de la
Virgen.
p N mi mano están la riquezas
Muéstrase la Virgen personal­
y la gloria, la opulencia y la
mente a una humilde doncella; la
justicia, ya que mis frutos va­
alienta al ver su timidez, y con
len más que el oro y las piedras
sus santos labios se proclama
preciosas.
concebida sin mancha.
I£. b r . Yo soy la Madre *
¡Oh gruta dichosa, honrada
Del amor hermoso. Y o soy.
con la aparición de la divi •
y . Y del temor, y de la cien­
na Madre! ¡Oh gruta veneranda,
da, y de la santa esperanza.
de donde manan en abundancia
Del amor hermoso. Gloria al Pa­
las aguas vivificantes!
dre. Yo soy.
Allí se dirigen en masa las
y. En mí está toda la gracia
multitudes devotas de nuestras
del camino y de la verdad. 1$.
comarcas; allí acuden los pere­
En mí está toda esperanza de la
grinos de los países extranjeros
vida y de la virtud.
para implorar la poderosa pro­
tección de la Virgen. ,
nona : ;
' 11 La celestial Madre contempla
Capitula Eccli., 24, 25-26 las lágrimas de los que la su­
plican; concede a los enfermos
P n mí está toda la gracia del la salud apetecida; y las multi­
camino y de la verdad/ en tudes, después de haber visto rea­
mí toda esperanza de la vida y lizados sus votos, regresan lle­
de la virtud. Venid a mí todos nas dé alegría a sus lares. '
Compadeceos, oh Virgen, de pre de la virtud del. Señor, en
los infortunios de los que os su­ favor de los cuales disteis la vi­
plican; aliviad todas nuestras pe­ da.
nas; alcanzad a los afligidos los y . Estos son los varones mi­
goces de la vida eterna. sericordiosos, cuya piedad no ha
Honor sea dado al Padre, lo cesado. . Su descendencia y su
propio que al Hijo por él engen­ gloria no será olvidada.
drado; y a Vos, virtud de en­
trambos, Espíritu que les igua­ Oración
láis siempre en todo, al Dios úni­
Señor Jesucristo! que para
co, por todos los tiempos. Amén
honrar de nuevo la memoria
y . Dignaos recibir mis ala­
de los dolores de vuestra santísi­
banzas, oh Virgen sagrada. .
ma Madre, dotastéis a vuestra
Dadme fortaleza contra vuestros
Iglesia por medio de siete bien­
enemigos.
aventurados Padres con la nue­
A n t . d e l M a g n i f . — Hoy ha
va familia de sus Siervos, con­
aparecido en la tierra * la gloriosa
cedednos propicio que de tal
Reina del cielo: hoy ha traído
suerte nos asociemos a sus do­
para su pueblo palabras de salud
lores, que igualmente disfrute­
y prendas de paz: hoy los coros
mos de sus goces. Vos que vi­
de los Angeles y de los fíele?
se regocijarán celebrando la In­ vís.
Después, en Cuaresm a, se hace Con­
maculada Concepción, aleluya. memoración de la Feria.
Conm em oración del O ficio siguiente,
y, en Cuaresm a, de la F eria.
MAITINES

I n v i t a t o r i o . — Al Señor Rey
Día 12 de Febrero de los Confesores, * Venid, ado­
rémosle.
Los siete santos Fundado» S a l m o 9 4 . — Venid, alegré­
res de la Orden de los Sier= monos, pág. 3.
vos de la B. Virgen María
C o n fe s o r e s V Himno
Doble
^/^ientras la guerra extendía
Cuando las I V ísp era s hayan de Kde- sus estragos, y las ciudades
cirse in tegras, o desde la Capitula, ésta
ensangrentadas lloraban por las
se tbma de Laudes) pág. 10J4; el H im ­
no B a jo la protección, de las I I V ís ­
matanzas fratricidas, apareció la
peras; lo dem ás, del Común de un
Virgen, ella que siempre nos brin­
C onfesor no Pontífice, pág. 805, menos
lo que sigu e: da nuevos beneficios maternales.
A n t . d e l M a g n i f . — No se He aquí que escogió a siete
aparte * - vuestra alabanza, oh fieles servidores para que recor­
Virgen María, de la boca de los daran con lágrimas los dolores
hombres que se acordarán siem­ que sobrellevó su Hijo Jesús, y
3 los cuales asoció al pie de la co II eran asolados por crue­
cruz de su Hijo. les facciones los más impor­
Obedecen al momento a la Se­ tantes pueblos de Italia, la
ñora que les llama, y desprecian­ misericordiosa Providencia de
do sus espléndidas moradas y sus Dios suscitó, además de otros
posesiones terrenas, retírense le­ personajes ilustres por su piedad,
jos de la ciudad, a lo más es­ a siete nobles de Florencia, los
condido del monte Senario. cuales, unidos por la caridad, die­
Mortifican sus cuerpos con du­ ron un ilustre ejemplo de amor
ras penitencias, expiando así los fraternal. Estos hombres, a sa­
pecados de los hombres culpa­ ber: Bonfilio Monaldio, Bonajun­
bles; y con sus preces y abun­ ta Maneto, Maneto Antelense,
dantes lágrimas, aplacan el fu­ Amideo de Amideis, Uguccio
ror divino. Uguccioni, Sosteneo de Soste­
La Madre Dolorosa les prote­ néis y Alejo Falconiero, en el
ge, y les indica ella misma los día de la Asunción del año mil
hábitos de luto que deben vestir; doscientos treinta y seis, oraban
y aquella santa congregación co­ fervorosamente en la asamblea
mienza a tomar incremento ro­ de una piadosa cofradía llamada
deada por el esplendor de los de los L a u d a n t e s , cuando la Ma­
milagros. dre de Dios, apareciéndose a ca­
Una vid que florece en el rigor da uno de ellos les manifestó su
del invierno, presagia la gloria deseo de que abrazaran un géne­
de aquellos santos; y la voz de ro de vida más santo y perfecto.
los niños de pecho les aclama con Después de haberlo consultado
el nombre de Siervos de María. con el arzobispo de Florencia,
Honor sea dado al Padre, lo aquellos siete varones, renuncian­
propio que al Hijo por él engen­ do a los honores de su linaje y a
drado, y a Vos, virtud de en­ las riquezas, ciñendo el cilicio de­
trambos, Espíritu que les iguala bajo de unos vestidos pobres y
siempre en todo, al Dios único, usados, el día ocho de Septiem­
por todos los tiempos. Amén. bre' se retiraron a una humilde
S i en el I Nocturno no se han de casa de campo/a. fin. de dar prin­
rezar las Lecciones de la E scritu ra cipio a una vida más santa en
ocurrente, se dicen las de varios Con­
fesores Pontífices: Alabem os a los va­ el mismo día en que la Madre
rones, pág. 797, con los Responsorios de Dios había comenzado entre
del Común de un Confesor no Pon ­
tífice, pág. 806.
¡os mortales su vida santísima.

II NOCTURNO
Lección V
Lección IV
p u Á N grato fué a Dios este gé-
n el siglo décimotercero, • ñero de vida, lo mostró por
cuando a causa del fu­ medio de milagros. Pues po:o
nesto cisma de Federi­ tiempo después, mientras estos
siete varones pedían limosna de den fué después aprobada por el
puerta en puerta en Florencia, su­ papa Inocencio IV.
cedió que de repente, por las vo­
ces de los niños, entre los cuales Lección VI
se contaba san Felipe Benicio
que apenas tenía quince meses, ^ q u e l lo s santos varones, a los
fueron aclamados como Siervos cuales se juntaron pronto
de María, con cuyo nombre siem­ varios compañeros, empezaron
pre se les designó en adelante. a recorrer las ciudades y pueblos
Deseosos de huir del concurso de Italia, principalmente los de
del pueblo, y llevados del amor la Toscana, predicando en toda?
a la soledad, se juntaron todcs partes a Jesucristo crucificado,
en un lugar apartado del monte componiendo las discordias civi­
Senario, donde empezaron un gé­ les y conduciendo al camino de
nero de vida del todo celestial. la virtud a innumerables almas
Habitaban en grutas, vivían de que andaban apartadas del mis­
agua y hierbas silvestres, mortifi­ mo. No sólo edificaron c<in -sus
caban su cuerpo con vigilias y predicaciones a Italia, sino tam­
otras austeridades. La pasión de bién a Francia, Alemania y Po­
Jes ir listo y los dolores de su lonia. Finalmente, habiendo di­
Madre afligidísima fueron el te­ fundido larga y copiosamente el
ma constante de sus meditacio­ buen olor de Cristo, e ilustren
nes. Mientras las meditaban con también por sus milagros, el Se­
particular intensidad en el día del ñor los recibió en su gloria. Mai,
Viernes Santo, la misma Santísi­ así como la religión y la verda­
ma Virgen se les apareció dos dera fraternidad les unió durante
veces, y les mostró el hábito de la vida en un común amor, tam­
luto que habían de vestir, signifi­ bién un mismo sepulcro los guar­
cándoles cuán grato le sería que dó después de su muerte, a la
fundarán en la Iglesia una nueva cual sucedió ima inmediata vene­
Orden destinada a perpetuar y a ración por paite del pueblo. Los
propagar entre los pueblos el re­ Sumos Pontífices Clemente J£I y
cuerdo de los dolores que ella Benito X III, movidos por esta
sufrió al pie de la cruz del Se­ veneración de los fieles, -confir­
ñor. Habiéndose s a n Pedro, incli­ maron el culto que se les tri-
to Mártir de la Orden de los bytó t durantp varios ,siglQS. Por
Predicadores, enterado de estas último empapa,.León X l j l , des­
cosas por el trato familiar con pués, 4?i.-hajxjr aprobado los ipi-.
aquellos santos varones^y por una lagrps^que ej. Señor se había dig-
especial visión de la Madre de na.^9 obrar por. su intercesión,
Dios, les movió a instituir una jy haberlos declarado Venerable,
Orden religiosa11W jo la denomi­ ipqroitiendo, que fueran invoca­
nación . de Siervos de la bien-j dos en cpmún, en.'el.año quin­
aventurad^ Virgen. Esta Or­ cuagésimo de su sacerdocio,
) J 1
completó estos honores inscri­ ciñendo para siempre con coro­
biéndoles en el número de los nas de piedras preciosas sus di­
santos y ordenando que cada chosas frentes.
año se celebrara en toda la Igle­ Que ellos atiendan, pues, aho­
sia Oficio y Misa en su honor. ra a los gemidos del pueblo su­
En el I I I Nocturno s<: lee la H om i­ plicante; que contemplen nues­
lía sobre el E van gelio: Dijo Pedro a tros afanes, y que, del seno de
Jesús del Común de Abades en el
primer lugar, pág. 816.
la luz celestial, se muestren pro­
En la Cuaresma, la I X Lección se picios a nuestros ruegos.
dice de Feria.
Honor sea dado al Padre, lo
propio que al Hijo por él engen­
LAUDES
drado, y a Vos Virtud de entram­
Capitula I Petr, 4, 13 bos, Espíritu que les igualáis en
todo, al Dios único, por todos
Alegraos de ser
a r ís i m o s : los tiempos. Amén.
participantes de la pasión y . Sea bendita su memoria.
de Cristo, para que cuan­ I£. Y reflorezcan sus huesos allí
do se descubra su gloria, os go­ donde reposan.
céis también con él llenos de jú­ A n t . d e l B e n e d . — ¡Oh, cuán
bilo. bueno * y cuán dulce es vi­
vir los hermanos en mutua unión!
Himno
Oración
pSTO S Padres venerables con­
tinúan viviendo una vida os­ Q h Señor Jesucristo! que para
cura. Pedro les contempla como honrar de nuevo la memoria
siete lirios de niveo resplandor de los dolores de vuestra santísi­
y muy gratos a la Virgen santa. ma Madre, dotasteis a vuestra
Les devora una llama divina; Iglesia por medio de siete bien­
recorren las ciudades y visitan aventurados Padres con la nue­
los poblados a fin de grabar en va familia de sus Siervos, con­
todos los corazones el pensa­ cedednos propicio qye de tal
miento de los dolores de su di­ suerte nos asociemos a sus do­
vina Madre. r lores, que igualmente disfrutemos
Tienen poder para apaciguar de sus goces. Vos que vivís.
En Cuaresm a, Conm em oración -de la
». las ciegas rivalidades,' y 1 su pa­ Feria.
labra junta con lazos de pérdón £ n > T e rc ia , la C apitu la . Carísim os.
d e ¡ Laudes. ■
.
y reconciliación a lós'- corazones
más reacios, consüeli" a lós afli­ II VISPERAS
gidos y convierte a los pecado­ •La Capitula de Laudes.
res. . r- -'
. 0¡ Him no.,
Mas la Virgen, qué "no aban­
dona a sus Siervos, les conduce
por último a la patria 'anhelada.
BAJbendita
° la protección de nuestra
Madre nace una fa­
milia de siete Siervos de Dios;
siguiendo su llamamiento suben
a las escarpadas cumbres del San Valentín
monte Senario. Presbítero y Mártir
Una vid que repentinamente Simple
se muestra cargada de magní­
A n t . d e l M a g n i f . — Este San­
ficos racimos, anuncia, como fe ­
liz presagio, los frutos que pro­ to luchó hasta la muerte por la
ducirá esta tierra, en donde ger­ ley de su Dios, y no temió las
mina una abundante cosecha de palabras de los impíos, ya que
santos. estaba apoyado sobre la piedra
Ilustres por sus nobles virtu­ firme.
des, una santa muerte los trasla­ y . Le coronasteis, Señor, de
da al cielo; los fieles Siervos de gloria y honor.
la Virgeri ocupan las moradas I£. Y le constituisteis sobre
eternas. las obras de vuestras manos.
Dichosos compañeros, ya que
reináis con Dios, mirad propi­ Oración
cios a los que dejáis aquí rodea­ Q s suplicamos, omnipotente
dos de peligros. Dios, que por la intercesión
En atención a los dolores de de vuestro bienaventurado Már­
nuestra bendita Madre, os su­ tir Valentín, cuyo nacimiento a
plicamos que iluminéis nuestras la vida eterna celebramos, nos li­
tinieblas y apacigüéis las tempes­ bréis de todos los males que nos
tades de nuestro corazón. amenazan. Por nuestro Señor.
II La siguiente Conclusión jamás
se rauda. . EN EL NOCTURNO
Y Vos, oh bienáventurada
Trinidad, comunicadnos una san­ S e r m ó n d e s a n A g u s t í n , O b i s p o
Sermón 44 de Santos
ta fortaleza, para que podamos
felizmente seguir los ejemplos de Lección DI
nuestros santos Padres. Amén.
y . Estos son los varones mi­ F/p^ELEBRANDO hoy el aniver-
sericordiosos, cuya piedad no ha sar*° ^ tr^un^° del bien­
cesado. _ aventurado Mártir Va­
1$. Su descendencia y su glo­ lentín, la Iglesia se llena de ale­
ria no será olvidada/ gría por su glorificación, y nos
A n t . d e l M a g n i f . — Su nom­ propone, al mismo tiempo, que
bre * permanecerá para siempre sigamos sus huellas. Porque usi
perpetuándose la gloria de los con él padecemos, también con él
seremos glorificados” . En el glo­
santos de generación en genera­
rioso combate que sostuvo por la
ción.
E n C uaresm a, Conm emoración d« la
fe, debemos considerar principal­
F eria. ' mente dos cosas, a saber: la pér.

A
úoa crueldad de los verdugos, y Oración
la invencible paciencia del Már­
tir. La crueldad de los verdugos Dios, que nos alegráis con
para detestarla; la paciencia del la anual solemnidad de vues­
Mártir para imitarla. Escuchad tros santos Mártires Faustino y
al Salmista reprendiendo Ja ma­ Jovita: concedednos propicio que
licia de los perseguidores- “ No nos consagremos con ardor a la
envidies a los malvados, porque imitación de aquellos cuyos mé­
como el heno así velozmente des­ ritos celebramos con alegría'. Por
aparecerán”. Para que nos con­ nuestro Señor.
venzamos de la necesidad de la
EN EL NOCTURNO
paciencia para sufrir a los mal­
vados, oigamos el consejo dei Lección III ..
Apóstol: “Os es necesaria la pa­
ciencia, a fin de que consigáis las y Jovita, nobles her­
J-T a u s t i n o

promesas”. . . ■■ manos brescianos, durante


Te Devm, pág. 10. . la persecución de Trajano fueron
A n t . d e l B e n e d .— El que abo­ conducidos, cargados de cadenas,
rrece a su alma en este mundo, por muchas ciudades de Italia, y
la guarda para la vida eterna.1 aunque tuvieron que sufrir crúe
y r El justp florecerá como lísimos tormentos, con todo, per­
la palma. severaron constantes en la fe. En­
]$. Se elevará como el cedro carcelados durante largo tiempo
del Líbano. en la ciudad de Brescia, fueron
Las Vísperas del Oficio siguiente.
luego arrojados a las béstias' y
lanzados al fuego, pero salieron
ilesos. Fueron después conduci­
dos, encadenados juntos, a. Milán.
Día 15 de Febrero
En esta ciudad vióse probada s^t
fe por rigurosos, tormentos, mas,
Santos Faustino y Jovita como el oro en el- crisol, resplan­
Mártires deció con mayor brillo. Envia­
. ' . Simple V dos después a Roma, en esta ciu­
dad les, confortó en gran mane­
A n t . d e l M a g n i f .— El reiría _de ra el papa Evaristo para sopor­
los, cielos e¡s de aquellos que des­ tar los crueles tormentos que les
preciaron la vida del mundo, y hicieron sufrir Finalmente, con­
consiguieron los premios del rei- ducidos a Ñápoles, después de
npj y lavaron sqs túnicas en, la ser atormentados de varias ma
sangre del-Cordero.. . ñeras, atados de manos y. pies leá
ny . Alegraos y ,, regoci jaos; arrojaron al mar, de dónde los
justos, en el Señor. . , Angeles lés sacaron' milagrosa­
. Y gtoriaps., todos los mente. Su inquebrantable cons­
co^zón recto, , ónela en los tormentos y la mui-
titud de sus milagros convirtie­ EN EL NOCTURNO
ron a muchos a la fe de Cristo.
Lección III
Por último, conducidos de nue­
vo a Brescia, al principio del rei­
C ^ i m e ó n , hijo de Cleofás, fué or­
nado del emperador Adriano, he­
denado obispo de Jerusalén
ridos por la segur, recibieron la
inmediatamente después del após­
noble corona del martirio.
tol san Jaime. En tiempo del
Te Deum , ' pág. 10.
emperador Trajano fué acusado
A n t . d e l B e n e d .— Todos vues­ delante del cónsul Atico de pro­
tros cabellos han sido contados; fesar la fe cristiana y de ser pa­
no temáis: vosotros valéis más riente de Jesucristo. En aquello*
que urí gran número de pájaros. días eran encarcelados cuantos
y . Los Santos se regocija­ pertenecían a la estirpe de David,
rán 'en la gloria. . 1Se alegra­ por lo cual fué sometido a los
rán en sus moradas. más duros suplicios, aligándose­
En Cuaresma, Conmemoración de la
Feria. , - le a sufrir el mismo género de
tormentos que padeció nuestro
divino Salvado'. A todos causaba
Día 18 de Febrero admiración, que un hombre de
edad tan avanzada, ya que con­
San Simeón taba ciento veinte años, padeciese
Obispo, y Mártir con tanto valor y- constancia los
■ Simple . acerbos dolores del suplicio de
A n t . d e l M a g n i f . — sEste santo la cruz. , . - •*
luchó hasta la muerte por la ley A n t . d e l B e . t e d .— El que-abo­
de su Dios, y no temió las pa­ rrece a su alma en este mundo,
labras de los impíos, ya que es­ la guarda para ’ la vida etemá.
taba apoyado sobre la piedra fir­ y . El justo florecerá como
me. la palma. I>. Se elevará como
y . Le coronasteis, Señor, de el cedro del Líbano.
gloria y honor. Iy. Y le consti­ En Cuaresma, Conmemoración de la

tuisteis sobre las obras de vues­ Feria.


tras manos. •

Oración Día 22 de Febrero


/^ O m
n ip o t e n t e Dios, mirad-.cpír
ojos propicios nuestra flaque­ Cátedra dé san Pedro en
za, y ya que nos agobia el peso Antioquía
de nuestras acciones, haced que Dobís mayor
nos proteja la gloriosa interce­ ' - ■ -1 •
sión del bienaventurado Simeón, Todo se toma del Oficio de la Cá­
tedra de Roma, dia 13 de líhero, cón
vuestro Mártir y Pontífice. Por la Conmemoración de san Pablo, pá­
nuestro Señor. . . gina 962, menos1 lo que sigue: ' '
II NOCTURNO ramos el ministerio sacerdotal.
S erm ón de san A g u s t ín , O b is p o
Tribútanse las Iglesias estas mu­
Sermón 15 de Santos
tuas consideraciones compren­
diendo que crecen tanto más en
Lección IV dignidad cuanto mayor honor re­
ciben las funciones sacerdotales.
a institución de la solem­
Con mucha razón, pues, una an­
nidad de este día reci­
tigua costumbre religiosa ha in­
bió de nuestros antepa­
troducido esta solemnidad en las
sados el nombre de Cátedra, por­
Iglesias. Por consiguiente, me
que es tradición que Pedro, Prín
asombro de las crecientes pro­
cipe de los Apóstoles, quedó en porciones que ha tomado en
posesión, en dicho día, de su nuestros días un pernicioso error
sede episcopal. Con justo título enteramente pagano, que consiste
celebra, pues, la Iglesia el ori­ en llevar manjares y vinos a las
gen de esta sede, de la cual, para tumbas de los muertos, como si
la salvación de sus miembros, fué las almas que dejaron sus cuer­
investido el Apóstol por estas pos reclamaran esos alimentos
palabras del Señor: “Tú eres Pe­ propios de la carne.
dro y sobre esta piedra edifica­
ré mi Iglesia” . III NOCTURNO

Lección V L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
seg ú n san M ateo
J ^ lam ó, pues, el Señor piedra
al fundamento de la Iglesia, Lección VII Cap. 16, 13-19
y ésta venera justamente el fun­
damento sobre el cual descansa p N aquel tiempo: Vino Jesús al
todo el edificio. A Pedro se apli­ territorio de Cesárea de Fili-
can con exactitud las palabras del po y preguntó a sus discípulos:
Salmo cuya lectura habéis escu­ ¿Quién dicen los hombres que es
chado: “ Ensalcen su gloria en el Hijo del hombre? Y lo que si­
la congregación del pueblo y alá­ gue.
benle en el consistorio de los
ancianos” . Bendito sea Dios qut; H o m il ía d e s a n L e ó n , P a p a
prescribe la exaltación del bien­ Serm ón 3 en el a n iversario de su
aventurado apóstol Pedro en la elevación, después del principio

asamblea de los fieles; justo es, l Señor pregunta a los


en efecto, que' la Iglesia venere Apóstoles lo que los hom­
el fundamento que le permite ele­ bres piensan de él, y su
varse hasta el cielo. respuesta es común en cuanto ex­
Lección VI presan la incertidumbre del es­
píritu de los hombres. Pero tan
celebrar hoy el origen de la pronto como interroga a sus dis­
Cátedra de san Pedro, hon­ cipulas sobre su propia convió-
ción, el primero entre ellos en Si esta Fiesta ocurriere en el
Sábado antes de Cuaresma, y el año
dignidad, es el primero también no fuere bisiesto, se lee la Lección IX
en confesar al Señor. Cuando le de la Homilía anticipada de san M a­
hubo dicho: “ Tú eres el Cristo, teo como en la V ig ilia de los Apósto­
les, y de ella se hará Conmemoración
el Hijo de Dios vivo’’, Jesús le en Laudes después de la Conmemoración
respondió: “ Bienaventurado eres, de san Pablo. Durante la Cuaresma la
Lección IX será de la H om ilía de la
Simón, hijo de Juan, porque no Feria ocurrente con Conmemoración de
te lo reveló la carne ni la san­ la misma en Laudes y en el Oficio
nada se rezará de la V igilia. Si no
gre”. Es decir: Bienaventurado fuere así, la Lección IX será la si­
eres, porque mi Padre te ha ins­ guiente:
truido; no has sido engañado por
las opiniones terrenales, sino que L e c c ió n IX
te ha iluminado la inspiración
celestial; ni la carne ni la san­ J^as puertas del infierno no im­
gre te han proporcionado mi co­ pedirán esta confesión; las
nocimiento, sino Aquel cuyo úni­ cadenas de la muerte no la liga­
co Hijo soy. rán, porque esta palabra es una
palabra de vida. Eleva al cielo
L e c c ió n VIII a los que hacen esta profesión
de fe, y hunde en el infierno
\ J yo te digo” ; lo cual signifi­ a los que se niegan a hacerla o
ca: Así como mi Padre te admitirla. Por eso dijo el Señor
ha manifestado mi divinidad, así al bienaventurado Pedro: “Y a
quiero yo a mi vez darte a co­ ti daré las llaves del reino de los
nocer tu propia excelencia, por­ cielos. Y todo lo que ligares so­
que “ tú eres Pedro”, y yo soy la bre la tierra, ligado será en los
piedra inquebrantable, la piedra cielos, y todo lo que desatares
angular que de dos pueblos ha sobre la tierra, será también des­
hecho uno; yo soy el fundamen­ atado en los cielos” . Verdad es
to, y nadie puede poner otro; que este poder fué comunicado
pero también tú eres piedra, por­ también a los otros Apóstoles, y
que por mi virtud has adquirido que este decreto constitutivo con­
tal firmeza, que los poderes que cierne igualmente a todos los
yo tengo en propiedad, los ten­ príncipes de la Iglesia; pero al
drás juntamente conmigo por confiar semejante prerrogativa,
participación. “ Y sobre esta pie­ no sin razón se dirige a uno solo
dra edificaré mi Iglesia, y las nuestro Señor, aunque hable pa­
puertas del infierno no prevale­ ra todos. Esta autoridad queda
cerá* contra ella” . Sobre esta confiada en particular a Pedro,
fortaleza edificaré un templo porque Pedro es instituido cabe­
eterno, y la sublimidad de mi za de todos los pastores de la
Iglesia, que debe penetrar el cie­ Iglesia. El privilegio de Pedro
lo, se elevará sobre la firmeza de subsiste en todo juicio dictado en
esta fe. . virtud de su legítima autoridad,
••
II NOCTURNO
y no hay exceso de severidad ni
de indulgencia en no atar o des­ Lección IV
atar más que lo que el bien­ ■r .

aventurado Pedro ha atado o des­ edro, nacido en Ravená


atado. de padres bien reputados,
Te Deum , pág. 10. fué abandonado por su
En Laudes, el H im no, V erso y A n ­ misma madre cuando le ama­
tífona del Benedictus, con la Conme­
moración de san Pablo, como en el dia mantaba, por el disgusto que le
18 de Enero, pág. 962, y , en C uares­ causaba el tener tan numerosa
ma, de la F eria. L a s I I V ísp eras
como el día 18 de Enero, con Con­ prole. Mas una sirvienta le reco­
memoración de san Pablo, del Oficio gió medio muerto, le salvó con
siguiente, y, en Cuaresm a, de la Feria.
sus cuidados, y lo devolvió a su
madre después de haberla exhor­
Día 2 3 de Febrero tado a profesar sentimientos más
humanos. Privado de sus padres,
San Pedro Damián vióse sometido a una dura servi­
dumbre bajo la áspera tutela de
Confesor y Doctor
un hermano suyo que- le trató
. , Doble
como esclavo. •Dió entonces un
L . h. (si tiene I V ísperas por lo notable ejemplo de religión para
menos desde la C apitu la).
Todo se toma del Común de un Con
con Dios y de amor filial, ya que
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo habiendo hallado casuálmente
que sigue:
una moneda, no la empleó'para
A n t . d e l M a g n i f . — Oh Doctor atender a la propiá iridigénciá, ‘si­
excelso, luz de la santa Iglesia, no que la dió a un 'sacerdote para
bienaventurado Pedro, amante de que celebrase el santo sacrificio
la ley divina, ruega por nosotros en sufragio de su padre. Otro her­
al Hijo de Dios. mano suyo llamado Damián (del
X - El Señor le amó y le cual se cree que tomó el nom­
honró. ’ bre) lo acogió beneévolamente v
R . Y le vistió con ornamen­ cuidó de hacerle instruir. Hizo
tos de gloria. tan rápidos progresos en las le­
tras, que en breve llegó a ser h
' Oración admiración de sus maestros. Bien
Q s suplicamos, omnipotente impuésto' en el conocimiento de
Dios, nos concedáis que si­ las ciencias liberales, las enseñó
gamos las enseñanzas y los ejem­ con aplauso de todos. Durante
plos ,del bienaventurado Pedro, este tiempo, a fin de sujetar los
vuestro Confesor y Pontífice, a sentidos a la razón, llevaba un
fin de qué por el menosprecio de cilicio debajo de sus delicados
lo terreno consigamos los goces vestidos, y se entregaba con so­
eternos. Por nuestro Señor. licitud a los ayunos, vigilias y ora­
En. Cuaresm a, . Conmemoración de la ciones. En el ardor de su juven­
Feria. ' • ' tud cuando con gran ímpetu
le acometían los estímulos de beneficios. Fué asesor del obispo
la carne, apagaba sus ardores su­ Teuzón en un asunto gravísimo,
mergiéndose de noche en las he­ y le ayudó con sus consejos y
ladas aguas del río. También sus trabajos en la recta admi­
acostumbraba visitar los santua­ nistración de! obispado. Se dis­
rios, recitando todo el Salterio, tinguió por la contemplación de
Socorría asiduamente a los po­ las cosas divinas, por sus mace
bres, a los cuales servía los man­ raciones corporales y por otros
jares con sus propias manos. ejemplos de gran santidad. Ei
Sumo Pontífice Esteban IX , mo­
Lección V vido por los méritos del Santo,
a pesar de sur. negativas y de su
^ on el fin de llevar una vida resistencia, le creó cardenal de
más perfecta, ingresó en el la santa Iglesia romana y obis­
monasterio de Avellana, en la po de Ostia. En estas dignidades
diócesis de Gubbio, de la Orden brilló Pedro por las más esclare­
de los monjes de santa Cruz de cidas virtudes y con obras digna'
la Fuente Avellana, fundada por del ministerio episcopal.
el bienaventurado Ludulfo, dis­
cípulo de san Romualdo. Poco Lección VI
tiempo después envióle su abad
al monasterio de Pomposia, y lue­ p*N aquellos tiempos tan difíci­
go al de San Vicente de Piedra les, prestó grandes servicios
Pertusa, Edificó a ambos monas­ a la Iglesia romana y a los Su­
terios con sus santas predicacio­ mos Pontífices, con su ciencia,
nes, sus notables enseñanzas, y su sus legaciones y los demás tra­
manera de vivir. Habiendo regre­ bajos que emprendió. Combatió
sado a su monasterio después de hasta la muerte contra la herejía
la muerte del Abad, fué elegido de los Nicolaítas y contra la si­
para el gobierno de la comunidad monía. Después de haber reme­
de Avellana, y de tal manera la diado estos males, reconcilió la
hizo prosperar mediante las san­ Iglesia de Milán con la de Ro­
tas instituciones que le dió y sus ma. Resistió valerosamente a los
nuevas fundaciones en diversos antipapas Benedicto y Cadaloo;
lugares, que justamente es consi­ disuadió a Enrique IV, empera­
derado como un segundo Padre de dor de Alemania, de su injusto
su Orden y como su gloria más le­ proyecto de divorcio. Redujo a
gítima. Los saludables efectos de los de Ravena a la debida obe­
la solicitud de Pedro también los diencia al romano Pontífice, y
experimentaron otros monaste­ les admitió de nuevo a la comu­
rios de diversos institutos, así nión de la Iglesia; dió reglas a
como los conventos vdfc;v caoóni- los'tanónigos de Velletri, que les
gos y los mismos pueWo's.Xá:(|íó^í •eojidüjeiptí»: a una vida más per­
cesis de Urbino le debe jmúchoV n e ta . JEn la provincia de Urbino
/. B rev. 75
apenas hubo ninguna iglesia que se celebraba ya en algunas dió­
no recibiera de él algún favor. cesis y en la Orden Camaldulen-
A la sede de Gubbio, de la cual se. Al título de Confesor Pontí­
por algún tiempo cuidó, la libró fice, el Papa añadió el de Doctor.
de muchos males; viósele, cuan­ En el I I I Nocturno, se lee la H om i­
lía Vosotros sois ¡a sal del Común de
do convino, proveer al bien de Doctores en el primer lugar, pág. 802.
otras iglesias con tanto celo co­ Si esta F iesta ocurriere antes de
Cuaresm a, y el año no fu ere bisiesto,
mo si le estuviesen encomenda­ o en el año bisiesto hoy fuere Sábado,
das. Habiendo renunciado a las la Lección I X será de la V ig ilia de
san M ateo, como en la pág. 734, de la
dignidades del cardenalato y del
cual se hace también Conmemoración
episcopado, en nada disminuyó en Laudes. D urante la Cuaresm a, la
su asiduidad en socorrer al pró­ Lección I X y la Conm emoración serán
de la F eria, y en el O ficio nada se
jimo. Propagó el ayuno del vier­ hará de la V ig ilia .
nes en honor de la santa Cruz de Las V ísperas, del O ficio siguiente,
con Conmemoración del precedente, y
Jesucristo; el Oficio Parvo en en Cuaresm a, de la F e ria ; mas en el
honor de la Virgen María, y su año bisiesto, en las V ísp eras se hace
culto en el Sábado. Extendió la sólo Conmemoración de la F e ria en la
Cuaresm a.
práctica de disciplinarse en ex­
piación de los propios pecados.
Finalmente, ilustre por su santi­ Día 24 de Febrero
dad, doctrina, milagros y gran­
des acciones, en Faenza, al vol­ Vigilia de san Matías
ver de una legación en Ravena, Apóstol
su alma voló hacia Jesucristo el Todo se toma del Común de l a s . V i ­
día veintidós de Febrero. Su cuer­ gilias de los Apóstoles, pág. 733.

po que se conserva allí, en el mo­ Oración


nasterio de los Cistercienses, lle­
gó a ser célebre por sus muchos ^ os rogamos, om­
o n ced ed n o s,

milagros, y es honrado por la ve­ nipotente Dios, que la vene­


neración constante de los pue­ rable solemnidad de vuestro bien­
blos. Habiendo los Faventinos aventurado apóstol Matías, para
experimentado más c e una vez la la cual nos preparamos, aumente
protección de san Pfídro Damián nuestra devoción y salud. Por
en circunstancias críticas, le es­ nuestro Señor.
cogieron por Patrono. El Sumo La s V ísperas del O ficio siguiente. Por
Pontífice León X III por decreto lo cual si en el siguiente día o cu rrie­
re la F eria I V de Cenizas, las V ís p e ­
de la Sagrada Congregación de ras se dicen de la F eria I I I después
Ritos extendió a toda la Iglesia de Q uincuagésim a, y así en ellas como
en Completas se dicen las P reces fe ria ­
el Oficio y Misa que en su honor les, como en el O rdinario.
Día 24 de Febrero, o 25 en el año bisiesto

San M atias, A póstol


D o b l e d e I I cla se

Todo se toma del Común de A pó s­


gamos las enseñanzas y ejemplos
toles, pág. 735, menos lo que sigue:
del bienaventurado Pedro, vues­
Oración tro Confesor y Pontífice, a fin
de que por el menosprecio d?
Q h Dios, que os dignasteis aso­ lo terreno consigamos los goces
ciar el bientaventurado Ma­ eternos. (Por nuestro Señor).
tías al colegio de vuestros Após­ Después, en Cuaresm a, Conmemora­
toles, concedednos, os rogamos, ción de la Feria.
que por su intercesión, experi­ I NOCTURNO
mentemos siempre en nosotros
D e lo s H e c h o s de los
los efectosi de vuestra piedad.
A pó sto les
Por nuestro Señor.
Conm em oración de san Pedro D a ­
mián, cuando el año no es bisiesto: Lección I Cap. 1, 15-13
A n t .— Oh Doctor excelso, luz
aquellos días levantán­
or
de la santa Iglesia, bienaventu­
dose Pedro en medio de
rado Pedro, amante de la ley
los hermanos (que forma­
divina, ruega por nosotros al Hi­
ban un grupo de unas ciento..y
jo de Dios.
veinte personas) les dijo: Her­
y . El Señor condujo al jus­
manos, es preciso que se cum­
to por caminos rectos. 1$. Y le
pla lo que tiene profetizado el
mostró el reino de Dios.
Espíritu Santo por boca de Da­
vid, acerca de Judas, que se hizo
Oración adalid de los que prendieron a
suplicamos, omnipotente Jesús, y fué de nuestro número,
Dios, nos concedáis que si­ habiendo oido Llamado a las fun
dones de nuestro ministerio. Este lo que fué agregado a los once
adquirió un campo con el precio Apóstoles.
de su maldad, y habiéndose ahor­ Las Lecciones del I I N octurno, son
cado reventó por medio, que­ sobre las de san A gu stín en su Exposición
el Salm o 86, pág. 743.
dando esparcidas por tierra to­ En el I I I Nocturno se lee la H o­
das sus entrañas. milía sobre el E van gelio: E xclam ó J e ­
sús del Común de Abades en el
segundo lugar, pág. 817, con los R R .
Lección II Cap. 1, 19-22 del Común de A póstoles, pág. 739, En
Cuaresm a, la Lección I X , será de la
Feria, cuya Conmemoración se hará
^ osa que es notoria a todos también en Laudes y en las I I V ís ­
peras.
los habitantes de Jerusalén,
por manera que aquel campo ha
sido llamado en su lengua Ha- Día 27 de Febrero
céldama, esto es, campo de san­
gre. Así es que está escrito en San Gabriel
el libro de los Salmos: “ Quede de la Virgen Dolorosa
su morada desierta, ni haya quien Confesor
habite en ella, y ocupe otro su
Todo se toma del Común de un
lugar en el episcopado” . Es nece­ Confesor no Pon tífice, pág. 305, menos
sario, pues, que de estos sujetos lo que sigue:
que han estado en nuestra com­
Oración
pañía, todo el tiempo que Jesús
Señor nuestro conversó entre / ^ h Dios, que enseñasteis al
nosotros, empezando desde el bienaventurado Gabriel el
bautismo de Juan hasta el día en recuerdo asiduo de los dolores
que, apartándose de nosotros, se de vuestra dulcísimá Madre, y
subió al cielo, se elija uno que por ella lo elevasteis a la gloria
sea, como nosotros, testigo de su de la santidad y de los milagros;
resurrección. concedednos que, mediante su in­
tercesión y ejemplo, de tal suerte
Lección III Cap. 1, 23-26 nos asociemos a las lágrimas de
nuestra Madre, que nos salve­
o n esto pusieron a dos, José, mos con su maternal protección.
llamado Barsabas, y por. so­ Vos que vivís... .
brenombre el Justo, y a Matías. la EFneria.C u aresm a, Con memoi ación de
Y haciendo oración dijeron: ¡Oh En el I N octurno, sí se han de leer
las Lecciones del Com ún, se toman las
Señor! tú que ves los corazones del Común de un Confesor no P o n ­
de todos, muéstranos cuál de es­ tífice, en el segundo lugar, E l ju sto,
tos do^ has destinado para ocu­ pág. 812.
par el lugar de este ministerio II NOCTURNO
y apostolado, del cual cayó Ju­
Lección IV
das por su prevaricación, para
irse a su lugar. Y echando suer­ G abriel, nacido en Asís, en
tes, cayó la suerte a Matías, por Umbría, de padres bien repu­
tados, y llamado Francisco en en edad, sino también para los
memoria de su seráfico conciuda­ que estaban fuera del recinto del
dano, desde su infancia demostró convento; en todas partes difun­
una excelente índole. En su ado­ dió el olor de Cristo. Consagró­
lescencia, mientras estudiaba en se asiduamente a dar culto a la
Espoleto, siguió algún tanto la pasión del Señor; pasaba día y
vanidad y las pompas del mun­ noche en su meditación. Sentía
do. Pero por un beneficio de la una indecible inclinación a la
misericordia divina, la cual ha­ Eucaristía que tanto nos recuer­
cía tiempo le invitaba a la per­ da la pasión, y cuando la reci­
fección de la vida cristiana, ha­ bía se abrasaba en seráficos ar
biendo caído en una enfermedad, dores. En nada, empero, se dis­
comenzó a desengañarse del mun­ tinguió tanto como en su piedad
do y a apetecer tan sólo los bie­ para con la Madre de Dios.
nes tiernos. Le ayudó en gran Acostumbró honrarla con toda
manera a obedecer más pronta­ suerte de obsequios, pero espe­
mente al llamamiento de Dios, la cialmente .con la consideración
contemplación de la célebre ima­ de los dolores que atravesaron
gen de la Virgen de Espoleto, lle­ su corazón con motivo de los tor­
vada en procesión solemne fuera mentos de Jesús. Esta medita­
de la iglesia. De tal manera se ción la practicaba con tanto sen­
inflamó su alma en la llama del timiento, que derramaba abun­
divino amor, que se sintió movi­ dancia de lágrimas. La Virgen
do a abrazar el Instituto de los Dolorosa fué como la razón de
Pasionistas. Así pues, después de su existencia; la tuvo como
haber vencido no pocas dificulta­ maestra de sántidad, y esto d^;
des, en el retiro de Morrovalle, tal suerte, que sus compañeros
vistió gozoso el austero hábito, afirmaban que había sido suscita­
queriendo ser llamado con el nom­ do por Dios, a fin de que coi
bré de Gabriel de la Virgen D o­ el influjo de su ejemplo, llegara
lorosa, a fin de recordar cons­ a propagarse extraordinariamente
tantemente los gozos y dolores de el culto a la Virgen Dolorosa.
la Virgen.
Lección VI
Lección V
C n tr e otras virtudes, amó en
P ) u r a n te el noviciado, distin­ gran .manera la humildad
guióse cada día m ás en la cristiana y la obediencia, y así,
observancia de la regla y en el teniéndose por el último de todos,
ejercicio de todas las virtudes, anhelaba el ejercicio de los mi­
llegando en breve tiem po a tan nisterios más bajos de la casa,
elevado grado de santidad que y cumplía con suma diligencia,
fu é dechado de la misma, no sólo no sólo los preceptos de sus su­
para sus com pañeros y superiores periores, sino sus mismos deseos.
Gracias a la mortificación de los H o m il ía de san B eda V enerable

sentidos y a la austeridad de su P r e s b ít e r o

vida, conservó sin mancha la flor C o m e n tario sobre san M a rco s , en el


de la virginidad, y totalmente ca p . 10, 1 3 - 2 1

crucificado para el mundo, sólo


Jesús a sus discípu­
ij o
vivió para Dios, gomando de una
los: Dejad que los niños
verdadera intimidad con su Se­
ñor. Enriquecióse en el breve vengan a mí, y no se lo
curso de su vida con tantas vir­ prohibáis: porque de los tales es
el reino de Dios”. De propósito
tudes, que consumido más bien
dijo: “ De los tales” , no “ de és­
por el ardor de la caridad que
tos” , para significar que no será
por la fuerza de los dolores, con­
por la edad, sino por la conduc­
solado con el socorro de la di­
vina Madre, voló con una muer­ ta, que reinarán en el cielo; que
te placidísima al cielo en Isola este premio está prometido a los
del Gran Sasso, en el año mil que se asemejen a los niños en
ochocientos sesenta y dos a la inocencia y en la sencillez. Con
la edad de veinticuatro años. esta explicación concuerda la sen­
El esplendor de los milagros con tencia del Apóstol cuando dijo:
que Dios honró su memoria, mo­ “ No os hagáis como niños en el
vió al papa Pío X a proclamar­ uso de la razón; sed, sí, pequeños
le Beato, y el papa Benedicto XV. en cuanto a la malicia; pero en
en el año mil novecientos veinte Ja conducta, hombres hechos” .
en el segundo centenario de la El niño no persevera en su eno­
fundación del Instituto de la Pa­ jo, no se acuerda de las injurias,
sión y en la solemnidad de la As­ no se deleita en la hermosura fe­
censión del Señor, asoció al bien­ menina, no dice lo contrario de lo
aventurado joven al número de que piensa; pues bien: si vos­
los santos. Pío X I extendió a otros no tenéis semejante inocen­
la Iglesia universal su Oficio y cia y pureza de alma, no podréis
Misa. entrar en el reino de los cielos.
En otro lugar, se nos manda que
II! NOCTURNO recibamos el reino de Dios, es
decir, la doctrina del Evangelio,
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
como los niños, ya que, así como
segú n s\n M arcos
el niño cuando aprende no con­
Lección Vil Cap. 10, 13-21 tradice a su maestro, ni busca
razones o palabras para oponerle,
p*N aquel tiempo; Presentaban sino que acoge con fidelidad sus
a Jesús unos niños para que enseñanzas, y, por el temor que
les impusiera las manos; mas los le profesa, obedece y permanece
discípulos reñían a los que ve­ quieto; así nosotros debemos
nían a presentárselos. Y lo que obedecer simplemente y sin opo­
sigue. ner ningún reparo a las palabras
del Señor. “ Y abrazándoles, y que habiéndole mirado Jesús en
poniendo sus manos sobre ellos, lo interior de su corazón, le amó.
les bendijo”. Abrazando a los D u ra n te la C u a resm a , se d irá la L e c ­
pequeñuelos, bendíjoles, para sig­ ción I X de la H o m ilía de la F e r ia ;
fu e ra de este T iem p o se d irá la que
nificar que los espíritus humildes sig u e :
son dignos de su bendición, de
sus gracias y de su amor. Lección IX
A m a el Señor a los que guardan
Lección VIII los preceptos de la Ley, aun
los más pequeños. Pero a los
\ / mientras Jesús proseguía su que desean ser perfectos, les se­
camino, adelantóse un hom­ ñala aun las cosas menores de la
bre, y arrodillado ante él, le ro­ misma, porque no vino a abolir la
gaba, diciendo: Maestro bueno, Ley y los Profetas, sino a cum­
¿qué puedo hacer para conseguir plirla. A cuyo cumplimiento se
!a vida eterna?” Y o creo que al refiere lo que aquí se añade: “Vé,
preguntar por la vida eterna ha­ y vende cuanto tienes, y dalo a
bía oído decir al Señor que sólo los pobres, y tendrás un tesoro
eran dignos de entrar en el reino en el cielo, y ven, y sígueme”.
de los cielos los que se hacían Aquel que quisiere ser perfecto
semejantes a los niños, por lo debe vender todo lo que tiene;
cual, deseoso de conocer la ver­ mas no sólo una parte, como
dad con certeza, pedía que le Ananías y Safira, sino que debe
manifestara, no por medio de pa­ venderio todo, y darlo todo a
rábolas, sino claramente, con qué los pobres, y prepararse de esta
obras meritorias podría alcanzar­ suerte un tesoro en el reino de
la. Jesús le dijo: “ Observa los los cielos. Pero ni esto es sufi­
mandamientos” . He aquí en su ciente para conseguir la perfec­
integridad la inocencia infantil ción, es necesario que el que ha
que se propone a nuestra imita­ despreciado las riquezas siga
ción si deseamos entrar en el rei­ después al Salvador; esto es, que
no de Dios. Y aquél, respondien­ después de haber dejado lo malo,
do, dijo: “ Maestro, todo esto lo siga lo bueno. Es más fácil, en
he observado desde mi juventud”. verdad, despreciar el mundo, que
No se piense que aquel hombre a la propia voluntad. Muchos
preguntara al Señor para tentar­ que abandonan las riquezas no si­
le (como algunos han creído), o guen al Salvador. Al Señor le
que mintió acerca de su conducta sigue el que le imita y anda en
al decir que había cumplido los pos de sus huellas. Aquel que di­
mandamientos de la Ley, sino que ce que cree en Cristo debe pro­
manifestó sencillamente cómo ha­ ceder como procedió Cristo.
bía vivido. Y ciertamente, si hu- T e D eu m , pág. 10.
E n C u a re sm a , se h ace C o n m em o ra­
- biese sido culpable de mentira o ción de la F e r ia en L a u d e s y en las
simulación, no dirá el Evangelio I I V ís p e ra s . *
FIESTAS DE MARZO miento a la vida eterna celebra­
mos. Por nuestro Señor.
E n el I N o ctu rn o , si se han de to ­
m ar del C o m ú n , se d icen las L e c cio n e s:
Día 4 de Marzo E l j u s t o , pág. 8 12.

II NOCTURNO
San Casimiro
Confesor Lección IV
Sem id oble 5 = ¡rn , hijo de Casimiro
a s im ir o

Todo se tom a del C o m ún de un C o n ­ y de Isabel de Austria,


feso r no P o n tífice, pág. 805, m enos lo reyes de Polonia, fué
que s ig u e :
desde su infancia instruido por
Oración los mejores maestros en la piedad
y bellas letras; sujetaba sus
O h Dios, que en medio de la? m i e m b r o s con áspero ci­
delicias reales y de los pe­ licio, y los extenuaba con cons­
ligros del mundo fortalecisteis tantes ayunos. Despreciando la
con la virtud de la constancia a molicie del lecho’ real, dormía
san Casimiro, os suplicamos que sobre el duro suelo, e iba secre­
vuestros fieles desprecien por su tamente, durante la noche, a im­
intercesión las cosas terrenas, y plorar la divina clemencia, pos­
aspiren siempre a las celestiales. trado en tierra ante , las puertas
Por nuestro Señor. de los templos. Era. asiduo en la
E n C u a re sm a C o n m em o ració n de la
F e ria .
meditación de los sufrimientos
D e sp u é s, C o n m em o ració n de san L u ­ de Cristo, y acostumbraba te­
cio I , P a p a y M á r tir : ner de tal suerte la mente fija en
A n t .— Este santo luchó hasta Dios durante la solemne celebra­
la muerte por la ley de su Dios, ción de la Misa, que parecía
y no temió las palabras de los estar arrebatado fuera de sí
impíos, ya que estaba apoyado mismo.
sobre la piedra firme.
y . . Le coronasteis, Señor de Lección V
gloria y honor. I£. Y le consti­
tuisteis sobre las obras de vues­ ^ on todas sus fuerzas procuró
tras manos. promover la fe católica y
abolir el cisma de los Rutenos.
Oración Para conseguirlo, indujo a su
padre Casimiro a que dictara una
Q h Dios, que nos alegráis con ley, prohibiendo a los cismáticos
la anual solemnidad del bien­ construir nuevos templos, y res­
aventurado Lucio, vuestro Mártir taurar los antiguos que caían en
y Pontífice: concedednos propi­ ruinas. Era generoso y compa­
cio, que también gocemos de la sivo en favor de los meneste­
protección de aquel cuyo naci­ rosos y oprimidos por las cala­
midades, por lo cual obtuvo el alma en este mundo, la guarda
nombre de padre y defensor de para la vida eterna.
los pobres. Hacia el fin de su vida y . El justo florecerá como
demostró valerosamente su amor la palma. . Se elevará como
a la virginidad, que había con­ el cedro del Líbano.
servado intacta desde su infancia, La O ra ció n O h . D i o s , pág. 1048.
cuando, durante una grave enfer­
medad, desoyendo el consejo de Día 6 de Marzo
los médicos, resolvió firmemente
morir antes que hacer nada con­ Santas Perpetua y Felicidad
tra la castidad. Mártires
D oble

Lección VI T o d o se tom a del C om ú n de S a n ta s


M u je r e s , pág. 832, m enos lo que sig u e :
C aún joven, lleno de vir­
ie n d o E n am bas V ís p e r a s y en L a u d e s, se
d ir á , en el M a g n i f i c a t y B e n e d i c t u s :
tudes y méritos, y habiendo
y . Las coronasteis, Señor, de
predicho el día de su muerte, en­
gloria y honor. I£. Y las consti­
tregó su alma a Dios rodeado de
tuisteis sobre las obras de vues­
sacerdotes y religiosos, a los vein­
tras manos.
ticinco años de edad. Su cuerpo,
A n t .— El reino de los cielos es
trasladado a Vilna, resplandeció de aquellas que despreciaron la
con muchos milagros. En efec­ vida del mundo, y consiguieron
to, junto a su sepulcro no sólo los premios dei cielo, y lavaron
se vió a una niña muerta reco­ sus túnicas en la sangre del Cor­
brar la vida, a los ciegos la vis­ dero.
ta, a los cojos el poder andar v
a varios enfermos la salud, sino Oración
que apareció en los aires a un rogamos nos concedáis, Se­
ejército de Lituania, espantado ñor Dios nuestro, que vene­
por su inferioridad numérica ante remos con constante devoción los
la súbita invasión de un poderoso triunfos de vuestras santas Már­
enemigo, y le obtuvo una brillan­ tires Perpetua y Felicidad, para
te victoria. El papa León X, mo­ que a las que no podemos hon­
vido por estos milagros, le ins­ rar dignamente, rindamos fre­
cribió en el catálogo de los san­ cuentemente humildes obsequios.
tos. For nuestro Señor.
En el I I I N o c tu rn o se lee la H o ­ En C u a re s m a , C o n m em o ració n de la
m ilía so bre el E v a n g s lio C e ñ i d v u e s ­ F e ria .
t r a s c i n t u r a s , p ág. 808.
E r r a n t e la C u a re s m a la I X L e c ció n
MAITINES
se d ic e d e la H o m ilía de la F e r ia ,
y se h ace C o n m e m o ra c ió n de la m ism a
I n v i t a t o r i o .— Alabemos a Dios,
en L a u d e s y en la s I I V ís p e r a s .
nuestro Señor, * En la confesión
E n L a u d e s , C o n m em o ració n de san
L u c io I , P a p a y M á r t ir : de las bienaventuradas Perpetua
A n t .— El que aborrece a su y Felicidad.
S a l m o 9 4 . — Venid, alegrémo­ que fuesen ejecutadas las muje­
nos, pág. 3. res que estaban encinta. Pero su
E n el I N o ctu rn o , si la s L e ccio n es parto se anticipó gracias a las
se han de to m ar d el C o m ú n , se dicen
las del segun d o lu g a r : T e g l o r i f i c a r i , preces de sus otros compañeros
pág. 8 2 9 . de martirio, y dió a luz una hija.
Y como en medio de los do­
II NOCTURNO
lores del parto, se quejara, le di­
Lección IV jo uno de los guardianes: “ Si así
te quejas, ¿qué harás cuando te
e r p e t ü a y Felicidad fue­ veas arrojada a las fieras?” A lo
ron detenidas en Africa cual contestó ella: “Ahora pa­
durante la persecución dezco yo; mas durante el marti­
del emperador Severo, juntamen­ rio habrá en mí otro que sufrirá
te con Revocato, Saturnino y por mí, supuesto que yo también
Secúndolo, y encerradas en una padeceré por él”. ,
oscura cárcel; después se les jun­
tó además Sátiro. Eran aún ca-
Lección VI
tecúmenas, pero poco después
fueron bautizadas. Pasados pocos E T i n a l m e n t e las generosas mu­
días, de la cárcel las llevaron al jeres fueron presentadas en
foro con sus compañeros, y des­ el anfiteatro a la vista de todo
pués que hubieron confesado glo­ el pueblo el día cinco de Marzo.
riosamente la fe, el procurador En primer lugar las azotaron, lue­
Hilarión las condenó a las fieras. go viéronse maltratadas por una
De allí descendieron gozosas a vaca ferocísima, que las cubrió
la cárcel, en donde diversas visio­ de heridas y las pisoteó. Por úl­
nes robustecieron su valor y timo, rematadas al filo de la es­
las enardecieron p a r a recibir pada, dieron su vida por Cristo,
la palma del martirio. A Perpe­ juntamente con sus compañeros,
tua no pudieron apartarla de la que fueron atormentados tam­
fe de Cristo ni las repetidas sú­ bién por diversas fieras. El Papa
plicas y las lágrimas de su an­ Pío X elevó la fiesta de estas
ciano padre, ni el amor maternal Mártires al rito doble para toda
hacia su hijito que pendía de sus la Iglesia, y mandó celebrarla el
pechos, ni la atrocidad del suplicio. día seis de Marzo.
E n el I I I N o c tu rn o , se lee la H o m i­
Lección V lía . sobre e l E v a n g e lio : E s s e m e j a n t e
e l r e i n o d e ¡ o s c i c l o s , d el C o m ú n de
S a n ta s M u je r e s , en el p rim e r lu g a r ,
P e l ic id a d , al a cercarse el d ía p á g . 837.
del e s p e c t á c u lo , s e n tía una E n C u a re s m a , la L e c c ió n I X se d i r 4.
de la F e r ia , de la c u a l se h a rá ta m b ién
g r a n a flic c ió n , y a q u e t e m ía q u e C o n m em o ra ció n en L a u d e s .
se d ifirie se su m a r t ir io , p o r q u e Las V ís p e r a s d el O fic io sig u ie n te
desd e la C a p itu l? , con C o n m e m o ració n
e s ta b a en el o c ta v o m es de su d el p re ce d e n te, y , en C u a re s m a , ta m b ién
e m b a ra z o , y la s le y e s p r o h ib ía n de la F < ría . .
Día 7 de Marzo na devoción para con la Madr¿
de Dios. Pues habiendo hallado
Santo Tomás de Aquino un papel que contenía la saluta­
Confesor y Doctor ción angélica, a pesar de los es­
fuerzos de su ama de leche no lo
Doble
quiso soltar, y habiéndoselo qui­
T o d o se tom a del C om ún de un C o n ­ tado por fuerza su madre, con
fe s o r no P o n tífice , p ág. 805, m enos
lo q u e s ig u e :
sus lágrimas y ademanes consi­
guió obtenerlo de nuevo, y cuan­
A n t . d e l M a g n i f . — Oh Doctor
do lo tuvo en su poder, lo tragó.
excelso, luz de la santa Iglesia,
A los cinco años de edad, fué en­
bienaventurado Tomás, amante
comendado a los monjes de Mon-
de la divina ley, ruega por nos­
tecasino. Fué enviado desde allí a
otros al Hijo de Dios.
Nápoles por causa de sus estu­
dios; y siendo aún muy joven, in­
Oración
gresó en la Orden de los Predica­
Q h Dios, que ilustráis a vues­ dores. Su madre y sus hermanos
tra Iglesia con la admirable se indignaron por esta resolución;
sabiduría de) vuestro bienaven­ éstos se apoderaron violentamen­
turado Confesor Tomás, y la fe­ te de él mientras se dirigía a
cundáis con sus santas obras: os París, y lo condujeron a la for­
suplicamos nos concedáis la gra- taleza del castillo de San Juan.
.cia de entender las doctrinas que Allí le hicieron objeto de muchas
enseñó e imitar las virtudes vejaciones, con el fin de que cam­
que practicó. Por nuestro Señor. biara de parecer; llegaron hasta
C o n m e m o ra c ió n d el O ficio p reced en te:
introducir cerca de Tomás una
■ A n t íf o n a E l r e i n o d e l o s c i e l o s , y . cortesana; mas él la arrojó de
L a s c o r o n a s t e i s , y O r a c ió n O s r o g a ­ allí con un tizón ardiente. Inme­
m o s , p ág. 1049.
D e s p u é s , en C u a re s m a , C o n m em o ra­ diatamente el bienaventurado jo­
ció n de la F e r ia . ven, arrodillándose y orando ante
la señal de la cruz, cayó en un
MAITINES dulce sueño, durante el cual le
E n el I N o c tu rn o , la s L e c cio n e s E l
pareció que los Angeles le ce­
s a b i o i n d a g a r á , d el C o m ú n de D o cto ­ ñían los lomos “con un cíngulo.
re s, p ág . 800.
Desde aquel momento, no sintió
II NOCTURNO jamás ninguna excitación sen­
sual. A sus hermanas, que habían
? ^ 3 a exce^sa gloría del orbe venido expresamente al castillo

D 1 cristiano y lumbrera de para disuadirle de su santo pro­


la Iglesia, el bienaventu­ pósito, les persuadió que renun­
rado Tomás, nacido de los noblesciaran a todas las vanidades del
padres Landulfo, conde de Aqui­ siglo y se consagraran por com­
no, y Teodora, de Ñápoles, mos­ pleto a los ejercicios de una vi­
tró desde su infantia muy tier­ da del todo celestial.
Lección V es más eficaz que otra cualquiera
A yu dáro nle a escaparse del para combatir victoriosamente los
errores de todos los tiempos.
castillo por una ventana, y
regresó a Nápoles. De Nápoles
Lección VI
pasó a Roma, y de esta ciudad a
París conducido por el hermano í lam ad o a Roma por el Papa
Juan Teutónico, Superior gene­ Urbano IV, mandóle éste que
ral de la Orden de Predicadores, compusiera el Oficio de la so­
estudiando allí filosofía y teolo­ lemnidad del Corpus Christi. R e­
gía bajo la dirección de Alber­ husó los honores que se le ofre­
to Magno. A los veinticinco años, cieron, entre ellos el arzobispa­
recibió el título de Maestro, y do de Nápoles con que le quería
enseñó públicamente y explicó honrar el papa Clemente IV. No
con gran éxito los escritos de los cesaba de predicar la palabra di­
fiilósofos y los teólogos. Jamás vina; y después de uno de sus
enseñó o escribió sino después de sermones durante la octava de
haber orado. En las dificultades Fascua en la Basílica de San Pe­
que le ocurrían sobre ciertos dro, libró del flujo de sangre a
pasajes de la Sagrada Escritura, una mujer que tocó su vestido.
a la oración añadía el ayuno. Enviado por el papa Gregorio X
Y lo que es más, acostum­ al concilio de Lyón, cayó enfer­
braba decir a su compañero mo en el monasterio de Fossa
el hermano Reginaldo que cuanto Nova, en el cual comentó el
sabía, no tanto lo había conse­ Cantar de los Cantares. Murió
guido con el estudio y el trabajo, en el mismo monasterio a los
c o m o por inspiración divina. cincuenta años de edad, en el
Orando una vez con gran ardor año de gracia mil doscientos se­
ante el crucifijo, en Nápoles, oyó tenta y cuatro, el día siete de
estas palabras: “ Tomás; bien has Marzo. Después de su muerte,
escrito de mí. ¿Qué premio de­ brilló por sus milagros; una vez
seas?” A lo cual él repuso: “ No éstos fueron probados, fué inclui­
deseo otra recompensa, Señor, do en el número de los Santos pór
sino a Vos mismo”. Leía con fre­ el Sumo Pontífice Juan X X II, en
cuencia las colaciones de los el año mil trescientos veintitrés;
santos Padres; y no hubo ningún su cuerpo fué más tarde trasla­
autor que no hubiera estudiado dado a Tolosa por mandato del
con gran diligencia. Sus escritos papa Urbano V. Habiendo sido
de tal suerte sobresalen por su comparado a los espíritus angé­
multitud, variedad y facilidad en licos, tanto por su inocencia co­
la explicación de las cosas difí­ mo por su genio, con razón ha re­
ciles, que su doctrina fecunda e cibido'el nombre de Doctor An­
inmune de todo error, conforme gélico, el cual fué confirmado por
en todo con la doctrina revelada la autoridad de san Pío V.
Por último, el Sumo Pontífice vistos de los remedios que con­
León X III, accediendo muy de ducen a la eternidad. Por nues­
buen grado a las peticiones y de- tro Señor.
descos de casi todos los obispos C o n m em oración del O ficio preceden te:
del orbe católico, y para acabar A n t .— Oh Doctor excelso, luz
sobre todo de una manera eficaz de la santa Iglesia, bienaventu­
con la peste de tantos sistemas rado Tomás¡ amante de la ley
filosóficos que se apartan de la divina, ruega por nosotros al Hi­
verdad, y para incremento de las jo de Dios.
ciencias y la utilidad de todo y . El Señor condujo- al jus­
el linaje humano, después de to por caminos rectos. IJ. Y le
consultada la Sagrada Congrega­ mostró el reino de Dios.
ción de Ritos, por medio de sus
letras apostólicas le declaró e Oración
instituyó Patrono celestial de to­
das las escuelas católicas. Q h Dios, que ilustráis a vues­
E n el I I I N o c tu rn o , se lee la H o m i­ tra Iglesia con la admirable
lía so bre el E v a n g e lio : V o s o t r o s s o i s 'sabiduría de vuestro bienaventu­
¡ a s a l d e l a t i e r r a , del C o m ú n de
D o cto re s en el p rim e r lu g a r , p ág. 802.
rado Confesor Tomás y la fecun­
En C u a re s m a , la L e c c ió n IX se dáis con sus santas obras; os
d ir á de la F e r ia , d e la cu al se hace
ta m b ié n C o n m e m o ra c ió n en L a u d e s .
suplicamos nos. concedáis la gra­
L a s V ís p e r a s son d el s ig u ie n te d esde cia de entender las doctrinas que
la C a p itu la . C o n m e m o ra c ió n del p re ­ enseñó e imitar las virtudes que
ce d en te y , en C u a re s m a , de la F e r ia .
practicó. Por nuestro Señor.
E n C u a re sm a , C o n m em o ració n de 1.3
F e ria .
Día 8 de Marzo En el I N o ctu rn o , la s L e ccio n e s
B i e n a v e n t u r a d o e l v a r ó n ; p ág. 806.
San Juan de Dios
II NOCTURNO
Confesor
D o b le Lección IV
T o d o se tom a d el C o m ú n de un C o n ­
f e s o r no P o n tífic e , p ág. 805, m enos
Juan de Dios de ca­
a c ió

lo q u e s ig u e : tólicos y piadosos padres


en el pueblo de Monte
Oración
Mayor, en ei nuevo reino de Por­
Q h Dios, que al bienaventura­ tugal; al momento de su naci­
do Juan, inflamado en vues­ miento, una claridad extraordina­
tro amor, le preservasteis ileso ria brilló sobre su casa y una
entre las llamas, y por él dotas­ campana que tocó por sí sola
teis a vuestra Iglesia de una nue­ anunciaron los altos destinos pa­
va familia; concedednos que gra­ ra los cuales el Señor había ele­
cias a sus méritos, Seamos puri­ gido a aquel niño. Durante su ju­
ficados de nuestros vicios en el ventud, fué arrancado de una vi­
fuego de vuestra caridad y pro­ da disipada gracias a la ayuda
divina y empezó a dar muestras ligro, y hacía todo cuanto alcan­
de una gran santidad. Un día, es­ zaban sus fuerzas para apartar
cuchando la predicación de la pa­ del pecado impuro a los que en
labra de Dios, se sintió tan in­ él habían caído. Habiéndose de­
clinado a una vida mejor, que ya clarado un gran incendio en el
desde entonces pareció haber hospital real de Granada, Juan,
alcanzado una perfección con­ sin temor alguno, se metió en
sumada, a pesar de que sólo medio del fuego, discurriendo de
se hallaba en los comienzos de aquí por allá, hasta que, sacados
una vida muy santa. Después de los enfermos sobre sus hombros,
haberse desprendido de todos sus y arrojadas las camas por las
bienes en favor de los pobres ventanas, les libró del fuego, y
presos, dió ante todo el pueblo después de haber trabajado in­
un espectáculo de admirable pe­ cansable por espacio de media
nitencia y de menosprecio pro­ hora entre las llamas que se ha­
pio, lo cual le valió el ser gra­ bían propagado extraordinaria­
vemente maltratado por muchos mente, con el auxilio divino, sa­
como demente, llegando a verse lió de las mismas incólume en­
recluido en una casa de salud. tre la admiración de toda la ciu­
Pero Juan, abrasado más y más dad, mostrando, con este ejemplo
en la caridad divina, consiguió oe caridad, que el fuego que por
hacer construir en la ciudad de defuera le quemaba era más dé­
Granada, con las limosnas de las bil que el que ardía en su in­
personas piadosas, dos vastos terior.
hospitales, y fundó una nueva Or­
den, dando a la santa Iglesia el Lección VI
instituto de los Hermanos Hospi­
talarios, que sirven con gran pro­ D con
r a c t ic ó extraordinaria
vecho a los enfermos de alma y perfección todo género de
cuerpo. Este instituto ha llegado austeridades, una rendida obedien­
a propagarse por el mundo entero. cia, una extrema pobreza; se dis­
tinguió por su fervor en la oración,
Lección V en la contemplación de las cosas
divinas, y en su devoción para
D rocuraba por todos los me­ con la Santísima Virgen; fué
dios todo lo necesario para también favorecido con el don de
el alma y para el cuerpo a los lágrimas. Por fin, hallándose gra­
enfermos pobres, a los cuales al­ vemente enfermo, recibió santa­
gunas veces llevaba a su casa so­ mente todos los sacramentos de
bre los hombros. Su caridad no la Iglesia; y después, aunque pri­
se encerraba en los límites de un vado de fuerzas, se levantó de
hospital: procuraba secretamente la cama, cubierto con sus vesti­
alimentos a las viudas pobres, a dos, y de rodillas, y estrechando
las doncellas que estaban en pe­ con las manos contra sú corazón
ei crucifijo, durmióse en la paz cuando deberían callar prefieren
del Señor el día ocho de Marzo argüir. Así, le envían un doctor
del año mil quinientos cincuenta. de la ley, no con el fin de apren­
Aun después de muerto, sus ma­ der, sino de tentarle, y le pregun­
nos retuvieron el crucifijo, per­ tan cuál es el primer mandamien­
maneciendo en la misma posición to de la ley. Todos saben que el
cerca de seis horas, hasta que primer mandamiento es: “ Ama­
le quitaron de allí. Toda la rás al Señor tu Dios” , y piensan
ciudad contempló este edifi­ que el Salvador, modificando este
cante espectáculo, y pudo as­ precepto o añadiéndole algo, les
pirar el olor suavísimo que di­ suministrará la ocasión de acu­
de su muerte, fué incluido por el sarle por creerse Dios. Con este
muchos milagros antes y después fin, le interrogan. ¿Qué responde
de su muerte, fué incluido por el Cristo? Queriendo poner de mani­
papa Alejandro III en el núme­ fiesto la causa que les llevaba ha­
ro de los Santos. El papa cia él, y mostrar que la caridad
León X III, atendiendo a las pe­ estaba ausente de sus corazones,
ticiones del orbe católicoj por siendo por el contrario el odio y
Decreto de la Sagrada Congrega­ la envidia lo que les consumía,
ción de Ritos, le declaró Patrón respondióles: “Amarás al Señor tu
celestial de los hospitales y en­ Dios” . Este es el primero y mayor
fermos de todo el mundo, man­ de los mandamientos. El segundo
dando que su nombre fuese in­ es semejante a éste: “ Amarás al
vocado en las Letanías de los prójimo como a ti mismo”.
agonizantes.
Lección VIII
III NOCTURNO

L e c c ió n del san to E v a n g e l io
D or qué es semejante a éste?
segú n san M ateo
Porque conduce al primero,
y de él recibe la fuerza. “ Pues
Lección VII Cap. 22, 34-46 cualquiera que obra mal, abo­
rrece la luz y no va a la luz”.
I h N aquel tiempo: Se acercaron Y en otro lugar dice la Escritu­
a Jesús los fariseos, y le pre­ ra: “Djjo el necio en su cora­
guntó uno de ellos, doctor de la zón: No hay Dios”. David añade
Ley, para tentarle: Maestro, a continuación: “ Se corrompie­
¿cuál es el mandamiento princi­ ron y fueron hechos abominables
pal de la Ley? Y lo que sigue. en sus deseos”. También leemos
en la Escritura: “f,a avaricia es
H o m il ía de san J uan C r is ó s t o m o
la raíz de todos los males, y así,
Homilía 72 sobre san Mateo
algunos, apeteciéndola, se desvia­
los saduceos,
w f u n d id o s ron de la fe”. Y : “ Aquel que me
los fariseos osan de nue­ ama, observará mis mandamien­
vo atacar al Salvador, y tos, cuja raíz y principio es el
siguiente: Amarás al Señor, tu Oración
Dios, y al prójimo como a ti
Dios, que entre los demás
mismo”.
En Cuaresma, la Lección I X se dirá
dones de vuestra gracia con­
de Feria. cedisteis a la bienaventurada
Francisca, vuestra sierva, un tra­
Lección IX to familiar con el Angel; os su-
suplicamos que por su interce­
P\E consiguiente, si amar a sión, merezcamos obtener la com­
Dios es amar al prójimo (en
pañía de los Angeles. Por nues­
efecto, Jesús ha dicho: ut>edro, si
tro Señor.
me amas apacienta mis c /ejas” ), Conmemoración del O ficio precedente:
si también el amor del prójimo A n t .— Este varón, desprecian­
hace guardar los mandamientos, do al mundo, y lo terreno, con
con justo título, el Salvador afir­ su triunfo, depositó en el cielo
ma que de éstos depende toda las riquezas alcanzadas con su
la Ley y los Profetas. Y ¿sí como plegaria y buenas obras.
. anteriormente, cuando era pre­ y . ' El Señor condujo al jus­
guntado acerca de la resurrec­ to por caminos rectos. I£. Y le
ción, enseñó más de lo que pe­ mostró el reino de Dios.
dían aquellos que preguntaban;
así en este lugar, preguntado so­ Oración
bre el primer mandamiento, al Q h Dios, que al bienaventu­
instante añadió el segundo, cier­ rado Juan, inflamado en
tamente no muy inferior al pri­ vuestro amor, le preservasteis ile­
mero. “A la verdad el segundo
so entre las llamas, y por él do­
es semejante al primero” . De es­
tasteis a vuestra Iglesia de una
te modo, veladamente insinuó
nueva familia; concedednos que,
que ellos eran movidos por el
gracias a sus méritos, seamos
odio al preguntarle. Pues, como
purificados de nuestros vicios en
se ha dicho, la caridad no es am­
el fuego de vuestra caridad v
biciosa.
provistos de los remedios que
Te Deum , pág. 10.
Las V ísperas del O ficio siguiente des­ conducen a la eternidad. Por
de la Capitula, con Conm emoración del nuestro Señor. •
precedente, y, en Cuaresm a, también de
la Feria. - Después, en C uaresm a, Conm em ora­
ción de la F eria .
En el I N octurno, las L eccio n ís
y Q uién hallará t, del Com ún de Santas
. Día 9 de Marzo M ujeres, pág. 834.

II NOCTURNO
Santa Francisca Romana
Viuda Lección IV
, Doble
noble matrona
r a n c is c a ,
Todo se toma del Común de Santas romana, desde ios prime-:
M ujeres, pág. 832, exceptuando lo que
sigue: ros años de su vida,: dió
ilustres ejemplos de virtud, ya Oblatas mencionada, y, desnudos
que apartándose de los juegos in­ los pies, llevando una cuerda ata­
fantiles y de las vanidades mun­ da al cuello y postrada en tierra,
danas, hallaba sus delicias en la pidió con lágrimas que la admi­
soledad y en la oración. A la tieran en su compañía. Recibida
edad de once años se propuso en la comunidad, a pesar de ser
consagrar a Dios su virginidad y ella, sin duda alguna, la madre
entrar en un monasterio; con to­ de todas, no se gloriaba de otro
do, conformándose humildemente título que del de sirvienta, mu­
con la voluntad de sus padres, jer vilísima y vaso de inmundi­
se desposó con Lorenzo de Pon- cia. La opinión sumamente hu­
cianis, joven tan noble como ri­ milde que tenia de sí misma, la
co. En cuanto pudo, siempre ob­ manifestaba con la palabra y con
servó en el matrimonio una vida el ejemplo. Con frecuencia se la
austera, aborreciendo los espec­ veía volver de una viña situada
táculos, festines y otros diverti­ en las afueras de la ciudad, lle­
mientos semejantes, y llevando vando sobre la cabeza un haz de
vestidos de lana sumamente sen­ sarmientos, o guiar por las calles
cillos. Todo el tiempo que le de Roma un asnillo cargado de
dejaban libre los cuidados domés­ leña. Socorría a los pobres, y les
ticos, lo dedicaba a la oración y hacía copiosas limosnas. Cuando
al servicio del -prójimo. Tenía visitaba a los enfermos de los
gran celo en apartar a las ma­ hospitales, no sólo los fortalecía
tronas romanas de las pompas fon alimentos corporales, sino
del siglo y de la vanidad en el también con saludables amones­
vestir. Por lo cual, instituyó en taciones. Procuraba sujetar su
Roma, viviendo aún su marido, cuerpo con vigilias, ayunos, cili­
la Casa de las Oblatas, de la cios, un cinturón de hierro y fre­
Congregación del Monte Olívete, cuentes disciplinas. No comía si­
bajo la regla de san Benito. El no una vez al día; se alimentaba
destierro de su esposo, la pérdi- con hierbas, legumbres y agua.
dida de sus bienes, y las desdi­ Con todo, algunas veces moderó
chas de su casa, no sólo las acep­ estas mortificaciones corporales
tó resignadamente, sino que, dan­ por indicación de su confesor, al
do gracias a Dios, repetía fre­ cual obedecía en todas las cosas.
cuentemente, con el santo Job:
“ El Señor me lo ha dado, el Se­ Lección VI
ñor me lo ha quitado, bendito
C ontemplaba los misterios di­
sea el nombre del Señor”. _
vinos, especialmente la pa­
Lección V sión de nuestro Señor Jesucristo,
con tal fervor y tanta abundan­
J^iuERTO su esposo, se dirigió cia de lágrimas, que parecía a
presurosa a la Casa de las punto de expirar a causa de la
•• I. Brev. 76
magnitud del dolor. Con frecuen­ En el I I I Nocturno, se lee la H om i­
lía sobre el E vangelio, E s semejante
cia, cuando oraba, especialmente el reino de los cielos, del Común de
después de haber recibido el sa­ Santas M ujeres en el primer lugar,
pág, 837. En Cuaresm a, la Lección IX
cramento de la Eucaristía, ele­ se toma de la F eria, de la cual se
vado su espíritu hacia Dios y hace también Conm emoración en L a u ­
arrobado en celestial contempla­ des.E n V ísperas Conm emoración del O fi­
ción, permanecía inmóvil. Por lo cio siguiente, y, en Cuaresm a, de la
cual el enemigo del linaje huma­ F eria.
no puso en obra todos sus es­
fuerzos para apartarla de este gé­
Día 10 de Marzo
nero de vida. Mas ella no le te­
mía, y burló siempre sus artifi­ Los Cuarenta Santos
cios. Obtuvo sobre él una gloriosa
victoria, gracias, principalmente,
Mártires
Semidoble
al auxilio de su Angel custodio,
con el cual conversaba familiar­ Todo se toma del Com ún de varios
M ártires, pág. 769, menos lo que s i­
mente. Se distinguió por el don gue:
de curaciones y el de profecía,
que le permitió anunciar las co­ Oración
sas futuras y penetrar los secre­ A s suplicamos nos concedáis,
tos de los corazones. Más de una omnipotente Dios, que, ha­
vez, mientras estaba pensando en biendo conocido la firmeza en la
las cosas de Dios anduvo sin mo­ fe de vuestros gloriosos mártires,
jarse en medio del agua corrien­ experimentemos los efectos de su
te o bajo la lluvia. Por sus pre­ piadosa intercesión cerca de
ces, el Señor multiplicó de tal Vos. Por nuestro Señor.
suerte unos pequeños pedazos de Conm emoración de la F eria .
pan, que siendo apenas suficien­ En el I N octurno las Lecciones H er­
tes para alimentar a tres religio­ manos, del Com ún de v arios M ártires,
pág. 770.
sas, bastaron para quince, y so- !
bró tanta cantidad que con ella II NOCTURNO

se pudo llenar un cesto. En otra Lección IV


ocasión, a estas mismas religio­
sas, que en el mes de Enero es­ i e n d o emperador Licinio y

taban recogiendo lera en las afue­ gobernador Agrícola, res­


ras de Roma, les proporcionó mi­ plandeció en Sebaste, de
lagrosamente, para apagar su sed. Armenia, la fe cristiana de cua­
abundantes uvas, que brotaron renta soldados y su fortaleza pa­
de las vides que péndían de un ra sufrir los torfhentos. Después
árbol. Finalmente, ¡lustre por sus que los hubieron arrojado varias
méritos y milagros, voló al cielc veces a una horrible cárcel y
a los cincuenta y seis años. El cargado de cadenas, y que les
Sumo Pontífice Paulo V la ins­ hubieron quebrantado las man­
cribió en el número de los Santos. díbulas con una piedra, les obli­
garon, en lo más duro del invier­ presidente, cuando se dieron cuen­
no, a pasar la noche desnudos so­ ta de que también aquel guarda
bre un estanque helado, a fin de era cristiano, quebraron a todos
que murieran víctimas del frío. las piernas.
Todos hacían la misma plegaria:
“ Señor, ya que hemos entrado Lección VI
cuarenta en la lucha, conceded­
nos cuarenta coronas; que no fal­ " T odos murieron en aquel supli­
te ni una corona a este número. cio, excepto el más joven,
Este número es glorioso, ya que llamado Melitón. Y como viera
Vos le honrasteis con vuestro su madre, que, quebradas las pier­
ayuno, y por él la ley divina fué nas, aun vivía, le habló así : ‘‘Hi­
dada al mundo. Elias con el ayu­ jo mío, espera; sufre un poco;
no de cuarenta días, buscando a he ahí que Cristo está a la puerta
Dfios, consiguió su visión” . Tal ayudándote” . Y al ver que colo­
era su plegaria. caban los cuerpos de los demás
sobre unos carros para arrojarlos
Lección V al fuego, y dejaban el cuerpo de
su hijo, porque aquel grupo de
T T no de los guardas estaba en impíos esperaban que si el niño
vela mientras los demás dor­ vivía, podrían inducirle a adorar
mían. Y vió que, estando los sol­ a los ídolos, tomando a su propio
dados en oración, les rodeaba un hijo y llevándole valerosa sobre
resplandor, y que bajaban An­ sus hombros, seguía los carros
geles del cielo, como enviados cargados con los cuerpos de los
por su Rey para llevar coronas a Mártires. Melitón entregó su al­
treinta y nueve soldados. Díjose ma a Dios en brazos de su pro­
entonces a sí mismo: “ Estos son pia madre, y su cuerpo fué echa­
cuarenta; mas la corona para el do por ella a la hoguera en que
.cuadragésimo ¿ d ó n d e está?” los demás Mártires ardían. De
Mientras formaba este p e n ­ esta suerte aquellos que habían
samiento, uno de los cuarenta, estado unidos por la fe y el va­
al cual había faltado valor lor, tuvieron unas comunes exe­
para sobrellevar el frío, pasó al quias; y unidos llegaron también
baño templado, causando una al cielo. Quemados los cuerpos,
gran aflicción a aquellos santos. sus huesos fueron arrojados a un
Pero Dios no quiso que sus pre­ arroyo, mas habiéndose maravi­
ces fuesen vanas, ya que el guar­ llosamente juntado en cierto lu­
da, admirado de lo sucedido, lue­ gar, fueron hallados íntegros e
go que hubo despertado a sus intactos, y fueron sepultados ho­
compañeros, quitándose los ves­ noríficamente.
tidos, y diciendo abiertamente En el I I I Nocturno se lee la Homi­
lía sobre el E van gelio: Descendiendo
que era cristiano, se juntó con Jesús, del Común de varios M átires
los mártires. Los soldados' del en el segundo lugar, pág. 777.
La Lección I X , de la H e tilia de de Hilarión y Maximiano, profe­
la F eria. Conmemoración de la misma
en Laudes y en las I I V isperas. sión de monje, y llegó a ser Abad
del mismo monasterio. Creado
cardenal Diácono, el papa Pelagio
Día 12 de Marzo le envió como legado a Tiberio,
emperador de Constantinopla.
San Gregorio I Durante su estancia en esta ciu­
Papa, Confesor y Doctor dad, su celo obtuvo un gran
Doble triunfo: de tal manera convenció
Todo se toma del Común de un C on­ de error al patriarca Eutiquio, el
fesor Pontifice, p¿g. 790, menos lo que cual había e s c r i t o contra la ver­
sigue:
En el M agníficat, la A n tífo n a Oh dad y la demostrabilidad de la
Doctor excelso ... bienaventurado Grego­ resurrección de los cuerpos, que
rio, pág. 800.
su libro, por orden del empera­
dor, fué arrojado a las llamas.
Oración
Después el mismo Eutiquio, ha­
/ ^ h Dios, que concedisteis al biendo enfermado y cercano ya a
alma de vuestro siervo Gre­ la muerte, tocando la piel de su
gorio el premio de la bienaventu­ propia mano decía a los circuns­
ranza eterna: concedednos propi­ tantes: “ Confieso que todos re­
cio que, cuantos somos oprimí- sucitaremos en esta carne”.
midos por el peso de nuestros Hallé a David, mi siervo,
pecados, seamos auxiliados con le ungí con mi óleo sagrado: *
sus preces delante de Vos. Por Mi mano le protejerá. y . Nada
nuestro Señor. podrá adelantar contra él el ene­
Conmemoración de la F e ria .
migo, ni podrá ofenderle más el
En el I N octurno, las Lecciones E l hijo de la iniquidad. Mi mano.
sabio indagará, del Común de D o c­
tores, pág. 800.
Lección V
II NOCTURNO
a Roma, y habiendo
\ 7 o lv ie n d o
Lección IV
muerto víctima de la peste
Magno, romano,
r e g o r io e! papa Pelagio, fué elegido pon­
hijo del senador Gordia­ tífice por unanimidad. Negóse
no, se dedicó durante su cuanto pudo a aceptar este ho­
juventud al estudio de la filosofía. nor; y así, vestido con ropas aje­
Ejerció luego el cargo de pretor. nas, se ocultó en una cueva, mas
Muerto su padre, fuadó seis una columna de fuego indicó el
monasterios en Sicilia, y otro en lugar de su retiro, y fué por úl­
Roma bajo el nombre de san timo consagrado en San Pedro.
Andrés, en su propia casa cerca Durante su pontificado dejó a
de la Basílica de los santos Juan sus sucesores muchos ejemplos
y Pablo, en la pendiente del Es- de sabiduría y de santidad. Cada
cauro. Hizo allí, bajo la dirección día admitía peregrinos a su me-
sa, entre los cuales hospedó a un concilio reunido en San Pe­
un Angel y al Señor de los An­ dro dió varias disposiciones; es­
geles en forma de peregrino. Sus­ tableció, entre otras cosas, que en
tentaba generosamente a los po­ la Misa se repitiera nueve veces
bres, tanto a los de la ciudad co­ el K y r i e e l e i s o n ; que, fuera del
mo a los de fuera, y tenía una tiempo que media entre Septua­
lista de los necesitados. Resta­ gésima y Pascua, se dijera: A l i e -
bleció la fe en muchos lugares, l u i a ; que se añadiera en el Ca­
de los cuales había ya casi desa­ non: “ Dispón nuestros días en
parecido, ya que reprimió a los tu paz”. Aumentó las Letanías,
donatistas en Africa, a los arria- el número de l?.s Estaciones y el
nos en España, y a los agnoitas Oficio eclesiás¿ico. Quiso que
los arrojó de Alejandría. Negóse fuesen honrado:-, como los cuatro
a conceder el palio a Siagrio, Evangelios los cuatro concilios
obispo de Autún, hasta que arro­ de Nicea, Constantinopla, Efeso
jase de la Galia a los herejes y Calcedonia. Ordenó que los
neóñtos. Obligó a los godos a obispos de Sicilia, que según una
que abandonaran la herejía arria- antigua tradición iban a Roma
na. Habiendo enviado a Inglate­ cada tres años, hicieran la visita
rra a Agustín y otros monjes cada cinco. Escribió muchos li­
doctos y santos, convirtió aque­ bros, y mientras los dictaba,
lla isla a Jesucristo, y por es­ afirma Pedro Diácono que varias
to fué llamado con razón por veces vió al Espíritu Santo en
san Beda, el Apóstol de In­ forma de paloma ponerse sobre
glaterra. Reprimió la audacia de su cabeza. Admirables son las co­
Juan, patriarca de Constantino- sas que dijo, hizo, escribió y
pla, el cual se atribuía el título decretó; todo lo cual es más dig­
de Obispo de la Iglesia universal. no de admiración teniendo en
Consiguió que el emperador cuenta que siempre estaba débil
Mauricio revocara su decreto pro­ y enfermizo. Finalmente, después
hibiendo se hiciesen monjes los de haber obrado muchos mila­
que habían sido soldados. gros, fué llamado al cielo a los
1$. Y o he prestado mi asis­ trece años, seis meses y diez días
tencia a un héroe, y he ensalzado de pontificado el día doce de
a aquel que escogí de entre mi Marzo, el cual celebran muy so­
pueblo. * A la‘ verdad, mi mano lemnemente los griegos, a causa de
le ayudará, y . Hallé a David, la insigne sabiduría y santidad
siervo m ío: ungíle jon mí óleo de éste Pontífice. Su cuerpo fué
sagrado. A la verdad. sepultado en la Basílica de San
Pedro, cerca de la sacristía.
Lección VI I£. Este es el que ha realiza­
do grandes obras ante Dios, y
[ l u s t r ó la Iglesia con santísi­ toda la tierra está llena de su
mas instituciones y le^ s. En doctrina. * Ei mismo intercede
por los pecados de todos los pue­ K • El Señor le amó y le
blos. V'. Este es el que ha des­ honró; le vistió con vestiduras de
preciado la vida del siglo, y ha gloria, * Y le coronó en el um­
llegado a los reinos celestes. El bral del Paraíso, y . Cubrióle el
mismo. Gloria. El mismo. Señor con el yelmo de la fe, y
le adornó. Y le coronó.
III NOCTURNO

L e c c ió n del san to E v a n g e l io Lección VIII


seg ú n sa n M ateo £ on mucha frecuencia vemos
Lección VII Cap. 5, 13-19 que los pastores presentan a
los animales privados de razón
p N aquel tiempo: Dijo Jesús a una piedra de sal, para que la­
sus discípulos: Vosotros sois miéndola se hagan más fuer­
la sal de la tierra. Y si la sal tes o más sanos. Lo que h
se hace insípida, ¿con qué se le piedra de sal es para los ani­
volverá el sabor? Y lo que sigue. males irracionales, debe ser para
los pueblos els obispo. Medite
H o m il ía de sa n G r e g o r io , P a p a
cuidadosamente lo que haya de
Homilía 17 sobre san Lucas 10, antes
del medio
decir a cada uno de los fieles,
cómo habrá de exhortarlos de
s preciso tener presente modo que todos los que a él se
que quien no puede, ha­ acerquen puedan hallar en su
blándoles en común, ex­ contacto algo semejante a la sal
hortar y advertir al mismo tiem­ que haga penetrar en sus almas
po a todos aquellos de los cuales el gusto de la vida eterna. Ahora
está encargado, debe aplicarse a bien, nosotros únicamente somos
instruir en cuanto le sea po­ la sal de la tierra a condición de
sible, a cada uno en particular, y preservar de la corrupción los co­
a edificarlos con pláticas privadas. razones de nuestros oyentes. Y en
En efecto, debemos meditar verdad que lo hace el que no se
constantemente lo que se dijo a niega a lá labor de la predica­
los Apóstoles, y, en sus personas, ción. Pero nuestra predicación no
a nosotros mismos: “ Vosotros será lo que debe ser, si no aña­
sois la sal de la tierra” . Si, pues, dimos a nuestras palabras la rea­
nosotros somos sal, debemos pro­ lidad de nuestros ejemplos..
ducir sus efectos en las almas de 1$. Abrió su boca en medio
los fieles. Vosotros, pues, que de la Iglesia: * Y le llenó el Se­
sois sus pastores, pensad que de­ ñor del espíritu de sabiduría e
béis apacentar los animales del inteligencia, y . Le enriqueció de
divino, aprisco, esos animales alegría y de exultación. Y . Glo­
místicos de los cuales dijo el Sal­ ria al Padre. Y le llenó el Señor
mista: “ En vuestra heredad ¡oh del espíritu de sabiduría.
Dios L.tendrán morada los anima­ La Lección I X , de la H om ilía de la '
F eria. Conm emoración .de la misma e n ¿
les de-tu'grey” . Laudes y en las I I V ísp era s.
D ía 17 de Marzo noche. Librado tres veces de la
esclavitud, y habiendo ingresado
San Patricio en la milicia eclesiástica, se de­
Obispo y Confesor dicó durante mucho tiempo al
Doble estudio de la Sagrada Escritura.
Todo se loma del Común de un
Después de haber recorrido en
C onfesor Pontífice, pág. 790, menos lo medio de muchas fatigas las Ga-
que sigue: - lias, Italir» y las islas del mar
Tirreno, pjr inspiración del cielo
Oración
fué llamado a trabajar para la
(~) h Dios, que os dignasteis en­ salvación de los irlandeses; ha­
viar al bienaventurado Pa­ biendo recibido el poder de anun­
tricio, Confesor y Pontífice, para ciar el Evangelio por parte del
predicar a los gentiles vuestra papa Celestino, fué consagrado
gloria: concedednos por sus mé­ obispo, y partió para Irlanda.
ritos e intercesión que por vues­
tra misericordia podamos cum­ Lección V
plir todos vuestros preceptos.
Por nuestro Señor. p N el desempeño de aquel car­
Conm em oración de la F eria.
go, son de admirar las tri­
E n el I N octurno, las Lecciones E s bulaciones. las fatigas y las pe­
una verdad, del Común de un Confesor nalidades que aquel hombre apos­
Pontífice, pág. 791.
tólico tuvo que sufrir. Con todo,
II NOCTURNO con la ayuda de la bondad divina,
Lección IV aquella tierra, que antfeo ado­
raba a los ídolos, después de la
a t r i c i o , llamado el Após­ predicación de Patricio produjo
tol de Irlanda, nació en tales frutos, que con el tiempo
la Gran Bretaña; era hi­ fué llamada la isla de los San­
jo de Calfumio y de Conquesa, tos; Regeneró a muchos pueblos
parienta, según se cree, de san en las aguas- del bautismo; or­
Martín, obispo de Tours. Du­ denó obispos y gran número de
rante su infancia cayó varias clérigos; dió reglas a las vír­
veces en poder de los bárbaros, genes y a las viudas que querían
que le ocuparon en guardar los guardar continencia. Con auto­
rebaños; desde entonces mostró rización del romano pontífice
ya su futura santidad, pues lle­ fundó la sede de Armach, como
no de espíritu de fe y de amor metrópoli de toda la isla, enri­
\ temor de Dios, muy de maña­ queciéndola con reliquias de
na se levantaba con gran dili­ Santos procedentes de Roma. De
gencia para orar en medio de las tal suerte resplandeció con vi­
nieves, hielo y lluvias. Acostum­ siones celestiales, con el don de
braba rogar a Dios cien veces profecía, y con extraordinarias
durante el día, y cien veces de señales y prodigios con que Dios
le favoreció, que la fama de Pa­ Homilía de la F eria, con su C on­
memoración en Laudes. Las V ísperas,
tricio se extendió muy lejos. desde la Capitula son del Oficio si­
guiente con Conm emoración del prece­
dente y de la Feria.
Lección VI

A pesar de la •cotidiana soli­ Día 18 de Marzo


citud que exigían :us Igle­
sias, Patricio perseveraba con San Cirilo de Jerusalén
fervor incansable en una ora­
Obispo, Confesor y Doctor
ción continua. Se refiere que
Doble
cada día rezaba todo el Salterio
juntamente con los Cánticos e Todo se toma del Común de un
Confesor Pontífice, pág. 790, menos lo
Himnos, y doscientas oraciones; iu e sigue:
además adoraba a Dios de ro­
A n t . d e l M a g n i f . — Oh Doc­
dillas trescientas veces al día;
tor excelso, luz de la santa Igle­
en cada Hora canónica hacía
sia, bienaventurado Cirilo, aman­
cien veces la señal de la cruz.
te de la ley divina, ruega por
Dividía la noche en tres partes:
nosotros al Hijo de Dios.
la primera la destinaba al rezo
de cien Salmos, hacierdo dos­
Oración
cientas genuflexiones; k otra la
consagraba al rezo de otros cin­ Q s suplicamos, omnipotente
cuenta Salmos, sumergido en Dios, nos concedáis por la
agua fría, teniendo elevados al intercesión del bienaventurado
cielo la mirada, las manos y el co­ Cirilo, Pontífice, que de tal ma­
razón; la última parte la desti­ nera os conozcamos a Vos y al
naba al descanso sobre una pie­ que enviasteis, Jesucristo, que
dra desnuda. Amantísimo de la merezcamos ser contados entre
práctica de la humildad, a ejem­ las ovejas que oyen su voz. Por
plo del Apóstol, se dedicó al el mismo Señor.
trabajo manual. Por útimo, fa­ Conmemoración del oficio precedente:
tigado por sus continuos trabajos A n t .— El Señor le amó y 1«;
en bien de la Iglesia, ilustre por honró: y le vistió con vestiduras
sus palabras y obras, llegado de gloria y le coronó para en­
a una extrema vejez y confor­ trar en las puertas del paraíso.
tado con los misterios divinos, y . El Señor condujo al jus­
durmióse en el Señor, y fué to por caminos rectos. I£. Y le
sepultado en Down, en Ultonia, mostró el reino de Dios.
en el siglo quinto de la era cris­
tiana. Oración
En el I I I N octurno, se lee la Ho-.
m ilía sobre el E van gelio t/n hombre Q h Dios, que os dignasteis en­
yéndose, del Común de un Confesor viar al bienaventurado Pa­
Pontífice, en el prim er lu gar, pá­
gina 794. L a I X Lección,, d e la tricio, Confesor y Pontífice, par%
' <•
predicar a los gentiles vuestra presencia real del cuerpo y la
gloria; concedednos por sus mé­ sangre del Jesucristo en el ad­
ritos e intercesión que por vues­ mirable sacramento de la Euca­
tra misericordia podamos cum­ ristía. Muerto san Máximo, fué
plir todos vuestros preceptos. elegido para sucederle por los
Después se hace Conm emoración de obispos de la provincia.
la F eria.
E n el I N octurno, las Lecciones E l
sabio indagará, del Común de Doctores, Lección V
pág. 800.
I ^ urante su episcopado, a se­
II NOCTURNO
mejanza del bienaventurado
Lección IV Atanasio, de quien era contem­
poráneo, sufrió muchas injusti­
jpJj|J3|iRiLO de Jerusalén se cias y contratiempos por causa
dedicó desde sus más ae la fe, de parte de las fac­
tiernos años al estudio ciones arrianas. Estas facciones
de las divinas letras, y de tal no aviniéndose a soportar la de­
suerte aprovechó en las mismas, cisión con que Cirilo' se oponía a
que llegó a ser el invicto defen­ las herejías, le atacaron con ca­
sor de la fe ortodoxa. Lleno de lumnias, y después de haberlo
amor a las instituciones monás­ depuesto en un conciliábulo, le
ticas, resolvió guardar perpetua arrojaron de su sede. Para huir
continencia y observar el géne­ del furor de sus enemigos, se
ro de vida más austero. Después refugió en Tarso de Cilicia, y
de haber sido ordenado presbí­ tuvo que sufrir los rigores del
tero por san Máxfmo, obispo de destierro mientras vivió Cons­
Jerusalén, desempeñó con ge­ tancio. Después de la muerte de
neral aplauso el cargo de pre­ Constancio, habiendo sido eleva­
dicar la divina palabra a los fie­ do Juliano ei Apóstata a la digni­
les y de instruir a ios catecú­ dad imperial, pudo volver a Je­
menos, y compuso aquellas ad­ rusalén, y re consagró con to­
mirables catequesis, en las cua­ das sus fuerzas a apartar a su
les, -compendiando toda la doc­ rebaño de los errores y vicios.
trina eclesiástica clara y copio­ Pero, de nuevo, bajo el empe­
samente, estableció sólidamente rador Valente se vió obligado a
y defendió cada uno de los dog­ expatriarse hasta que, . gozando
mas de la fe contra sus adver­ la Iglesia de paz durante el go­
sarios. Trató de las verdades de bierno de Teodosio el Grande,
la fe con tal profundidad y cla­ y reprimida la crueldad y auda­
ridad, que no sólo pulverizó las cia de los arríanos, el mismo
herejías aparecidas en su tiem­ emperador le recibió honorífica­
po, sino las que vinieron luego, mente como fortísimo atleta de
como si las hubiese previsto; Cristo, y le restituyó a su sede.
demostrando, por ejemplo, la Prueba la diligencia y santidad
• .i
con que cumplió los deberes de denado Macedonio, sino que la
su sublime ministerio, el estado herejía arriana fué anatematizada
floreciente de la Iglesia de Jeru­ nuevamente. Después, habiendo
salén en aquella época, del cual regresado a Jerusalén, siendo ya
trata san Basilio que lo conocía casi septuagenario, ein el año
por haber visitado los santos lu­ treinta y cinco de su episcopado,
gares, donde permaneció algún murió santamente. El papa León
tiempo. X III mandó que su Oficio y Mi­
sa fueran celebrados por toda la
Lección VI Iglesia.
III NOCTURNO
/^ONSTA por la tradición que la
santidad de este venerable L e c c ió n del san to E v a n g e l io
prelado fué ilustrada por Dios según san M ateo
con señales celestiales. Entre és­
tas se cuenta la aparición admi­ Lección VII Cap. 10, 23-28
rable de una cruz rodeada de
pN aquel tiempo: Dijo Jesús
rayos más resplandecientes que
a sus discípulos: Cuando os
el sol, la cual señaló los comien­
persiguieren en una ciudad, huid
zos de su episcopado. Fueron
a otra. Y lo que sigue.
testigos oculares de este prodi­
gio, los gentiles y los cristianos,
H o m il ía de san A t a n a s io ,
juntamente con el mismo Cirilo,
O b is p o
el cual, después de dar gracias
Apología de su huida
a Dios en la iglesia, refirió el
hecho al emperador Constanti­ j^fSp^RDENABA la ley el esta­
no. No menos digno de admi­ blecimiento de ciudades
ración, es lo que sucedió a los de refugio, en donde los
Judíos resueltos a reedificar, por que de un modo u otro eran bus­
orden de Juliano el templo de cados para hacerlos morir, pu­
Jerusalén que Tito había des­ dieran estar seguros. Además, el
truido. Prodújose un violento te­ Verbo del Padre, que antes había
rremoto, y salieron de la tierra hablado a Moisés, llegada la pie-'
grandes globos de llamas, consu­ nitud de los tiempos habló de
miendo el fuego todas las obras nuevo diciendo: “ Cuando os per­
realizadas, de tal suerte que es­ siguieren en una ciudad, huid
pantados los Judíos y Juliano, a la otra”. Y poco después
desistieron de su empresa, co­ añadió: “ Por lo tanto, cuando
mo lo había ya preJicho de una viereis que la abominación de
manera cierta el propio Cirilo. la desolación, que fué dicha por
Nuestro Santo, poco antes de- el profeta Daniel, está en el
morir, tomó parte en el concilio lugar santo, el que lee, entienda.
ecuménico de Constantinopla, en Entonces, los que están en Ju-
eí ^ual, no solamente fué con­ dea, huyan a los montes; y el
que en el tejado, no descienda formarse con la regla que ha­
a tomar alguna cosa en su casa; bían recibido del Salvador (por­
y el que en el campo, no vuelva que, en efecto, él fué quien los
a tomar su túnica” . enseñó a todos, antes y des­
pués). Por consiguiente, huían
Lección VIII para escapar legítimamente a los
perseguidores, y mientras éstos
T n s t r u í d o s sobre estas cosas, los
los buscaban, permanecían ocul­
Santos han hecho de ellas la tos. Ignorando el tiempo fijado
regla de su conducta. Porque el por la Divina Providencia, no
Señor, aun antes de su Encar­ querían entregarse temeraria­
nación, había ordenado ya por mente a sus pérfidos enemigos.
sus ministros lo que ordena aquí Por otra parte, sabiendo lo que
por sí mismo, y sus divinos pre­ dice la Escritura, que Dios tiene
ceptos conducen a los hombres a en sus manos la suerte de los
la perfección; ya que es abso­ hombres y que él es el dueño
lutamente necesario observar to­ de la muerte y de la vida, con-
do lo que Dios, ordena. Y a fin siderabaní más prudente perse­
de .darnos ejemplo, el mismo verar hasta el fin, yendo de una
Verbo, hecho hombre para sal­ parte a otra, como dice el Após­
varnos, no creyó indigno de él tol, cubiertos de pieles de ove­
ocultarse como nosotros cuan­ jas y de cabras, soportando la
do se le buscaba, ni huir evitando indigencia y las angustias, erran­
las asechanzas cuando se le per­ tes en las soledades, ocultándo­
seguía. Mas cuando hizo que lle­ se en el fondo de antros y caver­
gara la hora por él mismo se­ nas; y esto hasta que llegase pa­
ñalada, en que deseaba sufrir cor­ ra ellos la hora de su muerte,
poralmente, entregóse espontá­ o hasta que Dios, que había de­
neamente a los que le armaban terminado esta hora, los conso­
emboscadas. lase con su palabra y detuviese
E n Cuaresm a, la Lección I X , de la
H om ilía de la F eria . Conmemoración los complots de los malos, o, fi­
de la misma en Laudes. nalmente, hasta que los entrega­
se en manos de los perseguido­
Lección IX res, según que pluguiese a su Di­
vina Providencia.
p N cuanto a los santos, como Las V ísperas, del Oficio siguiente.
eran hombres, debían con­ Conmemoración de la Feria.
Día 19 de Marzo

S a n J o s é , E s p o s o de la B . V ir g e n M aría
Confesor
D o b l e d e 1 cla se

I VISPERAS infamarla, resolvió dejarla se­


cretamente.
A n t . 1. Jacob * engendró a 5. Un Angel del Señor * apa­
José, esposo de María, de la reció a José, y le dijo: José,
cual nació Jesús, que se llama Hijo de David, no tengas rece­
Cristo. los en recibir a María tu espo­
Los Salmos de D om inica, pág. 73, sa, porque lo que ha concebido
pero en lu gar del últim o se dice el
Salmo 116, pág. 92. es obra del Espíritu Santo: dará
2. El Angel Gabriel fué en­ a luz un hijo, a quien pondrás el
viado * por Dios a una Virgen nombre de Jesús.
desposada con un varón llamado
José, de la casa de David, y el Capitula Prov. 28, 20 y 27, 13
nombre de la Virgen era María
l varón fiel será muy ala­
3. Estando desposada la M a­
bado. Y el que e.stá
dre de Jesús, * María, con José,
con^ituído en guardián
sin que antes hubiesen cohabi­
de su Señor, será glorificado.
tado, se halló que había conce­
bido en su seno por obra del
Himno *
Espíritu Santo.
4. José, su esposo, * siendo José! que los coros celes­
como era justo, y no queriendo tiales c e l e b r e n vuestras
grandezas; que los cantos de to­ Oración
dos los cristianos hagan resonar
vuestras alabanzas. Glorioso ya Q s rogamos, Señor, que ven­
por vuestros méritos, os unisteis gan en nuestra ayuda los
por una casta alianza a la au­ méritos del Esposo de vuestra
gusta Virgen. santísima Madre, a fin de que
Cuando dominado por la duda alcancemos por su intercesión lo
y la ansiedad, os asombráis del que no pedemos obtener con
estado en que se halla vuestra nuestras fuerzas. Vos que vivís...
esposa, un Angel viene a deciros En C u a resm i, Conmemoración de la
Feria. Completas de Dominica.
que el hijo que ella ha conce­
bido es obra del Espíritu Santo.
MAITINES
El Señor ha nacido, y le estre­
cháis en vuestros brazos; partis­ I n v i t a t o r i o . — A Cristo, el
teis con él hacía las lejanas pla­ Hijo de Dios que se dignó ser
yas de Egipto; después de ha­ tenido por hijo de José, * Venid,
berle perdido en Jerusalén, le adorémosle.
encontráis de nuevo; así vues­ S a l m o 9 4 . — Venid, alegré­
tros gozos van mezclados con las monos, pág. 3.
lágrimas.
Otros son glorificados después Himno
de una santa muerte, y los que
han merecido la palma son re­ José, honor de los habi­
cibidos en el seno de la gloria; tantes del cielo, esperanza
pero vos, por un admirable des­ cierta de nuestra vida, columna
tino, semejante a los Santos, y del mundo, recibid benignamen­
aun más dichoso, disfrutáis ya te las alabanzas que con nues­
en esta vida de la presencia de tros cantos os ofrecemos llenos
Dios. de alegría.
Oh Trinidad soberana, oíd El Creador de todos los seres
nuestras preces, concedednos el os destinó para esposo de la pu­
perdón; que los méritos de José rísima Virgen; quiso que fueseis
nos ayuden a subir al cielo, para llamado padre del Verbo, y os
que nos sea dado cantar para escogió como ministro de sal­
siempre el cántico de acción de vación.
gracias y de la felicidad. Amén. Contempláis gozoso al Reden­
y . Le constituyó señor de tor que predijeron los Profetas,
su casa. reclinado en un pesebre, y ado­
1$. Y jefe de todas sus po­ ráis humildemente al Dios re­
sesiones. cién nacido.
A n t . d e l M a g n i f . — Al desper­ A vos se somete el Dios que
tar José * de su sueño, hizo lo es Rey de reyes y dominador de!
que había mandado el Angel del universo, a cuya menor señal
Señor, y recibió a su esposa. tiembla la turba infernal y ante
el cual se inclinan los mismos El cual conocía muy bien que
cielos. el Señor estaba con José, y que
Alabanza sea dada a la Trini­ le favorecía y bendecía en todas
dad excelsa, que a tales hono­ sus acciones. Así José halló gra­
res os ha elevado; cue ella nos cia a los ojos de su amo al
conceda por vuestros méritos los cual servía, y puesto por él al
goces de la vida bienaventurada. frente de todo, gobernaba la ca­
Amén. sa, confiada a su cuidado, y to­
dos los bienes que se le habían
I NOCTURNO encomendado. Y el Señor derra­
A n t . 1. Subió José * desde mó la bendición sobre la casa del
Nazaret, ciudad de Galilea, a la egipcio por amor de José.
ciudad de David l'amada Be­ I£. El Señor estuvo con J o ­
lén, en Judea, para empadronar­ sé, e hizo que hallase gracia an­
se con María. te el alcaide de la cárcel: * El
Salmo 1, pág. 47. cual confió a su cuidado todos
2. Vinieron los pastores * a los presos, y . Todo cuanto se
toda prisa, y hallaron a María, hacía era por su orden, pues el
a José y al Niño reclinado en Señor estaba con él, y dirigía to­
el pesebre. das sus acciones. El cual.
Salmo 2, pág. 47.
3. El Angel dél Señor * se Lección II Cap. 41, 37-40
apareció en sueños a José, di­
p L consejo dado por José agra­
ciendo: Levántate, y toma al
dó a Faraón y a todos sus
Niño y a su Madre, y huye a
ministros, y les dijo: ¿Por ven­
Egipto.
tura podemos hallar un varón
Salmo 3, pág. 48.
como éste, tan lleno del espíritu
y . Le constituyó señor de de Dios? Dijo, pues, a José: Ya
su casa. í£. Y príncipe de todas que Dios te ha manifestado to­
sus posesiones. das las cosas que acabas de
decir, ¿podré yo acaso encon­
D e l l ib r o d e l G é n e s is
trar otro más sabio o igual a
Lección I Cap. 39, 1-5 ti? Tú tendrás el gobierno de
mi casa, y al imperio de tu voz

I
o sé fué conducido a obedecerá todo el pueblo.) No
Egipto, y Putifar, egip­ tendré yo sobre ti más prece­
cio, eunuco de Faraón y dencia que- la del solio real.
general de sus tropas, le recató I£. Reinando el hambre en
de los israelitas que le habían la tierra de Egipto, clamó el
llevado allí. Y el Señor le asis­ pueblo al rey pidiendo víveres
tió; y era hombre a quien todo A los cuales él respondió: * Id
cuanto hacía le salía felizmente, a José, y haced cuanto él os di­
y habitaba en la cas» de su amo. jere. y . Como el hambre. fuera
cada día en aumento en toda la sueños a José en Egipto, dicien­
tierra, abrió José todos los gra­ do: Levántate, toma al Niño y
neros, y vendía trigo a los Egip­ a su Madre, y parte para la tie­
cios. Id. rra de Israel; murieron ya los
que querían dar muerte al Niño.
Lección III Cap. 41, 41-44 Salmo 5, pág. 90.

A Faraón a José: Mira


ñ a d ió
3. José tomó * al Niño y a
que te hago virrey de toda su Madre, y vino a la tierra de
la tierra de Egipto. Y quitándo­ Israel.
Salmo 8, pág. 49.
se el anillo lo puso a José y le
vistió de una ropa de lino finí­ y . Grande es su gloria por
simo, y le puso alrededor del la salvación que le habéis dado.
cuello un collar de oro. E hízole Iy. Le revestísteis de esplendor
subir en su segunda carroza, gri­ y de hermosura soberana.
tando un heraldo que todos hin­
casen delante de él la rodilla, y Serm ón de san B ern ard o , A bad
supiesen que (estaba constitui­ Homilía 2 sobre M issus est, cerca,
del fin
do gobernador de toda la tierra
de Egipto. Dijo aún más el rey
Lección IV
a José: Yo soy Faraón; sin tu
orden, ninguno ha de mover ni u ié ny qué hombre fuese
pie ni mano en toda la tierra el bienaventurado José,
de Egipto. se puede conjeturar por
1^. El Señor me constituyó el título, con el cual, aunque sóio
como padre del rey y dueño de por concesión divina y por su
toda su casa; no temáis. * Para calidad de nutricio, mereció ser
vuestra salvación, Dios me en­ honrado: fué llamado y tenido
vió antes que vosotros a Egip­ como padre de Dios. También
to. y . Venid a mí y os propor­ se puede conjeturar por su nom­
cionaré todos los bienes de Egip­ bre propio, que sin vacilación al­
to, y os alimentaréis de lo me­ guna podemos interpretar por
jor de esta tierra. Para. Gloria aumento. Recordemos también o
al Padre. Para’. aquel gran patriarca vendido en
otro tiempo en Egipto; y vere­
II NOCTURNO
mos que éste no sólo tuvo su
A n t . 1. Levantándose José, * mismo nombre, sino su castidad,
tomó al Niño y a su Madre de su inocencia y su gracia.
noche, y se fué a Egipto, y per­ I£. Subió José desde Naza-
maneció allí hasta la muerte de ret de Galilea, a la ciudad de Da­
Herodes. vid, llamada Belén, en Judea: *
Salm o 4, pág. . 77. Por ser de la familia de David.
2. Muerto Herodes, * el An­y . Para empadronarse con Ma­
gel del Señor se apareció en ría, su esposa. Por ser. -
Lección V con él lo prescrito por la ley, *
Le tomó Simeón en sus brazos
A quel José vendido por la en­
y bendijo a Dios. y . Y su padre
vidia de sus hermanos y lie*
y su madre se admiraban do
vado a Egipto, prefiguró la
cuanto se decía acerca de él. Le
venta de Cristo; este José, hu­
tomó. Gloria al Padre.Le tomó.
yendo de la envidia de Herodes,
llevó a Cristo a la tierra de III NOCTURNO
Egipto. Aquél, guardando leal­
tad a su Señor, no quiso consen­ A n t . 1. Habiendo sabido Jo­
tir en el mal intento de su se­ sé * que Arquelao reinaba en
ñora; éste, reconociendo Virgen a Judea en lugar de Herodes, su
su Señora, la Madre de su Se­ padre, temió ir allí.
ñor, fué su custodio fiel, conser­ Salm o 14, pág. 82.
vándose él mismo castísimo. A 2. Avisado en sueños, * José
aquél le fué dada la inteligencia partió para la Galilea, y al lle­
de los misterios de los sueños; gar allí, establecióse en la ciu­
éste mereció ser sabedor v coope­ dad llamada Nazaret, para que
rador de los celestes misterios. se cumpliese lo que había sido
]$. Levántate, y toma al dicha por los Profetas: Seré lla­
Niño, y a su Madre, y huye a mado Nazareno.
Egipto: * Y estáte allí hasta Salm o 20, pág. 87.
que yo te avise, y . Para que 3. El padre de Jesús * y su
se cumpla la palabra que el Se­ Madre se admiraban de cuanto
ñor ha dicho por un Profeta: se decía acerca de é l; y les ben
Llamé de Egipto a mi Hijo. Y . dijo Simeón.
Salm o 23, pág. 95.
Lección VI y . El justo germinará como
el lirio. I£. Y florecerá para
A q u é l reservó el trigo, no pa­
siempre ante el Señor.
ra sí, sino para el pueblo;
L a s Lecciones del I I I N octurno son
éste recibió el pan vivo del Cie­ las del día 24 de D iciem bre, pág. 293,
lo para guardarlo para s>’ y para con los siguientes Responsorios:
todo el mundo. Con esto, bien 1$. VII. D ijo a Jesús su M a­
se da a entender que este José, dre: Hijo, ¿por qué te has por­
con quien se desposó la Madre tado así con nosotros? * Mira
del Salvador, fué hombre bueno cómo tu padre y yo, llenos de
y fiel. Siervo fiel y prudente, re­ aflicción, te hemos buscado, y .
pito, a quien constituyó Dios Y Jesús les respondió: ¿Por qué
consuelo de su Madre, sustenta­ me buscabais; acaso no sabíais
dor de su cuerpo, y finalmente, que es necesario ocuparme de
el solo coadjutor fidelísimo sobre los intereses de mi Padre? Mira.
la tierra del gran designio. VIII. Jesús descendió con
1$. Cuando llevaron al Niño ellos, y vino a Nazaret: * Y les
Jesús sus padres, para practicar estaba sujeto, y . Y crecía en sa­
biduría, en edad y gracia delan­ ció los goces de la vida eterna.
te de Dios y de los hombres. ¡Oh cuán feliz, cuán dichoso
Y les estaba. Gloria al Padre. Y fué al contemplar junto a él la
les estaba. faz serena de Jesús y de María,
En Cuaresm a, la Lección I X , de la asistiéndole en sus últimos mo­
H om ilía de la Feria.
mentos!
De ahí que, vencedor del in­
LAUDES Y HORAS fierno y libre de los lazos de
la carne, con plácido sueño
A n t . 1. Los padres de Jesús
partió para 1c 3 dichosas mora­
* iban todos los años a Jerusa-
das, ceñido con fúlgida corona.
salén, en el día solemne de la
Ahora que reina ya, supliqué-
Pascua.
Los Salm os son de Dom inica, pág. 55.
mosl,e iodos que nos socorra,
que nos obtenga el perdón de
2. Al volver, * quedóse el
nuestras culpas y el beneficio de
niño Jesús en Jerusalén, y no
la paz celestial
se dieron cuenta sus padres.
Sean para Vos las alabanzas
3. No hallando * a Jesús, vol­
v los honores, oh Dios Trino,
vieron a Jerusalén buscándole; y
que reináis y coronáis al siervo
después de tres días le hallaron
fiel por toda la eternidad. Amén.
en el templo sentado en medio
y . La boca del justo derra­
de los Doctores, que ora los es­
mará sabiduría. .
cuchaba, ora les preguntaba.
R . Y su lengua hablará jui­
4. D ijo a Jesús su Madre: * ciosamente.
Hijo, ¿por qué te has portado A n t . d e l B e n e d . — Tenía Je­
así con nosotros? Tu padre y sús * cerca de treinta años, y
yo, llenos de aflicción, te hemos pasaba por hijo de José.
buscado. '
5. Jesús descendió * con
Oración
ellos, y vino a Nazaret, y les
estaba sujeto. Q s rogamos, Señor, que ven­
gan en nuestra ayuda los
Capitula Prov. 28, 20 y 27, 18 méritos del Esposo de vuestra
santísima Madre, a fin de que
l varón fiel será muy ala­
alcancemos por su intercesión lo
bado. Y el que está que no podemos obtener con K
constituido en guardián nuestras fuerzas. Vos que vivís y
de su Señor, será glorificado. reináis.
En Cuaresm a, Conm emoración de la
Himno Feria. En las H oras se rezan los S a l­
mos de D om inica; mas en Prim a, en
lu ja r del Salmo 1 1 7 , se dice el S a l­
pBTE Santo al que los fieles mo 53, pág. 62. L o mismo se obser­
celebramos gozosos, de quien vará en todos loa O ficios que llevan
cantamos los gloriosos triunfos, La siguiente R ú b rica : En las H oras,
se rezan los Salm os de Dom inica,, pero
-es José, que en este día mere- en Prim a, como en las Fiestas.

I. Brev. 77
TERCIA florecerá para siempre ante el
Señor. Como el lirio. Gloria al
La Capitula de Laudes.
Padre. El justo.
Iy. b r . Le constituyó * Se­ y . Plantado en la casa del
ñor de su casa. Le constituyó. Señor. 1£. En los atrios de la ca­
V . Y jefe de todas sus po­ sa de nuestro Dios.
sesiones. Señor. Gloria al Padre.
Le constituyó. II VISPERAS
y . Grande es su gloria por
la salvación que le habéis dado. Las A n tífon as de L au des; los S a l­
mos del Común de Apóstoles, pág. 735;
R . Le revestísteis de esplendor la C apitula e H im no de I V ísperas.
y de hermosura soberana. y . Gloria y riquezas habrá
en su casa. 1^. Y su justicia per­
SEXTA manecerá para siempre.
Capitula Eccii., 45, 1 y 4 A n t . d e l M a g r t i f . — He aquí
el siervo fiel * y prudente, al que
^ mado de Dios y de los hom­ constituyó el Señor para custo­
bres, cuya memoria se con­ dio de su familia. -
serva en bendición. Santificóle En Cuaresm a se hace Conmemoración
por medio de su fe y mansedum­ de la F eria . L a s Com pletas de D om i­
nica, pág. 77.
bre, y escogióle entre todos los
hombres.
I£. b r . Grande <*s su gloria * Día 21 de Marzo
Por la salvación que le habéis
dado. Grande es. y . Le reves­ San Benito
tísteis de esplendor y de her­ Abad
mosura soberana. Por. Gloria al Doble m ayor
Padre. Grande.
Todo se toma del Común de un
y . El justo germinará como Confesor no Pontifice, pág. 805, menos
el lirio. I£. Y florecerá para lo que sigu e:
siempre ante el Siñor.
Oración
NONA
Q s suplicamos, Señor, que nos
Capitula Sap., 10, 10 recomiende ante Vos la in­
tercesión del bienaventurado Be­
I a Sabiduría condujo por ca­ nito, Abad, para que consigamos
minos seguros al fugitivo, y con su patrocinio lo que no po­
le mostró el reino de Dios, y demos con nuestros méritos. Por
dióle la ciencia de los santos; nuestro Señor.
enriquecióle en medio de las fa­
Conm emoración de la F eria.
tigas, y recompensó abundante­ En el I N octurno, las Lecciones A ta*
mente sus trabajos. betnos a los varones, del Com ún de un
il£. b r . El justo germinará Confesor Pontifice, pág. 797, con los
R R . del Común de un Confesor no
* Como el lirio. El justo, y . Y Pontifice, pág. 806. * .
II NOCTURNO

Lección IV
Q in embargo, comoquiera que
e n it onacido en Nursia
1, acudiesen todos los días al
de noble linaje, después encuentro de Benito multitud de
de haber sido instruido nuevos discípulos, edificó doce
en Roma en las artes liberales, monasterios a los cuales dió las
a fin de entregarse totalmente a leyes más santas. Después partió
Jesucristo, se retiró en una ele­ a Montec?sino, en donde, encon­
vada gruta de un lugar llamado trando una estatua de Apolo, que
Subiaco, en la que de tal suerte recibía todavía culto en aquel lu­
vivió desconocido durante tres gar, la destruyó; derribó el
años, que solamente tenía noti­ ara y pegó fuego al bosque sa-
cia de ello un monje llamado Ro­ giado, construyendo *n el mis­
mán, del cual se servía para aten­ mo lugar el oratorio de San Mar­
der a lo que necesitaba para su tín y una pequeña iglesia a San
vida. Habiendo el espíritu del Juan, al propio tiempo que ins­
mal excitado en el alma de Be­ truía en los preceptos de la reli­
nito una violenta tentación con­ gión cristiana a los moradores de
tra la pureza, se revolcó entre las aquella comarca. De tal suerte
zarzas hasta que, lastimado el crecía de día en día la divina
cuerpo, ahogó el hervor de la vo­ gracia en Benito, que, dotado de
luptuosidad con la intensidad del espíritu profético, predecía lo fu­
dolor. Como la fama de su san­ turo. Al saberlo Totila, rey de
tidad se difundiese lejos de su los godos, a fin de comprobar
retiro, unos monjes se le ofrecie­ la verdad de este hecho, envióle
ron y le rogaron que les instru­ un escudero suyo, vestido con or­
yese; pero no pudiendo soportar namentos r e a l e s y con gran
las reprensiones que merecían a acompañamiento, fingiendo que
causa de su vida licenciosa, de­ era el rey. Mas luego que Benito
terminaron envenenarle por me­ le vió, le dijo: “ Quita, hijo, qui­
dio de una bebida. Pero el Santo, ta lo que llevas, pues no es tu­
con la señal de la cruz, quebró el yo”. Predijo al mismo Totila
vaso en que se la ofrecían, y de­ que entraría en Roma, que pasa­
jando el monasterio, volvió a la ría el mar, y que moriría después
soledad. de nueve años.

1. “ En el año 480 nacía en N ursia el hombre sabio, pacifico, romano en


el sentido más noble de la palabra, que por sí mismo y su innumerable pos­
teridad espiritual ha influido como el que más para cristian izar el mundo.
y para que perm aneciese cristiano. De este apóstol insigne tenemos un retrato
que a ven taja a cualquier h agio grafía: la Regla cor..puesta por él mismo, ca l­
cada en los antiguos monumentos, pero m arcándola con su sello sobrio, dis­
creto y genial. La palabra casi sacram ental de la vida benedictina es P a x, lo
cual equivale a tanto como decir, Jesús, porque realmente “ él es nuestra paz:
ifs o enim est pax n o s t r a (Leoncio de Grandm aison, S . ] .) .
Lección VI de pie a la derecha del altar del
incienso.
A lgunos meses antes de dejar 2. El Angel le dijo: * No te­
esta vida, san Benito predi­ mos, Zacarías, porque ha sido
jo a sus discípulos el día de su oída tu oración.
tránsito, mandando que seis días 3. Y o soy el Angel Gabriel *
antes de su muerte abriesen el que asisto ante el trono de Dios,
sepulcro en el que había de ser y he sido enviado para hablarte.
colocado. El día sexto quiso ser 4. El Angel Gabriel * dijo
llevado a la iglesia, en donde, a María: He aquí que has de
después de haber recibido la Eu­ concebir en tu seno y darás a
caristía, teniendo los ojos eleva­ luz un hijo, a quien pondrás por
dos al cielo y orando, entregó nombre Jesús.
su alma al Criador, sostenido por 5. Y María * dijo al Angel:
sus discípulos. Dos de sus mon­ ¿Cómo ha de ser esto, pues no
jes viéronle subir al cíelo reves­ conozco varón alguno? Y respon­
tido con hermosísimo ropaje, ro­ diendo el Angel Gabriel, le dijo:
deado de lámparas resplandecien­ Ei Espíritu Santo descenderá so­
tes, y oyeron al propio tiempo a bre ti, y la virtud del Altísimo
un venerable varón de faz ilu­ te cubrirá con su sombra.
minada, el cual, situado obre la
cabeza del Santo decía: uEste es Capitula Dan., 9, 21-22
el camino por el cual Benito, el Í - I e aquí que Gabriel, aquel va­
amado del Señor, sube al cielo” . rón que yo había visto al
E n el I I I N octurno se lee la H om ilía principio de la visión, volando
sobre el Evangelio H e ahí ju e nos­ rápidamente, me tocó en la hora
otros, en el primer lu ga r, pág. 816. L a
Lección I X , de la H om ilía de la F eria . del sacrificio vespertino. Y me
Conmemoración de la misma en Laudes instruyó y me dijo: Daniei, yo
y en las I I V ísperas.
he venido ahora a fin de instruir­
le, y para que comprendas.

Día 24 de Marzo Himno


Q h , Cristo, gloria de los san­
San Gabriel Arcángel tos Angeles, Creador y Re­
Doble m ayor dentor del linaje humano, conce­
dednos que consigamos las sedes
I VISPERAS
bienaventuradas.
Salmos de Dom inica, pág. 73, pero Que el Angel de la fuerza, Ga­
en lugar del últim o, se dice el Salm o
137, pág. 181. S i esta F iesta en algún briel, aleje a nuestros antiguos
lugar tiene I I V ísp era s, el úWmo S a l­ enemigos, y visite los templos
mo será el 116.
amados del cielo que se han le­
A n t . 1. Habiendo entrado * vantado en la tierra después de
Zacarías en el templo del Señor, la misión triunfante que aquí vi­
se le apareció el Angel Gabriel no a cumplir. ,
Asístanos siempre la Virgen,
reina de la paz y madre de la luz, A n t . 1. Dijo el Angel Gabriel
juntamente con el coro de los a Daniel: * Oh hijo de hombre,
Angeles, y en unión con la bri­ atiende al momento en que se
llante corte celestial. cumplirá esta visión en el tiem­
Que la Deidad bienaventura­ po prefijado.
da, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Salmo 8, pág. 49.
cuya gloria resplandece por todo 2. He ahí que Gabriel, * el
el orbe, nos conceda estas gra­ hombre que había visto en la
cias. Amén. visión, volando rápidamente me
y . Púsose el Angel junto al tocó en el tiempo del sacrificio
altar del templo. I£. Teniendo en vespertino, y me instruyó.
su mano un incensario de oro. Salmo 10, pág. 53.
A n t . d e l M a g n i f . — El Angel 3. Mientras Gabriel * me es­
Gabriel * se apareció a Daniel, y taba hablando, yo caí, la faz con
le dijo: La orden se me dió des­ tra el suelo; mas él me tocó y
de que te pusiste a orar, y yo me hizo levantar de nuevo.
vengo para comunicártela. Atien­ Salmo 14, pág. 82.
de, pues, tú ahora a mis pala­ y . Púsose el Angel junto al
bras, y entiende la visión. altar del templo.
R . Teniendo en su mano un
, Oración - incensario de oro.

Q h Dios, que entre Los demás


D e l P r o f e t a D a n ie l
Angeles elegisteis al Arcán­
gel Gabriel para anunciar el mis­ Lección I Cap. 9, 20-23
terio de vuestra Encarnación;
concedednos propicio, que cuan­ o Daniel, mientras
tos celebramos su festividad en hablaba, adoraba, y con­
la tierra, experimentemos su pa­ fesaba mis pecados y los
trocinio en los cielos. Vos que pecados de mi pueblo de Israel,
vivís... y presentaba mis humildes rue­
gos en la presencia de mí Dios a
Conm em oración de F eria . Completas
de D om inica, pág. 77.
favor del Monte santo de mi
Dios, estando yo todavía profi­
riendo las palabras de mi oración,
MAITINES
he aquí que Gabriel, aquel va­
I n v i t a t o r i o . — Al Señor, Rey rón que yo había visto al prin­
de los Arcángeles, * Venid, ado­ cipio de la visión, volando rápi­
damente, me tocó en la hora del
rémosle.
S a l m o 9 4 . — Venid, alegrémo­ sacrificio vespertino, y me ins­
nos, pág. 3. truyó, y me habló en los térmi­
nos siguientes: Daniel, yo he ve­
E l Him no O h Cristo, de las I V ís ­
peras. . nido ahora a fin de instruirte. La
orden se me dió desde que te pu­
siste a orar, y ye vengo para co­
municártela; porque tú eres un Y después de las sesenta y dos
varón de deseos. Atiende, pues, semanas, se quitará la vida
tú ahora a mis palabras, y en­ a Cristo, y no será más suyo el
tiende la visión. pueblo, el cual le negará. Y un
1^. Mientras Daniel oraba, y pueblo con su caudillo vendrá y
confesaba sus pecados, y los de destruirá la ciudad y el Santua­
su pueblo, * He aquí que el Ar­ rio, y su fin será la devastación,
y acabada la guerra, quedará es­
cángel Gabriel volando rápida­
tablecida allí la desolación. Y él
mente le tocó en el tiempo del
sacrificio vespertino, y . Cuando confirmará su alianza en una se­
mana con muchos; y a la mitad
presentaba sus preces ante la pre­
de esta semana cesarán las hos­
sencia de Dios. He ahí que el
Arcángel. tias y los sacrificios; y estará en
eí Templo la abominación de h
desolación, y durará la desolación
Lección II Cap. 9, 24-25 hasta la consumación.
I£. He ahí que Gabriel, el
C e han fijado setenta semanas
hombre que había visto, volando
para tu pueblo y para tu san­
rápidamente, me tocó en el tiem­
ta ciudad, al fin de las cuales se
po del sacrificio vespertino, y
acabará la prevaricación, y ten­
dijo: * Daniel, ahora he venido
drá fin el pecado, y la iniquidad
para instruirte y para que tú
quedará borrada, y vendrá la jus­
comprendas, y . Gabriel, haz que
ticia perdurable, y se cumplirá la
entienda esta visión; y vino y
visión y la profecía, y será un­
se fijó en el lugar en que yo me
gido el Santo de ,los santos. En­
hallaba, y me dijo. Daniel. Glo­
tiende, pues, y nota atentamente:
ria al Padre. Dam’el.
Desde que saldrá la orden para
que sea reedificada Jerusalén, II NOCTURNO
basta el Cristo Príncipe, pasarán
siete semanas, y setenta y dos A n t . 1. El Angel Gabriel * se
semanas, y será nuevamente edi­ apareció a Zacarías, diciendo: Tu
ficada la plaza, y los muros en esposa Isabel dará a luz un hijo,
tiempos de angustia. y le llamarás Juan.
Gabriel habló a Daniel, y * Salm o 18, pág. 95.
le dijo: La orden se me dió des­ 2. Y dijo Zacarías * al An­
de que te pusiste a orar. * Y gel: ;Cómo sabré esto?- Pues yo
yo vengo para comunicártela, soy ya anciano, y mi esposa es
porque tú eres un varón de de­ df, edad avanzada.-
seos. y . Atiende: pues, tú aho­ Salm o 23, pág. 95. .
ra a mis palabras, y entiende la 3. Respondiendo el Angel, *
visión. Y y o vengo para comuni­ le dijo: Y o soy Gabriel, que
cártela. ' asisto al trono de Dios, y he sido
enviado para hablarte y darte te por una impresión de horror,
esta buena nueva. a los que ven azorados por su
Salmo 33, pág. 157. presencia; por lo que no hay me­
y . Subió el humo de los per­ jor medio de ponerlos en fuga
fumes al acatamiento del Señor. que una fe intrépida.
Por la mano del Angel. IJ. Aconteció que cuando Za­
carías ejercía ante Dios su minis­
S er m ó n d e san B eda V e n e r a b l e , terio sacerdotal según su orden, *
P r e s b ít e r o Se le apareció el Angel Gabriel,
Expos. sobre san Lucas, 1, 11-20
de pie a la diestra del altar del
incienso, y . Habiendo entrado
Lección IV en el templo del Señor para ofre­
cer el incienso según el estilo de
se le apareció el Angel los sacerdotes. Se le apareció.
^ Señor, puesto de pie
(3a B a a la derecha del altar del Lección V
incienso. Con toda razón se mues­
tra este Angel en el Templo, cer­ p L Angel, al afirmar a Zacarías
ca del altar y al lado derecho, que su oración ha sido escu­
puesto que anuncia el adveni­ chada, le promete al punto el
miento del verdadero sacerdote, próximo alumbramiento de su es­
el misterio del sacrificio univer­ posa. No quiere decir esto que
sal y la alegría del don celeste. Zacarías, .que había entrado eñ
Con mucha frecuencia, en efecto, e l santuario para ofrecer úna
anuncia la izquierda los bienes oblación en nombre del pueblo,
presentes, en tanto que la dere­ hübiese_ postergado los votos pú­
cha hace presagiar los bienes blicos para pedir preferentemente
eternos. Esta interpretación está la gracia de tener hijos, puesto
conforme con lo que se canta en que nadie implora un favor que
el elogio de la Sabiduría: “ En su no puede obtener. (Zacarías, acor­
mano derecha trae la larga vida, dándose de Ta edad y de la este­
y las riquezas y la gloria en su rilidad de su esposa, de tal modo
izquierda” . El Angel tranquiliza había perdido la esperanza de te­
a Zacarías, lleno de temor, por­ ner un hijo, que ni siquiera creyó
que, así como es natural a la fra­ en la palabra del Angel que se
gilidad humana turbarse a la vis­ lo prometía). En cambio, lo que
ta de una criatura puramente es­ dice el mensajero celestial: Tu
piritual, conviene a la bondad de oración ha sido oída, se entiende
los Angeles consolar rápidamen­ de la súplica de este sacerdote
te, mediante suaves palabras, a por la redención del pueblo; v
los mortales que tiemblan a su cuando el Angel añade: Tu mu­
aspecto. Por lo contrario, es pro­ jer Isabel te dará un hijo, esta
pio de la crueldad de los demo- promesa se refiere a la economía
• nios abatir siempre, principalmen­ de la Redención, en eL sentido
de que el hijo que había de na­ el signo solicitado, que quien
cer a Zacarías debía preparar, para expresar una. duda.Jba ha­
como un heraldo, la vía al Re­ blado, aprenda ahora a cxeer„ca-
dentor de aquel pueblo. Al afir­ Uando. Hay que fijarse aquí en
mar a Zacarías que su oración lo que afirma Iá Escritura, a sa­
por el pueblo no ha quedado sin ber, que aquel Angel estaba de pie
fruto, enseña el Angel la manera ante el Señor, y también que era
como aquel mismo pueblo debía enviado para dar la buena nueva
ser salvado y hecho perfecto, es­ a Zacarías; en efecto,*cüando lo§
to es, haciendo penitencia por la ángeles se nos presentan, cumplen
predicación de Juan y creyendo con ello un ministerio exterior,
en Jesucristo. pero sin interrumpir jamás _su
R . El Angel Gabriel se apa contemplación interior. Sórf en­
íeció a Zacarías, diciendo: * No viados, y continúan estandp .pre­
temas, porque ha sido escuchada sentes ante Dios, porque j i ..bien
tu plegaria; tu esposa Isabel es verdad que un espíritu angéli­
tendrá un hijo, y le pondrás por co no es infinito, el Espíritu su-
nombre Juan. y . Turbóse Zaca­ p?emo, quedes Dios, carece de lí­
rías, ante esta visión, y se lleno mites. Los Angeles, pues, se ha- •
de temor; mas el Angel le dijo. lian en preséncia de Dios, aun
No temas. cuando son enviados, porque cual­
quiera que sea el lugar donde
Lección VI cumplen una misión, se mueven
en Dios.— El papa Benedicto X V
Z a c a r í a s , vacilante a causa de extendió la fiesta de san Gabriel
la grandeza de tales prome­ Arcángel a la Iglesia universal.
sas, pide un signo para poder . Y o soy Gabriel que asis­
pi estarles fe, siendo así que la to al trono de Dios; y he sido
sola vista o las palabras de un enviado para hablarte y darte
ángel deberían bastarle como sig­ esta buena nueva. * He ahi
no. Por eso recibió el castigo me­ que quedarás mudo, y no podrás
recido por su desconfianza, que­ hablar hasta el día en que estas
dando mudo. El mismo silencio cosas se realicén. y . Porque no
que le es impuesto, es a la vez diste fe a mis palabras, que se,
para él la señal que pide para cumplirán en su tiempo. He ahí.
creer y lá justa pena de su in­ Gloria al Padre. He ahi.
fidelidad. Hay que tener presente
que, si semejantes promesas hu­ III NOCTURNO
biesen sido hechas por un hombre,
hubiese podido Zacarías exigir un A n t . 1. El Angel Gabriel *
signo sin hacerse merecedor de fué enviado a María Virgen, des­
ningún castigo; pero ante la pro­ posada con José.
mesa de un ángel, huelga la duda. Salmo 95, pág. 116.

Gabriel concede en tal forma 2. El Angel Gabriel * dijo a


María: He ahí que Isabel tu pa- para atraer sin duda nuestra aten­
rienta en su vejez ha concebido ción sóbrela dignidad del envia­
un hijo. do celestial, ¿g_consignan_estas
Salmo, 96, pág. 141.
palabras: “de Dios” . O bien se
3. Recibe el mensaje, * Vir­dijo “ de Dios”, para que no crea­
gen María, que te ha sido en­ mos que TJíos, antes "de reve­
viado por el Angel Gabriel. lar su designio a la Virgen, lo
Salmo 102, pág. 241. hubiese confiado a ningunojde los
y . En presencia de los An­ espíritus bienaventurados, a no
geles, os cantaré himnos, oh Dios ¡ser al Arcángel, Gabriel, úni-
mió. I£. Os adoraré en vuestro 'co que, entre sus compañeros de
santo templo, y confesaré vues­ gloria, fué juzgado digno de llevar
tro nombre. semejante nombre y semejante
mensaje.
L e c c ió n d e l s a n t o E v a n g e l io í£. El Angel Gabriel íué en­
segú n san L ucas viado a María Virgen, desposada
con José, para comunicarle un
Lección VII . Cap. 1, 26-38 mensaje, y la Virgen se sobreco­

p N aquel tiempo: Envió Dios gió ante su resplandor. * No te­


al Angel Gabriel a Nazaret. mas, María, pues has hallado gra­
ciudad *de Galilea, a una Virgen cia^ ante el Señor; he ahí que
desposada con un varón de la concebirás y darás a luz un~hi-
casa de David, llamado José; v jo que ,será Uamacio Hijo del Al­
el nombre de la Virgen era Ma­ tísimo. y . Al oír tales palabras,
ría. Y lo que sigue. la Virgen se j-urbó,. y púsose a
considerar qué significaría una tal^
salutación. Mas el Angel le dijo.
H o m il ía d e s a n B e r n a r d o , A b a d
Hornilla 1 sobre Missus est, núra. 2
No temas..

o es posible crer que _se Lección VIII


trate aquí de uno de esos
Angeles dejrnenor calegQ- p l nombre s e hermana bien con
ría que vienen con frecuencia a la el mensaje. ¿Por quién con­
tierra a cumplir..en_ ella una mjsión venía mejor que fuese anunciado
por un^mpíiyo_cualquier%. Se nos el Cristo, virtud de t)ios^ qü»
da a entender claramente lo con­ p oT esté Angel que goza del ho-
trarío mércecTa su nombreLque al , nór de tener con~~?I una seme-
parecer significa Fuérz^jfe .Dios, ijianza d$ nombre? ¿PucsT que es
y~se_dedúce"también d e lá $arfí- •?la fuerza sino virtud T^No vayáis
cularidacT notada por san Lucas, 'a'~creer que no era digno ni con-
que fué enviado, no por .otro .^s- fveniente que el Señor y el envia-¡
píritu, probablemente"Iuperigrx cc- ■do llevasen un nombre análogo,!
rno ocurre de ordinario, sino por ¡porque si ambos se llaman lo .
Dios mismo.- Por consiguiente mismo, esta apelación semejante '
no tiene, con todo, una razón de cia delante de Dios” . No sin ra­
ser común de una y otra parte. zón, pues, fué elegido Gabriel pa­
En efecto, el Cristo y el Angel ra este mensaje, o mejor dicho,
son llamados fuerza o virtud de fué designado merecidamente por
Dios desde puntos de vista dife- semejante nombre por haber re­
lentes; el Angel, lo es nominal­ cibido esta misión.
mente, mas el Cristo lo es sus- Te Deum, pág. 10.
íáncialmente.
R . Alégrate, Virgen María, LAUDES Y HORAS
pues tú sola has vencido todas,
las herejías. * Tú que creiste en* A n t . 1. Habiendo entrado *
las palabras del Arcángel Gabriel, Zacarías en el templo del Señor,
concebiste al Dios hecho hombre se le apareció el Angel Gabriel
sin perder tu virginidad, y per­ de pie a la derecha del altar del
maneciste virgen intacta después incienso.
del parto. T - Bendita tú eres en­ Los Salmos de Dominica, pág. 55.

tre todas las mujeres, y bendito 2. El Angel le dijo: * No te ­


eí el fruto de tu vientre. Tú que mas, Zacarías, porque ha sido
creiste. Gloria al Padre. Tú que oída tu oración.
creiste. 3. Yo soy el Angel Gabriel
En Cuaresma, la Lección IX , de la * que asisto al trono de D ios,'y
Homilía de la Feria; si no hay que he sido enviado para hablarte.
decir la Lección IX de un Oficio con­
memorado, se leerá la siguiente: 4 El Angel Gabriel * dijo a
María: He ahí que has de conce­
Lección IX bir en tu seno y darás a luz un
hijo, a quien pondrás por nom­
A Cristo se le llama, y lo es, bre Jesús.
en efecto, la virtud de Dios; 5. Y María * dijo al Angel:
pieséntase más fuerte que el ¿Cómo ha de ser esto, pues no
fuerte armado que hasta entonces conozco varón alguno? Y respon­
había guardado en paz su casa; diendo el Angel Gabriel, le dijo:
y venciéndole, le arrebata con su ElJEspiritu Santo descenderá so-
poder los despojos de la cautivi­ b r e t i . y lá^virtúd del Áltísímo te
dad. En cuanto al Angel, si es cubrirá con su sombra.
llamado la fuerza de Dios, se
debe a que tiene por misión anun­ Capitula Dan., 9, 21-22
ciar la llegada de esta misma
fuerza, o bien porque debía tran­
quilizar a una Virgen naturalmen­ P i aquí que Gabriel, aq
varón que yo había vis­
te tímida, sencilla y pudorosa, a la to al principio, de la vi­
la cual iba a perturbar la nueva sión, volando rápidamente me to­
del milagro que debía cumplirse có en la hora del sacrificio ves­
en ella. “ No temas, María — le pertino. Y me instruyó, y me
dijo, — porque has hallado gra­ habló, diciéndome: Daniel • yo

*
he^venido ahora a fin de instruir­ gel Gabriel para anunciar el mis­
te y para que comprendas. terio de vuestra Encarnación;
concedednos propicio, que cuan­
Himno tos celebramos su festividad en
la tierra, experimentemos su pa­
p ebdonad , oh Cristo, a vuestros
trocinio en los cielos. Vos que
siervos, por los cuales la Vir­
vivís...
gen, su patrona, implora la cle­
mencia del Padre ante el tribu­ ria.Se hace Conmemoración de la Fr-
nal de vuestra misericordia. Los Salmos de las Horas son de
Venid en nuestro auxilio, oh la tas.
Dominica; los de Prima en las Fies­

Arcángel jcuyo nombre significa


lá fuerza de Dios; aumentad las TERCIA
fuerzas a los débiles; procurad
consuelos "a" los tristes. La Capitula de Laudes.

' Y vosotros, espíritus bienaven­ 1^. b r . Púsose el Angel *


turados, distribuidos en nueve co­ Junto al altar del templo. El
ros, ahuyentad compasivos los Angel, y . Teniendo en su mano
males pasados, presentes y futu­ un incensario de oro. Junto. Glo­
ros. ria al Padre. Púsose.
Desterrad de los países creyen­ y . Subió el humo de los per­
tes las gentes que no tienen fe, fumes al acatamiento del Señor.
para que un solo Pastor gobierne I y . Por la mano del Angel.
a todos formando un solo rebaño.
Gloria sea dada al Padre, el SEXTA
cual custodie por medio de suc
Angeles a los que ha redimido el Capitula Dan., 9, 23 y 24
Hijo y ha ungido con su gracia el \ A a s yo he venido para mos­
Espíritu Santo. Amén. trarte estas cosas, ya que
y . Púsose el Angel junto al eres un varón de deseos. Han si­
altar del templo. I£. Teniendo do fijadas setenta semanas, a fin
en su mano un incensario de oro. de que tenga fin el pecado, y se
A n t . d e l B e n e d . — El Angel Ga­ cumpla la visión y. la profecía, y
briel * se apareció a Zacarías, _y séa~ungido el Santo de los santos.
le dijo: Tu esposa dará a luz un, ~Ij#T" b r . Subió el humo de los
hijo, y le llamarás Juan, y mu­ perfumes * Al acatamiento del Se­
chos en su natividad se alegra­ ñor. Subió, y . Por la mano del
rán, pues él avanzará ante la faz Angel. Al acatamiento. Gloria al
del Señor y preparará sus ca­ Padre. Subió.
minos. y . En presencia de los An­
geles, os cantaré himnos, oh Dios
Oración
mío. I>. Os adoraré en vuestro
("^)h Dios, que entre los demás santo templo, y confesaré vues­
Angeles elegisteis al Arcán­ tro nombre.
tuviese I I V ísperas, se ordenarán como
sigue:

Capitula Dan., 9, 25
II VISPERAS
^ epas, pues, y nota atentamen­ Las A n tífon as y la Capitula de L a u ­
te: Desde que saldrá la or­ des, pág. 1082; los Salmos de la D o­
m inica, pág. 73; pero en lugar del ú l­
den para que sea reedificada Je­ timo Salmo se dice el 137, pág. 181;
rusalén hasta el Cristo Príncipe, Himno el de la pág. 1076.
pasarán siete semanas, y sesenta y . En presencia de los An­
y dos semanas. geles os cantaré himnos, oh Dios
IJ. b r . En presencia de los mío. I£. Os adoraré en vuestro
Angeles * Os cantaré himnos, oh santo templo y confesaré vuestro
Dios mío. En presencia, y . Os nombre.
adoraré en vuestro santo templo A n t . d e l M a g n i f . — El Arcán­
y confesaré vuestro nombre. Os gel Gabriel * dijo a María: Para
cantaré. Gloria al Padre. En pre­ Dios nada es imposible. A lo cual.
sencia. María respondió: He aquí la es­
y . Adorad a Dios. I£. T o ­ clava» del Señor, hágase en mí se­
dos sus Angeles. gún tu palabra. Y el Angel se re­
Las V ísperas son del O ficio siguiente, tiró de su presencia.
con Conmemoración sólo de la F eria. Las Completas son de Dom inica, pá­
I S i en algún lu ga r esta Fiesta gina 77.

/
Día 25 de Marzo

La Anunciación de la B. Virgen María


D o b l e d e I cla se

Todo se toma del Común de las F ies­ Capitula Is., 7, 14-15


tas de la B . V irg e n M arta, pág. 864,
menos lo que sigu e:
f —J e aquí que una Virgen conce­
I VISPERAS birá y dará a luz un hijo, que
será llamado Emmanuel. Mante­
A n t . 1. El Angel Gabriel * ca y miel' comerá, hasta que sepa
fué enviado a María Virgen, des­ desechar lo malo y escoger lo
posada con José. bueno.
2. Dios te salve, * María, lle­ y . Dios te salve, María, llena
na de gracia; el Señor es contigo: de gracia. R . El Señor es conti­
bendita tú eres entre todas las
go. #■ * . , .
mujeres. A n t . d e l M a g n i f . — El Espiri­
3. No temas María, * has ha­ ta Santo * descenderá sobre ti,
llado gracia delante del Señor: María, y la virtud del Altísimo
he aquí que concebirás y darás a te cubrirá con su sombra.
luz un -hijo.
4. El Señor le dará * el trono Oración
de David, su padre, y reinará pa­
ra siempre. (^ H Dios, que quisisteis que
5.' He aquí la esclava del Se­ vuestro Verbo se encamase
ñor; * hágase en mí según tu pa en las entrañas de la bienaventu­
labra. rada Virgen María al anunciárselo
el Angel: conceded a las súplicas jo que será llamado Hijo del Al­
de vuestros siervos que cuantos tísimo. ~%r . El Señor Dios le da­
la confesamos verdaderamente rá el trono de David su padre,
Madre de Dios, seamos auxilia­ y reinará en la casa de Jacob
dos ante Vos por su intercesión para siempre. He aquí.
Por el mismo Señor.
En Cuaresma se hace Conmemoración Lección II Cap. 11, 1-5
de la Feria.
Y saldrá un renuevo del tronco
MAITINES de Jesé, y de su raíz se ele­
vará una flor. Y reposará sobre
I n v i t a t o r i o . — Dios te salve, él el Espíritu del Señor, espíritu
María, llena de gracia; * El Se­ de sabiduría y de entendimiento,
ñor es contigo. espíritu de consejo y de fortale­
za, espíritu de ciencia y de pie­
D el P rofeta I sa ía s dad, y estará lleno del espíritu
del temor del Señor. El no juz­
Lección I Cap. 7 , 10-15
gará por lo que aparece exterior-
habló de nuevo el Señor mente a la vista, ni condenará
a Acaz, diciendo: Pide a sólo por lo que se oye decir, sino
a tu gusto al Señor tu Dios que juzgará a los pobres con jus­
ticia, y tomará con rectitud la
una señal, sea del profundo in­
fierno, sea en lo más alto del cie­ defensa de los humildes de la
lo. Y respondió Acaz: No pedi­ tierra, y a la tierra la herirá con
ré tal, por no tentar al Señor. Y la vara de su boca, y con el
añadió: Oye, pues, tú, oh prosa­ aliento de sus labios dará muerte
pia de' David, ¿acaso os parece al impío. Y el cíngulo de sus lo­
poco el hacer agravio a los hom­ mos será la justicia; y la fe el
bres, ya que osáis también hacer­ cinturón con que ceñirá su cuerpo.
lo a mi Dios? Por tanto el mis­ I£. Dios te salve, María, lle­
mo Señor os dará la señal: sa­ na de gracia; el Señor es conti­
bed que una Virgen concebirá y go: * El Espíritu Santo descen­
dará a luz un hijo, y su nombre derá sobre ti, y la virtud del Al­
será Emmanuel. Manteca y miel tísimo te cubrirá con su sombra.
comerá, hasta que sepa desechar El fruto santo que de ti nacerá,
lo malo y escoger lo bueno. será llamado Hijo de Dios. y .
I£. El Angel Gabriel fué en­ ¿Cómo ha de ser esto, pues no
viado a María Virgen^ desposada conozco varón alguno? Y respon­
con José, para comunicarle un diendo el Angel le dijo. El Es­
mensaje, y la Virgen se sobreco­ píritu Santo descenderá sobre ti,
gió ante su resplandor: no temas, y. la virtud del Altísimo fe cubri •
María, has hallado gracia en pre­ rá con su sombra. El fruto santo
sencia del Señor; * He aquí que que de tí nacerá será Hijo de
concebirás y darás a luz un hi­ Dios.
Lección III Cap. 35, 1-7 II NOCTURNO

J^ a región desierta e intransita­ Sermón de san L eón, P apa


Ser. 2 de la N ativ. del Señor
ble se alegrará; y saltará de
gozo la soledad, y florecerá como Lección IV
lirio. La que germina, germina­
rá y se regocijará llena de albo­ l punto mismo que la m
rozo, y entonará himnos. Se le lignidad diabólica nos hu­
ha dado a ella la gala del Líbano bo emponzoñado con el
la hermosura del Carmelo y de veneno mortal de su envicia, el
Sarón; éstos verán la gloria del Dios todopoderoso y clemente,
Señor, y la grandeza de nuestro cuya naturaleza es bondad^ cuy;a
Dios. Esforzad las manos flojas, voluntad es poder, y cuya acción
y robusteced las rodillas débi­ es misericordia, señaló los .reme­
les. Decid a los pusilámines: Buen dios con que su piedad se pro­
ánimo, y no temáis. Mirad a ponía^ socorrerla losjiiortales;
vuestro Dios que viene a ejecu­ y esto lo hizq ya desde el princi­
tar la venganza de la retribución. pio del mundo, cuando declaró
Dios jpisi^_erLpersona_vendrá, a la serpiente que nacería de la
y os salvará. Entonces se abrirán mujer un hijo bastante fuerte pa­
los ojos de los ciegos, v quedarán ra quebrantar su cabeza llena de
expeditas las orejas de los sordos. orgullo y de malicia, a saber,
Entonces el cojo saltará como_ql Cristo, el cual tomaría nuestra
ciervo, y se desatará la lengua carne, siendo a la vez_ D io s ^
efé los mudos, porque las aguas Hombre, y, naciendo de una vir­
rebosárán en el desierto, y corre­ gen, condenaría con su nacimien­
to a aquel por quien el género
rán arroyos en la soledad. _Y la
tierra que estaba árida, quedará humano había sido manchado.
llena de estanques, y la que ardía I£. He aquí que una virgen
concebirá y dará a luz un hijo,
en sed, llena de agu§s.
dice el Señor, * Y su nombre se­
1^. Recibe, oh Virgen María, rá: Admirable, Dios, Fuerte. "V’ .
el mensaje que te ha enviado el Tendrá su asiento sobre el solio
Señor por .medio del Angel: con­ de David y sobre su reino para
cebirás y darás a luz al que jun­ siempre. Y su nombre.
tamente será Dios y hombre, *
Para que seas llamada bienaven­ Lección V
turada entre todas las mujeres.
y . Darás a luz un hijo sin que P ) espués de haber engañado al
tu virginidad sufra menoscabo; hombre con su astucia, rego­
concebirás, y serás madre siem­ cijábase ”1 diablo viéndole despo­
pre virgen. Para que seas llamada seído de los dones celestiales, des­
bienaventurada entre todas las pojado del privilegio de la inmor­
mujeres. Gloria al Padre. Pata talidad y gimiendo bajo el peso
que seas llamada. de una terrible sentencia de
muerte; alegrábase por haber ha­ Nuevo prodigio, en efecto: el que
llado algún consuelo en sus ma­ es invisible en su naturaleza, se
les en la compañía del prevarica­ hace visible en la nuestra; el que
dor y por haber motivado que es inmenso e inaccesible, quiere
Dios, después de crear al hombre hacerse accesible y limitado; el
en un estado tan honorífico, hu­ que subsiste desde antes de los
biese cambiado sus disposiciones siglos, comienza a existir en el
acerca de él, para satisfacer las tiempo; el Señor del universo to­
exigencias de una justa severidad. ma la forma de siervo, escondien­
Ha sido, pues, necesaria, muy do la excelsitud de su majestad;
amados hermanos, la economía el Dios impasible e inmortal no
de un profundo designio, para se desdeña de hacerse hombre pa­
que un Dios que no se muda, cu­ sible y de sujetarse a las leyes
ya voluntad, por otra parte, no de la mortalidad.
puede dejar de ser buena, cum­ I£. No sé con qué alabanzas
pliese mediante un misterio aun ensalzarte, oh santa e inmaculada
más profundo, la primera dispo­ virginidad: * Porque llevaste en
sición de su bondad, de manera tu seno al que cielos y tierra no
que el hombre, arrastrado hacia pueden contener y . Bendita tú
al mal por la astucia y la mali­ eres entre las mujeres, y bendito
cia del demonio, no pereciese, es el fruto de tu vientre. Porque.
subvertiendo el plan divino. Gloria al Padre. Porque ■ llevaste
. Saldrá un renuevo del en tu seno.
tronco de Jesé, y de su raíz se
elevará una flor: * Y el cíngulo III NOCTURNO
de sus lomos será la justicia, y A n t . 9. El Angel del Señor
la fe el cinturón con que ceñirá * anunció a María, la cual con­
su cuerpo, y . Y sobre él reposa­
cibió por obra del Espíritu Santo.
rá el Espíritu del Señor: espíritu
Cuando esta F iesta se celebra en
de sabiduría y entendimiento, es­ Tiem po Pascu al, los tres Salm os de este
píritu de consejo y fortaleza. Y Nocturno se dicen con esta sola A n ­
tifona.
el cíngulo.

L e c c ió n del san to E v a n g e l io
Lección VI
seg ú n san L ucas ’

J^E consiguiente, al llegar los


Lección VII Cap. 1, 26-38
tiempos señalados para la
salvación del hombre, nuestro aquel tiempo: Envió Dios
Señor Jesucristo, de lo alto de al Angel Gabriel a Nazaret,
su sede celestial, se abaja hasta ciudad de Galilea, a una Virgen
nosotros, aunque sin dejar la glo­ desposada con un varón d e
ria del Padre. He ahí un nuevo la casa de David, llamado José,
prodigio: su generación; otro y el nombre de la Virgen era
nuevo prodigio: su natividad. María. Y lo que sigue.
H o m il ía d e s a n A m b r o s io modestia. El Angel halla sola en
O b isp o su cámara s la que ningún hom­
L ibro 2 sobre san L u cas bre había visto. Sola, sin com­
erdaderam ente e s t á n
pañero, sola sin testigo, a fin
ocultos los divinos mis­ de no ser perturbada por ninguna
terios, y no es dable, con ­ palabra inconveniente. Así es sa­
forme a la palabra profética, a ludada por el Angel.
ninguno de los hombres conocer IJ. Alégrate, Virgen María,
los designios de Dios. Con to­ pues tú sola has vencido todas
do, de las demás obras y pala­ las herejías, tú que creiste en las
bras de nuestro divino Salvador, palabras del Arcángel Gabriel; *
podemos colegir que esta elec­ Concebiste al Dios hecho "hombre
sin perder tu virginidad, y per­
ción de una desposada para dar
a luz al Señor, obedeció a algún maneciste virgen intacta después
del parto, y . Bienaventurada
particular designio. Mas, ¿por
qué no fué madre por obra del eres por haber creído, pues se ha
realizado en ti lo que te fué
Espíritu Santo antes de sus dess-
anunciado por el Señor. Conce­
posorios? Fué quizá para que no
biste. Gloris. al Padre. Concebis­
s 6 dijera que había concebido
te.
por adulterio. En Cuaresm a, la Lección I X , de
Congratulaos conmigo to­ la F e ria ; fu era de ella, se dice la si­
dos cuantos amáis al Señor, por­ guiente:

que siendo aún niña, agradé al


Lección IX
Altísimo, * Y de mis entrañas
engendré al Dios-Hombre. M iSTERio tan excelso no de-
y . Bienaventurada me dirán to­ "KTa . se r anunciado^ j>or_ un
das las generaciones, porque el hombre,’^sírio' por *el Angel. Hoy^
Señor fijó su mirada en su hu­ por primera vez óyense es­
milde sierva. Y de mis. tas _palabras: “ El Espíritu San­
to descenderá sobre ti”. Son es­
Lección VIII cuchadas y " creídas. A lo que
añadió la Virgen: “ He ^aquí la
£ ? n t r ó , pues, el Angel en el
esclava del Señor: cúmplale..eji
lugar en que ella estaba.
rm segúa-tu palabra”. Considera
Aprende de la Virgen lo que de­ "su humildad; atiende a su devo­
bes practicar, aprende en el ru­ ción. Se llama esclava del Señor;
bor de la Virgen, aprende en la que es elegida por Madre su­
las palabras del oráculo, apren­ ya. no se enorgulleció ante^ina
de en el misterio que en ella promesa tan inesperada.
se realiza. Es propio de las vír­ T e D eum , pág. 10.
genes la timidez y el asustarse
por la presencia y las palabras LAUDES Y HORAS
de los hombres. Aprendan las.
mujeres a imitar este ejemplo de A n t . 1/ El Angel Gabriel *
I . B rev. 78 ‘
fué enviado a María Virgen, des­ la confesamos verdaderamente
posada con José. Madre de Dios, seamos auxilia­
2. Dios te salve, * María, lle­ dos ante Vos por su intercesión.
na de gracia; el Señor es contigo; Por el mismo Señor.
bendita tú eres entre todas las En Cuaresm a se hace Conmemoración
de la F eria.
mujeres.
3. No temas, María, * has ha­
TERCIA
llado gracia delante del Señor:
he aquí que concebirás y darás a La Capitula de Laudes.
luz un hijo.
SEXTA
4. El Señor le dará * el trono
de David, su padre, y reinará pa­ Capitula Luc., 1, 32-33
ra siempre.
5. He aquí la esclava del Se­ pL Señor Dios le dará el tro­
ñor: * hágase en mí según tu pa­ no de David su padre; y rei­
labra. nará en la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin.
Capitula Is., 7-, 14-15
NONA
fjfe fÉE aquí que una virgen

Í
Capitula Is., 11, 1-2
¡ concebirá y dará a luz
M J un hijo, que será llama­ Q a l d r á un renuevo del tronco de
do Emmanuel. Manteca y miel Jesé, y de su raíz se elevará
comerá, hasta que sepa desechar una flor. Y reposará sobre él e!
lo malo y escoger lo bueno. Espíritu del Señor.
y . Dios te salve, María, lle­
na de gracia. . El Señor es con­ II; VISPERAS
tigo.
A n t . d e l B e n e d . — ¿Cómo ha Todo como las I V ísp e ra s; pág. 1085.
menos lo que sigu e:
de ser esto, * Angel de Dios,
A n t . d e l M a g n i f . — El Angel
pues no conozco varón alguno?
Gabriel * habló a María, dicien­
Escucha, María Virgen: El Espí­
do: Dios te salve, llena de gra­
ritu Santo descenderá sobre ti, y
cia; el Señor es contigo: bendi­
la virtud del Altísimo te cubrirá
ta eres entre todas las mujeres.
con su sombra.

Oración Día 27 de Marzo

^ h Dios, que quisisteis que San Juan Damasceno


vuestro Verbo se encamase Confesor y Doctor
en las entrañas de bienaventu­
Doble ( L . h.)
rada Virgen María al anunciarlo
el Angel; conceded a las súplicas Todo se toma del Com ún de un- Con­
fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo
de vuestros siervos que .cuantos que sigu e: . . ‘

\ >i < r \ ...


A n t . d e l M a g n i f . — Oh Doctor del cual Juan_ era consejero y
excelso, luz de la santa Iglesia, aciministrador, Por más que el
bienaventurado Juan, amante de Santo se esforzó en defenderse
la ley divina, ruega por nosotros contra aquella calumnia, el califa
al Hijo de Dios. dió fe a la. misma y ordenó que le
cortasen la mano derecha. Mas la
Oración Santísima Virgen vino en auxilio
de su fiel servidor que le había
Z '") y sempiterno Dios
m n ip o t e n t e
invocado ^fervorosamente, y de-
que infundisteis al bienaven­
fendió~su inocencia.~Por~un bene­
turado Juan una celestial sabi
ficio de su bondad fuéle devuelta
duría y una admirable fortaleza
la mano cortada, tan bien unid^
de espíritu para defender el cul­
al brazo que no quedó señal algu,
to de las sagradas imágenes: con­
na“ de la separación. Conmovido
cedednos por su intercesión y
Juan por este gran milagro, resol­
ejemplo, que imitemos las virtu­
vió poner en práctica lo que hacía
des de aquellos cuyas imágenes ya tiempo se había propuesto.
veneramos, y experimentemos su Así, pues, habiéndole el califa
patrocinio. Por nuestro Señor. concedido permiso, aunque de
En Cuaresm a, Conm emoración de ia
F eria .
mal grado, para partir, distribu­
En el I N octurno, las Lecciones E l yó todo cuanto tenía entre los
sabio indagará, del Común de Doctores,
pág. 800.
necesitados, y dió libertad a sus
esclavos. Luego recorrió los san­
II NOCTURNO tos lugares de Palestina, y final­
Lección IV mente, junto con Cosme, su
maestro, partió para la laura de
uan , llamado Damasceno, por san Sabas, cerca de Jerusalén, y
su lugar de origen, nacido de allá recibió la ordenación de pres­
noble linaje, fué instruido en las bítero.
letras humanas y divinas por el
rnonje Cosme de Constantinopla Lección V
Y habiendo en_ agueltiem po el
emperador León el Isáurico__de- p n la práctica de la vida religio­
clarado una guerra impía al culto sa, dió muy altos ejemplos
(3e~~las^sag radas"' ímág e"nes^Ju an, de todas las virtudes, principal­
invitado" por^eiTFoñlífice romano mente de sumisión y de obe­
Uregorio III, de palabra y ^con diencia. Fedía, como si le corres­
sus escritos defendió válerosa- pondiesen por derecho propio, los
ment ^ j a s arü ukd_ de*a que1_cjj1to. más humildes oficios del monas­
Ésta conducta excitó de tal suer- terio, y se entregaba a ellos con
te/jél furor de León el Isauri­ ardor. Habiéndosele m a n d a d o
co, q¿j£, vaíiéndosé^de^unos" docu­ vender en Damasco las pequeñas
mentos .falsos. le acusó dé trai­ cestas que él había hecho, en
dor "ante e l c a lí f a ^ e Damasco,
- aquella misma ciudad donde an­
tes se había visto rochado de valerosamente los derechos y la
honores, recibía con avidez las potestad de la Iglesia. Afirmó
burlas y desprecios. De tal ma­ con palabras muy explícitas la
nera practicó la obediencia, que primacía del Príncipe de los Após­
no sólo se hallaba dispuesto a toles: repetidas veces le llama
ejecutar a cualquiera indicación sostén de las Iglesias, piedra in­
del superior, lo que le mandaban, quebrantable, maestro y árbitro
sinó que jamás pedía razón de lo del orbe entero. Todos sus escri­
preceptuado, por arduo y desa­ tos, no sólo sobresalen por su
costumbrado que fuera. En me­ erudición y doctrina, sino que
dio de la práctica de estas virtu­ respiran un profundo sabor de
des, jamás dejó de defender con piedad ingenua, principalmente
gran celo el dogma católico del cuando trata de las alabanzas de
culto debido a las sagradas imá­ la Madre de Dios, a la cual pro­
genes. Por lo cual, así como an­ fesaba singular culto y amor. Lo
tes provocó contra sí los odios de que, empero, cede principalmente
León el Isáurico, así después se en alabanza de Juan fué haber
atrájo los de Constantino Copró- sido el primero que ordenó las
nimo, y tanto más cuanto repren­ diversas partes de la teología,
día con libertad la arrogancia de allanando así el camino a santo
los emperadores por atreverse a Tomás para tratar la doctrina
tratar de los asuntos de la fe, y sagrada con método tan perfecto.
dictar sentencia sobre ellos a su Finalmente este varón santísimo,
arbitrio. lleno de méritos y •siendo de
edad muy avanzada, descansó en
Lección VI la paz de Cristo, hacia el año
setecientos cincuenta y cuatro.
s verdaderamente admirable el El papa León X III extendió su
gran número de escritos en Oficio y Misa a la Iglesia univer­
prosa y en verso que Juan com­ sal, añadiéndole el título de Doc­
puso con singular perfección y ele­ tor.
gancia, ya para defender la fe, ya
para fomentar la piedad. Esto le III NOCTURNO
mereció ser objeto de muy gran­
des alabanzas en el segundo con­ L ección d el santo E vangelio
cilio de Nicea, y que se le diera el seg ú n san L ucas
sobrenombre de Chrysorróhas,
Lección VII Cap. 6, 6-11
por el áureo río de su elocuencia.
Defendió la fe católica no sola­ ■^?n aquel tiempo: Sucedió que
mente contra los iconoclastas, si­ Jesús entró otro sábado en la
no que impugnó valerosamente sinagoga, y púsose a enseñar
casi todas las herejías, principal­ Hallábase allí -un hombre que te­
mente las de los acéfalos, mono- nía seca la mano derecha. Y lo
telitas y teopasquitas.. Vindicó que sigue.
H o m ilía de san P edro C risólogo za todo el árbol de la salud,
Sermón 32
cuando, adherida a este árbol por
ste hombre es imagen de los clavos dei Señor, el cuerpo
todos los hombres; su cu­ no puede ya volver al árbol de
ración es la de todos. En la concupiscencia y de las volup­
él se restituye al género huma­ tades que le han secado. Y Jesús
no la salud tan largo tiempo es­ dijo al hombre que tenía la ma­
perada. Aquella mano seca lo es­ no seca: “ Levántate y ponte en
taba más por la parálisis de la medio” , protestando de tu pro­
fe que por la atrofia de los ner­ pia debilidad, obteniendo tú sa­
vios, más por el pecado del alma lud de la piedad de Dios, dando
que por la debilidad de la carne. testimonio de su poder, ponierído
Aquella enfermedad era antiquí­ de manifiesto la incredulidad de
sima, se remontaba a los prime­ los judíos; levántate y ponte en
ros días del mundo. Contraída medio, y ya que se muestran in­
por un castigo divino, no po­ sensibles a tan grandes milagros e
día ser curada por el arte o irreductibles ante una curación
los cuidados del hombre. El tan maravillosa, déjense por lo
hombre había tocado lo que menos sobrecoger y doblegar por
le estaba prohibido, había tras­ el sentimiento de piedad que ins­
pasado los límites impuestos pira una debilidad tan deplora­
a su libertad al poner la mano ble.
sobre el árbol de la ciencia del E n Cuaresm a, la Lección I X , de la
H om ilía de la F e ria : Conmemoración
bien y del mal. Tenía necesidad, de la misma en Laudes.
no de una mano que le aplicase F uera de la Cuaresm a:
un remedio corporal, sino de un
Señor que pudiese revocar la sen­ Lección IX
tencia dictada contra él, y desli­
gar con su perdón lo que había P ) ijo al hombre: “ Extiende tu
ligado con su justa cólera. mano. Extendióla, y la mano
quedó sana” . Extiende la mano:
la orden divina la desliga, como
Lección VIII
la orden divina la había ligado.
p N este hombre se nos muestra “ Extiende tu mano” . El castigo
solamente la figura de nues­ cedió a la vos del Justo; la cria­
tra curación, pero la salud per­ tura oyó la voz de Dios; el
fecta la tenemos en Cristo; nues­ Criador se reveló en el J>erdón.
tra mano árida recobra su fuerza, Rogad, hermanos, para que tal
cuando es regada por la sangre flaqueza no se vea sino en la si­
del Señor en su pasión, cuando nagoga, y para que no haya en
es extendida en el leño vivifican­ la Iglesia persona alguna cuya
te de la cruz, cuando recibe en mano llegue a secarse por la am­
el dolor la virtud que fructifica bición, se contraiga por la avari­
en obras buenas, cuando abra­ cia, se debilite por la rapiña, o
enferme por su apego a las rique­ tudios, hizo tantos progresos en
zas; pero si alguien viene á caer la doctrina cristiana y en las ar­
en este estado, oiga la voz del tes liberales, que en vista de su
Señor, extienda la mano hacia extraordinaria ciencia del dere­
las obras de piedad, calme los cho, Ladislao, rey de Nápoles le
nervios excitados, por la dulzura hizo prefecto de varias ciuda*
de la misericordia, y ábrala para des. Mientras estaba santamen­
dar limosna. No obtendrá la cu­ te dedicado a regir la nación,
ración el que no sabe aliviar a los a apaciguar los ánimos y a res­
pobres en provecho de su alma tablecer la tranquilidad, fué de­
Te Deum , pág. 10. ’ tenido y encarcelado. Librado
E n Vísperas se hace Conmemoración
del Oficio siguiente y la F eria . milagrosamente de la cárcel, pro­
fesó la Regla de San Francisco
entre los Hermanos Menores. Tu­
Día 28 de Marzo vo como maestro en el estudio
de las Sagradas Escrituras a san
San Juan de Capistrano Bernardino de Sena, cuyos ejem­
Confesor plos de virtud, y especialmente
Semidoble (L . h.) su celo en propagar el culto del
santísimo nombre de Jesús y de
Todo se toma del Común de un Con­
fesor no Pontifice, pág. 805, menos lo la Madre de Dios, imitó de una
que sigue: manera admirable. Rehusó el
Oración
obispado de Aquila, y brilló en
gran manera por la severidad, de
Q H Dios, que por el bienaven­ su vida y por los escritos que pu­
turado Juan hicisteis que blicó para la reforma de las cos­
vuestros fieles con la virtud del tumbres.
santísimo nombre de Jesús triun­
fasen de los enemigos de la cruz: Lección V
os rogamos nos concedáis que
por su intercesión, rechazadas las jT^ EDicÁND OSE con solicitud a la
asechanzas de los enemigos espi­ predicación de la palabra de
rituales, merezcamos recibir de Dios, recorrió casi toda Italia.
Vos la corona de la justicia. Por En este ministerio, por la fuer­
nuestro Señor. za de sus sermones y el gran nú­
Conmemoración de la F eria . mero de sus milagros, condujo in­
En* el I N octurno, las Lecciones numerables almas al camino de
Bienaventurado el varón, del Común
de un Confesor no Pontífice, pág-, 806. la salvación. El papa Martín V
le nombró inquisidor para aca­
7 l NOCTURNO
bar con la secta de los fratri-
* Lección IV cellos. Constituido por el Sumo
uan nació en Capistrano, Pontífice Nicolás V inquisidor
j de Peligno. Enviado a Pe­ general de Italia contra los ju­
I . rusa por razón de los es­ díos y sarracenos, convirtió mu­
chos de ellos a la fe de Cristo. ducido a Willech, fué visitado
Creó en Oriente muchas y exce­ por varios príncipes, a los cuales
lentes instituciones, y en el con­ exhortó a la defensa de la reli­
cilio Florentino, en el cual brilló gión. Después entregó santamen­
como un sol, reintegró a los arme­ te su alma a Dios, en el año de
nios a la Iglesia católica. El mis­ gracia mil cuatrocientos cincuen­
mo Pontífice, a petición del em­ ta y seis. El Señor confirmó su
perador Federico III, le nombró gloria después de su muerte con
legado de Alemania, a fin de con­ muchos milagros; después de
vertir los herejes a la fe católica probarlos debidamente, el papa
y restablecer la concordia entre Alejandro VIII, en el año mil
los príncipes. Así en Alemania seiscientos noventa, incluyó a
como en otros países, trabajó ad­ Juan en el número de los Santos.
mirablemente para la gloria de El Sumo Pontífice León X III ex­
Dios durante seis años de minis­ tendió a toda la Iglesia su Oficio
terio, conduciendo al seno de la y Misa des siglos después.
Iglesia con su doctrina y mila­
gros a innumerables husitas, •II NOCTURNO

adamitas, taborítas y judíos. L e c c ió n del san to E v a n g e l io


seg ú n san L ucas
Lección VI
Lección VII Cap. 9, 1-6
/^OMO el papa Calixto III, a
petición de nuestro Santo, p n aquel tiempo: Habiendo Je­
hubiese decretado la cruzada, sús reunido los doce Apósto­
Juan recorrió la Pannonia y otras les, les dió virtud y potestad so­
provincias, y con sus palabras y bre todos los demonios, y para
escritos de tal suerte inflamó los curar las enfermedades. Y lo que ■
ánimos de los príncipes para la sigue.
guerra santa, que en breve tiem­
po se reunieron setenta mil cris­ H o m il ía de san B uenaventura,

tianos. Por sus consejos y valor O b is p o

se consiguió principalmente la Exposición sobre el cap. 9 de san


Lucas
victoria de Belgrado, en la cuai
ciento veinte mil turcos fueron os Apóstoles recibieron
pasados a cuchillo o huyeron. este nombre para garan­
Habiendo llegado la noticia de es­ tizar su autoridad. En
ta victoria a Roma el día seis de efecto, la palabra apóstol signifi­
Agosto, el mismo papa Calixto ca enviado. Fueron enviados a
consagró de una manera definiti­ predicar, según estas palabras de!
va el recuerdo de aquel día a la 'Apóstol: “Jesucristo no me en­
solemnidad de la Transfiguración vió a bautizar, sino a predicar el
de nuestro Señor Jesucristo. En­ Evangelio”. Fueron enviados a
fermo de mortal dolencia, y con­ predicar, no-una cosa de poca im­
portancia, sino una gran cosa, a de los oyentes de la enfermedad
saber, el reino de Dios, lo que de los vicios.
En Cuaresm a, la Lección IX de la
puede entenderse de la doctrina Homilía de la F e ria ; Conmemoración
de la verdad, según estas pala­ de la misma en Laudes y en las I I
bras: “Por lo tanto, os digo que Vísperas.
Fuera de la C uaresm a:
quitado os será el reino de Dios,
y será dado a un pueblo que haga Lección IX
los frutos dignos de él”. Puede ^ hora bien, hay tres notas evi­
también entenderse de la gracia dentes mediante las cuales
del Espíritu Santo, según las pa­ prueba el predicador que ha sido
labras siguientes: “ Porque el rei­ enviado por el Señor para anun­
no de Dios no es comida ni be­ ciar el Evangelio. Es la primera
bida, sino justicia, y paz, y gozo la autoridad del que lo envía, tal
en el Espíritu Santo” . Y más como la del Pontífice, y sobre to­
abajo: “He ahí que el reino de do la del Soberano Pontífice, que
Dios está dentro de vosotros” . ocupa el puesto de Pedro y de
También podemos entenderlo de Jesucristo mismo; de donde se si­
la gloria eterna, según estas otras gue que aquel a quien envía es en­
palabras: “ En verdad, en verdad viado por Jesucristo. La segunda
te digo que no puede entrar en el es el celo de las almas que posee
reino de Dios sino aquel que re­ la persona que es enviada, cuando
naciere del agua y del Espíritu ésta busca principalmente el ho­
Santo”. nor de Dios y la salvación de las
Lección VIII almas. La tercera es el fruto
todas estas maneras fueron^ espiritual y la conversión de los
„ enviados los Apóstoles a pre­ oyentes. Por la primera de estas
dicar el reino de Dios, es decir, notas, son los enviados del P a -.
la verdadera doctrina, la gracia dre; por la segunda, del Hijo;
divina y la gloria eterna. Como por la tercera, del Espíritu Santo.
Jesús les había concedido el po­ Con relación a la primera, se ha
der de curar para autorizar su dicho: “ En lugar de tus padres,
predicación, añade: “ Os envío a te nacerán hijos” . Con relación a
curar enfermos” . Y así, los envió la segunda: “ No nos predicamos
a predicar con el poder de con­ a nosotros mismos, sino a Jesu­
firmar la verdad de su doctrina, cristo, Señor nuestro” . Con rela­
según estas palabras: “ Y ellos sa­ ción a la tercera: “ Os he estable­
lieron, y predicaron en todas par­ cido para que vayáis y saquéis
tes, obrando el Señor con ellos, y fruto y que vuestro fruto perma­
confirmando su doctrina con los nezca” . El que recibe semejante
milagros que la acompañaban” . misión, puede repetir estas pala­
El signo de la misión espiritual bras: “ El espíritu del Señor ha
que les fué dado para la predi­ reposado sobre mí, porque el Se­
cación, fué, pues, la curación ñor me ha ungido”.
... * ■
Viernes después de la Dominica de Pasión

Los Siete Dolores de la B. Virgen María


, D o b le m ayor

Si esta Fiesta carece de I y II aromáticas, * fortalecedme con


Vísperas, se junta el Himno de V ís ­
peras (suprimiendo la palabra Amén) olorosas manzanas, porque desfa­
con el de Maitines. Si sólo tuviere I I llezco de amor.
Vísperas, el Himno de Vísperas se Salmo 141, pág. 210.
dice en Maitines, el de Maitines en
Laudes, y el de Laudes en las I I V ís ­
peras. Capitula Is., 53, 1-2
I VISPERAS ha creído lo que ha oído
u ié n

A n t . 1. Iré a la montaña de
Q
acerca de nosotros? ¿Y a
quién se ha manifestado el brazo
la mirra, * y al collado del in­ del Señor? Crecerá como una hu­
cienso. milde rama en su presencia, y
Salmo 115, pág. 103.
brotará como una raíz de la tie­
2. Mi amado * es blanco y rra sedienta.
rubio; los cabellos de su cabeza,
como púrpura de rey puesta en Himno .
flecos.
Salmo 119, pág. 103. P \ e pie jqneo a la cruz, de la

3. ¿Adonde partió tu amado, cual pendía su Hijo, estaba


* oh la más hermosa de las mu­ la Madre dolorosa.
jeres? ¿Hacia dónde se fué? Una espada hSbía atravesado
Salmo 139, pág. 208. su alma, que gemía sumida en la
4. Manojito de mirra * es pa­ tristeza y el dolor.
ra mí el amado; reposará sobre ¡Oh, cuán grande fué la pena
mi pecho. - y la aflicción de aquella bendita
Salmo .140, pág. 209. Madre del Unigénito, de Dios!
5. Confortadme con flores ¡Cuánta amargura, « án to do­
clusión del Himno será (como también
lor experimentó su arpor materno
en las Horas) la que sigue:
al ver los sufrimientos de su au­ Oh Jesús, a ti sea la gloria, tú
gusto Ilijo! que has padecido por unos po­
¿Quién no llorará al ver sumi­ bres siervos, con el Padre y el
da en tan gran suplicio a la Ma­
santo Espíritu por todos los si­
dre de Cristo?
glos. Amén. •
¿Quién no se llenará de amar-
guta al contemplarla sufriendo MAITINES
c f n su Hijo?
Vió a Jesús atormentado; vio­ I n v i t a t o r i o . — Venid, adore­
le azotado por los pecados de su mos al Señor que ha padecido por
puehio. nosotros, * Recordando los dolo­
Vió a su dulcísimo Hijo mu­ res de la Virgen gloriosa.
riendo sin que antes de expirar S a l m o 9 4 . — Venid, alegrémo­
recibiera consuelo alguno. nos, pág. 3.
¡Oh fuente de amor, oh Ma­
dre, haz que yo sienta la fuerza Himno
de hi dolor; que llore contigo! O h santa Madre, graba profun- '
Que mi corazón arda en el damente las llagas de Jesús
amor de Jesucristo, mi Dios, pa­ crucificado en mi corazón.
ra así darle consuelo. Amén. Hazme partícipe de las penas
y . Ruega por nosotros, Vir­ que tu Hijo llagado por mí se
gen dolorosísima. Para que dignó sufrir.
seamos dignos de las promesas Que mientras yo viva, mis lágri­
de Jesucristo. mas se mezclen a las tuyas, com­
A n t . d e l M a g n i f . — Una espa­ padeciendo al divino Crucificado.
da de dolor, * dijo Simeón a M a­ Que permanezca a tu lado jun­
ría, atravesará tu alma. 1 to a la cruz compartiendo tu
duelo. Amén.
Oración
I NOCTURNO
Q h Dios, en cuya pasión fué
traspasada de dolor el alma A n t. 1. Se han coligado los
dulcísima de la gloriosa Virgen reyes de la tierra, * y se han
y Madré María, según la profe­ confederado los príncipes contra
cía de Simeón: concedednos pro­ el Señor, y contra su Cristo.
picio, que cuantos veneramos su Salmo 2, pág. 47.

transfixión y pasión, consigamos 2. Con mi voz * clamé al Se­


por los gloriosos méritos y pre­ ñor, y me oyó desde su santo
ces de todos los Santos que se monte.
mantuvieron fieles al pie de la Salmo 3, pág. 48.

cruz, los frutos felices de vuestra 3. Derrítese como cera mi co­


pasión. Vos que vivís... razón * dentro de mis entrañas.
Conmemoración de la Feria. Salmo 12, pág. 131.
L is Completas de Dominica. La Con­ - y . Me ha llenado de desola--
cíón, I£. Y me ha torturado la extendidas y su pecho abierto
tristeza todo el día. nos invitan a corresponderle
amándole, y . Oh Virgen, tú le
D e l P rofeta I saías contemplas con ojos piadosos, y
consideras en él, no tanto el do­
Lección I Cap. 53, 1-5
lor de las heridas como la salud
uién ha creído a nuestro del mundo. Todo.
anuncio? ¿ Y a quién ha
sido revelado ese brazo Lección II Cap. 53. 6-9
del Señor? Porque él crecerá a
los ojos del pueblo como una hu- Y o d o s nosotros hemos sido ove­
jnilde planta, y como una raíz jas descarriadas; cada uno se
en tierra árida. No es de aspec­ ha desviado de la senda del Se­
to bello, ni es esplendoroso. N o s­ ñor para seguir su propio cami­
otros le hemos visto, y nada hav no, y a él le ha cargado el Se­
que atraiga nuestros ojos, ni lla ­ ñor sobre las espaldas todas nues­
me nuestra atención hacia él. Ví- tras iniquidades. Fué ofrecido por­
mosle despreciado, y el desecho que él mismo lo quiso, y no abrió
de los hombres, varón de dolores, su boca; conducido será a li
y que sabe lo que es padecer, y muerte como va la oveja al ma­
su rostro como cubierto de ver­ tadero, y guardará silencio sin
güenza y afrentado, por lo que abrir siquiera su boca, como el
no hicimos ningún caso de él. Es corderito que está mudo delante
verdad que él mismo tomó sobre del que le trasquila. Después de
sí nuestras dolencias, y cargó con muchas angustias y de una con*
nuestras penalidades, pero nos­ denación ha sido muerto; su ge­
otros le reputamos como un le­ neración ¿quién nos la explicará?
proso, y como un hombre herido Arrancado ha sido de la tierra de
de Dios y humillado. Pues por los vivientes; para expiación de
causa de nuestras iniquidades fué las maldades de mi pueblo le he
él llagado, y despedazado por herido, y en pago de bajar al se­
nuestras maldades. El castigo de pulcro, le concederá Dios la con­
que debía nacer nuestra paz, des­ versión de los impíos; tendrá pcrr
cargó sobre él, y con sus carde­ precio de su muerte al hombre
nales fuimos nosotros curados. rico1 ; porque él no cometió pe­
1^. Mi amado es blanco y ru cado, ni hubo dolo en sus pala­
bio, y sumamente amable: * T o ­ bras.
do en su aspecto respira amor, y I£. Sus manos como hechas»
su cabeza inclinada, sus manos a torno2, traspasadas por la pun-

1. L a conversión de los impíos: puede entenderse por tales el centu­


rión y los soldados que se convirtieron al pie de la cruz. — E l hombre
rico: íosé de A rim atea, dueño del sepulcro donde depositaron el cuerpo de Jesús.
2. E sta expresión del C a n tar de los Cantares parece aplicarse aquí a la
belleza perfecta, a la proporción adm irable de las manos de Jesús.
ta de los clavos, * Contienen el decían, y se acabará su memoria?
precio de la salud humana, y es­ Salmo 40, pág. 124.
tán como repletas de jacintos. 2. Oh Dios mío, * yo os hr
X - El poder está en sus manos; manifestado mi vida; y Vos te­
allí está escondida su fortaleza, néis presentes mis lágrimas.
pues son sus manos. Contienen. Salmo 55, pág. 150.

3. Los dientes de los hijos de


Lección III Cap. 53, 10-12 los hombres * son como lanzas y
flechas; y su lengua como una
quiso el Señor consumirle
espada acerada.
con trabajos. M ai cuando
S a lm o 56, p ág. 150.
ofrezca su vida por el pecado ve­
rá una descendencia larga, y cum­ X • M i faz se ha entumecido
plida será por medio de él la de tanto llorar. I£. Y se han nu­
voluntad del Señor. Verá el fruto blado las pupilas de mis ojos.
de los afanes de su alma, y que­
dará saciado. Este mismo Justo, Serm ón de san B ernardo , A bad

mi siervo, justificará a muchos D e l serm ón so bre la s doce e s tre lla s


con su doctrina, y cargará sobre
sí los pecados de ellos. Por tanto, Lección IV
le dará como porción suya, una
gran muchedumbre, y repartirá martirio de la Virg
l
los despojos de los fuertes, pues nos fué revelado tanto
que ha entregado su vida a la por la profecía de Si­
meón, como por la historia mis­
muerte, y ha sido confundido con
los facinerosos, y ha tomado so­
ma de la pasión del Señor. “ Este
niño — dijo el santo ancia*o, ha­
bre sí los pecados de todos, y ha
rogado por los transgresores. blando del niño Jesús — está
I£. Amaba Jesús a Juan, por­
destinado para ser el blanco de
que la especial prerrogativa de
contradicción; y una espada —
la castidad le mereció un más añadió dirigiéndose a M aría —
grande amor. * Y a que habiéndo­
traspasará tu alm a” . Sí, ¡oh bien­
le escogido virgen, permanecióaventurada M adre! una espada
siempre virgen. X - Finalmente,
traspasó verdaderamente vuestra
moribundo en la cruz, encomen-alma, porque sólo pasando por;
*'dó a este discípulo virgen su M a­
vuestro corazón, pudo atravesar
dre Virgen. Y a que. Gtoria al Pa­
la carne de vuestro Hijo. Y aun
dre, ^ a que. cuando después de entregar su
espíritu ese Jesús, que es vues­
II NOCTURNO tro, la lanza cruel no hirió su
alma, atravesó ciertamente la
Ant. 1. Prorrumpían mis ene­ vuestra; no estaba ya allí el al­
migos * en imprecaciones con­ ma de Jesús, pero la vuestra no
tra mí: ^Cuándo morirá éste, podía apartarse de aquel lugar.
I£. Densas tinieblas sobre­ za del soldado abrió el costado
vinieron, luego que hubieron cru­ del Salvador, y traspasó el alma
cificado a Jesús los judíos, y ha­ de la Virgen. Sumió.
cia la hora nona, exclamó Jesús
en alta voz: Dios mío, ¿por qué Lección VI
me has desamparado? * E incli­
nada la cabeza, exhaló el espíri­ fy jo os asombréis, hermanos
tu. y . Oh Virgen, ¿cuáles fueron míos, si oís decir que María
vuestros sentimientos al contem­ fué mártir er. el alma. Sólo pue­
plar este espectáculo? E inclina­ de asombrarse de ello quien no
da. recuerde haber oído a san Pablo
contar entre los grandes críme­
Lección V nes de los gentiles el estar “ fal­
tos de afecto” . Nada más lejos
violencia del dolor traspasó, del corazón de M aría que este
pues, vuestra alma, por lo defecto; ninguno debe estar más
que con razón os proclamamos lejos, por lo tanto, del de sus
más que mártir, ya que el senti­ servidores. Pero quizás diga aJ-
miento de compasión superó en guno: ¿No sabía María de ante­
Vos todos los padecimientos que mano que había de morir su
puede soportar el cuerpo. ¿No H ijo? Lo sabía, sin la menor du­
fueron para Vos más que una es­ da. ¿No espe-aba su próxima re­
pada, estas palabras que atrave­ surrección? La esperaba confiada­
saron realmente vuestra alma y mente. Y a pesar de ello, ¿se afli­
alcanzaron hasta la división del gió al ver que lo crucificaban?
alma y del espíritu: “ M ujer, ahí Sí, se afligió profundamente. Pe­
tienes a tu h ijo” ? ¡Qué cambio! ro ¿quién ere® tú, hermano mío.
Juan os fué dado en cambio de y de qué fuentes sacas tu cien­
Jesús, el servidor en lugar del cia, para que te asombres más ds
Señor, el discípulo en vez del ver a María participando de los
Maestro, el hijo de Zebedeo por sufrimientos de su Hijo, que de
el H ijo de Dios, un hombre por ver sufrir al H ijo de María? ¿Pu­
el Dios verdadero. Ante seme­ do morir él de la muerte del
jantes palabras, ¿era posible que cuerpo, y no podía experimentar
vuestra alma, tan amante, no ella la del corazón? Jesús murió
fuera traspasada, cuando sola­ por una caridad insuperable, v
mente su recuerdo desgarra nues­ el martirio de M aría tuvo origen
tros corazones, aunque sean de en esta caridad que, después de
piedra y bronce? la de Jesús, no ha conocido igual.
I£. La pasión del Señor * Su­ I£. ¡Oh quién me diera tene­
mió en la aflicción más profunda ros por hermano, criado a los
a su M adre cruelmente herida pechos de mi madre, y que pudie­
por la pérdida del fruto de sus ra adherirme a vuestro costado
entrañas, y . El hierro de la lan­ para que vuestra sangre tocase y

..
purificase la mía! * Para que un llegado mi hora” . Había, pues,
manantial de esta sangre, brotan­ predicho esta hora que no había
do de la herida de vuestro cora­ llegado aún, hora en la cual, pró­
zón, me condujera a la felicidad xima su muerte, había de recono­
eterna, y . Vendrán de lejos tus cer a aquella de quien había re­
hijos, y se levantarán tus hijas a cibido esta vida mortal. En el
tu lado. Para que. Gloria al P a­ momento de llevar a cabo una
dre. Para que. obra enteramente divina, parece
rechazar, como si le fuese des­
III NOCTURNO
conocida, la madre, no de la di­
Ant. 1. Asestaren su arco * vinidad, sino de la débil humani­
emponzoñado, para asaetear des­ dad; mas ahora, cuando experi­
de una emboscada al inocente. menta los padecimientos propios
Salm o 63, pág. 224. de la naturaleza humana, reco­
,2. He venido a ser * co­ mienda, con el afecto que inspi­
mo un hombre desamparado de ra la naturaleza, a aquella en cu­
todos; ya me cuentan entre los yo seno se hizo hombre. Nuestro
muertos. Señor nos da, pues, aquí una lec­
Sa lm o 87, p ág. 240. ' ción moral. Practica por sí mis­
3. Me ha llenado de amargu­mo el precepto que nos impone;
ra, * me ha embriagado de ajen ­ este buen Maestro enseña a sus
jo. discípulos, con su ejemplo, los
S a lm o 108, p ágs. 235 y 2 3 6 . solícitos cuidados que la piedad
y . Oh Dios, yo os he mani­ filial debe inspirar en los hijo?
festado mi vida. 1$. Y Vos te­ con relación a sus padres; y el
néis presentes mis lágrimas. madero en que fueron davndos
los miembros del Salvador mori­
L e c c ió n del s a n io E v a n g e l io bundo, fué como la cátedra desde
seg ú n san J uan cuya altura nos enseñó este divi­
Lección VII Cap. 19, 25-27 no Maestro,
1^. Me compadezco de ti, Je­
p N aquel tiempo: Estaban jun­ sús, hijo mío, hermoso sobre
to a la cruz de Jesús, su M a­ toda ponderación, y más ama­
dre y la hermana de su Madre, ble que el amor de las m u­
María, mujer de Cleofás, y M a ­ jeres. * Así como la madre ama
ría Magdalena. Y lo que sigue. a su hijo único, así yo te amaba.
y . Mi vida se consume en el
H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o
dolor, y mis años en los gemidos.
T r a t . 1 19 sobre san Ju a n
Así como.
RA la hora a que se refi­
rió Jesús, cuando antes de Lección VIII
cambiar el agua en vino,
dijo a su Madre: “ M ujer, ¿qué F ) e esta sana doctrina sacó el
nos va a mí y a ti? Aun no ha apóstol san Pablo lo qué él
mismo enseñaba en estos térmi­ mujeres? ¿Hacia dónde se fuér*
nos: “ Y si alguno no tiene cui­ 4. M anojito de mirra * es pa­
dado de los suyos, y mayormen­ ra mí el amado; reposará sobre
te de los de su casa, negó la fe, mi pecho.
y es peor que un infiel” . Pues 5. Confortadme con flores aro­
bien, ¿quién es más de la casa máticas, * fortalecedme con olo­
que los padres con relación a rosas manzanas, porque desfa­
sus hijos y los hijos con relación llezco de amor.
a sus padres? Así pues, el M aes­
tro de los santos nos daba per­ Capitula Is., 53, 1-2
sonalmente el ejemplo de este
ha creído lo que ha
u ié n
precepto tan saludable, dejando
oído acerca de nosotros?
en su lugar — no como Dios a
¿ Y a quién se ha mani­
la sierva que había creado y con­
festado el brazo del Señor? Cre­
tinuaba amparando, sino como
cerá como una humilde rama en
hombre a la madre que le había
su presencia y brotará como una
engendrado y a la cual dejaba
raíz de la tierra sedienta.
— otro hombre que fuera para
ella a manera de hijo. Himno
Oh, Madre, oh fuente d¿
amor, haz que sintamos la fuerza r ^ H preclara Virgen de las vír­
de tu dolor, para que contigo llo­ genes, no uses de rigor con­
remos, * Y experimentemos el migo; haz que tus penas sean las
fruto de la pasión del Señor. mías.
y . D e suerte que así como tu Que me asocie a la muerte ds
H ijo Jesús murió por nosotros, Jesucristo; que participe de su
y resucitó, así muriendo nosotros Pasión y guarde el recuerdo de
con él, también con él resucite­ sus llagan.
mos. Y experimentemos. Gloria. Y . Que experimente la herida de
T e D eum , pág. 10. estas llagas y la embriaguez de la
L a L e c c ió n I X es de la H o m ilía de cruz y de la sangre de tu Hijo.
la F e r ia , p ág. 566.
Defiéndeme, oh Virgen santa,
en el día del juicio, para que no
LAUDES Y HORAS
sea pasto de las eternas llamas.
¡Oh Jesús! haz que al salir yo
Ant. 1. Iré a la montaña de la
de esta vida, consiga, por me­
mirra, y al collado del incienso.
diación de tu Madre, la palma de
S a lm o s de la D o m in ic a , pág. 55. la victoria. Amén. -0
2. M i amado * es blanco v y . Ruega por nosotros, Vir­
rubio: los cabellos de su cabeza gen dolorosísima. R . Para que
como púrpura de rey puesta en seamos dignos de las promesas
flecos. . de Jesucristo.
3. ¿Adonde partió tu ama-, Ant. del Bened. — Habiendo
do, * oh la más hermosa de las visto Jesús * a su Madre de pie
junto a la cruz, y al discípulo a SEXTA
quien amaba, dijo a su Madre:
Mujer, he aquí a tu hijo. Luego Capitula Is., 53, 5
dijo al discípulo: He aquí a tu
madre. p L fué herido por nuestras ini­
quidades, despedazado por
nuestras maldades; el castigo que
Oración
era el precio de nuestra paz, des­
Dios, en cuya pasión fué cargó sobre él, y por sus carde­
traspasada de dolor el alma nales fuimos curados.
dulcísima de la gloriosa Virgen IJ. br. M i faz * Se ha entu­
y Madre María, según la profecía mecido de tanto llorar. M i faz.
de Simeón: concedednos propicio, y . Y se han nublado las pupi­
que cuantos veneramos su trans­ las de mis ojos. Se ha. Gloria al
fixión y pasión, consigamos por Padre. M i faz.
los generosos méritos y preces de y . Oh Dios mío, yo os ha
todos los Santos que se mantu­ manifestado mi vida. I£. Y Vos
vieron fieles al pie de la cruz, los tenéis presentes mis lágrimas.
frutos felices de vuestra pasión.
Vos que vivís... NONA
Conmemoración de la F eria.
Los Salmos de las H oras spn de Capitula Is., 53, 8
Dom inica, p y o en P rim a como en las
Fiestas, diciéndose en el Responsorio
breve el verso: Vos que padecisteis por C u generación ¿quién podrá ex­
nuestra salvación. plicarla? Arrancado ha sido
de la tierra de los vivientes; para
TERCIA expiación de las maldades de mí
pueblo le he herido.
Capitula Is., 53, 1-2 I£. br. Oh Dios mío, * Y o os
he manifestado mi vida. Oh Dios
u ié nha creído lo que ha
oído acerca de rosotros^ mío. y . Y Vos tenéis presentes
¿ Y a quién se ha mani­ mis lágrimas. Y o os he. Gloria al
festado el brazo del Señor? C re­ Padre. Oh Dios mío.
cerá como una humilde rama en y . Ruega por nosotros, V ir­
su presencia y brotará como una gen dolorosísima. Para que
raíz de la tierra sedienta. seamos dignos de las promesas
I£. br. M e ha llenado * De de Jesucristo.
desolación. Me ha llenado, y . Y
me ha torturado la tristeza todo II VISPERAS
el día. De desolación. Gloria al
Todo como en las I V isperas, pá­
Padre. Me. gina 1097, excepto la A n tifo n a del Mag­
y . M i faz se ha entumecido níficat que es la misma del Benedictus,
de tanto llorar. I£. Y se han nu­ pág. 1103. -
Conm emoración de la F eria . Comple­
blado’ las pupilas de mis ojos. tas de Dom inica.
FIESTAS DE ABRIL | hecho un voto por las preces de
san Francisco .de Asís. Siendo aún
joven, abrasado del divino amor,
D ía 2 de Abril partió para el desierto, donde por
espacio de seis años llevó una vi­
San Francisco de Paula1 da austera, pero que la medita­
Confesor ción de las cosas del cielo lle­
Doble
naba de dulzura. Mas, como la
fama de sus virtudes se extendie­
Todo se toma del Común de un C on­
fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo
se en muchos lugares, y muchos
que sigu e: acudiesen a él llevados del deseo
de una vida piadosa, la caridad
Oración fraternal le decidió a deja' la so­
f " ) H Dios, exaltación de los hu­ ledad; edificó una iglesia cerca
mildes, que elevasteis a la de Paula, donde asentó los pri­
gloria de vuestros Santos al bien­ meros cimienlos de su Orden.
aventurado Confesor Francisco:
os rogamos nos concedáis que Lección V
consigamos por sus méritos y la
imitación de sus virtudes, los í —I a b l a b a de una manera admi­
premios concedidos a los humil­ rable ; c o n s e r v ó perpe­
des. Por nuestro Señor. tuamente la virginidad; era tan
E n Cuaresm a, Conm emoración de la humilde que se llamaba a sí mis­
F e ria . m o “ el mínimo” , y por esto
En el I N octurno, si las Lecciones
se han de tom ar del Común, se dicen quiso que sus religiosos fuesen
las del prim er lu ga r, Bienaventurado llamados “ Mínimos” . Vestía un
el varón, pág. 806.
hábito pobre; andaba descalzo
II NOCTURNO y dormía en gj^suelo. Su absti­
Lección IV nencia fué admirable; comía una
sola vez al día después de la pues­
r a n c is c o nació de padres ta de sol, y apenas añadía al pan
humildes en Paula, pue- y al agua los manjares propios
blecito de Calabria. Sus de la Cuaresma. A fin de que es- .
padres, después de haberse visto ta práctica ¡a cumpliesen tam­
privados de hijos por mucho bién sus religiosos, les obligó a
tiempo, lo obtuvieron, habiendo ella por medio de un cuarto voto.

^ 1. Cuando este O ficio y los siguientes cayesen en Tiem po Pascual, se añade


A líe íu ia : a) A l final del Invitatorio y de todas las A n tífon a s que no termine-.,
con dicha p alabra; b) A l final de todos los V ersícu lo s y Responsorios. a excep­
ción del E s preciosa, de P rim a ; c) A l final de los Responsorios que siguen a
las Lecciones de M aitines,- antes del V erso ; d) En los. Responsorios breves de
las H oras, a n te s 'd e l prim er V erso, se dicen los A llelu ia , que se repiten des­
pués de repetido dicho V erso , en sustitución de una parte del Responsorio; y
al final d e l . segundo V erso, así como del Responsorio correspondiente,
añade uno solo. ■

/.• B i ñ . 79
Lección VI Oración
p?L Señor quiso testificar la san­ Q h Díos que disteis a vuestro
tidad de su siervo por medio pueblo por ministro de la
de muchos milagros, de los cua­ salvación eterna al bienaventura­
les es muy conocido aquel que do Isidoro; os suplicamos nos
realizó cuando, rechazado por concedáis que merezcamos tener
unos marineros, atravesó el es­ por intercesor en los cielos al
trecho de Sicilia juntamente con que hemos tenido por maestro de
un compañero, sobre un manto la vida en la tierra. Por nuestro
extendido sobre las olas. Predijo Señor.
también muchas cosas futuras En Cuaresm a, Conmemoración de la
Feria.
con espíritu profético. Luis X I,
En el I N octurno, si las Lecciones
rey de Francia, le llamó a su se han de tomar del Com ún, se dirán
presencia y le dió grandes mues­ las de Doctores, E l sabio indagará,
pág. 800.
tras dé estima. Finalmente, a
la edad de noventa y un años II NOCTURNO
murió en Tours, en el año de gra­
cia mil quinientos siete. Su cuer­ Lección IV
po, insepulto por espacio de on­
ce días, permaneció incorrupto, Plü español,Dnatural
octor ilustre, era
s id o r o ,
de C a r­
esparciendo un suave olor. El tagena, y tuvo por pa­
Sumo Pontífice León X le puso dre a Severino, gobernador de
en el catálogo de los Santos. la provincia. Los santos obispos
En el I I I N octurno, se lee la H o­
milía sobre el E van gelio: N o tenéis.
Leandro de Sevilla y Fulgencio
del Común de un Confesor no P o n ti­ de Cartagena, sushermanos, le
fice, en el segundo lugar, pág. 814. iniciaron en la piedad y en las
E n Cuaresm a, la Lección I X se
dirá de la H om ilía de la F eria, de la letras. Formado en las literaturas
cual se hace también Conmemoración latina, griega y hebrea, e instrui­
en Laudes y en las I I Vísperas.
do en las leyes divinas y huma­
nas, adquirió en grado eminente
Día 4 de Abril todas las ciencias, y a la vez
todas las virtudes cristianas. Sien­
San Isidoro do aún joven, se opuso con tanto
Obispo, Confesor y Doctor valor a la herejía arriana, profe­
Doble
sada desde mucho tiempo por los
godos, que estuvo a punto de ser
Todo se toma del Común de un Con­ víctim a de aquellos herejes, que
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo
que sig u e : dominaban en España. Habiendo
Ant. del MagniJ. — Oh Doctor muerto Leandro, fué elevado a
excelso, luz de la santa Iglesia, la sede de Sevilla contra su vo­
bienaventurado Isidoro, amante luntad, obligado principalmente
de la ley divina, ruega por nos­ por las instancias de Recaredo,
otros al Hijo de Dios. y también por el deseo de la,
mayor parte del clero y del pue­ nombrado con reverencia. San
blo. Se cree que el papa san Braulio no sólo le comparó con
Gregorio Magno no solamente san Gregorio Magno, sino que
confirmó la elección con su auto­ confesó que había sido dado por
ridad apostólica, sino que le en­ el cielo a España para instruirla
vió, como se acostumbraba, el y para ocupar en ella el lugar de
palio, y le constituyó vicario su­ san Jaime Apóstol.
yo y de la Santa Sede en toda
España. Lección VI
p s c r ib iólibros sobre las Eti
Lección V mologías y los Oficios ecle­
|^A palabra es insuficiente para siásticos, y otros muchos, de tal
describir su constancia, hu­ suerte útiles a la ciencia cris­
mildad, paciencia y misericordia tiana y eclesiástica, que el papa
durante el episcopado, su solici­ san León IV no dudó en escri­
tud en la restauración de la dis­ bir a los obispos de Inglaterra,
ciplina eclesiástica, y su incan­ que las sentencias de Isidoro de­
sable celo en sostenerla con sus bían ser retenidas como las de
palabras y escritos. Promotor y san Jerónimo y san Agustín,
propagador eximio de la vida mo­ cuando surgiere alguna dificultad
nástica, construyó muchos mo­ que no tuviese solución en los
nasterios, edificó colegios, en los cánones. Muchas de sus senten­
cuales, dedicándose a las ciencias cias se hallan incluidas entre las
sagradas y a la enseñanza, formó leyes canónicas de la Iglesia. Pre­
a muchos discípulos que a ellos sidió el concilio cuarto de Tole­
concurrían; entre ellos se cuen­ do, el más célebre celebrado en
tan san Ildefonso de Toledo y España. Finalmente, después de
san Braulio, obispo de Zaragoza. haber librado a España de la he­
En un concilio que se reunió en rejía arriana, predicho su muerte-
Sevilla, Isidoro refutó y deshizo, y la invasión de los árabes y go­
después de una vehemente discu­ bernado su Iglesia casi cuarenta
sión, la herejía de los acéfalos, años, voló al cielo, en Sevilla, en
que amenazaba. imponerse a Es­ el año seiscientos treinta y seis.
paña. Alcanzó tanta fama por su Su cuerpo fué sepultado prime­
santidad y doctrina, que apenas ramente, según había dispuesto
pasados dieciséis años de su muer­ él mismo, en medio de sus her­
te, por todo un concilio reunido manos san Leandro y santa Flo­
en Toledo, compuesto de más de rentina. Fernando I, rey de Cas­
doscientos cincuenta obispos, v tilla y de León, habiéndolo res­
con el voto de san Ildefonso, me­ catado por una gran suma de di­
reció ser llamado Doctor, noví­ nero que dió a Eneto, príncipe
sima antorcha de la Iglesia, el sarraceno que gobernaba en Se­
hombre más docto del fin de los villa, lo trasladó a León. En su
tiempos, cuyo nombre debe ser honor se edificó un templo, en 'el

't
cual sus milagros lo han hecho por sí sola no aprovechará más
célebre y el pueblo le venera con que a él mismo, pero si une a
gran devoción. ella la ciencia y la palabra, podrá
también instruir a los otros, co­
III NOCTURNO
municando la doctrina a los fie­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io les, y combatiendo a los enemi­
según sa n M ateo gos de la fe, los cuales, si no son
refutados y convencidos de fal­
Lección VII Cap. 5, 13-19 sedad, pueden con harta facilidad
engañar a las gentes sencillas.
p n aquel tiempo: D ijo Jesús a
sus discípulos: Vosotros sois
Lección VIH ,
la sal de la tierra. Y si la sai
se hace insípida, ¿con qué se le í a palabra del obispo debe ser
volverá el sabor? Para nada sirve pura, sencilla, clara, llena de
ya, sino para ser arrojada y pi­ gravedad y de nobleza, repleta de
sada de las gentes. Y lo que si­ suavidad y de gracia. Ha de tra­
gue. tar de los misterios de la ley, de
la doctrina de la fe, de la mo­
H o m il ía d e sa n I s id o r o , O b is p o
deración cristiana, de las reglas
Libro 2 de los O ficios a san Fulgencio,
cap. 5 de la justicia. Su lenguaje debe
acomodarse a la profesión, a la
l que tiene el cargo de calidad, a las costumbres de su
instruir a los pueblos y auditorio. Debe previamente dis­
de formarlos para la vir­ poner su enseñanza con relación al
tud debe imprescindiblemente po­ objeto, al tiempo, a la manera y
seer una santidad perfecta y a las personas. Ante todas cosas,
mostrarse absolutamente irre­ debe, para cumplir su cargo, leer
prensible. Porque para reprenderla la Sagrada Escritura, estudiar los
los pecadores, preciso es que esté Cánones, imitar los ejemplos dü
exento de pecado. En efecto, ¿có­ los Santos, entregarse a las v i­
mo se atrevería a reprender a gilias, al ayuno, a la oración; de­
sus subordinados, si éstos pudie­ be procurar la paz con sus her­
ran responderle: Comienza por manos, y no herir a ninguno d^
aplicarte a ti mismo tus leccio­ los miembros del cuerpo de que.
nes de virtud? El que se propone es cabeza, ni condenar a nadie sin
enseñar a los demás a vivir bien, pruebas, ni excomulgar a ninguno
debe, pues, empezar por ordenar sin examen. Ha de unir en la pre­
su propia conducta. Muéstrese en latura la humildad con la auto­
todo, modelo de bien v H r y que ridad; ha de evitar por igual la
tanto su ejemplo como su doc­ humildad indiscreta, que fomen­
trina atraigan al bien a todos los te los vicios de sus subordinados,
hombres. Le es igualmente nece­ y la severidad inmoderada en el
saria la ciencia de las Escrituras. ejercicio de su poder; muéstrese
Porque la vida santa del obispo con relación a los que le han si­
do confiados, tanto más lleno de D ía 5 de Abril
solicitud, cuanto más debe temer
del mismo Jesucristo un examen San Vicente Ferrer
más severo de su virtud. Confesor
En Cuaresm a, la Lección I X de la
H om ilía de la F eria . Conmemoración Doble
de la misma en Laudes.
F uera de la Cuaresm a: Todo se toma del Común de un Con­
fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo
rpie sigue; 'i
Lección IX
Q u ard ará la caridad, esa vir­ Oración
tud que se eleva por encima
de todos los dones, sin la cual to­ Q h Dios que os habéis dignado
das las demás no son nada. Pon­ ilustrar a vuestra Iglesia con
los méritos y predicación de vues­
drá su castidad bajo la custodia
de la caridad, y el lugar en que tro Confesor el bienaventurado
habite esta guardiana, será la hu­ Vicente: concedednos que sea­
mildad. Entre todos estos bienes, mos .enseñados por sus ejemplos
considerará como el bien por ex­ y mediante su patrocinio nos li­
bremos de todas las adversida­
celencia la castidad, para que su
des. Por nuestro Señor.
alma, entregada enteramente a
Conmemoración del Oficio precedente:
Jesucristo, sea pura y libre de to­
da mancha de la carne. Pero, co­ Ant.— Oh Doctor excelso,, luz
mo prudente dispensador, debe­ de la santa Iglesia, bienaventu­
rá cuidarse de los pobres, alimeti- rado Isidoro, amante de la ley di­
tar a los hambrientos, vestirv a vina, ruega por nosotros al Hijo
los desnudos, recibir a los pere­ de Dios. .
grinos, rescatar' a los cautivos, y . El Señor condujo al jus­
proteger a las viudas y a los huér­ to por caminos rectos. Y le
fanos, mostrar en todo una vigi­ mostró el reino de Dios.
lante solicitud, una prudencia lle­
na de discreción en las distribu­ Oración
ciones de cada día. Ejercerá por
modo excelente la hospitalidad, Dios que disteis a vuestro
recibiendo a toda suerte de per­ pueblo por ministro de la
sonas con bondad y caridad; por­ salvación eterna al bienaventura­
que si todos los fieles desean oír do Isidoro; os suplicamos nos
estas palabras del Evangelio: concedáis que merezcamos tener
“ Era peregrino, y me hospedas­ por interceso* en los cielos al
teis”, ¿cuánto más el obispo, cu­ que hemos tenido por maestro de
ya morada debe ser un refugio la vida en la tierra.
Después, en Cuaresm a, Conmemora­
abierto a todos? . ción de la F eria. '
Te Deum, pág. 10. ' • En el I N octurno, si las Lecciones
L a s V ísp era s del O ficio siguiente des­ se han de tomar del Común, se djeen
de la C apjtula con Conm emoración del las del prim er lu gar, Bienaventuradi»
precedente. el var$n, pág. 806.
II NOCTURNO vantaba cada día muy de mañana
y celebraba Misa cantada; cada
Lección IV
día predicó al pueblo; siempre
íc e n te ,nacido de una fa­ observó inviolablemente el ayuno,
milia honesta en Valen­ a no ser que la enfermedad se lo
cia, desde su infancia tu impidiera; a nadie negó sus bue­
vo la madurez de un anciano. nos y santos consejos; jamás co­
Después de haber considerado, mió carne ni vistió prenda alguna
según la capacidac de su ingenio, de lino; dirimió las contiendas de
la fragilidad de las cosas m un­ h s pueblos; apaciguó a los que
danas, tomó el hábito religio­ estaban en pugna, y como ’uri
so en la Orden de Predicadores, cruel cisma rasgaba la inconsútil
a los dieciocho años de su edad. túnica de la Iglesia, trabajó mu­
Emitida la profesión religiosa, se cho para unirla y para que per­
dedicó con diligencia al estudio severarán en la unidad. Resplan­
de las sagradas letras, consiguien­ deció con todas las virtudes, y
do muy honoríficamente el título dando ejemplo de simplicidad y
de Doctor. Con el permiso de sus de humildad, recibió y abrazó, a
superiores, empezó con. tanta efi­ sus calumniadores y perseguido;
cacia a predicar la palabra de res.
Dios, a confundir la perfidia de
los judíos y a refutar los errores < : Lección VI -
de los sarracenos, que ganó para
la fe de Cristo a una multituJ confirpiaqión de su vida t:y
n
innumerable de infieles, y convir­ E. de su predicación, la virtud
tió a muchos miles de cristianos divina obró, por su mediación*
de la mala vida a la penitencia, muchas maravillas y milagros.
de los vicios a la virtud. Cierta­Muchas veces, en efecto, alcanzó
mente, Vicente fué elegido por la salud a los enfermos imponién;
Dios para predicar las doctrinas doles las manos; arrojó los espír
de salvación a todos los pueblos, ritus inmundos de los cuerpos,
tribuí y lenguas; mostrándoles restituyó el oído a los sordos, .1^
que se acercaba el último día del palabra a los mudos, la v is ta .a
terrible juicio, conmovía de tal los ciegos; curó leprosos y. resu­
suerte ías almas de los oyentes, citó muertos. F inalm en te,, ago­
que justamente atemorizados se biado por la edad y la enfenpej
apartaban de los afectos terre­ dad, este infatigable pregonerq
nos,' y se movían al amor de del Evangelio, después de haber
Dios. recorrido muchos países de E u ­
ropa con gran fruto de las a l­
. Lección V mas, terminó felizmente el curso
de su vida en Vanne, en Breta­
M ientras ejercitaba estos mi­ ña, en el año de graciá ,mil cua­
nisterios apostólicos, se le­ trocientos diecinueve. Í!;-Fué ins­
crito en el catálogo de los San­ II NOCTURNO

tos por el papa Calixto III.


Lección IY
En I I I N octurno, se lee la H o­
el
milía sobre el E van gelio: Ceñid vues­ L papa León I, etrusco,
tras cinturas, del Común de un Confe­
sor no Pontifice, en el primer lugar, gobernó la Iglesia, cuan­
pág. 808. do el rey de los hunos
En Cuaresm a, la Lección I X se di­
rá de la H om ilía de la F eria, de la Atila, por sobrenombre el Azote
cual se hace también Conmemoración de Dios, invadiendo a Italia
en Laudes y en las I I V ísperas.
devastó e incendió la ciudad de
Aquileya, a la que conquistó des­
pués de haberla tenido cercada
D ía 11 de Abril
por espacio de tres años. Desde
allá, ardiendo en el deseo de
San León I saquear la ciudad de Roma, y
Papa, Confesor y Doctor de la cuando se preparaba a atravesar
Iglesia con sus tropas el Mincio en el
Doble sitio en que confluye con el Po,
Todo se toma del Común de un Con­
el papa san León le salió al en­
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que cuentro. Movido a compasión el
sigu e: . Pontífice por los males que ame­
Ant. del Magnif. — Oh D oc­ nazaban a Italia, con una elo­
tor excelso, luz de la santa Igle­ cuencia divina persuadió a Atila
sia, bienaventurado León, aman­ a que volviera atrás. Y habiéndo­
te de la ley divina, ruega por le preguntado lps suyos por qué
nosotros al H ijo de Dios. " contra su costumbre había obe­
,n i ¡- . ^ - ;
decido tan humildemente al ro­
7 Oración mano Pontífice, respondió que
él había obrado por temor a otro
Z'') s rog’amos atendáis, Señor, personaje, revestido con hábitos
a las preces que os presen­ sacerdotales, que había visto de
tamos en la solemnidad del bien­ pie al lado del Papa mientras
aventurado Confesor y Pontífice éste hablaba, amenazándole de
León, y ya que él mereció ser­ muerte con una espada desen­
viros fielmente, por la interce­ vainada si no obedecía a León.
sión de sus méritos libradnos de Por lo cual Atila regresó a Pan­
t o d o s nuestros pecados. P o r nonia.
nuestro Señor.
E n Cuaresm a, Conm em oración de la
F eria. Lección Y
y . El Señor le amó y le hon­ J^EÓn fué objeto de un gran re­
ró. . Y le vistió con vestiduras cibimiento que le tributó to­
de gloria. do el pueblo con singular ale­
En el I N octurno se rezan las L ec­ gría. Poco después logró, gracias
ciones Pedro .A p ó sto l, de la pág. 666,
con los ‘ Responsorios de la pág. 792. al prestigio de su elocuencia v
santidad, persuadir a Genserico, edad de cuarenta años. Realiza­
que había invadido la ciudad, pa­ das estas y otras cosas ilustres,
ra que impidiera los incendios, después de haber escrito mucho,
ignominias y matanzas. Después santa y elocuentemente, el once
viendo el santo Pontífice la de abril se durmió en el Señor.
Iglesia atacada por muchos he­ Su pontificado duró veintiún
rejes, principalmente por los años, un mes y trece días.
nestorianos y eutiqurnos, co.i
el fin de purificarla y confirmarla III NOCTURNO
en la fe católica, convocó un L e c c ió n del san to E v a n g e l io
concilio en Calcedonia, en el seg ú n san M ateo
cual seiscientos treinta obispos
condenaron a Eutiques y a Diós- Lección Vil Cap. 16, 13-19
coro, y nuevamente a Nestorio.
León confirmó estos decretos aquel tiempo: Vino Jesús al
con la plenitud de su autoridad. territorio de Cesárea de Fi-
lipo, y preguntó a sus discípulos:
¿Quién dicen los hombres que es
Lección VI
el H ijo del hombre? Y lo que si­
pL santu Pontífice se dedicó gue.
después a reparar y edificar
diferentes iglesias. Y por su con­ H o m il ía de san L eón, P apa

sejo, Demetria, m ujer piadosa, Serm ón 2 en el aniversario de su en ­


tronización antes del medio .
construyó la iglesia de San Este­
ban en una propiedad suya de la ya sabemos por la
vía Latina, a tres millas de R o ­ í j g g j lectura del Evangelio, in­
ma. El mismo Pontífice edificó terrogó e l , Señor a sus
otra iglesia, en la vía Apia, bajo discípulos preguntándoles c u á l
Ja denominación de San Cornelio. era, entre las diversas opiniones
Además restauró otras muchas de los hombres, su opinión acerca
iglesias y las proveyó de vasos de él; a lo que contestó el bien­
sagrados. Hizo construir bóvedas aventurado apóstol Pedro: “ T ú
en las tres basílicas de San Pedro, eres el Cristo, el H ijo de Dios
San Pablo y Constantiniana; y vivo” . El Señor dijo entonces:
junto a la de San, Pedro edificó “ Bienaventurado eres, Simón, hi-
un monasterio; puso guardianes ^o de Juan, porque no te lo rer
en los sepulcros de los Apóstoles, veló carne ni sangre, sino mi Pa­
dándoseles el nombre de cubicu­ dre, que está en los cielos. Y yo
larios. Ordenó que en el canon de te digo que tú eres Pedro, y so­
la Misa se dijera: “ Santo sacrifi­ bre esta piedra edificaré mi Igle­
cio, inmaculada H ostia” . Dispuso sia, y las puertas del infierno no
que las religiosas no recibiesen el prevalecerán contra ella. Y a ti
velo bendecido sino después de daré las llaves del reino de los
probada su virginidad hasta h cielos. Y todo lo que ligares sobre
la tierra, ligado será en los cielos, L ección IX
y todo lo que desatares sobre la D o r consiguiente, cuando diri­
tierra, será también desatado en gimos nuestras exhortaciones
los cielos” . Permanece, pues, lo a vuestra santa asamblea, creed
que la Verdad estableció, y el
que os habla aquel mismo cuyo
bienaventurado Pedro, guardando puesto ocupamos. Animados del
la solidez de piedra que recibió, afecto que os profesa, os dirigi­
no cesa de empuñar el timón de mos nuestras advertencias, y na­
la Iglesia que se le confíó. da os predicamos que no haya en­
señado él, conjurándoos a que ci­
Lección VIII , , ñáis espiritudmente vuestras cin­
turas y a que llevéis una vida
pN la Iglesia universal, repite
casta y sobria en el temor de
Pedro cada día: “ T ú eres el Dios. Vosotros sois, como decía
Cristo, el H ijo de Dios vivo ” , y el Apóstol, “ mi gozo y mi coro­
toda lengua que confiese al Se­ na” , si vuestra fe que, desde el
ñor es aleccionada por el magiste­ origen del Evangelio, ha sido ce­
rio de esta voz. Esta fe triunfa lebrada en todo el mundo, per­
del demonio y rompe los lasos severa en teda santidad y dilec­
de los que él ha cautivado. E s­ ción. Toda la Iglesia, difundida
ta fe, después de arrancarlos del por el universo entero, debe in­
mundo, los introduce en el cielo, dudablemente florecer en todas
y las puertas del infierno no pue­ las virtudes, pero conviene que.
den prevalecer contra ella. D e tal entre todos los pueblos, os dis­
firmeza le dotó Dios, que la per­ tingáis por ei mérito de una pie­
versidad de la herejía jamás pu­ dad más excelente, ya que, colo­
do corromperla, ni vencerla la cados en la cumbre de la religión
perfidia del paganismo. Así, pues, cristiana y sobre la piedra misma
amadísimos míos, dominados por del apostolado, habéis sido, como
estos sentimientos, mediante un todos los hombres, rescatados por
culto racional, celebremos la fies­ Jesucristo nuestro Señor, y, con
ta de hoy, de tal suerte que en preferencia a todos los hombres,
mi humilde persona consideréis instruidos por el bienaventurado
y,-honréis a aquel en el cual se apóstol Pedro. ,
perpetúa la solidez de todos los 7V Deum , pág. 10.
pastores, y que conserya siempre
la guarda de las ovejas a él con­ D ía 13 de Abril
fiadas; aquel cuya dignidad no
disminuye ni declina, ni s it i e r a San Hermenegildo
cuando es representado indigna­ Mártir
mente. Sérnidoble
En Cuaresm a, la Lección I X de la Todo se toma del Común de nn M ár­
H om ilía de la F eria . Conm emoración tir fu era del Tiem po Pascual, pág. 755,
de la m isma en Landes. o en Tiem po Pascual, pág. 780, menos
. F u e ra de Cuaresma: ■ • io que sigue:
I VISPERAS Escritura ocurrente, 9e dirán la* le'
Común de varios Mártires: Hermanos
págr- 770. con los B B . de! Común dé
Himno un M ártir según el Tiempo litúrgico.

Hermenegildo, gloria del II NOCTURNO


trono de la poderosa Iberia,
honor de los Mártires, a quien el D el l ib r o de los D iá lo g o s d el

amor de Cristo colocó entre las P apa san G r e g o r io

Libro 3, cap. 31
celestiales milicias.
¡Cómo permaneces firme en la Lección IV
paciencia y en la fidelidad que
has prometido a Dios! T ú le pre­ lrey Hermenegildo, hijo
fieres a todo, y con suma pru­ de Leovigildo, rey de los
dencia sabes huir de los placeres visigodos, se convirtió de
peligrosos. la herejía arriana a la fe cató­
¡Con qué esfuerzo reprimes lica por la predicación del vene­
las pasiones que dan pábulo a rable obispo de Sevilla, Leandro,
las tentaciones viciosas! Con pa­ con el cual me une una antigua
so seguro marchas hacia la meta y estrecha amistad. Su padre, que
adonde conduce la vía de la v e r ­ había permanecido arriano, pro­
dad. curó que abrazara de nuevo la he­
Demos honor sempiterno al P a­ rejía, valiéndose, ya de premios,
dre, Señor de todo; celebren tam ­ ya de amenazas. Y como él res­
bién nuestras súplicas al H ijo, y pondiese con gran constancia que
con alabanzas supremas ensalce­ habiendo conocido la verdadera
mos al Espíritu divino. Amén. fe quería perseverar en ella, ai­
Este H im no se dice tam bién en las rado su padre, le desposeyó de
I I V ísperas, cuando se dicen enteras.
sus derechos a la corona, y le
despojó de todos sus bienes. Y
Oración
como ni así pudiese hacerle cam­
Q h Dios, que enseñasteis al biar de propósito, le encerró en
bienaventurado M ártir H er­ una estrecha prisión y le sujetó
menegildo a preferir el reino ce­ con una cadena el cuello y las
lestial al terreno: os suplicamos manos. Entonces empezó el jo­
nos concedáis, que por su ejemplo ven rey Hermenegildo a despre­
despreciemos lo perecedero y pro­ ciar el reino terreno, y a desear
curemos lo eterno. Por nuestro con vehemente anhelo el celes­
Señor. tial. Postrado en el suelo, y ator­
En Cuaresm a, Conm em oración de la mentado por un cilicio, pedía al
Feria.
D ios omnipotente que le confor­
tara, y despreciaba la gloria mun­
MAITINES
dana con tanta m ayor grandeza
E l Him no de V ísperas. de alma, cuanto en la cárcel ha­
E n el I N octurno, en C uaresm a, y
también en el Tiem po P ascu al si las bía conocido la nada de todo
Lecciones no se han de decir de la aquello de que le habían privado.
mente por todos los fieles como
el de un M ártir. M as el padre
la festividad pascual,
le g a d a
L su pérfido padre le envió en
pérfido y parricida, movido a
penitencia, se arrepintió del cri­
medio del silencio de la noche a
men contra su hijo, pero no se
un obispo arriano, para que de arrepintió hasta el punto de me­
su mano recibiera la comunión recer el perdón. Pues conoció que
consagrada sacrilegam ente, y así la fe católica era la verdadera,
volviera a la gracia de su padre. pero le detuvo el temor que le
Mas Hermenegildo, entregado ya a inspiraba su pueblo y no se con­
Dios, apenas se le acercó el obis­ virtió. Acom etido por una graví­
po arriano, le reprendió como de­ sima enfermedad, que le condujo
bía, rechazando con valor su per­ a la muerte, recomendó al obispo
fidia, pues si bien estaba preso Leandro, a quien antes había con­
exteriormente, con todo permane­ tristado en gran manera, su hijo
cía seguro y conservaba toda la Recaredo, q u e dejaba en el
elevación de su alma. Después arrianismo, a fin de que con sus
que el obispo hubo vuelto al la­ exhortaciones repitiera con él lo
do de Leovigildo, enfurecido es­ que había hecho con su hermano.
te príncipe arriano, envió unos Y hecha esta recomendación, ex­
soldados a dar muerte al valero­
piró. Después de la muerte de
sísimo confesor de Cristo en su Leovigildo, el rey Recaredo, si­
prisión; lo cual así fué ejecutado. guiendo el ejemplo, no de su pér­
En efecto, entrando allí los sol­ fido padre, sino de su hermano
dados, le partieron la cabeza de M ártir, se convirtió de la herejía
un hachazo; pero al quitarle la arriana, condujo a la verdadera
vida del cuerpo consiguieron qui­ fe a toda la nación de los visi­
tarle sólo lo que la heroica vícti- godos, y no quiso recibir bajo sus
tima había despreciado. M as a estandartes, en todo su reino, a
fin de dem ostrar la verdadera glo­
nadie que no temiera constituirse
ria de que gozaba, no faltaron en enemigo de Dios al permane
prodigios y milagros sobrenatu­ cer en la herejía. N o es de admi­
rales, ya que en el mismo silencio rar se convirtiera en predicador
de la noche empezaron a oírse de la verdadera fe el hermano de
cantos junto al cuerpo de aquel un M ártir; los méritos de éste
rey mártir, tanto más verdade­ debían ayudarle a conducir gran
ro Rey cuanto verdadero M ártir. número de almas al seno de la
Iglesia del D ios omnipotente.
Lección VI
E n el T i l N octurno, aun en Tiem po
^ lgunos tam bién afirman que P a scu a l, se dice la H om ilía sobre el
E va n g e lio : S i alguno, del Común de
en la oscuridad de la noche un M á rtir fu era del Tiem po P ascu al,
aparecían allí lámparas encendi­ página 760, con sus Responsorios se­
das. Por lo cual su cuerpo co­ gún el Tiem po.
E n Cu aresm a, la L ección I X , de la
menzó a ser venerado m erecida­ H om ilía de la F e ria
LAUDES ciencia de Jesucristo por medio
de la ignominia de la cruz: con­
Himno cedednos por su intercesión, que
D or ningún halago puede se­ libres de todo error, consigamos
ducirte tu padre; no te dejas la firmeza de la fe. Por el mismo
vencer ni por las perspectivas de Señor nuestro.
una vida regalada y ociosa, ni por Conmemoración del Oficio precedente.
Fuera del Tiem po P ascu al:
el brillo de las perlas, ni por la
ambición del trono. A t.— El que quiera venir en
No te atemoriza la espada ame­ pos de mí, niéguese a sí mismo,
nazadora, ni el furor de los ver­ y tome su cruz, y sígame.
dugos prontos a quitarte la vida, y . El justo florecerá como
ya que prefieres a lo caduco, los la palma. Se elevará como
eternos goces del cielo. el cedro del Líbano.
Ahora, pues, desde tu elevado En Tiem po P ascu al, en lu ga r de la
tronó, protégenos clemente; y anterior A n tífo n a, se dice: Santos y
justos, con el V ersicu lo : Preciosa, pá­
mientras cantamos la palma que gina 787. .
obtuviste con tu martirio, acoge
benignamente nuestras preces. Oración
Eterno honor sea al Padre, Se­
ñor de todas las cosas; nuestras Q h Dios, que enseñasteis al
preces honren también al H ijo; y bienaventurado M ártir Her­
con alabanzas, excelsas ensalcen menegildo a preferir el reino ce­
ál; Espíritu divino. Amén. lestial al terreno: os suplicamos
Eñ Cuaresm a, Conm emoración de la nos concedáis, que por su ejem ­
Feria. ; , r
L a s V ísperas del O ficio siguiente, plo despreciemos lo perecedero y
con Conmemoración del precedente, en procuremos lo eterno.
Cuaresma de la F eria , y de los santos
Tiburcio, V aleriano y M áxim o, M rs. Después en pCuaresm a, Conm emora­
ción de la F eria.
Por últim o, Conm em oración de los
Santos M ártires T ibu rcio , V alerian o y
D ía 14 de Abril M áxim o.
F u era del Tiem po P a scu al:

San Justino A n t.— El reino.de los cielos es


Mártir de aquellos que despreciaron la
Doble
vida del mundo, y consiguieron
Todo se toma del Común de un los premios del Mreino, y lavaron
M ártir fuera del Tiem po P ascu al, pá­
gina 755, o en Tiem po P a scu al, pági­
sus túnicas en la sangre del Cor­
na 780, menos lo que sigu e: dero.
y . Alegraos y regocijaos,
Oración justos en el Señor. I£. Y glo­
Q h Dios, que enseñasteis ad­ riaos todos los de corazón recto.
mirablemente al bienaventu­ E n Tiem po Pascu al, la A n tífo n a :
Una lu z perpetua, con el V e rsícu lo '
rado Mártir Justino la eminente Sanios y ju stos, pág. 78 1. . ¡' ;-j
Apologías de la fe cristiana, las
cuales como las presentara ante
Q s rogamos nos concedáis, om­
el senado a los emperadores An­
nipotente Dios, que cuantos
tonino Pío y sus hijos, y también
celebramos las solemnidades de
a Marco Antonino Vero y Lucio
vuestros santos Mártires Tibur-
Cómodo, que perseguían crudelí-
cio, Valeriano y Máximo, tam­
simamente a los seguidores de
bién imitemos sus virtudes. Por
Cristo, obtuvo, después de haber
nuestro Señor.
defendido valerosamente la fe,
II NOCTURNO
que por público edicto se mitigara
la persecución contra los cristia­
Lección IV nos. Pero Justino no fué perdo­
nado. Acusado por el filósofo cí­
u s t i n o , hijo de Prisco, de nico Crescente, cuya vida y cos­
nacionalidad griega, naci- tumbres había reprendido, fué
I do en Flavia Neópolis de
detenido por los soldados. Con
Palestina, pasó su juventud en ducido a Rústico, prefecto de R e­
los estudios literarios. Cuando lle­ ma, habiéndole éste preguntado
gó a la edad varonil, de tal modo cuál era la ley cristiana, hizo esta
se enamoró de la filosofía, que hermosa confesión delante de mu­
para conocer la verdad se afilió a chos testigos: “ La doctrina ver­
todas las sectas de los filósofos, dadera que nosotros los cristianos
y estudió sus doctrinas. Y como observamos piadosamente es es­
en ellas no hallara sino errores y ta: creemos en un solo Dios que
una falsa sabiduría, después de hizo y creó todo lo que vemos y
haber sido enseñado con ilustra-, lo que no puede verse con los
ción sobrenatural por medio de ojos del cuerpo; también confe­
un anciano desconocido y de as­ samos a nuestro Señor Jesucris­
pecto venerable, abrazó la verda­ to por Hijo de Dios, que había
dera filosofía de la fe cristiana. sido ya anunciado en otros tiem­
Desde entonces, teniendo de día pos por los profetas, el cual ha
y de noche en sus manos los li­ de venir como juez del linaje hu­
bros de la Sagrada Escritura, de mano” .
tal suerte con su meditación se
inflamó su alma en el fuego di­
Lección VI
vino, que se aplicó con todo su
poder a adquirir la eminente cien­ f^OMO Justino en su primera
cia de Jesucristo, escribiendo mu: Apología había dicho clara­
chos volúmenes para exponer y mente que los cristianos se jun-*
propagar la fe cristiana. taban para celebrar los sagrados
misterios, y cuáles eran los mis­
Lección V terios que celebraban, a fin de
pN TRE las más excelentes obras rechazar las calumnias de los he­
- de Justino sobresalen las dos rejes, el presidente le preguntó
en qué lugar se juntaban él y los H o m il ía de san J uan C r is ó s t o m o

demás fieles en aquella ciudad. Homilía sobre el cap. 10 de san Ma


Mas Justino guardó silencio so­ teo, v. 26 y siguientes
bre los lugares de la reunión, pa­
ra no entregar las cosas santas a o hay cosa tan encubie
los perros y traicionar a sus her­ que no haya de descubrir­
manos, y tan sólo le indicó su se, ni cosa escondida que
domicilio, donde acostumbraba no haya de saberse” . Con esto, les
instruir a los discípulos, y que es­ dijo Jesús: Debe bastaros para
taba cerca del célebre título del vuestro consuelo que yo, Señor y
Pastor, en el palacio de Pudente. Maestro vuestro, haya soportado
Por fin el prefecto le dió a es­ las mismas injurias que vosotros.
coger entre sacrificar a los dioses Si os repugna oírlas, pensad que,
o ser azotado en todo el cuerpo. por otra parte, no tardaréis mu­
El invicto defensor de la fe res­ cho tiempo en veros libres de
pondió que él siempre había de­ esas sospechas calumniosas. ¿Por
seado sufrir tormentos por nues­ qué os mostráis afligidos? ¿P o r­
tro Señor Jesucristo, de quien que os veis tratados de seducto­
esperaba una gran recompensa en res e impostores? Esperad un po­
el cielo; y el prefecto le condenó co. y todas las bocas os llamarán
a muerte. Así pues, este admira­ salvadores y bienhechores del
ble filósofo, sin dejar de alabar universo. El tiempo proyectará
a Dios, después de ser azotado, su luz sobre esos puntos oscuros,
derramó su sangre por Jesucristo, confundirá las calumnias y mos­
y fué coronado con un glorioso trará vuestra virtud en todo su
martirio. Los fieles se apoderaron esplendor. Porque, cuando la e x ­
ocultamente de su cuerpo y lo periencia haya mostrado que sois
sepultaron en un lugar decoroso. los salvadores, los bienhechores
El Sumo Pontífice León X I I I verdaderos del género humano,
mandó que se celebrara el Oficio que habéis practicado todas las
y la Misa de su Fiesta en toda virtudes, los hombres, olvidando
la Iglesia. las maledicencias de vuestros enf-
III NOCTURNO migos, sólo prestarán atención a
la verdad de las cosas; y mien­
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
tras ellos aparecerán como chis­
según san L ucas
mosos, embusteros, calumniado­
Lección VII Cap. 12, 2-8 res, resplandeceréis vosotros con
más viveza que el so l; así, el
p N aquel tiempo: D ijo Jesús a tiempo os dará a conocer, pro­
sus discípulos: No hay cosa clamará vuestros méritos, y con
tan encubierta que no haya de voz más resonante que la de la
descubrirse, ni cosa tan escon­ trompeta, congregará a todos los
dida que no haya de saberse. Y hombres para que den testimonio
lo que sigue. . de vuestra virtud. No os dejéis,

't
pues, abatir por lo que ahora oi­ la luz” , sin recurrir a ningún sub­
gáis, y reanime a vuestra alma terfugio, con la más completa
la esperanza de los bienes que os libertad.
están reservados, porque es im­ En Cuaresma, la Lección IX , de la
posible tener oculto lo que a vos­ Homilía de la F íria. Fuera de la Cua­
otros se refiere. resma, se dice la siguiente:

D e los san tos T ib u r c io , V ale­


Lección VIII
r ia n o y M á x im o , M á r t ir e s

R espues de libertar a sus dis- Lección IX


pulos de toda ansiedad, de
todo temor, de toda solicitud, v romano, nacido de
^ a le r ia n o ,

aun de haberlos hecho superiores noble linaje, a instancia de


a todos los ultrajes, aprovechó el Cecilia, de linaje noble como el
Salvador esta ocasión para ha­ suyo, con la cual estaba desposa­
blarles de la libertad que debían do, fué bautizado junto con su
usar en sus predicaciones. “ Por hermano Tiburcio por el papa san
que las cosas que dijisteis en las Urbano, en tiempo de Alejandro
tinieblas — les dijo, — a la luz Severo. Luego que Almaquio,
serán dichas, y lo que hablasteis prefecto de Roma, supo que eran
al oído en los aposentos, será pre­ cristianos, que habían distribuido
gonado sobre los tejados” . Cier­ su patrimonio entre los pobres, y
to que no había tinieblas cuando que sepultaban los cuerpos de los
él les hablaba, ni nada les decía cristianos, les llamó y reprendió
al oído, sino que Jesús se expresa ásperamente. Pero viendo que
así por hipérbole. Por cuanto les confesaban valerosamente la d iv i­
hablaba a ellos solos y en un pe­ nidad de Cristo, y que en alta
queño rincón de Palestina, em­ voz decían que los dioses no
plea esta figura: “ Las cosas que eran sino unos simulacros del
dijisteis en las tinieblas” , compa­ demonio, mandó que fueren
rando esta manera de instruirlos azotados. Mas c o m o ni con
a la intrepidez de lenguaje que este tormento pudiese persua­
más tarde habían de usar No dirles a adorar la estatua de
prediquéis únicamente a una, dos Júpiter, sino que, al contrario,
o tres ciudades — les dice; permanecían constantes en la fe,
— predicad en todo el universo, mandó decapitarlos a cuatro mi­
recorred los mares y la tierra, las llas de la ciudad. Admirado M á­
regiones habitadas y las que no ximo, camarero del prefecto, que
lo son; decid todas esas cosas a los había conducido al suplicio,
los tiranos y a las multitudes, a de su virtud, se declaró cristia­
los filósofos y a los oradores, con no juntamente con otros muchos
gran seguridad. Tal es la signifi­ servidores del prefecto, los cua­
cación de estas palabras; “ Predi­ les, al ser azotados poco después
cad sobre los tejados* decidlas a con varas revestidas de plomo, de
servidores del diablo pasaron to ­ matar, por grandes que sean sus
dos a ser Mártires de Cristo. esfuerzos no lograrán matar la
S i no h a y q u e le e r la L e c c i ó n I X mejor parte de vosotros mismos.
d e n in p ú n O f ic io c o n m e m o r a d o , se d ir á Por eso el Salvador no se expre­
¡a s ig u ie n t e
sa así: No matarán el alma; sino
de esta otra manera: “ No pueden
Lección IX matar el alma” . Aun cuando lo
J^ esp u és de haber elevado así quisieran, no lo lograrían. Si,
sus sentimientos, insiste el pues, os espantan los suplicios,
Salvador sobre las pruebas que temed este suplicio mucho más
los esperan, y les inspira tal va­ espantoso. Y a lo veis: en vez de
lor, que pone sus almas por enci­ prometerles que los librará de la
ma de todos los inales. “ No os 'muerte, permite que la sufran,
espantéis — les dice — de aque­ pero colmándolos de bienes más
llos que matan el cuerpo, y no considerables que si los libertara
pueden matar el alm a” . ¿Veis có­ de ella. Ciertamente, es más
mo los hace superiores a todos grande inspirar el desprecio de la
los males, a las solicitaciones, a muerte, que libertar de ella.
las calumnias, a los peligros, 3 Te Deum , p á g . 10 .
En Laud es, C o n m e m o r a c ió n de la
los lazos, en fin, a la más terrible
F e r ia , en C u a re sm a . D e sp u é s, C o n m e ­
de las cosas, a la muerte misma? m o r a c ió n d e lo s s a n t o s M á r t i r e s T i -
Mas no solamente les inspira el b u r c io , V a l e r i a n o y M á x im o .
F u e r a d e l T ie m p o P a s c u a l :
desprecio de una muerte ordina­
ria, sino también de una muerte ‘ A n t.— Todos vuestros cabellos
violenta. No les dice: Seréis con­ han sido contados; no. temáis:
denados a muerte: sino que e x ­ vosotros valéis más que un gran
presándose con la dignidad que número de pájaros.
le convenía, les dice: “ No temáis y . Los Santos se regocija­
a los que matan el cuerpo y no rán en la gloria. IjJ. Se alegra­
ptfeden matar el alma, sino te­ rán en sus moradas.
med más bien al que puede pre­ E n tie m p o P a s c u a l :

cipitar el cuerpo y el alma en A n t.— Una luz perpetua ilum i­


la gehenna” . Come lo hace siem­ nará, Señor, a vuestros Santos,
pre, encamina su discurso hacia y vivirán por toda la eternidad,
un fin enteramente opuesto. ¿T e­ aleluya.
méis la muerte — parece decir- y . Santos y justos alegraos
Ies, — y es acaso esta razón en el Señor, aleluya. . Dios
la que os hace vacilar ante el os ha escogido por heredad suya,
ministerio de la predicación? He aleluya. . ,,
ahí precisamente por qué debéis
abrazarlo: porque la muerte os Oración
espanta; este ministerio os pre­ Q s rogamos 'nos concedáis, om ­
servará de la muerte verdadera. nipotente Dios, que cuantos
Aunque los hombres os hayan de-' celebramos las- solemnidades de
vuestros santos Mártires Tibur- tificado de ocho años, ocho me­
cio, Valeriano y Máximo, tam­ ses y veinticuatro días. Recibió
bién imitemos sus virtudes. Por la corona del martirio por la fe
nuestro Señor. de Cristo, y fué sepultado en la
E n la s II Vísperas, e n C u aresm a, vía Apia, en el cementerio que
C o n m e m o r a c ió n d e la F e r i a . más tarde se denominó de Calix­
to, el día diecisiete de Abril.
D ía 17 de Abril

San Aniceto D ía 21 de Abril


Papa y Mártir
■ S im p le
San Anselmo
Obispo, Confesor y Doctor
Ant. del Magnif. — Una luz Doble
perpetua iluminará, Señor, a
T o d o s e to m a d e l C o m ú n d e u n C o n ­
vuestros Santos, y vivirán por fe so r P o n tífic e , pág. 790, m enos lo
toda la eternidad, aleluya. q u e s ig u e :
y . Santos y justos alegraos . Ant. del Magnif. — Oh D o c­
en el señor, aleluya. 1$. Dios tor excelso, luz de la santa Igle­
os ha escogido por heredad suya, sia, bienaventurado Anselmo,
aleluya. amante de la ley divina, ruega
por nosotros al H ijo de Dios,
Oración aleluya.
Q h Dios, que nos alegráis con
la a n u a l solemnidad del Oración
bienaventurado Aniceto, vuestro Dios, que disteis a vuestro
M ártir y Pontífice: conceded­ pueblo por ministro de la
nos propicio, que también goce­ salvación al bienaventurado An­
mos de la protección de aquel cu­ selmo: os suplicamos nos conce­
yo nacimiento a la vida eterna dáis que merezcamos tener por
celebramos. Por nuestro Señor. intercesor en los cielos al que
hemos tenido por maestro de l i
Lección III vida en la tierra. Por nuestro Se­
A n i c e t o , natural de Siria, go­ ñor.
bernó la Iglesia en tiempo k || NOCTURNO
del emperador M arco Aurelio An­
tonino. Decretó que los clérigos Lección IV -
ño llevasen cabellera. Celebró ' '
cinco ordenaciones en el mes de n s e l m o , nacido en Aosta,

Diciembre, en las cuales consti­ en los confines de Italia,


tuyó diecisiete presbíteros, cua­ tuvo por padres a los no­
tro; diáconos y .nueve obispos pa­ bles y católicos Gundulfo y Er-
ra diversoslugares. Tuvo un pon­ memberga. Desde sus tiernos años.
I . Brev. 80 .. -
con su constante aplicación al es­ habían envidiado les hizo amigos
tudio y con el deseo de una vida de Dios y suyos con gran prove­
más perfecta, dió claros indicios cho de la observancia regular.
de su futura santidad y de su Muerto el abad, y elegido contra
admirable ciencia. Y aunque se su voluntad para sucederle, alcan­
dejó arrastrar durante algún zó tal reputación de sabiduría y
tiempo por el ardor de la juven­ santidad por todas partes, que no
tud hacia las vanidades del si­ sólo era venerado por los reyes y
glo, no obstante, en breve volvió obispos, sino que fué también
al buen camino, y dejando a distinguido con la amistad de
su patria y todo cuanto poseía, san Gregorio V II, el cual, siendo
se dirigió al monasterio de Bec, entonces víctima de grandes per­
de la Orden de San Benito. Allí, secuciones, envió a san Anselmo
después de hecho la profesión cartas llenas de afecto, en las
monástica, adelantó tanto con su cuales recomendaba su persona y
gran fervor, sus virtudes y su la Iglesia católica a sus oracio­
constante estudio, bajo la direc­ nes.
ción de Herluino, abad observan- Lección VI
tísimo, y de Lanfraneo, varón
doctísimo, el cual era considera­ M uerto Lanfranco, arzobispo
do por todos como un admirable de Cantorbery, su antiguo
modelo de santidad y de doctrina. preceptor, se vió obligado por las
solicitaciones -de Guillermo, rey
Lección V de Inglaterra, y las instancias del
clero y del pueblo, a pesar de-su
pUERON tan grandes su absti­ resistencia, a aceptar él gobierno
nencia y sobriedad, que por de aquella Iglesia. Se dedicó, des­
susr continuos ayunos parecía de el principio de su pontificado,
que casi no tenía necesidad de a reformar las corrompidas cos­
alimentarse. Después de haber tumbres del pueblo, en primer
empleado el tiempo del día en lugar con sus palabras y ejem ­
los ejercicios de la vida monás­ plos, y también con sus es­
tica, en enseñar y responder a las critos; hizo además celebrar va ­
diversas cuestiones que le propo­ rios concilios, y restableció en su
nían sobre la religión, lo que diócesis la antigua piedad y la
le restaba de la noche lo sustraía disciplina eclesiástica. Mas, como
del sueño, con el fin de recrear luego el mismo rey Guillermo in­
su alma con las divinas medita tentara usurpar los derechos df:
dones, en las cuales siempre ver­ la Iglesia por la fuerza y con
tía abundantes lágrimas. Elegido amenazas, Anselmo se opuso a
prior del monasterio, de tal suer­ ello con constancia verdadera­
te con su caridad, humildad y mente sacerdotal. Por este m oti­
prudencia supo ablandar a los que vo, después de haber sufrido la
le contrariaban, que a cuantos le pérdida de sus bienes y el des­
tierro, se dirigió a Roma para aventurados Mártires y Pontífi­
visitar a Urbano II. Este Papa ces, Sotero y Cayo, nos defien­
le recibió honoríficamente y le dan, y que nos recomiende su ve­
alabó en gran manera cuando en neranda oración. Por nuestro Se­
el concilio celebrado en Barí de­ ñor.
fendió con innumerables testimo­
nios de las Sagradas Escrituras y II NOCTURNO
de los santos Padres que el Espí­
ritu Santo procede del H ijo, con­ Lección IV
tra el error de los griegos. Muer­
o t e r o , nacido en Fondi de
to Guillermo, y llamado a Ingla­
la Campania, decretó que
terra por el rey Enrique, su her­
las vírgenes consagradas
mano, murió allí en la paz del
a Dios no tocaran los vasos sa­
Señor. N o sólo consiguió fama
grados ni las palias, y que no in­
por sus milagros y la santidad de
censaran en la iglesia. También
su vida (principalmente por su
ordenó que todos los fieles reci­
insigne devoción a la pasión del
bieran el cuerpo de Cristo en el
Señor y la bienaventurada Virgen
Jueves Santo, exceptuando aque­
M aría), sino también por su doc­
llos que tuviesen alguna culpa
trina, a la cual infundió un es­
grave. Su pontificado duró trec
píritu inspirado por el cielo, para
años, once meses y dieciocho
defender la religión cristiana, pa­
días. Sufrió el martirio en tiempa
ra provecho de las almas y u ti­
del emperador Aurelio, y fué se­
lidad de todos los teólogos que
pultado en el cementerio que des­
han expuesto la sagrada doctrina
pués llevó el nombre de San C a­
según el método escolástico.
lixto. Siguiendo la costumbre de
E n el I I I N o ctu rn o se le e la H o m i­
lía so b re el E v a n g e lio : V o s o t r o s s o i s sus antecesores, creó en el mes de
l a s a l d el C o m ú n de D o cto re s en el Diciembre dieciocho presbíte­
se g u n d o lu g a r , p ág. 803.
E n V ís p e r a s C o n m em o ració n del O fi­
ros, nueve diáconos y once obis­
cio s ig u ie n t e . pos para diversos lugares.

Lección V
D ía 22 de Abril
^*AYO, dálmata, de la familia
Santos Sotero y Cayo v del emperador Diocleciano,
Pontífices y M ártires decretó que en la Iglesia se as­
Sem id o ble cendiera al episcopado pasando
por los siguientes grados de or­
T o d o se tom a del C o m ú n d e v a rio s
M á r tir e s en T ie m p o P a s c u a l, p ág . 780, den y de honor: Ostiario, L ec­
m en os lo q u e s ig u e : tor, Exorcista, Acólito, Subdiá-
cono, Diácono y Presbítero. Este
Oración
Pontífice, huyendo de la crueldad
suplicamos, Señor, que las con que trataba Diodeciano a
solemnidades de los bien­ los cristianos, se ocultó por algún
T iem p o P a s c u a l, en el se g u n d o lu g a i
tiempo en una cueva; mas, des-; pág. 788. L a s V ís p e r a s son d el O ficio
pues de ocho años, consiguió la sig u ie n te d esd e la C a p itu la , con C o n ­
corona del martirio^ juntamente m em oración del p reced en te.
con su hermano Gabino, habiendo
ejercido el pontificado doce años,
Día 23 de Abril
cuatro meses y cincp días. En el
mes de Diciembre ctreó veinticin­
co presbíteros, ocho diáconos y
San Joree
cinco obispos. Fué sepultado en Mártir
el cementerio de San Calixto el Sem id o ble
día 22 de Mayo. Urbano V III hi­ T o d o se tom a del C o m ú n de un
zo revivir su memoria en Roma, M á r tir en T ie m p o P a s c u a l, p ág. 780,
restaurando su iglesia arruinada m enos lo qu e s ig u e :
y honrándola con ün título, con
Oración
una estación y con reliquias del
rr'smo Santo. Q h Dios, que nos alegráis con
los merecimientos e interce­
S er m ó n d e s a n A m b r o s io , O b is p o sión del bienaventurado Jorge,
, S e rm ó n 2 2 vuestro M ártir: concedednos pro­
picio, que cuantos por él os pe­
Lección VI dimos vuestros beneficios, los
£ s muy digno y conveniente, consigamos como don de vues­
hermanos, que después de la tra gracia. Por nuestro Señor.
C o n m em o ració n d el O fic io p re ce d e n te :
alegría de Pascua, que hemos ce­
lebrado en la Iglesia, juntemos A nt.— Santos y justos, alegraos
nuestros goces con los de los en el Señor, aleluya; Dios os
santos Mártires y anunciemos la ha elegido para heredad suya,
gloria de la resurrección del Señor aleluya.
a los que fueron partícipes de y . Preciosa es en la presen­
su pasión. Pues si estuvieron aso­ cia del Señor, aleluya. La
ciados a sus oprobios deben tam­ muerte de sus Santos, aleluya.
bién estarlo a su triunfo. Y a
lo dice el bienaventurado Após­ Oración
tol: “ Así como sois sus compa­
Q s suplicamos, Señor, que las
ñeros en sus padecimientos, lo
solemnidades de los ■bien­
seréis en la resurrección. Si
aventurados Mártires y Pontífi­
sufrimos con él también reinare­
ces, Sotero y Cayo, nos defien­
mos con él^. De consiguiente,
dan, y que nos recomiende su v e ­
los que sufrieron males por C ris­
neranda oración. Por nuestro Se­
to, deben tener también gloria
ñor. .. t.
con Cristo. •
E n el I I N o c tu rn o , la s L e c c io n e s C o n
E n «1 I I I N o ctu rn o , se d ic e la H o m i q u é a l a b a n z a s , d el C o m ú n d é M á r tir e s
lia . sobre el E v a n g e lio : Y o s o y l a v e r ­ en T ie m p o P a s c u a l ( s e g u n d o . lu g a r ) /
d a d e r o v i d , del C o m ún de M á r tir e s en pág. 78 7. E n el I I I Ñ o c tu rn o son de
la H o m ilía sobre el E v a n g e lio Y o s o y vuestro Mártir: concedednos pro­
la verdadera v i d , del C o m ú n de M á r ­
tire s en T ie m p o P a s c u a l (p rim er lu ­ picio, que cuantos por él os pe­
g a r ) , p ág . 784. dimos vuestros beneficios, los
L a s V ís p e r a s son del O fic io s ig u ie n ­
te, con C o n m em o ració n d el p reced en te. consigamos como don de vues­
tra gracia. Por nuestro Señor.
II NOCTURNO
D ía 24 de Abril
Lección IV
San Fidel de Sigmaringa id e l,nacido en Sigmarin-
Mártir ga, de la Suabia, de la
D oble honrada Ifamilia de los
T o d o se tom a del C o m ú n de un
Reyos, desde sus primeros años
M á r t ir en T ie m p o P a s c u a l, pág. 780, brilló por sus singulares cualida­
m en os lo q u e s ig u e : des de naturaleza y gracia. Do­
tado, en efecto, de una excelente
Oración
índole, y formado en las buenas
Dios, que después de haber costumbres gracias a una excelen­
abrasado el espíritu del bien­ te educación, al propio tiempo
aventurado Fidel con ardores se­ que en Friburgo conseguía el doc­
ráficos para la propagación de la torado en filosofía y en ambos
verdadera fe, os dignasteis ador­ derechos, se esforzó con el ejerci­
narle con la palma del martirio y cio de las virtudes para llegar a
la gloria de los milagros: os su­ la perfección más elevada en la
plicamos que por sus méritos e escuela de Cristo. Escogido para
intercesión, de tal suerte nos con­ acompañar a algunos nobles que
firméis con vuestra gracia en la recorrían diversas regiones de
fe y en la caridad, que merezca­ Europa, no dejó de exhortarles,
mos ser hallados fieles hasta la tanto de palabra como con su
muerte en vuestro servicio. Por ejemplo, a la práctica de la pie­
nuestro Señor. dad cristiana. Además, durante
C o n m e m o ra c ió n del O fic io p reced en te: estos viajes procuró mortificar las
• A n t.— Santos y justos, alegraos inclinaciones carnales mediante
en el Señor, aleluya; Dios os continuas austeridades, y mostró
ha elegido para heredad suya, al dominio de sí mismo, que ja­
aleluya. más, en las diversas circunstan­
y . Preciosa es en la presen­ cias en que se halló, se le vió ex­
cia del Señor, aleluya. . La perimentar ningún movimiento de
muerte de sus Santos, aleluya. impaciencia. Distinguióse c o m o
valeroso defensor del derecho y
Oración de la justicia, y una vez vuelto
a Alemania, adquirió mucha ce­
O Dios, que nos alegráis con
h lebridad en el ejercicio de i i
los merecimientos e interce­ abogacía. Mas cuando hubo expe­
sión del bienaventurado Jorge, rimentado los peligros que acom-
•• . *
pañan a la vida forense, deter­ para con sus hijos. Habiendo so­
minó escoger un camino más se­ brevenido una cruel peste, se
guro para conseguir la vida etet- consagró asidua y generosamen­
na, e iluminado con vocación su­ te a los deberes de caridad para
perior, pidió muy pronto ser ad­ con los enfermos más graves.
mitido en la Orden seráñca de Consiguió de tal manera apaci­
los Capuchinos. guar las discordias y subvenir a
las necesidades del prójimo con
Lección V sus consejos y sus obras, que
mereció ser llamado padre de la
W a b ie v d oobtenido lo que soli­ patria.
citaba, mostró desde el co­
mienzo de su noviciado un gran
Lección VI
desprecio del mundo y de sí mis­
mo, y cuando hubo ofrecido al pR A muy devoto de la Virgen
Señor los votos de su profesión Madre de Dios y de su rosa­
solemne con espíritu gozoso, vino rio, y por su intercesión y la de
a ser un modelo aun más perfec­ ios otros Santos, suplicó al Señor
to y objeto de la admiración de la gracia de derramar la sangre
todos por su fidelidad en la ob­ y dar la vida por la fe católica. Y '
servancia de la Regla. Dado en como en la devota celebración de
gran manera a la oración y al es­ la Misa cotidiana sintiera infla­
tudio de las sagradas letras, se marse más y más este ardiente
distinguió también notablemente deseo, dispuso la admirable pro­
por una gracia singular en la pre­ videncia de Dios, que el esforza­
dicación de la palabra divina, por do atleta de Cristo fuese elegido
medio de la cual no sólo logró para presidir las misiones que la
que los católicos mejorasen su Congregación de la Propagación
vida, sino que condujo a los m is­ de la Fe había establecido en el
mos herejes al conocimiento de país de los grisones. Acogió este
la verdad. Constituido superior cargo tan arduo con ánimo tan
de varios conventos, ejerció el bien dispuesto y tan gozoso, y lo
cargo que le había sido confiado llevó a cabo con tanto fervor, que
con prudencia, justicia, manse­ habiendo convertido muchos he­
dumbre, discreción y gran hu rejes a la fe ortodoxa, hizo conce­
miljdad. Celador insigne de la bir no pocas esperanzas de recon­
más estricta pobreza, hizo quitar ciliar todos aquellos pueblos con
de los conventos lo que le pare­ la Iglesia de Cristo. Dotado dei
cía menos necesario. Con un sa­ don de profecía, predijo muchas
ludable odio contra sí mismo, cas­ veces las calamidades futuras del
tigaba su cuerpo con ayunos aus­ país de los grisones, así como la
teros, con vigilias y disciplinas, muerte que le habían de dar los
mientras mostraba a todos un herejes. Y , sabedor de los lazos
amor semejante al de la madre que le preparabán, después de
haberse dispuesto para el comba­ los mártires de la mencionada
te que le estaba reservado, en el Congregación con su propia san­
dia veinticuatro de Abril de mil gre. Desde aquel momento res­
seiscientos veintidós se dirigió a plandeció por sus muchos prodi­
la iglesia del lugar llamado Se- gios y milagros, principalmente
vicio. Allí unos herejes, que el en Coira y en Veldkrich, en don­
día antes habían simulado su con­ de sus reliquias son conservadas
versión y le habían invitado in­ con suma veneración de los fie­
sidiosamente para predicar, le in­ les
terrumpieron tumultuosamente, y En el I I I Nocturno, se lee la H o­
m ilía sobre el Evangelio Yo soy la
con golpes y heridas le dieron la verdadera vid, del Común de M ártires
muerte, que sufrió con un cora­ en Tiem po Pascual, primer lugar, pá­
gina 784. Las V ísperas son del Oficio
zón gozoso y magnánimo. De esta siguiente con Conmemoración del pre­
suerte consagró las primicias de cedente.
D ía 25 de Abril

San Marcos, Evangelista


Doble de I I clase

Todo se toma del Común de E v a n ­


verdadera fe, os dignasteis ador­
gelistas en Tiem po P ascu al, pág. 750,
menos lo que sigue: narle con la palma del martirio y
la gloria de los milagros: os su­
Oración
plicamos que por sus méritos e
(~ ) h Dios, que sublimasteis al intercesión, de tal suerte nos con­
bienaventurado M a r c o s , firméis con vuestra gracia en la
vuestro Evangelista, con la gra­ fe y en la caridad, que merezca­
cia de la predicación evangélica: mos ser hallados fieles hasta la
os suplicamos nos concedáis que muerte en vuestro servicio. Por
nos aprovechemos siempre de sus nuestro Señor.
E n el I N octurno se dicen las L e c­
enseñanzas, y seamos defendido.' ciones E n el año trigésim o, pág. 746,
con su oración. Por nuestro. con los B R . Bienaventurado el varón y
Conmemoración del O ficio precedente: siguientes, pág. 751.
Ant.— Santos y justos, alegraos II N OCTURN O
en el Señor, aleluya; Dios 03
D el l ib r o de san J e r ó n im o ,
ha elegido para heredad suya,
P r s b ít e r o , so bre los E sc r it o ­
aleluya.
res e c l e s iá s t ic o s
y . Preciosa es en la presen­
cia del Señor, aleluya. 1^. La Lección IV Cap. 8
muerte de sus Santos, aleluya.
discípulo e intér­
arco s,

Oración prete de Pedro, a ruegos


de sus hermanos de R e ­
Q h Dios, que después de haber ma escribió un breve Evangelio,
abrasado el espíritu del bien­ según lo había oído explicar al
aventurado Fidel con ardores se­ mismo Príncipe de los Apóstoles.
ráficos para la propagación de la Habiendo éste escuchado su lee-
tura, lo aprobó, y con su autori­ denota por el rostro sino el cono­
dad lo dió a leer a la Iglesia. cimiento, y qué por las alas sino
Luego, tomando el Evangelio que el vuelo? Y a la verdad, a cada
había escrito, dirigióse Marcos a uno le conocemos por el rostro;
Egipto, y fué el primero que y mediante las alas las aves se
anunció a Cristo en Alejandría, elevan a lo alto. Por esto el ros­
donde fundó una iglesia. Tal era tro se refiere a la fe, las alas son
su sabiduría y santidad de vida, propias de la contemplación. M e­
que movía a todos los cristianos diante la fe somos conocidos por
a seguir su ejemplo. Dios, como él mismo lo dice de
sus ovejas: “ Y o soy el buen pas­
Lección V tor, y conozco mis ovejas y las
mías me conocen” . También d i­
D o r último, Filón, el más eru­
ce: “ Y o conozco a los que he ele­
dito de los Judíos, viendo
gido” . Por la contemplación que
que la naciente iglesia de Ale­
nos eleva sobre nosotros mismos,
jandría se mantenía judaizante,
nos levantamos sobre los aires.
escribió un libro sobre la vida de En el I I I N octurno se lee la H om ilía
los cristianos de su ciudad, con el sobre el Evangelio E l Señor eligió, del
fin de ensalzar a su nación. Y así Común de Evangelistas fuera de T iem ­
po Pascual, pág. 748, con los Respon-
como san Lucas cuenta que en sodios del I I I N octurno en Tiem po P as­
Jerusalén los creyentes poseían cual, pág. 752.
II Todos los que no asistan a la Pro­
todos sus bienes en común, Filón cesión de Letanías, deben rezarlas priva­
vió practicar lo mismo en Alejan­ damente después de Laudes, con las P re­
ces y Oraciones, sin los Salmos P en i­
dría cuando san M arcos enseña­ tenciales, aunque esta Fiesta sea tras­
ba allí la fe, y lo consignó en su ladada a otro día.
historia. San Marcos murió en S i las Letanías mayores ocurriesen
en el dia de Pascua, se trasladan al
el año octavo de Nerón, y fué rr.artes siguiente.
sepultado en Alejandría, suce- En V ísperas, Conmemoración del O fi­
cio siguiente.
diéndole Aniano.

D e la E x p o s ic ió n de san G re­ Día 26 de Abril


g o r io , Papa, so br e el pro feta

r - E z e q u ie l Santos Cleto y Marcelino


H om ilía 3, libro I Pontífices y Mártires
-Lección VI Semidoble . '

Todo se toma del Común de varios


T -Íe ahí cómo el Profeta Eze­ ■M ártires en Tiem po Pascual, pág. 780,
quiel describe con misterio­ menos lo que sigue:
so lenguaje los cuatro animales
Oración
sagrados, que él, animado del es­
píritu profético, contempló en' lo p a v o r é z c a n o s , Señor, la precio­
pór venir. “ Cada uno tenía cua­ sa confesión de los bienaven­
tro caras y cuatro alas” . ¿Qué se turados Mártires y . Pontífices
Cleto y Marcelino, y nos defien­ fué la causa de que calumniosa­
da constantemente su piadosa in­ mente le imputaran haber ofre­
tercesión. Por nuestro Señor. cido incienso a los ídolos. M as
este bienaventurado Pontífice por
II NOCTURNO
haber confesado la fe. fué deca­
Lección IV pitado juntamente con otros tres
cristianos, Claudio, Cirino y. A n­
le t o , natural de Roma, hi­ tonino. Y como los cuerpos de
jo de Emiliano, de la re­ estos Santos, después de haber
gión quinta, del distrito sido arrojados a la vía pública,
de los patricios, gobernó la Igle­ permanecieran insepultos por o r­
sia en tiempo de los emperado­ den del emperador, avisado el
res Vespasiano y Tito. Confor­ bienaventurado Marcelo en sue­
mándose con el precepto del ños por san Pedro, les dió hono­
Principe de los Apóstoles, orde­ rífica sepultura, acompañado de
nó veinticinco presbíteros en la presbíteros y diáconos que lleva­
. ciudad de Roma. Fué el primero ban antorchas y entonaban him ­
que en sus cartas usó de aque­ nos, en el cementerio de Prisci-
llas palabras: “ Salud y bendición la, situado en la vía Salaria. G o ­
apostólica” . Después ce haber da­ bernó la Iglesia siete años, once
do a la Iglesia una excelente or­ meses y veintitrés días. Durante
ganización, y de haberla goberna­ su pontificado, celebró dos orde­
do por espacio de doce años, seis naciones en el mes de D iciem ­
meses y dos días, recibió la co­ bre, en las cuales creó tres pres­
rona del martirio, durante el go­ bíteros y cinco obispos destina­
bierno del emperador D.omiciano, dos a diversos lugares.
en la persecución segunda des­
pués de la de Nerón, y fué se­ S ermón de san A mbrosio, O bispo
Serm ón 22
pultado en el Vaticano cerca de
la tumba del bienaventurado Pe­ Lección VI
dro.
p S m uy digno y conveniente,
Lección V hermanos, que después de la
alegría de la Pascua que hemos
M a r c e l i n o , romano, gobernó la celebrado en la Iglesia, juntemos
Iglesia desde el año doscien­ nuestros goces con los de los
tos noventa y seis al trescientos santos M ártires, y que anun­
cuatro, durante la crucl persecu­ ciemos la gloria de la resurrec­
ción del emperador D iodecian?. ción d e l' Señor a los que fue­
Tuvo que sufrir muchas vejacio­ ron partícipes de su pasión. Pues
nes por parte de aquellos que in­ si estuvieron asociados a sus opro­
justamente le echaban en cara su bios, deben también estarlo a su
benignidad para con los que ha­ triunfo. Y a lo dice el bienaven­
bían caído en la idolatría. Y -esta turado Apóstol: “ Así como sois
sus compañeros en los padeci­ Pedro de virtud y de sabiduría,
mientos, lo seréis en la resurrec­ concedednos propicio, que con sus
ción. Si sufrimos, dice, también ejemplos y enseñanzas vuelvan al
reinaremos con él” . De consi­ camino de 1?. salvación los que
guiente, los que sufrieron males andan extraviados, y los fieles
por Cristo deben también tener perseveren en la Confesión de la
gloria con Cristo. verdad. Por nuestro Señor.
En el I I I N octurno, se lee la H om i­ Conmemoración de los Santos Cleto
lía sobre el E van gelio Yo soy la ver­ y M arcelino, Pontífices y M ártires:
dadera vid, del Común de varios M á r­
tires en Tiem po Pascual (segundo lu ­ Ant.— Santos y justos alegráos
ga r), pág. 784. en el Señor, aleluya; Dios os ha
E n todos los O ficios de nueve Leccio­
nes que ocurran en la F e ria I I de R o ­
escogido por heredad suya, ale­
gaciones, se dice la lección I X de la luya.
H om ilía de la F e ria , y de ella se hace y . Preciosa es en la presen­
Conm em oración solamente en Laudes,
antes de la Conm em oración de la Fiesta cia del Señor, aleluya. I£. La
sim ple ocurrente. L o propio se observa muerte de sus Santos, aleluya.
en los O ficios que ocurran en la V ig ilia
de la A scen sión , a no ser que sean Do­
bles de I clase, en los cuales no se hace Oración
Conm em oración alguna de la V ig ilia .
L a s V ísp eras, del O ficio siguiente, ue la preciosa confesión de
con Conm em oración del precedente. Q los bienaventurados M árti­
Donde haya de celebrarse el Oficio res y Pontífices Cleto y Marceli­
de la V irg e n de M ontserrat con rito no nos sostenga, Señor, y su pia­
doble de I clase, las V ísp eras serán
de dieho O ficio sin Conm emeroración a l­ dosa intercesión nos proteja con­
guna. tinuamente. Por nuestro Señor.
II NOCTURNO
D ía 27 de Abril Lección IV
Canisio nació en Ni-
ed ro
San Pedro Canisio
mega de Güeldres, en el
Confesor y Doctor mismo año en que Lutero
Doble ( L . h.)
con abierta rebelión se separó de
Todo se toma del Común de un Con­ la Iglesia, y en que Ignacio de
fesor no Pontífice, pág*. 805, menos Loyola, en España, abandonando
lo sigu ien te:
la milicia terrena, se resolvió a
Ant. del Magnif. — Oh D o c­
luchar las batallas del Señor. Con
tor excelso, luz de la Iglesia san­
esto significó Dios con qué ad­
ta, bienaventurado Pedro, amante
versarios habría de pelear y con
de la ley divina, ruega por nos­ qué capitán alcanzaría la victoria.
otros al H ijo de Dios, aleluya.
En Colonia, adonde se había di­
rigido por razón de los estudios,
Oración
hizo voto perpetuo de castidad,
Dios, que para defender la y poco después ingresó en la
fe católica adornaisteis a Compañía de Jesús. Revestido del
vuestro bienaventurado Confesor sacerdocio, emprendió inmediata­
mente la defensa de la fe católi­ y de Augusta excitó a los prínci­
ca por medio de misiones, sermo­ pes del imperio a la defensa de
nes, y escritos. Por su preclara los derechos de la Iglesia y a la
sabiduría y por su reconocida ex­ enmienda de las costumbres del
periencia, fué llamado con ins­ pueblo; en la de Worms redujo
tancia por el cardenal de Augus­ al silencio a los insolentes maes­
ta y por los legados pontificios, tros de la impiedad. Constituido
interviniendo diferentes veces en poi san Ignacio superior de la
el Concilio Tridentino, cuyos de­ provincia de Alemania, edificó ca
cretos fueron por él promulgados sas y colegios en muchas partes.
en Alemania por encargo del pa­ Se esforzó en dotar y ampliar,
pa Pío IV, el cual le confirió con toda suerte de medios, al Co­
también la misión de llevarlos a legio Germánico de Roma. Res­
la práctica. Por mandato del Su­ tauró en las academias el estu­
mo Pontífice Paulo IV intervino dio de las letras divinas y huma­
en la dieta de Augsburgo, y en nas, que había decaído deplora­
tiempo del papa Gregorio X III blemente; escribió dos volúm e­
desempeñó diversas legaciones nes notables contra los centuria-
con ánimo resuelto, sin que le dores magdeburgenses, y publicó
arredrasen las dificultades, e in­ el Catecismo de la doctrina cris­
tervino en gravísimos asuntos re­ tiana, alabado en gran manera
ligiosos, llevándolos a feliz térmi­ por los teólogos, y muy usado
no, aun con peligro de su propia y popular en todas partes por es­
vida. pacio de tres siglos, además de
otros muchos escritos muy ap­
Lección V tos para la instrucción de los
fieles. Por este m otivo fué llama­
A r d íaen el fuego de la caridad do el martillo de los herejes y
divina que en otro tiempo el segundo apóstol de Alemania,
había respirado copiosamente en y fué considerado como escogi­
las profundidades del Corazón de do por Dios para defender la re­
Jesús en sus visitas a la Basílica ligión católica en Alemania.
Vaticana, y aspiraba sólo a la
difusión y propagación de la glo­ Lección VI
ria divina; no es posible reseñar
los trabajos que emprendió por j? N medio de tantas ocupacio­
espacio de más de cuarenta años, nes, se mantenía en unión con
y las fatigas que sobrellevó a fin Dios por la plegaria y la asidua
de preservar a muchas ciudades y meditación de las cosas celestia­
provincias de Alemania del con­ les, en la cual no pocas veces de­
tagio de la herejía, o para restituir rramaba abundantes lágrimas, y
a la fe católica las que estaban quedaba privado del uso de los
contaminadas por las falsas doc­ sentidos. Fué honrado en gran
trinas. En la dieta de Ratisbona manera por los príncipes y por
hombres de virtud eminente, así H o m il ía de san P edro C a n is io ,
como por cuatro Sumos Pontífi­ P r e s b ít e r o
ces, y, con todo era tal su humil­ Notas en los Evangelios sobre la fies­
dad, que se consideraba el más ta de san M artin, después del principio.

pequeño de todos. Rehusó por


maré y veneraré a los
tres veces el obispado de Viena.
Sumiso en gran manera a sus su­ Apóstoles enviados por
Cristo, y a sus sucesores,
periores, estaba dispuesto a de­
solícitos en difundir la semilla
jarlo y emprenderlo todo p a n
del Evangelio e incansables pro­
obedecerles, aun con peligro de
pagadores y cooperadores de la
su salud o de su vida. Gracias a
divina palabra, los cuales pueden
su mortificación voluntaria guar­
con justicia decir de sí mismos:
dó perpetua castidad. Finalmen
“ Los hombres deben considerar­
te, en Friburgo de Suiza, en
nos como ministros de Cristo y
donde había trabajado mucho
dispensadores de los misterios de
durante los últimos años de su
Dios” . Y en verdad, Cristo, como
vida por la gloria de Dios y el
Padre de familia muy vigilante y
bien de las almas, voló al* cielo
fiel, ha querido que por medio de
el día veintiuno de Diciembre del
tales ministros y tales enviados,
año mil quinientos noventa y sie­
se encendiese con fuego enviado
te, a los setenta y siete años. El
del cielo la antorcha del Evange­
papa Pío IX agregó este valero­
lio, y una vez encendida, no se
so defensor de la verdad católica
pusiese debajo del celemín, sino
al número de los Beatos; y res­
sobre el candelero, para que pu­
plandeciendo con nuevos mila­
diese difundir su luz por todas
gros, el Sumo Pontífice Pío X I
partes, ahuyentando todas las ti­
en el año del Jubileo le incluyó
nieblas así de entre los judíos
en el número de los Santos, al
como de entre los gentiles.
propio tiempo que le declaró
D octor de la Iglesia universal.
Lección VIII
III NOCTURNO
"M o basta, en efecto, que el D oc­
L e c c ió n del santo E v a n g e l io tor evangélico ilustre a los
segú n san M ateo pueblos con su palabra, que deje
oír su voz como clamando en
Lección Vil Cap. 5, 13-19 medio del desierto, ni que con
sus discursos ayude a muchas a l­
pN aquel tiempo: D ijo Jesús a mas a adelantar en la virtud, por
sus discípulos: Vosotros sois temor a asemejarse, si omitiere
la sal de la tierra. Y si la sal se la predicación (deber esencial de
hace insípida, ¿con qué se le de su ministerio), a los perros mu­
volverá el sabor? Y lo que si­ dos incapaces de ladrar, ' se­
gue. •- •- - gún frase del Profeta; sino
que debe además tener un gran consejo, el arrepentido el perdón
fervor, a fin de que, rico en obras y la tranquilidad de conciencia,
y en caridad, sea el honor de su y, en fin, cada uno lo que n e ­
ministerio y siga el ejemplo de cesite para la salvación. Por es­
su maestro san Pablo. En efec­ to Jesucristo, cuando quiso cons­
to, san Pablo, no contento con tituir a los primeros maestros del
dirigir al obispo de Efeso esta mundo y de la Iglesia, no se
recomendación: “ Advierte e ins­ contentó con decir: “ Vosotros
truye, combate como un buen sois la luz del mundo” , sino que
soldado de Cristo Jesús” , evan­ añadió: “ No puede ser disimula­
gelizó él mismo constantemente da una ciudad edificada sobre un
a amigos y enemigos, pudiendo monte, ni se enciende la luz pa­
decir en buena conciencia a los ra ponerla debajo de un celemín,
obispos reunidos en Efeso: “ Vos­ sino sobre un candelero, a fin de
otros sabéis que no he omi­ que alumbre a todos los de la ca­
tido nunca la enseñanza de cuan­ sa” . Se engañan, por tanto, aque­
to podía seros útil, tanto en pú- llos eclesiásticos que creen poder
blicof como privadamente, afir­ cumplir .m ejor su ministerio con
mando ante los judíos y los gen el esplendor de su doctrina que
tiles la necesidad de la peniten­ con la integridad de su vida y el
cia ante Dios y de la fe en nues­ ardor de la caridad.
tro Señor Jesucristo” . T e D eum , pág. 10.
En la F eria I I de Rogaciones, se d i­ L a s V ísp eras son del O ficio siguiente,
ce la tercera Lección de la H om ilía de pág. 1143, desde la C apitu la, con Con^
m em oración del precedente, y de san
la F eria, de la cual se hace también
Conmemoración en Laudes. En otro ca­ V id a l, M ártir.
so, se dice la siguiente:

D ía 27 de Abril
Lección IX
'Y ' al debe ser ciertamente el Fiesta de la Santísima
pastor de la Iglesia: a seme­ Virgen de Montserrat1
janza de Pablo, ha de hacerse Patrona principal del Principado
todo para todos, de suerte que y de las Diócesis de Cataluña
el enfermo halle en él la medi­
cina, el triste la alegría, el des­ Doble de I clase con O ctava común
esperado la confianza, el igno­ Todo se toma del Com ún de las F ie s­
tas de la B. V irg e n M aría , pág. 864,
rante la doctrina, el vacilante el menos lo que sigu e: ’

1. E l haber sido compuesta esta traducción del B re v iario Romano en el


monasterio de M ontserrat y la gran devoción que a n u estra santa P atron a
profesan tanta» personas de los países de habla española, nos ha movido a
insertar su O ficio, con lo cual creemos tam bién com placer a los innum erables
cofrades de la V irg e n de M ontserrat. Y para que estos últim os conozcan las
gracias que la Iglesia les ha concedido las reproducirem os del libro “ C o frad e
de M ontserrat” . _ . . .
1. Indulgencia plenaria y rem isión de todos los pecados, el día del ingreso
en la Cofradía, recibiendo los sacram entos de la Penitencia y E u caristía (P aulo V ) .
una singular perfección; es her­
mosa como la luna, y escogida
Ant. 1. ¿Quién es ésta * que como el sol, aleluya.
sube del desierto, rebosando en 3. Paloma mía, * desde las
delicias, y apoyada en su amado? quebraduras de las peñas y las
Suave y hermosa es como Jerusa­ cavidades de los muros, muéstra­
lén, aleluya. me tu rostro, aleluya.
2. M i única amada * tiene 4. Hasta el caer del día * y el

II. Indulgencia plenaria en el artículo de !a muerte a los que durante


un año hubiesen ayunado todos los viernes, o, en caso de impedimento, hubiesen
suplido los ayunos om itidos al año siguiente, o hubiesen, por lo menos, ob­
tenido su conm utación en otras buenas obras por un confesor elegido por
ellos. (N icolás V ).
III. O tra indulgencia plenaria, si verdaderam ente arrepentidos y confesa­
dos rezaren tres veces el Padrenuestro y el Avem aria, y puestos en el a r­
ticu lo de la m uerte, invocaren el Santísim o nombre de Jesús, con el corazón
si no pudiesen con la boca. (V a rio s Pontífices).
IV . L a s indulgencias de las Estaciones de Roma, visitando uno o varios
altares de alguna iglesia, y rezando tres veces el Padrenuestro y el A v e­
maria, <en los días sigu ien tes: Todos los domingos de A dvien to; los tres días
de la s cuatro T ém poras; V ig ilia de N avidad, y en cada una de las tres
M isas de esta fe stiv id ad ; fiestas de san Esteban (26 de diciem bre), san Juan
E va n ge lista -(27 de diciem bre). Santos Inocentes (28 de diciem bre). Circun­
cisión , E p ifa n ía , Dom ingos de Q uincuagésim a, Sexagésim a y Septuagésim a;
todos los d ías desde el M iércoles de Ceniza hasta el Dom ingo in albis inclu­
siv e ; fiesta de san M arco s; A scen sión del S eñ o r; v ig ilia y festividad de Pen­
tecostés como tam bién en los seis- días siguientes (Clem ente V I , Bonifacio I X y
Clem ente X ) .
V . A sim ism o han concedido varios Pontífices que si se celebran tres
M isas por un cofrad e d ifu n to , el alma del difunto sea por modo de sufragio
libre de las penas del purgatorio (D eclaración de Gregorio X V ) .
V I. L o s cofrad es que desde el mediodía del 7 hasta media noche del IS
al 16 de septiem bre visiten la iglesia de M ontsarrat o algún altar donde esté
canónicam ente erigida la C ofradía de N u estra Señora de M ontserrat, pueden
ga n ar las m ism as indulgencias concedidas a los que los días 1 y 2 de agosto
visitan la iglesia de S an ta M aría de A sís , llam ada de la Porciúncula (Boni­
facio I X y A d rian o V I ) .
V I I . V isitan d o un a lta r de la V irge n de M ontserrat donde esté erigida
la C o fra d ía , los cofrad es pueden ganar las mismas indulgencias que gana­
rían si visitasen la B a sílica de M ontserrat, entre ellas una plenaria un día
al mes a su elección, recibiendo los Santos Sacram entos (P io I X ).
V I I I . O tra indulgencia plenaria, con la mismas condiciones, el dia 27
de abril, fiesta de N uestra Señora de M ontserrat, o en cualquier dia de su
octava (P ío X ).
I X . Los cofrad es d ifu n to s participan de todas las M isas y demás obras
piadosas que se hacen en la Iglesia C ató lica (León X ).
X . S i algún cofrad e m uriese en ^iempo de entredicho, puede ser enterrado
con pompa moderada (Clem ente I II ) .
X I . A u n durante el referid o tiempo de entredicho pueden los cofrades
a sistir al santo sacrificio de la M isa y recibir en la iglesia los Santos S a ­
cram entos (G e m e n te I I I ) .
X I I . Todos los cofrad es pueden elegir, una vez en la vida y siempre que
se hallen en el articulo de la muerte, un confesor que les absuelva de todos
los pecados, aun de los reservados a la S an ta Sede, y les aplique indulgencia
plenaria y rem isión de todos los pecados (U rbano V I ) .
X I I I . E l Rdmo. P . A b ad de M ontserrat, y también aquel 'a quien él delegue,
tiene la facultad de conm utar en obras de piedad cualesquiera los votos de Ioí
cofrad es, a excepción del de visitar T ie rra S an ta, Roma y Santiago de Galicia,
y los de castidad y relig ió n (L eón X ). - -
declinar de las sombras, acudiré al tección de la misma Inmaculada
monte de la mirra y al collado del siempre Virgen M aría, lleguemos
incienso, aleluya. con seguridad al monte santo, que
5. Los montes se levantan aes Jesucristo. Que con Vos vive
su derredor, * desde ahora y pa­ y reina.
ra siempre, aleluya.
MAITINES
Capitula Eccli., 24, 17-13
Invitatorio. — Adoremos al
p le v a d aestoy cual cedro so­ Señor en su santo monte, * ve­
bre el Líbano y cual ciprés nerando a la santa Madre de
sobre el monte Sión; extendí mis Dios, aleluya.
ramas como una palma de Cades, Salmo 94. — Venid, alegrémo­
y como rosal plantado en Jericó. nos, pág. 3.
y . Sus cimientos se elevan
sobre los montes santos, aleluya. Himno
I£. El Señor prefiere las puertas
de Sión a todas las tiendas de Ja­ (~ ) h Vos, que sois la Madre san­
cob, aleluya. ta del Altísimo! y el gozo
Ant. del Magnif. — Y o tengo de la tierra y de los cielos; escu­
mi morada en lo más alto * y mi chad nuestros himnos y atended
trono en las nubes del cielo; a nuestros votos.
venid a mí todos los que me Por Vos, augurio de salvación,
amáis, y yo os saciaré de mis vuestra ínclita imagen ilumina
frutos, aleluya. con rayos de luz celeste las
agrestes crestas de nuestro mon­
te.
r
Oración
En el curso de los tiempos, los
Q h Dios, dador de todo bien, pueblos y sus príncipes enrique­
que glorificáis con un culto cen constantemente con sus do­
insigne el monte que habéis esco­ nes vuestro templo y vuestro
gido para la excelsa Madre de altar.
vuestro Unigénito, concedednos Continuad oyendo benigna­
que, puestos siempre bajo la pro­ mente a vuestros hijos suplican-

X IV . Todos los primeros Dom ingos de cada mes los cofradesi pueden lu ­
crar cuatro mil cuarentenas de indulgencias y la rem isión de la terc»ra parte
de la pena temporal m erecida por sus pecados (Clem ente I I I ) .
En la suspensión de indulgencias hecha con ocasión del A ñ o de Jubileo,
no van com prendidas las concedidas a la Iglesia de N u estra Señ ora de M on t­
serrat (D eclaración de Clem ente V I I I en su B u la Cum nos alias del 1.*
Junio de 1526).
Finalm ente, nuestro Santísim o P ad re el P apa P io X I , por su B rev e d :
23 de Agosto de 1924, se ha dignado conceder a perpetuidad a los fíeles de
uno y o tro ' sexo de todo el orbe católico, trescientos d ía s de indulgencia
cuentas veces reciten con el corazón contrito y en cu alqu ier idiom a, con tal
que la versión sea fiel, la siguiente in vo cación : V irgen de M ontserrat, rogad
por nosotros.. . . * . • .
tes; sed en las adversidades su Virgen, su Madre. El nos ense­
singular protección. ñará.
Gloria a Vos, oh Jesús, naci­
Lección II
do de la Virgen; juntamente con
el Padre y el Espíritu Santo, por a región desierta e intransita­
los siglos de los siglos. Amén. ble se alegrará, y saltará de
gozo la soledad, y florecerá como
I NOCTURNO
lirio. Fructificará copiosamente, y
Ant. — Los montes destilarán se regocijará llena de alborozo,
dulzura, * y de los collados ma­ y entonará himnos. Se le ha da­
nará leche y miel, aleluya. do a ella la gala del Líbano, la
y . Y me arraigué en un hermosura del Carmelo y de Sa-
pueblo glorioso, aleluya. ]^. Y rón. Estos sus moradores verán
eché raíces entre mis elegidos, la gloria del Señor, y la grandeza
aleluya. de nuestro Dios. Esforzad las ma­
nos flojas, y enrobusteced las ro­
dillas débiles. Decid a los pusilá­
D e l P r o f e t a I saías
nimes: Ea, buen ánimo, y no te­
Lección I Cap. 2, 1-3; 35, 1-9 máis: mirad a vuestro Dios que
viene a ejecutar una justa ven­
e ahí lo que vió Isaías, ganza.
hijo de Amos, respecto Como el águila, habéis
de Jerusalén y Judá. En puesto en las alturas vuestro ni­
los últimos días, el monte en do, y vuestra morada en las nu­
que se levantará la Casa del Se­ bes del cielo. * ¿Adonde te diri­
ñor tendrá sus cimientos sobre ges, hija de Sión, hermosa como
la cumbre de todos los montes, la luna y escogida como el sol?,
y se elevará sobre los collados; y aleluya, y . Vuélvete, vuélvete.
todas las naciones acudirán a él. Sulamite, para que podamos con­
Y vendrán muchos pueblos y di­ templarte. Adonde.
rán: Ea, subamos al monte del
Señor, y a la Casa del Dios de Lección 111
Jacob, y él nos mostrará sus ca­ P n t o n c e s se abrirán los ojos de
minos, y por sus sendas andare­ los ciegos, y quedarán expedi­
mos, porque de Sión saldrá la tas las orejas de los sordos. En­
ley, y de Jerusalén la palabra tonces el cojo saltará como el
del Señor. ciervo, y se desatará la lengua de
I£, Acudirán muchos pueblos los mudos y correrán arroyos en
y dirán: Venid, y subamos a] la soledad. Y la tierra que estaba
monte del Señor y a la Casa de aislada, quedará llena de estan­
D ios: * E l nos énseñará sus ca­ ques, y abundante en aguas la
minos y seguiremos por sus sen­ que ardía en sed. En las cuevas
das, aleluya, y . Será llamada que eran antes guaridas de dra­
ciudad de Dios y monte de la gones, nacerá la verde caña y el
I . Brev. 81
junco. Allí habrá una senda y Tan precioso tesoro permaneció
camino que se llamará camino oculto casi por espacio de dos
santo. No la pisará hombre in­ siglos en aquel monte excelso,
mundo, y éste será para nosotros ^ a s a fines del siglo nono, unos
un camino recto; de tal suerte pastores que guardaban sus re­
que aun los más ignorantes no baños al pie del monte, vieron
se perderán en él. No habrá allí cómo un sábado, al caer de la
león, ni bestia feroz transitará tarde, descendían del cielo, unas
por dicho camino, ni allí se ha­ luces que parecían estrellas, en
llará, sino que caminarán por la parte oriental de la mon­
aquella senda los que habrán si­ taña, y oyeron al propio tiem ­
do libertados. po en el mismo lugar unas sua­
I£. Alcé mis ojos hacia los ves armonías. Habiéndose repeti­
montes, de donde me ha de venir do el prodigio varias veces en
el socorro. * Mi auxilio viene del la misma hora del sábado, comu­
Señor, que ha hecho e! cielo y la nicaron el hecho al obispo de
tierra, aleluya, y . No se ador­ Vich, que residía entonces en
mecerá, ni dormirá el que guarda Manresa por causa de las incur­
a Israel. Mi auxilio. Gloria. Mi. siones de los sarracenos. Este,
después de haberlo presenciado,
II NOCTURNO
quiso explorar por sí mismo aque­
Ant. — Escondióme * en su llos riscos inaccesibles. A llí, en
tabernáculo; en los días aciagos una escondida cueva, que pa­
me puso a cubierto en lo más recía una capilla natural, halló
recóndito de su pabellón, aleluya. una hermosa imagen de madera
y . La voz de la tórtola se de la Madre de Dios. Después de
ha dejado oír en nuestra tierra, tributarle la debida veneración,
aleluya. I£. Nuestra tierra ha acompañado del clero y del pue­
dado su fruto, aleluya. blo, que rebosaba de gozo em ­
prendieron el camino de M anre­
Lección IV sa, llevando consigo la imagen,
para darle culto público en h
^ uando las huestes sarracenas catedral.
asolaban las más ricas regio­ Vi a la que es hermosa
nes de España, y después de si­ como la paloma levantarse de las
tiar y dominar Barcelona la opri­ orillas de las aguas; sus vestidos
mían bajo su cruel yugo, la insig- despedían un extraordinario per­
•*ne imagen de la bienaventurada fume de gran valor; * Y como en
Virgen M aría fué sustraída, como los días primaverales la rodeaban
asegura la tradición, a las profa­ las rosas y los lirios de los v a ­
naciones de los impíos por el lles, aleluya, y . ¿Quién es ésta
obispo de aquella ciudad, llama­ que sube del desierto rebosando
do Pedro, y colocada en las es­ en delicias y apoyada en su
carpadas rocas de Montserrat. amado? Y como.
la hermosura de su gloria era se­
mejante a un fuego ardiente *
p ) e r o como el piadoso prelado y Sobre lo más excelso del monte,
la multitud devota se hubie­ aleluya. V . Mancebos y donce­
sen detenido algún tiempo para llas, ancianos y niños, alabad el
reponerse de su fatiga, al intentai nombre de la excelsa Madre de
ponerse de nuevo en camino ha­ Dios. Sobre lo más excelso del
cia el término propuesto, la vene­ monte, aleluya.
randa imagen se hizo de repente
tan pesada que ningún esfuerzo
Lección VI
consiguió moverla. Ante este
nuevo prodigio se patentizó que j ^ u Y justamente, el sagrado
la augustísima Madre de Dios no Santuario, llamado la Perla
quería pasar adelante y escogía del Principado de Cataluña y que
aquel lugar como excelso trono goza de gran celebridad en toda
de su gloria y misericordia, des­ España y en todo el orbe cristiano
de el cual recibiría los obsequios, por la ingente multitud de pere­
los votos y las oraciones de los grinos que recibe y por la abun­
pueblos. Por lo cual, fué edificado dancia de celestiales bendiciones
allí un primer templo a expensas de que es testimonio, se cuenta
del obispo Gotomaro. Más tarde, entre los principales dedicados a
gracias a los donativos de los la gloriosa Madre de Dios. En él,
condes de Barcelona y de los fie­ hombres distinguidos por su san­
les, a la munificencia de los Su­ tidad, como Juan de Mata, Pedro
mos Pontífices y de los reyes de Nolasco, Vicente Ferrer, Ignacio
España, y principalmente a la de Loyola, Luis Gonzaga, y otros
fundación de un gran monasterio muchos, ofrecieron a la t aman-
de la Orden benedictina, adquirió tísima Madre sus homenajes,
tal incremento la santidad y el y pusieron bajo su protección los
esplendor del culto en aquel tem­ comienzos de sus empresas espi­
plo, que no tardó mucho en pro­ rituales. Allí acudieron, así los
pagarse el nombre y la devoción príncipes de España como tam­
de M ontserrat hasta los países bién los de otras naciones, para
más remotos. Por lo cual, con implorar su patrocinio poderosí­
razón ha sido considerado siem­ simo a fin de conseguir el triunfo
pre como monte de Dios, monte sobre sus enemigos, y después,
pingüe, monte santificado por las para tributar las acciones de gra­
perennes alabanzas y encomios a cias y ofrecerle los trofeos de la
la siempre Inmaculada Virgen victoria. Y más de una vez en las
M aría Madre de Dios. recientes perturbaciones del orden
I£. Una mujer vestida del sol público, destruido el Santuario,
y que tenía la luna a sus plantas, la sagrada Imagen fué colocada
vino a la soledad, en la cual Dios por los fieles en un lugar seguro,
le había preparado un lugar; siendo luego restituida al esplen-

*
dor de su antiguo culto. Por es­ Zacarías, saludó a Isabel. Y b
tos motivos, León X III, Pontífice que sigue.
Máximo, atendiendo a los deseos
de los obispos y clero de Catalu­ H o m il ía de san B ernardo, A bad

ña, y de los representantes de Sobre las palabras del Apocalipsis,


cap. 12, hacia el final
los municipios, así como al testi­
monio de la tradición, por decre­ Isabel su ad­ a n ife s ta b a
to de la sagrada Congregación de miración hacia la perso­
Ritos, declaró a santa María de na que la visitaba, al
Montserrat, Patrona principal del
decir: “ ¿D e dónde a mí que ven­
Principado de Cataluña, conce­ ga a visitarme la Madre de mi
diendo que cada año se celebráseSeñor?” . Alababa también la voz
en su honor Oficio y Misa pro­ que la saludaba, cuando añadía:
pios. “ Luego que sonó la voz de tu
I*. Bienaventurada me llama­ salutación en m is oídos, saltó
rán todas las generaciones, porque
de gozo el infante que llevo en
me engrandeció aquel que es po­ mi seno” ; y la proclamaba bien­
deroso, y cuyo nombre es santo. aventurada por su fe, al excla- '
* Ruega por nosotros al Señor mar: “ Bienaventurada tú que
Dios nuestro, aleluya, y . Dios has creído” . Grandes elogios sin
te salve, María, llena de gracia,duda. Pero la devota humildad,
el Señor es contigo. Ruega. Glo­ no queriendo retener nada para
ria al Padre. Ruega. sí, lo atribuye todo al Señor, por
cuyos beneficios ella es alabada.
III NOCTURNO 1$. Bienaventurada eres tú
porque has creído, puesto que se
Ant. — Razas de todos los
realizarán en ti las cosas, que r\
pueblos, tributad gloria y honor
Señor ha manifestado. Y dijo
a la excelsa Madre de Dios, ale­
luya. M aría: * M i alma glorifica al
y . El Señor la eligió sobre Señor, aleluya, y . Venid, escu­
todas las demás, aleluya. ]$. Y chad, y os manifestaré lo que
la hizo morar en su tabernáculo, ha hecho Dios en mi alma. M i
aleluya. • alma.

L e c c ió n del san to E v a n g e l io
Lección VIII
según san L ucas
J Ú engrandeces a la Madre del
Lección VII Cap. 1,39-47 Señor, dice a su prima,
pero mi alma engrandece al Se­
jp N aquel tiempo: Partió María ñor. Dices que a mi voz tu hijo
y se fué apresuradamente a saltó de gozo; pero mi espíritu
las montañas de Judea, a una se llenó de gozo en Dios, que
ciudad de la tribu de Judá, y es mi salud, como el amigo del
habiendo entrado en la casa de esposo se llena de gozo a la voz .
del esposo. Bienaventurada me se elegida para tan inescrutable
llamas porque he creído; pero la misterio, y creyó que había de
causa de mi fe y de mi dicha es ser la Madre del Dios humanado.
haber fijado en mí sus ojos la
bondad suprema. Y en tanto me
llaman bienaventurada todas las LAUDES Y HORAS
generaciones, en cuanto Dios me Ant. 1. ¿Quién es ésta * que
ha mirado como sierva humilde y
sube del desierto, rebosando en
exigua.
delicias, y apoyada en su amado?
I£. Colocóla el Señor en lu­
Suave y hermosa es como Jeru­
gar preferente sobre su reino, y salén, aleluya.
le dió una diadema, para que 2. Mi única amada * tiene
reinase: * Venid, pueblos, y ado­ una singular perfección; es her­
rad al Señor, aleluya, y . La vis­ mosa como la luna, y escogida
tió el Señor con manto festivo, como el sol, aleluya.
y puso sobre su frente una co­ 3. Paloma mía, * desde las
rona resplandeciente. Venid. Glo: quebraduras de las peñas y las
ria al Padre. Venid. cavidades de los muros, muéstra­
me tu rostro, aleluya.
Lección IX 4. Antes que caiga el día y
declinen las sombras, * acudiré
^ O N todo, no creáis, hermanos, al monte de la mirra y al colla­
que santa Isabel errase en do del incienso, aleluya.
lo que decía iluminada por el E s­ 5. Los montes se levantan a
píritu Santo. D e ningún modo. su derredor, desde ahora y para
Bienaventurada ciertamente era siempre, aleluya.
aquella a quien miró Dios, v
bienaventurada la que creyó, por­
Capitula Eccli., 24, 17-1S
que su fe fué el fruto sublime
que produjo en ella la mirada de estoy cual cedro sobre
le v a d a
Dios. Ciertamente al recibir por el Líbano, y cual ciprés so­
u(na operación inefable la vir­ bre el monte Sión; extendí mis
tud del Espíritu Santo, fué tanta ramas como una palma de Cades
la magnanimidad que se juntó a y como rosal plantado en Jericó.
la humildad en la intimidad de
su corazón virginal, que ni la Himno
humildad disminuyó su magnani­
midad, ni la magnanimidad dis­ f) H cuán excelsa sois, luz y.bo-
minuyó su gran humildad. Así, ñor de los pueblos; os salu­
la que en su estimación era tan damos, oh Madre, que con po­
humilde, se convertía en magná­ derosa virtud atendéis a vuestros
nima, por su fe en la promesa; hijos.
y teniéndose a sí misma por una Mientras nuestra tierra os ala­
humilde sierva, no dudó en creer­ ba con cánticos celestiales y con
guirnaldas de rosas y lirios cubre Conmemoración de san Pedro Cani-
sio, Confesor y Doctor.
vuestro altar,
Vos, cual estrella bondadosa, Ant. — Alégrate siervo bueno
que desde vuestros montes ilu­ y fiel; porque fuiste fiel en lo
mináis a todos, alejad con re poco te confiaré lo mucho; en­
fulgentes rayos las crueles som­ tra en el gozo del Señor, aleluya.
bras del error. y . El Señor condujo al jus­
Defended de los engaños abo­ to por caminos rectos, aleluya.
minables del averno a vuestros FJ. Y le mostró el reino de Dios,
confiados hijos, y al que, se ha aleluya.
librado felizmente del mundanal
naufragio, guiadle por segura sen­ Oración
da.
Oh Virgen, mirad a las multi­ ( ~ ) h Dios, que para defender la
tudes congregadas en vuestro sa­ fe católica adornasteis a
grado templo; haced que por vuestro bienaventurado Confe­
vuestro patrocinio consigan la sor-Pedro de virtud y de sabidu­
eterna felicidad. ría, concedednos propicio, que
Gloria a Vos, oh Jesús, nacido con sus ejemplos y enseñanzas
de la Virgen; juntamente con el vuelvan al camino de la salvación
Padre y el Espíritu Santo, por los que andan extraviados, y los
los siglos de los siglos. Así sea. fieles perseveren en la confesión
y . Desde la morada que se de la verdad. Por nuestro Señor.
preparó, aleluya. I£. Fija su mi­
rada sobre todos los moradores TERCIA
de la tierra, aleluya. La Capitula de Laudes.
Ant. del Bened. — Habéis sido br. Negra soy, pero her­
bendecida, * oh Virgen María, mosa, hijas de Jerusalén, * A le­
por nuestro excelso Dios y Señor, luya, aleluya, Negra, y . Como
más que todas las mujeres de la las tiendas de Cédar, como los
tierra. mantos de Salomón. Aleluya.
Gloria. Negra, y . No reparéis
O ra c ió n en que soy morena, aleluya.
I£. Porque me ha robado el sol
Q h Dios, dador de todo bien.
mi color, aleluya.
que glorificáis con un culto
insigne al monte que habéis es­
cogido para la excelsa Madre de SE X T A
vuestro Unigénito, concedednos Capitula Eccli., 24, 19-20
que puestos siempre bajo la pro­
tección de la misma Inmaculada
siempre Virgen M aría, lleguemos
M e alcé como un hermoso oli­
vo en los campos, y como
con seguridad al monte santo, el plátano en las plazas junto al
que es Jesucristo. Que con V os... agua. Como el cinamomo y -el
bálsamo aromático despedí fra­ za de vida y virtud; rogad por
gancia; como mirra escogida ex­ nosotros al Señor Dios nuestro,
halé suave olor. aleluya.
I£. br. No reparéis en que Conmemoración del Oñcio siguiente.
soy morena, * Aleluya, aleluya.
No reparéis, y . Porque me ha
robado el sol mi color. Aleluya. D ía 28 de Abril
Gloria al Padre. N o reparéis.
,Wr Paloma m ía, desde las San Pablo de la Cruz
quebraduras de las peñas, alelu­ Confesor
ya. 1^. Muéstrame tu rostro, ale­ Doble (£.. h.)

luya. Todo se toma del Común de un Con­


fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo
NONA que sigue:

Capitula Prov., 8, 34-35 Oración

B ienaventurado el hombre que Q h Señor Jesucristo, que co­


me escucha, y que vela con­ municasteis una singular ca­
tinuamente a las puertas de mi ridad a san Pablo para predicar
casa, y está de observación en el misterio de la Cruz, y por él
los umbrales de ella: quien me quisisiteis que floreciese en la
hallare hallará la vida, y alcan­ Iglesia una nueva familia: con­
zará del Señor la salvación. cedednos por su intercesión, que
IJ. br. Paloma mía, desde recordando constantemente vues­
las quebraduras de las peñas, * tra pasión en la tierra, merezca­
Aleluya, aleluya. Paloma, y . mos conseguir el fruto de la mis­
M uéstrame tu rostro, Aleluya. ma en el cielo. Vos que vivís.
Conmemoración de san Pedro Cani-
Gloria al Padre. Paloma. sio, Confesor y Doctor:
y . Los montes se levantan
Ant. — Oh Doctor excelso, lu¿
a su derredor, aleluya. J£. D es­
de la santa Iglesia, bienaventu­
de ahora y para siempre, aleluya.
rado Pedro, amante de la divina
ley, ruega por nosotros al H ijo
II VISPERAS de Dios, aleluya. *
y . El Señor condujo al jus­
y . Sus cimientos se elevan
to por caminos rectos, aleluya.
sobre los montes santos, aleluya.
I£. Y le mostró el reino de Dios,
E l Señor prefiere las puertas
aleluya.
de Sión a todas las tiendas de
Jacob, aleluya. Oración
Ant. del Magnif. — Os salu­
damos, gloriosa Reina del mundo ; Q h Dios, que para defender !a
* en Vos está toda la gracia que fe católica adonasteis a
conduce al verdadero camino y a vuestro Confesor Pedro de virtud
la verdad; en Vos toda esperan­ y de sabiduría, concedednos pro­
picio, que con sus ejemplos y en­ cho tiempo a la contemplación de
señanzas vuelvan al camino de la la pasión del Salvador, y casti­
salvación los que andan extra­ gaba su carne inocente con v i­
viados, y los fieles perseveren en gilias, azotes, ayunos, y con to-
la confesión de la verdad. de suerte de mortificaciones, no
Después se hace Conmemoración de bebiendo en los viernes sino vina­
san Vidal, Mártir.
gre mezclado con hiel. Ardiendo
A nt.— Una luz perpetua ilumi­ en deseos de dar la sangre por
nará, Señor, a vuestros Santos, Jesucristo, se alistó al ejército
y vivirán por toda la eternidad, que en Venecia se preparaba pa­
aleluya. ra la guerra contra los turcos.
y . Santos y justos alegraos Pero nonocida la voluntad de
en el Señor, aleluya. . Dios Dios en la oración, dejó al ins-
os ha escogido por heredad suya, a una milicia más excelente, en
aleluya. tante las armas para consagrarse
Oración ia que debía ocuparse con todas
sus fuerzas en servir a la Iglesia
s suplicamos, omnipotente y veiar por la salvación eterna
Dios, nos concedáis que con de los hombres. Vuelto a su pa­
la celebración del nacimiento a tria, rehusó un enlace muy hon­
la vida eterna de vuestro Mártir roso y una herencia de un tío su­
el bienaventurado Vidal, se au­ yo, y comenzó el camino estre­
mente y crezca en nosotros por cho de la cruz, queriendo que su
su intercesión el amor de vues­ propio obispo le revistiese con
tro nombre. Por nuestro Señor. una áspera túnica. Entonces, por
II NOCTURNO
orden de este prelado, impresio­
nado por la eminente santidad de
Lección IV su vida y su ciencia de las cosas
qué grado de santidad divinas, se dedicó, aun antes de
habría de llegar Pablo de ser clérigo, a cultivar el campo
la Cruz, nacido en U va­ del Señor por la predicación de
da, en Liguria, pero oriundo de la palabra divina, con gran pro­
una noble familia de Castellario, vecho de las almas.
cerca de Alejandría, lo demostró
Lección V
un resplandor m aravilloso que
en la noche (Je su nacimiento lle­ se dirigió a Roma, d on ­
P > a b lo
nó la estancia de su madre, así de, después de estudiar la
como un insigne beneficio recibi­ ciencia teológica, fué ordenado
do de la Reina del* cielo, la cual sacerdote por mandato del Pon­
le salvó de una muerte segura tífice Benedicto X I I I . Y como el
en su niñez, al caer en un río. mismo Pontífice le hubiese fa ­
Ardiendo en amor a Jesucristo' cultado para juntarse con otros
crucificado, desde que empezó a compañeros, se retiró a la sole­
tener uso de razón, dedicaba mu­ dad del mónte Argentario, que
le había señalado mucho tiempo ces chamuscada por el fuego, y.
antes la bienaventurada Virgen, este mismo ardor levantó do>
mostrándole al mismo tiempo un de sus costillas. Cuando celebra­
vestido de color negro, adornado ba el santo sacrificio de la Mi
con las insignias de la pasión de sa, no podía contener sus lágri-
su Hijo. En aquel mismo lugar, más. Muchas veces se le veía
puso los cimientos de una nueva arrobado y elevado sobre el sue­
Congregación, la cual, ^después lo con el rostro iluminado so­
de haber sufrido su fundador brenaturalmente. Alguna vez,
grandes trabajos, recibió en su mientras predicaba, se oyó una
seno algunos miembros ilustres, voz del cielo que le sugería lo
y con la bendición de Dios cre­ que había de decir, siendo oído
ció extraordinariamente. L a San­ a muchos miles de pasos de dis­
ta Sede la confirmó más de una tancia. Resplandeció por el don
vez, juntamente con las reglas de profecía y de lenguas, leyendo
que el Santo durante }a oración los secretos de los corazones, v
había recibido de Dios, y con distinguióse por su poder contra
el cuarto voto, que obligaba a los cjemonios, las enfermedades
promover la devoción al recuer­ y los elementos. Siendo muy
do bendito de la pasión del Se­ apreciado y venerado de los mis­
ñor. También instituyó religio­ mos Sumos Pontífices, se juzga­
sas, consagradas a la meditación ba servidor inútil y como un gran
de la caridad sin límites del di­ pecador digno de ser pisado por
vino Esposo. Pero al mismo los demonios. Finalmente, perse­
tiempo, una insaciable avidez de verando en la práctica de una vi­
las almas, le hacían incansable da austerísima, habiendo dadc
en la predicación evangélica y excelentes avisos a sus discípulos,
por ella condujo al.cam ino de la herederos de su espíritu, y con­
salvación a innumerables peca­ fortado con los sacramentos de
dores o que habían caído en la la Iglesia y con una celestial vi­
herejía. Principalmente resplan­ sión, murió en Roma en mil se­
decía su elocuencia admirable, tecientos setenta y cinco, en
cuando explicaba la pasión de Je­ el día que había predicho. El Su­
sucristo. Y tanta era su emoción, mo Pontífice Pío IX le inscri­
que prorrumpiendo él y los asis bió en el número de los Beatos,
tentes en copioso llanto, que­ y después en el de los Santos a
brantaba los corazones más en­ cause de los nuevos y resplande­
durecidos, y les movía a peni­ cientes milagros debidos a su in­
tencia. tercesión.
En el I I I N octurno se lee la Homilía
Lección VI sobre el E vangelio: E l Señor eligió,
pág. 748, con los R R . de Confesores no
A rdía en su corazón tal ca­ Pontífices, pág. 809.
En la F eria I I de Rogaciones se dice
ridad, que la parte contigua la Lección I X de la H om ilía de la F e ­
de su hábito apareció muchas ve­ ria. E n otro caso se dice la siguiente:
la celebración del nacimiento a
la vida eterna de vuestro Mártir
D e sa n V id a l , M á r t ir
el bienaventurado Vidal, se au ­
\ 7 i d a l , padre de los santos Ger­ mente y crezca en nosotros por
vasio y Protasio, era soldado su intercesión el amor de vues­
cuando entró en Ravena con el tro nombre. Por nuestro Señor.
juez Paulino, vió al médico Ursi- Las V ísperas, desde la Capitula son
del siguiente con Conmemoración del
cino llevado al suplicio a causa precedente.
de su fe cistiana, y al observar
su actitud indecisa le dijo: “ Ur-
Día 29 de Abril
sicino, tú que estás acostumbra­
do a curar a los demás, guárdate San Pedro
para que no te condenes a la
Mártir
muerte eterna” . Animado Ursici-
Doble
no con estas palabras, sufrió va­
lerosamente el martirio. Por lo Todo se toma del Común de un
M ártir en Tiem po Pascual, pág. 780,
cual, Paulino, enfurecido, hizo menos lo que sigu e:
prender a Vidal y después de
mandar atormentarle en el caba­ Oración
llete y arrojarle en una profunda
Q s rogamos nos concedáis, om­
hoya, hízole apedrear. Cumplida
nipotente Dios, que im ite­
esta orden, un sacerdote de
mos con la debida devoción la
Apolo que había incitado a Pau-
fe de vuestro bienaventurado
Jino contra Vidal, atormentado por
M ártir Pedro; el cual, por la
el demonio, empezó a clamar: “ Me
propagación de la misma fe, m e­
quemas demasiado, Vidal, M ártir
reció obtener la palma del m ar­
de Cristo” ; y no pudiendo sufrir
tirio. Por nuestro Señor.
aquel fuego, se arrojó al río.
Conm emoración del O ficio precedente:
En Laudes se hace Conm emoración de
san V id a l: A nt.— Este varón desprecian­
do al mundo, y lo terreno, con
Ant.— H ijas de Jerusalén, ve­
su triunfo, depositó en el cielo
nid y ved a los Mártires osten­
las riquezas alcanzadas con su
tando las coronas con que les plegaria y buenas obras, aleluya.
adornó el Señor en el día ‘de la y . El Señor condujo al jus­
solemnidad y de la alegría, ale­ to por caminos rectos, aleluya.
luya, aleluya. T$. Y le mostró el reino de Dios,
y . Preciosa es en la presen­ aleluya.
cia del Señor, aleluya. I£. La
muerte de sus santos, aleluya. Oración
Oracióa O hSeñor Jesucristo, que co­
municasteis una singular ca­
Q s suplicamos, omnipotente ridad a san Pablo para predicar
Dios, nos concedáis que con el misterio de la Cruz, y por él
quisisteis que floreciese en la gracia, refutaba con gran ener­
Iglesia una nueva familia: con­ gía a los herejes. Tenía tal ve­
cedednos por su intercesión, que hemencia su predicación, que
recordando constantemente vues­ acudían para oírle innumerables
tra pasión en la tierra, merezca­ multitudes de hombres, y mu­
mos conseguir el fruto de la mis­ chos se convertían a penitencia.
ma en el cielo. Vos que vivís...
Lección VI
II NOCTURNO
P L ardor de su fe le inflamaba
Lección IV l-* de tal suerte que pedía cons­
tantemente al Señor la gracia de
edro, nacido en Verona
morir por ella. Y su petición fué
de padres contagiados por
oída, pues los herejes le die­
la herejía de los ma-
ron la muerte que poco antes
niqueos, casi desde su infancia
predicando había predicho. Ejer­
luchó contra los herejes. A la
ciendo, pues, el cargo de inqui­
edad de siete años, cuando fre­
sidor, al regresar de Como a M i­
cuentaba las escuelas, habiéndole
lán, un impfo sicario le hirió por
interrogado una vez su tío pa­
dos veces en la cabeza con la
terno, que era hereje, qué había
espada. Y ya moribundo, en
aprendido en ellas, respondió: El
aquel momento supremo pronun­
Símbolo de la fe cristiana. Jamás
ció el Símbolo de la fe que en
por ningún halago o amenaza del
su infancia había confesado con
padre o del tío paterno se le
varonil valentía. Por último, al
pudo apartar de su constancia en
herirle otra vez el sicario en el
esta fe. Al llegar a la adolescencia
costado, voló al cielo a recibir la
fué a Bolonia por razón de los
palma del martirio, en el año de
estudios; sintióse allí llamado por
gracia mil doscientos cincuenta y
el Espíritu Santo a un género de
dos. Ilustre por sus muchos mi­
vida más elevado, y abrazó la
lagros, el Papa Inocencio IV ins
Orden de Predicadores.
cribióle en el año siguiente en el
número de los Mártires.
Lección V En el I I I Nocturno Hom ilía sobre el
Evangelio: Yo soy la verdadera vid.
J ^ n la religión brilló con el es­ del Com ún de M ártires en el Tiempo
Pascual (prim er lu ga r), pág. 784. La*
plendor de grandes virtudes. V ísperas son del siguiente, con Con­
D e tal suerte guardó la pureza memoración del precedente.
de cuerpo y alma, que jamás se
vió manchado por ningún peca­ D ía 30 Je Abril
do mortal. Castigaba su carne
con ayunos y vigilias, y ocupa­ Santa Catalina de Siena
ba su mente en la divina co n ­ Virgen
templación. Era infatigable en Doble
procurar la salvación de las al­ Todd se toma del Común de V írg e ­
mas. Por particular don de la nes, pág. 820, r.ienos lo que sigue:
Oración ayuno, sostenida sólo por la co­
munión eucarística. Tuvo que lu­
Q s suplicamos nos concedáis, char con mucha frecuencia con
omnipotente Dios, que cuan los demonios, y sufrir de su par­
tos celebramos el nacimiento a te muchos malos tratamientos.
la vida eterna de vuestra bien­ Padecía de fiebres ardientes y
aventurada Virgen Catalina, par­ de otras dolencias. Tan grande
ticipemos de la alegría de esta era la fama de la santidad de
festividad anual, y nos aprove­ Catalina, que de todas partes
chemos con el ejemplo de una acudían a ella los que se halla­
virtud tan grande. Por nuestro ban atormentados por los espí­
Señor. • ritus malignos. En nombre de
Se hace Conmemoración del Oficio
precedente:
Cristo mandaba a las enfermeda­
des y a las fiebres, y obligaba
A nt.— Santos y justos, alegraos
a los demonios a que abandona­
en el Señor, aleluya; Dios os
sen los cuerpos de que se habían
ha elegido para heredad suya,
aleluya. posesionado.
y . Preciosa es en la presen­
Lección V
cia del Señor, aleluya. 1$. La
muerte de sus Santos, aleluya. r^UANDO moraba en Pisa, un
domingo, después de recibir
Oración la sagrada comunión, fué arre­
batada en éxtasis, y vió al Se­
Q s rogamos nos concedáis, om­
ñor crucificado que se le acer­
nipotente Dios, que im ite­
caba con un gran resplandor,
mos con la debida devoción la fe
y que de las cicatrices de sus lla­
de vuestro bienaventurado M ár­
gas descendían cinco rayos sobre
tir Pedro; el cual por la propa­
cinco partes de su cuerpo. Com ­
gación de la misma fe, mereció
prendiendo ella el misterio, supli­
obtener la palma del martirio.
có al Señor que no apareciesen
Por nuestro Señor.
las cicatrices, y al instante los
II NOCTURNO rayos cambiaron el color de san­
gre en otro resplandeciente, y
Lección IV bajo la apariencia de una luz
virgen, de Siena,
{ P / g ? 3 A T a liñ a , muy pura llegaron a sus manos,
nacida de piadosos pa­ pies y corazón. Y era tan grande
dres, obtuvo el hábito el dolor que padecía sensible­
de santo Domingo que visten las mente, que de no disminuírselo el
hermanas de la Penitencia. Su v i­ Señor, creyera que en breve ha­
da se distinguió por su gran abs­ bía de morir. E l Señor, cuyo
tinencia y por una austeridad ad­ amor no tiene límites, añadió a
mirable. Alguna vez pasó desde esta gracia un nuevo favor: que
el miércoles de Ceniza hasta la sintiera el dolor de las heridas, y
Ascensión del Señor en continuo no apareciesen las señales ensan-

•• . *
grentadas. Habiendo la sierva de tó al mismo Sumo Pontífice
Dios referido cuanto experimen­ que sabía por divina revelación,
tó a su confesor Raimundo, la el voto que había hecho, sólo
piadosa industria de los fieles, a conocido de Dios, de volver a
fin de representarlo visiblemen­ Roma. Así el consejo de la San­
te, ha pintado sobre la imagen ta contribuyó a que el Papa vi­
de la bienaventurada Catalina niera personalmente, después de
unos rayos luminosos que caen madura deliberación, a tomar
sobre sus pies, manos y costado. posesión de la sede romana. El
mismo Gregorio X I, y Urbano VT.
Lección VI su sucesor, la apreciaron en tal
grado, que la escogieron para lle­
C u doctrina fué infusa, no ad­ var a cabo diversas misione?.
quirida. Ella resolvía a los Por último, después de haber
profesores de sagrada teología resplandecido con toda suerte de
las cuestiones más difíciles que virtudes, con el don de profecía,
le proponían relativas a la divi­ e ilustre por sus milagros, fué a
nidad. Nadie acudió a ella que reunirse con su Esposo celestial,
no saliera mejorado; extinguió teniendo cerca de treinta y tres
muchos odios e hizo cesar mor­ años. El Sumo Pontífice Pío II
tales enemistades. Salió para Avi- la inscribió en el número de las
ñón con el fin de entrevistarse santas Vírgenes. •
con el papa Gregorio X I para En el I I I N octurno se lee la Homi­
obtener la paz a los floren­ lía sobre el E vangelio: E l reino de lot
cielos, del Com ún de V írgen es en el
tinos, los cuales por ciertas dis­ prim er lu gar, pág. 826.
crepancias con la Iglesia sufrían L a s V ísp e ra s son de los Apóstoles
san F elipe y Santiago, pág. 11S0. con
entredicho eclesiástico. M anifes­ Conmemoración del Oficio precedente.
Feria IV de la segunda Semana después de la Octava
de Pascua

S o lem n id a d de san J o s é
Esposo de la V. María y Patrón de la Iglesia universal

Doble de I clase con Octava común

I VISPERAS dos los cristianos hagan resonar


vuestras alabanzas. Glorioso ya
Las A n tifon as son la s de Laudes,
pág. 115 5 ; Salm os de Apóstoles, pá­ por vuestros méritos, os unisteis
gina 735. por un casta alianza a la augusta
Capitula Gén., 49, 26 Virgen.
Cuando dominado por la duda
as bendiciones de tu pa­ y la ansiedad, os asombráis del
m dre sobrepujan las ben­ estado en que se halla vuestra
, É ¡ diciones de sus progeni­ esposa, un Angel viene a deciros
tores; hasta que venga el Desea­ que el hijo que ella ha conce­
do de los collados eternos: re­ bido es obra del Espíritu Santo.
caigan estas bendiciones sobre El Señor ha nacido, y le es­
la cabeza de José, sobre la ca­ trecháis en vuestros brazos; par­
beza del Nazareno o escogido tís con él hacia las lejanas
"•entre sus hermanos. playas de Egipto; después de ha­
berle perdido en Jerusalén, le
Himno
encontráis de nuevo; así vues­
O h José! que los coros celes- tros gozos van ^mezclados con
lestiales celebren vuestras las lágrimas.
grandezas; que los cantos de to- Otros son glorificados después
de una santa muerte, y los que I NOCTURNO
han merecido la palma son reci­ Ant. — El Angel del Señor *
bidos en el seno de la gloria; se apareció en sueños a José, di-
pero vos, por un admirable des­ ciéndole: Levántate, y toma al
tino, semejante a los Santos, y Niño y a su Madre, y huye a
aun más dichoso, disfrutáis ya en Egipto, y permanece allí hasta
esta vida de la presencia de Dios.
que te lo diga, aleluya.
Oh Trinidad soberana, oíd Salm os 1 y 2, pág. 47; Salmo 3, pá­
nuestras preces, concedednos el gina 48.
perdón; que los méritos de José y . Glorificaré vuestro nom­
nos ayuden a subir al cielo, para bre, aleluya. I£. Porque habéis
que nos sea dado cantar para sido mi auxilio y mi protector,
siempre el cántico de acción de aleluya.
gracias y de la felicidad. Amén.
y . Le constituyó señor de D el l ib r o del G é n e s is

su casa, aleluya. 1$. Y jefe de


Lección I Cap. 39, 1-6
todas sus posesiones, aleluya.
Ant. del Magnif.— Estando des­ ué J o s é conducido a
posada la Madre de Jesús, María, Egipto, y le. compró Pu­
con José, sin que antes hubiesen ti far, egipcio, eunuco de
cohabitado, se halló que había con­ Faraón y general de sus tropas,
cebido en su seno por obra del de mano de los ismaelitas, que
Espíritu Santo, aleluya. le habían llevado. Y el Señor
le asistió; y era hombre a quien
Oración todo cuanto hacía le salía fe*
lizmente. Habitaba en casa de
Dios, que con inefable pro­ su amo, el cual conocía muy
videncia elegisteis al bien­ bien que el Señor estaba con
aventurado José para esposo de José, y que le favorecía y ben­
vuestra santísima M adre; os ro­ decía en todas sus acciones. Así,
gamos nos concedáis tener por José halló gracia en los ojos de
intercesor en el cielo al que ve­ su amo, al cual servía, y puesto
neramos como protector en la por él al frente de todo goberna­
tierra. Vos que vivís... ba la casa, confiada a su cuidado,
L a s Com pletas de D om inica, pág. 77.
y todos los bienes que se le ha­
bían confiado. Y el Señor derra­
MAITINES mó la bendición sobre la casa
Invitatorio.— Alabemos a nues­ del egipcio por amor de José y
tro Dios, * Venerando al bien­ multiplicó toda su hacienda tan­
aventurado José, nuestro protec­ to en la ciudad como en la cam­
tor, aleluya. paña. De suerte que no tenía
Salmo 94. — Venid, alegré­ otro cuidado que el de ponerse
monos, pág. 3. a la mesa para comer. A más
E l H im no de V iip e ra s. • ' ’ de esto José era de rostro
hermoso y de gallarda presencia.
R . El pueblo clamó al rey.
F )ijo aún más el rey a José:
pidiendo víveres; * A los cuales
Y o soy Faraón, sin tu orden
él contestó: Id a José, aleluya.
ninguno ha de mover pie ni ma­
\ \ Nuestrai salvación está en
no en toda la tierra de Egipto.
tus manos; míranos solamente,
Mudóle también el nombre, lla­
y gozosos serviremos al rey. A.
mándole en lengua egipcia, Sal­
Lección II Cap. 41, 37-43 vador del mundo. Y dióle por
mujer a Asenet, hija de Putifar,
D a r e c iobien el consejo a Fa­ sacerdote de Heliópoli. Después
raón y a todos sus ministros, de esto salió José a visitar la tie­
y les dijo: ¿Por ventura podre­ rra de Egipto (treinta años te­
mos hallar un varón como éste, nía cuando fué presentado a F a­
tan lleno del espíritu de Dios? raón), y dió la vuelta por todns
Dijo, pues, a José: Y a que Dios las provincias de Egipto. Vino,
te ha manifestado todas las co­ pues, la fertilidad de los siete
sas que acabas de decir, ¿podré años, y reducidas las mieses a
yo acaso encontrar otro más sa­ gavillas, fueron recogidas en los
bio o igual a ti? Tú tendrás el graneros de Egipto. Y en cada
gobierno de mi casa, y al imperio ciudad fué depositada la gran
de tu voz obedecerá el pueblo to­ abundancia de grano, y fué tan­
do. No tendré yo sobre ti más ta la copia que hubo de trigo
precedencia que la del solio real. que igualaba a las arenas del
Añ«dió Faraón a José: M ira que mar, y excedía a toda medida.
te hago virrey de toda la tierra Iy. Moriré ya contento, por­
de Egipto. Y luego se quitó el que he visto tu rostro, y te de­
anillo del dedo, y se lo puso a jo viviente. He logrado el gozo
José, y le vistió de una ropa ta­ de contemplarte: * Además, el
lar de lino finísimo, y le puso al- Señor me ha mostrado tu des­
it^cdrr del cuello un collar de cendencia, aleluya, y . El que
oro. E hízolo subir en su segun­
me sustenta desde mi juventud,
da carroza, gritando un heraldo
bendiga a estos mancebos, y mi
que todos hincasen delante de él
nombre sea invocado en su fa­
la rodilla y supiesen que estaba
vos. Además. Gloria al Padre.
constituido gobernador de toda Además.
la tierra de Egipto.
I £ .. Me hizo Dios como pa­ II NOCTURNO
dre del rey, y Señor de toda su Ant. — El Angel del Señor *
casa; * Me elevó, para salvar a se apareció en sueños a José, di­
muchos pueblos, aleluya, y . V e­ ciendo: Levántate, toma al Niño
nid a mí, y yo os proporcionaré y a su Madre, y parte para la
todos los bienes de Egipto, y os tierra de Israel; pues murieron
alimentaréis de lo m ejor de esta ya los que querían dar muerte ai
tieira. Me elevó. Niño, aleluya.
Salmos
pág. 49.
4, pág. 77; 5, pág. 90; 8,
Lección V
V . Mirad desde el cielo, y C^i consideráis a san José en re­
contemplad y visitad esta viña, lación con toda la Iglesia de
aleluya. IJ. Y hacedla prosperar, Jesucristo, ¿no es ciertamente es­
aleluya. te hombre el elegido y dotado de
una prerrogativa única, bajo cu­
S e r m ó n d e s a n B e r n a r d i n o df. ya guarda fué colocado el Cristo
S ie n a a su entrada en el mundo, y de
Sermón de san José quien Dios se sirvió para salva­
guardar el orden y el honor de
Lección IV
este nacimiento divino? Si, pues,
|e aquí una regla general la Igiesia entera es deudora a la
que rige para todas las Virgen Madre, puesto que por
I gracias singulares conce­ María fué digna de recibir al Sal­
didas a cualquier criatura ra­ vador, después de María debe,
cional: cuantas veces la bondad sin la menor duda, singular gra­
divina elige a alguno pata favo­ titud y veneración a san José. Es
recerle de un modo singular él como la clave del Antiguo
o elevarle a un estado subli­ Testamento, porque el mérito
me, le comunica todos aquellos de los Patriarcas y de los Profe­
carismas que le son necesarios tas en él alcanzó el término de
para cumplir con su misión de sus esperanzas. Sólo él posee
una manera digna y honrosa. T o ­ realmente cuanto la bondad di­
do esto se realizó muy especial­ vina prometió a esos justos de
mente en san José, padre pu­ los tiempos antiguos. Con razón
tativo de nuestro Señor Jesucris­ fué figurado por aquel patriarca
to, y verdadero esposo de la R ei­ José que conservó el trigo para
na del mundo y Señora de los los pueblos. Pero le supera, por­
Angeles. Elegido por el eterno que hizo más que proporcionar
Padre para fiel proveedor y cus­ a los egipcios el pan de la vida
todio de sus más grandes tesoros, material; alimentando a Jesús
a saber: su H ijo y su Esposa, con cuidado vigilantísimo, pro­
cumplió esta misión fidelísima- curó a todos los elegidos el pan
mente. Por esto el Señor le dijo: del cielo, que da la vida celes­
“ Siervo bueno y fiel: entra en el tial.
gozo de tu Señor” . 3. Bajo su protección colo­
1^. T u protección me ha sal­ cará a sus hijos, y morará de­
vado, y tu diestra me ha ampa bajo de sus ramas; a su abrigo
rado. * El es mi protector, mi estará defendido del calor. * Y
poderosa salvación, y mi ampa­ en su gloria reposará, aleluya
ro, aleluya. T . Y o soy tu pro­ V . Esperad en él, vosotros, to­
tector, y tu recompensa suma­ dos los pueblos congregados; de­
mente grande. El es mi protec­ rramad vuestros corazones en
tor. su acatamiento. Y en.
I. Brev. 82 ^ •4
/ C iertamente , no es posible po- Ant. — Levantándose José, *
^ ner en duda que Jesucristo, tomó al Niño y a su Madre, y
comportándose con José como vino a la tierra de Israel, y pasó
un hijo con su padre, habrá con­ a morar en la ciudad que se lla­
servado en los cielos, o mejor di­ ma Nazaret, aleluya.
cho, habrá aumentado y consu­ Salmos 14, pág. 82; 20, pág. 87;
23, pág. 95.
mado la familiaridad, el respeto
y la dignidad, sublime que le y . Invoqué al Señor, Padre
concedió durante su vida terre­ de mi Señor, aleluya. 1$. Para
nal. Con razón, pues, termina el que no me abandone en el día
Señor las palabras divinas cita­ de la tribulación, aleluya. .
das, diciendo: “ Entra en el gozo
de tu Señor” . Aunque el gozo de L ección d el santo E vangelio
la eterna beatitud entre en el co­ seg ú n san L ucas
razón del hombre, el Señor pre­
firió decir: “ Entra en el gozo” ; Lección VII Cap. 3, 21-23
para insinuar misteriosamente pN aquel tiempo: Cuando acu­
que este gozo no está solamen­ día todo el pueblo a recibir
te en él, sino que lo envuelve el bautismo, habiendo sido tam ­
por todas partes, lo absorbe y bién bautizado Jesús y estando
lo sumerge como un abismo sin en oración, se abrió el cielo. Y
fondo. Acordaos, pues, de nos­ lo que sigue.
otros, oh bienaventurado José;
interceded por nosotros median­
H o m ilía de san A g u st ín , O b isp o
te el sufragio de vuestra plega­
Libro 2 del Concord. de los Evangelios
ria, ante Aquel que pasó por h i­ 1
jo vuestro; y al propio tiempo, s manifiesto que aquellas
haced que se muestre propicia palabras: “ Era conside­
con nosotros vuestra esposa, la rado hijo de José” las
bienaventurada Virgen Madre dijo san Lucas por aquellos que
de Aquel que, con el Padre y el creían a Jesús hijo de José según
Espíritu Santo, vive y reina por la filiación natural. Mas como
todos los siglos. Amén. , algunos extrañan que san M ateo
I£. Aunque acampen ejérci­ asigne unos progenitores descen­
tos contra mí, no temblará mi diendo de D avid hasta José, y
corazón: * Aunque me embistan otros Lucas, subiendo de José
en batalla, mantendré yo firme hasta David, es conveniente que
mi esperanza, aleluya. y . A ti se advierta que José pudo haber
se dirigirán sin cesar mis cánti­ tenido dos padres: uno que le
cos, porque tú eres mi poderoso engendró y otro que le adoptó.
auxiliador. Aunque me embistan. Y a que era costumbre antigua,
Gloria al Padre. Aunque me em­ aun en el pueblo de Dios, que
bistan. ■ • los que no tenían hijos, los adop­
tasen. D e donde puede deducirse ño y a su Madre, y huye a Egip­
que san Lucas en su Evangelio to; * Y estáte allí hasta que te
cita como padre de san Jo­ avise, aleluya, y . Para que si
sé, no al padre por natura­ cumpla la palabra que el Señor
leza, sino al padre adoptivo, y ha dicho por un Profeta: Llamé
que los antepasados que enume­ de Egipto a mi Hijo. Y estáte,
ra en su Evangelio remontándo­ de Egipto a mi Hijo. Y estáte
se desde José hasta David, son allí hasta que te avise, aleluya.
los del padre adoptivo.
José, hijo de David, no
Lección IX
tengas reparo en recibir a M aría
tu esposa; porque lo que ha con­ IM as aún suponiendo que Lu­
cebido, es obra del Espíritu San­ cas también dijera que José
to; dará a luz un hijo, * Y le fué engendrado por Helí, tampo­
pondrás el nombre de Jesús, ale­ co en este caso debería turbamos
luya. y . El salvará a su pueblo esta palabra ni impedimos el
de sus pecados. Y le pondrás el creer que uno de los dos Evan­
nombre. . gelistas menciona al padre natural
de José, y el otro al padre por
Lección VIII adopción. Puede decirse, en efec­
to, sin absurdidad, que el que
Q en efecto, necesario ad­
ie n d o ,
adopta a un hijo lo engendra no
m itir la veracidad de los dos según la carne sino por el afecto
Evangelistas, M ateo y Lucas, y que le profesa. Así Dios al dar­
que, por consiguiente, uno des­ nos la facultad de llegar a ser
cribe la genealogía del padre na­ hijos suyos, no nos engendró de
tural de José, y el otro la del su propia naturaleza y sustan­
padre adoptivo, ¿no hemos de cia, como a su único H ijo, sino
tener por más probable que enu­ que nos adoptó por su amor.
mere la genealogía del padre T e Deum , pág. 10.
adoptivo aquel que nunca afirma
que José fuese engendrado por LAUDES Y HORAS
el hombre a quien lo atribuye
como hijo? Pues bien: san M a­ Ant. 1. Jacob * engendró a
teo, al decir: “ Abrahán engen­ José, esposo de María, de la cual
dró a Jacob” , y al proseguir em­ nació Jesús, que se llama Cristo,
pleando el verbo engendró, hasta aleluya.
el final, cuando dice: “ Jacob en­ Lo s Salm os son de Dom inica, en el
gendró a José” , muestra suficien­ prim er lu gar, pág. 55/

temente que siguió la serie de 2. El Angel Gabriel fué en­


progenitores directos de José, y viado * por Dios a la ciudad de
se propuso nombrar al padre que Galilea llamada Nazaret, a una
le engendró y no al que le adop­ Virgen desposada con un varón
tó. - llamado José, aleluya.
' IJ. Levántate, y toma al N i­ 3. José vino desde Nazaret,
* ciudad de Galilea, a Judea, a universo, a cuya menor señal
la dudad de David, llamada Be­ tiemblan las turbas infernales, y
lén, aleluya. ante el cual se inclinan los mis­
4. Y vinieron presurosos, * y mos cielos.
hallaron a M aría y a José y al Alabanza sea dada a la Trini­
Niño reclinado en el pesebre, dad excelsa, que a tales honores
aleluya. os ha elevado; que ella nos con­
5. Tenía Jesús * al comenzar ceda por vuestros méritos los
su ministerio, cerca de treinta goces de la vida bienaventurada.
años, y pasaba por hijo de José, Amén.
aleluya. y . M e has salvado con tu
protección, aleluya. Y me
Capitula Gén., 49, 26 has amparado con tu diestra,
aleluya.
I as bendidones de tu padre so­ Ant. del Bened. — José, hijo
brepujan las bendiciones de de David, * no tengas reparo en
sus progenitores, hasta que ven­ recibir a M aría, tu esposa, por­
ga el Deseado de los collados qu e lo que ha concebido es obra
eternos. Recaigan sobre la cabe­ del Espíritu Santo, aleluya.
za de José o sobre la cabeza de) L a O ración como Ia d e I V ísp eras,
pág. 1 1 5 1 . L o s Salm os de las H oras
Nazareno o entre sus hermanos. son los de Dom inica, pero en Prim a
como en las Fiestas.

Himno
TERCIA
Q h José, honor de los habitan­
La Capitula de Lau des.
tes del cielo, esperanza se­
I£. L e constituyó señor de
gura de nuestra vida, columna
su casa, * Aleluya, aleluya. Le
del mundo, recibid benignamen­
constituyó, y . Y jefe de todas
te las alabanzas que con nues­
sus posesiones. Aleluya, aleluya.
tros cantos os ofrecemos llenos
de alegría. Gloria al Padre. Le constituyó
El Creador de todos los seres señor. '
os destinó para esposo de la pu­ y . Glorificaré vuestro nom­
rísima Virgen; quiso que fueseis bre, aleluya. 1$. Porque habéis
llamado padre del Verbo, y os sido mi auxilio y mi protector,
escogió como ministro de salva­ aleluya.
ción.
Contempláis gozoso al Reden­ SEXTA
tor que predijeron los Profetas,
Capitula Gén., 49. 25 ^
reclinado en un pesebre, y ado­
ráis humildemente al Dios recién Dios de tu padre será tu
nacido. ayuda, y el Omnipotente te
A vos se somete el Dios, que bendecirá desde lo alto con ben­
es R ey de reyes y dominador del diciones celestiales. .
br. Glorificaré vuestro demás, como en la Fiesta, excepto las
Lecciones: las del I Nocturno, que se
nombre. * Aleluya, aleluya. Glo toman de la E scritura ocurrente, con
rificaré. y . Porque habéis sido los Responsorios propios del Tiempo;
las del I I y I I I Nocturno, que son
mi auxilio y mi protector. Ale­ propias para cada día.
luya. Gloria al Padre. Glorificare.
y . El justo germinará como
el lirio, aleluya. I£. Y florecerá Feria Quinta
para siempre ante el Señor, ale­
Día II ¡nfraoctavo de san José
luya.
Semidoble

NONA II NOCTURNO
Caphula Gén., 49, 22 Serm ón de san B e r n a r d in o de

S ie n a
J r íi j o que va creciendo, José;
Sobre san José
hijo que va siempre crecien­
do, y de hermoso aspecto; las Lección IV
doncellas corrieron sobre los mu­
ros para contemplarle. que entre María y
u e sto

. br. El justo germinará José hubo un verdade­


como el lirio, * Aleluya, aleluya. ro matrimonio, contraído
E l justo, y . Y florecerá para por inspiración divina, y puesto
siempre ante el Señor. Aleluya, que en el matrimonio se veri­
aleluya. Gloria al Padre. El jus­ fica la unión de los corazones,
to. hasta el punto de1 que el esposo
y . Plantado en la casa del y la esposa son llamados una
Señor, aleluya. I£. En los atrios sola persona para expresar una
de la casa de nuestro Dios, ale­ unión casi perfecta, ¿cómo un
luya. espíritu perspicaz podría pensar
que el Espíritu Santo hubiera
II VISPERAS unido con unión tan estrecha al
Todo como en las I V ísp era s, pá­ alma de una virgen como María
gina 1150, excepto lo que sigue:
otra alma, si ésta no hubiese te­
y . M e senté a la sombra de nido con la suya una gran se­
aquél que había deseado, alelu­ mejanza por la práctica de las
ya: ¡^. Y su fruto fué grato a virtudes? Creo, pues, que ¿san
mi paladar, aleluya. José fué el hombre más puro en
Ant. del Magnif. — H ijo, ¿por su virginidad, el más profundo
qué te has portado así con nos­ en su humildad, el más ardiente
otros? T u padre y yo, llenos de en el amor de Dios y en la ca­
aflicción, te hemos andado bus­ ridad, como también de altí­
cando, aleluya. sima contemplación. Por cuanto
Com pletas de Dom inica, pág. 77. la Virgen sabía que el Espíritu
D u ran te la O ctava y en' el día de
la O ctava, las A n tifo n as y Salm os Santo le había dado por esposo
de todatM ad H oras y lo i : V ersícu lo » de a J o sé r que fuese el fiel
los N octu rn os son del día. o cu rre n te 'd e
la ' sem ana, como en el Salterio. L o guardiáív de su virginidad, y pa-
ra co m p artir con ella su am o r de su a fe c to , d ice a su h ijo Jesú s
caridad, co m o tam b ién su a te n ta al h a llarle en el T e m p lo : “ H ijo ,
solicitu d para con su D iv in o H i­ ¿ p o r q u é h as obrado así con
jo , el H ijo de D io s, creo firm e ­ n oso tro s? M ir a cóm o tu p ad re
m ente que M a ría a m ab a m u y y y o , a n g u stia d o s, te an d á b a m o s
sinceram ente a san J osé, con t o ­ b u sca n d o ” . P a r a la in te lig e n c h
do el a fe c to de su co razón . de e sta s p a la b ra s, debem os te n e r
en cu en ta q u e en J e s u cris to se
Lección V dan dos sa b o res d istin to s, u n o
^ in t ióJ o sé p o r J e s u cris to la d e d u lzu ra, o tro de a m argu ra. Y
m ás a rd ie n te ca rid a d . ¿Q u ién por haber el san tísim o J o sé
no creerá, d ecid m e, qu e Jesús, entrado a d m ira b lem e n te en
m ientras J osé le ten ía en sus p a rtic ip a ció n con J e su cristo , y a
brazos, o co n ve rsa b a con él, d u ­ gu sta n d o el d o lo r, y a la a le ­
ran te su in fa n cia o su a d o le scen ­ g ría , la S a n tís im a V irg en le lla ­
cia, no in fu n d ie se y g rab a se en m a, por títu lo e sp ecial, pa­
él a m anos llen a s in e fa b le s sen ­ dre de J e s u c r is to . S ó lo en e ste
tim ien to s y a le g ría s ? E x te rn a ­ p a s a je lee m o s q u e la V irg e n lla ­
m en te, la g ra c ia de C r is to se m ase a J o sé p a d re de Jesú s, p o r ­
unía p ara p ro d u c ir este re s u lta ­ que el sen tim ien to de d o lo r qu e
do, con un a sp e cto e n teram en te exp erim en tó p o r la p érd id a de
filia l; la p a la b ra con el a fe c tu o ­ J esú s es re a lm en te p ru e b a de
so abrazo. ¡O h , qu é d u lces b e ­ a fe c t o p a te rn a l. Si según la s
sos recib ió de él J o s é ! ¡C o n qué le y e s h u m an a s d iv in a m en te a p r o ­
tern u ra le o ía , cu a n d o era p e- ba d as, e stá p e rm itid o a d o p ta r
queñín , d a rle b a lb u cien d o el p o r h ijo a un extra ñ o , ¿ c u á n to
nom bre de p a d re! ¡C o n qué m ás el H ijo de D io s , d a d o a
efu sió n se sen tía e strech a m e n ­ J osé en la p erso n a de su S a n tí­
te a b ra za d o ! C o n sid e ra d ta m ­ sim a E sp o sa b a jo el a d m ira b le
bién con cu á n ta co m p asió n , d u ­ m isterio de un m a trim o n io v i r ­
ran te los v ia je s qu e em p ren d ían , gin al, debe ser lla m a d o h ijo su ­
h a c ía J osé q u e re p o sa ra sobre y o , y aun re p u ta d o co m o ta l,
sus rodillas el N iñ o Jesú s, en ­ p o rq u e en é l se h a lló el sa b o r
to n ces y a m ás crecid o , ren dido del a m o r p a te rn o un ido a l dél
de fa tig a . E s que un a m o r sin d o lo r p o r ca u sa de su a m a d ís i­
reserva y tra n s fo rm a d o r le im ­ m o J esú s?
p u lsaba h a cia él, co m o h a cia un
III NOCTURNO
H ijo d u lcísim o , q u e el E s p íritu
« San to le h a b ía d a d o p o r M a r ía L ecció n del santo E van g elio
su esposa. s eg ú n san L ucas

Lección VI Lección VII C a p . 3, 21-23

D o r esto la prudentísim a M a ­ U n a q u el tie m p o : C u an d o a c u ­


dre, que h a b ía experim entado d ía to d o el p u eb lo a re c ib ir
. .
el bautismo, habiendo sido tam­ dice un poco más arriba, en el
bién bautizado Jesús, y estando mismo lugar:! “ Y su padre y
en oración, se abrió el cielo. Y su madre estaban maravillados
lo que sigue. de aquellas cosas que de él se
decían” ? Mas el mismo Evan­
H o m il ía de sa n A g u s t ín , O b is p o
gelista expone en su relato que
Libro 2 de la Concord. de los
Jesucristo nació de María siem­
Evangelios pre virgen, y no de sus relacio­
nes con José; ¿de qué proviene,
o hay que dejar de lla­
pues, que llame a José padre
mar a José padre de Je­
del Niño, sino porque es verda­
sucristo por no haber
deramente, como nosotros lo en­
concurrido a su generación; ¿no
tendemos, el esposo de M aría, no
podía, acaso, ser padre por adop­
por la unión camal, sino por el
ción, de un niño que no hubiese vínculo del matrimonio, y porque,
nacido de su esposa, sino de otra siendo esposo de M aría, es tam­
m ujer? Creían, muchos sin du­
bién padre de Jesucristo, nacido
da, que Jesucristo era hijo de de su esposa, en un sentido mu­
José por otro título, es decir, cho más estrecho que si hubiera
como engendrado por él; creían­
sido padre por adopción de un
lo los que ignoraban la virgini­
niño procedente de otra familia?
dad de M aría; y, en efecto, dice He aquí por qué también, aun­
san Lucas: “ Jesús había llegado que pudiera probarse que María
a los treinta años, y se le tenía no desciende en modo alguno de
por hijo de José” . Y el mismo la familia de David, bastaría pa­
san Lucas, en vez de llamar sólo ra reconocer que Jesucristo es
a M aría madre de Jesús, no va­ hijo de David, atenerse a este
cila en llamarlos padres a los razonamiento que permite llamar
dos, cuando dice: “ Y el niño verdaderamente a José padre de
iba creciendo y fortaleciéndose, Jesús.
lleno de sabiduría; y la gracia de
Dios estaba en él. Y sus padres Lección IX
iban todos los años a Jerusalén
por la fiesta solemne de la Pas­ D o n e el evangelista san Lucas,
cua” . . no al principiar su Evangelio,
sino después del bautismo de Je­
sucristo, su genealogía, y no enu­
Lección VIII
mera sus antepasados descendien­
D ero que nadie piense que hay do, sino ascendiendo, pareciéndo-
que entender aquí, por el le más oportuno designarlo como
nombre de padres, a unos miem­ sacerdote venido para la expia­
bros de la familia de María, que ción de los pecados en el mo­
iban con ella, su Madre, al Tem ­ mento en que una voz del cielo
plo. Quien así pensara, ¿qué po­ lo reconoce, y el mismo Juan da
dría objetar a lo que san Lucas testimonio diciendo: “ He aquí el

* .. ■ ■
que quítalos pecados del mundo” . taba María con su Esposo. ¿Por
En su enumeración ascendente qué, pues, no concibió la Virgen
de los antepasados de Jesucristo, antes de sus desposorios? Sin du­
remóntase el Evangelista más allá da para que el misterio quedase
de Abrahán, y llega hasta Dios, desde el principio oculto y como
con quien somos reconciliados des­ en la sombra, y para que la V ir­
pués de haber sido purificados gen viviese a cubierto d e . toda
por la expiación. Es muy natural sospecha maligna. En efecto,
que se proponga establecer el cuando vemos que el que hubiera
origen del H ijo de Dios partien­ podido arder en vivos celos, no
do de la adopción, ya que, cre­ sólo no despide a su esposa, ni
yendo en él, nosotros nos con­ la acusa de deshonor, sirio que,
vertimos en hijos adoptivos de después de esta concepción, con­
Dios. Demuestra, además, sufi­ siente que comparta su suerte y
cientemente que no intenta lla­ la rodea de cuidados, fácil es re­
mar a José hijo de Helí por ha­ conocer que, si no hubiese sabido
berle éste engendrado sino más que la fecundidad de M aría era
bien por haberle adoptado, el he­ obra del Espíritu Santo, jamás
cha de que llame a Adán hijo da se hubiera avenido a retenerla
Dios. Adán era obra de Dios: en su casa, ni a servirla como lo
sólo por la gracia' (aquella gracia hizo en todas sus necesidades.
que más tarde debía perder por
el pecado) fué colocado por Dioá
en el Paraíso Terrenal en ca­ L ección V
lidad de hijo.
Y J osé su esposo, como era
T e D e u m , pág’. 10.
justo, y no quisiese infa­
marla, quiso dejarla secretamen­
te” . Después de haber dicho que
Feria Sexta esta concepción era obra del E s­
píritu Santo, y fuera de las leyes
Día III infraoctavo de san José
ordinarias de la naturaleza, con­
Semidohie
firma de otra manera su aserto
II NOCTURNO el Evangelista. A fin de evitar
que alguien pudiera decir: ¿D e
Serm ón de san J uan C r is ó s t o m o
dónde se saca la prueba de esto?
H om ilía 4 sobre san M a teo
¿quién vió, quién oyó jamás una
Lección IV cosa semejante?; y a fin de que
nadie sospechase que el discípu­
costumbre
ía bastante lo había inventado, estas circuns­
general de la antigüedad tancias con el propósito de , ha­
establecía que las jóve­ cerse agradable a su M aestro, in­
nes prometidas en matrimonio troduce, en cierto modo, a José,
viviesen en la morada de su pro­ quien corrobora nuestra, fe a
metida. D e esta manera habi­ todos estos hechos, refiriéndonos
lo que sufrió1. Así, el Evange­ causar la menor pena a la Vir­
lista parece que nos dice: Si no gen ; viviendo todavía bajo la
me creéis, y si mi testimonio os ley, se elevó por encima de la
parece excesivamente sospechoso, ley merced a su prudencia; y
creed al esposo de María. ciertamente, era conveniente que
al acercarse el reinado de la gra­
Lección VI cia comenzaran a brillar ejemplos
mucho más sublimes que los que
/'"''o m o José, su esposo — dice había mostrado el Antiguo Tes­
el Evangelio, — era justo” . tamento.
Justo significa aquí perfecto en
III NOCTURNO
toda virtud. Por consiguiente,
“ como era justo (es decir, lleno L e c c i ó n d e l s a n t o E v a n g e l io
de moderación y de bondad), qui­ seg ú n san L u cas
so dejarla secretamente” . El
Evangelista refiere lo que le ocu­ Lección VII Cap. 3, 21-23
rrió a este justo antes de tener
conocimiento del misterio, a fin p N aquel tiempo:. Cuando acu­
día todo el pueblo a recibir
de que no abriguéis duda algu­
el b a u t i s m o , habiendo sido
na acerca de los hechos ocurri­
también bautizado Jesús, y es­
dos después de advertido del
tando en oración, se abrió el cie­
misterio. Porque, ciertamente, si
M aría hubiese sido tal cual la lo. Y lo que sigue.
representaba semejante sospecha,
H o m il ía de san A g u s t ín ,
na solamente hubiera merecido
O b is p o
verse denunciada, sino también L ib ro 2 3 co n tra F a u s to , cap s. 7 y 3
castigada, j como lo ordenaba la
ley. Pero José no quiso ni entre­ B ^ esde lo alto de los cielos
garla a la condenación ni siquie­ resonó una voz sobre las
ra divulgar su sospecha. ¿Veis aguas del Jordán, que di­
con qué sublimidad de criterio jo; “ Este es mi H ijo muy amado,
procede este hombre, y cómo per­ en quien he puesto mis compla­
manece a cubierto de esa pasión cencias; las mismas palabras que
tiránica?2. Y no obstante, ¿bas­ se dirían en la montaña3. Pero de
ta decir que se trataba de una que estas palabras resonaran en­
simple sospecha, cuando los signos tonces en lo alto del ck)o, no se
exteriores de la maternidad de sigue que antes no fuera Jesús
M aría parecían probar el hecho? el H ijo de Dios. Porque en el
A pesar de ello, José estaba tan seno de la Virgen “ tomó foSna
perfectamente libre de esta pa­ de esclavo Aquel que, teniendo
sión, que no hubiera deseado la naturaleza de Dios, pudo sin

1. L o q u e s u f r i ó a l te n e r • q u e so sp ech a r de la v irtu d de una v irg e n cu y a


s a n tid a d r e s p la n d e c í an te su s o jo s. '
2. Loa celos. _ ■ .
3. La de la T r a n s fig u r a c ió n .
usurpación llamarse igual a mada por el Angel esposa de
Dios”. El mismo apóstol san Pa­ José.
blo dice también en otro lugar,
en términos clarísimos: “ Mas Lección IX
cuando vino la plenitud de los
tiempos, envió Dios a su Hijo, A hora bien, el mismo narra­
formado de una mujer, y sujeto dor afirma los siguientes he­
a la ley, para redimir a aque­ chos que dependen unos de otros,
llos que estaban bajo la ley, a saber: que José es esposo de
para que recibiésemos la adop­ María, y que la Virgen es M adre
ción de hijos” . Es, pues, H ijo de Cristo; que Cristo es de la fa ­
de Dios el que, siendo el Señor milia de D avid, y que José for­
de David por la Divinidad, es ma parte de los progenitores de
al propio tiempo hijo de D avid y Cristo hijo de D avid; de todo
de la raza de David según la lo cual ¿qué debemos deducir
carne. sino que M aría no fué extraña
a la familia, de D avid; que no
en vano fué llamada esposa de
Lección VIH José, a causa de la subordina­
ción del sexo y de la unión
no nos fuera útil creer esta
de los corazones; y que José
verdad no la hubiera incul­
no debe ser excluido de la serie
cado el mismo Apóstol con tan­
de ascendientes de Cristo, sobre
ta diligencia a Tim oteo al de­
todo por la dignidad de su sexo,
cirle: “ Acuérdate de que Jesu­
y a fin de que no pareciese se­
cristo, de la familia de David,
parado de aquella mujer a quien
resucitó de entre los muertos, se­
estaba unido por el afecto de su
gún mi Evangelio” . ¿Por qué,
alma?
pues, se extrañaría el discípulo
del santo Evangelio, al ver que
Cristo, nacido de la Virgen, sin
el concurso de José, es llamado Sábado
H ijo de David, siendo así que Día IV infraoctavo de san José
el evangelista Mateo no hace lle­ Semídoble '
gar la serie de las generaciones
II NOCTURNO
hasta M aría sino hasta José? El
Evangelista procede así porque D e l serm ón de san J uan
la persona del esposo de la V ir­ C r is ó s t o m o
gen debe ser más honrada por H o m ilía 4 so b re san M a te o

ser un varón. Aunque José no


Lección IV
conoció camalmente a M aría, no
dejó de ser su esposo. El mismo

I
osé, hijo de David, no
Evangelista que nos dice que M a­ vaciles en recibir a M a­
ría^ concibió por obra del Espíritu ría tu esposa” . ¿Qué sig­
Santo, dirá también que fué 11a­ nifica esta palabra: “ R ecibir” ?
Significa sin duda: guardarla en rebaja la dignidad de la Virgen,
su morada, porque, en su inten­ a saber: que impongas un nom­
ción, José la había ya despedido bre al Niño. Así tú serás el pri
“ Recibe — dice el Angel — a h mero en llamarle por su nombre;
'que habías despedido y se te ha y aunque eJ que ha de nacer no
dado por esposa, no por sus pa­ sea tu hijo, le dedicarás la soli­
dres, sino por Dios mismo. Te citud cariñosa del padre, y por
la da, no por un contrato solem­ esta razón, desde que le impu­
ne de matrimonio, sino para que sieres el nombre te uniré a él
comparta tu suerte en una mo­ con lazo familiar. Después, a fin
rada común, y te asocia a ella de que nadie creyese que era
por el ministerio de mi palabra” . su padre, dice: “ dará a luz un
Como Jesucristo confió después H ijo” . No dijo dará a luz para
M aría a su discípulo, así el An­ ti, sino que se expresó en forma
gel la confía ahora a un esposo, general e indeterminada. Y a la
para que halle en él consuelo, verdad, no dió a luz a Cristo
sin la unión nupcial. Al exponer para José solamente, sino para
a continuación, a José, con gran todo el orbe.
respeto y gran dignidad, la causa
de la maternidad de M aría, le
Lección VI
quita directamente todo motivo
de sospecha. No sólo — le dice Í-Ia c e constar además el Evan­
— es pura de todo comercio ilí­ gelista que un Angel vino
cito, sino que su fecundidad está del cielo a traernos el nombre de
por encima de las leyes de la Jesús; lo hace para que, par­
naturaleza. No tengas, pues, pe­ tiendo de lo que nos enseña (a sa­
na alguna por la concepción tan ber, que este nombre fué revela­
dichosa de tu esposa; por lo con­ do a José por un Angel, y por
trario, entrégate a una gran ale­ un Angel enviado de D ios), vea­
gría, “ porque lo que en ella ha mos cuán digno de asombro y de
nacido, es obra del Espíritu San­ admiración es este nacimiento.
to ” . El mismo nombre no fué elegido
sin motivo, puesto que encierra*
Lección V
abundancia de preciosos bienes.
r w a luz un Hijo, y le lla­ Así lo interpreta el mismo Angel
marás Jesús” . No porque sea cuando suscita las más dulces
obra del Espíritu Santo, has de esperanzas en el ánimo de José,
juzgarte dispensado de prestar tu lleno entonces de tristeza, y le
concurso a esta obra providen­ invita de esta manera a creer en
cial. Pues aunque eres extraño sus palabras. En efecto, nos sen­
a esta concepción, ya que la Vir­ timos dispuestos a admitir con
gen ha permanecido intacta, yo facilidad la perspectiva de acon­
te permito de buen grado lo que tecimientos dichosos, y presta­
es ^ ic io propio del padre y no mos prontamente fe a circuns-
tandas favorables. “ Porque él días en que tenía lugar el cen­
salvará a su pueblo — dice — so. No parecerá ahora fuera de
de sus pecados” . Esta promesa propósito que declaremos por
entraña una especie enteramen­ qué motivo tuvo por padre un
te nueva de beneficio: el pueblo artesano. Por esta elección figu­
se verá libre, no de una guerra rativa, muestra Jesucristo que
visible, ni de la espada de los tiene por Padre al gran artífice
bárbaros, sino de sus prevarica­ de todas las cosas: al que creó
ciones; beneficio que supera en el mundo. Si bien las cosas hu­
mucho a los precedentes, y que manas no pueden compararse con
jamás fué posible a ningún hom­ las divinas, esta imagen es, con
bre el concederlo. todo, exacta, porque el Padre de
Jesucristo trabaja con el fuego
III NOCTURNO y el espíritu; y como hábil ar­
tífice de nuestra alma, aparta
L e c c ió n d e l s a n t o E v a n g e l io
cuidadosamente de ella los vicios,
seg ú n san L ucas
aplica sin tardanza la segur a
Lección VII Cap. 3, 21-23 los árboles infructuosos, corta
con prudencia las ramitas inúti­
p N aquel tiempo: Cuando acu­ les, conserva las más elevadas,
día todo el pueblo a reci­ ablanda con el fuego de su espí­
bir el bautismo, habiendo sido ritu la dureza de las almas, y
también bautizado Jesús, y están* por último, dispone al género hu­
do en oración, se abrió el cielo. mano para las diversas circuns­
Y lo que sigue. tancias mediante cualidades di­
versas adaptadas a las funciones
H o m il ía d e s a n A m b r o s io , correspondientes.
O b is p p o

C o m en tario sobre san L u c a s , lib ro 3 Lección VIII


debe asombrarse de
id ie ^/^AS ¿por qué se relata en el
leer en la Escritura estas Evangelio la genealogía de
palabras: “ Creían que José con preferencia a la de M a­
JesÚ9 era. hijo de José” . La pa­ ría, ya que ella concibió del E s­
labra “ creían” está bien escogi­ píritu Santo a Jesucristo, apare­
da, porque no lo era por na­ ciendo José extraño a la genera­
turaleza. Ahora bien, lo ^ creían ción del Señor? Tendríamos de­
así porque M aría lo había conce­ recho a asombrarnos de ello, si
bido siendo esposa de José. L e a ­ no supiéramos ya que es prác­
mos además: “ ¿Por ventura no tica constante de las Sagradas
es éste el hijo del artesano?” Escrituras buscar el origen del
Y a hemos dicha más arriba por esposo. En- efecto, sólo del es­
qoé razón nuestro Señor y Salva­ poso debe tratarse, puesto que
dor quiso nacer de una Virgen tanto en el Senado como en las
desposada, y por qué en los otj^s asambleas de las ciuda­
des, es el varón quien vela por la cristo, sino que lo hizo solamen­
dignidad de la raza. ¡Cómo se fal­ te después de referir su bautis­
taría a las normas si, prescidien- mo, proponiéndose demostrar que
do del origen del esposo, sólo se Dios es padre de todos por el
describiese el de la esposa, como bautismo. También afirma que
si Aquel que debía ser predica­ Jesucristo salió de Dios según el
do a los pueblos del orbe ente­ orden de sucesión que consigna una
ro hubiese carecido de padre! genealogía, reuniendo todos estos
Veréis en todas partes estable­ asertos para sentar que es el 'Hi­
cer la sucesión de una familia jo de Dios, ya según la natura­
por las generaciones de varo­ leza, ya según la gracia, ya según
nes. N o os extrañéis, p u e s , la carne. Con tanta mayor evi­
si el Evangelio describe la his­ dencia puede indicar el Evange­
toria de la familia de José, lista la generación divina del
porque Aquel que quiso nacer Salvador, cuando teniendo que
revestido de la naturaleza huma­ hablar de su genealogía, empieza
na, debió someterse a las costum­ por hacer oír al mismo Tadre,
bres de los hombres; Aquel que que dice: “ Este es mi H ijo muy
venía al mundo, debió ser de­ amado, en quien he puesto mis
signado según la costumbre del complacencias” .
mundo, y esto con mayor mo­ L a s V ís p e r a s son de la D o m in ic a I I I
d esp u és de P a s c u a , p ág. 642, con C o n ­
tivo por cuanto en la genealogía m em o ració n d el d ía in fra o c ta v o p re ce ­
de José hállase la de María. d en te, p ág. 1 15 7 .
C o m p letas del S á b ad o , p ág. 240.
E l d ia sig u ie n te , se ce leb ra el O ficio
Lección IX de la m ism a D o m in ica I I I , con C o n ­
m em o ració n de la O c ta v a ; en las I I
V ís p e r a s , p ara la C o n m em o ració n del
"D ero también conviene expli­ d ia s ig u ie n te in fra o c ta v o , se tom an la
car por qué san M ateo em­ A n tífo n a y V e r s íc u lo de la s I V ís p e ra s
pezó su enumeración genealógica d e la F ie s ta , pág. 1 1 5 1 ; m as si el
O fic io d el d ía s ig u ie n te no d e b ie ra ce­
de los antepasados de Jesucristo le b ra rs e de O c ta v a , se tom an la A n ­
descendiendo desde Abrahán, tifo n a y V e r s ic u lo de la s I I V ís p e ra s
de la F ie s ta .
en tanto que san Lucas se re­
monta de Jesucristo hasta Dios.
San Lucas creyó que* debía re­ Feria Segunda
montar su origen a Dios, porque
D ios engendró verdaderamente a Ota VI infraoctavo de sa« José
Sera ¡doble
Jesucristo; es Padre de Jesucris­
to, ya según la generación ver­ II NOCTURNO
dadera, ya también con referen­ S e r m ó n d e s a n B e r n a r d o , A b a d
cia a la regeneración del bautis­ 2 H o m ilía sobre M i s s u s e s t
mo, pues es autor del beneficio Lección IV
de esta adopción mística. Por
eso san Lucas no empezó, desde a r i a se desposó con José,

el principio de su Evangelio, a o m ejor dicho, según ex­


describir la genealogía de Jesu­ presión del Evangelista,
“ con un varón (vir) cuyo nombre linaje y más noble en cuanto al
era José”. Le llama vir (varón), alma. Verdaderamente hijo d?
no porque fuese su marido sino David, y digno de tal padre. H i­
porque era hombre de virtud jo de David vuelvo a decir, en
(virtus); o, más bien, otro Evan­ línea recta, y no sólo por la san­
gelista, no llama a José simple­ gre sino por la fe, por la san­
mente vir, sino vir eius (el va­ tidad, por la devoción; como a
rón a quien M aría tomó por es­ otro David, Dios lo encontró
poso), y esto muy acertadamen­ conforme a su corazón y digno
te, ya que era menester que le de confiarle sin temor el secre
considerara como tal. Debió tísimo y sacratísimo arcano de
pues, ser llamado así, porque de­ este corazón; y también, como a
bía ser tenido por un esposo or­ otro David le manifestó los se­
dinario. Asimismo, aunque no cretos y misterios de su sabidu­
fuese padre de Jesús por natura­ ría, y le dió el conocimiento del
leza, mereció que le llamasen pa­ misterio que ninguno de los
dre del Salvador, hasta el punto príncipes de este siglo conoció.
de que le tuviesen por según
la came, lo que ocurrió, en Lección VI
efecto, como se colige del tes­
timonio del mismo Evangelista: pN fin, Dios le concedió ver y
“ Tenía Jesús, al comenzar su mi­ oír a aquel al cual muchos
nisterio, cerca de treinta años, y reyes y profetas desearon ver y
era, según creían, hijo de José” . no le vieron, desearon oír y no
le oyeron; le concedió no sólo
la gracia de verle y de oírle, sino
Lección V
de llevarlo en brazos y conducir­
hay duda, que este José, le de la mano, de abrazarle, be­
con quien se desposó la M a­ sarle, alimentarle y guardarle.
dre del Salvador, fué un hombre Mas no solamente de José,
bueno y fiel. “ Fué, podemos de­ sino de M aría, también se debe
cir, el siervo fiel y prudente, a creer que descendía de la casa
quien constituyó D ios” consuelo de David. Porque no se hubiera
de su Madre, sustento de su hu­ podido desposar con un varón de
manidad, y coadjutor fidelísimo, la casa de D avid, si ella misma
sobre la tierra, de su gran desig­ no lo fuera también1'. Ambos,
nio. A esto se añade que de José pues, eran de la casa de D avid;
se afirma que fué de la casa de en M aría se cumplió la verdad
David. Verdaderamente era de la que el Señor había anunciado con
casa de David. Verdaderamente juramento a D avid; José fué el
este hombre llamado José des­ confidente y testigo del cumpli­
cendía de sangre real; noble en miento de esta promesa divina.
1. L a le g isla c ió n ju d ía ten d ía a co n s e rv a r la in d iv id u a lid a d p rop ia a la s
fa m ilia s y a la s tr ib u s . ¿ N o d eb ía c o n s e rv a r e s p e c ia lm e n te la d e la c a s a re a l
de D a v id ?

't
III NOCTURNO
gún está escrito: “ Tú eres Sacer­
L e c c ió n d el san to E v a n g e l io
dote para siempre según el orden
segú n san L ucas
de Melquisedec” .

Lección VII Cap. 3, 21-23 Lección VIII


p N aquel tiempo: Cuando acu­ ^ mbos Evangelistas son fieles
día todo el pueblo a recibir 1 a la verdad: san Mateo '•l
el bautismo, habiendo sido tam­ exponer la genealogía del Salva­
bién bautizado Jesús, y estando dor por los reyes, y san Lucas
en oración, se abrió el cielo. Y al declarar que tiene un origen
lo que sigue. más santo cuando expone la ge­
nealogía sacerdotal que va de
H o m il ía d e sa n A m b r o sio , Dios a Cristo. Y así este Evan­
O b is p o gelista ha sido designado bajo el
Coment. sobre san Lucas, libro 3, cap. 3 símbolo de un becerro, ya que
se ha propuesto ante todo tratar
an Mateo tuvo por con­ del ministerio sacerdotal. No nos
veniente exponer la ge­ admiremos tampoco, si vemos
nealogía del Salvador por que de Abrahán a Cristo hay
Salomón, y san Lucas por Natán; más generaciones según san Lu­
el uno parece que quiere atraer cas, y menos según san Mateo,
nuestra atención sobre la familia pues, como vemos, cada genealo­
real de la cual descendía Cristo, gía es descrita con una nomen­
y el otro que quiere atraerla so­ clatura de personas diferentes. A
bre la raza sacerdotal a la cual la verdad puede haber sucedido,
Cristo también pertenecía. Mas que los unos hayan tenido vida
esto no hemos de tomarlo de tal larga, y que los de la otra ge­
suerte que creamos al uno más nealogía hayan muerto prematu­
verídico que al otro, sino que ramente, ya que vemos con fre­
ambos concuerdan en una mis­ cuencia que muchos ancianos v i­
ma fe y en una misma verdad. ven con sus nietos, al paso que
Y ciertamente, Cristo, según h a otros les sobreviene la muerte
carne, fué de familia sacerdotal poco después del nacimiento de
y real. R ey descendiente de re­ sus hijos.
yes, y Sacerdote de sacerdotes;
y no obstante, los oráculos profé- Lección IX
ticos no se refieren al parentesco
según la carne, sino a las pre­ ' T ' am bié n hemos de notar que
rrogativas celestiales, cuando se san Mateo designa a Jacob
expresan en esta forma: “ El rev padre de José como hijo de Ma
se regocija en la virtud de D ios” ; tán, al paso que san Lucas
el poder de juzgar lo ha recibi­ consigna que José, con quien es­
do del R ey, su Padre, y además taba desposada M aría, era hijo
Cristo es Sacerdote eterno se­ de Helí, y Helí de Melco. Ahora
bien, ¿cómo uno puede tener dos quiso dejarla ocultamente’’. Con
padres, a saber Heli y Jacob? razón, pues, siendo justo no qui­
José es considerado como hijo de so delatarla, porque así como de
dos padres porque del uno era h i­ ningún modo hubiera sido justo
jo según la carne y del otro se­ si reconociéndola culpable la hu­
gún la ley. El pueblo judío no biera admitido, tampoco lo ha­
comprendió que este precepto de bría sido si la hubiera delatado,
la adopción legal debía asegurar conociéndola inocente. Siendo,
la perpetuidad futura a una raza pues, justo y no queriendo de­
de difuntos, sino que tomando el latarla, quiso dejarla ocultamen­
texto por una profecía, sólo s e ­ te. ¿Por qué quiso dejarla? Oid
gún el sentido literal, desfiguró sobre este punto, no mi opinión
su belleza. En efecto, debía ha­ personal, sino la de los Padres.
ber un hermano1 que suscitara Quería José dejar a M aría por
una descendencia a sus hermanos el mismo motivo que movía a
difuntos; no debía ser, empero su san Pedro a alejar de sí al
hermano según la carne, sino se­ Señor, cuando le decía: “ Apar­
gún la pureza de la gracia. Y por taos de mí, S e ñ o r , porque,
esto quizá está escrito: “ El her­ yo soy un pecador” ; y por la
mano no rescata, rescata otro causa misma por la cual el Cen­
hombre” , porque éste no es un turión no quería que entrase el
hermano carnal, sino el hombre Señor en su casa cuando excla­
mediador entre Dios y los demás maba: “ Señor, yo no soy digno
hombres, Cristo Jesús, el cual de que entréis bajo mi techo” .
propagó la gracia de la resurrec­
ción.
Lección V
!
Feria Tercera A sí pues, José, considerándose
indigno y pecador, se decía
Día Vil infraoctavo de san José que no debía permanecer más
Sem íd o b le tiempo viviendo familiarmente en
II NOCTURNO compañía de una Virgen tan sin­
gularmente favorecida de Dios,
S erm ón de san B e r n ar d o , A bad
y cuya dignidad, tan superior a
H o m ilía I I so bre M i s s u s e s t
la suya, le llenaba de temor. El
Lección IV se sentía poseído de pavor al ver
que M aría aparecía con señales
stá escrito: “ M as José, certísimas de la divina presencia,
su esposo, siendo justo, y y como no podía penetrari el
no queriendo delatarla, misterio, quería dejarla. M iró

1. T r á ta s e aq ui de lo p re s c rito en el D e u te ro n o m io , c a p ítu lo X X V , v e r s íc u lo s
S y . s ig u ie n te s, seg ú n lo c u a l, si d os h erm an o s v iv ía n ju n to s y u no d e ellos
m u riera sin h ijo s , la v iu d a d e b ia c a s a r s e co n el h e rm a n o d e s u espo so , el cu a l
detúa 'tom arla por tn u je r p a ra d a r s u ce s ió n a su h erm an o .
Tedio con pavor la grandeza del visiblemente, los que más tarde,
poder de Cristo, miró con pavor debían poner en él sus impías
el Centurión la majestad de su manos, cuando resplandecía con
presencia. Sintióse también so­ milagros? Con razón, pues, este
brecogido José, como criatura varón justo, por no verse obliga­
humana, de un asombro sagrado do, o a mentir o a infamar a una
ante lo insólito de un milagro inocente, quiso dejarla oculta­
tan grande. ¿Te maravillas d<i mente.
que José se juzgase indigno de
la compañía de aquella Virgen III NOCTURNO
que iba a ser madre? ¿No
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
sabes tú que la misma santa
segú n san L ucas
Isabel no podía permanecer en
su presencia sin sentirse llena de Lección VII Cap. 3, 21-23
temor y respeto, por lo cual ex­
clamaba: “ ¿De dónde a mí esta P aquel tiempo: Cuando acu­
n
dicha, que la Madre del Señor día todo el pueblo a recibir
venga a m í?” el bautismo, habiendo sido tam­
bién bautizado Jesús, y estando
Lección VI en oración, se abrió el cielo. Y
lo que sigue.
"O oruna razón semejante, José
quería dejarla. Pero, ¿por H o m il ía de san J uan D am ascen o

O r a c ió n 3 de Ia B . V . M. en su
qué ocultamente y no a las cla­
N a tiv id a d
ras? Porque no se inquiriese la
causa del divorcio, y se pidiese ¡P ip ^ líC E san Mateo al princi-
la razón que lo justificaba. ¿Qué ! MCI 1 pió de su Evangelio:
respondería este varón justo a iUL-ífil “ Libro de la genealogía
un pueblo de dura cerviz, a un de Jesucristo, hijo de David, hijo
pueblo incrédulo, y siempre dis­ de Abrahán” . Pero no se conten­
puesto a la contradicción? Si ta con citar estos nombres, sino
hubiese dicho lo que sentía y lo que su exposición continúa hasta
que por experiencia sabía sobre mencionar al esposo de la Virgen.
la pureza de M aría, ¿no se habrían Por su parte, san Lucas, después
burlado de él los judíos incrédu­ de relatar el testimonio tributado
los y no la habrían ellos mismos al Salvador en su bautismo, hace
apedreado? ¿Cómo podrían creer una digresión, y continúa dicien­
a la Verdad que se escondía si-, d o : “ Y el mismo Jesús comenza­
lenciosa en el seno maternal ba a ser como de treinta años,
aquellos mismos que más tarde hijo, según se creía, de José, que
la habían de despreciar cuando lo fué de Heli, que lo fué de
se dejaría oír c o n . fuerza en rl M atán” , y así prosigue remon­
templo? ¿A qué no se atreverían tándose hasta “ Set, que lo fué
con el que aun no se mostraba de ^ d á n , que lo fué de Dios” .
I. Brev. 83
For consiguiente, como el ori­ teza de que la Virgen María pro­
gen de José queda así estableci­ cede también de David; porque
do, queda demostrado al mismo de la estirpe del esposo puede
tiempo que María, Virgen y M a­ deducirse también la de la es­
dre de Dios, era de la misma posa.
tribu que él, por cuanto la ley
de Moisés no permitía que una Lección IX
tribu se aliase con otra tribu,
siempre que hubiese peligro de ue José fué justo y que su
que los bienes de una familia pa­ Q vida fué del todo conforme
sasen con ello de una tribu a con la ley, es evidente para todos.
otra. Viviendo, pues, según los precep­
tos de la ley, no se desposaría
Lección VIH Ciertamente, to n una m ujer de una
tribu diferente de la suya. Por
D or un designio providencial
consiguiente, sí José era de la
guardase silencio ante el pue­
tribu de Judá, y de la familia
blo sobre la concepción de Je­
y de los herederos de David, ¿no
sucristo por obra del Espíritu
se sigue que M aría salió también
Santo, y así todos pudieron ver
de la misma estirpe? He ahí por­
que José ocupaba el puesto de
que bastaba con trazar la genea­
padre del Salvador, y en conse­
logía de su esposo. Además, ¿no
cuencia, el esposo de M aría fué
es, según la sentencia del Após­
considerado por todos y en ver­
tol, el marido “ cabeza de la mu­
dad que convenía que así fuese,
como el padre del Niño. D e lo jer"’ ? ¿Qué puede, por lo tanto,
contrario, el Niño hubiera pasado alegarse para no admitir que, ?.l
por carecer de padre legítimo, ya trazar el origen del que es la c a ­
que en manera alguna hubiera po­ beza se indica también en conse­
dido establecerse su origen por el cuencia el del cuerpo mismo?
lado paterno. Por eso aquellos Queda, pues, claramente demos­
excelentes Evangelistas hicieron trado, a mi parecer, que la ge­
algo necesario al darnos la ge­ nealogía de José no en vano es
nealogía de José. Si la hubieran referida por los Evangelistas,
omitido, y hubieran trazado la sino que nos sirve como elemen­
lista de los antepasados de Je­ to necesario para reconocer, por
sús por la parte materna, hubie­ vía de conclusión que procede
ra parecido un deshonor, y se asimismo de David la Virgen, y
tambiéji Aquel que, por el más
hubieran apartado de la costum­
grande de los milagros, nació de
bre adoptada por las Sagradas
Escrituras. Con mucha oportuni­ ella: Jesucristo, hijo de Dios
dad, pues, al dar el origen de la ya desde antes de todos los si­
glos.
familia de José, por la razón ya
indicada, y al hacerlo remontar Te D eum , p á g . 10.
Las V ís p e r a s son del d ía de la O c­
a David, nos confirman en la cer­ ta v a . ^
Feria Cuarta afecto; María lo fué por el afee
to y por la naturaleza; pero am­
Octava de la Solemnidad de bos son llamados padres de Cris­
san José to; padre de Cristo en su humil­
D o ble m ayo r dad, no en su grandeza; padres
II NOCTURNO de su debilidad, no de su divini­
dad1'.
Serm ón de san A g u s t ín , O b is p o

L ib r o I de la s B o d as
Lección V
Lección IV
nos engaña el Evange­
am poco

decir el Angel a José:


l lio. Pues bien, en él leemos:
“ No vaciles en recibir a “ Su padre y su madre escucha­
M aría, tu esposa” , no le ban con admiración las cosas que
engañaba, ciertamente. Mereció de él se decían” . Y en otro lu­
el nombre de esposa, desde el gar: “ Iban sus padres todos los
momento en que le prometió su años a Jemsalén” . Y un poco
fidelidad conyugal, aquella cuya después: “ Su madre le dijo: H i­
virginidad él había respetado v jo, ¿por qué te has portado así
respetaría siempre. Y este título con nosotros? Mira cómo tu pa­
de esposa no estaba faltado dre y yo, llenos de aflicción, te
de sentido, ni era una falsedad, buscábamos” . Pero Jesús, para
a pesar de que en aquella unión mostrar que, sobre ellos, tenía un
no había habido, ni debía ha­ Padre que antes le había engen­
ber relación carnal. M aría era, drado sin una madre, les respon­
ciertamente, virgen, y por lo m is­ dió: “ ¿Por qué me buscabais?
mo era para su esposo tanto más ¿Acaso no sabíais que yo debo
santamente admirada y queridi, emplearme en las cosas que mi­
cuanto él conocía su fecundidad ran al servicio de mi Padre?” . Y
fuera de las reglas de la natura­ además, a fin de que no se cre­
leza; no les unía el vínculo de yera que por aquellas palabras
la paternidad común, pero les Jesús negaba que ellos fuesen sus
unía el de la mutua fidelidad. A padres, el Evangelista añade se­
causa de este fiel matrimonio, guidamente: “ Ellos no compren­
merecieron ambos esta denomina­ dieron el sentido de su respuesta.
ción: “ los . padres” de Jesús; Y descendió con ellos, y vino a
y no solamente ella era, con ra­ Nazaret, y les estaba sujeto” . ¿A
zón, llamada madre, sino que él quién estaría sometido sino a sus
también mereció el nombre de padres? ¿ Y quién estaba someti­
padre, como esposo de la madre. do sino Jesucristo, el cual, “ sien­
Los dos lo merecieron por el afec­ do Dios por naturaleza, no tuvo
to, pero no los dos por la carne. por usurpación hacerse igual a
José no fué padre sino por el D ios?” .

1. Lo cu a l no im pide qu e M a r ía fu e ra v e rd a d e ra M a d re de D io s,

«f
Lección VI tando en oración, se abrió el cié
lo. Y lo que sigue.
JpoR qué, de consiguiente, les
estaba sujeto, siendo ellos
H o m ilía de san A g u s t ín , O B isro
muy inferiores a : la naturale­ S e rm ó n 36, so bre el T iem p o
za divina, sino porque se ano­
nadó a sí mismo, tomando la for­ día del bautismo del
¡t e
ma de siervo? Ellos eran cierta­ Salvador’ constituye en
mente padres de esta fonva d*> cierto modo, para nos­
siervo y no habrían podido ser­ otros, otra Natividad, ya que su
lo ambos si no hubiesen estado filiación se nos manifiesta con
unidos como esposos, bien que las mismas señales y milagros
sin comercio carnal alguno. He que acompañaron su nacimiento,
ahí por qué al establecer la serie pero en el bautismo de Cristo
de los antepasados de Cristo, era vemos aún mayor misterio. En
necesario escoger la genealogía efecto, el oráculo divino dice:
que terminaba en José, a fin de “ Este es mi H ijo amado en el
que no redundase en menoscabo que me he complacido” . A la ver­
del sexo viril, que es, en verdad, dad, brilla más la segunda natl-
el más digno; y por otra parte, vidad que la primera, ya que en
ningún detrimento sufre la ver­ la primera Cristo vino al mundo
dad, puesto que José era, como en medio del silencio y sin testi­
María, del linaje de David, del gos; en la segunda fué bautizado
cual, según estaba predicho, había y fué proclamada su divinidad.
de venir Cristo. Así pues, encon­ En la primera, José, que era te­
tramos en los padres de Cristo nido por padre, reconoció que no
todos los bienes del matrimonio: lo era; en la segunda, se dió a
la prole, la fidelidad y el sacra­ conocer, como padre aquel que no
mento. Conocemos al hijo: el era tenido por tal. A llí una duda
mismo Jesucristo; la fidelidad de se cierne sobre la madre, porque
los esposos, pues no hubo adul­ el padre no ha usado de todos
terio alguno; el vínculo sacra­ los derechos de esposo; aquí la
mental. porque nunca pensaron madre recibe el honor debido,
en el divorcio. por que Dios da testimonio di?
su H ijo.
III NOCTURNO
Lección VIII
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
D epito que es más glorificada
segú n san L ucas
la segunda natividad que la
Lección VII Cap. 3, 21-23 primera. Y a que en aquélla el pa­
dre es Dios de m ajestad infinita,
p n aquel tiem po: Cuando con­ pero en ésta es José, un simple
curría todo el pueblo a re­ artesano, el que es tenido por
cibir el bautismo, habiendo sido padre. Y aunque al considerar
también bautizado Jesús, y es­ estos dos acontecimientos, vemos
que el nacimiento y el bautismo pendió el cielo en las alturas,
del Señor son igualmente obra fundamentó la tierra mediante su
del Espíritu Santo, sin embargo mismo peso y puso límite a los
el Padre que habla desde el cie­ mares. Es ciertamente un artífi­
lo es de una dignidad incompa­ ce, el que para establecer cierto
rablemente mayor que el artesa­ equilibrio, abate las techumbres
no de la tierra. De consiguiente, del orgullo y levanta las depre­
José, artesano en la tierra, era siones de la humildad. Es un ar­
tenido por padre del Señor y Sal­ tífice, el que desecha lo superfluo
vador, pero Dios, Padre de nues­ de nuestra vida y conserva lo
tro Señor Jesucristo, no es ajeno útil. Es un artífice, el que nos
a esta obra,, pues también él es amenaza por Juan Bautista con
artífice. aplicar la segur a nuestra raíz,
para que todo árbol que exce­
Lección IX diere la norma de la debida dis­
creción. sea cortado de raíz y
p s en verdad un artífice divi­ arrojado al fuego, y todo el que
no el que fabricó la má­ alcanzare la medida de la verdad
quina de este mundo con un po­ sea destinado a las celestiales
der no sólo admirable, sino ine­ construcciones.
fable. Como sabio arquitecto sus­ Te D e u t n , p ág. 10.

r
FIESTAS DEL MES DE MAYO

D ía 1 de M ayo

Santos Felipe y Santiago, Apóstoles


Doble de I I clase

T od o se tom a d el C o m ú n de A p ó s to ­ Se hace Conmemoración del Oficio


les en T ie m p o P a s c u a l, p ág. 750, m e­ procedente.
nos lo qu e s ig u e :
Ant. — Ven, esposa de Cristo,
I VISPERAS recibe la corona, que el Señor te
ha preparado para siempre^ ale­
A n tífo n a s de L a u d e s , p ág. 1 1 7 7 . luya.
Ant. del Magnij. — No se tur­ y . Derramada está la gracia
be * vuestro corazón, ni se ame­ en tus labios, aleluya. R . Por
drente: si creéis en Dios, creed esto, Dios te ha bendecido para
también en mí: en la casa de mi siempre, aleluya.
Padre hay muchas moradas, ale­
luya, aleluya. . Oración

Oración suplicamos nos concedáis,


omnipotente Dios, que cuan­
Dios, que nos alegráis con tos celebramos el nacimiento a
la anual solemnidad de la vida eterna de vuestra bien­
vuestros apóstoles Felipe y San­ aventurada Virgen Catalina, par­
tiago: concedednos propicio que ticipemos de la alegría de esta
al congratularnos de sus méritos, festividad anual, y nos aprove­
nos aprovechemos de sus ejem ­ chemos con el ejemplo de una
plos. Por nuestro Señor. . virtud, tan grande. Por nuestro.
MAITINES Lección V
S i la s L e c cio n e s del P ro p io de T ie m ­
po de esto s d ía s no son de la E p ísto la hermano del Señor
^ a n tia g o ,
de S a n tia g o , hoy se leen en el I N o c ­ llamado el Justo, desde su
tu rn o la s del co m ien zo d e la m ism a,
com o en la D o m in ic a I V d esp u é s de primera edad no bebió vino ni
P a s c u a , p ág. 6 5 5 ; m as si to c a re le er sidra, se abstuvo de la carne, y
e sta E p ís to la , se leen la s L e c cio n rs
q u e co rre sp o n d en a este d ía . L o s R e s ­ jamás se cortó el cabello ni usó
p on sorio* se d icen siem p re d el C o m ú n , perfumes ni baños. Sólo a él es­
pág. 7 5 1.
taba permitido entrar en el San­
II NOCTURNO to de los santos. Llevaba vesti­
Lección IV dos de lino; su asiduidad en la
oración era tanta, que se le en­
1 B ^ H e l ip e , natural de Betsai-
durecieron las rodillas como si
| rasl/j da, uno de los doce
fuesen de piel de camello. Des­
Apóstoles que fueron
pués de la Ascensión del Señor,
llamados en primer lugar por Je­
los Apóstoles le crearon obispo
sucristo, notificó a Natanael la
de Jcrusaléa. E l Príncipe de Ioj
venida del Mesías prometido y
Apóstoles le envió un mensajero
le condujo al Señor. Los hechos para anunciarle su liberación de
muestran claramente con qué la cárcel por el Angel. Habién­
familiaridad Cristo acogía a F e­ dose suscitado en el concilio de
lipe. Los gentiles que querían ver Jerusalén una controversia acerca
al Señor, acudían a Felipe, y el de la ley y la circuncisión, San­
mismo Jesús, cuando quiso a li­ tiago. fué del parecer de Pedro,
mentar en el desierto a la multi­ y dirigió la palabra a los herma­
tud que le seguía, se dirigió a él nos, probándoles la vocación d.“
con estas palabras: “ ¿En dónde los gentiles, y diciéndoles que era
compraremos panes para que co­ necesario escribir a los hermano^
man estas gentes?” . Después de ausentes, a fin de que no impu
recibir el Espíritu Santo, habién­ sieran a los gentiles el yugo de
dole tocado la misión de predi­ la ley de Moisés. D e él dice el
car el Evangelio en la Escitia, Apóstol en su carta a los Gála-
convirtió casi toda aquella región tas: “ N o vi a ningún otro após­
a la fe cristiana. Finalmente, lle­ tol sino a Santiago, el hermano
gado a Hierápolis, en Frigia, del Señor” .
fué crucificado y apedreado por
el nombre de Cristo, el d i\ pri­ Lección VI
mero de M ayo. Su cuerpo, sepul­
tado en aquel mismo lugar por p*RA tan grande-la santidad de
los cristianos, fué después tras­ ^ Santiago, que a porfía los
ladado a Roma, a la Basílica de hombres se disputaban poder to ­
los Doce Apóstoles y colocado car la orla de su vestido. A los
en la misma iglesia juntamente noventa y seis años de edad, des­
con el cuerpo del apóstol San­ pués de haber gobernado muy
- tiago. . . santamente aquella Iglesia por
espacio de treinta años, y de ha­ del santo Evangelio que acabáis
ber predicado constantemente de oír. Nuestro Señor Jesucristo
que Cristo era H ijo de Dios, le dijo a sus discípulos: “ No se
apedrearon, condujéronle luego a turbe vuestro corazón. Creéis en
lo más alto del templo, y desde Dios, creed también en m í” . Que­
aquel lugar le despeñaron. Ei riendo prevenir el temor entera­
Santo, teniendo quebradas las mente humano que su muerte
piernas, y ya moribundo, levan podría producir en sus discípu­
taba las manos al cielo, y roga­ los, y la turbación que debía se­
ba a Dios por sus enemigos con guirse de ella, los consuela d e­
estas palabras: “ Perdónales, Se­ clarándoles que él mismo es
ñor, porque no saben lo que ha­ Dios. “ Creéis en Dios— les dice,
cen” . Mientras hacía esta ora­ — creed también en m í” . Como
ción, fué herido gravemente con si dijera: Si creéis en Dios, es
un palo de batanero, y de esta lógico que creáis en mí. Lo cual
suerte entregó su alma al Crea­ no seria lógico si Jesucristo no
dor, en el año séptimo de N e­ fuera Dios.
rón, siendo sepultado junto al
Templo en el mismo lugar en
Lección VIH
donde fué precipitado. Escribió
una carta que forma parte de las Y ^ osotros creéis en Dios; creed,
siete Epístolas católicas. pues, en A q u e l que es
por naturaleza, no por usurpa­
III NOCTURNO
ción, igual a Dios. Anonadóse sin
L ección del santo E vangelio perder la naturaleza divina, pero
seg ú n san J uan tomando la naturaleza de siervo
¿Teméis la muerte para esta
Lección VII Cap. 14, 1-13 forma de siervo? “ No se turbe
t
vuestro corazón"; la naturaleza
E n íiquel tiempo:D ijo Jesús a
sus discípulos: No se turbe divina la resucitará. M as ¿por
qué las palabras siguientes: “ En
vuestro corazón. Si creéis en
Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas
la casa de mi Padre hay muchas moradas” , sino porque los dis­
cípulos temían por ellos mismos?
moradas. Y lo que sigue.
Por eso tuvieron necesidad de
H omilía de san A g u stín , O bispo oír al Salvador diciéndoles: “ No
se turbe vuestro corazón” . En
T ra ta d o 67 so bre san J u ta n
efecto, ¿quién de los apostóles
\yque elevar, hermanos hubiera podido no sentir te­
míos, con más energía mor al oír que Jesús decía a Pe^*
nuestro pensamiento a dro, el que entre todos más con­
Dios, a fin de que nuestras almas fianza y ardor mostraba. “ No
puedan comprender, en la medi­ cantará hoy el gallo sin que tres
da de lo posible, las palabras veces me hayas negado” ?
Lección IX mis mandamientos, aleluya, ale-
iuya, aleluya.
Tremían ellos perecer alejados Ant. del Bened. — Y o soy el
de Jesús; por lo que su tur­ camino, * la verdad y la vida;
bación era bien legítima; pero nadie va al Padre sino por medio
estas palabras: “ En la casa de de mí, aleluya.
mi Padre hay muchas moradas;
si así no fuera, yo no os hubiera
II VISPERAS
dicho: voy a aparejaros el lugar” ,
calman la intranquilidad y la Las Antífonas de Laudes.

agitación de sus almas, infun­ Ant. del Magnif. — Si perma­


diéndoles la esperanza cierta de neciereis en mí, * y mis palabra?
que, tras los peligros y pruebas permanecieren en vosotros, al­
de esta vida, veránse por siem­ canzaréis cuanto pidiereis, alelu­
pre jamás unidos a Dios con Je­ ya, aleluya, aleluya.
sucristo. Aunque uno pueda ser Conmemoración del Oficio siguiente.

superior a otro en fuerza, en sa­


biduría, en justicia, en santidad,
“ en la casa de mi Padre hay Día 2 de M ayo
muchas moradas” ; nadie se veiá
excluido de esta casa, en la que San Atanasio
cada cual será colocado según áu Obispo, Confesor y Doctor de
mérito. la Iglesia
Te Deum, pág. 10.
Doble

LAUDES Y HORAS Todo se toma del Común de un Con­


fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que
Ant. 1. Señor, * muéstranos sigue:

al Padre, y eso nos basta, ale­ Ant. del Magnif. — Oh Doc­


luya. tor excelso, * luz de la santa Igle­
Los Salmos de Dominica en el pri­ sia, bienaventurado Atanasio,
mer lugar, pág. 55. amante de la divina ley, ruega
2. Felipe, * aquel que me ve. por nosotros al H ijo de Dios,
también ve a mi Padre, ale­ aleluya.
luya.
3. Tanto tiempo * ha que es­ Oración ’
toy con vosotros, ¿y aun no me
habéis conocido? Felipe, quien rogamos, Señor, atendáis las
me ve, también ve a mi Padre, preces que os presentamos en
aleluya. la solemnidad de vuestro bien
4.' Si me hubieseis conocido, aventurado Confesor y Pontífice
* hubierais sin duda conocido a Atanasio, y ya que él mereció
mi Padre; pero le conoceréis lue­ serviros fielmente, por la inter­
go, y ya le habéis visto, aleluya, cesión de sus méritos, libradnos
aleluya, aleluya. de todos nuestros pecados. Por
5. Si me amáis, * observad nuestro Señor.
II NOCTURNO ces la mano de un difunto, afir­
Lección IV mando que Atanasio, para utili­
zarla en artes mágicas la había
el defensor acé»
t a n a s io , cortado a Arsenio; mas éste pudo
rrimo de la verdad cató­ escapar de su prisión, y presen­
lica, era natural de A le­ tándose ante todo el concilio, pu­
jandría; fué ordenado diácono so de manifiesto el nefando cri­
por Alejandro, obispo de esta men de los enemigos de Atanasio.
ciudad, al cual sucedió en el epis­ Y como también esta defensa la
copado. Y a antes le había acom­ atribuyeran los arríanos a las a r­
pañado en el concilio de Nicea, tes ocultas de Atanasio, no ce­
donde de tal suerte atacó la im­ saron de maquinar contra su v i­
piedad de Arrio, que se atrajo da. Condenado al destierro, fué
el odio de sus partidarios, hasta relegado a Tréveris en la Galia.
el punto que desde entonces no Después, en tiempo del empera­
cesaron de ponerle asechanzas. dor Constancio, que favorecía a
En un concilio reunido en Tira, los arríanos, se levantaron con­
compuesto en gran parte de obis­ tra él increíbles contrariedades
pos arríanos, sobornaron a una sufrió terribles pruebas y re­
mujerzuela para que acusara a corrió numerosos países, siendo
arrojado varias veces de su igle­
Atanasio de haberla violado,
sia y restablecido otras tantas en
abusando de su hospitalidad. A ta ­
la misma por la autoridad del
nasio fué introducido, juntamen­
Papa Julio y del emperador
te con el presbítero Timoteo, el
Constante, hermano de Constan­
cual fingiendo que él era A ta­
cio, así como por los decretos del
nasio, d ijo 'a la m ujer: “ ¿Acaso
concilio de Sárdica y del de Je
soy yo quien me hospedé en tu
rusalén, teniendo siempre a los
casa? ¿Y o te violé?” A lo cual
arríanos por enemigos. Para li­
ella con gran insolencia, respon­
brarse de su persecución y sal­
dió: “ Tú me forzaste” ; y, afir­
var su vida, se ocultó por espa­
mando esto con juramento, in­
cio de cinco años en una cisterna
vocaba la autoridad de los jue­
ces para que vengaran tan gran seca, que sólo conocía un ami­
go suyo que le procuraba oculta­
crimen. Pero descubierto el en­
mente lo necesario para su sus­
gaño, fué confundida la impu­
tento.
dencia de la mujer.

Lección V Lección VI
t
T os arríanos también acusaban I ^ uerto Constancio, Juliano el
a Atanasio de haber dado Apóstata, que le sucedió en
muerte al obispo Arsenio, al el imperio, permitió que los obis­
cual guardaban oculto; en prue­ pos desterrados volviesen a sus
ba de ello, presentaron a los jue­ iglesias, y Atanasio fué recibido
en Alejandría con grandes hono­ cio de cuatro meses en el sepul­
res. Pero no mucho después, por cro de su padre. Finalmente, sal­
obra de los mismos arrianos fué vado por la protección divina de
perseguido por Juliano, y se vió tantos y tan grandes peligros,
obligado de nuevo a huir. Y como murió en Alejandría en su propio
jqs satélites dej emperador le lecho, en tiempo de Valente. En
buscasen para darle la muerte, vida y en muerte resplandeció
ganando con la barca en la que por sus grandes milagros. Escri­
huía, la parte opuesta del río, se bió muchos libros llenos de pie­
presentó intencionadamente a los dad y de ciencia para ilustrar la fe
que le perseguían, y al pregun­ católica, gobernando santamente
tarle ellos si Atanasio estaba muy la Iglesia de Alejandría por es­
lejos, respondió que estaba allí pacio de cuarenta y seis años en
cerca. Así pudo huir de sus per­ medio de las más grandes vicisi­
seguidores, y volviendo a A le­ tudes.
jandría, permaneció oculto en En el I I I Nocturno, se lee la Homi­
lía sobre el Evangelio: Cuando os per­
aquella ciudad hasta la muerte de siguieren, propia de la Fiesta de san
Juliano. Poco después, levantán­ Cirilo de Jerusalén, día 18 de Marzo,
pág. 1066. . . .
dose contra él otra, persecución Las Vísperas son del Oficio siguiente.
en Alejandría, se ocultó por espa­ I enn Conmemoración del precedente.

*
D ía 3 de M ayo

L a Invención de la S a n ta C r u z
Doble de I I clase

VISPERAS ¡Oh árbol hermoso y resplan­


deciente de gloria, adornado con
Las Antífonas y Capitula de Laudes,
pág. 1186. Los Salmos son de Dominica, la púrpura del R ey; madero es­
pág-, 73, pero en lugar del último Sal cogido, que has sido digno de to­
mo, se dice el 116, pág. 92.
car tan sacrosantos miembros!
Dichoso árbol, de cuyos brazos
Himno
pendió el rescate del mundo; ba­
A vanzan ya los estandartes de! lanza en la cual el peso de un
Rey; resplandece el misterio Cuerpo divino levanta la presa
de la Cruz, en la cual la Vida su­ hundida en el abismo. '
frió la muerte y con su muerte La estrofa siguiente se dice de ro­
dillas; la última nunca se cambia.
nos dió la vida.
De su costado herido por el ¡Salve, oh Cruz, nuestra única
hierro cruel de una lanza, brotan esperanza, que nos traes la ale­
agua y sangre, destinadas a lavar gría pascual! Acrecienta la gra­
las manchas de nuestros críme­ cia a los justos y borra las cul­
nes. pas de los pecadores.
Se han cumplido las profecías ¡Oh Trinidad, manantial de sa ­
de David, que, en sus cantos ins­ lud! Que todos los espíritus os
pirados, había dicho a las nacio­ alaben. Por la Cruz nos conce­
nes: Dios reinará desde un ma­ déis la victoria; otorgadnos ade­
dero. más su galardón. Amén. . ' '
y . Esta señal de la Cruz crucificado, * Venid, aflorémosle,
aparecerá en el cielo, aleluya. aleluya.
1^. Cuando el Señor vendrá a Salmo 94. — Venid, alegré­
juzgar, aleluya. monos, pág. 3.
Ant. del Magnif. — ¡Oh Cruz
* más resplandeciente que todos Himno
los astros, celebrada en el mun­
do, muy amable para los hom­ r^ANTA, lengua mía, los laureles
bres, santa entre todas las cosas, de un glorioso combate; ce­
que fuiste digna tú sola de sos­ lebra el noble triunfo del cual la
tener el rescate del mundo! ¡Oh Cruz es el trofeo, y manifiesta
dulce madero, oh dulces clavos cómo el Redentor del mundo,
que sostenéis un dulce peso! por su inmolación reportó la vic­
Salva, oh Cruz, a este pueblo re­ toria.
unido hoy para celebrar tus ala­ El que había formado a nues­
banzas, aleluya, aleluya, tro primer padre se compadeció
de su desdicha, cuando, por el
La Oración Oh Dios, de Laudes.
Se hace Conmemoración sólo del Ofi­ engaño del demonio, comió del
cio precedente: fruto funesto y se precipitó en
A nt.— Oh Doctor excelso, luz la muerte. Al instante, el Crea­
de la santa Iglesia, bienaventu­ dor designó el árbol que había
rado Atanasio, amante de la di­ de reparar los daños del árbol
vina ley, ruega por nosotros al primero. -
H ijo de Dios, aleluya. Este plan era exigido por la
y . El Señor condujo al jus­ economía de nuestra salud, a fin
to por caminos rectos, aleluya. de que la astucia 4cl traidor
1J . Y le mostró el reino de Dios, protervo fuese vencida por un
aleluya. T arte divino, y nos viniese el re­
medio por el mismo instrumento
Oración con que el enemigo nos había
herido.
Q s rogamos, Señor, atendáis las Cuando, pues, llegó la plenitud
preces que os presentamos del tiempo divinamente previsto
en la solemnidad de vuestro bien­ Aquel por cuyo medio el mundo
aventurado Confesor y Pontífice había sido criado, bajó del trono
Atanasio, y ya que él mereció del Padre y nació de un seno vir­
serviros fielmente, por la inter­ ginal, revestido de nuestra carpe.
cesión de sus méritos, libradnos En su nacimiento, aparece el
de todos nuestros pecados. Por Niño reclinado en un pesebre y
nuestro Señor. exhalando débiles vagidos; la
Completas de Dominica, pág. 77. Virgen Madre envuelve con pa­
ñales sus miembros y sujeta con
MAITINES estrechas fajas las manos y los
pies de un Dios.
Invitatorio. — A Cristo, Rey Gloria sempiterna sea dada a
la santa Trinidad; igual honor niese a los gentiles por Jcsucris
sea rendido al Padre, al H ijo y to, a fin de que por medio de
al Paráclito; todos los seres ala­ la fe recibiésemos la promesa
ben al que reúne la Trinidad a la dd Espíritu Santo.
Unidad. Amén. R . La santa Iglesia venera
i el día glorioso en que fué descu­
I NOCTURNO
bierto el madero triunfal: * En
Ant. — Celebramos * la fiesta el cual nuestro Redentor, que­
de la Invención de la Cruz, cuya brantando los vínculos de la
gloria; resplandece con maravi­ muerte, venció la pérfida se r­
llosa luz por el universo mundo, piente, aleluya, aleluya, aleluya,
aleluya. y . El Verbo del Padre pendien­
Salmos 1 y 2, pág. 47; Salmo 3, pá­ te de la Cruz nos mostró el ca ­
gina 48. mino de nuestra salvación. En el.
T . Esta señal de la Cruz apa­
recerá en el cielo, aleluya. I£. D e l a E p ís t o l a a los
Cuando el Señor vendrá a juzgar, F il ip e n s e s
aleluya. '
Lección II Cap. 2, 5-11
De la E p ís to la de san P a b lo
U a b é isde tener en vuestros
A p ó s to l a lo s G á la ta s
corazones los mismos senti­
Lección F Cap. 3, 10-14 mientos que tuvo Jesucristo en
el suyo. El cual, teniendo la na­
p r a io D o s los que se apoyan turaleza de Dios, no tuvo por
r>1 en ^as °^ras W, usurpación el igualarse a Dios. Y
v t l están sujetos a maldi­ no obstante, se anonadó a sí
ción. Pues está escrito: Maldito mismo tomando la naturaleza de
es cualquiera que no observare siervo, ¡hecho semejante a los
constantemente todo lo que está demás hombres, y reconocido ba­
escrito en el Libro de la ley. Por jo las apariencias de hombre. Se
lo demás, el que nadie se justi­ humilló a sí mismo haciéndose
fica delante de Dios por la ley. obediente hasta la muerte, y
está claro: porque el justo vive muerte de cruz. Por lo cual tam ­
por la fe. La ley, empero, no se bién Dios le ensalzó, y le dió
apoya sobre la fe; al contrario: nombre superior a todo nombre,
todo el que observe sus precep­ a fin de que al nombre de Je­
tos (de la fe) vivirá por ellos. sús se doble toda rodilla en el
Cristo nos redimió de la mal­ cielo, en la tierra y en el infierno;
dición de la ley, habiéndose he­ y toda lengua confiese que el
cho por nosotros objeto de m al­ Señor Jesucristo está en la glo­
dición, pues está escrito: M aldi­ ria de Dios Padre.
to todo aquel que es colgado de 1$. ¡Oh Cruz, apoyo de nues­
un madero. Y todo esto, para tra confianza, único entre los ár­
que la bendición de Abrahán v i­ boles por tu nobleza! Ninguna

*
selva produce otro semejante en Cruz que resplandeces con el más
follaje, flores y frutos. * j Dulce brillante fulgor, la cual Elena, ma­
madero, dulces clavos, que sos­ dre de Constantino, buscó con el
tenéis tan dulce peso, aleluya! más férvido deseo. En. Gloria al
V . Sólo tú te has elevado sobre Padre. En.
todos los cedros. Dulce.
II NOCTURNO

D e la E p ís t o la a los Ant. — Este dichoso trofeo *


COLOSENSES proporciona la salud a los enfer­
mos, es el leño de la vida y el
Lección III Cap. 2, 9-15 remedio de la muerte, aleluya.
Salmos 4, pág. 77; 5, pág. 90; 8, pá­
pN Cristo habita toda la ple­ gina 49.
nitud de la Divinidad corpo­ y . Os adoramos, oh Cristo,
ralmente, y lo tenéis todo en él, y os bendecimos, aleluya. IJ.
que es la cabeza de todo prin­ Porque con vuestra Cruz redi­
cipado y potestad. En el cual misteis el mundo, aleluya.
fuisteis vosotros también circun­
cidados, no con la circuncisión
Lección IV
carnal que cercena la carne del
cuerpo, sino con la circuncisión espu és que el emperador
de Cristo. Siendo sepultados con Constantino hubo conse­
él por el bautismo, y con él re­ guido una insigne victo­
sucitados por la fe que tenéis del ria sobre Magencio, y a poco do
poder de Dios, que le resucitó haberse mostrado divinamente la
de la muerte. En efecto, cuando señal de la Cruz del Señor, E le­
estabais muertos por vuestros pe­ na, madre de Constantino, a v i­
cados y por la incircuncisión de sada en sueñes, fué a Jerusalén
vuestra carne, entonces os hizo movida por el deseo de hallar la
revivir con él. perdonándoos to­ Cruz de Jesucristo. En aquella
dos los pecados. Y cancelada la ciudad hizo que fuese derribada
cédula del decreto firmado con­ la estatua de mármol de Venus,
tra vosotros que nos era contra­ que unos ciento ochenta años
rio, quitóla de en medio, encla­ antes los gentiles habían colo­
vándola en la Cruz. Y despojan­ cado en el Calvario con el fin de
do a los principados y potesta­ borrar el recuerdo de la Pasión
des, las condujo cautivas con no­ del Señor. Lo mismo hizo con las
ble orgullo, triunfando de ellas estatuas de Adonis y de Júpiter
en su propia persona. ■ que se levantaban respectivamen­
1^. "^Este es el árbol dignísi­ te en el pesebre del Salvador, y
mo plantado en medio del paraí­ en el lugar de la Resurección.
so, * En el cual el Autor de la Nosotros debemos gloriar­
salvación destruyó con su propia nos en la Cruz de nuestro Señor
muerte la muerte de todos los Jesucristo, en el cual están nues­
hombres, aleluya, aleluya, y . Oh tra salud, nuestra vida y núes-
tra resurrección: * Por el cual a su hijo Constantino, fué desti­
hemos conseguido la salvación y nada a la iglesia de la Santa Cruz
liberación de nuestros enemigos, de Jerusalén, edificada en Ro
aleluya. V . Adoramos, oh Señor, ma, en el palacio Sesoriano
vuestra Cruz, y veneramos vues­ También hizo donación a su hi­
tra gloriosa pasión. Por el cuaí. jo de ios clavos con que el san­
tísimo cuerpo de Jesucristo fué
Lección V clavado en la Cruz. A partir do
este acontecimiento, Constantino
pxcAVADO el lugar donde debía
dictó una ley prohibiendo qus
estar la Cruz, fueron descu­
nadie fuese condenado en lo su­
biertas tres cruces que estaban
cesivo al suplicio de la cruz. Así
profundamente sepultadas; halla­
pues, lo mismo que antes había
ron también separadamente el tí­
¿ido objeto de oprobio y desho­
tulo de la del Señor. Y como no
nor, comenzó a serlo de venera­
fuese posible poner en claro a
ción y de gloria.
qué cruz pertenecía, vino un mi­
Esta señal de lia Cruz
lagro a solucionar la duda. M a­
aparecerá en el cielo, cuando el
cario, obispo de Jerusalén, se
Señor vendrá a juzgar. * Enton­
puso en oración, después de lo
ces se manifestarán los secretos
cual dispuso que cada una de las
de nuestro corazón, aleluya ale-
cruces tocara a una mujer grave­
ya. y . Cuando se sentare el H i­
mente enferma; aplicáronle sin
jo del hombre en el trono de su
resultado alguno las dos prime­
majestad, y empezare a juzgar el
ras, pero al contacto de la ter­
siglo mediante el fuego. Enton­
cera, sanó al instante.
ces. Gloria al Padre. Entonces.
I í . A l descubrirse por una
gracia del cielo la sagrada pren­ III NOCTURNO
da, se fortalece la fe cristiana; * Ant. — Os adoramos, oh Cris­
Y se realizan los divinos prodi­ to, * y os bendecimos, porque
gios ya anteriormente figurados con vuestra Cruz redimisteis al
en la vara de Moisés, aleluya, mundo, aleluya.
aleluya, y . Al contacto con la Salmos 95, pág. 116 ; 96, pág. 141, f
97, pág. 167.
Cruz, resucitan los muertos y se
y . Toda la tierra te adore y
muestra el poder de Dios. Y se
cante himnos, aleluya. 1$. Cante
realizan.
un himno a tu nombre, Señor,
*•.
aleluya.
Lección VI

esp u ésde hallada la santa L ecció n d el santo E vangelio


D Cruz, Elena mandó edificar seg ú n san J uan

en aquel lugar una magnífica igle­ Lección VII Cap. 3. 1-15


sia, en la cual dejó una parte de
la misma, encerrada en relicario p N aquel tiempo: Había un
de plata; la otra parte, que dió hombre de la secta de los fa-
riseos, llamado Nicodemo, va­ Si no ha de decirse Lección IX de
algún Oficio conmemorado, la Lección
rón principal entre los judíos. V I I I se divide en dos separadas por
Este fué de noche a Jesús, y le la señal H.

dijo: Maestro, nosotros conoce­


mos que eres un maestro envia­ Lección VIH
do de Dios. Y lo que sigue. pues, Nicodemo se contaba
entre los muchos que habíar;
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o creído en el nombre de Jesucris­
Tratado 11 sobre san Juan, después del to. consideremos en su persona
principio las razones por las cuales Jesús
no se revelaba a ellos. Jesús le
era uno de lo.-*
ic o d e m o respondió: “ En verdad, en ver­
que creían en el nombre dad te digo que no puede ver el
de Jesús, en vista de los reino de Dios sino aquel que re­
milagros y prodigios que obraba naciere de nuevo” . Jesús se re­
En efecto, el Evangelista dice vela, pues, a los que han rena­
más arriba: “ Y estando en Jeru­ cido de nuevo. Aquéllos creían
salén en el día solemne de la en Jesucristo, pero Jesucristo no
Pascua, muchos creyeron en su se icvelaba a ellos. Así son to­
nombre” . ¿Por qué creyeron en dos los catecúmenos; tienen fe
su nombre? San Juan lo hace no­ en el nombre de Jcsucnslo, peio
tar por lo que sigue: “ Al ver los Jesús no se da a ellos f . Ponga
milagros que hacía” . Mas ¿qué atención en esto vuestra caridad,
dice acerca de Nicodemo? “ Y h a­ y comprenderá lo que digo. Si
bía un hombre llamado Nicode­ preguntamos a un catecúmeno:
mo, uno de los principales entre ¿Crees en Jesucristo?, Creo,
los judíos. Este vino a Jesús de responde; y hace sobre sí la se­
noche, y le dijo: Rabbí, sabemos ñal de la cruz; muestra este signo
que eres un maestro venido át sobre la frente, y no se avergüen­
D ios” . Nicodemo creía pues, ea za de la Cruz de su Maestro.
su nombre. ¿Qué motivo le ha­ Cree, pues, en su nombre. Pre-
bía impulsado a creer? Véamoslo euntémosie también: ¿Comes la
por estas palabras que añade: carne ú d Hijo del hombre y be­
“ Porque ninguno puede hacer es­ bes su sangre? No sabe lo que
tos milagros que tú haces, si Dios queremos decir, porque Jesús
no estuviese con él” . no se ha confiado todavía a él.
1^. Dulce madero, dulces R . Así como Moisés levan­
clavos, que sostenéis un dulce tó la serpiente en el desierto,
peso: * Tú solo fuiste digno de ahí es necesario levantar al Hijo
sostener el rescate del mundo. del hombre: * De suerte que
y . Esta señal de la Cruz apare­ todo aquel que cree en él, no
cerá en el cielo cuando el Señor perezca sino que tenga la v i­
vendrá a juzgar. Tú solo fuiste da eterna, aleluya, y . No en­
digno. ' . vió I>ios a su H ijo al mundo pa-

I, Brcv. 84
ra que juzgue al mundo, sino a creado en varias veces, en el mes
fin de que por él se salve el mun­ de Diciembre, seis presbíteros,
do. De suerte que todo aquel dos diáconos y cinco obispos pa­
que cree en él. Gloria al Padre, ra diversos lugares. Los cuerpos
De suerte. de estos Mártires fueron trasla­
En la Feria II de las Rogaciones y dados más tarde a la ciudad,
en la Vigilia de la Ascensión, la Lec­ donde fueron sepultados en la
ción IX será de la Homilía de la Feria;
en otro caso se leerá la s’^-uiente: iglesia de Santa Sabina. En el
mismo día ocurrió la muerte
D e l o s s a n t o s A l e j a n d r o I. bienaventurada de san Juvenal,
P a p a ; E v e n c ió y T e ó d u lo , M á r ­ obispo de Narni, quien habiendo;
t i r e s , y J u v e n a l, O b is p o y C o n ­ con su santidad y doctrina, en­
fe so r gendrado en aquella ciudad a
muchos fieles en Jesucristo, y ha­
Lección IX
biéndose hecho célebre por sus
A l e j a n d r o , natural de Roma. milagros, descansó en paz, y en
gobernó la Iglesia en tiempo la misma ciudad fué sepultado
del emperador Adriano, y convir­ honoríficamente.
tió a la fe de Jesucristo a gran Te D cu m , pág. 10.
parte de la nobleza romana. Or­
denó que en la santa Misa sola­
LAUDES Y HORAS
mente se ofrecieran pan y vino.
Estableció también que con el Ant. 1. ¡Oh gran obra de
vino se mezclase un poco de bondad! * L a muerte murió en
agua, en memoria de la sangre el madero cuando allí expiró la
y el agua que manaron del cos­ Vida, aleluya.
tado de Jesucristo. Añadió al
Salmos de Dominica, pág. 55.
Canon de la Misa las palabras:
“ El cual, el día antes de pade­ 2. Salvadnos, * oh Jesucristo
cer*’. Decretó que se guardase Salvador, por la virtud de la
perpetuamente en la Iglesia agua Cruz: Vos que salvasteis a Pedro
bendita, mezclada con sal, y que en el mar, compadeceos de n o s­
se emplease en las habitaciones otros, aleluya.
para ahuyentar los demonios. 3. He aquí la Cruz del Se­
Gobernó diez años, cinco meses ñor. * huid, legiones enemigas;
y veinte días, siendo ilustre por venció el león de la tribu de Ju ­
la santidad de su vida v por sus dá y de la prosapia de David,
provechosas disposiciones. Fué co­ aleluya.
ronado con el martirio juntamen­ 4. Es menester que nos glo ­
te con los presbíteros Evencio y riemos * en la Cruz de nuestro
Teódulo, y sepultado en la vía Señor Jesucristo, aleluya.
Nomentana, a tres millas de la 5. Por la señal de la Cruz, *
ciudad, en el mismo lugar en libradnos ¡oh Dios nuestro! de
donde fué decapitado. Había nuestros enemigos, aleluya.
en medio del naufragio le con­
duce al puerto; tú, el solo árbol
erm anos:Habéis de tener
cuyas ramas tiñe la sangre que
en vuestros corazones los
brota del cuerpo del Cordero.
mismos sentimientos que
Gloria sempiterna sea dada a
tuvo Jesucristo; el cual, tenien­
la santa Trinidad; igual honor
do la naturaleza divina, no tuvo
sea rendido al Padre, al Hijo y
por usurpación el hacerse igual a al Paráclito; alaben todos los
Dios; y no obstante se anonadó seres al que reúne la Trinidad
a sí mismo tomando la forma de con la Unidad. Amén.
siervo, hecho semejante a les y . Os adoramos, oh Cristo,
hombres y reducido a la condi­ y os bendecimos, aleluya.
ción humana.
Porque con vuestra Cruz redi­
Himno misteis el mundo, aleluya.
Ant. del Bened. — Sólo tú *
C umplidos ya seis lustros, y te has elevado sobre todos los
llegado al fin de sii vida cedros, porque de ti estuvo pen­
mortal, ofrécese espontáneamente diente la vida del mundo, en ti
el Redentor a la Pasión; y cual triunfó Jesucristo y la muerte
cordero que ha de inmolarse es venció para siempre a la muerte,
levantado sobre el madero de la aleluya.
Cruz.
Abrevado con hiel, vedle cómo
O ra ció n
languidece. Traspasan su delica­
do cuerpo las espinas, los cla­
Q h Dios, que en la esclarecida
vos y la lanza. De él manan agua
Invención del saludable ma­
y sangre. ¡En qué río son lava­
dero de la Cruz renovasteis los
dos la tierra, los astros, el mun­
milagros de vuestra pasión: con­
do!
cedednos que, por el precio de es­
¡Oh Cruz, objeto de nuestra
te árbol de la vida obtengamos
confianza, único entre los árbo­
la gracia de la vida eterna. Vos
les por tu nobleza! Ninguna sel­
que vivís...
va produce otro semejante en
En Laudes solamente se hace Con­
follaje, flores y frutos. ¡Oh memoración de los santos Alejandro,
dulce leño, oh dulces clavos, que Evancio, Teódulo y Juvenal.

sostenéis tan dulce peso! A nt.— Hijas de Jerusalén, ve­


Humilla tus ramas, árbol ex­ nid y ved a los Mártires osten­
celso; relaja la tensión de tus tando las coronas con que les
fibras; dobléguese esta rigidez adornó el Señor en el día de la
que te dió la naturaleza. Ofrece solemnidad y de la alegría, ale­
un dulce apoyo a los sagrados luya, aleluya.
miembros del gran Rey. y . Preciosa es en la presen­
Oh Cruz, tú sola mereciste sos­ cia del Señor, aleluya.
tener la víctima de los pecados IJ. La muerte de sus Santos,
del mundo; tú, el arca única que aleluya.
/ C oncedednos, oh Dios omni­ Capitula Phiíipp., 2, 8-9
potente que por la interce­ C e humilló a sí mismo hacién­
sión de vuestros santos Alejandro, dose obediente hasta la muer­
Evencio, Teódulo y Juvenal, cu­
te, y muerte de cruz. Por lo cual
yo nacimiento a la vida eterna
también Dios le ensalzó, y le dió
celebramos, nos veamos libres de
un nombre superior a todo nom­
todos los males que nos amena­
bre.
zan. Por nuestro Señor.
I£. br. Toda la tierra os ado­
En las Horas se dicen los Salmos de
Dominica, pero en Prima como en las re, y cante himnos, * Aleluya,
Fiestas. aleluya. Toda. y . Cante un him­
no a vuestro nombre, Señor. A le­
TERCIA luya, aleluya. Gloria al Padre
La Capitula de Laudes. Toda.
I£. br. Esta señal de la Cruz y . Esta señal de la cruz apa­
aparecerá en el cíelo, * Aleluya, recerá en el cielo, aleluya. ^ .
aleluya. Esta. y . Cuando el Se­ Cuando el Señor vendrá a juz­
ñor vendrá a juzgar. Aleluya, ale­ gar, aleluya.
luya. Gloria al Padre. Esta.
X . Os adoramos, oh Cristo, II VISPERAS
y os bendecimos, aleluya. ]^. Todo como las I Vísperas, menos lo
Porque con vuestra Cruz redi­ que sigue:

misteis el mundo, aleluya. Ant. del Magnif. — Fué cla­


vado en la santa cruz * el que
SEXTA venció al infierno; revistióse de
poder y resucitó al tercer día, r
Capitula Gal., 6, 14 aleluya.
Conmemoración del Oficio siguiente.
Dios de gloriarme, si­
J ^ .í b r e m e Completas de la Dominica, pág. 77.

no en la Cruz de nuestro Se­


ñor Jesucristo; por quien el mun­
D ía 4 de M ayo
do está crucificado para mí, co­
mo yo lo estoy para el mundo. Santa Mónica
I i . b r . Os adoramos, oh C ris­
Viuda
to, y os bendecimos, * Aleluya,
Doble
aleluya. Os adoramos, y . Por­
que con vuestra Cruz redimisteis Todo se toma del Cotnún de Santas
Mujeres, pág. 832, menos lo que sigue:
el mundo, aleluya, aleluya. Glo­
ria al Padre. Os adoramos. O ra ció n
y . Toda la tierra os adore v
cante himnos, aleluya. 1^. Can­ O hDios, consolador de Jos
te un himno a vuestro nom­ afligidos y salud de los que
bre, Señor, aleluya. . en Vos esperan, que aceptasteis
las piadosas lágrimas de la bien­ taban presentes di joles: “ Sepul­
aventurada Mónica por la con­ tad aquí mismo a vuestra madre.
versión de su hijo Agustín, ha­ Solamente os ruego, que os acor­
ced, por la intercesión de entram­ déis de mí ante el altar del Se­
bos, que lloremos nuestros peca­ ñor” . Al día noveno, la santa mu­
dos y consigamos el perdón con jer entregó su alma a Dios. Su
vuestra gracia. Por nuestro. cuerpo fué sepultado en la igle­
sia de Santa Aura. Más tarde el
MAITINES papa Martín V ordenó que fue­
II NOCTURNO se trasladado a Roma; fué depo­
sitado honoríficamente en la igle­
Lección IV
sia de San Agustín.
H #27 d ó n ic a fué doblemente
Lección VI
B o madre de san Agustín, ya
Lib. 9 Conf., cap. 12
i que le dió a luz para el
mundo y para el cielo. Muerto C an Agustín, después de hablar
su marido, al cual en su vejez de la muerte de su madre,
convirtió a ’ Jesucristo, santificó añade: “ No creimos que su muer­
su viudez por la continencia y te debiera ir acompañada de nues­
la práctica de las obras de mi­ tras lágrimas y gemidos, toda vez
sericordia. En sus constantes ora­ que no fué una muerte desdicha­
ciones, con las cuales rogaba a da ni total. Nos lo demuestran
Dios por su hijo caído en la sus virtudes, su fe sincera y mu­
secta de los maniqueos, derra­ chas otras razones. Poco a poco
maba copiosas lágrimas. Siguió a fui recapacitando mis primeras
su hijo a Milán, y allí no cesaba memorias sobre vuestra sien a,
de exhortarle a que visitara al y al recordar su santa vida, su
obispo Ambrosio. Hízolo él así, piedad para con Vos y los tiernos
y una vez instruido en la fe ca­ cuidados que me prodigó y que
tólica, ya por los sermones pú­ de súbito yo echaba de menos,
blicos del Santo, ya por sus con­ experimenté en la divina presen­
versaciones con él, recibió por cia la dulzura de llorar por ella
fin el bautismo de manos de! sobre sus despojos. Y si algu­
mismo san Ambrosio. no me acusa de pecado por h a­
ber llorado apenas una hora a
Lección V mi madre muerta por breve tiem­
D a r t i e r o ñ luego para el A fri­ po1" a mis ojos, a mi madre que
ca; y al detenerse en Ostia, me había llorado tantos años pa­
vióse Mónica acometida por unas ra hacesjne vivir ante Vos, no
fiebres. Durante esta enferme­ se burle por ello, sino que si es
dad, habiendo sufrido cierto día muy caritativo, llore por mis pe­
un desvanecimiento, al volver cados delante de Vos,, padre de
en sí exclamó: “ ¿En dónde me todos los hermanos de vuestro
hallo?” Y mirando a los que es­ Cristo”.
visible. ¿ Y quién puede saber
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io el número de muertos a los que
según san L ucas resucitó visiblemente? Y a que no
todo lo que hizo ha sido escrito.
Lección VII Cap. 7, 11-16
Así lo dice san Juan: “ Muchas
^ aquel tiempo: Jesús iba ca­
n otras cosas hay que hizo Jesús,
mino de Naím, y con él iban que, si se escribieran detallada­
sus discípulos y mucho gentío. mente, ni aun en el mundo ca­
Y lo que sigue. brían los libros que se habrían
de escribir”. Muchos otros, sin
H o m il ía de san A g u s t ín , O b is p o
duda, fueron resucitados, pero no
Sermón 44 de las palabras del Señor,
sin razón se hace mención sola­
hacia el principio mente de estos tres. Nuestro Se­
ñor quería que se entendieran en
la resurrección de
or
un sentido espiritual los milagros
aquel joven se goza su
que obraba en los cuerpos. No
madre viuda; nuestra
hacía milagros tan sólo para ha­
madre la Iglesia ,se goza tam­
cerlos, sino que los realizaba pa­
bién por la resurrección espiri­
ra admiración de los que los
tual que cada día se realiza en
veían y para enseñanza de cuan­
muchos hombres. Aquél había
tos comprenderían su significa­
muerto en el cuerpo; mas éstos
ción.
tienen muerta el alma. La muer­ E n la F e r ia I I de R o g a c io n e s y en
te visible de aquél era llorada la V ig il ia de la A s c e n s ió n la L e c c ió n
visiblemente; pero de la muerte IX es d e la H o m ilía de la F e r ia , de
la c u a l se h ace ta m b ié n C o n m e m o ració n
invisible de éstos nadie se la­ en L a u d e s . F u e r a de esto s caso s se d ic e
mentaba por lo mismo que era la s ig u ie n te :

invisible. D e éstos se preocupó


aquel que conocía estos muertos, Lección IX
y solamente conocía estos muer­
es parecido a lo que su­
jp S T O
tos el que podía darles la v i­
cede a quien ve las letras en
da. Y verdaderamente, si él no
un códice muy bien escrito, y no
hubiese venido para resucitar a
sabe leer, el cual a la verdad
los muertos, no diría el Apóstol:
“ Levántate tú que duermes, y re­ alaba el ingenio del artista al
admirar la belleza de los carac­
sucita de la muerte, y te ilumi­
nará Cristo” . teres, pero ignoradlo que quieran
decir aquellas letras y cuál sea
su significado: alaba lo que im- -
' Lección VIII
presiona sus t jo s , pero nada
A h o r a bien, hallamos en el comprende. Otros hay, empero,
Evangelio que el Señor resu­ que alaban al artista y compren­
citó tres muertos visiblemente, den lo que alaban. Estos tales
pero íueron «muchos miles los son aquellos que no sólo ven lo
que resucitó de una muerte in­ que todo el mundo, puede ver, si­
no que saben leer estos caracte­ para amparar al necesitado, y
res, lo cual no puede hacer el no comió ociosa el pan, aleluya.
que no ha aprendido a leer. Así. y . Derramada está la gra­
los que vieron los milagros de cia en tus labios, aleluya. 1^. Por
Cristo y no entendieron lo qua esto, Dios te ha bendecido para
significan y lo que muestran n siempre, aleluya.
algún modo a los que son capa­
ces de entenderlos, solamente Oración
admiraron las obras realizadas;
pero los demás admiraron y *1 Q h Dios, consolador de los afli­
mismo tiempo entendieron lo que gidos y salud de los que en
hizo el Señor. Así debemos ser Vos esperan, que aceptasteis las
nosotros en la escuela de Cristo. piadosas lágrimas de la bienaven­
Te D e u m , p á g . 10. turada Mónica por la conversión
L a s V ís p e r a s son d el O fic io s ig u ien te de su hijo Agustín, haced, por
d esd e la C a p itu la . C o n m em o ració n del
p reced en te.
la intercesión de entrambos, que
lloremos nuestros pecados y con­
sigamos el perdón con vu estn
D ía 5 de M ayo gracia. Por nuestro Señor Jesu­
cristo.
San Pío V
II NOCTURNO
Papa y Confesor
D o b le ( L . h . ) Lección IV
T o d o se to m a d el C o m ú n de u n C o n ­
fe s o r P o n tífic e , p á g . 790, m enos lo que
io, nacido en un pueblo
s ig u e : del Piamonte al que lla­
man Bosco, pero oriun­
Oración do de Bolonia, de la noble fami­
Q h Dios, que os dignasteis lia de los Gislas, a la edad de
elegir por Pontífice máximo catorce años ingresó en la O r­
al bienaventurado Pío para que­ den de Predicadores. Se distin­
brantar a los enemigos de vues­ guió por su admirable paciencia,
tra Iglesia y reformar el culto su profunda humildad, su grao
divino; haced que su protección austeridad de vida, su aplicación
nos defienda, y que de tal ma­ continua a la oración y su ar­
nera nos consagremos a vuestro dentísimo celo por la observan­
servicio, que después de triunfar cia de la regla y por la gloria
de las asechanzas de todos nues­ divina. Sobresalió en el estudio
tros enemigos, gocemos de una de la filosofía y de la teología, y
paz perpetua. Por nuestro Se­ las enseñó con éxito durante mu­
ñor. chos años. Predicó en muchos lu­
S e h ace C o n m e m o ració n del O fic io
gares con extraordinario fruto.
p re ce d e n te : Ejerció el cargo de inquisidor
Ant.— Abrió su mano para so­ con inquebrantable fortaleza de
correr al mendigo, y sus brazo3 alma, y libró a muchas ciudades,
aun con peligro de su vida, de islas Equínades, mas fué ven­
la herejía, entonces pujante. cido gracias a Pío V, no tanto
con las armas como con las
Lección V plegarias dirigidas a Dios. Esta
pL Sumo Pontífice Paulo IV, victoria Pío V la conoció por
del cual era muy amado por revelación divina, y la notificó
sus egregias virtudes, le pro­ a sus familiares en la misma ho­
movió al obispado de Nepi v ra en que ocurrió. Cuando esta­
Sutri, y dos años más tarde le ba preparando una nueva ex­
elevó a la dignidad cardenalicia. pedición, también contra los tur­
Trasladado luego por Pío IV a cos, cayó en una grave enferme­
la diócesis de Mondovio, en el dad, y después de haber sufrido
Piamonte, y habiendo tenido no­ con gran paciencia los más acer­
ticia de que en ésta se habían bos dolores y recibido los sacra­
introducido muchos abusos, visi­ mentos según la costumbre, en­
tó toda la diócesis para extir­ tregó plácidamente su alma a
parlos. Puestas en orden todas las Dios, en el año mil quinientos se
cosas, volvió a Roma, donde se tenta y dos a los sesenta y ocho
le confiaron los más importantes de edad, habiendo gobernado la
asuntos, que resolvió siempre se­ Santa Iglesia seis años, tres meses
gún las normas de la justicia v y veinticuatro días. Su cuerpo es
con apostólica libertad y firmeza. objeto de mucha veneración por
A la muerte del papa Pío IV, parte de los fieles en la B asíli­
contrariamente a lo que se es­ ca de Santa M aría la M ayor.
peraba, fué elegido Pontífice; Dios realizó por su intercesión
pero, exceptuado el hábito, nada muchos milagros; y habiendo si­
cambió en su modo de vivir. T u ­ do éstos probados en forma ju ­
vo un celo constante para ’a rídica, el papa Clemente X I le
propagación de la religión; una inscribió en el número de los
infatigable solicitud para la res­ Santos.
E n el I I I N o c tu rn o se le e la H o m i­
tauración de la disciplina ecle­
lía d el E v a n g e lio U n h o m b r e y é n d o s e
siástica; una vigilancia asidua a l e j a n a s t i e r r a s , d el C o m ú n de u n C o n ­
para la extirpación de los erro­ fe s o r P o n tífic e en el p rim e r lu g a r , p á ­
g in a 794.
res; una caridad inagotable pare L a s V ís p e r a s son d e l O fic io s ig u ie n ­
hacer bien a los necesitados; una te co n C o n m e m o ra c ió n d e l p re ce d e n te . .
inquebrantable firmeza en la de­
fensa de los derechos de la Sede
apostólica. D ía 6 de M ayo

Lección VI San Juan “ ante Portam


p L sultán de los turcos Selim, Latinam”
D o b le m a y o r
cuya audacia creció con
sus muchas victorias, reunió T o d o se tom a d el C o m ú n d e Após»
to les en T ie m p o P a s c u a l, p á g . .750, m e­
una numerosa flota cerca de las nos lo q u e s ig u e :
VISPERAS MAITINES
E n el I N o ctu rn o se lee el prin cipio
Ant. del Magnif. — Habiendo de la E p ísto la p rim era de san Ju an ,
sido echado el bienaventurado com o en la D o m in ica in fra o c ta v a de la
Apóstol Juan a una caldera de A sc e n s ió n , pág. 689; a no ser que en
este tiem po se le ye se del libro del A p o ­
aceite hirviendo, protegido por la ca lip s is o de a lg u n a de su s E p ísto la s,
divina gracia, salió de ella sa­ pues en este caso se leen la s L eccion es
o cu rre n tes. L o s Respon«orios son del
no y salvo, aleluya. C o m ú n , págs. 751 y 752.

II NOCTURNO
Oración
D el l ib r o de san J e r ó n im o ,
H Dios, que nos veis pertur­
h P r e s b ít e r o , contra J o v in ia n c
bados por los males que nos L ib. 1, n. 26
asedian de todas partes, os ro­
Lección IV
gamos nos concedáis seamos pro­
tegidos por la intercesión de apóstol Juan, uno de los
l
vuestro bienaventurado Apóstol discípulos del Señor, y se­
y Evangelista Juan. Por nuestro gún se cree el más joven
Señor. de los apóstoles, era virgen cuan­
C o n m e m o ra c ió n del O fic io p reced en te: do abrazó la fe de Jesucristo, y
A n t.— Mientras fué sumo Pon­ permaneció virgen. Por este mo­
tífice, no temió las potestades da tivo, fué más amado del Señor,
la tierra, y glorioso partió para y descansó sobre el pecho de
los reinos celestiales, aleluya. jesús. Lo que Pedro, que había
y . E l Señor condujo al justo sido casado, no se atrevió a pre­
por caminos rectos, aleluya. guntar por sí mismo, rogó a Juan
Y le mostró el reino de Dios, que lo preguntase a Jesús en su
aleluya. nombre. A l anunciarles 'María
Magdalena que el Señor había
Oración resucitado, corrieron ambos ha­
cia el sepulcro, mas Juan llegó el
Dios, que os dignasteis ele­ primero. Cuando se hallaban en
gir por Pontífice máximo al
la barca dedicándose a la pesca
bienaventurado Pío, para que­
en el lago de Genesaret, Jesús
brantar a los enemigos de vues­
se presentó en la playa y los
tra. Iglesia y reformar el culto
Apóstoles no le conocieron; sólo
divino; haced que su protección
el discípulo virgen conoció al
nos defienda, y que de tal mane­
Maestro y dijo a Pedro: “ Es el
ra nos consagremos a vuestro ser­
Señor” .
vicio, que después de triunfar de
las asechanzas de todos nuestros Lección V
enemigos, gocemos de una paz
perpetua. Por nuestro Señor Je­ uan fué Apóstol, EvangeliS'
sucristo.
Las C o m p letas de D o m in ic a , pig. 77,
J ta y Profeta. Apóstol, por­
que escribió a las Iglesias como
maestro; Evangelista, porque
publicó el libro de su Evangelio, L e c c ió n del san to E v a n g e l io
lo cual, excepto Mateo, no hicie­ segú n san M ateo
ron los demás Apóstoles; Profe­
ta, ya que vió en la isla de P at­ Lección VII Cap. 20, 20-23
mos, a la cual había sido des­
terrado por el emperador Domi- pN aquel tiempo: Se acercó a
ciano, con motivo de su testimo­ Jesús la madre de los hijos
nio dado en confirmación de la del Zebedeo con sus hijos, ado­
fe en Jesucristo, el Apocalipsis, rándole y pidiéndole una gracia.
que contiene infinidad de mis­ Y lo que sigue.
terios. Además, refiere Tertulia­
no que este Apóstol mientras es­ H o m il ía de san J e r ó n im o ,

taba en Roma fué echado en una P r e s b ít e r o

tinaja de aceite hirviente, y que L ib . 3 de lo s C o m en t, sobre san M a te o ,


ca p . 20
de ella salió más sano y fuerte
que antes. dónde saca la madre de
e

los hijos del Zebedeo es­


Lección VI ta idea acerca del reino
3e Jesucristo,, cuando, al decla­
Cu mismo Evangelio se eleva rar el Señor que “ el H ijo del
mucho más que los otros hombre será entregado a !os
Mateo empieza diciendo, como príncipes de los sacerdotes, y a
si se tratara de un hombre: “ L i ­ los escribas, y le condenarán a
bro de la generación de Jesu­ muerte, y le entregarán a los gen­
cristo, hijo de David, hijo de tiles para que le escarnezcan, y
Abrahán”. Lucas comienza po~ azoten, y crucifiquen” , y al anun­
el sacerdocio de Zacarías; M ar­ ciar a los discípulos espantados
cos principia por las profecías las ignominias de la P a s i ó n ,
de Malaquías e Isaías. El pri­ ella pide la gloria del triun­
mero tiene por atributo la figura fo? Me p a r e c e que lo saca
de un hombre, por razón de esta de lo que añade el Señor: “ M as
misma genealogía; el segundo, al tercer día resucitará” . Esta
ía de un buey, a causa del sacer­ m ujer se imagina entonces que
docio; el tercero, la de un león, empezará a reinar inmediatamen­
a causa de la voz que clama en te después de su resurrección;
el desierto: “"Preparad los ca­ que las predicciones referentes al
minos del Señor, enderezad sus segundo advenimiento v a n a
sendas” . Pero nuestro Juan se cumplirse en el primero; y, con
eleva como águila a lo más alto, precipitación del todo fem e­
y llega hasta el mismo Padre, nina, olvidando lo por venir,
diciendo: “ En el principio era el quiere asegurarse lo presente.
Si h a y q u e d e c ir la L e c c ió n I X de
Verbo, y el Verbo estaba en Dios a lg ú n O fic io co n m em o ra d o, d e la s L e c ­
y el Verbo era D ios” . cion es V I I I y I X >e fo rm a u n a sola.
Lección VIH bebió también el cáliz del sufri­
miento, al igual que lo bebieron
J^A madre hace la pregunta,
pero el Señor da la respuesta los tres jóvenes en el horno ar­
diente aun cuando el persegui­
a los hijos; no se le oculta que
dor no derramara su sangre.
la madre ha preguntado por ins­
En las I I Vísperas la Ant. del Mag­
tigación de éstos. “ ¿Podéis beber nificat, como en la3 I Vísperas, pági­
el cáliz que yo he de beber?’’. na 1193; y se hace Conmemoración del
Oficio siguiente.
En las Sagradas Escrituras la
palabra cáliz tiene el sentido de
pasión, según esta frase: “ Pa­ Día 7 de Mayo
dre mío, si es posible, pase de
mí este cáliz” ; como también se­ San Estanislao
gún esta otra del Salmista. Obispo y Mártir
“ ¿Cómo podré corresponder al Doble
Señor por todas las mercedes
Todo se toma del Común de un M ár­
que me ha hecho? Tomaré el tir en Tiempo Pascual, pág. 780, me­
cáliz de la salud, e invocaré el nos lo que sigue:
nombre del Señor” . Y al punto
Oración
indica cuál es este cáliz: “ De
gran precio es a los ojos del Se­ Dios, por cuyo honor el
ñor la muerte de sus santos” . glorioso Pontífice Estanislao
sucumbió bajo la espada de los
Lección IX impíos: os suplicamos que todos
los que invocan su auxilio, con­
D regúntase uno cómo los hijos
sigan el saludable efecto de su
del Zebedeo, Santiago y Juan,
plegaria. Por nuestro Señor.
bebieron el cáliz del martirio.
Según la Escritura, únicamente el II NOCTURNO
apóstol Santiago murió degollado Lección IV
por Herodes, en tanto que san
Juan salió de esta vida por muer­ s t a n is l a o era polaco, de
te n atu ral Pero si leemos la noble linaje, nacido en
historia eclesiástica, veremos Cracovia, de piadosos pa­
que san Juan también dió testi­ dres, los cuales le obtuvieron con
monio ide Jesucristo, pues fué sus preces al Señor después de
por su causa sumergido en una una esterilidad de treinta años.
caldera de aceite hirviendo, de Desele su primera infancia dió
la cual salió este valeroso atleta indicios de su santidad futura,
de Jesucristo para recibir la co­ y en su adolescencia se aplicó a
rona, y al punto fué desterrado las artes liherales, aprovechando
a la isla de Patm os; de todo lo mucho también en la ciencia de
cual deducimos que no le fal­ .los sagrados cánones -y en la
taron- para el martirio ni el va­ teología. .Muertos sus padres, dis­
lor ni la voluntad; así, pues. tribuyó su rico, patrimonio entre
los pobres, movido por el deseo lado, después de ofrecer el santo
de abrazar la vida monástica. sacrificio de la Misa, mandó que
Mas la divina Providencia quiso se levantase Pedro de su sepul­
que Lamperto, obispo de Cra­ cro, el cual, volviendo a la vida,
covia, le nombrara canónigo y acompañó al obispo al tribunal
predicador de su Iglesia, y que del rey, y ante la admiración de
luego contra su voluntad fuese todos habló del campo vendido
elegido para suceder a este pre­ por él, y del precio debidamente
lado. En el desempeño de su pagado por el obispo, después
cargo, resplandeció por el ejer­ de lo cual durmióse de nuevo <*n
cicio de todas las virtudes pro el Señor.
pias del pastor, y especialmente
por su misericordia en favor de
Lección VI
los pobres.
J—I abiendo amonestado muchas
Lección V veces a Boleslao sin resulta­
do alguno, s,e vió obligado a se­
p n aquel tiempo era rey de pararle de la comunión de los fie ­
Polonia, Boleslao, al cual dis­ les. Por este motivo, enfurecido
gustó en gran manera por haber el rey, envió soldados a la igle­
reprendido públicamente su no­ sia para dar la muerte al santo
toria inmoralidad. Por este m o­ obispo. Habiéndolo intentado por
tivo, el rey suscitó calumniado­ tres veces, por tres veces fueron
res que en una solemne asam­ rechazados por una fuerza m is­
blea del reino citaron a Estanis­ teriosa. Por último, el rey im ­
lao para que compareciese a pío, con su propia mano dió la
juicio ante él, calumniándole co­ muerte al ministro de Dios mien­
mo si se hubiese posesionado in­ tras éste ofrecía en el altar la
justamente de un terreno que ha­ Hostia inmaculada. El cuerpo
bía comprado en nombre de su del mártir cortado a pedazos y
iglesia. Y no siendo posible a arrojado al campo, fué defendi­
Estanislao probar su inocencia do de las fieras por las águilas.
porque no tenía documentos,yPor la 'noche, unos canónigos de
los testigos temían declarar la Cracovia, guiados por una luz ce­
verdad, prometió que haría com­ lestial, reunieron los miembros
parecer dentro de tres días a esparcidos, y a l colocarlos cada
juicio a Pedro, el que había ven­ uno en su propio lugar, de tal
dido el terreno, muerto hacía suerte se unieron entre sí al ins­
tres años. Como se burlasen de tante, que no quedó señal
la condición propuesta, el hom­ alguna de las heridas. E l Señor
bre de Dios se entregó duran­ manifestó la santidad de su sier­
te tres días al ayuno y a la vo por medio de muchos mila­
oración. Y en el mismo día gros que acaecieron después de
en que terminaba el plazo seña­ la muerte de Estanislao. M ovida
por estos milagros, el papa Ino­ que el Hijo ha rescatado y el
cencio IV le incluyó en el núme­ los otros ángeles rebeldes.
ro de los Santos, y Clemente V III. Contra el orgulloso Satán, obe­
después de haber introducido la dezcamos las órdenes de este
fiesta de san Estanislao en el príncipe del cielo, para recibir,
Breviario Romano, ordenó que venida del trono del Cordero, la
en todas partes se celebrase la corona de la gloria.
memoria del glorioso Mártir con La siguiente Conclusioni jamás se
cambia.
rito doble.
En el I I I Nocturno se lee la Homi­ Gloria sea dada a Dios Padre,
lía sobre el Evangelio: Yo soy la ver­ que guarda por sus Angeles a los
dadera vid, del Común de Mártires en
Tiempo Pascual, pág. 784. que el H ijo ha rescatado y el
Las Vísperas son del Oficio siguicn Espíritu Santo ha señalado con
te. Se hace Conmemoración del prece­
dente.
su unción.
y . Púsose el Angel junto al
altar del templo, aleluya. IJ. T e­
D ía 8 de Mayo niendo en su mano un incensario
de oro, aleluya.
Aparición de San Miguel Ant. del Magnif. — Mientras
Arcángel Juan * contemplaba el sagrado
Doble mayor
misterio, el Arcángel Miguel to­
có la trompeta: Perdonad, oh
I VISPERAS Señor D i o s nuestro, Vos que
Las Antífonas y la Capitula son de
abrís el libro y rompéis sus se­
Laudes, pág. 1202; los Salmos de Do­ llos, aleluya.
minica, pág. 73, pero en lugar del úl­
timo se dice el ‘ Salmo 116, pági­
na 92; mas si las I I Vísperas de esta Oración
Fiesta no debieren decirse, en luear del
Salmo 116, se dirá en las primeras
el Salmo 137, página 181.
(~ ) h Dios, que con admirable
orden disponéis los ministe­
Himno rios de los Angeles y de los hom­
bres; conceded benigno que nos
A h Jesús, esplendor y poder protejan mientras vivimos en U
del Padre, Vida de nuestros tierra aquellos que nunca cesan
corazones, os alabamos en unión de serviros en el cielo. Por núes*
con los Angeles, prontos a eje­ tro Señor.
cutar vuestras órdenes. Conmemoración del Oficio preceden­
Por Vos combate este ejérci­ te: •
to numeroso formado de mil mi* A n t.— Santos y justos, alegraos
llares de príncipes; pero Miguel, en el Señor, aleluya; Dios os
el vencedor, enarbola la señal ha elegido para heredad suya,
salvadora de la cruz. aleluya.
E l es quien precipita al pro­ y . Preciosa es en la presen­
fundo del infierno al cruel dra­ cia del Señor, aleluya. B . La
gón, y, armado del rayo, echa de muerte de sus Santos, aleluya.
Oración presencia. Sentóse para juzgar, y
fueron abiertos los libros. E sta­
Q h Dios, por cuyo honor el
ba yo en expectación, a causa del
glorioso Pontífice Estanislao
ruido de las palabras grandiosas
sucumbió bajo la espada de los im­
que salían de aquel cuerno. Pe­
píos; os suplicamos que todos los
ro reparé que la bestia había
que invocan su auxilio consigan
sido muerta, y que su cuerpo
el saludable efecto de su plega­
muerto había sido echado a ar­
ria. Por nuestro Señor.
der en el fuego.
Completas de la Dominica, pág. 77.
1^. Prodújose un silencio en
MAITINES el cielo al luchar el dragón con
Miguel Arcángel; * Y oyóse que
Invitatorio. — Al Señor, Rey
decían: Salud, honor y poder al
de los Arcángeles: * Venid, ado­
Dios omnipotente, aleluya, y .
rémosle.
Miles de millares le servían, y
Salmo 94. — Venid, alegré­
mil millones le asistían. Y oyóse.
monos, pág. 3.
El Himno de Vísperas, pág. 1197.
Lección II Cap. 10, 4-8
Ant. — Se agitó el mar, * y
tembló la tierra, cuando el as el día veinticuatro del pri­
Arcángel Miguel descendió de! mer mes estaba yo en la
cielo, aleluya. orilla del gran Tigris, y levan­
Salmos 8, pág. 49; 10, pág. 53; 14, té mis ojos y miré, y he aquí
pág. 82.
un varón con vestidura de linc
\ \ Púsose el Angel junto el y ceñidos sus lomos con una faja
altar del templo, aleluya. 1^. T e ­ bordada en oro acendrado. Su
niendo un incensario de oro en cuerpo brillaba como el crisólito,
su mano, aleluya. y su rostro como un relámpago,
y como ardientes antorchas así
D el P rofeta D a n ie l
eran sus ojos. Sus brazos y el
Lección I Cap. 7, 9-11 resto del cuerpo hasta los pies
eran semejantes al bronce relu­
staba yo observando ciente, y el sonido de sus pala­
hasta tanto que se pusie­ bras como el ruido de un gran
ron unas sillas, y el an­ gentío. Y solamente yo, Daniel,
ciano de muchos días se sentó; tuve esta visión. M as aquellos
Keran sus vestiduras blancas como hombres que estaban conmigo no
la nieve, y como lana limpia los la vieron; sino que se apoderó de
cabellos de su cabeza. D e llamas ellos un extremo terror, y huye­
de fufgo era su trono, y fuego ron a esconderse. Y habiendo que­
encendido las ruedas de éste. Sa­ dado yo solo, vi esta gran visión
lía delante de él un impetuoso y me quedé sin aliento, y se me
río de fuego; eran millares de demudó el rostro y caí desma­
millares los que le servían, y mil yado, perdidas todas las fuerzas.
millones los que asistían ante su . Púsose el Angel junto al al­
tar de] templo, teniendo en su esta visión se dirige a tiempos
mano un incensario de oro, y olié­ remotos.
ronle muchos perfumes: * Y su­ 1^. Os cantaré himnos en
bió el humo de los perfumes al presencia de los Angeles, os ado­
acatamiento del Señor por la ma­ raré en vuestro templo santo: *
no del Angel, aleluya, y . Os can­ Y confesaré, Señor, vuestro
taré himnos en presencia de nombre, aleluya, y . Por la m i­
los Angeles; os adoraré en vues­ sericordia y verdad con que ha­
tro templo santo, y confesaré, béis engrandecido sobre nosotros
Señor, vuestro nombre. Y subió. vuestro santo nombre. Y con­
fesaré, Señor. Gloria al Padre. Y
confesaré.
Lección III Cap. 10, 9-14
II NOCTURNO
Y 0,a y ° el sonido de sus pa­
labras; y mientras t a n t o Ant. — Arcángel Miguel, *
yacía yo abajo, atónito, y mi ros­ acudid en auxilio al pueblo de
tro continuaba pegado al suelo. Dios, aleluya.
Cuando he aquí que una mano Salmos 18, pág. 95; 23, pág. 95; 33.
pág. 157 (se dice íntegro sin interrup­
me tocó, e hízome levantar so­ ción alguna).
bre las palmas de mis manos. Y
y . Subió el humo de los
di jome él: Daniel, varón de de­ perfumes al acatamiento del Se­
seos, atiende a las palabras que ñor, aleluya. I£. Por la mano del
yo te hablo, y ponte en pie, pues
Angel, aleluya.
yo vengo ahora enviado a tí. Y
así que él me hubo dicho estas pa­
Lección IV
labras me puse en pie, temblan
do. Y me d ijo: No tienes que t e ­ a autoridad de los sagra­
mer, oh Daniel; porque desde el
día primero en que, a fin de al­
Hm
dos libros y la antigua
tradición de los Santos
canzar la inteligencia, resolviste nos demuestran que el bienaven­
en tu corazón mortificarte en la turado Arcángel Miguel se ha
presencia de tu Dios, fueron manifestado muchas veces a los
atendidos tus ruegos, y por cau­ hombres. Por este motivo en mu­
sa de tus oraciones he venido yo. chos lugares se celebra el recuer­
Pero el prínicipe del reino de los do ‘ de estas apariciones. Co­
Persas se ha opuesto a mí por mo antiguamente la sinagoga de
espacio de veintiún días. Y he los judíos, así ahora la Iglesia de
aquí que vino en mi ayuda M i­ Dios le venera como su custo­
guel, uno de los primeros prínci­ dio y patrono. Hubo una célebre
pes, y yo me quedé allí al lado aparición de' este Arcángel en
del rey de Persia. He venido, tiempo del papa Gelasio I, en
pues, para explicarte las cosas Apulia, en la cima del monte
que han de acontecer a tu pue­ Gárgano, al pie del cual está si­
blo en los últimos días; pprque tuada la ciudad de Siponto.
I£. Este es Miguel Arcángel, aquel lugar estaba bajo su tu­
príncipe de la milicia angélica, tela, y que con esto quería darle
* Su culto es una fuente de benefi­ a conocer su voluntad de que
cios para los pueblos, y su ora­ allí se tributara culto a Dios en
ción conduce al reino de los cie­ memoria suya y de todos los
los, aleluya. R . El Arcángel M i­ Angeles. Así pues, el obispo, jun­
guel, es el príncipe del paraíso, a tamente con el pueblo se dirigió
quien honran los conciudadanos a aquella gruta. Y viendo que te­
de los Angeles. Su. nía la forma de templo, empe­
zaron a celebrar en ella los d i­
Lección V vinos oficios; llegó a ser célebre
A pues, que uno de
c o n t e c ió ,
por los muchos milagros que allí
los toros que pacían en el tuvieron lugar. Poco después el
monte Gárgano se alejó del reba­ Papa Bonifacio consagró en R o ­
ño. y después de haberle busca­ ma, en el Circo Máximo, una
do por mucho tiempo, por últi­ iglesia a san Miguel el día vein­
mo le hallaron detenido en la tinueve de Septiembre, en el cua!
entrada de una gruta. Y como la Iglesia también celebra la fies­
uno de los presentes, para herirle, ta de todos los Angeles. M as el
le disparara una saeta, ésta, de presente día está consagrado a
rechazo se clavó en el mismo que la aparición de san Miguel A r­
la había disparado. Lo cual llenó cángel.
de temor a los presentes y luego . En aquel tiempo se le­
a los que lo oyeron referir, de vantará Miguel, que defiende a
tal suerte que nadie osaba acer­ vuestros hijos; * Y vendrán
carse a la cueva. Entonces los ha­ tiempos como jamás los ha habi­
bitantes de Siponto consultaron al do desde que comenzaron a existir
obispo, el cual les respondió que las naciones hasta ahora, alelu­
pidiesen a Dios el significado de ya. X . En aquel tiempo se sal­
lo acontecido, mediante un tri­ vará todo pueblo que fuere h a ­
duo de ayunos y oraciones. llado escrito en el libro de la
El Arcángel Miguel ha vida. Y vendrán. Gloria al P a­
venido con gran multitud-de An­ dre. Y vendrán.
geles, y el Señor le ha confiado
III NOCTURNO ■
las almas de los Santos, * A
fin de que las conduzca al pa­ Ant. — Un enviado * es el
raíso de delicias, aleluya, y . E n ­ Arcángel M iguel; un mensajero
viad, Señor, el Espíritu Santo des­ de Dios en favor de las almas
de el cielo, espíritu de sabiduría justas, aleluya, aleluya.
Salmos 95, pág. 116; 96, pág. 14 1;
y de inteligencia. A fin. 102, pág. 241 (integro y sin interrup­
ción). .
Lección VI
■y. Os cantaré himnos en
P asadoslos tres días, el Arcán­ presencia de los Angeles, oh
gel Miguel avisó al obispo que Djos mío, aleluya. 1$. O s adoraré
en vuestro templo santo y confe­ vosotros, aleluya. W . Púsose el
saré vuestro nombre, aleluya. Angel junto al altar del templo,
teniendo er. su mano un incen­
L e c c ió n del santo E v a n g e l io sario de oro. Y a que.
segú n sa n M ateo S i tu v ie re que leerse la L e c ció n I X
de a lg ú n O ficio conm em orado, de las
L eccion es V I I I y I X se fo rm a u n a sola.
Lección Vil Cap. 18, 1-10

p*N aquel tiempo: Se acercaron Lección VIII


los discípulos a Jesús, pre­ A
del mundo por los escánda-
y
guntándole: ¿Quién juzgas que es dalos” . La humildad de la
el mayor en el reino de los cie­ Pasión es un escándalo para el
los? Y lo que sigue. mundo. En efecto, la ignorancia
humana se manifiesta especial­
H o m il ía d e s a n H il a r i o , O b is p o mente en no querer reconocer
Coment, sobre san Mateo, can. 18 al Señor de eterna gloria bajo
l Señor nos enseña las ignominias
que de la cruz. Mas
no podemos entrar en el ¿qué hay más peligroso para el
reino de los cielos si no mundo que no haber recibido a
. volvemos a tomar la naturaleza Jesucristo? Dice que es realmen­
de niños, es decir, si no destrui­ te necesario que sobrevengan es­
mos en nosotros, con la sencillez cándalos, porque para la realiza­
de la infancia, los vicios que in­ ción del misterio que iba a pro­
vaden nuestros cuerpos y núes- porcionarnos la vida eterna, la
tras almas. Con el nombre de humillación de la Pasión debía
niños, comprende a todos los que ser completa en él.
creen en él por la fe en su pa­ . 3
El Arcángel Miguel vino
labra. En efecto, los niños obe­ para auxiliar al pueblo de Dios. *
decen a su padre, aman a su Tiene la misión de auxiliar a las
madre, no saben desear el mal almas justas, aleluya. X . Púsose
del prójimo, no andan detrás de el Angel junto al altar del tem­
las riquezas; no se llenan de plo teniendo en su mano un in­
orgullo, ni odian, ni mienten; censario de oro. Tiene. Gloria ai
creen en las palabras que se les Padre. Tiene.
dirigen, y lo que se les dice lo
Lección IX
tienen por verdadero. Volvamos,
pues, a la sencillez de los niños,
y en este estado, llevemos en
M que no tengáis en poco1"
ir a d
a uno de estos pequeñitos
nosotros la imagen de la humil­ que creen en m í” . Jesús impone,
dad del Señor. sobre todo a los que verdade­
IJ. N o temáis en presencia ramente creen en él, los lazos
de los gentiles; mas en vuestros estrechísimos del amor mutuo.
corazones adorad y temed al Se­ Los Angeles de los niños ven
. ñor; * Y a que su Angel está con cada día a Dios, porque el Hijo
I. Brev. 85

\
del hombre vino a salvar lo que por medio de su Angel, enviado
estaba perdido. Así, el H ijo del a Juan siervo suyo, el cual ha
hombre salva; los Angeles ven a dado testimonio de ser palabra
Dios; los Angeles de los niños de Dios y testificación de Jesu­
presiden las oraciones de los fie­ cristo todo cuanto ha visto.
les. Que los Angeles las presiden,
es una doctrina absolutamente Himno
cierta. Los Angeles ofrecen, pues, Q h Cristo, gloria de los santos
cada día a Dios las oraciones de Angeles. Creador y Redentor
los que se han de salvar por Cris­ del linaje humano, concedednos
to; y es sumamente peligroso el que consigamos las sedes bien­
despreciar a aquel cuyos deseoi
aventuradas.
y peticiones son presentadas tan
Que el Angel de la paz, M i­
honoríficamente ante el trono de
guel. descienda del cielo a nues­
Dios, eterno e invisible, por el
tras moradas; y ejerciendo su
ministerio de los Angeles que
misión pacificadora relegue al
constituyen su corte.
Te Deuiü, p ág . 10.
abismo las guerras, fuentes de
lágrimas.
LAUDES Y HORAS Que el Angel de la fuerza, G a­
Ant. 1. Púsose el Angel * jun­ briel. aleje a nuestros antiguos
to al altar del templo, teniendo enemigos, y visite los templos
en su mano un incensario de oro, amados del cielo que se han le­
aleluya. vantado en la tierra después de
Salm o s de la D o m in ic a , pág. 55. la misión triunfante que aqui
2. Mientras peleaba * el A r­ vino a cumplir.
cángel Miguel con el dragón, se Que el Angel Rafael, médico
oyó la voz de los que decían: de nuestra salud, nos asista desde
¡Honor a nuestro Dios, aleluya! el cielo, curando todos los enfer­
3. Arcángel Miguel, * te he mos, y dirija nuestros pasos v a ­
constituido príncipe de todas las cilantes hacia la verdadera vida.
almas que deben salvarse, ale­ Asístanos siempre la Virgen,
luya. reina de la paz y madre de la
4. Angeles del Señor, * ben­ luz, juntamente con el coro de
decid al Señor para siempre, ale­ los Angeles y en unión con la
luya. brillante corte celestial.
5. Angeles, Arcángeles, * Que la Deidad bienaventurada.
Tronos y Dominaciones, Princi­ Padre, H ijo y Espíritu Santo,
pados y Potestades, Virtudes ce­ cuya gloria brilla por todo el or­
lestes, alabad al Señor de los be, nos1 conceda estas gracias.
cielos, aleluya. Amén.
y . Púsose el Angel junto al
Capitula Apoc., 1, 1-2
altar del templo, aleluya. R . T e ­
ros ha manifestado lo que de­ niendo en su mano un incensario
be suceder pronto, hablando de oro, aleluya.
Ant. del Bened.— Prodújose un aleluya. Gloria al Padre. Subió.
silencio * en el cielo, cuando es­ X - Os cantaré himnos en
taba luchando el dragón; y M i­ presencia de los Angeles, oh
guel peleó contra él, y consiguió Dios mío, aleluya. R . Os adora­
la victoria, aleluya. ré en vuestro templo santo, y con
fesaré vuestro nombre, aleluya.
Oración
NONA
Q H Dios, que con admirable
orden disponéis los ministe­ Capitula Apoc., 12, 7-8
rios de los Angeles y de los hom­
trabó una gran batalla en
bres; conceded benigno que nos
el cielo: Miguel y sus Ange­
protejan mientras vivimos en la
les peleaban contra el dragón, y
tierra, aquellos que nunca cesan
lidiaba contra él el dragón con
de serviros en el cielo. Por nues­
sus ángeles; pero éstos no pre­
tro Señor.
E n la s H o r a s lo s S a lm o s de D o m i­
valecieron, y después no quedó
n ic a ; en P r im a , lo s de la s F ie s ta s . ya para ellos lugar ninguno en
el cielo.
TERCIA
1$. br. Os cantaré himnos en
L a C a p it u la de L a u d e s . presencia de los Angeles, oh
IJ. br. Púsose el Angel junto Dios mío, * Aleluya, aleluya. O*
al altar del templo, * Aleluya, ale­ cantaré. X . Os adoraré ei
luya. Púsose. X - Teniendo en su vuestro templo santo, y confesa­
mano un incensario de oro. Ale­ ré vuestro nombre. Aleluya, ale­
luya, aleluya. Gloria al Padre. luya. Gloria al Padre. Os canta­
Púsose. ré.
'X - Subió el humo de los X - Adorad a Dios, aleluya.
perfumes al acatamiento del Se­ 1$. Todos sus Angeles, aleluya
ñor, aleluya. R . Por la mano
II VISPERAS
del Angel, aleluya.
L a s A n t ífo n a s y la C a p itu la son de
L a u d e s , p ág. 12 0 2 ; los S a lm o s de D o­
SEXTA m in ica , p ág. 73, p ero en lu g a r del ú l­
tim o , se d ice el 1 3 7 , p á g . 18 1. E l
Capitula Apoc., 5, 11-12 H im n o d e la s I V ís p e r a s , pág. 1 19 7 .
X . Os cantaré himnos en
O í la voz de muchos Angeles presencia de los Angeles, ch
alrededor del solio, y de los Dios mío, aleluya. R . Os adoraré
animales, y de los ancianos, y en vuestro templo santo y con­
su número era millares de milla- fesaré vuestro nombre, aleluya.
res^los cuales decían en alta voz: Ant. del Magnif. — Príncipe
¡Salve, oh Dios nuestro! gloriosísimo, * Miguel Arcángel,
1$. br. Subió el humo de los acordaos de nosotros: aquí y en
perfumes al acatámiento del Se­ todas partes, rogad siempre por
ñor, * Aleluya, aleluya. Subió. T . nosotros al H ijo de Dios, aleluya.
Por la mano del Angel. Aleluya, C o n m em o ració n d el O ficio sig u ien te.
Día 9 de Mayo Resplandecieron ambos por su
doctrina y santidad de vida, y
San Gregorio Nacianceno llamados al cargo de predicar la
Obispo, Confesor y Doctor verdad evangélica, engendraron
Doble muchos hijos para Jesucristo.
Todo se toma del Común de un Con­
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que Lección V
sigue:
Ant. del Magnif. — Oh D oc­ Gregorio vuelto por
J - J a b ie n d o

tor excelso, luz de la santa Igle­ algún tiempo a su propia


sia, bienaventurado Gregorio, casa, fué primeramente creado
amante de la divina ley, ruega obispo de Sásimo, y luego go­
por nosotros al H ijo de Dios. bernó la iglesia de Nacianzo
Llamado poco después a regir la
Oración iglesia de Constantinopla, purificó
esta ciudad de las herejías que
Dios, que disteis a vuestro la infestaban y la ganó a la fe ca­
pueblo por ministro de h tólica; mas esto, que debía con-
salvación eterna al bienaventu­ ciliarle el más grande amor de
rado Gregorio: os suplicamos nos todos, le atrajo la envidia de
concedáis que merezcamos tener muchos. Habiendo surgido por su
por intercesor en los cielos al que causa graves disensiones entre
hemos tenido por maestro de la los obispos, renunció voluntaria­
vida en la tierra. Por nuestro mente al episcopado, aplicándose
Señor. , las palabras del P rofeta: “ Si por
II NOCTURNO
mi causa se ha levantado esta
tempestad, arrojadme al mar, a
Lección IV fin de que no os perjudique a
vosotros” . Por lo cual, de vuelta
noble capado-
r e g o r io ,
a Nacianzo, después de conse­
ciano, que fué llamado el guir que se confiriese el gobierno
Teólogo a causa de su de aquella iglesia a Eulalio, se
eminente conocimiento de las le­ consagró totalmente a la contem­
tras divinas, nació en Nacianzo, plación de las cosas divinas y a
en Capadocia. Instruido en A te­ escribir obras teológicas.
nas, juntamente con san Basilio,
en toda clase de ciencias, se con­ Lección VI
sagró con todo el ardor al estu­
dio de la Sagrada Escritura. En p s c R i^ ió mucho, así en prosa
este estudio se ejercitaron ambos como en verso, con admira­
durante algunos años en un m o­ ble piedad y elocuencia; mereció
nasterio, interpretando los Libros que en elogio de sus. escritos los
sagrados, no según su propio in­ sabios y santos dijeran que na­
genio, sino siguiendo el criterio da se encuentra en ellos que no
y la autoridad de los antiguos. se ajuste a j a s reglas de la ver­
dadera piedad y de la fe católi­ vina ley, ruega por nosotros al
ca ; nada que pueda razonable­ Hijo de Dios, aleluya.
mente ponerse en duda. Fué y . El Señor condujo al jus­
defensor acérrimo de la consus- to por caminos rectos, aleluya.
tancialidad del Hijo. Así como I{. Y le mostró el reino de Dios,
nadie le aventajó en la santidad aleluya.
de vida, es también superior a
los demás por la gravedad de su Oración
estilo. Dedicándose al estudio y
Q h Dios, que disteis a vuestro
a la composición de sus escritos,
pueblo por ministro de h
llevó en la soledad campestre
salvación eterna al bienaventura­
una vida verdaderamente mona­
do Gregorio: os suplicamos nos
cal, hasta que subió al cielo,
concedáis que merezcamos tener
agotado por los años, en tiempo
por intercesor en los cielos al que
del emperador Teodosio.
hemos tenido por maestro de la
En el I I I Nocturno se lee la Ho­
milía sobre el Evangelio: Vosotros sois
vida en la tierra.
la sal, pág. 802. Las Vísperas desde !a Después Conmemoración de los santos
Capitula son del Oficio siguiente, con Gordiano y Epimaco, Mártires:
Conmemoración de los santos Gordiano
A nt.— Una luz perpetua ilumi­
y Epímaco, Mártires.
nará, Señor, a vuestros Santos, y
vivirán por toda la eternidad,
aleluya.
D ía 10 de M ayo
y . Santos y justos, alegraos
en el Señor, aleluya. IJ. D¡ios
San Antonino os ha escogido por heredad suya,
Obispo y Confesor aleluya.
Doble (L. h.)

Todo se toma del' Común de un Con­ Oración


fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que
sigu e: Q s
rogamos nos concedáis om­
nipotente Dios, que al cele­
Oración brar las solemnidades de vues­
tros bienaventurados Mártires
Creamos , Señor, ayudados por
Gordiano y Epímaco, nos prote­
los méritos de vuestro santo
ja ante Vos su intercesión. Por
Confesor y Pontífice Antonino, y
nuestro Señor.
puesto que os proclamamos ad­
mirable en vuestro siervo, haced II NOCTURNO
que podamos también gloriarnos
Lección IV
de vuestra misericordia para con
nosotros. Por nuestro Señor. n t o n in o , nacido en F lo ­
Conmemoración del Oficio precedente: rencia de padres honra­
A n t.— Oh Doctor excelso, luz dos, ofreció, ya desde su
de la santa Iglesia, bienaventu infancia, claros indicios de su fu­
rado Gregorio, amante de la di­ tura santidad. A los diecisiete
años ingresó en la Orden de Lección VI
Predicadores, comenzando desde
entonces a brillar en la prácti­ "M o es posible explicar la pru­
ca de las grandes virtudes. D e ­ dencia, piedad, caridad, man­
claró una guerra sin tregua a sedumbre y celo sacerdotal con
la ociosidad. Después de un que resplandeció en el desempe­
breve sueño, era el primero en ño de su cargo. Fué tan admi­
acudir a Maitines, y dedicaba rable la penetración de su inteli­
el tiempo restante de la noche gencia que por sí mismo, sin ne­
a la oración, al estudio o a la cesidad de maestro alguno, apren­
composición de libros, y si algu­ dió todas las ciencias de una m a­
na vez un sueño importuno se nera perfecta. Finalmente, des­
apoderaba de sus miembros fa ti­ pués de tantos trabajos y de
gados, dormía un momento con haber publicado excelentes trata­
la cabeza apoyada en la pared, y dos doctrinales, recibida la sa­
volvía otra vez con mayor avi- grada Eucaristía y la Extrem a­
.iez a sus santas vigilias. unción, abrazando el Crucifijo,
murió plácidamente el día diez
de M ayo del año mil cuatrocien­
Lección V
tos cincuenta y nueve. Ilustre
/^ \b ser v a n
te severísimo de la por sus milagros así en vida co­
discipilina regular, no comía mo después de la muerte, fué ins­
jamás carne a no ser en caso de crito en el número de los Santos
hallarse gravemente enfermo. por el papa Adriano V I, en ol
Dormía sobre el suelo o sobre año del Señor mil quinientos
duras tablas. De continuo usaba veintitrés.
cilicio, y no pocas veces lle­ E n el I I I N o c tu rn o se lee la H o m i­
lía sohre el E v a n g e lio : U n h o m b r e y é n ­
vaba ceñido sobre las carnes un d o s e a l e j a n a s t i e r r a s , d el C o m ú n de
cinturón de hierro. Guardó siem­ un C o n fe s o r P o n tífic e , en el p rim e r l u ­
g a r , p ág. 794.
pre la castidad más íntegra. Fué
tanta su prudencia en dar con­
D e los san to s G o r d ia n o y
sejos, que se le llamaba común­
E p ím a c o , M á r t ir e s
mente con elogio Antonino el de
los consejos. Era, no obstante,
Lección IX
tan profundamente humilde que,
aun desempeñando los cargos de pN tiempo de Juliano el A pós­
superior o de provincial, se coip- tata, habiendo sido conduci­
placía en el ejercicio de los ofi­ do el presbítero Jenaro al juez
cios más bajos en el monasterio. Gordiano para que le condenara,
Constituido arzobispo de Floren­ éste junto con su esposa y otros
cia por el papa Eugenio IV , dió cincuenta y tres individuos de su
muy de mal grado su consenti­ familia, fueron instruidos por él
miento, obligado por las amena­ en la fe católica y recibieron el
zas del Sumo Pontífice. bautismo en Roma. Al saberlo
el prefecto, después de desterrar Día 12 de Mayo
a Jenaro, mandó a Clemenciano.
su lugarteniente, que encarcela­ Santos Nereo, Aquileo, Do-
ra a Gordiano. Mas viéndose Cle­ mitila, Virgen, y Pancracio
menciano impotente para conse­
Mártires
guir que renunciara a la fe, car­
Semidoble
góle de cadenas, y después de
haberle hecho atormentar con T o d o se tom a d el C o m ú n de M á rtir e s
varas guarnecidas de plomo, en T iem p o P a s c u a l, pág. 780, m enos
lo q u e s ig u e :
mandó que fuese decapitado. Su
cuerpo fué echado a los perros Oración
ante el templo de Apolo. Durante
Q s suplicamos, Señor, que la
la noche, los cristianos le sepul­
gloriosa solemnidad de vues­
taron en la vía Latina, en la
tros santos Mártires Nereo, Aqui­
misma cripta adonde habían si­
leo, Domitila y Pancracio nos
do trasladadas desde Alejandría
sea siempre provechosa, y nos
las reliquias .del bienaventurado
haga digno^ de vuestro santo
mártir Epímaco, el cual había
servicio. Por nuestro Señor.
permanecido por mucho tiempo
encarcelado por la fe de Cristo, II NOCTURNO
y por último murió quemado, ob­
Lección IV
teniendo así la corona del mar­
tirio. \
: r e o y Aquileo, hermanos,
En Laudes C o n m em o ració n de los siervos de Flavia Domi­
s a n to s M á r tir e s :
tila, fueron bautizados
A n t.— H ijas de Jerusalén, ve­
por san Pedro juntamente con su
nid y ved a los Mártires osten­
madre Plautilla. Habiendo per­
tando las coronas con que les
suadido a Domitila que consa­
adornó el Señor en el día de la
grara a Dios su virginidad, fue­
solemnidad y de la alegría, ale­
ron acusados por su novio Aure­
luya, aleluya.
liano como cristianos, y por este
X . Preciosa es en la presen­
motivo desterrados a la isla Pon­
cia del Señor, aleluya.
da. Allí fueron de nuevo some­
I>. La muerte de sus Santos,
aleluya. tidos a la tortura y azotados;
luego se les condujo a Tarracina.
En esta ciudad, por orden de Mi-
Oración
nució Rufo, fueron atormentados
Q s rogamos nos concedáis, om­ en el caballete y con antorchas
nipotente Dios, que al cele­ encendidas; y como continuasen
brar las solemnidades de vues­ afirmando que, habiendo sido
tros bienaventurados Mártires bautizados por san Pedro Após­
Gordiano y Epímaco, nos prote­ tol, con ningún tormento se les
ja ante Vos su intercesión. Por podría obligar a que inmolasen
nuestro Señor. a los ídolos, fueron decapitados.

*
Sus cuerpos, llevados a R om a por de catorce años vino a Rom a, en
Auspicio, su discípulo y educador tiempo de los emperadores Dio-
de Dom itila, fueron sepultados cleciano y M axim iano. Bautiza­
en la vía Ardeatina. do e instruido en la fe cristiana
por el Pontífice romano, fué po­
Lección V co después hecho prisionero por
causa de esta fe. Habiéndose ne­
ET l a v ia Dom itila, virgen ro­
gado constantemente a sacrificar
mana, sobrina de los empe­
a los ídolos, ofreció su cerviz al
radores T ito y Dom iciano, ha­
verdugo con varonil fortaleza,
biendo recibido el velo sagrado
consiguiendo así la gloriosa co­
de la virginidad de manos del
rona del martirio. Su cuerpo fué
bienaventurado papa Clemente,
sustraído de noche por la m a­
fué delatada como cristiana por
trona O ctavila, la cual, después
su novio Aureliano, h ijo del cón­
de ungirle con perfumes, le se­
sul T ito Aurelio; y por este m o­
pultó en la vía Aurelia.
tivo fué deportada por orden
del emperador Dom iciano a la III NOCTUR NO
isla Poncia, en donde sufrió un
L e c c ió n del sa n to E v a n g e l io
largo martirio en la cárcel. F i­
se g ú n san J u an
nalmente, conducida a T arraci­
na, confesó nuevamente a Cristo, Lección VII Cap. 4, 46-53
y como se mantuviese constante
en su confesión, en tiempo del p N aquel tiempo: H abía en Ca-
emperador Trajano, el juez or­ farnaún un señor de la corte
denó que fuese incendiada su que tenía un hijo enfermo. Y lo
habitación, en la que, juntamen­ que sigue.
te con sus hermanas de leche, las
vírgenes Teodora y Eufrosina, H o m i l í a d e s a n G r e g o r i o , P a p a
terminó su glorioso martirio él Homilía 28 pronunciada en la basílica
de estos santos M ártires en el día de
día siete de M ayo. Sus cuerpos su fiesta
fueron hallados íntegros, y dió-
les sepultura el diácono Cesáreo. F i SHB ómo entender esto: El Se
Este es el día en que los cuer­ ñor, rogado por un se­
pos de los dos hermanos y el ñor de la corte para que
de Dom itila fueron trasladados acudiera a curar a su hijo, nié­
juntos de la diaconía de San gase a ir personalmente, y en cam ­
Adriano a la basílica de los mis­ bio, promete ir a ver al criada
mos Mártires, con el título de del centurión sin ser invitado pa­
Fasciola. ra ello? No se digna conceder el
honor de su presencia corporal al
hijo de un señor, y no se desdeña
Lección VI
de llegarse junto al esclavo de un
P ancracio , natural de Frigia, centurión. ¿Qué se propone con
de noble linaje, siendo niño esto sino abatir el orgullo que
nos mueve a honrar en los hom­ Lección IX
bres, no su naturaleza por la cual
han sido hechos a imagen de \ T o consideréis, pues, en vues­
Dios, sino su categoría y sus ri tro interior, lo que poseéis,
quezas? Nuestro Redentor nos sino lo que sois. El mundo que
enseña a despreciar lo que los amamos se desvanece. Esos san­
hombres estiman como grandeza, tos, ante cuya tumba nos congre­
y a no despreciar lo que despre­ gamos, pisotearon con desprecio
cian los hombres. No quiso pre­ ese mundo entonces en su flora­
sentarse ante el hijo del señor, ción. En su tiempo, les ofrecía
y se muestra dispuesto a visitar larga vida, salud sin ocaso, ricas
al esclavo del centurión. posesiones, numerosa posteridad,
Si tuviese que decirse ia Lección IX ia seguridad de una larga paz, y
de un Oficio conmemorado, de las Lec­ ello no obstante, este mundo, que
ciones V I I I y IX se forma una sola.
en sí mismo parecía en flor, es­
taba ya como mustio para su
Lección VIH corazón. Mas he ahí que ahora
el mundo está ajado en sí mismo,
pues, nuestro orgu-
/ “''o n d en a,
y para nuestros corazones está
lio, que no sabe apreciar
como en flor. Por todas partes la
los hombres en cuanto hombres.
muerte, por todas partes el due­
Cumo ya hemos dicho, este or­
lo, por todas partes la desolación.
gullo no aprecia en los hombres
For todas partes nos vemos aco­
más que lo exterior, sin conside­
sados, de todas partes nos vie­
ración a la naturaleza misma;
nen amarguras, y a pesar de ello,
no sabe reconocer en ellos la
cegados por la codicia de la car
obra de Dios y su honor. He ahí,
ne amamos esas amarguras, per­
pues, que el H ijo de Dios no
seguimos ese mundo que se des­
quiere presentorse ante el hijo
vanece, nos abrazamos a ese mun­
de un señor, y se muestra dis­
do que se hunde.
puesto a visitar un esclavo y a
Las Vísperas son del Oficio siguiente
curarlo. Si un esclavo nos roga­ con Conmemoración del precedente.
ra que fuésemos a verle, no hay
duda de que en nuestro interior
la voz del orgullo respondería Día 13 de Mayo
inmediatamente a su llamamien­
to: No vayas;, te rebajarías, San Roberto Belarmino
humillarías tu nobleza, envilece­ Obispo, Confesor y Doctor
rías tu condición. Mas he ahí que Doble (L. h.) .
desdeñamos de humillarnos en
Todo se toma del Común de un Con­
tierra no se desdeña de visitar a fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que
un esclavo, en tanto que nos* sigue:
otros, que somos de la tierra, nos Ant. del Magnif. — Oh Doc­
desdeñamos de humillarnosr en tor excelso, luz de la santa Igle­
la tierra. sia, bienaventurado Roberto,
amante de la divina ley, ruega sísima Cincia Cervini, hermana
por nosotros al H ijo de Dios, del papa Marcelo II. Pronto se
aleluya. distinguió por su eximia piedad
y por su pureza de vida. Una sola
Oración cosa deseaba: agradar a Dios
y salvar las almas. Educóse en
Dios, que pora rechazar el colegio que la Compañía de
las asechanzas del error y Jesús tenía en su ciudad, mere­
para defender los derechos de la ciendo grandes alabanzas por su
Sede Apostólica, adornasteis al talento y modestia, y habiendo
bienaventurado Roberto, vuestro ingresado en Roma, a la edad de
Pontífice y Doctor, con admira­ dieciocho años, en la Compañía,
ble doctrina y virtudes; conce­ fué para todos modelo de virtud.
dednos por sus méritos e inter­ Terminados los estudios de filo­
cesión que crezcamos en amor a sofía en el Colegio Romano, fué
la verdad, y que los corazones de enviado primeramente a Floren­
los que caminan extraviados cia, después a Mondovio, de allí a
vuelvan a la unidad de vuestra Padua para estudiar la sagrada
Iglesia. Por nuestro Señor. teología, y finalmente a Lovaina,
C o n m em o ració n del O fic io p re ce d e n te :
en donde, no siendo aún sacerdo­
Ant. — Santos y justos, gozaos te, desempeñó admirablemente el
en el Señor, aleluya; Dios os ha cargo de predicador. Ordenado
elegido para heredad suya, ale­ luego sacerdote en Lovaina, en­
luya. señó la teología con tanto éxito
X - Preciosa es en la presen­ que condujo a muchísimos here­
cia del Señor, aleluya. X - La jes a la unidad de la Iglesia, y
muerte de sus Santos, aleluya. fué considerado como teólogo
eminente en toda Europa, y muy
Oración solicitado por san Carlos Borro-
Q s suplicamos, Señor, que la meo. obispo de Milán, y por otros
gloriosa solemnidad de vues­ muchos.
tros santos M ártires Nereo, Aqui-
leo, Domitila y Pancracio nos sea Lección V
sismpre provechosa, y nos haga
dignos de vuestro servicio. Por de nuevo a Roma por
T lam ado

nuestro Señor. el papa Gregorio X III, en­


señó en el Colegio Romano las
II NOCTURNO cuestiones disputadas de teo­
Lección IV logía, y elegido maestro de la
vida espiritual, dirigió al angéli-
oberto, nacido en Mon- lico joven Luis Gonzaga por el
tepulciano, de la familia camino de la santidad. También
patricia de los Belarmi- gobernó el Colegio Romano v
no. tuvo por madre a la piado­ después la Provincia Napolitana
de la Compañía de Jesús, según tir a los herejes. San Francisco
la mente de san Ignacio. Volvió a de Sales le consideró como un
Roma, donde el papa Clemen­ manantial de doctrina; el Sumo
te V III le confió asuntos impor­ Pontífice Benedicto X IV le lla­
tantísimos de la Iglesia con gran mó martillo de los herejes, y
provecho de los intereses religio­ Benedicto X V le propuso como
sos. Después, contra su voluntad, modelo a los propagadores y de­
fué creado cardenal, porque, co­ fensores de la religión católica.
mo manifestó abiertamente el
mismo Pontífice, la Iglesia de Lección VI
Dios no tenía a la sazón otro que
le igualara en sabiduría. Consa­ A de la vida religio­
m a n t ís im o
grado obispo por el mismo Pon­ sa, la observó ejemplarmen­
tífice, gobernó ejemplarmente por te, aun siendo cardenal. No quiso
un trienio el arzobispado de poseer más que lo indispensable;
Capua. Renunció después a este se contentó con un servicio li­
cargo, y permaneció en Roma mitado, con modestos honores y
hasta su muerte, siendo el con­ con un hábito sencillo. No traba­
sejero integérrimo y fidelísimo jó para enriquecer a los suyos,
del Sumo Pontífice. Escribió mu­ y con dificultad se le pudo indu­
chas y excelentes obras; su mé­ cir a que les socorriese en sus
rito principal consistió en que, necesidades. Profesaba una hu­
siguiendo a santo Tom ás como mildad profunda y era admira­
guía y maestro y conociendo ble la sencillez de su alma. Amó
las necesidades de su tiempo, singularmente a la Madre de
combatió con los más sólidos ar­ Dios. Dedicaba cada día muchas
gumentos sacados de las sagra­ horas a la oración. Su vida era
das Letras y de las fuentes ri­ en gran manera frugal, ayunan­
quísimas de los Santos Padres, do tres veces cada semana. Siem­
los nuevos errores, y defendió pre austero consigo mismo, ar­
acérrimamente la tradición cató­ día en caridad con el prójimo,
lica y los derechos del Pontifi­ por lo cual se le llamó el padre
cado romano. También se le de­ de los pobres. .Luchó esforzada­
ben muchos libros de piedad, mente para no manchar ni si­
ocupando el primer lugar, su áu­ quiera con culpas veniales su ino­
reo catecismo, del que se servía, cencia bautismal. Casi octogena­
a pesar de los gravísimos negocios rio, le sobrevino en San Andrés
que le absorbían, para enseñar, del Quirinal, la última enferme­
así en Capua como en Roma, a los dad, en la cual resplandecieron las
niños y a los ignorantes. Un car­ virtudes que le adornaban. H a­
denal contemporáneo de Roberto llándose moribunda, visitáronle
le tuvo como enviado de Dios el papa Gregorio X V y varios
para instruir a los católicos, for­ cardenales, doliéndose todos ellos
mar a las almas piadosas y aba­ de perder un tan valioso sostén
de la Iglesia. En la fiesta de las lectos, nuestros Padres y D octo­
llagas de san Francisco, que ¿1 res, de poder, sabiduría, bondad
había conseguido se celebrase en y santidad, para hacerles más se­
todo el mundo, se durmió en el mejantes a él, y para granjear­
Señor, en el año mil seiscientos les la buena acogida y la admira­
veintiuno. Al saber su muerte, ción de todas las naciones. A r­
toda la ciudad le lloró como a un móles en primer lugar de aquel
padre, aclamándole unánimemen­ poder, en virtud del cual, contra­
te por santo. El Sumo Pontífice riamente al curso ordinario de las
Pío X I le inscribió primeramente leyes naturales, obraron prodi­
en el número de Beatos y poco gios singulares en los elementos,
más tarde en el de los Santos. en los árboles, en los animales,
Ultimamente, por decreto de la y aun en los hombres. Instruyó­
Sagrada Congregación dé Ritos, les después, infundiendo en su
fué declarado Doctor de la Igle­ espíritu una sabiduría que no sólo
sia universal. Su cuerpo es ve­ les permitiera ver el presente y
nerado devotamente en el templo el pasado, sino también prever v
de San Ignacio, cerca del sepul­ anunciar las cosas futuras con
cro de san Luis Gonzaga, como él gran anticipación. Dilató por úl­
había deseado. timo su corazón con una caridad
tan abundante que les movió a
' III NOCTURNO
emprender con gran ánimo el
L e c c ió n del san to E v a n g e l io ejercicio de su misión, y les per­
segú n san M ateo mitto además conmover, tanto
con el ejemplo de una conducta
Lección VII Cap. 5, 13-10
excelente como con sus palabras
j p \ aquel tiempo: D ijo Jesús a y milagros, a los que debían con­
sus discípulos: Vosotros sois vertir.
la sal de la tierra. Y si la sal se
hace insípida, ¿con qué se le Lección VIH
volverá el sabor? Y lo que sigue.
'P odoel mundo sabe lo que fue­
H o m il ía de san R oberto B elar - ron los predicadores de nues­
m in o , O b is p o tra ley evangélica, lo mismo los
S e rm ó n 9, sobre la san tid ad de lo s D o c ­
tores de la I g le s ia . E n el p rin cip io .
primeros, que nos trajeron la fe
y el Evangelio, que los que Dios
Dios, a quien adoramos-
n suscitó desde entonces cada siglo,
corno iJho en la Trinidad para confirmar o propagar esta
y trino en la unidad, so­ misma fe; cuán piadosos, cuán
bresalen singularmente tres atri­ justos, cuán religiosos se mostra­
butos, a saber: el poder, la sabi­ ron. Recordemos ante todo a los
duría y la bondad; así también, Apóstoles. ¿Qué puede darse de
amados oyentes, Dios quiso do­ más sublime y perfecto que su
tar a sus amigos e^hijos predi­ conducta? Después fijémonos
en aquellos santos hombres a los Santos inspiran religión,
quienes llamamos Padres y Doc­ castidad, integridad, caridad. Es­
tores, aquellas antorchas resplan­ tos son obispos y pastores (para
decientes que Dios quiso que bri­ usar de las palabras de san Agus­
llasen en el firmamento de la tín) doctos, graves, santos, acé­
Iglesia, para que con su luz se di­ rrimos defensores de la verdad
sipasen todas las tinieblas de las Después de haber mamado con la
herejías. Fijémonos en Ireneo, leche la fe católica, la tomaron
Cipriano, Hilario, Atanasio, Basi­ como alimento, para distribuirla
lio, los dos Gregorios, Ambrosio, luego como leche y como manjai
Jerónimo, Agustín, Crisóstomo. a los pequeños y a los adultos.
Cirilo. Su vida y costumbres, Después de los Apóstoles, la Igle­
¿acaso no resplandecen como en sia santa ha crecido gracias a los
unos espejos, en las obras que que así han plantado, regado y
nos dejaron? Y a la verdad, la edificado; gracias a tales pastores
boca habla de la abundancia del y alimentadores.
corazón. T e D e u m , p ág. 10.
E n la F e r ia I I de R o g a c io n e s, y en E n la s I I V ís p e r a s , C on m em oración
la V i g i l i a de l a A s c e n s ió n se lee la IX d el O fic io sig u ie n te . '
L e c c ió n d e la H o m ilía de la F e r ia o de
la V ig i l i a , co n la C o n m em o ració n co ­
rre s p o n d ie n te en L a u d e s .
E n lo s d em ás ca so s: D ía 14 de Mayo

Lección IX San Bonifacio


Mártir
/ ^ uánta humildad resplandece
S im p le
en los libros de los san­
tos Padres, unida a una su­
Oración
ma erudición! ¡Cuánta sobrie­
dad! N o hay en ellos nada obs­ Q s suplicamos nos concedáis,
ceno, nada torpe, nada falso, na­ omnipotente Dios, que cuan­
da arrogante, nada vano. ¡De tos celebramos las solemnidades
cuántas maneras se manifiesta el de vuestro bienaventurado Már­
Espíritu Santo, que moraba en tir Bonifacio, seamos ayudados
sus-pechos, por medio de sus es­ ante Vos con su intercesión. Por
critos! ¿Quién podrá leer atenta­ nuestro Señor.
mente a san Cipriano que no se
inflame en amor al martirio? Lección III
¿Quién hay que estando versa­
do en el estudio de san Agus­ J^ , ciudadano romano,
o n if a c io

tín no descubra su humildad pro­ se dolió tanto de haber te­


fundísima? ¿Quién habrá que nido relaciones ¡lícitas con Aglae,
acudiendo con frecuencia a los matrona de noble linaje, que pa­
escritos de san Jerónimo no ra hacer penitencia de esta falta
cobre afición a la virginidad se dedicó a recoger y sepultar
y al ayuno? Los escritos de los cuerpos de los Mártires. Así

*
pues, dejando a sus compañeros catorce de Mayo, en tiempo de
de viaje, al ver que en Tarso ator­ los emperadores Diodeciano y
mentaban de diversas maneras a Maximiano.
muchos cristianos a causa de su Las Vísperas i!el Oficio siguiente.
fe. besó sus cadenas y les ex­
hortó con vehemencia a que su­
friesen sin desfallecer los supli­ D ía 15 de Mayo
cios cuyo dolor pasajero les ha­
bía de merecer el descanso eter­
San Juan Bta. de la Salle
Confesor
no. Con este motivo, hecho pri­
Doble (L. h.)
sionero, fué atormentado con
uñas de hierro; claváronle tam­ Todo se toma del Común de un Con­
fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo
bién agudas cañas entre la carne r.ue sigue:
y las uñas, y llenaron su boca
con plomo derretido. Durante es­ Oración
tos tormentos, tan sólo se le oía
Dios que suscitasteis 'i
decir estas palabras: “ Gracias os
san Juan Bautista. Confesor,
doy, oh Señor Jesucristo, H ijo de
para la enseñanza cristiana de los
Dios” . Luego fué echado de ca­
pobres y para fortalecer a la
beza en una olla de pez hirviendo,
juventud en el camino de la
mas salió de la misma sin daño
verdad, e instituisteis por él una
alguno; entonces el juez, ardien­
n u e v a fam ilia en la Iglesia;
do en ira, ordenó fuese decapita­ concedednos propicio, que m e­
do. En aquel momento ocurrió diante su intercesión y ejemplo,
un gran terremoto; debido a e s ­
ardiendo en celp iie procurar
te prodigio, muchos infieles se
vuestra gloria mediante la sal­
convirtieron a la fe de Cristo. Al
vación de las almas, podamos en
día siguiente, habiéndose ente­
el cielo ser participantes de su
rado sus compañeros, que le bus­ corona. Por nuestro Señor.
caban. de su martirio, compraron
su cuerpo por quinientos escudos, II NOCTURNO

y habiéndole ungido con perfumes


Lección IV
y envuelto en lienzos, le llevaron
a Roma. Este hecho fué anuncia­ uan Bautista de la Salle,
do por un Angel a la matrona nacido en Reims de no­
Aglae, que, también arrepentida, ble linaje, siendo aún ni­
se había dedicado a obras piado­ ño, con su carácter y sus obras
sas. la cual salió a recibir las mostró que había de ser llamado
santas reliquias, e hizo construir a escoger al Señor como heren­
una iglesia con el nombre de cia y que se distinguiría por su
Bonifacio. Allí fué sepultado el singular santidad. Durante su
cuerpo del mártir el día cinco adolescencia, cursó en la acade­
de Junio; su alma había subido mia de Reims las letras y las d is­
al cielo en Tarso de Cilicia, el día ciplinas filosóficas. En ese tiem­
po, s¡ bien era apreciado de to­ moral de los niños del pueblo.
dos por sus virtudes y su tempe­ Dios le había suscitado cierta­
ramento animado y amable, con mente para este fin: para que
todo, se apartaba de la compa­ proporcionase de un modo efica?
ñía de sus semejantes para po­ y permanente, escuelas a los ni­
derse dedicar más libremente a ños, y especialmente a los niños
Dios en la soledad. Después de pobres, mediante la fundación en
ser admitido en la milicia sagra­ la Iglesia, de una nueva familia
da, fué inscrito entre los canóni­ de religiosos. La misión que Dios
gos de Reims a la edad de die­ le había confiado en su provi­
ciséis años. Luego se dirigió a dencia, la realizó felizmente en
París para estudiar la sagrada medio de muchas contrariedades
teología en la universidad de la y grandes dificultades, institu­
Sorbona, y fué recibido como yendo la Congregación d*e los
alumno en el seminario de San Hermanos que llamó de las Es­
Sulpicio. Pero, privado poco des­ cuelas Cristianas.
pués de sus padres, se vió en .a
necesidad de volver a su casa, Lección VI
encargándose de la educación de
sus hermanos. Con todo, ni du­ P^ ecibió primeramente en su
rante este tiempo dejó de estu­ casa a los compañeros que
diar las ciencias sagradas, sino había escogido para una obra tan
que se consagró a ellas con gran importante y tan ardua; mas en
fruto, como luego se demostró. cuanto los hubo albergado en una
residencia más apropiada, les in­
Lección V culcó su excelente disciplina me­
diante sabias leyes, que después
Q rdenado por fin sacerdote, fueron aprobadas por el papa
con la misma ardiente fe v Benedicto X III. Por humildad y
fervor que celebró la primera por amor a la pobreza, renunció
misa, continuó durante todo el a su canonicato, distribuyendo to­
curso de su vida la celebración dos sus bienes entre los pobres.
de los divinos misterios. Entre Hizo aún más, ya que más tarde
tanto, inflamado por el deseo de se despojó también del gobierno
la salvación de las almas, se del Instituto que había creado.
consagró totalmente a procurar el Sin renunciar, con todo, a su soli­
bien de las mismas. Se encargó citud hacia los hermanos y hacia
de la dirección de las Hermanas las escuelas que había fundado
del Niño Jesús, destinadas a la en muchos lugares, se dedicó
educación de las niñas, a las cua­ con más intensidad a las co­
les, no sólo gobernó prudentísi- sas de D i o s . Era constante
mamente, sino que las preservó en los ayunos, maceraciones y
de la ruina. Desde entonces se otras asperezas contra sí mismo;
dedicó a la formación religiosa y pasaba las noches en oración.
Distinguióse en la práctica de to­ para impedir que se pierdan.
das las virtudes, y principalmen­ Amenaza con los más grandes
te por su obediencia, por el celo castigos a los que los engañan;
en el cumplimiento de la divina promete a los que cuidan de
voluntad, y por su amor y devo­ ellos la suprema recompensa. Y
ción para con la Sede Apostólica. esto lo corrobora con el ejemplo,
Lleno de méritos, y recibidos de­ tanto suyo como de su Padre.
votamente los santos Sacra­
mentos, murió en el Señor, a la Lección VIII
edad de setenta y dos años. E!
M ’os corresponde, pues, tam­
papa León X III. le inscribió en
bién imitar al Señor y no
el catálogo de los Beatos, y co­
descuidar nada en favor de nues­
mo resplandeciera con nuevos
tros hermanos, ni siquiera las co­
milagros, le distinguió con los ho­
sas que nos podrían parecer har­
nores de los Santos en el año ju ­
bilar de mil novecientos. to bajas y viles; así, pues, si hay
necesidad de nuestros servicios,
III NOCTURNO ~ por débil y humilde que sea el
que los necesita, y por difícil y
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
penosa que la cosa nos parezca,
según san M ateo
os recomiendo que todo ello lo
Lección VII Cap. 18, 1-5 halléis tolerable y fácil por la sal­
vación de un hermano. Porque
pN aquel tiempo: Se acercaron Dios nos ha mostrado que esta
los discípulos a Jesús, y le alma es digna del m ayor celo, y
hicieron esta pregunta: ¿Quién de una solicitud tan grande, que
será el mayor en el reino de los por ella “ ni siquiera perdonó a
cielos? Y lo que sigue. su H ijo ” .

H o m il ía d e s a n J uan C r is ó s t o m g Lección IX
Hom. 60 sobre el cap. 18 de san Mateo
C i para salvarnos no es sufi-
menospreciar guardaos
e cíente que vivam os nosotros
a alguno de estos peque- virtuosamente, sino que es pre­
ñitos, ya que sus Angeles ciso que deseemos la salvación de
siempre contemplan el rostro de los otros, ¿qué responderemos, ni
mi Padre, porque yo vine por qué esperanza de salvación nos
ellos, y tal es la voluntad de quedará si ni vivim os nosotros
mi Padre” . Con estas palabras rectamente, ni exhortamos a los
nos advierte Jesús que seamos demás? ¿Puede darse labor más
muy diligentes en la defensa y excelsa que la de dirigir las
guarda de los pequeñitos. Y a ves almas, y formar las costumbres
cuán grandes muros ha levantado de los jóvenes? Para mí, aquel
para la defensa de los débiles, y que sabe formar sus almas, es
cuánto celo y solicitud desplegó I ciertamente superior a cualquier
pintor, a cualquier escultor, a este mismo instituto en su pa­
cualquier artista de este género. tria, y vivió en él muy santa­
En Vísperas, Conmemoración del Ofi­ mente por algún tiempo. Mas,
cio siguiente. como la fama de su santidad se
divulgase, el Sumo Pontífice Ho­
norio II le constituyó, aunque
D ía 16 de Mayo
contra su voluntad, obispo de la
Iglesia de Gubio.
San Ubaldo
Obispo y Confesor
Lección V
Semidoble
A l tomar posesión de su Igle­
Todo se toma del Común de un Con­
fesor Pontífice, pág;. 790, menos lo que sia, en nada cambió su ma­
sigue: nera de vida, mas empezó a so­
bresalir en toda suerte de virtu­
Oración
des consagrándose a procurar
f~\ s suplicamos, S e ñ o r , que, eficazmente la salvación de los
aplacada v u e s t r a indig­ demás con la palabra y el ejem­
nación, nos concedáis vuestro plo, y trabajando con todo su
auxilio; y que por la inter­ corazón en convertirse en mode­
cesión del bienaventurado Ubal­ lo de su rebaño. Sobrio en la
do vuestro Confesor y Pontífi­ comida, humilde en el vestir, no
ce, extendáis sobre nosotros la usando para su descanso más
diestra de vuestra propiciación que un pobre y duro lecho, lle­
contra todas las asechanzas del vaba constantemente en su cuer­
demonio. Por nuestro Señor. po la mortificación de la cruz,
mientras nutría sin cesar su es­
II NOCTURNO
píritu con la oración. De esta
Lección IV manera consiguió aquella admi­
rable mansedumbre, por la cual,
, nacido rfle
baldo noble no sólo soportó con igualdad de
linaje en Gubio de ánimo las más graves injurias y
Umbría, desde sus pri­ desprecios, sino que, movido por
meros años fué educado con su admirable caridad, trataba a
gran perfección en la piedad y sus perseguidores con todas las
en las letras. Aunque en su ju ­
manifestaciones de la más afec­
ventud se le propuso muchas ve­ tuosa benignidad.
ces que contrajera matrimonio,
jamás desistió de su propósito
Lección VI
de guardar la virginidad. Orde­
nado sacerdote, distribuyó su pa­ Q o s años antes de dejar esta
trimonio entre los pobres y las vida, se vió afligido por con­
iglesias, y habiendo ingresado en tinuas enfermedades, y así, pu­
el instituto de Canónigos regu­ rificado como el oro en el crisol
lares de San Agustín, estableció por los más crueles sufrimientos,
I . B r e v . 86
no cesaba de dar continuamente honró: y le vistió con vestiduras
gracias a D ios. En la fiesta de de gloria, y le coronó para entrar
Pentecostés, después de haber en las puertas del paraíso, alelu­
gobernado su Iglesia por muchos ya
años con general aplauso, ilu s ­ y . El Señor condujo al ju s­
tre por sus santas obras y m ila­ to por caminos rectos, aleluya.
gros, descansó en paz. E l papa I * . Y le m ostró el reino de Dio»,
Celestino I I I le incluyó en el aleluya.
numero de los Santos. Su virtud
y poder resplandecen especial­ Oración
mente en la liberación de los es­
Q s suplicamos, Señor, que
píritus inmundos. Su cuerpo in-
aplacada vuestra indigna­
coirupto es venerado con gran
ción, nos concedáis vuestro au­
devoción por los fieles de su pa­
xilio; y que por la intercesión del
tria, a la que más de una vez ha
bienaventurado Ubaldo, vuestro
librado de peligros inminentes.
Confesor y Pontífice, extendáis
En el I I I N o c t u r n o , s e le e la H o ­
m ilía so b re el E v a n g e lio : U n h o m b r e sobre nosotros la diestra de vues­
y é n d o s e a le ja n a s t ie r r a s , del Com ún tra propiciación contra todas las
de u n C o n fe s o r P o n tífic e en e l p rim e r
lu g a r , p á g . 794 .
asechanzas del demonio. Por
L a s V ís p e r a s d e l O fic io s ig u ie n t e , con nuestro Señor.
C o n m e m o ra c ió n d e l p re c e d e n te .
II NO CTUR NO

D ía 17 de M ayo L ección IV

San Pascual Bailón ascu al Bailón, nacido en


Confesor el pueblo aragonés de To-
D o b le rrehermosa, diócesis de
Sigüenza, de padres pobres aun­
T o d o se to m a d el C o m ú n de un C o n
fe so r no P o n tífic e , p á g . 805, m en os lo que piadosos, desde sus tiernos
q u e s ig u e : años dió muchas señales de su
futura santidad. Era de espíritu
Oración
bondadoso e inclinado en gran
f)H Dios, que adornasteis a manera a las cosas del cielo; pa­
vuestro bienaventurado Con­ só su infancia y su adolescencia
fesor Pascual con un amor ad­ guardando rebaños. Amaba espe­
mirable para con los sagrados cialm ente este género de vida
misterios de vuestro cuerpo y porque le servía y ayudaba para
sangre: concedednos misericor­ la practica de la humildad y la
dioso. que merezcamos recibir de conservación de la inocencia. En
este divino banquete la misma la comida era muy moderado,
abundancia de gracias que él con­ era asiduo en la oración, y gozaba
siguió. Vos que vivís .. . de tal prestigio y simpatía entré
C o n m e m o ració n d el O fic io p r e c e d e n te 1 sus compañeros y entre todos
Ant. — _E l Señor le amó y le los que le rodeaban, que dirimía
sus divergencias, corregía sus fal­ Lección VI
tas, les instruía, y estimulaba
su desidia, por lo cual era v e­ ^ eneraba á la Virgen Madre
nerado y amado como el padre v de Dios, bajo cuya protec­
maestro de todos. Y a entonces ción se había puesto desde su
muchos le llamaban santo. infancia, como a madre amantí-
sima, obsequiándola cotidiana­
Lección V mente y rogándole con filial con­
fianza. Difícilmente puede ex­
I M as aquel que en el siglo, que presarse su ardiente afecto para
es tierra desierta y árida, con el Santísimo Sacramento de
había esparcido de tal manera su la Eucaristía, devoción que pare­
fragancia, cual flor de los valles, ció conservar aún después de
plantado en la casa del Señor es muerto, ya que colocado en el
parció admirable olor de santi­ féretro, en el momento de la
dad. Habiendo, pues, Pascual elevación de la sagrada Hostia,
abrazado un género de vida abrió y cerró dos veces los ojos,
más severo, y entrado en la O r­ con» gran admiración de todos
den de Hermanos Menores D es­ los presentes. Habiendo confesa­
calzos de estricta observancia, do manifiestamente ante los he­
lanzóse como un gigante para re­ rejes su fe en la presencia real,
correr su carrera. Entregándose tuvo que sufrir muchos malos
totalmente al Señor, pensaba de tratamientos. V a r i a s veces in­
día y de noche cómo se podría tentaron darle la muerte, mas,
conformar más y más con Jesu­ por una especial providencia de
cristo. Así aconteció que en bre­ Dios, se libró de las manos de
ve, los más adelantados lo toma­ los impíos. Con frecuencia, mien­
ron como modelo de perfección tras oraba, quedaba privado de
seráfica. Constituido en el humil­ todos sus sentidos, experimentan­
de rango de los legos, teniéndose do dulces deliquios de amor.
a sí mismo por el más inútil, acep­ Créese que en estos momentos
taba sumamente gozoso los más aprendió aquella ciencia celestial,
difíciles y arduos m inisterios.de por la cual, siendo hombre rudo
la casa, como si le correspondie­ y sin letras, pudo responder acer­
sen por derecho propio, y los ca de los misterios más difíciles
cumplía con humildad y pacien­ y aun escribir libros. Finalmente,
cia. Mientras su carne intentó lleno de méritos, voló felizmente
rebelarse contra el dominio del hacia el Señor en la hora que
espíritu, la castigó con conti­ había predicho, en el año mil
nuas mortificaciones, reducién­ quinientos noventa y dos, el día
dola así a la esclavitud. M e­ diecisiete de M ayo, aniversario
diante una completa abnegación de su nacimiento y fiesta de Pen­
de sí mismo, hacía cada día nue­ tecostés, teniendo cincuenta y
vos progresos en la santidad. dos años de edad. Considerando
sus virtudes y los milagros por dando su hambre y fiereza, van
él realizados así en vida como a lamer los pies del Mártir.
después de su muerte, el papa Mientras está suspendido boca
Paulo V le declaró Beato; des­ abajo, respirando el humo de un
pués Alejandro V III le incluyó brasero, la llama de una tea le que­
en el número de los Santos, v ma ios costados y las entrañas.
por último el papa León X III Gloria sea dada al Padre, lo
le constituyó especial y celeste propio que al H ijo y al Espíri­
Patrono de los Congresos Euca- tu Santo: concedednos por las
rísticos y de todas las cofradías preces de Venancio, los goces de
del Santísimo Sacramento, así la bienaventuranza. Amén.
existentes como futuras.
En el I I I Nocturno se lee la H o­ Oración
milía sobre el Evangelio: Ceñid vues­
tras cinturas, del Común de un Con­ Dios, que consagrasteis es­
fesor no Pontífice, en el primer lugar,
pág. 808. te día con el triunfo de vues­
Las Vísperas son del Oficio siguien­ tro» M ártir el bienaventurado
te desde la Capitula, con Conmemo­
ración del precedente. Venancio; atended a las preces
de vuestro pueblo, y conceded­
nos que cuantos veneramos sus
D ía 18 de Mayo méritos, imitemos la constancia
de su fe. Por nuestro Señor.
San Venancio Conmemoración del Oficio precedente:

Mártir A n t.— Este varón, desprecian­


Doble. do al mundo y lo terreno, con
su triunfo, depositó en el cielo
Todo se toma ael Común de un M ár­ las riquezas alcanzadas con su
tir en Tiempo Pascual, pág. 780, me­
nos lo que sigue: plegaria y buenas obras, aleluya.
Si no se dice el Himno E l Mártir de V . El Señor condujo al jus­
Dios en las I Visperas, se junta con el
de Maitines, E l noble atleta, con una to por caminos rectos, aleluya.
sola conclusión: Gloria sea dada. Ií . Y le mostró el reino de Dios
aleluya.
I VISPERAS
Oración
"p L M ártir de Dios, Venancio,
luz y gloria de Camerino, Dios, que adornasteis a
vencedor de su juez y de su ver­ vuestro bienaventurado Con­
dugo, celebra gozoso su triunfo. fesor Pascual con un amor admi­
Siendo por los años un niño, rable para con los sagrados mis­
después de haber soportado las terios de vuestro cuerpo y san­
cadenas, las prisiones y los azo­ gre: concedednos misericordioso,
tes, es lanzado a los leones, fu ­ que merezcamos recibir de este
riosos por un largo ayuno. divino banquete la misma, abun­
Mas la crueldad de los leones dancia de gracias que él consi­
cede ante su inocencia; y olvi­ guió. Vos que vivís...
MAITINES tiempo por medio de promesas y
amenazas, ordenó que le azotasen
Himno y cargasen de cadenas. Mas fué
pL noble atleta de Cristo con­ librado maravillosamente de ellas
por un Angel; entonces le apli­
dena los ídolos gentílicos, y
caron antorchas ardientes y le
abrasado en el amor divino, des­
suspendieron sobre una hoguera
precia los peligros que amenazan
humeante con la cabeza hacia
su vida.
abajo. Admirado el escribano
Sujetado con duras cuerdas,
Anastasio de su constancia en
es precipitado desde lo alto de
medio de los tormentos, y viendo
un monte; las espinas atravie­
que librado otra vez por un, An­
san su rostro, y las piedras des­
gel, andaba vestido de blanco so­
trozan su cuerpo.
bre el humo, creyó en Jesucristo,
Mientras arrastran el cuerpo
y se hizo bautizar con toda su
del Mártir, los verdugos se abra­
familia por el bienaventurado sa­
san de sed; Venancio, con la se­
cerdote Porfirio, mereciendo po­
ñal de la cruz hace que de la
co después con él la palma del
peña mane una fuente copiosa.
martirio.
Oh esforzado campeón que
procurasteis a los pérfidos ver­
dugos el agua salida de la peña; Lección V
derramad sobre nosotros el ro­
cío de la gracia. r*onducido de nuevo ante el
L a siguiente conclusión nunca se m u­
gobernador, le instigaron
da. inútilmente a que abandonase la
Gloria sea dada al Padre, lo fe de Cristo; por último le encar­
propio que al Hijo y al Espíritu celaron. El gobernador le envió
Santo; concedednos por las pre­ un heraldo llamado Atalo, el cual
ces de Venancio, los goces de la le dijo que él también había sido
bienaventuranza. Amén. cristiano, y que había renunciado
a este título por haber conocido
II NOCTURNO la falsedad de una fe por la que
los cristianos se privan de los
Lección IV
bienes presentes ante la vana es­
natural de Ca­
e n a n c io , peranza de los futuros. Pero el
merino, tenía quince noble atleta de Cristo, conocedor
años cuando fué denun de las astucias de nuestro pérfi­
ciado como cristiano ante An- do enemigo, rechazó lejos de si
tíoco, a quien el emperador Dedo al ministro del diablo. Después
había nombrado gobernador de de esto, le presentaron de nuevo
aquella ciudad. Presentóse él mis­ al presidente, le rompieron todos
mo a las puertas de la ciudad a los dientes y le quebraron las qui­
este magistrado, el cual, después jadas, y mutilado de esta forma,
de haberle tentado por mucho le arrojaron a un muladar. Mas
librado también por el Angel, se piedra que se hallaba allí cerca,
presentó de nuevo delante del en una depresión del suelo, y
juez. Viendo éste que Venancio con la señal de la cruz hizo ma­
aun hablaba, cayó de su sitial, y nar agua de la roca, la cual aun
exclamando: “ Verdadero es el conserva la señal de sus rodillas.
Dios de Venancio; destruid a Movidos por este milagro, mu­
nuestros dioses”, expiró. chos soldados creyeron en Jesu­
cristo. El gobernador los mandó
Lección VI decapitar juntamente con Venan­
cio. Desencadenóse al instante
A l enterarse el gobernador de lo una tempestad y un terremoto
ocurrido, mandó al momen­ tan fuerte que obligó al gober-
to que Venancio fuese arrojado a bernador a huir. Pocos días des­
los leones. Mas éstos, olvidando pués, no pudiendo escapar a la di­
su natural ferocidad, se echaron vina justicia, pereció de una muer­
a sus pies. Entre tanto Venancio te sumamente vergonzosa. Los
instruía al pueblo en la fe; por cristianos sepultaron en lugar ho­
lo cual le apartaron de allí, y norífico los cuerpos de Venancio
de nuevo le condujeron a la cár­ y de sus compañeros mártires,
cel. Habiendo Porfirio referido el que se conservan actualmente en
día siguiente al gobernador que él Cámerino, en la Iglesia dedicada
durante la noche había visto có­ a san Venancio.
mo los pueblos bautizados por E n el I I I N octurn o, durante el T ie m ­
po P ascu al, se lee la H om ilía del E v a n ­
Venancio resplandecían con luz gelio: Y o soy la vid, del Com ún de
clarísima, y que el gobernador M ártires en Tiem po P ascu al, pág. 784.
estaba cercado de tinieblas, ar­
diendo éste en ira, dispuso al ins­ LAUDES
tante que Porfirio fuese decapi­ r
Himno
tado, y que a Venancio le arras­
trasen durante todo el día por lu­ O uando después de la noche la
gares llenos de espinas y de car­ estrella matutina nos anun­
dos. Ya le habían dejado mori­ cia la proximidad del día, obtén­
bundo, y con todo, por la maña­ ganos Venancio los beneficios de
na se presentó de nu?vo al go­ la luz bienaventurada.
bernador, por orden del cual fuó Que él aleje de nosotros las
precipitado inmediatamente des­ tinieblas de la culpa y la noche
de lo alto de una roca. Mas tam­ del infierno, llenando a los pue­
bién de aquella muerte fué libra­ blos de la verdadera luz de la
do divinamente. De nuevo le divinidad.
arrastraron por lugares ásperos En las aguas del santo bau­
hasta una milla de la ciudad. D u­ tismo purificó a su patria; envió
rante este tormento, como los sol­ al cielo tantos Mártires cuantos
dados lufriesen una sed ardiente, fueron los soldados que bautizó.
Venancio se arrodilló sobre una Ahora que reináis con los An-
geles, sed propicio a las preces
de los que os invocan; apartad
lejos de nosotros la culpa, e ilu­ (~) h Dios, que consagrasteis es­
minadnos con vuestra luz. te día con el triunfo d.í
L a siguiente conclusión no se cam ­
vuestro Mártir el bienaventurado
bia nunca. Venancio; atended a las preces
Alabanza sea dada al Padre, de vuestro pueblo, y concedednos
lo propio que al Hijo y al Espí­ que cuantos veneramos sus mé­
ritu Santo; concedednos por las ritos, imitemos la constancia de
preces de Venancio, los goces de su fe.
la bienaventuranza. Amén. Después, Conmemoración de santa
Pudenciana, V ír g e n :
L a s V ísp eras del O ficio siguiente des­
de la Capitula. Conmemoración del pre­ A n t . — Ver, Esposa de Cristo,
cedente y de santa Pudenciana, V irgen . recibe la corona que te ha pre­
parado el Señor para siempre,
aleluya.
Día 19 de Mayo X'. Con esa tu gallardía y
hermosura, aleluya. IJ. Camina,
San Pedro Celestino
avanza prósperamente, y reina,
‘ Papa y Confesor
Doble
aleluya.
Todo se toma del Común de un Con­
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que Oración
sigu e:
oh Dios salvador nues­
r \ íd n o s ,
Oración ' tro, para que, así como nos
alegramos en la festividad de
ii Dios, que elevasteis al biec*
vuestra bienaventurada Virgen
aventurado Pedro a la emi­
Pudenciana, seamos también ins­
nente dignidad de Sumo Pontífi­ truidos con el afecto de piadosa
ce, y le enseñasteis a preferir la devoción. Por nuestro Señor.
humildad a esta elevación, conce­
dednos por vuestra bondad la II NOCTURNO
gracia de despreciar, a imitación Lección IV
suya, todos los bienes de este
mundo y de conseguir felizmente e d r o , llamado Celestino,

las recompensas prometidas a los por el nombre con que


humildes. Por nuestro. fué designado s i e n d o
Conm em oración del O ficio preceden­ Pontífice, nació de honrados v
te: católicos padres en Isernia de los
A n t .— Santos y justos, alegraos Abruzos. Apenas hubo entrado
en el Señor, aleluya; Dios os en la adolescencia, cuando para
ha elegido para heredad suya; librar su alma de las seductiones
aleluya. del mundo, se retiró a la soli­
y . Preciosa es en la presen­ dad. En ella nutría su alma con
cia del Señor, aleluya. 1$. La la «contemplación, reducía su
muerte de sus Santos, aleluya. cuerpo a la servidumbre y ceñía
su carne con una cadena de hie­ este mundo consiste en ocultar
rro. Instituyó una Congregación, el fondo del corazón con toda
que después fué llamada de los suerte de astucias; en servirse de
Celestinos, bajo la regla de San las palabras para proponer lo que
Benito. No debía permanecer es falso como verdadero y lo
oculto; sin él saberlo, y a pesar que es verdadero presentarlo co­
de su apartamiento del mundo, mo falso. Esta es la prudencia
fué llamado a ocupar la Cátedra que los jóvenes aprenden con el
de San Pedro. La Iglesia Romana uso; esta es la que, pagando,
estaba faltada, desde mucho aprenden los niños. Los que la
tiempo, de Pastor: él fué coloca­ conocen se ensoberbecen despre­
do a su cabeza, como la luz es ciando a los demás; los que la
puesta sobre el candelero. Con ignoran son tenidos por incapa­
ello, todo el mundo quedó sor­ ces o tímidos. Aman esta inicua
prendido y admirado. Colocado, doblez, encubriendo tal perversi­
empero, en las alturas de la dig­ dad con el nombre de comedi­
nidad pontificia, vió que la mul­ miento. La sabiduría del mundo
titud de asuntos apenas le per­ enseña a sus discípulos a buscar
mitían dedicarse a sus acostum­ lo más encumbrado de los ho­
bradas meditaciones, por lo cual nores, a complacerse, por vani­
renunció juntamente a las cargas dad, en la adquisición de gloria
y a los honores de la misma. Y temporal, a devolver con creces
después de volver a su antiguo el mal recibido; a no ceder ante
género de vida, se durmió en el el adversario, mientras les que­
Señor. Su muerte fué glorifica­ den fuerzas; a disimular la im ­
da por la aparición de una cruz potencia de la propia malicia,
que resplandeció en el aire anle cuando las fuerzas les falten, con
la puerta de su morada. Se dis­ apariencias de bondad y dulzura.
tinguió con muchos milagros así
en vida como después de su Lección VI
muerte. Habiendo sido exami­
nados debidamente, fué inscrito p o r el contrario, la sabiduría
en el número de los Santos por de los justos consiste en no
el papa Clemente V, a los once hacer nada por vana ostenta­
años de su preciosa muerte. ción; en manifestar con
labras lo que siente su alma; en
D e l l ib r o d e l a s M o r a l e s de amar lo verdadero y evitar lo *•
sa n G r e g o r io , P a p a falso; en practicar gratuitamen­
Libro 10, cap. 16 sobre el cap. 12 de te el bien; en sufrir los males
Job
que nos hacen antes que hacer­
Lección V los a los demás; en no buscar
ninguna venganza por las inju­
^ e hace burla de la sencillez rias recibidas; en tener por ga­
del justo”. La sabiduría de nancia ser despreciados por la
verdad. “ Pero esta sencillez de fué bautizada por el Sumo Pontí­
lds justos es despreciada” . Y fice Pío. El emperador Antonino
los sabios de este mundo repu­ había establecido que los cristia­
tan por necedad la pureza de la nos no celebrasen públicamente
virtud. Pues todo lo que se prac­ los actos del culto católico, y el
tica inocentemente, ellos lo tie­ papa Pío celebraba los sagrados
nen como cosa necia, y todo misterios en presencia de los fie­
cuanto la verdad aprueba, la sa­ les en casa de Pudenciana. Esta
biduría carnal lo reputa por fa­ recibía benignamente a los cris­
tuidad. ¿Hay nada tan necio para tianos, y les proporcionaba lo ne­
el mundo como hablar con sin­ cesario para vivir. Murió estando
ceridad, no fingir con hábiles re­ dedicada a estas prácticas piado­
cursos, no devolver las afrenta?, sas, y fué sepultada en el sepul­
orar por los que nos maldicen, cro de su padre en el cementerio
buscar la pobreza, abandonar sus de Priscilla, en la vía Salaria, el
propios bienes, no resistir a los día diecinueve de Mayo.
usurpadores y ofrecer la otra me­ T e Deum , pág. 10.
En Laudes Conmemoración de santa
jilla al que nos hiere? Pudenciana:
• E n el I I I Nocturno, se lee la H om i­
lía sobre el E van gelio H e ahí que nos­ A n t .— El reino de los cielos es
otros, del Com ún de Apóstoles, en el semejante a un mercader que
segundo lu gar, pág. 739 con el V y
V I Respoñsorios del Común de un Con­
trata en perlas finas. Y viniéndo­
fesor Pontífice, pág. 793. le a las manos una de gran va­
E n la F e ria I I de Rogaciones y en lor, vende todo cuanto tiene y
la V ig ilia de la Ascensión, la I X L e c ­
ción se toma de la H om ilía de la F eria, la compra, aleluya.
de la cual se hace Conmemoración en y . Con esa tu gallardía v
Lau des. En otro caso, se dice la L e c­
ción sigu ien te:
hermosura, aleluya. 1$. Camina,
avanza prósperamente y reina,
aleluya.
De sa n t a P uden cian a , V irgen
L a O ración : Oídnos, pág. 1223.
En V ísperas, Conmemoración del O fi­
Lección IX cio siguiente.

I a virgen Pudenciana, hija del


romano Pudente, habiendo Día 20 de Mayo
perdido^ sus padres, consagróse
con admirable piedad a la prácti­ San Bernardíno de Siena
ca de la religión cristiana, y de C o n fe s o r
acuerdo con su hermana Práxe­ Semidoble
des distribuyó entre los pobres Todo se toma del Común de un Con­
el dinero que le provino de la fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo
venta de su patrimonio, y se de­ que sigue:

dicó al ayuno y a la oración. Gra­ Oración


cias a su incansable solicitud,
toda su familia, la cual consta­ C e ñ o r Jesús, que concedisteis
ba de noventa y seis hombres, a vuestro bienaventurado
Confesor Bernardino un especial Lección V
amor a vuestro santo nombre:
D r o b a d o por una grave enfer­
os suplicamos por sus méritos e
medad, después de haberla
intercesión q u e benignamente
sufrido pacientísimamente, co­
nos infundáis el espíritu de vues­
menzó a deliberar acerca de l i
tro amor. Vos que vivís...
forma de vida religiosa que abra­
II NOCTURNO zaría, y para prepararse mejor a
Lección IV esta resolución, alquiló una ca­
sita en el extremo de la ciudad,
^ 0 \ 1 ernardino Albizesca, na-
y encerrado en ella, se ejercita­
ü ^ B c^ ° una n°b k Emilia ba en una vida la más auste­
b ^ de Siena, ya desde sus
ra, suplicando constantemente a
primeros años dió manifiestas
señales de santidad. Educado con Dios que se dignase mostrarle
gran cuidado por sus piadosos lo que debía hacer. Por divina
padres, desdeñando los juegos inspiración escogió la Orden de
infantiles, se consagró durante San Francisco, en la cual brilló
sus primeros estudios de gramá­ por su humildad, paciencia y to ­
tica a las obras de piedad, a los das las demás virtudes religio­
ayunos, a la oración, y principal­ sas. Advirtiendo esto el supe­
mente al culto de la santísima rior del convento, y conocedor,
Virgen María. Su misericordia a por otra parte, de la pericia en
favor de los pobres fué verdade­ las sagradas letras a que había
ramente admirable. A fin de po­ llegado Bernardino, le impuso el
der practicarla mejor, quiso ser cargo de predicador. Aceptó él es­
inscrito en el número de los que te ministerio humildemente, aun­
servían a Dios, en el hospital de que reconociendo su poca aptitud
Santa María de la Scala de Sie­ a causa de la debilidad y ronque­
na, de cuya institución salieron ra de su voz. Imploró el auxilio
muchos varones distinguidos por del Señor, y fué librado mila­
su santidad. En este hospital, el grosamente de este impedimento.
cuidado de los enfermos durante
una cruel peste, le proporcionó Lección VI
ocasión de mortificar su cuerpo J-J abía entonces en Italia un
y de ejercitar una caridad verda­ desbordamiento general” de
deramente increíble. Entre otras vicios, y menudeaban los críme­
virtudes, guardó celosamente la nes cometidos por facciones san­
castidad, a pesar de los peligros guinarias; reinaba un gran des­
a-«que le exponía su belleza físi­ orden así en las cosas divinas
ca; y la conservó de tal manera, como en las humanas. Bernar­
que jamás, estando él presente, dino recorrió las ciudades y los
nadie, ni aun el menos honesto, pueblos, en nombre de Jesús, cu­
se atrevió a proferir una palabra yo nombre tenía siempre en los
malsonante. labios y en el corazón, v con
su predicación y ejemplo, res­ mos valerosamente todas las
tauró en gran parte la piedad de­ contrariedades. Por nuestro.
caída y las buenas costumbres. C o n m em o ració n de san U rbano I,
P a p a y M á r tir :
Por esta causa, algunas ciuda­
des importantes le pidieron por A n t .— Una luz perpetua ilumi­
obispo al Sumo Pontífice. Mas nará, Señor, a vuestros Santos,
Bernardino rehusó constantemen­ y vivirán por toda la eternidad,
te con invencible humildad aquel aleluya.
cargo. Por último, este hombre y . Santos y justos, alegraos
de Dios, rendido por una inmen­ en el Señor, aleluya. IJ. Dios
sa labor, después de haber rea­ os ha escogido por heredad suya,
lizado muchos y grandes milagros aleluya.
y publicado escritos llenos de
ciencia y piedad, a los sesenta y Oración
seis años, murió santamente en
Q s rogamos, omnipotente Dios,
la ciudad de Aquila, en el Abru­
nos concedáis, que cuantos
zo. Y como resplandeciera cada
vez más con nuevos milagros, a celebramos la solemnidad del
los seis años después de su muer­ bienaventurado Urbano, vuestro
te, el papa Nicolás V, Pontífice Mártir y Pontífice, obtengamos
máximo le incluyó en el número ante Vos la ayuda de su inter­
de los Santos. cesión. Por nuestro Señor.
En el I I I N octurno se lee la H om ilía II NOCTURNO
sobre el E van gelio D ijo Pedro a Jesús,
del Com ún de Abades, pág. 816.
Lección IV

Papa Gregorio VII, lla­


l
Día 25 de Mayo mado antes Hildebrando.
nació en Savona, en la
San Gregorio VII región de Toscana. Distinguién­
Papa y Confesor dose en el más alto grado por su
Doble santidad, ciencia y todo género
Todo se toma del Común de un Con- de virtudes, ilustró maravillosa­
lesor Pontífice, pág. 790, menos lo que mente toda la Iglesia de Dios.
sigu e:
Refiérese que hallándose una vez,
Oración en su primera infancia, jugando
al lado de un carpintero que tra­
/ ^ h Dios, fortaleza de cuantos bajaba, formó casualmente, a pe­
en Vos esperan, que esfor­ sar de no conocer las letras, las
zasteis con la virtud de la cons­ palabras de aquel oráculo de Da­
tancia para defender la libertad vid: “ Dominará de un extremo
de la Iglesia al bienaventurado al otro del mar” . Dios conducía
Gregorio, vuestro Confesor y la mano del niño, queriendo mos­
Pontífice: concedednos que con trar la gran autoridad de que go­
su ejemplo e intercesión supere­ zaría en_ el mundo. Habiéndose
trasladado a Roma, fué educado elegido por unanimidad Sumo
bajo la protección de san Pedro. Pontífice el día veintidós de
Qurante su juventud, afligido en Abril del año del Señor mil
gran manera de que la Iglesia setenta y tres. Resplandeciendo
estuviese oprimida por los po­ como el sol en la Iglesia de Dios,
deres seculares y ante las livianas poderoso en sus obras y palabras,
costumbres de los clérigos, in­ se dedicó con tanto ardor a ia
gresó en el monasterio de Cluny. restauración de la disciplina ecle­
donde en aquel tiempo se profe­ siástica, a la propagación de la
saba con austera observancia la fe, a la vindicación de la liber­
regla de San Benito. Se consagró tad de la Iglesia y a la extirpa­
con tal ardor al servicio de la ción de los errores y corruptelas,
majestad divina, que los santos que, según se dice, desde los tiem­
religiosos de aquel monasterio le pos apostólicos ningún Pontífice
eligieron para prior del mismo. sufrió mayores trabajos y pade­
Pero la divina providencia dis­ cimientos por la Iglesia, ni luchó
puso de él para cosas mayores, con más valor en defensa de la
por el bien de muchos. Tuvo que liberiad de la misma. Libró al­
dejar Cluny por haber sido ele­ gunas provincias de la lepra de
gido abad del monasterio de San ia simonía, y como valeroso at­
Pablo extramuros, y luego fué leta permaneció/ impávido ante
creado cardenal de la Iglesia los impíos esfuerzos del empera­
romana. Durante los Pontifica­ dor Enrique, no temiendo ofre­
dos de León IX , Víctor II, Es­ cerse como muro ante la casa de
teban IX, Nicolás II y Alejan­ Israel. Y cuando Enrique hubo
dro II, desempeñó los cargos y caído del todo en el crimen, le
las misiones más importantes. excomulgó y le desposeyó del
Fué llamado por san Pedro Da- reino, desligando a sus súbditos
miano el varón del consejo san­ del juramento de fidelidad.
tísimo y purísimo. Enviado a
Francia por el papa Víctor II co­ Lección Vi
mo legado a l a t e r e , logró, con un
milagro, que el obispo de Lyón celebraba solemne­
\ Á ie n tr a s
confesara su crimen de simonía. mente los divinos oficios, al­
Compelió a Berenguer a abjurar gunas personas piadosas vieron
cómo una paloma bajaba del cie­
la herejía en el concilio de Tours.
lo, se posaba sobre su hombro
Con su energía logró reprimir el
cisma de Cadaloo. derecho, y, extendidas las alas,
cubría su cabeza. Con lo cual se
Lección V significó que, por inspiración del
Espíritu Sanio, y no por sabidu­
M uerto Alejandro II, a pe­ ría humana, era guiado en el go­
. sar de su resistencia y de bierno de la Iglesia. Hallándose
sus lágrimas, Hildebrando fué sitiada Roma por los ejércitos
del pérfido Enrique, por medio Severo, con sus enseñanzas y la
de la señal de la cruz apagó un santidad de vida convirtió a mu­
incendio provocado por los ene­ chos a la fe de Cristo, entre elle?
migos. Librado de Enrique por a Valeriano, esposo de santa Ce­
Roberto Giscardo, capitán de los cilia, y a Tiburcio, hermano de
normandos, se dirigió a Monte- Valeriano, los cuales después su­
casino, y de allí partió para Sa­ frieron el martirio con gran va­
lerno para dedicar una iglesia er. lor. Escribió a c e r c a de los
honor de san Miateo, Apóstol. bienes dados a la Iglesia, es­
Predicando un día en aquella tas palabras: “ Los bienes que
ciudad, se vió acometido de un los fieles ofrecen al Señor, no
mal tan grave que conoció se deben destinarse sino a las nece­
acercaba su muerte. Sus últimas sidades de la Iglesia, de los cris­
palabras fueron las siguientes: tianos, nuestros hermanos, o
“ He amado la justicia y aborre­ de los pobres, toda vez que son
cido la iniquidad, y por esto ofrendas de los fieles, para re­
muero en el destierro”. Innume­ misión de sus pecados, y patri­
rables fueron las contradicciones monio de los necesitados”. Go­
que sufrió y los sabios decretoó bernó seis años, siete meses y
que promulgó en los muchos con­ cuatro días, y coronado con el
cilios que reunió en Roma este martirio fué sepultado en el ce­
hombre verdaderamente santo, menterio de Pretextato, el día
vengador de los crímenes y va­ veinticinco de Mayo. En cinco
lerosísimo defensor de la Iglesia. ordenaciones celebradas en el
Después de doce años de ponti­ mes de Diciembre, creó nueve
ficado murió en el año mil ochen­ presbíteros, cinco diáconos y
ta y cinco, siendo ilustre por sus ocho obispos para diversos lu­
milagios así en vida como des­ gares.
pués de su muerte. Su cuerpo es­
En Laudes Conmemoración de san
tá sepultado honoríficamente en U rban o:
la catedral de Salerno.
En el I I I N octurno, se lee la H om i­ A n t .— Hijas de Jerusalén, ve­
lía sobre el E van gelio Estad, del Común nid y ved a los Mártires osten­
<le un Confesor Pontífice, pág. 798.
En la F eria I I de Rogaciones y en la tando las coronas con que les
V ig ilia de la A scen sión , la Lección IX adornó el Señor en el dia de la
se toma de la H om ilia de la F eria , que
se conmemora también en Laudes. En
solemnidad y de la alegría, ale­
otro caso, se dice la siguiente L e cció ii' luya, aleluya.
: y . Preciosa es en la presen­
D e san U rbano I, P a pa cia del Señor, aleluya. 1$. La
y M á r t ir muerte de sus Santos,, aleluya.
La O ración: O s rogamos, omnipoten­
Lección IX te Dios, de la pág. 1227.
Las V ísperas son del Oficio siguiente
T 7 r b a n o , romano, en tiempo después de la Capitula, con Conmemo­
ración dél precedente y de san Eleu-
del emperador Alejandro terio, Papa y M ártir.
Día 2 6 de Mayo \ \ Santos y justos, alegraos
en el Señor,, aleluya, l i . Dios
San Felipe Neri os ha escogido por heredad suya,
Confesor aleluya.
Doble
Todo se toma del Com úr de un Con­ Oración
fesor no Pontífice, pág. 805, menos lo
que sigue: /''O m n ip oten te Dios, mirad con
Oración ojos propicios nuestra fla­
queza: y ya que nos agobia el
Dios, que elevasteis a la peso de nuestras acciones, haced
gloria de vuestros Santos al que nos proteja la gloriosa inter­
bienaventurado Felipe, vuestro cesión del bienaventurado Eleu-
Confesor: concedednos propicio, terio, vuestro Mártir y Pontífi­
que sepamos aprovechar los ce. Por nuestro Señor.
ejemplos de aquel con cuya so­
lemnidad nos alegramos. Por MAITINES
nuestro Señor. .
Conmemoración del Oficio precedente: II NOCTURNO
Después Conmemoración de san
Elcuterio, Papa y M ártir: Lección IV
A n t .— Mientras fué Sumo Pon­
e l i p e Neri, nacido de pia­
tífice, no temió las potestades
de la tierra, y glorioso partió dosos y honrados padres
al reino celestial, aleluya. en Florencia, desde sus
V . El Señor condujo al jus­ primeros años, dió manifiestas
to por caminos rectos, aleluya. señales de su futura santidad.
I>. Y le mostró el reino de Dios, Siendo joven, renunció a una
aleluya. rica -heredad de su tío paterno,
y se dirigió a Roma, en donde,
Oración instruido en la filosofía y en las
Q h Dios, fortaleza de cuantos sagradas letras, se entregó total­
en Vos esperan, que esfor­ mente a Jesucristo. Fué tal su
zasteis con la virtud de la cons­ abstinencia, que muchas veces pa­
tancia para defender la libertad só tres días sin tomar alimento.
de la Iglesia al bienaventurado Entregándose a las vigilias y a
Gregorio, vuestro Confesor y la plegaria, visitaba frecuente­
Pontífice: concedednos que con mente las basílicas de Roma, y
su ejemplo e intercesión supere­ tenía por costumbre pasar la no­
mos todas las contrariedades. che en el cementerio de San Ca­
D esp u és C o n m e m o ració n de san E leu- lixto, abismado en la contempla­
tcrio . P a o a v M á r tir : ción de las cosas celestiales. Or­
A n t .— Úna luz perpetua ilumi­ denado sacerdote por obediencia,
nará, Señor, a vuestros Santos, se consagró desde entonces con
y vivirán por toda la eternidad, todas sus fuerzas a trabajar {ja­
aleluya. ' ' ra la salvación de las almas
dedicándose de tal suerte al mi­ Lección VI
nisterio de oír confesiones, que
en él perseveró hasta el último p* stu v o dotado del don de pro­
día de su vida, engendrando para fecía, distinguiéndose admi­
Jesucristo innumerables hijos. Y rablemente por su penetración de
como deseaba con gran ardor ali­ los corazones. Conservó perpe
mentarlos cotidianamente con la tuamente incólume con todo su
palabra de Dios, la frecuencia de esplendor la pureza virginal, lle­
los sacramentos, la oración asi­ gando al extremo de distinguir
dua y otros piadosos ejercicios, por el buen o mal olor a las per­
instituyó la Congregación del sonas, según que practicasen o no
Oratorio a fin de poder conse­ la castidad. Algunas veces se apa­
guir mejor este su intento. reció a los que estaban ausentes,
y les ayudó en sus peligros. Res­
Lección V tituyó la salud a no pocos enfer­
mos que estaban en peligro de
| - J e r i d o por el amor de Dios, muerte, y volvió a un difunto a
• la vida. Fué honrado frecuente­
languidecía constantemente,
y de tal modo su corazón ardía mente con la aparición de los
en el fuego de la caridad, que espíritus celestiales y de la Vir­
no bastando su pecho para con­ gen Santísima, y vió cómo mu­
tenerlo, Dios ensanchó maravi­ chas almas rodeadas de resplan­
llosamente su costado rompiendo dores subían al cielo. Finalmente,
y levantando dos de sus costillas. en el año de gracia mil quinien­
Mientras celebraba la santa M i­ tos noventa y cinco, el día vein­
sa u oraba fervorosamente, se ticinco de Mayo, en cuyo día ha­
elevó algunas veces sobre el sue­ bía ocurrido la fiesta de Corpus
lo, mostrándose iluminado por Christi, celebrada la santa Misa
una luz celestial. Ejerció la ca­ con el mayor consuelo de su es­
ridad en todas sus formas para píritu, y terminadas las demás
con los pobres y necesitados. Por funciones, después de media no­
esto mereció poder dar una li­ che, en la misma hora que había
mosna a un Angel que se le apa­ predicho él mismo, a la edad dfi
reció en forma de pobre. En ochenta años, durmióse en el S¿
cierta ocasión, mientras llevaba ñor. Ilustre por sus milagros,
pan a unos necesitados, cayóse fué incluido en el catálogo de
de noche en una hoya, y de ella los Santos por el Pontífice Gre­
fué también sacado incólume por gorio XV.
En el I I I Nocturno, se lee la Homilía
un Angel. Amantísimo de la hu­ sobre el Evangelio C eñid vutstras cin­
mildad, aborreció siempre los ho­ teras, del Común de un Confesor no
Pontífice, en el primer lugar, pág. 80S.
nores, rehusando constantemente E n la F eria I I de Rogaciones y en la
las dignidades eclesiásticas, aun V ig ilia de la A scensión, la Lección IX
es de la H om ilía de la F eria, de la
las mayores, que varias veces le cual se hace Conmemoración en L au ­
ofrecieron. des. '
En otro caso se dice la siguiente
Lección: Día 27 de Mayo

D e san E l e u t e r io , P apa y San Beda el Venerable


M á r t ir Confesor y Doctor
D o b le
Lección IX
Todo se toma del Común de un Con­
nacido en Nicopo­
J h L E U T e r io , fesor no Pontífice, pág, 805, menos lo
lis de Grecia, fué primera­ que sigue:
mente d i á c o n o del Pontífice A n t . d e l M a g n i f . — Oh Doc­
Aniceto, y gobernó después la tor excelso, luz de la santa Igle­
Iglesia en tiempo del emperador sia, bienaventurado Beda, aman­
Cómodo. Al principio de su pon­ te de la divina ley, ruega por
tificado, recibió cartas de Lucio, nosotros al Hijo de Dios, aleluya.
rey de la Gran Bretaña, pidiendo
ser recibido con sus súbditos en Oración
el número de los cristianos. Por
Dios, que ilustráis a vues­
este motivo Eleutericn envió a
tra Iglesia con la doctrina
Fugacio y Damián, hombres doc­
del bienaventurado Beda, vues­
tos y piadosos, a la Gran Breta­
tro Confesor y Doctor: conce­
ña, para que llevasen a aquel
ded propicio a vuestros siervos,
príncipe y a su nación el benefi­
ció de la fe. En tiempo de este que sean iluminados con su sa­
Pontífice, Ireneo, discípulo de biduría, y auxiliados, con sus mé­
Policarpo, que vino a Roma, fué ritos. Por nuestro Señor.
Conm emoración del O ficio precedente:
recibido por él benignamente.
A n t .— Este varón deprecian­
Entonces la Iglesia gozaba de
do al mundo, y lo terreno, con
gran paz y tranquilidad, y la fe
su triunfo, depositó en el cielo
hacía grandes progresos en. el
las riquezas alcanzadas con su
mundo entero, especialmente en
plegaria y buenas obras, aleluya.
Roma. Eleuterio vivió en el pon­ V . El Señor condujo al jus­
tificado quince años y veintitrés to por caminos rectos, aleluya.
días. Celebró tres ordenaciones Ií. Y le mostró el reino de Dios
en el mes de Diciembre, en las aleluya.
cuales creó doce presbíteros,
ocho diáconos y quince obispos Oración
para diversos lugares. Fué sepul­
tado en el Vaticano cerca del Q h Dios, que elevasteis a la
cuerpo de san Pedro. gloria de vuestros Santos -al
T e Deum , pág. 10. biena venturado Felipe, vuestro
En Laudes Conm emoración de san Confesor: concedednos propicio
Eleuterio, Papa y M á rtir: A n t. H ija s
Je Jerusalén y V . Preciosa, pág. 78*: que sepamos aprovechar los
O ración: Omnipotente Dios, pág. 1230. ejemplos de aquel con cuya so­
Las V ísp eras del O ficio siguiente des­
de la Capitula con Conm emoración del lemnidad nos alegramos.
precedente y de san Juan, Papa y M á r­ .Después . Conm em oración de san
tir. Juan I, Papa y M á r á r :
A n t .— Una luz perpetua ilumi- { su abad, fué ordenado sacerdote,
nará, Señor, a vuestros Santos, e inmediatamente, a petición de
y vivirán por toda la eternidad, Acca, obispo de Exham, se de­
aleluya. dicó a la explicación de los li­
y . Santos y justos, alegraos bros sagrados. En estas explica­
en el Señor, aleluya. 1$. Dios ciones de tal manera se apoyó en
os ha escogido por heredad suya, la doctrina de los santos Padres,
aleluya. que nada enseñó que no estuvie­
se corroborado por su autoridad,
Oracióa sirviéndose casi de sus mismas
palabras. Enemigo del ocio, de
f) H Dios, que nos alegráis con las lecciones pasaba a la oración
la anual solemnidad del y de la oración a las lecciones;
bienaventurado Juan, vuestro y en éstas, su alma se enardecía
Mártir y Pontífice: concedednos de tal manera por los temas que
propicio, que también gocemos de trataba, que muchas veces las
la protección de aquel cuyo na­ lágrimas acompañaban a sus ex­
cimiento a la vida eterna cele­ plicaciones. A fin de no distraer­
bramos. Por nuestro Señor. se con los cuidados temporales,
rehusó constantemente el cargo
MAITINES de Abad que le habían ofrecido.
II NOCTURNO
Lección V
Lección IV
p L nombre de Beda brilló en
eda, presbítero, nacido en breve tiempo de tal modo
Jarrow, en los confines por su ciencia y piedad, que el
de la Gran Bretaña y E s­ papa san Sergio pensó llamarl.**
cocia, a la edad de siete años a Roma, a fin de que trabajase
fué confiado a san Benito Bis- en la resolución de cuestiones di­
cop, abad de Wearmouth. Des* fíciles que la teología estudiaba
pués, habiendo abrazado la vida en aquel tiempo. Escribió varios
monacal, de tal suerte ordenó libros encaminados a la enmien­
su vida que al dedicarse del to­ da'de las costumbres de los fieles
do al estudio de las artes y lar» y a la exposición y defensa de la
letras, nunca omitió nada de ía fe; gracias a ellos creció tanto su
regla monástica. No hubo nin­ reputación delante de todos, que
guna ciencia en la que no es­ san Bonifacio, obispo y mártir,
tuviese en gran manera versa­ le consideraba como lumbrera de
do, pero principalmente se dedi­ la Iglesia, Lanfraneo le daba el
có con gran asiduidad al estu­ nombre de doctor de los ingleses,
dio de las divinas Escrituras, y y el concilio de Aquisgrán le pro­
para conocerlas mejor estudió el clamó doctor admirable. Sus es­
griego y el hebreo. A la edad critos eran objeto de tanta vene­
de treinta años, por mandato de ración, que aun durante su vida
I. Brev. 37
se leían públicamente en las igle­ tor por los Benedictinos y otras
sias. V no siendo posible en esta familias religiosas y por algunas
lectura llamarle santo, le daban diócesis, el papa León X III,
el título de Venerable, con el Pontífice máximo, le declaró por
cual, después ha sido siempre de­ decreto de la Sagrada Congrega­
signado. Pero su dottrina era ción de Ritos, Doctor de la Igle­
tanto más eficaz cuanto iba con­ sia universal, y ordenó que todos
firmada por la santidad de vida y rezasen la Misa y el Oficio de
por sus virtudes religiosas. Por Doctores en su honor.
lo cual, gracias a sus enseñanzas III NOCTURNO
y ejemplos, sus numerosos e ilus­
En el caso de que no tenga que leerse
tres discípulos se distinguieron la Lección I X de algú n Oficio conrae-
no sólo en las letras y las cien­ rm rado, la Lecció n V I I se divide en
dos, separadas por el signo H, y la L e c ­
cias, sino también en la virtud. ción V I I I se lee como I X .

Lección VI L e c c ió n del san to E v a n g e l io


seg ú n san M ateo
P enalmente, quebrantado por
la edad y los trabajos, cayó Lección VII Cap. 5, 13-19
gravemente enfermo. Esta enfer­ £ n aquel tiempo: Dijo Jesús
medad, que duró más de cincuen­ a sus discípulos: Vosotros
ta días, no interrumpió sus acos­ sois la sal de la tierra. Y si la
tumbradas oraciones y explica­
sal se hace insípida, ¿con qué
ciones de la sagraba Escritura. se le volverá el sabor? Y lo que
Durante su enfermedad tradujo el sigue.
Evangelio de san Juan para uso
de los fieles ingleses. Y como en H o m il ía de san B eda el V ene­
la mañana de la fiesta de la As­ rable , P r e s b ít e r o
censión presintiese que se acer­ Sobre el E v a n g .: V os estis tal terrae
caba la muerte, quiso fortale­
cerse con los últimos sacra la tierra se significa la
or
mentos de la Iglesia. Por último, naturaleza humana; por
después de haber abrazado a sus la sal la sabiduría de las
hermanos, al repetir, postrado en palabras. La sal es de tal natu­
tierra sobre el cilicio, las pala­ raleza que hace estéril a la tie­
bras: “ Gloria al Padre, al Hijo rra; y así leemos que algunas
y al Espíritu Santo” , se durmió ciudades fueron sembradas de
en el Señor. Su cuerpo, que, se­ sal, por el furor de los vencedo­
gún se refiere, despedía un olor res. Y esto, ciertamente, es pro­
suavísimo, fué sepultado en el pio de la doctrina apostólica: la
monasterio de Jarrow, y trasla­ sal de la sabiduría, sembrada en
dado después a.D u b lín , junta* la tierra de nuestra carne, im­
mente con las reliquias de san pide germinar en ella la vani­
Cutberto. Venerado como Doc- dad del siglo o la fealdad de
't
los vicios. “ Y si la sal se el candelero. Esto puede signifi­
hace insípida, ¿con qué se le car también que el Salvador en­
volverá el sabor?” Esto es, si ciende la luz, ya que él iluminó
vosotros que habéis de servir de nuestra naturaleza humana con
condimento a los pueblos, per­ la llama d e ja divinidad, y puso
diereis el reino de los cielos por esta luz sobre el candelero, esto
temor a la persecución, por un es, sobre la iglesia, imprimiendo
vano terror, no cabe duda de que sobre nuestra frente la fe en su
apartados de la Iglesia, seréis el encarnación. Esta antorcha no
ludibrio de vuestros enemigos pudo ser colocada bajo el cele­
“ Vosotros sois la luz del mun­ mín, es decir, dentro de los lí­
do” , es decir, que habiendo sido mites de la ley. ni iluminó sólo al
vosotros iluminados por la ver­ pueblo judío, sino al orbe entero.
dadera luz, debéis ser la luz de En la F eria de Rogaciones y en la
V ig ilia de la A fcen sió n, la Lección I X
los que viven en el mundo. “ La es la H om ilía de la Feria, de la cual
ciudad colocada sobre un monte se hace también Conmemoración en L au ­
des. E n otro caso, se lee la siguiente
no puede ocultarse” . Se trata
Lección:
aquí de la doctrina apostólica,
fundamentada en Jesucristo, o de D e san J u an I,
la Iglesia, edificada sobre Jesu­ P apa y M á r t ir
cristo, formada de muchos pue­
Lección IX
blos unidos por la fe y cimen­
tada por la caridad. Ofrece ella uan, nacido en Toscana, gober­
un asilo seguro a los que en ella
entran, y es de difícil acceso
J nó la Iglesia en tiempo del
emperador Justino el Viejo. Para
para los que a ella se acercan; poder oponerse a Teodorico, rev
guarda a los que en ella moran y hereje que asolaba a Italia, se
rechaza a todos sus enemigos. dirigió a Constantinopla en de­
manda de auxilio al emperador.
Lección VIII El Señor se complació en señalar
este viaje con diferentes mila­
encienden una antorcha y gros. Un noble le prestó, para di­
la ponen debajo del celemín, rigirse a Corinto, un caballo muy
sino sobre el candelero”. Ahora manso, deljrual se servía su mu­
bien: aquel que oscurece y v e ­ jer; y ocurrió que al devolverlo
la la luz de la doctrina, supedi­ a su dueño, se mostró tan intra­
tándola a las ventajas tempora­ table, que todas cuantas veces la
les, se compara al que pone la mujer probó de cabalgarlo, agi­
luz bajo el celemín Pero del que tándose violentamente la echaba
se somete al ministerio divino de al suelo, como si se indignara
tal manera que pone la doctrina de llevar a una mujer después
de la verdad mucho más alta qua que había servido para el Vica­
la servidumbre corporal, pode­ rio de Jesucristo. Por este moti­
mos decir que pone la luz sobri» vo sus dueños regalaron el ca-
bailo al Pontífice. Pero mayor tieron como jueces a su fin de­
milagro fué, sin duda, el que hizo sastroso. El cuerpo del pontífice
en Constantinopla, en la entrada Juan fué trasladado de Ravena
de la puerta de Oro: ante la mul­ a Roma, y sepultado en la Ba­
titud del pueblo, q u e junta­ sílica de San Pedro.
mente con el emperador había T e Deum , pág. 10.
acudido para venerar al Pontífi­ En Laudes, Conmemoración de san
Juan, Papa y M á rtir: Ant. H ija s de
ce. restituyó la vista a un ciego. Jerusalén y V . Preciosa, pág. 786;
Ante este milagro, el propio em­ O ració n : O h D ios, pág. 1233.
L a s V ísperas, del Oficio siguiente
perador se postró a los pies del desde la Capitula, con Conmemoración
Papa y le veneró. Después que tlel precedente.
hubo arreglado los asuntos con
el emperador, regresó a Italia. Día 28 de Mayo
Apenas hubo llegado a Roma,
escribió una carta a todos los San Agustín
obispos de aquel país, ordenan­ Obispo y Confesor
do que consagraran todas las Doble (L . h.)
iglesias de los arríanos confor­ Todo se toma del Común de un Con­
me al rito católico; y en la mis­ fesor Pontífice, pág. 790, menos lo que
ma añadía: “ Durante nuestra si¿u e: .

permanencia en Constantinopla, Oración


para el bien de la religión cató­
lica, y por causa del rey Teodo- (~ )h Dios, que os dignasteis ilu­
rico, consagramos al culto cató­ minar con la luz de la ver­
lico todas las iglesias que pudi­ dadera fe a los pueblos ingleses
mos recuperar” . Esto disgustó en mediante la predicación y mila­
gran manera a Teodorico, el cual, gros dei bienaventurado Agustín,
con un falso pretexto hizo venir vuestro Confesor y Pontífice:
el Pontífice a Ravena, y le en­ concedednos que por su interce­
cerró en la cárcel. En la misma, sión, los corazones extraviados
consumido por la miseria e indi­ vuelvan a la unidad de la fe ver­
gencia, a los pocos días dejó de dadera, y que nosotros permanez­
existir. Había gobernado doi camos unidos en el cumplimiento
años, nueve meses y catorce días, de vuestra voluntad. Por nues­
durante los cuales consagró a tro Señor.
quince obispos. Poco despué? Conm emoración det Oficio precedente:
An t. O h Doctor bienaventurado Beda,
murió Teodorico; san Gregorio y V . E l Señor, pág. 1 1 8 1 ; O ración : Oh
refiere que un ermitaño le vio Dios que ilustráis, pág. 1232.

caer en el cráter de Lípari, en II NOCTURNO


presencia del papa Juan y del
Lección IV
patricio Símaco, al cual también
había condenado a muerte; de monje del monas­
g u s tín ,
manera que estos dos hombres a terio Lateranense de Ro-
quienes había hecho morir, asis­ Ina, fué enviado por el
papa san Gregorio el Magno con Gregorio, Agustín estableció su
unos cuarenta monjes de su co­ sede en Cantorbery en la iglesia
munidad, a Inglaterra, en el del Salvador, levantada por él,
año quinientos noventa y sie­ en la cual constituyó a los mon­
te, para convertir aquellos pue­ jes como auxiliares suyos. Tam­
blos a la fe de Cristo. Había bién construyó en los suburbios
entonces en el país de Kent un de la ciudad el monasterio de
rey poderosísimo llamado Etel- San Pedro, que después llevó su
berto, el cual, al tener noticia nombre. El mismo san Gregorio
de la llegada de Agustín, le invi­ le concedió el uso del palio, con
tó a que fuese con sus compañe­ facultad de instituir en Inglate­
ros a Cantorbery, capital de su rra la jerarquía eclesiástica.
reino, dándole al propio tiempo También le envió otros mon­
benévola autorización para que jes auxiliares, a saber: Melitón,
permaneciera en aquella ciudad y Justo, Paulino y Rufino.
predicara en ella a Jesucristo. El
santo construyó un oratorio cer­ Lección VI
ca de Cantorbery, donde vivió
algún tiempo, emulando él y los arreglado los asun­
J—T a b í e n d o
suyos la vida apostólica. tos de su iglesia, Agustín
reunió en un sínodo a los obis­
Lección V pos y doctores de los antiguos
bretones, los cuales en la cele­
A s e d i a n t e la predicación de La bración de la Pascua y en otras
celestial doctrina, confirma­ cuestiones de rito disentían de
da con muchos milagros, atrajo la Iglesia romana. Mas como
de tal suerte a los moradores de no los pudiera persuadir ni por
aquella isla, que muchos de ellos la autoridad de la Sede apostóli­
se convirtieron a la fe cristiana. ca ni con sus milagros a que vol­
Este ejemplo fué seguido por el viesen a la unidad, por inspira­
rey, el cual fué bautizado con ción profética les anunció su rui­
numerosos súbditos suyos, cau­ na. Finalmente, después de haber
sando gran alegría a su espo­ llevado a cabo muchos trabajos
sa Berta, la cual había ya antes por Jesucristo y de haber reali­
abrazado el cristianismo. Cuenta zado muchos milagros, después
la tradición que, habiendo bauti­ de haber propuesto a Melitón y
zado en el día del Nacimiento ti Justo para obispos de las igle­
del Señor a más de diez mil per­ sias de Londres y de Rochester,
sonas en la orilla del río Ebora- design^ a Lorenzo como sucesor
cense, cuantos de ellos padecían suyo, y murió el día veintiséis de
alguna enfermedad recibieron Mayo, reinando Etelberto. Su
juntamente con la salud del alma cuerpo fué sepultado en el mo­
la del cuerpo. Consagrado obis­ nasterio de San Pedro, el cual
po por mandato del papa san desde entonces fué el lugar des­
tinado a la sepultura de los obis­ petua virginidad, y habiendo re­
pos cantuarienses, y de algunos cibido el hábito de carmelita en
reyes. El culto que con gran fer­ el monasterio de Santa María de
vor le tributaron los pueblos de los Angeles, se mostró modelo de
Inglaterra, el papa León X III, todas las virtudes. Fué casta de
Pontífice máximo, lo extendió a tal suerte, que ignoró en absoluto
toda la Iglesia por medio de su cuanto puede empañar la pureza.
Oficio y Misa. Por orden del mismo Dios, pasó
En el I I I N octurno se lee la H om i­ cinco años con sólo pan y agua,
lía sobre el E van gelio: E l Señ or eligió, excepto en los domingos, en los
del Común de E van gelistas, pág. 748,
con los Responsorios del Com ún de un
cuales comía de vigilia. Ator­
Confesor Pontífice, pág. 795. mentaba su cuerpo con el cilicio,
En V ísperas, Conm emoración del O fi­
cio siguiente.
las disciplinas, el frío, el ham­
bre, las vigilias, la insuficiencia
del vestido, y con toda clase de
Día 29 de Mayo mortificaciones.

Santa María Magdalena • Lección V


de Pazzis A en un tan grande amor
r d ía
Virgen
divino, que no pudiendo so­
Semídoble portarlo, se veía obligada a re­
Todo se toma del Común de V írge n e s, frescar su pecho mojándolo con
pág. 820, menos lo que sigue: agua. Arrebatada fuera de sí
Oración misma, experimentó largos y ad­
mirables éxtasis, en los cuales
Q h Dios, amante de la virgi­ se le manifestaron altísimos mis­
nidad, que adornasteis a la terios. y fué ilustrada por Dios
bienaventurada María Magdale­ con extraordinarias gracias. Sos­
na, Virgen, inflamada en vuestro tenida por éstas, tuvo que sopor­
amor, con dones celestiales: con­ tar una larga lucha con los es­
cedednos, que imitemos la cari­ píritus de las tinieblas, hallándose
dad y pureza de la que venera­ privada de fervor, desolada,
mos celebrando su festividad abandonada de todos y atormen­
Por nuestro Señor. tada con diversas tentaciones.
II NOCTURNO
Así lo permitió el Señor para
que fuese ''ejemplar de paciencia
Lección IV y de humildad profundísima.
Magdalena, nacid'i
a r ía
Lección VI
en Florencia de la noble
familia de los Pazzis, co­ ^ rillú singularmente por su ga-
menzó casi desde su cuna el ca­ ridad en favor del prójimo:
mino de la perfección. A la edad con frecuencia pasaba, las noches
de diez años hizo voto de per­ sin dormir, ya para desempeñar
los ministerios de sus hermanas, que nos proteja la gloriosa inter­
ya para servir a las enfermas, a cesión del bienaventurado Félix,
las cuales alguna vez curó besan­ vuestro Mártir y Pontífice. Por
do sus llagas. Lloraba amarga­ nuestro Señor.
mente la perdición de los infieles
y de los pecadores, y se ofrecía a Lección III
sufrir por su eterna salvación, to
da suerte de tormentos. Muchos p É L ix , romano, hijo de Cons­
años antes de su muerte, renun­ tancio, gobernó la Iglesia du­
ció a todos los goces con que rante el tiempo del emperador
el cielo la colmaba, y repetía Aureliano. Ordenó que la santa
muchas veces: “ Padecer, no mo­ Misa se celebrase sobre las re­
rir” . Finalmente, acabada por una liquias o los sepulcros de lo*
larga y gravísima enfermedad, Mártires. Celebró dos ordenacio­
voló hacia su divino Esposo el nes en el mes de Diciembre, en
día veinticinco de Mayo del año las cuales creó nueve presbíteros,
mil seiscientos siete, a los cua­ cinco diáconos, cinco obispos pa­
renta y un años de edad. Siendo ra diversos lugares. Obtenida la
ilustre por sus muchos milagros palma del martirio, fué sepultado
en vida y después de muerta, el en la vía Aurelia, en una basílica
papa Clemente IX la inscribió edificada y consagrada por él
en el número de las santas Vír­ mismo. Vivió en el pontificado
genes. Su cuerpo se conserva in­ dos años, cuatro meses y veinti­
corrupto hasta nuestros días. nueve días.
V ísp era s del O ficio siguiente, con
En el I I I N octurno, se lee la H o­
Conm emoración de santa Petronila,
m ilía sobre el E van gelio: E l reino de tos
V irgen .
cielos, del Com ún de V írge n e s, en el
prim er lu ga r, pág. 826. E n V ísperas,
Conm em oración del O ficio siguiente.
Día 31 de Mayo

Día 30 de Mayo Santa Angela de Mérici


Virgen
San Félix I
Doble
Papa y Mártir
Todo se toma del Común de V írg e ­
Sim ple
nes, pág. 820, menos lo qu<* sigue:
E n V ísp e ra s y en Laudes, la A n ­
tífona y el V ersíc u lo se toman del C o­ Oración
mún de un M ártir en el Tiempo
P ascu al, pág. 781. Dios, que por medio de la
bienaventurada Angela qui­
Oración
sisteis que floreciera en vuestra
Dios, mirad con
/ ^ m n ip o te n te Iglesia un nuevo instituto de
ojos propicios nuestra fla­ santas vírgenes, concedednos por
queza; y ya que nos agobia el su intercesión que llevemos una
peso de nuestras acciones, haced vida angélica, de suerte que, li-
bres de todo lo terreno, merez­• almas. Viéndose privada de suf
camos gozar de las delicias eter­- padres en la flor de su adoles­
nas. Por nuestro Señor. cencia, animada del deseo de una
Conmemoración de santa Petronila, vida más austera, intentó huir
Virgen :
a un lugar desierto, pero habién­
A n t .— El reino de los cielos es doselo impedido un tío suyo,
semejante a un mercader que procuró practicar en su casa lo
trata en perlas finas. Y vinién­ que no pudo hacer en la soledad.
dole a las manos una de gran va­ Y así, usaba con frecuencia dei
lor, vende todo cuanto tiene y la cilicio y de las disciplinas, no
compra, aleluya. comía carne sino en sus enfer­
y . Derramada está la gracia medades, no tomaba vino más
en tus labios, aleluya. I£. Por es­ que en las fiestas de Navidad y
to el Señor te ha bendecido para Resurrección, y pasó muchos días
siempre, aleluya. sin probar alimento alguno. D e­
dicada a la oración, sólo do:-
Oración mía breve tiempo y sobre el
F \ i g n a o s escucharnos, oh Di o.i
duro suelo. Conoció que el de­
Salvador nuéstro; para que monio en forma de un ángel ds
así como nos alegramos en la luz se esforzaba en engañarla,
y le ahuyentó. Renunció a los
festividad de la bienaventurada
bienes paternos, y abrazando el
Petronila, Virgen vuestra, así
hábito y la regla de la tercera
también nos instruyamos con el
Orden de San Francisco, juntó
afecto de su piadosa devoción
la pobreza evangélica al mérito
Por nuestro Señor.
de la virginidad.
II NOCTURNO
Lección V
Lección IV
‘M 'o descuidó ningún deber de
n g e lade Mérici, nacida piedad en favor del próji­
de padres piadosos en mo; daba a los pobres cuanto
Desenzano, pueblo de la le sobraba de lo que para su
diócesis de Verona, cabe el lago alimentación había mendigado. Se
de Garda, en los estados de Ve- complacía en servir a los enfer­
necia, desde su primera edad mos. Recorrió muchos lugares
guardó con suma solicitud el li- rodeada de una gran fama de
^rio de su virginidad, que había santidad, consolando a los afli­
determinado conservar siempre. gidos, reconciliando a los enemi­
Aborreciendo* toda vanidad fe­ gos y sacando a los pecadores
menina, no perdonó medio de del lodazal de los vicios. Con
hacer desaparecer la hermosura gran frecuencia se alimentaba del
de su rostro y de .su espléndida pan de los Angeles, único obje­
cabellera, a fin de agradar taü to de sus deseos, y se sentía
sólo al celestial Esposo de las atraída hacia Dios con tanto
ardor de caridad que muchas ve­ días antes de ser inhumados, se
ces se le veía en éxtasis, privad.* mantuvo flexible y conservó las
de los sentidos. Con gran devo­ apariencias de la vida. Por últi­
ción recorrió los santos lugareá mo fué depositado en el templo
de Palestina; habiendo perdido en de Santa Afra, entre las otras
este viaje la vista al desembar­ reliquias de santos, tan abundan­
car en Candía, recobróla a su re­ tes en aquel templo. Empezaron
greso; se libró milagrosamente entonces a realizarse muchos mi
de las manos de los bárbaros y hgros. Su fama se divulgó no
de un inminente naufragio. Fi­ sólo en Brescia y Desenzano, si­
nalmente, en tiempo del papa no también en otras muchas par­
Clemente VII, acudió a Roma, tes, de tal manera que el pueblo
a fin de venerar la firme piedra empezó a llamarla beata y a co­
de la Iglesia, y de conseguir el locar su imagen sobre los alta­
amplísimo perdón del jubileo. res; el mismo san Carlos Borro-
Habiéndole hablado el Sumo Pon­ meo afirmó públicamente en Bres­
tífice, adivinó su santidad e hizo cia, pocos años después de la
de ella grandes elogios; y única­ muerte de la Sierva de Dios, que
mente después de reconocer que merecía ser inscrita en el catá­
el cielo la llamaba a otra parte, logo de las santas Vírgenes por
permitió que marchase de Roma. la Santa Sede. El culto que por
mucho tiempo le tributaron los
Lección VI pueblos, fué aprobado por va­
A sí, pues de vuelta a Bres- rios obispos, así como por mu­
cia, donde se instaló cer­ chos indultos de los Sumos Pon­
ca de la iglesia de Santa Afra, tífices, hasta que el papa Cle­
instituyó en aquella ciudad, por mente X III, por solemne de­
creto, lo ratificó y aprobó. Por
orden de una voz celestial que
último, después de nuevos mila­
había oído durante una visión,
gros debidamente comprobados,
una nueva congregación de vír­
el papa Pío VII, en la solemne
genes bajo una disciplina especial
canonización que hizo en la basí­
y con una regla muy santa; y pu­
lica Vaticana el día veinticuatro
so este instituto bajo el patrocinio
de Mayo del año mil ochocientos
y nombre de santa Ursula, in­
siete, la inscribió en el catálogo
victa capitana de una legión de
de las santas Vírgenes.
vírgenes. Próxima ya a la muer­
En el I I I Nocturno, se lee la Ho­
te, predijo que su institución m ilía sobre el E vangelio: E l reino de los
tendría una vida perenne. Final­ cielos, del Común de V írgen es, en si
prim er lugar, pág. 826.
mente, siendo ya casi septuage­ En Laudes Conmemoración de santa
naria y muy rica en méritos, voló Petronila:
al cielo el día veintisiete de Ene­ A n t . — Ven, Esposa de Cristo,
ro del año mil quinientos cuaren­ recibe la corona que te ha prepa­
ta. Su cadáver, que estuvo ex­ rado el Señor para siempre, ale­
puesto por espacio de treinta luya.
V . Con esa tu gallardía y Diodeciano por el juez Sereno
hermosura, aleluya. Iy. Cami­ a causa de su fe, libró del de­
na, avanza prósperamente, y rei­ monio a Paulina, hija de Artemio.
na, aleluya. prefecto de la cárcel. Movidos
por este hecho, los padres de la
O ración niña, toda su familia y los veci­
nos que acudieron para presenciar
r^iGXAOS escucharnos, oh Dios
esta novedad, abrazaron la reli­
salvador nuestro; para que
gión de Jesucristo, y Pedro les
así como nos alegramos en la fes­
condujo al presbítero Marcelino,
tividad de la bienaventurada Pe­
de quien recibieron todos el bau­
tronila, Virgen vuestra, así tam­
tismo. Luego que supo esto Se­
bién nos instruyamos con el afec­
to de su piadosa devoción. Por reno, llamando a Pedro y a M ar­
celino, les reprendió ásperamen­
nuestro Señor.
te, añadiendo a la dureza de sus
palabras, amenazas e intimidacio­
nes para que renunciasen a Cris­
FIESTAS DE JUNIO to. Y como Marcelino le respon­
diera con cristiana libertad, fué
Día 2 de Junio golpeado a puñetazos, separado
de Pedro, y encerrado desnudo
Santos Marcelino. Pedro en una cárcel cubierta de frag­
y Erasmo mentos de vidrio, sin comida y
Obispo y M ártires a oscuras. Además ordenó tam­
Sim ple bién que Pedro fuese atado con
apretadas cadenas. Mas como es­
En V ísperas y en Laudes, la A n ­
tífona y el V ersícu lo del Común d? tos tormentos :no hacían sino
M ártires en el Tiem po Pascual. aumentar en ambos la fe y el
valor, perseveraron en su con­
Oración
fesión, y condenados a ser de­
Q h Dios, que nos alegráis con capitados, dieron así a Jesucris­
la anual solemnidad de vues­ to un admirable testimonio. En
tros santo’s Mártires Marcelino. Campania, el obispo Erastno, en
Pedro y Erasmo: concedednos tiempo de los emperadores Dio-
propicio que nos consagremos cleciano y Maximiano, fué ator­
con ardor a la imitación de aque­ mentado con varas guarnecidas
llos cuyos méritos celebramos de plomo, con resina y azufre,
con alegría. Por nuestro Señor con plomo derretido v pez hir-
Jesucristo. viente, y rociado con cera y acei­
te; salió de todos estos tormen­
Lección III tos sano y sin lesión alguna. Este
milagro movió a muchos a que
D ed ro , exorcista, encarcelado abrazaran la fe de Jesucristo.
en tiempo del emperador Encarcelado de nuevo y sujetado
con apretadas y férreas cadenas, desde sus primeras años se dis­
Erasmo fué librado milagrosamen­ tinguió por su eximia piedad.
te por la intervención de un An­ Siendo joven y estando grave­
gel. Después, torturado en Formio mente enfermo, determinó consa­
por otócn de Maximiano con di­ grarse totalmente al servicio de
versos suplicios, superó, con el Dios y del prójimo. Habiéndose
auxilio divino, estos tormentos. dirigido a Nápoles, ordenóse sa­
Finalmente, habiendo confirma­ cerdote, inscribióse en una piado­
do en la fe y convertido a mu­ sa cofradía y se entregó del to
chas personas, alcanzó palma de do a la contemplación y a traba­
martirio. jar para la salvación de las al­
T e D eum , pág. 10.
mas, dedicándose especialmente
con gran asiduidad a exhortar a
Día 4 de Junio los condenados al último suplicio.
Aconteció que una carta destina­
San Francisco Caracciolo da a otra persona le fué entrega­
Confesor s da por equivocación. En ella,
Doble
los piadosísimos varones Juan
Agustín Adorno y Fabricio Ca­
Todo se toma del Común de un Con­
fesor no Pontifice, pág. 805, menos
racciolo invitaban al destinata­
lo que sigu e: rio a la fundación de un nuevo
instituto religioso. Sobrecogido
Oración por lo extraño del caso y admi­
(^) h Dios, que esclarecisteis al rando los designios de la divina
bienaventurado Francisco, voluntad, con ánimo resuelto se
fundador de una nueva Orden, juntó con ellos. Establecidas las
con el deseo de la oración y el reglas de la nueva Orden en el
amor a la penitencia: conceded a desierto de la Camáldula, al cual
vuestros siervos que de tal mane­ se habían retirado, partieron de
ra aprovechen sus ejemplos, que allí para Roma, y obtuvieron que
aplicándose continuamente a la el papa Sixto V las aprobase.
oración y a la mortificación de Este Sumo Pontífice quiso que
su cuerpo, merezcan llegar a la se llamasen Clérigos Regulares
patria celestial. Por nuestro Se­ Menores. Añadieron a los tres
ñor. votos acostumbrados, el de no
buscar las dignidades.
II NOCTURNO

Lección IV Lección^V

llamado antes
r a n c is c o , pMiTiDA la profesión solemne, a
Ascanio, nació en el pue­ causa de su singular devoción
blo de Santa María de a san Francisco de Asís tomó el
Villa, en los Ábruzos, de la no­ nombre de Francisco. Al fallecer
ble familia de los Caracciolos; Adorno dos años más tarde, fué
constituido, aunque contra su I mujeres que tentaron su castidad
voluntad, Superior General del las ganó para Jesucristo. Ardien­
instituto, en cuyo cargo dió do en un grande amor para con
ejemplo de todas las virtudes. la sagrada Eucaristía, pasaba ca­
Ardiendo en deseos de exten­ si todas las noches enteras en su
der su instituto, lo pedía a adoración, y quiso que este pia­
Dios con asiduas oraciones, lá­ doso ejercicio fuese practicado
grimas y continuas maceracionrs perpetuamente en su Orden, co­
de su cuerpo. Por este motivo, mo distintivo de la misma. Fo­
vino tres veces a España vesti­ mentó en gran manera el culto
do de peregrino, pidiendo limos­ a la Virgen Madre de Dios. Tuvo
na de casa en casa. Durante su mucha caridad para con el pró­
viaje sufrió ásperamente tod? jimo. Estuvo dotado del don de
suerte de contrariedades, expe­ profecía y de la penetración de
rimentando de una manera ad­ los corazones. Cuando tenía cua­
mirable el auxilio del Omnipo­ renta y cuatro años de edad, y
tente; gracias a su oración, la mientras estaba orando en la san­
nave que lo llevaba fué preserva­ ta iglesia de Loreto, conoció que
da de un inminente naufragio. se aproximaba el fin de su vida.
Trabajó incansablemente para Por esto se encaminó inmediata­
que en estos reinos pudiese es­ mente hacia los Abruzos, y ata­
tablecerse la Orden que acababa cado de mortal enfermedad en el
de ser aprobada. A ello contri­ pueblo de Agnone, hallándose en
buyó, así el resplandor y fama compañía de los religiosos de San
de su santidad, como la regia Felipe Neri, después de haber re­
munificencia de los católicos mo­ cibido devotísimamentei los sa­
narcas Felipe II y III. De esta cramentos de la Iglesia, descansó
suerte, superada toda la oposi­ plácidamente, el día cuatro de Ju­
ción de los adversarios, estableció nio del año mil seiscientos ocho,
muchas casas de su Orden, lo en la vigilia de la festividad de
cual realizó también en Italia Corpus Christi. Su cuerpo, tras­
con el mismo éxito. ladado a Nápoles, fué sepultado
honoríficamente en la iglesia de
Lección VI Santa María Mayor, la misma en
conde había asentado los prime­
Q e distinguió tanto por su hu­ ros cimientos de su Orden. Ante
mildad, que llegado a Roma, la fama de sus milagros, el papa
y recibido en el hospicio de los Clemente X IV , Pontífice máxi­
pobres, escogió un leproso por mo, le beatificó con solemne rito,
compañero, y rehusó las digni­ y luego, resplandeciendo con nue­
dades eclesiásticas que le ofre­ vos milagros, fué incluido en el
cía al papa Paulo V. Conservó número de los Santos por el pa­
sin mancha y perpetuamente la pa Pío V II en el año mil ocho­
virginidad, y a las atrevidas cientos siete.
E n el I I I Nocturno, se lee la H o­ a vuestros siervos que de tal ma­
milía sobre el E vangelio: Ceñid vues­
tras cinturas, del Común de un Con­ nera aprovechen sus ejem­
fesor no Pontífice, en el primer lugar, plos que, aplicándose continua­
pág. S08.
L a s V ísp era s, del Oficio siguiente mente a la oración y a la mor­
desde la Capitula, con Conmemoración tificación de su cuerpo, merezcan
del precedente.
llegar a la patria celestial. Por
nuestro Señor.
Día 5 de Junio II NOCTURNO

San Bonifacio Lección IV


Obispo y Mártir
Ja ©y]ONiFACio, llamado antes
Doble
1 H nactó en In-
Todo se toma del Común de un M ár­
tir en Tiem po Pascual, pág. 780, me­
v J P z J a glaterra a últimos del si­
nos lo que sigu e: glo séptimo. Sintiendo desde su
infancia gran aversión a las
Oracióo vanidades mundanas, dirigió sus
r)H Dios, que por el celo aspiraciones hacia la vida mo­
del bienaventurado Bonifacio, nástica. Inútiles fueron todos los
vuestro Mártir, os dignasteis lla­ esfuerzos de su padre para re­
mar al conocimiento de vuestro tenerle en el siglo, y así ingresó
nombre a multitud de pueblos: en un monasterio, donde, bajo la
concedednos propicio, que sinta­ dirección d e 1 bienaventurado
mos los efectos del patrocinio de Wolfardo, se formó en toda suer­
aquel cuya solemnidad celebra­ te de virtudes y ciencias. Orde­
mos. Por nuestro Señor. nado sacerdote a la edad de trein­
Conm em oración de! Oficio precedente:
ta años, se dedicó asiduamen­
te a la predicación de la palabra
A n t .— Este varón, desprecian­
divina, con gran aprovechamiento
do al mundo, y lo terreno, con
de muchas almas. Esto no obs*
su triunfo, depositó en el cielo
tante, como ardía en deseos de
las riquezas alcanzadas con su
dilatar el reino de Cristo, no ce­
plegaria y buenas obras, aleluya.
saba de llorar por la multitud de
y . El Señor condujo al jus­
bárbaros que, sumidos en las ti­
to por caminos rectos, aleluya.
nieblas 'de la ignorancia, eran
1}. Y le mostró el reino de Dios,
esclavos del demonio. Y por lo
aleluya. *'
mismo que este celo de las al­
mas se aumentaba en él de día
Oración ^
en día con inextinguible ardor,
Q h Dios, que esclarecisteis al después de haber consultado al
bienaventurado Francisco, Señor, con lágrimas y oraciones,
fundador de una nueva Orden, consiguió del prepósito del mo­
con el deseo de la oración y el nasterio el permiso para dirigir­
amor a la penitencia: conceded se a las costas de Germania.
Lección V salvación de los infieles. Habién­
dose internado en Germania,
JP m b arcán d o se en Inglaterra apartó a algunos miles de habi­
con dos compañeros, llegó a tantes de Hesse del culto del
la ciudad de Doreste en la Fri­ demonio. Llamado a Roma por el
sia. Mas como se hubiese encen­ papa Gregorio, fué consagrado
dido una guerra violentísima en­ obispo después de haber hecho
tre Radbodo, rey de los fri- una admirable profesión de fe.
sones, y Carlos Martel, su predi­ Al volver a Germania, libró casi
cación resultó infructuosa. Por enteramente a Hesse y a Turingia
lo cual, volviendo a Inglaterra, de los restos de la idolatría. En
tornó a su monasterio, del que vista de tantos méritos, fué ele­
fué constituido Superior. Des­ vado por el papa Gregorio III a
pués de haber gobernado el mo­ la dignidad de arzobispo. De
nasterio por espacio de dos años, vuelta a Roma por tercera vez,
previo el consentimiento del obis­ el Sumo Pontífice le constituyó
po de Winchester, renunció a ¿u legado de la Sede apostólica. R e­
cargo, y partió hacia Roma, para vestido de esta autoridad, insti­
obtener que la autoridad apostó­ tuyó cuatro obispados y celebró
lica le delegara para la conversión diferentes sínodos, entre los cua­
de los gentiles. Cuando llegó a les es memorable el concilio de
Roma, el papa Gregorio II le aco­ Leptines de la diócesis de Cam-
gió benévolamente, y le cambió bray, en Bélgica, que contribuyó
el nombre de Winfrido por el de en gran manera a que aumentase
Bonifacio. Llegado a Germania, la fe en aquella nación. El papa
predicó a Cristo a los pueblos de Zacarías le creó arzobispo de
Turingia y de Sajonia. Y como Maguncia; y por orden del mis­
durante este tiempo, Radbodo, mo Pontífice, ungió a Pipino por
rey de Frisia, gran enemigo del rey de los francos. Después de
nombre cristiano, hubiese muer­ la muerte de san Wilibrordo se le
to, Bonifacio volvió a aquel país, encomendó la iglesia de Utrech,
en donde por espacio de tres que gobernó, primero por medio
años, y en compañía de san Wi- de Eóbano, y después por sí
librordo, predicó con tanto fruto mismo, cuando, habiendo dejado
el Evangelio, que destruidos los la diócesis de Maguncia, pasó a
templos de los ídolos, se edifica­ residir en Utrech. Habiendo los
ron innumerables iglesias en h o -' frisones recaído en la idolatría,
ñor del verdadero Dios. les predicó de nuevo el Evange­
lio; -«¡entras estaba ocupado en
Lección VI
el cumplimiento de este cargo
C o l i c i t a d o por san Wilibrordo pastoral, unos hombres bárbaros
para que aceptase el cargo de e impíos le atacaron a orillas del
obispo, lo rehusó a fin de poder río Burda; y cayendo, junto con
dedicarse con más actividad .a la , Eóbano, su coepíscopo, y con
muchos o t r o s , en una san­ aventurados los pacíficos, porque
grienta matanza, alcanzó co­ ellos serán llamados hijos de
mo ellos los honores de la palma Dios”. La perfección se halla,
del martirio. El cuerpo de san pues, en la paz, allí donde no se
Bonifacio fué trasladado a Ma­ da oposición alguna; y a los pa­
guncia, y, como él mismo había cíficos se les llama hijos de Dios,
pedido, fué sepultado en el m o­ porque en ellos no hay nada que
nasterio de Fulda, por él levan­ resista a Dios, y porque los hi­
tado, donde resplandeció con jos deben asemejarse a su padre.
muchos milagros. El Sumo Pon­
tífice Pío IX extendió a toda Lección VIII
la Iglesia su Oficio y Misa.
^ on pacíficos en sí mismos los
III NOCTURNO que regulan todos los movi­
mientos de su alma, sometiéndo­
L e c c ió n del san to E v a n g e l io
los a la razón, es decir, a la inte­
seg ú n sa n M ateo
ligencia y al espíritu, sojuzgando
Lección VII Cap. 5, 1-12 las concupiscencias de la carne,
y convirtiéndose de esta manera
p*N aquel tiempo: Viendo Jesús en reino de Dios. Todo está tan
las multitudes, subió a un perfectamente ordenado en este
monte, y se le acercaron sus dis­ icino, que lo que hay de más
cípulos. Y lo que sigue. noble y excelente en el hombre,
gobierna, sin encontrar ninguna
H o m il ía d e s a n A g u s t ín , O b is p o resistencia, a la otra parte de
L ibro 1 del Serm ón del S eñ or en el nosotros mismos que nos es co­
monte, cap. 2 mún con los animales, mientras
los lim­
ie n a v e n t u r a d o s la parte superior, a saber, la
pios de corazón, porque inteligencia y la razón, está so­
ellos verán a Dios” . metida a una autoridad más alta,
¡ Cuán insensatos son, pues, aque­ a Ja Verdad, al Hijo unigénito
llos que buscan a Dios con los de Dios. Porque no es posible
ojos corporales, cuando precisa­ mandar a las potencias inferio­
mente se le ve con los ojos del res si uno no se somete a la
corazón, según está escrito en potencia superior. Tal es la paz
concedida en la tierra a los hom­
otro lugar: “ Buscadle con sim­
bres de buena voluntad; tal es
plicidad del corazón” . Y a que
la vida del hombre perfecto y
un corazón puro no es sino un
corazón simple, y así como consumado en la sabiduría.
los ojos del cuerpo deben es­ Lección IX
tar sanos para percibir la luz 4
del día, así también Dios no pue­ P \ e este reino, donde gobiernan
de ser visto si no es puro el ojo una paz profunda y un or­
del corazón que debe verlo.“ Bien­ den adm irable, ha sido arrojado
el príncipe de este mundo, que señó tanto con su ejemplo como
domina sobre los corazones per­ con sus palabras. Por nuestro.
versos y desordenados. Una ves Conmemoración del O ficio precedente:

establecida y consolidada esta A n t .— Santos y justos, alegraos


paz, las persecuciones que nos en el Señor, aleluya; Dios os
prepara desde fuera de nosotros ha elegido para heredad suya,
aquel que fué expulsado de este aleluya.
reino, cualesquiera que sean, no y Preciosa es en la presen­
harán más que aumentar la ver­ cia del Señor, aleluya. . La
dadera gloria según Dios, no po­ muerte de sus Santos, aleluya.
drán remover ninguna piedra de
este edificio, v la misma impo­ Oración
tencia de sus maquinaciones pon­
drá de manifiesto la solidez con f) H Dios, que por el celo del
que está construido en el interior. bienaventurado Bonifacio,
Por esto añade nuestro Señor: vuestro Mártir, os dignasteis lla­
“ Bienaventurados los que pade­ mar al conocimiento de vuestro
cen persecución 5por la justicia, nombre a multitud de pueblos:
porque de ellos es el reino de los concedednos propicio, que sinta­
cielos” . mos los efectos del patrocinio de
T e Deum , p á g . 1 0 . aquel cuya solemnidad celebra­
Las V ísp eras del Oficio siguiente mos. Por nuestro Señor.
desde la Capitula, con Conmemoración
del precedente.
ti NOCTURNO

Lección IV
Día 6 de Junio
nacido de pa­
o rb e rto ,
San Norberto dres muy nobles, recibió
Obispo y Confesor durante su juventud una
Doble esmerada educación. Colocado en
Todo se toma del Común de un Con la corte del emperador, despre­
fesor Pontífice, pág. 790, menos lo ció los atractivos del mundo v
que sigue:
quiso ingresar en la milicia ecle­
Oración siástica. Habiendo sido iniciado
en las sagradas órdenes, no quiso
Q h Dios, que hicisteis del bien­ vestir cómodamente ni suntuosa­
aventurado Norberto, vues­ mente; y, cubierto con un rústi­
tro Confesor y Pontífice, un ex­ co hábito de piel de oveja, se con­
celente predicador de vuestra di­ sagró completamente a la predi­
vina palabra, y por él aumentas­ cación de la palabra de Dios.
teis vuestra santa Iglesia con Después de renunciar a prebendas
una nueva familia: os suplicamos bastante importantes y de distri­
nos concedáis por sus méritos, buir su patrimonio entre los po­
que practiquemos lo que nos en­ bres, comenzó un género de vida
de suma austeridad, no comiendo pos, reprimió el cisma de Pedro
sino manjares de vigilia una vez León. Finalmente, lleno de mé­
al día, andando descalzo y vis­ ritos y de gracias del Espíritu
tiendo harapos, aun durante los Santo, se durmió en el Señor en
rigores del invierno. Con la fuer­ Magdeburgo, en el año de gracia
za de sus palabras y acciones, mil ciento treinta y cuatro, el
convirtió numerosos herejes a la día seis de Junio.
fe, y logró que muchos pecadores En el I I I Nocturno, se lee la Homi­
hicieran penitencia y que muchos lía sobre el Evangelio: Un hombre,
yéndose a lejanas tierras, del Común
enemigos se reconciliasen. d : un Confesor Pontífice, en el pri­
mer lu gar, pág. 794. .
Lección V

en Lyón, como le
J - J a llá n d o s e
Día 9 de Junio
rogara el obispo que no de­
jara su diócesis, escogió en ella Santos Primo y Feliciano
un lugar desierto llamado Pre-
Mártires
monstrato, y allí, reunidos trece
-Simple
compañeros, instituyó la Orden
Premonstratense, habiendo adop­ En V ísp eras y en Laudes, la A n tí­
fona y el V ersículo se toman del Co­
tado la regla que san Agustín le mún de M ártires en el Tiempo Pascual.
mostró en una visión. Y como
iba en aumento de día en día la Oración
fama de su santidad, y crecía el
número de sus discípulos, su Or­ C oncedednos, Señor, que cele­
den fué confirmada por Hono­ bremos siempre fielmente la
rio II y otros Sumos Pontífices; fiesta de vuestros santos Márti­
edificó muchos monasterios, y su res Primo y Feliciano, y que por
instituto se propagó de un modo su intercesión merezcamos los
admirable. beneficios de vuestra protección.
Por nuestro Señor.
Lección VI
Lección III
T la m a d oa Amberes, acabó en
aquella ciudad con la perver­ los hermanos Primo
| - | a b ie n d o
sa herejía de Tanquelino. Se y Feliciano sido acusados
distinguió por su espíritu profé- durante la persecución de Diocle-
tico y sus milagros. Creado contra ciano y Maximiano de profesar
su voluntad arzobispo de Magde- la religión cristiana, fueron car­
burgo, defendió con constancia gados de cadenas; un Angel, em­
la disciplina eclesiástica y, en es­ pero, les devolvió la libertad.
pecial, el celibato. En el concilio Conducidos de nuevo ante el pre­
de Reims, secundó brillantemen­ tor, mantuvieron enérgicamente
te a Inocencio II, y habiéndose su confesión de fe cristiana; en­
dirigido a Roma con otros obis tonces fueron separados uno del
I . B rev. 88
otro. Primeramente pusieron a Día 10 de Junio
prueba de diversas maneras la
constancia de Feliciano; desespe­ Santa Margarita
rando, no obstante, los impíos Reina, Viuda
Semidoble
consejeros de obtener ningún re­
sultado con sus palabras, clavá­ Todo se toma del Común ci^ s a n a s
M ujeres no M ártires, pág. 832, menos
ronle de pies y manos en el tron­ lo que sigue:
co de un árbol, dejándole suspen­
dido en esta forma durante tres Oración
días, sin darle de beber ni de co­
Dios, que hicisteis de ia
mer. El día siguiente el pretor
bienaventurada Margarita
mandó llamar a Primo, y le dijo:
un ejemplo insigne de caridad
“ ¿Ves cómo tu hermano es más
para con los pobres: conceded­
cuerdo que tú? Ha obedecido a
nos que por su intercesión y
los emperadores, los cuales le han
ejemplo, constantemente se au­
colmado de honores. Si quieres
mente vuestra caridad en nues­
imitarle, participarás de los mis­
tros corazones. Por nuestro Se­
mos favores y de las mismas gra­
ñor.
cias”. A lo cual respondió Pri­
mo: “ Cómo ha sido tratado mi II NOCTURNO
hermano, lo he sabido yo por un
Lección IV
Angel. ¡Ojalá que así como yo es­
toy unido con él por la voluntad reina de Esco­
a r g a r ita ,
pueda estarlo por el martirio!” cia, muy ilustre por su
Enfurecido al oír estas palabras, sangre, ya que por parte
el pretor mandó que, además de de su padre procedía de los re­
otros tormentos con que, en pre­ yes de Inglaterra, y por la de
sencia de Feliciano, martirizaron su madre de los Césares, fué
a Primo, le dieran a beber plo­ más ilustre aún por sus virtudes
mo derretido. Hízoles luego con­ cristianas. Nacida en Hungría,
ducir al anfiteatro y arrojarles a en donde entonces su padre es­
merced de dos leones; mas taba desterrado, después de vi­
echándose éstos a sus pies, les vir muy piadosamente durante
acariciaban con la cabeza y con la su infancia, se trasladó a Inglate­
cola. Quinientos hombres, entre rra juntamente con su padre, lla­
los doce mil que acudieron a mado por su tío san Eduardo,
presenciar este espectáculo, abra­ rey de los ingleses, para ocupar
zaron, juntamente con sus fa­ el trono de sus antepasados.
milias, la fe cristiana. Exaspera­ Pronto, compartiendo contratiem­
do el pretor por este aconteci­ pos que sufrieron sus padres, par­
miento, mandó decapitar a Primo tió Margarita de las costas de In­
y a Feliciano. glaterra, pero una tempestad, o
Te Deum , pág. 10. mejor dicho un designio de la
Las V ísperas, del Oficio siguiente. Providencia, la condujo a las de
Escocia. Allí para acceder a los costumbres dignas de la fe cris
deseos de su madre contrajo ma­ tiana.
trimonio con Malcolmo III, rey
de aquel país, que se había ena­
morado de sus excelentes dotes, Lección VI
y durante los treinta años de su
"M ad a tan admirable como su
reinado contribuyó admirable­
ardentísima caridad en favor
mente el bien de todo el reino
del prójimo, principalmente para
con sus obras de piedad y de
con los necesitados. No contenta
santidad.
con sostener con sus limosnas a
multitud de ellos, tenía por cos­
Lección V tumbre proporcionar comida fco-
dos los días a trescientos, y el
C n medio de las delicias de la desempeñar de rodillas los ofi­
corte, castigaba su cuerpo cios de sirvienta de los pobres,
con maceraciones y vigilias, y lavándoles los pies con sus reales
dedicaba gran parte de la no­ manos, curándoles las llagas y no
che a la oración. Además de los vacilando en besar sus mismas
otros ayunos que observaba en úlceras. No sólo sacrificó sus ves­
diversas circunstancias, acostum­ tidos reales y sus preciosas al­
braba ayunar cuarenta días an­ hajas a estas obras y a otros pia­
tes de las fiestas de Navidad con dosos dispendios, sino que más de
tanto rigor, que ni en medio de una vez llegó a agotar el erario
los más vivos sufrimientos omi­ público. Finalmente, después de
tió esta práctica. Amantísima del haber sufrido acerbísimos dolo­
culto divino, construyó muchos res, con admirable paciencia, pu­
templos y monasterios y restauró rificada su alma por medio año
algunos, enriqueciéndolos con ob- de enfermedad, la entregó a
tos preciosos y pingües rentas. su Autor el día diez de Junio.
Consiguió que con su ejemplo el En aquel momento, su rostro,
rey su esposo mejorara de con­ afeado por la larga enfermedad,
ducta y practicara obras seme­ por la flaqueza y la palidez, se
jantes a las suyas. A todos sus rejuveneció con una hermosura
hijos los educó con tanta santi­ extraordinaria. Resplandeció aún
dad y acierto, que la mayor par­ después de su muerte, con admi­
te de ellos, a ejemplo de san­ rables prodigios. La autoridad de
ta Agueda y su hermana Cris­ Clemente X la declaró Patrona
tina, abrazaron el género de vi­ de Escocia, y es venerada muy
da más santo. Además llena dt religiosamente en todo el munda
incansable solicitud para la feli­
En el I I I N octurno, se lee 1» Ho­
cidad de todo el reino, libró a m ilía sibre el E van gelio: E s semejante
sus moradores de los vicios que el reino, del Común de santas M uje­
insensiblemente se habían intro­ res. pág. 837. .
Las V ísp e ra s del O ficio siguiente con
ducido entre ellos y les redujo a Conmemoración del precedente.
D e los H echos de los
San Bernabé
A pó sto les
Apóstol
Doble m ayor
Lección I Cap. 13, 43-47
Todo se toma del Com ún de A p ó s­
toles en Tiempo P ascu al, pág. 750, el auditorio, mu­
e s p e d id o
menos lo que sigu e: . . los prosélitos temerosos
A n t . d e l M a g n i j . — Una luz chos de los judíos y de
perpetua iluminará, Señor, a de Dios, siguieron a Pablo y a
vuestros santos* y vivirán por Bernabé, los cuales les exhortaban
toda la eternidad, aleluya. a perseverar en"¡ la gracia de
Dios. El sábado siguiente casL
Oración toda la ciudad concurrió a oír*
la palabra de Dios. Pero los ju­
f)H Dios, que nos dais un mo­ díos, viendo tanto concurso, se
tivo de alegría en los méri­ llenaron de envidia, y contrade­
tos y la intercesión del bien­ cían con blasfemias a todo lo
aventurado B e r n a b é , vuestro que Pablo predicaba. Entonces
Apóstol: concedednos propicio, Pablo y Bernabé, con gran ente­
que cuantos os pedimos por él reza les dijeron: A vosotros debía
vuestros beneficios, los consiga­ ser primeramente anunciada la
mos por el don de vuestra gra­ palabra de Dios; mas ya que la
cia. Por nuestro Señor. rechazáis, y os juzgáis vosotros
Conmemoración del Oficio precedente: mismos indignos de la vida eter­
A n t .— Abrió su mano para so­ na, de hoy en adelante nos va­
correr al mendigo, y sus brazos mos a predicar a los gentiles
para amparar al necesitado, y que así nos lo tiene ordenado el
no comió ociosa el pan, aleluya. Señor, diciendo: “ Y o te puse por
y . Derramada está la gra­ lumbrera de las naciones, para
cia en tus labios, aleluya. 1$. Por que seas la salvación de todas
esto, Dios te ha bendecido para hasta el cabo del mundo”. .
siempre, aleluya. ,
Lección II , Cap. 13, 48-52
Oración
Q íd o ésto por los gentiles se
Q h Dios, que hicisteis de la regocijaban, ' y glorificaban
bienaventurada Margarita un la palabra de Dios, y creyeron
ejemplo insigne de caridad para todos los que estaban predestina­
con los pobres: concedednos que dos para la vida eterna. Así la
por su intercesión y ejemplo, palabra de Dios se esparcía por
constantemente se aumente vues­ todo aquel país. Los judíos, em­
tra caridad en nuestros corazones.- pero, instigaron a varias muje­
Por nuestro Señor. • . res' devotas y de distinción, y a
los hombres principales de la en gran manera, y las exhortó a
ciudkd, y levantaron una per­ perseverar en la fe. Sus exhor­
secución contra Pablo y Berna­ taciones tuvieron' much<^ éxito,
bé, y los echaron de su territo­ ya que todos le tenían por un
rio. Pero éstos, sacudiendo con­ hombre bueno y lleno del Espí­
tra ellos el polvo de sus pies, se ritu Santo.
fueron a Iconio. Y los discí­
pulos estaban llenos de gozo y Lección V
del Espíritu Santo.
partido de allí a Tar­
I -I a b ie n d o

Lección III Cap. 14, 1-3 so para buscar a Pablo, vino


de nuevo con él a Antioquía. Du­
A pues, en Iconio que
c o n te c ió , rante su permanencia por espacio
entraron juntos en la sina­ de un año en medio de la comu­
goga de los judíos y hablaron de nidad cristiana de aquella ciu­
tal suerte que una multitud de dad, enseñaron a aquellos hom­
judíos y griegos abrazó la fe. bres los preceptos de la fe y
Pero los judíos que se man­ de la vida cristiana. Fué allí
tuvieron incrédulos conmovie­ donde los adorádores de Jesu­
ron y provocaron a ira los áni­ cristo recibieron por primera vez
mos de los gentiles contra los el nombre de cristianos. Los dis­
hermanos. Con todo, se detuvie­ cípulos de Pablo y Bernabé con
ron allí mucho tiempo, traba­ sus recursos sustentaban a los
jando llenos de confianza en el cristianos que vivían en Judea,
Señor, que confirmaba la palabra enviándoles limosnas por medio
de su gracia con los prodigios de estos dos Apóstoles. Después,
milagrosos que hacía por sus cumplida aquella obra de caridad,
hermanos. ‘ Pablo y Bernabé volvieron a An­
tioquía, acompañados de Juan,
II NOCTURN O
llamado por otro nombre Mar­
Lección IV cos.
llevita Bernabé, natural Lección VI
de Chipre, conocido tam­
bién con el nombre de M ie n t r a s Pablo y Bernabé ser­
José, fué ordenado, junto con vían al Señor en la Iglesia
Pablo, como Apóstol de los gen­ de Antioquía, ayunando y oran­
tiles, para anunciar el Evangelio. do juntamente con los demás
Después de haber vendido un cam­ profetas y doctores, dijo el Es­
po que poseía, puso el precio def píritu Santo: “ Separadme a Pa­
mismo a disposición de los blo y Bernabé para la obra a la
Apóstoles. Enviado a Antioquía cual los he dedicado”. Entonces
para predicar, encontró allí a ayunaron todos y se pusieron en
muchas. personas ya convertidas oración; y después de haberles
a la fe de Jesucristo: alegróse impuesto las manos, les dejaron
partir. Así, pues, salieron para de hierro y de diamante, sólo
Seleucia, y de allí se dirigieron entonces les anuncia el Salvador
a Chipre; y predicando el Evan­ los males a que se verán expues­
gelio, recorrieron muchas ciuda­ tos. Muchas ventajas resultaban
des y regiones con gran provecho de esta predicción: en primer lu­
de los oyentes. Finalmente Ber­ gar, los Apóstoles aprendían así
nabé, separándose de Pablo y a conocer la presciencia extraordi­
juntándose con Juan, llamado naria de su Maestro; en segundo
también Marcos, navegó con lugar, ninguno de ellos podría des­
rumbo a Chipre. Allí, hacia el de entonces atribuir males tan pe­
año séptimo del imperio de Ne­ nosos a la debilidad de Jesús; ade­
rón, el día once de Junio, unió a más, los que debían ser víctimas
los merecimientos de su labor de estos males, no deberían per­
apostólica la corona del martirio. turbarse por ellos como si fue­
En tiempo del emperador Zenón ran acontecimientos imprevistos
fué hallado su cuerpo en Chipre, e inesperados; finalmente, que­
y. sobre su pecho, y escrito por daban prevenidos contra la ex­
su mano, se halló el Evangelio cesiva conmoción que podrían
de Marcos. experimentar sus corazones cuan­
do Jesús les hablara de ellos en
III NOCTURNO
las vísperas mismas de su pa­
L e cción d el san to E vangelio
sión.
seg ú n san M a te o
Lección VIII
Lección Vil Cap. 10, 16-22
P > a ra enseñarles luego que en
p*N aquel tiempo: Dijo Jesús a realidad se trata de una gue­
sus discípulos: He aquí que rra de nuevo género, de una ba­
yo os envío como ovejas en me­ talla muy diferente de las bata­
dio de lobos. Y lo que sigue. llas ordinarias, ya que los envía
sin armas, con un solo vestido,
H o m il ía d e s a n J u a n sin calzado, sin bastón, sin cin­
C r is ó s t o m o turón ni alforjas, y les ordena
Hom ilía 34 sobre san M ateo, después
del principio
que esperen su alimento de las
personas que los acojan, no se li­
esp u és de desvanecer to ­ mita a. lo que acaba de decir, sino
do cuidado del corazón que afirma una vez más su po­
de sus discípulos; des­ der incontrastable por estas pa­
pués de arm arlos del poder de labras: Encesta empresa, mos­
obrar m ilagros; después de ha­ trad la dulzura de las ovejas,
cerlos extraños a todas las cosas aunque tengáis que habéroslas
de este inundo; después de li­ con lobos; no sólo marcháis con­
b ertarlos, de toda solicitud tem ­ tra lobos, sino que vais también
poral: después de forjarlos com o en medio de lobos. A la dulzura
de las ovejas, quiere él también
que unan la sencillez de las pa­
lomas: Entonces especialmente San Juan de Sahagún
resplandecerá mi fuerza, cuando Confesor
los lobos serán vencidos por las Oficio dolile, pero reducido a rito simple
ovejas; cuando éstas, aventurán­ En ambas V ísperas y en Laudes la
dose en medio de unas bestias Antífona y el y . son del Común d?
tan crueles, desgarradas por sus Confesores no Pontífices, pág. 805,
innumerable^ mordeduras, en vez Oración
de ser devoradas, convertirán
aun a sus mismos enemigos, co­ Q h Dios, autor de la paz y
municándoles su propia natura­ amante de la caridad, que
leza. adornasteis al bienaventurado
Juan, vuestro Confesor, con la
Lección IX
admirable gracia de reconciliar a
los enemistados; concedednos por
Y ciertamente, cambiar 1 o s sus méritos e intercesión, que,
sentimientos de sus enemi­ fundados en vuestra caridad, por
gos, transformar sus almas, es ninguna tentación seamos de Vos
un prodigio mucho mayor, mu­ separados. Por nuestro Señor Je­
cho más admirable que el de ex­ sucristo.
Conmemoración de los santos Basíli-
terminarlos, sobre todo teniendo des, C irino, Nabor y N azario, M ártires:
en cuenta que doce hombres bas­ A n t .— Una luz perpetua ilumi­
tan para esta empresa, y que to­ nará Señor, a vuestros Santos,
da la tierra está infectada de lo­ y vivirán por toda la eternidad,
bos. Avergoncémonos, pues, nos aleluya.
otros, los que hacemos lo con­ y . Santos y justos, alegraos
trario, los que con la rabia pro­ en el Señor, aleluya. I£. Dios os
pia del lobo atacamos a nuestros ha escogido por heredad suya,
enemigos. Sin duda alguna que aleluya.
si procedemos como ovejas, ven­
ceremos; por numerosos que sean I VISPERAS
los lobos , que nos rodeen,
llevaremos a feliz término nues­ Q ’s suplicamos, Señor, que el
tra empresa, y triunfaremos de aniversario del nacimiento
ellos. Pero si nos convertimos en a la vida eterna de vuestros Már­
lobos, seremos vencidos, porque tires Basílides, Cirino, Nabor y
Nazario difunda la luz en nues­
se nos privará del auxilio del
tras almas, y que los bienes espi­
pastor que apacienta, no lobos,
rituales de cuya plenitud les ha
sino ovejas.
colmado la 'eterna felicidad, crez­
T e D eum , pág. 10.
En las I I V ísperas, Conmemoración can en nosotros gracias a los fru­
del O ficio siguiente y de los santos tos de nuestra devoción. Tor
B atilides. C irino, Nahor y Xazarin.
M.irM'rrv . nuestro Señor.
Día 13 de Junio el perdón de nuestros pecados.
Por nuestro Señor Jesucristo.
San Antonio de Padua
Confesor
Oficio doble, pero reducido a rito simple Día 15 de Junio
En ambas V ísperas y en Laudes, la
A ntífona y el T . son del Común de un Santos Vito. Modesto
Confesor no Pontífice. y Crescencio
Oración Mártires
Conm emoración
oh Dios, que la solem­
T -J a ced ,
ne festividad anual de vues­ En ambas V ísp e ra s y en Laudes, la
A n tífo n a y el V . son del Com ún de
tro Confesor Antonio llene de M ártires en el Tiem po Pascual.
alegría a vuestra Iglesia, de suer­
te que siempre se vea fortalecida Oración
con espirituales auxilios, y me­
rogamos, Señor, que por la
rezca disfrutar los goces eterno*.
intercesión de vuestros San­
Por nüestro Señor Jesucristo.
tos Mártires Vito, Modesto y
Crescencio, vuestra Iglesia, aleja­
Día 14 de Junio da de todo sentimiento de orgu­
llo, dé ejemplo de aquella humil­
San Basilio el Magno dad que tanto os place, a fin de
que, aborreciendo toda maldad,
Obispo, Confesor y Doctor
obre con amor y libertad todo lo
Oficio doble, pero reducido a rito simple
bueno, Por nuestro Señor Jesu­
En ambas V ísp eras: cristo.
A n t . — Oh Doctor excelso, luz
de la santa Iglesia, bienaventu­
Día 18 de Junio
rado Basilio, amante de la ley
divina, ruega por nosotros al Hi­ San Efrén
jo de Dios, aleluya.
El V ersícu lo (como tambión el V e r ­
Diácono
sículo y la A n tífo n a de Laudes) se to­ Confesor y Doctor
man del Común de un Confesor P on ­
tífice. Doble, pero reducido a rito sim ple

E n ambas V ísp e ra s, la A n tífo n a O h


Oración Doctor excelso; el V ersícu lo (como tam ­
bién la A n tífo n a y el V ersícu lo de L a u
Q s suplicamos, Señor, que es­ des), del Com ún de un Confesor no P on ­
cuchéis la oración que os .di­ tífice. -

rigimos en la solemnidad del Oración


bienaventurado Basilio, vuestro
C o n flo r y Pontífice, y nos con­ Dios, que habéis querido
cedáis, por los méritos de aquel ilustrar a vuestra Iglesia con
que os ha servido tan fielmente, la admirable sabiduría y resplan­
decientes méritos de la vida del En ambas V ísperas y en Laudes, la
A n tífon a y el y . son del Común de
bienaventurado Efrén, vuestro V írgenes. .
Confesor y Doctor, os suplica­
mos rendidamente, que por su in­ Oración
tercesión, la defendáis con vues­
tro constante socorro de todas Q h Dios, que os dignasteis
las asechanzas del error y de la consolar milagrosamente por
perversidad. Por nuestro Señor medio del precioso cuerpo de
Jesucristo. vuestro Hijo, a la bienaventu­
rada Juliana, vuestra Virgen, en
Para la Conm emoración de los santos
M arco y M arceliano, M ártires: la extremidad de su dolencia,
E n V ísperas y en Laudes, la A n tífo ­ concedednos, os . rogamos, que
na y el V ersícu lo son del Común de
M ártires en el Tiem po Pascual. por sus méritos e intercesión sea­
mos también alimentados y con­
Oración fortados por este cuerpo divino
en la misma lucha de la muerte,
Q s suplicamos, omnipotente y llevados a la patria celestial.
Dios, que celebrando el na­ Por el mismo Señor.
cimiento a la vida eterna de Para la Conmemoración de los santos
vuestros santos Mártires Marco Gervasio y Protasio, M ártires:
En V ísperas y en Laudes, la A n tífo­
y Marceliano, por su intercesión na y el T . son del Común de M ártires
nos libremos de todos los males en el Tiem po Pascual.
que nos amenazan. Por nuestro
Señor Jesucristo. Oración

Q h Dios, que nos alegráis con


la anual solemnidad de vues­
Día 19 de Junio tros santos Mártires Gervasio y
Protasio, concedednos propicio,
Sta. Juliana de Falconieri que nos movamos a imitar i
Virgen aquellos de cuyos méritos nos re­
Doble, pero reducido a rito simple gocijamos. Por nuestro Señor.
Oficio de Difuntos
S e dice en el Coro el dia <le un entierro y tam bién en otros dias según, la
oportunidad del tiem po y la costum bre de las iglesias, en la form a sigu ien te:
las V isperas del O ficio de D ifu ntos, después de las V ísp e ra s del d ía ; M aitin es
y Laudes, después de las Laudes del día. Se com ienza inm ediatam ente después
del V ersícu lo Bendigam os al Señ or y A D ios gracias. N o se duplican las A n ­
tífonas a no ser en el día del entierro, en el día en que se ha recibido la n o­
ticia de la defu nció n, en los días tercero, séptimo y trigésim o después de la
muerte y en su aniversario (aun tomado éste en sentido lato), y siem pre que
este Oficio se celebre solemnemente. A l final de todos los Salm os se dice siem pre:
Dadles, Señor, * el descanso eterno. Y lu sca para ellos * la lu z perpetua. E s ­
tos V . y 3 . se d irán en plural aun cuando el O ficio sea para un solo difunto.

VISPERAS 4. Si te pones * a examinar.


Señor, nuestras maldades, ¿quién
Empiézase diciendo en secreto Padre­
nuestro y Avem aria. Pero si estas V is- podrá subsistir, oh Señor, en tu
peras se rezan inm ediatam ente después presencia?
de la conducción del cadáver a la igle­
sia y del Responso S ubven ite, o del Salm o 129, pág. 153.
Oficio del día, se com enzará absoluta­
mente por la A n tífo n a : 5. No deseches, * Señor, las
A n t . 1. Acepto seré al Señor obras de tus manos.
* en la región de los vivos. Salmo 137, pág. 181.
Salmo 114, pág. 102. y . Oí una voz del cielo que
2. ¡Ay de mí, Señor, * que me decía, 1^. Bienaventurados
mi destierro se ha prolongado! los muertos que mueren en^el
Salmo 119, pág. 103. Señor.
3. El Señor te preserve * de A n t . d e l M a g n i f . — Todo *
todo mal; guarde el Señor tu lo que me da el Padre, a mí ven­
alma. drá: y al que a mí viene no le
S alm o 120. párr. 103. rrKiré fuern. . .
La* preces siguientes se dicen de ro­ perdonar, os suplicamos humilde­
dillas. '
mente que no entreguéis en ma­
Padrenuestro, e n s e c r e t o , nos del enemigo, ni tengáis en
y . Y no nos dejes caer en perpetuo olvido, el alma de vues­
la tentación. Mas líbranos de tro siervo N. (de vuestra sierva
mal. N.), que habéis dispuesto salie­
Se reza el Salm o 145, pág. 170, ra hoy de este mundo; sino que
menos en el día de la defunción o
del entierro de un difunto, y siempre mandéis a vuestros ángeles qvi2
que el O ficio se reza con rito doble, es la reciban, y la lleven a la pa­
decir, duplicando las A n tífon as. A con­
tinuación se dicen los versículos si­ tria del paraíso celestial, para
guientes : que, pues creyó y esperó en, Vos,
y . De las puertas del infier­ no padezca las penas del infierno,
no. 1$. Libra, Señor, su alma sino que entre en la posesión de
( o sus almas). los bienes eternos. Por nuestro.
y . Descanse en paz ( o des­
cansen en paz). IJ. Así sea. E n e l d ía te r c e r o , s é p t im o y tri­
y . Señor, oíd mi oración. FJ. g é sim o d e l en tierro
Y mi plegaria llegue a Vos.
y . El Señor sea con vos­ Oración
otros. 1$. Y con tu espíritu.
Q s rogamos, Señor, que os dig­
O icese la oración correspondiente de néis admitir en la compañía
entre las que sigu en ; y después D ad­
les, S eñ o r, etc., como más abajo se de vuestros Santos y elegidos el
pone. alma de vuestro siervo N. (de
vuestra sierva N.), de cuya se­
E n el d ía d el en tierro
pultura celebramos hoy el día
tercero ( o séptimo, o trigésimo),
Oración
y que derraméis sobre ella el pe­
/'"js rogamos, Señor, perdonéis renne rocío de vuestra misericor-
el alma de vuestro siervo lía. Por nuestro Señor.
N. (vuestra sierva N.), a fin de
que viva para Vos, habiendo E n el d ia d e l a n iv ersa rio
muerto para el siglo; y, por la
indulgencia de vuestra /piedad Oración,
misericordiosísima, limpiadla do / ^ h Dios, Señor de las miseri­
los pecados que cometió por fra- cordias, conceded al alma de
. gilidad de la carne mientras vi­ vuestro siervo N. ( o vuestra sier­
vió entre los hombres. Por nues­ va N., fl a las almas de vuestros
tro Señor Jesucristo. siervos y siervas), de cuya muer­
O bien esta o tra:
te celebramos hoy el aniversario,
el lugar del refrigerio, la bien­
. Oración
aventuranza del descanso y la
/"\ h Dios, de quien es propio te­ claridad de la eterna luz. Por
ner siempre misericordia y | nuestro Señor Jesucristo.
P o r un S u m o P o n tífic e d ifu n to Por un Cardenal Diácono que no esté
ordenado Presbítero, dígase la oración
Inclinad. Señor, puesta más abajo, mo­
Oración dificándola de la siguiente m anera:
...para que el alma de vuestro
Dios, que por inefable dis­
siervo N., Cardenal Diácono,
posición vuestra quisisteis
que mandasteis saliera de este
contar a vuestro siervo N. entre
siglo, etc.
los sumos Sacerdotes: conceded
os rogamos, que aquel que en la P o r un S a ce rd o te d ifu n to
tierra era Vicario de vuestro Uni­
Oración
génito Hijo, sea admitido en la
compañía de vuestros santos O h
Dios, que entre los Sacer­
Pontífices. Por el mismo Señor dotes apostólicos hicisteis
nuestro Jesucristo. brillar a vuestro siervo N. ( o a
vuestros siervos N. N.) con la
P o r u n O b isp o d ifu n to dignidad sacerdotal, concededle
(concededles), os rogamos, que
Oración sea también admitido (que sean
también admitidos) en su com-
/'"Ih Dios, que entre los Sacer­
también admitidos) en la eterna
dotes apostólicos hicisteis compañía de los santos sacerdo­
brillar a vuestro siervo N. ( o a tes y apóstoles. Por nuestro.
vuestros siervos N. N .) con la O bien esta o tra:
dignidad pontificia, concededle
/ ^ s rogamos, Señor, que el al­
(concededles) que sea también
ma de vuestro siervo N.,
admitido (sean también admi­
Sacerdote, a quien aquí en la
tidos) perpetuamente en su com­
tierra honrasteis con los sagrados
pañía. Por nuestro Señor Je­
ministerios, goce siempre en la
sucristo.
S i es por un Cardenal Obispo d i­
gloria celestial. Por nuestro Se­
funto, cambíese así la precedente ora­ ñor Jesucristo.
ción:
...hicisteis brillar a vuestro P o r u n d ifu n to
siervo N., Cardenal Obispo, con
Oración
la dignidad pqntificia...
Si es por un Cardenal Presbítero Señor, vuestro oído
In c lin a d ,
(Obispo) difunto, cambíese asi: * a nuestras preces, con las
...hicisteis brillar a vuestro que suplicantes imploramos vues­
siervo N., Cardenal Presbítero, tra misericordia, para que esta­
con la dignidad pontificia... blezcáis el alma de vuestro sier­
P or un Cardenal Presbítero o D iá ­ vo N., que mandasteis saliera de
cono (Sacerdote) d ifu n to , cambíese así: este siglo, en la región de la luz
...hicisteis brillar a vuestro y de la paz y mandéis sea admi­
siervo N., Cardenal Presbítero tida en la compañía de vuestros
Diácono con la dignidad sacer­ Santos. Por nuestro Señor Jesu­
dotal... cristo.
P o r u n a d ifu n ta des, y donde los vea, dígase los veamos.
Por el padre solamente, dígase: del
alma de mi padre, o nuestra padre.
Oración Por la madre solamente, dígase: del
alma de mi madre, o nuestra madre.
/^ s rogamos, Señor, que por
vuestra piedad tengáis mise­ E n el O ficio de D ifu n to s,
ricordia del alma de vuestra d u ra n te el añ o
sierva, y que, habiendo ya que­
dada libre del contagio de la Oración
mortalidad, le concedáis ser par­ Dios, que admitisteis entre
tícipe de la eterna salvación. Por vuestros apóstoles y sacer­
nuestro Señor Jesucristo. dotes a vuestros siervos, eleván­
dolos a la dignidad pontificia o
P o s l o s h e r m a n o s , p a r i e n t e s y sacerdotal, concededles, os roga­
b ien h ech o res d ifu n to s mos, que sean admitidos a par­
ticipar de su suerte eterna.
Oración
Dios, otorgador de perdón
f 'l H Dios, otorgador de perdón y amador de la salvación hu­
y amador dei la salvación mana, rogamos a vuestra clemen­
humana, rogamos a vuestra cle­ cia que, por la intercesión de la
mencia que, por la intercesión de bienaventurada siempre Virgen
la bienaventurada siempre Virgen María y de todos vuestros San­
María y de todos vuestros San­ tos, concedáis ser partícipes de la
tos, concedáis ser partícipes di eterna bienaventuranza a los her­
la eterna bienaventuranza a los manos de nuestra comunión, pa­
hermanos, parientes y bienhecho­ rientes y bienhechores que salie­
res de nuestra comunión, que sa­ ron de este siglo.
lieron de este siglo. Por nuestro Dios, criador y redentor de
Señor Jesucristo. todos los fieles, conceded el
perdón de los pecados a las al­
P o r e l p a d r e y la m a d r e mas de vuestros siervos y sier-
Oración vas, para que, por medio de sú­
plicas piadosas, consigan la in­
r*H Dios, que nos mandasteis dulgencia que siempre desearon.
honrar al padre y a la ma­ Vos que vivís y reináis con Dios
dre, apiadaos clemente de las al­ Padre, en unidad del Espíritu
mas de mi padre y de mi madre, Santo, Dios, por todos los siglos
y perdonad sus pecados; y haced de los siglos.
que los vea en el gozo de la eter­ R . Así sea.
na claridad. Por nuestro Señor y . Dadles, Señor, el descan­
Jesucristo. so eterno. IJ. Y luzca para ellos
Cuando son varios los que ofrecen el la eterna luz.
O ficio por s’us padres, se dice la y . Descansen en paz. I£. Así
misma oración ; mas donde dice mi pa­
dre y mi madre, dígase nuestros pa- sea.. r*
Siempre que estos M aitines no se lástima de mí, Señor,
en
recen inmediatamente después de la
conducción del cadáver a la iglesia y ya que mis días son na­
del Responso Su bven ite, o de los M a i­
tines y Laudes del dia, dígase en
S i .5 da. ¿Qué es el hombre
secreto Padrenuestro, Avem aria y C re­ para que tú hagas de él tanto
do; de lo contrario se empieza absolu­ caso o para que se ocupe de él
tamente por el Invitatorio o por la A n ­
tífona del Nocturno.
tu corazón? Visitaste al rayar el
E l siguiente Invitatorio se dice siem ­ alba y de repente le atribulas.
pre en el Oficio de D 'fu n to s cuando
se rejan los tres N octurnos, aun qu :
¿Hasta cuándo me has de negar
sea con rito semidoble, o un solo N oc­ tu compasión, sin permitirme res­
turno, pero con rito doble. En los de­ pirar o tragar siquiera mi saliva?
más casos se omite. ■
Los Nocturnos que a continuación Pequé, Señor; mas ¿qué haré yo
se ponen pueden decirse todos o bien para aplacarte, observador de los
uno solo, pero de m anera que el domin­
go, lunes y jueves se diga el primero, el hombres? ¿Por qué me has pues­
m artes y viernes el segundo, y el m iér­ to por blanco de tus enojos, tanto
coles y sábado el tercero. E n el día del
entierro, se dice siem pre el p rim e ro .1 que ya me hecho intolerable a
mí mismo? ¿Por qué no perdo­
I n v i t a t o r i o .— Al Rey, por quién
nas todavía mi pecado, y por qué
viven todos los seres, * Venid
adorémosle. no borras mi iniquidad? Mira que
S a l m o 9 4 . — Venid, alegrémo­ ya voy a dormir en el polvo, y.
nos, pág. 3. cuando mañana me busques, ya
no existiré.
I NOCTURNO Las Lecciones term inan sin M a s V os,
oh Señor, ni n inguna otra conclusión.
D o m in g o , lu n e s y ju e v e s R . Creo que vive mi Reden­
tor, y que yo he de resucitar de
A n t . 1. Haz que sea recto. * la tierra en el último día; * Y en
Señor Dios mío, ante tus ojos, esta mi carne veré a Dios mi
mi camino. Salvador, y . A quien he de ver
Salmo 5, pág. 90.
yo mismo en persona y no por
2. Vuélvete a mí. * Señor, v medio de otro, y a quien contem­
libra mi alma, porque en murien­ plarán los mismos ojos míos. Y
do ya ño hay quien se acuerde en esta mi carne.
de ti.
Salmo 6, pág. IOS.
Lección II Iob, .10^ 1-7
3. No sea que alguno * cual
león, arrebate tal vez mi alma, me causa ya el vivir. Sol­
T 'e d i o
sin que haya nadie que me libre taré mi lengua, aunque sea
y me ponga en salvo. contra mí; hablaré en medio de
Salmo 7, pág. 106. la amargura de mi alma. Le diré
y . De las puertas del infier­ a mi Dios: Renuncia a conde­
no. 1$. Librad, Señor, sus almas narme; manifiéstame por qué me
Padrenuestro, t o d o e n s e c r e t o . | juzgas de esta suerte. ¿Podrá,
acaso, jamás ser de tu agrado el juzgar la tierra, ¿dónde me es­
que me entregues a la calumnia, conderé de la faz de vuestra ira?
y el oprimirme, siendo yo la * Porque muchisimo pequé du­
obra de tus manos, y el cooperar rante mi vida, y . Mis delitos me
a los designios de los impíos? dan pavor y me avergüenzo de­
¿Por ventura son tus ojos de lante de Vos; cuando viniereis a
carne? ¿O miras tú las cosas co­ juzgar, no me condenéis. Por­
mo las mira el hombre? ¿Son que muchísimo pequé durante mi
acaso tus días como los días del vida. IJ. Dadles, Señor, el des­
hombre, o tus años semejantes canso eterno, y luzca para ellos
a los años humanos, para que ha­ la eterna luz. Porque muchísi­
yas de ir inquiriendo mis malda­ mo pequé durante mi vida.
des, y averiguando mis pecados, Cuando se reza un solo Nocturno
siguen inmediatamente las Laudes.
sabiendo, como sabes, que no he Cuando en el dia del entierro no se
cometido maldad alguna, y que rezan Laudes, después del tercer B. se
dice el Padrenuestro y las Preces como
no hay nadie que pueda librarme en V ísperas.
de tus manos?
1^. Vos que resucitasteis del II NOCTURNO
sepulcro a Lázaro ya hediondo, * M a r t e s y viern es
Dadles, Señor el descanso y el
lugar de indulgencia, y . Vos, que A n t . 1. El me ha colocado
habéis de venir a juzgar a vivos * en lugar de pastos.
y muertos y al siglo con fuege Salm o 22, 'pág. 173.
Dadles, Señor. 2. Echa, Señor, * en olvido
los delitos de mi juventud y mis
necedades.
Lección III Iob, 10, S-12
Salm o 24, pag. 121.
'T 'u s manos, Señor, me forma­ 3. Espero que veré * los bie­
ron; ellas coordinaron todas nes del Señor en la tierra de los
las partes de mi cuerpo, ¿y tan vivientes.
de repente quieres despeñarme? Salm o 26, pág. 96.
Acuérdate, te ruego, que me for­ y . Colóquelos el Señor con
maste como de una masa de ba­ los príncipes. R . Con los prín­
rro, y que me has de reducir a cipes de su pueblo.
polvo. ¿No es así, que tú me for­ Padrenuestro, t o d o e n s e c r e t o .
maste, como de la leche cuajada
y exprimida se forma el queso ? Lección IV Iob, 13, 22-23
Vestísteme de piel y carne, y
con huesos y nervios me organi­ S*ñor, cuántas
u é stra m e ,
zaste. Me diste vida, y usaste maldades y pecados ten­
conmigo de misericordia, y tu vi­ go, cuáles son mis crí­
sitación ha conservado mi espíri­ menes y delitos. ¿Por qué me •
tu. ocultas tu rostro, y me conside­
Ijí. Señor, cuando viniereis a ras comQ enemigo tuyo? Contra
una hoja, que lleva el viento, ha­ 1$. ¡Ay de mí, Señor! por­
ces alarde de tu poderío y per­ que muchísimo pequé durante mi
sigues una paja seca; puesto que vida. ¿Qué haré, miserable? ¿A
decretas contra mí tan amargas dónde huiré sino a Vos, Dios
penas, y quieres consumirme por mío? * Tened misericordia de mí
los pecados de mi mocedad. Has cuando viniereis en el último día.
metido mis pies como en un ce­ y , . Mi alma está turbada en
po; has observado todas mis ac­ gran manera; mas Vos, Señor,
ciones y notado mis pisadas o socorredla. Tened misericordia de
procederes; siendo así que he de mí cuando viniereis en el último
quedar reducido a podre, y ser día.
como una ropa roída por la po­
lilla. Lección VI Iob, 14, 13-16
IJ. Acordaos de mí, oh Dios
mío, que mi vida es un soplo. * Q h , quién me diera que me
Ni me verá más humana vista. guarecieses y escondieses en
y . Desde lo más profundo cla­ el sepulcro hasta que pase tu fu­
mé a Vos, oh Señor; oíd Señor, ror, y me señalases el plazo- en
benignamente mi voz. Ni me que te has de acordar de mil
verá. Mas ¿acaso ha de volver a vi­
vir un hombre ya muerto? Sí, y
Lección V Iob, 14, 1-6 por eso en la guerra continua en
que me hallo, estoy esperando
Th l hombre nacido de mujer vi­ siempre aquel día en que vendrá
ve corto tiempo y está ates­ mi mudanza. Entonces me llama­
tado de miserias. El sale como rás, y yo te responderé: alarga­
una flor, luego es cortado y se rás la diestra a la obra de tus
marchita; huye y desaparece co­ manos. Es verdad que tú tienes
mo sombra, y jamás permanece contados todos mis pasos, mas
en un mismo estado. ¿Y tú te perdóname, oh Señor, mis peca­
dignas abrir tus ojos sobre un ser dos.
semejante, y citarle a juicio con­ Ijí. No os acordéis, Señor, de
tigo? ¿Quién podrá volver puro mis pecados, * Cuando viniereis
al que de impura simiente fué a juzgar al siglo con el fuego, y .
concebido? ¿quién sino tú sólo? Haced que sea recto, Señor Dios
Breves son los días del hombre; mío, ante vuestros ojos mi ca­
tú tienes contado el número de mino. Cuando vinieres a juz­
sus meses; señalástele los térmi­ gar al siglo con el fuego. 1$. D ad­
nos dé su vida, más allá de los les, Señor, el descanso eterno, y
cuales no podrá pasar. Retírate, luzca para ellos la eterna luz.
pues, un poquito de él, para que Cuando viniereis a juzgar al si­
repose mientras llegue su día de­ glo con el fuego.
seado, como el día de descanso Cuando se reza un solo N octurno,
' al jornalero. vienen inm ediatam ente las Laudes. ■
gusanos: Vosotros sois mi madre
M ié r c o le s y sá b a d o y mi hermana. Según esto, ¿qué
esperanza es la que me queda?
A n t . 1. ¡Oh! plegue * a ti, ¿y quién es el que toma en con­
Señor, el librarme; vuelve a mí sideración mi paciencia?
tus ojos para socorrerme. 1$. A mí, que peco cada día
Salmo 39, pág. 122. y no hago penitencia, el temor
2. Sana mi alma, Señor, * de la muerte me conturba; *
porque pequé contra ti. Porque en el infierno no hay re­
Salm o 40, pág. 124. dención ninguna, apiadaos de mí,
3. Sedienta está * mi alma oh Dios, y salvadme, y . Salvad­
del Dios vivo. ¡Cuándo será que me, oh Dios, por vuestro nom­
yo llegue, y me presente ante la bre, y defendedme con vuestro
faz del Señor! poder. Porque.
Salm o 41, pág. 125.
y . No entreguéis a las bes­ Lección VIH Iob, 19, 20-27
tias las almas de los que os ala­
ban. ] ). Y no os olvidéis para huesos, consumidas ya las
siempre de las almas de vuestros carnes, están pegados a mi
pobres. piel; y sólo me han quedado los
Padrenuestro, t o d o e n s e c r e t o . labios en torno de mis dientes.
Compadeceos de mí, a lo menos
Lección VII Iob, 17, 1-3; 11-15 vosotros que sois mis amigos,
compadeceos de mí, ya que la
i espíritu se va extenuan­ mano del Señor me ha herido.
do; acórtanse mis días, y ¿Por qué me perseguís vosotros
sólo me resta el sepulcro. como si estuvieseis en lugar da
Y o no he delinquido, y, con todo, Dios, y os cebáis en mis carnes?
mis ojos no ven sino amarguras. ¡Oh! ¡quién me diera que las
Líbrame, oh Señor, y ponme a palabras que voy a proferir se
tu lado, y pelee contra mí la quedasen escritas! ¡Quién me
mano de quienquiera. Mas ¡ay! diera que se imprimiesen en li­
huyéronse mis días felices; disi­ bro, con punzón de hierro, y .se
páronse como humo todos mis esculpiesen en planchas de plo­
designios, dejando en tormento mo o con el cincel se grabasen
mi corazón. Ellos han convertido en pedernal! Porque yo sé qu¿
para mí la noche en día, y des­ vive mi Redentor, y que yo há
pués de las tinieblas espero que de resucitar del polvo de la tie­
de nuevo venga la luz. Aun cuan­ rra en el último día, y de nuevo
do yo sufra con paciencia, el se­ he de ser revestido de esta piel
pulcro será luego mi casa, y tengo mía, y en esta mi carne veré a
ya preparado mi lecho en las ti­ mi Dios. A quien he de ver yo
nieblas. He dicho a la podredum­ mismo en persona y no por me­
bre: Tú eres mi padre, y a los dio de otro, y a quien contem-
piarán los mismos ojos míos. Es­ penando en las tinieblas. —
ta es la esperanza que en mi pe­ \’r. Dadles, Señor, el descanso
cho tengo depositada. eterno; y luzca para ellos la eter­
R . Señor, no me juzguéis na luz. A los que estaban.
según merecen mis obras; nada El Responsorio que sigue se dice en
digno he hecho en vuestra pre­ lugar del precedente, cuando se han
dicho los tres N octurnos.
sencia; por esto ruego a vuestra
Iy. Libradme, Señor, do la
majestad, * Que Vos, oh Dios,
muerte eterna, en aquel tremen­
borréis mi pecado, y . Lavadme
do día, * En que serán conmovi­
más y más, Señor, de mi injus­
dos los cielos y la tierra. Cuando
ticia, y limpiadme de mi delito.
viniereis a juzgar al siglo con el
Que Vos.
fuego, y . Temblando estoy y
temo, mientras llega el juicio, y
Lección IX Iob, 10, 18-22 Ja ira venidera. En que serán
D o r qué me sacaste del vientre conmovidos los cielos y la tierra.
. de mi madre? Ojalá hubiera y . Día aquél, día de ira, de ca­
yo perecido antes que ojo mortal lamidad y miseria, día grande y
me viera. Me habrían trasladado amargo sobremanera. — Cuando
del seno materno al sepulcro, co­ viniereis a juzgar al siglo Qon el
mo si no hubiese existido ¿Por fuego, y . Dadles, Señor, el des­
ventura no se acabará en breve canso eterno; y luzca para ellos
el corto número de mis días? la eterna luz. — Libradme, Se­
Déjame, pues, lamentarme de mi ñor. de la muerte eterna, en
dolor por un momento, antes aquel tremendo día en que serán
que yo me vaya allá de donde no conmovidos los cielos y la tierra
volveré, a aquella tierra tene­ cuando viniereis a juzgar al siglo
brosa y cubierta de las sombras con el fuego.
S i los M aitin es, de uno o de tres
de la muerte. Tierra de miseria y N octurnos, en la recitación p rivada, se
de tinieblas, en donde tiene su separan de Laudes, después del ú l­
timo Responsorio añádase:
asiento la sombra de la muerte,
y donde todo está sin orden y en y . Señor, oíd mi oración.
un horror sempiterno. I}. Y mi plegaria llegue a Vo
E l siguiente Responsorio se reza Luego se dice la oración (u oracio­
cuando se dice sólo este tercer N oc­ nes) como en V ísp era s (pág. 1259 y s i­
turno. guientes) añadiendo:

1^. Libradme, Señor, de los y . Dadles, Señor, el descan­


caminos del infierno, Vos que so eterno. í£. Y luzca para ellos
rompisteTs las puertas de acero, la luz eterna.
y visitasteis el infierno, y disteis y . Descansen en paz. 1^.
vuestra luz, para que os vieran, * Amén.
A los que estaban penando en E n este caso, al rezar las Lau des,
tinieblas, y . Levantaban la voz después de recitar en secreto Padre-
diciendo: Ha venido ya nuestro nutro y Avem aria se em pezará absolu­
tamente por la A n tífon a S e recrearán
Redentor. —^ A los que estaban en el Señor,
Pero si en el rezo público o en el cer: * el Señor, como un león,
privado se omiten absolutamente las
Laudes, después del último Responsorio, había quebrantado todos mis
se dirán las Preces que *e ponen m is huesos.
abajo al fin de Laudes, pág. 1268 y
siguientes. De la mañana a la noche pon­
dréis fin a mi vida. * Gritaba
LAUDES yo como un pollito de golondri­
na, gemía como paloma.
Se comienza absolutamente por: Debilitáronse mis ojos * de
A n t . 1. Se recrearán en el mirar a lo alto.
Señor * mis huesos humillados. Mi situación, Señor, es violen­
Salm o 50, pág. 59. ta: toma a tu cargo mi defensa.
2. Oíd, Señor, * mí oración. * Mas ¿qué diré yo? ¿Cómo me
A Vos vendrán todos los mor­ tomará él bajo su patrocinio
tales. cuando él mismo es el que ha
Salm o 64, pág. 141. hecho esto?
3. Protegido me ha * vuestra Repasaré delante de ti con
diestra, oh Señor. amargura de mi alma * todos los
Salm o 62, pág. 55.
años de mi vida.
Oh Señor, si esto es vivir, y
4. De las puertas del infierno,
en tales apuros se halla la vida
* librad, Señor, mi alma.
de mi alma, castígame y vivifí­
came. * Ved cómo se ha cambia­
C á n t ic o de E zequ tas
do en paz mi amarguísimo dolor
Is., 38, 10-20 Y tú, oh Señor, has librado de
la perdición a mi alma: * has
D ije yo: A la mitad de mis arrojado tras de tus espaldas to­
días * entraré por las puer­ dos mis pecados.
tas del sepulcro. Porque no te bendecirán los
Privado me veo del resto de sepulcros, ni te alabará la muer­
mis años. * Y a no veré yo al te; * no esperarán en tu fidelidad
Señor Dios, dije, en la tierra de los que bajan a la tumba.
los que viven. Los vivos, Señor, los vivos
No veré más a hombre alguno, son los que te han de tributar
* ni a los que morarán en paz. alabanzas, como hago yo en este
Se me quita el vivir, y se va día: * el padre anunciará a sus
a plegar mi vida, * como se hace hijos tu fidelidad.
con la tienda de un pastor. Oh Señor, sálvame, * y canta­
Cortada ha sido mi vida, como remos nuestros salmos en el tem­
tela por el tejedor; mientras la plo del Señor todos los días do
estaba aún urdiendo, él me la ha nuestra vida.
cortado: * de la mañana a la A n t . 4. De las puertas del in­
noche acabarás conmigo, oh fierno, * librad, Señor, mi alma.
Dios mío. A n t . 5. Empléese todo espíri­
Esperaba yo hasta el amane-: tu * en alabar a Dios.
Salmo 150, pág. 225. Las preces siguientes se dicen de
V . Oí una voz del cielo que rodillas.
me decía: ]*. Bienaventurados Padrenuestro, e n s e c r e t o h a s t a
Jos muertos que mueren en el Se­ y . Y no nos dejes caer en la
tentación. . Mas líbranos de mal.
ñor.
A n t . d e l B e n e d .— Yo soy * la Salmo 129, pág. 155.
E ste Salm o se omite el día de la
resurrección y la vida: el que Conmemoración de los F ieles D ifuntos,
cree en mí, aunque hubiere muer­ el día de la muerte o del entierro de
un difunto, y siempre que el Oficio se
to, vivirá; y todo el que vive y re ía con rito doble.
cree en mí no morirá para siem­ Dícense las Preces y oración co­
rrespondiente, como en V ísp eras, pá­
pre. gina 1259 y sigs.

Salmos Graduales

Si se rezan en elCoro, se dicen antes de los M aitines del d ía ; fuera del


Coro, en el momento más oportuno.
Los cinco primeros son los Salm os 119 , 120 y 121 (págs. 103-104); 122 y
123 (págs. 127-128).
N o se terminan por el Ciaría al Padre; mas al final del últim o, se dice:
Dadles, Señor, el descanso eterno. Se principian absolutam ente, sin A n tífon a.
A l term inarlos, se dice de rodillas:

Padrenuestro, e n s e c r e t o h a s t a D espués de esta O ración , se dicen


inmediatamente otros cinco Salm os .Gra­
y . Y no nos dejes caer en duales, con Gloria al Padre al fin de
la tentación. R . Mas líbranos cada uno. Son los siguien tes: Salm o
124, 125 y 126 (págs. 128-129), 127 y
de mal. 128 (pág. 154).
y . De las puertas del infier­ Luego se dice de rodillas:
no. IJ . Librad, Señor, sus almas. Señor, tened piedad de nos­
y . Descansen en paz. I£. otros. Jesucristo, tened piedad de
Amén. nosotros. Señor, tened piedad de
y„ Señor, oíd mi oración. nosotros.
1$. Y llegue mi plegaria a Vos.
Padrenuestro, e n s e c r e t o h a s t a
y . El Señor sea*con vos­
otros. 1$. Y con tu espíritu. y . Y no nos dejes caer en
la tentación. Mas líbranos
Oración de mal.
Q s suplicamos, Señor, que li­ y . Abordaos, Señor, de
bréis las almas de vuestros vuestra congregación. A la
siervos y siervas y de todos los que poseisteis desde el principio.
fieles difuntos, de todos los víncu­ y . Señor, oíd mi oración.
los de sus pecados, para que en I>. Y mi plegaria llegue a Vos.
la gloria de la resurrección v i­ y . El Señor sea con vos­
van en compañía de vuestros San­ otros.
tos y Elegidos. Por Jesucristo. ]$. Y con tu espíritu.
’f
O ración Padrenuestro, e n s e c r e t o h a s t a ,
y . Y no nos dejes caer en
h Dios, de quien es pro­
la tentación. JJ. M as líbranos
pio compadecerse siem­ de mal.
pre y perdonar; atended y . Salvad a| vuestros sier­
a nuestras súplicas, a fin de que vos. I£. Que en Vos esperan,
nosotros y todos vuestros siervos Dios mío.
nos veamos libres por la desig­ y . Señor, oíd mi oración,
nación de vuestra clemente mi­ r j. Y mi plegaria llegue a Vos.
sericordia, de la cadena de nues­ y . E l Señor sea con vos­
tros pecados. Por Cristo Señor otros. Y con tu espíritu.
nuestro,
r j. Amén.
O ración
D esp u és de esta O ra c ió n se dicen
in m ed iatam en te otros cinco S alm o s G ra
d u a le s, con G loria al P a d r e al fina! Señor, a vuestros
( '" 'o n c e d e d ,
de cada uno. Son los sig u ie n te s: S a l­ siervos y siervas el celeste
mos 129, 130 y 131 (p á g. 1 5 5 ) ; 132
(p á g. 179 ), y 133 (pág. 78). auxilio de vuestra diestra, para
L u e g o se dice de ro d illa s: que os busquen con todo su co­
Señor, tened piedad de no3' razón, y merezcan obtener lo que
otros. Jesucristo, ‘tened piedad os piden con las debidas disposi­
de nosotros. Señor, tened piedad ciones. Por Cristo Señor nuestro.
de nosotros. I>. Amén. -
Los siete Salmos Penitencíales
con las Letanías
Si ?e rezan en el Coro, conviene recitarlos de rodillas, después de M aitin es y
Laudes de! dia, a continuación del Bónedicám us D óm ino; D eo grátias. F u era del
Coro se dirán en el momento más oportuno.
En cuanto a las L etan ías, cuando en la F iesta de san M arcos y en los tres
dias anteriores a la A scen sión se han de decir sin los Salm os P en iten ciales,
según se ha indicado en los lugares correspodientes, donde no se celebra Procesión
dicen en el Coro de rodillas, después de M aitines y Lau des del d ía, a con tin ua­
ción del Bettedicámus D óm ino; Deo grátias. F u era del Coro se d irán en el mo­
mento más oportuno. P ero ni en el Coro ni fu era de él pueden anticip arse r e ­
zándolos en la vigiUa.

A n t í f o n a .— No os acordéis, * Señor, de nuestros delitos o de los


de nuestros padres, y no os venguéis de nuestros pecados.
Los Salm os penitenciales son los siguientes: 6, pág. IOS; 31, pág. 100; 37, p á ­
gina 113 : 50, pág. 59: 101, pág. 232; 129, pág. 15S; 142, pág. 194.

LETAN IAS Dios Hijo Redentor del mundo.


ten misericordia de nosotros.
Se dicen en la F iesta de san M a r­ Dios Espíritu Santo, ten miseri­
cos y en los tres días de Rogaciones.
cordia de nosotros.
Señor, tened piedad de nosotros. Santa Trinidad, un solo Dios, ten
Jesucristo, tened piedad de nos­ misericordia de nosotros.
otros. Santa María, ruega por nosotros.
Señor, tened piedad de nosotros. Santa Madre de Dios, ruega.
Jesucristo, óyenos. Santa Virgen de las vírgenes,
Jesucristo, escúchanos. ruega
Dios Padre celestial, ten miseri­ San Miguel, ruega.
cordia de nosotros. San Gabriel, ruega.
San Rafael, ruega. San Jerónimo, ruega.
Todos los santos Angeles y Ar­ San Martín, ruega.
cángeles, rogad por nosotros. San Nicolás, ruega.
Todos los santos coros de los E s­ Todos los santos Pontífices v
píritus bienaventurados, rogad. Confesores, rogad.
San Juan Bautista, ruega. Todos los santos Doctores,
San José, ruega rogad,
Todos los santos Patriarcas y San Antonio, ruega.
Profetas, rogad. San Benito, ruega.
San Pedro, ruega. San Bernardo, ruega.
San Pablo, ruega. Santo Domingo, ruega.
San Andrés, ruega. San Francisco, ruega.
Santiago, ruega. Todos los santos Sacerdotes y
San Juan, ruega. Levitas, rogad.
Santo Tomás, ruega, Todos los santos Monjes y Er­
San Felipe, ruega mitaños, rogad.
San Bartolomé, ruega Santa María Magdalena, ruegj.
San Mateo, ruega Santa Agueda, ruega.
San Simón, ruega. Santa Lucía, ruega,
San Tadeo, ruega Santa Inés, ruega.
San Matías, ruega. Santa Cecilia, ruega.
San Bernabé, ruega Santa Catalina, ruega.
San Lucas, ruega Santa Anastasia, ruega.
San Marcos, ruega. Todas las santas Vírgenes y Viu­
Todos los santos Apóstoles das, rogad
Evangelistas, rogad. Todos los Santos y Santas de
Todos los santos Discípulos del Dios, interceded por nosotros..
Señor, rogad Sénos propicio, perdónanos, Se­
Todos los santos Inocentes, ñor.
rogad. Sénos propicio, óyenos, Señor.
San Esteban, ruega De todo mal, líbranos, Señor.
San Lorenzo, ruega De todo pecado, líbranos.
San Vicente, ruega. De tu ira, líbranos.
Santos Fabián y Sebastián, rogad De muerte súbita e imprevista,
Santos Juan y Pablo, rogad líbranos.
Santos Cosme y Damián, rogad De las asechanzas del demonio.
Santos Gervasio y Protasio, líbranos
rogad De toda ira, odio y mala volun­
Todos los santos Mártires, tad, líbranos
rogad Del espíritu de fornicación,
San Silvestre, ruega líbranos.
San Gregorio, ruega Del rayo y de la tempestad,
San Ambrosio, ruega líbranos.
San Agustín, ruega. Del azote del terremoto, líbranos.
De peste, hambre y guerra, Iglesia, y todos los infieles a
líbranos. la luz del Evangelio,
De la muerte eterna, líbranos. rogárnoste.
Por el misterio de tu santa En­ Que te dignes confortar y con­
carnación, líbranos. servar a nosotros mismos en tu
Por tu venida, líbranos. santo servicio, rogárnoste.
Por tu Natividad, líbranos. Que eleves nuestros corazones a
Por tu bautismo y santo ayune. desear las cosas celestiales,
líbranos. rogárnoste.
Por tu Cruz y Pasión, líbranos. Que recompenses a todos nues­
Por tu muerte y sepultura, tros bienhechores con los bie­
líbranoj. nes eternos, rogárnoste.
Por tu santa Resurrección, Que libres nuestras almas, las de
líbranos. nuestros hermanos, parientes y
Por tu admirable Ascensión, bienhechores, de la eterna con­
líbranos. denación, rogárnoste.
Por la venida del Espíritu Santo Que te dignes darnos y conser­
consolador, líbranos. varnos los frutos de la tierra,
En el día del juicio, líbranos. rogárnoste.
Nosotros, pecadores, rogárnoste Que a todos los fieles difuntos te
que nos oigas. dignes concederles el descanso
Que nos perdones, rogárnoste. eterno, rogárnoste.
Que uses de indulgencia con nos­ Que te dignes escucharnos,
otros, rogárnoste. rogárnoste
Que te dignes conducirnos a ver­ Hijo de Dios, rogárnoste.
dadera penitencia, rogárnoste Cordero de Dios, que quitas los
Que te dignes regir y conservar pecados del mundo, perdóna­
tu santa Iglesia, rogárnoste. nos, Señor.
Que te dignes conservar la Au­ Cordero de Dios, que quitas los
toridad apostólica y la jerar­ pecados del mundo, óyenos,
quía eclesiástica en tu santa Señor.
religión, rogárnoste. Cordero de Dios, que quitas los
Que te dignes humillar a los ene­ pecados del mundo, ten mise­
migos de la santa Iglesia, ricordia de nosotros.
rogárnoste. Jesucristo, óyenos.
Que a los reyes, y principes cris­ Jesucristo, escúchanos.
tianos te dignes conceder una Señor, ten piedad de nosotros.
verdadera paz y concordia, Jesucristo ten piedad de nos­
rogárnoste otros.
Que a todo el pueblo cristiano te Señor, ten piedad de nosotros.
dignes conceder paz y unión, Padrenuestro, e n s e c r e t o h a s t a
rogárnoste. ' y . Y no nos dejes caer en
Que té dignes conducir todos los la tentación. R . Mas líbranos de
disidentes a la unidad de la mal.
hacen bien por tu nombre, con la
vida eterna. Así sea.
Q h Dios, atiende a mi soco­ V'. Oremos por los fieles di­
rro; * Señor, apresúrate a funtos. IJ. Concédeles, oh Señor,
ayudarme. el descanso eterno; y brille para
Corridos y avergonzados que­ ellos ¡a luz perpetua.
den * los que buscan mi alma. y . Descansen en paz. 11
Arrédrense y confúndanse, * Así sea.
los que me desean males. y . Por nuestros hermanos
Sean puestos en vergonzosa fu­ ausentes. I£. Salva a tus siervos,
ga, * los que me dicen insultán­ Dios mío, que esperan en ti.
dome: ¡Dale! ¡Dale! y . Envíales, Señor, el auxi­
Regocíjense, y alégrense en t¡ lio desde tu santuario. í£. Y
todos los que te buscan; * y di­ desde Sión defiéndelos.
gan siempre los que te aman: y . Señor, oíd mi oración.
Engrandecido sea el Señor. I*. Y mi plegaria llegue a Vos.
Yo, por mí, menesteroso y po­ y . El Señor sea con vos­
bre soy: * Señor, ayúdame. otros. I£. Y con tu espíritu.
Ayudador mío, y amparador
mío eres tú: * Señor, no te re­ Oración
tardes.
J^ ios, de quien es propio tenei
Gloria al Padre. Como era. siempre misericordia y per­
y . Salvad a vuestros siervos. donar, recibe nuestra depreca­
1$. Que en Vos esperan, Dios ción; para que nosotros, y todos
mío. tus siervos a quienes sujetan las
y . Sednos, Señor, como to­ cadenas del pecado, seamos ab-
rre de fortaleza. I£. A vista del sueltos por tu piedad y clemen­
enemigo. cia
y . Nada pueda el enemigo
contra nosotros. I£. Ni el hijo /^YE, te rogamos, Señor, nues­
de la iniquidad nos cause daño. tras súplicas, y a los que te
y . Señor, no conforme me confiesan perdona sus pecados:
recen nuestros pecados te con­ para que benigno nos concedas
duzcas. I>.-Ni según nuestras ini­ juntamente el perdón y la paz.
quidades nos des nuestro mereci­ A/í u é s t r a n o s clemente. Señor,
do. tu inefable misericordia;
y . Oremos por nuestro Pon­
para que, al mismo tiempo qus
tífice N. 1$. El Señor le conserve
borres nuestros pecados, nos li­
y vivifique, y lo haga feliz en la
bres de las penas que por ellos
tierra, y no lo entregue en las
merecemos.
manos de sus enemigos.
y . Oremos por nuestros P )io s, a quien ofende la culpa
bienhechores. I£. Dígnate, Señor, y aplaca la penitencia:
recompensar a todos los que nos atiende propicio las súplicas de
tu pueblo, y aparta el azote de 'jp e suplicamos, Señor, preven­
tu ira que merecemos por nues­ gas nuestros actos con san­
tros pecados. tas inspiraciones, y con tu auxi­
m n ip o te n te y eterno Dios, lio los continúes: para que to­
ten misericordia de tu siervo das nuestras oraciones y opera­
y Pontífice nuestro N., y diríge­ ciones de ti siempre reciban su
le según tu clemencia por el ca­ principio, y a ti se dirijan como
mino de la salud eterna: para que a su fin.
con tu gracia ame todo lo que te Q m n ip o te n te y eterno Dios,
sea agradable, y con toda perfec­ que de vivos y muertos eres
ción lo practique. árbitro, y que usas de misericor­
jQ ios, de quien proceden los dia con todos los que por su fe
deseos santos, los consejos y sus obras sabes han de ser tu­
yos: humildemente te suplicamos
rectos, y las obras justas: conce­
que a todos aquellos por quienes
de a tus siervos aquella paz que
hemos determinado pedir, ya vi­
no puede darles el mundo; para
van en este mundo revestidos de
que, ocupados nuestros corazones
nuestra carne, o hayan pasado al
en el cumplimiento de tus man­
otro siglo despojados de ella, por
datos, y ahuyentado el temor de
la intercesión de todos tus San­
los enemigos, sea por tu protec­
tos, les concedas con piedad el
ción tranquila nuestra vida.
perdón de todos sus pecados. Por
A b r a s a con el fuego del san­ nuestro Señor Jesucristo Hijo
to Espíritu nuestras entra­ tuyo, que contigo vive y reina
ñas y nuestro corazón, oh Señor, en unidad del Espíritu! Santo,
para que te sirvamos con un Dios, por todos los siglos de los
cuerpo casto, y con un corazón siglos.
puro te agrademos. R . Así sea.
f ) i o s , Criador y Redentor de V . El Señor sea con v o s ­
todos los fieles, concede a otros. 1$. Y con tu espíritu.
las almas de tus siervos y sier- X . Oiganos el omnipotente y
vas la remisión de todos sus pe­ misericordioso Señor. I£. Así sea.
cados: para que, por medio de X - Y las almas de los fieles
las piadosas oraciones, consigan difuntos por la misericordia de
la indulgencia que siempre de­ Dios descansen en paz.
searon. 1^. Así sea.
O r a c i o n e s p a r a la r e c o m e n d a c i ó n
d e l alm a
Se com ienza por las siguientes Le­ Evangelistas, rogad.
tanías breves:
Todos los Santos Discípulos del
Señor, ten piedad de él (o de Señor, rogad.
ella). Todos los Santos Inocentes, rogad
Jesucristo, ten piedad de él (o de San Esteban, ruega.
ella). San Lorenzo, ruega.
Señor, ten piedad de él (o de Todos los Santos Mártires, rogad.
ella. San Silvestre, ruega.
Santa María, ruega por él (o por San Gregorio, ruega.
ella). San Agustín, ruega
Todos los santos Angeles y Ar­ Todos los Santos Pontífices y
cángeles, rogad por él (o por Confesores, rogad.
ella). San Benito, ruega.
San Abel, ruega. San Francisco, ruega.
Todo el coro de los Justos, rogad. San Camilo, ruega.
San Abrahán, ruega. San Juan de Dios, ruega.
San Juan Bautista, ruega. Todos los Santos Monjes y Er­
San José, ruega. mitaños, K rogad.
Todos los Santos Patriarcas y Santa María Magdalena, ruega.
Profetas, rogad Santa Lucía, ruega.
San Pedro, ruega. Todas las Santas Vírgenes y Viu­
San Pablo, ruega. das, rogad.
San Andrés, ruega. Todos los Santos y Santas de
San Juan, ruega. Dios, interceded por él (o por
Todos los Santos Apóstoles y ella). .
Séle propicio, perdónale (o per­ los Querubines y Serafines, de los
dónala), Señor. Patriarcas y Profetas, de los san
Séle propicio, líbrale (o líbrala). tos Apóstoles y Evangelistas, de
Señor. los santos Mártires y Confesores,
Séle propicio, líbrale de los santos Monjes y Religiosos
De tu ira, líbrale. y Ermitaños, de las santas Vírge­
Del peligro de la muerte, líbrale. nes y esposas de Jesucristo, y
De una mala muerte, líbrale. de todos los Santos y Santas de
De las penas del infierno, Dios, el cual se sirva darte lugar
líbrale. de descanso, de gozo y de paz
De todo mal, líbrale etcina en la ciudad santa de
Del poder del demonio, líbrale. Sión. Por el mismo Cristo nues­
Por tu Natividad, líbrale tro Señor. í$. Amén.
Por tu Cruz y Pasión, líbrale
Oración
Por tu Muerte y Sepultura,
• líbrale. p ) ios misericordioso, Dios cle­
Por tu gloriosa Resurrección, mente y piadoso; Dios que,
líbrale. según la medida de tu infinita
Por tu admirable Ascensión, misericordia, perdonas los peca­
líbrale dos de los que tienen dolor de
Por la gracia del Espíritu haberlos cometido, y les perdo­
Santo Consolador, líbrale nas las culpas y ofensas pasadas,
En el día del juicio, líbrale. pon los ojos favorables sobre es­
Nosotros, pecadores, rogárnoste te tu siervo y óyele apacible y
que nos oigas. concédele piadoso el perdón de
Que le perdones, rogárnoste todas las flaquezas y pecados,
Señor, ten misericordia de él. pues de todo corazón te lo pide
Jesucristo, ten misericordia de él. por medio de su confesión hu­
Señor, ten misericordia de él. milde. Renueva y repara, Padre
Cuando el enferm o esté en la agonía piadosísimo, las quiebras y rui­
se dirán las O raciones siguientes:
nas de esta alma, y los pecados
Oración que hizo y contrajo, o por la
flaqueza de su carne, o por la
Cu el nombre de Dios Padre astucia o engaño del demonio,
Todopoderoso, que te crió; Admítela e incorpórala en el
en el nombre de Jesucristo Hijo cuerpo de tu Iglesia triunfante
de Dios vivo, que por ti padeció; como miembro vivo de ella, re­
en el nombre del Espíritu San­ dimida con la sangre preciosa de
to, que copiosamente se te co­ tu Hijo. Compadécete, Señor,
municó, apártate y sal, alma de sus gemidos, muévante a com­
cristiana, de ese cuerpo mortal, pasión sus sollozos y enternézcan­
con el favor y amparo de todos te sus lágrimas. Y admite a la
ios santos Angeles y Arcángeles, g r a c i a de tu reconciliación
at los Tronos y Dominaciones, de a la. que no tiene puesta su

*- *
esperanza sino sólo en tu miseri­ las penas que atormentan a los
cordia. Por Cristo, Señor nues­ condenados. Ríndasete el malva­
tro. f j. Amén. do Satanás con toda su cuadrilla,
Oración y al pasar por delante de él.
acompañado de ángeles, tiemble
J ^ n c o m i é n d o t e , carísimo herma­
el miserable, y retírese temeroso
no (o carísima hermana), al
a las tinieblas lóbregas de su os­
Dios Omnipotente, y te confío a
cura morada. Levántese Dios en
las manos de aquél cuya criatu­
tu favor, y desbaratados los en :-
ra eres, para que, después de pa­
migos que te aborrecen, huyan
gar con la muerte la deuda co­
de su presencia. Desháganse co­
mún a toda la humanidad, vuel­
vas a tu Creador que te formó mo el humo en el aire y como ia
del barro de la tierra. Cuando cera en el fuego, los rebeldes y
saliere tu alma de tu cueipo, qui; malditos demonios; y los justos
te salga a recibir el ejército luci­ alegres y regocijados contigo, se
do de santos Angeles para acom­ sienten seguramente a la mesa
pañarte, defenderte y festejarte. de Dios. Confúndanse y retíren
El glorioso colegio de santos se afrentados los ejércitos infer­
Apóstoles te favorezca, siendo nales, y los ministros de Satanás
jueces asesores de tu causa. Las no se atrevan a impedir tu ca­
triunfadoras legiones de los in­ mino para el cielo. Líbrete del
vencibles Mártires salgan a tu infierno Cristo, que por ti fué
encuentro. Circúndete la lilial crucificado; líbrete de la muerte
multitud de los rutilantes Con­ eterna Cristo, que por ti dió su
fesores. Los coros de las santas vida. Póngate Cristo, Hijo de
Vírgenes alegres y regocijadas te Dios vivo, en las praderas y flo­
reciban y agasajen. Que disfrutes restas del Paraíso, que nunca se
en el seno glorioso de los bien­ secan ni marchitan. Dígnese este
aventurados Patriarcas del dicho­ verdadero Pastor reconocerte por
so abrazo del eterno descanso. oveja de su rebaño. El te ab­
Que san José, patrón de los mo­ suelva de todos tus pecados, y
ribundos, levante tu ánimo en te coloque a su derecha al la­
alas de las más sublimes espe­ do de los escogidos y predesti­
ranzas. Que la santísima Virgen nados. Hágate Dios tan dichoso
María, Madre de Dios vuelva que veas a tu Redentor cara a
dulcemente a ti sus ojos miseri­ cara, y que asistiendo siempic
cordiosos. Mansa, piadosa, apa­ a su presencia, conozcas con
cible, se te presente la cara de bienaventurados ojos la verdad
nuestm Señor Jesucristo, y él manifiesta de su Divinidad, y
te dé lugar entre los que para en compañía de los corte­
siempre asisten en su presencia. sanos del cielo, goces de las dul­
Nunca llegues a experimentar el zuras eternas de su contempla­
horror de las tinieblas eternas, ni ción por todos los siglos de los
los estallidos de sus llamas, ni siglos. B - Amén.
Oración Líbrala, Señor, como libraste
a David de las manos del rey
D e c ib e , Señor, e l alma de tu Saúl y del gigante Goliat. 1$.
siervo (o sierva) I;. en el lu­ Amén.
gar de la salud eterna que sólo Líbrala, Señor, como libraste
de tu misericordia puede espe­ a san Pedro y san Pablo de las
rar. . Amén. cárceles y prisiones. R . Amén.
Líbrala, Señor, de todos los Y como libraste a santa Tecla,
peligros del infierno y de los la­ Virgen y Mártir gloriosísima, de
zos de sus penas y de las demás tres atrocísimos tormentos, así
tribulaciones que en esta hora se Señor, libra el alma de este tu
le pueden ofrecer. R . Amén. siervo, y haz que goce de ti y
Líbrala, Señor, como libraste contigo de los bienes celestiales.
a Enoc y a Elias de la muerte 1^. Amén.
universal del mundo. I>. Amén.
Líbrala, Señor, como libraste a
Oración
Noé de las aguas del diluvio.
I}. Amén. C eñ o r mío Jesucristo. Salva­
Líbrala, Señor, como libraste dor del mundo, te recomen­
a Abrahán de las hogueras e in­ damos el alma de este tu siervo
cendios de los caldeos. 1^. Amén. y te pedimos y suplicamos que,
Líbrala,* Señor, como libraste pues descendiste del cielo a la
a Job de sus trabajes y calami­ tierra por amor de ella, movido
dades. I£. Amén. de tu gran misericordia, no te
Líbrala, Señor, como libraste desdeñes de ponerla y colocarla
a Isaac del sacrificio y de las en el seno de los Patriarcas. R e­
manos y cuchillo de su padre conoce, Señor, esta tu criatura
Abrahán. 3 ■Amén. que recibió su ser, no de dioses
Líbrala, Señor, como libraste ajenos, sino de ti sólo, que eres
a Lot de Sodoma y de sus llamas. Dios vivo y verdadero, sin que
1^. Amén. haya otro que merezca este nom­
Líbrala, Señor, como libraste bre más que tú, Dios uno y tri­
a Moisés de las manos de Fa­ no, Señor y Padre de todo lo
raón, rey de Egipto. I£. Amén. existente. Alegra, Señor, esta al­
Líbrala, Señor, como libraste ma con tu vista, sin acordare
a Daniel del lago de los leones. de sus maldades pasadas ni de
]£. Amén. las embriagueces y pasiones que
Líbrala, Señor* como libras­ despertó en ella el espíritu y a r­
te a los tres mozos del horno dor de sus desordenados apeti­
de Babilonia y de las manos de tos; porque, aunque haya peca­
aquel malvado rey. . Amén. do, no negó ni al Padre, ni al
Líbrala, Señor, como libraste Hijo, ni al Espíritu Santo, sino
Susana del falso testimonio. que lo creyó como Dios trino y
Amén. ^ uno, y tuvo celo de su honra, y
los adoró y reverenció firme­ por los merecimientos de nues­
mente como a Creador suyo y tro Señor Jesucristo, que con el
de todas las cosas. Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos.
Oracióa I£. Amén.
rogamos Señor, que no es Oración
acordéis de los delitos y la
^ T n c o m ie n d e clementísima
errores de la juventud de este Virgen María, Madre de
vuestro siervo1; antes bien ins­ Dios y piadosísima consoladora
pirándoos sólo en vuestra cle­ de los afligidos, el alma de su
mencia y misericordia, acordaos siervo (o sierva) N. a su divino
de él para hacerle partícipe de
Hijo; a fin de que, gracias a su
la luz inaccesible de vuestra cla­
maternal protección, no tema los
ridad. Abransele los cielos v
terrores de la muerte, sino que
muéstrensele los Angeles alegres
i)cgue gozosamente en su compa­
y risueños; y Vos, Señor, admi­
ñía a la suspirada mansión de la
tidle en vuestro reino. Recíbale
patria celestial. Amén.
el Arcángel de Dios, san Miguel,
que mereció ser príncipe de la Oracióa
milicia celestial. Sálganle a re­ A Vos recurro, oh san José,
cibir los santos Angeles de Dios, Fatrón de los moribundos,
y llévenlo a aquella santa ciudad que os visteis asistido en vuestro
de la celestial Jerusalén. Acójale feliz tránsito por la presencia y
el bienaventurado Pedro Aposto!, los cuidados de Jesús y de Ma­
a quien fueron confiadas las lla­ ría. Por estas dos amadísimas
ves del reino de los cielos. Ayú­
prendas de vuestro corazón, os
dele san Pablo, que mereció ser encomiendo encarecidamente el
vaso de elección del Señor. Inter­
alma de este siervo (o sierva) de
ceda por él san Juan Evangelis­
Dios, que se halla en su última
ta, el Apóstol que fué objeto de
agonía, para que se vea libre,
la divina predilección, y a quien
por vuestra protección, de las
se maniñestaron los secretos ce­
asechanzas del diablo y de la
lestiales. .Rueguen por él todos
muerte eterna, y merezca alcan­
los demás apóstoles, a quienes
zar los goces perdurables. Por el
dió el Señor potestad de atar y
mismo Jesucristo, nuestro Señor.
desatar. Sean sus abogados to­
1£. Amén.
dos los Santos y escogidos de S i duran aún la i ansias de la ago­
Dios que en este mundo pade­ nia, díganse el Salmo 1 17 (pág. 60),
y el Salm o 118 (pkg. 63 y siguientes)
cieron tormentos por Jesucristo, distribuido entre las H oras menores de
para que, libre este vuestro sier­ la Dominica.
vo de la cárcel del cuerpo, me­ Cuando el enferm o está a punto de
exp irar, diga si puede, o si no, diga por
rezca llegar a la gloria del cielo ¿1 en voz alta el sacerdote que le asis-

1. S i se trata de una m ujer, cámbiense las locuciones m asculinas en las co­


rrespondiente* fem eninas. -
te: ¡Jesú s! ¡J e s ú s ! ¡J e s ú s !; y repita ca para él la luz perpetua. Ofre­
a menudo este nombre a su oído, como
también las palabras que siguen, si el ciéndola.
enfermo parece estar en disposición de
Luego se añade:
oírlas:
Señor, tened piedad de nos­
vuestras manos, oh Señor,
otros. Jesucristo, tened piedad de
encomiendo mi espíritu. Se­
nosotros. Señor, tened piedad de
ñor Jesucristo, recibid mi alma.
nosotros.
Santa María, rogad por mí. Ma­
Padrenuestro, e n s e c r e t o h a s t a
ría, Madre de gracia, Madre de
y . Y no nos dejes caer en
Misericordia. protegedme del
la tentación. I£. Mas líbranos
enemigo, y recibidme en la hora
de mal.
de mi muerte. San José, rogad y . Dadle, Señor, el descan­
por mí. San José, juntamente con
so eterno. ]>. Y luzca para él la
la bienaventurada Virgen vues­
luz perpetua.
tra Esposa, abridme el seno de y . De las puertas del infier­
la divina misericordia. no. IJ. Librad, Señor, a su alma.
Jesús, María y José, os doy y . Descanse en paz. IJ.
el coiazón y el alma mía. Amén.
Jesús, María y José, asistidme y . Oíd, Señor, mi oración.
en mi última agonía. 3 . Y mi plegaria llegue a Vos.
Jesús, María y José, duérma­ y . El Señor sea con vos­
se en vuestra compañía y des­
otros. 1$. Y con tu espíritu.
canse en paz el alma mía.
Cuando ha expirado, dígase lo que si­
gue: Oración
R . Acudid. Santos de Dios
salid a recibirle, Angeles del Se­ Q s recomendamos, Señor, el al­
ñor. * Recibiendo su alma, '* ma de vuestro siervo N.
Ofreciéndola a la presencia del (vuestra sierva N .), para que,
Altísimo, y . Recíbate Jesucris­ muerto (-a) al mundo, viva para
to que te llamó a su fe y los Vos; y los pecados que por fra­
Angeles te conduzcan al seno de gilidad de la vida humana come ­
Abrahán. Recibiendo su al-‘ tió, purificadlos con el perdón de
ma, y presentándola en la pre­ vuestra misericordia. Por Cristo
sencia del Altísimo, y . Dadle Señor nuestro. *
Señor, el descanso eterno; y luz­ . Así sea.

F ó r m u l a p a r a a p l i c a r la i n d u l g e n c i a
p l e n a r i a en la h o r a d e la m u e r t e
u e stro auxilio está en el de los pecados de vuestro siervo
nombre del Señor. IJ. El (vuestra sierva), ni os venguéis
cual hizo el cielo y la tierra. de los mismos.
A n t . — No os acordéis, Señor, Señor, tened piedad de nos­
otros. Jesucristo, tened piedad de JsJtfESTRO Señor Jesucristo, Hi­
nosotros. Señor, tened piedad de jo de Dios vivo que con­
nosotros. cedió a su bienaventurado Após­
Padre nuestro, e n s e c r e t o h a s t a tol Pedro la potestad de atar y
y . Y no nos dejes caer en desatar, por su piadosísima mise­
la tentación. JJ. Mas líbranos ricordia reciba tu confesión, y te
de mal. devuelva aquella primera vesti­
y . Salvad a vuestro siervo dura que en el bautismo recibis­
(vuestra sierva). Que espera, te. Y yo, según la facultad que
oh DJios mío, en Vos. me ha sido otorgada por la Se­
y . Señor, oíd mi oración de apostólica, te concedo indul­
Y mi plegaria llegue a Vos. gencia plenaria y el perdón de
y . El Señor sea con vos­ todos tus pecados. En el nombre
otros. R . Y con tu espíritu. del Padre, f y del Hijo, y del
Espíritu Santo. I£. Amén.
Por los sacrosantos misterios
- Oración de la redención humana, el om­
nipotente Dios te perdone todas
las penas de la vida presente y
O k clementísimo Dios. Padre futura, te abra las puertas del
de las misericordias y Dior paraíso y te conduzca a los goces
de toda consolación, que nadie eternos. 1^. Así sea.
de cuantos en Vos creen y espe­ Bendígate el omnipotente
ran queréis que se pierda: según Dios, Padre, f Hijo, y Espíritu
la multitud de vuestras miseri­ Santo. U . Amén.
cordias mirad propicio a vues­
S i el enferm o estuviere tan próximo
tro siervo N. (a vuestra sier­ a la m uerte, que no hubiere tiempo
va N.) a quien os recomiendan para hacer la Confesión general ni pa­
ra rezar las preces M isereátur e Ind u l­
su verdadera fe y esperanza cris­ gentiam, el Sacerdote inmediatamente
tiana. Visitadle (la) para salvar­ dará la bendición diciendo: Nuestra
Señor Jesucristo, etc., ut supra.
le, y por la pasión y muerte de Si la m uirte es inminente, diga:
vuestro Unigénito, concededle
la remisión y el perdón de todos Yo, en virtud de la facultad
sus delitos, de tal suerte que su que la Sede Apostólica me ha
alma en la hora de su muerte otorgado, te concedo indulgen­
halle en Vos un juez propicio, y cia plenaria y el perdón de to­
purificada de íoda mancha en la dos tus pecados. En nombre del
sangre de este mismo Hijo vues­ Padre, f y del Hijo, y del Es­
tro, merezca entrar en la vida píritu Santo.
eterna. Por el mismo Cristo Se­ 1$. Amén.
ñor nuestro. I£. Así sea. Por los sacrosantos misterios
Seguidam ente, rezadoi el Confitear
etc., u t s u p r a .
por uno de los C lérigos asistentes, diga Bendígate, etc., u t s u p r a .
el Sacerdote M isereátur e Indulgen­
tiam, y después: En caso de necesidad, basta decir:

I . Brev. 90
Yo, en virtud de la facultad nombre del Padre, f y del H ijo,
que la Sede Apostólica me ha y del Espíritu Santo. I£. Amén
otorgado, te concedo indulgen­ Cuando esta bendición apostólica se
cia plenaria y el perdón de todos da a varios enferm os juntos, se dice
todo tina sola vez, pero cambiando el
tus pecados, y te bendigo. En singular por el plural.
B e n d i c i ó n d e la m e s a

ANTES DE LA COMIDA Oración

El Sacerdote que ha de bendecir la B endecidnos,Señor, junto con


mesa em pieza diciendo: estos dones que de vuestra
Bendecid. generosidad hemos de tomar pa­
Y los demás responden: ra alimentarnos. Por Cristo Se­
ñor nuestro. I£. Amén.
Bendecid.
Después dice el Lector:
L uego el Sacerdote com ienza el s i­
gu ien te V erso : Dignaos, Señor, dar vuestra
bendición.
y . Los ojos de todos.
Bend. — El R ey de la gloria
Y los demás prosiguen:
eterna nos haga participantes de
p N Vos esperan, Señor, y les la mesa celestial. . Así sea.
dais el alimento en tiempo
oportuno. Abrís vuestra mano, y
llenáis de bendiciones a todo ser DESPUES DE LA COMIDA
viviente. Se dan gracias del modo siguente:
Gloria al Padre. Como era. El Lector termina su lectura dicien­
do:
Señor, tened piedad de nos­
Mas Vos, oh Señor, tened pie­
otros. Jesucristo, tened piedad de
dad de nosotros. 1^. A Dios gra­
nosotros. Señor, tened piedad de
cias.
nosotros.
Todos se levantan. E l Sacerdote co­
Padrenuestro, en secreto hasta m ienza;
y . Y no nos dejes caer en y . Todas vuestras obras, oh
la tentación. I£. Mas líbranos de Señor, os reconozcan. Y vues­
mál. tros Santos os bendigan. Gloria
D espués dice el Sacerdote: al Padre. Como era.
Padrenuestro, todo en secreto.
Q s damos gracias, oh Dios om­ Term inado éste, el Sacerdote dice:
nipotente, por todos vues­ y . Oh Dios, dadnos vuestra
tros beneficios. Vos que vi­ paz. . Así sea. ,
vís y reináis por todos los siglos
de los siglos. R . Amén.
Después se reza en form a alternada
ANTES DE LA CENA
el Salmo 50, pág. 59, o el Salm o 116,
El Sacerdote que ha de bendecir la
pág. 92.
mesa em pieza:
Gloria al Padre. Como era. y . Bendecid. 1$. Bendecid.
Señor, tened piedad de nos­ Luego el Sacerdote empieza el V e rso :
otros. Jesucristo tened piedad de
y . Los pobres comerán.
nosotros. Señor, tened piedad de
Y los asistentes prosiguen:
nosotros.
\/ quedarán saciados, y los que
El Sacerdote dice:
buscan al Señor le cantarán
Padrenuestro, en secreto hasta alabanzas: sus corazones vivirán
V . Y no nos dejes caer en por los siglos de los siglos.
la tentación. 1£. Mas líbranos de Gloria al Padre. Como era.
mal. Señor, tened piedad de nos­
V . Derramó a manos llenas otros. Jesucristo, tened piedad de
sus bienes entre los pobres. 1^. nosotros. Señor, tened piedad de
Su justicia permanece eterna­ nosotros.
mente. Padrenuestro, en secreto hasta
y . Bendeciré al Señor en y . Y no nos dejes caer en
todo tiempo. R . Siempre su ala­ la tentación. I£. M as líbranos
banza estará en mi boca.
del mal.
El Señor es la gloria d3
mi alma. Oiganlo los humi­
Oremos
llados y regocíjense.
\ r . Alabad al Señor conmigo. B e n d e c i d n o s , Señor, junto con
R . Y todos a una ensalcemos su estos dones que de vuestra
nombre. generosidad hemos de tomar para
V . Sea bendito el nombre alimentarnos. Por Cristo Señor
del Señor. 1$. Desde ahora y pa­ nuestro. 1$. Amén.
ra siempre. y . Dignaos, Señor, dar vues­
Después de esto dice el Sacerdote: tra bendición.
J ^ i g n a o s , oh Señor, recompen­ Bend. — El R ey de la eterna
sar con la vida eterna a to­ gloria nos c o n o z c a a la cena de’
dos los que por vuestro nombre la vida eterna. 1$. Así sea.
nos han hecho bien. Así sea.
y . Bendigamos al Señor. I£. DESPUÉS DE LA CENA -
A Dios gracias.
L a s gracias se dan lo mismo qua
y . Las almas de los fielss después de la com ida, excepto lo que
por la m isericordia.de Dios des­ sigue:
cansen en paz. IJ. Amén. y . El misericonlioso y bon*
Term inada la comida, se dice:
dadoso Señor hizo un memorial
y . Todos vendrán de Sabá,
de sus maravillas. 1^. Alimentó
aleluya. 1$. Llevando oro e in­
a los que le temen.
Gloria al Padre. Como era. cienso, aleluya.
Gloria al Padre. Como era.
El S a c e rd o te d ic e :
Se reza el Salmo 71, pág. 173.
Q e ndito sea Dios en sus do­
nes, y el santo en sus obras.
El cual vive y reina por los si­ E n el Jueves S an to

glos de los siglos. í£. Amén. Se dice absolutamente y sin canto:


Luego se dice en form a alternada el
y . Cristo por nosotros se
Salm o 116, pág. 92. Lo dem ás, como
después de la comida. hizo obediente hasta la muerte.
Cuando se hace una sola comida, to­ Luego se añade:
do se dice como en la cena.
Padre nuestro.
Rezado el padrenuestro, todo en se­
E l modo precedente de bendecir la creto, se bendice la mesa con la señal
mesa y de dar gracias, se observa en de la cruz, sin pronunciar palabra algu­
todo tiempo, excepto en los días que a na. E l Lector no pedirá la bendición,
continuación se expresan, en los cua­ ni dirá al term inar la lectura: Mas
les se varían tan sólo los V ersos y Vos, oh Señor.
Salm os. Después de la comida se repite:
y . Cristo por nosotros se hi­
En la N a tiv id a d d e l S e ñ o r zo obediente hasta la muerte.
Después se reza el Salm o: M iserere,
H asta la cena de la V ig ilia de la
pág. 59, terminado el cual no se dice
E p ifan ía exclusive.
Gloria al Padre, sino que se reza en
y . E l Verbo se hizo carne, secreto el Padrenuestro. Después, el
que preside reza la siguiente
aleluya. I£. Y habitó entre nos­
otros, aleluya. Oración
Gloria al Padre. Como era.
L o dem ás como la Bendición ord i­ los ojos, Señor, os ro­
\ 7 o lv e d
naria. gamos, sobre vuestra fami­
Term in ad a la comida, se dice:
lia, por la cual nuestro Señor Je­
y . Mostró el Señor, aleluya. sucristo no vaciló en entregarse
I£. Su salvación, aleluya. en manos de los pecadores, y pa­
Se dice el Salm o 97, pág. 167; o el decer el-tormento de la cruz.
Salm o 116, pág. 92. Este últim o Salmo
puede decirse siem pre, aun en las de­ Term inada asi esta O ración , se dice
más solem nidades. en secreto Padrenuestro, sin añadir
nada más.

En la E p ifa n ía y d u r a n te to d a E n e l V ie r n es S anto
su O ct a v a S e practica lo mismo que en el
Jueves Santo, con la d iferencia que si­
y . Los reyes de Tarsis y de gue:
las islas ofrecerán dones, aleluya. y . Cristo por nosotros se
Los reyes de Arabia y de hizo obediente hasta la muerte,
Sabá presentarán ofrendas, ale­ y muerte de cruz.
luya.
E n e l S ábado S an to

Hasta la V ig ilia de Pentecostés ex­


Para bendecir la mesa se dice:
clusive :
y. Bendecid. 1^. Bendecid.
y . Ascendió Dios entre v o ­
y . En la noche del sábado ces de júbilo. 1^. Y el Señor al
al rayar el día primero de la se­ son de clarines, aleluya.
mana, aleluya. Term inada la comida se dice:

R . Fueron María M agdale­ y . Al subir Cristo a lo alto,


na y la otra M aría a ver el se­ aleluya. Llevó consigo una
pulcro, aleluya. multitud de cautivos, aleluya.
Gloria al Padre. Como era. Gloria al Padre. Como era.
Salmo 46, pág. 89. ,
Después de la comida se repite E n Li
noche... añadiendo Gloria al P a d re...
Como era ... Luego ei Salm o 116 , CO'1
Gloria al Padre, y lo demás como en la En la P ascu a de P en tecostés
primera Bendición.
Desde le V ig ilia inclusive de la m is­
ma, hasta la cena del Sábado siguiente
exclusive:

E n e l d ía de P ascu a y . El Espíritu del Señor lle­


nó todo el orbe de la tierra, ale­
La siguiente bendición se dice hasta luya.
la cena del Sábado siguiente e xclu sive:
I£. Y como comprende to­
y . Este es el día que hizo das las cosas, conoce toda len­
el Señor, aleluya. gua, aleluya.
I£. Regocijémonos y alegré­ Gloria al Padre. Como era.
monos en él, aleluya. Term inada la comida se dice:
Gloria al Padre. Como era. y . Todos quedaron llenos
Después de la comida se repite: E ste del Espíritu Santo, aleluya. R .
es, con el Gloria al Padre. Salm o 117,
pág. 60.
Y empezaron a hablar, aleluya.
Gloria al Padre. Como era.
I| Salmo 47, pág. 136.
Itin erario

E l que emprende solo el viaje, dirá y . Nada pueda adelantar el


lo que sigue en sin gular. Si v ia ja con
otras personas, en plural. enemigo contra nosotros.
Se reza el Cántico de Z acarías, B e­ IJ. Ni pueda ofendernos más
nedictus, pág. 15, con la A n tífo n a si­
gu ien te:
el hijo de la iniquidad.
y . Bendito sea el Señor en
A n t.— Por sendas de paz * y
toda la serie de los días.
prosperidad nos dirija el Señor
omnipotente y misericordioso: y
3 . Concédanos próspero via­
je el Dios de nuestra salud.
el arcángel Rafael nos acompaño
y . Muéstranos, Señor,- tus
en el camino, para que, con paz,
caminos.
salud y alegría, volvamos a . Y enséñanos tus sende­
nuestros hogares. ros.
Señor, tened piedad de noso-
y . Ojalá que sean endereza­
otros. Jesucristo, tened piedad de
dos nuestros pasos.
nosotros. Señor, tened piedad de I}. A la observancia de tu3
nosotros. justísimas leyes.
Padrenuestro, en secreto hasta y . Los caminos torcidos se
y . Y no nos dejes caer en harán rectos. I£. Y los ásperos,
la tentación. llanos.
I£. Mas líbranos de mal. y . Dios ordenó a sus Ange­
y . Haz salvos a tus siervos. les. I>. Que te guardasen en to ­
1^. Que esperan en ti, oh dos tus caminos.
Dios. y . Señor, oíd mi oración.
y . Envíanos, Señor, socorro I}. Y mi plegaria llegue a Vos.
desde tu santuario.
R . Y sé nuestro firme apo­ Oración
yo desde Sión. i Dios, que hiciste and
y . Sé para nosotros, Señor, a los hijos de Israel a
baluarte fortísimo. pie enjuto por medio del
R . Contra el enemigo. mar, y que mostraste a los Ma-
gos el camino para llegar hasta nos dirigimos, y después volva­
ti, dándoles por guía una estre­ mos incólumes a nuestros hoga­
lla: te rogamos que nos conce­ res.
das camino próspero y tiempo A t i e n d e , te rogamos, Señor,
apacible, a fin de que, en la san­ nuestras súplicas, y dispon
ta compañía de tu Angel, poda­ el camino de tus siervos en la
mos volver al hogar de donde prosperidad de tu salvación; pa­
partimos, y, finalmente, al puer­ ra que en todas las vicisitudes
to de eterna salvación. del camino y de la vida nós vea­
Dios, que guardaste ileso a mos siempre protegidos con tu
tu siervo Abrahán por to­ auxilio.
dos los caminos de su peregrina­ T T e rogamos, omnipotente Dios,
ción, después de haberle sacado que hagas andar a esta tu
de Ur de los caldeos: te roga­ familia por el camino de salva­
mos que te dignes guardarnos a ción, y que siguiendo las exhor
nosotros tus siervos: sénos, Se­ taciones del santo precursor
ñor, auxilio en el combate, con­ Juan, llegue con toda seguridad
suelo en el camino, refrigerio en a Aquel que él anunció, nuestro
el calor, abrigo en la lluvia y Señor Jesucristo, H ijo tuyo, que
en el frío, sostén en el cansan­ contigo vive y reina en unidad
cio, defensa en la adversidad, del Espíritu $anto, Dios, por to­
báculo en los pasos difíciles, dos los siglos de los siglos.
puerto en el naufragio; a fin de 1^. Así sea.
que, conducidos por ti, llegue­ y . Caminemos en paz. I£
mos felizmente al lugar a que En el nombre del Señor. Amén.
P r e c e s p a r a a n t e s y d e s p u é s d e la M i s a

Todo S acerdote * por concesión del P apa León X I I I hecha el día 20 de Diciem ­
b re de 1884, puede gan ar:
1.° U n a indulgencia de un año, si antes de la celebración de la M isa, des­
pués de haber recitado los Salm os 83, 84, 85, 115 y 129 con la siguiente A n tí­
fona, V ersícu lo s y O raciones, reza adem ás en el día correspondiente una de las
siete O racion es de san Am brosio.
2.° U n a indulgencia de un año, si después de haber celebrado la M isa,
dicho el Cántico de loó tres jóven es y el "Salm o 150 con la adjunta A n tífon a.
V ersícu lo s y O raciones, reza la O ración de santo Tom ás de A quino Gracias os
doy, y la de san B uenaven tura, Traspasad.

Preparación para la Misa

Ant. — No os acordéis, * desea, hasta desfallecer, los


Señor, de nuestros pecados, ni atrios del Señor.
de los de nuestros padres, ni to­ Transpórtanse mi corazón y mi
méis venganza de nuestras mal­ cuerpo, * contemplando al Dios
dades. vivo.
L a precedente A n tífo n a se duplica E l pajarillo halló un hueco
solamente en las F iestas dobles. donde guarecerse, * y la tórtola
nido^donde poner sus polluelos.
Salmo 83
Vuestros altares, R ey de las
u á n amables son vuestros virtudes: .* R ey mío, y Dios
tabernáculos, Señor de mío.
los ejércitos! * M i alma Dichosos, Señor, los que ha­

- * N o sólo los- sacerdotes, sino tam bién los simples fieles hallarán en estas
preces’ las fórm u las más recomendables para la preparación y acción de gracias
de la sagrada Comunión,
bitan en vuestra casa; * por si­ otros. Jesucristo, tened piedad de
glos sin ñn os alabarán. nosotros. Señor, tened piedad de
Bienaventurado el varón que nosotros.
de Vos tiene el auxilio; * están Padrenuestro, en secreto hasta
en su corazón vuestros caminos, y . Y no nos dejes caer en
en este valle de lágrimas, en lu­ la tentación. I£. Mas líbranos
gar apetecido. de mal.
Porque el legislador le bende­ y . Y o dije: Señor, compa­
cirá; irá haciéndose más fuerte deceos de mí.
de día en día, * hasta llegar a 1$. Salvad mi alma, pues he
ver al Dios de los dioses en la pecado contra Vos.
celestial Sión. y . Indinaos, Señor, hacia
Sénior, Dios infinitamente nosotros.
fuerte, oíd mi oración; * con­ 1$. Y sed propicio a vuestros
ceded mi petición, Dios de Ja­ siervos.
cob. y . Venga a nosotros, Señor,
¡Oh Dios, protector nuestro! vuestra misericordia. Según
* volved los ojos al rostro de! hemos esperado en Vos.
que ungisteis por R ey de vuestro y . Revístanse de justicia
pueblo. vuestros sacerdotes. Y vu es­
Porque vale más que mil, * tros Santos se regocijen.
un día pasado en vuestros atrios. y . Purificadme, Señor, de
Prefiero ser el último en la mis pecados ocultos. I£. Y per­
casa del Señor, * antes que habi­ donad a vuestro siervo los a je­
tar en los palacios de los peca­ nos.
dores. y . Señor, oíd mi oración.
Porqué ama Dios la miseri­ 1^. Y mi plegaria llegue a
cordia y la verdad; * él dará Vos.
la gracia y la gloria. y . El Señor sea con vos­
otros.
No negará el Señor los bienes
Jy. Y con tu espíritu.
a los que viven sin culpa; *
bienaventurado es, oh Señor om­
nipotente, el hombre que espera Oración
en Vos.
J nclinad , piadosísimo Dios, los
Gloria al Padre.
oídos de vuestra benignidad a
Salmos 84, pág. 194; 85, pág. 2 12 ;
115, pág. 103; 129, pág. 155. nuestras preces, e iluminad nues­
D e sp u é s se re p ite : tro corazón con la gracia del Es-
A nt. — No os acordéis, Señor, páritu Santo, para que m ertzca-
de nuestros pecados, ni de los de mos administrar dignamente
nuestros padres, ni toméis ven­ vuestros misterios y amaros con
ganza de nuestras maldades. eterna caridad.
L u e g o se d ic e : r \ n Dios, a quien está patente
Señor, tened piedad de nos­ todo corazón, es manifiesta
toda voluntad, y conocéis todos L a u d ab lem en te se pueden a ñ a d ir la s
O ra cio n e s sigu ien te s.
los secretos; purificad los senti­
mientos de nuestro corazón me­ O r a c ió n d e s a n A m b r o s io ,
diante la infusión del Espíritu O bispo
Santo, para q u e merezcamos
amaros perfectamente y alabaros 100 días de indulgencia. León X IIT,
como corresponde a vuestra dig­ 20 Diciembre 1884.
nidad.
P a ra el D om ingo
A b r a s a d , Señor, con el fuego
del Espíritu Santo nuestras Q u m o Sacerdote y verdadero
pasiones y nuestro corazón, para Pontífice Jesucristo, que os
que con el cuerpo casto os sir­ ofrecisteis a Dios Padre por hos­
vamos y por la pureza de cora­ tia pura e inmaculada en el ara
zón os agrademos. de la cruz en favor de nosotros,
suplicamos, Señor, que el miserables y pecadores, y que
Espíritu Paráclito que pro­ nos disteis vuestra carne en co­
cede de Vos ilumine nuestras mida y vuestra sangre en bebida,
mentes; y nos sugiera toda ver­ y ordenasteis este misterio en
dad, como prometió vuestro H i­ virtud del Espíritu Santo, dicien­
jo. do: Cuantas veces celebraréis es­
tos misterios, hacedlo en memo­
rogamos, Señor, que nos ria mía; os ruego por esta mis­
asista la virtud del Espíritu ma sangre, precio inmenso de
Santo; que purifique benigna­ nuestra salud, os ruego por aque­
mente nuestros corazones, y nos lla admirable e inefable caridad
defienda de toda adversidad. con que os habéis dignado amar­
nos a nosotros, miserables e in­
O h Dios, que iluminasteis los
dignos, hasta el punto de lavar
corazones de vuestros fieles
nuestros pecados con vuestra san­
con la ilustración del Espíritu
gre, que a mí, indigno siervo
Santo; concedednos que, con­
vuestro, a quien, entre otros do­
fortados* por este mismo E spíri­
nes, no por mérito alguno de mi
tu, gustemos lo que es recto, y
parte, sino por vuestra sola mi­
nos gocemos con su celestial con­
sericordia, os habéis dignado ele­
solación.
var al estado del sacerdocio (o
Q s suplicamos, Señor, que al bien, para los fieles: invitar al
visitarnos, purifiquéis nues­ convite eucarístico), me enseñéis
tras conciencias, para que v i­ a tratar tan excelente misterio con
niendo nuestro Señor Jesucristo aquel respeto y aquellos ho­
halle en nosotros una morada nores, con aquella devoción y te­
bien preparada. El cual con Vos mor que conviene y es necesario
vive y reina en la unidad del Es­ hacerlo. Enseñádmelo, os lo rue­
píritu Santo, Dios, por todos los go, por vuestro Espíritu Santo.
siglos de los siglos. Amén. Haced, por vuestra grada, que
siempre crea y entienda, sienta tos mi cuerpo y mi alma. M orti­
y profese firmemente, diga y ficad en mis miembros los estí­
piense de tan grande sacramento, mulos sensuales y todos los mo­
aquello que a Vos os place y con­ vimientos de las pasiones, y con­
viene a mi alma. Entre de tal cededme la verdadera y perpe­
manera vuestro espíritu tan bue­ tua castidad con los demás do­
no en mi corazón, que deje oír nes vuestros, que en verdad os
su voz sin ruido y me enseñe in­ placen, para que pueda ofreceros
sensiblemente sus palabras que el sacrificio de alabanza (o bien,
contienen toda verdad. Vuestras pata los fieles, asistir al sacrifi­
palabras son en gran manera pro­ cio de alabanza) con cuerpo cas­
fundas, y las cubre un velo sa­ to y puro corazón. ¡Con cuánta
grado. Por vuestra gran cle­ contrición de corazón y abundan­
mencia, concededme que celebre cia de lágrimas, con cuánta reve­
el santo Sacrificio (o bien, para rencia y respeto, con cuánta cas­
los simples fieles, que me acer­ tidad de cuerpo y pureza de alma
que a la sagrada mesa) con lim­ debe ser celebrado este divino
pio corazón y pura mente. L i­ y celestial sacrificio, en el que se
brad mi corazón de los pensa­ come verdaderamente vuestra
mientos inmundos y perversos, carne y se bebe verdaderamente
vanos y dañosos. Fortificadme vuestra sangre, en el que lo más
con la piadosa y segura guarda bajo se junta con lo más excelso,
y la vigilancia poderosísima da lo terreno con lo celestial; en
los bienaventurados Angeles, pa­ donde se hallan presentes los san­
ra que los enemigos de todo bien tos Angeles; en donde Vos sois
sean confundidos. Por virtud de el sacrificio y sacerdote constitui­
tan g:an misterio, y por el poder do de un modo admirable e ine­
de vuestro santo Angel, apartad fable!
de mí y de todos vuestros siervos
Oración para el M artes
el durísimo espíritu ce soberbia
y de vanagloria, de envidia y u ié npodrá celebrar digna­
blasfemia, de fornicación e in­ Q mente este misterio, si Vos,
mundicia, de duda y desconfian­ oh Dios omnipotente, no le hicie­
za, Sean confundidos los que nos reis digno? Y a sé, Señor, lo sé
persiguen; perezcan los que se verdaderamente, y lo confieso a
esfuerzan en nuestra perdición. vuestra misericordia, que soy in­
■* digno de acercarme a tan gran
Oración para el Lunes misterio por mis innumerables
1 ? ey de pureza y amante de la pecados e infinitas negligencias.
castidad e integridad, apa­ M as también sé, y lo creo firme­
gad en mi carne, con el celestial mente con todo mi corazón y
rocío de vuestra bendición, el lo confieso con mis labios, que
ardor de 1# abrasadora sensua­ Vos podéis hacerme digno, Vos,
lidad, para que se conserven cas­ el único que podéis limpiar al;
que fué concebida en pecado, y bién, Señor, confiando en vues­
hacer de los pecadores, justos y tra benignidad, las tribulaciones
santos. Os ruego, oh Dios mío, de los fieles, los peligros de lo¿
por esta vuestra omnipotencia, pueblos, los gemidos de los cau­
me concedáis a mí, pecador, ce­ tivos, las miserias de los huér­
lebrar (o asistir a) este sacrificio fanos, las necesidades de los pe-
con temor y temblor, con pureza íegrinos, la indigencia de los dé­
de corazón y abundantes lágri­ biles, las angustias de los enfer­
mas, con alegría de espíritu v mos, las debilidades de los an­
gozo celestial. Experimente mi cianos, los suspiros de los jóve­
alma la dulzura de vuestra dicho­ nes, los anhelos de las virgenes
sísima presencia y la protección y los lamentos de las viudas.
de vuestros santos Angeles que
me acompañen. Oración para el Jueves

Oración para el Miércoles W o s , Señor, os compadecéis de


todos, y nada aborrecéis de
A Señor, de vues­
co rd án d o m e, cuanto hicisteis. Acordaos de
tra veneranda pasión, aun­ nuestra flaqueza, y ya que sois
que pecador, me acerco a vues­ nuestro padre y nuestro Dios,
tro altar, para ofreceros (los no os enojéis como merecemos,
simples fieles añaden', en unión ni nos privéis de la multitud de
del sacerdote) el sacrificio que vuestras misericordias. Pues no
Vos instituisteis, y ordenasteis os presentamos nuestras preces
se ofreciera en memoria vuestra confiados en nuestra justicia, si­
por nuestra salvación. Recibidle, no en la largueza de vuestras
os ruego, oh gran Dios, para que bondades. Apartad de nosotros
redunde en beneficio de vuestra nuestras iniquidades, e inflamán­
santa Iglesia y del pueblo que donos piadosamente con el fuego
adquiristeis con vuestra sangre. del Espíritu Santo, quitadnos el
Y ya que quisisteis que yo, pe­ corazón de piedra, y dadnos un
cador, fuera un intermediario en­ corazón de carne que os ame,
tre Vos y vuestro pueblo, (a pesar que en Vos se deleite, que os si­
de no hallar en mí el testimonio ga, que goce de Vos. Rogamos,
de ninguna obra buena), no de­ Señor, a vuestra clemencia que
jéis, por lo menos, de recibir miréis con semblante apacible i
propicio un oficio del ministerio vuestro pueblo que ofrece el sa­
de dispensación que me ha sido crificio en alabanza de vuestro
confiado; y no permitáis que pe­ nombre; y para que no sea vano
rezca, a causa de mi indignidad, ninguno de nuestros deseos ni in­
el precio de la salud de aquellos fructuosa ninguna de las preces
por los cuales os dignasteis ofre­ que os dirigimos, sugeridnos Vos
ceros como víctim a saludable y mismo las oraciones que escu­
redentora. Os p r e s e n t o .tam­ cháis propicia y agradablemente
Oración para el Viernes mis manos para salud de todos,
así vivos como difuntos.
r ) s suplicamos también, santi-
^ simo Padre y Señor nuestro, Oración para el Sábado
por las almas de los fieles difun­
tos, para que este gran sacra­ r)s ruego también, Señor, poi
mento de piedad les obtenga la el sacrosanto misterio de
salud, la purificación, el gozo y vuestro Cuerpo y Sangre que ca­
el refrigerio. ¡Oh Señor, Dios da día constituyen nuestro ali­
mío! Que les sirva de grande y mento y nuestra bebida en vu es­
perfecto convite en que se ali­ tra Iglesia, y que nos purifican,
menten de Vos, pan vivo que nos santifican y nos hacen partí­
descendisteis del cielo y que dais cipes de la excelsa divinidad que
vida al mundo: de vuestra carne no pertenece sino a Vos, que me
santa y bendita que tomasteis del concedáis vuestras santas virtu ­
santo y glorioso seno de la bien­ des; que, en posesión de ellas,
aventurada Virgen M aría por me acerque con conciencia pu­
obra del Espíritu Santo, y de ra a vuestro altar, de tal m a­
aquella fuente de piedad que por nera, que estos celestiales sacra­
medio de la lanza del soldado mentos obren en mí la salud y
manó de vuestro sacratísimo cos­ la vida. Vos dijisteis con vues­
tado; para que esforzados y sa­ tros santos y benditos labios: El
ciados, refrigerados y consolados pan que yo os daré,, es mi carne
por ella, se gocen en vuestra para la vida del mundo; yo soy
alabanza y gloria. Ruego a vues­ pan vivo que bajé del cielo; si
tra clemencia, Señor, que des­ alguien comiere de este pan, viv i­
cienda sobre el pan que os ha de rá eternamente. Pan dulcísimo,
ser ofrecido, la plenitud de vues­ sanad el paladar de mi corazón,
tra bendición y la santificación para que guste la suavidad de
de vuestra divinidad. Descienda vuestro amor. Sanadle de tod.i
también sobre él, Señor, la invisi­ enfermedad, para que fuera de
ble e incomprensible majestad de Vos no guste dulzura alguna. Pan
vuestro Espíritu Santo como en purísimo, que poseéis todo d e­
otro tiempo descendía sobre las leite y todo sabor, que siempr-i
ofrendas de nuestros padres. Que nos esforzáis y nunca dejáis de
este divino Espíritu convierta ser apto para alimentarnos, sed
nuestras oblaciones en vuestro el alimento de mi corazón, y con
cuerpo y sangre, y a mí, indigno la dulcedumbre de vuestro sabor,
sacerdote, me enseñe a tratar tan sean saciadas las entrañas de mi
excelente misterio con corazón alma. El Angel se alimenta de
puro, con lágrimas de devoción, Vos de una manera completa:
con reverencia y temblor, de tal justo es también que el hombro
manera que plácida y benigna­ peregrino se alimente según su
mente recibáis el sacrificio de capacidad, para que, esforzado
con tal viático, no desfallezca en en este banquete suavísimo del
el camino. Pan santo, pan vivo, Altar. Pues reconozco que tanto
pan purísimo que bajasteis del mi corazón como mi cuerpo es­
cielo y dais vida al mundo, ve­ tán manchados con muchos pe­
nid a mi corazón, y limpiadme de cados. y que mi mente y mi
toda mancha de la carne y del lengua no han sido guardados
espíritu. Entrad en mi alma, sa­ cuidadosamente. Por lo cual ¡oh
nadme y purificadme interior y Dios bondadoso! ¡oh majestad
exteriormente. Sed protección y tremenda! yo, miserable, en me­
continua salvaguarda de mi alma dio de tantas angustias recurro
y de mi cuerpo. Apartad de mí a a Vos, que sois fuente de mise­
los enemigos que me acechan; ricordia; a Vos acudo en busca
huyan lejos de la presencia de de salud, y me pongo bajo vues­
vuestro poder, para que, fortale­ tra protección; y ya que me e*
cido interior y exteriormente, lle­ imposible soportar vuestra mira­
gue por el camino recto a vues­ da de juez irritado, deseo viva­
tro reino, en donde os veremos; mente contemplaros como mi
no bajo el velo de los misterios, Salvador. A Vos, Señor, descu­
como ahora, sino cara a cara bro mis llagas y mi vergüenza:
cuando entregaréis el reino1 a conozco que os he ofendido fre­
Dios vuestro Padre, y seréis cuente y gravemente, y por eso
Dios, todo en todos los elegidos. me inspiráis temor. Mas espero
Entonces me saciaréis con vues­ en vuestra misericordia infinita;
tra admirable abundancia, de tal miradme con ojos misericordio­
suerte, que no padeceré hambre sos, Señor Jesucristo, R ey eter­
ni sed por toda la eternidad. Vos no, Dios y hombre, crucificado
7 • ’ . ,. _.
que vivís y reináis con D ios Pa­ por los hombres. Oídme, pues:
dre y el Espíritu Santo, por to­ en Vos tengo puesta la esperan­
dos los siglos de los siglos. Amén. za; apiadaos de mí, que estoy
lleno de miserias y de pecados,
Otra Oración de san Ambrosio
Vos que sois fuente de miseri­
antes de la Misa
cordia. que no cesa jamás de ma­
El Papa León X I I I concedió el dia nar. Salve, víctima de salvación,
20 de D iciem bre de 1884 cien d ias de
indulgencia, una vez al dia, a los que
ofrecida en el patíbulo de la
rezaren la siguiente oí ación. cruz por mí y por todo el lina­
f~ )H dulcísimo Señor Jesucris­ je humano. Salve, noble y pre­
to! yo, indigno pecador, con­ ciosa sangre que mana de las lla­
fiando en vuestra misericordia y gas de nuestro Señor*Jesucristo
bondad, más que en mis propios crucificado, y lava todos los crí­
merecimientos, me acerco, cou menes del mundo. Acordaos, Se­
temor y temblor, a tomar parte ñor, del hombre que habéis res-

1. E ste reino conquistado por-J esú s, son todos los elegidos.


catado con vuestra sangre. Me reyes, al Señor de señores, con
pesa de haber pecado, y propongo tanta reverencia y temor, con
enmendarme en lo sucesivo. P a ­ tanto dolor y verdadero amor,
dre clementísimo, alejad de mí con tal fe y pureza, y con tal
todas mis iniquidades y todos propósito y humildad, cual con­
mis pecados, para que purificado viene para la salud de mi alma
de alma y cuerpo, merezca en­ Dadme, Señor, que reciba no só­
trar dignamente en el Santo de lo este Sacramento, sino tam ­
los santos, y que este Cuerpo y bién la virtud y gracia del Sa­
esta Sangre que, aunque indigno, cramento. ¡Oh benignísimo Dios!
deseo recibir, sirva para remi­ concededme que albergue yo en
sión de mis culpas, para purifi­ mi corazón de tal modo el Cuer­
car totalmente mi alma de sus po de vuestro unigénito H ijo,
delitos, para ahuyentar los pen­ nuestro Señor Jesucristo, que
samientos torpes, para devolver­ tomó de la Virgen M aría, que
me los buenos sentimientos, pa­ merezca incorporarme a su cuer­
ra dar eficacia a las obras que po místico, y contarme como uno
os agradan, y, finalmente, para de sus miembros. ¡Oh piadosísi­
firmísima protección contra las mo Padre! otorgadme que llegue
asechanzas del enemigo de mi al­ a contemplar cara a cara, por
ma y de mi cuerpo. Amén. una eternidad, a vuestro amado
H ijo, al cual me dispongo a re­
O ración de santo Tomás de cibir bajo los Velos que aquí le
Aquino ocultan. El cual con Vos vive y
Tiene las mismas indulgencias que la reina en unidad del Espíritu San­
Oración precedente. to, Dios, por todos los siglos de
Q h Dios todopoderoso y eter­ los siglos. Amén.
no, he aquí que me acerco
al Sacramento de vuestro unigé­ Oración a la B. Virgen María
nito Hijo, mi Señor Jesucristo, antes de la Misa
como enfermo al médico de la In d u lgen cia de 100 dias una vez al
vida, como impuro a la fuente día. León X I I I , 17 F eb rero 1887.
de misericordia, como ciego a la Madre de piedad y misc-
claridad eterna, como pobre al ricordia, santísima Virgen
Señor de los cielos y de la tierra, M aría!, yo, miserable e indigno
y como desnudo al R ey de la glo­ pecador, a Vos acudo con todo el
ría. Ruego, pues, Señor, a vuestra corazón y afecto; y pido a vues­
infinita bondad y misericordia, tra piedad que así como asistis­
tengáis a bien sanar mi enferme­ teis a vuestro dulcísimo H ijo
dad, limpiar mi impureza, alum­ pendiente en la cruz, así os dig­
brar mi ceguedad, enriquecer mi néis asistirme a mí, indigno peca­
pobreza y vestir mi desnudez, dor, y a todos lqs sacerdotes que
para que así pueda yo recibir el hoy celebren aquí y en toda la
Pan de los Angeles, al R ey de Iglesia, para que, ayudados con
vuestra gracia, podamos ofrecer Arcángeles, Tronos,
A n g e le s ,
una hostia digna y aceptable en Dominaciones, Principados,
presencia de la excelsa e indivi­ Potestades, V i r t ji d e s celestes,
dua Trinidad. Amén. Querubines y Serafines, todos los
Santos y Santas de Dios, princi­
' Oración a san José palmente los que son mis Patro­
nos, dignaos interceder por mí,
Indulgencia de 100 días una vez al
día. Pío I X , 4 F ebrero 1877. ¡ para que pueda ofrecer digna­
mente este sacrificio a Dios om
Q h dichoso varón, bienaven­
nipotente, para alabanza, y gloria
turado Joeé!> a quien fué
de su nombré, y para utilidad
concedido no sólo ver y oír, sino
mía y de toda su santa Iglesia.
llevar, besar, vestir y guardar a
Amén.
Dios, al que muchos reyes qui­
sieron ver y no vieron, oír y no Oración al Santo en cayo honor
oyeron. se celebra la Misa
y . Rogad por nosotros, bien­
aventurado José. Iy. Para que Indulgencia de 100 días, una vez
al dia. León X I I I , 20 Diciem bre 1884
seamos dignos de las promesas
de Jesucristo. Q h san N., he aquí que yo.
miserable pecador, confiado
Oración en tus méritos, voy a ofrecer el
sacratísimo sacramento del Cuer­
Q h Dios, que nos concedisteis po y Sangre de nuestro Señor Je­
un sacerdocio real, os supli­ sucristo para tu honor y gloria.
camos nos otorguéis que así co­ T e suplico humilde y devotamen­
mo el bienaventurado José m ere­ te que hoy te dignes interceder
ció tratar reverentemente con sus por mí, para que pueda ofrecer
manos y llevar a vuestro Unigé­ digna y convenientemente tan
nito H ijo, nacido de M aría V ir­ grande sacrificio, y contigo y to­
gen, así hagáis que nosotros sir­ dos los escogidos pueda eterna­
vamos en vuestros santos altares mente alabar al Señor y reinar
con pureza de corazón y santidad con él. El cual vive y reina por
de vida, y que hoy recibamos el todos los siglos d« los siglos.
sacrosanto cuerpo y sangre de Amén.
vuestro H ijo tan dignamente,
que en la otra vida merezcamos Declaración de la intención
poseer el premio eterno. Por el antes de la Misa
m ism o* Cristo Señor nuestro. 50 días de indulgencia una vez al día.
Amén. G regorio X I I I .

Y© quiero celebrar la Misa y


Oración a todos los Angeles y consagrar el cuerpo y sangre
Santos de nuestro Señor Jesucristo se­
gún el rito de la santa Iglesia
100 d ías de in d u lg e n c ia una ve* .il
dia. L eón . X l l f f 20 D iciem bre 1884. romana, en alabanza de Dios,¿
I . B rev. 91.
omnipotente y de toda la Corte p L Señor omnipotente y mise­
triunfante, para utilidad mía y ricordioso nos conceda el go­
de toda la Iglesia militante, por zo y la paz, la enmienda de la
todos los que se han encomen­ vida, tiempo para la verdadera
dado 'en general y particular­ penitencia, la gracia y consola­
mente a mis oraciones, y por h ción del Espíritu Santo, y la per­
prosperidad de la santa Iglesia severancia en las buenas obras.
romana. Amén. Así sea.

Acción de gracias para después de la Misa

Ant. — Cantemos el himno * Hielos y nieves, bendecid al


de los tres mancebos, que can­ Señor; * noches y días, bendecid
taban los Santos en el horno de al Señor.
fuego, bendiciendo al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al
L a anterior A n tífo n a se duplica sólo Señor; * rayos y nubes, bende­
en las F iestas de rito doble.
cid al Señor.
Cántico de los tres jóvenes Bendiga la tierra al Señor; *
Dan., 3, 57-88 y 56 alábele y ensálzale perpetuamen­
te.
odas las obras del Señor,
bendecid al Señor; * ala­ Montes y collados, bendecid al
badle y ensalzadle perpe­ Señor; * plantas todas que ger­
tuamente. mináis en la tierra, bendecid al
Angeles del Señor, bendecid al Señor.
Señor; * cielos, bendecid al Se­ Fuentes, bendecid al Señor; *
ñor. mares y ríos, bendecid al Señor.
Aguas todas que sobre los cie­ Grandes cetáceos y cuanto se
los estáis, bendecid al Señor; * mueve en las aguas, bendecid al
todas las fuerzas del Señor, ben­ Señor; * aves todas del cielo,
decid al Señor. bendecid al Señor.
Sol y lima, bendecid al Señor; Todos los animales salvajes y
* estrellas del cielo, bendecid domésticos, bendecid al Señor; *
al Señor. hijos de los hombres, bendecid
Toda lluvia y rocío, bendecid al Señor.
al Señor; * todos los le n t o s de Bendiga Israel al Señor; * alá­
Dios, bendecid al Señor. bale y ensálcele por todos los
Fuego y calor, bendecid al Se­ siglos.
ñor; * frío y calor, bendecid al Sacerdotes del Señor, bendecid
Señor. al Señor; * siervos del Señor,
Rocío y escarcha, bendecid al bendecid al Señor.
Señor; * helada y frío, benéecid Espíritus y almas de los jus­
al Señor. tos, bendecid al Señor; * santos
y humildes de corazón, bendecid y . Y no nos dejes caer en
al Señor. la tentación. Más líbranos de
Ananías, Azarías, Misael, ben­ mal.
decid al Señor; * alabadle y en­ y . Todas vuestras obras os
salzadle perpetuamente. reconozcan, Señor. 1^. Y vues
Bendigamos al Padre, y al H i­ tros Santos os bendigan.
jo con el Espíritu Santo; * alabé­ y . Se alegrarán los Santos
mosle y ensalcémosle por todos en la gloria. Se gozarán en
los siglos. sus mansiones.
Bendito sois, Señor, en la ex­ y . No a nosotros, Señor, no
celsitud de los cielos; * y digno a nosotros, ^ . Sino a vuestro
de alabanza, y glorioso, y eterna­ nombre dad gloria.
mente ensalzado. y . Señor, oíd mi oración.
U A q u i no se dice Gloria al Padre I£. Y mi plegaria llegue a Vos.
ni Am én .
y . El Señor sea con vos­
Salmo 150 otros. IJ. Y con tu espíritu. -
^3^L a b a d al Señor que reside en Oración
su santuario; * alabadle en
el firmamento de su poder. Q h Dios, que a los tres jóve­
Alabadle por sus prodigios en nes mitigasteis el ardor de
favor nuestro; * alabadle por su las llamas; conceded propicio,
inmensa grandeza. que la llama de los vicios no
Alabadle al son de clarines; * abrase a vuestros siervos.
f ) s suplicamos, Señor, que con
alabadle con el salterio y la cí­
tara. santas inspiraciones preven­
gáis nuestras acciones y con
Alabadle con panderos y ar­
vuestros auxilios las continuéis,
moniosos conciertos; * alabadle
para que todas nuestras oracio­
con instrumentos músicos de
nes reciban siempre de Vos su
cuerda y de viento.
principio, y se encaminen a Vos
Alabadle con sonoros címbalos,
como a su fin.
alabadle con címbalos de júbi­
C o n c e d e d n o s , o s rogamos, om­
lo: * empléese todo espíritu en
alabar a Dios. nipotente Dios, la gracia de
que logremos apagar las llama;
Gloria al Padre.
Ant. — Cantemos el himno de de nuestros vicios, Vos que dis­
los tres mancebos, que cantaban teis al bienaventurado Lorenzo
los Santos en el horno del fue­ superar el fuego de sus tormen­
go, bendiciendo al Señor. tos. Por Cristo Señor nuestro.
D espués, el Sacerdote dice: Amén.
Señor, tened piedad de nos­
otros. Jesucristo, tened piedad Oración de santo Tomás de
de nosotros. Señor, tened piedad Aqnino .
de nosotros. Q s a c i a s o s doy, oh Señor san­
Padrenuestro, en secreto hasta to, Padre om nipotente y
eterno Dios, porque, siendo yo dezca y se derrita sólo en amor
pecador e indigno siervo vues­ hacia Vos y en el deseo de posee­
tro, sin mérito alguno de mi par­ ros. Que arda en deseos de Vos,
te, siño por la sola dignación que desfallezca en los atrios de
de vuestra misericordia, os habéis vuestro templo, y que no aspire
dignado alimentarme con el pre­ más que a verse libre para unirse
cioso cuerpo y sangre de vuestro con Vos. Haced que mi alma ten­
Hijo, nuestro Señor Jesucristo. ga hambre de Vos, oh Pan de jo s
Y os suplico, Padre clementísi­ Angeles, alimento de almas san­
mo, que esta Sagrada Comunión tas, pan nuestro cotidiano, ■su-
no sea para mí ocasión de cas­ persustancial, que contiene todo
tigo, sino una garantía saludable sabor y dulzura, y la más deli­
de perdón. Séame armadura de ciosa suavidad. ¡Oh Jesús a quien
fe y escudo de buena voluntad; los Angeles desean siempre con­
sea para mí liberación de los vi­ templar! conceded que mi co­
cios, extinción de la concupis­ razón tenga sin cesar hambre
cencia y la sensualidad, y aumen­ de Vos, se alimente de Vos, y
to de la caridad y de la pacien­ que lo más profundo de mi
cia, de la humildad, de la obe­ alma sea regalado con la dul­
diencia y de todas las virtudes; zura de nuestras delicias. Que
séame firme defensa contra mis mi corazón tenga siempre sed de
enemigos visibles e invisibles, Vos, oh fuente de vida, m anan­
perfecto sosiego de los movimien­ tial de sabiduría y de ciencia,
tos de mi carne y de mi espíritu, raudal de luz eterna, torrente de
perpetua unión con Vos. tr.i delicias y abundancia de la ca­
verdadero Dios y Señor, y di sa de Dios. Que no ambicione
chosa consumación de mi fin. Y otra cosa que poseeros; que os
os ruego tengáis a bien llevarme busque y os encuentre, que a
a mí, pobre pecador, a aquel Vos se dirija y llegue a V os; que
convite inefable donde con vues­ no piense sino en Vos, no hable
tro H ijo y el Espíritu Santo, sino de Vos, y todo cuanto haga
sois para vuestros santos luz lo encamine a honra y . gloria de
verdadera, hartura cumplida, go­ vuestro nombre. Que sea hum il­
zo perdurable, felicidad perfecta de y discreto, que os ame y cifre-
y alegría eterna. Por el mismo en Vos sus delicias, que sea gene­
Cristo Señor nuestro. Amén. roso y ardiente, y que persevere
hasta el fin. Y Vos ¡ph Jesús m ío!
Oración de san Buenaventura sed siempre mi única esperanza,
dulcísimo Señor Je­
''T r a s p a s a d , la fuente de mi confianza, mi
sús, lo más profundo de mi tesoro, mi encanto, mi amor, mi
alma con el suavísimo y saluda­ alegría, mi descanso, mi tranqui­
ble dardo de vuestro amor, con lidad, mi paz y mi suavidad, el
la más pura y verdadera caridad perfume de mi alma, mi dulzura,
apostólica, a fin de que langui­ mi refugio y mi sostén, mi ayuda,
mi sabiduría, mi herencia, mi Oh pan vivo que al hombre das
bien y mi tesoro. Que en Vos la vida;
sólo, ¡oh Jesús!, mi espíritu y Concede que de ti viva mi alma,
mí corazón estén siempre fijo?, Y guste de tus célicas delicias.
afianzados y sólidamente arraiga­ Pelícano piadoso, Jesús mío,
dos. Así sea. Con tu sangre mi pecho impuro
limpia,
Ritmo de santo Tomás de Que de tal sangre una gotita pue­
Aquino , de,
Todo el mundo salvar de su ma­
Indulgen ciado por el papa León X I I I
el dia 20 de D iciem bre, con 100 díaslicia.
de indulgencia, una vez al día.
Jesús, a quien ahora miro
T 'e adoro con fervor, Deidad
oculto,
oculta,
Cumple, Señor, lo que mi pecho
Que estás bajo estas formas es­ ansia,
condida;
Que a cara descubierta contem­
A ti mi corazón se rinde entero.
plándote,
Y desfallece todo si te mira.
Por siempre goce de tu clara
Se engaña en ti la vista, el vista.
tacto, el gusto. Así sea.
Mas tu palabra engendra fe ren­
dida;
Cuanto el H ijo de Dios ha dicho, Aspiraciones de san Ignacio al
creo; Santísimo Redentor
Pues no hay verdad cual la ver­ Tienen concedida una indulgencia de
dad divina. 7 años, una vez al dia, si el Sacerdo­
En la Cruz la Deidad estaba te dice esta oración después de la M i­
sa; 300 dias tantas cuantas veces y
oculta, una indulgencia plenaria una vez ai
mes, si se rezan cada, dia, con las
Aquí la humanidad está escon­ condiciones ordinarias, y añadida- la
dida; . visita de alguna iglesia u oratorio.
Y una y otra creyendo y confe­ Pío I X , 9 de Enero de 1854.

sando, A lm a de Cristo, santifícame.


Im ploro yo lo que imploraba Á Cuerpo de Cristo, sálvame.
Dimas. ;< . Sangre de Cristo, embriágala
N o veo, como vió Tomás, tus Agua del costado de Cristo.
llagas, límpiame. . . .
M as por su Dios te aclama el al­ Pasión de Cristo, confórtame.
ma m ía; ¡Oh buen Jesús! óyeme. >>
Haz que siempre, Señor, en ti Entre tus llagas escóndeme.
yo crea, No permitas que de ti me
Que espere en ti, que te ame aparte. • ! ' n;
sin medida. t ’ Del enemigo malo, defiéndeme.
Oh memorial de la pasión de En la hora de mi muerte, llá­
Cristo, ‘ mame.
Y ayúdame para que yo vaya llagas, comenzando por aquello
a ti, que dijo de Vos, oh mi Dios, el
Y te alabe con tus Santos, santo Profeta D avid: “ Han ta­
Por los siglos de los siglos. Amén. ladrado mis manos y mis pies, y
sí; pueden contar todos mis
Ofrecimiento de sí mismo huesos” . (Salmo 21, 17).

Indulgencia de 300 d ias, una vez al


Otra Oración
dia. León X I I I , 26 M ayo 1883.
Señor, toda mi liber­
D e c ib id , AI sacerdote que rezare la si­
guiente oración de rodillas, a no ser
tad. Recibid' m i memoria, que para ello tu viere algún im pedi­
mi entendimiento y toda mi vo­ mento, concedió el Papa Pío X , el d ia
luntad. Todo lo que tengo o po­ 29 de agosto de 1912 , la rem isión de
los defectos y culpas contraídas por
seo, Vos me lo disteis, a Vos todo humana fragilid a d en la celebración de
lo devuelvo, y me entrego com­ la santa M isa.
pletamente a vuestra voluntad O s suplico, dulcísimo Señor Jc-
para ser gobernado. Concededme sucristo, que vuestra pasión
tan sólo vuestro a m e r 'y vuestra sea la virtud con la que me es­
gracia, y ya estaré satisfecho. fuerce, proteja y defienda; vues­
tras llagas sean para mí m anjar
y bebida con los cuales me ali­
mente, embriague y deleite; la
aspersión de vuestra sangre me
purifique de t o d o s mis deli­
tos; vuestra muerte séame vida
indeficiente, vuestra cruz sea mi
eterna gloria. En esto consista
mi refección, mi gozo, la salud y
dulzura de mi corazón. Vos que
Oración a Jesús Crucificado vivís y reináis por los siglos de
E l Sumo Pontífice P ío I X , el día 31 los siglos. Amén.
de Julio de 1858 concedió una indul­ In d u lgen cia de 3 años. P io IX , 11
gencia plenaria a los que la rezasen Diciem bre de 1877.
despaéa de la M isa. .
joh mi amado y
ir a d m e , Oración a la B. Virgen María
buen Jesús!' postrado en
100 días de indulgencia, una vez al
vuestra divina presencia; os rue­ día. León X I I I , 20 de diciem bre ds
go con el mayor fervor imprimáis 1884.
en mi corazón los sentimientos de Q h M aría, Virgen y M adre
fe, esperanza y caridad, dolor de Santísima, he aquí que he
mis pecados y propósito de ja­ recibido a vuestro amadísimo H i­
más ofenderos, mientras que yo jo, al que concebísteis en vuestro
con todo el amor y con toda la inmaculado seno, al que disteis
compasión de que. soy capaz, a luz, alimentasteis y estrechas­
voy considerando vuestras, cinco teis con suavísimos abrazos,

*
aquel mismo con cuya vista os la misma inocencia, Cristo Je­
alegrabais y os llenabais de todas sús, y la Virgen de las vírgenes,
las delicias. Os lo presento, lleno M aría; os suplico y conjuro por
de humildad y ternura, y lo ofrez­ este doble depósito que os fué
co a vuestros brazos para estre­ confiado, Jesús y María, que, l i ­
charlo, a vuestro corazón para bre mi alma de toda mancha,
amarlo, y a la Santísima Trini­ pueda, conservando puros el es­
dad en supremo culto de adora­ píritu, el corazón y los sentidos,
ción, para vuestro honor y glo­ servir a Jesús y María con cas­
ria, y por mis necesidades y las tidad perfecta. Amén.
de todo el mundo. Os suplico,
piadosísima Madre, que me ob­ Oración al Santo en cuyo honor
tengáis el perdón de todos mis se ha celebrado la Misa
pecados y abundancia de gracias
100 días de indulgencia, una vez U
para servirle en adelante con día. Benito X V , 16 noviembre 1917.
m ayor fidelidad, y por último, la O h; san N., en cuyo honor he
gracia de la perseverancia final, ofrecido el incruento sacri­
para que os pueda alabar por los ficio del cuerpo y sangre de Cris­
siglos de los siglos. Así sea. to, haced con vuestra poderosa
intercesión delante de Dios, que
Oración a san José con el uso de este misterio, con­
100 días de indulgencias una vez al siga los méritos de la pasión y
día. P ío I X , 4 de febrero de 1877. muerte del mismo Cristo Salva­
(~ ) h san José, custodio y padre dor nuestro, y con su frecuencia,
de seres virginales, a cuya crezca continuamente el efecto
fiel guarda estuvo encomendada de mi salud. Así sea.
Erratas más importantes

Pág. 14, 2.* columna, línea 4. Donde dice rebaja, debe


decir relaja.

Pág. 23, 2.* columna. Añádase, como 1.* y 2.* línea:


y . Señor, oíd mi oración. 1$. Y mi plegaria llegue
a Vos. ' •

Pág. 24, 1.* columna, líneas 7 y 8, suprímanse.

Pág. 141, 1.* columna, línea 24. -Donde dice: orbe; *


violó y se estremeció la, debe decir: nube; * justicia
y juicio son el.

Pág. 143, 1.* columna, línea 10 debe pasar a ser la 13.

Pág. 247, 2.* columna, línea 8. Donde dice: nos aparte­


mos, debe decir: no nos apartemos.
Indice numérico de los Salmos

S a lm o s P ág* Salm o s P á g s .. S alm o s P ágs.

1 47 28 91 49 n 139
2 47 29 88 50 59
3 48 30 i 98 51 147
4 77 30 i i • 99 52 147
5 90 30 n i 99 53 62
6 105 31 100 54 i 148
7 i 106 32 i 101 54 n 149
7 ii 107 32 i i 101 55 150
8 49 33 i 157 56 150
9 i 50 33 i i 157 57 151
9 ii 51 34 i 108 58 i 152
9 in 52 34 n 109 58 ii 152
9 iv 53 3'4 n i 109 59 153
10 53 35 168 60 158
11 131 36 i 110 61 159
12 131 36 n 111 62 55
13 81 36 n i 112 63 224
14 82 37 i 113 64 141
15 132 37 n 114 65 i 160
16 82 38 114 65 ii 161
17 i 83 39 i 122 66 117
17 i i 84 39 n 123 67 i 162
17 n i 85 39 n i 123 67 ii 162
18 i 95 40 124 67 n i 163
18 i i 96 41 i • 124 68 i 164
19 86 41 ii 125 68 ii 165
20' 87 42 116 68 n i 166
21 i 199 43 i 126 69 182
21 ii 200 43 I I 126 70 i 183
22 173 43 n i 126 70 n 184
23 95 44 i 134 71 i 173
24 i 121 44 I I 134 71 n 173
24 ii 121 .45 • , 135 72 i 174
24 n i 122 " 46 ‘ 89 72 n 175
25 ' 146 47 136 72 m 175
26 j 96 48 i ‘ . 137’ 73 i • - ,• 176
2é i i 97 48 n ’ , '1 3 7 73 n \ 177
97 49 i 138 73 n i • 1 77
2? r
Salm os P ágs. | Salm o s P ágs. Sa lm o s P ágs.

74 178 10 1 i 232 118 x 71


75 x 178 10 1 II 232 118 x i 71
75 ii 178 101 III 233 119 103
76 i 211 102 i 241 120 103
76 ii 2 12 10 2 i i 241 121 104
77 i 186 103 i 233 122 127
77 ii 186 103 ii 234 123 128
77 n i 186 103 ni 234 124 128
77 iv 187 104 i 215 125 129
77 v 188 104 ii 215 126 129
77 vi 189 104 ni 216 127 154
78 190 105 i 217 128 154
79 i 201 105 ii 218 129 155
79 ii 202 105 ni 218 130 155
80 191 106 i 220 131 155
81 202 106 ii 220 132 179
82 191 106 ni 221 133 7.S
83 i 203 107 231 134 118
83 ii 203 108 i 235 135 i 179
84 194 108 ii 236 135 ii 180
85 2 12 108 ni 236 136 181
86 204 109 73 137 181
87 240 110 74 138 i 207
88 i 204 111 74 138 ii 208
88 ii 204 112 75 139 20?
88 n i 204 113 75 140 20S
89 167 114 102 141 21C
90 78 115 102 142 194
91 223 116 92 143 i 237
92 55 117 60 143 ii 238
93 i 230 118 i 63 144 i 238
93 ii 230 118 ii 64 144 ii 238
94 3 118 ni 66 144 n i 239
95 116 118 iv 67 145 143
96 141 118 v 68 •146 17C
97 167 118 vi 68 147 m
98 19; 118 v ii 69 148 57-
99 55 118 vm 70 149 222
10Q 142 118 ix 71 150 225

Indice de los Cánticos


pág*r
Ahora, Señor ,Cántico de Simeón) . 40'
A Vos, oh Dios alabamos (7> Deum) 10
Bendito sea el Señor (Benedictus) . 15 "
Pág*.

B endito sois Señ o r (Cántico de D avid) ......... .............................. 91


Bendito sois Vos ( Cántico de los tres jóv en es) .......................... 61
Canta lengua mía (Pange lingua ) ..................................................... 6
Cantemos al Señor (iCántico de M o isés ) ....... .............................. 171
Cantemos un himno (C ántico de Judit) .......... , .................................. 143
Escuchad, oh naciones ( Cántico de Jerem ías) ......!............... 160
Glorifica mi alma al Señor (M a g n ifica t ) .............. ....................... 37
Mi corazón se regocijará ( Cántico de A n a ) ................................. 145
Oíd cielos ( Cántico de M o isés) ....................................... ............. 227
Os alabaré Señor (C án tico, de Isaías) ............................................. 93
Señor, oí vuestra palabra (Cántico de H abacuc) ....... ........ . 198
Tened piedad de nosotros (Cántico del E clesiá stico ) .............. 224
Todas las obras del Señor (B enedicite ) ..................................... 56
Verdaderamente sois (C ántico de Isaías) ................... ...................... 195
Vos sois Señor (Cántico de T obías) ............................................. 117
Y o dije: A la mitad de mis días (C ántico de Isaías) ................120

Indice de las fiestas y de los santos


P ágs. Pág*.

Abaco y comp. márt. ...... 968 Benito, abad ........................ 1074


Agueda, virg. y márt.......... 1008 Bernabé, apóst....................... 1252
Agustín, ob. y conf.............. 1236 Bibiana, virg. y márt.......... 901
Ambrosio, ob., conf y doct. 910 Blas, ob. y márt.................. 1006
Anastasio y Vicente, márt. 976 Bernardino de Siena, conf. 1225
Andrés, apóst...................... 895 Bonifacio, ob. y márt......... 1245
Andrés Corsino, ob. y conf. 1007 Bonifacio, márt..................... 1213
Angela de Mérici, virg. ... 1239 Canuto, rey y márt.............. 968
Aniceto, papa y márt.......... 1121 Casimiro, conf................. . 1048
Anselmo, ob., conf. y doct. 1121 Catalina de Siena, virg. ... 1147
An,tonino, ob. y conf.......... 1205 Cátedra de san Pedro en ■‘
Antonio, abad ...................... 960 _ Artfioquía ........ 1037
Antonio de Padua, conf. ... 1255 — 'en Roma ........... .-............ ........... 962
Anunciación de la B. V . M. 1085 Cayo y ccmp. márt. ...... 1123
Aparición de la I. V . M. 1023 Circuncisión ...... 337
Apolonia, virg. y márt. ... 1019 Cirilo de Alejandría, Lcon­
Aquíleo y comp. márt. 1207 fesor y doctor ......... 1018
Ascensión del Señor ......... 675 Cirilo de Jerusalént ob.,
Atanasio, ob., conf y doct. 1177 conf. y doct. ................... 1064
Audifax y comp. márt........ 968 Cleto y Marcelino, ponts.
Basilio el Magno, ob., conf. y márt. .......1129
y doct. .............................. 1256 Crescendo y compi márt.... 1256
Beda el Veneráble, confe­ Cuarenta Mártires ..... ..1058 ^
sor y. doctor .................... 1232 Dámaso, papa y conf. 92?'
. * ■.
Dominica de Ramos ......... 569 Jorge, márt............................. 1124
Domitila y comp. márt. ... 1207 José, esposo de la Virgen. 1068
Dorotea, virg. y márt. ... 1013 José (Solemnidad) .............. 1150
Efrén, diác., conf. y doct. 1256 Jovita y Faustino, márt. ... 1036
Emerenciana, virg. y márt. 977 Juan ante Portam Latinam. 1192
Epifanía .......................... . 360 Juan, ap. y ev...................... 313
Epímaco y Gordiano, márt. 1205 Juan Crisóstomo, ob., conf.
Escolástica, virg. .............. 1021 y doct................................... 988
Erasmo, ob. y márt.............. 1242 Juan de Capistrano, conf... 1094
Estanislao, ob. y márrt. ... 1195 Juan Damasceno, conf. y
Esteban, protomárt............... 307 doct/ .................................. 1090
Eusebio, ob. y márt........... 949 Juan de Dios, conf.............. 1053
Fabián, papa y Sebastián, Juan Bta. de la Salle, conf. 1214
mártir ..................... .......... 969 Juan de Mata, conf.............. 1016
Faustino y Jovita, márt.... 1036 Juan de Sahagún, conf. ... 1255
Feliciano y Primo, márt. ... 1249 Jueves Santo .......................... 581
Felicidad y Perpetua ......... 1049 Juliana de' Falconieri, virg. 1257
Felipe Neri, conf.................. 1230 Justino, márt.......................... 1116
Felipe y Santiago, apóst.... 1174 León I, Papa, conf. y doct. 1111
Félix, presb. y márt........ . 954 Lucía, virg. y márt.............. 939
Félix I, papa y márt.......... 1239 Lucio I, Papa y mar* ....... 1048
Fidel de Sigmaringa, márt. 1125 Marcelino y Cleto, márt. ... 1129
Francisca Romana, viuda... 1056 Marcelino, Pedro y Eras­
Francisco Caracciolo, conf. 1243 mo, márt.............................. 1242
Francisco de Sales, obispo, Marcelo, Papa y márt.......... 959
conf. y doct .................. 991 Marcos, ev.............................. 1128
Francisco Javier, conf. ... 903 Margarita reina, vda........... 1250
Francisco de Paula, conf. 1105 María Magdalena de Paz-
Gabriel Arcángel ............... 1076 zis, v irg ............................... 1238.
Gabriel de la Dolorosa, cf. 1044 Mario, Marta, Audifax y
Gordiano y Epímaco, márt. 1205 Abaco, márt....................... 968
Gregorio I, papa, conf. y M arta y compañeros márt. 968
doctor .................... — .... 1060 Martina, virg. y márt.......... 992
Gregorio V II, papa y conf. 1227 Matías, ap. ........................... 1043
Gregorio Nacianceno^ ob,, , Mauro, abad ....................... 957
conf. y doct...................... 1204 Miércoles de Ceniza ........ 482
Guadalupe (Virgen de) ,.. 933 Miguel (Aparición de) ...... 1197
Hermenegildo, márt. ......... 1113 Modesto y comp. márt. ... 1256
Higinio,. papa y márt.......... ,953 Mónica, vda........................... 1188
Hilario, ob., conf. y doct. 954 Montserrat (Virgen de) ... 1135
Ignacio, ob. y márt.............. 9% Natividad de N . S. J.......... 297
Inmaculada Concepción .... 913 Nereo, Aquileo, Domitila y
Inés, virg. y márt............... 970 Pancracio, márt.................. 1207
— (segunda fiesta) ............ 990 Nicolás, ob. y conf. 908
Inocentes, marts.................. . 318 Nombre de Jesús ............... 344
Invención de la Santa Cruz, 1180 Norberto, ob. y conf........... 1248
Isidoro, ob., conf. y doct ... 1106 Pablo, ap. ’ (Conversión) ... 981

*
Pág3 | P ifts .

Pablo de la Cruz, conf. ... 1143 Sabas, abad ......................... 908


Pablo, ermit. y conf............. 956 Sagrada Familia ................ 369
Pancracio y comp. márt. ... 1207 Santiago y Felipe, apóst— 1174
Pascual Bailón, conf.......... 1213 Saturnino, márt..................... 894
Patricio, ob. y conf.............. 1063 Sebastián y Fabián, márt. 969
Pedro y compañero? márt. 1242 Siete Dolores de la B. V. M. 1097
Pedro Canicio, conf. y doct. 1131 Siete fundadores servitas ... 1031
Pedro Celestino, Papa y Silvestre, abad .................. 894
conf....................................... 1223 Silvestre, Papa y conf......... 333
Pedro Crisólogo, ob. conf. Simeón, ob. y márt.............. 1037
y doct.................................. * 905 Sotero y Cayo, pontífices y
Pedro Damián, conf y doct. 1040 márt...................................... 1123
Pedro Nolasco, conf............. 994 Timoteo, ob. y márt............. 979
Pedro, márt............................ 1146 Tito, ob. y conf.................. 1012
Pentecostés .......................... 715 Tomás, ap.............................. 951
Perpetua y Felicidad, márt. 1049 Tomás de Aquino, conf. y
Pío V , papa y conf......... . 1191 doct ................................... 1051
Policarpo, ob. y márt.......... 987 Tomás de Cantorbery, ob.
Primo y Feliciano, márt. ... 1249 y márt.................................. 327
Prisca, virg. y márt.............. 967 Ubaldo, ob. y conf.............. 1217
Pudenciana, virg................... 1223 Urbano I, Papa y márt. 1227
Purificación de la B. M. V . 1000 Valentín, pbro y márt.......... 1035
Raimundo de Peñafort, Venancio, márt. .................. 1220
conf. .................................. 977 Vicente y Anastasio, márt. 976
Resurrección ....................... 603 Vicente Ferrer, conf........... 1109
Roberto Belarmino, ob. Viernes ¿anto .................. 588
conf. y doct....................... 1209 Vito, Modesto y Ci escen-
Romualdo, abad .................. 1015 cio, márt.............................. 1256
Sábado San*o - ................. 595
Indice General

P ág*.

Introducción ................................................................................. 1
Documentos pontificios .......................................................... xxn
El año y sus partes ............ ..................................................... xxvn
Tabla Pascual antigua reformada ...................................... xxxrx
Tabla Pascual nueva reformada .......................................... .x l
Calendario ............................................ ...................................... x l iv
Rúbricas generales delBreviario ............................................ lv
Adiciones y variaciones en las Rúbricas del Breviario ... c
Dos tablas sacadas de las Rúbricas generales del Breviario c x ii
Ordenación del Oficiodivino ................................................. c x x v iií
Locuciones latinas citadasen las Rúbricas ......................... cxxxm

O r d in a r io d el O fic io d iv in o

Maitines ........................................................... '•.................................... 1


Laudes ................................ ................................................................................... 12
Prima ..................................................................................................................... 18
Tercia ...................... ................................................................................
Sexta .......................... ........................................................................................... 28
Nona ...................................................................................................................... 31
Vísperas .................................................................................................... 34
Completas ............................................................................................................... 33
Después de cada hora ................................................................................... 41
— del oficio divino ................................................................. ......................... 43

S a lt e r io d e l B r e v ia r io R o m a n o

Domingo .................................................................................................... 45
Feria Segunda ..................................................................................... 80
— Tercera ............................................................. w............................... 108
— Cuarta ................................................................................................. 133
— Quinta ................................. ............................i................................. 157
— Sexta .................................................................................................. 185
Sábado ....................................................................................................... 214

P ro p io d e T ie m p o .

Dominica I de Adviento ..................................................................... 243


Natividad de Nuestro Señor Jesucristo ............. .............'.............. 297
Págrs.

Epifanía del Señor ............................................................................ 360


Dominica de Septuagésima .............................................................. 450
— I de Cuaresma .............................................................................. 489
— de Pasión ........................................................................................ 553
Domingo de Resurrección ................................................................. 603
La Ascensión de N. S. Jesucristo ................................................. 675
Dominica de Pentecostés ................................................................. 715

Com ún d e S a n to s

En las Vigilias de los Apóstoles ..................................................... 733


Común de Apóstoles fuera de Tiempo Pascual .......................... 735
— de Evangelistas fuera de Tiempo Pascual ............................ 746
— de Apóstoles y Evangelistas en TiempoPascual ................. 750
— de un M ártir fuera de Tiempo Pascual .................................. 755
— de varios Mártires fuera de Tiempo Pascual ....................... 768
— de uno o varios Mártires en Tiempo Pascual ...................... 780
— de un Confesor Pontífice .............................................................. 790
— de Doctores ..................................................................................... 800
— de uh Confesor no Pontífice ............................................... 805
— de Abades ......................................................................................... 816
— de Vírgenes ..................................................................................... 820
— de Santas Mujeres .......... ............................................................... 832
— de la Dedicación de una Iglesia ................................................. 842
— de las Fiestas de la B. Virgen María ..................................... 864
Oficio de santa María en el Sábado ............................................. 879
— Parvo de la B. Virgen María .................................................... 884

Propio de los Santos

. Fiestas de Noviembre ..................................................................... 894


— de Diciembre .................................................................................. 901
— de Enero .......................................................................................... 953
— de Febrero ............................................ .......................................... 996
— de Marzo ......................................................................................... 1048
— de Abril ........................................................................................... 1105
— de Mayo .......................................................................................... 1174
— de Junio ........................................................................................... 1242
Oficio de Difuntos ............................................................................... 1158
Salmos graduales .................................................................................. 1263
Los siete salmos penitenciales ...................................................... 1270
Letanías de los Santos ..................................................................... 1270
Oraciones para la recomendación del alma ....................................... 1275
Indulgencia plenaria en la hora de lamuerte ................................. 1281
Bendición de la Mesa ......................................................................... 1283
Itinerario ................................................................................................. 1287
Preces para antes y después de laMisa ............................................ 1289
V
*E1 s a crificio d e a la b a n z a h o n r a r á a l S eñor.»
S a l m o X L 1 X , v e r s . 23.
B reviario R omano
E DI CI ÓN C O M P L E T A

TRADUCIDA Y ANOTADA
PO R

Dom A L F O N S O M .a GUBIANAS, o. s. b.
MONJE DE LA A B A D Í A DE M O N T S E R R A T

ILUSTRACIONES DE

H. A. M U N N É Y B. GILI ROIG

VOLUMEN I

DE A D V I E N T O A PENTECOSTÉS

E D I T O R I A L L I T U R GI C A E S P A Ñ OL A , S. A.
C o r t e s , 581. — B arcelona
m c m x x x v i
SltilL OBSTAT
Censor
Remigius Aixelá, O. S B.
5 . Th. Dr.

Cum C e n s o r a nobis depu tatus nihil r e p r e h e n s i o n e dignum i n v e n e r it


in opere, cui titulus Breviario Romano, a u c t o r e R. P . D. A l p h o n s o
M. Gubianas, O. S. B., permittimus, quantum ad N o s p e r tin e t, ut t y p is
mandetur.

S u b l a c i , 27 N o v e m b r is 1935

IMPRIMATUR
D. M a u r u s E t c h e v e r r y , O . S - B .
Abb. Gér.

D. P a u l u s V a n C a e t e r , O . S . B.
Cons a Secr.

L ICE N C IA D EL O R D IN frfclO

SIHIL OBSTA T: EI censor


Agustín Mas Folch, C . O

Barcelona, 3 diciembre 1935


IMPRÍMASE: M anuel, o b i s p o de B a r c e l o n a

P o r m a n d a to de S. E. R v m a
Dr. R a m ó n B a u c e l l s S e r r a
Canc. Serio.

Talleres Gráficos Irández. — Aragón, 197. — Teléfono 71872. — Barcelona


INTRODUCCION

I. ¿P ueden los fieles usar el Breviario Romano?

|Kí^ñMuando el Papa Pío X , de inmortal memoria, por medio de


su M otu proprio del día 22 de Noviembre de 1903 trazaba
el programa de su pontificado en sus relaciones con el culto
de la santa Iglesia, y a cuya realización había de dirigir las energías
todas de su grande alma, se expresaba de esta suerte: “ Nuestro
más vivo deseo es que el verdadero espíritu cristiano reflorezca en
todas sus formas y se mantenga en todos los fieles. Es, pues, nece­
sario atender, ante todo, a la santidad y a la dignidad del templo,
donde todos los fieles se congregan precisamente para beber este
espíritu en su fuente primera e indispensable, a saber, Ja participa­
ción activa en los sagrados misterios y en la oración pública y so­
lemne de la Iglesia” .
Los fieles atendieron con devoción y entusiasmo a las palabras del
Supremo Jerarca de la Iglesia, y desde aquel momento, es fácil
constatar la multitud de esfuerzos consagrados a la realización de
tan laudables y santas aspiraciones.
Fijando nuestra atención en las palabras del Soberano Pontífice,
vemos que son dos los medios que propone para que el espíritu cris­
tiano anime a los fieles: “ 1.° su participación en los sagrados mis­
terios, y 2.a en la oración pública y solemne de la Iglesia” . En
cuanto al primero de estos medios, o sea en lo relativo a la partici­
pación de los fieles en los sagrados misterios, en la santa M isa,
es innegable que actualmente muchos asisten al santo sacrificio co­
nociendo mucho m ejor que antes la naturaleza del mismo, su exce­
lencia, sus relaciones con la vida cristiana y las gracias de santifi­
cación que del altar santo manan constantemente para purificar,
elevar y dignificar las almas. Es verdad que no podemos conten­
tarnos con lo realizado; no obstante, los frutos conseguidos deben
estimularnos a no cesar en un apostolado tan necesario y el más pro­
vechoso para el bien espiritual de los hijos de la Iglesia.
Quiere el Papa que los fieles participen activamente en los sagra­
dos misterios; pero además nos propone otro medio, o sea la par­
ticipación de los mismos en la oración pública y soI°mne de la Ig le­
sia. Ahora bien, ¿de esta participación podemos afirmar lo mismo
que hemos dicho de la primera? Es innegable que muy poco se ha
realizado a fin de que los fieles puedan tomar parfe-^n la oración
oficial de la santa Iglesia, en el Oficio divino. Por esta razfrn-^jleseo-
sos de que sea conocida la oración pública v solemne de la IgléBia^
no hemos perdonado esfuerzo alguno hasta haber conseguido poner
en manos de cuantos se glorían de ser hijos de la Iglesia, el libro
que contiene esta misma oración, el Breviario Romano, bien per­
suadidos de que si esta plegaria es conocida, si nos aprovechamos
de sus tesoros de espiritual formación cristiana, la vida de los fieles
adquirirá tal solidez, y se arraigará de tal suerte, y se unirá tan ínti­
mamente con Jesús, que podrá resistir valerosa y victoriosam ente a
todas las adversidades v a las pruebas más duras y más dolorosas en
defensa de su fe y para la práctica de la virtud.

U. ¿Qué es el Breviario Rom ano?

quizá alguno: ¿Qué es el Breviario Rom ano? El


reguntará

Breviario Romano es el libro de la Oración oficial de la Igle­


sia. La Iglesia debe orar, y debe orar siempre, porque tal es
la voluntad formal, expresa y decisiva de su divino Fundador. He
aquí sus palabras explícitas y terminantes: “ E s necesario orar siem ­
pre y no desfallecer1” . La realización de esta voluntad de Jesucristo,
nos la afirman las siguientes palabras iluminadoras y elocuentes de
nuestro Santísimo Padre el Papa Pío X I en su Encíclica Caritate
Christi compulsi: “ ¡Qué espectáculo más hermoso ofrece al Cielo y a
la tierra la Iglesia orante, cuando sin interrupción, día y noche, en
todas las regiones del mundo, entona los salmos divinamente inspi­
rados! No hay hora del día que no esté santificada por su liturgia
especial2: no hay edad de la vida humana que no tenga su lugar
1. Oportet sem per orare et non d eficere. L u c ., X V I I I , 1 .
2. “ L o s N octurnos d e l O f i c i o d e M a i t i n e s s im b o liz a n la p r i m e r a fa se de
n u e s t r a v id a c u a n d o t o d a v í a n o g o z á b a m o s d e l a lu z del m undo. E l o f ic io
de Laudes, q u e c o r r e s p o n d e a la a u r o r a , r e c u e r d a lo s t i e r n o s a ñ o s d e n u e s t r a
in f a n c i a , e n q u e e m p e z a b a l a r a z ó n a a l u m b r a r n o s c o n s u s v a c i l a n t e s a l b o r e s .
Prima, q u e s e r e z a e n la s h o r a s p u r a s y f r e s c a s d e l a m a ñ a n a , c u a n d o e l s o l
b r illa y a e n e l c ie lo , r e f l e j a la a d o le s c e n c i a , q u e g u a r d a s u i n o c e n t e c a n d o r
y d e s c o n o c e a ú n e l t u m u l t o d e l a s p a s io n e s , m i e n t r a s s e v a d e s a r r o l l a n d o e
ilu s t r a n d o c o n la s lu c e s d e l s a b e r h u m a n o . C o n l a h o r a d e Tercia , e n l a q u e
el s o l y a a r d ie n t e d e r r a m a a r a u d a l e s s o b r e l a t i e r r a l u z , c a l o r y v i d a , c o n ­
c u e r d a m u y b ie n la j u v e n t u d g e n e r o s a y ll e n a d e f u e g o , q u e r e b o s a d e a r ­
d im ie n to y s e l a n z a c o n v a l o r a la c a r r e r a d e la v i d a . S e x ta e s e l m e d io d ía ,
en los cultos de acción de gracias, en las alabanzas, en las preces,
en los actos de reparación comunes al cuerpo místico de Cristo, que
es la Iglesia” . Esto supuesto, la Iglesia para orar tiene un libro en
el que se contiene su plegaria, y este libro no es otro que el Brevia­
rio Romano. Toda alabanza, todo encomio, toda ponderación de este
libro es insuficiente para expresar su verdadero valor. El Breviario
es obra de la Iglesia, y es una obra tan excelsa y tan sublime, que
ella sola constituye un monumento perenne de su sabiduría, de su
celo por el culto con que debe ser honrado el Altísimo, y de su
solicitud por el bien espiritual de sus hijos.
Cuando la santa Iglesia pone en manos de sus hijos el Breviario,
les dice de una manera práctica y la más elocuente: “ Ahí tenéis
el libro clásico de la plegaria, el libro que compendia vuestra ins­
trucción religiosa, y el libro que os servirá admirablemente para
mantener vivo el fervor divino en vuestras almas mediante la me­
ditación de las verdades y los misterios de nuestra fe” .
Por lo mismo, si tuviésemos necesidad de dar una definición del
Breviario, diríamos que es: “ El libro clásico de la plegaria, de la ins­
trucción y de la meditación” .

III. Lugar que ocupa el Oficio divino en la Liturgia

del santo sacrificio de la Misa, centro de todo el culto


espués

católico, y de los Sacramentos, por los cuales se comunica la


vida sobrenatural a las almas, la parte más culminante de
la Liturgia la constituye el Oficio divino. Con él la Iglesia ha enri­
quecido a sus hijos con uno de los medios más poderosos para la
práctica de la virtud de la religión. Esta tiene por objeto el culto
de Dios, es decir, el honor que le es debido por su excelencia infi­
nita. Ahora bien, este honor debido al Altísimo lo procuramos por
medio de los actos de adoración, de acción de gracias, de impetra­
ción y de propiciación.
Examinando el contenido del Oficio divino, estudiando sus plega­
rias, sus himnos, sus alabanzas, sus cánticos, nos vemos obligados
a reconocer que con él se confiesa y reconoce a Dios por supremo
e n q u e e l s o l, ll e g a d o a l p u n t o c u l m in a n t e d e s u e l e v a c i ó n , t ie n e t o d a s u
f u e r z a ; p o r lo c u a l e s t a h o r a d e S ex ta h a c e p e n s a r e n l a e d a d v i r i l d e l h o m b r e ,
q u e e s co m o el ap o g e o d e s u s fu e r z a s , de su e x p e r ie n c ia y d e s u m a d u re z.
E n la h o r a d e Nona y a se in c l i n a e l d ía h a c i a el c a e r d e la t a r d e , o f r e c i é n ­
d o n o s u n a im a g e n d e l c o m ie n z o d e la v e j e z , e s a e d a d q u e e l h o m b r e v e m e la n ­
c ó l ic o a s o m a r s ie m p r e m á s t e m p r a n o d e lo q u e p e n s a b a . C o n V ísperas ll e g a
la p u e s t a d e s o l, q u e f i g u r a la e d a d a v a n z a d a y d e c r é p i t a q u e y a p r e s a g i a la
s e p u ltu r a . Com pletas t e r m in a la s e r ie d e d iv in o s o f ic io s , r e m e m o r á n d o n o s el
f ir d e la v i d a , la m u e r t e f i g u r a d a p o r e l s u e ñ o , a l q u e n o s v a m o s a e n t r e g a r .
A sí e s q u e c a d a u n a d e la s H o r a s c a n ó n i c a s s e r e l a c io n a c o n u n p e r io d o
d is tin to d e n u e s tr a e x is t e n c ia ” . ( C a r d . B o n a ).
rv

autor de todo lo creado; con él le damos gracias por los beneficios


recibidos; le pedimos cuanto necesita la Iglesia, y procuramos apla­
carles por las ofensas que se le hacen.
Por lo mismo, debemos reconocer que después del santo Sacri­
ficio, el primer lugar de la liturgia lo ocupa el Oficio divino. No
sólo ocupa el lugar inmediato al santo Sacrificio, sino que él mismo
es el sa crificiu m laudis, el sacrificio de alabanza, de que nos habla
el Profeta R ey en los salmos. Y , dado que es verdadeío-^acrificio de
alabanza, está de tal suerte unido con el sacrificio de la sant^JVIisa,
que sin él, la misma función sacrificial, misión primera de la Igle­
sia, no podría realizarse. “ El mismo sacrificio exterior, tal como
lo regulan la ley natural y positiva, no puede consumarse sin la
oración vocal. Esta dice con palabras lo que el sacrificio expresa
con hechos: A d iu n g itu r v oca lis oratio qu asi ad r e d d itio n e m d e b iti,
dice santo Tom ás1. Como el rayo de luz blanca se descompone, al
atravesar el prisma, en sus siete elementos primitivos, y manifiesta
en el espectro su variada belleza, así las palabras de la oración
explican a los sentidos la razón del sacrificio, y descomponen el
acto único, de suerte que en todos los componentes pueda el ojo
del alma y el corazón verle y considerarle en su profundo conte­
nido2’’. Añádase a esto que la Iglesia es el mismo Cristo; es su cuer­
po real y m ístico; es su plenitud: “ Dióle (a Cristo) el ser Cabeza
de toda la Iglesia, que es su cuerpo y plenitud” . Y la vida de Cristo
fué vida de oración; san Pablo nos lo presenta como Pontífice que,
en su vida mortal, eleva su plegaria, que es oída3. M isión de la
Iglesia debía ser continuar la oración de su Cabeza, Cristo Jesús;
al realizarla a través de los siglos, no ha hecho más que cumplir
los reiterados mandamientos de su M aestro y Fundador.
Estas razones ponen ya de manifiesto lo que la oración representa
en el campo de la Liturgia. Es la expresión pública y oficial del sen­
timiento religioso en la sociedad de los redimidos; la elevación co­
lectiva de la espiritualidad de la Iglesia a su Dios. Es la alabanza,
la acción de gracias, la petición de dones, que salen de los profundos
senos de la sociedad cristiana y que cristalizan en formas que la
Iglesia ha registrado en sus formularios de preces. La oración litúr­
gica es parte esencial de la Liturgia misma, puesto que es mani­
festación esencial del culto. En cierto sentido toda la Liturgia es
oración, porque toda ella es una elevación continua a D ios; es el
magnífico epitalamio en que se celebra la unión de la Esposa y el
Esposo; unión de alabanza, de gratitud, de dones. E s la misma vida
sobrenatural de la Iglesia que le viene de D ios por su Cabeza,

1. Sum . Theol., 2. 2. q. 83, a. 12.


2. B a u m e r , H istoire du B réviaire, I. 13.
3. H ebr., V , 7.
Cristo, que hace vibrar lo más profundo de sus entrañas, y que
a Dios vuelve, exteriorizada en una forma oral, por la misma Ca­
beza: Per Christum Dominum nostrum.
“ Y como el Espíritu de Dios es el que vivifica la Iglesia, y El es
quien fecunda su pensamiento, y pone en juego los resortes de su
vida espiritual, y da elocuencia y sentido de Dios a sus palabras, po­
demos decir, aun prescindiendo de aquellas partes de la oración litúr­
gica que, tomadas de las divinas Escrituras, son la obra directa del
Espíritu Santo, que la oración de la Iglesia es el divino formulario
que el Espíritu de Dios ha puesto en boca de la Esposa del Cordero;
y que este formulario no es más que la traducción al lenguaje oral, de
aquel “ espíritu de plegaria” que había prometido Dios difundiría
entre los hijos de su reino1” .

IV. El Oficio divino y la necesidad de la oración

a st aobservar el orden con que ha dispuesto la Iglesia su ora­


ción oficial en el Breviario para convencerse de que con ella
se propone realizar el precepto del divino Maestro, diferen­
tes veces repetido en el santo Evangelio: “ Es necesario orar siempre
y no desfallecer2” . Debemos orar siempre. Estas palabras tan termi­
nantes, que expresan la constante necesidad de la oración, no las
pronunció al acaso el divino Salvador, ni podían pasar inadvertidas
a la cuidadosa solicitud de la Iglesia, deseosa de cumplir toda la
voluntad de su divino Fundador. Por lo mismo, siguiendo el ejem­
plo de los Apóstoles, que, conforme nos indica el Libro Sagrado,
“ perseveraban en oración” 3, ha distribuido la oración litúrgica de
tal suerte que pueda decirse que con su ejercicio oramos durante
el curso de todo el día.
Para convencerse de la verdad de nuestro aserto, observemos
cómo distribuían el día las instituciones del pueblo judío, a las cua­
les, de algún modo, ha querido conformarse la Iglesia.
El día, esto es, el espacio de veinticuatro horas, empezaba para
los judíos, no a media noche, sino a la puesta del sol. Por este
motivo, la celebración del Sábado y de las fiestas principiaba en la
tarde. “ Vuestras fiestas, leemos en el Levítico, las celebraréis desde
una tarde hasta la otra4” . La Iglesia continúa, por medio de la li­
turgia, la tradición del pueblo de Israel en cuanto a la distribución
del tiempo destinado a celebrar las fiestas. Por eso el día litúrgico

1. Gom a, Valor educativo de la Liturgia Católica


2. O portet scm per orare et non deficere. L u c., X V I I I , 1.
3. E ra n t perseverantes unanim iter in oratione. A ct., I , 13 .
4. A vespera usQue ad vesperam celebrabitis sabbata vestra. Lev., X X I I I , 32,
empieza en la tarde. La noche y el día constan de doce horas de di­
ferente duración, según las diversas estaciones, y están repartidas
en cuatro períodos de tres horas cada uno. A las cuatro partes de la
noche se les da el nombre de Vigilias; las del día las hallamos indi­
cadas con toda claridad en la parábola de los obreros de la viña1'.
Dada la limitación del hombre en la presente vida, no es posible
que permanezca constantemente en oración; esto sobrepuja nues­
tra posibilidad ordinaria. A fin de realizar el ideal d e"4 ao ració n ,
la Iglesia ha establecido la plegaria para cada una de estas "pactes
en que se considera dividido el día. D e ahí la razón de los diversos
oficios que constituyen el rezo divino. El siguiente esquema nos hará
ver la constitución y distribución fundamental del Oficio litúrgico.

O f ic io d e la n o c h e

1. Primeras Vísperas, a la puesta del sol (hacia las 6 de la tarde)


jy 2. Primer nocturno (hacia las 9 de la noche)
■S 3 3.Segundo nocturno (hacia la media noche)
^ ^ 4.Tercer nocturno (hacia las 3 de la mañana)

O f ic io d e l d ía

1. Laudes, a la salida del sol (hacia las 6 de la mañana)


„ <8 2.Tercia, oficio de la tercera hora (hacia las 9 de la mañana)
2 § 3.Sexta, oficio de la sexta hora (hacia mediodía)
Ü¡ g 4.Nona, oficio de la hora novena (hacia las 3 de la tarde)
Por último, las Segundas Vísperas2 están señaladas para antes de
la puesta del sol (entre 5 y 6 de la tarde).
En el siglo v o v i se juntaron a los oficios precedentes, el de
Prima (hacia las 7 de la mañana) y el de Completas, que se rezan
antes de entregarse al descanso. Estos oficios son evidentemente de
origen monástico, y de ellos hace ya mención san Benito en su in­
mortal Regla.
De esta suerte el Oficio divino comprende todo el espacio del
día y de la noche. Todas las horas son santificadas por la oración
y la alabanza. El ideal de la plegaria continua se halla realizado
dentro de la medida que consiente la flaqueza humana.
Si siempre necesita el hombre del auxilio divino, siempre puede
conseguirle por medio de la plegaria, a la que el Señor, cuando reú­
na las debidas condiciones, atenderá siempre, teniendo presente que
si oramos, es ante todo para cumplir su voluntad santísima.
1. M atth., X X , 1 - 1 6 .
2. C a d a d ía s e r e z a n s ó lo u n a s V í s p e r a s , l a s c u a le s s e ll a m a n prim eras si
p e r t e n e c e n a l o fic io d e l d ía s ig u i e n t e y segundas s i a l d e l m is m o d ía .
V. Origen del Oficio divino

h un hecho innegable que el Oñcio divino constituye la ple-


p garia oficial y social del cristianismo. Para convencerse de
P este aserto basta abrir el Breviario. En él hallamos la ple­
garia litúrgica por excelencia propuesta como obligatoria a los sa­
grados ministros de la Iglesia católica.
Mas, acerca de este Oficio divino contenido en el Breviario, la
primera pregunta que se ofrece, lo primero que nos interesa conocer,
es su origen. ¿Cuál es, en efecto, el origen del Oficio divino?
Ante todo, hemos de confesar que el Oficio divino tal como hoy
está ordenado en la liturgia de la Iglesia católica, ha experimentado
múltiples variaciones en su desarrollo y desenvolvimiento. Con todo,
precisa tener presente que a pesar de estos cambios, modificaciones
y variaciones, en su parte esencial, en sus elementos básicos y cons­
titutivos, ha conservado siempre una admirable unidad.
Esta observación la consideramos de suma importancia para
comprender la verdad de aquel conocido aforismo tan repetido en los
tratados de Liturgia: lex credendi legem statuit supplicandi. Es de­
cir, que la ley o la norma de la fe ha sido también la norma de la
plegaria.
D e este aforismo se desprende que siendo una y misma la fe,
la plegaria debe ser también una sola. Ahora bien, ¿cómo explicar
esta unidad de plegaria, en presencia de las variaciones y modifica­
ciones que ha experimentado la oración litúrgica?
L a explicación no puede ser más clara y obvia si atendemos a los
elementos que en todo tiempo han constituido la plegaria de la
Iglesia católica. Como estos elementos esenciales han sido siempre
los mismos, de ahí se deduce la unidad de la oración litúrgica.
Para persuadirnos de que los elementos esenciales de la plegaria
litúrgica han sido los mismos, no tenemos más que fijar la atención
en la breve noticia histórica de su desenvolvimiento que ofrece­
mos a continuación. En ella veremos que estos elementos esen­
ciales se reducen a tres órdenes: 1.° La palabra de Dios, o sea la
Sagrada Escritura, especialmente los Salmos; 2.° La oración de la
Iglesia, y 3.° La doctrina o enseñanzas de los Santos Padres y D oc­
tores ortodoxos.
En la ordenación y en la distribución de estos elementos ha rei­
nado gran variedad. Mas como quiera que siempre han formado
parte de la misma idénticos elementos, podemos decir con toda
verdad que siempre la Oración de la Iglesia ha sido la misma.
Esto presupuesto, estudiemos cómo se ha procedido en la cons­
titución de la plegaria litúrgica.

VI. Primera ordenación ücl Oficio divino

¡n la ordenación prim itiva del Oficio divino, unánimemente es


reconocida la influencia que tuvo la práctica-observada por
la Sinagoga.
Es cierto que el divino M aestro con su ejemplo y con sus ense­
ñanzas mostró a sus discípulos la necesidad de la oración. Toda la
vida de Jesucristo fué una no interrumpida plegaria. En confirma­
ción de esto, leemos repetidas veces en su vida, que oró. Antes de
empezar su divino apostolado pasó cuarenta días y cuarenta noches
dedicado por completo a la oración; antes de escoger los que habían
de ser sus Apóstoles, oró; antes de realizar los más admirables m i­
lagros, oró; ferventísim a fué su plegaria antes de despedirse de sus
discípulos reunidos en el cenáculo; quiso que su pasión sacratí­
sima empezara orando; en el árbol de la cruz continuó su plegaria,
y ahora en el cielo, como dice el gran Apóstol, siempre vive para
interceder por nosotros1.
Jesucristo oró, no porque tuviera necesidad de la plegaria, sino
para confirmar con su ejem plo las repetidas exhortaciones, las más
fervientes, con las cuales no cesó de inculcar a sus discípulos la
necesidad de la oración.
Jesucristo no sólo oró y predicó la necesidad de la plegaria, sino
que además enseñó lo mismo que habíamos de pedir (recuérdese la
oración del Padrenuestro), y explicó las cualidades que debían acom ­
pañar a nuestras plegarias.
Estos ejemplos y enseñanzas del divino M aestro constituyen cier­
tamente el fundamento dogmático del Oficio divino, pero nada nos
dice concretamente el santo Evangelio, ni de las veces que se deba
orar cada día, ni de las plegarias que en ellas se deban rezar. P or lo
mismo precisa acudir a otras fuentes para conocer los orígenes del
Oficio divino.
L a primera de estas fuentes, según hemos y a indicado, la hallamos
en lo que practicaba la Sinagoga. Esta celebraba cada día un triple
sacrificio: “ el de la mañana, el de la oblación del m ediodía y el de
la tarde” . Tres diversas veces cada día los piadosos israelitas acu­
dían al templo para el sacrificio, que iba acompañado de la plegaria
y la divina alabanza.
Este ejemplo de la Sinagoga había de ejercer indudablemente una
muy poderosa influencia en la ordenación de la plegaria practicada
1. Sem per viven s ad interpellandum pro nobis. H eb r., V I I , 25.
por los primeros cristianos. La mayor parte de ellos procedían del
judaismo; Jesucristo había orado en el templo; los Apóstoles con­
tinuaban también sus plegarias en el templo; muy natural era, por
lo mismo, que ellos siguiesen el ejemplo de la Sinagoga, y con su
triple oración rindiesen homenaje de adoración a la Trinidad Au­
gusta.
Con todo, de la lectura de los textos consignados en el libro de
los Hechos de los Apóstoles1 y en las Epístolas de san Pablo2 re­
ferentes a la plegaria, no puede deducirse que ésta fuese obligato­
ria ni para los eclesiásticos ni para los fieles. Es verdad que en el
libro de la Doctrina de los Apóstoles se habla de la obligación de
rezar tres veces cada día la Oración dominical; mas esta prescrip­
ción se refería sólo a los que no podían acudir a las reuniones
practicadas por los fieles durante la mañana y por la tarde, y de ella
no se puede deducir otra consecuencia sino la de que los primeros
cristianos practicaban la plegaria colectivamente, y que se creían
obligados al ejercicio de la oración.
E l verdadero punto de partida de la primitiva plegaria litúrgica
cristiana hemos de buscarlo en la celebración de la Cena Eucarís-
tica. Esta tenía lugar al caer de la tarde del sábado y se prolongaba
hasta bien entrada la noche precedente al domingo. En estas vigilias
o asambleas nocturnas, los primeros cristianos no se proponían tan
sólo la celebración de; los divinos misterios, el santo Sacrificio y la
recepción del Cuerpo del Señor, sino que además las aprovecha­
ban para el canto delos salmos, para practicar el precepto de la
oración y a fin de instruirse en las verdades de la fe.
En la carta de Plinio el Joven al emperador Trajano se ve cla­
ramente marcada la distinción entre la reunión nocturna y la sinaxis
eucarística, que tenía solamente lugar por la mañana. “ Los arrestados,
dice, aseveran que toda su falta o error consiste en tener costumbre
de reunirse un día fijo durante las horas de la noche, y de cantar
juntamente himnos a Cristo como a un Dios; después de lo cual
suelen retirarse, pero vuelven otra vez a reunirse para tomar jun­
tos una comida3” .
Las vigilias nocturnas, en su origen se celebraban sólo el día de
1. “ M a s c o m o e l p r im e r d ía d e l a s e m a n a n o s h u b ié s e m o s c o n g r e g a d o p a r a
p a rtir y com er el p a n e u c a r í s t i c o , P a b l o , q u e h a b ía d e m a r c h a r a l d ía s i ­
g u i e n t e , c o n f e r e n c i a b a c o n lo s o y e n t e s , y a l a r g ó la p lá t ic a h a s t a m e d ia n o c h e .
A c t., X X , 7.
2. “ H a b la n d o e n t r e v o s o t r o s y e n t r e t e n ié n d o o s c o n s a lm o s , y c o n h im n o s ,
y c á n t ic o s e s p ir itu a le s , c a n ta n d o y lo a n d o al S e ñ o r en v u e stro s co ra zo n es .
E p hes., V , 1 9 . “ L a p a l a b r a d e C r i s t o e n a b u n d a n c ia t e n g a s u m o n a d a e n t r e
v o so tro s, con to d a s a b id u r ía , enseñ án doos y a n im á n d o o s u n o s ^a o tro s, con
s a lm o s , c o n h im n o s y c á n t i c o s e s p ir itu a le s , c a n ta n d o deco ra zó n con g r a c ia
la s a D i o s ” . Colos., I I I , 1 6 .
a la b a n z a s _
A d firm ab a n t quod essent soliti statuto die ante lucem convenire carmenque
3.
C hristo quasi deo dicere secum invieem ; quibus peractis morem sibi disce­
dendi fu is s e rursusque coeundi ad capiendum cibum. E p i s t . X , 9 7 .
Pascua, pero muy pronto la vigilia pascual creó las vigilias domini­
cales. Estas, lo mismo que aquélla, para merecer el nombre de
T tx vvu x ís, que a menudo se les daba, hubieran debido durar toda
la noche, pero prácticamente comenzaban al caer de la tarde, se
interrumpían para ir a descansar y proseguían de nuevo al canto del
gallo. D e este modo, la vigilia nocturna que, primitivamente, cons­
tituía un solo oficio, dió origen, con su división o desmembramiento,
a las tres horas de Vísperas, M aitines y Laudes. - ^

VII. El Oficio divino según las “ Constituciones a p o stó lica s”

espu és de conocida 1?. primera ordenación del Oficio


divino tal como se desprende de los más antiguos documen­
tos cristianos, precisa que nos fijemos en lo prescrito por
las Constituciones apostólicas a fin de podernos hacer cargo de su
desarrollo y desenvolvimiento.
En este documento antiquísimo, compilado a últimos del siglo
cuarto o a principios del quinto, se lee textualm ente: “ Acudid a la
Iglesia cada día, mañana y tarde, para cantar los salmos y a fin de
practicar la oración en el templo del Señor1” . Y en el libro V I I I ,
cap. 34, se dice: “ Orad en las horas de Tercia, Sexta, Nona y V íspe­
ras2” . L a primera prescripción se refiere a la plegaria oficial y pú­
blica; la segunda a la oración privada.
Examinando con detención las Constituciones apostólicas vemos
que el Oficio divino era ya practicado de alguna manera, si bien inicial
y rudimentaria.
E l Oficio divino de las Constituciones apostólicas consta de V ís­
peras, M aitines y Laudes. D e estas tres horas canónicas, llam a­
das actualmente horas mayores, se hace mención y se prescriben las
plegarias litúrgicas en el documento que estamos estudiando, y si bien
en el mismo nada se dice de las horas de Prima y Completas, basta
fijarse un poco en el contenido las horas m ayores, para observar
cómo en ellas se contienen los elementos que más tarde constitui­
rán la plegaria de la mañana y la de la tarde.
En cuanto a las horas de Tercia, Sexta y Nona, es verdad que
para ellas no tenían señalados ni salmos ni plegarias especiales; no
obstante recomendaban a los fieles que en estos momentos rezasen
privadamente la oración del Padrenuestro acompañada de una do-
xología.
Por lo que acabamos de indicar, se puede fácilm ente comprender
la importancia que siempre han tenido las horas m ayores de V ís­

1. Convenite in ecclessiam sin g u lis diebus mane et vespere, ad canendos


psalmos et precationes in tem plo D o m in i faciendas. Cons. apost., lib. I I , cap. 59.
2. Precationes fa cite tertia, sexta, nona, vespere. Ib íd . lib. V I I I , cap. 34.
peras, Maitines y Laudes, y para convencernos de que con ellas
creían cumplir con todo el Oficio divino, es decir, con el precepto
de la oración y de la alabanza divina, recordemos que también el
antiguo Oficio de difuntos no constaba sino de las tres indicadas
Horas mayores.

VIH. El Oficio monástico en Oriente

esde el momento en que cesaron las persecuciones y en que


el culto católico pudo desplegarse con toda su magnificencia
y con todos los elementos de que dispone la religión cris­
tiana, vemos que se levantaron basílicas riquísimas y magníficos
templos destinados a rendir el homenaje de adoración debido a Dios,
mediante el santo Sacrificio y las divinas alabanzas.
Por su parte, los fieles más fervorosos quisieron solemnizar, por
medio de tres breves plegarias, los tres momentos de oración pri­
vada que eran de tradición apostólica y que estaban recomendados
en las Constituciones apostólicas. Estos momentos tenían lugar
en la hora de Tercia para conmemoiar la sentencia de la condena­
ción del Señor; en la de Sexta en que recordaban su crucifixión, y
en la de Nona para meditar su muerte. Con todo, estas plegarias
no eran obligatorias. Así para los fieles como para las personas
eclesiásticas, eran meramente facultativas y se dejaban a su devo­
ción. Por lo mismo, a fin de conocer el desenvolvimiento del Oficio
divino, nos interesa en gran manera fijarnos, más que en lo practi­
cado por los fieles en general, en lo que tenía lugar en las soledades
de Egipto y Palestina, pobladas de almas deseosas de practicar la
vida cristiana con toda perfección.
En los monasterios de Oriente, cuna del monaquismo, podemos
constatar cómo la práctica de la oración litúrgica ocupaba el primer
lugar entre todos sus ejercicios religiosos.
El Oficio divino de los monjes, con todo, variaba según las diver­
sas regiones.
En Egipto, por ejemplo, los monjes no rezaban más que las
horas de Vísperas y de Laudes. Conviene, no obstante, tener pre­
sente que sus Laudes comprendían el Nocturno, o sea nuestros
M aitines, y las Laudes matutinae. El Nocturno se celebraba cada
día, y no tan sólo en las Vigilias, como prescribían las Constitu­
ciones apostólicas. En las Vigilias este Nocturno era más largo que
el de las Ferias ordinarias. Esta costumbre ha llegado hasta nos­
otros. Por esta razón nuestros oficios de Feria no tienen más que un
solo Nocturno, y los oficios dominicales, procedentes de las vigilias
del' domingo, así como los oficios de santos, nacidos de las vigi­
lias practicadas en los cementerios, han conservado tres Nocturnos.
En cuanto a los oficios originarios de las vigilias estacionales, es
decir, nuestros oficios de los días de ayuno, solamente constan de
un Nocturno.
Los monjes de Palestina, más progresivos que los de Egipto,
tenían un Oficio divino mucho más rico en elementos litúrgicos y
mucho más desarrollado. A l curso nocturno cotidiano unían el curso
diurno de tres salmodias en las horas de Tercia, Sexta y Nona. A
estas horas juntaron hacia el año 382 la de Prima. He aqilí cómo
refiere Casiano su institución: “ En tiempos anteriores, después del
Oficio de la mañana (Laudes), el cual en los monasterios de las
Galias suele rezarse a continuación de los salmos y oraciones de la
noche con sólo un intervalo de algunos breves momentos, las horas
que quedaban antes de amanecer el día se concedían para el des­
canso del cuerpo; pero algunos monjes desidiosos abusaban de se­
mejante indulgencia para prolongar el sueño más de lo necesario.
” Como quiera que nada los obligaba a salir de su celda, ni aun a
levantarse del lecho hasta la hora de Tercia, perdían inútilmente
el tiempo del trabajo, y lo que es peor, durmiendo demasiado se
hacían ineptos para la oración durante las horas del día, máxime
cuando los oficios de la noche, por haberse prolongado hasta la
aurora, les habían ocasionado m ayor cansancio.
”Los más fervorosos lamentaban tamaña desidia, y para atajar el
mal dieron aviso a los Superiores, quienes después de serio examen
resolvieron que se permitiría a los religiosos descansar hasta el
amanecer sin obligarles a lectura alguna o trabajo, pero que trans­
currido ese tiempo se les despertaría a fin de que asistiesen a un
nuevo Oficio. Se rezarían en él tres salmos y tres oraciones, como se
practicaba desde tiempo inmemorial en los oficios de T ercia y Sexta,
humillándose de este modo tres veces en el acatamiento de D ios, y
después ya no sería lícito dormir más, sino que todos deberían co­
menzar sin demora su trab ajo 1” . E l oficio de Prim a no es, por tanto,
de origen apostólico, como algunos pretendieron, sino que nació en
el siglo cuarto de la manera que acaba de referirnos el autor de las
Instituciones monásticas, m onje del dicho monasterio de Belén.
En cuanto al oficio de Com pletas, hallamos su primera indicación
en Oriente hacia el año 360. En sus principios, el oficio de Com ­
pletas consistió en el rezo de varios salmos, en especial del 90, que
quedará como la plegaria clásica de la oración canónica de la n o ­
che. Esta plegaria, de uso meramente local en Oriente, pasó luego a
Occidente, y adoptado por los monasterios, entró definitivamente
a formar parte del Oficio divino de toda la Iglesia.

1. Institutiones monasticae, lib. III, c. 4 y S.


IX. El Oficio divino en Occidente

ja ¿jrjjSÍAS prácticas de Oriente relativas al Oficio divino pasaron


i a Occidente hacia el siglo cuarto. En el año 360, san Hilario,
L M i obispo de Poitiers, nos da cuenta del fervor con que la Igle-
— sia de las Galias celebraba los oficios de Vísperas y Laudes. El
mismo santo da a entender que en las mencionadas iglesias se prac­
ticaban las Vigilias en ciertos días.
Por medio de san Jerónimo y de san Isidoro sabemos que el indi­
cado obispo de Poitiers compuso diferentes himnos para el Oficio
divino. El santo, en su destierro de Oriente pudo apreciar la im­
portancia del canto de los himnos en las iglesias griegas y siriacas.
En Milán, san Ambrosio, obispo desde el año 374, introdujo en
su iglesia la práctica oriental de las vigilias cotidianas; ordenó que
los salmos fuesen cantados con antífona, y compuso un buen nú­
mero de himnos.
Lo practicado por la Iglesia de Milán, muy probablemente, se
propagó por toda Italia. Esto no obstante, hasta fines del siglo cuar­
to no se conoce con toda claridad, ni aun tratándose de la misma
Roma, el proceso que siguió la ordenación de las horas canónicas.
Si queremos exponer con exactitud las etapas de esta historia, nos
vemos precisados a confesar que ella empieza una vez han termi­
nado las persecuciones.
En Rom a, desde esta época, se ven cuatro diversas clases de edi­
ficios religiosos, a saber: las iglesias llamadas más tarde basíli­
ca s p a tria rca les , San Juan de Letrán, Santa M aría la M ayor, Santa
Cruz de Jerusalén, San Pedro del Vaticano, San Pablo extra­
muros, San Lorenzo y San Sebastián. Las tres primeras se hallaban
dentro de R om a; las otras estaban fuera de la ciudad, y consti­
tuían las b a sílica s d e lo s c e m e n te r io s . '
En segundo lugar hallamos los títid o s (titu li) , cuyo número lle­
gaba a 25 en el siglo cuarto. Estos títulos, con un presbítero como
presidente, servían para el cumplimiento de los diversos ministerios:
el bautismo, la penitencia, la sepultura.
Ocupaban el tercer lugar las D ia co n ía s, las cuales en número de
siete, y con un diácono al frente, disponían de una iglesia y de un
local destinado al ejercicio de obras caritativas.
Por último, un cuarto grupo estaba formado por las iglesias de
los cementerios, administradas por los clérigos titulares de las mis­
mas. Existían, por lo mismo, en Roma los clérigos de los títu lo s y
los clérig o s d e las regiones. A ellos estaba confiada la celebración
del. Oficio divino.
Según afirma san Jerónimo, las vigilias solemnes de los domingos
y de las estaciones se celebraban ya en una iglesia ya en otra.
En cuanto a las otras horas de Tercia, Sexta y Nona, salmodia
lucernal y matutinal, las damas romanas las rezaban en el retiro
de sus propias casas.
Por lo que se refiere a la distribución del Salterio entre las di­
versas horas canónicas, no vemos que de ello se preocupasen hasta
últimos del siglo cuarto. M as ya desde el siglo quinto sintieron la
necesidad de ordenar este elemento im portantísimo del G&cio di­
vino. E l principio que propusieron como base de esta ordenación,
fué el de que durante el curso de cada semana había de rezarse todo
el Salterio. Y así establecieron que la serie de salmos del 1
al 108, exceptuados algunos pocos, estuviese reservada para el oficio
de la noche; la serie del 109 al 147 para las Vísperas, y los salmos
del 148 al 150 los destinaron a la hora de Laudes. Para ésta seña­
laron, además, algunos salmos que parece son especialmente pro­
pios, tales como el salmo 50 Miserere y los salmos 92, 99, 62 y
66 para las Laudes del Domingo, y los salmos 5, 42, 64, 89, 142 y
91 para las Laudes de las Ferias de la semana. En el Salterio romano,
el salmo 118 fué asignado a las horas del día, Prima, Tercia, Sexta
y Nona. A las cuatro primeras divisiones de ocho versículos del
salmo 118, juntaron para la hora de Prima el salmo 53, el cual
debía repetirse todos los días al principio de aquella hora, añadien­
do además otro salmo diferente para cada día de la semana, excepto
el sábado, a saber: el 117, 23, 24, 25, 22 y 21.
Para la hora de Completas escogieron invariablem ente los mis­
mos salmos, o sea el 4, seis versos del 30, el 90 y el 133.
Para los M aitines del rezo romano, dejando aparte los salmos
que acabamos de indicar, eligieron los que forman la serie del 1 al
108, a razón de 18 salmos para el domingo (1-20) omitidos el 4 y
el 5, y de 12 salmos para los otros días de 1?, semana. Esta orde­
nación de salmos fué causa de una m uy evidente desproporción
entre los diferentes días de la semana.
San Benito evitó este inconveniente, y estableció el equilibrio
entre los diferentes días Dor medio de la división en dos partes de
los salmos más largos. Cada día, en el Oficio monástico ordenado
por san Benito, los M aitines constan invariablem ente de doce sa l­
mos repartidos en dos Nocturnos. El tercer N octurno de los do­
mingos y fiestas está formado por tres cánticos del Antiguo T esta ­
mento. L a serie empieza por el salmo 20, reservando los 19 prim e­
ros para la hora de Prima, la cual cada día consta de tres salmos
diferentes.
A fin de dar m ayor variedad a las horas menores, san Benito esta­
bleció que el salmo 118 se rezara en las horas menores del domingo
y del lunes, y para los restantes días de la semana escogió los sal­
mos graduales del 119 al 127, que son los más cortos.
Para el cántico de Laudes de los diferentes días de la semana,
adoptó el mismo de la Iglesia romana, y en vez de repetir cada día
los salmos 62 y 66 rezados sin interrupción y con una sola doxo-
logía al final del secundo, escogió para cada día un salmo diferente,
en el que se hace alusión, ya sea a la aparición del sol, ya a la'
resurrección del Salvador. Para las Vísperas de cada día, san Benito
señala cuatro salmos en lugar de los cinco de que consta el Oficio
romano.
La Iglesia ha respetado de tal suerte el orden de salmos estable­
cido por san Benito, que aun después de la reforma del Breviario
por el Papa Pío X , la Orden Benedictina conserva su primera dis­
tribución conforme las prescripciones de su santa Regla.
En cuanto a la distribución romana, se mantuvo tal como he­
mos apuntado, hasta que sobrevino la reforma del Papa Pío X.
Desde este punto de vista, el clero romano no experimentó, por
lo mismo, la influencia del monaquismo en la celebración del Oficio
divino.

X. La Sagrada Escritura elemento constitutivo del Oficio divino

a r a persuadirse de que la Sagrada Escritura entra como


elemento constitutivo del Oficio divino, no se necesita más
que abrir el Breviario. En la salmodia, lecciones, antífonas,
versos y responsorios, casi no observamos otro elemento constitu­
tivo que el de la Sagrada Escritura. Y de esta palabra de Dios, debe­
mos afirmar con la más verdadera exactitud, que el Salterio cons­
tituye el elemento primitivo y fundamental del Breviario.
D e los otros libros de la Sagrada Escritura que forman parte
del Oficio divino, solamente se han escogido algunos capítulos, al­
gunas perícopes; mas el libro de los Salmos está todo entero, y la
preocupación constante de la Iglesia ha consistido precisamente en
distribuirlo entre los días de la semana, de tal modo que pueda ser
rezado enteramente en el decurso de la misma, desde el domingo
al sábado. ^! : !
L a Iglesia, al adoptar el Salterio como parte esencial y fundamen­
tal del Oficio divino, lo ha consagrado como libro oficial de la plega­
ria cristiana, y en esto no ha hecho más que seguir el ejemplo del
pueblo judío, el cual se servía de los salmos en el templo de Jerusa­
lén, en las Sinagogas y en sus frecuentes peregrinaciones a la ciudad
santa, y sobre todo ha imitado el ejemplo de Jesucristo, quien se
dignó emplear las plegarias contenidas en los salmos en circunstan-
das tan solemnes de su vida como en la cena pascual y pocos mo­
mentos antes de expirar en el sacrosanto árbol de la cruz.
E§ta elección del libro de los Salmos hecha por la Iglesia, es por
sí sola un argumento de suma autoridad en favor de las plegarias
contenidas en el Salterio. Pero además existe otro argumento, y es
el testimonio de los hombres más eminentes, los cuales afirman y
publican las excelencias de las plegarias contenidas en el libro del
Profeta Rey.
Nos haríamos interminables si quisiéramos aducir sus encomios.
Nos limitaremos tan sólo a algunos. “ Cuanto se enseña en la ley,
cuanto leemos en la H istoria Sagrada, cuanto anuncian los Profetas,
y cuantas instrucciones, avisos y correcciones se hallan en la moral,
todo se halla contenido en los Salmos. Por esta razón, cuando los
leo, registro en ellos todos los misterios de nuestra santa Religión y
todo lo que vaticinaron los P rofetas; veo y reconozco la gracia de
las revelaciones, los testimonios de la resurrección de Jesucristo,
los premios y castigos de la otra vida; y aprendo a confundirme y
avengorzarme de mis pecados, y a detestarlos y evitarlos cuidadosa­
mente. E l ejemplo de un R ey y Profeta tan excelso me sirve de
modelo para que procure arrepentirme m uy de corazón de todos
ellos, llorarlos con amargas lágrimas y preservarme en adelante
para no volver a com eterlos1” . “ El libro de los Salmos contiene
una teología completa. La profecía del advenimiento de nuestro
Señor Jesucristo en carne mortal, las amenazas del juicio, la espe­
ranza de la resurrección, el temor del castigo, las promesas de la
gloria, la revelación de los más profundos misterios de la divinidad,
todo se halla recogido en este libro, formando como un tesoro pre­
ciosísimo, del cual todos pueden sacar riquezas incomparables2” .
“ El Salterio contiene toda la Escritura3” .
M as no es solamente por los Salmos que la palabra de D ios se
halla en el Oficio divino. El libro de la Oración oficial y social de
la Iglesia católica, además de los Salmos consta también de escogi­
das y las más interesantes lecturas sacadas de los otros libros
de la Sagrada Escritura.
Los primeros cristianos acostumbraban leer los libros santos
en las asambleas de los fieles, imitando en esto lo que tenía lu ­
gar en las Sinagogas. Los libros ael Antiguo Testam ento, lo mismo
que los del Nuevo, tuvieron su lugar propio en los oficios de la noche,
después del rezo de los salmos.
Después de haber hablado a D ios sirviéndose de sus mismas pa­
labras, los ministros de la plegaria pública debían escuchar al m is­

1. S. A g u stín , P ró lo go in Psalm os.


2. S. B a s ilio , H om . I in PsaJm.
3. S to . T om ás, E xp o sitio áurea ad D avidcm .
mo Señor, recibir sus avisos y enseñanzas. Un miembro de la
asamblea hacía el oficio de lector, y el texto sagrado comunicaba a
las almas de los oyentes copiosas luces y los más vivos afectos.
Para conseguir este fin distribuyeron las lecturas de los libros del
Antiguo y del Nuevo Testamento durante el curso del año litúrgico.
A las perícopes del Antiguo y del Nuevo Testamento señaladas
para cada uno de los días del año dieron el nombre de Escritura
ocurrente. Los días que no entran en esta enumeración, tales como
los de Cuaresma, las Cuatro Témporas, etc., tienen asignada una
homilía del Evangelio. Esta práctica constituye ciertamente una
preciosa ventaja proporcionada por el Oficio divino, el cual nos hace
leer, por lo menos una vez al año, los pasajes más importantes de
los Libros Santos.
Además, para las fiestas solemnes, no solamente del Señor, sino
también de la Santísima Virgen y de los Santos, que constan de
tres Nocturnos, las lecciones del primero se toman siempre de la Sa­
grada Escritura, con pasajes apropiados a las mismas festividades.
Por último, los responsorios correspondientes a las lecciones del
primer Nocturno están formados por las palabras de la Sagrada
Escritura. Y esto se observa especialmente en los domingos de Ad­
viento y Cuaresma. Estos responsorios son una especie de profe­
sión de fe que hace el coro a las enseñanzas recibidas en las lec­
ciones.
D e esta suerte, por medio de las lecciones de la Sagrada Escritura
que están en el Breviario, aunque de una manera compendiada, se
ve cómo está obligado el ministro de la Iglesia a leer cada año la B i­
blia en los momentos más favorables para que sea muy pro­
vechosa esta lectura. Por esto decía san Vicente de Paúl a unos clé­
rigos jóvenes: “ El Oficio divino es una escuela de todas las vir­
tudes. E l M aestro a quien se oye es el Espíritu Santo, el cual en­
seña toda verdad; lo son también los profetas, los apóstoles, los
santos” .
L a distribución de los textos de la Sagrada Escritura durante el
curso del año litúrgico ha sido ordenada por un canon apócrifo,
considerado como la norma de esta misma distribución. Este canon,
tal como se halla en algunos breviarios, está expresado en los versos
siguientes:
D isce per hoc scriptum quid sit, ve l quando legen dum :
A d ve n tu s p rop rie v u lt serm ones Isaiae. _
P o s t N a ta le sacrum recitat sacra lectio Paulu m . _
Q uinqu e libros M o y si tibi Septua Q uad raque m isit.
V u lt sibi scripta legi Ierem iae P a ssio C h risti.
A c tu s A p o sto licu s sequitur post P a sch a legendus,
H in c A p o ca lv p sim lege, Canonicasque vicissim ,
P o s t P en teco sten R egu m liber e x it in hostem ,

/. B r e v . 2_____________________________________________________________
Inde per Augustum retinet Sapientiae scutum.
P er totum mensem Sapiens Salomon tenet ensem.
Cantat September Iob, Tobiam , Judit, Esther
Octobri mense M achabaea trophaea recense. ^
Isti E z e c h ie l, Daniel durabunt mense Novem bri
Postea tu repetes bis sex in fine P rophetas1.

D e consiguiente, durante el ciclo de N avid ad , se leen en el A d ­


viento las profecías de Isaías, el evangelista anticipado de la en car­
nación del V erbo. Los responsorios sacados de este p ro feta o del
E van gelio de la m isa del dom ingo, recuerdan las prom esas de un
Redentor, o la feliz realización del m isterio de la E ncarnación en
el seno de M aría.
Desde N avidad hasta la dom inica sexta después de la E p ifan ía, se
leen las E pístolas de san Pablo, apóstol por excelencia del V erbo
encarnado, y el que hizo conocer con más celo su venida a este
mundo, y los frutos de la redención.
Desde el segundo domingo después de la E pifanía, los responso­
rios están form ados por los salm os que invitan a la confianza, al
amor y a la fidelidad en el servicio de Dios.
D urante el ciclo de Pascua, desde Septuagésim a al domingo de
Pasión, se leen los libros del Pentateuco, especialm ente el Génesis
y el Exodo. Con esta lectura se nos recuerda la prevaricación del
primer hombre, causa de nuestra ruina (S ep tu agésim a); el castigo
del diluvio, del cual fué preservado N oé con su fam ilia (Sexagé­
sim a) ; la vocación de Abrahán, padre de los creyentes (Quincuagé­
sim a). E l prim er domingo de Cuaresm a interrum pe la serie de
estas lecturas, para invitarnos con el A póstol san Pablo a sacar pro­
vecho espiritual de este tiempo de penitencia. Las lecciones son de
la segunda epístola a los Corintios.
Luego se nos recuerda la bendición dada por Isaac a Jacob (se­
gundo domingo de C u a resm a); a José vendido por sus hermanos
y puesto por la divina Providencia en E gipto para la salvación de
multitud de pueblos (tercer domingo de C u a re sm a ); a M oisés lla ­
mado para libertar al pueblo de D ios (cuarto domingo de Cuaresm a).
Los responsorios están sacados de las mismas lecturas; algunas v e ­
ces del Evangelio.

1. H e a h í p o r e s t e e s c r i t o q u é e s lo q u e s e h a d : l e e r y c u á n d o . E l A d ­
v i e n t o p id e q u e s e l e a n la s p r o f e c í a s d e I s a í a s . D e s p u é s d e la s a n t a N a v i d a d ,
s e r e c i t a n la s le c c i o n e s d e s a n P a b lo . D u r a n te S e p tu a g é s im a y la C u a r e s m a
n o s p r o p o n e lo s c in c o li b r o s d e M o i s é s . E l t ie m p o d e l a P a s i ó n d e C r i s t o e x i ­
g e lo s e s c r i t o s d e J e r e m í a s . D e s p u é s d e P a s c u a s e h a d e l e e r e l li b r o d e lo s
H ech os, y lu e g o e l A p o c a l i p s i s y la s C a rta s C a n ó n ic a s . D esp u és de P e n te ­
c o s t é s , e l li b r o d e lo s R e y e s s e n o s p r o p o n e c o n t r a n u e s t r o s e n e m ig o s . E l m e s
d e A g o s t o f a c i l i t a e l li b r o d e la S a b i d u r í a c o m o e s c u d o . P o r to d o e l m e s el
s a b io S a l o m ó n s o s t i e n e la e s p a d a . S e p tie m b r e c a n ta a J ob , T o b ía s , J u d it y
^ m e s d e O c t u b r e n o s r e c u e r d a la s v i c t o r i a s d e lo s M a c a b e o s . Y en
N o v i e m b r e se le e r á n E z e q u i e l , D a n i e l , y l u e g o lo s d o c e P r o f e t a s m enores.
Los responsorios del primer domingo de Cuaresma están for­
mados por textos de los profetas que nos invitan a la pe
el último responsorio es del salmo 90 mencionado en el Evangelio
de este domingo.
Durante las Ferias de Cuaresma las lecciones consisten en una
homilía del Evangelio de la Misa. Su finalidad es la de preparar los
catecúmenos para la vida nueva que recibirán en el bautismo, y
de disponer los pecadores a la penitencia. A este mismo fin tienden
las capitulas, las 'oraciones, en una palabra, toda la parte propia de
la liturgia de este tiempo.
En el tiempo de Pasión las lecturas de la Escritura son del pro­
feta Jeremías, o sea de aquel profeta que con más claridad, con
más elocuencia y con más sentimiento predijo los sufrimientos del
Salvador..
E l Oficio divino del día de Pascua nos propone las palabras de
san Pablo a los Colosenses, en las que explica los frutos de la re­
surrección de Cristo. Durante su octava se lee en cada día una ho­
milía sobre las diversas apariciones de Cristo resucitado, de que
se hace mención en el Evangelio de la Misa. Los responsorios
ofrecen un hermoso contraste entre el mismo Evangelio y las pro­
fecías que anunciaban el triunfo del león de la tribu de Judá.
El lunes de Cuasimodo empieza la lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles, en el cual se exponen los frutos de la resurrec­
ción en el principio de la Iglesia y el fervor de los primeros cris­
tianos. Las lecciones de este libro se prolongan durante dos semanas,
y van acompañadas de los responsorios de la octava de Pascua. Du­
rante los domingos tercero y cuarto de Pascua se lee el libro del
Apocalipsis de san Juan, maravillosa revelación del reino que Jesús
adquirió y en el cual ha entrado mediante su Ascensión. Los respon­
sorios son del mismo libro y manifiestan los ardientes anhelos que
los desterrados sienten por la patria eterna.
En las tres semanas que preceden a Pentecostés tiene lugar la
lectura de las Epístolas llamadas Católicas, de Santiago, san Pedro,
san Juan y san Judas, las cuales constituyen un homenaje al
Salvador resucitado y al poder maravilloso de su gracia. Van acom­
pañadas de los responsorios sacados de aquellos salmos en que
se hace alusión a la cautividad de Babilonia. A estas dominicas sigue
la gran solemnidad de Pentecostés con su octava, y durante estos
días leemos las lecciones de las homilías relativas a los Evangelios
de la Misa. Los responsorios proceden del libro de los Hechos, en el
cual se describe el misterio de la venida del Espíritu Santo que se lee
en la Epístola de la Misa.
En el ciclo del tiempo después de Pentecostés, se leen en sus prime­
ras semanas los libros de los Reyes, en los que las perso-
nas consagradas al servicio de Dios hallan modelos relacionados
con su vocación, tales como Samuel, levita según el corazón de
Dios; Saúl, escogido en un principio por sus excelentes cualidades,
y después rechazado a causa de su orgullo e ingratitud; D avid, pas­
tor a la vez de rebaños y de pueblos, perseguido y victorioso, pe­
cador y penitente; Salomón, sabio y fiel en su juventud, seducido
y culpable en sus últimos años. En los dos últimos libros de los
Reyes que nos refieren la separación de los dos reinos y contienen re­
latos amargos, podemos ver una alusión a los cismas y a las here­
jías, más funestas a la Iglesia que los mismos martirios de los
perseguidores. Los responsorios que acompañan estas lecturas ofre­
cen extractos de los relatos más emocionantes, tales como la muerte
trágica de Saúl, la vocación de D avid, su pecado y penitencia, etc.
En el mes de Agosto se proponen, para fortalecer la fe y esforzar
la caridad del lector, los libros sapienciales de los Proverbios,
Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico. Los responsorios están tom a­
dos de los mismos libros y tienden al mismo fin.
Las historias de Job, de Tobías, de Judit y de Ester, como m o­
delos de paciencia, de justicia y de templanza, se proponen en el
mes de Septiembre.
Durante el mes de Octubre, los libros de los M acabeos recuerdan
que la vida presente es una lucha continuada contra nuestros ene­
migos, y que sólo Dios es quien sostiene a los que combaten.
Por último, el mes de Noviem bre está reservado a la lectura de
Ezequiel, Daniel y los doce profetas menores. M ediante sus oráculos,
las almas cristianas son esforzadas y consoladas como lo fueron
los judíos en su expectación del Mesías. Los responsorios están fo r­
mados por las palabras de estos diversos libros, los que nos
son propuestos a fin de que leamos por lo menos una vez cada año
los pasajes más notables de las Sagradas Escrituras.
Por lo mismo que la Sagrada Escritura constituye, después del
convite eucarístico, el manjar más sólido, nutritivo y agradable
para las almas, la santa Iglesia ha querido que su libro de la ple­
garia propusiera anualmente a sus hijos aquellas enseñanzas que
más necesitan para la vida cristiana y para mantener vivo el re­
cuerdo de los misterios más principales de nuestra sagrada religión.
Cada una de estas enseñanzas, cada uno de estos misterios recor­
dados oportunamente en los Libros Santos, será una nueva luz
para el alma y un nuevo estímulo que la ayudarán poderosamente
en su labor constante para conseguir su unión con D ios, anhelo
supremo de la sagrada liturgia e ideal el más sublime de la vida
cristiana, al propio tiempo que su meditación servirá para m ante­
ner muy alejíSo el corazón del amor desordenado de cuanto podría
apartarlo del Sumo Bien.
Las cuatro Témporas nos proponen para lectura una homilía so­
bre el Evangelio de la Misa propia de cada uno de estos días.
El orden de las lecturas de los libros sagrados en el Oficio divino,
puede reducirse al esquema siguiente:
A d v ie n t o I s a ía s ¡ T o b ía s
o." s e m a n a d e
D e N a v id a d a iE p ís t o la s d e S e p b r e . a 1.a L ib r o s I J u d it
S e p tu a g é s im a I S a n P a b lo DE N o VBRE. h is t ó r ic o s | E ste r
S e p t u a g é s im a
> M acabeos
G é n e s is
C u aresm a
| E z e q u ie l
A c t o s d e lo s A p ó s t o le s

T ie m p o
( A p o c a lip s is
D a n ie l.
O seas
pascual - E p í s t o l a d e S a n t ia g o J o el
I E p ís t o la d e S . P e d r o A m os
\ E p ís t o la d e S . J u a n L ib r o s A b d ía s
De N o v ie m b r e
p r o f é t ic o s Jonás
P e n te c o s té s ib r o s de lo s R eyes. M iq u e a s
a A g o sto
1 N ahum
, P a r á b o la s H abacuc
1 .a se m a n a de S o f o n ía s
J I L i b r o s I E c le s i a s t é s
A g o sto a la A geo
' I s a p ie n c ia le s \ S a b i d u r í a
3 .a d e S e p b r e E c le s i á s t i c o Z a c a r ía s
Job . ! M a la q u ía s

Después de cuanto acabamos de indicar respecto de los elemen­


tos que constituyen el Oficio divino contenido en el Breviario R o­
mano, sólo nos resta llamar la atención de nuestros lectores, para
que atendido el amor y aprecio que siempre ha profesado la santa
Iglesia a su Breviario, a su Libro de Oración oficial y colectiva,
se hagan todos ellos apóstoles de esta obra entre los venerables
miembros del clero y de las almas consagradas a la vida religiosa,
a todos los cuales no dudamos interesará sumamente una com­
prensión cada vez más perfecta del Breviario Romano. D e esta
suerte, este tan loable apostolado será ya una recompensa que apre­
ciarán m uy de veras así la casa editora, la muy benemérita Edito­
rial Litúrgica Española, como el traductor, el cual aprovecha esta
oportunidad para agradecer muy vivamente a su particular amigo
el Rdo. D . Vicente Piera, Pbro., la valiosa cooperación prestada
para presentar esmeradamente la versión del Breviario Romano.

D om A lfonso M .a G u b ia n a s , O. S. B,
S u p e r io r del M o n a s te rio del M i r a c le

¡
1ú i
DOCUMENTOS PONTIFICIOS

R E SU M E N D E L A B U LA “ QUOD A N O B IS ” , D E PIO V

fe Rgtftf'L Papa san P ío V , en la Bula que em pieza Quod a nobis,


N publicada en R om a el día 9 de Julio del año 1568,
P m anifiesta que él ha ordenado la nueva edición del B re­
viario a fin de dar m ayor unidad a la plegaria litúrgica. Expone
cuanto hicieron con el m ism o fin P aulo I V y P ío IV , y el esfuerzo
realizado por él m ism o para dar cum plim iento a los deseos dei
Concilio de Trento. D a por abolido el Breviario que compuso el
Cardenal de Santa Cruz, y otros B reviarios romanos, así como
aquellos que, si bien introducidos por la autoridad o por un uso
legítim o, no contaban, por lo menos, con doscientos años de exis­
tencia. C oncede tam bién que aquellos B reviarios que tengan más
de dos siglos de existencia, puedan ser reem plazados por este B re­
viario, con tal que en ello consientan el Obispo y todo el Capítulo.
R evo ca todos los perm isos, costum bres, estatutos, privilegios e in­
dultos que den facultad para poderse servir, tanto en la plegaria
litúrgica como en la salm odia, de la form a y del rito de los B re­
viarios suprimidos. Ordena que el B reviario propuesto se use en
todo el orbe, exceptuados aquellos lugares que prefieran otro
Breviario que cuente doscientos años de existencia. E stablece que
en él nada se mude, añada o suprima. O bliga a cuantos están sujetos
a la recitación de las H oras canónicas, a que empleen este B re ­
viario, so pena de no cum plir con su obligación. M anda a todos
los Prelados que lo introduzcan así en el rezo del coro com o fuera
del mismo. Suprime la obligación que hasta entonces existía, de
rezar en el coro, b a jo pena de pecado, el O ficio P arvo de la
Virgen Santísim a, el Oficio de D ifu n to s, los Salmos penitenciales y
graduales, según las R úbricas del B reviario Rom ano. Con todo,
exhorta a que sigan rezándolo, concediendo cien días de indulgencia
por el Oficio P arvo de la Virgen Santísim a y por el de los D ifu n tos,
y cincuenta por los Salmos penitenciales y graduales, si se rezan
cuando los prescriban las Rúbricas. En aquellas partes en las cuales
exista la laudable costumbre de rezar en el coro el Oficio Parvo de
la Santísima Virgen, en lugar de aboliría la confirma. Finalmente,
señala el tiempo dentro del cual este Breviario será obligatorio
después de su publicación.

TEXTO DE LA BULA “ DIVINO AFFLÁTU” , DE PIO X

s del todo manifiesto que los Salmos, escritos por divina ins­
piración, y cuya colección forma parte del conjunto de las
Sagradas Escrituras, no sólo sirvieron en gran manera con
eficacia admirable desde los primeros tiempos de la Iglesia para
fomentar la piedad de los fieles que ofrecían “ hostia de perpetua
alabanza a Dios, esto es, fruto de labios que confiesan su nombre” 1,
sino que, conformándose con la costumbre practicada ya en la
antigua Ley, formaron parte principal de la sagrada Liturgia y del
divino Oficio. D e aquí que aquella “ voz genuina de la Iglesia”2 de
que habla san Basilio, y aquella salmodia “ hija — según Nuestro
predecesor Urbano V I I I 3 — de la himnodia que se canta asiduamen­
te ante el trono de D,ios y del Cordero” , en la cual los que se
han consagrado al culto divino deben, en primer término, "aprender
“ cómo se haya de alabar a Dios y con qué palabras se pueda
convenientemente confesarle”4. Hermosamente lo dice san Agustín:
“ Para que el hombre alabe a Dios dignamente, Dios mismo se
alabó; y, por haberse Dios dignado alabarse a sí mismo, puede ha­
llar el hombre el modo de alabarle5” .
A esto se añade una cierta admirable eficacia, inherente a los
Salmos, para mover las almas a la práctica de todas las virtudes.
Pues aunque “ toda nuestra Escritura, así la del antiguo como la
del nuevo Testamento, esté inspirada divinamente y sea útil a la
doctrina, como está escrito... pero el Libro de los Salmos, paraíso
que en sí contiene (los frutos) de los demás (libros), ofrece cánticos
especiales en que resuenan, al entonarlos, peculiares notas además
de las de aquéllos” . Del mismo san Atanasio6 son las palabras
siguientes: “ Paréceme que los Salmos son a modo de espejo para el
que los canta, ya que en ellos se contempla a sí propio y contempla
los movimientos de su ánimo, y por esta contemplación impresionado
los recita7” . Y san Agustín en las Confesiones dice: “ ¡Cuántas veces
lloré, profundamente conmovido, oyendo tus himnos y tus cánticos,
1. H ebr., X I I I , 15. 5. I n Psalm . 144, n. 1.
2. H om il. in P s. 1, n. 2. 6. E pist. cit., 2.
3. B u lla “ D ivinam psalm odiam ". 7. Op. cit., n. 12.
4. E p ist. in interp. Psalm . 10.
modulados dulcemente por la voz armoniosa de tu Iglesia! Aquella
voz penetraba en mis oídos y derramaba en mi corazón su verdad;
entonces el sentimiento piadoso se enardecía, y escapaban las lá­
grimas de los ojos y me sentía feliz1” . Y , a la verdad, ¿a quién no
conmueven los frecuentes pasajes de los Salmos, que tan alto hablan
de la inmensa m ajestad de Dios, de la omnipotencia, de su inena­
rrable justicia o de su bondad o de su clemencia y de las demás
infinitas perfecciones? ¿A quién no inspiran sentimientos semejantes
aquellas acciones de gracias por los beneficios recibidos de Dios y
aquellas humildes y confiadas plegarias por los que se esperan, o
aquellos gemidos del alm^a arrepentida de sus culpas? ¿A quién no
llena de admiración el Salterio cuando pregona los dones de la divina
misericordia al pueblo de Israel y a todo el linaje humano, y
cuando revela los dogmas de la celestial sabiduría? ¿A quién
no enciende en amor la imagen de Cristo Redentor, situada allí,
de propósito, en la penumbra, pero cuya voz oía san Agustín “ en
los Salmos, ya cantando, y a gimiendo, y a gozosa ante la esperanza
de lo futuro, ya triste ante la realidad presente?2” .
Con sobrada razón, pues, desde m uy antiguo se dispuso por los
decretos de los Rom anos Pontífices, por Cánones de Concilios y
leyes m onásticas, que los eclesiásticos de ambos cleros cantasen o
bien recitasen el Salterio íntegro cada semana. Y esta ley, conser­
vada en la tradición, santamente la observaron nuestros predeceso­
res san Pío V, Clem ente V I I I , Urbano V I I I , al revisar el Breviario
Romano. Por lo que aun ahora debería rezarse todo el Salterio cada
semana, si tal recitación, mudadas las circunstancias, no se im pi­
diera frecuentemente.
Y porque en el curso del tiempo fué creciendo sin cesar entre los
fieles el número de los que, muertos en la paz del Señor, la Iglesia
incluye en el catálogo de los santos y propone al pueblo cristiano
como patronos y modelos de virtudes, por esto en honor de éstos
comenzaron a propagarse los Oficios de los Santos, y con ello insen­
siblemente iban reduciéndose a silencio los Oficios de las Dom inicas
y Ferias, y relegándose al olvido no pocos Salmos que son, como
los demás, en frase de san Am brosio: “ bendición del pueblo, ala­
banza a Dios, oración de los fieles, aplauso de todos, lenguaje uni­
versal, voz de la Iglesia, armoniosa confesión de la fe, devoción llena
de autoridad, alegría de la libertad, clamor del júbilo, canto de la
alegría3” . Sobre esta omisión no escasearon quejas graves de v a ­
rones prudentes y piadosos, no sólo porque así se sustraían de
los consagrados por el Orden Sacro, tantos y tan idóneos medios
para alabar a D ios y para expresar los más íntimos sentimientos del
1. Lib. I X , c. 6. 3. E narrat, in P s . 1, n. 9.
2. l n P s . 42, n. 1.
alma, sino también porque se echaba de menos aquella deseable
variedad en la oración, tan a propósito para ayudar a nuestra fla­
queza en la recitación digna, atenta y devota. Pues, como afirma
san Basilio, “ en la monotonía no sé qué sopor adormece al alma, que
estando presente está ausente; pero al cambiar y variar la salmodia
y el canto a cada hora, se renueva su fervor y la atención se resta­
blece” 1.
No es de admirar, por lo tanto, que muchos Obispos de diversas
regiones del orbe elevasen preces a la Sede Apostólica, especial­
mente en el Concilio Vaticano, pidiendo, entre otras cosas, que en
cuanto fuera posible se restaurase la costumbre antigua de recitar
todo el Salterio semanalmente; de tal forma, sin embargo, que no
se aumentase la carga al clero, ya que, disminuido el número de los
operarios en la viña del ministerio sagrado, más ruda que otras ve­
ces es ahora su labor. Ahora bien, a estas preces que Nos hicimos
nuestras antes de subir al Pontificado Supremo, y a las que eleva­
ron después otros Venerables Hermanos y varones piadosos, Nos he­
mos propuesto atender, pero procurando que, después del rezo del
Salterio íntegro cada semana, ni faltase, por una parte, el culto de
los Santos, ni, por otra, se hiciese molesta a los clérigos la obligación
del Oficio divino, antes por el contrario, se hiciese más fácil. Y
así, después de implorar la misericordia del Padre de las luces, Nos,
siguiendo las huellas de Nuestros predecesores, designamos algu­
nos varones doctos y hábiles a quienes encomendamos el trabajo de
encontrar, después de maduro examen, una manera práctica de rea­
lizar Nuestro deseo. Los cuales, cumpliendo el encargo que se les
confiara, elaboraron una nueva disposición del Salterio; disposición
que después de estudiada diligentemente y aprobada por los Carde­
nales de la Santa Romana Iglesia, designados al efecto, Nos la ra­
tificamos, como conforme con Nuestra mente, en todas sus partes,
esto, es, con respecto al orden y división de los Salmos, a las Antí­
fonas, a los Versículos, a los Himnos con sus Rúbricas y R e­
glas, y mandamos que su edición auténtica se publicase por Nues­
tra Tipografía Vaticana y de aquí se divulgase.
M as como la disposición del Salterio tiene íntimo enlace con todo
el Oficio divino y la Liturgia, a nadie se ocultará que en lo que
decretamos ahora, damos el primer paso para la corrección del
Breviario Romano y del Misal, para lo cual hemos nombrado
una Comisión de eruditos. Pero mientras éstos dan cima a su
empresa, juzgamos oportuno restaurar ya algunas cosas tal y como
se prescribe en las Rúbricas adjuntas, y en primer lugar, que en
el Oficio divino se devuelva a las Lecciones señaladas de la Sa­

1. R egu lae fu s iu s tractatae, interrog. 37, n. 5.


grada Escritura con sus Responsorios del tiempo ocurrente el ho­
nor que se les debe, rezándolas con más frecuencia, y que la sagra­
da Liturgia de la antigua M isa de las Dom inicas entre Año y de las
Ferias, especialícente las cuadragesimales, recupere su lugar propio.
Así, en virtud de estas letras, ante todo abolimos ei orden del
Salterio según está en el actual Breviario Romano, y su uso; y
absolutamente lo proscribimos desde el primero de Enero de mil
novecientos trece. Mandamos que desde esa fecha se observe reli­
giosamente en todas las iglesias del clero secular y regular, en los
Monasterios, Ordenes, Congregaciones e Institutos religiosos, por
todos y cada uno de cuantos por cargo o costumbre recitan las
Horas canónicas según el Breviario Rom ano dado por san Pío V
y revisado por Clem ente V I II, Urbano V I I I , León X I I I , el orden
nuevo del Salterio como Nós lo hemos aprobado con sus Reglas
y Rúbricas, decretando su publicación por la Tipografía V a ti­
cana. A l propio tiempo declaramos las penas establecidas en de­
recho a los que faltaren a su obligación de rezar diariamente las
Horas canónicas; sepan éstos que no se cumple con tan grave
obligación, sino siguiendo nuestro nuevo orden del Salterio.
A todos, pues, los Patriarcas, Arzobispos, Obispos, Abades y
demás Prelados, sin exceptuar a los Cardenales-Arciprestes de las
Basílicas patriarcales de Rom a, les mandamos que, cada uno en su
diócesis, iglesia o cenobio, cuide de introducir el Salterio con las
Reglas y Rúbricas, según que por Ñus ha sido dispuesto, en el plazo
fijado, mandando también observar fidelísimamente dicho Salterio,
Reglas y Rúbricas a todos los demás que tienen obligación de re­
citar o cantar las Horas canónicas. Entre tanto será lícito a cual­
quiera en particular y a los Capítulos en general, si así pareciese a la
mayor parte del Capítulo, usar el nuevo orden del Salterio tan
pronto como se hubiese publicado.
Así lo establecemos, declaramos y sancionamos, decretando que
estas Nuestras letras sean y se tengan siempre por válidas y efica­
ces, no obstando constituciones y ordenaciones apostólicas, ge­
nerales y especiales y otras semejantes en contrario. A nadie, pues,
le será lícito infringir o temerariamente contravenir a esta pá­
gina nuestra, de abolición, renovación, licencia, precepto, estatuto,
indulto, mandato y voluntad. Y si alguno presumiera intentarlo,
reconózcase incurso en la indignación de D ios Omnipotente y de
los bienaventurados Pedro y Pablo, sus Apóstoles.
Dado en Rom a en San Pedro, año de la Encarnación del Señor
mil novecientos once, día primero de Noviem bre, fiesta de Todos
los Santos, año nono de nuestro Pontificado.
EL AÑO Y SUS PARTES

año consta de doce meses o cincuenta y dos semanas y un


l

día, es decir, de 365 días y casi seis horas, ya que este es


el tiempo durante el cual el sol recorre el Zodíaco. Las seis
horas que restan, forman cada cuatro años un día. D e ahí el año
intercalar llamado bisiesto o bisextil.

De 1a corrección del año, de su necesidad


y del Calendario Gregoriano

/'"''L'A N TOse ha indicado, o sea que el año consta de 365 días y seis
horas, debe entenderse, no de horas enteras, supuesto que fa l­
tan algunos minutos para que sean tales.
Sin tener en cuenta estos minutos, se siguió adelante, como
si el año, además de los 365 días, constase de seis horas enteras.
Y de ahí ocurrió que los minutos que se atribuían a cada uno de
los años, más de lo que requería debidamente, con el correr del
tiempo crecieron de tal suerte que, reunidos, constituyeron diez días.
E sta fué la causa de que el Equinoccio de primavera cambiase
de lugar.
E l Papa Gregorio X I I I , queriendo remediar este mal, no sólo
restituyó el Equinoccio de prim avera al lugar que le había seña­
lado el Concilio de Nicea, y del que, en el año 1582, se hallaba
alejado cerca de diez días, ya que el Concilio le había fijado el día
21 de M arzo, colocando además la X I V Luna pascual en su lugar,
sino que también señaló la regla que debía seguirse a fin de que en
adelante el Equinoccio de primavera y la X I V Luna pascual no
volviesen nunca a desviarse de su lugar.
Para que el Equinoccio de primavera fuese restablecido en
el día 21 de M arzo, ordenó que los diez días sobredichos del año
1582 fuesen suprimidos del mes de Octubre, de tal suerte que después
del día 4 dedicado a san Francisco, no siguiese el día 5, sino el 15
de Octubre. Y así el error que se había formado con el correr de
tantos años, de este modo quedaba corregido.
M as para evitar que el mismo error se repitiese, y a fin de que
el Equinoccio de prim avera no se apartase del día 21 de M arzo, el
mismo Papa Gregorio X I I I estableció que el día bisiesto continuase
cada cuatro años (como es costum bre), exceptuados los años secula­
res, que antes siempre fueron bisiestos, como quiso que lo fuese el
año 1600, próximo al año de la corrección; pero estableció que los
años centésimos que siguiesen después de éste, no fuesen todos
bisiestos, sino que cada 400 años, los tres primeros seculares no
fuesen bisiestos y lo fuese el cuarto, de modo que los años 1700,
1800 y 1900 no fuesen bisiestos, y que en el año 2000, un día b i­
siesto fuese intercalado según costumbre, teniendo el mes de F e ­
brero 29 días. Quiso también que el mismo orden en el omitir e
intercalar el día bisiesto cada cuatrocientos años se observase per­
petuamente.

Las Cuatro Tém poras

T a s Cuatro Tém poras se celebran los M iércoles, Viernes y Sába-

^ dos después de la I I I Dom inica de A dviento, después de la


I Dom inica de Cuaresma, después de la D om inica de Pentecostés
y después de la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

De la celebración de las Bodas

Ce p u ed e c o n tr a e r m a tr im o n io en c u a lq u ie r tie m p o d e l a ñ o . S o -
^ la m e n te la b e n d ic ió n so le m n e de la s bodas e stá p r o h ib id a del
I D o m in g o d e A d v ie n t o a l d ía d e la N a t iv id a d d e l S e ñ o r in c lu s iv e ,
y d e l M ié r c o le s de C e n iz a a la D o m in ic a d e P a s c u a in c lu s iv e .
Con to d o , lo s O rd in a r io s de lo s lu g a r e s pued en , ob servan d o la s
le y e s litú r g ic a s , p e r m itir la s , p o r u n ju s t o m o t iv o , a u n en lo s t ie m ­
p o s m e n cio n a d o s, a v is a n d o a lo s e sp o so s q u e se a b s te n g a n d e p o m ­
p as a p a ra to sa s.
Del ciclo de 19 años del Número Aureo

p L ciclo lunar es un período de 19 años, terminado el cual vuelve


de nuevo a la unidad. Se llama Número Aureo. Por ejemplo:
En el año 1577, el número del ciclo que se llama Aureo, es 1; en
el año siguiente 1578 es 2; y así en adelante, en los años siguientes,
va aumentando de uno a uno hasta 19, que es el Número Aureo
del año 1595; después de éste se ha de volver de nuevo a la unidad,
de modo que en el año 1596 el Aureo Número sea otra vez el 1, y
en el año 1597 sea el 2, etc.
A fin de que pueda hallarse el Número Aureo de un año, sea el
que fuere, se compuso la tabla siguiente de los Números Aureos,
empezando por el año de la corrección 1582 inclusive; esta tabla
sirve para siempre. Con ella, por lo tanto, se hallará el Número
Aureo de cualquier año posterior al 1584, del modo siguiente:

6 7 8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 1 2 3 4 5

l año 1582 se señala el primer número de la tabla, esto es, 6;


A al año 1583 el segundo, es decir, 7, y así se sigue indefini­
damente hasta llegar al año que se trata de saber cuál sea su N ú­
mero Aureo, volviendo siempre al principio de la tabla cuando
estuviere recorrida. Y el número que coincida con el año propues­
to, será el Número Aureo que se desea conocer.

M étodo breve para hallar el Número Aureo de cada año

número del año cuyo Número Aureo se intenta conocer,


l
A añádase una unidad. Por ejemplo, al año 1833 añádase 1 y
la suma que de allí resulta divídase por 19. Lo que reste cons­
tituirá el Número Aureo de aquel año. Si nada resta, el Número
Aureo será 19.

De las Epactas y Novilunios

a E pacta no es otra cosa que el número de días en que el año


Lde 354
solar común de 365 días supera al año lunar común, que consta
días. D e manera que la Epacta del primer año es 11, por
ser este número el de los días en que el año solar común excede ai
año lunar común. Y por esto en el año siguiente los Novilunios
tendrán lugar 11 días antes que en el año anterior. D e esto resulta
que la Epacta del segundo año es de 22, porque en este año, el año
solar excede 11 días, los cuales añadidos a los 11 primeros hacen 22.
Y por lo mismo, terminado este año, los Novilunios tendrán lugar
22 días antes que en el primer año. L a Epacta del tercer año será
3, porque si de nuevo se añaden 11 días a los 22, resultan 33; y si
de este número se quitan 30 días que constituyen una luna embo­
lismal, quedan 3 días, y así en adelante. Pues todas las Epactas
adelantan por el continuo aumento de 11 días, quitando, empero, 30
días, cuando esto sea posible. Tan sólo cuando se haya llegado a
la última Epacta correspondiente al Núm ero Aureo 19, que es 29,
se añaden 12, de suerte que restando 30 del número 41, se consiga
de nuevo la Epacta 11, como en el principio. Esto se practica a fin
de que la última lunación embolismal, al recurrir el Aureo Número
19, conste solamente de 29 días. Pues si constase de 30 días,
como las otras seis lunaciones embolismales, después de 19 años so­
lares no volverían los Novilunios a los mismos días, sino que
caerían hacia el fin de los meses, y tendrían lugar un^día más tarde
que antes de 19 años. Sobre esta m ateria se hallarán datos más
detallados en el libro que trata del nuevo modo de reform ar el
Calendario Romano. H ay diecinueve Epactas, correspondientes a
los Números Aureos, y antes de la corrección del Calendario co­
rrespondían del modo que están dispuestas en la siguiente tabla.

Tabla de las Epactas correspondientes a los Números Aureos antes


de la corrección del Calendario

Número A ureo............. 1 2 3 4 5 6 7 8
Epactas ...................... X I X X I I I I I X I V X X V V I X V I I X X V I I I

9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19
IX XX I X II X X III IV XV XXVI V II X V III X X IX

D ero el ciclo de 19 años del Núm ero Aureo es im perfecto y las


nuevas lunas después de 19 años solares no vuelven precisamente
a los mismos lugares, como se ha dicho. P or esto, aun este ciclo de
19 años es también im perfecto. Por ello fué corregido de tal
suerte que en lugar del Núm ero Aureo y de las E pactas predichas,
nos sirvamos de 30 números para las Epactas, o sea del 1 al 30,
siguiendo un orden regular, si bien la última Epacta, es decir, la
trigésima no sea señalada con una cifra, sino con el signo *, por lo
mismo que ninguna Epacta puede ser 30. Ahora bien, en todos los
tiempos, a causa de aquellas 30 Epactas, las 19 Epactas diversas
corresponden a los 19 Números Aureos, según lo requiere la ecuación
del año solar y del año lunar. Las 19 Epactas proceden, como pri­
meramente, del mismo número 19, y se añade siempre 12 a la Epacta
que corresponde al Número Aureo 19, a fin de que la Epacta si­
guiente corresponda al Número Aureo 1, y esto por la razón apun­
tada anteriormente. Esto quedará bien claro en la tabla siguiente,
que contiene los Números Aureos y las Epactas que se corresponden
desde el año de la corrección 1582, después de suprimir 10 días, hasta
el año 1700 exclusive. Si bien las Epactas vulgares se cambian en el
mes de Marzo, con todo, en realidad se deben cambiar en el princip;o
del año, juntamente con el Número Aureo, en cuyo lugar suceden
nuestras Epactas.

Tabla de las Epactas correspondientes al Número Aureo


desde el día 15 de Octubre de 1582 inclusive (después de haber res­
tado diez días) hasta el año 1700 exclusive

Número Aureo 6 7 8 9 10 11 12 13
E pactas............X X V I V II X V II I X X IX X XXI II X III
14 15 16 17 18 19 1 2 3 4 5
X X IV V X V I X X V II V I II X IX I X II X X III IV XV

p> or lo tanto, si se quiere hallar la Epacta de un año determinado


es necesario buscar el Número Aureo de este mismo año en el
orden de esta tabla, de modo que corresponda al tiempo en
el cual se halla el año propuesto. Luego, debajo del Aureo N ú­
mero en el orden inferior de la tabla se hallará la Epacta del año
propuesto, o por lo menos esta señal *. D e consiguiente, luego que
aquella Epacta o señal * fuere hallada en el Calendario, en aquel
día tendrá lugar la nueva luna. Se hallará el Número Aureo, o con
la regla precedente o con la tabla de las Epactas correspondientes
al tiempo propuesto, aplicando el primer Número Aureo de aquella
tabla al año en que empieza el uso de la tabla, y el segundo Nú­
mero Aureo al siguiente año, etc. Del mismo modo se hallará la
Epacta sin el Número Aureo, si la primera Epacta de la tabla se
aplica al año en que empieza su uso, y la segunda Epacta al si­
guiente año, etc.
Ejem plo: En el año da la corrección 1582 el Número Aureo es 6,
o sea el primero de la primera tabla, cuyo uso empieza desde los
Idus de Octubre de dicho año 1582, restados antes diez días. De
consiguiente, la Epacta será X X V I, que está colocada debajo del
Número Aureo 6, y la Luna nueva será el día 27 de Octubre, y eí
26 de Noviembre, y el 25 de Diciembre. D el mismo modo en el
año 1583, ya corregido el Número Aureo, es 7, al cual en la misma
tabla ha sido supuesta la Epacta V II, la cual en todo aquel año
indicará las nuevas lunas en el Calendario: como en Enero el dia
24, en Febrero el día 22, y en M arzo el día 24, etc,
Otra tabla de Iü s Epactas correspondientes a los Números Aureos
desde el año 1900 inclusive, hasta el año 2200 exclusive

Núm. Aureo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Epactas X X IX X X X I II X III X X IV V X V I X X V II V III

11 12 13 14 15 16 17 18 19
X IX * XI X X II III X IV 25 VI X V II

p a r a evitar toda confusión en el uso de esta tabla de las E pac­


tas, mostraremos esto con ejemplos. A l año 1901 atribúyese
la Epacta X , que se colocará bajo el Núm ero Aureo 2, y la
Luna nueva será el 21 de Enero, el 19 de Febrero, el 21 de
Marzo. D el mismo modo al año 1902 atribúyese la E pacta X X I ,
colocada bajo el Núm ero Aureo 3, la cual en todo aquel año m os­
trará las nuevas lunas en el Calendario, a saber: el día 10 de Enero,
en Febrero el día 8, en el mes de M arzo el día 10. Y así en ad e­
lante siguiendo el orden de los años y volviendo al principio de la
tabla cada vez que haya sido recorrida toda entera. Propongamos
otro ejemplo. Escojam os el año 1911. L a Epacta no está indicada por
número alguno, sino por esta señal *, la cual se coloca debajo del
Núm ero Aureo 12, y en el Calendario indicará durante todo aquel
año las Lunas nuevas, a saber: en Enero el día 1 y 31, en M arzo
(pues en el mes de Febrero no se dará entonces ninguna nueva luna,
dado que en él no se halla la señal *) el día 1 y 31, en A b ril el
día 29, etc.

Tabla de las letras Dom iniccles


desde los Idus de Octubre del año de la corrección 1582 {quitados
primeramente diez días) hasta el año 1700 exclusive

e llama letra Dom inical aquella que indica el Dom ingo en el C a­


S lendario eclesiástico. Si el primer día de Enero, que está desig­
nado con la letra A, es un Dom ingo, todos los Dom ingos del año
estarán designados con esta letra.

c b A f e d c A g f e c b A
g b d

g e d c b g f e d b A g f d
f A e e
p l uso de esta tabla es el siguiente: Al año de la corrección
1582 después de los Idus de Octubre (quitados antes diez
días) se le señala la letra c de la primera casilla, al siguiente año 1583
la letra b de la segunda, y al año 1584 se le señalan las letras A g
de la tercera casilla, y así a los años sucesivos por orden se
les señalan las otras casillas, hasta que se llegue al año pro­
puesto, volviendo al principio de la tabla cuantas veces se hu­
biere toda ella recorrido. Ahora bien, la casilla, en la cual ocurra el
año propuesto, con tal que sea anterior al año 1700, dará la
letra Dom inical del año que se desea. Y si esta letra fuese única^ el
año será común; y si constare de dos, será bisiesto; y en este caso
la letra superior indicará el día del Domingo desde el principio del
año hasta la fiesta de san M atías1, apóstol, y la inferior desde esta
fiesta hasta el fin del año.
Por ejem plo: Si se hubiese de hallar la letra Dominical del a
1587, cuéntese desde el año 1582, señalado por la letra c, hasta el
año 1587, dando una casilla a cada año (computando las dos
letras, cualesquiera que sean, la superior y la inferior, por una
casilla), y de esta suerte el año 1587 caerá en la letra d, la cual
ocupa el sexto lugar en la tabla. D e consiguiente, la letra Dom i­
nical para todo aquel año es la d, y el año es común, dado que la
casilla consta de una sola letra. Averigüemos ahora la letra D o ­
minical del año 1616. Contemos desde el año 1582, como se ha di­
cho, hasta el año 1616, volviendo al principio de la tabla después
que fuese recorrida, y llegaremos a estas dos letras c b, puestas en el
lugar séptimo. D e consiguiente aquel año es bisiesto, como quiera
que ocurren dos letras; la superior c indicará la letra Dominical,
desde el principio de aquel año hasta la fiesta de san M atías, y
la letra inferior b indica la restante parte del año.

Otra tabla de las letras Dominicales


desde el año 1901 inchtsive, hasta el año 2100 exclusive

f e d c A g f e c b A g e d
b d f

c b g f e d b A g f d c b A
A c e g

1. C u a n d p e l a ñ o es b isie sto la fie s ta de san M a tía s se ce le b ra el d ía 25


d e F e b r e r o . S i e l añ o no es b isiesto se ce le b ra el d ía 24 d el m ism o m es.
p L uso de esta tabla es el siguiente: Al año 1901 se le atribuye
la letra f de la primera casilla, y al año siguiente 1902 la letra
e, y así en adelante a los otros años, por orden, se les señalan las
otras casillas, hasta que se haya llegado al año propuesto, vol
viendo al principio de la tabla cuantas veces fuese ésta recorrida.
Ahora bien, la casilla en que caiga el año propuesto, dará su letra
Dominical, y si ocurriere una sola, el año será común, y si ocurrie­
ren dos, será bisiesto, y en este caso la letra superior mostrará el
día de Domingo desde el principio del año hasta la Fiesta de san
M atías, apóstol, y la inferior desde esta fiesta hasta el fin del año,

D e la In d ic c ió n

T a Indicción está constituida por un período de 15 años designa­


dos por las cifras de 1 a 15. Term inado este período, de nuevo
se vuelve a la unidad; cada año de este ciclo comienza en Enero en
las Bulas Pontificias. Y puesto que de las Indicciones se hace fre ­
cuente uso en los diplomas y escrituras públicas, puede utilizarse la
siguiente tabla, cuyo uso es perpetuo, para hallar fácilm ente en
un año cualquiera cuál es el año corriente de la Indicción. Esta
empieza en el año de la corrección 1582.

Tabla de la Indicción desde>el año de la corrección 1582

10 11 12 13 14 15 1 2 3 4 5 6 7 8 9

D ijes si al año 1582 le damos el primer número, que es el 10, y al


siguiente año 1583 el segundo número, que es el 11, y así en ade­
lante hasta llegar al año propuesto, volviendo al principio cuantas
veces hubiese sido recorrida la tabla, caerá el año propuesto en
la Indicción que se busca.

De las F iesta s m ovibles

P orlo mismo que por decreto del sagrado Concilio de N icea, la


Pascua, de la cual dependen !as demás Fiestas m ovibles, debe
ser celebrada el Domingo que sigue inmediatamente a la Luna X IV
del primer mes (los judíos llamaban prim er mes a aquel cuya Lu-
na X IV cae en el día del Equinoccio de primavera, el cual ocurre
el día 21 del mes de Marzo o le sigue inmediatamente), de ahí
proviene que, habiendo hallado la Epacta de un año cualquiera, si
de esta Epacta inscrita en el Calendario entre el día 8 de Marzo
y el 5 de Abril ambos inclusives (pues la Luna X IV de esta Epac­
ta cae o en el día del Equinoccio de primavera, es decir, el 21 de
Marzo, o le sigue inmediatamente) se cuentan 14 días inclusiva­
mente, descendiendo, la primera Dominica que sigue a este día dé-
cimocuarto es el de Pascua (a fin de que ésta no coincida con la*
Pascua de los judíos, lo cual acaecería si el día 14.° de la Luna ca­
yese en Dom ingo).
Ejem plo: En el año 1605 la Epacta es X , y la letra Dominical b.
Y porque hallamos la Epacta X entre el día 8 de Marzo y el 5 de
Abril inclusive, puesta frente al 21 de Marzo, en este caso si
contamos 14 días, hallaremos la Luna X IV en el día 3 de Abril,
que es Domingo, por lo mismo que frente a este día se halla la
letra Dom inical b. Para no coincidir, pues, con los judíos, que ce­
lebran la Pascua el día 14.° de la Luna, o sea aquella que está frente
al día 10 de Abril, en tal año la Pascua deberá celebrarse el día
10 de Abril. Así en el año 1604, la Epacta es el X X IX , y la letra
Dominical d c, por lo mismo que el año es bisiesto. Así, pues,
si después de la Epacta X X I X que, entre el 8 de Marzo y el 5 de
Abril inclusivamente se halla frente al 10 de Abril, se cuentan 14
días, el día 14.° de la Luna caerá el día 14 de Abril. Y potfqutt
en este caso, corre la última letra Dominical, o sea c, la que después
del día 14.° de la Luna está puesta frente al 18 de Abril, en dicho
año la Pascua se celebrará el día 18 de Abril.
Por lo demás, a fin de que se halle más fácilmente la fecha de
las Fiestas movibles, se han compuesto las dos tablas Pascuales de
las págs. x x x v i i i -x l , una antigua y la otra nueva. Con la antigua,
las Fiestas movibles se hallarán de este modo: A la izquierda de la
tabla se toma la Epacta corriente, y en la línea de la letra Domi­
nical se toma la letra Dominical corriente, pero debajo de la
Epacta corriente, de suerte que si la letra Dominical corriente se
halla frente a la Epacta corriente, se deberá tomar de debajo la
m ism a letra Dominical que está más cerca de ella. Frente a esta
letra Dom inical está indicada la fecha de todas las Fiestas movibles.
Por ejem plo: En el año 1606 la Epacta es X X I y la letra D o ­
minical A. Por lo tanto, si en la tabla antigua se toma la letra
Dom inical A, que está en el primer lugar debajo de la Epacta X X I,
se hallará frente a esta letra: Dom inica de Septuagésima 22
de Enero, día de Cenizas 8 de Febrero, Pascua día 26 de Marzo,
Ascensión del Señor 4 de M ayo, Pentecostés 14 de M ayo, y Fiesta
de Corpus Christi 25 de M ayo. Las Dominicas entre Pentecostés y
Adviento serán en este año 28, y la I Dom inica de Adviento se
celebrará el día 3 de Diciem bre, y así de las otras fiestas. D e un modo
parecido, en el año 1605 la Epacta es X y la letra Dom inical b, que
en la tabla se halla frente a la Epacta X . Por esto se deberá
tomar la letra b, que se halla más cerca debajo de la Epacta, y
frente a esta letra se halla: Septuagésima 6 deFebrero, día de C e­
nizas 26 de Febrero, Pascua 10 de Abril, etc.
Debe advertirse, con todo, que así como en un año común, ca­
yendo la letra Dom inical, en la tabla antigua, frente a la E pac­
ta, se toma la misma letra que está después de la Epacta, como
hemos ya dicho; así en un año bisiesto, si una de las dos letras
Dominicales entonces corrientes, se halla enfrente de la Epacta,
deberán tomar otras dos semejantes letras próximamente inferiores,
a fin de que se hallen las Fiestas movibles.
En la tabla Pascual nueva, las Fiestas movibles se hallan así:
En la casilla de la letra Dom inical corriente búsquese la Epacta
corriente. Enfrente se hallará la fecha de todas las Fiestas movibles.
Así para el año 1609 en la casilla de la letra Dom inical d, entonces
corriente, frente a la Epacta X X I X que corre en este mismo
año, se dice: Septuagésima el día 15 de Febrero, día de Cenizas el
4 de M arzo, Pascua el día 19 de Abril, etc.
Pero y a sea que se tome la antigua, ya la nueva tabla Pascual,
todas las Fiestas m ovibles se deben hallar en el año bisiesto mediante
la segunda letra Dom inical, es decir, con aquella que corre después
de la Fiesta del ¿Apóstol san M atías, a fin de que así no haya duda
alguna acerca de cuál de las dos letras deberá servir para hallar
ésta o aquella Fiesta. Pero esto de tal suerte, que al día hallado
para Septuagésima y Cenizas, en Enero o en Febrero, se añada un
día. Y esto se hace de este modo, porque antes del día de sani
M atías corre la primera letra Dom inical, la que en el Calendario
sigue siempre a la últim a; mas después de la Fiesta de san M atías,
en el mes de Febrero, aunque la últim a letra corra, con todo se
añade un día intercalado, de tal modo que el día 24 de Febrero se
diga 25, y el día 25 se diga 26, etc. P or lo cual si el día de Cenizas
cae en M arzo, nada se ha de añadir, porque entonces la última
letra corre, y los días del mes corresponden a los propios números,
dado que el día intercalar haya sido añadido al mes de Febrero.
D e esta suerte, si no se hiciese la averiguación por medio de la
última letra, no se hallaría de la manera debida la Septuagésim a en
el año bisiesto, corriendo la Epacta X X I V o X X V y la letra D o ­
minical d c, como se verá claram ente en el segundo y tercer
ejemplos para los años 4088 y 3784. Por ejem plo: En el año bisies­
to 2096 la Epacta será V y las letras Dom inicales A g. D e con­
siguiente, si por medio de la última letra, que es la g, se bus­
can las Fiestas movibles, se hallará la Septuagésima en el
día 12 de Febrero, que es Domingo, y el día de Cenizas en el
29 de Febrero, que es la Feria IV. Pero la Pascua y las restantes
Fiestas caerán en aquellos días que están indicados en la tabla.
D el mismo modo en el año bisiesto 4088 la Epacta será X X IV
y las letras Dominicales d c. Si, por consiguiente, en la letra c,
que es la última, se buscan las Fiestas movibles, se hallará la
Septuagésima el día 21 de Febrero, y si se añade un día, caerá
en el día 22 de Febrero, que es Domingo. El día de Cenizas
caerá el 10 de Marzo, por lo cual nada se añade.
En el año bisiesto 3784, la Epacta será X X V , y las letras D o­
minicales d c; de consiguiente, de nuevo, por la posterior letra c
se hallará la Septuagésima en el día 21 de Febrero, esto es, aña­
diendo un día, el 22. Por lo cual, si en estos dos años nos tu­
viésemos que guiar por la primera letra d nada conseguiríamos,
ya que entre las Epactas X X I V y X X V la letra d indica la Sep­
tuagésima el día 15 de Febrero, lo cual sería falso, supuesto que en
aquel año la última letra c indica la Pascua el día 25 de Abril,
y por lo mismo la Septuagésima el día 22 de Febrero, como se ve
claro, si desde el día de Pascua, las Dominicas se cuentan hasta la
Septuagésima.
En la primera tabla Pascual antigua reformada, en la izquierda,
antes de las Epactas, hemos puesto los Números Aureos en el mis­
mo orden en que se colocaban antes de la reforma del Calendario,
a fin de que con éstos se hallen las Fiestas movibles. Esto lo hemos
hecho con el fin de que las Pascuas y las demás Fiestas movibles
las pueda cualquiera hallar desde el Concilio de Nicea hasta el
año 1582. Y con el mismo artificio de los Números Aureos así dis­
tribuidos, se conocen así las Fiestas movibles como las Epactas.
Veamos, pues, de averiguar, por ejemplo, cuándo estas Fiestas se
celebraron en el año 1450. Por lo mismo que en aquel año el N ú­
mero Aureo fué el 7 y la letra Dominical d,. si se toma en el lado
izquierdo el Número Aureo 7 y la primera letra d, que se halla
después de él, se hallará al lado de esta letra d: la Septuagésima
el día 1 de Febrero, el día de Cenizas el 18 de Febrero, y la Pascua
el día 5 de Abril, etc.
E l Adviento del Señor se celebra siempre el Domingo más pró­
ximo a la fiesta de san Andrés, apóstol, o sea desde el día 27 de'
Noviem bre hasta el día 3 de Diciembre ambos inclusives; de
suerte que la letra Dom inical corriente, que se halla en el C a­
lendario desde el día 27 de Noviembre hasta el día 3 de D iciem ­
bre, indica el Domingo de Adviento. D e modo que, si por ejem­
plo, la letra dominical es g, el Domingo de Adviento caerá el
día 2 de Diciembre, por lo mismo que en aquel día se halla la le­
tra g en el Calendario, etc.
A l fin de las tablas Pascuales se ha puesto la tabla temporal de
muchos años y frente a la indicación de cada año se ve la fecha
de todas las Fiestas movibles. E sta tabla está tomada de las tablas
Pascuales que pueden servir para formar una infinidad de tablas
semejantes para cualquier otro año.
T a b la P a s c u a l a n tig u a r e fo rm a d a

1
'ti ■
Letras D o ­

Domingo 1
¡Núm. A u r.

Ascensión
minicales
Or

Septuag.

de A d v i e n
Cenizas

Pascua
Ciclo de

Pente­
Día d e

Christi
Corpm
costés
las Ha.
Epactas
1 Q -o

i
j
16 XXIII Ene. Febr. Mf?rz. Abril Mayo Mayo
5 XXII d 18 4 22 30 10 21 28 2 9 N o v
XXI e 19 5 23 l M ayo 11 22 2 8 30
13 XX f 20 6 24 2 12 23 28 1 Dic.
2 XIX g 21 7 25 3 13 24 28 2

XVIII A 22 8 26 4 14 25 28 3
10 XVII b 23 9 27 5 15 26 27 27 N o v
XVI c 24 10 28 6 16 27 27 28
18 XV d 25 11 29 7 17 28 27 29
7 XIV e 26 12 30 8 18 29 27 30

XIII f 27 13 31 9 19 30 27 1 Dic
15 XII g 28 14 1 Abr. 10 20 31 27 2
4 XI A 29 15 2 11 21 1 Jun. 27 3
X b 30 16 3 12 22 2 26 27 N o v
12 IX c 31 17 4 13 23 3 26 28

1 VIII d 1Feb. 18 5 14 24 4 26 29
Vil e 2 19 6 15 25 5 26 30
9 VI t 3 20 7 16 26 6 26 1 Dic.
V e 4 21 8 17 27 7 26 2
17 IV A 5 22 9 18 28 8 26 3

6 III b 0 23 10 19 29 9 25 27 N ov
11 c 7 24 11 20 30 JO 25 28
14 I d 8 25 12 21 31 11 25 29
3 * e 9 26 13 22 1 Jun. 12 25 30
XXIX f 10 27 14 23 2 13 25 1 Dic.

11 XXVIII g 11 28 15 24 3 1* 25 2
XXVII A 12 1 Mar 16 25 4 15 25 3
19 25 XXVI b 13 2 17 26 5 16 24 27 N ov.
8 X X V XXIV c 14 3 18 27 6 17 24 28
d 15 4 19 28 7 18 24 29

e 16 5 20 29 8 19 24 30
f 17 6 21 30 9 20 24 1 Dic.
g 18 7 22 31 10 21 24 2
A 19 8 23 1 Jun. 11 22 24 3
b 20 9 24 2 12 23 23 27 N o v
c 21 10 25 3 13 24 23 28
T a b la P a s c u a l n u e v a r e fo rm a d a

Letras Día
C iclo de las E p a cta s Septuagésim a
D om inicales de Cenizas

23 18 Enero 4 Febrero
22 21 20 1 9 I S 17 16 25 Enero 11 Febrero
D 15 14 13 12 11 10 9 l Febrero 18 Febrero
8 7 6 5 4 3 2 8 Febrero 25 Febrero
1 • 29 28 27 26 X X V 25 24 15 Febrero 4 Marzo

23 22 19 Enero 5 Febrero
21 20 19 18 17 16 15 26 Enero 12 Febrero
E 14 13 12 11 10 9 8 2 Febrero 19 Febrero
7 6 5 4 3 2 1 9 Febrero 26 Febrero
* 29 28 27 26 X X V 25 24 16 Febrero 5 M arzo

23 22 21 20 Enero 6 Febrero
20 19 18 17 16 15 14 27 Enero 13 Febrero
F 13 12 11 10 9 8 7 3 Febrero 20 Febrero
6 5 4 3 2 1 * 10 Febrero 27 Febrero
29 28 27 26 X X V 25 24 17 Febrero 6 Marzo

23 22 21 20 21 Enero 7 Febrero
19 18 17 16 15 14 13 28 Enero 14 Febrero
G 12 11 10 9 8 7 6 4 Febrero 21 Febrero
5 4 3 2 1 • 29 11 Febrero 28 Febrero
28 27 26 X X V 25 24 18 Febrero 7 Marzo

23 22 21 20 19 22 Enero 8Febrero
18 17 16 15 14 13 12 29 Enero 15 Febrero
A 11 10 9 8 7 6 5 5 Febrero 22 Febrero
4 3 2 1 * 29 28 12 Febrero 1 M arzo
27 26 X X V 25 24 19 Febrero 8 Marzo

23 22 2 1 20 19 18 23 Enero 9 Febrero
17 16 15 14 13 12 11 30 Enero 16 Febrero
B 10 9 8 7 6 5 4 6 Febrero 23 Febrero
3 2 1 * 29 28 27 13 Febrero 2 Marzo
26 X X V 25 24 20 Febrero 9 Marzo

23 22 21 20 19 18 17 24 Enero 10 Febrero
16 15 14 13 1 2 11 10 31 Enero 17 Febrero
C 9 8 7 6 5 4 3 7 Febrero 24 Febrero
2 1 * 29 28 27 26 X X V 14 Febrero 3 Marzo
25 24 21 Febrero 10 M arzo
T a b la P a s c u a l n u e v a r e fo rm a d a
06 '
« C
ü £ Dom inica
Pascua Pentecostés Corpus Cd
Ascensión primera de
Christi £ *
§•« Adviento
O-o

22 Marzo 30 Abril 10 Mayo 21 Mayo 28 29 N o v i e m b r e


29 Marzo 7 M ayo 17 Mayo 28 Mayo 27 29 N o v ie m b re
5 Abril 14 M ayo 24 Mayo 4 Junio 26 29 N oviem b re
12 Abril 21 M ayo 31 Mayo 11 Junio 25 29 N oviem b re
19 Abril 28 M ayo 7 Junio 18 Junio 24 29 N o v ie m b r e

23 Marzo l Mayo 11 M ayo 22 Mayo 28 30 N oviem b re


30 Marzo 8 Mayo 18 Mayo 29 Mayo 27 30 Noviembre
6 Abril 15 Mayo 25 M ayo 5 Junio 26 30 N oviem bre
13 Abril 22 Mayo 1 Junio 12 Junio 25 30 N oviem bre
20 Abril 29 Mayo 8 Junio 19 Junio 24 30 N oviem bre

24 Marzo 2 Mayo 12 Mayo 23 Mayo 28 1 Diciembre


31 Mwrzo 9 Mayo 19 Mayo 30 Mayo 27 1 Diciembre
7 Abril 16 Mayo 26 Mayo 6 Junio 26 1 Diciembre
14 Abril 23 Mayo 2 Junio 13 Junio 25 1 Diciembre
21 Abril 30 Mayo 9 Junio 20 Junio 24 1 Diciembre

25 M arzo 3 Mayo 13 Mayo 24 Mayo 28 2 Diciembre


1 Abril 10 Mayo 20 Mayo 31 M ayo 27 2 Diciembre
8 Abril 17 M ayo 27 Mayo 7 Junio 26 2 Diciembre
15 Abril 24 Mayo 3 Junio 14 J u n ‘o 25 2 Diciembre
22 Abril 31 M ayo 10 Juuio 21 Junio ! !4 2 Diciembre

26 Marzo 4 Mayo 14 Mayo 25 Mayo 28 3 Diciem bre


2 Abril 11 M ayo 21 Mayo 1 lunio 27 3 Diciembre
9 Aoril 18 Mayo 28 Mayo 8 Junio 26 3 Diciembre
16 Abril 25 Mayo 4 Junio 15 Junio 25 3 Diciembre
23 Abril 1 Junio 11 Junio 22 Junio 24 3 Diciembre

27 Marzo 5 Mayo 15 M ayo 26 M ayo 27 27 Noviem bre


3 Abril 12 Mayo 22 Mayo 2 Junio 26 27 Noviem bre
10 Ab/il 19 Mayo 29 Mayo 9 Junio 25 27 Noviembre
17 Abril 26 Mayo 5 Junio 16 Junio 24 27 Noviem bre
24 Abril 2 (unió 12 Junio 23 Junio 23 27 Noviem bre

28 M^rzo 6 Mayo 16 Mayo 27 Mayo 27 28 Noviembre


4 Abril 13 Mayo 23 Mayo 3 Junio 26 28 Noviembre
11 Abril 20 Mayo 30 Mayo 10 Junio 25 28 Noviem bre
18 Abril 27 Mayo 6 Juf t i o 17 Junio 24 28 Noviem bre
25 Abril 3 Junio 13 junio 24 unió 23 28 Noviem bre
T a b la te m p o r a l d e la s f i e s t a s m o v ib le s
Dom inical
Año d e l

Número
Sefior

Aureo
Letra

Epacta M iércoles
Septuagésim a de Ceniza Pascua

I
1933 A 15 ¡ II! 12 Febrero 1 M arzo 16 Abril
1934 K 16 ! XIV 28 Febrero 14 febrero 1 Abril
1935 f 17 | 25 17 Febrero 6 Marzo 21 Abril

1936 e d 18 VI 9 Febrero 26 Febrero 12 Abril


1937 c 19 XVII 24 Enero 10 Febrero i 28 Marzo
1938 b 1 XXIX 13 Febrero 2 Marzo 17 Abril
1939 A 2 X 5 Febrero 22 Febrero 9 Abril

1 i
1940 g f ! 3 I XXI 21 Enero 7 Febrero 24 M arzo
1941 e 4 11 9 Febrero 26 Febrero 13 Abril
1942 d 5 XIII 1 Febrero 18 Febrero 5 Abril
1943 c 6 XXIV 21 Febrero 10 Marzo 25 Abril

1944 b A 7 V 6 Febrero 23 Febrero 9 Abril


1945 g 8 XVI 28 Enero 14 Febrero 1 Abril
1946 f 9 XXVII 17 Febrero 6 M arzo 21 Abril
1947 e 10 viii 2 Febrero 19 Febrero 6 Abril

1948 d c 11 XIX 25 Enero 11 Febrero 28 Marzo


1949 b 12 * 13 Febrero 2 M arzo 17 Abril
1950 A 13 XI 5 Febrero 22 Febrero 9 Abril
1951 g XXII 2l Enero 7 Febraro 25 M arzo
14 1
1952 f e 15 III 10 Febrero 27 Febrero 13 Abril
1953 d 16 XIV 1 Febrero 18 Febrero 5 Abril
1954 c 17 25 14 Febrero 3 M arzo 18 Abril
1955 b 18 VI 6 Febrero 23 Febrero 10 Abril

1956 A g 19 XVII 29 Enero 15 Febrero 1 Abril


1957 f 1 XXIX 17 Febrero 6 M arzo 21 Abril
1858 e 2 X 2 Fabrero 19 Febrero 6 Abril
1959 d 3 XXI 25 Enero 11 Febrero 29 Marzo

1960 c b 4 II 14 Febrero 2 Marzo 17 Abril


1961 A 5 XIII 29 Enero 15 Febrero 2 Abril
1962 K 6 XXIV 18 Febrero 7 Marzo 22 Abril
1963 1 7 V 10 Febrero 27 Febrero 14 Abril

1964 e d 8 XVI 26 Enero 12 Febrero 29 M arzo


1965 c 9 XXVII 14 Febrero 3 Marzo 18 Abril
1966 b 10 VIII 6 Febrero 23 Febrero 10 Abril
1967 A 11 XIX 22 Enere 8 Febrero 26 Marzo
196S 12 « 11 Febrero 28 Febrero 14 Abril
g f
1969 e 13 XI 2 Febrero 19 Febrero 6 Abril
T a b la te m p o ra l de la s fie s t a s m o v ib le s

Indiccione*
Dom inicas
d. de P e n t
Año d e l
Señor

Pente­ Dominica Letra del


Ascensión Corpus
costés primera de M arti­
Christi
Adviento rologio

1933 25 M a y o 4 Junio 15 Junio 1 25 3 Diciembre c


1934 10 M a yo 20 M a y o 31 M a yo 2 27 2 Diciembre p
1935 30 M a y o 9 Junio 20 Junio 3 24 1 Diciembre F

1936 21 M ayo 31 Mayo 11 Junio 4 25 29 N oviem bre f


1937 6 M ayo 16 Mayo 27 M ayo 5 27 28 Noviembre s
1938 28 Mayo 5 Junio 16 Junio 6 24 27 Noviem bre N
1939 18 Mayo 28 M ayo 8 Junio 7 26 3 Diciembre K

1940 2 M ayo 12 Mavo 23 Mayo 8 28 1 Diciembre B


1941 22 M ayo 1 Junio 12 Junio 9 25 30 N oviem b re b
1942 14 Mayo 24 Mayo 4 Junio 10 26 29 N ov iem b re n
1943 3 Junio 13 Junio 24 Junio 11 23 28 N oviem bre E

1944 18 Mayo 28 Mayo 8 Junio 12 26 3 Diciembre e


1945 10 Mayo 20 Mayo 31 Mayo 13 27 2 Diciembre r
1946 30 M ayo 9 Junto 20 Junio 14 24 l Diciembre H
1947 15 M ayo 25 Mayo 5 Junio 15 26 30 N oviem bre h

1948 6 M ayo 10 Mayo 27 Mayo 1 2 f 28 N oviem b re u


1949 26 Mayo 5 Junio 16 Junio 2 24 27 N oviem b re P
1950 18 Mayo 28 M ayo 8 Junio 3 26 3 Diciembre 1
1951 3 Mayo 13 Mayo 24 Mayo 4 28 2 Diciem bre C

1952 22 Mayo 1 Junio 12 Junio 5 25 30 Noviembre c


1953 14 M ayo 24 Mayo 4 Junio 6 26 29 Noviembre P
1954 27 Mayo 6 Junio 17 Junio 7 24 28 Noviem bre F
1955 19 M ayo 29 Mayo 9 Junio 8 25 27 Noviem bre f

1956 10 Mayo 20 Mayo 31 M ayo 9 27 2 Diciembre 3


1957 30 Mayo 9 Junio 20 Junio 10 24 1 Diciembre N
1958 15 Mayo 25 Mayo 5 Junio 11 26 30 Noviem bre K
1959 7 Mayo 17 M ayo 28 M ayo 12 27 29 Noviem bre B

1960 26 Mayo 5 Junio 16 Junio 13 24 27 Noviembre b


1961 11 Mayo 21 M ayo 1 Junio 14 27 3 Diciembre n
1962 31 Mayo 10 Junio 21 Junio 15 24 2 Diciembre E
1963 23 Mayo 2 Junio 13 Junio 1 25 1 Diciembre e

1964 7 Mayo 17 M ayo 28 Mayo 2 27 29 N oviem bre r


1965 27 Mayo 6 Junio 17 Junio 3 24 28 N oviem b re H
1966 19 Mayo 29 Muyo 9 Junio 4 25 2 7 N o v i e m b r e h
1967 4 Mayo l 4 Mayo 25 Mayo 5 28 3 Diciembre u
1968 23 Mayo 2 |unio 13 Junio 6 2b 1 Diciembre C
1969 15 Mayo 25 Mayo 5 Junio 7 26 30 N oviem b re i
Calendario
Ciclo de Q ec
Q M e s
las Epactas J

ENERO

* A Cal. 1 L a C ir c u n c is ió n d el S eñ cr y O ctava de la
N a tiv id a d , D o b le d e I I cla se.
El D o m in g o e n tr e la C ir c u n c is ió n y la E p i­
f a n ía . E l S a n t í s i m o N o m b r e d e J e s ú s , D o ­
ble d e I I cla se.
xxix b iv 2 O c t a v a d e s a n E s te b a n , F r o t o m á r t ir , S im p le .
xxviii c iii 3 O c t a v a d e s a n J u a n , A p . y E v a n g . , S im p le .
xxvii d D.prec. 4 O c t a v a d e l o s s a n t o s I n o c e n t e s , M m ., S im p le .
xxvi e Nonas 5 V ig ilia de E p ifa n ía , S e m íd o b le . C o n m e ­
m o r a c ió n de san T e le s fo io , Papa y M á r tir .
25 x x v f viii 6 E p ifa n ía d e l D o b le d e I c la s e c o n
S eñ or,
O c t a v a p r iv ile g ia d a de 11 o rd e n .
L a D o m in ic a in f r a o c t a v a d e la E p if a n ía , L a
S agrad a F a m ilia de Jesú s, M a r ía y Jo sé,
D o b le m a y o r. C o n m . d e la D o m in ic a y de
la O c ta v a .
xxiv R vii 7 I I D ía d e la in fr a o c t a v a , S e m íd o b le .
xxiii A vi 8 I I I D ía d e la in fr a o c t a v a , S e m íd o b le .
xxii b v 9 IV D ía d e la in fr c o c t a v a , S e m íd o b le .
xxi c iv 10 V D ía d e la in f r a o c t a v a , S e m íd o b le .
XX d iii 11 V I D ía d e la in fr a o c t a v a , S e m íd o b le . C o n m .
d e s a n H ig in io , P a p a y M á r t ir .
xix e D. prec. 12 V II D ía d e la in f r a o c t a v a , S e m íd o b le .
xviii f Idus 13 O c ta v a de la E p ifa n ía , D o b le m a y o r.
xvii g xix 14 S a n H ila r io , O b ., C o n f. y D o c t. d e la I g le ­
s ia , D o b le . C o n m . d e s a n F é l i x , P r e s b . y
M á r t ir .
xvi A xviii 15 S a n P a b lo , p rim e r E r m it a ñ o , C o n f ., D o b le .
C onm . de san M a u ro , A b a d .
xv b xvii 16 S a n M a r c e lo I , P a p a y M á r t ir , S e m íd o b le .
xiv c xvi 17 S a n A n t o n io , A b a d , D o b le .
xiii d XV 18 C á t e d r a d e s a n P e d r o e n R o m a , D o b le m a ­
y o r. C o n m . d e s a n P a b lo , A p ., y d e sa n ta
P r i s c a , V i r g e n y M á r t ir .
xii e xiv 19 S a n to s M a r io , M a r t a , A u d i f a x y H a b a c u c , M m .,
S im p le . C o n m . d e s a n C a n u to , R e y y M á r t .
xi f xiii 20 S a n to s F a b iá n , P a p a , y S e b a s tiá n , M m ., D o b le .
x g xii 21 S a n ta I n é s , V i r g e n y M á r t i r , D o b le .
IX A xi 22 S a n to s V ic e n t e y A n a s t a s i o , M m ., S e m íd o b le .
viii b x 23 S a n R a im u n d o do P e ñ a f o r t , C o n f ., S e m íd o b le .
C o n m . d e s a n ta E m e r e n c ia n a , V i r g e n y M á r t .
vii c ix 24 S a n T im o te o , O b is p o y M á r t i r , D o b le .
vi d viii • 25 C o n v e r s i ó n d e s a n P a b l o , A p ., D o b le m a y o r
C on m . de san P e d ro , A p .
V e vii 26 S a n P o lic a r p o , O b . y M á r t ir , D o b le .
Ciclo de
Me s
las E p a cta s

iv f vi S a n J u a n C risó sto m o , O b ., C o n f. y D o ct., D o ­


ble.
iii g v S a n ta I n é s , V ir g . y M á rt. por seg u n d a vez,
S im p le .
ii A iv S a n F ra n c is c o d e S a le s , O b ., C o n f. y D o ct.,
D o b le.
i b iii S a n ta M a rtin a , V ir g . y M á r t., Sem id oble.
Ni c D . prec. S a n P e d ro N o la sco , C o n f., D oble.

FEBRERO

xxix d Cal. i San I g n a c io , Ob. y M á r t., D ob le.


xxviii e iv 2 P u r ific a c ió n de la B . V . M a r í a , D ob le de
I I clase.
xxvii f iii 3 S a n B la s , O b. y M á r t., S im p le .
25 xxvi g D. prec. 4 S a n A n d r é s C o rs in o , O b . y C o n f., D ob le.
XX V. x x i v A Nonas 5 S a n ta A g u e d a , V ir g . y M á r t., D oble.
xxiii b viii 6 S a n T it o , O b. y C o n f., D ob le. Conm . de s a n ­
ta D o ro te a , V ir g . y M á r t.
c vii 7 S a n R o m u ald o , A b a d , D ob le.
xxii ' 8
xxj d vi S a n J u a n d e M a ta , C o n f., D ob le.
v 9 S a n C ir ilo A le ja n d r in o , O b ., C o n f. y D o ct..
XX e
D o b le . C o n m . de san ta A p o lo n ia , V ir g . y
M á r tir .
iv 10 S a n ta E s c o lá s tic a , V ’ir g ., D ob le.
xix f
iii 11 A p a r ic ió n de la In m a c u la d a V ir g e n M a­
xviii g r í a , D o b le m ayor.
D. prec. 12 S ie t e sa n to s F u n d a d o re s de la O rd e n de los
xvii A S ie r v o s de la B . V . M a r ía , C o n fs ., D ob le.
Idus
x VÍ b xvi
S a n V a le n t ín , P re s b . y M á r t., S im p le .
XV c XV
S a n to s F a u s tin o y J o v ita , M m ., S im p le .
xiv d xiv
xiii e
xiii
xii f San S im e ó n , Ob. y M á r t., S im p le .
xii
xi g xi
X A X
ix b ix
viii c viii
C á te d ra d e s a n P e d r o e n A n t i o q u í a , D ob le
vii d m ayor. C o n m . de san P a b lo , A p .
S a n P e d r o D a m iá n , O b ., C o n f. y D o ct., D o ­
vii
vi e ble. C o n m . d e la V ig il ia .
vi S a n M a tía s , A p ó s to l, D o b le de I I clase.
V f
V
iv g iv
iii A iii
ii b D- pre c -
i c E n el a ñ o b is ie s to el m es d e F e b r e r o t i e n e 29
d ía s , la F ie s t a d e san M a tía s se ce le b ra
e l d ía 25 d e F e b r e r o , y se d ic e d os v e ce s
S e x t o K a le n d a s , e s to es, e l 24 y el 2 5 ;
y la le t r a D o m in ic a l q u e se tom ó en el m es
d e E n e r o , se m u d a en la p re c e d e n te ; por
e je m p lo , s i e n E n e r o la le t r a D o m in ic a l h u ­
b ie se sid o A i se ca m b ia p or la p re ce d e n te ,
q u e es g ; y la le t r a f s ir v e d o s v e c e s , el
24 y el 25.
Ciclo de Q M e s

Día
las E p a c ta s J

M ARZO

* d Cal. 1
xxix e VI 2
xxviii f V 3
xxvii iv 4 S a n C a s im ir o , C o n f., S e m id o b le . C o n m . d e san
g L u c io I , P a p a y M á r t ir .
xxvi A iii 5
25 x x v b D.prec. 6 S a n ta s P e r p e tu a y F e lic id a d , M m , , D o b le .
xxiv c Nonas 7 S a n to T o m á s d e A q u in o , C o n f. y D o c t., D o ­
ble.
xxiii d viii 8 S a n J u a n d e D io s , C o n f., D o b le .
xxii e vii 9 S a n t a F r a n c is c a R o m a n a , V d a . , D o b le .
xxi f vi 10 C u a r e n ta s a n to s M á r t ir e s , S e m id o b le .
XX g v 11
xix A iv 12 San G r e g o r io I, Papa, C o n f. y D o c t., D o b le .
xviij b iii 13
xvii c D. prec. 14
xvi d Idus 15
XV e xvii 16
xiv f xvi 17 S a n P a t r ic io , O b . y C o n f ., D o b le .
xiii g XV 13 S a n C ir i lo , O b . d e J e r u s a lé n , C o n f. y D o c l.,
D o b le .
xii A xiv 19 S a n J o s é , E sp o so d e l a B . V . M a r ía , C o n f.,
D o b le d e I I cla se .
xi b xiii 20
X c xii 21 San B e n ito , A bad, D o b le m ayor.
ix d xi 22
viii e X 23
vii f ix 24 S a n G a b r ie l, A r c á n g e l, D o b le m ayo r.
vi g viii 25 A n u n c i a c i ó n d e l a B . V . M a r í a , D o b le de
I cla se.
V A vii 26
iv b vi 27 San Juan D a m a s c e n o , C o n f. y D o c t., D o b le .
iii c v 28 San Juan d e C a p is t r a n o , C o n f ., S e m id o b le .
li d iv 29
i e iii 30
* f D. prec. 31

F e r ia V 'I de la D o m . d e P a s ió n , S i e t e D o ­
lo r e s de la B . V . M a r í a , D o b le m ayo r.
Conm . de la F e r ia .

A B R IL

xxix g Cal. 1
xxviii A iv 2 San F r a n c is c o de P a u la , C o n f ., D o b le .
xxvii b iii 3
25 x x v i A
D. prec. 4 San I s id r o , O b ., C o n f. y D o c t., D o b le .
xxv. xxiv d Nonas 5 San V ic e n t e F e r r e r , C o n f ., D o b le .

xxiii e viii 6
xxii f vii 7
xxi g vi 8
XX A V 9
XIX b iv 10
Ciclo de
M e s
las Epactas

xviii III San León I, Papa, C o n f. y D o c t., D ob le.


xvii D prec.
xvi Idus S a n H e rm e n e g ild o , M á r t., S e m id o b le .
XV xviii S a n J u s tin o , M á r t., D ob le. C on m . d e los san ­
to s T ib u r c io , V a le r ia n o y M á x im o , M m .
xiv xvii
xiii xvi
xii XV San A n ic e to , Papa y M á r t., S em id o ble.
xi xiv
X xiii
ix xii
viii xi S a n A n s e lm o , O b ., C o n f. y D o c t., D oble.
vii S a n to s S o te ro y C a y o , P a p a s y M á r tir e s , S e ­
m ido ble.
vi ix S a n J o rg e , M á r tir , S em id o b le.
V viii S a n F id e l d e S ig m a r in g a , M á r t., D oble.
iv vfi San M a r c o s , E v „ D o b le de I I clase.
iii vi S a n to s C le to y M a rc e lin o , P a p a s y M m ., S e ­
m id o ble.
v S a n P e d ro C a n isio , C o n f. y D o ct., D ob le.
iv S a n P a b lo d e la C r u z , C o n f., D ob le. C on m .
d e s a n V id a l, M á r t.
Iii S a n P e d ro , M á r t., D ob le.
XXIX D .prec. S a n ta C a ta lin a de S ie n a , V ir g ., D ob le.

El M ié r c o le s d en tro d e la S e m a n a I I d espu és
d e la O c ta v a de P a s c u a , S o l e m n i d a d d e
san José, E sp oso de la B. V . M a r ía ,
C o n fe s o r y P a tro n o de la I g le s ia u n iv e rs a l,
D o b le de I clase con O c ta v a com ú n .

El M ié r c o le s d en tro d e la S e m a n a I I I d e s ­
p u é s de la O c ta v a d e P a s c u a , O c t a v a d e
s a n J o s é , D o b le tAayor.

M AYO

Cal. S a n to s F e lip e y S a n tia g o , A p p ., D o b le de


xxviii
I I clase.
xxvii vi S a n A ta n a s io , O b ., C o n f. y D o c t., D o b le .
xxvi v I n v e n c ió n d e l a S t a . C r u z , D o b le de I I cla ­
s e. C o n m . d e lo s san to s A le ja n d r o I , P a p a y
C o m p s. M m . y J u v e n a l, O b . y C o n f.
25 x x v IV S a n ta M ó n ic a , V d a ., D o b le .
xxiv iii S a n P ío V , P a p a y C o n f., D o b le .
xxiii D. prec. S a n J u a n , A p ., a n t e P o r t a m L a t i n a m , D o b le
m ayor.
xxii Nonas S a n E s ta n is la o , O b . y M á r t., D o b le .
xxi viii A p a r ic ió n d e s a n M i g u e l , A r c á n g e l , D o b le
m ayor.
L. D .
Ciclo de

Día
as Epactas

XX c vii 9 S a n G r e g o r io N a c ia n c e n o , O b ., C o n f. y D o c t.,
D o b le .
xix d vi 10 S a n A n t o n in o , O b . y C o n f., D o b le . C o n m . de
lo s -a n to s G o rd ia n o y E p ím a c o , M m .
xviii e V 11
xvii f iv 12 S a n to s N e r e o , A q u ile o y D o m it ila , V i r g . , y
P a n c r a c io , M m ., S e m id o b le .
xvi g iii 13 S a n R o b erto B e la r m in o , O b ., C o n f. y D o c t.,
D o b le .
XV A D. prec. 14 S a n B o n ifa c io , M á r t ., S im p le .
xiv b Idus 15 S a n J u a n B a u t i s t a d e la S a lle , C o n f ., D o b le .
xiii c xvii 16 S a n U b a ld o , O b . y C o n f ., S e m id o b le .
xii d xvi 17 S a n P a s c u a l B a iló n , C o n f ., D o b le .
xi e XV 18 S a n V e n a n c io , M á r t ., D o b le .
X f xiv 19 S a n P e d r o C e le s t in o , P a p a y C o n f ., D o b le .
C o n m . d e s a n ta P u d e n c ia n a , V i r g .
ix g xiii 20 S a n B e r n a r d in o S e n e n s e , C o n f ., S e m id o b le .
viii A xii 21
vii b xi 22
vi c X 23
v d ix 24
iv e viii 25 San G r e g o r io V ’I I , Papa y C o n f ., D o b le .
C o n m . de san U rb a n o I , P a p a y M á rt.
iii f vii 26 S a n F e lip e N e r i, C o n f ., D o b le . C o n m . d e s a n
E le u t e r io , P a p a y M á r t .
ii g vi 27 S a n B e d a V e n e r a b le , C o n f . y D o c t., D o b le .
C on m . de san J u a n I , P a p a y M á rt.
i A V 28 S a n A g u s t í n , O b . y C o n f ., D o b le .
* b iv 29 S a n t a M a r í a M a g d a le n a d e P a c is , V i r g . , S e ­
m id o b le .
xxix c iii 30 S a n F é l i x I , P a p a y M á r t . , S im p le .
xxviii d D .prec. 31 S a n t a A n g e la M é r i c i, V i r g . , D o b le . C o n m . d e
s a n t a P e t r o n i la , V i r g .

El V ie r n e s d e s p u é s d e la O c t a v a d e C o r p u s
C h r is t i , S a c r a tís im o C o razó n de Jesú s,
D o b le d e I I cla s e co n O c t a v a d e I I o rd e n .

J U N IO

xxvii e Cal. 1
2 S a n to s M a r c e lin o , P e d r o y E r a s m o , M m ., S i m ­
25 x x v i f iv
p le .

xxv. xxiv g iii 3


D. prec. 4 San F r a n c is c o C a r a c c io lo , C o n f ., D o b le .
xxiíi A
b Nonas 5 San B o n if a c io , O b . y M á r t . , D o b le .
xxii San N o r b e r t o , O b . y C o n f ., D o b le .
xxi c viii 6
XX d vii 7
xix e vi 8
xviii f v 9 S a n to s P r im o y F e lic ia n o , M m ., S im p le .
xvii g iv 10 S a n t a M a r g a r i t a , R e in a , V d a . , S e m id o b le .
xvi A iii 11 San B e r n a b é , A p . , D o b le m a y o r.
XV b D .prec. 12 S a n J u a n d e S a n F a c u n d o , C o n f ., D o b le . C o n ­
m e m o r a c ió n d e lo s s a n t o s B a s ílid e s , C i p r i a ­
no, N a b o r y N a z a rio , M m .
Ciclo de
las E p a c ta s

xiv c Idus S a n A n to n io de P a d u a , C o n f., D ob le,


xiii d xviii S a n B a s ilio M a g n o , O b ., C o n f. y D o ct., D ob le.
Xii e xvii S a n to s V it o , M o d esto y C re s c e n c ia , M m ., S im ­
ple.
xi f xvi
X g XV
ix A xiv S a n to s M a rc o s y M a rc e lia n o , M m ., S im p le .
vi i i b xiii S a n ta J u lia n a de F a lc o n ie r i, V i r g . , D ob le.
C o n m . de los san tos G e rv a s io y P r o ta s io , M m .
vii c xii S a n S ilv e r io , P a p a y M á r t., S im p le .
vi d xi S a n L u is G o n za g a , C o n f., D o b le .
V e X S a n P a u lin o , O b. y C o n f., D o b le.
iv f ix V ig ilia .
iii g viii N a tiv id a d d e san J u a n B a u t i s t a , D o b le de
I cla se co n O c ta v a co m ú n .
ii A vii S a n G u ille rm o , A b ., D o b le . C o n m . de la O c ­
ta v a .
i b vi S a n to s J u a n y P a b lo , M m ., D o b le . C o n m . de
la O c ta v a .
* c V D e la O c ta v a , S e m id o b le .
xxix d iv S a n I re n e o , O b . y M á r t., D ob le. C o n m . d e la
O c ta v a y de la V ig il ia .
xxviii e iii S a n to s P ed ro y P a b lo , A p p ., D o b le d e I
cla se co n O c ta v a com ún.
xxvii f D ,prec. C o n m e m o r a c ió n de san P a b lo , A p ., D o b le
m ayor. C o n m . de san P e d ro , A p ., y de la
O c ta v a <le san J u a n .

JU L IO

XX vi Cal. P r e c io s ís im a S an g re de N . S . J ., D o b le
g de I cla se. C o n m . de la O c ta v a d e sa n J u a n
B a u tis t a .
V is ita c ió n d e i , a B . V . M a r í a , D o b le d e I I
25 x x v A vi
cla se. C 'in m . de los s a n to s P ro c e so y M a r-
tin ia n o , M m .
S a n L e ó n I I , P a p a y C o n f., D o b le . C o n m . de
xxiv b V
la O c ta v a .
D e la O c ta v a , S e m id o b le .
xxiii c iv
S a n A n t o n io M .a Z a c a r ía s , C o n f., D o b le . C o n ­
xxii d iii
m e m o ra c ió n de la O c ta v a .
O c ta v a d f. lo s s a n to s P ed ro y P a b lo , A p p .,
xxi e D. prec.
D o b le m ayor.
S a n to s C ir ilo y M e to d io , O b is p o s y C o n fs .,
XX f Nonas D o b le .
viii S a n ta I s a b e l, R e in a , V d a ., S e m id o b le .
xix g
xviii A vii
xvii b vi L o s s ie te sa n to s H e r m a n o s , M m ,, y s a n ta s
R u fin a y S e g u n d a , V i r g s . y M m ., S e m id o b le .
xvi c V S a n P ío I , P a p a y M á r t . , S im p le . ■
XV d iv S a n J u a n G u a lb e r to , A b ., D o b le . C o n m . d “
lo s s a n to s N a b o r y F é l i x , M m .
Xiv e iii S a n A n a c le to , P a p a y M á r t ir , S e m id o b le .
xiii f D. prec. S a n B u e n a v e n t u r a , O b ., C o n f. y D o c t., D o b le .
xii g Idus S a n E n r iq u e E m p e r a d o r , C o n f ., S e m id o b le .
Xi A xvii Conm . d e la B . V . M . d e l C a r m e n , D o b le
m ayor.
L. D .
C i c l o de

Dia
M e s
las E p a cta i

X b xvi 17 S a n A le jo , C o n f., S e m id o b le .
ix c XV 18 S a n C a m ilo de L e lís , C o n f., D o b le . C o n tn . de
lo s s a n to s S in fo r o s a y s u s s ie te h ijo s , M m .
viii d X IV 19 S a n V ic e n t e de P a ú l, C o n f., D o b le .
vii e xiii 20 S a n J e ró n im o E m ilia n o , C o n f ., D o b le . C o n m
d e s a n ta M a r g a r it a , V i r g . y M á r t.
vi f xii 21 S a n ta P r á x e d e s . V i r g . , S im p le .
V B xi 22 S a n ta M a r ía M a g d a le n a , P e n it ., D o b le .
rv A X 23 S a n A p o lin a r , O b . y M á r t ., D o b le . C o n m . de
s a n L ib o r io , O b . y C o n f.
iii b ix 24 V 'ig . C o n m . de s a n ta C r is t in a , V i r g . y M á r t .
ii c viii 25 S a n J a im e , A f . , D o b le d e I I cla se. C o n m . de
s a n C r is t ó b a l, M á r t ir .
i d vii 26 S a n ta A n a , M a d r e d e l a B . V . M a r ía , D o ­
ble d e I I clase.
* e vi 27 S a n P a n ta le ó n , M á r t ., S im p le .
xxix f V 28 S a n to s N a z a r io y C e ls o , M m ., V íc t o r I , P a p a
y M á r t ., e In o c e n c io I , P a p a y C o n f ., S e ­
m id o b le.
xxviii g iv 29 S a n ta M a r ta , V i r g . , S e m id o b le . C o n m . d e lo s
sa n to s F é l i x I I , P a p a , S im p lic io , F a u s t o y
B e a t r iz , M m .
xxvii A iii 30 S a n to s A b d ó n y S e n é n , M m ., S im p le .
25 x x v i b D. p r ec . 31 S a n I g n a c io , C o n f., D o b le .

AG O STO

xxv. xxiv c Cal. 1 S a n P e d r o a d V i n c u l a , D o b le m ayor. C o n m .


de s a n P a b lo , A p ., y d e lo s s a n to s M a c a -
beos M m .
xxiii d iv 2 S a n A lf o n s o M .* de L ig o r io , O b ., C o n f. y
D o c t., D o b le . C o n m . d e s a n E s te b a n I , P a ­
pa y M á r t .
xxii e iii 3 I n v e n c ió n d e s a n E s t e b a n , P r o to m á r t ir , S e ­
m id o b le .
xxi f D. prec. 4 S a n t o D o m in g o , C o n f . , D o b le m ayor.
XX g Nonas 5 D e d ic a c ió n d e s a n ta M a r ía d e la s N ie v e s ,
D o b le m ayor.
xix A viii 6 T r a n s f i g u r a c i ó n d e N . S . J ., D o b le d e I I
cíe se . C o n m . d e lo s s a n to s S ix t o I I , P a p a ,
F e lic ís im o y A g a p it o , M m .
xviii b vii 7 S a n C a y e ta n o , C o n f., D o b le . C o n m . d e s a n D o ­
n a to , O b . y M á r t .
xvii c vi 8 S a n to s C ir ía c o , L argo y E sm eragd o, M m .,
S e m id o b le .
xvi d V 9 S a n J u a n M . V ia n n e y , C o n f ., D o b le . C o n m
d e la V i g i l i a y d e s a n R o m á n , M á r t .
XV e . iv 10 S a n L o r e n z o , M á r t . , D o b le d e I I cla se co n
O c t a v a sim p le.
xiv f iii 11 S a n to s T ib u r c io y S u s a n a , V i r g . , M m ., S i m ­
ple.
riii R D prec. 12 S a n ta C la r a , V i r g . , D a b le .
xii A Idus 13 S a n to s H ip ó lito y C a s ia n o , M m ., S im p le .
xi b xix 14 V i g i l i a . C o n m . d e s a n E u s e b io , C o n f.
x c xviii 15 A s u n c i ó n d e l a B . V . M a r í a , D o b le d e I
cla s e co n O c t a v a c o m ú n .
ix d xvii 16 S a n J o a q u í n , P a d r e d e l a B . V ’. M ., C o n f . ,
D o b le d e I I cla se .
e xvi S a n J a c in to , C o n f., D o b le . C o n m . de la A su n
c ió n y del d ia de la O c ta v a d e san L o ren zo ,
M á r tir .
f D e la O c ta v a , S e m íd o b le . C o n m . de san A ga-
p ito , M á r t.
X IV D e la O c ta v a , S e m íd o b le .
V xiii S a n B e r n a rd o , A b a d , C o n f. y D o ct., D ob le.
C o n m . de la O c ta v a .
iv xii S a n ta J u a n a F r a n c . F re m io t de C h a n ta l, V i u ­
d a, D o b le . C o n m . de la O c ta v a .
iii xi O c t a v a d e l a A s u n c i ó n d e l a B . V . M a r ía ,
D o b le m ayor. C o n m . de lo s san to s T im o teo y
co m p s., M m .
d X S a n F e lip e B e n ic io . C o n f., D o b le . C on m . de
la V ig il ia .
ix San B a r t o l o m é , A p . , D o b le de I I clase.
viii S a n L u d o v ic o , R e y , C o n f., S em íd o b le.
vii S a n C e fe r in o , P a p a y M á r t., S im p le .
vi S a n J o sé d e C a la s a n z , C o n f., D o b le .
V S a n A g u s t ín , O b ., C o n f. y D o c t., D o b le . C o n ­
m em o ra ció n d e san H e rm e te s , M á rt.
iv D e g o lla c ió n de san Juan B a u t i s t a . D o b le
m ayor. C o n m . de s a n ta S a b in a , M á r t.
iii S a n ta R o sa d e L im a , V ir g ., D o b le . C on m . de
lo s san to s F é l i x y A d a u c to , M m .
D. prec. S a n R a m ó n N o n a to , C o n f., D o b le .

S E P T IE M B R E

f Cal. i S a n G il, A b a d , S im p le . C o n m . de lo s doce


s a n to s H e rm a n o s M á r tir e s .
iv S a n E s te b a n , R e y , C o n f., S e m íd o b le .
iii
D .prec.
Nonas S a n L o re n z o J u s tin ia n o , Ob. y C o n f., S em i-
dob le.
viii
vii
vi N a tiv id a d de la B . V . M a r í a , D o b le d e I I
c la s e co n O c ta v a sim p le . C o n m . de san
A d r ia n o , M á r t.
XV S a n G o rg o n io , M á r t ., S im p le .
xiv iv S a n N ic o lá s de T o le n tin o , C o n f., D o b le .
xiii iii S a n to s P r o to y J a c in to , M m ., S im p le .
xii D. prec. S a n tís im o N o m b re d e M a r í a , D o b le m ayor.
xi Idus
E x a lta c ió n de l a s a n t a C r u z , D o b le m oyor.
X xviii
S ie te D o lo r e s de la B . V . M a r ía , D o b le
ix xvii
d e I I cla se . C o n m . de s a n N ic o m e d e s , M á r t.
S a n to s C o r n e lio , P a p a , y C ip r ia n o , O b . y M á r ­
xvi
t ir , S e m íd o b le . C o n m . d e lo s sa n to s E u f e ­
m ia y co m p s ,, M m .
xv I m p r e s ió n d e la s s a g . L la g a s de sa n F r a n ­
c is co C o n f ., D o b le .
S a n J o sé d e C u p e r tin o , C o n f., D o b le .
L .D .
C ic lo de

D ía
M e 8
la s E p a c t a *

V c x iii 19 S a n to s J e n a r o y c o m p s ., M m . , D o b le .
iv d x ii 20 S a n to s E u s t a q u io y c o m p s ., M m ., D o b le . C o n ­
m e m o r a c ió n d e la V i g i l i a .
iii e xi 21 S a n M a t e o , A p . y E v . , D o b le d e I I cla se .
ii f X 22 S a n to T o m á s d e V 'illa n u e v a , O h . y C o n f ., D o ­
b le. C o n m . d e lo s s a n t o s M a u r ic io y c o m ­
p añ ero s, M m .
i g ix 23 S a n L in o , P a p a y M á r t . , S e m íd o b le . C o n m . de
s a n t a T e c la , V i r g . y M á r t .
* A v iii 24 B . V . M a r í a d e l a s M e r c e d e s , D o b le m a y o r.
x x ix b v ii 25
x x v iii c vi 26 S a n to s C ip r ia n o y J u s tin a , V ir g . y M m .,
S im p le .
x x v ii d V 27 S a n to s C osm e y D a m iá n , M m ., S e m íd o b le
25 x x v i e iv 28 S a n W e n c e s la o , D u q u e , M á r t ., S e m íd o b le .
X X V . x x iv f iii 29 D e d i c a c i ó n d e s a n M i g u e l , A r c á n g . , D o b le
d e I I cla s e .
x x iii D. p rec. 30 S a n J e r ó n im o , P r e s b ., C o n f. y D o c t ., D o b le .
g

OCTUBRE

x x ii A C a l. 1 S a n R e m ig io , O b . y C o n f ., S im p le .
xxi b vi 2 Lc?s s a n t o s A n g e l e s C u s t o d i o s , D o b le m a y o r.
XX c V 3 S a n t a T e r e s a d e l N iñ o J e s ú s , V i r g . , D o b le .
x ix d iv 4 S a n F r a n c is c o d e A s í s , C o n f . , D o b le m a y o r.
x v iii e iii c
c* S a n to s P lá c id o y co m p s ., M m ., S im p le .
x v ii f D . p rec. 6 S a n B r u n o , C o n f ., D o b le .
xvi g N onas 7 S a c r a tís im o R o s a r io de la B. V . M a r ía ,
D o b le d e I I c la s e . C o n m . d e s a n M a r c o s ,
P a p a y C o n f ., y d e lo s s a n to s S e r g io y
co m p s ., M m .
XV A v iii 8 S a n t a B r í g i d a , V d a . , D o b le .
x iv b vi i 9 S a n to s D io n is io , O b ., R ú s t ic o y E l e u t ., M m .,
S e m id o o le .
x iii c vi 10 S a n F r a n c is c o d e B o r j a , C o n f ., S e m íd o b le .
x ii d v 11 L a M a t e r n i d a d d e l a B . V . M a r í a , D o b le
d e I I cla se .
xi e iv 12
X f iii 13 S a n E d u a r d o , R e y , C o n f ., S e m íd o b le .
ix S D. p rec. 14 S a n C a lix t o I , P a p a y M á r t . , D o b le .
v iii A dus 15 S a n t a T e r e s a , V i r g . , D o b le .
v ii b x v ii 16 S a n ta E d u v ig is , V 'd a ., S e m íd o b le .
vi c xvi 17 S a n t a M a r g a r i t a d e A la c o q u e , V i r g . , D o b le .
V d XV 18 S a n L u c a s , E v a n g . , D o b le d e I I c la s e .
iv e x iv 19 S a n P e d r o d e A l c á n t a r a , C o n f ., D o b le .
iii f x iii 2.0 S a n J u a n C a n c io , C o n f ., D o b le .
ii g x ii 21 S a n H ila r ió n , A b a d , S im p le , C o n m . d e s a n ta
U r s u la y c o m p s ., V i r g . y M m .
i A xi 22
* b X 23
x x ix c ix 24 San R a f a e l , A r c á n g e l , D o b le M a y o r .
x x v iii d v iii 25 S a n to s C r is a n t o y D a r í a , M m ., S im p le .
x x v ii e v ii 26 S a n E v a r is t o , P a p a y M á r t . , S im p le .
xxvi f vi 27 V ig ilia .
25 x x v g v 28 S a n to s S im ó n y Ju d as, A p p . , D o b le de II
cla se .
C ic lo de
M e 8
la s E p a c ta s

x x iv
x x iii
x x ii D . prec. V ig ilia .
L a últim a Dom inica de O ctubre, F i e s t a d e
N . S. J e s u c r i s t o R ey , Doble de I clase.

N O V IE M B R E

xxi C a l. T odos los S a n t o s , Doble de I clase con O c­


tava común.
XX Conmemoi ación de Todos los F ieles D ifuntos
Doble.
X IX iu D e la O ctava de Todos los Santos, Semidoble.
x v iii D. p rec. S an C arlos, Ob. y Conf., Doble. Conm. de la
O ctava y de los santos V id al y A grícola,
M ártires.
x v il N onas D e la O ctava, Semidoble.
xvi v iii D e la O ctava, Semidoble.
XV vii D e la O ctava, Semidoble.
x iv vi O c t a v a d e T o d o s l o s S a n t o s , Doble mayor.
Conm. de los Cuatro santos Coronados.
x iii D e d ic a c ió n de la A r c h ib a s íl ic a del S mo.
S a l v a d o r , Doble de I I clase. Conm. de san
Teodoro, M árt.
x ii 10 S an A n d rés A velin o C o n f., Doble. Conm. de
los santos T r ifó n y comps., Mm.
xi 111 11 San M artín , Ob. y Conf., Doble. Conm. de
san M enas, M árt.
X D . p rec. 12 S an M artín I, Papa y M árt., Semidoble.
ix Idu s 13 San D iego, C o n f., Sem idoble.
v iii x víii 14 S an Josafat, Ob.y M árt., Doble.
v ii x vii 15 San A lb erto M ., Conf. y D oct., Doble.
vi xvi 16 San ta G ertru d is, V ir g ., Doble.
v XV 17 S a n G regorio T au m aturgo, Ob. y C onf., S e ­
midoble.
iv x iv 18 D e d ic a c ió n de las B a s íl ic as d e los san to s
P edro y P \ blo , D oble mayor.
A pó st.
ili 19 San ta Isabel, V iu d a , Doble. Conm. de san
P onciano, P apa y M árt.
ii 20 S an F é lix de V a lo is, C o n f., Doble.
i 21 L a P r e s e n t a c i ó n d e l a B . V . M a r í a , Doble
mayor.
22 S an ta C ecilia, V ir g . y M árt., Doble.
23 S an Clem ente I, Papa y M árt., D oble. Conm
de santa F elicid ad , M árt.
24 S an Juan de la C ru z, C onf. y D oct., Doble.
Conm . de san Crisógono, M árt.
X X V il 25 San ta C a talin a, V ir g . y M á rt., D oble
25 xxi 26 S an S ilv e stre , A b ad, Doble. Conm . de san
Pedro A leja n d rin o , Ob. y M árt.
X X V . x x iv 27
x x iii 28
x xii 111 29 V ig ilia . Conm. de san Satu rn in o, M árt.
xxi D . p rec. 30 S a n A n d r é s , A í . , D oble de I I clase.
L. D.

D ía
C ic lo de
M es
la s E p a c ta s

D IC IE M B R E

XX f C a l. 1
xix g iv 2 S a n ta B ib ia n a , V ir g . y S e m id o b le .
M á r t .,
xviii A iii 3 San F r a n c is c o J a v ie r , D o b le m ayor.
C o n f.,
xvii b D. p rec. 4 San P ed ro C r is ó lo g o , O b ., C o n f . y D o c t.,
D o b le . C o n m . d e s a n ta B á r b a r a , V i r g . y
M á r tir .
xvi c Nonas 5 C on m . de san S a b a s, A b ad .
XV d viii 6 S a n N ic o lá s , O b . y C o n f., D o b le .
x iv e vii 7 S a n A m b r o s io , O b ., C o n f. y D o c t., D o b le .
x iii f vi 8 L a C o n c e p c ió n I n m a c u la d a d e l a B. V . M a ­
r ía , D o b le d e I c la s e co n O c t a v a co m ú n .
xii g v 9 D e la O c t a v a d e la C o n c e p c ió n , S e m id o b le .
xi A iv 10 D e la O c t a v a , S e m id o b le . C o n m . d e s a n M e l­
q u ía d e s , P a p a y C o n f.
X b iii 11 San D ám aso I , Papa y C o n f ., S e m id o b le .
C o n m . d e la O c ta v a .
ix c D .p re c. 12 D e l a O c t a v a , S e m id o b le .
vi ii d Idus 13 S a n t a L u c ía , V i r g y M á r t ., D o b le . C o n m . de
la O c ta v a .
vii e x ix 14 D e la O c t a v a , S e m id o b le .
vi f x viii 15 O c t a v a d e l a C o n c e p . I n m a . d e l a B . V . M .,
D o b le m ayo r.
V g x vii 16 S a n E u s e b io , O b . y M á r t i r , S e m id o b le .
iv A xvi 17
iii b XV 18
ii c xiv 19
i d x iii 20 V ig ilia .
* e xii 21 S a n to T om ás, A p ., D o b le de I I cla se .
xxix f xi 22
xxviii g X 23
x xv ii A ix 24 V ig ilia .
xxvi b viii 25 N a tiv id a d de N . S . J e s u c r i s t o , D o b le de
I cla se co n O c t a v a p r iv il. de I I I o rd e n .
25 x x v c vii 26 San E s t e b a n , P r o t . , D o b le d e I I cla s e co n
O c t a v a s im p le . C o n m . d e l a O c t a v a d e la
N a tiv id a d .
xxiv d vi 27 S a n J u a n , A p . y E v a n g . , D o b le d e I I cla se
co n O c t a v a s im p le . C o n m . d e la O c t a v a de
la N a tiv id a d .
xxiii e V 28 S a n to s In o c e n te s, M m ., D o b le d e I I cla s e
co n O c t a v a s im p le . C o n m . de la O c t a v a .
xxii f iv 29 S a n to T o m á s , O b . y M á r t ., D o b le . C o n m . de
la O c t a v a d e la N a tiv id a d .
xxi g iii 30 D e la O c t a v a d e la N a t i v ., S e m id o b le .
19 x x A D .p rec. 31 San S i l v e s t r e I , P a p a y C o n f . , D o b le . C o n m .
de la O c ta v a de la N a tiv id a d .

La E p a cta 19 s o la m e n te e s tá en u so cu and o
en e l m is m a a ñ o co n cu rre con el n ú m ero
A u reo X IX .
RUBRICAS GENERALES DEL BREVIARIO
conform es a (a edición típ ica del año del Jubileo 1900

E l Oficio se celebra cada día de la misma (observada, no obs­


con rito Doble, o Semidoble, o tante, la forma de este Brevia­
Simple. rio ); de lo contrario el Oficio se
Lomaría del Común, aun tratán­
dose de Fiestas no indicadas en el
I. Del Oficio Doble
Calendario. Además se celebra
¡ e celebra Oficio de rito D o ­ con rito Doble el Oficio por loa
ble desde Ja Feria quin­ Difuntos en la Conmemoración
ta en la Cena del Señor, de todos los fieles Difuntos, y en
o sea, desde el Jueves Santo has­ el día de la muerte, o entierro del
ta la Feria tercera de la Pascua difunto, como se indica en el
inclusive, en el Domingo “ in A l­ mismo Oficio, que se halla al fin
ais” , en la Ascensión del Señor, del Breviario.
en el Domingo de Pentecostés, 2. Una Fiesta de rito Doble se
y en los dos días siguientes; en celebra, o de la misma se hace
la Fiesta de la Trinidad, Corpus Conmemoración, en el día que cae,
Christi, y la Dedicación de la pro­ a no ser que se traslade o del
pia iglesia; en las Fiestas seña­ todo se omita, como se dirá en
ladas en el Calendario con la pa­ la Rúbrica de la Traslación de
labra Duplex — Doble; en el las Fiestas.
día de la Octava de una Fiesta 3. Consta de primeras y se­
que tiene O ctava; en la Fiesta gundas Vísperas íntegras, a no ser
del Patrón o Patronos del lu­ que concurra con otro semejante,
gar o del Titular de la iglesia; como se dirá en la Rúbrica sobre
y en las Fiestas de los Santos que la Concurrencia de los Oficios,
en algunas iglesias, religiones o y todo el Oficio se celebra del
congregaciones fué costumbre Doble, comenzando por las prime­
celebrar solemnemente, con Ofi­ ras Vísperas hasta las Completas
cios propios aprobados por la Se­ del día siguiente inclusive; a no
de Apostólica, o recibidos o que ser que se indique otra cosa en
se han de recibir de la autoridad el propio lugar. Con todo, el
Oficio de Difuntos consta sola­ que es D oble) y en los días de
mente de primeras Vísperas, de infraoctava; asimismo en las
Maitines y Laudes, como se ve­ Fiestas, indicadas en el Calenda­
rá cerca del fin del Breviario. rio por la palabra Semidu-
4. Tan sólo en ambas Víspe­ plex = Semídoble, y en las
ras, Maitines y Laudes, pero no Fiestas propias de algunos luga­
en las demás Horas, las Antífonas res, o congregaciones1, que acos­
se doblan, es decir, que se recitan tumbran celebrarlas con mayor
íntegras al principio y al fin de solemnidad que las Fiestas Sim-
los Salmos. pies.
5. En Maitines regularmente 2. L a Fiesta Semídoble se ce­
se dicen tres Nocturnos, con nue­ lebra en el mismo día en que
ve Salmos y otras tantas L eccio ­ cae, o bien se conmemora, o
nes, esto es, en cada Nocturno í-e omite del todo, como se dirá
tres Salmos y- tres Lecciones, en la Rúbrica de la Traslación
excepto en la Pascua de R esu­ ce las Fiestas.
rrección y Pentecostés con los 3. Tiene todo el Oficio ínte­
días que las siguen, en los cuales gro, como el D oble, pero no se
se dice un solo Nocturno con tres doblan sus Antífonas.
Salmos y otras tantas Lecciones, 4. En M aitines se dicen tres
como se indica en su lugar. Nocturnos, excepto en las infra-
6. En el Oficio Doble no se octavas de Pascua y Pentecostés,
dicen Preces en Prima ni en Com ­ en las que se dice un Nocturno
pletas, ni Sufragios de santa M a ­ con tres Salmos y otras tantas
ría, san José, los santos Apósto­ Lecciones. Y, ordinariamente,
les, del Titular y de la Paz, en cuando se dicen tres Nocturnos, se
Vísperas ni en Laudes, como dicen nueve Salmos y otras tan­
también se dirá en sus propias tas Lecciones; exceptuadas aque­
Rúbricas. llas Dom inicas en las que el Ofi­
7. D e qué modo se haya de cio se hace como en el Salterio,
ordenar el Oficio Doble en V ís­ con dieciocho Salmos.
peras, M aitines y en las demás 5. D e qué manera se haya Je
H oras; así como lo correspon­ ordenar el Oficio Semidoble así
diente a las Antífonas, Respon­ en las Fiestas como en las D o ­
sorios, Versos, Capitulas, etc., se m inicas e in fraoctavas; cuáles
hallará más alelante en las res­ sean las rúbricas sobre sus A n ­
pectivas Rúbricas. tífonas, Versos, Responsorios y
lo restante; cuándo en el Oficio
II. Del Oficio Semídoble Semidoble deban rezarse Preces
en Prim a y en Com pletas, y Su­
celebra Oficio de rito Semi- fragios de los Santos en Vísperas
doble en los Domingos (ex­ y Laudes, se dirá en sus respec­
ceptuada la Dominica “ in A lbis” , tivas Rúbricas.
1. Por el n om bre de c o n g re g a c io n e s , se d e s ig n a n ios in s tit u to s r e lig io s o s .
III. Del Oficio Simple ordenar el Oficio Simple en Vís­
peras, Maitines y las demás Ho­
celebra Oficio de rito Simple ras; lo relativo a sus Antífona*,
en los días feriales cuando se Versos, Responsorios y a lo res­
celebra Oficio de Feria. Asimis­ tante y cuándo se hayan de decir
mo en las Fiestas que en el Ca­ las Preces y los Sufragios de I 03
lendario no llevan la indicación Santos, se dice más adelante en
D u p lex = Doble, o Semiduplex= las respectivas Rúbricas.
Semidoble, o de Octava, y ade­
más cuando se celebta de la IV. De las Dominicas
bienaventurada V i r g e n M aría
en Sábado, como se dirá en su P \ e Dominica siempre se cele­
Rúbrica. bra Oficio en los Domingos
2. D e la Fiesta Simple se ce­ de Adviento, y en los Domingos
lebra en el día en que cae; a no desde Septuagésima hasta la D o­
ser que en el mismo día se ce­ minica “ in Albis” inclusive, aun­
lebre un Oficio de nuave Leccio­ que sobrevenga cualquier Fiesta
nes, de santa M aría en Sábado, Doble o Semidoble; puesto que
o de ciertas Ferias en que cede entonces la Fiesta se traslada, o
la Fiesta Simple, como se dirá se hace su Conmemoración o se
en las Rúbricas de las Ferias y omite del todo (como se dirá en
Conmemoraciones. la Rúbrica de la Traslación de
3. Tan sólo tiene primeras las Fiestas), a no ser que aquella
Vísperas, en las cuales se dicen Fiesta sea Doble de primera cla­
los Salmos feriales, y desde la se; porque en este caso sólo se
Capitula se celebra de la Fiesta, a celebra de esta Fiesta, con Con­
no ser en concurrencia con un memoración de la Dominica, a
Oficio de nueve Lecciones, en excepción de algunas Dominicas,
cuyo caso, del Simple se hace como se dirá en la Rúbrica de
solamente Conmemoración, co­ las Conmemoraciones. En las de­
mo se dirá en la Rúbrica de la más Dominicas de entre Año, se
Concurrencia de los Oficios. La celebra de Dominica, cuando en
Fiesta Simple termina en Nona, ellas no ocurre una Fiesta D o­
y nada más se celebra de ella, ble; poique en este caso se cele­
ni Conmemoración. bra del Doble con Conmemora­
4. En Maitines, después del ción de la Dominica en ambas
Invitatorio e Himno de la Fiesta, Vísperas y Laudes, y en Maitines
se dice tan sólo un Nocturno con se lee la nona Lección de la H o­
doce Salmos, como en el Salterio, milía de la Dominica, como se
de la Feria ocurrente, y se leen dirá en la Rúbrica de las Con­
tres Lecciones, como se dice memoraciones. Si en el mismo
más adelante en la Rúbrica de día ocurriere un Oficio Semido­
las Lecciones. ble, de él se hace Conmemora­
5. D e qué modo se haya de ción, como se dirá también en la
Rúbrica de las Conmemoracio­ por el orden que vamos a indicar.
nes. 4. Si las Dom inicas después
2. En las Dominicas que ocu­ de Pentecostés fuesen X X V , la
rren dentro de las Octavas de la Dom inica X X I V después de Pen­
Natividad, Epifanía, Ascensión tecostés será la V I después de la
y Corpus Christi, el Oficio p arti­ Epifanía. Si fuesen X X V I , la
cipa de la infraoctava y del Dom inica X X I V será la V y la
Propio de Tiempo, con Conm e­ X X V será la V I. Sí fuesen
moración de la Octava y sin Pre­ X X V I I , la Dom inica X X I V será
ces ni Sufragios de los Santos. la IV , la X X V la V, y la X X V I
Mas en los Domingos que ocu­ será la V I. Sí fuesen X X V I I I , la
rran dentro de las demás Octavas, Dom inica X X I V será la I I I , Li
todo el Oficio se celebra de D o ­ X X V será la IV , la X X V I será
minica, como en el Salterio y en la V, y la X X V I I será la V I ; en
el Propio de Tiempo, con Con­ último lugar siempre se colocará
memoración de la O ctava, om iti­ la designada como la X X I V des­
das también las Preces y los Su­ pués de Pentecostés, aunque des­
fragios. D e la Dom inica que ocu­ pués de Pentecostés alguna vez
rriere en el día de la O ctava se no haya más que X X I I I D om i­
hace Conmemoración, como se nicas. En este caso la X X I V se
ha dicho del caso en que ocurra coloca en lugar de la X X I I I y el
en ella una Fiesta Doble, excep­ Oficio de la X X I I I se celebra en
tuado el día de la O ctava de la el Sábado precedente, si no está
Epifanía, en la cual nada se cele­ impedido por un Oficio de nueve
bra de la Dominica, pues su Ofi­ Lecciones; de otra suerte, en otro
cio se dice el Sábado anterior. día precedente, que tampoco esté
3. Se ha puesto el Oficio de impedido; el Oficio se celebrará
seis Dominicas después de la E pi­ entonces, de Feria, con Conm e­
fanía, y de veinticuatro después moración de una Fiesta Simple, si
de Pentecostés, para que se com­ ocurriere; y en él se leerán tres
plete el número de treinta D o ­ Lecciones de la H om ilía de la
minicas, que puede haber desde Dom inica, en lugar de las L ec­
la Epifanía hasta Septuagésima, ciones de Escritura de aquella
y desde Pentecostés hasta el A d ­ Feria; y en Laudes se dirá la
viento, a fin de que ninguna de Antífona del Benedícitus1 y la
estas Dominicas quede sin cele­ Oración de la D om inica X X I I I .
brarse, o sin hacerse al menos, Y si toda Ja semana estuviese im ­
su Conmemoración. Pues las que pedida por Fiestas de nueve L e c­
algunas veces sobran después de ciones, aun trasladadas, o por al­
la Epifanía antes de Septuagési­ guna O ctava, entonces el Sá­
ma, se colocan después de la D o ­ bado se leerá la Lección nona
minica X X I I I de Pentecostés, de la Hom ilía de la Dom inica

1. E n la p ág . c x x x n se e n c o n tr a r á la fó r m u la c a s te lla n a q u e , en el d e c u r s o
de la o b ra , co rresp o n d e a é s ta y o tra s lo c u c io n e s la tin a s .
X X I I I , y su Conmemoración se mera Dominica de Adviento, no
hará solamente en Laudes, con la es la que está más cerca de las
A ntífona y la Oración propia. Calendas de Diciembre, sino la
5. Como sucede algunas veces más próxima a la Fiesta de san
que sobren la Dominica tercera, Andrés, o que ocurra en la mis­
cuarta, quinta o sexta después ma Fiesta.
de la Epifanía y no pueden ser 8. El Oficio de Dominica se
colocadas después de la Dom ini­ celebra con rito Semidoble, y em­
ca X X I I I después de Pentecos­ pieza en las primeras Vísperas del
tés, entonces se celebra su Oficio Sábado; consta del Oficio entero
en el Sábado antes de la D om i­ hasta las Completas del Domin­
nica de Septuagésima, en la fo r ­ go inclusive, a no ser que con­
ma indicada en el número ante­ curra otro Oficio, como se dirá
rior. en la Rúbrica de la Concurren­
6. Cómo se ha de ordenar el cia del Oficio.
Oficio de la Dominica I I después 9. En Maitines se dicen tres
de Epifanía cuando la Septuagé­ Nocturnos con los Salmos, como
sima viene inmediatamente des­ en el Salterio, y se leen nueve
pués de la Octava de la Epifa Lecciones, como en el Propio de
nía, se hallará en la propia R ú ­ Tiempo.
brica antes de la Dominica pri­ 10. D e qué manera se haya
mera después de la Epifanía. de ordenar el Oficio, así como
7. Cuando en el Propio de lo referente a las Lecciones, Res­
Tiem po se dice que alguna D om i­ ponsorios y a los comienzos de
nica es la primera del mes en la los libros de la Escritura con su
que se pone el principio de un li historia, se hallará más adelante
bro de la Escritura con su histo­ en las Rúbricas propias de cada
ria, esto es, con sus Responsorios, una de estas partes.
se debe advertir que se llama
primera Dom inica del mes aque­ V. De las Ferias
lla que cae en las Calendas de
aquel mes, o está más cerca de r \ e l Oficio ferial, esto es, Sim­
las mismas. Por lo tanto, si ple, del Tiempo ocurrente
las Calendas ocurrieren en l i según se halla en el Salte­
segunda, en la tercera o en rio y en el Propio de Tiempo,
la cuarta Feria, la Dominica se celebra siempre en las Ferias
primera del mes será la que pre­ de Adviento, Cuaresma, Cuatro
cede a las Calendas, aunque cai­ Témporas, Vigilias, y en la Feria
ga en el mes precedente. M as si segunda de Rogaciones, en los
las Calendas viniesen en la Feria días de la semana en que no ocu­
quinta, en la sexta o en el Sába­ rre una Fiesta Doble o Semido­
do, la primera Dominica será la ble, o una Octava, porque enton­
que sigue después de las mismas ces de tales Ferias se hace sólo
Calendas. M as en cuanto a la pri­ Conmemoración, como se dirá en
la Rúbrica de las Conmemoracio­ Dom inica precedente, y con la
nes. Si en ellas ocurriere una Conmemoración de una Fiesta de
Fiesta Simple, de ella se hace tres Lecciones si ocurriere en la
tan sólo Conmemoración. A si­ Feria siguiente, como se dirá lue­
mismo, entre Año se celebra Ofi­ go en la Rúbrica de Concurrencia.
cio de Feria en aquellos días E l Oficio de Feria termina en
de la Semana en que el Calen­ Nona cuando le sigue una fiesta
dario no señala ninguna Fiesta D oble o Semidoble; mas cuando
Doble, Semidoble, o Simple, y no le sigue un día de rito Simple,
ocurre ninguna Octava, ni el O fi­ del cual se debe celebrar el Ofi­
cio de santa M aría en Sábado; cio, termina en la Capitula de las
ni ninguna Fiesta Solemne, o que Vísperas, después de la cual se
sea costumbre celebrarse como reza de la Fiesta Simple, sin Con­
tal en alguna iglesia, aunque en memoración de la Feria.
el Calendario de su Breviario 3. En M aitines se dice tan
no conste. sólo un Nocturno con doce Sal­
2. E l Oficio de F'eria durantemos, siguiendo el orden de las
el Adviento, Cuaresma, Cuatro Ferias en el Salterio, y tres L ec­
Témporas, Vigilias y primer día ciones, como en el Propio de
de Rogaciones empieza en M aiti­ Tiem po.
nes. M as en las demás Ferias en­ 4. Se exceptúan de estas re­
tre Año, se celebra de Feria, a glas del Oficio ferial las tres
partir de allí donde termina el Ferias m ayores de la Semana
Oficio del día precedente, de modo Santa, y las Ferias de las O c­
que si el día precedente hubiese tavas de Pascua y Pentecostés,
sido Doble o Semidoble, el Ofi­ en las cuales se celebra el Ofi­
cio de Feria empieza el siguiente cio como se indica en los pro­
día, en Maitines. Si en el día pios lugares.
precedente la Fiesta hubiese sido 5. Cóm o se ha de ordenar el
de rito Simple, de la Feria se ce­ Oficio de la Feria en M aitines y
lebra desde las Vísperas del día en las otras H oras; lo referente
precedente inclusive. Asimismo, a las Lecciones y R esponsorios,
cuando en las Ferias cuarta y cuándo se hayan de decir las P re­
sexta de las Cuatro Tém poras ces feriales, y todo lo demás re­
de Septiembre, en la Feria cuar­ ferente al Oficio de Feria, se
ta de Cenizas y en las Vigilias hallará más adelante en las R ú ­
ocurriere alguna Fiesta Simple, bricas correspondientes.
cuya Conmemoración deba ha­
cerse en las Vísperas del día pre­ VI. De la s Vigilias
cedente (a no ser que fuese Fies­
ta de nueve Lecciones), se cele­ T~\ e Vigilia se celebra Oficio en­
bra de Feria, como en el Salterio, tre Año todas las Vigilias
sin Preces, con la Oración de la con ayuno11, señaladas en el Ca-

1. Por V ig i l i a s con a yun o se e n tie n d e a q u e lla s en que p or d e re c h o co m ú n


lendario por la palabra Vigilia, a las Cuatro Témporas, pues en
no ser que en ellas ocurra una estas Ferias no se hace Conme­
Fiesta de nueve Lecciones o una moración de la Vigilia.
Octava, en cuyos casos en el Ofi­ 3. El Oficio de Vigilia comien­
ció de nueve Lecciones se lee la za en Maitines, como se ha di­
Lección nona de la Homilía de la cho en la primera Rúbrica de
Vigilia, y se hace de ella Con­ las Ferias, y termina en Nona, ya
memoración tan sólo en Laudos que las Vísperas son de la Fiesta
con la Antífona del Benedictus, y siguiente.
el Verso de la Feria ocurrente 4. El Oficio de Vigilia todo
en el Salterio, y la Oración de se celebra de la Feria ocurrente,
la V ig ilia ; excepto en aquellas como en el Salterio. Se leen tres
Fiestas más grandes, que se ex­ Lecciones de la Homilía sobre el
ceptúan más adelante. Evangelio de la Vigilia, como se
2. Si la Vigilia ocurre en D o­señala en los propios lugares, con
mingo, se celebra su Oficio en el tres Responsorios de la*, Feria
Sábado, si no está impedido ocurrente, según el orden descri­
por un Oficio de nueve Leccio­ to en la Rúbrica de los Respon­
nes, porque entonces de la V i­ sorios. Se dicen Preces feriales,
gilia se hace tan sólo Conmemo­ y las Conmemoraciones comunes
ración, como se ha dicho. Da y todo lo demás como en las Fe­
esta regla se exceptúan la Vigilia rias de Adviento, Cuaresma y
de la Natividad y la de la Epifa­ Cuatro Témporas; más adelante,
nía del Señor, cuyos Oficios se en Rúbricas particulares, se tra­
celebran aun en Domingo, como tará de iodo lo concerniente a
se indica en las propias Rúbricas. estas Preces, Conmemoraciones y
Si una Vigilia coincide con !a a todo lo demás relativo a la or­
Fiesta solemne de algún lugar, o denación del Oficio de Vigilia.
con una de las Fiestas más so­ 5. Estas reglas sobre las V i­
lemnes del año, que se enumera­ gilias con ayuno, tienen dos ex­
rán en la Rúbrica de las Conme­ cepciones: la Vigilia de Pentecos­
moraciones (como si por ejemplo tés, la cual se celebra con tres
en la Vigilia de san Juan Bau­ Nocturnos con Oficio Semidoble,
tista cayere la Fiesta de Cor­ como puede verse en su lugar; y
pus Christi), en este caso nada la Vigilia de la Natividad del Se­
se hace, ni Conmemoración de ñor, la cual, exceptuado el N oc­
Vigilia, exceptuando la Vigilia de turno ferial, tiene todo lo demás,
la Epifanía. Lo mismo se obser­ Laudes y Horas menores, de rito
vará cuando alguna Vigilia vinie­ Doble. En cuanto a las Vigilias
se en Adviento, Cuaresma o en de la Epifanía y Ascensión, que

d e b e r ía a y u n a r s e . T a le s son la de N a v id a d , P e n te c o s té s , A s u n c ió n , la s de la s
F ie s t a s d e lo s A p ó s to le s (a e x c e p c ió n de la de san J u a n E v a n g e lis ta y d e san
F e lip e y S a n tia g o por ca e r su so lem nid ad en lo s d ía s de jú b ilo de N a v id a d
y d e l T ie m p o P a s c u a l, d e san J u a n B a u tis t a , san L o re n z o y T o d o s los S a n to s ).
no tienen ayuno, se celebra ”1 3. En las infraoctavas se ce­
Oficio como se advierte en los lebra de las Fiestas Dobles y Se-
propios lugares. midobles que ocurran, y también
de los Dobles trasladados, como
VII. De las O ctavas se dirá más adelante en el título X
C e celebra el Oficio de O ctava o de la Traslación de las Fiestas,
por lo menos se hace su Con­ con Conmemoración de la O cta­
memoración (cuando está impe­ va; a no ser que se trate de las
dido por alguna Fiesta o D om i­ Fiestas solemnes enumeradas en
nica) durante ocho días conti­ la siguiente R úbrica de las C o n ­
nuos. Tienen Oficio con O ctava memoraciones, en las cuales no
la Pascua de Resurrección, la se hace Conmemoración de nin­
Ascensión del Señor, Pentecos­ guna O ctava, salvo las de N a v i­
tés, la Fiesta de Corpus Christi, dad, Epifanía y Corpus Christi,
y las Fiestas a las cuales el C a ­ de las cuales se hace siempre
lendario asigna Octava. Asimismo Conmemoración, cualquiera que
lo tienen: la Fiesta de la D edi­ sea la Fiesta que en ellas ocurra.
cación de la propia iglesia, la D urante las infraoctavas de P as­
Fiesta del Patrón principal, y la cua y de Pentecostés no se cele­
del Titular del lugar o iglesia, y bra Fiesta alguna, ni aun dei
las Fiestas de otros Santos que en Patrón principal o del Titular
algunas iglesias, congregaciones de la iglesia, o de la D edica­
y religiones se acostumbrase ce­ ción de la misma, sino que se
lebrar solemnemente con Octava, traslada después de la O cta­
a no ser que estas Fiestas vinie­ va, si puede trasladarse; en ca­
sen en Cuaresma, en cuyo tiempo so contrario, de dicha Fiesta
se omite el Oficio de cualquier se hace Conmemoración, como se
Octava. Por lo cual si alguna dirá en la misma R úbrica de la
Fiesta, que se acostum bra cele­ Traslación de las Fiestas. Dentro
brar con O ctava, viniese poco de la infraoctava de la Epifanía,
antes de Cuaresm a, y ya duran­ sólo se celebra de los D obles de
te algunos días se hubiese cele­ primera clase (en el día de la
brado de la misma, al llegar la O ctava ni éstos están perm itidos)
Cuaresma se deja de rezar su con Conm em oración de la O cta­
Oficio y de conmemorarlo. Y lo va. D entro de la infraoctava de
mismo se observará acerca de las Corpus Christi se celebra sola­
Octavas aun no terminadas al mente de los D obles, pero no de
llegar la Fiesta de Pentecostés, o los trasladados, a no ser que fu e­
también al llegar el día 17 de sen de primera o de segunda cla­
Diciembre. se, con Conm em oración de la
2. En las Pascuas de R esu­O ctava. Pero de los Semidobles,
rrección y Pentecostés, el Oficio como no se trasladan, se hace d u ­
de la Octava termina en el Sába­ rante dicha O ctava Conm em ora­
do siguiente en Nona. ción, como se dirá en la men-
donada Rúbrica. De los Simples Tiempo, exceptuada la infraoc­
que ocurran dentro de cualquier tava de la Asunción de la bien­
Octava se hace solamente Con­ aventurada Virgen María, que
memoración, excepto en los dos para cada uno de los días tie­
días después de Pascua y Pente­ ne lecciones propias del Cantar
costés, como se dirá luego en la de los Cantares. Las Lecciones
Rúbrica de las Conmemoracio­ del segundo y tercer Nocturnos
nes. De los Domingos que ocu­ se dicen tal como están indica­
rran dentro de las Octavas se ce­ das durante la infraoctava. Ma3
lebra Oficio, como se ha dicho en la infraoctava del Patrono, o
ya en la Rúbrica de las Dom i­ del Titular de la iglesia, o de
nicas. Cuando ocurrieren jun­ otra Fiesta, que en algunas igle­
tamente dos Octavas (como la sias se a c o s t u m b r a celebrar
O ctava de san Juan Bau­ con Octava, si en tales igle­
tista y la Octava de Corpus sias no hay Lecciones propias y
Christi, o la Octava del Patrono aprobadas para el segundo y ter­
o del Titular de la iglesia con cer Nocturnos, dentro de la in­
otra O ctava), cuando no se hu­ fraoctava repítanse las Lecciones
biere de celebrar de Fiesta de puestas en el Común de Santos,
nueve Lecciones, o de Dominica, si la Octava se hace de un Santo;
se celebrará el Oficio de la más de otra suerte, las del día de la
digna, con Conmemoración del Fiesta.
otro. Mas el día de la Octava de 5. El Oficio de infraoctava se
cualquier Fiesta tiene íntegro to­ celebra con rito Semidoble, pero
do su Oficio Doble, con Conme­ en el día de la Octava, Doble. En
moración del día de la otra infra­ las Vísperas de infraoctava todo
octava. Respecto a las Fiestas que se dice1 como en las segundas
ocurran en el día de la Octava, Vísperas de la Fiesta. En las
obsérvese lo que se dice en la primeras Vísperas del día de
Rúbrica de la Traslación de las la Octava, todo como en las
Fiestas. primeras Vísperas de la Fies­
4. El Oficio de Octava se ce­ta, a no ser que se advierta otra
lebra con tres Nocturnos, a sa­ cosa en los propios lugares.
ber: con nueve Salmos y nueve 6. En las infraoctavas no se
Lecciones (exceptuadas las O cta­ hacen los acostumbrados Sufra­
vas de Pascua y Pentecostés, en gios de los Santos, ni se rezan
las cuales se celebra con un solo Preces en Prima y Completas,
Nocturno, tal como se pone en aunque se celebre Oficio de D o ­
sus lugares), y todo se dice como minica, o de una Fiesta Semido-
en el día de la Fiesta, excepto las bie. Cómo se deba ordenar el
Lecciones; de las cuales, las tres Oficio de Octava en todo lo de­
primeras son siempre de la Escri­ más, se hallará más adelante en
tura ocurrente en el Oficio de ¿as propias Rúbricas.
1. Es d e c ir, la s A n t ífo n a s , S a lm o s, H im n o , etc.
VIII. Del Oficio de santa María Antífona, Verso y Oración, que se
en el Sábado hallan en su Oficio en el Sábado,
a ño ser que dicho Oficio de nue­
p N todos los Sábados de entre ve Lecciones sea de la misma
Año, fuera del Adviento y bienaventurada Virgen María, en
Cuaresma (a no ser que ocurran cuyo caso ninguna otra Conme­
las Cuatro Témporas o Vigilias, moración se ha de hacer de ella.
o que deba celebrarse Oficio de 4. En Maitines, después del
Feria a causa de haber de antici­ Invitatorio y del Himno de santa
parse dentro de la semana un María, se dice un Nocturno con
Oficio de Dominica, como que­ doce Salmos feriales, como en
da dicho en la Rúbrica de las el Salterio. El Verso de la Virgen
Dominicas, o que se celebre Ofi­ M aría y la primera y segunda
cio de nueve Lecciones, o de la Lección de la Escritura, del
Octava de Pascua o de Pente­ Tiempo ocurrente; la tercera
costés) siempre se celebra Ofi­ Lección y todo lo restante, así en
cio de santa M aría, en la mis­ Maitines como en Laudes y H o ­
ma forma que el de las Fies­ ras, se hace como se indica en el
tas Simples, tal como está dis­ Oficio de santa M aría en el Sá­
puesto hacia el fin del Breviario. bado.
De la Fiesta Simple que ocurra 5. Se dicen las Preces do­
en Sábado, se hace tan sólo Con­ minicales en Prima y Completas,
memoración. y se rezan los acostumbrados
2. Cuando en los días ante­ Sufragios de san José, de los
riormente dichos no pueda cele­ Apóstoles, del Titular y de la Paz.
brarse Oficio de santa M aría en En Tiempo Pascual, solamen­
el Sábado, no se hace Conme­ te se hace Conmemoración de
moración alguna del mismo; úni­ la Cruz, tal como se halla en la
camente en los Semidobles (cuan­ Feria segunda después de la O c­
do no se reza el Oficio parvo), tava de Pascua. Después de N o ­
se hace la Conmemoración or­ na, nada se celebra de este Oficio,
dinaria de la Virgen, con los de­ a no ser la Conmemoración ordi­
más Sufragios puestos en el Sal­ naria de la Virgen M aría, jun­
terio, después de las Vísperas del to con los demás Sufragios, cuan­
Sábado. do se han de decir en el Oficio
3. Este Oficio del Sábado em­ de Dominica.
pieza en la Feria sexta, como los
de Fiesta Simple, desde la C a­
IX. De las Conm em oraciones
pitula, y termina en la Nona
del Sábado. M as si en la F e ­ hace Conmemoración de las
ria sexta ocurriere un Oficio Fiestas Simples, cuando ocu­
de nueve Lecciones, en las V ís­ rren en el día de una Fiesta
peras se hace tan sólo Conmemo­ de nueve Lecciones, aun trasla­
ración de santa M aría, con la dada, o en una Dom inica, u O c­
tava, o Sábado; o, también, en cua de Resurrección, la Domini­
una Feria en que deba celebrar-' ca “ in Albis” , y las Dominicas de
se el Oficio anticipado de una Pentecostés y Santísima Trini­
Dominica que aquel año sobre. dad. Cuando en ellas ocurre una
2. De las Feri&s de Adviento, de esas Fiestas se traslada al
Cuaresma, Cuatro Témporas, V i­ día siguiente que no esté impe­
gilias y del lunes de Roga­ dido; con tal que no sea dentro
ciones se hace Conmemoración, de la Semana Santa, o durante
cuando en ellas ocurra una Fies­ las Octavas de Pascua o de Pen­
ta de nueve Lecciones. Si en ellas tecostés, en cuyos días no se ce­
ocurriere una Fiesta Simple, el lebra Oficio de ninguna Fiesta
Oficio se celebra de la Feria, y se Doble que ocurra. Lo mismo se
hace Conmemoración de la Fies­ ha de decir de otras Fiestas de
ta Simple. primera clase que ocurran en las
3. Además se hace Conme­ predichas Dominicas mayores.
moración de las Dominicas des­ 4. Se hace Conmemoración
de Pentecostés hasta el Adviento, de Octava cuando su Oficio está
desde la Epifanía hasta Septua­ impedido por una Fiesta de nue­
gésima, y desde la Dominica “ in ve Lecciones o por una Domi­
Albis” hasta Pentecostés exclusi­ nica, a no ser que esa Fies­
ve, cuando están impedidas por ta de nueve Lecciones fuese la
una Fiesta Doble. De las otras principal de algún lugar, como
Dominicas, ninguna Conmemora­ se ha dicho anteriormente. Pues
ción se hace cuando ocurra una en las primeras Vísperas y Lau­
Fiesta Doble, porque la Fiesta des de semejante Fiesta ningu­
que en ellas ocurra se traslada, o na Conmemoración se hace de
de ella se hace Conmemoración, una Fiesta Simple ocurrente, ni
como se dirá en la siguiente tampoco de Vigilia (exceptuada
Rúbrica de la Traslación de las la Vigilia de la Epifanía), ni de
Fiestas; a no ser que se trate ningún día .infraoctavo, ni de
de la Fiesta del Patrón principal, alguna Fiesta precedente de nue­
del Titular, o de la Dedicación ve Lecciones (a menos que esta
de la misma iglesia (no basta que Fiesta fuese de las que se
lo sea de una capilla o a lta r); en enumeran más adelante en esta
tal caso, de esta Fiesta prin­ misma Rúbrica), ni del día de
cipal se celebra tan sólo en el ía Octava, ni de Dominica, si
lugar o iglesia, de la cual es dicha Fiesta solemne se celebra­
Patrón o Titular o es la D e d i­ se en la Feria segunda, excep­
cación, con Conmemoración de tuándose las Dominicas de Ad­
la Dominica. Exceptúame la viento y las Dominicas desde Sep­
primera Dominica de Adviento, tuagésima hasta la Octava de
la Dom inica primera de Cua­ Pascua inclusive, de las cuales,
resma, la Dominica de Pasión, así como también de las F e ­
la Dom inica de Ramos, la de Pas­ rias de Adviento, Cuaresma, Cua­
tro Témporas, y segunda de de la Fiesta solemne de un lugar.
Rogaciones, siempre se hace Con­ 6. En las Fiestas de segundo
memoración, cualquiera que sea orden, a saber, la Circuncisión,
la Fiesta que ocurra. Por lo cual, el Santísimo Nombre de Jesús,
si la mencionada Fiesta solemne la Trinidad, la Purificación, la
viniese en cualquier Dominica, Visitación, la Natividad, y la
de ella se hace Conmemoración Solemnidad del Sacratísimo R o ­
en ambas Vísperas y Laudes. E sario de la bienaventurada Virgen
igualmente si ocurriere en el día María, en los Natalicios de los
de la Octava de alguna Fiesta once Apóstoles y Evangelistas,
que tiene Octava, de ella se ha­ en la Fiesta del Patrocinio de
rá Conmemoración también en san José, en la Fiesta de la pre­
ambas Vísperas y Laudes. Mas ciosísima Sangre de N. S. J. C.,
en las segundas Vísperas de la y en la Invención de la santa
Fiesta predicha se hace Conme­ Cruz, en la Fiesta de san Joaquín,
moración del Doble, del Semido­ Padre de la bienaventurada V ir­
ble y de la Dom inica siguiente, gen M aría, y en la de santa Ana,
pero no de los demás Oficios. M adre de la misma, en la
5. Lo mismo se observa enFiesta de san Lorenzo y en la
algunas Fiestas de las mayores de Dedicación de san M iguel A r­
entre Año, a saber: en la N ativi­ cángel, en las primeras Vísperas
dad del Señor (en cuyo Oficio nin­ se hace Conmemoración de la
guna Conmemoración se hace de Fiesta D oble celebrada en aquel
santa Anastasia, sino solamente día, a no ser que se advierta lo
en la segunda M isa), en la E pi­ contrario en su propio lugar; no
fanía, en la Pascua de la Resu­ se hace Conmemoración de D o ­
rrección, con los tres días que la minica, de días infraoctavos ni
preceden y los dos primeros que de la Fiestas de R ito Semidoble
la siguen, en la Ascensión del S e ­ (Conmemoraciones que tampoco,
ñor, en Pentecostés con los dos se han hecho en la Fiesta solem­
días siguientes, en la Fiesta de ne de algún lugar, como se ha
Corpus Christi, y en la Fiesta dicho anteriorm ente). D e las
del Sacratísimo Corazón de Je­ Fiestas de rito Simple y de las
sús, en las Fiestas de san Juan Vigilias que ocurran en estas
Bautista, de san José, de los san­ Fiestas, se lee la nona L ec­
tos Apóstoles Pedro y Pablo, de ción, y se hace Conmemoración
la Inmaculada Concepción, Anun­ tan sólo en Laudes. M as en las
ciación y Asunción de la bien­ segundas Vísperas se hace Con­
aventurada Virgen M aría, en la memoración de cualquier Fiesta
Fiesta de todos los Santos, y en que siga, aun Simple, como tam ­
la Fiesta de la Dedicación de la bién de infraoctava, si de ella se
propia iglesia. En cuyas Fiestas ha de celebrar Oficio en el día
se hacen las Conmemoraciones siguiente. D e las Octavas de la
según las reglas dadas al tratar Natividad del Señor, de la Epi-
fatiía y de Corpus Christi, siem­ meras Vísperas se dice la Antí­
pre se hace Conmemoración en fona que se indica para el Mag­
ambas Vísperas y en Laudes, níficat, y en Laudes, para el Be­
cuando durante las mismas se nedictus, en el Común corres­
celebrare Oficio de alguna otra pondiente al Oficio que se con­
Fiesta, conforme la Rúbrica de memora (si no la tuvieren propia).
las Octavas, núm. 3. Después de la Antífona se dice
7. D e las Dominicas y Fe­ el Verso, que se ha de tomar de
rias de Adviento y Cuaresma, se donde se ha tomado la Antífona,
hace Conmemoración en ambas a saber, después del Himno de
Vísperas y en Laudes. De las Fe­ Vísperas y Laudes; luego se dice
rias de las Cuatro Témporas, de la Oración. Si la Antífona y el
las Vigilias y de la segunda de Verso de la Fiesta Simple, cuya
Rogaciones, cuando de ellas se Conmemoración se hace, se hu­
deba hacer Conmemoración, se biesen de tomar del mismo Co­
hace tan sólo en Laudes. Mas de mún de donde se han tomado
las Fiestas Simples (a no ser que en el Oficio del día, se varían
ocurran en los días sobredichos), en la Conmemoración de la Fies­
se hace la Conmemoración en las ta, tomando en Vísperas los de
primeras Vísperas y en Laudes, Laudes, y en las Laudes los
en el día que el Calendario de primeras Vísperas del mismo
les asigna. D e las otras Dom i­ Común, a no ser que se indique
nicas de entre Año y Octavas, se de otra suerte. Mas si del mismo
hace Conmemoración en ambas Común de que se han tomado en
Vísperas y en Laudes, a no ser el Oficio del día, se hubiesen de
que concurran con las Fiestas tomar la Antífona y el Verso de
antes enumeradas. De las Fies­ una Fiesta reducida a Simple, en
tas Dobles y Semidobles, siem­ este caso, en las primeras Vís­
pre que, conforme a la siguien­ peras, la Antífona y el Verso se
te Rúbrica de la Traslación de tomarán de las segundas, si la
las Fiestas, deban reducirse a Fiesta tiene ambas Vísperas; en
rito Simple, se hace también Laudes, de las primeras Vís­
Conmemoración, a semejanza del peras; y en las segundas Víspe­
día de la Octava y de la Dom i­ ras, la Antífona se tomará de
nica, en ambas Vísperas y en Laudes, y el Verso, de las prime­
Laudes, menos en todos los D o ­ ras Vísperas, a no ser que se indi­
bles de primera clase, exceptua­ que de otro modo. Exceptúase el
das sus segundas Vísperas cuan­ caso en que la Conmemoración
do la Conmemoración de tales de alguna santa Virgen haya de
Dobles debe hacerse (en Laudes) hacerse en la Fiesta de otra san^
el día siguiente. ta Virgen; entonces, en las pri­
8. Las Conmemoraciones se meras Vísperas de la santa
hacen en esta forma: Después de Virgen de que se hace Conme­
la Oración del día, en las pri­ moración, la Antífona se ha de
tomar de Laudes. Mas cuando Fiesta de tres Lecciones, la no­
una Fiesta que se ha de conme­ na Lección se lee de la Fiesta de
morar a manera de Simple no ten­ tres Lecciones, si tuviere una
ga Conmemoración en las segun­ propia; si tuviere dos, se juntan
das Vísperas, por seguir después en una, la cual pasará a ser la
de ella una Fiesta Doble de pri­ nona en el Oficio de nueve L ec­
mera o de segunda clase, se ha­ ciones. Omítese esta Lección de
ce como se ha dicho antes en las un santo, cuando de él se ha­
Fiestas Simples. Y de igual m o­ ce Conmemoración en las D o ­
do, si en las segundas Vísperas minicas que tienen noveno R es­
de santa Angela Mericia, o de ponsorio, cuando la nona L ec­
otra santa que tenga nueve L e c­ ción se ha de leer de la Hom ilía
ciones, se debiera hacer Conme­ de la Dom inica o de la Feria, co­
moración de la bienaventurada mo queda indicado anteriormen­
Virgen María, por tener que ce­ te, en las Ferias y demás días en
lebrarse el día siguiente su Oficio que el Oficio consta sólo de tres
del Sábado, para no repetir el Lecciones. Tam poco se lee nona
Verso Diffúsa est grátia dígase Lección de un día de infraocta-
el Verso Benedicta tu, de Lau­ va que se conmemora en una
des. Si la Fiesta cuyo Oficio se Dominica o Fiesta, aun cuando
celebra y la que se conmemora el día de infraoctava tuviere
tuviesen la misma oración, cám- Evangelio propio y Homilía. Ob­
biese la Oración de la Conme­ sérvese la misma regla, cuando
moración por otra del Común. en el Oficio de nueve Lecciones
Si la Conmemoración es del se hace Conmemoración de una
Tiempo, a saber, de Dom inica o Fiesta Doble o Semídoble sim­
de Feria, la Antífona y el Verso plificada, como se indica en la
anterior a la Oración se tomarán siguiente R úbrica; en M aitines
también del Propio de Tiempo, la nona Lección es del Santo,
si los hubiere propios; de otra formada por Jas lecciones histó­
suerte del Salterio, y la Oración ricas del segundo Nocturno re­
del Propio de Tiempo. unidas en una sola. Se exceptúa
9. Cuando se hace Conmemo­ toda la O ctava de Corpus Chris­
ración de Dominica o de Feria ti, si de ella se celebra Oficio;
que tengan propia Homilía, la en cuyo caso también se ha de
Lección nona en el Oficio del día omitir la nona Lección de una
de nueve Lecciones se lee de la Fiesta Simple.
Homilía de la Dominica o de 11. Cuando se deben hacer
la Feria, a saber: la primera de varias Conmemoraciones, siem­
la Homilía de la Dominica, o pre se han de anteponer aque­
tres juntas en una Lección. llas que pertenecen al Oficio,
10. Si en el día en que se re­ sea del rito que sea; exceptua­
za un Oficio de nueve Lecciones das aquellas, que nunca se se­
se hace Conmemoración de una paran del Oficio de que se cele­
bra, como la de san Pablo Após­ viento, y en las Dominicas desde
tol en el Oficio de la Cátedra deSeptuagésima hasta la Domini­
san Pedro, etc., y otras que se ca “ in Albis” inclusive, en la V i­
indicarán en las Rúbricas espe­ gilia de la Fiesta de la Nativi­
ciales en su lugar. Después ob­ dad del Señor, en el día de la
sérvese este orden: 1 de Dom i­ Circuncisión, en la Fiesta y en
nica privilegiada, 2 del día de la
toda la Octava de la Epifanía, en
Octava, 3 de Doble mayor, 4 de la Feria cuarta de Cenizas, en
Doble menor, reducido a manera toda la Semana Santa, e infra­
de los Simples, 5 de Dominica octava de Pascua, en la Ascen­
común, 6 de infraoctava Corpus sión del Señor, en los días des­
Christi, 7 de Semidoble, 8 de díade la Vigilia de Pentecostés has­
de una infraoctava común redu­ ta la Fiesta de la Santísima T ri­
cido al rito Simple, 9 de Feria nidad inclusive, en la Fiesta da
mayor o Vigilia, 10 de Simple. Corpus Christi y su Octava, en
La de la Santísima Virgen que la Fiesta del Sacratísimo Cora­
debe hacerse en las segundas zón de Jesús, en la Fiesta de la
Vísperas de una Fiesta de nueve Inmaculada Concepción, Anun­
Lecciones celebrada en viernes, ciación y Asunción de la bien­
por razón de su Oficio del Sá­ aventurada Virgen María, de los
bado siguiente, antepóngase a la santos Apóstoles Pedro y Pablo,
de cualquier Fiesta simple ocu­ o de todos los Santos, se tras­
rrente en Sábado. La de Fies­ lada al primer día no impedido
ta simple se hace antes de los por una Fiesta Doble o Semi­
Sufragios, o sea de las Conme­ doble, exceptuadas, no obstante,
moraciones comunes de la Cruz, las Fiestas del Nacimiento de
santa María, san José, Apósto­ san Juan Bautista, y de los san­
les y la Paz, y antes de la Con­ tos Apóstoles Pedro y Pablo, que
memoración de cualquier T itu ­ se celebrarían en el día de la Oc­
lar, o Patrono de la iglesia, el tava de Corpus Christi y en la
cual debería también anteponer­ Fiesta del Sacratísimo Corazón
se a los otros predichos Sufra­ de Jesús. Exceptúanse también la
gios si lo exigiera su dignidad. Fiesta solemne de un lugar la
D e estos Sufragios, se tratará cual se celebra (si bien solamen­
más adelante1'. te en la propia iglesia) aunque
ocurra en alguno de los días la
X. De la Traslación de las fiesta que ya hemos indicado an­
Fiestas teriormente, a saber: las Dom i­
nicas segunda, tercera y cuarta
C i alguna Fiesta Doble ocurrie­ del Tiempo de Adviento y Cua­
re en las Dominicas de Ad­ resma.

1. V éa n se en el título V I I de las Adiciones y V ariacion es insertas a con­


tin u ación de estas R úbricas generales, las modificaciones introducidas por la
reform a de Pío X en esta R úbrica.
la Dominica de Septuagésima, sia, deba hacerse cargo de otro
Sexagésima y Quincuagésima, y modo. M as las Fiestas Dobles
los días de la infraoctava de la menores, exceptuadas las de los
Epifanía (como se ha dicho en Doctores de la Iglesia, si se ha­
la Rúbrica de las Conmemora­ llan impedidas de cualquier modo
ciones); exceptúase también cual­ por la ocurrencia de una D om i­
quier Fiesta primaria solemne nica, o de una Fiesta, o de un
que ocurra en la Festividad del Oficio mayor, no se trasladan,
Sacratísimo Corazón de Jesús. sino que en el mi&mo día en que
Mas si la Fiesta de la Purifica­ caen se hace de ellas Conmemo­
ción de la bienaventurada Virgen ración en ambas Vísperas y Lau­
María viniese en alguna D om i­ des, y en M aitines se lee la L ec­
nica de segunda clase se traslada ción IX histórica, con tal que
a la Feria segunda siguiente, aun­ pueda hacerse en aquel día; de
que esté impedida. Asimismo, si otra suerte semejantes Fiestas
la Fiesta de la Natividad de Dobles menores se omiten en
san Juan Bautista ocurriere en el aquel año completamente, como
día de Corpus Christi, se traslada se ha dicho en la Rúbrica prece­
al día siguiente, con Conmemo­ dente, en los núms. 7 y 10, y se
ración de la O ctava; y en las se­ dirá más adelante en el núm. 8
gundas Vísperas de Corpus Chris­ al tratar de las Fiestos Simples.
ti se hace tan sólo Conmemora­ Las otras Fiestas de rito Doble
ción de san Juan; en los días si­ que no tienen lugar para ser
guientes se celebra Oficio de la trasladadas en todo el curso del
misma Octava de Corpus Christi, año, están sujetas a las mismas
con Conmemoración de la O cta­ reglas. Con todo, las Fiestas D o ­
va de san Juan. Y si ésta cayere bles menores, aunque no sean de
en la Octava de Corpus Christi, Doctores de la Iglesia, si cada
no se traslada, sino que aquel año año están impedidas por un Ofi­
tan sólo se conmemora en ambas cio más digno, se trasladan al
Vísperas y en Laudes del día o c­ primer día libre, como en su lu­
tavo de Corpus Christi. Y esto gar propio y definitivo.
se observa siempre que se tras­ 2. Si en el día de la O ctava
lade una Fiesta que tenga O c­ de alguna Fiesta que tiene O c­
tava, es decir, que el día octavo tava, ocurriere una de las gran­
no se traslada, sino que se hace des Fiestas Dobles enumeradas
Conmemoración en el mismo día en la Rúbrica de las Conmemo­
que se habría celebrado, si la raciones, se celebrará de ésta úl­
Fiesta no hubiese sido traslada­ tima Fiesta con Conmemoración
da. Si ocurriese que la Fiesta se del día de la O ctava, exceptua­
trasladase a un día posterior a dos los días de la Natividad del
su Octava, aquel año celébrese Señor y de la Epifanía, en que
sin Octava, a no ser que por un ninguna otra Fiesta tiene cabi­
privilegio del Titular de la igle da, sino que se traslada al pri­
mer día no impedido. Mas si no nueve Lecciones vienen junta­
fuese una de las Fiestas predi- mente en el mismo día, celébre­
chas, se celebrará de Octava, v se el Oficio de la mayor, a saber,
la Fiesta será trasladada, o de la Doble, y de la Simple hágase
ella se hará Conmemoración, co­ Conmemoración, como antes he­
mo hemos indicado antes.. mos indicado. Mas si todas fue­
3. Si alguna Fiesta Doble sen Dobles, o todas Semidobles,
ocurrente dentro de una Octava, celébrese la de mayor dignidad
estuviese impedida por otra D o­ o de rito mayor con preferencia
ble más grande, trasládese al pri­ a las de ritos inferiores; en caso
mer día no impedido, y en él de igualdad de rito, del primario
hágase Conmemoración de la antes que del secundario; si am­
Octava. Si no se trata de una bos son primarios o secundarios,
Fiesta trasladable, hágase tam­ del más digno por razón de la
bién su Conmemoración como persona; si hay igualdad de dig­
antes hemos dicho. nidad, del fijo antes que del mó­
4. Si una Fiesta Doble cae en vil; o finalmente, en igualdad de
otras Dominicas del año que no circunstancias, del más propio
sean de las anteriormente enu­ antes que del menos propio. Si los
meradas, no se traslada, ni de Dobles menos solemnes son tras­
ella se hace Conmemoración, sino ladables, se trasladan; si no lo
que se celebra su Oficio, como son, conmemórense como los Se­
se ha dicho en la Rúbrica de las midobles, o bien omítanse del
Conmemoraciones. todo, como se ha dicho anterior­
5. Una Fiesta Semidoble ocu­ mente.
rrente en los días sobredichos, o 7. Si se hubiesen de trasladar
dentro de la infraoctava de Cor­ varias Fiestas Dobles trasladables,
pus Christi, o en las demás Dom i­ la más solemne debe trasladarse
nicas del año, no se traslada, sino y celebrarse la primera; si fuesen,
que en el mismo día en que cae empero, iguales, sígase al trasla­
se hace su Conmemoración en darlas el orden de los propios
ambas Vísperas y Laudes, y se días en que deberían haberse ce­
lee la Lección nona histórica, o lebrado. Lo mismo se observa­
bien se omite del todo, como se rá en las Fiestas de los Do-
ha dicho antes al hablar de los bies menores y Semidobles per­
Dobles menores.' Con todo, si petuamente impedidos.
una Fiesta de rito Semidoble ca­ 8. Una Fiesta de rito Simple
da año se ve impedida por un Ofi­ jamás se trasladará; cuando no
cio más digno, se traslada al pri­ se pueda celebrar su Oficio, há­
mer día libre, como en su propio gase de él Conmemoración, co­
iugar, para ser celebrada perpe­ mo se ha dicho en la Rúbrica
tuamente, como del Doble menor de las Conmemoraciones. Si ocu­
se ha dicho antes. rriere en uno de los días que no
6. Si dos o más Fiestas de admiten Conmemoración de nin­
gún oficio Simple, noi se celebre ras con el siguiente, también D o­
nada de ella en aquel año. ble, en las primeras, si ambos son
9. Si alguna Fiesta Doble dede igual solemnidad, regular­
las trasladables antes enumeradas mente desde la Capitula se ce­
en que la Rúbrica prescribe la lebra del siguiente con Conme­
Conmemoración de algún Santo, moración del precedente, a no
es trasladada por sobrevenir una ser que se advierta lo contrario.
Dominica u otra Fiesta de más Pero si no son de igual solemni­
solemnidad, no se traslada la Con­ dad, obsérvese la diferencia se­
memoración de aquel Santo sino ñalada en las Rúbricas de las
que se hace en* su día,N esto Conmemoraciones y en la de la
es, en el Domingo, o en esta Traslación de las Fiestas; de
Fiesta, si en ella puede hacer­ suerte que las más grandes Fies­
se, con la Lección nona de la tas tengan íntegras las pri­
Fiesta Simple, si el Santo la tu­ meras y las segundas V ísp e­
viere propia sobre su vida. La ras, con Conmemoración de las
Fiesta Doble se trasladará sin menores, cuando éstas deban
ninguna Conmemoración de la conmemorarse. M as, si después
Fiesta de rito Simple. L o mis­ de alguna Fiesta de las que en la
mo se observará en las Conme­ Rúbrica de las Conmemoraciones
moraciones ocurrentes en las V i­ se ponen entre las de segundo
gilias, cuando de la Vigilia que orden, sigue inmediatamente otra
viene en Domingo se hace con­ más solemne, las Vísperas serán
memoración en el Sábado prece­ del siguiente con Conmemoración
dente. En este caso la Conmemo­ de la precedente. Entre las Fies­
ración de la Fiesta Simple no se tas de igual solemnidad, obsérve­
hace en el Oficio de Vigilia, sino se este orden: las Fiestas del Se­
en la Dominica. ñor serán preferidas a todas las
demás, y tendrán ambas Vísperas
X!. De la Concurrencia del íntegras, así como las Fiestas de
Oficio la bienaventurada Virgen M aría
se deben anteponer a las Fiestas
I - J a y que fijarse siempre en la de los Santos. Asimismo las
concurrencia de un Oficio en Fiestas de los Angeles, de la
sus segundas Vísperas, para ver Natividad de san Juan Bautista,
de qué modo se debe combinar de san José, Esposo de la bien­
el Oficio con el del día siguien­ aventurada Virgen M aría, y de
te. Así, pues, cuando se dice los Apóstoles, se deben antepo­
que un Oficio concurre con otro, ner a las demás. Tam bién las
se entiende del precedente en las Fiestas de aquellos Santos que
segundas Vísperas con el siguien­ en los propios lugares o igle­
te en las primeras Vísperas. sias se celebran solemnemen­
2. Cuando un Oficio Doblete, se anteponen a las otras con­
concurre en las segundas V ísp e­ tenidas en el Calendario.
3. Cuando un Doble concurreotra Semidoble o con una D o ­
con una Fiesta Semidoble, con minica, se celebra de la siguiente
una Dominica, con un día de desde la Capitula, con Conme­
infraoctava, con una Fiesta de moración de la precedente, a no
rito Simple, o con el Oficio de la ser que se advierta otra cosa. Si
bienaventurada Virgen M aría en el mismo Semidoble concurre
ei Sábado, en las segundas Víspe- con un día de infraoctava, las
ías todo es del Doble, con Con­ Vísperas serán del Semidoble con
memoración de los demás. A no Conmemoración de la Octava. Si
ser que dicho Doble sea de los un Semidoble concurre con una
que se exceptúan en la Rúbri­ Fiesta siguiente de rito Simple,
ca de las Conmemoraciones, por o con el Oficio de la bienaven­
no admitir ciertas Conmemora­ turada Virgen María en Sábado,
ciones. Si un Doble, o cual­ todo se hace del Semidoble con
quier Oficio de nueve Lecciones, Conmemoración del siguiente.
concurre con una Feria, o, me­ 5. Si una Dominica con­
jor precede a la Feria, todo se curre con una Fiesta siguiente de
celebra del Doble, y nada de la rito Semidoble, con un día de
Feria siguiente. Mas si la Fiesta infraoctava o con una Fiesta
se celebra en Adviento o Cuares­ Simple, todo se hace de Domi­
ma, se hace siempre Conmemora­ nica con Conmemoración del si­
ción de Feria, como se dirá más guiente.
adelante. Lo mismo se ha de de­ 6. Si un día de infraoctava
cir de las Fiestas Simples concu­ concurre con una Dominica, des­
rrentes con una Fiesta siguiente de la Capitula se hace del si­
de nueve Lecciones, de las cua­ guiente, con Conmemoración de
les también se hace Conmemo­ la Octava. Y si el día de infraoc­
ración, no por razón de la con­ tava concurre con una Fiesta de
currencia sino, más bien, de la rito Semidoble, las Vísperas se­
ocurrencia, como se ha dicho en rán del siguiente, con Conme­
la Rúbrica de las Conmemora­ moración de la Octava. Un día
ciones. de infraoctava propiamente no
4. Si una Fiesta Semidoble, concurre con una Fiesta de rito
una Dominica o un día de infra­ Simple, porque en el siguiente
octava concurren con un Doble día de la infraoctava no se ce­
que le sigue, se celebra todo de lebra del Simple sino que se ha­
éste con Conmemoración de les ce su Conmemoración, la cual
demás; a no ser que se tratase por la misma razón se debe ha­
de uno de los Dobles más solem­ cer también el precedente día de
nes enumerados en la Rúbrica de la infraoctava.
las Conmemoraciones, en los cua­ 7. Si el día de la Octava con­
les ninguna Conmemoración cabe curre con otra Octava, en igual­
del precedente. Si una Fiesta de dad de circunstancias, desde la
rito Semidoble concurre con Capitula, se celebra del siguiente,
con Conmemoración del prece­ día de la Octava concurre con
dente, exceptuada la Octava de otia Octava, las Vísperas se ce­
Corpus Christi, cuando concurre lebran íntegras de la Fiesta de
con la de san Juan Bautista, en rito más elevado, o primario, o
cuyo caso se hace Conmemora­ más digna por razón de la per
ción del siguiente, aun cuando se sona, con Conmemoración del
hallase en ocurrencia la Fiesta del otro. Si el día octavo concurre
Sacratísimo Corazón de Jesús, con una Fiesta Doble, las Víspe­
Doble de pimera clase; excep- ras serán o del día de la Octava,
túanse algunos casos, que se o del Doble, con Conmemoración
indican en sus propios luga­ del otro, como se ha dicho de
res. Si el día de la Octava con­ las Octavas cuando concurren
curre con un Doble menor, entre s í ; exceptuadas las O cta­
aun trasladado, en igualdad de vas de las Fiestas del Señor y
circunstancias, desde la Capitula de la bienaventurada Virgen
se hace del siguiente, con Con­ M aría, según antes se ha dicho.
memoración de la O ctava (ex­ 8. Un Simple no puede con­
ceptuados los días octavos de las currir con otro en las segundas
Fiestas primarias de la bienaven­ Vísperas (aunque puede hacerlo
turada Virgen María,\ aun los en las primeras), porque no tie­
particulares de alguna Religión ne segundas Vísperas, ya que su
de los santos Angeles, san Juan Oficio termina en Nona, después
Bautista, san José, Esposo de la de la cual nada se reza del m is­
B. V. M aría, y de los santos mo, ni aun Conmemoración. Si
Apóstoles, en los cuales del si­ sigue otro Simple, los Salmos
guiente se hace solamente Con­ serán de Feria ocurrente en el
memoración). Si concurre con Salterio en Vísperas, y, desde la
un Doble mayor, aun trasladado, Capitula del siguiente Simple sin
todo el Oficio se hace del si­ Conmemoración del precedente.
guiente, con Conmemoración de Si sigue un Oficio de nueve L ec­
la O ctava; exceptuados los días de ciones, las Vísperas serán ínte­
la Octava de la Epifanía, Pascua, gramente del mismo sin ninguna
Ascensión y otras Fiestas prim a­ Conmemoración del Simple pre­
rias del Señor, en los cuales del cedente. Si no sigue ninguna
siguiente se hace tan sólo Con­ Fiesta, entonces entra el Oficio
memoración. Mas si la siguiente del Tiem po, y las Vísperas serán
Fiesta, aun trasladada, fuese de todas de Feria.
las más solemnes de segundo or­ 9. Una Feria no puede con­
den enumeradas en la Rúbrica de currir con otro Oficio en las se­
laj Conmemoraciones, número 6, gundas Vísperas, ni tampoco en
todo el Oficio se hace del si­ las prim eras; ya que su Oficio
guiente, con Conmemoración de comienza y termina en donde ter­
la Octava. Si los dos Oficios no mina y comienza cualquier otro
son del mismo rito, cuando el Oficio. Aunque propiamente (si
se quiere señalársele comienzo) de entre Año, pero no del siguien­
el Oficio de una Feria seguida de te, como se ha dicho, con Conme­
otra Feria principia en Maitines moración de la Fiesta Simple
y termina en Completas, y por ocurrente en la Feria siguiente.
lo mismo, si una Feria sigue a Lo cual no se hace porque la Fe­
otra Feria, en las Vísperas de ria siguiente tenga primeras Vís­
la precedente Feria nada se peras; mas porque, como la Fies­
hace de la siguiente, en cuan­ ta Simple en el día siguiente no
to a lo que es propio de tiene Oficio a causa de la Feria
la Feria siguiente. Por ejem­ predicha que en él ocurre, tam­
plo, si en las Vísperas de la Fe­ poco conviene que tenga prime­
ria tercera antes de la Feria ras Vísperas en el día preceden­
cuarta de Cenizas se celebra de te. Y por la misma razón, si la
Feria, se dice la Oración de la Fiesta de rito Simple ocurriere
Dominica precedente, pero no lo en la Feria quinta de la Semana
que es propio de la siguiente Fe­ Santa, en la cual no puede con­
ria cuarta de Cenizas. Lo cual memorarse, tampoco se hará su
también se observa cuando una Conmemoración en las Vísperas
Feria entre Año precede a una de la Feria cuarta precedente.
Feria de Cuatro Témporas, o
a una Vigilia. Por la misma ra-
XII. De la ordenación del Oficio
7 Ón, antes se ha dicho en la con­
según las precedentes Rúbricas
currencia de otros Oficios, que
con la Feria no concurre ningún C i alguno quisiere ordenar el
Oficio, y que nada se hace de la Oficio del día ocurrente se ­
Feria precedente, viniendo otro gún las precedentes Rúbricas,
Oficio. Si alguna vez se hace Con­ vea ante todo en el Calendario y
memoración de una Feria, no es en la tabla de las Fiestas m ovi­
por razón de la concurrencia, si­ óles, de qué se celebra el Oficio
no porque en los días en que se en el día siguiente, y según viere
halla impedido el Oficio de las que se haya de celebrar, así or­
Ferias de Adviento y Cuaresma, denará a Vísperas y las demás
la Iglesia, por razón del Tiempo, Horas así nocturnas como diur­
prescribe su Conmemoración. nas.
10. Cuando, empero, sucede 2. Si el Oficio que se debe
que una Fiesta de rito Simple ordenar es de Tiempo, esto es,
ocurre en la Feria cuarta o sexta de Dominica o de Feria, siempre
de las Cuatro Témporas, en el se ha de recurrir al Salterio, en
M iércoles de Ceniza, o en las donde se pone ordenadamente lo
Vigilias con ayuno, las Víspe­ que es común del Oficio de T iem ­
ras precedentes (a no ser que po, con la distribución de los Sal­
en aquel día se hubiese cele­ mos, y al Propio de Tiempo, en
brado una Fiesta de nueve L ec­ donde se hallan las Lecciones y
ciones) serán de la Feria común Responsorios, algunas Antífonas
y las Oraciones que no están en Común del Oficio de la Virgen,
el Salterio. El Invitatorio, Him­ que se halla hacia el fin del Bre­
nos, Capitulas, Versos, Respon­ viario, y que se intitula: “ En las
sorios breves y Antífonas que Fiestas de la bienaventurada Vir­
para los diversos tiempos se po­ gen María entre Año” .
nen en el Propio, se dicen en lu­ 6. El modo de empezar el
gar de los que están en el Sal­ Oficio, de decir el Invitatorio,
terio. Cuando no los hubiere es­ los Himnos, las Antífonas y los
peciales, se toman del Salterio. Versos, se indican al principio
3. Si el Oficio que se ha de del Salterio. Cuando las A ntífo­
ordenar es de algún Santo, se ha nas se han de doblar, se dicen
de recurrir siempre al Común de íntegras antes de los Salmos, y
los Santos (a no ser que tenga al fin de los mismos.
algo especial en el Propio de los 7. El modo de decir las Ab­
Santos). En el Común de los soluciones y Bendiciones antes
Santos, las fiestas de nueve L ec­ de las Lecciones, de leer y ter­
ciones, a saber: las Dobles y minar las Lecciones, de decir los
Semidobles tienen, según su cua­ Responsorios después de las Lec­
lidad, el Oficio completo y orde­ ciones, y los Responsorios bre­
nado, salvo las cosas propias que ves después de las Capitulas, se
se indican en el lugar correspon­ indica en la primera Dominica
diente. Si la Fiesta fuese de tres de Adviento.
Lecciones todo (exceptuados el 8. El modo como se debe
Nocturno, que es de la Feria, y empezar y terminar el Oficio en
las Lecciones) se tomará del las Horas, se hallará en el Sal­
mismo Común. Las tres L eccio­ terio. Cómo se termina por las
nes del primer Nocturno en el Antífonas de la bienaventurada
Oficio de nueve Lecciones, y la Virgen M aría, se halla al fin
primera y segunda Lección, o la de Completas.
primera solamente, en las Fiestas 9. Las siguientes Rúbricas
de tres Lecciones, se toman de acerca de cada una de las H o­
la Escritura en el Oficio de Tiem ­ ras, y de las partes de que cons­
po, a no ser que se pongan otras tan, servirán para conocer dis­
en los propios lugares. tintamente el modo de ordenar­
4. En; las mayores solemni­ las.
dades y Fiestas durante el año,
todo el Oficio se ordena tal co­ XIII. De los M aitines
mo se pone en los propios luga­
res. p*N Maitines (a menos que en
5. En las Fiestas de la bien­ ciertos días se indique io
aventurada Virgen M aría (si no contrario) se dice, por el siguien­
tienen partes propias) los H im ­ te orden y según la diversidad
nos, los nueve Salmos, y ciertas de Oficios: Pater noster, Ave
otras cosas, se han de tomar del María, Credo, todo en secreto.
Seguidamente y en alta voz el na; al fin de los Salmos, des­
Hebdomadario dice: Dómine la­ pués de la última Antífona de
bia mea, etc., haciendo con el cada Nocturno se dice el Verso;
dedo pulgar la señal de la Cruz después Pater noster, Et ne nos,
sobre su boca, y después Deus Absolución Exáudi, Bendición
in adiutórium, etc., con la mano Benedictióne perpétua, y otras
extendida signándose con la se­ para cada una de las Lecciones,
ñal de la Cruz desde la frente tal como se indica en la pri­
al pecho, y del hombro izquierdo mera Dominica de Adviento.
hasta el derecho (lo cual se ob­ Después se leen tres Lecciones
serva al principio de todas las de la Escritura, siguiendo el
Horas, cuando se dice: Deus in mismo orden con que están dis­
adiutórium) con el Gloria Pa­ puestas en el Oficio de Tiempo (a
tri y lo demás, como se halla al no ser que se señalen otras), y
principio del Salterio. Después se después de cada Lección se dice
dice el Invitatorio conforme al un Responsorio conforme con el
Oficio de Tiempo o de San­ Oficio: si éste es del Tiempo se
to, con el Salmo del modo indi­ dice como en el Propio de Tiem­
cado al principio del Salterio. po; si de Santo, como en el
Dicho el Salmo, y repetido el Propio de Santos; de otra suer­
Invitatorio, se dice el Himno te, como en el Común, aunque
que convenga al Oficio de Tiem ­ las Lecciones del primer Noctur­
po o de Santo. no fuesen de la Escritura en el
2. Después, en los Dobles y Oficio de Tiempo.
Semidobles se dicen nueve Sal­ 4. Terminado el último Res­
mos (en los Domingos, más, co­ ponsorio de cada Nocturno se
mo indica el Salterio) con las dice Gloria Patri, y se repite
Antífonas y Versos que conven­ parte del Responsorio, del modo
gan al Tiempo o a la Fiesta, v indicado en el tercer Responsorio
otras tantas Lecciones, con ocho de la primera Dominica de Ad­
Responsorios (alguna vez nueve), viento, a no ser que se advierta
como se pone en sus lugares, dis­ otra cosa en sus propios lugares.
tribuidos en tres Nocturnos, del 5. En el segundo Nocturno
modo que vamos a exponer. se dicen otros tres Salmos, An­
3. E l primer Nocturno cons­ tífonas y Verso, Pater noster,
ta de tres Salmos con tres A n­ Absolución Ipsius pietas, y las
tífonas, diciéndose una Antífona correspondientes Bendiciones, co­
después de cada Salm o; pero mo en la mencionada Dominica
en Tiempo Pascual, es decir, des­ primera de Adviento: tres Lec­
de la Dominica “ in Albis” hasta ciones de un Sermón, o de la vida
Pentecostés (excepto en el Ofi­ del Santo cuyo Oficio se celebra,
cio de la Ascensión del Señor) y, después de cada Lección, un
los tres Salmos de cada N oc­ Responsorio.
turno se dicen con una A ntífo­ 6. En el tercer Nocturno
otros tres Salmos con sus A ntífo­ en el Oficio ferial, como en el
nas, como se ha dicho. Después Salterio; en las Fiestas, como en
de la tercera Antífona, el Verso, el Común de Santos. En las Fies­
Pater noster, Absolución A vin­ tas de tres Lecciones se toma;
culis, y las Bendiciones corres­ según las Ferias, del Nocturno
pondientes a cada una de las del Común de donde se ‘toman
Lecciones, las cuales serán de la los Responsorios, como se dirá
Homilía del Evangelio de Tiem ­ más adelante en las Rúbricas
po o de la Fiesta, según la cua­ acerca de los Versos y Réspon*
lidad del Oficio, como se hallan sorios. Después del Verso se dice
en dicha pimera Dom inica de Pater noster, la Absolución y las
Adviento. Después de la séptima Bendiciones, tal como se hallará
y octava Lección se dice el R es­ más adelante en la Rúbrica de
ponsorio que conviene al Oficio, las Absoluciones y Bendiciones,
uno después de cada Lección. En el Oficio ferial, las tres L ec­
Alguna vez se dice también ciones (si no hay H om ilía) son
Responsorio después de la L ec­ las de la Escritura que para aquel
ción nona, como se advierte en día se ponen en el Propio d?.
sus lugares. Y al fin del último Tiem po; si hay Homilía, las tres
Responsorio, ya sea el o ctavo ; son de la Homilía. En las Fies­
ya el nono, se dice Gloria Patri, tas, la primera y la segunda son
como se ha indicado, a no ser también de la Escritura, la ter­
que se advierta otra cosa. Si no cera del Santo. Si el Santo tu­
hay nono Responsorio, después viese dos Lecciones, tan sólo la
de la última Lección se dice el primera será de la Escritura.
Himno Te Deum. 9. Después de cada una de
7. En Maitines del Oficio de las Lecciones, en las Ferias, fue­
tres Lecciones se dice: Pater ra del Tiem po Pascual, se dice
noster, Ave María, Credo, D ó m i­ un Responsorio, de manera que
ne lábia, etc. El Invitatorio y el se digan tres. Pero en Tiem po
Himno, en el Oficio de Feria, si Pascual, y en las Fiestas, sola­
no están en el Propio de Tiem ­ mente se dicen dos: uno des­
po se toman del Salterio; en las pués de la primera Lección, y
Fiestas, los de la Fiesta, como en otro después de la segunda. A l fin
el Común de Santos. Después, del último Responsorio, ya sea el
el Nocturno de Feria, como en el segundo, o el tercero, se dice
Salterio, a saber, doce Salmos Gloria Patri, con repetición da
con seis Antífonas, y en Tiempo parte del Reponsorio, a no ser
Pascual con la única Antífona que se advierta otra cosa. Estos
Allelúia: los cuales se dicen, así Responsorios, en el Oficio de
en el Oficio ferial como en las Santos se toman del Común de
Fiestas Simples. Santos; en el Oficio ferial, de las
8. Después de los Salmos y Dominicas cuando no hay pro­
las Antífonas se dice el Verso, pios distribuidos entre las Ferias,
según el orden descrito en la R ú ­mo Cántico, y Oración. Todas es­
brica de los Responsorios. Cuan­ tas cosas se toman, según la cua­
do no se dice tercer Responsorio, lidad del Oficio, de Tiempo, o de
después de la tercera Lección la Fiesta.
se dice el Himno Te Deutn. 3. Cuando se hayan de rezar
]as Preces, se dirán antes de la
XIV. De las Laudes primera Oración. Las Conme­
moraciones de la Cruz, de san­
p N Laudes, después de dicho ta María, de san José, de los
el Himno Te Deum o el Apóstoles, del Patrono y de la
último Responsorio, el Hebdo­ Paz, cuando tengan que hacerse,
madario dice de una manera ab­ se harán después de la Oración, a
soluta Deus in adiutórium, etc., no ser que ocurra otra Conme­
como en Maitines, y se dicen los moración de una Fiesta de rito
Salmos, y el Cántico Benedicite, Simple o simplificada, la cual
u otro, tal como se halla en el siempre precede a las predichas
Oficio ferial, fuera del Tiempo Conmemoraciones, de lo cual se
Pascual, con las Antífonas co­ trata en las propias Rúbricas.
rrespondientes al Oficio. Estos 4. Antes de la Oración se di­
Salmos y el Cántico, en los D o­ ce Dóminus vobiscumf y Oré-
mingos entre Año (exceptuadas mus: después de la última Ora­
ias Dominicas de Septuagésima ción se repite Dóminus vobis­
hasta la Dominica de Palmas in­ cum; después Benedicámus D ó­
clusive), en el Oficio ferial del mino, y el Verso Fidélium áni-
Tiempo Pascual y en las Fiestas mae, Pater noster, Dóminus det
tanto de nueve como de tres nobis suam pacem, y la A ntífo­
Lecciones, se dicen de Dominica na de la bienaventurada Virgen
como en el Salterio. En las D o ­ María, tal como se halla al fin
minicas predichas desde Septua­ de Completas, si entonces hay
gésima hasta la Dominica de que salir del Coro; de otra suer­
Palmas inclusive, se dicen los in- te, hay que decirla al final de la
indicados en sus lugares. En el última Hora, a no ser que siga
Oficio ferial entre Año, fuera del la Misa o el Oficio de Difuntos,
Tiempo Pascual, se dicen como o los Salmos Penitenciales, o las
en el Salterio. Letanías, como se dice en la
2. En las Dominicas, cuandopropia Rúbrica.
no se señalan Antífonas propias,
se dicen como en el Salterio. En XV. De la Prima
las Fiestas de nueve y tres L ec­
ciones, si no las tienen propias, p N Prima, se dice en secreto Pa­
se toman del Común. Después de ter noster, Ave María, Cre­
los Salmos se dice la Capitula, do, Deus in adiutórium, etc., el
Himno, Verso, Antífona para el Himno Iam lucis orto sídere;
Cántico Benedictus, con el mis­ después se empieza por la A n ti'
fona conveniente. Las Antífonas 3. Después de la Oración de
para las Fiestas se toman en to­ Prima (o en caso que se celebre
cias las Horas, de Laudes, si­ el Oficio de la bienaventurada
guiendo el orden en que están Virgen M aría, después de su Ora­
puestas, pero omitiendo la cuarta, ción) y de decir Benedicim us, en
como se dirá más adelante en la el Coro se lee el Martirologio.
Rúbrica de las Antífonas. D es­ Después se dice Pretiósa con lo
pués se dicen los Salmos, los restante; lo cual también lo di­
cuales en los Domingos y Ferias rán aquellos que hallándose fu e ­
son los del Salterio. Mas en las ra del Coro no hayan leído el
Fiestas, y en el Tiempo Pascual, Martirologio. A l final de h
se dicen tan sólo tres, como se Prima, en las Fiestas y en cier­
advierte en su lugar. tos días, se dice como Lección
2. Después de los Salmos y debreve la Capitula propia de N o ­
la Antífona, se dice la Capitula na, si la hay, y si no la hay, se
Regi saeculorum; pero en el Ofi­ toma de Común. En los demás
cio ferial fuera del Tiem po Pas­ tiempos, lo mismo en las D om i­
cual, dícese la Capitula Pacem. nicas que en las Ferias, la L ec­
Viene inmediatamente el Respon­ ción está consignada en el Sal­
sorio breve Christe F ili D ei vivi, terio, para el Oficio de Tiempo.
etcétera, después del Responsorio
breve, en el Oficio Doble y en las XVI. De las Horas de Tercia,
infraoctavas, viene a continua­ S exta y Nona
ción la Oración- Dómine Deus
omnipotens. En los demás Oficios A n t e s de cada una de las horas
se dice Kyrie eléison con las P re­ de Tercia, Sexta y Nona se
ces que vienen a continuación, dice Pater noster, Ave María,
todo como en el Salterio. Cuan­ Deus in adiutórium. E l Himno
do se dice el Verso Adiutó- y los Salmos, como en el Salte­
rium, el Hebdomadario hace so­ rio. Las Antífonas, según la cua­
bre sí la señal de la Cruz lidad del Oficio, siguiendo el or­
de la frente al pecho. Cuando den indicado anteriormente. D i­
alguno reza sólo el Oficio, dice chos los Salmos y la A ntífona, se
una sola vez Confíteor, dejadas rezan la Capitula y el R espon­
aquellas palabras, tibi pater, o sorio breve según la cualidad del
vobis fratres, y te pater, o vos Oficio. Cuando en las Dom inicas
fratres, y dice también Miserea­ y Ferias no se indican la C api­
tur nostri... peccátis nostris, per- tula y el Responsorio en el P ro­
dúcat nos, lo cual también se ob­ pio de Tiempo, se dicen como en
serva en Completas. En el Oficio el Salterio. En las Fiestas, sí en
ferial, cuando se han rezado P re­ el Propio de los Santos no los
ces en Laudes, se añaden otras, hay propios, se toman de Común.
en Prima, como se indica en el Después del Responsorio breve
Salterio, se dice Dóminus vobíscum, y la
Oración, que se halla en el Propio se dicen después de la Oración,
de Tiempo. Mas si se celebra de como se establece en las propias
Santo, se dice como en el Propio Rúbricas. El Oficio de Víspera*
de los Santos; de otra suerte de termina como en las demás Ho­
Común. ras.
2. Después de la Oración se
repite Dóminus vobíscum, y se XVIII. De las Completas
dice Benedicámus Dómino, Fide­
lium ánimae, y Pater noster en ^ o m ie n z a n absolutamente por
secreto, como se dirá después en la Lección breve, como en el
la Rúbrica de la Oración domi­ Salterio. Siguen después el Pa­
nical. ter noster, Confíteor, Misereatur,
Indulgéntiam, Convérte, Deus in
adiutórium, Antífona, Salmos,
XVII. De las Vísperas
Himno, Capitula, Responsorio
p*N las Vísperas se empieza breve, Cántico con Antífona; to­
por el Pater noster, Ave do como se halla en el fin dei
María, Deus in adiutórium, etc. Salterio. Después de la Antífo­
Después se dicen cinco Salmos na, en los Dobles e infraoctavas
con cinco Antífonas, como en se dice la Oración; mas en los de­
el Propio o en el Común de San­ más Oficios, antes de la Oración
tos se indica. Mas en los D om in­ se dice Kyrie eléison, con las
gos y Ferias, las Antífonas y otras Preces, como están en el
Salmos siempre se dicen como Salterio.
en el Salterio (en Tiempo Pas­ 2. Después del Verso Bene­
cual los Salmos se dicen con una dicat et custódiat nos, etc., se
sola Antífona Allelúia), a no ser dice una de las Antífonas de la
que otras Antífonas propias o bienaventurada Virgen María,
Salmos estén asignados al Oficio con el Versículo y la Oración
(como sucede en las Dominicas que a continuación se indican.
de Adviento, y el triduo antes de Y después de haber dicho el
Pascua). Verso Divinum auxilium, se di­
2. Después de los Salmos y ce en secreto, Pater noster, Ave
Antífonas, se dice la Capitula, el María y Credo.
Himno, Verso, Antífona del Mag­
níficat con este mismo Cántico,
XIX. Del Invitatorio
y la Oración; todo de Tiempo o
de Santo, según la cualidad del pL Invitatorio siempre se dice
Oficio. en todo Oficio, en Maitines
3. Cuando se han de decir las con el Salmo Venite, exsultémus,
Preces, se rezan antes de la Ora­ según el orden indicado al prin­
ción. Las Conmemoraciones de la cipio del Salterio. Pero se cam­
Cruz, de santa María, san José, bia según la cualidad del Ofi­
Apóstoles, Patrono y de la Paz, cio, como puede verse en el Sa!-
ferio y en el Propio de Tiempo, de Santos se dicen los del C o­
v en el Propio y Común de los mún de los Santos, a no ser que
Santos. los haya propios en el Propio
2. No se dice en el día de la de los Santos. Cuando alguna
Epifanía, ni en el triduo ante? Fiesta tenga tres Himnos propios
de Pascua, como se advierte en e históricos del mismo metro, y
sus lugares; tampoco se dice en el Himno propio en las primeras
el Oficio de Difuntos entre Año, Vísperas no pueda decirse, en­
excepto el día de la Conmemora­ tonces este Himno se dice en
ción de todos los Fieles D ifu n­ M aitines; el de M aitines en
tos, el día de la muerte o entie­ Laudes, y el de Laudes en las
rro del difunto, y siempre que segundas Vísperas. M as si no se
se dicen los tres Nocturnos. rezan segundas Vísperas de dicha
Fiesta, entonces el Himno de
Vísperas se une con el de M a i­
XX. De los Himnos
tines con una sola conclusión.
J^os Himnos siempre se dicen 4. Desde la Natividad del
en cada una de las Horas, Señor hasta la Epifanía, en la
excepto desde el triduo antes de Fiesta de Corpus Christi y du­
Pascua, hasta las Vísperas del rante su Octava, y siempre que
Sábado “ in A lbis” exclusive, y se celebre Oficio de la bienaven­
en el Oficio de Difuntos. turada Virgen M aría, así de nue­
2. En Maitines, el Himno se ve como de tres Lecciones, aun
dice después del Salmo Veníte, en Tiem po Pascual, al final de
repetido el Invitatorio, excepto todos los Himnos (a excepción
en el día de la Epifanía. En L au ­ del Himno Ave maris stella, y del
des y Vísperas se dice la Capitu­ Himno de Laudes en la Fiesta de
la y después de ella el Him no; en Corpus Christi, y de los Himnos
las Horas, antes de los Salmos; de la Fiesta de los siete Dolores
y en Completas, después de los de la bienaventurada Virgen M a ­
Salmos y la Antífona. ría del mes de Septiembre, que
3. Se dicen en el Oficio de tienen propia la última estrofa)
Tiempo como en el Salterio, se dice: Iesu tibi sit gloria, qui
cuando no los hay propios en el natus es de Vírgine, etc., como
Propio de Tiempo. Los Himnos en su Oficio entre Año, aunque
que en el Salterio se indican se digan Himnos de Santos, que
para los Domingos y Ferias, se se celebren dentro de las predi-
dicen desde la Octava de Pente­ chas O ctavas; con tal que d i­
costés hasta el Adviento (excep­ chos Himnos sean del mismo
tuada la Dom inica dentro de la metro, y no tengan propia la úl­
Octava de Corpus Christi), y tima estrofa, como sucede en el
desde la Octava de la Epifanía Himno de Vísperas de la Santa
hasta la Dom inica primera de Cruz y en el de M aitines de va ­
Cuaresma exclusive. En el Oficio rios Mártires.
5. En la Epifanía del Señor Vísperas de Dominica y de Fe­
y durante su Octava, al fin de ria, en Completas, y en los
todos los Himnos se dice: lesu Nocturnos (aun cuando se ce­
tibi sit gloria, qui apparuisti lebre Oficio de una Fiesta de tres
Géntibus. Lecciones, esto es, de rito Sim­
6. Desde la Dominica “ in A l ­ ple) no cambian nunca, a no ser
bis” hasta la Ascensión, y en Pen­ en Tiempo Pascual, en el que se
tecostés y durante su Octava, al dice tan solamente una Antífona :
final de todos los Himnos se Allelúia; exceptúase también el
dice: Deo Patri sit glória, et Tiempo de Adviento, en el cual
Filio qui a mortuis, aun en las en las Vísperas y en los Noctur­
Fiestas de los Santos que ocu­ nos de las Dominicas se ponen
rran en el mismo Tiempo Pas­ Antífonas propias. En Laudes, y
cual ; con tal que los Himnos en las demás Horas varían se­
sean del mismo metro y no ten­ gún los diversos Tiempos, como
gan propia la última estrofa, en se indica en el Propio de Tiem­
cuyo caso ésta no se varía, como po. Cuando no hay Antífonas
antes se ha indicado. propias, se dicen siempre las que
7. Mas desde la Ascensión se ponen en el Salterio.
hasta Pentecostés (excepto en el 3. Las Antífonas que se asig­
Himno Salútis humánae Sator) nan en el Propio de Tiempo al
se dice: lesu tibi sit glória, qui Magníficat, en los Sábados que
victor in caelum redis: y también preceden a la pimera Dominica
en las Fiestas entonces ocurren­ del mes, se han de tomar de la
tes. Dominica próxima a las Calen­
8. En la Transfiguración del das, o que coincide con las Ca­
Señor, se dice: lesu tibi sit gló­ lendas de aquel mes, como se
ria, qui te revélas párvulis. En ha dicho antes en la Rúbrica de
los demás tiempos, los Him ­ ias Dominicas, y como se lee en
nos terminan tal como se pone la Rúbrica del mes de Agosto;
en sus lugares. siempre en el Sábado se pone la
Antífona del Magníficat, en con­
sonancia con el libro de la E s­
XXI. De las Antífonas
critura que debe leerse el D o­
p n todas las Horas nocturnas mingo.
y diurnas, junto con los Sal­ 4. En las Fiestas de nueve
mos se dicen Antífonas, una o Lecciones, en Vísperas se dicen
varias, según los diferentes Ofi­ las Antífonas de Laudes, a no ser
cios y Horas. que se señalen propias para V ís­
2. Si se celebra Oficio deperas. Cuando las hay propias en
Tiempo, es decir, de Dominica o Laudes pero no en las Horas, así
de Feria, se dicen las Antífonas en el Oficio de Tiempo como en
como en el Salterio; las que el de Santos, en las Horas se
acompañan a los Salmos, en las toman las de Laudes, omitida la
cuarta, por este orden: en Prima, rito del día, a no ser que ésta
Ja primera; en Tercia, la segun­ termine en Allelúia.
da; en Sexta, la tercera; en N o­ 8. Las Antífonas del Salterio
na, la quinta. y del Común de Santos siempre
5. En las Ferias de Adviento ceden a las Antífonas propias, así
que no tienen Antífonas propias en el Oficio de Tiempo como en
en Laudes, se toman para las H o ­ el de Santos.
ras las de Laudes de la D om i­ 9. Cuando se hace alguna
nica precedente. Mas cuando las Conmemoración, antes de la O ra­
Laudes tuvieren Antífonas pro­ ción siempre se dice la Antífona
pias, se toman de las mismas con el Verso; se toma del Oficio,
Laudes. cuya Conmemoración se hace;
6. En Tiempo Pascual, en el así, en Vísperas se toma la A n­
Oficio, tanto de nueve como de tífona que está asignada al Mag­
tres Lecciones, los Salmos de ca­ níficat, en Laudes la del Bene­
da uno de los Nocturnos se dicen dictus, con los Versos que se ha­
con una sola Antífona, que con­ llan después del Himno.
venga al Oficio, tal como se pone 10. Las Antífonas de santa
en sus lugares; al fin de todas M aría puestas al fin de Com ple­
las Antífonas se añade Allelúia, tas, se dicen tal como se indica
cuando ellas no lo tienen. D es­ más adelante en la propia R ú ­
de Septuagésima hasta Pascua, brica.
se omite el Allelúia donde se
encuentre, sin poner nada en su XXII. De los Salmos
lugar.
7. En los Dobles, las A n tífo ­ p 1N el Oficio de Tiem po los
nas se dicen íntegras antes de los Salmos se dicen en todas las
Salmos y Cánticos, repitiéndose, Horas en los Domingos y F e ­
también íntegras, después de los rias del modo que están distri­
mismos, sólo en Vísperas, M ai­ buidos en el Salterio; a no ser
tines y Laudes. En las demás que alguna vez se indique lo con­
Horas y en un Oficio que no sea trario en el Propio de Tiempo. En
Doble, al comienzo de los Sal­ las Fiestas se dicen tal como se
mos y Cánticos las Antífonas só­ indica en sus propios lugares. D e
lo se principian, pero al final se otra suerte, como en el Común
dicen íntegras. Cuando la A n tí­ ue Santos.
fona se toma del principio de un 2. Los Salmos de Laudes se­
Salmo o Cántico, y comienza ñalados para los Domingos, con
absolutamente como este Salmo el Cántico Benedicite se dicen
o Cántico, las primeras pala­ en todas las Fiestas de entre Año,
bras de éste no se repetirán des­ y en las Ferias de Tiem po Pas­
pués de la Antífona, sino que se cual.
proseguirá a partir del lugar don­ 3. E l Salmo Confitém ini se
de cese la Antífona, según el dice en Prima con los otros Sal­
mos señalados en el Salterio, en siempre el Símbolo de san Ata­
todos los Domingos (cuando el nasio Qmcúmque} como se dice
Oficio se celebra de Dominica más adelante en la propia Rú­
como en el Salterio, aun en las brica.
Dominicas que ocurran en las 5. Los Salmos de las Horas,
infraoctavas de los Santos) des­ a saber: de Tercia, Sexta y N o ­
de la tercera Dominica después na, y las Completas, jamás se
de Pentecostés inclusive, hasta varían. Se dicen como en el Sal­
la Natividad del Señor exclusi­ terio, ya se celebre Oficio de San­
ve; y desde la segunda Domini­ tos, ya de Tiempo.
ca después de Epifanía inclusive, 6. Los Salmos de las Víspe­
hasta Septuagésima exclusive. ras de Dominica se dicen casi
Mas desde Septuagésima hasta siempre en las Vísperas de las
Pascua, en su lugar se dirá el Fiestas, excepto el último, que
Salmo Dóminus regnávit, por­ varía, advirtiéndose oportuna­
que el Salmo Conjitémini en­ mente cuándo deba cambiarse.
tonces se dice en Laudes después En las Vísperas de las infraoc­
del Salmo Miserére, como allí tavas se dicen los Salmos como
se indica. En las Dominicas del en las segundas Vísperas de la
Tiempo Pascual, desde la Dom i­ Fiesta. Pero en las primeras V ís­
nica “ in Albis” inclusive, hasta peras del día de la Octava se
la Ascensión exclusive, se dicen dicen como en las primeras Vís­
tan sólo tres Salmos como en peras de la Fiesta, a no ser que
las Fiestas, añadiendo el Símbolo se advierta lo contrario.
de san Atanasio. Los otros Sal­ 7. Al fin de los Salmos siem­
mos distribuidos entre las Ferias pre se dice Gloria Patri, excepto
en Prima, se dicen en lugar del en el Salmo Deus, Detis meus,
Salmo Conjitémini, tan sólo en ad te de luce vigilo, y en el
el Oficio ferial, cuando fuera del Salmo Laudóte Dóminum de
Tiempo Pascual se celebra de caelis, que se juntan con otros
Feria. Mas en las Ferias del Salmos, diciéndose el Gloria Pa­
Tiempo Pascual, en las Fiestas tri, sólo al final del último, co­
de entre Año, y en el Sábado, mo se advierte en sus lugares.
ya se celebre en él Oficio de san­ Además, tampoco se dice en el
ta María, ya de Feria, se dicen triduo de la Semana Santa; y en
tan sólo tres Salmos, a saber: el Oficio de Difuntos, en su lu­
Deus in nomine tuo, Beáti im- gar se dice Réquiem aetérnam
maculúti y Retribue, aun en dona eis, Dómine, versículo que
las Dominicas, si en ellas se ce­ se pone siempre en plural, aun­
lebra una Fiesta de rito Doble. que se celebre Oficio por un solo
4. Mas en las Dominicas,difunto.
cuando se celebra Oficio de D o ­ 8. A fin de que el texto de la
minica como en el Salterio, des­ Vulgata se mantenga en toda su
pués de los Salmos se añade pureza, aun en lo que se refiere
a la puntuación y en las divisio­ I Horas se dice en el Responsorio
nes que se hallan en los libros breve, después de la repetición
sagrados, se ha añadido un as­ de la parte del Responsorio
terisco * para que en el canto se que sigue al Gloria Patri.
sepa dónde se deba dividir el 2. En la Pascua de Resurrec­
Verso. ción y durante su Octava hasta
las Vísperas del Sábado “ in A l­
bis” exclusive, sólo se dice el
XXIII. De los Cánticos
Versículo en el Nocturno; en las
os Cánticos se dicen en el Horas no se dice, como se ad­
Oficio de Tiempo, así en las vierte en el mismo lugar.
Dominicas como en las Ferias, 3. Cuando se hace alguna
en Laudes, Vísperas y Completas, Conmemoración, siempre, después
tal como están distribuidos en de la Antífona del Oficio que se
el Salterio. conmemora, se dice el Versículo
2. En las Fiestas, y en el que en este Oficio se halla des­
Tiempo Pascual, en Laudes pués del Himno de Vísperas y
siempre se dice el Cántico Bene­ Laudes, a no ser que se advierta
dicite, como en la Dom inica; y otra cosa.
una vez terminado no se dice 4. A los Versículos predichos,
Gloria Patri, como en los demás en Tiem po Pascual, siempre se
Cánticos, ni se responde Amen, añade Allelúia: pero no a los
Los demás Cánticos de las F e­ Versículos de las Preces, ni al
rias, puestos en Laudes en el Pretiósa de Prima, ni a los
Salterio, no se dicen sino cuando Versos de los Responsorios de
se celebra Oficio de Feria fuera M aitines1.
del Tiempo Pascual. 5. En el Oficio de una Fiesta
3. Los Cánticos Benedictus, de tres Lecciones, después de
Magníficat, y Nunc dim ittis, todos los Salmos y Antífonas de
siempre se dicen en su lugar, co­ la Feria, se dice el Verso del
mo en el Salterio. Común de los Santos, por este
orden: Ferias segunda y quinta,
el Verso del primer Nocturno; en
XXIV. De los V ersículos
las Ferias tercera
-V *y sexta, el Ver-
os Versículos siempre se dicen 50 del segundo Nocturno; en la
en Maitines después del úl­ Feria cuarta, el Verso del tercer
timo Salmo y Antífona de los Nocturno.
Nocturnos, tanto si en el Oficio 6. Los Versículos puestos en
se dicen tres Nocturnos, como el Salterio para Laudes y V ís­
si sólo se dice uno. En L a u ­ peras siempre se dicen, cuando
des y Vísperas el Versículo se no se señalan otros en el Pro­
dice después del Himno. En las pio de Tiempo.

1. T a m p o co se a ñ a d e A lle lú ia en los v e r s íc u lo s q u e se d ic e n en el O fic io


P a rv o de la V ir g e n S a n tís im a d u ra n te el T ie m p o P a s c u a l.
XXV. De las Absoluciones y diciones siempre se dicen como
Bendiciones antes de las Lee* en el tercer Nocturno, del modo
ciones siguiente: la primera, lile nos be­
nedicat; la segunda, Cuíus, o
J ^ n el Oficio de nueve Leccio­ Quorum o Quarum Festum co­
nes, las Absoluciones y Ben­ limus; la tercera, Ad societátem.
diciones se dicen por orden antes 4. Cuando se celebra Oficio
de las Lecciones, tal como se po­ de santa María en Sábado, la
nen en la primera Dominica de Absolución y Bendiciones se di­
Adviento, a saber: después del cen como en su Oficio parvo,
Versículo, rezado el Pater noster colocado hacia el fin del Bre­
y E t ne nos, se dice la Absolu­ viario.
ción y Bendiciones allí señala­
das; excepto en los Maitines de XXVI. De las Lecciones
Tinieblas de la Semana Santa, y f as Lecciones se leen en M aiti­
en el Oficio de Difuntos, en que nes, dichos los Salmos de
no hay Absoluciones ni Bendi­ los Nocturnos con sus Antífonas,
ciones. los Versos, Absoluciones y Ben­
2. Si se celebra Oficio de tres diciones, como antes se ha indi­
Lecciones, y es de una Feria en cado. En los Dobles y Semidobles
la cual las tres son de Escritura, se dicen nueve Lecciones, a sa­
la Absolución y las Bendiciones ber, en cada Nocturno tres. En
se toman de la primera Dom inici las Ferias y Fiestas Semidobles
de Adviento por este orden: en se leen solamente tres Leccio­
los Ferias segunda y quinta se di­ nes.
cen la Absolución y Bendiciones 2. En el Oficio de nueve Lec­
del primer Nocturno; en las Fe­ ciones, se dicen en esta forma:
rias tercera y sexta, del segundo en el primer Nocturno siempre
Nocturno; en la Feria cuarta y se leen tres Lecciones de la Es­
en el Sábado, del tercer Noc­ critura, las cuales, cuando el Ofi­
turno. cio no las tiene propias ni deben
3. Si las tres Lecciones son decirse del Común de los San­
de una Homilía sobre el E van­ tos, siempre se leen como en
gelio, la Absolución se dice se­ el Oficio de Tiempo, donde las
gún las Ferias, como antes hemos hay señaladas para cada día. En
indicado; pero las Bendiciones el segundo Nocturno, si se ce­
siempre se dicen como en el ter­ lebra de un Santo, las tres Lec­
cer Nocturno, a saber: la prim e­ ciones se leen de la vida del
ra, Evangélica léctio; la segunda, mismo, o de algún Sermón o T ra­
Divinum auxilium; la tercera, tado que le convenga; cuando no
A d societátem. Si se celebra de las tiene propias, se leen del Co­
un Santo que tenga tres Leccio­ mún de los Santos. Con lecciones
nes, la Absolución se dice según las de este Común, se completan las
Ferias, como antes; pero las Ben­ tres del segundo Nocturno cuan-
do se celebra Oficio de nueve. milía, o las tres juntas en una
Lecciones de algún Santo que Lección. D e modo semejante
tan sólo tenga una o dos propias. si ocurrieran varias Lecciones
Sí se celebra de Dominica, o de novenas propias de Santos, se lee
otro Oficio de nueve Lecciones solamente la del más digno.
entre Año, de Octava, se leen las 4. En el Oficio de tres L ec­
tres Lecciones del Sermón o T ra ­ ciones, si se celebra de Feria, las
tado que en ellas se pone. En el tres Lecciones se leen de la E s­
tercer Nocturno siempre se leen critura, a no ser que las tres
tres Lecciones de Homilía sobre sean de Hom ilía, porque enton­
el Evangelio puestas en el Pro­ ces, omitidas las Lecciones de
pio, o señaladas de Común; a la Escritura, se leen las de Homilía.
primera Lección de la Homilía Si se celebra de un Santo que
siempre se antepone el principio tenga dos Lecciones, solamente la
del Evangelio de que trata la primera será de la Escritura,
Homilía, aun en las infraoctavas. ya se lea una sola, ya se for­
Se exceptúan de esta ordenación me una con las tres; la segun­
las Lecciones de los M aitines de da y la tercera serán las del San­
Tinieblas y de Difuntos, como to. Si solamente tuviese una
se pone en sus lugares. propia, o tomada del Común,
3. Si en un Oficio de nuevela primera y la segunda serán
Lecciones, sin nono Responsorio, de Escritura, la tercera del San­
tuviera que hacerse Conm em ora­ to. Lo mismo se observa en el
ción de algún Santo que tenga Oficio de santa M aría en el Sá­
Lección propia, la nona Lección bado.
se lee del Santo. Si tuviere dos, 5. Las Lecciones de la Escri­
de ambas se hace una sola, omi­ tura que se hallan en el Oficio
tiendo la nona Lección en el de Tiem po, están distribuidas en­
Oficio de nueve o uniéndola a tre Año, y cada día se leerá a l­
la octava. Asimismo, cuando una go de ellas, también en el Oficio
Fiesta Doble o Semidoble se ce­ de Santos, mientras no se seña­
lebra como Simple, se forma una lan otras, como se ha dicho.
nona Lección con todas las L ec­ 6. Los comienzos de los li­
ciones históricas del segundo bros de la Sagrada Escritura (ca­
Nocturno que se refieran al San­ si siempre empiezan en los D o ­
to, como ha sido dicho antes en mingos) se rezan en el día en
la Rúbrica de las Conmemora­ que están señalados, aunque se
ciones, núm. 10. Si en el mismo celebre Oficio de un Santo, a no
día ocurre una Dominica, o F e­ ser que para aquella Fiesta se
ria que tenga Homilía, la nona señalen otras Lecciones propias
Lección del Santo se omite, y en de la Escritura o de Com ún; en
su lugar se lee la Homilía de la este caso, el principio del libro
Dominica, o de la Feria, a saber: de la Escritura se traslada al si­
o la primera Lección de la H o ­ guiente día no impedido, y las
Lecciones de la Escritura seña­ das según el número de dichas
ladas para este día se leen con Dominicas y semanas, en aquel
las Lecciones precedentes, o se año se omite, aunque de algunas
omiten; de manera que no hay Epístolas nada se haya leído. Lo
que leerlas otro día, sino que de­ cual también se observa respecto
ben leerse las que cada día ocu­ de los libros de los Reyes (de
rran o con ellas se junten. Lo los cuales se lee desde la Oc­
cual se observará siempre cuando tava de Pascua hasta la pri­
las Lecciones ocurrentes de la mera Dominica de Agosto) cuan­
Escritura se omitan en algún día. do no es completo el número de
7. Cuando ocurriere que el Dominicas entre Pentecostés y
comienzo de alguna Epístola el mes de Agosto, para las
católica en el Tiempo Pascual, o cuales han sido señalados estos
de un Profeta menor en el mes libros; porque entonces, omiti­
de Noviembre, esté impedido, das las Lecciones de estos libros,
dentro de la semana por una se lee de la Escritura que se po­
Fiesta de nueve Lecciones que ne en el mes de Agosto. Si se
tenga Lecciones propias de la anticipa en una Feria el Oficio
Sagrada Escritura, dicho princi de una Dominica después de la
pió de la Epístola o del Profeta, Epifanía, según la regla dada en
en cuanto pueda hacerse cómo­ la Rúbrica de la Dominica, nú­
damente, póngase en la siguiente meros 4 y 5, entonces, después
Feria, no impedida igualmente por del Oficio de la Dominica antici­
otro principio de la Escritura o pada, se deben leer, en los días
por una Fiesta; de otra suerte, en siguientes, las Lecciones de las
la primera Feria precedente no Epístolas de san Pablo señaladas
impedida, de forma que no deje para la Dominica anticipada y
de ponerse, aunque en el mismo las Ferias siguientes, dejando las
día fuere necesario poner dife­ Lecciones señaladas para la se­
rentes principios de libros de la mana precedente. Qué deba ha­
Sagrada Escritura. cerse cuando un mes al que se
8. D e la Escritura se ha pues­ señalan cinco Dominicas, sólo tu­
to tanto cuanto ha parecido n e­ viere cuatro, se advierte en sus
cesario para el número de sema­ propios lugares.
nas que puede haber entre E pi­ 9. Las Lecciones de la Escri­
fanía y Septuagésima y entre tura puestas en el Común de los
Pentecostés y Adviento. Mas Santos se leen en las Fiestas pa­
cuando aconteciere que se dis­ ra las cuales se señalan en el
minuya el número de Dominicas Propio de los Santos entre Año,
o de semanas después de la Epi­ y también cuando se celebre so­
fanía por la anticipación de la lemnemente una Fiesta en la
Dominica de Septuagésima, lo iglesia propia; además, cuando
que sobra de las Epístolas de san una Fiesta de nueve Lecciones
Pablo, las cuales están distribui­ cae en Cuaresma, en las Cuatro
Témporas, en el lunes de Roga­ dice Tu autem Dómine misere­
ciones o en la Vigilia de la A s­ re nobis, y se responde Deo grá­
censión, a cuyas Ferias, en el tias. Lo cual también se hace
Oficio de Tiempo, no se asignan en las Lecciones breves al prin­
Lecciones de la Escritura, sino cipio de Completas, y al fin de
de una Homilía; en estos casos Prima después del Pretiósa,
se ha de recurrir a las Lecciones excepto en el triduo de la Sema­
de la Escritura puestas en el na Santa y en el Oficio de D i ­
Común de Santos. Por lo cual, si funtos, como se dice en sus lu­
en algunas de las Ferias suso­ gares.
dichas ocurriere el día octavo
de alguna Fiesta que tuviere XXVII. De los Responsorios
Octava, en este caso en el pri­ que siguen a las Lecciones
mer Nocturno del día octavo
se repiten las Lecciones que í os Responsorios se dicen en
se leyeron en el primer N oc­ Maitines después de las L ec­
turno de la Fiesta; pero si ocu­ ciones; es decir, uno después de
rriere un día de infraoctava, en­ cada Lección, según las reglas
tonces se tomarán de Común. siguientes.
Las otras Lecciones del segundo 2. En las Fiestas de nueve
y tercer Nocturno puestas en el Lecciones (exceptuada la Fiesta
Común de Santos, se leen de de los santos Inocentes, cuando
un modo semejante cuando se no viniere en Dom ingo), y en las
señalan en el Propio de los San­ Dominicas desde la O ctava de
tos, y cuando en alguna iglesia Pascua inclusive hasta A dvien­
se celebra una Fiesta de nueve to exclusive, y desde la Dom ini­
Lecciones (porque es solemne, o ca infraoctava de la Natividad
es de costumbre celebrarla so ­ inclusive hasta Septuagésima ex­
lemnemente) que no tenga L ec­ clusive, se dicen tan solamente
ciones propias y aprobadas. ocho Responsorios; y al fin del
10. Las Lecciones del primer tercero, sexto y octavo se dice
Nocturno se leen con el título Glória Patri con la repetición de
del libro del cual se toman, a no parte del Responsorio. Lo cual
ser* que se advierta otra cosa regularmente se hace al fin del
en los propios lugares. T am ­ último Responsorio de cada N oc­
bién las Lecciones del segundo turno, así en el Oficio de nueve
Nocturno, cuando son de algún como de tres Lecciones, excepto
Sermón o Tratado, se leen con en Tiempo de Pasión, en que, en
el título y el nombre del autor: lugar del Glória Patri, se repi­
en otro caso, sin título. Y tam ­ te el Responsorio desde el prin­
bién en el tercer Nocturno se cipio; y exceptuado también el
antepone el título del autor de Oficio de D ifuntos, en el cual en
la Homilía. su lugar, se dice Réquiem ae-
11. Al fin de cada Lección se térnam. En ciertos días, el ver­
sículo Glória Patri se intercala en ellas no hay Te Deum) por este
el primer Responsorio, como se orden: en las Ferias segunda y
advierte en los propios lugares. quinta, los tres Responsorios del
Después de la novena Lección en primer Nocturno; en las Ferias
los días predichos, cuando sola­ tercera y sexta, los tres Respon­
mente se dicen ocho Responso­ sorios del segundo Nocturno; en
rios, inmediatamente se dice el la Feria cuarta y en el Sábado,
Himno Te Deum. cuando en él se celebra de F e­
3. En las Dominicas de Ad­ ria, los tres Responsorios del
viento, en las de Septuagésima tercer Nocturno de la Domi­
hasta el Domingo de Ramos in­ nica precedente en que se pu­
clusive, y en los tres días antes sieron por primera vez. Pero
de Pascua, se dicen nueve Res­ como en el tercer Nocturno
ponsorios, porque en los M aiti­ de las Dominicas desde la ter­
nes de tales días correspondien­ cera después de Pentecostés in
tes no se dice Te Deum. clusive hasta el Adviento exclu­
4. Mas en el Oficio de tres sive no hay más que un solo Res­
Lecciones, cuando se celebra de ponsorio, el séptimo, para de­
una Fiesta, y en las Ferias del cirlo durante la semana (el Res­
Tiempo Pascual, entre la Dom i­ ponsorio Duo Séraphim solamen­
nica “ in Albis” y la Ascensión te se dice en las Dominicas pre-
(exceptuada la Feria segunda de dichas); de ahí que en la Feria
Rogaciones, en la cual se pone cuarta y en el Sábado, cuando
tercer Responsorio), se dicen dos los Responsorios se hayan de
Responsorios, porque después de tomar del tercer Nocturno, el pri­
la tercera Lección se dice Te mer Responsorio será el sépti­
Deum. En las Fiestas, los Res­ mo de la Dominica; en segun­
ponsorios se toman del Común do y tercer lugar, el segundo y
de los Santos; en las Ferias del tercero del lunes siguiente; es
Tiempo Pascual, cuando no los decir, que después de la segunda
tiene propios, se toman de la D o­ y tercera Lecciones se dicen el
minica en la cual por primera vez segundo y tercer Responsorios,
se pusieron, por este orden: en la que son el segundo y tercero del
primera y quinta Ferias, el pri­ lunes siguiente, si tuviese R es­
mero y segundo Responsorios del ponsorios propios; en otro caso,
primer Nocturno; en las Ferias si no los tuviese se dicen el se­
tercera y sexta, el primero y se­ gundo y tercer Responsorios del
gundo Responsorios del segundo primer Nocturno de la misma
Nocturno; en la Feria cuarta, el Dominica. Desde la Octava de
primero y segundo Responsorios la Epifanía hasta Septuagésima,
del tercer Nocturno. hay Responsorios propios para
5. En las demás Ferias, fu e­ cada una de las Ferias, ex­
ra del Tiempo Pascual, se dicea cepto para el Sábado, en que,
los tres Responsorios (porque en cuando se celebra de Feria, se
dicen los Responsorios de la F e­ alguna Fiesta que ocurra, no se
ria cuarta. han de trasladar a otro día, sino
6. Los Responsorios se to­que se omiten.
man del lugar donde se pusie­ 8. En Tiempo Pascual, al fin
ron por primera vez al principio del Responsorio, antes del Ver­
del mes o del libro, y se re­ so, se añade Allelúia.
piten en las Dominicas si­
guientes de aquel mes si no se XXVIII. De los Responsorios
señalan otros, o bien, mientras se breves de las Horas
lee de aquel libro, de donde se
tomaron los Responsorios. Pero T os Responsorios breves se di­
los que se ponen en la primera cen después de la Capitula
semana del mes para las Ferias, en Prima, Tercia, Sexta, Nona y
se repiten por el mismo orden Completas, excepto desde el tri­
en las mismas Ferias en las si­ duo antes de Pascua hasta la
guientes semanas, hasta que se Nona del Sábado “ in A lbis” in­
pongan otros. Cuando no los h u ­ clusive, durante cuyos días no se
biere propios, siempre se toma- dicen. En Prima y Completas se
íán de los Nocturnos de la D o ­ dicen siempre, tal como se ha­
minica siguiendo el orden indi­ llan en el Salterio. En las demás
cado. Horas, cuando se celebra Oficio
7. Si los Responsorios delde Dom inica o de Feria entre
primer Nocturno de la D om ini­ Año, se dicen como están en el
ca en que se ponen por primera Salterio, mas en el Adviento, en
vez, a causa de una Fiesta D o ­ Cuaresma y en Tiem pos de
ble que en ella ocurra, no pue­ Pasión y Pascua, tal como se h a ­
den leerse en la misma D om i­ llan propios en sus lugares.
nica, se pondrán en el primer Cuando no hay propios, se dicen
día de la misma semana en que como en el Común de los San­
se celebre la Feria, omitiendo tos.
los Responsorios propios que hu­ 2. A l fin del Responsorio
biere en aquella Feria. Mas si breve se dice Gloria Patri, re­
durante toda la semana no hav pitiendo el Responsorio en la
día alguno en que se celebre Ofi­ forma indicada en Prima, en el
cio de Feria, pónganse aquellos Salterio, excepto durante el
Responsorios en la semana si­ Tiempo de Pasión, pues enton­
guiente o en una Dom inica no ces no se dice Gloria Patri en el
impedida, pero con tal que en Oficio de Tiem po, sino que sólo
ella no haya otros Responsorio;» se repite el Responsorio breve
propios; de otra suerte se omiti­ desde el principio.
rán en aquel año. Cuando los 3. En el Responsorio breve
Responsorios asignados a ciertas de Prima, en lugar del Verso
Ferias durante la semana no pue­ Qui sedes, en el Adviento se
den decirse en su día a causa de d ice: Qui ventúrus es in mun-
durn, así en las Dominicas y Fe­ se dicen hasta la Feria quinta de
rias, como en las Fiestas, excepto la Semana Santa exclusive. Los
en la Fiesta de la Inmaculada que se ponen en la Dominica
Concepción de la B. V. María y “ in Albis” se dicen hasta la As­
durante su Octava. Desde la N a­ censión exclusive. En cuanto a
tividad del Señor hasta la Epifa­ los que se ponen en una Fiesta
nía, aun en las Fiestas que ocu­ que tiene Octava, se dicen du­
rran; en la Fiesta de Corpus rante toda la Octava cuando de
Christi y durante su Octava, y ella se celebra. En el Oficio de
en todo Oficio de la bienaventu­ la bienaventurada Virgen María,
rada Virgen María, así de nueve así de nueve como de tres Lec­
como de tres Lecciones, aunque ciones, exceptuadas las Fiestas
durante sus infraoctavas se ce­ que tienen propios los Responso­
lebre de una Fiesta o de D o ­ rios breves, se dicen siempre los
minica, se dice: Qui natus es de del Común de Vírgenes.
María Vírgíne. En la Epifanía y 5. En Tiempo Pascual, desde
durante su Octava, y en la Fies­ !a Dominica de la Octava de
ta de la Transfiguración, se dice: Pascua hasta el Sábado despué'
Qui apparuisti hódie. Desde la As­ de Pentecostés inclusive, al fin
censión hasta Pentecostés exclusi­ del Responsorio breve, antes del
ve se dice: Qui scandis stiper si­ primer Verso, se dicen dos Alle-
dera. En Pentecostés y en el res­ lúia, que también se repiten des­
to del año, así en el Oficio de pués de repetido dicho primer
Tiempo como en el de Santos, se Verso en sustitución de una par­
dice: Qiá sedes ad déxteram Pa- te del Responsorio; y al final del
tns, como en el Salterio. Además Verso segundo se dice un solo
algunos Oficios propios, como el Allclúia, tanto en el Oficio de
de la Preciosísima Sangre, del Sa­ Tiempo como en el de Santos,
cratísimo Corazón de Jesús y de según se dice en la Rúbrica del
los Siete Dolores de la Virgen y Sábado “ in Albis” . Fuera del
el de Jesucristo Rey, tienen un Tiempo Pascual, aunque en algu­
Verso propio, como se advierte nas Fiestas se añadan Allelúia
en los lugares respectivos. a los Responsorios breves de
4. Los Responsorios breves de Tercia, Sexta y Nona; con todo,
las demás Horas, que se ponen en no se añaden a los de Prima y
la primera Dominica de A d ­ Completas.
viento, se dicen durante todo el
Adviento, cuando se celebra Ofi­ XXIX. De las Capitulas
cio de Tiempo. D e un modo pa­
recido, los que se ponen en la í a s Capitulas siempre se d ic e n
primera Dominica de Cuaresma (excepto desde la Feria quin­
se dicen hasta la Dominica de ta de Semana Santa hasta las V ís­
Pasión exclusive. Y los que se peras del Sábado “ in Albis” ex­
ponen en la Dominica de Pasión clusive, y excepto también en el
Oficio de Difuntos) en Vísperas. Después de la Capitula siempre
Laudes y Horas, después de los se responde Deo grátias.
Salmos y las Antífonas. En Com­
pletas se dice a continuación del XXX. De la Oración
Himno.
2. Las Capitulas dominica­ a Oración en las Horas de
les puestas en el Salterio en las Vísperas y Laudes se dice
primeras y segundas Vísperas, después de las Antífonas del
en Laudes y las Horas se di­ Magníficat y Benedictus inme­
cen desde la tercera Dominica diatamente. a no ser que se ha­
después de Pentecostés hasta yan de decir Preces, las cuales
Adviento, v después de la segun­ se dicen después de la Antífo­
da Dominica después de Epifa­ na, poniéndose al final la Ora­
nía hasta Septuagésima. Las ción. En Prima y en las demás
Capitulas feriales se dicen des­ Horas la Oración se dice des­
pués de la Octava de Pentecostés pués del Responsorio breve, a
hasta la primera Dominica de no ser que tengan que decirse
Cuaresma. En los demás Tiempos Preces; en este caso, la Oración
se dicen como en el Propio de se dice después de las Preces. En
Tiempo. Si se celebra de Santos, Completas la Oración se dice des­
como en el Propio de Santos, pués de la Antífona Salva nos,
cuando las haya propias: si no se a no ser que tengan que decirse,
toman del Común de Santos. Las ya que entonces se dice después
Capitulas de Prima y de Com ­ de ellas.
pletas (cuando se dicen Capitu­ 2. En Prima y en Completas
las) jamás se cambian, sino que jamás se varían las Oraciones,
se dicen tal como están en el que están en el Salterio, excepto
Salterio. en el triduo antes de Pascua, en
3. En las Dominicas desde el cual, en todas las Horas, has­
Adviento hasta la Octava de la ta la Nona del Sábado Santo in­
Epifanía, y desde Septuagésima clusive, después del Salmo Mise-
hasta la tercera después de Pen­ rére, se dice la Oración del día,
tecostés, en las Ferias de Tiem ­ como se pone en su lugar. En las
po Pascual, y en todas las Fies­ demás Horas, ordinariamente se
tas, ordinariamente, la Capitula reza la Oración que se ha dicho
puesta en las primeras Vísperas en las primeras Vísperas. M as en
se dice en Laudes, en Tercia y la Cuaresma, Cuatro Témporas,
en las segundas Vísperas, salvo Vigilias y Feria segunda de Roga­
algunas excepciones, que se in­ ciones, la Oración que se ha d i­
dican en sus lugares. cho en Laudes, se dice tan sólo
4. En las Ferias de Tiempo en Tercia, Sexta y Nona. En las
Pascual, en Prima se dice la C a­ Vísperas siguientes, si se celebra
pitula Regi saeculórum, como en de Feria, se dice otra Oración
los Domingos y en las Fiestas. propia, como en la Cuaresma, o
la de lá Dominica precedente, mediatamente el Oficio parvo de
como en las demás Ferias. Esta la B. V. María, el Oficio de Di­
Oración de la Dominica prece­ funtos, los siete Salmos Peniten­
dente se dice siempre en el Ofi­ ciales, o sólo las Letanías.
cio ferial durante la semana, 4. Si la Oración se dirige al
cuando no se señala otra propia. Padre, se concluye Per Dómi-
En las infraoctavas se dice la num; si al Hijo, Qui vivis et
Oración como en la Fiesta, y regnas. Si al principio de 1*
lo mismo se hace en el día de Oración se hace mención del
la Octava, a no ser que se señale Hijo, se concluye Per eúmdem;
otra propia. si se hace al final, se termina:
3. Antes de la Oración, aun Qui tecum vivit et regnat. Si se
cuando sea uno solo el que rece hace mención del Espíritu Santo,
el Oficio, siempre se dice el se dirá: In unitáte eiúsdem Spi­
Verso Dóminus vobíscum, y se ritus Sancti.
responde E t cum spíritu tuo. Es­ 5. Cuando se dicen varias
te Verso no puede decirlo quien Oraciones, solamente la primera
no sea, por lo menos, diácono, ni se dice con la conclusión Per
aun el diácono estando presen­ Dóminum, u otra de las arriba
te el Sacerdote, si no es con su indicadas. Las demás no llevan
permiso. El que no sea diácono conclusión, a excepción de la
debe decir: Dómine exáudi ora­ última; pero siempre antes de
tionem meam, a lo cual se res­ cada Oración se dice Orémus, ex­
ponde E t clamor mens ad te vé- cepto en el Oficio de Difuntos,
niat. Después se dice Orémus, en el cual las Oraciones se di­
luego la Oración. Si hay una cen de una manera distinta. Asi­
sola, el Verso Dóminus vobíscum, mismo en las Letanías, todas las
o Dómine, exáudi, se repite ter­ Oraciones se dicen unidas por un
minada la Oración, después que solo Orémus, como se halla en
su hubiere respuesto Amen. Si su lugar.
hubiese varias, antes de cada una
de ellas, se dice la Antífona y
XXXI. Del Himno “ Te Deum”
el Verso, seguidamente Orémus;
y después de la última O ra­ p L Himno Te Deum se dice en
ción se repite Dóminus vobís­ todas las Fiestas de entre
cum: luego se dice Benedicámus Año, así de tres como de nueve
Dómino, respondiéndose Deo Lecciones, y en sus Octavas, ex­
grátias. Finalmente el Verso Fi- cepto la Fiesta de los santos Ino­
délium ánimae: el cual no se centes, a no ser que venga en
dirá después del Benedicámus Domingo; con todo, se dice en su
Dómino, en Prima, antes de P re­ Octava. También se dice en to­
tiosa, ni en Completas antes del das las Dominicas desde la Pas­
Verso Benedicat, ni cuando des­ cua de Resurrección inclusive,
pués de alguna Hora sigue in­ hasta el Adviento exclusive; y
desde la Natividad del Señor in­ mediatamente después de la O ra­
clusive, hasta Septuagésima ex­ ción de la B. V. M aría, se dice
clusive, y en todas las Ferias del Pater noster, Ave María y Cre­
Tiempo Pascual, a saber: desde la do, todo igualmente en secreto.
Dominica “in Albis” hasta la A l fin de las Horas, dicho el Ver­
Ascensión, exceptuada la Feria so Fidélium ánimae, se dice tam ­
segunda de Rogaciones, en la bién en secreto, tan sólo Pater
cual no se dice. noster, a no ser que siga el Ofi­
2. No se dice tampoco en los cio de la B. V. M aría, porque
Domingos de Adviento y desde entonces el Pater noster se reza
Septuagésima hasta el Domingo después de este Oficio en la for­
de Ramos inclusive, ni en las ma indicada, o a no ser que siga
Ferias fuera del Tiempo Pascual. otra Hora, en cuyo caso se dice
3. Cuando se dice, siempre se una sola vez Pater noster, con
omite el Responsorio nono (o te r ­
el Ave María, como comienzo de
cero) y se dice inmediatamente la siguiente H ora; terminada és­
después de la última Lección. ta, se dice Pater noster, de m a­
4. Cuando no se dice, en su nera que se diga siempre al ter­
lugar se pone el Responsorio no­ minar la última Hora. M as si
no (o tercero) después del cual, después de Vísperas siguen inme­
inmediatamente empiezan lasdiatamente Completas, después
Laudes. También cuando se dice de Fidélium ánimae sigue inme­
Te Deum, una vez terminado c o ­ diatamente el Verso Iube domne,
mienzan inmediatamente las Lau­ benedicere.
des, excepto en la noche de 2. Cuando al final de la Ora­
la Natividad del Señor; porque ción Dominical las palabras: E t
entonces se dice la Oración, y ne nos inducas se hayan de de­
después se celebra la Misa, co­ cir en vüz alta, al principio se
mo se advierte en su lugar res­ dirán también en voz alta las dos
pectivo. palabras Pater noster, como su­
cede en las Preces y en circuns­
XXXII. De la Oración Dominical tancias parecidas. En los demás
y la Salutación Angélica casos se reza enteramente en
voz baja. En Laudes y Vísperas,
I a Oración Dominical Pater no­ cuando se rezan Preces en el Ofi­
ster, y la Salutación Angélica cio ferial, el Hebdomadario la
Ave _María, siempre se dicen en recita íntegramente en voz alta.
secreto antes de todas las Horas, 3. L a Salutación Angélica
excepto en las Completas, al prin­ siempre se dice antes del Oficio
cipio de las cuales, después de la de la bienaventurada V. M aría,
Lección breve Fratres: Sóbrii, y cuando no se junta con el Oficio
del Verso Adiutórium nostrum, del Señor; ya que en este caso
se dice tan sólo Pater noster, en basta haberla dicho en el prin­
secreto. Al fin de Completas, in­ cipio con la Oración Dominical.
XXXIII. Del Símbolo de los Oración; comienzan por la invo­
Apóstoles y del Símbolo de san cación Kyrie eléison, o por el
Atanasio Pater noster.
2. Las Preces Dominicales de
p L Símbolo de los Apóstoles se Prima y Completas, tal como
dice siempre antes de M aiti­ están en el Salterio, no se dicen
nes y de Prima, y terminadas las en los Dobles, ni en las infra­
Completas, después de la Oración octavas, ni en la Vigilia de la Epi­
Angélica, todo en secreto, aun fanía, ni en la Feria sexta, ni
cuando en Prima y Completas se tampoco en el Sábado después de
hubiese de decir de nuevo en la Octava de la Ascensión, aun­
las Preces. Mas cuando se dice que en la infraoctava se celebre
en la Preces de Prima y Com ­ Oficio de Dominica o de otra
pletas, se pronuncia en alta voz Fiesta Semidoble, porque enton­
Credo in Deum f y al final Carnis ces por razón de la Octava no se
resurrectionem; lo restante se di­ dicen; en los demás casos se di­
ce todo en secreto, como se ha cen siempre.
dicho antes. 3. Las Preces feriales de Lau­
2. El Símbolo de san Atana­des y de las otras Horas, tal
sio se dice a Prima después del como están en el Salterio, se di­
Salmo Retribue, en todos los D o­ cen tan sólo en las Ferias de Ad­
mingos de entre Año, cuando se viento, Cuaresma, Cuatro Tém ­
celebra Oficio de Dominica, ex­ poras y Vigilias con ayuno (ex­
cepto en las Dominicas infraoc- ceptuadas la Vigilia de la Nati­
tavas de la Natividad del Señor, vidad del Señor y la Vigilia y
Epifanía, Ascensión y Corpus Cuatro Témporas de Pentecos­
Christi, y en las Dominicas de tés) ; y entonces se dicen de ro­
Resurrección y Pentecostés, en dillas. En las demás Ferias de
las cuales se dicen sólo los tres entre Año nunca se dicen más
Salmos acostumbrados, como en que las Dominicales, y en ellas
las Fiestas. Se dice en las Dom i­ no se doblan las rodillas.
nicas de las demás infraoctavas, 4. En las Ferias de Advien­
y también en la Dominica de la to, Cuaresma y Cuatro Témporas,
Trinidad; en los demás días, se dicen las Preces feriales tam­
nunca se dice, ni tampoco en bién en Vísperas, si el día si­
las Dominicas en que se reza guiente no ocurre una Fiesta;
de una Fiesta Doble. Al final en las Completas de estos
del Símbolo se dice Glória Patri. días se dicen las acostumbra­
das de Dominica, pero de rodi­
XXXIV. De las Preces llas. El Hebdomadario se levan­
ta al Verso Dóminus vobíscum
J ^ as Preces consisten en de­ antes de la primera Oración; mas
terminados Versos que algu­ los asistentes continúan arrodi­
nas veces se dicen antes de ia llados hasta el Verso Benedicá-
mus Dómino, después de la úl­ y Laudes, desde la Octava de la
tima Oración. Epifanía hasta la Dom inica de
5. En las Vigilias, las PrecesPasión exclusive, y desde la Oc­
feriales se dicen sólo en M aiti­ tava de Pascua de Pentecostés
nes y en las Horas. En las V ís­ hasta el Adviento exclusive, en
peras siguientes no se dicen, por­ los Domingos, Ferias y Fiestas, a
que desde ellas ya se celebra de no ser que el Oficio sea Doble;
la Fiesta. Por lo cual, si después se omiten en las infraoctavas,
de la Vigilia de san M atías vie­ aunque dentro de ellas se celebre
ne el primer día de Cuaresma, en de Dominica o de un Semido­
las Vísperas se dicen las Preces ble; se les añade la Conmemo­
feriales, aunque tenga que decir­ ración del Patrono o del Titular
se la Oración de la Dominica de la iglesia, antes o después de
precedente, y no la de la Vigilia. la Conmemoración de santa M a­
Lo cual también se observa cuan­ ría, de san José y de los Aposto,
do en la Feria sexta y en el Sá­ les, según su dignidad; pero siem­
bado de las Cuatro Témporas de pre de tal suerte que se ponga en
Septiembre se celebra Oficio de el último lugar la Conmemora­
Feria por no ocurrir en ellos ción de la Paz. En el Oficio ferial,
una Fiesta de nueve Lecciones, a todas las demás se antepone la
pues entonces, en las Vísperas de Conmemoración de la Cruz que
la Feria sexta se dicen las Preces se halla en el Salterio después
aunque tenga que decirse la Ora­ de Laudes de la Feria segunda.
ción de la Dominica precedente, 2. E l Tiem po Pascual tiene
y no la de la Feria de las Cua­ una Conmemoración particular de
tro Témporas. la Cruz1, que se halla en las
6. El Salmo Miserére se diceLaudes de la Feria segunda des­
con las Preces sólo en Vísperas y pués de la Dom inica “ in A lb is”
el Salmo De profundis en Lau­ y es la única que se dice duran­
des. En el Oficio de D ifun­ te este Tiem po: se omite en los
tos se dicen los Salmos que es­ Dobles, en las infraoctavas y en
tán señalados en aquel Oficio. el Oficio votivo de la Sma. E uca­
ristía o de la Pasión del Señor.
XXXV. De las Conmemoraciones 3. Si se ha de hacer Conme­
comunes, o sea de los Sufragios moración de una Fiesta ocu­
de los Santos rrente, se hace antes de los Su­
fragios acostumbrados, aun antes
J^ as Conmemoraciones comunes, de la Conmemoración de la Cruz.
o Sufragios de los Santos, 4. L a Conm em oración de
que se hallan en el Salterio des­ santa M aría se omite cuando se
pués de las Vísperas del Sábado, celebra su Oficio y en el Oficio
se dicen al fin de las Vísperas parvo.
1. Esta Conmemoración sirve para recordarnos que con ella el divino
Salvador triunfó de sus enemigos.
bienaventurada Virgen María al después de una Hora sigue inme­
final del Oficio diatamente la Misa. Se dicen ac
rodillas (excepto los Domingos,
T as Antífonas de la bienaven­ desde las primeras Vísperas del
turada V. María puestas al Sábado, y durante todo el Tiem­
fin del Salterio después de Com­ po Pascual), con tod©, estará de
pletas, varían según los tiempos, pie el Hebdomadario para decir
como allí se advierte; se omiten la Oración.
en el triduo de la Semana Santa,
antes de Pascua. XXXVII. Del Oficio parvo de la
2. Fuera del Coro se dicen B. V. María, el Oficio de Difun*
rolo al fin de Completas, y tos y otras preces
al fin de Laudes si el rezo s?
suspende después de esta Hora; p N el fin del Breviario se ha­
si se continúa, al fin de la últi­ llan las Rúbricas, que pue­
ma Hora. En el Coro, empero, den consultarse para saber cuán­
se dicen siempre que al terminar do y cómo deban decirse, así
alguna Hora se haya de salir en el coro como fuera del mis­
del mismo. mo, el Oficio parvo de la B. V.
3. Pero jamás se dicen des­ María, el de Difuntos, los siete
pués de una Hora, cuando si­ Salmos Penitenciales, las Leta­
gue al Oficio del día el Oficio de nías y los Salmos Graduales.
Difuntos, o los siete Salmos Pe­ 2. En Tiempo Pascual, en el
nitenciales, o las Letanías, ex­ Oficio parvo de la bienaventura­
cepto después de Completas, en da V. Mjaría, que se dice en el
que siempre se dicen, aunque a Coro, no se añade Allelúia en las
continuación sigan el Oficio, los Antífonas, ni en los Versos, ni
Salmos o las Letanías expresa- Responsorios.
ADICIONES Y VARIACIONES
en las Rúbricas del Breviario según la Norma de la Bula
“ Divino Afflátu”

mo en el Común, a no ser que


T ítu lo I tengan Salmos especiales señala­
Cómo se ha de rezar el Oficio dos. Se exceptúan también la V i­
divino gilia de la Natividad del Señor,
los tres últimos días de la Sema­
N la recitación del Oficio na Santa y la Conmemoración de
divino según el R ito R o ­ todos los Fieles Difuntos, en cu­
mano, los Salmos se han yos días se dicen los Salmos se­
de tomar para cada una de las ñalados en su propio lugar.
Horas canónicas, del corriente 3. En cualquier otro Doble,
día de la semana, tal como es­ aun mayor, o Semidoble, o Sim­
tán distribuidos en el Salterio. ple, y en todas las Octavas no ex­
2. Se exceptúan, no obstante,ceptuadas anteriormente, los Sal­
todas las Fiestas de nueve L ec­ mos, con sus Antífonas en to­
ciones del Señor, de la bienaven­ das las Horas, y con sus V er­
turada Virgen M aría, de los A n­ sos en Maitines, se dicen del dí-i
geles, de san Juan Bautista, de ocurrente de la semana, como
san José, de las Apóstoles y Evan­ en el Salterio; todo lo restante,
gelistas, y todos los Dobles de I como también las Antífonas para
y II clase de los demás Santos, el Magníficat y el Benedictus, se
las Vigilias de la Epifanía y Pen­ toma del Propio o del Común.
tecostés, las Dominicas infraoc- Por !o cual, si alguna de las Fies­
tavas y las Octavas íntegras del tas Dobles o Semidobles tiene
Señor que se celebran en toda la señaladas propias y peculiares
Iglesia universal, y la Feria V I Antífonas para alguna H ora m a­
después de la Octava de la A s­ yor, ésta las conserva con sus
censión, ya que todo el Oficio de Salmos, y en M aitines también
estos días se ha de rezar como se con los Versos; en las demás H o­
indica en el Breviario, o en el ras, los Salmos y Antífonas se
Propio de la Diócesis o Insti­ dicen de la Feria respectiva.
tuto. Hay que observar esta re­ 4. En todos los Oficios de
gla general: los Salmos de Lau­ nueve Lecciones, en el I N octur­
des, Horas y Completas siempre no se dicen siempre las Leccio­
han de tomarse de la Dominica, nes de la Escritura ocurrente se­
como en el Salterio; pero en gún las Rúbricas, con los Res-
Maitines y Vísperas se dirán co­ pon sorios que se señalan pará. ca­
da una de las Ferias, con tal ca^o contrario, con los de Tiem­
que no se hayan de reponer o an­ po, como se ha dicho; pero nun­
ticipar las Lecciones de alguna ca con los Responsorios de C o ­
Dominica impedida, las cuales, mún o de una Octava no per­
con sus Responsorios, se dicen teneciente al Propio de Tiempo.
siempre; o que no se deban po­ 5. He aquí cómo se ha de or­
ner en primer lugar, según las denar el Oficio en las Fiestas de
Rúbricas propias, los Responso­ rito Doble o Semidoble, anterior­
rios de la Feria II dentro de la mente no exceptuadas, teniendo
semana I después de Epifanía o presente que las tres últimas An­
de la Feria II dentro de la sema­ tífonas, con sus Salmos, en M ai­
na I después de la Octava de tines de la Feria IV, y todas
Pentecostés; o, finalmente que no las Antífonas y Salmos de Lau­
ocurran Octavas del Señor, de las des de cualquier Feria, siem­
que se celebran en toda la Iglesia, pre se toman del primer lugar; y
en las cuales siempre se han de que los Versos de los Noctur­
decir los Responsorios de Octa­ nos así como las Antífonas para
va. Con todo, en las Fiestas del las Horas, aun en Tiempo de
Señor, de la bienaventurada V ir­ Adviento, de Cuaresma y de Pa­
gen María, de los Angeles, de san sión, se dicen como entre Año.
Juan Bautista, de san José, de En Maitines, el Invitatorio, el
los Apóstoles y Evangelistas, en Himno y las Lecciones con los
todos los Dobles de I o II clase, Responsorios del II y I II Noc­
en las demás Fiestas que tienen turnos, son propios o de Co­
Responsorios propios, y en los mún; pero las Antífonas, los
Oficios, cualesquiera que sean, Salmos y Versos de los tres N oc­
que tengan Lecciones propias o turnos, así como las Lecciones
que ocurran en las Ferias q>ue con los Responsorios del I N oc­
no tienen por ningún concepto turno, son de la Feria ocurrente.
Lecciones de Escritura, así las En Laudes y Vísperas, las
Lecciones como los Responsorios, Antífonas con los Salmos, son
que no sean propios, se toman de Feria; la Capitula, Himno,
del Común según las Rúbricas; Verso y Antífona del Benedictus
poniendo, no obstante, en las y del Magníficat, con la Oración,
Octavas, los Responsorios de la del Propio o de Común.
Fiesta, si no los hay propios En las Horas menores y en las
para la misma Octava. Cuando Completas, las Antífonas con los
en las Fiestas u Oficios con Lec­ Salmos siempre se dicen de la
ciones propias, se hayan de re­ Feria ocurrente. En Prima, co­
poner, según las Rúbricas, las mo Lección breve se lee la Ca­
Lecciones de algún comienzo de pitula de Nona, tomada del Pro­
la Escritura ocurrente, se leen pio o del Común. En Tercia,
éstas con los Responsorios pro­ Sexta y Nona, lo mismo la Capi­
pios de la Fiesta, si los hay; en tula que el Responsorio breve y
la Oración, deben tomarse asi­ turno se dicen ccmo en el día de
mismo o bien del Propio o del la Fiesta.
Común. 8. En todos los Oficios de ri­
6. En el Oficio de santa M a­ to Simple, los Salmos de M aiti­
ría en el Sábado, y en las Fies­ nes, que se hallan dispuestos en
tas Simples, el Oficio se ha de el Salterio para los tres Noctur­
ordenar asi: En Maitines, el In­ nos, se dicen sin interrupción,
vitatorio y el Himno se dicen de con sus nueve Antífonas fuera
dicho Oficio o de dichas Fies­ de Tiempo Pascual; mas en
tas; los Salmos con sus An­ Tiempo Pascual con una sola
tífonas y el Verso, de la Feria Antífona, hasta el tercer Verso
ocurrente, como se ha dicho; la inclusive, omitiéndose los Versos
I y II Lecciones con sus Respon­ primero y segundo.
sorios, de Feria, mas la I I I L ec­
ción, del Oficio o de la Fiesta;
en Laudes y Vísperas, las A n tí­ T ít u l o II
fonas con los Salmos siempre De la excelencia de las Fiestas
son de Feria: la Capitula, H im ­
no, Verso y Antífona del Bene­ P ara discernir debidamente
dictus o del Magníficat, con la cuál entre varios Oficios sea
Oración, del Propio o del C o­ el más excelente, y, por lo m is­
mún; en las demás Horas todo mo, cuál de ellos deba preferir­
se dice como se ha indicado an­ se en la ocurrencia y en la con­
tes para las Fiestas Dobles o Se- currencia, así como en la repo­
midobles. sición y en la traslación y tam ­
7. D e un modo semejante se bién en las Conmemoraciones,
ordena el Oficio de todas las Oc­ téngase siempre en cuenta que
tavas no exceptuadas en el nú­ las Fiestas Dobles de I cla­
mero 2, según la cualidad del ri­ se de la Iglesia universal se pre­
to Doble o Semidoble, tomando fieren a cualquier Fiesta particu­
del día mismo de la Fiesta, si la lar, y que las Fiestas de la D e­
Octava no lo tiene propio, todo dicación y del T ítulo de la
cuanto se toma ordinariamente iglesia propia y del Patrón prin­
del Propio o del Común. Mas cipal del lugar, así como las del
las Lecciones del II y I II N oc­ Título y del Santo Fundador de
turnos en los días de infraocta­ una Orden o Congregación, ceden
va que no las tengan propias, se tan sólo a los predichos Dobles
toman del Octavario o del C o­ de I clase de la Iglesia univer­
mún, según las Rúbricas; pero sal. Para apreciar la importan­
cuando no haya Lecciones de cia de la Fiesta, hay que tener
una Homilía sobre el Evangelio en consideración los siguientes
de la Fiesta, así en la infraoc- caracteres:
tava como en el día de la Oc- a) E l rito más elevado, a no
■tava, las Lecciones del III N oc­ ser que ocurra una Dom inica, o
una de las Ferias, Vigilias u Oc­ signe se posea, o de un Santo
tavas privilegiadas, según las cuyo culto tenga relación con
Rúbricas. una iglesia, lugar o asociación.
b) La mayor solemnidad, a De consiguiente, una Fiesta pro­
saber, si la Fiesta se celebra con pia por cualquiera de estos con­
feriación aunque restringida o de ceptos, en igualdad de circuns­
hecho suprimida en el foro, o tancias, se prefiere a una Fiesta
si tiene Octava. Con todo, la ra­ de la Iglesia universal. Con to­
zón de la mayor solemnidad in­ do, se exceptúan las Dominicas,
troducida por razón de la Octa­ Ferias, Vigilias y Octavas pri­
va, se ha de considerar tan sólo vilegiadas, las cuales, como tam­
en el día de la Fiesta y en el día bién las Fiestas primarias D o­
de la Octava, pero no en los días bles de I clase de la Iglesia uni­
de infraoctava. versal, de las cuales se ha hecho
c) Su cualidad de Primario o mención, se consideran y son
Secundario. propias de cada uno de los luga­
d) La dignidad de la persona, res. Una Fiesta de la Iglesia uni­
observando el siguiente orden: Las versal, de cualquier rito, si es
Fiestas del Señor, de la bien­ de precepto, se debe preferir en
aventurada Virgen María, de los igualdad de circunstancias a las
Angeles, de san Juan Bautista, Fiestas concedidas a algunos lu­
de san José y de los Apóstoles gares por mero Indulto de la
y Evangelistas. Santa Sede, pero que no pueden
2. En la ocurrencia, y en elllamarse propias en el sentido
orden de la reposición o trasla­ antes indicado.
ción, o de las Conmemoracio­
nes de Oficios ocurrentes en el
mismo día, se ha de tener en T ítu lo III
cuenta también otro carácter, a De las Octavas
saber :
e) La propiedad de las F ies­ í a preferencia entre varias Oc­
tas. Se dice que una Fiesta es tavas se establece de acuerdo
propia de algún lugar, no sólo con los mismos principios por los
si se trata de la Dedicación o del cuales se rige la de las Fiestas
Título de una iglesia particular, a que pertenecen.
del Patrono principal del lugar* 2. Las Octavas de las Fiestas
del Título y del santo Funda­ Dobles de I clase del Señor,
dor de una Orden o Congrega­ que en la Iglesia universal se
ción, como se ha dicho antes, celebran con Octava, son de tal
sino también si se trata del Pa­ manera privilegiadas, que siem­
trono secundario de un lugar, de pre se celebra su Oficio o se hace
un Santo, mencionado en el M ar­ su Conmemoración, como más
tirologio o en su Apéndice apro­ extensamente se indica en las R ú ­
bado, cuyo cuerpo o reliquia in bricas. Con todo, la Octava de
Corpus Christi goza de los mis­ rra cualquier Fiesta, siempre
mos privilegios que la Octava de se ha de celebrar O ficio; mas
la Epifanía, la Octava de la A s ­ las Dominicas de II clase ceden
censión y la del Sagrado C ora­ tan sólo a las Fiestas Dobles
zón de Jesús; y, tan sólo en la de I clase, en cuyo caso se ha­
ocurrencia, goza de los mismos ce Conmemoración de la Dom i­
privilegios que la Octava de la nica en ambas Vísperas y en
Natividad. Laudes, la Conmemoración se ha­
3. Las Octavas de las demás ce con la lectura de su Lección
Fiestas Dobles de I clase son IX en Maitines.
Octavas comunes, y algunas v e­ 2. D e las Dominicas menores,
ces se omiten según las Rúbri­ o de entre Año, siempre se debe
cas. Otras veces, a no ser que celebrar Oficio, a no ser que ocu­
sean impedidas por un Oficio rra algún Doble de I o de II
más noble, se celebran durante clase, o una Fiesta de nueve
una Octava entera, con rita Se­ Lecciones del Señor (no basta
midoble en los días de infraoc­ que sea el día de su O c ta v a ); y
tava, pero con rito doble mayor en este caso, en el Oficio de la
en el día de la Octava. Fiesta se hace Conmemoración de
4. Mas las Octavas de los la Dominica en ambas Vísperas
Dobles de II clase son Octavas y en Laudes, leyéndose tam ­
simples, y se celebran tan sólo bién su Lección I X en M aiti­
en el mismo día de la Octava, nes. Se exceptúan, no obstante,
con rito Simple, a no ser que las Dominicas que ocurren den­
sean impedidas por un Oficio tro de las Octavas privilegiadas,
más noble. D e ellas nada se ha­ en las cuales no se puede celebrar
ce en la infraoctava. el Oficio de las Fiestas, por es­
5. D e las Octavas que no es­ tar éstas prohibidas dentro de
tán en el Breviario Romano, na­ tales Octavas. También se excep­
da se celebra desde el día 17 de túan las Dominicas que ocurren
Diciembre a la Vigilia de la N a­ entre los días 25 y 28 de D iciem ­
tividad del Señor; desde la Fe­ bre, o en el día de la O ctava de la
ria IV de Cenizas a la Dominica Epifanía, así como la Dom inica
“ in A lbis” , y desde la Vigilia de impedida o por la llegada de la
Pentecostés a la Fiesta de la Septuagésima o por la Dom inica
Santísima Trinidad, inclusives. última después de Pentecostés,
de todas las cuales se celebra
Oficio tal como se establece en
T ít u l o IV
las propias Rúbricas. Queda, asi­
De la ocurrencia accidental de mismo, exceptuada la Dom inica
las Fiestas y de su traslación que cae entre el 1 y el ó de Ene­
ro, o el 7, y que, en este último
F ) e las Dominicas mayores de I caso, esté impedida por la lle­
clase, aunque en ellas ocu­ gada de la Dom inica infraocta-
va de la Epifanía, ya que su cho antes en el núm. 2, se cele­
Oficio se celebra en la V igilia de bra de la Fiesta, con Conm em o­
la E pifanía, y en su día se ce­ ración y Lección I X de la D o ­
lebra la Fiesta del Santísimo minica.
N om bre de Jesús, si ésta no se 6. E l día de la Conm em ora­
halla im pedida por otro Oficio ción de los Fieles D ifuntos, ex­
más noble. cluye así las Fiestas ocurrentes,
3. Los D obles de I y I I clase como las Fiestas que se han de
que están im pedidos por otro O fi­ trasladar, de cualquier rito que
cio m ás noble, se han de trasla­ fueren. Con todo, si el día 2 de
dar al día m ás próxim o, que esté N oviem bre cayere en Domingo,
libre de otra F iesta D o b le de I se celebra el Oficio de D o m in i­
o de I I clase, de una D om inica ca con Conm em oración de la O c­
ocurrente, de una V igilia p rivile­ tava de Todos los Santos, y la
giada, o por uno de los demás Conm em oración de los Fieles D i­
Oficios que excluyen respectiva­ funtos se traslada, con los m is­
m ente sem ejantes Fiestas. mos derechos, al día 3 como en
4. L as Fiestas D obles m a­ sede propia.
yores o menores y las Semido- 7. Cuando ocurren accidental­
bles, cuando están im pedidas no mente dos Fiestas que no pueden
se traslad an ; de ellas se hace sci trasladadas según las R ú ­
Conm em oración, o se om iten del bricas, o dos O ctavas en honor
todo, como se dirá en el títu ­ a? la misma Persona, se celebra
lo V I I , D e las Conmemoraciones. Oficio de la F iesta o de la O ctava
5. Cuando en las D om inicas más noble, omitiéndose, a no ser
m ayores que se celebran con ri­ que se tratase de diversos M is­
to Sem idoble o D oble ocurriere terios del Señor, la Conm em ora­
un Oficio D oble m ayor o m e­ ción del otro. D e un modo se­
nor, Sem idoble o Sim ple, se ce­ m ejante, si dentro de alguna O c­
lebra de D om inica con Conm e­ tava común, o en el m ism o día
m oración del Oficio ocurrente, de la O ctava, aun Simple, ocu­
según las R úbricas, omitiéndose rriere una Fiesta de cualquier ri­
la Lección I X de este Oficio. Lo to, de la mism a Persona, se ce­
m ism o se hace en las D om inicas lebra Oficio de la Fiesta, pero
menores, a no ser que en las D o ­ con el rito, y los privilegios
m inicas que caen en alguna O c­ propios de la m ism a O ctava, a
tava privilegiada de I I orden no ser que tuviese que celebrarse
ocurra una Fiesta doble de I una F iesta de un rito m ás ele­
clase y que en un día octavo que vado, y om itida o añadida la
se celebre en la Iglesia univer­ Conm em oración de la O ctava,
sal, o en otras D om inicas, ocu ­ com o se ha dicho. M as si o cu ­
rra una F iesta del Señor, o rriere alguna F iesta dentro de a l­
cualquiera D oble de I o II c la ­ guna O ctava privilegiada de la
se, en cuyo caso, como se ha di­ misma Persona o en el m ism o día
de la Octava, se celebra Oficio del iglesia particular, que en toda la
más noble, según las Rúbricas, y Nación, Diócesis, Orden o Insti­
se omite o añade la Conmemora­ tuto, o en su particular iglesia
ción del otro, como también se se hallan respectivamente impe­
ha indicado. didas, se reponen en el siguiente
8. El día de la Octava dedía más próximo que esté libre,
cualquier Fiesta accidentalmen­ según las Rúbricas.
te impedida, no se traslada, si­ 2. Las Fiestas Dobles de I
no que se celebra en su día o se o I I clase que están perpetua­
omite según las Rúbricas, ex­ mente impedidas, se reponen, co­
ceptuándose, no obstante, la O c­ mo en su lugar propio, en el
tava del Santísimo Nombre de primer día libre, es decir, que no
Jesús, y también la Octava de la esté ocupado por una Fiesta D o ­
Sagrada Familia, si se celebraren ble de I o I I clase, por una V i­
en algún lugar, las cuales duran gilia privilegiada o por otros
ocho días, que se han de compu­ Oficios que excluyan dichas Fies­
tar desde la Fiesta respectiva, tas. Los Dobles de I o de II
aunque ésta se celebre fuera del clase señalados a ciertas Fiestas,
Domingo. si perpetuamente son impedidos,
del mismo modo se reponen como
en su sede propia en la Feria
T ít u l o V
próxima siguiente que sea libre
De la ocurrencia perpetua de las perpetuamente, como antes.
Fiestas y de su reposición 3. Las Dom inicas, ya sean
mayores, ya menores, excluyen la
C i las Fiestas de rito Doble, ya asignación perpetua de cualquier
sea mayor, ya menor, o Se­ Fiesta Doble de I clase, ex­
midoble, de la Iglesia universal, ceptuada la Dom inica entre la
tanto si son fijas como si son Circuncisión del Señor y la E pi­
movibles, se hallan perpetuamen­ fanía, en la que se celebra el
te impedidas en algún lugar, no Oficio del Santísimo Nom bre de
se reponen, sino que en su día se Jesús, la Dom inica I después
conmemoran o se omiten, como de Pentecostés, en que se celebra
se dice en el título V II, D e las la Fiesta de la Santísima T rin i­
Conmemoraciones. Lo mismo se dad, y la Dom inica que precede
observa respecto de las Fiestas a las calendas de Noviem bre, en
de alguna Nación, o Diócesis, u la que se celebra la Fiesta de
Orden, o Instituto, ya que si se N. S. Jesucristo Rey.
hallan impedidas en su día en 4. E l día 2 de Noviem bre, o
alguna iglesia particular, se con­ el siguiente asignado perpetua­
memoran u omiten, como se ha mente a la Conmemoración de
indicado antes. M as las Fiestas todos los Fieles D ifuntos, exclu­
propias de alguna Nación, D ió ­ ye así las Fiestas ocurrentes co­
cesis, Orden, Instituto o de una mo también las Fiestas que se
han de reponer, de cualquier rito
que sean. T ít u l o VI
5. Si durante una Octava o
De la concurrencia de las
en el mismo día de la Octava
Fiestas
ocurre perpetuamente alguna
Fiesta de la misma Persona, se j^AS Dominicas mayores tienen
guarda todo lo que acerca de la las Vísperas íntegras en la
ocurrencia accidental se ha dicho concurrencia con cualquier Fies­
en el título anterior, núm. 7; ta que no sea Doble de I o de II
exceptuada la Fiesta de la Sa­ clase; y, por lo mismo, en las I
grada Familia, la cual se regula Vísperas toman las Antífonas, con
por Rúbricas particulares que se los Salmos, del sábado; con to­
hallan consignadas en el Propio do, en Adviento las Antífonas
de Tiempo. son de sus propias Laudes, con
6. Cuando las Fiestas de la los mismos Salmos del sábado
Iglesia universal que se celebran 2. Las Dominicas menores ce­
con Octava deben, a causa de un den las Vísperas a los Dobles
impedimento perpetuo, reponer­ de I o de II clase, y a todas las
se en el día siguiente más in­ Fiestas del Señor, pero no a los
mediato, por exigirlo las Rúbri­ días octavos de las Fiestas del
cas, no por ello hay que trasla­ Señor que no sean privilegiadas
dar su día octavo, el cual debe en la Iglesia universal; tienen
celebrarse en la Iglesia universal íntegras las Vísperas en caso de
en su propio día Lo mismo se concurrencia con otras Fiestas
ha de decir del día de la Oc­ y Oficios, tomando en las I Vís­
tava de una Fiesta propia de al­ peras las Antífonas y Salmos del
guna Nación, Diócesis, Orden o Sábado, o, durante las infraoc-
Instituto, que en alguna parti­ tavas privilegiadas del Señor, de
cular iglesia se haya de reponer la Octava corriente. Y , de un
en otro día. Por el contrario, modo semejante, las Fiestas del
si una Fiesta propia de alguna Señor, aun secundarias, que ocu­
Nación, Diócesis, Orden, Institu­ rran en Dominica, y la Vigilia
to, o particular iglesia, que se de la Epifanía, tienen Vísperas
celebra con Octava en toda la íntegras en la concurrencia con
Nación, Diócesis, Orden o Ins­ los Dobles mayores y menores
tituto, o en su particular igle­ que no sean del Señor. En caso
sia, estuviese impedida, y debiese de concurrir con otras Fiestas del
por tal motivo, reponerse, según Señor, debe seguirse la regla ex­
las Rúbricas, se hará lo mismo el puesta en el núm. 4.
día de su Octava, la cual se ce­ 3. Las reglas peculiares por
lebrará el octavo día después de las que se ordenan las Vísperas
celebrada la Fiesta, como si esta de la infraoctava de la Natividad
Fiesta se celebrase en su día pro­ del Señor, se hallarán en su lu­
pio. gar, en las propias Rúbricas.
4. Cuando dos Oficios de lase rezará nada en las II Víspe­
misma Persona concurran junta­ ras, si se trata de una Dominica
mente, si son de diverso rito o después de la Octava de la Epi­
excelencia, se celebra todo dei fanía, o después de Pentecostés,
más noble, omitiéndose, a no ser anticipada al sábado), de Octa­
que se trate de diversos misterios va privilegiada, de la Vigilia de la
del Señor, la Conmemoración del Epifanía y de una Feria mayor;
otro; en igualdad de rito y ex­ y también (fuera de las Fiestas
celencia, si se trata de diversos primarias del Señor que se cele­
misterios del Señor, las Vísperas bran con rito de I clase en la
se celebran del siguiente desde Iglesia universal), de cualquier
la Capitula, con Conmemoración Doble, ya sea mayor, ya sea me­
del precedente; de otra suerte, nor, o de un Semidoble, de los
siempre que los Oficios no son cuales, con todo, se hace Conme­
del Señor, se celebra todo del moración solamente en Laudes, a
precedente, omitida la Conmemo­ no ser que se trate de Fiesta del
ración del siguiente. Señor ocurrente en una D om i­
nica cualquiera o en la Vigilia de
la Epifanía. Del Oficio siguiente,
T ít u l o V II aun si está impedido, como he­
De las Conmemoraciones mos dicho, se hace siempre Con­
memoración, excepto del día de
p n los Dobles de I clase, sólo una infraoctava no privilegiada,
se hace Conmemoración del y de un Oficio Simple.
Oficio del día precedente cuando 2. En los Dobles de I I clase
éste ha sido o una Dominica se hace siempre Conmemoración
cualquiera (no, empero, la D om i­ del Oficio precedente, aunque é s­
nica después de la Octava de la te haya sido impedido por uno
Epifanía o de Pentecostés, que más digno (menos la Dominica
se celebre como anticipada en sá­ X X I I I después de Pentecostés
bado, ni tampoco en las primeras anticipada al sábado), de una
Vísperas de Navidad y de la Epi­ Fiesta Semidoble, de un día de
fanía), o bien un día de una O c­ infraoctava no privilegiada y d?.
tava privilegiada, o un Doble de una Feria que no sea de A d ­
I o II clase, o finalmente, una viento o Cuaresm a; en la Fiesta
Feria de Adviento o Cuaresma: de la Circuncisión no se hace
esta Conmemoración debería ha­ Conmemoración ni aun de D o ­
cerse, aun cuando, impedido el minica, ni de Doble m ayor ni m e­
Oficio por otro más digno, no se nor alguno. En la ocurrencia se
hubiere celebrado, sino sólo con­ hace Conmemoración de una D o ­
memorado, en su día. En la ocu­ minica menor, aun anticipada, de
rrencia se hace Conmemoración la Vigilia de la Epifanía, de cual­
de cualquier Dominica, aun an­ quier Doble o Semidoble, del día
ticipada (de la cual, con todo, no de una infraoctava privilegiada,
de una Feria mayor, de una Vi­ peras siempre se pone como pri­
gilia común que ocurra fuera de mera Conmemoración la corres­
cualquier Dominica, y de una pondiente al Oficio concurrente,
Fiesta o de una Octava Simple; de cualquier rito y dignidad que
mas de una Fiesta u Octava Sim­ sea, si debe hacerse, según las
ple no se hace Conmemoración Rúbricas; y que en caso que ha­
en las I Vísperas, como tampoco ya varios Oficios simplificados de
se hace en las II Vísperas de las igual dignidad, la Conmemoración
Dominicas después de la Octava de las primeras Vísperas deberá
<ie la Epifanía o Pentecostés anteponerse a la de las segundas
anticipadas al sábado. Del Ofi­ Vísperas, aunque fuera dentro de
cio siguiente,, aunque estuviese la infraoctava de la Natividad del
impedido, como antes se ha di­ Señor. Así en Vísperas como en
cho, se hace siempre Conmemo­ Laudes se observará el orden si­
ración, excepto el caso en que se guiente, poniendo primero la
tratare de un día de infraocta­ Conmemoración del Oficio más
va no privilegiada o de un Ofi­ digno, conforme al título II, si
cio Simple. varios Oficios se refieren a un
3. En el Oficio de la Conme­ solo y mismo número de los que
moración de Todos los Fieles D i­ le siguen: 1.°, de cualquier Do­
funtos no se hace Conmemora­ minica o de la Vigilia de la Epi­
ción alguna de cualquier Fiesta fanía, y antes que la de una Do­
u Oficio ocurrente, por el cual, minica menor o de dicha Vigilia,
en caso de que este Oficio no la de toda Fiesta del Señor que
pudiera ser trasladado a otro día, en caso de ocurrencia se prefiera
según las Rúbricas, deberá omi­ al Oficio de una Dominica de este
tirse del todo. rito o a esta Vigilia, como se
4. Para la Conmemoración ha dicho en el título IV, núme­
del siguiente día de infraocta­ ro 5; 2.°, de un día infraoctavo
va, aun privilegiada, cuando ten­ de ia Epifanía o de Corpus Chri­
ga que hacerse, se toman la sti; 3.°, del día octavo Doble
Antífona y Verso de las I Vís­ mayor; 4.°, de Doble mayor; 5.*,
peras de la Fiesta, a no ser que de Doble menor; 6.°, de Semi­
las hubiese propias para cada día doble; 7.°, de un día de la infra­
de la infraoctava, o que hubiese octava de la Natividad del Se­
Vísperas especiales asignadas p a­ ñor, de la Ascensión o del Sa­
ra toda la Octava, o si, final­ cratísimo Corazón de Jesús; 8.°,
mente, las Vísperas de la Fiesta de un día de infraoctava común;
no fuesen indicadas para em­ 9.°, de la Feria VI después de
plearse fuera del día de la mis­ la Octava de la Ascensión;
ma Festividad. 10.°, de una Feria mayor; 11.a.
5. Cuando se deban hacer de Vigilia común; 12.°, del día
varias Conmemoraciones, hay que de Octava Simple, y 13.°, de Sim­
tener en cuenta que en las Vís­ ple.
costés, cuando de ellas se ha de
T it u l o VIII rezar el Oficio, salva la excep­
De la Conclusión propia de los
ción de que se trata en el núme­
Himnos; del Verso propio de
ro siguiente.
3. Cuando en la Dominica se
Prima; del Sufragio de los San­
hace Conmemoración de una
io s ; de las Preces y del Símbolo
Atanasiano Fiesta Doble, o de cualquier
Octava, se omiten los Sufragios,
uando en el mismo día ocu­ Preces y Símbolo Atanasiano.
rrieren varios Oficios que En las Ferias en que se hace
tengan Conclusión propia en los también Conmemoración de un
Himnos, o propio Verso en P ri­ Doble o de una Octava, se omi­
ma, se dicen la Conclusión y ten los Sufragios y las Preces
Verso propios del Oficio del cual Dominicales en Prima y en Com­
se reza. Si el Oficio del día care­ pletas; pero no las Preces Fe­
ce de Conclusión y Verso pro­ riales, si han de decirse.
pios, se toman del Oficio que,
ocupando el primer lugar entre
T í t u l o IX
los demás conmemorados, ten­
gan Conclusión o Verso pro­ De las F iestas de la Dedicación
pios, pero de tal suerte, que y de otras Fiestas propias de
ni en las I o II Vísperas, ni iglesias particulares
en las Completas que les siguen
se ponga la Conclusión de Fies­ A Fiesta de la Dedicación de
ta o de un día de Octava Simple cualquier iglesia es siempre
o de santa María en el Sábado, primaria, y Fiesta del Señor.
si en las mismas Vísperas hay 2. El Aniversario de la D e­
que omitir su Conmemoración. dicación de la Iglesia Catedral y
Mas cuando un Oficio conme­ la Fiesta del Titular de la misma
morado carece de Conclus’ón y se han de celebrar con rito Do­
Verso propios, se dicen la Con­ ble de I clase con Octava en to­
clusión y el Verso de la ocurren­ da la Diócesis, por todo el Clero
te Octava común; si no, de Tiem­ secular y también regular que
po. Con todo, en los Oficios del usa el Calendario Diocesano
Tiempo de Adviento, aunque no Mas los Regulares de ambos se­
tengan Conclusión propia los xos que moran en la misma D ió­
Himnos, jamás se dice la Con­ cesis y que tienen Calendario
clusión I e s u t i b i s i t g l o r i a , q u i propio, la han de celebrar igual­
n a tu s es d e V ír g in e . mente con rito de I clase, pero
2. El Símbolo Atanasiano se sin Octava, a no ser que estén
añade a la Prima en la Fiesta de obligados a ella por otro título.
la Santísima Trinidad y en las 3. Las Fiestas de los Patro­
Dominicas, tan sólo después de nos principales de un Pueblo,
la Epifanía y después de Pente­ Ciudad, Diócesis, Provincia o
Nación, el Clero secular y regu­ si lo estuvieren en el Calenda­
lar que vive en ellos, y que si­ rio con otro cualquier rito, se
gue el Calendario Diocesano, las hace u omite su Conmemoración,
celebrará con rito Doble de I según las anteriores Rúbricas, en
clase con Octava; mas los Re­ el mismo Oficio del Patrono o
gulares que moran en los mismos de otro Santo propio, como se
lugares y que tienen Calendario ha dicho anteriormente.
propio, celebrarán éstas, aunque 5. Si en el Calendario se asig­
no hayan sido jamás feriadas pú­ na rito Simple a un Patrono se­
blicamente con el mismo rito, cundario, o a otro Santo propio,
pero sin Octava, a no ser que según lo dicho, que deba cele­
deban celebrar esta Octava por brarse con rito Doble, mayor o
otro título. menor, o Semidoble, y estuviere
4. Si el Patrono principal delnombrado junto con otros Com­
lugar o el Titular de la iglesia, u pañeros, se hace tan sólo Conme­
otro Santo que en algún lugar moración, según las Rúbricas.
se celebra con rito Doble de I Mas si entre ellos existen lazos
o de II clase, cuya Fiesta, según de consanguinidad o afinidad, o
la norma del título II, núm. 2, si hubiesen muerto en el mismo
de esta Rúbrica debe tenerse por lugar, en el mismo tiempo, y por
propia, estuviese nombrado en el la misma causa, el Patrono o el
Calendario juntamente con otros otro Santo propio no se separa
Santos, con los cuales está natu­ de los Compañeros, sino que
ralmente ligado por vínculos de de todos juntamente se celebra
consanguinidad o afinidad, no se la Fiesta con el rito que conven­
le debe separar de sus Compa­ ga al Patrono o al Santo propio.
ñeros. Mas si con ellos está uni­ Lo mismo se hará si por cual­
do sólo ocasionalmente, por­ quier motivo se hallan inscritos
que, por ejemplo, murieron en juntos en el Calendario con rito
el mismo día, entonces se le se­ Doble, mayor o menor, o Semi­
para de los Compañeros, y de él doble. Con todo, en estos casos,
se celebra Fiesta con el rito con­ el nombre del Patrono o del San­
veniente. Si ellos se hallan ins­ to propio, y sus hechos realizados
critos en el Calendario con rito separadamente, deben anteponer­
también Doble de I o de II cla­ se siempre en la Oración y en las
se, se reponen en el día más pró­ Lecciones del II Nocturno al
ximo, según las Rúbricas, con el nombre y hechos de sus Compa­
rito con que están inscritos; mas ñeros.
r¿ P P P P P P P P P P P P P ^ fJ ¿ P P P P P f? P P P P P P P P P P P 0 p í& á

W & P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P firtffff? tfG 1


§

DOS TABLAS

sacadas de las Rúbricas generales del Breviario, reform adas


conforme la Constitución “ Divino a fflá tu ”

E T SJJn la primera se podrá ver inmediatamente el Oficio que de­


N be celebrarse cuando en un mismo día, ya perpetua, ya ac-
P k ¿2 £ § cidentalmente, ocurran varias Fiestas u Oficios, y en la se­
gunda cómo un Oficio precedente entra en concurrencia en Víspe­
ras con el Oficio del día siguiente.

En ambas tablas se hallará lo que se busca, del modo siguiente:

Búsquese, ante todo, el número puesto en la casilla en que coin­


ciden los Oficios sobre los cuales versa la duda; léaje después la
regla que lleva el mismo número, y por ella se verá claramente lo
que hay que hacer.
Pongamos un ejemplo. La casilla en que coinciden en la primera
Tabla el Doble de I clase y la Dominica de I clase será la que
ocupe el último lugar de la línea en que hay escrito: D oble de 1
clase, y que lleva el número 6, porque esta es la casilla en que se
encontrarían la inscripciones D oble de I clase y Dom inica de I
clase si avanzasen en línea recta siguiendo esta dirección desde sus
lugares respectivos.
Y como la regla que lleva dicho número dice: 6. Oficio del se­
gundo; traslación del primero, el Oficio será de la Dom inica de 1
clase, y el Doble de I clase deberá trasladarse de acuerdo con las
Rúbricas. Cuando en estas Reglas se dice: del primero o del prece­
dente, se entiende de la Fiesta u Oficio colocado en la parte superior
de la Tabla, como el Doble predicho; y cuando se habla del se­
gundo, o del siguiente, se entiende del Oficio colocado en la parte
inferior, debajo de los números, como la Dominica predicha.
Mas en algunas casillas se halla 0, debido a que no puede ha-
ber ninguna ocurrencia o concurrencia entre los Oficios que coin­
cidirían en aquella casilla.
Con todo, es necesario conocer cuáles sean las Dominicas y las
Ferias mayores, cuáles las Vigilias privilegiadas, y cuáles los Dobles
de I y II clase y mayores, así Primarios como Secundarios; así
como cuáles sean los Oficios, que para el efecto del tít. II, núm. 1
de las anteriores Rúbricas, se celebren con Feriación o con Octava.

DOMINICAS MAYORES

Se dividen en dos clases:

Dominicas de I clase
las cuales, en la ocurrencia, aun accidental, son preferidas
a cualesquiera Fiestas:

Primera de Adviento. Pascua.


Primera de Cuaresma. In Albis.
Segunda de Cuaresma. Pentecostés.
Tercera de Cuaresma. Pasión.
Cuarta de Cuaresma. Palmas.

Dominicas de II clase
las cuales, en la ocurrencia accidente], se prefieren a toda clase de
Fiestas, exceptuadas las de rito Doble de I clase:

Segunda de Adviento Septuagésima.


Tercera de Adviento. Sexagésima.
Cuarta de Adviento. Quincuagésima.

FERIAS MAYORES

Se dividen en dos clases:

Ferias privilegiadas

las cuales, en la ocurrencia, son preferidas a cualesquiera Fiestas:

Miércoles de Ceniza. I Feria III de Semana Santa.


Feria II de Semana Santa. I Feria IV de Semana Santa.
I. B rev. 8
Ferias no privilegiadas

las cuales, en la ocurrencia, sólo son preferidas a las Fiestas simples:

De Adviento. Las Témporas de Septiembre.


De Cuaresma. Feria II de las Rogaciones.

VIGILIAS PRIVILEGIADAS
se dividen también en dos clases:

Vigilias de I clase

las cuales, en la ocurrencia, son preferidas a cualesquiera Fiestas'.

Vigilia de la Natividad del Señor. | Vigilia de Pentecostés.

Vigilias de II clase

las cuales, en la ocurrencia, son preferidas a cualesquiera F iestas:


exceptuadas las de rito D oble de I o I I clase, y a las Fiestas del
Señor:

Vigilia de la Epifanía.

DOBLES DE I CLASE PRIMARIOS

Natividad del Señor. Fiesta de S. José, Esposo de la


Epifanía del Señor. B. V. María, Conf.
Pascua de Resurrección con los Solemnidad de S José, Patrono
tres días precedentes y los dos de la Iglesia universal..
siguientes. Fiesta de los Stos. Apóstoles Pe­
Ascensión del Señor. dro y Pablo.
Pentecostés con los dos días si­ Fiesta de Todos los Santos.
guientes. La Dedicación de la Iglesia pro­
Fiesta de la Santísima Trinidad. pia, y su Aniversario.
Fiesta del Smo. Corpus Christi. La Dedicación de la Iglesia Ca­
Fiesta del Sag. Corazón de Jesús. tedral, y su Aniversario.
Fiesta de la Prec. Sangre de N. S. El Titular de la Iglesia propia.
Fiesta de N. S. Jesucristo Rey. El Titular de la Iglesia Catedral.
Concepción Inmaculada de la Los Patronos principales del Pue­
B. V. María. blo, o de la Ciudad, Diócesis,
Anunciación de la B. V. María. Provincia y Nación.
Asunción de la B. V. María. El Titular y el Santo Fundador
Natividad de S. Juan Bautista. de una Orden o Congregación.
DOBLES DE II CI ASE PRIMARIOS

La Circuncisión del Señor. Fiesta de S. Bartolomé, Ap.


La Transfiguración del Señor. Fiesta de S. Mateo, Ap. y Evan­
La Dedicación de la Archibasíli- gelista.
ca del Smo. Salvador. Fiesta de los Stos. Simón y Ju­
La Purificación de la B. V. Ma­ das, Apóstoles.
ría. Fiesta de S. Marcos, Ev.
La Visitación de la B. V. María. Fiesta de S. Lucas, Ev.
La Natividad de la B. V. María. Fiesta de S. Esteban, Protomár-
La Maternidad de la B. V. María. tir.
Fiesta de S. Andrés, Ap. Fiesta de los Stos. Inocentes,
Fiesta de Sto. Tomás, Ap. Mártires.
Fiesta de S. Juan, Ap. y Ev. Fiesta de Sta. Ana, Madre de la
Fiesta de S. Matías, Ap. B. V. María.
Fiesta de los Stos. Felipe y San­ Fiesta de S. Lorenzo, Mártir.
tiago, Apóstoles. Fiesta de S. Joaquín, Padre de
Fiesta de S. Jaime, Ap. la B. V. María.

DOBLES DE II CLASE SECUNDARIOS

Fiesta del Smo. Nombre de Je­ Fiesta de los Siete Dolores de


sús. María, del mes de Septiembre.
Fiesta de la Invención de la San­ Fiesta del sacratísimo Rosario de
ta Cruz. la B. V. María.

DOBLES MAYORES PRIMARIOS

Día de la Octava de cualquier Degollación de S. Juan Bautista.


Doble de I clase Primario. Fiesta de S. Pedro “ ad Vincula’*
Fiesta de la Sagrada Familia. Fiesta de S. Bernabé, Apóstol.
Dedicación de las Basílicas de Fiesta de S. Benito, Abad.
los Stos. Pedro y Pablo, Após­ Fiesta de Sto. Domingo, Confe­
toles. sor.
Dedicación de Sta. María de las Fiesta de S. Francisco de Asís,
Nieves. Confesor.
Presentación de la B. V. María. Fiesta de S. Ignacio, Confesor.
Fiesta de S. Gabriel, Arcángel. Fiesta de S. Francisco Javier,
Fiesta de S. Rafael, Arcángel. Confesor.
Fiesta de los Stos. Angeles Custo­ Fiesta de los Stos. Patronos me­
dios. ^ nos principales.
DOBLES MAYORES SECUNDARIOS
D í a de la Octava de cualquier Fiesta de la B. V. María de las
Doble de I clase Secundario. Mercedes.
Exaltación de la Santa Cruz. Aparición de S. Miguel, Arcángel.
Aparición de la Inmaculada Vir­ Cátedra de S. Pedro Apóstol, en
gen María en Lourdes. Roma.
F i e s t a de los Siete Dolores de la Cátedra de S. Pedro Apóstol, en
B. V. María en tiempo de Pa­ Antioquía.
sión. Conversión de S. Pablo, Apóstol.
Conmemoración de la B. V. Ma­ Conmemoración de S. Pablo,
ría del Monte Carmelo. Apóstol.
Fiesta del Smo. Nombre de Ma­ Fiesta de S. Juan, Apóstol ante
ría. Portam Latinam.

OTRAS FIESTAS PRIMARIAS

El día del aniversario o cuasi aniversario del Natalicio (en el cielo)


de cualquier Santo.

OTRAS FIESTAS SECUNDARIAS

Impresión de las sagradas llagas vocación de algún título pe­


de S. Francisco, Conf. culiar, o de los Santos, excepto
Invención del Cuerpo de S. Es­ su Natalicio (en el cielo), como
teban, Protomártir. son la Invención, la Trasla­
Las fiestas ya del Señor, ya de ción, el Patrocinio, y otros se­
la B. V. María, bajo la a d -1 mejantes.

FIESTAS FERIADAS

Todas las Dominicas. Purificación de la B. V. María.


Natividad del Señor. Anunciación de la B. V. María.
Circuncisión. Asunción de la B. V. María.
Epifanía. Natividad de la B. V. María.
Ferias II y III de Pascua. Dedicación de S. Miguel, Arcán­
Ascensión del Señor. gel. ^
Ferias II y III de Pentecostés. Natividad de S. Juan Bautista.
Fiesta del Smo. Corpus Christi. Fiesta de S. José, Esposo de la
Fiesta del Sacratísimo Corazón B. V. María, Conf.
de Jesús. Solemnidad de S. José, Esposo
Fiesta de N. S. Jesucristo Rey. de la B. V. María, Conf. y Pa­
Invención de la Santa Cruz. trono de la Iglesia universal.
Concepción inmaculada de la B. Fiesta de S. Andrés, Ap.
V. María. Fiesta de Sto. Tomás, Ap.
Fiesta de S. Juan, Ap. y Ev. Fiesta de los Stos. Inocentes,
Fiesta de los Stos. Felipe y San­ Mártires.
tiago, Apóstoles. Fiesta de Sta. Ana, Madre de la
Fiesta de los Stos. Pedro y Pablo, B. V. María.
Apóstoles. Fiesta de S. Lorenzo, Mártir.
Fiesta de S. Jaime, Ap. Fiesta de S. Joaquín, Padre de
Fiesta de S. Bartolomé, Ap. la B. V. María, Conf.
Fiesta de S. Mateo, Ap. y Ev. Fiesta dé Todos los Santos.
Fiesta de los Stos. Simón y Ju­ Fiesta de los Patronos principa­
das, Apóstoles. les del Pueblo, o Ciudad, Dió­
Fiesta de S. Esteban, Protomártir. cesis, Provincia y Nación.

FIESTAS QUE SE CELEBRAN CON OCTAVA

d e é s t a s , u n a s g o z a n d e O c t a v a p r i v i l e g i a d a , d e la c u a l s ie m p r e se
c e le b r a O f i c i o , o p o r lo m e n o s C o n m e m o r a c ió n ; o tr a s , d e O cta v a
c o m ú n , d e l a c u a l a l g u n a s v e c e s s e p u e d e o m i t i r la C o n m e m o r a c ió n ,
s e g ú n l a s R ú b r i c a s ; o t r a s , d e O c t a v a s i m p l e , d e la c u a l s e c e le b r a
s ó lo e n e l d ía d e la O c t a v a

Octavas privilegiadas
d e la s c u a le s s ie m p r e s e c e le b r a O fic io o C o n m e m o r a c ió n ; s e
d iv id e n e n tr e s ó r d e n e s :

Octavas de I orden
la s c u a le s , e n la o c u r r e n c ia , s o n p r e fe r id a s a c u a le s q u ie r a F i e s t a s :
Octava de Pascua. | Octava de Pentecostés.

Octavas de II orden
la s c u a le s , e n lo s d ía s d e la in f r a o c t a v a , s o n p r e fe r id a s a c u a le s q u ie r a
F i e s t a s , e x c e p t u a d a s l a s D o b l e s d e I c l a s e , y e n e l d í a d e la O c t a v a
a u n s o n p r e fe r id a s a lo s m is m o s D o b le s d e I c la s e q u e n o s e a n d e
la I g l e s i a u n i v e r s a l :
Octava de la Epifanía. | Octava del Smo. Corpus Christi.

O ctavas de III orden


la s c u a le s , e n la o c u r r e n c ia , s o n p r e fe r id a s s ó lo a la s m is m a s
F ie s t a s c o m o la s O c t a v a s c o m u n e s :
Octava de la Natividad del Se-1 Octava de la Ascensión,
ñor. | Octava del Smo. Corazón de JesÚ3.
Octavas comunes
las cuales, durante la Octava, sólo son preferidas a los Oficios
Simples, y en el día de la Octava a todos los Dobles que no sean
de I o de I I clase:

Octava de la Inmaculada Con­ j Octava de la Dedicación y del T i­


cepción y Asunción de la B. V. tular de la Iglesia Catedral.
María. Octava del Patrono principal de
Octava de la Natividad de San un Pueblo, o Ciudad, Diócesis,
Juan Bautista. Provincia y Nación.
Octava de la Solemnidad de San Octava del Titular o del Santo
José. Fundador de una Orden o Con­
Octava de los Stos. Apóstoles Pe­ gregación.
dro y Pablo. Octava de todas las demás Fies­
Octava de Todos los Santos. tas Dobles de I clase que en
Octava de la Dedicación o del algún lugar se celebran con
Titular de la propia Iglesia. Octava.

O ctavas simples
las cualesf en el día octavo, son preferidas a las Fiestas Simples, y
ül Oficio de santa María en Sábado

Octava de la Natividad de la Octava de los Santos Inocentes.


B. V. María. Octava de S. Lorenzo, Mártir.
Octava de S. Juan, Ap. y Evang. Octavas de las otras Fiestas D o­
Octava de S. Esteban, Protomár- bles de II clase que en algún
tir. lugar se celebran con Octava.
T a b l a d e la o c u r r e n c i a

D ob le de I c l a s e . . 0 i 3 i 3 3 3 3 3 3 6 5 8 6 3 3 6

D o b l e d e II c l a s e . . 0 3 3 i 3 6 3 3 3 3 6 8 6 6 3 6 6

D í a VIII d e O c t . 0 3 3 3 3 4 3 3 3 7 4 4 4 0 4 4 4
com ún

D o b l e m a y o r ........... 0 3 3 3 3 4 3 3 7 4 4 4 4 4 4 4 4

D o b l e m e n o r ........... 0 3 3 3 3 4 3 7 4 4 4 4 4 4 4 4 4

S e m i d o b l e ................ 0 3 3 3 3 4 7 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4

D ía d e in fr a o c t. 0 3 3 7 4 4 4 4 4 4 4 2 2 0 4 4 4
com .

0 3 2 4 0 4 4 4 4 4 4 4 2 2 Ü 0 0
_ _ __ _ _
D í a VIII de O c t . s im . 0 7 4 4 4 4 4 4 4 4 ü 4 2 0 4 4 1

S i m p l e . . ■................. 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 2 4 4 4 4
| » Sta . María en S á b a d o .

| » Doble

» Doble de II c la s e .

» Dominica de I c l a s e .
> Doble de I c l a s e .
» Día infraoct. comú n.
» Día Infraoct. de III or d e n .

» Dominica
» Dominica de 11 c la s e .
» D íp Vil. de Octava simple
» Feria mayor no p r iv il e g i a d a .

» Dio VIH de Octava común o de Itl or den .


» S e m id o b le .

» Día Vill de Octava de II or den .


* Día infraoct. de II o r d e n .

» Doble menor.

1. O f i c i o d e I, n a d a
"O
d e 11.

2. O f i c i o d e II, n a d a T3
mayor.

d e I. <'
menor o vig. de Epifanía.

3. O f i c i o d e I, C o n ­
<
m e m o r a c i ó n d e II iq
4. O f i c i o d e l l , C o n ­ n
m e m o r a c i ó n d e I. 5T
00
<v
5. O f i c i o d e I , T r a s ­ o
l a c i ó n d e II. Q.
ET
6. O f i c i o d e II, 3'
T r a s l a c i ó n d e I. 00
o
o
7. O f d e l m á s n o ­ r+-
ble, C o n m e . del
O
otro. o.
8. O f . d e l m á s n o ­ 3
b le, T r a 8 l. del
otro.
Tabl a de la concurrencia

4 0 4 4 4 4 4 4 3 3 0

D o b l e d e I c l a s e ............................................ 2 2 2 4 4 4 4 4 4 5 4

2 2 2 4 4 4 4 4 5 3 4

D í a V I It d e u n a O c t a v a p r i v i l e g i a d a ■ 4 4 4 4 4 4 4 4 3 3 4

D í a VIII d e u n a O c t a v a c o m ú n ............. 4 4 4 4 4 4 4 5 3 1 3

D o b le m a y o r ................................................... 4 4 4 4 4 4 5 3 3 1 3

D o b l e m e n o r .................................................. 4 4 4 4 4 5 3 3 3 1 3

w. S e m i d o b l e ....................................................... 4 4 4 4 5 3 3 3 1 1 3


D D ía d e i n f r a o c t a v a p r i v i l e g i a d a ........... 4 0 0 0 3 3 3 3 3 3 3
ü
Z
D i a d e i n f r a o c t a v a c o m ú n ...................... 4 0 0 0 3 3 3 3 1 1 3
O
o
o 1. T o d o d e l s i g u i e n t e , n a d a d e l p r e ­
»

» Doble
» Día de infr aoct ava
» Día de infrao ctava
» Sta . María

» Doble
» Doble m ayor.
> Día Octavo

» Doble
con la Dominica o Vigilia
»

Q ced ente.
S em id ob le .
Día Octavo

z
2. T o d o d e l p r e c e d e n t e , n a d a d e l si*
< gu ien te.
o
de II c la s e .
menor.

de I clase.

o 3. T o d o d e l s i g u i e n t e , C o n m e m o r a ­
en el S á b a d o .

ción del p re c e d e n te .
doble mayor
o Fiesta

4 T o d o dtl preced en te, C o n m e m o ­


ración del s ig u ie n te .
p r iv i le g ia d a .
común.
simple

5. T o d o de l m á s n o b le , C o n m e m o r a *
de la Epifanía.

c ió n d e l o t ro ; si e s t á a e q u i p a r a d o s ,
d e s d e la C a p i t u l a , d e l s i g u i e n t e ,
C on m em o ració n del p reced en te.
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OBSERVACIONES SOBRE LAS TABLAS PRECEDENTES

Ruando en las reglas de cualquiera de las dos Tablas se lee:


Oficio del más noble o bien Todo del más noble, debe en-
2 tenderse de aquel Oficio o Fiesta que entre los ocurren­
tes o concurrentes, debe, según las normas del título II de las
precedentes Rúbricas, preferirse al otro.
2. Toda Dominica excluye la asignación perpetua de cualquier
Fiesta, excepto la Dominica entre la Circuncisión y la Epifanía,
en la cual se celebra el Oficio del Smo. Nombre de Jesús, la D o­
minica I después de Pentecostés, en la cual se celebra la Fiesta de
la Santísima Trinidad y el Domingo anterior al 1.° de Noviembre
en que se celebra la Fiesta de Jesucristo Rey.
3. Las Vigilias comunes, si caen en alguna Dominica, se anti­
cipan al Sábado, según las Rúbricas, aunque en algún lugar, por
ocurrir en aquel día un Doble de I clase, fueren impedidas perpe­
tuamente; mas las Vigilias privilegiadas se celebran en el mismo
Domingo, como se indica en sus propios lugares.
4. D e las Octavas que no están en el Breviario Romano, nada se
celebra desde el día 17 al 24 de Diciembre; desde la Feria IV de
Ceniza hasta la Dominica “ in Albis” , y desde la Vigilia de Pente­
costés hasta la Fiesta de la Santísima Trinidad inclusive.
5. D e cualquier Doble mayor o menor o Semidoble, que sea
impedido por una Fiesta Doble de I clase primaria del Señor de la
Iglesia universal, nada se celebra; de una Fiesta de esta clase, impe­
dida por los demás Dobles de I clase, se hace sólo Conmemo­
ración en Laudes.
6. D el mismo modo del día de Octava Simple o de una Fiesta
también Simple, impedidos por la ocurrencia de un Doble de II
clase, se hace sólo Conmemoración a Laudes, y además, de la
Fiesta, también a Maitines, si puede leerse la Lección IX histórica.
7. Las Fiestas propias de alguna Nación, Diócesis, Orden, In s­
tituto o iglesia particular, que, no obstante ser propias, están im­
pedidas perpetuamente en toda la Nación, Diócesis, Orden o Insti­
tuto o en su particular iglesia, si se celebran con rito Doble mayor
o menor o Semidoble, se reponen en el más próximo de los días
siguientes que no esté impedido por algún Oficio Doble, Fiesta
Semidoble, Vigilia privilegiada u Octava de II orden; mas si
tienen Octava, la conservarán íntegra, como si se celebrasen en su
propio día.
8. Si dos Oficios de la misma Persona ocurrieren en el mismo
día, se celebra del más noble según las Rúbricas, y se omite, a no
ser que se celebre de diversos misterios del Señor, la Conmemora­
ción del otro. Lo mismo se observa en la concurrencia y en la
paridad de nobleza. Las Vísperas no se dividen, a no ser que tam ­
bién se tratase de diversos misterios del Señor, sino se dicen
íntegras del Oficio precedente sin Conmemoración del siguiente.
Con todo, si alguna Fiesta de rito Doble mayor o menor, o Semi­
doble o Simple, ocurriere dentro de alguna Octava común de la
misma Persona, o en el mismo día de la Octava, aun Simple, el
Oficio se celebra de la Fiesta con el rito y privilegios convenientes
a la misma Octava, a no ser que aquél deba celebrarse con rito más
elevado; y se añade u omite la Conmemoración de la Octava, como
antes. ;
9. La Feria VI después de la Octava de la Ascensión en la
ocurrencia y concurrencia, y la Vigilia de Pentecostés en la sola
concurrencia, gozan de los mismos privilegios que un día de
infraoctava común; pero éste se antepone a ellas.
10. Las Fiestas del Señor, así como los días de Octava también
del Señor que se celebren en la Iglesia universal, en la ocurrencia
accidental y en la concurrencia, son preferidas a las Dominicas
menores.
11. Del V II día de infraoctava nada se reza en las II Vísperas,
si el día siguiente se ha de rezar Oficio de O ctava; mas se dicen
las Vísperas íntegras o se hace su Conmemoración, según las R ú ­
bricas, si del día siguiente de Octava nada se ha de rezar, o tam ­
bién si, por entrar en concurrencia, el día V II de infraoctava, de­
biera ser preferido al día de la Octava para ser conmemorado
en un Oficio más noble, conforme al orden prescrito en el tít. V II.
núm. 4, De las Conmemoraciones.
12. Del mismo modo nada se reza en las II Vísperas de las
Dominicas después de la Octava de la Epifanía o Pentecostés, que
se deberían anticipar en el Sábado, según las Rúbricas, aunque
la Dominica siguiente sólo hubiese de ser conmemorada; con
todo, ellas conservan íntegros los privilegios de las Dom inicas, así
en la ocurrencia como en la concurrencia de las I Vísperas.
13. En la Natividad del Señor y en los tres días siguientes, en
la Circuncisión, en el Oficio del Smo. Nombre de Jesús, y en la
Epifanía y en el día de su Octava, no se hace Conmemoración al­
guna de la Dominica ocurrente, ni tampoco (excepto en las I I V ís­
peras de los santos Inocentes y de la Epifanía y en ambas Vísperas
del día de la Octava de la misma) de la Dom inica concurrente. Con
todo, el Oficio del Smo. Nombre de Jesús, así en la ocurrencia
como en la concurrencia admite la Conmemoración de la Vigilia de
la Epifanía. Mas la Circuncisión del Señor se prefiere en la ocu­
rrencia a cualquier Fiesta, aun Doble de I clase, y en la concu­
rrencia no admite la Conmemoración del Oficio precedente, que
no sea Doble de II clase. Con todo, el día de la Octava del Corpus
Christi en la ocurrencia cede a las Fiestas Dobles de I clase
primarios de la Iglesia universal.
14. En la infraoctava de la Natividad del Señor, excepto en
el Oficio de la Circuncisión, la Vísperas hasta la Capitula se dicen
siempre de Octava, conforme al rito del Oficio más noble de los
que entran en concurrencia (menos en las II Vísperas de san
Esteban, protomártir), con Conmemoración del otro Oficio, si
debe hacerse según las Rúbricas; mas desde la Capitula, en igual­
dad de excelencia, no se celebra del siguiente, sino del prece­
dente con Conmemoración del siguiente.
15. De las Ferias de Adviento y Cuaresma, cuando fueren im­
pedidas por un Oficio más noble, siempre se hace Conmemoración
en Laudes y en Vísperas; mas de las Ferias de las Cuatro Témpo­
ras y de la II de Rogaciones, se hace sólo en Laudes. Del mismo
modo en Laudes se hace sólo Conmemoración de las Vigilias
comunes, cuando ha de hacerse, según la Tabla precedente. Y así,
tanto de la Feria como de la Vigilia conmemoradas, con tal que
en ellas no haya el mismo Evangelio que en el Oficio corriente, se
dice la Lección IX de la Homilía, excepto en las Ferias de Adviento
fuera de las Cuatro Témporas.
Cómo se ordenará el rezo del Oficio divino
E jfT J l fin de facilitar la recitación del Oficio divino, creemos muy
R / A to conveniente, y no sólo conveniente sino necesario, pro-
r 4 $ j f poner de una manera clara y práctica el modo cómo se
debe ordenar el rezo del Oficio divino. Este método práctico
presupone el estudio de las Rúbricas del Breviario y el cono­
cimiento de las diversas partes que constituyen el rezo del Oficio
divino. Esto presupuesto, he aquí unas indicaciones generales en
gran manera necesarias:
I. Para poder conocer de una manera cierta de qué deba
rezarse, luego que se sepa por el Calendario la fiesta o fiestas que
caen en el día propuesto, deberá acudirse a la tabla de la Ocurren­
cia que se halla en la pág. c x ix , y ella, con las reglas que le son
propias, señala a cuál de las ocurrentes se deba dar la preferencia,
y si han de simplificarse, omitirse o trasladarse las demás. Luego
de haberse realizado esto, se conocerá por medio de la Tabla:, y
leyes de la Concurrencia, si a dicho Oficio prevalente se le han
de asignar por entero las primeras Vísperas, con conmemoración o
no del precedente, o si tan sólo se deba rezar en parte del mismo.
II. Para ordenar les diversas partes del mismo Oficio:
1) si el Oficio es de Santo, se acudirá ante todo al Propio de
los Santos, donde se hallarán las partes propias de cada Oficio,
así como también se hallarán generalmente la Oración y las Leccio­
nes del segundo Nocturno. En él también se indicará de dónde deban
tomarse las Lecciones del tercer Nocturno si no son propias. Todo
lo restante se tomará del respectivo Común, o de éste y del Sal­
terio, según la clase de Oficios;
2) si el Oficio es de Tiempo, se acudirá primero al Propio
de Tiempo, en donde están las Lecciones y los Responsorios, algu­
nas Antífonas y las Oraciones, y para algunos períodos del año litúr*
gico, el Invitatorio, Himnos, Capitulas, Versos, etc. L o que no sea
propio se suplirá con el Ordinario y con el Salterio del día co­
rrespondiente.
Diversas clases de Oficios.— Para aclaración de esta segunda
regla, conviene conocer las diversas clases de Oficios de que consta
el Breviario. Estos pueden reducirse a los siguientes:
A) O f i c i o s f e s t i v o s . — Estos son de tres clases: Solemnes, se-
misolemnes y ordinarios.
I. Solemnes: En ambas Vísperas y en Maitines se toma todo
del Propio o del respectivo Común. En Laudes y Horas menores
los Salmos son del Salterio en el domingo (del primer esquema en
Laudes, y en Prima se dirá como primer salmo el Deus in nómine
tuo); las Antífonas, Capitulas, Versos v Responsorios (y el himno de
Laudes), como en el Propio o en el Común. Las Completas son de
Dominica después de las primeras Vísperas, si éstas (por lo me­
nos desde la Capitula) fueron de la festividad siguiente.
Pertenecen a esta clase : 1) las fiestas del Señor (aun las Domi­
nicas de Pascua y de Pentecostés), que en la Iglesia universal go­
zan de Octava privilegiada, en todos los días de la misma;
2) las demás Fiestas del Señor, pero sólo en el día de la Fiesta,
no en los de la Octava;
3) las Dominicas, aun repuestas o anticipadas, que ocurren
dentro de las Octavas de Natividad, Epifanía, Ascensión, Corpus y
Sagrado Corazón de Jesús;
4) las Fiestas de la Virgen cuando de ellas se celebra el Oficio,
pero tan sólo en el día de la Fiesta, no en los de la Octava, aunque
por indulto particular fueren privilegiadas;
5) las de los Angeles, cuando el Oficio es de los mismos;
6) las de san Juan Bautista, san José y los Apóstoles;
7) todas las de los otros Santos de I o II clase, mientras de
ellas se rece el Oficio;
8) la Vigilia de Epifanía y la Feria V I después de la Octava de
la Ascensión, si de las mismas se celebra el Oficio;
91 la Vigilia de Pentecostés.
Nota.— El último triduo de Semana Santa y la Conmemoración
de los Fieles Difuntos tienen todo el Oficio propio como se advierte
en los respectivos lugares. La Vigilia de Natividad desde Laudes
es solemne.
II. Ordinarios: Las Antífonas y Salmos de todas las Horas y
los Versos que preceden a los Nocturnos se toman del Salterio, y
son los correspondientes al día; las Lecciones del primer Nocturno
con sus Responsorios, del Propio de Tiempo, o sea de la Escri­
tura ocurrente, a no ser que el Oficio tenga Lecciones o Respon­
sorios propios, o que ocurra en Ferias sin Lecciones de Escritura,
ni aun repuestas o anticipadas. Lo restante se toma del Propio o
del respectivo Común (excepto los Himnos de Horas menores, que
son del Ordinario).
Pertenecen a esta clase: 1) los Dobles (mayores y menores) y
Semidobles sin Antífonas propias en las Horas mayores;
2) los días infrnoctavos de Octavas privilegiadas particulares
y de Octavas comunes de Fiestas del Señor, de la Virgen, de loa
Santos Angeles, san Juan Bautista, san José, los Apóstoles y Evan­
gelistas. y de otros Dobles de primera clase;
3) las Fiestas de rito Simple y el Oficio de Santa M aría in
Sabbato.
Nota.— En los Maitines de estas últimas, que no tienen sino un
solo Nocturno, las dos primeras Lecciones con sus Responsorios son
de Escritura, la tercera propia. Se dice en ellas Te Deum.
III. Semisolemnes: Cuando algún Oficio Doble o Semidoble
tiene Antífonas propias o especialmente asignadas en alguna Hora
mayor (Maitines, Laudes o Vísperas), en tal Hora se han de tomar
los Salmos. Antífonas y Versos, no del Salterio, sino del Propio
0 de Común, como en los Oficios solemnes; en las Horcs menores
se dirán del Salterio, como en los Oficios ordinarios. D el propio
modo, si algún Oficio Doble o Semidoble tiene en el primer N oc­
turno Lecciones o Responsorios propios o se celebra en Ferias sin
Lecciones de Escritura (ni aun anticipadas o repuestas), las L e c­
ciones de dicho Nocturno con sus Responsorios se tomarán del Pro­
pio o de Común.
B) O f ic io s de T i e m p o . — En orden al Salterio entran en esta

clase no sólo les de las Dominicas y de las Ferias, sino los de


Vigilias, que en rigor no sean de Tiempo.
I. Dominicales: Se dicen, según la cualidad del Tiem po, con­
forme se consigna en el Propio de Tiempo, en el Ordinario y en el
Salterio. Así se han de distinguir:
1) las Dominicas de Adviento;
2) las de después de la Octava de la Epifanía;
3) las que median desde Septuagésima hasta la de Ram os in­
clusive; i
4) las Dominicas I a V después de Pascua;
5) las de después de la Octava del Sagrado Corazón de Jesús
hasta el Adviento.
En cada una de estas clases de Dom inicas suelen variar, o el
Invitatorio y los Himnos, o las Capitulas con sus Responsorios.
Los primeros se hallarán, ya en el Ordinario, ya en el Salterio;
éstos, ya en el Ordinario, ya en el Propio.
II. Feriales: Las Antífonas y los Salmos de todas las Horas,
y en el Nocturno el Verso (del tercer Nocturno, omitidos los del
1 y II) se toman del Salterio en el día correspondiente. Además,
en Maitines las Lecciones del Nocturno con sus Responsorios son de
Escritura ocurrente o de Homilía de la Feria, como en el Propio
de Tiempo. El Invitatorio, los Himnos (de las Horas mayores), las
Capitulas de todas las Horas se toman del Ordinario o del Salterio.
H ay algunas Ferias que tienen Antífonas propias, las cuales se han
de tomar del Propio de Tiempo o del Ordinario. Pertenecen a esta
clase:
1) las Ferias de Adviento;
2) las que siguen a la Octava de la Epifanía hasta la Feria IV
de la Semana Santa inclusive;
3) las de Tiempo Pascual desde la II después de la Dominica
in Albis hasta la Vigilia de la Ascensión inclusive;
4) las que siguen después de la Octava de Pentecostés hasta
el Adviento.
N ota.— Algunos Oficios siguen en parte a los de las Dominicas
y en parte a los de las Ferias. A ellos pertenecen los de las Do­
minicas anticipadas antes de Septuagésima, y la Dominica X X III
después de Pentecostés, según puede verse en la Rúbrica especial
del Breviario..
III. D e Vigilia: Son como los de las Ferias, a saber: el In­
vitatorio, Himnos (de las Horas mayores), Antífonas y Salmos de
todas las Horas y el Verso del único Nocturno, la Homilía, como
en el Propio o Común de Santos, con los Responsorios de Tiempo.
Todo lo restante como en el Ordinario y el Salterio. La Oración
es del Propio o de Común de Santos.
Por último, el Ordinario del Oficio divino, pág. 1, enseñará el
modo como deba comenzar y concluir cada Hora, y el orden con
que se suceden las distintas partes del Oficio.

Orden aue se ha de observar generalmente en la


recitación de cada una de las Horas
M AITINES

1. Abrid, Señor, mis labios.


2. Señor, os ofrezco.
3. Padrenuestro, Ave M aría y Credo.
4. y . Señor, abrid mis labios. I) . Y mi boca pronunciará vuestra
alabanza.
5. y . Oh Dios, venid en mi auxilio. 1$. Señor, apresuraos a so­
correrme.
6. Gloria al Padre. Como era.
7. Aleluya o Alabanza.
8. I n v ita to r io .
9. Salmo 94. Venid, alegrémonos en el Señor.
10. Himno.
11. En cada uno de los Nocturnos (en los Oficios de rito Simple
se dice solamente un Nocturno).
k a o <n í Antífona, empezada o entera.
V V £ H ) Salmo.
S 5 o g j Gloria al Padre.Como.
H S o■ » ( Antífona entera.
12. Verso con el Responsorio (en el Oficio de rito Simple se ha de
decir solamente en el I I I N octurno).
13. Padrenuestro sin Amén.
14. Absolución. J£. Amén.
tg í Dignaos, Señor, dar vuestra bendición.
£ \ Bendición.
( Amén.

( Lección.
y . M as, Vos, oh Señor.

]^. A Dios gracias.


Responsorio.
En el último se añade Gloria al Padre, sin Como era.
15. Después de la 3.a ó 9.a Lección: Te Deum o 3.° ó 9,° Respon­
sorio.
16. Antes del Te Deum , en el Oficio de nueve Lecciones, se dice
la Lección IX del Oficio de que se hace Conmemoración a
Laudes.
17. Si no liguen las Laudes, se dirá:
y . El Señor sea con vosotros. Iy. Y con tu espíritu. Oremos.
La Oración de Laudes con la conclusión larga, y . El Señor
sea con vosotros. 1^. Y con tu Espíritu, y . Bendigamos.
1^. A Dios. y . Las almas de los fieles. 1$. Amén.
18. Padrenuestro con Amén.

LAUDES

1. Padrenuestro y Ave M aría si se separan de Maitines.


2. y . Oh Dios, venid. Señor, apresuraos.
3. Gloria al Padre. Como era.
4. Aleluya o Alabanza.

¡Antífona, empezada o entera.


Salmo (o cántico).
5. Capitula. 1^. A Dios gracias.
6. Himno.
7. Verso con Responsorio.
8. Antífona al Benedictus (empezada o entera).
9. Benedictus con Gloria Patri y Como era al fin.
10. Antífona entera.
11. Preces, si han de decirse.
12. y . El Señor sea con vosotros. Y con tu espíritu.
13. Oremos. Oración con le conclusión más larga.
14. Conmemoraciones de los Santos, si han de hacerse.
15. Conmemoración de la Cruz.
16. y . El Señor sea con vosotros. I£. Y con tu espíritu.
17. y . Bendigamos al Señor. 1^. A Dios gracias.
18. y . Las almas de los fieles. 1$. Amén.
19. Padrenuestro.
20. y . El Señor nos conceda su paz. Y la vida eterna.
21. La Antífona de la B. V. M. correspondiente.
22. E l Verso con su responsorio.
23. Oremos y Oración con la conclusión breve.
24. y . El auxilio divino. . Así sea.
Si siguiera otra Hora, le Antífona de la B. V. M. se dice des­
pués de la última Hora.

PRIMA

1. Padrenuestro, Ave María y Credo. '


2. y . Oh Dios, venid. PJ. Señor, apresuraos.
3. Gloria al Padre. Como era.
4. Aleluya o Alabanza.
5. Himno.
6. Antífona, empezada.
7. Tres o cuatro Salmos, según requiera el Oficio (en los Domin­
gos el Símbolo Atanasiano, si ha de decirse); al fin siempre
Gloria al Padre. Como era.
8. Antífona entera.
9. Capitula. A Dios gracias.
10. Responsorio breve con Gloria Patri, sin Como era.
11. Verso con el Responsorio.
12. Preces Dominicales o Feriales, si hande decirse.
13. y . El Señor sea con vosotros. 1$. Y con tu espíritu. _
14. Oremos. Oración. -
15. y. E l Señor sea con vosotros. 1^. Y con tu espíritu.
16. y . Bendigamos. 1$. A Dios.
17. E n el Coro el Martirologio con ]$. A Dios gracias.
18. y . Preciosa. I£. La muerte.
19. Santa María.
20. Tres veces y . Oh Dios, venid, con él Gloria al Padre.
Como era.
21. Kyrie, Christe, Kyrie, Padrenuestro. Y no nos.
22. y . Atended, Señor. J$. Y brille.
23. y . Gloria al Padre con Oremos: Dignaos, Señor Dios.
24. Dignaos, Señor, dar vuestra bendición, y . El Señor omnipo­
tente. I£. Amén.
25. Lección breve.
26. Mas Vos. I£. A Dios gracias.
27. y . Nuestro auxilio. I£. Que hizo.
28. y . Bendecid. 1$. Oh Dios.
29. Bendición: El Señor nos bendiga. I£¡. Am én.
30. Padre nuestro con Amén, a no ser que siga otra Hora.

TERCIA, SEXTA Y NONA

1. Padre y Ave.
2. y . Oh Dios, venid. 1$. Señor, apresuraos.
3. Gloria al Padre. Como era.
4. Aleluya o Alabanza.
5. Himno.
6. Antífona, empezada.
7. Tres salmos con Gloria Patri y Como era al fin de cada uno.
8. Antífona entera.
9. Capitula. 1$. A Dios gracias.
10. Responsorio breve con Gloria Patri, sin Como era.
11. El Verso con el Responsorio.
12. Preces feriales, si han de decirse.
13. y . El Señor sea con vosotros. 1$. Y con tu espíritu.
14: Oremos. Oración de Laudes con la conclusión más larga.
15. y . El Señor sea con vosotros. Y con tu espíritu.
16. y . Bendigamos al Señor. A Dios gracias,
17. y . Las almas de los fieles. I£. Amén.
18. Padrenuestro con Amén, a no ser que siga otra Hora.

VISPERAS

1. Padrenuestro y Ave M aría.


2. y . Oh Dios, venid. 1$. Señor, apresuraos.
3. Gloria al Padre. Como era.
4. Aleluya o Alabanza.
¡Antífona,
Salmos.
empezada o entera.

Gloria al Padre. Como era.


Antífona entera.
5. Capitula. I£. A Dios gracias.
6. Himno.
6. Verso con Responsorio.
7. Antífona, empezada o entera.
8. Magnificat con Gloria Patri y Como era.
9. Antífona entera.
10. Preces, si han de decirse.
11. y . El Señor sea con vosotros. 1$. Y con tu espíritu.
12. Oremos. La Oración competente con conclusión larga.
13. Conmemoraciones, si han de hacerse.
14. Sufragio o Conmemoración de la Cruz.
15. y . El Señor sea con vosotros. IJ. Y con tu espíritu,
16. y . Bendigamos al Señor. I£. A Dios gracias.
17. y . Las almas de los fieles. I£. Amén.
18. Padrenuestro, a no ser que sigan Completas.

COMPLETAS

1.Dignaos, Señor, dar vuestra bendición.


2. y . E l Señor omnipotente. . Amén.
3. Hermanos: Sed sobrios.
4. y . Mas, Vos, oh Señor. 1^. A Dios gracias.
5. Nuestro auxilio.
6. Padrenuestro.
7. Confíteor. El Señor omnipotente.
8. E l Señor omnipotente y misericordioso.
9. y . Convertidnos. I£. Y apartad.
10. y . Oh Dios, venid. 1^. Señor, apresuraos.
11. Gloria al Padre. Como era.
12. Aleluya o Alabanza.
13. Antífona conveniente, empezada.
14. Tres salmos con Gloria al Padre y Como era, al fin de cada
uno.
15. Antífona entera.
16. Himno.
17. Capitula. I£. A Dios gracias.
18. Responsorio breve con Gloria al Padre sin Como era.
19. Verso con Responsorio.
20. A ntífona Salvadnos, empezada.
21. Cántico de Simeón con Gloria al Padre y Como era.
22. Antífona entera.
23. Preces, si han de decirse.
24. y . El Señor sea con vosotros. 1^. Y con tu espíritu.
25. Oremos. Oración con la conclusión larga.
26. y . El Señor sea con vosotros. I£. Y con tu espíritu.
27. y . Bendigamos al Señor. ]^. A Dios gracias.
28. Bendíganos, con la Antífona de la B. V. M. que convenga.
29. El Verso con su Responsorio.
30. Oremos. Oración con conclusión breve.
31. y . El auxilio divino. Iy. Amén.
32. Padrenuestro. Ave María. Credo.
33. Alabanzas, honra, poder, de rodillas.
L o cu cio n es la tin a s c ita d a s en la s R ú b ricas1

A vinculis. E l Señor om nipotente.


A d s o d e tá te m . E l R e y de los ángeles.
A d iu tóriu m . N u estro auxilio.
B ea ti im m aculati. B ien aven tu rad os los que proce­
den sin m ancilla.
Benedicám us D óm in o. B en digam os al Señor.
B en ed ica t et custódiat. B en dígan os y guárdenos.
B en ed icite óm nia ópera. T o d a s las obras del Señor.
B en ed icta tu . B en dita eres.
B en ed ictió n e perpétua. E l P ad re eterno nos bendiga.
B en ed ictu s. B en dito sea el Señor.
Carnis resurrectiónem . L a resurrección de la carne.
C o n jitém in i. A lab ad al Señor.
Credo in D eu m . C reo en D ios.
C h riste, F ili D e i vivi. C risto, H ijo de D io s viv o .
D e profúndis. D esd e lo m ás p rofun d o.
D e o grátias. A D io s gracias.
D e u s, D e u s m eus, ad te de luce. Oh D io s m ío, D io s m ío.
D e u s, in adiutórium . Señor, ven id en m i auxilio.
D eu s, in nómtne tuo. S alvadm e, oh D io s, por vu estro
nom bre.
D ifú ssa est grátia. D erram a d a está la gracia.
D iv in u m auxilium . E l auxilio divino.
D ó m in e, D e u s om nipotens. Señor, D io s om nipotente.
D ó m in e, exáudi orationem meam. Señor, oíd m i oración.
D ó m in e, labia mea. Señor, abrid m is labios.
D ó m in u s d et no bis suam pacem . E l Señor nos conceda su paz.
D ó m in u s regnávit. E l Señor reinó.
1. P a r a fa c ilit a r la a p lic a c ió n p r á c tic a de la s R ú b r ic a s (p á g s. l v -c x i ) , t r a n s ­
crib im o s la s p a la b ra s q u e en la v e r s ió n c a s te lla n a c o rresp o n d e n a la s lo cu cio n e s
la tin a s q u e en e lla s se c ita n .
Dóminus vobiscum. El Señor sea con vosotros.
E l clamor meus ad te véniat. Y mi plegaria llegue a Vos.
E t cum spiritu tuo. Y con tu espíritu.
E t ne nos indúcas. Y no nos dejes caer.
Exáudi, Dómine Iesu Christe. Atended, Señor Jesucristo.
Evangélica lectio. La lección evangélica.
Fidélium ánimae. Las alm as de los fieles difuntos.
Fratres: Sóbrii. H erm anos: Sed sobrios.
Iam lucis orto sídere. Aparecido ya el astro del día.
Iesu, tibi sit gloria, qui apparuisti Oh Jesús, que os habéis m ostra­
géntibus. do a los pueblos gentiles.
Iesu, tibi sit gloria, qui natus es G loria a Vos, oh Jesús, nacido
de Virgine. de la Virgen.
Iesu, tibi sit glória, qui te revélas A V os sea la gloria, oh Jesús,
párvulis. que os m anifestáis a los hu­
mildes.
Iesu, tibi sit gloria, qui victor in Oh Jesús, a ti sea la gloria, ya
ccdum reddis. que victorioso vu elves al cielo.
Ille nos benedicat. A quel nos bendiga.
In unitáte eiúsdem Spiritus Sancti E n la unidad del m ism o Espíritu
Santo.
¡ndulgéntiam. E l Señor omnipotente.
Ipsius pietas. Ayúdenos la piedad.
Iube, domne, benedicere. Dignaos, Señor, dar vuestra ben .
dición.
Laudóte Dóminum de calis. Alabad al Señor desde los cielos.
Misereatur nostri. E l D ios om nipotente se com pa­
dezca de nosotros.
Miserere. Tened piedad.
Nunc dimittis. Ahora, Señor, sí que sacáis.
Orémus. Oración.
Pacem, Am ad la paz.
Pater N oster. Padre N uestro.
Per Dóminum. P or nuestro Señor
Per eúmdem. P or el mismo.
Pretiosa. Preciosa.
Qui natus es de Maria Virgine. Vos que nacisteis de M aría V ir­
gen.
Qui sedes ad déxteram Patris. Vos que estáis sentado a la dies­
tra del Padre.
Qui tecum vivit et regnat. Que con V os vive y reina.
Qui ventúrus es in mundum. Que habéis de venir al mundo.
Quicúmque. Todo aquél.
Regi saeculorum. A l R ey de los siglos.
Réquiem cetérnam dona eis Do Concededles, Señor, el descanso
mine. eterno.
Retribue. Conceded.
Te Déutn. A Vos, oh Dios.
Tibi pater. A Vos, padre.
Veníte, exultémus. Venid, alegrémonos.
Vobis fratres. A vosotros, hermanos.

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