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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS
DEPARTAMENTO DE DERECHO PÚBLICO
CICLO I / 2018

“LA EXTRUCTURA E INFRAESTRUCTURA AGRARIAS Y EL


PROBLEMA AGRARIO”

CURSO: DERECHO AMBIENTAL


GRUPO: “3”
SUBGRUPO: “14”

ESTUDIANTES CARNÉ:
MONTES ZELIDÓN, ANA PATRICIA MZ11008
MARIELOS CORVERA
MEZA CAÑAS, ALMA LORENA

DOCENTE: MSC. HUMBERTO ANTONIO SÁNCHEZ WABNITZ

CIUDAD UNIVERSITARIA, 13 DE FEBRERO DE 2018


Estructura Agraria
Es el conjunto de relaciones sociales, económicas, y jurídicas, que surgen por la actividad
agrícola y que tienen por objeto los bienes, servicios y obras que por naturaleza o destino
son indispensables para el desenvolviendo de la comunidad rural. La estructura agraria se
define como el conjunto de elementos interrelacionados de la vida agraria, y su articulación
con las estructuras ajenas al sector, mediante flujos de entradas y salidas (ejemplo:
industrias, servicios). Tiene tres componentes básicos, a saber:

1. Estructura de Tenencia de la Tierra. La distribución de este factor de producción


es determinante en la concentración de los recursos en el sector.
2. Estructura Económico Productiva. Incluye a los recursos disponibles y la manera
en que estos se combinan para obtener resultados productivos.
3. Estructura Social. Se refiere al conjunto de actores sociales (sean individuales o
colectivos) y al entramado de relaciones sociales que se dan entre ellos. La
dinámica de estas relaciones conforman los procesos sociales. Los actores
colectivos suelen agruparse según características o intereses comunes.

Estas estructuras, a su vez, interactúan con la acción del Estado, que se manifiesta a través
de las políticas sectoriales y de las ONGs.

El Problema Agrario

Los salarios de los campesinos subirán cuando la industria prospere y demande más
trabajadores y haya mayor demanda de mano de obra. Sin esas oportunidades, los
campesinos seguirán pobres. Esto lo ilustra la historia de los países ricos, donde para
retener trabajadores en el campo, los hacendados tuvieron que aumentar sueldos, y para
poder hacerlo sin subir los costos de sus productos, invirtieron capital en equipos y
aumentar así la productividad. Así sucede siempre: la demanda de trabajo en unas
actividades como maquilas sube los salarios en las demás actividades.

Llamar ociosas a las reservas de tierras no es lógico. ¿Acaso podríamos hablar de


reservas ociosas de cualquier recurso para cuyo fruto aún no hay suficiente demanda
rentable? Simplemente su explotación no sería rentable. Los recursos naturales (tierra,
minas, petróleo, gas, etc.) se extraen o explotan según los requerimientos de consumo
de la sociedad. Cuánto de cada recurso se extraerá lo determina su precio, comparado
con el costo de su explotación o de extracción pues, por ejemplo, si con la tierra utilizada
se satisface lo que la gente puede y está dispuesta a comprar (la demanda), el resto de
la tierra quedará en reserva para cuando aumente la demanda. Aumentar la explotación
de cualquier recurso obliga a competir por recursos complementarios que tendrán que
desviarse de la producción de otras cosas quizá de mayor prioridad. La relativa
rentabilidad indicará dónde quiere la sociedad que se usen.
El recurso más abundante suele ser el recurso humano, los trabajadores. Y el recurso
más escaso es el capital, cuya función económica es la de aumentar la demanda y
aumentar la productividad de los trabajadores. Pero la afluencia de capital dependerá
exclusivamente de un rendimiento competitivo que compense los riesgos inherentes a
cada inversión.

La forma usual de desalentar una actividad es fijándole impuestos. Si se desea que no


se produzca algún producto, históricamente se le castiga con un impuesto, y si se desea
fomentarla se le exonera. Es por ello que para ahuyentar el capital, los países estúpidos
establecen impuestos progresivos al rendimiento del capital (el impuesto sobre la renta).
Así logran mantener a sus campesinos en la miseria, todo ello por el prurito ideológico
que nos exigen las entidades de ayuda extranjera.

1. Sector agrícola: problemas estructurales

El sector agrícola tiene varios problemas que le son inherentes en función de su


naturaleza productiva y de las características que se presentan en las esferas de la
distribución y consumo.

Una primera limitante es que trabaja básicamente con el recurso tierra que es un recurso
fijo y por ello la productividad tiene que ser de carácter asociado o complementario.

Una ilustración en términos aplicativos de esto se tuvo con la Revolución Verde de finales
de los años sesenta y setenta. La productividad en el ámbito agrícola mundial aumentó
con base en la introducción de prácticas de cultivo, especialmente fertilización y la
utilización de variedades mejoradas. Estas variedades por lo general permitieron tener
una producción más intensa con base en mayor número de plantas por unidad de área2.

Otra dificultad es que los productos agrícolas muestran una gran perecibilidad. Esto
presenta problemas en el manejo de cosechas, su transporte y los períodos que van entre
la recolección de bienes y el consumo final. La perecibilidad hace que los negocios
agrícolas tengan que renovar constantemente sus inventarios, algo que contrasta con el
mercadeo de otros bienes tales como por ejemplo telas, libros, papel o cristalería. La
producción agrícola además, depende del clima para la producción. Este es uno de los
mayores retos que se enfrentan en el sector actualmente. Ya sea que llueva mucho o
poco, las cosechas tienden a no lograrse. Adicionalmente, la dotación de agua tiene que
ocurrir en especiales períodos críticos. Uno de ellos es la floración. Puede ser que en
términos relativos falte agua en ciertas fases del desarrollo, pero el hecho de que exista
carencia hídrica durante la floración, implica que los frutos no se desarrollarán.

Es cierto que la dependencia climática puede ser amortiguada hasta cierto punto por
medio de invernaderos y del control más artificial de variables, tales como riego, pero
esto también tiende a aumentar costos y puede hacer que la producción sea
económicamente no factible.
La producción agrícola por lo general presenta gran elasticidad desde el punto de vista
de la oferta. Esto hace –en especial en cultivos que no son estacionales, sino
permanentes que los estudios de mercado deban ser tan oportunos como exhaustivos.
En la medida que un producto tiende a aumentar su valor muchas veces la evidencia
surge de los cultivos estacionales– se puede muy bien esperar que muchos productores
participen en la oferta. Al generarse gran cantidad de producto en el mercado, los precios
tenderán a bajar3. Complementaria a la dificultad inmediata anterior, se tiene que la
demanda, por lo general de la producción agrícola o de bienes relacionados con la dieta,
tiene una elasticidad reducida. Al estar asociada a la capacidad de ingesta ya sea de
carbohidratos o proteínas, entre otros nutrientes, los alimentos tienen un

“límite biológico” en su incorporación cuantitativa a las raciones diarias. Con esto último
se subraya el elemento de que ante una producción relativamente reducida, nichos
específicos o regionales de mercado, pueden verse rápidamente saturados.

Un rasgo general del sector agrícola en particular y del sector primario o extractivo en
general, es que su producción se ve limitada relativamente, más que otros bienes, de los
sistemas de libre comercio. Esto se debe a que son estos sectores quienes muchas veces
reciben subsidios en especial en los países más desarrollados. Esto es un obstáculo muy
significativo para la libre circulación de bienes agrícolas. A ese obstáculo se agregan
otras medidas contra el libre comercio, tales como cuotas, tarifas, aranceles directos y
restricciones no arancelarias.

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