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"Ley 483 sobre ventas condicionales de muebles"

A manera de ejemplo, podemos analizar el caso de la ley 483 de 1964 sobre venta condicional de
bienes muebles. Esta ley ha sufrido varias modificaciones expresas, es decir por virtud de leyes
nuevas que han modificado su contenido. Sin embargo, debido a la inobservancia en la República
Dominicana de la actualización o puesta al día de las leyes, decretos y resoluciones en
concordancia con los aportes doctrinales, las decisiones jurisprudenciales como de las
modificaciones y derogaciones realizadas por leyes nuevas, al final de cada legislatura o de cada
año legal, conforme al día de la justicia, nos encontramos con que no pocos abogados, jueces,
fiscales y autoridades administrativas, incurren en el error de aplicar leyes ya derogadas. Es el caso
de la ley que nos ocupa. Pues, un año después de su aprobación, fue modificada por la ley 86 del
16 de diciembre de 1965, dicha modificación basada en la incorporación de la noción de interés
social, declaró la revisión por ley de los contratos de adhesión basados en la ley 483, lo que
mutatis mutandi significa que la revisión legal de los denominados contrato de adhesión no es algo
nuevo en el derecho positivo dominicano.

Dicha revisión consistió en que ningún contrato basado en la ley 483 podía ser declarado exigible o
ejecutable, o mejor dicho, que su ejecución quedaba postergada ad infinitum, quedando solo
vigente el artículo tres de la ley 483, ese artículo lo único que hace es obligar a los bancos y demás
comerciantes a registrar en la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) este tipo de
contrato como condición sine qua non para su validación. Ahora la ley 358-05, exige además, para
la legalidad y exigibilidad de este tipo de contratos de adhesión, su registro en Pro Consumidor.
Dicho de otra manera, no son ejecutables los contratos de Venta Condicional de Bienes Muebles
que no hayan sido revisados y registrados en Pro Consumidor. Existiendo, repetimos, tal obligación
desde 1965.

Luego, podemos pasar a analizar las derogaciones tácitas que sobre la ley 483 ha introducido la ley
358-05, ley que como se sabe ha quedado ahora fortalecida por el artículo 53 de la Constitución
que ha otorgado categoría constitucional a los derechos del consumidor o usuario de servicios
financieros. Sin olvidar que el artículo 143 de la ley 358-05, al tratar de las derogaciones, de
manera contundente expresa: “Art. 143.- La presente ley deroga y sustituye la ley No. 13, del 27de
abril de 1963, que crea la Dirección General de Control de Precios, y cualquier otra disposición
legal que le sea contraria.”

Lo cual significa que las disposiciones de la ley 483 de 1964 referente a la Venta Condicional de
Bienes Muebles, ha quedado derogada no solo en la forma y manera que lo hizo la ley 86 en el año
de 1965 sino bajo los principios del Estado Social y Democrático de derecho que consigna la
Constitución de la República y cuya habilitación contiene la ley 358-05.
Así, llegamos a puntos de inflexión legal tan firmes como el contenido en el artículo dos de la
repetida ley 358-05, donde queda despejada cualquier duda sobre si está o no derogada la ley
483-64, citémosle: “Art. 2.- Las disposiciones referentes al derecho del consumidor y usuario son
de orden público, imperativas y de interés social, y tendrán un carácter supletorio frente a las
disposiciones contempladas en las leyes sectoriales.”

Por demás, recordemos las lapidarias palabras de Montesquieu, en su libro: Espíritu de las leyes,
que rezan “Es conforme a la Constitución que los jueces sigan la letra de la ley.” Es decir, y
siguiendo los artículos del Uno al seis del Código Civil, se puede expresar, que el juez quien sea
apoderado por la autoridad pública o por los interesados y deba estatuir en materia civil, penal o
administrativa, la sanción que pronuncie sea de anulación, o de una condenación a reparar daños
y perjuicios, o una pena cualquiera, está atado por la ley vigente al momento de estatuir.

Luego, solo nos queda volver al razonamiento del artículo dos de la ley 358-05, el cual se
encuentra remachado por el artículo 82 de la misma ley 358-05, cuyo texto expresa: Art. 82.-
Protección contractual. Las cláusulas de los contratos de venta de productos y prestación de
servicios, serán interpretadas siempre del modo más favorable para el consumidor.” Lo que por
argumento a contrario significa que la mayor parte de la ley 483 ha quedado tácitamente
derogada por el principio de que la ley nueva deroga la ley vieja.

Este razonamiento nueva vez se impone a jueces, autoridades administrativas y fiscales al quedar
remachado por el artículo 135 de la indicada ley 358-05, cuyo contenido nos dice: Art. 135.-
Cuando se trate de casos que sean materia de leyes sectoriales el consumidor o usuario reclamará
sus derechos con apego a los procedimientos establecidos en dichas leyes y sus reglamentos, En
caso de contradicción entre las disposiciones de la presente ley con las disposiciones contenidas
en las leyes sectoriales v sus reglamentos, se aplicará la disposición que resulte más favorable al
consumidor. En caso de duda, prevalecerán las disposiciones de la presente ley.

Nos vamos a reservar, para otra ocasión, el contenido del artículo 81 de la ley 358-05, pues su
contenido es demoledor contra aquellos que viven aferrados a concepciones jurídicas
decimonónicas y nuestro propósito aquí no es argumentar sobre el contenido de la ley 358-05 sino
demostrar que la ley 483 de 1964, está derogada respecto a toda cláusula de su contenido que
transgreda directa o indirectamente los derechos del consumidor o usuario de servicios
financieros, todavía con mayor contundencia contra entidades como las financieras, las cuales
muchas veces operan al margen de la ley.

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