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JON PAULIEN

3 COLECCIÓN VIDA ABUNDANTE

LA BIBLIA
AMPLIFICADA
Guía Práctica para
Una Vida Cristiana Abundante
en el Libro de

JUAN ! ‫׳‬
>

COLECCION VIDA ABUNDANTE


LA BIBLIA
AMPLIFICADA

1— BA-J

\
O T R O S LIBR O S D IS P O N IB L E S D E LA SERIE

E xodo J o n L. D ybdahl
Dios crea un pueblo

M ateo G eorge R. K night


El Evangelio del Reino

T im o te o y T ito C harles E. Bradford


Consejos para pastores jóvenes en iglesias conflictuadas

Santiago P edrito U . M aynard-R eid


Religión verdadera en el sufrim iento

‫״‬
JON PAULIEN, Ph.D.
COLECCION VIDA ABUNDANTE
LA BIBLIA
AMPLIFICADA

Jesú s D a V ida a una N u eva G eneración

G E O R G E R. K N IG H T
Editor general

ASOCIACIÓN CASA EDITORA SUDAMERICANA


Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste
Buenos Aires, Argentina
66T55
r . ■

Título del original en inglés: John, Pacific Press Publishing Association, Boise,
ID, E.U.A.; 1905.

Dirección editorial en inglés: George R. Knight


Dirección editorial en castellano: Hugo A. Cotro y Aldo D. Orrego
Traductora: Adriana Itin de Femopase
Tapa: Hugo O. Primucci

IMPRESO E N LA ARGENTINA
Printed in Argentina

Primera edición
MM I - 2,5M

Es propiedad. © Pacific Press Publishing Association (1995).


© Asociación Casa Editora Sudamericana (2000).

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

ISBN 950-573-801-3

225 Paulien, Jon


PAU Juan - 1a. ed. - Florida (Buenos Aires): Asociación Ca-
sa Editora Sudamericana, 2001.
334 p.; 23x16 cm.
Traducción de: Adriana Itin de Femopase
ISBN 950-573-801-3
I. Título -1. Biblia - Nuevo Testamento

Impreso, mediante el sistema offset, en talleres propios.


190301

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación


(texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y
transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u
PUBLICACIONES
otros medios, sin permiso previo del editor. A D V E N T I S T A S DEL 7 * DI A

— 36562—
INDICE

Prefacio G eneral ......................................................................................................................................... ................. 9


Prefacio del A u to r................................................... ................. 11
Cómo Utilizar Este Libro ...................................... ................. 13
Introducción al Evangelio de Juan ........................ ................. 17
‫ ר‬1
Lista de Obras C itadas............................................
Parte I: Prólogo (1:1-18)
1. Jesús Desciende a la Tierra (1:1-18) ......... ................. 41
Parte II: Jesús y la Generación Antigua (1:194:54‫)־‬
2. Jesús Llama a sus Discípulos (1:19-51) .............. . 59
L Tos-1Discípulos Creen (2:1-11)........................... ■_ 77
.‫''·׳‬T Un Discípulo Inquisitivo (2:12 a 3:21) .............. Γ 92
51 LosForasteros se Convierten en~Díscípulós~(47 . '114
Parte III: Jesús Da Vida a los que Creen (5-12)
6. Vida al Paralítico ( 5 ) ..................................................... 135
7. El Pan de Vida (6) ........................................................ 152
8. El Agua y la Luz de la Vida (7, 8) ............................... 172
9. El Buen Pastor Trae la Luz de la Vida (9:1-10:21) .... 191
10. El Mesías Trae Vida de la M uerte (10:22-11:57)....... 207
11. “La H ora” de Dar la Vida (1 2 ).................................... 227
Parte IV: Los Discípulos Llaman a una Nueva
Generación (13-17)
12. Los Discípulos Reemplazan a Jesús (13-17) .............. 243
13. El Espíritu Santo Reemplaza a Jesús (14-16) ............ 266
Parte V: Jesús Da su Vida (18:1-20:31)
14. El Arresto, los Juicios y la M uerte de Jesús (18, 19) .. 285
15. La Resurrección y Reaparición de Jesús (20) ............ 306
Parte VI: Epílogo (2Í)
16. Los Discípulos Dan su Vida (21)........ ............. .‫ ״‬.......321

5
DEDICATORIA

Este libro está dedicado a


A braham Teñan,
profesor,
colega
y amigo,
quien sabe m ás del Evangelio de Juan
de lo que yo podré saber alguna vez.
i
PREFACIO GENERAL

La Colección Vida Abundante tiene como meta ayudar a 105 lecto-


res a comprender mejor la Biblia. Antes que ofrecer meramente
comentarios acerca de la Biblia, cada tomo busca/capacitar a las
personas para que estudien sus Biblias con una mayor compren-
sión.
Para lograr esta meta se han seleccionado a eruditos para escribir
cada libro, que además son comunicadores eficaces. La idea básica
que está detrás de esta combinación es que la erudición y la habili-
dad para comunicar a un nivel popular son habilidades compati-
bles.
Aunque la serie está escrita teniendo en mente las necesidades y
las capacidades de los laicos, también será de ayuda para los pasto-
res y los profesores. Más allá de los lectores individuales, la serie
será de utilidad para grupos de estudio en la iglesia y como guía
para enriquecer la participación en la reunión de oración semanal.
En lugar de centrarse en los detalles de cada versículo, esta co-
lección busca dar a los lectores una comprensión de los temas y las
pautas de cada libro bíblico en forma global y de cómo se adapta
cada pasaje a ese contexto. La serie no busca solucionar todos los
problemas o responder todas las preguntas que puedan estar reía-
clonadas con un texto en particular. En la serie se han utilizado
tanto metodologías inductivas como explicativas.
Cada tomo de la colección presenta las ideas que el autor tiene
del libro bíblico en cuestión. Por lo tanto, no representa necesa-
ñámente la postura “oficial” de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día.
La serie utiliza la versión Reina-Valera 1960 como texto básico.
Cada lector debería leer la sección “Cómo Utilizar este Libro”para obte­
9
10 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

ner el mayor beneficio posible de los tomos de la Colección Vida Abun-


dante.
El Dr. Jon Pauli en. profesor de interpretación del Nuevo Testa-
mentó en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día de la
Universidad Andrews, Berrien Springs, Michigan, es especialista
en los escritos de Juan. Antes de unirse al claustro de profesores
del Seminario en 1984, Jon sirvió a la iglesia como pastor. Es un
orador muy solicitado y un autor prolífico. Entre sus obras se en-
cuentran Decoding Revelation’s Trumpets [Decodificando las trom-
petas del Apocalipsis], Present Truth in the Real World [La verdad
presente en el mundo real] y What the Bible Says About the End-
Time [Lo que la Biblia dice acerca del tiempo del fin].
Λ

PREFACIO DEL AUTOR

Desde mi niñez, el Evangelio de Juan ha sido mi preferido. Pero


mi comprensión del Evangelio de Juan se vio revolucionada por
una clase que tomé en el seminario teológico durante el invierno
de 1982. El profesor de habla pausada, Abraham Terian, raramente
traía apuntes a la clase, pero hablaba desde una comprensión tan
profunda que empequeñecía lo que yo había obtenido de mi propio
estudio. Si no fuera por su perspicacia, este libro nunca podría ha-
ber sido escrito.
Una segunda gran revolución de mi comprensión ocurrió un
par de años más tarde, cuando leí el libro Anatomy of the Fourth
Gospel [Anatomía del cuarto Evangelio] de R. Alan Culpepper. El
acercamiento literario de Culpepper me hizo consciente de la tre-
menda singularidad de la imagen que Juan presenta de Jesús, así
como de su humor irónico y de la estampa viril del Jesús que él
presenta.
La forma final y decisiva del tema que se repite a lo largo del li-
bro provino de la lectura del artículo de Paul M inear acerca del
propósito del Evangelio de Juan. Minear me ayudó a ver cómo el
propósito del Evangelio estaba dirigido hacia una nueva genera-
ción de cristianos preocupados por la ausencia inminente de todo
testigo vivo del Jesús terrenal. Esta tesis fue el eslabón final en una
cadena que ha hecho que el Evangelio de Juan esté vivo para mí, y
espero que ocurra lo mismo con mis lectores.

11
12 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUAN ■

Debería dar crédito también a un libro que no aparece en la lista


de obras citadas. La Serendipity Bible [Biblia de las sorpresas] fue
pionera en el concepto de preguntas guiadoras que ayudan 2 los
estudiantes de la Palabra en forma individual y a los grupas peque-
ños a familiarizarse por sí mismos con el texto. Los escritores de
esta Biblia de estudio lucieron tan bien su trabajo en relación con el
Evangelio de Juan que en numerosas ocasiones sus presuntas
orientadoras me estimularon a que creara mis propias preguntas,
y en algunos casos no pude mejorarlas. Su obra abrió el camino
para libros como éste.
Tengo una deuda de gratitud especial con mi secretaria. Racbel
Rosado. Hizo una enorme cantidad de trabajo de corrección de
pruebas, investigación en la biblioteca y constatación de fuentes
que me permitió pasar más tiempo puliendo el texto. Mi trabajo
no sería el mismo sin su apoyo continuo y fiel.
También tengo que agradecer al Dr. Harold Sheffield y su es-
posa Mildred, que me facilitaron su refugio de California durante
casi tres semanas para que pudiera escribir el primer borrador de la
mayor parte de este libro sin interrupción. Y sería negligente si no
mencionara a los amigos de Harold, como Dick DalCerro y la
gente del club campestre, cuyos comentarios desanimadores con
respecto a mi juego de golf y mi carácter me mantuvieron humilde
y en contacto con el lugar donde viven las personas reales.
Finalmente quiero agradecer a Jesús, Aquel acerca de quien fue
escrito este Evangelio. Negándose a permanecer enterrado en las
páginas del Evangelio de Juan, usó el texto para que yo lo viera
más claramente mientras escribía este libro. Así como las páginas
de este Evangelio cambiaron mi vida, oro para que este libro acerca
del Evangelio cambie la suva.

Jon Paulien
Berrien Springs, Michigan
EE. UU.
Λ

COMENCEMOS

Cómo Utilizar Este Libro

La Colección Vida Abundante de profundizado!! bíblica trata cada


una de las principales porciones de los libros de la Biblia en cinco
secciones principales.
La primera sección se llama Introduzcámonos en la Palabra.
El propósito de esta sección es animar a los lectores a estudiar sus
propias Biblias. Por esa razón, no se ha impreso el texto de la Biblia
en los libros de esta serie.
Obtendrá mayor beneficio de su estudio si resuelve los ejercí-
cios de cada una de las secciones Introduzcámonos en la Pala-
bra. Esto no sólo le ayudará a aprender más de la Biblia sino que
también aumentará su destreza en el uso de las herramientas bíbli-
cas, y en hacerse y responder preguntas significativas acerca de la
Biblia.
Será de ayuda que usted escriba las respuestas y las guarde en
un cuaderno o en una carpeta de su archivo ordenadas por libro
bíblico. Su comprensión aumentará si escribe sus pensamientos. El
beneficio derivado de un estudio tal, por supuesto, será proporcio-
nal a la cantidad de esfuerzo invertido en él.
Las secciones Introduzcámonos en la Palabra presuponen
que el lector tiene una cantidad mínima de herramientas a disposi-
ción. Entre éstas se cuentan una concordancia y una Biblia con
mapas y referencias marginales. Si usted no tiene una Biblia ver-
sión Reina-Valera, revisión de 1960, le recomendamos que consiga
13
14 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

una para utilizarla en esta serie, puesto que todos sus autores usan
esta versión como texto base.
Las secciones Introduzcámonos en la Palabra también supo-
nen que el lector tiene un diccionario bíblico. El Dkóamans biblia
adventista será de mucha utilidad, pero los interesadas en profimdi-
zar más pueden desear adquirir la International Standard BibLr Emy-
clopedia (edición 1974-1988) en cuatro tomos, o el Amdrar Birle
Dictionary en seis tomos.
La segunda sección en el tratamiento de los pasaies bíblicos ha
sido denominada Exploremos la Palabra. El propósito de esta
sección es comentar los principales temas de cada libro bíblico.
Por ello, los comentarios tratarán por lo general con porciones
bastante grandes de las Escrituras (a menudo un capítulo completo)
en lugar de proveer un acercamiento versículo por versículo, co-
mo se encuentra en el Comentario bíblico adventista. En efecto, mu-
chos versículos y quizá pasajes enteros de algunos libros de la Biblia
pueden ser tratados mínimamente o ser pasados completamente
por alto.
Otra cosa que deberíamos notar es que el propósito de las see-
dones Exploremos la Palabra no es responder todos los proble-
mas o contestar todas las preguntas que puedan surgir en cada pa-
saje. Más bien, como dijimos anteriormente, las secciones Expío-
remos la Palabra van a desarrollar los principales temas de los es-
critores bíblicos. En el proceso, el autor de cada tomo aportará lo
mejor de la erudición moderna a la discusión y enriquecerá así la
comprensión del lector del pasaje bíblico en cuestión. Las seccio-
nes Exploremos la Palabra también proveerán y desarrollarán
ideas acerca de muchas de las cuestiones presentadas primeramen-
te en los ejercicios de la sección Introduzcámonos en la Palabra.
La tercera sección en el tratamiento de los pasajes bíblicos es
Apliquemos la Palabra. Esta sección tiene como objetivo aplicar
las lecciones de cada texto a la vida cotidiana. Una vez más, usted
debería escribir las respuestas a estas preguntas y guardarlas en un
cuaderno o carpeta correspondiente al libro de la Biblia que está
estudiando.
La cuarta sección, Investiguemos la Palabra, está destinada a
u CÓM O UTILIZAR ESTE LIBRO IS

aquellos estudiantes que quieran cavar más profundamente en el


pasaje bíblico bajo estudio o en la historia detrás de él. Reconoce-
mos que no todos tendrán las herramientas de investigad!« re-
queridas para esta sección. Quienes piensan utilizar las secciones
de investigación deberían tener una concordancia bíblica exhaust¡¡-
va, el Comentario bíblico adventista, un buen diccionario bíblico y un
atlas bíblico. También será útil tener varias versiones de la Biblia.
El componente final de cada capítulo de estos libros de la serie
será una lista de recomendaciones para el Estudio Adicional de
la Palabra. Aunque la mayoría de los lectores no tendrán todas es-
tas obras, se pueden encontrar muchas de ellas en bibliotecas lo-
cales. Otras se pueden adquirir por intermedio del secretario de
Publicaciones de cada iglesia. Se presume que muchos de los que
utilicen esta serie ya poseen el Comentario bíblico adventista en siete
tomos y el Diccionario bíblico adventista en un tomo.
Finalizando, deberíamos notar que aunque el lector puede
aprender mucho acerca de la Biblia leyendo los libros de esta serie,
se beneficiará infinitamente más si estudia la Biblia paralelamente
a su lectura de la serie.
Λ

INTRODUCCIÓN

El Evangelio de Juan
Conociéndolo
Lea el Evangelio de Juan de corrido si es posible. Mientras el
impacto de la lectura todavía está fresco, cierre el libro y escriba
sus pensamientos en relación con lo siguiente:

1. ¿Qué he aprendido acerca de Jesús que no sabía antes?


2. ¿Qué efecto tuvo la lectura del Evangelio en mi relación
personal con Jesús?
3. ¿Qué aspectos del libro noté por primera vez?
4. Lea Juan 1:1-18 (el prólogo del Evangelio). Marque las
palabras claves en el pasaje (sugerencia: vida, luz, reci-
bir, cree, etc.). Lea el resto del Evangelio cuidadosa-
mente, marcando estas palabras claves del prólogo cada
vez que aparecen.
A primera vista, el Evangelio de Juan parece un modelo de sen-
cillez. Pero las primeras impresiones pueden ser engañosas. Paul
Minear explica: “Este Evangelio es de tal carácter, que su estudio
17
18 LA BIBLLA. .AMPLIFICADA—JUA N ■

produce en el lector una progresiva perplejidad. Cada versículo,


bastante simple a primera vista, esconde una estructura de pensa-
miento altamente compleja que resiste los esfuerzos por absorberla.
Tan pronto como el lector toma conciencia de un enigma, ese
enigma lleva a una docena de otros, ninguno de los cuales se re-
suelve fácilmente” (Alinear, 247).
El Evangelio de Juan es más que una simple historia. Es una
obra maestra profunda, teológica. El estudio de este libro puede
llevar a un amor eterno, no sólo para con el libro, sino también
para con el Jesús que se presenta allí.

Uno de Cuatro
La mayoría de nosotros tiene una idea tipo 1‘Hollywood” de la
vida de Jesús; es decir, una mezcla de detalles de los cuatro Evange-
líos con una buena parte de tradición y cultura popular. Existen,
sin embargo, no una, sino cuatro interpretaciones separadas e hispí-
radas de la vida de Jesús. El significado pleno de la vida de Jesús es
mayor que lo que una persona, aun una persona inspirada, podía
relatar. Cada uno de los escritores de los Evangelios seleccionó
acontecimientos y enseñanzas que subrayaban su singular perspec-
tiva personal y teológica acerca de Jesús. Aunque en principio hay
un solo Evangelio, la Biblia contiene cuatro expresiones diferentes
de ese Evangelio. Mezclar los cuatro relatos al estilo ‘'Hollywood”
puede resultar edificante, pero no debería hacemos perder vislum-
bres que pueden captarse en cada una de esas perspectivas singula-
res.
La presencia de cuatro Evangelios distintos en la Biblia nos
alienta a rechazar la idea de que sólo hay una única manera de ver
los temas espirituales o una única manera correcta de pensar. Nos
advierte en contra de lo superficial y de los dilemas que muchas
personas usan cuando hablan de teología. Las limitaciones huma-
ñas son tales que ninguna declaración teológica es absolutamente
perfecta en sí misma. Todos los intentos por describir a Cristo ne-
cesitan alguna calificación y equilibrio si van a representarlo verda-
deramente.
■ IN T R O D U C C IO N 19

Por lo tanto, cuando las personas difieren acerca de ciertos pun-


tos teológicos en una iglesia local, no siempre es aconsejable de-
terminar qué lado está en lo “correcto” y cuál está “eqnivoado”.
Cada uno puede estar viendo un aspecto de la verdad desde una
perspectiva singular, tal como lo hicieron los escritores de los
Evangelios. Lo que llamamos herejía no siempre es error. Puede
ser simplemente un aspecto de la verdad sin el contrapeso eqaüi-
brado de sus otros aspectos. El ejemplo de los cuatro Evangelios
sugiere que afirmemos la verdad existente en ambos lados y ayude-
mos a los contendientes a encontrar juntos un equilibrio más rico
que lo que podría alcanzar cualquiera de ellos por sí solo (véase
Talbert, The Gospels and the Gospel [Los Evangelios y el Evangelio(,
25, 26; Paulien, What the Bible Says About the End-Time, 80).

La Imagen Singular de Jesús que Presenta Juan


Una comparación cuidadosa entre el Evangelio de Juan y los de
Mateo, Marcos y Lucas revela una cantidad de elementos únicos
en Juan.
1. El Jesús del cuarto Evangelio no es el “Jesús humilde, manso
y apacible” de los sinópticos. Es firme (2:4; 4:17, 18, 48; 5:45-47;
7:6-9) y combativo (3:10-12; 5:39, 40, 42, 44; 8:44), se involucra
en el fragor del debate (3:1-15; 8:31-47) y puede llegar a ser un
tanto sarcástico en algunos momentos (9:41; 10:32).
Esta figura de Jesús ha sido un precioso descubrimiento para
mí. Durante años me sentí culpable por no tener la personalidad
suave y flemática que todos suponen que Jesús tenía. La singular
vislumbre de Jesús que ofrece un “hijo del trueno” (véase Mar.
3:17) me ayudó a ver que Jesús tenía una personalidad tan comple-
ja y profunda que quienes estaban cerca de él podían retratarlo en
formas radicalmente diferentes y sin embargo ser fieles a los he-
chos.
2. La mayoría de los relatos que aparecen en Juan no se encuen-
tran en los otros tres Evangelios. Es especialmente digno de notar
en aquél los extensos encuentros de Jesús con distintos personajes:
Nicodemo (3:1-21), la mujer samaritana (4:4-42), el paralítico de
20 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JUA N ■

Betesda (5:1-15), el ciego (9:1-41), Pilato (18:28 a 19:16) y Pedro


(21:15-23).
3. Aunque las parábolas juegan un papel importante en el mi-
nisterio de Jesús en Mateo, Marcos y Lucas, son raras y, según al-
gunos enfoques, hasta inexistentes en el Evangelio de Juan. Lo que
más se asemeja a una parábola en el cuarto Evangelio son las alego-
rías del buen Pastor (10:1-18) y la Vid verdadera (15:1-8). Pero es-
tas no son verdaderas parábolas de acuerdo con el modelo que se
encuentra en los otros tres Evangelios.
4. Además de la falta de parábolas, el Evangelio de Juan omite
muchas otras cosas que son parte de la historia de Jesús en Mateo,
Marcos y Lucas. N o hay registro del nacimiento de Jesús, de su
bautismo, de sus tentaciones, de la última cena, del Getsemaní o
de la ascensión. Tampoco se encuentran relatos de curación de
personas poseídas por malos espíritus (Barclay, 1:1,2).
5. Estas omisiones no se deben, sin embargo, a ignorancia por
parte del autor, sino que se omiten algunas cosas para poder agre-
gar otras. Juan desea impartir el conocimiento especial que tenía y
del que tal vez otros carecían. Este conocimiento especial incluye
muchas cosas que pueden haber sido notadas sólo por alguien que
ha vivido los acontecimientos descritos en el Evangelio.
Juan conoce la ubicación del pozo de Jacob (4:4-6) y del pórtico
de Salomón (10:23). El recuerda el gesto de Pedro en el aposento
alto (13:24) y la cantidad, el tamaño y el peso de las tinajas de agua
en las bodas de Caná (2:6). Sabe que los panes con los que Jesús
alimentó a la multitud eran de cebada (6:9) y que los soldados ro-
manos echaron suerte para quedarse con la ropa de Jesús (19:23,
24). Recuerda la fragancia del perfume de María (12:3) y la disposi-
ción del estanque de Betesda (5:2), que había sido destruido más
de veinticinco años antes de que Juan escribiera su Evangelio. Te-
nía un conocimiento exacto de Jerusalén y sus alrededores (en reía-
ción con este punto, véase Barclay, 1:6). El Evangelio de Juan está,
por lo tanto, lleno de detalles fascinantes de un testigo ocular.
6. En Mateo, Marcos y Lucas, el ministerio de Jesús está centra-
do principalmente en Galilea, y él visita Jerusalén una sola vez. En
Juan, sin embargo, Jesús visita reiteradamente Jerusalén, y su mi­
■ IN T R O D U C C IÓ N 21

nisterio tiene un impacto mucho mayor en Jerusalén y en Judea


que en Galilea. Aunque estas visitas a Jerusalén no se mencionan
en los otros tres Evangelios, se insinúan en un par de declaraciones
de Jesús (Mat. 23:37; Luc. 13:34).

Autor y Fecha
La autoría del Evangelio se deja deliberadamente anónima, pro-
bablemente porque el Espíritu Santo es considerado como su ver-
dadero autor (Juan 16:13, el título “Juan” fue agregado después ‫׳‬.
Hay, sin embargo, una mención reiterada de un enigmático “disci-
pulo, al cual Jesús amaba” (13:23, 24; 19:26, 35; 20:2; 21:2, 7, 20) λ‫־‬
que escribió el Evangelio (21:24). La tradición de la iglesia primiti-
va identifica a este amado discípulo como Juan, el hijo de Zebe-
deo. La tradición es apoyada por el hecho de que este discípulo
que no se nombra era un compañero frecuente de Pedro tanto en
el Evangelio (1:35-42; 13:23-25; 20:1-9; 21:7, 15-23) como en el
resto del Nuevo Testamento (Mar. 5:37; 9:2; 14:33; Luc. 22:8;
Hech. 3:1, 11; 4:13; Gál. 2:9).
Es ampliamente reconocido el hecho de que el Evangelio de
Juan fue escrito hacia el final del primer siglo. Juan bien pudo ser el
último libro escrito del Nuevo Testamento (95-100 d.C.). Fue es-
crito ante la muerte inminente del discípulo amado (21:20-24).

La Estructura del Evangelio


El Evangelio comienza con un prólogo (1:1-18) y termina con
un epílogo (Juan 21). Juan 1:19 a 12:50 se centra en el ministerio
de Jesús, mientras que 13:1a 20:31 se centra en su muerte, sepulto-
ra y resurrección, y en los eventos que los rodean.
Otra forma de organizar el Evangelio consiste en analizar los
días durante los cuales Jesús llevó a cabo su ministerio. Por ejem-
pío, los eventos registrados en 1:19-28 aparentemente tuvieron lu-
gar el mismo día. El paso a un nuevo día es señalado por frases ta-
les como “el siguiente día” (1:29, 35, 43), “al tercer día” (2:1) y
“dos días después” (4:43). Sumando todos estos “días” del Evange-
22 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUAN ■

lio, descubrimos que de un total de más de mil días de ministerio,


desde el bautismo de Jesús hasta su ascensión, sólo veintinueve
contuvieron eventos dignos de mención en el Evangelio.
Es claro, por to tanto, que sólo se cuenta una fracción de la his-
tona de Jesús en este Evangelio. N o hay ningún intento de ser ex-
haustivo, como lo admite el mismo escritor (21:25). ¿Qué criterio
siguió el autor del Evangelio a la hora de hacer una ceñida selec-
ción de material? ¿Cuál era su propósito al escribir?

E l Propósito del Evangelio


El propósito del cuarto Evangelio es declarado abiertamente en
Juan 20:30 y 31. El material que se encuentra en el evangelio fue
seleccionado para “que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Paul Mi-
near, sin embargo, cree que hay un propósito más profundo debajo
de la superficie de esta declaración. El cree que el cuarto Evangelio
fue publicado durante el punto de transición entre una generación
que conoció a Jesús personalmente y la segunda generación, que
sólo lo conoció a través del testimonio de otros (Minear, 251-256).
Hay abundante evidencia en el cuarto Evangelio que apoya esta
tesis. En 21:20-23 se hace referencia a un rumor acerca de que “el
discípulo a quien amaba Jesús” no moriría, sino que viviría hasta
que Jesús volviera a la Tierra. El versículo 23 acalla el rumor acia-
rando la declaración de Jesús sobre la cual se basaba el rumor. El
cuarto Evangelio, por lo tanto, fue escrito en el contexto de la
muerte inminente del discípulo amado, que era el último eslabón
viviente con los que habían conocido a Jesús en la carne. Su muer-
te amenazaba con precipitar a la segunda generación en la confu-
sión y la incertidumbre. ¿Qué pasaría con ellos sin la guía de los
que habían conocido y hablado con Jesús en persona? El propósito
del Evangelio era persuadir a la segunda generación de que la falta
de un apóstol vivo no sería un obstáculo para su experiencia cristia-
na. La obra del evangelio continuaría sin Juan.
N ote que la declaración de propósito del Evangelio (20:30, 31)
aparece a continuación de la historia del “incrédulo Tomás” en
■ IN T R O D U C C IÓ N 25

20:24-29. En el versículo 29 Jesús dice: “Porque me has visto. To-


más, creiste; bienaventurados los que no vieron, y crevenm". To-
más representa aquí a todos los discípulos que han visto y tocado a
Jesús, mientras que la declaración de Jesús abarca a todos los que
no han tenido ese privilegio. Evidentemente, ver y tener un con-
tacto personal y físico no son cruciales para el desarrollo de la fe.
El versículo 30 afirma que se hicieron muchas señales “en pre-
sencia de sus discípulos”, pero que no fueron escritas en el Evange-
lio. El versículo 31 asevera que las cosas que sí fueron escritas en el
Evangelio fueron seleccionadas porque tenían la capacidad de pro-
ducir la misma fe que había operado en los discípulos. La diferen-
cia entre los discípulos y los lectores originales del Evangelio era
que la fe de los discípulos estaba basada en lo que habían visto,
mientras que la de los lectores no.
La declaración de propósito que aparece en 20:30 y 31, por lo
tanto, debe ser entendida a la luz de la historia de Tomás. Tomás ve
al Cristo resucitado y cree. De acuerdo con los versículos 19 al 25,
los discípulos del versículo 30 ya habían llegado a creer en el Cris-
to resucitado. En el versículo 29, sin embargo, la bendición no se
pronuncia sobre los discípulos. Se pronuncia en tercera persona
sobre los que no ven al Cristo resucitado y sin embargo llegan a
creer. Para la segunda generación (vers. 31), la respuesta consis-
tente en creer es una consecuencia del Evangelio escrito. Es así
como se contrasta a los lectores del Evangelio no sólo con los disci-
pulos del versículo 30 sino con Tomás en el versículo 29.
Las escenas anteriores en la tumba (20:1-18) tienen el mismo
propósito. El discípulo amado es presentado en el capítulo 20 co-
mo el representante ideal de la segunda generación, porque a dife-
rencia de Pedro, María y Tomás, creyó sin ver (vers. 8, 9).
El propósito inmediato del cuarto Evangelio, por lo tanto, era
persuadir a la segunda generación de que podían tener una expe-
riencia cristiana efectiva aunque no hubiera un apóstol vivo en su
medio. La generación que tenía sólo Evangelios escritos no estaba
en desventaja respecto de quienes habían tenido contacto personal
con Jesús o con uno de sus discípulos.
El propósito del Evangelio aparece de diversas maneras a lo lar-
LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

!*o de él. En 17:2, Jesús afirma que tiene autoridad de dar vida
eterna a todo aquel a quien el Padre la ha dado. Más adelante en el
mismo capítulo se ve claramente que tiene en mente a dos grupos
distintos. Uno es el de los discípulos, a quienes ha conservado fieles
con excepción de Judas (vers. 12). El otro grupo está compuesto
por “los que han de creer en mí por la palabra de ellos”, es decir,
por el mensaje de los discípulos (vers. 20). Nuevamente aparece
aquí la distinción entre los que creen sobre la base del contacto físi-
co con Jesús y los que no han visto pero creen por la palabra de los
discípulos.
La segunda generación es insinuada también en la figura de la
vid y los pámpanos (15:1-7). Jesús es la vid, sus discípulos son los
pámpanos, y el fruto que llevan es la segunda generación, cuya co-
nexión con Jesús es sólo a través de los discípulos.
Parece razonable, también, ver a la segunda generación en la
historia de la aparición de Jesús a siete de sus discípulos en el Mar
de Galilea (21:1-14). Sin Jesús, los discípulos no tienen éxito en su
intento de pescar unos pocos peces. Pero al seguir sus indicacio-
nes, la cosecha es enorme. El relato exhibe el mismo patrón que la
metáfora de la vid y los pámpanos. Los lectores originales del
Evangelio se identificarían con los peces pescados por los discípu-
los. Minear comenta: “Se darían cuenta de que Jesús mismo quería
su conversión y de que él continuaría presente en su comunidad”
(Minear, 256).
Otras indicaciones acerca de la segunda generación pueden estar
presentes en la expresión “otras ovejas” de 10:16 y en el hecho de
que en el cuarto Evangelio los discípulos de Jesús son enrolados
por intermediarios más que personalmente por Jesús (Minear,
256-258). El Bautista envió a dos discípulos a Jesús (1:35-37), An-
drés encontró a su hermano Pedro (40-42), Felipe llamó a Nata-
nael (45-47) y la mujer samaritana trajo a toda su ciudad (4:28-30).
Repitiendo el mismo esquema, el autor refuerza el mensaje de que
no es necesaria una invitación personal de Jesús para el discipulado
pleno.
El Evangelio de Juan fue escrito a una nueva generación en un
momento de gran transición. ¿Qué mensaje quería dar Juan a esa
■ IN T R O D U C C IO N 25

nueva generación? Yo creo que el mensaje se ve claramente cuando


uno compara los milagros de Jesús en el cuarto Evangelio con los
de Mateo, Marcos y Lucas. En cada uno de los otros Evangelios,
Jesús usa en forma reiterada el toque físico y personal para realizar
sus milagros (Mat. 8:3, 4, 14, 15; 9:18-25, 29, 30; 14:29-31; 20:34;
Mar. 1:29-31, 40-42; 5:21-43; 7:31-35; 8:22-26; 9:25-2‫ ; ־‬Luc.
4:40; 5:12, 13; 7:14, 15; 8:40-56; 13:13; 22:51). Pero en el Eran-
gelio de Juan falta notablemente ese toque.
En las bodas de Caná (2:1-11), el agua se convierte en vino sin
contacto físico por parte de Jesús. El hijo del noble de Capernaum
es sanado por Jesús mientras está en Caná, ¡a unos veinticinco kiló-
metros de Capernaum (4:46-54)! Jesús tampoco toca al paralítico
del estanque de Betesda (5:1-15). En el capítulo 9 pone un poquito
de barro en los ojos del ciego, pero el milagro no ocurre hasta que
el hombre se lava los ojos en el estanque de Siloé, a más de un kiló-
metro de distancia (6, 7). En el capítulo 11, Lázaro sale de la tumba
en respuesta a la orden de Jesús y desde cierta distancia. Jesús no
necesita sacudirlo ni arrastrarlo fuera. El común denominador de
todas estas “señales” es la falta de contacto físico en la realización
del milagro. La distancia evidentemente no es una barrera para re-
cibir las bendiciones de Jesús. Es así como la falta de contacto per-
sonal de la segunda generación con Jesús no los coloca en desven-
taja.
También es un hecho que los milagros recién mencionados son
realizados por las palabras de Jesús. El dice a los siervos de las bo-
das de Caná: “Llenad” y “sacad” (2:7, 8). Al noble le dice: “Ve, tu
hijo vive” (4:50). Al paralítico le dice: “Levántate, toma tu lecho, y
anda” (5:8). Al ciego le dice: “Ve a lavarte” (9:7). A Lázaro le dice:
“¡Ven fuera!” (11:43). En todos los casos son las palabras de Jesús
las que logran su intención, no su contacto físico.
Para la segunda generación, el mensaje que se presenta a través
de estas escenas es el poder de las palabras de Jesús para superar
barreras como la distancia. ¡Su palabra vale tanto como su toque!
Su palabra es tan poderosa a la distancia como cerca. Aunque son
ministrados solamente a través de la página escrita, ésta retiene su
poder para salvar y para sanar. Es por medio de la Palabra como el
26 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Espíritu Santo ministra a las necesidades de la segunda generación


(14:26, 27). Uno podría argumentar a partir de los pasajes que ha-
blan del Espíritu Santo en los capítulos 14 al 16 que la presencia
del Espíritu Santo hace que sea una ventaja estar separados física-
mente de Jesús (16:7).
¡No sorprende entonces que el cuarto Evangelio sea el favorito
de muchos! Es el único Evangelio dirigido específicamente a la se-
gunda generación, a los que no han tenido contacto físico con Jesús
ni con nadie que haya tenido tal contacto con él. En la actualidad
compartimos la deficiencia de la segunda generación. A nosotros
también nos gustaría tener el privilegio de Tomás, cuya fe fue con-
firmada completamente por medio de sus sentidos. En un sentido
.espiritual, somos parte de esa segunda generación. Este Evangelio
fue escrito para nosotros también. Presenta a Jesús a una nueva
generación, a todas las generaciones posteriores a la primera.
¿Qué dice este Evangelio a nuestra generación? Nos dice que la
ausencia aparente de Dios en nuestra época no es obstáculo para
la obra poderosa de Jesús por medio del Espíritu. Su Palabra es
tan eficaz como su toque. Todos los beneficios que estaban disponi-
bles a través del ministerio físico de Jesús están ahora disponibles
por medio de su Palabra. El Evangelio también nos enseña cómo
obtener esos beneficios. En cada uno de los relatos de los mila-
gros, alguna persona tenía que actuar para que el milagro ocurriera.
Los siervos tenían que poner agua antes de poder sacar vino, el pa-
ralítico tenía que levantarse y juntar su estera, el ciego tema que ir
al estanque de Siloé y lavarse.
El mensaje implícito para el lector del Evangelio es doble: (1)
El lector debe conocer las palabras de Jesús y discernir su aplica-
ción a su situación particular. El estudio cuidadoso de este Evange-
lio es el gran sustituto vivo de la relación cara a cara que tuvieron
los discípulos con Jesús. (2) El lector debe llevar a cabo lo que Jesús
ordena. El poder de Jesús por medio del Espíritu acompaña las ac-
dones en obediencia a sus palabras. El cuarto Evangelio fue escrito
para que los que no ven puedan creer (20:29-31). Es por medio de
la lectura y de la aplicación del Evangelio como los creyentes obtie-
nen la vida que Jesús compartió cuando estuvo físicamente en esta
■ IN T R O D U C C IÓ N 27

tierra.

Principales Enseñanzas del Evangelio


Jesús es la revelación suprema de Dios
Es claro en el prólogo que Jesús es eterno (1:1, 2), que es el
compañero de Dios (vers. 1,2, 18), que es cualitativamente igual a
Dios (vers. 1), y el creador (vers. 3) y sustentador del mundo (vers.
4). Es igualmente claro que vino a la tierra a revelar la gloria del
carácter de Dios (vers. 14-17; 9-11). Su misma persona es la Pala-
bra de Dios encarnada (vers. 1, 14). Es la revelación suprema de la
vida (vers. 4), la verdad (vers. 14, 17), la gracia (vers. 14, 16, 17) y
de Dios mismo (vers. 18) en la tierra.
Este tema continúa a lo largo del Evangelio. Los que caminan
con Jesús verán los cielos abiertos (1:50, 51). Ven su gloria (2:11), la
gloria del que bajó del Padre (1:14; 16:27, 28; 17:5). Jesús poseía la
habilidad singular de compartir las cosas celestiales con la humani-
dad porque él vino del cielo (3:11-13; 6:32-35, 46-51; 8:23; 13:3) y
podía testificar de lo que había visto y oído (3:31-34; 17:8). Es el
único ser humano que modeló su conducta por medio de la obser-
vación directa de la conducta de Dios (5:17-21; 8:38; 1:18).
‫ ־‬Jesús enfatiza reiteradamente en el Evangelio que su enseñanza
viene directamente de Dios el Padre (7:16-18; 8:26, 40; 12:49, 50).
Por lo tanto, él es la luz del mundo (8:12; 9:5; 1:4, 5, 9-11). Tam-
bién realiza las obras que el Padre haría si estuviera en la tierra en
lugar de Jesús (9:3, 4; 10:25, 37, 38). Ver a Jesús es ver al Padre en
acción, pero en forma humana (14:6-11; 17:26). El hace lo que el
Padre le ordena (14:31; 15:10). El es el Hijo de Dios, no porque
sea inferior, sino porque es la imagen misma de su Padre (5:19-23;
10:30).

La salvación es vida
G. R. Beasley-Murray señala que la palabra salvación se encuen-
tra muy rara vez en labios de Jesús (Gospel of Life [El Evangelio de
la vida], 1). Si queremos conocer la enseñanza de Jesús sobre el te-
ma, debemos examinar los términos que él decidió utilizar. En
28 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

Mateo, Marcos y Lucas, las expresiones clave son reino de Dios y


reino de los cielos. Ser salvado es aceptar el gobierno de Dios en la vi-
da de uno (Mat. 12:28; Mar. 10:15; Luc. 12:31; 17:20,21).
En el cuarto Evangelio, sin embargo, el concepto de reino es
casi inexistente (3:3, 5; 18:36). En Juan, el gran término usado para
referirse a la salvación es vida. La vida estaba en la Palabra desde el
comienzo (1:4). La Palabra vino a esta Tierra para dar vida a la hu-
manidad (1:14; 3:11-17). La vida, la vida eterna, es una realidad
presente para todo aquel que cree en Jesús (5:24-26). Jesús es el
Pan de vida (6:35, 51), la resurrección y la vida (11:25), y el camino,
la verdad y la vida (14:6). La razón por la que vino a esta Tierra
fue para traer vida abundante por medio de sus palabras (10:10;
6:63, 68). El subtítulo de este libro, Jesús da vida a una nueva gene-
ración, combina el tema de Jesús como revelación suprema de Dios
y como dador de la vida con el tema que es el propósito del Evan-
gelio: hacer que Jesús sea real para la nueva generación (20:30, 31).

La gloria y la exaltación de la cruz


Los dos temas anteriores se unen en la presentación que Juan
hace del significado de la cruz. La gloria de Jesús, la gran revela-
ción del carácter de Dios, se da en última instancia en su sacrificio
sobre la cruz (12:23, 24). Jesús no es “levantado” en otro lugar que
no sea la cruz (3:14, 15; 8:28; 12:32). Es la hora de la “exaltación”
de Jesús en la cruz la que trae gloria al Padre (12:27, 28). La cruz
de Jesucristo es, por lo tanto, la más clara revelación de Dios.
Para Juan, la muerte de Jesús en la cruz es también la que provee
vida al mundo (3:16). Una de las grandes ironías del Evangelio de
Juan es que la vida sólo puede venir por medio de la muerte
(12:24, 25). La cruz de Cristo, por lo tanto, es el acontecimiento
central del relato del Evangelio. Es el lugar donde se unen los
principales temas.

El fin está aquí


U n tema bastante notable en el cuarto Evangelio es su escatolo-
gía. En Mateo, Marcos y Lucas se da bastante lugar a la esperanza
futura del creyente, una esperanza que se construye sobre la espe-
■ IN T R O D U C C IÓ N

ranza del Antiguo Testamento (véase Paulien, Wbat alir Jü fc 5*pr


About the End-Time, 55-64, 75-83). Pero en Juan, las 0081» «pane ;en
el Antiguo Testamento son características del fin del ignuái!)!. *‫■ס‬
realidades presentes en Cristo. Los muertos vuelven a la *iiíili■ ■mi
sólo en ocasión de la segunda venida (5:28-30), sino en rapniuama
espiritual a la predicación de Cristo (vers. 24-26). El juid* míen«
sólo una realidad del tiempo del fin (como en 12:48), sino apir
también se hace realidad en la cruz (12:31, 32) y en la predäcaaiiimi
del evangelio (3:18-21; 5:24).
También se subraya la importancia de la “escatología actcaf «ni
el Evangelio de Juan por la carencia relativa de énfasis en el funxra,,
a diferencia de lo que ocurre con el resto del Nuevo Testamenta.,
Aunque Juan está claramente consciente de que Jesús enseñó acor-
ca del fin (5:28, 29:14:1-3), no hay ningún sermón en su Evangelio
acerca de los eventos futuros y la segunda venida como los que en-
contramos en Mateo 24 y 25, Marcos 13 y Lucas 21. N o hav un
bosquejo de los acontecimientos futuros como el que encontramos
en 2 Tesalonicenses 2:1-12 o en el Apocalipsis. El punto central
del cuarto Evangelio es el significado que tiene para el tiempo del
fin la vida que Jesús pone a disposición del hombre en el presente.

El ministerio del Espíritu Santo


Entre los cuatro Evangelios, el cuarto se caracteriza por un énfa-
sis singular en el Espíritu. Aunque en los primeros capítulos del
Evangelio se menciona al Espíritu casi al pasar (1:32, 33; 3:5-8, 34;
4:23, 24; 6:63; 7:39), en el discurso de despedida (caps. 14-16) apa-
rece una comprensión más plena del papel del Espíritu. El Espíritu
es enviado para proseguir con el papel que Jesús cumplía en favor
de sus discípulos mientras estaba en la tierra.
Jesús debe irse, pero no dejará huérfanos a sus discípulos. Ven-
drá a ellos por medio del Espíritu (14:16-18). Los discípulos pier-
den a Jesús, que es la verdad (14:6), pero ganan el Espíritu de ver-
dad (14:17; 15:26; 16:13). Pierden las palabras de labios de Jesús,
pero las “oyen” nuevamente a través del Espíritu (14:26). Al igual
que Jesús, el Espíritu viene del Padre (3:34, 35; 13:3; compare con
15:26), desciende del cielo (3:13; compare con 1:32) y declara las

L
30 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

cosas futuras (4:25, 26; compare con 16:13). Es claro, por lo tanto,
que el Espíritu Santo es el reemplazo perfecto de Jesús durante el
tiempo de su ausencia de la iglesia. Es por medio del Espíritu San-
to como el poder de las palabras de Jesús traen vida a una nueva
generación.

Bosquejo de Juan
I. Prólogo: La misión de Jesús (1:1-18)
II. El ministerio terrenal de Jesús (1:19-12:50)
A. El comienzo del ministerio de Jesús (1:1951‫! ־‬
1. El testimonio del Bautista (1:19-34)
2. Los discípulos del Bautista vienen a Jesús (1:35-51)
B. De Caná a Caná (2:1-4:54)
1. El primer milagro en Caná (2:1-11'!
2. Acontecimientos en Jerusalén (2:12-25)
3. Conversación con Nicodemo (3:1-21)
4. El papel del Baurista (3:22-30)
5. El papel de Jesús (3:31-36)
6. Conversación con la mujer samaritana (4:1-42)
7. Acontecimientos en Jerusalén (4:43-45)
8. Segundo milagro en Caná (4:46-54)
C. Jesús y las fiestas judías (5:1-10:42)
1. El estanque de Betesda (5:1 -47)
2. El pan de vida de la Pascua (6:1-71)
3. Crisis en la fiesta de los Tabernáculos (7:1-8:59)
4. El hombre ciego de nacimiento (9:1-41)
5. El buen Pastor (10:1-21)
6. La fiesta de Dedicación (10:22-39)
7. Conclusión del ministerio público (10:40-42)
D. Jesús avanza hacia la muerte (11:1-12:50)
1. La resurrección de Lázaro (11:1 -44)
2. El complot para matar a Jesús (11:45-57)
3. El ungimiento en Betania (12:1-8)
4. La entrada triunfal (12:9-19)
■ IN T R O D U C C IÓ N 31

5. La venida de la “hora” de Jesús (12:20-36)


E. Resumen del ministerio de Jesús (12:37-50)
III. La muerte y la resurrección de Jesús (13:1-20:31)
A. El “aposento alto” (13:1-17:26)
1. El lavamiento de los pies (13:1-30)
2. La partida y el regreso de Jesús (13:31-14:31)
3. Jesús, la Vid verdadera (15:1-17)
4. El odio del mundo (15:18-16:4)
5. La obra del Espíritu Santo (16:5-16)
6. El dolor se transforma en gozo (16:17-33)
7. Oración dededicación(17:l-26)
B. La muerte y la resurrección (18:1-20:31)
1. El arresto de Jesús (18:1-12)
2. El juicio ante el sumo sacerdote (18:13-27)
3. El juicio ante Pilato (18:28-19:16a)
4. La muerte y la sepultura de Jesús (19:16b-42)
5. La resurrección de Jesús (20:1-29)
6. El propósito del bbro (20:30, 31)
IV. Epílogo: La misión de los discípulos (21:1-25)

Lectura Adicional
1. Con respecto a los temas de autoría, fecha e introducción, véase
D. A. Carson, D. J. Moo y L. Morris, An Introduction to the New
Testament [Una introducción al Nuevo Testamento], 135- 179;
G. R. Beasley-Murray, John, xxxii-xcii; D. Guthrie, New Testa-
ment Introduction [Introducción al Nuevo Testamento], 252-
283, 297-303; y Co?nentario bíblico adventista, 5:869-872.
2. Acerca de la teología del cuarto Evangelio, véase G. R. Beasley-
Murray, Gospel of Life [El evangelio de la vida]; G. E. Ladd, A
Theology of the New Testament [Una teología del Nuevo Testa-
mentó], 213-310; L. Morris, New Testament Theology [Teología
del Nuevo Testamento], 223-286.
3. Con respecto al propósito del Evangelio, véase R S. Minear,
“T he Audience of the Fourth Evangelist” [El público del cuarto
52 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUAN ■

evangelista]. 247-264.
4. Acerca de la relación entre los cuatro Evangelios, véase el Co-
mentarlo bíblico adventista, 5:180-203.
5. U n estudio exhaustivo del uso que hace Jesús del concepto de
“reino” se puede encontrar en G. E. Ladd, A Theology of the
New Testament, 45-134.
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nes Interamericanas, 1955.
_____. Profetas y reyes. Mountain View, Calif.: Publicaciones In-
teramericanas, 1957.
_____. Sketches From the Life of Paul [Bocetos de la vida de Pa-
blo]. Boise, Idaho: Pacific Press, 1883.
_____. Spirit of Prophecy [El espíritu de profecía]. Tomo 4. Boise,
Idaho: Pacific Press, 1884.
_____. Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia], 9
tomos. Boise, Idaho: Pacific Press Publishing Association, 1948.
PRIMERA
PARTE
Prólogo

Juan 1:1-18
CAPITULO UNO

Jesús Desciende a la Tierra


Juan 1:1-18

Nunca olvidaré la ocasión en que conocí el Matterhorn, una montaña


espectacular en Suiza, hace quince años. Eran las once de la noche, y la lu-
na llena se reflejaba en la cumbre de 1.600 metros cubierta de hielo a
más de tres mil metros por encima de mí. No hacefalta decirlo, pero cada
vez que pienso en Suiza, mis pensamientos se colorean con las impresiones
de ese primer encuentro con una belleza y una majestuosidad incompa-
rabies.
El prólogo al Evangelio de Juan ha tenido un efecto similar sobre mí.
Establece el tono para todo lo que ocurre en el Evangelio. Todos los temas
principales del resto del Evangelio son presentados y modelados por la for-
ma como son anunciados en el prólogo.
Jesús es presentado como el preexistente (1:1, 2; véase también 8:58;
17:5), el Hijo unigénito de Dios (1:14, 18; véase también 3:16, 18), la
Luz del mundo (1:4, 5, 9; véase también 8:12; 9:5), el Autor de la vida
(1:4; véase también 5:26; 6:35, 63; 10:10; 11:25; 14:6). A llí se pone de
manifiesto su gloria (1:14, 16; véase también 2:11; 12:41; 17:5, 22, 24)
ante la incredulidad (1:10, 11; véase también 12:41-43; 16:8-11). Pero
a pesar de la incredulidad de muchos, otros llegan a creer (1:12, 13; véa-
se también 6:67-69; 12:31, 32; 17:6-19). ---- ‫״‬
En el prólogo, por lo tanto, los temas del cuarto Evangelio están teñidos
por la luz de la perspectiva más amplia de la eternidad. Aunque Jesús
caminó en la tierra como un ser humano con emociones y fragilidad, el
lector es entrenado por el prólogo para poder percibir en el Jesús humano
41
42 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

al Verbo que estaba inseparablemente unido a Dios desde la eternidad


(1:1-3, 18). Es aconsejable, por lo tanto, que los lectores modernos del
Evangelio de Juan presten atención especial a los detalles del prólogo.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 1:1-18

Lea Juan 1:1-18 dos veces en forma completa, y luego res-


ponda las siguientes preguntas.

1. ¿Qué nos dice el prólogo del Evangelio acerca de Jesús?


M encione varias cualidades y acciones de Jesús relatadas
allí. D e estas cualidades y acciones, ¿cuáles, de acuerdo
con el texto, parecen ser las características centrales o
más importantes de Jesús?
2. Compare y contraste Juan 1:1-18 con Génesis 1:1-3 y H e-
breos 1:1-4. Enumere las similitudes y las diferencias, y
escriba un párrafo o dos detallando lo que aprendió acerca
del prólogo al Evangelio gracias a ese estudio comparativo.
3. ¿Por qué le parece que el prólogo comienza con la eter-
nidad en lugar de hacerlo con el nacimiento de Jesús?
4. M encione los acontecimientos en la vida de Jesús (según
se describen o sugieren en el prólogo) que lo llevaron a
descender de su lugar junto al Padre (1:1) a la Tierra, y
luego a ir nuevamente al seno de su Padre (vers. 18).
5. M encione aquellos elem entos del prólogo que hacen re-
ferencia al lado humano del plan de salvación. ¿Qué im-
plicación tiene cada uno? ¿Por qué le parece que el lado
humano de la salvación juega un papel secundario en este
pasaje? Explique su respuesta.
6. Describa a aquellos que no comprenden la luz (vers. 5, 10,
11). Describa a los que s í la comprenden (vers. 12-14, 16).
7. Analice, en un párrafo o dos, el papel que desempeñaron
Juan el Bautista y M oisés en relación con Jesús en este
pasaje.
■ JESÚS D ESCIEN D E A LA TIERRA 43

8. Compare el mensaje de Juan 1:1-18 con otros tres *him-


nos cristianos tempranos” del N uevo Testamento: Fili-
penses 2:5-11, Colosenses 1:15-20 y 1 Tim oteo 3:16.

■ Exploremos la Palabra
Tres aspectos del prólogo y sus antecedentes muestran clara-
mente que, en la Biblia, Dios se encuentra con las personas donde
están. Él inspira a seres humanos comunes a escribir en el lenguaie,
la cultura y los conceptos que serían familiares para sus lectores
originales. Por ejemplo, (1) Juan utiliza un himno cristiano de los
primeros tiempos para expresar sus vislumbres exaltadas de la natu-
raleza y el carácter de Jesucristo; (2) estructura el prólogo de mane-
ra que tenga un sentido lógico para el lector judío; y (3) le da a je -
sús un título (la Palabra o el Verbo) que era mucho más conocido
en el mundo pagano gentil que títulos judíos tales como Mesías o
el Hijo del hombre. Por medio de estas estrategias, Juan, bajo ins-
piración, creó un prólogo que hablaría en forma poderosa a todos
los lectores de su época, ya fueran cristianos, judíos o paganos. Se-
guidamente examinaremos estas estrategias con mayor profundi-
dad.

La Estructura del Prólogo


Basado en un himno cristiano temprano
En primer lugar, existe considerable evidencia de que las princi-
pales partes del prólogo al cuarto Evangelio fueron sacadas de un
himno de la iglesia cristiana primitiva. Por ejemplo, aunque Juan
1:1 y 2 fue escrito originalmente en griego, exhibe el paralelismo poé-
tico tan común en la poesía y el canto hebreos:

En el principio era el Verbo


y el Verbo era con Dios
y el Verbo era Dios j
En el principio Este era con Dios ‫׳‬

La naturaleza “hímnica” del prólogo se ve también en el “para-


44 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JUAN ■

lelismo escalonado” de los versículos 4 y 5:

En él estabada vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece,
Y las tinieblas no...

Los versículos 6 al 8, por otro lado, vuelven al estilo en prosa,


contrastando a Juan el Bautista con Jesús. Aunque es imposible de-
terminar los límites exactos del himno que subyace a este prólogo,
los versículos 1 al 5, 9 al 11, 1 4 v l 6 a l 18 aparecen claramente en
un estilo poético, mientras que los otros versículos parecen tener el
propósito de unir el himno con los principales temas del Evangelio,
tal como el papel del Bautista (1:6-8, 15; véase también 1:19-36;
3:22-30; 5:33-35) y la centralidad del hecho de creer para la expe-
riencia cristiana (1:12, 13; véase también 2:11; 3:16; 4:48, 53). Este
no es el único himno reflejado en el Nuevo Testamento. Por lo
menos otros tres constituyen probablemente la base del lenguaje
de Filipenses 2:6-11, Colosenses 1:15-20 y 1 Timoteo 3:16.
Descubrir estos himnos del Nuevo Testamento lleva a una apli-
cación muy práctica. Los cristianos actuales se sienten a menudo
muy distanciados de los tiempos bíblicos. Piensan que las personas
de entonces eran diferentes a nosotros y que Dios, por lo tanto,
obraba de maneras muy distintas de como lo hace en la actualidad.
Sin embargo, la realidad es que los cristianos primitivos tenían
mucho en común con nosotros. Ellos también cantaban himnos y
se reunían para adorar. Ellos también luchaban para comprender la
voluntad de Dios para sus vidas. Juan sabía, por lo tanto, que si
utilizaba el lenguaje de un himno familiar, esto les ayudaría a en-
tender su mensaje.

Una unidad cuidadosamente construida


Independientemente de la fuente de la cual Juan extrajo su len-
guaje, los versículos 1 al 18, tal cual aparecen, constituyen una uni-
dad literaria. La estructura del prólogo provee una segunda flus-
tración de cómo Dios se encuentra con la gente donde ella está.
La forma literaria común a la lógica hebrea se llama “quiasmo”
■ JE SU S D ESCIEN D E A LA TIERRA 45

(palabra derivada de la letra griega X y que se pronuncia ~1i T En la


estructura quiástica típica, el autor va guiando al lector a través de
ideas semejantes, expresadas de manera diferente y equidistantes
del tema central para conducirlo hasta el tema central de su aren-
mentó. El primer punto de un quiasmo es paralelo al último. El
segundo es paralelo al penúltimo, y así sucesivamente hasta llegar
al centro, donde se encuentra el tema que se quiere destacar por
su importancia.
El prólogo comienza y termina con el Verbo en íntima relación
con el Padre (vers. 1, 18). Luego viene una comparación y un con-
traste entre el papel del Verbo o la Palabra en la creación física
(vers. 3) y su papel en la re-creación que viene por la gracia y la
verdad (vers. 17). La función del Bautista es mencionado dos veces
en los contrapuntos apropiados (vers. 6-8, 15). Por lo tanto, cuando
se analiza cuidadosamente todo el prólogo emerge una estructura
quiástica como la siguiente:

A. El Verbo con Dios (vers. 1, 2)


B. Su papel en la creación (vers. 3)
C. El don de la vida y la luz (vers. 4, 5)
D. El testimonio del Bautista (vers. 6-8)
E. El Verbo entra en el mundo (vers. 9-11)
F. Los creyentes llegan a ser hijos de Dios (vers. 12, 13)
E. El Verbo se hace carne (vers. 14)
D. El testimonio del Bautista (vers. 15)
C. El don de la gracia (vers. 16)
B. Su papel en la re-creación (vers. 17)
A. El Verbo con el Padre (vers. 18)

La forma del bosquejo A-F-A presentado arriba pone de maní-


fiesto la semejanza del quiasmo con la letra X. La dirección del
pensamiento avanza desde el comienzo hasta el clímax en el centro,
y luego vuelve con la secuencia inversa hasta el principio. El autor
del Evangelio, por lo tanto, se comunica naturalmente en el estilo
de la lógica hebrea familiar para él y para muchos de sus lectores.
Puesto que el punto clave de un quiasmo generalmente aparece
46 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

en el centro, parecería que el tema central del prólogo está expresa-


do en los versículos 12 y LETos que reciben la Palabra y creen en
su nombre llegan a ser “hijos de Dios”. Es así como el foco de la
venida del Verba al mundo es una nueva creación, la creación de
los hijos de Dios. Este tema se expresa en otros términos en la de-
claración de propósito del Evangelio; los que leen el Evangelio y
creen en Jesús tienen vida en su nombre (20:30, 31).

Antecedentes de “la Palabra”


El título de Jesús con que comienza el Evangelio es una tercera
ilustración de cómo utilizó Dios la experiencia de Juan y su tras-
fondo para encontrar a su audiencia donde ésta se encontraba. Si
Juan se hubiera acercado a sus lectores griegos diciendo: “Permí-
tanme contarles acerca de Jesús el Mesías”, éstos habrían dicho:
“¿Jesús el qué?”, y tenido poco interés en la información. Si hu-
biera hablado de Jesús el Hijo del Hombre, habría interesado ma-
yormente a los judíos. En lugar de ello, Juan eligió un título para
Jesús que apelaría poderosamente a la mente griega y a los nume-
rosos judíos influidos por las ideas de la filosofía griega. Juan llamó
a Jesús “la Palabra” (BJ).
En el Antiguo Testamento griego, la Palabra (logos) de Dios
crea, pero no es una persona: “Por la palabra de Jehová fueron he-
chos los cielos... Porque él dijo, y fue hecho” (Sal. 33:6, 9). La “pa-
labra de Jehová” mencionada en este pasaje debe interpretarse lite-
raímente como la expresión poderosa y creativa de Dios, no como
una persona que ayudó en la creación.
En Proverbios 8:22-31, por otro lado, hay una persona que está
junto a Dios desde el principio y que fue un instrumento activo en
la creación, pero esa persona es llamada “Sabiduría” (griego: sofia,
una expresión femenina), no “palabra”. Esto significa que el Anti-
guo Testamento contiene conceptos que parecen estar relaciona-
dos con el uso que hace Juan de la expresión “la Palabra”, pero no
son idénticos a ésta. Debemos buscar en otra parte para hallar un
paralelismo más exacto con el título que Juan da a Jesús.
U JESUS D ESCIEN D E A LA TIERRA 47

Es en el reino de la filosofía griega donde el uso que Joan da a la


expresión “la Palabra” encuentra su explicación. El gran filósofo
griego Platón (400 a.C.) tenía una idea muy exaltada de Dios. Pero
también tenía una visión muy negativa de la realidad tal cual la co-
nocemos. Si el gran Dios es pura mente y la materia es básicaman‫־‬
te mala (como enseñaba Platón), ¿cómo se “ensuciaría las manos”
el gran Dios en el proceso de crear y sostener la materia? La solu-
ción de Platón era una personalidad llamada “la Palabra”. La Pala-
bra en Platón era suficientemente grande como para comunicarse
con Dios como su igual pero lo suficientemente humilde como pa-
ra involucrarse en el desorden de las cosas materiales. Para Platón
servía como un dios intermedio entre el gran Dios y su creación.
Más tarde, filósofos griegos como Heráclito y los estoicos amplia-
ron las ideas de Platón identificando la Palabra como eterna, como
Creadora y Sustentadora del universo, como fuente de toda razón e
inteligencia humanas. Si todo esto suena muy parecido al concepto
de Jesús que presenta el Nuevo Testamento, no deberíamos sor-
prendernos cuando Elena de W hite declara que “el Espíritu de la
inspiración” fue impartido a algunos de estos grandes pensadores
gentiles (White, El Deseado de todas las gentes, 24).
Más o menos en la época en que Jesús caminó sobre esta tierra,
el gran filósofo judío Filón buscaba hacer aceptable la filosofía
griega para los judíos y admisible el Antiguo Testamento para los
griegos, de manera que funcionó como una especie de puente entre
el judaismo y la filosofía griega. Fue Filón el que observó un para-
lelismo entre el concepto judío-da la sabiduría y el concepto griego
de Palabra. El resultado fue una personalidad judía para el concep-
to griego de Palabra, lo que proporcionó el antecedente esencial
para el uso que Juan da al término Palabra.
Para Filón, la Palabra era un “segundo Dios”, el Sumo Sacer-
dote en el santuario celestial, un intercesor delante de Dios, el Da-
dor de la ley, el Mediador de la creación y de la revelación, el Sus-
tentador del universo, y el Dios del Antiguo Testamento. Filón
también lo llamó primogénito de Dios, su Hijo mayor, la imagen
de Dios y el segundo Adán. Cualquiera que sepa algo acerca del
Nuevo Testamento reconoce inmediatamente que en Filón, Dios
48 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

había preparado a la humanidad para una personalidad como la de


Jesús. Por lo tanto, cuando Juan llamó a Jesús “la Palabra”, los lee-
tores del Evangelio que habían sido influidos por la filosofía griega
deben haber reconocido el término como una expresión de todo
lo que sabían acerca de Jesús.
N o estoy sugiriendo que Filón “influyó” sobre Juan para que
éste re-escribiera la historia de Jesús según la imagen de Platón.
Juan estaba más bien usando una táctica similar a la de Pablo en el
Areópago. En Hechos 17:2231‫־‬, Pablo trató de alcanzar a los filó-
sofos de Atenas con un sermón acerca del “Dios no conocido al
que vosotros adoráis” (véase el vers. 23). Juan, en el prólogo de su
Evangelio, está diciendo algo así como: “Esta Palabra, a la cual
adoráis, es el tema de mi libro. Leer este libro les ayudará a enten-
derlo mejor y servirle mejor”. Mediante este método, los lectores
griegos serían atraídos a considerar al Jesús del Evangelio de Juan.
Dios se encuentra con las personas donde están. Como resultado,
los escritores inspirados siempre han estado dispuestos a adaptar
sus expresiones a las necesidades de su audiencia. Es el contenido
del mensaje lo que es inspirado, no la forma (White, Mensajes selec-
tos, 1:23, 24).
¿Qué podemos aprender del uso que da Juan a la expresión
“Palabra” como descripción de Jesús? N o deberíamos esperar que
la gente aprecie el evangelio que predicamos a menos que primero
hagamos esfuerzos serios para entenderlos a ellos y su forma de
pensar. Las personas seculares generalmente no han rechazado el
evangelio. En la mayoría de los casos nunca lo han oído, aunque
viven en medio de iglesias, evangelistas televisivos y calcomanías
pegadas en los autos con leyendas como: “Toca la bocina si amas a
Jesús”. Las personas seculares no pueden apreciar la afirmación:
“Jesús es la respuesta”, cuando no tienen idea de cuál es la pregun-
ta. La estrategia que usa Juan con la Palabra nos enseña que debe-
mos hacer la segunda milla si deseamos compartir el evangelio con
nuestros vecinos y amigos seculares del tercer milenio. En palabras
de Pablo, solamente cuando “me he hecho de todo, para... todos”
es que podemos esperar “ganar a mayor número” (1 Cor. 9:19, 22;
Paulien, Present Truth in the Real World, 17-42).
■ JESUS D ESCIEN D E A LA TIERRA η.

Exploremos el Prólogo en Detalle


Juan 1:1-3 inicia el Evangelio recordando el relato de 11 crea-
ción de Génesis 1. La frase “en el principio” repite las mismas pri-
meras palabras del Antiguo Testamento griego (Gén. 1:1 . El “lia
sido hecho” del versículo 3 traduce la palabra griega utilizada para
referirse a la creación y que aparece reiteradamente en la versión
griega de Génesis 1. La Palabra que fue hecha carne (1:14) es
Aquel que creó todas las cosas. Para estar seguro de que nadie per-
dería de vista la totalidad de su idea, Juan continúa afirmando que
ningún ser u objeto creado fue hecho sin la intervención de la ac-
ción de la Palabra (vers. 3). La Palabra es la fuente de todo lo que
ha sido creado.
Juan 1:1 es probablemente la afirmación más clara de la deidad
de Jesucristo en el Nuevo Testamento. Contiene tres declaracio-
nes breves pero profundas que se complementan mutuamente co-
rrigiendo los malos entendidos que podrían surgir si cualquiera de
las tres fuera analizada aisladamente de las demás (Jamieson, Faus-
set y Brown, 1026).
En el principio, cuando tuvo lugar la creación (1:1; Gén. 1:1),
la Palabra ya estaba en continua existencia. La eternidad de la Pala-
bra no estaba en el Padre (en el sentido de que el Padre era eterno
y que en algún momento produjo a Jesús). La segunda frase (“el
Verbo era con Dios”) indica que era distinto del Padre desde la
eternidad. Era el compañero íntimo de Dios (vers. 1:1, 2, 18). La
tercera declaración (“el Verbo era Dios”) muestra claramente que
ésta era una intimidad entre iguales, no la de un superior con un
inferior. La Palabra compartía plenamente la naturaleza de Dios.
Lo que Dios era, era la Palabra (vers. 1). N o estamos, por lo tanto,
tratando con “Dioses”; hay plena y completa unidad enjla Deidad
al mismo tiempo que hay una relación íntima entre las personalida-
des de la Deidad.
La misma Palabra que trajo vida y luz al universo en la creación
también la sostiene por su vida y su luz, aunque las “tinieblas” no
reconocen este hecho (vers. 4, 5). Sin Jesús no habría lluvia, ni ca-
lor del sol, ni aire, ni vida. Lo sorprendente es, sin embargo, que
50 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

este Eterno, este Divino, este Creador de todas las cosas, este Sus-
tentador del universo, ha venido al mundo sin que lo conozcan, sin
que lo reconozcan, rechazado incluso por “los suyos”, que pensa-
ban que lo estaban esperando (vers. 9-11). Los versículos 10 y 11
en el prólogo predicen el rechazo de Jesús por parte del liderazgo
judío en el desarrollo del Evangelio (5:16-18; 7:32, 45-52; 8:48-59;
9:13-34; 10:30-39; 11:45^57; 12:10, 11; etc.).
Pero el cuadro no es totalmente oscuro. En el centro quiástico
del prólogo aparece la promesa de que todos los que “le recibie-
ron” (tiempo aoristo griego, que ubica la acción en un punto del
pasado) y “los que creen” (presente griego) en su nombre reciben
el derecho de convertirse en hijos de Dios (vers. 12). Este versículo
enfatiza el hecho de que estar bien con Dios tiene dos aspectos.
Primero, existe un punto inicial cuando uno llega a ser un hijo de
Dios. Segundo, a medida que uno sigue creyendo y permanece en
Cristo, retiene su condición continua de hijo de Dios (véase tam-
bién 6:35-39; 15:1-7). N o hay aquí una idea de “una vez salvo, para
siempre salvo”. La “justificación” es un proceso progresivo que
continúa en tanto el cristiano viva en relación con Cristo.
Es vital por lo tanto entender que este “nuevo nacimiento” no es
logrado por medio del esfuerzo humano (1:13). El hijo de Dios no
llega a la existencia por medio “de sangre”, por descendencia natu-
ral de sus padres. N o viene a la existencia por la actividad sexual
(“voluntad de carne”) o por la iniciativa masculina en particular
(“de voluntad de varón”). Llegar a ser hijo de Dios es tan milagro-
so como el acto original de la creación (vers. 1-3). Y así como el
acto original de creación debe ser sostenido por el milagro conti-
nuo del cuidado de la Palabra (vers. 4, 5), la relación del hijo de
Dios con Jesús implica la fe progresiva que resulta del milagro
progresivo de'la vida espiritual (vers. 12). Desde el comienzo hasta
el fin, la vida cristiana es un regalo de Dios.
El prólogo avanza hasta una conclusión conmovedora en los
versículos 14 al 18. Aquí, la Palabra divina que descendió es descri-
ta en términos de su condición terrenal (véanse los vers. 1-5, 9-
13). Aunque la Palabra siempre “fue” (vers. 1), en el versículo 14 se
dice que “fue hecho”, el mismo término que se usa para describir la
■ JESÚS D ESCIEN D E A LA TIERRA 51

creación original en el versículo 3 y en Génesis 1:1. La Palabra pa-


só de estar “con Dios” a estar “entre nosotros” (vers. 114 ,2 ‫)״‬.
Aunque “era Dios”, “fue hecho carne” (vers. 1, 14). Con este len-
guaje sencillo Juan articula todo la extensión de la naturaleza divi-
no-humana de la Palabra, lo que los teólogos llaman “cristologfa”.

La naturaleza de la Palabra
Juan 1:1, 2 Juan 1:14
Eterno Temporal
“era” “fue hecho”
“con Dios” “entre nosotros”
“era Dios” “fue hecho carne”

Juan 1:14-18 también contiene un lenguaje que invita al lector


conocedor a recordar el santuario del Antiguo Testamento. La Pa-
labra se hizo carne y “habitó” entre nosotros “y vimos [Juan y los
otros discípulos que siguieron a Jesús mientras estuvo en la tierra]
su gloria” (vers. 14). “Habitó” es traducción de la palabra griega
que significa “poner su tienda”, un recordatorio del tabernáculo en
el desierto (Exo. 25:8, 9), por lo que bien se podría traducir:
“tabernáculo”. Por otra parte, la gloria de Jesús que vieron los dis-
cípulos recuerda la gloria de la shekináh en el tabernáculo (Exo.
40:34, 35). Aun más sorprendente es el hecho de que en hebreo,
el verbo habitar (shakán) proviene de la misma raíz que la palabra
shekináh, que designa la presencia gloriosa del Señor en el santua-
rio. La “gloria” y la “tienda” son una sola en el pensamiento he-
breo. *
Esta alusión al santuario del Antiguo Testamento explica la
“gracia en lugar de la gracia” (járin antíjáritos, “gracia sobre gra-
cia”) del versículo 16. El santuario del Antiguo Testamento era
una fuente maravillosa de gracia y bendición. Pero cuando la Pala-
bra se hizo carne, el santuario del Antiguo Testamento fue eclipsa-
do por una fuente aún mayor de bendición. Jesús es una revelación
52 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ₪

de Dios mejor aún de lo que fue el santuario, porque en Jesús Dios


habitó directamente en carne humana y “nosotros” pudimos ver lo
que antes estaba oculto tras un velo.
El mensaje se repite de otra manera en el versículo 17. Jesús
ofrece una mejor revelación de Dios que la que Moisés, el máxi-
mo revelador de Dios en el Antiguo Testamento, podía ofrecer. La
“ley” fue dada por Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron a la
existencia ("fueron hechas”, vers. 3, 14) a través de Jesucristo.
Aloisés no podía salvar a su pueblo. Fue Josué el que los hizo entrar
a la tierra prometida. Es así como la ley, que vino por medio de
Moisés, no pudo salvar a Israel. Son la gracia y la verdad por medio
de Jesucristo que traen salvación (vers. 12, 13).
U n último punto digno de mención. La frase “en el seno” apa-
rece sólo dos veces en el Evangelio: en 1:18 (griego: eis ton kólprni) y
13:23 (griego: en to kólpo: "recostado al lado de”). Así como Jesús
está al lado del Padre, así también el discípulo amado, el que es-
cribió el libro, se reclinaba al lado de Jesús en la última cena. La
conexión entre las frases griegas es específica y deliberada. De esta
manera sutil, Juan no sólo nos dice que Jesús es la máxima revela-
ción del Padre, sino que también él, el discípulo amado, ofrece la
mayor revelación de Jesús. Juan es el discípulo que entró más inri-
mámente en los afectos de Jesús (White, Los hechos de los apóstoles,
445-450). El fue el único discípulo que vino a Jesús en la cruz y
asumió el lugar de Jesús en el cuidado de su madre María (19:25-
27). Es así como su Evangelio es único y de excelente valor como
revelación de Jesús.

Resumen de los Principales Temas del Prólogo


Quién es Jesús
En el prólogo, la vida terrenal de Jesús, según se la describe en
el cuerpo principal del Evangelio, es presentada en relación con la
eternidad. El mismo Jesús que nació en esta tierra, creció en un
hogar típico, desarrolló un círculo de amigos, ministró a las necesi-
dades de otros y finalmente fue ejecutado por un gobierno opresor,
resulta ser quien creó el universo y todo lo que hay en él. Más
U JESÚS D ESCIEN D E A LA TIERRA )3

abramador todavía es que ha sido el compañero de Dios e isual a él


durante la eternidad pasada.
El prólogo aclara inmediatamente que el propósito rundamental
de este Evangelio es persuadir al lector de que un ser humano apa-
rentemente común veló la personalidad de Dios mismo Genero‫ ׳‬de
la carne. Sin el prólogo, muchas de las declaraciones de Jesús en el
cuerpo principal del Evangelio parecerían ridiculas y de autopio-
moción a menos que uno ya fuera un cristiano convencido ai en-
contrarse por primera vez con el libro. A continuación presenta-
mos algunas de las sorprendentes declaraciones de Jesús: “Yo v el
Padre uno somos” (10:30), “El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre” (14:9), y “antes que Abrahán fuese, yo soy” (8:58). El prólo-
go posibilita que el lector comprenda y aprecie lo que Jesús dice y
hace en el Evangelio. “Estas [cosas] se han escrito para que creáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios” (20:31).

Una revelación superior


Si Jesús es todo lo que el prólogo al Evangelio de Juan sostiene,
él debe ser la mayor revelación del carácter de Dios que la tierra ha
visto alguna vez (Heb. 1:1, 2). N o sólo ofrece una revelación más
clara de Dios que la que se puede encontrar en la naturaleza o en
las grandes religiones del mundo, sino que también es una revela-
ción de Dios mucho más clara que la que provee Juan el Bautista,
Moisés o incluso el santuario del Antiguo Testamento. Aunque es-
te punto no preocupa a los cristianos hoy en día, Juan estaba desa-
fiando las grandes alternativas al mensaje acerca de Cristo común-
mente sostenidas en su tiempo. La posición del Evangelio de Juan
es que Juan el Bautista, Moisés y el santuario del Antiguo Testa-
mentó tuvieron su lugar y su momento, pero, comparados con Je-
sús, sólo podían “menguar” (3:30).
Jesús es la Palabra final de Dios para la raza humana. Aunque
pueden quedar temas que deben resolverse antes que el universo
sea limpiado de pecado, nunca habrá una revelación más clara del
carácter de Dios para la raza humana que aquella de la que dispo-
nemos en la vida y muerte de Jesucristo. El amor de Dios, su mise-
ricordia y justicia, y su actitud hacia las personas y hacia el pecado
54 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

pueden ser comprendidos más claramente en las acciones y en la


muerte de Jesús. Para el autor del cuarto Evangelio, hay un tema
que domina sobre todos los demás: Cristo y éste crucificado.
Esto tiene un gran valor práctico. Barclay sugiere una analogía
humana. Si deseamos saber lo que alguien realmente piensa y sien-
te acerca de algo pero no podemos acercamos directamente a esa
persona, lo que hacemos es acudir a alguien que ha sido amigo ínti-
mo de ella durante mucho tiempo. Sólo un amigo íntimo es plena-
mente capaz de interpretar las acciones y los sentimientos del otro.
Sólo un amigo así nos puede dar una vislumbre precisa del corazón
y la mente del otro. Juan nos está diciendo que Jesús era tan seme-
jante a Dios en lo que respecta a su naturaleza, pensamientos y
sentimientos que en él podemos ver perfectamente cómo es Dios.

La importancia de la respuesta
Si Jesús es verdaderamente “el Verbo [hecho]... carne” (vers.
14), no puede haber tal cosa como una respuesta casual al Evange-
lio de Juan. Si Jesús es la luz del carácter de Dios brillando fuerte-
mente ante la raza humana, entonces todo el que lee el Evangelio
es traído a juicio (3:18-21). ¿Creerá el lector el mensaje acerca de
Cristo y lo recibirá en su vida?
El Evangelio de Juan presenta claramente el hecho de que la
forma en que uno responde a la Palabra encarnada es una decisión
de vida o muerte. Creer es pasar inmediatamente de muerte a vida
(5:24; 8:51; 11:25, 26), a una vida abundante (10:10); apartarse es
enceguecerse (12:40; 9:39-41), enfermarse (12:40) y estar sujetos a
la muerte (6:53).

■ Apliquemos la Palabra

Juan 1:1-18
1. La exaltada descripción que el prólogo hace de Jesús, ¿lo
hace sentirse más dispuesto a confiarle su destino eterno?
Escriba una oración a D ios que describa cómo se siente
acerca de Jesús luego de estudiar el prólogo.
■ JESUS D ESCIEN D E A LA TIERRA ‫כי‬

2. ¿Puede pensar en alguna analogía entre el nacim iento na-


tural y el nacimiento espiritual (vers. 12, 13)‫¿ ־‬En qué se
parece la vida en familia a la vida en la iglesia y viceversa?
3. La ley y la gracia (vers. 17) son aspectos de la naturaleza
de D ios. ¿Cómo puede una persona mantener en equili-
brio estos aspectos del carácter de Dios? ¿Puede pensar
en alguna oportunidad en la que su comprensión de la lev
y la gracia no fue equilibrada? ¿Cuáles fueron algunas de
las consecuencias de ese desequilibrio?
4. El prólogo al Evangelio de Juan presenta claramente que
Jesús es plenamente humano y plenamente divino. ¿Có-
mo es posible que él sea ambas cosas al mismo tiempo?
¿Puede pensar en algunas maneras como la gente tiende
a enfatizar un aspecto en desmedro del otro? ¿Cómo in-
fluye la idea que uno tenga de Cristo sobre la vida cotidia-
na?

■ Investiguemos la Palabra
1. Examine todas las traducciones que pueda encontrar de
1:1c: “Y el Verbo era D ios”. ¿Qué dice el C o m e n ta rio b tb li-
co a d v e n tis ta acerca de esta frase? Busque con ayuda de
una concordancia todos los versículos del N uevo Testa-
mentó que usen la palabra D io s . ¿Cuántos de ellos se apli-
can de alguna manera a Jesús? ¿Cuántos se aplican a algún
otro “dios”? ¿Es apropiado escribir D io s con mayúscula en
1: 1?
2. Estudie las palabras v id a , lu z , tin ie b la s , m u n d o y c r e e r en el
prólogo. Luego, con la ayuda de una concordancia, bus-
que esas mismas palabras en el resto del Evangelio de
Juan. ¿La semilla de qué pensamiento introduce Juan con
cada palabra en el prólogo, y cómo desarrolla ese pensa-
miento en el resto del Evangelio? A partir de este estudio,
¿cuál le parece el tema unificador del Evangelio? Trate de
resumirlo en una frase breve.
3. Trace una línea en el centro de una hoja de papel. Sobre la
56 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

columna izquierda escriba “Creyó‫ ״‬y sobre la columna


derecha escriba “N o creyó”. Luego, hojee el Evangelio de
Juan buscando las ocasiones en las que las personas ere-
yeron a Jesús y las ocasiones en las que no creyeron. Ano-
te cada episodio encontrado en la columna correspon-
diente. Cuando haya terminado, repase los relatos bus-
cando especialmente los factores que hicieron que algu-
ñas personas creyeran en Jesús y que otras no creyeran.
Personalice ahora sus descubrimientos. ;Ve en su vida
evidencias de factores que hicieron que algunas personas
no creyeran? ¿Cómo puede fortalecer los factores que fo-
mentan la disposición a creer?

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Con respecto a Juan 1:1 y la deidad de Cristo, véase el C o-
m e n ta r lo b íb lico a d v e n tis ta , 5:875. 876 y 5:889-897; R. Ja-
mieson, A. R. Fausset y D. Brown. C o m e n ta rio ex eg ético y
e x p lic a tiv o d e la B ib lia , 2:174: G. R. Beasley-Murray, J o h n ,
10 , 11 .
2. En relación con los orígenes del concepto lógos, véase G.
R. Beasley-Murray, J o h n . 6-10: R. Schnackenburg, T h e
G o sp e l A c c o r d in g to S t. J o h n , 1:481 -493.
3. Respecto de los principales temas del prólogo, ver G. R.
Beasley-Murray, J o h n . 16. 17.
4. Para un comentario excelente acerca de la estructura
quiástica del prólogo, ver R. A. Culpepper, “T he Pivot of
John's Prologue”, 1-31.
5. En relación con comentarios eruditos acerca del himno
cristiano primitivo que Juan probablemente utilizó para
crear el prólogo, véase R. Bultmann, T h e G o sp e l o f J o h n ,
14-18; G. R. Beaslev-Murrav, J o h n , 3, 4; R. Schnacken-
burg, 224-229.
SEGUNDA
PARTE
Jesús y la Generación Antigua

Juan 1:19-4:54
CAPITULO DOS

Jesús Llama a sus Discípulos


Juan 1:19-51

El autor del cuarto Evangelio sabe que la historia personal de Jesús se


remonta hasta la eternidad (1:1) y que la tierra no sería lo suficiente-
mente grande como para contener todos los libros que podrían escribirse
acerca de su vida (21:25). Por lo tanto, está dispuesto a ser selectivo en
cuanto a los eventos de la historia de Jesús que trae a nuestra atención
(20:30, 31). Sólo se incluyen las ocasiones útiles a su propósito teológico.
Esto lleva a algunas omisiones notables. En el Evangelio de Juan, al
igual que en el Evangelio de Marcos, por eje?nplo, no se describe la in-
fancia o niñez de Jesús. Juan 1:19-51 avanza directamente a las escenas
iniciales del ministerio público de Jesús.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 1:19-51

Lea por favor Juan 1:19-51 dos veces, y luego responda las
siguientes preguntas:

1. El pasaje describe eventos que ocurrieron durante cuatro


días diferentes. Anote los versículos que anuncian cada
transición a otro día. Trate de bosquejar el pasaje teniendo
en mente estos distintos días.
2. Compare este pasaje con el material acerca del Bautista
59
60 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

que aparece en el prólogo (1:6-8, 15). Haga una lista de


las expresiones e ideas paralelas.
3. M encione las preguntas hechas por los sacerdotes, levitas
y fariseos en 1:19-28. ¿Qué revelan estas preguntas acerca
de la razón por la que estos individuos fueron enviados al
Bautista?
4. Describa la misión de Juan el Bautista según se expresa en
1:19-36; 3:22-30 y 5:37. Compare y contraste el registro
que hace el cuarto Evangelio de esa misión con M ateo
3:1-17; 11:2-19; Marcos 1:2-11; 6:14-29 y Lucas 1-3;
7:17-35. Bosqueje los elem entos que tienen en común los
cuatro Evangelios; enumere luego los aspectos singulares
del papel del Bautista en el cuarto Evangelio.
5. ¿Qué quiso decir el Bautista con la frase “Cordero de
D ios”? Reúna con la ayuda de una concordancia todas las
referencias que pueda del Antiguo Testam ento donde
aparezca la expresión “cordero”. Agrupe las referencias
que encuentre en categorías (Pascua, santuario, vida ru-
ral, profecía, etc.). ¿Cuál de estas categorías se acerca más
al uso que el Bautista dio a esa expresión en Juan 1:29?
6. Cinco personas comienzan a seguir a Jesús en 1:35-51.
Describa las circunstancias de cada encuentro, enfatizando
especialmente cómo reaccionó Jesús a la incorporación de
cada nuevo discípulo. ¿Cuánto sabía cada uno de los disci-
pulos acerca de Jesús cuando tom ó su decisión de seguir-
lo?

■ Exploremos la Palabra

La Estructura del Pasaje


El material de 1:19-51 se halla dividido por referencias al paso
del tiempo (vers. 29, 35, 43: “el siguiente día”). Los eventos descri-
tos en el capítulo ocurrieron, por lo tanto, durante cuatro días su-
cesivos. La narración comienza el día cuando se clarifica la misión
■ JESUS LLAMA A SUS DISCIPULOS 61

de Juan el Bautista por sus respuestas a los visitantes provenientes


de Jerusalén (vers. 19-28). El foco no está puesto tanto en quién es
el Bautista, sino más bien en quién no es. Durante el segundo día,
Juan señala a Jesús en la multitud y describe brevemente su misión
(vers. 29-34). El tercer día, Juan anima a dos discípulos específicos
a dejarlo y seguir a Jesús (vers. 35-37). Luego de pasar la tarde y el
anochecer con estos dos discípulos, y quizá con Pedro (vers. 38-
42), Jesús se encuentra con Lelipe y Natanael al día siguiente (vers.
43-51).
O tro elemento estructural llamativo de este pasaje es su reía-
ción con las partes del prólogo que hablan del papel de Juan el
Bautista. El relato de Juan 1:19-51 desarrolla los breves comenta-
rios acerca del Bautista que aparecen en el prólogo de la siguiente
manera:

7a 19-50 El testimonio de Juan.


8a 19-28 Juan no es “la luz”.
7b, 8b = 29-34 Juan testifica acerca de “la luz”.
7c 35-50 Algunos creen en el testimonio de Juan.
15 30 “El que viene después de mí...”

De acuerdo con el prólogo, hay dos hechos importantes que el


lector debe saber acerca del Bautista: Que él no es “la luz”, y que su
misión es dar testimonio de la luz (1:6-8). El Bautista da testimonio
de Jesús primero en su diálogo con los dirigentes judíos; luego, de-
lante del pueblo, y finalmente a sus propios discípulos (vers. 19-
37). Cuando el lector finaliza este primer capítulo del Evangelio, le
queda claro que Jesús es “la luz” a la que se hace referencia en el
prólogo y que el Bautista no lo es.

Antecedentes del Pasaje


El papel del Bautista
La declaración más difícil de pronunciar para cualquier ser hu-
62 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N U

mano es: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (3:30).
Una declaración así es contraria a la experiencia humana. Sin em-
bargo, el Bautista parece decir cosas similares en forma rutinaria
en el cuarto Evangelio (1:27, 30). N o encontrará esas declaraciones
en Alateo, Alarcos y Lucas, donde el Bautista es una figura grande
y heroica. ¿Por qué se hace énfasis en la humildad del Bautista en
el cuarto Evangelio? Resulta interesante hacer un breve análisis de
la Escritura y de la historia.
En Alateo, Alarcos y Lucas, el Bautista es descrito como una
“voz que clama en el desierto” (Isa. 40:3; véase también Alat. 3:3;
Mar. 1:3; Luc. 3:4), el Elias del tiempo del fin (Mal. 4:5; véase
también Mat. 11:14; 17:12; Mar. 9:13; Luc. 1:17; 9:19) y el mensa-
jero que debe ir delante del Señor (Mal. 3:1; véase también Mat.
11:10; Mar. 1:2; Luc. 7:27). En el cuarto Evangelio, por el otro la-
do, el Bautista niega específicamente ser el Elias y se describe a sí
mismo solamente como “la voz” (1:21-23). El cuarto Evangelio,
por lo tanto, minimiza los títulos de Juan y multiplica los títulos
de Jesús (vers. 1, 8, 18, 29, 38, 41, 49, 51, etc.). Juan se describe a sí
mismo en los términos más humildes: “Del cual no soy digno de
desatar la correa del calzado” (véase el vers. 27); “es necesario que
él crezca, pero que yo mengüe” (3:30).
Desde nuestra perspectiva, la humildad de Juan en el cuarto
Evangelio es un ejemplo brillante de la respuesta cristiana ideal a la
infinita humillación de Jesús en su encamación y en la cmz. Pero la
humillación del Bautista probablemente tenía un propósito dife-
rente para el autor del Evangelio.
Los lectores modernos de Juan podrían recibir la impresión de
que el Bautista apareció de la nada, bautizó a Jesús y luego desapa-
reció en el entorno para no ser visto ni oído nunca más. Histórica-
mente, sin embargo, el Bautista y el movimiento de los que lo si-
guieron parece haber sido bastante independiente de Jesús. Sólo
unos pocos de los discípulos del Bautista lo dejaron y siguieron a
Jesús, al menos inicialmente (vers. 35-51; Mat. 11:2, 3). El Bautista
continuó su ministerio y reunió a multitudes durante algún tiempo
tras el bautismo de Jesús (3:22-30). En el libro de Hechos, la histo-
ría personal de Apolos en Alejandría (18:24-26) y el relato de los
■ JESÚS LLAMA A SUS DISCÍPULOS 63

doce hombres de Efeso (19:1-7) sugieren la independencia conti-


nuada del movimiento bautista. Aun en la actualidad, los mándeos,
localizados básicamente en el sur de Iraq, son un pequeño grupo de
personas que rastrean su herencia religiosa hasta el ministerio de
Juan el Bautista más que hasta Jesús o Mahoma.
Por lo tanto, muchos de los que fueron atraídos al Bautista en el
desierto nunca entregaron su lealtad a Jesús, sino que continuaron
siguiendo al Bautista (véase Brown, 1:lxvii-lxx). En algún momento,
probablemente después de que se escribieran Mateo, Marcos v
Lucas, pero antes de que se escribiera el cuarto Evangelio, el moví-
miento bautista parece haberse vuelto cada vez más hostil al cristia-
nismo. Puesto que el Bautista mismo fue martirizado por su parti-
cipación política, el movimiento puede haber encontrado una cau-
sa común con los zelotes y otros revolucionarios durante la guerra
con Roma (67-70 d.C.; véase W hite, El conflicto de los siglos, 19-40,
para una descripción de esa guerra). Como en el caso de la mayoría
de los judíos de Palestina en esa época, los seguidores del Bautista
deben de haber visto con malos ojos la falta de voluntad de los ju-
dios cristianos para hacer causa común contra Roma.
Conociendo la historia del Evangelio como la conocemos, pare-
ce increíble que algún seguidor del Bautista no haya captado la su-
perioridad de Jesús. Pero hay razones históricas y teológicas por
las cuales muchos pueden haberlo entendido mal. En primer lu-
gar, existía la percepción, que no es inusual aun en la actualidad,
de que en materia de teología lo más antiguo generalmente es me-
jor (por ejemplo, Jesús llama la atención a este principio en Mateo
19:3-9). Deben preferirse las “sendas antiguas”. Puesto que el
Bautista llegó antes que Jesús, muchos judíos pueden haber su-
puesto que el Bautista era mayor que Jesús.
O tra razón por la cual muchos pueden haber considerado al
Bautista mayor que Jesús es que la tradición judía de esa época
sostenía que no habría uno, sino dos Mesías en los últimos días, un
Mesías de la tribu de Judá y un Mesías de la tribu de Levi (Russell,
304-323). El Mesías de Judá sería un Mesías monárquico, mien-
tras que el Mesías de la tribu de Leví sería un Mesías sacerdotal.
En el Antiguo Testamento se ungía tanto a los reyes como a los sa-
64 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

cerdotes (Lev. 8:1-13; 1 Sam. 10:1; 16:1-13; 1 Rey. 1:28-40, etc.).


Por lo tanto, en algunos círculos creció la expectativa de que el
Mesías (que en hebreo significa “ungido”) no podía ser una sola
persona, sino que se requerirían por lo menos dos para cumplir su
misión. Cuando Juan el Bautista (de la tribu de Leví) y Jesús (de la
tribu de Judá) aparecieron juntos, no es sorprendente que la gente
supusiera que estas tradiciones habían encontrado su realización
en la relación entre Juan y Jesús.
Contrariamente al predominio moderno de la política sobre la
religión, los autores de los rollos del M ar M uerto consideraban al
sacerdote mayor que el rey, y a la esfera religiosa mayor que la po-
lírica. Después de todo, el sumo sacerdote Aarón asumió su cargo
cientos de años antes que el primer rey gobernara Israel. ¡Cuanto
más antiguo mejor! N o sólo eso, sino que eran los sacerdotes quie-
nes ungían a los reyes y no a la inversa. El Israel antiguo era una
teocracia (“gobierno divino”), y a Dios se lo encontraba en el tem-
pío, no en el palacio del rey.
¿Qué clase de argumentos podían utilizar los cristianos del pri-
mer siglo contra la teología bautista? Por un lado, podían señalar
que Jesús cumplió el papel tanto de rey (Mateo, Marcos y Lucas
“se ocupan del reino de Dios”) como de sacerdote (Hebreos) en
una sola persona. En el Antiguo Testamento, Melquisedec fue el
predecesor de un rey-sacerdote así, y quizá Moisés también ejerció
hasta cierto punto funciones tanto sacerdotales como reales (Gén.
14:18-20; Éxo. 24:3-8). Los cristianos también podían argumentar
que una revelación más temprana no es necesariamente mejor,
puesto que la revelación presente de Cristo es claramente superior
a la antigua revelación (Juan 1:17: véase también Heb. 1:1-3).
Pero el autor del cuarto Evangelio no aborda el tema desde estas
perspectivas en 1:19-51. En este Evangelio su preocupación es ex-
plicar por qué el Bautista entró en escena antes que Jesús. El Bautis-
ta apareció antes que Jesús no porque fuera mayor que Jesús, sino
porque su trabajo era presentar a Jesús ante la nación. Esto podía
ocurrir sólo si se distinguía antes. Lo anterior o más antiguo no es
necesariamente mejor. El Bautista fue el precursor del Mesías, no
el Mesías. En su rol celestial, Jesús existió antes que el Bautista. El
Μ JESÚS LLAMA A SUS DISCÍPULOS 65

mensaje de Juan es que los que clasifican al Bautista como mayor


que Jesús no creen en el testimonio del mismo Bautista.

El Cordero de Dios
Otro tema relacionado con los antecedentes de Juan 1:19-51 es
qué quiso decir Juan exactamente cuando señaló a Jesús como “el
Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo (vers. 29). Hav
una cantidad de posibilidades dentro del trasfondo judío del Evan-
gelio (véase Brown, 1:58-63). El Bautista puede haber hecho rete-
rencia a la idea de un cordero apocalíptico, conquistador, tal como
el que uno encuentra en el testamento apócrifo de José (Charles-
worth, 1:824) y en Apocalipsis 5:6 (véase también Apoc. 7:17:
17:14). En ese caso, se estaría viendo a Jesús como el Mesías con-
quistador que “quita el pecado” destruyendo el pecado y a los peca-
dores al fin del tiempo. Otra posibilidad es que ésta sea una refe-
rencia al cordero pascual del éxodo. En ese caso, el Bautista estaría
viendo en Jesús a un nuevo Moisés, que habría de rescatar o redi-
mir a un nuevo Israel de un nuevo Egipto.
Una tercera posibilidad es el cordero sumiso de Isaías 53, mode-
lado en base a la imagen de la disposición sumisa a ser sacrificado
de Isaac (Gén. 22:10-13). Si el Bautista tenía esto en mente, el ca-
rácter y la muerte sustitutoria de Jesús quedarían especialmente a la
vista. Una cuarta posibilidad es el cordero del santuario de la ley
mosaica (Éxo. 29:38-42; Lev. 5:5-7; Núm. 28:1-8). En ese caso, el
centro sería Jesús como el que lleva a cabo todo lo que el santuario
del Antiguo Testamento prometía al creyente.
Cada una de estas posibilidades es desarrollada hasta cierto
punto en el Evangelio de Juan. Es bastante probable, por lo tanto,
que la expresión Cordero de Dios haya sido utilizada deliberadamen-
te en forma ambigua para que el lector pueda jugar con estas imá-
genes múltiples. Sin embargo, si una de las anteriores debe ser fa-
vorecida sobre las demás, el cordero pascual sería la figura más im-
portante para el autor del Evangelio. En el Evangelio hay un fuer-
te sentido de que Jesús es un nuevo Moisés. Convierte agua en vino
así como Moisés transformó agua en sangre, y provee alimento del
cielo así como Moisés proveyó maná en el desierto (2:1-11; 6:14,
66 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

31; Deut. 18:15, 18). Juan 19:31-37 relaciona explícitamente la


muerte de Jesús en la cruz con las reglas concernientes a la muerte
del cordero pascual (véase Exo. 12:46; Núm. 9:12; Comentario bíbli-
co adventista, 5:885, 886).

Los cuarenta días en el desierto


En Mateo, Marcos y Lucas, Jesús va al desierto por cuarenta
días inmediatamente después de su bautismo y antes de llamar a
los discípulos en Galilea (Mat. 3:13-4:22; Alar. 1:9-20; Luc. 3:21-
5:11). En Juan, como hemos visto, hay una referencia al bautismo
de Jesús, seguido la siguiente semana por el llamamiento a cinco
discípulos y el primer milagro de Jesús en la boda de Caná (2:1).
¿Qué pasó con los cuarenta días de Jesús en el desierto? ¿No sabe
nada acerca de ellos el autor del Evangelio? ¿Los ignora delibera-
damente? Pedro y Andrés, ¿fueron llamados en el Jordán (1:28,
35-42) o en Galilea (Mat. 4:18-22; Mar. 1:14-20; Luc. 5:1-11)?
La mejor explicación de los cuarenta días es que Juan 1:29-34
no describe el momento real del bautismo de Jesús, sino más bien
la explicación que da el Bautista del significado de ese bautismo
que se origina por la reaparición de Jesús después de cuarenta días.
De acuerdo con esta idea, Mateo, Marcos y Lucas registran el mo-
mentó del bautismo de Jesús seguido por su estadía y tentación en
el desierto, nada de lo cual es registrado en el cuarto Evangelio. El
cuarto Evangelio retoma el relato después del regreso de Jesús del
desierto y describe su encuentro subsiguiente con el Bautista, el
llamamiento de varios discípulos cerca del Jordán y la boda en Ca-
ná, cosas que no se registran en Alateo. Alarcos o Lucas (véase
W hite, El Deseado de todas las gentes, 109, 110).
El doble llamado en el Jordán y a orillas del M ar de Galilea
puede ser explicado probablemente en términos del ministerio de
tiempo parcial de los discípulos durante un año o dos. Así, el llama-
do en Galilea habría sido un llamado a que dejaran de pescar como
ocupación y que entraran en el ministerio de tiempo completo con
Jesús (observe el comentario: “”Dejando al instante las redes, le si-
guieron”, Mat. 4:20; Mar. 1:18). La exclamación de Pedro: “Apár-
täte de mí, Señor, porque soy hombre pecador”, quizás implique
■ JESÚS LLAMA A SUS DISCÍPULOS 67

que algunos de los discípulos pasaron por un período de apostasía


después de su llamamiento original a orillas del Jordán (Luc. 5:8;
véase también W hite, El Deseado de todas las gentes, 212-214).

Explorando el Pasaje en Detalle


En Juan 1:19-28, el Bautista enfrenta dos preguntas: una de los
“sacerdote y levitas” enviados por los “judíos... de Jerusalén” (vers.
19-23), y la otra de los “fariseos”, presumiblemente enviados por
“los judíos”. En el cuarto Evangelio, la expresión losjudíos es utili-
zada a menudo no para referirse al pueblo como un todo (a quienes
generalmente se los llama “gente”, 6:22, 24, etc.), sino para la clase
dirigente en particular, los principales sacerdotes v lasJíderes--del-
pensamiento de Terusalén (2:18, 2Q, etc.). En 1:19-23 estos embaja-
dores están ansiosos por saber si Juan el Bautista es el Mesías.
Cuando el Bautista rechaza el término Mesías (vers. 20, Cristo es
el equivalente griego del término hebreo Mesías), le preguntan si
es Elias o “ese profeta”, otros dos términos que los judíos de la
época utilizaban para describir al Mesías (Mal. 4:5, 6; Deut. 18:15-
18). Aunque en un sentido el Bautista puede ser descrito como
Elias (Mat. 11:11-14), el punto en Juan 1:20 y 21 es que él no es el
Mesías bajo ningún concepto. Hay sólo uno que merece ese título.
En este Evangelio, el Bautista está contento con ser “la voz... en el
desierto” que prepara el camino para otro (vers. 23). Así como las
carreteras se construyen nivelando las montañas y las tierras bajas,
el camino para el Mesías debe prepararse nivelando el orgullo y
elevando el compromiso espiritual del pueblo.
Los fariseos cuestionan entonces el derecho del Bautista a ha-
cer cambios religiosos radicales si no es el Mesías mismo (vers.
25). Aunque los conversos gentiles eran a menudo bautizados en
los tiempos del Bautista, el bautismo de creyentes judíos era algo
inusual (existe evidencia de que las personas que dejaron los rollos
del M ar M uerto pueden haber practicado alguna forma de bautis-
mo de los creyentes; véase Freedman, 1:583, 584). Era algo radical
que Juan el Bautista insistiera en la necesidad del bautismo para
los judíos, insinuando una insuficiencia en su fe. Se esperaba que el
68 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

Mesías trajera grandes cambios, pero, ¿qué derecho tema el Bautis-


ta de cambiar las cosas si no era el Mesías? El respondió que el
bautismo con agua era el acto de una persona muy secundaria
comparada con Aquel que iba a venir.
Aparentemente el bautismo de Jesús no fue un acontecimiento
abrumadoramente dramático. Jesús pudo estar de pie en medio de
la multitud mientras el Bautista hablaba, cuarenta días después de
su bautismo, y no ser reconocido como quien en verdad era (vers.
26; véase también A "hite, El Deseado de todas las gentes, 111). Pero
eso pronto cambiaría. El que venía detrás de Juan el Bautista sería
tan grande que Juan declaró que no se sentía digno de desatarle las
sandalias (vers. 27).
Los tiempos los que vivió el Bautista eran “aquellos buenos vie-
jos tiempos” según los maestros de la ley. Los maestros religiosos
renombrados eran tenidos en tan alta estima que se esperaba que
sus alumnos, por así decirlo, lavaran sus autos, cortaran el césped
de sus casas y prepararan comidas apetitosas si se les pedía que lo
hicieran. Se esperaba, por otro lado, que el alumno realizara las ta-
reas de un esclavo en favor de su maestro. Pero había límites para
esta “esclavitud”. Para preservar la dignidad del alumno dentro de
esa cultura, se prohibía una tarea. N o se le podía pedir que atara o
desatara las correas de las sandalias del maestro.
Es así como vemos en la declaración del Bautista de 1:27 su in-
creíble humildad. Cuando él se compara con la grandeza de Jesús,
siente que es indigno de realizar incluso esa tarea que estaba prohi-
bida para los discípulos de su tiempo. Jesús es tan grande, que desa-
tar las correas de sus sandalias sería un honor mayor de lo que
Juan siente que merece. El lector del prólogo, por supuesto, está
plenamente consciente de que tal humildad es apropiada en pre-
sencia de Jesús (vers. 1-5).
La grandeza de Jesús se ve en el hecho que él existió como Dios
antes que el Bautista. El papel del Bautista no es defender para sí
alguna grandeza. Su papel es simplemente señalar quién es Jesús.
Aun en esto no hay gloria para el Bautista. El no reconoce la gran-
deza de Jesús por sí mismo. Lo que le permite percibir quién es Je-
sús es un acto sobrenatural de Dios. Cada parte de este relato tiene
■ JESÚS LLAMA A SUS DISCÍPULOS 69

la intención de enfatizar la grandeza de Jesús en contraste con las


pretensiones que algunos podían sostener en favor del Bautista.
Pero aunque el papel del Bautista es muy humilde en el Ewange-
lio de Juan, es crucial. Es el Bautista quien empieza a dirigir a ios
discípulos hacia Jesús (vers. 35-37; 3:26, 30). Uno de estos dos düs-
cípulos se llama Andrés, el hermano de Pedro, y no se menciona el
nombre del otro. Puesto que todos los demás discípulos de Jesús
involucrados en este pasaje son identificados, es fácil deducir que el
discípulo que no se nombra es aquel “al cual Jesús amaba” (13:23,
etc.) y que escribió el Evangelio. Si los lectores originales del
Evangelio reconocieron en el discípulo no identificado de los versí-
culos 35 al 42 a su autor, esto haría muy atrayente su Evangelio
para los seguidores del Bautista: “El Bautista querría que ustedes
hicieran lo que yo hice: seguir a Jesús”.
En los versículos 43 al 51 la atención se concentra en Felipe y
Natanael, los nuevos discípulos de Jesús. Felipe juega un papel im-
portante entre los discípulos sólo en el cuarto Evangelio (vers. 43-
46, 6:5-7; 12:21, 22; 14:8-10). En este pasaje, su papel es traer a
Natanael a Jesús con las sencillas palabras: “Ven y ve” (vers. 46).
Este es un tema común en el Evangelio. Nicodemo, la mujer sama-
ritana, el ciego del capítulo 9 y Tomás, todos deben ver a Jesús pa-
ra creer. Como resultado, es sorprendente para el lector que la
bendición final esté reservada para los que no ven (20:29).
Aunque es un hombre honesto, Natanael toma la invitación de
Felipe con bastante escepticismo: “¿De Nazaret puede salir algo
de bueno?” (vers. 46). Este comentario tiene su trasfondo. Nata-
nael es de la ciudad de Caná de Galilea (21:2). Aunque la ubica-
ción exacta de Caná no se conoce con precisión (véase Freedman,
1:827, para conocer las opciones más probables), Caná y Nazaret
eran probablemente ciudades gemelas, separadas por una distancia
de un kilómetro aproximadamente.
Había tres tipos de poblados en Galilea: ciudades abiertamente
gentiles, como Séforis, Jotapata y Tiberias (ninguna de las cuales se
menciona entre las visitadas por Jesús); pueblos judíos que eran
bastante observadores de las leyes y costumbres judías, y pueblos
judíos que eran bastante laxos en cuanto a su judaismo. Es razona­
7O LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

ble suponer, en base al comentario de Natanael, que Caná era uno


de los pueblos observadores y Nazaret uno de los laxos.
Una de las características de Jesús que se resaltan reiteradamen-
te en el Evangelio es su pleno conocimiento de lo que pasa en el
interior de las personas. Ya ha demostrado conocer el carácter de
un extraño al apodar “Piedra” (que es el significado del apodo
griego “Pedro”, vers. 42) al impetuoso Simón. Jesús también reve-
la su conocimiento íntimo de Natanael dos veces en el presente
relato. De él declara que es un “verdadero israelita” que verá a los
ángeles de Dios ascender y descender una escalera celestial, igual
que lo hizo Jacob, el israelita prototípico, original. Luego confirma
su vislumbre de la vida de Natanael diciéndole lo que estaba ha-
ciendo antes que Felipe se encontrara con él. Cuando Natanael re-
conoce el carácter de quien le está hablando, reconoce a Jesús co-
mo Hijo de Dios y como Rey de Israel.
Existen, sin embargo, dos puntos significativos que diferencian a
Natanael de Jacob. El israelita original era un hombre de engaño
(Gén. 27:35), pero en Natanael no hay engaño (Juan 1:47). El is-
raelita original captó una visión de Jehová en el extremo superior
de una escalera celestial (Gén. 28:12, 13) mientras que Natanael
iba a ver una “visión” de Jesús en el extremo inferior de la escalera
(Juan 1:51). En el Evangelio de Juan, por lo tanto, el verdadero is-
raelita no es el que rastrea su genealogía física hasta Jacob, sino
aquel que sabe quién es Jesús y cree en él. El Jehová que estaba en
el extremo superior de la escalera celestial ha descendido a la tierra
y está siendo reconocido por los que tienen ojos para ver.

Los Principales Temas del Pasaje

Testimonio
El tema clave de los versículos 19 al 51 es el testimonio. En la
primera parte del pasaje, el Bautista ofrece su testimonio acerca de
Jesús. Hacia el final del pasaje, los discípulos de Jesús: Andrés, Feli-
pe y finalmente Natanael, también comienzan a dar testimonio de
él. En este pasaje vemos, por lo tanto, la transición que va del testi­
■ JESÚS LLAMA A SUS DISCÍPULOS 71

monio del Bautista al testimonio de los discípulos de Jesús. Es en


base a este último testimonio como el poder del evangelio continúa
cambiando vidas hoy. De hecho, la única testificación que real-
mente vale es la que se refiere a Jesús. Compartir el sábado, las
profecías, el santuario o el estado de los muertos con otros no es
testificar, a menos que esas doctrinas permitan comprender más
claramente a Jesús.
El tema del testimonio recibe un tratamiento importante nueva-
mente en 5:31-47. Allí, el testimonio del Bautista, del Padre, de las
Escrituras y de Moisés se unen en una voz común, declarando que
Jesús es exactamente quien pretende ser. El “testimonio de Jesús"
también es un tema importante en el libro de Apocalipsis (Apoc.
1:2, 9; 12:17; 19:10, etc.), donde también se llama a las iglesias a
testificar (2:13; 6:9-11; 12:11). A lo largo del cuarto Evangelio en-
con tramos que el carácter y la identidad de Jesús están en juicio
delante de los lectores. Testimonio tras testimonio confirma el testi-
monio del prólogo, mientras que varios personajes del Evangelio
de Juan cuestionan y rechazan ese testimonio hasta que Jesús es so-
metido a un juicio concluyente. ¿Cómo responderán los personajes
de la historia y finalmente los lectores del Evangelio a este testi-
monio? ¿Será Jesús aceptado o rechazado?
El tema en juego no debe ser tomado a la ligera. Juan 12:47-50
invierte irónicamente el tema del juicio y el testimonio. En el juicio
del día final, las mismas palabras de testimonio que llaman a los
lectores del Evangelio a la fe en Jesús testificarán contra los que lo
rechazaron (vers. 48). Aunque a simple vista parece que la identi-
dad y el carácter de Jesús están siendo enjuiciados en el cuarto
Evangelio, en última instancia son los lectores del Evangelio quie-
nes están siendo enjuiciados. Mientras los lectores pronuncian su
juicio sobre Jesús, también pronuncian juicio sobre sí mismos.

Una lección del movimiento del Bautista


Pueden haber importantes lecciones en la existencia continuada
del “movimiento bautista” en el primer siglo y más allá. N o hay
dudas de que Juan el Bautista recibió de Dios una misión celestial.
Fue Dios quien hizo surgir tanto al Bautista como a su movimien-
72 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

to. Pero aunque Dios esté involucrado en la fundación de un moví-


miento, ese mismo movimiento puede más tarde volverse contra
Dios y contra su verdadero pueblo. Por lo tanto, no importa cuán
íntima sea nuestra relación con Dios como individuos o como gru-
po corporativo, necesitamos humildad constante y conocernos a
nosotros mismos. Por la fragilidad humana y la pecaminosidad, la
apostasía personal y corporativa es una amenaza constante para la
vitalidad espiritual. A menos que un movimiento avance continua-
mente a la luz de la revelación de Dios, tenderá a caer de la fideli-
dad. M antener una constante actitud de arrepentimiento y auto-
crítica es el único curso de acción seguro.

El significado del bautismo


Hay muchos textos en el Nuevo Testamento que mencionan o
interpretan el bautismo. Juan 1:29-34 recalca un solo aspecto del
significado del bautismo. De acuerdo con este pasaje, el propósito
del bautismo de Jesús fue revelar su identidad a Israel. Por medio
del bautismo se establece la identidad de Jesús como Mesías. Así
ocurre también con los cristianos. Es por medio del bautismo co-
mo se sabe quién es quién. En ocasión del bautismo, el cristiano
se identifica con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección
(Rom. 6:3, 4). Al hacerlo, el cristiano asume una nueva identidad y
una nueva vida en Cristo. Las cosas viejas pasaron, todas son he-
chas nuevas (2 Cor. 5:17).
Correctamente entendido, por lo tanto, el bautismo puede te-
ner gran poder para cambiar vidas. Los viejos hábitos, adicciones y
disfunciones familiares conformaron una vez nuestra identidad y
pueden continuar haciéndolo. Sin embargo, en Cristo podemos
establecer una nueva identidad, una nueva historia. Las células de
nuestro cuerpo, así como nuestra familia y nuestros amigos pue-
den luchar contra la nueva identidad. La batalla generalmente es
dura. Puede ser necesario un largo camino de aconsejamiento y
apoyo. Pero por medio de Cristo, hay poder en el bautismo para
asumir una nueva identidad y para planear un rumbo que en última
instancia cambiará todo.
■ JESUS LLAMA A SUS DISCIPULOS 73

Jesús conoce
Jesús conoce todo acerca de Natanael, aunque nunca se habían
encontrado (vers. 47-49). También sabe todo acerca de Simón Pe-
dro (vers. 40-42). Es característico de este Evangelio que Jesús está
plenamente informado de lo que hay dentro de otros seres huma-
nos y adapta sus reacciones de acuerdo con esto (2:23-25). Su co-
nocimiento de las necesidades internas de Nicodemo hace que lo
enfrente con santa rectitud (3:1-12; véase también White, El Desea-
do de todas las gentes, 141-144). Por otro lado, su conocimiento de la
mujer junto al pozo (4:10, 17, 18) le permite tolerar juguetona-
mente una conversación que vaga por todas partes mientras condu-
ce gradualmente a su interlocutor hacia una convicción (4:10-29;
véase también W hite, El Deseado de todas las gentes, 157, 158).
El mensaje del Evangelio es que Jesús conoce todo acerca de
nosotros y sin embargo nos ama con amante preocupación y acep-
tación. A menudo somos renuentes a confesar nuestros pecados a
otros porque tememos su respuesta. Ese temor es innecesario con
Jesús. Por cuanto él ya conoce todo acerca de nosotros, no hay ra-
zón para vacilar en venir a él y contarle la verdad acerca de noso-
tros. Puesto que las relaciones íntimas necesitan sinceridad de am-
bos lados, nuestra renuencia a ser honestos con él es el principal
obstáculo para lograr una relación íntima con él. En presencia de
Jesús, nuestras defensas pueden caer y podemos revelar con seguri-
dad nuestro verdadero yo. ¿Por qué esperar un momento más para
disfrutar de la liberación que la sinceridad con Jesús puede traer?

El verdadero Israel
Finalmente, Juan 1:19-51 clarifica un punto que se insinúa en
el prólogo y que se desarrolla en el Evangelio: el verdadero israeli-
ta es aquel que cree en Jesús (vers. 47, 51). N o se debe tener en
cuenta si es descendiente genuino en términos físicos, sino espiri-
tualmente, por medio de la fe (vers. 12, 13). Son los nacidos de
agua y del Espíritu quienes entran en el reino que Jesús establece
(3:5-8; véase también 8:31-47). Lo único que importa por encima
de todo lo demás es la relación con Jesús. Sin esa relación, las bue-
ñas obras tales como devolver el diezmo, guardar el sábado y aun la
74 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

testificación no tienen mucho sentido.

■ Apliquemos la Palabra
Juan 1:19-51
1. Juan el Bautista tenía una percepción clara y específica de
la misión y el propósito de su vida (1:19-34: 3:30). ¿Tiene
usted una convicción similar acerca de la voluntad de Dios
para su vida, para su ocupación, para sus relaciones y para
su papel en la iglesia local? ¿Percibía el Bautista tan clara-
mente ese propósito porque era profeta o puede cualquie-
ra que se entrega a D ios tener una certeza semejante?
2. ¿Se siente a veces como los visitantes judíos de Jerusalén
que querían saber acerca del Bautista* mientras que a él
sólo le interesaba que supieran acerca de Jesús (vers. 19-
28)? ¿Le importan más la política de su iglesia local o los
debates teológicos que aprender personalmente de Jesús?
3. Si Juan el Bautista se sentía inadecuado para ser siquiera el
siervo de Cristo (vers. 27), ¿tiene eso alguna implicación
para nuestra propia relación con Cristo? ¿Le resulta fácil
sintonizar humildemente su corazón con las directivas de
D ios para su vida? ¿O le resulta más fácil exigirle lo que
usted desea y tratarlo como si él fuera su esclavo?
4. Describa las circunstancias en las cuales usted hizo su pri-
mer compromiso de seguir a Jesús. ¿Cuáles eran sus moti-
vos para seguirlo en ese momento? ¿Han cambiado sus
motivos desde entonces? ¿Ha aumentado su conocimiento
de Jesús? ¿Cuál de los discípulos de Jesús se parecía más a
usted: Juan, Pedro, Andrés, Felipe o Natanael? ¿Cuán sig-
nificativo fue el bautismo en su entrega a Jesús?
5. Si pudiera visitar a Jesús en su hogar, ¿qué le interesaría
más descubrir? ¿El tipo de libros que lee? ¿Su programa
preferido de TV? ¿Cómo trata a sus amigos?
6. ¿Qué siente ante la idea de que Jesús sabe todo acerca de
usted (vers. 47, 48)? ¿Se siente más cómodo con otros
cuando puede hacerles creer que usted es mejor de lo que
■ JESUS LLAMA A SUS DISCIPULOS /‫נ‬

en verdad es? ¿Está dispuesto a permitir que Jesús lo co-


nozca íntimamente y le revele los defectos de carácter que
él desea limpiar y sanar?

■ Investiguemos la Palabra
1. Por medio de una concordancia exhaustiva, estudie cada
texto del N uevo Testamento que hable acerca del bauds-
mo. Haga una lista de las diversas formas en que se descri-
be el significado del bautismo. ¿Es el Evangelio de Juan el
único lugar del N uevo Testam ento donde el significado
del bautismo se describe como una manera de manifestar
quién es quién? ¿En qué forma contribuye este estudio a
su comprensión del papel que jugó Juan el Bautista? ¿Qué
hacen Mateo, Marcos y Lucas teológicamente con el bau-
tismo de Jesús?
2. Lea nuevamente Juan 1:19-51 y tom e nota de cada oca-
sión en que se dice que alguien testificó a otros acerca de
Jesús. ¿Qué similitudes y diferencias encuentra entre el
testimonio de Juan el Bautista y el de los primeros disci-
pulos de Jesús? A continuación, hojee los primeros quince
capítulos de H echos buscando cada ocasión en que los
discípulos y otros testificaron acerca de Jesús. ¿Qué mode-
lo del primer capítulo del Evangelio de Juan tienden a se-
guir los testigos de Hechos: el de Juan el Bautista o el de
los primeros discípulos de Jesús? ¿Qué razón puede dar
que explique la forma en que los discípulos testificaron en
Hechos? ¿Qué lecciones puede aprender para su propia
testificación de las dos formas de testificar que se presen-
tan en Juan 1? ¿Qué lecciones encuentra en Hechos para
su testificación?

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para observaciones generales de Juan 1:19-51, véase E l co-
m e n ta r lo b íb lico a d v e n tis ta , 5:883-889.
76 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

2. En cuanto al papel del Bautista en el Evangelio de Juan,


véase R. E. Brown, l:lxvii-lxx. Véase también “Man-
daeism” en D . N . Freedman, ed., A n c h o r B ib le D ic tio n a r y ,
4:500-502.
3. Con respecto a los antecedentes del concepto “Cordero
de D ios”, véase Brown, T h e G o sp e l A c c o r d in g to J o h n ,
1:58-63.
4. En cuanto a los títulos de Jesús en Juan 1, véase R. Sch-
nackenburg, T h e G o sp e l A c c o r d in g to S t . J o h n , 1:507-514.
5. Véase también E. G. White, E l D e se a d o d e to d a s la s g e n te s,
106-117.
CAPITULO TRES

Los Discípulos Creen


Juan 2:1-11

El Evangelio de Juan se dirige al lector como un modelo de sencillez.


Este capítulo no es ninguna excepción. Se lee como un relato sencillo acer-
ca de una fiesta de bodas en la cual se acabó el vino mucho antes que ter-
minara la fiesta. Jesús, de mala gana al comienzo, actúa para salvar a la
pareja de la humillación. Así, el relato puede leerse como una afirmación
simple y encantadora de la institución del matrimonio.
Pero como es comúnmente el caso con este Evangelio, la sencillez del
nivel superficial da lugar rápidamente a una estructura de pensamiento
altamente compleja que desafía todo esfuerzo por absorberla completa-
mente. El lector toma conciencia de que pequeños detalles de la historia
señalan vastas estructuras subyacentes de una profunda obra maestra de la
teología. Con cuidadosa contemplación, el relato revela profundidades que
desafían la magnificencia del prólogo.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 2:1-11

Lea por favor Juan 2:1-11 varias veces, y luego responda


las siguientes preguntas:

1. Jesús estaba embarcado en la misión de salvar a todo el


mundo. Si alguien podía decir legítimamente que no tenía
77
78 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

tiempo para perder en trivialidades, ése era Jesús. Escriba


uno o dos párrafos que expliquen por qué le parece que
Jesús asistió a ese casamiento. ¿Qué papel jugó su asisten-
cia a ese evento en su misión global?
2. ¿En qué punto del relato se hace evidente que ésta no es
simplemente una pequeña historia encantadora sino que
subyace una dinámica teológica más profunda? ¿En el co-
mentarlo inicial de María? ¿En la respuesta de Jesús? ¿En
la m ención del tamaño y el propósito de las tinajas de
agua? ¿En el milagro mismo? ¿En el comentario del versí-
culo 11? Explique su respuesta.
3. M encione los elem entos del relato que refuerzan los te-
mas establecidos en el primer capítulo del Evangelio.
4. Sobre la base de esta historia, trate de describir la relación
existente entre Jesús y su madre. Lea luego Juan 19:25-
27. ¿Cambia este incidente posterior la impresión que us-
ted tiene de la relación entre Jesús y su madre? Lea Mateo
13:53-58. ¿Qué aparece implícito en los comentarios se-
gún los cuales la familia y los amigos de Jesús se “escanda-
!izaban” de él y que no tenía honra en su propia casa?
Véase también Mar. 3:31-35.
5. ¿Tienen algo que ver el tamaño y la función de las tinajas
de agua con el significado más profundo de este relato?
Explique su respuesta.
6. ¿De qué manera la cantidad y la calidad del vino demues-
tran la gloria de Jesús (2:11)?

■ Exploremos la Palabra

La Estructura del Pasaje

La referencia al tercer día (2:1) une este pasaje con las narracio-
nes anteriores y sus respectivas referencias al “siguiente día” (1:29,
35, 43). El “tercer día” es probablemente contado desde el día del
llamamiento de Felipe en 1:43 y 44. Los cuatro días de Juan 1 y los
■ LOS DISCÍPULOS CREEN 79

tres días de Juan 2:1 suman una semana. De acuerdo con la Mishná
(una recopilación de tradiciones de los rabinos del segundo sá2io)‫ ״‬el
casamiento de una virgen debía llevarse a cabo un miércoles {Krtu-
both 1:1; véase también Danby, 245). Si se siguió la tradición en ese
casamiento, Jesús comenzó su viaje a Galilea (1:43) el lunes de n a -
ñaña, y el primer encuentro de Juan con Jesús en el Jordán fue el sá-
bado (vers. 35-37; véase Brown, 1:97, 98). Esta “semana” comenzó
al final de los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto.
El relato de las bodas de Caná completa el llamamiento de los
discípulos, ya que el milagro de convertir agua en vino los condujo
a creer plenamente en él (2:11). Estaban comenzando a ver las
“cosas mayores” que Jesús había prometido a Natanael (1:50, 51).
Pero el relato de las bodas de Caná también introduce una nueva
sección del Evangelio, como se bosqueja a continuación, que abar-
ca hasta el capítulo 4 inclusive.

A. Primer milagro en Caná (2:1-11)


B. En el templo en Jerusalén (vers. 12-25)
C. Diálogo con Nicodemo (3:1-21)
D. El Bautista (vers. 22-30)
D. Jesús (vers. 31-36)
C. Diálogo con la mujer samaritana (4:1-42)
B. Acontecimientos en Jerusalén (vers. 43-45)
A. Segundo milagro en Caná (vers. 46-54)

La referencia a la segunda “señal” o milagro en Caná (4:54), ya


que el primero fue la transformación del agua en vino, cierra el
círculo de la serie de narraciones y marca esta sección como una
unidad separada. Puesto que el relato de las bodas en Caná com-
pleta la narración del capítulo 1, aunque esté unido a los capítulos
2:12 a 4:54, funciona como pivote en el Evangelio.
El tema de los capítulos 2 al 4 es el reemplazo. Las cosas viejas
han pasado y ha venido lo nuevo. Jesús reemplaza las aguas del ju-
daísmo (2:6) por el vino de su sangre (vers. 7-10), y el templo del
80 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

judaismo por su cuerpo (vers. 19-22). En la historia de Nicodemo,


Jesús reemplaza el milagro del nacimiento físico por el nacimiento
espiritual que viene de arriba (3:3-6). Y en la historia de la mujer
junto al pozo, Jesús reemplaza a Jacob por sí mismo (4:12), el agua
física por la espiritual (vers. 7-10), y el cuito en Jerusalén por el
culto espiritual (vers. 21-24). En esta sección del Evangelio, Juan
argumenta implícitamente en favor de la superioridad de la fe en
Jesús respecto de todas las demás formas de vida y de religión. Los
que se encontraban con Jesús venían a ver las “cosas mayores” que
había prometido a sus discípulos (1:50, 51).
El material de Juan 2:1-11 puede subdividirse de la siguiente
manera:

l-3a La situación básica


3b-5 Diálogo entre Jesús y su madre
6-8 El milagro en sí mismo
9, 10 Confirmación del milagro
11 Comentario del autor

Antecedentes del Pasaje


Una cantidad de elementos del Antiguo Testamento y del tras-
fondo contemporáneo ayudan a iluminar aspectos de Juan 2:1-11.
La abundancia de vino, por ejemplo, era una característica de los
pasajes del Antiguo Testamento que describen el reino futuro que
Dios inauguraría en los últimos días (Isa. 25:6; Jer. 31:12; Amos
9:13, 14). La provisión que hace Jesús de tin o excepcional en el
banquete de bodas es por lo tanto un ejemplo de cómo el Evange-
lio de Juan presenta la idea de que las expectativas del fin del tiem-
po del Antiguo Testamento se cumplían en Jesús (véase el capítulo
6 de este libro).
Las tinajas de agua (que tenían una capacidad de entre 75 y 112
litros) tenían un tamaño poco común en el mundo antiguo. Juan
pudo haber enfatizado el tamaño de las tinajas como una manera
■ LOS DISCÍPULOS CREEN 81

de reprender a los judíos por su obsesión con la purificación ritual.


El agua fresca era difícil de conseguir en la mayor parte del — ido
antiguo, así que los detalles de la historia son bastante fiama-tiros.
La historia de convertir agua en vino también recuerda a los
lectores los relatos de transformación del Antiguo Testamento.
Moisés convirtió agua en sangre como una de las plagas en el anñ-
guo Egipto (Exo. 7 :1 4 - 2 4 ) . Elíseo transformó el agua amarea de
Jericó en agua dulce para el paladar y útil nuevamente (2 Rev.
2 :1 9 - 2 2 ) . Una paralelismo especialmente interesante con el m ila g r o
de Caná puede ser 2 Reyes 3 :1 2 - 2 5 , también de la vida de Elíseo.
Varios reyes visitaron a Elíseo buscando un mensaje de parte de
Jehová. Su respuesta fue semejante a la que Jesús dio a su madre:
“¿Qué tengo yo contigo?” Pero estuvo de acuerdo en interceder
ante Dios por ellos. Según su anuncio y su consejo, el agua apare-
ció milagrosamente y los enemigos pensaron que era sangre (3 :2 2 ,
23). Así Israel ganó una gran victoria sobre Moab.
El conocimiento de los antecedentes de esta historia de bodas
también se aplica a un tema contemporáneo. Muchas personas se
preguntan si el hecho de que Jesús convirtiera el agua en vino tiene
implicaciones respecto del uso de bebidas alcohólicas por parte de
los cristianos. N o hay nada en Juan 2:1-11 o en sus antecedentes
que exija que el vino que Jesús hizo fuera fermentado. Por un lado,
la palabra traducida como vino en este pasaje (óinos) es neutral en
griego: puede referirse tanto al jugo de uva no fermentado como al
vino fermentado. La terminología del pasaje no ayuda de ninguna
manera a resolver el asunto.
Por otra parte, era perfectamente posible la existencia de jugo
de uva fresco en ese momento. Por un lado, si el casamiento tuvo
lugar durante el otoño (aproximadamente un mes después del bau-
tismo de Jesús), ése era el tiempo de la vendimia en Palestina, un
momento en el que abundaba el jugo fresco. Pero aún en el caso de
que no estuviera disponible, se conocían excelentes métodos de
conservación en esa época. Por ejemplo, se podía hervir el jugo de
uva hasta que se convertía en una jalea. Esta se colocaba a presión
en una vasija de barro hasta que desaparecía todo el aire. Luego se
colocaba una capa fina de aceite de oliva sobre la superficie para
82 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

conservar el contenido durante meses o incluso años. Posterior-


mente, la conserva podía mezclarse con agua para ser utilizada co-
mo jugo reconstituido. El resultado final sería jugo sin fermentar.
Si la mayor parte del jugo que se había servido en la fiesta era re-
constituido a partir de aquella jalea de uva, el hecho de que Jesús
produjera jugo fresco de la vid bien habría valido la atención que se
le da en el pasaje (vers. 10; véase W hite, El Deseado de todas las gen-
tes, 123).
La forma en que los cristianos se relacionan con el uso del aleo-
hol, por lo tanto, no debería resolverse sobre la base de este pasaje.
Existen, sin embargo, abundantes razones científicas, sociales y es-
pirituales para abstenerse totalmente del alcohol. Elena de W hite
bosqueja algunas de estas razones en Testimonies for the Church,
5:354-361.

Exploremos el Pasaje en Detalle


El hecho que Jesús, su madre y sus discípulos estuvieran invita-
dos a la boda sugiere que era el casamiento de un familiar de Jesús
(White, El Deseado de todas las gentes, 119, 120). Una tradición del
siglo tercero sostenía que Juan, el discípulo amado, era hijo de Sa-
lomé, hermana de María. Esto convertiría a Juan y a Jesús en pri-
mos hermanos. Esta tradición ha llevado a algunos eruditos a la
conclusión de que este casamiento era el de Juan o por lo menos el
de algún pariente de él (Brown, 1:98). El papel de María en el casa-
miento parecería corresponder con el de la madrina, quien podría
haber ayudado a preparar la fiesta. Es así que ella bien pudo consi-
derar la provisión de vino como una responsabilidad suya.
Si la provisión de vino dependía de la generosidad de los invita-
dos (Brown, 1:102), la observación que María hizo a Jesús (vers. 3)
puede haber adoptado una forma de reprensión a él y a sus discípu-
los por no haber traído su parte. Tal situación habría colocado a
Jesús y a su madre en un compromiso delicado del cual ella evi-
dentemente buscó salir animando a Jesús a utilizar sus poderes es-
peciales. El término mujer con el cual Jesús se dirige a su madre
no era necesariamente irrespetuoso en los tiempos antiguos. En
■ LOS DISCIPULOS CREEN 83

los escritos de Josefo (Antigüedades, 17:74), una esposa muy querida


es llamada “mujer” por su esposo. En el Evangelio de Juan, Jesús se
encuentra con su madre sólo dos veces, y en ambas se dirige a ella
con este término (2:4; 19:25-27).
Aunque el término mujer puede no haber sido irrespetuoso, Je-
sús discrepa claramente con su madre en este caso. Ella quiere em-
pujarlo a hacer la clase de cosas que haría un Mesías popular. Jesús,
por el otro lado, está consciente de que su agenda no es determina-
da por su madre ni por ninguna otra persona, sino por su Padre.
Haber satisfecho su pedido de la manera como ella lo deseaba ha-
bría perjudicado su causa. Llegaría un tiempo en que tales acciones
serían apropiadas, pero la “hora” de Jesús todavía no había llegado
(vers. 4). En lugar de ello, cumple su pedido de una manera que
glorifica su misión y produce en la gente un tipo de creencia apro-
piado en él (vers. 11). Si Jesús trata a su madre de una manera un
poco ruda aquí es porque reconoce en las palabras y acciones de
ella la obra tentadora de Satanás, que procura alterar el orden
apropiado de sus acciones (White, El Deseado de todas las gentes,
121).
El texto observa que el agua se transforma en vino en las tinajas
del judaismo (vers. 6). Durante la época del Éxodo, Moisés trans-
formó el agua de las tinajas de Egipto en sangre. Los paralelismos
entre las acciones de Moisés y las acciones de Jesús son trabajados
con bastante detalle en el Evangelio de Juan (véase la sección de
los temas principales).
Es interesante que el maestresala no sabe de dónde salió el buen
vino (vers. 9). El representa al tipo de judaismo que no reconoció la
obra poderosa y presente de Dios por medio de Jesús. La idea de
que el buen vino ha sido retenido “hasta ahora” (vers. 10) también
se corresponde con el mensaje del Evangelio de Juan. El milagro
de Jesús en la boda de Caná anuncia que el gran derramamiento
escatológico de las bendiciones de Dios ha llegado en la persona
de Jesús. Es por ello que este milagro es llamado una “señal” (vers.
H ).
En el Antiguo Testamento, las “señales” eran actos poderosos
que identificaban a un profeta como mensajero genuino de la pala-
84 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

bra de Dios (Éxo. 3:12; 4:1-9; 1 Sam. 10:1-9). Los milagros d e je -


sús también sirvieron para autenticar su misión. Pero en el Evange-
lio de Juan tienen además otro propósito. Funcionan como parábo-
las del reino. El vino que Jesús trae a la fiesta de bodas en Caná
simboliza las grandes bendiciones escatológicas y espirituales que
están a disposición de la humanidad en la persona de Jesús. Al
transformar el agua en vino, el carácter y la misión de Jesús brilla-
ron más claramente. Se ve su “gloria”, y como resultado, los disci-
pulos creen en él (vers. 11). Por lo tanto, cuando los milagros ha-
cían que las personas vieran la “gloria” de Jesús, servían para pro-
ducir fe. Cuando los milagros eran vistos como fines en sí mismos
(vers. 3-5; 23-25; 6:26) se podían convertir en piedras de tropiezo
para la verdadera fe en él.

Los Principales Temas del Pasaje

N o tienen vino
Superficialmente, éste es un relato agradable acerca de una pare-
ja pobre que se quedó sin vino durante su fiesta de bodas para ver-
güenza de ellos y de los demás. El noble visitante los rescata de su
vergüenza por medio de un acto milagroso que asombra aun al
maestresala de la fiesta. Pero esta historia no está en el Evangelio
como un interludio agradable e inocuo. Tiene serias implicaciones
para la teología del autor del Evangelio.
El principal y más obvio punto teológico de este pasaje es el pa-
pel que juega el agua como figura simbólica de la esterilidad del
judaismo sin el Mesías. En las enormes tinajas de purificación
(vers. 6), Juan ve la preocupación obsesiva del judaismo por asuntos
relativamente insignificantes. Se destaca la acusación: “N o tienen
vino” (vers. 3). Y cuando finalmente aparece el buen vino, el maes-
tresala ni siquiera sabe de dónde salió (vers. 9). ¡Incluso se queja
de que no han obrado de acuerdo a la costumbre según la cual se
supone que lo primero es lo mejor (vers. 10)!
El maestresala, por lo tanto, representa a los “suyos” [de Jesús]
(1:11) a los que vino, pero que ni lo conocieron ni lo recibieron
(vers. 11). Mientras que el judaismo estaba preocupado con el agua
■ LOS DISCÍPULOS CREEN 85

para lavarse, Jesús les ofreció vino bueno, y aun cuando sintieron
que ese “vino” espiritual es: aba presente, no reconocieron que ve-
nía de él (5:11-13; 9:13-17, 24). Asimismo, Nicodemo mostró su
ignorancia con respecto a la obra del Espíritu Santo que Jesús ha-
bía puesto en marcha (3:8, 9).
Para Juan, el reemplazo del agua por vino representaba el he-
cho de que Jesús ofrecía “algo mejor” que el judaismo. Era el
reemplazante de los lavamientos, del templo, de las fiestas y de los
reglamentos del sistema judío. Todo lo que el adorador judío bus-
caba en los lavamientos, en el templo y en las fiestas podía encon-
trarse abundantemente en Jesús. El vino, específicamente, repre-
sentaba la sangre de Jesús, que ofrecía el único camino a la vida
eterna. En el vino, la promesa del Antiguo Testamento de un reino
glorioso al final del tiempo estaba comenzando a cumplirse en los
días de Jesús. Por extensión, el Evangelio de Juan hoy llama a todos
a encontrar en Jesús el reemplazo esencial de todos los sustitutos
para una vida verdadera.

La hora de Jesús
Jesús no quiere satisfacer el pedido de María porque su “hora”
no ha llegado (vers. 4). En el Evangelio de Juan, la hora de Jesús se
asocia especialmente con el momento de su arresto, juicio y muer-
te. Hasta que esa hora llega, nadie es capaz de arrestarlo (7:30;
8:20; 13:1; 17:1). En 12:23, por otro lado, la hora de Jesús es la ho-
ra de su glorificación. A primera vista, parecería que esto contradi-
ce los otros pasajes, pero el versículo 24 aclara que la hora de la
glorificación de Jesús es también la hora de su sufrimiento y muer-
te. La conexión entre la hora y la gloria de Jesús se ve por primera
vez en el relato de las bodas de Caná (vers. 4, 11). Esto sugiere que
el primer milagro en Caná anuncia de alguna manera la cruz en la
mente de Juan.

La gloria de Jesús
¿De qué manera la cruz glorificó a Jesús según el Evangelio de
Juan? La mejor respuesta a esta pregunta se encuentra en Juan
12:37-41. Allí Juan afirma que Isaías vio la gloria de Jesús (vers.
86 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JUA N ■

41). En el desarrollo de esa idea ofrece dos citas de Isaías, una to-
mada del pasaje del siervo sufriente del capítulo 53 (12:38) y la
otra de la comisión del profeta en el capítulo 6 (vers. 40). En Isaías
6, el profeta vio a Jehová exaltado en su trono. En el capítulo 53:8-
12 vio al siervo sufriente que murió por “muchos”. Si, como cree
Juan, Isaías vio la gloria de Jesús en Isaías 6, entonces Jesús debe
ser el Jehová del Antiguo Testamento, llevando en su persona la
gloria divina y sus prerrogativas. Pero si Isaías vio la gloria de Jesús
en Isaías 53, esa gloria se manifiesta no sólo en el esplendor divino
visto en el trono, sino también en el carácter divino que se revela
en la cruz.
Para Juan, la cruz es claramente el asunto central. La esencia de
este Evangelio, como vimos en el prólogo, es que Jesús es la mayor
revelación de Dios y la más clara que alguna vez se trajo a la tierra
(1:1, 14). Aunque el prólogo no resalta la cruz (una posibilidad ex-
terna es la declaración “no le recibieron” del vers. 11), la cruz se
convierte en la manifestación fundamental y más clara del carác-
ter divino en el cuerpo principal del Evangelio. Aunque Juan no
descifra cada detalle de esta revelación, la cruz es ciertamente la
más clara manifestación de la justicia de Dios y de su odio para
con el pecado y sus consecuencias sobre aquellos a quienes ama.
En la cruz y en la resurrección hay también una increíble manifes-
tación de la gran misericordia de Dios en Cristo para con los peca-
dores.
Este sentido más pleno de la gloria de Jesús se manifestó con
mayor claridad en el Evangelio de Juan. El autor del libro, el disci-
pulo amado, fúe el único discípulo presente en la cruz. El es el
único de los doce que vio la gloria final del Salvador; por lo tanto,
su testimonio acerca de Jesús tiene la mayor autoridad.

Caná y la cruz
Parece haber, por lo tanto, una conexión especial entre el relato
de las bodas de Caná y el relato de la cruz. La boda tiene lugar “el
tercer día”, al igual que la resurrección de Jesús. En Caná aparecen
unidas la hora y la gloria de Jesús, algo que aparece en otra oca-
sión sólo en el contexto de la cruz misma (12:23, 24; 17:1, 5). Sólo
U LOS DISCÍPULOS CREEN 87

en 2\á y 19:26 (parte del relato de la cruz) aparece la madre d e je -


sús, y en ambos casos Jesús la llama “mujer”. También se asocia al
vino con la sangre de Cristo en la Cena del Señor.
Hay por lo tanto una cantidad llamativa de conexiones entre la
boda de Caná y la cruz en el Evangelio de Juan. La señal que Jesús
realiza en la fiesta de bodas en Caná fue un anticipo de la última se-
ñal que realizaría al someterse al sufrimiento y la muerte. En 2:11.
la respuesta de los discípulos a la señal no sólo prefiguró su res-
puesta futura a la cruz (20:8, 24-29) sino también la respuesta de
todos los que llegarían a creen en Jesús por medio de su palabra
(17:20; 20:30, 31).

Tipología del éxodo


Como se mencionó anteriormente, sería difícil no ver en el mi-
lagro de la conversión del agua en vino un paralelismo con la ac-
ción de Moisés de transformar agua en sangre en las tinajas de
agua de Egipto (Exo. 7:19). Es indudable que la comparación entre
Moisés y Jesús es uno de los grandes temas del Evangelio como un
todo (1:17; 3:14; 5:45-47; 6:30-33; 9:28, 29). Pero la comparación
es mucho más amplia que lo que podría detectarse por la mera lee-
tura de los pasajes donde se menciona a Moisés.
Hay siete milagros específicos mencionados en el cuerpo princi-
pal del Evangelio (2:1-11; 4:46-54; 5:2-9; 6:1-15, 16-21; 9:1-39;
11:38-44; el epílogo también contiene un milagro: 21:1-11). El
milagro de la boda nos señala la realidad de que cada uno de los
siete milagros que hay en el Evangelio de Juan corresponde a una
de las plagas de Egipto. Jesús transformó el agua en vino (2:1-11), y
Moisés convirtió el agua en sangre (Exo. 7:14-24). Jesús dio vida a
un niño (4:46-54), pero Moisés afligió con muerte a los animales
domésticos de Egipto (Exo. 9:1-7). Jesús trajo sanidad física al pa-
ralítico (5:2-9), mientras que Moisés afligió a los egipcios con úlce-
ras (Exo. 9:8-12). Jesús calmó una tormenta (6:16-21), pero Moisés
creó una (Éxo. 9:13-35). Jesús produjo pan en el desierto (6:1-15),
así como Moisés produjo maná del cielo para los israelitas (6:30-
33; Exo. 16:4, 15; Neh. 9:15) y envió langostas para que devoraran
el pan de los egipcios (Éxo. 10:1-20). Jesús trajo luz al ciego (9:1-
88 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

41); Moisés trajo tinieblas a Egipto (Éxo. 10:21-29). Jesús levantó a


Lázaro de la muerte (11:38-44), mientras que Moisés anunció la
muerte de los primogénitos de Egipto (Éxo. 11:1-12:30). Otro pa-
ralelis no explícito es la referencia a Jesús en la cruz como el corde-
ro pascual (19:36; Éxo. 12:1-11, 21-28).
Aunque algunos de los paralelismos recién mencionados son
más sutiles que otros, parece existir una clara intención por parte
de Juan de marcar un patrón común entre las actividades de Jesús y
las acciones de Moisés. ¿Por qué aparecen estos paralelismos tan
fuertes en el Evangelio de Juan? Los milagros y la muerte de Jesús
combinados cuentan la historia de un nuevo éxodo de una nueva
esclavitud (véase el griego de Luc. 9:31). La historia del éxodo de-
bía ser instructiva para el nuevo Israel que Dios estaba reuniendo
en Cristo.
Sin embargo, hay inversiones notables en esta nueva experiencia
del éxodo. El papel del faraón en el Evangelio de Juan es ocupado
por Moisés, cuyos escritos y autoridad eran utilizados por los que
rechazaban a Jesús. Es así como los judíos se convierten en el
Evangelio en el equivalente de los egipcios. Al igual que el faraón y
los egipcios, los judíos que aparecen en el Evangelio reciben las se-
ñales de la autoridad de Jesús pero rechazan sus derechos y buscan
destruirlo, tal como los egipcios trataron de destruir a los israelitas.
Por otro lado, cuando se usa correctamente a Moisés, él guía a
las personas a Jesús (5:45-47), y los que son guiados a Jesús se con-
vierten en el nuevo Israel (1:47-51). Es así que los eventos de la vi-
da de Jesús en el Evangelio de Juan son como los eventos de un
nuevo éxodo que conduce al establecimiento de un nuevo Israel y a
rechazar al antiguo. Las señales que realiza Jesús (incluyendo la
cruz) llegan a ser el punto que divide a los que se reúnen alrededor
de Jesús como nuevo Israel y a los que al aferrándose a las antiguas
formas lo rechazan (12:42, 43).
Los paralelismos entre Jesús y Moisés son aún más asombrosos
cuando uno toma en cuenta el testimonio de los cuatro Evange-
lios. Al igual que Moisés, Jesús es amenazado al nacer por un rey
hostil que termina matando a todos los bebés menos al que real-
mente quiere destruir (Mat. 2:16-18). Al igual que Moisés, vio la
■ LOS DISCÍPULOS CREEN 89

gloria de Dios (Juan 1:17, 18). Al igual que Moisés, ayunó durante
cuarenta días (Mat. 4:2; Luc. 4:2; véase W hite, Patriarcas y profe-
tas). Nombró setenta discípulos (Luc. 10:1) y doce apóstoles (Mat.
10:1-4; Mar. 3:13-19; Luc. 6:12-16). Dio la nueva ley desde una
montaña alta (Mat. 5-7). Alimentó a una multitud en el desierto
(Aíat. 14:13-21; Mar. 6:30-44; Luc. 9:10-17; Juan 6:1-15). Fue le-
vantado sobre una cruz, así como Moisés levantó una serpiente de
bronce en el desierto (Juan 3:14). Y salió de Egipto (Mat. 2:13-15,
19-23), así como lo hicieron Moisés y los israelitas.
Además de proveer un lenguaje con el cual contar la historia de
Jesús en forma más completa, los paralelismos entre Jesús y Moisés
son instructivos por otra razón que ya hemos mencionado en el
capítulo 1. Jesús es la mayor revelación de Dios que esta tierra ha
visto alguna vez. Como tal, los paralelismos con Moisés y con
otros aspectos de la fe del Antiguo Testamento sirven para resaltar
la superioridad de Jesús sobre cualquier otro camino hacia Dios.
Mientras que Moisés transforma el agua en sangre para autenticar
su autoridad delante del faraón y los egipcios, Jesús realiza un mila-
gro similar para autenticar una autoridad mucho mayor delante de
los judíos. Mientras Moisés libra a su pueblo de una esclavitud so-
lamente terrenal, Jesús libra a su pueblo de la muerte y les da vida
abundante (3:16; 5:24; 10:10).

■ Apliquemos la Palabra

Juan 2:1-11

1. Si se le permitiera elegir un milagro para comenzar un


nuevo ministerio para Dios, ¿qué clase de milagro le pa-
recería que tendría un impacto significativo sobre las per-
sonas seculares de la actualidad? ¿Obtener una paz verda-
dera en el M edio Oriente o en la ex Yugoslavia? ¿El pago
de la deuda nacional? ¿Resucitar a alguien? ¿Predecir
eventos futuros? M encione todos los equivalentes moder-
nos que pueda de los milagros de Jesús, y seleccione el
que elegiría si tuviera la oportunidad.
90 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

2. Piense en el rego cijo que acompañó sin duda al don del


buen vino producido por Jesús. ¿Se está regocijando us-
ted con el “buen /ino” del evangelio? ¿O h disminuido
su aprecio para c‫ ״‬n Cristo en los últimos m eses o años?
¿Qué cosas de su vida le hacen difícil mantener fresco en
la mente el sentido de las bendiciones de Cristo?
3. Que se acabara el vino en una fiesta de la antigüedad era
algo humillante. Quebrantaba las leyes básicas de la hospi-
talidad. Jesús, por lo tanto, satisfizo una necesidad sentida.
Haga una lista de las necesidades más sentidas que conoz-
ca de su familia, vecinos y amigos. ¿Para satisfacer cuál de
estas necesidades podría utilizarlo Dios? ¿Cuál de ellas es
más urgente? ¿Cuál sería el mejor lugar para empezar?
4. María finalmente se sometió a dejar que Jesús resolviera el
problema como él eligiera (vers. 5). ¿Hay áreas de su vida
que necesitan ser sometidas a la voluntad y el control de
Jesús?

■ Investiguemos la Palabra
1. Busque la palabra a g u a en una concordancia exhaustiva y
vea cuántas historias del Antiguo Testam ento puede en-
contrar en las que el agua se transforma de una manera u
otra. Haga una lista de estas historias y observe cuáles se
parecen más a la historia del agua transformada en vino
por Jesús.
2. En este capítulo observamos que hay notables paralelis-
mos entre las plagas del éxodo y los siete milagros de Jesús
en el Evangelio de Juan. Teniendo en m ente estos siete
milagros, lea cuidadosamente la historia de Elíseo en 2
Reyes 2 al 9 y 13. ¿Hay paralelismos similares entre los
milagros de Elíseo y los milagros de Jesús que aparecen
en el Evangelio de Juan? ¿Cuáles pueden ser las implica-
ciones teológicas de estos paralelismos?
■ LOS DISCÍPULOS CREEN 91

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Acerca de la gloria de Jesús, véase R. E. Brown, T h e G ospel
A c c o r d in g to J o h n , 1:503.
2. Con respecto a la hora de Jesús, véase tb íd ., 517, 518.
3. En cuanto a las implicaciones del milagro de Jesús para
una actitud cristiana respecto del alcohol, véase S. Bac-
chiocchi, W in e in th e B ib le , 137-144. Aunque el artículo
de Evans titulado “Biblical T heology o f Drinking” no se
ocupa del milagro de las bodas, ofrece otra perspectiva
adventista acerca de grandes preguntas bíblicas.
4. Véase también E. G. W hite, E l D e se a d o d e to d a s la s g e n te s,
118-127.
CAPITULO CUATRO

Un Discípulo Inquisitivo
Juan 2:12-3:21

Después de un período no especificado de tiempo en Galilea, probable-


mente unos cuatro a seis meses (2:12), Jesús viaja a Jerusalén para tomar
parte en la fiesta de la Pascua. Mientras está allí, limpia el templo (vers.
13-22), una señal que atrae bastante la atención sobre él, pero no para su
alegría (vers. 23-25). Nicodemo, un fariseo y miembro del consejojudío
gobernante, decide hacer algunas investigaciones en horas de la noche pa-
ra ver qué clase de hombre podía hacer el tipo de cosas que está haciendo
Jesús (3:1-21). Queda estupefacto por lo que oye (vers. 10-21).
De acuerdo con la cronología del Evangelio, la entrevista con Nicodemo
ocurre tarde la noche del mismo día en que Jesús purificó el templo. Es así
como veremos que todo el material de esta sección ocurrió en el mismo día
y está relacionado en forma inherente.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 2:13-22

Lea Juan 2:13-22 dos veces, y luego haga lo siguiente:

1. Compare las cuatro versiones del relato de la purificación


del templo que hace Jesús (Mat. 21:12-17; Mar. 11:15-19;
Luc. 19:45-48; Juan 2:13-22). ¿Cuáles son las principales
semejanzas y diferencias? Observe en qué etapa del minis-
92
■ U N DISCIPULO IN Q U ISITIV O 93

terio público de Jesús tiene lugar cada relato. ¿Le parece


que Jesús purificó el templo más de una vez o que los dis-
tintos escritores ubicaron la historia de acuerdo con su
propósito teológico? Explique su respuesta en uno o dos
párrafos.
2. Utilice las referencias marginales de su Biblia para encon-
trar el salmo citado en 2:17. Haga una lista de todos los
elem entos similares que encuentra. Escriba con qué pro-
pósito le parece que Jesús citó este capítulo del Antiguo
Testamento.
3. Compare 2:13-22 con 6:22-35. Nuevamente haga una lista
de todos los elem entos en común que encuentre. ¿Le pa-
rece que el autor del Evangelio estaba extrayendo una lee-
ción similar en ambos pasajes? Explique su respuesta.
4. Compare 2:22 con 2:11. ¿Es la fe de los discípulos similar
o diferente en ambos pasajes? ¿Por qué algunas cosas pu-
dieron ser entendidas y creídas sólo después de la muerte
y la resurrección de Jesús?

■ Exploremos la Palabra
La Estructura del Pasaje
En divergencia notable con Mateo, Marcos y Lucas, Juan ubica
la purificación del templo al comienzo del ministerio de Jesús en
lugar de hacerlo justo antes de la crucifixión (Mat. 21:12, 13; Mar.
11:15-17; Luc. 19:45, 46). Esto hace surgir la pregunta de si fueron
dos purificaciones del templo, una al comienzo y otra al final del
ministerio público de Jesús, o solamente unpf. Y si fite sólo una, );
‫¿ ז‬fiie Juan o los ottostres quienes la ubicaron en el momento fiisto- |1 ***‫־־‬

Se puede citar evidencia a favor de las tres posturas. La purifica-


ción del templo está claramente relacionada con la muerte y la re-
surrección de Cristo (2:19, 21; véase también Mat. 26:61; 27:40;
Mar. 14:58; 15:29). Es un acto calculado para inspirar la furia de
las clases gobernantes dentro del judaismo. Como tal, lo más pro-
94 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

bable es que sea el evento que precipita su arresto, juicio y ejecu-


ción, y por lo tanto sería naturalmente al final de su ministerio,
como lo presentan Mateo, Marcos y Lucas. Pero como veremos
en la próxima sección, la fecha de la purificación registrada en
Juan 2:13-22 encaja bien con la porción anterior del ministerio
público de Jesús.
Puesto que ambos relatos de la purificación del templo parecen
encajar en el momento histórico apropiado, es bastante posible
que Jesús en realidad limpiara dos veces el templo. El énfasis del
acto anterior, de acuerdo con Juan, es el tema del reemplazo; Jesús
reemplaza el templo y sus sacrificios con su propio cuerpo (vers.
19-21). El acto posterior, según lo registran Mateo, Marcos y Lu-
cas. precipita el arresto y la muerte de Jesús.
La estructura de 2:13-22 sigue una línea recta, pero parecería
haber un paralelismo entre los versículos 14 al 17 y los versículos
18 al 22. La primera sección se ocupa de lo que Jesús hizo, y la se-
gunda de la autoridad detrás de sus acciones (Talbert, Reading
John, 96-98). Observe el siguiente diagrama:

14, 15 Acción de Jesús 18 Acción de Jesús


16 Palabras de Jesús 19 Palabras de Jesús
20,21 Malos entendidos
17 Los discípulos recuerdan 22 Los discípulos recuerdan

Antecedentes del Pasaje


En Juan 2:20 “los judíos” afirman que el templo había estado en
construcción durante 46 años al momento en que estaban hablan-
do. La construcción del templo era un proyecto en marcha que no
se completaría hasta el año 63 d.C., sólo siete años antes de su des-
tracción. La reconstrucción del templo fue comenzada en el 18°
año del reino de Herodes el Grande (el 18o año de Herodes se su-
perponía con partes de los años 20 y 19 a.C.). Al sumar 46 al 18° de
Herodes (primavera del 19 a.C.) se llega a la primavera del año 28
d.C. (no había año “cero”), unos seis meses después de que Juan el
U U N DISCÍPU LO IN Q U ISITIV O 95

Bautista bautizara a Jesús (en el 15° año de Tiberio, Luc. 3:1, que
sería el otoño del año 27 d.C.). Es así como la referencia incidental
en este relato (“en cuarenta y seis años fue edificado este templo”)
confirma la exactitud histórica de ubicarlo precisamente en este
momento del ministerio público de Jesús.
De acuerdo con Josefo, el historiador judío de fines del primer
siglo, la venta en el templo comenzó en algún momento del reina-
do de Caifás como sumo sacerdote (18-36 d.C.; véase Bruce. 64,
65). Puesto que los sacerdotes se beneficiaban enormemente de
este tráfico en el templo, desbaratarlo era un acto calculado para
ganarse su animosidad.
Como se informa en el libro apocalíptico de 1 Enoc, los judíos
esperaban que cuando viniera el Mesías, él restauraría el templo
reemplazando el edificio viejo por uno nuevo que igualara la gloria
del templo de Salomón o lo superara, como el templo de Ezequiel
40-48 (1 Enoc 89, 90). En los libros judíos apocalípticos de 4 Es-
dras y 2 Baruc (escritos en algún momento después de la destruc-
ción de Jerusalén en el año 70 d.C.), la destrucción del templo en el
año 70 era explicado, por lo tanto, como parte de la preparación
necesaria para la venida del Mesías. Puesto que el Cejo templo ha-
bía sido destruido, se esperaba que el nuevo pronto estuviera en
camino. A la luz de expectativas como esta, la purificación que hace
Jesús del templo sería entendida como un acto que llevaba consigo
el derecho a la condición de Mesías.

Explorando el Pasaje en Detalle


El lugar del templo donde Jesús encuentra el ganado, las ove-
jas, las palomas y los cambistas (vers. 14) es el atrio de los gentiles.
Así que el tráfico en el templo no sólo es en detrimento de la reve-
renda, sino que también excluye a los gentiles de apreciar la única
parte del templo donde es bienvenida su presencia. Aunque Juan
no registra ninguna protesta por exclusión, en Marcos 11:17 se
observa que Jesús dice: “Mi casa será llamada casa de oración para
todas las naciones”. En Juan el énfasis no está puesto en la exclusión
de los gentiles, sino en el celo de Jesús por la pureza de la casa de
96 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Dios (vers. 17). Al echar a los que estaban profanando el templo


(vers. 15, 16), Jesús está estableciendo el orden escatológico profe-
tizado en Zacarías 14:20 y 21, cuando el templo y todo lo que hay
en él serían santos. La purificación del templo es un acto del Me-
sías del fin de los tiempos.
En Juan 2:17 Jesús cita el Salmo 69: “El celo de tu casa me con-
sume”. A primera vista, la referencia es un poco opaca, pero al mi-
rarla más detenidamente vemos más luz. El salmista es un extraño
para sus propios hermanos (Sal. 69:8; compare con Juan 2:12). En-
frenta los insultos de los que no comparten su celo por el templo
(Sal. 69:9, 11, 12; compare con Juan 2:17, 18, 20). Es así que Sal-
mos 69 y Juan 2:13-22 contiene múltiples paralelismos uno con
otro, pero sólo se cita directamente una frase.
La cita de 2:17 ilustra un principio general de la forma en que
los escritores del Nuevo Testamento citan al Antiguo Testamento.
C. H. Dodd, un notable erudito del Nuevo Testamento, fue el pri-
mero en notar que los escritores del Nuevo Testamento citan bre-
ves porciones del Antiguo Testamento no como textos prueba en sí
mismos, sino para señalar el contexto más amplio en el que se en-
cuentran (Dodd). En otras palabras, cuando un escritor del Nuevo
Testamento cita el Antiguo Testamento, es sabio considerar siem-
pre si el contexto mayor de la cita del Antiguo Testamento arroja
luz sobre el papel que juega la cita en su contexto del Nuevo Testa-
mentó.
La experiencia de Jesús, por lo tanto, es paralela a la experiencia
del salmista David. Ambos manifestaron celo por el templo a pesar
de gran oposición, de su propia familia así como también del públi-
co en general. La experiencia de Jesús como “hijo de David” se
entiende en Juan como cumpliendo la experiencia del rey David
en su anhelo de instituir el culto apropiado a Dios en la antiguaje-
rusalén. La causa de la muerte de Jesús sería su celo por el culto
apropiado a Dios.
Juan 2:18 también es paralelo a 6:30. En ambos casos, el pueblo
pide una señal inmediatamente después de que él ha realizado una.
Jesús contesta al pedido con el comentario: “Destruid este templo,
y en tres días lo levantaré” (2:19). Puesto que aquí está hablando
■ U N DISCÍPU LO IN Q U ISITIV O 9Ί

del templo de su cuerpo (vers. 21), es evidente en este comentario


que les está ofreciendo la mayor de las señales: su propio suffi-
miento, muerte y resurrección (véase 8:28). Jesús se niega a justifi-
car sus acciones sobre la base puramente de su poder, como espe-
ran sus oyentes. El apela, en lugar de ello, a su muerte y resurrec-
ción como la base de su autoridad sobre la tierra (véase 3:13-16).
‫ —־־‬En 2:19 Jesús habla de la destrucción del templo en segunda
persona: “Destruid este templo”. Este comentario implica que los
rudioTsoiTIos que~esta1Vdestruyendo el templo, no Jesús (véase
\VÍMe^ElDeseado de rodas las gentes, 137). Como en muchas otras
partes‫־־‬de1‘ Evangelitl,'Úqu^ay Involucrado un doble significado.
Por su desobediencia a Dios, bien ilustrada por su comercio en el
templo, son responsables de la destrucción de este magnífico edifi-
ció en el año 70 d.C. (un evento del pasado, desde la perspectiva
del momento en que se escribió el Evangelio). Pero en un nivel
más profundo, también serían responsables de la muerte de Jesús,
el verdadero templo escatológico de Dios. En este pasaje, por lo
tanto, Jesús reemplaza el templo con su cuerpo. Cuando destruye-
ran su cuerpo, él lo levantaría nuevamente en tres días (vers. 21,
en la resurrección).
El último versículo de esta sección (vers. 22) recuerda al lector la
conclusión de la sección anterior (vers. 11). Pero hay una diferencia
importante: en el versículo 11 la creencia es inmediata. Los disci-
pulos ven la gloria de Jesús manifestada cuando transforma el agua
en vino y creen como resultado. Pero en el versículo 22, los disci-
pulos que observan el incidente en el templo llegan a creer sólo
después de que Jesús es levantado de los muertos y al recordar su
comentario acerca del templo de su cuerpo.
Juan en este versículo quiere decir que hubo dos niveles o etapas
en el desarrollo de la fe de los discípulos en Jesús. El primer nivel
se vio durante su vida, cuando creyeron como resultado de las se-
ñales que él hizo. Pero el nivel más profundo de su creencia ocu-
rrió sólo después de su muerte y resurrección, la última y más
grande de sus señales, después que el Espíritu Santo fue derramado
sobre ellos (7:39). Entonces ellos llegarían a creer sobre la base de
las palabras de Jesús y sobre la base de las Escrituras que predecían
98 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

su ministerio. Este inter-juego entre una fe menor que se basa sólo


en señales y una fe mayor que se basa sobre la palabra es el tema
explícito de la breve sección que sigue a 2:22 (vers. 23-25).

Principales Temas del Pasaje


Reemplazo del templo
El tema del reemplazo en el relato de las bodas se continúa
aquí. Jesús saca a los animales destinados al sacrificio del templo y
los reemplaza con su propio cuerpo. El ha reemplazado todo el
sistema del santuario y de los sacrificios con su propia persona.
Todo lo que la Torá, las fiestas y los sacrificios han prometido al
creyente ahora está disponible en la persona de Cristo (1:17; 1
Cor. 1:30). Este, por supuesto, es esencialmente el mismo mensaje
presentado por el autor de Hebreos. Las cosas viejas fueron insti-
midas por Dios, y eran muy buenas, pero en Jesús algo mejor ha
venido (Heb. 1:1-4; 3:1-6; 8:6; 9:11).
Jesús, por lo tanto, es el templo del nuevo Israel, que ha traído a
la existencia por medio de su vida, muerte y resurrección. El tem-
pío hoy no es una presencia material por derecho propio. Existe
sólo en la presencia personal de Jesús. Por cuanto el templo en la
era del Nuevo Testamento está dondequiera que Jesús está, el len-
guaje del templo puede ser ampliado a otras tres realidades.
1) Puesto que Jesús reside ahora a la diestra de Dios en el cielo,
hay un tabernáculo o templo mayor y más perfecto en el cielo
(Heb. 8:1, 2, 5; no parecería haber una distinción teológicamente
significativa entre los términos tabernáculo y templo según se aplica
al cielo; véase también Apoc. 15:5-8).
2) Sin embargo, de acuerdo con el Nuevo Testamento, Jesús no
sólo reside en el cielo; por medio del Espíritu Santo, también resi-
de en la iglesia en la tierra, que, después de todo, es su cuerpo (1
Cor. 12:27; Efe. 2:14-16; 4:12-16). Los creyentes como cuerpo
corporativo pueden, por lo tanto, ser descritos como piedras vivas
que forman un templo espiritual, siendo Cristo mismo la piedra
■ U N D ISCÍPULO IN Q U ISITIV O 99

del ángulo (1 Ped. 2:4-8; Efe. 2:19-22; 1 Cor. 3:17; 2 Cor. 6:16)..
\ _
3) Por último, hay nna tercera extensión del tema del temploTír
el Nuevo Testamento. Cristo también reside en los cuerpos de los
creyentes por medio del Espíritu Santo (Col. 1:18). Es, por lo tan-
to, apropiado hablar de los cuerpos humanos físicos como templos
del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19, 20). Porque se entiende a Jesús co-
mo templo de la nueva era inaugurada con su vida y su muerte, es
posible hablar de templos en el cielo, en la iglesia y en los cuerpos
de los creyentes, por causa del ministerio de intercesión que está
realizando en favor de ellos.

La Cena del Señor


Uno de los elementos más notables del Evangelio de Juan es la
carencia total de alguna referencia explícita a la última cena que
Jesús tuvo con sus discípulos antes de la cruz. En el lugar donde
ese evento tendría que haber aparecido, se encuentra el relato del
lavamiento de los pies (13:1-17), hecho que no se menciona en
Mateo, Marcos o Lucas. Esta ausencia del relato de la Cena del
Señor en el Evangelio de Juan ha causado que muchos estudiosos
busquen referencias más ocultas a la cena y/o a su teología.
Muchos eruditos, por lo tanto, han sugerido que Juan 2 es esa
referencia oculta. Como hemos visto, hay muchas conexiones entre
el relato de las bodas de 2:1-11 y la cruz. En los versículos 13 al 22
Jesús reemplaza el templo y sus animales para sacrificios con su
propio cuerpo, otra conexión con la cruz. El vino de Caná recuerda
al lector la sangre de Jesús, que reemplaza los lavamientos del ju-
daísmo, y el templo aquí nos recuerda el cuerpo de Jesús que sería
quebrantado (“destruid este templo”). Al comienzo de este Evan-
gelio, entonces, Juan hace que el lector conocedor sea consciente
que él sabe acerca de la última cena y la teología que la motivó,
pero que no repetirá el relato que otros ya han descrito tan con-
cienzudamente. Su método será de alusión y sutil inferencia, re-
compensando al estudiante diligente con ricas minas de discerní-
miento espiritual.
100 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 2:23-25
Lea Juan 2:23-25 dos veces, y luego responda las siguientes
preguntas:

1. ¿Por qué le parece que Jesús no confió en estos creyen-


tes? ¿Qué relación le parece que tiene este pasaje con las
historias precedentes y las que le siguen?
2. Comente en un párrafo o dos lo que piensa que nos dice
acerca de Jesús la habilidad que él tenía para leer las m en-
tes y los corazones.

■ Exploremos la Palabra

La Estructura del Pasaje


Juan 2:23-25 es un excelente ejemplo de “bidireccionalidad” (ir
en dos direcciones), una técnica literaria usada por Juan en la cual
un pasaje mira en ambas direcciones simultáneamente. Ya obser-
vamos esta técnica en el relato de las bodas en 2:1-11. Las bodas de
Caná concluyen muchos de los temas de 1:19-51 al mismo tiempo
que introducen el tema del reemplazo de los capítulos 2 al 4.
La escena en 2:23-25 se construye sobre la purificación del
templo de los versículos 13 al 22. Al mismo tiempo, los temas de la
creencia inadecuada (2:23, 24) y el conocimiento pleno que tenía
Jesús de lo que hay dentro de las personas (vers. 24, 25) están en el
centro del relato de Nicodemo que aparece a continuación (3:1-
21).

Antecedentes del Pasaje


Los rabinos enseñaban que había siete cosas que estaban total-
mente escondidas del conocimiento humano, y por lo tanto esta-
ban reservadas sólo para el conocimiento de Dios. Estas eran el día
de la muerte, el día de la consolación, las profundidades del juicio,
■ U N DISCÍPU LO IN Q U ISITIV O 101

la recompensa de uno, el momento en que sería restaurado el reino


de David, el momento en que el reino culpable (Roma) sería des-
truido y lo que está en el interior de uno (Beasley-Murray, John,
47).
Con la posible excepción de “las profundidades del juicio”, todas
las demás tienen que ver con el conocimiento del futuro, que se
halla claramente oculto de la vista humana a menos que Dios elija
revelarlo. La señal de conocimiento divino en el presente es cono-
cer lo que hay dentro de otro ser humano. En 2:24 y 25, por lo
tanto, Juan está reclamando para Jesús prerrogativas que para el
pensamiento judío sólo pertenecían a Dios. Si Jesús podía leer lo
que había dentro de otros seres humanos, ¡entonces él debía ser
verdaderamente la Palabra que era desde el principio, que creó to-
das las cosas, y que luego se hizo carne y habitó en medio de noso-
tros (1:1-5, 14)!

E l Pasaje en Detalle
En el momento de la fiesta de la Pascua, cuando Jesús sacó a los
cambistas y a los animales del templo, muchas personas comenza-
ron a creer en él por causa de las señales (plural) que hacía. Para la
mente popular, una “señal” era un evento asombroso, una obra de
poder. Pero en el Evangelio de Juan tienen un significado mucho
más profundo. Las señales en el cuarto Evangelio revelan cosas
acerca de la naturaleza y el carácter de Jesús. M uestran al lector
cómo era Jesús y, por lo tanto, revelan cómo es Dios (Barclay,
1:128).
Pero la fe que surgió debido a estas señales sólo era una fe par-
cial. Jesús “no se fiaba de ellos” porque podía leer las motivacio-
nes y las intenciones de sus interiores. N o necesitaba la ayuda de
nadie para entender a las otras personas. Ese conocimiento era su-
yo por naturaleza. Por lo tanto, podía leer el carácter de las perso-
ñas en el fiesta de la Pascua, acción que también realizó con Pedro
(1:40-42; 21:15-19), con Natanael (1:47-50), con su madre (2:4),
con Nicodemo (3:3, 10), con la mujer samaritana (4:16-18), con
Judas (6:70,71; 13:18-30).
102 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JU A N ■

Principales Temas del Pasaje

La fe superficial
Esta porción subraya un tema que ya notamos en el pasaje pre-
vio. Hay varios niveles de fe. Los discípulos tuvieron fe salvadora
en Jesús después que convirtió el agua en vino en Caná (vers. 11),
pero los esperaba una fe más profunda y duradera luego de la
muerte y resurrección de Jesús y el derramamiento del Espíritu
Santo (vers. 22; 7:39; Hech. 2).
En este pasaje aparece un tercer nivel de fe: la fe superficial o
inadecuada, que se basa sólo en milagros y que no trae a nadie a
una relación salvadora con Jesús.
Juan 2:23-25 afirma que Jesús conocía todo acerca de la natura-
leza humana. Sabía que muchos creyentes tenían sólo fe superfi-
cial en él. Aluchos de los que “creyeron” en él después de la purifi-
cación del templo se unirían más tarde a los que gritaban: “Crucifí-
cale! ¡Crucifícale!” Es fácil creer cuando todos alrededor de uno
creen lo mismo, pero esa creencia a menudo prueba ser inadecuada
cuando ya no es popular seguir a Cristo.
La gente a menudo piensa que si pudieran ver milagros, ten-
drían más fe. Pero la realidad es que los milagros no son un reme-
dio tipo “curalo-todo” para la fe superficial. Todo lo que podía ver
la gente en la fiesta de la Pascua era un obrador de milagros. Los
milagros de Jesús parecían obstaculizar su acercamiento a una
apreciación verdadera de la obra espiritual que él buscaba lograr
en el mundo. Esto podría explicar la falta relativa de milagros en el
mundo hoy. En nuestro contexto secular, los milagros podrían ha-
cer más daño espiritual que bien (Mat. 13:58). La respuesta a las
necesidades de la segunda generación (después de Cristo) no radica
en lo espectacular sino en atender cuidadosamente a las palabras
de la Escritura.

Jesús sabe
Hay un lado brillante con relación al conocimiento que Jesús
tiene de la naturaleza humana. Si él sabe todo acerca de nosotros,
sabe cómo aumentar nuestra fe. Sabe cómo capacitamos para
■ U N D ISCIPU LO IN Q U ISITIV O 103

aprender de él. Sabe cómo capacitarnos para que trabajemos con


eficacia para él dentro del contexto de nuestra vida diaria. El puede
proveer todas las respuestas que necesitamos (aunque no siempre
las respuestas que queremos).
Aún más importante, aunque Jesús conoce todo lo que hay para
saber acerca de nosotros, él igual nos acepta. El nos ama con un
amor eterno. Una de las razones por las cuales tenemos miedo de
confesar nuestros pecados a otros es que tememos cómo reacciona-
rán. Tenemos miedo de que si saben algo malo acerca de nosotros,
no nos quieran más. Pero no hay razón para no venir a Jesús y
confesar nuestros pecados a él. El ya sabe todo acerca de nosotros.
La confesión no le informa a él nada (¡no necesita nuestro testi-
monio, 2:25!). La confesión es aprender a decir la verdad acerca de
nosotros. El nos conoce íntimamente, sin embargo nos ama igual.
N o hay razón para no venir a él.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 3:1-21

Lea Juan 3:1-21 por lo menos dos veces, y luego responda


las siguientes preguntas:

1. ¿Qué puede aprender acerca del carácter y la posición de


N icodem o a partir de este pasaje? Enumere en un papel
todo lo que aprendió. Compare lo que encuentra con
7:45-52 y 19:38-42, y aumente su lista según haga falta.
¿Era N icodem o realmente un hombre tímido? ¿Sería él
un buen vecino hoy en día?
2. ¿Hay algo en este pasaje que apoye la idea de que el
“agua” de 3:5 es una referencia al bautismo? M encione las
evidencias que encuentre, si las hay.
3. ¿Sigue hablando Jesús a N icodem o hasta el versículo 21,
o es el autor del Evangelio el que prosigue? ¿En qué punto
le parece que termina la entrevista de Jesús con Nicodemo
104 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

y comienza el comentario acerca de ella? ¿En qué punto


del pasaje cambia Jesús de la segunda persona (“tú”) a la
tercera persona (“el”, “todo aquel”)? ¿Ayuda ese conocí-
miento a responder la pregunta anterior?
4. D e acuerdo con este pasaje, ¿cómo llega una persona a
“nacer de nuevo” (o nacer de arriba)? Escriba su respuesta.

■ Exploremos la Palabra

Estructura del Pasaje


La historia de Nicodemo continúa el tema del pasaje previo
(2:23-25). Al usar la primera persona del plural al dirigirse a Jesús
(“sabemos...”, vers. 2), Nicodemo actúa como portavoz de quienes
tienen una fe inadecuada que se basa en las señales que Jesús hacía.
Sirve como ilustración (parábola actuada), por lo tanto, de la clase
de fe parcial contra la cual advertía Juan en 2:23-25. Jesús sabe a
qué ha venido Nicodemo, pero no se compromete con Nicodemo.
En lugar de ello, busca abrirle a Nicodemo la gran carencia que
hay en su vida y su solución.

E l Pasaje en Detalle
El nombre Nicodemo significa “líder del pueblo” en griego. Ni-
codemo era sin lugar a dudas un hombre piadoso, un ejemplo de lo
mejor que podía ofrecer el judaismo. Era un fariseo, lo cual signifi-
caba que tomaba las Escrituras y su fe muy seriamente. También
era miembro del Sanedrín, el concilio judío gobernante, y bastante
bien educado (Jesús lo llamó “maestro de Israel”, vers. 10). Era
bastante rico (19:39) y relativamente intrépido (7:45-52; 19:38-
42), a pesar del hecho que una cierta timidez puede haber hecho
que eligiera las horas de la noche para entrevistarse con Jesús (3:2).
En conjunto, no hubiera sido un mal vecino.
El hecho que fuera fariseo y que Jesús inmediatamente lo com-
prometiera con el significado del agua para la vida espiritual (vers.
5) hace que uno se pregunte si Nicodemo formaba parte de la dele-
u U N DISCIPULO IN Q U ISITIV O IOS

gación de fariseos que cuestionaron al Bautista en 1:24-28. Si fue


así, debe haber estado anticipando la posibilidad que la venida del
Mesías estaba cercana. Habiendo observado la purificación que hi-
zo Jesús del templo (White, El Deseado de todas las gentes, 140). rema
que averiguar exactamente que se proponía Jesús.
J ! Qué sus motivos no eran exactamente puros es evidente por el \
i versículo 2. Nicodemo vino “de noche”. Hay tres maneras de ex- ‫ן‬
presar el tiempo en griego. Uno puedo hablar de tiempo como um
evento específico, como un período de tiempo, o como el uso cua-
I litativo del tiempo. Por uso cualitativo quiero decir ese tiempo que
puede ser usado para señalar eLágI^ficaφ,^0J‫ט‬maJΓ^Jldad espirita¿
o filosófica..más elevada. El caso genitivo en el cual se encuentra la
referencia de 3:2 indica el tercer tipo de. expresión... El autor del
Eyangelin nn está preocupado por el momento del día en que viere
Nicodemo o por cuanto dura la entrevista con Jesús (los dos prime-
1 ros tipos de expresión), sino por edn/o viene Nicodemo, su condi-
clon espiritual. Viene en la oscuridad del alma porque todavía no
conoce a Jesús ni lo acepta plenamente. Pero aunque está en oscu-
ridad. hace lo correcto. Al venir a Jesús, pasa. de las ti :reblas aJa
luz (Ί:4. 5: 3:19-21; 8:12; 9:5). Es lo opnesm-a Indas, que pasa de la
luz a las tinieblas (13:30). j~
U n tema importante de este pasaje es el significado del agua en
3:5. ¿Es el agua del bautismo, como muchos han enseñado, o se
trata de otra cosa? Los rabinos enseñaban que los bebés se forma-
ban del agua en el útero de la madre, y que el agua que se derrama
en el momento del nacimiento es el residuo que queda del proceso
de desarrollo. Suponiendo que Jesús tenía en mente esta Hase de
agua, dijo: “Para entrar en el reino de Dios, necesitas nacer dos
veces, una vez físicamente, de tu madre, y la segunda vez espiri-
tualmente, por medio del Espíritu Santo”.
Hay otros argumentos en favor de esta interpretación. Hasta la
época de Juan el Bautista, sólo se bautizaban los prosélitos gentiles.
Los judíos no sentían en general la necesidad de ser bautizados.
Por lo cual uno podría cuestionar si se le habría ocurrido a Nicode-
mo pensar que Jesús estaba hablando del bautismo. Además, en
2:6 el agua representa la exactitud literaria y la terrenidad del ju-
106 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

daísmo que Jesús buscaba reemplazar. Entender que el agua de 3:5


es el agua del nacimiento, por lo tanto, continuaría el tema del
reemplazo comenzado en Juan 2.
Finalmente, un argumento aparentemente decisivo surge del
contraste consecuente entre lo físico y lo espiritual en 3:3-7. Jesús
habla de “nacer de nuevo” (vers. 3, 7). Nicodemo habla del vientre
(vers. 4). Jesús contraste la carne y el Espíritu (vers. 6), antes de re-
petir el llamado a nacer de nuevo (vers. 7). Si el agua del versículo
5 tiene que ver con el agua del nacimiento físico, se corresponde
hábilmente con el énfasis en la “carne” del versículo 6:

Físico Espiritual
vers. 3 - Nacido de nuevo
vers. 4 vientre -
vers. 5 agua Espíritu
vers. 6 carne Espíritu
vers. 7 - Nacido de nuevo

Pero también existen argumentos poderosos en favor de queje-


sús hablaba del bautismo literal. Aunque el bautismo de los judíos
era algo nuevo, si Nicodemo había formado parte de la delegación
de fariseos que interrogaron a Juan el Bautista (1:24-28), fácilmen-
te puede haber captado que Jesús estaba diciendo: “Necesitas ser
bautizado (por Juan o por uno de mis discípulos [3:22, 23; 4:1, 2]),
no sólo en agua sino también en el Espíritu” (véase el vers. 5). El
agua y el Espíritu están íntimamente relacionados en la enseñanza
de Jesús en 4:10-14, 23, 24 y 7:37-39. La purificación por medio
del agua y la purificación por el Espíritu constituían también con-
ceptos vivos con el trasfondo del judaismo del primer siglo (Eze.
36:25-27; 1QS 3:6-9). La purificación de Israel con agua y con el
Espíritu iba a preceder a la venida del Mesías (Salmos de Salomón
18:5, 6). Y el concepto de “nacer de nuevo”, “nacer de lo alto”, es-
tá relacionado con el bautismo de Juan en 3:22-36. Así que es con-
secuente con el contexto ver en la declaración de Jesús una refe-
rencia al bautismo tanto de agua como del Espíritu.
U U N DISCÍPULO IN Q U ISITIV O 107

¿Cuál debe preferirse? Ambas tienen sentido en el contexto ori-


ginal. Sin mayores aclaraciones del autor, puede ser mejor conside-
rar la referencia de Jesús al agua como teniendo un doble significa-
do. Este es un ardid literario típico en los escritos de Juan, en los
cuales deja el significado deliberadamente ambiguo para hacer que
el lector piense más profundamente.
En cualquier caso, el asombroso concepto que Jesús le comunica
a Nicodemo es que al reino de Dios no se entra por haber nacido
en determinada nación o raza. Es una cuestión de decisión perso-
nal. Para entrar, uno debe hacer un compromiso espiritual a un
nuevo nacimiento, una vida transformada (véase White, El Deseado
de todas las gentes, 143). El cambio no es producido por el esfuerzo
humano, sin embargo. Se produce por la obra del Espíritu, que no
puede ser plenamente comprendido y, sin embargo es muy real
(vers. 8).
Nicodemo pregunta cómo puede llevarse a cabo tal transforma-
ción (vers. 9). Jesús responde que la respuesta a la pregunta de Ni-
codemo no puede obtenerse por medios humanos, aún si un hu-
mano pudiera ascender a los cielos (vers. 11-13). La respuesta sólo
puede venir de Aquel cuya naturaleza esencial pertenece al cielo, y
que sin embargo ha descendido como Hijo del hombre para revelar
las realidades del cielo (vers. 13).
En los versículos 14 y 15, ese ser es el que responde la pregunta
de Nicodemo (véase W hite, El Deseado de todas las gentes, 145-147).
La clave para el nuevo nacimiento es levantar al Hijo del hombre
(7:39). La cruz es la que hace posible el nuevo nacimiento, no el
esfuerzo humano (1:12, 13).Es interesante notar que los fariseos
no creían en un Mesías que sufriría y moriría. En 3:14 y 15, por lo
tanto, Jesús le dice a Nicodemo aquello que los fariseos necesitaban
saber para poder entrar en el reino de Dios.
Jesús compara la cruz con la serpiente que Moisés levantó en el
desierto (vers. 14, 15; Núm. 21:4-9). Es una comparación apropia-
da. En ambos casos, el remedio fue provisto por Dios y era sor-
prendentemente parecido a la enfermedad. En ambos casos, el re-
medio fue exhibido conspicuamente. En ambos casos, mirando al
remedio se podía producir la cura. En ambos casos, el remedio era
108 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

una piedra de tropiezo para la razón humana. Y en ambos casos,


las consecuencias de la desobediencia eran las mismas. La cruz es
un asunto de vida o muerte para los seres humanos.
Es difícil saber quien está hablando en Juan 3:16-21, si Jesús o el
autor del Evangelio. Jesús habla en segunda persona hasta 3:12.
Pero comenzando con el versículo 13 hay un cambio a la tercera
persona, y el tópico se aleja más y más del tema del diálogo entre
Jesús y Nicodemo. En alguna parte entre los versículos 13 y 17 pa-
rece que se pasa de Jesús hablando con Nicodemo al autor del
Evangelio dirigiéndose a los lectores. Puesto que el estilo de Juan y
el estilo de Jesús son iguales en este Evangelio, no es posible detec-
tar exactamente dónde ocurre el cambio, aunque probablemente
se dé entre los versículos 15 y 16.
Juan 3:16, posiblemente el versículo más amado de la Biblia,
contiene una palabra griega especial, monogenés, que se traduce co-
mo “único” en la Biblia de Jerusalén y otras versiones y como
“unigénito” en la versión Reina-Valera Revisada 1960. Muchos
sienten que la palabra implica que Jesús fue “generado”, nació o
fue creado en algún momento del pasado. Si fuera así, no sería el
dador eterno de la vida, original, propio, y no emanado de otro
(White, El evangelismo, 447).
Es interesante que en la Biblia griega (incluyendo el Antiguo
Testamento griego) la palabra monogenés se aplica sólo a dos perso-
ñas: Isaac y Jesús (Gén. 22:2, 12; Heb. 11:17-19). Isaac no era el
“unigénito” hijo de Abrahán en sentido físico. Abrahán tuvo otros
siete hijos (Gén. 16:15, 16; 25:1, 2). Isaac se distinguía no por ser
descendiente físico de Abrahán, sino porque era un hijo “singular,
único” de Abrahán. Era el hijo de la promesa (Gén. 12:7). Por me-
dio de él, Dios quería bendecir a todas las naciones (Gén. 12:1-3).
Es así que el término griego monogenés (literalmente “uno de una
clase”) señala el papel singular de Isaac y de Jesús en el plan de
Dios para bendecir a todas las naciones. N o tiene que ver con el
tema del nacimiento físico o de ser generado por el Padre.
Juan 3:16 merece todo el afecto que recibe, porque contiene en
una cáscara de nuez muchos de los grandes temas del Evangelio de
Juan. Resalta el amor de Dios, que es uno de los principales temas
m U N D ISCÍPULO IN Q U ISITIV O 109

en el discurso de despedida luego del lavamiento de los pies


(13:34; 14:21, 23; 16:27). Presenta ese amor como universal: Dios
amó al mundo (no al planeta, sino a todo el mundo de seres huma-
nos, Brown, 1:508-510). El amor de Dios no se gana sino que nos
llega como un don en la persona de su Hijo. Y todo aquel que cree
(en el Evangelio de Juan la fe siempre se expresa como un verbo,
nunca como sustantivo, como en las cartas de Pablo) en el Hijo re-
cibe el regalo de la vida eterna y la remoción de la condenación
(3:17).
Sin embargo, aunque el regalo es gratuito, espera una respuesta
humana. ¿A quién se le ocurriría rechazar ese don gratuito? La
verdad es que a la mayoría de las personas. ¿Por qué? Porque
aceptar el regalo significa confesar todas las pequeñas realidades
sucias de nuestra vida personal. Muchas personas no quieren que
sus vidas estén expuestas a la Luz, porque temen lo que se revelará
(vers. 19, 20). La naturaleza humana pecaminosa hace que huya-
mos de la realidad. Y las mismas personas que evitan la Luz gene-
raímente se sienten amenazadas cuando otros alrededor de ellos
vienen a la Luz, porque el contacto con los creyentes trae más
riesgos de exposición a la Luz. Esa es la razón por la cual el im-
pulso hacia la incredulidad resulta tan fácilmente en persecución.
¿Cómo es que Jesús no vino al mundo para condenar al mundo
(vers. 17) y sin embargo su venida trae a las personas a condenación
(vers. 18)? La condenación no es el propósito de la misión de Jesús
al mundo. Su propósito es salvar. Pero puesto que tanto la salva-
ción como la destrucción son posibles para los seres humanos, y
puesto que la fe en Jesús es el único camino a la salvación, el llama-
do de fe siempre trae detrás de el, juicio. Rechazar el don de la vida
es elegir el juicio de muerte. El propósito de la misión de Jesús no
era el juicio, pero es uno de sus resultados.

Principales Temas del Pasaje

La Trinidad divina
Parecería haber un sutil énfasis trinitario en la narración de N i-
110 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

codemo, el discípulo interrogador. Jesús primero habla de la obra


del Espíritu Santo (vers. 3-8). Luego introduce la parte que le toca
en el plan de salvación, venir a la tierra y ser levantado para que
todos los que en él creen tengan vida eterna (vers. 11-15). Luego el
pasaje cierra con una mirada al papel del Padre, que dio a su único
Hijo para salvar a los que perecen y que obra en la tierra a través de
las obras de los que vienen a la Luz (vers. 16-21).

Todo aquel que cree


Es un punto muy intrigante el que la fe siempre sea un verbo
en el Evangelio de Juan (generalmente traducido como “creer”),
aunque es un sustantivo en las cartas de Pablo (generalmente tra-
ducida como “fe”). Aunque las palabras castellanas son diferentes,
no hay diferencia en el significado del original (la raíz es pist-). La
diferencia radica en la forma en que las palabras funcionan en la
oración. Los verbos, especialmente en el tiempo presente en grie-
go, tienen a enfatizar una acción continua. La fe como verbo no es
estáticafjKius una cosa de una sola vez. Está en acción, es continua
y está orientada hacia la acción. Como verbo, la fe siempre tiene un
objeto. La fe debe ponerse en alguien o algo. En el Evangelio de
Juan, creer está dirigido fundamentalmente a Jesús, el que deseen-
dió y fue levantado sobre la cruz (1:12; 3:13-16; 7:39; 9:35-38;
14:1; 20:31). En un sentido secundario, los creyentes son llamados
a creer en las Escrituras y en las palabras de Jesús (2:22; 5:47). En
el Evangelio hay una cantidad de términos relacionados , tales co-
mo recibirle, venir a él, seguirle y permanecer en él. Cada uno de ellos
capta por lo menos una porción de los matices implicados en el
verbo creer.
Este creer es un principio universal en el Evangelio de Juan. To-
do aquel que cree no muere sino que tiene vida eterna. Este princi-
pió universal está bellamente ilustrado en los relatos de Juan 3 y 4.
En Nicodemo, el adinerado y piadoso judío; en la pobre y adúltera
mujer samaritana; y en el noble (posiblemente) gentil de 4:46-54,
vemos todo el espectro de “todo aquel”. Nadie debe ser excluido
del don de Dios en Cristo.
u U N DISCÍPU LO IN Q U ISITIV O Ill

■ Apliquemos la Palabra
Juan 2:12-3:21
1. Existe una diferencia entre la ira descontrolada y la justa
indignación. ¿Cuándo es apropiado enojarse por las cosas
que suceden en la iglesia? ¿En las Addas de los compañeros
de trabajo, de los amigos y de nuestra familia? ¿Existe al-
gún peligro espiritual al hacer uso de la justa indignación?
¿Hay algún peligro espiritual al n o sentir justa indignación
en las circunstancias apropiadas? Explique su respuesta.
2. ¿Nos permite el ejemplo de Jesús usar la violencia contra
el error algunas veces? ¿Cómo le parece que respondería
Jesús si se encontrara en un asalto a un banco? ¿Con una
mujer que está siendo violada? ¿Con una revuelta por mo-
tivos raciales? ¿Con un concierto de rock o con un juego
de bingo en una iglesia?
3. Si compara su vida espiritual con las habitaciones de una
casa, ¿qué habitación, piensa usted, le gustaría limpiar
más a Jesús? ¿Su comedor (lo que come)? ¿Su sala de re-
creación? ¿Su lugar de estar (sus relaciones íntimas)? ¿Su
dormitorio? ¿Su pieza de trabajo (el uso de sus talentos,
etc.)? ¿Estaría usted feliz con esa limpieza o la resistiría
en este momento?
4. Originalmente, los vendedores del templo fueron coloca-
dos allí como un servicio para ayudar a los judíos que ve-
nían de lejos. ¿Cómo es que algunas prácticas útiles dege-
neran en alborotos? ¿Hay áreas en su vida y/o en la iglesia
que se han deteriorado o necesitan re-pensarse? ¿Está su
vida y/o la iglesia llena de confusión con actividades que
han sobrepasado ya su utilidad o incluso que se han vuelto
perjudiciales para su vida espiritual?
5. ¿Hasta qué punto es posible para los cristianos hoy tener
el tipo de discernimiento de los pensamientos, las motiva-
ciones y los sentim ientos de los demás que tenía Jesús?
¿Puede pensar en formas en las que puede desarrollar su
habilidad para reconocer la dirección de Dios y lo que él
112 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

impresiona en su vida? ¿Cómo pueden los creyentes ob-


tener un discernimiento más claro de lo engañoso que es
su propio corazón?
6. El interés que tenía N icodem o por Jesús fue despertado
por la purificación del templo. ¿Qué fue lo que despertó
por primera vez su interés en Jesús? ¿Por qué despertó su
interés? ¿Han cambiado sus intereses? ¿Cómo ha afecta-
do eso su relación con él?
7. ¿Por qué tienen tanto miedo las personas de exponer sus
vidas delante de Jesús cuando se puede ganar tanto? ¿Hay
áreas en su vida que no desea que nadie conozca? ¿Cuáles
son? ¿Ha tratado alguna vez de esconder de D ios esos de-
fectos?
8. ¿En qué clase de ambiente está dispuesto a confesar sus
pecados a otros y a Dios? ¿Cómo puede la iglesia ayudar a
crear ese ambiente?

■ Investiguemos la Palabra
1. Utilizando las herramientas disponibles en el C o m e n ta rio
b íblico a d v e n tis ta y en el D ic c io n a rio bíblico a d v e n tis ta , averi-
güe todo lo que pueda acerca del templo, su construcción,
su historia y su disposición arquitectónica. Con la ayuda
de una concordancia, encuentre todas las descripciones
bíblicas de te m p lo , ta b e r n á c u lo , s a n tu a r io , etc. Anote todo
lo que aprenda que de alguna manera afecte su compren-
sión de este pasaje.
2. Busque en una concordancia todas las palabras en el N ue-
vo Testamento que estén relacionadas con f e y creer. Ob-
serve cómo funciona cada una como sustantivo o verbo.
Trate de agrupar estos distintos usos en categorías. Escri-
ba las nuevas ideas que se le ocurran acerca de la impor-
tancia que tiene creer en el Evangelio de Juan.

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para un relato detallado de las condiciones de vida en Je-
■ U N DISCIPU LO IN Q U ISITIV O 113

rusalén y sus alrededores en el tiempo de Jesús, véase Je-


remías, J e r u s a lé n e n tie m p o s d e J e s ú s .
2. Para una descripción detallada del templo de Jerusalén y
su historia, véase S. H. H om , D ic c io n a r io bíblico a d v e n tis ta .
artículo “Tem plo”.
3. Para más información acerca de la vida de Nicodemo, véa-
se D. N . Freedman, ed., T h e A n c h o r B ib le D ic tio n a r y .
5:1104-1106.
4. Con respecto al concepto de “señales” en el Evangelio de
Juan, véase R. Schnackenburg, T h e G o sp e l A c c o r d in g to S t.
J o h n , 1:515-528.
5. Véase también E. G. W hite, E l D e se a d o d e to d a s la s g en tes,
128-149.
CAPITULO CINCO

Los Forasteros Se Convierten


en Discípulos
Juan 4

Luego de su visita ajerusalén, Jesús pasa algún tiempo junto aljor-


dán cerca del lugar donde Juan el Bautista continúa su obra profética
(3:22-24). El autor del Evangelio aprovecha la situación para subrayar
una vez más la humildad del Bautista y la consumada superioridad de
Jesús (vers. 25-30). En los versículos 31 al 36, el autor comenta que el
Padre otorga un mejor testimonio a Jesús que al Bautista, lo que implica
que la obra del Bautista ya no es necesaria.
Cuando losfariseos se interesan demasiado en su obra, Jesús decide di-
rigirse hacia Galilea (4:1-3). A l mediodía se detiene a descansar cerca de
un pozo junto a la ciudad samaritana de Sicar (vers. 4-6). Los discípulos
lo dejan, presumiblemente para conseguir el almuerzo en el pueblo (vers.
27, 31). El encuentro de Jesús con la mujerjunto al pozo se ha contado y
vuelto a contar a lo largo de los siglos (vers. 7-30).
Luego de pasar varios días en Sicar, Jesús continúa su viaje hacia Ga-
lilea. El autor ilustra la fe superficial de los galileos (vers. 43-45), con-
trastándola con la historia de un padre, un oficial real que ha venido de
bastante lejos para buscar sanidad para su hijo (vers. 46-54). Jesús lee su
vida interior, lo confronta con su incredididad, lo despide como creyente y
demuestra que su habilidad para hacer grandes señales no está limitada de
ninguna manera por la distancia.
114
■ LOS FORASTEROS SE CO N V IERTEN 115

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 4

Lea por favor Juan 4 por lo menos dos veces, y luego res-
ponda las siguientes preguntas:

1. La mujer junto al pozo pasa de ignorar totalmente al ex-


traño a una aceptación de todo corazón del Mesías. Escri-
ba en sus propias palabras la esencia de cada una de sus
respuestas a Jesús y trate de describir cómo ilumina cada
respuesta la comprensión que usted tiene de la actitud de
ella hacia Jesús en esa etapa de la entrevista.
2. Enumere todo lo que pueda encontrar en el pasaje y que
le ayude a entender la teología, la historia y las actitudes
de los samaritanos, especialmente en relación con los ju-
dios. ¿Qué imagen del Mesías tenía la mujer? ¿Le parece
que Jesús estaba de acuerdo con la idea que ella tenía del
Mesías? ¿Por qué? ¿Cómo le ayuda 2 Reyes 17 a entender
los problemas que existían entre los judíos y los samarita-
nos? La idea samaritana acerca del Mesías se basaba en
gran medida en Deuteronom io 18:15-18. ¿Que sugiere
este pasaje acerca de cómo sería el Mesías samaritano?
Lea algún artículo acerca de los samaritanos en un diccio-
nario bíblico.
3. Compare esta historia con la de N icodem o. Una habla
acerca de un hombre; la otra, de una mujer. U no viene en
medio de la noche; la otra, al mediodía. ¿Cuántos contras-
tes entre ambas historias puede registrar en un papel?
¿Cuál le parece que es el propósito del autor al resaltar
estos contrastes?
4. Dadas las barreras sociales entre los judíos y los samarita-
nos, ¿qué significación le parece que tiene el trato q u e je -
sús da a la mujer y el hecho de que estuviera dispuesto a
quedarse en la ciudad durante dos días completos? Basán-
dose en la reacción de los discípulos, describa cómo le pa-
116 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

rece que se sentían los discípulos con respectóla la con-


ducta de Jesús.

■ Exploremos la Palabra

Estructura del Pasaje


El relato describe a una mujer cuya comprensión de Jesús au-
menta rápidamente. Al comienzo, ella sólo ve a un hombre sedien-
to y lo ignora (vers. 7). Luego se da cuenta de que es judío, e inme-
diatamente le demuestra su desagrado (vers. 8-10). Luego se da
cuenta de que debe ser un maestro, así que comienza a importunar-
lo (vers. 11, 12). Luego se convence de que debe ser un profeta y
comienza a apreciarlo (vers. 19, 20). Finalmente se da cuenta de
que es el Mesías y llega a adorarlo (vers. 25-30, 42). A menudo me
he preguntado si el camino que condujo a/ésta mujer a los pies del
Maestro no es el mismo que recorren las personas seculares hoy
en día hasta encontrar a Jesús.
¿En qué época del año tuvo lugar este evento? N o resulta claro a
partir de la declaración de 4:35 si los campos que rodeaban el pozo
estaban listos para la cosecha o si faltaban aún cuatro meses para
ella. La cosecha se realizaba en mayo/junio, así que cuatro meses
antes sería enero. Si el incidente ocurrió en enero, habían pasado
diez meses desde la Pascua de Juan 2, y la fiesta no nombrada de
Juan 5 sería otra Pascua. Lo más probable es que hubieran parado
un par de meses después de la purificación del templo, y que la
fiesta de Juan 5 fuera una de las fiestas otoñales (de las Trompetas,
de la Expiación o de los Tabernáculos).

Antecedentes del Pasaje


Historia y teología samaritanas
Los samaritanos tenían buenos argumentos en favor de la anti-
güedad de su religión y de su superioridad sobre la fe judía. El pozo
de Jacob (vers. 5, 6) estaba a unos 75 metros de la antigua Siquem,
ciudad ubicada en el valle que estaba entre el monte Gerizim y el
■ LOS FORASTEROS SE CO N V IERTEN 117

monte Ebal. La ciudad de Siquem era el centro más importante


del antiguo culto israelita. De acuerdo con Génesis 12:6, Siquem
fue el primer lugar al que fue Abrahán cuando entró en la tierra
adonde Dios lo dirigía. Siquem fue el lugar adonde fue Jacob
cuando volvió de Palestina a Mesopotamia (Gén. 33:18-20). La
primera convocatoria a Israel para adorar en Canaán después del
éxodo se llevó a cabo en los montes Gerizim y Ebal, a cada lado
del valle de Siquem (Deut. 11:29-32; 27:1-13; Jos. 8:30-35). El
monte Gerizim se convirtió en el “monte de las bendiciones“
(Deut. 11:29; 27:12); por lo tanto, no era disparatado que los sa-
maritanos lo consideraran un monte sagrado. Siquem también era
el lugar donde fue enterrado el cuerpo de José luego del éxodo
(Jos. 24:32).
Es interesante notar que durante la conquista de Canaán, Josué
no enfrentó oposición en el centro del país. Las grandes batallas
se pelearon en el sur y en el norte (Jos. 10; 11; 13:1-7). De hecho,
la convocatoria mencionada previamente (Jos. 8:30-35) se llevó a
cabo en el centro del país en un momento en el que Israel había
conquistado sólo dos ciudades del sudeste: Jericó y Hai. La ar-
queología ha descubierto en Siquem un altar anterior al éxodo de-
dicado al “Baal del pacto” (Baal es otra forma de decir “Señor” en
hebreo, una lengua que está relacionada con la cananita). Es posi-
ble, por lo tanto, que Jacob dejara muchos adoradores de Jehová
detrás de él en la parte central de Canaán antes de mudarse con su
familia a Egipto (Gén. 34:24; 46:1-7).
Es, por lo tanto, evidente a partir de los textos sagrados hebreos
que la pretensión samaritana de la antigüedad de su fe es correcta,
por lo menos en parte. Jerusalén se convirtió en el centro del culto
israelita recién en la época de David, alrededor del año 1000 a.C.
Para cuando el templo fue ubicado en Jerusalén, Siquem había sido
el principal centro de adoración para los hijos de Abrahán durante
casi mil años. Si uno lee el Pentateuco samaritano (la versión sama-
ritana de los cinco libros de Moisés) la cuestión se vuelve más im-
presionante. Por ejemplo, el Pentateuco samaritano agrega a Gé-
nesisT2:6 que Siquem es “la tierra de Moriah, donde Abrahán sa-
crificó a Isaac” (véase también Gén. 22:2). Para los samaritanos,
118 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

Abrahán no se dispuso a sacrificar a Isaac en el emplazamiento del


templo judío en Jerusalén sino en el monte Gerizim. El Pentateu-
co samaritano también reemplaza el nombre Ebal con Gerizim en
Deuteronomio 27:4, realzando la importancia del monte sobre el
cual más tarde sería erigido el templo samaritano.
La anterior tradición sin duda ayudó a proveer una base para
que las diez tribus del norte de Israel rechazaran el culto en Jerusa-
lén en la época de Salomón (1 Rey. 12:25-30). Después de todo,
el templo había estado en existencia sólo durante unos treinta
años. Lo más antiguo es mejor. Los verdaderos lugares antiguos
de adoración estaban en el norte. ¿Por qué debían descender a je -
rusalén?
El culto híbrido del Israel del norte continuó hasta la época del
exilio babilónico. Aunque muchas otras personas se mezclaron
con el remanente del Israel del norte, ellas también fueron instruí-
das en la antigua fe hebrea (2 Rey. 17:24-28). La fe híbrida de los
samaritanos (vers. 41) también era bastante típica del culto aposta-
ta de Judea antes del exilio (2 Rey. 21:1-15; 23:26, 27). De hecho,
las versiones confusas, idólatras, del culto a Jehová eran ya bastan-
te comunes durante el tiempo de los jueces (Jue. 17-19).
Muchos de los de Judea nunca fueron al exilio babilónico. Los
miles que fueron, en realidad cumplieron la función de rehenes.
Bajo el ministerio de personas como Daniel, Ezequiel y Esdras,
los exiliados en Babilonia reformaron su fe y quitaron los elemen-
tos idólatras que habían sido tan comunes antes del exilio. Cuando
volvieron a Palestina, por lo tanto, trataron a los locales como ex-
traños, porque su religión no reflejaba las reformas que habían sido
instituidas en Babilonia. Los samaritanos quedaron sin duda pas-
mados por esto, porque sentían que ellos reflejaban la verdadera
“fe de los padres”. Luego de más de cien años, los samaritanos se
dieron por vencidos y renunciaron a la idea de trabajar con los ju-
dios, así que construyeron su propio templo sobre el monte Geri-
zim (alrededor del año 330 a.C.).
La polarización resultante se acentuó aún más cuando un líder
judío llamado Juan Hircano (Kóester, 248) destruyó el templo del
monte Gerizim, que había sido construido allí unos doscientos
■ LOS FORASTEROS SE CO N V IERTEN 119

años antes. Como resultado, judíos y samaritanos se negaban en


general a tener algo que ver unos con otros. El odio se hizo tan
grande que los judíos de la época de Jesús pensaban que los sama-
rítanos profanaban todo lo que tocaban. Era algo asombroso que
un judío siquiera le hablara a un samaritano. Jesús entró en esta
atmósfera llena de prejuicio para hacer una afirmación acerca de
la universalidad del amor de Dios a “todo aquel” (Juan 3:16) que
cree.
Los samaritanos estaban tan enamorados de Moisés como los
judíos, y quizás más. Pero su teología mosaica es especialmente in-
teresante cuando se la observa a la luz del Evangelio de Juan. Los
samaritanos llamaban a Moisés “el gran profeta”, el que fue capaz
de ver a Dios (y por lo tanto, de revelarlo). Era el mediador de
Dios para con Israel y un intercesor ante Dios en su favor. Era el
dador de la ley, y el “salvador de Israel”. Fue transfigurado sobre el
monte Sinai. Los samaritanos tenían un dicho: “Cree en Dios y en
Moisés”. Lo llamaban “la Palabra” y “la Luz”. Incluso enseñaban
que Moisés había participado de, alguna manera en la creación del
mundo. Y también creían que volvería al final como el Mesías (Ja-
héb, en sus términos). Los numerosos paralelismos existentes entre
la fe de los samaritanos en Moisés y el Jesús del Evangelio de Juan
muestran evidencias de que el Evangelio fue cuidadosamente dise-
ñado para que apelara a los samaritanos (entre otros, por supuesto)
a dejar sus viejos caminos y a aceptar a Jesús como la verdadera y
suprema revelación de Dios (O’Brien, 89-100, 108-116).

Encuentros junto a un pozo


U n antecedente más de Juan 4 se encuentra en los encuentros
del Antiguo Testamento que involucraron a personajes como
Isaac, Jacob y Moisés. En cada una de estas historias, el protagonis-
ta (o un representante suyo, como en el caso de Isaac) conoce a su
futura esposa junto a un pozo. En cada caso, es en una tierra extra-
ña. En cada caso, la mujer vuelve corriendo a su casa tras el en-
cuentro a contarle a su padre. En cada caso, la familia sale para re-
cibir al patriarca. Y en cada caso, la mujer recibe al hombre como
su señor (la misma palabra hebrea significa tanto esposo como se-
120 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

ñor). Los paralelismos entre estas historias del Antiguo Testamento


y Juan 4 son obvios.

E l Pasaje en Detalle
Juan 4:4 dice que a Jesús “le era necesario pasar por Samaria”,
aunque no se trataba de una necesidad geográfica. Aunque el camino
más corto de Judea a Galilea pasaba por Samaria, los judíos gene-
raímente elegían otras rutas. En este caso, la necesidad radicaba en el
plan de Dios (véase 3:14, el Hijo del hombre debe ser “levantado”).
Su encuentro con la mujer junto al pozo fue ordenado por Dios.
El encuentro ocurrió alrededor de la hora sexta, al mediodía, la
misma hora de su posterior condenación en la cruz, donde tam-
bién expresó sed (19.14, 28). N o era la hora usual de ir a buscar
agua al pozo en Palestina. Las mujeres preferían las horas más
frescas tras la salida del sol o antes de la puesta del sol. La hora,
por lo tanto, indica que la mujer estaba proscripta en su pueblo
por su estado matrimonial (vers. 17, 18).
Desde el comienzo mismo, había tres cosas que obraban en
contra de esa mujer y que atentaban contra su posibilidad de desa-
rrollar una relación con Jesús. Era una mujer en un lugar público,
era miembro de una raza odiada, y estaba viviendo en pecado.
Ningún hombre judío respetable se hubiera permitido ser encon-
trado hablando con ella. Pero Jesús corrió el riesgo de cruzar todas
esas barreras para darle el agua de vida que había venido a dar a
todo aquel que estaba dispuesto a creer.
Elena de W hite observa que aunque la mujer estaba sn la pre-
sencia personal del Mesías, no vio más que a un viajero sediento,
cansado y cubierto de polvo (White, El Deseado de todas las gentes,
156). Aunque formaba parte de la primera generación de cristia-
nos, no obtuvo nada especial de su relación con Jesús en la carne.
Su ignorancia, como la de tantos otros que tuvieron un encuentro
con Jesús según el Evangelio, anima a los lectores que no han teni-
do ese contacto físico y que, por lo tanto, luchan por creer. La pa-
labra de Jesús fue la que convenció a la mujer de que él era el Me-
sías. Su palabra era para la segunda generación tan buena como su
H LOS FORASTEROS SE CO N V IERTEN 121

toque físico.
El encuentro tuvo lugar junto a un pozo. El agua es. por su-
puesto, más apreciada cuando más escasea, y era relativamente es-
casa en Palestina (vers. 7). Hablar de “agua viva” junto al pozo de
Jacob era muy apropiado. “Agua viva” era una forma de hablar del
agua que permanece fresca porque corre. En dos lugares del Anti-
guo Testamento se asocian claramente el agua y el Espíritu (Isa.
44:3; Eze. 36:25, 26). Los rabinos a menudo repetían esta asocia-
ción (Barclay, 1:154), por lo que sería natural para los lectores del
Evangelio entender que Jesús estaba aquí haciendo referencia al
Espíritu, aunque no se utiliza la palabra Espíritu.
La razón por la cual las personas que reciben el agua viva d e je -
sús no tendrán más sed es que llevarán la fuente de aprovisiona-
miento con ellos en la persona del Espíritu Santo. Por medio de la
permanencia del Espíritu Santo en el interior de la persona, Jesús
provee el secreto de la energía y satisfacción duraderas en esta vida
(Jamieson, Fausset y Brown, 1033). El que tiene al Espíritu no está
sujeto a las limitaciones espirituales de la vida que vivía antes, pues
ha participado de las aguas de la vida venidera.
Jesús utiliza el interés expresado por la mujer samaritana en el
agua viva (vers. 15) para enfrentarla con las realidades de su vida
sórdida (vers. 16-18). Esta escena es una buena ilustración de los
temas que exploramos en el capítulo anterior de este libro. Jesús
sabe todo acerca de ella (2:23-25) y expone sus malas acciones
(3:20). Su conocimiento íntimo de lo que está dentro de los demás
es a menudo el testimonio más convincente acerca de quién es
(1:47-49; Talbert, Reading John, 114).
Para la mujer junto al pozo de Jacob, éste fue un momento cru-
cial de juicio (compare con 3:18-21). ¿Cómo respondería? ¿Confe-
saría sus pecados y lo recibiría, o retrocedería hacia la oscuridad de
la cual había venido? Trató de hacer tiempo para pensar cambiando
de tema (4:19, 20), pero pronto confesó su fe y aceptó a Jesús
(vers. 29, 42).
De acuerdo con la ley, los judíos estaban limitados a tres matri-
monios durante su vida. ¡Ella se había casado más de cinco veces!
Esta historia puede reflejar una sutil crítica judía a la historia y la
122 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

religión samaritanas. De acuerdo con 2 Reyes 17:24-3 3, los samari-


taños se originaron en cinco ciudades paganas, cada una con su
dios. Dejaron estas ciudades y sus dioses para venir a Palestina a
adorar a Jehová. Se podría decir, por lo tanto, que los samaritanos
habían tenido cinco esposos (dioses paganos), y que no estaban ca-
sados con el Dios que ahora tenían (Yahvé).
Aunque Juan habla a menudo en forma despectiva de los “ju-
dios” en su Evangelio, es claro que no es antisemita. Su inclusión
en 4:22 muestra su aprecio por el hecho de que Dios había elegido
a los judíos para que de ellos viniera Jesús, el Mesías. Aunque el
plan de Dios trascendería a los judíos, éstos ocupaban un papel
central en él. Los samaritanos no sabían lo que adoraban porque
no disponían del respaldo autoritativo de la revelación para su
templo que erigieron en el monte Gerizim. Los judíos sí tenían tal
autoridad para el templo de Jerusalén.
Juan 4:23 y 24 nos recuerda el episodio de la purificación del
templo y su mensaje. Jesús ha venido a la tierra para restaurar el
culto adecuado a Dios. Esto no se limitaría a los judíos y/o samari-
taños. Sería universal. U n templo localizado favorece a un pueblo
por sobre otro. Adorar en espíritu es, en cambio, algo universal.
N o está unido a un lugar geográfico o a un pueblo en particular.
Dónde se adora no es tan importante como la actitud del adora-
dor. N o cuenta tanto dónde adoramos sino cómo adoramos. Dios
está presente en todas partes y puede, por lo tanto, ser adorado en
cualquier lugar.
La sinceridad con la cual Jesús confiesa que es el Mesías a la
mujer samaritana es asombrosamente única en los cuatro Evange-
líos (vers. 26). Aparentemente la comunidad samaritana es un lugar
donde Jesús se siente cómodo para revelarse abiertamente. Los ju-
dios esperaban un Mesías militar y político. Negaban el concepto
de un Mesías sufriente y que moriría. Si Jesús se hubiera declarado
como Mesías entre los judíos, el resultado sólo podría haber sido
un mal entendido masivo y total.
Los samaritanos, por el otro lado, sabían algo preciso acerca del
Mesías. Puesto que sólo reconocían como Escritura los cinco li-
bros de Moisés, su principal texto en relación con el Mesías era
■ LOS FORASTEROS SE CO N V IERTEN 123

Deuteronomio 18:15-18: sería un profeta como Moisés. De esto


concluían que el Mesías sería un reformador que les enseñaría una
mejor forma de adorar. Jesús reforzó la imagen correcta que te-
nían los samaritanos del Mesías revelándoseles abiertamente de
una manera como nunca lo hizo entre los judíos (4:23-26).
La lección para los lectores adventistas del séptimo día es bien
clara. U n pueblo puede tener un rincón de la revelación (Elena de
W hite) y saber exactamente quiénes son; sin embargo, pueden
perder de vista la próxima gran revelación de Dios porque su adhe-
rencia a la revelación pasada los hace menos receptivos a la nueva
obra que Dios quiere llevar a cabo en armonía con los tiempos
cambiantes (5:39, 40). Es fácil que quienes disponen de una revela-
ción abundante elijan y seleccionen lo que más les gusta de ella,
intencionalmente o no. Pero quienes disponen de una revelación
más modesta, suelen ser más fieles a la luz que tienen y dentro de la
sencillez de su comprensión.
La mujer samaritana vuelve a la ciudad para compartir las noti-
cías acerca de Jesús mientras los discípulos cuestionan la conve-
niencia de que Jesús hable con ella (vers. 27-38). Jesús les hace ver
por primera vez que la cosecha ha llegado y que el terreno de cose-
cha no está limitado a los judíos, sino que en ese momento hay
una gran cantidad de samaritanos que salen del pueblo hacia ese
lugar (vers. 35-39; véase también 10:16; 12:20-22). Jesús accede
bondadosamente a su pedido de que se quede en la ciudad de “la
borrachera” (significado de Sicar) durante dos días. ¡Cómo se bur-
laron sin duda los críticos de Jesús a raíz de eso! Pero cuán precio-
sa es la lección del cuidado de Dios por los despreciados y pros-
criptos. Estos samaritanos no son como los judíos de Jerusalén. Al
igual que Nicodemo, vienen a Jesús para ver por sí mismos; pero a
diferencia de Nicodemo, no necesitan señales. Están felices de
creer sólo por sus palabras (vers. 41, 42).

Principales Temas del Pasaje


Temas superficiales
Encontramos tres temas claves en la superficie de este relato
124 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

encantador. El primero es el tema del agua viva, que se desarrollará


posteriormente en 7:37-39. Estar llenos del Espíritu Santo lleva a
la experiencia señalada por el segundo tema, el verdadero culto a
Dios. El tercer tema de la historia es la misión que se abre para in-
cluir a los que están fuera del judaismo normativo. La etnia o la
geografía ya no son más una barrera para la comunión con Dios.
Por medio de la presencia universal del Espíritu Santo, la misión
de Dios es ahora universal, como se había prometido originalmen-
te a Abrahán (Gén. 12:1-3).

Cualquiera que venga


Este tema universal está insinuado por primera vez en el “todo
aquel que cree” de Juan 3:16. Los notables contrastes entre la mu-
jer samaritana y Nicodemo subrayan el tema. Están contrastados,
por supuesto, porque uno es hombre y la otra es mujer. Más toda-
vía, él es judío; ella, una samaritana despreciada. El es rico (19:39);
ella es pobre (o no estaría buscando su propia agua). El es alta-
mente educado (“el” maestro de Israel); ella es analfabeta (una mu-
jer de la Palestina del primer siglo). El es piadoso, un fariseo; ella,
una adúltera. El es muy respetado; ella es despreciada, aun por sus
propios vecinos samaritanos. El tiene un gran nombre; a ella se la
deja en el anonimato. El vive en Jerusalén, la ciudad santa; ella vive
en el pueblo de “la borrachera”.
Sin embargo, a pesar de sus desventajas y defectos, la mujer sa-
maritana es mucho más rápida para entender y creer. Nicodemo
vino a Jesús en medio de la noche; ella viene al mediodía. En Nico-
demo y la mujer samaritana vemos los extremos opuestos de “todo
aquel”. N o importa quién sea usted, no importa lo que haya he-
cho; no importa dónde haya estado o cómo haya sido tratado, los
brazos de Jesús están abiertos para usted si está dispuesto a ir a él.
Nuestra sociedad actual está cada vez más dividida en grupos que
compiten entre sí. Necesitamos oír que en el evangelio no hay más
hombres o mujeres, no hay más esclavos o libres, no hay más judíos
o gentiles, no hay más blancos o negros (Gal. 3:28, 29; Efe. 2:11-
22). ¿Cómo puede alguien decir que entiende el evangelio y no
comprender su gloriosa falta de prejuicio hacia las personas de
■ LOS FORASTEROS SE C O N V IER TEN 125

cualquier origen o antecedentes? Si Jesús estuviera presente física-


mente en la actualidad, ¿se lo encontraría en nuestras escuelas e
iglesias, o se lo encontraría en los bares, en las prisiones y en los
hospicios, entre los oprimidos y los enfermos de SIDA? ¡No estov
seguro de querer saber la respuesta!

Parábolas representadas
Aunque el Evangelio de Juan está esencialmente desprovisto de
parábolas, su autor usa las historias de su Evangelio como parábolas
representadas acerca de verdades más profundas. Los personajes,
por lo tanto, a menudo se convierten en representantes de comuni-
dades mayores. El Bautista representa a su movimiento, que debe
declinar en vista de la misión mayor de Jesús. Nicodemo represen-
ta a los fariseos: muy fervientes, muy educados, pero carecientes
de lo más necesario.
La mujer samaritana, por su parte, no representa tanto a sus
compatriotas samaritanos como a todos los que creen verdadera-
mente en Jesús y lo aceptan. Al igual que Natanael y el ciego de
Juan 9, ella es una verdadera israelita (1:47).

Conexiones con la cruz


Toda esta sección del Evangelio (caps. 2-4) está llena de parale-
lismos con la experiencia de Jesús en la cruz. Hemos notado una
cantidad de conexiones con la cruz en la historia de las bodas de
Caná (2:1-11). Jesús luego habla de destruir el templo de su cuerpo
y volverlo a levantar en tres días (vers. 19-21). En la historia de
Nicodemo, predice que sería levantado (3:14, 15). Ahora, en la
historia de la mujer junto al pozo, Jesús expresa sed a la hora sexta
del día (4:6, 7; véase también 19:14, 28). Después de eso, permane-
ce con los samaritanos hasta el tercer día, la misma cantidad de
tiempo que pasó en la tumba (19:42; 20:1). El autor del Evangelio
no ha dejado la historia de la cruz para el final. A lo largo de todo
su Evangelio hace que el lector tenga sed del agua que sólo se en-
cuentra a medida que uno se acerca al pie de la cruz.
126 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 4:43-54

Lea por favor Juan 4:43-54 por lo menos dos veces, y luego
responda las siguientes preguntas:

1. ¿Qué motiva al pueblo en Galilea a dar nuevamente la


bienvenida a Jesús? ¿Cómo se compara su actitud con la
de los samaritanos de este capítulo y con la de los judíos
en Jerusalén de Juan 2:23-25?
2. ¿Cómo explica usted el contraste entre la forma en que
Jesús es recibido por la gente y sus comentarios en los
versículos 44 y 48?
3. ¿Qué nos enseña la señal milagrosa de 4:46-54 acerca de
Jesús? Escriba su respuesta en un párrafo o dos.

■ Exploremos la Palabra
Estructura del Pasaje
El relato del oficial del rey cuyo hijo está enfermo completa el
ciclo que comenzó con las bodas de Caná. Una vez más Jesús reali-
za una gran señal en Caná (vers. 46, 54). En los relatos paralelos de
esta historia (Mat. 8:5-13; Luc. 7:1-10), el hombre que viene a ver
a Jesús es gentil, pero las diferencias entre los relatos de Mateo y
Lucas y el de Juan son tan grandes que podrían corresponder a dos
incidentes completamente diferentes (véase W hite, El Deseado de
todas las gentes, 167-170, 282-287).
El oficial de Juan 4 probablemente está al servicio de Herodes.
Si es gentil (pero véase White, El Deseado de todas las gentes, 167), la
historia también completa el “ciclo de todo aquel” que puede ob-
servarse tan notablemente cuando comparamos y contrastamos las
entrevistas con Nicodemo y la mujer samaritana. U n fariseo (3:1-
21), una samaritana (4:7-42) y un gentil (4:46-54), todos vienen a
Jesús.
■ LOS FORASTEROS SE C O N V IER TEN 12 7

Pero aunque esta historia está claramente relacionada con las


bodas de Caná y con el ciclo de eventos que comienza allí, tam-
bién guarda una relación de bidireccionahdad con el siguiente capí-
tulo, que inicia la sección titulada “Jesús da vida a los que creen"
(caps. 5 1 2 ‫) ־‬. En esta historia, como en la historia del paralítico
junto al estanque (5:1-15), Jesús da vida a alguien que está práctica-
mente muerto.

E l Pasaje en Detalle
Juan 4:43-45 es un pasaje extraño. Jesús se acerca a Galilea te-
niendo en mente el hecho de que un profeta no tiene honor en su
propia tierra (vers. 44). Sin embargo, la respuesta de los galileos es
darle la bienvenida (vers. 45). La solución al dilema está en la refe-
renda a lo que Jesús había hecho enjerusalén durante la fiesta de
la Pascua (vers. 45). Evidentemente, estos galileos son iguales a los
judíos que han desarrollado una fe superficial basada en señales.
Lo que Jesús enfatiza en su comentario del versículo 44 es que el
entusiasmo por él basado solamente en milagros no es un honor
para él. El único culto verdadero es el que se basa en el espíritu y la
verdad.
U n oficial del rey viene de Capernaum para ver a Jesús en Caná,
una distancia de unos quince kilómetros y medio. El desea q u eje-
sús sane a su hijo (en Mateo y Lucas, el enfermo es un siervo del
centurión en lugar de un hijo). Jesús lo enfrenta duramente: “Si no
viereis señales y prodigios, no creeréis” (vers. 48). Este comentario
confirma la impresión de 4:44 y 45. Jesús ve en los galileos un
pueblo que está asombrado por los milagros y obras espectaculares,
pero lento para creer en sus palabras. Al igual que en el caso de
Nicodemo, Jesús sabía que para romper los patrones de negación
de las personas, a veces es necesario hablar abiertamente.
El oficial se da cuenta de que su misión corre el peligro de iraca-
sar y le ruega a Jesús una vez más que se apure a ir a Capernaum
antes que su hijo muera (vers. 49). Todo lo que el hombre recibe de
Jesús es la respuesta: “Ve, tu hijo vive”. N o se le da otra seguridad
ni se realiza otra acción. ¿Aceptará la fe del hombre la palabra de
128 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N H

Jesús o demandará alguna evidencia física para poder creer?


Este intercambio ofrece un anticipo del encuentro de Jesús con
Tomás hacia el final del Evangelio (20:29). Aunque la intención de
las señales es edificar la fe, una fe que se nutre solamente de señales
no es la bendita fe que Jesús ha venido a alentar. Lo asombroso de
un acto milagroso puede enceguecer el ojo de la fe al punto de que
no logre percibir la revelación de Jesús que está contenida en el
milagro. La verdadera fe cristiana se basa fundamentalmente en las
palabras de Jesús.
El hombre aquel cree en la palabra de Jesús. H a llegado a creer
verdaderamente. Su creencia es evidente por la forma en que re-
gresa a su casa después del encuentro con Jesús. Se encontró con
Jesús a la hora séptima, a la una de la tarde (vers. 52, 53). Si se hu-
biera apresurado, podría haber llegado de vuelta a Capernaum esa
misma noche (White, El Deseado de todas las gentes, 169), pero en
lugar de ello tomó la ruta panorámica. Huele las flores y se detiene
a conversar. Se ha convertido en un hombre de fe en Jesús. La fa-
milia envía siervos para que lo busquen (vers. 51). Recién al día si-
guíente se entera de que su hijo fue sanado en el momento exacto
en que Jesús pronunció la palabra. El milagro de Jesús se une con
la palabra de Jesús para confirmar la fe de ese padre, y el resultado
es que toda su familia termina creyendo en Jesús.

Principales Tenias del Pasaje


Esta historia refuerza el propósito fundamental del Evangelio
de Juan: un doble mensaje para la segunda generación de cristianos
alrededor de la época de la muerte del discípulo amado (véase la
introducción). El primer mensaje a la segunda generación de cris-
tianos es que Jesús es tan poderoso a la distancia como lo sería si
estuviera presente físicamente. La segunda generación no está en
desventaja con respecto a los que conocieron a Jesús y caminaron
con él.
El segundo mensaje para la segunda generación es que la palabra
de Jesús es la fuente de poder. Al estudiar las palabras del Evangelio
de Juan, las personas obtienen todas las bendiciones que recibirían
■ LOS FORASTEROS SE C O N V IER TEN 129

de Jesús si él estuviera con ellas en persona. La palabra escrita


acerca de Jesús es tan poderosa como su presencia física. Su palabra
es tan buena como su toque.
La conducta del oficial del relato también provee una excelente
ilustración acerca de cómo tratar con los problemas cotidianos. En
primer lugar, reconocer la existencia del problema. Esa puede ser la
parte más difícil para algunas personas. En segundo lugar, llevar el
problema a Jesús. Tercero, aceptar su palabra de que la necesidad
ha sido satisfecha. ¿Cómo hace uno eso cuando Jesús no está pre-
sente físicamente? Mediante el estudio de su palabra en las Escritu-
ras. Su palabra es tan buena como su toque. Si conoces su palabra,
tienes la mejor llave para resolver los problemas de la vida. Cuarto,
da testimonio de la respuesta que recibiste en su Palabra y actúa
en armonía con ella. Esa es la parte más difícil para muchas perso-
ñas. Cuando pedimos algo que él ha prometido claramente a los
que creen, es el momento de vivir y de actuar dando por sentado
que él hará lo que ha prometido. N o es suficiente decir que Jesús
puede ocuparse de los problemas de la vida. Nuestra manera de
actuar debe demostrar que él puede.

■ Apliquemos la Palabra
Juan 4

1. ¿Qué barreras sociales, étnicas, sexuales y religiosas le re-


sulta difícil vencer en su relación con otras personas? Ba-
sado en esta historia, ¿cómo le parece que se relacionaría
Jesús con esas personas?
2. El encuentro de Jesús con la mujer no fue un accidente,
sino que ocurrió en respuesta al plan de D ios para la vida
de Jesús. ¿Piensa usted que su primer encuentro con Jesús
fue accidental, o fue claramente parte del plan de Dios pa-
ra su vida? Repase las evidencias que apoyan su convic-
ción.
3. Jesús soportó pacientemente los reiterados intentos de la
mujer de cambiar de tema y evitar la confrontación que él
130 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JU A N ■

había iniciado. ¿Cuán importante es dar tiempo a la gente


para que procese el desafío de aceptar a Cristo o la ense-
ñanza de la Biblia? ¿Puede pensar en alguna ocasión en
que necesitó tiempo adicional para pensar las cosas antes
de tomar una decisión? ¿Cómo sabe uno cuándo avanzar,
como hizo Jesús con Nicodem o, y cuándo retroceder, co-
mo hizo a menudo Jesús con la mujer junto al pozo?
4. Cuando usted lleva sus problemas a Dios, ¿tiende a dejar-
los en sus manos o sigue preocupándose y quejándose por
ellos? ¿Puede pensar en aquellos m om entos en los que
confió en Dios y él hizo exactamente lo que las Escrituras
prometían?

■ Investiguemos la Palabra
1. Compare Juan 4:46-54 con sus paralelos en Mateo 8:5-13
y Lucas 7:1-10. Enumere las principales diferencias entre
los relatos. ¿Le parece que estas tres historias contienen
diferentes versiones de un mismo evento, o está la historia
de Juan basada en un incidente completamente diferente?
Explique su respuesta.
2. Busque con la ayuda de una concordancia todas las oca-
siones en que aparece la palabra a g u a en el N uevo Testa-
mentó. Haga una lista de todos los textos en que se la usa
simbólicamente, incluyendo historias como la de Jesús
calmando la tempestad, donde el agua literal puede adop-
tar un significado simbólico. Agrupe estos textos en cate-
gorías de acuerdo con la forma en que se usó el agua sim-
bólicamente. Luego, pase algún tiempo con cada grupo,
reflexionando en las lecciones espirituales que pueden ex-
traerse de ese uso del agua.

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para más información acerca de los samaritanos, véase S.
H. H om , D ic c io n a r io b íb lico a d v e n tis ta , artículo “Samanta-
B LOS FORASTEROS SE C O N V IER TEN 131

nos”; D. N . Freedman, Anchor Bible Dictionary. 5:940-


947.
2. En relación con los conceptos judíos y samaritanos acerca
del Mesías, véase O ’Brien, “T he Progression o f the M o-
saic M otif to the Johannine Concept o f Messiah"; D. N.
Freedman, Anchor Bible Dictionary, 4:777-788.
3. Para un conocim iento general de Juan 4, véase E. G. de
W hite, E l Deseado de todas las gentes, 155-170.
TERCERA
PARTE
Jesús Da Vida
a los que Creen
Juan 5-12
CAPITULO SEIS

Vida al Paralítico
Juan 5

Prácticamente cualquiera que haya tenido algún contacto significativo


con el cristianismo ha oído acerca de las bodas de Caná, de la visita noc-
turna de Nicodemo, de la mujerjunto al pozo y de la resurrección de Lá-
zaro. Casi igualmente conocida es la historia del paralítico junto al es-
tanque de Betesda. Durante las horas del sábado, Jesús sana a un hombre
que había estado enfermo durante 38 años, incurriendo en la ira del con-
cilio gobernante de losjudíos. Cuando se lo inteiroga, presenta una exten-
sa y conmovedora defensa de su derecho a dar vida durante el sábado.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 5
Lea por favor Juan 5 por lo menos dos veces, y luego res-
ponda las siguientes preguntas:

1. ¿Qué versículo en el relato del milagro de Betesda nos da


una idea de por qué se enfermó el hombre? Compare este
relato con las otras “curaciones” que se encuentran en el
Evangelio (4:46-54; 9:1-38; 11:1-44). Escriba lo que
aprendió acerca de las causas de la enfermedad y la muer-
te.
2. ¿Cómo responden los judíos a la curación? ¿Qué acusa­
135
136 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

ciones hacen contra Jesús? ¿Por qué le parece que Jesús


los provocó deliberadamente realizando el milagro en sá-
hado en lugar de hacerlo en otro día?
3. D e acuerdo con este capítulo, ¿en qué Jesús es igual a su
Padre? M encione los términos que se usan para describir
la relación que tienen él y el Padre, y las acciones que lie-
van a cabo en común. ¿Cuáles de estos términos se utili-
zan también en el prólogo del Evangelio (1:1-18)?
4. Si está estudiando este libro en forma grupal, pida a al-
guien del grupo que se ponga en el lugar de Jesús y lea
5:24-30 en forma pomposa, como si se estuviera atribu-
yendo las palabras del pasaje a sí mismo. ¿Qué sentimien-
tos despierta en usted esa lectura para con esa persona?
¿De qué manera esta lectura le ayuda a entender mejor
por qué los judíos reaccionaron en forma tan violenta
contra Jesús?
5. Haga una lista de todo y todos los que ofrecen testimonio
en favor de Jesús en este capítulo. ¿A cuál de estos testi-
gos parece considerar Jesús como el más importante?
¿Por qué le parece que es así?

H Exploremos la Palabra

La Estructura del Pasaje


Este relato aparece al comienzo de una nueva sección del Evan-
gelio de Juan que va hasta el capítulo 12. El énfasis principal de
toda la sección se encuentra en el hecho de que Jesús es la Palabra
de Dios dadora de vida. Encontramos un énfasis secundario en el
reemplazo de las fiestas judías. La Pascua es reemplazada por el
Pan de vida, que desciende del cielo (cap. 6). Jesús reemplaza el
agua y la luz de la fiesta de los Tabernáculos (caps. 7-9). La fiesta
que celebra la dedicación del templo es reemplazada por la consa-
gración que lleva a cabo el Padre (10:22-39). En esencia, Jesús, el
Dador de la vida, reemplaza todas las demás fuentes de vida, pues-
to que él es el único que satisface verdaderamente nuestra necesi­
■ VIDA AL PARALÍTICO 13 7

dad (10:10).
Juan 5 se divide en tres partes. La primera (vers. 1-18) cuenta la
historia de la curación del paralítico junto al estanque de Betesda
(vers. 1-9), la reacción de los judíos a la curación (vers. 9-18) v la
breve respuesta de Jesús (vers. 17). Las dos últimas partes del capí-
mío (vers. 19-30, 31-47) están escritas como un monólogo de Jesús
en respuesta a las acusaciones de las autoridades judías. En la se-
gunda parte del capítulo (vers. 19-30), Jesús afirma las prerrogati-
vas de la Trinidad. El es igual a Dios (vers. 23; véase también los
vers. 17, 18), es capaz de dar vida eterna (vers. 21, 24), es fuente de
vida (vers. 26) y el autor del juicio (vers. 22, 27, 30). Los judíos no
estaban satisfechos con el testimonio de Jesús acerca de sí mismo,
así que en la última parte del capítulo (vers. 31-47), Jesús recita
una lista de otros testigos que lo apoyan en sus declaraciones. Es-
tos incluyen a Juan el Bautista (vers. 33-35), sus obras (vers. 36), el
Padre (vers. 37, 38), las Escrituras (vers. 39, 40) y Moisés (vers.
45-47).

Antecedentes del Pasaje


N o se identifica la fiesta mencionada en 5:1. Si el encuentro
con los samaritanos tuvo lugar en la época de la cosecha del trigo
(mayo/junio) y Jesús pasó algún tiempo en Galilea, es probable
que ésta sea una de las fiestas otoñales (Trompetas, Expiación o
Tabernáculos). Una de las peculiaridades del Evangelio de Juan es
que cuando se menciona una fiesta, las principales características
de Jesús que se describen en la narración tienden a corresponder
con las principales características de la fiesta. Por ejemplo, cuando
se menciona la Pascua, es en el contexto de la cruz y/o la Cena del
Señor (la Pascua se halla implícita en el caso de esta última: 2:13,
19-21; 6:4, 11, 51-58; 13:1-17; 18:1-19:42). Jesús también se aplica
a sí mismo los principales temas de la fiesta de los Tabernáculos, el
agua y la luz (7:37-39; 8:12; 9:5). Es probable, por lo tanto, que si
podemos determinar las principales características que Jesús recia-
ma para sí mismo en el capítulo 5, podamos decidir cuál de las
fiestas judías encaja en el molde.
138 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Los temas principales del capítulo 5 parecen ser la creación que


da vida (vers. 17, 21, 24-26, 28, 29) y el juicio (vers. 22, 24, 27, 29,
30; los versículos 31-47 tienen que ver con el “testimonio”, que es
terminología legal). La creación y el juicio son los temas más im-
portantes de la fiesta de las Trompetas, que tenía lugar el primer
día del séptimo mes judío, el día del año nuevo judío. Por lo tanto,
es probable que la fiesta de Juan 5 sea la de las Trompetas, que
implicaba un tiempo de solemne preparación para el día final de
juicio en el día décimo del séptimo mes, el Día de la Expiación.
El estanque de Betesda ha sido desenterrado recientemente por
los arqueólogos. Está muy cerca del complejo del templo, hacia el
norte. Tenía la forma de un rectángulo irregular o trapecio de 50 a
66 metros de ancho por 95 metros de longitud, labrado completa-
mente en la roca (Talbert, Reading John, 121). La piscina estaba
rodeada por columnas y dividida en dos por una hilera central de
columnas, confirmando el registro bíblico de que la piscina tenía
cinco pórticos (vers. 2). El estanque era alimentado por una co-
rriente subterránea intermitente, lo que podría explicar el moví-
miento de las aguas de vez en cuando. Probablemente atraía a una
gran variedad de personas, todas con la esperanza de ser sanadas de
sus dolencias.

E l Pasaje en Detalle
N o hay acuerdo entre los primeros manuscritos del Evangelio
de Juan en un par de puntos importantes relacionados con el es-
tanque de Betesda. Primero, el nombre del estanque es incierto
(Brown, 1:206-207; Beasley-Murray, John, 70). El nombre más
común entre los primeros manuscritos es Betsaida, pero probable-
mente eso resultó de una confusión con la ciudad galilea del mis-
mo nombre (1:44). Las otras dos opciones son intentos evidentes
de traducir nombres árameos o hebreos difíciles al griego. Los
eruditos se inclinan por Betesda (“casa de misericordia”), que pue-
de haber sido la elección de Juan por su significado simbólico: Je-
sús muestra misericordia a un hombre que la buscaba en la “casa
de la misericordia”. El nombre entonces apoyaría el tema del
U VIDA AL PARALITICO 139

reemplazo que tanto se destaca en este Evangelio. Jesús es quien


vino para ocupar el lugar de la casa judía de la misericordia. Jesús
muestra misericordia donde se suponía que ella debía estar. Lo
que el hombre busca en el judaismo, lo encuentra en Jesús.
El segundo punto de desacuerdo entre los manuscritos tiene
que ver con el versículo 4 de la versión RVR, que no se encuentra
en los manuscritos más antiguos. El versículo en cuestión que ana-
rece al margen en la versión de la NBE dice: “Que aguardaban la
agitación del agua, porque de cuando en cuando el ángel del Señor
bajaba a la piscina y removía el agua; y entonces el primero que
entraba después de la agitación del agua quedaba sano de cual-
quier enfermedad que tuviera”. Aunque este versículo puede re-
flejar la tradición popular acerca del estanque, su teología es muy
inquietante. Presenta a un Dios arbitrario que recompensa a los
fuertes y castiga a los débiles, que sana al azar. Encuentro intere-
sante, entonces, que Elena de W hite exprese dudas en cuanto a
este versículo, aunque figurara en la versión bíblica que ella usaba
(White, El Deseado de todas las gentes, 171).
El hombre había sido inválido durante 38 años, casi una vida
entera en aquellos días (vers. 5). Aquel gran centro de curación no
había sido de ayuda para él. Había sido abandonado por completo
(vers. 7). El sistema no tenía nada más para ofrecerle; sin embargo,
se aferraba a él por falta de otras opciones. De hecho, Jesús parece
haberlo seleccionado específicamente porque era el caso más digno
de compasión. Este relato es una parábola actuada que ilustra la
verdad expresada en el versículo 21; a saber que Jesús puede dar
vida a quien desee; no hay límites para su poder dador de vida.
La curación fue intencionalmente realizada en sábado (vers.
10), lo cual no causa sorpresa a los que están familiarizados con
Mateo, Marcos y Lucas. Parecería que cada vez que Jesús toma la
iniciativa de sanar a alguien, la curación tiene lugar durante el sá-
bado (9:1-7, 14; Mat. 12:9-14; Mar. 1:21-28, 3:1-6; Luc. 6.6-11;
13:10-17; 14:1-6). Jesús se ponía a disposición en toda oportunidad
para hacer el bien, especialmente durante el sábado.
El enfrentamiento con los judíos indica que el inválido sanado
era bastante torpe (vers. 10-15). Aunque es obvio que los judíos
140 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

tenían intenciones hostiles hacia Jesús, el hombre igualmente vol-


vió a informarles quién lo había sanado cuando supo su identidad.
Esa torpeza, sin embargo, es lo normal en el Evangelio de Juan.
El maestresala de la fiesta de bodas “no sabía” de dónde había salí-
do el vino superior. Los judíos que estaban en el templo interpre-
taron mal la intención de la declaración de Jesús cuando dijo que si
destruían el templo, él lo levantaría nuevamente en tres días. Nico-
demo no sabía cómo podía alguien nacer de nuevo. Ahora, el
hombre no sabía quién lo había sanado. El mensaje recurrente es
que el conocimiento humano sin Cristo es ignorancia. Por con-
traste, Jesús prueba una vez más que él conoce lo que hay en el in-
terior de los demás; advierte al hombre que no continúe en el pe-
cado que causó su enfermedad (vers. 14).
En respuesta a las quejas de los judíos por su supuesta violación
del sábado, Jesús argumenta que él simplemente está actuando de
la misma manera que su Padre (vers. 17). Al igual que Dios, Jesús
está obrando en beneficio de la humanidad durante el sábado. De
acuerdo con los escritores judíos de la época, las obras de Dios
durante el día sábado pueden ser detectadas en los nacimientos,
las muertes, los rayos del sol, la lluvia y el flujo continuo de los
ríos (Barclay, 1:183). Jesús está simplemente reclamando los mis-
mos privilegios sabáticos que Dios tiene. Tanto él como el Padre
están activos haciendo el bien en el día sábado (Talbert, Reading
John, 123, 124). Los judíos entienden a partir de sus comentarios
que está reclamando para sí la igualdad con Dios (vers. 18). El te-
ma de la relación de Jesús con Dios es tratado con profundidad en
los versículos 19 al 47. Jesús desarrolla la pregunta del sábado en
7:19-24. Desarrolla más aún su relación con Dios en 8:12-30 y
10:25-39.
El incidente junto al estanque provoca la primera demostración
de hostilidad abierta y activa contra Jesús por parte de “los ju-
dios”. Aquí, la hostilidad se manifiesta en un debate. En Juan 7 in-
tentan arrestarlo. En Juan 11 comienzan a maquinar cómo pue-
den matarlo. Las dos razones dadas para su hostilidad en 5:16-18
son la naturaleza de las actividad de Jesús durante el día sábado y
sus pretensiones acerca de su relación con Dios. ¡Y verdadera­
■ VIDA AL PARALÍTICO 141

mente son pretensiones que asustan (vers. 19-30)!


Los versículos 19 al 30 son muy similares y actúan como los lí-
mites que separan esta sección de lo precedente y de lo posterior.
Jesús demuestra que está haciendo la misma obra que su Padre, la
obra de dar vida (vers. 20, 21, 26, 28, 29) y la obra de juzgar (vers.
22, 27, 30). Al hacer en esta tierra lo que su Padre dice, no sólo
muestra cómo es el Padre, sino que afirma también la verdad de
su propio derecho a la divinidad (vers. 19-23). N o deja a nadie con
la opción de creer en el Padre e ignorar las afirmaciones que hace
acerca de sí mismo (vers. 23). El Padre mismo no aceptará ningún
honor que no se brinde también a su Hijo. Nadie viene al Padre si-
no por medio de Jesús (14:6-9).
Hay una cantidad de declaraciones increíbles en el versículo 24.
Mientras que el juicio final de la historia de este mundo puede lie-
gar “en el día postrero” (12:47, 48), el veredicto de ese juicio ya
ha sido pronunciado sobre los que oyen las palabras de Jesús y
creen en el que lo envió (vers. 24). Es posible ahora para las perso-
ñas pasar de muerte a vida, ser conscientes del veredicto del juicio
final y entrar en la experiencia de la vida eterna. Tanto la vida
eterna como el juicio han ingresado al tiempo presente en la predi-
cación de Jesús. De hecho, el versículo 25 llega a describir este he-
cho de entrar en la vida como una resurrección de los que están
muertos espiritualmente. Las personas que están enfermas o de-
primidas, que viven en la miseria o no tienen una relación viva con
Dios pueden sentirse espiritualmente muertas. Durante su ministe-
rio, Jesús hizo posible que esos individuos experimentaran una vida
mucho más abundante de lo que alguna vez pudieron imaginar
( 10: 10).
En los versículos 28 al 30, el uso de los poderes que tiene Jesús
para juzgar y dar vida pasan del tiempo presente (“ahora es”) al fu-
turo (“vendrá hora”). Vendrá el día en que los que están física-
mente muertos en sus tumbas oirán su voz y disfrutarán la expe-
rienda total de la vida eterna, incluyendo la vida física. Jesús no
sólo puede resucitar a los que llevan una existencia miserable, sino
incluso a quienes no tienen ninguna existencia. Sus poderes para
dar vida y para juzgar son usados ahora mediante la predicación
142 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

del evangelio. Pero llegará el día en que su voz penetrará las tum-
bas de los que alguna vez vivieron, tanto malos como buenos
(vers. 29). La seguridad aquí se encuentra en que si los muertos li-
terales y físicos pueden responder cuando Jesús llama, ¡cuánto más
los espiritualmente muertos en respuesta al evangelio! “El que
abre su corazón al Espíritu de Cristo llega a participar de ese gran
poder que sacará su cuerpo de la tumba” (White, El Deseado de to-
das las gentes, 180).
Es llamativa la noción de que habrá una resurrección universal
de los muertos, incluyendo tanto a los impíos como a los justos.
Juan 5:29 alude a la profecía apocalíptica de Daniel 12:2, donde se
articula por primera vez la esperanza de una resurrección univer-
sal. Pablo afirmó delante del gobernador romano Félix (Hech.
24:15) que el concepto de resurrección universal formaba parte
del judaismo normativo. Es evidente que quienes creen en Jesús
serán un día resucitados para participar de la experiencia de la vida
eterna, mientras que quienes lo rechazan serán resucitados para
enfrentar la sentencia de Dios y para reconocer que ella es justa
(Eil. 2:9-11).
Hay una seria advertencia en esta declaración. Muchos creen
que pueden ignorar los derechos de Dios en esta vida y finalmente
retirarse al silencio del lugar final de descanso. Pero Jesús no per-
mite que los incrédulos piensen que la muerte es el final de todo.
Más allá de la muerte está el juicio, donde se debe rendir cuenta de
todas las acciones que se han llevado a cabo en esta vida, con la
asignación de una recompensa apropiada (véase 2 Cor. 5:10; Apoc.
11:18; 20:7-15; 22:12). Los pecadores se levantan “de muerte para
muerte” (Jamieson, Fausset y Brown, 1037).
La inevitabilidad del juicio es tanto una buena noticia como
una mala noticia. Es una mala noticia para los que desean burlarse
de las pretensiones de Cristo y comportarse como se les da la gana
sin tener que dar nunca cuenta de sus acciones. Pero el juicio tam-
bién es una buena noticia. Indica que cada acción de la vida tiene
significado. Nada es pasado por alto. Los pequeños actos de bon-
dad, las obras de misericordia olvidadas, todas son registradas en la
eternidad como significativas; no son olvidadas en el esquema final
■ VIDA AL PARALITICO 143

de cosas. Aun un vaso de agua dado a un niño recibe su corres-


pondiente sentencia de recompensa en el juicio (Mat. 10:42). El
mensaje del juicio es: “T ú y todo lo que haces le importa a Dios: tu
vida es provechosa y significativa”. Este mensaje es uno de los más
efectivos para ayudar a las personas secularizadas a ver que vale la
pena convertirse en cristiano.
Pero aunque las palabras de Jesús registradas en 5:19-30 son
poderosas y elocuentes, podrían sonar falsas en boca de cualquier
otro ser humano que haya existido alguna vez. Es por ello que no
nos sorprende que los judíos cuestionaran el testimonio de Jesús
acerca de sí mismo. Jesús reconoce que el testimonio favorable de
alguien acerca de sí mismo es inadecuado a menos que pueda ser
corroborado (vers. 31). Uno de los principios fundamentales del
judaismo es que la verdad sólo puede ser establecida por boca de
por lo menos dos testigos (Deut. 19:15; Apoc. 11:3-13). Es así que
Jesús agrega a su propio testimonio el testimonio de Juan el Bau-
tista, sus obras, a su Padre y las Escrituras, duplicando el testimo-
nio mínimo requerido para establecer la veracidad dentro del ju-
daísmo (vers. 31-40).
¿Cómo podía Jesús decir legítimamente que los judíos tenían el
testimonio del Padre (vers. 37)? Probablemente tenía en mente el
testimonio de Dios en el corazón humano (véase 1 Juan 5:9, 10).
Cuando son confrontados con Jesús, los seres humanos experi-
mentan la profunda convicción interior de que las pretensiones de
aquél son verdaderas. A menos que esta convicción sea resistida
(porque seguir a Jesús puede causar pérdida de posición [Juan
12:42, 43] o porque requiere abandonar pecados acariciados [3:18-
21]), lleva a la confesión. Jesús sugirió en 5:37 que los líderes judíos
estaban resistiendo lo que sabían en sus corazones que era el testi-
monio del Padre (véase también 7:17).
Cuando los judíos resistieron el testimonio de los testigos de
Jesús (vers. 43, 44; véase también 8:13, 14), llamó a Moisés, el tes-
figo máximo dentro del judaismo. Moisés había servido como in-
tercesor ante Dios en favor de Israel (Exo. 32:7-14), pero en boca
de Jesús, Moisés fue transformado en juez (vers. 45-47). Las pala-
bras de Moisés condenarán a los que rechazan a Jesús porque
144 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Moisés escribió acerca de Jesús y preparó el camino para él. Jesús


terminó con las palabras finales: “Pero si no creéis a sus escritos
[de Moisés], ¿cómo creeréis a mis palabras?”
Con este encuentro comienza la batalla entre Jesús y “los ju-
dios”, una batalla que continúa en el Evangelio hasta que Jesús es
arrestado, sufre y muere sobre la cruz. En la hostilidad de estos ju-
dios, Juan ve la hostilidad de todos los que rechazan el evangelio.

Principales Temas del Pasaje


El tema del reemplazo
Hemos observado reiteradamente que el reemplazo es uno de
los principales temas en el Evangelio de Juan. Este capítulo no es
una excepción. En Jesús, el juez que da la vida, hemos visto el
reemplazo máximo de la fiesta de las Trompetas. Todo lo que la
fiesta prometía a los asistentes está disponible ahora en Cristo por
medio de las palabras que se registran en el cuarto Evangelio.
La curación junto al estanque parece formar parte también del
tema del reemplazo. Una de las principales instituciones de Jerusa-
lén fracasa en su propósito de mostrar misericordia y curación.
Pero mientras que las aguas del judaismo no podían sanar, y de
hecho fueron inútiles para hacer algo por un inválido de toda la
vida, Jesús sana.
Todo lo que prometía el estanque de Betesda al hombre es pro-
visto por Cristo y sólo en Cristo. La ironía de esta situación es
realzada aún más si suponemos que los lectores originales pueden
haber visto la conexión entre los 38 años que el hombre había esta-
do paralítico y los 38 años que Israel vagó por el desierto (Exo.
16:35; Núm. 14:33-35; 40 años, el tiempo total en el desierto, me-
nos el tiempo que pasaron en el Sinai al comienzo del viaje y la
preparación para la conquista de Canaán al final del viaje).

La escatología de Juan
El Evangelio de Juan parece tener poco interés en el futuro fin
del mundo. En lugar de ello, afirma que lo que otros ven como
una realidad futura ha llegado a ser una realidad presente en la
■ VIDA AL PARALÍTICO 145

obra de Cristo. Este presente, o escatología realizada, se hace evi-


dente sólo a la luz de los antecedentes del Evangelio, por lo que se
hace necesario aquí un breve comentario de ese trasfondo.
A lo largo del Antiguo Testamento se reconoció que la existen-
cia presente es una desviación de la existencia ideal en el Jardín del
Edén. La esperanza de que esa existencia ideal fuera restaurada al-
guna vez se expresa de diferentes maneras en el Antiguo Testa-
mentó, pero siempre es vista en el futuro. En esa restauración fu-
tura del reino de Dios habría vida eterna (Dan. 12:2), un juicio fi-
nal (Dan. 7:9-14), resurrección de los muertos (Isa. 26:19; Dan.
12:2), comunión íntima con Dios (Jer. 31:33), pleno conocimiento
y comprensión de Dios (Jer. 31:34) y el derramamiento del Espíri-
tu sobre toda carne (Joel 2:28, 29). Con el cierre del Antiguo Tes-
tamento, la esperanza de restauración continuó en los escritos
apocalípticos del judaismo hasta y más allá del primer siglo de la
era cristiana.
Pero en el Nuevo Testamento aparece un cambio. Se expresa la
convicción de que el futuro se ha convertido en algún sentido en
una realidad presente en Cristo. Las cosas que el Antiguo Testa-
mentó y la expectativa judía posterior confinaban al futuro se con-
virtieron en realidades corrientes en la persona de Cristo. En
Cristo, la vida, el juicio, la resurrección, la comunión con Dios, el
conocimiento de Dios y la obra interior del Espíritu Santo se con-
virtieron en realidades vivas de la fe cristiana. Pero la escatología
presente del Nuevo Testamento nunca produjo una negación del
futuro. Era como un anticipo de cosas mayores que estaban toda-
vía por venir (véase Efe. 1:14).
En Mateo, Marcos y Lucas, tanto el reino de Dios presente co-
mo el futuro o consumado son centrales en la enseñanza de Jesús.
El libro de Apocalipsis, por el otro lado, pone el énfasis básico en
el reino futuro que se establecerá con el regreso de Cristo. Es en el
Evangelio de Juan donde las realidades presentes de la escatología
encuentran un énfasis casi exclusivo. Y en ninguna otra parte se
expresa esta escatología presente más minuciosamente que en
Juan 5:24 y 25. En el cuarto Evangelio, la vida eterna es una reali-
dad presente para los que creen en Jesús (1:4, 5; 5:24, 25). Esto es
146 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

verdad también acerca del juicio final, que llega a ser real en la
persona de Jesús y en la predicación del evangelio (3:18-21; 5:24,
25). La resurrección también se convierte en una realidad presente
en las palabras de Jesús (5:24, 25) y es ilustrada poderosamente en
la resurrección de Lázaro de entre los muertos (11:1-44). En Cris-
to no sólo es restaurada plenamente la comunión con Dios
(14:21-23, sino que al descender la Palabra (1:1-5, 14) ofrece un
conocimiento pleno de Dios que estaba prometido para el fin
(1:18; 14:9). Y cuando Jesús fuera levantado, la plenitud del Espíri-
tu Santo sería derramado sobre los que creyeran en Jesús (7:39).
En el Evangelio de Juan, por lo tanto, el lenguaje de la expecta-
tiva del fin es usado reiteradamente para describir las realidades
del reino de Dios que son traídas por Cristo. Citando a Raymond
Brown (Lcxvii): "Si uno señala los pasajes del AT que parecen su-
gerir la venida de Dios en gloria, el prólogo (1:14) responde: ‘He-
mos visto su gloria’. Si uno pregunta dónde está el juicio que seña-
la la intervención final de Dios, Juan 3:19 responde: ‘Esta es la
condenación: que la luz vino al mundo’ ”. La expectativa futura
del judaismo se ha vuelto una realidad presente en Cristo.
Esto no quiere decir, como han afirmado algunos eruditos, que
Juan no se ocupa en absoluto de una escatología futura. En Juan
5:28 y 29 habla directamente de la resurrección y el juicio futuros.
En Juan 14:1-3, Jesús habla a sus discípulos de su regreso futuro
luego de una permanencia en el cielo. Y en una cantidad de lugares
usa la frase “día postrero” como una clara referencia a las realida-
des que aún están en el futuro desde la perspectiva cristiana (6:39,
40, 44, 54; 12:48).
Es así que mientras Juan está bastante cómodo tanto con el
presente como con el futuro en la escatología del Nuevo Testa-
mentó, ha elegido colocar en su Evangelio el énfasis fundamental
en el presente o escatología realizada en Cristo y en el evangelio.

El juicio es ahora
Los adventistas del séptimo día tienden a pensar en el juicio fi-
nal como un evento exclusivo del fin del tiempo, pero en el Evan-
gelio de Juan, el juicio es mucho más amplio que eso. Tiene tres
■ VIDA AL PARALÍTICO 147

fases distintas. El juicio tiene lugar en la cruz (12:31, 32) y en la


predicación del evangelio (3:18-21; 5:24, 25), así como también al
final (5:27-30; 12:48).
“Ahora es el juicio de este mundo”, declara Jesús (12:31). Se es-
tá refiriendo a un juicio relacionado con su crucifixión (vers. 32).
Ese juicio en la cruz lograría por lo menos dos cosas: echar a Sata-
nás, el “príncipe de este mundo” (vers. 31) y atraer a “todos" a je -
sús (vers. 32).
Las enseñanzas de Pablo ofrecen mayor información acerca de
este juicio en la cruz. En Romanos 8:3, Pablo dice que en la cruz
Dios condenó el pecado en el hombre pecador enviando a su pro-
pió Hijo en semejanza del hombre pecador para que fuera una
ofrenda por el pecado. Y en Hechos 13:32 y 33, Pablo afirma que
todas las promesas que Dios hiciera a “nuestros padres” fueron
cumplidas para la raza humana cuando Dios levantó a Jesús de la
muerte. Combinando lo que aprendemos de estos textos, es posi-
ble obtener una imagen bastante clara de cuál era el juicio en la
cruz.
En la cruz Dios juzgó a toda la raza humana en la persona de
Cristo. El vino en “semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3). En
la cruz, todos los pecados del mundo fueron concentrados en Jesús
(1 Ped. 2:24). Mientras Cristo pendía de la cruz, fue llamado a se-
sión el juicio. Al mirar Dios a Jesús colgando de la cruz, vio a toda
la raza humana allí en la persona de su Creador, lleno del pecado
en todo su carácter horrible. En la cruz Dios derramó su juicio so-
bre el pecado humano en la persona de su Hijo. Cada pecado que
se cometió alguna vez o que habría de cometerse fue completa y fi-
nalmente condenado en la persona de Cristo. La humanidad fue
declarada culpable y condenada a muerte en la muerte de Cristo
(Rom. 8:3). En la cruz, Satanás perdió el derecho que tenía sobre
la humanidad a causa del pecado (Juan 12:31). Dios se ocupó de
ese pecado en la persona de su Hijo. El juicio se aplazó luego du-
rante unas 36 horas, tras concluir la primera parte de su función.
El juicio se reanudó la mañana del primer día de la semana.
Dios miró a Jesús una vez más. Vio en él una humanidad perfecta,
como un cordero sin mancha o defecto. El que “no conoció peca­
148 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

do” (2 Cor. 5:21) ni pudo ser hallado culpable de pecado (Juan


8:46) representó nuevamente a toda la humanidad en su persona.
,Mientras Dios miraba su humanidad sin pecado, lo juzgó digno de
Ada y de eternidad en su presencia. Entonces levantó a Jesús de
entre los muertos. Al hacerlo, pronunció su bendición sobre toda
la humanidad (Hech. 13:32, 33). Todas las promesas de Dios fue-
ron activadas ahora para todo ser humano que está en relación
con Jesús (2 Cor. 1:20). Mientras que la humanidad pecadora fue
condenada en la cruz en Cristo, la humanidad pecadora fue redi-
mida y recibió vida con la resurrección de Jesús.
El juicio en la cruz, por lo tanto, concierne a todo ser humano
que alguna vez ha vivido (Juan 12:32). Usted y yo fuimos juzgados
en la cruz en la persona de nuestro Representante. Nuestro pecado
fue condenado en su persona. Su condenación es también nuestra.
Pero se nos aseguró su justicia cuando Dios lo levantó de la muer-
te. Jesús fue declarado justo en todas sus obras. Y su justificación se
convirtió en la nuestra también. En la cruz y en la resurrección de
Cristo, toda la humanidad fúe traída a juicio, tanto positiva como
negativamente.
La segunda fase del juicio, de acuerdo con Juan, se produce
mediante la predicación del evangelio. Esta segunda fase del jui-
ció está en relación directa con la primera. Mediante la predica-
ción del evangelio, las personas son llamadas a decidir cómo res-
ponderán al juicio de la cruz. Dondequiera que sea presentado
Cristo y su cruz a los seres humanos, éstos son llamados a juicio
(3:14-21). La luz brilla en la oscuridad, y todos están obligados a
responder, ya sea positiva o negativamente (vers. 19-21). Están en
juego asuntos de \ida o muerte (5:24, 25). Este juicio es una reali-
dad presente siempre que se predica el evangelio (3:18).
El juicio “en el púlpito” es un pensamiento serio. Cada semana,
cuando la gente se reúne para adorar, se lleva a cabo el juicio me-
diante la predicación del evangelio. Cada persona de la congrega-
ción es acercada a Cristo o apartada de él. N o hay un camino in-
termedio. ¡Qué responsabilidad para el predicador! Sería mejor
para la congregación que no se predicara un sermón a que tengan
que oír un sermón frío o a medio cocinar. Nadie puede ser llevado
■ VIDA AL PARALÍTICO 149

a tomar conciencia del juicio que tuvo lugar en la cruz sin que se
dé cuenta de que debe responder a ese juicio de una forana 11 otra.
Eligen identificarse o con la humanidad pecadora que fue destruí-
da en la cruz o con la humanidad pecadora que fue levantada en la
resurrección. Y al pronunciar juicio sobre Cristo, pronuncias inri-
ció sobre sí mismos. Eligen la vida o la muerte, la luz o la osonri-
dad. Sería mejor no predicar antes que meramente moralizar o ser
impertinentes cuando la salvación de las personas está en juego.
Pero el juicio en la predicación del evangelio no es el final del
asunto para Juan. También hay un juicio en el fin (5:27-30; 12:48).
Ese juicio no se desvía, sin embargo, de las dos fases anteriores del
juicio, sino que las afirma y valida. Al final, no seremos juzgados de
una manera distinta al veredicto que hemos pronunciado sobre
nosotros mismos en respuesta a la predicación del evangelio
(12:48). Las palabras de vida que hemos rechazado volverán en-
tonces a rondarnos (5:45). Las palabras de vida que hemos abra-
zado ahora volverán para hacernos participar de una vida abun-
dante y eterna (vers. 29). El juicio final no debe ser temido por los
que están en Cristo ahora. La cruz es suficiente para expiar el pe-
cado y obtener la vida eterna. Los que se encuentran en Cristo
ahora y permanecen en él, también estarán en él en el día postrero.

■ Apliquemos la Palabra
Juan 5

1. ¿Puede pensar en distintas maneras como las personas


hoy tratan de ser sanadas física y espiritualmente prescin-
diendo de Cristo? ¿Qué papeles juegan respectivamente
la psicología y la oración en el proceso de curar las enfer-
medades mentales y las heridas del pasado? ¿Por qué le
parece que son tan pocos los que experimentan actual-
mente curaciones dramáticas como la del hombre junto al
estanque?
2. ¿Cómo respondería a alguien que piensa que todas las en-
fermedades son resultado del pecado? ¿Qué papel juega
no LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

el pecado en las enfermedades humanas? ¿Se puede esta-


blecer una relación específica de causa y efecto? ¿Puede
ser que algunas enfermedades, como el cáncer de pulmón
o el SIDA, tengan dimensiones morales? M encione razo-
nes específicas que apoyen su punto de vista.
3. Jesús violó las reglas humanas acerca de la observancia
del sábado para sanar a un hombre. Los fariseos estaban
más preocupados por esas reglas triviales que por la salud
y el bienestar de un ser humano. ¿Hasta qué punto sus
reglas de vida son reglas divinas o hechas por el hombre?
¿Le ayudan a ministrar a las personas o a menudo son
piedras de tropiezo en el camino del servicio?
4. ¿Cómo pueden los cristianos aprender a equilibrar el gozo
y la seriedad? ¿Cómo afecta la escatología de Juan este
equiHbrio? ¿Cómo pueden las personas sentir y sostener
que la vida eterna es una realidad presente en un mundo
lleno de sufrimiento y corrupción?
5. Describa algunos de los “testigos” que le han ayudado a
conocer a Jesús. ¿Hasta qué punto su percepción de Jesús
está moldeada por las actitudes de los creyentes a quienes
conoce y admira? ¿En qué sería diferente su vida si no co-
nociera a estas personas?

■ Investiguemos la Palabra
1. Busque en una concordancia exhaustiva todas las veces
que se utilizan en el Nuevo Testamento palabras tales co-
mo ju ic io , j u z g a r γ j u e z . ¿Cuáles de éstas se refieren al jui-
ció del tiempo final? ¿Cuáles parecen tener un significado
presente o continuo en todas las épocas? ¿Cuáles están
asociadas con la cruz? ¿Qué aprende acerca de Evangefio
de Juan a partir de este proceso?
2. Averigüe todo lo que pueda acerca de los descubrimientos
recientes relacionados con el estanque de Betesda, usando
diccionarios bíblicos, enciclopedias y cualquier otro libro
o revista que encuentre de arqueología.
m VIDA AL PARALITICO 151

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para mayor información con respecto a la discusión erad¡-
ta acerca de la relación entre la escatología del Evangelio
de Juan y la escatología de la Biblia como un todo, véase
R. W. Brown, T h e G o sp e l A c c o r d in g to J o h n , l:cxv-cxxi; R.
Schnakenburg, T h e G o s p e l A c c o r d in g to S t. J o h n , 2:426‫־‬
437.
2. Con respecto a la escatología del Antiguo Testamento y
cómo el Nuevo Testamento construye sobre ella, véanse
los capítulos 3 al 6 de J. Paulien, W h a t th e B ib le S a y s
A b o u t th e E n d - T im e .
3. Para considerar algunas ideas adicionales acerca de Juan
5, véase E. G. de W hite, E l D e s e a d o d e to d a s la s g e n te s ,
171-184.
CAPITULO SIETE

El Pan de Vida
Juan 6

Jesús vuelve a Galilea y vive todo lo que se relata en Juan 6 en un


período de dos días. Primero, alimenta a los cinco mil, con el resultado de
que el pueblo quiere hacerlo rey (vers. 1-15). Luego de apartarse de la
multitud y de sus discípulos, Jesús se acerca de noche, caminando sobre el
agua del M ar de Galilea, a los discípulos que están en el barco (vers. 16-
21). A l día siguiente, dialoga en la sinagoga de Capemaún con una
multitud acerca de los méritos del pan que él y Moisés han dado al pueblo
(vers. 22-35). Esto le brinda la oportunidad de pronunciar su famoso
sermón del Ja n de vida”, en el cual describe su misión en términos de
alimentar espiritualmente a las personas (vers. 35-59). El capítulo con-
cluye con una seria deserción de los discípulos de Jesús, hasta que sólo los
doce permanecen con él (vers. 60-71).

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 6:1-15

Lea Juan 6:1-15 por lo menos dos veces, y luego responda


las siguientes preguntas:

1. Andrés y Pedro hablan a Jesús en este pasaje. Con la ayu-


da de una concordancia, compare las palabras de ellos con
las cosas que dijeron en otras partes del Evangelio de
Juan. ¿Cómo le ayuda esto a comprender la respuesta de
152
EL PAN DE VIDA 153

cada uno de ellos a la alimentación de los cinco mil?


2. ¿Por qué le parece que Jesús quería probar a sus discípulos
preguntándoles dónde podrían comprar pan, siendo que
él ya sabía lo que iba a hacer?
3. ¿Qué similitudes encuentra entre esta historia y los relatos
de la Pascua (Exo. 12) y del maná (Exo. 1 6 :1 8 ‫ )־‬en el Anti-
guo Testamento?

■ Exploremos la Palabra
Antecedentes del Pasaje
Jesús está de vuelta en Galilea, lo cual es bastante poco usual en
el Evangelio de Juan. De hecho, sólo las bodas de Caná (2:1-11), la
curación del hijo del noble (4:46-54), los episodios del capítulo 21 y
los eventos de Juan 6 ocurren en Galilea. La mayor parte del
Evangelio, a diferencia de Mateo, Marcos y Lucas, se desarrolla en
Jerusalén y áreas vecinas.
Los eventos de Juan 6 ocurren en un momento cercano a la
fiesta de la Pascua judía (6:4). Es así que muchas personas están
viajando a Jerusalén, lo cual sin duda explica el tamaño de la multi-
tud en un sitio desierto (White, El Deseado de todas las gentes, 332).
En el Evangelio de Juan, siempre que se menciona la Pascua, hay
alusiones a la Cena del Señor o a la cruz (a veces a ambas, véase
W hite, El Deseado de todas las gentes, 352, 353). Hay naturalmente
una abundancia de imágenes del éxodo en el capítulo. Por ejem-
pío, el relato de la alimentación milagrosa de la multitud recuerda
al lector a Israel en el desierto. En Números 11, Moisés se enífen-
ta en el desierto con una gran multitud que se queja de la falta de
alimento. Así como Jesús hizo en Juan 6:5, Moisés pregunta cómo
será posible alimentar a todas estas personas (vers. 13). Esta es una
de las muchas alusiones que unen Juan 6 con los relatos del éxodo
en el Antiguo Testamento.

E l Pasaje en Detalle
La historia tiene lugar del otro lado del M ar de Galilea, frente a
154 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Tiberias (y Capernaum, vers. 1). Una gran multitud está siguiendo


a Jesús porque él ha estado sanando a los enfermos (vers. 2). Es
por ello que encuentra un pulpito natural en la ladera de una mon-
taña y se sienta con sus discípulos (vers. 3). Las palabras del versí-
culo 3 nos recuerdan mucho el Sermón del Monte de Mateo (véase
Mat. 5:1).
Felipe y Andrés, que hablan con Jesús aquí (Juan 6:5-9), están
entre los discípulos más activos en el Evangelio de Juan. Esto es
llamativo pues no se menciona a Juan, que está entre los más acti-
vos en Mateo, Marcos y Lucas (como se mencionó anteriormente,
Juan es probablemente el discípulo amado en este Evangelio
[13:23, 24; 19:35; 21:24]). Felipe es la persona lógica con la cual
debe hablar Jesús por un problema, porque es de Betsaida (1:44),
un pueblo no muy distante de donde se encuentran. Al buscar una
solución humana al problema, Jesús resalta el aspecto sobrenatural
del milagro que está por hacer. Hasta donde sabemos, los números
que encontramos en esta historia (5.000, 200, 5 y 2) no tienen sig-
niñeado espiritual ni simbólico. Son simplemente una rememora-
ción de los hechos.
En esta historia encontramos fuertes alusiones a la institución
de la Cena del Señor, un evento que no se menciona en el Evange-
lio. Jesús toma los panes, los bendice (enjaristésas en griego, de
donde proviene la palabra castellana eucaristía) y los distribuye a la
congregación (vers. 11). El lenguaje griego específico elegido nos
recuerda directamente el de la Cena del Señor en otras partes del
Nuevo Testamento (especialmente en Luc. 22:19 y 1 Cor. 11:23,
24).
Este es el único Evangelio en que la historia termina con la or-
den de Jesús de recoger los trozos que quedaron para que no se
desperdicie nada (vers. 12, 13). Como resultado, el pueblo co-
mienza a pensar que están viendo a un profeta como Moisés (que
también “hizo descender pan del cielo”) que había sido predicho
en el libro de Deuteronomio (vers. 14; compare con Deut. 18:15-
18). La discusión luego gira en torno a la idea de forzar a Jesús a
convertirse en su rey, ante lo cual él se retira de la presencia de
ellos (vers. 15).
■ EL PAN DE VIDA 155

Principales Temas del Pasaje


El pan eucarístico
El lenguaje eucarístico y relativo al éxodo que se usa en la histo-
ria prepara al lector para lo que sigue en Juan 6, especialmente en
los versículos 30 al 59. Puesto que Juan no incluye un relato de la
Cena del Señor, compensa el déficit con una exquisita teología de
la Cena del Señor en el capítulo 6. El verdadero significado de la
Pascua debe encontrarse en Jesús y en la cena que él puede pro-
veer (Talbert, Reading John, 132). El capítulo 6, por lo tanto, conti-
núa el tema de que Jesús está reemplazando al judaismo, un tema
que hemos notado especialmente en los capítulos 2 (reemplaza las
aguas de la purificación y el templo), 4 (reemplaza la fe samaritana
y Jerusalén) y 5 (reemplaza las aguas de Betesda).
Es interesante, sin embargo, que las alusiones de Juan a la Cena
del Señor se encuentran en las narraciones acerca de las alimenta-
ciones milagrosas multitudinarias, ocurridas en la ladera de un ce-
rro y en la playa (Juan 21:1-14). En cierto sentido, el servicio de
comunión, la mesa de la cena y una comida al aire libre son seme-
jantes. La presencia de Jesús no puede ser confinada al edificio de
la iglesia donde se llevan a cabo servicios de adoración del estilo
“correcto”. Para los que caminan con Jesús, cada comida se con-
vierte en cierto sentido en un sacramento (White, El Deseado de to-
das las gentes, 614-616; Barclay, 1:241, 242).

El profeta como M oisés


La acción de Jesús de alimentar a la multitud en el desierto les
recordó la profecía de Moisés de que se levantaría un profeta como
él (6:14; Deut. 18:15-18). Pero Moisés les dijo que cuando viniera
ese profeta debían “oírle” porque Dios pondría sus propias pala-
bras en su boca y él instruiría al pueblo acerca de lo que Dios de-
seaba que éste hiciera (Deut. 18:15-18). Moisés hizo claro que lo
importante era la palabra de ese profeta, no sus milagros. La ironía
es que en el contexto de la profecía de Deuteronomio, el pueblo
había pedido a Jehová que no los asustara más con acciones mila-
grosas ni con palabras atronadoras (Deut. 18:16). Querían oír las
15 6 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

instrucciones de Jehová de una manera más suave. Pero ahora que


ha venido el profeta prometido no están interesados en sus pala-
bras. ¡Sólo ven los milagros! Quieren hacerlo rey, sin duda con la
esperanza de que eche a los romanos por medio de sus poderes
milagrosos y les dé vidas fáciles y prósperas.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 6:16-21

Lea Juan 6:16-21 por lo menos dos veces, y luego responda


las siguientes preguntas:

1. Compare cuidadosamente el relato de Juan con M ateo


14:22-27 y Marcos 6:45-52. Anote en un papel todos los
paralelismos existentes entre la versión de Juan y alguno
de los otros relatos. Enumere luego todos los puntos del
relato de Juan que difieren de los otros, incluyendo las
omisiones. ¿Qué punto singular le parece que está resal-
tando Juan? ¿Por qué?
2. Con la ayuda de una concordancia exhaustiva, encuentre
todas las ocasiones en que Jesús dice “Yo soy” en el Evan-
gelio de Juan. Vea si puede agrupar estos dichos en dife-
rentes categorías según el uso que se da. ¿Le parece que
algunas de estas declaraciones están relacionadas con
Éxodo 3:14 y 15? Si es así, ¿cuáles y por qué?

■ Exploremos la Palabra

Antecedentes del Pasaje


El M ar de Galilea está a unos 209 m bajo el nivel del mar, tiene
una profundidad de entre 40 y 45 m y está rodeado de altos mon-
tes. Esta ubicación física puede causar tormentas de viento repenti-
ñas que crean olas muy altas a pesar del tamaño relativamente pe-
queño del lago.
■ EL PAN D E VIDA 157

Salmos 77:16-20 describe el éxodo con el lenguaje de la presen-


cia de Dios en un mar tormentoso. Es así como la historia de Jesús
caminando sobre el agua (Juan 6:16-21) contribuye al tema general
del éxodo y la Pascua en todo el capítulo.
Jesús realiza las mismas clases de acciones que fueron hechas
por Dios en el éxodo. En el Antiguo Testamento incluso se descri-
be a Dios como quien “anda sobre las olas del mar” (Job 9:8; véase
también Prov. 30:4). En consecuencia, para quienes estaban fami-
liarizados con el Antiguo Testamento, la habilidad de Jesús de ca-
minar sobre el agua y de controlar los vientos y las olas era una
poderosa afirmación de su divinidad.

E l Pasaje en Detalle
El relato es bastante claro y no necesita demasiados comenta-
ríos detallados. Es interesante que Juan es el único que presenta el
detalle del movimiento surgido para hacer rey a Jesús como resul-
tado de la alimentación de los cinco mil (6:15). Por otro lado, Juan
deja fuera de su relato la orden de Jesús de que sus discípulos se
subieran al bote y se dirigieran mar adentro (Mat. 14:22; Mar.
6:45; compare con Juan 6:17, 18).
Los dos elementos parecen explicarse uno a otro. Sin duda, los
discípulos participaron de la emoción propia de la idea de la multi-
tud de hacer rey a Jesús. Para evitar tal evento, Jesús hace que sus
discípulos se vayan y dispersa a la multitud. Al poner juntos ambos
relatos, estos cobran sentido.
Aunque los discípulos tienen miedo durante la tormenta porque
él no está con ellos, no buscan ayuda en Jesús a pesar de las pode-
rosas obras que ha realizado. Cuando Jesús aparece, no están pre-
parados para su presencia y su ayuda. La fe es un estado de la men-
te que espera que Dios esté allí en cada aspecto de la vida. Es el
máximo antídoto para el temor. La segunda generación de cristia-
nos se sentirían alentados por esa historia para esperar la presencia
y la ayuda de Jesús aun cuando se sintieran solos y abandonados
por Dios. Las palabras de Jesús son tan buenas como su presencia.
158 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

Sin embargo, la forma específica del lenguaje que Jesús utiliza


para dirigirse a sus discípulos en el bote: “Yo soy” (égo ei?ní en grie-
go), es uno de los puntos decisivos más importantes en el Evange-
lio y atraerá considerable atención en la siguiente sección.

Principales Temas del Pasaje


Parábola actuada
En la mitología antigua, el mar ingobernable era el dominio del
caos y del mal, lleno de serpientes marinas y otras criaturas temí-
bles. Jesús demuestra que está en completo control de los elemen-
tos ingobernables de esta tierra.
El pequeño bote lleno con los discípulos de Jesús sobre el mar
indómito simboliza a la iglesia en el mundo, empujada y sintién-
dose abandonada, a menudo desesperada, tratando de tomar las
cosas en sus propias manos (6:19). Este relato anima a la iglesia a
darse cuenta de que Jesús tiene el control de las fuerzas de esta tie-
rra. Aunque no siempre se lo percibe en el momento, él viene
cuando su pueblo está en apuros.
Muchas veces nuestras vidas parecen estar totalmente fuera de
control, como un barco llevado de aquí para allá por el mar ingo-
bernable. Es bueno saber que Jesús está en el control a pesar de las
apariencias. El puede sacar lo mejor de cada situación, aun de
nuestros errores. También puede transformar en bendiciones para
nosotros aun los errores de otros que afectan nuestra vida. Cuando
hemos hecho todo lo que podemos, es saludable descansar en la
seguridad de que Dios puede controlar las cosas que escapan a
nuestro control. Sin embargo, es común que el pensamiento hu-
mano inadecuado y los sentimientos dañinos perciban a Dios como
distante cuando en realidad está cerca. A veces sentimos temor aun
cuando él ha proporcionado razones para regocijarnos.

El gran “YO SOY”


Una de las peculiaridades del Evangelio de Juan es el uso reite-
rado por parte de Jesús de una fórmula aplicada a Jehová en el An-
tiguo Testamento: “YO SOY” (griego: égo eimí). Esta fórmula
m EL PAN D E VIDA 159

griega enfática es usada por Jesús de tres maneras en el Evangelio.


(1) Como identificación de sí mismo en el nivel humano !(6120,
4:26). Los discípulos están aterrorizados cuando ven acercarse a
Jesús, pero él dice: “N o se preocupen; soy yo” (6:20, égo eimi). Está
identificándose a sí mismo en contraste con otros seres humanos.
(2) Como identificación de sí mismo en un nivel divino. Jesús usa la
expresión “YO SOY” junto con una descripción de sus cualidades
divinas (“Yo soy el Pan de vida”, “Yo soy el buen pastor”). (3) Tam-
bién es utilizada en sentido absoluto. Simplemente dice “YO
SOY”, identificándose como el mismo Yahvé del Antiguo Testa-
mentó. Para comprender plenamente esta frase en el Evangelio de
Juan, es necesario observar brevemente el trasfondo del Antiguo
Testamento en relación con el uso que Jesús da a esta frase.
Las declaraciones divinas “YO SOY” en el Antiguo Testamento
también funcionan de tres maneras, aunque algo diferentes de las
anteriores. (1) Algunas de las declaraciones “YO SOY” en el Anti-
guo Testamento revelan la naturaleza de Yahvé (Exo. 3:14; 6:2, 3),
quien está siempre presente para satisfacer las necesidades de su
pueblo. (2) Las declaraciones “YO SOY” también son utilizadas
para revelar la singularidad de Yahvé. El es el único Salvador, el
único Dios genuino (Isa. 43:10, 11). N o hay otro Dios como él,
que revela el fin desde el principio. El es el único que puede prede-
cir realmente el futuro (Isa. 46:9, 10). (3) Las declaraciones “YO
SOY” también son utilizadas como una expresión de las obras po-
derosas de salvación que Yahvé realizará en el futuro (Eze. 34:20-
31; 36:22-38).
En el Evangelio de Juan, el uso de las declaraciones YO SOY
para describir sus cualidades divinas (segundo punto presentado
más arriba) se apoyan en el tercer uso del Antiguo Testamento. En
el Evangelio, estas declaraciones “YO SOY” referidas a “cualidades
divinas” se convierten en expresiones de lo que Jesús tiene para
ofrecer. La salvación fútura prometida por Yahvé se cumple en el
presente en Cristo. El es el Pan de vida (6:33-58). El es la Luz del
mundo (8:12; 9:5). El es la Puerta de las ovejas y el buen Pastor
(10:7-18). Él es la Resurrección y la Vida (11:25, 26). Él es el Cami-
no, la Verdad y la Vida (14:6). Él es la Vid verdadera (15:1-8). Lo
160 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

que era futuro en el Antiguo Testamento es hecho presente en


Cristo. Es así que vemos en estas declaraciones “YO SOY” otra
expresión del concepto joanino de escatología presente o cumplida.
Estar en relación con Jesús es tener abundancia del reino futuro
ahora por medio de la fe.
Las declaraciones “YO SOY” absolutas que aparecen en el
Evangelio de Juan (punto 3) se apoyan en las declaraciones “YO
SOY” del Antiguo Testamento que revelan la naturaleza de Yahvé
(punto 1) y en su singularidad (punto 2). Jesús manifiesta la natura-
leza y todas las cualidades del Yahvé del Antiguo Testamento. Es
verdaderamente Dios encarnado. Esto es evidente por su conocí-
miento del futuro. Anuncia las cosas antes de que sucedan para
que cuando ocurran, la gente crea en ese “YO SOY” (13:19; véase
también Isa. 46:9, 10). La divinidad de Jesús es evidente por su co-
nocimiento del futuro.
Creer en la divinidad de Jesús es esencial para la salvación. Los
que no creen en el YO SOY (Jesús) morirán en sus pecados (8:24;
véase también Isa. 43:10, 11). Si el conocimiento que tiene Jesús
del futuro no es evidencia suficiente, su divinidad será evidente
cuando “hayáis levantado al Hijo del H om bre” (8:28). La cruz y la
resurrección testificarán poderosamente acerca de quién es Jesús.
Jesús utiliza también la fórmula “YO SOY” para declarar lo que
ya es evidente en el prólogo del Evangelio de Juan: que él preexis-
tió a lo largo de la eternidad como ser divino. El es el gran “YO
SOY” que existía antes de Abrahán (8:58; véase también Exo.
3:14).
En las fórmulas “YO SOY” del cuarto Evangelio, Jesús es reve-
lado como el Yahvé del Antiguo Testamento. Es plena y verdadera-
mente Dios en el sentido más elevado, aún mientras camina por la
tierra en carne humana. El ha preexistido a lo largo de la eternidad
(8:58). Puede otorgar las glorias prometidas del reino futuro del
Antiguo Testamento a los que creen en él ahora (declaraciones
“YO SOY” de “cualidades divinas”). Creer en su divinidad es esen-
cial para la salvación (8:24). Esto se hará evidente en el cumplí-
miento de sus predicciones, especialmente en la cruz y en la resu-
rrección (13:19; 8:28).
m EL PAN D E VIDA 161

Como pastor tuve la oportunidad de visitar a Testigos de Jehová


y de trabajar con personas que cuestionaban la divinidad de Jesús.
Ellos tenían respuestas preparadas para todos los textos clásicos
que señalan la divinidad de Jesús, tales como Juan 1:1, 8:58, R0 -
manos 9:5 y Tito 2:13. Su versión especial de la Biblia altera textos
cruciales como Juan 1:3 y Colosenses 1:16 y 17. Pero una evidencia
que nunca podía ser refutada era el hecho de que a lo largo del
Nuevo Testamento, y especialmente en el Evangelio de Juan, los
escritores bíblicos aplicaron reiteradamente cualidades y acciones a
Jesús que en el Antiguo Testamento eran consideradas apropiadas
sólo para Jehová Dios en el sentido más elevado. Este tipo de apli-
caciones fluyen en forma tan natural y frecuente de las plumas de
los escritores del Nuevo Testamento que no hay duda de que te-
nían a Jesús en la más alta estima posible. Ellos querían claramente
que todos honraran a Jesús de la misma manera que honraban al
Padre (Juan 5:23).

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 6:22-59

Lea Juan 6:22-59 por lo menos dos veces, y luego responda


las siguientes preguntas:

1. Según Juan 6, enumere las razones por las que el pueblo


continuaba siguiendo a Jesús. Enumere luego las reaccio-
nes del pueblo a los dichos de Jesús y tome nota del cam-
bio en sus actitudes según se advierte en los versículos 14
y 15 y en comparación con lo expresado en los versículos
41 a 43. ¿Qué causó este cambio?
2. Compare este pasaje con Exodo 16 y Núm eros 11. Com-
pare y contraste el pan de vida que ofrece Jesús con el
maná dado por M oisés en el desierto. Describa en uno o
dos párrafos la idea central que Jesús está tratando de
transmitir en esta sección. ¿En qué sentidos es el pan que
162 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

él ofrece mejor que el maná?


3. ¿Qué quiere decir Jesús al hablar de comer su carne y be-
ber su sangre? Escriba cómo le parece que Jesús expresa-
ría esa misma idea en la actualidad.
4. Tom e un papel y trace una línea vertical en el centro de
la hoja. D e un lado, enumere todas las declaraciones de
este pasaje que sugieren que ir a Jesús es obra de D ios.
En el otro lado, enumere todas las que sugieren que venir
a Jesús es una elección personal. ¿Cuál de los dos temas
le parece más importante? ¿Por qué?

■ Exploremos la Palabra
Estructura del Pasaje
Puesto que la ambientación de Juan 6 es la fiesta de la Pascua,
deberíamos esperar seguir oyendo ecos de la eucaristía y la cruz
junto con alusiones al éxodo. De hecho, algunos estudiosos creen
que en el sermón registrado aquí, Jesús está interpretando la litar-
gia pascual de la sinagoga de sus días (Brown, 1:277-280). En este
pasaje Jesús también se refiere al significado del milagro de la ali-
mentación registrada en los versículos 1 al 15. Va más allá del pan
físico para referirse al pan espiritual, así como avanzó del agua físi-
ca al agua espiritual en Juan 4.
Jesús se había unido a sus discípulos en el M ar de Galilea y na-
vegó con ellos hasta el otro lado del lago (vers. 16-21). La multitud
en la orilla opuesta buscó a Jesús, y ayudados por algunas personas
que habían partido de Tiberias, cruzaron el lago y lo encontraron
en la sinagoga de Capernaum, donde se desarrolla toda la predica-
ción y el diálogo del resto del capítulo (vers. 22-25, 59).

Antecedentes del Pasaje


U n antecedente muy importante de Juan 6:22-59 es la tradición
del éxodo en la cual Dios alimenta con maná a los hijos de Israel en
el desierto (Exo. 16; Núm. 11). El maná apareció por primera vez
■ EL PAN D E VIDA 163

el día quince del segundo mes (Éxo. 16:1). Aunque la Pascua ocu-
rría en el día quince del primer mes, esta fecha del segundo mes
funcionaba como una “conmemoración adicional” de la Pascua. Se
animaba a los que por alguna razón no habían podido celebrar la
Pascua en el momento usual a celebrarla el día quince del segando
mes. La llegada del maná se asoció con la Pascua, aunque apare-
ció por primera vez un mes después que Israel saliera de Egipto.
El maná desapareció la víspera de una Pascua, justo antes de
que Israel entrara a la Tierra Prometida (Jos. 5:10-12). Por lo tan-
to, dentro del judaismo surgió la tradición de que el Mesías vendría
en una Pascua y que junto con su venida comenzaría nuevamente a
caer maná (Midrash Qoheleth 1:9). Es así que cuando Jesús ali-
mentó a la multitud justo antes de la Pascua, no es sorprendente
que la multitud comenzara a especular acerca de si él era el Mesías
y si estaba por realizar un milagro mayor: ¡alimentar a todos todo
el tiempo mediante la restauración del maná! Puesto que la Pascua
estaba cercana (Juan 6:4), estaban esperando que cayera maná en
cualquier momento. Es por ello que desafiaron a Jesús para que
realizara lo que ellos estaban esperando (vers. 30, 31, 34).

E l Pasaje en Detalle
Después de mucho buscar, la multitud que había sido alimentada
milagrosamente el día anterior encuentra a Jesús en la sinagoga de
Capernaum (vers. 22-25, 59). Pero su búsqueda no es de alimento
espiritual. Se relacionan con Jesús a un nivel material, torpe (vers.
26). N o están interesados en el significado del milagro. Sólo quie-
ren ver más milagros (vers. 2). Jesús trata de dirigir su vista hacia
las cosas espirituales, al alimento que perdura para vida eterna
(vers. 27). La multitud parece captar una vislumbre de aquello de lo
cual está hablando, porque preguntan por la manera apropiada de
realizar las obras que Dios requiere (vers. 28). H an avanzado un
poquitito más allá del nivel material, pero todavía no tienen una fe
genuina en Jesús.
Jesús va directamente al grano. La obra que Dios aprueba, la
única obra que realmente importa, es creer en Jesús (vers. 29;
164 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

14:6). Creer en Jesús es el prerrequisito para toda obediencia acep-


table. N o satisfacemos a Dios por medio de las obras que hace-
mos. Satisfacemos a Dios por Aquel en quien creemos. Todo crecí-
miento en agradar a Dios está basado en la aceptación de los atri-
butos que Jesús reclama como propios.
La respuesta de la multitud a la franqueza de Jesús no es pro-
metedora. Piden una señal milagrosa suficiente como para que
puedan creer en él (vers. 30). ¿Pero por qué piden una señal mila-
grosa si ya les ha dado una tremenda al alimentar a cinco mil hom-
bres además de las mujeres y los niños (vers. 10)? Ellos consideran
esa alimentación sólo como un bocado de prueba. Quieren confir-
mación. Quieren una señal de verificación del cielo, una señal cós-
mica. Recuerdan el texto bíblico que dice que con el maná, Moisés
dio a Israel pan del cielo para comer, el tipo de alimento que co-
men los ángeles (vers. 31; véase también Sal. 78:24, 25). El profeta,
al igual que Moisés, cuandoquiera que viniera, restauraría el maná
a todo Israel en el día de la Pascua (6:14; Deut. 18:15, 18).
Jesús responde que el maná que dio Moisés no es el verdadero
pan del cielo que ellos están buscando. Más bien, el verdadero pan
del cielo es una persona que desciende del cielo y trae vida al mun-
do (6:32, 33). Están buscando una señal cósmica para verificar que
Jesús es el Mesías. En lugar de ello, él responde: “Yo soy la señal
cósmica que prueba que soy el Mesías” (véase el vers. 33; Luc.
17:20, 21). Si creyeran en él, recibirían toda la evidencia que nece-
sitan.
El versículo 34 indica que la gente todavía no entiende lo que
Jesús está diciendo, pero como ocurrió con la mujer samaritana
junto al pozo (4:11, 15), su ofrecimiento está comenzando a sonar
interesante. Quieren lo que sea que él está ofreciendo. Jesús aclara
en forma reiterada que el verdadero pan del cielo no es otra cosa
que él mismo. De hecho, comenzando con el versículo 35, todas
las declaraciones de Jesús son formuladas en primera persona sin-
guiar. Esto subraya su pretensión de que el hecho de relacionarse
con él personalmente es el tema central de su discurso. Observe la
secuencia de las declaraciones acerca del pan de vida:
■ EL PAN D E VIDA 165

vers. 33 - Aquel que descendió del cielo da vida al mundo


vers. 35 - Yo soy el pan de vida
vers. 41 - Yo soy el pan que descendió del délo
vers. 48 - Yo soy el pan de vida
vers. 51 - Yo soy el pan vivo que descendió del rielo
vers. 58 - El pan que descendió da vida al mundo

La implicación clara del sermón del pan de vida es que ver a je -


sús y creer en él es lo que produce vida verdadera en el sentido es-
piritual ahora, y en su sentido más pleno “en el día postrero” (vers.
40; 5:21). Así como el alimento debe ser comido constantemente
para sostener la vida física, es necesario invitar a Jesús a nuestra vi-
da diaria para mantener la vida espiritual. “Creer” siempre tiene
un sentido continuado en el Evangelio de Juan (1:12; 6:47). N o
creemos sólo una vez. La fe debe ser una experiencia diaria y per-
manente.
Juan 6:37 es un versículo amado. Hay una conexión fascinante
entre sus dos partes. Jesús declara: “Todo lo que el Padre me da,
vendrá a mí”. Aquellos a quienes el Padre da son tomados como
un grupo, una idea que es expresada en forma especialmente clara
por el género neutro del griego en el original. Dios predestina a
un grupo para ser salvado, no a individuos. En el griego, la segunda
parte del versículo está en género masculino: “Al que a mí viene,
no le echo fuera”. Esto indica que Jesús recibe a los miembros del
grupo uno cuando deciden ir a él. La primera parte del versículo
(véase el vers. 44) expresa el lado divino de la salvación, mientras
que la segunda parte expresa la dimensión humana. Vemos aquí
dos verdades en equihbrada tensión. La salvación no viene separada
de la expresa voluntad de Dios; sin embargo, nadie es salvado si no
ha elegido voluntariamente venir (véanse los vers. 39, 40).
El “pan” del cual Jesús habla es esencialmente su persona; sin
embargo hay una diferencia entre la primera parte y la última del
discurso acerca del pan de vida. En los versículos 35 al 50 el énfasis
especial está en la revelación. Es crucial que las personas reconoz-
can quién es Jesús y que él trae del cielo una revelación de Dios y
166 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

acerca de Dios que es de vida o muerte para la raza humana (vers.


45-47).
Sin embargo, el énfasis cambia y en los versículos 51 al 59 se
convierte en alusiones a la Cena del Señor y a la cruz. Es comiendo
la carne y bebiendo la sangre del Hijo del Hombre como una per-
sona obtiene vida eterna (vers. 54-56). Este lenguaje “caníbal”
ciertamente no tiene la intención de expresar que es necesario co-
mer y beber en sentido físico la carne y la sangre de Cristo para
mantener la vida temporal. Más bien es una forma gráfica de ex-
presar que sólo por medio de una relación íntima con Jesús, tan
íntima como la que existe entre la comida y el cuerpo que la consu-
me para poder subsistir, que podemos obtener la vida que él pro-
mete. “Así como nuestra comida se incorpora en nosotros, Cristo y
los que comen su carne y beben su sangre llegan a ser espiritual-
mente una sola vida, aunque sigan siendo personas distintas” (Ja-
mieson, Fausset y Brown, 1041). La Cena del Señor se convierte
en una ilustración gráfica de estas metáforas espirituales (véase
W hite, El Deseado de todas las gentes, 353).
Así como ocurrió cuando Moisés alimentó a Israel con maná en
el desierto (vers. 49, 50, 58; compare con Exo. 16:2, 7, 8; 1 Cor.
10:10), la respuesta básica de los judíos al discurso del pan de vida
fue la queja (6:41-43; véase la respuesta de los discípulos de Jesús
en los vers. 61, 66) y la discusión aguda entre ellos (vers. 52). Ver a
Jesús y experimentar sus milagros no es suficiente (vers. 36). La
responsabilidad de los que han visto es creer (vers. 47; 20:29).

Principales Temas del Pasaje


El verdadero pan del cielo
El concepto del pan verdadero que desciende del cielo es un
hermoso símbolo tanto de la grandeza como de la disposición de
Jesús al sacrificio. Al señalarse a sí mismo como fuente de la vida
eterna se describe como igual a Dios. Al mismo tiempo se ofrece
para ser comido por el creyente y se coloca a su disposición para
satisfacer toda necesidad legítima (Gruenler, 47).
Jesús reemplaza el maná con el pan verdadero que desciende
■ EL PAN D E VIDA 16 7

del cielo. En el primer caso, las personas que comían el pan igual-
mente morían. Jesús ofrece el pan que lleva a la vida eterna (6:58).
Hay una cantidad de símbolos en el Evangelio de Juan extraídos
de la vida cotidiana, símbolos tales como el pan, el agua y la vida.
Todos estos símbolos se refieren a la realidad de la vida eterna, que
hace que el hambre y la sed naturales parezcan insignificantes en
comparación.
¿Ha estado alguna vez sumamente hambriento o sediento al
punto de la desesperación? ¿Recuerda lo que fue recibir una bebida
fresca o un pedazo de pan untado con su mermelada favorita en
ese momento? Jesús quería que recuerdos como ése despertaran
significados espirituales, quería enseñar lecciones acerca de la vida
superior que vino a ofrecer. El mensaje del sermón acerca del pan
de vida es que la necesidad humana de la vida espiritual que Jesús
ofrece es tan desesperada como el dolor resultante del hambre o
de la sed. Así como el cuerpo ansia comida, bebida y luz solar, el
espíritu anhela la presencia de Jesús, y si no se permite a Jesús estar
presente, los seres humanos llegarán hasta la ridiculez para encon-
trar algo que llene el vacío. Dentro de cada ser humano hay un
agujero del tamaño de Dios que sólo Jesús puede llenar.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 6:60-71

Lea Juan 6:60-71 por lo menos dos veces, y luego responda


las siguientes preguntas:
1. Repase los versículos 22 al 59. ¿Qué enseñanza de esta see-
ción resultó difícil de aceptar para la gente? ¿Qué evidencia
de esta sección de Juan ayuda a entender por qué muchos
de los discípulos de Jesús se apartaron de él (vers. 60-66)?
2. Compare la razón que dieron los D oce para quedarse con
Jesús (vers. 67-69) con la razón que dieron los otros disci-
pulos que se alejaron. ¿Qué entendieron los D oce acerca
de los versículos 22 al 59 que no entendieron los otros se-
guidores de Jesús?
168 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

3. Estudie las referencias a Judas en los cuatro Evangelios


con ayuda de una concordancia. Cuando tantos de los dis-
cípulos abandonaron a Jesús y él preguntó a los D oce si
también ellos lo querían dejar (vers. 67), ¿por qué Judas
decidió quedarse?

■ Exploremos la Palabra
Estructura del Pasaje
Este pasaje presenta la reacción de los discípulos de Jesús al dis-
curso y los diálogos precedentes. En el proceso, Jesús enfrenta un
nuevo “éxodo”, un éxodo de seguidores y discípulos. Parece per-
derlos a todos menos a los Doce. El capítulo termina con una pro-
fecía según la cual uno de los Doce, Judas, lo traicionará.

E l Pasaje en Detalle
El pasaje se inicia con la queja de los discípulos de Jesús: “Dura
es esta palabra, ¿quién la puede oír?” (vers. 60). El término “pala-
bra”, lógos en griego, es el resumen de todo lo que ha dicho Jesús
en los versículos 35-59. Se dan cuenta de que las palabras de Jesús
son lo que a él le importa. N o tiene intención de ser fundamental-
mente un obrador de milagros. Ellos están buscando al Mesías que
está por venir, pero traen junto con su expectativa un bagaje políti-
co y material que Jesús no tiene intenciones de satisfacer. Jesús se
niega a conformarse a sus expectativas mesiánicas. Las preocupa-
ciones de Jesús son claramente espirituales y no materiales o políti-
cas. La gente está decepcionada. Sin embargo, hay muchas cosas
de Jesús que los impresionan. Se preguntan si sería mejor confor-
marse con lo que Jesús ofrece o buscar a otro.
En otras palabras, el versículo 63 funciona como un resumen de
la enseñanza de Jesús en todo el capítulo. Es el Espíritu el que da
vida. Sin el Espíritu, ni siquiera percibiríamos nuestra necesidad
de Jesús. Es bastante probable que Juan incluyera esta declaración
en el texto específicamente para oponerse a la idea de que la parti-
cipación en la Cena del Señor o en el culto cristiano pueden por sí
■ EL PAN D E VIDA 169

mismos lograr lo que Jesús sugiere por medio de la palabra


“creer”. Sólo la aceptación de las palabras de Jesús y el compromi-
so de relacionarse con él traen el Espíritu, que da vida.
Al decir que algunos de sus discípulos no creen, Jesús también
está insinuando que otros sí creen (vers. 64). Una vez más Jesús
demuestra que él conoce el compromiso interno o la falta de él en
quienes pretenden seguirlo. El compromiso pleno con Jesús es
siempre una señal clara de la presencia y la obra del Padre en la vi-
da de las personas (vers. 65).
Aunque muchos se alejan de Jesús, los Doce permanecen con él
y reconocen que sólo él ofrece las palabras que llevan a la vida
(vers. 66-69). Aunque virtualmente todo creyente tiene momentos
en los cuales se pregunta si seguir a Jesús tiene sentido, la falta de
cualquier otra alternativa sensata es un poderoso incentivo para
que permanezcamos con él a lo largo de los momentos oscuros,
seguros de que si continuamos acercándonos a él, nuestra percep-
ción de la luz pronto retornará.
Aun entre los Doce hay uno que no cree verdaderamente: Ju-
das Iscariote. Hay diferencias de opinión en cuanto al título “Isca-
rióte”. El significado más probable de la expresión original ish
Qeryyoth es “hombre de Queriot”. Queriot es una aldea de Judea, y
si esta identificación es correcta, Judas sería el único discípulo
oriundo de Judea. Por alguna razón, el autor del cuarto Evangelio
es más duro con él que Mateo, Marcos y Lucas. Y cada vez que se
menciona a Judas, siempre es en el contexto del sufrimiento, y la
muerte de Jesús (en este caso, la mención de la carne y la sangre
[vers. 51-58], y de la traición [vers. 71]).
En respuesta a la enseñanza de Jesús, algunas personas se aleja-
ron, otras permanecieron por las razones correctas, y Judas perma-
necio por una razón equivocada. Hoy también hay muchas perso-
ñas que sólo pretenden seguir a Jesús. La verdadera razón por la
cual permanecen en la iglesia es por la posición, la aprobación de la
familia y los amigos o porque es un buen lugar para hacer contac-
tos comerciales. Los políticos incluso pueden usar la religión como
una forma de obtener votos. Pero la fe es una proposición de todo
o nada. O aceptamos a Jesús o lo rechazamos.
170 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Apliquemos la Palabra
Juan 6

1. ¿Puede pensar en algunos mom entos de su vida en los


cuales D ios multiplicó sus reducidos recursos como lo hi-
zo con el almuerzo de un niño en 6:1-15? ¿De qué manera
necesita usted un milagro similar en la actualidad?
2. Describa algunas experiencias personales en las cuales
descubrió la capacidad de D ios para marcar una diferen-
cía en las “tormentas” de la vida. ¿Cómo respondió natu-
raímente a esas pruebas? ¿De qué manera lo alienta esta
historia para responder de manera diferente en el futuro?
3. ¿Qué categoría de alimentos actuales describiría más fiel-
mente su dieta espiritual en este momento? ¿Comida rápi-
da? ¿Comida chatarra? ¿Una dieta rica en fibras? ¿Postre?
¿Sobras? ¿Qué cambios le parece que debe hacer en su
dieta espiritual?
4. ¿Qué fue lo que lo motivó inicialmente para participar en
actividades religiosas? ¿Cómo han cambiado sus motiva-
ciones para ello a medida que se ha acercado más a Jesús?
¿Tiene todavía motivaciones que piensa que Jesús desearía
cambiar?
5. ¿Hubo momentos en su vida en los cuales seguir a Jesús le
pareció muy difícil o decepcionante? ¿Qué ideas le han
ayudado a mantenerse aferrado a Jesús en lugar de probar
algún otro estilo de vida?

■ Investiguemos la Palabra
1. Compare Juan 6:1-15 con 2:1-11. ¿Le parece que la expe-
riencia de las bodas de Caná tiene algo que ver con la pre-
gunta que Jesús hizo a Felipe en 6:5 y 6? H ojee todo el
Evangelio y subraye o tenga en cuenta cada afirmación o
historia relacionada con la habilidad de Jesús para satisfa-
cer las necesidades físicas y espirituales. Escriba una breve
presentación de este tema del Evangelio en un lenguaje
EL PAN D E VIDA 171

cotidiano que lo haría pertinente para una persona secular.


2. U se una concordancia para encontrar todas las referencias
al Espíritu Santo que hay en el Evangelio de Juan. Si tiene
tiempo, busque también las referencias al Espíritu Santo
en los escritos de Pablo o en todo el N uevo Testamento.
Compare sus descubrimientos con lo que Jesús dijo acerca
del Espíritu en Juan 6:63. (Tenga en mente los versículos
35 al 58, los cuales constituyen el contexto de su declara-
ción acerca del Espíritu en el versículo 63.) Con esta com-
prensión ampliada acerca del Espíritu Santo, ¿qué vislum-
bres adicionales acerca del Espíritu Santo puede extraer
de Juan 6:63? ¿Qué le sugiere esta investigación adicional
acerca de la razón por la cual la mayoría de los discípulos
de Jesús lo dejaron y por qué permanecieron los Doce?
¿Qué apbcaciones puede hacer de este estudio a su propia
vida espiritual?

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para un examen cuidadoso de los temas relacionados con
la liturgia de la sinagoga en el primer siglo y de cómo pu-
do haber influido eso en el sermón que Jesús presentó en
Juan 6, véase R. E. Brown, T h e G o sp e l A c c o r d in g to J o h n ,
1:277-280, 303, 304.
2. Para un estudio profundo y sobresaliente de las declara-
ciones “YO SOY” que aparecen en el Antiguo Testamento
y en el N uevo Testam ento, y de la forma como Jesús se
basa en esos textos del Antiguo Testam ento tal como se
encuentra en Juan, ver R. Schnackenburg, T h e G o sp e l A c -
c o r d in g to S t. J o h n , 2:79-89.
3. Para obtener algunas vislumbres espirituales adicionales,
véanse los comentarios de Elena G. de W hite acerca de
Juan 6:1-21 en E l D e s e a d o d e to d a s la s g e n te s , 332-346; las
páginas 347-359 están dedicadas exclusivamente a Juan
6:22-71.
CAPITULO OCHO

El Agua y la Luz de la Vida


Juan 7 y 8

Juan 7 y 8 se centran en las apariciones de Jesús en el templo durante


la fiesta de los Tabernáculos, la más popular y concurrida de todas. Esta es
la tercera visita de Jesús a Jerusalén y Judea registrada en el Evangelio.
Esta vez permanece en esa zona durante seis meses, los últimos de su mi-
nisterio. Hay un intervalo de entre seis meses y un año y medio entre los
eventos de Juan 6 y los de Juan 7. En esta sección del cuarto Evangelio
subyace un complot criminal maquinado por el concilio judío gobernante
contra Jesús y anunciado al comienzo de esa sección (7:1).
El material de Juan 7y 8 puede ser organizado de la siguiente mane-
ra:

EL AGUA Y LA LUZ DE LA VIDA (JUAN 7 y 8)


7:1-9 La incredulidad de los hermanos de Jesús
7:10-24 Debate con respecto al sábado
7:25-36 La condición mesiánica de Jesús
7:37-39 El Agua de vida
7:40-52 Divisiones con respecto al origen de Jesús
7:53-8:11 La mujer sorprendida en adulterio
8:12-20 La Luz del mundo
8:21-30 El origen y el destino de Jesús
8:31-38 La verdad libera
8:39-47 La paternidad de los judíos
8:48-59 Jesús es mayor que Abrahán

Por conveniencia, este capítulo del libro será dividido en tres partes: el
172
■ EL AGUA Y LA LU Z D E LA VIDA 173

primer debate en el templo (1:1-52), la escena relacionada con la mujer


sorprendida en el acto de adulterio (7:53-8:11) y el segundo debate en el
templo (8:12-59). El material de Juan 7y 8 tiene algunas reminiscencias
de los debates de Jesús con losfariseos, los saduceosy los maestros de La ley
de Marcos 2:1 a 3:6y 11:27 a 12:40.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 7
Lea Juan 7:1-52 por lo menos dos veces, y luego responda
las siguientes preguntas:
1. Enumere las diferencias de opinión y de acción entre Jesús
y sus hermanos en 7:1-12. U se una concordancia para
buscar todas las demás referencias a los hermanos de Jesús
que se encuentran en los Evangelios. Anote sus pensa-
mientos con respecto a cómo pudo haber afectado el mi-
nisterio de Jesús su relación con los miembros de su fami-
lia, tanto los aspectos positivos como los negativos.
2. Lea también Juan 8. M encione y categorice las diferentes
reacciones respecto de Jesús que aparecen en Juan 7 y 8.
¿Cómo explica el amplio espectro de reacciones?
3. Con la ayuda de una concordancia, busque todas las refe-
rencias a “los judíos” en el Evangelio de Juan. Agrupe es-
tos usos en las siguientes categorías: (1) líderes religiosos,
(2) judíos en general, y (3) un subgrupo de judíos distinto
de los líderes religiosos. Compare el uso que se hace de
esta expresión en Juan 7 con las referencias en el resto del
Evangelio de Juan. ¿Qué diferencias y semejanzas en-
cuentra?

■ Exploremos la Palabra
Antecedentes del Pasaje
El cbma de Palestina
El clima en Palestina se divide en dos grandes estaciones: la esta-
174 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

ción seca, en el verano, y la estación lluviosa, en el invierno.

CLIMA DE PALESTINA

* **
ENERO M A R ZO -►S E P T IE M B R E DIC. ENERO M A R ZO -► S E P T IE M B R E DIC.

_______Estación lluviosa
_______ Sequía estival
* Fiesta de los Tabernáculos
* * Fiesta de la Pascua

La fiesta de los Tabernáculos se llevaba a cabo en el momento


del año en que la sequía estival estaba llegando a su fin. Es el mo-
mentó de la lluvia temprana, cuando el grano, que depende de la
lluvia invernal para crecer y desarrollarse, es sembrado. La lluvia
temprana llena las cisternas vacías, y a la gente de la preocupación
constante por la escasez de agua. Es también el momento de cose-
char los frutos de la vid y de los árboles, cuyas raíces profundas les
permitieron sobrevivir al tiempo de sequía.
La Pascua se produce al final de la estación lluviosa, cuando la
lluvia tardía madura el grano. Es el momento de comenzar a cose-
char el grano (fiesta de los Panes Acimos o sin levadura y de la ce-
remonia de las gavillas).
Aunque la sequía estival es severa, el rocío proporciona sufi-
cíente humedad como para que los árboles frutales y las viñas so-
brevivan. Si la finta creciera en el ciclo invernal, las heladas ocasio-
nales de Palestina la dañarían. Por eso el ciclo estival funciona bas-
tante bien a pesar de la sequedad.
Palestina no ha sido bendecida con abundancia de lluvia. En los
años promedio hay apenas lo suficiente para las necesidades de la
agricultura. Incluso durante la estación lluviosa se ve el sol el 50%
del tiempo. Los años más secos pueden ocasionar rápidamente una
crisis agrícola.
■ EL AGUA Y LA LU Z D E LA VIDA 175

La fiesta de los Tabernáculos


La fiesta de los Tabernáculos era la última de las tres grandes
festividades del año litúrgico judío (Lev. 23:33-43; Núm. 29:12-
38) y atraía las mayores delegaciones de fuera de Palestina. Los
hermanos de Jesús estaban ansiosos de que él asistiera, sin duda
por la gran importancia que esta fiesta tenía en el sentimiento po-
pular (Juan 7:2-5). Era un momento sumamente gozoso. El Día de
Expiación había pasado. Los pecados habían sido confesados y
perdonados. El pueblo estaba limpio delante de Dios. Uno de los
principales temas de la fiesta, por lo tanto, era el gozo y la acción
de gracias.
La fiesta conmemoraba el éxodo y la época de la peregrinación
de Israel por el desierto (Lev. 23:43), cuando Dios les proveyó de
agua y luz (Éxo. 13:21, 22; 17:1-7). Por eso, a la noche, durante la
fiesta de los Tabernáculos, se encendían enormes cuencos de aceite
sobre los pilares del templo, iluminando los atrios del templo en
forma más brillante que en cualquier otro momento del año. Algo
central en estas festividades eran las procesiones a la luz de las an-
torchas, que aumentaban la luminosidad y el brillo de esta ocasión.
Por lo tanto, la luz era otro tema importante de la fiesta en los
tiempos de Jesús.
U n elemento más de la fiesta era el concepto de peregrinación,
la idea de que el pueblo de Dios no tiene una morada permanente,
sino que es peregrino y extranjero en esta tierra. La gente cons-
traía tiendas con hojas de palmera y vivían en ellas durante la fiesta,
aunque poseyeran una casa en Jerasalén (en cuyo caso construían la
tienda sobre su propio techo o en su patio). Este recordatorio del
éxodo les enseñaba que así como Dios proveyó agua y alimento a
Israel en el desierto, puede seguir haciendo provisión para sus ne-
cesidades en el presente. U n buen augurio para el nuevo año era
que lloviera durante la fiesta.
El punto culminante de la fiesta de los Tabernáculos, por lo
tanto, era “la danza de la lluvia”. En esta ceremonia, el sacerdote li-
deraba una gran procesión que salía del templo y bajaba por el
monte hasta la fuente de Gihón, entonando las palabras de Isaías
12:3: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”. Des­
176 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

pués de obtener una vasija de agua, los sacerdotes volvían al tem-


pío, al cual se entraba por una escalera de quince escalones. En ca-
da uno de los escalones, el sacerdote recitaba uno de los quince
salmos de peregrinación (Sal. 120-134).
Había un par de piletas en el suelo del atrio del templo. Bajo el
piso, las cañerías de ambas se unían e iban hasta el valle del río Ce-
drón. Mientras el agua traída de la fuente de Gihón se derramaba
en una de las piletas, en la otra se derramaba un jarrón de vino. El
agua y el vino se mezclaban en el lugar donde las cañerías se unían
y fluían juntas hasta el río Cedrón. En un día lluvioso, el agua y el
vino corrían hasta el M ar M uerto. Esto les recordaba todas las
promesas del Antiguo Testamento relacionadas con el reino futuro
(Eze. 47 y Zac. 14:8), en las cuales el agua del templo restauraría la
fertilidad del desierto de Judea y haría que las aguas del M ar
M uerto fueran potables.
Por su presencia en la fiesta, y especialmente por su offecimien-
to de agua (7:37-39) y de luz (8:12; 9:5), Jesús afirma que él mismo
está reemplazando las grandes instituciones del judaismo. Los
eventos del fin del tiempo asociados en el Antiguo Testamento con
la fiesta de los Tabernáculos se convierten en realidades presentes
en la persona y las enseñanzas de Jesús. Estos incidentes, por lo
tanto, continúan el tema del reemplazo del judaismo que hemos
encontrado en forma tan regular a lo largo del Evangelio.

E l Pasaje en Detalle
La expresión “los judíos” (7:1) se refiere claramente a las autori-
dades gobernantes de Jerusalén, antes que al pueblo como un todo
(vers. 26, 32, 45). Esto explica por qué encontramos en el Evange-
lio “judíos” que tienen temor de “los judíos” (vers. 13). Esto tam-
bién debería precaver a los lectores modernos de extraer inferen-
cías antisemíticas de las declaraciones que Juan hace acerca de los
judíos en su Evangelio. La expresión “los judíos” es utilizada por el
autor del Evangelio como una forma compacta de describir a la
clase gobernante conformada por los fariseos, los saduceos y los
doctores de la ley.
■ EL AGUA Y LA LU Z D E LA VIDA 1 77
Las cosas no han estado andando bien en Galilea (6 :6 0 7 1 ‫)־‬. Los
hermanos de Jesús sugieren que si él hiciera sus milagros en Jadea,
podría alcanzar sus objetivos (vers. 2-4). Hay una doble ironía en
este consejo. En primer lugar, ¡sus hermanos han visto sus milagros
pero no creen en él (vers. 5)! Segundo, Jesús ha realizado estos un-
lagros para los galileos, ¡pero éstos lo han abandonado (6 :60-667
Jesús responde que el momento que ellos eligen para sus accio-
nes no importa demasiado porque es muy poco lo que depende de
esas acciones. Pero en cuanto a él, todo depende del momento
oportuno, lo cual escapa a la comprensión de ellos. Nadie tiene
conflictos con los hermanos de Jesús porque la vida y las enseñan-
zas de ellos no desafían a la sociedad. Pero un solo paso en falso
puede provocar el fin prematuro del ministerio de Jesús. Por eso,
una vez más se niega a permitir que su familia controle su agenda,
que ha sido establecida para él por Dios (vers. 6-9; compare con
2:3-5).
En otras palabras, Jesús está completamente sintonizado con la
voluntad de Dios para él. Como resultado de ello, en el versículo
10 lo encontramos dirigiéndose a Jerusalén. Aparentemente Dios le
ha revelado que ha llegado el “momento propicio” (vers. 8) para
hacerlo.
La fiesta de los Tabernáculos duraba ocho días; por lo tanto, “a la
mitad de la fiesta” (vers. 14) significa el cuarto o quinto día de la
festividad. Esta fue evidentemente la primera vez que Jesús intentó
enseñar abiertamente en el templo. Los judíos estaban sorprendidos
de que él tuviera un conocimiento tan claro de los temas centrales
de la vida, y sin embargo no abordara esos temas de la manera
usual, que consistía en enhebrar citas interminables de rabinos ante-
riores (vers. 15). En lugar de ello, él afirmaba que su Padre tenía
las mejores escuelas rabínicas (vers. 16). N o necesitaba verificar la
verdad de su enseñanza citando a “las autoridades”. Todo aquel que
se acerca a su enseñanza con el propósito sincero de agradar a Dios
en cada aspecto de la vida reconocerá rápidamente su origen divino
(vers. 17, 18). Los que están verdaderamente dispuestos a hacer la
voluntad de Dios, dondequiera que esta los guíe, sabrán intuitiva-
mente que Jesús está diciendo la verdad acerca de sí mismo.
178 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

La razón por la cual los judíos estaban cuestionando sus ense-


fianzas (vers. 21-24) era la misma que en Juan 5, cuando interpreta-
ron sus acciones en el estanque de Betesda como una violación del
sábado. Jesús respondió a sus objeciones argumentando que inter-
pretaban mal sus acciones porque ellos mismos quebrantaban la
ley (vers. 19). Ellos lo acusaban de quebrantar el cuarto manda-
miento, pero ellos estaban quebrantando el sexto mandamiento al
tratar de matarlo. Los judíos estaban dispuestos a ignorar el cuarto
mandamiento para circuncidar a un niño, lo que involucraba una
sola parte del cuerpo. Lo que Jesús hizo tenía que ver con el ser
humano completo (vers. 22, 23).
En el versículo 25, el tema cambia de la curación en sábado al
hecho de que Jesús es el Mesías, lo cual es un tema crucial en gran
parte del cuarto Evangelio. Los oponentes de Jesús se entrampan a
sí mismos en una serie de contradicciones con respecto a este tema.
Primero, lo rechazan porque saben de dónde viene (Galilea, vers.
41, 52), y dicen que nadie sabría el lugar de origen del Mesías.
Luego descalifican a Jesús argumentando que el Mesías vendría de
Belén, no de Galilea (vers. 42). Pero el lector cristiano del Evange-
lio sabe en efecto que Jesús nació en Belén, no en Galilea. Sin em-
bargo, sus oponentes se ven finalmente forzados a admitir que
realmente no saben de dónde proviene Jesús (9:29; 8:14, 19).
Por la inclusión de estos incidentes, el problema del origen de
Jesús aparentemente era una gran preocupación para la segunda
generación de cristianos. Alateo argumenta que el Antiguo Testa-
mentó muestra que el Mesías provendría tanto de Belén como de
Galilea (Alat. 2:6, 23), pero Juan sigue una línea argumentativa di-
ferente. En lugar de refutar los argumentos de los oponentes de
Jesús reafirmando lo que dice Mateo, toma un camino superior
sosteniendo que el origen real de Jesús no era ninguno de esos dos
lugares, sino el cielo (1:1-11, 14; 7:16, 28, 29, 33; 8:16, 18, 23).
En medio de este debate, probablemente cuando el agua era de-
rramada en la pileta del templo, Jesús se levanta e interrumpe todo
el procedimiento con una declaración sublime acerca del tema del
reemplazo: El pueblo busca agua espiritual en la fiesta, pero Jesús
reemplaza el agua de la fiesta consigo mismo. El que esté lo sufi­
■ EL AGUA Y LA LU Z D E LA VIDA 179

cientemente sediento como para venir a Jesús podrá beber y seguir


bebiendo e incluso llegará a ser una fuente de refrigerio espiritual
para otros (7:37, 38).
El capítulo termina registrando la frustración de los principales
sacerdotes y fariseos con los guardias que han fallado reiterada-
mente en su intento de poner las manos encima a Jesús (vers. 45-
52; véase también 26, 30, 44). Este breve pasaje está lleno de ironía.
Tan pronto como los líderes afirman que ninguno de los gober-
nantes ni de los fariseos cree en Jesús, Nicodemo, gobernante y fa-
riseo, cuestiona sus acciones (vers. 50, 51). Acusan a Jesús de que-
brantar la ley, pero un abogado de entre ellos desafía su propia fi-
delidad a la ley. Responden con una réplica mordaz que es obvia-
mente falsa: “De Galilea nunca se ha levantado profeta” (vers. 52).
La realidad es que Jonás vino de Galilea, así como también proba-
blemente Nahum y Elias. A medida que progresa el evangelio, los
principales oponentes de Jesús se muestran cada vez más confundí-
dos y cierran progresivamente sus mentes a las verdades evidentes
por sí mismas que el Evangelio busca presentar.
Una característica dominante de este capítulo, por lo tanto, es la
distinción entre los líderes y la multitud. Los dirigentes buscan
matar a Jesús (vers. 1, 25, 32), mientras que la multitud no sabe
qué pensar (vers. 12, 13, 20, 25-27, 31, 40-43). Ninguno de los líde-
res cree en él, y se burlan de la multitud como ignorante por su in-
terés en Jesús (vers. 48, 49).

Principales Temas del Pasaje


Las tentaciones de Jesús
Los lectores hábiles de los cuatro Evangelios se dan cuenta rápi-
damente de que Juan es el único Evangelio que no hace referencia
a las tentaciones de que Satanás hizo objeto a Jesús en el desierto
(véase Mat. 4:1-11; Mar. 1:12, 13; Luc. 4:1-12). Pero Juan a me-
nudo utiliza teológicamente incidentes de la vida de Jesús sin refe-
rencia a la escena original que está detrás de la teología (como la
Cena del Señor y el Getsemaní). La esencia de las tres tentaciones
del desierto se repite en Juan 6 y 7. Jesús es tentado a ser rey (6:15;
180 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

compare con Mat. 4:8-10; Luc. 4:5-8). Es tentado a realizar un


milagro relacionado con el pan (6:30, 31; compare con Mat. 4;3,
4; Luc. 4:3, 4). Y es tentado a lucirse en el templo (7:2, 3; compare
con Mat. 4:5-7; Luc. 4:9-12). La diferencia está en que en el Evan-
gelio de Juan estas tentaciones aparecen a través de instrumentos
humanos (véase Mat. 16:21-23, donde Pedro se convierte en un
instrumento humano para tentar a Jesús).

El agua de vida
En la ceremonia del templo, las vasijas de los sacerdotes estaban
llenas durante un corto tiempo. Los que vienen a Jesús tienen agua
disponible en todo momento. Durante la fiesta de los Tabernácu-
los, la gente oraba pidiendo lluvia porque ella era en ese momento
una buena señal de una excelente temporada para el crecimiento
del grano. La declaración de Jesús en 7:37-39 indica que el pedido
de agua por parte de la gente había sido respondido dé una manera
inesperada (Jesús parece haber tenido en mente una cantidad de
pasajes del Antiguo Testamento cuando habló de las palabras re-
gistradas en 7:38: Isa. 44:3, 4; 58:11; Eze. 47:1-12; Joel 3:18; Zac.
14:8).
En 7:39, el Espíritu Santo es el agua viva que ofrece Jesús, y Je-
sús es la fuente del Espíritu Santo para los que vienen a él. En esta
afirmación. Jesús está reemplazando el templo, porque según las
expectativas del Antiguo Testamento, el templo era la fuente de
agua viva para refrescar la tierra (Eze. 47:1-12). El ya se ha declara-
do la fuente del agua viva en Juan 4:10-15. La nueva dirección que
toma Jesús en 7:38 es para declarar que los que vienen a él se con-
vertirán en fuente para que otros puedan extraer ese agua viva. El
creyente es capaz de comunicar el Espíritu a otros.

H Introduzcámonos en la Palabra
Juan 8:1-11
Lea Juan 8:1-11 por lo menos dos veces, y luego responda
las siguientes preguntas:
EL AGUA Y LA LU Z D E LA VIDA 181

1. Escriba las palabras que piensa que los maestros de la lev y


los fariseos hubieran usado para acusar a Jesús si él les
hubiera dicho que dejaran ir a la mujer. Escriba lo que hu-
hieran dicho si él les hubiera dicho que la apedrearan,
2. Describa en un párrafo o dos lo que usted hubiera escrito
en el suelo si hubiera estado en el lugar de Jesús.

■ Exploremos la Palabra

Estructura y Antecedentes del Pasaje


La relación de este pasaje con el resto del Evangelio de Juan es
un poco incierta. En la BJ se hace el siguiente comentario: “Esta
perícopa de la mujer adúltera es inspirada y canónica, pero primiti-
vamente no formaba parte de Juan”. Esto puede ser chocante para
alguien acostumbrado a la versión RVR, basada en un puñado de
manuscritos del Nuevo Testamento bastante recientes (provenien-
tes de los siglos XII a XV d.C.). En los últimos cien años se han
encontrado manuscritos mucho más antiguos, algunos tan tempra-
nos como del segundo siglo.
La historia de la mujer sorprendida en adulterio no aparece en
los manuscritos griegos más antiguos. También está ausente en la
mayoría de las traducciones más antiguas del Nuevo Testamento
al siríaco, latín y cóptico. Tampoco menciona la historia ningún
comentador del Evangelio de Juan anterior al siglo XII (unos mil
años después de los manuscritos griegos más antiguos). Ninguno
de los primeros padres de la iglesia la mencionan como parte del
Evangelio de Juan. Además, muchos de los manuscritos más tem-
pranos que incluyen la historia contienen notas marginales que in-
dican dudas acerca de si el incidente formó parte originalmente
del Evangelio.
Aun los manuscritos que incluyen la historia la ubican en una
sorprendente variedad de lugares, aunque más frecuentemente a
continuación de Juan 7:52, como en la mayoría de las Biblias mo-
dernas. Algunos de esos manuscritos presentan el incidente des-
pués de Juan 7:36, otros al final del Evangelio de Juan (después de
182 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

21:25), después de Lucas 21:38 o anexada al final de Lucas (luego


de 24:53). Esta amplia variedad de ubicaciones sería muy impro-
bable si la historia hubiera formado parte de la edición original del
Evangelio de Juan.
Este relato de la mujer sorprendida en adulterio, sin embargo,
no fue una invención tardía. Era evidentemente conocido por la
iglesia del segundo siglo. El problema está en que no se la identifi-
caba claramente con el Evangelio de Juan.
¿Qué deberíamos pensar de todo esto? Evidentemente la histo-
ria está basada en un acontecimiento real de la vida de Jesús que
fue recordado por muchas personas en una variedad de lugares.
Aunque no se lo incluyó en uno de los Evangelios originales, fue
reconocido como un testimonio singular y auténtico de una ense-
fianza especial de Jesús. Quizá con la esperanza de conservar este
testimonio varios copistas cristianos lo agregaron a uno de los
Evangelios canónicos. La ubicación que coloca el relato después
de 7:52 se convirtió en la más común porque el relato encaja bien
en los capítulos 7 y 8, en un ambiente de controversia y debate en
los cuales Jesús se niega a pronunciar juicio (8:15).

E l Pasaje en Detalle
El contraste entre los que se van a sus casas (7:53) y Jesús, que
parece no tener hogar (8:1), no es inusual en los otros Evangelios,
donde Jesús es presentado como quien no tiene dónde recostar su
cabeza (Mat. 8:20; Luc. 9:58).
El término adulterio (8:3, 4) sugiere que la mujer era casada y
que había sido sorprendida engañando a su marido. Al traer sólo a
la mujer, los oponentes de Jesús estaban violando la ley de Moisés,
que exigía en caso de adulterio que ambos infractores fueran ape-
dreados (Lev. 20:10; Deut. 22:22).
Puesto que Jesús estaba sentado cuando llegaron los acusadores
(vers. 2), le resultaba fácil inclinarse y escribir en el polvo con su
dedo (vers. 6). Es posible que se agachara por segunda vez a escribir
para dar oportunidad a los acusadores de que se fueran con toda la
dignidad posible (vers. 8, 9). Aunque el texto bíblico no lo dice, es
■ EL AGUA Y LA LU Z DE LA VIDA 183

bastante posible que Jesús estuviera escribiendo en el suelo los peca-


dos secretos de los acusadores (White, El Deseado de todas Ls genfer,
425; Barclay, 2:9). La mayoría de las personas encontraría en tal
circunstancia una excusa suficiente para retirarse rápidamente.
El dilema que los dirigentes religiosos presentaron a Jesús era
difícil. Si él les decía que la dejaran ir, lo acusarían de enseñar a la
gente a desobedecer las leyes de Moisés. Si les decía que la ape-
drearan, lo informarían a los romanos, que no permitían a los íu-
dios aplicar la pena de muerte. Con su respuesta, Jesús logró man-
tener vigente el castigo legal del adulterio a la vez que resaltar la
importancia de la compasión y el perdón. Los que son rápidos en
juzgar a los demás actúan como si no fueran culpables de pecado.
Jesús no juzga a la mujer en un sentido o en otro. N o la perdona
como hizo con la mujer de Lucas 7:36-50. Elige no actuar como
juez (Juan 3:17; 8:15). Más bien permitirá que los actos futuros de
la mujer den testimonio de cómo se juzgó ella misma en relación
con su encuentro con él (12:47, 48).

Principales Temas del Pasaje


El tema de este pasaje armoniza bien con el Evangelio de Juan.
Jesús sabe todo acerca de esta mujer y conoce todo acerca de sus
acusadores. Sin embargo, se rehúsa a pronunciar sobre ella la sen-
tencia que sin duda merece. Durante 2.000 años esta historia ha ser-
vido de advertencia a los que son rápidos en la iglesia para condenar
las acciones de otros, aun cuando la condenación sea justa. Jesús es-
tablece un ejemplo de misericordia y bondad. Los que han gustado
su misericordia en relación con sus propios pecados serán miseri-
cordiosos, tiernos y benignos para con los que luchan con el pecado,
aun cuando sus pecados parezcan voluntarios y perversos (véase 2
Tim. 2:24-26; White, Testimoniesfor the Church, 6:120-123).

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 8:12-59

Lea Juan 8:12-59 dos veces por lo menos, y luego responda


184 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N U

las siguientes preguntas:

1. Mencione las muchas declaraciones que Jesús hace en este


pasaje con respecto a quién es él y a su relación con el Pa-
dre. Comente por qué todo en este pasaje parece girar en
tom o a quién es Jesús y quién lo envió.
2. M encione todos los temas que dividen a Jesús y sus opo-
nenies en este pasaje. ¿Hay algún desarrollo en la discu-
sión o siguen presentando los mismos cargos con diferen-
tes palabras?
3. Marque en una copia del texto todas las veces que aparez-
can las palabras P a d r e y v e r d a d . ¿Qué indica la prominencia
de estas palabras acerca de los temas básicos en juego en
este pasaje?

■ Exploremos la Palabra

Estructura y Antecedentes del Pasaje


El resto del capítulo 8 forma parte del episodio de la fiesta de
los Tabernáculos iniciado en 7:1. La sección comienza y termina
con declaraciones del tipo “YO SOY” (vers. 12, 58). Jesús conti-
núa debatiendo su caso con los que están en los atrios del templo
con motivo de la fiesta, pero ahora aparecen los dirigentes desde
el fondo y la emprenden contra Jesús directamente (vers. 13, 22,
48, 52, 57).
La fiesta de los Tabernáculos, como fue mencionado anterior-
mente en este capítulo, era una celebración del éxodo, con un énfa-
sis especial en la experiencia del desierto durante la cual Dios pro-
veyó agua de la roca y la columna de fuego para iluminarlos y ca-
lentarlos durante la noche (Éxo. 17:1-7; Núm. 20:1-13; Éxo.
13:21, 22; 14:24; Núm. 14:14; compare con Isa. 60:1-3; Zac. 14:7,
8). Jesús interrumpe nuevamente el procedimiento, esta vez para
declarar que él es quien ilumina el mundo. El es quien proveyó luz
en el desierto (8:12).
■ EL AGUA Y LA LU Z DE LA VIDA 1S 5

E l Pasaje en Detalle
El tema principal de 8:12-20, que sobrepasa el tema de k luz
(vers. 12) y del juicio (vers. 15, 16), es el testimonio, que nos re-
cuerda lo dicho en Juan 5:31-47. El Padre agrega su testimonio al
de Jesús, satisfaciendo los requerimientos mínimos de la lev (8:13-
18; compare con Deut. 19:15). Si los oponentes de Jesús hubieran
entrado verdaderamente en relación con él, habrían sabido quién
era su Padre y hubiesen sentido el poder del testimonio de ambos
combinado (vers. 19).
En 8:21-30 continúa el debate acerca de la identidad de Jesús v
su relación con su Padre. Jesús pronuncia un par de declaraciones
“YO SOY” significativas (vers. 24, 28). Los versículos 33 al 59 re-
cuerdan la denuncia de Jesús contra los fariseos en Mateo 23. Toda
la sección se mantiene unida mediante el tema de Abrahán (vers.
33, 37, 39-41, 52, 53, 56, 58). Tanto Jesús como sus oponentes
pretenden ejemplificar la herencia de Abrahán.
En los versículos 32 y 33, los judíos y Jesús enfrentan un mal-
entendido doble. Los judíos malinterpretan lo que Jesús quiere de-
cir al hablar de libertad, y entienden mal lo que significa ser si-
miente de Abrahán. La única libertad que le importa a Jesús es la
libertad del pecado. A menos que la verdad de Jesús permee la vida,
la esclavitud del pecado impedirá que las personas alcancen todo
su potencial, como es la intención de Dios. Los que están esclaviza-
dos por el pecado no están mejor que los gentiles, aunque sean
descendientes físicos de Abrahán (vers. 34-36). Necesitan la salva-
ción que Jesús ofrece tan urgentemente como los gentiles. Jesús
señala que el hecho de descender de Abrahán no se mide verdade-
ramente en términos físicos sino en términos de conducta (vers.
37-40). Se espera que un hijo judío se comporte como su padre.
Es por eso que los verdaderos hijos de Abrahán se comportan co-
mo Abrahán se comportó (vers. 39).
Cuando los oponentes de Jesús tratan de desviar el argumento
señalando a Dios como su verdadero Padre (vers. 41), Jesús se ade-
lanta para vencerlos retóricamente. Si fueran hijos de Dios, reco-
nocerían a Jesús como su hermano espiritual, puesto que él viene
186 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

de Dios (vers. 42). En lugar de ello, puesto que buscan matar a


aquel que les trajo la verdad (vers. 40), su conducta los señala como
hijos del diablo, quien, al igual que Caín, es homicida y mentiroso
desde el principio (vers. 44). Por contraste, la veracidad de Jesús y
su conducta sin pecado da testimonio de que es el verdadero Hijo
de Dios (vers. 45-47).
En este punto de la conversación, las cosas se ponen feas. Los
oponentes de Jesús reaccionan a sus acusaciones volviendo los car-
gos contra él. “¿No decimos bien nosotros... que tienes demonio?”
(véase el vers. 48). Eso convierte a Jesús en alguien tan malo como
un samaritano según la forma de pensar de ellos. Aunque a Jesús
no le importa que lo llamen samaritano, no le gusta que lo llamen
demoníaco (vers. 49).
También acusan a Jesús de pretender ser mayor que Abrahán
(vers. 52, 53). En lugar de negar la acusación, él sostiene ser el foco
de la visión profética de Abrahán (vers. 56). Es así que él no sólo es
más grande que Abrahán; es el “YO SOY” (vers. 54-58; véase el
capítulo 7 para mayor información acerca de los pasajes donde
aparece la expresión “YO SOY” en el cuarto Evangelio). Tras pro-
nunciar esa “blasfemia”, Jesús se escapa mientras sus oponentes se
ensucian las manos con piedras (vers. 59).

Principales Temas del Pasaje


La cruz como exaltación
El Evangelio de Juan tiene una forma peculiar de referirse a la
cruz. Es la “elevación” de Jesús (3:14, 15; 8:28). Aunque este térmi-
no es literalmente acertado al describir el acto físico de la crucifi-
xión, tiene el significado más amplio de elevar en un sentido emo-
cional. Elevar a alguien es alentarlo o glorificarlo a un nivel más
alto. Para alguien elevarse puede ser jactarse. Es así que la “eleva-
ción” de Jesús tiene un significado múltiple en el Evangelio de
Juan. Se aplica al acto físico de levantar a Jesús sobre la cruz, y se
aplica al acto físico de su ascensión. Pero más que esto, está relacio-
nado con la “glorificación” del carácter de Jesús que tuvo lugar en
la cruz. La cruz hace más para validar la verdadera naturaleza de
■ EL AGUA Y LA LU Z D E LA VIDA 187

Jesús que toda otra evidencia con respecto a su carácter divino


(vers. 28).

La verdad os hará libres


Al igual que “levantar”, la palabra verdad tiene más de un signifí-
cado en el Evangelio de Juan (Brown, 1:499). La verdad es en pri-
mer lugar un acontecimiento que tuvo lugar en la persona de Cris-
to (1:17; 14:6). La llegada de Jesús, su vida y su muerte trajeron la
verdad al mundo. Pero la verdad también es la revelación de la vo-
luntad y el carácter de Dios por medio de las enseñanzas y la vida
de Jesús mientras estuvo en la tierra (3:33, 34). N o hay otro lugar
al cual ir cuando uno está buscando la verdad (8:32, 36; 14:6). En
un sentido mayor, por lo tanto, los testimonios escritos acerca de la
vida y la muerte de Jesús, inspirados por el Espíritu Santo, han lie-
gado a ser una fuente central de la verdad en el mundo desde el
tiempo de Jesús (16:13). Para nosotros, en la “segunda genera-
ción”, el Nuevo Testamento ha llegado a ser la mayor revelación
disponible de Dios.
¿De qué manera libera la verdad a las personas? Barclay men-
ciona cuatro aspectos.
(1) La verdad libera del temor. El discípulo de Jesús nunca cami-
na solo, y el temor desaparece en presencia de Jesús.
(2) La verdad libera del yo. Para la mayoría de las personas, el
mayor obstáculo para una vida plena se encuentra dentro de ellos
mismos. Jesús tiene el poder de cambiar las vidas.
(3) La verdad libera de otras personas. Muchas personas están
paralizadas de temor por lo que los demás pueden pensar de ellos.
Saber que son aceptables para Dios significa que ya no importa lo
que piensen los demás.
(4) La verdad trae libertad del pecado. Muchas personas han ex-
perimentado el poder adictivo del pecado. Pecan no porque quie-
ren, sino porque tienen que hacerlo. Los pecadores no hacen lo
que quieren; hacen lo que el pecado quiere. El discipulado rompe
las cadenas del pecado y da poder a las personas para que alcancen
todo su potencial (Barclay, 2:28-29).
188 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

La luz del mundo


En el desierto, la columna de fuego representaba la presencia de
Dios, su protección y dirección para con el pueblo israelita (Barton,
1893). En Juan 8:12-59, Jesús se presenta como la luz del mundo.
Al hacerlo, entiende que ello representa la presencia, la protección
y la dirección de Dios para con el nuevo Israel formado por los
que lo reciben. Como la luz del mundo, también trae la verdad
acerca de Dios que liberará a las personas del pecado (vers. 32-36).
Pero hay otro aspecto relacionado con la luz: ésta revela los defec-
tos o las fallas ocultos. Dondequiera brilla la luz de la naturaleza y
el mensaje de Jesús, el resultado inevitable es el juicio. La luz del
mundo trajo juicio sobre los judíos de su época por la persistencia
de éstos en el pecado, que los hacía renuentes a aceptar la salva-
ción que él ofrecía respecto del pecado (vers. 33-59). Y sigue sien-
do cierto hoy que dondequiera haya pecado se hará manifiesto a la
luz que brota de la cruz de Cristo.
Al final de la historia, al igual que en el tiempo de Jesús, el tema
en juego en el juicio es siempre: “¿Qué piensas de Jesucristo?” N o
hay otro tema. Aceptarlo es tener todo. Rechazarlo es perder todo.
Pero el juicio en relación con Cristo siempre arroja luz sobre el
comportamiento (vers. 32-44). La mejor evidencia de si una perso-
na ha aceptado o no a Cristo no es lo que dice con la boca sino
con su conducta.

■ Apliquemos la Palabra

Juan 7 y 8

1. ¿Enfrenta usted oposición de parte de su familia a causa


de su fe? Si es así, ¿le ayuda a enfrentar esa situación el
hecho de saber que Jesús tuvo el mismo problema?
¿Tiende a ser más abierto o más precavido en cuanto a ex-
presar su fe en su medio familiar?
2. Cuando otros son sorprendidos en pecado, ¿es usted rá-
pido para juzgarlos, o su emoción básica es la compasión
para con ellos y sus familias? ¿Cómo le parece que podría
EL AGUA Y LA LU Z D E LA VIDA 189

afectar la respuesta que Jesús dio a la mujer adúltera la


respuesta de la iglesia al divorcio y al nuevo matrimonio?
3. ¿Quiénes le parecen más propensos a entender mal a Jesús
hoy: los cristianos o las personas seculares? Explique su
respuesta. ¿Puede pensar en algunos momentos de su vida
cuando entendió mal la Biblia o algún punto teológico?
¿Cuáles fueron las causas de este malentendido?
4. ¿Qué elementos de su herencia religiosa le hacen sentirse
orgulloso? ¿Hay algunos aspectos que lo incomodan? ¿Por
qué? ¿Le parece que su herencia religiosa es en general
una ayuda o un impedimento para su relación con Cristo?
¿Por qué?

■ Investiguem os la Palabra
1. Usando un atlas bíblico, el D ic c io n a r io b íb lico a d v e n tis ta ,
una enciclopedia o cualquier otro recurso disponible, trate
de ampliar su conocimiento del clima y el flujo de las esta-
ciones en Palestina. Examine Levítico 23 y N úmeros 28 y
29 prestando atención a lo que el C o m e n ta r io b íb lico a d -
v e n tis ta dice acerca de estos capítulos.
2. Compare los debates de Jesús con “los judíos” de Juan 7 y
8 con debates similares registrados en Marcos 2:1 a 3:6 y
11:27 a 12:40. N ote lo que el C o m e n ta r io b íb lico a d v e n tis ta
dice acerca de estos pasajes. Observe las similitudes y los
contrastes existentes entre los relatos de Juan y Marcos.
Enumérelos en columnas paralelas en su cuaderno. ¿Hay
más similitudes o contrastes entre los dos relatos? T o-
mando el ministerio de Jesús como un todo, ¿qué puede
aprender acerca de la forma en que Jesús trató con la opo-
sición? ¿Hasta qué punto es apropiada una respuesta simi-
lar por parte de los cristianos de la actualidad?

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para tener una idea del significado y la relevancia que la
190 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

fiesta de los Tabernáculos tenía para E. G. de W hite, lea


581-584, y E l D e se a d o d e to d a s la s
P a tr ia r c a s y p r o fe ta s ,
g e n te s , 411-413.
2. Con respecto a la cruz como la “exaltación” de Jesús, véa-
se R. Schnackenburg, 2:398-410.
3. Para una comprensión general de Juan 7 y 8, véase E. G.
de White, E l D e se a d o d e to d a s la s g e n te s , 411-436.
CAPITULO NUEVE

El Buen Pastor
Trae la Luz de la Vida
Juan 9:1-10:21

Cuando Jesús sale del complejo del templo, frustrando así los propósitos
homicidas de los dirigentes religiosos, se encuentra con un hombre ciego
de nacimiento (Juan 9:1). Después que el hombre es sanado para gloria de
Dios (vers. 2-7), el relato continúa de una manera sumamente humorís-
tica (vers. 8-34). Con audacia cómica, el hombre interactúa con sus veci-
nos y con los dirigentes religiosos defendiendo a Jesús hábilmente y con
mucho sarcasmo, casi como si fuera de manera casual.
Después que aquel hombre es excomulgado del sistema religioso (vers.
34), Jesús lo busca para confirmar su fe en desarrollo, a pesar de losfari-
seos que están observando (vers. 35-41). Jesús utiliza luego una serie de
ilustraciones para defender sus acciones en apoyo del hombre ciego (10:1-
18). Se presenta como el buen pastor que se preocupa por los proscriptos de
Israel.
El pasaje como un todo (9:1-10:21) es una unidad en la cual Jesús, la
luz del mundo (8:12; 9:5), pronunciajuicio sobre los líderes religiosos que
resisten el brillo de su luz sobre los corazones y las vidas de los que sirvie-
ron una vez al sistema.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 9:1-41
Lea Juan 9:1-41 por lo menos dos veces, y luego responda
191
192 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

las siguientes preguntas:

1. Enumere todos los puntos de contacto que encuentre en-


tre Juan 9 y la sección anterior (Juan 7 y 8). ¿Cuándo tiene
lugar esta escena?
2. Hay cuatro reacciones básicas para con Jesús en Juan 9: la
de los vecinos, la de los dirigentes religiosos, la de los pa-
dres del hombre y la del hombre mismo. Tome cuatro ho-
jas de papel y ponga en el extremo superior de cada una
las palabras vecin o s, d ir ig e n te s relig io so s, p a d r e s y e l ciego s a -
n a d o , respectivamente. Trace una línea vertical en el cen-
tro de la hoja y escriba el encabezamiento “seguros” en la
parte superior de un lado e “inseguros” en la parte supe-
rior del otro lado. Enumere luego en la columna apropiada
de qué están seguros estos grupos o individuos y de qué
no lo están según este capítulo.
3. Escriba un párrafo acerca del valor que puede haber teni-
do este relato para la segunda generación de cristianos a
quienes estaba escribiendo Juan.
4. Escriba un párrafo acerca del dilema en que se encuen-
tran los dirigentes religiosos por las aseveraciones de Jesús
acerca de sí mismo. ¿De qué manera Juan 5, 7 y 8 ayudan a
comprender la naturaleza del dilema?
5. ¿Cuál es el principal tema teológico que está en juego en
Juan 9:39-41? Compare este pasaje con Juan 6:36-47 y
12:37-43. Escriba un párrafo describiendo cómo el Evan-
gelio de Juan busca equilibrar el concepto de la absoluta
libertad de acción de Dios con el concepto de la responsa-
bilidad humana.
6. Bosqueje el desarrollo de la fe del ciego en Jesús.

■ Exploremos la Palabra

Estructura del Pasaje


En Juan 9, Jesús lleva a cabo en la vida real lo que quería decir
■ EL BUEN PASTOR TRAE LA LU Z D E LA VIDA 193

cuando declaró: “Yo soy la luz del mundo” (8:12). Al sanar al hom-
bre ciego de nacimiento, Jesús le brinda en primer lugar acceso a la
luz literal; ahora el hombre puede ver (vers. 7, 11, 15). Al final del
capítulo, Jesús va más allá del milagro de la recuperación de la vista
física y da al hombre visión espiritual (vers. 35-39). Su poder para
dar visión física demuestra su capacidad y autoridad para dar visión
espiritual y vida espiritual.
El relato sigue desarrollando los temas de la fiesta de los Taber-
náculos de Juan 8 y 9. El tema del agua es continuado mediante la
participación de las aguas del estanque de Siloé (de la cual se ex-
traían las aguas ceremoniales de la fiesta) en el proceso de curación
(vers. 7; véase también 7:37-39). El tema de la luz es ilustrado en la
curación y es declarado explícitamente por Jesús (vers. 5; véase
también 8:12). Aunque los judíos de la época no sentían necesidad
de Jesús porque eran hijos de Abrahán (8:33), la historia de este
hombre, judío, hijo de Abrahán pero afligido desde su nacimiento,
representa la necesidad espiritual que sus compatriotas tienen de
Cristo. En los versículos 39 al 41 se extrae la principal lección del
relato de los versículos 1 al 38 en forma explícita. En la primera
mitad de Juan 10 se extraen otras lecciones de esta historia.
El relato de Juan 9 marca un agudo contraste entre el ciego sa-
nado y los fariseos. Este admite reiteradamente su ignorancia acer-
ca de quién lo sanó (vers. 12, 25, 36). Los fariseos, por otro lado,
se jactan confiadamente de que saben exactamente lo que está ocu-
rriendo (vers. 24, 29).
La fe del ciego crece continuamente, ya que primero habla a los
demás acerca del “hombre que se llama Jesús” (vers. 11), cree luego
que Jesús debe ser un profeta (vers. 17), desea ser entonces su disci-
pulo (vers. 27, note el “también vosotros”; Talbert, Reading John,
160), insiste luego en que debe venir de Dios (vers. 33), y final-
mente lo adora como Hijo del hombre (vers. 38). Por otro lado, la
ceguera de los fariseos crece continuamente a medida que el relato
progresa. Al principio aceptan el hecho de que la curación ocurrió
(vers. 15); luego parecen no estar seguros (vers. 16, 17). A medida
que continúa el debate se vuelven cada vez menos objetivos, hasta
que tratan de entrampar al hombre para que diga lo incorrecto
19 4 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

(vers. 27), expresan su total rechazo de Jesús (vers. 29) y finalmente


terminan vilipendiando a aquel cuyo único “error” fue estar en los
alrededores cuando Jesús pasó por allí (vers. 34). Al final del capítu-
lo, su ceguera es confirmada por aquel que es la Luz del mundo
(vers. 3 9 4 1 ‫)־‬.

Antecedentes del Pasaje


La decisión de Juan de incluir este relato en su Evangelio puede
indicar que el debate entre el ciego sanado y los dirigentes religio-
sos reflejaba los debates entre los judíos y los cristianos del mundo
en el cual él escribía. Después de la destrucción de Jerusalén, los
judíos se interesaron cada vez más en encontrar formas de identifi-
car a los cristianos que asistían a las sinagogas para excluirlos de
los servicios de adoración. Esto representa un marcado contraste
con la situación reflejada en el libro de Hechos, según el cual los
cristianos generalmente adoraban con bastante libertad en las si-
nagogas y en el templo (Hech. 13:5; 15:21).
La historia de este capítulo habría sido entonces de consuelo
para los cristianos de la segunda generación, especialmente para
los cristianos de origen judío, que habían perdido su lugar en la si-
nagoga y se estaban preguntando si habían hecho lo correcto al se-
guir a Jesús. Otros intentos de identificarse con la difícil situación
que algunos cristianos vivían a fines del siglo se notan en Juan
12:42, 43 y 16:2.
Los judíos de la época creían que las recompensas y los castigos
seguirían a las acciones hasta la tercera y cuarta generación. Cuan-
do golpeaba la enfermedad, debía haber una causa espiritual. Por lo
tanto, si un niño nacía ciego, quería decir que un padre o un abue-
lo había pecado o que Dios estaba castigando por adelantado los
pecados que se iban a cometer. Sin embargo, los que nacían de pa-
dres judíos tenían a su favor los “méritos de los padres”. Puesto
que algunos ancestros como Abrahán o Moisés alcanzaron una
obediencia tan pura, habían amontonado una especie de fondo de
méritos que podía mitigar las consecuencias de los pecados cometí-
dos por generaciones posteriores de judíos. Esto explica algo del
■ EL BU EN PASTOR TRAE LA LU Z DE LA VIDA 195

orgullo que exuda la declaración: “Linaje de Abrahán somos"


se 8:33, 39).

E l Pasaje en Detalle
En el capítulo 9:2, los discípulos expresan la teología de la época:
cuando preguntan quién es el culpable de la condición del hona-
bre, si él o sus padres. Estaban persuadidos de que toda enferme-
dad o discapacidad era el resultado directo de un pecado específico.
Jesús niega rápidamente esta teología (vers. 3), negando por lo
tanto todo el sistema judío de recompensas y castigos. Aunque es
cierto que muchas enfermedades son el resultado directo del pe-
cado o de hábitos perjudiciales para la salud, hay otras razones por
las cuales la gente se enferma o es discapacitada. Uno de los mensa-
jes de este pasaje es que la enfermedad o la discapacidad a veces
provee el marco en el cual la obra de Dios se puede volver singu-
larmente visible.
Luego de ungir los ojos del hombre con barro, Jesús lo envía al
estanque de Siloé, que estaba a unos 1.000 m de donde estaban pa-
rados, para lavarse el barro. Los ojos del hombre son abiertos en el
estanque, no al lado de Jesús, otra confirmación del tema de Juan
con respecto a que la palabra de Jesús es tan buena como su toque.
Después de que los vecinos entran en un divertido diálogo acer-
ca del hombre sanado (vers. 8, 12), éste es llevado delante de los
fariseos para ser interrogado (vers. 13). Puesto que el hombre había
nacido ciego, Jesús no debería haberlo curado justo en sábado (vers.
14). Esto creó un serio dilema para los fariseos (vers. 15, 16). Por
un lado, la curación señala la obra de un hombre que algunos
creen que está acreditado por Dios. Otros sostienen que al tomar la
iniciativa de curar en sábado muestra que es un pecador, porque el
profeta que hace obras poderosas pero hace o enseña cosas contra-
rías a la ley de Dios es un falso profeta (Deut. 13:1-5). Al hacer es-
ta obra, Jesús está presionándolos para que razonen más allá de su
capacidad filosófica. ¡Y el riesgo es muy alto! Como señalará el
hombre sanado, si realizar un milagro indica que alguien es un
profeta, realizar un milagro sin precedentes en la historia humana
196 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

seguramente señala la llegada del Mesías, ¿o no? (Juan 9:32, 33).


Aunque los padres del hombre saben la verdad, se niegan a ha-
blar porque temen las consecuencias (vers. 18-22). Pero si aconse-
jaron a su hijo que mantuviera un silencio similar, no sirvió de na-
da, porque él se vuelve cada vez más osado en su desafío sarcástico
a los dirigentes religiosos (vers. 27, 30-33). La incredulidad de los
dirigentes religiosos es sorprendente para el hombre curado (vers.
30). En su declaración final, dejan traslucir que saben que la cura-
ción es válida (vers. 34). Por eso su oposición no se basa en un ar-
gumento racional sino en el odio ciego. Puesto que Jesús no está en
su poder, desahogan su ira contra el hombre que Jesús curó. Esto
ilustraba a la segunda generación que los que se les oponen en su
camino cristiano perseguían también a Jesús. El compartió su sufrí-
miento como ellos compartían el de él.
Los versículos 35 al 41 preparan la escena para el discurso del
buen Pastor de Juan 10. Jesús se preocupa por los proscriptos.
Cuando los líderes de un sistema religioso echan a las personas
motivados por su enemistad contra Jesús, demuestran su propia
ceguera (vers. 39-41) y dan a Jesús la oportunidad de juntar para
sí a los proscriptos (vers. 35-38).

Principales Temas del Pasaje


La predestinación y la responsabilidad humana
U n tema importante en el Evangelio de Juan aparece señalado
en los versículos finales del capítulo 9. En el versículo 39, Jesús di-
ce claramente que Dios está en el control de los acontecimientos
de este mundo. El ha venido para que tenga lugar el juicio, “para
que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados” (vers. 39).
N o hay ninguna indicación aquí de elección o responsabilidad hu-
mana. Pero luego, en respuesta a los fariseos, Jesús afirma que de-
ben hacerse responsables de su propia ceguera (vers. 41). Nadie los
ha cegado.
Por lo tanto, en Juan 9:39-41 vemos una tensión dinámica entre
la afirmación de que Dios está en el control de los acontecimientos
y el hecho de que los seres humanos son responsables de su propio
■ EL BUEN PASTOR TRAE LA LU Z D E LA VIDA 19 7

destino (para una elaboración de lo que quiero decir con “tensión


dinámica”, véase Paulien, What the Bible Says About the End-Time,
80).
La misma tensión dinámica se encuentra a lo largo del Evange-
lio; Juan 12:3743‫ ־‬es un buen ejemplo de ello. Este pasaje basca
responder la pregunta: ¿Por qué muchos no creyeron en Jesús
aunque hizo tantas señales milagrosas (vers. 37)? Se dan dos res-
puestas para ese interrogante. En primer lugar, se afirma que mu-
chos “no podían creer” porque, citando al profeta Isaías, Dios "ce-
gó los ojos de ellos, y endureció su corazón” (vers. 39, 40). El origi-
nal es explícito: “N o eran capaces de creer” (vers. 39) a causa de la
acción de Dios. Sin embargo, en segundo lugar aun muchos que
creyendo no confesaban su fe “porque amaban más la gloria de los
hombres que la gloria de Dios” (vers. 42, 43). La incredulidad tiene
una causa doble: la acción divina por un lado y la acción humana
por el otro.
El hecho de que la fe es una condición para recibir el evangelio
resulta evidente a lo largo de Juan. Es una actitud que deben adop-
tar los seres humanos por sí mismos (3:18, 36). N o hay excusas pa-
ra la incredulidad (15:22; 12:47); finalmente resulta de una falta de
voluntad (5:40; 7:17). Quienes no van a Jesús, actúan así porque se
niegan a venir a él.
En el cuarto Evangelio, la incredulidad señala un problema mo-
ral. La razón por la cual las personas no vienen a Cristo es porque
tienen algo que esconder (3:19-21; 5:44; 8:37-47). El pecado sólo
deja dos alternativas a los que quieren vivir sólo para sí. Pueden
confesar su pecado a Dios y a todo aquel que necesita escuchar su
confesión para estar así en paz con ellos mismos y con el universo;
o pueden cambiar su teología para que se adapte a la realidad de
su pecaminosidad no redimida.
Por lo tanto, detrás de la mayoría de las herejías hay un problema
moral. La teología de las personas cambia para adaptarse a su estilo
de vida. Esto es apoyado por los descubrimientos de la psicología.
Las investigaciones indican que lo que creen las personas tiene reía-
tivamente poco impacto sobre la forma en que viven. El maltrato
físico, el abuso sexual y el consumo de alcohol y de drogas existen
198 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

entre los miembros de iglesia en proporciones similares a las del


mundo secular. Pero a diferencia de ello, la forma en que una per-
sona vive tiene un impacto profundo sobre lo que cree. Transigir
en un pecado reconocido como tal finalmente modificará lo que
uno cree a menos que ese pecado sea confesado y abandonado.
Pero esta verdad no debe hacer que pasemos por alto la realidad
opuesta del cuarto Evangelio. En Juan 6:36-47, Jesús afirma que
nadie viene al Padre a menos que le sea concedido por Dios (vers.
37). En otras palabras, nadie viene a Dios a menos que haya sido
atraído o “traído” (vers. 44) por Dios. Pero aunque la fe no es nun-
ca posible sin la intervención de Dios, aun en este pasaje está pre-
sente el sentido de que en última instancia son las personas quie-
nes deciden si se dejaron atraer o no por Dios (vers. 37, 40). “Todo
aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí” (vers. 45).
Por lo tanto, en los dichos de Jesús registrados en el cuarto
Evangelio, Juan establece una poderosa dinámica entre la “predes-
tinación” de Dios y la responsabilidad humana. Nadie debería decir
que fue a Dios por su propia cuenta. Nadie viene a Dios a menos
que Dios elija atraerlo. El poder y el amor de Dios son los respon-
sables de que toda persona vaya a Jesús. ¿Pero a quién atrae Dios?
“Y serán todos enseñados por Dios” (vers. 45; véase también Isa.
54:13). El peligro de la doctrina de la predestinación no está en lo
que afirma, sino en lo que niega. La predestinación afirma corree-
tamente que Dios es la razón por la cual las personas aceptan a
Dios. Nadie se puede jactar de lo buen cristiano que es. Ninguno
de nosotros podría comenzar siquiera a caminar con Cristo si Dios
no interviniera en nuestra vida. Pero la idea de la predestinación
va más allá de los Emites de la Escritura cuando afirma que nuestra
salvación no depende en absoluto de nuestra elección.
El Evangelio de Juan afirma reiteradamente que los seres hu-
manos tienen elección en este asunto y que son tenidos por res-
ponsables de esa elección. Es por ello que el pecado supremo y
mayor en el cuarto Evangelio es la incredulidad (16:9; 9:41). Ne-
garse a creer en vista de tan grande salvación y en vista de todo el
poder “atrayente” de Dios es un pecado de proporciones excesivas.
Sin embargo, nadie podría ser consciente del pecado de la incredu­
■ EL BU EN PASTOR TRAE LA LU Z D E LA VIDA

lidad a menos que el Espíritu Santo produjera en él la conficción


de ese pecado (16:8). Jactarse de proezas es, por lo tanto,
débil de las proezas.
Quizás esta tensión dinámica pueda ser mejor armonizada de La
siguiente manera: Cuando miro mi propio pasado, es evidente que
debo todo progreso espiritual a la poderosa obra de Dios en mi vi-
da. Al mismo tiempo, cuando miro hacia el futuro, es igualmente
claro que hay decisiones que debo tomar para poder continuar en
ese progreso.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 10:1-21
Lea Juan 10:1-21 por lo menos dos veces, y luego conteste
las siguientes preguntas:
1. Usando una concordancia, encuentre todos los versículos
del Evangelio de Juan que contengan la expresión “de
cierto, de cierto” (busque la palabra c ie rto ). Haga una lista
de todos estos versículos y escriba junto a cada uno un
breve resumen de cómo encaja en el contexto. ¿Introduce
un pensamiento nuevo o enfatiza uno anterior? ¿Aparece
al comienzo, al medio o al final de un discurso o una dis-
cusión?
2. Compare Juan 10:1-21 con Lucas 15 y Mateo 18. Escriba
en tres hojas de papel las similitudes y diferencias que en-
cuentra entre las tres versiones del relato de la oveja per-
dida.
3. ¿Qué representan las ovejas, el pastor, el extraño y los la-
drones? ¿De qué manera se relaciona este pasaje con Juan
9?

■ Exploremos la Palabra
Estructura del Pasaje
La primera parte de Juan 10 (vers. 1-21) está íntimamente reía-
200 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JU A N ■

cionada con los eventos de Juan 9. Esto es evidente en el original.


El capítulo no comienza con alguna expresión de un nuevo co-
mienzo, sino con las palabras: “De cierto, de cierto os digo” (en
griego: amén, amén légp humín). En ninguna otra parte del Evan-
gelio utiliza Jesús esta expresión al comienzo de un discurso. En
todo otro lugar donde aparece, señala un énfasis en medio de un
discurso o de una discusión (véase, por ejemplo, 6:26, 32, 47, 53;
8:34, 51, 58). En Juan 10:1-21, Jesús construye su presentación so-
bre la historia de la curación del ciego y de cómo lo rescató del
abuso espiritual de los dirigentes religiosos (cap. 9). La respuesta
del ciego a Jesús se refleja en el capítulo 10:4. El ciego era una
oveja que reconoció la voz de su Pastor y gozosamente lo siguió.
En Juan 10, Jesús es el buen Pastor que cuida a todas las ovejas,
aun a las que han sido expulsadas del redil.
Por lo tanto, Juan 9:39-41 avanza en dos direcciones. Funciona
como resumen y conclusión de la lección espiritual de Juan 9, y al
mismo tiempo provee el punto de arranque para el discurso del
buen Pastor en Juan 10. La Luz del mundo revela la verdadera
condición de los supuestos pastores, los fariseos. En lugar de preo-
cuparse genuinamente por las ovejas como un buen Pastor, de-
muestran ser asalariados.
Juan 10:1-21 se divide naturalmente en dos partes. Los versícu-
los 1 al 6 ofrecen una analogía tomada de la vida real en el mundo
antiguo (vers. 1-5) y seguida de una declaración final (vers. 6).
Luego, en 10:7 y de allí en adelante, Jesús ofrece explicaciones ale-
góricas de la analogía presentada en los versículos 1 al 5. Habla de
sí mismo como la puerta (vers. 7-10) y el buen Pastor (vers. 11-18)
que no pierde de Asta a sus ovejas (véase 26-30). Los versículos 19
al 21 presentan la reacción variada de los dirigentes religiosos que
están presentes.

Antecedentes del Pasaje


Juan 10:1-5 es lo más semejante a una parábola dentro del
Evangelio de Juan. Además de este pasaje, hay una cantidad de
otras declaraciones que suenan vagamente como parábolas. Analo­
■ EL BU EN PASTOR TRAE LA LU Z DE LA VIDA 201

gías es probablemente la designación que las describe melon Jesús


habla del viento (3:8), del amigo del novio en la boda (3:29), de la
cosecha (4:35-38), del esclavo y del libre (8:34, 35), del viajero
nocturno (11:9, 10), del grano de trigo (12:24) y de la viña (15:1-7).
Estas no son parábolas en el sentido más pleno de la palabra, como
las que uno encuentra en Mateo, Marcos y Lucas. La analogía de
10:1-5 en realidad tiene muchas semejanzas con los acertijos anti-
guos.
En la Palestina de la antigüedad, los apriscos eran generalmente
cuevas naturales. Se hacía entrar a los ovejas a la cueva al atardecer,
y el pastor se colocaba a la entrada y dormía allí. Cualquier ladrón
o animal salvaje que tratara de acceder a las ovejas tenía que pasar
por encima del pastor para hacerlo. Lo mismo ocurría con cual-
quier oveja que quisiera salir a dar un paseo por la oscuridad.
Donde no había cuevas, se construía un cerco de piedras con una
abertura del tamaño que el pastor podía bloquear con su cuerpo al
dormir. Es así que cuando Jesús se describió a sí mismo como el
buen pastor y la puerta de las ovejas, los oyentes reconocieron sin
duda que estos conceptos eran dos maneras distintas de describir la
misma actividad.
Hay varios paralelismos con el discurso del buen pastor. Al
acercarse Moisés al fin de su vida, comenzó a preocuparse por en-
contrar un sucesor digno para liderar a Israel (Núm. 27:12-23).
Oró para que Dios nombrara un líder que guiara a la comunidad
como un pastor guía a sus ovejas (vers. 16, 17). Este papel fue ocu-
pado por Josué, cuyo nombre es el equivalente hebreo de Jesús.
En Miqueas 2:12 y 13, Yahvé mismo asume el rol de pastor de Is-
rael. Y en Ezequiel 34, los pastores de Israel son los reyes de Judá.
Pero no han cumplido fielmente la tarea (vers. 2-6). Así que Yahvé
mismo planea convertirse en su pastor (vers. 11-16). Él corregirá
las cosas que han sido descuidadas y maltratadas (vers. 17-22) y
pondrá sobre Israel a su siervo David, que lo dirigirá de acuerdo
con el plan de Yahvé (vers. 23, 24). Desde ese momento, los israeli-
tas prosperarán en todo lo que hagan (vers. 25-31).
En el Antiguo Testamento, por lo tanto, el concepto del buen
Pastor es asociado con Yahvé mismo, con los sucesores de Moisés y
202 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

con David. Todos estos conceptos se aplican claramente a Jesús,


quien es el verdadero Moisés (Juan 1:17, etc.), un rey de la línea
de David (1:49; 12:13, 15; 18:33-39; 7:42) y uno que es igual al Pa-
dre (1:1; 10:30).
Hay otro detalle que es muy interesante. En la liturgia de la an-
tigua sinagoga judía se leía Ezequiel 34 el sábado después de la
fiesta de los Tabernáculos, al acercarse la fiesta de la Dedicación.
En el Evangelio de Juan, el discurso del buen Pastor aparece di-
rectamente después de la fiesta de los Tabernáculos (7:1-11, 14,
37) y justo antes del pasaje que describe la visita de Jesús a la fiesta
de Dedicación (10:22). Es así que el discurso del buen Pastor que
presenta Jesús encaja en el lugar esperado del Evangelio según lo
determina el contexto histórico.

E l Pasaje en Detalle
El acertijo de Juan 10:1-5 destaca la relación que existe entre el
pastor y las ovejas. El siempre entra por la puerta, nunca por otra
parte, como lo haría un ladrón (vers. 1, 2). Las ovejas lo siguen
porque reconocen su voz y él las llama por nombre (vers. 3, 4). N o
seguirán a un extraño, porque no reconocen su voz (vers. 5).
Jesús explica luego la analogía o el enigma que acaba de com-
partir (vers. 6). El es la puerta de las ovejas, y todos los que vinie-
ron antes que él eran ladrones y salteadores (vers. 7-10), pero las
verdaderas ovejas no los escucharon (vers. 8). La puerta es la salva-
ción (vers. 9). La expresión “ladrones y salteadores” que vinieron
antes que él puede hacer referencia a los saduceos y principales sa-
cerdotes que habían dominado el sistema del templo desde co-
mienzos del tiempo de los macabeos (152 a.C.). De hecho, la pala-
bra “matar” que aparece en el versículo 10 se usa frecuentemente
para referirse al sacrificio de los animales que eran ofrecidos en el
templo. Aunque lograron dominar el sistema religioso, los sadu-
ceos y los principales sacerdotes nunca contaron con la confianza
de la gente común dentro del judaismo temprano.
En contraste con los ladrones y salteadores que roban, matan y
destruyen, Jesús proporciona una vida mucho más rica y plena que
■ EL BUEN PASTOR TRAE LA LU Z D E LA VIDA 203

la que provee el sistema religioso que se opone a él (vers. 10). Tie-


ne toda la cualidad de la vida eterna pero comienza inmediatamen-
te para los que creen en Jesús (5:24, 25).
El buen Pastor es contrastado luego con el asalariado, que no es
dueño de las ovejas (vers. 11, 12). El asalariado no tiene una preo-
cupación personal por las ovejas. Las vigila sólo para ganarse la vi-
da. Cuando viene un animal salvaje, huye para proteger lo único
que realmente le importa: su propia existencia (vers. 12, 13). El
buen Pastor, por el contrario, no sólo está en íntima relación con
las ovejas sino que está dispuesto a dar su vida por ellas, porque el
bienestar de ella es su preocupación fundamental (vers. 14, 15).
La expresión “otras ovejas que no son de este redil” (vers. 16)
probablemente hace referencia a la inclusión de los gentiles, cuyas
primicias se reconocen en Juan 12:20-22. De hecho, la llegada de
los gentiles para ver a Jesús parece señalarle que ha llegado el
tiempo de su muerte (vers. 23, 24), el tiempo en que va a atraer no
sólo a los judíos, sino a todos a él (vers. 32). Jesús cierra su discurso
con una referencia a su muerte voluntaria y a su resurrección en
obediencia a la orden de su Padre (10:17, 18), un punto que desa-
rrollaremos en el capítulo referido a la crucifixión (Juan cap. 19).
Una vez más, los dirigentes religiosos parecen estar inseguros de
si Jesús está poseído por los demonios o si es alguien que habla y
actúa para Dios (vers. 19-21).

Principales Temas del Pasaje


Jesús es la puerta
Cuando Jesús se describe a sí mismo como la puerta por la cual
deben pasar las ovejas para ser salvadas, el Evangelio de Juan está
presentando el mismo mensaje que aparece en Hechos 4:12 (véase
también Juan 14:6). Jesús reemplaza todo otro método de salva-
ción. N o hay otro camino fuera de la puerta para entrar al aprisco.

Jesús es el Buen Pastor


Como puerta de la salvación, Jesús es el que trae a las personas
al Padre. Como el buen Pastor, Jesús es el que cuida a los que han
204 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

entrado en el aprisco de la iglesia. Sus dos grandes cualidades para


ser el buen Pastor son: está dispuesto a morir por sus ovejas (vers.
11-13, 17, 18) y conoce íntimamente a sus ovejas (vers. 3, 14-16).
Estas dos cualidades lo distinguen de los fariseos, que representa-
ban a los asalariados. Los fariseos no se preocupan por las ovejas.
Tampoco las conocen ni están dispuestos a morir por ellas.
Jesús, por el contrario, es el buen Pastor. Ninguna de sus ovejas
está perdida bajo su cuidado. N o sólo se preocupa por las suyas;
también está reclamando para sí las que han sido proscriptas por
los líderes religiosos (9:34-38).
La “parábola de la oveja perdida” de Juan 10 funciona en dos
niveles. En primer lugar, funcionó en el tiempo de Jesús como un
reproche para los dirigentes religiosos judíos que trataron tan
bruscamente al ciego de nacimiento y provocó que los denunciara
como asalariados.
En un nivel más amplio, la historia funciona en el Evangelio de
Juan como una fuente de ánimo para los miembros de la segunda
generación que están enfrentando un trato similar al del ciego de
nacimiento.
En Mateo 18, la parábola de la oveja perdida funciona en for-
ma diferente. El contexto es la disciplina eclesiástica (Mat. 18:15-
17; véanse también los vers. 10-14). El verdadero pastor de la igle-
sia seguirá el ejemplo de Jesús y hará lo necesario para encontrar a
la oveja que se ha alejado de la iglesia (vers. 12, 13). Pero aunque
Dios tiene tierna consideración para con las ovejas perdidas (vers.
14), hay gente importante en la iglesia que no trata a los pequeños
como lo hace Dios (vers. 5-7). Mateo 18 está dirigido a los “im-
portantes” que gustan de censurar a los pequeños de la iglesia que
luchan con la debilidad y la inmadurez. Los que se sientan a juzgar
a otros dentro de la iglesia deberían preocuparse por cómo mane-
jan sus responsabilidades, porque un día ellos serán llamados a una
corte superior para ser juzgados (vers. 7-9).
En Lucas 15:3-7, la oveja no es expulsada sino que se aleja por sí
misma. Sin embargo, el buen pastor sale a buscarla de todas mane-
ras. El mensaje de Juan 10 es: “Yo no dejo que mis ovejas se pier-
dan” (vers. 28, 29), mientras que el mensaje de Lucas 15 es: “Aun si
■ EL BUEN PASTOR TRAE LA LU Z D E LA VIDA 205

ellas eligen perderse, yo no me doy por vencido con ellas; persrve-


ro hasta que las encuentro y las traigo de vuelta”. La bendita e m e-
za de estos pasajes es que nadie que viene al Padre por medio de Je-
sús es echado fuera (6:37). Podemos ser débiles en la fe v tropas■;
pero si permanecemos en Jesús como una rama permanece en la
vid (15:1-7), no sólo estaremos seguros, sino que también expon-
mentaremos un crecimiento gradual en gracia y en carácter. Es la-
rea nuestra creer y elegir. Es tarea de él mantenernos seguros en 5a
mano (10:28, 29).

■ Apliquemos la Palabra

Juan 9:1-10:21

1. ¿Qué clase de desventajas, reveses financieros, problemas


de relación, enfermedades u otras tristezas han resultado
para usted una gran bendición espiritual o de otro tipo úl-
finiamente? ¿Cómo llegó a reconocer la mano de D ios en
algunas de estas circunstancias?
2. ¿Hubo en su vida mom entos cuando fue excluido de un
grupo por sus convicciones religiosas? ¿Llegó finalmente
esa exclusión a ser una bendición o continúa lastimándolo
hoy? ¿Qué pasos podría haber dado para evitar esa exclu-
sión?
3. ¿Ha aprendido a distinguir en su vida entre “la voz de
D ios” y “otras voces”? ¿Qué estrategias le han ayudado a
estar más abierto a la dirección de D ios en su vida? ¿Qué
aspectos de la vida moderna hacen que sea especialmente
difícil sentir la voz del buen Pastor? ¿Puede recordar la
última ocasión en que su p o que Dios lo había estado diri-
giendo en cierta dirección?

■ Investiguemos la Palabra
1. U se una concordancia para buscar todos los textos donde
aparece la palabra p a s to r en el Antiguo Testamento. Haga
206 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

dos listas con los que hablan de los buenos pastores y de


los malos pastores, una con las cualidades de los buenos
pastores y la otra con las características de los malos pas-
tores. Compárelas con los buenos y los malos pastores de
la parábola de Jesús. ¿Qué nueva comprensión espiritual
obtiene de la información adicional del Antiguo Testa-
mentó?
2. Lea los primeros diez capítulos de Juan buscando todas
las declaraciones que encuentre relacionadas con el tema
de la hbertad de acción de Dios, declaraciones como “Vine
al mundo a...” Busque también declaraciones que desta-
quen la responsabilidad humana, declaraciones como: “Si
están dispuestos a hacer su voluntad...” N o te especial-
m ente los casos en que aparecen declaraciones contras-
tantes dentro de un mismo versículo o en versículos cerca-
nos. Escriba unos pocos párrafos que expliquen en sus pa-
labras la relación que existe entre la voluntad de D ios y la
hbertad de acción humana según lo sugieren estos versícu-
los.

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para realizar un estudio adicional acerca del tema de la
predestinación en contraste con la responsabilidad huma-
na en el EvangeHo de Juan, véase Schnackenburg, 2:259-
274; S. H. H om , D ic c io n a r io b íb lico a d v e n tis ta , 940-942.
2. Para obtener una comprensión general de Juan 9 y 10,
véase E. G. M ilite, E l D e se a d o d e to d a s la s g e n te s, 435-448.
3. U n comentario útil acerca de los símbolos relacionados
con las ovejas y el pastor en los Evangelios se encuentra
en J. B. Green y S. McKnight, eds., D ic tio n a r y o f J e s u s a n d
th e G o sp els, 751-754.
CAPITULO DIEZ

El Mesías Trae Vida de la Muerte


Juan 10:22- 11:57

El material cubierto en este capítulo se divide naturalmente en tres


partes. En primer lugar está la visita de Jesús a los recintos del templo de
Jerusalén durante la fiesta de Dedicación (10:22-42). Jesús utiliza esta
oportunidad para hablar de su propia dedicación como aquel enviado por
Dios al mundo (vers. 36). La siguiente sección (11:1-44) contiene el reía-
to de la muerte y la resurrección de Lázaro, que sirve como un anticipo de
la muerte y resurrección de Cristo. Por medio de este asombroso milagro,
Jesús prueba que él es verdaderamente la resurrección y la vida (vers. 25,
26). Este mismo milagro, sin embargo, provee el contexto para que los
dirigentes religiosos se desesperen por contrarrestar su influencia sobre el
pueblo, de manera que hacen planes específicos para matarlo con la in-
tención, según ellos, de salvar a la nación de la destrucción (vers. 45-57).

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 10:22-42

Lea Juan 10:22-42 por lo menos dos veces, y luego respon-


da las siguientes preguntas:

1. Compare este pasaje con el relato de la visita de Jesús al


templo según Juan 7 y 8. Escriba todos los elementos en
207
208 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

común que pueda detectar entre ambos relatos.


2. Bosqueje los principales temas debatidos entre los diri-
gentes religiosos judíos y Jesús en este pasaje. Trate de
resumir en un párrafo las respuestas de Jesús a cada uno
de esos temas.
3. Compare las críticas de los dirigentes judíos a Jesús y su
respuesta según aparece en 5:16-47 y 6:35-58 con el con-
tenido de 10:22-42. ¿Qué semejanzas y diferencias en-
cuentra entre los incidentes anteriores y el que estamos
estudiando aquí?

■ Exploremos la Palabra

Estructura del Pasaje


Este pasaje contiene muchos ecos de la visita de Jesús al templo
durante la fiesta de los Tabernáculos. Todos los eventos tienen lu-
gar en los recintos del templo (véase 7:14, 28). Los dirigentes reli-
giosos judíos encabezan un intento de debatir con él (véase 8:25,
53). U n tema fundamental es la cuestión de si Jesús es el Mesías
(véase 7:26, 31,41,42: 9:22).Una vez más hay un intento de arres-
tarlo y apedrearlo (véase 7:30, 32, 44-46; 8:59). Jesús nuevamente
sostiene que tiene una relación única con su Padre (véase 7:16, 17,
28, 29, 33; 8:16-19, 26-29, 38, 42, 49, 50, 54, 55).
El pasaje gira en torno a dos temas básicos: si Jesús es o no el
Mesías (vers. 24) y la acusación de los judíos de que ha cometido
blasfemia por decir que tiene una relación única con Dios (vers.
33). La respuesta de Jesús al primer asunto se encuentra en los
versículos 25 al 30. Los dirigentes rehgiosos responden recogiendo
piedras para ejecutarlo (vers. 31) y justifican su intención con el
cargo de blasfemia (vers. 33), al cual Jesús responde extensamente
(vers. 34-38). Luego de otro intento de capturarlo, Jesús escapa y
va al otro lado del Jordán, donde el Bautista había predicado y
donde es recibido en forma más positiva (vers. 39-42). Esta inte-
rrupción en el relato concluye la sección del Evangelio que se cen-
tra en la actividad de Jesús en relación con las fiestas del judaismo
■ EL MESIAS TRAE VIDA D E LA M UERTE 209

(caps. 5-10).

Antecedentes del Pasaje


La fiesta de Dedicación (llamada Hanukah en la actualidad) »
se originó en tiempos del Antiguo Testamento, sino que celebraba
la rededicación del templo de Jerusalén ocurrida en el año 165
a.C., después de que Antíoco Epífanes, rey de Siria, lo profanó
unos pocos años antes. Entre otras cosas, Antíoco sacrificó un cer-
do en el altar del templo, prohibió la observancia del sábado y
obligó a muchos judíos a comer cerdo. Después de esto, los maca-
beos, un grupo de guerrilleros judíos liderados por Judas Alaca-
beo, liberaron Jerusalén de Antíoco. Ellos se ocuparon de la lim-
pieza y rededicación del templo, lo cual fue conmemorado de allí
en más mediante una fiesta anual dentro del judaismo. Por su asis-
tencia a esta fiesta, Jesús le dio cierta legitimidad, aunque no tenía
un origen bíblico.
Sin embargo, el concepto de dedicación del templo sí tenía ori-
gen bíblico. En el desierto, Dios mismo se apareció en persona en
ocasión de la dedicación del tabernáculo bajo el liderazgo de Moi-
sés (Exo. 40:34, 35; Núm. 7:1-11). Números 7 se convirtió en la
principal lectura de los libros de Moisés durante la fiesta de Dedi-
cación. Cuando Salomón terminó la construcción del templo, hubo
una ceremonia similar de dedicación, y Dios apareció personal-
mente una vez más (1 Rey. 8:1-11, 62-65; 2 Crón. 7:1-9).
Tras el exilio en Babilonia, Zorobabel levantó un templo más
modesto (Hag. 1:12-2:9) para reemplazar el templo de Salomón,
que había sido destruido por Nabucodonosor (2 Crón. 36:18, 19).
La inauguración de este edificio también fue celebrada con una ce-
remonia de dedicación (Esd. 6:13-18). U n servicio similar fue lleva-
do a cabo unos cien años más tarde para celebrar la terminación
de las murallas de Jerusalén bajo Nehemías (Neh. 12:27-47). Por lo
tanto, la ceremonia de dedicación realizada bajo los macabeos, y
que finalmente se convirtió en la fiesta anual de Dedicación, cierta-
mente no carecía de precedentes.
En el Nuevo Testamento, el concepto y el lenguaje de la dedica­
210 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

ción es utilizado en relación con la presentación del niño Jesús en


el templo (Luc. 2:22, 23), con el bautismo de Jesús (Mat. 3:13-17;
Luc. 3:21, 22), con la escena de Juan 10 que estamos comentando,
con la inauguración del santuario celestial tras la ascensión de
Cristo (Heb. 10:19, 20; Apoc. 4, 5), con la cesación del ministerio
en el santuario celestial antes de que se derramen las siete copas de
la ira en Apocalipsis (15:5-8; 16) y para la inauguración de la Nue-
va Jerusalén en la tierra (Apoc. 21:1-8, 22).

E l Pasaje en Detalle
La fiesta de Dedicación normalmente se lleva a cabo en el mes
de diciembre, al comienzo del invierno (10:22). El clima en Palesti-
na en esa época es bastante similar al de noviembre en Europa y la
mitad norte de los Estados Unidos, frío y a menudo lluvioso. Fríos
vientos azotan Jerusalén desde el este gran parte del tiempo.
Jesús está caminando con sus discípulos en la parte del templo
llamada Pórtico de Salomón (vers. 23). Esto es apropiado para la
época, porque el pórtico de Salomón era un corredor cubierto sos-
tenido por columnas al lado de la muralla oriental del complejo
del templo. El pórtico proporcionaba abrigo del frío viento oriental
y en días soleados era calentado por el sol en la última parte del
día.
Los dirigentes religiosos se reúnen alrededor de Jesús y exigen
una respuesta clara a la pregunta: “Si tú eres el Cristo, dínoslo
abiertamente‘’ (vers. 24). En otras palabras: “¿Hasta cuándo nos
turbarás el alma?” Es posible que la pregunta haya sido intencio-
nalmente tramposa, como la del relato de la mujer sorprendida en
adulterio (8:3-6). La fiesta de la Dedicación celebraba la liberación
judía de la opresión extranjera, un acontecimiento ocurrido dos-
cientos años antes. Por lo tanto, la atmósfera anímica daba lugar a
la expectativa de que la liberación de Roma pudiera ocurrir duran-
te la fiesta. En tal circunstancia era lógico que los romanos estuvie-
ran más sensibles que lo normal a las pretensiones mesiánicas. En
resumen, aquella pregunta pudo haber tenido la intención de insti-
gar a los romanos contra Jesús.
■ EL MESÍAS TRAE VIDA DE LA M U ER TE 211

Jesús responde que ya ha contestado su pregunta mediante sus


aciones, tales como sanar al ciego de nacimiento (10:21), pero que
ellos no pueden entender esto porque no son sus ovejas, y por lo
tanto, no reconocen su voz (vers. 25-27). En los versículos 26 y 27,
Jesús se refiere al tema del buen Pastor que aparece al comienzo
del capítulo (vers. 2-5, 14-16). El versículo 28 reitera un tema co-
mún en el Evangelio de Juan: la ‫־‬vida eterna que se ha convertido
en una realidad presente por medio de la relación con Jesús. Esto
es posible porque él y el Padre trabajan en total armonía (vers. 28-
30).
En el versículo 32 encontramos uno de los comentarios más hu-
morísticos de Jesús en el Evangelio de Juan. Los dirigentes religio-
sos están de pie delante de él con piedras en las manos, exhalando
fuego (vers. 31). Jesús dice, como si nada: “U n momento. Antes de
apedrearme, ¿me explicarían por favor por cuál de mis buenas
obras me van a apedrear?” Ellos responden que no objetan sus
buenas obras, que lo quieren apedrear por blasfemo, por preten-
der ser Dios (vers. 33; véase también 5:18).
Jesús comienza diciendo que la palabra Dios no siempre es un
término inapropiado para que lo tomen sobre sí mismos los seres
humanos (vers. 34, 35). El Salmo 82 indica que los jueces terrena-
les en el Israel de la antigüedad funcionaban como “dioses”, porque
llevaban a cabo la obra de juicio de Dios de acuerdo con las órde-
nes de él. Si esa designación era apropiada para seres humanos co-
muñes nombrados por Dios, ¡cuánto más apropiada es para el pro-
pió Hijo de Dios, que ha existido con Dios desde la eternidad, que
lleva en su persona la plenitud de la Deidad y que fue comisionado
por Dios para venir al mundo a revelar cómo es él (vers. 35, 36;
véase también 1:1)! Aunque el argumento sea un poco difícil de
comprender para nosotros hoy, el punto básico es claro. Las pre-
tensiones de Jesús no exceden lo que permiten las Escrituras (Tal-
bert, Reading John, 170).
Como el “Dedicado”, Jesús ha sido enviado por el Padre para
hacer las obras que son la contraparte de las obras del templo, para
salvar a los seres humanos del pecado (vers. 37, 38). Sus milagros,
tales como la resurrección de Lázaro, que está por llevar a cabo,
212 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

testifican a los que están dispuestos a escuchar que Jesús es verda-


deramente quien dice ser (20:30, 31). Pero los dirigentes religiosos
demuestran nuevamente que en verdad no están escuchando
(10:39).
Puesto que la propia tierra de Jesús lo ha rechazado (1:11), deja
Judea para encontrar fe del otro lado del Jordán (vers. 40-42). Allí,
el ministerio del Bautista todavía es respetado. Como resultado de
ello, Jesús logra captar mucha más atención que en Jerusalén y en
Judea. El versículo 41 es la última de las cuatro menciones al Bau-
tista del Evangelio de Juan, cada una más breve que la anterior
(véase 1:19-36; 3:23-36; 5:33-36). Es casi como si el autor del
Evangelio hubiera ilustrado deliberadamente el engrandecimiento
de Jesús y la disminución del Bautista en términos de la atención
que reciben respectivamente por parte del lector del Evangelio
(3:30).

Principales Temas del Pasaje


Dedicación de Jesús
El tema clave de esta sección del Evangelio es que Dios viene
una vez más al templo en la persona de Jesús, como lo hizo en las
distintas dedicaciones de la antigüedad (Éxo. 40 y 1 Rey. 8). Y viene
en el momento oficial de la dedicación del templo de acuerdo con
el calendario religioso judío (vers. 36). Una vez más Jesús aparece
como el reemplazo de una fiesta judía y ofrece a los que creen en él
la misma vida que ha prometido a los que adoraban en el templo de
Jerusalén (1:14; 2:21). Los que creen en él tienen mayor acceso a
Dios que el que tenían los que mantenían el sistema de sacrificios
en Jerusalén (vers. 27-29; véase también 1:12-18; Rom. 5:1, 2;
Heb. 9:6-10; 10:19-22).

La deidad de Cristo
Parecería que lo que Jesús quiere decir en Juan 10:30 se com-
prende mejor por la reacción de los judíos registrada en los versícu-
los 31 al 33. Ellos entienden claramente que él reclama para sí la
igualdad con Dios. Y en lugar de refutar la acusación diciendo:
■ EL MESIAS TRAE VIDA DE LA M UERTE 213

“Por supuesto que no soy igual a Dios, ¿de adonde sacaron esa
idea tan absurda?”, Jesús ofrece la problemática respuesta de los
versículos 34 al 36, en los que dice básicamente: “A la luz de las
Escrituras, no hay nada incorrecto en lo que digo acerca de mí
mismo. Más aún, si ustedes estuvieran realmente prestando aten-
ción a las cosas que he estado haciendo, no cuestionarían lo que
digo acerca de mí mismo” (vers. 37, 38).
La controversia entre Jesús y los judíos comenzó con la cura-
ción en sábado, pero se intensificó rápidamente a partir de la decía-
ración en la que se igualó con Dios (5:16, 18). Los dirigentes reli-
giosos no esperaban que el Mesías fuera una figura divina. Por lo
tanto, cuando Jesús se declara uno en naturaleza con Dios y desafía
aparentemente las reglas relacionadas con el sábado, ellos se sien-
ten plenamente justificados para rechazarlo como Mesías.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 11:1-44

Lea Juan 11:1-44 por lo m enos dos veces, y luego realice


los siguientes ejercicios de aplicación:

1. Describa brevemente el efecto del pasaje anterior (10:22-


42) sobre las acciones de Jesús en este pasaje.
2. ¿En qué versículos está la clave para entender el propósito
teológico que tenía Jesús al resucitar a Lázaro? Describa
ese propósito teológico en uno o dos párrafos.
3. ¿Por qué le parece que Jesús se demoró dos días antes de
ir a Betania? Escriba un breve párrafo explicando de qué
manera afectó esa demora a cada persona, grupo o aconte-
cimiento.
4. Trate de escribir un breve bosquejo del carácter de María
y Marta basándose en los encuentros de este capítulo.
¿Cómo son sus personalidades? ¿Cuál es la actitud de cada
una para con Jesús en el mom ento de la visita registrada
en este capítulo? ¿Cómo se sienten por la demora de él en
214 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

responder a su pedido? ¿Cuál es el estado de la fe de cada


una antes de que Lázaro sea resucitado? Explique. Con la
ayuda de las referencias marginales de su Biblia o de una
concordancia, compare y contraste las características que
presenta Juan de María y Marta con las que se encuentran
en los otros Evangelios.
5. Puesto que Jesús sabe que va a resucitar a Lázaro (vers.
11), ¿por qué está preocupado y triste en los versículos 33
al 38? Explique su respuesta.

■ Exploremos la Palabra
Estructura del Pasaje
La ambientación del relato se encuentra en la sección anterior.
Jesús se ha ganado la hostilidad imperecedera de los líderes reli-
giosos de Jerusalén por sostener que es igual a Dios (10:33). Se ha
retirado a unos pocos kilómetros de Jerusalén, para disminuir un
poco la tensión (vers. 40). Pero el lector siente que todo lo que ha-
ce falta para incitar a los dirigentes religiosos a terminar con Jesús
es un acto provocativo final. La escena, pues, está preparada para
que caiga la gota final en la tormentosa relación de Jesús con el
concilio gobernante judío.
La declaración clave del capítulo 11 parece encontrarse en el
versículo 4. El propósito de la enfermedad y la muerte de Lázaro,
de acuerdo con Jesús, es que tanto Dios como su Hijo sean glorifi-
cados. Esto tiene un doble y deliberado propósito. El carácter de
Jesús y el del Padre son glorificados por lo que el milagro dice
acerca de su poder para dar vida y para mostrar misericordia, pero
Jesús también es glorificado en el sentido de que el milagro de re-
sucitar a Lázaro es lo que precipita su sufrimiento y muerte (vers.
53). El propósito de la glorificación es que los discípulos y otros
puedan creer (vers. 15, 40).

Antecedentes del Pasaje


Se ha encontrado una tumba en la zona de Betania con los
■ EL MESIAS TRAE VIDA D E LA M UERTE 215

nombres de Lázaro, María y Marta. Aunque uno no puede estar


absolutamente seguro de que es la tumba de los tres personajes de
este pasaje, es improbable que sea sólo una coincidencia, puesto
que posiblemente era una familia adinerada (que podía permitirse
el lujo de tener “muchas” lloronas o plañideras profesionales
([vers. 19; Talbert. Reading John, 173]). Este descubrimiento nota-
ble es al menos una evidencia más que confirma la exactitud básica
de la ambientación histórica del Evangelio de Juan.
Según la creencia popular de la época, el alma de un individuo
rondaba el cuerpo durante tres días esperando la resurrección.
Luego de eso, no había más esperanza de resurrección (Talbert,
Reading John, 172). Como resultado de la demora de dos días de
Jesús (vers. 6), Lázaro ha estado muerto cuatro días completos an-
tes de que Jesús lo resucite (vers. 17, 39). Si Jesús hubiera venido
antes, el milagro de resucitar a Lázaro no habría causado más inte-
rés que el de cualquier otra de sus curaciones. Pero la demora pro-
duce una confirmación poderosa de que Jesús es la resurrección y
la vida (vers. 25, 26).

E l Pasaje en Detalle
La mención del ungimiento de los pies de Jesús por parte de
María (vers. 2) parece un poco extraña, ya que el relato no se pre-
senta hasta el siguiente capítulo del Evangelio (12:1-8). Evidente-
mente el autor sabía que la historia era muy conocida entre la se-
gunda generación de cristianos que constituían su audiencia origi-
nal.
¿Por qué se demora Jesús dos días? La razón fundamental, por
supuesto, es que él no hace nada independientemente de la direc-
ción de Dios. Cuando sea el momento de ir, el Padre se lo mos-
trará de alguna manera (4:34; 7:1-9). U n ejemplo de tal conduc-
ción por parte de Dios puede verse en 12:20-24. De alguna manera
Jesús reconoce en el pedido de los griegos de verlo una indicación
de que ha llegado la hora de su sufrimiento y muerte, probable-
mente porque su muerte debe atraer a toda la creación a él (vers.
32).
216 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

Cuando Jesús indica que está listo para ir a ver a Lázaro, los dis-
cípulos protestan, recordándole el reciente intento de apedrearlo
en los alrededores del templo (10:31, 33). Los discípulos parecen
intuir que si Jesús vuelve a Jerusalén, será la última vez. La res-
puesta de Jesús les recuerda que él es la Luz del mundo (vers. 9,
10; véase también 9:4, 5; 1:4; 3:16-21). Así como no puede equivo-
carse cuando sigue la orientación de su Padre, los discípulos no
pueden equivocarse cuando están caminando en la luz de Jesús.
El pasaje que sigue (vers. 11-16) es una clara ilustración de la
analogía hebrea entre la muerte y el sueño. Una de las palabras
griegas usadas aquí para designar el sueño (hypnos) es la raíz de
nuestra palabra hipnotismo, que significa literalmente: “Poner a
dormir a las personas”. (¡No es, pues, de extrañarse que algunas
personas piensen que hay demasiado hipnotismo en las iglesias en
estos días!) Tomás no parece dudar en este pasaje. Si Jesús está por
morir, ¡Tomás está preparado para m orir con él! En realidad, el
que verdaderamente duda en el Evangelio de Juan es Felipe (6:5-7;
14:8-11).
El versículo 17 demuestra que Jesús no demoró deliberadamen-
te su llegada a Betania para que Lázaro estuviera muerto cuatro
días cuando llegara allá. Aparentemente no sabía el momento
exacto de la muerte de Lázaro, pero sí sabía que había ocurrido.
Jesús no entra inmediatamente en Betania, sino que permanece
fuera de la aldea y manda a decir que ha venido. Marta sale a red -
birlo, pero Alaría se queda en la casa (vers. 20). Quizá María tenía
una personalidad frágil y se sentía herida porque Jesús no había
venido inmediatamente cuando lo llamaron (vers. 3). Quizá no es-
taba segura de si a Jesús realmente le importaba la muerte de su
hermano, y tenía miedo de ir y encontrarse con él.
Marta no tenía esas dudas, y después de una suave expresión de
decepción, inmediatamente expresa su fe y confianza en Jesús
(vers. 21, 22, 24), extrayendo de él una de sus más conmovedoras
afirmaciones acerca de sí mismo (vers. 25, 26). En respuesta, Marta
ofrece una de las más profundas expresiones de fe de todo el Evan-
gelio (vers. 27), muy superior a la de Pedro (6:68, 69). Es la misma
expresión que el autor del Evangelio busca obtener de sus lectores
■ EL MESÍAS TRAE VIDA DE LA M UERTE 217

(20:30, 31). Marta, por lo tanto, eternamente relegada a la cocina


en Lucas 10:38-42, se destaca en este Evangelio como uno de los
ejemplos más brillantes de fe madura y de discipulado.
N o ocurre lo mismo con María. Cuando ésta sale finalmente
por pedido expreso de Jesús (vers. 28), repite la queja de Marta,
pero sin ninguna afirmación de fe constante (vers. 32). Como re-
sultado, no recibe ninguna revelación de Jesús (compare con los
vers. 25 y 26), y él no extrae ninguna confesión de fe de ella (com-
pare con el vers. 27). En lugar de eso, se preocupa mucho por su
falta de fe y la evidente falta de fe de los que están con ella (vers.
33-37). Que la declaración de María expresa falta de fe es evidente
por el paralelismo existente entre las reacciones de Jesús en el ver-
sículo 33 y 38 y las declaraciones que provocan esas reacciones
(vers. 32, 37). Jesús ha venido para invitarlos a contemplar la resu-
rrección y la vida. En lugar de anticipar lo que él tiene para ofrecer,
invitan a Jesús a contemplar la muerte, la tumba de Lázaro (vers.
34).
Juan 11:26 ha preocupado a muchas personas. ¿Qué quiere decir
Jesús cuando afirma que los que creen en él nunca morirán? Ve-
mos todo el tiempo creyentes que mueren. ¿Significa eso que el
cuerpo muere pero que el alma continúa viviendo en Cristo? Aquí
es donde el diálogo entre Jesús y sus discípulos (versículos 11 al
16) se vuelve instructivo. Para Jesús, la muerte que mueren los
creyentes no es realmente muerte. Es sólo temporaria, como el
sueño (vers. 11-14). Aunque los creyentes pueden dormir como
Lázaro, nunca morirán en el sentido final y definitivo.
Dios es capaz de dar vida a quien él desee (5:21-29). Lo emocio-
nante es que los que viven y creen en él viven en el favor divino
(11:26). Ya no debemos temer la muerte. Los creyentes pueden
dormir, pero no mueren definitivamente. Los que han recibido la
vida espiritual de Jesús tienen la garantía de la vida física en ocasión
de la resurrección.
Aunque la fe de Marta fulgura en los versículos 21 al 27, no al-
canza a comprender plenamente las implicaciones de la declara-
ción “YO SOY” de Jesús (vers. 25, 26) por la situación que está vi-
viendo (vers. 39). Jesús la reprende tiernamente por no darse
218 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

cuenta de que él ha venido a hacer algo más grande de lo que ella


puede pedir o pensar, un milagro que anticipará la plenitud del
tiempo del fin (vers. 40). Jesús ora con los ojos abiertos y con la
cabeza levantada (vers. 41, 42; la Biblia no prescribe una posición
corporal definitiva y excluyeme para la oración). El no toca a Láza-
ro, ni siquiera se acerca a la tumba (vers. 43, “clamó a gran voz”).
Su palabra es tan buena como su toque.
Lo resultante es mi milagro indiscutible (vers. 44). Lázaro había
estado muerto durante cuatro días. La realidad del milagro no es ni
siquiera discutida por los testigos hostiles (vers. 47). Al describir
este milagro, Juan presenta a Jesús cumpliendo la promesa de 5:28
y 29. El hombre muerto está en una tumba (11:17; compare con
5:28), oye la voz de Jesús (11:43; 5:28) y sale (11:43; compare con
5:29). Esto es lo que ocurre cuando la Resurrección y la Vida en-
tran en contacto con la muerte (11:25, 26; compare con 5:21-30).

Principales Temas del Pasaje


La gloria
En el capítulo de las bodas de Caná notamos por primera vez el
tema de la gloria, que es también el punto culminante de este capí-
mío. El momento supremo de gloria de Jesús (en este Evangelio) es
su exaltación en la cruz. Es allí donde se revela más claramente el
carácter de Dios en la carne. Aunque la resurrección de Lázaro
trae alabanza a Dios (12:12-18) y es un medio para animar a creer
(11:40), la mayor gloria surge del hecho de que el milagro termina
en el arresto, el sufrimiento y la muerte de Jesús. Esa es la razón
por la cual la resurrección de Lázaro hace las veces de transición
entre los relatos acerca del ministerio terrenal de Jesús y la narra-
ción de sus sufrimientos y muerte. Es el punto en el que el Evange-
lio pasa a centrarse en la Pascua final (12:1; 13:1) y en la pasión
que tendrá lugar allí.

María, Marta y la segunda generación


Afortunadamente, el momento de tinieblas espirituales de María
de Betania es breve. Con la resurrección de su hermano, María re­
U EL MESIAS TRAE VIDA DE LA M UERTE 219

cibe la reprensión suprema así como el máximo aliento. Pudo pare-


cer que carecía de esperanza espiritual en ese momento de su expe-
rienda, pero su débil fe recibe una confirmación suprema y se re-
surge para convertirse en el ejemplo más brillante de discipulado
del Evangelio (12:1-8). ¡Qué ánimo para la segunda generación a
fin de que crean aunque Jesús está ausente y su poder parezca ha-
ber fracasado! ¡Qué aliento para nosotros, los que vivimos en un
mundo secular donde también Dios parece ausente e impotente!
María es un ejemplo del poder ilimitado de Dios para redimir a
aquellos cuya fe es débil y cuya esperanza ha desaparecido.
Pero para la segunda generación, de la cual formamos parte, el
mayor ejemplo puede ser Marta. María es como Tomás, quien te-
nía que ver para creer (20:24-28). Pero Marta representa en este
caso a la segunda generación; aunque todavía no ha visto la resu-
rrección, cree sobre la base de que ya conoce a Jesús. Hay dos tipos
de fe salvadora en el Evangelio: la de los que ven, y la de quienes
creen sin ver (vers. 29). Sólo esta última es apropiada para la se-
gunda generación y para el presente, en una época en la cual Jesús
no está presente físicamente pero puede ser plenamente apreciado
por las palabras de sus discípulos.

El significado de “vida”
La palabra vida es utilizada de muchas maneras en el Evangelio
de Juan. Es importante, siempre que resulta posible, distinguir el
matiz exacto que se le quiere dar. En Mateo, Marcos y Lucas, la
vida eterna está limitada al futuro, cuando Jesús vuelva en poder y
gloria y otorgue a los que creen en él una vida física que nunca
terminará (Mat. 19:29; 24:30, 31; 25:46; Mar. 10:30; 13:26, 27;
Luc. 18:29, 30). Pero en el Evangelio de Juan, la vida se centra es-
pecialmente en la realidad presente de lo que hace Jesús por los
que creen en él (3:15, 16, 36).
En el cuarto Evangelio resulta evidente que Jesús es el verdade-
ro dador de la vida (5:21, 26; 6:33; 11:25, 26; 14:6, etc.). Esa vida es
impartida por sus palabras (4:50; 5:8, 24; 6:63; 11:43), para que la
segunda generación no esté en desventajas. Esta tiene acceso a las
palabras de Jesús a través del evangelio (17:20). En el Evangelio de
220 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Juan, la vida no se entiende fundamentalmente como existencia fí-


sica, sino más bien como la respuesta a la búsqueda de significado
de la humanidad. Jesús hace posible alcanzar la vida en su más
completo potencial (8:32, 36; 10:10). Sobre todo, la vida eterna es-
tá marcada por una relación presente y viva con Dios por medio
de Jesucristo (17:3). La resurrección física de Lázaro significa dos
cosas: que Jesús tiene el poder para dar vida eterna ahora (es decir,
dar sentido y relevancia a la vida presente) y de levantar a los
muertos en el día final para que participen de la existencia física
eterna (5:28, 29).
Hay dos claves para alcanzar la vida en plenitud. La primera es
saber que la fuente de esa vida se encuentra solamente en Cristo
(14:6; 6:33-58; 1 Juan 5:11, 12). Donde está Jesús, está la vida
(Juan 11:25, 26). La segunda clave para alcanzar la vida es creer
(1:4, 12). Es por medio de la relación continua con Jesús como los
individuos se apropian de la vida que está siempre presente en Jesús
(3:16, 36).

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 11:45-57

Lea Juan 11:45-57 por lo menos dos veces, y luego respon-


da las siguientes preguntas:

1. Examine los acontecimientos que provocaron una reac-


ción en las autoridades religiosas (véase, por ejemplo,
2:13-22; 5:1-18; 7:37, 44; 8:12, 58, 59; 9:1-16 y 10:30-33).
¿Qué reacción produce la resurrección de Lázaro? ¿De
qué maneras le parece que la reacción de los líderes ante
el milagro de Juan 11 se vio afectada por la percepción de
Jesús que desarrollaron en los encuentros anteriores?
2. Enumere, por favor, las principales preocupaciones de los
líderes religiosos que hacen que estén dispuestos a elimi-
nar a Jesús. ¿Serían estas preocupaciones legítimas si Jesús
hubiera sido un fraude? Explique.
■ EL MESÍAS TRAE VIDA D E LA M UERTE 221

■ Exploremos la Palabra
Estructura del Pasaje
La ocasión en que se reúne el Sanedrín es la resurrección de
Lázaro. Vemos en este contexto un fenómeno que es verdadero a
lo largo del Evangelio. Cada milagro que realiza Jesús tiene dos
resultados opuestos. Por un lado, aumenta la fe de los que ven el
verdadero significado de la señal (2:11 y 11:45, por ejemplo). Pero
el mismo milagro también aumenta la oposición y el odio hacia Je-
sús por parte de las autoridades religiosas que lo han resistido des-
de casi el mismo comienzo (5:16-18; 9:14-34; 11:45-53).
Esta relación de provocación que se va acelerando puede verse
claramente en el siguiente cuadro, donde los acontecimientos apa-
recen como en una escalera ascendente.

Purificación del templo (2:13-22)


Curación en sábado (5:1-18)
Interrupción del culto (7:37-39; 8:12)
“Blasfemia” (8:58, 59)
Curación en sábado (9:1-16)
“Blasfemia” (10:30-33)

La resurrección de Lázaro es la “última gota” que han estado


esperando los dirigentes religiosos en el Evangelio de Juan (11:1-
44, un total de siete actos provocativos en Jerusalén). En el cuarto
Evangelio, la resurrección de Lázaro es la que precipita los pasos
finales que llevan a la “hora” de la “glorificación” suprema de Jesús
y a que sea “levantado” en la cruz (11:45-53).

E l Pasaje en Detalle
Entre los llorones o plañideras profesionales que habían venido
a apiadarse con María por la muerte de su hermano hay una reac­
222 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

ción dividida; algunos creen en Jesús, pero otros sienten que la ac-
ción de Jesús es una provocación que debe ser informada a las au-
toridades (vers. 45, 46). Virtualmente desesperadas, las autorida-
des convocan una reunión para considerar las implicaciones que
éste, el mayor milagro de Jesús, tiene para su influencia sobre el
pueblo (vers. 47). Temían dos cosas: en primer lugar, estaban preo-
cupados con respecto a su posición política. Temían que el pueblo
dejara de escucharlos y considerara a Jesús como su autoridad espi-
ritual básica. Su segundo temor era que los romanos quitaran al li-
derazgo judío del poder y disminuyeran la autonomía política de
la nación (vers. 48).
Aparentemente la reunión se convirtió en un balbuceo de espe-
culaciones temerosas, puesto que Caifás tuvo que dar pasos enérgi-
eos para obtener la atención de los concurrentes (vers. 49, 50). Pa-
ra él, el asunto era de tal gravedad que únicamente la muerte de
Jesús podía salvar posiblemente a la nación de la destrucción. Por
lo tanto, desde ese momento en adelante, el concilio resolvió des-
truir a Jesús (vers. 53).
Consciente de los planes del concilio, Jesús ya no se movía de
manera pública como para atraer sobre él la atención de los diri-
gentes religiosos, sino que se apartó con sus discípulos a un área
remota de Judea (vers. 54). Al acercarse la Pascua, las multitudes
comenzaron a especular acerca de si Jesús se atrevería a aparecer
en la fiesta (vers. 55, 56). El concilio gobernante aguardó, esperan-
do la oportunidad de arrestar a Jesús (vers. 57). Estos últimos cua-
tro versículos de Juan 11 marcan el final del ministerio público de
Jesús y proveen parte del puente literario para la narración de su
pasión.

Principales Temas del Pasaje


El humor urticante del Evangelio de Juan
Hemos visto que el Evangelio de Juan tiene muchos ejemplos
de significados dobles deliberados. También contiene numerosos
ejemplos de un estilo humorístico mordaz llamado ironía, y que
consiste en reírse de alguien diciendo lo contrario de lo que se
■ EL MESÍAS TRAE VIDA DE LA M UERTE 225

quiere decir (“¡Oh, qué hermoso vestido! ¿Dónde me puedo com-


prar uno así?”, dice la adolescente vanidosa a otra cuya ropa está
pasada de moda destruyendo repentina y bruscamente las expecta-
tivas de esa persona.) El propósito de esta clase de humor en este
Evangelio es mostrar al lector que oponerse a la visión que él pre-
senta de Jesús es en última instancia verse como un tonto y ver có-
mo se destruyen las esperanzas y los sueños de uno.
Juan 11:48-52 resalta el mensaje irónico y sutil de que al des-
truir a Jesús, las autoridades religiosas estaban sembrando las se-
millas de su autodestrucción tanto en esta vida como en la futura y
eterna. El concilio de los judíos obviamente estaba aterrorizado
por la resurrección de Lázaro (vers. 45-48). Temían que si no po-
nían freno a la obra de Jesús, “todos creerán en él; y vendrán los
romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación” (vers.
48). Caifás, un fanfarrón que bramaba (“vosotros no sabéis nada”,
vers. 49), aparece en escena para argumentar que el concilio debe
quitar de en medio a Jesús para que sobreviva la nación (vers. 50).
Las expresiones irónicas de doble sentido presentes en el cuarto
Evangelio alcanzan su clímax en los versículos 48 al 52. Caifás es
felicitado por expresar su hostilidad hacia Jesús profetizando con
éxito que la muerte de éste producirá la salvación de la nación
(¡aunque obviamente en un sentido totalmente diferente de aquel
en que lo expresó Caifás!) Dios lo utilizó evidentemente para expli-
car el significado de la muerte de Jesús, aunque Caifás no era
consciente de las implicaciones de sus palabras.
La ironía de Juan alcanza proporciones sorprendentes en el ver-
sículo 48. En su desesperación, el Sanedrín arguye que si permi-
ten que Jesús siga viviendo, todos creerán en él, y los romanos
vendrán a destruir la ciudad y el templo. Pero el lector de fines del
primer siglo sabe que al crucificar a Jesús, el concilio gobernante
de los judíos trajo sobre sí mismo las consecuencias que temían. El
propósito de los líderes religiosos al crucificar a Jesús era salvar la
nación y el templo. El resultado irónico fue que su acción destruyó
la nación y el templo. Su propósito era evitar que el mundo creyera
en Jesús. El resultado irónico de la crucifixión fue que a través de la
muerte de Jesús, Dios trajo salvación al mundo de una manera que
224 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

las autoridades religiosas nunca hubieran imaginado.

Implicaciones para hoy


El corazón humano pecaminoso tiene una capacidad casi infini-
ta para justificar la injusticia. En este pasaje, vemos a personas reli-
giosas sinceras desarrollando lógicas y sólidas razones para destruir
a un dulce maestro cuyo error principal fue decir la verdad acerca
de sí mismo. Durante el Holocausto antisemita de la Segunda
Guerra Mundial, los nazis se enorgullecían en su convicción de
que llegaría el día en que el mundo les agradecería por haberlo li-
brado de los judíos. ¡Mediante aquel genocidio, estaban brindando
un servicio a la humanidad!
U n autoengaño tan increíble alcanzará su zenit completo y fi-
nal en los últimos días de la historia de la tierra (Apoc. 13:16, 17).
Jesús habla de un tiempo en el cual “cualquiera que os mate, pensa-
rá que rinde servicio a Dios” (Juan 16:2). Los dirigentes religiosos
judíos de la época de Jesús no eran más culpables de autoengaño
que cualquier otra persona. Los que rechazan a Jesús hoy (tanto
dentro como fuera de la iglesia) actúan de la misma manera que
aquellos judíos.

■ Apliquemos la Palabra
Juan 10:22-11:57

1. ¿Por qué es importante aceptar que Jesús es plenamente


Dios? ¿De qué manera se vería disminuido el ministerio
del Evangelio de Juan en la vida de usted si pensara que
Jesús era sólo un buen hombre, un ángel o el ser creado
más encumbrado?
2. ¿Puede pensar en algunos m om entos de su vida cuando
D ios demoró en contestar sus pedidos? ¿Cómo se sintió
en esos momentos? ¿Cuestionó en tales ocasiones el cui-
dado y la preocupación de Dios? ¿Cómo recuperó su con-
fianza en D ios y en sus promesas? ¿Qué experiencias con-
firmaron su fe en esos momentos?
EL MESIAS TRAE VIDA DE LA M UERTE 225

3. ¿Con quién se identifica en este relato? ¿Con María?


¿Con Marta? ¿Con Lázaro? ¿Con los plañideros que esta-
ban con María? ¿Con los dirigentes judíos? ¿Lloraría J e -
sús o se regocijaría por la actitud que usted tiene para con
él en este momento? ¿Qué cambios de actitud le parece
que él quisiera ver en usted?
4. ¿Se ha opuesto alguna vez a algo que en lo profundo de su
ser sabía que era correcto? ¿Por qué lo hizo? ¿Cómo se
dio cuenta de que estaba engañándose? ¿Puede pensar en
algunas estrategias para evitar el autoengaño en las cosas
cotidianas?

■ Investiguemos la Palabra
1. Vea en un atlas bíblico los recintos del templo de Jerusalén
y ubique el pórtico de Salomón. ¿Podían Jesús y sus disci-
pulos ser escuchados desde los atrios interiores del tem -
pío? ¿Cuán lejos estaban de la fortaleza romana llamada
Antonia?
2. Con la ayuda de una concordancia y/o del D ic c io n a rio b íb li-
co a d v e n tis ta , encuentre y enumere las resurrecciones que
se mencionan en la Biblia. ¿Cuántas eras de la historia bi-
blia están representadas en esas resurrecciones? ¿En qué
se distingue la resurrección de Lázaro de todas las demás?
¿En qué es semejante?

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para conocer la historia que rodea la dedicación del tem -
pío en el año 165 a.C., lea el libro apócrifo llamado 1 Ma-
cabeos en alguna versión católica de la Biblia; véase tam-
bién el C o m e n ta r io b íb lico a d v e n tis ta , 5:30-33, y S. H.
H om , D ic c io n a r io b íb lico a d v e n tis ta , 730.
2. Con respecto al tema del autoengaño y su cura, véase J.
Paulien, P r e s e n t T r u th in th e R e a l W o rld , 191-200.
3. Para mayor información acerca del humor agudo del
226 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Evangelio de Juan, véase R. A. Culpepper, A n a to m y o f th e


169-180, y P. Duke, I r o n y in th e F o u r th
F o u r th G o sp el,
G ospel.
4. Para una idea general de Juan 11, véase E. G. W hite, E l
D e s e a d o d e to d a s la s g e n te s , 482-500.
CAPITULO ONCE

“La Hora” de Dar la Vida


Juan 12

Juan 12 contiene dos narraciones importantes, un discurso de Jesús y


un breve epílogo a su ministerio público. Este capítulo actúa como transí-
ción entre el ministerio público de Jesús y la “hora” de su sufrimiento y
muerte. El primer relato cuenta “el ungimiento de Jesús para su sepulta-
ra” llevado a cabo por María en la fiesta de Betania (vers. 1-8). Luego de
recordamos el complot de los principales sacerdotes contra él (vers. 9-11),
el segundo relato describe brevemente la entrada triunfal en Jerusalén
(vers. 12-19), haciendo referencia nuevamente a la muerte de Jesús
(vers. 16). En alguna parte de los alrededores de Jerusalén, posiblemente
en los recintos del templo, el pedido de unos griegos de ver a Jesús hace
que él reconozca que ha llegado la “hora” de su muerte (vers. 20-36).
Juan 12:1-36 está saturado con la paradoja de que la vida que Jesús
ofrece sólo puede hacerse realidad por medio de la muerte del Dador de la
vida.
El resto de Juan 12 actúa como un epílogo que resume algunos de los
movimientos claves de la primera parte del Evangelio. Luego de una ex-
plicación de las razones por las cuales la mayoría de los dirigentes religio-
sos no cree en él a pesar de las señales que ha hecho (vers. 31-43), el epílo-
go concluye con un breve resumen del mensaje de Jesús: ha venido a reve-
lar al Padre (vers. 44-46) y todos los que le oyen serán juzgados por las
palabras que él pronuncia (vers. 41-50).

221
228 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 12
Lea Juan 12 por lo menos dos veces, y luego responda las si-
guientes preguntas. Si fuera posible, lea el capítulo en más de
una versión y tome nota de las diferencias sutiles entre ellas.
1. Las acciones de María y de Judas podían ser malas o bene-
ficiosas según el contexto en el cual se daban. ¿Sobre qué
base se elogia a María y se condena a Judas en este relato?
Explique su respuesta.
2. Compare Juan 12:12-16 con Zacarías 9, que es el contexto
del cual se toma la cita del versículo 15. ¿Se relaciona con
algo del contexto de Zacarías 9:9 la llegada de los griegos
mencionada en Juan 12:20? ¿Qué quiere destacar Juan
acerca de la naturaleza del reino y acerca de la diferencia
entre su visión de ese reino de Jesús y la que tenía la muí-
titud en Juan 12:9-19? Explique su respuesta en un párrafo
o dos.
3. ¿Qué está pidiendo Jesús a sus discípulos en los versículos
25 y 26? ¿Dónde se encuentra a Jesús en el trajín de la vida
cotidiana? ¿Cómo lo sigue la gente en la práctica?
4. Sobre la base del contexto, ¿por qué parece Jesús estar
preocupado en el versículo 27? ¿Qué tienen que hacer los
griegos con la cruz?
5. Busque con ayuda de una concordancia todos los textos
que contengan las p a la b r a s ju ic io , j u z g a r y expresiones afi-
nes en Juan. D e acuerdo con Juan, ¿cuáles son los papeles
de Dios, Jesús, el Espíritu Santo, y de cada individuo en el
juicio? ¿Qué luz arrojan estos textos sobre 12:31 y 12:47 y
48? Resuma sus conclusiones en un párrafo o dos.

■ Exploremos la Palabra
Estructura del Pasaje
Una comparación de 12:1 y 13:1 sugiere una “semana” de acón-
U “LA HORA” D E DAR LA VIDA 229

tecimientos que puede constituir un paralelismo intencional con la


“semana” que se encuentra al comienzo del Evangelio (1:2935 ‫״‬,
43; 2:1). También hay paralelismos con Génesis y los siete días en
los cuales Dios hizo los cielos y la tierra. Así como en la creación
original Dios trabajó seis días (Gén. 1), declaró concluida su obra
(Gén. 2:1, 2) y descansó el séptimo día (vers. 2, 3), las obras finales
de Jesús duran seis días (Juan 12:1), declara concluida su tarea
(19:30) y descansa en la tumba el día sábado (vers. 31, 42; 20:1).

E l Pasaje en Detalle
Seis días antes de la Pascua sería el sábado de noche de la última
semana antes de la crucifixión (12:1; de acuerdo con Juan, la Pascua
comenzaba ese año a la puesta del sol del viernes [13:1; 19:31, 35-
37]). Jesús llega nuevamente a Betania, el lugar donde viven María,
Marta y Lázaro (11:17, 18), a unos tres kilómetros de Jerusalén. Se
brinda una cena en honor a Jesús, y Lázaro, el hombre que ha sido
resucitado, está a su lado (12:2). Marta sirve, por supuesto, mien-
tras que María está ocupada a los pies de Jesús, como siempre
(vers. 2, 3; compare con Luc. 10:38-42). El nardo puro era un per-
fume fragante importado del oriente y sumamente costoso, por lo
que el hecho difícilmente podía pasar inadvertido para los presen-
tes en la fiesta (Juan 12:3).
El relato del ungimiento de los pies de Jesús por parte de María
está estratégicamente ubicado para contrastar su fe y amor para
con Jesús con las maquinaciones insensibles de Caifás (11:49, 50) y
Judas (12:4-6). El breve relato acerca de Judas es una de las grandes
piezas de humor irónico del Evangelio. Judas sostiene que el gasto
en perfume es un derroche (vers. 5), pero al traicionar a Jesús, es
responsable en gran medida de que sea necesario ese ungimiento
como anticipación de la muerte de éste. Judas expresa preocupa-
ción por los pobres pero roba de la bolsa, ¡con lo que demuestra
que la única persona pobre por la cual se preocupa es él mismo
(vers. 5, 6)! Más adelante, los discípulos piensan que Judas se va
del aposento alto para dar algo a los pobres (13:29), cuando en
realidad está saliendo para traicionar a Jesús (13:21, 26, 27, 30).
230 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Pero la máxima ironía del Evangelio se encuentra en el hecho de


que nadie dio tanto a los “pobres” como Judas cuando traicionó a
Jesús y lo condujo así a la muerte en la cruz. x
El asunto crucial al comparar a María con Judas es la cuestión de
la motivación. El ungimiento de los pies de Jesús que lleva a cabo
María está motivado por un amor desinteresado y por la disposi-
ción al sacrificio abnegado. La crítica de Judas a María, por el con-
trario, está motivada por la codicia y el engaño. Una vez más Jesús
demuestra que conoce lo que hay en el corazón de otra persona,
pero no expone en público las motivaciones de Judas. En lugar de
ello, defiende a María señalando que aunque la acción social de
ayudar a los pobres es muy importante, carece en última instancia
de sentido si está separada de la cruz (vers. 7, 8; véase también los
vers. 23-26; Mat. 25:34-46). Pero en lugar de aprender que honrar
a Jesús es mucho más valioso que el dinero, Judas pronto cambiará
la vida de aquél por treinta piezas de plata.
Los pasajes de transición (Juan 12:9-11 y los vers. 17-19) sirven
para que el lector mantenga en mente el tema de Lázaro. ¿Por qué
matar a Lázaro (vers. 10)? Porque era un testigo poderoso en favor
de Jesús (vers. 11, 17, 18). El autor muestra en forma evidente que
los dirigentes religiosos ya no estaban actuando racionalmente.
Fanáticamente comprometidos con su posición teológica, estaban
dispuestos a cometer un homicidio para evitar que la verdad salga a
la luz. Estaban equivocados, pero salvar las apariencias se había
convertido en su prioridad excluyeme (vers. 42, 43).
Lázaro no había incurrido en ninguna blasfemia ni había que-
brantado la ley judía. Simplemente era un testigo viviente del po-
der con que Jesús respaldaba sus derechos divinos. Su experiencia,
por lo tanto, se convierte en un anticipo de Juan 16:2, donde Jesús
predice que llegará el tiempo en que sus seguidores serán echados
de las sinagogas y cuando el asesinato será considerado un servicio
en favor de Dios. ¡Una vez que la gente rechaza a Jesús, no hay lí-
mites en lo que harán para oponérsele!
Por lo tanto, la entrada triunfal descrita en el Evangelio de Juan
(12:12-16) está íntimamente relacionada con el incidente de Lázaro
y rodeada de una doble mención. El lenguaje del versículo 13
■ “LA HORA” D E DAR LA VIDA 231

(“Tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle”) es en el griego


original el lenguaje técnico para referirse al tipo de procesión
triunfal reservada a un rey que ha sido vencedor en una batalla o en
la guerra. Las palabras de la gente, por el otro lado, son extraídas
del modelo de procesión triunfal que avanza hacia el templo en el
Antiguo Testamento (Sal. 118:26, 27). Jesús elige un momento y
un lugar en que se congregará una gran multitud de personas y
utiliza una parábola actuada para proclamar en forma inequívoca
que él es el Mesías tan largamente esperado.
La gente entiende esto, pero sólo parcialmente. Comienzan a
aclamar abiertamente a Jesús como un rey meramente político y
nacional. La combinación de rey con el que viene (Juan 12:13) se ha
visto anteriormente en el Evangelio (6:14, 15). Sin embargo, la
realeza de Jesús en Juan 6 era claramente espiritual (6:35, 63). En
Juan 12, el autor del Evangelio modifica nuevamente la expectativa
judía. Sí, Jesús es un rey, ha sido ungido (vers. 7) y recibirá una co-
roña (19:2). Pero no es el rey de las expectativas nacionalistas. Su
reino es universal (11:52; 12:19, 20, 32).
La naturaleza universal del reino de Jesús es evidente en la cita
de Zacarías 9 que aparece en el versículo 15. El rey mesiánico de
Zacarías 9 no sólo tiene una misión espiritual (Zac. 9:9: “justo”,
“salvador”, “humilde”), sino que proclama paz a los gentiles (véase
Juan 12:20) y su reino se extiende hasta los confines de la tierra
(Zac. 9:10). La base de su gobierno espiritual y universal es la
“sangre del pacto” (Zac. 9:11; véase también Sof. 3:9, 10, 16, 19).
Pero los discípulos no comprenderán plenamente estas cosas hasta
que Jesús sea glorificado (Juan 12:16). Una vez más, aparece aquí la
segunda generación de cristianos. La presencia de Jesús disponible
para los cristianos por medio del Espíritu Santo produce una com-
prensión mayor que la disponible para los discípulos cuando Jesús
estaba presente personalmente entre ellos (Juan 14-16).
Con la entrada triunfal hemos visto tres grandes reacciones al
milagro de la resurrección de Lázaro. El milagro hace que los líde-
res religiosos judíos quieran matar a Jesús por temor a lo que les
ocurrirá si no lo hacen (11:45-53). El milagro llena a María de
gratitud y amor sacrificado (12:1-8). Al mismo tiempo, el milagro
252 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JU A N ■

inspira a la multitud a tratar de usar a Jesús para satisfacer sus pro-


pías expectativas nacionalistas (vers. 9-19; véase también 6:2, 14,
15).
Por lo tanto, la resurrección de Lázaro, provoca tres reacciones
diferentes respecto de Jesús, dos de las cuales son negativas. De las
tres reacciones, la de María es la que el autor del Evangelio desea
que el lector considere como modelo de respuesta a las señales mi-
lagrosas de Jesús. La multitud, en contraste, es inconstante, ya que
en Juan 12:34 cambia su manera de pensar acerca de Jesús. Muy
pronto accederán a su crucifixión.
;La entrada en escena de los griegos (vers. 20) confirma el vere-
dicto del versículo 19 en cuanto a que “el mundo se va tras él”!
Aquí vemos frutos adicionales del “todo aquel” prometido (3:16;
véase también 20:30, 31). Todo el mundo gentil se está abriendo
al evangelio (4:42; 7:35; 10:16; 11:52; 12:32; W hite, El Deseado de
todas las gentes, 574, 575). ¡La resurrección de Lázaro ha llamado
la atención aun de los gentiles!
Este momento de oro funcionó evidentemente como una suerte
de señal personal para Jesús, porque reconoce en la llegada de los
griegos la llegada de su propia “hora” (vers. 23). La hora de la glo-
rificación de Jesús en el cuarto Evangelio no es sólo su resurrec-
ción y ascensión, sino tam bi' sufrimiento y muerte (vers. 24;
13:32; 17:1, 5).
La única respuesta válida a la hora de Jesús para aquellos que
creen en él es seguirlo en el sufrimiento (12:25, 26). El siervo de
Jesús estará dispuesto a cambiar su vida presente por la vida que es
verdaderamente eterna (vers. 25). Seguir a Jesús es repudiar el
egocentrismo. Cuando nuestras vidas están llenas de esfuerzos para
lograr ventajas, seguridad y placer, no vivimos la plenitud de la vida
que Jesús ofrece. Transferir a Cristo el control de nuestra vida es el
camino a la realización plena. Los que repudian el egocentrismo y
someten sus vidas al control de Jesús buscarán siempre estar donde
Jesús está (vers. 26).
¿Dónde está Jesús, para seguirlo y estar donde él está? El con-
texto del pasaje hace evidente que se lo encuentra en el camino de
la cruz (vers. 23, 24, 27-33). Estamos donde él está cuando lo se-
■ “LA HORA” DE DAR LA VIDA 255

güimos en el camino de la cruz. Él se encuentra donde está su


pueblo, especialmente los que sufren, los oprimidos, los débiles,
los pecadores y los proscriptos (4:7-42; 5:1-15; 9:34-38; Mat.
25:34-46). Nuestra hora de gloria es sacrificar nuestro vo por el
bien de otros en esta tierra. El Evangelio de Juan ilustra el camino
que conduce al creyente a la cruz en el capítulo 13:1-17. Al servir a
otros “lavando sus pies”, seguimos a Jesús en el camino de la cruz.
Lo encontramos a él en la persona de los demás.
Juan 12:27 nos conduce a lo que podría llamarse el “Getsemaní
de Juan”. Jesús está preocupado y se pregunta si debería pedir a su
Padre que lo libere de su “hora”. El asunto es similar a la relación
del cuarto Evangelio con muchos de los principales eventos de
Mateo, Marcos y Lucas. Juan no se ocupa de las tentaciones d e je-
sús en el desierto, pero encontramos su esencia en lugares sor-
prendentes (6:15, 31; 7:3). N o hay ningún sermón escatológico en
el Monte de los Olivos, pero la esencia del sermón se encuentra en
el libro de Apocalipsis. N o hay experiencia de angustia en el Getse-
maní justo antes de la traición y el juicio de Jesús (véase 18:1-11),
pero todos los elementos de la experiencia del Getsemaní están
contenidos en Juan 12:20-36. La hora ha llegado (vers. 23; com-
pare con Mar. 14:41). Jesús está profundamente afligido (12:27;
compare con Mar. 14:34). El contempla la posibilidad de encon-
trar alguna forma de evitar su hora de sufrimiento y muerte
(12:27; compare con Mar. 14:35, 36).
¿Qué causa aquí la agonía de Jesús? La llegada de los griegos
(vers. 20). Este pasaje parece reiterar una de las tentaciones de Sa-
tanás en el desierto, la tentación de alcanzar el reino universal no
por medio del sufrimiento y la muerte, sino obedeciendo la orden
de Satanás (Mat. 4:8-10; Luc. 4:5-8). Jesús ve en los griegos la dis-
tracción de Satanás que intenta alejarlo de la inminente cruz. Es
como si la llegada de los griegos sugiriera: “Puedes tener todos los
reinos del mundo sin morir. Tan sólo ve a ellos, sana a sus enfer-
mos, resucita a sus muertos, predícales y todo será tuyo”. La res-
puesta de Jesús es un rotundo “no” al príncipe de este mundo. Su
camino será juzgado en la cruz (Juan 12:31). ¡El levantamiento de
Jesús será el derrumbe de Satanás! Y la cruz, no las señales y mara­
234 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

villas, demostrará ser en última instancia lo que atrae a todos y a


todo a jesús (vers. 32, 33).
La respuesta del cielo a la expresión de angustia de Jesús es ase-
gurarle una doble gloria (vers. 28). El Padre había glorificado todo
el ministerio de Jesús en el pasado (17:4) y está por glorificar nue-
vamente a Jesús en la cruz (12:23, 24, 32, 33). Esta afirmación es
para beneficio de los discípulos (vers. 30). Necesitan saber que el
camino que conduce a la gloria verdadera es el del sufrimiento y
la muerte, no el de los milagros y la adulación humana. Necesitan
saber que el Padre aprueba el camino de la cruz. Ellos también en-
!rentarán en el futuro una oposición y un sufrimiento tan severos
que a menudo desembocarán en la muerte.
¿Qué clase de juicio tendría lugar en la cruz (vers. 31, 32)? El
hecho de que esta declaración tenía la intención de ser decisiva y
crucial está señalado por la expresión “ahora” que se repite en el
versículo 31. Este juicio sería cósmico y universal. Satanás sería
destronado, y Cristo sería entronizado como resultado de la cruz
(véase Apoc. 5:5-12). En la cruz, todos los pecados del mundo fue-
ron condenados y castigados en la sangre de Cristo (Rom. 8:3; 1
Ped. 2:24). Quienes entendieran la significación de la cruz, verían
claramente que los caminos de Satanás habrían de ser despojados
para siempre de su poder engañador. El camino del amor abnegado
de Dios sería exaltado para siempre.
La multitud estaba atónita. ¿Qué clase de Mesías era éste (Juan
12:34)? Según su comprensión del Antiguo Testamento, habían
llegado a creer que el Mesías nunca moriría (Sal. 110:4; Isa. 9:7).
¿Para qué sirve, después de todo, un Mesías que sufre y muere?
Pero la doctrina del Mesías eterno ignoraba pasajes como Isaías
53:5-9, que insinúa un tipo muy distinto de Mesías del que habían
“descubierto” en otros textos bíblicos. Es peligroso hacer una lee-
tura selectiva de las Escrituras, no importa cuán sincero sea el es-
fuerzo y ni cuán elevada la doctrina que uno está tratando de prote-
ger.
La respuesta que les da Jesús reafirma lo esencial de la “luz” que
brilla en el mensaje del evangelio (véase 1:4, 5, 9). Todas sus ideas
deben estar sujetas a la Luz que vino del cielo en la persona de Je­
■ “LA HORA” D E DAR LA VIDA 235

sús. Esa luz pronto les será quitada, y los que queden en tinieblas
no sabrán hacia dónde se dirigen (12:35, 36). Como si estuviera
representando esa amenaza final, Jesús desaparece de en medio de
ellos (vers. 36). Este momento señala el fin del relato del ministerio
público de Jesús. Luego de un breve resumen teológico (vers. 37-
50) de su ministerio público, se lo describe ministrando sólo a sus
discípulos de aquí en más (caps. 13-17, 20, 21).
La siguiente sección (vers. 37-43) fue comentada en relación
con el lenguaje teológico del relato de las bodas de Caná (2:1-11) y
en relación con la tensión entre predestinación y responsabilidad
humana que aparece en Juan 9:39-41. N o necesitamos, por lo tan-
to, comentarla en detalle aquí. Basta decir que esta sección explica
por qué tantas personas rehúsan creer en Jesús a pesar de las seña-
les que hizo en su presencia (vers. 37). Por un lado, su incredulidad
cumple la Escritura (vers. 38-41). Por el otro, fue un fracaso de la
voluntad. Prefirieron la alabanza y la adulación de los demás seres
humanos antes que la aceptación de Dios (vers. 42, 43). Esto impli-
ca que quienes buscan la aprobación de Dios más que la aproba-
ción humana reconocerán quién es Jesús y estarán dispuestos a se-
guirlo, aunque eso signifique sufrir y aun morir. Después de todo,
la alabanza de los demás es voluble y de corta duración, mientras
que la aceptación de Dios tiene significación eterna. Barclay ob-
serva que el discipulado secreto es una contradicción de términos.
“O el secreto anula la condición de discípulo o ésta anula el secre-
to ” (2:149). .
Juan 12:44-50 ofrece un breve resumen de los elementos claves
del mensaje de Jesús. Creer en Jesús es creer en el Padre que lo
envió (vers. 44). Ver a Jesús es ver al Padre que lo envió (vers. 45).
Jesús repite luego la idea de los versículos 35 y 36: ha venido al
mundo la luz, para que todos los que creen en él puedan escapar de
la oscuridad (vers. 46).
En los versículos 47 y 48 Jesús resume su teología del juicio. Ya
sea que el juicio sea pasado, presente o futuro, todo el juicio está
interrelacionado en Cristo. Estos dos versículos parecen reflejar de
cerca el último sermón de Moisés, registrado en el libro de Deute-
ronomio (18:18, 19; 31:19, 26; 32:45-47). Jesús no vino al mundo
236 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

para realizar el juicio (vers. 47). Sin embargo, hay un juicio en el


mundo actual, y ese juicio es efectivizado por las palabras que pro-
nuncia Jesús y por la respuesta de las personas a esas palabras
(vers. 48). El juicio que exige una respuesta inmediata a las pala-
bras de Jesús será consumado en el juicio que ocurrirá en el día fi-
nal (vers. 48). Los juicios presente y futuro no están diferenciados
claramente aquí en la conclusión del ministerio público de Jesús.

Principales Temas del Pasaje


Personajes representativos
Puesto que el Evangelio de Juan no contiene parábolas en el
sentido usual, el autor parece haber reemplazado su impacto utili-
zando las experiencias de Jesús y de quienes respondieron a él co-
mo si fueran parábolas actuadas. Como resultado, muchos de los
personajes del Evangelio funcionan como representantes de gru-
pos de personas o de diferentes respuestas dadas a Jesús.
Aunque María, Marta y Lázaro eran personas reales, son utiliza-
dos en este Evangelio para representar a distintos tipos de cristia-
nos. María simboliza a los cristianos que son frágiles por naturaleza
y propensos al desaliento, pero que sin embargo pueden alcanzar
en Cristo alturas maravillosas de amor y devoción. Marta, por otro
lado, es un tipo más práctico. Ella manifiesta una fe discernidora y
un espíritu de servicio. Lázaro, cuya personalidad es más bien un
misterio, simboliza a los cristianos que por sus enfermedades, inca-
pacidad o duelo centran su atención más vivamente en la esperanza
de la resurrección.
Las mujeres mencionadas en el Evangelio de Juan son, en ge-
neral, símbolos de la fe verdadera en medio de las dudas y la in-
certidumbre. La mujer samaritana, Marta y María son todas figuras
positivas en el Evangelio, al igual que la madre de Jesús. Todas las
mujeres son presentadas como personas reales con defectos reales;
sin embargo, ninguna es hostil a Jesús, y todas procuran entender-
lo y apreciarlo. ¡Si el mundo antiguo hubiera estado habitado sólo
por mujeres, la vida de Jesús no habría estado en peligro!
El carácter de María es el más interesante, especialmente si Ma­
■ “LA HORA” D E DAR LA VIDA 257

ría de Betania es la misma María Magdalena y la mujer sorprendida


en adulterio, como creen algunos estudiosos del Evangelio. El co-
mún denominador en todos estos relatos de María es que se la en-
cuentra a los pies de Jesús. María de Betania unge los pies de Jesús
con el espíritu del sacrificio Quan 12:3). Cae suplicante a sus pies
(11:32). Se sienta a sus pies en actitud de estudio y contemplación
(Luc. 10:38-42). María Magdalena está parada a los pies de Jesús,
dolorida, delante de la cruz (Juan 19:25-27) y cae en actitud de su-
misión a sus pies delante de la tumba en el huerto (20:14-17; W hi-
te, El Deseado de todas las gentes, 734). Y una mujer anónima no es
humillantemente arrastrada a los pies de Jesús pero recibe libertad
de sus acusadores allí Quan 8:3-11).

Estructura legal del Evangelio de Juan


Una lectura simple del Evangelio de Juan es suficiente para de-
tectar un tono diferente entre la primera y la segunda parte. La
primera se ocupa del ministerio público de Jesús (caps. 1-12). La
segunda tiene que ver mayormente con la instrucción que dio a
sus discípulos (caps. 13-21). La primera es combativa y tiene un
tono argumentativo. La segunda es más contemplativa y devocio-
nal.
La primera parte del Evangelio (caps. 1-12) está modelada como
un juicio. Se llama a testigos, se presenta evidencia y se invita al
lector a sacar sus conclusiones y pronunciar el veredicto: Jesús es el
Mesías que vino del cielo a mostrar al mundo cómo es Dios. Hay
secciones completas del Evangelio que tienen la atmósfera de una
corte judicial (5:16-47; 6:22-71; 7:1-10:21). Jesús es quien está
siendo enjuiciado en el Evangelio de Juan junto con las declaracio-
nes que hace acerca de sí mismo.
La intención del Evangelio es llevar al lector a pronunciar el ve-
redicto de que Jesús es verdaderamente el Mesías, el Hijo de Dios,
y que por medio de la fe en él es posible obtener vida tal como lo
prometió (20:30, 31). Para el lector del Evangelio, el mayor testigo
de Jesús es el Espíritu Santo, quien ocupa su lugar como testigo en
esta tierra (15:26,27; 16:7-11).
238 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

■ Apliquemos la Palabra
Juan 12

1. Si usted dispusiera del salario por adelantado de un año


entero exclusivamente para honrar a Jesús, ¿cómo lo utili-
zaría? ¿Cómo reaccionarían probablemente sus amigos?
¿Qué porcentaje de su presupuesto actual refleja su com-
promiso de honrar a Jesús? ¿Sería diferente el porcentaje
si fuera millonario? ¿Cómo equilibra uno las necesidades
ajenas con las propias?
2. ¿Es su relación actual con Jesús semejante a la de la multi-
tud de Juan 12, fluctuante y dependiente de los últimos
acontecimientos? ¿Recuerda alguna ocasión en que su ex-
periencia con Cristo era realmente poderosa pero se des-
moronó como consecuencia de alguna noticia? ¿Se le ocu-
rren algunas estrategias que puedan dar más consistencia a
su peregrinación cristiana?
3. ¿Se ha encontrado alguna vez en una situación semejante a
la de los dirigentes religiosos que creían en Jesús pero se
negaban a confesarlo porque temían la pérdida de la apro-
bación de sus colegas (vers. 42, 43)? ¿Qué es lo que nos
hace más renuentes a compartir nuestra fe?
4. ¿Cómo se relaciona su iglesia con personas como María,
que han caído muy bajo pero quieren comenzar de nue-
vo? ¿Significa algo el hecho de que sean reincidentes?

■ Investiguemos la Palabra
1. Con la ayuda de una concordancia exhaustiva, anote todas
las referencias a la palabra “multitud” que aparecen en el
Evangelio de Juan. ¿Cómo se compara la actitud de la
multitud con la de “los judíos”? ¿Se observa un cambio en
la actitud de la multitud hacia Jesús? Compare la actitud
de la multitud en Juan 12 con la de 7:40-43 y 10:19-21.
2. Compare Juan 1:19 a 2:11 con los capítulos 12 al 19. ¿Qué
evidencia encuentra de que cada una de estas secciones
■ “LA HORA” D E DAR LA VIDA 239

cubre aproximadamente una semana? ¿Ve alguna relación


entre estas “semanas” mencionadas en el Evangelio y la
semana de la creación de Génesis 1 y 2? Bosqueje en un
párrafo o dos el significado teológico de ver la cruz a la
luz de la semana de la creación.

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para obtener más información acerca de Juan 12, véase el
C o m e n ta r io b íb lico a d v e n tis ta , 5:996-1001.
2. U n comentario útil de la entrada triunfal puede apreciarse
en J. B. Green y S. McKnight, eds., D ic tio n a r y o f J e s u s a n d
th e G o sp els, 854-859.
3. E. G. de W hite menciona circunstancialmente la versión
de Juan acerca del sacrificio de María en E l D e se a d o d e to -
d a s la s g e n te s , 511-522. Lo mismo ocurre con la entrada
triunfal en las páginas 523-532. El material de las páginas
574-580 se centra directamente en Juan 12:20-43.
CUARTA
PARTE
Los Discípulos Llaman
a una Nueva Generación

Juan 13-17
CAPITULO DOCE

Los Discípulos Reemplazan


a Jesús
Juan 13-17

El tono del Evangelio de Juan se transforma por completo a partir del


capítulo 13. En lugar de actuar, enseñar y debatir en público, Jesús se re-
tira a un lugar no especificado (13:1, 2, presumiblemente el aposento alto
mencionado en los otros Evangelios: Mat. 26:11-19; Mar. 14:12-15;
Luc. 22:7-12) para instnúr ampliamente v con tranquilidad a sus disci-
pulos. En Juan 13 al 17 se cierne sobre la habitación la sombra de la
cruz mientras los discípulos etnpiezan a percibir que Jesiís verdadera-
mente los va a deja?; y él trata de prepararlos para esa experiencia. Aun-
que Jesús es reiterativo en esta parte del libro, los discípulos parecen inca-
paces de entender.
La mayor parte del material de esta sección del cuarto Evangelio está
totalmente ausente en Mateo, Marcos y Lucas. Se incluye aquí en razón
de la preocupación singular de Juan por la segunda generación de cris-
tianos que no tendrían contacto personal con Jesús ni con sus discípulos.
En esta sección, Jesús ofrece a sus discípulos un discurso de despedida en el
cual les enseña cómo vivir sin su presencia física, así como tendría que vi-
vir la segunda generación sin la presencia física de los discípulos.
Sin embargo, la segunda generación, no estaría en desventaja, pues
tendría acceso mediante el Espíritu a la misma plenitud de vida que Jesús
ofreció a cualquiera de los discípulos que caminó con él en esta tierra. Es
un hecho que los discípulos que estaban con él en el aposento alto eran bas-
tante torpes para comprender. Es por eso que Juan 13 al 17 subraya la
verdad de que les convenía que Jesús ya no estuviera con ellosfísicamente.
243
244 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Entonces verían mayores maravillas y lograrían una mayor comprensión


de la verdad cuando lesfuera enviado el Espíritu (14:12-17; 16:7).
Esta porción del Evangelio comienza con el relato del lavamiento de
los pies y la identificación del que traicionará a Jesús (13:1-30). La parti-
da de Judas permite a Jesús comprometerse en un diálogo franco y abier-
to con sus discípulos en relación con el futuro de él y de ellos (13:31-
14:31). Tras la cena, Jesús se demora en el aposento alto con sus discípulos
(14:31:18:1). Presenta un discurso extenso que abarca los mismos temas
que había abordado en el diálogo anterior (15:1-16:33), pero con un mí-
nimo de interrupción por parte de los discípulos (16:17, 18, 29, 30). La
sección concluye con la magnífica oración de Jesús en favor de sus discípu-
los y de la segunda generación que llegaría a creer merced al testimonio
escrito de los discípidos (17:1-26).
La sección comienza con el lavamiento de los pies (13:1-12) y termina
con la punida de Jesús y sus discípulos del aposento rumbo al bueno de los
Olivos donde Judas lo traicionaría (18:1-3). Juan 14:31 presenta un
problema interesante, pues Jesús insta allí a los discípulos a abandonar el
aposento. ¿Pronunció Jesús el discurso de Juan 15 al 17 mientras el gru-
po permanecía en el aposento después de ponerse de pie (lo cual no sería
una conducta humana inusual)? ¿O, como sugieren algunos eruditos, es
ésta una evidencia de que después de la muerte de Juan, alguien insertó
material relacionado cotí el mismo tema de los capítidos 13 y 14? Puesto
que no tenemos evidencias de que ocurrió esto último (aunque la manera
como fue producido el libro Profetas y reyes, de Elena de White, provee
un ejemplo de cómo pudo producirse una inserción de material en Juan;
véase en tal sentido Notas biográficas, 477, 478), debemos preferir la
primera opción (Elena de White sugiere que lo registrado en Juan 15 al
17 tuvo lugar en el camino de Jerusalén al Getsemaní; véase El Desea-
do de todas las gentes, 628).
Puesto que Juan 13 al 17 es presentado como una experiencia unifica-
da, he decidido no dividir el material en capítulos separados sino tratarlo
como un todo de dos maneras diferentes. En primer lugar, este capítulo
busca develar los principales temas de la sección en cuatro partes (13:1-30;
13:31-14:31; 15:1-16:33 y 17:1-26). El próximo capítulo resalta las
declaraciones de Jesús acerca del rol del Espíritu Santo durante el inte1~va-
lo entre su primera y su segunda venida (14:16, 17; 14:26, 27; 15:26,
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 245

27; 16:7-15). El capítulo no se limitará a Juan 13 al 17, sino que exa-


minará las declaraciones de Jesús con respecto al Espíritu Santo a la luz
de todo lo que el Evangelio de Juan dice acerca del papel del Espíritu
Santo.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 13:1-30
Lea por favor Juan 13:130‫ ־‬por lo menos dos veces, y luego
responda las siguientes preguntas:

1. Enumere cuidadosamente todas las cosas que Jesús cono-


ce pero que los discípulos ignoran según este pasaje.
2. Trate de escribir en un párrafo o dos una explicación de
cada una de las siguientes declaraciones “difíciles”: versí-
culos 8, 10, 14, 19, 27a.
3. Explique en un párrafo o dos cuál pudo ser la razón por la
que Pedro se opuso tan firmemente a que Jesús le lavara
los pies (vers. 8).
4. M encione en orden todo lo que el pasaje dice acerca de
Judas. Trate de describir el tipo de relación que pudo ha-
ber existido entre él y Jesús. Con la ayuda de una concor-
dancia, complete todo lo que se sabe de la biografía de Ju-
das a la luz de los otros Evangelios. Compare sus descu-
brimientos con algún artículo acerca de Judas en un die-
cionario bíblico.

■ Exploremos la Palabra

Antecedentes del Pasaje


Era costumbre de la época que las personas se bañaran antes de
asistir a una fiesta. Al llegar, sólo necesitaban que se les lavaran los
pies. El lavamiento de los pies era pues como una ceremonia que
precedía la entrada a la casa donde iban a ser huéspedes (Barclay,
2:155).
246 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

E l Pasaje en Detalle
Antes de la fiesta de la Pascua, que comenzará veinticuatro horas
después, de acuerdo con Juan (19:31-37; en Mateo, Marcos y Lu-
cas, la cena en el aposento alto es una comida pascual), los pensa-
mientos de Jesús se centran en su partida de este mundo y en el
efecto que ella tendrá sobre sus discípulos (vers. 1). Esta es una de-
claración realmente notable en tales circunstancias. A medida que
Jesús se acerca a la cruz, uno esperaría que estuviera pensando en sí
mismo y en la terrible experiencia que viviría al día siguiente. Pero
él está tan absorto en su amor para con sus discípulos, que le preo-
cupa cómo se las arreglarán sin él cuando vuelva al Padre. Mira
más allá de su sufrimiento inmediato para contemplar el sufrí-
miento futuro de ellos y prepararlos para eso.
Juan 13:1, por lo tanto, es una apretada síntesis de los capítulos
13 al 17, que registran el discurso de despedida con el cual Jesús
prepara a sus discípulos para las realidades de un mundo que ten-
drán que enfrentar sin su presencia física. Para el autor de este
Evangelio, el sentimiento de pérdida y de incapacidad que experi-
mentan los discípulos cuando se dan cuenta de que están por per-
der a Jesús se asemeja a la vivencia de la segunda generación de
cristianos que están por perder a Juan, su último lazo vivo con el
Jesús terrenal.
El lavamiento de pies no es un acto común. Jesús sabe quién es
(vers. 3) y conoce el carácter de aquellos a quienes está ministrando
(vers. 2). Es un acto debberado de servicio de parte de la divinidad
en favor de la humanidad pecadora, no regenerada. Pedro, por su-
puesto, responde con su brusquedad característica. En griego, Pe-
dro dice en el lenguaje más fuerte posible que él no permitirá de
ninguna manera (una doble negación) que Jesús le lave los pies, no
importa cuánto tiempo tenga que pensarlo (vers. 8). El griego del
versículo 8 podría traducirse así al castellano: “¡De ninguna mane-
ra jamás!” Pedro está totalmente consternado ante la posibilidad
de que Jesús le lave los pies.
Pensó sin duda que así estaba protegiendo a Jesús de la humilla-
ción. Pero la respuesta de Jesús (vers. 8) aclara que Pedro en reali­
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 241

dad estaba protegiéndose a sí mismo de la humillación de admitir


su necesidad del ministerio de Jesús en favor de los perdidos (Alar.
10:45). “N o es humilde quien rechaza lo que el Señor ha decidido
hacer por él” (Jamieson, Fausset y Brown, 1058). La verdadera hu-
mildad consiste en aceptar la gracia de Cristo que sacrifica al vo.
En el versículo 10, Jesús presenta una analogía con el baño para
distinguir entre dos clases de purificación espiritual. La primera,
asociada con la limpieza de todo el cuerpo, representa la justifica-
ción inicial, el momento en que una persona acepta la limpieza
que Jesús quiere hacer en su vida y cambia su curso de acción. Esta
limpieza inicial y puntual ocurrida al comienzo de la vida cristiana
está representada por el bautismo.
El lavamiento de pies, por otro lado, representa la necesidad del
cristiano de ocuparse de la suciedad que proviene del contacto diario
con el mundo pecador y contaminante. El pie es la parte del cuerpo
que en tiempos antiguos estaba en contacto regular con la tierra y
por lo tanto necesitaba una limpieza continua. Así, los que han sido
justificados una vez necesitan renovar continuamente esa justifica-
ción a medida que transcurre la vida. El hermoso aliento que pode-
mos extraer de esta analogía es que nuestros errores que cometemos
a diario en nuestra vida no ponen en duda nuestra justificación. El
que ha sido bañado, sólo necesita lavarse los pies nuevamente. N o
entramos y salimos de la gracia de Dios varias veces al día. Estamos
seguros mientras no elijamos apartamos (Juan 10:27-29).
La imagen de Jesús lavando los pies de los discípulos representa
el perdón de los pecados que él les da después del bautismo. Si esto
es así,el hecho de que los discípulos se laven los pies unos a otros
significa que están dispuestos a perdonar aquellas irritaciones y
transgresiones cotidianas que amenazan la unidad en el amor que
Jesús deseaba para sus discípulos (vers. 34, 35, Talbert, Reading
John, 194).
Aparentemente, Judas nunca estuvo limpio en el primer sentido
(vers. 11). Aunque caminó con Jesús durante mucho tiempo, nunca
estuvo bien con Dios. El lavamiento de los pies era inútil para él.
Aunque los otros discípulos eran débiles y defectuosos, fueron
contados como justos delante de Dios en virtud del ministerio que
248 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

Jesús había realizado en su favor.


Aunque el pan y el vino del servicio de comunión no aparecen
explícitamente en el Evangelio de Juan, el versículo 18 sugiere que
el lavamiento de los pies tuvo lugar en el contexto de la cena.
Aquellos cuyos pies Jesús acababa de lavar estaban compartiendo
el “pan vivo que descendió del cielo”. En el relato que Pablo hace
de la Cena del Señor, habla de personas que comían y bebían in-
dignamente en la mesa de la comunión (1 Cor. 11:27-30). Quizá
tenía en mente el ejemplo de Judas. Los que comen a la mesa del
Señor pero se comportan de manera que traiciona al Señor se
vuelven como Judas.
La cita que hace Jesús de Salmos 41:9 (vers. 18) recuerda al lee-
tor la traición de David por parte de Ahitofel, amigo en quien
confiaba y uno de sus consejeros (2 Sam. 15:12, 31-37; Ahitofel
puede haber sido el abuelo de Betsabé, lo que añadiría un intere-
sante giro a la situación; véase Freedman, 1:193). Puesto que mojar
el pan y ofrecérselo a otro era un gesto especial de amistad (Jamie-
son, Fausset y Brown, 1059; Barclay, 2:162, 163), parece claro que
Jesús estaba procurando lograr una profunda comunión con Judas,
por lo que su traición debió resultarle particularmente dolorosa
(vers. 20; véase W hite, El Deseado de todas las gentes, 601, 663-670).
Es interesante que los discípulos nunca sospechan de Judas.
Puesto que confían en él para que guarde el dinero (12:6; 13:29), es
probablemente el último discípulo del cual sospecharían. Y a pesar
de las acciones de Judas, Jesús nunca lo pone en evidencia delante
de los otros (vers. 27-30). Incluso permite que se siente en el lugar
de mayor honor, a la izquierda del Maestro (Barclay, 2:162). Hasta
este momento, Judas podría haberse dado marcha atrás, pero su
mente está decidida bajo la influencia de Satanás (vers. 27, 2). A
diferencia de Nicodemo, avanza de la luz a las tinieblas (vers. 30;
compare con 3:2, 19-21).

Principales Temas del Pasaje


La creencia debe hallar expresión en la conducta
La principal lección del servicio del lavamiento de los pies es
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 249

que la creencia cristiana no es adecuada a menos que se ponga de


manifiesto en la conducta, en la vida práctica. Los discípulos lia-
man “el M aestro” a Jesús (vers. 13, griego), el mismo título que
usó Jesús para describir a Nicodemo (3:10). También lo fia-man
“Señor” (20:28), que significa que tiene derecho a decirles lo que
deben hacer. A diferencia de Nicodemo, que podía contentarse
con enseñar verdades teóricas, Jesús es un maestro que espera que
sus discípulos no sólo crean lo que él cree, sino que vivan como él
vive (13:14-16). Los que oyen sus enseñanzas son invitados a se-
guirle y a servir como él sirvió (12:26). Sin embargo, Jesús reco-
noce que la vida cristiana práctica de los que se dicen religiosos
suele no estar a la altura del conocimiento teórico que tienen de
las cosas espirituales (vers. 17). Todos sabemos más acerca de la
verdad de lo que la practicamos.

Interpretación profética
Aunque no es un tema central del pasaje, la declaración de Jesús
que aparecen en Juan 13:19 tiene implicaciones profundas. Jesús
declara que describe cosas (como la traición de Judas y la venida
del Espíritu, 14:29) antes que ocurran para que cuando ocurran, los
discípulos crean. Este texto reafirma lo que hemos descubierto ya
en otras partes (7:39; 12:16). Los discípulos no creían realmente
en el sentido más pleno hasta después que Jesús los dejó para volver
junto al Padre. Nunca se dieron cuenta de las cosas por adelantado.
Creo que este versículo tiene implicaciones útiles para entender
la profecía bíblica. Aunque Dios bosqueja sus planes para el futuro
en la Biblia, estos bosquejos nunca son tan definidos como para li-
mitar su acción futura, ni tan explícitos como para poder describir
sus acciones futuras con lujo de detalles. El propósito de la profecía
es doble. Debería afectar la forma en que vivimos, y debería señalar
claramente la acción de Dios en la historia después que esas acciones
han tenido lugar. Nunca debiéramos albergar la expectativa de te-
ner todo resuelto antes de tiempo. Aluchos “judíos apocalípticos”
pensaron que tenían las cosas resueltas por adelantado, pero la
misma exactitud de sus cálculos hizo que perdieran de vista el ver-
dadero cumplimiento cuando se produjo.
250 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 13:31-14:31

Lea Juan 13:31 a 14:31 dos veces por lo menos, y luego


responda las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué espera Jesús hasta que Judas se vaya para com-
partir con los otros discípulos el material de esta sección?
¿Qué evidencia del pasaje apoya su respuesta?
2. Enumere las evidencias que Jesús ofrece en 14:9-14 al
sostener que es uno con el Padre. ¿Puede pensar en evi-
dencias adicionales ofrecidas en las enseñanzas de Jesús
en los primeros doce capítulos del Evangelio? (Sugeren-
cia: los capítulos 3, 5 y 8 son especialmente útiles; utilice
una concordancia.)
3. ¿Qué quiso decir Jesús cuando afirmó que sus seguidores
h a r ía n o b r a s m a y o r e s ( 1 4 : 1 2 ) q u e la s s u y a s ‫ ¿ ?׳‬M a y o r e s e n
qué sentido? Escriba su respuesta.
4. M encione todo lo relacionado con la palabra a m o r en este
pasaje.

■ Exploremos la Palabra

Estructura y Antecedentes del Pasaje


Desde 13:31 hasta el final del capítulo 17, Jesús dirige un dis-
curso final o de despedida a sus discípulos. Al hacerlo, sigue el pa-
trón de muchas otras grandes figuras de su herencia judía. Busca
de esa manera preparar a sus discípulos para la vida terrenal sin su
presencia física.
Una cantidad de personajes importantes de la Biblia pronuncia-
ron discursos de despedida justo antes de su muerte. Entre ellos:
Jacob (Gén. 47:29-49:33), Moisés (todo el libro de Deuterono-
mió), Josué (Jos. 22-24), David (1 Crón. 28, 29) y Pablo (Hech.
20:17-38; 2 Tim. 3:1-4:8). Se pueden encontrar discursos simila­
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 251

res en la literatura intertestamentaria, influida probablemente por


los ejemplos del Antiguo Testamento (por ejemplo: Tobías 14:3-
11; 1 Enoc 91 y 2 Esdras 14:28-36). Estos discursos parecen seguir
patrones comunes y bastante definidos, lo que sugiere que el dis-
curso de despedida era un género literario bien establecido en el
mundo antiguo (Brown, 2:597-601; Talbert, Reading John, 200-
202 ).

E l Pasaje en Detalle
La partida de Judas parece ser un punto decisivo de cambio en
esta sección del Evangelio (13:31; “entonces, cuando hubo sali-
do”). La partida de aquél permite a Jesús hablar libremente a sus
discípulos por primera vez (Jamieson, Faussety Brown, 1059). En
13:31-35 hay cinco referencias a la “gloria” (vers. 31, 32) y cuatro
al “amor” (vers. 34, 35) intercaladas en la introducción de Jesús al
tema que es una constante en su discurso de despedida: él se irá
pronto y no lo podrán encontrar (vers. 33; véase 7:33-36; 8:21,
22). La gloria de Jesús (13:31, 32) es su muerte, resurrección y as-
censión (12:27-32, 38-40; 17:1-5). La misión de su vida (gloria) es
revelar el carácter amoroso de Dios a sus discípulos (1:14-18).
La misión de los discípulos al mundo, por otro lado, no es des-
crita en términos de gloria, sino en términos de amor (13:34, 35).
Así como Jesús los amó al lavarles los pies y al morir en la cruz,
ellos deben amarse unos a otros. Los discípulos de aquél que dio su
vida por el mundo serán reconocidos como tales cuando se com-
porten como su Alaestro. El amor del que Jesús habla aquí tras­
cenderá claramente al amor secular. La gente normalmente no
ayuda a los demás cuando no es conveniente, no da cuando duele
ni enfrenta el ridículo y las acusaciones sin pelear. Por lo tanto, to-
dos sabrán que algo especial ha ocurrido cuando sean testigos del
amor de sus discípulos.
El mandamiento de Jesús es “nuevo” en el sentido de que ob-
tiene su poder del modelo de amor demostrado en la cruz. La cruz
no modifica los mandamientos ya conocidos, sino que los presenta
en forma más clara (1 Juan 2:7; Mar. 12:28-33). A medida que la
252 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JU A N ■

cruz produce el amor de Dios en los seguidores de Jesús, ese amor


mutuo demostrará el amor de Dios al mundo.
En Juan 14:1-4, Jesús presenta su declaración de despedida
(13:33) en términos más positivos. Se está yendo a la casa de su
Padre, y cuando vuelva los llevará allí consigo. La idea de irse y
volver parece tener un doble significado deliberado. Es evidente
que Jesús volvería a estar con sus discípulos, en cierto sentido, en la
persona de su representante, el Consolador o Espíritu Santo
(14:16-18). Este regreso es espiritual, no físico. Pero en el sentido
más pleno del pasaje, Jesús está hablando aquí de su regreso físico y
personal en ocasión de la segunda venida, y en ese momento lleva-
rá a todos los que le siguen a la casa de su Padre para estar con él
eternamente. En el versículo 4, Jesús presenta un acertijo pensado
para provocar preguntas que le permitan aclarar aún más las cosas
para sus discípulos.
Tomás muerde la carnada y dice que no conoce el camino que
conduce al lugar adonde va Jesús (vers. 5). Esto permite a Jesús ha-
cer una de las declaraciones más sublimes de su ministerio terrenal
(vers. 6; véase Principales Temas más adelante). Felipe no entiende la
idea, como siempre, y pide una manifestación visible del Padre
(vers. 8). Jesús afirma lo que los discípulos deberían haber sabido, y
lo que el lector sabe desde el prólogo: Ver a Jesús es como ver al
Padre (vers. 9). El Hijo es la imagen misma del Padre. Tanto en
palabras como en acciones, el Padre se comunica a través de él
(vers. 10. 11).
Luego Vene una declaración asombrosa (vers. 12). Quienquiera
que crea en Jesús no sólo hará la clase de cosas que ha hecho Jesús,
sino cosas aún mayores. ¿En qué sentido se puede decir que los
discípulos hicieron cosas mayores que las que hizo Jesús? El Jesús
terrenal estaba sujeto a las limitaciones humanas. Cuando fue al
Padre, dejó detrás esas limitaciones humanas. Cuando Jesús habló a
los discípulos, el Padre sólo podía ser visto en la persona de Jesús.
Pero cuando volviera al Padre y enviara al Espíritu, los discípulos
se convertirían en instrumentos por medio de los cuales el carácter
de Dios sería manifestado al mundo.
Por cuanto Jesús fue al Padre (vers. 12), millones de discípulos
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 253

(vers. 11, 12) habilitados por el Espíritu Santo (vers. 16, 17) me-
diante la oración (vers. 13, 14) darían a la obra del Maestro un al-
canee que antes era imposible. La esencia de esa obra mayor fue,
por supuesto, la reunión de la segunda generación de cristianos.
Por lo tanto, Jesús resalta una vez m is la importancia que tiene pa-
ra él esa segunda generación. Sería y es el foco de su atención en la
casa de su Padre.
Los discípulos de Jesús no sólo deben comportarse como él se
comportó (en amor y obras poderosas), sino también obedecer
constantemente sus palabras (vers. 15, 21) merced a la habilitación
del Espíritu (vers. 16, 17). Jesús subraya esta idea: Amarlo es obe-
decer sus enseñanzas, y esa obediencia dará como resultado la pre-
sencia misma del Padre morando en sus discípulos (vers. 23, 24). El
Padre se manifestará a los obedientes, y así los discípulos extende-
rán la presencia del Padre alrededor del mundo. El amor es más
que palabras bellas. Implica compromiso y conducta (Barton,
1912).
Las palabras finales de Juan 14 son el único llamado de Jesús a
levantarse y abandonar la habitación. Parecería que los capítulos
15 al 17 tienen lugar mientras Jesús y sus discípulos se levantan
para retirarse. Como muchas despedidas, nadie está apurado por
salir del lugar santificado por las últimas palabras. Quizá las pala-
bras “levantaos, vamos de aquí” insinúan las ansias que tiene Jesús
de trabarse en la batalla final con Satanás (vers. 30). Desde este
punto en adelante, los discípulos tienen poco que decir. La discu-
sión se transforma en sermón.

Principales Temas del Pasaje


Amen como yo he amado
El tema central de Juan 13:31 a 14:31 parecería ser el amor que
los discípulos deben demostrar durante el tiempo que Jesús no esté
con ellos. El amor mutuo de los discípulos tendrá como modelo el
amor que Jesús demostró en la cruz (13:34). Será hecho posible por
el Espíritu Santo (14:16, 17, 26), quien se hará real para ellos mien-
tras oran (vers. 13, 14) y obedecen (vers. 15, 21-24). Entonces, por
254 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

medio de los discípulos, el amor del Padre se manifestará al mundo


(13:35; 14:23) así como se manifestó a los discípulos por medio de la
vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús.
Ser amado es la motivación más poderosa del mundo (Barton,
1909). Las formas en que expresamos amor a otras personas son
las formas en que nosotros mismos hemos experimentado el amor.
Cuando el “amor” que hemos recibido ha sido abusivo y controla-
dor, buscamos “amar” a los demás de manera abusiva y controlado-
ra. Amamos a otros como hemos sido amados. El amor puro, tier-
no, no controlador e incondicional de Jesús por las personas cuyos
defectos son plenamente conocidos por él (13:1, 18) sirve de base y
motivación para que rompamos los patrones del “amor” abusivo.
Podemos aprender a amar verdaderamente a otros en la medida en
que nos hemos permitido vivir su amor. Los que son muy amados
pueden amar mucho. ‫״‬

Los redimidos en el milenio


Aunque Juan probablemente no estaba pensando en el milenio
cuando registró las palabras de Jesús que se encuentran en 14:1-3, el
pasaje ofrece la única declaración explícita que aparece en todas las
Escrituras acerca del lugar donde estarán los creyentes durante el
milenio que sigue a la segunda venida. Cuando Jesús venga, no se
unirá a sus seguidores aquí en la tierra, sino que los llevará al cielo
con él (vers. 3). El no dice: “Vendré otra vez para estar con ustedes
donde ustedes están”. Alás bien dice: “Vendré otra vez y los llevaré
para que estén conmigo donde yo estoy”. Por lo tanto, contraria-
mente a la mayoría de las expectativas protestantes pre-milenialistas
(de un milenio previo al regreso de Cristo), Jesús no reinará sobre la
tierra con los creyentes durante el milenio, sino con ellos en el cielo
(véase también Apoc. 20:4-6). La tierra estará desolada. Los seguí-
dores de Jesús se habrán ido, y el resto de la humanidad habrá sido
destruida en ocasión de la segunda venida (Apoc. 19:17-21). Apoca-
lipsis 20 no se detiene a explicar este punto.

El camino, la verdad y la vida


Juan 14:6 ofrece un hermoso resumen del mensaje del evangelio
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 255

en una frase: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida". Esto tam-


bién resume los principales temas del prólogo del Evangelio. Jesús
es el camino al Padre para todos los que le siguen (vers. 1-10, 1:12,
18). El es la verdad en el sentido de que descendió para compartir
con la humanidad el carácter de Dios y las cosas del cielo (1:1-5. 9-
11, 14-18). Y es la vida porque eso es lo que reciben todos los que
creen en él (17:3; 5:24; 1:4, 5, 12, 13, 16, 17). El aparente exclusi-
vismo de esa declaración ciertamente no suena muy potable polín-
camente en nuestros días. Pero la forma en que Jesús hace provi-
sión para el hombre pecador es suficientemente sencilla y amplia
para que todos puedan aprovecharla, si están dispuestos a aceptarla.
Dios es capaz de juzgar la respuesta de aquellos, que por causa de
las circunstancias o de la negligencia de otros, nunca han escucha-
do de Jesús.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 15:1-16:33

Lea Juan 15:1 al 16:33 por lo menos dos veces, y luego res-
ponda las siguientes preguntas:

1. En la “parábola” de Juan 15:1-10, ¿quiénes son simboliza-


dos por los pámpanos y quiénes por los frutos? ¿Tienen
estos términos más de una aplicación? Explique su res-
puesta. ¿Qué quiere decir Jesús al hablar de “permane-
cer” en él?
2. M encione todo lo relacionado con las palabras a m o r y odio
en el pasaje. ¿Cómo le parece que se relacionaban esos
conceptos en la mente de Jesús? ¿Cuál es la relación entre
el amor y la obediencia en esta sección?
3. ¿Cuántas veces aparece la palabra m u n d o en este pasaje?
¿Qué quiere decir Jesús con ese término?
4. ¿Qué evento tiene en mente Jesús en 16:20-22? Explique
su respuesta. ¿Cómo se contrasta el gozo del mundo con
el gozo de los discípulos?
256 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

■ Exploremos la Palabra

Estructura del Pasaje


En los capítulos 15 y 16, Jesús continúa los temas de la discusión
anterior, pero ahora virtualmente sin interrupciones de los disci-
pulos (excepto en 16:17, 18 y 16:29, 30). Es como si el entendí-
miento de los discípulos estuviera tan embotado antes de la venida
del Espíritu que aun la enseñanza más sencilla les debe ser repetida
vez tras vez.

E l Pasaje en Detalle
Juan 15:1-10 contiene la lección objetiva tan conocida de la vid y
los pámpanos. Está basada en la frecuente comparación que se hace
en el Antiguo Testamento de Israel con una viña (Isa. 5:1-7; Jer.
2:21; Eze. 15:1-8). La mayoría de los cristianos se identifican con
los pámpanos del pasaje y ven esta “parábola” como un recordativo
de la importancia de mantener una relación personal con Jesús.
Tal lectura ha sido bastante provechosa a lo largo de los siglos.
Sin embargo, en el relato inicial de esta figura del lenguaje la
vid representaba a Jesús, los pámpanos simbolizaban a los discípu-
los a quienes estaba hablando, y los frutos que llevaban esos pám-
panos representaban a todos los que llegarían a creer, no por el
ministerio directo de Jesús, sino por el ministerio de los discípu-
los; en otras palabras, los frutos eran la segunda generación de ere-
yentes (Elena de W hite usa el texto de ambas maneras en El Desea-
do de todas las gentes, 630, 631). Todos los que han llegado a la fe
desde la época de esa primera generación están resumidos en el
fruto que crece en las ramas conectadas a la vid. Es por medio de
las palabras y las acciones de los discípulos como la segunda gene-
ración llega a la fe. La vid, por lo tanto, es una analogía de toda la
iglesia, que incluye tanto a la primera y segunda generaciones co-
mo a todas las posteriores.
Jesús extrae una cantidad de implicaciones de esta analogía.
Una vid sólo tiene dos usos posibles: produce alimento y bebida o
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 257

debe ser cortada para servir como combustible (Eze. 15:1-5: Isa.
5:1-7; Jer. 2:21). Lo positivo es que el Padre es el labrador que
atiende todas las partes del proceso (Juan 15:1). La relación con
Jesús no es diferente de la relación con el Padre. Cuando se man-
tiene la relación con la vid y con el labrador, los frutos serán el re-
sultado inevitable.
Por el lado negativo, se advierte a los discípulos que las ramas
que no llevan fruto serán cortadas (vers. 2). Así como las palabras
de Jesús son la base para que las ramas puedan mantener una reía-
ción vivificante con la “vid” (vers. 7), también son el medio para
cortarlas (vers. 3). Las palabras de Jesús nutrieron a los discípulos,
pero cortaron a Judas de la “vid” (13:18-30). Para la segunda gene-
ración, la presencia física de Jesús es reemplazada por sus palabras
suministradas por los escritos de los discípulos. Atender las pala-
bras de Jesús unificará a la iglesia y eliminará al mismo tiempo a
los que no están en armonía con sus instrucciones (15:3-6). Alien-
tras los discípulos permanezcan en la vid, la iglesia crecerá en res-
puesta a sus oraciones (llevarán fruto, vers. 7, 8).
En Juan 15:9-17, Jesús amplía la lección de la vid desarrollando
aún más lo que significa “permanecer” en la vid. “Permanecer” en
la vid significa permanecer en Jesús por medio de dos principios
relacionados: el amor y la obediencia. Como él mencionó ante-
riormente, el amor hará que los discípulos vivan y amen como Je-
sús los ha amado (vers. 9, 12, 13; 13:34, 35) y que obedezcan sus
mandamientos (15:10, 14; 14:15, 21-24). Jesús ya ha ejemplificado
ambos principios en su relación con su Padre (15:10). En conse-
cuencia, los discípulos, deben caracterizarse tanto por hacer lo que
Jesús hizo como por obedecer lo que Jesús dijo. Esa permanencia
en Jesús fructificará, porque las oraciones de los discípulos estarán
naturalmente de acuerdo con la voluntad de Dios (15:7, 14-16;
14:12-14).
En Juan 15:18-21, Jesús desarrolla las consecuencias de la reía-
ción con él en base a la declaración que hizo durante el lavamiento
de los pies: “El siervo no es mayor que su señor” (15:20; 13:16).
Los que están en relación íntima con Jesús debieran esperar de
parte del “mundo” la misma oposición que él experimentó durante
258 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

su ministerio terrenal y en la cruz (15:18, 20; véase también Mat.


10:34-36; Luc. 12:49-53). Al hablar de “mundo”, Jesús se refiere a
la sociedad humana organizada en oposición al Dios verdadero
(Barclay, 2:206).
Así como la relación de Jesús con el Padre debe ser el modelo
para la asociación de los discípulos con Jesús (Juan 15:10), la reía-
ción de Jesús con el mundo es paralela a la relación de los creyentes
con los no creyentes (vers. 18). El odio del mundo hacia los disci-
pulos tiene su raíz en el odio que siente por Jesús (vers. 22-25).
Mientras Jesús estuvo en la tierra, el odio del mundo estuvo dirigí-
do fundamentalmente a él. Después que se va, volverá su atención
a los que lo representan en la tierra. La razón de la oposición es
que Jesús y sus discípulos no se conforman a los caminos del mun-
do (vers. 19, aunque, en un sentido, la oposición es totalmente
irracional; vers. 25). Los valores del mundo a menudo son opuestos
a los valores de Dios. El mundo no tolera fácilmente las amenazas a
su control. Por lo tanto, es inevitable que los discípulos se sientan a
menudo fuera de lugar en un mundo tal.
Jesús continúa este tema en 16:1-4. El breve comentario acerca
del Espíritu Santo (15:26, 27) encaja en esta sección merced al do-
ble sentido en que es usada la palabra testimonio (relacionada en
griego con la palabra mártir). Los discípulos no tendrán que en-
frentar solos la oposición del mundo. Jesús les ayudará a testificar
por medio del Consejero que enviará. Cuando llegue el tiempo de
oposición y la gente piense que le está haciendo un favor a Dios
persiguiendo a los discípulos (16:2), también serán fortalecidos por
las palabras de Dios, que el Espíritu Santo traerá a su memoria
(vers. 1, 4; 14:26). Jesús sabe que sin sus advertencias por adelanta-
do, los discípulos serán vencidos por un doble problema. N o sólo
extrañarán la presencia física de Jesús, sino que enfrentarán la opo-
sición del mundo a un nivel que nunca han vivido anteriormente.
Si la partida de Jesús causaría tanto dolor a los discípulos, ¿por
qué se va? Porque los beneficios de la presencia del Espíritu son
mucho mayores que las pérdidas resultantes de la ausencia de Jesús
y el odio del mundo (16:7). El Espíritu Santo no sólo convencerá al
mundo de juicio (vers. 8-11), sino que también compartirá con los
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 259

discípulos verdades que Jesús no puede compartir con ellos mien-


tras están desprovistos del Espíritu (vers. 12-15). En la mente de
Jesús, la ecuación general es beneficiosa para los discípulos a pesar
de las dificultades.
En Juan 16:16, Jesús presenta otro enigma a sus discípulos. Este
acertijo despierta cuatro preguntas en la mente de ellos (vers. 17-
19). (1) ¿Qué quiere decir Jesús cuando dice que en un poco de
tiempo no lo verán más, mientras que dice al mismo tiempo que
(2) después de un poco lo verán? (3) ¿A qué se refiere cuando afir-
ma que va al Padre? (4) ¿Qué quiere decir con “un poco”? El enig-
ma del versículo 16 tiene claramente un doble significado. En sen-
tido inmediato, Jesús está haciendo referencia a su muerte (cuando
ellos sienten que nunca más lo verán) y a su resurrección. En su
sentido más pleno, se refiere a su ausencia en ocasión de la aseen-
sión y al gozo que ellos experimentarán cuando él vuelva.
El versículo 20 describe una gran trasposición de términos.
Mientras el mundo se alegra con la “partida” de Jesús, los discípu-
los se entristecen. Sin embargo, su tristeza se convertirá en gozo, lo
que implica que la alegría del mundo será muy breve. Es evidente
que en los versículos 21 al 24 todavía se está hablando del odio del
mundo y de los beneficios que la llegada del Espíritu reportará a
los discípulos. La tristeza que experimentarán por la ausencia de
Jesús es atenuada por el gozo de un nuevo tipo de relación con Je-
sús y el Padre. Jesús les asegura que descubrirán que el Padre es
igual a él (vers. 25-28)! Siempre que oren al Padre en el nombre de
Jesús, aquél los escuchará. El ya está predispuesto a responder a
sus pedidos en virtud del amor que siente para con ellos y por la re-
lación que ellos tienen con Jesús.
El discurso pronunciado al final de la cena termina con un pe-
queño intercambio humorístico en el cual los discípulos dicen fi-
nalmente entender las palabras de Jesús (vers. 29, 30). Pero Jesús
los vuelve a la realidad con un poco de ironía: “¿Ahora creen? ¡Eso
explica por qué están a punto de abandonarme!” (véanse los vers.
31, 32). Los discípulos captan una vislumbre mínima de lo q u eje-
sús quería decir y expresan gran satisfacción por su logro. Es como
si estuvieran emocionados de haber captado al menos algo de lo
260 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

que les dijo. Jesús tiene que consolarse con el hecho de que hay
Alguien que no lo abandonará (vers. 32). En sus últimas horas so-
bre la tierra se verá forzado a vivir sin el consuelo de la simpatía
humana (véase Sal. 69:20). Pero gracias a la cruz, los discípulos
aprenderán un día a tener paz sobre la misma base que él: su reía-
ción con Dios (vers. 33; 14:27).

Principales Temas del Pasaje


Continuación del tema del amor
El tema del amor, tan central en la discusión en torno a la mesa
de la Santa Cena (13:31-14:31) es subrayado más aún en Juan
15:12-17. El amor mutuo de los discípulos debe tener como mode-
lo el amor que Jesús siente por ellos (15:12). Jesús amplía el con-
cepto del amor en esta sección al describirlo como una amistad
que sacrifica el yo (vers. 13). Así como Jesús pondría su vida por
ellos, su amor mutuo a menudo demandaría el máximo sacrificio.
Aunque Jesús da órdenes a sus discípulos, ellos no son simples sir-
vientes que reciben y ejecutan las órdenes sin saber por qué. Son
amigos que obedecen en el contexto de un conocimiento íntimo
de él (vers. 15).
La oración sería un elemento central para la amistad entre Jesús
y sus discípulos. Jesús estaría ansioso de responder sus pedidos
(14:13, 14) por la intimidad existente entre ellos y él (15:7) y por
los frutos que ellos llevarían (vers. 16). U n concepto que se repite
en el discurso de despedida es que los discípulos pueden pedir
cualquier cosa y recibirla (16:23-27) si el pedido surge de la com-
prensión íntima que viene de permanecer en Jesús.

El odio del mundo


En el discurso pronunciado después de la cena (15:1-16:33) se
observa un énfasis importante en la doble experiencia de los seguí-
dores de Jesús en el mundo. Por un lado, los discípulos padecerán
el mismo odio y persecución que experimentó Jesús. Esto ocurrirá
porque se parecen a Jesús y no son como el mundo (15:18-25;
16:1-4). Sin embargo, todo esto se compensará con los beneficios
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 261

resultantes de la ida de Jesús al Padre y el enúo del Espíritu


(15:26, 27; 16:7-15). La tensión entre estos dos aspectos de la expe-
riencia de los discípulos está ilustrada por conceptos tales como las
emociones encontradas que una mujer experimentó en el momento
de dar a luz (16:21, 22), la mezcla de paz y problemas (vers. 33 ) y el
hecho de ver aunque no se vea (vers. 16).

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 17:1-26
Lea Juan 17:1-26 por lo menos dos veces, y luego responda
las siguientes preguntas:

1. Con ayuda de una concordancia, anote todos los pasajes


del Evangelio de Juan que contienen la palabra g lo r ia . Ba-
sado en estos textos, ¿qué significa glorificar a alguien?
¿Qué está pidiendo realmente Jesús aquí?
2. Con la ayuda de una concordancia, enumere todos los pa-
sajes en el Evangelio donde aparece la palabra v e r d a d .
¿Cómo se santifican las personas por medio de la verdad?
3. Piense en la oración de Jesús como un “informe” que le
está dando a su “Superior” acerca de sus actividades en
esta tierra. Escriba su propia versión del informe, ponien-
do un énfasis especial en las cosas que Jesús ha hecho para
llevar a cabo las órdenes de su Superior. ¿Cuáles son los
resultados de las actividades de Jesús?

■ Exploremos la Palabra

Estructura del Pasaje


La reunión de despedida de Jesús y sns discípulos concluye con
una oración intercesora que consta de tres partes. En los versículos
1 al 5, Jesús ora por sí mismo. En los versículos 6 al 19, su atención
se vuelve hacia sus discípulos y la necesidad de éstos de ser fortale­
262 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

cidos para enfrentar la experiencia de arreglárselas sin su presencia


física. Luego, en el versículo 20, vuelve su atención explícitamente
a la segunda generación, a los que llegarían a la fe por medio de la
palabra de los discípulos y no por el ministerio directo de Jesús. Su
deseo para ambas generaciones es que lleguen a la unidad en amor
y en él (vers. 21-26).

E l Pasaje en Detalle
Jesús comienza su oración con un pedido de ayuda para com-
pletar la tarea de glorificar al Padre, primero por medio de la ter-
minación de su obra en la tierra, y luego mediante su exaltación,
cuando recupere la gloria celestial que tenía desde el principio
(17:1-5; compare con 1:1-5). Jesús quiere ser glorificado para que
el Padre también sea glorificado (17:1). Y la glorificación de Jesús
proviene del carácter perfecto de la obra que ha realizado en la tie-
rra, especialmente su obra en la cruz (vers. 4; 12:23, 24). Es en la
cruz donde se ve más claramente el carácter de Dios. El resultado
de esta glorificación es que la vida eterna llega a estar disponible
para los que están en relación con Jesús (17:2, 3).
Jesús dirige luego su atención a los discípulos, que son los bene-
ficiarios de su revelación de la gloria del Padre (vers. 6; véase tam-
bién 14:6-11). Los discípulos ahora saben que Jesús ha venido a la
tierra desde el Padre y, por lo tanto, que Jesús es la revelación del
carácter del Padre (17:7, 8). Jesús no ora por el mundo. Los benefi-
cios de su oración son sólo para los que han renunciado al mundo
(vers. 9). La mayor parte de su oración es en favor de los discípulos,
puesto que ellos tendrán que permanecer en el mundo cuando él
vuelva al Padre (vers. 11).
Jesús ora por tres cosas. Por un lado para que los discípulos
sean protegidos del odio del mundo y del malo (vers. 12, 14, 15).
Por el lado positivo, ora para que los discípulos experimenten la
plenitud de su gozo a pesar de su partida (vers. 13) y sean santifica-
dos por la verdad de la palabra del Padre (vers. 17, 19). Esta santifi-
cación no sólo los apartará para la tarea de representarlo en el
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 263

mundo, sino que también los equipará con las cualidades mentales
y de carácter necesarias para la tarea (Barclay, 2:240).
En el versículo 20 Jesús se vuelve a la segunda generación, los
que llegarían a creer por el testimonio de los discípulos. En el sen-
tido más pleno, esto incluye a todos los cristianos que no tuvieron
un encuentro personal con el Jesús encarnado. Esta sección tiene
que ver tanto con la tragedia como con la oportunidad de la iglesia.
Cuando el amor por el cual ora Jesús produzca unidad en la iglesia,
el mundo sabrá que Jesús es verdaderamente Aquel que representa
el carácter del Padre en la tierra (veis. 21, 23; 13:34, 35; compare
con Efe. 1:9, 10). La oración de Jesús es contestada cada vez que
una iglesia atrae con su amor y unidad a nuevos creyentes del
mundo. Por contraste, el mundo nunca creerá en Jesús por medio
de una iglesia que está amargamente dividida.
Los discípulos llegaron a conocer al Padre a través del ministe-
rio terrenal de Jesús. Por medio de la venida del Espíritu. Jesús
continuará haciendo conocer al Padre entre los miembros de la se-
gunda generación de cristianos (vers. 261.

Conclusión
En el discurso de despedida. Jesús anima a sus discípulos dicién-
doles que su partida no será el fin de su ministerio. Habrá dos sus-
titutos para el ministerio de Jesús. Por medio del Espíritu Santo,
Jesús continuará manifestándose a sí mismo y manifestando al Pa-
dre. Por medio del Espíritu, todos los beneficios del ministerio de
Jesús continuarán siendo suyos. Pero eso no es todo. Como ramas
conectadas a la Vid mediante el Espíritu, los discípulos mismos
reemplazarán a Jesús en un sentido real. Harán por medio de su
palabra y escritos que Jesús sea real para una nueva generación.
Mientras son ministrados por el Espíritu, ellos también ministrarán
al mundo por medio del Espíritu y crearán de ese modo una nueva
generación de creyentes para los cuales la palabra de Jesús demos-
trará ser verdaderamente tan buena como su toque físico.
264 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Apliquemos la Palabra

Juan 13-17

1. ¿Conoce a alguien cuya vida ilustra lo que significa lavar


los pies en el ámbito de las relaciones interpersonales?
¿Cómo puede usted poner en práctica la enseñanza d e je -
sús al menos en una relación interpersonal esta semana?
¿Qué significa “lavar los pies” en el contexto de la vida fa-
miliar cotidiana?
2. En una escala de uno a diez, ¿qué puntaje le pondría a su
iglesia local por su desempeño en relación con la orden de
Jesús de amar como él amó? ¿Cuáles son algunas de las
barreras más importantes que impiden la práctica de esta
orden? ¿Qué puede hacer usted para marcar una diferen-
cia en esta área?
3. Si alguien objetara la aparente exclusividad de Juan 14:6,
¿cómo respondería? ¿Están contemplados de alguna ma-
ñera los musulmanes, budistas, etc., en esa declaración?
¿Han abusado los cristianos de este texto en sus relacio-
nes con otros? Si es así, ¿de qué maneras?
4. Jesús dice que los discípulos harán “mayores obras” que
las que él hizo. D e todas las obras que hizo Jesús, ¿cuál es
la que más le gustaría hacer? Si hiciera esa obra, ¿sería
una bendición para el mundo o causaría usted más daño
que bien?
5. ¿De qué maneras ha experimentado usted el odio que el
mundo siente contra la verdad acerca de Jesús? ¿Hasta
qué punto ese odio estuvo dirigido a sus defectos de per-
sonalidad o fue motivado por una presentación defectuosa
de la verdad?
6. ¿Cuán bien maneja usted los cambios en su vida? Entre
las cosas que dice Jesús en este pasaje para preparar a sus
discípulos para cambios grandes, ¿cuál le sería más útil a
usted al enfrentar cambios?
■ LOS DISCÍPULOS REEMPLAZAN A JESÚS 265

■ Investiguem os la Palabra
1. Repase algunos de los grandes discursos de despedida que
hay en la Biblia fuera de este Evangelio (véase la sección
Estructura y Antecedentes de 13:31 a 14:31 para observar
algunos ejemplos). Trate de desarrollar una lista de ele-
m entos comunes que se encuentran en todos estos dis-
cursos. ¿Hasta qué punto sigue Jesús un modelo literario
común? ¿Cómo se desvía de los ejemplos anteriores? Si
usted tuviera que dar un discurso de despedida a su familia
y amigos que se basara en el modelo bíblico, ¿qué diría?
2. U se una concordancia para encontrar todos los textos del
N uevo Testam ento que hablan de los mandamientos de
D ios en el contexto del amor. Repase todos estos textos
buscando especialmente la relación entre el amor y la ob-
servancia de los mandamientos. ¿Qué significa guardar los
mandamientos por amor? ¿Cómo pueden saber los cris-
tianos si están guardando los mandamientos por amor?
¿Qué ocurre cuando guardamos (o tratamos de guardar)
los mandamientos por alguna otra motivación?

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. U n estudio perspicaz del amor en la Biblia puede consul-
tarse en L. Morris, T e s ta m e n ts o f L o v e .
2. Para realizar un estudio útil acerca del tema de la oración,
véase J. B. Green y S. McKnight, eds., D ic tio n a r y o f J e s u s
a n d th e G o sp els , 617-625.
3. Para observar una comprensión adicional del carácter de
Judas, véase E. G. de W hite, E l D e se a d o d e to d a s la s g e n te s ,
663-670; para una comprensión adicional del discurso de
despedida, véase 598-635.
CAPITULO TRECE

El Espíritu Santo
Reemplaza a Jesús
Juan 14-16

El formato de este capítulo es único por el tipo de material del que se


ocupa. El papel y la naturaleza de la obra del Espíritu Santo en el Evan-
gelio de Juan no pueden ser tratados cómodamente siguiendo sección tras
sección. Por lo tanto, en lugar de concentrarnos en una sección del Evange-
lio, este capítulo examina el tema del Espíritu Santo a lo largo del Evan-
gelio de Juan con un énfasis especial (como ocurre en el caso del evangelio
mismo) en los pasajes de Juan 14 a 16 acerca del “Consejero ”.

Estructura
Hay once pasajes en el cuarto Evangelio que hacen referencia
directa o indirectamente a la naturaleza y a la obra del Espíritu
Santo. Cinco de estos pasajes se encuentran en las secciones narra-
tivas de la primera mitad del libro (1:32, 33; 3:5-8, 34; 4:23, 24;
6:63; 7:37-39). Cinco más se encuentran en el discurso de despedí-
da de Jesús a sus discípulos mientras están reunidos en el aposento
alto (14:16, 17; 14:26; 15:26; 16:7-11; 16:13-15). El undécimo es
una breve mención en 20:22. Existen otras tres menciones de la
palabra espíritu en el Evangelio (11:33; 13:21; 19:30), pero parecen
referirse a un estado emocional interior de Jesús o a su aliento físi-
co.
Los cinco pasajes de la primera mitad del Evangelio mencionan
al Espíritu casi como entre paréntesis, y a menudo despiertan más
266
■ EL ESPÍRITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 26 7

preguntas que respuestas. Es como si Juan usara estos pasajes para


plantar semillas en la mente del lector que brotarían sólo en el te-
rreno fértil del discurso de despedida (caps. 13-17), en el cual Jesús
se vuelve mucho más explícito en su enseñanza acerca del Espíritu.
Las referencias que se encuentran en la primera parte del Evanee-
lio ayudan a preparar la mente del lector para las enseñanzas más
profundas que seguirán. El pasaje final (20:22) insinúa el cumplí-
miento de todas estas enseñanzas, lo cual se produciría en el Pente-
costés.

Antecedentes
Transferencia de autoridad
Hay en la Biblia por lo menos otros tres casos de una transieren-
cia de autoridad similar a la que se da entre Jesús y el Espíritu San-
to. En cada caso, una figura importante muere o se aleja del esce-
nario dejando que otra tome su lugar, continúe su obra e interprete
su mensaje. La segunda persona juega un papel muy similar al de la
primera, y se menciona al Espíritu en el momento del cambio.
Por ejemplo, cuando Moisés puso las manos sobre Josué, éste
fue lleno de “espíritu de sabiduría” (Deut. 34:9). A causa de esto,
los israelitas lo aceptaron como su líder y maestro, y fue capaz de
lograr lo que Moisés no pudo hacer: llevar a los israelitas a la Tie-
rra Prometida (32:48-52; 34:4; Jos. 1-12). El tema de Jesús como
sucesor y maestro de Moisés, el “nuevo Josué” (Jesús es el equiva-
lente griego del nombre hebreo Josué), forma parte de la compren-
sión que tiene Juan de la misión de Jesús (1:17; 3:14; 5:45-47;
6:30-35).
Cuando Elias ascendió al cielo, dejó una doble porción del Espí-
ritu a su sucesor Elíseo (2 Rey. 2:1-15). Como en el caso anterior,
la transferencia tuvo lugar cerca del río Jordán (los nombres Josué y
Elíseo están íntimamente relacionados en hebreo).
Las transferencias de autoridad de Moisés a Josué y de Elias a
Elíseo parecen haber establecido el patrón para el bautismo d e je -
sus por parte de Juan (Juan 1:17; Luc. 1:17). Allí en el Jordán,
acompañados por el Espíritu (Juan 1:32, 33; Mat. 3:16), Juan le
268 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

pasa su manto profético a Jesús y luego desaparece del escenario.


Las transferencias de autoridad anteriores proveen un antece-
dente significativo para la obra del Espíritu en el Evangelio de
Juan. Es necesario que Jesús se vaya y ascienda antes que el Espíri-
tu pueda venir plenamente con poder sobre los discípulos (Jud. 9;
Mat. 17:3; 2 Rey. 2:11; compare con Juan 16:7). Si seguimos de
cerca el método de la analogía, el verdadero sucesor de Jesús no es
tanto Espíritu oomo los discípulos capacitados por el Espíritu.
Jesús es reemplazado en la tierra por dos sucesores: el Espíritu y
sus discípulos. El Espíritu continúa la obra de Jesús particularmen-
te en favor de los discípulos porque los discípulos llevan a cabo en
el mundo la obra del Espíritu (Juan 14:26; 15:26, 27; 16:8-11).

Anticipos del Espíritu


En el Antiguo Testamento y en otros escritos judíos puede per-
cibirse la riqueza con la cual Israel anticipaba la obra futura del
Espíritu. El Espíritu de Dios venía a menudo sobre los profetas
para que pudieran comunicar las palabras de Dios a la humanidad
(Isa. 48:16; Eze. 2:2; 3:4-15; Dan. 4:8, 9, 18; 5:11-14; Miq. 3:8).
Por lo tanto, la presencia universal del Espíritu Santo iba a ser una
señal de los últimos días (Isa. 32:14, 15; Joel 2:28-32). El Espíritu
era asociado a menudo con el agua (Eze. 36:25, 26; Isa. 44:3; com-
pare con Juan 4:7-26; 7:37-39) como instrumento de purificación
(Eze. 36:25) o como alimento (Isa. 44:3; 35).
Isaías, especialmente, asocia las expectativas del Espíritu con el
instrumento mesiánico futuro de Dios. El Espíritu de sabiduría, de
entendimiento y de poder estaría sobre él (Isa. 11:2). El Espíritu
lo habilitaría para traer justicia a la tierra (Isa. 42:1-4). Por medio
del ungimiento del Espíritu, libraría al pueblo de Dios, castigaría a
sus enemigos y restauraría a Sión a su posición favorecida delante
de Dios (Isa. 61:1-9). Estas cosas se cumplirían según el cuarto
Evangelio cuando Jesús enviara su Espíritu a sus discípulos.

Significado de “Consolador”
En el Evangelio de Juan, Jesús utiliza una forma poco común de
llamar al Espíritu Santo. Usa un término griego que puede ser
■ EL ESPÍR ITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 269

transliterado como “Paracleto”. Este término generalmente se tra-


duce como “Consolador” (EVR) o “Defensor” (BJ). El significado
básico de la palabra griega así traducida combina la palabra griega
que significa “llamar” (kaléo) con la palabra griega traducida como
“junto” (para).
U n “paracleto” es entonces una persona llamada al lado de al-
guien para ayudarle. Es por esto que algunos eruditos consideran
que el concepto del Espíritu Santo como consejero está asociado
con nuestra noción moderna de un abogado defensor en un juicio.
En sentido legal, un consejero consultor que intercede o apela en
favor de otro. Por lo tanto, la palabra tal cual se la usa en el Evan-
gelio de Juan tiene una fuerte connotación legal que armoniza con
el papel del Espíritu como un testigo (15:26) que ayuda a los disci-
pulos en su testificación en favor de Jesús.
La idea del Espíritu como un Consolador (llamado al lado de
alguien para consolar) tampoco es extraña al discurso de despedida.
Los discípulos quedarían despojados como huérfanos tras la partida
de Jesús si el Espíritu no era enviado (14:18). El Espíritu vendría a
ayudarles a soportar su dolor por la pérdida del contacto físico con
Jesús (16:6, 7).
El Consejero o Paracleto aparece cuatro veces en el discurso de
despedida (14:16, 26; 15:26; 16:7). El morará en los discípulos
(14:16), representará a Cristo (vers. 26), los instruirá (vers. 26), da-
rá testimonio de Cristo (15:26) y los convencerá (16:7, 8). Es Ayu-
dador, Consejero, Defensor, Consolador y Amigo.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Lea Juan 1:29-36; 3:1-21, 31-36; 4:7-29; 6:60-71; 7:37-39
y 20:19-23 por lo menos dos veces, y luego haga los siguientes
ejercicios de aplicación:
1. Escriba un párrafo que describa lo que cada pasaje dice
acerca del Espíritu Santo. Algunos de los pasajes pueden
brindar mucha más información que otros. ¿Hay un hilo
común que corre a lo largo de todos ellos?
2. Escriba un párrafo o dos por cada pasaje describiendo el
270 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

contexto en el cual se menciona al Espíritu y el tipo de


audiencia en cada caso. ¿En qué contexto se bosqueja más
claramente el papel del Espíritu? ¿Pareciera por momen-
tos que Jesús está ocultando y revelando la verdad al mis-
mo tiempo? ¿Cómo afecta la clase de audiencia la forma
en que se describe al Espíritu?

■ Exploremos la Palabra
En Juan 1, el Espíritu que desciende del cielo y se posa sobre
Jesús es quien abre los ojos del Bautista a la realidad de que Jesús es
el Mesías que ha estado buscando (vers. 32). Dios había revelado
anteriormente al Bautista que tal evento le señalaría la identidad
del Mesías para que pudiera indicárselo a la gente (vers. 33). En
efecto, el Espíritu es para el Bautista un testigo divino que le dice
exactamente quién es Jesús. En Juan 1, el Espíritu comienza a testi-
ficar acerca de Jesús (véase también 15:26; 16:13, 14). Jesús será
entonces el instrumento que multiplica la obra del Espíritu en la
tierra (1:33; Joel 2:28-32; Hech. 2).
En Juan 3, Jesús no utiliza el término paracleto ni el adjetivo san-
to con referencia al Espíritu; sin embargo, resulta claro a quién está
refiriéndose (vers. 5-8). El bautismo en el Espíritu es un prerre-
quisito esencial para entrar en el reino de Dios (vers. 5). Aunque es
imposible comprender cómo obra el Espíritu, la obra del Espíritu
es suficientemente real como para que puedan verse claramente
sus efectos en la vida de las personas (vers. 8).
También se alude al Espíritu en el relato de la mujer junto al
pozo. El agua viva que surge desde el interior y conduce a la vida
eterna recuerda al lector algunas referencias hechas al Espíritu en
el Antiguo Testamento griego (Juan 4:10-15; Isa. 44:3; Eze. 36:25,
26). Las personas que reciben el agua viva de Jesús nunca volverán
a tener sed porque llevan en sí la fuente proveedora en la persona
del Espíritu Santo.
Aunque es un poco difícil de entender, la mención del Espíritu
en Juan 4:23 y 24 confirma la referencia anterior que se hace al
Espíritu en el mismo capítulo. En la era del Espíritu, la adoración
■ EL ESPÍR ITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 271

no estará limitada a ningún lugar específico ni favorecerá a un


pueblo en particular. Adorar en el Espíritu es algo universal. La
adoración no significa venir a un lugar especial o hacer ciertas co-
sas, sino que implica una relación íntima con Dios. Cuando el Es-
píritu mora en el interior, como el agua viva, la relación con Dios
es vivificada y se vuelve real. La adoración surge espontáneamente
de una relación viva.
En Juan 6:63, Jesús declara que el Espíritu es el que trae vida
(véase también 4:10-15) y que las palabras que ha pronunciado Je-
sús traen al Espíritu y conducen a la vida. Los seres humanos no
pueden obtener por sí mismos la vida. Jesús y el Espíritu obran
juntos para hacer posible la vida.
Es en Juan 7:37-39 donde el narrador del Evangelio se vuelve
más explícito al revelar la naturaleza y la obra del Espíritu Santo.
Aunque el Espíritu se ha manifestado varias veces hasta este punto
en el Evangelio, será verdaderamente revelado sólo en el contexto
de la “glorificación” de Jesús en la cruz. Es a la sombra de la cruz,
en Juan 13 al 17, donde Jesús se vuelve realmente explícito con re-
lación al papel del Espíritu en la vida cristiana. Por lo tanto, Juan
7:37-39 es un pasaje de transición. Resume una gran parte de lo
que se dijo antes en relación con el Espíritu y prepara al mismo
tiempo el escenario para la información más clara y más detallada
que aparece en el discurso de despedida.
Justo antes del incidente de Tomás consignado al final del capí-
tulo 20, Jesús sopla sobre sus discípulos (lo cual nos recuerda la
creación de Adán en Gén. 2), y hace el comentario: “Recibid el
Espíritu Santo” (vers. 22). Este incidente parece ser un anticipo
del derramamiento del Espíritu sobre todos los creyentes en oca-
sión del Pentecostés. Ahora que Jesús ha sido glorificado, la pro-
mesa de Juan 7:39 ha comenzado a cumplirse.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 13-16

Lea por favor Juan 13 al 16 dos veces, y prestando especial


272 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

atención a 14:16, 17; 14:26, 27; 15:26, 27; 16:7-11 y 16:13-15.


Luego haga los siguientes ejercicios de aplicación:

1. Escriba cinco párrafos en los cuales describa lo que cada


uno de los pasajes anteriores dice prespectivamente acerca
del Espíritu Santo. Enumere las ideas que se mencionan
en más de un pasaje. ¿Cuáles son los elementos comunes a
todos ellos?
2. Haga una Esta de todos los títulos que se utiMzan para refe-
rirse al Espíritu Santo en estos pasajes y en los estudiados
en la sección anterior. Exprese en una frase o dos el signi-
ficado de cada uno según lo que pueda determinar a la luz
del contexto.
3. Describa en un breve párrafo cómo entiende usted la forma
en que opera el Espíritu en relación con el pecado, la justi-
cia y el juicio (16:7-11). ¿Cómo definiría cada uno de estos
términos? ¿Por qué tiene que irse Jesús para que estas co-
sas puedan comenzar a ocurrir?

■ Exploremos la Palabra

Estructura
El último discurso de Jesús a sus discípulos (Juan 13-17) contie-
ne cinco pasajes relativos a la obra del Consolador, el Espíritu
Santo (14:16, 17; 14:26; 15:26; 16:7-11; 16:13-15). Lo interesante
es que el discurso de despedida es coherente y tiene sentido si se
lee sin estos pasajes, como hemos hecho en el capítulo anterior de
este libro. Sin embargo, los pasajes acerca del Consolador encajan
bastante bien en el resto del discurso. Esto hace que sea interesan-
te estudiarlos como una unidad, como lo hacemos aquí. Al mismo
tiempo, es importante no tratarlos nunca en forma totalmente ais-
lada de su contexto. Comenzaremos estudiando los cinco pasajes,
para considerar luego su contribución al discurso de despedida y
al Evangelio como un todo.
■ EL ESPÍR ITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 275

Los Cinco Pasajes en Detalle


1) El primer pasaje acerca del Consolador se encuentra en Juan
14:16 y 17. De acuerdo con el contexto de este pasaje, el Espíritu
está disponible para el creyente que obedece (vers. 15, 21) y ora
(vers. 13, 14). El Espíritu es “otro Consolador”, lo que significa
que ese título no es exclusivo del Espíritu Santo (vers. 16). Jesús es
el Consolador original cuyo representante ante los discípulos será
el “otro” Consolador, el Espíritu Santo (vers. 18; véase también 1
Juan 2:1). El idioma griego tiene dos palabras para expresar la idea
de “otro”: una representa similitud (állos) y la otra diferencia (éte-
ros). La palabra elegida aquí (állos) representa similitud. El Espíritu
Santo es otro Consolador cootoJesús.
El propósito de enviar al Espíritu Santo es doble según este tex-
to. En primer lugar, el Consolador provee a los discípulos de una
presencia divina permanente. Jesús se irá pero el Consolador estará
con ellos siempre (Juan 14:16) e incluso morará en ellos (vers. 17).
En segundo término, el Consolador ocupa el lugar de Jesús
mientras éste se halle lejos de sus discípulos. Él es “otro” Consola-
dor semejante a Jesús (vers. 16). Es el Espíritu de verdad, una de-
signación que Jesús acaba de aplicarse a sí mismo (vers. 17, 6). El
Consolador es rechazado por el mundo, tal como lo fue Jesús. Pero
“permanece” con los discípulos (vers. 17, “estará en vosotros”) y
mora en ellos, así como debían permanecer en Jesús y él viviría en
ellos (vers. 20; 15:4-10; 17:23, 26). Jesús viene a sus discípulos por
medio del Espíritu Santo (14:18). Verán a Jesús nuevamente cuan-
do el Espíritu venga (vers. 19). Es así que el Consolador reemplaza
la presencia física de Jesús con su presencia espiritual.
2) El siguiente pasaje referente al Consolador es 14:26. Aquí, el
Consolador es llamado explícitamente “Espíritu Santo”. Es enviado
por el Padre en el nombre de Jesús. Su propósito al venir es ense-
ñar a los discípulos todo lo que necesitan saber en ausencia de Jesús
y recordarles especialmente las palabras que él les habló (vers. 25).
Esta promesa fue sin duda registrada por Juan como una valida-
ción especial de su Evangelio para la nueva generación. La exacti-
tud del recuerdo que Juan tiene de Jesús está asegurada por la pre­
274 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

senda continua del Espíritu en los discípulos de Jesús.


Si el versículo 27 forma parte del pasaje que se refiere al Conso-
lador, surge allí un propósito adicional para la obra del Espíritu.
Viene a ofrecer paz y consuelo a los discípulos en el contexto del
temor que tienen de quedar solos (vers. 18).
3) El siguiente pasaje referido al Consolador aparece recién en
Juan 15:26. Nuevamente es llamado allí “Espíritu de verdad”. La
enseñanza del Espíritu acerca de Jesús está expresada aquí en un
lenguaje judicial. El Consolador dará testimonio de Jesús en el
contexto del odio que el mundo siente hacia Jesús y sus discípulos
(15:18-25; 16:1-4). Los discípulos perseguidos sentirán la necesi-
dad de un testimonio legal con respecto a la validez de su expe-
riencia. Como en el caso de Juan 14:27, es incierto si 15:27 debe
entenderse como una extensión del versículo anterior referido al
Consolador. Se dice a los discípulos que testifiquen, no porque
han oído al Espíritu, sino porque han estado con Jesús desde el co-
mienzo de su ministerio. El testimonio del Espíritu alentará y co-
rroborará el testimonio de ellos.
4) El siguiente pasaje referido al Consolador es Juan 16:7-11.
En el versículo 7 Jesús pronuncia una clara declaración de consue-
lo. En el contexto del odio del mundo (vers. 1-4), los discípulos es-
tarán mejor sin él aunque su partida sea dolorosa (vers. 5, 6). Están
mejor porque su partida permitirá que el Consolador esté con ellos
(vers. 7). El Consolador tratará con el odio del mundo y la persecu-
ción convenciendo de pecado, justicia y juicio (vers. 8 —se ha suge-
rido que estos tres términos tratan con el pasado, el presente y el
futuro de cada pecador que viene a Cristo—; Froom, 70).
En primer lugar, el Consolador produce una convicción de pe-
cado en quienes piensan que están haciendo lo correcto al perse-
guir a los seguidores de Jesús (vers. 9, 2, 3). El pecado es algo más
profundo que las meras acciones malas. El pecado básico consiste
en no creer en Jesús. Este pecado es tan cegador para la mayoría de
las personas, que sólo la presencia directa del Espíritu Santo puede
hacer real esa convicción. Por lo tanto, una de las señales más cía-
ras de la presencia del Espíritu en la vida de una persona es una in-
tensa percepción de sus propios defectos.
■ EL ESPÍRITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 275

La buena noticia es que el Defensor es también un Consolador.


El Espíritu produce en quienes están agudamente conscientes de
sus pecados una sensación de alivio basado en la justicia de Cristo
(vers. 10). ¿Pero qué tiene que ver el sentimiento de justicia con la
última parte del versículo 10: “Por cuanto voy al Padre, y no me
veréis más”? Cuando Jesús vaya al Padre, intercederá por sus disci-
pulos junto a éste. Su justicia será contabilizada a favor de ellos. El
Espíritu traerá a la tierra la justicia administrada a la diestra de
Dios en favor de ellos. El hecho de que no verán más a Jesús será
parte de la seguridad de los discípulos.
El Consolador también produce una convicción de juicio (vers.
11), pero éste es un juicio diferente del presentado en los versículos
9 y 10 (convicción de pecado y justicia). Esta convicción es el sentí-
miento de liberación del control de Satanás y que la gente experi-
menta cuando se da cuenta de que éste ya fue vencido completa-
mente en la cruz (compare con 12:31). Los que se identifican con
la muerte de Jesús en favor de ellos son liberados del poder y el
control de Satanás. Los que están del lado de Satanás en su juicio
contra Jesús y quienes lo siguen son juzgados en su juicio. Los ere-
yentes que son sentenciados en las cortes terrenales pueden saber
por convicción del Espíritu que ellos y sus perseguidores un día
estarán de pie en una corte superior, donde las convicciones del
mundo serán invertidas y el pueblo de Dios será vindicado.
5) El último pasaje referido al Consolador (16:13-15; aquí se
usa “Espíritu” en lugar de “Consolador”) menciona una cantidad
de características adicionales con respecto a la obra del Espíritu en
favor de los discípulos y de todos los que siguen a Jesús. El “Espíri-
tu de verdad” los guiará a toda verdad (vers. 13; 14:17, 26). Al
igual que Jesús, enseñará acerca de sí mismo. El foco del Espíritu
siempre está puesto en Jesús (16:13-15; 14:26; 15:26; 16:9). El Es-
píritu mantendrá informados a los discípulos acerca de la obra de
Jesús. N o sólo revela lo que Jesús está haciendo en el presente, sino
también lo que hará en el futuro (16:13; compare con Apoc. 1:1,
10h
Ésta quizá sea la mejor nota sobre la cual volvernos para una
contemplación de la figura general de la obra del Espíritu según la
276 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JUA N ■

bosqueja el Evangelio de Juan. En el Espíritu Santo no se encuen-


tran otras revelaciones que no sean las relativas a Jesús. N o es salu-
dable una obsesión con el Espíritu si desvía nuestra atención d eje-
sús. Jesús no necesita que el Espíritu lo glorifique en su persona. El
Padre hizo eso cuando exaltó a Jesús a su diestra en ocasión de su
ascensión. El papel del Espíritu es exaltar y glorificar a Jesús en la
estima de la humanidad aquí en la tierra. El Espíritu es el represen-
tante de Jesús, su embajador aquí en la tierra. Cuando escuchamos
al Espíritu, estamos escuchando a Jesús mismo.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Antes de leer el siguiente material, escriba un breve ensayo
acerca del papel del Espíritu Santo según lo describe el Evangelio
de Juan. Trate de utilizar toda la información que ha descubierto
hasta el momento. Siempre que sea posible, mencione los textos
que fundamentan sus aseveraciones acerca del Espíritu.

■ Exploremos la Palabra
Hay dos aspectos básicos de la obra del Espíritu Santo destaca-
dos en el Evangelio de Juan. Funcionan como dos lados de una
moneda. U n lado está relacionado con los que creen en Jesús,
mientras que el otro tiene que ver con el mundo no creyente.
Para los discípulos, el Espíritu Santo viene a ocupar el lugar de
Jesús y a hacer por ellos lo que Jesús haría si estuviera presente
personalmente. Es por eso que el carácter y la actividad del Espíri-
tu se asemeja mucho al carácter y la actividad de Jesús en el Evan-
gelio. El Espíritu Santo viene a los discípulos como “otro Consola-
dor” (14:16), un Consejero como Jesús. Jesús es el Ayudador de los
discípulos, su Consolador, su Abogado y Amigo. Jesús es su primer
Consolador; el Espíritu Santo es el segundo.
Por la estrecha relación existente entre la obra del Espíritu y la
de Jesús, hay muchos paralelismos entre ellos en el Evangelio,
donde es presentado Jesús no sólo como quien está lleno de verdad
(1:14), sino como quien es la verdad (14:6), la misma fuente de ella
■ EL ESPÍRITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 277

(1:17). Por su parte, el Consolador también es llamado “Espíritu


de verdad” (14:17). El mundo, por lo tanto, no sólo rechaza la ver-
dad que vino por medio de Jesús (1:10; 18:38), sino que también ,
se niega a aceptar al Espíritu (14:17). Los discípulos, por el con-
trario, conocerán al Espíritu (vers. 17) así como conocieron a Jesús
(vers. 7-9; 17:3).
Existen muchos otros paralelismos entre la obra de Jesús y la
obra del Espíritu Santo en el Evangelio de Juan. En 14:26, el Espí-
ritu Santo enseña todas las cosas a los discípulos y trae las palabras
de Jesús a su memoria, continuando así su ministerio docente
(6:59; 7:14, 17; 8:20, etc.). El Espíritu Santo fue enviado desde el
Padre (14:16; 26; 15:26) al igual que Jesús (3:17, 34; 5:23, 24, 30,
36-38, etc.). ¡El Espíritu testifica acerca de Jesús (15:26), y éste
acerca de aquél en Juan 14 al 16!
El Espíritu habla sólo cuando oye (16:13). Jesús hizo lo mismo a
lo largo de su ministerio (5:30; 8:28; 14:24). El Espíritu toma de
Jesús y lo da a conocer a los discípulos (16:15), así como Jesús tomó
del Padre y lo dio a conocer a los discípulos (8:28). El Espíritu “es-
tará” con ellos (14:17) y morará en ellos así como ellos debían per-
manecer en Jesús y él moraría en ellos (14:20; 15:4-10; 17:23, 26).
Tanto Jesús como el Espíritu están asociados a “la palabra” en el
Evangelio (1:14; 6:63).
Es interesante notar que en la enseñanza acerca del Consolador
que tiene lugar en el aposento alto hay una cantidad de paralelis-
mos con las secciones narrativas del Evangelio. En 15:26 y 27, el
Espíritu da al mundo el mismo testimonio que dio a Juan el Bautis-
ta en 1:32. Las palabras de Jesús a Nicodemo son traídas a la men-
te en 14:17. El Espíritu, a quien el mundo no puede ver (3:8), será
encontrado en los discípulos y traerá el nuevo nacimiento prometí-
do a Nicodemo (vers. 3-8). Así como el aliento de Dios entra al
cuerpo en ocasión del primer nacimiento, el “soplo” (Espíritu) de
Dios entra al cuerpo en ocasión del nuevo nacimiento. La asocia-
ción entre el Espíritu y la verdad se encuentra en 4:22-24, 14:17,
15:26 y 16:13. Las palabras de Juan 7:39 tienen su eco en Juan
16:7, donde la partida de Jesús es considerada como un prerrequisi-
to para la venida del Espíritu.
278 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

Estas conexiones son significativas para el tema principal del li-


bro. La segunda generación no está en desventaja respecto de la
primera. Cada generación tiene el mismo Espíritu que los seguí-
dores originales de Jesús, pero aún en mayor medida. El Espíritu
que fue visto en Jesús por el Bautista ofrecido a Nicodemo y a la
mujer junto al pozo, y prometido por Jesús a todo aquel que vinie-
ra a él está disponible para todos los que reciben las palabras es-
critas del Evangelio de Juan.
Mediante el Espíritu, la segunda generación puede recibir al
mismo Jesús permaneciendo en sus palabras (15:7; 16:13). Por me-
dio del Espíritu, pueden tener bendiciones aun mayores que las
que hubieran sido posibles si Jesús hubiese permanecido en la tie-
rra con su presencia física (14:12; 16:7).
De todo lo anterior, parece claro que el rol fundamental del Es-
píritu Santo en el Evangelio de Juan es funcionar como sucesor y
reemplazante del ministerio de Jesús en favor de sus discípulos en
la tierra. Hace en favor del creyente exactamente lo que Jesús haría
si estuviera presente físicamente en el mismo momento y lugar.
Como tal, el Espíritu amplía y realza el ministerio de Jesús para
los que lo siguen.
Este tema es prominente en el Evangelio de Juan a raíz de la
preocupación especial que el apóstol tiene por la segunda genera-
ción de creyentes, los que deben enfrentar la vida sin la presencia
de ninguno de los que conocieron a Jesús en la carne. Era crucial
ayudar a esta generación a entender que la ausencia física de Jesús
de ninguna manera estorba su habilidad para conocerlo y recibir
de su mano todo lo que él les hubiera dado si hubiese estado pre-
sente físicamente. El Espíritu Santo es el medio por el cual Jesús
trae vida a una nueva generación. ¡La obra del Espíritu es de hecho
tan efectiva que Jesús llega a decir que sus seguidores estarán mejor
sin él (16:7)!
Para subrayar el significado del ministerio continuado del Espí-
ritu en favor de la segunda generación, el Evangelio termina de tal
manera que Jesús permanece con sus discípulos en una playa (21:4,
9, 11, 15-25). N o hay ninguna escena de ascensión que separa a
Jesús de los discípulos (aunque Juan aclara que esa ascensión real­
■ EL ESPÍRITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 279

mente tuvo lugar, véase 20:17).


El Evangelio concluye con una afirmación de la presencia per-
manente de Jesús junto a sus seguidores por medio del Espíritu
Santo (véase también Mat. 28:16-20). Esto sería de ánimo especial
para la segunda generación de cristianos.
Hay otro lado de la moneda en cuanto a la obra del Espíritu se-
gún se presenta en el Evangelio de Juan. El Espíritu testifica en el
contexto de un mundo hostil (15:18-16:11). Este parecería ser el
único lugar en la Biblia donde se describe al Espíritu obrando di-
rectamente en el mundo. El Espíritu no está confinado sólo a los
creyentes. También tiene un papel que desempeñar en favor de los
no creyentes.
En el Nuevo Testamento, la palabra convencer (16:8) tiene el
sentido de “mostrar a alguien su pecado y llamarlo al arrepentí-
miento” (Büchsel, 474). Es un término legal que hace referencia al
tipo de interrogatorio que obliga a alguien a ver y admitir su culpa
(Barclay, 2:213, 214). Es una obra compartida por Jesús (Apoc.
3:19) y el Espíritu Santo. La obra del Espíritu en el mundo es lo-
grar que éste tome conciencia de su pecado, especialmente de su
negativa a creer en Jesús (Juan 16:9), y también de la provisión he-
cha para poner fin a ese pecado (vers. 10) y a las consecuencias del
rechazo continuo (vers. 11). El mundo es culpable de rechazar a
Jesús, pero se necesita al Espíritu para que la conciencia humana
perciba esa culpa (vers. 9).
Más aún, el mundo necesita saber que la única justicia aceptable
para Dios consiste en la provisión hecha por Jesucristo (vers. 10).
El mundo contiene muchos caminos que pretenden conducir a la
salvación, pero todos son caminos sin salida excepto el que pasa
por aquel que murió en la cruz (12:31, 32; 14:6). La negativa del
mundo a seguir a Jesús convierte la cruz verdaderamente en un
juicio de condenación para todo el mundo (12:31).
Como en el caso de la obra del Espíritu en favor de los discípu-
los, también su obra para con el mundo es paralela a la obra d e je -
sús. Jesús es la luz del mundo (1:4, 5; 8:12; 9:5) que trae convic-
ción de pecado y seguridad de justicia (1:9-11; 3:18-21; 9:13-35).
Aunque no vino a juzgar al mundo (3:17; 8:15), su misma presencia
280 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

trae juicio, tanto positiva como negativamente según la respuesta


de cada ser humano (3:18-21; 5:22-25; 8:16).
En resumen, la obra del Espíritu Santo según se presenta en el
Evangelio de Juan es como una extensión de la obra de Jesús mis-
mo. El Espíritu es el sucesor de Cristo y su representante, tanto
para los discípulos como para el mundo.
Por lo tanto, Jesús está siempre presente en y entre los que
creen en él por medio del Espíritu. El Espíritu extiende la presencia
de Jesús a la nueva generación que nunca conoció su toque físico.
La enseñanza de ello es que el Espíritu llevaría a cabo en todas par-
tes y en nombre de Jesús lo que éste ya no podía hacer en la carne.
El Espíritu seguiría dando el testimonio que Jesús ya no podía dar.
Por medio del Espíritu, Jesús continuaría siendo glorificado.
Por otro lado, así como Jesús trajo juicio y convicción a todos
los que fueron expuestos a su luz, también el Espíritu Santo tiene
para el mundo un ministerio que trae convicción de pecado, el
ofrecimiento de justicia y una advertencia del juicio futuro.
El mundo rechazó a Jesús entonces y continúa haciéndolo hoy.
Pero a pesar del rechazo continuo del mundo, el Espíritu continúa
convenciendo, y muchas personas de la segunda generación conti-
núan oyendo la voz de Jesús a través de la voz del Espíritu.

■ Apliquemos la Palabra
Juan 14-16

1. ¿Hasta qué punto ha estado consciente del compromiso


activo del Espíritu Santo en su vida? ¿Qué diferencia le
parece que puede producir hoy el material del Evangelio
de Juan en las vidas de las personas si fuera considerado
seriamente? ¿Se siente a veces como los discípulos en el
aposento alto, desamparado por Dios?
2. ¿Le ha ocurrido que una persona que tuvo una influencia
espiritual significativa en su vida se mudó o murió? ¿Cómo
afectó eso su experiencia espiritual? ¿Fue capaz de reem-
plazar esa fuente de fortaleza espiritual con una nueva re-
■ EL ESPÍRITU SANTO REEMPLAZA A JESÚS 281

!ación o con su propio crecimiento espiritual? ¿Cómo su-


geriría usted que pueden prepararse las personas para la
pérdida eventual de alguien que constituye un gran apoyo
espiritual para ellas?
3. ¿Qué métodos ha utilizado el Espíritu en su vida para ha-
cerle tomar conciencia de sus defectos de carácter, para
enseñarle lecciones con respecto a la vida y para ayudarle a
entender las Escrituras?

■ Investiguem os la Palabra
1. Con ayuda de una concordancia exhaustiva, encuentre to-
dos los textos bíblicos que contienen la palabra e s p ír itu .
Elimine rápidamente todas las referencias a cosas tales
como el espíritu humano, la respiración y el viento. Elimi-
ne además los pasajes ambiguos (por ejemplo, si no puede
determinar si la referencia tiene que ver con el viento o
con el Espíritu, o si la referencia es a la naturaleza inte-
rior de una persona en oposición a lo que el Espíritu de
D ios hace en una persona). Cuando haya reunido todas
las referencias inequívocas a la tercera persona de la Trini-
dad, busque esos pasajes en el C o m e n ta r io b íb lico a d v e n tis -
ta . Busque además los términos claves en el D ic c io n a r io
b íb lico a d v e n tis ta .
2. Sobre la base del estudio anterior, trate de responder las
siguientes preguntas: ¿Cómo demostraría a partir de las
Escrituras que el Espíritu Santo es verdaderamente una
persona y no sólo una fuerza impersonal? ¿Cómo demos-
traría que el Espíritu Santo es plenamente Dios? ¿Qué luz
aportan al respecto la cruz, la resurrección y el Pentecos-
tés? ¿En qué sentido es diferente la actuación del Espíritu
a partir del N uevo Testamento? ¿Cuál es la contribución
singular del Evangelio de Juan a la información bíblica
acerca del Espíritu? ¿Qué temas tiene Juan en común con
pasajes paulinos tales como Romanos 12, 1 Corintios 12
al 14 y Efesios 4:1-16?
282 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para estudiar en profundidad el papel del Espíritu Santo
en el Evangelio de Juan, véase R. E. Brown, T h e G o sp e l
A c c o r d in g to J o h n , 2:1135-1144, y R. Schnackenburg, T h e
G o sp e l A c c o r d in g to S t. J o h n , 3:138-154.
2. Para un estudio adventista de la obra del Espíritu Santo
en general, véase L. E. Froom, L a v e n id a d e l C o n so la d o r.
3. E. G. de W hite dedica especial atención al discurso de
despedida de Jesús en E l D e s e a d o d e to d a s la s g e n te s , 617-
635. Ella se centra en forma directa en la obra del Espíritu
Santo en L o s hech os d e lo s a p ó sto le s, 39-46.
QUINTA
PARTE
Jesús Da su Vida
CAPITULO CATORCE

El Arresto, los Juicios


y la Muerte de Jesús
Juan 18 y 19

El material referido a la pasión de Jesús en el Evangelio de Juan co-


mienza y termina en un jardín (18:1 y 19:41; Talbert, Reading John,
232) y se divide naturalmente en tres partes. En primer lugar, hay una
sección que describe la traición, el arresto y la acusación hecha contra Jesús
(18:1-27). El juicio ante Pilato asume el papel central en el relato de
Juan y está registrado en 18:28 a 19:16a. La crucifixión misma, seguida
por la sepultura de Jesús, se describe en 19:16b-42. Nuestro comentario
acerca de la crucifixión en el Evangelio de Juan se dividirá también en
tres partes.
De todo el material del Evangelio de Juan, los capítulos 18 y 19 son los
que más elementos tienen en común con los relatos de Mateo, Marcos y
Lucas. Por esta razón, los comentarios de este capítulo se centrarán en
gran medida en las diferencias existentes entre Juan y los otros Evange-
lios, y en cómo estas diferencias ayudan al lector a percibir los principales
puntos teológicos que Juan estaba tratando de destacar en su relato de la
cruz y de los eventos que la rodearon.
El relato que hace Juan de la crucifixión ofrece irónicos contrastes entre
Pedro y Pilato por un lado, y Jesús por el otro. Aunque bastante distintos
en su profesión de fe, educación y ocupación, Pedro y Pilato tienen una co-
sa en común. Ambos harán todo lo posible por evitar el dolor y la ver-
güenza a corto plazo a costa de las consecuencias a largo plazo. En forma
contrastante, Jesús está dispuesto a sufrir un dolor extremo y el rechazo a
cono plazo para asegurar las consecuencias eternas de su reinado espiri-
tual.
285


286 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 18:1-27
Lea Juan 18:1-27 por lo menos dos veces, y luego realice
los siguientes ejercicios de aplicación:

1. Lea los relatos paralelos de M ateo (26:36-27:10), Marcos


(14:32-72) y Lucas (22:39-71). Haga una lista de todos los
elem entos que aparecen únicamente en el Evangelio de
Juan. M encione también los elem entos que él omite. Es-
criba un breve ensayo acerca del enfoque singular que
Juan da a estos acontecimientos. ¿Hay algunos temas teo-
lógicos únicos en 18:1-27 que le recuerdan el contenido
previo de este Evangelio?
2. Divida este pasaje en párrafos sobre una hoja de papel.
¿Cuál es la idea central de cada párrafo? Explique su res-
puesta.
3. Trate de describir en un párrafo o dos para cada caso el
estado emocional de los principales personajes que apare-
cen en este pasaje, incluyendo a Jesús, Pedro, los demás
discípulos y Anás. ¿Cómo le parece que influyeron sus
emociones sobre sus acciones?

■ Exploremos la Palabra

Estructura y Antecedentes del Pasaje


Juan 18:1-27 se divide naturalmente en cinco partes. En primer
lugar está el arresto de Jesús en el huerto tras cruzar el valle de
Cedrón desde Jerusalén (vers. 1-11). Esto es seguido por la au-
diencia legal ante Anás, suegro de Caifás, el sumo sacerdote en
ejercicio (vers. 12-14), cuyo relato es interrumpido por la primera
negación de Pedro (vers. 15-18). El centro de la atención luego va
y vuelve de la sala de interrogatorio en el palacio del sumo sacerdo-
te (vers. 19-24) al patio exterior, donde Pedro niega dos veces más
■ EL ARRESTO, LOS JUICIO S Y LA M UERTE 28 7

a Jesús (vers. 25-27).


El interrogatorio ante Anás es un elemento singular del relato
del Evangelio de Juan. Fuera de eso, Anás es mencionado sólo en
los escritos de Lucas, pero no en relación con los acontecimientos
que rodearon la crucifixión misma (Luc. 3:2; véase también Hech.
4:6). Por el otro lado, el interrogatorio ante Caifás, que juega un
papel importante en Mateo (26:57-68), Marcos (14:53-65) y Lucas
(22:63-71), se da por sentado en Juan pero no se lo describe
(18:24, 28).

E l Pasaje en Detalle
Luego del discurso de despedida, Jesús sale dejerusalén con sus
discípulos y atraviesa el valle de Cedrón hasta una arboleda de oli-
vos (el original dice simplemente “un huerto”). Allí se encuentran
con Judas, que aparece con un gran destacamento de soldados y
oficiales religiosos (18:1-3). Jesús avanza valientemente y se identi-
fica, para consternación de los que quieren arrestarlo (vers. 4-6).
Cuando recuperan su compostura, los invita a que lo lleven pero
les pide que dejen ir a sus discípulos (vers. 7-9). Cuando Pedro
trata de defender a Jesús, él lo reprende (vers. 10, 11).
Una comparación de este pasaje (vers. 1-11) con Mateo, M ar-
eos y Lucas arroja información fascinante. Sólo Juan menciona
que el lugar es un huerto (vers. 1). Mateo (26:36) y Marcos (14:32)
hablan de un “lugar que se llama Getsemaní”. Lucas dice sólo que
fueron al M onte de los Olivos (22:39). Juan menciona que iban a
allí “muchas veces” y que Judas conocía el lugar (vers. 2). También
es exclusiva de Juan la mención del destacamento de soldados que
acompañaba a la multitud y la presencia de fariseos (vers. 3). La
agonía de Jesús en el Getsemaní está llamativamente ausente en
este punto (pero note 12:27).
Una cantidad de otros elementos son únicos en Juan. Jesús
avanza para encontrarse con la turba en lugar de esperar su llegada
(vers. 4), pregunta: “¿A quién buscáis?”, y ellos caen al suelo cuan-
do él utiliza nuevamente las poderosas palabras “Yo soy” (vers. 4-6;
véase también 8:58). N o hay beso por parte de Judas. Pedro y
288 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Maleo son nombrados (vers. 10) y hay una referencia al cumplí-


miento de una predicción hecha por Jesús (vers. 9). Este pide que
sus discípulos sean liberados, y el relato da por descontado que se
respeta su pedido, puesto que no se dice que los discípulos huyen,
como en Alateo (26:56) y Marcos (14:50). Algunos, de hecho, si-
guen a Jesús hasta el lugar de su audiencia ante los sacerdotes
(Juan 18:15, 16).
En este pasaje, Juan parece estar tratando de destacar que Jesús
está vr! completo control de la situación, cumpliendo la declara-
ción que hiciera en 10:18: “Nadie me la quita” [mi vida, 10:17], si-
no que yo de mí mismo la pongo”. En los Evangelios sinópticos,
Judas es el que precipita la muerte de Jesús mediante su beso trai-
dor y Jesús es la víctima (Mat. 26:45-56; Mar. 14:41-52; Luc.
22:47-54). Pero en Juan, Jesús está en el control de la situación.
Juan señala que Jesús y sus discípulos iban a menudo a ese huer-
to y que Judas “conocía aquel lugar” (18:2). Si Jesús hubiera queri-
do evitar el arresto, podría haberse dirigido simplemente a otro lu-
gar. En lugar de eso, lleva a sus discípulos al huerto, a sabiendas de
lo que ocurriría (vers. 4). En este relato Jesús no está angustiado.
Está completamente controlado. N o espera al traidor sino que se
adelanta y se dirige a la turba, mostrándose capaz de intimidarlos
completamente si eso sirviera a sus propósitos (vers. 4-6). Su
muerte es voluntaria. Nunca podrían haberlo arrestado si él no lo
hubiera permitido.
Jesús está igualmente en el control de la suerte de sus discípulos
(vers. 7-9). Es, por lo tanto, casi divertido que Pedro se pare en la
brecha para salvar a Jesús. Aunque Jesús está en pleno control de la
situación, Pedro ve las cosas como totalmente fuera de control,
por lo que saca su espada y está dispuesto a matar por Jesús. Pero
Jesús le dice que guarde su espada. Sus buenas intenciones podrían
haber evitado que los acontecimientos se sucedieran como Dios
había planeado (vers. 11). Jesús sabe que debe ir a la cruz o el plan
divino de salvación fracasará. Pedro no sabe esto, así que su intento
de controlar la situación podría haber hecho precisamente lo con-
trario. Como siempre ocurre en el Evangelio de Juan, Jesús hace
exactamente lo que su Padre hubiera querido que hiciera (véase
U EL ARRESTO, LOS JUICIOS Y LA M UERTE 289

15:10).
Después de su arresto, Jesús es llevado ante Anás para una entre-
vista preliminar, no oficial. Como se mencionó anteriormente,
Anás desempeña un papel en el juicio de Jesús sólo en el cuarto
Evangelio (18:12-14, 19-24). Anás es el suegro de Caifás, el sumo
sacerdote en ejercicio (11:49, 51), y había servido como sumo sa-
cerdote antes que éste. Es interesante que Anás es llamado “el su-
mo sacerdote” también en el Evangelio de Juan, aunque ya no está
más en ejercicio (18:19, 22). Es así que tenemos la fascinante decía-
ración de que el sumo sacerdote Anás envía a Jesús a Caifás, el su-
mo sacerdote (vers. 24).
De acuerdo con el Antiguo Testamento, el sumo sacerdote debía
desempeñar su cargo de por vida. N o cabe duda de que al menos
los judíos conservadores consideraban todavía a Anás como el ver-
dadero sumo sacerdote y habrían de llamarlo por ese título mien-
tras viviera (Brown, 2:820). Esta era una forma en la que la gente
expresaba quedamente su desaprobación hacia la autoridad de Ro-
ma, que había asumido el derecho de entronizar o deponer a los
sumos sacerdotes de la fe judía. Pero les gustara o no, Caifás tenía
la autoridad delegada por Roma para tomar las decisiones finales.
Anás, a pesar de toda su autoridad espiritual, sólo podía aconsejar y
persuadir.
Esta parte del Evangelio tiene lugar sobre un “escenario doble”.
Mientras Jesús es entrevistado por Anás, Pedro está siendo entre-
vistado por los siervos del sumo sacerdote en el patio (vers. 15-18,
25-27). Pedro y “otro discípulo”, presumiblemente Juan, siguen a
Jesús y a los que lo arrestaron hasta la residencia del sumo sacerdo-
te (vers. 15). El otro discípulo era evidentemente conocido del su-
mo sacerdote y por eso pudo entrar con Pedro al menos hasta el
patio (vers. 15, 16). Es probable que la muchacha que estaba a la
puerta sabía que Juan era uno de los discípulos de Jesús pero no lo
desafió porque tenía acceso privilegiado. Pedro no tuvo tanta suer-
te (vers. 17, 25-27).
Muchos de los detalles de la historia de Pedro en el patio apare-
cen únicamente en el Evangelio de Juan. Entre estos está la partid-
pación del “otro discípulo”, que entra con Jesús porque es conocí-
290 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

do del sumo sacerdote (vers. 15, 16), el hecho de que la sirvienta


que desafía en primer lugar a Pedro es la portera que lo dejó entrar
(vers. 17; compare con Mat. 26:69; Mar. 14:66, 67; Luc. 22:56), y
también la razón por la cual había fuego (era necesario para mante-
nerse caliente; Juan 18:18, 25). En Juan, Pedro es desafiado reitera-
damente con preguntas de los que están allí, no con afirmaciones
(vers. 17, 25, 26). Estos detalles indican que más de un discípulo
trató de mantenerse cerca de Jesús durante su juicio. También sa-
hemos que el tiempo estaba frío, lo cual agregaría un elemento
adicional a los sufrimientos de Jesús al día siguiente.
U n aspecto adicional interesante de estas escenas es la forma
como Pedro es detectado en los versículos 25 al 27. En los Evange-
lio sinópticos se lo reconoce por su dialecto: “Aun tu manera de
hablar [galilea] te descubre” (Mat. 26:73; véase también Mar.
14:70; Luc. 22:59). Pero en Juan es detectado por un pariente del
hombre cuya oreja fue cortada (vers. 26). Esto también ayuda a ex-
plicar por qué Juan no es desafiado y Pedro sí. Pedro se había ade-
lantado audazmente en el momento del arresto de Jesús. Ahora esa
audacia lo desafiaría a una audacia mayor aún, pero fallaría en la
prueba. Pobre Pedro impulsivo. ¡Tan audaz en un momento, tan
tímido en el siguiente!
Puesto que Pedro no cambia de lugar cuando Jesús es trasladado
de Anás a Caifás (vers. 24-27), podemos suponer que los dos sumo
sacerdotes vivían en diferentes alas del mismo palacio, y que ambas
daban al mismo patio. En el cuarto Evangelio no se describe el jui-
ció ante Caifás.
El relato de la entrevista de Jesús con Anás comienza con una
descripción del interrogatorio que le hizo el sumo sacerdote. Este
le pregunta a Jesús “acerca de sus discípulos y de su doctrina”
(vers. 19). Aunque Jesús responde a Anás con palabras similares a
las que se utilizan en Mateo (26:55), Marcos (14:49) y Lucas
(22:53), la intención de su respuesta es totalmente diferente en el
contexto de Juan. En los sinópticos, Jesús desafía el carácter secre-
to de su arresto. En Juan, Jesús percibe en el interrogatorio de
Anás la sugerencia de que él ha fundado una sociedad secreta con
enseñanzas secretas. Por lo tanto, afirma que no tiene secretos. N o
■ EL ARRESTO, LOS JUICIO S Y LA M UERTE 291

ha enseñado en privado nada diferente de lo que ha enseñado pú-


blicamente en la sinagoga o en el templo (vers. 20; Jamieson,
Fausset y Brown, 1068).
Puede haber incluso más debajo de la superficie de este breve
diálogo. Barclay señala (2:251) que el intento de Anás de extraer
una confesión a Jesús (vers. 19) violaba el procedimiento legal ju-
dio. Jesús responde insistiendo en que el juicio sea llevado a cabo
de una manera apropiada y legal (vers. 20, 21), llamando a los testi-
gos apropiados. ¡Anás y sus comisionados aparentemente no to-
man bien sus indicaciones (vers. 22, 23)! Es evidente inmediata-
mente que los líderes religiosos no están interesados en un juicio
justo.
Como es típico en este Evangeho, Jesús es bastante vehemente y
osado (vers. 21-23). Por cierto, no sigue una interpretación extre-
ma de su propia declaración acerca de poner la otra mejilla (vers.
23; compare con Mat. 5:39). Protesta contra el abuso de autoridad
de sus oponentes. Ser cristiano no significa ser un felpudo. Es
apropiado y aconsejable que en la mayoría de las situaciones los
cristianos pongan límites en sus relaciones con otros (Cannon,
179-199). Permitir que otras personas nos pasen por encima gene-
raímente no ayuda a nadie. A veces es muy fácil confúndir la hu-
mildad con el hecho de permitir que se abuse de nosotros.

■ Introduzcámonos en la Palabra

Juan 18:28-19:16a

Lea Juan 18:28 a 19:16a por lo m enos dos veces, y luego


realice los siguientes ejercicios de aplicación:

1. Lea los relatos paralelos de M ateo (27:11-31), Marcos


(15:1-20) y Lucas (23:1-25). Haga una lista de todos los
elem entos únicos en el Evangelio de Juan. Enumere tam-
bién todos los elem entos que se om iten en Juan. Escriba
un breve ensayo acerca de la forma singular en que Juan
aborda estos acontecimientos. ¿Hay temas teológicos sin­
292 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

guiares en 18:28 a 19:16a que le recuerdan el material cu-


bierto anteriormente en el Evangelio?
2. Escriba un párrafo o dos con respecto a las motivaciones y
emociones de Pilato mientras se abría camino a través de
los temas conflictivos que tenía que enfrentar. Haga lo
mismo en relación con los dirigentes religiosos. ¿En qué
se parecen las reacciones de ambos ante Jesús? ¿En qué se
diferencian?
3. Observe las distintas ocasiones en que Pilato se dirige a
Jesús en este pasaje. Trate de escribir una explicación
acerca de por qué Jesús responde en algunas ocasiones
pero en otras permanece en silencio.

■ Exploremos la Palabra

Estructura y Antecedentes del Pasaje


La historia de Jesús ante Pilato se divide bastante naturalmente
en dos partes. En la primera parte (18:28-40), el tema está más o
menos equilibrado mientras Pilato busca maneras de liberar a Jesús
sin perder terreno políticamente. En la segunda parte (19:l-16a), es
cada vez más claro que los intentos de Pilato por liberar a Jesús no
están logrando nada, y que sólo es cuestión de tiempo hasta que
sea sentenciado a muerte.
El papel de Pilato es mucho más importante y detallado en el
Evangelio de Juan que en Mateo, Marcos o Lucas. Para Juan, Pila-
to, al igual que Nicodemo, Tomás y otros (12:42, 43), representan a
quienes se sienten atraídos por Jesús y su mensaje pero tienen en el
mejor de los casos una fe parcial en él, una fe que no salva. Mien-
tras que Nicodemo parece estar acercándose a la luz, Pilato se aleja
y sigue finalmente a los que desean destruir a Jesús.
En el momento del juicio, Pilato estaba en una posición de con-
siderable debilidad en relación con los dirigentes religiosos. Una
serie de equivocaciones en el manejo de los sentimientos religiosos
judíos no sólo había airado reiteradamente a los líderes religiosos y
al pueblo, sino que incluso había despertado en la mente del empe­
U EL ARRESTO, LOS JUICIO S Y LA M UERTE 293

rador un interrogante acerca de la idoneidad de Pilato para gober-


nar (Barclay, 2:261-263). U n incidente importante más y estaría
fuera de su cargo e incluso podría perder la vida. Eu posición de
debilidad lo hacía muy vulnerable al chantaje, como veremos.

E l Pasaje en Detalle
En la mañana, Jesús es llevado de la casa del sumo sacerdote al
palacio del gobernador romano, donde los líderes religiosos judíos
esperan afuera por temor a contaminarse (18:28). El material de
los versículos 28b al 32 se encuentra solamente en el Evangelio de
Juan. Pilato formula la pregunta legal básica: “¿Qué acusación
traéis contra este hombre?” (vers. 29). A menos que Pilato tuviera
la costumbre de respaldar con su autoridad las decisiones del conci-
lio religioso judío, y aparentemente no era así, la declaración del
versículo 30 por parte de los líderes religiosos es un poco insolente.
Pilato, sin embargo, insiste en el procedimiento correcto: “Si usté-
des quieren controlar este asunto, manéjenlo ustedes” (véase el
vers. 31). Pero la ley romana impedía a los judíos crucificar a Jesús,
por lo que el autor del Evangelio destaca que la exactitud legal de
la situación resultó en el cumplimiento de la predicción de Jesús
con respecto a la forma de su muerte (vers. 31, 32; véase también
12:32,33).
En Juan 18:28-32 notamos que el autor tiene dos intereses espe-
cíales. En primer lugar, Juan señala que se está acercando la hora
de la comida de la Pascua (vers. 28), lo cual significa que Jesús mu-
rió a la misma hora que se sacrificaban los corderos pascuales por
toda Jerusalén, un cumplimiento notable del simbolismo mesiánico
de aquella celebración (19:35, 36). También notamos que Juan da
muchos más detalles acerca de la exactitud legal que afectó las inte-
racciones entre los romanos y los judíos. Estos podían juzgar a las
personas en muchas áreas, pero Roma retenía el derecho de decidir
en los casos en que se consideraba la pena capital.
En 18:33 al 38a, Pilato tiene su primera entrevista con Jesús.
Todo el material de este pasaje es único en Juan excepto la pregun-
ta: “¿Eres tú el Rey de los judíos?” (vers. 33). Aunque no se men-
294 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

cionan las acusaciones presentadas por los dirigentes religiosos, la


pregunta de Pilato aclara que los sacerdotes han formulado la acu-
sación en los términos de un reino rival a Roma. En la respuesta de
Jesús (vers. 34) lo vemos tratando de discernir si Pilato tiene un in-
terés personal en el asunto desde una perspectiva política o si sólo
está guiándose por algo que los judíos le dijeron Jamieson, Fausset
y Brown, 1070). Pilato declina admitir cualquier interés personal;
su pregunta es puramente legal (vers. 35).
La siguiente respuesta de Jesús responde directamente la pre-
gunta legal de Pilato (vers. 36). El reino de Jesús no debe ser en-
tendido en los términos políticos terrenales por los cuales se preo-
cupa Pilato. El reino que Jesús gobierna “no es de aquí”; en otras
palabras, está fuera de la jurisdicción de Pilato. Como evidencia de
esto, Jesús ofrece el convincente argumento de la conducta de sus
seguidores en el momento de su arresto. Si él fuera un revoluciona-
rio político, sus seguidores habrían peleado hasta la muerte para
evitar su arresto. Quizás en este comentario vemos otra razón por
la cual Jesús reprendió a Pedro en el versículo 11.
Aunque convencido por los argumentos de Jesús en el versículo
36, Pilato quiere estar seguro de haber entendido lo que Jesús está
diciendo (vers. 37a). Jesús reitera que su reino es espiritual y que
tiene que ver con la verdad, no con el poder político, económico y
militar (vers. 37b). Las palabras de Jesús tienen un poder confirma-
torio para todos los que están buscando honestamente la verdad.
Pero Pilato no quiere saber nada de este giro espiritual que ha to-
mado la discusión. Esquiva nuevamente el interés personal en Je-
sús con una pregunta petulante: “¿Qué es la verdad?” (vers. 38a).
Pilato era en gran medida un hijo de su época. El tiempo en
que nació Jesús fue testigo de tantos postulados conflictivos acerca
de la verdad, que los grandes pensadores de la época estaban un
poco confundidos (Koester, 141-280; W hite, El Deseado de todas las
gentes, 24). Aquello se parecía en muchos aspectos al pluralismo
relativista de la actualidad. Pilato quería hacer lo legalmente co-
rrecto, pero no tenía tiempo para ocuparse de alguien con fuertes
convicciones religiosas.
Convencido de que había arreglado el asunto, Pilato sale para
■ EL ARRESTO, LOS JUICIOS Y LA M UERTE 295

pronunciar juicio, ofreciendo un plan que salvaría las apariencias


para los líderes religiosos que buscaban condenar a Jesús (vers. 38,
39). A diferencia de los sinópticos, Juan no muestra a Pilato ofre-
ciendo a Barrabás como alternativa. En lugar de eso, Pilato los ins-
ta a aceptar la liberación de Jesús. Podrían decir entonces que Pila-
to estaba de acuerdo en que Jesús era malo, pero la Pascua era un
tiempo para ser generoso y dar a Jesús otra oportunidad. Pero los
dirigentes religiosos no estaban interesados en salvar las aparten-
cias, ya fueran las de ellos o las de Pilato (vers. 40). Quieren ver
muerto a Jesús a cualquier precio. Esto hace que el asunto sea mu-
cho más complejo de lo que Pilato esperaba.
Tanto los dirigentes religiosos como Pilato enfrentan ahora un
dilema. Los dirigentes religiosos se dan cuenta de que las acusado-
nes civiles no están funcionando; necesitan probar un nuevo plan
de acción. Pilato se da cuenta de que para hacer lo correcto, tiene
que persuadir a los dirigentes religiosos para que estén de su lado o
liberar a Jesús provocando la ira de ellos. Ignorando esta última op-
ción, Pilato decide tratar de despertar la simpatía de ellos hacia Je-
sús como persona (19:1-5). Pilato se da cuenta de que su conve-
niencia personal está en conflicto con la justicia, pero carece de la
integridad para hacer lo que sabe que es correcto (18:38; 19:6) pues
su interés personal se interpone en el camino (Gruenler, 133).
Por lo tanto, hace que azoten a Jesús (para aplacar a los dirigen-
tes religiosos de acuerdo con Mar. 15:15) y mira hacia otro lado
mientras sus soldados coronan a Jesús con espinas, lo visten con
vestiduras reales, se burlan de él y lo abofetean (19:1-3). Aunque
Pilato reconoce que las pretensiones monárquicas de Jesús no re-
presentan una amenaza directa para el César, comparte sin duda
el desdén de sus soldados hacia cualquier otra pretensión de reale-
za, no importa cuán inocua sea.
En una secuencia que es única en Juan (vers. 4-7), Pilato pre-
senta luego al maltratado Jesús ante los dirigentes religiosos espe-
rando que estén de acuerdo con él en que es una víctima inocente.
En el proceso, Pilato pronuncia las inolvidables palabras: “¡He
aquí el hombre!”, que probablemente tenían poca o ninguna signi-
ficación para él pero estaban llenas de sentido para Juan por su si­
296 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

militud con la exclamación del Bautista al comienzo del ministerio


de Jesús: “¡He aquí el Cordero de Dios!” (vers. 5; compare con
1:29, 36).
Los dirigentes religiosos no respondieron como Pilato esperaba,
así que trató de colocar toda la responsabilidad sobre ellos (19:6).
Pero aunque Pilato parece incapaz de liberar a Jesús sin el consen-
timiento de ellos, ellos parecen no estar dispuestos a cerrar el caso
sin lograr un veredicto condenatorio por parte de él. Puesto que
las acusaciones civiles no funcionan, los dirigentes religiosos avan-
zan en otra dirección. Insisten en que el acto de blasfemia de Jesús
al pretender ser el Hijo de Dios (5:16-18; 10:33) requiere que Pila-
to actúe para proteger la religión judía del sacrilegio.
Pilato era vulnerable en ese punto. Como ya se dijo, los judíos
ya lo habían acusado varias veces de blasfemia en el pasado (Bar-
clay, 2:261-263). Y el emperador había tenido que intervenir en
contra de Pilato y a favor de los judíos por lo menos en una de
esas ocasiones. Pilato no puede darse el lujo de ser acusado nueva-
mente de realizar o permitir un sacrilegio contra la religión judía.
Por eso los dirigentes religiosos comienzan a presionarle en Juan
19:7. Amenazan a Pilato diciendo que pagará un precio personal
muy alto si los contraría nuevamente en este asunto.
En los versículos 8 al 16, que aparecen únicamente en el Evan-
gelio de Juan, podemos comprender más todavía el dilema de Pila-
to y la solución que elige. Está perplejo por su propia vulnerabili-
dad ante la influencia política que los dirigentes religiosos tienen
en Roma. Pero transforma finalmente la situación con bastante
habilidad en beneficio propio, aunque en detrimento personal de
Jesús.
Tras fracasar en su apelación a los dirigentes religiosos, Pilato
vuelve temerosamente a Jesús, esperando extraerle algo que lo sal-
ve de tener que desdecirse ante los judíos (vers. 8, 9). Pero Jesús no
está interesado en repetir nada (vers. 9). Parece sin embargo com-
padecerse por el dilema de Pilato. Sabe que éste no tiene nada
personal contra él y lo absuelve piadosamente de culpa dentro de
las circunstancias (vers. 10, 11). Pilato, sintiendo quizás un vínculo
que lo está uniendo a Jesús, redobla sus esfuerzos por liberarlo
■ EL ARRESTO, LOS JU ICIO S Y LA M U ER TE 297

(vers. 12). Él podía, por supuesto, liberar a Jesús por su propia au-
toridad (vers. 10), pero es demasiado vulnerable políticamente pa-
ra hacerlo sin el consentimiento de los dirigentes religiosos.
Los líderes religiosos presionan triunfalmente a Pilato valién-
dose de su posición política ventajosa. Afirman que César se pon-
drá del lado de ellos si Pilato libera a un hombre que se considera
un rey rival (vers. 12). Pilato se da cuenta en ese momento de que
su indecisión es debilidad, que no puede salvarse a sí mismo y a
Jesús. Decide salvarse a sí mismo. Tras tomar su decisión, el gober-
nador toma el control de la situación. Accederá al pedido de los
dirigentes religiosos, pero pagarán un alto precio por ello. Nue-
vamente Pilato se hace eco del Bautista: “¡He aquí vuestro Rey!”
(vers. 14; véase también 19:5; 1:29, 36).
Los dirigentes religiosos no se dan cuenta de que ya han vencido.
Temerosos de que Pilato esté probando alguna nueva táctica para
convencerlos gritan frenéticamente: “¡Fuera, fuera, crucifícale!”
(vers. 15). Pilato se adelanta para dar la estocada final: “¿A vuestro
rey he de crucificar?” Entonces los principales sacerdotes respon-
dieron: “N o tenemos más rey que César”. Pilato tiene ahora su re-
compensa por crucificar a Jesús (vers. 16). Estarán en deuda con él.
Han reconocido públicamente su obligación de servir a César.
Anteriormente (11:48-52), Caifás había insistido en que un
hombre debía ser sacrificado para que la nación no fuera destruida.
Ahora está dispuesto a sacrificar a la nación para poder destruir a
un hombre (White, El Deseado de todas las gentes, 694). Los diri-
gentes religiosos rechazan la realeza de Jesús con tal pasión que
ahora se regocijan de tener como rey a quien siempre han odiado.
Pilato tiene la intención de hacerles cumplir ese voto en el futuro.
N o tendrán más poder sobre él. Desde este punto del relato en
adelante, Pilato es inflexible.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 19:16b-42

Lea Juan 19:16b-42 por lo m enos dos veces, y luego res-


298 LA BIBLIA AMPLIFICAD A—JUA N ■

ponda las siguientes preguntas:,

1. Lea los relatos paralelos de Mateo (27:32-66), Marcos


(15:21-47) y Lucas (23:26-56). Haga una lista de todos los
elem entos que son únicos en el Evangelio de Juan. M en-
cione también los elementos que se omiten en Juan. Escri-
ba un breve ensayo acerca de la forma singular en que
Juan aborda estos acontecimientos. ¿Hay en 19:16b al 42
algún tema teológico singular que le recuerde el material
cubierto anteriormente en el Evangelio?
2. A la luz de todo el episodio, ¿cuál le parece que fue la ra-
zón “oficial” por la que Jesús fue crucificado? Explique su
respuesta.
3. Utilizando las referencias marginales de su Biblia, compa-
re cada una de las citas del Antiguo Testamento que apa-
recen en este pasaje con su correspondiente contexto ori-
ginal. La aplicación que Juan hace de ese material, ¿refleja
exactamente la intención del original? ¿Por qué le parece
que Juan resalta tan fuertemente aquí el cumplimiento de
la Escritura? ¿De qué maneras puede este tema del cum-
plimiento ayudar a la testificación cristiana, tanto en la
época de Juan como en la nuestra?

■ Exploremos la Palabra

Estructura y Antecedentes del Pasaje


Juan 19:16b-42 se divide en cuatro partes: la crucifixión de Jesús
(vs 16b-27), su muerte (vers. 28-30), el incidente de la horadación
de su costado (vers. 31-37) y su sepultura (vers. 38-42).
Gran parte de la escena de la crucifixión aparece sólo en Juan.
Este es particularmente el caso de los versículos 31 al 42, que vir-
tualmente no tienen parangón con Mateo, Marcos o Lucas.
La crucifixión era una forma de ejecución peculiarmente roma-
na. Se exigía que el individuo llevara su propia cruz por lugares
públicos como advertencia para otros. Algunas personas eran cía-
■ EL ARRESTO, LOS JUICIOS Y LA M UERTE m
vadas; otras eran atadas con sogas. El elemento clave, sin embargó
era que las víctimas tenían que tener fuerza para elevar sus cugrp©í
un poco con el fin de poder respirar. La muerte llegaba por sofoca-
ción, cuando ya no tenían las fuerzas suficientes para erguirse. La
muerte, por lo tanto, era lenta y dolorosa (Barton, 1923). Cuando
convenía a los verdugos, éstos quebraban las piernas de los conde-
nados para acelerar el proceso. U n elemento adicional de tortura
era la vergüenza, ya que las víctimas eran colgadas desnudas en un
lugar público bien visible e independientemente del clima.

E l Pasaje en Detalle
En los versículos 19 al 22, el “nuevo” Pilato golpea de nuevo.
Todos los Evangelios mencionan la inscripción colocada sobre la
cruz de Jesús, pero sólo Juan menciona la controversia entre Pilato
y los judíos con respecto a ella. Sólo Juan observa que la inscrip-
ción fue preparada por Pilato mismo en los tres grandes idiomas
del imperio: arameo (el idioma más común del oriente, incluida
Palestina), griego (el idioma más común especialmente en occi-
dente) y latín (el idioma del oficial del Imperio Romano).
Las palabras elegidas por Pilato, combinadas con la vergüenza y
la desgracia del método de ejecución, hicieron que la crucifixión
de Jesús simbolizara el dominio de Roma sobre Palestina y el ju-
daísmo. Por su elección de idiomas, Pilato convierte la escena en
un espectáculo público pensado como un duro golpe para el prestí-
gio de los judíos y de sus dirigentes religiosos. La protesta de los
principales sacerdotes fue descartada prontamente. N o tienen más
poder sobre Pilato. Se ha vuelto inflexible.
En los versículos 23 y 24, el foco se vuelve al hecho de que la
cruz es el cumplimiento de la profecía. Con Pilato actuando ahora
como si estuviera en completo control de la situación, se le re-
cuerda al lector que el control supremo permanece en manos del
Dios de la Escritura. Juan no está interesado en describir detalles
tales como la oscuridad que cubrió la escena (Mat. 27:45; Mar.
15:33; Luc. 23:44, 45) o las burlas hacia Jesús en la cruz (Mat.
27:39-44, 47-49; Mar. 15:29-32, 35, 36; Luc. 23:35-37, 39). Quizá
300 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

no desea repetir detalles que ya han sido cubiertos por otros. Su


interés se centra en otra parte. La muerte de Jesús es voluntaria,
tiene un propósito y está de acuerdo con las Escrituras. Juan re-
salta el hecho de que las acciones de los soldados constituyeron un
sorprendente y exacto cumplimiento de la profecía por parte de
personas que no estaban de ninguna manera conscientes de lo que
hacían (19:36, 37).
Los versículos 25 al 27 parecen cumplir dos funciones en el
cuarto Evangelio. En primer lugar, proporcionan la oportunidad
de observar la presencia del autor del Evangelio junto a la cruz
(vers. 26; véase también 21:20-24). Juan es el discípulo que tuvo la
relación más íntima con Jesús (13:23, “estaba recostado al lado de
Jesús”; compare con 1:18). Es el único discípulo que ve la gloria
de Jesús mientras éste pende de la cruz (véase también 12:23-25).
Como tal, se convierte en el testigo máximo de Jesús para la se-
gunda generación de cristianos. Es el que sabe (19:35). Su Evange-
lio es suficiente para satisfacer las necesidades espirituales de
ellos.
En segundo lugar, esta escena demuestra el hermoso olvido que
Jesús hizo de sí mismo al preocuparse de su madre aun en medio
de su sufrimiento (en el original se resaltan dos veces más las pala-
bras he aquí: vers. 26, 27; véase también los vers. 5, 14). Ella apare-
ce sólo dos veces en el Evangelio, aquí y en las bodas de Caná
(2:1-5, 12). En ambas situaciones él la llama “mujer”. En ambos
casos, está a la vista la cruz. En esta escena en particular, Jesús en-
comienda tanto a su madre como a la segunda generación de cris-
tianos al cuidado de su discípulo amado, el único que ha visto y
entendido plenamente su gloria.
Entre los elementos singulares de 19:28-30 está la exclamación
“Consumado es”, que evidencia el conocimiento que Jesús tiene
del significado pleno de su sufrimiento y muerte, y de que está
consciente de estar cumpliendo la Escritura. Una vez más, vemos a
Jesús en completo control de la situación.
¿Qué es lo que fue consumado o completado en la cruz? Cierta-
mente la ley de Dios fue satisfecha en la cruz. Dios nunca fue más
fiel a su pacto que en su trato con la paga del pecado (Rom. 6:23),
■ EL ARRESTO, LOS JUICIOS Y LA M UERTE 301

en representación de la humanidad pecadora. Para Juan, al igual


que para Pablo, Jesús fue obediente hasta la muerte, v muerte de
cruz (15:10; 18:11; compare con Fil. 2:8). Si la ley de Dios pudiera
haber sido cambiada, la humanidad podría haber sido salvada sin
una cruz. En lugar de ello, fue en la cruz donde Dios ratificó su
fidelidad al pacto (Jamieson, Fausset y Brown, 1074).
¿Qué se cumplió en la cruz? Juan dice claramente que se cum-
plieron las profecías relativas al Alesías. Esto fue cierto hasta el
más mínimo detalle, incluyendo el tipo de vestimenta que fue divi-
dida, el hecho de que echaron suertes sobre ella (19:23, 24) y cómo
fue tratado físicamente Jesús (vers. 35-37).
En los versículos 32 y 33, Juan muestra que la realidad de la
muerte de Jesús fue verificada por expertos en juzgar tales asun-
tos. La horadación y sus resultados (vers. 34) subrayan la realidad
de esa muerte. Esta información, que aparece únicamente en Juan,
ayuda a socavar las teorías que han sugerido desde tiempos anti-
guos que Jesús no murió verdaderamente, sino que entró en un
estado comatoso del que los discípulos lo sacaron para proclamar
luego su resurrección. Pueden explicar la tumba vacía como quie-
ran, pero no hay duda de que Jesús está realmente muerto ese
viernes de tarde. Y como todo lo demás de esta historia, los even-
tos estaban de acuerdo con la Escritura (vers. 35-37; compare con
Éxo. 12:46; Núm. 9:12; Zac. 12:10).
Aunque José de Arimatea pide el cuerpo de Jesús en cada uno
de los Evangelios, Juan resalta varios elementos singulares en esta
parte de la historia. El destaca el carácter secreto del discipulado
de José y de Nicodemo (19:38, 39). Ambos se parecen en varios
sentidos a Pilato. Sus ocupaciones, su posición y su reputación es-
tán en juego en la decisión que tienen que tomar con respecto a
Jesús. Como en el caso de Pilato, su conducta se torna heroica a
raíz de la cruz. “U n Cristo aparentemente muerto ha despertado la
simpatía que uno vivo no logró evocar. El heroísmo de la fe es ge-
neralmente encendido por circunstancias desesperadas, y no es ra-
ra la vez que es exhibido por los que anteriormente eran los más tí-
midos y apenas conocidos como discípulos” (Jamieson, Fausset y
Brown, 1075).
‫ כ‬02 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Esta escena, por lo tanto, adquiere sentido simbólico dentro del


Evangelio de Juan. Es la cruz lo que atrae a las personas a Jesús
(12:32). Es la cruz la que distingue a los verdaderos seguidores de
Jesús de los que profesan su nombre pero no tienen una relación
viva con él. Cuando aparece la luz de la cruz, Judas y Pilato se
apartan hacia la oscuridad, pero José y Nicodemo avanzan hacia la
luz (véase 3:18-21).

Principales Temas del Pasaje


Irónicamente, aunque tanto Pilato como los principales sacer-
dotes piensan que la crucifixión ha terminado permanentemente
con el reino de Jesús, el Evangelio de Juan presenta la cruz como
la mayor “gloria” de Jesús (12:23, 24), quien se ha convertido por
medio de la muerte en el Autor de la vida para todos los que creen
en él (1:9-13). Mediante la muerte, su reino se ha establecido para
siempre. Juan concuerda con Pablo en que fue en la cruz donde
Jesús triunfó y transformó para siempre la sabiduría del mundo en
necedad (véase 1 Cor. 1:18-25).
Talbert {Reading John, 247) señala que la cruz tiene en el cuarto
Evangelio una cantidad de significados. Es la consumación de la
obediencia de Jesús al Padre, el cumplimiento de la obra del Padre
(12:27, 28; 19:28, 34-37, 40). Es el lugar donde Jesús y el Padre
son glorificados (7:39; 12:16, 23; 17:1, 5). Es parte del cumplí-
miento del plan de Dios (19:24, 28, 36, 37). La cruz derrota al go-
bernante de este mundo (12:31). La cruz atrae todas las cosas y a
todas las personas a Jesús (12:32; 10:16; 11:52). Es el beneficio su-
premo para la humanidad y para nosotros (6:51; 10:11; 11:50;
12:24). La cruz es la máxima ironía: la vida por medio de la muer-
te, la victoria a través de la derrota, la aceptación por el rechazo, el
gozo como resultado del dolor.

H Apliquemos la Palabra
Juan 18 y 19

1. ¿Recuerda mom entos de su vida en los que cedió a la ten-


■ EL ARRESTO, LOS JUICIOS Y LA M U ER TE 303

tación de tomar las cosas en sus propias manos (véase


Juan 18:10, 11)? ¿Cuáles fueron las consecuencias a largo
plazo? ¿Qué estrategias podría haber aplicado para ayu-
darse a confiar en Dios en forma más consecuente? ¿Qué
les dice a otros cuando la vida les parece totalmente fuera
de control? ¿Cómo reaccionan? ¿Qué consecuencias a lar-
go plazo habría tenido para este mundo el hecho de que
Pedro evitara que Jesús fuera a la cruz?
2. Describa algún mom ento de su vida en el cual, al igual
que Pilato, tuvo que elegir entre una posición y reputa-
ción mundanal por un lado y lo que sabía que era correcto
por el otro. ¿Qué decisión tomó? ¿Por qué? ¿Cuáles fue-
ron las consecuencias? ¿Tomaría la misma decisión hoy?
Si usted hubiera estado con Pilato ese día, ¿qué consejo le
habría dado si él se lo hubiera pedido?
3. ¿Hay algún lugar o circunstancia en la que se siente obli-
gado a ser un “discípulo secreto”? ¿Hay personas con las
que le cuesta mucho ser honesto acerca de su fe en Jesús?
¿Qué motivaciones lo llevan a veces a esconder su fe?
¿Qué ideas le han ayudado en el pasado a testificar valien-
temente? ¿Hay alguna situación actual en la cual necesita
dar un paso valiente y dar a conocer a otros lo que piensa
respecto a eso? ¿Qué necesita para manifestarse pública-
mente en favor de Jesús?
4. Tanto Jesús como Pilato tuvieron que tratar con dirigentes
religiosos cuyas mentes estaban cerradas pues habían to-
mado decisiones de antemano. Describa una situación en
la que tuvo que tratar con una persona de ese tipo. ¿Cómo
actuó? ¿De qué manera diferiría su respuesta ahora? ¿Có-
mo debería responder un cristiano cuando el asunto en
juego tiene que ver con su fe?

■ Investiguemos la Palabra
1. Haga un bosquejo del arresto y el juicio de Jesús basán-
dose en los cuatro Evangelios. Trate de ordenar cronológi­
304 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

camente los eventos. Luego, con la ayuda del D ic c io n a rio


b íb lic o a d v e n tis ta y del C o m e n ta r io b íb lico a d v e n tis ta , bus-
que todo lo que pueda acerca de los procedimientos lega-
les del primer siglo en el Imperio Romano en general y en
Palestina en particular. ¿Qué procedimientos se siguieron
en Juan 18 y 19? ¿Qué procedimientos fueron ignorados
o violados?
2. Utilice una concordancia para descubrir todo lo que pueda
acerca del Sanedrín en el N uevo Testamento. Resuma sus
descubrimientos. U tilice luego el D ic c io n a r io b íb lico a d -
v e n ti s ta y el C o m e n ta r io b íb lic o a d v e n tis ta para averiguar
todo lo posible acerca de la composición del Sanedrín y de
sus procedimientos.
3. Averigüe todo lo que pueda acerca de la crucifixión en el
C o m e n ta r io b íb lico a d v e n tis ta y en el D ic c io n a r io b íb lico a d -
v e n tis ta , y repase luego el relato de la crucifixión de Jesús
en los Evangelios, especialmente en el de Juan. ¿Qué nue-
va comprensión acerca de la crucifixión de Jesús obtuvo
de este estudio de otras fuentes extrabíblicas? Luego, con
la ayuda de una concordancia, analice cómo se aplica teo-
lógicamente la crucifixión de Jesús en el resto del Nuevo
Testamento. ¿De qué manera contribuyó su estudio de la
crucifixión en esas fuentes extrabíblicas a su comprensión
de las implicaciones teológicas de la muerte de Jesús?

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Con respecto al significado de la cruz en el Evangelio de
Juan, véase R. Schnackenburg, 2:398-410; C. H. Talbert,
R e a d in g J o h n , 246, 247.
2. Para obtener una visión panorámica del juicio de Jesús,
véase J. B. Green y S. McKnight, eds., D ic tio n a r y o f J e s u s
a n d th e G o sp els, 841-854.
3. Para disponer de información adicional acerca de Pilato,
véase I b íd ., 615-617.
4. E. G. de W hite no se centra específicamente en la visión
■ EL ARRESTO, LOS JUICIO S Y LA M U ER TE 305

que tiene Juan de la cruz, pero abarca los eventos de Juan


18 y 19 com o parte de su relato basado en los cuatro
Evangelios. Véase en tal sentido E l D e s e a d o d e to d a s la s
g e n te s , 636-724.
CAPITULO QUINCE

La Resurrección y Reaparición
de Jesús
Juan 20

Con Juan 20 hemos llegado al punto decisivo del Evangelio. Jesús ha


tenido su reunión de despedida con los discípulos en los capítulos 13 al 17, y
ha sufrido eljuicio y la muerte en los capítulos 18 y 19. En un sentido, la
historia está terminada” con la muerte de Jesús en la cruz (véase
19:30).
Pero también está inconclusa en otro sentido. No habría iglesia cris-
tiana si Jesús hubiera permanecido en la tumba. Su resurrección hizo sa-
ber verdaderamente a los discípulos que el evangelio son buenas nuevas. El
capítulo 20 informa acerca de un hecho tan importante como la resurrec-
cióny de las apariciones posteriores de Jesús a sus discípidos.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 20

Lea Juan 20 varias veces, y luego responda las siguientes


preguntas:

1. ¿En cuántas unidades dividiría usted este capítulo? M en-


cione las distintas señales verbales presentes en el texto y
que le indican al lector que está pasando a una unidad di-
ferente.
2. D e acuerdo con la evidencia de este capítulo, ¿era necesa­
306
■ LA RESURRECCIÓN Y REAPARICIÓN D E JESÚS 307

rio que la piedra fuera quitada para que Jesús pudiera salir
de la tumba? Si no es así, ¿por qué supone que la piedra
fue quitada? Escriba su respuesta.
3. Al hablar con María, ¿qué término utiliza Jesús para des-
cribir a sus discípulos? Vuelva a leer Juan 13 al 20. Enume-
re todos los términos que Jesús usa para dirigirse a sus
discípulos. ¿Observa alguna progresión en intimidad?
¿Hay algún punto decisivo que hace que Jesús considere
a sus discípulos en forma diferente? Describa en un párra-
fo o dos las distintas maneras en que cambia la relación de
Jesús con sus discípulos desde este punto en adelante.
4. ¿Qué frase usa Jesús en forma repetida para dirigirse a sus
discípulos cuando vuelve al aposento alto? Explique en un
párrafo o dos cuál pudo ser la razón de que Jesús eligiera
esta forma particular de saludo.
5. Registre todas las palabras e ideas semejantes existentes
entre el incidente de Tomás (vers. 24-29) y la declaración
de propósito que aparece en los versículos 30 y 31. ¿Cómo
incide en nuestra comprensión del propósito del Evangelio
el hecho de que leamos esa declaración final a la luz de su
contexto (todo el cap. 20)?

■ Exploremos la Palabra

Estructura del Pasaje


El capítulo 20 del Evangelio de Juan contiene cuatro incidentes
relacionados con la resurrección de Jesús, seguidos por una clase
de declaración que normalmente sería una conclusión del Evange-
lio. En el primer incidente, el informe de María Magdalena trae a
Pedro y al “otro discípulo” a la tumba ya vacía (vers. 1-9). Después
de que ellos dejan la escena, María reaparece, ve dos ángeles y lúe-
go se encuentra con Jesús resucitado (vers. 10-18). La tercera esce-
na tiene lugar esa noche. Jesús se les aparece mientras están reuní-
dos a puertas cerradas (vers. 19-23), presumiblemente en el mis-
mo lugar donde él había presentado su “discurso de despedida”
308 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

(caps. 1317‫) ־‬. Finalmente, Jesús se aparece a Tomás, quien estuvo


ausente en los encuentros anteriores, y éste también llega a creer
en su resurrección (vers. 24-29). Estas escenas afirman tanto la
realidad de la resurrección de Jesús como la dificultad que tienen
muchos de creer sin ver.

Antecedentes del Pasaje


De acuerdo con la lista que aparece en la Life Application Bible
(1929), el Nuevo Testamento registra un total de 11 apariciones de
Jesús después de su resurrección. Se le apareció una vez a María
Magdalena sola (Mar. 16:9-11; Juan 20:10-18) y posiblemente otra
vez en compañía de otras mujeres (Mat. 28:8-10). Se le apareció a
Pedro solo en Jerusalén (Luc. 24:34; 1 Cor. 15:5) y a dos viajeros
en el camino a Emaús (Luc. 24:13-35; Mar. 16:12, 13).
También apareció ante diez discípulos reunidos a puertas cerra-
das (Mar. 16:14; Luc. 24:36-43; Juan 20:19-25) y luego al mismo
grupo pero incluido Tomás (Juan 20:24-29; 1 Cor. 15:5). Se les
apareció a siete discípulos mientras estaban pescando en Galilea
(Juan 2 1 : l - 2 3 ) y a once discípulos en un monte (Mat. 28:16-20).
Finalmente, se les apareció a los que lo vieron ascender al cielo
(Luc. 24:44-49; Hech. 1:3-11). Además de estos relatos, Pablo
afirma que Jesús también se le apareció en forma privada a su her-
mano Santiago (1 Cor. 15:7) y a una multitud de quinientas per-
sonas (vers. 6).
Los numerosos testigos de la resurrección de Jesús proporciona-
ron una salvaguarda contra la acusación de que los relatos de la re-
surrección eran fabricación de un puñado de discípulos decepcio-
nados que intentaban así salvar las apariencias. Los testimonios de
esos discípulos pudieron ser ampliamente analizados y verificados
mientras aún vivían (Luc. 1:1-4). El autor del cuarto Evangelio fue
el último testigo viviente de la resurrección de Jesús.
Pero quizá la mayor evidencia de la resurrección de Jesús, espe-
cialmente para la segunda generación, entre quienes no había testi-
gos vivientes de ese acontecimiento, es la tumba vacía. Dadas las
circunstancias, esto es especialmente difícil de entender si Jesús no
■ LA RESURRECCIÓN Y REAPARICIÓN D E JESÚS 309

hubiera resucitado de los muertos. Los enemigos de Jesús cierta-


mente no tenían motivos para quitar su cuerpo de la tumba, y si lo
hubieran hecho, ¿por qué no mostraron el cuerpo para probar que
él no había resucitado?
Es igualmente claro por los registros contemporáneos, que los
discípulos no tenían ni la posibilidad ni la intención de robar el
cuerpo de Jesús (son los principales sacerdotes quienes imaginan
esa posibilidad, según Mat. 27:62-64). Mientras Jesús estaba vivo,
mostraron una abismal falta de valor (Mat. 26:56; Mar. 14:50; Juan
18:17, 25-27). ¿Por qué aumentaría entonces su valor tras la muer-
te de él? De hecho, los discípulos no creían que Jesús se dejaría
matar a pesar de las reiteradas afirmaciones de él acerca de lo que
tenía por delante (Mar. 8:31-33; 9:30-32; 10:32-34). Además, fue-
ron muy renuentes en aceptar que había resucitado (Juan 20:1-9,
24-29). De cualquier manera, la guardia de soldados romanos pro-
porcionó una evidencia formidable de que los discípulos no sacaron
el cuerpo de Jesús de la tumba (Mat. 27:62-64; 28:11-15).
Si los discípulos hubieran robado el cuerpo de Jesús, su com-
portamiento posterior resultaría totalmente inexplicable. ¿Quién
sacrificaría su buen nombre, su fortuna y su familia esparciendo un
engaño por todo el mundo? ¿Quién sufriría el ridículo, las torturas
y aun la muerte por un hecho que nunca sucedió?
Si ni los discípulos de Jesús ni sus enemigos robaron el cuerpo,
la tumba vacía demuestra en forma concluyente la realidad de la
resurrección de Jesús. Y si Jesús se levantó de entre los muertos,
las implicaciones de ese hecho son enormes para nosotros. Por un
lado, si Jesús resucitó, ningún otro milagro es imposible o increí-
ble. Jesús podía hacer cualquier cosa que la segunda generación le
pidiera si estaba de acuerdo con su voluntad. Nuestra propia resu-
rrección está garantizada por la certeza de la suya. N o sólo eso, el
mismo poder divino que levantó a Jesús de la muerte puede traer
vida y curación aun a las situaciones humanas más desesperadas.

E l Pasaje en Detalle
Antes del amanecer del primer día de la semana, María Magda­
310 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

lena se acerca a la tumba y ve que la gran piedra de la entrada ha si-


do quitada (Juan 20:1). Puesto que el Jesús resucitado era capaz de
atravesar objetos sólidos (vers. 19, 26), la piedra de la entrada no
fue corrida para que Jesús pudiera salir de la tumba ¡sino para que
los discípulos pudieran entrar y verificar que él se había ido (Life
Application Bible, 1925)! Sin verificarlo por sí misma, María corrió
inmediatamente a ver a Pedro y al discípulo “al cual Jesús amaba”
(13:23), presumiblemente Juan (20:2). Ella no estaba pensando en
una resurrección, sino sólo en alguna indignidad adicional llevada a
cabo en el cuerpo de Jesús por los principales sacerdotes.
Pedro y el otro discípulo corrieron hasta la tumba, y aunque ése
llegó allí primero (vers. 3, 4) no entró hasta que Pedro finalmente
llegó y tomó la iniciativa de entrar en la cueva (vers. 5-8). Pedro
era evidentemente una persona de acción y más audaz que su com-
pañero. Sin embargo, el discípulo amado demostró ser un pensador
más agudo, pues según este relato, fue el primero en creer en la
resurrección no porque la esperara, sino porque unió las eviden-
cias que se fueron acumulando (Jamieson, Fausset y Brown, 1076;
W hite, El Deseado de todas las gentes, 733). En ese momento, ningu-
no de los dos se sentía compelido por las Escrituras a esperar una
resurrección (vers. 9).
Los discípulos no permanecieron mucho tiempo en la tumba,
pero María se demoró allí llorando (vers. 10, 11). Inclinándose ha-
cia el interior de la tumba para mirar, vio a dos ángeles sentados
donde había estado el cuerpo de Jesús (vers. 11, 12). Le pregunta-
ron por qué lloraba y ella dijo lo que creía: que el cuerpo de Jesús
había sido robado por alguna persona o grupo desconocido (vers.
13), no que había resucitado. En ese momento se dio cuenta de
que alguien estaba de pie detrás de ella. Se dio vuelta y vio a Jesús,
pero pensó que era el cuidador del jardín donde estaba la tumba
(vers. 14, 15). Con divertida ironía, Jesús repitió exactamente la
misma pregunta de los ángeles: “Mujer, ¿por qué lloras?”
Pero Jesús no pudo contenerse por más tiempo. Tenía que ha-
cerle saber lo que había pasado. Dijo simplemente: “María”, y ella
reconoció inmediatamente que era él (vers. 16). La conducta de
María nos recuerda la cita de El Deseado de todas las gentes, página
u LA RESURRECCIÓN Y REAPARICIÓN DE JESÚS 311

264: “Hay almas afligidas por la duda, cargadas de flaquezas, débi-


les en la fe e incapacitadas para comprender al Invisible; pero un
amigo a quien pueden creer, que viene a ellos en lugar de Cristo,
puede ser el vínculo que corrobore su temblorosa fe en él”.
El mensaje de este pequeño incidente es poderoso para la se-
gunda generación de cristianos. Aunque María está en la presencia
personal de Jesús, sus ojos están tan cegados por las lágrimas que
no puede captar con quién está hablando. La presencia personal de
Jesús no resulta una ventaja para ella hasta que presta atención a
su palabra. Para la segunda generación, el nexo de unión con Jesús
son las palabras del Evangelio de Juan. Por medio de ellas, la fe se
vuelve real y las lágrimas son enjugadas.
El versículo 17 subraya el tema: “N o me toques, porque aún no
he subido a mi Padre”. La esencia de la vida cristiana no radica en
aferrarse a la presencia física de Jesús, sino en avanzar hacia la reía-
ción que se hizo posible en el Espíritu una vez que Jesús ascendió a
la diestra del Padre. Por medio del Espíritu, las palabras del evan-
gelio proveen la vida que había venido mediante su presencia física.
María corre a compartir el mensaje con los discípulos (vers. 18).
En el versículo 17, Jesús utiliza el título más precioso para sus
discípulos. Dice a María: “Ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Pa-
dre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. Esta es la pri-
mera y única vez en el Evangelio de Juan que Jesús se une a sus
discípulos con términos tan íntimos. Anteriormente, los había lia-
mado “siervos” (13:16), luego “discípulos” (13:35). Más tarde los
llama “amigos” (15:15). Pero ahora, a pesar de la increíble infideli-
dad de ellos al abandonarlo en la hora de su necesidad (un hecho
que Juan minimiza en comparación con los otros escritores evangé-
licos), Jesús avanza hacia una caracterización aún más íntima. Los
llama “hermanos”, hijos de su Padre (Jamieson, Fausset y Brown,
1076).
Los discípulos se reunieron esa noche a puertas cerradas por te-
mor a que los dirigentes judíos quisieran deshacerse de ellos como
lo hicieron con Jesús. ¿Es posible que a pesar del testimonio del
discípulo amado y de María Magdalena todavía no crean que Jesús
ha resucitado? De cualquier manera, Jesús se les aparece y les reite-
312 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

ra: “Paz a vosotros” (vers. 19, 21). Luego sopla sobre ellos como
un recordatorio de la creación original (Gén. 2:7) y un traspaso
simbólico del Espíritu Santo: anticipo quizá de la experiencia del
Pentecostés que vendrá cincuenta días después (Juan 20:22).
El temor de los discípulos en esta ocasión reitera una vez más
que la presencia física de Jesús en la tierra no escuda a los discípu-
los de la duda y la perplejidad. Por otro lado, la presencia del Espí-
ritu elevaría a los discípulos al lugar de Jesús y los haría partícipes
de su ministerio de perdonar al mundo (vers. 23). El versículo no
implica que los discípulos tendrán el poder de perdonar o negar el
perdón a voluntad, sino que, como en el caso de Jesús, su procla-
mación del evangelio traería tanto luz como tinieblas, vida y muer-
te, perdón y juicio (véase 3:16-21; 2 Cor. 2:15, 16).
Tomás no está con los otros discípulos la noche de la resurrec-
ción (vers. 24). Nada indica en este pasaje que Tomás se ausentara
intencionalmente debido a su desánimo. Puede haber estado ocu-
pado en alguna otra cosa. Pero era claramente renuente a aceptar la
realidad de la resurrección sobre la base exclusiva del testimonio
de los discípulos. En el pasaje que tenemos delante, la combina-
ción de la expresión “si no viere...” con la fuerte doble negación
(en griego), “no lo creeré en absoluto” (mi traducción) indica una
incredulidad sumamente firme (vers. 25).
Una semana más tarde, las circunstancias se repiten, pero esta
vez Tomás está presente. Una vez más las puertas están cerradas
con llave; una vez más Jesús aparece y anuncia: “Paz a vosotros”
(vers. 26). Luego se vuelve hacia Tomás y repite en gran medida
las palabras de ,Ibmás registradas en el versículo 25, desafiándolo a
satisfacer sus dudas examinando su cuerpo (vers. 27).
Los alardes de Tomás se desvanecieron. N o tiene que meter su
dedo en las marcas de los clavos ni tocar la cicatriz en el costado de
Jesús. Verlo meramente es suficiente para provocar una de las afir-
maciones más sublimes de la deidad de Jesús en todo el Nuevo
Testamento: “¡Señor mío, y Dios mío!” (vers. 28). Esta frase ofrece
una contrapartida apropiada al prólogo del Evangelio, donde la
Palabra existe desde la eternidad como Dios y con Dios, aunque
condesciende en convertirse en carne (1:1,2, 14).
■ LA RESURRECCIÓN Y REAPARICIÓN D E JESÚS 313

La declaración de Tomás (20:28) eleva la cristología del Evange-


lio a su clímax. Jesús no sugiere que Tomás ha exagerado el asunto.
En lugar de ello, lo elogia por su afirmación de fe pero reserva su
bendición para la segunda generación, los que llegarán a la misma
conclusión que Tomás sin experimentar la presencia física de Jesús
(vers. 29). “Tomás el incrédulo” representa a todos aquellos perso-
najes del evangelio cuya creencia depende de señales físicas y expe-
riencias maravillosas. La experiencia mayor está reservada para esa
generación que llegará a creer por medio del testimonio de otros,
por medio de la palabra viva del evangelio.
Esto, de hecho, es la razón por la cual se escribió el Evangelio
de Juan. El versículo 30 comienza con la expresión por lo tanto en el
idioma original. El propósito del Evangelio debe ser considerado
en relación con el incidente de Tomás. Aunque el Jesús físico hizo
muchas otras “señales” además de las mencionadas en el Evangelio,
el Evangelio contiene “suficientes ejemplos” (Jamieson, Fausset y
Brown, 1077) como para crear el tipo de fe en Jesús que desarrolló
Tomás, y ¡sin inspeccionar el cuerpo resucitado de Jesús! Y lo me-
jor de todo es que los de la segunda generación que llegan a esa
creencia tendrán vida, ¡vida abundante, en su nombre (vers. 31)!
El propósito del Evangelio de Juan es que el lector reconozca a
Jesús como el Mesías (designación judía) y el Hijo de Dios (desig-
nación gentil), lo que representa una misión de gran alcance (vers.
31). La segunda generación no está limitada por raza, sexo, cultura
o ubicación geográfica. Todos los que están dispuestos a recibir las
palabras de Jesús según se registran en este Evangelio pueden reci-
bir la vida que él ofrece.

Principales Temas del Pasaje


Lentitud de los discípulos para creer
El tema fundamental del capítulo parece ser la lentitud con la
que los seguidores de Jesús llegan a creer en la resurrección a pesar
de la abundancia de evidencias físicas disponibles. Primero, Pedro y
Juan vienen a ver la evidencia, y aunque Juan cree, eso parece no
afectar a Pedro (vers. 1-9). Luego María va tropezando por el ca­
314 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

mino hacia el reconocimiento (vers. 10-18), pero sólo después de


un encuentro personal y físico con Jesús. A pesar de su testimonio
y del de Juan, los discípulos se amontonan tras las puertas cerra-
das con llave como ovejas sin pastor (vers. 19-23). Finalmente, To-
más llega tropezando a creer (vers. 24-29).
Es como si todo el capítulo fuera un gran elogio a la segunda
generación, que se siente tan inferior a la primera generación y sin
embargo han hecho lo que sólo el discípulo amado fue capaz de
hacer en la primera generación: llegar a la creencia plena sin con-
tacto personal con Jesús. La primera generación, con excepción
del autor del Evangelio, no está dispuesta a aceptar el mensaje por
medio del testimonio de otros. La segunda generación ya ha he-
cho más que esto. Al mantener la fe después de la muerte del disci-
pulo amado estarán sobrepasando la fe de los discípulos originales.
¡No es sorprendente que se pronuncie sobre ellos una bendición
especial (vers. 29)!
Probablemente sea injusto referirse a Tomás como el incrédulo
ya que al menos en una ocasión mostró una fe y un valor excepcio-
nales (11:7-16). La única diferencia entre él y los otros discípulos
en el capítulo 20 es que él no tuvo oportunidad de ver a Jesús cuan-
do éste se les apareció la primera vez. El discípulo que expresó du-
das aun cuando Jesús estaba presente fue Felipe (6:5-7; 14:8-11),
pero el Evangelio no convierte las dudas de Felipe en algo impor-
tante. El incidente con Tomás destaca el hecho de que Jesús no re-
chaza a quienes tienen dudas, siempre que éstas sean honestas y
que la persona no haya cerrado todas las avenidas por las cuales Je-
sús puede llegar hasta ella. La duda puede jugar un papel impor-
tante en el proceso de repensar temas difíciles. Es probablemente
mejor dudar en voz alta, como lo hizo Tomás, que deslizarse hacia
la incredulidad silenciosa (Barton, 1927). Barclay observa (2:302)
que hay más fe en una persona que insiste en estar segura que en al-
guien que repite fácilmente lo que nunca ha pensado por sí misma.
En este capítulo puede haber una lección para todos los que de-
sean alcanzar a las personas que tienen una perspectiva secular. Es
probable que, al igual que María, Pedro y Tomás, quienes escu-
chan hoy acerca de la resurrección de Jesús por primera vez necesi-
■ LA RESURRECCIÓN Y REAPARICIÓN DE JESÚS 315

ten bastante tiempo para poder comprenderla (Barton, 1925).


Puede ser que al comienzo traten de encontrar otras explicaciones
para la tumba vacía, como lo hizo Alaría (vers. 2, 13-15). Tal vez
luego verifiquen los hechos pero no queden convencidos, como
fue el caso de Pedro (vers. 6, 7). Sólo cuando se encuentren perso-
nalmente con Jesús y se comprometan con él comprenderán plena-
mente el significado de este acontecimiento asombroso (vers. 16-
18,26-28).

Cumplimiento del discurso de despedida


Uno de los principales propósitos de los relatos de las aparicio-
nes en el Evangelio de Juan parece ser demostrar que muchas de
las cosas que Jesús prometió en su discurso de despedida (caps. 13-
17) ya han comenzado a cumplirse a pocos días de su muerte y re-
surrección (Talbert, Reading John, 253-255). Jesús vuelve a sus dis-
cípulos como había prometido (20:19; compare con 14:18; 16:22),
les trae su paz (20:21; compare con 14:27). Trae regocijo a sus
corazones (20:20; compare con 16:22), y el Espíritu, como lo había
anunciado (20:22; compare con 16:7). Ha llegado el momento del
perdón mutuo (20:22, 23; compare con 13:14, 15). Al encontrarse
nuevamente con Jesús, los discípulos han entrado en el tiempo del
cumplimiento.

■ Apliquemos la Palabra

Juan 20

1. ¿Puede pensar en algún mom ento del pasado en el que


tuvo dificultad para creer? ¿Cómo resolvió esa dificultad?
¿Qué forma adoptó su “reencuentro” con Jesús? ¿Qué
lecciones extraídas de esa experiencia podrían ayudarle a
usted y a otros a mantener la fe a pesar de las posibles du-
das del presente?
2. ¿Qué significa para usted el término h e r m a n o ? ¿Qué esta-
ba tratando de comunicar Jesús a sus discípulos por m e-
dio de ese término? ¿De qué manera afecta su relación
316 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

con sus propios hermanos la forma en que se relaciona


con Jesús?
3. ¿Dónde podría utilizar en este mom ento la paz de Jesús?
¿Hay temores interiores que estorban su confianza? ¿Hay
personas que hacen que la vida sea difícil de sobrellevar?
¿Hay situaciones laborales, escolares o familiares que ere-
an disturbios en su vida? ¿Cómo puede ser suya la paz de
Jesús en forma más efectiva en medio de los obstáculos?
¿De qué maneras específicas cambiaría su vida si poseyera
más plenamente la paz de Jesús?
4. ¿Qué estrategias utiliza usted para que Jesús sea real en
su experiencia actual? ¿Cómo puede “tocar” las manos y
el costado de Jesús hoy?

■ Investiguemos la Palabra
1. Compare cuidadosamente este capítulo con M ateo 28,
Marcos 16, Lucas 24, Juan 21, Hechos 1 y 1 Corintios 15.
M encione todas las apariciones de Jesús posteriores a su
resurrección y registradas en el N uevo Testamento. ¿De
qué manera concuerda el relato de Juan 20 con los relatos
de otros libros del N uevo Testamento? ¿En qué se dife-
rencia de ellos? ¿Qué información puede agregar usted a
los comentarios hechos en este capítulo?
2. Con la ayuda de una concordancia, busque todos los textos
donde aparezca la palabra resu rrecció n fuera de los Evange-
lios. Haga fistas separadas para los que hacen referencia a
la resurrección de Cristo y los que se refieren a la resu-
rrección de los creyentes en ocasión de la segunda veni-
da. Repase sus listas buscando cada texto en su contexto y
responda las siguientes dos preguntas: ¿Qué significado
teológico da el Nuevo Testamento a la resurrección d e je -
sús. ¿Qué relación existe entre su resurrección y la de los
creyentes en ocasión de la segunda venida? Finalmente,
escriba una página o dos acerca de lo que significa para
usted la resurrección de Jesús.
■ LA RESURRECCIÓN Y REAPARICIÓN D E JESÚS 3Π

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Para acceder a un comentario minucioso de los argumen-
tos en favor de la historicidad de la resurrección de Jesús,
véase J. M cDowell, E v id e n c ia q u e e x ig e u n v e re d ic to , 1:179-
265.
2. E. G. de White comenta Juan 20 en E l D e se a d o d e to d a s la s
g e n te s , 732-737, 743-748.
\
SEXTA
PARTE
Epílogo
Juan 21
CAPITULO DIECISEIS

Los Discípulos Dan su Vida


Juan 21

A menudo se describe Juan 21 como el epílogo del cuarto Evangelio


porque el material de este capítulo aparece después de lo que serían laspa-
labras finales del Evangelio en 20:30 y 31. Ya sea que este material for-
mar a parte de la edición original del Evangelio, fuera añadido por el au-
tor en una segunda edición o haya sido tomado de las memorias del autor e
incorporado tras la muerte de éste (entre las muchas teorías que abun-
dan), el relato que conforma la mayor parte de este capítulo es una her-
mosa adición a nuestro conocimiento del ministerio de Jesús y del efecto
que tuvo sobre sus discípulos.
Por cuanto este capítulo funciona como conclusión del Evangelio de
Juan, he decidido dividirlo en despartes. La primera considerará los reía-
tos que forman la mayor parte del capítulo (vers. 1-23). La segunda par-
te toca brevemente los versículos 24 y 25, con el propósito de llevar todo el
libro a su conclusión.

■ Introduzcámonos en la Palabra
Juan 21

Lea Juan 21 completamente varias veces, y luego responda


las siguientes preguntas:
1. M encione todas las apariciones de Jesús posteriores a su
resurrección y registradas en el Evangelio de Juan.
321
322 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

¿Cuántas son? ¿Cuántas personas vieron a Jesús? Exprese


en un párrafo o dos cuál le parece que fue el propósito
principal de las apariciones de Jesús posteriores a su resu-
rrección en el Evangelio de Juan.
2. Compare Juan 21 con Génesis 1 y 2. ¿De qué maneras se
presenta a Jesús como Adán? ¿Qué implicaciones sugiere
esta comparación en cuanto al propósito del ministerio de
Jesús? ¿Tiene alguna implicación para el debate acerca de
la naturaleza humana de Cristo?
3. ¿Qué ideas de este capítulo serían especialmente intere-
santes para la segunda generación, que no conoció a Jesús
ni a ninguno de los que conocieron a Jesús mientras ca-
minó sobre la tierra en forma física? Escriba su respuesta,
ya sea en forma de enumeración o en un párrafo o dos.
4. Jesús interroga a Pedro tres veces. Haga tres columnas en
una hoja de papel. Anote en la primera las palabras exactas
de las tres preguntas de Jesús. Escriba en la segunda las
respuestas de Pedro, y las respuestas de Jesús en la terce-
ra. Observe las semejanzas y las diferencias entre los tres
grupos de preguntas y respuestas. ¿Qué significado pue-
de extraer de este encuentro entre Jesús y Pedro? ¿Por
qué pregunta Pedro inmediatamente por Juan?
5. Juan 21:20-23 es una referencia muy temprana al esfuerzo
de algunos cristianos por establecer el tiempo aproximado
de la segunda venida de Jesús. ¿Qué podrían haber estado
tratando de lograr los “hermanos” al esparcir este rumor.
Escriba su respuesta. ¿Cuáles habrían sido las consecuen-
cías de ese rumor si Juan no se hubiera tomado el tiempo
de acallarlo?

■ Exploremos la Palabra
Estructura y Antecedentes del Pasaje
Juan 21 cuenta cómo los discípulos se encontraron con Jesús en
Galilea después de su resurrección. Luego de una larga e infruc-
■ LOS DISCIPULOS DAN SU VIDA 523

tuosa noche de pesca, Jesús dirige sus esfuerzos desde la orilla, y


todo termina en un gran éxito (vers. 1-6). Cuando arrastran la pes-
ca hasta la orilla, se encuentran con que Jesús ya les ha preparado el
desayuno (vers. 7-14). Después del desayuno, Jesús y Pedro salen a
caminar por la playa (vers. 20) para que Jesús pueda asegurarle a
Pedro que es digno de seguir siendo uno de sus discípulos (vers.
15-19) y para definir la relación entre Pedro y el autor del cuarto
Evangelio (vers. 20-23).
La impresión que uno recibe de los relatos acerca de las apari-
dones de Jesús, especialmente en el Evangelio de Juan, es que ellas
fueron ocasionales y más bien inesperadas. Alaría, los once, Tomás
y ahora siete discípulos se sorprenden por lo repentino de las apari-
ciones de Jesús ante ellos. En un sentido real, el ministerio de Jesús
para con sus discípulos fue completado en el aposento alto (caps.
13-17). El les dice muy pocas cosas después de su resurrección.
Las apariciones posteriores a la resurrección tuvieron básicamente
el propósito de confirmar la autenticidad de la resurrección.

E l Pasaje en Detalle
Siete de los discípulos de Jesús, incluyendo a Pedro y a los hijos
de Zebedeo, deciden salir a pescar en el M ar de Tiberias, otro
nombre para el M ar de Galilea (vers. 1-3). Uno ellos es el “discípu-
lo a quien Jesús amaba” (vers. 7, 20, 24). Pero el relato no dice que
él sea uno de los hijos de Zebedeo, puesto que se incluyen en el
grupo otros dos discípulos no identificados (vers. 2).
Los discípulos pasan afuera toda la noche (vers. 3), pero no pes-
can nada. ¿Por qué estaban pescando de noche? Hay dos tipos
principales de pesca: la pesca con redes y la pesca con anzuelos. En
las aguas claras del día, el método preferido es la pesca con anzuelo,
en el cual el pez es atraído por algún objeto brillante o que parece
apetitoso; lo muerde y queda atrapado. Aunque la pesca con red
permite atrapar una gran cantidad de peces al mismo tiempo, gene-
raímente no funciona en aguas claras a la luz del día, porque los
peces ven la red y la eluden. La pesca con redes tiene más éxito de
noche, cuando se puede sorprender a los peces.
524 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

Pero los discípulos trabajan toda la noche sin éxito. Al llegar la


mañana, sólo queda una oportunidad. Si pueden tirar la red donde
da la sombra del barco, quizá puedan sorprender a unos pocos pe-
ces cuyos ojos se han acostumbrado al brillo de la mañana. Jesús
aparece repentinamente en la orilla, aunque los discípulos no lo
reconocen en este momento (vers. 4). El les sugiere que tiren la
red al otro lado del barco, donde da el sol (vers. 5, 6). ¡Quienquiera
que sea este personaje que está en la playa, no parece saber mucho
de pesca!
Lo que los discípulos están por descubrir es que Jesús es el se-
gundo Adán (Rom. 5:12-21; 1 Cor. 15:45-49). Es Adán como
Adán debería haber sido, en perfecta relación con Dios y en pleno
ejercicio de su señorío sobre la tierra, ¡incluyendo el dominio sobre
los peces del mar (véase Gén. 1:26-28)! Los peces del mar obede-
cen esa mañana la orden de Jesús y nadan directamente hacia la
red de los discípulos.
A muchas personas les gusta discutir acerca de si Jesús tenía la
naturaleza de Adán antes o después de la caída. Y es comprensible
que no se pusieran de acuerdo al respecto, pues ambas posiciones
tienen en cierta medida apoyo bíblico. En Romanos 8:3, por ejem-
pío, se presenta al Hijo de Dios como viniendo en semejanza del
hombre de pecado, una condición requerida por la caída de Adán.
Juan 21, por otro lado, muestra a Jesús demostrando la clase de
poder que Adán tenía antes de la caída. Como en muchas otras
áreas de la teología, la imagen que la Biblia nos da del asunto no es
tan simple como algunos quisieran hacernos creer.
Esa es toda la evidencia que necesita el discípulo amado para
deducir antes que nadie lo que ocurre (21:7; 20:8). Pedro no vacila
esta vez en actuar sobre la base de la percepción espiritual del otro
discípulo. Impetuoso como siempre, salta inmediatamente al agua
para llegar más rápido adonde está Jesús, mientras el resto de los
discípulos lo siguen en el bote, arrastrando una gran pesca (vers.
7, 8).
Cuando llegan a la orilla, descubren que Jesús ha estado pescan-
do por su cuenta y ha comenzado a preparar el desayuno sobre
una fogata (vers. 9). El agrega algunos de los 153 grandes peces
■ LOS DISCIPULOS DAN SU VIDA 325

que los discípulos han pescado bajo su dirección (vers. 10, 11), y el
autor del Evangelio observa que la red no se ha roto a pesar de la
gran pesca (vers. 11).
A esto sigue un desayuno más bien silencioso, durante el cual
los discípulos comen el alimento que Jesús ofrece (vers. 12, 13).
¿Por qué guardan silencio los discípulos? ¿Estaban acaso insegu-
ros de que éste fuera realmente Jesús? ¿Estaban confundidos acerca
de la relación de las apariciones de Jesús posteriores a su resurrec-
ción con el discurso de despedida que pronunció antes de su cruci-
fixión? De cualquier manera, compartían las mismas incertidum-
bres que sentiría la segunda generación ante la muerte del discípu-
lo amado. La presencia física de Jesús no daba ventajas a los disci-
pulos. Sólo la partida de Jesús y la llegada del Espíritu les propor-
donaría una seguridad sólida, y esa realidad era la misma tanto pa-
ra la primera como para la segunda generación de cristianos.
Es interesante notar que el desayuno es descrito en el lenguaje
de la Cena del Señor y de la abmentación de los cinco mil, utilizan-
do en el versículo 13 las mismas palabras que se encuentran en
Juan 6:11: “Jesús... tomó el pan y les dio”. Estas palabras nos re-
cuerdan los relatos de la Cena del Señor en Mateo 26:26, Marcos
14:22 y Lucas 22:19 (véase también 1 Cor. 11:23). Aunque el
Evangelio de Juan no contiene ningún relato de la Cena del Señor,
este incidente, combinado con el relato del capítulo 6, tiene el in-
confundible sabor del servicio de comunión.
Después del desayuno, de acuerdo con el versículo 15, Jesús in-
terroga a Pedro tres veces con respecto a la profundidad y la since-
ridad de su. relación con él, sin duda en respuesta intencional a la
triple negación que Pedro hizo de Jesús en Juan 18:15-18 y 25-27.
Jesús pregunta tres veces, Pedro responde y Jesús replica a esa res-
puesta (vers. 15, 16, 17). Jesús pregunta cada vez: “Simón, hijo de
Jonás, ¿me amas?” Pedro responde todas las veces: “T ú sabes que
te amo”. Cada vez Jesús responde diciendo algo como: “Apacienta-
/pastorea mis corderos/ovejas”.
La primera vez, Jesús agrega una frase. “Simón, hijo de Jonás,
¿me amas más que éstos}” (vers. 15). ¿Lo ama Pedro más que los
otros discípulos? Jesús quería sin duda dirigir la atención de Pedro
326 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

hacia este punto, puesto que anteriormente había sido muy rápido
en jactarse de que su lealtad superaba la de los demás (Mat. 26:33).
Pero cuando Pedro se niega a responder esta parte de la pregunta
(Juan 21:15), Jesús acepta su silencio como una confesión y no lo
vuelve a presionar acerca de eso (vers. 16, 17). Parecería, al menos
hasta los versículos 20 al 23, que Pedro ha aprendido algo acerca de
cuán insensato es que las personas se comparen espiritualmente
unas con otras. Lo que vale es la profundidad de la relación que
uno tiene con Jesús, no cómo se compara esa profundidad con la de
los demás.
A lo largo de los siglos, los eruditos y los predicadores han dado
gran importancia al hecho de que en este pasaje se usen dos pala-
bras griegas diferentes para referirse al “amor”. También les ha lia-
mado la atención al hecho de que haya leves variaciones en las res-
puestas que Jesús da a Pedro. Cuidadosas investigaciones recien-
tes indican, sin embargo, que Juan acostumbraba utilizar sinóni-
mos sin la intención de que sus lectores dedujeran algún significado
especial de las variaciones del significado básico (Beasley-Murray,
John, 394; Talbert, Reading John, 261). Las dos palabras griegas pa-
ra “amor” (agápe y filéo) son utilizadas claramente como sinónimos
en el resto del cuarto Evangelio. Ambas pueden servir para refe-
rirse al amor de Dios para con la humanidad (3:16; 16:27), al amor
del Padre para con su Hijo (3:35; 5:20), al amor de Jesús para con
nosotros (11:5, 3 ) o a nuestro amor para con él (8:42; 16:27). ¡Pare-
ce que Juan no estaba preocupado por el uso preciso de las palabras
como muchos de sus intérpretes (Brown, 2:1102, 1103)!
Lo que tenemos en los versículos 15 al 17, por lo tanto, es esen-
cialmente una repetición triple del esquema: pregunta de Jesús,
contestación de Pedro y respuesta de Jesús. Esto es inesperado y
podría parecer ofensivo por parte de Jesús. Ese interrogatorio pe-
netra hasta las profundidades del ser de Pedro a costa de un gran
dolor (vers. 17; véase Beasley-Murray, John, 405). La confianza de
Pedro en sí mismo y su dogmatismo van haciéndose pedazos hasta
que lo único que le queda es la certeza de que Jesús conoce su cora-
zón y que será justo en sus juicios.
Los que procuran desarrollar todo el potencial físico del cuerpo
u LOS DISCÍPULOS DAN SU VIDA 527

humano saben que nada se logra sin esfuerzo. Ese principio parece
ser también una ley del crecimiento espiritual. Quienes han pro-
gresado mucho en su vida espiritual generalmente han sufrido mu-
cho. Esta es quizás una de las principales razones por las que habrá
pocas personas ricas en el reino de Dios. El dolor, las pérdidas, la
pobreza y la angustia emocional suelen colocar a las personas don-
de es posible el mayor desarrollo espiritual. Y a veces, como ocu-
rrió en el caso de Pedro, el autor del dolor es Jesús mismo, quien,
como un cirujano amante, hiere para poder curar. Jesús no se con-
tenta con respuestas rápidas o superficiales. Insiste en llegar hasta
los verdaderos sentimientos y motivaciones de aquellos a quienes
ama. Sin embargo, el proceso tiene generalmente un precio.
En el texto, el triple diálogo parece tener lugar en presencia de
los otros discípulos en el lugar del desayuno. Pero el versículo 20
sugiere que Jesús y Pedro estaban caminando por la playa. Elena de
W hite sugiere que Jesús y Pedro se pusieron de pie y entablaron
una conversación privada mientras caminaban (El Deseado de todas
las gentes, 753). Sin embargo, también sugiere que la confesión de-
bió ser hecha ante los otros discípulos para que Pedro pudiera así
recuperar la confianza de ellos luego de su terrible traición en el
atrio del sumo sacerdote (18:15-18, 25-27; W hite, El Deseado de to-
das las gentes, 751).
Después de la confesión de Pedro, Jesús le asegura que será uno
de sus seguidores más aceptados y fieles hasta la muerte (vers. 18,
19). “¿Podemos decir (junto con muchos) que Pedro fue aquí
puesto nuevamente en su cargo? N o exactamente, puesto que
nunca fue excluido de él. Pero después de una conducta como la
suya, de la profunda herida que recibió el honor de Cristo, de la
mancha que trajo sobre su investidura, del daño producido a la re-
putación que tenía entre sus hermanos, así como para su propio
consuelo y en vista de la gran obra que tenía por delante, se necesi-
taba una renovación tal de su llamado para el restablecimiento de
su posición como discípulo” (Jamieson, Fausset y Brown, 1078).
La tarea suprema de la vida de Pedro es “seguir” a Jesús (vers.
19). Debe hacer las cosas que hizo Jesús. Debe tomar el lugar de
Jesús a lo largo de su vida sobre la tierra. Su papel, como el de to-
328 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

dos los discípulos, es reemplazar a Jesús en su obra en favor de


otros sobre la tierra (véase la conclusión del capítulo 12 de este li-
bro). Como tal, la obra de Pedro y de los demás discípulos es para-
lela a la obra del Espíritu Santo, según se presenta en el discurso de
despedida. Bajo la dirección del Espíritu Santo, y por medio de su
palabra y de sus escritos, Pedro y los demás discípulos harían que
Jesús fuera real para una nueva generación.
Pedro no está aún totalmente curado de la enfermedad de la
comparación. Mientras camina con Jesús por la playa, se da vuelta
y ve al discípulo amado siguiéndolos (vers. 20; ¿acaso querría ase-
gurarse de su parte con Jesús?). Pedro quiere saber cómo será el
futuro del discípulo amado (vers. 21, ¿comparado con el suyo?). La
respuesta de Jesús es enfática en el original: “Sígueme tú” (vers.
22). Las vivencias del discípulo amado no deben ser la preocupa-
ción de Pedro.
Puede ser que Pedro tomó la orden de Jesús “Apacienta mis
corderos” como una indicación de que él iba a ser la cabeza de la
iglesia por encima de los otros discípulos, incluyendo a Juan. Si era
así, se esperaría que se preocupara por la experiencia de Juan como
cualquier otro miembro de la iglesia. Jesús prohíbe claramente tal
exclusividad por parte de Pedro. La iglesia debe tener muchos líde-
res, no sólo uno. La iglesia encontraría seguridad en la multitud
de consejeros.
Existe un espíritu de independencia y de dominio sobre los de-
más que lleva a la ruina espiritual cuando se practica en la iglesia.
Uno de los puntos fuertes de la Biblia es que hay cuatro Evange-
líos, no sólo uno. Eso evita que nos formemos una sola idea, una
sola imagen de Jesús, un patrón absoluto que todas las personas,
no importa su raza, cultura o personalidad, deban seguir. El mismo
Dios que creó una infinita variedad de pájaros, animales, flores y
peces, respeta también la diversidad de su rebaño humano. La
iglesia, por lo tanto, sólo reflejará verdaderamente su carácter por
medio de un liderazgo diverso que refleje el carácter diverso del
cuerpo mismo.
Como se mencionó en la Introducción a este libro, el propósito
principal de Juan 21:20-23 era acallar el rumor que estaba circu­
U LOS DISCÍPULOS DAN SU VIDA 329

lando por las iglesias de que Juan viviría para ver la venida de Jesús.
La conclusión, sin duda por la edad avanzada de Juan, era que el
regreso de Jesús era inminente a fines del primer siglo. Pero como
todos los otros intentos dirigidos a calcular la generación durante la
cual vendría Jesús, este rumor era extremadamente peligroso (el
autor hace un examen extenso de los peligros latentes en el estable-
cimiento de fechas en su libro What the Bible Says About the End-Ti-
me).
La muerte de Juan resultaría devastadora para una iglesia que
creía que Jesús había predicho su regreso dentro del lapso de la vi-
da del discípulo amado.
El autor del Evangelio aclara que el comentario de Jesús con
respecto al discípulo amado ha sido mal entendido. Jesús no dice
que Juan vivirá hasta verlo venir, sino más bien que el futuro de
Juan, aun cuando sea notable, no es asunto de Pedro. Una inferen-
cía de este incidente es que ninguna declaración humana, ni si-
quiera una inspirada o una que provenga de los labios del Señor
mismo, está totalmente inmune a ser mal entendida. Mientras dure
la vida, tendremos que esforzarnos continuamente por expresar y
comunicar con claridad a los demás las cosas buenas que Dios nos
ha revelado. Ese pensamiento debiera humillarnos al hacernos
pensar en cuán a menudo hemos supuesto cosas acerca de personas
o ideas basándonos en una mala interpretación de algún comenta-
rio hecho al pasar. Nuestra comprensión de Dios y de otros es dé-
bil y defectuosa en el mejor de los casos (Jer. 17:9).

Principales Temas del Pasaje

La pesca y la iglesia
El relato de la gran pesca parece tener fuertes visos simbólicos
para el autor del Evangelio. A la luz de los capítulos 17 al 20 y de
los relatos de los milagros registrados en el Evangelio, hemos ob-
servado la preocupación del evangelista por la segunda generación
de cristianos, que pronto tendrían que enfrentar la vida sin la direc-
ción de alguien que hubiera caminado con Jesús en la carne.
33 0 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JUA N ■

El relato de Juan 21 actúa como una parábola acerca de la iglesia


en la época de Juan. Los discípulos representaban la primera ge-
neración de cristianos, los que habían caminando y hablado con
Jesús. La segunda generación de cristianos, representados por los
peces, vendría a Jesús a través de ellos y de sus escritos. La historia
presenta una cantidad de ideas que los lectores de la segunda gene-
ración apreciarían.
Por un lado, es evidente que Jesús mismo dirigió la conversión
de la segunda generación. Los discípulos no podían por sí solos lo-
grar nada. Sólo con la dirección de Jesús pudieron lograr una cose-
cha. Aunque ya no estaba presente físicamente, el cuidado y la
preocupación de Jesús por la segunda generación era tan real como
si hubiera estado de pie en la orilla de sus vidas.
La cantidad y el tamaño de los peces indican que el ministerio
de los discípulos sería bastante exitoso. La red que no se rompe
simboliza la unidad de la iglesia, aunque está compuesta por dos
generaciones y por personas provenientes de una enorme variedad
de trasfondos; la unidad de la iglesia no sería amenazada por la
transición a la segunda generación.
Es interesante notar también que Jesús pescó otros peces por sí
mismo, aparte de los esfuerzos de sus discípulos. ¿Simboliza esto
que algunos miembros de la segunda generación recibieron llama-
dos directos por parte de Jesús, como sucedió con los discípulos?
N o todo verdadero discípulo de Jesús es llamado directamente por
la iglesia (véase Mar. 9:38-40; Jamieson, Fausset y Brown, 1078).
Uno de los títulos más importantes aplicados a la iglesia en el
Evangelio de Juan es el de “hijos de Dios”, que aparece en el punto
central del prólogo (1:12). Puede ser coincidencia, pero un erudito
ha observado que en arameo (el idioma de Jesús y sus discípulos), la
expresión que significa “hijos de Dios” está formada por letras cuyo
valor numérico suma 153, exactamente el mismo número de peces
pescados en el capítulo 21 (vers. 11, véase Romeo). Ya sea que ese
número haya sido reconocido por los lectores originales como sig-
nificativo o no, el relato parece tener grandes implicaciones para
la segunda generación de la iglesia.
■ LOS DISCIPULOS DAN SU VIDA 331

Seguir a Jesús
Jesús dice a Pedro “sígueme” dos veces (vers. 19, 22). Puesto
que es el único discípulo llamado así en Juan 21, Pedro es el re-
presentante de todos los discípulos. Jesús indica en los versículos
18 y 19 que seguirlo es una tarea de toda la vida, y que llevará en
algunos casos a la tortura y a la muerte. Es significativo que la
muerte de Pedro sea descrita en términos que recuerdan al lector la
muerte de Jesús mediante la crucifixión. La muerte de Pedro sería
como la muerte de Jesús. Así como la muerte de Jesús trajo gloria a
Dios (7:39; 12:23; 17:4, 5), la muerte de Pedro y de los discípulos
traería gloria a Dios (vers. 19).
U n tema importante del Evangelio es que la muerte de Jesús es
el medio por el cual él trae vida a una nueva generación. El dio su
vida para que los que lo siguen puedan tener vida (véase especial-
mente 10:11-18). Ahora llama a Pedro y por extensión a los otros
discípulos a dar sus vidas por las ovejas, aun hasta la muerte. Deben
llegar a ser subpastores del buen Pastor y a manifestar la misma
preocupación que éste por el bienestar del rebaño (21:16 dice lite-
raímente en el original: “Pastorea mis ovejas”).
La vida, la muerte, las palabras y los escritos de los discípulos
de Jesús se convirtieron en un puente por medio del cual la según-
da generación entró en relación con Jesús. También son el puente
por medio del cual cada uno de nosotros ha venido a Cristo. Por
medio de la habilitación del Espíritu, los discípulos, aunque eran
débiles y testigos defectuosos, superaron ampliamente cualquier
expectativa razonable. La palabra de Jesús ha salido con poder a
través de ellos. Al igual que Jesús, no dieron sus vidas en vano.

Conclusión del Evangelio


Este capítulo y el Evangelio como un todo concluyen con una
validación del testimonio del autor del Evangelio, el discípulo
amado (vers. 24). Aunque está a punto de concluir su obra, siente
que apenas ha arañado la superficie de las abundantes e incompara-
bles riquezas que pueden encontrarse en los relatos de lo que Jesús
dijo e hizo. Cualquiera que contempla lo suficiente la vida y el ca­
552 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

rácter de Jesús puede multiplicar los Evangelios infinitamente


(vers. 25), una tarea a la que este Evangelio ha contribuido sin du-
da. En el análisis final, el Evangelio más importante para usted es el
que Jesús ha escrito en su corazón por medio del Espíritu Santo.
Como miembro de la nueva generación de Jesús, ¿ha permitido
usted que las palabras y las obras de Jesús tengan todo el lugar que
les corresponde en su vida? ¿Ha llegado a creer que su palabra es
tan buena como su presencia física sobre la tierra? Al creer, ¿ha ex-
perimentado vida abundante en su nombre? ¿Está listo para escri-
bir su propio Evangelio, como un testimonio en favor del Jesús
que ha llegado a conocer? La historia del Evangelio de Juan y las
páginas de este libro están llegando a su fin. El impacto de Jesús en
su vida recién está comenzando.

■ Apliquemos la Palabra
Juan 21

1. ¿Hubo momentos en su vida cuando D ios parecía ausente


y en los que decidió “salir de pesca” espiritualmente por
un tiempo? Describa alguno de esos mom entos y trate de
recordar los medios con los cuales D ios tuvo éxito para
captar su atención nuevamente. ¿Cómo puede usted
abrirse más a tales encuentros en el futuro?
2. ¿Si le hicieran la misma pregunta que Jesús hizo a Pedro,
¿cómo respondería? En base a sus propias experiencias de
fracaso, ¿cómo le parece que se sentía Pedro en relación
con su triple negación de Jesús registrada en Juan 18?
¿Cómo se siente usted cuando fracasa? ¿Qué métodos ha
utilizado D ios para “restablecerlo”?
3. ¿Se compara usted alguna vez con otros? ¿Se ha pregunta-
do alguna vez por qué la vida de otras personas se mueve
de una manera determinada? ¿Cómo afectó eso su deseo
de hacer lo que Dios le estaba pidiendo a u sted ? El resulta-
do de esa reflexión, ¿fue positivo o negativo? ¿Por qué? A
menudo nos comparamos con otros, ya sea para racionali­
■ LOS DISCIPULOS DAN SU VIDA 533

zar nuestra conducta o para culpar a D ios de ser injusto.


¿Cómo ha funcionado la comparación en su experiencia?
4. ¿Han sacado alguna vez fuera de contexto sus comenta-
ríos o los han malinterpretado por completo? Describa la
última vez que le ocurrió esto. ¿Le consuela saber que
aun Jesús, el omnisapiente Hijo de D ios, también fue mal
interpretado, aun por cristianos sinceros y bien intencio-
nados? ¿Qué sugiere Juan 21:20-23 acerca del valor de la
información de segunda o de tercera mano? ¿Por qué no
debería el Evangelio de Juan ser tratado igual que otras
fuentes de información de segunda mano?
5. ¿Se ha encontrado alguna vez con personas que han trata-
do de calcular la fecha del fin? ¿Cómo respondió a su for-
ma de pensar? ¿Qué consecuencias tuvo su propia vida y
en la de estas personas el hecho de que el tiempo conti-
nuara más allá de sus expectativas? ¿Cómo se referiría
Juan a esos cálculos?

■ Investiguemos la Palabra
1. Compare cuidadosamente Lucas 5:1-11 con Juan 21:1-14,
tomando nota de todas las palabras en común y de las dife-
rencias significativas. Compare los contextos de ambas
historias. Con la ayuda del C o m e n ta rio b íb lico a d v e n tis ta y
de la serie Biblia Amplificada, trate de desarrollar un ser-
m ón o un ensayo en el que compare y contraste ambas
historias extrayendo las lecciones apropiadas en cada ca-
so. ¿Qué otros relatos de pesca encuentra en los Evange-
líos? ¿Qué luz arrojan sobre Lucas 5 y Juan 21?
2. Busque todo lo que dice el Nuevo Testamento acerca del
perdón. Estudie estos pasajes cuidadosamente y formúlese
luego la siguiente pregunta: ¿Se habría perdido Pedro si
hubiera muerto entre el momento en que negó a Jesús y el
m om ento en que Jesús lo restableció como uno de sus
discípulos?
334 LA BIBLIA AMPLIFICADA—JU A N ■

■ Estudio Adicional de la Palabra


1. Con respecto al significado de la pesca para la segunda
generación de cristianos, véase P. S. Minear, “T he Au-
dience o f the Fourth Evangelist”, y T. A. Romeo, “Gema-
tria and John 21:11”.
2. Para obtener mayor información respecto al diálogo de
Jesús con Pedro, véase G. R. Beasley-Murray, J o h n , 404-
409; R. E. Brown, T h e G o sp e l A c c o r d in g to J o h n , 2:1102-
1117.
3. Para considerar vislumbres adicionales acerca de Juan 21,
véase E. G. de W hite, E l D e s e a d o d e to d a s la s g e n te s , 749-
756.

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