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CAPÍTLJLO 7

u·n diálogo entre genes y sinapsis


Eric R. Kandel, M.O.

l. no de los aspecto� más remarcables de la conducta animal es su capacidad para


111odillcarla mediante el aprendizaje, una 01pacidad que alcanza su forma más cleva-
11" <·n los scrt'S humanos. En mi opinión, d aprendizaje y la memoria han sido skm-

1'' 1' procesos men talt'.s ra�ci nantes porque hacen referencia a una de las características
lu11d::imentales de la acúvidad humana: nuesn-a capacidad de adquirir nuevas ideas a
¡11111ir de la e..xpeliem;ia y de retenerlas en la memoria. ;\dcm,'is, a difert'.ncia dl'. nLros
¡1111t·csos mentales como el pcnsamicnlo, el lenguaje y la consciencia, el aprendizaje
11111 n:fa desde el primer 1nomemo accesible itl análisis celular y molecular.
Por eso, he sentido la cmiosidad de saber, por ejemplo, qué cambia en el ct'.rt'.hm
1 t11111do aprendemos. Y, una vez hemos aprendido algo, ¿cómo se reúene esa informa­
, h)11 en, el cereb ro ? He intentado af rontar estas c.uestiom:'i mediante. una estrategia rc­
d11<'('lonista que me permitiría estudiar formas elementales de aprendizaje y de me­
llHH l:l a nivel molecular en la célula, com.o aclivilla<lcs moleculares especificas en
1h•11•1n1inadas células nerviosas.

1 1 SlC arllculo se publicó originalmente en Sd.encc, Volumen 294, Número 5.544.


Jlfl¡.� 1 OJ0-1.038.
l lowurd l lughcs Medica! Lnslilul.C, CcnLcr for Ncurobiology and Behavior, Col.umbi�
1 1111,•11<· <JI Physkians �,ncl !:>ur gcon�. Ncw YMk <;l:tl(' Psychia1ric lnsliu.11.e, 1.051 River�kle
lhlVI', Nrw Yurk, NY 10032, U�A.
t\i l,i¡!l,1do dl 'i cllscur�o dl'I m1101 11 111 h111d1 ,rh�11 Nol,d, dlc1c111brc de 2000, (l)The Nnhe'
l..1. .u.un1 lullnn
Mi interés por el es1udio de la memoria se inici<� en la di:cacla ck 1950 com,i
resultado de mis investigaciones sobre psicoanálisis durnntc mis cs1udios uni­
versitarios en el Harvard College. Más Larde, en el transcurso de rni l'ormació11
médica, comencé a encontrar el método psicoanalítico Limitado porque tendían
tratar al cerebro, el órgano que genera la conducta, como una caja negra. A mi­
tad de la década de 1950, cuando todavía estaba estudiando medicina, cornencc
a apreciar que durante mi vida la caja negra del cerebro estaría abierta y que los
problemas del almacenamiento de la men1oria, que anteriormente eran domi­
nio exclusivo de psicólogos y del psicoanálisis, podían investigarse con los mé­
todos de la biología moderna. Como resultado de ello, mi interés por la 1nemo­
ria cambió de un enfoque psicoanalítico a un enfoque biológico. Cuando, des­
pués de acabar mi doctorado, pasé a ser hecario en los National lnstitutes of
Health (NIH) de Bethesda de 1957 a 1960, me centré en mejorar mis conoci­
mientos sobre la biología del cerebro y me interesé en conocer cómo el aprendi­
zaje produce cambios en las redes neuronales cerebrales.
Mi propósito al trasladar cuestiones sobre la psicología del aprendizaje al len­
guaje empírico de la biología no era reemplazar la lógica de la psicología o del psi­
coanálisis por la de la biología molecular de la célula, sino intentar conjugar estas
dos disciplinas y contribuir a una nueva síntesis que combinara la psicologfa
mentalística del almacenamiento de la memo1ia con la biología de la señalízación
neuronal. .Esperaba además que el análisis biológico de la memoria pudiera apor­
tar conocimientos adicionales, que el c.studio de la memolia podría revelar nue­
vos aspectos de la señalización neuronal. Efectivamente, así ha ocurrido.

Una estrategia redu ccionista radical para estudiar


el aprendizaje y la memoria

A primera vista, cualquier persona interesada en el aprendizaje y la memoria


podría estar tentado de abordar el problema en su forma más compleja e intere­
sante. Ésta fue la esLrategia que adoptamos Alden Spencer y yo en 1958 cuando
unimos esfuerzos en el NIH para estudiar las propiedades celulares del hipocam­
po, la parte del cerebro de los mamíferos que se creía implicado de forma más di­
recta en aspectos de la meu1oria compleja (Kandel y Spencer, 1961). lnicialmen­
te nos preguntamos: ¿son las propiedades electroflsiológicas de las células pira­
midales del hipocampo, que supuestamente son las principales que participan
en el almacenamiento de la memoria, fundan1entalmente diferentes de otras
neuronas cerebrales? En nuestras investigaciones, comprobamos que t0das las
células nerviosas, entre ellas las células piramidales del hipocampo, tienen pro­
piedades sefializadoras similares. Por tanto, las propiedades ele señalización in­
trínsecas de las neuronas no explicarían por si solas cómo se almacena la memo­
ria (Kandel y Spencer, 1968). Las funciones específicas del hipocampo provc-
nían no yfl de Iris propil'd;1dc, i111rr11�ccr1s de las 11curonas piramidales sino de sus
pa1rones de interconexiones funcionales, y del modo en que esas inl'eracciones
se modificaran durante el aprendizaje. Para abordar este problema, necesitába­
mos conocer cómo llega al hipocampo la información sensorial de una tarea
aprendida y cómo esa información procesada por el hipocampo influye en la res­
puesta conductual. Se trataba de un reto formidable, teniendo en cuenta que el
hipocampo contiene un gran número de neuronas e infinitas interconexiones.
Parecía improbable que fuéramos capaces de descubrir en un período de tie1n­
po razonable el modo en que las redes neuronales del hipocampo participan en
la conducta y cómo son modificadas por el aprendizaje.
Para trasladar la potencia de la biología moderna al estudio del aprendizaje,
parecía necesario adoptar un método muy diferente: un recluccionismo radical.
Necesitábamos estudiar los aspectos 1nás silnples del almacenamiento de la me­
moria en lugar de los más complejos, y hacerlo en los animales más manejables
desde el punto de vista experimental. Este enfoque reduccionista no era en
modo alguno nuevo en la biología del siglo xx. Piénsese en la utilización de
Drosophila en genética, de las bacterias y bacteriófagos en biología molecular y
del axón gigante de calamar en el estudio de la conducción de iJnpulsos nervio­
sos. Sin embargo, cuando se trataba de estudiar la conducta, muchos investiga­
dores rechazaban utilizar un enfoque reduccionista. En las décadas de 1950 y
1960, muchos biólogos y la mayoría de los psicólogos pensaban que el aprendi­
zaje era un área de la biología en que la utilización de modelos animales simples,
particularmente de los invertebrados, no tendría éxito. Estos críticos opinaban
que sólo los animales superiores muestran fonnas interesantes de aprendizaje y
que estas formas requieren organizaciones y mecanismos neuronales cualitativa­
mente diferentes de los de los animales sencillos.
En cambio, yo creia que las dudas sobre la utilización de sistemas experimen­
tales simples para el estudio del aprendizaje eran infundadas. Si existen formas
elementales de aprendizaje en todos los animales con un sistema nervioso evo­
lucionado, deben existir características de los mecanismos de aprendizaje a nivel
celular y 1nolecular que se conservan en las especies y que pueden ser bien es­
tudiadas incluso en animales invertebrados silnples.

Conducta aprendida sencilla en un invertebrado

Tras una búsqueda dilatada del animal experimental apropiado, me centré en el


caracol marino gigante Aplysia (fig. 7-1 A) porque ofrece tres ventajas importan­
tes: su sistema nervioso se compone de un número reducido de células nerviosas,
muchas de ellas gigantes, y (como se confirmó más tarde) muchas de ellas fácil­
mente identificables (Frazier y cols., 1967; Kandel, 1976). Mientras que el cerebro
de los mamíferos tiene un billón de células nerviosas centrales, Aplysia tiene tan
Reflejo de retirada branquial Senelblllzaclón

Descarga/
estímulo
en la cola

1.000

4 cadenas o trenes de
/ descarga/día durante 4 días

500

4 descargas aisladas
/

Descarga
/ única en la cola
100 ••••••••••••
t ..........._Control

o 1 4 7
8 Días después del proceso de sensibilización
FIGURA 7·1. Conduct.e aprendido (p,l¡t 11p11,·�t11).
, d c\r1,1a11n rcsp1nilorio del anínrnl. Un
A. Visión dorsal de A(lly�i t 1 (JUC muc¡;aru h, branquia
causa la contracción del sifón y la reti­
ligero golpdtlescMga en el sifón con una sonda fina
para permi1ir ver mejor la branquia . La
rada de la branquia. ,\qui, la concha está re1irada
mediante la aplicación de esllmulos do­
sensi bilización del reflejo de reti rada de la branquia
ita el reflejo de retirada Lanto del sifón
lorosos en mra parle del cuerpo, como la cola, facil
como de la branquia.
plazo en memoria a largo plazo en
B. La repetición espaciada convierte la memori a a corlO
, una li)!,era descarga en el sifón causa
Aplysia. Antes del entrena miento de sensibiliz ación
breve y débil. Tras una única descarga
sólo un reflejo de retirada del sifón y de la branquia
a descarga ligera produce una res­
dolorosa y sensibilizador a . aplicado en la cola , la mism
ho mayor, en un proceso de facilitación
puesta de retirada del sifón y de la branquia muc
descargas eléctricas en la co la , incre·
que dura aproximadamente 1 h. Si se aplican más
a.
mentan la amplitud y la duración de la respuest
RO y cols. Monosy naptic connections
(Modificado de: Frost V.TN, Castellucci VF, Hawkins
iLhdrawal reílex in Aplysia participa­
made by the sensory neurons of1he gill- and siphon-w
t ion. Proceedings of 1he Nacional Awdemy
te in the storage of long-term memory for sensiliza
8266-8269.)
of Scíences of the United Staie.s of America 1985; 82:

sólo 20.000 y sus conductas más sencillas, que puede n ser modificadas medi ante
el aprendizaje, pueden implicar a menos de 100 de estas células. Ad emás de ser
pocas en número, éstas son las células nerviosas más grandes del reino animal, lle­
gando a 1.000 µm de diáme tro, un tamaño suficie nt emente grande p ara ser vistas
a simple vista. Se pueden registrar estas grandes células fácilmente y durante ho­
ras, y se puede registrar de nuevo la misma célula durante días. Además, se pued en
separar fáci lmente para re aliz ar estudi os bioquímicos, de fon11a que a partir de una
úni ca célula se puede obtener sufici ente ARNm para formar una genoteca d e
ADNc. Por último, en estas células ident ificadas puede n i nyecta rse moléculas mar­
cadas, anticuerpos o productos genéticos. procedimientos que permitieron iniciar
el esmdio molecular de la transducción ele señales en las células nerviosas.
lrving Kupíermann y yo pronto d escribimos un reflejo ele defensa muy sim­
ple: la retirada de la b r anqui a tras la estimulación del sifó n , una acción similar a
la r ápida retirada de la mauo d e un objeco a rdiente. Cuando se aplica un estí­
mulo táctil débil en e.J sifón, tanto éste con10 la branquia se separa n a la cavidad
del manto par a protegerse bajo la concha (Pinsker y cols., 1970) (fig 7-1 A).
Kupfermann. Harold Pinsker y, más tarde, Tom Carew, Robert Hawkins y yo mis­
mo encontr amos que este sencillo retlejo podía modificarse media nte tres dife­
rentes formas de aprendizaj e: habituaci ón , sensibilización y condici o n amientO
clásico (Carew y cols., 1972; Pinsker y cols., 1970, 1973). Al estudiar estas tres
formas d e aprendizaje, n os sorprendió su semejanza con formas de ap rendizaje
similare.s en ve rtebr ados superiores y e n humanos. Como ocurre en el ap rendi ­
zaje de vertebr a dos, el almacenamiento de memoria en cada tipo d e aprendizaje
de Aplysia pasa po r dos fases: una memoria transitoria que dura minutos y una
Neurona
motora L7
Neuronas
sensoriales LE -+-,11

1
�== �

J
Branquia Branquia_L____

Neurona
motora
filw,1))1
J""' ---
Neurona /�
motora .
Neurona
motora
ílll 1 ,
J¡i,M-4-
Neurona Neurona J
B sensorial - \..---- sensorial ..,____

Sifón
Cola
NS
�-------...-4! neuronas
"' sensoóa
(24)


lnterneuronas
moduladoras neuronas
motoras
....__,,__.... (6)
lnterneuronas
(excitadoras,
inhibidoras)

e
FIGURA 7-2. Circuito nervioso del reflejo de retirada de la br·anquia en
Aplysia (pág. op1U'sW).
A. En cs1a visión dorsal del ganglio alxlomlnal, las seis célulns motoras de la branq uia iden­
tificadas son ma rrones y las siete neuronas sensori ales son azules. Una neurona sensorial
que tiene una sinapsis con la neurona motora L7 es estimulada déctricamente mediante un
electrodo intracelular, y un microelectrodo en la neurona motora regisLra el potencial sináp­
tico producido por el potencial de acción en la neurona sensorial ( ver el registro central en
[B)). La neurona sensorial lleva la información ele la piel del sifón, y la nc� u rona motora
tiene una conexión directa con la branquia.
B. Cada célula contribuye significativamente al reflejo. Al estimular una única neurona mo­
tora (registro de la izquierda) se produce un cambio detectable en la branquia, y al estimu­
lar una única neurona sensorial se genera un gran potencial sináptico en la neurona moto­
ra (registro central). la es• imulación repetida de una única neurona sensorial im:rementa la
frecuencia de. activación en la neurona motora, lo que provoca una contracción refleja vi­
sible en la hranqu ia (regisn·o de la derecha). Un único estímulo táctil en la piel suele activar
entre 6 y 8 de las 24 neuronas sensoriales, causando cada una 1 o 2 potenciales de acción.
La activación repetitiva de 10 potenciales de acción en una única neurona sensorial, dise­
ñada para estimular la activación de la población rotal (registro de la derecha) estimula sa­
tisfactoriamente la conducta refleja.
C. Diagrama del circuito del reílejo de retirada de la branquia. El sifón está inervado por
24 neuronas sensoriales que se conectan directamente con las 6 neuronas motoras. las neu­
ronas sensoriales también se conectan con poblaciones de interneuronas excitadoras e in­
hihidoras que, a s u vez, están conectadas con las neuwnas motoras. Al estimular la cola se
activ,m tres clases de intemeuronas moduladoras (las neuronas se.rotoninérgicas, las ne uro­
nas que liberan el péptido radiactivo pequeño y las cél ulas L29) que actúan sobre las termi­
nales ele las neuronas sensoriales y de las intemeuronas excitadoras. La acción serotoninér­
gica moduladora es la más importante. La inhibición <le la acción ele estas neuronas bloq uea
los efectos de los estímulos scnsibilizadores.
(Adaptado ele: Glanzman DL, Mackey SL, Hawkins RO y cols. Depletion of seroronin In rhc
nervous systcm of Aply�i" reduces the behavioral enhancemem of gill withdrawal as well as
the heterosynaptic íacilitalion produced by tail shock. The.Joumal of Ncuroscic11Ci" 1989; 9:
4200-4213.)

memoria duradera que persiste varios días. la conversión de la memoria a cor­


to plazo en memoria a largo plazo requiere la repetición espaciada. La práctica
hace la perfección, incluso en los caracoles (fig. 7-1 B) (Carew y cols., 1972;
Frost y cols., 1985; Pinsker y cols., 1973).
Inicialmente, nos centramos en un tipo de aprendizaje. La sensibilización es
una forma de miedo aprendido en que una persona o un animal experimental
aprenden a responder vigorosamente a un estímulo que, por lo demás, es neutral
(Frost y cols., 1985; Pinsker y cols., 1970, 1973). Por ejemplo, si se expone de re­
pente a una persona a un estímulo aversivo, como un disparo que pasa cerca de
ella, se sensibilizará al niido inesperado. Como consecuencia <le ello, se asustará
y se sobresaltará cuando reciba estímulos inocuos como un golpecito en el hom­
bro. Del 111ismo modo, al aplicar un golpe aversivo en una parte del cuerpo como
la cola, el caracol Aplysia reconoce al estímulo como algo aversivo y aprende a po-
.
tenciar sus rcspucslas deícnslva., ,dkj:t'l a diversos estítnulvs poslcríorcs ap licn-
dos al sifón, incluso cuando son Inocuos (Castellu cci y cols., 1989) (fig. 7-1 A).
Una única de scarga eléctrica produce una memoria que dura tan só lo minutos;
esta memor ia a c orto plazo no requi e re que se sin teticen nuevas protdnas. En
c ambi o, tras cuatro o cinco descargas espaciadas la memoria dura varios día s; esta
m e moria a la rgo plazo sí requiere que se sinte ticen nuevas proteínas. Un entre­
na mi ento más prolongado, como cu atro sesiones bre ves diarias d urante 4 días,
prolongan todavía más la memoria, que dura semanas, y que también requiere la
síntesis de nue vas proteínas. Por t ant o, al igual que el aprendizaje complejo en
mamíferos (Ebbinghaus, 1885/1963; Flexner y Flcxner, 1966), la m emoria a lar­
go pl azo para la sensibilización difie re de la memoria a corto plazo en que req uie­
re la sínte sis de nuevas prot eínas. Ésta fue nuestra primera prueba clara de la con­
servación de los mecanismos bioquünicos de Aplysia en vertebrados.
Kupfermann, Castell ucci, Carew, Hawkins, John Byrne y yo descubrimos los
principal e s compon entes del circui to ne rvioso del reflejo de retirada <le la bran­
quia (fig. 7-2). El circuito se localiz a en e l gangl io abdominal y tiene 24 neu ro­
nas se nsoriales me ca norreceptoras centrale s que inervan la piel de l sifón y tien en
conexion e s monosi nápticas direc tas con 6 células motor as de la branquia (Byr­
n e y cols., 1974, 1978a; C astellucci y cols., 1970) (fig. 7-2 C). Las neuronas sen­
soriales también tienen conexion es indirectas con las células motoras a través de
pequeños grup os de interneuronas excitadoras e inlübidoras (Hawkins y cols.,
1981 a, b). Ade más de ser ide ntificables, cada célula ej erc e ade más efec tos sor­
pr endentem e nt e impor tantes sobre la c on duc ta (fig. 7-2 B) (Byrne y cols.,
1978 a, b; Kandd, 1976). A m ed ida que estudiamos el circu ito neuronal d e este
re íl ejo, nos resultó más sorpr endente su constancia. En todos los animales que
examina1n os, cada cél ula se c onectaba só lo a de terminada s células diana y no a
otr as (fig. 7-2 C). Ocurría lo mismo en los ci rc uitos nerviosos de otras conduc­
tas en Aplysía, incluidos la tin ción, el control de la cir cul ación y la locomoción
(K andel 1976, 1979). Esta observación pl anteó una cuestión clave en el esLUdio
celular-bio lógico d el aprendi zaje: ¿cómo pu ed e producirse el aprendizaje en un
circuit o nervioso qu e está con ec tado de form a tan precisa?
En 1894, Santiago Ramón y Cajal (1894) propuso un a teoría sobre el almace­
namiento de la memoria según la cual la memoria se almacen a mediante la cre a­
ci ón de nuevas c onexiones. Esta pr edi cci ón no fue tenida en cuenta e n gran
medida durante medio siglo, pues los estudiosos del aprendizaje abordaron otras
h ipó tesis. En primer lugar, K arl Lashley, \Volfgang Kóhler y varios psicólogos de
l a Gest alt propusieron que el aprendizaje produce cambios en los camp os eléc­
tri c os o gr adientes quínúcos que , en su opinión, rodean las poblaciones neuro­
nales y son causados p or la ac tividad conjun ta de las célul as que partici pan e n el

proce so de aprendizaje. En se gundo h.1ga r, Alexander Forbes y Lorent e de Nó


propusi eron que la memoria se almacena de forma dinámica mediante una cade­
na auioexcitable de neu ronas. Más tarde, Dona ld 111.'bh ddcndió esta idea i;omo
mecanismo de lu mcmoriu a corlú plaz(). 1'01 Hhlnw, l lol1,1c·1· l lytlc11 p1·opm,o que
el aprendizaje modificab:1 la composición de bases del J\DN o del ARN. Aunq ue
se discutió ampllamenlc las venlajas de cada una de est as hipólesis, no ha bía
ninguna prueba directa de ninguna de ellas (Kandel, 1968).
Kupferm ann, Castellucci, Carew, Hawkins y yo afrontam os estas ideas alter­
nativas esLudiando directame nte cómo puede producirse el apr endizaje en un
circuito que tiene unos elem entos neuronales fijos. Para estudiar este problema,
exam inamos el circuito nervioso del re.ílejo de retir ada de la branquia bajo lo s
efectos de la sensibilización, el condicionamiento clásico o la habituación. Nues­
lros estudios aportaron prueb as claras de la hipótesis propuest a por Ra1nón y
Caj a!, según la cual en el aprendizaje se producen cam bios en la potencia de las
conexiones sináplicas entre células interc()nectadas <le fonna p recisa (Caste­
llucci y cols., 1970; Kupfcrmann y cols., 1970). Por tanto, si bien el programa <le
<lesanollo del organismo asegura que las conexiones enlre neuronas sean de una
manera determinada, no especifica su fuerza. Y al contrario, la e xperiencia alte­
ra la fuer za y la eficacia de estas conexiones químicas preexistentes. Bajo la pers­
pectiva de estas tres formas de aprendizaje, la pfasticidad sináplica surgió com o
un mecanismo fundamental para el almacenami ento de información en el siste­
ma ner vioso, u n mecanismo que se construye a partir de la es tructura mol ecular
de las sinapsis químicas (Milner y col s., 1998).

Biología molecular del almacenamiento


de la memoria a corto y a largo plazo

¿ Cuáles son los mecanismos m o leculare s por los qu e se establece la memo­


ria a corto plazo? ¿Cómo se convierte ésta en m emo ria a largo plazo? Lnicialmcn­
te, nos centramos en la sensibilización a corto plazo. Junto con J ames H. Sch­
wartz, descubrimos que los cambios sinápticos, al igual que l a conducta a corto
plazo, se. expresaban a pesar de qu e se inhibiera la síntesis de pr oleinas. Este
hallazgo nos sugirió por primera vez que la plasticidad sináptica a corto plazo
podría produ cirse me.diante un sislema de segundo mensaje ro com o el AMP cí­
clico (AMPc) (Schwartz y cols., 1971). Basándonos en e sta idea, Schwartz, Ho­
ward Cedar y yo descubrimos en 1972 que la estim ulació11 de las vías m odulado­
ras que participan en la facilit ación he terosináptica causaba un incremenlO de
AMPc en el ganglio abdominal (Cedar y cols ., 1972). Cedar y Schwartz (1972)
descubrieron que los neurotransmisores serotonina y dopamina podían estimu­
lar esta acción de la estimulación eléctrica e, igualmenle, provoca r un incremen­
t o de las concentraciones de AMPc. Más larde, Hawki.ns, Castellucci, David
G lanzman y yo describi m os el siste ma 1nodulador activado por un estímulo sen­
sibilizado r a la cola (Glanzman y cols., 1989; Hawkins y cuis., 1981h; Nlackey y
c ols., 1989). y confim1amos que contiene int emeuronas seroLOninérgicas.
Pos1crlonncn1c, dc�cuh1 i1111h que la scrownina uc1w, :--0111, n:ccp1orcs espe­
cíficos en las terminales prcsi11:lp1icas de la neurona sc11:..ori:1I, faciliiando la libe­
ración de transmisor. En 1976, Marcello Brunelli, Castcllucci y yo inyectamos
AM.Pc directamente en las células presinápticas y descubrimos que también se
producia una f acilitación prcsimiptica (13runelli y cols., 1976; Kandel y cols.,
1976). Este hecho supuso la más clara evidencia entonces de que el AMPc está
implicado en el control de la fuerza sináptica, y proporcionó los primeros cono­
cimientos sobre el mecanismo molecular de la memoria a corto plazo, es decir,
sobre la regulación de la liberación de transmisor (fig. 7-3).
¿Cómo facilita el AMPc la liberación de transmisor 7 La se.rotonina, o el AMPc
inyectado, provocan un incremento de excitabilidad y una prolongación del
potencial de acción mediante la reducción de corrí .entes específicas de K·, lo cual
permite una mayor entrnda de Ca2• a la terminal presináptica con cada potencial
de acción (Klcin y Kandel, 1980). La mayor entrada de Ca2• podría conu·ibuir a
la facilitación de la liberación de transmisor. Basándonos en la hipó1esis de Paul
Greengard, que había propuesto que el AMPc ejerce su acción en el cerebro a tra­
vés de la proteín-cinasa dependiente de AMPc (PKA), Marc KJein y yo sugerimos
que el AMPc podría provocar la fosforiladón de. este canal de K' mediante la ac-
1ivación de la PKA (Klcin y Kandel, 1980). En 1980, Paul Greengard, Caste­
llucci, SchwarlZ y yo descub1imos que la subunidad catalítica activa de la PKA
producía por sí sola una prolongación del pOLencial de acción y una facilitación
de la liberación de glutamato (Castellucci y cols ., 1980). Por el contrario, el pép­
Lido inhibidor de PKA. (PKl) inhibía las acciones de la serotonina. Estos hallaz­
gos aportaron pruebas directas del papel de PKA en la facilitación presináptica
a corto plazo (Byrne y Kandel, 1995; Castellucci y cols., 1982).
En una serie de sofisticados experimentos, Steven Siegelbaum, Joseph Ca­
mardo y Michael Shuster identifi.caron un nuevo canal de K· (el canal de K'
de tipo S), y mostraron que también podía ser modulado por el AMPc (Siegel­
baum y cols., 1982) y que la PKA podía actuar directamente sobre este tipo de
canal (Shuster y cols., 1985). Más tarde, Byrne mostró que la serotonina
también modula un rectificador retardado de K· (Byrne y Kandel, 1995). El
canal de tipo S mediaba el incremento en la excitabilidad con una pequeña
prolongación, mientras que el canal de K· re.ctificador diferido contribuía
poco a la excitabilidad pero era 111ás im.portante para la prolongación del po­
tencial. Finalmente, Hochner, Klein y yo, y de forma independiente Jack
Byrne y sus colaboradores, mostraron que, además de la prolongación del po-
1encial, la serotonina también facilita la liberación mediante una acción has­
ta el momento desconocida sobre la maquinaria de liberación. Por tanto, la
scrotonina ocasiona un incremento en el AMPc pre.sináptico, que activa la
PKA y conduce a un refuerzo sináptico a través de una facilitación de la libe­
ración de transmisor mediante una combinación de mecanismos (fig. 7-3)
(Byme y Kan del, 1995).
NoL1ro11u sonoor101

Largo plazo Núcleo


CREB-2

1•--•9-¼----'
CAE CRE TAAC

[f
CREB-1

LI <'.;)---'--J-...--...l
Corto plazo EF1u
Ubiquitín­ C/EBP
hidr lasa

AMPc
Cinasa
l
¡-
persistente Crecimiento
Cola 5HT
(3-0<1 ••l--..1:
apCAM
Canales de K· •
Canales de Ca 2' -

(_¡Q.r;13;.Q�r;_�t)if)AQ._
('r--·---------..\ Neurona motora

FIGURA 7-3. Efectos de la sensibilización a corto y a largo plazo sobre el


componente monosináptico del reflejo de retirada de branquia en Aplysia.
En la sensibilización a corto plazo (que dura de minutos a horas), una única descarga en
la cola causa una liberación transitoria ele serotonina que produce una modificación
covalente de proteínas preexistentes. La serotonina actúa sobre un receptor de serotoni­
na transmembrana activando la enzima adenilato cidasa (AC), que convierle el ATP en
el segundo mensajero AMPc. A su vez, el AMPc activa a la proteín-cinasa A dependien­
te de AMPc (PKA) mediante su unión a las subunidades reguladoras (rriángulos), lo que
provoca una disociación de éstas de las subunidades catalíticas (óvalos). Estas subuni­
dades, una vez liberadas, pueden fosforilar sustratos (canales y maquinaria exocitósi­
ca) en las terminales presináplicas, que provoca una mayor <lipouibilidad y liberación de
transmisor. En la sensibilización a largo plazo, la estimulacióu repetida c;1usa un incre­
mento mantenido de los nivdes de AMPc durante varios minutos. Las subunidades ca­
talíticas pueden translocarse emonccs al núcleo y reclutar a la proteín-dnasa activada
por mitóp;eno (MAPK). En el núcleo, la PKA y la MAPK fosfori\an y activan la proteína
de unión al elemento de respuesta de AMPc (CREB, Camp respo11sive c!emen! binding) y
eliminan la acción represora de CREB-2, un inhibidor de CREB-1. El CREB-1, a su vez,
activa diversos genes de respuesta inmediata, incluido el de una ubiqilitín-hidrolasa
necesaria para la proteólisis regulada de la subunidad reguladora de. PKA. La escisión de
la subuni<la<l rt'guladora (inhibidora) permite qut>. persista la actividad de la PKA, que da
lugar a una fosforilación persistente de las proteínas sustraw <le la PKA. Un segundo gen
de respuesta inmediata activado por el CRl:B-1 es el (JEBP, que actúa tanto a modo de
homodímero como de heterodímero con el factor activador (AF) para activar otros ge­
nes de la cadena (entre ellos el factor de do11gación la lEFla]), con lo cual se estimu­
la la formación de nuevas conexiones sináplicas.
Transcripción mediada por CREB-1

Sustituyendo las descargas eléctricas en la cola por inyecciones ele serotoni­


na (el transnlisor liberado por las descargas en la cola), Samuel Schacher, Pier
Giorgio Montarolo, Philip Goelet y yo creamos un modelo de sensibilización en
un cultivo compuesto por una única célula sensorial que tenía conexiones sináp­
ticas con una única célula motora (Mont.arolo y cols., 1986). Fuimos capaces
ele inducir la facilitación tanto a corto como a largo plazo y descubrimos, como
en el animal intacto, que el proceso a largo plazo difería del primero en que re­
quería la súllesis de nuevas proteínas.
Además, utilizamos este cultivo celular para responder a la siguiente pre­
gunta: ¿Qué genes se activan para convertir el proceso a corto plazo en otro a lar­
go plazo? Descubrimos que cinco inyecciones espaciadas de serotonina (que. si­
mulan cinco golpes espaciados a la cola) activan la PKA que, a su vez, activa la
proteín-cinasa activada por mitógeno (MAPK). Ambas se dirigen al núcleo, don­
de activan una cascada transcripcional que inicia el factor de transcripción
CREB-1, la proteína de unión al elemento de respuesta al AMPc-1, llamada así
porque se une a un elemento de respuesta al AMPc (CRE) en los promotores de
los genes diana (fig. 7-3). La primera pista sobre la importancia de CREB en la
memoria a largo plazo la aportaron Pramod Dash y Binyamin Huchner en 1990
(Dac;h y cols., 1990). Estos investigadores inyectaron en el núcleo de una neuro­
na sensorial en cultivo oligonncleótidos que contenían el elemento de ADN del
CRE, eliminando la acción del factor CREE. De este modo, se inhibió la facilita­
ción a largo plazo, pero no a corto plazo (fig. 7-3). Más tarde, Dusan Bartsch clo­
nó el CREB-la de Apl_ysia. (ApCREB- l a) y <lcmoscró que la inyección de una for­
ma fosforilada de este factor de transcripción podía iniciar por sí sola el proceso
de memoria a largo plazo. Además del ApCREB (Bartsch y col., 1998), Cristina
Alberini y Bartsch descubrieron dos reguladores de transcripción positivos: la
proteína de unión al pOLenciador de la caja CA..<\.T (ApC/EBP) y el fact0r de acti­
vación (i\p/AF) (Alberini y cols., 1994; Bartsch y cols., 2000). El factor CREB-1
activa esta serie de genes de respuesta inmediata que, a su vez, actúan sobre
otros genes para que se formen nuevas conexiones sináplicas (Bacskai y cob.,
1993; Bailey y Kandel, 1993; Bailey y cols., 1992; Dash y cols., 1990; Glanz­
man y cols., 1990; Kaange y cuis., 1993; Martín y cols., 1997; Schacher y cols.,
1988) (fig. 7-3). Como demostraron Craig Bailey y Mary Chen por primera
vez, la memoria a largo plazo perdura gracias a la formación de nuevas cone­
xiones sinápticas, un cambio estructural paralelo a la duración de la memoria
conductual (Bailcy y Chen, 1988, 1989; Bailey y Kandcl, 1993; Bailey y cols .•
1992). A medida que la memoria va desapareciendo, las conexiones rnmbién lo
hacen. Una neurona sensorial normal en un caracol Aplysia intacto tiene 1mas
1.200 varicosidades sinápticas. Tras la sensibilización ;i largo plazo, el núme­
ro de éstas asciende a unas 2.600. Con el tiempo, vu<.:lvcn a ser unas 1.500.
Rest.ricciones inhibidoras

En 1995, Bansch descubrió que los reguladores positivos sólo explican la mi­
tad del proceso, y que también existen re.striccioncs inhibidoras de la memoria.
La facilitación sináptica a largo plazo requiere 110 sólo la activación de genes
potenciadores de la memoria, sino también de la inactivación de genes supresores
de la memoria (fig. 7-3). Uno de ellos es el factor de transcripción ApCREB-2,
que tiene capacidad para inhihir la transcripción mediada poi: ApCREB-la. Si
se elimina esta inhibición, se consigue disminuir el umbral para el proceso a
largo plazo.
Por tanto, durante el almacenamiento de la memoria a largo plazo se pone
en marcha una cascada estrechamente controlada de activación de genes, en la
que los genes supresores de memoria aportan un umbral de almacenamiento,
probablemente para asegurar que sólo se aprenden los aspectos que son signifi­
cativos. Los supresores de memoria podrían permitir la modulación del al111 al'l'·
namiento de n1emoria mediante estímulos emocionales, como ocurre en 1 0!, <CrC
cuerdos fugaces» de sucesos con carga e1.nocional que se recuerdan con dct:1 llc,
como si la escena completa se hubiera reproducido de forma breve pero intcrn,a
en el cerebro.

Especificidad sináptica
de la facilitación a largo plazo

El descubimiento de la cascada transcripcional sirvió para explicar por qut l:1


memoria a largo plazo requiere la síntesis de proteínas nuevas inmediata 1 11c111c
después del entrenamiento, pero planteó un nuevo problema celular-biológico.
Una única neurona tiene cientos de contactos con muchas células diana diferen­
tes, y los cambios sinápticos a corto plazo son específicos de cada sinapsis. Dado
que los cambios sinápticos duraderos requieren la transcripción, y por tanto, In
participación del núcleo, ¿es la memoria a largo plazo un proceso que abarca
toda la célula, o existen mecanismos intracelulares que mantienen la especifici­
dad de sinapsis de la facilitación a largo plazo?
Para estudiar estas cuestiones, Kelsey Martín cultivó una célula sensorial de
Aplysia con un axón bifurcado dirigido a dos neuronas motoras, formando dos
sinapsis separadas (fig. 7-4 A). Como cabría esperar, en este sistema de cultivo,
una única aplicación de serotonina en una sinapsis produce en ella una fa<:ilita­
ción transitoria sólo en tal sinapsis (Casadio y cols., 1999; Martín y cols., J 998).
Cinco aplicaciones de serotonina en una rama producen una facilitación durade­
ra (72 h), también restringida a la sinapsis estimulada (fig. 7-4 B). Esta faciliia­
ción duradera específica <le cada sinapsis requiere la participación cid factor
CREB y tarnbién provoca cambios estruc1 1 1r:1lcs. Por tanto, a pesar de la partid-

� Dos funciones diferentes

9 9
lnic ura
� :; del proceso a corto plazo
D O
5x5HT l 1 • , 1 5HT
1 . Almacen amiento
x de la memoria a corto plazo
Neur ona
Facilitación específica de sinapsis: célula A
150
100
50

o
014 12 24 48 72

Captura sináptica: célula B Neuron as


motoras
150
100
2. M ar caje de captura
50
,.J-I
1 ' 1 de proteín as en el proceso
�:.......,.,_,,, .........,_, .. ,........,..._,, ..............-. a largo plazo y el c recimiento
o de nuevas sinapsis
014 12 24 48 72
B Tiempo (h)

e Q Q Q
FIGURA 7-4. Una única neurona sensorial se conecta a varias células dia-
na (pdg. 0/lUCSICI).

La necesidad de un mecanismo transcripcional para la memnria a largo plazo plantea otra


cucsLión: ¿cuál es la unidad de almacenamiento de información a largo plazo? ¿Es una si­
napsis única. como ocurre en la factlitación a cono plazo, o la neurona completa? ¿Existe
un mecanismo que restringe la facilitación sináptica a unas conexiones sinápticas determi­
nadas)
A. Esta microfotografía muestra un sistema de cultivo creado para esluuiar la acci(m de dos
ramas independientes de una tínica neurona sensorial de Aplysia (la neurona pequeña del
centro) sobre dos neuronas moloras diferentes (neuronas grandes). Se puede aplicar sero­
Lonina selecLivamenLt'. a cacla una ele las dos ramas. El flujo de scroconina se puede moni­
torizar con la tinción de fast green.
Il. La facilitación a largo plazo es específica de sinapsis y puede ser desencadenada en otra
rama por un estímulo que inicie el proceso a corto plazo. Cinco aplicaciones de scrotonina
en el lugar de iniciación (célula A) producen la facilitación específica de sinapsis mostrada
en (B), que no aparece en la sinapsis <le la célula B si a esa sinapsis no se le aplica serom­
nina.
C. Dos efectos de la facilitación a corto plazo: almacenamiemo de memoria a corto plazo
cuando actúa de forma aislada, y marcaje de sinapsis especificas en la que se aplica para la
posterior captura de las proteínas necesarias para la facilitación a largo plazo cuando se
aplica jumo con cinco aplicaciones en otrns terminales.
([AJ y IB]: De: Martín KC. C.asadio A, Zhu H y cols. Syna.psc-specifk transcription-depcn­
dent long-term facilitation of the sensory to motor neuron conneclion in Aplysia: a funclion
for local protein synthesis in me.mory storage. Cell 1998; 91: 927-918. Utilizada con auto­
rización de Elscvicr.)

paci.ón de procesos nucleares, los cambios a largo plazo en la funci6n y la estruc­


tura de las sinapsis se restringen a las sinapsis estimuladas por la serotonina.
¿Cómo se produce este proceso? Martín, Andrea Casadio, Bailey y yo descu­
briinos que cinco aplicaciones de serotonina envían una seüal al núcleo que ac­
Liva el factor CREB-1; a continuación, se envían proteínas a todas las termina­
les. Sin embargo, sólo aquellas terminales que se han rnarcado con serutonina
pueden utilizar estas proteínas para la fonnación de sinapsis. De hecho, una úni­
ca aphcación de serotonina en una sinapsis pn:viamcntc no estimulada es sufi­
ciente para marcarla de forma que pueda producirse una forma reducida de la fa­
cililaciún a largo plazo indud<la en otro lugar por otras cinco aplicaciones de se­
rotonina (fig. 7-4 D).
Estos resultados proporcionaron conocimientos m.1evos y sorprendentes so­
bre la facilitación a corto plazo. El estímLÜo que produce el proceso a corto pla­
zo tiene dos funciones (fig. 7-4 C): cuando actúa solo, produce una potenciación
selectiva y específica de sinapsis de la fuerza sináptica, que contribuye a la me­
moria a corto plazo, y que dura minutos. Cuando actúa junto con la activación
del factor CREB iniciada por un proceso a largo plazo en esa sinapsis o en cual­
quier otra de la misma neurona, el estímulo marca localmente las sinapsis en
las que se produce. La slnapsb marcada puede e111011cc� ut lllzm· las r,rotcínas ac-
1 ivadas por el factor CREB para formar sinapsis con el n11 de generar cambios
duraderos en la íuerza sináp1-ica. Por consiguiente, la lógi<.:a <lel proceso a largo
plazo implica una integración amplia distinta de la del proceso a corto plazo. A
largo plazo, la íunción de una sinapsis no depende sólo de su utilización previa,
sino también del estado de la maquinaria transc1ipcional en el núcleo.
¿ Cómo marca una aplicación de serotonina a la sinapsis para producir un
cambio a largo plazo? Para que los cambios estructurales se mantengan, se re­
quiere la síntesis local de proteínas (Casadio y cols., 1999). El importante tra­
bajo de Oswald Steward a principios de la década de 1980 había mostrado que
las dendritas contienen ribosornas, y que determinados ARNm son transporta­
dos a las dendritas y se traducen allí (Ste:ward, 1997). Nuestros experimentos de­
mostraron que una de las funciones de estos i\RNm traducidos localmente era
es1abilizar los cambios funcionales y estructurales específicos de sinapsis a lar­
go plazo.

Regulación de la síntesis local de proteínas


mediante neurotransmisores

Estos estudios demostraron la cuarta. forma de acción sináptica mediada por


la sei'lalización mediante neurotransmisores (fig. 7-5). Tres de estas formas se
han descuhierto, al menos en parte, gracias al estudio del aprendizaje y de la me­
moria. En primer lugar, Katz y Fatt inauguraron en 1951 el estudio moderno de
la transmisión química con su descubrimiento de los receptores ionotrópicos
que regulan el flujo de iones a través de canales iónicos sensibles a transmisores,
que producen acciones sinápticas tan rápidas que duran milisegundos (Fatt y
l(atz, 1951). En segundo lugar, en la década de 1970 se descubrió que recepto­
res metabotrópicos activan vías de segundo mensajero, como la vía del Al'v1Pc­
PKA, y ocasionan una actividad sináptica lenta que dura minutos (Greengard,
1976). Como hemos visto en Aplysia, esta acción sinápLica lenta puede regular la
liberación de u-ansmi.�or, contribuyendo así a la memoria a corto plazo de la sen­
sibilización. En tercer lugar, la acción repetida de un transmisor modulador
corno la seroton:ina da lugar a una acción sináptica todavía más prolongada. Con
la aplicación repetida e.le serotonina, se translocan al núcleo cinasas de segundo
mensajero, donde activan una cascada de inducción de genes que provoca la for­
mación de nuevas conexiones sinápticas. Por supuesto, esto plantea el problema
de la especificidad de sinapsis que hemos considerado anteriormente. Nuestros
experimentos en un sistema de cultivo bifurcado demostraron una cuarta acción
de los neurotransmisores: el marcaje de sinapsis y la regulación de la síntesis lo­
cal de pro1eínas, que contribuye al esrahlecimicnro de la Íi'.l<.:ilitación a largo pla­
zo cspcclf'ica de sinapsis.

r;i�:EB-1

-
Proteínas
\\.,//-. (------

� b\_,
Í__.
c
da crecimiento \ SHT

J
PKA

FIGURA 7-5. Diálogo entre genes y sinapsis.


Cuatro consecuencias de la acción de los neurotransmisores: 1) La activación por parte
del transmisor de un canal iónico sensible. a ligando provoca una rápida acción sináptica
que dura milisegundos. 2) El transmisor activa un receptor de siete dominios n·ansmcmbrn­
n,1 y de la cinasa de segundo mensajero que provoca una acción sínáptíca más duradera,
de minulOs. 3) El transmisor activa repetidamente el receptor de siete dominios 1.ransmem­
brana y provoca la 1ranslocación ele la cinasa al núcleo y la ac1ivación de la rranscripción.
dando lugar a una acción sináptica persis1en1e. 4) El transmisor acriva la sinlesis local de
prntdrrns qtu' rsrahilizn la fociliracinn específica de sinapsis.
Estímulo de prueba
(una serie/cadena o 4 series)

Vía colateral
de Schaffer

Vía de fibras Vía pertorante


musgosas

400
-o-
s o
·o z Potenciación a largo plazo tardía (4 cadenas)
--
C
X
«> o 300
()
"'
·- Q)
gu
2 ��
o- 200 Potenciación a largo plazo
�8
------��'---------
temprana (1 cadena)
Q) :.;: �..__ .
" a.

. .. .. .
Q) "'
_e 100 1-..,,-""'-'
c ·­
o, J!l
·- <h
DO
e a.
& o L____.____.___...,___.._
_ __.____.___....__
_ __,

-30 o 30 60 90 120 150 180 210


Tiempo (min)

'

Efectores
de crecimiento
(tPA, BONF)
FIGURA 7-6. Potenciación a largo plazo (PLP) en el l1ipocampo (¡111,14. a¡,111·�111).
A. Existen tres vías principales, c:lCla u11a de las ctmk� produce PU� La v//1 pufara1111· deq­
tle el subiculum forma concxionr.s exchacloras cou las células grauularcs del giro dcnwdo.
La vía de fibr<1s musgosas, formada por axones ele las células granulares del giro dc111ado, co­
necta Las células granulares con las células piramidales del área CA3 del hipocampo. La vfa
colateral de Sclt ajjer conecta las células piramidales de la región CA3 con las células pirami­
dales ele la región CA! del hipocampo.
B. Fase precoz y tardía de la PLP en la vía colateral de Schaffer. Una única cadena de es­
tímulos del s a 1001-lz produce una PLP precoz. y cuatTO secuencias en i111crvalos de 10
min producen la fase iardía de la PLP. La fase precoz de PLP dura unas 2 h, y la lartlía m:\,
de 24 h.
C. Modelo de la fase tardía de la PLP en la via cola1eral ele Schaffer. Una única c:idcnJ de po
tendales de acción inicia la PLP precoz mediante la activación de recep1ores NM D1\, IA ,·11
tracia de C;i 2" en la célula postsináptica y la activación de una serie de segundos 111cn•,ajcro�.
Si se repiten las cadenas de potenciales de acción (ilustrados aquí), la entrada de Ca 1 ' 111111
bién provoca que una adenilaLO cidasa (AC) aclive la proteín-cinasa clependíenl� tic A M P1•,
La cinasa se transporta al núcleo, donde fosforila el CREB. El CREB, a su va, uct lv.i dl11
nas (C./EBP�, tPA, BDNF), que al parecer provocan cambios estructurales. I::11 rmtinc,, l,1,
mutaciones que inhiben la PKA o el CREB reducen o eliminan la fase 1arclía ele la PI.P. ·1u111
bién se puede regular la acción de la adenilato cidasa mediante seflales de dopamina y, qui
zás, mediante otros moduladores. Además, existen restricciones (en negrita) que inhiben la
PLP tardía y el almacenamiento de memoria. La eliminación de estas resuiccionc� reduce ,,J
umbral de la PLP tardfa y potencia el almacenamiento de memoria.

Memoria explícita

Hasta ahora he analizado sólo los ejemplos más sencillos del almaccnamic1111>
<le memo1ia, los implicados en los reflejos, que se consideran una memoria i111pli­
cita o de procedimicnco. La memoria implícita corresponde a las habiUdadcs pcr
ceptivas y motoras y se expresa a través de la ejecución, sin el recuerdo com,cicn­
te de episodios pasados. En cambio, los recuerdos más apreciados y cercanos se clc­
nominan explícitos (o declarativos). Estos recuerdos necesitan de la recuperación
consciente del evento anlerior y están relacionados con las personas. los objeto!.)'
los acontecimientos. La 1nemoria explícita implica un sistema anatómico especia­
lizado del lóbulo temporal n1edial, y una estn1ctura que se encuentTa en su interiúr:
el hipocampo (Bacskai y cols., 1993; Castellucci y cols., 1978: Milner y cols., J 998)
(fig. 7-6 A) . ¿Cómo se almacena l a memoria explícita ? Louis Flexncr, Bcrnard
Agranoff, Sam Barondes y Larry Squirc habían demostrado que la memoria explí­
cita, al igual que la implícita, tiene una fase a corto plazo que no requiere la sft11c­
sis de proteínas y otra a largo plazo que sí la requiere (Bacskai y cols., 1992). ¿ Es­
tán estos dos componentes del al macenamiento de memoria representados tam­
bién a nivel celular? ¿Qué reglas rigen el almacenami ento de la n1emoria explfciLa?
Hace una década, en mi sexagésimo nnlvcrsario, me armé ele valor y volví a
estudiar el hipocampo. Mario Cnpccchi }' Olivcr Smi1hies, al conseguir la abla-
c1ó11 uiriglda de gc11C'!> l'll n•l1d,1, p1ogc11it11ra:, cn1hrio11:111111, dt· 1:11<'111, apor1aro11
un sistema gentiicú ¡·:,111pr11d11 ¡x1m rch,cionar genes concrc10., con 1:1 plas1icid:1d
1,i nápt ica, por una parte, y túll la compleja memoria explícita, por otra. Los rato­
nes 1.ienen un sistema 1cmporal medial, que incluye al hipocampo, que es simi­
lar iil humano, y utilizan el hipocampo del mismo moclo que nosotros almacena­
mos los recuerdos sobre lugares u objetos (fig. 7-6 A).
Aunque todavía no conocemos con detalle cómo se transforma la infonna­
ción cuando llega al hipocampo y cuando sale de él, se ha demostrado que el
hipocampo contiene una representación celular del espacio extrapersonal, un
mapa cognitivo del espacio, y las lesiones en esta estructura interfieren con 1:is
tareas espaciales (Grant y cols., 1992). Además, en 1972, Te1je lomo y Tim Bliss
descubrieron que la vía perforante, una de las principales del hipocampo, pre­
senta una plasticidad dependiente de la actividad, un cambio que actualmente se
conoce como potenciación a largo plazo (PLP) (fig. 7-6 B). En la región C,\ 1
del hipocampo, la PLP se induce postsinápticamente mediante la activación de
un receptor NMDA del glutamato. A finales de la década de 1980, Richard Mo­
rris descubrió que al inhibir farmacológicamente el receptor NMDA no sólo se
interfería en la acción de la PLP, sino que también se inhibía el almacenamiento
de recuerdos (Bliss y Lomo 1973; Morris y cols., 1986).
Estos primeros trabajos sobre la PlP en secciones de hipocampo se habían
centrado en la respuesta a una o dos cadenas de estímulos eléctricos. Sin em­
bargo. en Aplysia habíamos observado que la memoria a largo plazo surge más
eficazmente si se repiten los estímulos (fig. 7-1 B). Así que cuando Uwe Frey,
Yan You Huang, Peter Nguyen y yo volvimos a trabajar con el hipocampo, exa­
m_inamos si la PLP cambiaba con la estimulación repetida (Frey y cols., 1993;
Nguyen y cols., 1994; Nicoll y Malenka, 1999), y descubrimos que la PLP hipo­
cámpica consiste en varias fases, al igual que la facilitación en Aplysia. La fase
precoz de la PLP, producida por una única cadena de estímulos, dura tan sólo
1-3 h y no requiere la síntesis de nuevas proteínas (Nguyen y cols., 1994). Ade­
más, in1plica que se produzcan modificaciones covalentes de proteínas preexis­
tentes que refuerzan conexiones preexistentes, en p1incipio tal y con10 ocurre a
corto plazo con la Aplysia. En cambio, las cadenas repetidas de estímulos eléc­
tricos producen una fase tardía de la PLP, que posee propiedades diferentes de
las de la PLP precoz y similares a las de la facilitación a largo plazo en Aplysia
(íig. 7-6 B). La fase tardía de la PLP persiste durante al menos un día y necesi­
ta tanto la traducción como la transcripción. Esta fase tardía, como el almace­
namiento de memoria implícita a largo plazo, requiere la participación de la
PKA, la MAPK y el factor CREB, y parece conllevar la formación de nuevas co­
nexiones sinápticas (Bolshakov y cols., 1997; Bourtchouladze y cols., 1994; En­
gen y Bonhoeffer, 1999; Frey y cols., 1993; hnpey y cols., 1998; Ma y cols..
1999; Muller, 1997; Nguyen y cols., 1994; Nicoll y Malenka, 1999; Yin y Tully,
1996) (fig. 7-6 C).
Fase tardía de la potenciación a largo plazo
y la memoria explicita

Para estudiar mejor el papel específico de la PKA y la PLP tardía en el alma­


cenamiento de memoria, Ted Abel, Mark Barad, Rusiko Bourtchouladze, Perer
Nguyen y yo creamos ratones transgénicos 4ue expresan la R(AB), una forma
mutante e.le la subunidad reguladora de PKA que inhibe la acthidad enzimática
(Abel y cols., 1997). En estos ratones cransgénicos R(AB), la reducción de la ac­
tividad hipocámpica se acompaüó de una reducción significativa de la PLP tar­
día, mientras que la transmisión sináptica basal y la PLP precoz permanecían es­
tables. Todavía más interesante fue descubrir que este déficit en la fase tardía de
la PLP ocasionó déficit conducruales en la memoria a largo plazo dependiente
del hipocampo del espacio extrapersonal, mient.ras que el aprendizaje y la me­
moria a corto plazo no se ve.ían modificados (fig. 7-7 A y B). Así, en el almacena­
miento de la memoria explícita del espacio ex.trapersonal en el hipocampo de
mamíferos, la PKA desempeña un papel esencial en la transformación de la me­
moria a corto plazo en memoria a largo plazo, tal y como hace en el almacena­
miento de memoria implícita en Aplysia y en Drosophíla.
Al emplear ratones R(AB) podíamos preguntarnos: ¿por qué los animales en
los que se ha alterado la seii.alización de la PKA tienen dificultades con el espa­
cio (Abe! y cols., 1997)? En aquella época tenían gran importancia los estudios
clásicos deJohn O'Keefe y John Dostrovsky, que en 1971 descubrieron que las
células piranüdales del hipocampo, que pueden examinarse artificialmente esti­
mulando eléctricamente la via colateral de Schaffer al estudiar la PLP, son «cé­
lulas lugar» que codifican el espacio extrapersonal en el animal (O'Kee.fe y Na­
de!, 1978). Una célula piramidal determinada se activará sólo cuando la cabeza
del ratón esté en cierta parte <le un espacio cerrado, el campo de lugar de la célu­
la. Cuando se le coloca en un nuevo ambiente, en cuestión de minutos el animal
crea una representación interna del espacio (mediante la actividad coordinada de
un conjunto <le células lugar) que nonnahuente permanece estable durante días.
La misma célula tendrá el mismo e.ampo de activación cada vez que se reintro­
duzca al animal a ese espado. Cuando se le coloca en un segundo espacio se for­
ma un nuevo mapa, de nuevo en cuestión de minutos, en parte gracias a la ac­
ción de algunas de las células que crearon el mapa <le! primer espacio, y en par­
te a partir de células piramidales que se encontraban previamente en reposo
(O'Keefe y Nade!, 1978).
Era sorprendente comprobar que la formación <le un nuevo mapa se aseme­
ja al proceso de aprendizaje. El mapa se desarrolla con el tiempo a medida que
el animal se familiariza con el espacio y, una vez aprendido, el mapa del espado
se retiene durante <lías y semanas. Para comprobar primero si las vías molecu­
lares de la fase tardía de la PLP eran importantes para la estabilización de este
mapa a largo plazo, CliffKentros, Robcrt ]Vluller, Hawkins y yo simplemente in-
Condicionamiento contextual
Entrenamiento

i--�)t---i . /---
---�J
��¡
Test

N
,-<:::_- ,,,,,---/
·--- ¡a°l"i/
�-_/

Exposición
L 'º / '-

al contexto Inicio ás_


del sonido (CS) Inicio
de la descarga En el mismo
eléctrica contexto
A 1 h y 24 h

En el ratón R(AB) el condicionamiento contextual está selectlvamente alterado


Anisomicina
O WT
R(AB) (ratón salvaje)
O Salino
E 50 • R(AB)
0
• Anisomicina
g_e 40 5 1
40
� -g 30 30
i]
:.:;;:g
20 20
o'<- E 10
º......_._
10
o�­
_,;
Aprendizaje Test 1 h Test 24 h Aprendizaje Test 1 h Test 24 h
inmediato inmediato

B1 B2

La estabilidad de ta situación de las células lugar depende de PKA

R(AB)
O WT
0,4 8 R(AB)
"O "O
C <!l
0,3

"'-:, ·-"'E
•O "O
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0,2
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e Test 1 h Test 24 h
FIGURA 7-7. AprendlzoJe contextual y estabilidad de les cólL1las lugar (JJilg.
opucstn).
A. El prococolo para el condicionamiento cornex1ual consiste en la exposición del comcx•
lo seguido de un tono y después de una descarga eléc1rica. Los animales bon examinados
después de 1 y 24 h del entrenamiento.
B(L). Los ratones mutantes que expresan el gen R(AB) en el hipocampo, que inhibe la :ic·ción
Je la PKA. tienen un dt'fidl seleclivo en la memoria con1e,nual a largo plazo. Los rfllonc�
que expresan el gen R(AB) fueron condicionados para quedarse quietos en las c0ndirionr�
del estudio. Tras familiarizarse con el entorno, los ratones escucharon un sonido y recibie­
ron una descarga eléctrica a través de la rejilla eléctrica del suelo. Como resultado de ell,1,
aprendieron a asociar el espacio con la descarga/estrnrnlo y a quedarse quiel():, cuando
c,ran colocados de nuevo en la caja. Estos ratones tenían buena awmor\a fl corto pinzo I lo
después, pero a las 24 h ya no se quedaban quiccos, lo cual indica una dcficicncl11 en un,,
forma de memoria a largo plazo explícita (declarativa), en la que participa el hipoco1npl1,
B(2). Los ratones salvajes expuestos a anisomicina, un inhibiclor ele la sínlcsís prokk11,
mostraban una deficiencia similar durante el entrenamiento para la memoria a brgo phiw
cuando se les e,xaminaba 24 h después del condic.ionaimento.
C. Estabilidad de las células lugar en ratones R(AB) y ratones salvajes. Los raconc� /l(A/J)
con una deficiencia en la PKA y de la fase tardía de la PLP forman campos de lug:,r cSla•
bles l h después, pero no a las 24 h.
([Al y [I3l: De: Abel T, Nguyen PV, Barad M y cols. Genelic demonsm11io11 oí o role lor Pl(A
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autorización de Elsevier.)

hibimos la PLP farmacológicamente con un antagonista del receptor NMl)t\


(Kentros y cols., 1998). Cuando se colocó a los animales en un nuevo espacio,
los animales con receptores NMDA inhibidos formaron un mapa espacial co
rrect0 que permanecía estable al cabo de l h. Sin embargo, pasadas 2 1f h, la
mayoría de las células pir amidales ya no retenían la representación inicial del
campo. Esta observación parecía indicar que es necesaria la activación de rec<"p·
wres NMDA, quizás en una etapa de modificación de La fuerza de la sinapsis,
para estabilizar a largo plazo un mapa de células lugar, lo cual era compatibk
con la participación de la fase tardía de la PLP en la estabilización del mapa de
células lugar.
Nos preguntamos entonces si un déficit selectivo que afectara sólo a la fase
tardía de la PLP causaría una anomalía selectiva en la estabilidad a largo plazo de
las células lugar. Como sólo la fase tardía de la PLP requiere la participación dr
PKA, Alex Rotenberg, Muller, Abe.l, Hawkins )' yo trabajamos de nuevo con ra­
tones tnrnsgénicos R(AB) con actividad PI(/\ reducida y una forma reducida de
PLP tardía (Rotenberg y cols., 2000). Si la actividad reducida de PKA afectaba a
la estabilidad de las células lugar, los ratones R(AB) deberfrm ser capaces de for­
mar un mapa del espacio estable en uri nuevo espacio, como ocurre en los ani­
males normales, que fuera estable durante al menos 1 h. Sin embargo, el campo
de la célula debería ser inestable al registrarse pasadas 24 h. Esto es exactamen­
te lo que observamos (fig. 7-7 C). El hecho de que la inestabilidad a largo plazo
en el mapa espacial y el déficit en la memoria a largo plazo acompafiaban al dé­
lkit en la fase tardía de la PLP parecía indicar que la activación de genes mediada
por PKA y la síntesis de nuevas proteínas podrían ser esenciales para la estabili­
zación del mapa espacial. Naveen Agnihotri, Kentros, Hawkins y yo examina­
mos esta idea y descubrimos que al inhibir la síntesis de proteínas se desestabi­
lizaban los campos de lugar a largo plazo tal y como ocurría al inhibir la PKA
(Kentros y cols., 2001).
En el curso de este trabajo, Kentros y Agnihotri descubrkron que, como ocu­
rre con la memoria explícita en humanos, la atención es una característica clave
de la fase de la memoria dependiente de la estabilización de PKA y de la síntesis
de proteínas. Cuando un ratón no está atento al espacio por el que anda, el mapa
se forma pero es inestable pasadas de 3 a 6 h. En cambio, cuando se fuerza al
ratón a que esté atento a este espacio, ¡el mapa permanece estable durante días'

Restricciones inhibidoras de la memoria explícita

Recientemente, tanto nosotros (Malleret y cols., 2001) como otros investiga­


dores (Blitzcr y cols., 1998) hemos descubierto que el umbral para la plasti.ci­
dad sináptica hipocámpica y el almacenamiento de memoria están determina­
dos por el equilibrio entre la fosforilación de proteínas dirigida por la PK.'\. y la
desfosforilación (Malleret y cols., 2001; Mansuy y cols., 1998). Para evaluar si
la calcineurina, una fosfatasa sensible al Ca2 • endógeno, actúa restringiendo
este equilibrio, inhibimos la calcineurina y examinamos los efectos que produ­
cía sobre la plasticidad sináptica y el almacenamiento de memoria. lsabelle
Mansuy, Gacl Malleret, Danny Winder, Tim Bliss y yo encontramos que una
reducción transitoria de la actividad de calcineurina produce una facilitación de
PLP tanto in vitro como in vivo (Malleret y cols., 2001). Esta facilitación perdu­
raba durante varios días en el animal sano y reforzaba el aprendizaje y la memo­
ria a corto y a largo plazo en diversas tareas espaciales y no espaciales en las que
participa el hipocampo. Estos resultados, junto con los descubrimientos previos
de Winder y Mansuy que demostraban que la sohreexpresión de calcineurina
altera los componentes de la PLP y de la memoria dependientes de PKA (Man­
suy y cols., 1998; Winder y cols., 1998), demostraro11 que la calcineurina endó­
gena actúa como un regulador negativo dt: la plri.,t icidrid sinápt ica, del apren­
diznjc y de la memoria (fig. 7-6 C).
Una visión global

De nuestros esludios sobre el componente de almacenamiento de la memo­


ria, los mecanismos moleculares por los que se almacena la información, pueden
extraerse dos conclusiones generales.
La primera de ellas es que las eslrategias celulares y moleculares utilizadas en
Aplysia para almacenar los recuerdos a corto y a largo plazo son comunes a to­
dos los mamíferos y que tanto en la memoria implícita como en la explícita se
emplean las mismas estrategias moleculares. En ambos tipos de memoria existen
etapas en que los recuerdos se codifican como cambios en la fuerza sináptica,
que están relacionados con las fases conductuales de la memoria a corto y a lar­
go plazo. Los cambios sináptkos a corto plazo implican modificaciones covalen­
tes de proteínas preexistentes, que conducen a cambios en las conexiones sináp­
Licas preexistentes, mientras que los cambios sinápticos a largo plazo se produ­
cen mediante la activación de la expresión génica, la síntesis de nuevas prote(nas
y la formación de nuevas conexiones. Mientras que el almacenamiento a corto
plazo de la memoria implícita y explícita re4uiere una señalización distinta, el al­
macenamiento a largo plazo de la memoria tanto implícita como explícita utili­
za una vía de seftalización central compuesta por la PKA, la MAPK y el factor
CREB-1. Al menos en el ratón, es posible que participen otras estructuras. Tan­
to en la memoria implícita como en la explícita, el cambio de memoria a corto
plazo a memoria a largo plazo es regulado mediante restricciones inhibidoras.
F.n segundo lugar, el estudio del aprendizaje ha revelado nuevos aspectos de
la transmisión sináptica y nuevas funciones de la señalización sináptica en la
biología celular. Por ejemplo, en cada ÍOTma de aprendizaje participan transmi­
sores moduladores distintos, que actúan de una de estas rres formas: a) activan
cinasas de segundo mensajero que son cransportadas al núcleo, donde se ini­
cian los procesos necesarios para el crecimiento neuronal y la memoria a largo
plazo; h) marcan determinadas sinapsis para que el proceso sea a largo plazo y
para regular la síntesis local de proteínas con el fin de estabilizarlo, y e) median,
aunque esta función se conoce todavía poco, los procesos atencionales requeri­
dos para la formación de la memoria y la recuperación de los recuerdos.
Hay otro aspecto todavía más importante: gracias al estudio de la memoria a
largo plazo hemos descubierto las numerosas conexiones entre la sinapsis y el
núcleo, y entre el núcleo y la sinapsis (fig. 7-5). En el proceso a largo plazo, la
respuesta de una sinapsis no depende solamente de su actividad previa (como
ocurre con la plas ticidad a cono plazo), sino que también es importante el esta­
do de activación de la transcripción en el núcleo.
Al principio de este ensayo afirmaba que hace 40 años, en los comienzos de
mi carrera, pensaba que el mttodo rcdt•ccionista basado en la utilización de un
sistema experime,nal simple como A¡,lysic, nos podría permitir afrontar cues­
tiones íundamcntalcs sohre ,1 apr,ndl:t,•I•· y 111 1uc111oria. Esta ídca me ha repor-
1adu má:, beneficio:. de lo:, qm· l.'abla esperar. Sin cmbarAll, lt1 l'Ot11pleJidad de la
memoria explícita es fonnid:1blc. y aún estamos empezando a explorarla. Por el
momcnLo, sabemos 111.uy poco sobre los mecanismos moleculares que inician o
estabilizan el crecimiento de las sinapsis asociado a la memoria a largo plazo.
¿Qué moléculas señalizado ras provocan la reorganización <lcl citocsqucleto du­
rante la remodelación sináptica? ¿Cómo se relacionan con las moléculas que
con, rolan la formación de las sinapsis durante el desarrollo?
Además, aquí sólo hemos abordado los mecanismos moleculares del almace­
nanüento de la memoria. La parte más compleja de la memoria, especialment.e
de la explícita, es una cuestión de siste.mas. lodavía no tenemos respuesta a im­
portantes preguntas: ¿cómo interaccionan en el almacenamiento de la memoria
explícita las distintas regiones del hipocampo y del lóbulo temporal medial, el
sub!culum y las cortezas entorrinal, parahipocámpica y perirrinal? ¿ Cómo se
transfiere la información en cualquiera de estas regiones para su consolidación
úlrima en el neocórtcx? No conocemos, por ejemplo, por qué el almacenamien­
to inicial <le la memoria a largo plazo requiere la participación del hipocampo,
mientras que esta estructura no es necesaria una vez que la memoria se ha al­
macenado durante semanas o meses (Milner y cols., 1998; Squire y Zola-Mor­
gan, 1991). ¿Qué información esencial envía el hipocampo al neocórlex? Tam­
bién sabemos muy poco sohre la naturaleza del recuerdo de la memoria explíci­
ta (declarativa), que requiere el esfuerzo voluntario. Estas cuestiones relativas a
los sistemas no pueden resolverse empleando sólo el enfoque de abajo hacia arri­
ba de la biología molecular. Será necesario adoptar también un planteamiento de
arriba hacia abajo como el de la psicología cognitiva, la neurología y la psiquia­
tría. Finalmente, necesitaremos conjugar estos dos enfoques.
A pesar de estas dificultades, no cabe duda de que en un futuro próximo se
afrontarán estas y otras cuestiones sobre la biología del aprendizaje. La biología
de la mente ha caut.ivado la imaginación de la comunidad científica del siglo XXI
de la misma manera que la biología de los genes fascinó a los científicos del si­
glo xx. A medida que el estudio biológico de la mente asuma una posición cen­
tral en la biología )' en la medicina, tene1nos razones para esperar que la acade­
mia sueca convoque a varios neurocientíficos y los premie por creer en sus pro­
pias convicciones (Kentros y cols., 2001).

Agradecimientos

Durante mi carrera he tenido el ptivilegio de trabajar con estudiantes, beca­


rios y colaboradores extraordinarios. De todos ellos he aprendido cosas, y he
intentado durante el discurso agradecer sus contribuciones. Mis investigacio­
nes se han beneíiciado enormemente del ambiente i111erac1ivo creado por el
Ccntcr for Neurobiology and Behavior del Collcgt· ol f l lry�icians ancl Surgeons
de la Universidad de C l1lu111hl.1. So.:lia dltídl t,>11cni11 rar u11 unih1c111C' 111rtq propicio
para madurar como cicn11li<.:o. C:n concrc10, 11lC ha resultado muy enriquecedora
mi larga amistad con R. Axe!, C. Bailey,J. Dodd, R. llawkins,J. Koester, T.Jessell,
J. H. Schwartz, S. Siegelbaum y G. Fischbach, el acLUal decano del C ollege of
Physicians and Surgeons. Estoy además agradecido aJ Koester por su excelen­
te gestión en el Ccnter for Neurobiology and Behavior y a D. Hirsh, S. Silverstcin
y J. Oldham, directores de los tres departamentos a los que pe.rtenezco. Final­
mente, también estoy en deuda con H. Partles, que hasta hace poco ha sido de­
cano del College or Physicians and Surgcons. Mis investigaciones han re.cibido
donaciones del Howard Hughes Medical lnstitute, el NlH, la Mathers Founda­
tion, la FRAXA y el Liebcr Trust. Estoy especialmente agradecido al Howard
Hughes Medica! Tnstitute por su capacidad de liderazgo, así como a D. Fre.drick­
son, G. Cahill, P. Chopin, M. Cowan, D. Harter y, más recientemente, a T. Cech
y G. Rubin, cuya clarividencia ha animado a los investigadores del Hughes lns­
titute a adoptar una perspectiva a largo plazo que les permite afrontar nuevos re­
tos invest.igadores. ¡ No cabe. duda de que la investigación sobre el aprendizaje y
la memoria cumple amhos criterios!

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