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Consecuencias económicas de la independencia en Colombia.


Salomón Kalmanovitz.

Antecedentes:
El objetivo del texto es la demostración de que el periodo colonial resultó más
próspero de lo que se supone, y que, a su vez, la economía sufrió una
contracción en la primera mitad del siglo XIX, de la que solo se recuperaría más
adelante. El proceso de independencia sin duda alguna generó un impacto en la
economía de lo que en ese entonces se conocía como el Nuevo Reino de
Granada, ya que la ruptura propiciada por la gesta independentista con el antiguo
régimen llevó a la inestabilidad política del territorio, situación que tardó varias
décadas en ser solventada por parte de la burocracia criolla, que carente de la
experiencia necesaria para el direccionamiento de la nación se enlistó para llevar
las riendas de aquel proyecto, a lo que intentaron responder con la introducción
una serie de reformas que tenían como objetivo la modernización de las
instituciones políticas y legales heredadas.

Contrario a la concepción de la opresión colonial que impedía el progreso


económico, el crecimiento económico fue dinámico. Teniendo en cuenta que la
economía colonial giraba en torno de la minería, está presentó un crecimiento
del 2,5% anual entre 1750 y 1800, tasa que, según el autor, es notable para una
economía precapitalista. La minería como principal actividad económica
contribuyó a la dinamización de la economía de las regiones, pues alrededor de
los centros mineros se fueron creando pequeños centros de intercambio
comercial que fomentaron el comercio interregional, puesto que la mano de obra
allí existente estaba destinada únicamente a la explotación minera, dado que por
ejemplo la política de los Borbones estuvo orientada en alentar el auge del tal
sector de la economía.

El reformismo borbónico tenía como fin la centralización del poder de la


monarquía, para lo que intentó renovar el sistema burocrático colonial. La
suspensión de la venta de cargos y la limitación del acceso al poder por parte de
la elite criolla causó en estos seria inconformidad, dado que tales intenciones
violaban el pacto colonial contemplado en la constitución no escrita, que en
términos generales establecía un gobierno de compromiso entre el rey y sus
súbditos, lo que permitía a los élites locales participar de la toma de decisiones
que sobre los mismos tuviese algún efecto.

Tal como lo plantea el autor, el movimiento independentista se puede interpretar


como la aspiración del autogobierno de los criollos. Ante el monopolio impuesto
por el imperio, las elites pedían mayor libertad comercial, con el fin de poder
insertarse en el proceso de crecimiento, desarrollo y expansión comercial que
experimentaba el mundo a raíz de la industrialización, que para su
funcionamiento requería materias primas; no obstante, tales deseos se verían
enfrentados con algunos sectores de la sociedad que se aferraba a la herencia
colonial. Tal vez aquellas disputas fueron el germen de los partidos políticos que
surgieron a mediados del siglo XIX: por un lado, el liberal, que proponía romper
con las relaciones sociales heredadas de la colonia, de cara a la modernización
y por el otro, los conservadores, que pretendían mantener el legado hispánico
(religioso y legal), por lo que la disputa allí era latente entre los dos proyectos
políticos; así pues, se evidencia que los costos generados por la independencia
fueron altísimos a raíz de la pérdida del orden político sostenida por el imperio
durante tres siglos.

De las constituciones localistas a la gran Colombia.

Debido a la invasión Francesa a España y la toma de su rey como prisionero, en


las colonias se desató una serie de acciones en rechazo de un nuevo rey dentro
de las cuales surgieron las iniciativas constitucionales. Este periodo es también
conocido bajo el nombre de “Patria Boba”, denominado así, por la inexistencia
de gobiernos proto-nacionales en las colonias, que con el paso del tiempo se
centraron básicamente en dos: centralismo y federalismo, con diferencias
sustanciales en sus propuestas.

La estructura económica después de la independencia.

Como ya se ha dicho, la gesta independentista y enfrentamiento social que se


dio luego de esta, generó grandes costos. Disminución de la población, fuga de
capitales, destrucción de activos comerciales, aumento de robos y asesinatos
etc. a lo anterior, es necesario sumarle, cambios importantes en la distribución
de la propiedad a partir de la confiscación de tierras de los realistas y su posterior
reparto entre las tropas de los ejércitos libertadores; también hay que sumar a la
lista, el colapso de la esclavitud y la entrada en recesión de las zonas mineras
que de la anterior dependían (Cauca y Chocó), así como la desarticulación de
las haciendas en Popayán y Valle del Cauca y la involución económica de la
costa por el surgimiento de puertos alternos como Barranquilla y Santa Marta.

Entre 1825 y 1850 se da una deflación generalizada (caída de los precios).


Según el autor, lo anterior pudo deberse a la baja sensible de la demanda que
antes era dinamizada por la minería del oro y el gasto público que su explotación
y circulación generaba; en estimaciones de Ocampo, entre 1803 y 1850 la caída
de las exportaciones per cápita fue de un 42%; sin embargo, la economía parece
dar un repunte a partir de 1850 con el auge exportador, en el que principalmente
de comerciaban productos como el tabaco, el añil, la quina y el café.

Uno de los efectos que tuvo la independencia fue la mayor concentración de la


propiedad de la tierra. Lo anterior se dio a partir de la reducción de los
resguardos, la liquidación de la propiedad comunitaria, la asignación de baldíos
a militares y empresarios.

La modernización fiscal, bancaria y legislativa.

En medio de las problemáticas económicas, es necesario abonarle la


independencia el haber alcanzado beneficios de considerable magnitud. Logró
la liquidación del sistema de castas que brindaba privilegios a ciertos sectores
sociales, con lo que todos los habitantes de la Nueva Granada eran
presuntamente iguales ante la ley; fueron abolidas las formas colectivas de
propiedad de la tierra; se liquidó el sistema de crédito eclesiástico a favor de la
banca libre; reducción de impuestos y diezmos; así mismo, y quizá no en el plano
de los beneficios, los primeros criollos consiguieron financiación para la guerra
de parte de liberación, pero no fueron capaces de devolverla.

El mapa económico colonial tuvo una sustancial variación, ya que las tres
provincias más prosperas antes de la independencia (Cartagena, Sanatnder y
Cauca) dejaron de serlo, es decir, empobrecieron, mientras que su puesto pasó
a ser ocupado por Antioquia, Cundinamarca y Panamá.

Costos y beneficios de la Independencia.

El crecimiento económico de la nación se vio estancado luego de la


independencia; sin embargo, la inserción en el mercado mundial mediante la
exportación de tabaco, añil, índigo, cueros y café permitieron un auge importante.
A lo anterior se le puede sumar la expansión ganadera propiciada por la
introducción de los pastos Pará y Guinea; pero también es necesario adicionarle
la adecuación de algunas vías de transporte, que permitió que la economía
tuviera un repunte en su crecimiento.

Es claro que, tras tres siglos de dominación del imperio español, éste haya
implantado relaciones sociales arcaicas, esclavistas y un sistema absolutista en
el continente. Factores que dificultaron la instauración de la igualdad ante la ley
y la separación de poderes, así como que el comercio también se viera
obstaculizado por instituciones que monopolizaban el comercio y la producción
e imponían tributos a sus súbditos.

Como ya se dijo, según el autor, las luchas por la independencia en la América


hispana reflejan el interés por parte de los criollos de avanzar hacia la libertad
económica y política, separando a la iglesia del estado. Así pues, aquí es
necesario entender que la economía está incrustada dentro de un sistema
político y social, que tiene injerencia sobre ella.

A manera de conclusión
El deterioro económico de las colonias españolas tiene su fundamente en la
pérdida del orden político instaurado y mantenido allí por más de tres siglos, y
que tardó casi un siglo en restaurarse. Del mismo modo siendo herederos de un
sistema constitucional español, la nación quedó bajo la influencia de aquel
sistema de pensamiento que serviría como base del diseño de las reglas del
juego.

El estado no estaba en la capacidad de proporcionar bienes públicos en


infraestructura, educación, transporte, etc. a su población.

Las diferentes disputas entre los partidos y grupos sociales tendrían que
explotar, dado que no existía un escenario que permitiera resolver políticamente
los conflictos.

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