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3 Nueva ruralidad
y desarrollo humano
La nueva ruralidad en República
Dominicana: ¿sigue siendo la
parte atrás de lo urbano o es una
oportunidad para el desarrollo
humano?
Abril 2007
Coordinación general: Rosa Cañete Alonso y José Horacio López.
Organización del III Foro sobre Desarrollo Humano: Miosotis Rivas (INTEC) y Oficina de
Desarrollo Humano/PNUD.
Apoyo logístico y técnico: Fidel Geraldino, Sarah Llibre, Roira Sánchez y Pamela Suero.
Los textos de las ponencias presentadas durante el Tercer Foro sobre Desarrollo Humano así como las
opiniones expresadas por el público participante que se reproducen en este libro son responsabilidad
exclusiva de sus autores, y pueden no reflejar las opiniones de la Oficina de Desarrollo Humano ni del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Copyright © 2007
Oficina de Desarrollo Humano
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
Todos los derechos reservados
Santo Domingo, República Dominicana
ISBN 9945-8595-3-6
Diseño y diagramación: Orlando Abreu y Gabriela Tierno. Equis, Diseño & Publicidad.
Imprenta: Editora Corripio, C. por A.
PRÓLOGO .............................................................................. 9
INTRODUCCIÓN................................................................... 13
CUADROS
GRÁFICOS
MAPAS
Pese a esto, es evidente que aún existen claras diferencias entre una
y otra y que, como ha ocurrido anteriormente, las políticas nacionales
suelen priorizar estrategias de desarrollo enfocadas hacia lo que
tradicionalmente se ha llamado urbano, desconsiderando y olvidando
Equidad
Empoderamiento
Libertad
En resumen
Entendiendo la
ruralidad dominicana
Cuando se toca el tema de lo rural, desconociendo los procesos históricos que dieron
lugar al espacio rural y la conformación del campesinado dominicano, su cultura
y procesos de cambio, en general; se asume un discurso de carácter ahistórico,
simplista, parcial, sectorialista y vacío de contenidos para intervenir en esos espacios
de manera eficaz. Este discurso no es exclusivo de República Dominicana.
El discurso citado del presidente Balaguer marcó el momento inicial del proceso
de abandono de la ruralidad dominicana dentro del marco de las políticas de
La crisis de lo rural agrícola tradicional, que surgió en los años sesenta del siglo
XX, dio paso a la emergencia de un nuevo tipo de liderazgo y de organizaciones
rurales ligadas, directa o indirectamente, a diversos proyectos políticos y eclesiales
enfrentados con la oligarquía trujillista reinante. El fracaso de estos proyectos,
tanto cooperativistas como el de los movimientos sociales del agro, a principios
de la década de 1980, se traducirá en una “crisis de esperanza” de los proyectos
asociativos y en el debilitamiento de los proyectos campesinos y de pequeñas(os)
agricultoras(es). Prácticamente todo el campo dominicano fue escenario de estos
procesos.
Pero más allá de lo anterior, la sociedad rural muestra signos de crisis en aspectos
fundamentales que chocan con sus prácticas y esquemas de valoración35:
• En la producción: el agricultor se debate entre la necesidad de garantizar
la seguridad de su familia, la competitividad en los mercados y la
diversidad de orientaciones que recibe, lo que aumenta las dificultades
para la toma de decisiones tanto de tipo productivo como de articulación
al mercado.
• En la población: se nota desmotivación y en gran medida
“envejecimiento”36. El predominio de lo urbano frente a lo rural ha
propiciado un desprestigio social de la agricultura, de lo campesino,
que ocasiona su abandono y dificulta la incorporación y retención de los
jóvenes en el campo.
• En las formas de gestión tradicionales: habituado a tomar por sí mismo
las decisiones sobre qué, cómo y cuánto producir con el simple recurso
de la intuición moldeada por la lógica del mercado y de la sobrevivencia
de la familia, el agricultor depende ahora más que nunca de las políticas
nacionales e internacionales, de las señales del mercado y de la
competitividad empresarial.
• En el manejo de los recursos ambientales: los procesos de deforestación,
la contaminación del suelo, la erosión, el despilfarro y sobreexplotación
del agua, la penetración urbana (población e industrias), son problemas
cuyo tratamiento y solución sólo se pueden abordar teniendo en cuenta
la presencia del agricultor en el medio rural.
• En las formas tradicionales de articulación social: el papel jugado por
muchas instituciones del mundo rural ha entrado en crisis o ha cambiado
en forma significativa, y la búsqueda de las nuevas funciones genera
conflictos de competencia y vacíos de poder.
• Las fuertes transformaciones que suceden en la sociedad rural la
convierten en un espacio de tensiones que se mueven dentro de
múltiples memorias de lo que fue antes de cada cambio, y desde las
incertidumbres sobre el futuro por lo que sucede ahora y sucederá
después de los nuevos cambios. “Entre unas y otras, el presente subjetivo
Como afirman Vinod et al, “más allá de la medición del ingreso de un individuo
u hogar, el bienestar incluye oportunidad, cómo se expresa en el mercado y en las
inversiones, en el mejoramiento de la salud y la educación. Incluye la seguridad, que
es reflejada en la reducción de la vulnerabilidad a los shocks físicos y económicos.
Implica el empoderamiento evaluado por la inclusión social y la voz del individuo. Y
encierra la sostenibilidad, representada por la protección del ambiente, los recursos
naturales y la biodiversidad”38.
La “nueva ruralidad” hay que asumirla entonces como una manera distinta de
enfocar lo rural, “una nueva lectura de la ruralidad”40, reconociendo el carácter
dinámico, multidimensional y complejo, de estructuras que presentan hoy nuevas
formas y significados.
Estos procesos muestran que las sociedades rurales presentan nuevos rasgos y
condicionantes42 que pueden sintetizarse de la manera siguiente:
• Las economías rurales se encuentran cada vez más insertas en el proceso
de globalización, el cual afecta el grado de autonomía sobre las
decisiones locales.
• Los mercados locales, regionales, nacionales y globales se están
articulando de tal modo que se diluyen las fronteras y diferencias entre
los mismos. Las cadenas agroalimentarias y agroindustriales en general,
y particularmente las cadenas de supermercados, dominan cada vez más
los mercados de alimentos. Esto requiere de una mayor capacidad para
competir.
• Hay un cambio de las ventajas relativas entre productos exportables
y productos para el mercado interno y entre commodities y productos
“nicho” o diferenciados, que ha permitido un crecimiento significativo de
las exportaciones de rubros no tradicionales. No obstante, esta situación
“ha sido aprovechada en particular por empresas con mayores recursos
y potencial para la producción de productos exportables, con capacidad
de acceder al financiamiento, a la tecnología y a la información sobre las
condiciones de los mercados interno y externo”43.
¿Por qué una nueva visión de lo rural? Es evidente que las acciones encaminadas
a corregir la situación de inequidad en la ruralidad no han tenido efectos
satisfactorios en las últimas tres décadas. “Cada vez somos más quienes pensamos
que si queremos que los resultados sean diferentes en el futuro, debemos evitar
seguir haciendo más de lo mismo.”47
Bajo estos criterios, las empresas campesinas son verdaderas empresas, aunque no
tienen las características de las empresas comerciales capitalistas. En este sentido, las
particularidades propias de la empresa campesina pueden sintetizarse como sigue:
• Están ligadas a la tierra y, en general, se ubican en áreas rurales.
• Una parte de sus actividades requiere de acceso a la tierra y otros recursos
naturales.
• Son empresas donde los socios / trabajadores son miembros de la familia.
• Al menos una parte de los integrantes reside en el campo, otros residen
fuera, ya sea periódica o permanentemente.
• Son unidades de producción y al mismo tiempo de consumo. Combinan
la producción para la subsistencia y para el mercado.
• Están conectadas a redes sociales de apoyo mutuo y también participan
en relaciones de dependencia con agentes sociales de más fuerza.
• Su objetivo no es sólo el beneficio en términos monetarios, sino también,
y sobre todo, la seguridad de la familia.
En efecto, es claro que las familias rurales han asumido una estrategia de
diversificación de las fuentes de ingresos y del uso de la mano de obra familiar a
partir de la dotación de activos (tierra, capital humano, capital financiero, capital
social, etc.) que cada hogar posee. Mientras más pobres son estos hogares mayor es
la dependencia de fuentes de ingresos no agropecuarios. Entonces, desde el punto
de vista del desarrollo es necesario valorar el espacio rural en esa doble dimensión
agropecuaria - no agropecuaria, de componentes incluyentes, complementarios
y mutuamente potenciadores de sus efectos multiplicadores sobre el empleo y el
ingreso de los hogares rurales. Las estrategias para el desarrollo de las actividades
no agropecuarias no pueden ser orientadas como estrategias de sustitución de la
agropecuaria.
Existe una relación compleja entre las MPERNA y la agricultura. Cuanto más
deprimida es la agricultura ocurre una mayor dependencia de ingresos fuera de la
finca (incluyendo las actividades de las MPERNA). Asimismo, las mejores opciones
de negocios no agrícolas están más relacionadas con la agricultura dinámica. Eso
explica la mayor presencia de empresas de carácter acumulativo en zonas donde
se desarrolla ese tipo de agricultura. El efecto de potenciación mutua entre las
actividades agrícolas y no agrícolas explica este fenómeno.
Cuadro 1
Población en ciudades mayores de 20,000 habitantes en el
país, 2002 (en miles)
Santo Domingo 2,102 Mao 48
Santiago 507 Boca Chica 46
San Pedro de Macorís 194 Cotuí 42
La Romana 191 Esperanza 41
San Cristóbal 137 Villa Altagracia 35
San Francisco de Macorís 122 Hato Mayor 34
Puerto Plata 112 Nagua 32
Higüey 104 Villa Bisonó 30
La Vega 98 Constanza 27
Barahona 75 Jarabacoa 27
Bonao 73 Consuelo 25
San Juan de la Maguana 71 El Seibo 22
Baní 62 Tamboril 22
Haina 61 San José de Ocoa 21
Moca 59 Las Matas de Farfán 21
Azua 56
TOTAL 4,497
Fuente: Preparado con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) 2002
Ahora bien, en virtud de que todos los datos dominicanos están preparados a
partir de la definición administrativa definida por el censo, se seguirá trabajando
con el 36.4% en esta presentación.
Como muestra el Gráfico 1, al igual que en otras partes del mundo, en la estructura
demográfica de la zona rural predomina la población masculina, pues las mujeres
encuentran más poderosas razones para emigrar a las ciudades. El índice de
masculinidad registrado a partir de los datos censales es de 1.079 frente a 0.946
en las ciudades.
Gráfico 1
Pirámide de edad rural y urbano, 2002
Otro aspecto que se destaca es que los hogares son habitualmente más
completos. El fenómeno de los hogares encabezados por mujeres es particularmente
urbano, con un 31.2%, frente a una porción mucho menor, de 21.7%, en los
campos. Esto también se manifiesta en la proporción de niños que viven con
ambos progenitores, que es 60.1% en el campo mientras que sólo alcanza el
52.9% en la ciudad.
Gráfico 2
Porcentaje de hogares que caen en cada decil de ingreso, en
función del área de residencia, 2004
Gráfico 3
Ratio entre el ingreso medio per cápita urbano y rural,
2000-2004
Fuente: Elaborado con cálculos tomados del Informe sobre Pobreza en República
Dominicana, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo 2006
Gráfico 5
Incidencia de la pobreza, 2004 (% de la población)
Fuente: Elaborado con cálculos tomados del Informe sobre Pobreza en República
Dominicana, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo 2006
Gráfico 6
Evolución de la incidencia de la pobreza, entre abril 1997
y abril 2004
Fuente: Elaborado con cálculos tomados del Informe sobre Pobreza en República
Dominicana, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo 2006
Por otro lado, las tasas de pobreza son más elevadas en algunas provincias
marginadas en las que hasta las dos terceras partes de su población caen en la
condición de pobres. Como se aprecia en el mapa, las diez provincias con los
niveles de pobreza más difundida se localizan en el oeste del país y en todas ellas
la pobreza abarca a más de la mitad de sus habitantes, mientras en el Distrito
Nacional inalcanza al 21.6%.
Por esta razón, el hecho que algunas provincias o zonas geográficas tengan
una tasa de pobreza más elevada, no quiere decir que cuantitativamente haya
más pobres. La cantidad de pobres en una demarcación es el resultado de
una combinación de la tasa de pobreza con la población total de la provincia
o municipio. Las grandes concentraciones de población pobre suelen estar en
las mayores concentraciones demográficas, que normalmente son las de menor
incidencia de pobreza.
Por otro lado, en el siguiente mapa se presentan las principales diferencias entre
la estructura de gastos de los hogares en las zonas urbana y rural. Tal como ocurre
en el análisis por niveles de ingresos, en que los pobres destinan una mayor porción
de su presupuesto a la alimentación, en la zona rural el componente alimentos
pesa mucho más en la canasta familiar. Claro está que en esta zona es mucho más
común que una parte de dichos alimentos sean de producción propia del hogar.
55
Formas de medir la pobreza
Fuente: Elaborado con datos del Banco Central, Mercado de Trabajo 2005
Gráfico 9
Tasas de participación en actividades económicas
remuneradas de la población mayor de 10 años, 2005
Fuente: Elaborado con datos del Banco Central, Mercado de Trabajo 2005
Gráfico 10 Gráfico 11
Tasa de desempleo, 2005 Ingreso por hora ocupada, 2005
Fuente: Elaborado con datos del Banco Central, Fuente: Elaborado con datos del Banco Central,
Mercado de Trabajo 2005 Mercado de Trabajo 2005
Gráfico 13
Porcentaje de la población de 5 años y más que asiste a
establecimientos educativos, por grupos de edad y zona, 2004
Gráfico 14
Analfabetismo e indicadores de calidad de la educación por
zonas, 2004
Gráfico 15 Gráfico 16
Porcentaje de niñas y niños de 1 año Porcentaje de viviendas desocupadas
de edad vacunados contra por zonas, 2002
el sarampión, 2005
Fuente: Elaborado con cálculos tomados del Informe Fuente: Elaborado con cálculos tomados del Informe
sobre Pobreza en República Dominicana, sobre Pobreza en República Dominicana,
Banco Mundial y Banco Interamericano de Banco Mundial y Banco Interamericano de
Desarrollo 2006 Desarrollo 2006
Gráfico 19
Porcentaje de hogares que poseen bienes durables según
zona, 2004
Por otra parte, ENHOGAR 2005 encontró que el uso de gas propano en la
cocina también se ha generalizado, pero sigue con bastantes diferencias por
zonas. El uso de combustibles sólidos, como leña o carbón, se ha reducido a menos
de un uno por ciento de los hogares de Santo Domingo y a porcentajes también
pequeños en las demás ciudades, que se van elevado conforme disminuye su grado
de urbanización, para terminar con un 30 por ciento en los hogares campesinos.
Gráfico 20
Porcentaje de hogares por fuente de abastecimiento de agua según
zona, 2004
Gráfico 23 Gráfico 24
Acceso a caminos pavimentados Porcentaje de población de 12 años
por áreas, 2004 o más que ha usado Internet, 2005
Por estar en desventaja relativa, la población del campo debería ser objeto de una
atención especial por parte del Estado. Sin embargo, casi siempre las políticas
macroeconómicas han privilegiado sectores económicos y sociales urbanos. El
instrumento más eficaz que suele tener el Estado para crear capacidades y atenuar
desequilibrios es el gasto público, aunque no hay dudas de que otros medios, como
impuestos, tasas de interés y tipo de cambio real pueden contribuir.
La incidencia geográfica o por zonas del gasto público es un tipo de análisis poco
común en la literatura económica dominicana, probablemente por la disposición de
las estadísticas sobre las finanzas públicas, que normalmente privilegian los datos
sobre montos agregados de gasto público o sobre su clasificación económica,
institucional y funcional. La mayor parte de los análisis que suelen realizarse sobre
el efecto de la política presupuestaria se orientan, o a determinar su impacto sobre
la estabilidad macroeconómica, o al estudio de su eficacia en materia de provisión
de servicios públicos y promoción del crecimiento o al análisis de su impacto
distributivo a nivel nacional a partir de su orientación por grandes funciones, como
educación, salud, agricultura, etc.
Sin embargo, esto tiene una crucial relevancia, puesto que, en igualdad de
condiciones sociales (nivel de pobreza, por ejemplo) todos los ciudadanos merecen
el mismo trato del Estado, independientemente del lugar del país en que viven. En
Siendo así, una de las premisas que suele argüirse para justificar el financiamiento
y la gestión centralizada de las funciones estatales, que es la posibilidad que
ofrece para extraer recursos de las zonas más prósperas y localizarlos en las más
necesitadas, no se está cumpliendo, sino todo lo contrario.
Las evidencias estadísticas muestran que las grandes diferencias entre ambas
zonas se han venido reduciendo con el tiempo. Hoy muchos de los servicios que
antiguamente estaban reservados a una porción no siempre grande de habitantes
urbanos, también están disponibles para habitantes rurales. Es cierto que al interior
de las zonas rurales hay notables diferencias, pues algunas provincias con una
fuerte presencia de población rural disfrutan también de proporciones moderadas de
pobreza. Pero también es cierto que la gente en el campo es en general más pobre,
y que el acceso a los requerimientos de salud y educación le resulta más costoso,
particularmente cuando se trata de acceder a los niveles superiores. Además, se ha
demostrado que la vida rural está menos afectada por la delincuencia.
Estructura
sociodemográca de
los sectores rurales
dominicanos
Por otra parte, grandes comunidades integradas a importantes ciudades del país
permanecieron bajo definición rural hasta muy recientemente. Esta es la situación de Los
Alcarrizos y Mendoza, en la provincia Santo Domingo, y de Gurabo, en Santiago.
Por ejemplo, la tasa de fecundidad global es 3 hijos por mujer: en la zona urbana
es de 2.8 hijos y en la rural es significativamente más alta, de 3.3 hijos por mujer. En
lo que respecta a la tasa bruta de mortalidad del país, la misma es de 5.4 por mil80.
Todo lo anterior permite estimar que la población rural del país continuará
descendiendo en su participación relativa, aunque no así en términos absolutos.
Por el contrario, la población urbana tenderá tanto a un aumento relativo como
absoluto. Ambas poblaciones han mostrado una reducción sostenida de sus tasas
de crecimiento intercensales.
Gráfico 26 Gráfico 27
Evolución de la población dominicana Total nacional. Promedio de miembros
según zona de residencia, 2000-2003 por hogar, 1981-2002
Las observaciones etnográficas revelan que los hogares rurales, pese a que hay
un predominio relativo de familias nucleares biparentales integradas por la prole y
los progenitores, también se observa la presencia en aumento de las monoparentales.
Igualmente, se aprecia que las nucleares monoparentales rurales no se comportan
igual que las nucleares monoparentales urbanas, ya que los entramados culturales
que vinculan a este tipo de familia en el campo, específicamente las relaciones que
se dan con los parientes que residen cerca o alrededor de la casa, forman parte de
estructuras culturales ampliadas que dinamizan las relaciones socioproductivas y
familiares, estableciendo redes de apoyo mutuo para minimizar los impactos críticos
de la pobreza, tales como: cuidado de los niños de madres que han migrado a la
ciudad, la adopción de jóvenes en edades adolescentes cuyos padres se enfrentan
a fuertes carencias económicas y la distribución de alimentos, entre otros83.
La observación etnográfica sugiere que las mujeres jefas de hogares rurales suelen
ser mujeres muy jóvenes que oscilan entre los 18 y 25 años, con niveles de pobreza
que caen en la categoría de extrema o indigente. Muchas de ellas viven con familiares
ancianos o están residiendo solas, en áreas altamente vulnerables, a orillas de ríos,
arroyos, lomas de altas pendientes, y su subsistencia es crítica; por eso, la mano de
obra infantil es importante para la obtención de alimentos básicos para la casa85.
Migración interna
Por otra parte, es importante señalar que existe otro flujo migratorio de carácter
temporal o definitivo de hombres y mujeres del área rural que se han visto obligados
a abandonar sus espacios comunales por la aparición de áreas protegidas, como
se audita en la siguiente sección.
Las áreas rurales dominicanas, especialmente aquellas que por su especial biodiversidad
están protegidas o conservadas por la ley, han sido impactadas por la emigración de
su población circundante. Esta emigración se produce por desalojos forzosos o por las
presiones de carácter socioeconómico a las que se ven sometidos los campesinos/as
que residen o se relacionan de manera directa o indirecta con las áreas protegidas.
Dicha situación se explicita bajo los discursos legitimados por la mayoría de los/as
ambientalistas locales, ecólogos/as e instituciones públicas o privadas que consideran
los recursos naturales amenazados por los habitantes del área rural.
Este proceso ha sido llamado por algunos especialistas con el épico nombre
de ˝desterritorialización˝ o, en términos menos confusos, de expropiación de los
lugares o localidades en donde se mantiene algún tipo de enraizamiento o conexión
del área protegida con la vida diaria de la población circundante98.
La mujer rural en
República Dominicana
Entre los logros de este proyecto se citan los materiales educativos que se
generaron durante su duración, basados en la experiencia de los técnicos que
laboraron en la transferencia de tecnología con las mujeres beneficiarias. La
mayor parte de los proyectos fueron de cerdos, cabras, conejos y hortalizas que
se cuidaban y cultivaban en forma asociativa. Esta experiencia, aunque valiosa,
resultó costosa, quedando en la historia de extensión como una experiencia más
que no volvió a replicarse.
Un aspecto que cabe destacar fue el énfasis que pusieron todos estos proyectos
en sus diferentes etapas por organizar a las mujeres, en el entendido de que la
organización facilita la labor de acompañamiento de los técnicos y contribuye a
lograr un mayor impacto de las acciones emprendidas.
Sin embargo, cabe señalar que estos proyectos se ejecutaron como estructuras
institucionales paralelas, por lo que no contribuyeron a fortalecer a la División
de Organización Rural a la cual estaba adscrito el Programa Mujer Rural dentro
del Servicio Nacional de Extensión. Con la separación de Organización Rural
del Servicio Nacional de Extensión y su elevación a Departamento dentro de
la SEA (1978), se crea la División Mujer Rural, lo que constituyó un paso de
avance hacia la diferenciación en el accionar institucional y la definición de
mecanismos para el diseño y especialización de recursos para el trabajo con
las mujeres.
Cuadro 2
Población dominicana por zona de residencia y género, 2002
Cuadro 3
Necesidades Básicas Insatisfechas en zona urbana y rural (%), 2002
Determinantes sociodemográficas
Los datos del VIII Censo Nacional de Población y Vivienda dan cuenta de la
transformación que ha venido operándose en República Dominicana desde hace
alrededor de cuatro décadas, al pasar de una sociedad predominantemente rural a una
urbana. Actualmente, la población rural dominicana representa el 36.4% del total.
Cuadro 4
Región Nordeste. Población por género y zona de residencia,
2002
En cuanto a la región El Valle, con dos provincias con una fuerte actividad
agropecuaria como son Azua y San Juan, una proporción ligeramente mayor de su
población reside en la zona rural. Sin embargo, cuando se analiza la distribución
espacial por género, el porcentaje de mujeres (46.3%) en la zona rural de la región es
menor que la de los hombres (53.7%).
Fuente: VIII Censo Nacional de Población y Vivienda, Fuente: VIII Censo Nacional de Población y Vivienda,
ONE 2002 ONE 2002
Un caso interesante es el de la provincia Elías Piña, donde a nivel urbano las mujeres
sobrepasan a la población de hombres. Este hecho podría explicarse debido a que una
de las actividades económicas más significativas de esa demarcación geográfica es el
amplio mercado que semanalmente tiene lugar en el municipio cabecera (Comendador).
Este mercado mantiene un intenso intercambio con Haití y también acuden personas de
todo el país. La mayor proporción de vendedoras corresponden a mujeres.
Cuadro 7
Distribución de la población de las regiones Enriquillo y El Valle
por género y zona de residencia, 2002
Nupcialidad
Cuadro 8
Estado conyugal en la zona rural según sexo, 2002
Fecundidad
Uno de los sectores en que el país presenta un mayor retraso es el educativo, lo que
gravita de manera profunda en la zona rural, donde se carece de infraestructura
escolar adecuada, maestros y maestras con suficiente formación y acceso a
tecnologías educativas que apoyen el proceso de aprendizaje. No obstante, el
país ha experimentado una reducción en los índices de analfabetismo.
Se estima que en los últimos años las mujeres han venido cerrando la brecha
educativa con respecto a los hombres, conforme a los datos del VIII Censo Nacional
de Población y Vivienda de 2002.
Cuadro 9
Tasa de analfabetismo de personas de 15 años o más según sexo y zona, 2002
Del total de la población que durante el censo, la población adulta analfabeta del
país es de aproximadamente de un 13%. Del total de iletrados, las mujeres superan
a los hombres en la zona urbana pero no en la rural. Este dato se corresponde
con los resultados de la ENDESA 2002124, los cuales indican que la proporción
masculina sin educación en la zona rural es más alta que la de las mujeres, lo que
podría estar indicando dos cuestiones: un cambio producido por la alta migración
femenina y un resultado de la creciente incorporación de la mujer a la educación.
Cuadro 10
Tasa Bruta de Asistencia escolar, niveles primario y secundario, 2002
Los datos del Censo de 2002 indican que del total de jefes de hogares censados
en la zona rural, el 29.8% son mujeres. La publicación reciente de la Secretaría
de Estado de la Mujer (SEM) sobre Mujer Rural en República Dominicana da
cuenta de que, según estimaciones de la Oficina Nacional de Planificación
(ONAPLAN) que datan de 2003, el 41.5% de los hogares con jefatura femenina
son pobres.
Acceso a la tierra
Veinte años después, de acuerdo con datos del Informe Nacional preparado
para la V Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing, 1995), para 1994, de un
total de 87,743 parceleros, 7.5% eran mujeres. Para el año 2000 la proporción
de mujeres parceleras representaba aproximadamente un 10% del total asentado,
no obstante la existencia de la Ley No. 55-97 que instruye al Instituto Agrario
Dominicano (IAD) para que distribuya de manera equitativa la tierra entre hombres
y mujeres. La poca efectividad de esta ley está asociada a la pérdida de importancia
del proceso de reforma agraria, cuya manifestación más importante es la reducción
de las inversiones y la distribución de tierras carentes de condiciones para la
agricultura125.
Del total de tierras bajo explotación fuera del sector reformado en manos de
mujeres, el 34,7% es propia con título, en tanto que el 30.5% es propia sin título. Los
porcentajes restantes corresponden a arrendamiento, préstamo, aparcería, sucesión,
del Estado y otras. En el sector reformado, del total de mujeres con parcelas, el
17.7% posee título definitivo, en tanto que el 67% posee título provisional.
También, las mujeres rurales, apoyadas por el trabajo creciente tanto de la Secretaría
de Estado de Agricultura como de ONGs, están desarrollando el área de servicios,
dedicándose a actividades productivas no agrícolas: comedores, tiendas de insumos,
tiendas de consumo, salones de belleza, costura y otras. Un análisis de los resultados de
algunas de las ramas de actividades no agrícolas más importantes en las zonas rurales,
según el Censo Nacional de Población y Viviendas de 2002 arroja el siguiente dato:
Cuadro 12
Préstamos otorgados, montos financiados y productores
beneficiados por el Banco Agrícola, 2000-2005
Participación comunitaria
Estructura productiva
del sector rural
y agropecuario
El sector agropecuario
Cuadro 13
Composición sectorial del PIB y el empleo, 1996-2005
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Central de República Dominicana, Encuesta Nacional de
Fuerza de Trabajo.
Cuadro 14
Tasas de crecimiento promedio anual del PIB agrícola y no agrícola, 1970-1999
Contribución ampliada
Cuadro 15
República Dominicana: Contribución real de la
agricultura, 2005
Gráfico 28
Participación porcentual por subsector del sector agropecuario
sobre el PIB total, 1980-2005
Gráfico 29
Distribución porcentual de los ocupados que declararon una actividad
económica, según rama de actividad, 2002
Cuadro 17
Valor agregado por trabajador agrícola en
países seleccionados, 1999-2001
Turismo y agricultura
El sector agropecuario ha estado marcado por una visión desde la oferta, donde
el enfoque central ha sido producir sin vincular la producción con las posibilidades
del mercado. Actualmente, se comienza a comprender la relevancia de una visión
orientada al mercado en las actividades agropecuarias. Sin embargo, todavía para
los productores agropecuarios tradicionales, hay dificultades para asumir el hecho
de que crecientemente son el mercado y sus agentes quienes tienen el peso decisivo
en la determinación de las tendencias, oportunidades y restricciones que enfrentan
los pobres rurales.
Todavía la pobreza tiene mayor impacto relativo en la vida rural que en la urbana.
Según las estimaciones del Banco Mundial, “la incidencia de la pobreza rural en 2004
era 21 puntos porcentuales más alta que en las zonas urbanas, mientras que la tasa
de pobreza extrema era 13 puntos mayor”.134 Sin embargo, en las ciudades vive una
mayor cantidad de pobres como consecuencia del crecimiento poblacional urbano.
En la ponencia presentada por Isidoro Santana en este mismo Foro, se perciben
claramente las diferencias existentes entre los ámbitos urbanos y rurales, la incidencia
de la pobreza y la insatisfacción de necesidades en el sector rural.
Hay que considerar que pese a que la economía rural actual está inserta en
el proceso de globalización, es el sector con mayores limitaciones para articularse
a las disciplinas comerciales y es la fuente de enfrentamiento más fuerte entre
las corrientes de apertura y las de protección. Sin embargo, el proceso de
apertura mundial crece, el comercio y los mercados de capitales están articulados
globalmente, operando siempre y a cualquier distancia, se diluyen las fronteras y
las distinciones entre los mercados locales, regionales, nacionales y globales. La
influencia de esta apertura marca el rumbo de la dinámica agrícola, y la capacidad
de los gobiernos nacionales para orientar su propia economía, se ven limitadas.
Cuadro 18
Distribución regional de la pequeña propiedad agrícola, 1998
Gráfico 30
Participación de la producción total de ciertos productos
provenientes de asentamientos de la reforma agraria, 2004-2005
La entrada en vigencia del DR-CAFTA constituye uno de los grandes retos que
tiene la agricultura dominicana en el futuro. Al mismo tiempo, es una oportunidad
para poder continuar los esfuerzos orientados a promover la diversificación de
la oferta agropecuaria. En cuanto a las implicaciones institucionales, la entrada
en vigencia del mismo, conllevará mayores niveles de disciplina en las relaciones
comerciales, en las normas productivas e incluso en la gestión económica del
país.
Otra de las implicaciones que se espera es que los precios de los bienes y servicios
disminuyan. El acuerdo eliminaría las barreras a las importaciones de todo tipo y,
por tanto, la competencia entre los productores nacionales y extranjeros abarataría
los precios. La entrada en vigencia del acuerdo tendrá diversos efectos sobre la
economía rural, comenzando con cambios en los precios de bienes e insumos, y,
eventualmente, en los precios del trabajo y la tierra agrícola.
Los productos del sector agropecuario fueron clasificados en diferentes canastas, las
cuales están sometidas a diversos procesos progresivos de desgravación arancelaria, que
pueden comenzar desde la entrada en vigencia del acuerdo hasta 20 años después.
Por otro lado, el impacto favorable del DR-CAFTA en los bienes exportables se limita a
aquellos productos que tendrán mayores oportunidades de comercio; la mayoría de los
bienes exportables no tendrán cambios en su acceso al mercado de Estados Unidos.
Oportunidades
Otro impacto esperado de la puesta en vigencia del tratado es que podría conducir
a un mayor dinamismo de las exportaciones no tradicionales, fortaleciendo
una tendencia que se inició antes del tratado, pero que con el mismo debería
profundizarse. Para aprovechar estas oportunidades será necesario modernizar
los sectores, ya que éstas requieren de inversión privada, tecnologías modernas e
integración estratégica.
En base a los estudios que se han realizado sobre el impacto del DR-CAFTA, se
espera que algunos productos aprovechen estas oportunidades, como las frutas y
los vegetales; otros tendrían que desarrollar acciones importantes para aprovechar
las oportunidades y algunos se verían fuertemente amenazados.
Según las posibilidades que tienen los productos nacionales frente al DR-
CAFTA, se los puede clasificar en:
• Dinámicos: frutas y vegetales (hortalizas).
• Rezagados (perdedores netos): granos básicos como arroz, habichuelas,
y maíz.
• Con ventajas competitivas: café, cacao, y tabaco en mercados especiales
(orgánico, comercio justo).
• Con fuertes limitaciones: productos pecuarios.
El segundo factor clave que limita el potencial agrícola de los países en desarrollo
es el grave problema que representan los altos niveles de subvenciones y de protección
proporcionados a la agricultura en el mundo desarrollado. Esta realidad perjudica
a los países en desarrollo de diversas maneras. La ayuda interna a la agricultura
fomenta la superproducción que, a su vez, aumenta los suministros de los mercados
mundiales (reduciendo la demanda de importación o aumentando los suministros
de exportación) y hace bajar los precios mundiales. La baja de los precios hace
más difícil que los productores de los países en desarrollo puedan competir en sus
mercados internos, así como en los mercados internacionales, con lo que disminuyen
los incentivos para la producción y se retarda el desarrollo del sector agropecuario.
Marco de intervención
pública en lo rural
La torpeza del Estado moderno para lidiar con el campo, no significa que las
zonas rurales hayan podido neutralizar la intervención pública. Tampoco sugiere
unos terrenos con dinámicas autónomas al margen del resto de la sociedad. Lo que
expresa es una relación compleja, que ha exigido una intensidad de las políticas a
implementar con resultados a veces pírricos, evidenciando altos niveles de ineficiencia.
Siguiendo a Gramsci146, con su figura del minotauro, se puede entender que ha sido
una realidad que ha exigido más el uso de la fuerza que del consentimiento.
Otra de las atipicidades del campo está referida con la agricultura. El cultivo
de la tierra sigue teniendo un peso determinante en la dinámica de las sociedades
rurales, aún sin menospreciar la diversidad de actividades industriales y de servicios
existentes.
Por otro lado, el uso tan extendido de mano de obra familiar diluye el impacto
de las regulaciones del mercado laboral en el campo. Así los aspectos referidos a los
derechos de los obreros, la organización sindical, la fijación de salarios mínimos,
entre otros instrumentos válidos para garantizar condiciones de trabajo dignas,
resultan con frecuencia ineficaces. Incluso en otras modalidades de explotación
como de aparcería o con jornaleros temporales, siempre ha representado dolores
de cabeza la plena cobertura de la protección social de los trabajadores del
campo.
Situación similar se presenta con las políticas monetarias que tan versátiles
resultan en las economías dinámicas. La estrategia campesina del ahorro en especie
resulta inmutable frente a decisiones macroeconómicas de subir la tasa de interés
o depreciar la moneda. Aún la ecuación que iguala ahorro a inversión a través de
la intermediación de la banca pierde sentido en este contexto. Aún más, el ahorro
en especie viene a sustituir la ausencia de un sistema de seguridad social frente a
situaciones imprevistas.
En los países desarrollados, así como en los países pobres, el espacio rural
se ha convertido en un terreno de desaciertos. En los primeros se manifiesta en
un envejecimiento de la población y en un despilfarro de subsidios con el interés
de sostener de forma artificial una realidad ajena, mientras que en los segundos
se expresa en unos niveles de pobreza lacerantes unidos a traumáticos procesos
migratorios. En ambos casos, es la evidencia de contradicciones de una sociedad
donde lo sintético, intenso y efímero se ha convertido en el santo y la seña del
futuro.
La propuesta vino impulsada por la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), que
marcó una nueva inserción de República Dominicana en la economía mundial159.
De la misma forma que se crearon las condiciones para la promoción de las zonas
francas y el turismo como ejes dinámicos de la economía, asimismo el modelo
supuso un nuevo impulso a la penetración de las transnacionales en el país.
Otra de las instituciones que sirvieron para ejecutar la política del Estado en
el campo fue el Instituto Agrario Dominicano (IAD). A dicha institución le tocó el
rol más sofisticado en el tinglado de ejecutorias públicas que caracterizaron la
intervención pública en la zona rural: la administración de la reforma agraria,
garantizando la distribución de la tierra a miles de parceleros. Sin embargo, su
impacto nunca fue de tal magnitud que revertiera el inequitativo acceso a la tierra
predominante en el país.
Junto al PID se abrieron otros foros en los cuales se generó una corriente
de problematización en torno a la alta centralización política y económica de
República Dominicana. Este movimiento encontró eco en los partidos políticos,
lo cual resultó determinante para aprobar una nueva ley de financiamiento a los
municipios.
Gráfico 31
Comportamiento porcentual de la movilización de ahorros en la
Banca Múltiple en el área Metropolitana (Distrito Nacional y la
provincia de Santo Domingo), 1993-2003
Otro fenómeno al cual hemos asistido en el país en los últimos años ha sido
un inusitado auge en la creación de nuevos municipios y distritos municipales166.
Las iniciativas tomadas en ese sentido deberían corresponderse con el interés de
mejorar la administración de los asentamientos humanos. Se supondría que debería
Cuadro 19
Relación de incidencia de la pobreza y promedio de habitantes
por municipio, 2005
Esto supone, claro está, cambios trascendentes que permitan una real
concertación entre políticas macroeconómicas, políticas sectoriales y políticas
locales. De igual manera, plantea un desafío mayor en el cambio de paradigma y
de la cultura institucional en su conjunto.
Domingo Marte
Experto en temas ambientales
Q uiero hacer un breve comentario acerca de lo que dijo Fátima Portorreal. Ella
mencionó el tema del pensamiento libertario, que fija la atención en el tema de los
derechos. Eso es deontología, que implica que el deber, los derechos y las leyes
son importantes y hay que respetar, independientemente de las consecuencias. En
respuesta a eso, planteamos que en el otro extremo está la visión teleológica, que
dice que lo importante es la consecuencia y hay que ajustar los procesos a las
consecuencias.
Tesy Woope
Directora del Proyecto Comunidad hacia el progreso, Monte Plata
L o que me gustaría saber de ustedes es cuáles son las soluciones para este
problema. Estamos hablando mucho de los problemas, pero quiero saber realmente
qué vamos hacer, porque yo trabajo en un proyecto que intenta solucionar los
problemas. Trabajamos con las mujeres, capacitándolas en cursos técnicos y
tenemos el problema de los caminos malos, la discriminación en la capital contra las
campesinas, contra la gente pobre, contra los negros... Y a todos estos problemas
Ustedes están hablando mucho, como hace el gobierno. Quiero los nombres
y teléfonos de los que están solucionando problemas, que los voy a llamar hoy
mismo, ya que quiero trabajar en eso y mi organización tiene muy pocos recursos.
Ya saben, por si alguien me puede ayudar. Todos queremos una solución para
echar para adelante. Gracias.
Daly Perdomo
Ingeniera agrónoma y trabaja en Codo Café
Creo que aunque hay muchos países que no exhiben una macroeconomía tan
alta ni un PIB tan alto, sí tienen un índice de desarrollo humano muy bueno. Pero
cuando hablaban de que hay muchas mujeres que estudian mucho, que ahora
estudian más que antes y vemos los altos niveles de desempleo que hay, que la
mujer se gradúa y no encuentra trabajo, me cuestiono si vale la pena el costo de
oportunidad, ya que la mujer deja muchas veces de casarse joven, de tener una
familia y las que tienen su familia dejan sus hijos al cuidado de otras personas. El
costo de oportunidad se ve cuando al terminar de estudiar la mujer se queda sin
trabajo.
Quien de verdad conoce y ha vivido en el contexto rural sabe que ese sujeto
rural tiene ansias de que se le tome en cuenta en la elaboración y ejecución de los
pocos proyectos de desarrollo sostenible que apuntan a mejorar su calidad de vida,
con todas sus limitaciones y olvidos. El mundo rural existe con sus particularidades
y demandas distintas al marco urbano. Por eso, la nueva ruralidad en República
Dominicana y el desarrollo humano exigen un Estado que focalice ese contexto
rural como un espacio importante que demanda programas y políticas en el sector
educativo, vivienda, salud, estructura productiva, saneamiento ambiental y de
agua, que involucren y den participación a todos los sectores que interactuaron en
ese contexto. Ellos y ellas también tienen derecho a la palabra y a la acción.
H e escuchado las diferentes ponencias. Quizás hoy me voy más triste de lo que
estuve durante todo este tiempo porque escuchar las palabras de Luz Adelma da
pena. Quiero decirles que he venido a este foro por estar cursando una maestría
en economía agrícola, por ser mujer y pertenecer al gobierno. A ustedes, a los que
están elaborando estos foros, ¿cuáles son las respuestas que nos van a dar a las
mujeres? Daly Perdomo hacía una pregunta sobre la educación, ya que muchas de
las que vivimos en los pueblos tenemos que dejar nuestras fincas, nuestro puesto y
Participante desconocido
Ciertamente, como ése no era el tema del Foro no lo abordé, pero se podría
decir que existe una gran preocupación entre las autoridades del sector agropecuario
desde hace más de un año, cuando se anunció el DR-CAFTA. Ustedes escucharon lo
que planteó Juan José que, aunque fue rápido, quedó claro que lo que nos espera
no es una caja de rosas.
La reforma contempla un conjunto de leyes que el país tiene que modificar y/o
crear; porque las leyes del sector agropecuario desgraciadamente datan de los
años ‘50. La más joven, creo, es la ley de lo que se conoce hoy como IDIAF, que se
basó en una ley que data del ‘85. También la ley de semillas, que es del ‘71, y la
de plaguicidas, del ‘68.
Definitivamente, lo que he podido apreciar con el análisis de los datos que les
mostré es que la vida del campo y la ciudad se han venido acercando y esto se refleja
en los patrones culturales. Creo que ha habido un proceso de transculturización:
el campesino emigra a la ciudad, donde conserva muchos de sus patrones de
comportamiento en la ciudad de hoy. Por esta razón, vemos personas con conductas
no muy “urbanas” en el medio de la ciudad.
Alguien me preguntaba para qué sirven los datos, y le contesté con el ejemplo del
acceso a la educación para la mujer. En realidad el sistema educativo dominicano
no discrimina; al contrario, en todos los niveles de educación, y especialmente
en los más altos, la participación de las mujeres es mucho mayor. El mercado de
trabajo sí discrimina y, aún en niveles altos de educación, la tasa de desempleo
femenina es más elevada que la del hombre. Además, el ingreso de las mujeres que
trabajan es más bajo que el de los hombres.
Fátima Portorreal
Antropóloga, Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC)
C omparto con Domingo algunos de los temas que planteó sobre la conservación,
la preservación y el modelo de desarrollo neoliberal de sostenibilidad, como yo lo
he llamado. En principio, el modelo que plantea el desarrollo humano no se ha visto
en la realidad, no sólo en República Dominicana sino en el Caribe, Latinoamérica
y el mundo. Ha habido una expropiación total de las tierras y del manejo. El
modelo es muy bueno; implica proteger, conservar y actuar en el aquí y el ahora.
Pero también implica mejorar las condiciones del futuro. El problema es cómo ha
sido aplicado y desde qué instancia en términos de las estructuras productivas y
económicas del mundo.
E l problema más grande que hay siempre es ofrecer soluciones. Los documentos de
planificación, generalmente, tienen un 90% de diagnóstico y un 10% de propuesta,
y casi siempre la parte propositiva es bastante genérica, porque lo difícil es ofrecer
una solución general para todos, porque cada caso es particular y cuando trata
de ofrecer una respuesta general entonces, o no se ofrece ninguna respuesta, o se
hace un lineamiento de tipo genérico.
Por eso, en foros o eventos como éste es imposible darle un número de teléfono
y un nombre para que la joven llegue a su proyecto con una respuesta. Lo más que
se puede aportar en este foro es tener una comprensión que pueda transmitirle la
necesidad de que en la sociedad dominicana se revalorice la agricultura, que la
actividad agrícola es una actividad digna, que vivir de la agricultura no es malo,
que hacer riqueza como agricultor es bueno, que es posible y el que el Estado
debe trabajar para que el agricultor haga negocios tan legítimos como el que hace
negocios y riqueza en un banco; que el que logra hacer una finca y tener una casa
en un campo, no por eso es un narcotraficante, sino que de la vida rural se puede
hacer riqueza y vivir en las mejores de las condiciones.
Crear una fuerza que le ayude a transformar la visión política con la que ha
sido conducida la sociedad dominicana, comenzar a construir fuerzas y ejes de
poder popular en las poblaciones, comunidades, organizaciones que sirvan de base
para impulsar una visión diferente de la sociedad dominicana, del mundo o de la
forma de ver la vida humana. Plantear paradigmas, como plantea el paradigma de
desarrollo humano, con una visión con la humanidad como centro, que contemplen
otra forma de organizarse, de ser, donde haya un propósito claro de bienestar. Esto
es lo único que de un foro puede salir, un mensaje, un sentido positivo de abordar
el día a día, porque desde un foro no se puede responder en específico.
El productor agrícola tiene que ser un trabajador que recibe ingresos con
los cuales pueda vivir mejor, porque eso es condición para que esa actividad
agropecuaria también sea mejor.
Este mensaje es el que les puedo dar como respuesta de línea de pensamiento
sobre qué hacer. Llevarlo al día a día es una cuestión de la esfera en que cada
quien se mueve y estar conscientes de que a nadie le va a llegar la respuesta. La
respuesta hay que buscarla y crearla a partir de construir poderes locales.
¿Qué es lo rural?
Bajo este entendido, Pedro Juan del Rosario aborda con gran
profundidad conceptual el tema de la ruralidad dominicana. En dicho
apartado se subraya el papel protagónico del campesinado y los
sistemas campesinos en la construcción del espacio rural dominicano
a partir de mediados del siglo XVIII.
1
Ver Martinussen 1997 y Corbridge 1995
2
El economista con más influencia lo fue sin dudas el inglés Walter
Whiltman Rostow, quien con su publicación “Las etapas del
crecimiento económico: Un manifiesto no comunista” (un título
muy sugestivo, por demás) promovió la idea de la existencia de
un sendero universal para el desarrollo.
3
Dudley Seers fue uno de los pioneros en la crítica a la teoría
económica convencional. En un seminario sobre la Enseñanza
de Economía del Desarrollo, celebrado en Manchester en abril
de 1964, presentó una ponencia titulada “Las limitaciones de los
casos especiales”, donde introduce una seria discusión sobre la
debilidad del uso de los indicadores macroeconómicos utilizados
como señal de desarrollo. Ver Seers 1968
4
El estadígrafo italiano Cordino Gini había creado a principios
del siglo XX un coeficiente que permitía medir las concentraciones
del ingreso. El “coeficiente Gini”, como se conoció, fue muy
bien recibido al momento de su publicación en 1921, pero
luego durante las próximas décadas estuvo en desuso hasta muy
avanzado el siglo pasado.
5
Ver Derek et al 1974
6
Un ejemplo típico que se utiliza es el referido a los gastos invertidos
en remediación o mitigación ambiental. Un país A con una febril
actividad de degradación tendría más gastos en mejorar el medio
ambiente que un país B con una economía con pocos efectos
perversos hacia la ecología que no tenga que invertir mucho en
revertir los daños causados. El país A tendría, ceteris paribus, un
mayor PIB que el país B, sin que esto suponga mejor nivel de vida
en el primero que en el segundo.
7
La obra “Lo pequeño es hermoso”, aunque no es una publicación
que represente una escuela de pensamiento económico en el
sentido académico, significó una importante contribución a las
críticas contra las propuestas de corte economicista aplicadas a
los países pobres. Ver Schumacher 1973
8
El primer esfuerzo en el uso del concepto Necesidades Básicas
Satisfechas se dio con la publicación del Mapa de la Pobreza
Crítica en Chile, en 1975. Con posterioridad la CEPAL trabajó
Bibliografía general
Bibliografía Anexo I
C ada país utiliza sus propios criterios para delimitar las áreas rurales. Así pues
existen un sinnúmero de características que ayudan a establecer la línea divisoria
entre las zonas urbanas y rurales dependiendo de cada país, como son: cantidad
de habitantes, tamaño del asentamiento y disponibilidad de servicios básicos. Por
esta falta de estándares y criterios homogéneos en lo que se refiere a la definición
de ruralidad, se dificulta en gran medida el estudio y la comparación entre países. A
continuación se presentan algunas definiciones de ruralidad:
• “En la República Dominicana se considera como urbana a toda la población
residente en la cabecera de los municipios y distritos municipales del país.
La población rural es entonces la que habita en el resto del territorio, es decir
en las secciones y parajes.” En este concepto, el incremento en la cantidad
de municipios ha influido de manera directa en la cantidad de habitantes
que residen en zonas urbanas, porque automáticamente son creados, la
cabecera de los municipios pasan a formar parte de las zonas urbanas.
• David De Ferranti, et al (2005) relaciona al espacio rural con las áreas
de baja densidad demográfica y distantes de los centros urbanos. Esta
metodología, aunque tiene que ser todavía mejorada, representa un
ejemplo empírico de cómo puede ser medida la ruralidad, permitiendo la
comparabilidad entre países. Los países miembros de la OCDE también
utilizan la densidad y distancia como características para definir la condición
rural, llegando a establecer una definición estándar como “las densidades
demográficas inferiores a 150 habitantes por kilómetro cuadrado y una
distancia importante de las zonas urbanas superior a una hora de viaje.”
• Los participantes del IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la
Agricultura) proponen que “un territorio es rural cuando el proceso histórico
de construcción social que lo define se sustenta principalmente por los
recursos naturales y mantiene esta dependencia estructural de articulación.
Un territorio es rural cuando su especificidad es su dependencia de los
recursos naturales y su base económica se estructura alrededor de la oferta
ambiental en que se sustenta.”
• Por ultimo, existen definiciones basadas en la estructura y forma del territorio,
como aquella propuesta por Wiggins, Steve y Sharon Proctor (2001) en donde
se define área rural como aquel “espacio donde asentamientos humanos
e infraestructura ocupan pequeños parches en un territorio dominado por
campos y pasturas, bosques, agua, montañas y desiertos.”
Fuente: Resumen de Conferencia Electrónica: “Discusión preparatoria para el proceso de actualización y reclasificación de la Base de Datos
de Gasto Público Rural (GPRural)” 13 de febrero al 03 de marzo 2006. Adaptado de Sabalain, 2005
Fuente: Secretaría de Estado de Agricultura. Diagnóstico del Sector Agropecuario, 1995, 1998 y 2005