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La percepción del espacio y del tiempo varía en función del observador. Algo así ocurre con
nubosidad del norte producto de la caricia del alisio, en el relieve de las Islas más montañosas:
si se mira desde abajo es “panza de burro”; desde la cumbre, la misma masa nubosa es belleza
y lo llamamos mar de nubes; y si se le pregunta a un meteorólogo, es un manto de
estratocúmulos. Estas nubes es una señal de la normalidad meteorológica canaria. Su ausencia
de los cielos del NE de Gran Canaria o en el Valle de La Orotava sólo puede significar dos cosas:
que estamos en medio de advección sahariana o que nos afecta una situación de inestabilidad.
Porque, lo normal en verano es estar bajo la sombra de ella. Por mucho que ahora se queje
más de uno, sin este termorregulador nuestro clima sería un desierto, y la alternativa de cielos
despejados la tenemos a muy pocos kilómetros hacia el sur o este.
Por su disposición geográfica la isla de Gran Canaria es un buen ejemplo de la acción del alisio
en la orografía. La masa de aire del alisio se humedece en su recorrido marítimo. A cierta
altitud al subir por las laderas expuestas no admite más vapor de agua y se produce su
saturación. Aparece la nubosidad. En zonas de sotavento (sur y oeste) quedan libre de dicho
fenómeno. Esto da la sensación al viajero que en pocos kilómetros nos encontremos con un
cielo gris, lleno de estratocúmulos al norte y cielos despejados en el sur.
en capas medias. El cielo “sucio” por la calima, y debajo el alisio refrescaba el área situada debajo de los
400 msnm.
En esta fotografía podemos también observar un cielo turbio marcado por la masa seca y cálida, y la
calima. Abajo el nivel de inversión.
Alguna vez el aire húmedo del alisio solo puede ocupar el hueco del litoral. El nivel de inversión
está a punto de desaparecer
La costa norte de Gran Canaria en medio de una advección sahariana y a punto de romperse el nivel de
inversión con el mar de nubes en el litoral.
Villa de Moya.
Lanzarote (Valleseco)