la calidad es una herramienta básica e importante para una propiedad
inherente de cualquier cosa que permite que la misma sea comparada con cualquier otra de su misma especie. La palabra calidad tiene múltiples significados. De forma básica, se refiere al conjunto de propiedades inherentes a un objeto que le confieren capacidad para satisfacer necesidades implícitas o explícitas. Por otro lado, la calidad de un producto o servicio es la percepción que el cliente tiene del mismo, es una fijación mental del consumidor que asume conformidad con dicho producto o servicio y la capacidad del mismo para satisfacer sus necesidades. Por tanto, debe definirse en el contexto que se esté considerando, por ejemplo, la calidad del servicio postal, del servicio dental, del producto, de vida, etc. Cuando compramos cualquier tipo de producto, ya sea alimento o de otro tipo, es importante conocer que cumple todas las garantías de seguridad o de fabricación que se espera del mismo. Aun así, actualmente la mayoría de las empresas se preocupan de que todos productos cumplan unos estándares de calidad. Para ello suelen tener en la propia empresa, o bien contratando empresas externas, oficinas que se ocupan de control de calidad de los productos que fabrican. El control de calidad se basa esencialmente en ocuparse de todos los mecanismos, acciones y herramientas realizadas para detectar la presencia de los hombres. Todo producto tiene que cumplir unos mínimos de fabricación para que llegue con garantía a su consumo o su utilización. Si el producto cumple con todos los estándares que se le suponen, este podrá salir de la fábrica para su venta. En caso contrario, será desechado, destruido o devuelto al comienzo del proceso para su renovación. Lo importante es que cumpla con las especificaciones. Para que el producto pase control de calidad, se le somete a una serie de pruebas que, en función de lo que sea, variarán. No es lo mismo un control de calidad para un alimento, que, para una pieza de un coche, un producto plástico para su venta en un centro de menaje, un spray, etc. Cada producto tiene sus estándares y sus especificaciones en cuestión de calidad y es lo que debe respetarse. Las mejores empresas son aquellas que cumplen estrictamente el control de calidad de sus productos, ya que ofrecen una garantía al cliente de que todo lo que ofrecen es bueno y que su consumo implica la profesionalidad de categoría de la marca. Es por ello que debemos siempre comprar productos que garanticen que éstos han pasado un control de calidad riguroso, ya que, si no, no tendremos la certeza de que lo que compramos sea realmente lo que se espera que se haya fabricado. Aun así, a fin de evitar que pudiera haber algún tipo de engaño a los clientes, normalmente las propias empresas, aun disponiendo de un servicio de control de calidad, contratan servicios externos de inspección que, por sorpresa, se ocupan de vigilar que se realizan todos los análisis y pruebas en los productos que la empresa trabaja. El control de calidad es lo que diferencia dos productos similares, lo que garantiza al cliente que el producto está correcto, que es comestible o que no se romperá o estropeará al utilizarlo. Por ello, aunque sea un poco más caro, es mejor comprar productos que hayan pasado estos controles.
La gestión de la calidad tiene como objetivo principal la entrega de productos
(bienes y/o servicios) con las características que los clientes requieren; para lograrlo es necesario diseñar una estrategia de mejora permanente de procesos y productos que tiene como meta hacer más competitivas las empresas, interviniendo en los procesos, ineficiencias y costes de no calidad. Hoy en día los clientes demandan tiempos de entrega más cortos, niveles de calidad más alto por menores costos. Estas nuevas necesidades crearán demandas de fluctuación de la producción y requerirán de una reducción de costos; más barato, mejor y más rápido en lo que el cliente demanda y cada día exige con mayor fuerza.