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manual he mineralogía
Y
NOCIONES DE GEOLOGÍA.
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MANUAL DE MINERALOGÍA
Y
NOGIONES mz GEÜLOGÍA.
POR El.
‘IHBM‘INDB.
-hxpnzxn Y ¡.xnnpnu m: D. José MARIA ZAMORA.
1865.
améa.®®®.
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bien que abundantes en doctrina y de reconocido mérito cíentiïico-,
ofrecen, á causa de su origen, pocos datos relativos á nuestro—suelo,
rico como el que mas en sustancias minerales y cuyo conocimientm
nos importa mas directamente: falta que el alumno se ve obligado
a suplir con apuntes de la esplicacion, que si útiles y siempre re—
oomendados, no se prestan a tomar todos, ni todos cuidan de ha—r
oerlo con la exactitud necesaria al buen aprovechamiento.
Facilitar este, reasumiendo en un libro poco voluminoso, cual‘1
comprendemos deben ser en lo posible las obras que sirvan de textor
los elementos y nociones de las dos ciencias que comprende la asig—
natura, y tratarlos del modo mas inteligible y fácil de retener, cui—
dando de incluir los datos de nuestra península, tal es el objeto que
nos hemos propuesto al escribir la presente obra.
Para llevarla á cabo hemos adoptado el órden de esposícíon con
que hace algunos años venimos esplicando las materias que compren—
de, el de la obra del Sr. Dufrénoy para la Mineralogía y casi el de
D’ Omalíus en la Geología, que como otras estranjeras y nacio—
nales consultarnos para nuestras esplioaciones, y á las que remiti
mos á los que deseen ampliar sus conocimientos en la respectiva
especialidad. Las noticias de los terrenos y producciones de nues—
tro país, prescindiendo de alguna que nos es particularmente cono
cída, están tomadas de las luminosas memorias de la Real Acade—
mia de ciencias exactas lisicas y naturales, de la científica y rica en
datos Revista minera, y especialmente del escogido y recomendado
Manual de Geología del Sr. Vilanova y Piera: los otros particulares
proceden de esta obra ó las antes citadas, en que hemos hallado lo .
que, segun el plan trazado, hacía á nuestro propósito. Alguna vez
hemos estralimitado el campo ya vasto por si de la Mineralogía,
como hacemos en los metales dando idea de la obtencion en los mas
importantes: la práctica en la enseñanza nos ha manifestado la ven-—
taja de estas indicaciones que al par que completan la historia del
-— vn -—
metal, sirven para recordar y fijar mejor las especies comunes y
esplotadas y debíamos eonservarlas aquí.
Nuestro trabajo, reducido como se comprende á la eleccion y
conveniente colocacion de las materias, ofrece las dificultades que
llevan consigo los de este género, y menos superables para nosotros
que para cualquiera de los profesores encargados dela enseñanza
de esta importante rama de la Historia natural, producirán enla
obra imperfecciones que esperamos nos sean dispensadas en gracia
del deseo que ha presidido a su pub|icacion. Si á pesar de ellas,
los jóvenes para quienes se ha escrito encuentran un órden que les
haga mas llano el camino de la ciencia; si el discípulo menos cui
dadoso ve aquí recopilado lo que debe aprender, y el aplicado un
punto de partida para ampliarlo con los apuntes de la esplicacion
y los esparcidos en obras mas estensas; si el amante del saber, y
el que por razon de profesion ó industria necesita conocer una y
otra ciencia hallan los datos precisos y adquieren en este libro las
noticias que les son convenientes, nuestros deseos se verán cum
plidos y satisfechas nuestras aspiraciones.
INTRODUGGIDN.
__0@5>°___
CARACTERES ESTERIORES.
cion definida, tienen otro origen y las hemos llamado ya formas por
retraccion ó pseudo—regulares.
Drsrosrcrox ne us narss m: LOS cmsrszss.—Los cristales son po—
liedros terminadas por caras planas ordenadas simétricamente en
¡0do Ó en parte' con relacíon á unas lineas llamadas ejes: muchos
tienen las caras paralelas dos á dos, y sus ángulos son siempre sa
lientes. Si alguna vez se ven cristales de caras curvas, y otros de
ángulos entrantes, se debe, en el primer caso, á haberse multiplica
d° el número de facetas ó á una deformacion accidental y particular
de determinados ejemplares, no de todos, por ejemplo, diamante; y
eÏ' el Segundo, á hallarse, no un solo cristal, sino dos reunidos, por
elemplo, óxido de estaño.
s¡(""10 los cristales poliedros geométricos, hay en ellos, como en
estos, caras ó planos, aristas, ángulos sólidos y ejes.
0xsu1vcu EN sr. var.on nn Los ÁNGULOS.—El valor de los ángu
los de una misma sustancia es constante, ó lo que es lo mismo, la
°"ma regular que da la esf0liacíon de una sustancia tiene inclinadas
SHS caras de modo que el ángulo que 'forman tiene siempre igual
abertura. El rombóedr0 de la caliza da siempre un valor en sus au
gulos díedros obtusos de 105° 5’ que es el que tiene su forma pn
mítíva, proceda de donde quiera como sea puro; el de carbonato de
ie""0 es de 107.0 etc., etc. Este hecho, establecido por Rome de
¡Slé, que por si solo indica no puede ser casual la forma cristalma,
°°m0 hasta Linneo se había creído, ha sido mirado como absoluta—
mente cierto por mucho tiempo, y de alta consecuencia para su es
tudio. Hoy no ha desmerecido esta, a pesar de que se hayan_ com
Probado ligeras diferencias en la misma sustancia por vanacron de
telllperalura, cortísimas entre 100°, y por tanto de escaso valor, y
°“'as por cambio de composicion, que haciendo el cuerpo diverso,
es natural se altere el valor de sus ángulos. .
LEY ns smsrma.—-Las formas cristalinas son muy diversas en
al>¡1l‘ít‘.ncía,'pero muchas distintas están relacionadas entre sí de una
manera tal, que no son mas que ,modilícacrones las unas de las otras ,
_jg_.
y á que se llega suponiendo alteraciones en las partes de los cristales.
Estas tienen lugar con sujecion á las leyes de simetría, segun las
que «en todo cristal, las partes de la misma especie son todas modifi—
cadas á la vez y de la misma manera, y las partes de especie distin
ta son modificadas de modo diverso ó no se modifican.»
Panres es esrscrr: ¡GUAL Y DE ssrecm nrsrmra.—Una cara de un
cristal es de la misma especie que otra, cuando es igual á ella y se
halla en la misma posicíon relativa: dos aristas son dela misma es
pecie cuando se hallan en la interseccion de planos de la misma es
pecie y con la misma inclinacion; son de especie diferente cuando
los planos que forman ambas no son de la misma, y aun siéndolo‘,
están inclinados de distinto modo en una y otra: los ángulos sólidos
son de la misma especie cuando los ángulos planos que los forman
son iguales en ambos; son—de especie distinta cuando estos son des—
iguales. En un cubo, (fly. i.”), por ejemplo, todos los planos, todas
las aristas, todos los ángulos sólidos, son de una misma especie; en
un prisma recto de base cuadrada, (flg. 20), los planos laterales son
de una misma especie, como lo son los de la base entre si, pero de
distinta que los anteriores; las aristas laterales son de la misma es—
pecie, como formados por planos iguales y con idéntica ínclinacíou;
las de las bases de distinta pero semejantes entre si, por estar for
madas de planos ya distintos aunque de igual inclinacion; los ángu
los sólidos todos son de la misma: en el prisma recto rectangular,
(fly. 25), hay tres especies de planos, tres de aristas y una de án
gulos sólidos, etc., etc. ,
Monrrrcacroxes—Las modificaciones tendrán, pues, lugar de un
modo distinto. En todos los citados, los ángulos sólidos se modifica
rán igualmente, y todos á la vez como de la misma especie; todas
las aristas á la vez lo serán en el cubo; las de una especie y no las
de otra, y desigualmente las que son distintas en los otros prismas;
afectando de modo diverso á los planos que lo son, y de igual modo
á los de la misma especie. .
Monrercacrorvas asmr’;rmcas. Ilaarmonra.-—Hay corto número de
casos en que las modificaciones salen de esta ley. llaüy conoció al—
ganas sustancias cuyas partes de especie igual no están todos modi
ficadas, por ejemplo, borucz'la, pirz’la de hierro, y lo esplica_ba por
._20_
la propiedad eléctrica y polar de las sustancias en que se observa—
ba. Conócese hoy por bemíedrz’a, y es atribuida por Weis á que la
naturaleza, en las sustancias en que se halla que son en corto nú
mero, no ha formado mas que la mitad del cristal.
Norma ns LAS momncxcromss.—Los cristales se modifican por
nuevos planos, á veces pequeños, que reemplazan las aristas y los
ángulos sólidos y dejan ver la alteracion producida, las mas, que
destruyen las caras primordiales dando lugar á nuevos sólidos. Las
modificaciones se llaman Iruncadura, bíscl y apuntamíenlo. Por la
truncadura, (fig. 7 y 9), un plano reemplaza á una arista ó un án
gulo sólido; dos por el bísel, (fly. 8), y si son tres ó mas sobre un
plano ó ángulo sólido que se cortan en un punto, tiene lugar el apun—
tamiento, (fig.» 10).
Fomns rnuurrrvss Y snoonnxnrxs.-—Haüy, observando las formas
que resultan de la esfoliacion segun el crucero de las hojas, dedujo
que podría llegarse á una forma, como núcleo, que llamó primitiva,
de que no son los cristales en que se hallan, mas que formas secun
darias: las figuras 4, 5 y 55”, hacen comprender bien el fundamento
de esta teoría; la 4 representa un cubo de /lourína, en el que levan
tando Ias hojas que están bajo la pirámide en que terminan sus
ángulos sólidos y en cuya díreccíon es fácil la espoliacion, se halla
un octáedro: la 5, un octáedro de galena, en que procedíando del
mismo modo se llega al cubo: la 55”, un escalenóedro de caliza, en
que la esfoliacíon es fácil en las direcciones indicadas que dan un
rombóedro. El cubo, el octáedro y el rombóedro, son el sólido que
resulta del crucero de las hojas, y tambien la forma primitiva, de
que son las secundarias las de los sólidos en que se encuentran.
Los núcleos ó formas primitivas son pocos, las formas resultantes
muchas; pero á pesar de sus diferentes apariencias, los cristales que
tienen el mismo crucero de hojas tienen siempre por núcleo el mis—
¡no sólido cristalino. Este real y separable mecánicamente en los
que son esfoliables, es hipotético en otros, mas se concibe bien en to—
das.
Las sustancias cristalizadas que tienen una misma forma cristali—
na primitiva, se dice que son de un sistema cristalino; y se observa
que tienen el mismo sistema cristalino las sustancias de composicíon _
-21...
idéntica, y recíprocamente, que las que tienen un mismo sistema
corresponden á una misma composicion química.
Dmonrrsuo É 1souonrrsuo.—Hay en contra de esto una propiedad
que tienen algunos cuerpos de crístalizar en formas incompatibles ó
de diferente sistema; se llama dím0rfismo y los cuerpos en que se
encuentra dimorfos. Present0se antes como ley general y enteramen
te contraria al principio sentado, y no pasa de ser hoy una escepcion
notable de un número limitado de cuerpos, debida á causas cono—
oídas. '
A su lado se ofrece el 1'somorfismo, por el que sustancias distin
tas cristalizan de la misma manera. Hay cuerpos, en efecto, que se
reemplazan en las combinaciones, que juegan en ellas el mismo pa—
pel cambiando solo la composicion material y no la forma, y» estos
se llaman _ísomorfos: y se halla tambíen el isomorfismo en cuerpos
de composicion muy diversa; plesiomorflsmo de Delafose.
TIPOS r srsrepms cnrsru mos—Fácil es ya comprender por lo que
va espuesto, que las formas cristalinas podrán reducirse á un núme
ro determinado de grupos, dentro de cada uno de los que todas se
deducirán de una que se tome como punto de partida. Así es en
efecto. y se comprenden todas en seis grupos que se llaman tipos
cristalinosr Si la forma es la primitiva ó núcleo, el tipo será tam—
bien el sistema; pero dentro del mismo tipo habrá sistemas diversos
si las formas primitivas lo son. El tipo no cambia cuando las formas.
cristalinas son análogas aunque difieran por el valor de los ángulos,
pero el sistema será diverso: corresponden á tipo diferente aquellas
formas distintas esencialmente por el número de caras y dísposicion
de ángulos y aristas que hace imposible procedan unas de otras.
Los seis tipos, reproduccion de los de Ilaüy, han recibido dife—
rentes nombres p0r los autores. Referiéndolos á la forma prismátíca,
se los conoce con los nombres de: i.° cúbico, 2.° prísmáh'co recto de
base cuadrada, 5.° prismáü’co recto de base rectangular ó romboí—
dal, 4.° prismálico obh’cuo rombor'dal ó r0mboédrr’co, 5.‘ prr'smátíco
oblícuo de base rectangular, y 6.° prismáfico oblr’cuo de base para»
¡elográmíca obh'cuo-angular.
Considerándolos con relacion á las lineas que unieron las caras si—
métricas de los sólidos tipos, que se cortarán en un punto y que po
.
—22—..
demos mirar como ejes, tendremos en el t." tres ejes rectangulares
é iguales; tres rectangulares, dos iguales y uno desigual en el 2.°;
tres rectangulares desiguales en el 5.'; los tres ejes oblícuos en los
, restantes, iguales en el 4.°; dos iguales y uno desigual en el 5.°, y
1os tres desiguales en el 6.o
Este órden en el que vamos á decir algo de ellos, no es el de
Beudant, é importa saberlo, porque espresados á veces solo por el
número que tienen, y siendo para este 2.° el romhoédríco, que es
4.° para nosotros, pudiera el cambio inducir á error.
Pnmnn nro cnrsmutvo, cúsrco.—S:’stema cúbico, letraédrico de
Beudant. Ocláedro regular de Haiiy, segun se toma por tipo el cubo,
ffig. 1.“), el octáedro, (fig. 2.') ó el tetráedro, (fig. 5.‘), Tesular
de Mohs.
. La naturaleza ofrece muchas sustancias cristalizadas en cubos y
sin salirse del tipo, lo hacen asimismo en octáedros regulares, do
decáedros, etc. Consiste esto en las modificaciones que esperimenta
en sus diferentes partes: segun aquellas, truncaduras en los ángulos
sólidos del cubo darán lugar, cuando las caras antiguas desaparezcan ,
al octáedr0 regular, (fig. 4.“), que á su vez truncado en sus ángulos
sólidos produce (fig. 5.“) el cubo, y puede mirarse por lo mismo co—
me la forma primitiva; como puede ser considerado el tetráedro re
gular, (fly. 5.“), que produce el octáedro ó el cubo modificándose
sobre los ángulos sólidos ó las aristas y prolongando las caras resul—
tantes, (fig. 6.“).
Siendo en este tipo todas las partes de especie igual, deben ha—
llarse todas modificadas de la misma manera, y en las diversas m0
dificacíones, cada una de las nuevas facetas estará inclinada el mis—
mo número de grados sobre las facetas adyacentes del sólido que al
teran.
Las aristas se modifican así por una ó por dos facetas, (fig. 7 .“ y
8.“): los ángulos sólidos por una ó varias, (fig. 9.‘ y 10); y de ello
resultan, con las formas ya indicadas, dodecáedros romboidales,
(fig. ii); hexatetráedros diversos, (fig. 12). dodecáedros puntag0—
nales, (/iy. 15); trapezóedros, (flg. M), tetráedos piramidales ó de
mi-trapezóedros, (fig. 15), octotriáedros, (fig. 16), y oct0kishexáe—
dros, (fig. 17); siendo en el grupo formas dominantes el cubo, octáe—
—2’5—
dm, dodecáedro romboidal y trapezóedro; menos frecuentes el te—
tráedro, dodecáedro puntag0nal y hexatetráedro, y ni aisladas, co
munes ni completas las otras.
En el tipo hay tambion cristales compuestos, y entre ellos debe
citarse el icosáedro, {/ig. 18), que no es el sólido geométrico así
llamado, sino otro formado de partes de dodecáedro y octáedro; los
que dan las formas hemiédricas entre sí, y con las homóedras, y las
hemitropias de octáedros que Haüy llamó octáedro traspuesto, (figu—
ra 19).
Como ejemplos de sustancias cristalizadas en este tipo, citaremos
el oro, el diamante, la sal coman, los granates, etc. .
SEGUNDO nro crusrsuxo. Prisma recto de base cuadrado de Du
frénoy y Boudant. Octáedro de base cuadrado de Haüy.
En el sólido tipo, [fig. 20), las aristas verticales son de la misma
especie, pero distintas que las horizontales que lo son entre si; los án
gulos sólidos son de una misma especie. Modificándose las últimas
por una truncadura dan lugar á un prisma cuadrado, apuntado por
pirámides, (fig. 21), y á octáedros de base cuadrada y triángulos ¡só
seles y alturas diversas, (¡ig 22), que á su vez, modifieándose por
trun'cadurgs en los ángulos sólidos dan lugar al mismo prisma, (fi
gura 25): por eso el octáedro es para llaüy y algunos alemanes la
forma primitiva.
Modificadas las aristas laterales dan lugar á prismas de ocho, do—
ce y diez y seis caras, (fi'g. 24). El octáedro se produce aunque la
truncadura tenga lugar, en vez de las aristas, sobre los ángulos só—
lidos; y como en el tipo anterior hay en este cristales compuestos, y
hermiedrias, de que resultan tetráedros simétrícos , por ejemplo,
chalcopírita. Tamhien cristalizan en formas del tipo el óxido de
estaño, el zz'rcon, el rutz'lo, etc.
Tancnn nom—Prisma recto de base rectangular de Dufrénoy y
Beudant. Octáedro de base rectangular de Ilaüy.
El sólido tipo, (fig. 25), tiene aristas de tres especies; mas los án—
gulos sólidos son de una: las primeras se modifican unas si, otras
no, segun leyes dichas; los segundos han de serlo todos igualmante.
La modificacion mas sencilla es la de las cuatro aristas verticales
que da lugar al prisma recto romboidal, (fig. 26), mas frecuente en
_24_
la naturaleza que el tipo, por lo que muchos le miran como tal. Las
aristas de una especie de la base modificadas por una truncadura,
dan biseles, (flg. 27), y si al mismo tiempo se truncan las inmedia—
tas á apuntamientos que llegan hasta el octáedro de base cuadrada,
(fig'. 28). Modificaciones sobre los ángulos sólidos dan lugar á octáe—
dros de base romboidal, (lig. 29). Tambien hay en él cristales com
puestos, (fig. 50), y aunque rara, alguna hemiedria.
Cristalizan en este tipo diferentes sul/alos, el carbonato de barita,
el azufre, el arag0m'to, el topacío, etc.
Cusnro me. Itomboédrico.—Pueden existir muchos rombóedros
entre los dos límites de valores de los ángulos diedros, agudos y ob
tusos, (fly. 31). Sus seis caras romboidales son iguales, y dispuestas
simétricamente alrededor del eje que uníera los ángulos sólidos
opuestos. De sus doce aristas, seis, las que terminan tres á tres en
los estremos simétricos, son de la misma especie, las otras seis la—
terales de distintas: de sus ocho ángulos sólidos, dos, los situados á
la estremidad del eje, son de una especie, los otros seis de distinta.
Hay así muchas modificaciones de que resultan numerosas formas
diversas.
Las delas aristas de los ápices dan lugar á nuevos rombóe—
dros, las de los ángulos á ellas correspondientes á otros mas obtu
sos que los anteriores y el generador, las de los ángulos laterales á
otros. El prisma de seis lados simple, (fig. 52), ó con terminaciones 7
romboe’drieas, (/2’g. 55), puede producirse reemplazando las aris—
tas laterales por una sola faceta, ó los ángulos por una sola cara
paralela al eje. El dodecáedro resulta cuando seis partes del rom
bóedro se modifiquen por des facetas, y sus triángulos serán isóse
les ó escalenos segnn la modificacion tenga lugar, (fig. 54 y 55); las
mismas formas proceden de modificaciones del prisma hexáedro, que
á su vez produce [ambien rombóedros. Resultan así y se encuentran —
en el grupo otras formas, ta:abien cristales compuestos y alguna
hemitropía, (fly. 56).
Cristalizan en el tipo cuerpos muy comunes é importantes, tales
entre otros son la caliza, el cristal de roca, el caríndon, el cínabrz'o,
el hierro oh'gt'st0, etc.
_25__
Qum*o nro. Prisma obl¡cuo rectangular ó romboidal. Prisma
obh’cuo simétrica de Haüy.
Consta de cuatro aristas laterales semejantes y de ocho horizon—
tales de dos suertes, y de tres especies de ángulos, (fig. 57). Este
sólido es susceptible de un gran número de modificaciones que pue
den existir independientemente unas de otras, y dan lugar a formas
variadas con muchas irregularidades, que aumenta el ofrecerse rara
vez cristales simples. De él son producto octáedros oblícuos de ba
se rectangular ó romboidal, como los produce rectos el tipo 2.°;
prismas romboidales, etc., (fig. 58 y 59.)
Como sustancias cristalizadas en el tipo, cilaremos el yeso, la
pírorena, el feldspalo ort/zosa, la mulaquíla y azurila, etc.
SESTO mo. Prisma oblícuo no simétrica de Ilaüy.—Prísma obli—
cuo de base paralelográmíca oblicuo an ,ular de Beudant y Dufrénoy.
En este tipo, (fly. 40), todo es irregular, y como si la naturaleza
le rechazara por esto, son pocas las sustancias que cristalizan en él.
Diez géneros de modificaciones dan lugar á formas referidas las mas
al tipo anterior, escasas siempre en la naturaleza, y de que son las
mas frecuentes las que representan las figuras ¡el y 42.
Cristalizan en este tipo el foldspalo albz'ta y labrador, el sul/alo
de cobre, la de'stena y pocos mas cuerpos.
El estudio de los tipos cristalinos ofrece dificultades referentes.
no solo a las leyes de derivacion de formas y notacion de le incli—
nacion de las caras de los sólidos necesaria para pasar de unas á
otras segun leyes fijas que hacen de esta parte de la ciencia un es
tudio enteramente geométrico, sino tambien por la confusion que á
primera vista resulta de los nombres dados por cada autor, segun la
forma que ha escogido por punto de partida, y hasta por el número
de grupos primarios, que si son seis para los mas, como los esla—
bleció Haüy, aunque con nombre diverso de como lo hemos espresa
do, son para algunos en menor número.
Causas nm. esmero un ronuas EN UN msnm mo.—Como hemos di—
cho, pueden ofrecerse y se ofrecen _minerales cristalizados en formaS
diversas dentro del mismo tipo, lo que no procediendo la naturaleza
alterando los cristales formados como esplicamos su derivacion, sino
que estos resultan de una vez tal y como son, debe ser producido
__25._.
por las diferentes circunstancias en que se ha encontrado el cuerpo
en el acto de crístalizar; y si no podemos ver en el mismo á la na
turaleza, tenemos muchos casos de crístalizaciones artificiales en los
laboratorios para poder deducir que causas análogas han de haber
producido en esta los mismos efectos; deduccion que confirma el he—
cho de ser idénticas las formas cristalinas de un mineral, aunque
proceda de localidades distintas, si en ellas se halla en circunstan—
cias iguales.
Basta. en efecto , que el líquido que sirve de menstruo disolvente
no sea el mismo, que sin cambiar esencialmente, contenga, además
del cuerpo que cristaliza, algun otro, ó que la oristalizacion tenga
lugar á temperaturas distintas, para que cambie la forma resultante;
el alambre así, la sal coman y otras sales crístalizan en formas dis
tintas dentro del tipo cuando á voluntad se hacen variar las condi
ciones en que normalmente lo hacen.
Causas DEL n1n0arrsuo.-——Este cambio puede dar lugar á formas
de tipo cristalino distinto. lil cobre, por ejemplo, presenta las de uno
cuando cristaliza por fusion, y las de otro cuando por precipitacíon
de sus disoluciones; el azufre se conduce dela misma manera cris—
talizando por fusion ó disolucion; y hasta hay sales que toman for—
mas de tipo que no es el suyo, si las acompaña alguna otra que cris
taliza en otro y de que adquiere aquella con que resulta. Se nota
no obstante en los minerales dimorfos, que en las formas del tipo
que no les es coman, sus moléculas están como en desequilibrio, no
resisten lo mismo á los agentes que tienden á separarlas, ni la co
hesíon es tampoco en general la misma que la que tiene en las for—
mas habituales del otro tipo.
Cmsrar.ns aenneanos Y nsroaass.—Los_ minerales se presentan
unas veces en cristales aislados, otras varios agrupados, y algunos
alterados de modo que no tienen forma cristalina regular. En todos
casos su tamaño es mayor ó menor, y la forma, una primitiva ó se—
cundaria. Los cristales se producen generalmente reuniéndose las
moléculas cristalinas para formar un sólido geométrico, sobre el que
se van disponiendo nuevas capas de las mismas moléculas cristali- ‘
nas con igual espesor sobre todas las caras de la forma interior, que—
resultará mas ó menos voluminosa segun se la hayan sobrepuesto
__27_
mayor ó menor número de cupos, y el cristal está constituido por
una séric de cajas unas dentro de otros y todas de igual forma, co
mo representa la (fig. 45): segun Haüy las moléculas integrantes
cristalinas tienen una forma regular que reduce á tres, el tetraedro,
el prisma triangular y el paralilipipedo, que son las mas sencillas
que pueden concebirse. Los cristales aparecen formados.otras veces
por la justa posicion de nuevas capas cristalinas sobre el sólido pre—
existente, produciendo siempre otro mas voluminoso, mas con forma
distinta del que sirve (le núcleo ó forma primitiva (fig. 4 y 5;) y en
algunas, el cristal resulta formado de otra porcion de pequeños
cristales que agrupándose por caros homólogos dan otro (le la for
ma de los que le componen ó distinto: los cristales cúbicos así, (figu—
ra 44‘) producirán un cubo mas voluminoso si el agrupamiento tiene
lugar por porciones iguales en todos las caras, un octáedro regular
si aquel tiene lugarcomo indico la (fly. 45,) etc.; é igual considera
cion nos esplica la formacion de otros cristales, cual en general los
de algun tamaño, que están formados de otros mas pequenos iguales
ó distintos de resultante.
Haüy suponía que las formas secundarias eran debidas al agrupa
miento desigual sobre la forma primitiva de nuevas moléculas cris
talinas, y en esto está basada su teoría de decrecimienlo, que se
comprende con solo recordar lo que acabamos de decir con respecto
á las (fly. 44 y 45). Si sobre una forma cúbico se aplican nuevas par
tículas cristalinas de modo que en la primera hilera falte una fila en
cada cara, dos en lo segunda, tres en la tercera, etc., sobre un cubo
como forma primitiva y con moléculas integrantes cúbicos se pro
ducirá un octáedro, y sobre otra forma primitiva y con moléculas
cristalinas de cualquiera de las tres formas que admite, otro sólido
diverso de la misma forma primitiva.
Dos ó mas cristales se hallan agrupados irregularmente y produ
cen formas variadas: entre estas por ser los mas comunes cítaremos
las siguientes que han recibido nombre particular. Se llaman maclas,
los que resultan de cristales cruzados como represento la (fig. 46), y
se ve en la sustancia que llevo particularmente el nombre de macla;
hemitropias, las en que aparece como sien un cristal]partído por me—
dio, una de sus partes hubiera dado una media vuelta sobre la otra,
__28__
aunque en realidad sen debidos al agrupamiento de dos cristales en
sentido inverso, (fly. 19) ; el de tolvas, (fig. 47); de riñones cristalinas,
(fly. 48); y de dendritas, (fig. 49), las que las mismas figuras dis—
pensan describir; y de formas coraloideas, otras imitativas debidas á
la reunion irregular de pequeños cristales capilares. (fig. 50).
Tambíen hay cristales deformes, ya por el alargamiento de las ca
ras, ya por una estremada facetacion, que los hace redondos, cilin—
dricos, ó les da formas de tonel ó lenticulares, segun el tipo cris
talino y partes del sólido sobre que la alteracion ha tenido lugar:
hasta algunos resultan huecos.
Goxrómsrnos.—Para medir el valor de los ángulos de los crista—
les se emplean unos aparatos que se llaman goniómelros; los usa
dos son unos de aplicacion y otros de reflexion.
Los goniómetr0s de apticacion están dispuestos de modo que unas
láminas metálicas que tienen, puedan aplicarse sobre [Os dos planos
que concurren á formar el ángulo que se trata de medir y cuya
abertura denotan por consiguiente. El mas usado es el de Carengeot,
conocido mas particularmente por de Haity, (fig. 5l); consiste en dos
alidadas metálicas, con una ranura que permite acortarlas ó alar—
garlas, reunidas por medio de un boton que á voluntad puede com
primirlas y sobre que gira una de ellas; la otra está fija en un se
micirculo graduado, que puede doblarse por en medio, sobre el que
á su vez corre el brazo mas largo de la alidada giratoria , midien—
do en él la mayor ó menor abertura que toma, y que es exacta—,
mente la inclinacion de los planos sobre que se aplica por el lado
opuesto.
De este modo el aparato está libre; para hacer su manejo mas fá—
cil se la ha dispuesto fijo, pero ni así el resultado es de rigurosa
exactitud aun cuando se cuide de llenar en lo posible las condiciones
precisas para lograrlo, á saber, «que la aplicacion de las alidadas sea
exacta, y que el plano del instrumento sea perpendicular á la arista
del ángulo que se quiera medir,» cosa sobrado difícil de hacer con los
cristales pequeños.
Por esto se prefieren los goníómetros de refiexion como de mayor
exactitud, siempre que brillantes las caras de los cristales puedan
emplearse. El primero ideado fue el de Wollaston,[luego se han in—
_29_
ventado otros, fundados todos en las observaciones de Malus, de—
biendo mencionar como sencillo, de fácil empleo y que sirve como
de aplicacion y refiexion, el de Adelman (l).
CARACTERES FÍSICOS.
CARACT'ERES QUÍMICOS.
(l) La falta de signo con la raya en el tercio Inferior nos obliga á representnrlo de
bajo, como tambíen aunque menos frecuente su hace.
._/,9__
relacion atómica que las mismas ‘espresan, fijando el grado de oxida—
cion de cada cuerpo, suprimido en las químicas al convertirlas en
mineralógícas, que marcan la proporcíon de los elementos que _for
man el cuerpo como el análisis lo da, pero no el grado de oxida
cíon. '
El cambio que se nota en el valor de coeficientes y esponentes de
unas á otras, da á las mineralógicas alguna confusion, efecto de su
misma sencillez, para el que está acostumbrado á las químicas, si
no tiene presente lo que los números representan en estas, enseñan
los ejemplos puestos, y aclararán las fórmulas de los cuerpos al tra
tar de cada uno en particular.
_¿;0__
———o—QSQo————
-—üt— ’
(BD;Á\BLE ll.a
GENERO OXIGENO.
GÉNERO HIDRÓGENO.
GÉNERO CARBONO.
GÉNERO BORO.
GÉNERO since.
Este cuerpo metaloide se halla abundante en la naturaleza, nunca
libre, sino siempre combinado con el oxigeno, formando la especie
sílice que a su vez combinada con muchos óxidos básicos da lugar
al estenso grupo de los silicatos.
Esracm avanzo—Cuarzo. Silicc pura. 0.cido de silicio. Compues
to de silicio y oxigeno. Si.
Se presenta con caracteres bastante distintos para formar varias
sub—especies: Hatly la divide en cuatro, Dufrénoy en seis: todas son
materias lapídeas insolubles en los ácidos, que pueden disolverse en
el agua cuando se han fundido con un escaso de potasa ó sosa, y de
cuya disoluciou precipitan los ácidos la sílice en estado gelatinoso.
Sun-asesora cuxnzo niALiN0.—Recibe este nombre por su traspa—
rencia, y sensiblemente pur0'en las variedades incoloras, debe su
color en las otras á diferentes óxidos metálicos. Preséntase en masa
ó cristalizado con dureza de 7, da chispas con el eslabon, tiene lus—
tre y fractura vitrea, pese especifico de 2,64, losforece cuando se
frotan dos fragmentos en la oscuridad, y es infusible al soplete. Su
forma primitiva es un rombóedro, rarisímo en la naturaleza, siendo
frecuentes el prisma de seis lados apuntando por pirámides de caras
triangulares, algunas veces desiguales; el dodecáedro triangular, y
algunas otras, que siendo trasparentes todas dejan ver la doble re—
fraccion.
Diáfano é inc_oloro naturalmente, tiene con frecuencia en combi—
nacion ó en mezcla sustancias eslranas que lo eolorean ó quitan su
.__7 ¡..
trasparencia. Aquella variedad es la llamada cristal de rora: las
otras toman nombre segun su color; recibe el de cuarzo coman
cuando se encuentra en masa lechosa; amah'sla cuando tiene color
violado; cuarzo lopacío, lopacíos de ¡haojosa, cuando amarillo; cuar—
20 ahumado, diamante dc Alenzon, cuando negro, por un poco de
betun interpuesto en su masa; cuarzo hematodes, jacinlos de Com
postela, cuando rojo opaco por el óxido de hierro, y en cristales lim
pios; cuarzo rubiyinosa, cuando con igual forma y aspecto, tiene el
color amarillo del hidróxido del mismo metal; cuarzo prasen cuan
do verde; rodila cuando rosa; aventurínado, vulgarmente venturína,
cuando da reflejos vivos por las laminillas brillantes que se hallan
en medio de una masa oscura ó rojiza; ¡risado, cuando refleja los
colores del arco iris, descomponiendo la luz en las hendiduras de
su masa; girasol, al que de un fondo lechoso desprende reflejos azu—
les y de color de aurora; y cambiante y ojo de gato al de 'rellejos
tambien vivos y variados. Contenicndo en su masa diversos otros
cuerpos, asbesto, ratito (cabellos de Vénus), hierro magnético, oli—
gisto ó piritoso, oro nativo, clorita, turmalina, etc. Con formas y es—
tructuras, ¡i mas de las cristalinas y en masa, laminares, aciculares,
fibrosas, concrecionadas, granulares, compactas, arenáceas: la va
riedad arenácea compacta, cuarcífa, es la segunda sub-especie de
Dufrénoy, cuarzo compacto.
Sun-nsrscu cusnzo Acum—Compuesta esta sub—especie como
la anterior de sílice con materias colorantes, es constantemente pro
ducto de concreciones que se manifiestan por capas concéntricas, de
color uniforme ó variado, traslucientes, de fractura concóidea y as—
tillosa. Ofrece muchas variedades por su coloracion: llámase calce
dom'a á la que tiene trasparencia nebulosa y color lechoso con ma
tices amarillentos ó azulados; carncrínas, a las que lo tienen rojo
de sangre; sardaníces, á las de color de naranja; zafirínas, a las
que lo tienen azul: cr:lroprasat‘, a las que verde vivo de manzana;
plasma, las que traslucidas como la anterior, su fractura es concoi—
dea y el color varia entre el verde de prado y el verde de puerro;
heliotrapo, si a este color vivo en masa poco traslucida, acompañan
puntos de color rojo sangqineo; y 0m'ce, si los colores están dispues—
tos en zonas concéntricas bien distintas: sin esto se llaman listadas,
—,75-—
caando la coloracion está en rayas; j1speadas, si dispuestas con ir—
regularidad; si semejan herborizaciones dendríticas ó arborízadas,
etc. , etc.
Los lapidarios llaman orientales a las que pulimentadas presen—
tan en su interior venas ó puntos redondeadas de buen efecto.
Citanse calcedonias en cristales romboédricos y zafirinas en cú—
bicos: en uno y otro ca-o son formas prestadas, siendo las propias
de la sub—especie la mamelonar, gutular, geódíca y estratiforme.
A la silex, cuarzo ágata pírómaco de Haüy, se refieren las dos
sustancias llamadas pedarnol y piedra molar: la primera compacta,
de fractura concoidea, menos trasparente que las variedades de laga—
ta, poco lustrosa y de color gris y hasta negro; la se;u.¡da en masas
cariadas, con las células huecas ó llenas de una arcilla rojiza endu
recida, y cuya fractura varia por esto. La relacion entre los llenos
y los vacíos es la que decide de su aplicacion como piedra de mo—
lino.
Sea-esrscm cusnzo nasmrs.—lteeíbe este nombre por su aspecto
resinoso. Está compuesto de sílice, pero con agua en proporcion de
5 á 12 por 100; no cristaliza, y su lu.<tre y color difiere en las sus—
tancías que comprende, conocidas por ópalo las variedades de re
flejos vivos y coloreados, noble, oriental, girasol, de llamas, de
fuego, de ojo de gato y arteqm’n. segun su tinta general y los refle
jos; por semíópolo, las blancas lechosas ó parduzcas sin los últimos;
y por ltídrófano, (orulus mundi), la variedad opaca, que se vuelve
trasparente puesta un momento debajo del agua.
Sue—esrecm cunzo usre.—Tíene opacidad completa, fractura
igual ycompacta, y es considerada como ágata sobrecargada de
arcilla ferruginosa que la da sus nuevas propiedades; viéndose en al—
gunos casos participar del carácter de una y otra sub—especie, por lo
que se llama ágata-jaspe ó jaspe-ágato. Le hay de varios colores,
y estos estendidos en toda la masa ó repartidos en fajas ó con ¡rre—
gularidad, produciendo dibujos agradables semejantes a los de los
mármoles. A esta sub-especie corresponde la piedra de toque ó de
Lydia, nombres que ha recibido por el uso á que se destina, ó la lo
calidad de donde procede: es un jaspe teñido de negro por una gran
cantidad de carbon.
__76__
El cuarzo terroso, llamado Iripoli, está formado en su mayor
parte de sílice granosa, y varia de color segun las localidades. El
aílez néclico, así llamado por flotar en el agua mientras no le ha
penetrado esta, se presenta en masas opacas de un blanco mate, es
la última variedad que indicaremos.
Yacunenvo, nocaumnns v usos na rms v amas sus-nsrzcrss.—
La sílice se encuentra en todos los terrenos, pero no todas las sub—
especies en los mismos ni de la misma manera.
El cuarzo hialino forma filones que atraviesan las rocas antiguas
y otras mas modernas, acompañado de minerales Iapídeos, y sír—
viendo de ganga á muchos metales: en los huecos que han quedado
en la masa al enfriarse se encuentran las variedades cristalinas, y le
hay de este modo procedente de las montañas de los Alpes, Guadar
rama, elc.: hace asimismo parte de las rocas graníticas que ocupan
una gran estensíon de la superficie del globo, y forma tambicn mu—
cha parte de las arenas de los terrenos de aluvion.
Además del empleo que tienen las variedades incoloras para fa—
bricar anteojos, llamados de cristal de roca, y para la de otros ob—
jetos de bisutería, vasos, etc.; las coloreadas reemplazan las pie—
dras finas del mismo color, siendo la mas empleada la amatista; la
areaa entra en la preparacíon del cristal artificial, y con la cal en
las mezclas para construccion.
La sub—especie ágata se halla en varios terrenos, pero en todos
su formacion es posterior á los mismos, presentándose en filonesy
nodulos, y reemplazando alguna vez á cuerpos orgánicos ó á otras
sustancias cuya forma cristalina afecta, lo mismo en los terrenos
de sedimento antiguos que en los volcánicos, porfídicos y graniti
cos. El ducado de Dos Puentes, varios puntos de Francia, Siberia,
la India, China, y en España el cabo de Gata, suministran unas ú
otras variedades. Los usos son servir de piedra de adorno pulimen
tados las variedades de buen aspecto, en collares, camafeos, etc., y
otras en morteros: la crísoprasa es entre todas la mas buscada y
que se paga á mas precio.
El pedernal se encuentra diseminada en riñones en los terrenos
cretáoeos y jurásícos, y es abundante en España en estos, benefi
ciándose para usarlo como piedra de chispa y en construccion ó
._77_.
empedrados. La piedra molar se halla en los terrenos terciarios, y
se esplota en España en muchas localidades para el uso que su nom—
bre indica.
El cuarzo resinita es poco abundante y no forma mas que li
geras venas, ó masas poco considerables, en los terrenos volcánicos
ó porñdicos. Las variedades usadas como piedra de adorno vie
nen de Hungria y de América, y el hidrófano de Sajouia. Su
erigen esplica bien sus caracteres y las petrifícaciones á que da
lugar.
El jaspe se halla en los criaderos de la ágata, el pedernal y el
ópalo, y forma á veces por si capas poderosas y filones en los ter
renos que aquellos ó en los de transicion, á que corresponde siem—
pre la piedra de toque: lo hay en Egipto, Sicilia, Siberia, España,
los Alpes, etc. Sus usos son servir pulimentado, como piedra de 0r
namento, de mayor valor que el mármol por su dureza, que difi
culta el bello pulimento que recibe. En Italia, sobre todo, se hace
de él gran aprecio para construir jarrones y otros objetos de arte.
GENERO AZUFRE.
GÉNERO ABSÉNICO.
acuse a:
SALES ALCALINAS.
Parte de los metales heterópsidos de Haüy y Brongm'arl.
cuneta e.“
SUSTANCIAS TÉRREAS v ALCALINO-TÉRREAS.
Metales tambíen helerópsfdos para llaüy y Brongm'at.
GÉNERO BABITA.
GENERO ESTRONCIANA.
GENERO CAL.
GÉNERO MAGNESIA.
GÉNERO mua.
GÉNERO ALUMINA.
Forma este género el óxido de metal aluminio, que por sus pro—
piedades notables empieza á obtenerse en alguna abundancia y á
destinarse á usos artísticos. El metal no se halla libre; el óxido
compuesto de dos de aquel y tres de oxígeno Al"0“ existe en la na—
turaleza asi y combinado con ácidos y bases, haciendo por tanto de
uno y otro en especies importantes á que es difícil asignar un ca
rácter comuu: aquellas en que el óxido desempeña el papel de ácido
se estudian en la clase 5.‘ con los silicatos en la clasificaci0ñ que se
guimos.
_]06__
Conmnon. Camada. Alúmína ú árido de aluminio anhidro. Al.
Se presenta bajo dos sub-especies que Werner llamó Iclesía, e:—
palo adamantino y esmeril. En el corindon telesia se comprenden
las variedades hialinas, compuestas casi esclusivamente de alúmi
na; el espato adamantino y el esmeril tienen cantidades variables
segun la procedencia, de óxido de hierro y sílice aquel, de sílice, de
magnesia, que llega hasta un 50 por 100, y agua, este; bien es ver
dad que los análisis se refieren, mas que á la especie, á rocas en que
hay mas ó menos esmeril.
La sub—especie (elesía se presenta en cristales del tipo romboé
dríco, y comunmente en dodecáedros de triángulos isósceles, diáfa
nos en general, alguna vez solo traslucientes, incoloros ó teñidos de
diversa manera, tan duros, núm. 9, que solo son rayados por el
diamante, de un peso específico alto, 5,97 á 4,l6, infusibles al so
plete, y sobre que no tienen accion los ácidos
Es conocido en joyería este cuerpo bajo diferentes nombres se
gun su color: cuando es incoloro se le llama zafiro blanco; ruln'
oriental, cuando tiene color rosa ó carmesí; amalr'sta oriental, cuan—
do el de violeta; topacío oriental cuando el amarillo; esmeralda
oríen!al cuando el verde, y zafiro ó zafiro oriental cuando su color
es azul; variedades_ todas muy estimadas por su inalterabilidad,
brillo y bellos colores como piedras finas, y que como tales se ta
llan y tienen gran valor. Las incoloras se parecen mucho al diaman
te y es muy difícil distinguirlas. Algunas se tallan dándolas una su
perficie redondeada, y si a esto acompaña trasparencia algo empa
nada, presentan asterismo, zafiro asféríc0.
El corindon harmófano ó espalo adamantino es male, laminar, de
color agrisado, y tiene los caracteres específicos de dureza, inalte
rabilidad y peso específico del anterior; cristaliza en el mismo sis
tema, y su forma mas comun es el prisma de seis lados.
El corindon granular ó esmeril esta en granos finos de color os
curo y mezclado con óxido de hierro y mica de las rocas en que se
balla diseminado, con la dureza, peso específico é infusibilidad del
anterior si las mezclas no son en cantidad escesiva.
El corindon es especie propia de los terrenos antiguos y que se
halla, la sub—especie hialina que suministra las piedras finas propias
n
—107—
para ser talladas, en los aluvíones antiguos de Pegú y Ceilan en
cristales sueltos mezclados con arenas y detritus de las rocas en que
orígí.mriamente estuvieron implantados; así se han recogido moder—
namenle en Espailly, Francia, bien que los de este punto son poco
trasparentes y estimados; las otras se hallan ó como la anterior en
los aluvíones antiguos, ó diseminadas en rocas esquistosas, granili—
cas y basálticas en la India, China Montes Ourales, América y Eu
ropa, viniendo al comercio el espalo adamantino de la India y el es—
meríl de la India, Sajonia y la isla de Naxos: tambíen lo hay en Por
tugal, en España en la Serranía de Ronda, y lo indicó Boules en la
montaña llamada Lares de la Puebla de Alcocer.
Ya hemos dicho el uso que tienen las variedades cristalinas como
piedras tinas; el coríndou barmófano es empleado en la India como
esmeríl, y su nombre indica el que tiene este.
El óxido de aluminio hidratado forma solo especies sin importan
cia, por ejemplo gíbsüa é Izúlrargilita.
TURQUESA.—Ellll‘ü las combinaciones de alúmina con el ácido fos—
t'órico solo debemos estudiar la turquesa llamada tambíen calaíla,
compuesta esencialmente de fosfato de alúmina, cobre y agua, con
hierro y cal además en algunas variedades.
Se presenta en pequeñas masas Iapídeas, opacas, duras y suscep—
tibles de buen palimento, de peso específico próximamente 5, color
azul hermoso de cielo, alguna vez azulado ó verde, infusibles al
soplete é inalterables por los ácidos.
Viene de Pérsia en donde se encuentra, cerca de Teherán, for—
mando pequeños depósitos en las arcillas ferrugínosas, y es desde
antiguo usada en joyería y estimada por su bonito color. Se la dis—
tingue particularmente con el nombre de turquesa de roca antigua,
de otra piedra parecida, de color mas bajo, mas blanda, atacable
por los ácidos y menos estimada, que se llama turquesa de roca
moderna, no rara en Europa, y solo dientes fósiles de maslodontes
coloreados por el fosfato de hierro.
La especie cryolila, fluoruro aluminico sódico, que se encuentra
en alguna abundancia en Greolandia, tiene importancia industrial
por ser la de que mas fácilmente se obtiene el metal aluminio, de
uso ya vulgar aunque no muy estendído, y para la que se beneficia.
—l08-—
ÁLUMINA sur.nrsm.—Ofrece la naturaleza \arios sulfatos de alu
mina y de esta y otra base. Es uno el llamado
» ALúNóGEN0.—Sulfato aluminico hídratado, Al Su‘+6 Ag, que se
encuentra en efiorescencías en las galerías de las minas piritosas, en
las arcillas que acompañan á algunas lignítas [ambien piritosas, y
en los azufrales; debiendo su origen, en los dos primeros casos, á la
acídíficacíon del azufre de las pirítas, y en el último á los vapores
sulfurosos que se desprenden en los azufrales, y que oxigenándose
se combina con las bases con que se pone en contacto. Cuando se
encuentra fibroso con mas ó menos cantidad de sulfato de hierro se
le conoce por alumbre de pluma, que tenemos en abundancia en _
Almazarron, en donde, como en las otras partes en que se halla,
se utiliza para la fabricacion del alambre, y por si mismo en tinto
reria.
\Vsnsrsnrn.—Es otro sulfato aluminico hidratado, AlSu‘+5 Aq,
sustancia blanco-terrosa sin sabor, ni abundante ni de importancia.
Ar.u:vru.—Es lo mas la alum'la ó piedra de alumbre, sulfato alu—
minico potásico hidratado, Ka Su‘+9 Al Su‘+6 Ag. Cuerpo térreo,
insoluble en el agua, de peso especifico 2,69, duro ó blando con
fractura compacta ó terrosa, fibrosa o' cavernosa, y ofreciendo algu
nos cristales romboédricos; decrepíta sin fundirse al soplete per
diendo su agua de cristalizacion.
Se encuentra en Tolfa y otros puntos de Italia, en Hungria, Au—
vemia, etc.; pero en todas partes mas que una especie mineral, es
una roca con mas ó menos alunita, y mas ó menos útil segun estepa—
ra la preparacion del alumbra. El obtenido con la de Tolfa, es el
alumbra de [toma mas estimado en el comercio que los procedentes
de otros puntos.
Aznunna.—Este nombre, que suele usarse como colectivo de va
rias sales dobles en que se encuentra el óxido aluminico ó uno de
sus ¡somorfos combinado con el ácido sulfúrico unido á otro sulfato
alcalino, se usa aquí para el sulfato aluminico potásico hidratado,
mas generalmente llamado así y de todos los alumhres el mas usado.
Está compuesto como indica la fórmula, K. Su“+5 Al Su‘+24
Aq, y es una sustancia blanca, soluble, de sabor acerbo, que puc—
de crístalizar en el tipo cúbico, de peso específico l,7t; da agua por
—-109—
calcinacion, dejando una masa esponjosa y ligera, alambre calcina—
do, y su disolucion manifiesta por los reactivos la alumina y la p0
tasa que entran á componerla.
Existe en la superficie de los esquistos aluminosos, en los depósi
tos de carbon de piedra quemados espontáneamente y en los azufra—
les; y siendo tan buscado por sus aplicaciones, no solo se obtiene
directamente de la sustancias que lo llevan, como en Puzzola, cerca
de Nápoles, sino que se convierten en alumbre otros sulfatos de alu—
mina, los esquistos piriloso—alminosos, y hasta tratando directamen—
te por el ácido sulfúrico las arcillas cocidas. La alunita de Tolfa cal— '
cinada y abandonada al aire, es lixiviada despues y deja cristali—
zar el alumbra romano, y lo mismo se practica con las de otros pun
tos; pero mucha parte del que se consume se obtiene de la sulfata—
cion espontánea ó forzada de los esquistos pirilosos, que Iixivian,
separan el sulfato de hierro formado, añaden la potasa bastante á
formar el alumbre, cosa necesaria en la fabricacion por los arcillas,
y le hacen cristalizar.
El alumbra tiene muchos é importantes usos: se emplea en las
artes é industria como mordiente y curtiente, para impedir la com—
hustion de las maderas, etc.; en Medicina como astringente y calci
nado para destruir las carnes fogosas, y en Farmacia para preparar
otros cuerpos.
El alambre de sosa y el de amoniaco que suelen acompañar al
potásico, son menos abundantes en la naturalezay poco estimados.
6mm’0
-ll0—
tll‘.hl\ilïl <8.“
METALES.
GÉNERO HIERRO.
El hierro es un metal conocido desde muy antiguo y muy abun—
dante en la naturaleza: los alquimistas lo dedicaron a Marte, con
-l |2—
cuyo signo se halla en sus obras, y por lo que conservan algunos de
sus compuestos el calificativo de marciales.
Forma muchas especies minerales, y se encuentra tambien en
otras sustancias que no son del género aunque lleven hierro: en am—
bos casos se hace constar su presencia por los precipitados que dan
con los reactivos cuando se ha logrado disolverlas, y de que son
los mas característicos, el azul con el ferro-cyanuro potásico, el ne
gro con la tintura de agallas y el pardo amarillento con los álcalis,
supuesta la disolucion de sal férrica; además dan con mayor ó me—
nor facilidad al fuego un cuerpo atraible por el iman.
El hierro tiene color gris azulado y testura granosa, es ductil,
maleable, el mas tenaz de todos los metales, su peso específico es
de 7,78; se funde a 158° pyrométrieos, ablandándose a temperatu
ra mas baja para poder trabajarle; es inalterable al aire seco, se
oxida en una atmósfera húmeda, y los ácidos le disuelven con faci—
lidad.
Hmnno mnvo.-—Con estos caracteres se encuentra el hierro for—
mando nódulos en el interior de algunas hematites, y en cortas
porciones en terreno carbonifero y sobre rocas tráppicas: en unas y
otras parece debido á la reduccion de minerales de hierro; pero no
pueden tener,ni han tenido este origen las masas metálicas mas
voluminosas por lo comun que de metal casi puro se encuentran en
la superficie del terreno sin relacion con criadero metálico alguno,
ni el que se ve en algunas Iapídeas acompañando á otros mela—
les, [ambien sin relacion con el suelo y hasta á veces sobre campos
cultivados; las que, a pesar de la oposicion que se tuvo un tiempo a
darles el origen ya indicado por Tito Livio y Plinio, que hablan de
lluvia de piedras, no pueden proceder mas que de la atmósfera.
Es un hecho hoy fuera de duda en efecto, que han caído dela at—
mósfera las piedras llamadas meteoritos, piedras mateárícas, arro
Iftos, bólídos, etc.; se ha repetido tan frecuentemente el fenóme
no hasta en nuestros días, y hay testigos tan numerosos y valedo—
res, que aun prescindiendo del modo de encontrarse en el suelo, no
quedaría duda de su procedencia.
Unas veces los mete0ritos están formados esencialmente de hier
ro con algo de níquel, otras son masas lapldeas con porciones ma
-—l15—
yores ó menores del primer metal, por término medio de un 20 á
un 40 por 100 con cantidades variables, pero siempre cortas, de
mangaueso, cobalto, alúmina, cal y carbono, alguna mayor de ni—
quel que llega hasta un 6 por 100, y formando el resto la sílice, la
magnesia y el azufre. Los primeros, son los hierros meteáricos, tie—
neu los caracteres del hierro metálico y se ofrecen bajo las dos varie—
dades cavernosa y compacta, de las que es esta la mas habitual: los
segundos, meteórítos lapídeos, tienen aspecto lapídeo, un color agri
sado, y en su mas_a se veu ráfagas ó puntos mas brillantes del hier
ro metálico; son los mas comunes, los que se han visto caer algu—
nas veces y en los que se han estudiado los fenómenos que acompa
ñan su caída, que se dicen, como las hipótesis para esplicarla, en
las obras especiales. Baste aqui 'saber, que para unos autores son
cuerpos formados eu la atmósfera por condensacion de las materias
que los forman y que se hallaban, dicen, en estado de vapor; que
para otros, son productos de los volcanes de la Luna, y que los mas
los consideran como fragmentos de planetas errantes en el espacio,
que entrando eu la esfera de alraccion de la Tierra, han tenido que
venir á ella inflamáudose en la atmósfera.
Casi todos los museos principales eouservanálgunos areólitos re
cogidos en el país á que corresponden: el de Viena tiene uno caído
en la Croatia en 1751; el de París otro de Caille, en el departamen—
to de Var; el de San Petersburgo el que dió Paltas á conocer de Si
beria; el de Madrid uno de la Rioja, etc., etc. En la naturaleza
hay masas voluminas de hierro de esta procedencia, y son notables
por el tamaño la que en Liberia, Africa, benefician tiempo hace los
naturales del país para construir instrumentos loscos, y la citada por
Humboldt de Atacama de peso de 2000 kilógramos; otra de 750
kitógramos de Santa Rosa de Nueva Granada recordaremos entre
las varias conocidas, por haber caído en la noche del Sábado Santo
de l810 en un campo labrado el día anterior, y como de nuestro
pai’s varios pequeños, caídos en Nulles, Cataluña, en 1852.
El hierro y el azufre se combinan formando minerales á que sien
do comuues uno y otro cuerpo y los caracteres químicos consiguien
tes á ambos y llevando todos el nombre de piritas, ó la proporcion
de los elementos es la misma y el dimorfismo los separa como su
8
—lfá—
cede en la pirita amarilla y la blanca, ó—es distinta como enla mag—
nética, ó con ellos entra otro cuerpo, como el arsénico en la pirita
arsenical.
Humo SULFA_RADO musmu.o. Pírila amarilla. Piríla de hierro.
Piritu eúbíca. Marcasila. Bisulfuro de hierro, Fa Su*, compuesto en
l00 partes de 54,26 de hierro y 45,74 de azufre.
Cuando se halla cristalizado como se ve casi siempre, lo está en
formas del tipo cúbico, cubos, octáedros regulares, dodecáedros rom
boidales ó pantagonales é icosáedr05, al revés de la siguiente que lo
hace en formas del tipo prismático recto de base romboidal, algunas
veces se presenta en masas concrecionadas dendríticas ó pseudo—
mórficas que como las variedades cristalinas tienen color amarillo
de oro, brillo metálico, peso específico de 4,6 a 5, dan chispas con
el eslabon haciendo sentir al par olor sulfuroso, mas perceptible si
se la espone a la accion de la llama de una bugia ó al soplete; en
este dejan una masa atraible al iman. Hay una variedad epigéníca,
pirila hepática, sin los caracteres propios del sulfuro, porque con—
servando la forma de esta especie ha pasado a hidróxido de hierro.
La marcasíta es mineral abundante en los terrenos antiguos ig—
neos y cstratiticados primarios ó secundarios, ya diseminada, ya
formando filones por si ó acompañada de la pirita de cobre, a que
se asocia tambicn alguna vez el oro nativo. Es comun como en el
cstmnjero en España de uno ú otro modo, no habiendo puede decir
se distrito minero en que no se halle. Su color amarillo hace que la
confundan con el oro las personas poco eonncedoras de los minerales.
En algunas localidades se utiliza. si no para obtener el metal, lo
que á mas de difícil seria poco económico, para formar sulfato de
hierro, y de alúmina si la acompañan esquislos arcillosos, privándo—
la por toslacion de una parte del azufre y dejándola abandonada al
aire; tambicn algunos cn'stalillos limpios s".n montados como una
piedra fina, y masas mayores cortadas en tablas y pulimenladas co—
mo objeto de ornamenta<;ion; por haberlas encontrado así cu los se—
pulcros de los incas del Perú y creerse les servían de espejos se ha
llamado espejo de los incas.
HIERRO sur.ruuno BLANCO. Pin'la blanca. Esperqm’sa. Fe Su‘.
Tiene iguales caracteres químicos que la anterior, de la que como
-—l15-—
bemos dicho la separa el dimorfismo, su color es amarillo livido ó
verdoso, es muy alterable al aire al revés que aquella, cuando cris
taliza lo hace en prismas romboidales del tipo 5.°
Se encuentra crístaiizada, en masas de estructura radiada ó en
granos casi ímperceptíbles diseminada sobre diferentes rocas, y es
tan coman como la marcasita. Como esta se utiliza para convertirla
en sulfato haciéndola desprender parte de su azufre; pero mas alte
rable que ella se descompone por si naturalmente, y cuando se ha—
lla implantada en rocas arcillosas produce al par del sulfato de hier—
ro otro de alúmina de que se obtiene alumbre. Para que la sulfata—
cion tenga lugar basta esponer el mineral al aire en el punto que se
elige al objeto, cuidando de humcdecerle de tiempo en tiempo: en
la reaccion hay desprendimiento de calórico, y se concibe que el
desprendido en las que naturalmente han ocurrido en el suelo alte—
rándose esta píríta, puede haber producido, como se cree, la com—
bustíon espontánea de algunos depósitos de carbon mineral que la
tenían.
Hranne sunnnano msourínco. Piritu magnética. Leberkísa.
Sulfuro compuesto en 100 partes de Fe 40,15, Su 49,85, que
corresponde á Fe’ y Su“, y que formulamos como la uníou de dos
sulfuros igual a Fe Su*+6 Fe Su.
Tiene los mismos caracteres químicos que las dos especies aute
riqres pero menor dureza, un color bronceado mezclado de rojo y es
sensible aunque débílmenle á la aguja imantada. Es menos abun
dante tambien que aquellas y mas peculiar de los terrenos antiguos,
babiéndola en E<paña en la sierra de Guadarrama;
HIERRO sur.runano ARSEN[CAL. Piritu arsem'cal. Míspílcel.
Sulfa—arseniuro de hierro, como indica su nombre, tiene color
blanco argentino un poco agrísado y brillo metálico, da chispas con
el eslabon, desprendíendo al par del olor sulfuroso el de ajos mas
sensible al soplete, y su peso especifico es de 6,12. Unas. veces se
encuentra cristalizado en formas del tipo prísmátíeo romboidal rec
to, y otras en masas amorfas. Especie propia de los terrenos antí—
guos en que acompaña en los filones á otras sustancias metálicas de
los mismos, se encuentra en Sajonia y Bohemia, y la hay en Gua—
—116
dalcanal, Salas de Asturias, la Sierra de Guadarrama y otras de
España.
De ella se separa hoy con el nombre de hierro arsem'cal ó leuco—
pin’la, un cuerpo mas pesado, compuesto esencialmente de hierro
y arsénico.
Hay en la naturaleza, como de azufre, varios compuestos de hier—
ro y oxígeno, que forman otras tantas especies interesantes por su
abundancia, variedades y aplicaciones.
Hu:nuo oxmu.ano. l]íerro mag—nélfco. Piedra iman. Ferrato fer
roso, mas propiamente /érrüo tcrroso, compuesto de los dos óxi
dos ferroso y férrico, en proporciou de 51 del primero y 62 del se
gundo, que dan en 100 partes, hierro 71,78, oxigeno 28,22:Fé’0‘
ó /e+l'e.
Este cuerpo se ofrece cristalizado ó en masa, de color gris par-—
duzco con brillo metálico, pero cuyo polvo es constantemente ne
gro, con estructura granosa, compacta ó laminar, dureza 5,5, peso
especifico de 5,09, infusible al soplete e' insoluble en el ácido nitri
ce: la propiedad notable y característica de esta especie es la pola—
ridad magnética que indican dos de sus nombres. Las formas crista—
linas que afecta, menos frecuentes que las variedades en masa, son
el octáedro regular y el dodecáedro romboidal del tipo cúbico.
Corresponde á los terrenos antiguos estratificados e igneos, en los
que ó está diseminado en la roca ó forma depósitos considerables.
Entro estos son notables los que se benefician en Suecia, en ricas
minas conocidas por el escelente acero que se forma con el hierro
obtenido; y le hay en la isla de Elva, en Chile, Filipinas, Francia y
Noruega. En España se recoge en las sierras del Escorial, en el con
cejo do Castropol, en Asturias, _v en Sierra Nevada acompañando á
la serpentina. De esta especie son las masas metálicas rodadas que
se encuentran en los aluvicnes de los cerros (le la Alhambra en Gra—
nada, conocidas en el país por lapínos,
Hmnno oumsro. [fierro oxidado rojo. Pcróxído de hierro. Com
puesto en 100 partes, de hierro 69,54, oxigeno 30,66. Fe’0‘ ó Fe.
Las sustancias con que se halla mezclado y la testura permiten
formar en esta especie los tres grupos siguientes, lu'erro olíyislo me—
taloídeo, hierro olígislo concrecr’onado y hierro olígislo ferroso: to
_¡ t"_
dos tienen los mismos caracteres de composicioa, dan al soplete un
cuerpo atraible al iman, pero no se funden si no tienen mucho: cuer
pos estraños, tiñen al borax de color verde, y sc disuelven en el áci—
do clohidrico en que se descubre fácilmente la presencia del hierro,
y en todos el color del polvo es rojo. »
t.“ Ilícrro olíg¡sto mclaloídeo: se presenta con color agrisado y
brillante, cuyo polvo fino es rojo; unas veces cristalizado en formas
romboidales, otras en masas Iaminares, hierro especular, y otras
en masas compuestas de finas hojiltas que manchan los dedos, Iu'cr
ro mícáceo. El peso especifico es en todas de 5,2’r, mas la dureza,
de 5,5 en las dos primeras variedades, baja en la última.
2.‘ Ilierr0 dígíst0 concrecionado: este tiene siempre color rojo
en la masa que es unas veces compacta, lu'crro olígísto compacto,
otras mamelonar con la testura fibrosa, lwmalítes roja, y en ambos
casos bastante duro.
5.° ¡Iierro olígísto terraso: tiene el color rojo del anterior, pe—
ro testura térrea y se deja rayar fácilmente. A este grupo corres—
ponden el lápiz y ocre rojo; bien que el óxido puede estar mera
mente coloreando tierras y arcillas como sucede en los últimos, y
entonces no es propiamente un mineral de hierro.
Esta especie corresponde á terrenos diversos: las variedades me
taloideas se hallan formando masas porlero.<as en los terrenos pri
mitivos, de transicion y algunos volcánicas; en los primeros tam
bicn las concrecionadas, y en estos y otros mas modernos las tór
reas. Sin citar del estranjero mas que la isla de Elva, la Suecia y
los Vosgues, en que se esplota en abundancia como en otros puntos
para obtener hierro, diremos las localidades en que se encuentra en
nuestro país. Es abundante y objeto de grande esplotacion en Viz
caya el rojo compacto, se‘estraen de Marbella para alimentar los
altos hornos de Málaga grandes cantidades de micáceo, que existe
tambien en Sierra Nevada formando filones poderosos, y en Pavias;
hay hierro especular en Colmenar viejo, en Jumilla y Lubriñ; ocre
rojo, almagro, en Almazarron, y allá ó acullá estas ó las otras va—
riedades.
Hinano oxroano HKDItATADO. Hierro oxidado pardo. Límom'ta. La
composicion de esta especie es la de la anterior mas agua, 4F0+Aq.
--HS—
Como ella presenta variedades cristalizadas, concrecionadas y
térreas, distintas en la dureza y en el color de la masa, bien que
el polvo de todas es pardo; los caracteres químicos son los mismos.
Las variedades metaloideas,cristalizadas en el tipo prísmático
r0mboidal recto, son raras, no las compactas y las concrecionadas
con color pardo; ya en masas mamelonares, gutulares ó estalactí
ticas, hematíles pardo, ya redondeadas, con capas concéntrims del
tamaño cuando menos de un huevo, y núcleo movíble ó no, piedra
del águila, ya en granos pequeños, hierro oolílícoó pisolflíco segun
el tamaño; y las amorfas ó térrcas que se conocen por acres ama—
r¡llos, tienen mas ó menos sustancias estrañas, pero que como las
de la especie anterior solo pueden ser miradas como minerales de
hierro cuando tienen un 50 por 100 de metal.
No todas las variedades son de los mismos terrenos: la hemalites
parda forma filoues en los estratificados antiguos y masas interca
ladas en el contacto de estos y los ígneos, encontrándose acompa
ñándola las variedades metaloideas compactas: la piedra del águila
se halla como el hierro pisolítico en los terrenos terciarios, y los
acres hasta en los de última formacion.
Es mineral comun que benefician en algunos puntos para obte
ner hierro, y que en España no escasea en depósitos mayores ó me—
nores.
Hu:nno CARBONATADO. Hierro espátíco. Siderosa. Fe0 CO‘ ó
Fe C’.
Esta especie se presenta en cristales romboédrícos, ó en masas la—
minares, concrecionadas ó amorfas, con color gris, dureza poco su
perior a la de la caliza y peso específico de 5_á 4; es soluble en los
ácidos con efervescencia lenta en frío, viva calentándolo, y se enne—
grace al soplete dando un polvo aglutinado atraihle por el iman. Al—
gunas veces está alterada, y entonces su color es oscuro y menor la
dureza, la alteracion puede llegar hasta a convertirla en hidróxido
conservando su testura y forma, y otras reemplaza en parte al hier
ro algun otro cuerpo ísom0rfo, que sin cambiar aquella modifica
los caracteres de composicion.
El hierro cspático se encuentra formando filones en los terrenos
antiguos y de transicion, ó diseminada ó en capas en los otros pa—
LA
—ilQ-—
leióicos, y principalmente en los carboniferos. En filones se halla
en las minas de Sliría, Caríntbía, en los Pirineos y Sierra Nevada; y
en Inglaterra y en España en el terreno carbonifero en capas con
las del mismo carbon de piedra, que esplotan al par que el carbon,
como en otras localidades los filones. Es un mineral de hierro rico
y estimado, y con el que se puede obtener directamente el acero:
por esto se le conoce en algunos puntos por mina de acero.
Orms r.srzcres nr.r. séntno.—Las otras especies de hierro son me
nos importantes: el cromatado er'síncromo se halla en las rocas ser—
pentinas de América, Siberia, etc., y se utiliza por el cromo: el tí—
taneado comprende las especies de Dufrénoy cric/tlom‘la, ylmcm'la,
mengila y menaccom'lu; el fosfatado, otras de color azul, vívram'la,
ó verde, dufrcm'la, etc.; el arseníalado, las pharmacssiden’la y sco—
rodila; el sulfatado, que se vé en ellorescencias en las minas de
hierro, las melanlería, neoplasa y ¡n'th'zzita; los tantalatos se estu—
dian con el tántalo; y el cloruro, silicatos y oxalato ni merecen ser
indicados.
Onrs:vcro.v v usos om. nmnno.—l’rescindiendo de la corta canti
dad de hierro que se obtiene del meteórico, los óxidos y el carbona—
to son los que dan cuanto se emplea. Su metalargia está basada en
la reduccion por el carbou, y se ejecuta, ya por un procedimiento
que se llama catalan, de antiguo usado en Cataluña y Vizcaya y a
que se acomoda bien el carbonato y alguno de los óxidos, ya por el
de los hornos altos en que se reducen bien todos, y la produccíon es
mas en grande, aunque no tan pronta como en el procedimiento an—
terior. Los detalles de uno y otros, ambos empleados en nuestro país,
no son de este lugar.
Los usos del hierro son tan importantes como conocidos: en estado
de régulo ó de acero entra ó formar desde el mas tosco instrumen—
to de labranza y el rail del camino de hierro, hasta la delicada rue
da del cronómetro y la sutil lanceta del cirujano, y lleva en su em—
pleo por dureza, tenacidad y baratura tanta ventaja a todos los me—
tales que no se concibe con qué podría reemplazarse, si en el esla—
da actual de los pueblos cultos desapareciera agotándose los mine
rales que lo producen; mas su abundancia es tal y se halla tan pró
dígamente repartido en la naturaleza que ui remotamente puede su—
—120—
ponerse su falta: la hojalata, tambien usada en estremo, es un com—
puesto de hierro, y la Medicina emplea varios preparados del mis—
mo metal, que al revés de las de otros comunes y usados, no tienen
accion venenosa en la economía.
GÉNERO MANGANESO. _
GÉNERO COBALTO.
GÉNERO NIQUEL.
GÉNERO ZINC.
El zinc es un metal que si bien empleado por los antiguog aleado
con el cobre, no fue conocido como cuerpo simple hasta el siglo XII.
Dícese que Paracelso logró aislarle, pero como el estaño, venia de
la India, hasta que á mediados del siglo pasado empezó a obtenér—
sele en Europa.
No se balla nativo; mas combinado con el azufre, con el ácido
carbónico, con la sílice, etc., forma especies comunes y que en ge— _
neral puestas al soplete con cobre despues de tostadas le convier—
ten en laton; las que no se reducen no manifiestan el carácter.
El metal zinc es blanco azulado, brillante en la fractura reciente
que al aire queda mate, de testura h0josa, maleable, de peso espe
cifico 7,19,.se funde a 560° volatilizándose completamente á mayor
—126
temperatura, se disuelve en el ácido sulfúrico, y sus disoluciones
precipitan en blanco por casi todos los reactivos.
Zmc sur.rnnano. Blenda. Está compuesto en 100 partes, de zinc
66,54, azufre 55,66.=Zu Su; en las variedades mas puras, por—
que suele tener hierro y plomo, el primero, sobre todo, en cantidad
alta alguna vez.
Se presenta, ó cristalizado ó en masas hojosas ó concrecionadas,
con poca dureza, 5,5, color amarillo que oscurece hasta llegar a ne
gro, pero cuyo polvo es siempre gris y mate aunque la masa como
en las variedades cristalinas, trasparentes ó traslucídas, lo tenga
adamantino; es frágil, tiene un peso específico de 4,16, infusíble al
soplete, bien que desprende al fuego de reduccion olor sulfuroso y
manche al carbon sobre que se coloca al ensayo de polvo blanco de
óxido formado con el metal que se reduce.
Ofrece variedades, cristalinas, con formas del tipo cúbico, tetráe
dros, octáedros y dodecáedros romboidales; con estructuras, lami
nar, radiada, concrecionada y compacta; con colores desde el ama
rillo claro al negro, y trasparentes y opacas, que se parecen á unos
ú otros minerales, pero de que las distingue sin acudir a ensayos,
la poca dureza de esta especie y el polvo mate de la raya.
La blenda se encuentra acompañando á los minerales de plomo y
plata, particularmente á los primeros, y alguna vez formando depó—
sitos particulares ó asociada con otros minerales de zinc: con el
plomo la tenemos en España en varias minas de Vizcaya, Rioja, An
dalucia, etc.
Es especie que despreciada antes y hasta mirada con aversión
por la dificultad que hay de separarla mecánicamente de la galena a
que acompaña, empieza a ser esplotada para obtener el metal cuan
do forma depósitos algo abundantes.
ZINC csnnosnano. Smíllwom'la, calamína antes.
El zinc carbonatado era la sola especie de zinc empleada hace poco
enla obtencíon del metal, y de ella procede todavía la mayor parte.
Semejante en caracteres al silicato y confundido con él hasta el tra—
bajo de Smithson sobre estas sustancias, ha sido separado recibien
do el nombre que se le asigna, dejando el de calamina para el sili—'
—127—
calo. Está compuesto en 100 partes, de óxido zincico 64,8, y ácido
carbóñíco 55,4,=Zu C'.
Se presenta en cristales, en masas concrecionadas ó compactas y
pseudomórfíco: cuando es puro tiene color blanco amarillento, bri
llo fuerte como el de las sustancias lapídeas, dureza de 5, peso es
pecífico de 4,45, se disuelve con efervescencia en los ácidos, pro—
duce al soplete un esmalte blanco, y al fuego de reduccíon da luz
clara y cubre el carbon en que se coloca de humo blanco: frecuen
temente está coloreado por el hierro en moreno oscuro, pero aun
entonces se ven en las hendiduras partes mas claras, brillantes y
cristalinas del cuerpo en estado mas puro.
A mas de las variedades cristalizadas en rombóedros diversos y
con modificaciones, cuya forma primitiva es un rombóedro obtuso,
brillantes y trasparentes ó traslucíentes casi siempre, pero mates
alguna vez y recubiertos otras por una costra delgada de color os
curo debida al hierro ó al manganeso, tiene las en masa y concre—
cionada, en que el color pardo y hasta negruzco es mas frecuente.
El zinc In'dro-carbonatado, zincom’sa, acompaña por lo general a
la especie anterior, de que no es mas que una alteracion, en c ¡sti-as
ó masas terrosas ó testáceas de un blanco de creta, y tiene iguales
caracteres químicos.
ZINC srucunno. Zinc oxidado sílz'cífero. Calamíua. Esta especie
conserva de preferencia en Mineralogía el nombre de calamina: está
compuesta en 100 partes, de óxido de zinc, (¡8; sílice, 29; y de lt á
0 de agua.—-2ZnS:’+Aq.
Como el carbonato es blanco ó blanco agrisado, pero está mas
raramente oscureeído por el óxido de hierro; la dureza y peso es
pecifico son casi las mismos en ambos, mas el disolverse el silicato
en los ácidos sin esfervescencia dejando un residuo gelatinoso, los
distingue bien.
Le hay cristalizado, en prismas de seis caras aplastados ó con bí
seles, cuya forma primitiva es un prisma recto romboidal, los cris
tales son siempre pequeños; en masa concrecionada con testura fi
brosa que rara vez se vé en el carbonato; compacto con porciones
mayores ó menores de carbonato; y cavcmoso como careado, de co
lor amarillento rojizo con ráfagas y puntos cristalinos, tambícn mez
—128
clado con carbonato, y la variedad a que se llama particularmente
piedra calaminar.
El zinc ózúlo rojo ó manganesz’fero y el arseniatado son especies
raras y sin importancia. El zinc sul/"atado, vitrfolo blanco ó de Gos—
lar, procede de la sulfatacion del sulfuro, y se halla en forma de
agujas ó costras cristalinas en la superficie de los minerales en que
existe este: por traerse antes de Goslar en Suiza, donde como en
Carinthía, en Hungría, etc., se halla ó fabrica, recibió el nombre
de cítrioto de Goslar, menos usado hoy que el de m'tn’olo blanco en
los usos médicos ó tintoriales a que se se destina, bien que el em
pleado sea artificial. El bromuro y yoduro de zinc son cuerpos in
dicados modernamente.
Yacnucnro na LOS MINERALES ur. zmc.—Ya hemos dicho cómo se
encuentra el sulfuro; el carbonato forma filones en las rocas estrati
ficadas mas antiguas, ó capas y depósitos irregulares en otras mas
modernas; en el primer estado es mas comun, pero menos abundan—
te y productivo que en el segundo, a que corresponden los grandes
depósitos de calamina de Bélgica, estendidos entre las capas de una
caliza magncsíana, los de Inglaterra y Silesia, y los que en la pro—
vincía de Santander alimentan una esportacion que es anualmente
de 40,000 toneladas de mineral de zinc. Además en España hay
numerosos registros, que auguran gran riqueza de este cuerpo, en
las sierras del litoral de Granada y Almería, se beneficia en San
Juan de Alcaraz, y lo hay en Asturias, Provincias Vascongadas y
otras. La blenda es mas comun todavía si cabe acompañando a la
galena, no tanto en depósitos aislados.
Onre.vmo.v v usos nm, zmc.-—-Las calaminas, carbonato anhidro ó
hidratado, y el óxido silícíatado con mas ó menos carbonato, eran
antes las solas especies del género que se empleaban en la obten
cíon del metal; hoy empieza á usarse con igual objeto tambieu el
sulfuro, que suministra una cantidad corta, comparada con la que
se estrae de aquellas. Para separar el zinc de los primeros, se cal—
cína el mineral en hornos adecuados para reducirlo a óxido; este
pulverizado se mezcla con carbon tambieu en polvo, y se pone al
fuego en grandes tubos de barro colocados oblicuamenle, que van á
parar a otros dispuestos como recipientes en los que se condensa
—l29-—
el metal a medida que por la reduccion del óxido se separa y vola—
tiliza; para introducirlo en el comercio se funde de nuevo y se le da
forma acomodada vertidudolo en. moldes á propósito. Si se quiere
aprovechar la blenda, hay que tostarla muchas veces para que des—
prendiendo el azufre se convierta en óxido, con el que se procede co—
mo con el obtenido en el caso anterior.
El zinc tiene varia; usos; reducido á planchas se emplea para
cubrir edificios, construir baños, caualones, etc.; unido con otros
metales forma aleaciones de uso comuu, y alguna como la llamada
laton, compuesta de zinc y cobre, conocida desde muy antiguo; el
óxido y algunas sales zincicas tienen tambicn uso médico ó indus—
trial.
GÉNERO ANTIMONIO.
GÉNERO MERCUMO.
GENERO TITANO.
GÉNERO PLOMO.
GÉNERO ESTAÑO.
GÉNERO BISMUTO.
GÉNERO URANO.
GÉNERO MOLIBDENO.
GÉNERO CROMO.
GÉNERO TUNGS’I‘ENO.
GÉNERO COBRE.
GÉNERO PLATA.
GÉNERO PLATINO.
<1l&l\83 8.‘
SILICATOS .
...-4—
—169-—
riables de óxido de hierro, cal y magnesia. Estas son las arcillas fi
galína: de Brongniart, menos tenaces que las plásticas propiamente
dichas del mismo, con un 5 ó un 6 por l00 _de cal, y que al luego
tomanun color rojizo. Cuando el óxido de hierro es abundante y
.colorea fuertemente la arcilla, se llama ocresa ú ocre rojo ú ama
rillo segun el color, y que si son limpios se usan en pintura. Otras
tienen grandes cantidades de carhon que las oscurece, y como al
gunas de las anteriores, muy reiractarias, se usan en la fabricacion
de crisoles.
En este grupo se colocan tambicn las arcillas esquíslosas que con—
tienen mucha sílice y hacen dilicilmente pasta con el agua; las ar—
cillas de pulz'mealar, tambicn silicil‘eras y de grano lino, propias
para el uso que su nombre indica, y las llamadas arcillas ligeras,
que tienen silicato de magnesia y buenas para formar ladrillos úti—
les en algunas construcciones.
Las arcillas esméhï:as contienen de 20 á 25 por l00 de agua, y
la proporcion en que entra la sílice es mayor que en las anteriores,
(Al' 0’)“ (Si 0‘)5 +Aq, como tipo, bien que cual en aquellas sea
dificil reducir todas a esta fórmula, y sean por tanto mas bien rocas
que especies minerales.
En las arcillas esméticas sin embargo la compo.:ieion es mas se
mejante que en las plásticas, no forman pasta con el agua sino di
ficilmente y esto cuando participan algo del carácter de las ante
riores, puesto que tambicn hay arcillas mistas.
En la naturaleza se encuentran en capas en medio de las calizas
estratificadas y tienen su mismo origen de sedimento químico.
La tierra de balaneros, blanda, untuosa al tacto, que no hace
pasta con el agua, se adhiere a los labios, de color gris verdoso, me
nos veces amarillento ó rojizo, tan buscada por sus aplicaciones es
el tipo mas conocido del grupo.
Son arcillas margosas aquellas que tienen una corta proporcion
de carbonato de cal que sin quitarles el carácter general de las ar
cillas hace que produzcan efervescencia con los ácidos: lo mismo
pueden llamarse marga: arcz’llosas. Si la proporcion de carbonato
de cal es tal que la hace perder los caracteres de arcilla, aunque ha
ya alguna cantidad de esta, la sustancia toma el nombre de marga,
—l70—
que a u vez se divide segun los camponentes, pero una roca ya que
no cabe en este lugar.
Unas y otras se encuentran en abundancia en España como en
el estranjero: las plásticas en casi todas las provincias sirviendo pa
ra los usos que su nombre indica, siendo bien conocidas las em
pleadas en la fabricacion de las alcarrazas de Andújar y las Alpu
jarrs, las refractarios de Valdemorillo, Zamora, Segovia y Valdepe—
ñas usadas en crisoles, y tantas otras como se manejan en alfarería:
hay las esmétícas en Segovia, Ruidera, Alcoy y Tarrasa, y las mar
gosas son igualmente comunes. Generalmente se las llama grcda ó
mtrga segun los elementos que dominan.
El kaolin ó arcilla de porcelana será estudiado con los feldspatos.
8.° SlLICO-FLUATOS.
12. ALUMINATOS.
'aaaaa o:
COMBUSTIBLES.
-*8@®3*—
GEOLOGIA.
DE LA TIERRA EN GENERAL.
BOCAS.
GBBSJ‘B ‘.l.'
BOCAS IG.\'EAS.
ORDEN l.°
nocas uuamlncas, antiguas, cristalinas.
ORDEN 2.°
ORDEN 5.°
En este género se colocan las mas antiguas de las del órden, que
al revés de lo que sucede en las de los otros se presentan en masas
estensas como estratificadas; tambicn su composicíon es distinta,
puesto que en ellas no hay antígena ni peridoto.
—225—
La obsidiana y piedra pomez han sido tratadas en la Mineralogía:
solo’ tenemos que ocupamos aquí de la traquíla y fonolita.
Tnsqum. Pórfido lraquílfco. Lava pwm’tfca, etc. Es una roca
compuesta de granos casi microscópicos de 0rthosa, mezclados fre
cuentemente con partes del mismo feldspato ó piróxena bien crista—
lizados, ó con mica, anfibol ó hierro titaneado, de que resulta una
pasta uniforme ó aporfidada, compacta ó porosa, siempre áspera al
tacto y con colores variables desde el blanco al gris ó rojo sucio, y
con aspecto diverso que esplica las sub—especies y variedades admi
tidas.
Producto igneo mas moderno que el de las órdenes anteriores, pa
rece haber salido del interior en estado pastoso, en volcanes anti
guos semejantes á los actuales, en los que se encuentra en bastante
abundancia con las otras especies del género sus contemporáneas.
En España existe como en el estranjcro, y la hay en el cabo de
Gata y otros puntos, en relacion con criaderos metálicos de su tiem
po, y algunos de alumhre como el de Almazarron, esplotado desde
tanto tiempo hace. .
De la descomposicion de las traquitas resultan tierras feraces y
arcillas estimadas en alfarería: íntegra la roca da buenas piedras de
construccion, y algunas de molino una ú otra variedad.
FONOLITA. Perlz'ta. Retim'ta.—Es otra roca de composicíon seme
jante á la traquíla, cuya testura compacta, fractura escamosa, colo
res claros y fusibilidad al soplete distinguen. Comunmente se pre
senta en masa uniforme, menos veces aporiidada: la sub—especie lla—
mada perfila se ofrece en granos esféricos vitreos ó nacarados, en
gastados en una pasta compacta de brillo resinoso que por si sola
forma la llamada retim'la.
El nombre especifico procede del sonido que produce cuando se
golpea. Se halla como la traquíla, y la variedad pizarrosa es la úni
ca que se emplea cuando es abundante para cubrir edificios.
tt:tt.tttttt 9.‘
BOCAS NEPTUNICAS.
Las rocas de esta clase tienen distinto origen que las de la ante
rior. Como su nombre indica se han formado en el seno de las aguas,
y así se presentan en capas ó estratos suprapuestos y en muchas
hay restos de los seres orgánicos que vivían á la formacion de su
masa, debida tambicn a la descomposicíon mas ó menos completa
- . 15
—226-—
ó a cambios habidos en las otras rocas que preexistian. En las an
teriores no hay fósiles ni su disposicion es en capas.
Unas rocas neptúnicas conservan su estado primitivo, si han sido
alteradas en posicion no en general en estructura, y se llaman nor
males; otras lo han sido y se conocen por metamórficas; pero no todas
las rocas alteradas son propiamente metamórficas, puesto que de
ser así todas las descompuestas lo serian. El mtamorfismo se apli
ca esclusivamente á aquella alteracion esperimentada en las rocas
por la accion directa de otras igneas a su aparicíon en los terrenos,
cuya temperatura, aceion magnética, presion ó emanaciones gaseo—
sas las han hecho cambiar mas ó menos notablemente. El metamor
íism0 ha sido admitido como un fenómeno natural, corre con crédito
en la ciencia y esplica satisfactoriamente los cambios habidos en las
rocas llamadas antes metamórficas por ser las en que siendo su ac
cion mas marcada se notó primero, y á las que se han reunido des—
pues otras en que se observa igualmente.
Entre las rocas normales se hallan la caliza y demás descritas
como especies minerales en la Mineralogía. Tambien allí hemos ha—
blado de algunas, porcjemplo, las arcillas, aunque mas bien que
e;pecies son rocas: de varias no indicadas debemos tratar aquí.
La arena de todos conocida, ocupa estensas porciones del suelo,
procede de la tríluracion de rocas siliceas y es meramente un depó—
sito mecánico de los granos de estas. Su empleo en la fabricacion
del cristal, preparacíon de argamasas y construccion de moldes de
fundicion es tambicn bastante sabido.
La arem’sca, gres ó asperon, comprende rocas compuestas tambicn
de granos de sílice, sota ó acompañada de otros cuerpos, reunidos
por un cemento de naturaleza variable: es por tanto granosa y ás
pera al tacto y de aquí sus nombres. Además hay agregados de frag—
mentos gruesos de distintos cuerpos, y estos se llaman en general
conglomerados, que á su vez se conocen por pudíngas ó brechas se
gun los fragmentos son redondos ó angulosos. San propiamente are
niscas las de grano siliceo menudo que cuando el cemento que los
traba es siliceo tambicn, se llama cuarzosa ó siliceo; si calizo ó mar—
goso, molasa, si arcilloso, macfño. Todos deben su origen á la agre—
gacion de los detrilos de otras rocas por este ú aquel cemento, lo que
-—227—
nos esplica su diversidad de aspecto y consistencia, como pueden has
llarse en tan diferentes terrenos cual lo son los en que se encuen—
tran, como siendo útiles unos para piedras de construcciou ó de mo—
lino no pueden emplearse otros, y como llevan las materias coloran‘
tes que las han valido los nombres de arenisca roja, verde, carbo
nosa, etc.
Una hay, la ilacolumíla ó arenisca elástica, propia de los terrenos
estratificados mas antiguos, célebre entre todas por ser la ganga del
diamante; y sin que las dé importancia cuerpo de tal valor, hay
muchas en nuestro país usadas como asperon, en construcciones ó
piedras de molino. ,
Entre las rocas metamórlicas unas al par que estructura hojosa
tienen aspecto cristalino, y para distinguirlas de las propiamente
cristalinas con las que se hallan en relacion, se llaman críslalofili—
cas; otras se encuentran mas ó menos alteradas, pero no pierden
el carácter de su origen. Las rocas cristalotilicas son el gneis y las
pizarras; las segundas son ó de sedimento químico ó mecánico; co—
mo tales se consideran muchas tratadas ya como especies mineraló—
gicas, sean debidas á sedimento químico como lo son la dolomia,
karstenita, yesos, calizas metamórticas y algunas combinaciones mea
tálicas, ó procedan de sedimento mecánico cual el jaspe, la cuar—
cita y porcelanita.
Hay otras rocas de origen orgánico, producidas como algunas cas
lizas por animales, ó resultado de la alteracion de vegetales como
la bulla, Iignita, etc., que habiendo sido tratadas en la Mineralogía
no deben ocupamos aquí.
Guns—Esta roca está compuesta esencialmente de feldspato y
mica, accidentalmente lleva cuarzo, granates, talco y anfibol, tiene
estructura hojosa ó laminar y su color ordinario es el pardo; mas
este como la testura sufre cambios por la proporcion en que entran
los componentes hasta aproximarla al granito cuando es granosa,
ó á las pizarras cuando se parece á ellas en testura.
Se encuentra formando los terrenos estratificados mas antiguos
relacionados con los graniticos, importantes no solo por su esten—
sien, sino tambion por los ricos criaderos metálicos que encierra y
el suelo que produce su descomposiciou. En España es comun, vién
—228-'—
dose en abundancia en la sierra de Guadarrama, en Galicia, Murcia
y otros varios puntos.
Przanna. Esquisto. Estos nombres se aplican á rocas diversas por
composicion que tienen como carácter comun la facilidad de sepa—
rarse en hojas ó láminas delgadas, pero cuyo componente esencial
varía como el terreno en que yacen. Hay así pizarras arcillosas
que son las mas particularmente llamadas pizarras, _v otras micá—
seas, talcosas, clorz’licas ó anflbólicas que á su vez reciben nombres
diversos además del coman de pizarra ó esquisto.
La pizarra areillosa, pizarra, ampclila, pizarra earbonosa, pi—
zarra de lejar tiene la estructura que se llama pizarrosa como de
tipo formado por ella misma, color variable desde el blanco al gris
negruzco, bastante dureza en general y no se deslie en agua como
las arcillas que la han producido, lo que indica haber sido altera—
das por el calor.
Esta especie presenta muchas variedades, entre las que debemos
conocer: la pizarra coman, de color gris, que se deja separar fá—
cilmente en hojas delgadas; la piedra de afilar ó cotícula, de gra—
no fino y duro, colores generalmente claros y testura entre pizarro—
sa y compacta; la pizarra gráfica ó ampelila, tambieu carburada
por el carbon que contiene, de color oscuro y que se destina al di
bujo; la bituminoso, que indicamos entre los combustibles (esquislos
bituminosas), y que deben su importancia al empleo que tienen
para obtener gas de alumbrado; la grafllica, que lleva grafito ó
antracita; la arenácea ó psefila, que se aproxima a la arenisca por
los granos de cuarzo que contiene, y las piritosas y aluminosas, de
interés tambien por los sulfatos que tienen las últimas y resultan de
la alteracion espontánea ó forzada de las primeras.
Las pizarras se encuentran en los terrenos estratificados primarios
y secundarios, en los que se hallan en capas comunmente mas altera
das segun corresponden á época mas antigua. En España hay unas
y otras variedades en Galicia, Asturias, Santander, Vizcaya, Sierra
Morena; destínándose como en el estranjero ó usos adecuados, de que
son bien conocidos el que tienen para tejar y embaldosar las comu—
nes, el de piedra de afilar la colícula, el de lápiz la gráfica, y hemos
dicho en otro lugar el de las bituminosas, piritosas y alumínosas.
—229—
La pizarra micácea ó micacíta está compuesta esencialmente de
cuarzo y mica, con los que entran como accidentales otros cuerpos.
Es el tránsito entre las pizarras arcillosas mas antiguas y el gneis, y
así bien que se encuentre en algun terreno secundario, es mas fre
cuente en los estratificados antiguos con aquel, sirviendo de ganga
con frecuencia a diferentes piedras finas y llevando criaderos metá—
licos. La hay en España, en Galicia, Sierra Almagrera, Sierra Ne
vada, Somosierra, Asturias y otros puntos.
La pizarra Ialcosa, (alcr'lu, está compuesta de cuarzo y talco ó
esteatita que la dan sus colores blanco ó verdoso y suavidad al tac
to. Como la anterior tiene accidentalmente feldspato, mica, grana—
tes, etc. de que y la estructura proceden sus variedades.
Tambien se la ve acompañando a la micacíta igualmente que á.
las otras pizarras arcillosas mas antiguas, y no es rara en nuestro
suelo.
En la pizarra clorr’tica, eloríla pízarrasa, el talco está reempla
zado por la clorita; en la pizarra anfibálica, anfibolila, por el an—
fibol. Las dos existen en los mismos terrenos que las mícácea, tal—
cosa y arcillosas mas cristalinas.
Cuancrra. Cuarzo granoso. Es una variedad de cuarzo cual indi—
ca su nombre y dijimos en la Mineralogía, y propiamente una arc
nisca con su origen mecánico, mas con diverso aspecto por tener
los granos siliceos aglutinados en una pasta de la misma sustancia,
y como fundidos en ella por la influencia del fuego. Se halla en los
terrenos estratificados mas antiguos, y en España de preferencia en
el silurio alternando con el gneis y las pizarras.
Se destina a la construccion, y alguna vez cuando es bojosa para
tejar como una pizarra.
Jasre.-—Este cuerpo está descrito tambien en el género Silicio, y
aquí, que es su lugar como roca, solo tenemos que añadir su origen
neptúníco y el metamorfismo que ha esperimentado.
Poncsumra. Termantida. Arcilla cocida. Los tres nombres cor
responden a arcillas ó pizarras cuyo aspecto y testura han modifica—
do, dándole el de una arcilla cocida artificialmente, la temperatura
alta de los productos voleánicos sólidos con que han estado en con—
tacto ó la producida por la combustíon espontánea de algunas minas
—250——
de carbón de piedra. Así solo se encuentran en las localidades-en
que han pido existir una ú otra causa alterante, cual en España en
el cabo de Gata, única que cítaremos.
TERRENOS.
Los materiales que componen la costra sólida del globo tienen en—
tre si relaciones de posicion y origen que permiten agruparlos con
el nombre de terrenos y formaciones, en que}: su vez se hallan ac—
eidentes que hay que indicar antes de proceder á su estudio.
Acabamos de ver lo que son rocas, y hemos estudiado las mas
importantes por su abundancia y aplicaciones, recordando las trata
das en Mineralogía, porque al par de rocas son especies minerales.
El conjunto de rocas producidas por una misma causa en cual—
quier período de la historia de la tierra constituye una f ormacíon.
Llamamos así formacz’on marina á los depósitos que se han reu—
nido en el fondo de los mares, ígnca ó plutóm'ca á los que ha pro-—
dueido el fuego, nmdrepárícdá los que deben su origen á pólipos,
etc.; siempre atendiendo á la circunstancia del origen que da en ge—
neral caracteres semejantes como hemos visto en el estudio anterior
de las rocas, y sin que marquen una época particular de la historia
de la tierra, puesto que causas análogas pueden haber producido en
varias los mismos efect05.
Constituyen el terreno todas las masas minerales formadas dn—
rante un periodo geológico de la historia física de la tierra, prescin—
diendo de las cuasas a que deben su origen. La consideracion que
preside á establecer los terrenos es particularmente la de edad; mar—
can así las épocas de la historia del globo, y puede constar cada uno
de formaciones diversas, del mismo modo que una formacion puede
hallarse en distintos terrenos, pero las de uno y las de otro serán
de edad mas ó menos antigua segun lo sea el terreno á que corres—
ponde. El granito, por ejemplo, de formacion ígnea, se halla en los
terrenos mas antiguos y en otros mas modernos; su origen es el mis-—
me en todos, pero no su edad, puesto que en los primeros tiene la
—231——
de est0s, y en los segundos han salido en época posterior de las en
tranas de la tierra.
Los terrenos como las formaciones son debidos á los cambios y
fenómenos ocurridos en la tierra, que no ha tenido siempre el as
pecto de hoy, cual se comprende por lo que hemos dicho y se con
fimará en adelante. Pero sin esto, hasta tan solo fijarse en el estado
de su superficie compuesta de eminencias y depresiones, aquellas
desgastadas y violentadas de diferentes maneras, estas cubiertas por
sus despojos que las aguas han acarreado un tiempo y continúan lle
vando hoy; unas y otras formadas por las rocas que ya conocemos,
las menos veces en el mismo estado ó posicion en que tusieron ori—
gen, y allá ó acullá enalguuas, restos de seres vivos cuyas formas
y condiciones de existencia se aproximan en general a las delos ac—
tuales segun son mas modernos y están mas a la superficie en las
capas del suelo, para hacer comprender grandes trastornos de que
han procedido cambios violentos en la costra terrestre, la destruc
ciou de los seres á la sazon existentes, la formacion de nuevas mou—
tatias en puntos antes cubiertos por las aguas, todo en tin lo que se
necesita para darnos cuenta de lo que observamos.
Al principio se formaron en los terrenos dos grandes grupos con
la denominacion de primitivos y secundarios segun que se los consi
deraba formados antes ó despues; y se los distinguia por el punto
que ocupaban del globo, unos, los primitivos, las partes mas pro
fundas, otros, los secundarios, la corteza; y por la naturaleza de las
rocas de que estaban formados, las cristalinas los primeros, y de
aquí tambien el nombre de cris/alínos, las acuosas y fosilíferas los
segundos. Entre estos dos grupos se ¡utercnló como intermedio otro
que se llamó de transicion formado con las rocas que participaban
del carácter de las de ambos. Mas modernamente se notó que los
terrenos secundarios estaban formados de partes distintas con carac—
teres que indicaban diferente edad, que había una inferior mas auti
gua y otra superior mas moderna, y conservando para aquella el ca
lificativo antiguo de terrenos secundarios se dió á esta el de terciarios.
En los terciarios a su vez se observaron partes diversas, y guardando
para las que estaban mas inferiores y se creían mas antiguas el nom—
bre dc terciaros se dió a estas por su origen el de terrenos díluvial
_25d__
y aluv¡al, ó de aluvian antiguo y de aluvíon moderno.
Vamos a ver en qué se funda esta divisíon y cómo se correspon—
den en general los nombres de los terrenos con ias grandes épocas
de la historia de la tierra. Pero no esplicada esta de la misma ma—
nera siempre, ni adquiridos cuando se establecieron los grupos an
teriores todos los datos que actualmente posee la ciencia, no nos
debe causar estrancza ver que no sean tan exactos algunos nombres
dados antes y que se hayan reemplazado por otros, ni que la esten—
síon de alguno de aquellos grandes grupos haya sido cambiada. Por
si la variacion puede producir dudas cuidaremos, al par que de es—
presar la sinonimía, de hacer las advertencias que cuando hay cam—
bios notables parcz_can precisas.
Serna la hipótesis mas admitida que tendrá ampliacion en su lu
gar, hay en la historia física de nuestro planeta dos grandes perio—
dos de distinta duracion que caracterizan la existencia ó no exis—
tencia de los seres vivos. Uno, el primero, está representado por las
primeras capas sólidas formadas en su superficie al enfriarse la ma—
sa fluida ígnea que un tiempo lo constituyó, por las que efecto del
enfriamiento sucesivo se van infraponiendo á aquellas aumentando el
espesor de la corteza terrestre, y por las que en forma de erupcion
han salido del interior, sea la que quiera la época en que ha tenido
lugar. Otro, el segundo, to representan las masas minerales que se
han depositado en el fondo de los mares ó lagos en capas ó estratos
en época posterior cuando menos á la formacion de la primera en
vuelta sólida de la tierra. El conjunto de materiales del primer pe—
riodo forman una série de terrenos, sért'c tynea, conocidos por de
crístalízacion, de enfriamiento ó de erupcion; el del segundo otra,
sér1'o neptúnico, de los llamados de sedimento ó [0síh'feros.
Cada séríe admite divisiones y subdivisiones que marcan perio—
dos mas cortos. Los que sirven para las de los cristalinos son en ge—
neral hípotéticos; sin embargo, la naturaleza de los productos que
los forman, su estructura y las capas estratificadas que han pertur
bad0 en su ernpcion, son datos de valor para poder hacerlo con pro—
babilidad de acierto. En cuanto a los estratificados la naturaleza de
sus materiales, la póstei0n de los estratos que los constituyen, mas
superficiales cuanto mas modernos si se hallan suprepuestos y no
—255—
alterados en posicion, y aun estándolo la relacion que entre si tie—
nen, y el carácter respectivo de los restos de los seres vivos que
conservan, permiten hacerlo con bastante seguridad.
En la primera série ó ígnea se hacen dos órdenes de plulóm’cos y
píroúieos. Los primeros los primitivos y cristalinas en general de
la nomenclatura usual, los segundos los volcánicas de la misma;
mas como veremos y hasta se deduce de lo ya dicho, si en los últi
mos su nombre comun no pueden inducir á error, como tampoco el
de cristalinas de las primeras ni el de primitivos que mas de una
vez en la Mineralogía les hemos dado una vez convenido á los que
se refiere la calificacion, si cuando con tal nombre se quiere espre—
sar una edad dada, puesto que si son mas antiguos en efecto que to
dos en general, han salido alguna vez del centro de la tierra en épo
cas posteriores á la formacion de otros terrenos, que siendo mas an—
tiguos no se llaman ni son primitivos.
En la segunda série se forman clases que corresponden á periodos
geológicos y en que hallamos representados en órden descendente
partiendo de los mas superficiales ó modernos los mismos grupos ya
indicados en la division de terrenos: una para los aluviales ó mo—
demos; otra para los diluviales tambien conocidos por cualernarí::s;
otra para los Icrcíarios; una cuarta para los secundarios que en esta
clasificaciou se dividen en dos, recibiendo el nombre de przmarr'os
los terrenos estratificados fosilíferas mas antiguos, como no es lo ordi—
nario, ni se ha querido dar á entender en Mineralogía cuando en los
yacimientos de los minerales hemos hablado de terrenos primitivos,
no primarios, y debemos hacerlo constar para evitar equivocacio
nes; y una sesta y última para los terrenos eslratificad0s no fosilí—
feras que son los llamados melamórficos generalmente y los de tran—
sícíon de otros, bien que tambien hayan sido consideradas rocas de
transicion algunas de las que concurren á formar los terrenos pri
marios. '
El conocimiento que ya tenemos de las rocas nos permite entrar
en el estudio de los terrenos por lo que á ellas se refiere; pero para
este además del carácter de naturaleza de las rocas de que se deduce
el carácter mineralógico, es indispensable en el de los estratificados
atender á la posicion respectiva de los estratos y a los restos de los
-—251——
seres vivos que contienen, fuentes de otros caracteres el estratigráfi
co y el paleontológico que debemos saber prériamente en qué con—
sisten.
El carácter eslratigráfico se deduce de la posicion relativa de las
capas ó estratos. La parte de la ciencia que detenidamente la estu
dia se llama Estrah’grafia, cuyo resúmen con la posible brevedad
vamos á esponer.
Procede de la palabra latina slralum, capa ó lecho. Capa o lecho
llamamos aquí la masa mineral cuyos planos conservan siempre cier—
lo paralelismo, sean los que quieran los accidentes que ofrezca y
sm la que quiera su direccion. Las caras paralelas que limitan la
capa se llaman planos de eslrafificacíon, las que cortan á estas for
mando ¡'¡ngulo planos de juntum, aquellos en que puede dividirse la
capa planos de crucero. Al conjunto de capas con los mismos acci—
dentes y caracteres en una porcion de terreno se lo llama hílada,
al conjunto de hiladas ¡n'sn, que forman los grupos de que constan
los terrenos. El punto h¡icia donde ran las capas cuando no son ho
rizontales se llama dírcccí0n ó rumbo: independientemente de su di
reccion al separarse las capas de la horizontalidad se inclinan hacia
el interior de la tierra formando angulos mas ó menos abiertos con
la horizontal, que se llaman dc ínclinací0n ó buzanu'ento: toda capa
en que esto sucede se dice que buza.
Si las capas se hallan separadas por un espacio hueco, un bar—
ranco, por ejemplo, ó por otra sustancia mineral cualquiera, y se
corresponden de un lado al otro de este espacio guardando el mis
mo nivel. son conaordartes; y se las llama discordanles cuando se
hallan a desigual altura en ambos lados ó forman ángulo al descan
sar unas sobre otras. El accidente porque ha ocurrido este cam
bio se llana falla ó resbalamiento, ya conserven a desigual altura
las capas su paralelismo respectivo, como si un lado se hubiera re
hundido en su posicion normal, ya lo pierden formando ángulo. Las
paredes de la superficie de rcsbalamiento están unas veces en con
tacto, otras media entre las capas un espacio mayor ó menor, ya
hueco que se llama soplado, ya relleno de una sustancia mineral que
recibe los nombres de dique, (¡fan ó filon.
El dique se presenta como una especie de muro entre las capas;
-255—
sale alguna vez á la superficie del suelo, y no parece sino una capa
en posicíon inversa lt las que separa. El tifon es una gran masa ig
nea intercalada entre los estratos, terminada superiormente en ge—
neral con forma cónica ó redondeada y tiene mayor grueso que el
dique. El [il0n es de tamaño menor que el tífon, al que se parece en
la forma un tanto cónica, tiene paredes onduladas, menor anchura
que estas y el dique, bien que bastante longitud, y su direccion es
opuesta á la de las capas que atraviesa y corta.
Los materiales que forman unos y otros proceden, ó del interior
como en los tífones y diques en general que han salido en estado de
fusion del seno de la tierra, ó tambicn de aquí pero interviniendo
el agua en su formacion, los filones propiamente dichos, ó del es
terior de los detritos de las mismas capas que rellenaron despues
de la falla el hueco que quedó, ó de materiales ‘arrastrados por las
aguas desde mayor distancia. La esplicacion del origen de los
filones metálicos ha ocupado a los geólogos en todas épocas, y
se ha dado en cada una segun la hipótesis geogéníca que reí—
naba. Hace poco se creía con Werner que eran hendiduras en el
terreno rellenas de arriba a abajo por las aguas que ocupaban la su
perficie en que cristalizaron los cuerpos que forman el fil0n: luego,
cuando adquirió mas crédito la teoría geogéníca del origen igneo
del globo, se consideró mas natural y acomodado al modo de pre
sentarse los lilones, la idea de que procedían del interior y que eran
el resultado de la sublímacíon de las materias ígneas interiores en
las cavidades existentes que rellenaron. Es probable que así se ha—
yan formada alguna vez, pero en general procediendo como proce
den los materiales de los filones metálicos del interior, parecen ser
debidos al concurso de la causa interna que producía los materiales
y á la del agua con que se eombínaban, que los retenían en las ca
vidades en que se depositaron.
En la estratificacion concordante las capas se hallan sobrepuestas
correspondan ó no a las mismas rocas, indicando origen y condicio—
nes de formacion iguales. Hay otra estratificacion llamada de sepa—
racion, en que al lado de capas concordantes se hallan otras discor—
dantes con estas pero concordantes entre si, en que ya no ocurre lo
mismo; y menos en la trasgresiva, en que sobre capas alteradas en
—256—
su posicion, descansan otras en posícíon normal ó alterada inver
samente a como lo están aquellas, lo que no puede menos de haber
ocurrido en tiempos distintos.
Los esfuerzos producidos por las masas igneas procedentes del
interior del globo al salir al esterior, como salen en algunos casos
quedando en otros por bajo de los estratos ya depositados al pro
ducir las montañas, han dado margen a las alteraciones que se ob—
servan en la posicion de estos. Alguna vez en efecto las capas han
sido rotas y separadas en el punto en que obró la masa ígnea que
asoma al esterior; otras su accion no se marca mas que por las cur
vaturas que ha hecho tomar a aquellas, y hasta solicitadas á la vez
las capas por fuerzas encontradas han tomado formas y direcciones
estranas. Cuando los esfuerzos han sido anteriores a un depósito no
alterado despues de su formacion sus capas no se hallan desarre—
gladas, si las del sobre que descansa; si han sido posteriores a la
formacion de los dos, se concibe que los dos estén alterados. De es—
te modo al par que se esplican cumplidamente las diferentes posi—
ciones de los estratos, se conoce la época en que han ocurrido los
levantamientos.
El carácter paleontológic0 se deduce de los restos de los seres
que vivieron un tiempo y se conservan entre las capas.
Los seres vegetales ó animales que han vivido en épocas anterio—
res á la actual, ó sus restos é impresiones, que se encuentran enter
rados naturalmente en las capas terrestres por causas independien
tes de las actuales se llaman fósiles. La ciencia que los estudia Pa—
leontología, y de aquí el carácter que suministran paleontológíco.
La Paleontología es una de las partes de la Geología que mas ha
contribuido a su adelanto, cual se comprenderá. por lo que tan su—
mariamente como en la parte estratigráfica vamos á decir.
Desde muy antiguo se encuentra consignada la observacíon de
piedras conteniendo conchas en su masa, ó de depósitos mas abun—
dantes de las mismas esparcidos por el suelo; y nada mas natural
que siendo las mas comunes a la superficie parecidas á las que ac—
tualmente viven en los mares, se dedujera que habían estos cubier—
to la superficie terrestre en algun tiempo, y que en tal idea se ad
mitiera como mas probable la hipótesis del origen neptúnico del
-—-257—
globo; para otros no obstante los depósitos de conchas no eran mas
que una de las pruebas del diluvio universal, y hasta hubo alguno
que esplicaba su existencia por la facilidad, decía, con que bajo cier
tas influencias de las estrellas se disponía la materia bajo esta ó la
otra forma orgánica. Por lo absurda la última hipótesis no merecía
ni recordarse: mas racional la segunda, es sin embargo insuficiente
para esplicar la presencia de los fósiles en todas las circuntancias y
á las profundidades en que se observan, y hasta la primera solo es
admisible en cuanto representa un hecho cierto, el de la existencia
de las aguas en puntos de gran altura hoy sobre el nivel de los ma
res, no por lo que es en si misma.
Las conchas como los otros fósiles son los representantes que
quedan de la fauna y flora del globo en sus diferentes épocas, cual
lo son las actuales de la que atraviesa al presente. Las distintas
condiciones que como veremos ha habido en ellas por temperatura,
estado del suelo y de la atmósfera, dan á los seres característicos
de cada‘ una formas mas parecidas á las de los que actualmente
existen, á medida que son de época mas reciente, como van siendo
parecidas las circunstancias en que vivieron. Cuando se encuentran
suprapuestos los depósitos en que se observan, se hallan tambien
los mas modernos mas á la superficie, y mas profundos los de épo—
ca mas antigua que llevan los mas distintos de los actuales; ha
biendo depósitos, que son todos los formados en el largo periodo de
enfriamiento de la costra dura del globo ó su primera época, en que
no siendo posible la vida, ni se encuentran fósiles ni deberán ba
llarse sin cambiar absolutamente los fundamentos hoy admitidos.
Así como no han vivido al mismo tiempo todos los seres antiguos,
tampoco se han conservado de la misma manera ni han esperimeu—
tado todos igual alteracíou. La naturaleza de las partes que los for
maban, mas ó menos descomponibles unas que otras en igualdad de
circunstancias; las distintas en que han podido ó debido hallarse á
la formacion de los depósitos en que. se encuentran, consolidados
unos lenta y otros rápidamente, y la misma estructura y composi—
cíon de las rocas en que se ven, mas ó menos porosas, permeables
y destructibles, deciden de su mejor ó peor conservacion y esplican
por qué son mas frecuentes los dientes, huesos, conchas y políperos
r -—258—-—
de los animales que las otras partes, y en los vegetales mas las le
¡losas que las herbáceas.
Los fósiles se dividen segun el medio en que por analogía se cree
debieron vivir, lo mismo que los seres orgánicos actuales, en ter
restres, /Iuviátiles, lacustre; y marinos. Cuando se los llama prima
rios, carbom’feros, terciarios, etc. se quiere dar á entender no el
medio en que vivieron sino la época en que existían. Por esto a su
vez toman algunos terrenos nombre de los fósiles característicos,
y por esto atendiendo á la mayor ó menor antigüedad de sus fósiles
se los conoce por palcozóícos ó de fósiles antiguos, mesozo'r'cos ó de
fósiles medios en edad, asi como por a:o’icos á los que carecen de
fósiles.
La Paleontología al darles a conocer marca las relaciones que lie
nen entre si los de un mismo periodo, la mayor estensíon ocupada
por los de los primeros terrenos estratiñeados que los mas antiguos
caracterizan, la sencilla 0rganizacion que le es propia, y que va com-—
plicándose progresivamente en los siguientes hasta los mas moder
nos, la variedad de formas que consecuencia delo mismo se encuen
tran en estos, que se localizan tambien mas en comarcas limitadas;
establece de este modo las leyes de la creacion orgánica, y al par
que fija la aparicion de nuevos seres indaga las causas que han pro
ducido su desaparicion.
Cada época abraza cierto número de fósiles; el de los conocidos
hasta hoy se aproxima a 2i,000, correspondientes segun el género
elegido por tipo, Elephas, Paleotheríum, Megalosaurus y Tn'lobíles
a los cuatro periodos ó grandes épocas de la creacion orgánica lla—
madas ele/antína, paleote’rica, megalosáuríca y trílobz’tíca.
Neptúnicu.
(lilliflüld il.’
TERRENOS MODERNOS.
tllttd\tlïl ‘B.‘
TERRENOS cuarnnxamos.
Ül¡smálico ó del diluvio, de trasporte, de aluvion antiguo. Dílavz’um.
oi¡aoa s:
TERRENOS TERCIARIOS.
Terreno supracretáceo.
GILAÜII ¿.’
TERRENOS SECUNDAMOS.
Amónícos. Mesozóicos.
(Biliflüill 5.”
TERRENOS PRIMARÍOS.
Paleozóicos.
sanar: <B.‘
TERRENO ESTRATIF¡CADO AZOICO.
Cristalolífico de D‘Omalius. ¡tocas metamórficas de muchos au
tores. Terrenos esquislosos de otros.
Ignen.
ORDEN i.°
Son entre los igneos los que forman las masas poder0sísimas que
yacen debajo de los terrenos estratificados, ó que en otras no tan
considerables se intercalan entre los mas inferiores y antiguos de
estos. Su aspecto eminentemente cristalino revela la fusion lgnea.
Se dividen en los dos grupos, granítíco y porfí—rico.
TERRENO oamlrmo.—Está caracterizado por las rocas graniticas.
Se encuentra como acabamos de decir con respecto al órden. Cuan—
do está por bajo de todos los depósitos estratificados corresponde á
la época primitiva y es anterior a la de todos los terrenos; mas cuan—
—255-—
do en forma de filones atraviesa los estratificados antiguos ó á otras
masas eruptivas en que los suyos son cortados por los de estas, su.
edad es posterior á aquellos y á las de los otros eruptivos; por esto
aunque admitido y exacto en general el nombre de terreno primiti—
vo con que ordinariamente se le conoce, no lo merece ni puede asig—
nársele en algunos casos, y va cayendo en desuso para evitar el
error á que puede inducir.
Ya sabemos los materiales que lo forman por el estudio hecho en
las rocas, sus aplicaciones y donde se encuentra: solo resta aquí de—
cír que en este terreno halla el hombre muchos metales estimados
y muchas de las sustancias lapídeas usadas como piedras tinas.
Tannnxo ronrínrco.—Semejante este terreno al anterior en cuan—
to á origen y componentes esenciales, se diferencia por la testura
porfirica de sus rocas y p0r' hallarse, mas que formando masas es—
tensas como aquel por bajo de los terrenos estratificados, diques y
filones entre estos.
Tambien conocemos sus materiales, y solo tenemos que añadir que
el terreno porfirico contiene muchos depósitos metálicos ya disemi
nados en sus mismos componentes ya en filones relacionados con
los pórfidos, á los que cortan como á los estratos que han alterado
estos. Algunas minas de oro y plata de América, las de Cornouai—
lles, Sajonia y el mayor número de las de galena argentifera de Es;
pana se hallan en tal caso.
El terreno porfirico se divide en tres grupos por la roca que sirve
de tipo, marcando tambíen hasta cierto punto el órden cronológi—
co de su aparicion, que son porfirico propiamente dicho ó de pórfi—
do rojo, el mas inferior que toca con los granitos, ofiolítíco, y trá
píco el mas superior. que llega hasta los terrenos basálticos y sinla
riqueza metálica de los otros dos. -
ORDEN 2.“
— ®eogénia.
FENOMENOS ESTERNOS.
Los agentes de esta clase de fenómenos son los vientos, los cam—
bios de temperatura, la electricidad atmosférica y el agua, cuyes
efectos son como se ha dicho inverses de los anteriores: por su modo
de obrar se los conoce tambicn por erosivos. Obrando todos simul—
tánea ó separadamente y por su accion física ó química modifican el
estado de la costra terrestre, sino de un modo tan brusco como los
anteriores, bien perceptible y mas general.
Los vientos, prescindiendo de su aceien como concausa en el tras—
porte de los materiales mas ligeros de las erupciones volcánicas y
de la que tienen en los efectos de las olas del mar, obran por si arras
trando á distancias diversas las arenas ligeras de los desiertos ó las
playas. En aquellos la violencia del viento levanta nubes de arenas
que deposita allá ó acullá en estensas colinas, cambiadas a su vez de
lugar por otro que le sucede: en estas forma los montecillos cono—
cidos por dunas dispuestos en direccíen perpendí'cular á la del vien
to, que avanzan en la misma esterilizande el país que invaden sí
algun obstáculo natural ó artificial no se opone á su marcha. Se ob—
serva este fenómeno en las comarcas bajas y aren0sas del Mediodía
de Europa, siendo en las Landas (Francia) de bastante importancia
para exigir remedio, que se logra con plantaciones convenientemente
dispuestas.
Los cambios de temperatura producen en las rocas su disgrega—
cíen y modifican el estado y aspecto de las montañas que forman,
sobre todo cuando son mas continuos y bruscos, la porosidad de
la roca la permite penetrarse mas de la humedad atmosférica ó su
testura es menos compacta. La electricidad influye asimismo y el
efecto de las descargas eléctricas se hace perceptible muchas veces
en el terreno, mas su accíen es insignificante comparada con la pro—
ducida por los cambios de temperatura, sensibles aunque lentos, y
sobre todo con la del agua, el agente eresive mas notable.
La lluvia que cae sobre el suelo, lo mismo que el agua que pro—
cede del derretímíento de las nieves, corre perla superficie ó se fil
tra en el terreno. En el primer caso los arroyos formados van á cn—
-—265-—
grosar los manantiales y fuentes de las faldas de las sierras, ó los
que naciendo por bajo de los ventisqueros ó de las grandes lagunas
de las altas montañas son el principio de los ríos.
En las grandes lluvias o cuando es mayor la fusion de las nieves
el caudal de aguas de estos aumenta y arrastran mas fácilmente los
materiales que hallan al paso, que son aumentados con los que los
arroyos temporales los traen del suelo que ha reblandecído la lluvia
ó han disgregado en su peso los mismos arroyos. La proporcion de
productos arrastrados igualmente que su naturaleza varia segun la del
suelo, el estado de la superficie y la masa delas aguas, y segun
tambien diversas circunstancias ó los dejan depositar en algun punto
de su carrera ó los llevan hasta el Iago ó mar en que desembocan.
Tiene lugar de todos modos un cambio en el estado de la superficie
terrestre por el que porciones de las partes altas son llevadas á las
mas bajas, y por el que se forman los barrancos que observamos en
la superficie terrestre, mas profundos en general cuanto es mayor
el caudal de aguas que recogen y el suelo es mas deleznable y suelto.
Los materiales arrastrados por las aguas quedan en el río mismo,
ó se estienden por las llanuras que invade cuando saliendo de ma
dre se estiende y cesa la viveza de la corriente, ó llegan al mar.
Tambiep es esto influyen diversas circunstancias de velocidad, masa
de las aguas y tamaño y peso específico de los fragmentos. Las par—
tes mas menudas ó ligeras llegan al mar en que forman las barras ó
deltas, ó rellenan el puerto ó cala en que desembocan haciendo
avanzar la costa; bien que sin el concurso de las materias que llevan
los ríos depositan las olas en sus movimientos en unos puntos de la
costa las que tienen en suspension y la hacen avanzar, al paso que
ocupan mayor porcion en otros quebrantando ó dislooando con se ac—
cion poderosa y continua hasta las rocas mas duras y tenaces.
Los depósitos formados en ambos casos tienden á colocarse por
capas horizontales, en que se marcan por la separacion de las partes
de los estratos los diferentes tiempos en que han tenido lugar. Si el
depósito ha sido tranquilo, las porciones mas gruesas y pesadas se
han precipitado primero, y luego las otras en razon de su densidad
por estratos, marcándose tantas porciones distintas cuantos hayan_
sido los tiempos ó veces en que se haya repetido el fenómeno. Sl
—266—
está formado en un río ó un lago, con los despojos delas rocas que
forman los estratos, podrá haber y hay comunmente restos de los:
seres vivos existentes en tierra ó las aguas dulces y alguno de la in
dustria humana: si en el mar, podrán hallarse los mismos restos,
mas tendrá de preferencia los de seres que habitan las aguas de;
mar. Los primeros son los llamados depósitos tluvíátiles, los segun—
dos marinos. Los de las dos clases están sueltos al tiempo de for
marse y permanecen así por largo tiempo; pero algunas veces con
las arenas y guijos que los forman van tierras arcillosas, otras están
en contacto con aguas que llevan carbonato de cal ó sílice, y en los
tres casos, mediante cualquiera de los tres cuerpos, se forman con—
glomerados duros como los de épocas mas antiguas, de que distinguen
bien, sin embargo, los restos de seres contemporáneos que contienen
y no se hallan en aquellos.
En los mares se forman tambien en esta época depósitos que ya
hemos dado á conocer por madrepóricos debidos á los pólipos: tam—
bieu en las aguas se producen los de turba igualmente mnocid05, y
con ellos solo hay que recordar los de maderas formados en los
grandes ríos de América con los vegetales que en gran porcion
llevan.
El agua que se filtra por el terreno obra de otra manera. Unas
veces introduciéndose por las hendiduras de rocas que descansan so
bre otras mas alterables por el agua, sooava sus cimientos, las deja
en el aire y concluyen por hacerlas caer. Sin que falsee la base
ocurre que el agua se introduce por los poros ó hendiduras de las
rocas, y cuando sobrevíene una baja de temperatura que la hace
cambiar de estado por el aumento consig'uiente de volúmen adquiri—
do, produce del mismo modo su disgregacion. Así se ve en las al
tas montañas desprenderse al tiempo del deshielo porciones de rocas.
separadas al helarse el agua que las bahía penetrado, y que los
masa helada retiene hasta su fusion.
Los efectos de la filtracion de las aguas son de mas consecuencia
todavía cuando penetran y reblandecen capas arcillosas sobre que
descansan en plano inclinado otras, aunque sean duras y resisten—
tes, que se deslizan y corren con la mayor facilidad sobre la reblan—
decida yendo á ocupar puntos mas bajos,
—2c7-—
El fenómeno es frecueutisímo en los países montuosos y acciden
tados, ya en corta porcíon del suelo y sin efectos trascendentales,
ya siendo de consecuencias hasta para el hombre mismo. Como
ejemplos notables entre los muchos que pueden citarse de dentro
y fuera de nuestra patria, recordaremos solo el caso ocurrido con
una parte del monte Goima de Venecia, resbalada una noche llevan“
do consigo algunas casas, sin que sus habitantes sufrieran otro da
ño ni mayor sorpresa que hallarse á la mañana en el llano cuando
vivían el día anterior en la falda del monte; y el acaecido en Suiza
en 1806 con efectos de mas consecuencia, en que rehlaudecidas á
la parte superior del Valle de Golden las capas arcillosas sobre que
descansaban otras resistentes, se deslizaron hácia aquel valle rom
piéndose las últimas en la marcha, envolviendo ó sumíendo entre
sus despojos y el lodo formado el mismo valle y algunos pueble
cíllos.
Como dependientes de la filtracíon de las aguas diremos alguna
cosa aquí del origen de los manantiales termales y del de los poios
artesíanos.
FUENTES renm1.ss.—El agua que procede de la lluvia ó de fusion
de las nieves no corre toda por la superficie cual acabamos de ver»
sino que mucha penetra el terreno y se precipita por las hendiduras
de las rocas ó por las capas permeables dirigiéndose á la parte infe
rior: si en su camino encuentra espacios huecos ó capas permeables
l¡mitades por paredes ó lados impermeables los llena y permanece
en ellos ó sale al esterior si los rebosa, lo mismo que cuando sin es
tablecer depósito la direccion de las capas ó hendiduras porque mar—
cha la dirige á la superficie. Este es el caso comuu de las fuentes
ó manantiales ordinarios, cuya temperatura es baja, cual es la de
las capas que ha atravesado el agua superficiales por lo comuu. Mas
en otros casos encuentra el agua huecos por los que llega y se pone
en contacto con capas profundas de temperatura mas alta como sa—
bemos, y mayor á medida que están mas bajas: el liquido entonces
adquiere la de las capas con que contacta, y cuando sale á la super
ficie lo hace con una temperatura superior á la de las fuentes comu—
nes que es lo que constituye una termal.
No es difícil esplicar cómo aguas que han llegado á capas tan pro
,—268—
fundas, como al parecer deben ser las en que adquieran la alta temer
peratura con que salen algunas, pueden volver á la superficie. Sa
hemos que aun en circunstancias normales, prescindiendo de la ac—
cion volcánica que en localidades modifica el efecto favoreciendo el
fenómeno, no es necesario profundizar mucho para hallar capas que
estén a 60, 80 y mas grados. Si hasta ellas llega una hendidura de
las que rellena el agua, la capa inferior del depósito que está en su
contacte, se calienta, hace mas ligera y va á ocupar la parte supe-»
rior, siendo reemplazada por otra que calentada deja su puesto á
una fría, como lo deja esta a su vez, cual ocurre en el calentamien-—
to del agua por un foco calerífieo ordinario, hasta que todas adquíe-
ren la misma ó una temperatura próxima á la de la capa inferior.
El agua que en estas circunstancias se derrame por el berde del de
pósito ó por una abertura lateral lo hará con la temperatura que ha
ya adquirido. En contacte con las mismas capas adquiere tambicn
las diversas sustancias que lleva en disolucion, como adquieren algu
nas medicinales frías las que llevan en las que hallan en su camino.
Pozos mresrmes.—El agua además encuentra capas perosas en—
vueltas por otras impermeables, dispuestas formando cuencas de Ia—
dos altos; cuando la cuenca se llene de agua, se verterá tambicn é
irá á parar á otras partes subterráneas mas inferiores ó al este
rior: en el último case como en los dichos anteriormente habrá un
manantial, que será constante ó intermitente segun sea ó no cons—
tante la entrada de agua por la parte superior en el depósito, y ca—
liente ó frío, segun la temperatura de las capas con que contacta.
Si las cuencas tienen los lados muy elevados y la superficie del
suele está por baje de estos lados, cuando se perfore en un punto
la capa impermeable superior, el agua aprísionada entre esta y
la inferior que tiene nivel mas alto, saldrá por la abertura fer
mando un saltador mientras su nivel en la cuenca no baje has—
te el del suele donde se ha hecho la perforacíen, y saldrá con tanta
mayor fuerza cuanto el depósito sea mas copiose y tenga los lados
mas altos; será constante si es constante la entrada del agua por la
parte superior en la capa permeable, y la temperatura del líquido
será tambicn la que corresponda a la profundidad de las capas de
que proceda: en este consisten los pozos artesianos. A
—-—269-—
Se concibe que para emprender con fruto la perforacion del ter—
reno que ha de producir un pozo artesiauo, es preciso tener en
cuenta la naturaleza y disposicion del suelo, pues ni todos permiten
la existencia de depósitos de agua, ni en todos aunque exista si
carecen de las condiciones requeridas sale al esterior. Los países
de suelo fermado por rocas lgneas ó estratificadas cristalinas es
tán en las peores circunstancias, y están en las mejores las cuen
ms rodeadas de montañas de terrenos secundarios. En la cuenca no
se halla comunmente una sola capa de agua, sino en general varias
suprapuestas; tambien aunque alguna vez á la superficie y con bor—
des tan altos la capa y tal gran caudal de aguas que salta con fuer—
za y abundancia á poco que se profundice, exige en las mas llegar á
depósitos y capas mas profundas, para que teniendo tomaderos y
bordes elevados produzca un manantial copioso.
FIN.
—280—
!mmao
._——°g—_
9 N065
Pnónoco................
INTRODUCCION..............
MINERALOGIA. . . . . . . . . . . ocuc:-<
ESTUDIO DE LOS CARACTERES. . . .
CARACTERES nsn:monns. . . . .
Estado de agregacion.—Culor.—Furma.—l.uxlrc.-—‘I‘eflurn.-—- Frac
tura.—-Dureza.—'Ienacidad.—Raya.—-Tiznadurn.—Unluouidnd.—Duco
lilidad.— |Iuleabilidad.—- PIcxibilidad.—Snbor.— Olor.- Fr¡aluad.-—
Pesanlez.
Cuucn:nas cmsn¡.ocn¿ncos.. . . . . . . 17
Cristalizacion.-—Parles de los crislnles.-—Ilod¡ficnciones.—Formns pri
mitivas y secundarias.—Tipos cristalinos.—Causm del cambio de I'0rmns.
Cristales agrupados.-—Gonióxwtrus.
CARACTERES ris¡cos. . . . . . . . .. . . 50
Peso especifico.— Electricidad.—- Fosforescencia.— Rcfrnc-ziou.-—-Re
fmccion doble.-—Dicroismo y policroizmo.—Aslcmmo -Circulo pnrhé—
l¡co y coronaI.-—Elanlicidnd.—llilalac¡on.-—Conduclilnlidad del calóri
co.—Deliscuetcencm.—Efionscencín.
Cmmmmas quimcos. . . . . . . . . . .
Composicion de los mino:alcs.—Ensayoa.—Signos y fórmulas.
CLASIFICACIÓN DE LOS MINERALES. .
Divisiou de las clasificaciones.— Grupos taxonómicos.—- Sistema de
Wemer.—Clnsificncion de lluüy; de Bendanl; de Brongniarl; de Dufré
n0y; de 0‘0mnlius; de llohs.—Clasilicacwn udoptmla.—lomenclnlura.
DESCRIPCION DE LAS ESPECIES MINERALES. 61
CLASE I.'-—-Cuerpos que son una de los elementos csencíale:
de los minerales compueslos. . . . . 6I
Géner00xígeno. . . . . . . . . .' . . . 61
—281—
Género Hidrógeno. . . . . . 62
lll(lrógen0 sulfurado.-—ll. carbonado.—Agua.
Géneros NitrógenoyCloro. . . . . . . . . . . 65
Género Carbono. . . . . . . . . . . . . 66
Diamante—Ácido carbónico. ,
Género Boro. . . . . . . . . . . . . . . 72
ácido hórico.
Género Silicio. . . . . . . . . 75
Cuarzo.
Género Azufre. . . . . . . . . . . 77
Azufre nativo.—lcido Iulfuroso.—Acido sulfúrico.
Género Arsénico. . . . . . . . . . . . . . 79
Arsénico nativo.—A. sulfurado roje.—-A. sulfurado amarillo.—-lcído
arseníoso.
CLASE 2.“—Sustancías alcalinas. . . . . . 85
Género Amonirco. . . . . . . 85
A n0nínco muriatado.—Guano
Género Potasa. . . . . .
Potasa nitratada.—P. sulfatada.
GéneroSosa............... 86
Sosa muriatada.— S. uitratada. —S. carbonntada.— S. sulfatada.-——
S. boratada.
CLASE 5.“—Sustancias alcalino—lérreas y térreas. . 90
Género Bárita. . . . . . . 91
Bárita sulfatsda.-—B. carbonatnda.
Género Estronciana. . . . . . 95
Estronciana sulfatada.—E. carbonatada
GéneroCal........g..... o .. 95
Cal carbonatada romboédrica.—C. carbonatada prismática.— C. car
bonatada magnesífera.—C. fiuatnda.-—G. sulfatada hidratada.-—G; sulfa
tacla anhidra.—C. fosfatada.
Género Magnesia . . . . . . . . . . 103
Magnesio carbonntadn.- ll. hidrosiliciatada.—ll sulfatada.
Género Itria. . . . . . . . .. . . . 105
Género Alúmina. . . . . . . . 105
Corindou.—Turquesa.—Sulfatos de alúmina.
CLASE 4."—1'letales. . . . . . . . . 110
Género Cerio. lll
19
—282—
GéneroHierro. . . . . . . . . . . . Mi
Hierro nativo.-II. sulfurado amarillo.-H. sulfurado blanco.—H. sul
furado magnético.—II. sulfurado arsenieal.—Il. oxidulado.—H. oxida
do rojo.—ll. oxidado pardo.—H. carbonatado.
Género Mangancso.. . . . . . . . .
II.msmamta.=Brnunita.=Pyrolusita.=ácerdesa. ‘
GéneroCobalto.. . . . . . . . . . . .
Caballo oxidado.=0. arsenical.=fi. gris.
Género Níquel.. . . . . .
Niquel arsenical.=ff. arseniatado.
Género Zinc.. . . . . . . .
Zinc sulfurado.=l. carbonatodo.;l. siliciatado.
Género Telur0.. . . .
Género Antímonio.. . . . . .
Antimonio nativo.=:l. sulfurado.=;\. oxidado.
Género Mercurio. . . . .- . . . . 152
Mercurio nativo.=ll. sulfurado.=ll. clorumdo.
Género Titano. . . ¡ o . n o 155
Ácido titánico.
Género Plomo. . 157
Plomo nativo = P. sulfurado. = P. carbonatado. = P. sulfatado.=
' P. fosfatado.=P. cromatado.
Género Estaño. . . . . . .
Estaño oxidado.
Género Bismuto.
Bísmuto nativo.
Género Urano. . . . . . . .
Urano oxidado.=ll. fusfatado.
Género Molibdeno. . . . .
lolíbdeno sulfurado,
Género Cromo. .
Oxido de cromo.
Género Tungsteno. . . . .
Cal tungstatada.:llierro tungstatado.
Género Tántalo..
Género Cobre.
Cobre nativo.=0. oxidado.=tl. sulfurado.=0. abígarrado.=0. piri
toso.=C, gris.=fi. carbonatado verde.:C. carbcnntado azul.:(ï. fos
fatttd0.=tl. díoptasa,
—-285—
GéneroPlata.............. 155
Plata neliva.= P. mercuríal. = P. antímonial. = P. sulfurade.=P.
sulfurada egría.= P. antimoniado-sulfurada.= P. arseniado-sulfurada.
:P. clorurada.=l’. bromurada.=P. yodurada.
Géner00ro.. . . . . . . . . . 160
Oro nativo.
GéneroPlatíno.. . . . . . . . . . . . . . 164
Platino nativo.
Géneros Osmío, lrídio, Redio, Paladío y Rutenío. . .' . 165
CLASE 5.“—Sílícalos. . . . . . . . . . . . . 166
Silicatos aluminosos anhidros. . . . . . . . . . 167
Stnurótida.=l)ístvna.
Silicatos aluminosos hidratados. . . . 108
Arcillas.
Silicatos de alúmína, cal y sus isomorfos. . 170
Granate.=ldocrasa.=Cordíerita.=Esmeralda.=Euclnsa.
Silicatos de alúmina y un álcali y sus isomorfos. . . 174
Feldspato orthosa.=filbita.= 0llgóclasa.= Labradoríta.= Pctalita.=
Kaolin.=0hsidiana.=l‘umita.
Silicatos hidratados con álcalis, cal ó sus isomorfos. . 179
Silicatos no aluminosos. . . . . . . . . . . . 180
Talco.= Esteatita.= Serpentina.= Peridoto.=ánfibol.= Píróxena.=
Ashrsto.=lírcon.
Silico-fluatos. . . . . . . . . . . . . . . 186
Topacío.=llica.
Boro-silicatos. . . . . . . . . , . 188
Turmalina.
Silicatos sulfuriferos. . . . . . . . . . . 189
Lazulita.
Aluminatos.. . . . . . . . . , . . . . . 190
Espinela.=firisólíta oriental.
CLASE 6.“—-Combustíbles. . . . . . . . . . 192
Género l.° Resinas. . . . . . . . . . . 195
Succino.
Género 2.” Ceras. . . . . . . . . . . . ,_ 195
Género 5.°Betunes. . . . . . . . , . . . 195
Nafta 4 =Petroleo. =Asfnl to.
Género 4.° Carbones. . . . . . 198
Grafito.=Antracna. =llnlla.=Lignita.=ïurha.
‘ -284——
GEOLOGIA.E . . . . 207
DE LA TIERRA EN GENERAL. . . . . . 208
COMPOSICION DE LA COSTA TERRESTRE. ' 214
Rocas.. . . . . . 215
CLASE 1.‘—Rocas igneas.. 217
Rocas igneas granilicas. . . . . . 217
Granilo.=I‘»gmulila.=Sieniln.=l’rológina.
Rocas igneas p0rfidioas. . 220
I‘Órlido.=lïufólida,=Anfibólíta.
Rocas igneas volcánicas. 222
Trnquila.=Bnsnllo.=Lava.
CLASE 2.'——Rocas ncplúm'cas. . . . . . 225
Arenisca.-—Gncis.—Piznrrn.—Cuurciln.-—-Porcclanitn.
Terrenos. . 250
Sért'e neptúnico. . . . . . 258
CLASE 1.“—Terrenos modernos. . 259
CLASE 2.“—Terrenos cualernarios. . 241
CLASE 5 "—-Terrenos terciarios. . 242
CLASE 4.‘—Terrenos secundarios. 244
CLASE 5.‘—Terrenos primarios. . 247
CLASE 6.‘—Terrenos cristaloñlicos. . 251
Sér1'e 1’ynea.. . . . . . . 252
Terrenos agalísicos ó plulónicos. . 252
Terrenos pir0ideos ó volcánicos. . 255
GEOGENIA. . . . . . 255
Fenómenos geológicos de la época actual. . 255
Fenómenos plulónicos ó ígneos. . 256
Terromolos.—Lcvantamientes.—Volcanrs.
Fenómenos estemos. . . . . . . . 261
Fenómenos geológicos anteriores á la época actual. 269
9 N065
oe%82«1
WW _ _ _.
« N
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EPHSHEQ 3.:? , :5 1.
Ill I
-_—¡
FE DE ERRATAS.
rÁe. L'lN. mes. nsns nscrn.
4 20 Paleontología Paleontología
1i 9 lz'lopolon lz'thozilon
12 52 Carrasa Carrara
20 19 fiourína fiuorina
20 21 espolíacion esfoliaciou
29 17 tenrá tendrá
31 19 ella el
40 22 Fleur Fluor
55 5 sub—especiales sub-especies
57 29 metálicos metalitos
65 54 adquiríéndose adquiríéndole
67 17 bica bien
75 10 céxsno síuco cr’:1vsno srrrcro
74 29 carnerinas cornen'nas
79 55 metalvíde melaloíde
92 52 báríta-calcita barilo—calcita
96 25 estalagmítícas estalagmr’las
i05 9 Vacía, Madrid Vacía—Madrid
109 21 fogosas fungosas
1 10 10 férrito-tqrroso férrz'to-[erroso
117 12 Hierro dígisto Ilíerro olígz'sto
t 19 15 pharmaessíderíta pharmacosíden’la
125 8 Sulta—areeniuro Sul/0-arsem'uro
128 5 zinc óxido rojo zinc oxidado rojo
155 51 cinabrio hepático cinabrio hepático
177 15 Feldspalo lerresa Feldspato terroso
181 , :’s Grisores Grisones
205 i Bielmiez Belmez ‘
217 20 pórfidas por/ídicas
219 9 pegmátíca pegmatita
225 8 cloruro amaníaco cloruro amóníco
251 8 Cr:lstalolífico Cn'slalofz’la’co
251 50 gnisíca gneísica
271 2 color calor
9 NO.
‘r’V