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E. Kant, Antropología en sentido Pragmático, Madrid, Alianza, 1991, Pág. 7
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Op cit pag, prólogo pag 8
mismidad del hombre no puede residir su especificidad sino también en la diferencia
especifica relativa a otras criaturas; la proyección racional del hombre es esta esencia,
pero es oportuno señalar que en esta él es objeto trascendental, es condición de
posibilidad del acceso al objeto representado y condición de posibilidad de unificar las
representaciones por la unidad sintética de la apercepción
La razón que tiene su asidero en el sujeto trascendental, que es condición de posibilidad
del sujeto empírico, más no es sin sujeto empírico ¿no es más que el sujeto empírico?
Kant presenta al menos un intersticio en la propia formulación de su antropología, que apunta a
un sujeto soberano y a un objeto incognoscible, significa poner al hombre en el centro del
conocimiento , o más bien creer en el sueño antropológico. Esto Ocurre en Kant en el núcleo
epistémico llamado hombre, que opera un movimiento desde la episteme clásica centrada en la
representación y el orden hacia la episteme moderna en la que no desaparece la representación ,
pero es devaluada a mero efecto, pues según Foucault el primer testimonio de descentramiento
de la representación es Kant, así pues, el orden no es el orden de las representaciones dentro del
cuadro de la episteme clásica sino que el orden esta en las cosas mismas, es decir que “Kant
plantea su pregunta en la dirección de lo que hace posible en su generalidad [...]. Sanciona así,
por vez primera, este acontecimiento de la cultura europea que es contemporáneo del fin del
siglo XVIII: la retracción del saber y del pensamiento fuera del espacio de la representación”3,
justamente este movimiento no saca al hombre del centro del conocimiento sino que lo pone en
el centro del conocimiento, es más preciso decir que el hombre en cuestión se sustrae a la
representación (como el Rey en Las meninas de Velásquez por ejemplo) pero ello no implica
que la liberación de la representación impida pensar al hombre, lo que si impide es que se lo
piense de la misma manera en que se lo venía pensando desde la edad clásica, es decir en el
estudio de la naturaleza humana(no del Hombre como tal). El hombre surge como síntesis,
como enlace, como función empírico trascendental, de modo tal que lo empírico es la unidad de
lo representado y lo trascendental la condición de posibilidad de la unidad de las
representaciones. Esto es, el sujeto se conoce a si mismo como condición de posibilidad del
conocimiento en general siendo objeto para si mismo de tal modo que acompaña a todas las
representaciones aun cuando nunca aparezca como representación. Esto sucede por que el “yo
pienso”enlaza en la unidad sintética objetiva de la conciencia el múltiple de la intuición. Sin
embargo la pregunta de si el sujeto empírico es algo más o algo menos que el sujeto
trascendental deja de tener efecto solo si se entiende que este sujeto empírico que se da en la
existencia como se da un objeto, tiene en si efectivamente las condiciones de posibilidad en si
mismo y también los limites de la experiencia posible, algo que solo el sujeto puede sintetizar.
Esto hace que el pensamiento, en lo sucesivo es decir desde principios del siglo XIX, o desde la
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M. Foucault, Las palabras y las cosas,Mexico, SiGLO XXI Ed, 1969, pag237-238
Fenomenología del espíritu de Hegel (1807) tenga frente a si a un objeto que se le revela como
inesencial, lo cual hace que ese objeto deba ser la conciencia duplicada u otra conciencia, de
este modo lo Otro en el pensamiento moderno es retrotraído a lo Mismo. De este modo se ve
como el Hombre del pensamiento moderno es la mismidad de su conciencia y su experiencia
posible relación con un otro que en tanto relativo, es desecencializado, retornando así a lo
Mismo. La pertinencia de Kant respecto del giro antropológico es nuevamente solicitada, por lo
que significa el Hombre en su pensamiento por una parte y lo que significa para la historia del
pensamiento por otra.
Ahora bien ¿qué ve Foucault en la antropología Kantiana misma y qué ve en dicho giro
antropológico con respecto a la historia del pensamiento en general?
Ante la primera cuestión ve justamente esta unificación en la que el sujeto llega a ser
objeto para si mismo, el Hombre como sujeto que conoce y como objeto de un saber (no
como genero-especie ni como mera descripción de la naturaleza humana), cuestión que
incidirá directamente en las condiciones del pensamiento posterior, es decir que da
comienzo a la edad moderna, es decir tendrá una incidencia directa en la segunda
cuestión, porque según Foucault el estudio de la naturaleza en la episteme clásica no
daba las condiciones de posibilidad para hacer del hombre un objeto del cual se tuviese
conciencia como tal, el sueño antropológico requiere de un objeto que sueñe (o del
sueño de un sujeto), ese objeto que es el Hombre para si como objeto se ve posibilitado
por Kant en sus trabajos antropológicos, cuando logra poner al hombre en el centro del
conocimiento, quien, en este sentido, afirma: “Todos los progresos de la cultura a
través de los cuales se educa el hombre tienen el fin de aplicar los conocimientos y
habilidades adquiridas para emplearlos en el mundo; pero el objeto mas importante del
mundo a que el hombre puede aplicarlos es al hombre mismo, porque el es su fin
último.”4
Ciertamente es notable el punto de inflexión de dos episteme que propone Foucault,
entre la episteme clásica y la moderna, que es justamente el hombre involucrado en la
episteme como objeto y sujeto de conocimiento, así pues, Foucault afirma “Antes del
fin del siglo XVIII, el hombre no existía”, sin duda esta es una de las afirmaciones más
polémicas de la obra (junto con el anuncio de que el Hombre ha muerto, es decir junto
a la desaparición de ese centro de sentido que articula el pensamiento y la episteme). No
obstante lo cual se trata, no de la consistencia ontologica del hombre sino de la
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Op cit, prologo, pag 7
conciencia epistemológica del hombre, es decir de la oficialización de una figura que
capitaliza el sentido de la filosofía moderna
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Op cit Pág. 333
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F. Nietzsche, Asi Habló Zaratustra, Madrid, Alianza, 1998. Pág. 136
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Op cit, cap 10, pág 375
Sin lugar a dudas esta afirmación implica pensar de otro modo al hombre después de la
muerte del Hombre, implica pensar con otras disposiciones del saber, es decir más allá
del giro antropológico del pensamiento moderno. Se trata entonces de que el
pensamiento recobre esa apertura que lo posibilita y no que se vea sesgado por la
cerrazón sobre la figura del hombre, ciertamente se trata por lo tanto, de atravesar el
umbral que significa la muerte del Hombre y dejar tras de si a esa obsesión del
pensamiento que tiene lugar desde Kant hasta nosotros.
A modo de conclusión: De modo que en la lectura en que Foucault lee a Kant incluso
mas acá de Kant (lo cual es ya un mas allá de Kant) es posible ver que genealogía de la
esencia del hombre experimenta una transfiguración en el sueño antropológico kantiano,
enmarcando al hombre en la finitud del cuadrilátero antropológico, pero esto no es un
cierre definitivo en dicho cuadro, sino que necesariamente es un despertar a/por la
muerte del hombre en la cual el marco de condiciones del hombre no permanece
inalterado. A propósito de lo cual señala Foucault “Para despertar de un sueño tal (el
sueño antropológico),para llamarlo a sus posibilidades más tempranas, no hay otro
medio que destruir hasta sus fundamentos mismos el ‘cuadrilátero’ antropológico.” 16 La
hipótesis del presente trabajo se podría enunciar del siguiente modo: No hay critica al
sueño antropológico Kantiano sin un despertar donde el pensar despierte del opiáceo
letargo de la finitud estructural si es que acaso el pensar no es aun el sueño de un
muerto. El Hombre no es ni ha sido el sueño de una sombra ni la sombra de un
fantasma sino un núcleo duro (cuya aparición esta históricamente determinada) en la
disposición del pensamiento No obstante lo cual, el desenlace no es el habitar el sueño
de un muerto sino el despertar a/desde la muerte del Hombre, es decir llevar al
pensamiento mas allá del desenlace en la defunción epistémica del Hombre, es
también, por esto mismo este fin es también un nuevo comienzo. Un nuevo comienzo;
como todo despertar, sea de un sueño apacible, sea de una pesadilla (nightmare), un
despertar en un vacío en el que la figura del Hombre no capitaliza el sentido (no es
fundamento), no un despertar en el desierto sin hombres sino un despertar a la vida de
los hombres sin el Hombre, despertar a pensar lo humano sin el Hombre, sin ese
operador totémico del pensamiento. Pero ¿cómo pensar una antropología sin el
Hombre? ¿Qué Logos puede pensarse sin Ántropos? ¿Cómo pensar la muerte del
Hombre sin llenar ese vacío con otro fundamento? Tal vez no quede más que pensar
más allá, o más acá, de Foucault.
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Op cit, cap 9, pág 332
Bibliografía:
M. Foucault - Las palabras y las cosas, Bs As, Alianza, 1996.
- El pensamiento del afuera, Mexico, Réquiem, 1980.
- La arqueología del saber, Mexico, siglo XXI, 1970.
E. Kant - Antropología práctica, Bs As, Tecnos,1990.
-Antropología en sentido pragmático, Madrid, Alianza, 1991.
M. Heidegger – Kant y el problema de la metafísica, Mexico, F.C.E., 1989.
M. Buber, ¿Qué es el Hombre? Mexico, F.C.E.,1996.
F. Nietzsche, Así Habló Zaratustra, Madrid, Alianza, 1998.