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FACULTAD DE INGENIERÍA
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Código : 1320878
Ciclo : X – ciclo.
2018-I
Introducción
Desarrollo
Así, las personas son capaces de imponerse a sí mismas aquellas leyes morales y jurídicas
que guían su conducta. La diferencia entre normas jurídicas y morales es que aunque ambas
emanan de la moral, son expresadas externamente y tienen valor luego de una coerción
pública legítima y por el contrato social que obliga a los ciudadanos a obedecer las leyes de
la sociedad. Para Kant, citado por Rodríguez (2001), el Estado no tenía la obligación de
garantizar la felicidad de los ciudadanos sino que debía establecer lineamientos que
“garanticen la libertad e igualdad de todos los hombres en términos legales” (Rodríguez,
2001, p. 76). Ese equilibrio entre el orden moral y el jurídico es el “imperativo categórico”
que fundamentará el ejercicio de libertades básicas.
La moral es el acto mental que determina si una cierta conducta o situación es de índole
ética o no. Para sacar tal conclusión es importante partir del sentido que cada individuo
tenga como moral, entendida esta como el conjunto de normas y reglas adquiridas a lo largo
de la vida. De esta forma, no solo sirve para actuar en un momento puntual, como cuando
deseamos fabricar un objeto o conseguir un efecto determinado del mismo, situación en la
que recurrimos al saber técnico o artístico. Por tanto, el juicio moral es el que nos orienta
para actuar racionalmente en el conjunto de nuestra vida, obteniendo de ella el mayor
provecho posible; para ello, es obligatorio saber ordenar inteligentemente las metas y
objetivos que perseguimos (Cortina, 1998) antes de cantar victoria o lamentarnos de
nuestro fracaso.
Zerpa (2007), habla de una composición esquemática del juicio moral y la clasifica de la
siguiente manera:
También es importante considerar que la ética sirve para intentar mejorarse uno mismo, no
para reprender elocuentemente al vecino. Quien desee llevar una buena vida, de acuerdo a
un proyecto ético, tiene también que desear que la comunidad política de sus semejantes se
base en la asistencia, la libertad y la justicia. (Savater, 1991). Eso sí, para lograr el bienestar
colectivo es menester considerar la posición del otro. Sternberg (1997) decía que los
individuos no sólo difieren en el ímpetu absoluto de sus preferencias, sino también en el
alcance de las mismas. Por eso la existencia y aplicación de normas que en teoría nivelan e
igualan a las personas en sus relaciones y en su andar cotidiano (las cursivas son mías).
No obstante, siempre habrá quienes se aprovechen de la nobleza de algunos en la busca del
beneficio propio. Eso tiene que ver con que la distribución adecuada de las acciones o
consejos es ejemplo del uso de la inteligencia para manipular la realidad con éxito (Fromm,
2013) y también para adaptar los objetivos de la manera más conveniente a nuestros
intereses (las cursivas son mías). De entrada eso parece injusto pero lo es menos cuando
existe respeto por las normas y el derecho de los demás a buscar alguna ventaja dentro de
los márgenes legales y sociológicos.
Importancia de la moral
Cada una de las Naciones o Estados tiene sus distintas costumbre y tradiciones, que forman
parte de la cultura autóctona de un país o una región determinada, y que suelen conservarse
o bien malearse con la influencia de Otras Culturas, manifestándose de acuerdo a distintos
eventos artísticos, como también en lo que respecta a la vida cotidiana de los individuos de
esta sociedad determinada.
De este modo, no solo encontramos una influencia del lugar de origen en la forma de
desenvolvernos, con el comportamiento y conducta de aquellos que están acostumbrados a
un entorno específico, sino que también se establece lo que es conocido como la moral,
estando muy ligado al cumplimiento de la voluntad humana y a la realización o no de
distintas actividades.
En el caso del derecho y las leyes, se suele dar una gran importancia a los usos y
Costumbres como parte de la Moral, considerándose por un lado a las Normas Explícitas
que encontramos escritas en un reglamento, código o constitución que es emitido por una
autoridad competente, y en contraposición a ello tenemos las Normas Implícitas, que no
son redactadas ni promulgadas, sino que forman parte de lo que es conocido como Reglas
de Convivencia, acorde a las costumbres locales.
Es este último ejemplo el que más ligado está a la Moral o Costumbre, ya que el espíritu de
esta considera no solo a que podamos relacionarnos de mejor manera posible con otros
Individuos en Sociedad, sino que además permite el cumplimiento de estas costumbres por
parte de otros hacia nosotros mismos, dependiendo entonces del Marco Social determinado
donde se están llevando a cabo estas leyes no escritas.
Ética de Valores
Dado que la ética es parte indispensable de la moral y las obligaciones de las personas, a
quienes mantienen un comportamiento ceñido a los patrones éticos que su sociedad ha
establecido también se los llama íntegros. Así es imposible pretender ser un administrador
de negocios si el comportamiento personal no está dirigido por la ética. El fracaso de un
gran porcentaje de personas que trabajan en el área administrativa se debe a su falta de
valores. Las personas con ética llevan a su empresa a muy altos niveles de desarrollo, y al
contrario, las que carecen de ella no hacen más que producir desastres. Por tanto: Es
importante encontrar una definición clara de lo bueno y lo malo.
Toda persona de carácter tiene claro los valores y antivalores de su sociedad.
El ser humano posee aspiraciones, y de esa manera proyecta su futuro y traza pautas para su
comportamiento. Así carga de sentido y responsabilidad sus acciones para convertirse en un
ser íntegro.
La ética da sentido a la convivencia humana. Albert Einstein decía que ella (beneficia
primero al ser que la práctica).
El tema desarrollado nos enseña la importancia de la moral porque cada lugar tiene distintas
costumbre que forman parte de su cultura, de eso modo nos encontramos con una influencia
del lugar en la forma de desenvolvernos. A esas normas valores y creencias existentes
aceptadas por la sociedad se llama moral, y su importancia resalta en los actos que las
personas realicemos, y tener en claro de tomar una acción de bien sin perjudicarnos ni
atentar con los derechos de las personas de nuestro alrededor.
La formación moral y ética es la columna vertebral del desarrollo humanista y social de las
personas, su diligencia conlleva una jerarquía de saberes que favorecen el conocimiento y
cuidado de sí mismo, la autorregulación y el ejercicio responsable de la libertad, el sentido
de pertenencia a una comunidad, a la nación y a la humanidad, el apego a la legalidad y el
sentido de la justicia, el respeto y valoración de la diversidad y el manejo y resolución de
conflictos (SEP, 2011). Una vez que la persona sube todos estos peldaños, está en
posibilidad de establecer relaciones sociales y personales armónicas –en la medida de lo
posible- que se traducen en creatividad e innovación, capacidad de comunicación y
colaboración, pensamiento crítico y concreto, cooperación, investigación y manejo de la
información y toma acertada de decisiones.
En el ámbito ciudadano, los personas deben informarse, estar conscientes del contexto
social donde se desenvuelven, de los problemas y situaciones que enfrentan y ser
responsables de las acciones que emprenden. Cuando su formación es endeble, las personas
demuestran actitudes y comportamientos incorrectos y dañinos hacia sus similares y el
entorno. Vale entonces destacar el rol tan importante que juega la educación en la
adquisición de valores para la convivencia como libertad, pluralismo, solidaridad, justicia,
honestidad, compromiso, responsabilidad y tolerancia. La congregación de la lista anterior
le brinda al sujeto las herramientas suficientes para transformar su realidad
humana/individual y colectiva/social. Es ese un primer paso y el espacio áulico es el idóneo
para promover entre los jóvenes tales actitudes en pequeñas dosis (Coll, 1999) aplicables en
su ambiente y tiempo inmediatos, con miras a un futuro más armónico y justo.
Referencias:
Coll, C. (1999). Psicología de la instrucción: la enseñanza y el aprendizaje en la educación
secundaria. España: ICE/HORSORI.
Cortina, A. (1998). El quehacer ético. Guía para la educación moral. México: Santillana.
Fromm, E. (2013). Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. México: Fondo de Cultura
Económica.
Rodríguez, J. (2001). Estado de Derecho y Democracia. Cuadernos de divulgación de la
cultura democrática, Nº 12, México: Instituto Federal Electoral.
Savater, F. (1991). Ética para Amador. España: Ariel.
SEP (2011). Programas de estudios 2011. Guía para el maestro. Educación Básica
Secundaria. Formación Cívica y Ética. México: Secretaría de Educación Pública.
Sternberg R. J. (1997). Estilos de pensamiento. Claves para Identificar nuestro modo de
pensar y enriquecer nuestra capacidad de reflexión. España: Paidós.
Zerpa, C. E. (2007). Tres teorías del desarrollo del juicio moral: Kholbert, Rest, Lind.
Implicaciones para la formación moral. Laurus, vol. 13, núm. 23, pp. 137-157. Venezuela:
Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Recuperado
de: http://www.redalyc.org/pdf/761/76102308.pdf