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ISBN 92-3-303649-9
© UNESCO 2000
Prefacio
El Niño de los años 1997-1998 llegó a ser, sin lugar a dudas, un aconteci-
miento periodístico de primera categoría e incluso se convirtió en una
apelación familiar. Las noticias sobre inundaciones, incendios forestales,
sequías, colapso de la actividad pesquera, con sus secuelas de daños mate-
riales y pérdidas humanas, ocuparon la primera plana de diarios y revistas
en todo el mundo. Muchos pensaron que se trataba de un fenómeno
nuevo, de una amenaza hasta entonces inédita relacionada con los cambios
del clima. Sabemos, sin embargo, que no es así. El Niño es un antiguo y
recurrente fenómeno climático de nuestro planeta. Pero, a diferencia de las
estaciones, que ocurren a intervalos regulares, El Niño es irregular y multia-
nual, lo cual explica la dificultad para comprender sus caprichos.
El hecho de que la sociedad continúe interrogándose y buscando
respuestas capaces de explicar las diversas catástrofes asociadas con este
fenómeno es motivo de profunda reflexión. Esta indagación prosigue, aun
después de varias décadas de progresos científicos sobre la compresión del
Niño, avance realizado principalmente mediante la cooperación interna-
cional en los ámbitos de la oceanografía y la investigación climatológica.
La difusión de los resultados de la investigación es importante, no sólo
para mejorar la comprensión de la ciencia por parte del público, sino
también para mejorar la formulación de políticas públicas. Los vínculos
entre la manera de producir y aplicar el conocimiento científico consti-
tuyen un fenómeno sociológico interesante. En este sentido, la cuestión
crítica es la siguiente: ¿qué fracción del conocimiento disponible utiliza
actualmente la clase política para tomar decisiones?
La UNESCO, a través de la Comisión Oceanográfica Interguber-
namental, ha participado activamente en el desarrollo de los conocimientos
y en las observaciones indispensables para explicar éste y otros fenómenos
naturales, y poder asesorar así a los Estados Miembros sobre la posibilidad
de mitigar su impacto. Lo logrado hasta ahora es sólo una mínima parte de
lo que se debe conocer si deseamos contribuir cabalmente a un uso genui-
namente sostenible del océano.
Para asegurar el éxito de este empeño, debemos prestar todo el apoyo
posible a las instituciones responsables de generar el conocimiento cientí-
fico y aconsejar a las autoridades. Al mismo tiempo, necesitamos responder
a la demanda pública de información. Esta publicación es un esfuerzo
orientado a satisfacer esas necesidades en lo que al Niño se refiere.
Índice
Prólogo 9
Introducción 23
Glosario 135
Prólogo
Pa t r i c i o A . B e r n a l
Secretario Ejecutivo
Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO
Comprender
y prever
los océanos
R a l p h R a y n e r,
Director
Fugro Global Environmental and Ocean Sciences Ltd
Hacia fines de la década de los 80, los científicos de mundo entero comen-
zaron a reconocer el enorme impacto del fenómeno denominado “El Niño
y la Oscilación Austral” (ENSO). Sus efectos son particularmente críticos
en los países en desarrollo.
Los avances logrados en los sistemas de observación del océano y de
la atmósfera, la interpretación teórica del fenómeno ENSO y la elaboración
de modelos del sistema acoplado océano-atmósfera condujeron a la crea-
ción del Instituto Internacional de Investigaciones para la Predicción
Climática (IRI). Esta iniciativa surgió de la toma de conciencia por parte
de la comunidad científica de su responsabilidad, no sólo en cuanto a su
contribución al progreso de la predicción climática, sino también sobre la
necesidad de poner los conocimientos adquiridos a la disposición de las
autoridades en los países afectados. Esta idea surgió de discusiones soste-
nidas en el curso de la implementación del estudio sobre el Océano
Tropical y la Atmósfera Mundial (TOGA), llevado a cabo de 1985 a 1994.
A principios de los años 90, los trabajos piloto del IRI en el campo
de la predicción y en la formación ya estaban encaminados. El éxito de
los mismos condujo a una evolución del IRI en dicho decenio, con el
lanzamiento de un instituto destinado a fomentar el mejoramiento, la
producción y el uso de predicciones de variabilidad climática estacional a
interanual de alcance mundial para beneficio explícito de la humanidad.
16 El océano y la predicción climática
La Comisión
Permanente
del Pacífico Sur
(CPPS) y esta
publicación
¡Enhorabuena!
Embajador F a b i á n Va l d i v i e s o E g u i g u r e n
Secretario General, Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS),
Avenida Coruña, 31-83 y Whymper,
Quito, Ecuador
21
”
lodo los declives del Ecuador.
C a r l o s F u e n t e s , Cristóbal Nonato
23
Introducción
1
¿Porqué
varía el clima?
LA MÁQUINA CLIMÁTICA
El sistema climático es una máquina que convierte y distribuye la energía
que la Tierra absorbe del Sol, es decir, más o menos 240 watts por metro
cuadrado. Para el planeta, este aporte representa diez mil veces la produc-
ción mundial de calor y de electricidad. Una parte (30%), reflejada por la
atmósfera, es devuelta al espacio y el sistema climático la pierde. Otra
29
L A AT M Ó S F E R A
Puede parecer inútil preocuparse por el clima de los próximos meses o años,
cuando la experiencia repetida demuestra la capacidad limitada de la previ-
sión meteorológica. Actualmente, los servicios meteorológicos sólo anun-
cian previsiones a siete días; una previsión más allá de quince días parece
imposible. La previsión se basa, en efecto, sobre modelos construidos a
partir de las leyes físicas que gobiernan la dinámica de la atmósfera. A partir
del estado de la atmósfera en un momento dado, y según las mediciones
de las estaciones meteorológicas a través del mundo y de los satélites de
observación de la Tierra, el modelo calcula el estado de la atmósfera y, por
lo tanto, el tiempo que hará uno, tres o siete días más tarde. La previsión
combina así observaciones y modelos, pero es casi seguro que el estado de
la atmósfera en un momento dado es independiente de lo que era 15 días
antes. Por otra parte, sea cual fuere la calidad de las observaciones y de los
modelos, conocer la situación actual no nos informa nada sobre cómo será
en 15 días. Toda previsión de este tipo es imposible.
La imagen del meteorólogo Edward Lorenz, que se conoce como el
“efecto mariposa”, es muy ilustrativa: un movimiento de alas de una mari-
posa en China puede ser responsable, algunos días después, de un ciclón
en las Antillas. Dicho de otra manera, una previsión más allá de 15 días
necesita conocer, en un momento dado, el estado de la atmósfera en todos
sus puntos con una precisión equivalente a lo que representa un aleteo de
mariposa, lo cual es estrictamente imposible. En otras palabras, la atmós-
fera no tiene ninguna memoria; la información de hoy habrá totalmente
desaparecido dentro de 15 días.
EL OCÉANO
El océano, que tiene un tiempo de evolución más lento y por lo tanto una
mejor memoria, cumple un doble papel: entrega una fracción de su energía
a la atmósfera y distribuye la otra a todo el globo directamente a través de
32 ¿Porqué varía el clima?
EL NIÑO
Los océanos tropicales son los principales proveedores de energía a la
atmósfera. El más grande de ellos, el Pacífico, que en su parte ecuatorial
cubre casi la mitad de la circunferencia terrestre, tiene un papel prepon-
derante en la regulación del clima. Toda perturbación de su intercambio
con la atmósfera tiene repercusiones sobre el clima del conjunto del
planeta.
El Niño es la manifestación tangible de la variabilidad interanual del
clima (de la estación a algunos años), característica de la pareja atmósfera-
océano en el Pacífico tropical. Y es a esta escala que los seres humanos son
particularmente sensibles.
El hecho de que podamos a priori ligar eventos meteorológicos tan
33
2
Historia de
un encuentro
entre el océano
y la atmósfera
L O S P E S C A D O R E S D E PA I TA
O EL NIÑO DEL PRIMER TIPO
El Niño es el nombre afectuosamente dado en castellano al niño Jesús (el
niño Dios). Extrañamente, parecería una blasfema que los cristianos
36 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera
EL NIÑO DE LA ABUNDANCIA
Si bien es cierto que desde esa época los investigadores han buscado en el
pasado, lo hacen para tratar de predecir los futuros El Niño. El biólogo
norteamericano Robert Murphy fue testigo de la “cosecha 1925”, que
considera como la más productiva desde 1891 y que describe como “El
Niño de la abundancia”. Cita además otros escritos de testigos del evento
de 1891, que lo describen como un paraíso totalmente opuesto a la presen-
38 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera
L A E X P LOTAC I Ó N D E L G UA N O
El guano es un abono producido por los excrementos de miles de aves
marinas que se concentran en las islas frente a la costa del Perú. Esta proli-
feración de aves se explica por la abundancia de sus presas, las anchovetas
que, por su parte, se alimentan de plancton, abundante en esas aguas fértiles.
En efecto, igual que en la tierra, ciertas regiones del océano constituyen
verdaderos desiertos, mientras que otras se benefician de aportes masivos de
nutrientes, ofreciendo buenas condiciones para la floración planctónica.
Estas regiones constituyen verdaderas “praderas” marinas, donde los peces
encuentran una alimentación abundante. Las zonas oceánicas fértiles son
aquéllas en las que las aguas profundas, frías y ricas en elementos minerales,
suben a la superficie. Esto es lo que se produce en el Pacífico frente a las
costas del Perú y California y, en el Atlántico, frente a la costa occidental de
África : Mauritania y Senegal al norte, Namibia y África del Sur al sur. A
lo largo de estas costas, los vientos alisios llevan las aguas de superficie hacia
alta mar, creando un “vacío” de agua en el mar costero, que se llena por el
ascenso de aguas profundas. Este fenómeno es conocido con el nombre de
“upwelling”, que en inglés significa “afloramiento” o “surgencia” de aguas
(ver el capítulo 3, figura 3.6). En el Perú, las anchovetas representan un
verdadero festín para los millones de pájaros marinos que anidan y viven en
las islas, donde producen el precioso guano. Su exportación ha constituido
una fuente importante de divisas para el Perú.
La explotación del guano se intensificó hacia finales del siglo XIX y, en
1909, el gobierno peruano creó una empresa nacional encargada del
control de esta actividad. El guano llegó a ser un recurso de primera impor-
39
3
La pareja
océano-atmósfera
D
960 hPa
Fuerza
de presión Fricción
Fuerza de Coriolis
Figura 3.1
Campo de presión, fuerza de Coriolis
y vientos en el hemisferio norte
Sin la rotación terrestre, los vientos soplarían desde
las altas hacia las bajas presiones (D). Pero, la fuerza
de Coriolis debida a la rotación de la Tierra desvía los vientos
hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda
en el hemisferio sur. A causa del equilibrio geostrófico,
la fuerza de presión iguala la fuerza de Coriolis y el viento es
tangente a los isobaras. En el hemisferio norte, los vientos
giran en el sentido de la agujas del reloj alrededor
de las altas presiones y en sentido inverso alrededor de las
bajas presiones. En el hemisferio sur sucede lo contrario.
por los navegantes durante en sus viajes por el mundo. Los ingleses, prag-
máticos y buenos marinos, bautizaron estos vientos como “trade winds” o
vientos del comercio. Los alisios del norte y del sur convergen en una
línea denominada zona de convergencia intertropical (ZCIT) o “ecuador
meteorológico” (ver figura 3.2). Se trata del famoso “pot au noir”, angustia
no sólo de los navegantes, pues podían quedarse detenidos e inmóviles en
aquella zona durante varias semanas, sino también de los pioneros de la
aviación transoceánica que encontraban fuertes turbulencias, particular-
mente peligrosas para sus frágiles aparatos. A lo largo de esta ZCIT, el
encuentro de los alisios, cargados de humedad océanica, produce movi-
mientos ascendentes de masas de aire que generan turbulencias y precipi-
taciones intensas cuando el vapor de agua se condensa, a medida que el aire
ascendente pierde presión a mayor altitud. Los alisios transforman su
51
60° N
150° E
150° O
Trópico de Cáncer
ZCIT verano boreal
ecuador
ZCIT invierno boreal
Trópico de Capricornio
90° O 30° O 0° 30° E 90° E
60° S
Figura 3.2
Posición de la zona de convergencia
intertropical (ZCIT) o “ecuador meteorológico”
durante las dos estaciones
Los alisios del noreste en el hemisferio norte, y del sureste
en el hemisferio sur, desviados por la fuerza de Coriolis, soplan
hacia el oeste. Ambos confluyen hacia una zona de calmas
ecuatoriales, “ecuador meteorológico”, llamado “pot au noir”
en la época de la navegación a vela, debido al tiempo cubierto
y a la ausencia de viento experimentada por los marinos.
ZCIT
Célula de Hadley
Célula de Walker
Figura 3.3
Circulación atmosférica intertropical
de Hadley y de Walker
En la región subtropical, la circulación atmosférica a gran
escala puede ser descompuesta en una circulación meridiana
(norte-sur o sur-norte), con dos “células de Hadley”
(una al norte y la otra al sur del ecuador) y una circulación
longitudinal (este-oeste o oeste-este) con, por encima
de los océanos, las células de Walker. Esta es una manera
simple de presentar la misma circulación tridimensional
de Hadley-Walker, que se caracteriza por zonas de ascenso,
por lo tanto de lluvias, cerca del ecuador y al oeste
de los océanos (Indonesia, Amazona) y zonas de descenso de
aire seco en la región tropical al este de los océanos y sobre
los continentes vecinos. Estas zonas están marcadas
por la cintura de los grandes desiertos: en el hemisferio norte,
los desiertos de México-Texas-Arizona, del Sáhara, Mojave y
de Gobi (de origen más complejo debido a su proximidad
al Himalaya) y, en el hemisferio sur, los desiertos del altiplano
andino, el de Kalahari y el desierto australiano.
sitúa en el este, a nivel de las aguas oceánicas más frías y se corresponde con
presiones atmosféricas elevadas y a un aporte de aire seco. Las precipita-
ciones son en efecto muy poco frecuentes en las costas del Perú y en el norte
de Chile. Los alisios, que soplan de este a oeste en la superficie del océano,
cierran esta célula de circulación que Bjerknes llamó de Walker, en honor
al descubridor de la oscilación austral. Existe, en efecto, una relación
directa entre esta circulación y la oscilación austral. La intensidad de los
alisios es proporcional a la diferencia de presión atmosférica entre el este y
el oeste del Pacífico. Tanto es así, que el índice que especifica esta diferencia
constituye también la medida de intensidad de la circulación de Walker. A
un índice elevado corresponden alisios intensos y recíprocamente.
Una célula análoga, aunque de menor dimensión, se observa sobre el
Atlántico. La situación es más compleja en el océano Índico, el cual se
puede calificar de medio-océano en la medida en que, por la presencia de
la imponente masa continental asiática, su extensión hacia el norte se
limita a 25°N. De esta manera se establece, a lo largo de la cintura ecua-
torial, una serie de células donde alternan zonas de convección (bajas
presiones atmosféricas, transferencias de calor importantes hacia la atmós-
fera, precipitaciones abundantes), como en el Pacífico occidental, en África
ecuatorial y en el Amazonas, y zonas de subsidencia o de altas presiones
mucho más secas.
En realidad, estas dos células no son independientes. El aire es afec-
tado simultáneamente por las circulaciones de Hadley y de Walker, las que
representan la descomposición meridional y zonal de los movimientos de
aire, tal como ocurre en física con el paralelogramo de las fuerzas. De esta
manera, durante un episodio El Niño, que corresponde a un debilita-
miento de la circulación de Walker, la repartición de las aguas cálidas hacia
el Pacífico central y oriental aumenta los intercambios térmicos con la
atmósfera e intensifica la célula de Hadley y, por lo tanto, la transferencia
de calor hacia latitudes altas. Así se inicia la cadena que explica porqué las
consecuencias del Niño no se limitan a las regiones tropicales, incluso si es
allí donde son más fácilmente identificables.
LA TERMOCLINA OCEÁNICA
Como el océano recibe su energía “por arriba”, la temperatura decrece de
la superficie hacia el fondo con gradientes verticales muy diferentes según
la región. En las regiones polares, las temperaturas superficiales bajas,
56 La pareja océano-atmósfera
Indonesia Perú
0
28 °C 26 °C 24 °C 22 °C
Corriente ecuatorial sud
100 m
Corriente de Cromwell Afloramiento
termoclina
del Perú
14 °C
12 °C
300 m
10 °C
500 m 8 °C
Figura 3.4
Corte de temperatura en el Pacífico
ecuatorial y termoclina
En régimen de vientos alisios, la distribución de la temperatura
muestra una profunda disimetría, con una acumulación
de aguas cálidas hacia Indonesia, donde sobrepasa los 28°C
de temperatura y, por compensación, un afloramiento de agua
“fría” o upwelling al este en la costa del Perú, donde
es inferior a 22°C. La termoclina, que separa la capa cálida
superficial de la capa fría profunda, se localiza por lo
tanto a una mayor profundidad al oeste de la cuenca. En la
capa cálida de la superficie, la corriente ecuatorial sur
corre hacia el oeste. En el centro de la termoclina, la corriente
de Cromwell se dirige hacia el este. Se observa de esta
manera en el océano una célula de circulación simétrica a la
de Walker en la atmósfera.
57
LA CIRCULACIÓN OCEÁNICA:
CORRIENTES Y CONTRACORRIENTES
Como podemos constatar, el océano no es un medio homogéneo. A una
profundidad dada existen, como en la atmósfera, diferencias de presión que
inducen la creación de corrientes para reducir las diferencias. La topografía
de la superficie del mar es una medida de la presión oceánica: mientras
más elevado es el nivel del mar, más fuerte es la presión y viceversa. El
viento en la atmósfera se puede deducir con un buen grado de aproxima-
ción a partir de la observación de los campos de presión. En el océano,
como en la atmósfera, también se pueden estimar las corrientes a partir de
la topografía de la superficie marina, aplicando la hipótesis del equilibrio
geostrófico. Pero las diferencias del nivel del mar son muy reducidas y por
lo tanto difíciles de medir. Por ejemplo, la corriente del Golfo, que es una
de las corrientes más intensas, tiene un desnivel de aproximadamente 1
metro por cada 100 kilómetros. Solamente con la observación desde el
espacio se ha podido superar esta dificultad. Las primeras medidas del
nivel del mar por satélite se hicieron a principios de los años 70. Desde
entonces, no han cesado de progresar y, actualmente, el satélite franco-
americano Topex/Poseidon, lanzado en 1992 y que sobrevuela la casi tota-
lidad de los océanos, es capaz de detectar diferencias de nivel del órden del
centímetro, lo que expresado en presión representa un hectopascal. Al
generar las corrientes de superficie, el viento produce diferencias en la
presión y en el nivel de la superficie del oceáno.
En el Pacífico (la situación es parecida en el Atlántico), los alisios
generan de un lado y del otro del ecuador meteorológico dos poderosas
corrientes de superficie, que se desplazan a una velocidad media de 60 kiló-
metros por día. Se trata de la corriente ecuatorial norte (de 10°N a 25°N)
y de la corriente ecuatorial sur (de 2°N a 20°S) (ver figura 3.5). Ambas
fluyen hacia el oeste, acumulando aguas cálidas en la parte occidental
de los océanos y creando una neta elevación del nivel del mar en la zona
58 La pareja océano-atmósfera
ALISIOS, AFLORAMIENTOS
COSTEROS Y DIVERGENCIA ECUATORIAL
Un mapa de las temperaturas de la superficie del Pacífico ecuatorial (ver
figura D en p. 82) muestra, primero de todo, temperaturas relativamente
frescas en el Perú: de 16 a 17°C a la latitud 8°S. En el curso de su viaje a
las “regiones equinoxiales del nuevo continente” de 1799 a 1804,
Alexandre von Humboldt fue el primero en constatar el contraste entre las
aguas costeras anormalmente frías en una zona donde la temperatura del
aire es elevada, y las de mar adentro, que sobrepasan los 23°C. Humboldt
atribuyó esta anomalía al transporte de agua de origen ártico por la
corriente que desde entonces lleva su nombre: la corriente de Humboldt.
En realidad, esta corriente que va hacia el norte por las costas de América
del Sur tiene, en razón de la fuerza de Coriolis, un componente hacia su
izquierda que arrastra las aguas de superficie hacia mar adentro. Estas
aguas son remplazadas en la costa por aguas “profundas” (que se originan
59
30° N
ecuador
Convergencia
30° S
Divergencia
Figura 3.5
Circulación en la capa superficial del océano tropical
Este esquema muestra las relaciones entre vientos,
corrientes de superficie y transporte de agua (flechas negras)
en la capa de arrastre del viento. Los flujos de agua
se dirigen hacia la derecha del viento y de la corriente
de superficie en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el
hemisferio sur, debido a la rotación terrestre. Esto provoca
divergencias y convergencias en la superficie del océano.
a unos 200 a 300 metros), frías y ricas en nutrientes (ver figura 3.6). Se trata
del afloramiento (upwelling) costero. El mismo fenómeno se produce en las
costas de California y en África (en la costa de Marruecos y de Mauritania
en el norte y de Namibia en el sur). Todas estas regiones, fertilizadas así por
los afloramientos costeros, se encuentran entre las mejores zonas pesqueras
del mundo.
Los alisios arrastran la corriente ecuatorial sur hacia el oeste, “a caballo”
sobre el ecuador. La situación que se presenta aquí respecto de la fuerza de
Coriolis es original, ya que las aguas de superficie son arrastradas hacia la
60 La pareja océano-atmósfera
(a) (b)
Figura 3.6
Afloramientos de aguas costeras o upwellings
(a) En el hemisferio sur, un viento soplando paralelamente
a la costa crea, por fricción, un transporte medio a su
izquierda, en ángulo derecho a la dirección hacia la cual sopla.
De esta manera, al llegar a la zona de los alisios frente a las
costas del Ecuador y del Perú, la corriente de Humboldt, que se
dirige hacia el norte, es desviada hacia el este.
(b) En estas condiciones, las aguas de superficie son
empujadas hacia mar adentro, de allí que se produzca una
pendiente del mar positiva a partir de las costa. Para
compensar este déficit, las aguas subyacentes, más frías y
ricas en nutrientes, suben hacia la superficie.
4
¿Cómo funciona
ENSO?
LA PAREJA OCÉANO-ATMÓSFERA
Y EL ESQUEMA DE BJERKNES
Todo lo que gravita en torno al Niño ilustra a la perfección la noción de
sistema acoplado que forman el océano y la atmósfera, cada uno con su
dinámica propia. La fluctuación de uno de ellos perturba al otro que, a
modo de respuesta, acentúa o por el contrario estabiliza las fluctuaciones
del primero. Bjerkness, al describir los intercambios entre océano y atmós-
fera en el Pacífico indica:
A un aumento del gradiente de presión en la base de la célula de Walker corres-
ponde un reforzamiento de los vientos ecuatoriales del este y, en consecuencia, un
aumento del afloramiento y una agudización del contraste de las temperaturas de
superficie entre el este y el oeste del Pacífico ecuatorial. Esta reacción en cadena
muestra que la intensificación de la célula de Walker genera un aumento del
contraste térmico oceánico que, a su vez, activa aún más la circulación atmosfé-
rica. Lo inverso se produce si se toma como punto de partida la disminución de
la circulación de Walker.
Aquí nos encontramos en el corazón de un sistema de retroacción
positiva que gira en círculos hasta que una perturbación lo haga cambiar,
sin que se sepa si es el océano o la atmósfera el que origina esta perturba-
ción. Como lo describe Bjerknes, este es un “pas-de deux” entre la célula de
Walker y su contraparte oceánica que liga la oscilación austral al gradiente
64 ¿Cómo funciona ENSO?
Índice El Niño: desviación térmica de la superficie del océano hacia el este del Pacífico (°C)
3
2
1
0
–1
–2
–3
1970 1975 1980 1985 1990 1995
Figura 4.1
Evolución de ENSO puesta de manifiesto
por el índice de la oscilación austral y el índice
El Niño de 1968 a 1998
La evolución de estos dos índices muestra que el
“ciclo ENSO” tiene un período de 2 a 7 años, con una media
de 4. Los años 1980 y 1990 presentan una actividad
intensa, con 5 episodios El Niño (1982-1983, 1986-1987,
1991-1993, 1994-1995 y 1997-1998) y tres episodios La Niña
(1984-1985, 1988-1989 y 1995-1996). Durante esos 15 años
se produjeron los dos El Niño más importantes del siglo
(1982-1983 y 1997-1998), así como un episodio El Niño casi
continuo de 1991 a 1995.
El índice de la oscilación austral es la diferencia de presión
atmosférica a nivel del mar entre Tahití y Darwin.
El índice El Niño es la diferencia en grados de la temperatura
media de la superficie al este del Pacífico.
65
ÍNDICES Y ANOMALÍAS
Como ocurre a menudo en meteorología, se llama anomalía al desvío del
promedio (medido normalmente sobre los últimos 30 años), que además
sirve de referencia. Se trata entonces de un promedio “móvil”, que evolu-
ciona en función de las fluctaciones climáticas a estas mismas escalas de
tiempo. Cuando un periodista presenta en la televisión el boletín meteo-
rológico, generalmente indica si las temperaturas son conformes, supe-
riores o inferiores a las medias “normales” estacionales y en que orden de
magnitud. Al proceder así, el periodista está dando una indicación de
anomalía. Los valores se sitúan en general por encima o por debajo de la
normal; lo cual reposa en el hecho de que el clima, definido sobre la base
de un promedio en 30 años, representa un promedio de diferentes tipos
de tiempo y no corresponde obligatoriamente con el tiempo real. Es
mejor hablar de valor promedio en lugar de norma. Sin embargo,
anomalía no debe ser confundida con anormalidad. Anormal es aquello
que es aberrante, contrario a las leyes y a las teorías reconocidas. La
anomalía por el contrario, puede ser excepcional, pero “conforme a la ley”.
Con el transcurso del tiempo, la ciencia transforma en simple anomalía,
e incluso en normalidad, lo que antes era considerado como anormal. Lo
anormal no existe para el científico, que conoce solamente los límites del
saber hoy, límites que empuja sin cesar, hasta que se encuentra frente a
nuevos fenómenos aleatorios que las leyes estadísticas le permiten norma-
lizar. A ese respecto, El Niño, sea cual fuere la anomalía que le corres-
ponda, no es anormal; es un componente natural del sistema climático.
La evolución de la oscilación austral de 1968 a 1998, o más exactamente
de su anomalía, presenta una sucesión de máximas positivas y negativas
66 ¿Cómo funciona ENSO?
1,011
0.4
1,010
0.2
1,009
0
1905 1910 1915 1920 1925
Figura 4.2
Evolución comparada de las lluvias en la isla
de Cantón (2°S, 175°E) en el archipiélago de Kiribati y
la presión atmosférica en Darwin
En un año del Niño, la “piscina de agua cálida”,
y por lo tanto la convección atmosférica asociada,
se desplazan hacia el este. Las precipitaciones son importantes
cuando la presión atmosférica es alta al norte de Australia,
signo del Niño.
67
Algunos han propuesto otros términos tales como “El Viejo”, no muy
estético o el “Anti-Niño”, poco elegante y además irreligioso, si se piensa
en el origen mismo de la apelación El Niño.
Este interés reducido es, en definitiva, muy lógico, puesto que, cuali-
tativamente, la situación climática de La Niña no es diferente de la situa-
ción calificada de normal, como lo demuestran los mapas de temperaturas
de superficie: en ambos casos el afloramiento ecuatorial es manifiesto, con
su mínimo térmico a lo largo del ecuador. La única diferencia es que las
temperaturas de superficie son significativamente más frías en la fase La
Niña, lo cual acentúa la tendencia habitual, con una intensificación del
funcionamiento de la célula de Walker: reforzamiento de los alisios, acumu-
lación de aguas cálidas al oeste del Pacífico, afloramiento de aguas costeras
frente al Perú, divergencia ecuatorial. La Niña provoca por lo tanto un
aumento de las lluvias en el Pacífico occidental y en el “continente marino”
entre el Pacífico y el océano Índico. El gradiente térmico entre las dos
riberas del Pacífico se acentúa y aparecen temperaturas significativamente
más bajas a la altura del ecuador, de donde surge el calificativo de “episodio
frío”. La Niña es una fase de activación máxima de ENSO, que acentúa los
rasgos climáticos dominantes, mientras que El Niño puede ser considerado
como un “desperfecto” de ENSO, en la medida en que se produce un
colapso de la célula de Walker del Pacífico y del gradiente oceánico
acoplado. En otros términos, no se puede dar razón a ninguno de los dos
fenómenos, puesto que El Niño destruye o invierte los rasgos climáticos
dominantes y La Niña empuja el sistema a sus límites. Los modelos que
explican la cronología de ENSO evidencian una sucesión de episodios
cálidos y de episodios fríos, con defasajes más o menos importantes.
Tampoco sería más justo decir que La Niña de 1996 precedió al Niño de
1997-1998 ni que siguió al Niño de 1995.
La transición entre El Niño y La Niña es a menudo muy rápida. Ese
fue el caso en 1998-1999, con una baja de la temperatura de superficie del
Pacífico ecuatorial en mayo-junio de 1998. La evolución fue similar y
simultánea en el océano Índico, lo que produjo una disminución de las
lluvias en la mitad sur de esta región y un aumento en la mitad norte. En
sólo algunos meses Indonesia pasó de sequía e incendios forestales a fuertes
lluvias que acarrearon inundaciones y avalanchas de barro.
69
EL OSCILADOR ATRASADO
Bjerknes elaboró un marco coherente para las interacciones entre el océano
y la atmósfera a gran escala. Este marco constituye la base de todos los
esquemas de previsión del Niño. No obstante, en sí mismo, no indica
72 ¿Cómo funciona ENSO?
límites de la piscina
de agua cálida
Oeste Este
desplazamiento hacia
el este de las aguas cálidas
onda de Rossby
onda de Kelvin
Esta perturbación engendra una onda de Kelvin
que se desplaza hacia el este, que en dos meses
llega frente a las costas de América del Sur.
Dicha onda induce al mismo tiempo una onda
de Rossby que se aleja hacia el oeste tres veces
más lentamente que la precedente, llegando
a la ribera oeste del Pacífico seis meses después.
Figura 4.3
El ciclo ENSO explicado por la teoría del oscilador atrasado
Un esquema simétrico, a partir de un reforzamiento de los alisios,
daría cuenta del nacimiento, vida y desaparición de La Niña.
75
5
A escala
del planeta
porque solamente se han registrado tres episodios del tipo del Niño en el
Atlántico en este último cuarto de siglo: en 1963, 1968 y 1984.
Este contraste de fases entre los dos océanos se materializa también de
manera espectacular en la frecuencia de los ciclones. Durante un período
cálido en el Pacífico, la actividad ciclónica es reducida o casi nula en el
Atlántico. Esto se debe a la modificación del trayecto de las corrientes de
altitud, las “corrientes-jet” (jet stream), que soplan hacia el este a una altitud
de 10 kilómetros y que son responsables de la hora de atraso de los aviones
que atraviesan el Atlántico de esta a oeste. Una cizalladura se produce
entonces entre esta corriente-jet y los alisios que soplan hacia al oeste, lo
que impide la extensión vertical de la convección, condición indispensable
para la maduración del ciclón. En período La Niña, por el contrario, la acti-
vidad ciclónica aumenta en el Atlántico. Caso excepcional, el 24 de
septiembre de 1998 se produjeron tres ciclones simultáneamente.
Figura A Figura B
Propagación de una onda Anomalías del nivel del mar en el
de Kelvin a lo largo del ecuador, Pacífico, observadas por el satélite
observada por el satélite Topex/Poseidon
Topex/Poseidon, encargado Las anomalías positivas
de medir la altura del (sobre-elevación) aparecen en rojo
nivel del mar y las negativas en azul violeta,
según la escala a la derecha.
Aquí se muestran las anomalías
El contraste entre las dos situaciones
de la altura de la superficie resulta notorio en la zona ecuatorial,
oceánica, expresadas donde las anomalías positivas y
en centímetros y representadas negativas se invierten, con diferencias
según la escala situada a la derecha. del nivel del mar superiores
Una anomalía positiva de unos a los 30 centímetros, tanto al este
16 centímetros (en rojo) se desplaza como al oeste.
de oeste a este a lo largo
del ecuador. Próxima a las costas
indonesias el 22 de marzo de 1997,
esta anomalía llegó al centro Cortesía del Laboratorio de Estudios
de la cuenca pacífica el 11 de abril Geofísicos y Oceanográficos Espaciales
y a la costa americana el 30 de ese (Unidad Conjunta de la CNES, el CNRS y
mismo mes. la Université Paul Sabatier de Toulouse).
82
Figura C
Evolución de la pareja
océano-atmósfera en el Pacífico
ecuatorial
Habitualmente, los alisios inducen
un afloramiento de aguas frías frente
al Perú y una acumulación de aguas
cálidas al oeste de la cuenca, haciendo
subir el nivel del mar de 50 centímetros
a 1 metro. En consecuencia,
la termoclina aflora a la superficie
en la región del afloramiento y se sitúa
a más o menos 200 metros frente
a Indonesia. La circulación atmosférica
se caracteriza por una fuerte ascendencia
sobre Indonesia, donde se producen
entonces fuertes precipitaciones,
mientras que el descenso del aire acarrea
condiciones áridas entre la Isla
de Pascua y el continente sudamericano
en la región entre el ecuador y el norte
de Chile. En años El Niño, la reducción
de los alisios acarrea un desplazamiento
de la masa de aguas cálidas y
de la circulación atmosférica asociada
hacia el centro del Pacífico. La termoclina
sube al oeste y desciende a
las profundidades al este.
Figura D
Mapas de las temperaturas
de superficie del océano
Pacífico ecuatorial
La escala coloreada
de temperaturas se indica
a la derecha de cada mapa.
Cualitativamente, existe
una similitud entre La Niña
y las condiciones normales,
con un mínimo térmico
a lo largo del ecuador que
prolonga el afloramiento
costero. Nada similar ocurre
durante un episodio
El Niño, donde se observa
una banda de aguas cálidas
a lo largo del ecuador,
de una ribera a la otra del
Pacífico.
Cortesía de la
NOAA/PMEL/TAO Project
Office, Michael J. McPhaden,
Director.
83
Figura E
Sistema de observación in situ
de los océanos tropicales durante
el programa TOGA (Tropical Ocean
and Global Atmosphere)
Rombos rojos = boyas ancladas
Puntos amarillos = instalaciones
para medición del nivel del mar
en islas y continentes
Flechas rojas = boyas derivantes
en superficie
Líneas azules = rutas de navegación
de navíos mercantes
que efectúan mediciones
sistemáticas de temperatura y
salinidad
Los datos son transmitidos por
satélite, los que además constituyen
un poderoso medio para medir
los principales parámetros
meteorológicos y oceánicos, así
como el nivel del mar. Las
observaciones son particularmente
intensas en el Pacífico, con ENSO
como el “jugador líder” de
la variabilidad climática plurianual.
Cortesía de la NOAA/PMEL/TAO
Project Office, Dr. Michael J. McPhaden,
Director.
Figura F
Machu Picchu:
terrazas para el cultivo
construidas por los incas
para retener el agua
de lluvia
Las antiguas civilizaciones
supieron adaptarse
de diferentes maneras
a los caprichos del clima y
a las dificultades
del medio. Los vestigios
arqueológicos ilustran
aquí las técnicas
de hidráulica agrícola
desarrolladas por los incas
para acomodarse
e incluso sacar provecho
de las lluvias diluvianas
que a menudo acompañan
al Niño.
Foto : UNESCO/Roque
Laurenza.
84
Figura G
El huracán Mitch observado por el satélite
GOES 8 el 27 de octubre de 1998
Después del Niño de 1997-1998, caracterizado por
una reducida actividad ciclónica en el Atlántico durante el
verano de 1997, el sistema evolucionó muy rápidamente hacia
una situación La Niña en el verano de 1998, con un repunte
espectacular de los ciclones. La imagen muestra el ciclón Mitch,
uno de los más violentos del siglo, llegando a América Central.
Los vientos superaron los 300 km/h.
Figura H
La pesca de la anchoveta
frente al Perú
Durante los episodios El Niño,
la pesca industrial se ve muy
afectada por la creciente escasez
del recurso.
Figura I
Efectos climáticos del Niño
a escala planetaria
La temperatura y la
pluviosidad del planeta entero
sufren numerosas
modificaciones, simultáneas
o no, durante un episodio
El Niño. Entre los efectos más
constantes, especialmente
notorios en el invierno boreal,
se pueden citar:
• sequía y ondas de calor
al oeste del Pacífico
(“continente marino”,
Australia), en América Central,
en el noreste brasileño y
al sur de África;
• calor y fuertes
precipitaciones en las zonas
costeras de América del
Sur y en el sudeste del Brasil;
• desplazamiento
de la actividad ciclónica
de la región indonesia hacia
el triángulo Hawaii-Polinesia-
Cook y reducción
de la actividad ciclónica
en el Atlántico tropical;
• reducción del monzón
índico.
Cortesía de la NOAA/PMEL/TAO
Project Office,
Michael J. McPhaden, Director.
Figura J
Sistema de observación in situ
de los océanos tropicales durante el
programa TOGA (Tropical Ocean
and Global Atmosphere)
Una de las boyas ancladas
en Pacífico ecuatorial para medir
permanentemente los parámetros
meteorológicos (instrumentos sobre
la boya) y oceanográficos, hasta
500 metros de profundidad
(instrumentos colocados a lo largo
de un cable suspendido a la boya).
Figura L
En período El Niño la crecida
de los ríos inunda grandes
superficies, creando
por un tiempo nuevos lagos
o ampliando
considerablemente los
existentes.
(a) Vista aérea del lago que se formó (b) Visita del Presidente
temporalmente en el desierto de Sechura, del Perú Alberto Fujimori a
departamento de Piura (norte del Perú), tomada dicho lago ese mismo día.
el 28 de febrero de 1998 (episodio El Niño).
89
Enero
ZCIT
o ecuador
meteorológico
monzón
del noroeste
ecuador geográfico
monzón
del sudoeste
monzón
de África
occidental monzón
del sudeste
Figura 5.1
El fenómeno del monzón
La inversión estacional de los vientos caracteriza al monzón, sobre todo
alrededor del océano Índico. Los alisios, arrastrados por la migración de la
zona de convergencia intertropical, cambian de dirección atravesando
el ecuador, donde la fuerza de Coriolis se invierte.
Durante el verano boreal, el ecuador meteorológico y los vientos
asociados emigran al norte del ecuador geográfico, siguiendo el Sol.
Cargándose de humedad y de calor sobre el océano Índico, producen
precipitaciones importantes, especialmente en la India y en Indonesia.
El fenómeno del monzón evoca la alternancia cotidiana brisa
de tierra-brisa de mar, porque está acentuado por la diferencia térmica
entre continente y océano, particularmente marcada en el Índico
por la presencia al norte de la cadena del Himalaya.
91
TELECONEXIONES PLANETARIAS:
EL PACÍFICO NORTE Y EL RESTO DEL MUNDO
La “teleconexión” refleja los vínculos existentes entre anomalías climáticas
que se producen a gran distancia entre sí. ENSO es, en su base, una tele-
conexión que vincula las anomalías de presión atmosférica entre Tahití y
Darwin vía la célula de Walker. Poco a poco, como hemos visto prece-
dentemente, se puede también hablar de teleconexión entre ENSO, por
una parte, y el monzón índico o la pluviosidad en el noreste brasileño, por
otra. Las teleconexiones se traducen necesariamente por correlaciones
estadísticamente significativas entre las anomalías en cuestión. La exis-
tencia de tales correlaciones entre dos fenómenos no es suficiente, sin
embargo, para hablar de teleconexión. Hace falta, además, un mecanismo
explicativo.
93
E N E L PA C Í F I C O N O RT E
La transferencia de energía de la célula de Hadley hacia las altas latitudes
se efectúa también en forma ondulatoria, lo cual, periódicamente, aumenta
o disminuye las presiones atmosféricas hacia el norte. Durante un El Niño,
esto resulta, por ejemplo, en un refuerzo de la zona de baja presión del
Pacífico norte (Aleutianas) y una más fácil entrada de aire marino al noro-
este de los Estados Unidos y de Canadá, que viven entonces inviernos
moderados y húmedos. El aporte de energía suplementaria en la célula de
Hadley se evacúa también en parte en la alta troposfera por el reforza-
miento y la extensión hacia el este de la corriente-jet subtropical que se esta-
blece en la zona de gradiente térmico (también reforzado), limitando la
célula de Hadley por su flanco norte. Esta corriente-jet se acompañada de
granizo y borrascas en California y México en invierno. Y su extensión
hacia el este es también la que limita la génesis de ciclones en el Atlántico.
Durante La Niña, la corriente-jet subtropical se debilita, provocando sequía
94 A escala del planeta
bilizar como efectos del Niño, como ocurrió durante el episodio de 1997-
1998 (inundaciones en Europa occidental con 25 muertos y 200 millones
de dólares de daños, o la ola de frío en Medio Oriente, con 65 muertos y
50 millones de dólares de pérdidas), cuando nada ha demostrado hasta el
día de hoy una vinculación con El Niño. Si bien es cierto que pueden haber
efectivamente correlaciones más o menos significativas y fortuitas con el
resto del mundo, hay que evitar interpretarlas como consecuencias de
ENSO. Cualquier anomalía climática que se produzca en el mundo en un
período El Niño no debe sistemáticamente imputarse al Niño que, a pesar
de su nombre, no tiene por qué jugar el papel del chivo expiatorio.
97
6
¿Se puede
prever ENSO?
de los Estados Unidos, cuya previsión a largo plazo privilegia los cambios
de temperatura del Pacífico, reconoció la dificultad de su misión: “El fenó-
meno El Niño que se desarrolla actualmente vino como una verdadera
sorpresa... Es el tercero en cuatro años y las previsiones no lo vieron llegar
hasta entrado el verano de 1994.” Este modelo se equivocó igualmente en
1997 y la esperanza que había inspirado impidió que se prestara suficiente
atención a ciertas señales detectables 6 meses antes y a los resultados de
otros modelos que tomaban mejor en cuenta la complejidad de las rela-
ciones entre el océano y la atmósfera.
Definitivamente, a la Naturaleza no le agrada la simplificación y, a la
inversa de la citación precedente, ella es compleja, delicada y sensible a los
pequeños detalles. Sin embargo, el evento de 1997-1998 fue una verda-
dera suerte para los científicos, en la medida en que es el primero de esta
intensidad que se ha beneficiado de una red tan completa y densa de
observaciones que permitieron seguir su evolución día a día. A falta de
una correcta previsión en la fase original, ¿qué se puede aprender de esta
experiencia?
UN OPTIMISMO MODERADO
Los resultados de los modelos que acoplan el conjunto de la circulación
atmosférica y la dinámica oceánica muestran que el Pacífico tropical es
“previsible” un año antes si los modelos se ajustan periódicamente usando
las mediciones producidas por las diferentes redes de observación. La
comparación realizada entre la evolución de las temperaturas de superficie
del Pacífico ecuatorial y las que predecían los modelos muestra, retros-
pectivamente, que el calentamiento que comienza a principios de 1997,
para culminar a fines del mismo año, había sido previsto ya en noviembre
de 1996.
El respeto escrupuloso del método experimental es lo que ha inhibido
a los científicos: esperaron hasta que los resultados del modelo simple, que
había funcionado bien anteriormente, fueran completamente descalifi-
cados por las observaciones. A partir de abril de 1997, las previsiones de
temperaturas de superficie para los meses siguientes fueron satisfactorias.
¿Se trataba en este caso de un progreso decisivo o, por el contrario, de un
nuevo giro del fenómeno que demuestra, cada vez que aparece, que es
imprevisible? A pregunta embarazosa, respuesta prudente. Los modelos han
indiscutiblemente progresado, pueden tomar en cuenta toda la comple-
100 ¿Se puede prever ENSO?
fuerte, muy fuerte. Lograron así registrar 124 eventos hasta 1987, es decir,
aproximadamente un evento cada cuatro años. Posteriormente se
ampliaron estas observaciones con información pasada que llegaba al
tiempo de la conquista árabe en 622, usando análisis de las crecidas anuales
del Nilo, registradas en El Cairo y presuponiendo que estas crecidas estaban
ampliamente determinadas por el Nilo Azul y el río Atbara que venían de
los montes de Etiopía, ambos dependientes de los flujos del monzón y, por
lo tanto, de la oscilación austral.
Gracias a esta reconstrucción, El Niño se mezcla ya en las peripecias
más o menos anecdóticas de las conquistas españolas. Por ejemplo, bajar
desde Panamá hasta Lima no era un asunto fácil, a causa del viento y de las
corrientes contrarias. Se necesitaban varios meses, incluso más de un año.
En todo caso, la duración del trayecto había de alguna manera dejado una
fuerte impresión, como testimonia el informe de un capitán de navío que
se embarca en 1748 en Paita con su jóven esposa con destino al Callao,
donde llega padre de un niño nacido durante el viaje y que, además, ya
sabía leer… Es posible que la extensión del viaje se explique más por
razones comerciales que meteorológicas, ya que a veces era muy rápido. El
padre Ruiz Portillo puso apenas 26 días para ir de Panamá a Lima en
1568, aprovechando los vientos que, de manera inhabitual, soplaban hacia
el sur. William Quinn clasifica precisamente ese año como un período
fuerte del Niño. Encontramos también huellas de ENSO en las peripecias
de los galeones españoles que, tras un encuentro con naves procedentes de
California y Perú, desplegaban velas de Acapulco a Manila empujadas por
los alisios.
El viaje de regreso se efectuaba por latitudes templadas, donde
dominan vientos y corrientes del oeste. Los archivos del puerto de San
Francisco revelan, sin embargo, que ciertos viajes terminaban en catástrofe:
un galeón que venía de Lima podía de pronto toparse con un tiempo
nublado y una corriente cálida del norte (El Niño) y así faltar a su cita.
Otros navegantes, en lugar de beneficiarse de los alisios, debían afrontar
vientos del oeste, contrarios. Los víveres escaseaban y las tripulaciones eran
diezmadas por el escorbuto. Alexandre von Humboldt cuenta la malaven-
tura de un capitán de galeón, Don Josef Arosbide que, preocupado por
evitar las emboscadas de los corsarios británicos, intenta navegar por la ruta
directa de Manila al Callao. La suerte lo acompañó de tal modo que no
tuvo que luchar contra los alisios, que habían sido remplazados por vientos
107
ciones climáticas son más contrastadas, como es el caso en las zonas semi-
áridas. Estos estudios han sido realizados sobre todo en el suroeste de los
Estados Unidos y en el norte de México, zonas ligadas a ENSO por tele-
conexión.
Los corales permiten también un estudio comparable, puesto que su
esqueleto calcáreo comporta estrías de crecimiento que permiten remontar
el tiempo en centenares de años, e incluso a veces con una resolución esta-
cional. La presencia de ciertos elementos químicos del esqueleto o su
composición isotópica dependen de la temperatura del mar, de las preci-
pitaciones y de la productividad. Los análisis químicos e isotópicos de los
corales permiten así una reconstitución del medio que los acoje. Las islas
y los atolones del Pacífico, de las Galápagos a Indonesia, permiten jalonar
el Pacífico ecuatorial, dominio de ENSO. Se ha podido confirmar que las
variaciones de temperatura de superficie al este no eran más que parcial-
mente representativas de ENSO. En otras palabras, El Niño original, tal
como se manifiesta en las costas sudamericanas, no es completamente
representativo de ENSO. Las anomalías significativas de temperatura de
superficie al oeste y del índice de oscilación austral no siempre guardan rela-
ción con datos térmicos en las costas americanas del Pacífico.
Los glaciares, por su parte, constituyen un tercer archivo. Las preci-
pitaciones crean en ellos un nuevo estrato cada año, cuyas propiedades
(grosor, contenido de partículas, composición isotópica del oxígeno) son
igualmente características de las condiciones climáticas presentes en el
momento de la formación de cada capa. Muestras cilíndricas de casi 200
metros extraídas de los glaciares de los Andes, sometidos a la influencia
conjunta del Pacífico y del Atlántico, cuentan la historia del clima desde
hace 1.500 años.
El conjunto de estas informaciones, más la historia de la crecidas del
Nilo, ofrecen una cantidad preciosa de archivos climáticos, aunque es
difícil interpretarlos si se desea utilizarlos cuantitativamente para evaluar la
variabilidad de un fenómeno climático como El Niño. Las dificultades son
múltiples y comunes a estos diferentes tipos de registros. Primero, se ha de
pasar de los archivos a los parámetros climáticos (temperatura, precipita-
ciones), lo cual implica establecer una relación sólida entre los primeros y
los segundos. Ahora bien, esta relación, que traduce los procesos físicos,
químicos y biológicos, no es ni simple ni inequívoca: diversos estados
climáticos diferentes pueden dejar la misma huella en los archivos. Además,
109
es necesario realizar marcas comparando los datos de los archivos con las
medidas instrumentales de los parámetros climáticos que les sean contem-
poráneos. Este marcado se puede llevar a cabo solamente para períodos
recientes (después de 1850), para lo cuales existen tales medidas. Por otra
parte, cada archivo tiene una significación esencialmente local y se ha de
estar seguro que todavía representa cabalmente el clima regional respecto
del presente. Por último, y suponiendo que los problemas evocados se
puedan resolver, un archivo determinado cuenta su propia versión de la
variabilidad local del clima y revela una faceta particular, aunque incom-
pleta de ENSO. Las marcas, por su parte, plantean implicitamente la hipó-
tesis de que las relaciones entre ENSO y los climas locales son constantes.
Sabemos que este no es el caso y que ese es precisamente uno de los
aspectos de la variabilidad de ENSO que deseamos conocer. Existe por lo
tanto una cierta contradicción entre la hipótesis de base que implica una
cierta constancia de los fenómenos y el objetivo, o sea, determinar su varia-
bilidad. Es por eso que las conclusiones de estos estudios son general-
mente prudentes. Así, de un análisis comparativo de informaciones de
documentos históricos, de los resultados de la dendrocronología en México
y Nuevo México y de los análisis de una muestra cilíndrica extraída del
glaciar de Quelcaya en los Andes peruanos, Joël Michaelsen y Lonnie
Thompson se contentaron de concluir que, desde 1600, es posible que la
variabilidad de ENSO no haya casi cambiado y que existe una cierta
evidencia de períodos de fuerte actividad de ENSO, a principios de los
siglos XVIII y XX, y de menor actividad a principios del siglo XIX. Para
progresar hemos de encontrar cómo sintetizar los diferentes registros afin
de restituir en su totalidad la complejidad de ENSO. No hemos avanzado
lo suficiente como para explicar la variabilidad de ENSO y deducir si la
tendencia actual, es decir la acentuación de los episodios El Niño, resulta
de un calentaminto global. Menos aún, estamos en condiciones de jugar a
los profetas extrapolando su evolución.
111
7
El Niño al banco
de acusados…
Mercury News difiere; sin negar el efecto benéfico del Niño, este diario del
Silicon Valley pone el acento en los esfuerzos desplegados por el gobierno
del estado para reducir la contaminación, especialmente el uso de un nuevo
combustible. Los títulos de la prensa que se citan a continuación muestran
que estos eventos se asocian con la idea de catástrofe, y que a menudo los
efectos benéficos son omitidos:
L Á G R I M A S P O R L A S A N C H OV E TA S D E L P E R Ú
12 12
10 10
8 8
6 6
4 4
2 2
0 0
1950 1956 1962 1968 1974 1980 1986 1992 1950 1956 1962 1968 1974 1980 1986 1992
Figura 7.1
Efectos del Niño sobre la pesca de la anchoveta
y de la sardina en las costas de América del Sur
La muerte de bandadas de aves marinas que se alimentan
de anchovetas constituye la imagen mítica del Niño. La baja
espectacular de las capturas después del evento de 1972-1973
ha confirmado esta idea, científicamente fundada, porque
durante un episodio cálido el afloramiento fertilizante
disminuye, y hasta se detiene, lo cual afecta
efectivamente la cadena trófica.
La evolución comparada del índice El Niño y de las capturas
de anchovetas (Engraulis ringens) y de sardinas
(Sardinops sagax) de 1950 a 1992 muestra, sin embargo,
que este cuadro necesita ser matizado. En efecto, la pesca
depende también de las variaciones a largo plazo del
ecosistema, de la intensidad de la actividad pesquera y de los
progresos espectaculares de las técnicas de captura.
La anchoveta, cuya población juvenil consume directamente
el fitoplancton, abunda con una activación del afloramiento.
La captura de la sardina, por el contrario, consumidora
exclusiva de zooplancton, es óptima cuando las aguas son
menos frías. Si bien El Niño penaliza la pesca, supone por otro
lado un aumento de la biodiversidad con la aparición
de nuevas especies tropicales. Se observa igualmente un
interés creciente por la captura de la sardina en el Perú,
pero sobre todo en Chile, donde hacia 1985 alcanzó
un volumen de 8 millones de toneladas/año.
119
E N S O Y E L C I C LO D E L AG UA
La oscilación austral acarrea, ante todo, modificaciones importantes del
ciclo del agua. Y el agua, tanto cuando escasea como cuando sobreabunda,
provocando inundaciones, es la calamidad mayor, por sí misma o por las
enfermedades que con ella se asocian.
El IRI (International Research Institute for Climate Prediction) ha
llevado a cabo, usando datos que cubren 100 años (1890-1989), un análisis
de las anomalías de la precipitación durante los 20 años más cálidos (El
Niño) y los 20 más fríos (La Niña), comparándolos con 20 años
“normales”. Se tomaron registros en una decena de sitios en el mundo,
algunos de los cuales no están ligados, en nuestra opinión, de un modo
incontestable con la zona de influencia de ENSO. Nos limitaremos por lo
tanto a tomar algunos ejemplos claramente relacionados con este fenó-
meno.
En lo que se refiere a la región indonesia, muy vasta, ya que cubre más
de 7 millones de kilómetros cuadrados (de 10°S a 5°N y de 10°E a 150°E),
121
los resultados no dejan lugar a la duda. Nueve veces de cada 10, la pluvio-
sidad entre junio y noviembre es deficitaria en año El Niño. En 4 casos de
20, este déficit alcanza o sobrepasa 6 centímetros al mes, en 7 otros casos
sobrepasa 3 centímetros. Los datos son aún más significativos para La
Niña, porque en todos los casos las lluvias son excedentarias: una de cada
dos veces el excedente sobrepasa los 3 centímetros al mes. De la zona
tropical, África se ve esencialmente afectada por la sequía al oeste, en el
Sahel y en el sur. En el Sahel, El Niño de 1982-1983 y, sobre todo el
episodio de 1972-1973, agravaron una sequía recurrente desde 1968. En
1982-1983, la sequía afectó especialmente a África del Sur y a Zimbabwe,
países exportadores de cereales; África del Sur tuvo que importar de los
Estados Unidos 1,5 millón de toneladas y Zimbabwe se vió obligado a soli-
citar ayuda internacional para evitar la hambruna. Ambos países hubieran
deseado más bien un año La Niña…
Por regla general, las regiones afectadas por la sequía durante El Niño
reciben lluvias copiosas durante La Niña. Las que se benefician de inviernos
clementes durante el episodio cálido, sufren situaciones rigurosas durante
La Niña, etc. La Niña, episodio “frío”, contrabalancea los efectos del Niño
sobre el ciclo de la energía. La Niña trae un aumento de pluviosidad en el
sudeste asiático, especialmente durante el monzón de sudoeste, y también
en el norte y el noreste de Australia, en el sur de África, en el norte de
América del Sur (especialmente en el noreste brasilero), en América Central
y en las islas Hawaii. Inversamente, La Niña genera un clima más seco que
el habitual en las islas ecuatoriales del Pacífico central, en el este de África
durante la pequeña época de lluvias, a lo largo del golfo de México, en el
sudoeste de los Estados Unidos y al norte de México, así como en ciertas
regiones del sur de América del Sur.
Particularmente sensibles a los efectos devastadores de los ciclones, los
estadounidenses invierten mucho en su previsión, particularmente en los
de origen atlántico, que son los más frecuentes. Esto les conduce a intere-
sarse en La Niña, que favorece la actividad ciclónica en ese océano. En
1995, ocurrieron 11 ciclones en el territorio norteamericano, de los cuales
Marilyn devastó las Islas Vírgenes y Opal la Florida. El ciclón Linda, que
llegó a México en septiembre de 1997 con vientos que superaban los 300
kilómetros por hora, fue uno de los más importantes en términos de
energía transportada, récord nunca alcanzado anteriormente. Los datos de
la NOAA, registrados a lo largo de 98 años, de los cuales 23 años El Niño
122 El Niño al banco de acusados…
D ATO S S O C I O E C O N Ó M I C O S S O B R E
LOS EPISODIOS DE 1982-1983 Y DE 1997-1998
Los dos episodios cálidos de 1982-1983 y de 1997-1998 han suscitado
estudios intensivos sobre sus respectivos impactos socioeconómicos, espe-
cialmente llevados a cabo por los organismos internacionales vinculados
con la UNESCO. Las compañías de seguros jugaron igualmente un papel
importante. Pero el esfuerzo no condujo a un balance científico objetivo:
primero, porque las consecuencias positivas no fueron tomadas en cuenta,
y luego porque estos balances incluyeron eventos cuya relación con ENSO
parece discutible o, al menos, insuficientemente probada.
El evento de 1982-1983, calificado a veces de “anomalía anormal”
debido a que la rama ascendente de la célula de circulación atmosférica se
desplazó 8.000 kilómetros, causó 2.000 víctimas y sus daños se estimaron
en alrededor 10 mil millones de dólares de los Estados Unidos. El Niño
provocó, en efecto, ciclones en Polinesia y Hawaii, produjo inundaciones
en Bolivia, Ecuador, norte del Perú, Cuba y en los Estados Unidos (golfo
de México). Por último, fue la causa de sequías, responsables de una reduc-
ción de las cosechas (de maíz en Zimbabwe) y de gigantescos incendios que
afectaron a África del Sur, al sur de la India, Sri Lanka, las Filipinas,
Indonesia, Australia, sur del Perú, oeste de Bolivia, México y América
Central.
El episodio cálido de 1997-1998 causó más de 2.000 muertos y
provocó daños estimados en 27 mil millones de dólares de los Estados
Unidos. No es seguro que este costo sea comparable al de 1982-1983, pues
las bases de cálculo eran diferentes. Para situar su importancia, vale indicar
que el costo promedio del impacto del riesgo climático es del orden de los
40 mil millones de dólares de los Estados Unidos. Algunos expertos consi-
deran sin embargo estas cifras inferiores a la realidad. Para poner el costo
del Niño de 1997-1998 en perspectiva, podemos indicar que las inunda-
ciones excepcionales en China, que se toman en cuenta en este balance, ya
que su relación con la oscilación austral queda todavía por demostrar, han
causado, ellas solas, daños por más de 30 mil millones de dólares.
Los reembolsos de las compañías de seguro constituyen otra manera
de abordar las catástrofes naturales. En 1998 se batieron todos los récords:
350 eventos, más de 22.000 víctimas, cerca de 5 millones de personas sin
techo y alrededor de 25 mil millones de dólares de pérdidas. Pero las
empresas de seguros reaccionan más rápido que los científicos. Para estos
124 El Niño al banco de acusados…
últimos, este El Niño fue menos devastador que el de 1982-1983, que sigue
siendo el evento del siglo. Además, el aumento de la frecuencia de los
fenómenos devastadores con el calentamiento climático global es ineluc-
table.
Un paréntesis se impone a propósito de las catástrofes “naturales”. Los
fenómenos geológicos producen el 40% de la mortalidad (los sismos 34%,
las erupciones volcánicas 5%, los deslizamientos de terreno 0.08%, los
tsunamis 0.001%). El resto es debido a los caprichos climáticos y, sobre
todo a los ciclones, responsables del 60% de las víctimas. Los otros fenó-
menos meteorológicos (inundaciones no causadas por los ciclones, tempes-
tades y tormentas, olas de frío o de calor) tienen un impacto menor.
El término “catástrofe natural” es ambiguo. Primero, porque las acti-
vidades humanas influyen en el desencadenamiento de fenómenos que se
califican de “naturales”. El calentamiento climático global constituye un
buen ejemplo. Segundo, y principal, porque la gravedad de los impactos
sociales depende del nivel de vulnerabilidad social. Los países industriali-
zados y los países en desarrollo no están en igualdad de condiciones. La vida
“no tiene precio” en los países pobres, como lo ilustran las dos primeras
líneas del cuadro 7.1 referido al episodio de 1997-1998. El costo de los
daños se ha estimado en unos 5 mil millones de dólares en los Estados
Unidos y en menos de 166 millones de dólares en África. Por el contrario,
en este último continente las víctimas se estimaron en 13.000, mientras
que en los Estados Unidos fueron menos de 600.
Cuadro 7.1
Consecuencias socioeconómicas del Niño de 1997-1998
8
Perspectivas
Glosario
Autótrofo
Organismo que elabora su propia materia viva solamente a partir de elementos
inorgánicos, por quimiosíntesis o fotosíntesis.
Béntico
Que vive en el fondo de los océanos.
Biocenosis
Comunidad de organismos vegetales y animales que ocupan una superficie o un
volumen dados, es decir un biotopo. Se puede por lo tanto considerar que bioce-
nosis + biotopo = ecosistema.
Biodiversidad ver Diversidad específica
Biomasa
Cantidad de materia viva presente en un instante dado en un espacio o en un
volumen dados.
Biotopo
Superficie (o volumen) con características físicas y químicas uniformes, ocupada
por una especie o, más generalmente, por una comunidad (biocenosis) particular.
Cadena trófica
Conjunto de organismos de un ecosistema, desde los productores primarios hasta
los niveles más elevados de la red alimenticia. Flujo de materia y de energía entre
estos diferentes estadios, desde el nivel autotrófico a los herbívoros y a los dife-
rentes niveles de carnívoros.
Cantidad de movimiento (momento cinético o angular)
Valor físico (producto de la masa por la velocidad) que se conserva en los inter-
cambios de energía cinética entre cuerpos que se interfieren. El arrastre de
corrientes marinas por el viento corresponde a una transferencia de cantidad de
movimiento de la atmósfera al océano.
Casquete glaciar
Grandes glaciares polares que cubren actualmente Groenlandia y la Antártida. En
período glaciar, en el hemisferio norte, el casquete glaciar cubre Canadá, el norte
de los Estados Unidos y Eurasia.
Carnívoro
Animal que depende principalmente o únicamente de otros animales para su
alimentación.
Célula (o circulación) de Hadley
Circulación atmosférica meridiana caracterizada por el ascenso de aire caliente y
húmedo (convección) por encima de la zona de convergencia intertropical y por
su subsidencia por encima de la zonas de alta presión subtropicales donde se sitúa
la cintura de los grandes desiertos.
Célula (o circulación) de Walker
Circulación atmosférica de la región ecuatorial caracterizada por el ascenso de aire
137
caliente y húmedo (convección) por encima de las zonas de baja presión situadas
al oeste de los océanos en zona intertropical y por su subsidencia por encima de
las zonas de alta presión áridas al este de los océanos.
Contra corriente ecuatorial
Corriente marina que se dirige hacia el este, situada entre las corrientes ecuato-
riales norte y sur, a lo largo del ecuador meteorológico.
Convección
Movimiento vertical de una masa de aire o de una masa de agua resultantes de una
inestabilidad de densidad, en general de origen térmico. En un fluido recalentado,
la parte más caliente sube, la más fría baja, creando una célula de circulación. Los
movimientos de convección engendran convergencias y divergencias.
Convergencia y divergencia
La convergencia es una zona de confluencia, la divergencia es una zona de separa-
ción entre dos masas de aire o dos masas de agua. Desarrollándose en un plano hori-
zontal, convergencias y divergencias acarrean movimientos verticales de
compensación. En la interface océano-atmósfera, una convergencia de vientos
(ZCIT, por ejemplo) implica un ascenso del aire en la base de la célula de circula-
ción. Una convergencia de aguas superficiales acarrea, por el contrario, un descenso
de las aguas puesto que se sitúa al tope de la célula de circulación oceánica.
Corales
Antozoarios bénticos que existen ya sea en forma individual o en colonias y que
acumulan carbonato de calcio en su esqueleto. En ciertas condiciones, estos orga-
nismos forman arrecifes en asociación con algas calcáreas.
Corriente de Cromwell o subcorriente ecuatorial
Corriente que se dirige hacia el este a lo largo del ecuador dentro de la zona de
gradiente térmico (termoclina) y en sentido inverso a la corriente ecuatorial sur
de superficie.
Corriente de Humboldt
Nombre dado a la corriente marina que va del sur hacia el norte a lo largo de las
costas de América del Sur (también llamada corriente del Perú).
Corriente ecuatorial norte
Corriente marina empujada hacia el oeste por los alisios del hemisferio norte.
Corriente ecuatorial sur
Corriente marina empujada hacia el oeste por los alisios del hemisferio sur.
Corriente-jet o jet-stream
Corrientes violentas que se propagan en las capas superiores de la troposfera.
Ciclón
Zona de baja presión poco extensa de las regiones tropicales, en la cual el aire
penetra en torbellinos con vientos que sobrepasan los 200 kilómetros por hora (ver
ciclónico).
138 Glosario
Ciclónico
Califica un movimiento horizontal huracanado que se produce en el sentido
inverso de las agujas del reloj en el hemisferio norte (y en el sentido de las agujas
del reloj en el hemisferio sur), alrededor de zonas de baja presión.
Dendrocronología
Método de datación a partir de los anillos de crecimiento de los árboles. Las varia-
ciones de grosor de estos anillos permiten reconstituir las variaciones climáticas.
Divergencia ver Convergencia
Diversidad específica
La diversidad específica corresponde al número de especies encontradas en una
subdivisión del medio ambiente, o a un índice que expresa el tipo de repartición
de los individuos dentro de las especies. Se habla también de diversidad biológica
o, más recientemente, de biodiversidad, para expresar la variedad de formas de vida
y de entornos.
Downwelling
Descenso de aguas de superficie, especialmente en la zonas oceánicas de conver-
gencia.
Ecosistema
Unidad funcional formada por organismos (biocenosis) y por factores del medio
ambiente (biotopo) de una zona o de un volumen específico.
Efecto de invernadero
Calentamiento de la atmósfera terrestre resultante de la absorción, por compo-
nentes como el vapor de agua o el dióxido de carbono, de los rayos infrarrojos
emitidos por la superficie de la Tierra. Este efecto natural asegura a la Tierra una
temperatura media de 15°C. Las actividades humanas aumentan el efecto de
invernadero y pueden de esta manera modificar el clima. (Ver gas con efecto de
invernadero.)
El Niño
Inicialmente, corriente marina cálida superficial que se dirige hacia el sur produ-
ciéndose a veces frente a las costas de América del Sur (Ecuador-Perú).
Actualmente, este término designa el episodio “cálido” de ENSO, caracterizado
por un índice de oscilación austral fuertemente negativo y temperaturas oceánicas
anormalmente cálidas en el ecuador y al este del Pacífico, así como de una dismi-
nución de la célula de Walker.
ENSO = El Niño / Southern Oscillation
Oscilación de la presión atmosférica entre la zona de alta presión del Pacífico
central y la zona de baja presión de la región indo-pacífica. Esta oscilación está
acoplada a las variaciones de temperatura de la superficie del océano Pacífico
ecuatorial.
Ecuador meteorológico ver zona de convergencia intertropical
139
Ecuatorial
Relativo al ecuador, región vecina al ecuador.
Fitófago
Animales consumidores de vegetales. Término empleado sobre todo para los
animales acuáticos consumidores de fitoplancton (fitoplanctívoros), tales como el
zooplancton, peces e incluso mamíferos como la ballena a valvas.
Fitoplancton
Plancton vegetal formado por organismos microscópicos fotosintéticos cuyo
tamaño está comprendido entre menos de un milésimo de milímetro (micrón) a
un milímetro.
Floración planctónica
De talla microscópica, el fitoplancton se desarrolla muy rápidamente en condi-
ciones favorables. Tiene la capacidad de duplicar su biomasa cada día, alcanzando
concentraciones de varios millones de células por litro de agua de mar que colo-
rean las aguas.
Fuerza de Coriolis
Fuerza de desviación ejercida sobre todo cuerpo en movimiento. Generada por la
rotación de la Tierra alrededor de los polos, la fuerza de Coriolis se ejerce perpen-
dicularmente a la velocidad del cuerpo móvil, hacia la derecha en el hemisferio
norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur.
Gas con efecto de invernadero
Cualquier gas (vapor de agua, dióxido de carbono, etc.) que, en razón de su fuerte
capacidad de absorción de la radiación infrarroja, contribuye de manera impor-
tante a la producción del efecto de invernadero Las actividades humanas producen
tales gases, especialmente el dióxido de carbono, el metano, los clorofluorocar-
bonos y aumentan de esta manera el efecto de invernadero.
Geostrófico
Califica la aproximación según la cual el gradiente horizontal de presión equilibra
la fuerza de Coriolis. El método geostrófico es un método de cálculo de las
corrientes, basado en esta aproximación.
Glaciar (episodio, período)
Período durante el cual las latitudes altas y medias están cubiertas de glaciares
continentales. El pleistoceno, que es la más reciente de las divisiones del cuater-
nario, representa el último período de glaciación. Los períodos glaciares duran alre-
dedor de 100.000 años y desde hace por lo menos un millón de años se han
repetido cada 120.000 años.
Guano
Del peruano huano. Materia constituida por la acumulación de excrementos de
aves marinas. Es un fertilizante nitrogenado muy eficaz.
140 Glosario
Intertropical
Que pertenece a la zona comprendida entre los dos trópicos (de Cáncer y
Capricornio), incluyendo la zona ecuatorial, de allí la ambigüedad del término.
Interglaciar (episodio, período)
Breves períodos del cuaternario, de 15 a 25.000 años, que separan dos períodos
glaciares y durante los cuales la Tierra conoce un clima más cálido.
La Niña
Episodio “frío” de ENSO durante el cual el índice de oscilación austral es alta-
mente positivo. Paralelamente se observa una activación de la célula de Walker del
Pacífico y un enfriamiento marcado de las aguas de superficie en el Pacífico oriental
y cerca del ecuador. Esto corresponde a una activación del afloramiento de aguas
costeras y de la divergencia ecuatorial.
Modelo
Simulación de un fenómeno natural. Puede ser físico (modelo reducido) o mate-
mático, utilizando ecuaciones para traducir los fenómenos. En meteorología y
oceanografía se utilizan modelos matemáticos que se resuelven gracias a simula-
ciones numéricas.
Monzón
Nombre dado a los vientos estacionales (derivado del árabe mausim = estación).
Este término fue aplicado en su origen a los vientos que soplan sobre el mar de
Arabia, del sureste en verano y del nordeste en invierno.
Nivel trófico
Nivel de alimentación de la cadena trófica. Los vegetales constituyen el nivel infe-
rior (producción primaria), seguido por los herbívoros y luego por una serie de
carnívoros en los niveles superiores.
Onda
Perturbación que se desplaza en la superficie o dentro de un medio dado, a una
velocidad que depende de las propiedades de este último.
Ondas de Kelvin
Ondas oceánicas generadas por perturbaciones atmosféricas y que se propagan de
oeste a este a lo largo del ecuador.
Ondas de Rossby
Ondas que se propagan de este a oeste en la atmósfera y en el océano. Su velocidad
depende de la estratificación del medio y disminuye al mismo tiempo que la
latitud aumenta.
Oscilador atrasado
Teoría propuesta para explicar el desarrollo de los episodios El Niño-La Niña a
partir de interferencias, a lo largo del ecuador, entre las ondas oceánicas de Kelvin
y de Rossby.
Oscilación austral ver ENSO
141
Pelágico
Califica al medio marino de aguas libres y la vida que allí se desarrolla, el “pelagos”,
que comprende el plancton y el conjunto de organismos que nadan en el agua o
necton (cefalópodos, peces, mamíferos, etc.).
Plancton
Organismos que viven en suspensión en las aguas libres (medio pelágico) y cuyo
desplazamiento, comparado con el de las masas de agua, es muy reducido (ver fito-
plancton y zooplancton).
Producción primaria
Cantidad de materia viva producida por organismos autotróficos (productores
primarios) por unidad de superficie marina (o de volumen) y unidad de tiempo.
Reclutamiento
Es el nombre dado en una pesquería a la fase y a la cantidad de peces que alcanzan
un cierto nivel de desarrollo como para que su explotación sea posible.
Sales nutritivas o nutrientes
Elementos químicos indispensables a la fotosíntesis en medio acuático. El término
es a menudo reservado a los elementos cuya concentración en medio acuático,
cuando es baja, puede limitar la fotosíntesis. El término es por lo tanto sinónimo,
en el agua, del conjunto de formas inorgánicas del nitrógeno, del fósforo y del
silicio.
Southern Oscillation Index (SOI)
Índice que caracteriza la evolución de la oscilación austral (ver ENSO). Se trata de
la diferencia de presión atmosférica a nivel del mar entre Tahití y Darwin
(Australia).
Subtropical
Se localiza alrededor de los 30° de latitud, justo al norte del trópico de Cáncer y
al sur del de Capricornio.
Sobrepesca
Pesca excesiva, a tal punto que los juveniles no logran reconstituir la reserva.
Tectónica de placas
Teoría según la cual la litosfera (cresta terrestre) está fracturada en placas que se
desplazan unas en relación a otras, arrastradas por las corrientes de convección del
manto terrestre. La mayor parte de la actividad sísmica y volcánica se sitúa en las
zonas fronterizas entre las placas.
Teledetección
Etimológicamente “detección a distancia”. Término utilizado actualmente para
designar los métodos que utilizan captores a bordo de aviones o más frecuente-
mente de satélites (teledetección espacial).
Termoclina
El sufijo clina designa una capa, cuyas propiedades físicas o químicas presentan un
142 Glosario