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2.4. Métodos indirectos para la estimación del consumo energético durante el trabajo.
5. Estrés laboral
5.1 Definición.
6. Cuestionarios de autoevaluación
(En los textos en inglés nos encontramos los términos physical stress, para describir las
demandas físicas del trabajo, y strain para la respuesta que se produce en el cuerpo
humano, por lo que algunas autores empleanestrés y tensión, haciendo uso de la
traducción literal al castellano de los términos ingleses).
Ejemplos:
Andar: trabajo dinámico para los músculos de las extremidades inferiores
Levantar un peso de una mesa: trabajo dinámico para las extremidades superiores
Ejemplos:
Sostener un peso en brazos varios minutos: Trabajo estático para estos músculos
Mantener el tronco en la misma postura varios minutos: Trabajo estático del tronco
En principio, un trabajo dinámico puede ser realizado durante horas, siempre que se
ejecute a un ritmo adecuado a la persona y al esfuerzo, y éste no sea de excesiva
intensidad. Además, la contracción rítmica del músculo favorece el riego sanguíneo a la
zona que trabaja.
Sin embargo, durante el trabajo estático, la contracción prolongada del músculo comprime
los vasos sanguíneos provocando un menor aporte de sangre al músculo contraído (y a
los huesos y articulaciones de la zona), de modo que llega una menor cantidad de
nutrientes y oxígeno, necesarios para el trabajo muscularo. Esto origina la aparición de
la fatiga muscular, que limita el mantenimiento de la contracción. (Véase la Figura 1).
Figura1: TRABAJO ESTÁTICO. LÍMITE DE TIEMPO
DE MANTENIMIENTO DE LA FUERZA
Según el gráfico de la figura 1, una contracción menor del 15-20% de la fuerza máxima
de contracción (FCM) de un músculo puede ser mantenida indefinidamente sin que
aparezca la fatiga muscular (en teoría). A medida que la contracción es más importante,
se puede mantener menos tiempo. Por ejemplo, una contracción del 50% de la FMC
podría ser mantenida en torno a unos 2 minutos, transcurridos los cuales el músculo se
fatiga y no puede seguir contraído mucho más tiempo.
La fatiga muscular se manifiesta con signos tales como: sensación de calor en la zona
del músculo/s, temblores musculares, sensación de hormigueo o incluso dolor
muscular.
La fatiga muscular es un proceso fisiológico que afecta al músculo o músculos implicados
en el esfuerzo, y se recupera con el reposo de los mismos. Si este reposo no se realiza
o es insuficiente para la recuperación de la fatiga muscular, pueden llegar a desarrollarse
trastornos musculoesqueléticos.
Otro efecto derivado del trabajo estático es el aumento de la frecuencia cardiaca, ya que
el corazón debe bombear más deprisa para tratar de enviar más oxígeno y nutrientes al
músculo contraído. Por ello, se ha planteado que el trabajo estático podría ser un factor
de riesgo de enfermedades del corazón o cardiopatías.
Es muy raro que una actividad laboral sea completamente dinámica o completamente
estática; siempre nos encontraremos componentes de ambos tipos de trabajos
musculares. Así pues, antes de plantearnos la evaluación de la carga física de una
actividad, el primer paso será analizar las exigencias de la tarea para ver cuál de los dos
tipos predomina.
Cuando la actividad es muy dinámica, los métodos más indicados son los que estiman
la energía consumida o demandada durante la actividad a partir de la medición de
parámetros fisiológicos como el consumo de Oxígeno durante la actividad, o la frecuencia
cardiaca. (Esto se verá más en detalle en la Unidad 13 de la especialidad).
La determinación del consumo de oxígeno es el más exacto de los dos, pero también el
más costoso pues requiere tomar muestras del aire espirado, mientras la persona trabaja,
y analizar la concentración de oxígeno. Por ello, se suele emplear más la frecuencia
cardiaca (FC) para la estimación del coste de la actividad física realizada.
Hay otros indicadores cardiacos que representan mejor la carga física de trabajo que la
FC media: el coste cardiaco absoluto (CCA) y el coste cardiaco relativo (CCR), que se
definen de la siguiente manera:
Muchos autores han propuesto clasificaciones del trabajo basadas en estos indicadores,
como por ejemplo Chamoux, que propone los siguientes criterios:
Para aplicar alguno de los criterios anteriores, debemos antes comprobar que la actividad
sea dinámica, que afecte a un gran número de músculos y que no haya estrés térmico,
pues la frecuencia cardiaca es mayor cuánto menos músculos participan en el
trabajo, cuánto más estático sea éste y, especialmente, cuánto más caluroso sea el
ambiente. (Figura 3)
A los métodos objetivos para la evaluación del trabajo estático habría que añadir aquellos
subjetivos, basados en el registro del grado de fatiga, molestia o dolor muscular
sentido por el trabajador. (Recordemos que uno de los indicadores del trabajo estático
es la fatiga muscular que se manifiesta por medio de signos muy identificables por
quienes la padecen). Estos, generalmente, consisten en un cuestionario en el que se va
preguntando sobre el grado de dolor (molestia o fatiga) sentido en distintas zonas del
cuerpo.
Estos métodos también han sido utilizados en la evaluación del riesgo de trastornos
musculoesqueléticos, que como veremos, tienen como una de sus causas principales la
carga estática.
Los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo (en adelante TME) son
motivo de preocupación en muchos países, pues afectan a un número importante y cada
vez mayor de trabajadores, sin limitarse a un sector o a una actividad profesional
concretos. Los podemos encontrar en la Industria y en los Servicios, en industrias de
montaje y en oficinas, en empresas con plantillas predominantemente femeninas y en las
que son mayoría los hombres, entre los trabajadores mayores y entre los muy jóvenes, en
la población laboral más antigua y en la recién contratada.
En nuestro país, los datos obtenidos a través del Registro Oficial de los Partes de
Enfermedad Profesional nos muestran un importante aumento de las patologías
musculoesqueléticas registradas, las cuales han pasado de 894 en 1988 (el 30,1% del
total de las enfermedades profesionales con baja de ese año), a 6359 enfermedades con
baja en 1997 (el 75,4% del total), siendo la primera causa de enfermedad profesional
(Figura 4).
Figura 4: EVOLUCIÓN DE LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES
MUSCULOESQUELÉTICAS REGISTRADAS DE 1988 A 1997
Aunque los TME pueden afectar a cualquier segmento del cuerpo, se dan principalmente
en: codo y hombro, mano y muñeca, y en la espalda (zonas cervical, dorsal y lumbar).
Uno de los factores sobre el que más se insiste cuando se habla de los TME es la postura
de trabajo. Se han realizado innumerables estudios sobre los efectos de determinadas
posturas sobre nuestro aparato locomotor. De ellos, quizá sean los relativos a los efectos
sobre la columna vertebral los que hayan tenido una mayor difusión y aplicación al diseño
ergonómico (mobiliario, vehículos...).
Así, se han planteado como posturas "peligrosas" para la zona lumbar: las inclinaciones
del tronco (hacia delante, hacia atrás o a los lados), los giros o torsiones, y la posición
sentada sin un buen apoyo de la zona lumbar. También muchos trastornos cervicales han
sido asociados a las posturas adoptadas por la cabeza: inclinaciones o giros.
Cuando un segmento corporal se mueve con respecto a otro se forma un ángulo que
denominamos ángulo articular. La amplitud máxima que puede adoptar este ángulo
varía de una articulación a otra, y para una misma articulación depende del eje (vertical,
horizontal o transversal) considerado. Al ángulo articular en su amplitud máxima le
llamaremos ángulo articular máximo. En la figura 5 podemos ver que el máximo ángulo
que el brazo puede adoptar en extensión es 50°, mientras que en la flexión el brazo puede
llegar hasta los 180°.
Sin embargo, nuestra propia experiencia nos demuestra que, cuando adoptamos estos
ángulos articulares máximos, al cabo de muy poco tiempo sentimos dolor y fatiga
muscular en la zona implicada. Por tal motivo, diversos investigadores han tratado de
establecer cuáles son los ángulos que pueden adoptarse sin que exista un incremento
de la fatiga muscular y de riesgo de TME. A estos ángulos los denominamos ángulos
articulares funcionales. (En la figura 6, y a título de ejemplo, se representan algunos de
estos ángulos).
Figura 6: ALGUNOS ÁNGULOS FUNCIONALES
Así pues, uno de los factores a considerar en la evaluación del riesgo derivado de
las posturas de trabajo es el valor de los ángulos articulares adoptados.
Otro aspecto a tener presente durante la evaluación del riesgo por la postura de trabajo
son los apoyos existentes. Si durante la adopción de una postura con un ángulo articular
elevado, el segmento corporal está apoyado sobre una superficie, la tensión ejercida en
la articulación disminuye considerablemente ya que el peso soportado por ella es mucho
menor. Por tanto, el riesgo derivado de la postura se reduce aumentando el número
de apoyos, por ejemplo, dotando al trabajador de apoyabrazos.
Uno de los problemas que se plantean en la evaluación del estatismo postural es: ¿a
partir de cuánto tiempo una postura se puede considerar estática?
Hace muchos años que se conocen bien los efectos sobre la columna vertebral asociados
a la manipulación manual de cargas, habiéndose propuestos métodos bastante válidos
para la evaluación del riesgo derivado, en especial, del levantamiento o depósito de una
carga.
También han sido propuestos valores límites para la aplicación de fuerzas de empuje,
tracción y torsión, tanto para trabajos dinámicos como estáticos. No obstante, la
determinación de la fuerza requerida o exigida en una actividad es difícil de evaluar, ya
que su registro obliga a disponer de equipos y técnicos especializados.
Además, es difícil estimarla a partir de la opinión subjetiva del propio trabajador, ya que
las personas tendemos a subestimar las fuerzas intensas, cuando las aplicamos muy a
menudo, y a sobrestimar las ligeras.
Desde hace unos años, existe una gran preocupación por el incremento de los trastornos
musculoesqueléticos de las extremidades superiores. Estos trastornos afectan
principalmente a los tejidos blandos (músculos, tendones y nervios) y se manifiestan
precozmente como dolor, molestia o hormigueo en una parte del cuerpo. Además,
muchas de las veces, los dolores se dan por la noche, por lo que las personas no los
asocian con el trabajo que realizan.
En la literatura encontramos diversos términos para definirlos: trastornos por traumas
acumulativos (traducción de cumulative trauma disorders, CTD, término empleado en
Norteamérica), lesiones por esfuerzos repetitivos (repetitive strain injuries, RSI,
empleado en primer lugar por los australianos, y luego por otros países), o lesiones por
movimientos repetitivos, muy comúnmente empleado en España y que ha sido muy
cuestionado, ya que los factores causantes de este tipo de trastornos son varios, y no sólo
la repetición de un gesto o movimiento.
Entre los trastornos musculoesqueléticos más frecuentes figuran: el síndrome del túnel
carpiano, las tendinitis, la tenosinovitis de De Quervain, la epicondilitis, las bursitis, las
tenosinovitis y las artrosis.
Todos los TME de las extremidades superiores tienen las siguientes características
comunes:
Los mecanismos que causan los TME son muy complejos y comprenden diversos
factores, no sólo asociados a la carga física, sino también a aspectos psicosociales y
organizativos.
Hemos clasificado los factores asociados a los TME en tres categorías: los que no hay
dudas de que son factores causantes, los factores que sumados a los anteriores
incrementando el riesgo, y los que no se conoce con certeza como contribuyen.
a) La postura de trabajo
Ciertas tareas requieren que el trabajador posicione los segmentos corporales de manera
que forman ángulos articulares muy amplios lo que provoca una fuerte tensión tanto en
las articulaciones, como en las diferentes estructuras musculoesqueléticas. (Por ejemplo,
brazos levantados por encima de los hombros, mano muy desviada en relación al
antebrazo, etc.).
- sobrecarga el músculo o los tendones por la amplitud del ángulo articular formado
- sobrecarga las articulaciones por su asimétrica (p.ej. inclinaciones laterales de cabeza o
de tronco)
- es estática
b) La fuerza ejercida
La fuerza que se requiere para realizar algunas actividades es un factor critico que
contribuye al desarrollo de TME. Una fuerza que implique una contracción muscular
importante puede acompañarse de una disminución de la circulación sanguínea a la zona,
lo que origina la fatiga muscular (Ver figura 1). Si la exposición es prolongada puede ser
causa de trastornos.
Cuanto más repetitiva sea la tarea, más rápidas y frecuentes serán las contracciones
musculares, exigiendo de esta manera un mayor esfuerzo al músculo y,
consecuentemente, un mayor tiempo de recuperación, aumentando la fatiga e impidiendo
un riego sanguíneo adecuado. De esta manera las tareas con altos niveles de
repetición pueden convertirse en fuentes de TME aun cuando la fuerza requerida
sea mínima y normalmente segura.
d) El tiempo de recuperación
o Temperatura fría
o Herramientas que vibran
o Uso de guantes
Las bajas temperaturas perjudican el trabajo del músculo y disminuyen la destreza de la
mano, haciendo que aumente la fuerza con que se agarran los objetos.
Los guantes pueden en muchos casos perjudicar el agarre de los objetos, lo que da lugar
a un aumento de la fuerza que realiza la mano para asir el objeto, con el consecuente
aumento de la fatiga muscular.
o Duración de la exposición
o Trabajo muscular estático
o Uso de la mano como herramienta
Tampoco está clara la relación entre incremento del riesgo de TME y duración e
intensidad de la contracción isométrica (que como hemos dicho se traduce en un
trabajo estático). Hay autores que plantean que con un 3% o un 5% de la FMC ya hay un
riesgo incrementado de padecer un TME de la extremidad superior.
Entre los factores personales asociados a los TME, los más frecuentemente citados son:
el sexo, la antigüedad en el puesto, las patologías asociadas y el modo de vida.
a) Sexo: Las mujeres parecen estar más afectadas por los TME que los hombres, y
además, el riesgo aumenta con la edad, sobre todo a partir de los 40 años. Algunos
autores lo han atribuido a cambios hormonales debidos al consumo de anticonceptivos, al
embarazo o a la menopausia. Otros autores han cuestionado esta explicación ya que,
cuando la exigencia de la tarea es lo suficientemente elevada como para anular otros
factores, hombres y mujeres tienen riesgos similares de padecer un TME.
d) Modo de vida: El estar en buena forma física parece ser un factor que protege contra
los TME. Por el contrario, la obesidad, el tabaquismo y una alimentación deficitaria en
vitaminas B y C podrían favorecer la aparición de TME.
El estrés puede estar asociado con los TME. Los conflictos en el trabajo (resultantes de
exigencias de trabajo elevadas, de un rol ambiguo, o de obligaciones exageradas
impuestas por los jefes) pueden sobrecargar los tejidos blandos favoreciendo la aparición
de TME. Una posible explicación es que el estrés aumenta la tensión muscular por
encima de la necesaria para realizar la actividad.
Según ciertos autores, los trastornos cervico-braquiales (en cuello y hombros) parecen
estar provocados por la combinación de la fatiga muscular y mental derivadas del trabajo.
En la actualidad, en España sólo existe una norma jurídica que regule algún aspecto de la
carga física: el Real Decreto 487/1997 por el que se establecen disposiciones mínimas de
Seguridad y Salud relativas a la manipulación manual de cargas. Para la evaluación de
otros aspectos, como posturas o esfuerzos, tendremos que acudir a lo que recojan las
normas técnicas españolas o internacionales, tal como establece el Reglamento de los
Servicios de Prevención (R.D. 39/1997).
Todas estas normas se hallan en fase de proyecto, por lo que es posible que aún
sufran cambios en sus contenidos. No obstante, por lo que sabemos, ambos grupos están
trabajando muy coordinados para evitar enfoques muy dispares sobre los mismos
aspectos.
Una vez que se aprueben estas normas internacionales, serán también publicadas como
normas UNE.
Recordemos que CEN está trabajando en normas ergonómicas aplicables a máquinas,
por tanto su campo de aplicación es más reducido que el de las normas ISO. Por ello, nos
parece más útil referirnos a los proyectos ISO. Veamos brevemente su contenido:
Este proyecto especifica los límites recomendados para posturas de trabajo estáticas, con
aplicación de fuerzas mínimas o despreciables, para los que se ha tenido en cuenta los
ángulos articulares y la duración de su adopción.
Esta norma entiende por postura estática aquella postura de trabajo mantenida más
de 4 segundos. Esto implica variaciones ligeras o nulas de un nivel fijo de fuerza
desarrollado por los músculos y por otras estructuras del cuerpo.
La norma parte del principio de que el trabajo debe permitir suficientes CAMBIOS
entre las posiciones sentada, de pie, y andando. Las posturas forzadas, tales como
arrodillado o en puntillas, deberán evitarse tanto como sea posible.
Un resultado "aceptable" (A) significa que una postura es aceptable sólo si existen
CAMBIOS de posturas a lo largo del trabajo. Un resultado "IR AL PASO 2" significa
que deberá considerarse también la duración de la postura. Las posiciones
extremas de las articulaciones deben ser evaluadas como "NO RECOMENDADO"
(NR). En el cuadro siguiente recogemos, como ejemplo, los valores propuestos para los
ángulos de la articulación de la cabeza.
Si la evaluación hecha en el paso 1 da como resultado "IR AL PASO 2", deberemos medir
el tiempo de mantenimiento continuado de la postura. (Ver figura 7). (Por ejemplo, si la
inclinación de la cabeza fuera de 50º, no estaría recomendado mantenerla más de 5
minutos.
Figura 7:
PASO 2 EVALUACIÓN DEL TIEMPO DE MANTENIMIENTO DE LA POSTURA
Para que la contracción muscular tenga lugar es preciso poner en marcha una compleja
serie de sucesos que tienen lugar en muy diversos lugares: en los órganos de los
sentidos, cerebro, sistema nervioso, corazón y vasos sanguíneos, pulmones y sistema
musculoesquelético (Ver figura 1).
Como podemos ver en la figura, para que exista contracción muscular se precisa un
aporte de energía, la cual obtiene, en un primer paso, de la energía almacenada en un
determinado compuesto, el adenosíntrifosfato (ATP).
La llegada del impulso nervioso al músculo , es la señal para que la energía almacenada
en las células musculares en forma de ATP se transforme rápidamente en energía
mecánica:
(2 ADP es adenosíndifosfato)
Pero, como la reserva de ATP es muy limitada, se agota a los pocos segundos y la célula
muscular pasa a obtener la energía del metabolismo.
El metabolismo muscular puede realizarse mediante dos vías: una aeróbica (con
oxígeno) y otra anaerobia (sin oxígeno). El oxígeno es transportado por la circulación
sanguínea desde los pulmones hasta el músculo.
Si el músculo dispone de suficiente oxígeno, elegirá la vía aeróbica, pues es con la
que obtiene más energía para la contracción (ya que produce un metabolismo más
completo de los nutrientes ricos en energía), y la quegenera una menor fatiga.
Cuando el músculo emplea la vía anaerobia, además de obtener mucha menos energía
para la contracción, se produce lactato que es, probablemente, la causa de la fatiga
muscular local. (Se cree que es porque provoca una disminución del pH de la célula).
Durante los 2 ó 3 primeros minutos de iniciado el ejercicio físico, la energía química que
utiliza la célula muscular proviene exclusivamente del metabolismo anaerobio. A partir de
este momento, la actividad cardio-circulatoria y la respiratoria posibilitan el aporte
adecuado de O2 a la célula y la energía se obtiene fundamentalmente del proceso
metabólico aeróbico. A medida que el ejercicio se prolonga y se hace más agotador, la
energía proveniente de la vía aeróbica no será suficiente y los procesos anaerobios
volverán a tomar importancia.
Así pues, podemos evaluar la carga física de una actividad mediante la medición del
consumo de oxígeno. Pero además, necesitamos comparar los resultados obtenidos
con un criterio de referencia.
Sin embargo, no existe un consenso en cuáles son esos valores de referencia, de manera
que, trabajos que para algunos autores son pesados para otros son sólo moderados. No
obstante, varios textos coinciden en señalar los valores siguientes:
2.2.1. PROCEDIMIENTOS PARA LA MEDICIÓN DEL CONSUMO DE OXÍGENO
Para estudios de campo se emplean instrumentos más simples, que normalmente, sólo
analizan el volumen de aire inspirado y la concentración de oxígeno en el aire espirado.
El establecimiento del VO2 o del consumo energético diario de una determinada tarea
profesional requiere un conocimiento del puesto de trabajo tan completo como sea
posible, a fin de diferenciar las distintas secuencias que lo componen: desplazamientos,
ejecución de las tareas, tiempos de espera, pausas etc. Debe medirse con precisión la
duración acumulada de cada operación. Para cada una de ellas se evaluará el consumo
energético medio.
El consumo total para ese puesto de trabajo se obtendrá por la suma de los
consumos energéticos medios de cada operación multiplicado por el tiempo de
duración de ésta.
Un ejemplo:
Su superficie corporal sería: ADu = 0,202 x 70 0,425 x 1,70 0,725 = 1,8 m2.
Como consume 1 l por minuto, serían 60 l por hora.
Por ejemplo, ciertas actividades deportivas intensas pero de muy corta duración, como las
carreras de velocidad, no deberían ser evaluadas sólo basándose en el consumo de
oxígeno. (Aunque, si se mide el consumo de oxígeno en todo el periodo del ejercicio más
en el de recuperación, se puede calcular el consumo total de energía).
No obstante, ya que las actividades laborales deben ser realizadas durante varias horas,
es muy raro que contengan un alto grado de ejercicio anaerobio. Algunas excepciones
podrían ser operaciones de salvamento realizadas por bomberos, protección civil, o
buzos. Tales situaciones pueden ser potencialmente peligrosas, especialmente cuando se
combinan con una elevada carga térmica.
Todas las tareas fueron realizadas a un ritmo normal, controlado por cada sujeto, y a un
ritmo impuesto. El nivel para el "trabajo muy pesado" fijado en 1,75 l/min ha sido indicado
en el gráfico correspondiente. Como se podrá comprobar en algunas tareas se obtuvieron
valores mucho más elevados del cociente FC/VO2 (expresado como latidos por litro de
oxígeno consumido). Probablemente, en estas tareas había una mayor proporción de
componentes estática.
Es obvio que la respuesta fisiológica, la carga física, varia de unos individuos a otros
cuando realizan la misma tarea.
El grado de Carga Física que representa para un individuo concreto la ejecución de una
tarea, va a depender de la fracción de su capacidad de trabajo que invierte en realizarla.
Por tanto, la evaluación del coste real, que para el sujeto representa la actividad, no podrá
realizarse sin antes conocer su Capacidad Física de Trabajo.
Podemos definir la Capacidad Física de Trabajo (CFT) como "la máxima intensidad de
trabajo que un sujeto puede realizar en estado de equilibrio".
Por ejemplo, para una persona cuyo VO2max sea de 1,75 l/min, las tareas con un consumo
de 1 l/min demandarán un 60% de su capacidad máxima, mientras que las mismas tareas
exigen el 30% de la capacidad máxima de una persona con un VO2max de 3 l/min.
Otros factores que influyen sobre el VO2max son: la edad, el sexo, las dimensiones
corporales, el calor y el frío, la nutrición, la altitud, y los estados patológicos.
2.3.1. MÉTODOS DE EVALUACIÓN DE LA CAPACIDAD FISICA DE TRABAJO
Se han desarrollado varios tipos de pruebas de esfuerzo. Citemos entre otras, las pruebas
en bicicleta ergométrica, o ergociclómetro, en tapiz o cinta rodante (Tread mill) y las
realizadas en escalones o bancos de madera. Los resultados con unas y otras son
bastante similares, a condición de que se involucren gran número de músculos, que la
carga suministrada sea medible y se mantenga constante durante la ejecución de la
prueba.
Dos son los métodos empleados para la valoración del VO2max, el directo y el
indirecto.
Por tal motivo, se han desarrollado otros métodos denominados indirectos, en los que
partiendo de un ejercicio submáximo, los valores obtenidos de VO2 o de otras variables
fisiológicas correlacionadas con éste, sirven para estimar el VO2max.
El nomograma incluye 5 escalas que corresponden a la carga del ejercicio (work rate), al
peso corporal (weight), al consumo de O2 en el ejercicio submáximo (VO2 liters), a la
Frecuencia Cardiaca alcanzada (Pulse rate) y al VO2máx estimado (max. ).
Veamos un ejemplo:
Un hombre que hubiera realizado un ejercicio en la prueba del banco de 200 watts y que
su FC hubiese sido de 166 lat/min, su VO2 máximo estimado mediante el nomograma
sería de 3,6 l/min.
El VO2max estimado por este método no difiere significativamente del valor real en sujetos
menores de 25 años. En sujetos de mayor edad es preciso introducir un factor de
corrección, ya que la FC disminuye con los años.
El nomograma de Astrand ha sido aplicado con buenos resultados por distintos autores.
Sin embargo, es preciso validarlo previamente cuando se trate de aplicarlo a poblaciones
de países distintos a los estudiados hasta ahora, ya que como hemos visto la PAM está
influenciada por factores, tales como: las dimensiones corporales, el clima, la nutrición, la
altitud, etc., que difieren de unas poblaciones a otras.
Al igual que para la CFT, también han sido propuestos diversos métodos que permiten
estimar el VO2 de la actividad laboral realizada. Estos métodos se basan en las
adaptaciones respiratorias y cardio-vasculares que se producen durante la ejecución de
un trabajo.
En el curso del trabajo muscular, la cantidad de aire respirado por unidad de tiempo
aumenta respecto al estado de reposo. Durante el estado constante y para trabajos con
una carga poco elevada, existe una correlación lineal entre el Volumen Minuto
Respiratorio (VMR) y el VO2. Por tanto es posible estimar el GE de la actividad por medio
de la medición del Volumen de aire movilizado, lo cual es bastante sencillo al requerir un
menor equipamiento. Han sido propuestas numerosas ecuaciones de correlación lineal
para la estimación del consumo energético de determinadas actividades a partir del VMR.
Otro procedimiento, tal vez más empleado que el anterior, consiste en estimar el
VO2 sobre la base de la FC registrada durante la actividad. Al igual que se produce un
incremento del VMR al comenzar el ejercicio, también la FC se incrementa hasta alcanzar
un valor estable, siempre que el trabajo sea realizado con la misma intensidad.
Así pues, si queremos estudiar alguna de las anteriores situaciones, debemos estar
seguros de que las restantes componentes de la FC son nulos o prácticamente
inexistentes.
Como vimos en la parte común, existe una relación lineal entre la FC alcanzada y el VO2,
siempre que se trate de un ejercicio realizado con gran número de músculos, que
los componentes estáticos sean mínimos, que latemperatura ambiental no sea
elevada y que sobre el individuo no influyan tensiones emocionales importantes. (Ver
unidad 5.6 de la parte común)
A pesar de estas limitaciones, tiene a su favor la facilidad con que se puede determinar y
el que causa muy pocas molestias en el trabajador. Existen diversos equipos, algunos
bastante económicos, que registran la frecuencia cardiaca: pulsómetros, integradores de
frecuencia cardiaca, frecuencímetros, etc.
En la unidad 5.6 de parte común hemos visto una clasificación de la actividad basada
simplemente en el valor de la FC media alcanzada durante la actividad.
La valoración final se obtiene mediante la suma de los coeficientes para cada variable. El
trabajo o la actividad se clasifica de acuerdo al siguiente criterio:
Veamos un ejemplo:
Queremos valorar el coste que representa una determinada actividad laboral, en cuya
realización el operario (cuya edad es 30 años) ha tenido una FC media de 110 lat/min. La
FC del reposo, medida con el operario sentado sin trabajar, es de 70 lat/min. La FC más
elevada alcanzada durante el trabajo ha sido de 146 lat/min.
CCR=[40/(220-30)-70]100=33 %
Como hemos visto, una de las posibles causas de la fatiga muscular es la acumulación de
lactato debido al metabolismo anaerobio. Esto tiene lugar en tres situaciones:
Parte del lactato producido en estos casos puede ser metabolizado en los músculos y/o
removido de allí. Sin embargo, durante un trabajo dinámico muy pesado o durante
un ejercicio estático, la circulación sanguínea no es capaz de suministrar todo el oxígeno
necesario, ni de remover el lactato formado, lo que causa la acumulación de éste último,
una bajada del pH, la percepción de la fatiga y una disminución de la resistencia,
(capacidad de continuar el trabajo muscular).
Estudios recientes indican que, incluso cuando las variables circulatorias hayan vuelto a
los niveles que tenían antes del ejercicio, puede que la recuperación del músculo no sea
completa. Tras un ejercicio estático prolongado, la recuperación completa puede
suponer varias horas, o incluso días. Parece que esto es debido a daños que se
producen en la propia estructura de los músculos (como roturas o formación de edemas) y
quizá, también al agotamiento de los nutrientes ricos en energía del músculo.
Presión mental (mental stress): el total de todas las influencias valorables que
inciden en un ser humano.
Se refiere por tanto a los factores externos que afectan mentalmente a las personas y es
lo que hemos llamado exigencias.
Cuando las exigencias de la tarea superan las capacidades del trabajador, es decir,
cuando existe una incapacidad o dificultad del sujeto para dar respuesta en un momento
dado, es cuando se habla de carga de trabajo.
Los efectos facilitadores son los que retrasan o reducen la aparición de los efectos
perjudiciales. Estos efectos facilitadores son:
La recuperación de la fatiga mental se produce con el descanso más que con los cambios
de actividad.
La Norma habla también de "estados similares de fatiga" refiriéndose a los estados del
individuo que se producen como efectos de la fatiga mental resultante de situaciones que
ofrecen poca variedad, es decir debido a una subcarga de trabajo. En estos casos la
fatiga puede desaparecer tras la introducción de cambios en la tarea y/o el
entorno/situación.
Los síntomas adicionales de la saturación mental son el mal humor, la reducción del
rendimiento y/o el sentimiento de cansancio, y la tendencia a la evasión. La saturación
mental a diferencia de la monotonía y la vigilancia reducida se caracteriza por un nivel de
activación constante o incluso incrementado, asociado con una cualidad emocional
negativa.
Más allá de las consecuencias de la tensión mencionadas en esta Norma ISO, hay otras
consecuencias como, por ejemplo, agotamiento o sensación de estar sobrecargado, que
no se contemplan debido a la amplia variación iterindividual, o a los resultados aún no
concluyentes de las investigaciones. Lo mismo se aplica a los efectos desfavorables a
largo plazo de la exposición repetida de la tensión mental, ya sea demasiado alta o
demasiado baja (por sobrecarga o por subcarga).
En estas directrices, la Norma recoge aquellos aspectos del puesto de trabajo que pueden
influir sobre la carga mental, es decir, hace referencia a los factores que se contemplan
como "exigencias de la tarea".
En este sentido la Norma ISO 10075 (2º parte) "principios de concepción" considera que
junto a los aspectos cuantitativos, hay que tener en cuenta las diferencias cualitativas de
la carga de trabajo mental, por ejemplo, distinguir las tareas perceptivo-motoras de
aquellas que necesitan una memorización importante.
Con fines didácticos, vamos a seguir el mismo esquema que la U.D. nº 8 del módulo 5: "la
carga mental de trabajo", agrupando estos factores de exigencias de la tarea
contemplados en la Norma en los cuatro grandes bloques que se han estructurado en la
mencionada unidad: contenido de trabajo, ambiente físico, factores psicosociales y
de organización y factores relacionados con el diseño del puesto de trabajo.
Los juicios relativos son preferibles a los absolutos, ya que estos últimos exigen
guardar en la memoria las normas de referencia, mientras que los juicios relativos
suponen tomar decisiones en relación a una norma de referencia que se presenta
simultáneamente.
La Norma señala también que un diseño adecuado de las condiciones ambientales puede
reducir la intensidad de la carga mental de trabajo, asegurando las condiciones óptimas
para la percepción y el tratamiento de la información.
Los retrasos en la respuesta del sistema aumentan la carga de trabajo, por lo que
es conveniente evitarlos. Las incompatibilidades entre displays (soportes de la
información) y controles exigen al trabajador un esfuerzo complementario, y son
fuentes de error, por lo que es necesario evitar esa incompatibilidad.
La segunda parte de la norma ISO también incluye aspectos a considerar a este respecto,
algunos de los cuales se ha incluido en el apartado anterior (de contenido de trabajo),
pero que vienen determinadas fundamentalmente por el diseño del puesto:
Cuando haya que modificar los puestos de trabajo, ya existentes, conviene integrar la
experiencia y formación del trabajador en el proceso de modificación, con el fin de obtener
un nivel óptimo de calidad del diseño, para lo cual es conveniente utilizar métodos de
participación. Se obtendrá así una mejor aceptación por parte de los trabajadores, lo que
contribuirá a la eficacia del trabajo en su conjunto.
Si se trata de un sistema enteramente nuevo, habrá que tener en cuenta las capacidades,
las cualificaciones, la experiencia y las expectativas de la población teórica de
usuarios. Conviene no olvidar que la formación debe estar como apoyo de la
concepción de los sistemas de trabajo y no sustituir sus carencias.
Hay que tener en cuenta que el trabajo se compone de una combinación de tareas
ejecutadas con un equipamiento técnico particular, en un ambiente de trabajo específico,
con un estilo de mando determinado, y una estructura de la organización particular. Cada
uno de estos factores es pues susceptible de influir en el diseño del sistema de trabajo y
por tanto en la carga de trabajo mental.
Además, para diseñar los sistemas de trabajo, conviene no olvidar que las exigencias del
ambiente, las necesidades del sistema y el mismo personal cambian con el tiempo,
desarrollando cualificaciones, capacidades y expectativas; por lo que en el diseño se
deben prever tales cambios de manera que sea posible incorporar tareas al sistema
técnico o al operador, según la situación.
En el apartado anterior se recoge las líneas directrices que la Norma I.S.O. propone para
el diseño o modificación de puestos de trabajo, con el objetivo de evitar o prevenir los
efectos negativos sobre el trabajador debidos a una concepción inadecuada del sistema
de trabajo, centrándose fundamentalmente en la carga mental.
Una de las principales medidas para reducir la fatiga consiste en reducir u optimizar la
intensidad de la carga de trabajo, limitar la duración de la exposición o modificar la
distribución introduciendo pausas.
Hay que tener en cuenta que la reducción de la carga mental de trabajo más allá del
nivel óptimo puede tener también efectos negativos, ya que la falta de estimulación es
tan perjudicial como el exceso. El aburrimiento y la monotonía es un extremo igualmente
nocivo para la salud y, aunque resulte paradójico, un poco de tensión produce un efecto
estimulante, vigoriza y es conveniente.
Por tanto son necesarias ciertas exigencias mentales para mantener el bienestar, la salud
y la cualificación, ya que dichas exigencias proporcionan los estímulos necesarios para la
activación, las condiciones para mantenerse en forma, y las opciones de aprendizaje y
entrenamiento.
En este sentido la norma ISO/DIS: 10075 (parte 2º) establece que si no es posible
modificar la concepción de la tarea por métodos técnicos o por una nueva organización,
hay que considerar las posibilidades de intervención siguientes:
Conviene pues evitar estas condiciones con una concepción adecuada del puesto de
trabajo, en particular por los medios siguientes:
Para prevenir los problemas de hipovigilancia que pueden tener como efectos la
reducción del rendimiento en tareas de detección, y por tanto la fiabilidad del sistema.
Evitar en la medida de lo posible solicitar una atención sostenida para la detección de
señales críticas, durante largos periodos de tiempo. Para ello, es necesario una
concepción apropiada de la tarea y del equipamiento, así como una organización
del trabajo. Se debe en particular tener en cuenta:
Asegurar una detectabilidad adecuada de la señal con un soporte conocido de la
información y/o cuidando el diseño de las condiciones del ambiente de trabajo
(iluminación, ruido, etc.).
Reducir la incertidumbre de la señal en el tiempo y en el espacio. Utilizar a este
efecto una información anticipada.
Evitar las condiciones que engendren monotonía.
Prever interrupciones frecuentes por medio de pausas, rotación, o cambios de
actividad.
Para prevenir los estados de saturación mental, evitar las tareas repetitivas. No es
suficiente evitar la repetición de operaciones idénticas, sino evitar la similitud estructural
de las tareas a realizar. Si no se puede evitar la realización de tareas similares o idénticas
es esencial que el operador pueda percibir el progreso realizado gracias a su trabajo. Esto
puede ser obtenido por los medios siguientes:
Conviene destacar que las características del trabajador, como por ejemplo, la educación,
la formación y la experiencia son elementos importantes en la percepción de la carga de
trabajo, y en particular para el desarrollo de la saturación mental.
Como hemos señalado, los factores de carga inherentes a la tarea hacen referencia a las
exigencias que la tarea plantea al trabajador, desde el punto de vista mental. En este
sentido, existen unos métodos objetivos, conocidos como métodos globales de
evaluación de las condiciones de trabajo, que, en su valoración de los puestos de
trabajo, incluyen variables relativas a la carga mental, variables que permiten evaluar
las exigencias mentales que plantea la realización de una determinada tarea.
4.1.1. MÉTODOS GLOBALES
Es importante señalar que los criterios que utilizan estos métodos son válidos
fundamentalmente para trabajos poco o nada cualificados. Sin embargo, a pesar de la
limitación que esto supone, es interesante ver cómo se plantean la evaluación de la carga
mental, ya que los criterios e indicadores que utilizan para su valoración pueden servir
como punto de partida para el conocimiento de los aspectos que determinan las
exigencias mentales de una tarea, a través de la elaboración de instrumentos
específicos (cuestionarios, entrevistas, listas de comprobación, etc.).
Apremio de tiempo
Complejidad - rapidez
Así, si el trabajador debe efectuar cada una de las elecciones entre 6 posibilidades o
alternativas de respuesta, la complejidad es mayor que cuando la elección ha de
realizarse solo entre dos posibilidades.
En ambos casos, como hemos dicho, el factor complejidad va unido al factor rapidez.
Para una misma duración media de cada operación, cuanto más largo sea el ciclo de
trabajo, es decir, cuanto mayor sea el número de operaciones, más grande será la carga
mental a causa del esfuerzo de memorización.
Atención
Hace referencia al nivel de concentración requerido para realizar una tarea y a
la continuidad de ese esfuerzo.
El esfuerzo de atención resulta, por una parte, del nivel de concentración y de reflexión
más o menos intenso, que se le exige al trabajador, y por otra parte, de la continuidad de
ese esfuerzo. En concreto, cuanto más breves sean los intervalos que separan los
períodos de movilización de la conciencia, mayor es la carga mental.
Para los trabajos simples, el esfuerzo de atención viene determinado por los siguientes
aspectos:
Minuciosidad
Este método, desarrollado por la empresa RENAULT, en lugar de hablar de Carga Mental
utiliza el término "Carga Nerviosa", que define como las exigencias del Sistema Nervioso
Central durante la realización de una tarea, y que viene determinado por dos criterios:
Operaciones mentales
Nivel de atención
Este método incluye, entre los factores psicosociales considerados, la carga mental de
trabajo, y la valora a partir de los siguientes indicadores: presión de tiempos, esfuerzo
de atención, fatiga percibida, sobrecarga, y percepción subjetiva de la dificultad que
para el trabajador tiene su trabajo.
Para ver a partir de qué criterios se evalúa cada uno de estos indicadores, consultar
la Unidad Didáctica 5.11.: "Factores Psicosociales: Método de Evaluación.", en la
que se desarrolla ampliamente este método.
Además de estos métodos en los que la carga mental se considera como una variable
más, se han desarrollado una serie de escalas específicas para la valoración de la
carga mental.
Para ello, se han desarrollado distintos métodos de evaluación, que utilizan, como
indicadores de carga mental (generalmente determinados de forma experimental),
las reacciones del trabajador frente a una carga mental inadecuada, reacciones que
se producen habitualmente a tres niveles: fisiológico, psicológico y de
comportamiento.
Se ha comprobado que, ante una situación de carga mental inadecuada, que produce
fatiga mental en el trabajador, se producen en éste una serie de reacciones fisiológicas.
Así, para poder valorar los efectos que esa situación de carga mental inadecuada está
teniendo sobre el trabajador, se estudian una serie de indicadores fisiológicos, a partir
de los cuales se miden las reacciones del organismo ante una situación de fatiga
mental.
Entre los indicadores fisiológicos más estudiados se pueden citar los siguientes:
Sin embargo, al utilizar estos indicadores hay que tener en cuenta que pueden
estar influidos por un número elevado de factores como el ruido, el calor, el trabajo
físico, las emociones, etc., que podrían enmascarar los resultados.
Actividad muscular. Se sabe que existe una relación entre la fatiga y el grado
de contracción muscular. Así, a través del electromiograma se puede registrar la
actividad muscular como indicador de carga mental, teniendo en cuenta que, como
en el caso de la actividad cardiaca, este indicador puede estar influido de forma
importante por otros factores, como por ejemplo la postura de trabajo.
Actividad cortical. Registro de la actividad eléctrica del cerebro a través
del electroencefalograma. Se puede estudiar, por ejemplo, cómo se modifican los
trazos según el nivel de atención y según el nivel de fatiga.
Todos estos indicadores fisiológicos, y algunos más, pueden ser utilizados siempre que se
tengan en cuenta sus limitaciones. Además, es aconsejable no utilizar nunca un único
indicador, sino tres o más, con el objetivo de compararlos entre sí para conseguir una
mayor fiabilidad en los resultados.
En este sentido, pueden utilizarse pruebas que nos permitan comprobar cómo la
fatiga está afectando a las funciones psicomotoras (a través, por ejemplo, de
pruebas de rapidez de reacción o de coordinación de movimientos), y pruebas
para valorar las alteraciones cognitivas (fundamentalmente, pruebas
de atención, de memoria y de concentración).
Podemos valorar los efectos de la fatiga mental sobre el rendimiento de diversas formas:
5. ESTRÉS LABORAL
5.1. DEFINICIÓN
EUSTRESS o estrés "bueno: Es necesario en nuestra vida cotidiana y ejerce una función
de protección del organismo. Gracias a él podemos progresar en todos los sentidos.
DISTRESS o estrés negativo: Se produce por una excesiva reacción al estrés, que se
manifiesta en una demanda muy intensa o prolongada de actividad. Puede afectarnos
física y psicológicamente por el exceso de energía que se produce y no se consume.
Defínir el estrés resulta muy complejo y éste tema ha sido objeto de diferentes análisis y
constantes debates entre los expertos. Sobre la definición del estrés han existido
esencialmente tres enfoques, cada uno con su carga asociada de conceptos, métodos y
teorías
1. Enfoque fisiológico
Selye describe tres fases sucesivas de adaptación del organismo. Las tres fases de la
reacción defensiva no específica son: alarma, resistencia y agotamiento.
Fase de reacción de alarma: ante un estímulo estresante, el organismo reacciona
automáticamente preparándose para la respuesta, para la acción, tanto para luchar como
para escapar del estímulo estresante.
En esta fase se activa el sistema nervioso simpático teniendo como signos: dilatación de
las pupilas, sequedad de boca, sudoración, tensión de los músculos, aumento de la
frecuencia cardíaca y respiratoria, aumento de la presión arterial y disminución de la
secreción gástrica, aumento de la síntesis de glucosa y de la secreción de adrenalina y
noradrenalina.
2. Enfoque "ingenieril"
Considera el estrés como una característica de los estímulos del entorno de las personas,
concebido en términos de carga o nivel de demanda que se ejerce sobre el individuo por
elementos nocivos de ese entorno. El estrés produce así una reacción de tensión en el
individuo normalmente reversible, pero si estos elementos nocivos persisten pueden ser
perjudiciales e irreversibles.
La crítica que se podría hacer a estos dos enfoques es que consideran la existencia del
estrés como un concepto de estímulo-respuesta. Su limitación es no reconocer la
importancia de las diferencias individuales en la experiencia del estrés y la respuesta al
mismo. La persona es considerada como algo pasivo entre estímulo y respuesta.
3. Enfoque psicológico
El estrés no es solamente una dimensión del ambiente físico o psicosocial; no puede ser
definido sólo en términos de carga de trabajo o de situaciones que se consideran
estresantes, ni tampoco se puede definir sólo en términos de respuesta, como la
movilización fisiológica o la disfunción de la ejecución.
El estrés es un estado cognitivo que reside en la percepción que tienen las personas de la
adaptación a las demandas de su entorno de trabajo y depende de la valoración cognitiva
que las personas hacen de su situación.
El estrés, por lo tanto, está en función no sólo de las demandas del entorno, sino de la
percepción de los individuos de esas demandas y de su habilidad para adaptarse a ellas.
Otra definición que tal vez nos ofrezca una información que nos permita identificarlo y
comprenderlo mejor: "El estrés es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda
y la capacidad de respuesta del individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante
esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas)". Mc Grath (1970).
Según esta definición, se producirá estrés cuando el individuo percibe que las demandas
del entorno superan a sus capacidades para afrontarlas y, además, valora esta situación
como amenazante para su situación.
En él, las conexiones de tipo A-B establecen relaciones entre el contexto físico y social del
trabajo y las percepciones del mismo por parte del sujeto. Las conexiones de tipo B-C
señalan las relaciones entre el entorno percibido de trabajo y las respuestas que el sujeto
realiza en él.
Las conexiones del tipo C-D se refieren a los efectos de esas respuestas sobre criterios
establecidos de salud y enfermedad. El modelo incorpora, además, variables que afectan
a todas las relaciones ya señaladas. Me refiero a la influencia de las características o
propiedades estables de la persona sobre las formas de percibir la realidad física, la forma
de responder ante dicha realidad percibida y el modo en que esas respuestas inciden
sobre su salud y bienestar psicológico.
También las relaciones interpersonales que el individuo desarrolla afectan a los tres tipos
de conexiones.
Por tanto esta cadena causal, y la combinación de diversas variables relacionadas entre
sí constituye el marco teórico de la relación entre el trabajo y la salud.
* Iluminación
* Ruido
* Temperatura
* Ambientes contaminados
* Carga mental
* Control sobre la tarea
Se han identificado gran parte de los efectos específicos sobre la salud de factores como
ruido, vibraciones, iluminación, temperatura, toxicidad y disponibilidad y disposición del
espacio físico. Pero estos factores también pueden, en determinados ambientes de
trabajo, constituirse en estresores.
El ruido, a niveles más bajos de los que producen daños auditivos, puede crear otra serie
de problemas. Puede incidir negativamente sobre el nivel de satisfacción, la productividad,
la vulnerabilidad a los accidentes y los errores, ya que interfiere en la actividad mental
provocando fatiga, irritabilidad y dificultad de concentración.
Además las altas intensidades de sonido aíslan a los trabajadores, dificultando la
comunicación y enmascarando otras señales auditivas del entorno.
Desde el punto de vista del estrés, el ruido es un estresor, principalmente cuando distrae.
El ruido excesivo y/o intermitente interfiere con nuestra concentración y es fuente de
frustración, se sobrepone a la verbalización interna que usamos al pensar y dirigir
nuestros actos.
En determinadas situaciones se da una adaptación al ruido pero aún así, esta adaptación
es una respuesta al estrés y, como todas las respuestas requieren energía, una
prolongada exposición al ruido puede conducir a la fatiga y a una disminución del
rendimiento. Además puede tener costes psicológicos debido a que produce irritabilidad y
una reducción de la tolerancia a la frustración.
2. Estresores de la tarea
Si existe un desacuerdo entre las percepciones de las personas de las demandas que
recaen sobre ellas y su habilidad para afrontarlas, se producirá estrés laboral. Los
principales estresores de la tarea son la inadecuada carga mental de trabajo y el
control sobre la tarea.
Para realizar una tarea hay que llevar a cabo una actividad mental que va a venir
determinada, por una parte, por la cantidad de información que deba tratarse en un
puesto de trabajo, y por otra, por las características del individuo (edad, formación
experiencia, estados de fatiga, etc.).
Los mecanismos de la carga mental son complejos, en primer lugar por que las funciones
cognitivas no pueden ser analizadas sólo desde un ángulo cuantitativo (cantidad de
informaciones tratadas), sino que deben serlo también bajo el ángulo cualitativo, es decir,
según lo compleja que sea intelectualmente la tarea a realizar. Al mismo tiempo estos
aspectos se pueden presentar tanto por exceso (sobrecarga) como por defecto
(subcarga).
Ocurre que muchas veces, para paliar la sobrecarga de trabajo, se alarga la jornada
laboral dedicando un mayor tiempo al trabajo. Este exceso de horas de trabajo no sólo va
a aumentar la fatiga del trabajador, sino que también pueden verse perjudicadas las
relaciones sociales y la vida familiar, reduciéndose por tanto las oportunidades de apoyo
social, tan importantes a la hora de afrontar y reducir el estrés.
French y Caplan (1973) señalan que la sobrecarga y el exceso de horas de trabajo están
relacionadas con la insatisfacción y la tensión laboral, la baja autoestima, la fatiga, los
niveles altos de colesterol, la tasa cardíaca elevada y el tabaquismo.
El exceso de trabajo o su dificultad producen estrés, pero esto no quiere decir que
los que realizan poco trabajo (subcarga cuantitativa) o tareas demasiado sencillas
(subcarga cualitativa) no sean susceptibles de sufrir estrés y estén siempre relajados,
sino que también lo pueden padecer, es decir, la carga demasiado pequeña ocasiona a
veces tanto estrés como la sobrecarga, pudiendo deteriorar la salud. Ya que la falta de
estimulación es tan perjudicial como el exceso, el aburrimiento y la monotonía es un
extremo igualmente nocivo para la salud y aunque resulte paradójico, un poco de tensión
produce un efecto estimulante, vigoriza y es conveniente.
Hay una clara relación positiva entre el grado de control que el sujeto tiene sobre su
propio trabajo y la satisfacción laboral. La falta de control produce consecuencias
psíquicas y somáticas negativas propias del estrés; ahora bien, el excesivo control y la
responsabilidad que conlleva, también puede tener consecuencias negativas.
3. Estresores organizacionales
Muchas veces la parcialización y especialización del trabajo dificultan que los trabajadores
adquieran habilidades y cualificaciones necesarias para mejorar su movilidad laboral y sus
expectativas profesionales. Por otra parte, la naturaleza de determinadas tareas impide
demostrar la disposición para un trabajo mejor remunerado, más responsable y variado, lo
que puede provocar la reducción en la calidad y/o cantidad del trabajo, la falta de
disposición del individuo para desempeñar ciertas tareas, el aumento en la frecuencia de
los accidentes y la reducción de las relaciones interpersonales en el trabajo.
1. Características individuales
Hay que tener en cuenta que los aspectos personales pueden variar en el tiempo en
función de factores tales como la edad, las necesidades y expectativas y los
estados de salud y fatiga. Obviamente, todos estos factores actúan entre sí e influyen
en el estrés experimentado por el trabajador, tanto en el puesto de trabajo como fuera de
él.
Numerosos investigadores han demostrado que existe una influencia de ciertas
características personales en la producción de estrés. Esto no quiere decir que el solo
hecho de tener una serie de características personales determinadas desencadenen por
sí mismas el estrés, sino que aumenta la vulnerabilidad de una persona determinada. Es
decir, un sujeto, cuando posea unas ciertas características personales, ante unas
determinadas situaciones o demandas, tendrá más posibilidades que otra de sufrir una
situación de estrés y será más vulnerable a éste.
Las características de las personas no tienen un carácter estático y reactivo con respecto
a las demandas del entorno, sino que las expectativas, deseos y necesidades de la
persona tienen un efecto activo en la relación con el entorno laboral y, en último término,
en la generación del estrés. El modo de actuación de estas características en la
generación del estrés proviene de la descompensación, desequilibrio o incongruencia
entre lo que exteriormente es demandado y lo que los individuos necesitan, desean, o son
capaces de hacer.
Por esto, en la generación del estrés es muy importante comprender cómo el sujeto
experimenta sus necesidades, deseos y expectativas en relación con lo que el entorno
ofrece o demanda.
Entre los rasgos de personalidad que se ha demostrado que tienen una influencia
importante en el proceso y generación de estrés estarían:
Los patrones de conducta específicos son una forma de comportamiento aprendido que
influye en cómo nos comportamos en las situaciones cotidianas de la vida. Se podría decir
que son maneras de ser y de comportarse que influyen directamente en la salud
psicológica y fisiológica de la persona.
Hay diferentes patrones de conducta relacionados con el estrés. Estos son los llamados
patrones tipo "A", "B" y "C".
Los conceptos de patrón de conducta tipos "A" y "B" surgieron en los años 50 y se deben
a dos cardiólogos, Friedman y Rosenman, que realizaron un estudio para descubrir cuál
era el papel de los factores emocionales en las enfermedades del corazón, constatando
que la incidencia de cardiopatías isquémicas en los sujetos con un patrón de conducta
"tipo A", con edades comprendidas entre 39 y 49 años, era 6'5 veces más elevada que en
los sujetos "tipo B".
El patrón de conducta "tipo A" lo presentan aquellos sujetos que perciben el entorno como
amenazante para su autoestima y para lograr sus objetivos. De ahí que, para afirmarse,
necesiten constantemente logros personales para, de esta manera, sentir que tienen el
control. Esta disposición les lleva a un estado permanente de urgencia en el tiempo y de
permanente lucha. Se caracterizan por un fuerte impulso competitivo y gran dinamismo.
Son muy ambiciosos, agresivos e irritables. Todas estas características hacen que se
incremente en más del triple la probabilidad de padecer una enfermedad coronaria en
comparación con los sujetos "tipo B", que tienen las características opuestas al anterior,
manteniéndose relajados sin sufrir las consecuencias negativas del estrés.
Una de las características cognitivas que influyen en las respuestas a los estresores, es
el "locus de control", que hace referencia a las explicaciones que una persona se da a
sí misma sobre las cosas que le suceden.
En un extremo estarían las personas con un "locus de control externo", que son las que
atribuyen los sucesos que les acontecen a circunstancias externas, que dependen de la
suerte o el destino.
En el otro extremo, estarían las personas con un "locus de control interno", que son las
que atribuyen los sucesos que les acontecen a circunstancias internas. Estos perciben
que tienen control de la situación, lo que influye en las expectativas de afrontamiento,
experimentando menos amenaza ante los estresores que los externos y respondiendo
más adecuadamente, ya que buscan información y se enfrentan al problema.
1.3. Neuroticismo/ansiedad
Es una diferencia individual positiva, es decir, que actúa como un modulador que reduce
la probabilidad de estrés y minimiza la incidencia y severidad de los resultados y
consecuencias disfuncionales.
El control se refiere a la tendencia a creer y actuar suponiendo que uno puede influir
sobre los eventos. Las personas con control buscan explicación del porqué ocurren las
cosas con énfasis en su propia responsabilidad y no simplemente en términos de las
acciones de otros o de su propio destino.
1.5. Dependencia
Las personas poco independientes toleran mejor que las personas independientes un
estilo de mando autoritario (supervisión estricta) y un ambiente laboral muy normalizado y
burocratizado. Sin embargo, tienen más problemas que las personas más independientes
en situaciones que impliquen tomar decisiones o que impliquen cualquier tipo de
incertidumbre y ambigüedad.
1.6. Introversión
Ante cualquier problema, los introvertidos reaccionan más intensamente que los
extravertidos, ya que son menos receptivos al apoyo social.
2. Apoyo social
Sin embargo, el proceso que relaciona el estrés con el apoyo social resulta más complejo.
Cabe conceptualizar ciertos aspectos del apoyo social como una característica de
personalidad, más que como una característica del ambiente.
Las posibles vías a través de las cuales el apoyo puede influir sobre la salud incluyen los
efectos directos sobre la ocurrencia del estrés, sobre las apreciaciones de la situación
estresante, las estrategias y comportamientos de afrontamiento, la motivación, la
autoestima, a los estados de ánimo.
1. Respuesta fisiológica
El estrés, tanto físico como emocional, activa una parte del sistema límbico relacionada
con los componentes emocionales del cerebro.
La respuesta neuronal se transmite al hipotálamo, que es una estructura nerviosa situada
en la base del cerebro, y que actúa de enlace entre el sistema endocrino y el sistema
nervioso, y en donde se provoca una respuesta hormonal que estimula la hipófisis
(glándula situada en la base del cerebro) para que secrete a la sangre otra hormona,
ACTH (corticotropina). Esta, a su vez, estimula las glándulas suprarrenales, situadas
encima de los riñones.
Las glándulas suprarrenales por lo tanto están sometidas a un doble control: por un lado
por el sistema nervioso autónomo (simpático vegetativo), y por otro por la hormona
secretada por la parte anterior de la hipófisis (ACTH).
El estrés por tanto puede tener efectos negativos sobre el sistema inmunitario, ya que
inhibe sus respuestas alterando el papel de los leucocitos y su circulación, así como la
disminución de su producción.
Además todo este proceso bioquímico interacciona con las estructuras implicadas en el
análisis cognitivo y emocional, teniendo al mismo tiempo un papel importante en los
niveles de alerta al entrar el estrés en interacción recíproca con tres grandes sistemas
cerebrales implicados en las funciones cognitivas, afectivas y de decisión.
2. Respuesta cognitiva
Los procesos puestos en juego no son por lo tanto simples reacciones automáticas de
estímulo y respuesta, sino que como anteriormente se mencionó, el impacto de los
agentes estresantes depende también de la significación que toman los estímulos
para el individuo.
3. Respuestas comportamentales
Una respuesta eficaz al estrés representa una adaptación exitosa. Pero el organismo no
siempre responde perfectamente o de forma adecuada; cuando esto sucede, sobreviene
un resultado físicamente negativo o un padecimiento de adaptación.
Este tipo de padecimiento puede afectar al corazón, los vasos sanguíneos y el riñón, e
incluye ciertos tipos de artritis y afecciones de la piel.
1. La aparición de la sintomatología
No hay que olvidar que cierto grado de ansiedad y de tensión es adaptativo (si su
intensidad no es excesiva), ya que ayuda a enfrentarse a ciertos requerimientos y
exigencias concretos de la vida. Cuando este proceso de adaptación a la realidad tiene
éxito, la tensión que provoca es vivida por el sujeto como motivadora y satisfactoria. Sin
embargo, si la ansiedad es muy intensa y/o dura mucho tiempo, se producen
manifestaciones físicas importantes, que, a la larga, constituyen el núcleo de la patología
psicosomática.
La patología psicosomática que puede aparecer es muy diversa. Esto quiere decir que el
estrés puede afectar a distintos órganos y funciones de nuestro cuerpo.
Según F.J. Labrador (1992), las personas tienen diferentes respuestas de activación,
en función tanto de sus características personales como de la situación en que se
encuentra. Así, una misma persona puede activar órganos o respuestas diferentes en
cada situación de estrés.
Las consecuencias del estrés pueden ser muy diversas y numerosas. Algunas pueden ser
primarias y directas; otras, la mayoría, pueden ser indirectas y constituir efectos
secundarios.
2. Consecuencias físicas
Los efectos del estrés pueden provocar una alteración en el funcionamiento del Sistema
Nervioso que puede afectar al cerebro. Cualquier alteración fisiológica en el cerebro
va a producir alteraciones en la conducta, ya que el cerebro es el órgano rector de
aquélla. Entre los efectos negativos producidos por la activación reiterada de la respuesta
de estrés estarían:
Preocupación excesiva
Incapacidad para tomar decisiones
Sensación de confusión
Incapacidad para concentrarse
Hablar rápido
Temblores
Tartamudeo
Imprecisión al hablar
Precipitación a la hora de actuar
Explosiones emocionales
Voz entrecortada
Comer excesivamente
Falta de apetito
Conductas impulsivas
Risa nerviosa
Bostezos frecuentes
Además, todos estos efectos deterioran la calidad de las relaciones interpersonales, tanto
familiares como laborales, pudiendo provocar la ruptura de dichas relaciones.
Los efectos negativos citados anteriormente no sólo pueden perjudicar al individuo, sino
que también pueden producir un deterioro en el ámbito laboral, influyendo
negativamente tanto en las relaciones interpersonales como en el rendimiento y la
productividad. Pueden inducir a la enfermedad, al absentismo laboral o incluso a la
incapacidad laboral.
Realmente, hablar del coste en cifras que todo esto supone a la empresa es muy difícil de
determinar, lo que sí es cierto es que un tanto por ciento muy alto de absentismo es
causado por problemas relacionados directamente con el estrés. Incluso trabajadores en
puestos de trabajo que sufren mucha rotación (en el sentido de que continuamente estén
solicitando cambios horizontales de puesto de trabajo) probablemente estén indicando
que están sometidos a un alto nivel de presión.
Por tanto, entre las consecuencias del estrés para la empresa estarían:
Elevado absentismo
Rotación elevada de los puestos de trabajo
Aumento de la siniestralidad
Dificultades de relación
Mediocre calidad de productos y servicios
En definitiva, y como resumen, podemos afirmar que cuando una empresa no es capaz de
cumplir a tiempo sus pedidos, o la calidad de sus productos es deficiente; cuando se
producen accidentes de trabajo periódicamente, cuando muchos de sus trabajadores
abandonarían la empresa si pudieran encontrar otro puesto de trabajo satisfactorio (no
sólo en el ámbito salarial); cuando en la empresa se producen enfrentamientos y no es
tan infrecuente que se produzcan huelgas, podemos decir que esa empresa tiene mala
imagen de cara a la sociedad. Y si la empresa tiene mala imagen, como consecuencia,
sus productos también, y esto repercutirá en su grado de implantación en el mercado y,
por lo tanto, incidirá directamente sobre la marcha y evolución económica de la empresa.
Intentar paliar esta imagen negativa pueden suponer un desembolso muy fuerte a la hora
de diseñar campañas de marketing, publicidad etc., para recuperar parte del mercado.
Por el contrario, y desde una perspectiva preventiva, creemos que encarar de manera
directa el conjunto de problemas psicosociales sería mucho más rentable para la empresa
y más satisfactorio para la salud de sus trabajadores.
El nivel de estrés de una empresa no es ni más ni menos que la suma total de los niveles
de estrés de su personal. El entusiasmo, la alta productividad y creatividad, el escaso
absentismo laboral y cambio de empleo son características de empresas dinámicas que
funcionan con un alto grado de motivación, proporcionando un estrés positivo.
Si los niveles de estrés se elevan demasiado, la empresa tiende a operar con un estrés
negativo, con todas las consecuencias que ello conlleva, como errores de juicio, baja
productividad y creatividad, escasa comunicación, falta de espíritu de equipo, relaciones
humanas tensas, alto grado de cambio de empleo y absentismo, acarreando un alto coste
financiero y humano para la empresa.
Entre los signos que indican la existencia de estrés en las organizaciones estarían:
"La evaluación será actualizada cuando cambien las condiciones de trabajo y, en todo
caso, se someterá a consideración y se revisará, si fuera necesario, con ocasión de los
daños para la salud que se hallan producido..." "...el empresario realizará controles
periódicos de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores en la
prestación de sus servicios."
Para evaluar el estrés laboral hay que tener en cuenta los estresores potenciales de
la organización, constituidos por las condiciones físicas y psicosociales del
trabajo; además determinadas características individuales, que pueden ser
percibidos por los trabajadores como amenazas a su seguridad, desarrollo laboral
y/o bienestar físico o psíquico, y los efectos del estrés que en este caso se
traducirán en decremento de la productividad, incremento de la rotación,
absentismo y accidentes, y costes derivados de la pérdida de salud.
El estrés no puede estudiarse aislado de la percepción del propio sujeto, porque depende
directamente de ella, y la percepción de los estresores de ámbito socioambiental está
influyendo sobre la forma de percibir los estresores de ámbito laboral y viceversa.
Por tanto, si se investiga el estrés laboral hay que investigar la percepción de los
estresores a los que puede estar expuesto el trabajador. También hay que analizar
aquellos aspectos que puedan estar actuando como elementos moduladores de la
reacción de estrés. Tampoco se deberá dejar de analizar la respuesta de estrés en sí
misma, y para acercarnos a ella no podemos sino determinarla a través de los diferentes
indicadores electrofisiológicos y bioquímicos que nos notifican los cambios orgánicos que
se producen, y las medidas psicológicas que informan del estado de ánimo, la percepción
somática y el nivel de activación. Por último, habrá que constatar los posibles efectos de
la respuesta de estrés a nivel de la conducta de los sujetos.
Debido a la complejidad de factores implicados en la generación de estrés no existe, un
instrumento único con el que evaluarlo, sino que es necesario utilizar diferentes métodos
para así poder evaluar tanto estresores como moduladores, respuestas de estrés y
efectos en las dos vertientes, individual y organizacional.
Listas de chequeo que tratan de ofrecer una visión genérica de los distintos
ámbitos de una organización que pueden ser origen de estrés, y de los posibles
estresores que en ella se podrían encontrar. La ventaja de su aplicación es que no
hacen falta conocimientos especializados, siendo muy recomendables para que
los propios trabajadores las utilicen para controlar su puesto de trabajo.
Cuestionarios y escalas sobre el estrés en el lugar de trabajo que permiten
obtener datos sobre la forma en que los trabajadores perciben sus condiciones de
trabajo.
Inventarios sobre las características personales así como cuestionarios y
escalas sobre las formas de afrontamiento en las que se evalúa diferentes
estrategias de afrontamiento ante un acontecimiento estresante.
Indicadores bioquímicos en los que se mide de forma directa la activación
autonómica. Se realizan análisis hormonales de muestras de orina y sangre,
recogidas a menudo en cortos intervalos y en diferentes horas del día.
Indicadores electrofisiológicos: son medidas indirectas de la actividad
autonómica ya que dicha activación induce a cambios de numerosos parámetros
biológicos en varios niveles sistémicos del organismo; estos cambios pueden ser
detectados mediante registros electrofisiológicos.
Al igual que las causas del estrés son múltiples, no existe para reducir el estrés una única
medida preventiva, sin embargo se ha de contar con la elaboración de estrategias
dirigidas a la situación de trabajo y a la persona:
Horario de trabajo: diseñar los horarios de trabajo de manera que eviten conflictos
con las exigencias y responsabilidades externas al trabajo. Los horarios de los
turnos rotatorios deben ser estables y predecibles.
Participación/control: dejar que los trabajadores aporten ideas a las decisiones o
acciones que afecten a su trabajo.
Carga de trabajo: comprobar que las exigencias de trabajo sean compatibles con
las capacidades y recursos del trabajador y permitir su recuperación después de
tareas físicas o mentales particularmente exigentes.
Contenido: diseñar las tareas de forma que confieran sentido, estímulo, sensación
de plenitud y la oportunidad de hacer uso de las capacitaciones.
Papeles: definir claramente los papeles y responsabilidades en el trabajo.
Entorno social: crear oportunidades para la interacción social, incluidos el apoyo
moral y la ayuda directamente relacionados con el trabajo.
Futuro: evitar la ambigüedad en temas de estabilidad laboral y fomentar el
desarrollo de la carrera profesional.
Un aspecto importante para la prevención del estrés es el aumento del apoyo social en las
organizaciones, favoreciendo la cohesión de los grupos de trabajo y formando a los
supervisores para que adopten una actitud de ayuda con los subordinados, ya que el
apoyo social, no sólo reduce la vulnerabilidad al estrés sino también sus efectos
negativos.
Considerando que el estrés es uno de los principales riesgos para la salud y la seguridad,
sería prudente incluir indicadores del mismo en la vigilancia de la salud laboral.
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