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Universidad de El Salvador Ciclo I 2018

Facultad de Ciencias y Humanidades Máster Ricardo Adán Molina


Departamento de Filosofía Filosofía Analítica

Filosofía Analítica
El Movimiento filosófico surgió en el siglo XX, propia de la filosofía es aclarar el lenguaje o,
principalmente en el Reino Unido y en Estados como prefieren algunos de ellos, esclarecer
Unidos desde principio de siglo y con mayor fuerza conceptos. El objeto de su estudio es resolver
después de la II Guerra Mundial1, que trata de los problemas filosóficos, los cuales, afirman,
aclarar el lenguaje y analizar los conceptos se originan por las confusiones lingüísticas.
expresados en él. Ha recibido diversas
ORIENTACIONES. Existe una considerable
denominaciones, como análisis lingüístico,
diversidad de métodos entre los filósofos analíticos
y del lenguaje en cuanto a la
naturaleza del análisis conceptual o
lingüístico, así tenemos:
a. Algunos están interesados sobre
todo en aclarar el significado de
palabras o frases específicas como
paso esencial para realizar
afirmaciones filosóficas claras y
precisas. (Aspecto Semántico)
b. Otros prefieren determinar las
condiciones generales que deben
darse para que una declaración
lingüística tenga sentido; su
propósito es establecer un criterio
que diferencie entre las oraciones
significativas y las absurdas.
(Aspecto Semántico Sintáctico)
empirismo lógico, positivismo lógico, análisis
de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos c. El interés de un tercer grupo radica en crear
últimas derivan de la especial influencia que tuvo lenguajes formales, simbólicos, que respondan
en la Universidad de Cambridge y en la en su origen a una estructura matemática.
Universidad de Oxford. Aunque el movimiento no (Aspecto Sintáctico)
acepta ninguna doctrina o teoría específica de d. Por último, muchos filósofos asociados a este
forma unánime, los filósofos analíticos y del movimiento han optado por el análisis del
lenguaje están de acuerdo en que la actividad lenguaje común, desde posturas lingüísticas,
1
Segunda Guerra Mundial, conflicto militar que comenzó en 1939
gramaticales, y matemáticas.
como un enfrentamiento bélico europeo entre Alemania y la coalición
franco británica, se extendió hasta afectar a la mayoría de las
No obstante estos enfoques todos coinciden en:
naciones del planeta y cuya conclusión en 1945 supuso el nacimiento Afirman que la solución a los problemas
de un nuevo orden mundial. Posterior a la formación de la Naciones filosóficos puede encontrarse con mayor
Unidas (Abril octubre de 1945), el 11 de Mayo de 1945 el Consejo
de Seguridad lo forman Estados Unidos, la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviética URSS –Hoy Rusia , Inglaterra, China, Francia.
-1-
eficacia si son formulados en un lenguaje Mill8) y por los escritos del matemático y filósofo
lógico riguroso. alemán Gottlob Frege9, los pensadores ingleses
George Edward Moore10 y Bertrand Russell11 se
Las dificultades surgen cuando conceptos como
‘tiempo’, ‘libertad’, ‘justicia’ por ejemplo, son 8
John Stuart Mill (1806 1873), filósofo y economista británico,
considerados al margen del contexto lingüístico en hijo de James Mill; su obra causó gran impacto en el pensamiento
que suelen aparecer. Es decir cuando se especula británico del siglo XIX, no sólo en filosofía y economía sino también
en las áreas de ciencia política, lógica y ética.
respecto a la utilización de estos términos así por 9
Gottlob Frege (1848 1925), matemático y filósofo alemán, fue el
ejemplo pueden tratar el ‘tiempo’ de una manera fundador de la lógica matemática moderna. Frege intentó deducir los
principios de la aritmética de los principios de la lógica.
concreta por su significado –semántica la Física y Enfrentándose a la ambigüedad del lenguaje normal y a la
de esta área la Astronomía, la Historia, la Filosofía, insuficiencia de los sistemas lógicos disponibles, inventó muchas
notaciones simbólicas, como cuantificadores y variables,
las demás disciplinas si se fundamentan en esas estableciendo así las bases de la lógica matemática moderna.
definiciones estarán utilizándolo apropiadamente, y 10
George Edward Moore (1873 1958), filósofo británico, conocido
por su papel en el desarrollo de la filosofía occidental
metodológicamente contribuirán al desarrollo del contemporánea, su contribución a la teoría ética y su defensa del
saber científico, sino es así estarán especulando – realismo filosófico. La filosofía, para Moore, era en primer lugar un
inventando. En este sentido este grupo de análisis, es decir, el intento de clarificar las proposiciones
enigmáticas, o conceptos, mediante apuntes de proposiciones menos
pensadores piensan que la clave para resolver enigmáticas o conceptos que debían ser equivalentes, según la lógica,
numerosos problemas filosóficos se encuentra en a los originales. Moore estaba perplejo, por ejemplo, ante la
afirmación de algunos filósofos de que el tiempo es irreal. Al analizar
prestar una cuidadosa atención al lenguaje común. esta declaración, mantenía que la proposición el “tiempo es irreal
“era por lógica equivalente a “no hay hechos temporales”. (“Leí el
ANTECEDENTES: El análisis lingüístico como artículo ayer” es un ejemplo de un hecho temporal). Una vez
método se remonta a la filosofía griega clásica. clarificado el sentido de asentar una afirmación que contiene el
concepto problemático, el segundo cometido es determinar si existen
Algunos diálogos de Platón (de forma muy o no las razones justificativas para aceptar esta afirmación. La
específica, Crátilo2, dedicado al lenguaje) están atención diligente de Moore al análisis conceptual como un medio de
conseguir claridad le situó como uno de los fundadores del énfasis
destinados a aclarar términos3 y conceptos4. Sin contemporáneo analítico y lingüístico en la filosofía.
embargo, esta forma filosófica de reflexión cobró 11
Bertrand Russell, (1872 1970), filósofo, matemático y escritor
un énfasis renovado durante el siglo XX. Influidos británico, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1950. Su
énfasis en el análisis lógico repercutió de forma notable en el curso
por la tradición empírica británica (de John Locke5, de la filosofía del siglo XX. Estudió Matemáticas y Filosofía en el
George Berkeley6, David Hume7 y John Stuart Trinity College de la Universidad de Cambridge desde 1890 hasta
1894. Tras graduarse este último año, viajó a Francia, Alemania y
Estados Unidos. Al tiempo que desde su juventud mostró un acusado
sentido de conciencia social, se especializó en cuestiones de lógica y
matemáticas, alcanzó un notable éxito con su primera gran obra, Los
2
Crátilo, diálogo escrito por el filósofo griego Platón poco tiempo principios de la matemática (1903), en la que intentó trasladar la
después de la fundación de la Academia, posiblemente hacia el 385 matemática al área de la lógica filosófica para dotar a ésta de un
a.C. El contenido de Crátilo, tratado que puede ser encuadrado en la marco científico preciso. Colaboró durante ocho años con el filósofo
rama filosófica de la lógica, se centra en la “exactitud de los y matemático británico Alfred North Whitehead en la elaboración de
nombres”, es decir, en el origen y características del lenguaje. Su la monumental obra Principia Mathematica (3 vols., 1910 1913), en
título proviene de uno de los tres interlocutores que aparecen en el la que se mostraba que esta materia puede ser planteada en los
escrito, Crátilo, filósofo discípulo de Heráclito. Los otros dos son términos conceptuales de la lógica general, como clase y pertenencia
Sócrates y uno de sus discípulos, Hermógenes. Ver información a una clase. Este libro se convirtió en una obra maestra del
completa en anexo. pensamiento racional. Russell y Whitehead demostraron que los
3
Término. Expresión gramatical del nombre. números pueden ser definidos como clases de un tipo determinado, y
4
Concepto. Concepción, Idea por su forma abstracta pero por su en este proceso desarrollaron conceptos racionales y una notación
contenido concreto. que hizo de la lógica simbólica una especialización importante dentro
5
John Locke (1632 1704),pensador inglés, máximo representante del campo de la filosofía. En su siguiente gran obra, Los problemas
de la doctrina filosófica del empirismo de la filosofía (1912), recurrió a la sociología, la psicología, la física
6
George Berkeley (1685 1753), filósofo y clérigo irlandés, y las matemáticas para refutar las doctrinas del idealismo, la escuela
considerado el fundador de la moderna escuela del idealismo. filosófica dominante en aquel momento, que mantenía que todos los
Berkeley mantenía que no se puede concebir que la materia exista objetos y experiencias son fruto del intelecto; Russell, una persona
con independencia de la mente; los fenómenos de los sentidos sólo realista, creía que los objetos percibidos por los sentidos poseen una
pueden explicarse suponiendo que hay un dios que provoca de forma realidad inherente al margen de la mente. Pacifista convencido,
continua la percepción en la mente humana. condenó la actitud de los gobiernos que había conducido a la I Guerra
7
David Hume (1711 1776), filósofo, historiador y economista Mundial y, por mantener dicha posición, en 1916 fue privado de su
escocés. Su pensamiento ejerció una notable influencia en el puesto académico en Cambridge y encarcelado. Durante los seis
desarrollo del escepticismo y del empirismo. meses que permaneció en prisión escribió Introducción a la filosofía
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erigieron en fundadores del movimiento filosófico determinada de modo más adecuado. Moore fue
analítico. Compañeros en Cambridge, Moore y célebre por sus minuciosos análisis de
Russell rechazaron el idealismo hegeliano proposiciones filosóficas enigmáticas como “el
expuesto en la obra del metafísico inglés Francis tiempo es irreal”, que le ayudaron a determinar la
Herbert Bradley12, quien mantenía que ‘nada es verdad contenida en dichas afirmaciones.
real por completo excepto lo absoluto’. Su
Autor, junto a Alfred North Whitehead13, de
oposición al idealismo y su concepción de que la
‘Principia Mathematica’ (3 vols., 19101913),
atención esmerada al lenguaje es crucial en la
Russell estuvo muy influido por la precisión de las
investigación filosófica, se convirtieron en las
matemáticas. A partir de ese fundamento, se
principales características de la filosofía
interesó por el desarrollo de un lenguaje lógico
anglosajona durante gran parte del siglo XX.
ideal que reflejara de forma fiel la naturaleza del
Para Moore, la filosofía fue el primer y más mundo. Las proposiciones complejas, mantenía
importante campo de análisis. La actividad del Russell, pueden ser resueltas gracias a sus
filósofo implica aclarar proposiciones o componentes simples, que llamaba “proposiciones
conceptos complejos a partir de otros más atómicas”, últimos constituyentes del Universo. El
sencillos pero con los que guardan una enfoque filosófico basado en este análisis lógico
relación de equivalencia. Una vez que esta labor del lenguaje y la insistencia en que las
ha sido completada, la verdad o falsedad de las proposiciones significativas deben
afirmaciones sobre problemas filosóficos puede ser corresponderse con hechos constituyeron lo que
Russell llamó “atomismo lógico”. Su interés por la
matemática (1919), trabajo en el que combinó las dos áreas del saber estructura del lenguaje también le condujo a
que él consideraba inseparables. Una vez finalizada la contienda diferenciar entre la forma gramatical de una
visitó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y en su libro
Teoría y práctica del bolchevismo (1920). Impartió clases en la proposición y su forma lógica.
Universidad de Pekín (en China) durante dos años (1921 1922) y,
tras regresar al Reino Unido, dirigió el Beacon Hill School (1928
1932), escuela privada fundada por él que se caracterizó por la
aplicación de innovadores y muy progresistas métodos de enseñanza. WITTGENSTEIN Y EL POSITIVISMO LÓGICO
Desde 1938 hasta 1944 fue profesor en varias instituciones
estadounidenses y fue durante este periodo cuando redactó Historia La obra de Russell en el ámbito de las
de la filosofía occidental (1947). Sin embargo, y debido a sus ideas
radicales, la Corte Suprema de Nueva York le prohibió impartir matemáticas atrajo a Cambridge al filósofo
clases en el College de esta ciudad (actual City College de la austriaco Ludwig Wittgenstein14, quien llegó a ser
Universidad de Nueva York) por lo que consideraban sus ataques a la
religión contenidos en textos como Lo que creo (1925) y su defensa
13
de la libertad sexual, manifestada en Matrimonio y moral (1929). Alfred North Whitehead (1861 1947), matemático y metafísico
Regresó a su país en 1944 y fue restituido en su puesto del Trinity británico, reconocido como uno de los grandes filósofos del siglo
College. Aunque moderó su pacifismo para apoyar la causa aliada en XX. Tenía un gran conocimiento de filosofía y literatura, y esta
la II Guerra Mundial, fue un ardiente y activo detractor de las armas preparación le llevó al estudio de los orígenes de las matemáticas y
nucleares. En 1949 el rey Jorge VI le otorgó la Orden al Mérito. Un de la filosofía de la ciencia, y al desarrollo de la lógica simbólica.
año después recibió el Premio Nobel de Literatura y fue calificado Colaboró con su alumno de Cambridge, el matemático y filósofo
como “un campeón de la humanidad y de la libertad de británico Bertrand Russell, para escribir los tres volúmenes de
pensamiento”. Encabezó un movimiento a finales de la década de Principia Mathematica (1910 1913). Desarrolló, a principios del
1950 que exigía el desarme nuclear unilateral del Reino Unido y fue siglo XX, su 'método de abstracción extensivo', por el que procuraba
encarcelado a los 89 años tras una manifestación antinuclear. explorar y explicar los conceptos naturales fundamentales en
12
Francis Herbert Bradley (1846 1924), filósofo inglés exponente términos científicos y de este modo formular una filosofía de la
del idealismo absoluto, un sistema que concibe el conjunto de la ciencia natural. Para lograrlo, examinó conceptos que, aunque
realidad como producto de la mente y no como algo percibido por los aceptables para los científicos puros como hipótesis inexplicables,
sentidos. Su filosofía deriva directamente de la obra del filósofo tenían que ser explicados y verificados a través de su método de
alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Bradley se adhiere a la idea análisis filosófico. Este método se basaba en la realidad de la
hegeliana de que nada es real a no ser el “Absoluto”, definido como percepción de los objetos y las relaciones entre objetos.
14
la totalidad de lo existente, que está incluso por encima de cualquier Ludwig Wittgenstein (1889 1951), filósofo austriaco
contradicción. Todas las demás cosas, incluyendo la religión, la (nacionalizado británico), uno de los pensadores más influyentes del
ciencia, los preceptos morales y hasta el sentido común son siglo XX, que fue reconocido en especial por su contribución al
contradictorias. Una de sus principales obras, Appearance and movimiento conocido como filosofía analítica. Ludwig Josef Johann
Reality (Apariencia y realidad, 1893), es considerada como uno de Wittgenstein, su nombre completo, nació el 26 de abril de 1889 en
los más originales trabajos de la metafísica británica del siglo XIX. Viena, en el seno de una familia rica e ilustrada. Tras haber estudiado
-3-
la figura principal del movimiento filosófico analítico
y del lenguaje. En su primer y, posiblemente, más
importante trabajo, ‘Tractatus lógico philosophicus
‘(1921), donde expuso su teoría del lenguaje,
Wittgenstein razonaba que “toda filosofía es una
crítica del lenguaje” y que “la filosofía aspira a la
aclaración lógica de los pensamientos”.
El resultado de los análisis de Wittgenstein
recordaba el atomismo lógico de Russell. El
mundo, argumentaba, se compone de hechos
simples, que son el objeto de representación del
lenguaje. Para que éste sea significativo, las
afirmaciones sobre el mundo deben ser reducibles
a declaraciones lingüísticas que tengan una
estructura similar a la de los hechos simples que
en Linz y Berlín, se trasladó a Gran Bretaña para completar su representan. En este temprano análisis de
formación como ingeniero en la Universidad de Manchester. Su Wittgenstein, las proposiciones que representan
interés por las matemáticas puras le llevó al Trinity College de la
Universidad de Cambridge, centro en el que recibió clases de hechos (las proposiciones de la ciencia) son
Bertrand Russell. Allí orientó su interés hacia la filosofía. Tras el consideradas significativas de una forma objetiva.
estallido de la I Guerra Mundial se alistó en el Ejército austriaco y
fue precisamente durante la contienda cuando redactó su escrito más En cambio, las afirmaciones metafísicas,
famoso, Tractatus logico philosophicus (1921), obra que, según él, teológicas y éticas se juzgan como objetivamente
aportaba la “solución definitiva” a los problemas filosóficos. En el
Tractatus, sostenía que el lenguaje se compone de proposiciones
insignificantes.
complejas que pueden ser analizadas en proposiciones más sencillas
hasta llegar a una formulación simple o elemental. De modo similar, Bajo la influencia de Russell, Wittgenstein, Ernst
el mundo se compone de hechos complejos que pueden ser Mach15 y otros, un grupo de filósofos y
analizados en hechos menos complejos hasta llegar a los hechos
simples, o atómicos. El mundo es la totalidad de esos hechos. Según
matemáticos inició en Viena (Austria) durante la
la imagen de la teoría del significado, es la naturaleza lógica de las década de 1920 el movimiento conocido como
proposiciones elementales la que representa hechos atómicos o positivismo lógico. Encabezado por Moritz Schlick
“situaciones”. Afirmaba que la naturaleza del lenguaje requiere
proposiciones elementales, y su teoría del significado exige que haya y Rudolf Carnap16, el Círculo de Viena supuso uno
hechos atómicos representados por proposiciones elementales. Sobre
este análisis, sólo las proposiciones que representan hechos —las
15
proposiciones de ciencia— son consideradas cognitivamente Ernst Mach (1838 1916), físico y filósofo austriaco, nacido en
significativas. Las declaraciones éticas y metafísicas no son Turany (hoy República Checa). Estudió en la Universidad de Viena.
afirmaciones significativas ni relevantes. Esta teoría produjo un gran Pensaba que la ciencia debería restringirse a la descripción de
efecto sobre las teorías del positivismo, y los positivistas lógicos fenómenos que pudieran ser percibidos por los sentidos. Sus escritos
adscritos al Círculo de Viena reconocieron la trascendencia de esta contribuyeron en gran medida a liberar a la ciencia de conceptos
conclusión. Llegó a considerar, que la limitada visión del lenguaje metafísicos y ayudaron a establecer una metodología científica que
reflejada en el Tractatus era errónea. En las Investigaciones preparó el camino para la teoría de la relatividad. Estudió los
filosóficas defendió que si se investiga en el presente cómo se utiliza fenómenos psicológicos de las sensaciones y las percepciones, y
el lenguaje, la variedad de usos lingüísticos se vuelve clara. Las realizó importantes trabajos en balística. El número de Mach, que
palabras son como herramientas, y como las herramientas sirven para representa la relación de la velocidad de un objeto con la velocidad
diferentes funciones, así las expresiones lingüísticas cumplen del sonido en la atmósfera, se llamó así en su honor.
16
diversas funciones. Aunque algunas proposiciones son utilizadas para Rudolf Carnap (1891 1970), filósofo alemán (nacionalizado
representar hechos, otras son utilizadas para ordenar, interrogar, orar, estadounidense), destacada figura del movimiento filosófico
agradecer, maldecir, y así sucesivamente. Este reconocimiento de la denominado positivismo o empirismo lógico. Interpretó la filosofía
pluralidad y flexibilidad lingüísticas llevó al concepto de como un proceso de análisis lógico. Se interesó sobre todo por el
Wittgenstein del juego del lenguaje y a la conclusión de que la gente análisis del lenguaje de la ciencia ya que consideró que las
interpreta diferentes juegos de lenguaje. El científico, por ejemplo, afirmaciones empíricas de esta última eran las únicas en verdad
está inmerso en un juego lingüístico diferente del teólogo. Además, el significativas. De esta concepción global, resumida en que los
significado de una proposición ha de ser comprendida en el ámbito de problemas de la filosofía se pueden reducir a los problemas del
su contexto, esto es, en los términos de las reglas del juego del cual lenguaje, dan testimonio dos de sus principales trabajos teóricos: La
esa proposición es una parte. La llave para la solución de los estructura lógica del mundo. Ensayo de una teoría de la constitución
rompecabezas filosóficos es el proceso terapéutico de examinar y de los conceptos (1928), donde intentó reducir todas las demandas
describir el lenguaje en uso. del conocimiento al lenguaje de los datos; y Sintaxis lógica del
-4-
de los capítulos más importantes en la historia de obstante, la teoría positivista de verificación del
la filosofía analítica y del lenguaje. Según el significado estuvo sometida a intensas críticas por
positivismo lógico, la misión de la filosofía es la parte de filósofos como Karl Raimund Popper18
aclaración del significado, no el con su teoría de la falsabilidad19.
descubrimiento de nuevos hechos (reservado a
Con el paso del tiempo, esta teoría restringida del
la ciencia) ni la elaboración de relaciones
significado cedió paso a una comprensión más
comprensivas de la realidad (objetivo erróneo
amplia de la naturaleza del lenguaje. Nuevamente
de la metafísica tradicional).
Wittgenstein desempeñó un papel muy destacado.
El positivismo lógico dividió las afirmaciones Refutando muchas de sus propias conclusiones
significativas en dos clases: proposiciones expuestas en el Tractatus, inició una nueva línea
analíticas y proposiciones verificables de un de pensamiento que culminaría con la publicación,
modo empírico. póstuma, de Investigaciones filosóficas (1953). En
a. Las proposiciones analíticas (entre las que se
verificación, se considera que una proposición es empírica sólo
encuentran las proposiciones de la lógica y de las cuando alguna observación sensorial es relevante para determinar su
matemáticas) son afirmaciones de verdad o verdad o falsedad. Las aserciones que no son ni lógicas ni empíricas,
incluyendo las aserciones religiosas, metafísicas y éticas, son juicios
falsedad que dependen del conjunto del significado carentes de sentido. Otras obras suyas son El problema del
de los términos que constituyen la afirmación. Un conocimiento (1956), Balance filosófico (1973) y Parte de mi vida:
ejemplo sería la proposición dos más dos igual a las memorias de un filósofo (1977).
18
Karl Raimund Popper (1902 1994), filósofo de la ciencia
cuatro. británico, de origen austriaco, famoso por su teoría del método
científico y por su crítica del determinismo histórico. Nació en Viena
b. La segunda clase de proposiciones significativas y se doctoró en filosofía por la universidad de su ciudad natal en
engloba las afirmaciones sobre el mundo que 1928. Aunque no fue miembro de la llamada Escuela de Viena,
simpatizó con su actitud científica, pero criticó algunos de sus
pueden ser verificadas, al menos en principio, por postulados. Desde 1937 hasta 1945 ejerció la docencia en la
la experiencia sensible. Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda) y, más tarde, en la
Universidad de Londres. La contribución más significativa de Popper
En realidad, el significado de tales proposiciones a la filosofía de la ciencia fue su caracterización del método
científico. En su Lógica de la investigación científica (1934), criticó
se identifica con el método empírico de la idea prevaleciente de que la ciencia es, en esencia, inductiva.
verificación. Esta teoría verificable del significado, Propuso un criterio de comprobación que denominó falsabilidad, para
determinar la validez científica, y subrayó el carácter hipotético
concluía el positivismo lógico, demostraría que las deductivo de la ciencia. Las teorías científicas son hipótesis a partir
afirmaciones científicas son objetivas y legítimas, de las cuales se pueden deducir enunciados comprobables mediante
la observación; si las observaciones experimentales adecuadas
mientras que las metafísicas, religiosas y éticas se revelan como falsos esos enunciados, la hipótesis es refutada. Si una
encuentran vacías de significado. El positivismo hipótesis supera el esfuerzo de demostrar su falsedad, puede ser
aceptada, al menos con carácter provisional. Ninguna teoría
lógico alcanzó gran popularidad en el Reino Unido científica, sin embargo, puede ser establecida de una forma
a partir de la difusión de la principal obra de Alfred concluyente. En La sociedad abierta y sus enemigos (1945), Popper
Jules Ayer17: Lenguaje, verdad y lógica (1936). No defendió la democracia y mostró reparos a las implicaciones
autoritarias de las teorías políticas de Platón y Karl Marx. Criticó la
idea de que las leyes del desarrollo de la historia hacen inevitable su
lenguaje (1934), donde mostró su preferencia por el lenguaje que curso futuro y, por tanto, predecible.
19
describe la conducta. El principio de tolerancia, o la Falsabilidad, concepto que designa la posibilidad que tiene una
convencionalidad de las formas del lenguaje, afectó a la libertad y teoría de ser desmentida, falseada o ‘falsada’ por un hecho
variedad en la construcción del lenguaje. Estaba interesado de una determinado o por algún enunciado que pueda deducirse de esa teoría
forma muy acusada por las construcciones de sistemas formales, y no pueda ser verificable empleando dicha teoría. Uno de los rasgos
lógicos. También llevó a cabo un trabajo significativo en el campo de de toda verdadera teoría científica estriba en su falsabilidad; si una
la probabilidad, distinguiendo entre estadística y lógica en su obra teoría logra no ser falseada, puede mantener sus pretensiones de
Fundamentos lógicos de la probabilidad (1950) validez. Con este planteamiento, se resuelven los problemas de la
17
Alfred Jules Ayer (1910 1989), filósofo británico que tuvo una teoría de la inducción clásica del neopositivismo, así como introducir
gran importancia en el desarrollo de la moderna filosofía analítica. un mayor nivel de confrontación en el análisis de las pretensiones de
Nacido en Londres, fue profesor de Lógica en la Universidad de verdad y validez de una teoría científica. Así, en lugar de verificar
Oxford desde 1959 hasta 1978. Su libro Lenguaje, verdad y lógica inductivamente una teoría, lo que se intenta es mantenerla a salvo de
(1936) fue una manifestación influyente del positivismo lógico. Al las posibilidades que esta teoría tiene de ser falseada. En realidad,
principio mantuvo que todas las proposiciones significativas son o una teoría que no se encuentra abierta a la falsabilidad no puede ser
bien lógicas o bien empíricas. De acuerdo con su principio de la considerada una teoría científica.
-5-
esta obra, Wittgenstein afirmó que si se presta la Strawson22, y la del estadounidense Willard van
debida atención al modo en que el lenguaje se Orman Quine23.
utiliza en el discurso común, queda probada la
Según Ryle, la labor de la filosofía es reafirmar
variedad y flexibilidad del lenguaje. Las
las “expresiones sistemáticamente erróneas”
proposiciones no se limitan tan sólo, pues, a
en formas que son más correctas en un orden
representar hechos. Este reconocimiento le llevó al
lógico. Se interesó en concreto en las
concepto de los ‘juegos del lenguaje’. El científico,
afirmaciones, formas gramaticales que presenta
el poeta y el teólogo, por ejemplo, están
como objetos inexistentes. Por ejemplo, Ryle es
involucrados en diferentes ‘juegos del lenguaje’.
famoso por sus análisis de lenguajes mentales
Por otra parte, el significado de una proposición
donde erróneamente sugiere que la mente es una
debe ser comprendido en su contexto, que es, en
entidad del mismo carácter que el cuerpo. Austin
términos positivos, el conjunto de las reglas del
mantenía que uno de los puntos de partida más
juego del lenguaje, del cual esa proposición es una
fructíferos para la investigación filosófica es la
parte. La filosofía, concluía Wittgenstein, es un
atención a las muy sutiles distinciones trazadas en
intento para resolver los problemas que se originan
el lenguaje común. Su análisis del lenguaje le llevó
como resultado de la confusión lingüística, y la
a plantear una teoría general de los actos del
clave para la solución de tales problemas es el
discurso, que es una descripción de la variedad de
análisis del lenguaje común y del propio uso del
actividades que un individuo puede estar
lenguaje.
representando cuando algo se significa.
Entre las contribuciones posteriores al movimiento
filosófico analítico y del lenguaje se encuentran las 22
Peter Frederick Strawson (1919 2006), filósofo y lógico
obras de los pensadores británicos Gilbert Ryle20, británico, representante de la filosofía analítica y, muy especialmente,
John Langshaw Austin21 y Peter Frederick de la denominada “filosofía del lenguaje corriente” vinculada a la
Universidad de Oxford. En su primera obra, Introducción a la teoría
lógica (1952), Strawson expuso un minucioso análisis de la relación
existente entre la lógica formal y las características del lenguaje
20
Gilbert Ryle (1900 1976), filósofo británico que desempeñó un corriente; afirmaba que la complejidad de este último está
importante papel en el desarrollo de la filosofía analítica representada de forma insuficiente por aquélla y que son necesarias
contemporánea. En su ensayo Expresiones sistemáticamente otras herramientas analíticas para proceder a su adecuado y correcto
equivocadas (1932), interpretó la filosofía ante todo como un análisis estudio. En el que está considerado su más importante trabajo,
lingüístico. El discurso ordinario contiene expresiones equívocas que Individuos. Ensayo de metafísica descriptiva (1959), intentó definir y
dan lugar a diversos problemas filosóficos; pensaba que el cometido estudiar la que él mismo llamó “metafísica descriptiva”, un esfuerzo
de la filosofía consiste en volver a plantear el pensamiento de una por describir cómo piensan el mundo los seres humanos; llegó a la
forma que se subordine a la lógica con mayor exactitud. Se interesó conclusión de que las categorías “cuerpo material” y “persona”
en particular por aquellas afirmaciones cuya forma gramatical desempeñan un papel fundamental en la estructuración conceptual del
sugiere, incurriendo en el error, la existencia de objetos inexistentes. mundo. Otras destacadas obras suyas fueron Los límites del sentido
En El concepto de la mente (1949) utilizó este procedimiento al (1966, un interesante ensayo sobre la Crítica de la razón pura de
atacar el lenguaje mentalista, que indica que la mente es una entidad Immanuel Kant) y Sujeto y predicado en lógica y gramática (1974).
23
de la misma categoría que el cuerpo. Willard van Orman Quine (1908 2000), filósofo estadounidense,
21
John Langshaw Austin (1911 1960), filósofo británico, reconocido por su trabajo en lógica matemática y sus contribuciones
representantes de la filosofía analítica del siglo XX. Después de al pragmatismo como una teoría del conocimiento. Es conocido por
trabajar para el servicio de Inteligencia británico durante la II Guerra su afirmación de que el modo en que el individuo usa el lenguaje
Mundial, regresó a Oxford y enseñó filosofía moral hasta su muerte. determina qué clase de cosas está comprometido a decir que existen.
Para Austin, el cometido filosófico fundamental era el análisis y Además, la justificación para hablar de una manera en lugar de otra,
clarificación del lenguaje corriente. Según él, la atención prestada a al igual que la justificación de adoptar un sistema conceptual y no
las distinciones establecidas en el lenguaje común constituía el punto otro, es para Quine una manifestación absolutamente pragmática.
de partida más fructífero de la investigación filosófica. El trabajo También es conocido por su crítica de la distinción tradicional entre
lingüístico de Austin aportó muchos conceptos influyentes, como la afirmaciones sintéticas (proposiciones empíricas o basadas en
teoría del aspecto elocutivo del lenguaje. Ésta nace de su observación hechos) y afirmaciones analíticas (proposiciones necesariamente
de que muchas elocuciones no sólo describen la realidad, sino que verdaderas). Quine realizó sus principales contribuciones a la teoría
también tienen un efecto sobre la misma; son la realización de un de conjuntos, una rama de la lógica matemática que tiene que ver con
acto en vez de ser tan sólo un informe de su realización. Austin creía la relación entre las clases. Entre sus principales obras destacan:
que todo el lenguaje es ejecutivo y está hecho de actos de palabras. Lógica matemática (1940), Desde un punto de vista lógico (1953),
Durante su vida publicó siete ensayos y a su muerte se publicaron Palabra y objeto (1960), Teoría de los conjuntos y su lógica (1963) y
Escritos filosóficos (1961), Sentido y percepción (1962) y Cómo Esencias: un diccionario filosófico a intervalos (1987).
hacer cosas con palabras (1962). Falleció el 25 de diciembre de 2000 en Boston.
-6-
Strawson analizó las relaciones entre la lógica México es importante los estudios de Alejandro
formal y el lenguaje común; la complejidad del Tomasini Basols entre otros.
último, razonaba, está representada de una forma
El análisis del lenguaje como modo de
inapropiada por la lógica formal. Al analizar el
pensamiento ha continuado siendo una dimensión
lenguaje común, se necesitan además de la lógica,
significativa de la filosofía occidental
otras herramientas analíticas.
contemporánea. Cierta división pervive entre
Quine discutía la relación entre lenguaje y quienes prefieren trabajar con la precisión y el rigor
metafísica. Argumentaba que los sistemas del de los sistemas lógicos simbólicos y los que
lenguaje tienden a convertir a quienes los utilizan prefieren analizar el lenguaje común. Aunque
en partidarios de la existencia de ciertas opciones. pocos filósofos contemporáneos mantienen que
Para Quine, la justificación para hablar de un modo todos los problemas filosóficos son lingüísticos, el
en lugar de otro es una justificación por completo enfoque que sigue siendo sostenido de una forma
pragmática. En el ámbito hispanohablante, el más amplia es aquél que presta mayor atención a
estudio de la filosofía analítica ha sido la estructura lógica del lenguaje y a la utilización
relativamente reciente. Su desarrollo fue del lenguaje en los discursos cotidianos para
especialmente notable a partir de la década de resolver los problemas filosóficos.
1970 gracias a los trabajos de José Ferrater Mora,
Manuel Garrido Jiménez y Manuel Sacristán, en
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Filosofía Analítica

También llamada «análisis filosófico», es el relaciones entre el enunciado y el mundo, esto


conjunto de tendencias de filosofía del lenguaje, es, a una teoría del significado.
resultado del giro lingüístico producido en las
primeras décadas del s. XX, que como Una cuestión tan clásica, por ejemplo, como la
característica común sostienen que los que puede formularse en teoría del conocimiento
problemas filosóficos consisten en confusiones acerca de «qué es conocer» se reformula y
conceptuales, derivadas de un mal uso del reinterpreta como una cuestión sobre el
lenguaje ordinario y que su solución consiste en significado, referente a «qué se quiere decir
una clarificación del sentido de los enunciados cuando se dice que conocemos algo».
cuando se aplican a áreas como la ciencia, la
metafísica, la religión, la ética, el arte, etc. La actividad aclaratoria de los enunciados,
característica fundamental de todo el movimiento
Por lo general, los autores que siguen estas analítico, comienza con las tareas de
tendencias entienden que la filosofía es una fundamentación lógica de la matemática,
actividad -para unos terapéutica, para otros emprendidas por Russell y Whitehead con la
clarificadora- cuyo objeto es esclarecer el publicación sobre todo de Principia mathematica
significado de los enunciados. En palabras de (1910-1913), obra que, siguiendo los estudios
Habermas, se produce un cambio de paradigma, iniciales de G. Frege, funda el lenguaje riguroso
al pasar de una filosofía de la conciencia, o de de la lógica que permite evitar las ambigüedades
una epistemología, -en la que importan las y confusiones del uso del lenguaje ordinario; a
relaciones entre el sujeto y el objeto- a una esta obra se añade la de Wittgenstein, Tractatus
filosofía del lenguaje, en la que importan las Lógico-Philosophicus, escrito en 1919, y
publicado en 1921, dedicada también a la
-7-
estructura lógica del lenguaje y centrada en la Sigue una tercera fase que corresponde a la
cuestión de lo que «se puede decir»; Russell y vuelta de Wittgenstein a Cambridge, en 1929, y
Wittgenstein comparten una misma perspectiva al cambio de su filosofía, que se conoce como
lingüística de la realidad, la del atomismo lógico, «segundo Wittgenstein», expuesta sobre todo en
según el cual mundo y lenguaje muestran una Investigaciones filosóficas (publicadas
misma estructura común o «figura lógica»; por póstumamente en 1952) y que se centra, no en
ser el lenguaje el espejo del mundo, en él se el análisis lógico del lenguaje, sino en los usos
refleja su naturaleza. De ahí surge la idea cotidianos del llamado lenguaje ordinario. Son
fundamental de que la realidad sólo se también los años de las críticas de Gödel al
comprende a través del lenguaje, porque éste es formalismo lógico. Esta filosofía analítica,
el reflejo de la realidad (teoría especular del llamada del «lenguaje ordinario» tiene en cuenta
lenguaje, que sustituye a la teoría especular de la pragmática del lenguaje y contempla el
la idea del s. XVII) y que el conocimiento no lenguaje, no en su aspecto de reflejo especular
consiste más que en el análisis del lenguaje. En de la realidad, sin en una perspectiva más amplia
un primer momento, el análisis del lenguaje se como una actividad y hasta una «forma de vida»;
confía a la lógica sistematizada en los Principia el análisis del lenguaje no busca su
mathematica, esto es, a un lenguaje formal de reinterpretación según una sintaxis lógica
lógica de enunciados y de predicados, con el que rigurosa -un cálculo lógico-, sino su
Russell reduce los enunciados compuestos a esclarecimiento a través del reconocimiento de
enunciados simples a fin de descubrir en ellos las características naturales del lenguaje vivo,
los elementos simples que se corresponden con que integra múltiples «juegos del lenguaje»,
los hechos simples del mundo o con los hechos diversas funciones del lenguaje, y la pluralidad
atómicos (Wittgenstein); también el Tractatus de usos y contextos lingüísticos. En los años
sigue por la senda de descubrir la estructura cincuenta esta filosofía analítica influida por el
lógica del lenguaje. «segundo Wittgenstein» se desarrolla sobre
todo, pero no exclusivamente, en la llamada
A esta fase inicial de la filosofía del análisis, escuela de Oxford.
sigue una segunda fase de decisivo influjo del
Tractatus sobre el Círculo de Viena, de donde Richard Rorty, siguiendo críticas hechas a la
surge el neopositivismo. Éste añade al filosofía analítica por Quine, Putnam y Davidson,
movimiento analítico una clara postura entre otros, considera ya periclitado el supuesto
antimetafísica, al establecer la verificabilidad fundamental en que se funda la filosofía analítica
como criterio de significado, considerando que y la filosofía del lenguaje en general, esto es, el
todo enunciado metafísico carece de sentido, carácter representacional del lenguaje mismo,
una vez sometido al análisis lógico (tal como como si éste fuera en sustancia un esquema de
sostiene Carnap en La superación de la lo que es el mundo, y que determina que la
metafísica mediante el análisis lógico del principal cuestión filosófico-lingüística sea la
lenguaje, 1931). W.V.O. Quine ha atribuido a relación del lenguaje con el mundo: el
esta fase el procedimiento, que él denomina significado. Así desaparecen, según este autor,
«ascenso semántico», mediante el cual en vez por la fuerza de los acontecimientos, las
de hablar de cosas y objetos, hablamos del ambigüedades y los problemas lingüísticos
lenguaje con que hablamos de las cosas para filosóficamente no resueltos, irresolubles incluso
evitar las engorrosas cuestiones que se refieren por mal planteados, y se afirma el sentido de una
a la existencia de las cosas. Es también el filosofía que, en general, ya no se atribuye la
período más significativo de la filosofía analítica. misión de fundamentar el conocimiento, sino
simplemente la de describir, para un ámbito
-8-
determinado de personas, determinados humanísticas (historia, crítica literaria, poesía,
problemas y escribir acerca de ellos sin un perfil periodismo, etc.): participar, como una más, en lo
excesivamente definido, y con una misión no que denomina la «conversación de Occidente» o
más esencial que la de las demás especialidades «conversación de la humanidad».

Ferrater Mora, "Moore", "Russell" en Diccionario de filosofía, Alianza, Madrid, 2005.

-9-
ANEXOS

CRÁTILO O DE LA EXACTITUD DE LOS NOMBRES

Crátilo: Diálogo escrito por el filósofo griego Platón oradores. Pero éste no es el caso de Hermógenes:
poco tiempo después de la fundación de la pobre (a pesar de tener un padre y un hermano muy
Academia, posiblemente hacia el 385 a.C. El ricos) y desprovisto de la agilidad física y mental que
contenido de Crátilo, tratado que puede ser exigía el arte de la oratoria y que suponía la fortuna
encuadrado en la rama filosófica de la lógica, se material de los sofistas (como, por ejemplo, Pródico
centra en la “exactitud de los nombres”, es decir, de Ceos, del que Sócrates recuerda sus lecciones “a
en el origen y características del lenguaje. Su título cincuenta dracmas”).
proviene de uno de los tres interlocutores que
aparecen en el escrito, Crátilo, filósofo discípulo de Por ello, Platón suscita la cuestión de los nombres
Heráclito. Los otros dos son Sócrates y uno de sus en términos discursivos, pero la plantea, igualmente,
discípulos, Hermógenes. Platón hace intervenir a de forma dramatúrgica. Es mediante un subterfugio
Sócrates en un debate que opone a Crátilo y como Sócrates es identificado veladamente con
Hermógenes. Éste le resume las tesis sobre las que Hermes, en oposición a Hermógenes que,
se discute: mientras que Crátilo sostiene que los efectivamente, debe su nombre sólo a las
nombres son imitaciones o representaciones convenciones. De hecho, Sócrates parece estar a
exactas de la naturaleza de las cosas, él prefiere favor de Crátilo. Aceptando romper su silencio en la
pensar que son signos convencionales. Aunque última cuarta parte del texto, se propone incluso
parece que este duelo discursivo se interrumpe en el tomarlo ocasionalmente como discípulo. Gracias a la
momento en que Sócrates aparece, ante la pregunta larga digresión etimológica precedente, Sócrates le
de Hermógenes, de saber si los nombres de Crátilo y demostrará con su virtuosismo y su erudición en
de Sócrates corresponden a las personas materia onomástica, fonética y gramática, que la
designadas, Crátilo responde afirmativamente; en cuestión de los nombres merecía ser planteada.
cambio, y para su gran desconcierto, puntualiza: “tu
nombre no es Hermógenes, incluso aunque todo el Los nombres y la naturaleza de las cosas: Sócrates
mundo te llame así”. retoma pues la discusión recapitulando acerca de las
conclusiones a las que había llegado con
Los nombres: ¿naturaleza y convención? Este Hermógenes. Como el nombre de éste es una
equívoco, cuyo sentido es un juego de palabras, usurpación, Sócrates demuestra la preponderancia
explica la estructura singular del diálogo. Éste se de la imitación basada en la naturaleza más que en
compone de dos actos bastante desproporcionados la cultura (o las costumbres). Pero imitar o pintar no
en extensión. Además, los dos tercios de la obra es suficiente en sí, sino que hay que hacerlo bien,
están esencialmente dedicados a especulaciones pues “las cosas bellas son difíciles”. Rechazando, de
etimológicas más o menos arbitrarias, de las cuales paso, el relativismo de Protágoras y de Eutidemo,
sólo un reputado helenista podría captar su distingue entre los nombres bien imitados de los que
intrínseca ironía. Hermógenes, de hecho, significa no lo están, de la misma forma que se podría
literalmente ‘descendiente del linaje de Hermes’, dios distinguir entre los hombres buenos y los malos por
omnipresente que asegura el contacto, el paso o la sus actos. Ahora bien, hablar es nombrar y, por
transición entre los hombres y los dioses, la vigilia y tanto, actuar. Se plantea entonces cuál es, en el
el sueño, lo lejano y lo próximo. Por eso, es el dios orden del lenguaje, el medio apropiado para efectuar
de los viajeros, de los comerciantes y de los dicha discriminación, llegando a la conclusión de que
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sólo puede ser la palabra. Ésta es una herramienta que ésta ha de ser el objeto de un “saber hacer”
útil, comparable a una tejedora en el oficio de tejer. ejemplar: la dialéctica. De este modo, Platón apela a
Permite separar los hilos de la trama y “tejer” un una verdadera reforma del lenguaje, con motivo de
discurso, nombrando las cosas por su nombre y la cual el buen reproductor (de ideas) tendrá que
mostrándolas. Pero, del mismo modo que hay que competir con los malos o falsos representantes (de
concordar la palabra con los actos, también hay que opiniones). El límite del nombre correcto no es pues
distinguir las buenas enseñanzas de los sofismas. el “ruido sin significado” evocado por Crátilo que
Por tanto, Sócrates se pregunta a qué artesano arroja a la tinieblas exteriores los vocablos erróneos
recurrir para proceder a la “reparación” de las porque, para el dialéctico, el parecido intrínseco del
palabras, en tanto que su estado actual es nombre (Hermes) no es la similitud extrínseca del
comparable al de una tejedora rota. Responde nombre (Hermógenes). La alternativa nunca se sitúa
entonces Sócrates que es necesario recurrir a un entre el nombre y el innominable, ni por otra parte
legislador, al igual que el tejedor llamaría a un entre la esencia y la apariencia, lo inteligible y lo
carpintero para arreglar su herramienta. Porque al sensible o el saber y el hacer, sino que reside, por
igual que éste, el legislador tiene los ojos puestos en así decirlo, en el enfrentamiento o la agonía del
el modelo inmutable, en la forma o naturaleza de nombre (según la idea) y de los nombres (según la
cada palabra según la realidad a la que refiere. Es naturaleza).
pues el único capaz de reproducir las palabras justas
pero igualmente bellas. En efecto, afirma que los Pregunta finalmente Sócrates: “¿Hay que partir de la
antiguos creadores de los nombres fijaron éstos imagen (...) y conocer la verdad de la que es imagen,
“según la idea de que todo está en movimiento y o de la verdad para conocerla en sí misma, y ver al
flujo continuo”; pero podría no ser así, y “que fuesen mismo tiempo si su imagen está bien lograda?”.
ellos mismos los que, caídos en una especie de Afirma ante ello Crátilo: “Es, a mi modo de ver, de la
torbellino, fuesen confundidos y nos arrastren”. verdad, de la que hay que partir”. Dicho de otro
Dicho de otro modo, Platón sobrentiende a través de modo, el límite de un nombre no es una cosa (o una
las palabras socráticas que fueron malos artesanos, persona) considerada desde el punto de vista
puesto que no hay que confundir a Hermes con extrínseco sino su no pertinencia intrínseca respecto
Hermógenes, ni a Sócrates con Crátilo, ni tampoco a a ésta; al contrario, el límite de una cosa no es un
las cosas con su esencia. nombre considerado desde el punto de vista
intrínseco a su esencia, sino su atribución (o su
Finalmente, Platón dibuja el modelo ideal del ejecución) extrínseca con respecto a ésta. Es por lo
legislador, que afronta una doble competencia muy que, “no es nada sensato encomendar las palabras a
específica en tanto que debe “saber” al mismo su propio cuidado y al de su alma”, concluye
tiempo que “hacer”. Es por lo que sustituye la Sócrates, al término de este diálogo en el que Platón
alternativa inicial de cultura o naturaleza, por la deja entrever por primera vez, “como en sueños”, su
oposición entre la buena reproducción (idea) y la teoría de las ideas.
mala representación (imagen) de la esencia, en tanto

- 11 -
CRATILO O DE LA EXACTITUD DE LOS NOMBRES

HERMÓGENES.— CRATILO.— SÓCRATES


Cratilo y Hermogenes conversan sobre la naturaleza de los nombres cuando se acerca Sócrates y estos le invitan
a participar en la conversación.

HERMÓGENES. — Aquí tenemos a Sócrates, desear sobre esta cuestión, como lo dice él mismo,
¿Quieres que le admitamos como tercero, dándole no tendría ninguna dificultad en hacerte conocer acto
parte en nuestra discusión? continuo la verdad sobre la propiedad de los
CRATILO. — Como gustes. nombres; pero yo no le oí a este precio, pues sólo
HERMÓGENES. — Ve aquí, mi querido Sócrates, a recibí la lección de un dracma. Por consiguiente, no
Cratilo, que pretende que cada cosa tiene un puedo saber sobre los nombres lo que es cierto y lo
nombre, que le es naturalmente propio; que no es un que no lo es. Sin embargo; estoy dispuesto a unir
nombre aquél de que se valen algunos, después de mis esfuerzos a los tuyos y a los de Cratilo, y a hacer
haberse puesto de acuerdo, para servirse de él; y las posibles indagaciones con vosotros. En cuanto a
que un nombre de tales condiciones sólo consiste en lo que dice que Hermógenes no es verdaderamente
una cierta articulación de la voz; sosteniendo, por lo tu nombre, créelo, no es más que una broma. Sin
tanto, que la naturaleza ha atribuido a los nombres duda entiende que, persiguiendo constantemente la
un sentido propio, el mismo para los helenos que riqueza, no puedes nunca conseguirla25. Sea de esto
para los bárbaros. Entonces yo le he preguntado, si lo que quiera, no es fácil, como antes dije, ver claro
Cratilo es verdaderamente su nombre o no lo es. El en estas materias; examinemos, por lo tanto, juntos,
confiesa que tal es su nombre. — ¿Y el de si eres tú el que tienes razón o si es Cratilo.
Sócrates? le dije. — Sócrates, me respondió. Y HERMÓGENES. — Respecto a mí, mi querido
respecto de todos los demás hombres, el nombre Sócrates, después de muchas discusiones con
con que los designamos, ¿es el de cada uno de nuestro amigó y con muchos otros, no puedo creer
ellos? — No, dijo; tu nombre propio no es que los nombres tengan otra propiedad, que la que
Hermógenes, aunque todos los hombres te llaman deben a la convención y consentimiento de los
así. Y aunque yo le interrogo con el vivo deseo de hombres. Tan pronto como alguno ha dado un
comprender lo que quiere decir, no me responde nombre a una cosa, me parece que tal nombre es la
nada que sea claro, y se burla de mí. Finge pensar palabra propia; y si, cesando de servirse de ella, la
en sí mismo cosas, que si las hiciera conocer reemplaza con otra, el nuevo nombre no me parece
claramente, me obligarían sin duda a ser de su menos propio que el primero. Así es que, si el
opinión, y a hablar como él habla. Por lo tanto, si nombre de nuestros esclavos lo substituimos con
pudieses, Sócrates, explicarme el secreto de Cratilo, otro, el nombre substituido no es menos propio que
te escucharía con mucho gusto; pero tendré mucho lo era el precedente. La naturaleza no ha dado
más placer aun en saber de tus labios, si consientes nombre a ninguna cosa: todos los nombres tienen su
en ello, qué es lo que piensas acerca de la origen en la ley y el uso; y son obra de los que tienen
propiedad de los nombres. el hábito de emplearlos. Si éste es un error, estoy
SÓCRATES. — ¡Oh, Hermógenes, hijo de Hipónico! dispuesto a instruirme, y a tomar lecciones, no sólo
dice un antiguo proverbio, que las cosas bellas son de Cratilo, sino de todo hombre entendido,
difíciles de saber24; y ciertamente, la ciencia de los cualquiera que él sea26.
nombres no es un trabajo ligero. ¡Ah! si yo hubiera
oído en casa de Pródico la demostración, a 25
Hermógenes, es decir, hijo de Hermes, dios de la ganancia,
cincuenta dracmas por cabeza, que nada deja que debería ser rico, para llevar con razón este nombre.
26
Para saber las distintas opiniones de los antiguos filósofos,
puede verse el comentario abreviado de Proclo sobre el
24
También la República se hace alusión al lenguaje. Cratilo, citado por M. Cousin
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SÓCRATES. — Quizá dices verdad, querido SÓCRATES.— Pero el nombre, ¿no es parte de un
Hermógenes. Examinemos el punto. ¿Basta que dé discurso verdadero?
uno un nombre a una cosa, para que este nombre HERMÓGENES.— Sí.
sea el de esta cosa? SÓCRATES.— ¿Luego esta parte es verdadera por
HERMÓGENES. — Así me lo parece. lo que tú dices?
SÓCRATES. — ¿Y es indiferente que esto lo haga HERMÓGENES.— Sí.
un particular o un Estado? SÓCRATES.— Pero la parte de un discurso falso,
HERMÓGENES. — Es indiferente. ¿no es falsa?
SÓCRATES. — ¡Pero qué! Si quiero nombrar la HERMÓGENES.— Conforme.
primera cosa que se me presente, por ejemplo, lo SÓCRATES.— Luego puede decirse del nombre,
que llamamos hombre, llamándolo caballo; y lo que que es falso o verdadero; puesto que puede decirse
llamamos caballo, llamándolo hombre; ¿un mismo esto mismo del discurso.
ser tendrá el nombre de hombre para todo el mundo, HERMÓGENES.— Es evidente.
y para mí sólo el de caballo; y el mismo ser tendrá el SÓCRATES.— Pero desde que alguno da un
nombre de hombre para mí sólo y el de caballo para nombre a una cosa, ¿es verdaderamente el nombre
todo el mundo? He aquí claramente lo que tú dices. de esta cosa?
HERMÓGENES. — Me parece que es así. HERMÓGENES.— Sí.
SÓCRATES. — Veamos; responde a lo siguiente: SÓCRATES.— ¿Luego cada cosa tendrá tantos
¿Admites que haya algo a que tú llames verdadero, nombres como se la asignen, y sólo por el tiempo
o a que llames falso? que se le asignen?
HERMÓGENES. — Sí. HERMÓGENES.— Mi querido Sócrates, yo no
SÓCRATES.— Por consiguiente, ¿existe un reconozco en los nombres otra propiedad que la
discurso verdadero y un discurso falso? siguiente: puedo llamar cada cosa con el nombre
HERMÓGENES.— Sin duda. que yo le he asignado; y tú con tal otro nombre, que
SÓCRATES.— ¿El discurso, que dice las cosas también le has dado a tu vez. Así es que veo que en
como son, es verdadero; y el que las dice como no diferentes ciudades las mismas cosas tienen nombre
son, es falso? distintos, variedad que se observa lo mismo
HERMÓGENES.— Sí. comparando helenos con helenos, que helenos con
SÓCRATES.— ¿Luego es posible decir, mediante el bárbaros.
discurso, lo que es y lo que no es?27 SÓCRATES.— Y bien, querido Hermógenes; ¿te
HERMÓGENES.— Ciertamente. parece que los seres son de tal naturaleza, que la
SÓCRATES.— El discurso verdadero, ¿es esencia de cada uno de ellos sea relativa a cada uno
verdadero por entero, mientras que sus partes no de nosotros, según la proposición de Protágoras,
son verdaderas? que afirma que el hombre es la medida de todas las
HERMÓGENES.— No; sus partes son verdaderas cosas de manera que tales como me parecen los
igualmente. objetos, tales son para mí; y que tales como te
SÓCRATES.— ¿Sus grandes partes son parecen a ti, tales son para ti? O más bien, ¿crees
verdaderas, mientras que las pequeñas no lo son; o que las cosas tienen una esencia estable y
bien lo son todas? permanente?
HERMÓGENES.— Creo que todas. HERMÓGENES.— En otro tiempo, Sócrates, no
SÓCRATES.— ¿Y crees tú, que haya en el discurso sabiendo qué pensar, llegué hasta adoptar la
alguna otra parte más pequeña que el nombre? proposición de Protágoras; pero no creo que las
HERMÓGENES.— Ninguna es más pequeña. cosas pasen completamente28como él dice.
28
Toda la página que sigue, es la refutación de esta expresión,
27
Véase el Eutidemo, en el que se desenvuelve este sofisma de completamente; propia de los espíritus tímidos y sin doctrina
los sofistas fija, que pro curan no decidirse para no comprometerse
- 13 -
SÓCRATES.— ¡Pero qué! ¿Has llegado alguna vez parece a cada uno, no cabe la menor duda de que
a pensar, que ningún hombre es completamente los seres tienen en sí mismos, una esencia fija y
malo? estable; no existen con relación a nosotros, no
HERMÓGENES.— No. ¡Por Zeus! Me he encontrado dependen de nosotros, no varían a placer de nuestra
muchas veces en situaciones que me han hecho manera de ver, sino que existen en sí mismos,
creer, que hay hombres completamente malos, y en según la esencia que les es natural.
gran número. HERMÓGENES.— Me parece bien, Sócrates; tienes
SÓCRATES.— ¡Y qué! ¿No te parece igualmente razón.
que existen hombres completamente buenos? SÓCRATES.— Ahora bien; siendo los seres así,
HERMÓGENES.— Son bien raros. ¿pueden ser sus acciones de otra manera? O más
SÓCRATES.— Pero, sin embargo, ¿los hay? bien, ¿no son una especie de seres las acciones?
HERMÓGENES.— Sí. HERMÓGENES.— Verdaderamente, sí.
SÓCRATES.— ¿Cómo lo explicas? ¿No es que los SÓCRATES.— Por consiguiente, las acciones se
hombres completamente buenos, son hacen también según su propia naturaleza, y no
completamente sabios; y que los hombres según queramos. Por ejemplo: he aquí una cosa que
completamente malos, son completamente es preciso cortar: ¿La cortaremos como queramos, y
insensatos? con lo que queramos? ¿No debemos, por el
HERMÓGENES.— Eso es precisamente lo que yo contrario, cortar como es natural cortar, y como una
pienso. cosa debe de ser cortada, si queremos cortar en
SÓCRATES.— Pero si Protágoras dice verdad, si es efecto, y llevar a feliz término nuestra operación? Y
la verdad misma la proposición de que tales como si nos ponemos en oposición con la naturaleza, ¿no
nos parecen las cosas, tales son; ¿es posible que nos expondremos a un chasco?
unos hombres sean sabios, y los otros insensatos? HERMÓGENES.— Ese es mi parecer.
HERMÓGENES.— No, ciertamente. SÓCRATES.— Y si es preciso quemar alguna cosa,
SÓCRATES.— Luego, a mi parecer, estás no pretenderemos quemarla de cualquier manera,
completamente persuadido de que, puesto que sino de la que nos parezca buena; y la buena es la
existe una sabiduría y una insensatez, es que se conforma con la naturaleza que quiere que se
completamente imposible que Protágoras tenga queme y que una cosa sea quemada de una cierta
razón. En efecto, un hombre no podría nunca ser manera y con un cierto instrumento.
más sabio que otro, si la verdad no fuera para cada HERMÓGENES.— Es cierto.
uno más que lo que le parece. SÓCRATES.— ¿Y sucede lo mismo respecto de
HERMÓGENES.— Conforme. todas las demás acciones?
SÓCRATES.— Pero tú tampoco admites con HERMÓGENES.— Absolutamente lo mismo.
Eutidemo29, que todas las cosas son las mismas a la SÓCRATES.— Pero hablar, ¿no es también una
vez y siempre para todo el mundo. En efecto; sería acción?
imposible que unos fuesen buenos y otros malos, sí HERMÓGENES.— Sí.
la virtud y el vicio se encontrasen igualmente y SÓCRATES.— Entonces, si alguno habla sin otra
siempre en todos los hombres. regla que su capricho, ¿hablará bien? ¿No es
HERMÓGENES.— Dices verdad. preciso, por el contrario, que diga las cosas como es
SÓCRATES.— Luego, si todas las cosas no son natural decirlas, y que sean dichas sirviéndose del
para todos de la misma manera a la vez y siempre; y instrumento conveniente para hablar con verdad;
si cada objeto no es tampoco propiamente lo que mientras que, si procede de otra manera, se
engañará y no hará nada de provecho?
29
Este Eutidemo es el del diálogo de su nombre, hermano de HERMÓGENES.— Creo que tienes razón.
Dionisodoro. Sostenía, que todas las cosas son las mismas
para todo el mundo; doctrina, que es justamente la opuesta a la
de Protágoras
- 14 -
SÓCRATES.— Pero nombrar es una parte de lo que HERMÓGENES.— Sí.
llamamos hablar. Los que nombran, hablan; ¿no es SÓCRATES.— Lo mismo me dirás con respecto al
cierto? barreno, y a todos los demás instrumentos.
HERMÓGENES.— Sin duda. HERMÓGENES.— Absolutamente lo mismo.
SÓCRATES.— Luego nombrar es una acción, SÓCRATES.— ¿Y no puedes decirme otro tanto con
puesto que hablar es una acción, que se refiere a las respecto al nombre? Puesto que nombre es un
cosas. instrumento, ¿cuándo nombramos, qué hacemos?
HERMÓGENES.— Sí. HERMÓGENES.— Eso es lo que yo no puedo
SÓCRATES.— Pero nos ha parecido, que las explicar.
acciones no dependen de nosotros, sino que tienen SÓCRATES.— ¿No nos enseñamos algo los unos a
en sí mismas una naturaleza propia. los otros, y no distinguimos, por medio de ellos, las
HERMÓGENES.— Así es. maneras de ser los objetos?
SÓCRATES.— Luego es preciso nombrar las cosas HERMÓGENES.— Es cierto.
como es natural nombrarlas, y nombrarlas con el SÓCRATES.— Luego el nombre es un instrumento
instrumento conveniente, y no según nuestro propio para enseñar y distinguir los seres, como la
capricho; si queremos, al menos, ser consecuentes lanzadera es propia para distinguir los hilos del
con nosotros mismos. ¿Y si procedemos así, tejido.
nombraremos efectivamente; si no, no? HERMÓGENES.— Sí.
HERMÓGENES.— Así me parece. SÓCRATES.— La lanzadera, ¿es un instrumento del
SÓCRATES.— Veamos. ¿No decimos que el que arte de tejer?
quiere cortar tiene necesidad de lo que es necesario HERMÓGENES.— ¿Cómo negarlo?
para cortar? SÓCRATES.— El tejedor hábil se servirá bien de la
HERMÓGENES.— Sí. lanzadera, quiero decir, como tejedor. Y el maestro
SÓCRATES.— Y el que quiere tejer, ¿tiene hábil se servirá bien del nombre, quiero decir, como
necesidad de lo que es preciso para tejer; y el que maestro.
quiere horadar, de lo que es preciso para horadar? HERMÓGENES.— Sí.
HERMÓGENES.— Sin duda. SÓCRATES.— Cuando el tejedor emplea la
SÓCRATES.— Y el que quiere nombrar, ¿tiene lanzadera, ¿a quién debe esta lanzadera?
necesidad de lo que es preciso para nombrar? HERMÓGENES.— Al carpintero.
HERMÓGENES.— Es cierto. SÓCRATES.— ¿Es todo hombre carpintero, o lo es
SÓCRATES.— ¿Qué es lo que sirve para horadar? sólo el que posee este arte?
HERMÓGENES.— Un barreno. HERMÓGENES.— El que posee este arte.
SÓCRATES.— ¿Y para tejer? SÓCRATES.— El que barrena la madera, ¿a qué
HERMÓGENES.— Una lanzadera. artesano debe el barreno de que se sirve?
SÓCRATES.— ¿Y para nombrar? HERMÓGENES.— Al herrero.
HERMÓGENES.— Un nombre. SÓCRATES.— ¿Y son todos herreros, o sólo el que
SÓCRATES.— Perfectamente. Luego el nombre es posee este arte?
también un instrumento. HERMÓGENES.— Sólo el que posee este arte.
HERMÓGENES.— Sin duda. SÓCRATES.— Perfectamente. Y cuando se sirve
SÓCRATES.— Y Si yo te preguntare: ¿Qué del nombre el maestro, ¿de quién es la obra que
instrumento es la lanzadera? Aquél con que se teje, emplea?
dirías; ¿no es así? HERMÓGENES.— Eso es lo que yo no puedo decir.
HERMÓGENES.— Sí. SÓCRATES.— ¿No puedes decir quién nos
SÓCRATES.— Pero al tejer, ¿qué se hace? ¿No se suministra los nombres de que nos servimos?
separa la trama de la urdimbre que estaban HERMÓGENES.— No, en verdad.
confundidas?
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SÓCRATES.— ¿No te parece que es la ley la que ejemplo; es preciso saber forjar con hierro el barreno
nos los suministra? propio para cada operación.
HERMÓGENES.— Es probable. HERMÓGENES.— Ciertamente.
SÓCRATES.— Luego de la obra del legislador se SÓCRATES.— Y en cuanto a la lanzadera, propia
sirve el maestro, cuando se sirve del nombre. naturalmente para cada género de trabajo, debe
HERMÓGENES.— Así lo creo. saber componerla con la madera que corresponda.
SÓCRATES.— ¿Y crees tú que todo hombre es HERMÓGENES.— Es cierto.
legislador, o que lo es sólo el que posee este arte? SÓCRATES.— Porque a cada género de tejido
HERMÓGENES.— Es sólo el que posee este arte. corresponde naturalmente una cierta lanzadera; y lo
SÓCRATES.— Luego no es árbitro todo el mundo, mismo sucede en todo lo demás.
mi querido Hermógenes, de imponer nombres, sino HERMÓGENES.— Sí.
que lo es sólo el verdadero obrero de nombres; y SÓCRATES.— Por consiguiente; es preciso, mi
éste es, al parecer, el legislador, que es de todos los excelente amigo, que el legislador sepa formar, con
artesanos el que más escasea entre los hombres. sonidos y sílabas, el nombre que conviene
HERMÓGENES. — Es probable. naturalmente a cada cosa; que forme y cree todos
SÓCRATES.— Pues bien; examina ahora qué es lo los nombres, fijando sus miradas en el nombre en sí;
que el legislador debe tener en cuenta para designar si quiere ser un buen instituidor de nombres. Porque
los nombres. Para este examen, ten presente lo que todos los legisladores no formen cada nombre con
antes dijimos. ¿Qué es lo que el carpintero tiene en las mismas sílabas, no por eso debe desconocerse
cuenta para hacer la lanzadera? ¿No es la operación esta verdad. Todos los herreros no emplean el
de tejer, y no atiende a la naturaleza de esta mismo hierro, aunque hagan el mismo instrumento
operación? para el mismo fin. Sin embargo, con tal que
HERMÓGENES.— Es evidente. reproduzca la misma idea, poco importa el hierro;
SÓCRATES.— Pero si la lanzadera se rompe en siempre será un excelente instrumento, ya se haya
manos del obrero, ¿construirá otra esforzándose en hecho entre nosotros o entre los bárbaros. ¿No es
copiar la anterior, o bien se guiará por la idea que cierto?
sirvió de base a su primer trabajo? HERMÓGENES.— Perfectamente.
HERMÓGENES.— A mi juicio, se atendrá a esta SÓCRATES.— Por lo tanto; lo mismo juzgarás del
idea. legislador, sea heleno o bárbaro. Con tal que,
SÓCRATES.— Y esta idea, ¿no es justo y exacto conformándose a la idea del nombre, dé a cada cosa
llamarla la lanzadera en sí? el que la conviene, poco importan las sílabas de que
HERMÓGENES.— Así me lo parece. se sirva; no por eso dejará de ser buen legislador,
SÓCRATES.— Puesto que toda tela, fina o basta, de sea en nuestro país o sea en otro.
hilo o de lana, o de cualquiera otra materia, no HERMÓGENES.— Perfectamente.
puede fabricarse sino con una lanzadera, es preciso SÓCRATES.— ¿Quién decidirá si a un trozo de
que el obrero haga todas las lanzaderas según la madera se le ha dado la forma propia de una
idea de la lanzadera; pero dando a cada una la lanzadera? ¿Será el que la ha hecho, el carpintero; o
forma que la haga más propia para cada género de el que debe servirse de ella, el tejedor?
tejido. HERMÓGENES.— Lo más probable, Sócrates, es
HERMÓGENES.— Sí. que sea el que se ha de servir de ella.
SÓCRATES.— Y lo mismo sucede con todos los SÓCRATES.— ¿Y quién es el que debe servirse de
demás instrumentos. Después de haber encontrado la obra de un fabricante de liras? ¿No será éste el
el instrumento, naturalmente propio para cada más capaz de presidir al trabajo del obrero, y de
género de trabajo, el obrero debe echar mano de los juzgar en seguida si la obra está bien o mal
materiales que se presten a ello, no según su ejecutada?
capricho, sino según lo ordena la naturaleza. Por HERMÓGENES.— Sin duda.
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SÓCRATES.— ¿Y quién es ese juez? comunes indagaciones es que, al contrario de lo que
HERMÓGENES.— El tocador de lira. creíamos al principio, nos parece ahora que el
SÓCRATES.— ¿Y quién es el que debe servirse de nombre tiene una cierta propiedad natural; que todo
la obra del constructor de naves? hombre no es apto para dar a las cosas nombres
HERMÓGENES.— El piloto. convenientes. ¿No es cierto?
SÓCRATES.— ¿Y quién vigilará mejor el trabajo del HERMÓGENES.— Perfectamente.
legislador, y juzgará con más acierto si ha obrado SÓCRATES.— Sentado esto, debemos indagar,
bien, sea entre nosotros, sea entre los bárbaros? puesto que deseas saberlo, en qué consiste la
¿No es el mismo que debe servirse de él? propiedad del nombre.
HERMÓGENES, — Sí. HERMÓGENES.— En efecto, deseo saberlo.
SÓCRATES.— ¿Y el que debe servirse de él, no es SÓCRATES.— Pues bien; examínalo.
el que posee el arte de interrogar? HERMÓGENES.— Sí; ¿pero cómo es preciso
HERMÓGENES.— Sin duda. examinarlo?
SÓCRATES.— ¿Y también el de responder? SÓCRATES.— El medio más propio para llegar a
HERMÓGENES.— Sí. este resultado, mi querido amigo, es el siguiente:
SÓCRATES.— ¿Y al que posee el arte de interrogar dirigirse a los hombres hábiles, pagarles bien, y
y de responder, no le llamas dialéctico? además de la paga, darles las gracias. Los hombres
HERMÓGENES.— Así lo llamo. hábiles son los sofistas. Tu hermano Callias, que les
SÓCRATES.— Pero el carpintero, ¿no tiene ha dado gruesas sumas, pasa por sabio. Y puesto
precisión de construir el timón bajo la vigilancia del que tú no posees parte alguna del patrimonio de tu
piloto, si quiere que el timón llene su objeto? familia, es preciso que halagues a tu hermano, y le
HERMÓGENES.— Es justo. supliques que te haga conocer esta propiedad de los
SÓCRATES.— Y el legislador en la designación de nombres, que le enseñó Protágoras.
los nombres, ¿no es indispensable que tome por HERMÓGENES.— Sería de mi parte una extraña
maestro a un dialéctico, si quiere designarlos súplica, Sócrates, si después de haber rechazado
convenientemente? absolutamente la Verdad de Protágoras30, diese yo
HERMÓGENES.— Es cierto. algún valor a las consecuencias de esta Verdad.
SÓCRATES.— No es éste, mi querido Hermógenes, SÓCRATES.— ¿No te agrada este medio? Pues
un negocio sencillo; porque la institución de nombres vamos en busca de Homero y de los demás poetas.
no es tarea para un cualquiera, ni para gente sin HERMÓGENES.— ¿Y qué dice Homero de la
talento. Y Cratilo habla bien cuando dice que hay propiedad de los nombres, y en qué pasaje?
nombres que son naturales a las cosas, y que no es SÓCRATES.— En muchos. Los más extensos y
dado a todo el mundo ser artífice de nombres; y que bellos son aquéllos en los que distingue, respecto de
sólo es competente el que sabe qué nombre es un mismo objeto, el nombre que le dan los hombres,
naturalmente propio a cada cosa, y acierta a y el que le dan los dioses. ¿No crees, que Homero
reproducir la idea mediante las letras y las sílabas. en estos pasajes nos dice cosas notables y
HERMÓGENES.— Nada tengo que oponer, admirables sobre la propiedad de los nombres?
Sócrates, a lo que acabas de decir. Sin embargo, es Porque es evidente, que los dioses emplean los
difícil darse por convencido desde luego; y creo que nombres en su sentido propio, tal como le ha hecho
me convencerías mejor si me explicases cuál es esta la naturaleza. ¿No es ésta tu opinión?
propiedad de los nombres, fundada, según tu
opinión, en la naturaleza.
Sócrates.— Yo, excelente Hermógenes, no me
atrevo a tanto; y olvidas lo que decía antes: que 30
La verdad de Protágoras es a la vez el título de una de sus
ignorante de estas cosas, estaba pronto a obras y una indicación de su sistema, según el cual la
examinarlas contigo. Pero el resultado de nuestras sensación es la medida de todas las cosas, y la verdad tiene
sólo un valor individual
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HERMÓGENES.— Creo que si los dioses nombran por las mujeres, puesto que los hombres le llamaban
ciertas cosas, las nombran con propiedad; ¿pero de Astianax.
qué cosas quieres hablar? HERMÓGENES.— Es probable.
SÓCRATES.— Ese río, que bajo los muros de SÓCRATES.— ¿Pero Homero juzgaba a los
Troya, tiene un combate singular con Hefaisto, ¿no troyanos más sabios que a sus mujeres?
sabes que Homero dice31, que los dioses le llaman HERMÓGENES.— Así lo creo.
Janto, y los hombres Escamandrio? SÓCRATES.— Luego debía parecerle el nombre de
Hermógenes.— Lo Sé. Astianax más propio que el de Escamandrio.
Sócrates.— Pues bien; ¿no crees que importa saber HERMÓGENES.— Probablemente35.
por qué a este río se le llama con más propiedad SÓCRATES.— Indaguemos la razón. ¿Pero no nos
Janto, que Escamandrio? O si quieres, fíjate en ese la da él mismo, mejor que ningún otro? Dice36: él
pájaro del que dice el poeta32: los dioses le llaman sólo defendía la ciudad y sus elevados muros.
Calcis, y los hombres Cimindis. ¿Crees tú que no Parece, por consiguiente, que se llamaba con razón
sea interesante saber por qué se le llama Calcis con al hijo del salvador, el Astianax37 de lo salvado por
más propiedad que Cimindis? Y lo mismo sucede su padre, como lo hace Homero.
con la colina Batieia, llamada también Mirine33; y con HERMÓGENES.— Así me lo parece.
otros mil ejemplos, tanto de este poeta como de SÓCRATES.— ¡Cómo! ¿En qué consiste, que yo no
otros. Pero quizá éstas son dificultades que ni tú ni estoy seguro de comprender esto, y tú lo
yo podemos resolver. Mas los nombres de comprendes?
Escamandrio y de Astianax, que, según Homero, son HERMÓGENES.— ¡Por Zeus! Tampoco lo
los del hijo de Héctor, están más a nuestro alcance; comprendo yo.
y es más fácil descubrir la propiedad que les SÓCRATES.— Y bien, mi querido amigo, ¿no será
atribuye. ¿Conoces los versos, donde están los Homero mismo el que ha dado este nombre de
nombres de que hablo?34 Héctor al héroe troyano?
HERMÓGENES. — Perfectamente. HERMÓGENES.— ¿Por qué?
SÓCRATES.— ¿Cuál de estos dos nombres te SÓCRATES.— Porque este último nombre me
parece que Homero juzgó más propio para el joven parece muy análogo al de Astianax, y ambos se
Astianax o Escamandrio? parecen de un modo singular a voces helénicas Αναξ
HERMÓGENES.— No puedo decirlo. (Anax) y ἒκτωρ (ektor) significan poco más o menos
SÓCRATES.— Razonemos de esta manera. Si se te la misma cosa, y son igualmente nombres de reyes.
preguntare: ¿Son los más sabios, los que dan los En efecto; de lo que un hombre es ἂναξ (jefe)
nombres con más propiedad; o son los menos seguramente es igualmente ἒκτωρ (poseedor);
sabios? porque dispone a su voluntad, es dueño de ello; lo
HERMÓGENES.— Evidentemente los más sabios, posee, ἒκει (ejei). ¿Pero quizá crees, que no digo
respondería yo. cosa que merezca la pena, y que es una ilusión mía
SÓCRATES.— Hablando en general, ¿son las el creer haber encontrado algún rastro de la opinión
mujeres las que te parecen más sabias en las de Homero acerca de la propiedad de los nombres?
ciudades, o los hombres? HERMÓGENES.— ¡Por Zeus! No hay nada de eso;
HERMÓGENES.— Los hombres. y a mi parecer estás en buen camino.
SÓCRATES.— Pero sabes que Homero dice, que el SÓCRATES.— Verdaderamente es exacto, si no me
joven hijo de Héctor era llamado Astianax por los engaño, llamar león a la descendencia del león, y
troyanos; y es claro, que era llamado Escamandrio
35
M. Cousin deshace la equivocación padecida por Platón al
31
Ilíada, XX, 74 citar el texto de Homero; pues éste dice que Héctor llamaba a
32
Ilíada, XIV, 291 su hijo Escamandrio, y que los demás le llamaban Astianax
36
33
Ilíada, XI, 813 Ilíada, XXII, 507
34 37
Ilíada, XXII, 505, 507 Astianax, jefe de la dudad de ἂστυ (astu) ἂναξ (anax) jefe.
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caballo a la del caballo. No hablo de los monstruos; medicamentos distintos por el color o por el olor, nos
como sucedería, si de un caballo naciese otra cosa parecen diferentes, aunque sean semejantes;
que un caballo; sino que hablo de la descendencia mientras que el médico, que sólo considera la virtud
natural de cada raza. Si un caballo produjese contra de estos medicamentos, los juzga semejantes, sin
naturaleza la descendencia natural de un buey, se dejarse engañar por circunstancias accesorias. Lo
llamaría a ésta, no potro, sino becerro. Lo mismo mismo sucede al que posee la ciencia de los
sucede con el hombre: es preciso, que su nombres; considera su virtud y no se turba, porque
descendencia sea la de un hombre, y no la de se, añada, o se quite, o se trasponga alguna letra; y
ninguna otra especie, para merecer el nombre de aunque se exprese la virtud del nombre por letras
hombre. Lo mismo sucede con los árboles y con completamente diferentes. Por ejemplo; los dos
todo lo demás. ¿No es ésta tu opinión? nombres de que hemos hablado antes, As‐tianax y
HERMÓGENES.— Sí, lo es. Héctor no tienen ninguna letra común, y sin
SÓCRATES.— Bien dicho. Ten cuidado, sin embargo, significan la misma cosa. ¿Y qué relación
embargo, no sea que te sorprenda. El mismo hay en cuanto a las letras entre estos nombres y el
razonamiento prueba, que el vástago de un rey debe de Arquépolis (jefe de la ciudad)? Y sin embargo,
de ser llamado rey, Por lo demás, que una cosa sea tiene el mismo sentido. ¡Cuántos nombres no hay
expresada por tales o cuales sílabas, poco importa; que significan igualmente un rey; cuántos que
ni tampoco que se añada o se quite una letra. Basta significan un general como Agis (jefe); Polemarco
que la esencia de la cosa domine en el nombre, y (jefe de guerra), Eupolemo (buen guerrero); otros
que se manifieste en él. designan un médico Iatrocles (médico célebre),
HERMÓGENES.— ¿Qué quieres decir con eso? Acesimbrote (curandero de hombres). Otros muchos
SÓCRATES.— Una cosa muy sencilla. Sabes que podríamos nombrar, que, con sílabas y letras
designamos las letras por los nombres, y no por sí diferentes, expresan por su virtud la misma cosa.
mismas; excepto cuatro ε, υ, ο, ω. En cuanto a las ¿Eres tú de esta opinión?
demás, vocales o consonantes, sabes que añadimos HERMÓGENES.— Lo soy completamente.
a ellas otras letras, para formar sus nombres; y si SÓCRATES.— Los seres que nacen según la
hacemos predominar en cada nombre la letra que naturaleza39 deber ser llamados con los mismos
designa, se le puede llamar con razón el nombre nombres40
propio de esta letra. Por ejemplo, la βῆτα (beta), ya HERMÓGENES.— Sin duda alguna.
ves que la adición de la η y de la τ y de la α, no SÓCRATES.— Pero si nace algún ser contra
impide que la palabra entera exprese claramente la naturaleza, que pertenece a la especie de los
letra, que el legislador ha querido designar. Hasta monstruos; si de un hombre bueno y piadoso nace
este punto ha sobresalido en el arte de nombrar las un impío, como en el caso precedente, en el que un
letras. caballo produce lo propio de un buey; ¿no es cierto
HERMÓGENES.— Me parece que dices verdad. que será indispensable darle el nombre, no del que
SÓCRATES.— ¿Y no deberemos razonar del mismo le ha engendrado, sino del género al que pertenece?
modo respecto al rey? De un rey nacerá un rey; de HERMÓGENES.— Es cierto.
un hombre bueno, un hombre bueno; de un hombre SÓCRATES.— Luego si de un hombre piadoso nace
hermoso, un hombre hermoso; y así de lo demás. De un impío, será preciso darle el nombre de su género.
cada raza nacerá un ser de la misma raza, salvo los HERMÓGENES.— Evidentemente.
monstruos; y por lo tanto será precaso emplear los SÓCRATES.— No se le llamará ni Teófilo (amigo de
mismos nombres38. Pero cómo es posible variar las Dios), ni Mnesiteo (que se acuerda de Dios) , ni
sílabas, puede suceder que el ignorante tome, como ninguna otra cosa análoga; sino que se le dará un
diferentes, nombres semejantes. Así como
39
Es decir, que no son monstruos, sino que se parecen a sus
progenitores. Es un resumen de lo que precede
38 40
Para designar el que es causa del nacimiento y el que nace Que aquéllos de quienes proceden
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nombre, que signifique todo lo contrario, si se ha de τὅ ἒγγύς (to eggus), lo presente, τὸ παρακεῆμα (tó
atender a la propiedad de los términos. parajreema), lo que se expresa por el término πέλας
HERMÓGENES.— Nada más cierto, Sócrates. (pelas) (y de aquí Pélope), y puso cuanto estaba de
Sócrates.— Así, Orestes, mi querido Hermógenes, su parte para llegar a ser esposo de Hippodamia.
me parece una palabra bien aplicada, ya sea la Con respecto a Tántalo, ¿quién no tendrá por justo y
casualidad, o ya sea algún poeta el autor de ella; natural este nombre, si es cierto lo que se cuenta de
porque expresa el carácter bravío y salvaje de este este personaje?
personaje, y todo lo que tiene de montaraz, ορεινόν HERMÓGENES.— ¿Y qué se cuenta?
(orei‐non). SÓCRATES.— Por lo pronto, durante su vida tuvo
HERMÓGENES.— Así me lo parece, Sócrates. que soportar primero las más terribles desgracias, y
SÓCRATES.— El nombre que se dio a su padre, es más tarde la ruina de su patria. Después de su
también perfectamente natural. muerte sufre en los infiernos el suplicio de la roca
HERMÓGENES.— Es cierto. suspendida (talanteia) sobre su cabeza, que tenía
SÓCRATES.— En efecto. Agamenón tiene el aire de una singular conformidad con su nombre. No es
un hombre duro para el trabajo y la fatiga, una vez inverosímil que la casualidad de la tradición le haya
resuelto a ello, y capaz de llevar a cabo sus dado este nombre a la manera de una persona que,
proyectos a fuerza de virtud. La prueba de esta queriendo llamarle muy desgraciado (talántaton),
indomable firmeza está en su larga estancia delante hubiese disimulado un poco, y le hubiese llamado
de Troya, a la cabeza de tan numeroso ejército. Era Tántalo. El nombre de su padre, Zeus (Zeus), me
un hombre admirable por su perseverancia, ὰγαστός parece admirablemente escogido; pero no es fácil
κατὰ τὴν επιμονήν. (agastos kata teen epimoneen); penetrar su sentido. El nombre de Zeus encierra él
he aquí lo que expresa el nombre de Agamenón. solo todo un discurso. Le hemos dividido en dos
Quizá el nombre de Atreo no es menos exacto. La partes, de que indistintamente hacemos uso,
muerte de Crisipo41; y su crueldad con Tiestes, son diciendo tan pronto (Zeena), como (día); reunidos
cosas funestas y ultrajantes para la virtud, άτηρά estos dos términos, expresan la naturaleza del dios;
πρὸς ὰρετήν (ateera pros areteen). Este nombre, sin y tal debe ser, como hemos dicho, la virtud del
embargo, tiene un sentido un poco inverso y como nombre. En efecto; para nosotros y para todos los
oculto, lo que hace que no descubre a todo el mundo seres que existen, no hay otra verdadera causa de la
el carácter del personaje; pero los que saben vida, (tou dseen), que el Señor y Rey del Universo.
interpretar los nombres, conocen bien lo que quiere No podía darse a este dios un nombre más exacto,
decir Atreo. En efecto; ya se le haga derivar de que el de aquél por el que viven, (di on dseen), todos
ατειρὲς (ateires, inflexible), o de ατρεστον (atreston, los seres vivos; pero, como dije antes, este nombre
intrépido), o de ατερόν (ateron, ultrajante), en todo único ha sido dividido en dos diferentes. Que Zeus
caso este nombre es perfectamente propio. El sea el hijo de (Krónos, Saturno), parecerá al pronto
nombre dado a Pélope me parece también lleno de una cosa impropia43, pero es muy racional pensar
exactitud; expresa, en efecto, que un hombre, que que Zeus desciende de alguna inteligencia superior.
no ve más que lo que está cerca de él, merece que Ahora bien; la palabra (koros), significa, no hijo, sino
se le llame así. lo que hay de puro y sin mezcla en la inteligencia,
HERMÓGENES.— ¿Cómo es eso? (noos). Pero Cronos mismo es hijo de (Ouranos, el
SÓCRATES.— De esta manera. Cuéntase que este cielo), según la tradición; y la contemplación de las
hombre, cuando hizo perecer a Mirtilo42, no pensó cosas de lo alto, se la llama con razón (ourania,
en el porvenir, ni previó el cúmulo de desgracias que oroosa ta anoo; es decir, que contempla las cosas
preparaba a su posteridad. Sólo vio lo más próximo, desde lo alto). De aquí procede, mi querido

41 43
Era el hijo mayor de Pélope. La palabra griega (kronos), significa tam bién un viejo que
42
Cochero de Pélope chochea
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Hermógenes, según dicen los que son entendidos en formación de estos nombres ha debido ponerse
las cosas celestes, el espíritu puro; y por esto el mayor cuidado; y no es imposible que algunos hayan
nombre de (ouranos), le ha sido dado con mucha sido formados por un poder, más divino que el de los
propiedad. Si recordase la genealogía de Hesíodo, y hombres.
los antepasados de los dioses que acabo de citar, no HERMÓGENES.— No es posible hablar mejor,
me cansaría de hacer ver que sus nombres son Sócrates.
perfectamente propios; y seguiría hasta hacer la SÓCRATES.— ¿No es oportuno comenzar por los
prueba del punto a que podría llegar esta sabiduría, dioses, e indagar por qué razón se les ha podido dar
que me ha venido de repente, sin saber por dónde, y con propiedad el nombre de (theoi)?
que no sé si debo darla o no por concluida. HERMÓGENES.— Muy bien.
HERMÓGENES.— Verdaderamente, Sócrates, se SÓCRATES.— He aquí lo que sospecho. Los
me figura que pronuncias oráculos a manera de los primeros hombres, que habitaron la Hélade, no
inspirados. reconocieron, a mi parecer, otros dioses que los que
SÓCRATES.— Creo con razón, mi querido hoy día admiten la mayor parte de los bárbaros, que
Hermógenes, que semejante virtud me ha venido de son el sol, la luna, la tierra, los astros y el cielo.
la boca de Eutifrón de Prospalte. Desde esta Como los veían en un movimiento continuo y
mañana no le he abandonado prestándole un oído siempre corriendo, (théonta), a causa de esta
atento; y es muy posible que, en su entusiasmo, no propiedad de correr (theín), los llamaron (theoí). Con
se haya contentado con llenar mis oídos con su el tiempo las nuevas divinidades que concibieron,
divina sabiduría, y que se haya apoderado también fueron designadas con el mismo nombre. ¿Te
de mi espíritu. He aquí, a mi parecer, el mejor partido parece que esto que digo se aproxima a la verdad?
que debemos tomar. Usemos de esta sabiduría por HERMÓGENES.— Me parece que sí.
hoy, y prosigamos hasta el fin nuestro examen sobre SÓCRATES.— ¿Qué deberemos examinar ahora?
los nombres. Mañana, si en ello convenimos, Evidentemente los demonios, los héroes y los
procederemos a las expiaciones, y nos hombres.
purificaremos, si encontramos alguno que nos HERMÓGENES.— Veamos los demonios.
ayude, sea sacerdote o sofista. SÓCRATES.— Verdaderamente, Hermógenes, ¿qué
HERMÓGENES.— Apruebo vuestra proposición, y puede significar este nombre, los demonios? Mira si
con mucho gusto oiré lo que falta por decir sobre los lo que pienso te parece acertado.
nombres. HERMÓGENES.— Habla.
Sócrates.— A la obra, pues. ¿Pero por dónde SÓCRATES.— ¿Sabes a quiénes llama Hesíodo
quieres que comencemos nuestra indagación, ya demonios?
que hemos adoptado un cierto método para saber si HERMÓGENES.— No me acuerdo.
los nombres prueban por sí mismos, que no son SÓCRATES.— ¿Tampoco te acuerdas que dice que
producto de la casualidad, sino que tienen alguna la primera raza de hombres era de oro?
propiedad natural? Los nombres de los héroes y, de HERMÓGENES.— De eso sí me acuerdo.
los hombres podrían inducirnos a error. Muchos, en SÓCRATES.— El poeta se explica de esta
efecto, son tomados de sus antepasados, y ninguna manera44:21
relación tienen con los que los reciben, como dijimos “Desde que la muerte ha extinguido esta raza de
ya al principio; y otros son la expresión de un voto, hombres,
por ejemplo, Eutiquides (afortunado) Socia (salvado), Se les llama demonios, habitantes sagrados de la
Teófilo (amado de los dioses), y muchos más. Creo tierra,
que debe dejarse aparte esta clase de nombres. Es Bienhechores, tutores y guardianes de los hombres
muy probable que los verdaderamente propios se mortales”.
encuentran entre los que se refieren a las cosas
eternas y al orden de la naturaleza. Porque en la 44
Hesíodo, Los trabajos y los días, 220, 222
- 21 -
HERMÓGENES.— Y bien; ¿qué significa eso? (erotan); porque (eirein) significa hablar. Como
SÓCRATES.— ¿Qué? Que no creo que Hesíodo decíamos, resulta que en la lengua ática son
quiera decir que la raza de oro estuviese formada oradores o disputadores, (erooteeti‐koi) y la familia
con oro, sino que era buena y excelente; y lo prueba de los oradores y de los sofistas es nada menos que
que a nosotros nos llama raza de hierro. la raza de los héroes. Esto es fácil de concebir. Pero
HERMÓGENES.— Es cierto. es más difícil saber por qué a los hombres se les
SÓCRATES.— ¿Crees que si entre los hombres de llama (anthroopoi). ¿Puedes tú explicarlo?
hoy se encontrase uno bueno, Hesíodo le colocaría HERMÓGENES.— ¿Cómo podría hacerlo, mi
en la raza de oro? querido Sócrates? Aunque fuese capaz de dar esta
HERMÓGENES.— Probablemente. explicación, no lo haría; porque estoy persuadido de
SÓCRATES.— Y los buenos, ¿son otra cosa que los que tú la encontrarás mejor que yo.
sabios? SÓCRATES.— Está visto, a lo que veo, que tienes
HERMÓGENES.— Son los sabios. fe en la inspiración de Eutifrón.
SÓCRATES.— Esto basta, en mi juicio, para dar HERMÓGENES.— Completamente.
razón del nombre de demonios. Si Hesíodo los llamó SÓCRATES.— Es una fe fundada. Creo, en efecto,
demonios, fue porque eran sabios y hábi‐les, tener en el espíritu una idea buena; y corro el riesgo,
(daeemones), palabra que pertenece a nuestra si no estoy en guardia, de encontrarme hoy más
antigua lengua. Lo mismo Hesíodo que todos los sabio aun de lo que es menester. Escucha lo que
demás poetas tienen mucha razón para decir que, voy a decir. Por de pronto, es preciso hacer una
en el instante de la muerte, el hombre, observación con motivo de los nombres. Muchas
verdaderamente bueno, alcanza un alto y glorioso veces, cuando queremos nombrar una cosa,
destino, y recibiendo su nombre de su sabiduría, se añadimos letras a los nombres, o las quitamos, o
convierte en demonio. Y yo afirmo a mi vez que todo mudamos el lugar de los acentos. Por ejemplo: (dii
el que es (daeemon), es decir, hombre de bien, es filos), querido de Zeus. Para formar un nombre de
verdaderamente demonio durante su vida y después esta locución hemos quitado la segunda ι, y la sílaba
de la muerte, y que este nombre le conviene del medio, que tenía el acento, la hemos hecho
propiamente. grave, (di filos). Otras veces, por el contrario,
HERMÓGENES.— No puedo menos de alabar lo añadimos letras, y sobre una sílaba grave colocamos
que dices, Sócrates. Pero ¿qué son los héroes? el acento agudo.
SÓCRATES.— No es punto difícil de comprender. HERMÓGENES.— Es cierto.
Esta palabra se ha modificado muy poco; y SÓCRATES.— De una de estas modificaciones es
demuestra que los héroes toman su origen del amor, de donde ha salido el nombre de los hombres, si yo
ἒρως (eros). no me engaño. Se ha formado un nombre de una
HERMÓGENES.— ¿Qué quieres decir con eso? locución, de la que se ha suprimido una letra, una α,
SÓCRATES.— ¿No sabes que los héroes son y hecho grave la sílaba final.
semidioses? HERMÓGENES.— ¿Qué quieres decir con eso?
HERMÓGENES.— ¿Y qué? SÓCRATES.— Lo siguiente. Este nombre
SÓCRATES.— Es decir, que todos proceden del (anthroopos), significa que los demás animales ven
amor, ya de un dios con una mortal, ya de un mortal las cosas sin examinarlas ni dar razón de ellas, ni
con una diosa, Si quieres que me refiera a la antigua con‐templarlas, (anathrei); mientras que cuando el
lengua ática, entonces me entenderás mejor. Verás hombre ha visto una cosa, (eoorake), lo que expresa
que el nombre de amor, al que deben los héroes su igualmente la palabra (opoope), la contempla y se da
nacimiento, se ha modificado muy poco. He aquí razón de ella. El hombre es el único, entre los
cómo es preciso explicar los héroes; o si no, hay que animales, a quien puede llamarse con propiedad
decir que eran sabios y oradores, versados en la (anthroopos), es decir, contemplador de lo que ha
dialéctica, y particularmente hábiles para interrogar, visto, (anathroon a opoope).
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HERMÓGENES.— Y bien, ¿quieres ahora que yo te SÓCRATES.— Lo es en verdad; pero la palabra, tal
pregunte acerca de los nombres que quisiera como ha sido formada al principio, parece ridícula.
conocer? HERMÓGENES.— Ahora, ¿cómo explicaremos la
SÓCRATES.— Con mucho gusto. palabra que sigue?
HERMÓGENES.— He aquí una cosa, que parece SÓCRATES.— ¿La palabra (soo‐ma)?
resultado de lo que acaba de decirse. Hay, en HERMÓGENES.— Sí.
efecto, en el hombre lo que llamamos alma, ψυχή SÓCRATES.— Puede hacerse de muchas maneras;
(psujee) y el cuerpo, (sooma). ya modificándola un tanto, ya tomándola como es.
SÓCRATES.— Sin duda. Algunos dicen, que el cuerpo es la tum‐ba, (seema)
HERMÓGENES.— Tratemos de explicar estas del alma, y que está allí como sepultada durante
palabras, como hemos hecho con las demás. esta vida. Se dice también, que por medio del
SÓCRATES.— ¿Quieres que examinemos cómo el cuerpo, el alma expresa todo lo que expresa,
alma ha merecido que se la llame ψυχή y que en (seemainei a an seemainee); y que a causa de esto,
seguida veamos lo relativo al cuerpo?
se le llama justamente (see‐ ma). Pero, si no me
HERMÓGENES.— Sí.
engaño, los partidarios de Orfeo aplican esta palabra
SÓCRATES.— A juzgar por lo que a primera vista
a la expiación de las faltas que el alma ha cometido.
me parece, he aquí cuál pudo ser el pensamiento de
Ella está encerrada en el recinto del cuerpo, como
los que han creado el nombre de alma (psujee).
Mientras el alma habita en el cuerpo, es causa de la en una prisión, en que está guardada, (soodsee‐tai).
vida de éste; es el principio que le da la facultad de El cuerpo, como lo indica la palabra, es para el alma,
respirar, y que le refresca, (anapsujon); y tan pronto hasta que ésta ha pagado su deuda, el guardador,
como este principio refri‐gerante la abandona, el (soo‐ma), sin que haya necesidad de alterar una
cuerpo se destruye y muere. He aquí, en mi opinión, letra.
por qué ellos lo han llamado (psujee). Pero aguarda HERMÓGENES.— Estos puntos están
un poco. Me parece entrever una explicación, que suficientemente aclarados. Pero respecto de los
habrá de parecer más aceptable a los amigos de nombres de los dioses, ¿no podríamos, como
Eutifrón. Con respecto a la que acabo de dar, temo hicimos antes con el de Zeus, examinar en igual
que la desprecien y la juzguen demasiado grosera. forma, cuál puede ser su propiedad?
Mira ahora si ésta será de tu gusto. SÓCRATES.— ¡Por Zeus! mi querido Hermógenes;
HERMÓGENES.— Habla. la mejor manera de examinar, si fuéramos
SÓCRATES.— ¿Qué es lo que a tu parecer prudentes, sería confesar que nosotros nada
mantiene la naturaleza de nuestro cuerpo, y le sabemos, ni de la naturaleza de los dioses, ni de los
transporta hasta el punto de hacerle vivir y andar? nombres con que se llaman a sí mismos, nombres
¿No es el alma? que, sin dudar, son la exacta expresión de la verdad.
HERMÓGENES.— Es el alma. Después de esta confesión, el partido más razonable
SÓCRATES.— Y qué; ¿crees, con Anaxágoras, que es llamar a los dioses, como la ley quiere que se les
la naturaleza en general está gobernada y sostenida llame en las preces, y darles nombres que les sean
por una inteligencia y un alma? agradables, reconociendo que nada más sabemos.
HERMÓGENES.— Así lo pienso. En mi opinión, esto es lo más sensato que podemos
SÓCRATES.— No se podía dar a este poder, que hacer. Entreguémonos, pues, si quieres, al examen
transporta y mantiene la naturaleza (fusin ojei kai en cuestión; pero comenzando por protestar ante los
ejei) otro nombre mejor que (fuseje). Y bien puede dioses, que no indagaremos su naturaleza, para lo
decirse con más elegancia (psujee). cual nos reconocernos incapaces; y que sólo nos
HERMÓGENES.— Perfectamente; esta nueva ocuparemos en la opinión que los hombres han
interpretación me parece más ingeniosa que la otra. formado de los dioses, y en cuya virtud les han dado

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esos nombres. En esta indagación nada hay que Después de ἐστία conviene examinar Ῥεα y Κρόνος
pueda provocar su cólera. (Rea y Kronos), si bien ya hemos dado explicaciones
HERMÓGENES.— No puede hablarse con más sobre el nombre de este último. Pero quizá valga
cordura, Sócrates; hagámoslo así. bien poco lo que voy a decir.
SÓCRATES.— ¿Comenzaremos por Ἐστία (Estia, HERMÓGENES.— ¿Por qué, Sócrates?
Vesta), según es la ley?45 SÓCRATES.— Mi querido amigo, tengo en el
HERMÓGENES.— Es justo. espíritu todo un enjambre de sabias explicaciones.
SÓCRATES.— ¿Cuál podía ser el pensamiento del HERMÓGENES.— ¿Qué explicaciones?
que la nombró (Es‐tia)? SÓCRATES.— Parecerán sin duda ridículas; sin
HERMÓGENES.— ¡Por Zeus! no es fácil adivinarlo. embargo, no dejan de ser verosímiles.
SÓCRATES.— Me parece, mi querido Hermógenes, HERMÓGENES.— Veamos.
que los primeros que instituyeron los nombres, no SÓCRATES.— Creo observar que Heráclito ha
eran espíritus despreciables, sino antes bien, expresado con sagacidad ideas muy antiguas que
espíritus sublimes y de una gran penetración. verdaderamente se refieren a Κρόνος y a Ῥεα, y que
HERMÓGENES.— ¿Por qué? Homero había expresado ya.
SÓCRATES.— Porque la institución de los nombres HERMÓGENES.— ¿Qué quieres decir con eso?
sólo puede ser obra de hombres de recta condición. SÓCRATES.— Heráclito dice que todo pasa; que
Que se tome cualquiera el trabajo de considerar nada permanece; y comparando las cosas con el
también los nombres extranjeros46, y verá que no curso de un río, dice que no puede entrarse dos
hay nada de que no pueda darse explicación: Así, lo veces en un mismo río.
que llamamos nosotros οὐσία (ou‐sia), otros lo HERMÓGENES.— Es exacto.
llaman ἑσία (esia), y otros ὠσία (oosia). Por lo SÓCRATES.— Y bien; ¿te parece que difiere de la
pronto, se ha podido muy bien, en vista del segundo opinión de Heráclito, el que ha dado por
de estos términos, llamar la esencia de las cosas antepasados a los demás dioses, Ῥεα y Κρόνος?47
έστία (estia); y si designamos por ἐστία todo lo que ¿Crees que ha sido una casualidad el haber dado a
tiene esencia, se sigue que Ἐστία (Vesta) es estas dos divinidades los nombres de corredores?
nombrada con propiedad; porque resulta, que No dice Homero a su vez48: El Océano padre de los
nosotros igualmente hemos dicho en otro tiempo dioses y su madre Tethis? Hesíodo me parece
(esia), por (ousia). Además, si nos fijamos en las hablar en el mismo sentido. En fin, Orfeo en cierto
ceremonias de los sacrificios, no se dudará que tal pasaje se expresa de esta manera49: El Océano con
ha debido ser el pensamiento de los inventores de su flujo y reflujo majestuoso se une el primero por el
este nombre. En efecto, era natural que Ἐστία fuese hime‐neo con su hermana Tethis, nacida de la
invocada antes que todos los dioses en los misma madre. Mira cómo todas estas citas
sacrificios, por los que la habían nombrado la concuerdan y se amoldan a la doctrina de Heráclito.
esencia de las cosas. En cuanto a los que dicen HERMÓGENES.— Se me figura que tienes razón,
ὠσία (oosia por οὐσία) quizá han creído con Sócrates; pero el nombre de Tetis no veo lo que
Heráclito, que todo pasa, que nada subsiste; y quiere decir.
siendo el principio que pone las cosas en SÓCRATES.— Pues se explica casi por sí mismo.
movimiento, el principio de impulsión (to oothoun), la No es más que el nombre de manantial un poco
causa de este flujo perpetuo, han debido creer disimulado. Porque las palabras atar (diattoo‐menon,
oportuno llamarla (oosia). Mas para gentes que nada lo que salta) y (eethoumenon, lo que corre) nos dan
entienden, es bastante lo dicho sobre este punto.
45 47
La ley de los sacrificios, según la que Vesta era invocada Ῥεα de ρέω, correr, fluir; Κρόνος de Κρου νος fuente.
antes que los demás dioses Platón ha explicado, antes esta última palabra de otro modo.
46 48
No se trata de nombres extraños a la lengua griega, sino sólo Ilíada, XIV, 102
49
del dialecto ático, como lo prueba lo que sigue Hermann, Orfica, p. 473
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la idea de un manantial. Pues bien, de la retener en un punto a un animal cualquiera? ¿Es la
combinación de estas dos palabras se ha formado la necesidad o el deseo?
de Τεθύς (Tethus, Tethis) HERMÓGENES.— Sin dada, Sócrates, es el deseo.
HERMÓGENES.— He aquí, Sócrates, una preciosa SÓCRATES.— ¿No crees que muchos huirían del
explicación. (Aidees) si el dios no retuviera con el lazo más
SÓCRATES.— ¿Por qué no? ¿A quién pasaremos fuerte, a los que han bajado a su morada?
ahora? De Zeus ya hemos hablado. HERMÓGENES.— Sin duda alguna.
HERMÓGENES.— Sí. SÓCRATES.— Por el deseo los encadena; puesto
SÓCRATES.— Hablemos entonces de sus que los encadena por el lazo más fuerte, y no por la
hermanos Poseidón y Plutón, y también del segundo necesidad.
nombre con que éste es conocido. HERMÓGENES.— Me parece bien.
HERMÓGENES.— Conforme. SÓCRATES.— Pero ¿no hay muchas clases de
SÓCRATES.— Creo que al inventor de la palabra deseos?
(Poseidoon) se le ocurrió por la siguiente HERMÓGENES.— Sí.
circunstancia. Según caminaba, el mar detuvo sus SÓCRATES.— Pero es mediante el deseo, más
pasos, y no le permitió pasar adelante, siendo para poderoso de todos, por el que el dios los encadena,
él como una cadena puesta a sus pies: llamó al dios puesto que debe retenerlos con el lazo más
que preside a este poder (Poseidoon), es decir, que poderoso.
es una cadena para los pies, (posides‐mos oon), y HERMÓGENES.— Sí.
se habrá añadido εῖ por pura elegancia. O quizá, en SÓCRATES.— ¿Y hay un deseo más poderoso que
lugar de la σ había primitivamente dos λ y significaba el del hombre, que entra en relación con otro hombre
entonces el dios que lo sabe todo, (polla eidos). con la esperanza de hacerse mejor?
Quizá también de la acción de conmover la tierra se HERMÓGENES.— ¡Por Zeus! no le hay, Sócrates.
le ha llamado el que conmueve, (o seioon); y se SÓCRATES.— Concluyamos de todo esto, que
habrá añadido una π y una δ. En cuanto a Plutón, su ninguno de los que han partido de este mundo,
nombre procede, de que es el que da la riqueza, aspira a volver a él; ni aun las sirenas, sino que
(plou‐tos), porque ella sale del seno de la tierra. El están como encantadas, lo mismo que todos los
otro nombre de este dios (Aidees), según opinión de demás. ¡Tan magníficos son los discursos que
la mayor parte de los hombres, expresa lo invisible, (Aidees) les dirige! Este dios, como se ve, es un
(to aeides), y como este nombre inspira terror, sofista consumado, así como es un gran bienhechor
prefieren llamarle Plutón. para los que están cerca de él; puesto que hasta a
HERMÓGENES.— ¿Pero qué te parece a ti, los habitantes de la tierra envía también magníficos
Sócrates? tesoros. Es preciso, pues, que allá abajo posea
SÓCRATES.— Creo que los hombres se engañan riquezas en abundancia; y he aquí de donde le viene
de muchas maneras respecto del poder de este dios, el nombre de Plutón. Por otra parte, rehusando la
y que no hay fundamento para temerle tanto. El sociedad de los hombres, entorpecidos con sus
motivo de este temor es que, una vez muerto el cuerpos, y entrando en comercio con aquéllos cuya
hombre, baja a sus estancias, sin esperanza de alma está libre de todos los males y de todas las
volver; así es como el alma, abandonando el cuerpo, pasiones del cuerpo, ¿no te parece que Plutón se
se traslada cerca de este dios. Yo creo que hay una muestra como un verdadero filósofo? Comprendió
maravillosa concordancia entre el poder de este dios bien que le sería fácil retener hombres de esta
y su nombre. naturaleza encadenándolos mediante el deseo de la
HERMÓGENES.— ¿Cómo? virtud, y que mientras se viesen envueltos en la
SÓCRATES.— Voy a decirte lo que pienso. estupidez y locura del cuerpo, no conseguiría
Respóndeme: ¿Cuál es el lazo más fuerte para mantenerlos cerca de sí, aun cuando Cronos los
encadenase con los lazos que llevan su nombre.
- 25 -
HERMÓGENES.— Se me figura que tienes razón, SÓCRATES.— Y sin embargo, en mi opinión, tal
Sócrates. nombre tiene una maravillosa relación con los
SÓCRATES.— Y el nombre de (Aidees), mi querido atributos de este dios.
Hermógenes, no es probable que se dedujera de HERMÓGENES.— ¿Cómo?
(aeidees, tenebroso). El poder que este dios tiene de SÓCRATES.— Trataré de hacerte conocer lo que
conocer, (eidenai) todo lo que es bello; es el que ha pienso. No hay nombre que mejor pueda dar a
inclinado al legislador a llamarle (Aidees). conocer, por una sola palabra, los cuatro atributos de
HERMÓGENES.— Sea así. ¿Pero qué diremos de este dios; ni que pueda más claramente expresar la
(Deemmeeteer, Ceres), (Era, Juno), (Apoloon, música, la adivinación, la medicina, y el arte de
Apolo), (Azeena, Minerva), (Vulcano), (Arees, lanzar flechas.
Marte), y otros dioses? HERMÓGENES.— Explícate, porque me hablas de
SÓCRATES.— (Deerneeteer), creo se llama así a un nombre ciertamente extraordinario.
causa de los alimentos que nos da como una madre, SÓCRATES.— De un nombre lleno de armonía,
(didousa oos meeter); Hera es una divinidad amable como conviene a un dios músico. Por el pronto, las
(erateetis), pues que, según se refiere, fue amada evacuaciones y las purificaciones, ya de la medicina,
por Zeus. Quizá también preocupado con las cosas ya de la adivinación; las fumigaciones de azufre en
del cielo, el legislador ha querido ocultar bajo este el tratamiento de las enfermedades y en las
nombre el de (aeer), descomponiéndole un poco y operaciones adivinatorias; y las abluciones y las
poniendo la letra del principio al fin; lo que se hace aspersiones; todas estas prácticas no tienen otro
patente cuando se pronuncia Hera muchas veces objeto que el de hacer al hombre puro de cuerpo y
seguidas. (ferrefatta, Proserpina) es un nombre que, alma. ¿No es cierto?
lo mismo que el de Apolo, inspira gran terror a la HERMÓGENES.— Exactamente.
mayor parte de los hombres; y esto es, a mi parecer, SÓCRATES.— Luego el dios que purifica, que lava,
porque ignoran la propiedad de los nombres. En (apolouoon), que li‐berta, (apoluoon), de los males
efecto, ellos le alteran hasta ver en este nombre el del alma y del cuerpo, ¿no será Apolo?
(Fersefonee)50, que les parece temible. En realidad, HERMÓGENES.— Perfectamente.
¿qué expresa? La sabiduría de esta diosa. En el SÓCRATES.— Por lo tanto, a causa de la liberación
movimiento que impulsa todas las cosas, la y de la purificación de todos estos males, que él
sabiduría consiste en poder tocarlas, cogerlas, verifica en calidad de médico, puede llamársele con
seguirlas en su huída. (ferepafa), era razón (Apolouoon). Con relación a la adivinación, a
maravillosamente propia para designar la sabiduría; lo verdadero y a lo simple, (to aploun) que es una
es decir, la facultad de tocar y de coger lo que misma cosa, con razón se le llamaría, como le
marcha, (epafee tuo ferornenou). Y si Proserpina llaman con mucha exactitud los tesa‐lienses; todos,
aparece unida al sabio, es porque ella también es en efecto, le denominan (Aploon). Hábil en el arte de
sabia. Pero hoy día se altera su nombre, y lanzar flechas y de dar en el blanco, él es el que
prefiriendo el placer del oído a la verdad, se la llama lanza siempre un tiro certero, (aei ba‐loon). En
(ferrefatta). Lo mismo sucede respecto a Apolo: los cuanto al arte musical, hagamos por el pronto una
más temen el nombre de este dios, como si observación. Sucede muchas veces, como en
expresase alguna cosa terrible51. ¿No lo sabes? (ako‐louthos) y (akoitis), que la letra a tiene el mismo
HERMÓGENES.— Perfectamente; es verdad lo que sentido que el adverbio (omou); y de esta manera la
dices. palabra en cuestión expresa el movimiento que
tie‐ne lugar con igualdad (teen omou po‐leesin),
alrededor del cielo; es decir, alrededor de los polos y
con la armonía del canto, que se llama sinfonía;
50
Φέροϕονή, que trae la muerte violenta
porque los versados en la música y en la
51
Ἀπόλλυμι (apol‐lumi), que hace perecer astronomía, afirman que todas estas cosas se
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mueven con la misma armonía, (polei ama). Ahora parte de los bebedores que tiene razón no
bien, el dios de que hablamos preside a la armonía, teniéndola (oiesthai noun ejem), ha podido ser
imprimiendo a la vez este doble mo‐vimiento llamado con completa exactitud (oinous). Con
(omopoloon), entre los dioses y entre los hombres. Y respecto a Afrodita, no es posible contradecir a
así como en lugar de (omokeleuthos) y (omokoitis), Hesíodo; y es preciso reconocer con él, que ha sido
hemos dicho (akolouthos y akoitis), reemplazando la nombrada así porque ha nacido de la espuma del
omicrón con la alfa; de igual modo hemos formado mar, (tou afrou).
(apo‐llon), de (omopoloon) y hemos intercalado una HERMÓGENES.— Pero, Sócrates, tú eres un buen
segunda lambda, para evitar la semejanza con una ateniense, y no pue des olvidar a (Athena, Minerva);
palabra desagradable. Los que desconocen el ni pasar en silencio a (Efaistos, Vulcano) y (Arees,
verdadero valor de este nombre, Apolo, lo temen, Marte).
como si expresara una calamidad. Pero es todo lo SÓCRATES.— No, no sería justo.
contrario; como acabarnos de decir, se aplica HERMÓGENES.— De ninguna manera.
perfectamente a los atributos del dios que es simple SÓCRATES.— El otro nombre de la diosa deja
(aplou); que lanza tiros certeros, (aei bal‐lontos); que conocer bastante lo que significa.
preside a las purificaciones, (apolouontos); y que HERMÓGENES.— ¿Qué nombre?
regula el movimiento del cielo y del canto, SÓCRATES.— Nosotros la llamamos aún Palas.
(omopolountos). El nombre de las musas, y en HERMÓGENES.— En efecto.
general de la música, parece venir de (moosthai), y SÓCRATES.— Estaríamos en lo cierto, a mi
designa la indignación y la filosofía. (Leetoo, Latona), entender, creyendo que este nombre viene del arte
expresa la dulzura de la diosa, su buena voluntad de de las armas, (tees en tois oplois orjeeseoos). En
oír las súplicas, (kata to etheleemona einai). O quizá efecto, la acción de lanzarse uno mismo, o de lanzar
los extranjeros tiene razón cuando muchos de ellos algún objeto, levantándole de la tierra y blandiéndole
dicen, (Leethoo). Pronunciando de esta manera, en las manos, la expresamos con las palabras
parece referirse este nombre al carácter, exento de (pal‐lein y pal‐lestai), (orjein y orjeisthai).
dureza, fácil y llano, de la diosa, (to tou eetehoüs HERMÓGENES.— Muy bien.
leion). (Artemis, Diana), parece significar la SÓCRATES.— De aquí el nombre de Palas.
integridad, (to artemes) y la decencia, aludiendo el HERMÓGENES.— Perfectamente. Pero el otro
amor de Artemisa por la virginidad. Quizá también el nombre, ¿cómo le explicas?
que ha dado nombre a la diosa, ha querido decir que SÓCRATES.— ¿El de (Atheena)?
tiene la ciencia de la virtud, (artees istora); o que HERMÓGENES.— Sí.
detesta el comercio del hombre con la mujer, (aro SÓCRATES.— Eso, amigo mío, es más difícil. Creo
ton miseesasees). El autor de este nombre sin duda que los antiguos se han representado a Atenea de la
lo ha inventado en vista de alguna de estas razones misma manera que lo hacen nuestros hábiles
o de todas juntas. intérpretes de Homero. Los más de ellos explican el
HERMÓGENES.— ¿Y (Dionusos, Baco)? ¿Y pensamiento del poeta, diciendo que ha querido
(Afrodite, Venus)? representar por esta diosa la inteligencia misma y la
SÓCRATES.— Cuestiones difíciles son ésas, ¡oh, razón. El inventor de los nombres parece haber
hijo de Hipónico! Los nombres dados a estas formado la misma idea, y aun más profunda; y la
divinidades tienen un doble sentido; uno serio y otro llamó inteligencia de Dios, (theou noee‐sin), como si
pueril. Con respecto al sentido serio, pregúntaselo a se dijese (atheonoa), reemplazando la eta con la
otros; pero el pueril, podemos examinarlo, porque alfa, según un dialecto extrajero52, y suprimiendo a la
estas divinidades no son enemigas del estilo festivo. vez la épsilon y la alfa. O quizá no es esto, sino que
(Dionusos) es el que da el vino (o diodus ton oinon), la ha nombrado (theo‐noe), porque conoce las cosas
y por burla se le ha llamado (Didoinusos). En cuanto
al mismo vino, (oinos), como hace creer a la mayor 52
El dialecto dórico
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divinas de un modo superior, (ta theia noousees). Homero, tiene el sentido de inventar. Por medio de
También puede ser que haya querido llamarla estas dos cosas, la palabra y la invención de la
(Eethonoee), como siendo la inteligencia, la razón de misma, el legislador parece mostrarnos a Hermes, y
las costumbres (en to eethei noeesin). El inventor de decirnos: “Oh hombres, al que ha inventado la
los nombres, o algunos de sus sucesores, han palabra (eirein emeesato), será justo que lo llaméis
creído hablar con más elegancia, diciendo (Eiremees). Pero nosotros, creyendo ser más
(Atheena). elegantes, le llamamos hoy (Ermees). Iris parece
HERMÓGENES.— Y (Eefaistos), ¿cómo lo explicas? también derivar su nombre de (eirein) razón, de su
SÓCRATES.— ¿Quieres saber mi opinión sobre cualidad de mensajera.
este poderoso árbitro de la luz, (faeos istora)? HERMÓGENES.— ¡Por Zeus! ahora creo que Cratilo
HERMÓGENES.— Sí. tenía razón al no querer que fuese yo Hermógenes,
SÓCRATES.— ¿No ve todo el mundo claramente en porque, en verdad, no soy un hábil artífice de
su nombre (fais‐tos, luminoso), con una eta, por palabras.
añadidura? SÓCRATES.— ¿Y Pan, mi querido amigo?
Hermógenes.— Quizá sea así; a menos que tú Probablemente es hijo de Hermes, y tiene una doble
mismo tengas otra opinión, lo cual es muy posible. naturaleza.
Sócrates.— Para que no tengas otra, pregúntame HERMÓGENES.— ¿Cómo?
cuál es el sentido de (Arees). SÓCRATES.— Sabes que el discurso expresa todo,
Hermógenes.— Pues ya te lo pregunto. (pan), y que rueda y circula sin cesar, (polei aei).
Sócrates.— Pues bien, si quieres, Ares procederá de Sabes igualmente que es de dos modos: verdadero
(arren, varonil), y de (andreion, viril). O también, a y falso.
causa de su carácter intransigente e inflexible, lo HERMÓGENES.— Perfectamente.
cual se expresa, por (arraton), este dios, SÓCRATES.— La parte verdadera del discurso debe
eminentemente guerrero, será llamado con razón ser llana, divina, colocada en lo alto entre los
(Arees). inmortales; la parte falsa debe estar situada acá
HERMÓGENES.— Conforme. abajo entre la multitud de los hombres, y ser de una
SÓCRATES.—Pero, ¡por los dioses! dejémosles ya naturaleza brutal y análoga a la de la cabra; porque
en paz. De ellos no puedo menos de hablar con en este género de vida es donde tienen su origen la
temor. Sobre cualquier otro objeto interrógame lo mayor parte de las fábulas y de las mentiras.
que quieras, y verás lo que valen los corceles de HERMÓGENES.— Perfectamente.
Eutifrón53. SÓCRATES.— El que lo anuncia todo (pan), y que
HERMÓGENES.— Haré lo que dices; pero circula sin cesar, (aei poloon), será llamado con
permíteme que te haga una pregunta aun sobre exactitud (pan aipolos), hijo de Hermes, con doble
(Hermes, Mercurio), ya que Cratilo niega que yo sea naturaleza, liso y limpio en la parte superior, velludo
verdaderamente Hermógenes. Examinemos el como una cabra en la parte inferior. Por
sentido de esta palabra, y sepamos si Cratilo tiene consiguiente, si Pan es hijo de Hermes (Ermes), es o
razón. el discurso o hermano del discurso; ¿y qué tiene de
SÓCRATES.— Me parece que Hermes se refiere extraño que el hermano se parezca al hermano?
muy particularmente al discurso. Intérprete, Pero, como dije antes, mi excelente amigo, dejemos
mensajero, raptor, seductor, orador, protector del en paz a los dioses.
comercio; todos estos atributos suponen el poder de HERMÓGENES.— Sí, Sócrates; dejemos a éstos, si
la palabra. Pero, como ya dijimos, el término (eirein), quieres. Pero bien podemos conversar sobre otra
expresa el uso de la palabra, y por otra parte, la clase de divinidades, tales como el sol, la luna, los
palabra (emeesato), empleada muchas veces por astros, la tierra, el éter, el aire, el fuego, el agua, las
estaciones y el año.
53
La Ilíada, V, 221, parodiado por Platón
- 28 -
SÓCRATES.— A fe que no es poco lo que me HERMÓGENES.— He aquí una palabra
propones; pero, si es de tu gusto, examinémoslo. verdaderamente ditirámbica, Sócrates. Pero qué
HERMÓGENES.— Sí, y mucho. dices de (meis, meses) y de los (ostra, astros)?
SÓCRATES.— ¿Por dónde quieres que Sócrates.— (meiousthai, disminuir), debería decirse
comencemos? ¿Será por el sol, que es el primero propiamente (meiees). Los astros parece que toman
que has nombrado? el nombre de su brillo, (astrapee); palabra que
HERMÓGENES.— Sí. viniendo de (ta oopa anastrefei, que atrae las
SÓCRATES.— La palabra ηλιος (eelios), se hace miradas) debería decirse (anastroopee); pero para
más clara, si se la estudia en el dialecto dórico. Los hacerlo más elegante se ha pronunciado (astrapee).
dorios dicen ἅλιος (alios). Ἅλιος podría significar HERMÓGENES.— ¿Y las palabras (pur, fuego) y
que este astro, en el momento que nace, reúne los (udor, agua)?
hombres, (alixein); o bien, que gira perfectamente, SÓCRATES.— La palabra (pur) me pone en un
(aei ei‐lein) alrededor de la tierra; o bien, que viste aprieto. Precisamente la musa de Eutifrón me ha
de colores diversos (poikil‐lei) en su carrera, todos abandonado, o esta cuestión es de las más difíciles.
los productos de la tierra; porque (pokiil‐lein y Pero observa a qué expediente acudo en las
aiolein) tienen el mismo sentido. indagaciones de esta clase, cuando me veo
HERMÓGENES.— ¿Y la luna (seleenee)? embarazado para resolverlas.
SÓCRATES.— Esa es una palabra que mortifica a HERMÓGENES.— Veámoslo.
Anaxágoras. SÓCRATES.— Hele aquí. Respóndeme: ¿Podrías
HERMÓGENES.— ¿Por qué? decirme cómo se ha formado la palabra (pur)?
SÓCRATES.— Porque parece atestiguar la HERMÓGENES.— ¡Por Zeus!, no podría.
antigüedad de la doctrina, recientemente enseñada SÓCRATES.— Examina, pues, lo que yo sospecho.
por este filósofo, de que la luna recibe la luz del sol. Creo que los helenos, sobre todo los que viven bajo
HERMÓGENES.— ¿Cómo? la dominación de los bárbaros, han tomado de éstos
SÓCRATES.— La palabra (selas y fos) tienen el gran número de nombres.
mismo sentido (luz). HERMÓGENES.— ¿Y que es lo que infieres de
HERMÓGENES.— Sin duda. eso?
SÓCRATES.— Pues bien; la luz que recibe la luna SÓCRATES.— Que si se intentase interpretar estas
es siempre nueva y vieja, (neon kai enon aei), si los palabras dentro de la lengua griega, y no de aquélla
discípulos de Anaxágoras dicen verdad; porque a que pertenecen, es irremediable tropezar con
girando el sol alrededor de la luna, le envía una luz grandes dificultades.
siempre nueva; mientras que la que ha recibido el HERMÓGENES.— Es exacto.
mes precedente es ya vieja. SÓCRATES.— Mira, por consiguiente, si esta
HERMÓGENES.— Conforme. palabra (pur) es de origen bárbaro. Es difícil hacerla
SÓCRATES.— Muchos llaman a la luna (selanaia). derivar de la lengua griega; y los frigios emplean en
HERMÓGENES.— Conforme. verdad esta misma palabra, apenas modificada. Lo
SÓCRATES.— Y puesto que la luz es siempre mismo sucede con las palabras (udoor), (kuoon,
nueva y vieja, (selas neon kai enon aei), ningún perro) y muchas otras.
nombre puede convenirle mejor que HERMÓGENES.— Es cierto.
(selaenoneaeia), de donde por abreviación se dice: SÓCRATES.— No hay que atormentarse por estas
(selanaia)54. palabras; algún otro podrá dar razón de ellas55. Por
lo tanto, me desentiendo de (pur) y (udoor). Pero el
aire, mi querido Hermógenes, ¿no ha sido llamado

54 55
Como, por ejemplo, Eurípides, Faen, v. 187 y Aristófanes, Alguno, es decir, un hombre versado en el conocimiento de
Nub. v. 614 las lenguas bárbaras
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(aeer), porque levanta, (airei), lo que está sobre la HERMÓGENES.— Después de esta clase de
tierra? ¿O será porque se escurre siempre, (aei rei)? palabras, gustaría examinar la propiedad de todos
¿O porque el viento nace del movimiento del aire estos bellos nombres relativos a la virtud, como por
que pasa? Los poetas, en efecto, llaman algunas ejemplo: (froneesis, la sabiduría), (sunesis, la
veces a los vientos (aeetai). Es como si se dijese comprensión), (dikaiosunee, la justicia) y todos los
(pneumatorroun, aeeto‐rroun). Y he aquí lo que ha de la misma clase.
hecho decir del aire, que es (aeer). La palabra éter, SÓCRATES.— ¡Ah! amigo mío; me traes a cuento
(aither), significa, a mi parecer, que corre siempre, una colección de nombres que no es breve. Sin
deslizándose alrededor del aire, (aei thei peri ton embargo, puesto que me he vestido con la piel de
aera reoon), y sería más exacto decir (eitheer). El león, no me es lícito retroceder. Por lo tanto, es
sentido de la palabra (gue, tierra), sería mucho más precia examinar las palabras (gnoome,
claro si se pronunciase (gaia). En efecto, (gaia) conocimiento), (episteemee, ciencia) y todos esos
significaría propiamente (guenneeteira, generadora), preciosos nombres de que hablas.
según la manera con que se expresa Homero, que HERMÓGENES.— Sí, seguramente; no podemos
dice (guegaasi), por (gueguennesthai)56. Sea así, abandonas esta materia.
¿pero qué es lo que corresponde examinar ahora? SÓCRATES.— ¡Por el Can! Me parece que no
HERMÓGENES.— Las estaciones (oorai) y el año adivinaba yo mal cuando imaginaba que a los
(eniautos, etos). hombres que en la alta antigüedad han designado
SÓCRATES.— Es preciso pronunciar la palabra los nombres de las cosas, les ha pasado lo mismo
(oorai) como se hacía en otro tiempo entre los que a la mayor parte de nuestros sabios; y que a
atenienses, si se quiere descubrir su probable fuerza de retorcerse en todos sentidos en sus
sentido. Se llaman las estaciones (oorai) porque indagaciones sobre la naturaleza de los seres, se
determinan (oridsein), el invierno, el estío, la época han deslumbrado, y han creído ver todas las cosas
de los vientos y de los frutos de la tierra. Lo que se moviéndose en torno suyo, y huyendo sin cesar. Y
llama (oorai), podría llamarse perfectamente ¡ya que achacarán esta concepción a su disposición
(oridsousai). En cuanto a (eniautos) y (etos), me ha interior como a su causa!; pero prefieren creer que
parecido que tienen trazas de formar una sola las cosas nacen sin cesar; que no hay una que sea
palabra: que expresa lo que da a luz y experimenta durable y fija; que todo pasa, y que todo está en un
en sí mismo, (en autoo exetadson), todas las cosas movimiento sin fin y en una eterna generación. Y
que nacen y crecen. Y así como hemos dicho, que el esta reflexión la aplico a todas las palabras de que
nombre de Zeus ha sido dividido en dos, se trata.
nombrándole unos (Zeena), otros (Día); así, los unos HERMÓGENES.—¿Cómo así, Sócrates?
llaman al año (eniautos) de (en autoo), y los otros SÓCRATES.— ¿Quizá nunca te has fijado en que
(etos) de (etadsei). La locución completa es (en estas palabras suponen que todos los seres se
autoo etadson), y que es una y doble; lo que hace mueven, pasan y mudan o cambian
que de una sola palabra han podido formarse dos incesantemente?
nombres (eniautos y etos). HERMÓGENES.— No; nunca tal idea me vino al
HERMÓGENES.— En verdad, Sócrates, haces espíritu.
grandes progresos. SÓCRATES.— Por lo pronto, la primera palabra que
SÓCRATES.— Me parece que marcho rápidamente acabamos de citar, tiene completamente este
por la senda de la sabiduría. sentido.
HERMÓGENES.— No es posible mayor rapidez. HERMÓGENES.— ¿Cuál?
SÓCRATES.— Luego, ya será otra cosa. SÓCRATES.— (froneesis); significa en efecto, la
inteligencia de aquello que se mueve y corre, (foras
kai rou noesis). O quizá podría explicarse por la
56 ventaja que se saca del movimiento (foras oneesin).
Odisea, IX, 113; XIII, 160.
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En todo caso, se refiere al movimiento. Si te parece, movimiento, suponen que la mayor parte del
(gnoome) será el examen de la generación, (gonees universo no hace más que pasar; pero que hay un
roomeesin); porque (nooman y skopein) tienen el principio que va de una parte a otra del mismo,
mismo sentido: examinar. Si quieres, (nóeesis la produciendo todo lo que pasa, y en virtud del cual las
inteligencia) será el deseo de la novedad (neou cosas mudan como mudan; y que este principio es
esis). Por novedad de las cosas es preciso entender, de una velocidad y de una sutileza extremas.
que mudan sin cesar. El que ha inventado la palabra ¿Cómo, en efecto, podría atravesar en su
(neoesis) ha querido decir que el alma desea este movimiento este universo móvil, si no fuese bastante
perpetuo cambio; porque en otro tiempo no se decía sutil, para no verse detenido por nada, y bastante
(noesis), sino que en lugar de la eta se ponían dos rápido, para que todo estuviese con relación a él
épsilon, (neo‐esis). (soofrosunee, la prudencia) es la como en reposo? Puesto que este principio gobierna
conservadora, (sooteeria) de aquello de que todas las cosas, penetrándolas (diaion), se le ha
acabamos de hablar, de la sabiduría, (froneeseoos). dado con toda propiedad el nombre de (dikaion),
(episteeme, la ciencia) nos representa un alma, que formado con aquella palabra y una kappa para hacer
de acuerdo con la razón, sigue las cosas en su la pronunciación más suave. Hasta aquí como ya he
movimiento, sin perderlas jamás de vista; porque ni dicho, todo el mundo está de acuerdo en que tal es
se adelanta ni se atrasa. Es preciso, pues, eliminar la naturaleza de lo justo. Pero yo, querido
la épsilon (pisteemee, fiel); (sunesis) parecería Hermógenes, deseoso de conocerlo mejor, me he
formarse como (sulogismos); pero cuando se dice informado en secreto; y he descubierto que lo justo
(sunienai, comprender), es como si se dijese es también la causa; (por causa se entiende lo que
(epistas‐thai, saber) ; porque (sunienai) expresa que da el ser a una cosa) y se me ha dicho en confianza,
el alma marcha de concierto con las cosas. El que de aquí procede la propiedad de la palabra
sentido de la palabra (sofía, la sabiduría) es alcanzar (dikaion). Pero cuando, después de haber recibido
el movimiento. Esto sin embargo, es un poco más esta respuesta, digo con dulzura, para mejor
obscuro y extraño. Pero recordemos el modo de ilustrarme: Si es así, decidme, por favor, ¿qué es lo
hablar de los poetas, cuando designan a alguno que justo? Entonces parecen atrevidas mis preguntas, y
poniéndose en movimiento, avanza desde luego con creen que salto, como suele decirse, la barrera.
rapidez; dicen, (esushe, se lanzó). ¿No ha existido Exclaman que basta ya de preguntas, y que lo que
entre los lacedemonios un personaje célebre que se he oído debe satisfacerme; y después, cuando han
llamaba (Sous)? Esta es en efecto la palabra con querido contestarme, los unos me dicen una cosa,
que los lacedemonios expresan un arranque rápido. otros otra, sin que puedan ponerse de acuerdo. Este
(sofía) significa, por lo tanto, la acción de alcanzar el dice que lo justo es el sol. ¿No es el sol el que
movimiento, (foras epafeen), en el flujo general de gobierna los seres, penetrándolos y calentándolos,
los seres. La palabra (agathon, el bien) conviene a lo (diaionta kai kaonta)? Me apresuro a contara otro
que hay de admirable, (too agastoo), en la este descubrimiento que creo magnífico, y se burla
naturaleza entera. Moviéndose todos los seres, los de mí; y me pregunta, si no hay justicia entre los
unos lo hacen con rapidez, los otros con lentitud. hombres después de puesto el sol. Pregunto
Todas las cosas no son rápidas, pero algunas son entonces a este hombre qué piensa de lo justo, y me
admirables por su rapidez; y la expresión (agathon) contesta que es el fuego. Pero esto no es fácil
se aplica a lo que es admirable por su rapidez, (tou concebirlo. Otro dice: No es el fuego mismo, sino el
thoou too agastoo). (dikaiosunee), fácilmente se ve calor que reside en el fuego. Otro pone en ridículo
que es el nombre dado a la com‐prensión de lo todas estas explicaciones; y pretende que lo justo es
justo, (dikaion sunesei). Pero esta misma palabra lo que dice Anaxágoras: a saber, la inteligencia. En
(dicaion), es difícil de entender. Sobre algunos su soberanía ordena todas las cosas, y sin
extremos los más están de acuerdo; pero no lo están mezclarse en ninguna, las penetra en todos
sobre otros. Los que creen que todo está en sentidos, (día (pantoon) ionta). Entonces, mi querido
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amigo, me encuentro en una incertidumbre mayor terreno más firme? Y sin embargo, ¡cuántas y cuán
que la que tenía antes de haber comenzado a hacer importantes cuestiones nos quedan por resolver!
indagaciones sobre la justicia. Y sin embargo, HERMÓGENES.— Es la verdad.
aquéllos con quienes hablo están muy persuadidos SÓCRATES.— Una de ellas consiste en averiguar lo
de que saben la verdadera explicación de la palabra que la palabra (tejnee, arte) quiere decir.
(dikaion). HERMÓGENES.— Sin duda.
HERMÓGENES.— Al parecer, Sócrates, tú refieres SÓCRATES.— Pues bien; ¿no significa un modo de
lo que has oído decir a los demás; pero no nos dices ser la inteligencia (exin nou)? Basta eliminar la tau e
tu propia opinión. intercalar una entre la xi y la uta y otra entre la uta y
SÓCRATES.— ¿Y no he hecho lo mismo con la eta57.
respecto a los otros nombres? HERMÓGENES.— He ahí, Sócrates, una
HERMÓGENES.— No sucedió precisamente lo explicación que no tiene nada de buena.
mismo. SÓCRATES.— ¡Oh, mi excelente amigo! Tú no
SÓCRATES.— Escúchame con atención, porque sabes que los nombres primitivos han sido
quizá te engañes pensando que no he oído lo que completamente desfigurados a fuerza de querer
voy a decirte. Después de la justicia, ¿cuál es la hacerlos magníficos. Se han añadido letras y se han
palabra que debemos considerar? Me parece que quitado, consultando la armonía; en fin, han quedado
aun no hemos examinado (andreia, el valor). Porque desfiguradas las palabras en todos sentidos, ya a
con respecto a la palabra (adikia, injusticia), es causa de falsos embellecimientos, ya por efecto del
evidente que es el obstáculo de aquello que penetra, tiempo. Así, en la palabra (katoptron, espejo), ¿no se
(empodisma tou dia‐iontos). (Andreia) indica que el ha intercalado la ro contra toda razón? He aquí cómo
valor toma su nombre del combate. Porque el se conducen los que no buscan la verdad, y sólo
combate, si es cierto que las cosas pasan y corren, hacen caso de la pronunciación. A fuerza de
no puede ser más que una corriente contraria a otra, intercalar letras en las palabras primitivas, las han
(enan‐tian roen). Si se quita la delta de la palabra alterado, hasta tal punto, que nadie puede saber hoy
(andreia), se tendrá (anreia, contra corriente), que lo que significan. Por ejemplo, ellos llaman a la
expresa lo que constituye propiamente el valor. Es esfinge, (Sfigx), en lugar de (fix). Podrían citarse
claro, sin embargo, que el valor no es una corriente otras muchas palabras que están en el mismo caso.
contraria a otra cualquiera, sino a una corriente que HERMÓGENES.— Es muy cierto, Sócrates.
lucha contra la justicia. De otra manera, ¿en qué SÓCRATES.— Pero, si por otra parte pudiéramos
concepto podría ser laudable el valor? Las palabras hacer en las palabras todas las supresiones y
(arren, varonil) y (aneer, hombre), tienen un origen adiciones que quisiéramos, nuestra tarea sería
análogo, y vienen de (anoo roce, corriente de abajo sencilla, y podríamos acomodar toda clase de
a arriba). (gunee, mujer), me parece querer decir nombres a toda clase de cosas.
generación, (gonee). (theelu, hembra), me parece HERMÓGENES.— Es cierto.
derivarse (theelee, teta). Y (theelee), querido SÓCRATES.— Muy cierto, en efecto. Necesitamos
Hermógenes, ¿no expresa lo que hace ger‐minar, guardar cierta medida, y a ti te corresponde ejercer
(tetheelenai) lo que riega? sobre mis palabras una prudente vigilancia.
HERMÓGENES.— Es verosímil, Sócrates. HERMÓGENES.— Tendré en ello mucho gusto.
SÓCRATES.— La misma palabra (thal‐lein), me SÓCRATES.— Y yo también, querido Hermógenes.
parece representar el crecimiento de los jóvenes por Sin embargo, amigo mío, no seas demasiado
lo rápido y repentino que es; y es lo que ha querido severo, para que mi ánimo no decaiga. Porque he
imitar el autor de este nombre al formarle aquí que habré llegado al punto que debe coronar
combinando (thein, correr) y (al‐lesthai, lanzarse).
Pero, ¿no observas que yo me voy a derecha e 57
De este modo (tesnee) se convierte en (ejo non) explicación
izquierda tan pronto como me encuentro en un que no parece satisfacer a Hermógenes
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nuestras indagaciones precedentes, después que del alma preferible entre todos, (airetootatee); pero
haya examinado, a continuación de la palabra mediante una contracción, se dijo: (aretee). Pero vas
(tejnee), la palabra (mejanee, habilidad). Creo a decir otra vez que invento cuanto me parece. Yo te
(mejanee) que indica la acción de ejecutar, (anein) responderé: si he determinado bien el sentido propio
con perseveran‐cia; porque (meekos), significa de (kakia), es imposible que no haya determinado
exten‐sión. De la reunión de estos dos términos, bien el sentido propio de (aretee).
(meekos y anein) ha sido formada la palabra HERMÓGENES.— Pero esta palabra (kakon, mal),
(mejanee). Pero, como dije antes, es preciso llegar al de que te has servido en muchas de tus
coronamiento de nuestras indagaciones explicaciones, ¿de dónde procede?
precedentes58. Este es, en verdad, el momento de SÓCRATES.— ¡Por Zeus!, esa es una palabra
examinar las palabras (aretee, virtud) y (kakia, extranjera, de que es difícil dar razón. Voy, por lo
maldad), y ver lo que quieren decir. La primera de tanto, a acudir a mi famoso expediente.
estas palabras, aun no la comprendo; pero la otra HERMÓGENES.— ¿Qué expediente?
me parece perfectamente clara, y conviene SÓCRATES.— El de decir que es una palabra de
perfectamente con lo que ya hemos dicho. En efecto, origen bárbaro.
si todas las cosas marchan en un continuo HERMÓGENES.— Y así es según todas las
movimiento, todo lo que marcha mal, (ka‐koos ion), apariencias. Por lo tanto, si te parece, dejemos esto,
será nombrado con razón (kakia). Pero cuando es en y tratemos de descubrir el verdadero valor de las
el alma donde las cosas van mal, entonces se aplica palabras (kalon, bello) y (aisjron, vergonzoso).
esta expresión con más propiedad. ¿Y qué es SÓCRATES.— Respecto de (ais‐jron), veo
marchar mal? Lo sabremos examinando (deilia, claramente su sentido. Es análogo al de las palabras
cobardía), que hemos pasado en silencio, y que precedentes. El que inventó los nombres, a mi
debió examinarse después de (andreia, valor). Pero parecer, miraba mal en general todo lo que impide y
hemos omitido otras muchas palabras. (deilia), retarda el movimiento de las cosas; y por esto, a lo
significa un lazo del alma; (desmos) un lazo muy que detiene siempre su curso, (aei isjonti ton roun),
fuer‐te; porque el término (lian, mucho) expresa la le dio este nombre (aeisjoroun), y por contracción
idea de fuerza. La cobardía será, por lo tanto, un (aisjron).
lazo muy fuerte y muy poderoso que encadena HERMÓGENES.— ¿Y (kalon)?
nuestra alma. Lo mismo que la cobardía, la SÓCRATES.— Esta palabra es más difícil de
vacilación, (aporia) y en general, todo lo que pone entender; y sin embargo, se ve bien que proviene de
algún obstáculo al movimiento y a la marcha, (ienai un simple cambio en el acento y la cantidad de la
poreuestai) de las cosas, es un mal. De donde sílaba οῡ59
resulta que marchar mal significa moverse con HERMÓGENES.— ¿Cómo?
lentitud y embarazo; y cuando es tal el estado del SÓCRATES.— Este nombre me parece ser una
alma, está sumida en la maldad, (kakias). Si este es especie de segundo nombre del pensamiento.
el sentido de (kakia), la palabra (aretee), debe tener HERMÓGENES.— ¿Qué quieres decir?
el opuesto, y expresar, por lo pronto, el movimiento SÓCRATES.— Veamos cuál es, en tu opinión, la
fácil, (euporian); en seguida el libre curso, (roen) de causa de que las cosas se llamen como se llaman.
una alma buena. Lo que marcha o corre siempre, del ¿No lo es el que ha inventado los nombres?
(aei reon), sin coacción y sin obstáculo; he ahí la HERMÓGENES.— Indudablemente.
significación de (aretee). Quizá valdría más decir SÓCRATES.— Luego la causa es o el pensamiento
(aeireitee). Quizá también la verdadera palabra es de los dioses o el de los hombres, o el uno y el otro.
(aeireitee, preferible), por que la virtud es el estado HERMÓGENES.— Sí.
58
Lo que Platón va a terminar con el examen de las dos
59
palabras aretee y kakia, es el relativo a todas las que se Es decir, el cambio de οῡ de καλοῡ (kalon) en καλόν
refieren más o menos direc tamente a la virtud y al vicio (kalon)
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SÓCRATES.— Luego lo que ha llamado las cosas (kerannutai), en todas las cosas, penetrándolas. Se
por su nombre, (to kalesa), y lo bello, (to kalon), son ha puesto una delta donde había una ni, y se ha
la misma cosa: esto es, el pensamiento. pronunciado (kerdos).
HERMÓGENES.— Así parece. HERMÓGENES.— ¿Y (lusiteloun)?
SÓCRATES.— Luego todo lo que es obra de la SÓCRATES.— No me parece, mi querido
inteligencia y del pensamiento es laudable; y lo Hermógenes, que esta palabra tenga el sentido que
contrario, reprensible. le atribuyen los mercaderes; lo que libra de la deuda,
HERMÓGENES.— Perfectamente. (ean to analooma apolouee); sino que designa lo que
SÓCRATES.— Ahora bien; el arte de curar produce hay de más rápido en la existencia: lo que no
curaciones; y el arte de edificar, edificios. ¿No lo permite a las cosas detenerse, ni al movimiento
crees así? llegar al fin, ni cesar un instante; lo que le libra (luei),
HERMÓGENES.— Lo creo. siempre de todo lo que podría imponerle un fin,
SÓCRATES.— Por consiguiente, lo bello deberá (telos), haciéndole así permanente o inmortal. Por
producir cosas bellas. esta razón puede también llamarse al bien
HERMÓGENES.— Así es preciso que suceda. (lusiteloun), palabra que significa lo que libra al
SÓCRATES.— Pero lo bello, ya lo hemos dicho, es movimiento de llegar a su término, (tees foras luon to
el pensamiento. telos). En cuanto a (oofelimon), es una palabra
HERMÓGENES.— Sí. extranjera de que Homero se sirve en muchos
SÓCRATES.— Luego la palabra (kalon) cuadra pasajes en la forma de (ofel‐lein); tiene el sentido de
perfectamente a la inteligencia, que produce todas aumentar y de hacer.
estas cosas que llamamos bellas y que alabamos HERMÓGENES.— ¿Y qué diremos de las contrarias
porque lo son. a estas palabras?
HERMÓGENES.— Pienso lo mismo. SÓCRATES.— A mi parecer, no debemos
SÓCRATES.— Entre las palabras de este orden, ocuparnos en las que son simplemente negativas.
¿cuáles nos quedan por examinar? HERMÓGENES.— ¿Cuáles?
HERMÓGENES.— Las que se refieren al bien y a lo SÓCRATES.— (axurnforon, no ventajoso),
bello de que acabamos de hablar; (xumferon, lo (anoofeles, inútil), (alusi‐teles, no aprovechable) y
ventajoso), (lusiteloun, lo provechoso), (oofe‐limon, (akerdes, no lucrativo).
lo útil), (kerdaleon, lo lucrativo), y sus contrarias. HERMÓGENES.— Es cierto.
SÓCRATES.— Encontrarás tú mismo fácilmente el SÓCRATES.— Pero nos ocuparemos en (blaberon,
sentido de (xumferon), si tienes presentes las dañoso) y (dseemi‐oodes, funesto).
observaciones precedentes. Hay, en efecto, próximo HERMÓGENES.— Perfectamente.
parentesco entre esta palabra y (episteemee, SÓCRATES.— (blaberon) significa lo que impide el
ciencia); porque expresa el movimiento simultáneo, curso de las cosas (to blapton ton roun). Y (blapton),
(ama foran), del alma hacia los seres. Todas las a su vez indica lo que quiere encadenar,
cosas que se realizan bajo el imperio de este (boulome‐non aptein); porque (aptein) tiene el
movimiento, se llaman (sumferonta y sumfora), de la mismo sentido que (dein),y lo que pone obstáculos al
palabra (sumperiferesthai, ser arrastrado simultánea movimiento, siempre es mirado como un mal por el
y circularmente) inventor de las palabras. Había, pues, perfecta razón
HERMÓGENES.— Muy bien. para dar a lo que quiere encadenar el movimiento de
SÓCRATES.— Respecto a (kerda‐leon), viene de las cosas, el nombre de (boulapteroun), del cual se
(herdos, ganancia); y (jerdos) si se reemplaza la ha formado para mayor elegancia en la
delta con una ni muestra bastante lo que quiere pronunciación, (blaberon).
decir. Es otra manera de nombrar el bien, (to HERMÓGENES.— Verdaderamente, Sócrates, las
agaton). Se la ha nombrado así porque expresa la palabras toman extrañas formas en tus manos. He
propiedad que tiene el bien de mezclarse,
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creído oírte silbar el preludio del himno a Atenea60 palabra (eemera). Algunos, sin embargo, suponen
cuando pronunciaste tu (boulapteroun). que ha sido nombrado así el día, porque hace los
SÓCRATES.— No es a mí, querido Hermógenes, a objetos más dulces, (hemera).
quien debes dirigirte, sino a los que han creado esta HERMÓGENES.— Perfectamente.
palabra. SÓCRATES.— Ya sabes, que en lugar de (dsugon,
HERMÓGENES.— Es cierto. ¿Pero qué debemos yugo), los antiguos decían (duogon).
pensar de (dseemioo‐des, funesto)? HERMÓGENES.— Muy bien.
SÓCRATES.— ¿Qué pensamos de (dseemioodes)? SÓCRATES.— Ahora bien (dsu‐gon), no significa
Considera, querido Hermógenes, con cuánta verdad nada; por el contrario (duogon) expresa muy bien
hablo, cuando digo que basta añadir o quitar algunas que es‐tán unidos dos animales para conducir algo
letras a las palabras, para que muden de sentido juntos, (toin doin eneka tees deseoos es teen
completamente; y que se puede, por medio de una agoogeen). Pero hoy día se dice (dsugon) y lo
pequeña modificación, darles una significación mismo sucede con una multitud de palabras.
contraria a la que tenían en su origen. Esto es lo que HERMÓGENES.— Es probable.
ha sucedido con la palabra (deon, conveniente). SÓCRATES.— Y he aquí cómo la palabra (deon),
Recuerdo que esta palabra me ha hecho escrita también de modo análogo, viene a tener un
comprender lo que voy a decirte: que nuestra nueva sentido opuesto al de todas las palabras que se
lengua, que se cree tan bella, ha hecho expresar a refieren al bien; porque siendo una de las especies
(deon), y a (dseemioodes), lo contrario de lo que de bien, parece, sin embargo, que lo conveniente,
expresaban, ocultando su verdadero valor; mientras (deon), es el lazo (desmos) el obstáculo del
que nuestra antigua lengua muestra claramente su movimiento; y por decirlo así, el hermano de lo
verdadero sentido. dañoso.
HERMÓGENES.— ¿Cómo? HERMÓGENES.— En efecto, Sócrates, tal parece
SÓCRATES.— Escucha. Sabes que nuestros ser el sentido de esta palabra.
mayores hacían un gran uso de la iota y de la delta, SÓCRATES.— No sucederá así, si se refiere a la
como se observa aún en las mujeres, que conservan antigua palabra, que, a lo que parece, debe ser
por más tiempo el antiguo lenguaje. Pero hoy mucho más exacta que la nueva. Se encontrará que
reemplazamos la iota por la épsilon o por la eta, y la está de acuerdo con todas las demás
delta por la dseta, porque encontramos en estas denominaciones del bien, sí se reemplaza la eta con
letras más nobleza. una iota como se hacía en el antiguo lenguaje. En
HERMÓGENES.— Muéstrame algunos ejemplos. efecto, (ilion, recorriendo), y no (deon, encadenado)
SÓCRATES.— Pues bien; los antiguos llamaban al expresa el bien, cuyo elogio hace. De esta manera,
día, los unos (imera), los otros (mera); hoy se le el inventor de las palabras se pone en contradicción
llama (eeme‐ra). consigo mismo, y (ileon, oofelimon, lusiteloun,
HERMÓGENES.— En efecto. kerdaleon, agaton, xumferon, europon), expresan
SÓCRATES.— ¿Y no sabes que sólo la palabra igualmente, con nombres diferentes, la misma cosa,
antigua deja ver el pensamiento del inventor? a saber: lo que gobierna y penetra todas las cosas,
Porque, a causa de desear, (imeirousi) los hombres lo cual se alaba y celebra; mientras que, por el
al encontrar la luz después de las tinieblas, han contrario, lo que retarda y encadena es siempre mal
llamado al día (imera). mirado. En cuanto a (dseeinioodes), si, conforme se
HERMÓGENES.— Así parece. hacía en la lengua antigua, se reemplaza la ds por la
SÓCRATES.— Pero hoy día, a causa de su forma delta, aparecerá que es el nombre de lo que
magnífica, no se concibe ya lo que quiere decir la encadena la marcha de las cosas, (epi to dounti to
ion), y que ha debido pronunciarse (demioodes).
60
Era un canto, dice M. Cousin, compuesto según se cree, a
imitación del silbido de las serpientes que cubrían la cabeza de
la Gorgona expirante.
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HERMÓGENES.— Y las palabras (eedonee, placer), (imeros) cuando el objeto deseado estaba presente.
(lupee, dolor), (epitu‐mia, pasión), y otras El amor se dice (eroos), porque es una corriente que
semejantes, ¿qué dices de ellas, Sócrates? se insinúa, (esrei) viniendo de fuera, que no es
SÓCRATES.— Que no es difícil dar razón de ellas, propia de aquel que la experimenta, y se introduce
Hermógenes. (edo‐nee) me parece ser el nombre de efectivamente por los ojos. He aquí por qué se decía
la acción que tiende hacia el bienestar, (ee pros antiguamente (esros) de (esrein); porque entonces
oneesin). Añadiendo una delta, se llama (edonee), se empleaba la omicrón por la omega. Hoy se dice
en lugar de (eonee). (lu‐pee, dolor), es el nombre (eroos), porque la omega ha ocupado el lugar de la
dado a la disolución, (dialusis), que produce en el omicrón. Pero ¿no propones otros nombres que
cuerpo. (ania, tristeza) es lo que impide marchar, examinar?
(ienai). (algueedoon, pena) me parece ser una HERMÓGENES.— ¿Qué te parece de (doxa,
palabra extranjera derivada de (algueinon, penoso) opinión) y de otras palabras semejantes?
(odu‐nee), viene, yo creo, de la palabra que significa SÓCRATES.— (doxa) es el nombre que procede de
invasión, (endusis), y es la invasión del dolor. seguimiento (dioo‐xis), y en este caso es la
(ajtedoon, opresión), como es evidente para todos, indagación a que el alma se consagra, para saber la
es una palabra que representa la pesa‐dez61 del verdad de las cosas; o bien es el nombre del disparo
movimiento. (jara, alegría), está formada para de la flecha (toxon). Yo prefiero esta última
designar la efusión, (diajusei) y la facilidad del explicación. Por lo menos la palabra (oieesis,
movimiento (roees), del alma. (terpis, agrado), viene creencia), responde a la misma idea. En efecto,
de (terpnon, agradable); y lo agradable se llama así, parece expresar el anhelo, (oisis) del alma hacia las
porque se insinúa, (día erpseoos), en el alma, cosas para conocer su naturaleza. La misma
semejante a un soplo, (pnoee). En rigor debería relación hay entre (boulee, voluntad) y (bolee, tiro o
decirse (erpnoun) que con el tiempo se ha convertido disparo). (boulestai, querer) significa lanzarse hacia,
en (terpnon). Inútil es explicar la palabra lo mismo que (boulestai, deliberar). Todas estas
(eufrosuuee, alegría), porque evidentemente palabras, que corresponden al mismo orden que
significa que el alma se mueve en armonía con las (doxa), no son más que diversas expresiones de la
cosas, (eu xum‐ferestai). La palabra propia sería idea de tiro o arranque. La palabra negativa (aboulia,
(eufe‐rosunee); la que nosotros hemos convertido en imprudencia) parece designar la desgracia de aquél
(eufrosunee). Respecto a (epitumia, pasión) no hay a quien se le frustra un propósito, (ou balontos); que
ninguna dificultad; pues evidentemente expresa un no consigue
poder que penetra en el corazón (epi ton tumon lo que quería (ebouleto), lo que se proponía, (peri ou
iousee) y (tumos, corazón, valor) toma su nombre ebouleueto), o a lo que aspiraba.
del ardor (tuseos) y del hervidero del alma. (ime‐ros, HERMÓGENES.— Se me figura Sócrates, que
deseo) se aplica a la corriente que arrastra el alma ahora apresuras y estrechas tus explicaciones.
con mucha violencia; porque corre precipitándose a SÓCRATES.— Es porque en este momento el dios
la realización de las cosas, (iemenos rei), y porque va a cesar de hablar. Sin embargo, voy a hacer el
arrastra al alma en la impetuosidad de su curso. En último ensayo sobre las palabras (anagkee,
vista, pues, de esta energía, se ha dado al deseo el necesidad), y (ekousion, voluntario) que siguen
nombre de (imeros). Se llama pesar, (potos) para naturalmente a las precedentes. Lo que cede (eikon)
mostrar que no se refiere a nada presente, sino a un sin resistencia; lo que cede al movimiento, (eikon too
objeto que está en otra parte y lejos de nuestro ionti), al movimiento impreso por la voluntad, he aquí
alcan‐ce, (alloti pou ortos kai apontos). De donde lo que significa la palabra (ekousion). Lo necesario,
resulta que se nombra (potos) lo que se llamaba es, por el contrario, lo que resiste a la voluntad y lo
que oponen a ésta la ignorancia y el error; se parece
61
a un viaje en las cañadas, (agkee) en las que lo
Por consiguiente, la lentitud.
difícil, áspero y peligroso de los caminos impide
- 36 -
marchar. Lo necesario ha debido llamarse SÓCRATES.— Hay un expediente, que nos ha
(anagkaion), comparándolo a un viaje a través de sacado ya de conflictos, y que puede pasar por una
una cañada o vallecillo. Y puesto que aun me siento respuesta suficiente.
con fuerzas, aprovechémoslas. No aflojes tú y HERMÓGENES.— ¿Qué expediente?
pregúntame. SÓCRATES.— Decir que las palabras cuyo sentido
HERMÓGENES.— Pues bien; voy a preguntarte no comprendemos, son de origen bárbaro. Y quizá
acerca de las cosas más preciosas que conozco; la es la pura verdad, respecto a muchas de ellas; y
verdad, la mentira, el ser; y sobre lo que es objeto de quizá también es la antigüedad de las palabras
esta conversación, el nombre mismo. ¿Por qué se primitivas, la que nos las hace ininteligibles. Después
llama el nombre (onoma)? de las modificaciones de todos géneros que se las
SÓCRATES.— ¿Sabes lo que quiere decir ha hecho sufrir, ¿es extraño que las palabras
(maiestai).? antiguas, comparadas con las de hoy día, parezca
HERMÓGENES.— Sí; indagar. que pertenecen a una lengua bárbara?
SÓCRATES.— La palabra (onoma) me parece el HERMÓGENES.— Todo lo que dices está muy en
resumen de una proposición, en la que se afirma que razón.
el ser es el objeto, cuyo nombre es la indagación. SÓCRATES.— Sí, sin duda. Pero en el combate que
Pero esto es más fácil de comprender en la palabra sostenemos, no se trata de huir de las dificultades,
(onomastón, lo que se puede nombrar). Declara, en sino que, por el contrario, es preciso abordarlas de
efecto, de una manera muy patente, que el ser es el frente. Supongamos que se pregunte de qué
objeto de la indagación (on ou masma estin). palabras se compone un nombre, y estas palabras
(aleeteia, verdad), me parece también una palabra de qué otras se componen a su vez, y que se
formada de otras muchas. Parece que se ha querido prosiga así indefinidamente; ¿no resultará que al fin
designar con ella el divino movimiento del ser, y que el interrogado se verá en la necesidad de no
signifique una carrera divina, (alee teia). (pseudos, responder al interrogador?
mentira), expresa lo contrario del movimiento. En HERMÓGENES.— Así me lo parece.
esta palabra encontramos también la reprobación SÓCRATES.— Y bien; ¿cuándo el interrogado
impuesta a todo lo que se detiene, a todo lo que tendrá derecho para no responder? ¿Será cuando
obliga al reposo, y este término representa el estado haya llegado a palabras que son como elementos de
de las gentes que duermen, (kateudousi). La ps, que las otras palabras y discursos? Porque si estas
se ha añadido a esta palabra, impide por lo pronto palabras son verdaderamente elementales, no
percibir su verdadero sentido. En cuanto a (on, ser), puede decirse que estén compuestas de otras. Por
y (ousia, esencia), son muy análogos a lo verdadero, ejemplo: hemos dicho que la palabra (agatos) se
si se añade una iota; (ion) significa, en efecto, lo que compone de (agastos) y de (toos). Quizá podríamos
va. Y de igual modo debe interpretarse el noser (ouk decir que (toos) está formada de otras palabras, y
on), que algunos pronuncian (ouk ion). éstas de otras aún; pero si llegáramos a una que no
HERMÓGENES.— Encuentro, Sócrates, que has esté formada de otras palabras, entonces diríamos
resuelto con firmeza estas dificultades. Pero si en con razón que es elemental; y que no hay necesidad
este momento te interpelasen con respecto a estas de relacionarla con otras más simples.
expresiones, (ion, marchando) (reon, corriendo), HERMÓGENES.— A mi entender, tienes completa
(doun, ligando), y te preguntasen cuál es la razón.
propiedad… SÓCRATES.— Luego si las palabras acerca de las
SÓCRATES.— ¿Quieres decir que qué que me preguntabas antes son elementales,
respondería? ¿No es esto? necesitamos acudir a algún procedimiento nuevo
HERMÓGENES.— Exactamente. para apreciar su propiedad y su legitimidad.
HERMÓGENES.— Así parece.

- 37 -
SÓCRATES.— Sí; así parece, Hermógenes, porque HERMÓGENES.— Necesariamente habría de
todas las palabras a que hemos pasado revista, hacerse como dices.
vienen, a mi parecer, a resolverse en éstas. Y así, si SÓCRATES.— De esta suerte se expresaría cada
mi suposición es fundada, sígueme con atención, y objeto por medio del cuerpo, obligándole a imitar lo
cuida de que no me extravíe al explicar cuál debe que se quisiera expresar.
ser la propiedad de los nombres primitivos. HERMÓGENES.— Sí.
HERMÓGENES.— Habla sin temor; te seguiré con SÓCRATES.— Y como queremos expresar los
toda la atención de que soy capaz. objetos por medio de la voz, de la lengua y la boca,
SÓCRATES.— No hay más que una sola y misma esta expresión consistirá, por consiguiente, en la
propiedad para todas las palabras primitivas y imitación que podamos hacer con la voz, con la
derivadas, y ningún nombre, como tal, difiere de otro lengua y con la boca.
nombre. He aquí lo que yo pienso, y de seguro tú lo HERMÓGENES.— Necesariamente.
crees como yo. SÓCRATES.— Luego el nombre, a lo que parece, es
HERMÓGENES.— Sin duda. la imitación de un objeto mediante la voz. El que
SÓCRATES.— Porque, ¿en qué consiste la imita un objeto con la voz, le nombra al imitarle.
propiedad de los nombres que hasta aquí hemos HERMÓGENES.— Lo creo.
examinado? En que nos representan lo que es cada SÓCRATES.— ¡Por Zeus! Sin embargo, yo mismo
cosa. no creo que esto sea precisamente así.
HERMÓGENES.— Es incontestable. HERMÓGENES.— ¿Cómo?
SÓCRATES.— Y esto no es menos cierto respecto SÓCRATES.— Nos veríamos precisados a
de los nombres primitivos que de los derivados; reconocer que los que imitan el balido de las ovejas,
puesto que son igualmente nombres. el canto del gallo y otros análogos, nombran con
HERMÓGENES.— Sin duda. esto a los animales que imitan.
SÓCRATES.— Pero las palabras derivadas toman HERMÓGENES.— Es cierto.
de las primitivas el poder que tienen de representar SÓCRATES.— ¿Y te parece esto justo?
las cosas. HERMÓGENES.— No. Pero, Sócrates, ¿qué clase
HERMÓGENES.— Así parece. de imitación es entonces la del nombre?
SÓCRATES.— Bien; pero las primitivas que no se SÓCRATES.— Por lo pronto, me parece que cuando
componen de otras palabras, ¿de qué manera nos nombramos, no imitamos como se imitan las cosas
manifestarán las cosas con la claridad posible, como en la música, por más que imitemos entonces por
deben hacerlo siendo nombres? Respóndeme: si medio de la voz. En segundo lugar, en mi opinión,
nosotros no tuviésemos ni voz ni lengua, y nombrar no es imitar las mismas cosas que imita la
quisiéramos, sin embargo, designarnos los unos a música. Lo que quiero decir es lo siguiente: todos los
los otros las cosas, ¿no recurriríamos, como los objetos, ¿no tienen un sonido y una forma, y la
mudos, a los signos de las manos, de la cabeza y de mayor parte de ellos un color?
todo el cuerpo? HERMÓGENES.— Ciertamente.
HERMÓGENES.— Claro que lo haríamos así, SÓCRATES.— Paréceme que si imitan estas
Sócrates. cualidades, semejante imitación ninguna relación
SÓCRATES.— Por ejemplo; si quisiéramos expresar tiene con el arte de nombrar. Los que de estas
una cosa elevada y ligera, tenderíamos la mano cualidades sacan partido, son los músicos y pintores,
hacia el cielo, imitando así la naturaleza de esta ¿no es verdad?
cosa; si una cosa baja y pesada, abatiríamos la HERMÓGENES.— Sí.
mano hacia el suelo. Y si se tratase de designar un SÓCRATES.— Pero, ¿no te parece que cada objeto
caballo corriendo, o cualquiera otro animal, le tiene su esencia, como tienen su color y las demás
imitaríamos lo mejor posible con nuestras actitudes y cualidades de que hablábamos? Y desde luego, el
gestos. color mismo y la voz, ¿no tienen su esencia lo
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mismo que todas las demás cosas que merecen ser distinciones, es indispensable examinar a su vez los
llamadas con el nombre de seres? nombres e indagar si entre ellos hay algunos a los
HERMÓGENES.— Lo creo. que se puedan reducir todos los demás; como
SÓCRATES.— Y el que llegase a imitar por medio sucede con las letras que nos los hacen conocer y si
de letras y de sílabas lo que en cada objeto se clasifican en diversas especies, como estas
constituye la esencia, ¿no representaría lo que mismas letras. Bien consideradas todas estas cosas,
propiamente es cada objeto? ¿Sí o no? es preciso saber aplicar a los objetos los nombres
HERMÓGENES.— Lo representaría perfectamente. que les corresponden, ya baste una sola palabra
SÓCRATES.— ¿Y cómo llamarías al que alcanzase para un solo objeto, ya haya que combinar muchas.
este poder? Los imitadores, de que hablamos antes, Así es como los pintores, para obtener la semejanza,
eran el uno músico y el otro pintor; ¿qué nombre ya emplean la púrpura sola u otro color cualquiera;
daremos a éste? ya mezclan muchos colores diferentes, como cuando
HERMÓGENES.— El de hábil en lo que ha rato nos quieren representar la carne, o cualquier otro objeto
ocupa; en el arte de nombrar. análogo, atentos siempre a hacer la imagen
SÓCRATES.— Si eso es cierto es preciso que perfectamente fiel. En igual forma, nosotros
examinemos las palabras acerca de las que me aplicaremos las letras a las cosas; tan pronto una
interrogabas; (roee, que corre), (ienai, ir), (sjesis, la sola letra a una sola cosa y la letra conveniente,
acción de retener); y ver si por medio de las letras y como muchas letras, formando lo que se llaman
de las sílabas, imitan o no imitan la esencia de las sílabas, y reuniendo en seguida estas sílabas hasta
cosas que ellas designan. componer nombres y verbos. En fin, de estos
HERMÓGENES.— Perfectamente. nombres y de estos verbos formaremos algo que
SÓCRATES.— Dime; ¿son estas palabras las tenga grandeza, belleza y unidad: el discurso, que es
únicas primitivas, o existen otras muchas? en el arte de los nombres y en todas las artes
HERMÓGENES.— Creo que existen otras. análogas, lo que en la pintura la representación de
SÓCRATES.— En efecto, es probable que así sea. un ser animado. Pero no; no seremos nosotros los
¿Pero qué medio adoptaremos para distinguir62 por que haremos esto; yo me dejo llevar de mis propias
dónde el imitador comienza a imitar? Puesto que la palabras. Todas estas combinaciones, tales como
imitación de la esencia tiene lugar por medio de las son, son obra de nuestros antepasados. En cuanto a
sílabas y de las letras, ¿no será lo mejor distinguir nosotros, si queremos estudiar todas estas cosas
desde luego las letras, como hacen los que estudian con arte, necesitamos dividirlas, como ya hemos
el ritmo? Estos distinguen en primer lugar el valor de dicho; y considerar, como también indicábamos, si
las letras, después el de las sílabas; y no examinan las palabras, así las primitivas como las derivadas,
el ritmo mismo sino después de estos preliminares; han sido bien o mal aplicadas. Proceder de otro
antes, nunca. modo, y según el método de composición, sería
HERMÓGENES.— Muy bien. obrar mal y extraviarse del verdadero camino, mi
SÓCRATES.— Nosotros, ¿no debemos, igualmente, querido Hermógenes.
distinguir, desde luego, las vocales, y después, entre HERMÓGENES.— ¡Sí, por Zeus! Sócrates.
las otras especies de letras, las que son a la vez SÓCRATES.— ¿Y tendrás bastante confianza en ti
consonantes y mudas, ya que estos son los términos mismo, para creerte capaz de recorrer todas las
de que se valen los hombres entendidos; y las que, divisiones de nuestro asunto? Yo no me considero
sin ser vocales, tienen sin embargo, un sonido? ¿No con fuerzas para ello.
tendremos después que volver a las vocales, para HERMÓGENES.— Ni yo tampoco, seguramente.
dividirlas en sus diferentes especies? Hechas estas SÓCRATES.— Dejemos esta materia; ¿o prefieres,
que, aunque incapaces de llevar muy allá nuestra
62
Διαίρεσις, διαἷρειν procedimiento de división que Platón indagación, ensayemos nuestras fuerzas,
opone algunas líneas más adelante al procedimiento de adelantando ideas, como hicimos antes con motivo
composición
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de los dioses? Decíamos que no sabiendo nada de HERMÓGENES.— No dejaré de hacerlo. Y tú habla
la verdad, sólo habíamos querido interpretar las siempre sin miedo.
opiniones de los hombres sobre aquel punto; y ahora SÓCRATES.— Por lo pronto, la letra ro me parece
nos corresponde decir, que si algún día llega a ser ser el instrumento propio para expresar toda clase
resuelta la presente cuestión por nosotros o por de movímiento. Pero no hemos dicho cuál es el
otros, lo será por medio de las divisiones que origen de la palabra (kinee‐sis). Es evidente que
acabamos de indicar; pero que por el momento procede de (iesis, arranque); porque en otro tiempo,
bastará, como decíamos, que hagamos el esfuerzo en lugar de eta se servía de la épsilon. En cuanto al
que nos sea posible. ¿Es ésta tu opinión? ¿O principio de la palabra, está tomado de (kiein),
piensas de otra manera? palabra extranjera que tiene el sentido de (ienai,
HERMÓGENES.— Precisamente ésa es mi opinión. marchar). Si se supiese la palabra antigua y se la
SÓCRATES.— Quizá parece ridículo, mi querido trasladase a nuestra lengua, se tendría realmente
Hermógenes, decir que las letras y las sílabas (iesis). Pero hoy a causa de la procedencia
revelan las cosas, imitándolas. Sin embargo, es extranjera del verbo (kiein), del cambio de la eta de
necesario que así sea. No tenemos otro medio mejor la inserción de la ni, se dice (kinesis). En rigor,
de dar razón de la verdad de las palabras primitivas. debería decirse (kieineesis o eisis). En cuanto a la
A menos que, a semejanza de los autores de palabra (stasis, reposo), expresa la negación del
tragedias, que en sus conflictos recurren a máquinas movimiento, y se pronuncia así por elegancia. Decía,
y hacen aparecer los dioses, recurramos también pues, que la letra ro me parecía haber sido en
nosotros al mismo artificio, diciendo que los dioses manos del inventor de las palabras, un excelente
han instituido las palabras primitivas, y que de aquí instrumento para dar idea del movimiento, con el
procede su propiedad. ¿Adoptaremos esta cual tiene verdadera analogía. En mil circunstancias
explicación como la más satisfactoria? ¿O la de que se sirve de él con este objeto. Así, emplea esta letra
nosotros hemos tomado las palabras primitivas de para imitar el movimiento, por lo pronto, en las
los bárbaros, y que los bárbaros son más antiguos palabras (rein, correr) y (roee, curso); en seguida en
que nosotros? ¿O bien la de que no nos es posible (tromos, temblor), en (trajus, áspero); e igualmente
comprender esta clase de palabras a causa de su en muchos verbos, tales como (krouein, golpear),
antigüedad, que las hace tan obscuras, como si (trauein, herir), (ereikein, romper), (truptein,
tuviesen un origen bárbaro? Estas serían excusas pulverizar), (kermatidsein, dividir), (rum‐bein, rodar).
muy buenas para el que no quisiera dar razón de las A la ro es a la que deben todas estas palabras la
palabras primitivas y de su propiedad. Sin embargo, representación de las acciones de que son signos. El
dígase lo que se quiera, cuando se ignora la autor de los nombres vio, a mi parecer, que la
propiedad de las palabras primitivas, no se pueden lengua, al pronunciar esta letra, lejos de permanecer
comprender las derivadas, que sólo se explican por en reposo, se agita fuertemente; y he aquí lo que
aquéllas. Es, pues, evidente que el que se considera explica el uso que ha hecho de ella. La iota conviene
hábil en la interpretación de las derivadas, debe a lo que es sutil, y que por su naturaleza puede
estar en posición de dar explicaciones completas y penetrar a través de todas las cosas; por esta razón
claras sobre las primitivas, o limitarse a no decir más se sirve de la iota en (iestai) y (ienai), para imitar la
que necedades acerca de las derivadas. ¿Opinas tú acción de ir o marchar. Así, también con las letras fi,
de otro modo? psi, delta y la ds, que son silbantes, imita todas las
HERMÓGENES. No, en verdad, Sócrates. cosas de esta naturaleza, tales como (psujron, frío),
SÓCRATES.— Lo que yo pienso a propósito de las (dseon, hirviente), (seiestai, agitar), y en fin,
palabras primitivas, me parece a mí mismo (seismos, agitación). El autor de los nombres emplea
impertinente y ridículo. Te lo diré, si quieres. Pero si cuanto le es posible estas mismas letras, cuando
por tu parte tienes algo mejor que proponer, me lo quiere imitar algún objeto hinchado, (fusco‐des).
participarás también a tu vez. También habrá creído que por la presión que hacen
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experimentar a la lengua la delta y la tau son un poco a otro poco, no es trabajo perdido63 Y así, si
perfectamente propias para imitar la acción de eres capaz de dar un poco más de luz a esta
encadenar, (desmos), y de descansar, (stasis). discusión, no vaciles, te lo suplico; y haznos esta
Habiendo observado que la lengua se desliza al gracia a Sócrates y a mí.
pronunciar la lambda, (olistanei), se ha servido de SÓCRATES.— Y yo, querido Cratilo, no afirmo
ella para formar la palabra (leion, liso), el mismo absolutamente ninguna de las cosas que he
término (olistanein, deslizarse), (iparon, flúido), expuesto antes; sino que me he limitado a examinar
(kolloodes, pegajoso), y todos los de este género. En la cuestión con Hermógenes, y a decir buenamente
cuanto a la gamma, como tiene en cierta manera la lo que me indicaba mi espíritu. Habla, pues, con
virtud de detener este deslizamiento de la lengua, ha resolución, y vive persuadido de que si propones
imitado con esta letra, unida a la precedente, lo que alguna buena idea, estoy dispuesto a recogerla.
es viscoso, (glisjron, dulce), (gluku, corriente); Que estés tú más instruido que yo en esta materia,
(gloioodes). Respecto tau, habiendo comprendido no lo extraño. A mi parecer, has reflexionado mucho
que retiene la voz en el interior de la boca, formó las sobre ella, y al mismo tiempo has aprendido no poco
palabras, (endon, entos, interior, adentro), que de los demás. Si tienes que decir algo que valga
representa la cosa por el sonido. Ha puesto una alfa más que lo que precede, puedes contarme en el
(megas, grande), y una eta en (meekos, longitud), número de tus discípulos para la indagación de la
porque estas dos letras tienen un sonido prolongado. propiedad de los nombres.
(gaggulon, redondo), tenía necesidad de la letra CRATILO.— Seguramente, Sócrates, no te engañas;
omi‐crón, y la ha repetido todo lo posible en la me he ocupado mucho en esta cuestión, y no habría
composición de esta palabra. El autor de los inconveniente en que te tuviera por mi discípulo. Sin
nombres siempre ha procedido de la misma manera, embargo, temo que suceda todo lo contrario, y que
formando con las letras y las sílabas nombres para me vea precisado a explicarte las palabras que dirige
designar cada ser; y con estos nombres, otros más Aquiles a Ajax en las Deprecaciones64. Dice:
compuestos, procurando siempre con empeño imitar Divino Ajax, Hijo de Telamón, jefe de los pueblos,
la naturaleza de las cosas. Tal me parece ser, mi Todo lo que me has dicho procede de un noble
querido Hermógenes, la propiedad de los nombres. corazón.
Pero quizá Cratilo es de otro parecer. Y yo, Sócrates, he creído verdaderamente que
HERMÓGENES.— Ciertamente, Sócrates; Cratilo vaticinabas, ya te venga la inspiración de Eutifrón, o
mucho me tiene atormentado, como manifesté al ya de alguna musa que habite en ti, ha largo tiempo,
principio, sosteniendo que los nombres tienen una sin tú saberlo.
propiedad natural, y esto sin explicar claramente en SÓCRATES.— ¡Oh, excelente Cratilo!, yo mismo
qué consiste; no pudiendo saber yo si con intención estoy sorprendido de mi ciencia, y desconfío de ella.
o a pesar suyo se expresaba tan obscuramente Creo que es preciso examinar de nuevo todo lo que
sobre este asunto. Ahora, querido Cratilo, dime en acabo de decir. El engañarse a sí mismo, es
presencia de Sócrates, si apruebas las ideas que seguramente lo peor que puede suceder; porque
acaba de exponer, o si tienes otras mejores. Si crees entonces el engañador es uno con nosotros, y nos
tenerlas, habla, con el fin de instruirte con las sigue por todas partes. ¿Puede darse cosa más
lecciones de Sócrates, o de enseñarnos tú mismo la terrible? Conviene, pues, en mi opinión, volver
verdad a ambos. muchas veces sobre las ideas emitidas, y
CRATILO.— ¡Pero qué, Hermógenes!: ¿crees que esforzarse, según la expresión del poeta65, mirando
sea fácil aprender o enseñar cualquiera cosa, sobre a la vez adelante y atrás. Ahora fijémonos en la
todo una de tal importancia, que parece debe ser explicación que hemos dado. La propiedad del
incluida entre las más graves?
HERMÓGENES.— ¡Por Zeus!, que yo no lo creo. 63
64
Los trabajos y los días, v. 359
Ilíada, IX, 644
Pero me place aquel dicho de Hesíodo: que añadir 65
Ilíada, 1343; 3109
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nombre, hemos dicho, consiste en representar la algún otro individuo, cuya naturaleza es tal, como
cosa tal como es. ¿Declararemos completa esta este nombre la supone.
definición? SÓCRATES.— ¿Decir que nuestro amigo, que está
CRATILO.— A mí me satisface cumplidamente. presente, es Hermógenes, no es decir una falsedad?
SÓCRATES.— En este caso, los nombres tienen la A menos que no se tenga por imposible decir que es
virtud de enseñar. Hermógenes el que no lo es.
CRATILO.— Sin duda. CRATILO.— No te comprendo.
SÓCRATES.— ¿Diremos, por lo tanto, que hay un SÓCRATES.— Es absolutamente imposible decir
arte de enseñar, mediante los nombres y los peritos una falsedad66, ¿es ésta tu opinión? Muchos, mi
en este arte? querido Cratilo, han pensado y piensan lo mismo.
CRATILO.— Sin duda. CRATILO.— En efecto, Sócrates, ¿cómo el que dice
SÓCRATES.— ¿Quiénes son? lo que dice, ha de dejar de decir lo que es? Y decir
CRATILO.— Los legisladores, como dijiste cuando algo falso, ¿no equivaldría a decir lo que no es?
comenzamos. SÓCRATES.— He aquí, querido mío, un
SÓCRATES.— ¿Diremos que, respecto de este arte, razonamiento demasiado sutil para mí y para mi
sucede entre los hombres, lo mismo que en todas edad. Pero veamos; respóndeme sólo a la siguiente
las demás artes; o es cosa distinta? Me explicaré. pregunta: Quizá piensas que es imposible decir
Los pintores, por ejemplo, ¿no son unos mejores, y falsedades, pero que es posible hablar falsamente.
otros peores? CRATILO.— Yo no creo tampoco que se pueda
CRATILO.— Sin duda. hablar con falsedad.
SÓCRATES.— Y los mejores hacen más bellas sus SÓCRATES.— ¿Ni expresarse, ni interpelar a
obras, quiero decir, sus representaciones de los ninguno falsamente? Por ejemplo; si encontrándote
seres vivos; los otros las hacen más feas. Lo mismo alguno en tierra extraña, te cogiese por la mano, y te
sucede con los arquitectos. Los unos hacen casas dijese: Os saludo, extranjero ateniense,
más bellas, y otros las hacen menos bellas. Hermógenes, hijo de Simicrión; ¿te parecería que
CRATILO.— Sí. este hombre dice, designa, expresa, interpela, no a
SÓCRATES.— Y bien, ¿unos legisladores hacen ti, sino a Hermógenes? ¿O no nombraría a nadie?
sus obras mejor, y otros peor? CRATILO.— Me parecería que no hacía más que
CRATILO.— Eso no lo creo. articular sonidos.
SÓCRATES.— Pues qué, ¿no te parecen las leyes, SÓCRATES.— Es bastante. Articulando sonidos,
unas mejores y otras peores? ¿diría la verdad, o mentiría? ¿O diría algo verdadero
CRATILO.— No, ciertamente. y algo falso? Esto me bastaría.
SÓCRATES.— En este caso, ¿los nombres no te CRATILO.— Pues bien, no tengo inconveniente en
parecen los unos mejores que los otros? decir que no haría más que ruido y movimiento inútil,
CRATILO.— No, verdaderamente. como si hiciera sonar un vaso de metal.
SÓCRATES.— Luego, ¿todos los nombres son SÓCRATES.— Veamos, si podemos ponernos de
igualmente propios? acuerdo, mi querido Cratilo. ¿No admites, que una
CRATILO.— Sí; todos los que son nombres. cosa es el nombre, y otra el objeto nombrado?
SÓCRATES.— Pero qué, respecto del nombre de CRATILO.— Sin duda.
Hermógenes, de que hablábamos hace un instante, SÓCRATES.— ¿Reconoces, por lo tanto, que el
¿diremos que de ninguna manera pertenece a nombre es una especie de imitación de la cosa?
nuestro amigo, y que no es de raza de Hermes; o CRATILO.— Perfectamente.
que perteneciéndole, no es propio?
CRATILO.— Creo, Sócrates, que el nombre de
Hermógenes no pertenece a nuestro amigo, aunque 66
parezca pertenecerle; creo que será más bien el de Platón refuta ahora esta doctrina sofística, a que había hecho
simplemente una alusión al principio del diálogo
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SÓCRATES.— ¿Y que las pinturas de animales son SÓCRATES.— ¿Y qué? El mismo hombre, ¿no
otro género de imitación de ciertas cosas? puede decir al que encuentra: He aquí tu nombre?
CRATILO.— Sí. Porque el nombre es una imitación lo mismo que la
SÓCRATES.— Veamos aún, por si no he penetrado de la pintura. Repito, pues, ¿no puede suceder que
bien tu pensamiento, que quizá es muy exacto. ¿Se le diga: He aquí tu nombre, y que en seguida
puede después de distinguirlas, referir estas dos presente al sentido del alma una imagen de su
especies de imitaciones, las pinturas de los animales interlocutor, pronunciando la palabra hombre, o una
y los nombres, a las cosas de que son imitaciones, o imagen de la parte femenina del género humano,
no se puede? pronunciando la palabra mujer? ¿No es esto posible,
CRATILO.— Se puede. y no se verifica algunas veces?
SÓCRATES.— Atiende, por de pronto, a lo que voy CRATILO.— Quiero, Sócrates, concederte lo que me
a decir. ¿Se puede referir la imagen del hombre al preguntas. Sea pues, como dices.
hombre, la de la mujer a la mujer; y así en todos los SÓCRATES.— Haces bien, querido mío, en
demás casos? concedérmelo, si las cosas pasan como yo digo; e
CRATILO.— Evidentemente. inútil es ya que combatamos. Si la referencia es tal
SÓCRATES.— Y al contrario; ¿se puede referir la también en los nombres, llamaremos a la una
imagen del hombre a la mujer, y la de la mujer al verdadera, a la otra falsa. Y si así sucede con los
hombre? nombres; si se les puede aplicar impropiamente, no
CRATILO.— También es evidente. dando a cada objeto el que le conviene, y dándole
SÓCRATES.— Y estas diferentes referencias, algunas veces el que no le conviene, lo mismo podrá
¿están en su lugar ambas, o sólo una de ellas? suceder con los verbos. Y si es esto cierto respecto
CRATILO.— Sólo una de ellas. de los verbos y de los nombres, lo será también en
SÓCRATES.— ¿Sin duda la que refiere a cada cosa cuanto a las frases, porque las frases, si no me
lo que le conviene y se le parece? engaño, son combinaciones de estas dos clases de
CRATILO.— Así me parece. palabras. ¿Qué piensas tú, Cratilo?
SÓCRATES.— A fin de no batallar, disputando en CRATILO.— Me parece que hablas acertadamente.
vano, puesto que somos amigos, concédeme lo que SÓCRATES.— Si comparamos las palabras
voy a decirte. Esta referencia, querido mío, en los primitivas con las imágenes, nos sucederá con ellas
dos géneros de imitaciones, el de la pintura y el de lo que con los cuadros. Unas veces el pintor emplea
los nombres, yo la llamo propia; y si se trata de los todos los colores y formas que convienen al modelo;
nombres, no sólo la llamo propia, sino también otras no los emplea todos, sino que olvida o añade
verdadera. La otra referencia, la que refiere lo algo, multiplica y agranda las facciones. ¿No es
desemejante a lo desemejante, la llamo impropia y cierto?
falsa, si se trata de nombres. CRATILO.— Muy cierto.
CRATILO.— Pero puede suceder, Sócrates, que SÓCRATES.— El que emplea todos los colores y
esta impropiedad sólo se encuentre en las pinturas todas las formas convenientes, hace bellos cuadros
de los animales, y que no suceda lo mismo en los y bellos dibujos; y, por el contrario, el que añade o
nombres, que necesariamente serán acaso siempre quita, hace también cuadros y dibujos, pero malos.
propios, con relación a las cosas a que se refieren. CRATILO.— Sí.
SÓCRATES.— ¿Qué quieres decir con eso? SÓCRATES.— ¿Y qué diremos del que imita con
¿Dónde está la diferencia entre la pintura y el sílabas y letras la esencia de las cosas? Si emplea
nombre? ¿Un hombre, que encuentra a otro, no los elementos convenientes, ¿no formará asimismo
puede decirle: He aquí tu retrato, y mostrarle ya su una bella imagen? Pues esta imagen es el nombre.
imagen, ya la de una mujer? Entiendo por mostrar, Pero si añade o quita alguna cosa, ¿no formará
representar una cosa ante el sentido de la vista. también una imagen, pero que no será bella? Y de
CRATILO.— Sin duda.
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esta suerte, ¿no están los nombres, unos bien cerca de ti está acabada copia, ¿qué tendríamos?
hechos, otros mal? Cratilo y la imagen de Cratilo, ¿o más bien dos
CRATILO.— Quizá. Cratilos?
SÓCRATES.— ¿Y no resultará también que habrá CRATILO.— Me parece, Sócrates, que resultarían
artífices de nombres buenos y malos? dos Cratilos.
CRATILO.— Sí. SÓCRATES.— Ves, mi querido amigo, que no debe
SÓCRATES.— Al artífice de nombres se llama concebirse la propiedad de una imagen, de otro
legislador. modo que como la hemos concebido; ni debemos, a
CRATILO.— Sí. todo trance, querer que una imagen cese de serlo,
SÓCRATES.— ¡Por Zeus!, quizá entonces sucederá porque se le haya añadido o quitado alguna cosa.
en ésta como en las demás artes, y habrá buenos y ¿No conoces que no es necesario, ni mucho menos,
malos legisladores; por lo menos, ésta es una que las imágenes encierren todos y los mismos
consecuencia de todo lo que hemos dicho, y en lo elementos que las cosas, de que son imágenes?
que estamos de acuerdo. CRATILO.— Sí, verdaderamente.
CRATILO.— Es cierto. Pero ya ves claramente, SÓCRATES.— ¡Buenos estaríamos, Cratilo, si los
Sócrates, que, cuando nosotros hemos formado nombres y las cosas que ellos nombran, se
nombres, conforme al arte gramatical, con las letras pareciesen absolutamente! Todo se haría doble
alfa, beta y demás, si se llega a suprimir, añadir, o sobre la marcha, y no sería posible decir ésta es la
dislocar alguna de sus partes, no puede decirse que cosa, y éste es el nombre.
la palabra está escrita, sino mal escrita; y la verdad CRATILO.— Es cierto.
es que en manera alguna puede decirse escrita, sino SÓCRATES.— Luego no hay que vacilar, querido
que, desde que sufre alguna de estas mío; reconoce que los dos nombres, unos convienen
modificaciones, lo que se hace es una palabra y otros no convienen con las cosas; no exijas que
nueva. una palabra tenga todas las letras necesarias para
SÓCRATES.— Ponte en guardia; no sea que por representar aquello, cuya imagen es; consiente que
considerar las cosas desde ese punto de vista, las la acompañe alguna letra inútil; y si permites una
consideremos mal. letra en la palabra, permite una palabra en la frase; y
CRATILO.— ¿Cómo? si una palabra en la frase, una frase en el discurso. Y
SÓCRATES.— Quizá lo que acabas de decir es por más que esta letra, esta palabra y esta frase, no
exacto con relación a las cosas, cuya existencia o no convengan con las cosas, no por eso dejarán éstas
existencia, depende de un número determinado. Así, de ser bien nombradas y enunciadas, con tal que se
si al número diez, o a cualquiera otro, se le quita, o halle expresado su carácter distintivo; como sucede
se le añade algo, se convierte en otro número: Pero en los nombres de las letras, si te acuerdas de lo
respecto de todo lo que tiene alguna cualidad, y de que dijimos antes Hermógenes y yo.
toda clase de imágenes, la exactitud, pide otras CRATILO.— Ciertamente, me acuerdo.
condiciones. Es preciso, por el contrario, que lo que SÓCRATES.— Muy bien. Cuando se expresa este
es imagen no reproduzca el modelo entero, para ser carácter distintivo, aunque no tenga todas las letras
su imagen. Mira, si lo que te digo es verdad. Por debidas, la cosa resulta designada por el discurso;
ejemplo, serán dos cosas distintas Cratilo y la bien, si aparecen en él todas las letras convenientes,
imagen de Cratilo; si alguna divinidad representase, y mal, si sólo aparecen en corto número. En fin,
no sólo tus contornos y tu color, como hacen los admitamos que está designada, querido amigo, y así
pintores, sino también todo el interior de tu cuerpo, nos libraremos de la multa que se paga en Egina,
tal como es; con su morbidez y su calor, con el cuando se encuentra a alguno en el camino a
movimiento, el alma y el pensamiento, tales como se deshora de la noche; porque podría decirse, que
encuentran en ti; en una palabra, si todo lo que te habíamos andado demasiado pesados, para llegar
constituye lo reprodujese completamente. Colocada de las palabras a las cosas. O si no, busca
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cualquiera otra explicación de la propiedad de los nombres nace exclusivamente de estos pactos; que
nombres, y niéganos que el nombre sea la no existe ninguna razón para fijarse en el sentido
representación de la cosa, mediante las sílabas y las que tienen al presente, y que lo mismo podría
letras; porque no puedes mantener a la vez lo que llamarse grande lo que se llama pequeño, como
antes decías, y lo que últimamente has concedido, pequeño lo que se llama grande? ¿Cuál de estos
sin contradecirte a ti mismo. dos medios tienes por mejor?
CRATILO.— Me parece, Sócrates, que hablas muy CRATILO.— Vale mil veces más, Sócrates,
sabiamente, y estoy conforme contigo. representar las cosas mediante la imitación, que de
SÓCRATES.— Puesto que estamos de acuerdo, cualquiera otra manera arbitraria.
examinemos ahora lo siguiente: para que el nombre SÓCRATES.— Muy bien. Puesto que el nombre
sea propio, ¿no hemos dicho que es preciso que debe parecerse a la cosa, ¿no es necesario que las
encierre las letras convenientes? mismas letras sean naturalmente semejantes a los
CRATILO.— Sí. objetos, puesto que de letras se componen las
SÓCRATES.— Letras convenientes son las que se palabras primitivas? He aquí lo que quiero decir.
parecen a las cosas. ¿No es así? Tomando otra vez nuestro ejemplo: ¿Se podría
CRATILO.— Sin duda alguna. componer un cuadro, imagen de una cosa, si la
SÓCRATES.— Luego los nombres bien hechos son naturaleza no suministrase, para representarla,
los hechos de esta manera67. Pero si hay alguna colores semejantes a los objetos que la pintura
palabra mal instituida, aun así, estará formada en imita? ¿No sería de otro modo imposible?
gran parte de letras convenientes y semejantes a las CRATILO.— Imposible.
cosas, puesto que será una imagen; pero siempre SÓCRATES.— En igual forma, ¿se parecerían los
encerrará alguna letra que no convenga, y por esta nombres a cosa alguna, sí los elementos de que se
causa esta palabra no será buena, ni estará bien componen no tuviesen en primer lugar una
compuesta. ¿Es esto, en efecto, lo que dijimos? semejanza natural con las cosas, que los nombres
CRATILO.— Es preciso que yo convenga en ello, imitan? Ahora bien; los elementos de que se
Sócrates; aun cuando de buen grado negaría que un componen los nombres, ¿no son las letras?
nombre mal hecho sea nombre. CRATILO.— Sí.
SÓCRATES.— ¿Y admitirás que el nombre es una SÓCRATES.— Pues ahora toma parte, a tu vez, en
representación de la cosa? la discusión que antes sostuve con Hermógenes. Al
CRATILO.— Sí. decir que la ro hace relación al cambio del lugar, al
SÓCRATES.— ¿Estimas como cosa cierta que unos movimiento y a la rudeza, ¿te parece que tuvimos
nombres se componen de otros nombres, y que razón o que no la tuvimos?
otros son primitivos? CRATILO.— Tuvisteis razón seguramente.
CRATILO.— Sí. SÓCRATES.— Y diciendo que la lambda se refiere a
SÓCRATES.— Si los primitivos deben de ser lo liso, a lo dulce, y a las demás cualidades análogas
representaciones de ciertas cosas, ¿conoces un de que hablamos, ¿tuvimos o no razón?
medio mejor de hacer representaciones, que CRATILO.— La tuvisteis.
hacerlas lo más semejantes que sea posible a las SÓCRATES.— ¿Sabes que la misma palabra que
cosas que deben representar? ¿O acaso preferirías nosotros escribimos (skleerotees, rudeza) los de
el medio ensalzado por Hermógenes y por otros Eretria escriben: (skleeroteer).
muchos, según los que los nombres proceden de CRATILO.— Perfectamente.
convenios; que representan las cosas sólo para los SÓCRATES.— La ro y la sigma, ¿tienen entonces la
que han intervenido en estas convenciones, misma significación? Y la palabra, ¿tiene el mismo
conociéndolas de antemano; que la propiedad de los sentido para los que la terminan con una ro, que
para los que la terminan con una sigma o bien tiene
67 para ambos un sentido diferente?
Es decir, formados con las letras que se parecen a las cosas
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CRATILO.— Tiene para todos el mismo sentido. tomo tu silencio por un asentimiento, es necesario
SÓCRATES.— ¿Y esto es así, porque la ro y la que la convención y el uso contribuyan hasta cierto
sigma se parecen, o porque no se parecen? punto a la representación de los pensamientos que
CRATILO.— Porque se parecen. expresarnos. Y si quieres, querido mío, tomemos por
SÓCRATES.— ¿Porque se parecen en absoluto? ejemplo los nombres del número. ¿Dónde
CRATILO.— Por lo menos, en cuanto expresan encontrarías nombres semejantes a cada uno de los
igualmente el cambio de lugar. números para aplicarlos a los mismos, si no
SÓCRATES.—Pero la lambda que forma parte de permitieses que el acuerdo y la convención entrasen
esta palabra, ¿no expresa lo contrario de la rudeza? en parte para determinar la propiedad de los
CRATILO.— Acaso, Sócrates, no está en su debido nombres? Ciertamente yo mismo gusto de que los
lugar. Antes, cuando conversabas con Hermógenes, nombres se parezcan, cuanto sea posible, a las
quitabas y ponías letras según la necesidad lo cosas; pero realmente, como decía Hermógenes, no
exigía; lo cual merecía mi aprobación. Quizá en este hay que dejarse llevar hasta violentar las palabras,
caso convendría substituir con una ro a la lambda. para hallar semejanzas; pues muchas veces se ve
SÓCRATES.— Perfectamente. Pero diciendo, como uno precisado a recurrir a la convención para
hoy decimos, pronunciando (skleeron) ¿no nos explicar su propiedad. Las palabras más bellas son
entendemos los unos a los otros? Tú mismo, en este indudablemente las formadas por entero, o en gran
momento, ¿no entiendes lo que yo quiero decir? parte, de elementos semejantes a las cosas, es
CRATILO.— Sí, gracias al uso. decir, que con ellas convienen; y las más feas, son
SÓCRATES.— Hablando del uso, ¿crees hablar de las palabras formadas de elementos contrarios a las
otra cosa que de un convenio? ¿O acaso te formas mismas. Mas ahora, dime; ¿cuál es la virtud de los
del uso una idea distinta de la yo tengo? Al enunciar nombres, y qué bien debemos decir que producen?
una palabra, yo concibo tal cosa, y tú reconoces que CRATILO.— Creo, Sócrates, que tienen el poder de
concibo tal cosa. ¿No consiste en esto el uso? enseñar; y que es absolutamente cierto, que el que
CRATILO.— Sí. sabe los nombres, sabe igualmente las cosas.
SÓCRATES.— Luego si tú reconoces el objeto, SÓCRATES.— Quizá, mi querido Cratilo, lo que
cuando yo pronuncio una palabra, yo te lo muestro. piensas es lo siguiente: que cuando se sabe lo que
CRATILO.— Sí. es el nombre, como el nombre es semejante a la
SÓCRATES.— Y eso se verifica mediante una cosa, se conoce igualmente la cosa, puesto que es
palabra, que no tiene semejanza con lo que yo semejante al nombre; y que todas las cosas que se
pienso cuando hablo; puesto que como tú confiesas, parecen, son el objeto de una sola y misma ciencia.
la letra lambda no tiene nada que se parezca a la Supongo que en este mismo sentido dices que el
rudeza. Pues si esto es así, ¿qué otra cosa hay aquí, que sabe los nombres sabe igualmente las cosas.
que una convención contigo mismo; ni en qué CRATILO.— Es muy cierto.
consiste para ti la propiedad del nombre, sino en SÓCRATES.— Pues bien; veamos ahora cuál es
este convenio, puesto que las letras, suministradas esta manera de enseñar las cosas, de que acabas
por el uso y por la convención, expresan lo que se de hablar; si existe alguna otra, por más que ésta
les parece y lo que no se les parece? Y aun cuando sea la mejor, o si no existe absolutamente ninguna
el uso no se confundiese por entero con la otra. ¿Cuál es tu parecer sobre este punto?
convención; aun así, no sería a causa de su CRATILO.— Que no existe ninguna otra, y que ésta
semejanza con el objeto, por lo que la palabra nos lo es excelente y la única.
representaría, sino que sería más bien en virtud del SÓCRATES.— Pero, ¿crees que consista en esto el
uso; porque creo que sólo el uso puede representar arte de encontrar las cosas, y que el que ha
una cosa mediante lo que se le parece y mediante lo encontrado los nombres ha descubierto también las
que no se le parece. Y puesto que estamos de cosas que ellos designan; o bien es preciso, para
acuerdo sobre todo esto, mi querido Cratilo, porque
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investigar y descubrir, acudir a otro método; y para otros. Consideremos de nuevo los que ya hemos
aprender, acudir a éste? estudiado. Decíamos que los nombres nos
CRATILO.— No; para buscar y para descubrir debe representan el mundo en un movimiento, un cambio
emplearse este mismo método. y un flujo perpetuos. ¿Te parece que expresan otra
SÓCRATES.— Y bien, Cratilo; figurémonos un cosa?
hombre que tome en la indagación de las cosas los CRATILO.— No, ciertamente; eso es lo que
nombres por guías, examinando el sentido de cada representan.
uno de ellos; ¿no crees que corre gran riesgo de SÓCRATES.— Volvamos atrás y examinemos la
engañarse? palabra (episteemee). Es una palabra equívoca; y yo
CRATILO.— ¿Cómo? creo que significa que el alma se detiene sobre las
SÓCRATES.— Es evidente que el primero que ha cosas, (isteesin epi), y no que se ve arrastrada en el
designado los nombres, los formó según la manera mismo movimiento. Es más propio pronunciar el
como concebía las cosas. ¿No es esto lo que dijimos principio de esta palabra como se hace hoy, que
antes? decir (pisteemee), suprimiendo la épsi‐lon; en lugar
CRATILO.— Sí. de suprimir la épsilon sería preciso intercalar una
SÓCRATES.— Por consiguiente, si ha concebido iota. (beba‐ion), parece significar la imagen de una
mal las cosas y si las ha nombrado según la manera base, (baseoos), de un estado estacionario; y no el
como las concebía; ¿qué crees tú que nos sucederá movimiento. (istoria), expresa lo que detiene la
a nosotros que le seguimos? ¿Cómo dejaremos de expansión (isteesin ton roun). (piston), expresa
incurrir en el mismo error? manifiestamente la idea de detener (istan).
CRATILO.— No hay nada de eso, Sócrates; es (mneemee), indica para todo el mundo la
necesario que el que hace los nombres, los haga permanencia, (monee), en el alma, y no el
con conocimiento de las cosas; si este conocimiento movimiento. Si quieres, examinemos igualmente las
le faltase, como ya he dicho, los nombres no serían palabras (amartia, error), y (xumfora, accidente): y
nombres. Y lo que prueba sin réplica que el inventor encontraremos que tienen una gran analogía con
de los nombres no ha caminado lejos de la verdad, (xunesis) (epistee‐mee), y con todas las más
es que en ese caso no existiría la concordancia que palabras que se refieren a cosas excelentes.
se advierte entre todos ellos. No era éste tu (amatia, ignorancia), y (akolasia, intemperancia), son
pensamiento, cuando decías que todos tienen un palabras del mismo género. La una parece designar
mismo objeto, y expresan todos una misma idea? la marcha de un ser que va de concierto con Dios,
SÓCRATES.— Eso que dices, mi querido Cratilo, no (ama teoo ion tos); y el otro (akolasia) la acción de
es aún una apología suficiente. Si el inventor de los seguir las cosas, (akoloutia). De esta manera los
números se hubiese engañado desde el primero, nombres que damos a las cosas más malas, serían
hubiera hecho violencia a los demás para precisarlos enteramente semejantes a los que damos a las
a convenir con aquél; esto es bien claro. Lo mismo mejores. Estoy persuadido de que, si nos tomáramos
sucede en la construcción de una figura de ese trabajo, encontraríamos muchas otras palabras,
geometría; si se incurre al principio en algún error, que harían creer que el inventor de los nombres ha
aunque sea ligero e imperceptible, en todo lo ulterior querido expresar, no que las cosas se mueven y
se notan las consecuencias. Por esta razón es pasan, sino que quedan y permanecen.
preciso en todas las cosas, que el hombre se CRATILO.— Pero, Sócrates, nota que las más de las
entregue a largas reflexiones y a largas palabras expresan la primera opinión.
indagaciones, para asegurarse de si el principio SÓCRATES.— ¿Y qué importa, querido Cratilo?
sentado es exacto o no; cuando lo haya examinado ¿Contaremos los nombres como las bolas de un
bien, las consecuencias irán apareciendo con todo escrutinio, y haremos depender su propiedad de este
rigor. Por otra parte, me sorprendería que todos los cálculo? El sentido indicado por el mayor número,
nombres estuviesen de acuerdo los unos con los ¿será el verdadero?
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CRATILO.— No es razonable eso. SÓCRATES.— ¿Pero entonces crees tú que el que
SÓCRATES.— No lo es en manera alguna, querido instituye los nombres, sea dios o demonio, los ha
amigo; pero pasemos adelante y veamos si seremos establecido contradiciéndose a sí mismo? ¿O crees
o no del mismo parecer sobre el punto siguiente: que lo que decíamos antes no es exacto?
dime, ¿no hemos convenido en que los que han CRATILO.— Eso consiste en que entre los nombres
inventado los nombres en las ciudades, sean griegos los hay que no lo son.
o bárbaros, son los legisladores, y que el arte de SÓCRATES.— ¿Cuáles son, mi excelente amigo?
instituir los nombres pertenece al de la legislación? ¿Los que se refieren al reposo o los que se refieren
CRATILO.— Sin duda. al movimiento? Porque, según hemos dicho, esta
SÓCRATES.— Respóndeme: ¿Los primeros cuestión no puede decidirse por el número.
legisladores designaron los primeros nombres, CRATILO.— No; no sería justo, Sócrates.
conociendo las cosas a que los asignaban, o no SÓCRATES.— He aquí, por lo tanto, una guerra civil
conociéndolas? entre los nombres; éstos declaran que representan
CRATILO.— En mi opinión, Sócrates, las conocían. la verdad; aquéllos sostienen lo mismo; ¿a quién
SÓCRATES.— ¿Hubieran podido hacerlo, mi daremos la razón, y según qué principio? No podrá
querido Cratilo, sin conocerlas? ser apelando a otros nombres, puesto que no
CRATILO.— No lo creo. existen. Es claro que debemos recurrir fuera de los
SÓCRATES.— Retrocedamos al punto de partida. nombres a algún otro principio, que nos haga ver, sin
Decías antes, según recordarás, que es necesario el auxilio de aquéllos, cuáles entre ellos son
que el que determine los nombres, sepa cuál es la verdaderos, porque nos mostrará con evidencia la
naturaleza de los objetos sobre que recaen. ¿Es verdad de las cosas.
ésta aún tu opinión? CRATILO.— Soy del mismo parecer.
CRATILO.— Aun lo es. SÓCRATES.— Entonces, Cratilo, es posible
SÓCRATES.— ¿Y dices que el que ha fijado los aprender las cosas sin el auxilio de los nombres.
primeros nombres lo ha hecho sabiendo cuál es la CRATILO.— Así parece.
naturaleza de los objetos? SÓCRATES.— ¿Y por qué medio crees que se
CRATILO.— Sabiéndolo. pueden aprender? ¿Puede ser otro que el más
SÓCRATES.— ¿Pero por medio de qué nombres natural y razonable, es decir, estudiando las cosas
pudo aprender y encontrar las cosas, puesto que en la relación de las unas con las otras, cuando son
entonces aun no existían las primeras palabras; y del mismo género, y cada una en sí misma? Lo que
puesto que por otra parte, según hemos dicho, es es extraño a las cosas y difiere de ellas, no puede
imposible aprender o encontrar las cosas sino mostrarnos nada que no sea extraño y que no difiera
después de haber aprendido o encontrado por sí de ellas; nunca podrá mostrarnos las cosas mismas.
mismo la significación de los nombres? CRATILO.— Me parece cierto lo que dices.
CRATILO.— Lo que dices es realmente una SÓCRATES.— Veamos, ¡por Zeus!, ¿no hemos
verdadera dificultad, Sócrates. reconocido muchas veces que los nombres bien
SÓCRATES.— ¿Cómo podríamos decir que para hechos son conformes a los objetos que ellos
instituir los nombres, los legisladores han debido designan, y que son imágenes de las cosas?
conocer las cosas antes que hubiese nombres, si CRATILO.— Sí.
fuese cierto que sólo han podido conocerse las SÓCRATES.—Por tanto, si es posible conocer las
cosas por sus nombres? cosas por sus nombres, y posible conocerlas por sí
CRATILO.— A mi parecer, Sócrates, la mejor mismas, ¿cuál es el mejor y más claro de estos
explicación, para salir de esta dificultad, es decir que conocimientos? ¿Deberá estudiarse primero la
un poder superior al del hombre ha dado los imagen en sí misma; y examinar si es semejante,
primeros nombres a las cosas; de manera que no para pasar después a la verdad de aquello de que es
pueden menos de ser propios. imagen? ¿O deberá estudiarse primeramente la
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verdad misma, y des pués su imagen, para ¿cómo podría mudar y moverse, no saliendo para
asegurarse si es tal como debe de ser? nada de su esencia?
CRATILO.— En mi opinión, debe comenzarse por la CRATILO.— No podría.
verdad misma. SÓCRATES.— Una cosa, que estuviera siempre en
SÓCRATES.— Qué método debe seguirse para movimiento, no podría ser conocida por nadie.
aprender o descubrir la naturaleza de los seres, es Mientras que se aproximaba para conocerla, se
una cuestión que quizá es superior a mis alcances y haría otra y de otra naturaleza; de suerte que no
a los tuyos. Lo importante es reconocer que no es en podría saberse lo que es y como es. No hay
los nombres, sino en las cosas mismas, donde es inteligencia que pueda conocer el objeto que conoce,
preciso buscar y estudiar las cosas. si este objeto no tiene una manera de ser
CRATILO.— Así me lo parece, Sócrates. determinada.
SÓCRATES.— Estemos, pues, en guardia; y no nos CRATILO.— Es cierto.
dejemos sorprender por ese gran número de SÓCRATES.— Tampoco puede decirse que sea
palabras, que tienden todas hacia un objeto común. posible conocimiento alguno, mi querido Cratilo, si
Los que han instituido los nombres, han podido todas las cosas mudan sin cesar; si nada subsiste y
formarlos conforme a esta idea de que todo está en permanece. Porque si lo que llamamos
movimiento y en un flujo perpetuo, porque creo que conocimiento, no cesa de ser conocimiento,
éste era, en efecto, su pensamiento; pero puede entonces el conocimiento subsiste, y hay
suceder que no sea así en realidad; y quizá los conocimiento; pero si la forma misma del
autores de los nombres, por una especie de vértigo, conocimiento llega a mudar, entonces una forma
se vieron arrastrados por un torbellino, en el que reemplaza a otra, y no hay conocimiento; y si esta
nosotros mismos nos vemos envueltos. He aquí, por sucesión de formas no se detiene nunca, no habrá
ejemplo, querido Cratilo, una cuestión que se me jamás conocimiento. Desde este acto no habrá, ni
presenta muchas veces como un sueño; lo bello, el persona que conozca, ni cosa que sea conocida. Si,
bien y todas las cosas de esta clase, ¿debe decirse por el contrario, lo que conoce existe; si lo que es
que existen en sí o que no existen? conocido existe; si lo bello existe; si el bien existe; si
CRATILO.— Yo, Sócrates, creo que existen. todos estos seres existen; no veo qué relación
SÓCRATES.— No se trata de examinar si existe un puedan tener todos los objetos, que acabamos de
bello semblante o cualquiera otro objeto de esta nombrar, con el flujo y el movimiento. ¿Estos objetos
naturaleza, porque todo esto me parece que está en son, en efecto, de esta naturaleza, o son de otra, es
un movimiento perpetuo. Lo que importa saber es si decir, como quieren los partidarios de Heráclito y
la belleza misma existe eternamente tal cual es. muchos otros? Este punto no es fácil de decidir. No
CRATILO.— Necesariamente. es propio de un hombre sensato someter
SÓCRATES.— ¿Si lo bello pasase sin cesar, podría ciegamente su persona y su alma al imperio de las
decirse con propiedad, primero, que es tal cosa; y palabras; prestarles una fe entera, lo mismo que a
después, que es de tal naturaleza? ¿No sucedería sus autores; afirmar que éstos poseen sólo la ciencia
necesariamente, que mientras hablábamos, se perfecta, y formar sobre sí mismo y sobre las cosas
habría hecho otra cosa, habría huido y habría este maravilloso juicio de que no hay nada estable,
mudado de forma? sino que todo muda como la arcilla; que las cosas se
CRATILO.— Necesariamente. parecen a los enfermos atacados de fluxiones, y que
SÓCRATES.— ¿Cómo podría existir una cosa, si todo está en un movimiento y cambio perpetuos.
nunca apareciera de una misma manera? Si existe Quizá sea así, mi querido Cratilo; quizá sea de otra
durante un instante de la misma manera, es claro manera. Es preciso, pues examinar este punto con
que, durante este tiempo, no pasa. Si subsiste resolución y con el mayor detenimiento, sin admitir
siempre de la misma manera, y siempre la misma, nada a la ligera. Eres aún joven, y estás en la edad

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del vigor; y si en tus indagaciones llegas a hacer SÓCRATES.— Espero entonces, querido mío, que a
algún descubrimiento, me harás partícipe de él. tu vuelta me hables de esto otra vez. Ahora, ya que
CRATILO.— Así lo haré. Es preciso, sin embargo, tienes hechos tus preparativos, marcha al campo.
que sepas, Sócrates, que yo he pensado ya mucho Hermógenes te acompañará.
en esta cuestión; y que, bien pesado y examinado CRATILO.— Sea así, Sócrates. Pero tú procura
todo, me parece que la verdad está de parte de también pensar sobre el objeto que acaba de
Heráclito. ocuparnos.

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