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¿Qué tienen en común la percepción del

sabor ácido y el equilibrio?


Descubren un canal de protones que permitiría a las papilas
gustativas detectar la agrura de los alimentos. Además, en
el oído interno, este transportador también participaría en
el mantenimiento de la estabilidad corporal.

Científicos de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles


han descubierto algo inesperado: una proteína, Otop1, relaciona la
percepción del sabor ácido con el equilibrio. Otop1 forma un canal
iónico que permite el paso de los protones a través de la
membrana de las células. Durante años, Emily Liman y sus
colaboradores han estudiado estos canales fundamentales para la
señalización eléctrica celular. Sin embargo, nunca esperaron hallar
este curioso vínculo. La revista Science publica el trabajo.

Es un hecho conocido que la cantidad de protones presente en una


solución determina su valor de pH. Una concentración alta conlleva
un mayor grado de acidez. Algunas células de las papilas gustativas
son capaces de detectar el sabor ácido, también conocido como
agrio, de una bebida o alimento. No obstante, se desconoce el
mecanismo mediante el cual perciben esta propiedad
organoléptica. Por consiguiente, los científicos especularon sobre la
presencia de canales de protones en estas células y el análisis de su
perfil de expresión génica confirmó esta hipótesis. Otop1, una
proteína involucrada en el transporte de protones, se halla en la
membrana de los sensores gustativos. Según los investigadores, la
entrada de estos iones permitiría determinar la agrura de las
viandas.
El canal de protones Otop1 permitiría a los sensores gustativos
detectar la acidez de alimentos o bebidas. Asimismo, este
transportador resultaría clave para la formación de las otoconias,
estructuras involucradas en la percepción de la gravedad y la
aceleración. En la imagen, papilas gustativas capaces de discernir el
sabor agrio (rojo) o amargo (verde). En azul, los núcleos de las
células. [Yu-Hsiang Tu y Emily Liman / Universidad del Sur de
California

Otop1 también se expresa en otros tejidos, como el aparato


vestibular del oído interno, un sistema relacionado con el
equilibrio. Allí, este canal de protones es fundamental para la
formación de las otoconias, estructuras de carbonato de calcio que
permiten la detección de la gravedad y la aceleración. En ratones, la
mutación del gen provoca alteraciones en el control de la postura y
la estabilidad. Los científicos creen que la ausencia o disfunción de
Otop1 desregularía el pH del oído, hecho que impediría la síntesis
de las otoconias.
Para los investigadores, los datos obtenidos en este estudio señalan
la importancia de los canales iónicos para el mantenimiento y la
función celular. En un futuro, esperan ahondar en el conocimiento
de Otop1 y la familia de genes a la que pertenece, ya que
sospechan que su alteración podría ser clave en diversas patologías.
Además, destacan la importancia de seguir potenciando la
investigación básica, pues, en ocasiones, proporciona resultados
sorprendentes e inesperados.

Marta Pulido Salgado

Referencia: «An evolutionarily conserved gene family encodes


proton-selective ion channels», de Y. Tu et al. en Science,
eaao3264, 25 de enero de 2018.

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