Professional Documents
Culture Documents
La anterior definición nos lleva a considerar que únicamente puede producirse una
interpretación judicial cuando el texto de la norma que será objeto de interpretación es
oscuro, discutible o se tenga alguna duda sobre su aplicación, siendo importante destacar
que cuando el texto jurídico es claro y no queda duda sobre su contenido no puede ocurrir
la interpretación, pues la oscuridad o controversia sobre la norma son requisitos necesarios
para poder atribuir significados mediante la interpretación.
Riccardo Guastini distingue tres teorías sobre la interpretación: una teoría “cognitiva” o
formalista, una teoría “escéptica” y una teoría intermedia. Estas teorías representan un
particular modo de entender a la interpretación, debido a sus diversas concepciones del
concepto.
Como su nombre lo indica, esta teoría sostiene que la interpretación es una actividad
cognoscitiva, por lo que interpretar es verificar de manera empírica el significado de la
norma jurídica y la intención de su autor; parte de la idea de que el sistema jurídico de un
Estado es completamente coherente y no tiene lagunas o antinomias, por lo que no hay
espacio para la discrecionalidad judicial.
Teoría escéptica.
Reconoce la existencia de lagunas y antinomias en el sistema jurídico, por lo que los jueces
tienen la función de crear “nuevo Derecho”, tal y como lo hacen los legisladores.
Teoría intermedia.
Esta teoría sostiene que la interpretación es una actividad de conocimiento y una actividad
discrecional del que interpreta, esto dependerá del texto normativo que es objeto de la
interpretación, parte de la idea de que existen “casos fáciles” en los que no existe duda o
controversia sobre la norma, sin embargo, también existen “casos difíciles” entre los que
se requiere una decisión entre al menos dos soluciones alternativas.
Métodos de Interpretación.
Los métodos de interpretación pueden definirse como formas de proceder para realizar
interpretación que permita llegar a una tesis razonable partiendo de una vertiente
específica, sin pretender agotar todo el campo, diremos que comúnmente se utilizan los
siguientes métodos.
Método Gramatical.
Este método sigue el significado gramatical de las palabras del texto normativo, consiste en
entender sus expresiones en sentido natural y obvio que ellas tienen en el
lenguaje ordinario, o en el técnico usualmente utilizado en la respectiva área del
conocimiento. [4]
Algunos autores también denominan al método gramatical como método exegético, por que
atribuyen el significado de la norma a partir de su literalidad.
Método Histórico.
En este método se concurre a la historia del texto que será objeto de la interpretación
acudiendo a referencias jurídicas (exposición de motivos, etapas del proceso legislativo,
entre otros) para dotarla de significado. Se estudian los contextos que influyen para
averiguar el sentido de la ley.
Método Teleológico.
Método Sistemático.
Para este método, el sentido de la norma, no sólo está determinado por los términos en que
se expresa, pues necesariamente debe atenderse a la relación que se da con otras normas,
para llegar a una interpretación válida.
Argumentos interpretativos.
En el ámbito del Derecho, para motivar una decisión judicial es necesario proporcionar
argumentos y razonamientos que validen de manera certera la decisión que se ha tomado,
ante ello, surgen lo argumentos interpretativos que buscan justificar la expresión del
razonamiento que se ha utilizado para tomar una decisión. Sin la intención de agotar el
tema en estudio, diremos que los argumentos interpretativos más utilizados son los
siguientes:
El argumento por analogía.
Para los juristas, este argumento justifica trasladar la solución legalmente prevista para un
caso, a otro caso distinto, no regulado por el ordenamiento jurídico pero que es semejante
al primero. [6]
El argumento a fortiori.
Giovanni Tarello explica el argumento a fortiori como un procedimiento discursivo por el que
dada una norma jurídica que predica una obligación u otra calificación normativa de un
sujeto o de una clase de sujetos que se encuentran en situación tal, que merecen con mayor
razón que el primer sujeto o clase de sujetos, la calificación que la norma dada establece
para el primer sujeto o clase de sujetos.
El argumento a contrario.
Este argumento se basa en la idea de que el legislador ha regulado de manera expresa una
hipótesis y sólo a ella, por lo que se rechaza de manera categórica la aplicación a cualquier
otro caso distinto que no fue contemplado por el legislador.
El argumento a coharentia.
Este argumento supone la idea de que las disposiciones normativas no son normas
incompatibles entre sí, justificándose mediante la atribución de significados compatibles que
hagan los más coherente posible el precepto jurídico con el ordenamiento.
El argumento psicológico.
Mediante este argumento se atribuye a una norma jurídica, el significado que corresponda
con la voluntad del emisor o autor de la misma, es decir, del concreto legislador que
históricamente la redactó. [7]
El argumento de la no redundancia.
Parte de la idea de que cada norma jurídica es autónoma y tiene un significado particular,
por lo que se rechazan aquellos significados que sean redundantes o repetitivos en relación
a otra disposición normativa.
El argumento pragmático
La interpretación conforme.
Conviene señalar en este apartado, que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en la Tesis: 1a. CCCXL/2013 (10a.), determinó que el principio de
interpretación conforme, se ve reforzado por el principio Pro Persona, contenido en el
artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual obliga a
maximizar la interpretación conforme en aquellos escenarios en los cuales, dicha
interpretación permita la efectividad de los derechos fundamentales de las personas. [9]
Así también, es necesario reconocer la importancia cada vez mayor de los Tratados
Internacionales como fuente del derecho interno, como consecuencia de la apertura hacia
un nuevo modelo constitucional en el que se otorga un mayor privilegio a la protección a los
Derechos Humanos, es por esa razón, que resulta imprescindible, el conocer de qué
manera se interpretan los tratados internacionales, para dotarlos de efectividad.
En ese orden de ideas, y para entender la manera en que se deben interpretar los Tratados
Internacionales, resulta necesario tomar en consideración la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados, llevada a cabo en la ciudad de Viena el tres de mayo de mil
novecientos sesenta y nueve, cuyo objetivo principal fue el crear las condiciones necesarias
para mantener el respeto y cumplimiento a las obligaciones emanadas de los tratados
internacionales, estableciendo reglas específicas sobre la celebración, aplicación,
observación, interpretación, modificación, nulidad y suspensión de los tratados
internacionales.
Por la importancia del tema antes mencionado, se considera relevante citar el contenido del
artículo 31 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, el cual, dispone:
4. Se dará a un término un sentido especial si consta que tal fue la intención de las
partes”
Conviene precisar en este apartado, que la propia Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados, establece medios de interpretación complementarios para determinar el
sentido del Tratado, cuando la interpretación realizada deje ambiguo u oscuro el sentido del
texto o conduzca a un resultado manifiestamente absurdo e irrazonable. [14]
Conclusión.
Se recuerda que el objeto de este texto es ofrecer un esquema general para crear interés
sobre temas específicos de interpretación judicial, siendo pertinente mencionar que cada
uno de los temas aludidos en este texto merece un estudio particular y complejo.
Bibliografía.