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Conceptos y teorías de la Interpretación.

Para Riccardo Guastini, la interpretación en sentido estricto, se emplea para referirse a la


atribución del significado a una formulación normativa en presencia de dudas o
controversias en torno a su campo de aplicación. [1]

La anterior definición nos lleva a considerar que únicamente puede producirse una
interpretación judicial cuando el texto de la norma que será objeto de interpretación es
oscuro, discutible o se tenga alguna duda sobre su aplicación, siendo importante destacar
que cuando el texto jurídico es claro y no queda duda sobre su contenido no puede ocurrir
la interpretación, pues la oscuridad o controversia sobre la norma son requisitos necesarios
para poder atribuir significados mediante la interpretación.

Ahora bien, en sentido amplio, la interpretación se emplea para referirse a cualquier


atribución de significado a una formulación normativa, independientemente de dudas o
controversias. [2] Desde esta concepción cualquier texto o norma jurídica requiere una
interpretación, sin importar si su contenido es claro u oscuro, pues el significado de la norma
fácil de interpretar, es el resultado del proceso interpretativo, que se considera como un
presupuesto necesario para la aplicación del derecho.

Riccardo Guastini distingue tres teorías sobre la interpretación: una teoría “cognitiva” o
formalista, una teoría “escéptica” y una teoría intermedia. Estas teorías representan un
particular modo de entender a la interpretación, debido a sus diversas concepciones del
concepto.

Teoría “cognitiva” o formalista.

Como su nombre lo indica, esta teoría sostiene que la interpretación es una actividad
cognoscitiva, por lo que interpretar es verificar de manera empírica el significado de la
norma jurídica y la intención de su autor; parte de la idea de que el sistema jurídico de un
Estado es completamente coherente y no tiene lagunas o antinomias, por lo que no hay
espacio para la discrecionalidad judicial.

Teoría escéptica.

La Teoría escéptica de interpretación sostiene que la interpretación es una actividad no de


conocimiento, sino de valoración y de decisión. Esta teoría se funda sobre la opinión de que
no existe algo así como el significado propio de las palabras, ya que toda palabra puede
tener, o el significado que le ha incorporado el eminente, o el que incorpora el que la usa, y
la coincidencia entre uno y otro no está garantizada. [3]

Reconoce la existencia de lagunas y antinomias en el sistema jurídico, por lo que los jueces
tienen la función de crear “nuevo Derecho”, tal y como lo hacen los legisladores.

Teoría intermedia.

Esta teoría sostiene que la interpretación es una actividad de conocimiento y una actividad
discrecional del que interpreta, esto dependerá del texto normativo que es objeto de la
interpretación, parte de la idea de que existen “casos fáciles” en los que no existe duda o
controversia sobre la norma, sin embargo, también existen “casos difíciles” entre los que
se requiere una decisión entre al menos dos soluciones alternativas.
Métodos de Interpretación.

Los métodos de interpretación pueden definirse como formas de proceder para realizar
interpretación que permita llegar a una tesis razonable partiendo de una vertiente
específica, sin pretender agotar todo el campo, diremos que comúnmente se utilizan los
siguientes métodos.

Método Gramatical.

Este método sigue el significado gramatical de las palabras del texto normativo, consiste en
entender sus expresiones en sentido natural y obvio que ellas tienen en el
lenguaje ordinario, o en el técnico usualmente utilizado en la respectiva área del
conocimiento. [4]

Algunos autores también denominan al método gramatical como método exegético, por que
atribuyen el significado de la norma a partir de su literalidad.

Método Histórico.

En este método se concurre a la historia del texto que será objeto de la interpretación
acudiendo a referencias jurídicas (exposición de motivos, etapas del proceso legislativo,
entre otros) para dotarla de significado. Se estudian los contextos que influyen para
averiguar el sentido de la ley.

Método Teleológico.

Para este método de interpretación, se busca de manera preponderante la finalidad de la


norma con la intención de establecer el sentido y alcance de la misma. Para descubrir la
finalidad de la norma, resulta importante descubrir los objetivos que originaron la creación
de la propia norma jurídica.

Método Sistemático.

La interpretación sistemática es la que se le da a la norma en conjunto con las demás que


conforman el ordenamiento jurídico en el cual aquella está inserta. Es decir, es aquella que
considera a la norma como parte de un todo, cuyo significado y alcance debe fijarse en
función del sistema jurídico al cual pertenece. [5]

Para este método, el sentido de la norma, no sólo está determinado por los términos en que
se expresa, pues necesariamente debe atenderse a la relación que se da con otras normas,
para llegar a una interpretación válida.

Argumentos interpretativos.

En el ámbito del Derecho, para motivar una decisión judicial es necesario proporcionar
argumentos y razonamientos que validen de manera certera la decisión que se ha tomado,
ante ello, surgen lo argumentos interpretativos que buscan justificar la expresión del
razonamiento que se ha utilizado para tomar una decisión. Sin la intención de agotar el
tema en estudio, diremos que los argumentos interpretativos más utilizados son los
siguientes:
El argumento por analogía.

Para los juristas, este argumento justifica trasladar la solución legalmente prevista para un
caso, a otro caso distinto, no regulado por el ordenamiento jurídico pero que es semejante
al primero. [6]

En este argumento los problemas de aplicación se fundamentan en la existencia de lagunas


que necesariamente tienen que ser llenadas por criterios de semejanza e identidad de razón
de los supuestos, comúnmente se identifica bajo el principio “En donde existe la misma
razón, debe existir igual disposición”.

El argumento a fortiori.

Giovanni Tarello explica el argumento a fortiori como un procedimiento discursivo por el que
dada una norma jurídica que predica una obligación u otra calificación normativa de un
sujeto o de una clase de sujetos que se encuentran en situación tal, que merecen con mayor
razón que el primer sujeto o clase de sujetos, la calificación que la norma dada establece
para el primer sujeto o clase de sujetos.

El argumento a contrario.

Este argumento se basa en la idea de que el legislador ha regulado de manera expresa una
hipótesis y sólo a ella, por lo que se rechaza de manera categórica la aplicación a cualquier
otro caso distinto que no fue contemplado por el legislador.

El argumento a coharentia.

Este argumento supone la idea de que las disposiciones normativas no son normas
incompatibles entre sí, justificándose mediante la atribución de significados compatibles que
hagan los más coherente posible el precepto jurídico con el ordenamiento.

El argumento psicológico.

Mediante este argumento se atribuye a una norma jurídica, el significado que corresponda
con la voluntad del emisor o autor de la misma, es decir, del concreto legislador que
históricamente la redactó. [7]

El argumento de la no redundancia.

Parte de la idea de que cada norma jurídica es autónoma y tiene un significado particular,
por lo que se rechazan aquellos significados que sean redundantes o repetitivos en relación
a otra disposición normativa.

El argumento pragmático

Es un argumento consecuencialista que consiste en justificar un significado a partir de las


consecuencias favorables que de él se derivan, o la inconveniencia de otro
significado posible de un enunciado por las consecuencias desfavorables que de él se
derivan. [8]
El argumento por el absurdo.

Este argumento consiste en rechazar el significado de una interpretación por las


consecuencias absurdas a las que conduce estableciendo un parámetro que permite
explicar el por qué son absurdas las consecuencias del significado que es rechazado.

La interpretación conforme.

La Reforma Constitucional de junio de dos mil once en materia de Derechos Humanos y


juicio de amparo, incorporó a nuestro texto fundamental, lo que autores como José Luis
Caballero Ochoa, han denominado la “Cláusula de Interpretación Conforme”, de la cual se
desprende que las normas relativas a los Derechos Humanos se interpretarán de
conformidad con la Constitución Federal y con los Tratados Internacionales. Esto no es
nada menor, pues la trascendencia e implicaciones que conlleva la interpretación conforme,
implican el establecimiento de un parámetro de control que tenga sustento en los Principios
contenidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales.

La interpretación conforme establecida en la Constitución, se ve reforzada con el


denominado Principio Pro Persona, el cual debe considerarse como otro principio
hermenéutico de interpretación, que es propio del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, cuya función es ajustar la dirección en el resultado de la interpretación, es decir,
preferir la interpretación que más favorezca a la persona y que menos perjuicios le cause.

Conviene señalar en este apartado, que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en la Tesis: 1a. CCCXL/2013 (10a.), determinó que el principio de
interpretación conforme, se ve reforzado por el principio Pro Persona, contenido en el
artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual obliga a
maximizar la interpretación conforme en aquellos escenarios en los cuales, dicha
interpretación permita la efectividad de los derechos fundamentales de las personas. [9]

En ese sentido, la cláusula de interpretación conforme, reconoce la relevancia


constitucional de los tratados sobre Derechos Humanos, y al mismo tiempo, una integración
que posibilite la conformación del contenido de las normas constitucionales en la materia,
partiendo de la base de que todos los derechos ostentan un contenido constitucional
mínimo, susceptible de protección judicial. [10]

La jurisprudencia internacional como interpretación del derecho.

La Jurisprudencia puede definirse como una fuente del derecho derivada de la


interpretación constitucional y legal que, con fuerza obligatoria, crean determinados
órganos jurisdiccionales al resolver los asuntos sometidos a su conocimiento, con el
propósito de fijar el correcto sentido y alcance de las normas jurídicas, y adecuar su
contenido a la dinámica de la vida en sociedad. [11]

En ese sentido, la Jurisprudencia sustentada por la Corte Interamericana de Derechos


Humanos constituyen verdaderas fuentes de interpretación del derecho, las cuales
podemos invocar y utilizar en los sistemas internos como consecuencia de la expansión de
contenido de las normas de Derechos Humanos, aunado a ello, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha reconocido que la fuerza vinculante de la jurisprudencia
interamericana se desprende del propio mandato establecido en el artículo 1o.
constitucional, pues el principio pro persona obliga a los jueces nacionales a resolver cada
caso atendiendo a la interpretación más favorable a la persona. [12]

La propia Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido en reiteradas


ocasiones que ésta es la última intérprete de la Convención Americana de Derechos
Humanos, realizando un especial énfasis en que debe existir una armonización entre las
normas internas y la Convención Americana, tales consideraciones las podemos observar
en el párrafo 193 de la sentencia deducida del Caso Gelman contra Uruguay, el cual, para
un mejor entendimiento, resulta conveniente transcribir:

193. Cuando un Estado es Parte de un tratado internacional como la Convención


Americana, todos sus órganos, incluidos sus jueces, están sometidos a aquél, lo
cual les obliga a velar por que los efectos de las disposiciones de la Convención no
se vean mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto y fin, por lo
que los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia en todos los
niveles están en la obligación de ejercer ex officio un "control de convencionalidad"
entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco
de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes
y en esta tarea, deben tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la
interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana. [13]

En ese sentido, la jurisprudencia sustentada por la Corte Interamericana de Derechos


Humanos constituye verdaderos estándares internacionales para dotar de efectividad y
eficacia el sistema jurídico en que se aplica, siendo imprescindible su conocimiento y
constante actualización.

La interpretación de los Tratados Internacionales.

Así también, es necesario reconocer la importancia cada vez mayor de los Tratados
Internacionales como fuente del derecho interno, como consecuencia de la apertura hacia
un nuevo modelo constitucional en el que se otorga un mayor privilegio a la protección a los
Derechos Humanos, es por esa razón, que resulta imprescindible, el conocer de qué
manera se interpretan los tratados internacionales, para dotarlos de efectividad.

En ese orden de ideas, y para entender la manera en que se deben interpretar los Tratados
Internacionales, resulta necesario tomar en consideración la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados, llevada a cabo en la ciudad de Viena el tres de mayo de mil
novecientos sesenta y nueve, cuyo objetivo principal fue el crear las condiciones necesarias
para mantener el respeto y cumplimiento a las obligaciones emanadas de los tratados
internacionales, estableciendo reglas específicas sobre la celebración, aplicación,
observación, interpretación, modificación, nulidad y suspensión de los tratados
internacionales.

En relación a la interpretación de los tratados, la Convención de Viena sobre el Derecho de


los Tratados, en la parte III denominada OBSERVANCIA, APLICACIÓN E
INTERPRETACIÓN DE LOS TRATADOS, establece en su artículo 31 la regla general de
interpretación de los tratados la cual consiste en que un tratado deberá interpretarse de
buena fe conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado en
el contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin; además del texto, también se debe
atender al contexto del tratado, debiéndose tomar en cuenta su preámbulo y sus anexos,
así como los acuerdos que se refieran al tratado, que hayan sido concertados por las partes
con motivo de la celebración del tratado, así como los acuerdos y prácticas ulteriores entre
las partes en relación a la interpretación del tratado.

Por la importancia del tema antes mencionado, se considera relevante citar el contenido del
artículo 31 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, el cual, dispone:

“31. Regla general de interpretación.

I. Un tratado deberá interpretarse de buena fe conforme al sentido corriente que


haya de atribuirse a los términos del tratado en el contexto de estos y teniendo en
cuenta su objeto y fin.

2. Para los efectos de la interpretación de un tratado. El contexto comprenderá,


además del texto, incluidos su preámbulo y anexos:

a) todo acuerdo que se refiera al tratado y haya sido concertado entre


todas las partes con motivo de la celebración del tratado:

b) todo instrumento formulado por una o más partes con motivo de la


celebración del tratado y aceptado por las demás como instrumento
referente al tratado;

3. Juntamente con el contexto, habrá de tenerse en cuenta:

a) todo acuerdo ulterior entre las partes acerca de la interpretación del


tratado o de la aplicación de sus disposiciones:

b) toda práctica ulteriormente seguida en la aplicación del tratado por la


cual conste el acuerdo de las partes acerca de la interpretación del
tratado:

c) toda forma pertinente de derecho internacional aplicable en las


relaciones entre las partes.

4. Se dará a un término un sentido especial si consta que tal fue la intención de las
partes”

Conviene precisar en este apartado, que la propia Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados, establece medios de interpretación complementarios para determinar el
sentido del Tratado, cuando la interpretación realizada deje ambiguo u oscuro el sentido del
texto o conduzca a un resultado manifiestamente absurdo e irrazonable. [14]

Las opiniones consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos como


medios de interpretación.

Por otra parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos es un organismo


internacional con una doble función, por un lado tiene una función jurisdiccional, cuyo
objetivo radica en someter a su jurisdicción casos contenciosos, y por otro lado, tiene una
función consultiva, mediante la cual, los Estados miembros de la Organización de Estados
Americanos, pueden consultar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos acerca de
la interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos o de otros tratados
concernientes a la protección de los Derechos Humanos en los Estados Americanos.

La mencionada función consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos se


encuentra prevista en el artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(Pacto de San José, Costa Rica), así como los artículos 70, 71 y 72 del Reglamento de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, en los cuales se establece inclusive la
posibilidad de realizar interpretaciones de leyes internas de los estados miembros de la
Organización de Estados Americanos, para determinar su compatibilidad con los tratados
internacionales.

Conclusión.

De lo anterior podemos advertir que la interpretación judicial resulta un tema de actualidad


que debe ser de interés primordial, resultando útil y relevante estar actualizados
constantemente en este amplio margen de criterios interpretativos que podemos utilizar
para el eficiente desarrollo de nuestro campo profesional o académico.

Así también, se debe colocar en un lugar privilegiado a la interpretación conforme, pues al


estar ubicada a nivel constitucional, se convierte en una pieza clave para la interpretación
de la Constitución y de los Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos,
pues es con base a ella, que se realizará la identificación del parámetro sobre el cual se
definirá la validez o invalidez de un precepto jurídico, estableciéndose así, un sistema
interpretativo desde una perspectiva de Derechos Humanos.

Se recuerda que el objeto de este texto es ofrecer un esquema general para crear interés
sobre temas específicos de interpretación judicial, siendo pertinente mencionar que cada
uno de los temas aludidos en este texto merece un estudio particular y complejo.

Bibliografía.

ATIENZA, Manuel, Sobre la analogía el derecho. Ensayo de análisis de un


razonamiento jurídico, Madrid, 1986, 290 páginas.

CABALLERO OCHOA, José Luis, La interpretación Conforme. El Modelo Constitucional


ante los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos y el Control de
Convencionalidad, Editorial Porrúa, México 2013, 273 páginas.

CISNEROS FARÍAS, German, La interpretación de la Ley, Editorial Trillas, México,


2005, 163 páginas.

DUEÑAS RUIZ, Oscar José, Lecciones de Hermenéutica Jurídica, Editorial Universidad


del Rosario, 6ta Edición, Colombia 2011, 257 páginas.

SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, La Jurisprudencia, Su integración,


Coordinación de Compilación y sistematización de tesis, 2a Edición, México 2012,

VÁZQUEZ, Rodolfo (Compilador), Interpretación Jurídica y Decisión Judicial, Editorial


Fontamara, México, 1998, 300 páginas

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