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RESEÑA CRÍTICA

LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN IBEROAMÉRICA


JUAN MANUEL RUBIO – LUIS FELIPE CASTRO
11ª – COLEGIO SAN CARLOS

El texto “La Formación de los Estados Nacionales en Iberoamérica”, escrito por José Carlos Chiaramonte,
Historiador argentino y profesor de Filosofía de la Universidad Nacional del Litoral, profesor honorario de la
Universidad de Buenos Aires y autor de varios textos historiográficos como “Nacionalismo y Liberalismo en
Argentina, 1860-1880” (1971) y “Nación y Estado en Iberoamérica. El lenguaje político en tiempo de las
independencias” (2004), tiene como propósito explicar el surgimiento de los estados nacionales en América Latina
desde los momentos inmediatos a las independencias, enfocándose principalmente en la dicotomía existente entre
los conceptos de Nación y Estado y en cómo el surgimiento de estados nacionales se da por la búsqueda de la
soberanía, legitimidad y a partir de un “prejuicio” sobre las realidades históricas y políticas de Estados nacionales
previamente consolidados. Su apogeo intelectual surge en la década de los cincuentas, enmarcado por ideas de
tendencia comunista con evidentes influencias de los conflictos mundiales de la primera mitad del siglo XX.
Dentro de los autores que marcaron su pensamiento, se destaca Eric Hobsbawm, historiador británico de corte
marxista que planteo varios puntos relacionados al origen de los Estados y Naciones, los cuales referencia en sus
escritos.
En el texto, el autor desarrolla inicialmente la disyuntiva entre las concepciones de Nación y Estado en las épocas
de independencias en América Latina. Chiaramonte afirma que la dificultad para determinar el origen y la historia
de las naciones resultantes de las independencias resultaba de la confusión, en el uso de época, de estos dos
conceptos. Esto se refiere a que los criollos, responsables de impulsar los movimientos independentistas en los
virreinatos, no encontraban diferencia significativa entre estos conceptos. El autor busca demostrar esto citando
varios pensadores criollos de la época, de varios rincones de Iberoamérica, quienes postulan la definición de estado
sin diferencia conceptual con la definición de nación. Chiaramonte define nación como una circunstancia de
compartir un mismo conjunto de leyes, un mismo territorio y un mismo gobierno, que termina siendo sinónimo de
la definición de Estado que Andrés Bello postula en su tratado del Derecho de Gentes en 1932, afirmando que
Estado o Nación es “una sociedad de hombres que tiene por objeto la conservación y felicidad de los asociados;
que se gobierna por las leyes positivas emanadas de ella misma y es dueña de una porción de territorio.” Sin
embargo, se destacan 3 concepciones precisas de nación, orientadas a las comunidades humanas que se hacen
llamar nación: étnicas (misma cultura y raza), políticas (mismas leyes y gobierno) y nacionalistas (la etnia
fundamenta la política).
Posteriormente, el autor busca mostrar dos posibles caminos por los cuales se da la aparición de naciones. El
primero se relaciona a la búsqueda de legitimidad de las nacientes sociedades independientes. Para esta legitimidad
se da una desviación del poder, que, bajo el concepto de soberanía, radica en los pueblos. Esto permite la apertura
a la elección de la nueva forma de gobierno que toma la nación en cuestión. Pero Chiaramonte enfatiza en mostrar
que las naciones se debieron tardar mucho en aparecer pues se dieron muchos conflictos por determinar el tipo de
gobierno y su respectiva organización. A causa de este suceso se desarrolla el segundo camino donde al autor
afirma que el nacimiento de estados nación se dio por “microprocesos”. Esto implica que la nación no se dio de
manera directa. El mejor ejemplo de esto es México, donde las primeras naciones fueron las provincias o ciudades
que se alejaban del mal manejo de las capitales virreinales. Luego, cuando todas las provincias se nacionalizaron,
se dio la verdadera nación mexicana, con un gobierno federal donde cada provincia o región tenía sus propias
características de nación, como legislación y territorio propio, bajo un territorio general.
Por último, el autor desarrolla los prejuicios de varios pensadores de los nacientes estados, queines consideraron
como fundamento los consolidados estados al norte del continente y en Europa, especialmente aquellos
influenciados por la Revolución Francesa y consideraron sus territorios como naciones durante y antes de los
procesos de independencia, cuando, como concluye el autor, las naciones iberoamericanas nacen post-
independencias, con las consolidaciones de gobiernos legítimos y soberanos, cada uno con su territorio y cultura
compartida.
Si bien es cierto que el autor afirma que fue “mejor” la consolidación de las naciones de una manera inicialmente
provincial, para luego convertirse en una nación cooperativa (México y Argentina) de coalición federal, ¿hasta
dónde se puede decir que estas naciones comparten más que solo su territorio? ¿Y cómo, en una nación federal de
este tipo, se podría reflejar el concepto de unidad, que lleva inmerso el concepto de nación? Adicionalmente, el
autor reconoce el poder del pueblo en la legitimación de la nación, pero desconoce el poder de las clases dirigentes.
¿Hasta qué punto se puede hablar de nación desde lo individual a lo colectivo, considerando la necesidad de una
convicción de unidad?

Referencias
Chiaramonte, J. C. (2004). La Formación de los Estados Nacionales en Iberoamérica. Buenos Aires.
José Carlos Chiaramonte. (2014). Obtenido de Fundación Konex: http://www.fundacionkonex.org/b2589-jose-
carlos-chiaramonte

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