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Quizá el inicio y la base de cómo Mussolini llego al poder, se puede reguardar en su ideología

totalitaria, que surge de su radicalismo y su aforismo de que “la guerra— según él—catapulta la
revolución”. Desde los años de 1917, ya algunos industrialistas empezaban a visualizar en las
ideologías de Mussolini, muchas de estas publicadas en el diario IlPopolo d’Itali [El pueblo], como
una fuente de lucro en la contienda, pero que más tarde posarán de arrepentimiento. Dado el
término de la gran guerra en el año de 1918, Italia había terminado con el gasto de una gran suma
de 148000 millones de liras en su valor de ese mismo año. La inflación se aseguró de que el coste
de vida de 1919 triplicara al de 1913 según Sainz, 2015 “Breve historia de entreguerras” (p.67).

Mussolini confiado en sus ideologías a la par con los nubarrones de Milán, presidieron el mitin que
fundo su primer partido “fascio di Combattimento”: camisas negras de la simbología romana y sus
fasces, teniendo como gran relevancia, la unión de todos los sectores de la nación. Sin embargo,
cpara 1919 Mussolini no pudo tener el gran éxito esperado; ya que los partidos socialistas de la
época habían conseguido una metástasis muy influyente en la mayoría de las regiones de Italia. Pero
aquel suplicio político, no fue más que un simple tropiezo para el fervor y la audacia de su fascismo,
1ue en 1921 se presentó con el nombre de Partido Nazionale Fascista (PNF) en donde empezó su
juego parlamentario; dado que en este mismo año se expandió en sesenta ciudades, actuando con
una fuerza política local. Sus programas empezaron a enmarcar enemigos, teniendo como punto
clave a los sindicatos, el gran capitalismo, la monarquía, la iglesia y el partido socialista, éste último
sufriendo las más violencias inhumanas en esta nación. Con las camisas negras en su poder, la ayuda
de hacendados, oficinistas, tenderos y algunos jefes liberales como Marchese Tenari, Mussolini supo
imponer su poder sembrando el terror contra sus opositores, sobre todo contra los partidos
socialista; ya para 1928, la iglesia católica con la mayoría de partidos, incluyendo al rey Vittorio
Emanuele III habían aceptado el reinado de Mussolini; pues después de todo la ley electoral,
fortificaba políticamente al vencedor de cualquier elección. Una elección que ganaría sin duda el
que pudiera aterrorizar a los votantes del adversario y Mussolini lo había logrado con el trabajo tan
radical posible para poder hacer prevalecer su ideología fascista, la cual será la base para el
advenimiento de la segunda guerra mundial.

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