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Arqueología Peruana

homenaje a
mercedes cárdenas
Arqueología Peruana
homenaje a
mercedes cárdenas
Luisa Vetter, Sandra Téllez y Rafael Vega-Centeno / editores
Primera Edición: Lima, agosto de 2011
ISBN: 978-9972-832-50-5
Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú: No: 2011-06937
Tiraje: 500 ejemplares

Diagramación: Juan Roel Ortiz


Diseño de carátula: Juan Roel Ortiz
Fotografía del Archivo personal Dra. M. Cárdenas
Cortesía Revista ARKEOS, Tablada de Lurín, 1970

Impresión: Talleres gráficos del Centro de Producción


Editorial e Imprenta - UNMSM
Paruro 119 - Lima 1

© De los editores
Luisa Vetter Parodi
Sandra Téllez Cabrejos y
Rafael Vega-Centeno Sara-Lafosse

© Pontificia Universidad Católica del Perú


Instituto Riva-Agüero
Jirón Camaná 459, Lima 1
Teléfono: 626 6600
Fax. 626 6618
E-mail: ira@pucp.edu.pe
Página web: http://ira.pucp.edu.pe/


Publicación del Instituto Riva-Agüero Nº 271

© Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos


Museo de Arqueología y Antropología de San Marcos
Av. Nicolás de Piérola 1222 - Parque Universitario
Centro Histórico de Lima
E-mail: museoarql.ccsm@unmsm.edu.pe
Página web: http://www.ccsm-unmsm.edu.pe/arqueologia/index.htm

Queda prohibida la reproducción parcial o total de este libro sin permiso de los editores.
El contenido de los artículos son de responsabilidad de sus autores.

Impreso en el Perú Printed in Peru


Índice

Presentación del Instituto Riva-Agüero.............................. 7


Presentación del Centro Cultural de San Marcos .............. 9
Introducción............................................................................. 11
Mercedes Cárdenas Martín, docente e investigadora
del Perú arqueológico
Inés del Águila....................................................................... 13
El Seminario de Arqueología, el proyecto arqueológico
Sechín y la especialidad de Arqueología PUCP
Peter Kaulicke........................................................................ 17
Las Trece Torres: Apuntes sobre arqueoastronomía
y organización social a partir del observatorio
solar de Chankillo
Iván Ghezzi............................................................................ 29
A proposito de las investigaciones de
Mercedes Cárdenas en el Macizo de Illescas
Anne Marie Hocquenghem.................................................... 51
Los metales Vicús en las tumbas del
cementerio de Yécala
Magdalena Diez Canseco....................................................... 83
La cerámica Vicús de las tumbas del
cementerio de Yécala
Otto Eléspuru......................................................................... 113
Estudio de colección: vasijas sonoras
Roxana Núñez........................................................................ 123
Las sepulturas colectivas de Tablada de Lurín:
una perspectiva desde la antropología biológica
Karina Gerdau y Krzysztof Makowski................................... 145
6 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Ideología y funeraria Lima, el caso de la Huaca 20


Martín Mac Kay y Raphael Santa Cruz................................. 177
Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería
precolombina del valle del Rímac, Perú
Luisa Vetter........................................................................... 207
Los metales de Huaca La Luz. Complejo de Huacas
Pando (Maranga). Estudio por técnicas analíticas
Pilar Portocarrero.................................................................. 247
Aproximaciones a los procesos de abandono del
Complejo Maranga en los periodos tardíos
Carla Hernández.................................................................... 267
Cerro Encantado: evidencias de ritos propiciatorios
prehispánicos en la Isla San Lorenzo, Callao-Perú
José Antonio Hudtwalcker..................................................... 293
El Dique Flotante Terry: historia de un naufragio
José Antonio Hudtwalcker y Vicente Cortez.......................... 311
Experiencias patrimoniales en la gestión de
los bienes culturales arqueológicos
Inés del Águila....................................................................... 323
Comunidad y patrimonio: el Museo Comunitario
Chacas (Ancash), un caso gestión participativa en la
revaloración del patrimonio arqueológico
Sandra Téllez......................................................................... 329
La apropiación social de la historia ancestral
lambayecana: el Museo Nacional Sicán y
su propuesta educativa
Víctor Curay......................................................................... 341
Recordando a la doctora
Rafael Vega-Centeno............................................................. 351
Las Huacas Pando: un acercamiento a la
orfebrería precolombina del Valle de Rímac, Perú

Luisa VETTER PARODI1

Resumen
Las Huacas Pando son un conjunto de Huacas que se encuentran en lo que fue el Fundo
Pando en Lima. Debido al avance en los procesos de urbanización de la ciudad de Lima,
es que estas Huacas tuvieron que ser excavadas en forma de rescate para que no fueran
destruidas y con ellas la información y material cultural presentes en las mismas.
No es común encontrar en el registro arqueológico de los sitios de la costa central
material metálico. En algunas de estas Huacas Pando, el Seminario de Arqueología del
Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú que estuvo a cargo de
dicho salvataje, registró una serie de piezas de metal provenientes de varios entierros y
contextos arquitectónicos.
En este trabajo presentaremos los objetos de metal precolombinos recuperados en
dichas Huacas asociándolos a sus contextos, y trataremos de compararlos con los registra-
dos en otros sitios del valle del Rímac, así como del valle de Lurín y Chillón.
Palabras clave: Huacas Pando, orfebrería, valle del Rímac, entierros

Introducción
El Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Cató-
lica del Perú, a cargo de la Dra. Josefina Ramos de Cox inició en 1964 las excavaciones de
las Huacas Pando. Éstas fueron dirigidas por la Dra. Josefina Ramos de Cox hasta su falle-
cimiento en 1974, continuando luego la Dra. Mercedes Cárdenas Martín. Como resultado
de estas investigaciones, el Seminario de Arqueología del IRA-PUCP elaboró en 1975 los
Informes Preliminares 1969-1974 (2 Tomos) que en estos momentos se encuentran en cus-
1 Programa de Estudios Andinos de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Centro Cultural de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Museo Nacional Sicán.
Correo electrónico: luchivetter@hotmail.com
208 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

todia del Museo de Arqueología “Josefina Ramos de Cox” IRA – PUCP, estando el material
cultural exhibidos en la exposición permanente “Hatun Maranga”, desde 1995 hasta 2006
en las salas del MAJRC en la Casa O’Higgins.
Estas excavaciones han sido poco difundidas, por tal motivo pretendemos en este
trabajo dar una difusión de dichas investigaciones –en cuanto a los entierros hallados
con objetos de metal– para que otros estudiosos tengan acceso a la información y resul-
tados de estas excavaciones, y eventualmente puedan ser de utilidad para sus propias
investigaciones. Además, intentaremos dar una visión del tipo de piezas de metal que se
fabricaban en la costa central principalmente para el periodo Intermedio Tardío –por
cuanto los entierros de Huacas Pando que contienen objetos de metal corresponden
sobre todo a ese periodo– y compararlas con las excavadas en Huacas Pando en función
y manufactura. Para este trabajo hemos tenido acceso a los cuadernos de campo del
conjunto de Huacas Pando, así como a los informes y a la escasa bibliografía que hay
sobre los sitios.

Ubicación y cronología
Las Huacas Pando se ubicaban en los terrenos que pertenecían al Fundo Pando, algunas
se encuentran dentro del Campus Universitario de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, otras en los alrededores, mientras que un último grupo sufrió el proceso de urba-
nización y consecuentemente ya no existen. Los límites de su ubicación se encontraban
entre la Avenida La Marina por el sur, la Avenida Riva-Agüero por el oeste, la Avenida Ve-
nezuela por el norte, y por el este con la Urbanización La Luz en la Prolongación 28 de Julio
en Pueblo Libre en Lima. Las Huacas Pando están compuestas de las siguientes Huacas:
Huaca Palomino, Huaca Corpus I, Huaca Corpus II, Huaca La Luz I, Huaca La Luz II, Huacas
o Montículos 17, 18 ,19 y 20, Huacas o Montículos 62, 63 y 64, Huaca Culebras o 65, Huaca
Tres Palos, Huaca Colegio Juan XXIII y Huaca Casa Rosada (Fig. 1).
Según los estudios de Ramos de Cox (1970), las Huacas Pando tienen una secuencia
de ocupación que va desde la aparición de la cerámica hasta fines del siglo XVI, siendo
los entierros donde aparecen las piezas de metal principalmente del periodo Intermedio
Tardío.
Las Huacas Pando fueron excavadas para recuperar todo el material cultural que se
encontraba en ellas, debido al inminente proceso de urbanización que se estaba dando en
la zona de Pando y que se acentúa desde 1963. Según Del Águila:
“Desde 1963 se acentúa el proceso de expansión urbana en el área de las antiguas ha-
ciendas Pando, Maranga, Chacra Ríos y otras. Hoy, éstas corresponden a los distritos
de San Miguel, Pueblo Libre, los cuales involucran modernas urbanizaciones – con los
nombres de estas antiguas haciendas. Por efecto de este avance urbanístico en Lima y
especialmente en esta zona, las unidades arqueológicas de los poblados prehispánicos
empezaron a ser disturbados o en el peor de los casos destruidos. Ante este peligro, el
equipo de investigadores y estudiantes del entonces Seminario de Arqueología del Ins-
tituto Riva-Agüero, de la Universidad Católica, bajo la dirección de la Doctora Josefina
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería...

Figura 1. Plano de ubicación de las Huacas que corresponden al conjunto de Huacas Pando
(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú).
209
210 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Ramos de Cox, intensificaron trabajos de salvataje para contrarrestar toda acción des-
coordinada y destructiva de lo que fuera esta gran urbe prehispánica limeña” (1978:3).
En general, estas Huacas no han sido construidas con propósitos funerarios, pero no
se descarta que existiera un cementerio cercano de donde fueron trasladados los entierros
para ser depositados en estas Huacas, esto parece obvio según Del Águila (1987, citando un
Informe Preliminar de Cárdenas 1974:34) por cuanto el número de entierros secundarios
es elevado, además del disturbamiento que ocasionó la intrusión de éstos en las Huacas
Pando y en otras del valle del Rímac.
Debido a lo señalado líneas arriba, es que el material cultural asociado a los entierros
no siempre se encontrará en el lugar original en que fueron depositados, ocasionando de
esta manera una pérdida de información valiosa para el entendimiento de los contextos
funerarios.

Los objetos de metal en las Huacas Pando


En las excavaciones realizadas en las Huacas Pando se encontró como parte del material
arqueológico una serie de piezas de metal de uso suntuario, ornamentales y utilitario. En
general, los objetos son en su mayoría de plata, aunque también hay piezas de cobre o
bronce2.
A continuación presentaremos el registro arqueológico relacionado con los datos per-
tenecientes a las piezas de metal que fueron excavadas en cada una de las Huacas Pando, y
trataremos de identificar cada pieza con el contexto mismo donde se hallaron. Esta tarea
será difícil por cuanto los códigos originales que se encuentran en los cuadernos de campo
no son los que actualmente identifican a las piezas, por tal motivo trataremos de guiarnos
por las descripciones y dibujos de los cuadernos de campo, aunque en varios casos no hay
dibujo de los mismos. Además, existe el inconveniente, como ya hemos mencionado líneas
arriba, que en la mayoría de estas Huacas los entierros han sido disturbados o son secun-
darios presentando en ocasiones al individuo incompleto, lo que dificultó la ubicación por
parte de los arqueólogos responsables de la excavación de las piezas en el sitio original
donde fueron depositadas, además de la determinación del sexo y edad de los individuos.
Se seguirá, en general para todas las Huacas, el orden numérico de los entierros según
como aparece en los cuadernos de campo y con sus respectivos códigos originales, si es
que los tuviesen. Debemos advertir que se ha colocado el tipo de metal de los objetos que
se presentan en los informes o cuadernos de campo, pero al observar en el MAJRC las pie-
zas, en algunos casos el tipo de metal difiere de lo expuesto originalmente. Esto es posible
ya que al ser excavadas las piezas, seguramente presentaban una pátina de corrosión que
impedía ver el metal con que fueron elaboradas. Siendo esta pátina de color verde en mu-
chos casos, pudo haber creado la confusión de que el metal era cobre y no plata como ha
ocurrido en algunas piezas. Es importante mencionar que los antiguos orfebres aleaban
2 Pilar Portocarrero ha realizado análisis químicos cuantitativos a las piezas de metal de Huacas Pan-
do, cuyos resultados los presenta en este volumen.
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 211

plata con cobre para poder trabajarla, así que al corroerse el objeto la pátina que se formó
pudo haber parecido de color verde oscuro, medio grisácea según el contenido de cobre
o plata. Actualmente estas piezas han sido conservadas, por tal motivo es posible ver a
simple vista si son de cobre (bronce?) o plata.

Huaca La Luz I
La Huaca La Luz I y La Luz II, según los Informes Preliminares (Cárdenas 1975) se en-
cuentra en lo que fue el recorrido del antiguo camino tapial que comunicaba las Huacas
con las de Mateo Salado, Huacas Pando y Huaca Maranga. Este camino, ha sido destruido
en varias partes, conservándose un pedazo de éste dentro del Campus Universitario de
la PUCP.
En la Huaca La Luz I es donde se han hallado más piezas de metal, siendo éstas láminas
repujadas en forma de batracios y cabeza de serpientes de plata, placas de plata asociadas
a textil, así como un vaso antropomorfo de plata y un vaso en forma de cubilete igualmen-
te de plata, además hay tupus de plata y otros de cobre (bronce); uno de ellos aún tiene
prendida la tela donde probablemente fue colocado al momento de ser depositado en el
entierro, pinzas de diversas formas algunas de ellas asociadas a textil, cucharas de rapé, y
algunos anillos (Cárdenas 1975)
Según Ramos de Cox (1970), Huaca La Luz I pudo haber sido en un principio un centro
artesanal o casa de enseñanza para luego convertirse en un cementerio, el cual corres-
pondió al periodo Intermedio Tardío donde fueron enterrados individuos relacionados al
arte textil por el tipo de ofrendas encontradas. De los 65 entierros excavados, 17 de ellos
han tenido algún tipo de objeto de metal, ya señalados líneas arriba, como parte de las
ofrendas funerarias (Cárdenas 1975).
A continuación describiremos los entierros donde se encontraron piezas de metal
basado en los Cuadernos de Campo (SAIRA 1968), Alvarado (1968) y los Informes Preli-
minares 1969-1974 (Cárdenas 1975). Estos entierros fueron encontrados colocados en los
diferentes recintos (Figs. 2a y b).

Entierro 1:
Fue un entierro colectivo donde se encontraron dos adultos –un hombre y una mujer– y un
niño en posición fetal mirando hacia el suroeste. Se halló en el Pasadizo 1, en el estrato 3.
Las ofrendas consistían en tres ollas y dos cántaros colocados sobre las rodillas, teji-
dos muy destruidos, cantos rodados y como piezas metálicas se encontraron tres tupos
de plata –dos en forma de pájaros (cód. 19 y 22) y uno con forma de aves marinas (cód.
20)–, y cuatro placas de metal (cód. 21:A-D) colocadas entre las costillas. Según el SAIRA la
ubicación de los tupus fue de la siguiente manera: “El hombre portaría las ollas y la mujer
llevaría prendidos dos tupus mientras que el hombre portaría un tupu” (1968: 11).
212

Figura 2. Plano de ubicación de los entierros en Huaca La Luz I.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)
Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 213

Figura 2b. Plano de los recintos donde se encontraron los entierros de Huaca La Luz I.
(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)
214 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Entierro 8:
Este entierro fue hallado en el Pasadizo 2 y en el Estrato 3. Perteneció a un adulto cuyos
restos estaban muy destruidos, se encontraba en posición fetal y mirando hacia el oeste.
Las ofrendas consistieron en fragmentos de cerámica, tortero para hilar, cantarito ne-
gro, semillas de algodón, cantos rodados, chaquiras de hueso, olla con maíz, cuatro placas
de metal (cód. 114:A-D) colocadas entre los dedos de la mano y dos depiladores de metal
(cód. 113:A-B) colocados cerca al pecho (Fig. 3).
Según SAIRA: “Este entierro, puede llamarse tal porque aunque está muy aplastado se
puede reconstruir teóricamente con los fragmentos que quedan, aparentemente el perso-
naje estuvo en cuclillas, con su contenido de ofrendas en el fardo. Al depositarlo, aunque
sin mayor cuidado, por lo menos por encontrarse a la entrada nó fué tirado sinó traslada-
do, lo que dejó que las piedras se acomodaran sobre las ollas sin romperlas, pero sí presio-
nando, lo que repercutió en la mala conservación de los restos óseos” (1968: 13).

Figura 3. Entierro 8, Huaca La Luz I.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 215

Entierro 9:
Hallado también en el Pasadizo 2 y en el estrato 3. Fue un entierro secundario que perte-
neció a un niño cuyos huesos estaban muy destruidos. Las ofrendas consistieron en una
olla con maíz, un cántaro naranja, dos torteros de piedra, conchas grandes de abanico,
fragmentos de tela alrededor de la ofrenda como si hubiese existido un fardo, además de
ocho placas pequeñas de metal (cód. 143: A-H) halladas a la altura del hombro izquierdo.
Según la descripción del SAIRA: “Huesos muy destruidos de niño, con ofrendas que
posiblemente estuvieron al efectuar el entierro secundario dentro del fardo por los frag-
mentos de tela que se pueden apreciar alrededor de las ofrendas” (1968: 38).

Entierro 17:
Éste se ubicó en el Pasadizo 2 entre el estrato 3 y 4. Este entierro parece que formó parte
del entierro 16, el cual fue arrojado fuertemente dispersándolo. No aparecen restos óseos,
ni siquiera pulverizados. Las ofrendas consistieron en fragmentos de tela, copos de semi-
llas en fragmentos de algodón, grupo de puschcas, semillas de algodón, 31 palitos de hilar
enteros y algunos fragmentos de metal (cód. 186).

Entierro 23:
Se halló en la Habitación 3, en el estrato 3. Restos óseos muy destruidos de un infante
que posiblemente estuvo colocado sobre una camilla de carrizo. Se le halló con maní, una
cantimplora de arcilla, un mate muy apolillado, algunos fragmentos de red de soguilla
fina, algodón de color marrón, peso de hilar, concha de abanico y fragmentos de lámina
de metal (cód. 269).

Entierro 26:
Los restos de cráneo de un adulto fueron encontrados en la Habitación 3, en el estrato 3
asociado a las siguientes ofrendas: olla de asas verticales con pintura blanca, telas frag-
mentadas de color crema y negro, callhua, piruros, algodón blanco, chaquiras de concha,
semillas de algodón, mate y fragmentos de cobre bajo la tela (cód. 294).

Entierro 32:
Al igual que el entierro anterior, éste fue hallado en la Habitación 3 y en el estrato 3. Se
encontraron un grupo de huesos de cráneo de adulto asociados a tres cántaros, dos ollas,
mate, hojas de pacae, conchas trabajadas con orificio para colgar, fragmentos de tela, pa-
litos, hilo y torteros de hueso para el arte textil, además fragmentos de metal asociados al
cráneo (cód. 354, 360, 366).
216 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Entierro 35:
Se halló en la Habitación 3, en el estrato 3. Consistió en el esqueleto de un adulto comple-
to, cuyas ofrendas fueron: un uncu con aplicaciones de colores que posee una figura que
representa un hombrecillo con plumaje en la cabeza y un gorro (Olivera 1971), callhuas,
piedras, chaquiras de concha, fragmentos de cerámica chancay, dos ollas con asas hori-
zontales, una olla pequeña, dos cántaros, un cuchimilco femenino, mates, una placa de
metal repujada con dos cabezas de serpiente (cód. 410) ubicada sobre el cráneo y fragmen-
tos de metal sobre la mano derecha (sin código) (Fig. 4).

Entierro 40:
Al igual que las anteriores, este entierro se encontró en la Habitación 6, en el estrato 3,
encontrándose únicamente fragmentos de cráneo y algunos huesos largos. Las ofrendas
consistieron en: un cántaro, un mate muy destruido, fragmentos de tela, fragmentos de
callhua, puschca, hilo y algunos fragmentos de placa de metal (cód. 446).

Figura 4. Entierro 35, Huaca La Luz I.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 217

Entierro 43:
Este entierro se localizó en la Habitación 6, en el Estrato 3. Se hallaron restos incompletos
de un niño cuyas ofrendas fueron: fragmentos de tela, un cántaro, puschcas, una callahua
rota, estera, cañas, hilos de algodón, piedra de moler, un cantarito, un mate muy destrui-
do, cañita para hilar, tela a cuadritos, chaquiras verdes y fragmentos de placa de cobre
(cód. 493).

Entierro 45:
Ubicado en la Habitación 3, en el estrato 3, se encontraron únicamente restos óseos muy
fragmentados de adulto. Como ofrendas tenía: un ceramio anaranjado representando a un
hombre que porta cinco cantaritos en su espalda, cuatro ollas, tres cántaros, un tortero,
dos callhuas, palito de guayabo y atado a éste un sapito de metal (cód. 519), un gollete de
un vaso de cobre (sin código) unido a un mate, disco de madera, una pequeña placa dobla-
da de cobre (cód. 526).

Entierro 46:
Se halló orientado hacia el norte el cráneo de un adulto y huesos largos, incompletos y en
desorden en la Habitación 3, estrato 3. Asociados a esto estaban callhuas, spondylus con
sus dos valvas, cantaritos de dos asas, piruro, semillas de zapallo, semillas de algodón, al-
godón, maní, cañas, mate, cabecita de ídolo en cerámica, un par de palitos de guayabo, 10
sapitos de cobre alrededor del palito anteriormente nombrado (cód. 540), dos sapitos de
cobre (cód. 547), fragmentos de cobre (cód. 564) (Fig. 5).

Entierro 47:
Se ubicaron en la Habitación 6, en el estrato 3 restos humanos sobre una camilla de caña
que reposaba directamente sobre el piso de la Habitación sobre semillas de algodón. Sus
ofrendas: Fragmentos de cerámica modelada, mate muy deteriorado, implementos para
tejer como puschcas, piruro, hilo, discos de hilar, callhua, piedra con perforaciones, un
depilador (cód. 577) que se encontró entre los huesos de los dedos, un implemento que
termina en un pajarito (cód. 578), que la autora piensa que podría ser una cucharita de
rapé por la forma en que termina el vástago.

Entierro 48:
Al igual que en el entierro anterior, éste se ubicó en la Habitación 6, en el estrato 3 y con-
sistió en huesos asociados a un muro fragmentado. Las ofrendas fueron: algunos fragmen-
tos de cesta conteniendo puschcas y semillas de algodón, fragmento de tela y una pinza
de cobre (cód. 586).
218 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Figura 5. Entierro 46, Huaca La Luz I.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)
Entierro 52:
Restos humanos con el cráneo orientado hacia el oeste, fue hallado en el Pasadizo 4, en
el estrato 3 y correspondería a un joven entre 11 y 15 años con evidencia de pintura roja
en el hueso parietal y en la base de la nariz, además asociado a la tela que envolvía al in-
dividuo. Sus ofrendas consistieron en semillas de algodón dentro de un mate, semillas de
maní dentro de otro mate, dos cántaros, fragmento de olla, fragmento de tela, fragmentos
de metal (cód. 601, 604) colocadas en la parte posterior del hueso occipital, fragmento de
metal (cód. 609) ubicado en la parte izquierda del occipital, un vaso de metal con repre-
sentación de cara colocado a la altura del esternón en forma transversal (cód. 600), un
segundo vaso de metal muy aplastado colocado entre las extremidades superiores (cód.
602) y un depilador de cobre (cód. 603) (Fig. 6).
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 219

Figura 6. Entierro 52, Huaca La Luz I.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)

Entierro 53:
Esqueleto de adulto completo orientado hacia el noroeste, localizado en la Habitación 1
en el estrato 3. Se le encontraron asociados ollas de asas horizontales, cántaro negro con
cuello antropomorfo, spondylus, nueve avecitas de concheperla con perforación transver-
sal, puschcas, piruros, maní, placa de metal (cód. 617) colocada en el frontal, placa de
metal (cód. 618) colocada en la órbita derecha del ojo, plato de metal o tazón muy doblado
(cód. 632) ubicado debajo de la mandíbula, tazón de metal fragmentado con tela adherida
(cód. 633) colocado cerca del cráneo, placas de metal colocadas en el pabellón auricular
izquierdo y en las piernas del individuo (cód. 634) y hematina (cód. 630) colocada cerca
del cráneo (Fig. 7).
220 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Figura 7. Entierro 53, Huaca La Luz I.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)
Entierro 63:
Restos incompletos de individuo adulto localizado en la Habitación 11, en el estrato 3.
Estuvo asociado a un disco de cerámica para hilar, un silbato zoomorfo, dos conchas de
abanico, fragmentos de callhuas, y de puschcas, ovillo de hilo y fragmentos de placa de
metal (cód. 711).

Ambiente 9:
En este lugar junto a cantos rodados y tierra se halló un depilador (cód. 722).

Huaca Corpus I
Esta Huaca se localiza en la franja noroeste del sector Pando, en la zona que correspondía
al antiguo potrero Corpus que da nombre a esta Huaca. Limita al noreste con la Huaca
Palomino, al este con la Huaca Corpus II y un poco más alejada pero en la misma dirección
con la Huaca Mateo Salado, al suroeste con la Huaca 65 o Culebras y al sureste con Huaca
La Luz I y II (Cárdenas 1975; SAIRA 1970).
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 221

La Huaca Corpus I está formada por un recinto en forma cuadrangular y una prolon-
gación de 19 x 10 m en el lado norte (Cárdenas 1975). Según Ramos de Cox (1970) los en-
tierros son secundarios y en su mayoría corresponden al Intermedio Tardío, que Cárdenas
(1975:276) menciona que según los apuntes de Iriarte se tratarían de los “Huanchos”, es
decir de población Ychsma, evidenciado esto por la tela burda hallada en los entierros,
además de la cerámica con bandas blancas en el gollete y asas. En total se excavaron 47
entierros, habiéndose encontrado metal en solo dos de ellos.
La descripción de los entierros que están asociados a metales se basará en Cárdenas
(1975) y en SAIRA (1970a).

Entierro 13:
Consiste en un fardo de forma cúbica alargada que se encontró poco deteriorado y asocia-
do a éste se halló una mandíbula inferior. Se encontró con las siguientes ofrendas: un mate
pirograbado, tres cántaros, piezas de madera para telar, dos mates simples, conteniendo
maíz y frijoles, un tupu de cobre (sin código).

Entierro 43:
Corresponde a un fardo destruido donde se hallaron pocos restos humanos, asociados a
éstos se encontraron 14 mates, mazorcas de maíz, callhuas, una botella antropomorfa, una
bolsita de tela que contenía 3 depiladores de cobre (cód. 15:A-C) y tres plaquitas de cobre
(cód. 15:G-I) (Fig. 8).

Huaca Corpus II
La Huaca Corpus II se encuentra colindante con la Huaca Palomino, y al igual que la Cor-
pus I, se ubica dentro del potrero Corpus. Ésta es un montículo con evidencia de ocupa-
ción desde el Formativo, habiéndose encontrado para este periodo un par de placas de
oro circulares con perforación que Cárdenas (1975: 382) las indica como aretes. Además,
los Informes Preliminares señalan que se hallaron entierros primarios y secundarios
desde el Formativo hasta el siglo XVI y XVII (Cárdenas 1975: 382). De los 40 entierros
excavados, sólo en uno se halló metal. No es posible determinar el periodo al que corres-
ponde el entierro donde se ha hallado las piezas de metal, así también no sabemos si los
aretes arriba mencionados corresponden a un entierro o a otro tipo de contexto ya que
no es señalado ni en los Informes Preliminares (Cárdenas 1975) ni en los Cuadernos de
Campo (SAIRA 1970).
Para la descripción del entierro nos basaremos en SAIRA (1970b) y en Cárdenas
(1975).
222 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Figura 8. Entierro 43, Huaca Corpus I.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)

Entierro 18 a y b:
Este entierro corresponde a dos esqueletos de adulto en posición horizontal y orientados
hacia el sur. Se halló un grupo de chaquiras de piedra, dos depiladores de cobre (sin có-
digo) –uno en cada individuo y cerca al cuello- y una barra de cobre (sin código), la cual
estaba colocada sobre el tórax de uno de los individuos. Ambos individuos no contaban
con la parte inferior de sus extremidades. Además se hallaron dos grandes cántaros debajo
de los individuos que se encontraban incompletos y rotos por la presión (Fig. 9).
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 223

Figura 9. Entierro 18 a y b, Huaca Corpus II.


(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú)

Huaca o Montículo 62
El Montículo 62 limita por el noreste con la Av. Bolívar, por el sureste con una tapia que
limita el Fundo Pando con una estación de radio, por el suroeste por una pista que ingresa
al Fundo Pando y por el noroeste con el parqueo de carros que queda entre la Huaca y el
Programa Académico de Agronomía (Cárdenas 1975). Quizás esta delimitación ya no sea
válida en la actualidad por cuanto esta zona ha cambiado desde la década de 1970 que fue
cuando se realizaron las excavaciones (ver el plano de la ubicación de Huacas Pando).
Este Montículo estuvo muy deteriorado antes de empezar las excavaciones, según
Cárdenas (1975) este Montículo se formó sobre los restos de un edificio prehispánico que
correspondería al Intermedio Tardío. Los entierros excavados, tanto para este Montículo
224 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

como para el Montículo 63, tienen distinta posición de enterramiento según la época a
la que pertenecieron, siendo los entierros secundarios los que aparecieron envueltos en
tela como fardos y también colocados en camilla, este tipo de entierros pertenecerían a la
época prehispánica. En total se excavaron 14 entierros, encontrándose objetos de metal
sólo en dos de ellos.
Para la descripción de los entierros nos basaremos en Cárdenas (1975) y Del Águila
(1987).

Entierro 8:
Se halló en el Área 1-C56 un esqueleto de adulto sin cobertura, en posición flexionada y
recostado sobre su codo izquierdo. Estaba envuelto con barro y fue enterrado entre el
relleno de piedras. El cráneo se encontró cubierto con paja y cáscara de cebada, estaba
mirando al sur. Se le encontraron como parte de sus ofrendas dos agujas de cobre (sin có-
digo), restos de soguilla y cáscara de cebada. Por la asociación con la cebada, este entierro
podría corresponder a la época colonial.

Entierro 13 a y b:
Entierro de dos adultos cuyos restos estaban incompletos, se encontraron orientados al
suroeste. Fueron envueltos con restos burdos de tela en posición horizontal con los miem-
bros inferiores flexionados. El entierro B tenía algodón en la nariz, estaba con el cráneo
deformado y aún tenía restos de cabellera. A este individuo se le halló con un depilador
(sin código), fragmento de mortero de piedra y cáscara de maní.

Huaca o Montículo 63
Este Montículo limita por el oeste con el Vivero, por el este con una acequia que fue el
límite del Estadio Unión, por el norte con una pista de acceso a la PUCP y por el sur a unos
30 metros del Camino Prehispánico (Cárdenas 1975: 412). Algunos de estos límites ya no
existen por el cambio sufrido en estos últimos 40 años en la zona debido al proceso de
urbanización (ver plano de ubicación). Se excavaron 40 entierros, hallándose objetos de
metal sólo en un entierro.
Para la descripción del entierro nos basaremos en SAIRA (1970c), Cárdenas (1975) y
Del Águila (1987).

Entierro 37:
Área 9-C20. Se hallaron huesos sueltos pertenecientes a un individuo adulto asociado a
fragmento de tela llana y a fragmento de metal (sin código).
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 225

Área 8:
Consistía en una capa de relleno o basura, piedras, tierra y paja. Se halló dos fragmentos
de cobre nativo (cód. 1283) asociados a fragmentos de cerámica Lima y a un fragmento de
mayólica decorada.

Huaca Tres Palos


La Huaca Tres Palos limita al noreste con el Parque de las Leyendas, al sur este con el an-
tiguo camino marginal de tapias, al noroeste con el Estanque y el Parque de las Leyendas
y al suroeste con Maranga. Esta Huaca resulta ser una de la más grande del sector Pando,
siendo de forma de cuadrilátero irregular. Recibe también el nombre de Huaca del Estan-
que, Huaca Martín Alcántara y Huaca La Campana. Se compone de cuatro Plataformas
denominadas como A, B, C, D, siendo la Plataforma A la más elevada con 20 m de altura,
mientras que la D sólo contaba con 4 m de altura. (Cárdenas 1975).
La Huaca en la época preinca tuvo un carácter religioso como templo-observatorio,
esta interpretación se basa en el estudio de un conjunto de 96 pozos colocados en forma
simétrica (48 pozos al este y 48 pozos al oeste) en la Plataforma A, para cumplir las rela-
ciones de control del tiempo y de las estaciones. La filiación cultural de Tres Palos fue con
los Maranga, en algún momento con los Wari, y para el Intermedio Tardío con los ychsma.
Con la llegada de los Incas, esta Huaca deja de ser Templo para convertirse en Tambo o
depósito de alimentos (Cárdenas 1975; Del Águila 1989).
A diferencia de las otras Huacas, Tres Palos no tuvo evidencia de enterramientos, por
lo que se cree, tuvo una ocupación continua hasta el siglo XVII (Cárdenas 1975). Las piezas
de metal que se han encontrado en esta Huaca corresponden a las diversas capas de las
Plataformas. Para la descripción de la localización de los objetos metálicos nos basaremos
en SAIRA (1964), Cárdenas (1975) y Del Águila (1987, 1989).

Plataforma A:
Asociado a la escalinata y pozo cubierto por basura del siglo XVI se halló un tubito de me-
tal amarrado con una tela, presumiblemente colonial.
Área 16 en la cuadrícula 1-15 se encontró un tubito de metal (sin código) con una tela
amarrada, estaba cubierto por basura del siglo XVI.
Área 16, cuadrícula 16-20. En un pozo convertido en basural se halló un tumi (cód. 98)
asociado a restos coloniales como un clavo de hierro, un alambre de cobre, un pedazo de
cuchara y un aro de hierro.
En el extremo suroeste, en el primer escalón superior, en la cuadrícula 2, estrato 1 se
halló un alambre de cobre (sin código).
En el área 1 se ubicó una pieza circular de metal (cód. 475).
226 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Plataforma B:
En el área 30, cuadrícula 6-20 se encontró un tumi (cód. 26).
En el área 31 se halló un objeto de metal (cód. 924). Por el dibujo del Cuaderno de Cam-
po parece ser un depilador.
En el área 33, en la cuadrícula 1-5, perteneciente a los muros colindantes con el
patio de la Plataforma B se ubicó una aguja (sin código). No se sabe si es prehispánica o
colonial.
Plataforma C:
En el área 28 se encontró un tupu (cód. 793) asociado a cañas y debajo de estiércol de ca-
bras.

Huaca Palomino
No hemos encontrado información de esta Huaca, ni en los Cuadernos de Campo, ni en los
Informes Preliminares. Pero el MAJRC conserva una probable escoria o torta metálica, una
cucharita de rapé y un depilador, ambos de cobre.
En síntesis, luego de la observación de las piezas de metal de Huaca Pando que el MA-
JRC custodia como parte de su colección, nos ha permitido realizar una lista de las distin-
tas formas y técnicas que se elaboraron en esta zona del valle del Rímac para el Intermedio
Tardío principalmente.
Las formas encontradas son: vaso tipo aquilla, vaso tipo nariz aguileña, tupus, pin-
zas, placas, cucharitas de rapé y tumis. Hemos observado también la existencia de agujas,
pero no se detallaba su procedencia por lo que no las hemos incluido, además tampoco
se encontraron descritas en los cuadernos de campo ni en los informes, salvo el caso del
entierro 8 del Montículo 62 donde no se indica a qué periodo cultural pertenece, aunque
por el material asociado se deduce que es colonial.
Si bien no hemos realizado ningún tipo de análisis arqueométrico se puede indicar
que a simple vista las técnicas más recurrentes en este corpus es el laminado como técnica
de manufactura, y en menor cantidad se encuentra el vaciado. El recopado lo observamos
en la elaboración de los vasos. Unión mecánica y metalúrgica también están presentes.
Como técnicas decorativas se observan el repujado, embutido, cincelado, calado y orificios
decorativos realizados con punzón.

Interpretación de los contextos y sus asociaciones, y su comparación


con otros sitios arqueológicos del valle del Rímac
Si bien vamos a comparar las piezas de metal de Huacas Pando y sus contextos con sus
vecinos del valle del Rímac, en algunos casos daremos ejemplos de piezas procedentes del
valle del Chillón y del valle de Lurín, ya que en realidad el conjunto de valles bajos de las
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 227

cuencas de estos ríos –Rímac, Lurín y Chillón– conformaron en épocas precolombinas una
unidad agropecuaria e hidráulica (Rostworowski 1978; Eeckhout 2000; Villacorta 2004, en-
tre otros) y está claro por las evidencias hasta ahora disponibles que hubo contacto entre
estos valles.
Las piezas que hemos señalado líneas arriba y que han sido excavadas en las Huacas
Pando son objetos típicos de la costa central. Los tupus, placas, tumis, anillos, vasos, depi-
ladores o pinzas, cucharitas de rapé, cuencos han sido descritos por viajeros del siglo XIX
(Baessler 1906; Reiss y Stübel 1998; Squier 1974; Uhle (Shimada 1991), como piezas encon-
tradas en esta zona del Perú antiguo.
Son pocos los sitios del valle del Rímac donde han aparecido objetos de metal, sea
en contextos funerarios, arquitectónicos, domésticos, entre otros. Los pocos ejemplos
de los que se tiene registro indican una cantidad muy pequeña de piezas de metal, y la
mayoría de veces suelen ser fragmentos de placas con un alto grado de corrosión. Es
importante indicar que en muchos casos no se detalla en las publicaciones de revistas
especializadas los objetos de metal encontrados en las excavaciones ni la cantidad de los
mismos, por lo que es difícil para el investigador interesado en dicho material obtener
un registro completo.

Vasos
Una de las piezas halladas como ofrenda funeraria en Huacas Pando es un vaso narigón,
llamado así porque representa un rostro antropomorfo con nariz aguileña. Estos vasos son
comunes en todos los valles de la costa central, principalmente se han encontrado para los
periodos del Intermedio Tardío y Horizonte Tardío. Baessler (1906) menciona el hallazgo
de varios vasos de plata y algunos de oro en los sitios de Márquez y Chuquitanta, ahora
destruidos, del valle de Chillón.
En el valle de Lurín, estos vasos de plata se han encontrado en Pachacámac como
ofrenda de cierre de un sitio arquitectónico (Vetter 2004; Vetter y Villacorta 2001).
En el valle del Rímac también se han encontrado estos objetos de plata en la Huaca
La Luz I –hallazgo mencionado líneas arriba– y Huaca Conde de Las Torres, sitio que se
ubicaba a la altura de la cuadra 35 de la avenida Argentina en Lima. Este sitio fue excava-
do como rescate por Julio Espejo Núñez en 1945 por el inminente proceso de demolición.
Bazán (2008) a partir del estudio de los cuadernos de campo y del material mismo, realiza
un estudio de los contextos funerarios que fueron rescatados de este sitio, indicando que
se encontraron 106 tumbas en uno de los edificios (B) de adobitos de la cultura Lima que
luego con los ychsma se convirtió en cementerio, éste conservaba una gran cantidad de
fardos, que según Bazán “varios de ellos muy bien aderezados y acompañados con ofren-
das de metal” (2008: 11), como parte de los objetos se encontraron vasos.
Por último, también se tienen evidencias de estos vasos en la isla San Lorenzo, donde
se encontró un caso asociado a una mujer tejedora (Hudtwalcker 2009).
228 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Figura 10. Dibujo de aquilla de plata encontrada


en el entierro 52 de Huaca La Luz I (Dibujo: Maga
Landaveri)

En el caso de Huaca La Luz I y de la


isla San Lorenzo no sólo se encontraron
vasos de nariz aguileña sino también de
forma de cubilete en plata (Fig. 10), los
cuales se encontraron junto a los vasos
de nariz aguileña a la altura del ester-
nón del individuo, sujetados por los
miembros superiores, dentro del fardo
funerario y en relación directa al muer-
to (Fig. 6). Esta ubicación tan especial de
los vasos puede indicar la importancia
que estos objetos tuvieron en la vida de
las personas que los poseyeron.
En general, se sabe que desde épo-
cas muy tempranas, estos vasos fueron
utilizados para la libación en las cere-
monias y ritos, y el material con que se
confeccionaban estaba relacionado con
la jerarquía del portador, es así que los vasos de oro o plata –denominados aquillas– fue-
ron usados por los gobernantes o sacerdotes que propiciaban las ceremonias de libación
(Vetter 2009). En el caso de Huaca La Luz I, su portador fue un individuo entre 11 y 15 años
de edad, mientras que el individuo de la isla San Lorenzo fue una mujer de unos 50 años
de edad apodada la tejedora (Hudtwalcker 2009). Con estos ejemplos se puede deducir que
no había edad para el uso de las aquillas, lo que primaría sería la jerarquía del portador
dentro de su sociedad. No podemos decir lo mismo en cuanto al sexo, ya que no se tiene
referencias del entierro 52 de Huaca La Luz I.
Los vasos narigones tienen tamaños y decoraciones distintas. En algunos casos son de
doble cara como el de Conde de Las Torres (Bazán 2008: 17, fig.9) y en otros sólo tienen
una (Huaca La Luz I, entierro 52, cód 600). En este último caso suelen tener un tocado pos-
terior donde se representan mazorcas de maíz, algún tipo de textil, entre otros. Algunos
vasos también presentan tocado frontal con la representación de la cabeza de un felino, o
con motivos marinos. Carcedo et al. (2004) han realizado un estudio sobre la iconografía y
manufactura de estos vasos de la costa central, diferenciándolos de los vasos de la cultura
Chimú con los que eran confundidos frecuentemente.
Lo interesante del vaso de nariz aguileña de Huaca La Luz I es que entre sus manos pare-
ciera que sostiene un vaso en posición de ofrecimiento, estando en este caso el personaje
en posición sentada (Fig. 11). Un vaso casi idéntico a éste, también de plata, es el que se
encuentra en Schmidt (1929: 385) quien coloca como procedencia conocida Ancón. Estos
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 229

Figura 11. Dibujo de vaso de nariz aguileña de plata


encontrado en el entierro 52 de Huaca La Luz I (Dibujo:
Maga Landaveri)

dos vasos, a diferencia de la mayoría de vasos


de nariz aguileña donde sólo se representa
del cuello para arriba, éstos presentan al in-
dividuo completo y el vaso además descansa
sobre un ‘pedestal’, también se observa que
los ojos son de otro metal, posiblemente oro.

Tupus
Un tipo de objeto que es común encontrar
en el registro arqueológico es el tupu. Este
tipo de pieza no sólo es usada para sujetar la
manta externa que cubre los hombros de las
mujeres, sino también para sujetar el vestido
propiamente dicho de la mujer. Además, se
ha visto que en los fardos funerarios de mu-
jeres, el tupu sujetaba las telas que envolvían
al individuo (Vetter 2007; Vetter y Carcedo
2009).
En el entierro 1 de Huaca La Luz I se halla-
ron tres tupus, uno cuya cabeza tiene forma de
aves marinas y en los otros dos se representa
un ave de pico largo (Fig. 12). Las aves marinas
del primer tupu fueron elaboradas con la téc-
nica del laminado, siendo el cuerpo formado
por el recortado y el calado, los detalles como
los ojos y decoraciones interiores fueron re-
pujadas y cinceladas, y los círculo hechos con
un punzón. Mientras que los dos tupus con
representación de aves de pico largo han sido
conformados de varias láminas que han sido
unidas por soldadura logrando de esta forma
un ave de cuerpo tridimensional.
Lo que llama la atención de la descripción de este entierro es que mencionan que los dos
tupus de aves de pico largo se encontraron asociados a la mujer, mientras que el otro tupu
estuvo asociado al hombre. Siendo el entierro secundario, es muy probable que la ubicación
del tupu mencionado como encontrado asociado al hombre, en realidad estuviera asociado
también a la mujer, ya que este objeto es de uso exclusivamente femenino y no es raro en-
contrar varios tupus en un solo entierro (Vetter 2007; Vetter y Carcedo 2009).
230 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Figura 12. Dibujo de los tupus de ave de pico largo de plata encontrados en el entierro 1 de Huaca La Luz I
(Seminario de Arqueología del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Dibujo de Maga Landaveri)
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 231

Algunos ejemplos de tupus que se han encontrado en los fardos funerarios femeni-
no lo tenemos en la excavación realizada por Cock y Goycochea (2004) en el cementerio
de Puruchuco-Huaquerones, donde la autora tuvo la posibilidad de realizar un estudio
arqueométrico de seis tupus. De este conjunto, cinco eran de cabeza en forma de clavo
y el sexto la cabeza representaba a dos aves marinas –aunque en el estudio anterior fue
nombrado como pez tipo raya–, muy similares a la del tupu del entierro 1 de Huaca La Luz
I. El resultado de dichos análisis fue que los tupus con cabeza en forma de clavo fueron
elaborados de una aleación de plata-cobre donde el elemento de mayor porcentaje es la
plata, que se encuentra entre el 65% y 85%; en el caso del sexto tupu la composición es de
100% cobre (Vetter 2007).
Un entierro interesante del cementerio inca de Puruchuco-Huaquerones fue el 31 del
sector 15 donde se encontraron 5 tupus de plata con cabeza de “clavo” juntos y de la
misma forma y tamaño. El entierro corresponde a una mujer entre 50 y 60 años de edad;
apodada “la tejedora”, por el gran número de textiles y herramientas asociadas a ella. Se
encontró momificada de forma natural y el entierro estaba parcialmente disturbado. Por
el tamaño y características del fardo, parece haber sido uno de falsa cabeza, la variedad de
fardo funerario más elaborado del cementerio (Cock y Goycochea 2004; Vetter 2007).
Otro ejemplo lo tenemos en el fardo de una mujer procedente de Ancón y pertene-
ciente al periodo Horizonte Tardío, estudiado por Ravines y Stothert (1976). Este fardo
pertenecía a una mujer, que por el tipo de ofrendas, debió dedicarse al trabajo textil. El
cuerpo fue amortajado con un lienzo de algodón que fue sujetado a los hombros mediante
un tupu, que según Ravines y Stothert (1976: 156) “fue evidentemente el vestido del difun-
to”. Con el primer envoltorio del fardo se halló otro tupu de cobre de 10 cm de longitud
que fue prendido en la parte superior del costurero, el cual formaba parte del primer con-
junto de ofrendas. En este fardo también se encontraron varios anillos de plata y cobre,
además de algunos spondylus, muchos restos vegetales y ceramios.
En el sitio de Higueras 1-Sector Suroeste en Chilca se hallaron tupus acompañados de
otro tipo de objetos de metal de uso masculino como pinzas, anzuelos y agujas usados para
la pesca (TgP, 2009). Estos objetos provienen de conchales, contexto totalmente distinto a
los descritos líneas arriba. El conjunto de piezas relacionadas con la pesca (anzuelos, agu-
jas y pinzas) y los tupus, simbolizarían a dos grupos: el masculino vinculado con la activi-
dad de pesca y el femenino vinculado a sus típicos adornos personales (Vetter y Carcedo
2009). La presencia de estos grupos de objetos de metal entre las capas de los conchales o
montículos y también en los pozos de ofrendas del sitio habitacional –primera ocupación
antes de los conchales–, le ha permitido proponer a la autora la posibilidad que estos
objetos metálicos pudieron haber sido colocados allí como ofrendas que representaban
actividades masculinas y femeninas, y no desechados como parte de la basura depositada
en estos montículos. La autora cree posible que los objetos y productos más valiosos se
juntaban para ofrendarlos, sacrificarlos, sean de uso masculino o femenino. Esta idea se ve
reforzada por el hallazgo de entierros humanos y de animales entre las capas de basura de
los conchales, lo que podría indicar un uso ritual de los mismos. Esta hipótesis encuentra
apoyo en el conocimiento de que los objetos de metal eran un bien muy preciado por lo
costoso de su elaboración (Vetter en prensa).
232 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Pinzas
Las pinzas o depiladores aparecen principalmente en los contextos funerarios de Huaca La
Luz I donde el MAJRC tiene registrados once unidades, además de siete pinzas procedentes
de las otras Huacas Pando (Fig. 13). Estos son de plata y de cobre o bronce, y los hay de
forma redonda, lágrima, recta y triangular. En los contextos donde se ha podido ubicar el
lugar original donde fueron colocados podemos apreciar que aparecen a la altura del cue-
llo de individuos masculinos. En algunos casos se aprecia el cordón que pasa por el orificio
del objeto. Este cordón se puede observar en otros especimenes encontrados en la costa
central como las piezas 249 y 261 cuya procedencia es Márquez, y la pieza 274 procedente
de Chuquitanta, publicadas éstas por Baessler (1906).
El cordón asociado a las pinzas y la ubicación de éstas cerca del cuello podría suponer
que estos objetos se colocaban como un collar que se le amarraba al cuello del individuo.
Hay dos ejemplos de entierros masculinos con estas características. El primero es de Pa-
chacámac descrito por Squier, donde menciona: “… colgadas alrededor del cuello de un
hilo, había un par de pinzas de bronce…” (1974: 39). Mientras que el otro ejemplo lo te-
nemos de Ancón donde Ravines indica que: “… mantenía su posición original a la altura
del pecho: un depilador (sp. 7070) y un pectoral de plata (sp. 7071)” (1981: 112). Aunque
en Armatambo, Díaz señala que en los entierros ychsma: “Los varones suelen presentar
pinzas en las manos…” (2004: 588). No sólo han aparecido las pinzas asociadas a individuos
masculinos en contextos funerarios, sino también como ofrendas en conchales, como he-
mos descrito líneas arriba.

Figura 13. Pinzas o depiladores de Huacas Pando.


(Foto: Luisa Vetter. Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox)
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 233

Placas
En los contextos funerarios de Huacas Pando han aparecido una regular cantidad de pla-
cas de metal, varias de ellas asociadas al cráneo del individuo, ya sea en la parte occipital,
frontal o tapando la órbita de los ojos; también se encontraron a la altura de los hombros,
entre las costillas, o entre los dedos de la mano. En el entierro 35 de Huaca La Luz I, se ha-
lló sobre el cráneo del individuo una placa donde se había repujado una serpiente de dos
cabezas, siendo ésta muy interesante por lo que es la única encontrada en Huacas Pando
asociada a los huesos del cuerpo o al cráneo con este tipo de iconografía (Fig. 14). Las ser-
pientes siempre han sido asociadas a los movimientos y a los fluidos, y por ende al culto al
agua, el cual, junto con el dominio del recurso hídrico, era fundamental para el ejercicio
del poder de las nacientes élites.
En los entierros ychsma de Armatambo, Díaz menciona que: “La presencia de metales
está restringida a algunas láminas pequeñas en las órbitas de los ojos, en la boca o frag-
mentos de éstas en una de las manos” (2004: 588).
Otro tipo de placa es la que presenta orificios y era cosida a alguna tela como parte
del vestido o de un estandarte. En el entierro 46 de La Luz I, se localizó alrededor de dos
palitos de guayabo 10 placas de plata en forma de batracios –aunque en el cuaderno de
campo dice que son de cobre–, algunas de ellas conservan aún parte de la tela en la que
estuvieron envueltas o cosidas (Fig. 15). En el entierro 45 de la misma Huaca también se
halló una placa en forma de batracio y esta vez estaba amarrada a un palito de guayabo, en
este caso la asociación entre el guayabo y el batracio es directa. Los sapos estaban asocia-
dos en épocas precolombinas a las lluvias, relacionándolos con la cosecha (Hocquenghem
1987:81, 157, fig. 170 y 176). Además, el entierro 46 es el que tiene varios spondylus con sus
dos valvas, concha que ha sido identificada por los pobladores prehispánicos como comida
para los dioses y relacionada a la fertilidad (Taylor 1987: 347). En la isla San Lorenzo, Uhle
(Ríos y Retamozo 1978 Fig. 3225) halló una placa de plata en forma de batracio, muy simi-
lar a las placas de los entierros 45 y 46.

Cucharitas de rapé3
En el entierro 47 de Huaca La Luz I se halló una cucharita de rapé en forma de pájaro de
pico largo de cobre (bronce?). Como parte de los objetos que se conservan en el MAJRC,
se encuentran dos cucharitas de rapé más, una se menciona como procedente de la mis-
ma Huaca y es de plata, mientras la otra procede de Huaca Palomino, siendo de cobre o
bronce (Fig. 16). En estas dos últimas se observa un ave picoteando un pez. Este tipo de
iconografía en las cucharas de rapé también la encontramos en Baessler, donde identifica
una de ave con pico largo procedente de Pachacámac (1906, Fig. 179), mientras que la otra
representación procede de Chancay (1906, Fig. 175).
3 La cucharita de rapé se refiere al instrumento usado para sacar la cal del calero y colocarla en la boca
para que el individuo la pueda mezclar con las hojas de coca. La parte inferior termina como cuchara, de
ahí su nombre. En las culturas colombianas precolombinas, a las cucharitas de rapé se les conoce como
palillo por su forma diferente a las nuestras donde el extremo inferior termina plano sin ninguna conca-
vidad; y al calero se le conoce como poporo.
234 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Figura 14. Placa repujada con


cabeza de serpiente de Huaca La
Luz I. (Foto: Luisa Vetter. Museo
de Arqueología Josefina Ramos de
Cox)

Figura 15. Placas en forma de


batracios de Huaca La Luz I.
(Foto: Luisa Vetter. Museo de
Arqueología Josefina Ramos de
Cox)

Figura 16. Cucharas de rapé


de Huaca La Luz I y Huaca
Palomina (Foto: Luisa Vetter.
Museo de Arqueología Josefina
Ramos de Cox)
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 235

En el cementerio inca de Rinconada La Molina, Guerrero encontró como parte del


ajuar funerario de orfebres tres cucharitas de rapé, localizadas en tres diferentes fardos.
Una tenía la forma de un ave de pico largo (731), la segunda de un posible loro (892) y la
tercera de un mono (803). La primera fue hallada asociada a instrumentos para el trabajo
en metal. Las otras dos aparecieron en fardos semidisturbos. A estas piezas Carcedo y
Vetter (2002) le hicieron un estudio arqueométrico determinando que las cucharas de
rapé que tienen forma de pájaro son de bronce estañífero, mientras que la de forma de
mono, tiene una aleación de plata–cobre; además fueron elaboradas mediante la técnica
del vaciado, como parece haber ocurrido con las de Huacas Pando.

Tumis
Los tumis o cuchillos ceremoniales también han sido hallados en Huacas Pando. Los dos
tumis que hemos podido identificar en el registro arqueológico de las excavaciones fueron
hallados en Huaca Tres Palos, relacionados a la Plataforma A y B (Fig. 17). El vástago de
estos tumis termina en ojal, y el del código 98 se encuentra aún con el cordón que pasa a
través del ojal y que sirvió para sujetar el objeto al cuerpo del portador. La parte de la cu-
chilla de uno es casi recta (cód. 98), mientras que la del otro (cód. 26) es curva. Estas piezas
se ven representadas en varios tipos de soportes, como cerámica, murales, etc., y fueron
usados para las ceremonias rituales de sacrificios en las culturas prehispánicas.

Figura 17. Tumis de Huaca Tres Palos. (Foto: Luisa Vetter. Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox)
236 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

Baessler presenta un tumi similar al del código 98 –con la parte de la cuchilla recta y
el ojal en el vástago– cuya procedencia es Trujillo (1906, Fig. 61), y otro que procede de
Chuquitanta (19056, Fig. 45) con las mismas características del de código 26.
Máscara
Un tipo de pieza que no se ha hallado en Huacas Pando y que sí se encuentra en otros sitios
del valle del Rímac como Conde de Las Torres (Bazán 2008), Rinconada La Molina (Vetter
y Villacorta 2001; Vetter 2004) y Puruchuco-Huaquerones (Cock y Goycochea 2004; Cock
2005) es la máscara de metal de uso funerario. En los dos primeros sitios, la máscara es de
plata, mientras que en Puruchuco-Huaquerones es de cobre. Lo interesante es que nin-
guna de las tres máscaras tiene la misma forma de manufactura. La máscara de Conde de
Las Torres ha sido elaborada en base a dos láminas de metal y unidas mecánicamente de
forma vertical; la nariz está hecha por una tercera lámina, unida igualmente por unión
mecánica; los ojos y el mentón son repujados y la boca no se puede observar su forma de
manufactura en la foto. La máscara de Rinconada está elaborada en base a una lámina,
mientras que la nariz ha sido unida por unión mecánica; los ojos y la boca son repujados.
Por último, la máscara de Puruchuco-Huaquerones está elaborada de una lámina, siendo
la nariz, boca, mentón y ojos repujados. Las tres máscaras tienen orificios a los costados
para ser cosida al fardo. La única que tenemos plena certeza de cómo fue hallado in situ es
la de Puruchuco-Huaquerones donde Cock y Goycochea informan que en el Sector 15 del
cementerio, en los contextos 5 y 7 se ubicaron máscaras de cobre en la parte frontal de la
falsa cabeza (2004: 192).
Uhle excavó, entre 1906 y 1907, en la isla San Lorenzo y recuperó 114 piezas o con-
juntos de piezas de metal4 que fueron estudiadas por Ríos y Retamozo (1978), quienes las
clasifican y describen. Como parte de estos objetos, se recuperaron seis máscaras de plata,
cuatro de ellas se encontraron rotas según la lista que se coloca al final del trabajo como
anexo, aunque en la sección de “Análisis del Material” dan la descripción de lo que es una
máscara y enseguida mencionan que: “Tenemos una máscara entera y un fragmento de
otra” (1978: 19), además el código de la primera máscara no coincide con el que se encuen-
tra en el anexo. No sabemos cuál es la razón de la diferencia numérica de las máscaras,
pero actualmente sólo se encuentra en el MNAAHP una máscara entera y un fragmento
de otra, ambas de plata. Esta máscara, al igual que la de Puruchuco-Huaquerones fue ela-
borada de una sola lámina, siendo los ojos, boca, mentón y nariz repujados; también tiene
orificios laterales. En ambos casos, queda aún la tela adherida del fardo.
Hermann y Meyer (1993: 29-33) muestran una secuencia de placas radiográficas y una
foto de uno de los fardos funerarios de la colección del Ethnologisches Museum de Berlín
procedente de Chuquitanta y perteneciente a la colección de Baessler de 1899 (VA 28465).
En ella se puede apreciar cómo la máscara de plata iba amarrada a la cabeza falsa del fardo
funerario, donde la nariz está sujeta a la máscara por grapas metálicas, es decir, mediante
unión mecánica.
4 En algunos casos, como fragmentos, placas o husos; éstos no son enumeradas uno por uno, sino se
les asigna un código como conjunto.
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 237

Tampoco se tiene noticia del uso de la falsa cabeza en los fardos funerarios en Huacas
Pando, la cual se ha hallado en otros sitios de la costa central desde el Horizonte Medio
(Bazán 2008; Guerrero 2004; Hudtwalcker 2009). Esta falsa cabeza se puede dividir en dos
modalidades: la primera sería la cara elaborada en madera donde se tallan la nariz y la boca,
mientras que los ojos normalmente son elaborados en base a incrustaciones de algún otro
material como concha de nácar. En algunos casos, como en Huallamarca (Guerrero 2004), es-
tas máscaras de madera fueron pintadas de color rojo bermellón y en otros casos de rosado
como en el entierro 6´´ del edifico B de Conde de Las Torres (Bazán 2008). La segunda forma
de cabeza falsa vendría a ser la representación de la cara que aparece pintada en la parte
donde iría la cabeza del fardo y la nariz sería elaborada en caña partida o madera.
Bazán (2008: 12-13) menciona que en los entierros del edificio B de Conde de Las To-
rres existieron los dos tipos de modalidades de falsa cabeza, siendo el de madera el más
antiguo, es decir, de la tercera época del Horizonte Medio. Mientras que el segundo caso
–el de la tela pintada– Bazán la ubica en la cuarta época del Horizonte Medio, en ambos ca-
sos se basa en la cronología propuesta por Kaulicke para Ancón (1997). Cabe señalar que la
tejedora descubierta en la isla San Lorenzo también tenía esta modalidad de falsa cabeza,
donde la cara fue pintada de rojo en la tela y la nariz fue trabajada en madera y también
pintada de rojo, y según Hudtwalcker esta mujer pertenece al Horizonte Tardío (2009).

Cinabrio
El color rojo ha sido muy importante en las culturas prehispánicas por su posible repre-
sentación del color de la sangre, lo que podría relacionarse a la vida (Carcedo y Vetter
1999). Según los informes y cuadernos de campo revisados, sólo se ha consignado el uso de
pintura roja en el entierro 52 de Huaca La Luz I; mientras que en el entierro 53 de la misma
Huaca se menciona hematita (óxido de hierro de color rojo) colocada cerca del cráneo.
La hematita se suele confundir con el sulfuro de mercurio, y en las décadas pasadas
se solía mencionar que la pintura roja encontrada en las tumbas era hematita, cuando en
realidad era sulfuro de mercurio, es decir, cinabrio.
Por tal motivo, pensamos que la pintura roja, asociada directamente al individuo y a la
tela del fardo del entierro 52, y la “hematita” del entierro 53, es cinabrio por cuanto su uso
ha sido descrito desde los entierros del Formativo (Onuki 1997; Vetter et al. en prensa).

Objetos envueltos en tela


Bazán informa haber encontrado como parte de las ofrendas funerarias de Conde de Las
Torres algunas piezas de plata como vasos, platos y máscaras que vendrían envueltos en
paquetes de tela (2008: 18). Esta misma forma de presentación de los objetos de metal en-
vueltos en tela lo tenemos en varios de los contextos de las Huacas Pando. Según las des-
cripciones detalladas líneas arriba, en Huaca La Luz I se encontraron en el entierro 53 un
tazón de metal fragmentado con tela adherida, muy posiblemente este tazón halla estado
238 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

envuelto en dicha tela, la cual se ha casi desintegrado. Además, se puede observar pinzas
con restos de tela adherida así como placas.

Evidencia de talleres de fundición y orfebrería en la costa Central


La cantidad de piezas de metal encontradas en Huacas Pando, nos induce a pensar que posi-
blemente en esta zona o cerca de ella se encontraban talleres de orfebrería donde las manos
expertas de los orfebres elaboraban dichas piezas. Sin embargo, también es posible que sean
piezas que fueron elaboradas en otros sitios y que circularon como bienes suntuarios.
Hasta el momento, en la costa central no se tiene registro de talleres de orfebrería que
nos permitan conocer cómo se organizaban los orfebres en esta zona para confeccionar sus
productos. ¿Trabajaban dentro de sitios habitacionales como en los talleres identificados en
la costa norte? ¿Quiénes eran responsables de esa producción, los mismos orfebres o había
una autoridad que les indicaba qué debían hacer y además les proporcionaba el metal? Estas
interrogantes solo podrán ser contestadas con el hallazgo y registro de este tipo de sitios.
En el patio de la Pirámide con Rampa N.º 2 de Pachacámac, Franco (2004) identificó un
espacio designado para actividades relacionadas con la producción de objetos de metal.
Desafortunadamente no hay una descripción de este hallazgo, ni se menciona la presencia
de objetos que podrían apoyar esta interpretación, como herramientas de manufactura de
piezas de metal, es decir, taces, cinceles, martillos, etc., o alguna evidencia de horno para
el recalentamiento.
No sólo es importante localizar los talleres de orfebrería, sino también los de fundi-
ción. En el MAJRC hay un objeto catalogado como procedente de Huaca Palomino. Si bien
no hay registro de lo que se halló en Huaca Palomino en los cuadernos de campo ni en los
Informes Preliminares, este objeto aparece como encontrado en dicha Huaca. El objeto
parece ser –por la forma cóncava posterior– una torta metálica, la cual es producto del
proceso de refinamiento de la fundición (Fig. 18). La forma cóncava del objeto indica que
el metal que está siendo refinado se ha solidificado en el mismo crisol. Este objeto no es
el producto final del refinamiento, ya que el producto final de este proceso suelen ser los
lingotes. La presencia de la torta metálica nos haría pensar en la posibilidad de que existía
algún taller de fundición de minerales cerca, o en todo caso fue un producto traído de otro
sitio y depositado en esta Huaca. Aunque hasta el momento no hay evidencias de talleres
de fundición de minerales en la costa central como sí los hay en la costa norte.
Kaulicke (1997: 74) hace referencia al hallazgo de Lechtman en el almacén de Ancón
de un número de sacos llenos de escoria de metal de varios tipos, además menciona que
el contenido de estos sacos junto con hornos de fundición, grandes batanes y deposición
de ceniza fueron excavados por Tello en la Urbanización Miramar en Ancón. Del mismo
modo, menciona que el análisis de algunos objetos estaría indicando que posiblemente se
fundió [minerales de] cobre y plata. Esto, junto con otros indicios que describe, Kaulicke
propone que quizás se fundió metal –quizás se refiere a minerales– en Ancón posiblemen-
te desde inicios del Horizonte Medio.
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 239

Figura 18. Torta metálica de Huaca Palomino (Foto: Luisa Vetter. Museo de Arqueología Josefina Ramos de Cox)

Lechtman (1974: 32-36) examinó dos de los sacos y pudo constatar que habían dos
tipos de artefactos: uno era una torta metálica de plomo, y lo otro eran fragmentos de ties-
tos de cerámica cuyas superficies interiores estaban cubiertas con acumulaciones gruesas
de lo que parecen ser productos brillantes de minerales de cobre de color verde o azul.
Los productos brillantes de color azul de estos tiestos –es posible que Lechtman se refiera
a vitrificación– fueron analizados por petrografía, difracción de rayos X y análisis quími-
cos cuantitativos. El resultado preliminar que señala Lechtman es que minerales de cobre
sulfurosos o minerales de cobre con un alto porcentaje de minerales de cobre sulfurosos
fueron fundidos en alguna clase de cerámica tipo crisoles en Ancón. Para el caso de la torta
metálica realizó estudios petrográficos de secciones pulidas y difracción de rayos X, deter-
minando preliminarmente que este objeto representaba uno de los pasos de purificación
o refinamiento de minerales de plata o minerales de plata y plomo mediante la adición de
plomo o sulfuro de plomo. La investigadora concluye que tanto la torta metálica como los
tiestos de cerámica vitrificados proporcionan evidencia de que en Ancón se fundió mine-
rales de sulfuros de cobre y plata.

Comentarios finales
El material metálico de las Huacas Pando está compuesto por vasos, tupus, anillos5, placas,
tumis, cucharas de rapé y pinzas, siendo éstos de plata o cobre (bronce). Estas formas y
5 En los cuadernos de campo, ni en los informes aparece la descripción de anillos como parte de los
contextos donde se han hallado objetos de metal, pero en el material presente en el museo hay un par de
anillos que están catalogados como de la Huaca La Luz 1.
240 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

composición también aparecen en los demás sitios de la costa central donde se han encon-
trado evidencias de objetos de metal, sobre todo para el periodo Intermedio Tardío.
En los contextos funerarios es donde más evidencia de objetos de metal se ha encon-
trado, pero hemos visto que en contextos arquitectónicos como en la Huaca Tres Palos
también se dan estos hallazgo en las distintas plataformas del edificio, cuya ocupación
inicial fue de tipo religioso, siendo con los incas usado como depósito de alimentos y en la
época colonial como vivienda y alojamiento de los soldados y caballeriza. Por tal motivo
es que se encuentran piezas de metal de época precolombina mezclada con colonial. En
otros sitios de la costa central y centro sur hay evidencia de piezas de metal en contextos
habitacionales y en conchales como el sitio de Higueras 1-Sector Suroeste.
Si bien, nuestro trabajo se basa en el valle del Rímac, decidimos que sería interesante
realizar algunas comparaciones con el resto de los valles de la costa central y centro sur
donde se puede observar claramente la similitud en las piezas de metal y la ubicación de
éstas dentro del fardo.
En Huaca La Luz I hay cuatro entierros cuyo material cultural asociado indica que los
individuos pertenecieron a un estatus social alto dentro de su sociedad. El entierro 35, 46,
52 y 53 tienen material cultural que no es del valle del Rímac, como cerámica chancay o
spondylus, además hemos visto que el entierro 52 y 53 tienen además cinabrio asociado
al individuo. Por último, los objetos de metal, como los vasos de plata, son piezas de uso
ritual por las elites gobernantes.
Debido a que los trabajos de excavación de Huacas Pando se debió a un proceso de
salvataje, es lógico pensar que por falta de tiempo no se pudo registrar todo lo que se iba
recuperando en el cuaderno de campo, por tal motivo es que no tenemos toda la infor-
mación, es decir, no están todas las tumbas dibujadas ni los objetos detallados. Es así, que
no hemos podido identificar todos los objetos de metal que se encuentran en el MAJRC
con los que aparecen en los cuadernos de campo ni en los informes. Hay algunas piezas,
como anillos, que no aparecen en los registros de excavación, por lo que no hemos podido
incluirlos dentro de los contextos.
Además hay que recordar que los códigos originales han sido cambiados y no se cuenta
con una relación de esto. Por otro lado, siendo la mayoría de estos entierros secundarios y
de mala conservación, en muchos casos el individuo no estaba completo, además el fardo
se encontraba deteriorado y los objetos habían sido movidos de su posición original, lo que
contribuyó a que el estudio de los objetos y su asociación con los individuos sean limitados.
Como parte del material cultural recuperado de las excavaciones de Huacas Pando,
se ha podido observar que hay objetos que no pertenecen a las sociedades que habitaron
dicho lugar, como cerámica chancay y chimú6, y que corresponden al periodo Intermedio
Tardío al igual que los ychsma de la costa central, periodo que corresponde a la mayoría

6 Si bien no se ha mencionado ninguna cerámica chimú asociada a los entierros descritos en este tra-
bajo, tenemos algunos ejemplos de ceramios chimú encontrados en otros entierros de Huacas Pando pero
que no contenían metal, como por ejemplo en el entierro 41 de Huaca La Luz I.
Luisa Vetter / Las Huacas Pando: un acercamiento a la orfebrería... 241

de los contextos funerarios de Huacas Pando. Otro elemento foráneo que encontramos
en estos entierros y de importancia jerárquica es el spondylus que en algunos casos se ha
encontrado con sus dos valvas, y proviene de las aguas cálidas del Ecuador.
La actividad económica más representativa en Huacas Pando por el tipo de material
encontrado asociado a los contextos es la de tejedores, no siendo ésta la única actividad.
Es necesario un mejor estudio de las ocupaciones prehispánicas en la costa central,
en particular en el valle del Rímac. Las evidencias proporcionadas por las excavaciones
de rescate realizadas en Huacas Pando por IRA-PUCP han mostrado que estas Huacas han
sido importantes a lo largo de varios periodos, teniendo muchas de ellas ocupación conti-
nua desde el Formativo hasta el siglo XVII. Un estudio más exhaustivo de todo el material
ya recuperado y de nuevas excavaciones podrán ayudar a que entendamos mejor a las so-
ciedades que vivieron en el valle del Rímac, su relación con otros valles de la costa central,
así como de la costa norte y sur del Perú.
También es necesario realizar excavaciones de talleres de fundición y orfebrería para
entender cómo se dieron estos procesos en la costa central, qué tipo de horno, combustible
y mineral usaron, así también qué tipo de yacimientos explotaron. El material de Ancón
procedente de Miramar estudiados por Lechtman podrían ser analizados con técnicas más
modernas que puedan proporcionar nueva información sobre el proceso de fundición lle-
vado a cabo en ese sitio y contrastarla con los datos que se deben encontrar en los cuader-
nos de campo de Tello. En cuanto a la orfebrería, en las excavaciones en el cementerio inca
de Rinconada La Molina realizadas por Guerrero, se pudo registrar las piezas usadas para
el trabajo orfebre que habían sido enterradas como parte de las ofrendas funerarias de los
mismos orfebres lo que nos proporcionó información directa del tipo de material usado
para este fin (Carcedo y Vetter 2002). Así también en Baessler (1906, tafel 10) se muestran
varios cinceles cuya procedencia es en su mayoría Chancay y Pachacámac, información
valiosa que permite tener idea de dónde se pudieron encontrar talleres de orfebrería.

Agradecimientos
Deseamos agradecer a la doctora Margarita Guerra, directora del Instituto Riva-Agüero
de la Pontificia Universidad Católica del Perú; al arqueólogo Sergio Barraza, director del
Seminario de Arqueología de dicha institución; la doctora Inés del Águila, directora del
Museo de Arqueología “Josefina Ramos de Cox” IRA – PUCP; y a la licenciada Milagritos
Jiménez, curadora de dicho museo, por facilitar el estudio de parte de sus colecciones.
Asimismo, agradecemos a Transportadora de Gas del Perú (TgP), Walsh Perú S.A. y
Trashumantes S.A.C., particularmente a su gerente general, la licenciada Lucía Balbuena,
por permitir el acceso a los materiales e información de las excavaciones del Proyecto de
Rescate Arqueológico Loop Costa.
Finalmente, damos las gracias a Paloma Carcedo, Glenda Escajadillo, Anne Marie
Hocquenghem, Pilar Portocarrero y María Luisa Vásquez por sus aportes a este trabajo; y
a Maga Landaveri por la elaboración de los dibujos.
242 Homenaje a la Dra. Mercedes Cárdenas Martín

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