You are on page 1of 1

Yo y mi otro yo

Por: Michel Enrique Gamboa Graus.

Ahora me es inadmisible aseverar quién es el dominante, en este instante


estoy incapacitado para identificar quién posee el timón que orienta mi nave.
En estos momentos presumo que sea yo, no, es mi otro yo, no… ¡oh!… no sé.
En ocasiones siento colosales deseos de huir de mí, puede parecer
disparatado, pero experimento deseos de huir de mí mismo, y donde quiera
que arribo estamos juntos otra vez, siempre yo y mi otro yo. Ignoro por qué si
son tan antagónicos han de andar continuamente juntos, como condenados,
como criaturas condenadas a cohabitar por ser tan contrapuestas, como dos
caras de una misma moneda, diferentes, pero caras, al fin, de una misma
moneda.
Al principio resultaba sencillo diferenciar cuándo era uno o el otro: yo, tan
alegre, regocijado, alborozado, gozoso, jovial, divertido, radiante,
entusiasmado, achispado, optimista, contento, satisfecho y jubiloso; mi otro yo,
triste, afligido, melancólico, apesadumbrado, abatido, acongojado, amargado,
apesarado, saturnino, pesimista, malhumorado, mustio y opaco. Al inicio era
tan fácil diferenciarlos, tan elemental. Sin embargo, de buenas a primeras, se
ha tornado embarazoso. Tal parece que han decidido contender, que han
resuelto probar fuerzas para precisar quién es el imponente, para resolver
quién tomará el timón, para disponer cuál es la principal cara de la moneda;
pero de esta batalla que se libra en mi interior aún no ha salido vencedor
alguno. Por momentos domina yo, por momentos mi otro yo. Cuando estoy
seguro que señorea uno, ya el otro está en el poder. No puedo actuar como
uno ni como otro, y por tanto no puedo actuar, Soy solo el escenario de una lid
imperecedera, de un perpetuo combate devastador, y me he obstinado de
esperar un desenlace inexistente. Estoy exánime de aguardar en vano y me he
sublevado, y he determinado desterrar a ambos contendientes de mis asoladas
entrañas y ser, entonces, yo, verdaderamente yo, irremediablemente yo.
Lo he logrado; al fin conozco el sosiego, la tranquilidad, la tregua; al fin percibo
el descanso, el reposo, el respiro; al fin advierto el desahogo, el alivio;
finalmente soy solo yo, yo, yo, ¿o mi otro yo?, ¿quién sabe?... ahora no soy
triste, ni alegre… ahora no soy yo, ni mi otro yo,… ahora no sé quién soy…
ahora, irremediablemente, no sé quién soy.

You might also like