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Universidad de los Andes.

Facultad de Humanidades y educación.

Escuela de historia.

Segunda evaluación escrita de Historiografía


Universal.

Br. Mario Alonso Flores Delgado.

C.I. 23 722 072.

Mérida, 20 de diciembre de 2017.


Índice

Introducción……………………………………………………………………………3

¿Cuál es la relación entre UCRONIA e HISTORIA en el discurso historiográfico de


Tito Livio presente en el LIBRO I?..................................................................................4

Partiendo de los 10 primeros capítulos de la obra de San Agustín¿ Qué papel juegan los
aspectos terrenales del hombre en la obra de San Agustín?.............................................7

Conclusión…………………………………………………………………………......10

Bibliografía…………………………………………………………………………….11
Introducción.

Comprender la configuración de los discursos historiográficos a lo largo de la historia,


es una tarea que requiere rigurosidad y cuidado, porque si bien cada obra y autor han
dejado un legado para la posteridad, este lo ha realizado bajo su contexto social y
temporal determinado; con esto no queremos decir que los problemas y vicisitudes del
ayer no tengan concurrencia en nuestro presente (o futuro incluso) como humanidad, al
contrario suele ocurrir que las intrigas e ideales del hombre suelen trascender tiempo y
espacio, pero con sus debidas transformaciones según sus particularidades culturales.

Al respecto, se nos solicita la labor de responder 2 interrogantes relacionadas a dos


legados historiográficos que suceden “el uno del otro” cronológicamente, y son un
centro neurálgico no solo del pensamiento historiográfico occidental (y por ende
histórico), sino también universal, los cuales son; El libro I de la obra de Tito Livio
“Desde los orígenes de la ciudad”, y seguidamente los primeros 15 capítulos del primer
teólogo “oficial” de la Historia; San Agustín. Cada obra elaborada según intereses y
contextos propios, pero relacionadas sensiblemente a partir de que en tiempos sucesivos
(de 4 centurias de diferencia), ambas son elaboradas en el contexto romano, es decir,
ambas toman una herencia precedente en la cultura y tradición griega, la cual es un
punto neurálgico y génesis tanto de la labor histórica como filosófica de la cual se
nutren tanto la historiografía romana como su sucesora eclesiástica.

A modo de prevención para el lector, las referencias están limitadas exclusivamente a


los textos respectivos de cada pregunta, salvo una única excepción en lo
correspondiente al significado de Ucronía, y algunas cuestiones de índole
“contextualizante” como el contexto en que fue elaborada cada obra, no presentan cita
previa, porque parten de lo visto en clase. Una vez dilucidados estos elementos
introductorios, comencemos.

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A. ¿Cuál es la relación entre UCRONIA e HISTORIA en el discurso
historiográfico de Tito Livio presente en el LIBRO I?

Para responder esta pregunta, es necesario entender que es la Ucronía primero, cuyo
significado es la “reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos” según el
diccionario de la lengua española, pero también es necesario comprender a la misma en
su contexto como el relato único(el sufijo “U” denota único, Cronía proviene
etimológicamente de la palabra griega “cronos” que significa tiempo) o primer referente
historiográfico, sobre el que se sustenta la historia e historiografía Romana en la obra de
Tito Livio.

Dicho primer referente no queda exento de polémica, debido a la íntima relación que
guarda desde sus primeras páginas en su Libro I, con el mito fundacional de Roma,
ligado al Personaje Eneas, personaje de origen foráneo a la realidad geográfica del
Lazio(proveniente de la Guerra de Troya en Asia Menor), y cuyo linaje dará como
sucesores posteriores a los hermanos Rómulo y Remo. De este primer momento
podemos ver el inicio de la Ucronía como puente o conector entre el mito y el discurso
historiográfico romano, de la mano de Tito Livio. Si bien la historia ya tiene un
precedente importante en Grecia con Heródoto y Tucidides, donde la misma nace como
prosa en contraparte al verso Heroico (de Homero por el ejemplo), no hay que ver el
papel de la Ucronía como un “retroceso” dentro del desarrollo del discurso
historiográfico; por el contrario, la Ucronía responde a una necesidad del momento que
se vivía en la Roma de Tito Livio.

Tal necesidad es la conformación de un relato histórico o precedente de “nacionalismo”,


palabra que debe ser entendida con sumo cuidado, debido a que no es empleada con
ánimos de comparar el proceso romano con las nociones que dicho concepto conlleva
por ejemplo, en el siglo XIX, sino más bien en entender la necesidad de un relato que re
motivara el sentido de pertenencia de la sociedad romana de aquel momento, la cual era
la Roma Imperial Bajo el mando de Octavio Augusto (entre 27 a. C. y 14 d. C.), trabajo
para el cual es encomendado Tito Livio y crea “Ab urbe condita libri” ,frecuentemente
conocida como las Décadas, según señala prólogo de la obra leída, o también con el
nombre “Desde la fundación de la ciudad(Roma)” y como señala el mismo en su

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prefacio sobre su tarea “de escribir una historia completa del pueblo romano desde el
comienzo mismo de su existencia”(pag.6). No hay que olvidar que Tito Livio era
“Annalista”, es decir, aquel que trabajaba la historia por años (el sufijo “anno” viene
etimológicamente de año), entendiendo a su vez a estos como historiadores en el
contexto romano.

Retomando el papel de la Ucronía para el caso, la relevancia e impacto de la obra puede


verse reflejada en las líneas que se refieren en tanto la consagración de Rómulo como el
primer Rey de Roma, en detrimento de su hermano, y la instauración por parte del
mismo de un orden social, al llamar a un concilio y “darle un cuerpo de leyes” a las
familias aliadas a él, en pro de coaccionarlas inspirándoles temor al asumir tal símbolo
externo del poder. También el papel de la Ucronía en cuanto relato historiográfico
implica un esfuerzo de hermenéutica (interpretación) que puede verse reflejado en la
“duda” que Livio plantea cuando Rómulo “Creó cien senadores, fuese porque ese
número era el adecuado o porque sólo había un centenar de jefes (de gens)” (pág. 13).
En cualquier caso, la reafirmación de un orden social mediante el relato único es
palpable al explicar en las breves líneas citadas el origen de los “patricios”, grupo
político y social con gran protagonismo en los albores de la naciente ciudad.

Sobre el punto anterior es importante entender que el relato único posee elementos
propios de un discurso historiográfico en cuanto la narrativa trata una “temporalidad” y
“espacio” geográficos determinados, que decir de una sociedad(la romana) la cual a su
vez está compuesta por hombres, el objeto de estudio primordial de la historia. Si bien
está presente la gran vicisitud que sobre tal Ucronía no hay nada previo que refute o
afirme a la misma. Esto tiene un gran valor de referente histórico de una época para la
posteridad y representa un esfuerzo “heurístico”(búsqueda) por parte de Tito Livio en
cuanto al contraste de hechos que nos presenta por ejemplo, en el deceso de Rómulo, el
cual ocurre por causa de una tormenta, pero en apreciación propia de Livio(pág. 18) este
último también creyó “que aun entonces hubo algunos que secretamente dieron a
entender que había sido descuartizado por los senadores”.

Una refutación de similar índole ocurre cuando se refiere al sucesor de Rómulo, Numa
Pompilio, el cual según la tradición se decía que era discípulo de Pitágoras de Samos,
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pero Tito Livio refuta este hecho alegando que es un siglo posterior (en el reinado de
Servio Tulio) “cuando Pitágoras reunió a su alrededor una multitud de estudiantes
ansiosos, en la parte más distante de Italia, en la región de Metaponto, Heraclea, y
Crotona”(pág. 20).

En resumidas cuentas el Libro I trata de manera precisa la Ucronía con elementos de un


discurso historiográfico (de ahí su íntima relación con la Historia) tales como el ya
mencionado tiempo, espacio, descripción y la reflexión propia de Tito Livio desde la
fundación misma de Roma, sus primeros monarcas ya mencionados, sus sucesores y la
llegada de los reyes “etruscos”(Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tulio Tarquinio
“Soberbio”). Todos estos reyes fueron en buena medida “foráneos” en principio, pero
mediante el mérito como señala Tito Livio (pág. 32), se pensaba de Roma como “…una
joven nación donde toda la nobleza era cosa de reciente creación y ganada por el
mérito personal…”, en donde “habría lugar para un hombre de valor y energía”. Esto
según creencia de la esposa de quien sería Tarquinio Prisco. En términos generales
aquellos considerados como “otros” (sean familias y ciudades rivales) fueron asimilados
por un lado, por voluntad propia. Estos a su vez ascendieron en la vida política de la
ciudad. Por otro lado en contraste, Roma se extendía y anexionaba pueblos vecinos
mediante la guerra.

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B. Partiendo de los 10 primeros capítulos de la obra de San Agustín¿ Qué
papel juegan los aspectos terrenales del hombre en la obra de San Agustín?.

Para abordar esta interrogante, debemos comprender primero la relevancia del


pensamiento de San Agustín, el cual va de la mano a su repercusión en el papel de la
iglesia católica como sucesora de la tradición historiográfica romana, y guardiana de los
documentos, la fuente vital para la disciplina histórica, especialmente en lo que sería
finales del imperio romano y la temprana edad media según la convención
historiográfica (del siglo V d.C. al VIII d.C.). Para la comprensión de estas ideas de
gran repercusión, nos dispondremos a desglosar sobre el papel que juegan los aspectos
terrenales de hombre en la obra de San Agustín “la ciudad de Dios” (en su Libro XIX
entre los capítulos I al X), la cual fue escritas en defensa de la cristiandad debido al
saqueo de Roma en 410 d.C. a manos de Alarico, rey del pueblo Godo (cuya religión
era el cristianismo Arriano), saqueo del cual San Agustín fue testigo desde su posición
como obispo de Nipona.

En cuanto a su aporte histórico, San Agustín es precursor de una Teología de la historia,


a causa que el mismo “des-temporaliza” la historia, es decir, la abstrae de tiempo y
espacio, en un ejercicio de racionalización que hace de la Fé, en defensa de la religión
católico cristiana. Tal configuración de pensamiento ocurre a causa de que San Agustín
toma ideas de la Filosofía Griega y Romana, quienes al contrario de San Agustín eran
paganos.

Dentro de estas ideas tenemos los aspectos terrenales del hombre tales como la “el logro
de la felicidad en la infelicidad” (pág.1361), entendiendo la infelicidad con la ciudad
terrenal, cuyo tiempo es finito, en contraparte a la ciudad de Dios, que está ligada a la
infinitud. Para tal tarea debemos llegar a la comprensión de un sumo bien y un sumo
mal. San Agustín enumera “cuatro” cosas que los hombres buscan naturalmente, las
cuales son el placer, el descanso y los principios de la naturaleza que son el cuerpo y el
ánimo(pág. 1362). Dentro de esta búsqueda aparece “como la única razón que lleva al
hombre a filosofar es el ser feliz, lo cual es el fin del bien” (pág. 1366). Dicho bien debe
estar fundamenta en la virtud de llevar una vida sabia (pág. 1371), solo mediante la

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misma podrán convivir el cuerpo (que representa lo terrenal) y el alma (que representa
lo divino).

No debemos olvidar que la vida feliz propuesta es también una vida social. Una en la
que “se ame los bienes de los amigos por sí mismos como los propios y desea para ellos
lo que para sí mismo” (pág. 1372). Entendiendo así por amigo en un sentido unitario,
desde los miembros de una familia y hogar, pasando por la comunidad o ciudad, hasta
comprender a todos los hombres de las naciones del orbe. A partir de este punto
podemos dilucidar como los aspectos terrenales del hombre más allá de ser
contradictorios, son necesarios y complementarios como base para la búsqueda de la
felicidad de los hombres en el mismo plano terrenal. Y quienes están entre los planos
terrenal y divino son los ángeles y santos, hombres que direccionan su vida hacia la
virtud.

Pero no todo se plantea fácil para San Agustín, en el capítulo V (que nos habla
concretamente de la vida social), encontramos como males ciertos a las sospechas,
injurias, enemistades y guerras, ya que la paz es un bien incierto, a causa de desconocer
los corazones de aquellos con quienes queremos establecerla (pág. 1381). Dicho sea de
paso, tales males ciertos no quedan exentos de aquellos seres cercanos a nosotros, sino
que por el contrario se enmascaran en nuestras propias casas, donde la prudencia no
suele resguardarnos. Estos males concretos también permean los términos de la justicia
terrenal. A partir de estas reflexiones vemos como San Agustín, mas allá de teologizar
la historia, la vive y la comprende con todas sus intrigas, las cuales son las acciones de
los hombres.

Siguiendo esta línea, vemos como en el capítulo VII trata sobre la diversidad de
lenguas, donde en términos concretos, el hombres “esta de mejor gana con su perro
que con un hombre extraño”. Tal dificulta nos ha llevado muchas veces a las miserias
de la guerra, la cual nos produce dolor por la pérdida de nuestro seres más próximos,
pero mayor seria la tristeza y muerte para el alma, si nuestros seres queridos dejaran sus
tradiciones o creencias. De esta última afirmación podemos entender una idea de
predestinación en lo que es la salvación (en términos cristianos), para lo cual la felicidad

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Como producto de la esperanza y esta a su vez de la paciencia es que deben regirnos, un
papel para el que los ángeles y los santos son el “puente” entre los dos planes sobre los
cuales se debate San Agustin.

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Conclusión.

Dentro de lo dilucidado en las dos preguntas presentadas, podemos ver un “ir y venir”
dentro de las obras tratadas, en cuanto al hombre, sus ideales e intrigas en las realidad
concreta o ciudad terrenal (en términos de San Agustín), lo cual quiérase o no, es parte
de la historia y está reflejado su legado escrito. En el dialogo de la memoria entre el
presente y el pasado, surge la incógnita del futuro, la cual en cierta medida trataron de
responder o prever Tito Livio desde su Ucronía (en páginas posteriores exactamente
cuándo planteo de modo hipotético si las conquistas de Alejandro Magno hubieran sido
al Oeste y no al Este) como San Agustín desde su Teología de la Historia, orientada
hacia la salvación (la cual también es posible mediante el acto de la confesión en la
religión católica).

Más allá de que no exista o se plantee una ruptura con el mito como hecho a temporal
en el momento de estas obras, ambas son paradigmas que marcan tendencia en el
devenir historiográfico., ya sea mediante la cronología planteada por los annalistas
romanos, como la comprensión del hecho histórico a través de una fe que empezaba a
“racionalizarse” y a vislumbrar la idea de un tiempo “unilineal”, paradigma que fue
reafirmado en los albores de las mismas ciencias sociales que complementarían a la
misma historia como disciplina en la comprensión del hombre.

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Bibliografía

Diccionario de la real academia española, versión digital, consultado el día 16-12-2017


a las 5 23 pm: http://dle.rae.es/?id=b0qe9HT.

LIVIO, Tito. Historia de Roma desde su fundación; Libro I, las leyendas más antiguas
de Roma.(2011) DUARTE SANCHEZ, Antonio (traducción). 6-50pp.

SAN AGUSTIN. La ciudad de Dios, Libro XIX; capítulos I al X. 1361-1391pp.

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