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Los autores
Es difícil seleccionar críticos del autoritarismo escolar, pues el antiautoritarismo
recorre las obras de todos los autores que se han preocupado de la crítica a la educación
tradicional. Con todo, el problema se simplifica si nos centramos en aquellos autores cuya
característica definitoria sea el antiautoritarismo, en aquellos autores que colocan a la
libertad como motor y como meta de la educación.
Ferrer Guardia será el primer autor en el que nos centraremos en este capítulo. Por
definición, la pedagogía libertaria es una pedagogía antiautoritaria;
Ferrer es un destacado pedagogo libertario, y sin duda el más destacado de entre los
españoles. Por otra parte, el merecido redescubrimiento de que su obra está siendo objeto
en la actualidad entre nosotros, es una buena razón para elegirlo con preferencia a otros
importantes pedagogos libertarios.
Nos ocuparemos' a continuación de Neill y su experiencia de Summerhill. Aunque
históricamente se suele situar a Neill dentro de la corriente -a la que pertenece- de las
escuelas progresivas inglesas, estrechamente relacionadas con el reformismo pedagógico
del capítulo anterior, creemos que su obra quedará mejor caracterizada si se la incluye
junto a la de otros antiautoritarios.
Carl Rogers, el padre de la no-directividad, será el tercero de nuestros autores.
Como su teoría psicote-rapéutica, su teoría y su práctica pedagógicas se caracterizan por
la libertad de los términos de la relación (sea terapéutica o educativa); sus análisis mere-
cen, por tanto, nuestra Atención tanto más cuanto que están en el origen de una de las
orientaciones de la pedagogía institucional.
La inclusión en este capítulo de las pedagogías institucionales (Lobrot, Oury y Vásquez)
apenas necesita justificación, pues puede decirse que ellas caracterizan en buena medida
lo que es el antiautoritarismo educativo.
El agrupar en un capítulo a todos estos autores no quiere decir que los metamos a
todos en un mismo saco. Entre ellos hay diferencias tan importantes como las que se
analizarán a continuación. Si los analizamos juntos es porque también tienen, como
señalamos en la Introducción, puntos comunes: su defensa de la libertad en educación y su
oposición al autoritarismo de la vieja escuela.
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La Crítica Radical
Los autores
Como en los capítulos anteriores, la elección de los autores no ha sido una tarea sencilla.
Creemos que los finalmente elegidos se mueven dentro de un amplio marco (el marxismo)
que da cabida a una rica diversidad de análisis en el interior de la misma perspectiva.
Marx y Engels están incluidos aquí por la misma razón por la que se incluyó a Rousseau
en el primer capítulo: «Marx, como Rousseau, pertenece indudablemente a la categoría de
los iniciadores y de los estimuladores».2
Gramsci se ocupó siempre de los problemas de la educación en su más amplio sentido y
sus planteamientos nos han parecido merecer un apartado especial. En el contexto de una
preocupación más amplia por los problemas de la cultura, de los intelectuales y su papel,
etc., sus observaciones están llenas de profundidad e interés y hemos creído necesario
dedicarles atención en este capítulo.
Baudelot y Establet, Bourdieu y Passeron están ya entre los más célebres críticos
marxistas de la educación. Puesto que hoy en día es ya imposible hacer un análisis a fondo
de la escuela que no tenga en cuenta sus aportaciones, su inclusión aquí es obligada.
Puesto que Althusser se ha ocupado también del problema, aunque haya sido de forma
tangencial, su análisis acompañan a los de las dos parejas de autores citados.
Por último, Suchodoiski podría representar una línea actual cuyos esfuerzos se centran en
la elaboración de una nueva pedagogía socialista que dé respuesta no sólo a las exigencias
del momento sino también a las del futuro. Por otra parte, su perspectiva -integradora» nos
será, como veremos, de gran utilidad.
Antes de pasar al estudio de estos autores quisiéramos señalar que no siempre ha sido fácil
acceder a sus obras. Blonskij y Suchodolski son los que han presentado más dificultades
en este sentido, especialmente el primero, a cuya obra sólo hemos podido accceder a
través de Dietrich.
2
ídem, p.347. Subrayado en el original.