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ENSAYO DE HIDROLOGÍA: “EL IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS

EVENTOS EXTREMOS EN EL CICLO DEL AGUA”

Dado que el ciclo del agua es impulsado principalmente por el clima, se espera que
el aumento de la variabilidad en los patrones de precipitación y evaporación
provocados por el cambio climático intensifiquen las variaciones espaciales y
temporales de la oferta y la demanda de agua.

El cambio climático intensifica varias de las amenazas a la disponibilidad de agua y


puede aumentar la frecuencia, intensidad y severidad de los fenómenos
meteorológicos extremos. Los científicos concuerdan en que el cambio climático va
a alterar los regímenes de flujo de las corrientes, a deteriorar la calidad del agua y
a cambiar los patrones espaciales y temporales de las precipitaciones y la
disponibilidad de agua (IPCC, 2014). Además, la 5ª evaluación realizada por el
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) prevé
que, por cada grado de aumento de la temperatura global, aproximadamente el 7%
de la población mundial estará expuesta a una disminución de los recursos hídricos
renovables de al menos el 20% (Döll y otros, 2014; Schewe y otros, 2014). Esto
colocará a la mayor parte de la población mundial en riesgo de escasez de agua. Si
bien la geografía de estos cambios es muy variable e incierta, se espera que las
regiones actualmente áridas y semiáridas sean las más vulnerables a un aumento
del riesgo de sequía.

Las regiones subtropicales secas son puntos específicos donde habrá una
reducción significativa de los recursos hídricos superficiales y subterráneos
renovables. A nivel local, la configuración hidrogeomorfológica que actualmente se
encuentra bajo estrés hídrico o sobreexplotación, más el aumento de la población,
se volverá más vulnerable a la sequía, como es el caso de las llanuras costeras,
deltas, islas o zonas de gran altitud.

La disminución de la cantidad de agua disponible intensificará la competencia por


el agua entre los usuarios, incluyendo la agricultura, el mantenimiento del
ecosistema, los asentamientos, la industria (incluido el turismo) y la producción de
energía. Esto afectará al agua, la energía y la seguridad alimentaria a nivel regional,
y eventualmente a la seguridad geopolítica. Entre las regiones que han sido
identificadas como vulnerables a la creciente escasez de agua se incluyen el
Mediterráneo y partes de América del Sur, Australia Occidental, China y el África
subsahariana.

La evidencia histórica muestra los cambios en la magnitud y frecuencia de las


inundaciones provocadas por el cambio climático antropogénico. Por otra parte, las
proyecciones futuras indican que los riesgos de
inundación se intensificarán, sobre todo en partes del sur, el sureste y el noreste de
Asia, así como el África tropical y América del Sur. El aumento de la exposición y la
vulnerabilidad de las poblaciones crecientes exacerbarán las pérdidas
socioeconómicas. El impacto potencial del cambio climático en la actividad
económica y el mercado del trabajo podría ser grave. Si bien el cambio climático
está creando su propia industria en la mitigación y adaptación, sus efectos llevarán
inevitablemente a la pérdida de puestos de trabajo en determinados sectores.
Algunas de estas pérdidas pueden verse compensadas gracias a un enfoque
proactivo de la adaptación a través de las políticas de empleo. Un aprovechamiento
óptimo de estas oportunidades exigirá enfoques infraestructurales flexibles, una
mayor movilidad de la fuerza laboral y la creación de capacidades y la formación a
todos los niveles, especialmente en los países menos desarrollados. Muchas de las
economías en desarrollo del mundo se encuentran en puntos de estrés hídrico, en
particular en África, Asia y Oriente Medio. A nivel mundial, se calcula que el costo
de la inseguridad hídrica para el sector del riego es de 94.000 millones de US$ al
año, y el costo total de la inseguridad hídrica para la economía mundial es de
500.000 millones de US$ anuales (Sadoff y otros, 2015). Incluyendo los impactos
ambientales, esta cifra puede elevarse al 1% del producto interior bruto mundial
(PIB) (Sadoff y otros, 2015). Los daños causados por las inundaciones en todo el
mundo ascendieron a más de 50.000 millones de US$ en el año 2013 y está cifra
sigue aumentando (Guha-Sapir y otros, 2014). Se espera que las consecuencias
del cambio climático provoquen un importante impacto en el desempleo en la
economía mundial a través de los recortes, que podrían llegar a un 2% de reducción
de los puestos de trabajo en el año 2020 (Jochem y otros, 2009).

El sector económico más vulnerable es, con diferencia, la agricultura, uno de los
mayores a nivel mundial en cuanto a número de trabajadores, y sigue siendo el
motor del desarrollo económico en muchas economías emergentes. A escala
mundial, el impacto del cambio climático sobre las condiciones de crecimiento de
los principales cultivos, como el trigo, el maíz y el arroz es predominantemente
negativo (IPCC, 2014). Si bien puede haber impactos positivos del cambio climático
a nivel local, los pequeños agricultores en muchas economías emergentes no
cuentan con la capacidad necesaria para adaptarse con flexibilidad a estas
oportunidades. Además, la creciente presión sobre los recursos hídricos puede
inhibir los esfuerzos de adaptación, que se apoyan en el aumento del regadío, o por
lo menos mantener los niveles actuales de riego. En esas regiones, la falta de
adaptación puede tener consecuencias dramáticas para el empleo local, con la
posibilidad de afectar al comercio y la migración.

A más largo plazo, el cambio climático afectará a la biogeografía y el potencial


agrícola en muchas regiones. Inevitablemente, estos cambios se producirán en un
contexto en el que habrá muchas otras presiones, como el cambio de uso del suelo,
la degradación del medio ambiente y el desarrollo económico. La adaptación a estos
cambios interdependientes requerirá una combinación de conocimientos y
habilidades en ciencias, ingeniería, economía y sociología, pero debido a la
incertidumbre inherente a los mismos también será necesario adoptar estrategias
flexibles, “sin remordimientos”. Para ello habrá que dejar de lado las soluciones
basadas en infraestructuras pesadas y optar por soluciones más inteligentes y
flexibles, incluyendo infraestructuras verdes y polivalentes.
En casos como estos en donde varía tanto los volúmenes y/o capacidades del agua
de escorrentía, evaporización y precipitación, es necesario utilizar los cálculos de
Hidrología, como las ecuaciones empíricas de evapotranspiración, cálculos de área
de la cuenca hidrográfica, intensidad de precipitación, el hidrograma, entre otros
para predecir el comportamiento del agua. De esta manera se podría tomar mejores
decisiones con una mayor claridad, respecto a la construcción de infraestructuras
para almacenamiento de agua de captación, para el riego en la agricultura,
alcantarillado, acueductos entre otros.

Con los proyectos de ingeniería se podría mitigar y/o amortiguar el impacto


ambiental previsto para los próximos años, es por eso que el campo de la hidrología
nos podría ayudar a tener un mejor panorama de los problemas que se vienen más
adelante, es decir que podría ser tomado como punto de partida para el debido
desarrollo de los proyectos de ingeniería.
BIBLIOGRAFÍA

1. Informe de las Naciones Unidas Sobre el Desarrollo de los Recursos


Hídricos en el Mundo 2016. Link de internet:
http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002441/244103s.pdf
ENSAYO DE HIDROLOGÍA: “EL IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS
EVENTOS EXTREMOS EN EL CICLO DEL AGUA”

DIEGO ERNESTO GOMEZ TRUJILLO


CODIGO: 20162152008

Trabajo presentado al ingeniero civil


CARLOS EDUARDO HERNANDEZ

UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA
FACULTAD DE INGENIERIA
PROGRAMA DE INGENIERIA CIVIL
NEIVA
2016

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