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TEMA 5
5.1. INTRODUCCIÓN
Al proyectar se deberá optimizar el diseño con el fin de que los distintos tipos de
demandas que experimentan los componentes durante el tiempo de servicio se ajusten
correctamente a su capacidad de respuesta, con independencia de las circunstancias del
servicio. Para ello se deben elegir correctamente los materiales a utilizar en cada caso, así
como aplicar adecuadamente tanto los métodos de fabricación como los posteriores
tratamientos elegidos.
Los factores que con más frecuencia se encuentran como generadores de fallo o como
reductores del tiempo de servicio de los componentes se deben, fundamentalmente, a diseños
defectuosos y a incorrectas elecciones de los materiales, sin olvidar los efectos que producen
procesos de fabricación inadecuados, tratamientos deficientes, montajes imperfectos o
condiciones de servicio diferentes a las proyectadas.
Analizar los fallos en servicio es muy complejo, pues en muchos casos las
circunstancias por las que se producen son ajenas al componente en el que ha tenido lugar el
fallo e incluso al mecanismo por el que se ha producido. Para llevar a cabo su análisis se debe
comenzar por identificar el tipo de fallo y enmarcarle dentro de una clasificación, producto de
una completa base de datos sobre causas y factores de fallos en servicio. Se debe seguir una
cierta sistemática y aplicar los distintos conceptos con el adecuado rigor y a ser posible
disponiendo de la máxima experiencia.
Se pueden clasificar los fallos según el modo de aplicación de la carga y del tipo de
solicitación que los provocan. Así, la carga puede ser estática, encontrándose bajo tracción, o
flexión, o compresión, o torsión, o cizalladura, o cualquier de las posibles combinaciones
entre ellas. Las fracturas que se producen con este tipo de cargas son estáticas, viéndose muy
afectadas por la temperatura alcanzada por el componente durante el tiempo de servicio. Si la
carga es variable y se repite cíclicamente, la fractura será dinámica y se medirá el número de
ciclos en el que varían las cargas. Si se combinan la carga, el tiempo y la temperatura se
produce la fluencia del material siempre que se alcancen los parámetros necesarios para que el
proceso tenga lugar y que serán discutidos a lo largo del apartado 5.5.
una parte del cristal sobre otra, antes de alcanzar la fractura. Se debe recordar, por una parte
que los planos de deslizamiento son los de mayor densidad atómica, existiendo direcciones
preferenciales de deslizamiento que son las más compactas del plano; y por otra, que si la
fractura se produce a través de las fronteras de grano, la influencia que ejercen los distintos
tipos de partículas precipitadas sobre ellas tiene una gran trascendencia en el proceso de
fractura.
Las fracturas transcristalinas se pueden dividir en una serie de grupos que dependen de
los distintos mecanismo de fractura o del aspecto morfológico que presenta la propia
superficie de rotura que, a su vez, también depende del tipo de esfuerzos experimentados o de
las características intrínsecas del material, siendo el más representativo el que tiene lugar por
coalescencia de microcavidades. Las fracturas intercristalinas se caracterizan,
fundamentalmente, por la separación de los granos a través de sus bordes, presentando en
algunos casos microdeformación plástica en sus superficies.
- Dúctil por carga estática. Este tipo de fractura implica deformación plástica por
deslizamiento, produciéndose gran absorción de energía y elevado alargamiento. En
función del tipo de carga puede ser de tracción, de flexión, de cizalladura, o de torsión.
- Frágil por carga estática. El efecto de las tensiones aplicadas provocan el
crecimiento de grietas en planos normales a la dirección de la carga, caracterizándose
por presentar escasa deformación plástica.
- Frágil por carga estática mantenida. Se divide en corrosión-tensión, en fragilización
por hidrógeno, en fragilización por metal líquido y en fragilización por irradiación
neutrónica. Todas ellas corresponden al mecanismo que origina la rotura, no
produciéndose características morfológicas significativamente diferentes.
- Fatiga. Se dividen, en función de las posibles variantes que se pueden producir en el
mecanismo de fatiga, en bajo y alto número de ciclos, cuando sólo se tiene en cuenta
el efecto mecánico; en fatiga-corrosión y fatiga-temperatura, cuando se combinan los
esfuerzos mecánicos que tienen lugar por fatiga con la corrosión o temperatura.
Los diferentes mecanismos de fractura que pueden tener lugar en los sólidos
cristalinos actúan de forma aislada o combinada, encontrándose entre los más importantes los
siguientes:
Fractura intergranular
Es el modo de fallo típico de materiales cerámicos, de los que tienen uniones iónicas y
de los metales con estructura hexagonal o cúbica centrada en el cuerpo, como, por ejemplo,
los aceros ferríticos, cuando están sometidos a bajas temperaturas y altas tensiones. Es una
fractura frágil que se origina por la formación de grietas y su posterior propagación a lo largo
de determinados planos cristalográficos.
Fractura transgranular
A temperaturas muy altas y tensiones elevadas, la difusión es tan rápida que se inicia
un proceso de recristalización. En este régimen, las altas densidades de dislocaciones se
5.3. CORROSIÓN
5.3.1. Introducción
La interacción que los distintos tipos de materiales experimentan con los diferentes
ambientes supone un deterioro de las propiedades iniciales, además de una pérdida de sus
características externas que determinan su apariencia, siendo el deterioro diferente para los
distintos tipos de materiales. Así, en los metálicos se produce una pérdida de material por
disolución del mismo, que corresponde a la corrosión; o se forman distintas capas no
metálicas o finas películas que dan lugar a la denominada oxidación. Para que éstos
fenómenos tengan lugar en los materiales cerámicos es necesario que las temperaturas a las
que se encuentren sean muy elevadas y las condiciones ambientales muy extremas. En los
materiales poliméricos se producen degradaciones de sus características cuando se encuentran
en contacto con disolventes o cuando se encuentran expuestos a la acción de radiaciones
electromagnéticas o a los efectos de elevadas temperaturas.
Entre los materiales metálicos más significativos por su alto nivel de pasivación se
encuentran los aceros inoxidables, gracias a su importante contenido en cromo, y las
La corrosión que tiene lugar en los distintos materiales metálicos se manifiesta de muy
distintas formas y es en función de ellas, como se clasifican los distintos tipos de corrosión:
galvánica, por picaduras, por aireación diferencial, por corrosión intergranular, por erosión y
bajo tensiones. A continuación se describen brevemente cada una de ellas, estudiándose la
corrosión intergranular de forma algo más extensa, dadas las graves consecuencias que puede
provocar este tipo de corrosión en importantes campos industriales, como por ejemplo el
nuclear.
Corrosión galvánica
Para reducir la acción de este tipo de corrosión se deben tomar distintas precauciones,
entre las que se pueden destacar: la elección de materiales próximos dentro de la serie
galvánica, para ser unidos entre sí; la utilización de ánodos con áreas lo más grande posible
con el fin de que no se produzcan relaciones desfavorables entre las áreas del ánodo y cátodo,
y por último, el aislamiento eléctrico de metales distintos.
El inicio de las picaduras de origen corrosivo tiene lugar en los defectos superficiales,
como por ejemplo grietas, en los que se forman cavidades que presentan un crecimiento del
material disuelto en dirección perpendicular a la superficie, constituyendo así las picaduras.
Cuando la penetración es considerable se pueden producir fallos del material en servicio.
Para evitar en lo posible este tipo de corrosión se debe efectuar el diseño de recipientes
sin áreas estancas con el fin de que el drenaje sea lo más completo posible y así evitar la
formación de depósitos. La utilización de uniones soldadas en lugar de remachadas o
atornilladas también reduce la formación de corrosión por aireación diferencial.
Corrosión intergranular
efecto térmico, hacia los bordes de grano en los que precipitan. En el proceso de difusión
hasta llegar a los bordes de grano se produce la coalescencia de dichos precipitados, de forma
que su tamaño al alcanzar los bordes de grano es muy considerable.
Un ejemplo muy común de este tipo de corrosión tiene lugar en las soldaduras de
aceros inoxidables, ya que el efecto térmico durante el proceso de soldadura produce su
sensibilización. Con el fin de reducir el riesgo de que se origine este tipo de corrosión se
disminuye el contenido de carbono en los aceros inoxidables y así se forma menor cantidad de
precipitación de carburos de cromo; y sobre todo se añaden al acero elementos aleantes, tales
como niobio o titanio que precipitan con el carbono más fácilmente que el cromo y en
consecuencia, se mantiene este en disolución sólida, no produciéndose el empobrecimiento de
cromo en las proximidades de los bordes de grano y evitando así la corrosión intergranular.
Este es un tipo de corrosión que resulta, por una parte de la acción del ataque químico
y por otra de la acción abrasiva derivada del movimiento del fluido. Aquellas aleaciones que
se pasivizan, formando una fina capa protectora, son las más afectadas ya que la acción
abrasiva puede erosionar la capa protectora dejando al material sin la necesaria protección,
aunque en la mayoría de los casos se produce la autogeneración con prontitud, evitándose la
formación de la corrosión por erosión. La corrosión por erosión se presenta,
fundamentalmente, en los codos o reducciones de tuberías, en los que el fluido cambia de
dirección y se hace turbulento. Un buen diseño de las piezas que eviten las turbulencias y la
menor presencia de partículas en el fluido son los mejores métodos para paliar este tipo de
corrosión.
La primera y más importante medida a tomar para prevenir cualquier tipo de corrosión
es seleccionar el material correctamente, pensando en las características del medio en el que
se va a utilizar, sin olvidar la parte económica que conlleva cada decisión a tomar. A veces no
interesa, en términos económicos, utilizar el material más adecuado para un determinado fin y
en consecuencia se emplea otro tipo de material que necesita que se le apliquen medidas de
protección contra la corrosión.
Uno de los medios más eficaces para prevenir la corrosión es la protección catódica,
que llega incluso a impedir totalmente la corrosión en determinadas situaciones, haciendo que
se convierta en cátodo el metal a proteger, mediante el suministro de electrones desde una
fuente exterior. De esa forma se invierte el sentido de la reacción de corrosión, convirtiéndose
en una de reducción. La técnica más utilizada es la construcción de un par galvánico, de
forma que el metal a proteger se conecta eléctricamente a un metal más activo, denominado
ánodo de sacrificio, que será el que se corroa y suministre electrones que protegerán de la
corrosión al otro metal. Los metales más utilizados para este fin son el magnesio y el cinc,
siendo este el empleado para galvanizar mediante la deposición, en la superficie del acero, de
una fina capa de cinc por inmersión en caliente.
Para que tenga lugar la fractura por corrosión bajo tensión es necesario que el material,
en un determinado estado, sea susceptible a la corrosión, que el medio sea lo suficientemente
agresivo como para que la corrosión se pueda producir, que el nivel de tensiones en el que se
encuentre sea suficiente para que si existe una parte del material con algún defecto, o sea sin
protección, se inicie el proceso de corrosión bajo tensiones, siempre que se supere el valor
umbral del factor de intensidad de esfuerzos, que es función del material, de las
heterogeneidades que presente, así como de su estado y del medio corrosivo en el que se
encuentre en servicio; este valor permite calcular la tensión que determina el servicio
indefinido. Si las condiciones de servicio exigen una tensión superior a la tensión umbral, la
fractura se producirá con total seguridad y el tiempo para que tenga lugar será el necesario
para que la grieta alcance el valor crítico de tenacidad en el que el proceso de fractura es
incontrolable.
En las fracturas que se producen por un proceso de corrosión bajo tensiones, existe un
periodo de iniciación, seguido de uno de propagación bajo este mecanismo, para llegar a la
fase final de rotura por carga estática. Los tipos de medio que pueden ser agresivos y el
carácter de las grietas producidas, dependen del material.
los bordes de grano, mientras que en la corrosión transgranular bajo tensión (TGSCC) las
grietas se propagan a través de los granos.
La práctica totalidad de los casos de agrietamiento por corrosión bajo tensión que se
producen en la industria nuclear son del tipo IGSCC, consecuencia del efecto conjunto del
estado de tensiones y del medio ambiente en aquellos materiales que son susceptibles de sufrir
este fenómeno. A continuación se describe la influencia de cada uno de estos factores, así
como los mecanismos de fractura y las posibles acciones a tomar para evitar este tipo de
corrosión.
Figura 5.3
Los aceros que contienen elementos tales como niobio o titanio, también forman
carburos, pero son menos propensos a la sensibilización, ya que su afinidad por el carbono es
más fuerte que la del cromo y por lo tanto, el cromo permanece en solución mejorando la
resistencia a la corrosión. No obstante, si el contenido de carbono es alto, también se pueden
originar ciertas zonas, muy delimitadas, en el área de soldadura, propensas al IGSCC, ya que
la concentración del estabilizador, necesaria para asegurar la protección, depende del
contenido de carbono, y así, por ejemplo, el valor mínimo de la concentración de titanio ha de
ser cinco veces superior a la del carbono. Por el contrario, un incremento en el contenido de
Se puede considerar que los distintos tipos de deformaciones a los que se someten los
aceros inoxidables producen una rotura de la película protectora de óxido, dando lugar al
inicio de la corrosión, con la consiguiente pérdida de metal hasta que se origina una nueva
película protectora. Por otra parte, la sensibilización de un material, que implica una
disminución del contenido de cromo en los borde de granos, origina una importante pérdida
de material antes de que se forme una nueva película protectora.
La limpieza estricta, tanto interna como externa, de las tuberías antes de la operación
de las mismas y un cuidadoso control de la química del agua circulante durante la operación
de la planta, son procedimientos que se utilizan para prevenir la presencia de ambientes
corrosivos. Así, durante la limpieza y la realización de pruebas preoperacionales, la química
del agua se debe controlar de acuerdo con especificaciones estrictas, entre las que se incluyen,
como criterios de aceptación de los sistemas de tuberías, limitaciones de cloruros, fluoruros,
conductividad y pH.
Fase de inicio
Como es sabido, la superficie del acero inoxidable está protegida contra la corrosión
por una fina película de óxido protector. Además de esta película pasiva, puede existir otra
película, algo más gruesa, de óxidos depositados en forma de suciedad que puede absorber
impurezas tales como sulfatos o cloruros, lo que influye en el inicio de la grieta. Así,
pequeñas cantidades de sulfatos y cloruros pueden favorecer y acelerar el inicio de IGSCC
bajo cargas constantes, cuando el potencial electroquímico es lo suficientemente alto. El
inicio de la grieta se considera que tiene lugar en el punto en el que existe un electrolito, en la
zona entre la capa de óxido protectora rota y la superficie del material desprotegido.
Propagación de la grieta
Las acciones que únicamente tienen lugar sobre uno de los factores pudieran no ser
efectivas en todas las situaciones previstas, por lo que se recomienda actuar al menos sobre
dos de los factores, tal como material y control químico del agua o relajación de tensiones
más control químico del agua.
5.4. FATIGA
5.4.1. Introducción
los primeros ensayos sistemáticos del fenómeno de la fatiga, permitiendo enunciar las
siguientes leyes:
- Las piezas metálicas pueden romper bajo esfuerzos unitarios inferiores a su
carga de rotura, e incluso a su límite elástico, si el esfuerzo se repite un número
suficiente de veces.
- La fractura no tiene lugar, cualquiera que sea el número de solicitaciones, si la
diferencia entre el esfuerzo máximo y el mínimo es inferior a cierto valor límite,
que es función del esfuerzo medio. Esta diferencia se denomina resistencia en
servicio o límite de fatiga.
La fractura por fatiga es muy difícil de analizar, puesto que implica el estudio de daños
en el material a escala atómica, microscópica y macroscópica, y, en general, estos niveles no
pueden ser considerados de forma individual, sino que deben relacionarse unos con otros, para
entender el proceso completo de fatiga y poder así, minimizar las incertidumbres existentes en
la predicción de la vida por fatiga de los componentes. La superficie de este tipo de fractura
presenta un aspecto característico y en ella se distingue una zona lisa, algunas veces oxidada y
una zona con un granulado más o menos rugoso y en algunos casos fibrosa, lo que demuestra
que la fractura ha sido originada por una grieta que ha ido aumentando de forma lenta y
progresiva hasta llegar a una fractura rápida final, que se produce cuando la carga se hace
demasiado grande para ser soportada por la sección remanente.
El fallo por fatiga bajo condiciones cíclicas tiene lugar mediante el inicio y posterior
crecimiento de una o más grietas hasta que se produce la fractura. En general, la nucleación se
origina en la superficie libre y la grieta crece en tres “estados” tal y como se muestra en el
esquema representado en la figura 5.4.
Figura 5.4
existen discontinuidades superficiales, que son zonas en las que se producen la concentración
de tensiones.
Antes de exponer los distintos mecanismos y sus correspondientes teorías del inicio de
grietas para cada uno de los dos tipos, se presenta la curva tensión de saturación-deformación
cíclica en la figura 5.5, pudiéndose observa en ella tres regiones diferentes.
Figura 5.5
Las dos primeras partes de la curva se corresponden con fatiga HCF, es decir,
deformaciones pequeñas y alto número de ciclos, mientras que la tercera parte de la curva se
corresponde con fatiga tipo LCF, es decir, con grandes deformaciones periódicas. La zona
intermedia se caracteriza porque la tensión de saturación es casi independiente de la
deformación.
Como norma general, el inicio y la nucleación de grietas por fatiga tiene lugar en las
superficies libres, aunque en algunos materiales el inicio puede ocurrir en el interior. La
nucleación tiene lugar mediante un proceso de deslizamiento de dislocaciones, siendo las
superficies libres los lugares más propensos al citado inicio. La ausencia de restricciones en la
superficie libre de los granos permite que la estructura de dislocaciones, generada como
consecuencia de las cargas cíclicas, se extienda fuera de la superficie libre de los granos y
produzca una superficie microscópica irregular. Estas estructuras, formadas por dislocaciones,
son conocidas como bandas de deslizamiento.
Figura 5.6
En el caso de la fatiga de baja amplitud de deformación, HCF, las grietas suelen
iniciarse en aquellos lugares en los que las PSB´s interactúan con superficies libres o con los
bordes de grano. Cuando la interfase tiene lugar en superficies libres, las microgrietas se
nuclean de forma transgranular, mientras que cuando interaccionan los bordes de grano, el
proceso es intergranular, con independencia del tamaño de grano.
En los casos en los que la fatiga está originada por deformaciones de gran amplitud,
LCF, la deformación tiende a ser homogénea, de diferente forma que en el caso de HCF en
que la deformación se localiza en las PSB´s. Aunque en el caso de LCF también se observan
algunas extrusiones, no son lo suficientemente severas como para originar un agrietamiento
transgranular, por lo tanto la rotura se produce, en la mayoría de los casos de LCF, de forma
intergranular.
Según alguno de los modelos se puede asumir que para que una grieta avance de
forma estable y continua, bajo condiciones de deformación plana, se precisa de una inyección
de dislocaciones que permitan acomodaciones de los desplazamientos cortantes en el frente de
la grieta, a 45º del plano de la grieta, dando lugar a la formación de estriaciones,
entendiendo por tales las marcas regulares que pueden observarse en la superficie de fractura
por fatiga, generalmente paralelas al frente de la grieta, y que representan las posiciones
sucesivas del frente de la grieta durante la propagación de la misma.
Entre las razones que de forma habitual han llevado a los investigadores a desarrollar
teorías sobre el avance de grietas por fatiga, pueden citarse las dos siguientes:
- En primer lugar, el interés existente en predecir las velocidades de propagación de
grietas, con objeto de estudiar aquellas situaciones que no están cubiertas de forma
expresa por datos experimentales.
- En segundo lugar, una vez entendido el proceso de crecimiento, poder establecer una
forma teórica de predicciones que ayude a identificar discrepancias entre el
comportamiento esperado y el real.
Aparecen así dos utilizaciones diferentes de las teorías de propagación de grietas: las
leyes de predicción y las teorías de predicción basadas en un modelo de propagación.
Tª OPERACIÓN
AMBIENTE INSTALACIÓN MATERIAL
(ºC)
Aire Aviones Aleaciones de Al ó Ti 100
Aceros
Aire Vasijas de Presión 300 – 600
ferríticos/inoxidables
Vapor / Agua Generadores de Vapor Aceros ferríticos 400 – 600
Vapor Turbinas Aceros ferríticos 550
Barcos, Tuberías,
Agua salada Aceros ferríticos 25
Plataformas petrolíferas
Reactores rápidos
Sodio Aceros inoxidables 400 – 600
refrigerados por líquido
Aceros
Litio Reactores de fusión 600
ferríticos/inoxidables
Reactores de gas a alta Aleaciones de Ni / aceros
Helio 700
temperatura inoxidables
Hidrógeno Alternadores Cobre y aceros ferríticos 500
Queroseno Turbinas Aleaciones de Ni y Co 700
Tabla 5.I
En los componentes y estructuras utilizados en ingeniería hay que distinguir entre dos
tipos de tensiones. Por una parte están las denominadas tensiones primarias, originadas por
cargas tales como presión, peso propio, cargas mecánicas, condiciones o limitaciones de
contorno, como por ejemplo, el impedimento de la expansión térmica mediante puntos de
anclaje. En este último caso, las tensiones térmicas a través de la sección del componente son
independientes de la velocidad de cambio de temperatura.
Por otra parte, existen las denominadas tensiones secundarias, que surgen como
consecuencia de calentamientos y enfriamientos de soldaduras de metales diferentes, o las que
tienen su origen en transitorios térmicos. Estos últimos producen tensiones transitorias
debidas a los cambios rápidos de temperatura en las superficies internas o externas de los
componentes. En estos casos, la pendiente de la rampa de temperatura es un dato básico para
determinar la magnitud de tales tensiones.
Dependiendo del tamaño del componente, si los sucesivos ciclos térmicos son lo
suficientemente importantes como para producir plastificaciones alternativas del material en
las capas superficiales, se puede iniciar una pequeña grieta por fatiga, especialmente en
localizaciones críticas después de un cierto número de ciclos, originándose de esta forma el
fenómeno conocido como fatiga térmica.
En la figura 5.7 se representa de forma esquemática este fenómeno, así como el ciclo
de histéresis que tiene lugar como consecuencia de la fatiga térmica.
Figura 5.7
Los principales puntos a destacar del lazo de histéresis descrito son los siguientes:
- La máxima diferencia de temperaturas entre la parte A y el resto del material,
incrementa las tensiones de pico correspondientes a los puntos A y C.
- Durante la relajación de tensiones en la operación estacionaria, tramo BB´, pueden
producirse daños por fluencia.
- El ancho de la zona plástica en la curva del ciclo de histéresis, disminuye a medida
que se incrementa la distancia desde A, en la zona plastificada del material.
- Si existiesen tensiones de tracción externas, se incrementaría el ancho del ciclo de
histéresis durante el enfriamiento.
- Si las velocidades de enfriamiento o calentamiento se hacen lo suficientemente lentas,
la plastificación asociada desaparece.
- La magnitud de la tensión en la superficie y por lo tanto el tamaño de la zona
plastificada depende del espesor del componente.
Son numerosos los casos en los que se presentan problemas de fatiga térmica. A
continuación se presentan, a título de ejemplo, algunos componentes que sufren ciclos de
calentamiento y enfriamiento durante su vida de servicio.
- Reactores avanzados refrigerados por gas. En este tipo de reactores tiene lugar la
fatiga térmica en los recubrimiento de acero inoxidable (20Cr-25Ni-Nb) de los tubos
de combustible, que son elementos de 0.5 mm de espesor que siguen la expansión y
contracción del combustible durante los cambios de potencia del reactor, operando a
temperaturas comprendidas entre 650 y 750ºC. Así mismo, se produce la fatiga
térmica en los soportes del aislamiento térmico del núcleo del reactor, que utilizan
pernos de 12 mm de diámetro de acero AISI 321, que sufren deformaciones plásticas
de cierta consideración. Se ha detectado el inicio y propagación de grietas a partir de
las raíces de la rosca.
- Turbinas de gas. La fatiga térmica se da en los álabes y componentes con espesores
típicos de 5 mm, sometidos a rápidos transitorios térmicos durante los arranques y
paradas. La deformación permitida suele ser de 0.05% para los discos y hasta 0.35 %
para los álabes, estando la temperatura de trabajo comprendida entre 600 y 800ºC.
- Reactores rápidos refrigerados por sodio líquido. En este tipo de reactores, la fatiga
térmica se produce en los aceros austeníticos de la estructura superior del núcleo del
reactor, con temperatura de operación de 540ºC. Los transitorios térmicos se deben a
cambios bruscos en la temperatura del sodio refrigerante durante las paradas rápidas,
disparo del reactor, o a calentamientos como consecuencia de pérdidas de refrigerante,
pudiéndose alcanzar deformaciones totales del rango de 0.2 a 0.5%.
- Armamento. Tiene lugar la fatiga térmica en cañones fabricados con aceros de baja
aleación y con espesores superiores a los 25 mm, observándose grietas múltiples que
crecen rápidamente hasta una profundidad de 0.2 mm, extendiéndose después más
lentamente hasta alcanzar profundidades de 6 mm tras varios miles de operaciones, la
vida útil de diseño suele fijarse en 104 operaciones.
- Válvulas, depósitos, carcasas de turbinas. Tiene lugar en componentes de hasta 150
mm de espesor, normalmente de acero 1/2Cr-Mo-V, que operan a temperaturas
superiores a los 550ºC. Se deben tomar precauciones especiales ante posibles defectos
de fabricación y agrietamientos inducidos por las modificaciones de temperatura
durante los arranques y paradas de los sistemas a los que pertenecen.
- Rotores de turbinas. La fatiga térmica se produce en aceros 1Cr-Mo-V, de 300 mm
de diámetro y sometidos a temperaturas de operación de 550ºC, detectándose grietas
en ejes de turbinas de entre 375 y 125 MW, producidas en servicio, tras haber sido
sometidos a un total de entre 70 y 900 operaciones de arranque y parada.
- Plantas nucleares convencionales. La fatiga térmica alcanza a las tuberías de acero
inoxidable, de agua de alimentación a generadores de vapor. Durante las paradas en
caliente los arranques y paradas de las bombas del sistema mezclan agua a temperatura
superior a 210ºC con agua fría a temperatura inferior a 40ºC produciendo bruscos
calentamientos y enfriamientos.
5.5. TERMOFLUENCIA
5.5.1. Introducción
El equipo necesario para ensayar bajo fluencia consiste básicamente en un horno para
que la probeta de ensayo pueda alcanzar una determinada temperatura, un dispositivo para
colgar un cierto peso y un registrador de las deformaciones producidas en función del tiempo.
Figura 5.8
Los ensayos elementales realizados para el estudio de deformación y fallo por fluencia
consisten en someter una probeta a tensión uniaxial. Un tipo de probeta normalizada se
presenta en la figura 5.9. En ella destacan los acuerdos especiales sobre los que se toman las
señales inductivas o capacitivas que permiten conocer, de forma continua, la evolución de la
deformación.
Figura 5.9
Se originan así diferentes tipos de curvas que sirven para estudiar el proceso de
fluencia y para obtener los parámetros o características del material que permiten efectuar
diseños de componentes y estructuras que puedan verse afectados por este fenómeno. Si el
ensayo se realiza a temperatura lo suficientemente baja como para que no tenga lugar el
proceso de fluencia, entonces la tensión y la deformación alcanzan su valor máximo en el
instante t y permanecen constantes en esos valores máximos mientras se mantiene la carga
aplicada. No hay cambios de la tensión o de la deformación dependientes del tiempo y sus
magnitudes se relacionan entre sí con total independencia del tiempo.
Figura 5.10
Los ensayos de fluencia que se realizan habitualmente para caracterizar las propiedades de los
materiales, tienen lugar a temperaturas y cargas constantes. Los términos o conceptos básicos
utilizados para describir los diferentes estados de fluencia se muestran en la figura 5.11, de
acuerdo con las definiciones establecidas por el Código ASME.
Figura 5.11
Figura 5.12
Se debe recordar que como los tiempos de interés suelen ser mayores que el límite
práctico de los ensayos experimentales, es preciso utilizar procedimientos de extrapolación,
tales como los establecidos por el Código ASME, que serán expuestos posteriormente.
Analizando los micromecanismos que tienen lugar durante los estados de fluencia
primario y secundario, se ha determinado que dichos estados están influenciados por la acción
conjunta del endurecimiento por deformación y la recuperación, que se activa térmicamente,
de la estructura de dislocaciones, tal y como establecieron Bailey y Orowan.
Un aspecto fundamental a tener en cuenta es que si las fronteras de grano son las
únicas fuentes y sumideros de huecos o vacantes atómicas, la difusión tiene lugar sobre
distancias del orden del tamaño del grano, d.
Mientras que si los átomos se difunden a lo largo de los bordes de grano en lugar de
hacerlo a través de los granos, se tiene la ecuación que corresponde a la fluencia de Coble:
b Db / kTd 3 5.3
MECANISMO DE
VELOCIDAD FLUENCIA CARACTERÍSTICAS
FLUENCIA
Típico de los metales
B i (Norton)
Movimiento de
Se da a tensiones y temperaturas altas
n
dislocaciones
Temperaturas altas
v Dv / kTd 2 Tamaño de grano grande
Fluencia por difusión
(Nabarro-Herring) Difusión a través de los granos
A tensiones bajas
b Db / kTd 3
sustituir por Temperaturas intermedias
th Tamaño de grano pequeño
Difusión por contornos de grano
(Coble)
Controlado por
u b b /
dislocaciones/partículas duras
Deformación de granos (policristales)
Nabarro-Herring / Coble Flujo difusional
Deslizamiento de los
bordes de grano Fluencia en los granos
A tensión alta, bordes de granos, rígido.
A tensión baja, bordes de granos,
B f n deslizante
Tensión característica
Los límites entre las diferentes áreas se calculan, comparando las ecuaciones de
velocidades de deformación que rigen los diferentes mecanismos. En la figura 5.13 se muestra
esquemáticamente un mapa de mecanismos de deformación por fluencia, entendiéndose que
debe desarrollarse uno específico para cada tipo de material y proceso de fabricación.
Figura 5.13
Se puede observar como el límite entre las zonas de fluencia de Coble y de Nabarro-
Herring se calcula igualando sus ecuaciones de velocidad de deformación, teniendo en cuenta
que los dos mecanismos de fluencia difusional dependen de forma lineal de la tensión, el
límite está representado por una línea recta vertical y el mecanismo que requiere mayor
energía de activación, Nabarro-Herring, se encuentra en la zona de temperatura más alta.
Por último, debe observarse que la zona de fluencia por dislocaciones está dividida por
dos líneas a trazos. Una de ellas, aproximadamente horizontal, separa el régimen de tensiones
bajas en el que el deslizamiento por los bordes de grano es el dominante; de la zona de
tensiones altas, donde los bordes de grano se comportan como rígidos. La línea vertical separa
la difusión por vacantes a lo largo de líneas de dislocaciones, que tiene lugar a baja
temperatura, de la difusión a través de la estructura, que tiene lugar a temperaturas altas.
Los mapas de deformación presentan una ventaja práctica importante, ya que permiten
extrapolar datos de laboratorio a las condiciones de servicio, con bastante grado de confianza,
cuando ambas están en la misma zona del mapa de deformación. Por otra parte, permiten al
diseñador elegir la ley constitutiva adecuada para los análisis de tensiones de los componentes
en estudio.
La fractura por fluencia se divide en: fractura por deslizamiento de los bordes de
grano, denominada en “w”; y fractura por coalescencia de cavidades intergranulares,
denominada rotura tipo “r”, produciéndose a temperaturas elevadas y cargas medias.
En las figura 4.14 se presentan ambos tipos de fractura, la 5.14a corresponde al tipo “w” y la
5.14b al tipo “r”, que han tenido lugar al ensayar bajo fluencia a temperaturas de 700 y 750C.
Figura 5.14a y b
Figura 5.15
La determinación del tiempo necesario para que se produzca la rotura por fluencia en
un material, teniendo en cuenta la tensión y temperatura de trabajo, es un dato básico para el
diseño de componentes, como ya se ha indicado con anterioridad.
Para alcanzar este objetivo, diferentes investigadores han desarrollado trabajos que han
permitido establecer la dependencia del tiempo de rotura de la tensión aplicada y de la
temperatura. Los principales estudios sobre este tema son los siguientes:
- La regla de Monkman-Grant.
- El parámetro de Sherby-Dorn.
- El parámetro de Larson-Miller.
- Las ecuaciones de Kachanov-Rabotnov.
- El concepto de Proyección .
tiempo de rotura en función de la tensión aplicada, y que dan lugar a la curva que sirve de
base para, mediante la aplicación del parámetro de Larson-Miller, extrapolar a tiempos
superiores. Por ejemplo, se puede comprobar como a 600 C y bajo carga de 220 MPa se
produce la fractura a 100 h; y como a 120 MPa la fractura tiene lugar cuando se alcanzan las
10.000 h. Se pude extrapolar que a esa temperatura el material alcanzará la fractura a las
100.000 horas si se le somete a carga de 80 MPa o a las 300.000 h. si la carga es de 65 MPa,
trazando una línea vertical, desde la intersección de la recta 600-873 grados con las rectas de
100.000 y 300.000 horas, hasta que corte a la curva que representa los valores de P.
Figura 5.16
5.6. DESGASTE
5.6.1. Introducción
Los comentarios precedentes sugieren que lo más deseable es trabajar con valores
mínimos de fricción, sin embargo no se debe olvidar que, en ocasiones, valores altos o
apreciables de fricción son deseables e incluso necesarios, como por ejemplo en funciones de
frenado, recubrimiento, control de tensión de fibras, abrazaderas, etc. que son casos en los que
se requiere un control preciso de la fricción y no la ausencia de la misma.
La lubricación supone el uso intencionado de alguna sustancia que reduzca la fricción entre
superficies en contacto con el fin de mitigar el desgaste, aunque hay que tener presente que la
ineficacia de los lubricantes o del sistema de lubricación puede originar fallos repentinos de
alguno de los componentes.
Así como la terminología y el nivel de desgaste son todavía temas de debate, lo que si
está definido y aceptado es que existen tres tipos básicos de desgaste: adhesivo, abrasivo y
erosivo que serán pormenorizados a continuación, así como la teoría de delaminación que
incorpora elementos de adhesión y abrasión.
Desgaste adhesivo
Las superficies casi nunca están perfectamente pulidas sino que presentan asperezas de
diferentes tamaños y formas. Cuando dos de estas superficies se ponen en contacto bajo una
presión normal o con una componente normal al plano de las superficies las rugosidades se
ponen en contacto y deforman elástica o plásticamente hasta que la tensión entre ambas es
superior a la resistencia del material.
Desgaste abrasivo
suele dividir en abrasión por roce y abrasión erosiva. Este último mecanismo se refiere al que
realizan partículas transportadas por un fluido en contacto con la superficie desgastada, y se
discutirá en el apartado sobre erosión. La abrasión simple o por roce puede ser debida a
partículas atrapadas entre las dos superficies o partículas fijadas en una de las superficies que
se desplaza bajo presión sobre la otra, como por ejemplo el desbaste.
Otro método de clasificación distingue entre la abrasión doble o triple, de acuerdo con
el párrafo anterior en la abrasión doble, dos cuerpos en contacto, la protuberancia abrasiva se
fija en una de las dos superficies en contacto, mientras que en el caso de la triple abrasión se
involucran tres cuerpos diferentes, existiendo partículas abrasivas atrapadas entre dos cuerpos
en movimiento relativo, resultando este tipo de abrasión ser más débil que el anterior ya que
no todas las partículas actúan todo el tiempo ni con la misma fuerza. En términos de
mecanizado, las muelas, fresas y papeles de lija se pueden considerar sistemas dobles,
mientras que la fricción libre y el pulido se podrían considerar como sistemas triples.
Para evaluar la importancia del desgaste por abrasión se suele utilizar la expresión:
Vab = dQ/dl, que define la velocidad de volumen desplazado por unidad de longitud, siendo Q
el volumen arrancado y l la distancia a la que se desplaza. Dado que Q es función de la
profundidad de abrasión de las partículas se puede proponer que:
Vab W/H, donde W es la fuerza de contacto y H la dureza de la superficie, por lo que se
puede poner en la forma: Vab = K1K2K3 /H, donde K1 es la probabilidad de formación de
residuos, K2 es la proporción media de volumen desplazado cuando se forman los residuos y
K3 es una constante que depende de la forma de las partículas o protuberancias abrasivas, es
Para materiales dúctiles K2 oscila entre 0 y 1, pero para materiales frágiles puede
alcanzar valores más elevados. Un aspecto a tener en cuenta es el tamaño de partícula
abrasiva ya que en materiales frágiles se puede llegar a la fractura si el radio de la partícula
provoca la transición dúctil frágil del material. En términos generales el tamaño crítico
decrece cuando la dureza de superficie aumenta y la tenacidad disminuye.
Desgaste erosivo
5.6.3. Delaminación
Para concluir con este apartado y con el tema se presenta brevemente una teoría que
permite describir el desgaste de superficies en deslizamiento relativo, basándose en la
delaminación superficial. La teoría está íntimamente relacionada con el comportamiento
frente a la fricción, la pérdida de material y la forma de las láminas perdidas. Inicialmente el
contacto entre dos materiales ocurre en las zonas de asperezas, zonas que se deforman o
fracturan fácilmente, evolucionado hacia una superficie más regular. Como resultado de este
pulido relativo se generan tensiones superficiales y deformaciones que inducen grietas
internas que se nuclean bajo la superficie, propagándose paralelamente a la misma, aflorando
eventualmente y produciendo restos.