You are on page 1of 23

Héctor Loaiza

Ciudad de México, 17 de julio de 1982

A las 7 de la mañana, Carlos Castaneda, vestido de una manera diferente a la


víspera, ya me estaba esperando en la cafetería del Sheraton Maria Isabel. Esta
vez llevaba una camisa gris sport, con cuello abierto sobre las solapas de su saco
también gris. En realidad no se podía calcular su edad: parecía ser un eterno
adolescente. Pero su rostro moreno y arrugado semejaba esa mañana haberse
hendido aún más, llevando los signos distintivos de los adictos al peyote. Era tal
vez el cansancio, ya que él había dormido muy poco (como yo).

A mi primera pregunta, Castaneda se sintió "bloqueado", porque nunca había


concedido una entrevista grabada. Me sugirió que lo escribiera, porque no podía
hablar frente a la grabadora, testigo frío y mecánico. La tuve que apagar.
Seguimos conversando hasta que sin que él lo notara, la encendí de nuevo. Lo
que sigue es el resultado de una entrevista de dos horas.

HÉCTOR LOAIZA: ¿Cuál ha sido tu formación, qué libros leías y qué autores
han influido en tu trabajo?

CARLOS CASTANEDA: Al comienzo de mi aprendizaje con don Juan, yo era un


estudiante de antropología muy concienzudo: estudiaba y leía mucho. Hasta me
preparaba bastante para hablar con él acerca de los usos del peyote. Una vez
don Juan me hizo un chiste muy interesante, me dijo que me había preparado en
vano. "Te preparas tanto” añadió, “¡entonces el conejo salta sorpresivamente en
diferentes sitios!" Me advirtió que yo no contribuiría con interpretaciones basadas
en mis lecturas a lo que él me estaba diciendo. Fue una decisión sabia de su
parte, puesto que ya habíamos empezado grandes discusiones. Por mi lado, tenía
dudas sobre él. Ese hombre era un farsante que me estaba engañando. En
materia de los usos del peyote me refería a la autoridad máxima, el Dr. Weston
La Barre (1) (considerar a éste como autoridad máxima era una aberración). Pero
en esa época, creía en la autoridad de La Barre a las cosas que don Juan me
decía. Pensaba: “Ese viejo no sabe ni pizca de los usos del peyote, no habla
como La Barre. No hay nada que pueda reconocer en lo que dice este animal, con
lo que ha escrito el gran profesor La Barre". Cortarme de eso fue muy sabio, no
podía hacer otra cosa.

H.L.: A través de tus libros que fueron éxitos de librería en los Estados Unidos
y Europa, se llega a la conclusión de que don Juan existe, es real, y ahora
vive en la imaginación de tus lectores.

C.C.: No. Don Juan es como Carlos Castaneda, otro personaje. Es el Nagual, el
dirigente de un ciclo mágico y como tal, don Juan Matus tiene una gran
importancia. Como persona social don Juan no llamaba la atención. Además no
sólo es un personaje importante en su ciclo mágico, sino que también ha
testimoniado de las circunstancias que lo convirtieron en personaje.

H.L.: Carlos, desde ayer, he constatado que tu visión de los seres y las cosas
es ficticia. Porque hablas del "personaje" Carlos Castaneda, del "personaje"
don Juan. Para ti, la realidad no es más que una ficción y para citarte
textualmente: "es sólo una descripción".

C.C.: Sí, efectivamente. Pero es una descripción compartida. Los seres humanos
están envueltos en un consenso que es exigente en lo cotidiano. El consenso
particular de un grupo de brujos ligados al personaje don Juan Matus, el Nagual,
puede extenderse y cubrir un número más largo de participantes.

H.L.: ¿Puedes explicarme un poco más el ciclo mágico de don Juan?

C.C.: Don Juan dice que según un mito tolteca se puede trascender el sentido
biológico de la muerte. Un hombre puede liberarse de la compulsión de morir y
puede morir de una manera diferente. Don Juan lo llama la "búsqueda de la
libertad". Es un ciclo mágico que no tiene nada que ver con las unidades
perceptivas de nuestro mundo cotidiano. El grupo de don Juan es cerrado, no
porque en sí sea un grupo esotérico, sino simplemente no tiene interés en
alcanzar a personas del exterior. Por razones ineluctables, concibió que era
parte de mi ciclo de acercarme a gente extraña a él, sin que yo sea indio ni
tuviera nada que ver con su tradición. Don Juan como persona social viene por
supuesto de un grupo étnico. Tuve una gran dificultad en averiguar de dónde
venía el Nagual, nunca me lo dijo, no porque fuera un secreto, sino que
simplemente no le interesaba revelármelo. Si hay gente que busca de dónde
vengo yo, no es cuestión mía. Si lo encuentran está bien y si no, ¡eso no es
importante! Don Juan quería que yo borrara los rasgos de mi historia personal,
¡pero nunca me dijo cómo hacerlo! Es una categoría de índices tan vaga como
por ejemplo "universidad". Nadie sabe en realidad lo que es "universidad". Todo
el mundo puede tener una opinión diferente, pero usamos la palabra tan
efectivamente como si compartiéramos el significado uniforme de "universidad".
Don Juan quería que yo hiciera eso con un método tan vago como el de borrar mi
historia personal. Entonces el "arreglo" de las contradicciones de la filosofía de
don Juan, sucede cuando uno hace un "intento" artístico para llevarla a cabo y
eso es importante para entender a don Juan y a su conducta.

H.L.: En uno de tus libros, relatas la manera cómo don Juan te ha hecho
aproximar a su visión de la muerte. Te ha dicho que "hay que vivir con su
muerte al lado".

C.C.: Por supuesto, es el mundo de referencia del guerrero al estilo de don Juan.
El guerrero debe referirse constantemente a ese final inevitable. Sólo cuando
uno toma —como dice don Juan— la muerte como punto de referencia, sin
morbidez y sin sentirse apenado u ofendido, entonces se puede en realidad
superar la mezquindad natural de la vida. Don Juan decía que nosotros vivimos
como seres inmortales, sin dar cuenta de nuestros actos a nadie, como si
fuéramos eternos. Nos damos el lujo de perder el tiempo y andarnos en
idioteces. Estoy convencido de que don Juan tenía razón. Es una manera mucho
más interesante de enfocar la vida y no como mis familiares, que viven aterrados
por la muerte y sin embargo desperdician sus vidas. ¡Qué barbaridad! ¡Es una
manera espantosa de no darse cuenta de lo que hacen!

H.L.: Hay dos actitudes frente a la muerte, la primera es tener una idea
mórbida, por ejemplo es rendir culto a la muerte. Y la otra, es la represión:
no pensar más en ella. Es lo que pasa en Occidente, donde la gente trata de
olvidar a toda costa que un día va a morir.

C.C.: En ese sentido don Juan, en su tradición es único al considerar que la


muerte es un punto de disolución, una referencia a todo lo que hacemos. Pero,
él quería trascender la muerte y cambiarla. Sabía que moriría, que se extinguiría
inevitablemente. Pero adoptó la opción de cambiar la finalidad de la muerte y
transformarla conscientemente en algo diferente. No quería dejar su cuerpo (ya
lo dije anoche). Esto me parece una idea absurda, me es imposible concebir
lógicamente como occidental que la intención de don Juan tuviera validez. No
dejar el cuerpo es absurdo. Y eso era lo que él quería para él y para su grupo,
que fueran capaces de trascender esa cosa inevitable que es la muerte y dejar
que la fuerza viviente se escape del cuerpo. Él consideraba que la fuerza viviente
tenía la suficiente capacidad como para transformar al cuerpo en energía pura,
lo opuesto a lo que nos pasa a nosotros, hombres del mundo cotidiano. Dejamos
que la fuerza viviente se escape del cuerpo y que éste se extinga como un
organismo muerto, inerte. Para mí eso es único, no conozco a ningún autor que
me haya dado una idea similar a la de don Juan en su búsqueda de la libertad y
en la transformación del cuerpo en energía pura.

H.L.: Tus palabras me hacen pensar a la reencarnación, ¿qué puedes decirme


sobre eso?

C.C.: Don Juan consideraba que creer en la reencarnación es darnos demasiada


importancia. Somos tan únicos que no vamos a volver al mundo, una y otra vez,
para perfeccionar nuestro esplendor. Eso sería absurdo. Para don Juan no
estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. ¡Es inconcebible! Eso es un
aspecto del enorme egoísmo judeocristiano, el de creerse seres únicos, hechos a
imagen y semejanza de Dios. Don Juan solía decir que somos accidentes, seres
que van a morir. ¡Eso es todo!

H.L.: En la conversación de anoche has esbozado la idea de desembarazarse


del mundo afectivo, de los sentimientos. Y parece que tú lo has logrado…
C.C.: Efectivamente. Después de tantos años de prácticas, llegó un momento en
que tuve una enfermedad muy grave, por lo que fui al médico. Tenía lo que se
llama la “hiperventilación”, eso es lo que creía. Pero no era así. De acuerdo a la
ideología de don Juan, "estaba perdiendo la forma humana". Bueno, yo nunca lo
tomé en serio. Mi lógica no me permitía creer que uno pueda perder el aspecto
humano, ni siquiera entendía lo que don Juan quería decir. Para él, "perder la
forma humana" significaba entrar en un estado de desprendimiento. Pero no se
llega a eso poco a poco, como un conocimiento o un "estar consciente" de que es
importante perder ese apego. Llega de sopetón. Llega un día en que uno pierde
la forma humana y al día siguiente está envuelto en un sentimiento desconocido,
inexplicable. Así vivía don Juan.

H.L.: También hay esta noción que también mencionaste anoche que es el
desapego, que me parece una influencia oriental.

C.C.: Llega un momento en que el aprendiz siente que no tiene más apego, que
el mundo no tiene la fuerza ni el valor coercitivo que tenía el día anterior. Ese es
el secreto. El mundo nos obliga a actuar de cierta manera. En ese sentido son
importantes y de una sofisticación extraordinaria las conclusiones a las que han
llegado los brujos o los chamanes (como queramos llamar a don Juan). Para ellos,
"el mundo es una percepción" y nosotros somos los que lo perciben. Depende de
nosotros que le demos significado de uno o de otro modo, no sólo cultural. Y si
decimos, es cuestión de mi cultura, de mi educación, eso nos exonera de la
responsabilidad de actuar. Para don Juan eso no tiene importancia. Debemos
entender que el mundo es una percepción y como tal es posible entonces actuar
sobre él y cambiarlo. Y tenemos que cambiar el tenor de esas percepciones. Al
lograr el cambio de una manera tan sutil y al mismo tiempo tan dramática,
también cambia el significado del mundo. Éste deja de ser fijo y estéril,
interminable, incompleto, como lo percibimos normalmente. Don Juan abarca
todo eso y lo lleva a su punto culminante.

H.L.: Cuando dijiste que el desapego no es una noción racional, intelectual,


voluntaria... El hecho de que se produzca de improviso, ¿no te parece que es
una especie de mutación?

C.C.: Sí, don Juan y los miembros de su clan sostienen que es un cambio
morfológico el que sufre el hombre, al nivel del campo de energía y no significa
simplemente una mutación espiritual.

H.L.: Se trata entonces de una mutación psico-fisio-biológica.

C.C.: Por supuesto, de la manera como nosotros podríamos entender un cambio


total, pero más que eso don Juan cree que es un cambio de energía. El hombre
como campo de energía se transforma. Dice el Nagual que la presión es como un
sube y baja y que en ese estado el guerrero se entrena. Esa presión, a un debido
momento es tan fuerte que impulsa el cambio de la biología. Entonces el cambio
es total y no es que uno se esté reprimiendo. No me controlo, ni trato
desesperadamente por ejemplo de no enojarme o de ser desprendido, ¡eso sería
simpático! Es el no tener interés, se me extinguió el interés. ¿Cómo me relaciono
con el mundo? Lo que es importante en mí, es el personaje Carlos Castaneda, ya
que no tengo ningún vínculo que me ate al mundo como persona. El único modo
de entablar este puente con el mundo es a través del personaje, exactamente
como lo hacía don Juan. Él decía que no tenía historia. Pero yo me esforcé como
un demonio siguiendo mis cánones antropológicos, para encontrar su historia, su
origen, sus datos vitales. El nunca me lo impidió, ¡eso no le importaba un pepino!
Pero yo siempre pensaba que don Juan era hermético, no revelaba nada, parecía
como si tuviera algo que esconder. Ahora estoy en el mismo caso, no tengo nada
que esconder. Sin embargo, ahora comprendo la conducta de don Juan, él era un
personaje, había perdido la forma humana y sólo podía relacionarse con el
mundo como el Nagual, el dirigente. No he llegado a ese estado, yo no soy
dirigente ni director de nada, pero si he perdido la necesidad de percibir el
mundo.

H.L.: Se dice en Europa que en tus libros hay siempre una posición crítica,
muy occidental, y se supone que eso es para crear una necesidad en don Juan
de explicarte. O por otro lado, te aferraste a las normas sensoriales
occidentales porque tuviste mucho temor de quedarte en esa realidad no
ordinaria

C.C.: Los dos puntos de vista son correctos. Al enfrentarse a la disolución


perceptiva, uno es tan vulnerable y tan débil que no hay manera de describir la
sensación, el afán que tiene uno de reconfortarse. Esto es importante cuando
uno está en embate con lo desconocido; es un miedo telúrico, biológico, que no
tiene nombre. No se trata del miedo a la muerte. El miedo a la disolución
psíquica es infinitamente más importante que el de la extinción biológica. Y uno
necesita hacer uso de todos los elementos, baluartes, bastiones, de todo aquello
en que uno pueda apoyarse. Al mismo tiempo yo tenía un gran interés en
preguntarle a don Juan qué es lo que me estaba pasando, que él me explicara.
Necesitaba una elucidación más amplia. El único modo de forzar a don Juan era
preguntándole. Estoy en la misma situación ahora, si tú no me preguntas yo no te
puedo explicar nada. Tienes que preguntarme y de ese modo estoy compelido a
explicarte. Algunos de sus aprendices nunca le preguntaron nada, no llegaron a
"engancharlo" intelectualmente. Y para ellos don Juan, el Nagual, era muy
diferente de lo que era para mí. Un aprendiz jamás llega a entender lo que está
practicando. Por mi parte, quiero entender qué es lo que estoy haciendo, como
no tengo la salvaguarda del lector, no puedo defenderme de lo que le pasa a
Castaneda, diciendo: "¡Ah esos son engendros de su imaginación!" Tengo que
asumir una responsabilidad mayor. Debo adelantarme al fenómeno mismo y
entenderlo o ¡me llevó Mandinga! No puede haber un acomodo medio para mí.
Tengo que entender lo que está pasando y de ese modo dispongo de un apoyo
mínimo.
H.L.: Carlos, has dicho que no eras indio, has dicho también de que asimilaste
muy bien las enseñanzas de don Juan para "borrar tu historia personal". En
Francia se sorprenden por el hecho de que hayas cortado tus raíces, que no
tengas nada que ver con tu pasado. Y por otro lado, ahora que te he oído
reivindicarte mestizo, “cholo”, frente a los valores culturales del mundo
criollo, hispánico, creo que esa es la riqueza de tu pensamiento.

C.C.: El hecho de que sea “cholo”, ¡por supuesto! Eso es lo que me da una serie
de premisas que envuelven puntos contradictorios. El único modo de resolver
esas contradicciones es de una manera artística. Cuando digo que no soy indio,
me refiero a un sentido cultural. Lo que yo hubiera considerado coherente en
don Juan hubiera sido que él tomara como aprendiz a una persona que nació y
creció en una reserva para indios en los Estados Unidos. Yo vengo de afuera,
fuera del contexto de don Juan, ni siquiera tenía una idea del contexto indio de
don Juan.

H.L.: Gracias al hecho de que en ti confluyan dos culturas, eras la única


persona que haya podido captar la atención de don Juan.

C.C.: El Nagual, como vidente, era capaz de ver los campos de energía y vio en
mí la energía adecuada para emprender este aprendizaje. El hecho de que
culturalmente yo estuviera asimilado al pensamiento europeo me sirvió de
soporte. Pero al mismo tiempo me ha distraído y me ha frenado del "intento
total". Que yo sea perfectamente consciente de mis orígenes, ¡no podría ser de
otro modo! Tenía que tomar en cuenta lo que era para perseguir lo que don Juan
quería. Él exigía que uno se enfrente a sí mismo sin ninguna pasión, de hecho es
uno de los puntos culminantes de su ideología. Me forzó a mí a que hiciera un
recuento de mi vida, y cuando te digo que no vuelvo más al lugar donde nací lo
digo en un sentido de que ya hice el recuento. Don Juan insistía de que era
posible darle a lo que llama el “Águila”, la fuerza final, lo que nos devora, lo que
nos dio sustento y nos creó. El Águila, es la suma total de todo lo viviente, en la
tierra y más allá. Uno no sabe las enormes posibilidades biológicas, orgánicas,
conscientes y la suma de todo que está allí. El Águila devora la conciencia en el
mito tolteca. Si uno le da el sustento al Águila, en el sentido de hacer un
recuento total de los eventos de su vida, uno estará libre. Pero al hacer ese
recuento uno acaba con el sentimiento, con eso que nos hace seres del mundo.
Don Juan acabó con las raíces. Porque el tener raíces nos fuerza a la parcialidad
y nos llena de seguridades falsas, nos da la idea de pertenecer a un grupo, a una
tradición. ¡Eso en sí nos impide volar! Nos quita la idea de que podemos valernos
por nosotros mismos, que podemos salir, irrumpir de esa empalizada que el
mundo ha creado alrededor de nosotros. Y eso es todo lo que se me ocurre como
explicación. Pero estás obligado de tener en cuenta quién eres para poder hacer
esa ruptura. Eso sucede sólo cuando uno sabe quien es uno. Una de las cosas que
siempre me molestó es que soy zoquete, bajito, oscuro y feíto —como decía don
Juan— en un ambiente de gente alta y blanca, porque los americanos son
apuestos, bien hechos. Entonces yo estaba lleno de complejos desesperantes.
Don Juan creía que no había modo de salir de ese callejón sin salida. Ir al
psiquiatra para que me arregle mis sensaciones, para don Juan eso tampoco era
el remedio. Lo importante era cortar con todo. El Nagual decía que los que
nacíamos vivos en las nubes éramos príncipes. Entonces ¡yo era un príncipe feo!
Cada vez que alguien me mantenía en un globo y me sacaba el aire, yo me caía
al suelo con frecuencia. Don Juan recomendó que uno andara en el suelo, por lo
bajo. Eso era enfrentarse consigo mismo, sin mentiras, de una manera
indestructible. Porque si no hay espejismos acerca de lo que es uno, la
presentación del yo en la vida cotidiana tiene otro cariz, cobra otro significado.
Ya no hay necesidad de presentarse como el príncipe o la persona de una gran
importancia. Entonces esa presentación es mucho más certera, ¡uno ya no es el
chico del cielo!

H.L.: Lo que más ha llamado la atención en Europa en tus libros es el


aprendizaje por medio de los psicotrópicos para "destapar" los sentidos hacia
esa realidad no ordinaria. Lo que te ha permitido adentrarte en la dimensión
tan contradictoria y temible a la cual don Juan te condujo.

C.C.: Él estaba interesado en poner a mi alcance la idea de que el "intento" crea


todo lo que yo percibo. El mundo está a mi alcance como el que percibe, a través
de la magia del "intento". El único modo de darse cuenta de que el "intento" es
una fuerza manejable, es a través de los psicotrópicos, especialmente para una
persona como yo que en ese entonces tenía “convicciones profundas” sobre el
mundo. Era un mundo equívoco y por lo tanto inmutable que trascendía en mi
persona. Y don Juan cree que el mundo existe aunque yo no exista, pero no
existe en el mismo sentido que yo lo percibo. El mundo no está allí con nubes,
montañas y valles a menos que yo, hombre que percibe, no esté allí. Porque para
don Juan no sólo soy el que percibe, hombre que funciona con una visión
estereoscópica, que me permite percibir al mundo desde un punto de vista
antropomórfico, sino que aprendí a manejar esta visión a través de las
enseñanzas que me dio la sociedad, a canalizar la visión estereoscópica del
hombre como descendiente de los monos antropoides. Estoy preparado para ver
el mundo de cierto modo, por mi ideología. Y el resultado final es que percibo al
mundo como ser humano, que el mundo existe aunque yo no exista. Lo
importante para don Juan era entender y hacer que mi cuerpo entendiera que
esa visión se puede cancelar, que simplemente era una forma de "visualizar" al
mundo. Aunque yo como ser acabado, adulto, no había utilizado todavía el
margen que me quedaba y bajo la influencia de un psicotrópico entraba en
juego. Una vez logrado ese "intento", don Juan logró poner al alcance de mi
cuerpo la idea de que tengo más margen perceptivo de lo que creo, entonces ya
no es necesario el uso del psicotrópico. No puedo usarlo desmedidamente, sin
propósito.
H.L.: Pero hubo una serie de abusos de la parte de los lectores, que te han
tomado al pie de la letra y que han querido reproducir la atmósfera que
describiste en tus libros.

C.C: No se puede reproducir el contexto de don Juan. Al comienzo de mi trabajo


tomé gran cuidado en reproducir y apuntar todo lo que él hacía. Aprendí el
sistema que usan en ballet, para codificar los movimientos. Entonces codificaba
los gestos que don Juan hacía con los ojos, con las manos, con los pies, para
llegar a reproducirlos fielmente. Cuando iba a la montaña don Juan recogía
varias hojas y arbustos, los mezclaba, los machucaba y los ponía sobre mi
barriga. Eso me mantenía con calor toda la noche, sin frazadas y en un frío
congelante. Llegué a coleccionar siete versiones de diferentes plantas y de
diferentes maneras de recogerlas, machucarlas y aplicarlas a mi cuerpo. Cuando
yo traté, usando todos los recursos de los archivos, de reproducir lo que don Juan
hacía nunca me dio resultado, ¡nunca! Y don Juan se reía mucho, se burlaba de
mí, le fascinaba la idea de que yo me diera tanto trabajo en apuntar todos sus
movimientos. Decía que tarde o temprano yo me iba a dar cuenta que todo
estaba relacionado con el "intento", el poder personal. Y un día me dijo: "Mira,
voy a acabar con estas manías tuyas de tomar apuntes." Después de haber
buscado en el jeep lo que necesitaba, me ordenó: "¡Póngase esta tabla
carcomida en la barriga!" Me la puse y tuve el mismo efecto. Durante mucho
tiempo creía que era el poder de la sugestión, al final comprendí que don Juan
era el maestro del "intento".

H.L.: Diría que don Juan como chamán era el escenificador, el metteur-en-
scène, quien controlaba el escenario. Insisto en el hecho que en ese control
sobre ti, utilizó sus poderes hipnóticos.

C.C.:Bueno, yo creía siempre que don Juan, y las otras personas allegadas a él
me sugestionaban, al punto de que yo podía explicar lo que pasaba como un
estado de hipnosis. Ahora he llegado a otra conclusión. Don Juan el “maestro del
intento" (no sé, en español no hay una palabra adecuada, podría decir el "amo
del intento"), como un mago original, no simplemente para sugerirme algo y
dejarme en un espejismo, sumergido en un estado hipnótico. En cierto momento
de la historia, el hombre fue capaz de manejar el "intento" y evidentemente
hacer aparecer el conejo en la mano. Cuando el hombre dejó de ser amo del
"intento", vino la prestidigitación, el conejo está ahora escondido en la
vestimenta del mago y éste lo saca en el instante adecuado. Pero don Juan hacía
aparecer conejos, no solamente para mi visión. El "intento" es lo que hace al
mundo. Las enseñanzas de don Juan trascienden mi lógica y mi manera de
explicar el mundo. Ser el amo del "intento" para los brujos toltecas, yaquis,
mazatecos, que formaban el grupo de don Juan, significaba poder “controlar” lo
que es el mundo, la creación. Por ejemplo, don Juan una vez hizo aparecer aquí,
en la Alameda, en la Avenida Juárez, una ardilla en la mano, que tenía anteojos
y parecía un japonés. Lo que yo no podría conseguir en este momento y no podría
decirte cómo resolver el caso.
H.L.: El gran éxito que tuvieron tus libros en los países anglosajones se debe a
que atrajo mucho más el mensaje que consistía en la reivindicación de la vía
individual. Es también por el ejemplo, no por una ideología ni por un discurso
oral, que el maestro-chamán induce al aprendiz a la comprensión de ciertos
fenómenos de la realidad no ordinaria.

C.C.: Don Juan no creía que haya un cuerpo de conocimiento, a la que un


aprendiz se pueda referir, sin haber interiorizado todos los preceptos de ese
cuerpo. No creía que la manera de actuar de los psiquiatras sea adecuada,
porque yo le contaba mis experiencias cuando trabajaba en el consultorio de un
psiquiatra haciendo encuestas con gente que tenía problemas. Y don Juan estaba
horrorizado por la idea de que una persona que ayuda, un psiquiatra, tenga
también problemas. Yo le decía: "¡Qué quiere que sea! ¿un superhombre?" Don
Juan respondía: "Por supuesto, uno tiene que exigir que el que ayude sea un
superhombre, que esté libre de todas las taras y las mezquindades para
interpretar y sugerir una conducta. De otro modo, lo que hace es validarse a sí
mismo". Para él, eso no tenía significado y por supuesto el aprendiz era todo lo
que existía. Éste, en los términos de don Juan, tenía que ser impecable si quería
ser persuasivo con él. El aprendiz tenía que poner todo los componentes de su
ser sobre la mesa. Si no era impecable, monolítico, en su conducta, no podía
mover a nadie, no tenía poder personal. El "intento" no lo movía. Si yo dejara de
ser impecable, si tuviera una doble vida, la pública y la privada, no podría ni
siquiera ir a la esquina y no habría modo de hacer el "puente" que necesito en
este momento para moverme. Es el "intento" que me mueve.

H.L.: En nuestra mentalidad latinoamericana nos gusta cantarnos boleros


sobre nosotros mismos o nos gusta también hacernos "novelitas rosas" sobre
nuestro Ego.

C.C.: Nosotros somos coloniales, tremendamente influenciados por todo lo que


es Europa. En Latinoamérica vivimos con un ojo en la Embajada de los Estados
Unidos y con el otro, en la de Francia, a la espera de las influencias. No es cosa
que podamos evitar. Mira dónde estamos tú y yo: tú estás en Francia y yo estoy
en los Estados Unidos. Y no hay otro modo.

H.L.: En una conversación que mantuve con Octavio Paz hace algunos días,
hablamos del gran problema entre la América Latina y los Estados Unidos que
es cultural. No llegamos a entendernos y sin embargo formamos parte de un
mismo continente.

C.C.: Don Juan me dio una vez una idea muy extraña de mí, me dijo que con lo
que yo tenía que lidiar con algo que él llamaba lo “Torquemada” (2). Lo que
había en mi interior, no era tanto el artista europeo, el pensador, sino el
inquisidor. Y eso es lo que él llamaba el aporte de Europa y las versiones
totalitarias no son traídas de los cabellos, no son visiones extranjeras. ¡Somos
nosotros mismos los inquisidores! El espíritu del inquisidor que lleva dentro de sí
la coerción, el imponerse al otro de una manera total. Don Juan decía que su
filosofía era el producto de la coerción de quinientos años de índices y de
archivos así como la coerción del pensamiento. Lo más tremendo de Torquemada
era que éste se creía puro y mataba en nombre de Dios, en nombre de una
ideología superior, indiscutible. El Nagual decía que con esa clase de hombres no
había manera de luchar, eso era imposible. Sólo el guerrero puede sustraerse a la
influencia de Torquemada, el que todos nosotros cargamos encima. ¡Eso significa
liberarse de uno mismo!

H.L.: En nuestro continente se pretende reemplazar una religión del libro, la


católica, por otra ideología derivada de la Biblia.

C.C.: Como todo latino, como tú muy bien conoces cómo somos, cuando conocí a
don Juan, estaba imbuido de ideas sobre la reforma y la injusticia social. En
realidad, creía que podía ser útil política o ideológicamente desde un punto de
vista clásico. El rebelde que tira bombas y que quiere la revolución. Don Juan
acabó con toda esa afiliación mía. Me dijo: "Mira, si hay alguien entre los dos que
debe quejarse, soy yo, soy yaqui, indio" Creía que él tendría que quejarse y no
yo. Al final, los yaquis no me interesan en tanto que tales, porque interesarme
por ellos significaría dejar de lado una idea más importante: la salvación del
individuo. Yo, como individuo, no como elemento cultural, entendí las
enseñanzas de don Juan de la mejor manera posible, en mi propio interés. Dejé
de lado, todo lo que significaba una posición social. Es una de las críticas que me
hicieron la noche de la conferencia de prensa. Consideraban que don Juan no era
un chaman, en el sentido de que no tenía ninguna función social.

H.L.: Te referiste varias veces al hecho de que eras el "puente" entre la


civilización occidental y el mundo de don Juan. ¿Podrías explicarme más esta
noción de ser "puente" entre esos dos mundos?

C.C.: Sería imposible para el lector el ir y hablar con don Juan. Una de las
criticas que se me ha hecho, es que no presento las fuentes de mi información. Si
lo que he narrado es verídico y debe ser tomado en serio, estoy obligado a
presentar las fuentes: llevar a la gente para que conozcan a don Juan, que hable
de sus vivencias, que diga lo que piensa y lo que es. Don Juan nunca pudo hacer
eso, ya que no tenía ningún interés en hacerlo. Además hay norteamericanos que
se encontraron con don Juan, ¡cómo podían haberse encontrado conmigo! Si yo
fuera él no tendría ningún interés en revelar a nadie lo que estoy haciendo,
¡sería absurdo! Sería tremendamente superfluo acercarse a mí, como si estuviera
impregnado del aura de don Juan. Si fuera como él, no habría modo, de que yo
dijera nada a nadie. Don Juan me usó a mí, como un "vehículo", al expresar
ciertos principios que regían su vida, tuve la suficiente energía para emprender
la tarea de conceptualizar, de explicar, lo que don Juan hacía en su ciclo
mágico. ¿Cómo explicaría don Juan al mundo, la idea de que era uno de los
personajes de un mito? Creo que sería imposible y de ahí que nadie se acercara a
él. Cuando buscaban al “don Juan” de mis libros, por supuesto que nunca era el
indio que estaba frente a ellos. Si alguien se encontrara con don Juan como
culminación de una verdadera búsqueda, el Nagual lo aprisionará
instantáneamente y esa persona estará fuera del mundo. La compulsión del
guerrero que está envuelto en este ciclo mítico, es la de llevar a la libertad a
cualquiera que se acerque a él. Don Juan me dio la tarea de explicar su universo,
no porque eso me atañe, ni que me dé ganancias y de ningún modo me implique.
¡Es algo como un mandato que viene de afuera! Si me dejan a mí por mi cuenta,
sería imposible encontrarme, que yo les hablara, ¡para qué! Pero el Nagual —
desgraciada o afortunadamente— me dio la tarea de escribir los libros y de
presentarlos en el mundo. Nunca tuvo que lidiar con ese fenómeno y no había
modo de validar en los términos del hombre occidental su propia existencia. No
porque éste se esconda y que haya abismos que nos separan. Con respecto a la
pregunta original, ¿cómo me siento como "puente"? Don Juan me escogió a mí,
como un vínculo entre lo hermético que representa él y la cualidad amorfa que
somos nosotros, los occidentales. Él está precisamente encerrado, y nosotros
estamos abiertos al punto de que no vemos nada.

H.L.: A mí me interesa el aspecto aleatorio, el azar de los encuentros más


importantes que uno puede hacer en la vida. Me has dicho que don Juan te ha
escogido, que tú no lo escogiste, sino que llegaste hacia él. ¿Cuál es la
explicación?

C.C.: Para don Juan es la cuestión del "intento" que rige al destino del hombre,
pero el "intento" no es la intención humana. Para él, es una fuerza principal que
nos mueve, nos aprisiona. El "intento" es digamos la versión de lo que nosotros
conoceríamos como Dios. El "intento" no es lo que don Juan llamaría el Nagual, lo
inexplicable, lo que no se puede transcribir, aquello que no tiene forma, es el
Todo. Mientras el Tonal es el orden, es como una isla de orden, de propósitos, de
serialidades, de ecuaciones, de ciclos, de pensamientos. Todo lo que es conocido
por nosotros en nuestro papel de seres relacionantes. El "intento" es una fuerza
que forma parte del Nagual, que se puede describir y se puede sentir. Y lo que
rige ese ciclo es cuestión del "intento" como fuerza que don Juan encontró, con
lo que yo me crucé en su camino.

H.L.: Lo más admirable de tus libros, es el gran sentido del humor, es decir
que no caes en lo serio ni en lo solemne... Ahora que te conozco lo
comprendo, porque tienes una personalidad alegre, una visión jocosa de la
vida que es verdaderamente benéfica.

C.C.: Esa, era la insistencia total de don Juan, me curó de la "cara larga y del
culo de plomo”, de la pesadez extraordinaria. Yo era un hombre de gran seriedad
y de tremenda pena, tenía la nostalgia de sentirme triste, la pena de mí mismo,
que me perseguía día y noche. ¡Don Juan me curó y eso fue una catarsis!

H.L.: Te señalo una contradicción, ¿cómo siendo la filosofía de tu vida


verdaderamente jocosa se concilia con un gusto por una poesía tan
melancólica y tan trágica, como la de César Vallejo (3)?

C.C.: Como una distracción, yo les leía poemas de Vallejo a don Juan y a otras
personas que no sabían nada de libros. Pasaba horas enteras hablando con ellos.
A don Juan, le gustaba escoger una sola estrofa de cada poema, nunca más de
una, decía que esa estrofa sintetizaba toda la visión del poeta. Más allá de una
estrofa eran quejas y llantos. Para mostrarme la veracidad de sus aseveraciones,
don Juan me hacía leer esos poemas y me decía: "Mira, vuelve a leer esta parte,
eso es lo único que vale en este poema, más allá eso es absurdo. El poeta debía
haber acortado su poema y dejarlo en cuatro o cinco líneas ". A mí, me gustaba
leerle poemas muy cerebrales, afrancesados, que a don Juan no le gustaban por
ser muy frívolos, eran verbosidades, idioteces. Para mí, Vallejo representaba lo
extremo, lo más opuesto a la posición de don Juan. "La otra estrofa es una
aberración, un esperpento" decía.

H.L.: Voy a darte mi opinión personal sobre la obra de Vallejo, ya no


corresponde a la sensibilidad de nuestra época. Lo veo muy cristiano, muy
doliente que asumió los cinco siglos de sufrimientos de los peruanos.

C.C.: A mí, no me gusta César Vallejo, lo siento tremendamente pueril, me


molesta sobre manera la idea de la queja y del llanto personal. Cuando leo a
Vallejo en su totalidad me dan nauseas, es demasiado triste. Para don Juan la
idea de la concepción de un ser humano es importante, debe haber sido hecho
por sus padres con una sensualidad extraordinaria para darle al hijo todas las
opciones posibles. Don Juan creía que era una monstruosidad concebir niños en
el hastío, en el aburrimiento, tenerlos después de años de casados, de haber
adquirido ese amor filial que no tiene nada que ver con la pasión, pero sí con la
civilización. Planear al niño después de años de casado, para don Juan era una
monstruosidad sin nombre, tan espantosa como la de tener animales castrados en
casa. Me dijo una vez que los animales se vengan de uno como seres irracionales,
le comen a uno la energía directamente. Se relacionan con uno como seres
energéticos y no como objetos. Una vez encontré a un gorrióncito que había
caído de su nido, una rata le había comido un ala. Entonces agarré al gorrión y
traté de cauterizarle la herida, para que no se desangrara. Le dije a don Juan
que iba a recoger al gorrión en mi casa, saltando con dos patas sin volar. Don
Juan me dijo: "Si lo tienes como monstruo, como esclavo orgánico y que depende
de ti para todo. Es mejor dejarlo que se junte con el Nagual, con el infinito..."
Don Juan decía que la gran tragedia de nuestro tiempo era la influencia de seres
creados en el hastío, y por eso eran seres miserables que no podían moverse por
sí mismos que dependían de todo el mundo, que eran cargosos, pesados,
débiles... Lloran y se quejan como César Vallejo. Entonces la inteligencia, la
melancolía, para mí son una aberración. ¡Una cosa espantosa! Parece que Vallejo
era el quinzavo hijo de un matrimonio. ¡Uf!

H.L.: Le tocó vivir una época muy difícil, tú sabes todo lo que se cuenta sobre
los prejuicios en Perú a comienzos del siglo XX contra lo indio, lo mestizo, lo
cholo y esos prejuicios continúan. El hecho de que en un poema famoso se
queje de ser tratado de "huaco"(4) es significativo.

C.C.: Ese es el mérito de César Vallejo. Con don Juan, llegamos a la conclusión
de que en realidad le pasaron cosas tremendas. Don Juan usó el "vehículo" de
César Vallejo como un elemento didáctico para mí. En lo que me atañe a mí, la
idea de lo mal que me tratan, yo estoy viviendo de nuevo esa situación y estoy
envuelto en otra vida vallejiana. He logrado escapar a los prejuicios que son
tremendos en el lado del mundo en el que yo vivo.

H.L.: Creo que ese es el problema de ser "diferente". Toda aquella persona
sensitiva, como Vallejo el poeta. Y en tu caso, con esa sensibilidad a flor de
piel y teniendo conciencia de tu "diferencia", siempre tendrás problemas en
cualquier país en que vivas.

C.C.: A menos que uno se comporte como guerrero. El vehículo didáctico de


Vallejo, para mí tuvo una importancia sin igual: don Juan usó la vida de Vallejo y
sus poemas como un ejemplo de lo que uno no debe hacer.

H.L.: He visto que no quieres revelar detalles sobre tu persona, evitas que se
publique tu fotografía. Oí a menudo este comentario en Europa: ¿Qué pasa
con Carlos Castaneda? ¿Está o no a la altura de lo que le pide la gente? ¿De
qué manera alguien que fue iniciado a los secretos de una antigua gnosis,
puede aportar a nuestra época crítica?

C.C.: Bueno, el único modo, necesito encontrar una palabra adecuada,


convincente, para que yo pueda persuadirte a ti. Utilizando otra vez su
ideología, don Juan insistió en que el hombre más efectivo es el "pirata". Éste no
pide, ¡sino agarra lo que puede! El pirata es un solitario que se siente de lo
mejor en medio de su soledad. ¡Que no grita, no se queja ni llora! Porque está
dado a su "piratería" y esto le da una razón de ser. Como estamos tan lejos de
donde venimos, llegamos a donde hemos llegado. Mi presunción creo que es
correcta, es que tú y yo somos dos piratas. De modo que para que yo pueda
convencer a otro "pirata" como yo para que pueda persuadirlo tendría que
producir un resultado palpable.

H.L.: Un hecho mágico.

C.C.: Tendría que —en los términos de don Juan— "detener el mundo". Él
consideró que todo es un juego de percepciones y por lo tanto es una cosa
mutable. Hemos creado como seres organizados, un sistema de percepción que
está constituido por unidades perceptivas. Cambiar el tenor de esas unidades de
percepción, es "detener el mundo". Si pudiera, por ejemplo, hacer en este
momento un "milagro de intento" entonces podría persuadirte.
H.L.: Si se tiene un átomo de sabiduría, se es consciente de lo que sucede en
el mundo. Me parece que la sabiduría tendría que ser empleada para aportar
con un grano de arena a que esto no termine mal. Creo que el "pirata" tiene
necesidad de utilizar todos los elementos cognoscitivos para evitar lo peor.

C.C.: De acuerdo, estoy terriblemente de acuerdo. La razón por la cual te dije


que mi vida era monolítica y que trataba de ser un hombre impecable, sólo a
través de la impecabilidad podría llegar a persuadirte a ti o a otra persona que
sea como tú. Si no pudiera realizar esa reevaluación de energías, me sería
imposible aplicar las enseñanzas de don Juan. Sería una tremenda pérdida de
tiempo, porque no podría llegar a esa síntesis final. Lo que tú dices es
imperativo, que uno aporte con un grano de arena y yo estoy contigo en un cien
por cien, quisiera aportar eso. El único modo de lograrlo para mí es mantenerme
dentro de los cánones de las enseñanzas de don Juan.

H.L.: Me gustó mucho (creo que está en la traducción francesa de "Una


realidad aparte") la anécdota: Cuando haces la diferencia entre el yaqui que
se ha entregado completamente al alcohol que, víctima de los
acontecimientos, quiere poseer objetos materiales, una moto. Y la diferencia
con el yaqui como don Juan que ha conservado su yo interior y que ha sabido
revelar ese diamante de sabiduría que existía en él. Me parece que en esa
situación ya hay el germen de un proyecto ético.

C.C.: Precisamente lo que le da valor pragmático a la conducta de don Juan, es


que lo hace desde un punto de vista de una ética de "guerrero" que trasciende
totalmente la moral cristiana. No hay interrupción en su concepto ético, lo
extiende de una manera total para cubrir todo. Entre nosotros, el mundo está
fraccionado, tenemos una ética que se refiere a la política, a la jurisprudencia,
un fraccionamiento extraordinario. No hay una ética constante que trascienda el
fraccionamiento. La conducta de don Juan era la del guerrero lo que significa
una constancia total. Su interés era guiar, no tenía por ejemplo interés en hacer
amigos, siempre dije que no tuvo ningún interés en hacer un esclavo por su
misión.
H.L.: ¿Cómo un hombre o un personaje como Carlos Castaneda que nació en
un lugar recóndito de la sierra norte del Perú (Castaneda lanzó una carcajada
como si le gustara mi insistencia para que él reconozca públicamente que era
peruano) ha podido llegar a lo que ha llegado?

C.C.: En verdad eso es imposible explicar. Todo lo nuestro me parece cuestión


de suerte. No es posible creer que nosotros los que venimos de lo que llaman el
"Tercer Mundo", podamos confiar sólo en el trabajo, en el talento. Si no tenemos
suerte no somos nadie. La suerte juega el papel final y es el "intento". En mi caso
es un "intento" desconocido que viene de fuera que no tiene explicación. No sé
como podrás explicarlo, tú, personalmente lo que pasó en tu vida. Yo lo
interpreto como la suerte, como algo etéreo, como si me hubiera sonreído la
Dama.
H.L.: O tener una buena estrella.

C.C.: Ese es el modo más adecuado. Una vez que llega uno a la meta, es
esencial la impecabilidad que crea un vínculo con la "buena estrella". Ya no es
una cosa arbitraria del azar, una cosa precipitada.

H.L.: Es tener el soplo necesario. Uno puede nacer con una "buena estrella",
pero sin el impulso vital, entonces uno termina practicando una filosofía
mundana, snob...

C.C.: O acaba como jugador de póquer con mucha suerte (risas), haciendo
fortuna en el bacará, en la ruleta.

H.L.: Hay mucha gente que está pendiente de lo que tú digas, de lo que
escribas. ¿Qué podrías decir sobre el uso de la droga?

C.C.: Don Juan me dijo: si uno pudiese verse a sí mismo de una manera brutal,
sin pasiones, sin misericordia. Si uno llegara a comprender, antes que nada, esa
idea de la concepción. Si uno fue concebido en el aburrimiento, es inevitable el
uso de las drogas, de las supercherías, de los apoyos fáciles, como las substancias
químicas, el psicoanálisis. De acuerdo a don Juan, el hombre moderno es el
resultado de lo que él llama las "cogidas aburridas”. El individuo que es producto
de un coito hastiado nace desesperado, sin matriz, sin dirección. Si esa persona
pudiera tener una adición brutal de sí mismo, llegaría —según don Juan— a ser
avaro de su energía, y a guardarlo para liberarse de las tremendas necesidades
como son los cigarrillos, el alcohol... Debe ser que esa dependencia obedece
simplemente a un descontento general. El uso de las drogas es simplemente una
expresión. Don Juan creía que era un reflejo de la manera como fuimos
concebidos.

H.L.: En la civilización posindustrializada, el padre ya no cumple su rol. En


realidad, el padre es la tele. El padre no es más el educador de sus hijos. Para
mí, la imagen ideal del padre sería la del maestro…

C.C.: Una de las cosas más terribles que me pasaron en mis relaciones con don
Juan. Es lo que me hizo comprender sobre lo niño que somos nosotros, los
varones. Si les ves con los ojos del brujo yaqui vas a notar que estamos envueltos
en una serie de juegos y que las mujeres son mucho más fuertes. Parece como si
fueran de otra especie, en cambio nosotros sólo somos niños. Eso es un producto
de nuestra época. Ahora en los Estados Unidos se nota más que en ningún otro
sitio, ves a un caballero de sesenta años que se siente chiquillo, y que arrastra a
todos, hasta a las mujeres, en la búsqueda de la niñez, de la inmadurez. Pero no
es la juventud lo que buscan, no quieren ser jóvenes. ¡Quieren ser niños!

H.L.: En Europa, en Francia, he oído decir a las mismas mujeres frente a la


crisis de la sociedad y al pretendido fracaso del poder masculino: "La culpa es
la de los hombres, son ellos los que han provocado las guerras".

C.C.: Uno de los soportes de la ideología de don Juan es la idea de que las
mujeres son básicamente superiores. ¡Y no hay discusión! Como chauvinista
macho que viene de Sudamérica, me costó un huevo el aceptar esta posición.
Ahora no tengo ningún inconveniente en aceptarla en toda su profundidad. Sería
una revolución si las mujeres no tuvieran que depender de unidades conjuntivas
robadas a la masculinidad del hombre. Ellas no tienen necesidad de mostrarse
como "machonas".

H.L.: Ese es el riesgo de la imitación del poder masculino.

C.C.: ¿Por qué tendrían que imitar al hombre, si éste para ellas es el usurpador?
Verlas vestidas de machonas, de lesbianas con bigotes. ¡No jodas! ¡Eso es
demasiado traído de los cabellos!

H.L.: ¿Y cómo ves Europa, desde aquí, desde América?

C.C.: La veo muy viejita. ¡Je, je, je! Terriblemente carcomida,


intelectualmente hundida. A mí me gusta los Estados Unidos porque te digo allá
no hay fronteras. Son unos salvajes, hijos de su chingada madre, como dicen
ellos; ¡pero tienen la juventud y la iniciativa! En cambio Europa, envuelta en
luchas tremendas de decadencia, representa lo que don Juan llama
Torquemada.

(1) Weston La Barre, catedrático norteamericano de etnología, autor de “El culto del peyote”.

(2) Tomás de Torquemada (1420-1498), religioso predicador, organizó el Tribunal de la Santa Inquisición. Fue
nombrado por los Reyes Católicos como inquisidor general.

(3) César Vallejo (1895-1938), poeta peruano, que vivió de 1924 a 1938 en París, donde murió. En su obra
poética denuncia la injusticia, la desgracia y la fatalidad que se abate sobre el hombre, alaba el humanismo y
la solidaridad. (4) Cerámica de las civilizaciones precolombinas con representaciones antropomorfas, rostros,
especialmente en las culturas chimú y mochica que se desarrollaron en la costa del departamento de La
Libertad donde nació Vallejo.

Fuente: http://www.resonancias.org
Publicado por María Villares
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con
FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas: Alternativas, conocimiento, entrevistas, Testimonios, Toltequidad

1 comentario:

1.
Anónimo3 de septiembre de 2010, 9:39

!!!REVELADORA¡¡¡...TODAS LAS NOCIONES Y CONCEPTOS QUE UTILIZA


C.CASTANEDA PARA REFERIRSE A DON JUAN Y SU _DIGAMOS_
ANCESTRAL SABIDURÍA NO ME DEJA DUDAS DE QUE AQUEL ERA
HEREDERO DE LA CULTURA TOLTECA Y MAYA (TAL Y COMO LA
INTERPRETO DESPUÉS DE LEER LOS 4 ACUERDOS Y CONSULTAR
OTROS MATERIALES). LA IDEA DE LA MUERTE, DEL GUERRERO, DE LA
IMPECABILIDAD, DE LA SUPERIORIDAD FEMENINA Y EL DOMINIO DE
LA TÉCNICA DEL "INTENTO" (QUE LOS CONVERTÍA EN AVATARES O
SERES DE 5TA DIMENSIÓN) PARECEN ELEMENTOS COMUMES A UNA
CULTURA CUYOS ANCESTROS ESTABAN EN CONTACTO DIRECTO CON
EL HUNABKU Y APRENDIERON A SER Y A VIVIR EN TORNO A UNA
CONCIENCIA Y UNA PERCEPCIÓN DEL MUNDO "AJENA" A NUESTRA
LÓGICA, A NUESTRA MANERA DE ENTENDER LA EXISTENCIA.
GRACIAS UNA VEZ MÁS POR COMPARTIR CONMIGO ESTA SABIDURÍA Y
ESTE CAMINO DE ASCENSIÓN Y CAMBIO
ABRAZO DE LUZ
julio fowler

ResponderEliminar

Añadir comentario
Cargar más...

Comparte comentarios interesantes, que aporten conocimiento a los demás. Muchas


gracias!

Entrada más reciente Entrada antigua Página principal


Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom)

Enlaces a otros blogs:


Cannabis Culture Magazine


4:20 with Marc Emery at Yonge-Dundas Square in Toronto - [image: See video]
POT TV - Just after his release from U.S. prison, marijuana activist Marc Emery
met with supporters in Yonge-Dundas Square a...

Hace 7 horas

Ecoosfera

Ciudades céntricas VS Ciudades desbordadas: ¿Cuál provoca más obesidad por su


infraestructura? - Los resultados mostraron que los vecinos con una estructura vial
densa (compacta) tienen un índice de obesidad menor.

Hace 18 horas

DRAMA HOLISTA

Presentación del libro: Aplicación y Desarrollo del Drama Holista en el Centro


Cultural de la Diversidad - El Centro Cultural de la Diversidad y Escenología Te
invitan a la presentación del libro: Aplicación y Desarrollo del Drama Holista De:
Carlos Robles Cru...

Hace 2 días

FARMAKA Y ENTEÓGENOS: LAS DROGAS SAGRADAS

Baquíadas y sibilas - El profetismo extático tampoco fue desconocido en Grecia.


Bajo la denominación de baquiadas y sibilas, profetas y adivinos de ambos sexos
recorrían el país...

Hace 5 días

Drogoteca.com: Historias de Drogas


Otro nivel en prevención del uso de drogas: la Rosa de Guadalupe en TV - Hace un
par de días, una amiga me pasó un vídeo -el motivo central de esta entrada- que me
divirtió y me preocupó de similar forma. Realmente pensé que el...

Hace 6 días

Revista Ulises

MDMA o el éxtasis químico - Reseña publicada en Cannabis Magazine, número


123. agosto 2014 TÍTULO: MDMA o el éxtasis químico AUTOR: Marc Capdevila
PRÓLOGO: Antonio Escohotado TRADUCCI...

Hace 1 semana

Evolución y ambiente

El microbioma humano, nuestra dieta y nuestra salud - [image: probióticos] Sesión


de preguntas y respuestas con Suzanne Devkota, científica de la nutrición e
investigadora del microbioma humano en la Escuela...

Hace 1 semana

Mastay

El Nierika como huella y como guía - Los mara’kames huicholes (sacerdotes,


curanderos, chamanes) crean magistrales obras de arte llamadas nierika, que son
representaciones cosmogónicas traba...

Hace 2 semanas

Dokushô Villalba
Atención Plena (mindfulness) para la vida cotidiana, en Porto, Portugal - Atención
Plena (mindfulness) para la vida cotidiana con el maestro zen
DOKUSHÔVILLALBA Organiza Sociedade Portuguesa de Meditaçao e Bem-Estar
Com...

Hace 2 semanas

Eleusis

Libro sobre psilocibes - Editado por el Dr. José Carlos Bouso, de la Fundación
ICEERS, el libro “Psilocibes” reúne una coleccion de artículos de expertos
conocedores de la materia,...

Hace 4 semanas

Elefantes de Papel

Erucarum Ortus - Las siguientes ilustraciones fueron diseñadas por la artista y


naturalista alemana Maria Sibylla Merian. Las placas fueron preparadas
originalmente para un...

Hace 4 semanas

Psychedelic Medicine News

How ayahuasca can revolutionize psychotherapy - A look at the psychoactive brew


that brings users a spiritual payoff for their “work” The shaman, a North American
who had trained in South America for mor...

Hace 4 semanas

Toltecayotl
Expertos se reunirán para dialogar sobre arte plumario - Notimex| El Universal
Jueves 26 de junio de 2014 Expertos se reuniron para dialogar sobre arte plumario
ARTE. Este huipil restaurado atribuido a la Malin...

Hace 1 mes

Rexistencias

MÚSICAS Y RITMOS EN RESISTENCIA - A propósito de la reciente marcha


carnaval en Ibagué, Tolima, presentamos este video, que recoge parte de la
participación del maestro Jorge Humberto Jimé...

Hace 2 meses

ronin dice:

PABLO AMARINGO dice: Los Niveles de los Chamanes - Lo que sigue son
fragmentos de la descripción que hiciera Pablo Amaringo de uno de sus cuadros
expuestos en la 5th. International Shamanic Conference de...

Hace 4 meses

La historia del LSD - Odisea -

Hace 4 meses


Frank Díaz

La Biblia Maya 1. Los textos proféticos del Chilam Balam - Por Frank Díaz
Ediciones Fundación Dondé, 2014 Investigación: 2013-2014. Las auténticas
profecías mayas quedaron recogidas en unos manuscritos llamados...

Hace 5 meses

Sanadores Holísticos

Los Bordes del Mapa - Les recomiendo mi libro, es una obra autobiográfica donde
se narran mi experiencias con los mazatecas, huicholes y chamanes peruanos. Aquí
una sinopsis:...

Hace 5 meses

El Vuelo de la Oruga

Los Errores de la Mente - La tarea de obtener toda la atención, el afecto y el apoyo


de los padres y del resto del MUNDO EXTERNO (tal y como lo deseamos y
anhelamos en nuestro MUN...

Hace 5 meses

Psicodélica la mente
Se escucha desde el cielo: - Se escucha desde el cielo: ¿Dónde está el Tíbet?
¿Dónde hay un Belén? Ahora… ¿Dónde vuelvo a nacer...

Hace 9 meses

IBILTZALE

Buceo en Galápagos - La vida en galápagos es exuberante en tierra y en mar. Plena


de belleza. Un lugar muy especial en el planeta, que cuidan bien y que tiene un
significado cl...

Hace 9 meses

Ayahuasca-Medicina

VIDENTE SANADOR BARCELONA - Sanación: dolores musculares, nerviós,


estrés, ansiedad, pesadillas repetitivas, mal de ojo, envidias…étc. Videncia: videncia
directa y sin soporte. Qu...

Hace 11 meses

You might also like