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La ciencia (del latín scientia, «conocimiento») es el

conocimiento que deriva de la experiencia humana


directamente verificable; es decir, que se basa en la
observación directa de la naturaleza que nos
circunda: su dominio se limitará, por tanto, a todo lo
que puede ser observado directa o indirectamente.

Por lo demás, todas las observaciones científicas


deben ser repetibles, esto es, ningún
acontecimiento puede considerarse válido si no puede reproducirse en laboratorio,
y deben estar sujetas a experimentación. Por consiguiente, una teoría científica sólo
puede valorarse mediante una verificación experimental.

La metodología científica correcta impone necesariamente las etapas antes


descritas, y de ahí que teorías fascinantes como la homeopatía, pese a que estén
difundidas y seguidas por médicos de distintos países, todavía no puedan ser
aceptadas por la comunidad científica, por falta de pruebas experimentales que las
avalen.

Homeopatía
El término homeopatía, que deriva del griego amos, «mismo», y patos,
«enfermedad», indica una medicina alternativa a la reconocida por la comunidad
científica. Interviene en la curación de la enfermedad mediante las mismas
sustancias que provocan la patología, pero en concentraciones infinitesimales, esto
es, diluido millones de veces, con objeto de eliminar en la solución final ingerida por
el paciente toda traza química de la sustancia inicial.

Los campos especializados de la ciencia

Las ciencias naturales se ocupan de los fenómenos de la naturaleza y pueden ser


equiparadas a las ciencias físicas, de las cuales la física estudia las propiedades de
la materia y de la energía, y la química se interesa por las conformaciones y las
transformaciones de la materia.

Forman parte de las ciencias naturales la geología, que investiga la estructura de la


Tierra; la mineralogía, que estudia las sustancias de las que está compuesta la
corteza terrestre; la geografía física, que comprende el estudio de las características
superficiales de nuestro planeta; la meteorología, que se ocupa del clima, y la
biología (del griego bios, «vida»), que es la ciencia de los seres vivos.

A la biología pertenecen la botánica, que estudia las plantas; la zoología, es decir,


la ciencia de los animales, y la microbiología, que es el estudio de las bacterias, de
los virus y de los protozoos.
El significativo aumento de los conocimientos que
ha tenido lugar en el ámbito de la biología durante
los últimos cien años ha hecho indispensable la
subdivisión de esta ciencia en campos cada vez
más especializados, y actualmente los grandes
progresos tecnológicos proporcionan los
instrumentos necesarios para observar cada vez
más minuciosamente y con mayor precisión los
mecanismos de la regulación celular, que hoy
constituyen el tema más estudiado por la mayoría de los biólogos. Las principales
disciplinas de la biología son las siguientes:

1. Morfología: (del griego morphe, «forma», y lagos, «discurso»): el estudio de


la forma y de la estructura de las plantas, los animales y los microorganismos.
2. Anatomía: el estudio de los aparatos y de los órganos de los animales.
3. Taxonomía (del griego taxis, «orden», y nomos, «ley»): el método de
clasificación de las plantas y de los animales.
4. Histología (del griego kistos, «tejido»): el estudio de la estructura de los
tejidos.
5. Citología (del griego kytos, «cavidad»): el estudio de las estructuras y de las
funciones en el interior de la célula.
6. Fisiología (del griego physis, «natura»): el estudio de los mecanismos y de
las funciones vitales de los animales.
7. Embriología (del griego embryon, «embrión»): el estudio acerca del
desarrollo de un nuevo individuo en el interior de un huevo o del útero
materno.
8. Bioquímica (del griego bios, «vida»): el estudio de las sustancias que se
encuentran en los seres vivos y de su transformación durante el curso de la
vida.
9. Parasitología (del griego para, «cerca», y sitos, «alimento»): el estudio de los
animales que no son capaces de tener autonomía y viven de otros animales.
10. Etología (del griego ethos, «costumbre»): el estudio del comportamiento
animal.
11. Ecología (del griego oiskos, «casa»): el estudio de las relaciones entre los
animales o las plantas y el medio que los circunda.
12. Genética (del griego génesis, «origen»): el estudio de la herencia y de la
variedad de los caracteres. Según los aspectos que investiga la genética,
ésta se subdivide a su vez en otros sectores:

a) Citogenética: el estudio de la estructura y de las funciones de los cromosomas y


de la herencia de las células.

b) Genética de los microorganismos: el estudio de la herencia de los organismos


unicelulares y de sus mecanismos de regulación celular. Estos últimos se
consideran como modelos muy importantes para el estudio de la regulación de las
células que viven en el interior de animales más complejos, como el hombre.
c) Genética molecular: el estudio de la estructura química de los genes y de los
mecanismos a través de los que los propios genes regulan la actividad celular.

Teorías sobre el origen de la vida

Una de las bases fundamentales de la biología es el origen de la vida sobre la Tierra.


Las numerosas hipótesis formuladas como respuesta pueden resumirse en cuatro
teorías principales: creacionismo, generación espontánea, teoría de la panspermia
y teoría naturalista.

El creacionismo: Todavía a mediados del siglo pasado era una opinión


generalizada que la vida en la Tierra había sido creada por una fuerza sobrenatural,
después de un acto creativo único o bien a intervalos sucesivos.

Además, esta teoría sostenía que cada una de las distintas especies se había
originado separadamente de las otras y que no había experimentado modificación
alguna en el transcurso de las generaciones sucesivas (inmovilismo de las
especies). Dado que no pueden someterse a una verificación experimental, los
fundamentos del creacionismo están excluidos del campo de aplicación de la ciencia
y actualmente son ignorados por la mayor parte de la comunidad científica.

HITOS MÁS DESTACADOS EN LA HISTORIA DE LA BIOLOGÍA

En el amplio campo de las ciencias biológicas, el siglo XX ha sido


extraordinariamente pródigo en descubrimientos. Estos hallazgos han sido posibles,
por la contribución que le han prestado la física y la química y dentro de la primera,
especialmente la electrónica.

Ya no es posible ignorar muchos


aspectos que se desconocían sobre
la composición íntima de la célula una
centuria antes, así como también las
características de los
microorganismos, muchos de ellos
patógenos, cuya identificación y sus
estructuras, han permitido un mejor
conocimiento de las enfermedades,
sobre todo su etiología, su patología y
como consecuencia, un adecuado
tratamiento más acorde con la
naturaleza de las dolencias.

Pero la audacia de los hombres de


ciencia, que unen a su extraordinaria
cuota de sacrificio, una buena dosis de imaginación, entusiasmo y por qué no
decirlo, de romanticismo y desinterés, ha llegado a tales extremos que, en el último
cuarto de siglo, concretó una de las aventuras más inimaginables:
La creación de la vida humana “in vitro”. La fecundación de un óvulo y un
espermatozoide humanos en un simple recipiente, representa la conquista más
espectacular de la biología contemporánea. Este maravilloso proceso, en un
laboratorio, fuera del claustro materno, revela una de las concepciones
encaminadas a desentrañar los misterios de la vida.

El científico ha concretado la creación de un ser humano a su antojo, en el momento


que lo desea, cuando la naturaleza, en su fisiología normal, se halla impedida de
hacerlo. Si bien ello puede quebrar la filosofía humanista y los principios de la
biología y también concepciones morales y religiosas, lo que ha desatado crudas y
ríspidas polémicas; lo cierto, lo realizado, es que el siglo XX va a culminar con la
revolucionaria técnica de la fecundación extracorpórea.

El anuncio, que a través de todos los medios de difusión conmovió al mundo y más
a los científicos ortodoxos, marca un hito de trascendencia en la historia de las
ciencias, por la afiebrada proeza de haberse conseguido que una gameta femenina
acepte a una gameta masculina y desarrolle una célula huevo del que surgió un
nuevo ser humano.

También dentro del núcleo logrose descubrir que, los cromosomas están
constituidos por el ADN —ácido desoxirri-bonucleico—. James D. Watson y Francis
Crick, lograron desentrañar la constitución íntima de esta molécula, lo que les valió
ser galardonados con el Premio Nobel. El hallazgo de estos dos científicos ha sido
extraordinario, pues determinaron que en esa molécula se hallan inscriptos todos
los caracteres genéticos que se trasmiten de padres a hijos.

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