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ÍNDICE
0. INTRODUCCIÓN
1. ¿QUÉ ES FILOSOFÍA?
2. LA EXPERIENCIA FILOSÓFICA
6. OBJETIVOS DE LA FILOSOFÍA
7. CONCLUSIÓN
0. INTRODUCCIÓN
El objetivo del pequeño libro que el lector tiene en sus manos es, fundamentalmente,
dar una respuesta a la pregunta "¿Qué es la filosofía?" de la forma más clara pero a la vez más
amplia posible, examinando la cuestión en sus diversas facetas (qué caracteriza a la filosofía,
cómo, si es que es posible, podríamos definirla, cuáles son las ramas de la filosofía, etc.).
Haremos especial hincapié, conforme al título del tema que estamos tratando, en la
"experiencia filosófica" y sus distintas formas.
Tratar de explicar qué es la filosofía es una tarea amplia y compleja. Amplia porque
responderla supone tener que repasar la historia de la filosofía en busca de las distintas
respuestas que se han ido dando a lo largo del tiempo. Compleja porque la pregunta es
filosófica en sí misma y cada una de esas respuestas que nos hace ver el repaso histórico está
escrita desde una perspectiva determinada.
Hechas estas aclaraciones previas, veamos cómo se distribuye el contenido del tema
en los diversos capítulos:
El segundo capítulo examina qué sea la "experiencia filosófica". Para ello señala en un
primer apartado los rasgos generales de dicha experiencia y posteriormente muestra la
relación que mantiene con los problemas filosóficos. Asimismo se señalan, de entre todos
estos problemas, algunos de los más importantes y representativos,
Tras la bibliografía este libro contiene dos apéndices, dedicado el primero a la cuestión
en torno al sentido de la vida, así como las concepciones pesimistas y optimistas de la misma, y
a las grandes obras de la filosofía el segundo.
Confiamos en que este viaje por la filosofía le resulte provechoso al lector, tanto si se
aproxima a ella desde una perspectiva académica, con vistas a un examen, como si es la simple
curiosidad la que le conduce, en cualquier caso sean estas páginas una invitación a la filosofía,
una invitación a un viaje en el que el lector deberá recorrer su propio camino, pues, según la
famosa frase de Kant, "No se aprende filosofía, sólo se aprende a filosofar".
1. ¿QUÉ ES FILOSOFÍA?
La filosofía es uno de los diversos intentos del ser humano de comprender tanto la
realidad que le rodea como a sí mismo. También la ciencia o la religión pretenden dar una
respuesta a las preguntas que nos planteamos acerca de la vida, la muerte, el mundo, el ser
humano, el bien y el mal y cuestiones similares que nos afectan muy profundamente. Ahora
bien, existen diferencias notables que hacen de la filosofía un empeño peculiar en esa
búsqueda por comprender.
"La filosofía es la tierra de nadie que se encuentra entre la teología y la ciencia y que
está expuesta a ataques de ambas partes. Como la teología, consiste en especulaciones sobre
temas a los que los conocimientos exactos no han podido llegar; como la ciencia, apela más a
la razón humana que a una autoridad, sea ésta de tradición o de revelación."
Existe, no obstante, otra concepción de la filosofía, la filosofía como actitud, que nos
remite a los orígenes de la filosofía en la antigua Grecia, en el siglo V a. C. Según esta
concepción lo verdaderamente significativo del filósofo es su capacidad de asombro ante el
mundo unida a la curiosidad por conocer cuanto le rodea. El filósofo, en este sentido, no es un
sabio, que ya conoce todas las respuestas, ni un ignorante, que las desconoce y ni siquiera
tiene interés en conocerlas, sino, tal y como nos dice el sentido etimológico del término
"filósofo" (filo-sophos), un amigo o amante de la sabiduría, aquel que aspira al saber, que es
consciente de su propia ignorancia y que no se conforma con aceptar sin poner en cuestión las
afirmaciones que le brinda el sentido común o las demás personas.
Esta actitud está perfectamente ejemplificada por el filósofo Sócrates (470-399 a. C.),
famoso por su sentencia "Sólo se que no se nada" y su modo de vida, en constante indagación,
inspirada en el lema del oráculo de Delfos "Conócete a ti mismo". La figura de Sócrates, para el
cual "una vida sin examen no merece la pena ser vivida ha llegado a representar a la propia
filosofía en el imaginario colectivo.
Estas dos formas de entender la filosofía, la filosofía como saber y la filosofía como
actitud son tan sólo dos maneras de comprender y practicar la filosofía; sin embargo, a lo largo
del tema veremos nuevos enfoques y concepciones de la filosofía.
Cuanto hemos dicho hasta ahora es una explicación y aclaración del tipo de indagación que
comúnmente denominamos filosófica y de la forma en la que pretende conocer al ser humano
y a la realidad. Pero hasta ahora no hemos ofrecido una definición en sentido estricto.
Encontrar una definición que fuese interesante y significativa, esto es, que no fuese algo
excesivamente general y vago, probablemente excluiría algunas o muchas de las corrientes
filosóficas que se han dado, puesto que lo que históricamente ha sido considerado filosofía ha
ido cambiando de tal forma a lo largo del tiempo que resulta muy difícil encontrar puntos en
común a todas las tendencias.
A pesar de todo, una de las definiciones que se han formulado es la que afirma que la
filosofía es pensar sobre el pensar, definición que tiene la virtud de mostrar el carácter de
"pensamiento de segundo grado" propio de la filosofía; es decir, si la ciencia y la política, por
poner dos ejemplos, son dos modos de pensar la realidad, la filosofía constituye un pensar
sobre ese pensar. Algunos autores consideran que el auténtico pensamiento de primer grado
es el sentido común, mientras que la ciencia y la filosofía supondrían reflexiones de segundo y
tercer grado respectivamente. Lo importante, por el momento, no es definir el número de
grados o categorías en las que podemos clasificar la reflexión, sino darse cuenta de la
existencia de esos niveles, cada uno de los cuales constituye una profundización con respecto
al anterior.
Este planteamiento puede muy fácilmente conducirnos a la pregunta: "¿qué sucede cuando
reflexionamos sobre la filosofía? ¿se trata acaso de un nuevo nivel de profundización más allá
de la filosofía?". La respuesta a esta pregunta es negativa. La meta-filosofía, o la reflexión
sobre la filosofía, es a su vez una cuestión filosófica. De hecho la filosofía es la única disciplina
que se estudia a sí misma. El motivo por el que esto es así se verá más claro al examinar los
rasgos de la reflexión filosófica
"En esta vida hay tres clases de hombres, lo mismo que hay tres clases de personas
que van a los juegos olímpicos. La más baja es la que va a comprar y vender, la segunda a
tomar parte en las competiciones. Pero los mejores son los que solamente van a contemplar el
espectáculo. La más grande purificación es, por lo tanto, la ciencia desinteresada, y el hombre
que se dedica a ella, el verdadero filósofo, se libra más eficazmente de la rueda del
nacimiento."
Antes de tratar en profundidad los principales puntos del tema, conviene señalar
varias cuestiones que, aunque muestren lo complejo que resulta el problema de dilucidar la
naturaleza de la filosofía, no pueden ser dejadas de lado.
A) Decimos que una filosofía está situada históricamente porque se encuentra inmersa en el
devenir de los acontecimientos históricos como un momento más. Ninguna filosofía puede
salirse de la historia y juzgar a los demás "desde el exterior". Su situación en un momento
concreto de esa misma historia conlleva necesariamente un determinado punto de vista que
no ha sido libremente elegido.
B) A nivel teórico toda filosofía está situada en el sentido de que incorpora una serie de
prejuicios que condicionan su modo de pensar y que impiden, de esta forma, una supuesta
"neutralidad y objetividad". El filósofo H. G. Gadamer, en su obra Verdad y método , hace
hincapié sobre la presencia del prejuicio en toda filosofía, y la imposibilidad de su eliminación,
cuestionando también la presunta ventaja de la eliminación del prejuicio:
Si antes comentábamos que las preguntas filosóficas no son neutrales, sino que
distintas preguntas, aparentemente similares, pueden encauzarnos hacia un determinado tipo
de respuesta de forma inadvertida, conviene señalar también que, ante una misma pregunta
caben distintos enfoques a la hora de dar una respuesta. Tales enfoques pueden determinar
qué aspectos son relevantes o qué datos hay que tener en cuenta a la hora de responder a la
pregunta que se ha planteado.
NOTAS
(1) La hermenéutica es una corriente filosófica que surge a mediados del siglo XX. Afirma que
lo que denominamos verdad no es sino el resultado de una determinada interpretación. La
verdad tiene siempre, por lo tanto, un carácter relativo, parcial y transitorio, pero nunca
objetivo y sistemático.
2. LA EXPERIENCIA FILOSÓFICA
Qué se entiende por "experiencia" es algo que no está claramente delimitado y que
tiene diversos significados en función de la corriente filosófica de la que partamos. Aquí tan
sólo pretendemos distinguir algunos modos de entender la experiencia para mostrar la
ambigüedad y apertura del término y tener esto presente cuando hagamos alusión a la forma
específica de experiencia denominada "experiencia filosófica".
• La aprehensión inmediata por parte de un sujeto de una realidad, sea del tipo que sea (un
dolor, alegría, etc.). Se trataría de un cierto modo de conocer previo a toda reflexión sobre
aquello que se conoce.
• La aprehensión inmediata por medio de los sentidos. En esta ocasión la experiencia, siendo
también individual e inmediata como en el caso anterior, se limita a lo ofrecido por los
sentidos.
• Aprendizaje, experiencia entendida como enseñanza adquirida con la práctica. Aquí tienen
cabida la experiencia de un oficio, o la experiencia de la vida
• Confirmación empírica de los juicios sobre el mundo por medio de la verificación a través de
los sentidos. Este tipo de experiencia es tomada como modelo en la investigación científica.
• Vivencia interna, experiencia que, de forma similar a la aprehensión inmediata, tiene lugar
para un sujeto individual, si bien, al no ceñirse a la inmediatez de forma estricta, alberga un
mayor número de experiencias (por ejemplo, la experiencia de la fe, o las vivencias místicas)
Por otra parte no conviene olvidar que, además de poseer múltiples significados, el
término experiencia ha ido evolucionando con el tiempo. Autores como William James o John
Dewey han situado el concepto de experiencia en el centro de su filosofía y, conscientemente,
han propuesto un nuevo modelo más amplio y complejo, que diese cabida al mayor número de
acepciones como las propuestas anteriormente.
"¿Alguna vez has tenido un sueño que pareciese muy real? ¿Qué ocurriría si no
pudieras despertar de ese sueño?, ¿cómo distinguirías el mundo de los sueños de la realidad?"
Un experimento mental como éste (cuya consideración ¿produce a su vez una
experiencia filosófica en el lector?) suele provocar ciertos ajustes en nuestra idea habitual de
experiencia y mostrar aspectos que habían pasado desapercibidos hasta entonces, como por
ejemplo la relación entre la experiencia y la realidad y los medios para relacionar una y otra,
así como cuestiones sobre la o las personas que tienen una experiencia y aquello que
experimentan ¿qué relaciones se establecen entre unas y otra? ¿Cuáles de las cinco formas de
entender la experiencia del apartado anterior son aplicables en esta ocasión?
"Entramos solos en el mundo con los ojos del ánimo cerrados, y cuando los abrimos al
conocimiento ya la costumbre de ver las cosas, por maravillosas que sean, no deja lugar a la
admiración. Por eso los varones sabios se valieron siempre de la reflexión, imaginándose llegar
de nuevo al mundo, reparando en sus prodigios, que cada cosa lo es, admirando sus
perfecciones y filosofando artificiosamente.
"Que no se trata (la filosofía) de una ciencia productiva es evidente ya por los primeros
que filosofaron. Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la
admiración; al principio admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes; luego
avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la luna y los
relativos al sol y a las estrellas, y la generación del universo. Pero el que se plantea un
problema o se admira, reconoce su ignorancia. (Por eso también el que ama los mitos es en
cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos). De suerte que, si
filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del
conocimiento, y no por alguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido, pues esta disciplina
comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al
descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna otra
utilidad, sino que, así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así
consideramos a ésta como la única ciencia libre, pues ésta sola es para sí misma. Así, pues,
todas las ciencias son más necesarias que ésta; pero mejor, ninguna."
Metafísica , Aristóteles
El que filosofa, por lo tanto, siente admiración por cuanto le rodea. Pero la admiración
por sí sola no basta. Es necesaria la extrañeza, la duda , la incertidumbre, la sospecha, la
constatación de que esa realidad que nos llama tanto la atención, no se explica por sí misma.
No en vano el filósofo es alguien capaz de ver problemas donde muchos otros lo ven todo
claro, demasiado claro, en ocasiones. La filosofía no es un salir de dudas, sino al contrario, un
entrar en ellas, en palabras de Fernando Savater, quien critica una concepción muy extendida
de la filosofía según la cual su función debería ser indicar con claridad lo que debe hacerse o
no, o despejar los problemas, si es que no es capaz de solucionarlos. A continuación, y dejando
que el lector juzgue por sí mismo, figuran ambas posturas. En primer lugar leamos a Savater,
quien afirma:
"Todavía hay quien, de vez en cuando, expresa su añoranza por una filosofía "útil para
la vida"; esta postura me parece que encierra un malentendido: la sabiduría en lo que tiene de
lucidez y crítica va siempre contra la vida; vivimos a pesar de lo que sabemos, no gracias a ello.
No concibo que el pensamiento facilite la vida; la arriesga, la compromete, la zapa en la
mayoría de los casos; quizás por eso sea la forma más alta de la vida humana que conocemos,
porque es la más antivital, la que nos pone al borde de perderlo todo sin ofrecer nada a
cambio, salvo horror, soledad o locura."
"Nada es más desatinado que negar el valor de la filosofía para la vida. Cierto que el
filósofo no siempre importa mucho para la realidad cotidiana. Su destino, por lo general, ha
consistido en no ser comprendido sino después de su muerte... El filósofo no cuenta para las
exigencias de la hora y las necesidades del día. Pero ¿será esto un defecto? ¿Es que el hombre,
cuando es realmente hombre, no perfora la pura existencia momentáneaa? En la medida en
que convertimos la actividad del momento en objeto del saber ¿no corremos el peligro de
rebajar al hombre al nivel del animal? Quien vive la vida del espíritu, cualesquiera que sean sus
convicciones filosóficas, sabe que las cosas son de otro modo: la filosofía, por lo mismo que no
se refiere al aquí y al ahora del momemnto, ni alberga ninguna intención de inmediata utilidad
para la vida, representa una de las potencias espirituales mayores que nos preservan de
sumirnos en la barbarie y nos ayudan a seguir siendo hombres y a serlo cada vez en mayor
grado... Por insignificante que parezca, la filosofía constituye, sin embargo, una poderosa
fuerza histórica."
Tal y como hemos hablado de la experiencia filosófica es claro que se trata de una
vivencia personal, subjetiva y que puede variar en función del sujeto que la experimente. Los
problemas filosóficos, por el contrario, podrían ser calificados de "objetivos", en el sentido de
que son "independientes" de cada uno de los filósofos particulares (la cuestión de la
objetividad o independencia de dichos problemas es una cuestión filosófica en la que no
vamos a entrar en este momento). De esta forma, los problemas filosóficos sobreviven a lo
largo del tiempo y algunos de ellos perviven desde el comienzo de la filosofía.
Toda experiencia filosófica, como, por ejemplo, la angustia ante la muerte, supone un
problema filosófico; sin embargo, no todo problema filosófico conlleva una experiencia
filosófica en quien lo escucha, lo lee o incluso en quien intenta resolverlo. Si un árbol produce
algún sonido cuando cae en medio de un bosque aunque nadie lo esté viendo, o si la mesa
sigue existiendo cuando uno sale de la habitación, por no hablar de la cuestión de si existen
juicios sintéticos a priori o si el número de verdades de razón es mayor que el de verdades de
hecho (todos ellos problemas filosóficos técnicos en los que no es necesario entrar en este
momento), son problemas que no suscitarán la más mínima experiencia filosófica en muchas
personas.
Al argumentar a favor de su punto de vista, el filósofo tendrá que socavar, casi contra
su voluntad, las categorías y clichés mentales ordinarios, exponiendo las falacias que subyacen
a los puntos de vista ya establecidos que están atacando. Y no sólo esto, tiene que ir tan lejos
como sea necesario para poner en tela de juicio incluso cánones de lo que es satisfactorio. En
este sentido la filosofía es volver a poner a prueba las normas. En cada filósofo hay algo de
reformador. Por esta razón, cualquier avance científico que afecta a las normas se considera
con significado filosófico, desde Galileo o Einstein o Heisenberg"
Por último, para ejemplificar más claramente si cabe la diferencia entre experiencia
filosófica y problema filosófico (aunque no olvidemos que no hay experiencia sin problema)
compárense los libros "101 experiencias filosóficas de la vida cotidiana", de Roger-Pol Droit, y
"101 problemas de filosofía", de Martin Cohen.
En el primero de ellos lo que se propone son ejercicios que el lector puede realizar
para que le lleven a un estado mental determinado en cada caso en el que la realidad deja de
ser lo que era hasta el momento para descubrir nuevos aspectos insospechados. Su autor nos
propone, por ejemplo, repetir una palabra muchísimas veces hasta hacer que pierda su
significado o rezar las páginas de un listín telefónico, experiencias con el sentido, con el propio
cuerpo o con las propias emociones.
El segundo de los libros presenta una serie de problemas, tanto clásicos como
recientes, agrupados en categorías: problemas lógicos, dilemas morales, imágenes paradójicas,
etc. (incluido un capítulo titulado "Doce problemas filosóficos que no le importan a nadie", en
el que figura, por ejemplo, el problemas planteado por la afirmación "el actual rey de Francia
es calvo"). Este libro, a diferencia del primero, nos ofrece enigmas tales como las paradojas de
Zenón, la compatibilidad entre la bondad de Dios y el mal en el mundo o la posibilidad de
distinguir o no entre el sueño y la vigilia.
"El campo de la filosofía puede reducirse a las siguientes preguntas: 1) ¿Qué puedo
saber? 2) ¿Qué debo hacer? 3) ¿Qué me está permitido esperar? 4) ¿Qué es el hombre? A la
primera pregunta responde la Metafísica; a la segunda, la Moral; a la tercera, la Religión, y a la
cuarta, la Antropología. Pero, en el fondo, se podría considerar todo ello como perteneciente a
la Antropología, pues las tres primeras preguntas se refieren a la última."
Este texto muestra la estrecha relación entre los problemas fundamentales y las
distintas ramas de la filosofía así como la interrelación de los problemas entre sí. Otros autores
elaboran distintas listas de problemas, y, en ocasiones, como hace Kant, remiten todos ellos a
un único problema fundamental.
La serie de problemas filosóficos que presentamos aquí pretende ser sólo una muestra
de las cuestiones que han sido tratadas por la filosofía a lo largo de los siglos. Se trata de
problemas "clásicos" frente a los cuales ya los griegos dieron sus propias respuestas (El orden
de presentación, es conveniente aclarar, no responde a un orden de importancia lógica o de
ningún tipo).
¿Qué queremos decir cuando decimos que sabemos algo? ¿Hay distintos tipos de
conocimiento? ¿Cuáles son, si existen, las fuentes del conocimiento? ¿Qué es la verdad? (y, en
oposición, ¿qué es la falsedad?) ¿Existe un método determinado que nos permita conocer?
¿Qué relación guardan nuestras teorías con la realidad?
¿Qué se entiende por "persona"? ¿Existe una "naturaleza humana"? ¿En qué medida
somos fruto de la educación y de factores externos a nosotros? ¿Qué se entiende por
"dignidad humana"? ¿Somos libres para actuar o estamos determinados de alguna forma? ¿Es
compatible el determinismo con la libertad? ¿Hay distintos tipos de libertad? Si es así, ¿cuáles
son? En caso de no ser libres ¿somos responsables de nuestros actos?
¿En qué consiste aquello que llamamos "real"? ¿Cuál es su origen? ¿Qué es lo que
conocemos de la realidad? ¿Cómo nos relacionamos con la realidad?
¿Qué es el bien o el mal? ¿Qué es la justicia y lo justo? ¿A qué debe aspirar el ser
humano? ¿Por qué? ¿Existe un fundamento de la acción moral? Si es así ¿cuál pudiera ser?
¿Cuál es el origen de la conciencia moral? ¿Cómo se relaciona la moral con otras leyes? ¿Qué
papel tienen o deberían tener a la hora de juzgar una acción factores como las emociones, los
motivos, los fines, las intenciones, las consecuencias o las circunstancias?
NOTAS
(1) Recomendamos encarecidamente que se visite esta página para hacerse una mejor
idea del tipo de experimento mental al que nos referimos. Asimismo, en la página
http://filomatrix.webcindario.com/lafilosofiaymatrix.html se muestran algunas de las
implicaciones filosóficas de la cuestión y los autores que las han tratado en el pasado,
como Platón, en el famoso mito de la caverna, Descartes y su duda absoluta o Hilary
Putnam y su hipótesis de los cerebros en cubetas.
3. LAS FORMAS DE LA EXPERIENCIA FILOSÓFICA
A partir de los distintos problemas filosóficos, como hemos dicho, se han generado
distintos tipos de experiencia filosófica. La siguiente ordenación sigue un orden cronológico,
pues pretende mostrar, por un lado, que las sucesivas experiencias filosóficas ante el mundo
constituyen una progresiva profundización en el conocimiento de la realidad y, por otro lado,
que existe una relación entre unas y otras que no conviene olvidar.
Al referirnos en esta ocasión a las experiencias filosóficas que se han dado a lo largo de
la historia abandonaremos el enfoque individual del anterior apartado para pasar a hablar de
los intereses y problemas, las incógnitas y las preocupaciones de épocas o pueblos enteros (si
bien es cierto que los textos de los que nos valemos para ejemplificar cada experiencia, son,
naturalmente, fruto de un solo autor, no por ello dejan de ser representativos de la manera de
experimentar o de ver el mundo de un grupo social en un momento dado). Hablar de la
experiencias "colectivas" presenta sin duda más problemas de análisis, pero es indudable que
tales distinciones por épocas (filosofía griega o filosofía romana, por ejemplo) o incluso por
países (filosofía inglesa y filosofía alemana) suponen una inestimable ayuda a la hora de
aglutinar y agrupar las diversas formas de entender el mundo y la propia filosofía (más
adelante examinaremos esta cuestión con cierto detenimiento).
"Hay que reconocer que la vida humana es frágil, que dura poco y que constantemente
se ve sacudida por los golpes y las dificultades del destino; por lo tanto, no debe preocuparse
uno por poseer, más que moderadamente, y medir la miserias según lo que es necesario."
Demócrito de Abdera
Platón es el primer gran sistematizador de la historia de la filosofía, y no hay problema
filosófico que no reciba cierta atención de su parte. La famosa afirmación de A. N. Whitehead,
"la historia de la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía de
Platón", puede parecer exagerada en cuanto al contenido se refiere, pero en lo que respecta a
nuevos enfoques, problemas y experiencias no resulta tan descabellada. Todos los temas
mencionados anteriormente, así como la experiencia estética, el amor, la muerte, la historia, la
naturaleza humana, la matemática, el placer y cuantas cuestiones pueden ser objeto de la
filosofía, tuvieron cabida en su filosofía (probablemente la lógica formal sea la única
excepción)
Al ver esto y al ver a los hombres que llevaban la política, cuanto más consideraba yo
las leyes y las costumbres, y más iba avanzando en edad, tanto más difícil me fue pareciendo
administrar bien los asuntos del Estado. La legislación y la moralidad estaban corrompidas
hasta tal punto que yo, lleno de ardor al principio para trabajar por el bien público,
considerando esta situación y de qué manera iba todo a la deriva, acabé por quedar aturdido.
Finalmente, llegué a comprender que todos los Estados actuales están mal gobernados, pues
su legislación es prácticamente incurable sin unir unos preparativos enérgicos a unas
circunstancias felices. Entonces me sentí irresistiblemente movido a alabar la verdadera
filosofía, y a proclamar que sólo con su luz se puede reconocer dónde está la justicia en la vida
pública y en la vida privada. Así pues, no acabarán los males para el hombre hasta que llegue la
raza de los puros y auténticos filósofos al poder, o hasta que los jefes de las ciudades, por una
especial gracia de la divinidad, no se pongan verdaderamente a filosofar"
"El hombre no es más que una caña, la más debil de la naturaleza; pero es una caña
pensante. No es necesario que todo el universo se arme para destrozarlo: un vapor, una gota
de agua es suficiente para matarlo. Pero aunque el universo lo destrozase, el hombre sería aún
más noble que el que lo mata, porque sabe que muere y sabe la superioridad del universo
sobre él; en cambio, el universo no sabe nada de ello. Toda nuestra dignidad consiste, pues, en
el pensamiento. Es con éste como debemos ennoblecernos, y no con el espacio y el tiempo
que podamos ocupar"
Como hemos podido comprobar, lo que llamamos experiencia filosófica es una síntesis
de factores personales tales como el carácter individual y la historia personal y de factores
sociales. Adolfo Sánchez Vázquez lo plantea de la siguiente forma:
"¿Podría afirmarse como afirman Nietzsche y Wittgenstein que toda filosofía es una
autobiografía, como decía mi maestro Gaos, "confesión personal"? No; la obra es irreductible a
la existencia individual de su creador, incluso en la poesía lírica, pues la subjetividad no es
absoluta. Menos reductible aún es la filosofía, ya que en ella se hacen presentes la sociedad, la
época, la clase, la tradición, elementos todos que trascienden al individuo, aunque el filósofo
se nutra de todos ellos."
"Partiendo del supuesto de que el saber es una de las cosas más valiosas y dignas de
estima y que ciertos saberes son superiores a otros bien por su rigor bien por ocuparse de
objetos mejores y más admirables, por uno y otro motivo deberíamos con justicia colocar
entre las primeras las investigaciones en torno al alma. Más aún, parece que el conocimiento
de ésta contribuye notablemente al conjunto del saber y muy especialmente al que se refiere a
la Naturaleza."
De anima , Aristóteles
La filosofía como actitud supone una visión mucho más amplia y por ello difusa de lo
que pueda ser filosofía. Esta es vista como un querer ir más allá del conocimiento del
momento, un continuo preguntarse en un intento de superar los límites presentes. Ante esta
concepción de la filosofía cualquier conocimiento, objeto, acción o actitud puede ser objeto de
la reflexión filosófica, que se caracterizaría precisamente por su flexibilidad y su apertura a
todo lo ya conocido con vistas a superarlo (o a fundamentarlo con mayor profundidad, si
cabe). La concepción de la filosofía propia del período helenístico (que comienza en el año 323
a. C., fecha de la muerte de Aristóteles y que llega hasta el siglo II d. C., y en el que se incluyen
filósofos como Epicuro o corrientes como el estoicismo y el escepticismo) podriá ser
considerada un ejemplo de este punto de vista en la medida en que la filosofía es un modo de
vida y como tal, impregna cada aspecto de la existencia
Tan antigua como las dos posturas anteriores es la consideración de la filosofía como
una actividad inútil e incluso perniciosa, válida en todo caso como una distracción infantil o
mero pasatiempo, pero en ningún caso como algo productivo o de valor, o que reporte algún
beneficio para la sociedad. Platón, por medio del personaje de Calicles, reproduce este modo
de pensar:
Gorgias , Platón
"La razón humana tiene el destino singular, en uno de sus campos de conocimiento, de
hallarse acosada por cuestiones que no puede rechazar por ser planteadas por la misma
naturaleza de la razón, pero a las que tampoco puede responder por sobrepasar todas sus
facultades.
La perplejidad en la que cae la razón no es debida a culpa suya alguna. Comienza con
principios cuyo uso es inevitable en el curso de la experiencia, uso que se halla, a la vez,
suficientemente justificado por esta misma experiencia. Con tales principios la razón se eleva
cada vez más (como exige su propia naturaleza), llegando a condiciones progresivamente más
remotas. Pero advirtiendo que de esta forma su tarea ha de quedar inacabada, ya que las
cuestiones nunca se agotan, se ve obligada a recurrir a principios que sobrepasan todo posible
uso empírico y que parecen, no obstante, tan libres de sospecha, que la misma razón ordinaria
se halla de acuerdo con ellos. Es así como incurre en oscuridades y contradicciones. Y, aunque
puede deducir que éstas se deben necesariamente a errores ocultos en algún lugar, no es
capaz de detectarlos, ya que los principios que utiliza no reconocen contrastación empírica
alguna por sobrepasar los límites de toda experiencia. El campo de batalla de estas inacabables
disputas se llama metafísica.
Hubo un tiempo en que la metafísica recibía el nombre de reina de todas las ciencias y,
si se toma el deseo por la realidad, bien merecía ese honroso título, dada la importancia
prioritaria de su objeto. La moda actual, por el contrario, consiste en manifestar ante ella todo
su desprecio. La matrona, rechazada y abandonada, se lamenta como Hécuba: modo maxima
rerum, tot generis natisque potents -nunc trahor exul, inops-. (1)
Como clara reacción a esta última postura surge la filosofía entendida esencialmente
como un saber transformador , conforme con la famosa expresión de Marx "Los filósofos se
han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de
transformarlo", tal y como figura en sus Tesis sobre Feuerbach. Esta concepción,
efectivamente, encuentra en Marx su máxima expresión. Por supuesto, y como ya se ha
comentado, la influencia de la reflexión filosófica sobre la vida y el ámbito práctico quedó
constatada ya en la antigua Grecia; nos referimos ahora a un modo de entender la filosofía que
considera intrínseca a la misma la labor transformadora de la sociedad. Directamente ligada a
esta concepción encontramos también la consideración de la filosofía como reflejo de la lucha
política en el plano de la teoría.
La experiencia del fracaso por parte de la filosofía para transformar la realidad lleva a
la Escuela de Frankurt, por ejemplo, a considerar que la única labor legítima de la filosofía es la
crítica. Filosofía como crítica de la cultura , debiendo permanecer alejada de la construcción de
sistemas omniabarcantes al estilo hegeliano puesto que terminan por ser totalitarios en la
imposición de su punto de vista, al cual todo debe reducirse.
"Si la filosofía es necesaria todavía, lo es entonces más que nunca como crítica, como
resistencia contra la heteronomía que se extiende, como si fuese impotente intento del
pensamiento permanecer dueño de sí mismo y convencer de error a la trama mitológica...
Propio de ella sería, mientras no se la declare prohibida como en la Atenas cristianizadaa de la
antgüedad tardía, crear asilo para la libertad."
La filosofía de Nietzsche, por otro lado, en la medida en que gran parte de ella está
dedicada a la crítica de la cultura de occidente, cuya crisis contribuye a acelerar, también
podría incluirse en esta categoría; especialmente por su crítica de la moral o de la metafísica
tradicional. Ya en Nietzsche, por lo tanto ya en el siglo XIX, aparece también una crítica del
lenguaje con lo que enlazamos la siguiente concepción de la filosofía, que merece un punto
propio.
La filosofía como análisis del lenguaje . Hasta el siglo XX, salvo en contadas ocasiones,
la reflexión filosófica no se ha ocupado en profundidad del medio por el cual lleva a cabo su
tarea: el lenguaje. Autores como Wittgenstein pasarán a considerar que los enigmas filosóficos
no son sino enredos lingüístico, y que la única labor legítima de la filosofía es mostrar cómo se
han producido tales enredos, aunque ello suponga su propia eliminación (en el sentido de que,
una vez aclarados todos los malentendidos, la filosofía desaparecería). Esta manera de ver la
filosofía afirma que los denominados generalmente "problemas filosóficos" son
pseudoproblemas, callejones sin salida a los que lleva la falta de rigor de los que es necesario
salir.
"El verdadero método de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada, sino
aquello que se puede decir: es decir, las proposiciones de la ciencia natural -algo, pues, que no
tiene nada que ver con la filosofía-; y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter
metafísico, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos de sus proposiciones"
Henri Bergson, por su parte, entiende la filosofía como actividad intuitiva de la vida
interior , que es un tipo de realidad a la que el método científico no tiene acceso. Esta realidad
se presenta fundamentalmente como duración. En esta concepción de la filosofía no puede
haber mayor separación con respecto al objeto y al método científico. Su crítica del
materialismo se acompañaba de una crítica premonitoria de la mecanización del espíritu que
acompañaría, según afirmaba, al progreso tecnológico, lo cual dificultaría, en último término,
el desarrollo de los seres humanos como seres sociales
Henri Bergson
Otra perspectiva distinta es aquella que define la filosofía en relación con la ciencia.
Aquí encontramos muchas valoraciones distintas, de las cuales sólo podemos esbozar algunas
de ellas (en cualquiera de ellas lo determinante será cómo es entendida y valorada la ciencia):
El filósofo Ayer, por su parte, también considera que la filosofía no es una ciencia,
argumentando que lo que caracteriza a una ciencia es la capacidad de predecir y la conexión
con la experiencia, rasgos que no siempre se han encontrado en la filosofía. Sin embargo, no
por ello la filosofía se convierte en una labor inútil.
Husserl, sin embargo, aunque afirma explícitamente que pretende construir una
filosofía como ciencia estricta (por lo que podríamos situarlo en el punto anterior), merece una
mención independiente pues él será el introductor del método fenomenológico, de amplia
repercusión en la filosofía.
"Esta filosofía fenomenológica sería, no una ciencia de hechos, sino una "ciencia de
esencias" (como una ciencia eidética); como una ciencia que quiere exclusivamente fijar
"conocimiento de esencias", y no en absoluto hechos”.
"Dostoievsky escribe: "Si Dios no existiera, todo estaría permitido". Este es el punto de
partida del existencialismo. En efecto, todo está permitido si Dios no existe y, en consecuencia,
el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de
aferrarse. No encuentra ante todo excusas. Si, en efecto, la existencia precede a la esencia, no
se podrá jamás explicar la referencia a una naturaleza humana dada y fija; dicho de otro modo,
no hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no
existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta.
Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el dominio luminoso de los valores,
justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el
hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin
embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo
que hace (...)
Una última perspectiva es la que considera a la filosofía como una actividad cercana al
arte o a la poesía , cuya misión sería la de representar o legitimar simbólicamente las creencias
de una sociedad determinada en un momento dado. Se trata de una postura que hace muy
problemática la cuestión de la verdad o el conocimiento, pues la filosofía, desde este punto de
vista, no sería sino el producto de factores externos a ella y a los cuales pone voz.
Todas estas formas de entender la filosofía que hemos mencionado son sólo una
muestra de las más significativas, pero existen muchas otras posibilidades: para Marcuse la
filosofía es la cabeza en la lucha por la emancipación humana, el filósofo M. H. Fisch hace
hincapié en la filosofía entendida como crítica de las instituciones, mientras que A. Watts
considera que la filosofía debe ir en la dirección de un misticismo contemplativo.
NOTAS
(1) "Hasta hace poco la mayor de todas, poderosa entre tantos yernos e hijos, y ahora soy
desterrada como una miserable", Ovidio, Metamorfosis (XIII, 508-510).
5. OTRAS CONSIDERACIONES SOBRE LA FILOSOFÍA
Esta división de la filosofía en sintética y analítica guarda cierto paralelo con los
dogmáticos y los escépticos que Kant mencionaba en el Prólogo a la Crítica de la Razón Pura.
El representante por excelencia del primer tipo de filosofía es Hegel, mientras que en
la filosofía analítica encontramos diversas corrientes que podrían servir de modelo, tales como
el empirismo lógico, la filosofía del lenguaje cotidiano, la filosofía de Wittgenstein o la de
Strawson. Característico de estas últimas es su clara tendencia antimetafísica y la importancia
que conceden al lenguaje. Ambas tendencias, no obstante, pueden incluso situarse
geográficamente, pues lo que hemos denominado filosofía sintética ha predominado en la
Europa continental, teniendo su foco en Alemania, mientras que la filosofía analítica se ha
desarrollado particularmente en Inglaterra. Este hecho nos lleva a plantearnos el análisis de
ciertas tradiciones filosóficas que se corresponden con determinados países.
Asimismo también están más allá de la filosofía los motivos por los cuales ésta florece
en unas regiones más que en otras, o, tratándose del mismo lugar, en unos momentos
históricos en mayor medida que en otros. Esto se debe a que existen una serie de condiciones
socio-económicas que favorecen el surgimiento de la actividad y creatividad intelectual,
Veamos, para comprenderlo mejor, el caso de la antigua Grecia, modelo insuperable de
florecimiento cultural en todos sus aspectos, artístico, político, filosófico, etc.
En la antigua Grecia se dan una serie de circunstancias muy peculiares que, en
conjunto, explican el por qué de la explosión cultural cuya influencia dura hasta nuestros días
(es más, no se trata de una "influencia" entre otras, sino que constituye una de las bases sobre
la que hemos construido nuestra civilización). Estas circunstancias son la influencia de la
ciencia egipcia y babilónica, el papel de la religión en el mundo griego y las condiciones
socioeconómicas del momento. Con respecto a la primera cabe decir que supuso una base
para el posterior desarrollo de las matemáticas y la astronomía griega. Acerca de la religión
cabe decir algo más; la ausencia de una casta sacerdotal oficial así como de textos revelados
facilitó la instalación de excesivos dogmas irracionales que hubiesen podido frenar la libre
discusión. Finalmente, las condiciones socioeconómicas resultan determinantes para entender
el mundo griego en todo su esplendor. En éste último apartado debemos señalar la ciudad
como lugar de encuentro y cohesión de la comunidad; la existencia de esclavos que permitían
a los hombres libres desentenderse de las tareas manuales (que estaban mal vistas) y
dedicarse a especular, dialogar, etc. y, especialmente, el comercio y el intercambio con otros
pueblos y zonas, puesto que, por un lado la prosperidad económica propicia el desarrollo de la
sociedad en todos los sentidos y, por otra parte, el contacto con pueblos y culturas distintas
fomenta el espíritu crítico y la supresión de dogmas y prejuicios. No en vano, muchos de los
primeros filósofos fueron, por gusto o por necesidad, viajeros.
Como vemos, una tradición filosófica (la griega, en este caso) es resultado de un
conjunto más amplio de elementos. A la hora de explicar una filosofía "nacional", deberemos
atender a la idiosincrasia de la nación en cuestión (factores como la distribución del poder, las
clases sociales, los conflictos políticos o religiosos, etc). La Holanda del siglo XVII, por poner
otro ejemplo (podríamos mencionar también la Italia del Renacimiento), dio cobijo al
racionalismo y a la tolerancia religiosa y se convirtió en un modelo de libertad, pues, como la
antigua Grecia, mantenía un intenso comercio y contacto con otras tierra, otras ideas y, en
definitiva, otras formas de entender el mundo y la vida. Así queda plasmado en El Quijote, por
ejemplo, en boca del personaje Ricote: "Pasé a Italia y llegué a Alemania, y allí me pareció que
se podía vivir con más libertad, porque sus habitadores no miran en muchas delicadezas; cada
uno vive como quiere, porque en la mayor parte della se vive con libertad de conciencia." (1)
"Toda la filosofía es como un árbol, cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la física,
y las ramas que salen de este tronco son todas las demás ciencias, las cuales se pueden reducir
a tres principales: la medicina, la mecánica y la moral quiero decir la más elevada y perfecta
moral, que, al presuponer un completo conocimiento de las otras ciencias, es el último grado
de sabiduría
En estas líneas nos limitaremos a ofrecer una clasificación de las diversas áreas de la
filosofía en función de distintos criterios. En primer lugar incluimos un "mapa" de la filosofía
que agrupa a las distintas disciplinas atendiendo a un orden lógico. (2)
MAPA DE LA FILOSOFÍA
En segundo lugar podríamos agrupar cada una de las ramas de la filosofía en función
de las relaciones entre las mismas, obteniendo así cinco grupos o subconjuntos:
1. Epistemología y filosofía de la ciencia, que estudian los modos y maneras de conocer las
cosas.
3. Estética, filosofía moral y filosofía política, que giran en torno a cuestiones sobre el valor.
4. Lógica, filosofía del lenguaje y filosofía de la matemática, que analiza estructuras lingüísticas
y abstractas, examinando su uso, su función y práctica o su coherencia interna.
5. Filosofía de la educación, filosofía de la historia, filosofía del derecho y filosofía social, que
examinan diversas facetas de la vida humana en la medida en que es vida social y común. Sus
normas, desarrollo, estructuras, etc.
Finalmente, a riesgo de ser repetitivo, ofrecemos otra lista de las distintas áreas de la
filosofía. En esta ocasión se trata de aquellas ramas que los planes de estudios permiten
desarrollar como especialidades:
Como era de esperar, a "Más Platón y menos Prozac" le han seguido otras obras. Por
parte del propio Marinoff podemos continuar con "Pregúntale a Platón". En esta línea se
encuentran también obras como "Cómo elegir a su filósofo", de Oreste Saint-Drôme, entre
otros ejemplos.
(1) MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de la mancha , Segunda parte, capítulo 54.
(2) Para la elaboración de este apartado nos hemos servido de los Apéndices de la Enciclopedia
Oxford de Filosofía, especialmente a partir de la página 1555 en adelante (ver bibliografía).
6. OBJETIVOS DE LA FILOSOFÍA
A la hora de examinar la situación del ser humano en el mundo para entender así sus
acciones, debemos partir de un hecho incuestionable. El mundo no se explica por sí mismo ni
está hecho a nuestro gusto. En ocasiones puede incluso sernos hostil o, al menos, indiferente a
nuestros deseos. Por otro lado no somos omnipotentes; somos conscientes de que tenemos
límites (aunque quizá no sepamos muy bien dónde están) y lo que es más importante todavía,
somos conscientes de nuestra mortalidad. Cada ser humano es arrojado al mundo y, al
contrario de lo que sucede con los animales, no está exclusivamente regido por unos instintos
que le digan lo que tiene que hacer en cada momento, que le marquen una pauta de acción
fija. Por el contrario el ser humano debe elegir, debe ir construyendo su mundo y tomar
decisiones en función de lo que considere valioso o digno de ser buscado.
Ortega y Gasset expresa la situación vital del ser humano, entre la fatalidad y la
libertad, con el siguiente ejemplo:
"No nos hemos dado a nosotros la vida, sino que nos la encontramos justamente al
encontrarnos con nosotros. Un símil esclarecedor fuera el de alguien que, dormido, es llevado
a los bastidores de un teatro y allí, de un empujón que le despierta, es lanzado a las baterías,
delante del público. Al hallarse allí, ¿qué es lo que halla ese personaje? Pues se halla sumido en
un situación difícil sin saber cómo ni por qué, en una peripecia: la situación difícil consiste en
resolver de algún modo decoroso aquella exposición ante el público, que él no ha buscado ni
preparado ni previsto. En sus líneas radicales, la vida es siempre imprevista. No nos ha
anunciado antes de entrar en ella -en su escenario, que es siempre uno concreto y
determinado-; no nos han preparado. "
Este aprender cosas nuevas responde al anhelo de comprender algo mejor la realidad
con el que caracterizábamos la filosofía. Ahora bien, la filosofía, o mejor dicho, los filósofos, no
siempre han buscado la verdad, o no exclusivamente, sino que también han buscado la
certeza, un conocimiento del que no se pudiese dudar, una seguridad absoluta que pusiese fin
a la incertidumbre y a la duda.
La certeza absoluta está fuera del alcance de los seres humanos. El espíritu crítico, otro
de los rasgos característicos de la filosofía, ha ido desmontando con el paso del tiempo todos
aquellos sistemas filosóficos que han pretendido ser inmutables e imperecederos. Pero la
búsqueda de la certeza, que en muchas ocasiones no responde a la curiosidad sino a la
búsqueda de la seguridad, ha seguido siendo un impulso hacia la reflexión y ha llevado a
menudo a la renuncia del espíritu crítico y al dogmatismo, con lo que la filosofía, o los filósofos,
que son quienes desean, anhelas y quieren, se ha traicionado a sí mismos.
Hoy entiendo un poco esas cosas. No sólo era la presión de la opinión política; era el
problema de división de lealtades. Y estaba también el miedo -el miedo a las violentas medidas
que han de tener en guerra las autoridades contra los disidentes, pues entonces no es posible
trazar una línea neta entre disentimiento y traición-. Pero en aquel tiempo yo me sentía
verdaderamente perplejo."
Hasta este momento, todo iba bien. Pero desde ese instante su obra pierde toda su
perspicacia crítica, y acepta un sinfín de máximas escolásticas a favor de las cuales no se puede
alegar más que la tradición de las escuelas. Cree que existe, dice, porque eso lo ve muy clara y
muy distintamente; saca en conclusión, pues, "que puedo tomar por regla general que las
cosas que concebimos con suma claridad y muy distintamente son todas ciertas". Comienza
entonces a concebir toda clase de cosas "con suma claridad y muy distintamente", tales como
que un efecto no puede tener mayor perfección que su causa. Puesto que puede formarse una
idea de Dios (es decir, de un ser más perfecto que él), esta idea debe de haber tenido otra
causa más perfecta que él, causa que sólo puede ser Dios; por lo tanto, Dios existe. Puesto que
Dios es bueno, Él no engañaría perpetuamente a Descartes; entonces, los objetos que
Descartes ve cuando está despierto deben de existir realmente. Y así sucesivamente. Toda la
cautela intelectual es arrojada por los aires (.).
En un hombre cuyos poderes de razonamiento son buenos, los argumentos falaces son
prueba de inclinación tendenciosa. Cuando Descartes se encuentra escéptico, todo lo que dice
es agudo y convincente, y hasta su primer paso constructivo, la prueba de su propia existencia,
tiene mucho en su favor. Pero todo lo que sigue es flojo, descuidado y apresurado, revelando
de este modo la deformante influencia del deseo."
Con estos dos ejemplos queremos llamar la atención sobre la tendencia, que en mayor
o menor medida se dará en todas las personas, a olvidarse de ciertas virtudes intelectuales de
la mayor importancia, la de la imparcialidad, en la medida en que esto sea posible, y la de la
honestidad intelectual. El afán por lograr la certeza puede llevar en ocasiones a caer en
falacias, a no ser riguroso, o a revestir el pensamiento con unos términos tan complicados que
su sólo manejo requiere ya de una formación especializada aun cuando no es necesario tal
disfraz.
Es posible que la alusión al pensamiento de los salvajes pueda parecer exagerada, pero
no lo considero así. Cuando buscamos una teoría que explique el mundo esperamos encontrar
en ella la anhelada seguridad (pues recordemos que el punto de partida es que este mundo no
se explica "por sí mismo", siendo además indiferente a nuestros deseos, un mundo al que cada
uno ha sido arrojado y en el que cada uno, en un nivel profundo, es consciente de que se
encuentra solo). Buscamos en las teorías, en la filosofía, en la religión o en la adhesión
dogmática a una causa, un sentido, algo fijo e inmutable que sirva como apoyo sólido e
indestructible. Pero tal búsqueda de la certeza no sólo es inútil sino absurda e innecesaria (al
menos por lo que a la seguridad se refiere, en otros sentido puede ser muy fructífera). Es inútil
porque, como hemos dicho, la certeza está fuera de nuestro alcance. Es absurda porque es un
error pensar que nuestra seguridad o la estabilidad del mundo depende de nuestras teorías. A
este respecto me permito introducir una anécdota personal que considero muy apropiada: En
cierta ocasión, durante una discusión en torno a las teorías de Newton y Einstein, exclamé "¡La
teoría de la gravedad es errónea!", ante lo cual mi interlocutor exclamó todavía más
sorprendido, "¡¡Eso es imposible!! ¿Cómo es que entonces los objetos, las mesas y las sillas, no
salen flotando?". Mi interlocutor, como cualquiera de nosotros en muchas ocasiones, estaba
confundiendo la teoría con la realidad. Aunque la teoría de la gravedad sea errónea los objetos
seguirán cayendo hacia el suelo sin verse afectados en lo más mínimo. De hecho, aunque
nunca se hubiese formulado la teoría de la gravedad, o aunque Newton no hubiese existido,
los objetos habrían continuado atrayéndose unos a otros. El orden del mundo no existe gracias
a nuestras teorías, sino que éstas son reflexiones elaboradas una vez que ese orden existe y
que pretenden dar cuenta de él. Al igual que sucede con la gravedad y la caída de los cuerpos,
sucede con muchas otras cosas. Quien considera, por ejemplo, como consecuencia de diversas
reflexiones, que la gente es buena por naturaleza, puede sentirse decepcionada y
apesadumbrada si encuentra un argumento contrario más convincente. Pero tal sentimiento
es absurdo, porque la gente seguirá comportándose tan bien o tan mal como lo ha hecho
hasta el momento.
No considero, por lo tanto, fuera de lugar, recordar el "decálogo liberal" con el que
Bertrand Russell, filósofo de espíritu volteriano, pretendía evitar en lo posible el dogmatismo,
que es, en definitiva, lo más alejado del verdadero espíritu filosófico:
"Quizá la esencia de la visión liberal pueda resumirse en un nuevo decálogo, que no pretende
reemplazar al antiguo, sino sólo complementarlo. Como docente, los Diez Mandamientos que
quisiera promulgar podrían enunciarse del siguiente modo:
2. No creas que merece la pena ocultar la prueba, pues ésta es seguro que saldrá a la luz.
4. Cuando encuentres oposición, aun cuando sea de tu esposa o de tus hijos, esfuérzate por
vencerla con argumentos y no por la autoridad, pues la victoria basada en la autoridad es
ficticia e ilusoria.
6. No utilices el poder para reprimir opiniones que creas perniciosas, pues si lo haces, las
opiniones te reprimirán a ti.
7. No temas parecer excéntrico al opinar, pues todas las opiniones ahora admitidas fueron
antes excéntricas.
8. Mira con más agrado la discrepancia inteligente que el asentimiento pasivo, pues si valoras
como es debido la inteligencia, lo primero supone un asentimiento más profundo que lo
segundo.
9. Sé escrupulosamente veraz, aun cuando la verdad sea inconveniente, pues será aún más
inconveniente si tratas de ocultarla.
10. No sientas envidia por la felicidad de otros que viven en un paraíso de necios, pues sólo un
necio puede creer que eso es la felicidad."
Bertrand Russell
Una forma más sencilla incluso de tener en mente la actitud crítica bien podrían ser las
siguientes palabras:
La tuya, guárdatela"
Las reflexiones del anterior apartado no han tratado de quitar importancia a los
resultados de la reflexión y del debate, no se ha pretendido introducir la idea de que no
importa lo que sea dicho, creído o aceptado, sino que se ha buscado poner de manifiesto que
lo verdaderamente valioso y digno de respeto son las personas con las que debatimos, y
posteriormente, las ideas. Por lo demás no concibo límites para el diálogo. Sentado esto, hay
un aspecto de las reflexiones filosóficas que sí es importante.
Como última observación de este apartado quisiera mostrar que existe una relación
entre la constatación de nuestra imperfección a la hora de conocer el mundo y la realidad, y
cierta actitud ética para con los demás y para con nosotros mismos, la de la tolerancia. En
palabras de Voltaire: "Tolerancia es la consecuencia necesaria de la comprensión de que
somos personas falibles: equivocarse es humano, y todos nosotros cometemos continuos
errores. Por tanto, dejémonos perdonar unos a otros nuestras necedades".
De nuevo es posible que esta alusión a la tolerancia mutua pueda parecer fuera de
lugar en un texto que simplemente trata de explicar qué sea la filosofía, pero debemos tener
en cuenta varios factores: por una parte, que el intento de comprender la realidad y a nosotros
mismos, como afirmábamos al comenzar este apartado, no es un intento individual sino
colectivo, en el que el papel de la crítica, la contrastación de ideas y el continuo examen y
valoración de las distintas propuestas no puede ser pasado por alto, y en el momento en que
otro u otros seres humanos distintos a mi hacen su aparición, lo hace también la ética, la
reflexión sobre el modo en que voy a tratar a esa persona. Por otra parte ya mencionamos que
el anhelo de seguridad ha llevado en ocasiones al dogmatismo. Las propuestas filosóficas,
como hemos comentado, no son neutrales, y el peligro de que los intereses subyacentes
determinen nuestras indagaciones está siempre presente. La labor del intelectual a lo largo de
la historia, desgraciadamente, ha sido en muchas ocasiones la de estar al servicio del poder y
legitimarlo a cualquier precio. Las ideas de "ortodoxia", por no decir la de "herejía", han
llevado a justificar la persecución, la crueldad y el terror, y los intelectuales han jugado su
parte en ello. A lo largo de la historia, igualmente, la educación ha sido concebida para
perpetuar el sistema de valores existente. Todo ello está fuertemente inspirado por el miedo,
que tiene puestas sus miras en el pasado y su conservación antes que en el mundo que es
posible crear. La responsabilidad del filósofo, así como la del intelectual y el educador en
general, es enorme, y su tarea consiste, de una manera muy general, en abrir nuevas puertas,
nuevas posibilidades para que el ser humano explote la diversidad y variedad en la que radica
uno de sus más valiosos tesoros, así como mostrar y denunciar los límites que nos hemos
puesto a nosotros mismos o que aceptamos injustificadamente.
Stuart Mill -afirma Isaiah Berlin- critica a los "progresistas" que pretenden modificar la
opinión social para hacerla más favorable a este o a aquel plan de reforma, en lugar de atacar
el principio según el cual la opinión social debería ser ley para los individuos. En un mundo en
el que existen fuerzas inmensas que pretenden por medios diversos, a menudo no explícitos,
moldear a la población por un mismo patrón de tal forma que la individualidad y el criterio
personal queden suprimidos, la simple diferencia, la resistencia y mucho más la protesta,
constituyen un valor tanto más necesario cuanto mayores son los poderes que pretenden
hacerlas desaparecer. Mill lo expresa de forma más sencilla, pero no por ello menos
significativa: "La humanidad gana más consintiendo a cada cual vivir a su manera que
obligándole a vivir a la manera de los demás."
7. CONCLUSIÓN
"Desde que el hombre ha sido capaz de la especulación libre, sus actos -en muchos
aspectos importantes- dependen de sus teorías respecto al mundo y a la vida humana, al bien
y al mal (...). Para comprender una época o una nación, debemos comprender su filosofía (...).
Hay una conexión casual recíproca. Las circunstancias de las vidas humanas influyen mucho en
su filosofía y, viceversa, la filosofía determina las circunstancias.
Sin embargo, hay una respuesta más personal. La ciencia nos refiere lo que podemos
saber, mas lo que podemos saber es poco, y si olvidamos cuánto nos es imposible saber, nos
hacemos insensibles a muchas cosas de la mayor importancia. La teología, por su parte, aporta
una fe dogmática, según la cual poseemos conocimientos en los que, en realidad, somos
ignorantes, y con ello crea una especie de atrevida insolencia respecto al universo. La
incertidumbre, frente a las vehementes esperanzas y temores, es dolorosa, pero hay que
soportarla si deseamos vivir sin tener que apoyarnos en consoladores cuentos de hadas.
Tampoco conviene olvidar las cuestiones que plantea la filosofía, ni persuadirnos de que
hemos encontrado respuestas definitivas a ellas. Enseñar a vivir sin esta seguridad y, con todo,
no sentirse paralizado por la duda, tal vez sea el mayor beneficio que la filosofía puede aún
proporcionar en nuestra época al que la estudia."
Bertrand Russell