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Bogotá, 1977
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Así por ejemplo, los primeros han soslayado al Moro que criticó
severamente a la Iglesia de su tiempo hasta el punto de dibujar en La
Utopía una organización religiosa diferente, semipagana y laica. Los otros
han velado el hecho de que Moro, en calidad de Canciller de Enrique VIII, no
pudo situarse a la altura de su temprana formulación teórica tolerante,
viéndose obligado a ejecutar las leyes contra herejes, condenando a los
primeros mártires protestantes en el momento en que Enrique VIII era
reconocido como "defensor de la Fe" por el pontífice romano. Finalmente, los
últimos han ignorado las objeciones que Moro se presentó a sí mismo en La
Utopía contra una sociedad comunista, retomando los antiguos argumentos
de Aristóteles contra Platón.
No se puede comprender a Moro cabalmente sin apreciar las múltiples
y contradictorias facetas que encarnó como ejemplar individualización del
Renacimiento. En el caso de Moro se muestra muy claramente que en la
vida de cualquier individuo es imposible e impensable una congruencia
perfecta entre todos sus actos, mucho menos correspondencia acabada
entre pensamiento y acción.
Moro habitó en un momento de la historia en el cual contó mucho más
la ruptura que la continuidad y parsimonia de las instituciones; momento en
el cual se abría por consiguiente un espacio considerable para la
creatividad y afirmación del individuo, situado entonces entre un mundo en
decadencia y otro emergente, sin que fuera dable reconocer claramente las
fronteras y menos descifrar el sentido de cualquier acción.
Wolsey, cardenal y canciller bajo Enrique VIII, soñaba y perseguía el
pontificado para sí, sin saber que allanaba el camino para que su soberano
se constituyera en cabeza de la Iglesia Anglicana; Francisco I, el Rey
Cristianísimo, no vaciló en aliarse con los turcos, enemigos de la cristiandad
para contener el poder de Carlos V; Colón, ante nuevos hechos, los encubrió
bajo lo ya conocido ("Cariay, Veragua. Las minas de oro, la provincia donde
hay oro infinito, donde los llevan las gentes adornándoles los pies y los
brazos, y en él se enforran y guarnecen las arcas y las mesas! Las mujeres
traían collares colgados de la cabeza a las espaldas. A diez jonadas está el
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2 Citado por Gemán Arciniegas en Biografía del Caribe Buenos Aires, Ed. Sudamericana,
1945 p.53.
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3 Ver Can, Helen: Englad Before Elizabeth: London, Hutchison University Library , 1967
(1950).
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5 Ya empleada de otro modo por uno de los primeros biógrafos de Moro:Ro: Ba: Véase:
Hitchcock, E., y Hallet, P.E.: The life of sirThomas more, sometymes Lord Chancellour of
England. By Ro: Ba:, London, Oxford University Press, 1950.
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2. Utopía
"las ovejas que tan mansas eran… han comenzado a mostrarse ahora
de tal modo voraces e indómitas que se comen a los propios hombres y
devastan y arrasan las casas, los campos y las aldeas" . 1
1 Moro, Tomás: Utopía, en: Utopías del renacimiento. México. Fondo de Cultura Económica,
1941. Pagina 53.
2 Marx siguió explícitamente a Moro en muchos de sus puntos en el análisis de la violenicia
inicial que acompañó a la acumulación originaria del capital. Ver: Marx, Karl: "la llamada
acumulación originaría", capítulo XXIV de El Capital.
Méjico, Fondo de Cultura Económica, 1964, Primer Tomo.
3 Moro, Tomás. Utopía, página 55.
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4 Otra dimensión de un paralelo entre estos dos pensadores puede verse en: Habermas,
Jurgen: Teoría y Praxis. Buenos Aires, Sur, 1966, obra que ha sugerido muchos de los
puntos aquí desarrollados.
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5 Utopía, P. 68.
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6 Moro, Tomás: The Life and Death of Richard The Third, en obras completas editadas por
Yale University, T. III.
7 Utopía, P. 69-70
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9 El argumento de Aristóteles era el siguiente: "Es evidente, pues, que es mejor que las
posesiones sean poseídas en privado, pero haciendo de ellas una común propiedad en
cuanto al uso de las mismas, y formar a los ciudadanos para esto es una tarea
específicamente del legislador". Política, Libro II, Capítulo 2.
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francesa.
cabeza.
fuerza social para alterar el estado de cosas del que disentía: como abogado
reorganización social.
importancia cultural. Pero Moro fue más allá: actualizó el ideal mediante un
boato…, con tales leyes se podrían aliviar y mitigar esos males así como se
cada cual posee algo como propio; al intentar la curación de una parte se
consideraciones de valor:
11 Ibid, p. 73. El argumento de Aristóteles es el siguiente: "… si los ciudadanos trabajan par
sí mismos,las normas para una común poseción de la propiedad ocasionarán más motivos
de descontento, porque si tanto en el goce del producto como en la labor de la producción
ellos resultarán iguales, sino desiguales, nacerán necesariamente quejas entre ellos que
gozan o toman mucho, pero trabajan poco, y los que toman menos, pero trabajan más. De
una manera general, el convivir y el participar de todos nuestros asuntos humanos es difícil
y especialmente el compartir cosas como las dichas "política, Libro II, Cap.2
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para ser.
12 Ibid, P.73
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poco entre sí, se rota por tiempo y edad en el cultivo y cosecha de los
las mujeres a los esposos, de los hijos a los padres y de los jóvenes a los
de la comunidad.
ascetismo:
cada uno bajo la mirada de los demás oblígales sin excusa a un trabajo
13 Ibid, P. 91.
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consagración intelectual.
religiosa viva en Utopía se aproximó mucho más a las condiciones del siglo
XIX que a las creadas a los diez años de haberse publicado la obra, por la
Todo lo anterior no representa, sin embargo, nada más que una cara
que:
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como una sociedad justa en donde el problema del poder y del dominio se
tiempo libre).
Aún los esclavos que realizan los oficios más "viles" (no los más
en relación con otros Estados, surge una perspectiva diferente, más análoga
menos ficticia. En este punto Utopía expresa menos un deseo que una
esclavos.
Ante una obra como Utopía cabe la misma perplejidad que mostraba
todo", y cuando el mono respondió, según Maese Pedro "que parte de las
cosas que su merced vio o pasó en la dicha cueva son falsas y parte
verosímiles".
ficción podría servir para conocer de mejor modo la realidad, así como el
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se precisarán los medios para diferenciar entre lo que es y lo que debe ser,
dos aspectos que están de tal forma confundidos en Utopía que forman