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MARIA MEDIADORA NO ES.

Las oraciones o plegarias son “a” Cristo y no “en” Cristo. El único y


suficiente mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo y no
suscita ni insinúa más mediadores, co-mediadores, intermediarios,
colaboradores o damas de compañía en su intercesión y redención.
Cristo intercediendo solo es más que suficiente. Siempre debemos
clamar a Cristo, sin excepciones o aditivos.
(2 Corintios 13:14).

Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé.”

Debes clamar al Padre, a través de Cristo, en el ministerio del


Espíritu Santo, eso es todo. Todo ocurre al interior de la Santísima
Trinidad, sin elementos externos.

1 Timoteo 2:5 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre


Dios y los hombres, Jesucristo hombre,”

Atención, hay un solo Dios, un solo mediador y un solo Redentor, y


no hay más. No hay nada más que agregar. La robusta y formidable
mediación de Cristo no necesita ayuda o buenos amigos o
cómplices desinteresados o muletas o brigadistas.

En el Nuevo Testamento nadie recurrió a María y María no


intercedió por nadie. En aquella época y hoy todos iban y van
directamente al Salvador, en línea recta iban y van a Él, sin
magisterios, sin tradiciones, sin asesores, sin sostenes y sin
escoltas o comediadores. Todo sucede dentro de la Santísima
Trinidad (1 Pedro 1:2).

Lucas 4:40 “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de
diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos
sobre cada uno de ellos, los sanaba.”

Todos los enfermos y afligidos deben ser llevados a Cristo, todos


los cristianos lo saben, y él hace el milagro,
con el auxilio del divino Espíritu Santo. No lleves a un atormentado
a otro sitio.

Marcos 10:47 “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!


Como todos, éste es un ruego “a” Cristo y no “en” Cristo. Los ciegos
y desesperados van en línea recta al Salvador, sin escalas o
tramitaciones (Lucas 17:13) (Salmo 6:2)

Hebreos 12:24 “a Jesús el Mediador del nuevo pacto,”

Repito, un solo Dios y un solo mediador.

Hebreos 7:25 “..,viviendo para interceder por ellos.”

El que vive y reina, a la diestra del Padre es el Nazareno, que es él


único que ruega por nosotros.

El nombre de María desaparece del Nuevo Testamento en el


momento que la iglesia nace. En la senda apostólica el nombre de
María no existe porque su presencia era intrascendente. Ninguna
epístola la menciona, y mucho menos como mediadora o
equivalente.

El único que nos lleva a Jesucristo es Dios Espíritu Santo.

Romanos 8:26-27 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en


nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál
es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios
intercede por los santos.”

Es el Espíritu Santo es quien nos ayuda en nuestra debilidad, nos


enseña a orar y a transitar por el camino angosto. El Espíritu Santo
es quien ruega por el rebaño, es el perpetuo socorro, según la
voluntad de Dios.

Romanos 8:14 “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de Dios”.

El cristiano normal, tomado de la mano del Espíritu Santo, es


conducido a Cristo, a la santificación, al santo cielo. Que sólo sea la
Tercera Persona de la Trinidad la que te guíe y consuele, en todo.

1 Corintios 2:11 “…Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios,


sino el Espíritu de Dios.”
El único que conoce las cosas de Dios es el Espíritu Santo. La
difunta María y los otros nada conocen.

Podemos decir con toda sabiduría y serenidad:

“Espíritu Santo de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en


la hora de nuestra muerte. Amén.”

“Bajo la protección del Espíritu Santo se acogen los fieles


suplicantes en todos sus peligros y necesidades.”

“Oh Espíritu Santo acuérdate de mí…...”

“Espíritu Santo, ruega a Cristo por nosotros”.

“Espíritu Santo, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle


de lágrimas”.

“A Jesús mediante el Espíritu Santo”.

¡Ave Espíritu Santo!

Es Dios Espíritu Santo que con todo su amor, ternura y sensibilidad


va a reemplazar a María en toda mediación, desde ahora, en el
rebaño católico. Invocar a los muertos es espiritismo, aunque sean
beatos.

Es blasfemo intentar traspasarle los atributos del Espíritu de Dios a


María.

Hebreos 2:18 “…, es poderoso para socorrer a los que son


tentados.”

Quien socorre al que lucha es el propio Salvador, sin escoltas o


comitiva (Hebreos 4:15-16). Es Cristo el abogado ante el Padre y no
hay más nombres o comediadores (1 Juan 2:1) (Romanos 8:34).

Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;


nadie viene al Padre, sino por mí.

Para ir al Padre usarás el único y suficiente camino existente:


Cristo. La verdad es que Cristo es la cabeza, el rebaño es el cuerpo
y el Espíritu es el cuello, el canal por donde fluyen absolutamente
todas las bendiciones y plegarias. El Espíritu Santo es el mediador
de todas las gracias y favores. Jesucristo es el único y suficiente
mediador entre el Padre y el ser humano. Todo sucede dentro de la
gloriosa Santísima Trinidad.

Si se puede acudir al Salvador sin pasar por María, sólo con el


auxilio del divino Espíritu Santo, entonces la mariología católica
sobra, es desechable. Si es obligación pasar por María en una
plegaria, entonces Dios depende de ésta, y el Espíritu ocupa un
lugar secundario, haciendo de María una deidad, un ídolo. ¿Y si el
rebaño peregrina y le baila sólo al Espíritu Santo, desestimando
totalmente a María, se equivoca?

1 Corintios 8:6 “...y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son
todas las cosas, y nosotros por medio de él.”

Todas las cosas y todo sucede por medio de él, a través de él,
invocándolo a él, cantando y bailando para él.

Juan 6:37 “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí


viene, no le echo fuera.”

¿Quién dijo que Jesús no era lo suficientemente bondadoso y


tierno, y que necesitaría la colaboración de su madre? No, el
Salvador es divinamente cariñoso y recibe a todos lo que acuden a
él. Obviamente no recibe a los que no acuden a él y se van a otros
santos y santas o beatas. En la obra de la redención y de la
intercesión Jesucristo es el único y más que suficiente.

Juan 14:14 “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”

Las plegarias son a Cristo. Debes pedir en el nombre de Cristo, y


entonces él hará. Se invoca Su nombre y no otro. Prohibido invocar
otros nombres. Absolutamente todas las bendiciones se entregan a
través de su nombre. ¿Para qué acudir a María si está él? Es el
Espíritu Santo quien nos conduce al Salvador
(1 Corintios 8:3-7). El Salvador asistía solo a la gente. En los
milagros de sanidad y de salvación jamás se vio la nariz de María.
En el ministerio evangelístico de Cristo propiamente tal la presencia
de María fue irrelevante.
Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados,
y yo os haré descansar.”

El abatido y angustiado debe doblar sus rodillas delante de


Jesucristo para pedir paz y bendiciones
(2 Timoteo 4:17-18).

El mensaje de Jesús es claro y potente: VENID A MÍ.

Isaías 45:22 “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la


tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”

El deber de un creyente es mirar a Jesucristo, y nada más; y no hay


más. El que no mire a Cristo se extravió
(Isaías 44:9-12).

Que todos los cantos, poemas, bailes, adulaciones y alabanzas


sean para el Señor, por los siglos de los siglos y sin excepciones.
Amén.

El único mediador entre los hombres y Cristo es el Espíritu Santo, y


el único mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo.

“Espíritu Santo de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en


la hora de nuestra muerte. Amén.”

NO SEAS CATÓLICO
http://noseascatolico.blogspot.com

http://apologeticaes.blogspot.com

Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN


http://lassotanasdesatan.blogspot.com

fin

JAIME FARIÑA MORALES


ARICA-CHILE

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