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Compañeros en el camiiu

Iconos bíblicos
para un itinerario de oración

e
\
Colección «EL POZO DE SIQUEM» Dolores Aleixandre, RSCJ
71

COMPAÑEROS
EN EL CAMINO
Iconos bíblicos
para un itinerario de oración

Editorial SAL TERRAE


Santander
índice

Compañeros en el camino 7
Si yo fuera a usar este libro 9
1. Abrir espacios a la oración 13
2. Prepararse y disponerse 34
3. Despertar el deseo 43
4. Echar raíces, poner cimientos 53
5. Recibir un nombre nuevo 66
6. Tomar una decisión
nacida del agradecimiento 84
7. Tocar el Verbo de la vida 97
8. Hacerse un niño. Hacerse como «ese» niño 108
9. Aprender la sabiduría de Nazaret 119
10. Contemplar a Jesús
© 1995 by Editorial Sal Terrae para conocerlo internamente 128
Polígono de Raos, Parcela 14-1 11. Caminar junto a Jesús
39600 Maliaño (Cantabria)
Fax: (942) 36 92 01 para hacer lo que él hizo 141
12. Adherirse lúcidamente a la vida verdadera 156
Con las debidas licencias 13. Entrar en la lógica de la desmesura 173
Impreso en España. Printed in Spain
ISBN: 84-293-1171-8 14. Permanecer junto al que llegó
Dep. Legal: BI: 2426-95 hasta el final en el amor 185
15. Dejarse encontrar por el Viviente 203
Fotocomposición:
Didot, S.A. - Bilbao 16. Consentir en que el amor
Impresión y encuademación: envuelva nuestra vida 215
Grafo, S.A. - Bilbao índice de «iconos bíblicos» 229
—5—
Compañeros en el camino

Este libro ha tenido distintas «fuentes de inspiración»: J.A.


García nos propuso durante unos Ejercicios en Celorio, hace
unos años, que hiciéramos las contemplaciones de la cuarta
semana mirando algunos «iconos bíblicos», y me pareció una
idea preciosa.
Luego vi una película de Woody Alien, «La rosa púrpura
de El Cairo», en la que una atónita Mia Farrow veía desde
su butaca del cine cómo su actor preferido se salía de la
pantalla y la invitaba a entrar en la película. Pensé que eso
era lo que yo había vivido con los «iconos» evangélicos y
que es lo que ocurre siempre con la Biblia: todo cambia
cuando, en vez de leerla como espectadores, comenzamos a
dialogar con sus personajes, a entrar en el guión y en la banda
sonora de sus experiencias, a sentirnos como ellos actores y
protagonistas, a darnos cuenta de que todos esos hombres y
mujeres de las narraciones bíblicas vienen a nuestro encuentro
para acompañarnos en nuestro itinerario creyente.
A partir de ahí, me atrajo la idea de «investir» de len-
guaje bíblico y narrativo el proceso ignaciano y de invitar a
hacer las meditaciones y contemplaciones a partir de iconos
bíblicos, especialmente del Nuevo Testamento. Lo he ido
haciendo yo misma y proponiéndolo en los Ejercicios que he
dado en los últimos años a distintos grupos.
El último de ellos ha sido el de las Hermanitas de Jesús
de Palestina, reunidas en un monasterio de Benedictinas de

— 7 —
rito oriental en las afueras de Belén. Pasar ocho días en un
lugar con tantos iconos me ha hecho entender la contestación
Si yo fuera a usar este libro...
que dio el P. Kolvenbach a un novicio jesuita que le preguntó:
— Padre, ¿usted cómo reza?
— Rezo con iconos.
— ¿Y qué hace?, ¿los mira?
— No. Me miran ellos a mí.
En el Monasterio del Emmanuel he entendido un poco
mejor lo que es dejarse mirar silenciosamente por el Icono
del Padre que es Jesús, y ha crecido en mí el agradecimiento
deslumhrado por tenerle a él como Camino y como Com-
pañero. 1. Trataría de enterarme de «lo que quiere ser» y «lo que no
quiere ser»:
Estas páginas nacen de mi deseo de compartir esa ex-
periencia, que no es sólo mía, sino también de aquellos/as — quiere ser un instrumento, un apoyo, una ayuda para
que han ido viviéndola conmigo. personas que desean hacer una experiencia de oración, a solas
o en grupo: cristianos de a pie (incluyo a religiosas/os, que
Monasterio del Emmanuel también lo somos...), comunidades o grupos que, por dis-
Belén, Julio 1995 tintas razones, van a emprender unos días de oración («unos
Ejercicios...»), más o menos largos, sin un «experto/a» que
les acompañe;
— su inspiración es «ignaciana», es decir, que toma de
los Ejercicios Espirituales de San Ignacio (EE) el proceso y
algunos textos significativos; pero, más que al lenguaje ig-
naciano, recurre al lenguaje bíblico y presenta cómo vivieron
hombres y mujeres de la Escritura las experiencias básicas
del proceso creyente, que, en el fondo, no difieren mucho
de las que propone san Ignacio. Esos iconos bíblicos serán
los «compañeros de camino» de este itinerario de oración;
— no pretende hacer un comentario exegético de los
textos ni reemplazar unos Ejercicios ignacianos acompaña-
dos. Pero, como a menudo no se tiene esta última posibilidad,
los materiales de este libro pueden ayudar a hacer unos días
de oración «repitiendo», desde una perspectiva más direc-
tamente bíblica, temas que pueden resultar familiares a los
que han hecho Ejercicios ignacianos. Son también utilizables
por los que no los han hecho;

— 8 — —9—
— intenta hacer presente en la oración el mundo y sus Señor, y ya no hace falta nada más. «No el mucho saber
problemas, para que la oración, como recomendaba Mons. harta y satisface al ánima, mas el sentir y gustar de las cosas
Angelelli, «tenga un oído puesto en el Evangelio y el otro internamente» (EE 2).
en la gente».
6. Los materiales de «OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA» están
2. No lo leería todo seguido, porque no está pensado para pensados para algún rato de lectura meditativa fuera de los
servir de lectura continuada. Por eso, huiría de la tentación tiempos de oración; pero, si me sintiera atraída a orar con
consumista que hace devorar con avidez materiales, sin llegar alguno de ellos, lo usaría también como ayuda para atravesar
a saborearlos ni aprovecharlos. Dice San Ignacio: «al que el umbral de la oración.
toma ejercicios en la primera semana, aprovecha que no sepa
cosa alguna de lo que ha de hacer en la segunda semana; mas 7. Aunque estuviera sola, no me saltaría el «CELEBRAR LO
que ansí trabaje en la primera, para alcanzar la cosa que VIVIDO», sino que lo adaptaría para un rato de oración per-
busca, como si en la segunda ninguna buena esperase hallar» sonal al recapitular el día.
(EE 11).
8. Si quisiera usar el libro para algún día de retiro, buscaría
3. Le echaría una primera ojeada para hacerme idea del mé- en el índice el tema, según mi situación personal, según el
todo y, si fuera a hacer un retiro de ocho días con él, la tiempo litúrgico, etc., y seleccionaría la víspera alguno de
víspera de cada día seleccionaría, de entre los capítulos si- los puntos de oración para que me sirviera de puerta de
guientes, el tema en el que me siento movida a entrar al día entrada. El resto «lo irá pidiendo» el transcurrir del retiro.
siguiente. El Espíritu Santo sabe conducir muy bien, y esta
elección seguramente no será difícil. 9. Si fuéramos un grupo los que vamos a hacer juntos un
retiro largo, propondría que nos pusiéramos de acuerdo en
4. Comenzaría a prepararme con bastante tiempo. De cómo quién iba a tomar la responsabilidad de animar cada uno de
se vaya ensanchando el deseo («todo modo de preparar y los días, y esa persona se encargaría, el día que le corres-
disponer el ánima», diría san Ignacio: EE 1) va a depender pondiera, de la ambientación, el horario, la manera de utilizar
fundamentalmente la marcha de la oración en los días que los materiales, la celebración, etc. También puede ser siem-
sigan. Lo nuestro no es «gobernar el proceso», sino abrirnos pre el mismo el que se responsabilice de todo el retiro; pero
a él; y todo lo que hagamos en esa dirección nunca será la otra manera daría una gran riqueza y conseguiría que cada
bastante. Por eso hay tres capítulos («ABRIR ESPACIOS A LA uno hiciera la experiencia de toda la capacidad creativa y de
ORACIÓN», «PREPARARSE Y DISPONERSE» y «DESPERTAR EL comunicación espiritual que seguramente posee sin saberlo.
DESEO») que se supone son previos al momento de los Ejer-
cicios y que tratan de ayudar a esta preparación. 10. Me llevaría siempre la Biblia: los textos más breves están
copiados, pero hay otras referencias en las que su uso se hace
5. No me importaría quedarme en uno solo de los puntos de necesario. Al final se puede consultar un índice de iconos
«EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN», porque lo único que pre-
bíblicos.
tenden es eso: acompañar hasta el umbral de la puerta. Cuan-
do se ha cruzado éste, deja de ser necesario apoyarse en
aquéllos, porque lo que ocurre «del otro lado» es cosa del

— 10 — 11
1
Abrir espacios a la oración

Antes de comenzar un retiro en el que vamos a dedicar tiem-


pos largos a orar, puede ayudarnos el que en los días ante-
riores reflexionemos con más detenimiento sobre esa acti-
vidad esencial a nuestra vida cristiana que llamamos oración.
Los textos propuestos intentan comunicar de diferente
manera algunos de sus aspectos esenciales.

1. CUANDO VAYAS A ORAR...

a) Parte de la realidad

El punto de arranque de la oración tendría que ser siempre


la realidad, el humus de lo cotidiano, con su opacidad y sus
conflictos, con sus amenazas y contradicciones, con su brecha
abierta también a una dimensión invisible pero presentida.
La oración no puede ser fruto de un rechazo ante la comple-
jidad de lo real, ni una huida hacia un mundo ideal o esotérico,
a salvo de la alteridad que cuestiona y condiciona.
Porque la realidad vivida, re-conocida y concienciada,
nunca será impedimento ni obstáculo para la oración, sino
más bien la escala que Jacob vio en su sueño y que, bien
clavada en la tierra, permitía la comunicación con el mundo
de lo divino (Gn 28,12).

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Sabemos que la realidad tiende a ocultarse a sí misma graciado, digno de compasión, pobre, ciego y
y que nos ronda siempre la tentación de relativizarla y de desnudo...» (Ap 3,17).
esquivar sus aspectos más problemáticos. Dice Jon Sobrino:
«No se puede plantear la espiritualidad en un círculo pura- Tenemos la tendencia a culpar de nuestra «indolencia
mente espiritual en el que se da un rodeo eficaz sobre la oracional» a los ritmos acelerados de vida en las grandes
realidad humana. La ubicación en el mundo no es algo se- ciudades, al acoso de los medios de comunicación, a la ob-
cundario y accidental: en ello nos va la capacidad de conocer sesión consumista y viajera de nuestra cultura... Todo eso
y actuar correctamente». —pensamos— nos hace difícil encontrar tiempos y espacios
sosegados para orar y puebla nuestro silencio de imágenes
Es por lo tanto ahí, en el contacto con los aspectos más distractivas. Aunque eso sea verdad, lo que más hondamente
conflictivos y oscuros de la existencia, en lo que favorece o nos incapacita para la oración es aquello que apaga y debilita
amenaza la vida humana, donde nos jugamos la primera con- nuestro deseo:
dición de posibilidad de orar.
— el racionalismo, que prescinde del lado oscuro y latente
Orar no es huir de nuestros propios problemas ni de-
de la realidad y pretende explicarla y dominarla en su
sentendernos del mundo, sino «arrimarnos» a Dios llevando
totalidad;
todo eso, sin negar toda su carga de multiplicidad y de dis-
— el psicologismo como explicación última de todo, que
cordancia. ,
sospecha de los deseos como escapatorias evasivas, les
«Venid a mí todos los que estáis cansados y niega sistemáticamente un origen trascendente y nos
agobiados, y yo os daré descanso. Tomad so- instala en un nivel de positivismo hermético;
bre vosotros mi yugo..., porque mi yugo es sua- — el narcisismo, que ciega la brecha de la alteridad y nos
ve y mi carga ligera» (Mt 11,29-30). encierra en una cámara poblada de espejos desde la que
Es cierto que la oración puede sosegarnos y tranquili- la invocación se hace imposible;
zarnos; pero donde realmente podemos discernir su autenti- — el hábito del confort, convertido en necesidad absoluta,
cidad es en la capacidad que nos va dando para, en expresión que nos invita a instalarnos en lo ya conseguido;
ya clásica, cargar con la realidad, hacernos cargo y en- — el activismo compulsivo, que nos hace creer que no ne-
cargarnos de ella. cesitamos de nadie y que podemos solucionarlo todo
con nuestro esfuerzo, con tal de que lleguemos a pro-
b) Ensancha tu deseo ponérnoslo;
— la confusión de la tolerancia con el amor, que enfatiza
Un segundo elemento fundamental es el deseo, la insatis- los aspectos más segurizantes de la existencia, idealiza
facción, porque la oración nace de nuestra pobreza y se una tranquila mediocridad y niega al amor su inclina-
dispara como una flecha desde la tensión de ese arco. ción hacia la desmesura, la exageración y la ausencia
Lo que la ahoga, en cambio, es el engaño de una sa- de cálculo.
ciedad aparentemente satisfecha o la suficiencia que nos im- El deseo, en cambio, nos arrastra fuera de la estrechez
pide reconocer nuestra indigencia y nuestros límites: de nuestros límites, hace de nuestro «yo» una estructura abier-
«Dices: 'Soy rico, me he enriquecido, nada me ta y opera el milagro de convertirnos en criaturas referidas a
falta'. Y no te das cuenta de que eres un des- Otro.

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«Amar, como orar—dice J.M. Fernández-Martos—, es Insistir, permanecer, clamar, esperar. Son verbos
alojar a un extraño en las propias entrañas. Es dejar que el edificados sobre la roca de una convicción que tiene mucho
proyecto, los deseos, la vida de otro... inunden nuestro pro- de paradoja: que a lo más gratuito hay también que disponerse
yecto, nuestros deseos, nuestra vida; y esto, que es una di- y prepararse, y que a aquello que nos es regalado sin el
visión, paradójicamente nos integra. En la masa oscura de concurso de nuestros méritos lo atrae también la violencia de
nuestros deseos, la presencia de Otro que es mayor que no- nuestra apasionada espera.
sotros mismos nos va llevando, de deseo en deseo, hacia una
mayor transparencia de nosotros mismos. Aprender a orar es gracia, pero es también un proceso
que va a requerir esfuerzo, disciplina, trabajo por unificar
»Recorrer el camino de la oración es muy duro; por eso las energías dispersas, aceptación de que las actitudes esen-
hay tan pocos que lo hacen. Es recorrer el camino de los ciales para la oración no nacen en ese momento y se aban-
propios deseos; y casi no nos atrevemos a desear, sólo a donan después, sino que toman cuerpo en la red de las re-
calmar necesidades; y para ellas los objetos bastan. Pero Dios laciones humanas.
es Alguien.
Estamos también preparándonos a la oración cuando nos
»Tratar con Él es quemar las naves de la saciedad sa- esforzamos por mantenernos fieles y fraternos, cuando es-
tisfecha. Es poner en pie el inmenso continente de nuestros tamos dispuestos a conceder a los otros tiempo y ocasión de
deseos siempre avivados. Dios es siempre mayor». cambio. Porque no tenemos dos vidas ni dos estructuras in-
ternas; y el que lucha por permanecer en el amor a los her-
c) Insiste y permanece manos aprende a encajar también los aspectos desérticos de
la oración. Y al que se esfuerza por mantenerse en espera
El tercer elemento a subrayar es el de la lucha, como la de vigilante, como aquellos siervos que esperaban la llegada de
Jacob con el ángel a orillas del Yabbok. Porque existe en su señor (Le 12,35), le será más fácil conjugar después esos
ella un componente de decisión, de esfuerzo y de empeño, cuatro verbos con los que Pablo caracteriza el verdadero
de paciencia y de trabajo, de eso que la tradición bíblica amor: «disculpar», «confiar», «esperar», «soportar» (1 Cor
llama «clamor» o «gemidos» (Rm 8,27) y que alcanza siem- 13,7).
pre las entrañas de Dios (Ex 3,7). Si vamos cultivando pacientemente una atención des-
La oración cristiana está necesariamente «interferida» centrada de nuestro yo y dirigida hacia los demás, si va
por las situaciones humanas de conflicto y de sufrimiento creciendo nuestra capacidad de apertura, escucha y respeto
intolerable, por el grito de todos los quebrados por el mal, ante el misterio de los otros, iremos siendo más capaces de
de todos los empobrecidos y abandonados de la tierra. El acoger a Dios, de dejarle entrar en nuestra vida sin condi-
orante va aprendiendo, como Moisés, a mantenerse ante Dios ciones y sin miedos, de permanecer ante Él también cuando
«en la brecha» (Sal 106,23), cargando con todo eso y sa- nos parece que está ausente.
biendo que de lo que se trata no es de despertar la atención «Dios ha hecho que la oración tenga un gusto tal que
o el interés de Dios por los que sufren, sino de dejarse con- acudimos a ella como a una danza y permanecemos en ella
tagiar por su solicitud hacia ellos y escuchar de él la pregunta como en un combate», decía Nicolás de Flue. Aprender a
que remueve nuestra indiferente frialdad: «¿Dónde está tu orar es permanecer en ese combate; es aguantar como un
hermano?» (Gn 4,9). centinela, en la intemperie de la noche, a que llegue la aurora;

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es adentrarse sin miedo en la nube que oculta, a la vez que sino quien intenta practicar la justicia, amar con ternura y
revela, una presencia que nunca puede ser dominada; es man- caminar humildemente con él (Mi 6,8).
tenerse en medio del lago aunque el viento sea contrario,
Al final de la vida, no se nos va a preguntar por nuestros
hasta que, de madrugada, alguien deje ver su rostro y oír su
saberes, ni siquiera por nuestra oración; se nos va a preguntar
palabra. por el amor, que es lo que nos hace afínes con el Hijo. Y
Se nos pide que no dejemos de remar esforzadamente la mejor manera de conseguirlo es instalarnos en la humilde
mientras aguardamos, con tensa vigilancia, a que sea el viento pobreza de la primera bienaventuranza y en una confiada
del Espíritu quien despliegue al fin nuestras velas con el esperanza.
«¡Abba, Padre!» que susurra en nosotros. Porque ni nuestra debilidad ni nuestra impotencia para
amar de verdad son obstáculo para que el Espíritu vaya tra-
d) Pide la afinidad con Jesús bajando esa afinidad en nosotros.
Un cuarto aspecto podría ser calificado como el «elemento
e) Entra en lo escondido
afinidad». La oración tiene lugar en ese nivel de disponi-
bilidad y de escucha que nos hace «sintonizar» con el talante Una quinta característica sería la de la interioridad y el
de Jesús, con su obediencia filial y su disposición radical a secreto, que pertenecen a la insistencia más genuina de Jesús
amar y a dar la vida. Y para eso cuentan poco la acumulación en su enseñanza sobre la oración:
de saberes y las doctrinas sutiles e improductivas. Cuentan
poco el pensamiento discursivo y la reflexión, el análisis y «Cuando quieras rezar, métete en tu cuarto,
la excesiva intelectualización. Teresa de Jesús nos lo ha de- echa la llave y rézale a tu Padre que está en lo
jado magistralmente dicho: escondido. Y tu Padre, que ve lo escondido, te
recompensará» (Mt 6,6).
«Algunos he topado que les parece está todo el negocio
en el pensamiento, y si éste pueden tener mucho en El evangelio de Lucas nos desvela lo que ocurría «en
Dios, aunque sea haciéndose gran fuerza, luego les lo escondido» de la madre de Jesús:
parece que son espirituales. [...] Querría dar a entender «María guardaba todas estas cosas meditán-
que el alma no es el pensamiento, ni la voluntad es dolas [symballousa] en su corazón» (Le 2,19).
mandada por él, que tendría harta mala ventura; por
donde el aprovechamiento del alma no está en pensar El participio griego expresa la acción de reunir (sym-)
mucho, sino en amar mucho» (Fund., 5,2-3). lo «lanzado» (hallo). Es la misma raíz de la palabra símbolo,
y sugiere una actividad cordial de ida y venida de dentro
«No os pido ahora que penséis en El, ni que saquéis afuera y de fuera adentro, una confrontación entre la interio-
muchos conceptos, ni que hagáis grandes y delicadas ridad y el acontecimiento, una labor callada de reunir lo
consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido disperso, de tejer juntas la Palabra y la vida.
más que le miréis» (Cam. Perf., 26,3).
La oración es, antes que nada, encuentro interpersonal,
«Los conceptos crean ídolos de Dios. Sólo el sobreco- diálogo de secreta amistad con quien sabemos nos ama. Israel
gimiento presiente algo», había dicho Gregorio de Nisa. Entra vivió la experiencia de un Dios que quería hacer alianza con
en contacto con Dios no quien cree saber mucho sobre él, él, y Jesús nos ha invitado a ser no sólo siervos, sino amigos.

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Somos nosotros los que no nos atrevemos a creer hasta ceremos sus frutos si nuestra vida se va haciendo cada vez
dónde llega el deseo de Dios de introducirnos en su intimidad. más «manejable» para el Espíritu, si nos dejamos «bautizar»
Y eso que, cuando entramos en lo más hondo de nosotros y sumergir con una familiaridad creciente en ese universo de
mismos, nos damos cuenta de que la nuestra es una interio- nuevas significaciones, valores y «comportamientos contra-
ridad habitada, y que tenemos franqueado el camino para culturales» que es el Evangelio de Jesús.
participar de la relación del Hijo con el Padre, en el Espíritu. El que ora tiene que estar abierto a una cierta en-aje-
Por eso estamos invitados a redescubrir los caminos que nación, porque el amor desplaza nuestro centro de gravedad
conducen a nuestro corazón, sin que nos paralice la sospecha y nos introduce en una tierra desconocida, en la que nuestros
de intimismo. La oración necesita «verificación», pero no mapas, planos y previsiones resultan ya inservibles.
«justificación», porque todo lo que tiene que ver con el amor Decíamos más arriba que vamos a orar con todo lo que
pertenece al orden de la gratuidad. Ha sido Jesús mismo quien somos, con ese equipaje de imágenes, sentimientos, preo-
nos ha remitido a ese lugar secreto de nuestro ser para en- cupaciones, criterios y relaciones que constituyen nuestra
contrarnos allí con el Padre, y sólo en él podemos renacer a vida y nuestra historia; con todas nuestras heridas, esperanzas
la fraternidad solidaria, que es, en último término, la «vo- y miedos. Pero tenemos que ser conscientes también de que,
cación» de la oración. al atravesar el umbral de la oración, todo eso queda «en estado
En medio de la dispersión de una civilización de lo de riesgo» porque, como Moisés, nos acercamos a la zarza
efímero, los creyentes nos sentimos llamados a cuidar lo ardiente de una presencia que puede abrasarnos con su fuego
esencial; a inclinarnos por lo que es verdaderamente fecundo, (Ex 3,1-4).
más allá de las apariencias de lo espectacular; a elegir la Y lo que parece que Dios vaya buscando de nosotros,
cordialidad en medio de una cultura racionalizada; a preferir por encima de todo, es que ese riesgo no nos provoque miedo
la sabiduría a la multiplicidad de conocimientos; a cuidar el ni encogimiento, sino esa audacia tranquila con la que se fían
corazón, porque en él, como nos recuerda el proverbio, «están los niños. Una audacia en la que, misteriosamente, no se
las fuentes de la vida» (Pr 4,23). pierde el «temor de Dios», la adoración y el deslumbramiento
sobrecogido de quien presiente que le está rozando un amor
f) Déjate alcanzar que le sobrepasa.
Finalmente, un sexto elemento consistiría en algo que po- El que está dispuesto a dejarse alcanzar por ese amor
dríamos calificar como actitud de consentimiento a la no- llega a saber experiencialmente («expertus potest credere»,
vedad que surge de la relación con Jesús; una aceptación de canta un antiguo himno de la Iglesia) hasta dónde es posible
que, cuando su amor da alcance a alguien, nunca le deja llegar en la despreocupación por el propio destino cuando se
como estaba, sino que transforma su vida, le «afecta» en el le reconoce en buenas manos.
mundo de sus opciones, criterios y preferencias, le traslada La oración tiene algo de éxodo y de éx-tasis; y cuando
a ese «orden otro» que es el Reino, y al que sólo se accede nos ponemos en ese camino y nos atrevemos a abandonar
cuando se hace la experiencia de la gracia. ante Dios toda nuestra existencia y a salir al encuentro de
Eso quiere decir que la oración tiene consecuencias y los otros, nuestro modo de contactar con la realidad se reo-
que las preguntas sobre su autenticidad tenemos que hacér- rienta y se apoya sobre nuevos quicios. Nuestra identidad
noslas más allá del ámbito de la pura interioridad. Recono- «alcanzada» queda también alterada y «re-fundada» en Otro

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que nos hace posible mirar, oír, sentir y tocar la realidad rección de su pasión por el mundo: «Ve y di a mis herma-
desde una sensibilidad nueva, desde eso que llamamos «mi- nos...» (Jn 20,17).
rada contemplativa» y que no es más que ver la vida con los A lo largo de esta reflexión hemos ido señalado seis
ojos de Dios. elementos básicos a tener en cuenta a la hora de ponernos a
También a Jesús se le contagia del Padre esa manera de orar. Y seis es un número que, en las claves bíblicas, significa
mirar el mundo; y se llena de júbilo porque no son los sabios algo abierto, no terminado, un proceso dinámico que nos
y entendidos, sino los pequeños, quienes poseen el privilegio estira hacia adelante en una triple dirección:
de conocerle (cf. Le 10,21s). Y el Dios de la transfiguración
— la receptividad activa, que cambia nuestra «forma con-
se le revelará de una manera definitiva cuando se refugie en
vexa» por esa otra «forma cóncava» que es la única
Getsemaní con la angustia atroz del miedo a la muerte, cuan-
capaz de acoger, recibir y ser fecundados;
do hunda en la oración su deseo acuciante de escapar de ella.
Jesús se aferra a la confianza de que en el seno oscuro de — la com-pasión, que nos hace contactar con la realidad
aquella tierra se esconde la capacidad de hacer florecer de desde la mirada y las entrañas de Dios;
nuevo en él su obediencia incondicional de Hijo. — el servicio, porque, si la oración nos ha adentrado en la
relación con Aquel que «se despojó de su categoría de
Al salir de la oración, todo había cambiado para él de Dios, haciéndose como uno de tantos y tomando la
nombre y de sentido: el deseo de huir se había transformado condición de siervo» (Flp 3,7), sólo poniéndonos, junto
en el de permanecer fiel; ahora, el morir era dar la vida, a él, a los pies de nuestros hermanos más débiles po-
y ya le era posible beber hasta el final un cáliz que venía de demos llegar a «tener parte con él» (Jn 13,8).
la mano del Padre.
Por eso la oración no es algo distinto del amor: ir ha-
La oración es la puerta estrecha que tenemos que atra- ciéndonos receptivos, compasivos y serviciales es nuestra
vesar si estamos dispuestos a este cambio de perspectiva, que humilde manera de amar cuando nos decidimos a responder
desborda nuestras posibilidades y nuestros hábitos de aferra- a otro Amor mayor que nos reclama consentimiento y aco-
miento a lo conocido y a lo acostumbrado. Nos cuesta dejar gida; cuando nuestro corazón quiere latir al ritmo de su com-
atrás lo que creíamos poseer tranquilamente de una manera pasión; cuando buscamos, aunque sea pobremente, la iden-
definitiva; y, si tememos inconfesadamente la oración, es tificación con los caminos de servicio que él mismo recorrió.
porque presentimos que puede des-colocarnos y des-concer-
tarnos fuera de la parcela cerrada y apacible de las ideas que
2. EXPONERNOS A DIOS
nos dan seguridad.
«El Señor es mi Pastor, nada me falta. Una carmelita escocesa expresa así su experiencia de oración:
Me conduce hacia fuentes tranquilas...» «La simplicidad de la oración, su claridad, su falta de
(Sal 23,1). complicación, es lo último que conocemos o deseamos co-
Así expresaba su «experiencia alternativa» de seguridad nocer. No es difícil teorizar acerca de ella; pero ni el escribir,
un orante que supo lo que significaba dejarse conducir por ni el leer, ni el hablar, ni el pensar sobre ella, ni los deseos
un Dios del que, si algo sabemos, es que puede cuidarnos de orar, ni el envolvernos en esas vaporosas sublimidades
mejor de lo que nosotros mismos podríamos hacerlo. Y que que nos hacen sentirnos tan conocedores de lo espiritual, nada
va a conducirnos y a enviarnos, irremisiblemente, en la di- de eso es oración. Nada, salvo el orar realmente. ¿Qué hago

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con todo eso, sino erigir barreras tras las cuales puedo man- Nuestro Dios es un fuego, y nuestra miseria cruje cuando él
tener mi propia estima y esconderme así de Dios? nos apresa; él es todo luz, y nuestra oscuridad se encoge bajo
su resplandor. Y es este resplandor desnudo de Dios lo que
»'Señor, enséñanos a orar'. Jesús no parece contemplar
hace que la oración pueda ser algo tan duro.
nunca la necesidad de darnos una respuesta teórica, de lle-
varnos al interior de la cuestión de qué es rezar o de cuáles «Normalmente, a medida que crecemos, vamos ganando
deberían ser nuestras disposiciones; inmediatamente, da una en habilidad para hacer frente a la vida. En muchos campos
respuesta práctica: 'Cuando ores, di: Padre...' Y a sus dis- vamos adquiriendo técnicas que nos ayudan a seguir adelante
cípulos les mostró lo que el Hijo entiende por orar. cuando nuestro interés y nuestra atención decaen, y es señal
de madurez el tener siempre alguna reserva de la que echar
»Quizá el mayor reto de esa demostración es su extre- mano. Pero esto no se da en la oración, que es la única
mada sencillez, su autenticidad, realismo y objetividad. Orar, actividad humana que depende única y exclusivamente de su
para Jesús, era la manera más inmediata y pura de entregarse intrínseca verdad. Estamos ante Dios, expuestos a todo lo
a la voluntad de su Padre; y en esto no caben subjetividades que él es, y él no puede defraudarnos ni ser engañado por
ni sentimientos. Jesús amó y se entregó al Padre, tanto en nosotros.
los momentos en que su interior se rebelaba (Getsemaní)
como cuando 'su alma exultaba de gozo en el Espíritu'. Por »No es que nos propongamos engañarle ni a él ni a los
eso, lo que enseña sobre la oración es que ésta es, ante todo, demás; pero con los otros podemos disimular nuestra con-
una respuesta a Dios, y que únicamente difiere de las otras dición humana de opacidad. No logramos abrirnos entera-
respuestas en la intensidad que exige. Es una respuesta a Dios mente ni darnos a conocer absolutamente a ellos, ni ellos a
y no una iniciativa nuestra; es algo que le atañe a él y no a nosotros: simplemente, no somos capaces. Y, además, tam-
nosotros. poco tenemos que serlo, ni existe ninguna situación humana
que reclame de nosotros esta presencia íntegra, ni siquiera
»E1 acto de la oración consiste en ponerse indefenso aunque estuviera en nuestra mano el poder ofrecerla. La ora-
delante de Dios. ¿Qué hará él? Tomar posesión de nosotros. ción, en cambio, sí exige esta presencia total.
Y que acontezca esto es la única finalidad de la vida.
»La oración es oración si nosotros queremos que lo sea.
»Sabemos que le pertenecemos; sabemos también, si Preguntémonos: ¿Qué es lo que quiero realmente cuando
somos sinceros, que, casi a nuestro pesar, tendemos a man- rezo?; ¿busco ser poseído por Dios? En tal caso, hacemos
tener con fuerza nuestra propia autonomía. En efecto, esta- oración. En lo único en que Jesús insistió, lo que repitió y
mos prontos para seguir a Dios de palabra (a hablar de ora- subrayó una y otra vez, fue: 'Todo lo que pidáis al Padre,
ción, no a orar), porque utilizar la palabra 'Dios' como él os lo dará'. Su insistencia en la fe y en la perseverancia
estandarte nos deja la conciencia tranquila. Sin embargo, el son otra forma de decir lo mismo: tenéis que querer real-
pertenecer a Dios es realmente otra cosa. Pertenecer a Dios mente, tenéis que dejaros poseer enteramente por ese deseo.
significa no guardar nada para nosotros, estar siempre ligados No se trata de pequeños deseos pasajeros, sino de aquello
a la voluntad de Otro. que realmente deseamos 'con todo el corazón, con toda el
»Nos cuesta aceptar nuestra condición pecadora, y tra- alma, con todas las fuerzas'...: esto es lo que él se compro-
tamos sistemáticamente de arrojar esta verdad fuera de nues- mete a concedernos. Jesús no se refirió sólo —ni tampoco,
tra conciencia. Pero el rezar nos pone así, desvalidos, ante probablemente, en primer lugar— a la oración de petición,
el Señor y nos hace saborear lo amargo de nuestra realidad. sino a la oración.

— 24 — — 25
»Cuando te pones a orar, ¿qué es lo que pretendes? no depende más que de Dios, que está siempre deseoso de
Cuando lo que únicamente quieres es que Dios se apodere darse a nosotros, y de nuestra propia decisión y voluntad. E
de ti, es cuando estás orando. En esto consiste la oración: incluso esta misma voluntad es también de Dios, 'que realiza
no existen más secretos, atajos ni métodos. La oración prueba en nosotros el desear y el actuar'. Por eso no hay mucho más
nuestra sinceridad: es el único lugar en el mundo donde no que decir de la oración, sino que es 'lo más sencillo que
hay sitio para esconderse, y en esto reside su gozo y su existe'.
tormento. Hayamos gustado o no la dicha que encierra, es
estremecedor vivir enfrentados a tal simplicidad. »No obstante, voy a añadir dos comentarios prácticos:
»Uno querría decirse a sí mismo que la razón por la que »— El primero es que la oración necesita su propio
no sabe orar es porque nunca fue seducido por Dios, porque tiempo. Es una parte de nuestra vida normal, su centro, su
nunca leyó algún buen libro sobre oración, ni se cruzó en su corazón, pero no puede compaginarse con otras actividades
camino un santo gurú que le iniciase... De ahí el ardiente y a su mismo nivel: lo mismo que no podemos compaginarlas
interés por los libros y artículos sobre oración, que oculta la con el sueño. La oración reclama la totalidad de nuestro ser
carencia de deseo auténtico; de ahí el entusiasmo por los para sumergirlo en el Fuego que consume y, así, poder mar-
retiros y los directores espirituales, que tantas veces sirven char durante el resto del día con el corazón ardiente. Si
de excusa. La verdad es que no quiero orar desnudamente, disponemos de momentos breves durante el día, podemos
no tengo la intención de hacerlo; pero no me lo confieso así, acudir confiadamente al Padre; pero tenemos que cuidar otros
tiempos más largos que, normalmente, habrá que robar a
porque, si lo hiciera, me sentiría culpable.
otras actividades: TV, libros, conversaciones...
»¿Se acuerdan del joven rico? Lo que dice es perfecto:
'Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer...?' Jesús intenta sa- »Estarás dispuesto a sacrificar algo o mucho de eso si
cudirle en su interior: ¿Por qué dices 'bueno' cuando no sabes realmente tienes hambre y sed de Dios, de que él te posea.
lo que dices? Él insiste. Entonces Jesús le da aquello que el Ahí está el secreto de 'encontrar tiempo': siempre lo encon-
joven creía que de verdad estaba buscando: le dice lo que tramos para lo que de verdad queremos. Lo que importa es
'tenía que hacer'. Y el joven se marchó triste, porque Jesús 'estar allí'; la calidad ya es cosa de Dios. Que yo esté cansado
le había hecho abandonar la región de los ideales y las emo- o de mal humor es lo mismo, porque yo siempre soy el mismo
ciones y le había puesto frente a la voluntad del Padre: 'Ven- para él, para que me aprese. Puede ser que no lo sienta, pero
de..., entrega..., sigúeme...'; y no era esto lo que él deseaba. no es eso lo que importa.

«¿Piensan que este hombre se marchó consciente de su »— El segundo punto práctico es: 'qué hacer durante
falsedad interior y de que estaba completamente desprevenido la oración'. ¡Cómo desearíamos obtener una respuesta que,
para mirar a Dios directamente?... Más bien parece que se en el fondo, fuera una manera de asegurarnos frente a Dios...!
quedó pesaroso porque la voluntad del Maestro no le convino, La única respuesta es, de nuevo, de una sencillez apabullante:
y entonces se atrincheró tras la excusa de la 'incapacidad', ponte ante Dios totalmente desnudo, indefenso, y tú mismo
convenciéndose de que ésta era insuperable. sabrás qué es lo que tienes que hacer. Los métodos tienen
su valor, naturalmente, pero sólo como algo para emplear 'si
»Si deseas permanecer abandonado ante Dios, entonces quiero'; lo cual significa, en este contexto, 'si él lo quiere
ya lo estás: no se necesita absolutamente nada más. Por lo para mí'. Es posible que me sienta atraído a meditar, a cantar
último por lo que se podría uno desanimar es por la oración: o a estar ante él en actitud de contrición o de alabanza. A

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menudo, probablemente, no querré hacer otra cosa que estar al Padre y nos toma consigo en esa entrega, y de ese modo
allí, permanecer en su presencia. Pero el que yo sea o no podremos casi ver lo que el Espíritu que actúa en nosotros
consciente de ella no tiene importancia. Sé que el está allí, está tratando de realizar en lo más íntimo de cada uno.
más allá de mis sentimientos, como lo sabía Jesús en medio
del sentimiento de abandono en la cruz. ¡Qué alabanza más «Dejémosle actuar, dejémosle ser 'Dios-con-nosotros'.
pura de amor al Padre el sentirse abandonado y seguir di- 'Cualquiera que sea nuestro pasado o nuestro temor al futuro,
ciéndole: 'Padre, en tus manos...'! aquí y ahora, oh Espíritu Santo, pronuncia dentro de mí el
Sí total de Jesús al Padre'» (W.M. BECKETT, CD).
»Nunca insistiremos bastante en que la oración es algo
que incumbe a Dios, deseoso de venir y habitar entre no-
sotros. ¿Confiamos en él o no? Por supuesto, yo puedo en- 3. «CARTA DEL DIABLO A SU SOBRINO»1
gañarme, no escoger el estar allí para él y, por lo tanto, no
dejarme transformar en Jesús. En cierta medida, siempre me «Lo mejor, en cuanto sea posible, es alejar totalmente al
protejo a mí mismo contra el impacto de un amor que causa paciente de la intención de rezar en serio, convenciéndole de
dolor, pero un dolor creador que nos conduce a Jesús para que aspire a algo enteramente espontáneo, interior, informal
ser curados. Le decimos: 'Si quieres, puedes sanarme'. Y él y no codificado. Esto supondrá para el principiante un gran
nos pregunta a su vez: 'Yo sí quiero, pero ¿lo quieres tú?' esfuerzo, destinado a suscitar en sí mismo un estado de ánimo
Ese deseo es siempre el nudo de la cuestión. vagamente devoto, en el que no podrá producirse una ver-
dadera concentración de la voluntad y de la inteligencia. Uno
»¿Existe algún modo de reconocer si es o no verdadero
de sus poetas, Coleridge, escribió que él no rezaba 'moviendo
nuestro deseo de que Jesús nos entregue a su Padre? A la
los labios y arrodillado', sino que, simplemente, 'se ponía
pregunta '¿Cuándo podemos saber con certeza cuáles son
en situación de amar' y se entregaba 'a un sentimiento im-
nuestros deseos dominantes?', sólo se puede dar esta res-
plorante'. Esa es exactamente la clase de oraciones que nos
puesta: 'Cuando estemos dominados por ellos'. Si el amor
conviene; y, como tiene un cierto parecido con la oración de
de Dios se va apoderando de ti tan profundamente que va
silencio que practican los que están muy adelantados en el
transformándote en Jesús, entonces lo has deseado con pasión
servicio del Enemigo, podemos engañar durante bastante
dominante. Pero, si eso no te ha ocurrido, sólo puede deberse
tiempo a pacientes listos y perezosos. Por lo menos se les
a que, secretamente, en lo más profundo de ti, no has querido
puede convencer de que la posición corporal es irrelevante
que te ocurriera.
para rezar, ya que olvidan continuamente que son animales
»Es inevitable que existan en nosotros deseos ocultos y que lo que hagan sus cuerpos influye en sus almas. Es
que escapan a nuestro control, pero que no escapan al de curioso que los mortales nos pinten siempre dándoles ideas
Dios. El don de los sacramentos tiene como fin abrir nuestros cuando, en realidad, nuestro trabajo más eficaz consiste en
recovecos a la gracia y cambiar nuestros actuales deseos, evitar que a ellos se les ocurran cosas.
esos que nos revelan nuestras acciones, a veces de manera
deprimente. Pero esos deseos, que son reales en nosotros,
pueden coexistir con los verdaderos; y lo que tenemos que
hacer es presentar a Dios unos y otros, sumergiendo nuestra 1. C.S. LF.WIS, Cartas del diablo a su sobrino (Madrid 1988), en las
pobreza en la vigorosa oración objetiva de la Eucaristía y de que un diablo «experto» da consejos a otro más joven sobre cómo poder
tentar a un cristiano convertido (el «paciente») que se ha pasado al bando
los demás sacramentos. En ellos, Jesús se entrega totalmente del «Enemigo» (Jesús).

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»Si esto falla, debes recurrir a una forma más sutil de »Te será de ayuda para evitar esta situación, esta ver-
desviar sus intenciones. Mientras estén pendientes del Ene- dadera desnudez del alma en la oración, el hecho de que los
migo, estamos vencidos; pero hay formas de evitar que se humanos no la desean tanto como suponen: ¡se pueden en-
ocupen de El. La más sencilla consiste en desviar su mirada contrar con más de lo que pedían!
de El hacia ellos mismos. Haz que se dediquen a contemplar »Tu cariñoso tío».
sus propias mentes y que traten de suscitar en ellas, por obra
de su propia voluntad, sentimientos o sensaciones. Cuando
4. SEIS CONSEJOS DE «SABIDURÍA ORANTE»
se propongan solicitar caridad del enemigo, haz que, en lugar
de eso, empiecen a tratar de suscitar sentimientos caritativos Con el mismo estilo con que, en los libros sapienciales, los
hacia ellos mismos. Si se proponen pedir valor, déjales que padres o maestros dan consejos al que quiere aprender sa-
traten de sentirse valerosos... Enséñales a medir el valor de biduría, podemos formular estas recomendaciones que nacen
cada oración por su eficacia para provocar el sentimiento de la experiencia de muchos hombres y mujeres expertos en
deseado y no dejes que lleguen a sospechar hasta qué punto oración2:
esa clase de éxitos o fracasos depende de que estén sanos o
enfermos, frescos o cansados, en ese momento. «Hijo mío, atiende mis palabras,
presta oído a mis consejos;
»Pero, claro está, el Enemigo no permanecerá ocioso conserva mis preceptos, y vivirás,
entretanto: siempre que alguien reza, existe el peligro de que mi instrucción como la niña de tus ojos;
Él actúe inmediatamente, pues se muestra cínicamente in- átatelos a los dedos,
diferente hacia la dignidad de Su posición y la nuestra, en escríbelos en la tablilla de tu corazón.
tanto que espíritus puros, y permite que los animales hu- Al caminar no serán torpes tus pasos,
manos, orando, lleguen a conocerse a sí mismos. Pero, aun al correr no tropezarás;
cuando El venza tu primera tentativa de desviación, todavía agárrate a la instrucción, no la sueltes,
contamos con un arma más sutil. Los humanos no parten de consérvala, porque te va la vida.
una percepción directa del Enemigo como la que nosotros, Por encima de todo, cuida tu corazón
desdichadamente, no podemos evitar. [...] Debes hacer que porque en él están las fuentes de la vida»
el paciente dirija sus oraciones a algún objeto, a algo que él (Pr 7,1-3; 4,23).
ha creado, no a la Persona que le ha creado a él; porque, si — Hijo mío, recuerda que la oración es un encuentro
alguna vez dirige su oración conscientemente 'no a lo que con Dios para adorarle y dejarte trabajar por él. La iniciativa
yo creo que Eres, sino a lo que Tú sabes que Eres', nuestra y la llamada son suyas, y es él quien desea tu presencia
situación será, por el momento, desesperada. infinitamente más que tú la suya.
»Una vez descartados todos sus pensamientos e imá- «Lo tuyo» es, en primer lugar, tomar la decisión de orar
genes o, si los conserva, conservados reconociendo plena- para responder a esa llamada y crear el clima que precede a
mente su naturaleza subjetiva, cuando el hombre se confía a
la Presencia real, externa e invisible que está allí y que no
puede conocer como ella le conoce a él..., bueno, entonces 2. Algunos de los «consejos» están tomados de A. SÉVE, Lafaim et
puede suceder cualquier cosa. le rendez-vous (Paris 1989).

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irán haciendo de ti alguien más atento, abierto, confiado y
una cita. Después, intenta permanecer silencioso en su pre- fraterno, es decir, más parecido a Jesús.
sencia, con toda tu fe y tu amor despiertos, para adherirte a
lo que él quiere hacer en ti. Y el deseo del Padre es hacer
de ti, por medio del Espíritu de Jesús que te habita, alguien A partir de este m o m e n t o , cada capítulo tendrá la si-
cada vez más parecido a su Hijo. guiente estructura:
— Al comenzar, trata de hacer una «ruptura en vertical» A) PÓRTICO DE ENTRADA:
para situarte en tu centro más profundo y, desde ahí, abrirte ambientación, sensibilización al tema.
a la presencia de Dios y hacerte disponible para él. Este B) EN EL UMBRAL DE LA O R A C I Ó N :
primer momento de la oración, en el que tratas de movilizar sugerencias concretas (señaladas con un asterisco [*]),
toda tu atención, pide de ti esfuerzo, obstinación, paciencia generalmente a partir de iconos bíblicos, para preparar
e intensidad. Es tu humilde manera de colaborar a la acción los momentos de oración. Ya hemos dicho que sólo
de Dios en ti: porque lo que importa en la oración no es lo pretenden acompañar hasta el umbral de una oración
que tú haces, sino lo que consientes que haga él. más silenciosa y receptiva.
C) O T R O S C A M I N O S DE BÚSQUEDA:
— Es importante que en ese primer momento tomes
una selección de textos de distintas procedencias que
conciencia de lo que realmente deseas (pedir, agradecer, ben- pueden servir para seguir profundizand o en el tema del
decir, quejarte, amar...) y lo expreses en alguna frase breve día.
que puedas repetir internamente una y otra vez. Será como
D) CELEBRAR LO V I V I D O :
un «ancla» que te ayude a volver al centro de tu corazón
i n d i c a c i o n e s prácticas ( t e x t o s , s í m b o l o s , a m b i e n t a -
cuando lleguen otros pensamientos o distracciones.
ción...) para un rato de oración compartida al final del
— Recuerda que nunca llegas solo a la oración: estás día.
ahí en nombre de muchos hermanos, de su deseo y de su
clamor. Siéntete unido a ellos y sostenido por ellos, y en-
contrarás fuerza en momentos de cansancio.
— No acabes la oración bruscamente, porque no se ter-
minan así los encuentros personales; dirígete al Padre, a Jesús
o a María, con la confianza de los hijos o «como un amigo
habla con su amigo», y luego detente unos momentos a ver
cómo te ha ido: lo que te ha sido ayuda o dificultad, qué
«movimientos» de atracción o de rechazo (de «consolación
o desolación») has experimentado a lo largo de ella. Este
pequeño examen final hará crecer en ti la «sabiduría oracio-
nal» y te ayudará a adquirir la costumbre del discernimiento.
— Lo mismo que no puedes improvisar la oración y
necesitas «entrenar» tu atención y tu deseo a lo largo de] día,
tampoco la termines cuando acaba el tiempo que dedicas a
ella: tu disponibilidad y la acción transformadora del Espíritu
33 —
— 32 —
ansiedad, tensión, búsqueda de eficacia inmediata, superfi-
2 cialidad, individualismo... Cargamos también con el peso de
Prepararse y disponerse nuestro personaje: el importante, el susceptible, el nihilista,
el escéptico, el desalentado...
Por eso necesitamos, también en este primer momento,
una «sabiduría de los comienzos»:
— Llegamos a Ejercicios casi siempre bastante cansados
y, a la vez, con la conciencia de que no hemos venido prin-
cipalmente a descansar. ¿No estamos necesitando escuchar
lo de Jesús a los discípulos: «Venid aparte a un lugar solitario
y descansad un rato» (Me 6,31)?
* Y se podría traducir en dormir un poco más al co-
A) PÓRTICO DE ENTRADA mienzo, porque posiblemente los mejores Laudes del pri-
«El Señor dijo a Moisés: 'Prepárate para ma- mer día consistirán en comenzarlo algo más descansados
ñana, sube al amanecer al monte Sinaí y es- y despiertos.
pérame allí...'» (Ex 34,2).
— Entrar en Ejercicios supone hacer una experiencia
Si empezamos unos Ejercicios, es porque también ha de «período largo», es decir, no mensurable según nuestros
llegado a nosotros la urgencia de ese imperativo y la invi- cómputos temporales, tan precisos y acelerados. En el ámbito
tación secreta a esa cita, y la mejor imagen para el primer de la fe no sirve el cronómetro, y el «kairómetro» no existe:
día sería la de estar en las estribaciones del monte, deseando es una experiencia más parecida al florecer que a cualquier
el encuentro, pero quizá inconscientes de que necesitamos otro modo de crecimiento.
prepararlo.
* Puede ayudar leer la parábola de la semilla que crece
Sabemos que ese encuentro con el Señor va a ser siempre por sí sola (Me 4,26-29), o la del sembrador (Me 4,1-20). O
un regalo gratuito que no dependerá de nuestro esfuerzo; pero dar un paseo tranquilo, con una atención relajada a la na-
también es cierto que la cita puede frustrarse si no acertamos turaleza o al ritmo de las propias pisadas, y detenerse a
con el camino de subida. mirar largamente un árbol o una planta, tratando de entrar
Solemos llegar desde la prisa y el ruido, atareados y en su misteriosa manera de crecer.
extravertidos; y, aunque intentamos frenar y hacer silencio,
* Puede ayudar también leer algo de poesía, que es el
nos cuesta entrar en la oración y nos sentimos con la cor-
lenguaje más parecido al religioso y desbloquea nuestro
poralidad y la interioridad desbaratadas, como un «puzzle»
racionalismo y la rigidez de nuestras ideologías.
en desorden y con la sensación de estar, no ante un monte,
sino al pie de una hermética pirámide cuya puerta de acceso * Puede ayudar también dedicar un tiempo sencilla-
ignoramos dónde se encuentra. mente a tomar conciencia de la respiración, ir remansán-
Y es normal que así sea: hemos respirado todo el año dola y serenándola, y repetir a su ritmo alguna invocación
en un ambiente contaminado y llevamos dentro sus efectos: breve: «Abba...», «Jesús...», «Maraña tha...», «Veni Sánete

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Spiritus...» O escuchar un disco o cassette de gregoriano,
Puede parecer un juego, y, efectivamente, también lo
de música clásica o de canciones de Taizé...
es. Porque el Dios que nos espera en lo alto del monte juega
a esconderse y a revelarse desde la nube, y sólo los que
— Entrar en Ejercicios tiene algo del aprendizaje de consienten en hacerse sencillos lo encontrarán allá arriba.
una lengua extranjera. Entramos en un ámbito en el que Sólo a los que entran en su juego les será concedido poder
funciona otro sistema de comunicación, y hay que ponerse susurrar su Nombre.
a escuchar el silencio, a descifrar el código secreto en que
vienen cifradas las palabras de la Escritura, a familiarizarse
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
con ese modo de hablar del Espíritu, que tiene más de con-
fidencia que de imperativo. 1. El primer icono que estás invitado a contemplar es Moisés
No es posible hablar de la fe desde un «lenguaje plano» en su relación con el Señor:
y positivo; necesitamos poner en marcha nuestro sentido sim- «El Señor ordenó a Moisés: 'Lábrate dos losas
bólico para poder expresar la nueva realidad en la que en- de piedra como las primeras: yo escribiré en
tramos. ellas los mandamientos que había en las pri-
San Ignacio habla de «aplicar los sentidos»; pero sole- meras, las que tú rompiste. Prepárate para ma-
mos tenerlos atrofiados por falta de ejercicio y exceso de ñana, sube al amanecer al monte Sinaí y es-
intelectualismo y voluntarismo. Y, sin embargo, ir descu- pérame allí, en la cima del monte. Que nadie
briendo al Dios que viene a nuestro encuentro tiene mucho suba contigo, ni siquiera las ovejas y vacas pas-
más que ver con aquello del Cantar: «Tu nombre es un per- tarán en la ladera del monte. Moisés labró dos
fume que se derrama...» (Cant 1,3). losas de piedra como las primeras, madrugó y
subió al amanecer al monte Sinaí, según la or-
* Puede ayudar un paseo, buscando en la naturaleza
den del Señor, llevando en la mano dos losas
algún símbolo que exprese nuestra situación en este mo-
de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó
mento, o una imagen bíblica que tenga resonancia para
con él allí, y Moisés pronunció el nombre del
nosotros: el barro de Jer 18; los huesos secos de Ez 37; la
Señor» (Ex 34,1-5).
tierra sedienta del Salmo 63... En la comunicación espiri-
tual, suele ser mucho mas fácil hablar desde los símbolos En un primer acercamiento al texto, observa:
que desde las ideas. — de quién parte la iniciativa del encuentro;
— qué imperativos aparecen;
* Puede ayudar también dedicar un rato a escribir o a
verbalizar nuestro año en forma de narración. Releer así
— qué verbos expresan la respuesta de Moisés.
nuestra vida nos ayuda a ver a Dios c o m o actor principal El texto tiene una estructura dialogal, en la que el Señor
en ella. habla, y la manera de responder de Moisés consiste en hacer
Todo esto parece demasiado simple, y afortunadamente silenciosamente lo que ha escuchado. Al final del texto, es
lo es. Pero quizá nos suene como la invitación ingenua de el Señor quien tiene una presencia silenciosa («se quedó con
Eliseo a Naamán, el leproso sirio: «Ve y lávate siete veces él allí»), y Moisés «pronuncia el nombre del Señor».
en el Jordán» (2 Re 5,10). Sin embargo, él lo hizo, y «su * En un segundo m o m e n t o , trata de captar las reso-
carne se volvió limpia como la de un niño pequeño». nancias simbólicas de algunas expresiones:

— 36 — — 37 —
— lábrate dos losas..., yo escribiré en ellas...; C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
— prepárate;
— sube;
Dos textos para aprender otros ritmos
— espérame, Acoger una vida cerrada
y escúchalas c o m o dirigidas a t i .
«En el camino, tierra pisada,
* En un tercer m o m e n t o , identifícate con Moisés y, encontré una semilla rara,
como él, espera «en la cumbre del monte» al Señor que acerada cascara brillante,
baja a tu encuentro «en la nube». Él siempre estará más cerrada sobre sí misma,
allá del alcance de tu mirada, nunca se dejará dominar ni hermética defensa,
poseer, y por eso la «nube» que envuelve su misterio re- seguro el gesto,
clama tu espera vigilante, tu escucha y la totalidad de tu certera la palabra,
presencia. todas sus costuras bien selladas.
Para saber quién era
2. Escucha las palabras que, según la narración del Éxodo, y hacer vida su secreto estéril,
escuchó Moisés en su encuentro con Dios: abandoné la curiosidad del niño
que revienta su juguete,
«Vosotros habéis visto lo que hice a los egip- o la del sabio bisturí que disecciona
cios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas y aprende de la muerte,
de águila y os he atraído a mí; ahora pues, si o la pregunta experta
queréis obedecerme y guardar mi alianza, se- calculada como un lazo
réis mi propiedad personal entre todos los pue- que atrapa el paso confiado.
blos...» (Ex 19,4-5).
La enterré en el mejor rincón
—\<lo que hice a los egipcios» es un recuerdo de la de mi jardín sin alambradas,
acción de Dios a favor de su pueblo y en contra de todo lo la dejé abrazada por el misterio de la tierra,
que amenaza su vida; del cariño del sol alegre,
y del respeto de la noche.
— la palabra hebrea segullah, «propiedad personal», Y brotó su identidad más escondida.
expresa algo que es objeto de una particular vinculación afec- Verdes hojas primero, temblorosas,
tiva por parte del que lo posee (una joya de familia, por asomándose al borde de la tierra
ejemplo), más allá de su valor. recién resquebrajada.
Pero al fin se afianzó de vida esperanzada.
* Mira tu vida como llevada por Dios «sobre alas de
águila» y atraída hacia él. Haz memoria de los aconteci- Al verla toda ella,
mientos en los que reconoces esa conducción y esa atrac- renacida al pleno sol,
ción. Ábrete al asombro de que quiera hacer de ti su pro- con su melena de hojas
piedad personal... a todos los vientos desplegada,

— 38 — — 39 —
supimos al fin quién era »Me senté en una roca para asimilar con total tranqui-
todo su secreto vivo, suyo y libre» lidad este pensamiento de año nuevo. ¡Ah, si la mariposilla
(B. GONZÁLEZ BUELTA). revoloteara constantemente ante mi vista para señalarme el
camino...!» (N. KAZANZAKIS).
Yo tenía prisa...

«Me vestí y salí hacia la orilla del mar. Caminaba ligero y D) CELEBRAR LO VIVIDO
contento, como si me hubiera librado de algún peligro o de
algún pecado. El deseo indiscreto, que me asaltara por la Poner en el centro de la sala una flauta de caña (o algún otro
mañana, de averiguar lo por venir antes de que se realizara, instrumento que evoque la idea de algo inerte, pero del que
se me presentó de pronto como un sacrilegio. se pueda hacer brotar música) y escuchar tranquilamente du-
rante un rato música de flauta o de cítara. Después, un lector
»Recordé la mañana en que hallé en la corteza de un lee este texto:
árbol un capullo, en el momento en que el gusano rompía
los hilos envolventes para convertirse en mariposa. Esperé «No somos nosotros
largo rato, pero tardaba demasiado, y yo tenía prisa. Fasti- los que hemos amado a Dios,
diado, me incliné y quise ayudarlo calentándolo con el alien- sino que él nos amó primero» (cf. Jn 15,16).
to. Lo hice impaciente, y el milagro comenzó a cumplirse
ante mis ojos, con un ritmo más precipitado que el normal.
«Lo más importante no es:
»La envoltura se abrió, el gusano salió arrastrándose, y
no he de olvidar jamás el horror que sentí al verlo: las alas que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los ca-
estaban todavía encogidas, dobladas; con todas las fuerzas minos (Gn 3,9);
de su cuerpecillo, el pobre gusano trataba de extenderlas. que yo te llame por tu Nombre, sino que tú tienes el mío
Inclinado hacia él, yo le ayudaba con el calor de mi aliento. tatuado en la palma de tus manos (Is 49,16);
que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes
»En vano. Una paciente maduración era necesaria en en mí con tu grito (Rom 8, 26);
aquel caso, el despliegue de las alas debía producirse len- que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a
tamente al calor del sol; ahora era tarde. Mi aliento había caminar contigo hacia el futuro (Me 1,17);
forzado al gusanillo a que se presentara fuera del capullo, que yo te comprenda, sino que tú me comprendes a mí en
todo arrugadito, antes de término. Se agitó desesperadamen- mi último secreto (1 Cor 13,12);
te, y unos segundos después estaba muerto en la palma de que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y
mi mano.
te expresas a tu manera (2 Cor 4,10);
»Ese cadáver pequeñito, creo que es el mayor peso que que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy
gravita sobre mi conciencia. Pues, lo comprendo perfecta- una esponja en el fondo de tu océano (EE 335);
mente hoy, es pecado mortal el forzar las leyes de la natu- que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino
raleza. No debemos precipitarnos ni impacientarnos, sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus
seguir con entera confianza el ritmo eterno. fuerzas (Jn 13,1);

— 40 — — 41 —
que yo trate de animarme, de planificar, sino que tu fuego 3
arde dentro de mis huesos (Jer 20,9).
Despertar el deseo
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... si tú
no me buscas, me llamas y me amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor
manera de encontrarte» (B. GONZÁLEZ BUELTA).

A) PÓRTICO DE ENTRADA

En uno de los cuentos hassídicos recogidos por M. Buber y


que tiene como título «El juego del escondite», se narra un
episodio de la vida de Rabbi Baruch en el que uno de sus
nietos, Jechiel, jugaba al escondite con otro amigo. Después
de esperar mucho tiempo en su escondite, salió de él y, al
no encontrar a su compañero, se dio cuenta de que éste no
le había buscado desde el comienzo del juego. Fue llorando
a contárselo a su abuelo, y éste sintió que las lágrimas corrían
también por sus mejillas, al pensar: «Así dice el Santo, ben-
dito sea: Yo me escondo, y nadie me busca...»
Hacer una experiencia de varios días seguidos de ora-
ción, supone un primer trabajo de entrar en contacto con el
mundo de los deseos que ponen en marcha nuestra búsqueda.
Nos hace capaces, como a Abraham y Sara, de abandonar
la propia tierra y salir en busca de otra que sólo se nos concede
como promesa. Nos invita a abandonar la cautiva saciedad
de Egipto o la resignada instalación en Babilonia y a em-
prender un éxodo más allá de lo conocido.
Cuando nos ponemos a hacer oración, nos situamos en
esa trayectoria y, en la medida en que vamos adentrándonos
en ella, asistimos con asombro a la conversión del sentido
de nuestro deseo. Porque descubrimos que es el deseo de

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o me instalo en el confín del mar,
«En esto consiste el amor:
allí se apoya en mí tu izquierda
no en que nosotros hayamos amado a Dios,
y me agarra tu derecha...»
sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo»
(1 Jn 4,10). * María es para Lucas una buscadora de Jesús: en el
relato del niño perdido en el t e m p l o (Le 2,41-50), el evan-
«No me habéis elegido vosotros a mí, gelista utiliza tres veces el verbo buscar, con María como
sino que yo os he elegido a vosotros...» sujeto:
(Jn 15,16),
«sus padres se pusieron a buscarlo»;
podemos decir: «En esto consiste el deseo: no en que nosotros «al no encontrarlo, volvieron en su busca a Je-
deseemos a Dios, sino en que él nos desea primero...» rusalén»;
* Dedica un t i e m p o a abrirte a esta certeza, que puede
«su madre le dijo: 'Mira que tu padre y yo te
parecerte demasiado sobrecogedora como para ser cierta:
buscábamos...'»
es Dios quien te busca y te desea; «Dios es una extraña * Habla con ella de tu búsqueda de Jesús y de tu deseo
fuente que sale al encuentro del sediento...» de él. Pídele que te ayude a encontrarle c o m o lo encontró
ella...
5. Vuelve a las tres mujeres en búsqueda:
— la mujer que buscaba la moneda en la parábola es Dios C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
mismo, que nos busca afanosamente: somos valiosos
para El, y Él no está dispuesto a perdernos. 1. Sobre el deseo y la oración
— la samaritana no contaba con que la esperaba alguien en
el broca^del pozo para entrar en diálogo con ella, se- «La oración, desde un punto de vista antropológico, es un
diento más de su relación que del agua, deseoso de ejercicio que nos permite profundizar en nuestra vida y re-
ofrecerle otra agua diferente para calmar su sed... basar la dimensión intelectual que predomina en nuestro com-
— la iniciativa del encuentro con María Magdalena es de portamiento y nos hace desconocer las dinámicas de nuestros
Jesús, que se acerca, le hace una pregunta, la llama deseos. El saber discursivo no permite explicar la totalidad
por su nombre... de nuestra personalidad; es incapaz de captar el impulso de
nuestros deseos, que nos abren a lo desconocido, que fluyen
* Ábrete al asombro de ser objeto del deseo de Dios. de nuestra subjetividad y nos revelan hasta qué punto somos
Recuerda j u n t o a él «la historia de su búsqueda» de t i , de pura inquietud, hambre insaciable de plenitud y de felicidad,
tantas maneras misteriosas y escondidas que sólo tú co- que sólo de forma parcial y puntual vamos experimentando
noces. Puedes terminar repitiendo con el salmo 139: en nuestras relaciones y que, paradójicamente, agudizan la
«¿Adonde me alejaré de tu aliento?, fuerza de nuestros deseos.
¿adonde huiré de tu presencia? »La oración tiene que desplazarse progresivamente de
Si escalo el cielo, allí estás t ú ; la necesidad al deseo. Hay que dejar a Dios ser Dios en su
si me acuesto en el abismo, ahí estás. alteridad, en su trascendencia, sin objetivarlo en función de
Si me traslado al ruedo de la aurora nuestras carencias y necesidades. En la oración expresamos

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nuestras indigencias y hacemos patentes nuestros deseos: pe- sucede es llamado por Pablo 'gemidos'. El gemido es una
dimos lo que necesitamos. Pero no nos encontraremos con expresión de flaqueza de nuestra existencia creatural. Sólo
Dios, en función de la satisfacción de esas necesidades, si en términos de gemidos sin palabras podemos acercarnos
no aceptamos la no-respuesta a esos deseos y asumimos nues- a Dios, e incluso estos suspiros son su obra en nosotros»
tra soledad y el silencio de Dios ante la indigencia, de la que (P. TILLICH).
tomamos conciencia y que expresamos ante él.
»En la oración, la necesidad se convierte en deseo cuan- «El clamor del pueblo es la expresión más común de la
do acepta la renuncia y se convierte en gratuita y no inte- oración de los israelitas. La oración no es una simple reflexión
resada. Buscamos a Dios, pero no porque pueda satisfacer sapiencial ni, mucho menos, un entusiasmo irracional, sino
nuestra petición, como el niño respecto de su padre, sino un clamor personal y colectivo, angustioso y confiado, que
porque es Dios, porque lo amamos tras revelarnos Él su amor, sube al cielo y es escuchado siempre por el Señor. No basta
porque es El y lo dejamos ser en su alteridad [...]. con orar al ritmo de nuestra respiración personal, sino que
es preciso que nuestra oración exprese el ritmo de toda la
»E1 más genuino y definitivo programa de vida es abrirse humanidad que suspira y gime de dolor. No basta con tomar
a Dios, acoger su empuje, dejarse trabajar por la fuerza sal- conciencia de nuestro cuerpo, sino que es necesario sentirnos
vadora de su gracia. No 'conquistarlo', sino dejarse con- en un mismo cuerpo con toda la humanidad» (V. CODINA).
quistar por él; no 'convencerlo', sino dejarse convencer; no
'rogarle', sino dejarnos rogar. ¿No va por ahí la misteriosa «Hay un estado de descanso en Dios, de total suspensión de
y fascinante sugerencia de aquella frase del Apocalipsis: toda actividad del espíritu, en el que no se pueden concebir
'Mira que estoy a la puerta llamando: planes, ni tomar decisiones, ni aun llevar nada a cabo, sino
si uno me oye y me abre, que, haciendo del porvenir asunto de la voluntad divina, se
entraré en su casa y cenaremos juntos' abandona uno enteramente a su destino.
(Ap 3,20)?» »He experimentado este estado hace poco, como con-
(A. TORRES QUEIRUGA). secuencia de una experiencia que, sobrepasando todas mis
fuerzas, consumió totalmente mis energías espirituales y me
«El deseo es toda la riqueza de la vida contemplativa; en él
sustrajo a toda posibilidad de acción. No es la detención de
nos acercamos a Dios, pregustamos su posesión y dejamos
la actividad, consecuente a la falta de impulso vital. El des-
atrás todo cuanto no sea El. El deseo es más que nuestras
canso en Dios es algo completamente nuevo e irreductible.
realizaciones, pequeñas y mezquinas muchas veces; es la luz
Antes era el silencio de la muerte; ahora es un sentimiento
que ilumina lo gris y lo oscuro de la cotidianeidad e incluso
de íntima seguridad, de liberación de todo lo que la acción
del pecado. Y este deseo se traduce en todas las actividades
entraña de doloroso, de obligación y de responsabilidad.
de la vida contemplativa, está presente en todo y le confiere
un secreto y misterioso resplandor que hace de ella una aven- »Cuando me abandono a este sentimiento, me invade
tura apasionante y una luz que brilla en la noche del exilio» una vida nueva que, poco a poco, comienza a colmarme y,
(C. KAUFFMANN, CD). sin ninguna presión por parte de mi voluntad, a impulsarme
hacia nuevas realizaciones. Este aflujo vital me parece as-
«La esencia de la oración es la acción de Dios, que trabaja cender de una Actividad y de una Fuerza que no me perte-
en nosotros y eleva todo nuestro ser hacia El. El modo como necen, pero que llegan a hacerse activas en mí. La única

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suposición previa necesaria para un tal renacimiento espiritual dirección de la flecha de eso que llamamos «la búsqueda de
parece ser esta capacidad pasiva de recepción que está en el Dios» hacia otro lado, porque cuando estamos dando vueltas
fondo de la estructura de la persona» (E. STEIN). sobre dónde estará Dios, por qué se oculta y cómo podemos
encontrarlo, la pregunta tiene un efecto «boomerang» y nos
«El hombre no se libra de hundirse en su propio vacío más plantea otra cosa: dónde estamos nosotros, por qué nos
que en el momento en que, descubriendo su propia limitación escondemos, por qué tenemos miedo a dejarnos alcanzar por
existencial, que se le revela en su necesidad, accede al re- su presencia, por qué nos cuesta abrirle la puerta para que
conocimiento del ser que le falta, del Otro. El deseo sólo cene con nosotros...
nace en la mediación de la necesidad que muere a sí misma.
El lugar en el que se realiza esta conversión, que hay que Es verdad que tenemos que hacer cosas por él, y desearlo
estar siempre recomenzando, es el amor. [...] Cuando, en y buscarlo, pero reconociendo, sobre todo, que lo nuestro es
vez de orar por necesidad, 'convertimos nuestra oración en mucho más responder a su deseo, permanecer a la espera,
deseo, el orar se convierte entonces en una actividad sin salir de nuestros escondrijos, dejarnos encontrar.
objeto, en un encuentro'. [...] A las personas que oran de La «gracia» del Evangelio está en vivir la vida cristiana
verdad, lo mismo que a las que trabajan de verdad, se las como algo en lo que tenemos que poner toda nuestra inicia-
reconoce porque saben perder su tiempo. Y es que para ellas tiva, nuestro esfuerzo y nuestra dedicación y, a la vez, como
no hay tiempo perdido. El tiempo, el espacio, el saber, no un don que se regala gratis a servidores inútiles, que es lo
son vividos como objetos a adquirir y que sacian su nece- que en definitiva somos.
sidad, sino como la manifestación, marcada por la herida del
deseo, de su presencia al mundo y a Dios» (D. VASSE). Creer no es poseer un perchero del que colgar los dog-
mas, sino abrirse al asombro de que Dios nos busque, que
«El sentimiento de insatisfacción forma parte de la oración: tenga planes e iniciativas y palabras que dirigirnos. Y si está
es la prueba de un deseo no colmado que sólo puede crecer a nuestra puerta llamando, es porque quiere cenar con no-
con el amor. La oración, lejos de apaciguar esta sed, la hace sotros; por eso, lo primero que tenemos que hacer es consentir
crecer cada vez más» (R. VOÍLLAUME). en creer «lo increíble»: que su deseo de comunión y de in-
timidad precede siempre al nuestro; que es a Él a quien le
resulta un regalo nuestra presencia; que es El quien tiene
2. Atrevernos a creer lo increíble planes e iniciativas y palabras que dirigirnos, y que lo mejor
«Oyeron luego el rumor de los pasos de YHWH que podemos hacer es abrir la puerta y acogerlo.
Dios, que se paseaba por el jardín a la hora de Y con él entrará también en nuestro corazón ese «mundo
la brisa de la tarde, y el hombre y su mujer se sin hogar» que está esperando a la intemperie.
ocultaron de la vista de YHWH Dios por entre los
árboles del jardín, YHWH Dios llamó al hombre
y le dijo: '¿Dónde estás?' Éste contestó: 'Te oí D) CELEBRAR LO VIVIDO
andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy
desnudo; por eso me escondí'» (Gn 3,8-11). Ambientación: monedas en un plato. Después de un rato, en
el que puede escucharse una música tranquila, cada uno se
Esta llamada de YHWH en el Génesis (como la de Jesús levanta y coge una de las monedas. Con ellas en las manos,
llamando a la puerta en Ap 3,20) nos empuja a cambiar la se escucha esta lectura:

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«Así dice el Señor, tu creador, Jacob,
tu plasmador, Israel: 4
No temas, que yo te he rescatado, Echar raíces, poner cimientos
te he llamado por tu nombre. Tú eres mío.
Si pasas por las aguas, yo estoy contigo;
si por los ríos, no te anegarán.
Si andas por el fuego, no te quemarás,
ni la llama prenderá sobre ti.
Porque yo soy el Señor tu Dios,
el Santo de Israel, tu salvador.
He puesto por expiación tuya a Egipto,
a Kus y Seba en tu lugar,
porque eres precioso a mis ojos,
eres estimado, y yo te amo.
A) PÓRTICO DE ENTRADA
Pondré la humanidad en tu lugar,
y los pueblos en pago de tu vida. Todos nosotros podemos evocar momentos de nuestra vida
No tengas miedo, que yo estoy contigo. en que nos hemos sentido «en nuestro sitio», en que hemos
No receles, que yo soy tu Dios respirado la paz profunda de estar acertando con lo mejor de
y te tengo asido por la diestra. nosotros mismos, de estar coincidiendo con el sueño de Dios
Soy yo quien te digo: sobre nuestra vida, con aquello que en nosotros es lo más
No temas, oruga de Jacob, gusanito de Israel, auténtico, lo más germinal y original, lo que nos constituye
que yo te ayudo, oráculo del Señor, como seres únicos e irrepetibles.
y tu redentor es el Santo de Israel»
(Is 43,1-5; 41,13-14). Y también tenemos la experiencia de conocer a personas
de las que podemos afirmar que son felices, que es otra
Después de un tiempo de silencio, repetir alguna de estas manera de decir que están asentadas, bien enraizadas y fun-
frases o compartir la oración de cada uno. damentadas, apoyadas vitalmente sobre una roca sólida, que
han acertado con la orientación de su vida, que están en paz
consigo mismas e irradian reconciliación, armonía, sentido...
Y esta situación recdibe en la Biblia el nombre de «bendición»
(shalom), que es mucho más que lo que nosotros llamamos
«paz».
Un hombre y una mujer del evangelio de Lucas —el
samaritano de la parábola (Le 10,25-37) y María de Betania
(Le 10,38-42)— aparecen como iconos de indiferencia, es
decir, como ejemplos de esa situación vital que, en el lenguaje
ignaciano (EE 23), expresa la polarización en una pasión
única que hace desear y elegir solamente aquello que coincide

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con «los gustos de Dios» y acertar con su voluntad. Jesús calificativo; por el otro, el grupo de los malvados, pecadores,
toma partido por ellos y los propone como modelo: «María cínicos...
ha elegido la mejor parte»... «Ve y haz tú lo mismo»... Subraya las veces que aparecen el justo y los malvados.
Su actitud contrasta con los otros personajes que les Del primero se dice, en primer lugar, lo que no hace: «no
acompañan en la narración: en el primer caso, el escriba sigue...», «no entra...», «no se sienta...», no parece inte-
escéptico, que pregunta: «¿Qué tengo que hacer?», pero sin resarle lo que se dice o se hace en esas reuniones...
implicar su vida, y el sacerdote y el levita, tan preocupados Luego, como si se quisiera descubrir el por qué de esa
por acudir al culto que no les queda tiempo ni atención para
actitud tan solitaria, tan distinta de lo que es habitual, se nos
el hombre herido de la cuneta; en el segundo caso, Marta,
revela su secreto: es un hombre que tiene puesta su alegría
tan agitada y solícita...
en otro sitio, que está constantemente vinculado al Señor y
Todos ellos, distraídos y dispersos en sus propios pro- a su voluntad.
yectos, planes, ocupaciones o reflexiones, representan aque- Dos comparaciones nos hacen visualizar el destino de
llo en lo que buscamos eficacia, realización, ocupación para uno y de otros: la imagen del árbol firme, frondoso, lleno
nuestra hiperactividad... «Tener todo muy claro», jerarqui- de verdor, cargado de frutos, con raíces bien regadas...,
zar, precisar, «hacer cosas», estar ocupados..., nos hace sen- contrasta con la levedad de la paja, que es juguete del viento.
tirnos importantes y nos da prestigio ante nosotros mismos.
Al final, el Señor toma partido por el justo y por su
Los presentimos llenos de «deseos parásitos» (llegar al manera de vivir, por su «camino». El camino de los malvados
templo, ser puros, preparar una buena comida...) que no les no necesita ser condenado por Dios: él mismo acaba mal, va
permiten vivir centrados en lo esencial, que en aquel mo- a parar a un precipicio, sencillamente porque no tenía punto
mento consistía, respectivamente, en atender al hombre de de destino.
la cuneta y en escuchar a Jesús.
* Imagínate a ti mismo c o m o un á r b o l : siente tus raí-
ces, tus ramas y hojas, el circular de la savia... ¿Qué clase
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN de árbol eres?; ¿con qué características: frondoso, medio
seco, alto, débil...?; ¿dónde estás plantado?; ¿tienes agua
1. Lee Le 10,29-42 tratando de identificarte con cada uno de
cerca?...
los personajes: el samaritano y su hacer simple, descentrado
de sí mismo, todo él atención solícita y eficaz en el servicio Escribe una oración, c o m o si ese árbol que eres t ú ,
al desconocido que encuentra en su camino; Marta, agitada joven o viejo, bien regado o necesitado de agua, en in-
y dispersa; María, silenciosa y silenciada, centrada en lo vierno o en primavera, hablara con Dios.
único necesario...
Relee el salmo dejando que crezca en ti el deseo de
* Déjate mirar por Jesús en cada una de esas situacio- tener tus raíces cerca del agua y de ser feliz a la manera
nes. de ese creyente que susurra la Palabra de su Dios día y
noche...
2. Lee el Salmo 1 fijándote en sus personajes: pertenecen a
dos grupos diferentes, delimitados con mucha claridad. Por 3. Leemos en Mt 7,24-27 unas palabras de Jesús que expresan
un lado, el hombre justo, que sólo es nombrado con ese de otra manera la experiencia de estar bien fundamentado,

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en este caso con la imagen de una casa bien cimentada sobre toda clase de sabiduría y prudencia,
una roca: dándome a conocer tu secreto designio,
establecido de antemano por decisión tuya,
«El que escucha estas palabras mías y las pone que se había de realizar en Cristo
en práctica es como aquel hombre sensato que al cumplirse el t i e m p o :
edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, so- que el universo, lo celeste y lo terrestre,
plaron los vientos y se abatieron sobre la casa; alcanzaran su unidad en Cristo.
pero ésta no se derrumbó, porque estaba ci- Por medio de él, y tal como lo habías establecido,
mentada sobre roca». Padre, tú que ejecutas todo según tu libre decisión,
* Haz memoria de momentos de tu vida en los que el me has predestinado a ser heredero,
Señor ha sido la roca que ha hecho posible tu estabilidad de modo que, esperando en Cristo,
y tu capacidad para aguantar vendavales y tormentas. Agra- sea alabanza de tu gloria.
déceselo... Por él, al escuchar el mensaje de la verdad,
la buena noticia de mi salvación,
4. El cap. 1 de la Carta a los Efesios viene a decir en lenguaje he creído en él
discursivo lo que el Sal 1 nos ha dicho en imágenes plásticas. y he sido sellado con el Espíritu Santo p r o m e t i d o ,
También ahí se nos comunica el secreto de la felicidad: coin- que es prenda de mi herencia,
cidir con el proyecto que para nosotros tiene Dios, que nos del rescate de su posesión,
llama a ser «un himno a su gloriosa generosidad» (Ef 1,6). para alabanza de tu gloria» (cf. Ef 1,3-14).
* Convierte el texto, poniéndolo en primera persona, * Vuelve a rezarlo en forma de súplica, ahora en plural
en un diálogo agradecido con el Padre: y sintiéndote parte del pueblo de Dios:
«Bendito seas, Padre,
«Bendito seas, Dios y Padre de mi Señor Jesucristo,
que por medio de Cristo me has bendecido sigue eligiéndonos para q u e , por el amor,
con toda clase de bendiciones espirituales del cielo. seamos santos e inmaculados en tu presencia...»
Por él, antes de la creación del m u n d o ,
5. María, en el Magníficat (Le 1,46-55), nos revela su «ta-
me has elegido para que por el amor
lante interior» de alegría y alabanza:
sea santo e irreprochable en tu presencia.
Por Jesucristo, según el designio de tu voluntad , «Engrandece mi alma al Señor,
me has predestinado a ser tu hijo adoptivo, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador...»
de modo que redunde en alabanza
Es una actitud que nace de la experiencia de ser mirada
de la gloriosa gracia
por un Dios que se inclina hacia ella, envolviéndola en su
que me has otorgado por medio de tu Hijo amado.
ternura e inundándola de gracia. Y María, que se sabe mirada
Por él, por medio de su sangre,
así, se alegra hasta las raíces más hondas de su ser; y de esa
estoy seguro de obtener el rescate,
alegría nace, como de un manantial, el agua viva de su ala-
el perdón de mis pecados.
banza:
Según la riqueza de tu gracia,
has derrochado en mí «Engrandece mi alma al Señor...»

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* Ponte junto a ella y abre tu conciencia a ese amor
— Apertura de sentidos: atención despierta de su mirada,
que se inclina hacia ti y hacia el mundo; déjate querer y
de sus oídos, de su «olfato», para darse cuenta de que,
mirar; suelta los remos y deja que se hinchen las velas de
en el borde del camino, alguien necesitaba ayuda, o de
tu barca; abandónate confiadamente al viento y a la co-
rriente que te llevan... que Jesús llegaba necesitando escucha más que cual-
quier otra cosa.
— Flexibilidad, disponibilidad para renunciar a los propios
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
proyectos (llegar a Jerusalén, agasajar al huésped...);
1. Principio y fundamento ser capaz de renunciar a ellos y des-centrarse, des-
plazarse, para poner al herido o al huésped en el centro.
El primer ejercicio que Ignacio de Loyola, en su libro, pro- — Ascética del presente: el sacerdote, el levita y Marta están
pone meditar al que anda buscando hallar la voluntad de Dios, pendientes de un «después» (llegar al Templo, preparar
es el siguiente: una buena comida...), mientras que tanto el samaritano
«El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y como María están enteros en el «ahora» de los perso-
servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su najes que entran en sus vidas de manera imprevista y
alma; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son que reclaman atención en el presente, no más tarde.
criadas para el hombre, y para que le ayuden en la — Capacidad de conducta alternativa: según la ley vigen-
prosecución del fin para que es criado. De donde se te, tocar un cadáver suponía incurrir en impureza ritual;
sigue que el hombre tanto ha de usar dellas quanto le y el herido de la cuneta podía estar muerto. Por eso los
ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas quanto que «dan un rodeo» están comportándose correctamen-
para ello le impiden. Por lo cual es menester hacernos te, dentro de la estricta legalidad. Por otra parte, un
indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que precepto rabínico impedía a las mujeres hacerse dis-
es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y cípulas de un maestro («sentarse a los pies...» equivale
no le está prohibido; en tal manera, que no queramos a convertirse en discípulo, como dice Pablo de sí mismo
de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que en relación a Gamaliel).
pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y
por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando Pero tanto el samaritano como María optan por una
y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que actitud «contracultural»: se atreven a romper con la «corriente
somos criados» (EE 23). dominante» y adoptan posturas alternativas que, sin embargo,
son las que se revelan como acertadas.
2. Dos iconos de acierto — Capacidad de gratuidad: nada podía hacer prever al sa-
Se pueden volver a contemplar los iconos del samaritano y maritano que iba a sacar algún provecho de portarse
de María de Betania tratando de descubrir cuál es el secreto así con el herido, que, al parecer, le acarreó más pér-
de su «acierto» frente al «fracaso» de los otros personajes, didas que ganancias; ni siquiera hay por parte de éste
y qué precio tuvieron que pagar para conseguirlo. una palabra de agradecimiento que pueda compensarle.
En cuanto a María, tuvo que renunciar a ofrecer a Jesús
Estas serían algunas actitudes que podemos descubrir en algo tan concreto y tangible como era una buena co-
ellos a través de las narraciones del Evangelio: mida.
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Los dos han entrado en otro plano: el de la gratuidad, se saben «en lo suyo», cómplices entusiasmados de un pro-
fuera de todo cálculo y de toda medida. Y han acertado, yecto que se les comunica; no esclavos que «miran las manos
porque ésa es la esfera de Jesús. de su señor» (Sal 123,2), sino hijos que levantan sus ojos
hacia el rostro de su Padre.
3. En torno a la voluntad de Dios b) El hijo que dijo «no» a su padre
Vamos a acercarnos a otros iconos que nos ayuden a entender y luego le obedeció (Mt 21,28-31)
mejor qué es y qué no es «hacer la voluntad de Dios»: Pertenece a un grupo muy numeroso de iconos de resistencia
cuya trayectoria podría definirse como «paso del NO al
a) El hijo mayor de la parábola AMÉN».
del padre misericordioso (Le 15,1 -32)
Son personajes que intentan escabullirse de la llamada
Hay algo en él que le hace parecido al joven rico que no de Dios, que se resisten a ella, que inventan pretextos, pro-
quiso seguir a Jesús: los dos aparecen como iconos de de- nuncian invectivas, se quejan, se rebelan, se lamentan amar-
sacierto, a pesar de ser presentados como correctos cumpli- gamente y llegan a desearse la muerte.
dores de mandamientos, prescripciones y reglas. Y es que
les faltaba lo esencial para Dios: a uno, la alegría de estar Sin las narraciones sobre Moisés (Ex 4,10), Jeremías
trabajando, no «para» su padre, sino «con él» y en su propia (Jer 1,6; 20,14-18), Jonás (Jon 1,3; 4,8-9), Job (passim...),
casa; al otro, la confiada audacia de salir de lo estrictamente Elias (1 Re 19,4) o Pedro (Mt 16,22; 27,69-74), nos faltaría
mandado para adentrarse en lo que ya no podía ser objeto de algo tan importante como el recuerdo de otros creyentes que
cumplimiento, sino de seguimiento apasionado. recorrieron trabajosamente antes que nosotros el camino que
conduce de la resistencia a la aceptación gozosa, y gracias a
El hijo mayor de la parábola se relaciona con su padre los cuales no nos desanimamos en nuestros torpes intentos
como con alguien autoritario que le exige su sometimiento; de llegar también nosotros a recorrerlo.
se ve a sí mismo como un ejecutivo resignado o un funcio-
nario modélico que cumple sumisamente el programa que se El hijo que contestó de mala manera a la orden de ir a
le ha asignado: «Tantos años llevo sirviéndote, sin desobe- trabajar en la viña fue el que acabó yendo y realizando lo
decer una orden tuya, y nunca me has dado...» (Le 15,29). que su padre quería, cosa que no llegó a hacer su hermano,
a pesar de su «sí» apresurado e inconsistente.
Existe, por tanto, una manera de «cumplir» la voluntad
de Dios que no nace del amor, sino de la tensión de ser Por eso nunca agradeceremos bastante que los evange-
irreprochables y meticulosos, deseosos de «dar la talla», de lios nos hayan conservado el rechazo de Jesús a la muerte,
saber con precisión qué es lo que hay que hacer y lo que no, su lucha y su sudor en Getsemaní y su súplica tan desvalida:
para «estar en orden» ante Él. «Si es posible, pase de mí este cáliz...»;
El padre trata de hacerle cambiar de registro: «Hijo, tú «el espíritu está pronto, pero la carne es débil»
siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo...» (Mt 21,28-31).
Lo que Dios busca de nosotros, por tanto, no es que Pasar de ahí al «hágase tu voluntad...» fue la experiencia
seamos cumplidores estrictos de sus órdenes, sino hijos que más honda que aprendió el Hijo en su encarnación.

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Ahí aprendemos que nuestro «sí» a Dios no siempre es
inmediato, sino que nuestra primera reacción puede (y suele) En el Nuevo Testamento, la «voluntad» del Padre (es
ser «no» y «pero». Y lo que necesitamos es que la experiencia decir, su amor, su complacencia, su felicidad) descansa en
de otros hermanos en la fe nos ayude a convertir nuestras Jesús (Mt 3,17; 17,5; Me 1,11; Le 3,32; 2 Pe 1,17), y Pablo
resistencias en el «amén» que nos hace semejantes al Hijo: nos dice de muchas maneras cuál es su único proyecto (su
un proceso que puede durar toda una vida. voluntad, su sueño, su deseo...):
«Hacernos vivir juntamente con Cristo» (Ef 2,5);
c) Los pastores de Belén (Le 2,8-20) «en comunidad de vida con él» (1 Cor 1,9);
«conformes con su imagen» (Rm 8 29)...
Fueron los primeros en saber la buena noticia de que Dios
había entregado a su Hijo al mundo y que éste se encontraba No se trata de una norma prefijada a la que ajustarse,
muy cerca de ellos, tan a su alcance como un niño envuelto ni de un programa que cumplimentar: lo que existe es el
en pañales y reclinado en un pesebre. Aquella noche, en un deseo de un Dios «a favor nuestro» (Rm 8,31) que quiere
descampado de Belén, nos fue revelado en qué consiste «la que sus hijos vivan; un Dios que arriesga su voluntad en la
voluntad de Dios»: impaciencia de esa espera y en la expectación de un deseo
que no sabe de imposiciones ni de amenazas, sino de atrac-
«Gloria a Dios en las alturas, ción, seducción y contagio.
y en la tierra paz a los hombres que él ama...»
«La voluntad de Dios —podría haber dicho Jesús— se
Es una buena manera de traducir la palabra griega eu- parece a un tesoro escondido en un campo, que, al encontrarlo
dokia («parecer bien»), que tiene detrás un término hebreo un hombre, por la alegría, fue y lo vendió todo para comprar
rason (o hps) que en el AT designa el sentimiento subjetivo aquel campo». No por voluntarismo ni por convicción ni por
de complacencia, aspiración, deseo, amor, alegría..., la sacrificio, sino «por la alegría», por el mismo gozo secreto
misma raíz que se usa para decir que alguien está enamorado de saberse en posesión de algo sumamente valioso que hacía
(cf. Gn 34,19). decir a Jesús:
Y ese componente de «complacencia» que expresa la «Yo tengo un alimento
palabra eudokía hace posible traducir así el himno de los que vosotros no conocéis:
ángeles: «Estad en paz (tranquilidad, armonía, plenitud de hacer la voluntad de mi Padre» (Jn 4,34).
gozo...), porque 'le parecéis bien' a Dios, porque 'le caéis
en gracia', porque os ama gratuitamente y tiene puesta en Un alimento, es decir, algo que produce fruición, vi-
vosotros su complacencia...». talidad, crecimiento y plenitud. Y alegría.
Por eso las palabras de Jesús que expresan los momentos
Ése es el verdadero sentido de esa expresión que durante
más densos de su vida y que coinciden con su obediencia
mucho tiempo se tradujo como «paz a los hombres de buena más incondicional van precedidas siempre de una invocación
voluntad» y que parece dar a entender que esa paz está confiada al Padre, revelando, no el acatamiento de un siervo
destinada sólo a la gente buena y deja fuera a los que no lo que se somete, sino la comunión, la afinidad, la adhesión
son, reforzando nuestra tendencia a pensar que Dios nos profunda de un hijo que se fía.
quiere si somos buenos previamente: ¡justamente lo contrario
de lo que el texto dice al anunciar el amor incondicional que Hay un verbo muy frecuente en el lenguaje deuteronó-
es propio del Padre! mico, dabaq (estar adherido, pegarse, aferrarse, unirse,

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arrimarse), que expresa la actitud que Yahvé espera de su
pueblo: Pero para eso hay que confiar mucho, hay que atreverse
a ir más allá de las resistencias y los miedos y desear «hacer
«Elige la vida, y vivirás tú y tu descendencia la voluntad de Dios» con la misma impaciencia con que el
amando al Señor tu Dios, salmista pedía:
escuchando su voluntad «¡Que me alcance tu ternura, y viviré!»
y adhiriéndote a él, pues él es tu vida» (Sal 119,77).
(Dt 30,19; cf. Dt4,4; 13,5).
Y es que, a lo mejor, la voluntad de Dios (su compla-
«Mi alma está pegada a ti» dice el autor del Salmo 63; cencia, su aspiración, su amor, su alegría...), su deseo más
y, en el libro de Rut, el mismo verbo designa la decisión hondo sobre nosotros, es que nos fiemos perdidamente de
inquebrantable de ésta de acompañar a Noemí, pase lo que que, en esa voluntad suya que nos alcanza, todo es gracia.
pase, y correr su misma suerte (Rut 1,14).
Jeremías también recurre a él: D) CELEBRAR LO VIVIDO

«Como un cinturón se adhiere a la cintura de «El hombre ha sido creado para alabar, hacer reverencia y
un hombre, así había yo hecho que se adhiriera servir a Dios...», dice S.Ignacio. «Nos ha destinado a ser
a mí toda la casa de Israel, para que fuera mi alabanza de su gloria», dice la carta a los Efesios. «El Hijo
pueblo, mi renombre, mi honor y mi gloria...» del hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir...»
(Jer 13,11). (Me 10,45).
Una manera de celebrarlo consiste en poner en el centro
Hay un fuerte componente afectivo en cada uno de esos
de la sala o capilla donde se haga esta oración un incensario
ejemplos, un efecto de irresistible atracción, que empuja al
encendido, un recipiente con agua y una toalla: cada persona
que se adhiere a no soltarse ni separarse de aquello en lo que
del grupo toma unos granos de incienso y, a lo largo del rato
le va la vida. Es así como se enraiza un árbol junto a corrientes
de oración, mientras escuchan la lectura de Ef 1, se van
de agua (Sal 1,3 ), y el sarmiento a la vid para participar de
acercando a echarlo en el incensario. Al final, se pasam
su savia (Jn 15,4-7). Como si supieran que sólo pueden ser
lentamente la toalla unos a otros, como símbolo de la acep-
lo que son si se adhieren, se enraizan y permanecen
tación de ese servicio.
en aquello que les da nombre y posibilidad de existencia. Na-
die se lo dicta desde fuera; es su propio deseo de ser y de Acabar con un canto de alabanza. También se puede
vivir lo que les está empujando desde dentro, lo que les poner una rama de yedra y leer, haciendo pausas, el capítulo
hace adherirse ciegamente a aquello que les da consistencia 30 del Deuteronomio.
y sentido.
Podemos saberlo también nosotros si nos decidimos a
entrar en el juego de perder/ganar en que Jesús se ha arries-
gado antes que nosotros: «no mi nombre, sino el tuyo»; «no
mi gloria, sino la tuya...»; «no mi voluntad, sino la tuya...»;
«no mi vida, sino la de ellos»...

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5 de reconstrucción, de sanación, de recreación, llega a ex-
perimentar la urgencia de un agradecimiento desbordado que
Recibir un nombre nuevo le impulsa a hacer de su vida «un cántico nuevo».
El saber la propia existencia reconciliada se convierte
en un dinamismo imparable de reconciliación, de inclusión,
de comprensión de los fallos de los otros, y va generando
ese talante de «disculparlo todo, creerlo todo, esperarlo todo,
soportarlo todo» con que la Primera Carta a los Corintios
define el amor (1 Cor 13,7).
Vale la pena aventurarse en un camino que desemboca
en semejante meta, aunque en él amenacen peligros y a veces
se ronden precipicios que llevan el nombre de «falsas cul-
A) PÓRTICO DE ENTRADA pabilidades», «narcisismos heridos», «vueltas inútiles en tor-
En el libro del Apocalipsis leemos: no a la propia imagen»; etc.
«Al vencedor le daré maná escondido y le daré Una buena brújula para el camino sería tener claro el
también una piedrecita blanca y, grabado en la contexto en que la Biblia sitúa la palabra «pecado», y que
piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce no es otro que el relacional. Fuera de la referencia a un Dios
sino el que lo recibe» (Ap 2,17). personal, a la conciencia de haber defraudado su amor, de
no haber respondido a su llamada, de haber rehusado su oferta
El que se abre al reconocimiento de su propio pecado de una vida a salvo, no hay experiencia sanante de pecado.
y se deja asombrar por el amor del Dios que le perdona,
encuentra que en la piedrecita que recibe está escrito, como Un viejo texto del AT (2 Sam 11-12) lo expresa narra-
parte irrenunciable y gozosa de su nombre, el de «pecador tivamente mejor que los tratados de teología moral: David
perdonado». se encapricha de Betsabé, la mujer de Urías, mientras éste
está en la guerra; la lleva a su palacio y se acuesta con ella.
El que sólo se queda con la primera parte cae en un Cuando, poco después, ella le hace saber que espera un hijo,
abismo de culpabilidades, de remordimientos insanos, de la reacción de David es propia de una culpabilidad narci-
vueltas inútiles a su propia imagen. El que pretende llegar a sista: ha quebrantado una ley, y su propia imagen está en
la segunda parte sin pasar por el reconocimiento humilde del peligro. Por eso manda llamar a Urías e intenta por todos los
propio pecado, se queda muy lejos de su verdad. medios, y echando mano de malas artes, que éste regrese a
Pero el que hace la experiencia de ambas cosas se en- su casa y esté con su mujer, para que el hijo parezca suyo.
cuentra inmerso en un universo nuevo, en el que su propio Como no lo consigue, ordena que pongan a Urías en un
nombre y el de Dios resuenan de diferente manera. lugar de máximo peligro, y allí muere. La fama de David ha
Sólo el que está dispuesto a acoger el perdón de Dios quedado a salvo, y el rey se casa con Betsabé.
llega a saber algo de él; sólo el que se deja envolver en una
Cuando el profeta Natán se presenta en el palacio y le
ternura inmerecida y permite que Dios haga en él una tarea
cuenta una historia de atropello de los derechos de un pobre
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acaecida en su reino, David reacciona con cólera, proyec- huida, el miedo, el rechazo del encuentro, la ausencia de la
tando una culpabilidad ética: «¡Ese hombre merece la muer- cita.
te!», sentencia. Tampoco va a recibir respuesta, según la narración de
La respuesta de Natán es: «¡Tú eres ese hombre!»; y Caín y Abel, a su otro «proyecto» sobre el ser humano: una
comienza a recordarle la historia de su con YHWH. ES Dios actitud de cuidado, atención fraterna, defensa mutua... Caín
mismo quien toma la palabra a través de su profeta: se desentiende, rechaza «hacerse hermano», se niega a la
solidaridad que pide el comportamiento fraternal, y de ahí
«Yo te ungí rey de Israel..., yo te libré..., yo te nace el impulso que le llevará a darle muerte.
di.... y, en cambio, tú...»
* Sitúate ante esas dos respuestas, que son también
David ha sido introducido en el ámbito de la relación las tuyas y las de tantos de nosotros. Trata de «conocer
personal, y sólo ahí aparece la palabra pecado:
internamente» los sentimientos del corazón de Dios ante
«¡He pecado contra el Señor!» ellas.
Una forma de acceder al conocimiento de lo que es el Léelas en clave colectiva: un mundo que se cierra a la
pecado según la Escritura sería acercarnos, en primer lugar, relación con Dios y a la responsabilidad de unos con otros;
a algunos textos bíblicos en los que Dios pregunta, llama, los hombres y mujeres de lo que llamamos «Norte», y que
manifiesta su amor, invita y no recibe respuesta. Y, en un decimos: «¿Acaso somos nosotros los guardianes del
segundo momento, abrirnos a la experiencia de ser perdo- Sur?»...
nados y rehechos por su misericordia, «que excede todo co-
nocimiento ...» (Ef 3,19). Déjate alcanzar por el fracaso del sueño de Dios sobre
su humanidad...
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
2. Dos quejas de amor no correspondido
1. Dos preguntas sin responder
En el canto de la viña de Is 5,1-8 y en el pleito de Dios con
«¿Dónde estás?», pregunta Dios a Adán cuando, según la su pueblo, de Mi 6,1-8, los dos profetas recurren al mismo
narración de Gn 3,8-11, viene a su encuentro con la brisa de recurso de Natán en su diálogo con David: recordar a Israel
la tarde. «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque todo lo que el Señor ha hecho por él y comparar la respuesta
estoy desnudo; por eso me escondí...», responde Adán. que aquél esperaba con la que ha recibido.
«¿Dónde está tu hermano?», pregunta Dios a Caín * Lee los dos textos despacio, demorándote ante cada
después de que éste ha matado a Abel. «No lo sé. ¿Acaso una de las acciones de Dios, imaginando el espacio de
soy yo el guardián de mi hermano?» (Gn 4,9). tiempo que requiere cada una: preparar un terreno, buscar
El narrador bíblico nos pone ante lo que podríamos lla- una buena cepa, plantarla, esperar años hasta que crezca,
mar «la decepción de Dios», el fracaso de sus expectativas cuidar su entorno, defenderla de las alimañas, asistir al
de relación personal con el 'adam (ser humano) que ha creado nacimiento de los primeros racimos... En el texto de Mi-
«a su imagen y semejanza» y, por tanto, capaz de comuni- queas, recorre la historia de salvación que se narra bre-
cación, de diálogo, de amor. La respuesta del 'adam es la vemente, ampliándola con el Salmo 106, que es una relec-
tura penitencial de esa misma historia.
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* Escucha como dirigidas a ti y a toda la Iglesia las mirra fluida mis dedos,
nuevas preguntas de Dios: en el pestillo de la cerradura.
«¿Qué mas podía haber hecho por mi viña que Abrí a mi amado,
no haya hecho...?» pero mi amado se había ido de largo.
«¿Por qué, si esperaba..., he encontrado...?» El alma se me salió a su huida...» (Cant 5,2-6)
«Pueblo mío, ¿qué te he hecho?, ¿en qué te he El evangelio de Mateo nos pone en contacto con dos
ofendido? Respóndeme...» invitaciones frustradas de Jesús dirigidas a Jerusalén y a los
discípulos:
* Relee tu vida en la clave simbólica de una viña que
no está dando el fruto que Dios espera de ella; siéntete «¡Jerusalén, Jerusalén...! ¡Cuántas veces he
dentro de un pueblo con una historia de gracia y al que, querido reunir a tus hijos como una gallina re-
a pesar de su falta de respuesta, Dios sigue reclamando coge a su pollos bajo las alas, y tú no has que-
que «practique la justicia, que ame con ternura y que ca- rido...!» (Mt 23,37).
mine humildemente con él...» (Mi 6,8).
«Dijo a sus discípulos: 'Mi alma está triste hasta
Deja que brote en tu interior un agradecimiento des- la muerte; quedaos aquí y velad conmigo'. [...]
bordado por la posibilidad, aún abierta para t i , de dar fruto Viene donde sus discípulos y los encuentra dor-
y de caminar junto a tu Dios todos los días de tu vida. midos, y dice a Pedro: '¿No habéis podido velar
una hora conmigo...?'» (Mt 27,36-40).
3. Tres invitaciones rechazadas Son textos que pueden hacernos caer en la cuenta de la
promesa de encuentro que encierra cada invitación y «lo que
Leemos en el Cantar de los Cantares: nos perdemos» cuando no la acogemos. Y también de la
trivialidad de los pretextos que ponemos para no hacerlo...
«Yo dormía, pero mi corazón velaba.
¡La voz de mi amado que llama: * Deja que te conmueva por dentro el pecado enten-
'Ábreme, hermana mía, amiga mía, dido como no respuesta, c o m o rechazo de una invitación:
paloma mía, mi perfecta, no abrir la puerta, no escuchar una llamada, defraudar una
que mi cabeza está cubierta de rocío, expectativa, dormirse, no vigilar, no permanecer j u n t o al
y mi cabello del relente de la noche'! que se ama en momentos difíciles...

'Me he quitado mi túnica, Pide «conocimiento interno del amor al que defrau-
¿cómo ponérmela de nuevo? do».
He lavado mis pies,
¿cómo volver a mancharlos?' 4. Dos mujeres rehechas
Mi amado metió la mano
por la hendidura, a) La primera es Gómer, la esposa infiel de Oseas, símbolo
y por él se estremecieron mis entrañas. de la infidelidad de Israel a la alianza con su Dios. En el
Me levanté para abrir a mi amado, cap. 2,4-25 encontramos una superposición de planos: al
y mis manos destilaron mirra, parecer, es Oseas quien habla desde la experiencia de su

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apasionamiento y de sus celos, desde la violencia de un amor b) La otra mujer rehecha es la que padecía un flujo de
que parece incapaz de renunciar a la mujer, despidiéndola y sangre. La narración sobre la curación de esta mujer (Le
renunciando a ella; por debajo de sus palabras, es Dios mismo 8,40-56 y par.) está enmarcada dentro del relato de la re-
quien revela a su pueblo el amor celoso que siente por él. surrección de la hija de Jairo. Lee Le 8,40-56 y fíjate en
A lo largo del texto se van sucediendo reproches y ame- cómo prepara la escena:
nazas, introducidas por la partícula hebrea laken («por — La mujer padece un flujo de sangre permanente, y
eso...», «por tanto...»: 2,8.11); pero el «orden lógico», que «su caso» lo trata así el Levítico:
pide que a un reproche siga una amenaza, queda interrum-
«Cuando una mujer tenga flujo de sangre du-
pido, sorprendentemente, por un tercer laken que no va se-
rante muchos días fuera del tiempo de sus re-
guido ya de la correspondiente amenaza, sino de una decisión
glas, o cuando sus reglas se prolonguen, que-
insólita:
dará impura mientras dure el flujo de su
«Por eso, mira, voy a seducirla, impureza, como en los días del flujo menstrual.
llevándomela al desierto Todo lecho en que se acueste mientras dura su
y habiéndole al corazón» (Os 2,16). flujo quedará impuro, como en la impureza de
las reglas. Quien los toque quedará impuro y
No ha habido por parte de Gómer/Israel ningún signo lavará sus vestidos, se bañará en agua y que-
de conversión: es el esposo/Dios el que ha cambiado y el que dará impuro hasta la tarde» (Lev 15,25-27).
elige el desierto como lugar de reencuentro. Allí, los baales
con los que ella se prostituía están lejos, e Israel revivirá la — Frente a Jairo, que tiene nombre propio, que es va-
etapa ideal de la fidelidad de su noviazgo. Se renueva la rón, que ostenta un cargo importante y que hace su petición
alianza y recomienza una nueva historia de amor, en la que públicamente, esta mujer anónima se acerca por detrás y no
el esposo ha tenido la iniciativa y la esposa lo recibe todo, se atreve a decir nada. Está sola y arruinada, y detrás de ella
hasta la nueva dote del matrimonio: no se adivinan parientes ni amigos. Su pérdida de sangre la
encamina hacia la no-vida y la sitúa en el mundo de la im-
«Yo te desposaré conmigo para siempre; pureza según el código socio-cultural de Israel. La exclusión
te desposaré conmigo temporal acarreada por la regla se ha convertido para ella en
a precio de justicia y de derecho, relegación perpetua. Representa, pues, el extremo de la im-
de amor y de compasión; pureza y el peligro de contaminación.
te desposaré conmigo a precio de fidelidad,
y tú conocerás a YHWH» (OS 2,21-22). — La alusión a «la orla del manto» de Jesús revela que
éste era un judío piadoso, revestido de su manto de oración:
Se ha dado un salto a otro nivel: Dios ofrece un futuro
de reconciliación total, de auténtica regeneración, de reco- «YHWH dijo a Moisés: 'Habla a los hijos de Israel
mienzo absoluto. y diles que ellos y sus descendientes se hagan
flecos en los bordes de sus vestidos y pongan
* Identifícate con Córner, relee tu propia vida desde en el fleco de sus vestidos un hilo de púrpura
esa clave. Agradece la oferta de tu Dios de «haberte traído
violeta. Tendréis, pues, flecos para que, cuando
al desierto para hablarte al corazón». Celebra la posibilidad
los veáis, os acordéis de todos los preceptos de
abierta de entrar con él en una nueva alianza.
YHWH'» (Num 15,38-39).

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La intención del evangelista es poner el acento en el
abismo que separa a Jesús, el judío, de la mujer: si la toca, 5. Una recuperación gozosa
quedará impuro.
«...va tras la perdida hasta encontrarla y, al en-
— El texto insinúa que «la curación se ha hecho sola»: contrarla, se la echa sobre los hombros con-
un fenómeno físico se impone sobre las palabras y la volun- tento, se va a casa, llama a amigos y vecinos y
tad, la mujer se siente curada, y Jesús, a su vez, siente que les dice: 'Alegraos conmigo, porque encontré
una fuerza se ha escapado de él. a la oveja perdida'» (Le 15,5-6).
La mujer, entonces, se denuncia a sí misma, quizá por * Recorre pausadamente y dando gracias cada uno de
miedo a que caiga sobre ella la misma fuerza que la ha sanado. los pasos del pastor para encontrarte; pon nombre a cada
Quizá se siente culpable de haberle hecho impuro o de haberle momento de su búsqueda hasta dar contigo. Siéntete or-
arrebatado su fuerza. Sólo queda hacer pública su vergüenza gulloso de esos gestos, de esos pasos, de esa terquedad
y la contaminación de Jesús. en buscar «hasta encontrar», porque son para ti la prenda
y la seguridad de hasta qué punto eres importante para
— «Hija»: Jesús se convierte en valedor de la mujer, Dios, hasta qué punto «le faltabas» cuando te ha tenido
como Jairo lo es de su hija, y la declara incluida en la familia perdido.
del Padre, lejos de cualquier exclusión. La mujer, por su fe, Déjate envolver en su alegría que desborda la tuya,
ha sintonizado con el universo del Reino, ha entrado en él. aunque no consigas entenderla ni abarcarla. Se trata de
Por otra parte, el «tu fe te ha salvado» desplaza la res- «algo de Dios», no t u y o ; el protagonista y «poseedor de
ponsabilidad de la curación a la fe de la mujer. El perfecto la alegría» es él, y lo tuyo es «dejarte convocar» para par-
griego expresa una idea mucho más fuerte que la que puede ticipar de esa alegría, consentir en ella y agradecerla.
expresar la traducción: «Tú has entrado en el ámbito defi-
nitivo de la salvación». La mujer queda situada en el ámbito
del shalom. es decir, de la salvación, la bendición, la inte- 6. Una intercesora infalible
gridad, la plenitud de la vida.
María, en Cana (Jn 2,3), se da cuenta de la carencia de los
novios y acude a su hijo para que él se haga cargo de la
* Una vez que te has adentrado en el texto, deja atrás
situación: «No tienen vino...»
estos «saberes» y siéntete identificado con esa mujer. Pien-
sa «por dónde se te está escapando la vida», qué es lo que Imagina a María contándole a Jesús lo que te falta a ti:
te está impidiendo la p l e n i t u d , la fecundidad y la paz a que ¿qué crees que le dice que te falta?; ¿cuáles son sus «argu-
estás llamado. Acércate a Jesús y deja que su perdón te mentos de intercesión»? Imagina también que habla con Jesús
cure y te rehaga. Agradece y celebra el ser introducido en de la situación del mundo, de lo que nos falta de amor efec-
el ámbito del shalom. tivo, de compasión, de justicia...
* Acércate a ella y habíale de todas esa carencias; pí-
Siéntete parte de un m u n d o con tantas formas de en-
dele, junto con los millones de hombres y mujeres del
fermedad y esterilidad, y ponió en contacto con la fuerza
mundo que rezan el Ave María: «Ruega por nosotros, pe-
sanante de Jesús.
cadores...»
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C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA Esta conciencia de pertenencia, esta aceptación asom-
brada de ser tan querido, tiene el poder de arrastrar, como
1. Tres parábolas para un hombre nuevo un vendaval, nuestras viejas culpabilidades y complejos,
nuestros tontos encogimientos y falsas humildades.
Hablamos con frecuencia de la importancia de que oración — Otra consecuencia sería la de hacernos más cons-
y vida vayan a la par, de que exista entre ellas continuidad cientes del cambio de nivel de relación cuando, como en
y coherencia; y quizá sea ésta nuestra actual manera de ex- las parábolas, se ha dado una pérdida y un reencuentro. En
presar lo que la tradición monástica evoca bajo el término el caso de la oveja y la moneda, no puede existir esa con-
«contemplación». El paso entre ella y la oración sería el que ciencia; pero en el caso del hijo que volvió a casa podríamos
existe entre el tiempo intenso que dedicamos a abrirnos si- imaginar lo que sería para éste «la mañana siguiente a la
lenciosamente a la Palabra y dejarnos trabajar por ella y el fiesta»: su manera tan diferente de estar junto a su padre, su
resto de nuestra vida. Una vida en la que el Espíritu «tiene actitud de disponibilidad total, su deseo de corresponder a la
el encargo» de ir transformándola y conformándola con la de
acogida incondicional de su padre y a su derroche de amor...
Jesús, y nosotros la tarea de colaborar con esa acción para
El encuentro de lo perdido no restablece una situación
llegar a sentir la realidad con el corazón de Dios.
como la del comienzo, sino que crea una situación diferente,
Según eso, podríamos decir que es contemplativa aque- que para el que encuentra es de pura alegría, y a los «en-
lla persona para quien se va haciendo cada vez más connatural contrados», que somos nosotros, tendría que provocarnos una
la continuidad entre su vida y el Evangelio; que va tradu- transformación dictada por la gratitud.
ciendo en sencilla cotidianeidad lo que lee, medita, ora, es- — Un último aspecto, que afecta a nuestra vida rela-
cucha y aprende; que permite que cada uno de sus gestos, cional con los demás, sería la negativa a dar por perdido
palabras, pensamientos o acciones sean eco de la Palabra irremisiblemente a nadie, la obstinada terquedad, aprendida
escuchada, huella del paso del Señor por su existencia. «en la escuela de Dios», en discurrir estrategias de búsqueda
¿Cuál sería, entonces, la huella con que las parábolas de hermanos perdidos, en imaginar reconstrucción de rela-
de la moneda y la oveja perdidas y del hijo pródigo (Le 15) ciones, en planear posibilidades de reconciliación.
pueden marcar la vida del cristiano que las ha leído, refle- Algo de esto (mucho más que esto...) crea la experiencia
xionado y orado? del perdón cuando nos acercamos a ella o, mejor dicho,
cuando es Dios mismo quien nos persigue y alcanza con su
— En primer lugar, crean en nosotros un sano creci- perdón.
miento en autoestima, esa palabra casi mágica hoy y a la
que se nos invita desde tantos ámbitos, a veces por caminos 2. Examen de conciencia
complicadísimos. El que nos ofrecen las parábolas de Jesús
es simple: «eres pertenencia de Dios, eres valioso para él; y «Yo entiendo muy bien, dice Dios,
él no soporta perderte, sino que inventa mil estrategias para que cada cual haga su examen de conciencia;
buscarte; no descansa hasta que te encuentra, y el encontrarte es una buena costumbre,
le produce una alegría que no puedes ni imaginar...» A quien pero conviene no abusar de ella.
se decide a creerlo, el corazón se le va esponjando, y la Porque ¿a qué es a lo que llamáis
confianza va dilatándolo y ensanchándolo. vuestro 'examen de conciencia'?

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Si es al hecho de pensar en todas las tonterías Pensáis demasiado en vuestros pecados.
que habéis hecho durante el día Haríais mejor en pensar en ellos para no cometerlos
con espíritu de arrepentimiento, cuando es tiempo todavía, hijos míos,
entonces está muy bien: acepto vuestra penitencia; cuando aún no los habéis cometido.
sois gente honrada, buenos muchachos. Pero ¡no andéis atando esos haces vanos por la noche!
Pero, si lo que pretendéis es rememorar ¿Desde cuándo un labrador
toda la noche todas las ingratitudes ata haces de cizaña y de grama?
cometidas durante el día, ¡Los haces son de trigo, hijos míos!
si lo que queréis es rumiar por la noche Cuando el peregrino o el huésped o el viajero
vuestros amargos pecados del día, han estado caminando mucho tiempo
si lo que queréis es llevar por los barros de los caminos,
un registro perfecto de vuestros pecados, se limpian cuidadosamente los pies
de todas esas tonterías y estupideces..., antes de pasar el umbral de la iglesia,
entonces, no. porque es preciso que el barro del camino
Dejad que sea yo quien lleve el Libro del Juicio, no manche las losas del templo;
que seguramente ganaréis más con ello. pero, una vez que ha hecho eso,
Si lo que queréis es contar, calcular, valorar una vez que se ha limpiado los pies antes de entrar,
como un notario o como un usurero, no está pensando constantemente en sus pies,
o como un recaudador de impuestos, no vuelve a mirar si sus pies ya están bien limpios,
dejadme entonces hacer mi oficio no tiene ya corazón, ni ojos, ni voz,
y no os empeñéis en hacer vosotros sino para el altar donde está el cuerpo de Jesús.
lo que no tenéis que hacer.
Por lo visto, vuestros pecados son tan preciosos Entrad en mi noche como en mi casa;
que es preciso catalogarlos y clasificarlos y si, a pesar de todo,
y grabarlos y contarlos y calcularlos y compulsarlos tenéis que presentarme alguna cosa,
y compilarlos y remirarlos y repasarlos y valorarlos que sea, por de pronto, una acción de gracias
e imputároslos eternamente y conmemorarlos por todos los servicios que os presto,
con no sé qué especie de piedad. por los innumerables dones de que os colmo cada día,
Como nosotros en el cielo atamos los haces eternos de los que os he colmado hoy mismo.
y los sacos de oraciones y de méritos Luego, que vuestro examen de conciencia
y los sacos de virtudes y de gracias sea un lavado de una vez
en nuestros imperecederos graneros, y no un volver sobre huellas y manchas.
así vosotros ahora, pobres imitadores, La jornada de ayer ya está hecha, hijos míos;
sólo que al contrario y al revés, pensad en la de mañana, en vuestra salvación,
os pasáis la noche reuniendo y atando que está en las veinticuatro horas
los miserables haces de vuestros pecados de cada día. de la jornada de mañana.
Aunque fuera sólo para quemarlos, ya sería demasiado. Para pensar en el ayer ya es demasiado tarde;
No merecen la pena ni de eso. pero no lo es para pensar en mañana.

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Pero Yo os conozco, sois siempre iguales: »A veces, en uno de esos momentos, una ráfaga de luz
Estáis dispuestos a ofrecerme grandes sacrificios, atraviesa nuestras tinieblas, y es como si una voz nos liberase:
a condición de que vosotros los elijáis. 'Tú eres aceptado. Tú eres aceptado por alguien más grande
Preferís ofrecerme grandes sacrificios, que tú y cuyo nombre no conoces. No preguntes ahora cuál
a condición de que no sean los que yo os pido. es ese nombre; tal vez lo descubras más tarde. No trates ahora
Sois así, os conozco. de hacer nada; tal vez lo hagas mucho más adelante. Acepta
Haríais todo por mí, excepto ese pequeño abandono simplemente el hecho de que eres aceptado'.
que es todo para mí.
Por favor, sed como el hombre »Cuando esto nos ocurre, experimentamos lo que es la
que está en un barco sobre un río gracia. Después de semejante experiencia, tal vez no seamos
y que no rema constantemente, mejores ni creamos más que antes. Pero todo ha quedado
sino que a veces se deja llevar por la corriente» transformado. En ese momento, la gracia triunfa sobre el
(Ch. PÉGUY).
pecado, y la reconciliación supera el abismo de la alienación.
Y nada se exige para esta experiencia: ningún presupuesto
religioso, moral o intelectual; no se pide más que la acep-
3. «Eres aceptado» tación» (P. TILLICH).
«Ser tocado por la gracia no significa simplemente hacer
progresos de orden moral en nuestro combate contra deter- 4. Un consejo de san Juan de Avila
minados defectos particulares o en nuestras relaciones con
los demás y con la sociedad. El progreso moral puede ser un «Corred de aquí en adelante vuestra carrera con ligereza,
fruto de la gracia, pero no es la gracia misma; puede incluso como quien ha echado de sí una carga pesada que se lo
cerrarnos a la gracia. impedía. Fiaos de él, pues tantas razones tenéis para ello, y
lo que escarbáis en vuestras miserias, escarbadlo en su
»Y, ciertamente, la gracia no viene cuando tratamos de
misericordia, y sacaréis más provecho que de lo primero».
apropiárnosla, ni tampoco mientras, en nuestra autosuficien-
cia, pensemos que no tenemos necesidad de ella. La gracia
nos toca cuando nos hallamos angustiados y no tenemos re- D) CELEBRAR LO VIVIDO
poso. Nos alcanza cuando caminamos por el valle sombrío
de una vida vacía y desprovista de sentido. Nos invade cuando Cinco posibles celebraciones:
sentimos que nuestra alienación es más profunda, porque
hemos arruinado otra vida... Nos toca cuando la insatisfac- 1. Poner en el centro de la sala un recipiente con barro de
ción de nosotros mismos, nuestra indiferencia, nuestra de- modelar o con «plastilina». Cada uno toma un trozo y lo
bilidad, nuestra hostilidad, nuestra falta de rectitud y nuestro tiene entre sus manos mientras se escuchan los siguientes
comportamiento se nos han hecho insoportables. Nos afecta textos, separados entre sí por una pequeña pausa:
cuando, año tras año, nuestro deseo de una vida perfecta no «Palabra que fue dirigida a Jeremías de parte
se ve satisfecho, cuando nuestras inveteradas tensiones siguen del Señor: 'Levántate y baja a la alfarería, que
esclavizándonos como han venido haciéndolo durante dece- allí mismo te haré oír mis palabras'. Bajé a la
nios, cuando la desesperación destruye toda alegría y todo alfarería, y he aquí que el alfarero estaba ha-
gozo. ciendo un trabajo al torno. El cacharro que es-

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taba haciendo se estropeó como barro en ma-
nos del alfarero, y éste volvió a empezar, Después de un tiempo de silencio, intervenciones dando
transformándolo en otro cacharro diferen- gracias por la experiencia de haber sido «enderezados» por
te, como mejor le pareció al alfarero. Entonces Jesús. Oración por las personas o grupos que siguen hoy
me fue dirigida la palabra del Señor en estos realizando esa misma tarea liberadora.
términos: '¿No puedo yo hacer con vosotros, c) Lector:
casa de Israel, lo mismo que este alfarero?
«La mujer, en el acto, se enderezó y glorificaba
Mirad que, como barro en manos del alfarero,
a Dios».
así sois vosotros en mi mano, casa de Israel'»
(Jer 18„1-7). Canto de alabanza o lectura de alguno de estos salmos,
repitiendo el estribillo: Sal 111; 116; 123; 126; 138...
«El mismo Dios que dijo: 'Que brille la luz en
medio de las tinieblas', ha hecho brillar la luz 3. Sentados en círculo, se escucha el texto de la mujer adúl-
en nuestros corazones para irradiar el conoci- tera (Jn 8,1-11). Después de un tiempo de silencio, de pie,
miento de la gloria de Dios que está en el rostro cada uno toma entre las suyas las manos del que tiene a su
de Cristo. Pero llevamos este tesoro en vasijas lado, y le dice: «Tampoco yo te condeno. Vete en paz» (o
de barro para que aparezca que una fuerza tan hace en sus manos abiertas el signo de la cruz).
extraordinaria es de Dios y no nuestra» (2 Cor
4,6-7). 4. Poner en un plato un racimo de uvas que estén aún verdes
Al final, cada uno expresa lo que le han sugerido los o ya pasadas y, al lado, otro con un racimo de uvas buenas.
textos. Leer la canción de la viña de Is 5,1-4 y, después de un
rato de silencio, la alegoría de la viña de Jn 15,1-11.
2. Celebración a partir del icono de la mujer encorvada
Al final, hacer una oración de agradecimiento por la
(Le 13,10-17)
posibilidad de dar fruto gracias a Jesús, y terminar comiendo
a) Lector: festivamente las uvas (¡las buenas!).
«Un sábado enseñaba Jesús en una sinagoga.
5. Poner en el centro un mapa del mundo, y encima algunas
Había allí una mujer que desde hacía dieciocho ramas secas. Alternar la lectura de Bar 2,15 - 3,8 (elegir
años estaba enferma a causa de un espíritu y algunos pasajes de antemano) con la exposición que cada
andaba encorvada, sin poder enderezarse del cual quiera evocar de situaciones de pecado del mundo. Des-
todo...» pués de un tiempo de silencio, y mientras otro lector lee Os
Se van nombrando situaciones personales y aconteci- 14,2-9, se hacen gestos de reconciliación y de perdón, se
mientos del mundo que hacen vivir «encorvados». mencionan los esfuerzos por la paz que se realizan en el
mundo, y se van poniendo sobre el mapa ramas verdes o
b) Lector: flores previamente preparadas en un rincón de la sala.
«Al verla, Jesús la llamó y le dijo: 'Mujer, que-
das libre de tu enfermedad'. Y le aplicó las ma-
nos».

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6 «El llamamiento del rey temporal ayuda
a contemplar la vida del Rey eternal
Tomar una decisión
nacida del agradecimiento La oración preparatoria sea la sólita.
El primer preámbulo es composición viendo el lugar;
será aquí ver con la vista imaginativa sinagogas, villas y
castillos por donde Christo nuestro Señor predicaba.
El segundo, demandar la gracia que quiero; será aquí
pedir gracia a nuestro Señor, para que no sea sordo a su
llamamiento, mas presto y diligente para cumplir su sanctís-
sima voluntad.
El primer puncto es poner delante de mí un rey humano,
elegido de mano de Dios nuestro Señor, a quien hacen re-
A) PÓRTICO DE ENTRADA verencia y obedescen todos los príncipes y todos hombres
christianos.
El perdón recibido hace de nosotros hombres y mujeres nue-
vos, recreados y rehechos para que «no vivamos ya para El segundo, mirar cómo este rey habla a todos los suyos,
nosotros, sino para Aquel que nos amó» (Plegaria Eucarís- diciendo: Mi voluntad es de conquistar toda la tierra de in-
tica IV). fieles; por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de ser
contento de comer como yo, y así de beber y vestir, etc.;
La experiencia de la misericordia nos convierte en cau- asimismo ha de trabajar conmigo en el día y vigilar en la
ces agradecidos de esa misericordia, y es importante canalizar noche, etcétera; porque así después tenga parte conmigo en
toda esa gratitud que ha desencadenado la experiencia de ser la victoria, como la ha tenido en los trabajos.
pecadores perdonados.
El tercero, considerar qué deben responder los buenos
«Olvidando lo que dejo atrás, subditos a rey tan liberal y tan humano: y, por consiguiente,
me lanzo hacia delante, si alguno no acceptase la petición de tal rey, quánto sería
por ver si consigo alcanzar digno de ser vituperado por todo el mundo y tenido por
a aquel por quien he sido alcanzado», perverso caballero.
dice Pablo en la carta a los Filipenses (3,7-14); y es el agra- La segunda parte deste exercicio consiste en aplicar el
decimiento lo que puede crear en nosotros esa actitud, pa- sobredicho exemplo del rey temporal a Christo nuestro Señor,
recida a la de los atletas que están ya en la pista, tocando conforme a los tres punctos dichos.
apenas el suelo con las puntas de sus dedos, con todo el
cuerpo en tensión para lanzarse a la carrera en cuanto den la Y quánto al primer puncto, si tal vocación consideramos
señal. del rey temporal a sus subditos, quánto es cosa más digna
de consideración ver a Christo nuestro Señor, rey eterno, y
En el libro de los Ejercicios, san Ignacio propone esta delante del todo el universo mundo, al qual y cada uno en
parábola: particular llama y dice: Mi voluntad es de conquistar todo el
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mundo y todos los enemigos, y así entrar en la gloria de mi
Padre; por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de trabajar — La mirada al mundo es una constante profética:
conmigo, porque, siguiéndome en la pena, también me siga «¿Qué ves Amos...?; ¿Qué ves, Jeremías?»... El encuentro
con Jesús hace de nosotros no tanto «místicos embelesados»
en la gloria. cuanto «cooperadores entusiasmados», porque él es insepa-
El segundo: considerar que todos los que tuvieren juicio rable del Reino.
y razón offrescerán todas sus personas al trabajo.
• Siguiéndome:
El tercero: los que más se querrán afectar y señalar en
todo servicio de su rey eterno y señor universal, no solamente — Otras maneras de expresarlo: «caminar con él», «es-
offrescerán sus personas al trabajo, mas, aun haciendo contra cuchar su Palabra», «ser dóciles a su Espíritu», «tener parte
su propria sensualidad y contra su amor carnal y mundano, con él», «ser puestos con él»...
harán oblaciones de mayor estima y mayor momento, di- • Trabajar, trabajos, pena, vigilar, enemigos...:
ciendo:
— Es un recuerdo realista del precio del seguimiento y
Eterno Señor de todas las cosas, yo hago mi oblación, del hacerse próximos a los que sufren. La vida de Pablo es
con vuestro favor y ayuda, delante vuestra infinita bon- una parábola viva de ello: en el momento de su conversión,
dad, y delante vuestra Madre gloriosa y de todos los sane- el Señor dice a Ananías:
tos y sanctas de la corte celestial, que yo quiero y deseo
y es mi determinación deliberada, sólo que sea vuestro «Éste me es un instrumento de elección que
mayor servicio y alabanza, de imitaros en pasar todas lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes
y los hijos de Israel; y yo le mostraré todo lo
injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como
que tendrá que padecer por mi causa» (Hch
spiritual, queriéndome vuestra sanctísima majestad elegir
9,15-16).
y rescibir en tal vida y estado.
Según avanza en su ministerio, Pablo va sabiendo por
Primera nota. Este exercicio se hará dos veces al día, experiencia lo que son «trabajos» por la causa de Jesús:
es a saber, a la mañana en levantándose, y a una hora antes
de comer o de cenar. «Estamos atribulados en todo, mas no aplas-
tados; perplejos, mas no desesperados; per-
Segunda nota. Para la segunda semana y así para ade- seguidos, mas no abandonados; derribados,
lante, mucho aprovecha el leer algunos ratos en los libros mas no aniquilados. Llevamos siempre en
De Imitatione Christi o de los Evangelios y de vidas de nuestros cuerpos el morir de Jesús, para que
sanctos» (EE 91-100). la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuer-
po. Pues, aunque vivimos, nos vemos conti-
Podemos profundizar un poco más en este texto a partir nuamente entregados a la muerte por causa de
de su vocabulario: Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se
manifieste en nuestra carne mortal. De modo
• Conquistar todo el mundo: que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros
la vida» (2 Cor 4,8-12).
— Posibles equivalentes para hoy: «humanizar», «re-
conciliar», «liberar», «llevar el Evangelio»... • Conmigo:

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— Ahí está el secreto y la fuerza para todo lo anterior.
Ya desde el AT, los creyentes bíblicos sabían que sin estar va, vende todo lo que tiene y compra aquel
seguro de ese conmigo nadie puede arriesgarse: campo» (Mt 13,44).
«Dijo Moisés a YHWH: 'Si realmente he hallado La alegría del «conmigo» (Jesús como tesoro encontra-
gracia a tus ojos, hazme saber tu camino, para do) es la condición de posibilidad de «venderlo todo» (estar
que yo te conozca y halle gracia a tus ojos; y dispuesto a pasar «trabajos»).
mira que esta gente es tu pueblo'. Respondió
él: 'Yo mismo iré contigo y te daré descanso...'» B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
(Ex 33,13-14).
1. La parábola del rey es también una lección de «geometría
«No tengas miedo, que contigo estoy yo para espiritual»: propone un triángulo que tiene en cada uno de
librarte» (Jer 1,8). sus ángulos estas tres palabras: conmigo-trabajos-contento,
que comunican el secreto de una vida de seguimiento. Y pone
«Aunque camine por cañadas oscuras,
en guardia ante la tentación de intentar mantenerla sobre sólo
nada temo, porque tú vas conmigo» (Sal 23,3).
dos de ellos:
«Subió al monte y escogió a los que quiso, y — conmigo-contento: tentación de no querer pagar el
vinieron donde él. Instituyó Doce para que es- precio del seguimiento;
tuvieran con él y para enviarlos a predicar, con
poder de expulsar demonios» (Me 3,13-15). — conmigo-trabajos: tentación de un seguimiento vo-
luntarista, con el acento puesto en el hacer;
«Yo estoy con vosotros todos los días hasta el
fin del mundo» (Mt 28,20). — trabajos-contento: tentación de buscar la satisfac-
ción de ser eficaz y de enorgullecerse del propio esfuerzo.
• Tener parte: * Dedica un t i e m po de oración a «repasar» esta geo-
— Es la llamada a entrar «en el juego de Jesús», en la metría delante de Jesús. Mira con él tu «triángulo», date
afinidad con él: cuenta de cuál es su ángulo más débil, pídele que te ayude
a reforzarlo...
«Si no te lavo, no tienes parte conmigo» (Jn
13,8). 2. En los capítulos 20 y 21 del libro de los Hechos encon-
«Habéis sido llamados a la comunión de vida tramos el testimonio de alguien que no fue sordo al llama-
(koinonía) con su Hijo Jesús» (1 Cor 1,9). miento de Jesús, «mas presto y diligente para hacer su sanc-
tíssima voluntad» (EE 91). Se trata de Pablo, que, como
• Contento: Jesús, sube a Jerusalén, donde será arrestado y juzgado:
— Éste es el tipo de contento que se promete: «Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros
de la Iglesia de Éfeso. Cuando llegaron donde
«El Reino de los cielos es semejante a un tesoro él, les dijo: 'Vosotros sabéis cómo me comporté
escondido en el campo que, al encontrarlo un siempre con vosotros desde el primer día en
hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría, que entré en Asia, sirviendo al Señor con hu-

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mildad y lágrimas y con las pruebas que me Según la antropología bíblica, las funciones esenciales
vinieron por las asechanzas de los judíos; cómo del ser humano (el pensamiento, la palabra y la acción) se
no me acobardé cuando en algo podía seros designan por sus órganos: corazón, boca y manos.
útil; os predicaba y enseñaba en público y por
las casas, dando testimonio, tanto a judíos — El corazón, con su correlato exterior, que son los ojos,
como a griegos, para que se convirtieran a Dios expresa la intención profunda, la personalidad cons-
y creyeran en nuestro Señor Jesús. ciente, inteligente y libre del ser humano en su inti-
midad, su lugar oculto, su profundidad y su libertad.
Mirad que ahora yo, encadenado en el espí- Todo ese mundo se expresa a través de la mirada.
ritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí
— La boca se abre para hablar, además de ser el órgano con
me sucederá; solamente sé que en cada ciudad
el que se come y se besa. Comunica todo el decir de
el Espíritu Santo me testifica que me aguardan
la persona. Su órgano correspondiente son los oídos,
prisiones y tribulaciones. Pero yo no considero
sede de la comprensión y la receptividad.
mi vida digna de estima, con tal que termine
mi carrera y cumpla el ministerio que he reci- — Las manos son el órgano de la realización concreta, el
bido del Señor Jesús de dar testimonio del signo de la acción humana. Los pies, que son su co-
evangelio de la gracia de Dios'. [...] rrelao, expresan la forma de comportarse de alguien,
el camino que sigue.
Nos detuvimos en Cesárea bastantes días;
bajó entre tanto de Judea un profeta llamado * Puedes ir recorriendo toda tu corporalidad — t u co-
Ágabo, se acercó a nosotros, tomó el cinturón razón/ojos, boca/oídos, manos/pies—y poniéndote con to-
de Pablo, se ató sus pies y sus manos y dijo: das tus posibilidades, cualidades y características perso-
'Esto dice el Espíritu Santo: así atarán los judíos nales, delante de Jesús, ofreciendo t o d o cuanto eres y
en Jerusalén al hombre de quien es este cin- tienes para el servicio del Reino.
turón. Y lo entregarán en manos de los genti-
les'. Al oír esto nosotros y los del lugar, le ro- 4. Acércate a María para escuchar de sus labios lo que dijo
gamos que no subiera a Jerusalén. Entonces a los sirvientes en las bodas de Cana (Jn 2,1-12):
Pablo contestó: '¿Por qué lloráis y me destro- «Haced lo que él os diga».
záis el corazón? Porque, por el nombre del Se-
ñor Jesús, yo estoy dispuesto, no sólo a ser * Habíale de tu deseo de seguir a Jesús y de responder
atado, sino también a dar la vida en Jerusalén'. a su llamada. Pídele que abra tus oídos para escuchar lo
Como no se dejaba convencer, dejamos de in- que él te dice... y hacerlo.
sistir y dijimos: 'Hágase la voluntad del Señor'»
(Hch 20,17-24; 21,10-14). C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
* Puedes repetir internamente algunas de las afirma-
ciones de Pablo, tratando de hacerlas tuyas. 1. «El alma era lo mismo que una ranita verde»
3. Al final de la parábola del rey temporal, san Ignacio su- «El alma era lo mismo que una ranita verde,
pone que los que quieren seguir a Jesús «offrescerán todas largas horas sentada al borde de un rumoroso Mississippi.
sus personas al trabajo...» (EE 96). Desea el agua, y duda. La desea

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porque es el elemento para que fue creada, 2. Eso que llamamos «vocación»...
pero teme el bramador empuje del caudal,
y, allá en lo oscuro, aún ignorar querría — ...no es cosa de unos pocos, sino de todos. Es tan
aquel inmenso hervor que la puede apartar personal y diferente para cada uno, que sólo él puede res-
(ya sin retorno, hacia el azar sin nombre) ponder a esa llamada, tan única e intransferible como el
de la ribera dulce, de su costumbre antigua. propio código genético o la huella dactilar.
Y duda y duda y duda la pobre rana verde. — Nadie se llama a sí mismo: la iniciativa viene de Otro
Y hacia el atardecer, he aquí que, de pronto, y, como en el cuadro de Caravaggio de la vocación de Mateo,
un estruendo creciente retumba derrumbándose, siempre nos asombra y nos hace reaccionar pensando que no
y enfurecida salta el agua sobre sus lindes, es posible que vaya dirigida a nosotros, que no la merecemos,
y sube y salta que no somos capaces de responder a ella...
como si todo el valle fuera un hontanar hirviente, — No tiene que ver con los propios méritos ni cuali-
y crece y salta en rompientes enormes, dades; no tiene presupuestos. No necesitamos ser «eminen-
donde se desmoronan cias», sino estar dispuestos a dejar que Alguien saque partido
torres nevadas contra el huracán, de nuestra mediocridad.
o ascienden, dilatándose como gigantes flores
— Al principio estamos convencidos de que la respuesta
que se abrieran al viento,
se juega en una intersección misteriosa entre nuestra gene-
efímeros arcángeles de espuma. rosidad y la decisión arriesgada de fiarnos del proyecto que
Y sube, y salta, espuma, aire, bramido, Otro tiene sobre nosotros. Hay algo de verdad en ello; pero,
mientras a entrambos lados rueda o huye, según va pasando la vida, vamos diciendo cada vez con más
oruga sigilosa o tigre elástico convencimiento: «todo lo ha hecho él...».
(fiera, en fin, con la comba del avance)
la lámina de plomo que el ancho valle oprime. — Nuestras resistencias y pretextos no son impedimen-
to: los iconos de vocación en la Biblia nos hacen ver que se
Oh, si llevó las casas, si desraigó los troncos, resuelven por vía de «lógica alternativa»: Abraham y Sara y
si casi horadó montes, su vejez (Gn 18,12-14); Moisés y su tartamudez (Ex 4,10-
nadie pregunta por las ranas verdes... 12); Gedeón y su debilidad (Jue 6,15-16); Jeremías y su
¡Ay, Dios, inmadurez (Jer 1,5-8) María y su virginidad (Le 1,34-37);
cómo me has arrastrado, Pedro y su condición de pecador (Le 5,8-10); Mateo y su
cómo me has desarraigado, instalación (Mt,9,9); Saulo y su fobia anti-cristiana (Hch 9,1-
cómo me llevas en tu invencible frenesí, 9)...
cómo me arrebataste hacia tu amor!
Ninguno de ellos recibió una «explicación convincente»,
Yo dudaba. No, no dudo:
aparte del «conmigo» y de la promesa de que va a ser el
dame tu incógnita aventura,
Señor mismo quien lo haga:
tu inundación, tu océano, tu final,
la tromba indefinida de tu mente, — «Te daré descendencia», promete Dios a Abraham.
dame tu nombre, en ti» — «¿Quién soy yo para ir a faraón?», había preguntado Moi-
(D. ALONSO). sés; y el Señor contesta: «Yo estaré contigo», que es

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— Ittay de Gat, que siguió a David en su huida:
como decir: «Yo te digo quién eres: eres alguien que
me tiene a su lado»... «Salió el rey a pie con todo el pueblo y se de-
— Gedeón es enviado a vencer a los madianitas con los 300 tuvieron en la última casa; estaban con él todos
que le quedan de los 22.000 hombres que tenía al prin- sus veteranos. Seiscientos hombres que le ha-
cipio (cf. Jue 7). bían seguido desde Gat marchaban delante del
— Jeremías ve una rama de almendro y entiende que, lo rey. Y dijo el rey a Ittay el guitita: '¿Por qué has
mismo que él no es responsable de hacerla florecer, de venir tú también conmigo? Vuélvete y qué-
tampoco será él, sino Dios, quien se encargará de llevar date con el rey, porque eres un extranjero, des-
a término su palabra. terrado también de tu país. Llegaste ayer, ¿y
— A María va a envolverla la fuerza del Señor, y será el voy a obligarte hoy a andar errando con no-
Espíritu quien haga fecunda su virginidad. sotros, cuando voy a la ventura? Vuélvete y haz
— A Pedro, es Jesús quien le hace pescador de hombres. que tus hermanos se vuelvan contigo, y que el
— A Saulo, es Dios quien lo convierte en un vaso de elec- Señor tenga contigo amor y fidelidad'.
ción...
Ittay respondió al rey: '¡Por vida del Señor y
— Es siempre para una misión: no es un privilegio, sino por tu vida, rey mi señor, que donde el rey mi
una responsabilidad que tiene siempre como «armónicos» señor esté, para muerte o para vida, allí estará
fundamentales la gloria de Dios, la referencia a los otros y tu siervo!'. Entonces David dijo a Ittay: 'Anda
al hacer Reino. Y no es sólo una vocación, sino una con-
y pasa'» (2 Sm 15,17-22).
vocación: somos llamados con otros (cf. Me 3,13-19).
— No se puede vivir más que por vía de seducción, no
de razonamiento, ni de propia decisión, ni de voluntarismo. • Después de leer estos textos y dejar un tiempo de
— No se pueden poner condiciones, pero lo que se en- silencio, se van leyendo en alto palabras breves del Evangelio
cuentra desborda lo que se deja: que expresen el «precio» del seguimiento:
«Os aseguro que todo el que deje... por mi cau- «Quien quiera ganar su vida la perderá,
sa, recibirá cien veces más y heredará vida eter- pero quien pierda su vida por mí la encontra-
na» (Mt 19,29).
r á » ^ 16,25).

D) CELEBRAR LO VIVIDO «Entrad por la puerta estrecha» (Mt 7,13).


«No andéis preocupados por vuestra vida» (Mt
• Presentar dos iconos de seguimiento del AT:
6,25).
— Rut, que decide seguir a Noemí, su suegra, cuando
vuelve a Belén: «Amad a vuestros enemigos,
haced el bien a los que os odien» (Le 6,27).
«Donde tú vayas, yo iré;
donde habites, habitaré. «Si alguno quiere venirse conmigo,
Tu pueblo será mi pueblo, que se niegue a sí mismo,
y tu Dios será mi Dios» (Rut 1,16). que tome su cruz y me siga» (Le 9,23).

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«Las zorras tienen guaridas,
y los pájaros del cielo nidos;
7
pero el Hijo del hombre Tocar el Verbo de la Vida
no tiene donde reclinar la cabeza» (Le 9,58).
Después de cada una de estas frases se puede repetir
alguna de los pasajes de Rut o de Ittay de Gat.
Puede expresarse de manera simbólica: cada uno recorta
antes el perfil de su pie en un papel, y se van poniendo todos
en forma de huellas en un camino a lo largo de la celebración.

A) PÓRTICO DE ENTRADA

«Lo que existía desde el principio,


lo que hemos oído,
lo que hemos visto con nuestros ojos,
lo que contemplamos
y tocaron nuestras manos
acerca de la Palabra de vida
—pues la Vida se manifestó,
y nosotros la hemos visto, y damos testimonio
y os anunciamos la Vida eterna
que estaba vuelta hacia el Padre
y que se nos manifestó—,
lo que hemos visto y oído,
os lo anunciamos,
para que también vosotros
estéis en comunión con nosotros.
Y nosotros estamos en comunión con el Padre
y con su Hijo Jesucristo.
Os escribimos esto
para que nuestro gozo sea completo»
(1 Jn 1,1-4).
Después de haber renovado nuestra decisión de seguimiento,
el camino a seguir consiste en conocer internamente a Aquel

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a quien seguimos e ir adentrándonos en la contemplación de
su vida, empezando por su encarnación. El primer puncto es ver Jas personas, las unas y las
otras; y primero las de la haz de la tierra, en tanta diversidad,
El comienzo de la Primera Carta de Juan nos indica así en trajes como en gestos, unos blancos y otros negros,
cómo hacerlo: se trata de ver, oír y tocar, y lo que buscamos unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo,
es entrar en esa comunión de vida que el Padre nos ofrece unos sanos y otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo,
en Jesús y en la que se esconde todo el gozo de nuestra etc.;
existencia.
segundo, ver y considerar las tres personas divinas como
La contemplación que propone san Ignacio en los Ejer- en el su solio real o throno de la su divina majestad, cómo
cicios es un camino excelente para acercarnos al misterio de miran toda la haz y redondez de la tierra y todas las gentes
la humanidad de Dios: en tanta ceguedad, y cómo mueren y descienden al infierno;
«La primera contemplación es de la ENCARNACIÓN, y tercero, ver a Nuestra Señora y al ángel que la saluda;
contiene en sí la oración preparatoria, tres preámbulos y tres y refletir para sacar provecho de la tal vista.
puntos y un coloquio.
La sólita oración preparatoria. El segundo: oír lo que hablan las personas sobre la haz
El primer preámbulo es traer la historia de la cosa que de la tierra, es a saber, cómo hablan unos con otros, cómo
tengo de contemplar; que es aquí cómo las tres personas juran y blasfemian, etc.; asimismo lo que dicen las personas
divinas miraban toda la planicia o redondez de todo el mundo divinas, es a saber: 'Hagamos redempción del género hu-
llena de hombres, y cómo, viendo que todos descendían al mano', etc.; y después lo que hablan el ángel y Nuestra
infierno, se determina en la su eternidad que la segunda Señora; y refletir después, para sacar provecho de sus pala-
bras.
persona se haga hombre, para salvar el género humano; y
así, venida la plenitud de los tiempos, enviando al ángel San
Gabriel a Nuestra Señora. El tercero: después mirar lo que hacen las personas sobre
la haz de la tierra, así como herir, matar, ir al infierno, etc.;
El segundo, composición viendo el lugar; aquí será ver
asimismo lo que hacen las personas divinas, es a saber, obran-
la grande capacidad y redondez del mundo, en la qual están
do la sanctísíma incarnación, etc.; y asimismo lo que hacen
tantas y tan diversas gentes; asimismo, después, particular-
el ángel y Nuestra Señora, es a saber, el ángel haciendo su
mente la casa y aposentos de Nuestra Señora, en la ciudad
officio de legado, y Nuestra Señora humiliándose y haciendo
de Nazaret, en la provincia de Galilea.
gracias a la divina majestad; y después reflectir, para sacar
El tercero, demandar lo que quiero; será aquí demandar algún provecho de cada cosa destas.
conoscimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho
hombre, para que más le ame y le siga. En fin, hase de hacer un coloquio, pensando lo que de-
Nota. Conviene aquí notar que esta misma oración pre- bo hablar a las tres Personas divinas, o al Verbo eterno en-
paratoria sin mudarla, como está dicha en el principio, y los carnado, o a la Madre y Señora nuestra, pidiendo según
mismos tres preámbulos se han de hacer en esta semana y que en sí sintiere, para más seguir e imitar al Señor nues-
en las otras siguientes, mudando la forma según la subiecta tro, ansí nuevamente encarnado, deciendo un Pater noster»
materia. (EE 101-109).

— 98 — — 99 —
— tus ojos c o m o lugar de admiración, ternura, disculpa,
Para profundizar en esta contemplación:
comprensión, compasión..., no como lugar de ne-
— Leerla subrayando los verbos mirar, escuchar, decir, gatividad, dureza, posesividad, superficialidad, indi-
hacer, para caer en la cuenta de que el contacto con la realidad ferencia, prejuicios...;
se hace a través de los sentidos. Para la Biblia, la diferencia — tus oídos c o m o lugar de receptividad, atención, sensi-
entre los ídolos de muerte y el Dios vivo está en que ellos bilidad, acogida, escucha..., no c o m o cerrazón, sor-
«tienen ojos y no ven, dera, distracción...;
tienen oídos y no oyen, — tu boca como lugar de canción, de aliento, de ánimo,
tienen manos y no actúan, de p e r d ó n , de ternura..., no como reproche, mur-
tienen pies y no se mueven...» (Sal 135,15), muración, queja, insulto, crítica, dureza...;
mientras que YHWH es aquel que dice a Moisés: — tus manos como caricia, cercanía, aproximación, res-
peto, sanación, ayuda, ofrecimiento... , no como po-
«'He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto sesión, codicia, pasividad, dureza, causa de heri-
y he escuchado el clamor que le arrancan sus das...;
capataces, pues ya conozco sus sufrimientos. — tus pies como acercamiento, capacidad de detenerte
He bajado para librarle de la mano de los egip- junto a los que te necesitan, proximidad, búsque-
cios y para hacerle subir de esta tierra a una da..., no como distancia, rodeos, parálisis...;
tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana
— tu corazón como compasión, ternura, magnanimidad,
leche y miel. [...] Por tanto, ve, yo te envío al
amor solidario, vulnerabilidad..., no como indiferen-
Faraón para que saques a mi pueblo de Egipto'.
cia, dureza, egoísmo...
Dijo Moisés a Dios: '¿Quién soy yo para ir al
Faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?' Haz esta misma petición a Jesús y a María, q u e , mejor
Respondió: 'Yo estaré contigo'...» (Ex 3,7-12). que nadie, puso toda su persona, disponible y acogedora,
Como dice Adolfo Chércoles, nos lo jugamos todo, no para que la Palabra se hiciera carne en ella.
en la mente ni en las intenciones, ni siquiera en los deseos,
sino, sobre todo, en la mirada, en la escucha, en el corazón, 2. * Haz otro rato de oración insistiendo en la petición de
en los pies, en las manos: aprender a mirar, escuchar, decir y actuar como Jesús y
desde los mismos espacios que fueron los suyos:
«¿Cuándo te vimos...? Lo que hicisteis con uno
de mis hermanos pequeños...» (Mt 25,39-40). — desde el corazón del Padre/Madre: la com-pasión, la mi-
Es en nuestro contacto con la realidad donde verificamos sericordia, las entrañas de ternura y de compren-
la autenticidad de nuestros deseos, propósitos y decisiones, sión...;
y por eso necesitamos nacer de nuevo y evangelizar nuestros — desde el corazón del mundo, no separado de la gente,
sentidos. sino cercano a ella, sintiendo que «sus gozos y su-
frimientos, sus angustias y esperanzas...» son los t u -
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN yos; como levadura en la masa, no como élite se-
parada y que se cree distinta;
1. * Vuelve a ponerte con t o d o lo que eres delante del
Padre y pídele que toda tu corporalidad, como la de Jesús, — desde los lugares de abajo, desde el punt o de vista que
se ponga al servicio del «hacer redención»: se tiene en esa otra perspectiva, allí d o n d e Jesús t o m ó

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la condición de esclavo. Para san Ignacio son los lu- tras la barra para maniobrar la cafetera. Cuando se volvió
gares desde los que mira y escucha el «esclavito in- hacia la sala buscando una taza, con la punta de los dedos
digno» y en los que puede haber «acatamiento, re- se retiró el pelo. Yo la miraba. Ella no sabía que se estaba
verencia y servicio». haciendo hermosa. Trajo el café. Era una joven, una mujer
Desde ahí, ofrece tu vida entera al Padre, como Jesús,
joven, sencillamente, con la fatiga diaria como visible he-
al servicio de la tarea de hacer redención.
rencia grabada en su rostro. Dejó la taza. Al darme las gra-
cias, después de recoger las monedas, me miró.
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA »Yo estaba esperando discretamente. Procuraba —¿es
posible del todo?— mirar sin poseer. Fue en aquel instante
1. Una manera de mirar cuando estuvo muy hermosa. Detrás de la barra, durante unos
«Acabo de embellecer a una mujer. Hace meses, incluso minutos, conservó aquel brillo modesto. Después me di cuen-
años, que no lo hacía. Con una mirada atenta, disfrutaba ta de que decrecía un poco. Cuando salí, dijo: 'Hasta la vista,
antes despertando belleza en rostros que incluso parecían señor', sin particular atención. Ella no sabía nada.
feos. ¿Por qué he dejado, o casi, de llamar con mis ojos a »Salí contento. Tenía ganas de decir a los transeúntes
la luz que, desde lo profundo de los seres, puede transfigu- de rostro cerrado: 'Deteneos un instante, ¿queréis que os
rarles? Sin duda, porque me he dejado ahogar por preocu- embellezca?'
paciones y miedos que me han abrumado. »¿Cómo he podido olvidar que antes disfrutaba haciendo
»Casi había olvidado ese don precario de zahori de la que los rostros cantaran? Siento que se trata de mi vida más
belleza, cuando entré en un café de la calle Saint-Dominique. honda, la que corre peligro de endurecerse y de morir, la que
En la barra, unos cuantos clientes ruidosos. La camarera, del sólo existe dándose. ¿Será posible dar hermosura, como el
otro lado, doblada sobre la pila, estaba fregando vasos. Rostro alfarero o el escultor, con una mirada sobre la arcilla de la
sin expresión. Cuando se enderezó, vi sus rasgos desprovistos humanidad?» (G. BESSIÉRE).
de finura, los ojos hundidos, los cabellos descuidados. Me
senté en una mesa y empecé a sacar unos papeles para tra- 2. El riesgo
bajar. Dejó el mostrador secándose las manos y vino hacia
mí. Fue entonces cuando sentí ganas de embellecerla. Como «Recuerdo las palabras de Pablo: 'Tened entre vosotros los
lo hacía antes. mismos sentimientos que tuvo Cristo'; y le pido al Señor que
me ofrezca su corazón... Le veo cómo me quita mi corazón
»Me esforcé inmediatamente por desentenderme de
de piedra y pone en su lugar su corazón de carne...
todo, por ser sólo respeto y atención delicada, por hacer como
si en el mundo sólo estuviese ella, y la miré. Sin insistencia; »Tengo la extraña sensación de regresar a mi mundo
simplemente. También ella me miraba, enredando distraí- con el corazón de alguien distinto de mí:
damente con el trapo. «Percibo en mí un vehemente deseo de orar. Corro hacia
— ¿Qué desea, señor? mi lugar habitual de oración y siento cómo mi nuevo corazón
— Un café, por favor. hace cosas desacostumbradas...
»Había empezado ya el milagro. Indescriptible. Y su »Paseo por una calle muy concurrida. Por todas partes
cara comenzaba a cambiar, se le animaban los ojos. Se dirigió están las multitudes de siempre y, para mi sorpresa, hoy las

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miro de un modo extrañamente diferente... Su visión des- 2. El Verbo se hizo carne
pierta en mí pensamientos y sensaciones totalmente distintos
de los que estoy acostumbrado a tener. «En Jesús, el Verbo se hizo carne,
palabra corporal vestida de tiempo y espacio,
»Me voy hacia mi casa, y por el camino miro a los grito y temblor, gesto y ternura,
árboles y a las aves, a las nubes, a los animales y a toda la accesible al ojo, a la caricia y al oído,
naturaleza con un modo diferente de mirar... originalidad inagotable,
»En casa, en el trabajo, miro a la gente que me desagrada surgiendo en medio de la vida cotidiana,
y descubro que reacciono de distinta manera. Lo mismo ocu- fidelidad crucificada,
rre con las personas que anteriormente me resultaban indi- espesor humano resucitando desde el sepulcro
ferentes. Y, para mi sorpresa, me doy cuenta de que soy del sanedrín y del imperio
diferente incluso con las personas a las que amo... por la fuerza del Espíritu.
»Observo que con este mi nuevo corazón soy fuerte en Todo nuestro cuerpo espera esta Palabra,
ciertas situaciones que anteriormente trataba de eludir. Hay desde el primer segundo de existencia,
ocasiones en las que mi corazón se deshace en ternura, y para irse haciendo,
otras en las que se consume de indignación... en el encuentro con ella,
carne liberada,
»Mi nuevo corazón me hace independiente: sigo estando cosmos redimido,
apegado a muchas cosas, pero mi adhesión a ellas va desa- transparente destello del dolor cotidiano,
pareciendo, me siento libre para desprenderme de ellas... esperanza que brilla
»Y lo compruebo con deleite, pasando de un apego a en medio de los límites de la condición humana,
otro. pedazo de historia transportada al infinito
en la reconciliación, sin fin y sin distancias,
»Luego me asusto al comprobar que esto me lleva a de la vida resucitada.
situaciones que me ocasionan problemas. Me encuentro me-
tido en asuntos que ponen fin a mi deseo de comodidad, digo El Verbo encarnado
cosas que provocan la enemistad... está todo él orientado hacia nosotros,
esfuerzo infinito de Dios que se expresa
»Por último, vuelvo a la presencia del Señor para de- en la cercanía corporal de una vida caminante
volverle su corazón. Ha sido emocionante estar provisto del por los más estrechos callejones torcidos,
corazón del propio Cristo, pero sé que aún no estoy listo para de la misma manera que se adentra por su Espíritu
ello. Todavía necesito proteger mi propio yo... hasta la más íntima puerta estrecha de mí mismo.
»Pero, aunque vuelvo a tener de nuevo mi pobre cora- Y todos nosotros,
zón, sé que voy a ser una persona diferente, porque, aun llenos de nombres y de fechas,
cuando sólo haya sido un momento, he experimentado lo que de aromas y de golpes en las costuras de la carne,
significa tener ese corazón, tener en mí los mismos senti- nos vamos haciendo infinitos
mientos que tuvo nuestro Señor Jesucristo» (T. DE MELLO). en su abrazo» (B. GONZÁLEZ BUELTA).

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D) CELEBRAR LO VIVIDO «Lo que oí y lo que vi con mis ojos,
lo que contemplé y toqué con mis manos
Poner en la sala un icono o imagen de María y, al lado, una de la Palabra de vida
sillita baja vacía. —porque la Vida se manifestó, y yo la he visto
Leer el evangelio de la anunciación, pero narrado por y doy testimonio y te anuncio
ella: la vida eterna que estaba con el Padre
y que se me manifestó—,
«Al sexto mes, me fue enviado por el Señor el lo que he visto y he oído te lo anuncio,
ángel Gabriel, estando yo desposada con un para que también tú estés en comunión con-
hombre de la casa de David llamado José. Mi migo
nombre es María. Y, entrando donde yo estaba, y estemos todos en comunión con el Padre
me dijo: '¡Alégrate, llena de gracia, el Señor y con Jesús, su hijo...» (cf. 1 Jn 1,1-4).
está contigo!' Yo me turbé al oír estas palabras
y discurría qué podía significar aquel saludo. El Al final, hacer una oración pidiendo a María que nos
ángel me dijo: 'No temas, María, porque has ayude a «nacer de nuevo», que cure nuestros ojos, oídos,
hallado gracia delante de Dios: vas a concebir boca, manos, corazón... y los vaya haciendo semejantes a
en tu seno y vas a dar a luz un hijo a quien los de Jesús que ella tejió en su seno.
pondrás por nombre Jesús. Él será grande y
será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios
le dará el trono de David, su padre; reinará so-
bre la casa de Jacob por los siglos de los siglos,
y su reino no tendrá fin'.
Yo respondí al ángel: '¿Cómo será esto, pues-
to que no conozco varón?' El ángel me respon-
dió: 'El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder
del Altísimo te cubrirá con sus sombra; por eso,
el que va a nacer será santo y será llamado Hijo
de Dios. Mira, también Isabel, tu parienta, ha
concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el
sexto mes de aquella a la que llamaban estéril,
porque nada es imposible para Dios'.
Entonces yo dije: 'Aquí está la esclava del
Señor: que se haga en mí según tu palabra'. Y
el ángel, dejándome, se fue» (cf. Le 1,26-38).
Dejar un rato de silencio y leer después, también como
pronunciado por ella, el comienzo de la Primera Carta de
Juan:

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8 — un descampado a las afueras de Belén, donde unos
pastores cuidan sus rebaños a la intemperie.
Hacerse como un niño.
Se nombra a personas «importantes»:
Hacerse como «ese» niño — Herodes, rey de Judea;
— César Augusto, emperador romano, con poder de
ordenar un censo mundial;
— Cirino, gobernador de Siria;
— doctores y maestros, conocedores de la Ley;
y también a personas aparentemente insignificantes:
— Zacarías e Isabel, ancianos y estériles y, por lo tanto,
sin futuro;
— una muchacha de Nazaret llamada María, que, junto
con José, su esposo, no encuentra sitio en la posada;
A) PÓRTICO DE ENTRADA — unos pastores, profesión tenida como sospechosa y
Los dos primeros capítulos del evangelio de san Lucas son propia de gente despreciable y poco escrupulosa en el
como un preludio sinfónico a la nueva sabiduría del Evan- cumplimiento de la Ley;
gelio. Están formados por una serie de escenas en las que el — Ana, una anciana viuda, situación que en Israel re-
evangelista propone, provocativamente, una serie de oposi- presentaba la escala social más desvalida.
ciones: Lucas juega también con otras oposiciones:
Hay lugares «de arriba»: — la vejez de muchos personajes (Zacarías, Isabel,
— Jerusalén y Roma; Simeón y Ana) frente a la juventud de María y la niñez
— el templo donde tiene su visión Zacarías, adonde de Juan y Jesús;
suben a presentar al niño y donde éste «se pierde» a — la oscuridad de la noche en que nace Jesús y la luz
los doce años; que ilumina a los pastores;
— una posada en la que algunos tuvieron sitio; — el ámbito de lo terreno: gente corriente obligada a
— el ámbito de lo sacral y cultual y el de los doctores desplazarse para acatar la orden del emperador, des-
y maestros de la Ley. provista de privilegios y de medios, forzada a que el
parto de María tenga lugar en un establo, obediente a
Hay lugares «de abajo»: las normas de purificación de la Ley judía; conversa-
— Nazaret, una aldea minúscula, de la que hay que ciones y comentarios de vecinos...; y, frente a él,
precisar que estaba en Galilea (Le 1,26), porque, si no, — el ámbito del cielo: un ángel que se aparece a Za-
casi nadie sabría dónde estaba; carías y le anuncia el fin de su esterilidad; otro ángel,
— Belén, «menor entre las ciudades de Judá», como Gabriel, que trae un mensaje a María; otro «ángel del
la denominó el profeta Miqueas (Mi 5,1); Señor» que anuncia a los pastores la buena noticia del
— un establo, al que van a parar José y María, y un nacimiento de un salvador; un ejército celestial que
pesebre, en el que acuestan al niño; alaba a Dios e inunda la noche con su himno; la gloria
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de Dios que envuelve con su resplandor a los pasto- atención, tu deseo, tu decir y tu hacer vayan coincidiendo
res...; cada vez más con los de Jesús en su pasión por el Padre y
— el mundo de los hambrientos y humildes que apa- por el Reino.
recen en el cántico de María (Le 1,46-55) frente a los * Acércate a Belén a dejarte querer, a aceptar que estén
poderosos, ricos, soberbios; dirigidas también a ti las palabras que oyeron los pastores:
— el verbo bajar («bajó con ellos a Nazaret...»: Le «Paz a los hombres a quienes ama el Señor»...
2,51) frente al crecer («el niño crecía en sabiduría, en
estatura y en gracia...»: Le 2,52). Siéntete envuelto en esa complacencia de Dios; ex-
perimenta la alegría de «caerle bien», de ser objeto de su
Podríamos decir que los relatos de la infancia que ofrece amor gratuito, de no necesitar «hacer méritos» para con-
Lucas son un preludio de lo que va a ser todo su evangelio, seguir ese amor, porque lo propi o de la gracia es ser ab-
y en ellos aparece ya la «revolución de los adverbios» a que solutamente inmerecida y desbordar cualquier expectativa
vamos a asistir en toda la vida y palabras de Jesús. por nuestra parte. Consiente en ese amor torrencial y en-
volvente de Dios que se nos regala en Jesús, y deja que
brote en ti una urgencia agradecida de responder a ese
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
amor.
1. Contempla el icono de los pastores de Belén, que en * Acércate a Belén a recibir esa gran alegría que es para
medio de la noche recibieron la noticia de «una gran alegría todo el pueblo: imagina tu vida como comunicación y con-
para todo el pueblo»: «Hoy os ha nacido el Salvador...» tagio de ese gozo destinado a llegar a todos. Siente sobre
* Acércate a Belén a escuchar ese «evangelio» que se te ti la fuerza del Espíritu que te envía «a dar la buena noticia
anuncia también a t i , esa gran noticia que cada ser humano a los pobres...» (Is 61,1).
puede repetir con asombro: «Me ha nacido un Salvador».
3. «Cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cie-
«Todo esto por mí», recuerda san Ignacio: atrévete a lo, los pastores se decían: 'Vayamos, pues, hasta
pensar que tú has provocado la encarnación. Belén, y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos
ha manifestado'. Y fueron a toda prisa y encontraron
2. Ellos escucharon también el himno de los ángeles: «Gloria a María y a José, y al niño acostado en el pesebre».
a Dios..., paz a los hombres». Lucas escribe su evangelio
mucho tiempo después de la resurrección de Jesús; y es como El anuncio del ángel ha movilizado en ellos todo su
si, mirando lo que fueron su vida y su muerte, el evangelista deseo y su búsqueda, y han ido «a toda prisa», obedeciendo
quisiera hacernos ver que, desde su nacimiento, todo su ser a una palabra que les señalaba como lugar de encuentro el
estuvo «polarizado» por la gloria del Padre y por el deseo que nunca habrían imaginado.
de conseguir para nosotros eso que la Biblia denomina «paz» * Acércate a Belén a mirar y a asombrarte, a transfor-
y que supone la plenitud total del ser humano, el éxito de- mar la imagen que tienes de Dios: «Dios es este niño». «La
finitivo de su existencia. comunicación de Dios se ha hecho debilidad humana y ha
plantado su tienda entre nosotros» (Jn 1,14).
* Acércate a Belén a escuchar, para que esa «música»
que fue «la banda sonora» de Jesús vaya haciéndose tam- * Acércate a Belén a tocar la debilidad de Dios, a ex-
bién la banda sonora de tu vida; y para que tu interés, tu perimentar c ó m o , en medio de la hostilidad de un m u n d o

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que se cierra a recibirlo, él hace presente su ternura, su Tomé la decisión de visitar el pueblo que había sido
accesibilidad total, en el cuerpo de un niño que se pone también cuna de David. ¡Qué nombre tan apropiado: «Bet-
en nuestras manos. Hazte consciente de que cada vez que lehem», «casa del pan»...!, pensaba yo mientras atravesaba
tocas tu propia debilidad o la de tus hermanos estás apren- los mismos sembrados en los que debió de espigar Rut, la
diendo a tocar la debilidad de Dios. moabita.
* Pídele a María que te enseñe a guardar en tu corazón En las pequeñas colinas de los alrededores pastaban re-
esa palabra que te señala los lugares de abajo como aque- baños de ovejas y cabras, y me acerqué a hablar con los
llos en los que vas a encontrar a su hijo... pastores. Era gente ruda, acostumbrada al silencio, poco ami-
ga de conversaciones y recelosa de los forasteros, como si
temieran miradas de reproche a sus vidas, tan alejadas de la
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
pureza ritual y de las prescripciones de la Ley.
1. Si Lucas nos contara... Así era mucha de la gente que rodeaba a Jesús, según
me habían contado sus discípulos:
«Las zorras tienen madrigueras, «Tenía una extraña preferencia por la gente más per-
y las aves del cielo nidos; dida, como si todas las separaciones y exclusiones se
pero el Hijo del hombre derritieran ante el calor de su acogida».
no tiene donde reclinar la cabeza» (Le 9,58). Me enseñaron las grutas escondidas en las laderas de
Era uno de los dichos de Jesús que circulaban por la las colinas; y, después de que encerraran los rebaños, acepté
comunidad cuando los que habían vivido con él contaban el pan y el cuenco de leche que me ofrecieron y me tendí
cómo en su vida itinerante dormían a veces a la intemperie entre ellos al raso. Era una noche sin luna, y las estrellas
y carecían de un techo fijo donde cobijarse cada noche. casi podían tocarse con la mano.
«No es extraño», decían, «tampoco lo tuvo en su na- «El pueblo que caminaba en tinieblas
cimiento, y su madre cuenta que tuvo que acostarlo en un vio una luz grande;
pesebre de las afueras de Belén cuando vinieron a empadro- a los que caminaban en sombras
narse por el edicto del César». una luz les brilló...
Vinieron a mi memoria las palabras de Isaías: Porque nos ha nacido un niño,
un hijo se nos ha dado» (Is 9,1-5).
«Conoce el buey a su dueño,
y la muía el pesebre de su amo; De pronto, la profecía de Isaías revelaba su sentido y
pero Israel no me conoce, su cumplimiento: aquella noche, el resplandor de la gloria
mi pueblo no comprende» (Is 1,3), de Dios había vencido a las tinieblas y había inundado de
claridad la noche del mundo. Era un anticipo de la victoria
y aquellas otras de Miqueas: del Resucitado, al que ahora celebramos vivo entre nosotros,
«Y tú, Belén, pueblo de Judá, brillando con la estrella de la mañana.
aunque eres la más pequeña de las ciudades
«Voy a hacer pasar delante de ti
de Judá,
todo lo mejor que tengo»,
de ti nacerá el caudillo
que regirá las tribus de Israel» (Mi 5,2). había prometido Dios a Moisés en el Sinaí (Ex 33,19).

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Aquella noche de Belén, en alguna de aquellas grutas, en Dios que Acaz necesitaba para salir de su miedo: un niño
lo mejor de nuestro Dios —su misericordia entrañable, la indefenso y débil, agarrado de la mano de su padre y avan-
ternura de su amor, la fuerza de su fidelidad— se manifestó zando en medio de una ciudad febrilmente ocupada en pre-
por primera vez entre nosotros. El Dios que se había revelado parativos de defensa. Lo que el Señor va a recordar después
en la tormenta del monte, envuelto en la nube, mostraba a Acaz es lo mismo que ha visto en la imagen del profeta
ahora su rostro y hacía descansar su gloria en la fragilidad con el niño de la mano: «Si no os afirmáis en mí, no seréis
de un niño. firmes» (7,9b); y utiliza la raíz 'MN, que significa «ser só-
En medio de la oscuridad de la noche, sentí enHo hondo lido, ser firme, sostener, llevar», y en otra conjugación: «apo-
de mi corazón, como si fuera el susurro de un ángel, la certeza yarse, ser sostenido, fiarse, creer...» (es la misma raíz de
de estar envuelto en la paz que Dios concede gratuitamente «amén»).
a todos los hombres y mujeres, a los que él quiere tanto. Por eso la frase podría traducirse así: «Si no os atrevéis
a fiaros, nunca experimentaréis que sois sostenidos».
2. Con un niño de la mano La imagen del profeta con un niño de la mano nos remite
a la señal que se da a los pastores:
En el Evangelio encontramos a veces recomendaciones de
Jesús que parecen contradictorias: se nos exhorta a ser «pru- «Encontraréis a un niño envuelto en pañales y
dentes como serpientes y sencillos como palomas» (Mt recostado en un pesebre» (Le 2,12),
10,16); a ser limpios de corazón (Mt 5,8) y sagaces como el
y que nos llama a:
administrador que se aseguró el futuro (Le 16,1-8); a hacernos
«como niños» (Mt 18,2) y, a la vez, actuar con la fuerza de — aprender de los niños: su tranquilo abandono, su inca-
adultos: «Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad lepro- pacidad para disimular su fragilidad, su confianza en
sos, expulsad demonios...» (cf. Mt 9,8). la mano del que los lleva;
Son actitudes que sólo cuando se intentan vivir a la vez — reconocer al «niño» que todos llevamos dentro: nuestras
descubren todo su potencial de sabiduría. posibilidades de crecimiento y de cambio y las de los
demás; dar tiempo y espacio para que todo eso pueda
También en Is 7,4 encontramos una llamada parecida: crecer; no asombrarnos de nuestra debilidad ni de la de
se la hace el profeta al rey Acaz, atemorizado ante la amenaza los otros; ser capaces de manifestar sentimientos y de
de los enemigos que sitian Jerusalén: «¡Vigila y conserva la demostrar ternura...
tranquilidad!». — acoger al Dios que viene a nosotros «con un Niño de
Y eso significa, por un lado, estar despierto, alerta, la mano»: no se acerca con poder, sino con debilidad;
activo, con los ojos abiertos... y, a la vez, tranquilo, con- no se impone, sino que llama a nuestra puerta; no nos
fiado, sosegado, abandonado, seguro... habla desde el Sinaí, sino desde un pesebre, y ahí nos
invita a encontrarlo.
Evidentemente, la segunda actitud era mucho más difícil
para el rey, dadas las circunstancias; por eso, el Señor pide Pero ese y no otro es «el Dios del AMÉN», el Dios en
a Isaías que realice una acción simbólica y vaya al encuentro quien podemos apoyarnos para experimentar que somos sos-
del rey con su hijo de la mano. Era ése el icono de confianza tenidos.

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3. Un lenguaje común vendas, según la costumbre de enterramiento judío (cf. Jn
Existe una preciosa coincidencia entre el lenguaje de los 11,44; 20,3-7). El oscuro agujero de la tierra en el que se
evangelios de la infancia de Jesús, el de los iconos de la deposita a Jesús representa su descenso a los infiernos ya
Natividad y el de san Ignacio en la contemplación del na- resucitado.
cimiento (EE 116): hablan a la vez del niño, del crucificado — San Ignacio invita a «mirar y considerar lo que hacen
y del resucitado como del único misterio de Jesús, que se [las personas], así como es el caminar y trabajar, para que
nos va revelando con diferentes acentos y en distintos mo- el Señor sea nascido en summa pobreza y, a cabo de tantos
mentos: trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias
— cuando en el evangelio de Lucas se pone de relieve y afrentas, para morir en cruz; y todo eso por mí; después,
que «no hubo lugar para ellos en la posada» (Le 2,7), se está reflitiendo, sacar algún provecho spiritual» (EE 116).
evocando el rechazo del mundo judío que llevará a Jesús a
la muerte (Juan lo expresará diciendo que «los suyos no lo D) CELEBRAR LO VIVIDO
recibieron»: Jn 1,11);
— la narración de Mateo sobre los magos de Oriente Ambientar la sala con algún símbolo que pueda evocar el
está basada en diferentes textos del Antiguo Testamento, pero «icono de los buscadores de Oriente»: una estrella, un mon-
entendidos en la clave del misterio pascual: la estrella, ade- tón de paja en el suelo, una imagen del Niño, incienso, una
más de citar Num 24,17 («avanza la estrella de Jacob, un caja abierta...
cetro surge de Israel...»), era un símbolo de Cristo Resucitado Leer el evangelio de la adoración de los magos (Mt 2,1-
en la liturgia más antigua; la mirra que Mateo añade al oro 12). Algunas expresiones de este texto pueden estar escritas
y al incienso de que habla Is 60,6 es una alusión clara a la en letras grandes en las paredes de la sala:
muerte de Jesús y a la unción de su cuerpo (Me 16,1; Le
24,1); — «¿Dónde está el rey de los judíos?»
— «Hemos visto su estrella».
— verbos que aparecen en los relatos del nacimiento — «Venimos a adorarle».
vuelven a estar referidos a Jesús en la pasión: «Se levantó — «Al ver la estrella se llenaron de alegría».
José, tomó al niño y a su madre...» (Mt 2,14); «José lo — «Vieron al niño con María, su madre».
tomó, lo envolvió en una sábana de lino limpia...»; «Enton-
— «Postrándose, le adoraron».
ces Pilato tomó a Jesús...» (Jn 19,1);
— «Abrieron sus tesoros».
— en los relatos sobre la sepultura de Jesús y sobre — «Le ofrecieron dones...»
algunas de las apariciones a las mujeres, hay un contexto de
nacimiento: aparecen una «María» y un «José» (cf. Mt 27,57- Dejar un rato de silencio para que cada cual pueda iden-
61); unos lienzos evocan los pañales de Belén (Mt 27,59); tificarse con esos personajes, que son el símbolo de tantos
las mujeres, después de su encuentro con el ángel, van aprisa, hombres y mujeres que, en cualquier parte del mundo, se
como María en la Visitación (cf. Mt 28,8)...; preguntan, buscan y caminan incansables; y también de la
fidelidad de tantos creyentes a lo que Dios les indica; de la
— en los iconos de la Natividad, el niño descansa, no contemplación, la adoración y la entrega generosa de todo
en un pesebre, sino en un sarcófago, y está envuelto en cuanto se es y se tiene...

— 116 — — 117 —
Compartir después la expresión que más haya impresio-
nado a cada uno, y terminar con un cántico, con el texto 9
convertido en oración o con el himno de Epifanía: Aprender la sabiduría de Nazaret
«Reyes que venís por ella,
no busquéis la estrella ya
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas...»

A) PÓRTICO DE ENTRADA
Todo el evangelio está presente «en estado de germen» en
Nazaret. «La vida de Jesús— dice P. Sánchez Ramos— es
como una sinfonía en dos tiempos: un tiempo largo, que es
Nazaret, y otro breve, que es la etapa itinerante. Pero la
'melodía dominante» se encuentra en los dos tiempos, aunque
el 'colorido musical' sea distinto; porque lo que Jesús anuncia
en su vida itinerante es la experiencia acumulada en los años
silenciosos y testimoniales de su vida oculta».
Nazaret es el «ambiente ecológico» en que crece Jesús,
y a ese lugar teológico volvemos siempre los cristianos como
a la casa materna a la que uno va a reponerse y convalecer,
a desidentificarse de las formas de poder, riqueza y sufi-
ciencia, a reencontrar el gusto por lo sencillo, a recobrar la
interioridad y los valores del Evangelio, a renacer en «la
matriz de las bienaventuranzas»...
En Nazaret podemos «recuperar» a María, porque allí
la encontramos sin pedestal ni hornacina, sino calzada con
sandalias, recorriendo cada día el camino hacia la fuente,
guardando en su corazón el rostro, las palabras, los gestos
de su hijo.
Nazaret es el lugar de la nueva sabiduría; esa sabiduría
en la que, según Lucas, iba creciendo Jesús, además de crecer
en estatura y en gracia (Le 2,52).

— 118 — — 119 —
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN dentro, cerca, arriba, más..., porque los que tienen pre-
ferencia en el corazón de Dios son los hambrientos y hu-
1. Nicodemo puede ser el icono evangélico que te introduzca mildes, que a los ojos del mundo son los de fuera, lejos,
en la oración de hoy. Jesús le había dicho: abajo, menos...
«'En verdad, en verdad te digo: el que no nazca * Acércate a Nazaret a aprender j u n t o a Jesús ese len-
de lo alto no puede ver el Reino de Dios'. Ni- guaje que encierra toda la novedad del Reino. Pídele a
codemo contestó: '¿Cómo puede uno nacer María que «te ponga con Jesús», que te enseñe a mirar y
siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez calificar así la realidad.
en el seno de su madre y nacer de nuevo?'...» Recorre tus lugares de relación, mira desde esta pers-
(Jn 3,3- 4). pectiva de «revolución de adverbios» a las personas con
Nicodemo expresa todos los escepticismos y reticencias las que convives o trabajas. Pide des-aprender tu viejo len-
de nuestro «hombre viejo» que no cree posible vivir de adulto guaje «mundano» y ser recibido en la novedad del lenguaje
esas actitudes que el Evangelio llama «hacerse como niños»: evangélico.
confiar, abandonarse, ser sencillo, tener capacidad de asom-
bro, saberse querido y cuidado por Alguien mayor, seguridad 3. «María conservaba todas estas cosas, meditán-
de estar en buenas manos... dolas en su corazón» (Le 1,66; 2,19). Ya hemos visto
cómo esta expresión hay que entenderla como un trabajo que
* Acércate a Nazaret a reencontrar esa manera madura María realiza en el «laboratorio» de su corazón para unificar
de ser niño. Pide a María, sobre la que descansa el Espíritu, lo que conoce por la Palabra y la realidad que va aconteciendo
que te ayude en ese nuevo nacimiento, en esa nueva ma- ante sus ojos y que aparentemente no coincide con lo que el
nera de mirar, pensar, juzgar, sentir, actuar... que es la de ángel le había anunciado:
su hijo, al que ella vio allí crecer y llenarse de gracia.
«será grande»;
2. Es en la infancia donde se aprende el lenguaje, y en ella «Dios le dará el trono de David su padre...»;
aprendió Jesús a manejar «según Dios» los adverbios que «reinará sobre la casa de Jacob por los siglos,
resumen gran parte de las paradojas del Evangelio: los que y su reino no tendrá fin»... (Le 1,32-33).
creen estar lejos (publícanos, pecadores, gente ignorante...) Tanto las circunstancias del nacimiento de su hijo como
son los que para Jesús están cerca; los que a los ojos de todos la manera de transcurrir la infancia y la juventud de éste en
estaban fuera (de la ley, de la Alianza, del Reino...) para él la oscuridad de Nazaret parecían contradecir las promesas
están dentro; los que parecían ser menos (los pobres, los mesiánicas, y María necesita hacer ese trabajo creyente de
niños, los débiles...) para él son los más, los mayores, los unificación, de mirada más allá de las apariencias, de con-
importantes; los que se creían arriba (fariseos, saduceos, ciliación de lo que escuchaba con lo que veía, de la Palabra
escribas, sacerdotes...) resultan estar mucho más abajo que con la vida cotidiana...
los que ocupaban los últimos lugares de la escala social y
* Acércate a Nazaret para aprender a ser creyente así.
religiosa...
Siéntate j u n t o a María y habla con ella de las dificultades
Su madre había comenzado en el Magníficat a mirar y de tu fe, de tus oscuridades y tus dudas. Pídele que haga
hablar así: los soberbios, poderosos y ricos no son los de tu corazón parecido al suyo, que te contagie su capacidad

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de ir y venir de la realidad a la Palabra, y de la Palabra a la su familia; visité a Rubén, un comerciante de maderas que
realidad, para que tu vida se vaya unificando. Cuéntale lo había conocido a José, y charlé con algunos otros: era gente
que ya vas aprendiendo de la gente sencilla y del Evan- hosca, marcada por muchos años de resistencia.
gelio... Cené dátiles y nueces con vino de Galilea en casa de
unos parientes de María que me brindaron hospitalidad, y la
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA sobremesa, a la luz de un candil de aceite, se prolongó hasta
bien entrada la noche. Me llevaron a la casa donde ella había
vivido y a la otra, muy cercana, adonde se trasladó a vivir
1. Si Lucas nos hablara de Nazaret...
al casarse con José y donde transcurrieron la infancia y la
«Cuando Jesús era niño y jugaba haciendo pajaritos de barro, juventud de Jesús.
soplaba sobre ellos, y volaban... Y María su madre, de pe-
queña, comía de manos de los ángeles, y su rostro resplan- Al día siguiente, emprendí de nuevo el camino hacia
decía como el sol»... Jerusalén; pero, antes de abandonar Nazaret, me detuve de
Por las comunidades habían empezado a circular his- nuevo junto a la fuente. Amanecía un día como cualquier
torias como ésta, llenas de milagros y sucesos portentosos otro: un pastor me saludó con su áspero acento galileo; una
que me dejaban perplejo y lleno de preguntas. No era eso lo mujer se afanaba cavando su huerto; el pueblo despertaba a
que yo había escuchado, más con el corazón que con los su vida cotidiana, sin portentos ni milagros...
oídos, en las narraciones, tan sobrias, de María, y por eso Y aquella visión fue la zarza ardiente, que me reveló
me decidí a visitar Nazaret: necesitaba conocer con mis pro- algo del Dios que volvía a sorprenderme, que cuestionaba
pios ojos los lugares de los comienzos, y que fueran ellos mi manera de mirar y de juzgar, que me invitaba a entrar en
mismos los que me hablasen. el misterio de su elección: volcar su gracia sobre una mu-
El día en que emprendí el viaje a Galilea, sentía una chacha desconocida; hacer descansar sobre ella, como sobre
extraña impaciencia, mezclada con un profundo respeto. Pre- el Arca de la Alianza, la gloria de su Espíritu; elegir la sombra
sentía que, como Moisés, me estaba aproximando a una zarza de una aldea perdida como lugar silencioso de crecimiento
ardiente donde me esperaba la revelación del misterio de y maduración del que había venido a ser la luz del mundo.
nuestro Dios. Era consciente de que los galileos no tenían Ésa era la acción portentosa de Dios, su verdadero milagro,
buena fama: los romanos recelaban de su talante levantisco y sólo cabía responder como María lo había hecho: diciendo
e indómito y eran sospechosos para los judíos, porque se «Aquí estoy», «hágase», «mi alma proclama la grandeza del
mezclaban demasiado con los paganos. Pero había sido pre- Señor».
cisamente allí donde había empezado todo.
Atravesé Samaría y, cuando llegué a Nazaret, me de- 2. Volver a Nazaret
cepcionó su insignificancia: un puñado de casas medio ex-
cavadas en la falda de una colina rodeada de montes que, Leo en los periódicos noticias de apariciones, imágenes que
desde el Líbano, descienden hasta la llanura de Esdrelón. Me lloran lágrimas de sangre, gente que habla de curaciones
acerqué a beber en la única fuente del pueblo y contemplé milagrosas o de visiones y mensajes celestiales...
cómo algunas mujeres se inclinaban para llenar sus cántaros Suelo ser muy escéptica ante todo ello, pero a veces
en el grueso caño de la fuente. Hablé con ellas, entré en el encuentro demasiado austera mi fe, y el silencio de Dios me
taller de Dimas, el curtidor, que se había bautizado con toda pesa como si fuera una ausencia.

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¿Por qué calla y parece esconderse? ¿Por qué no se «En Gabaón, YHWH se apareció a Salomón en
revela con mayor claridad? ¿Por qué permite que la vida sueños por la noche y le dijo: 'Pídeme lo que
diaria sea tan oscura y que sea tan difícil rastrear en ella los quieras que te dé'. Salomón dijo: 'Concede a
signos de su presencia? ¿Por qué es tan lento el crecimiento tu siervo un corazón que escuche para juzgar
humano y tan pesadas las leyes de la maduración? a tu pueblo, para discernir entre el bien y el
mal...' Le dijo Dios: 'Porque has pedido esto,
Sólo volver a Nazaret sosiega mis preguntas y me pro- porque, en vez de pedir larga vida, riquezas o
porciona un lugar de descanso para mis inquietudes. Acudo la muerte de tus enemigos, has pedido discer-
allí para curar mis fiebres de eficacia, para acallar mis ten- nimiento para saber juzgar, cumplo tu ruego y
taciones de dominar el tiempo, para soportar la monotonía te doy un corazón sabio e inteligente como no
del trabajo diario y la impresión de que en el mundo no lo hubo antes de ti ni lo habrá después'» (1 Re
avanza lo bueno ni la realidad da noticia del Dios vivo. 3,5-12).
Releo el final del capítulo segundo de Lucas:
La Sabiduría es como una novia a la que se ronda y se busca:
«Bajó con ellos a Nazaret y les estaba sujeto.
Su madre guardaba todas estas cosas «La quise y la rondé desde muchacho
en su corazón. y la pretendí como esposa, enamorado de su
Y el niño crecía en edad, en sabiduría hermosura.
y en gracia Por eso decidí unir nuestras vidas,
delante de Dios y de los hombres». seguro de que sería mi consejera en la dicha,
mi alivio en la pesadumbre y en la tristeza...»
Son palabras que me recuerdan que el crecimiento del
(Sab 8,2.9).
Reino está escondido; que el silencio y la pobreza son tesoros
ocultos; que las cosas de Dios se conocen desde el corazón; «Dichoso aquel que piensa en la Sabiduría
que su Hijo se acostumbró a ser hombre en la oscuridad de y pretende la Prudencia,
lo cotidiano, desde el trabajo anónimo en una aldea perdida. el que presta atención a sus caminos
Y entonces ya no necesito lo maravilloso, porque caigo y se fija en sus sendas;
en la cuenta de que vivo sumergida en ello, y dejo de reclamar sale tras ella a espiarla
milagros ante ese Milagro que nuestra historia alberga en sus y acecha junto a su portal,
entrañas: Dios tiene el nombre de Emmanuel; Dios se llama mira por sus ventanas
Jesús y ha querido plantar su tienda en medio de nosotros. y escucha a su puerta,
acampa junto a su casa
y clava sus estacas junto a su pared,
3. Rondando la sabiduría
pone su tienda junto a ella
El interés por la sabiduría recorre toda la Escritura y es uno y se acomoda como buen vecino,
de los temas de reflexión al que se vuelve una y otra vez, pone nido en su ramaje
tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: y mora entre su fronda,
se protege del bochorno a su sombra
Es el don que el Señor concede a Salomón: y habita en su morada» (Eclo 14,20-27).

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En Job 28 asistimos a un desvelamiento progresivo Desde el sillón: Desde la sillita:
de dónde encontrarla: después de la descripción de RIQUEZA: POBREZA:
los vv 1-11, surge la pregunta: Abundancia de cosas preciosas, de Necesidad, estrechez, carencia de
cualidades o atributos excelentes. lo necesario para el sustento de la
«Pero la Sabiduría, ¿de dónde viene?, vida. Falta, escasez.
¿cuál es la sede de la prudencia?» (v. 12), PODERÍO: SERVIR:
Facultad de hacer o impedir una Estar al servicio de otro. Estar su-
y se va recorriendo una serie de lugares donde no se la cosa. Hacienda, bienes y riqueza. jeto a otro por cualquier motivo,
encuentra. Poder, dominio, señorío, imperio. aunque sea voluntariamente, ha-
ciendo lo que él quiere o dispone.
«Sólo Dios sabe su camino,
TRIUNFO: HUMILDAD:
sólo él conoce su yacimiento» (v. 23), Victoria, acción de triunfar. Éxito Virtud cristiana que consiste en el
es la conclusión final (cf. también, Pr 1,13-26 y 8,22-36). feliz en un empeño dificultoso. conocimiento de nuestra bajeza y
miseria y en obrar conforme a él.
Lucas pone en boca de Jesús esta afirmación: «aquí PRESUMIR: SENCILLEZ:
está uno que es mayor que Salomón» (Le Vanagloriarse, tener alto concepto Cualidad de carecer de ostentación.
de sí mismo.
11,32). Se trata de una nueva sabiduría, de la que Pablo
PALABRA: PALABRA DE D I O S :
vuelve a hablar: Sonido o conjunto de sonidos arti- El Evangelio, la Escritura, lo que
«Los judíos piden señales, y los griegos buscan culados que expresan una idea. Ha Dios dice y encontramos en la Bi-
formado muchas expresiones: pa- blia.
sabiduría; pero nosotros predicamos a un Cris- labras al aire, palabra de honor, pa-
to crucificado, escándalo para los judíos, ne- labra de rey, palabra ociosa...
cedad para los gentiles, mas para los llamados,
lo mismo judíos que gentiles, fuerza de Dios y
Sabiduría de Dios» (1 Cor 1,22-24). Después de volver los lectores a su sitio y guardar un
rato de silencio, cada uno va diciendo frases del evangelio
Los capítulos 1-2 de la Primera Carta a los Corintios o peticiones en la línea de lo que la celebración le ha sugerido.
ofrecen una larga reflexión sobre esa sabiduría de Dios, «al- Al final se leen las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12).
ternativa» a los saberes humanos, que nos es concedida en
Jesús.

D) CELEBRAR LO VIVIDO

En el centro de la sala se pone un sillón y, junto a él, una


sillita de enea1. Dos lectores, desde el sillón y la sillita, van
leyendo estas definiciones de diccionario:

1. Cf. M. CUERVO y J. DIÉGUEZ, Nuevos símbolos para orar (Madrid


1988).

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humana. Y precisamente ahí ve «los cielos abiertos», es decir,
10 toma conciencia de que entre él y su Padre fluye una co-
municación ininterrumpida y única, y se sabe invadido y
Contemplar a Jesús conducido por el Espíritu de ese Dios, al que puede llamar
para conocerlo internamente familiar e íntimamente: «¡Abbá!»
Los textos sobre las tentaciones (Mt 4,1-11; Me 1,12-
13; Le 4,1-13) son una consecuencia de esto. «Ahí está el
secreto de la fuerza que emanaba de él», parecen decirnos
los evangelistas: «por eso le encontráis aquí, como lo veréis
en el resto de su vida, tan aferrado, tan adherido afectiva-
mente a lo que va descubriendo como el querer de su Padre,
que es la vida de todos nosotros. Él no ha venido a preo-
cuparse de su propio pan, sino de que comamos todos. No
ha venido a que le lleven en volandas los ángeles, a acaparar
fama y 'hacerse un nombre' (cf. Gn 11,4), sino a dar a
A) PÓRTICO DE ENTRADA conocer el nombre del Padre y a llevarnos a nosotros sobre
Hay dos escenas en los evangelios que son como el preludio sus hombros, como lleva un pastor a la oveja que ha perdido.
y el marco de lo que va a ser toda la vida pública de Jesús: No a poseer, dominar y ser el centro, sino a servir y dar la
el bautismo y las tentaciones. Podemos leerlas oyendo la vida».
misma «banda sonora», la misma melodía que escuchábamos
en la etapa oculta de su vida. Y lo que se nos invita a descubrir B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
en ellas es el manantial de donde brotan las actitudes, los
gestos, las palabras que van a acompañar su vida itinerante. La oración de este día (o de estos días) podría ser una pro-
Los narradores del bautismo (Mt 3,13-17; Me 1,9-11; longación de la que se proponía en el cap. 7: «Tocar el Verbo
Le 3,21-22) intentan que sintamos cómo Jesús, envuelto en de la Vida» y tratar de entrar en relación orante con Jesús a
la ternura de su Padre, oye una afirmación emocionada como través de algunos de sus encuentros con hombres, mujeres,
la que cualquier padre o madre de la tierra harían de un hijo enfermos, gente perdida.. .Son iconos que no retienen nuestra
suyo: «Hijo mío, ¡cuánto te quiero! Tengo volcado en ti todo mirada, sino que nos invitan a dirigirla a los ojos y al co-
mi amor y mi alegría. Te llevo en la niña de mis ojos y en razón, a la boca y a los oídos, a las manos y pies de Aquel
mi corazón. Todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío...» que se acercó a ellos y transformó sus vidas.
Lo mismo que en Belén fue necesario que los ángeles
«señalaran» en dirección al signo de un niño envuelto en 1. Lee Me 1,29-31: al comienzo de la escena, vemos a una
pañales y acostado en un pesebre, ahora hace falta una voz mujer postrada, separada, poseída por la fiebre. Al final, esa
que resuene por encima de este hombre, puesto, como uno misma mujer, ya curada, está integrada en la comunidad y
de tantos, en la fila de los pecadores y esperando ser bautizado sirviendo a los demás, es decir, en ese lugar al que remite
por Juan. Pero eso «es cosa del Padre»; «lo de Jesús» es siempre Jesús a los que le siguen, porque ahí «se tiene parte
hacerse «en todo semejante a nosotros», hundirse en la masa con él» (cf. Jn 13,8). En el centro del texto está la clave de

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la transformación: « J e s ú s se a c e r c ó y , t o m á n d o l a d e discípulo, a un seguidor. Para esa mirada nadie está senten-
la m a n o , la l e v a n t ó » . ciado ni calificado definitivamente, sino que tiene el futuro
* Contempla esa mano tendida de Jesús. Es su primer por delante. «Sigúeme», le dice; y «él se levantó y lo siguió».
gesto silencioso en el evangelio de Marcos, y en él se evoca Mateo se ha sentido mirado por primera vez de otra manera:
como en esbozo t o d o lo que ha venido a ser para la hu- alguien cree en él y lo llama, y por eso se convierte en alguien
manidad caída: una mano tendida que nos agarra para sa- dinámico que deja atrás su pasado, asume el protagonismo
carnos de nuestra postración, para librarnos de nuestras de su propia vida y se pone en marcha detrás del que fue
fiebres, para conducirnos hacia el servicio de sus hermanos capaz de mirarle así.
más pequeños. «Había en él una fuerza para sanar...» * Contempla la mirada de Jesús sobre Mateo y siente
(Le 5,17). que tú eres Mateo. Déjate mirar por unos ojos que ven en
Entra en el ámbito de esa fuerza, déjate levantar por ti mucho más adentro de lo que ven los demás y de lo que
esa mano, agradece la fuerza y la liberación que te llegan tú ves de ti mismo. No se fija en tus defectos ni en tus
a través de ella. Pregúntate por el potencial que hay en las incapacidades; no le preocupa lo que ya eres, sino que ve
tuyas: ¿cómo fluye?, ¿hacia quiénes?, ¿retienen o entre- en ti todas las posibilidades escondidas que él mismo ha
gan?, ¿hunden o levantan?... puesto en ti y que quizá tú desconoces. Fíate más de sus
ojos que de los tuyos; cree que su mirada y su llamada
2. Lee en Mt 8,1-4 la curación del leproso. Toda la fuerza pueden hacer de ti un discípulo. Pídele que te enseñe a
del texto está en el contraste entre, por una parte, el horror mirar así a los demás, que te haga como é l , incapaz de
y el deseo de huida que produce la lepra y, por otra, la sentenciar a nadie, de condenar a nadie, de pensar de nadie
aproximación de la mano de Jesús hasta tocar a aquel hombre que no es capaz de cambiar...
y limpiarlo.
4. En Le 19,1-10 encontramos el icono de Zaqueo.
* Contempla esas manos de Jesús que no temen entrar
en contacto con la suciedad, la p o d r e d u m b r e , la miseria * Lee despacio la escena sintiéndote dentro de ella:
humana...: t o d o aquello a lo que nosotros tenemos horror. también tú acaparas muchas «riquezas injustas»: lo que
Siente que su mano está tendida también hacia ti y que sabes, puedes, tienes...; también tú quieres saber quién
desea transformarte en alguien l i m p i o , sano y libre. Déjate es Jesús; también tú eres «pequeño de estatura» para poder
tocar por ella y pídele que te permita caminar a su lado verle, y muchos tipos de «multitudes» te lo están impi-
para acercarte con él a tantos hombres y mujeres que son d i e n d o ; también tú estás tratando de poner algún medio
los «leprosos» de hoy y a los que él sigue queriendo tocar, para verle.
bendecir, curar, devolver la dignidad.
«Jesús, llegando a aquel sitio, alzó la vista...»
3. Lee Mt 9,9: el sujeto del primer verbo es Jesús: «vio a un Antes de que os dijera a Zaqueo y a t i : «Baja p r o n t o ,
hombre llamado Mateo». Ese hombre está pasivo, «sentado que quiero hospedarme en tu casa», su mirada os ha ha-
en el despacho de impuestos», atrapado por su condición de blado de acogida incondicional, de su deseo de encon-
recaudador, atado a una profesión que le hace despreciable trarse con él y contigo, de la alegría que le da su presencia
a los ojos de todos. Pero los ojos de Jesús han sabido ver y la tuya, de las expectativas de amistad que tiene sobre él
más allá de las apariencias: han visto en el publicano a un y sobre t i .

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En su mirada no hay, en ese primer m o m e n t o , ni exi- «No necesitan médico los sanos, sino los que
gencia, ni corrección, ni siquiera llamada a la conversión; están enfermos. No he venido a llamar a con-
tan sólo hay una oferta de perdón gratuito y una llamada versión a los justos, sino a los pecadores» (Le
a entrar en otro nivel de relación. 5,32).
Deja que fluyan en ti el agradecimiento, la alegría de «Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz» (Le 8,48).
ser mirado así, de recibir esa llamada a una mayor intimi-
«Tus pecados te quedan perdonados» (Le 5,23).
dad. Sé consciente de que la transformación de Zaqueo,
su conversión a la justicia y la generosidad nacieron de ahí. «Alegraos conmigo, porque he encontrado la
Ponte delante de Jesús con «todos tus bienes» y dile qué oveja que se me había perdido» (Le 15,6).
quieres hacer con ellos. Escucha como pronunciadas para
«Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (Le
ti las palabras de Jesús:
19,8).
«El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar
lo que estaba perdido...» 6. Recordando de nuevo la expresión de Mons. Angelelli, a
Jesús lo encontramos siempre con un oído puesto en el Padre
y otro en la gente:
5. Entre todas las palabras que pronunciaron los labios de
Jesús, vamos a escuchar algunas que giran en torno a dos «De madrugada, muy oscuro todavía, se levan-
temas que parecen contradictorios y no lo son: el ánimo y tó. Salió y se fue a un lugar solitario, y allí es-
la exigencia. Están tomadas del evangelio de san Lucas (en tuvo orando» (Me 1,35).
algún rato de lectura podrías ir buscando las de otro evan-
* Revive internamente la escena, trata de visualizarla
gelista):
en todos sus detalles. Tú también estás ahí en esa madru-
* Ponte delante de Jesús, consciente de que necesitas gada, inmerso en la oscuridad que aún envuelve las casas
sus palabras de consuelo y de aliento, y trae contigo a la de Cafarnaún. Tu mirada apenas distingue la sombra de
oración a tanta gente abatida, desalentada, desesperan- Jesús, que sale silenciosamente de una de esas casas; pero
zada, herida... Escucha con el corazón unas palabras que tus oídos atentos escuchan el leve rumor de sus pisadas.
nacen de la misión que el Padre ha confiado a su Hijo y Vas detrás de él calladamente hasta el lugar en que va a
que el Segundo Isaías expresa así: ponerse a orar. Contempla su actitud, su postura; trata de
intuir qué palabras del Padre está escuchando: «Tú eres
«Consolad, consolad a mi pueblo, mi hijo amado, en ti tengo puesta toda mi complacencia...»
dice vuestro Dios...» Escúchalas c o m o dirigidas también a ti ya cada uno de tus
«El Señor me ha dado una lengua de discípulo hermanos.
para que haga saber al cansado
una palabra alentadora» (Is 40,1; 50,4). 7. Hablar de los pies de Jesús es hablar de su camino y de
su búsqueda, de su cansancio y de su decisión de llegar hasta
«No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro el final. Se detuvieron junto al pozo de Siquem para esperar
Padre le ha parecido bien daros el Reino» (Le a la mujer samaritana (Jn 4,5), y a la salida de Jericó para
12,32). aguardar a Bartimeo (Me 10,46); le llevaron al Tabor en un

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momento de luminosidad y transfiguración, y a Jerusalén, a «En aquel momento, Jesús se llenó de alegría
pesar del peligro que allí le acechaba. Una mujer los ungió en el Espíritu Santo y dijo: T e bendigo, Padre,
con perfume (Le 7,36-50); dos de ellas, María Magdalena Señor del cielo y de la tierra, porque has ocul-
y la otra María, cuando él les salió al encuentro en la maña- tado estas cosas a los sabios y entendidos y se
na de la resurrección, «se asieron a sus pies y lo adoraron» las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre,
(Mt 28,9). eso es lo que te ha parecido bien...'»
* Acércate también tú a contemplar los pies de Jesús
* Acércate a Jesús, que quiere comunicarte que la
y a bendecirlos, a abrazarlos y a ungirlos. Trae contigo t o d o
fuente de su alegría consiste para él en coincidir con el
tu agradecimiento por las veces que han salido en tu busca
Padre en su preferencia por los pequeños. Pídele que te
hasta encontrarte, porque te han esperado en las encru-
dé parte con él en esa «afinidad» que es el secreto de su
cijadas de tus caminos, porque han marchado delante de
gozo y que puede serlo también del tuyo...
ti cuando no sabías por d ó n d e ibas, detrás de ti para de-
fenderte del peligro, j u n t o a ti cuando te creías solo...
9. En el Magníficat, después de sentirse mirada por Dios,
Da gracias al Padre por este caminante infatigable que también María contempla el mundo con los ojos de Dios y
nos ha regalado en su Hijo. Habíale de tu deseo de recorrer descubre, por debajo de las apariencias, cuál es el fondo de
sus mismos caminos y de no cansarte de estar, como él, la realidad y el sentido de la historia humana. Y es su mirada
lavando los pies de los que están más agotados. contemplativa la que le revela hacia dónde se inclinan el
corazón y las preferencias de ese Dios que nunca es imparcial.
8. El término corazón es una de esas palabras que hacen * Acércate a María y pídele que ella, que conoció me-
referencia a la totalidad de la persona, a su centro original e jor que nadie a Jesús, te contagie su manera de mirar y de
íntimo, allí donde se configuran sus comportamientos. Po- proclamar:
demos conocer el corazón de alguien a través de dos de sus
emociones básicas: la compasión y la alegría. En Me 6,34 «A los hambrientos los colma de bienes...,
leemos: enaltece a los humildes...,
se acuerda de su misericordia...»
«Al desembarcar, vio a mucha gente y sintió
compasión de ellos, porque estaban como ove-
jas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
largamente».
1. Se llama Jesús
* Mézclate con aquella gente, siéntete envuelto en la
mirada cargada de ternura y de acogida de Jesús. No te «Dios ha venido a casa, desdiciéndose de su gloria.
hace ningún reproche, no te señala nada negativo, no te Ha pedido permiso
exige que hagas esto o lo otro.. . Tan sólo te m i r a y te acepta
al vientre de una niña sacudida por un decreto del César
tal como eres. Respira h o n d o y déjate invadir por la paz
y se ha hecho uno de nosotros:
de esa acogida incondicional. Da después un paseo tratan-
un palestino de tantos en su calle sin número,
do de mirar a la gente como lo haría Jesús. En M t 11,25-27
semiartesano de toscos quehaceres,
leemos:
que ve pasar los romanos y los vencejos,
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que muere, después, de mala muerte matada, con la loca carencia de vuestra vida repudiada
fuera de la Ciudad. como se espera el aliento para salir de la asfixia
Ya sé cuando ya la muerte se enroscaba al cuello
que hace mucho como una serpiente de preguntas.
que lo sabéis,
que os lo dicen, Se llama Jesús.
que lo sabéis fríamente, Se llama como nos llamaríamos
porque os lo han dicho con palabras frías... si fuéramos, de verdad, nosotros»
(P. CASALDÁLIGA).
Yo quiero que lo sepáis
de golpe,
2. La oración de Jesús
hoy, quizás
por primera vez, «A medida que leemos el Evangelio, nos encontramos cómo
absortos, desconcertados, libres de todo mito, Jesús al caminar, mientras amaba a los hermanos y los servía,
libres de tantas mezquinas libertades. 'levantaba los ojos al cielo'. Es un gesto que a nosotros nos
Quiero que os lo diga el Espíritu parece muy corriente, pero que en el mundo de Jesús es muy
¡como un hachazo en tronco vivo! extraño.
Quiero que lo sintáis como una oleada de sangre »Llega a él un pobre, un enfermo, un sordomudo, un
en el corazón de la rutina, ciego, un cojo..., y él lo toma en sus manos y, mientras le
en medio de esta carrera de ruedas entrechocadas. devuelve la vida, levanta los ojos al cielo. En ese instante,
Quiero que tropecéis con él cuando se encuentra con alguien que está destruido, entera-
como se tropieza con la puerta de Casa, mente perdido, que ha muerto, sus manos lo tocan y sus ojos
retornados de la guerra bajo la mirada se levantan al cielo.
y el beso impaciente del Padre. »Y cuando ha reunido a los hermanos en torno a estos
pequeños, llenándolos con la palabra del Evangelio y sen-
Quiero que Lo gritéis
tándolos a la mesa para darles el pan y curarles las heridas,
como un alarido de victoria por la guerra perdida, mientras lo hacía —dice el Evangelio—, levantaba los ojos
o como el alumbramiento sangrante de la esperanza al cielo.
en el lecho de vuestro tedio, noche adentro,
apagada toda ciencia. »Y es un gesto extraño, porque los judíos en su tiempo
Quiero que Lo encontréis, en un total abrazo, también rezaban mucho y se paraban a rezar en la calle, pero
Compañero, Amor, Respuesta. mirando hacia el Templo o con la mirada baja —se supone
que para levantar el corazón hacia arriba—; pero el gesto de
Podréis dudar de que haya venido a casa, Jesús consiste en mirar al Padre con las manos extendidas:
si esperáis que os muestre la patente de los prodigios, es la oración en medio de la vida. Es decir, que la oración
si queréis que os sancione la desidia de la vida. que aprendo de Jesús no consiste en ponerme a mirar pia-
Pero no podéis negar que se llama Jesús con patente de pobre. dosamente a mi corazón, sino que, mientras estoy sosteniendo
Y no podéis negarme que Lo estáis esperando a mis hermanos entre mis manos, partiéndoles el pan y cu-

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rándoles las heridas, en ese mismo momento dirijo mi mirada del amanecer, se levantó, salió y se retiró a un lugar solitario;
al Padre. Y no se sabe si abro las manos a los hermanos y allí estaba orando (Me 1,35). Era tal el peso del amor y
porque tengo puesta mi mirada en el Padre, o es que miro del dolor que sentía en sus entrañas, que ya no tenía a quién
al Padre porque tengo las manos puestas en los hermanos: confesárselo; le sobrepasaba, y por eso necesitaba marcharse,
es un único acontecimiento. pero no para dejar el camino, sino para retomarlo cuando
»Pero resulta que, si su existencia era una oración, o su amaneciera otra vez, marchar a otra aldea y continuar.
oración era su misma existencia, parecería entonces que no »La soledad no es una campana de cristal para escon-
tenía necesidad de salir fuera del camino para ir al desierto; derse; la soledad del Maestro está llena de aullidos humanos
y, sin embargo, el Evangelio nos descubre que Jesús no y diabólicos, de las terribles fuerzas del mal, de todos los
solamente oraba al caminar, y mientras caminaba y amaba dolores humanos, de sus angustias y esperanzas, y también
y servía levantando los ojos al cielo, sino que salía fuera del de la sonrisa de los niños, de la bondad de la suegra de Pedro
camino a la soledad. Esta palabra, 'soledad', casi tampoco que le había puesto la cena, del niño que había ofrecido su
sabemos qué es. Le hemos acompañado, perdidos entre los bocadillo de peces asados para la multitud. Todo aquello era
discípulos, y vamos a mirarle ahora de cerca, en este mo- el entramado de su soledad, y con aquello se iba él al desierto.
mento en que sale fuera del camino. El necesita el desierto» (M. LEGIDO).
»Estamos en Cafarnaúm, son las 9 de la tarde, está
cayendo la noche; él no ha descansado nada en todo el día D) CELEBRAR LO VIVIDO
—'no tenía tiempo ni para comer'—. Eran muchos los pro-
blemas, la jornada de Cafarnaúm había sido agotadora y, Puede hacerse un tiempo de oración compartida sobre el don
que supone para cada uno haber encontrado a Jesús, después
para colmo, al anochecer, todo el pueblo se había enterado
de haber leído en voz alta estos textos, haciendo una breve
de que aquella noche dormía allí; y entonces le llevaron al
pausa de silencio entre uno y otro:
cojo, a la vieja, al otro... Y entonces el problema ya no era
el cansancio —que lo tenía, y grande—, sino la angustia. «El Reino de los cielos es semejante a un tesoro
Ver a sus hermanos con tantos dolores, con tantas heridas, escondido en un campo que, al encontrarlo un
despojados y abatidos como ovejas sin pastor, hacía que sus hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría,
entrañas se conmovieran con tal intensidad, que necesitaba va, vende todo lo que tiene y compra aquel
marcharse a la soledad, necesitaba gritar '¡Abbá!', pero no campo» (Mt 13,44).
para él, sino en nombre de todos ellos. «Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a
»Salir fuera del camino era una necesidad imperiosa, causa de la gracia que os ha sido otorgada en
pero no para perderle de vista, sino para tomarle más entero Cristo Jesús, pues en él habéis sido enrique-
en las entrañas, para recoger todas las lágrimas, todas las cidos en todo, en toda palabra y en todo co-
esperanzas, todos los dolores, todas las noches, todos los nocimiento, en la medida en que se ha confir-
amaneceres de los pobres, y adentrarse después con ellos en mado en vosotros hasta el punto de que no os
el desierto. falta ningún don a los que aguardáis la mani-
festación de nuestro Señor Jesucristo. Él os
«Entonces, en aquella casa de Pedro donde durmió aque- confirmará hasta el final para que en el día de
lla noche, a la mañana siguiente, aún de noche, mucho antes nuestro Señor Jesucristo seáis irreprochables.

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Fiel es Dios, el que os llamó a la comunión
con su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro» (1 Cor 11
1,3-9). Caminar junto a Jesús
«Dios ha querido darnos a conocer cuál es la para hacer lo que él hizo
espléndida riqueza que significa ese secreto:
Cristo para vosotros, esperanza de gloria» (Col
1,27).
«Si el oro que perece se aquilata al fuego, vues-
tra fe, que es más preciosa, será aquilatada para
recibir alabanza, honor y gloria cuando se re-
vele Jesucristo. No lo habéis visto, y lo amáis;
sin verlo, creéis en él y os alegráis con gozo
indecible y glorioso...» (1 Pe 1,7-8).
A) PÓRTICO DE ENTRADA

En la meditación de la encarnación escuchábamos las palabras


que pronuncian las tres Personas divinas mirando el mundo:
«Hagamos redención». Resuena en ellas el eco de las que
el libro del Génesis pone en boca de Dios en el primer relato
de la creación: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen
y semejanza» (Gen 1,26). Jesús ha venido a hacer entre
nosotros una tarea de re-creación que desborda la primera.
Él es el «primogénito de toda la creación» (Col 1,16), y «el
que está en él es una nueva creación» (2 Cor 5,17). Ese es
el sentido que tiene su gesto en la curación del ciego de
nacimiento:
«Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me
untó los ojos, me lavé... y veo» (Jn 9,15).
En la aparición a María Magdalena hay también alusio-
nes al jardín del Génesis: la mujer evoca a la nueva Eva, y
Jesús resucitado es el nuevo Adán.
Pero estas claves de hacer redención y de hacer nueva
creación son como una luz blanca que podemos descomponer
en otros colores para comprender un poco mejor su contenido
y escuchar, a través del Evangelio, cómo Jesús dice de mu-

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chas maneras: «hagamos fraternidad», «hagamos libera-
ción», «hagamos esperanza»... «Tú te llamarás 'Cefas', que quiere decir 'pie-
«Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo» dra'» (Jn 1,42).
(Jn 5,17); cada uno de nosotros es llamado a tener parte con Podría contarnos todo el trabajo exigente de Jesús para
él en esa tarea: «somos colaboradores (synergoi) de Dios...», «tallar» la piedra resistente de sus criterios y de sus proyectos
afirma Pablo en 1 Cor 3,9. contrarios a los del Reino (Me 8,33); cómo soportó sus equi-
El objetivo de este día es contemplar a Jesús «haciendo vocaciones y sus miedos, su ambición y sus intervenciones
redención y creación» desde tres perspectivas diferentes: la precipitadas (Me 9,5; 10,15-40; 14,28-33); cómo no le retiró
fraternidad, la liberación y la esperanza. su perdón ni su amistad cuando se hundía en el abismo de
la desesperación por haberle traicionado (Le 22,61); cómo
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
le dio lo más grande que alguien puede dar a otro: tiempo
y espacio (cf. Sab 12,20) para cambiar, para dejarse modelar
1. «Hagamos fraternidad»: a través de ciertos iconos de y transformar, para ser capaz de acoger un nombre nuevo no
re-creación podemos descubrir algunos rasgos de la manera merecido, sino recibido por pura gratuidad:
concreta de «hacer fraternidad» que tenía Jesús: «Yo te digo que tú eres Pedro,
— Mateo y Zaqueo podrían contarnos cómo se sintie- y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia...»
ron mirados y envueltos en su aceptación incondicional, que (Mt 16,18).
apostaba por ellos y por su capacidad de cambio, más allá — Natanael (Jn 1,47), el centurión romano (Mt 8,10),
de su condición de alejados, instalados en la posesión de sus la cananea (Mt 15,28), la viuda pobre (Le 21,1-4), María
bienes y aparentemente herméticos a la conversión. de Betania (Le 10 42)... podrían contarnos su asombro al
— el paralítico que llevaron a su encuentro entre cuatro escuchar las palabras de simpatía admirada y de felicitación
(Mt 9,1-7) podría contarnos cómo fue recibido por Jesús: que pronunció Jesús a propósito de ellos, dirigiendo la mirada
«¡Animo, hijo, tus pecados te son perdonados!», como si, de los discípulos hacia ellos, que nunca pensaron ser signi-
al estar delante de Jesús, hubiera sentido que su presencia ficativos:
hacía desaparecer cualquier distancia, cualquier obstáculo,
«Aquí está un verdadero israelita en quien no
cualquier interferencia en la relación entre ambos, dejando
hay engaño».
paso a un fluido de afecto, de simpatía, de comunicación,
«Os aseguro que no he encontrado una fe tan
que «derretía» todo lo demás.
grande en todo Israel».
— Pedro podría contarnos cómo, en su primer encuen- «Mujer, ¡qué grande es tu fe!»
tro con el Maestro, se supo reconocido por su propio nombre, «Esta viuda pobre ha echado más que todos».
aceptado en la situación concreta de aquel momento de su «María ha escogido la mejor parte»...
vida:
— el paralítico de la piscina (Jn 5,1-18), el hombre
«Fijando su mirada en él, le dijo: de la mano paralizada (Mt 12,9-14), el hidrópico (Mt 14,
T ú eres Simón, el hijo de Juan...'», 1 -6), la mujer encorvada (Le 13,10-17)... podrían contarnos
a la vez que recibía la promesa de un nombre nuevo: cómo fue Jesús quien dio el primer paso hacia ellos: no le
habían pedido nada, nadie había intercedido por ellos; sen-
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cillamente, estaban en algún lugar al que llegó él, y suya fue — la mujer que tenía un flujo de sangre, cuando iba a ser
la iniciativa de hablar con ellos, de tocarlos, de sanarlos. descubierta y todos se iban a enterar de su condición
* Acércate a Jesús y pídele que te enseñe a hacer fra- de impureza y su atrevimiento al tocar a Jesús (Mt 9,20-
ternidad como é l : comunicando aceptación y acogida, qui- 22);
tando importancia a los defectos y errores de los otros, — Jairo, cuando ya le habían dado la noticia de que su hija
dándoles tiempo para cambiar y espacio para ser ellos mis- había muerto (Me 5,36);
mos, siendo capaz de ver y expresar lo bueno que tienen, — los discípulos, conscientes de sus limitaciones e incapa-
dando el primer paso en el acercamiento y en el perdón... cidades y llamados, sin embargo, a predicar y a expulsar
demonios sin llevar «nada para el camino: ni bastón,
2. «Hagamos liberación»: sabemos con agradecimiento que ni alforjas, ni pan, ni dinero...» (Le 12,3), yendo sólo
Jesús nos ha liberado de la ley, del pecado y de la muerte. «calzados con sandalias» (Me 6,9).
Y esa salvación puede traducirse en nuestra experiencia co- Jesús intenta ahuyentar sus miedos:
tidiana liberándonos de dos enemigos que nos amenazan: el
miedo y la ansiedad de poseer. «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro
Padre le ha parecido bien daros el Reino...» (Le
2.1. El miedo es una experiencia central de la vida hu- 12,32).
mana que nos hace tomar conciencia de ser criaturas frágiles
y amenazadas de muchas maneras por la muerte. Puede ser * Acércate a Jesús y p o n delante de él todos tus mie-
un camino que nos acerque a Dios, al hacernos reconocer su dos, incluidos aquellos que te resulta humillante recono-
misterio y nuestra necesidad de salvación; pero, sí nace de cer. Preséntale también los miedos de tantos hombres y
una falta de confianza, debilita nuestra fe y tiene efectos mujeres que viven angustiados y bloqueados por distintas
paralizantes. Por eso la expresión «no temas» aparece una y formas de m a l : el d o l o r , la persecución, la depresión, la
otra vez en labios de Jesús, acompañada de una invitación a vida amenazada... Pídele que aumente tu fe y tu confianza
la confianza. y la de ellos. Repite una y otra vez alguna de estas expre-
siones tomadas de los Salmos:
Podemos pedir a algunos hombres y mujeres del Evan-
gelio que nos cuenten cómo le oyeron decirles: «¡Animo! «Tú, Señor, eres mi luz y mi salvación:
¡No tengas miedo!», cuando se encontraban en situaciones ¿a quién temeré?
de extremo peligro o desgracia; y cómo él parecía asombrarse Tú, Señor, eres la defensa de mi vida:
de su temor, como si fuera algo imposible teniéndole a él a ¿quién me hará temblar?» (Sal 27,2).
su lado:
«Tú Señor eres mi guardián, tú eres mi sombra,
«¿Por qué estáis con tanto miedo?, estás a mi derecha.
¿cómo no tenéis fe»? (Me 4,40); Tú me guardas de todo mal
y salvas mi vida...» (Sal 121,5-6).
— los discípulos en medio del lago, zarandeados por la tem-
pestad y con las olas anegando la barca (Me 4,35-41); «Tú estás conmigo,
— Pedro en el momento de hundirse en el agua, cuando Dios y salvador mío.
caminaba hacia él sobre el mar (Mt 14,22-33); Estoy seguro y sin miedo

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porque tú eres mi fuerza y mi canción...» Imagina cómo te sentirías si te arriesgaras a dejar atrás
(Is 12,2). t o d o eso, pero no por vía de renuncia y sacrificio, sino,
como el hombre que encontró el tesoro (Mt 13,44), «a causa
Pregúntale cómo puede ser tu manera concreta de de la alegría» de saberte cuidado y protegido por el amor
liberar a otros de sus miedos. Aprende de él a comunicar del Padre... «Yo tengo otro alimento que vosotros no co-
con tu vida: «No temas», «Ten ánimo»... nocéis», decía Jesús (Jn 4,32); lo cual, dicho de otra manera,
sería: «Yo poseo un tesoro que me da seguridad: fiarme
2.2.La ansiedad de poseer es, en el fondo, otra forma de que mi Padre está c o n m i g o y cuida de mí...»
de miedo de la que necesitamos ser liberados. Poseer, acu-
Siéntete también parte del pecado de codicia insacia-
mular, guardar... son una forma de proteger y ocultar nuestro
ble del Norte , que está siendo la causa del empobreci-
propio desvalimiento. Pero Jesús pide de nosotros una con-
fianza capaz de renunciar a todas esas precauciones y se- miento del Sur; e imagina un m u n d o en el que el amor
guridades y una fe que se arriesgue a dejar el cuidado de solidario fuera más fuerte que la ambición de poseer.
nuestra vida en manos del Padre.
Acude a Francisco de Asís, a Juan de la Cruz, a Teresa
de Jesús, a «santos de hoy» q u e , como ellos, se atreven a
«No andéis preocupados pensando qué vais a «descalzarse»; acude a tanta gente como hoy vive «des-
comer para poder vivir, ni con qué vestido vais calza» (¡incluso materialmente!), y pide la experiencia go-
a cubrir vuestro cuerpo. Porque la vida es más zosa de dejarte liberar por Jesús de t o d o lo que te aprisiona.
importante que el alimento, y el cuerpo más
que el vestido...» (Le 12,22). Si te nace de dentro el símbolo, descálzate tú también
y haz que tus pies desnudos expresen tu deseo de libertad
«No andéis ansiosos, que vuestro Padre ya para ti mismo y para un m u n d o enfermo por la obsesión
sabe lo que necesitáis...» (Le 12,30). de tener...
«¿No se venden cinco gorriones por dos reales?
Pues bien, ninguno de ellos es olvidado ante 3. «Hagamos esperanza»: mucho más que cualquier dis-
Dios. No temáis: vosotros valéis más que todos curso sobre ella, son las imágenes y las comparaciones de
los gorriones» (Le 12,6). Jesús las que nos enseñan a darnos cuenta de que nuestras
propias medidas del tiempo, tan limitadas, no son las únicas
* Acércate a Jesús llevando sobre tus hombros la carga existentes. Sus parábolas nos ayudan a aprender los caminos
de todas tus posesiones, o de lo que desearías poseer por- de esa espera paciente y tenaz, de esa fidelidad que aguanta
que piensas que ello te daría seguridad, te afirmaría, te y permanece y que llamamos «esperanza».
protegería frente a los demás, te haría sentirte superior o
importante ante ti mismo o ante ellos... Trata de ir des- «La tierra da el fruto por sí misma: primero
prendiéndote de t o d o ese cargamento delante de é l : lo hierba, luego espiga, después trigo abundante
que tienes y sabes, tus títulos, tu miedo a carecer de algo, en la espiga. Y, cuando el fruto lo admite, en-
tu deseo de ser reconocido, tu búsqueda de relaciones seguida se mete la hoz, porque ha llegado la
que te afirmen... siega» (Me 4,28-29).

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El dueño del campo sembrado, aunque sólo al cosechar Ésa es nuestra situación presente: estar invitados al ban-
va a poseer definitivamente el trigo, se alegra cuando ve que quete de bodas del Rey. Tenemos ya en las manos la invi-
su campo ya verdea y que las espigas van madurando cargadas tación; aún no ha llegado el día, pero ya desde ahora nos
de fruto. preparamos y contamos los días que quedan para la fiesta.
A ese presentimiento de una cosecha que ya llega, pero A esa impaciencia gozosa con que aguardamos la fiesta
que aún no ha sido recogida, podemos llamarle esperanza. definitiva, podemos llamarle esperanza.
«La mujer, cuando va a dar a luz, se aflige por- «Sed como servidores que esperan a que su
que le ha llegado su hora; pero, cuando ha dado señor vuelva de la boda...» (Le 12,15).
a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto, por
la alegría de que ha nacido un hombre en el «¡Llega el novio! ¡Salid a su encuentro!»
mundo» (Jn 16,21). (Mt 25,6).

La mujer embarazada no tiene aún al hijo en sus brazos, Aquellos servidores y aquellas muchachas de las pará-
no puede aún acariciarlo ni besarlo, pero vive ya de la pro- bolas supieron soportar, vigilando en medio de la noche, la
mesa de su llegada. ausencia y el retraso del amo o del novio hasta que llegaran:
sabían que iban a «entrar con él en el banquete de boda» y
A esa anticipación de la alegría, que precede a otra forma que «con el delantal puesto» iba a servirles.
definitiva de presencia, podemos llamarle esperanza.
Esa lámpara que mantenemos encendida en las manos
«Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay y en el corazón y que ilumina nuestra espera en medio de la
polilla y herrumbre que corroen, ni ladrones noche es otra manera de nombrar a la esperanza.
que socaven y roben. Porque allí donde esté
* Acércate a Jesús con tus desánimos y cansancios,
tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mt
con la espera y el clamor de un m u n d o que «gime con
6,20-21).
dolores de parto aguardando la gloriosa libertad de los
Jesús recurre a una experiencia humana básica: la se- hijos...» (Rom 8,20-21). Pídele que te enseñe a soportar los
guridad que da poseer bienes, la sagacidad y el esfuerzo que ritmos del Reino, que no son rápidos, ni visibles, ni tan-
somos capaces de emplear para conseguir dinero y aumen- gibles, y no coinciden con tus leyes de la eficiencia.
tarlo. Y no lo condena, sino que nos invita a tener esas mismas
Pon ante él la mecha de tu lámpara que amenaza con
actitudes, pero «atesorando» en la moneda que circula en el
Reino. apagarse; pídele la paciencia humilde que te recuerda que
hay una semilla enterrada en la historia que crece por su
A ese espabilamiento ilusionado y tenaz que mantiene propio impulso y que un día germinará de un m o d o que
nuestro corazón puesto allí donde tenemos ese nuevo tesoro, está fuera del alcance de tus cálculos.
podemos llamarle esperanza.
Ofrece tus manos, con toda su pobreza, para colaborar
«El reino de los cielos se parece a un rey que con él en su tarea de «no quebrar la caña cascada ni apagar
celebró el banquete de bodas de su hijo y envió el pábilo vacilante» (cf. Is 42,3), sino de enderezar y alentar
a sus siervos a llamar a los invitados...» (Mt a los que están abatidos y dejarte sostener también por su
22,2). capacidad de resistencia.

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Ponte a la escucha, junto con toda la Iglesia, de Es inútil: en el brocal de una sed sin fondo, en la negrura
las palabras del Apocalipsis pronunciadas por el mismo de una noche sin esperanza, en el agujero podrido de un
Jesús: sepulcro, tres seres excluidos le están esperando. Su exis-
tencia misma es un clamor como el que llegó en otro tiempo
«Yo pondré mi morada en medio de vosotros, a los oídos de YHWH (EX 3,7); y ahora quien lo escucha es
y vosotros seréis mi pueblo, y yo, Dios-con- este Hijo del hombre que ha venido a buscar lo perdido.
vosotros, seré vuestro Dios. Yo mismo enjugaré La iniciativa del encuentro nace de él: «dame de beber»
las lágrimas de vuestros ojos, y ya no habrá (4,7); «puso el barro sobre los ojos del ciego» (9,6); «vol-
llanto, ni gritos, ni fatigas, porque el mundo vamos a Judea» (11,7)...; pero no parece tener prisa: em-
viejo ha pasado. Mirad que yo hago un mundo prende diálogos, entra en relación, se entretiene, juega con
nuevo» (cf. Ap 21,3-5). el tiempo, los va cercando y envolviendo en la seducción de
su palabra, va abriéndoles poco a poco a otras dimensiones
desconocidas: un agua viva a cambio de otra que quita la sed
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA (4,10); una visión que permite reconocer al Mesías (9,38);
una vida sobre la que la muerte no tiene ya la última palabra
(11,26).
1. Tres iconos de liberación en el evangelio de Juan Su manera de actuar provoca, asombra, escandaliza:
¿cómo se atreve a invalidar los lugares de culto (4,23), a
La samaritana (Jn 4,1-45); el ciego de nacimiento (Jn 9); jugar con el barro como Yahvé en la creación (9,6), a arran-
Lázaro (Jn 11). carle a la muerte su nombre siniestro y decir que sólo es un
sueño (11,11)?
En las tres narraciones, la figura de Jesús se recorta El recuerdo de los tiempos mesiánicos asalta las mentes
luminosamente sobre un fondo sombrío. En torno a él se de todos como una torrentera desbordada:
tejen sutiles redes de tradiciones estériles, de costumbres y
dogmas anquilosados: «un judío no puede entrar en relación «Hizo brotar para ellos agua de la roca...,
con una samaritana» (cf. Jn 4,9); «un hombre no debe hablar los condujo a manantiales de agua» (Is 48,21).
en público con una mujer» (4,27); «la ceguera es conse- Israel celebraba la voz de YHWH, que derretía los montes
cuencia del pecado» (9,2); «el que no guarda el sábado no y descuajaba los cedros del Líbano (Sal 29); pero lo que salta
puede venir de parte de Dios» (9,24); «a Dios se le adora en ahora por los aires son las fronteras, los prejuicios, los viejos
los templos» (4,20)... roles, mientras que situaciones y personas quedan al descu-
bierto.
La incomprensión y la falta de entendimiento de los
discípulos (4,27; 9,2; 11,13...) y la murmuración de los ju- Se está haciendo presente la nueva creación, y el agua,
díos («sabemos que ese hombre es pecador»: 9,24; «¿no podía la luz y la vida se convierten en criaturas nuevas bajo la
haber hecho que ese hombre no muriera?»: 11,38) son otros fuerza de otra Palabra.
hilos invisibles que tratan de sujetarlo, de tender barreras en Y esta Palabra está referida a Dios, acampada junto al
su paso de gigante que sale a correr su carrera. Padre:

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Su fuerza liberadora sigue pasando hoy junto a nuestros
«Si conocieras el don de Dios...» (4,10); «así pozos, cunetas y tumbas: ¡dichosos nosotros, si su paso nos
quiere el Padre que sean los que le adoran» arrastra detrás de él hacia la Pascua!
(4,23); «ni pecó él ni sus padres; es para que
se manifiesten en él las obras de Dios» (9,3); 2. En torno al concepto de «redención»
«Padre, yo sé que siempre me escuchas» (1,41);
«esta enfermedad es para la gloria de Dios» «Hablar de la redención es preguntarnos por la vida de Jesús
(11,4)... en cuanto fue conflictiva hasta el máximo. Si Jesús hubiera
muerto tranquilamente de un infarto a orillas del lago de
Pero es una Palabra dirigida también a los hombres, y Tiberiades, quizá no nos preguntaríamos por el valor redentor
ahora convoca a los tres personajes y los saca de sus egiptos, de su muerte, porque no veríamos en esa muerte la acumu-
de su fatalismo culpable, de la losa de su sepulcro; y ellos lación de toda la conflictividad inherente a cada vida humana
experimentan una pascua, son arrastrados por la propia Pas- y a cada vida justa. Es cierto que el simple hecho de tener
cua de Jesús, se convierten en seres nuevos, dejan atrás todo que morir encierra ya un cierto grado de conflictividad. Pero
ésta se encuentra como totalizada y acumulada en el 'tener
lo que era símbolo de su necesidad y de su muerte: el cántaro,
que morir', en el sentido en que Juan lo dice de Jesús (Jn
la sinagoga, las vendas...
19,7.14-16).
La samaritana, el ciego y Lázaro son ya primicias de la »Si la vida de Jesús fue una vida-hacia-la-muerte, nos
Resurrección, están experimentando su victoria: estaban en preguntamos por qué esa vida hacia la muerte es salvadora,
la mentira y han alcanzado el conocimiento, han desembo- como si se tratase de detectar un valor redentor en el dolor
cado en la fe; eran tres disidentes, arrinconados en la exclu- o en la conflictividad por sí mismos. Salvadora sólo lo es la
sión, y Jesús los ha integrado en un ámbito nuevo: el de la Resurrección como constitución del Hombre Nuevo y como
vinculación a él. sí irreversible de Dios a la Humanidad Nueva. Pero nos
preguntamos por qué la vida 'vaciada' y conflictiva de Jesús
Y, a través de todo ello, él se revela como Señor de la o su muerte son paso a la Resurrección.
vida, como vencedor de todas las negatividades de la exis- »Lo que descubrimos en esa vida-muerte es, simple-
tencia, de toda la sed, de todas las noches, de todas las mente, el acto de la total entrega de sí y de la total identi-
lágrimas. ficación con la condición humana: el acto de ser-para-los-
demás hecho ya en el 'ser de necesidades', el acto de la
El final del último relato —«desde aquel día decidieron Humanidad Nueva brotando desde el seno de la humanidad
darle muerte» (11,53)— nos alerta para que no olvidemos vieja.
cuál es el precio de tanta vida. El dador del agua viva es el »Y porque la vida-muerte de Jesús es tal acto de hu-
mismo que se hunde en el sequedal espantoso de la pasión; manidad nueva, es por lo que, si Dios está de parte de la
el que es la luz del mundo conoció el rechazo de las tinieblas; humanidad nueva, como precisamente se revelaba en la in-
el Viviente se adentró en el reino mismo de la muerte y timidad de Jesús con el Padre, parece que ha de acoger ne-
aprendió allí lo que significa dar la vida por aquellos a los cesariamente esa vida de Hombre nuevo. Y esto es lo que
que se ama. significa la Resurrección.

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»La acción redentora es, pues, el paso de la resurrección Se comparte alguna «instrucción» que se haya recibido
a través de la vida de Jesús, solidaria con el hombre y obe- en la oración de este día sobre cómo hacer fraternidad, li-
diente a Dios. beración y esperanza. Un lector dice para terminar:
»— La muerte de Cristo y toda su vida, en cuanto lleva «Podemos ir a proclamar que el Reino de los Cielos
a aquélla, es un acto de 'utopía humana' o del hombre nuevo está cerca: creemos que en Jesús la fraternidad es po-
que Jesús predicaba. Lo es por ser obediencia y por ser sible, podemos confiar en el Padre y contamos con el
solidaridad. Espíritu para sostener nuestra esperanza.
»— Como acto de hombre nuevo, es ya (gracias al Es- Nosotros lo hemos recibido gratuitamente: vamos a
píritu: Heb 9,14) un acto de Resucitado: reclama la Resu- anunciarlo gratuitamente».
rrección si es que Dios está de parte del hombre nuevo.
»— Esto es lo que, metafóricamente, podemos llamar
'grato a Dios', satisfaciente, objetivamente redentor. Pero
esto no elimina para nosotros la necesidad de la lucha por el
hombre nuevo. Lo único que hace es darle este sentido: ahora
no es lucha por lo absolutamente desconocido, cuya misma
posibilidad no se sabe si es real o no. Es una lucha que se
hace más bien en el contexto de Rom 8,31ss: 'Si Dios está
a favor nuestro, ¿quién contra nosotros?'» (J.I. GONZÁLEZ
FAUS).

D) CELEBRAR LO VIVIDO

Puede hacerse una celebración de envío a «hacer fraterni-


dad, liberación y esperanza», actualizando algunos ele-
mentos del texto de la misión de los discípulos (Mt 10,1-42).
La sala está ambientada con un par de sandalias en el
centro, como símbolo del envío y de la pobreza de medios
a que invita Jesús.
«Jesús, llamando a sus discípulos, les dio poder para
ir creando fraternidad, para liberar del miedo, para des-
pertar esperanza. Los nombres de los apóstoles eran...
[se va diciendo el nombre de cada uno de los partici-
pantes, y cada uno se pone de pie al oír su nombre y
dice 'Aquí estoy']. A éstos los envió Jesús después de
darles estas instrucciones...»

— 154 — — 155 —
y se la dio a Israel, su siervo,
12 y a Jacob, su amado.
Adherirse lúcidamente a la vida Después apareció sobre la tierra
verdadera y entre los hombres convivió.
Ella es el libro de los preceptos de Dios,
la Ley que subsiste eternamente.
Todos los que la retienen alcanzan la vida,
mas los que la abandonan, morirán.
Vuelve, Jacob, abrázala,
camina hacia el esplendor bajo su luz.
No des tu gloria a otro
ni tus privilegios a nación extranjera.
Felices somos, Israel,
pues lo que agrada al Señor se nos ha revelado»
A) PÓRTICO DE ENTRADA (Ba 3,9 - 4,4).

«Escucha Israel, los mandamientos de vida; Las palabras del Profeta Baruch nos recuerdan el día que
tiende el oído para conocer la prudencia. dedicamos a «aprender la sabiduría de Nazaret». Ahora vol-
¿Por qué, Israel, estás en país de enemigos, vemos a intentar lo mismo, pero en otro momento del proceso
has envejecido en un país extraño, de oración: ahora podemos creer que el conocimiento interno
te has contaminado con cadáveres, de Jesús que vamos teniendo y nuestros deseos de respuesta
contado entre los que bajan al seol? son suficientes para una vida de seguimiento.
¡Es que abandonaste la fuente de la sabiduría!
Si hubieses andado por el camino de Dios, Eso mismo debió de pasarles a los discípulos, y por eso
vivirías en paz eternamente. Jesús se encarga de irles educando también en la lucidez; les
Aprende dónde está la inteligencia, ayuda a sospechar de posibles equivocaciones a la hora de
para saber al mismo tiempo buscar el camino de la sabiduría; les pide que estén vigilantes
para no dejarse engañar por el enemigo; les va descubrien-
dónde está la longevidad y la vida,
do, cada vez más profundamente, cuáles son los caminos que
la luz de los ojos y la paz.
llevan a la verdadera vida...
Pero ¿quién ha encontrado su mansión,
quién ha entrado en sus tesoros...? [...] Es lo mismo que hace san Ignacio cuando propone al
¿Quién subió al cielo y la tomó? ejercitante el ejercicio de «Dos banderas»:
¿Quién la traerá al precio de oro puro?
No hay quien conozca su camino, Meditación de dos banderas, la una de Christo, summo
nadie imagina sus senderos. capitán y señor nuestro; la otra de Lucifer, mortal enemigo
Pero el que todo lo sabe la conoce, de nuestra humana natura.
con su inteligencia la escrutó [...]
Él encontró los caminos de la sabiduría La sólita oración preparatoria.

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El primer preámbulo es la historia: será aquí cómo Ch- por todo el mundo, esparciendo su sagrada doctrina por todos
risto llama y quiere a todos debajo de su bandera, y Lucifer, estados y condiciones de personas.
al contrario, debajo de la suya.
El tercero, considerar el sermón que Christo nuestro
El segundo, composición viendo el lugar; será aquí ver Señor hace a todos sus siervos y amigos, que a tal jornada
un gran campo de toda aquella región de Jerusalén, adonde envía, encomendándoles que a todos quieran ayudar en traer-
el summo capitán general de los buenos es Christo nuestro los, primero a summa pobreza spiritual y, si su divina ma-
Señor; otro campo en región de Babilonia, donde el caudillo jestad fuere servida y los quisiere elegir, no menos a la po-
de los enemigos es Lucifer. breza actual; segundo, a deseo de oprobios y menosprecios,
El tercero, demandar lo que quiero; y será aquí pedir porque destas dos cosas se sigue la humildad; de manera que
conoscimiento de los engaños del mal caudillo, y ayuda para sean tres escalones: el primero, pobreza contra riqueza; el
dellos me guardar; y conoscimiento de la vida verdadera que segundo, oprobio o menosprecio contra el honor mundano;
muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar. el tercero, humildad contra la soberbia; y destos tres escalones
induzgan a todas las otras virtudes.
El primer puncto es imaginar así como si se asentase el
caudillo de todos los enemigos en aquel gran campo de Ba- Un coloquio a nuestra Señora porque me alcance gracia
bilonia, como en una grande cáthedra de fuego y humo, en de su hijo y Señor, para que yo sea recibido debajo de su
figura horrible y espantosa. bandera, y primero en summa pobreza spiritual y, si su divina
majestad fuere servido y me quisiere elegir y rescibir, no
El segundo, considerar cómo hace llamamiento de in- menos en la pobreza actual; segundo, en pasar oprobios y
numerables demonios y cómo los esparce a los unos en tal injurias, por más en ellas le imitar, sólo que las pueda pasar
ciudad y a los otros en otra, y así por todo el mundo, no sin peccado de ninguna persona ni displacer de su divina
dejando provincias, lugares, estados ni personas algunas en majestad; y con esto una Ave María.
particular.
Segundo coloquio. Pedir otro tanto al Hijo, para que me
El tercero, considerar el sermón que les hace y cómo alcance del Padre; y con esto decir Anima Christi.
los amonesta para echar redes y cadenas; que primero hayan
de tentar de cobdicia de riquezas, como suele, ut in pluribus, Tercer coloquio. Pedir otro tanto al Padre, para que él
para que más fácilmente vengan a vano honor del mundo, y me lo conceda, y decir un Pater Noster (EE 136-147).
después a crescida soberbia; de manera que el primer escalón
sea de riquezas, el segundo de honor, el tercero de soberbia, B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
y destos tres escalones induce a todos los otros vicios.
1. Podemos escuchar de los discípulos sus recuerdos de cómo
Así por el contrario se ha de imaginar del summo y Jesús hizo con ellos ese trabajo de volverles lúcidos y sagaces,
verdadero capitán, que es Christo nuestro Señor. de avisarles de los caminos, al parecer inofensivos, que des-
El primer puncto es considerar cómo Christo nuestro vían del Reino. Están tomados de ese «manual para formación
Señor se pone en un gran campo de aquella región de Jeru- de discípulos» que es el evangelio de Marcos:
salén, en lugar humilde, hermoso y gracioso.
«Las preocupaciones del mundo, la seducción
El segundo, considerar cómo el Señor de todo el mundo de las riquezas y los demás deseos que invaden
escoge tantas personas, apóstoles, discípulos, etc., y los envía y ahogan la Palabra» (4,18-19).

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«No hay nada fuera del hombre que, entrando «Estad atentos y vigilad...Lo que os digo a vo-
en él, pueda hacerle impuro. Porque es de den- sotros lo digo a todos: ¡Velad!» (14,33.37).
tro del corazón de donde salen las intenciones
* Siéntate, mezclado con los discípulos, a los pies de
malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adul-
Jesús para escuchar de sus labios todas estas enseñanzas.
terios, avaricias, envidias...»(7,15.21).
Siente cómo va desenmascarando la seducción que ejercen
«Abrid los ojos y guardaos de la levadura de sobre ti el d i n e r o , los privilegios, el estar por encima de
los fariseos y de la levadura de Herodes» (8,15). otros, el aprecio, la buena fama... Quizá tengas la tentación
«¡Quítate de mi vista, Satanás!, porque tus pen- de creer que t o d o eso te permite vivir mejor y te asegura
samientos no son los de Dios, sino los de los la «vida verdadera». Pero Jesús, que «ha venido a darte
vida, y vida en abundancia» (Jn 10,10), sabe que por ahí no
hombres» (8,33).
vas a encontrarla, y por eso é l , que es tu pastor, te conduce
«Quien quiera salvar su vida la perderá; pero adonde él sabe que hay vida verdadera, «prados de hierba
quien pierda su vida por mí y por el evangelio fresca y manantiales de aguas tranquilas» (Sal 23). Y esos
la salvará» (8,35). lugares se llaman para é l : pobreza, servicio, humildad, des-
«Si alguno quiere ser el primero, que se haga preocupación por la propia fama...
el último de todos y el servidor de todos» (9,33).
Pídele la fe confiada que te haga fiarte más de su con-
«¡Qué difícil será que los que tienen riquezas ducción que de tus propios caminos. Pon delante de é l ,
entren en el Reino de los cielos...!» (10,23). como en otros momentos de oración:
«Sabéis que los que son tenidos como jefes de
— tus ojos, tentados de la avidez de poseer, juzgar, sa-
las naciones las gobiernan como señores ab-
ber..., so capa de buscar la «gloria de Dios»; tus ojos,
solutos, y sus grandes las oprimen con su po-
tan ciegos para descubrir esos caminos del Evangelio
der. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino
que te llevan «hacia los de abajo» y no «hacia los de
que el que quiera llegar a ser grande entre vo-
arriba», a «venir a menos» en vez de a «ir a más»...
sotros, sea vuestro servidor, y quien quiera ser
el primero entre vosotros, sea esclavo de todos. — tus labios, con los que querrías justificarte, defenderte,
Porque tampoco el Hijo del hombre ha venido hablar de ti m i s m o ; que pueden engañarte al creer
a ser servido, sino a servir y a dar su vida como que ya vives las preciosas palabras que pronuncias;
rescate por muchos» (10,42-45). — tus oídos, atentos para escuchar lo que tú mismo pien-
sas, lo que dicen de t i , lo que coincide con tus gustos,
«Guardaos de los escribas, que gustan pasear y muchas veces sordos a la confrontación, a la co-
con amplios ropajes, ser saludados en las pla- rrección, a la sugerencia de que quizá estés equivo-
zas, ocupar los primeros asientos en las sina- cado en algo o estés haciendo sufrir a otros...
gogas y los primeros puestos en los banque- — tus manos, tentadas de retener cosas, puestos, influen-
tes...» (12,38-40). cias, n o m b r e , prestigio..., so pretexto de servicio al
«Mirad que no os engañe nadie. Vendrán mu- Reino;
chos usurpando mi nombre y diciendo: 'Yo — tus pies, con su tendencia a escapar de los lugares de
soy', y engañarán a muchos» (13,5-6). intemperie, dolor o conflicto; tan ágiles para subir y

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trepar hacia el éxito y tan perezosos a la hora de Después de eso, haz un ejercicio de memoria y cons-
acercarse a los que están en las cunetas; ciencia:
— tu corazón, que se deja atrapar y engañar por tantos
subterfugios; que trata de endurecerse para no ser
— Date cuenta de todo lo que ya en tu vida (experien-
vulnerable y no dejar que le hieran; que quizá se va cias, historia personal, circunstancias, amistades....) está em-
acostumbrando a valorar, juzgar y preferir desde cri- pujándote y atrayéndote hacia la bandera de Jesús. Descubre
terios muy distintos de los de Jesús y te va configu- cómo estás siendo objeto de una operación de «acoso y de-
rando desde dentro según un estilo extraño al Evan- rribo», (de «seducción», diría Jeremías 20,7), de una estra-
gelio... tegia del Padre para llevarte por el camino de su Hijo. Re-
cuerda esas experiencias de «conciencia desdichada» que san
Así debía de sentirse Bartimeo (Me 10,46-52): era un Ignacio llama «desolación» y que te han hecho sentir insa-
mendigo, estaba ciego y, desde el borde del camino, sentía tisfacción, vacío y tristeza cuando recorrías caminos en di-
que Jesús, la vida verdadera, pasaba a su lado mientras él, rección contraria al Evangelio.
atrapado en sus tinieblas, ni siquiera podía verlo. Ponte a
gritar como él, una y otra vez: «¡Jesús, hijo de David, ten
— Recuerda también experiencias de vida verdadera:
compasión de mí!». No dejes que nada ni nadie sofoque
cuado te has sentido más feliz, más pleno y auténtico, como
tu grito. Escucha las palabras que te dicen de su parte:
si lo que estabas viviendo en ese momento, aunque fuera
«¡Ánimo, levántate: te llama!»
duro y difícil, te llevara a coincidir con lo más verdadero de
ti mismo. No se trata de añorarlo, sino de aprovecharlo para
Y, lo mismo que el ciego, da un brinco, arroja lejos el reencontrar tu identidad más profunda.
manto que te envuelve y ponte tal como eres delante de
Jesús, que te pregunta: «¿Qué quieres que te haga?».
— Evoca circunstancias, personas, situaciones...que te
«Maestro, ¡haz que vea!». Siente sus manos sobre tus ojos
empujan «escaleras abajo»; los empobrecimientos personales
y escucha sus palabras: «Ve, tu fe te ha salvado». Y ponte
(físicos, psicológicos, consecuencias de opciones...); las re-
después a seguirle por el camino.
laciones que te ayudan a ser más coherente; las ocasiones de
pérdida de imagen, prestigio, nombre, fama, suficiencia...;
2. Antes de este otro momento de oración, relee el texto de las perplejidades y oscuridades que te impiden ser rotundo,
san Ignacio de las «dos banderas»: no te distraigas con las duro, y sentirte «heroico»...; las sujeciones que te ciñen y
imágenes, el estilo o el lenguaje; fíjate en la verdad profunda te llevan adonde no quieres y te hacen más difícil ser so-
que quiere comunicar y observa sus aspectos pasivos, es berbio...
decir, las expresiones en las que aparece más subrayada la * Pídele al Padre que te ayude a consentir en t o d o eso,
acción de Jesús que el esfuerzo humano: lo importante no es a mirarlo como oportunidad y no como inconveniente, a no
que tú te «apuntes a su bandera», sino que él te reciba debajo poner impedimentos ni resistencias, a dejarte modelar por
de ella: sus manos, que quieren configurarte a imagen de su Hijo
«pedir ser recibidos...» y «ponerte con él»...
«la intención de Cristo Nuestro Señor...» * Acércate a María, la servidora pobre y humilde del
«cómo quiere a todos...» Señor; pídele también a ella que «te ponga con su Hijo»,
«esparciendo...» que te reconcilie con esos dinamismos de empobreci-
«a todos quieran ayudar en traerlos...» miento;

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* Ponte junto a Jesús, que es tu vida verdadera; expré- nos veamos obligados a hacer. Pero lo decisivo y lo impor-
sale tu deseo de acoger todo cuanto colabora a que la tuya tante es la sensibilidad ante el engaño ideológico, supuesto
esté escondida con él en el Padre (cf. Col 3,3). que el proceso por el que éste comienza a producirse es un
proceso necesario.
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA »Junto al engaño estructural, actúa como segundo obs-
táculo el engaño personal, para el que el hombre tiene una
1. Desenmascarar los verdaderos obstáculos capacidad infinitamente mayor de lo que sospecha y de lo
al seguimiento que está dispuesto a conceder. La meditación llamada de 'tres
binarios' es, en realidad, una meditación sobre el segundo
«Hay una larga lista de realidades: salud, fuerza, poder, cul- de esos tipos de hombres: aquél en quien la capacidad de
tura, riqueza, sexualidad..., que en sí no son malas, que a autoengaño desata una astucia increíble y no reconocida, que
veces son incluso positivamente buenas y que en muchas le lleva a poner absolutamente todos los medios menos el
ocasiones vienen exigidas por las estructuras de la realidad único que tiene que poner: quitar el afecto sin perder la cosa;
sobre la que trabajamos. Pero, en la medida en que convi- hacer la voluntad de Dios de tal manera que coincida con la
vimos con ellas, las usamos y nos acostumbramos a ellas, propia; etc.
nos crean una dinámica interior favorable al egoísmo, con-
traria a la dinámica del seguimiento de Jesús y capaz de »La contemplación de este personaje no pretende mas
apartarnos de él. que volver lúcido al ejercitante sobre su capacidad para se-
gregar justificaciones y para creérselas, hacerle atento a los
»La realidad humana es así, y Dios no la cambia para continuos bloqueos ocultos y seducciones secretas que actúan
nosotros. Tampoco es posible renunciar de raíz a todas esas e intentarán seguir actuando en él, no contrariando su opción
dimensiones ambiguas de la vida: no es posible, porque pue- por la Misericordia, sino valiéndose de ella misma.
den ser fecundas, y el amor está obligado a ser eficaz, al
menos dentro de algunos límites. Hacer de la propia vida una »[...] Lo definitivo y lo único que puede seguir siendo
transparencia de la Misericordia pide un mínimo de visibi- eficaz, a la larga, es la sinceridad brutal y la lucidez sobre
lidad y de eficacia para esa Misericordia. Y puede ser mejor uno mismo, mucho más que las mil ascéticas concretas, que
un amor que acepta mancharse las manos por los hombres duran poco. La seguridad de que, a la larga, vale más una
que un amor al que su afán de pureza condena a la ineficacia debilidad lúcida que una inocencia engañada, porque la de-
bilidad lúcida nunca podrá sentirse cómoda, mientras que
la inocencia engañada, si no deja de ser engañada, acabará
»Lo verdaderamente decisivo es saber cuándo hay que por dejar de ser inocencia, aun sin saber cómo ni cuándo»
pararse. Pero precisamente eso es lo que está obstaculizado (J.I. GONZÁLEZ FAUS).
por la misma dinámica en que uno se halla metido.
»Sólo los limpios de corazón captan cuándo el justificar 2. Desprendimiento y seguimiento:
todo eso tiene su dosis de validez en medio de la ambigüedad un camino de ida y vuelta
de la vida y cuándo está comenzando a ser ideología. «Hay palabras que suenan a viejas, no sólo porque se han
»Los Ejercicios intentan mantener la limpieza de cora- repetido mucho a lo largo de la historia, sino también por el
zón a base de hacernos desear lo contrario de lo que quizá contenido cerrado que se les confirió. Una de ellas puede ser

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desprendimiento y, más todavía, el término abnegación. aquello a lo que estamos apegados (cosas, personas, dinero,
La razón de su desgaste está, creo yo, en no haberlas puesto profesión...) no podremos saber nunca qué es lo que quiere
suficientemente en relación con aquello a lo que dinámica- Dios de nosotros, es decir, seguir a Jesús eligiendo (EE 149-
mente apuntan. Desprenderme, abnegarme..., ¿por qué, de 156). Otra vez el desprendimiento aparece en función del
qué y, sobre todo, para qué? seguimiento.
»E1 panorama de su significación estática, cerrada y »c) Finalmente, Ignacio termina la segunda semana con
negativa, cambia radicalmente cuando llego a comprender esta categórica afirmación: 'Porque piense cada uno que tanto
que el desprendimiento es para el seguimiento; que sin des- se aprovechará en todas cosas espirituales [en la fidelidad a
prenderme de mí, de las cosas, personas, ideas, no hay se- Dios, en el seguimiento de Jesús] cuanto saliere de su propio
guimiento posible de Jesús; que sin abnegación de mí mismo amor, querer e interesse' (EE 189).
y de mis impulsos de muerte nunca podré liberarme para la
causa de Jesús. »Así pues, hay un camino que va del desprendimiento
al seguimiento y se verifica en él. Sin esa verificación habría
«Desprendimiento y abnegación son, pues, para el se- razones para sospechar si detrás de determinados actos as-
guimiento, y en él encuentran su sentido dinámico y su ve- céticos no se esconden, a veces, procesos inconscientes de
rificación, ya que, si no, también ellos permanecen en la autodestrucción.
ambigüedad. Para ilustrar esta última afirmación, echo mano
de tres pinceladas rápidas de los Ejercicios: »Toda ascética apunta a la militancia; pero sucede que
también lo contrario es verdad en la vida espiritual, es decir,
»a) La meditación de las dos banderas supone que, aun que el seguimiento de Jesús provoca un mayor desprendi-
cuando uno haya optado ya por Jesucristo y su Reino (EE miento que pide ser verificado en él. El seguimiento de Jesús
91-98), puede sufrir engaños que, de hecho, le aparten de es inseparable de la identificación con Él. Lleva a la mili-
ese supuesto seguimiento. El proceso sucederá a través del tancia por su causa en nuestro mundo, pero también a in-
deseo de riqueza (material, pero también espiritual), que de- corporar en ella el 'espíritu' de esa causa, la manera como
sencadena automáticamente la búsqueda de honor y prestigio Cristo la peleó.
y que termina en soberbia como forma de preferirse a los »En los últimos tiempos, este dato está adquiriendo suma
demás y querer dominarlos. De ahí se camina a todos los relevancia: 'Me parece —dice Jon Sobrino— que hay tres
vicios. cosas importantes que destacar. En primer lugar, ha cobrado
»Contra ese proceso, no siempre del todo consciente, mayor impostación analizar no sólo la práctica de Jesús, sino
no existe más terapia que el 'deseo' de seguir a Jesús, de también el espíritu de esa práctica, como aparece progra-
identificarse más y más con Él, de 'ser recibido debajo de máticamente en el Sermón de la Montaña. [...] En segundo
su bandera' en pobreza (espiritual y material), en oprobios lugar, ha ido creciendo la convicción de lo que podríamos
y en humildad (EE 136-147). Lo primero es para lo segundo; llamar la necesidad de explicitar la vida con espíritu en
el desprendimiento y la abnegación son para el mayor se- prácticas espirituales. [...] Se trata, por fin, de compro-
guimiento y se verifican en él. meterse históricamente en la construcción del Reino de
Dios, y así acceder a Dios, y de ser hombres de corazón
»b) En la meditación de las tres clases de hombres, limpio para ver a Dios, y así construir su Reino. Hay una
Ignacio insistirá en que sin un despojamiento 'afectivo' de necesidad absoluta de vida histórica para que pueda existir

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la vida espiritual y, por otra parte, una necesidad de vivir la sino sólo con un vaga aunque incómoda sensación de que no
historia con espíritu cristiano, que nos sigue juzgando aun se ha portado muy bien últimamente.
dentro del cauce correcto de la historia. Además, el mismo
»Esta difusa incomodidad necesita un manejo cuida-
cauce elegido muestra dificultades estructurales, como la de
doso. Si se hace demasiado fuerte, puede despertarle y echar
compaginar eficacia y gratuidad, lucha y magnanimidad, jus-
ticia y compasión, equidad y perdón'. a perder todo el juego. Por otra parte, si la suprimes com-
pletamente —lo que, de pasada, el Enemigo no permitirá—,
»En resumen, que, si es cierto que un desprendimiento perdemos un elemento de la situación que puede conseguirse
(entendiendo por él los dos elementos ascético-místicos de que nos sea favorable. Si se permite que tal sensación sub-
la vida espiritual) que no conduzca al seguimiento histórico sista, pero no que se haga irresistible y florezca en un ver-
de Jesús es sospechoso de proceder de un corazón no puro, dadero arrepentimiento, tiene una invariable tendencia: au-
también lo es que un seguimiento que no genere en nosotros menta la resistencia del paciente a pensar en el Enemigo.
un mayor desprendimiento, una mayor identificación de Todos los humanos, en cualquier momento, sienten en cierta
'vaciamiento' con Jesús, puede vehicular sus propios demo- medida esa reticencia; pero cuando pensar en El supone en-
nios, impulsos de muerte de los que hay que exorcizarlo» cararse, intensificándola, con una vaga nube de culpabilidad
(J.A. GARCÍA). sólo a medias consciente, tal resistencia se multiplica por
diez. Odian cualquier cosa que les recuerde al Enemigo, al
3. Otra «Carta del Diablo a su sobrino» igual que los hombres en dificultades económicas detestan
la simple visión de un talonario. En tal estado, a tu paciente
«Mi querido sobrino: evidentemente, estás haciendo esplén- le irá produciendo terror el contacto efectivo con el Enemigo.
didos progresos. Mi único temor es que intentes meter prisa Su intención será la de 'dejar la fiesta en paz'.
al paciente y se dé cuenta de su verdadera situación. Porque »A1 irse estableciendo más completamente esta situa-
tú y yo, que vemos esa situación tal como es realmente, no ción, te irás librando, paulatinamente, del fatigoso trabajo de
debemos olvidar cuan diferente debe de parecerle a él. No- ofrecer placeres como tentaciones. Al irse separando cada
sotros sabemos que hemos introducido en su trayectoria un vez más de toda auténtica felicidad, aumentará su incomo-
cambio de dirección que le está alejando ya de su órbita didad y su resistencia a enfrentarse a ella; y, como la cos-
alrededor del Enemigo; pero hay que hacer que él se imagine tumbre va haciendo al mismo tiempo menos agradables y
que todas las decisiones que han producido este cambio de menos fácilmente renunciables (pues es lo que el hábito hace,
trayectoria son triviales y revocables. No se le debe permitir por suerte, de los placeres) los placeres de la vanidad, de
que sospeche que ahora está, por lentamente que sea, ale- la excitación y de la ligereza, descubrirás que cualquier
jándose del sol en una dirección que le conducirá al frío y a cosa, o incluso ninguna, es suficiente para atraer su atención
las tinieblas del vacío absoluto. errante.
»Por este motivo, casi celebro saber que aún conserva »Déjale hacer lo que sea, menos actuar. Ninguna can-
externamente los hábitos de cristiano, porque así se le podrá tidad, por grande que sea, de buenos deseos en su imagi-
hacer pensar que ha adoptado algunas costumbres nuevas, nación y en sus afectos nos perjudicará, si logramos man-
pero que su estado espiritual es el mismo de antes; y, mientras tenerlos fuera de su voluntad. Como dijo uno de los humanos,
piense eso, no tendremos que luchar con el arrepentimiento los hábitos activos se refuerzan por la repetición, pero los
explícito por un pecado definido y plenamente reconocido, pasivos se debilitan. Cuanto más a menudo sienta sin actuar,

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menos capaz será de llegar a actuar alguna vez y, a la larga, no hubiera recordado, rápidamente se habrían olvidado, os-
menos capaz será de sentir. curecidos incluso por cualquier experiencia dolorosa.
»Los cristianos describen al Enemigo como aquel 'sin »Esta revisión diaria es un ejercicio de 'alabanza, re-
quien nada es fuerte'. Y la Nada es muy fuerte: lo suficiente verencia y servicio de Dios'. Después de haber recordado
como para privarle a un hombre de sus mejores años, y no los acontecimientos a los que estás agradecido, da gracias y
cometiendo dulces pecados, sino en una mortecina vacilación bendice a Dios por ellos.
de la mente sobre no sabe qué ni por qué, en la satisfacción
de curiosidades tan débiles que el hombre sólo es medio »2. Recuerda tus sentimientos y estados de ánimo, se-
consciente de ellas, o en el largo y oscuro laberinto de unos ñalando, si es posible, quién los ocasionó, pero sin emitir
ensueños que ni siquiera tienen lujuria o ambición para darles juicio alguno. Permanece con Jesús a medida que te vas
sabor, pero que, una vez iniciados por una asociación de haciendo consciente de tus sentimientos. No los analices;
ideas puramente casual, no pueden evitarse, pues la criatura contémplalos en la presencia de Jesús y deja que él te enseñe
está demasiado débil o aturdida como para librarse de ellos. cuál es su lugar en ti y dónde no le has dejado estar. Dale
gracias por las veces que él ha estado presente en ti y pídele
»Dirás que son pecadillos y, sin duda, como todos los perdón por aquellas otras veces que le has negado la entrada.
tentadores jóvenes, estarás deseando poder dar cuenta de
maldades espectaculares. Pero, recuérdalo bien, lo único que »Todo el ejercicio no debe durar más de quince minutos.
de verdad importa es en qué medida apartas al hombre del Con su práctica podrás ser cada vez más sensible a la acción
Enemigo. No importa lo leves que puedan ser sus faltas, con y presencia de Dios en tu vida. Te darás cuenta de que te
tal de que su efecto acumulativo sea empujar al hombre lejos está haciendo más capaz de amar, de ser más pacífico, de
de la Luz y hacia el interior de la Nada. De hecho, el camino tener menos prisa, de ser menos suspicaz, de ser capaz de
más seguro hacia el Infierno es el gradual: la suave ladera, interesarte por las personas que te ponían nervioso; quizá
blanda bajo el pie, sin giros bruscos, sin mojones, sin se- tengas menos miedo a lo que los demás puedan pensar de ti
ñalizaciones. y seas más libre para ser tú mismo» (G.W. HUGHES).

»Tu cariñoso tío...» D) CELEBRAR LO VIVIDO


(C.S. LEWIS)
Cuatro posibles celebraciones:
4. Un instrumento para la lucidez: el examen 1. Poner levadura en un plato, leer el texto de Marcos
8,14-21 sobre la necesidad de abrir los ojos y guardarse de
«Después de recordar lo que vas a hacer, durante algunos la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
segundos, le pides a Dios que todo tu ser se oriente a alabarle Después de un tiempo de silencio, compartir lo que es para
y permanecer en su servicio. cada uno esa «levadura negativa» que fermenta secretamente
nuestra masa en dirección contraria al Evangelio.
»1. Deja que tu mente recorra los acontecimientos del 2. Extender tierra en el centro de la sala, leer la parábola
día, sin juzgarlos, sin alabarlos, sin rechazarlos. Al hacer del sembrador (Me 4,13-30) y compartir qué abrojos o zarzas
esto, generalmente uno se sorprende del número y variedad ha descubierto cada uno amenazando ahogar la semilla en su
de buenos momentos del día que, si de una manera deliberada tierra...

— 170- — 171 —
3. Poner en el centro de la sala un recipiente lleno de
agua y leer entre varios (narrador, ciego, Jesús, fariseos, 13
gente...) en Jn 9,1-30 la curación del ciego de nacimiento. Entrar en la lógica de la desmesura
Después de un silencio, cada uno se va levantando y le pide
a otro que se acerque con él al agua y le lave los ojos.
4. Atar en cada asiento un cordel fino lo bastante largo
como para poder atarse con él la mano. Poner en el suelo un
cartel con esta frase de San Juan de la Cruz: «Basta un hilo
delgado para tener asido al pájaro», y esta otra de san Ignacio:
«El enemigo echa redes y cadenas...»
En un tiempo de silencio, preguntarse: ¿Qué está im- A) PÓRTICO DE ENTRADA
pidiendo en la práctica que mis deseos de seguimiento no se
realicen? ¿En qué he descubierto que me engaño? A todos nos han conmovido y llenado de admiración alguna
Se expresa en forma de oración de súplica el deseo de vez los gestos o el comportamiento de algunas personas que
ser liberado de esas ataduras y se ayuda a desatar al de al han ido más allá de lo razonable, de lo «lógico», de lo hu-
lado. manamente exigible: han arriesgado su vida por otros; han
permanecido junto a los que estaban en situaciones de alto
Terminar leyendo juntos esta oración, inspirada en el riesgo; no se han tenido en cuenta a sí mismos y, sin calcular
Salmo 124: ni medir, han entregado lo que eran y tenían; y, como con-
«Ven a estar junto a nosotros, Señor, secuencia, han arriesgado su propia vida hasta perderla. Son
ven a estar a favor nuestro, conductas que a los ojos de muchos resultan insensatas, como
porque nos sentimos amenazados por el engaño, lo expresa este poema sufí:
porque nos sabemos envueltos en mil redes,
porque estamos atrapados en nuestras incoherencias. «Ellos me dijeron:
Bendito seas por tu voluntad de hacernos libres, 'Te has vuelto loco a causa de Aquel a quien amas'.
bendito seas porque quieres que escapemos, Yo les contesté:
como un pájaro, del lazo que nos han tendido, 'El sabor de la vida es sólo para los locos'».
de la red que nos impide caminar contigo, Los que llamamos «santos» han sido siempre hombres
de las cadenas que nos amarran a nuestro egoísmo. y mujeres que se han dejado llevar por esa lógica que nace
Rompe nuestras ataduras y condúcenos a la libertad: del amor, que deja atrás cálculos y medidas y se adentra en
la libertad que viene de la pobreza, el seguimiento.
y del servicio, y del amor solidario.
No tenemos más auxilio que tu Nombre, Señor, En determinados momentos, también nosotros habremos
tú que has hecho el cielo y la tierra, sentido un impulso que nos empujaba a comportarnos así, a
tú que nos llamas a construir contigo romper límites y a movernos por las razones indeducibles del
una nueva tierra de hombres y mujeres libres». amor. Y, aunque no estemos establemente ahí, sabemos ex-
periencialmente de qué se trata.

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Los iconos de desmesura de hoy van a acompañarnos Y se dio la vuelta, lejos de la inseguridad de una vida
a la hora de «rondar» esa actitud, que es como una montaña a la intemperie junto a Jesús. Pero todo aquello que no
que admiramos desde la falda y que vamos a contemplar se decidió a dejar no pudo protegerle de la tristeza...
primero desde su «cara norte»: algunos iconos de cálculo
que se quedaron «más acá», que no se atrevieron a transgredir «Jesús dijo a Nicodemo: 'Yo te aseguro: el que
límites, que decidieron permanecer en lo razonable, lo sen- no nazca de agua y de Espíritu no puede ver el
sato, lo «lógico» y, desde ahí, calificaron como una locura Reino de Dios'. Respondió Nicodemo: '¿Cómo
lo contrario. puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede entrar
Después la miraremos desde su «cara sur»: personajes otra vez en el seno de su madre y volver a
que se atrevieron a cruzar esa frontera y se han convertido nacer?'...» (Jn 3,3-4).
en indicadores de camino. Finalmente, nos acercaremos al Y el escepticismo amenazó con retenerle del lado del
icono de Jesús haciendo el total derroche de la Eucaristía.
sentido común, de lo inmóvil, de lo viejo, de quienes temen
emprender la aventura de renacer dejándose arrastrar
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN por la novedad del Espíritu...
1.
«Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase
«Un hombre dio una gran cena y convidó a de mujer le está tocando, que es una pecadora»
muchos; a la hora de la cena envió a su siervo (Le 7,39).
a decir a los invitados: 'Venid, que ya está todo
preparado'. Pero todos a una empezaron a ex- «Había allí algunos que se decían entre sí, in-
cusarse. El primero le dijo: 'He comprado un dignados: '¿A qué viene este derroche de per-
campo y tengo que ir a verlo; te ruego que me fume?'...» (Me 14,3-4).
disculpes'. Otro dijo: 'He comprado cinco yun-
tas de bueyes y voy a probarlos; te ruego me «Dijo a sus discípulos: 'El Hijo del hombre va
disculpes'. Otro dijo: 'Me he casado, y por eso a ser entregado en manos de los hombres; lo
no puedo ir'...» (Le 14,15-20). matarán, y al tercer día resucitará'. Pero ellos
no entendían lo que les decía y tenían miedo
Y se quedaron en sus pequeñas satisfacciones coti- de preguntarle» (Me 9,31-32).
dianas, sin decidirse a aceptar aquel banquete que les
habría hecho entrar en la alegría de Dios... Y la costumbre de medirlo todo, de calcularlo todo,
les impidió entender los gestos de quienes habían decidido
«Jesús fijando en el joven sus ojos, le amó y le llegar más allá en el amor...
dijo: 'Una cosa te falta: vete, vende todo lo que
tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro * Acércate a Jesús desde la actitud de cualquiera de
en el cielo; luego, ven y sigúeme'. Pero él, an- esos personajes, la que reconozcas más cercana a la tuya.
te estas palabras, se entristeció y se marchó Pídele que te ayude a salir de tu mediocridad, que te fa-
apenado, porque tenía muchos bienes» (Me miliarice con esos adverbios «tan suyos y de su gente»
10,20-22). como más o demasiado.

— 174 — — 175 —
2. cada uno de los personajes, pregúntales por sus senti-
mientos, pídeles que te cuenten cuál fue el camino que
«Jesús se sentó frente al arca del tesoro y mi- les llevó a ser y actuar de ese m o d o ; déjate seducir por su
raba cómo echaba la gente monedas en el arca talante vital.
del Templo; muchos ricos echaban mucho. Lle-
gó también una viuda pobre y echó dos mo- * Dirige también tu mirada a tanta gente que hoy sigue
neditas, o sea, una cuarta parte de un as. En- viviendo así en tantos lugares del m u n d o , incluso muy cer-
tonces, llamando a sus discípulos, les dijo: 'Os ca de t i . Alégrate de ello, felicítalos desde lo más profundo
digo de verdad que esta viuda pobre ha echado de tu corazón. Siente orgullo de pertenecer a una huma-
más que todos los que echan en el arca del nidad y a una Iglesia en la que muchos hombres y mujeres
tesoro. Porque todos han echado de lo que les viven fuera de sí mismos para entregarse a otros y siguen
sobraba, y ella, en cambio, ha echado de lo que siendo capaces de traspasar límites.
necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que te-
nía para vivir'» (Me 12,41-44). * Acércate después a Jesús sintiéndote, como dice la
Carta a los Hebreos,
«Una mujer pecadora, enterada de que estaba
en casa del fariseo, acudió con un frasco de «rodeado por tan gran nube de testigos, sacu-
perfume de mirra, se colocó detrás, a sus pies, diendo todo lastre, corriendo con fortaleza la
y llorando se puso a bañarle los pies con sus prueba que se te propone, con la mirada fija en
lágrimas y a secárselos con el cabello; le be- el que guía y consuma tu fe» (Heb 12,1-2).
saba los pies y se los ungía con la mirra».
«Estando él en Betania, en casa de Simón el 3. El gran icono de la desmesura es Jesús, y vamos a con-
leproso, recostado a la mesa, vino una mujer templarlo «haciendo eucaristía» y siéndolo: creando inclu-
con un frasco de alabastro de perfume de nardo sión y comunidad, alegría, convivialidad y fiesta; saciando
puro, de mucho precio; quebró el frasco y lo hambres, inaugurando una manera nueva de vivir, en la que
derramó sobre su cabeza» (Me 14,3-9). el modelo no es el acumular, sino el compartir; no el retener,
sino el entregar y derrochar...
«Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: 'Señor,
la mitad de mis bienes se la doy a los pobres La Eucaristía no nació en la última cena, sino que Jesús
y, si en algo he defraudado a alguien, le de- fue gestándola y preparándola a lo largo de toda su vida, a
volveré cuatro veces más'» (Le 19,8). través de sus palabras, gestos, encuentros y actitudes:
«Cuando Simón Pedro oyó 'es el Señor', se ciñó — Su deseo de dar vida:
la túnica, pues no llevaba otra cosa, y se lanzó
al mar...» (Jn 21,7). «He venido a que tengan vida, y vida en abun-
dancia» (Jn 10,10).
* Trata de conocer internamente a qué actitud pro-
funda responden esos gestos, de qué manantial secreto de «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí no
urgencia agradecida, de generosidad, de derroche, de des- tendrá hambre, y el que crea en mí no tendrá
preocupación por sí mismos, han brotado. Dialoga con nunca sed» (Jn 6,35).

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— Su compasión por el hambre de la gente: sus promesas...; las relaciones humanas, la justicia...) en
«Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia clave de alimento, banquete, pan, saciedad...
él mucha gente, dice a Felipe: '¿Cómo vamos «Yo tengo un alimento que vosotros no sabéis:
a comprar pan para que coman éstos?' Se lo mi alimento es hacer la voluntad del que me
decía para probarle, porque él sabía lo que iba ha enviado...» (Jn 4,32-34).
a hacer. [...] 'Aquí hay un muchacho que tiene «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda
cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4).
es esto para tantos?' Dijo Jesús: 'Haced sentar
a la gente'. Había en el lugar mucha hierba. Se «El rey envió a sus siervos llamando a los in-
sentaron en número de cinco mil. Tomó enton- vitados: 'Mirad, mi banquete está ya preparado,
ces Jesús los panes y, después de dar gracias, se han matado ya mis novillos y animales ce-
los repartió entre los que estaban recostados, bados, y todo está a punto; venid'...» (Mt 22,4).
y lo mismo todo lo que quisieron de los pe- «¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo
ces...» (Jn 6,5-11). le pide pan, le dará una piedra? [...] ¡Cuánto más
vuestro Padre dará cosas buenas a los que se
— Sus gestos de incluir, atraer, reunir, de romper con las pidan...!» (Mt 7,9.11).
cualquier forma de exclusión al sentarse a la mesa con la
gente más «perdida»: «Dichosos los siervos a los que su señor, al
llegar, los encuentre velando; yo os aseguro
«Estando él a la mesa en casa de Leví, muchos que se pondrá el delantal, les hará sentarse a
publícanos y pecadores se encontraban a la la mesa y, yendo de uno en uno, les servirá»
mesa con Jesús y sus discípulos» (Me 2,15). (Le 12,37).
«Los escribas murmuraban: 'Éste acoge a los «Era un hombre rico que celebraba cada día
pecadores y come con ellos'...» (Le 15,2). espléndidas fiestas; y uno pobre, llamado Lá-
— Su oferta de comunión y de intimidad: zaro, que, echado junto a su puerta cubierto de
llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la
«El que come mi carne y bebe mi sangre mesa del rico...» (Le 16,19-20).
permanece en mí, y yo en él...» (Jn 6,56).
— La interpretación de su propia vida en clave de servicio
— Su conciencia de estar dando plenitud a la tradición del y de entrega de la vida (cf. Me 10,45), que culmina en el
Dios que da de comer a su pueblo en el desierto: lavatorio de los pies (Jn 13,1-15).
«Os lo aseguro: Moisés no os dio el pan del
cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan * Entra en Betania, en casa de Marta, María y Lázaro,
y mira la escena: María rompe el frasco de perfume de
del cielo..., no como el que comieron vuestros
nardo puro y unge los pies de Jesús. Trata de entrar en los
padres y murieron, sino que el que coma de
sentimientos de Jesús, en su defensa apasionada del gesto
este pan vivirá eternamente» (Jn 6,56-58).
de María, como lo había hecho con la mujer que le ungió
— Su interpretación de tantas dimensiones de la vida del en casa del fariseo (cf. Le 7,36-50). Quizá es porque ha
Reino (la voluntad del Padre, su palabra, su llamada, su don, encontrado en ellos amor exagerado, ruptura, vaciamien-

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t o . . . : la misma «inspiración» que va a llevarle a él a tomar C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
el pan, romperlo y decir: «Ésta es mi vida que se entrega
por vosotros...» 1. Homilía en una eucaristía de votos

Deja que tu corazón desborde de agradecimiento y de «Celebrar unos votos dentro de una Eucaristía es muy propio.
alegría por el regalo de la Eucaristía, por el proyecto de Jesús, con la seriedad de sus palabras de ofrecimiento, trans-
humanidad reconciliada y fraterna que encierra. Habla con formó su cuerpo en cuerpo de sacrificio, de vida y de pre-
Jesús de tu deseo de entrar en su «proyecto eucarístico», sencia. Vosotros tatuaréis y transformaréis vuestros cuerpos
de vivir así «en memoria suya»... en una Eucaristía, larga como vuestra vida, por la seriedad
de las palabras que vais a pronunciar; ofrecéis 'vuestra exis-
tencia como sacrificio vivo, agradable, consagrado a Dios;
* Entra en la «habitación de arriba» de la casa en la como culto auténtico que no se amolda a este mundo' (Rom
que Jesús está reunido con sus discípulos para comer j u n - 12, 1-2).
tos la cena de Pascua. Lucas dice que también allí discutían
sobre cuál de ellos era el de mayor categoría (Le 22,24-27); «Vuestro acto de hoy es desmesurado y excéntrico:
y sabemos por el evangelio de Juan que Jesús realiza un
Desmesurado, porque alzaros desde la fragilidad de
gesto silencioso, como los que hacían los Profetas cuando
vuestro instante de votos, cruzando y transformando todos
recurrían a acciones simbólicas al ver c ó m o sus palabras
los instantes de vuestra vida, venturosos o afligidos, hasta
no eran escuchadas.
hincar vuestro dardo en la misma eternidad, es mucha pre-
tensión y osadía. Todo vuestro tiempo queda ya transfigurado
Contempla a Jesús levantándose, quitándose el manto, por esta 'pequeña colina, alegría de toda vuestra vida' (cf.
ciñéndose la toalla, t o m a n d o la jarra y la jofaina y ponién- Salmo 48,3).
dose de rodillas delante de cada uno de los discípulos para
lavarles los pies. Es su manera de estar ante «lo sucio» de «Desmesurado lo es también por el tamaño y grandeza
los otros, ante sus defectos, sus fallos, sus pecados... Todo del Otro al que os ofrecéis y con el que vinculáis vuestra
eso que a nosotros nos lleva a juzgar con severidad, a minusculez. El innombrable, el que hablaba con su amigo
criticar, a distanciarnos..., a él le impulsa a acercarse, a Moisés como un amigo habla a otro amigo, pero al que
ponerse de rodillas para lavarlo y devolver al otro la po- también decía: 'Verás mi espalda, pero mi rostro no» (Ex.
sibilidad de continuar caminando. 33,23)..., ¡ese es vuestro amigo! Ciertamente se ve que 'esa
fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de vosotros, vasijas
Escucha su diálogo con Pedro, que se resiste — c o m o de barro' (2 Cor 4.7).
t ú , como casi todos nosotros— a entrar en ese «juego del
«Desmesurado por el impacto revolucionario en cada
Evangelio» en el que t o d o es al revés: «Si no te lavo, no
línea de vuestro psiquismo y de vuestra estructuración más
tienes parte conmigo...» Graba en tu corazón esta ley del
íntima. Desmanteláis con este acto único los móviles hu-
Reino: sólo «tiene parte con Jesús» el que se pone de
rodillas a su lado para lavar los pies de los más pequeños.
manos, y muchas veces legítimos, de gran parte de la hu-
manidad.
Pídele al Padre, y luego a María, que «te pongan con — el afán de dinero y de extenderos espacialmente, en fincas
su Hijo» precisamente ahí... y posesiones, lo ceñís en la estrechez de la pobreza;

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— el afán de fama y de prolongación en el tiempo, a través »Y, sin embargo, a vosotros, y todavía más a nosotros,
de la estirpe de los hijos en el amor, lo mutiláis en la más calvos, más canosos o más gordos, nos llena de inmensa
celda desconocida de vuestra castidad; alegría esta desmesura y excentricidad. Y ello, porque sa-
— el deseo de libertad, núcleo para muchos de aventuras y bemos cálidamente que vivimos un don que no se debe a que
conquistas, de empresas y de revoluciones, de protestas seamos más lúcidos, más heroicos ni de más briosos músculos
autoafirmativas, lo inclináis bajo el yugo de la obediencia. que nuestros coetáneos, sino que se debe únicamente al hecho
de que él nos ha escogido (Jn 15,16), desde su corazón
»Y también, como os decía, vuestro acto es excéntrico; compadecido por los gritos del pueblo, como a Moisés (Ex
excéntrico en el sentido literal de la palabra: por la llamada 3), o por las densas oscuridades del pueblo, del 'quién irá
de Otro, emigráis de 'vuestro propio amor, querer e interesse' por mí' de Isaías (Is 6,8), o del espectáculo lastimoso de los
(EE 189) rompiendo vuestras pequeñas cuentas y alcabalas derrengados, que no aguanta su corazón y que os une a los
para adentraros en la voluntad de un Dios que invita a de- Doce (Mt 9,36ss). Esa es y será vuestra alegría: vuestra vida
siertos desconocidos y a lejanas tierras de promesa. desmesurada y excéntrica va a hacer presente en el mundo
«Excéntrico también porque todos vuestros caudales se su enorme bondad para todos los hombres. Lo cual, eso sí,
exportan hoy al extranjero del servicio a los demás. Los nos obliga a no confundir nuestro activismo incansable con
consejos evangélicos os sitúan en la gratuidad del servicio. la acción de Dios. Toda vuestra y nuestra fecundidad, como
Ya iréis viendo cómo vuestro tiempo es asaltado por las lo dicen las Constituciones [671], es fruto de la hondura y
necesidades y urgencias de los demás. Los consejos evan- estrechez de nuestra unión con Dios, del contacto con la
gélicos os van a ir haciendo avanzar cada día en una muerte 'Suma Bondad de Dios, por el mesmo amor que della des-
cada vez más radical, hasta estar unidos totalmente con Cristo cenderá y se estenderá a todos los próximos'.
y participar también de su propia libertad de estar —como
él— al servicio de todos los que os necesiten, 'sin encontrar' »Pedimos a Dios que aumente los quilates de vuestra y
—como él— 'tiempo ni para comer' (Me 6,31). nuestra entrega, al modo de nuestra Madre del 'he aquí la
esclava del Señor', para que demos al mundo, como ella,
»Los votos, atándonos, nos hacen libres; paseando su el fruto de su Espíritu (Is 42), que no vocea ni clama, sino
muerte (2 Cor 4,10), nos hacen vivos y fuentes de vida: que es 'alianza del pueblo y luz de las naciones' (Is 42,6)»
ocultándonos, nos hacen transparentarle a él en nuestra carne (J.M. FERNÁNDEZ MARTOS).
mortal.
»Todavía más excéntrica es vuestra opción porque se D) CELEBRAR LO VIVIDO
va al mismo margen de los hombres. Vuestro texto de Is 61
no os lleva a los ojos bonitos, sino a los ciegos; no a las 1. Se ambienta la sala poniendo sobre una mesa baja, cubierta
zonas de luz, sino a los rincones de oscuridad; no a las calles con mantel, un pan grande y una copa de vino.
céntricas, sino a las mazmorras de cárceles y tugurios. Se puede empezar cantando «Alrededor de tu mesa»,
»Y, por fin, clamorosamente excéntricos sois, y con- «Hemos venido a este lugar...» o algún otro canto de Eu-
traculturalmente situados para siempre, en la risa de una caristía; a continuación, alguien lee la narración de la Cena:
virginidad increíble y ridicula; en la pobreza sin bonos ni «Yo recibí del Señor lo que os he transmitido:
cuentas; en la obediencia digna de lástima y compasión. ¡Es- que el Señor Jesús, la noche en que era entre-
táis anticuados, pasados de moda! gado, tomó un pan, dando gracias lo partió y

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dijo: 'Esto es mi cuerpo, que se entrega por
vosotros. Haced esto en memoria mía'. Lo mis- 14
mo, después de cenar, tomó la copa y dijo: 'Esta Permanecer junto al que llegó
copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre.
Haced esto, cada vez que la bebáis, en memoria hasta el final en el amor
mía'» (1 Cor 11,23-26).
En silencio, se va pasando el pan, y cada uno toma un
trozo y lo conserva en su mano.
El que anima la celebración invita a tomar conciencia
de la posesividad con que nuestras manos tratan de retener
lo que poseen, simbolizado en el trozo de pan, y a hacer el
gesto de cerrarlas con fuerza, como para guardarlo y prote-
gerlo.
Invita después a irlas abriendo muy lentamente, hasta A) PÓRTICO DE ENTRADA
llegar a hacer el gesto de ofrecer, de estar disponible y
abierto. La reacción humana ante el gozo es la de retenerlo y pro-
Se motiva luego el pronunciar la bendición, y cada longarlo: «¡Hagamos tres tiendas...!», era el deseo de Pedro
uno puede expresar la alabanza y la acción de gracias hacia en la transfiguración (Me 9,5). En cambio, ante el sufri-
la que se sienta movido. miento, tanto el propio como el de alguien a quien amamos,
nuestra tendencia es la de huir, escapar como sea, desenten-
El gesto de partir, si se hace muy despacio y esperando dernos, comportarnos como «enemigos de la cruz de Cristo»
a que nazca de dentro a fuera, puede ayudar a caer en la (Gal 3,18).
cuenta de cómo el pan «se resiste» a dejarse partir, cómo
cruje y se rompe la corteza, cómo cuesta que se separe un Seguramente podríamos encontrarnos reflejados en los
trozo de otro. Se invita a expresar las rupturas que vive cada iconos de huida: los discípulos resistiéndose a entender que
uno y a recordar y hacer presentes las de tanta gente «rota»... Jesús vaya a sufrir y que suba a Jerusalén (Me 9,32), dur-
miéndose en Getsemaní como recurso más o menos cons-
Finalmente, se comparte el pan con los de cerca, se ciente para desentenderse y evadirse (Me 14,37), o huyendo
pasa la copa de vino y se termina con un cántico. en el momento del prendimiento (Me 14,50); Pedro tratan-
Si se quiere hacer más larga, se pueden ir leyendo, con do de convencer a Jesús de que se aleje de ese camino (Me
el pan en la mano, algunos textos seleccionados del discurso 8, 31-32) y negándole después (Me 14,66-72).
de la cena (Jn 14-16).
Por eso Jesús habla tantas veces de «permanecer»:
2. Otra celebración posible: ambientar la sala poniendo un «Vosotros sois los que habéis permanecido
jarro volcado en el suelo, y leer después Flp 2,5-11. conmigo en mis pruebas» (Le 22,28).
«Permaneced aquí y velad conmigo»(Mt 26,38).
«Permaneced en mi amor...» (Jn 15,4.7.9.10).

— 184 — — 185 —
Y esa actitud es la que revela que el verdadero discípulo Acechemos al justo, que nos resulta incómodo:
permanece junto al Maestro en el momento de la prueba más se opone a nuestras acciones,
dura: declara que conoce a Dios
«Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la y dice que él es hijo del Señor;
hermana de su madre, María de Cleofás, y Ma- se ha vuelto acusador
ría la Magdalena. Jesús, viendo a su madre, y de nuestras convicciones,
al lado al discípulo predilecto...» (Jn 19,25-26). sólo verlo da grima [...]
Vamos a comprobar
«Estaban allí mirando a distancia unas mujeres, la autenticidad de sus palabras
entre ellas María Magdalena, María, madre de observando el desenlace de su vida:
Santiago el menor y de José, y Salomé, las cua- si el justo ese es hijo de Dios, él lo auxiliará
les, cuando estaba en Galilea, lo habían seguido y lo arrancará de las manos de sus enemigos.
y servido; y otras muchas que habían subido Lo someteremos a tormentos despiadados
con él a Jerusalén» (Me 15,40-41). para apreciar su paciencia
Ante la imagen desfigurada del Siervo sufriente (Is y comprobar su temple;
52,13 - 53,12), la reacción de muchos era la de «espantarse», lo condenaremos a muerte ignominiosa,
«despreciarle», «evitarle», «taparse la cara»... Pablo se pues dice que hay quien mira por él...'»
asombraba de que alguien pudiera quedar «fascinado» por (Sab 2,10-20).
algo diferente del Crucificado:
* Ponte junto a Jesús en la cruz para comprobar
«¡Gálatas insensatos! ¿Quién os ha fascinado, cómo su muerte verifica la autenticidad de sus pala-
después de que ante vuestros ojos bras:
fue presentado Cristo crucificado?» (Gal 3,1).
«Nadie tiene amor más grande que el que da
En cambio, los iconos de permanencia mantuvieron la vida por los que ama» (Jn 15,13).
fija una mirada que les permitía adentrarse en el misterio. Su
permanecer era la etapa final de su seguimiento y, como en «El buen pastor da su vida por sus ovejas» (Jn
el relato de Bartimeo, su ver era sinónimo de su creer (cf. 10,11).
Me 14,54). «El Hijo del hombre ha venido para servir y dar
Al acercarnos a la pasión de Jesús, quizá no alcancemos la vida en rescate por todos» (Me 10,45).
a hacer nada más que esto: quedarnos junto a él («quebranto «Os aseguro que, si el grano de trigo caído en
con Cristo quebrantado...» nos invita a pedir san Ignacio), tierra no muere, queda él solo; pero, si muere,
mirarle, permanecer a su lado pobre y silenciosamente. da mucho fruto. Quien tiene apego a su propia
existencia, la pierde; quien desprecia la propia
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN existencia en el mundo, la conserva para una
vida sin término» (Jn 12,24-25).
1. «Dijeron los impíos:
'Atropellemos al justo que es pobre, [...] «Ahora me siento agitado: ¿le pido al Padre que
pues lo débil, es claro, no sirve para nada. me saque de esta hora? ¡Pero si para esto he

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venido, para esta hora! ¡Padre, manifiesta tu
gloria!» (Jn 10,11). «Así pues, nosotros, rodeados de una nube tan
densa de testigos, desprendámonos de cual-
«El Padre me ama porque doy mi vida para quier carga y del pecado que nos asedia; co-
recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; la doy rramos con constancia la carrera que nos es-
yo voluntariamente» (Jn 10,17). pera, fijos los ojos en el que inició y consumó
* Deja que fluyan de ti el agradecimiento, el asombro la fe, en Jesús. El cual, por la dicha que le es-
y ese sentimiento al que nos invita la liturgia del Jueves peraba, sufrió la cruz, despreció la humillación
Santo: y se ha sentado a la diestra del trono de Dios»
(Heb 12,1-2).
«Nosotros debemos gloriarnos
en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
* Fija tu mirada en Jesús en la cruz: él es, según la
por quien hemos alcanzado
expresión de Hebreos, el «guía» o «conductor», es decir,
la salvación y la libertad».
el que va delante de t i , el que te precede en el camino y
2. * Trasládate mentalmente a algún lugar d o n d e se con- te conduce en medio de la oscuridad y las dudas de tu fe.
dense mucho dolor h u m a n o : un hospital, una cárcel, un Es también el que la perfecciona y la lleva a t é r m i n o ; el
campo de refugiados... que te enseña desde la cruz a ir más allá de todas las ne-
Siéntate en algún rincón y, desde ahí, lee pausada- gatividades y de todas las noches; el que pone su propia
mente la narración de la pasión de Jesús según Marcos fe como roca bajo tus pies para q u e , apoyándote ahí, te
(13,32 - 15,47). atrevas a confiar incondicionalmente en las manos del Pa-
dre y abandones tu vida en ellas.
3. * Ponte junto a Jesús en la cruz y escucha cómo inter- Repite una y otra vez con é l :
pretó él mismo ese m o m e n t o :
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu...»
«La mujer, cuando da a luz, está triste porque
le ha llegado su hora; pero cuando le nace el
niño, ya no se acuerda del aprieto, por el gozo 5. «Junto a la cruz de Jesús estaba su madre...»
de que haya nacido una nueva criatura en el (Jn 19,25).
mundo...»(Jn 16,21).
* Pídele que te ayude a ti y a todos a encarar el dolor * Ponte j u n to a María al pie de la cruz y pídele que te
de una manera nueva; deja que tus preguntas sobre el enseñe a permanecer como ella j u n to a su Hijo y j u n t o a
misterio del mal escuchen ahí una Palabra de vida: existe todos aquellos que hoy siguen en la cruz. Escucha las pa-
un sufrimiento que es f e c u n d o ; el dolor puede ser un labras de Jesús:
tránsito hacia la vida y hacia la plenitud total del gozo. «Mujer, ahí tienes a tu h i j o ; AHÍ TIENES A TU MADRE».
Pídele la gracia de saber reconocer también «tu hora» y,
como la mujer en el parto, atravesar el umbral del dolor
para dejar nacer la Vida. Deja que ella ejerza esa nueva responsabilidad sobre
t i , y piensa qué puede significar en tu vida hacer como el
4. El autor de la Carta a los Hebreos nos exhorta: discípulo que «se la llevó a su casa».

188 — — 189 —
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA Siervo, pasando después a una reflexión más profunda sobre
el significado de su sufrimiento: ellos mismos están impli-
«Sus heridas nos curaron» cados en el dolor del Siervo.
Relectura del cuarto canto del Siervo de Yahvé
«¿Quién se creyó nuestro anuncio?
En el libro del Segundo Isaías (Is 40-55) aparecen cuatro ¿A quién se reveló el brazo del Señor?
cantos que hablan de un personaje misterioso, al que llaman Creció en su presencia como brote,
«Siervo». Según los tres primeros (Is 42,1-9; 49,1-13; 50, como raíz en tierra árida;
4-9), es alguien que vive una particular calidad de relación no tenía figura ni belleza
con Dios y con el pueblo. Debe llevar a cabo lo que Dios le que atrajera nuestras miradas.
confía: proclamar alegremente una buena noticia, «palabra Despreciado y evitado de la gente,
de aliento al abatido»; reunir a los dispersos de Jacob; irradiar un nombre hecho a sufrir,
una justicia más vivida en su persona que anunciada. acostumbrado al dolor;
al verlo se tapaban la cara;
Por eso compromete en ello sus palabras, sus actitudes despreciado, lo tuvimos por nada;
y sus acciones: ésa será su manera de conseguir reagrupar al a él, que soportó nuestros sufrimientos
pueblo del Señor y llegar a ser luz de las naciones. y cargó con nuestros dolores,
lo tuvimos por un contagiado,
1. Leer el texto herido de Dios y afligido.
Él, en cambio, fue traspasado
Vamos a hacer una lectura pausada del cuarto canto (Is
por nuestras rebeliones,
52,13 - 53,12) utilizando como criterio de separación de pá-
triturado por nuestros crímenes.
rrafos el de quiénes van tomando sucesivamente la palabra.
Sobre él descargó
a) Comienza hablando Dios con una llamada de atención el castigo que nos sana,
hacia su siervo. Anuncia la exaltación de un personaje des- y con sus cicatrices nos hemos curado»
figurado que va a causar asombro y estupefacción: (53,1-5)
«Mirad, mi siervo tendrá éxito, c) A partir del v. 7, y hasta el 10, desaparecerá el «no-
subirá y crecerá mucho. sotros», y el desconocido que habla ahora no se va a fijar en
Como muchos se espantaron de él, el beneficio producido, sino en las actitudes del Siervo, en
porque, desfigurado, no parecía hombre su manera de vivenciar internamente los acontecimientos:
ni tenía aspecto humano,
así asombrará a muchos pueblos; «Todos errábamos como ovejas,
ante él, los reyes cerrarán la boca cada uno por su lado,
al ver algo inenarrable y el Señor cargó sobre él
y contemplar algo inaudito» (52,13-15). todos nuestros crímenes.
Maltratado, se humillaba,
b) A continuación toma la palabra un «nosotros» coral no abría la boca;
que va describiendo primero los aspectos más exteriores del como cordero llevado al matadero.

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como oveja muda ante el esquilador, — Más abajo del parecer
no abría la boca.
Sin arresto, sin proceso, En el texto encontramos una insistencia clara en la di-
lo quitaron de en medio; mensión de revelación: aparecen dos planos, dos niveles en
¿quién meditó en su destino? la relación con el Siervo, en cuanto a su condición de «hombre
Lo arrancaron de la tierra de los vivos, de dolores»: uno de ellos es el de la apariencia, que provoca
por los pecados de mi pueblo lo hirieron. repulsión y rechazo; el de su carencias de belleza y de aspecto
Le dieron sepultura con los malvados, humano, que es causa de espanto y distanciamiento. La con-
y una tumba con los malhechores, secuencia de verle tan hundido por el dolor es juzgarle de un
aunque no había cometido crímenes modo severo que no hace sino seguir la doctrina tradicional:
ni hubo engaño en su boca. es alguien herido por Dios y, por lo tanto, castigado. Se le
El Señor quiso triturarlo puede despreciar y evitar.
con el sufrimiento;
si entrega su vida como expiación, Pero, a lo largo del discurso, se produce el descenso al
verá su descendencia, nivel de la realidad que se ocultaba debajo de las apariencias:
prolongará sus años, eso que soporta son «nuestros sufrimientos»; eso que aguanta
y por su medio triunfará son dolores nuestros; ese castigo que ha caído sobre él lo
el plan del Señor» (53,6-10) merecíamos nosotros, son nuestros pecados los que pesan
sobre él.
d) En los dos últimos versos, es el Señor quien toma de
nuevo la palabra para descifrar el sentido de la existencia de Se ha producido una revelación, y la repulsión ha dejado
su Siervo: paso a la atracción; la desfiguración se ha convertido en
«Por los trabajos soportados transfiguración. Se confiesa algo insólito y heterodoxo y que
verá la luz, se saciará de saber; rompe con la teología imperante: a pesar de su quebranta-
mi siervo ¡nocente miento, Dios estaba de su parte; y eso quiere decir algo tan
justificará a todos, revolucionario como que la fidelidad y la elección de Dios
porque cargó con sus crímenes. no se rompen con el sufrimiento, y que la bendición no
Por eso le asignaré implica necesariamente una vida feliz.
una porción entre los grandes, Obedecer a la Palabra será, según esto, aceptar nuestra
y repartirá botín con los poderosos: incapacidad para relacionarnos acertadamente con el sufri-
porque vació su vida hasta la muerte miento, nuestra necesidad absoluta de acoger una desvelación
y fue contado entre los pecadores, de su misterio. Y sospechar que, sin ella, lo más probable
cargó con el pecado de todos es que nos equivoquemos también al mirar en dirección a los
e intercedió por los pecadores» (53,11-12). que son sus víctimas.
2. Obedecer a la Palabra Tenemos muchas formas, más o menos sutiles, de con-
Una manera de hacerlo es tratar de entrar en su movimiento vertirnos en expertos en evasión y desentendimiento, de ocul-
y dejarnos conducir en las direcciones hacia las que señala: tar el rostro ante ellos, de evitarlos, despreciarlos y justificar
teológica (o económica, o socialmente) su situación.
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Por eso, ser amigos del Siervo y de los que hoy lo que el mal, cualquiera que sea la cantidad de éste. Porque la
prolongan exige llegar a ver en ellos las consecuencias de justicia de Dios consiste precisamente en el perdón que se
nuestro pecado: de nuestra injusticia, de nuestra inconscien- da a todos en razón de un inocente.
cia, de nuestra cobardía, de nuestro nivel de vida... Nece-
sitamos tener el oído abierto de los discípulos para «creer en Obedecer a la Palabra significaría, entonces, rechazar
un anuncio», para escuchar el «mirad a mi Siervo» y dirigir como peligrosa tentación los pesimismos, desalientos y de-
nuestra mirada en la misma dirección que la suya, que es sánimos que recubren de negatividad nuestra percepción de
siempre hacia abajo, hacia las tierras áridas donde la vida la realidad. Porque podemos llamar «realismo lúcido» al es-
humana está permanentemente amenazada. cepticismo hipercrítico que nos convierte en malos remedos
del Qohélet, incapaces de descubrir lo que no sean los fallos
— Más cerca del conocer y deficiencias de lo que tenemos delante, vaticinadores de
fracasos, paralizadores de las iniciativas de otros, con la
Una segunda revelación que nos ofrece el cuarto canto alabanza ahogada en la garganta por la amargura de la mur-
del Siervo es la de darnos a conocer la diferencia cualitativa muración.
que existe entre el bien y el mal. La persona gramatical oscila
constantemente entre el plural y el singular; pasa de un «no- Ser compañeros del Siervo implica mirar junto a él y
sotros», de un colectivo que se reconoce pecador, culpable, desde él la realidad y reconocer su rostro en tantos rostros
merecedor de castigo, marchando «cada cual por su camino», desfigurados; su entrega hasta la muerte en tantas vidas en-
a un «él» solitario, el Siervo, que carga con lo de los otros, tregadas; su capacidad de cargar con lo de otros en tantos
soporta sus dolores, entrega su vida, intercede por ellos... hombros que aún resisten.
Y el resultado final no es que se imponga la desgracia Toda esa justicia y esa inocencia están justificándonos,
que merecen los numerosos culpables, cubriéndolo todo con y nuestra humanidad sigue teniendo a Dios de su parte, por-
la cantidad de su injusticia, sino que todo eso es superado, que en su Hijo está viendo la belleza de todos los que se le
vencido, «rehabilitado», «justificado» por la calidad del bien parecen y que son los que siguen curándonos con sus heridas.
de uno solo que es justo.
La pregunta se presentía ya en las argumentaciones — Más allá del hacer
de Abraham a propósito de Sodoma y Gomorra en Gn 18, Una tercera dirección hacia la que apunta el texto es
16-33: hacia un deslizamiento del hacer al consentir, de la actividad
«¿De verdad vas a aniquilar al justo con el mal- a la pasividad, de la palabra al silencio.
vado? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa...!» En los otros tres cantos, el Siervo es alguien activo que
Lo que en el fondo se cuestiona es de qué parte está debe «dictar la ley a las naciones» (42,1); «hacer justicia
Dios con su justicia: ¿de la cantidad del mal o de la calidad lealmente, sin desmayar ni quebrarse, hasta implantar en la
del bien? tierra el derecho» (42,4); tiene que «abrir los ojos de los
ciegos, sacar del calabozo al preso, y de la cárcel a los que
Allí la respuesta era que diez justos bastaban para salvar viven en tinieblas» (42,7); aunque en medio de dificultades,
a la ciudad. Aquí se llega más lejos: un solo hombre basta siente que Yahvé le ayuda y que nadie puede condenarle
para salvar a toda la humanidad; el bien pesa siempre más (50,8-9)...

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Todo ha cambiado en el cuarto canto: aquí el Siervo ya
que, cuando ya no tenemos fuerza para otras tareas, pue-
no habla, ni proclama, ni consuela, ni anuncia, ni anima: el
de comenzar para nosotros el aprendizaje de la humilde
encargo que se le había confiado lo realiza «soportando»,
fraternidad.
«aguantando», «cargando con», «traspasado y triturado»...
A la palabra del que no quebraba la caña cascada ni apagaba — Más adentro en el compadecer
el pábilo vacilante, ha sucedido el silencio total. «Lo que
agrada el Señor» se cumple, pero no tanto por él cuanto en Finalmente, un último movimiento del texto orienta
él mismo. Ya no actúa; sólo padece las acciones de otros. nuestra obediencia en dirección al camino que ha conducido
al Siervo a la glorificación.
El «brazo del Señor», que debía operar un nuevo éxodo
(40,10), interviene ahora en el destino misterioso del Siervo; Desde el comienzo se anuncia el triunfo de alguien en
la tierra desolada del desierto, que se iba a transformar en quien se da algo «inenarrable e inaudito», algo que consigue
hontanar de agua (41,18), es ahora de donde sale él como enmudecer y asombrar a todos. La mirada que, según la
una raicilla. lógica humana, se dirige hacia arriba (¿no va a «subir» y a
«crecer»?) es obligada a volverse hacia abajo, a ras de suelo,
En el siervo sufriente, la comunidad dispersada se deja y contemplar la no-belleza, la no-apariencia, la no-figura.
reunir, y es ahora realmente cuando cumple el encargo que
había recibido y se convierte en «luz de las naciones», porque Pero la transfiguración no se opera en la apariencia ex-
les consigue la justificación. terna, sino en el secreto que se descubre a partir de la actitud
interior del Siervo: «vació su vida hasta la muerte» e «inter-
Obedecer a la Palabra sería aquí, en primer lugar, cedió por los pecadores». La primera raíz hebrea empleada,
reconocer que tenemos mucha más facilidad para «actuar en 'RH, significa «desnudar vaciando». En Gn 24,20 es «vaciar
cristiano» que para «padecer en cristiano», y que solemos un cántaro»: una imagen cercana a la de la sangre derramada.
reaccionar con estupor y rechazo cuando nos llega el mo- Paredozen («se entregó»), traducirán los LXX; ekenosen («se
mento (siempre prematuro, siempre a destiempo, casi nunca vació»), dirá Pablo en Flp 2,7.
avisando...) de ser despojados, de fracasar, de dejar de ser
fuertes, o imprescindibles, o sanos, o significativos... La segunda, PC, tiene el sentido de «encontrarse con
alguien», «solicitar», «interceder», pero no tanto en la ora-
Son paisajes de nuestra trayectoria humana con los que ción cuanto en un «hacer presión», «intervenir», «interpo-
casi nunca contamos, pero que siempre tenemos que atra- nerse», como Moisés en la brecha en el Sal 106,23.
vesar; y la fecundidad del aguante silencioso del Siervo es
una invitación a recorrerlos sin perder la esperanza ni el Al final escuchamos, por tanto, lo que era inaudito; sólo
sentido. al final se proclama lo inenarrable: alguien se ha identificado
tanto con sus hermanos que ha vaciado su vida en la muerte
Ser discípulos del Siervo significa dedicar todas nues- por causa de ellos.
tras energías y nuestros recursos a la misma causa a la que
él las dedicó, pero contando con que nuestra actividad tiene Alguien se ha compadecido tanto de ellos y con ellos
un «más allá». Y, cuando llegue ese tiempo, saber apoyar que ha cargado con todos sus pesos. Alguien los ha querido
en él nuestra oscura certidumbre de que nos queda una palabra tanto que se ha interpuesto, se ha puesto en su lugar.
que decir también desde el silencio; de que podemos ga- Y tan poderosa es la fuerza de su solidaridad que, gracias
nar cuando nos parece que estamos perdiéndolo todo; y de a ella, los culpables quedan libres de su falta; los pecadores,

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perdonados; los dispersos se reúnen; y los que juzgaban por Pero junto al Siervo aprendemos precisamente lo con-
apariencias ahora se acercan al Siervo, lo contemplan, re- trario: que el amor es fecundo también en sus fases de «la-
conocen su inocencia, descubren y confiesan lo que antes tencia», y que es entonces cuando se enraiza y se cimenta y
estaba oculto a sus ojos. se verifica; que, aunque resulte una locura, hay que seguir
intentando vivir abiertos y vulnerables; y que en ese querer,
Obedecer a la Palabra es, sobre todo, aceptar que la y esperar, y echar raíces en la voluntad de entrega, está el
calidad de lo humano se mide por su capacidad de solidaridad. camino escondido por el que podemos llegar a «ver la luz»,
Que lo que hoy y siempre provoca asombro, arrastra y con- «saciarnos de conocimiento» y «llevar a término lo que el
vence de alguien, no es su decir, ni su hacer, ni su emprender, Señor quiere».
ni su predicar, sino su disposición a vincular su vida a la de Todo esto está fuera del alcance de nuestras fuerzas,
los otros, a hacerse cargo y encargarse y cargar con lo que pero Alguien lo ha vivido antes que nosotros.
les agobia y les pesa y les impide ser libres y felices.
Y ahora toda la tarea y la canción de nuestra vida es
Hemos visto cómo en los que contemplan al Siervo se responder a la gracia de estar llamados a ser amigos, com-
da un «descenso de nivel» en cuanto a su comprensión del pañeros, discípulos, seguidores del Siervo.
significado de su prueba. Sólo en ese segundo momento lle-
gan a entender que su disposición interna hacia ellos («se
entregó», «intercedió», dice el texto; «solidaridad», tradu- D) CELEBRAR LO VIVIDO
cimos nosotros), que antes no habían sido capaces de des-
cubrir, era el elemento clave que lo explicaba todo. Poner en el suelo un crucifijo grande, rodeado de noticias de
periódico que evoquen la pasión de Jesús continuada en el
Podríamos decir que ése es el elemento unificador entre mundo.
las etapas anteriores más «activas» de su misión y la que
describe el cuarto canto. En éste, una de las dimensiones de Se van leyendo a varias voces estos textos, todos ellos
su «aguante» consiste en permanecer fiel en su voluntad de referidos al agua que evoca el texto de san Juan cuando dice
vinculación y de servicio, incluso cuando lo más hondo de que del costado de Jesús, atravesado por la lanza, «salió
su actitud hacia los otros no es reconocido. sangre y agua»: la sangre es la expresión de su amor hasta
el extremo, un amor que no se detuvo ante la muerte; el agua
representa el Espíritu, principio de vida, que nos transforma
Ser seguidores del Siervo puede hacernos capaces de dándonos la capacidad de amar y hacernos hijos y hermanos.
soportar tiempos de «inclemencia relaciona!» o apostólica,
etapas en las que resulta imposible entrar en comunicación «El Señor dijo a Moisés: 'Pasa delante del pue-
con aquellos a los que estamos queriendo amar y servir, en blo, acompañado de las autoridades de Israel,
las que no encontramos caminos para demostrar lo que nos empuña el bastón con que golpeaste el Nilo y
da la seguridad de estar haciendo algo eficaz en su favor. camina; yo te espero allí, junto a la roca de
Horeb. Golpea la roca, y saldrá agua para que
La tentación es entonces el cansancio, la emigración beba el pueblo'» (Ex 17,5-6).
interior, el recurso a la distancia o al endurecimiento, para
evitar que nos alcance la herida de la incomprensión, de la «Sacaréis agua con gozo
indiferencia o del no aprecio. del manantial de la salvación» (Is 12,3).

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«Del zaguán del templo manaba agua hacia le- «Aquel día, sobre la dinastía davídica
vante. El agua iba bajando por el lado derecho y los vecinos de Jerusalén,
del templo, al mediodía del altar. Me sacó por derramaré un espíritu
la puerta septentrional y me llevó por fuera a de compunción y de pedir perdón.
la puerta que mira a levante. El agua iba co- Al mirarme traspasado por ellos mismos,
rriendo por el lado derecho. El hombre que lle- harán duelo como por un hijo único,
vaba el cordel en la mano salió hacia levante.
llorarán como se llora a un primogénito.
Midió quinientos metros y me hizo atravesar
las aguas: ¡agua hasta los tobillos! Midió otros Aquel día se alumbrará un manantial
quinientos y me hizo cruzar las aguas: ¡agua contra los pecados e impurezas
hasta las rodillas! Midió otros quinientos y me para la dinastía de David
hizo pasar: ¡agua hasta la cintura! Midió otros y los vecinos de Jerusalén.
quinientos: era un torrente que no pude cruzar, Aquel día brotará un manantial en Jerusalén:
pues habían crecido las aguas y no se hacía pie; la mitad fluirá hacia el mar oriental,
era un torrente que no se podía vadear. Me dijo la otra mitad hacia el mar occidental;
entonces '¿Has visto, hijo de Adán?' A la vuelta, lo mismo en verano que en invierno.
me condujo a la orilla del torrente. Al regresar, El Señor será rey de todo el mundo.
vi a la orilla del río una gran arboleda en sus
Aquel día el Señor será único,
dos márgenes. Me dijo: 'Estas aguas fluyen ha-
cia la comarca levantina, bajarán hacia la es- y su nombre único» (Za 12,9-10; 13,1; 14,8-9).
tepa, desembocarán en el mar de las aguas pú- «El último día, el más solemne de la fiesta, Je-
tridas y lo sanearán. Todos los seres vivos que sús se puso en pie y exclamó: 'Quien tenga sed,
bullan, allí donde desemboque la corriente, ten- acuda a m i a beber: quien crea en mí. Así dice
drán vida, y habrá peces en abundancia. Al de- la Escritura: De sus entrañas manarán ríos de
sembocar allí estas aguas, quedará saneado el agua viva'. Se refería al Espíritu que habían de
mar, y habrá vida dondequiera que llegue la recibir los creyentes en él: todavía no se daba
corriente. Se pondrán pescadores a su orilla: el Espíritu, porque Jesús no había sido glorifi-
desde Engadí hasta Eglain habrá tendederos de cado» (Jn 7,37-40).
redes; su pesca será tan abundante como \a del
Mediterráneo. A la vera del río, en sus dos ri- «Jesús tomó el vinagre y dijo: 'Está acabado'.
beras, crecerá toda clase de árboles frutales; no Inclinó la cabeza y entregó el espíritu. Era la
se marchitarán sus hojas, ni sus frutos se aca- víspera del sábado, el más solemne de todos;
barán; darán cosecha nueva cada luna, porque los judíos, para que los cadáveres no quedaran
los riegan aguas que manan del santuario; su en la cruz el sábado, pidieron a Pilato que les
fruto será comestible, y sus hojas medicinales'» quebrasen las piernas y los descolgasen. Fue-
(Ez 47,1-12). ron los soldados y quebraron las piernas a los
dos crucificados con él. Al llegar a Jesús, viendo
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que estaba muerto, no le quebraron las piernas;
pero un soldado le abrió el costado de una lan- 15
zada. Al punto, brotó sangre y agua. El que lo Dejarse encontrar por el Viviente
vio lo atestigua, y su testimonio es fidedigno;
sabe que dice la verdad, para que creáis vo-
sotros. Esto sucedió de modo que se cumpliera
la Escritura: 'No le quebraréis ni un hueso'; y
otra Escritura dice: 'Mirarán al que traspasa-
ron'» (Jn 19,30-37).
Hacer después una adoración silenciosa de la cruz.

A) PÓRTICO DE ENTRADA

«Consolad, consolad a mi pueblo,


dice vuestro Dios:
hablad al corazón de Jerusalén
y gritadle que se ha cumplido su servicio
y está pagado su crimen,
pues de la mano del Señor
ha recibido
doble castigo por sus pecados.
Súbete a un monte elevado,
alegre mensajero de Sión,
alza fuerte la voz,
heraldo de Jerusalén;
álzala, no temas;
di a las ciudades de Judá:
'¡Aquí está vuestro Dios!»» (Is 40,1.9).

El verbo «consolar» tiene en hebreo un sentido mucho más


fuerte que en castellano: expresa, más que animar a alguien
abatido, la acción eficaz de conseguir que desaparezcan los
motivos de su abatimiento.
San Ignacio dice que Jesús Resucitado hace con sus
discípulos «el oficio de Consolador», y podemos releer desde
esa clave los relatos de apariciones (Mt 28; Me 16; Le 24;
— 202 —
— 203 —
Jn 20-21), en los que encontramos, como en esbozo, lo que maritano verdadero; nos ha descubierto dónde está la ver-
es nuestra vida de fe. dadera sabiduría y la vida verdadera; nos ha conducido hasta
el secreto del triunfo del Siervo; ha puesto toda su corpora-
Cuando el Señor que vive no es el centro, la conse- lidad de Resucitado al servicio de la comunicación. Su vida,
cuencia es un «estado de indigencia» que se manifiesta en vaciada hasta la muerte, es ahora, en las manos del Padre,
oscuridad, miedo y encerramiento, dudas y desconfianza, una nueva creación.
alejamiento de la comunidad y desencanto, búsqueda de un
cadáver y lágrimas, dispersión y trabajo estéril... * Detente allí d o n d e experimentes consolación y, si
Pero el Resucitado se acerca como Presencia viva que te ayuda, reza con Jesús Resucitado el capítulo 51 del Ecle-
da Vida: se deja ver, sale al paso, habla, interpela, corrige, siástico:
anima, comunica paz y alegría...: da el Espíritu. Su manera «Te alabo, mi Dios y mi Salvador,
de hacerse presente es personal, personalizante, identifica- te doy gracias, Dios de mi padre.
dora: de nombre a nombre, suscitando recuerdos y experien- Contaré tu fama, refugio de mi vida,
cias comunes, haciendo vislumbrar proyectos de futuro, re- porque me has salvado de la muerte...», etc.
haciendo el yo filial y fraterno...
Consigue construir una comunidad de salvación: los dis- 2. Reconoce en la trayectoria de los discípulos tu propia
cípulos comen y oran juntos, trabajan, se alegran y descansan trayectoria de búsqueda de vida verdadera: ellos han ex-
unidos. Y experimentan que el mal es vencido, que su vida perimentado en su propia carne cómo el huir de la cruz para
se reorienta, que brota una existencia nueva, una re-creación, asegurarse, el traicionar para salvarse, el alejarse unos de
en la que son posibles el perdón, la conversión, la reconci- otros, el cerrar las puertas para protegerse... no les ha dado
liación, el gozo. vida verdadera.

Experimentan que son llamados y enviados a comunicar Pero ahora, cuando han perdido su imagen de segui-
vida, a ser testigos, a hacer discípulos, a ser «cómplices» del dores, cuando han tocado fondo en la insatisfacción que les
Espíritu... Viven la certeza existencial de que el Crucificado ha producido aquello en lo que creían que estaba su vida, el
es el Vencedor de la muerte; de que ha sido constituido Señor; Resucitado se pone en medio, y eso les trae alegría, paz,
de que la vida humana, aun en «fase precaria», se manifestará perdón, sentido...
cuando el Resucitado enjugue todas las lágrimas1. Aparentemente, su situación no ha cambiado:
— siguen siendo pobres; pero ahora las cosas elementales
B) EN EL UMBRAL DE LA ORACIÓN que están al alcance de su pobreza (pan, vino, pesca...)
se convierten en celebración;
1. Recorre algunos momentos más significativos de estos días — siguen referidos al humilde servicio y a cuidar de otros
de oración a la luz de la resurrección de Jesús: él ha buscado («apacienta mis ovejas...»); pero el Resucitado les ha
su moneda hasta encontrarla; se ha revelado como el Sa- revelado la fecundidad de esa actitud;
— no se les oculta el «precio a pagar» («otro te ceñirá...»);
pero Jesús les dice; «Yo estoy con vosotros todos los
1. Muchas de estas reflexiones son de G. DE PABLOS. días...»;

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— sigue «cayendo el día» y llegando la noche; pero ahora
la presencia del Viviente les hace estar «en ascuas...» al Crucificado en el Resucitado y agradécele lo que ha he-
cho por ti.
* Déjate encontrar y consolar por Jesús resucitado; Recorre luego otros lugares donde la Iglesia vive la
ábrete a su presencia y pídele que te siga mostrando «sus alegría pascual del servicio, el amor fraterno, las bienaven-
manos y su costado» para que no olvides nunca dónde está turanzas y el martirio; donde los pobres comparten fra-
la vida verdadera... ternalmente lo que tienen; donde la gente sufre, pero re-
siste y es capaz de esperanza y de fiesta... Reconoce
3. Acércate a algunos de los iconos de encuentro de los también ahí la presencia del Resucitado, agradece su vic-
relatos de apariciones y fíjate cómo expresan los textos las toria sobre la muerte y pídele que te aproxime a esos lu-
«consecuencias» de su encuentro con Jesús: gares de vida.
* Siéntete, como María Magdalena, enviado a dar a
otros la buena noticia de que Jesús vive, y que tú «lo 5. * Acércate a María, la madre del Resucitado, alégrate
has visto» (Jn 20,18). con ella, cántale con toda la Iglesia el himno «Regina
Coeli»:
* Siéntete, como Tomás, invitado a tocar las heridas «Alégrate, Reina del Cielo, ¡Alleluya!,
del Resucitado y a seguir tocándolas en tantos her- porque el que mereciste llevar en tu seno,
manos heridos de hoy (Jn 20,27-29). ¡Alleluya!,
* Siéntete, como los de Emáus, con el corazón ar- resucitó como dijo, ¡Alleluya!».
diente y la fe recuperada, y vuelve a la comunidad Pídele que, en los momentos difíciles de tu vida, te
sabiendo que en ella vas a seguir encontrando a Jesús recuerde ese «resucitó como dijo», y que te enseñe a fiarte,
al partir el Pan (Le 24,32-35). como ella, de esa Palabra que nunca defrauda.
* Siéntete, como las mujeres que fueron al sepulcro
con perfumes en la mañana de Pascua, capaz de ver C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
más allá de una tumba vacía y de decir: «¡Está vivo!»
1. Algo le ha pasado a mi muerte futura
(Le 24,24).
«Algo le ha pasado a mi muerte futura
* Siéntete, como Juan en Tiberiades, capaz de reco-
con la resurrección de Jesucristo.
nocerle en la orilla y de saber que «es el Señor» y,
Antes de que venga, yo puedo adelantarme
como Pedro, de tirarte al agua para ir a su encuentro
y ganarle el '¿quién vive?' a la muerte.
(Jn 21).
Puedo decirle: 'No me puedes robar la vida,
simplemente porque yo puedo regalarla
4. * Recorre en un «v¡a lucís» los lugares de la pasión y, lo antes de tu visita...'
mismo que las mujeres escucharon del ángel: «Mirad el Jesús me ha enseñado a darla entera, cuerpo y alma.
sitio donde lo pusieron...», escucha lo que te dice Jesús Cuando venga la muerte, se quedará con un cadáver,
en cada uno de esos lugares: «Aquí dije 'sí' al Padre...»; no conmigo.
«Aquí me dejé atarydetener»; «Aquí me coronaron rey...»; Mi cuerpo ya es del Señor. Mis miembros vivos
«Aquí extendí mis manos para ser crucificado...» Reconoce son del Resucitado desde mi bautismo.
— 206 — — 207 —
Soy uno solo: cuerpo y espíritu, gratuitamente vencedor y vencido.
uno solo en la vida verdadera. Cristo me arrebató, me tomó para sí:
La muerte no puede arrebatarme: ya no soy tuyo, muerte.
estoy en manos de la Vida, Así, humildemente vencida, te has hecho hermana:
para siempre en la misma fuente de la Vida. 'hermana muerte', pequeña, gris,
Este que llevan al cementerio ya no soy yo: servidora de nuestra Pascua» (E. GUMACIO)
que se quede la muerte
diluyendo bajo tierra lo que es tierra.
No puede tocar a mi persona. 2. Intensamente vivos
No puede mi amor ser consumido por los gusanos. «Consideraos muertos al pecado
Aprendí de Cristo a darlo todo, y vivos para Dios
y todo lo entregado quedará para siempre, en Cristo Jesús Señor nuestro» (Rom 6,11).
ciento por ciento, en el Dios vivo.
'Muerte ¿dónde está tu victoria?' «El término 'espiritualidad' podría traducirse como 'la ca-
Estoy aprendiendo a mirarte de frente, pacidad de estar vivo'. 'Espiritual' quiere decir 'viviente',
a reconocerte vencida en la Cruz. 'intensamente vivo'. El hecho de que no estemos muertos no
Afirmado en mi Señor Resucitado, te miro basta para decir que estamos vivos. La vida se mide por el
como mira un niño la jaula de los leones grado de alerta de la conciencia, y el trabajo espiritual con-
desde los fuertes brazos de su padre. siste en estimular esa vigilancia.
Todo entero incorporado »La vida espiritual es, ante todo, relacional; se tratará,
al primer nacido de entre los muertos, entonces, de ser conscientes de una presencia en nosotros
comparto desde ahora la vida nueva de mi Señor y que se manifiesta de muchas maneras. Para los cristianos,
Amigo. eso se da en términos humanos en Jesús, Palabra de Dios,
En su cuerpo y en su sangre lo he puesto todo: que nos invita a una intimidad. La vida espiritual no consiste
mi mundo, mis ojos, mis palabras mis pensamientos; en prácticas, rezos o doctrinas, sino en una atención alerta a
mis luces, mis oscuridades, mis gozos y mis lágrimas; la gente y a los acontecimientos de cada día, que revelan así
mis acciones, mis sentimientos, mis posibilidades, lo sagrado presente en ellos. El Reino de Dios no es un lugar,
mis límites, mi carne, mi espíritu sino una experiencia de intensidad, de calidad, de profun-
y hasta las oscuras profundidades de mi ser. didad, de embeleso» (T. RYAN).
¿Qué te queda, muerte, sino un poco de polvo?
Eres dintel solamente. La Puerta es mi Señor.
Quedan de este lado D) CELEBRAR LO VIVIDO
los tiempos, las duraciones, los caminos.
Al atravesarte, se rompen los límites 1. En torno al capítulo 21 de san Juan puede hacerse una
y empieza la inagotable novedad. «celebración junto al lago». La sala puede estar en penum-
bra, ambientada con pan y vino sobre una mesa, el cirio pas-
Voy con Cristo, me basta ahora su camino de pobres. cual encendido, y tantas lamparillas (apagadas) como parti-
Voy transfigurado, nuevo y yo mismo, cipantes.

— 208 — — 209 —
a) En el mar y de noche:
c) Una comida compartida:
«Después se apareció de nuevo Jesús a los dis- «Cuando saltaron a tierra, vieron unas brasas
cípulos junto al lago de Tiberiades. Se apareció preparadas, y encima pescado y pan. Les dice
así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, lla- Jesús: 'Traed algo de lo que habéis pescado
mado el Mellizo, Natanael de Cana de Galilea, ahora'. Salió Pedro arrastrando a tierra la red
los Zebedeos y otros discípulos [se añaden los repleta de peces grandes: ciento cincuenta y
nombres de los miembros del grupo]. Les dice tres. Y, aunque eran tantos, no se rasgó la red.
Simón Pedro: 'Voy a pescar'. Le responden: Les dice Jesús: 'Venid a almorzar'. Ninguno de
'Vamos contigo'. Salieron, pues, y montaron en los discípulos se atrevía a preguntarle quién
la barca, pero aquella noche no pescaron era, pues sabían que era el Señor. Llega Jesús,
nada». toma pan y se lo reparte, y lo mismo el pescado.
Ésta fue la tercera aparición de Jesús, ya re-
Se comparten las situaciones de «noche» y de «trabajo sucitado, a sus discípulos».
estéril» de las que partió cada uno al llegar a Ejercicios, y
también los momentos de oscuridad vividos. Se evocan tam- Se comparten en ambiente festivo el pan y el vino que
bién situaciones de «noche oscura» del mundo. había encima de la mesa.
d) Señor, ¡tú sabes que te amo!
b) En la orilla, una presencia:
Un lector lee esta oración, y los demás repiten como estribillo:
«Ya de mañana, estaba Jesús en la playa; pero SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
los discípulos no reconocieron que era Jesús.
Les dice Jesús: 'Muchachos, ¿tenéis algo de Cuando remamos a oscuras
comer?' Contestaron: 'No'. Les dijo: 'Echad la en medio de la noche,
red a la derecha de la barca, y encontraréis'. La y nuestras redes están vacías,
echaron, y no podían arrastrarla por la abun- tú estás presente,
dancia de peces. El discípulo a quien Jesús que- aunque nuestros ojos no sepan reconocerte.
ría dice a Pedro: '¡Es el Señor!'Al oír Pedro que SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
era el Señor, se ciñó la túnica, pues no llevaba De madrugada, cuando la luz vence a las tinieblas,
otra cosa, y se tiró al agua». en el primer día de la semana,
tú estás en la orilla,
Los que lo deseen pueden compartir los momentos de y tu palabra ilumina nuestras sombras.
«abundancia» que han vivido en Ejercicios, cómo y cuándo SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
han reconocido a Jesús a lo largo de estos días y qué respuesta
quieren darle. Se evocan también situaciones de luz y de Señor de la Vida en abundancia,
esperanza en el mundo que hace posible el Señor Resucitado. Señor de las redes llenas:
Se van encendiendo las lamparillas en el cirio pascual y se como Juan,
ilumina la sala. queremos ser capaces de reconocer tu presencia;
como Pedro,
— 210 —
— 211 —
queremos saltar de la barca para ir a tu encuentro. capacitados para reconocerlo. El les preguntó:
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO! '¿De qué vais conversando por el camino?'».
Nos das a comer un pan y unos peces Salen todos dos en dos a dar un paseo y hablar de lo
que has preparado para nosotros, vivido en estos días, de las dificultades experimentadas para
y en esa comida compartida reconocer a Jesús y abrirse a su gracia. Después de unos
aprendemos a entregar sin reservas minutos, se pueden juntar con otros dos y hacer lo mismo.
lo que gratuitamente hemos recibido de ti. En un momento convenido, se vuelve a la sala.
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
b) Se continúa la lectura:
Tú reclamas de nosotros
la confesión de nuestro amor, «Jesús les dijo '¡Qué necios y torpes para creer
y nos envías después a sostener, a apoyar, cuanto dijeron los profetas¡ ¿No tenía que pa-
a defender la vida de nuestros hermanos. decer eso para entrar en su gloria?' Y, comen-
No tenemos más que un poco de pan zando por Moisés y siguiendo por todos los
y la pobreza de nuestro amor, profetas, les explicó lo que en toda la Escritura
pero eso es lo que podemos ofrecerte, se refería a él».
y con eso estamos dispuestos a seguirte. Después de unos momentos de silencio, cada uno dice
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO! alguna palabra del Evangelio que se le haya iluminado en
Con todos los que creen sin haber visto, estos días.
con todos cuantos buscan sin desfallecer,
con todos los pequeños y humildes de corazón, c) Se concluye la lectura:
creemos y proclamamos «Se acercaban a la aldea adonde se dirigían, y
que en ti la muerte ha sido vencida, él fingió seguir adelante. Pero ellos le insistían:
que estás vivo y nos precedes en el camino. 'Quédate con nosotros, que se hace tarde, y el
SEÑOR, TÚ LO SABES TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO! día va de caída'. Entró con ellos y, mientras
estaba con ellos a la mesa, tomó el pan, lo ben-
dijo, lo partió y se lo dio. Se les abrieron los
2. Celebración de Emaús
ojos, y lo reconocieron. Pero él desapareció de
a) Reunidos en la sala o capilla, se comienza la lectura de su vista. Comentaban: '¿No se abrasaba nues-
Le 24,13-35 a tres voces: narrador, Jesús, los de Emaús: tro corazón mientras nos hablaba por el camino
y nos explicaba la Escritura?' Se levantaron al
«Aquel mismo día, iban dos de ellos camino de instante, volvieron a Jerusalén y encontraron a
una aldea llamada Emáus, distante unas dos los once con los demás compañeros, que afir-
leguas de Jerusalén. Iban comentando todo lo maban: 'Realmente ha resucitado el Señor y se
sucedido. Mientras conversaban y discutían, ha aparecido a Simón'. Ellos, por su parte, con-
Jesús en persona los alcanzó y se puso a ca- taron lo acaecido por el camino y cómo lo ha-
minar con ellos. Pero ellos tenían los ojos in- bían reconocido al partir el pan.»

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Un lector lee la siguiente oración, y todos repiten el estribillo:
¡QUÉDATE CON NOSOTROS! 16
Tú que has hecho camino con nosotros Consentir en que el amor
tú que te has acercado a nuestras dudas, envuelva nuestra vida
a nuestros temores,
a nuestros desánimos:
¡QUÉDATE CON NOSOTROS!
Tú que nos has abierto la Escritura
y con tu palabra y tu presencia
has hecho arder nuestro corazón:
¡QUÉDATE CON NOSOTROS!
Tú que has aceptado no abandonarnos
al declinar el día,
tú que has compartido nuestro techo
A) PÓRTICO DE ENTRADA
y has partido para nosotros el pan:
¡QUÉDATE CON NOSOTROS!
Un personaje muy peculiar del Antiguo Testamento, el pa-
Tú que nos has devuelto el ánimo triarca Jacob, exclama en un momento significativo de su
y has hecho renacer en nosotros el gozo; vida:
tú que nos envías a anunciar a los que tienen miedo,
que nos precedes en el camino
«Dios de mi padre Abraham, Dios de mi padre
y nos preparas una mesa:
Isaac, Señor que me has mandado volver a mi
¡QUÉDATE CON NOSOTROS!
tierra nativa para colmarme de beneficios: ¡qué
Tu cuerpo es el pan que nos congrega, pequeño soy yo para toda la misericordia y toda
tu sangre es el vino de nuestra fiesta: la lealtad con que me has tratado!» (Gn 32,10).
al reunimos en tu Nombre,
tu Eucaristía se convierte para nosotros Al terminar unos días de oración, seguramente será ése
en esperanza de una vida siempre nueva. el sentimiento que predomine en nosotros: nos hemos sentido
¡QUÉDATE CON NOSOTROS! envueltos en la ternura y la fidelidad de un Dios que nos ha
devuelto a «nuestra tierra» y nos ha colmado de beneficios;
y esa experiencia acentúa en nosotros la conciencia de «des-
proporción», de pequenez, de desbordamiento ante unos do-
nes que reconocemos no merecer.

San Ignacio propone una contemplación que él llama


«para alcanzar amor», con la que intenta ayudar al ejercitante
a «procesar» adecuadamente la experiencia que ha vivido.

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Contemplación para alcanzar amor (EE 230-237). El segundo, mirar cómo Dios habita en las criaturas: en
los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los
Nota. Primero conviene advertir en dos cosas: animales sensando, en los hombres dando entender; y así en
La primera es que el amor se debe poner más en las mí dándome ser, animando, sensando, y haciéndome enten-
obras que en las palabras. der; asimismo haciendo templo de mí, seyendo criado a la
similitud y imagen de su divina majestad. Otro tanto refli-
La segunda: el amor consiste en comunicación de las tiendo en mí mismo, por el modo que está dicho en el primer
dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado puncto, o por otro que sintiere mejor. De la misma manera
lo que tiene, o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, se hará sobre cada puncto que se sigue.
el amado al amante; de manera que si el uno tiene ciencia,
dar al que no la tiene, si honores, si riquezas, y así el otro El tercero, considerar cómo Dios trabaja y labora por
al otro. mí en todas cosas criadas sobre la haz de la tierra, id est,
habet se ad modum laborantis. Así como en los cielos, ele-
Oración sólita. mentos, plantas, fructos, ganados, etc., dando ser, conser-
vando, vegetando y sensando, etcétera. Después reflectir en
Primer preámbulo es composición, que es aquí ver cómo mí mismo.
estoy delante de Dios nuestro Señor, de los ángeles, de los El quarto, mirar cómo todos los bienes y dones des-
sanctos interpelantes por mí. cienden de arriba, así como la mi medida potencia de la
summa y infinita de arriba, y así justicia, bondad, piedad,
El segundo: pedir lo que quiero; será aquí pedir cog-
misericordia, etc.; así como del sol descienden los rayos, de
noscimiento interno de tanto bien recibido, para que yo, en-
la fuente las aguas, etc. Después acabar reflictiendo en mí
teramente reconociendo, pueda en todo amar y servir a su
mismo según está dicho. Acabar con un coloquio y un Pater
divina majestad. Noster.
El primer puncto es traer a la memoria los beneficios
recibidos de creación, redempción y dones particulares, pon- B) E N EL UMBRAL DE LA ORACIÓN
derando con mucho afecto quánto ha hecho Dios nuestro Vamos a profundizar en esta contemplación, que podría lla-
Señor por mí y quánto me ha dado de lo que tiene, y con- marse también «Contemplación para consentir en que el amor
sequenter el mismo Señor desea dárseme en quánto puede, envuelva nuestra vida»:
según su ordenación divina. Y con esto reflectir en mí mismo,
considerando con mucha razón y justicia lo que yo debo de 1. Observa en el texto la insistencia en la «acción agraciante»
mi parte ofrecer y dar a la su divina majestad, es a saber, de Dios y cómo la llamada a responder nace, no de la propia
todas mis cosas y a mí mismo con ellas, así como quien iniciativa o esfuerzo, sino como fruto del agradecimiento.
ofrece affectándose mucho: Tomad, Señor, y recibid toda — dar y comunicar el amante al amado lo que tiene,
mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi o de lo que tiene o puede;
voluntad, todo mi haber y mi posseer; Vos me lo disteis, — cognoscimiento interno de tanto bien recibido;
a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda — memoria de los beneficios recibidos;
vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta — quánto ha hecho Dios nuestro Señor por mí y quán-
me basta. to me ha dado de lo que tiene, y consequenter el

— 216 — — 217 —
mismo Señor desea dárseme en quanto puede, según
su ordenación divina; 3. Vuelve al final de la oración: «dadme vuestro amor y
— dándome ser, animando, sensando y haciéndome gracia, que ésta me basta», y detente en estas dos últimas
entender; palabras —«me basta»—, como expresión de un desbor-
damiento que también expresa el ritual judío de Pascua con
— considerar cómo Dios trabaja y labora por mí en
el estribillo hebreo «dayenu» («¡habríamos tenido bastan-
todas cosas criadas sobre la haz de la tierra;
te!»): «Si nos hubieras sacado de Egipto sin darnos tu Ley
— mirar cómo todos los bienes y dones descienden de
en el Sinaí... habríamos tenido bastante». El creyente va
arriba...
expresando su admiración agradecida por los regalos que Dios
* Siéntete envuelto en un amor torrencial al que no le ha hecho: sabe gustar lo recibido en un momento dado,
puedes responder, de entrada, más que con el agradeci- con lo que ya le bastaría, y se siente desbordado porque Dios
miento. Repite las palabras de Jacob: sigue dándole todavía más, de forma siempre creciente. Re-
corre tú ahora los momentos de gracia que has vivido estos
«¡Qué pequeño soy yo días y, ante cada uno de ellos, repite una y otra vez: «Habría
para toda la misericordia tenido bastante...»
y toda la lealtad con que m e has tratado!»
C) OTROS CAMINOS DE BÚSQUEDA
2. Date cuenta de cómo afecta ese amor a tu manera de
vivenciar el tiempo: 1. «Dadme vuestro amor y gracia...»

— el pasado se convierte en «memoria de los beneficios La Carta a los Colosenses nos pone ante los ojos cómo sería
recibidos», en asombro agradecido : «quánto ha hecho Dios nuestra vida cristiana vivida en el ámbito de la «gracia»1.
nuestro Señor por mí y quánto me ha dado de lo que tie- Y, además de ese término (charis en griego), echa mano
ne...»; de dos verbos de su misma raíz: eucharistein (dar gracias) y
charizein (agraciar, perdonar):
— el presente se hace ocasión de reconocimiento y
comunicación con el Dios que «habita» la creación y la En primer lugar, la palabra gracia expresa la nueva
historia, que «trabaja y labora por mí». Y como oportunidad situación en que se encuentra el cristiano a partir de la irrup-
de responderle entregándole todo lo que eres y tienes: «To- ción del amor de Dios que se ha hecho presente en la vida,
mad, Señor, y recibid...»; muerte y resurrección de Jesús. De esa experiencia nace la
conciencia de ser agraciado, de haber accedido gratuitamente
— el futuro se transforma en atención abierta y confiada a una nueva situación que desborda cualquier mérito o ex-
porque «el mismo Señor desea dárseme en quanto puede, pectativa. Todas estas expresiones de dicha Carta a los Co-
según su ordenación divina». Y ya sabemos qué desmesura losenses evocan esa situación de «agraciamiento»:
tiene esa «ordenación divina»...
«Gracia y paz a vosotros de parte de Dios nues-
* Ábrete a esa posibilidad que se te regala de integrar tro Padre» (1,2);
tu pasado, tu presente y tu futuro en una historia de amor
con tu Dios. Deja que brote desde lo más profundo de ti
la oración: «Tomad, Señor y recibid...» 1. Cf. L. MONLOUBOU, La priére selon Saint Paul (París 1985).

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«La esperanza que os está reservada en el
cielo...» (1,5); De esta experiencia nace, en un segundo momento, la
urgencia de ser agradecidos (eucharistein):
«El amor que os inspira el Espíritu» (1,8);
«El Padre os ha hecho capaces de compartir la «Siempre que rezamos por vosotros, damos
suerte de los consagrados en el reino de la gracias...» (1,3);
luz» (1,12); «Ya que habéis recibido a Cristo Jesús como
«Os arrancó del poder de las tinieblas y os tras- Señor, proceded unidos a él, arraigados y
ladó al reino de su Hijo querido, por el cual cimentados en él, confirmados en la fe que
obtenemos el rescate, el perdón de los pe- os enseñaron, derrochando agradecimiento»
cados» (1,13-14); (2,6-7);
«En él decidió Dios que residiera la plenitud y «Sed agradecidos» (3,15);
que, pdr medio de él, todo fuera reconciliado «Con corazón agradecido, cantad a Dios...»
consigo...» (1,19-20); (3,16);
«Vosotros, en un tiempo, estabais lejos...; aho- «Todo lo que hagáis, hacedlo invocando al Se-
ra os han reconciliado y os han presentado ñor Jesús, dando gracias a Dios Padre por
ante él: santos, intachables, irreprochables» medio de él» (3,17);
(1,21-22); «Perseverad en la oración, velando en ella y
«Dios quiso dar a conocer la espléndida riqueza dando gracias» (4,3).
que significa ese secreto para los paganos:
Cristo para vosotros, esperanza de gloria» Finalmente, ese agradecimiento provoca una actitud
(1,27); «agraciante» (charizein) ante los demás, es decir, de mise-
«En Cristo se encierran todos los tesoros del ricordia y disposición al perdón:
saber y el conocimiento» (2,3); «Como elegidos de Dios, consagrados y ama-
«En él reside corporalmente la plenitud de la dos, revestios de compasión entrañable, ama-
divinidad, y de él recibís vuestra plenitud. Por bilidad, modestia, paciencia; soportaos mutua-
él habéis sido circuncidados [...], sepultados mente, perdonaos si alguno tiene queja contra
con él por el bautismo, resucitados con él [...]. otro; como el Señor os ha perdonado, así tam-
Estabais muertos, pero os ha dado vida jun- bién haced vosotros» (3,12-14).
tamente con él, perdonándoos todos los pe-
cados» (2,9,13); Toda la vida cristiana aparece así caracterizada, invadida
«Con Cristo habéis muerto a los elementos del y «vertebrada» en torno a la gracia.
mundo...» (2,20);
«Habéis resucitado con Cristo, [...] habéis muer-
2. «...ésta me basta»
to, y vuestra vida está escondida con Cristo
en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vuestra
La experiencia que evoca el «me basta» de la oración de san
vida, entonces vosotros apareceréis glorio-
Ignacio revela un estado de reconciliación profunda en los
sos junto a él» (3,1-4);
niveles más básicos de la persona, de un tipo de satisfacción-
«La gracia esté con vosotros» (4,18).
saciedad que es compatible con el auténtico deseo.
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Es un sentimiento que nace en esa zona de nuestro ser no persigo grandezas
donde se generan también la ambición y la ansiedad, la ne- ni maravillas que me superan.
cesidad compulsiva de poseer, acumular y dominar, el ger- Juro que acallo
men maléfico de la autoafirmación y de la prepotencia que y aquieto mi deseo;
ahoga la fraternidad. como un niño en brazos de su madre,
A nivel estructural, sabemos que un pequeño número como un niño sostengo mi deseo.
de países dilapidan (dilapidamos...) los recursos de todos: ¡Espere Israel en el Señor
no existe situación alguna de injusticia que no esconda en su ahora y por siempre!»
trama una ambición y una codicia que nada parece saciar. La solución que propone ¿consistirá simplemente en
A nivel personal se manifiesta en intervenir, hacer, me- «acallarlos y aquietarlos»? Los tres últimos versos nos hacen
recer, cumplir..., en nuestra secreta convicción de que la ver que no es así: ese creyente que es Israel se define a sí
oración, la vida espiritual y la salvación, en definitiva, son mismo como un niño que acaba de mamar y que descansa
cosa nuestra, algo que depende de nuestra iniciativa, de nues- satisfecho sobre el hombro de su madre (la preposición hebrea
tro esfuerzo, de nuestra dedicación. Sin la experiencia de empleada, «sobre», nos sugiere un precioso dato que cual-
«tener bastante», nos dejaremos llevar de nuestro yo com- quier madre conoce: cuando un niño ha terminado de mamar,
pulsivo, febril y activista, que refuerza nuestra imagen de no se le tiene «en brazos», sino apoyado sobre el hombro
personas eficaces e importantes. Y actuaremos con la auto- para que expulse el aire...). Si su deseo ha desaparecido, es
suficiencia de quien se apoya en sí mismo y se cierra la puerta porque el alimento que ha recibido le ha saciado de tal manera
a una gracia que siempre nos es concedida más allá de nues- que ha acallado su necesidad.
tros merecimientos.
La exclamación final, «¡Espere Israel en el Señor ahora
En cambio, este sentimiento hondo de «llenumbre agra- y por siempre!», tiene tal fuerza de convicción rotunda que
decida», esa vivencia de «tener suficiente», nos libera de la aleja cualquier tentación de hacer del Salmo una lectura es-
ansiedad y del centramiento en nuestros propios deseos y nos piritualista.
permite dirigirlos hacia el Señor y su Reino.
Dicen los psicólogos que la madurez de un adulto está
Vamos a contemplar tres iconos de satisfacción pro- en relación estrecha con la experiencia de «confianza básica»
puestos por tres salmos que nos adentran en esta experiencia que haya tenido en su niñez, es decir, con la vivencia de
profunda del «me basta»: sentirse acogido y querido incondicionalmente por alguien.
a) El niño saciado y satisfecho del salmo 130 (131) es el El creyente del Salmo expresa esta experiencia a través
símbolo de quien, al parecer, ha encontrado una perfecta de la imagen de ese niño que ha quedado saciado por
integración del mundo de sus deseos; aunque, a juzgar por el alimento que le ha dado su madre y que ya no quiere
los primeros versos, podríamos pensar que su paz le viene nada más.
de que los ha ido reduciendo y disminuyendo hasta hacerlos Cuando los discípulos dicen a Jesús: «Maestro, come»,
inoperantes: él contesta:
«Señor, mi corazón no es ambicioso
«Yo tengo un alimento que vosotros no cono-
n¡ mis ojos altaneros;
céis...» (Jn 4,32),
— 222 —
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revelándonos así el secreto de un corazón apasionado por el
Padre y el Reino y desinteresado («indiferente», diría san Por eso, sólo conectamos con la experiencia de este
Ignacio) de sus propios asuntos. creyente cuando estamos ya un poco de vuelta de nuestros
sueños de omnipotencia y eficacia, cuando sospechamos bas-
tante de nuestras propias fuerzas y cuando ya no tratamos de
b) Un creyente que ha hecho la experiencia de ser guiado
comernos el mundo, porque ha sido éste quien nos ha dado
por el Señor afirma en el Salmo 23:
ya bastantes bocados a nosotros.
«El Señor es mi pastor, nada me falta: Es un momento privilegiado para la vida espiritual, por-
en verdes praderas me hace recostar, que nos sitúa ante una encrucijada: podemos tirar por el
me conduce hacia fuentes tranquilas camino del desánimo y del escepticismo, lamentando secre-
y repara mis fuerzas...» tamente la frustración de los propios proyectos de perfección
y ocultándola bajo toda clase de disfraces pseudoespirituales.
Al haberse sentido conducido y acompañado por la mano
firme y protectora del pastor, proclama con tranquila audacia Si echamos a andar por ese camino, probablemente aca-
su ausencia de ambiciones. Tiene todo lo que necesita: se- baremos en la cuneta de una resignada melancolía o de una
guridad, alimento, aguas tranquilas, defensa, escolta, techo amargura encubierta.
bajo el que habitar... Difícilmente anidarán en su corazón la Pero la Palabra nos señala otro camino, que es el que
ansiedad o la suficiencia, la envidia o la agresividad que adopta el salmo 126 y que expresa, de otra manera, el «dad-
amenazan la vida filial y fraterna. me vuestro amor y gracia, que ésta me basta» de san
Ignacio: el de quien ha recuperado una «segunda ingenui-
c) Otro israelita orante nos comunica su experiencia en el dad», ha dejado de preocuparse por sus propios resultados y
salmo 126: se ha abierto a la contemplación asombrada de lo que Dios
es capaz de hacer si uno le deja; el de quien ha llegado a la
«Si el Señor no construye la casa, constatación sapiencial de que de lo que se trata en el se-
en vano se cansan los albañiles; guimiento no es de hacer grandes cosas, sino de consentir en
si el Señor no guarda la ciudad, «ser puesto» con el Hijo.
en vano vigilan los centinelas.
En vano os levantáis temprano Al terminar nuestro retiro, podemos repetir, desde un
nivel más hondo, estas frases:
y retrasáis el descanso
los que coméis el pan de fatigas; «Guardo lisa y silenciosa mi alma,
¡si se lo da a sus amigos mientras duermen!» como un niño en brazos de su madre...»
«Señor, nada me falta, mi copa rebosa...»
Posiblemente está escrito por alguien no muy joven y «Tú me colmas de tus dones mientras duermo...»
que quizá en su juventud creyó que su esfuerzo y su entu- «Tu gracia me basta...»
siasmo iban a hacer de él un perfecto cumplidor de la Ley,
Lo que nace de ahí no es una pasividad inerte, sino la
pero que, en su edad adulta, reconoce que todo lo bueno que
acción sosegada y el dinamismo fecundo que siguen a la
hay en su vida es obra del Señor, cuyo amor fiel lo envuelve
conciencia de agradecimiento. Y a aquél que ha hecho esa
con la misma gratuidad con que le da el aire que respira
experiencia comienza a serle posible «amar y servir en
mientras duerme.
todo».
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D) CELEBRAR LO VIVIDO
la alegría que encuentra el marido
Poner en un plato de barro o en un pañuelo sobre el suelo con su esposa
piedrecitas blancas, tantas como personas hay en el grupo. la encontrará tu Dios contigo» (Is 61,1-5).
Se leen estos textos acerca del «nombre nuevo»: «Esto dice el Señor:
Yo mismo traeré restablecimiento y curación
«¡Levántate, brilla, y les revelaré un desbordamiento
que llega tu luz, de paz y fidelidad.
la gloria del Señor amanece sobre t i ! En aquellos días se salvará Judá,
Vendrá a ti el orgullo del Líbano, y en Jerusalén habitarán tranquilos,
con el ciprés y el abeto y el pino, y la llamarán así:
para adornar el lugar de mi santuario 'Señor-nuestra-justicia'» (Jer 33,6.16).
y ennoblecer mi estrado.
Los hijos de tus opresores «Jerusalén, despójate del vestido
vendrán a ti encorvados, de luto y aflicción
y los que te despreciaban y vístete para siempre
se postrarán a tus pies; las galas de la gloria que Dios te da;
te llamarán Ciudad del Señor, envuélvete en el manto de la justicia de Dios
Sión del Santo de Israel» (Is 60,1.13-14). y ponte en la cabeza
la diadema de la gloria del Eterno;
«Por amor de Sión no callaré, porque Dios mostrará tu esplendor
por amor de Jerusalén no descansaré, a cuantos viven bajo el cielo.
hasta que rompa la aurora de su justicia Dios te dará un nombre para siempre:
y su salvación llamee como antorcha. 'Paz en la Justicia'
Los pueblos verán tu justicia, 'Gloria en la Piedad'» (Bar 5,1-5)
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo, «Al ángel de la Iglesia de Pérgamo escríbele:
impuesto por la boca del Señor. [...] Al vencedor le daré del maná escondido,
Serás corona fúlgida en la mano del Señor le daré una piedrecita blanca y,
y diadema real en la mano de tu Dios. grabado en ella, un nombre nuevo
Ya no te llamarán 'Abandonada', que sólo conoce el que lo recibe.
ni a tu tierra 'la Devastada'; [...] Quien tenga oídos,
a ti te llamarán 'Mi Preferida', escuche lo que dice el Espíritu a las iglesias»
y a tu tierra 'La Desposada', (Ap 2,12.17.29).
porque el Señor te prefiere a ti, Cada uno va tomando una piedrecita y compar-
y tu tierra tendrá marido. tiendo el «nombre nuevo» que ha recibido a lo largo
Como un joven se casa con una muchacha, de los Ejercicios.
así te desposa el que te construyó;
Se puede terminar con el salmo 136:
— 226 —
— 227 —
«Dad gracias al Señor porque es bueno
porque es eterno su amor...», índice de «iconos bíblicos»1
e ir añadiendo motivos de agradecimiento. Al final, se ter-
mina con esta oración:
«Te damos gracias, Padre,
porque nos has mostrado el rostro de tu Hijo Jesús
y quieres recrearnos a su imagen.
Haznos vivir
arraigados y cimentados en él,
confirmados en la fe que nos enseñaron,
derrochando agradecimiento (Col 2,6;3,17).
Tú que has querido dárnoslo como Camino ANTIGUO TESTAMENTO
y como compañero fiel a nuestro lado,
graba su nombre Adán y Eva: Gn 3,8-11: 3c, 5b.
como un sello sobre nuestro corazón, Abraham y Sara: Gn 18,12-14: 6c.
como un sello sobre nuestro brazo (Cant 8,6),
Caín: Gn 4,9: 1, 5b.
y haz de nosotros iconos vivos de su amor
para que hagamos presente su misericordia David: 2 Sam 1-12: 5a.
y su fidelidad Elias: 1 Re 19,4: 4c.
mientras caminamos con nuestros hermanos. Gedeón: Jue 6-7: 6c.
Concédenos tu amor y tu gracia, Gómer: Os 2,4-25: 5b.
que ésta nos basta». Isaías: Is 7,1-9: 8c.
Ittay de Gat: 2 Sam 15,17-22: 6d.
Jacob: Gn 28,12: 1; 32,10: 16ab.
Jeremías: Jer 1,6-8: 4c, 6ac; 13,11: 4c; 20,14-18: 4c.
Jonás: Jo 1,3-4: 4c; 4,8-9: 4c.
Moisés: Ex 3,1-4: Ib; 3,7-12: 7a; 4,10: 4c, 6a; 4,10-12: 6c;
19,4-5: 3b; 33,13-14: 6a; 33,19: 8c; 34,1-5: 2a; Sal
103,26: 1.
Naamán el sirio: 2 Re 5,10: 3a.
Rut: Rut 1,14-16: 4c, 6d.
Salomón: Sab 8-9: 9c.

1. Junto a cada cita aparecen el número del capítulo y la letra del


apartado (a, b. c. d) correspondientes.

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NUEVO TESTAMENTO Nicodemo: Jn 3,1-21: 9b, 13b.
Pablo: Hch 9,1-9: 6c; 9,15-16: 6a; 20-21: 6b; Flp 3,7-14:
Bartimeo: Me 10,46-52: 10b, 12b, 14a.
6a.
Ciego de nacimiento: Jn 9: llac, 12d.
Paralítico: Mt 9,1-7: l l b .
Centurión: Mt 8,10: l l b . Paralítico de la piscina: Jn 5,1-18: l l b .
Discípulos: Mt 10,1-42: 11c; Me 4,35-41: llb; 4,40: llb; Pastores de Belén: Le 2,8-20: 4c.
6,9: llb; 9,5.32:14a; 14,37.50:14a; Le 3,2: llb; 12,3: Pedro: Mt 14,22-23: llb; 16,18: llb; 16,22: 4c; 27,69-74:
llb; 12,32: l l b ; 22,24-27: 13b. 4c; Me 8,31-32: 14a; 8,33: llb; 9,5: llb; 10,15-40:
Dos de Emáus: Le 24,13-35: 15b. llb; 14,28-33: llb; 14,66-72: 14a; Le 5,8-10: 6c;
Hidrópico: Mt 14,1-6: l l b . 22,61: llb; Jn 1,42: l l b ; 21,7: 13b. 15b.
Hombre de la mano paralizada: Mt 12,9-14: l l b . Suegra de Pedro: Me 1,29-31: 10b.
Jairo: Me 5,36: l l b . Tomás: Jn 20,27-29: 15b.
José: Mt 2,14: 8c. Viuda pobre: Le 21,1-4: llb; Me 12,41-44: 13b.
Joven rico: Me 10,20-22: 4c, 13b. Zaqueo: Le 19,1-10: 10b, l l b , 13b.
Juan: Jn 21: 15b.
Lázaro: Jn 11: 11c.
Leproso: Mt 8,8-14: 10b. ICONOS DE PARÁBOLAS:
Magos de oriente: Mt 2,1-12: 8cd.
María de Nazaret: Le 1,26-38: 7c; 1,34-37: 6c; 1,46-55: Administrador sagaz: Le 16,1-8: 8c.
4b; 2,19: 9a; 2,41-50: 3b, 6b, 8a, 10b; Jn 2,1-12: 5b; Convidados al banquete: Mt 14,15-20: 13b; 22,1-14: l l b .
1 Jn 1,1-4: 7d. Diez muchachas: Mt 25,1-13: l l b .
María Magadalena: Jn 20,11-18: 3a, 10b, l i a , 15b. Hijo mayor (parábola del padre misericordioso): Le 15,
María de Betania: Le 10,38-42: 4ac, l l b . 1-32: 4c.
Marta: Le 10,38-42: 4ac. Hijo que dijo «no» (parábola de los dos hijos): Mt 21,
Mateo: Mt 9,1-17: 6c, 10b, llb; Me 2,15: 13b. 28-31: 4c.
Mujer adúltera: Jn 8,1-11: 5d. Hombre rico y Lázaro: Le 16,19-31: 13b.
Mujer cananea: Mt 15,28: l l b . Mujer que perdió un dracma: Le 15,8-10: 3a.
Mujer encorvada: Le 13,10-17: 5d, l l b . Samaritano: Le 10,25-37: 4ac.
Mujer pecadora que ungió a Jesús: Le 7,36-50: 10b, 13b. Siervos que esperaron a su señor: Le 12,35: l l b , 13b.
Mujer que le ungió en Betania: Me 14,3-4: 13b.
Mujer que tenía un flujo de sangre: Mt 9,20-22: llb; Le
8,40-56: 5b.
Mujer samaritana: Jn 4,1-41: 3a, 10b, 11c.
Mujeres al pie de la cruz: Jn 19,25-26: 14ab.
Mujeres que fueron al sepulcro: Le 24,24: 15b; Mt 28,
1-10; 8c.
Mujeres que miraban de lejos: Me 15,40-41: 14a.
Natanael: Jn 1,44-51: l l b .

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