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HISTORIA

POLITICA
DEL ·EJERCITO
ARGENTINO
De la Logia Lautaro
a la industria pesada

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, lli.1toria Política del Ejército A rBenlino

LEA EN LA PROXIMA QUINCENA: 1



FRIGERIO y la traición de la burguesía
industrial

La obra que presentamos al público


lector posee un notable interés: realiza
un examen de la política cambiante de
los intereses industriales que aparentó
representar el señor Rogelio Frigerio,
sus concesiones ulteriores a los dictados
extranjeros, su plan de subconsumo po-
pular y su visible fracaso. La naturaleza
histórica de la burguesía industrial ar-
gentina es estudiada brillantemente en
el presente ensayo.

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,
Jorge AbeJardo RAMOS

Colección ''LA SIRINGA"


Aloo realmente nuevo está en sus ma11o.r, lector.
HISTORIA POLITICA
E11 1;~w éjJOca cruel como la que vivimos, densa •de
problema, drama y avfntura, ese pequerío objeto lla- DEL
mado " libro" es un irzstru mento ,:ndispcnsable para
la conciencia, el solaz o el olvido del hombre moder-
no. Pero como si reencarnara el suplicio d e Tántalo, EJERCITO ARGENTINO
nuestro tiempo de carestía ha hecho del libro algo
económicamerzte inalcanzable. Los costos de impre-
sión alejan la adquisición de los libros de las manos
de una enorme masa de lectores que tiende a acer-
carse a ellos. La Colección LA SIRINGA, se pro-
pone cerrar ese abismo entre el libro y el lector me-
diante la edición regular de obras especialmente
escritas para ella, escrupulosamente revisadas y co-
rregidas. Se trata de ediciones de gran tirada, a
precios excepcionalmente económicos -cada volumen 1
cuesta $ 15-. Todos los títulos se proponen plantear
al lector de ese vasto mundo hispanoamericano los
problemas cardinales de su destino. Tribuna indepen-
diente de todo interés menor, la Colección LA SIRINGA
dará a conocer ensayos acerca de la política argentina
y latinoamericana, su historia, su economía y su arte,
lo mismo que las de aquellos países de Europa o Asia
que de algrín modo algo pu eden decir al público de
habla castellana. Política, historia, economía y arte
constituye de por sí un amplio fJTograma, pero sólo
quedaría como vaga aspiración de catálogo si no agre-
gá~a!Tros que esta Colección aspira a abrazar e1l sus
edrctones lo gigantesca incóonita de América Latina Colección La Siringa
e!e Nuevo Mundo que un dla H egel designó como [~ Av. PEÑA ULlO- EDITOR
tierra del futuro. ·
:J., . :

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LOS CRIOLLOS DERROTAN AL IMPERIO BRITANICO

Los. argentinos nad eron a la vida histórica antes de su


e.manc1pación de España. Las Invasiones Inglesas cons-
htuye.ron su bautismo de fuego, al mismo tiempo que
- DERECHOS RESERVADOS la pnmera expresión de nuestras relaciones seculares
Queda hecho el depósito con Gran Bretaña. El 6 de setiembre de 1806, Liniers
que previene la ley 11.723 daba conocer un bando para convocar a los vecinos de
16. .a. 50 años a fin de organizarlos en milicia. Estas
m1hc1as populares tenían un carácter eminentemente
~emocrático puesto que los soldados elegían a sus ofi-
Ciales y estos a los jefes superiores. Las primeras fuer-
zas es~aban compuestas por criollos y españoles, pero
a partir de la conspiración de los monopolistas enca-
bezados por Alzaga en 1809, los cuerpos integrados por
peninsulares fueron desarmados y al producirse la Revo-
lución de Mayo-las incipientes fuerzas armadas en Bue-
nos Aires eran tota•lmente formadas por hijos del país.
Los cuerpos criollos eran los Patricios, Arribeños {asi
se llamaba a los soldados procedentes de las provincias
interiores) Patriotas de la Unión, Húsares de Pueyrre-
dón, Cazadores Correntinos, Granaderos Provinciales.
También se formó un cuerpo de artilleros en el que
sirvieron pardos y morenos. Recordemos dos hechos im-
portantes: el pueblo criollo en armas se improvisa en
Ejército para combatir la invasión británica. Así nace
el Ejército argentino; y la palabra "argentino" se creará
por esa misma razón. El poeta López y Planes, autor
de nuestro himno, escribirá un poema titulado "Triun-
fo argentino" para cantar esa victoria nativa. Así
quedan bautizados los hijos del Plata (del latín "argen-
tum") para siempre. La milicia se hará Ejército y el
nativo se hará argentino al nacer ambos para la historia
@Copyright by Editorial A. Petia Llllo en lucha con Inglaterra. Será útil no olvidarlo, aunque
Buenos Aires, 1959 desdeñen este origen el almirante Rojas y el general
Impreso en Argentina Printed in Argentlne Luis R. González. La inminente Revolución de Mayo,
al abolir la esclavitud en una de sus primeras Asambleas
Se terminó de imprimir en ARTES GRÁnCAB DOCI!I S.R.L.,
Humberto 1' 2071, Avellaneda, el 31 de octubre de 1959.

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nacionales, correspondería al heroísmo demostrado por
los soldados negros y se justificaría a sí misma. Con las equívocos son muy frecuentes en la historia. Nada sería
primeras fuerzas armadas en las Provincias Unidas del más falso por otra parte que atribuir a la invasión na-
Río de la Plata, integradas por criollos de Buenos Aires poleónica la razón exclusiva del levantamiento popular
y del interior, se definía el carácter nacional del Ejército Y la revolución nacional española; la agresión francesa
será sólo el factor desencadenante de un laborioso y
Argentino que en esos momentos nacía. La Revolución lento proceso de disgregación del absolutismo que atra-
de Mayo ampliaría sus cuadros al organizar las prime- vesaba España desde hacía varios siglos.
ras expediciones enviadas al Alto Perú, a la Banda
Oriental y al Paraguay, incorporando a sus filas a miles LA MASONERIA EN EL EJERCITO ESPAÑOL
de hombres del pueblo. Provenían de todas las clases
sociales: eran artesanos, gauchos, jornalEros, abogados, La débil burguesía española, en su lucha con la no-
estancieros y hasta fogosos miembros del bajo clero que bleza y el clero, apoy·ados estos últimos en el atraso
abrazaron la causa de Ja revolución, enfrentándose con agrario y la putrefacción feudal de la vieja España, ha-
el papado romano que la condenaba. Pero corresponde bía logrado expresaTse polítioa.mente tanto en el Ejér-
sin duda al g¡enio político y militar de San Martín el cito como en la burocracia. La masonería tenía sus
mérito histórico de haber creado el programa político hombres entre los propios ministros del rey Carlos IV
y al mismo tiempo el núcleo operativo más importante -conde de Aranda, Floridablanca- entre los jefes mili-
del primer Ejército argentino. tares, la burocracia y la intelectualidad española. Siste-
ma de acción política secreta, la masonería había tomado
A este americano en España le toca .en suerte vivir sus símbolos de los gremios medievales de albañiles;
uno de los grandes momentos de la historia moderna: formalmente se proponía difundir los principios del al-
la supremacía europea de Napoleón; bajo su manto im- truismo y de la hermandad en el mundo entero, median-
perial se escondía la Revolución Francesa, que influiría te la creación de logias cuyos complicados ritos y mis-
decisivamente en los destinos de España y de América. teriosos símbolos no pudieron esconder desde el siglo
Bonaparte invade la península, destruye el agonizante XVIII la orientación burguesa y liberal que la dominaba.
absolutismo borbónico, introduce en España mejoras le- En términos generales, puede afirmarse que bajo el es-
gislativas de todo orden y se enfrenta al mismo tiempo cudo de la masonería, pudo luchar exitosamente la bur-
con la heroica resistencia del pueblo en armas. Una guesía europea y americana tanto contra el absolutismo,
revolución nacional y democrática comienza el 2 de mayo como contra el feudalismo y el clero que dominaban to-
de 1808 en Madrid: "La Patria está en peligro; Madrid dos los resortes de la vida pública, de las ideas domi-
perece de la perficia francesa; españoles: acudid a sal- nantes y de las palancas del poder. El carácter secreto
varla". de la masonería se derivaba de la naturaleza defensiva
del combate librado en diversas épocas por la burguesía.
Este grito clásico de todos los levantamientos nacio- Los oficiales americanos que luchaban en el ejército
nales resuena en los oídos de San Martín y de toda su español no pudieron sustraerse a esta renovadora y vi-
generación. Y así como el contenido históricamente avan- gorosa corriente de ideas que despertaba a la península
~ado del régimen de Napoleón emplea métodos reac- y que desnudó a plena luz la invasión francesa. La
cionarios. al intentar- ,imponer el -p rogreso de los tiempos . acefalía del poder déterminó la formación de Juntas ·po-
por medio de una tutela extranjera, detrás de la defensa pulares en, toda España y poco después en las princi-
del rey Carlos IV y su hijo, el pérfido Ferñando VII, el pales capitales de América Hispánica. El joven teniente
pueblo español esconde su propia defensa, la reafirma- coronel José de San Martín, vinculado con Matías Za-
ción de la soberanía nacional, el e3tlablecimiento de los piola, un marino porteño en España y con Carlos de
der-echos constitucionales, la proclamación de la demo- Alvear, decidió regresar a su patría. San Martin había
cracia moderna a través del pueblo en annas. Tales ·
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pertenecido a la logia de Cádiz, junto con Zapiola y Al-
vear. Al llegar a Buenos Aires, desconocido, sin familia el liberalismo revol ucionario d el m ismo modo que la
basta mirado con desconfianza por la cerrad a ciudad orden de los jesuitas constituía el partido secreto de
porteña, decidió fundar una nueva logia a la que llamó la Iglesia r omana en la lucha contra el jansenismo y
Lautaro. Mucho se ha discutido si esta logia tenía 0 todas las heterodoxias derivadas d e la refo1·ma protes-
no un carácter masónico, vale decir si estaba subordina- ta n te. La m asonería, que no ten ia un carácter r eligioso,
da o asociada las masonerías europeas o inglesas. Esto contempló con simpatía todas las corrientes protestantes
carece. de t~~ importancia politica si se considera que que se levantaron a partir d el siglo XVI contra la
la acc1ón publica y los resultados objetivos de la lucha sober bia romana brazo espiritual del feudal ism o ago-
sanmartiniana respondieron con toda evidencia a los in- nizante. Por otr~ par te, el tema mis mo d e .Ja masonería
tereses de su país y de América Latina. Lo que resulta está lleno de e quívocos. San Martín ingresó a la Logia
indiscutible es que la organización de la logia Lautaro d e los Caballeros Racionales, f undada en Londres por
se derivaba irresistiblemente de las difíciles y casi in- Francisco de Miranda, el ilustre venezolano. Esta logia
gozaba de las simpatías británicas p orque Inglaterra
salvables dificultades que San Martín debía enfrentar
apoyaba la independencia de las colonias americanas
en la ciudad de Buenos Aires a cusa de los intereses de con el objeto de d ebilitar la influencia m undial de la
la oligarquía mercantil porteña. En la ausencia de un
península.
partido político capaz de apoyar desde el gobierno sus
planes de emancipación americana, San Martín d ebió EL DOBLE CARACTER DE LA MASONERIA
crear un partido político, o por mejor decir, un Estado EN AMERICA
Mayor político de carácter secreto en las propias filas
del Ejército. P ero las logias m asomcas del siglo xrx no consti-
Los nacionalistas argentinos actuales han considerado tuían sino una form a, cuyo contenido variaba según fue-
siempre a la masonería con gran hostilidad. Atribuyen ran los intereses específicos que m oví:m las acciones de
a este tipo de organización un carácter poco menos que sus participantes. De ahí que sea totalmente e rróneo con-
demoníaco, perverso, antirreligioso y sobre todo anti- siderar a San Martín y Rivadavia políticamen te identifi-
nacional. Es preciso aclarar, en primer término, que la cados sobre la base d e una común condición m asónica.
muoneria en nuestro país ha seguido el destino paralelo La masonería en América como en Europa, estaba d ivi-
al del liberaliBmo y es de toda mala fe identificar la dida entre sí, y aun internamente. Masones amb os, San
masonería o las lo¡ias de los tiempos de San Martín con Martín y Rivadavia expresaban dos concepciones polí-
la masoneria de los tiempos modernos. San Martin era ticas totalmente diferentes. El primero encar n ab a la
un revolucionario hispanoamericano cuyo objetivo cen- ideología revolucionaria de la gener ación militar sur-
tral, frustrado y grandioso, fue el de crear una América gida de la España en armas y cuy o objetivo era la
hispánica unida, democrática e independiente. Debió va- creación del estado nacional latinoam ericano. Rivada-
lerse para ello de los recursos que estaban a su alcance via, a su vez, interpretó •los intereses de la burgues ía
y sobre todo combatir denodadamente con la mezquindad importadora y exportadora de la ciudad de Buenos Ai-
de la oligarquia porteña que sólo deseaba la independen- res, íntimamente asociada al Imperio Británico. Su filia-
cia para ejercer el comercio libre y subordinarse al Im- ción de masón no era m ás que el signo de todos los
perio británico. liberales de la época.
Lu lo¡iaa masónica& europeas habían constituido, San Martin aspiraba a aplicar los principios progre-
desde las guildas medievales ha.ta la Revolución Fran- sistas del liber alismo a su propia pat ria continent al:
cesa, la forma conspirativa normal en la lucha de IR independencia política, proteccionismo, ,liberación de los
bur¡uesia del Viejo Mundo contra el predominio feudal indios, unidad nacional, educación popular, la emancipa -
7 abaoluüata. En eee sentido, los masones ~presentaban ción de los esclavos, libertad de imprent a, abolición de la

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inquisición y de la censura .P~evia, de los -azotes en las
escu~l~~· de las tort~ras. po~J~Jales, la inviolabilidad del LA LOGIA LAU'l'ARO EN EL EJERCI'l'O
dornJcJho, las garantlas mdtvJduales, la división de 1
. d
' . 00 ura muerte
poderes. R 1va avJa, por su parte, entregaría las t 1·0 La caída del partido morenista Y 1a ose .
, ·' . un- . Buenos ALres un vac10
zas del paJS a •OS banqueros mgleses, las minas de L . de su jefe en alta mar deJa en . ar en 1812.
Rioja a un consorcio británico, la Banda Oriental a 1 a político que sólo colmará :;an r.:artm a~~eferte que la
exigencias brasileñas primero, y luego a la "inde ~ Pero lo hará con sus proptos metodos. v. . no se
.
d eneJa li . " d pen 51
po .hca e esa provincia exigida por los intere- revoluoión recién iniciada entrará en agoma d las
ses belcaruzadores de Gran Bretaña; negaría más tarde traduce en actos destinados a ganar el apoyo . e
· te · r y destruu con
los derechos electorales a los sirvientes y a los peones amplias masas populares d e 1 m no .. b
med·ios militares el foco central de la reaccwn ~ so1u-
anularía la autonomía de las provincias y desataría 1~ tista en América, radicado en la Lima de los vliT~yes.
guerra civil. ¿Cómo identificar por una simple denomi- El técnico se consagra a instruir y a formar ~1. prm;:~
nación de masones a San Martín y Rivadavia, a la ju- Regimiento de Granaderos a Caballo Y el pohhco. e
ventud militar revolucionaria procedente del movimien- con los jóvenes oficiales la J::;ogia Lau taro. Ado~ta. pa~:
to nacional de la España democrática con los abogados bautizarla el nombre de un indomable caud1llo md1ge
nativos del comercio importador pro-británico? Según de la tierra chilena, y este sentimiento . p~ofu.ndame~te
vemos, las logias masónicas no eran en modo alguno americano de San Martín no abandonara Jamas al vas-
semejantes, ni era semejante la masonería en Europa tago de la cu:na indígena de Yapeyú, amigo de gauchos
salteños y de montoneros litorales. Los no~res de los
que la masonería en América, donde también estaba primeros afiliados a aa Logj,a Lautaro habran d7 reapa-
dividida por intereses antagónicos. En síntesis, las logias recer durante varias décadas en las convulsas J~rnadas
masónicas no tenían de secreto más que sus ritos orien- del país que nace: Carlos María de Alvear, C~1lave~,
tales, simple decoración artísica y seudo-filosófica de eastelli, Monteagudo, Necochea, Quintana, Tomas Gw-
muy remoto origen, pero cuyas tendencias debían verse do, Juan José Paso, Posadas, Rondeau, Balcars7, .A.lvarez
a los ojos de tod-o el mundo en la acción práctica de sus Jonte, Belgrano, Pueyrredón. El juramento IDlClal de
integrantes más destacados. la Logia se expresaba en esW._ fórmula.: . .
"Nunca reconocerás por gobterno legthmo de ~ Pat1'!4
Desde la segunda mitad del siglo XIX y en lo que sino aquel que sea elegido por libre 11 espontáne~ vo-
va del presente, la masonería en la Argentina careció, luntad de los pueblos, 11 siendo el siste"!a. repu.bltcano
sin ninguna clase de distinciones, de toda progresividad el más qdaptable al gobierno de l.as Amencas, propen-
histórica. En nuestro tiempo las "tenidas masónicas" derás por cuantos medios estén a tu alcance a que tos
se sobreviven como formas políticas singulares dé la pe- pueblos se decidan por él".
netración imperialista. Los masones son en nuestros días
excelentes comensales y amables anfitriones en los ho- BUENOS AIRES Y LAS GUERRAS CIVILES
teles de lujo. En el siglo que las masas deciden públi-
camente sus destinos, la masonería proporciona a mer- La activa ciudad contrabandista, comercial, impro-
~eres y abogados un desabrido menú ético. La degra- ductiva, burocrática y cosmopolita abrazó el libre<;:a~~~­
dación pol{tica de la burguesía argentina puede medirse Íno con furor y codicia, pues el librecambio con I~gla­
en el hecho de que ni siquiera bajo la forma masónica terra la enriquecía; pero al mismo tiempo esa rrusma
ha logrado defender sus intereses; desaparecido hace política iría a empobrecer y sumir en la miseria a todas
más de un siglo el partido militar de San Martín, el las provincias mediterráneas que carecían de productos
capital extranjero, desde Rivadavia hasta hoy, domina exportables y que solamente podían encontrar en el des-
totalmente la masoneria ar¡entina. arrollo y modernización de sus industrias artesanales la

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posibilidad de alcanzar una :Vi~a digna ~un~o ~ la libertad recelo la política porteña. En esa jornada de Octubre
litica. Los porteños se resistieron a d1stnbU1r las rentas
po · · argen ti.nas, a 1as que San Martín impuso a !los lautarianos en el Segundo
aduaneras con todas las provmc1as triunvirato y obligó a la convocatoria de la Asamblea
en rigor pertenecían, en igual?ad d~ d~rechos c~n, Buenos General, que sería conocida en la h istoria con el nombre
Aires. su política librecamblSta, s1 bten pernuba pros- de Asamblea del año XIII.
perar a los ganaderos y comerciantes, arruinaba las ma- El Segundo Triunvirato no juró por Fernando VII y
nufacturas del interior. Tales fueron los dos elementos retomó con los restos reverdecidos del partido morenis
claves de las guerras civiles inminentes. De ese hecho .t a, la línea revolucionaria, nacional y americana del ex-
derivan todas las interpretaciones históricas posteriores tinto secretario de la Primera Junta. San Martín y la
que se hicieron con respecto a l_a Revolución de Mayo. Logia Lautaro enfrentarían a Rivadavia, que oponía la
Mitre ha tenido un papel preemmente en esa d eforma- · resistencia conservadora y porteña a convocar un Congre-
ción interesada de nuestro pasado. Del mismo modo so General de las provincias. Pero si Moreno había care-
que Rivadavia, Mitre expresaría los intereses de la bur- cido de fuerza militar, San Martín representaba ya la
guesía comercial porteña y tendría el mayor empeño en voluntad del nuevo ejército. Después de vencer en San
presentar a la revolució~ de Mayo como p:oducto de ~a Lorenzo, San Martín recibe la orden de hacerse cargo
necesidad del libre camb1o y en consecuencia, como feliz del ejército del Norte comandado hasta ese momento por
producto de la amistad inglesa. Esta interpretación mali- Belgrano. Desde su nuevo destino advirtió la realidad de
ciosa y profundamente errónea desligaba a la revolución las provincias y la incurable ceguera de aas facciones
de Mayo del conjunto de la revolución americana y sobre porteñas que habían empezado nuevamente a imponerse
todo de sus implicancias con la revolución nacional y primero en el seno de la Asamblea del año Xlll y luego
popular de España. en el régimen directoria!. La propia Logia Lautaro ame
Toda la historia ulterior de San Martín y su fraéción nazaba con descomponerse rápidamente e inutiHizar todos
política militar, -a si como el secreto de las guerras civi- los esfuerzos de San Martín por crear un Ejército Nacio
les sobrevivientes se fundarán en la absorción ilegítima nal y batir a los españoles en toda América. La fracción
del poder nacional por los facciosos de la burguesía porteña de la Asamblea del año XIII había rechazado
porteña. • a los diputados enviados por .Artigas, el gran caudillo
oriental, provocando su alejamiento ir remediable. Al
En ese año de 1812, San Martín intervendrá por. pri- mismo tiempo, San Martín se vincula personalmente
mera y última vez en la política interna de Buenos Aires. con Martín Güemes en Salta, y reconoce la eficacia téc-
Puede decirse que la famosa revolución del 8 de octubre nica de la guerra gaucha que habrá de librar el salteño
de ese año, en la cual la guarnición de Buenos Aires contra Jos españoles en el Norte, cerrándoles el paso de
al mando de San Martín y de Alvear, se concentran en entrada hacia las provincias argentinas. Ya en 1814 San
la Plaza de la Victoria y exigen con la muchedumbre Martín había elaborado su plan para la campaña de los
adicta a la logia Lautaro y a la Sociedad Patriótica, Ja Andes y buscaba desembarazarse de su cargo en el ejér-
caida del gobierno, está directamente inspirada y dirigi- cito del Norte. Los primeros temblores de la guerra civil
da por el futuro Capitán de los Andes. La política loca- en las provincias lo habían llevado a la convicción de que
lista del primer Triunvirato inspirado por Rivadavia era imposible organizar un ejército argentino dentro del
había suscitado inocultable repulsión; su declarada hos- territorio nacional. Solamente podría mantener la dis-
tilidad a Belgrano, al inaugurar éste la bandera nacional ciplina de sus fuerzas si atravesaba la cordillera, liberaba
en Jujuy; sus dilaciones para convocar a la Asamblea a Chile y seguía hacia el Perú. Rabia tomado definitiva-
General de todas las provincias y su marcado espíritu mente partido por la revolución continental y se negaría
de liberalismo conservador, le habían enajenado la sim- una y otra vez a desenvainar su espada en nuestros con-
pat.ía de_la juventud patriótica de Buenos Aires y de todo flictos civiles.
el mtertor provinciano que cada vez más observaba con
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SAN MARTIN y LAS INDUSTRIAS MILITARES manden, ti más vale privarnos por tres o cuatro añoa de
comodidades que el que nos hagan morir en alto puesto
San Martín concentra su energía en Ja tarea de orga-
. fut eJ'e'rcito de los Andes. Hace de Mendoza 11, peor que esto, el que el honor nacional se pierda.
ruzar el uro · · · t Hast4 aquí Uegó mi gran plan . Ojalá tuviésemos un
su cuartel general, su fuente de .aproVISI~namien o ~ su Cristóbal o un Robespierre que lo realizase, 11 a costa
escuela de oficiales, su centro de inf?rmaciones y su ase , de algunos años diese la libertad ti esplendor de que es
't' Al mismo tiempo que mstruye en e1 arte tan fácil nuestro suelo."
pol I Ica. • di tad s al Con
mil'tar a los novatos oficiales, enVla ~u o - Con el apoyo en masa de las provincias bajo su
I d Tucumán que presidirá Lapnda, un hombre mando, San Martín se dispone a atravesar la Cordillera
greso e sanJ'uan~o y que habrá de declarar la inde- y caer sobre los españoles que dominaban Chile. Ha
suyo, un • · T
· La Declaración de la Independencia en ucu- empleado hasta ahora todas las a~ del político más
pend enc1a. . · . di ta d s
mán, en 1816, obedece a la inspiraciOn redc . e. 'b~ consumado. ·Utilizando los diversos talentos y aptitudes
Martín desde Mendoza, que participa de mo o mvisi e de la emigración chilena que lo rodea en Mendoza, ha
en la conducción de las deliberaciones y en las resoh~­ recreado y ampliad·o su Estado Mayor y preparado laa
ciones fundamentales. Finalmente, .un hombre de la Log1a condiciones para instalar un gobierno en Chile al día
Lautaro Pueyrredón, es elegido Director Supremo de las siguiente de la victoria inevitable. Para sostener la
ProvincÍas Unidas, y se decide a apoyar el plan sanmar- campaña creó en Mendoza una nueva Logia Lautaro y
tiniano para la campaña de Chile. ~ ese n;o~ento ese Estado Mayor de políticos militares lo respaldó en la
San Martín echa las bases de la industna metalurg1ca 'Y fabwlosa empresa. En los primeros días de emro inicia-
siderúrgica en la Argentina, con la invalorable .ayuda ba la travesía y el 12 de febrero triunfaba en Chacabuco.
de Fray Luis Beltrán. Primitiva como era, .Y naci~ de En Chile funda una nueva logia Lautaro, mediante un
la improvisación de la guerra, ~ñala la .pruner~ mter- acuerdo con O'Higgins. Y comienza a preparar la eman-
vención núlitar en la construcc10n de la mdus~l'a pesa- cipación del Perú. Así organiza el ejército unido de
da. Quede aquí establecido otro elemento. cap1t;a~ en la chilenos y argentinos. Pero a sus espaldas, detrás de la
historia del Ejército: fundador de industrias basicas, el cordillera, ya hervía la guerra civiL Las tracciones por-
teñas en pugna con las provincias sublevadas querían
liberalismo revolucionario de su jefe supremo nada t~
enredar en -l as discordias intestinas al gran americano.
nía que ver oon el liberalismo económico de la oligarqwa
San Martin, en las proximidades de Santiago de Chile,
porteña. Popular, nacionalista e industrialista, 1al era el
asesta un golpe definitivo a la reacción absolutista espa-
Ejército de San Martin. ñola en los campos de Maipo. Esa victoria resonante
· La reacción clerical se complace en ocultar el jaco- hará volver los ojos instantáneamente a toda América
binismo de este revolucionario insigne. Si Saavedra hacia el fundador del Ejército Argentino.
habíase congratulado epistolarmente de la caída de Mo-
reno, ese "fatal Robespierre", a su vez San Martín hada LA RUPTURA DEL EJERCITO CON LA
saber a Guido que la salud de la revolución era la OLIGARQUIA PORTE:IQ"A
suprema •ley:
Est011 viendo a mi lancero (seudónimo de Guido) San Martín se consagra a preparar en jornadas a¡o-
+.escribia- que dice: "qué plan -tan sargentón el pre- tadoras el ejército que habrá de embarcarse en Valpa-
sent4do"; tiO conozco qui! tUi es, pero me;cw es de;ar cU raíso para desembarcar en Lima y poner fin al dominio
come1' pan que el que nos cuelguen. ¿Y quién nos hará español en América del Sur. El campamento de su ejér-
zapatos, cómodas, cu;as, ropa, etc., etc.? Los mismOS cito se encuentra en Rancagua, próximo al puerto de
artesano• que tienen en la Banda Oriental. Más vale Valparaíso. En ese momento decisivo llega a Rancagua
andar con ojotas que el que nos cuelguen. En fin, amigo la noticia de que el gobierno de Buenos Aires ha dejado
mío, todo es menos malo que el que los maturrangos nos
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de existir. El Director Pueyrredón es reemplazado por
el general Ron.deau y la gw~rr~ civil se expande por ca. Había dos caminos para elegir: o el ejército se
todo el territoriO de las provmc1as con fuerza devasta~ convertía en la policía de los comerciantes o se trans-
dora. El nuevo Director ordena que el Ejército de 1 formaba en el brazo armado de la revolución continen-
Andes y el Ejército del Norte, encabezado por Belgran~s tal. San Martín no podía dudar. Dirigió un mensaje al
bajen a Buenos Aires con el objeto de emplearlos e~ cuerpo de oficiales acantonados en Rancagua y solicit6
afirmar la hegemonía porteña sobre el resto de la Repú~ se nombrase otro comandante en jefe del ejército en vista
blica. Estamos en presencia de un momento capital en de .l a desaparición del poder nacional que lo habia nom~
la historia del pais, en el desarrollo de la Revolución brado. Reunida la oficialidad, resolvió confirmar en su
Americana y en la crónica íntima del Ejército Argentino. cargo al generalisimo por votación unánime de la asam-
blea militar, pues se estableció
Durante los años anteriores San Martín había mante- "como base y principio que la autoridad que recibió
nido relaciones con los caudillos d'e l interior y del ~itoral el general de los Andes para.'hacer la gue'l'1'a a los espa-
instándolos a colaborar en la campaña de emancipació~ ñoles y adelantar la felicidad del país, no ha caducado ni
continental. Lejos de considerarlos como "anarquistas" puede caducar, pues su. origen, que es la salud del pueblo,
a l_os cuales sólo restaba imponer la "ley", según la es inmudable". ·
expresión de Pueyrredón, San Martín los veía como En este notable documento, conocido como el Acta de
jefes populares armados representativos de los intereses Rancagua, se funda la desobediencia histórica de San
provincianos frente la prepotencia porteña. Tenia una Martín, la autonomía del ejército libertador y su rup~
absoluta fe en la capacidad combatiente de los caudillos tura con el gobierno porteño. Famoso como es, este
y las montoneras, como lo reiterara innumerables veces. episodio no ha sido debidamente apreciado en la historia
La identificación del ejército nacional encarnado p_or San política del Ejército Argentino pues tiene un solo signi-
Martín con las milicias irregulares de la campaña no ha ficado: en la base de su origen está la defensa de la
sido jamás desmen!ida. ' soberanía patria y el prin<:ipio inconmovible que enfren-
tar al pueblo argentino es negar su propia existencia.
. Al obedecer Belgrano la orden de Rondeau, su ejér- ¡Que los oficiales de nuestro tiempo lo tengan bien pre-
cito se sublevaba en la posta de Arequito al mando del sente! Sin dudar un solo instante más, San Martfn se
general Bustos y se negaba a combatir contra las monto- embarca en Valparafso y parte hacia la guerra con el
neras. San Martín advierte claramente el destino que le poder absolutista en Perú. Con este trascendental movi-
aguarda en caso de obedecer la orden del Directorio de miento de sus tropas, la revolución americana expande
Buenos Aires, como lo había hecho Belgrano. Todo con- sus fronteras y San Martín rehusa ser el verdugo de .u
vergía para que la guen-a civil estallara: la nueva pueblo. El Ejército sanmartiniano se transrforma en el
Constitución, unitaria, el desprecio por la opinión de las partido político armado del pueblo argentino en América.
provincias y el proyecto aprobado por el Congreso de A sus espaldas estalla el 01euro ciclón del año 20: se
instaJ:ar en el Río de la Plata una monarquía con el inaugura la era de los caudillos, de los ejércitos provin-
duque de Luca bajo 1a protección de Francia. Es en ciales y de la fuerza facciosa de Jínea que Buenos AlreJJ
tales. circunstancias que el Ejército comandado por ~an de ahora en más tendrá para defender su tesoro, IU
crédito, su aduana y su puerto.
Mart~, . rehusa apl~tar a Jos milicianos gauchos de las
provmc1as. Estos ultimos defendían en esos momentos
EJtRCITO DE L1NEA Y MONTONERA ffiREGULAR.
la di~nidad nacional y la orga;Dización del país. San
Ma~m vuelve sus espaldas a la rapaz oligarquía por- Ya se ha dJcho que el ejército de los argentinos apa-
tuana, antes interesada en la conservación de sus rentas rece en forma embrion&ria en Buenos Airea, aunque
adu.a neras y en la venta de sus vacas que en la consoli- integrado por nativos de todas las provincias, en la lu-
dación de la República Y en la emancipación de Améri-
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-
cha contra el Imperio Británico. Un militar nacido en
Yapcyú y formado en la España revolucionaria, nacio- Junta, defendiendo su libertad local que la Junta ata-
nal y democrática, le dará alta jerarqu.íJa técnica e caba bajo el escudo de la def ensa de A mérica. Ese mal
impondrá en su lucha tácticas que recién Napoleón hizo el egoismo de Buenos Aires a la revolución de la
indepe~dencia; adulteró v comprometió su grande y santo
acaba de exponer en Europa. El ejército será indiso-
ciable de una Logia, esto es de un partido político se- interés con el suyo local, antinacional y pequeño. Bue-
nos A ires calificaba esa resistencia de indisciplina y
creto de índole militar, destinado a independizar la
desorden, y no era así. He aquí como la democracia, o
lucha emancipadora de las intrigas y de los intereses
el nuevo pr! ncipio, daba esos jefes a los pueblos. Los
regionales o portuarios perfectamente visibl-es en la pueblos, en aquella época, no tenían más jef es regulares
ciudad de Buenos Aires. En el desar>rollo de su acción y de línea, que los jefes espa1ioles. No podían servirse
San Martín tropezará constantemente con la estrechez ; de éstos para hacerse independientes de Espa fw; ni de
la mezquindad dei núcleo saavedrista, primero, de sus los nuevo.§ militares que Buenos Aires les enviaba, para
sucesores rivadavianos o unitarios después y entablará hacerse independientes de Buenos Aires. Alguna vez,
cordiales relaeiones epistolares con los caudillos de Jas temiendo más la dominación de Buenos Aires que la de
provincias que apoyarán, según se verá, sus campañas España, los pueblos se valían de los españoles para resis-
continentales. tir a los porteños, como sucedió en el Paraguay y en el
Pero una pregunta se impone a esta altura del relato. Alto Perú; y en seguida echaron a los españoles sin suje-
¿A qué razón profunda se debe que mientras Buenos tarse a los porteños. M6s de una vez Buenos A ires
Aires desde el principio y aun después de la disolución calificó de reacción española, lo que, en ese sentido, sólo
del ejército nacional por la desobediencÍia de San Martín era reacción contra la segunda mira de conquista. ¿Qué
dispone de ejércitos de linea, uniformados, bien armado~ hacían los pueblos para luchar contra España y contra
y discipl~nados, con oficiales que perciben sueldos regu. Buenos Aires, en defensa de su libertad amenazada de
lares, rruentras que todo el resto del país, sólo podrá uno y otro lado? No teniendo militares en regla, se
expresarse militarmente a través de la guerra gaucha, daban jefes nuevos, sacados de su seno. Como todos
de la lucha de montoneras, de Ja guerra de recursos? los jefes populares, eran simples paisanos las más de las
¿Se debe, quizá, como lo sostuvo Sarmiento en su veces. Ni ellos ni sus soldados, improvisados como ellos,
famosa impostura de "Facundo, a que Buenos Aires en- conocían ni podían practicar la disciplina militar. Al
camaba la civilización y las provincias la barbarie? contrario, triunfar de la disciplina, que era el fuerte del
Alberdi ha dado .una respuesta esclarecedora, por supues- enemigo, por la guerra a discreción y sin regla, debía
to semidesconoc1da, que sus panegiristas antinacionales de ser el fuerte de los caudillos de la guerra de la inde-
han ocultado con todo cuidado. La transcribimos ahora pendencia. De allí la guerra de recursos, la montonera
porque expresa con notable relieve el fundamento ma- y sus jefes, los caudillos; elementos de la guerra de
pueblo; guerra de democracia, de libertad, de indepen-
terial de esa .indigencia técnica y de esa barbarie pura-
dencia. Antes de la gran revolución no había caudillos ni
mente extenor de nuestras milicias gauchescas, que
montoneros en el Plata. La guerra de la Independencia
luch~on por organizar el país y por defender su sobera-
los dió a luz, 11 ni ese origen les basta para tener perdón
nía sm co?tar co~ las rentas usurpadas por la opulenta de ciertos demócrataJ. El realismo español fue' el pri-
Buenos A1res. D1ce Alberdi:
mero que llamó caudillos, por apodo, a los jefes ameri-
de "Los
B pueblos
. resirtían no •- · .
.a mdependencut respecto cano.r en que no querían ver generales. Lo que resistían
uenos A!res, que esta provincia pretendía sustituir los pueblos no era la libertad, era el despotismo que se
~ ~ d~Espa~, Confundiendo Buenos Aires la causa de les daba junto con la libertad; lo que ellos querían era
e¡ ~n e~ . causa de la Revolución, ella misma nnnía la libertad sin despotismo: s~ libres de EspaiW. y ser
provmetas en la dura 'dad "'- Jibre.s de Buenos Aires. Artigas 11 Francia así lo decían¡
Revolución, en cierto modo nece.n . de contrariar la
• con el ob3eto de resistir la
18 1
J
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uizot rto lo hubieran dicho de otro modo
Macau 1ay 11 G "e 'teman , • es que to que e llos de-•
razon, medios de vida a buena parte de los miembros det e36t-
La prue a e q "'
b d . . l d cito, el clero 11 la administración nacional, bruscamente
. .._ .--unfado at ftn sm ellos, Y es e or en que
fen d tan ,.,. '" . . _, ·zz cesan tes. Las pr ovincias i nterior es no t enían para qué
· t después que todos los cau.ut- os y acen en la
hoy eXl S e
. no existe det todo en rea.l'd d ·
·t a , ex tste en
mant ener el crecido número de j ef es 11 oficiaLes que
tumba. S ' h . l .. habúm ex igido las gucrra.s cont r a Espaiía o contra el
·
a.panenn . ·a La apariencia es un omena1e que a. mtqui -
. .. Lito1·al; y la situación de esos hombres, tornóse un grave
dad tributa at derecho. !-'o ~~e em.pteza por ser aparten- problema, cuando la provincia de Buenos Aires, propie-
cia, acabará por ser realtdad . , . taria de La Aduana exterior, se negó a utilizarlos por
Tal era el espectáculo que presentaba la republica en más ti empo. Vemos así, que desde 1822 a 1827, por de-
mbrío año 20 en que San Martín salva para la bis-
ese SO 'l'ta cretos sucesivos del gobierno de d icha provincia, fueron
toria su ejército. A su vez las f~erz~s mi I res que per- dados de baja y separados del ej érci to 16 generales, 85
anecían en el territorio argentmo, mtegradas en su ma-. jefes y 190 oficiales. Cierto es que 1826 llamóse a muchos
~or parte por provincias, eran presa~ de un~ fulm~nante de eLLos con motivo de la campaña del Brasil; pero ter-
disolución. y así como muchos ~a~dlllos se I.mprovisaron .minada ésta repitióse la situación de desamparo". a
generales, muchos generales se hicieron caudillos. Son los inmensa mayoría de estos hombres han caído en el
años nocturnos de las masas y las lanzas y el espectro de olvido. Sus títulos para la glot ia están confinados en los
una disociación general de las vieja~ Provinci~s Unidas diccionarios biográficos, manejados por especialistas; no
del Río de la P1ata, se insinúa a ~ra':"es de la efrme.ra Re- les ha tocado ni siquiera un poco del resplandor póstumo
pública de Tucumán o de la Republ~ca de ~ntre Rw:. Al que rodea a los hábiles abogados porteños, distribui-
imponer su hegemonía al país, la oligarqwa portuaria de dores de la fama y escritores de la historia oficial.
Buenos Aires forZ'clba al "federalismo", es ~eci.r, a la se- Idéntico destino corrieron los gobernadore.s de provincia
paración y al aislamiento de aquellas provmcias que no o J.os estadistas del interior. que lucharon por la organi-
querían ser subyugadas. A la balcanización de A~~ica zación del pais. Buenos Aires jamás erig¡ó Wla estatua
Latina, derivada de las intrigas inglesas y de ~a debihd~d al bngadier Pedro Ferré, gobernador de Cornentes, al
de la inmensa región, parecía que sobrevendna la propia ministro Manuel Leiva que acabó su.s días en la más
balcanización de las provincias del PLata y su impoten- horrenda miseria o al presidente Derqui, alimentado de
cia histórica definitiva. lásuma en Wla pension montevideana e insepulto s~
cuerpo tres días por falta de dinero para inhumarlo. La
LA DISOLUCION DEL EJERCITO NACIONAL ciudad soberbia y cosmopolita habría de tener sus célebres
predl!ectos como Rivadavia o Mitre, procónsules del ca-
Sobre las ruinas del ejército argentino, se alzaron las pital bntánico y autores con su partido de la engañoa
milicias provinciales de distinguidos oficiales o caudillos leyenda escolBII'. Ni en el Colegio Militar, ni en la Escuela
empíricos según los casos, cuyas batallas se estudian en Naval se enseña todavía que al mismo tiempo que San
los institutos militares. La crisis del país origina la Martin ocupaba Perú y aswnia el titulo de Protector
crisis del ejército, sumido en la más completa orfan- con la simpatía y el apoyo de caudillos provincianos
dad. Por un lado el victorioso ejército de los Andes, como Heredia y Bustos para proseguir su campaña, debía
reconria América sustraido por el genio de San Martín enfrentarse con el odio irreprimible y el sabotaje cons-
a los d isturbios civiles. Un pequeño sector de los mili- ciente del núcleo rivadaviano de Buenos Aires.
tares porteños defendían los intereses reaccionarios de la El diario "El Argos" de Buenos Aires mencionará laa
provincia de Buen?s Aires y de la ciudad puerto. Todo palabras del ministro Rivadavia que arrojan una viva luz
el resto se babia mstalado con ínfimos recursos en las sobre la posición porteña frente a la ayuda reclamada
mis.erab1es provincias desprovistas de rentas. "Su diso- pof San Martín para rematar la campaña de Perú:
1uci6n en 1820 11 1827, escribe Juan Alva.rez, dej6 sin
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., Al 1'{'" 11,1 ) 111 uict hccl..n mt.s tlc Lo (tac lwu 11 dl'llP rto uno viol •nto r Ri&lcnclo d · lo11 scctorCJJ m!..B reac-
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11 •J)I''I I(/o • lll 11, ·" L ¡>rc , . ,¡ c .·:rt c 0111 r·r ll t'6rt ''.
/o ) •¡ II'H' 1'('1' 11111111 1¡(111. 11
11 1 e lllll e 11, t Hln lJ:111 dr ntrn d · l;t mpjor t n H.l i ·ión p rogr siva
· 1,,, . .- tc l"'uitlu d uyuúu rl•· S nn M11 rtln Jo de vu t ie mpo y l 'IJúían u impCJncr el control d 1 Estado
/\1111' f• 1 11111 ·• • l 1
,. • 1\ 1. ·' b j .
!te ) rc 1~t·ntunL ·11 dO Bu ·nm;. 1 é · 1• n o lu tn- so b toda c lase d' ac tivid•u.dcs civi les, educaciona les o
Juntn .dod 1 1,1nistro Rivuduv i't•. constd ·rnba qu no ·ru r ·lig iosus.
fiUI ' III'Itl o, •1 "IJIJic . rno te o l ucn os Al 1 -..~ (li'I'OJ'
•<)N
·
'lS "
c. • o cua
pt)~IIJ l C (III U C " · . · " 1
. " lo" rondu~ úc ¡¡u provn1c1a n e mome nto en CLEnO CRIOLLO Y CLERO ABSOLUTISTA
uven t IUN l " • . • . • b6 ·b "
ouc ln tlt ·rTa hu slc~o rnvod tdu por .1~s, ., ~ or~s .
·tln curucl crlwda dcsd • lu c rn• gL .lCIÓn 1.1 pcrso- Esta po lítica no procedía del ate[smo de Rivadavia,
• :lll M ul
S 1 1 "1 p d
nnlidud de Rivndnvia en una carta t1 e u cno e ro Pa- qu e era católico como lo había sido Carlos III, otro firme
lczuolo: , . • ¡ rc¡;~ll ista . Se trataba pura y simplemente de simplificar
"Tenga usted presente, escnbm San Mar.t n, lo .que so la administración colcsiástica, de impedior los escándalos
siguió en Buenos Aires por el célebre R.tVadaVla, que fr cuen tes que estallaban en los conventos y monasterios,
empleó c rl sólo madera para hacer andamtos para com- de abolir el fuero clerical, suprimir los diezmos, reducir
poner La fachada de lo que ltaman Catedral, GO.OO~ dur?s; l~s fraile~ d e cada ~~nvcnto. a trc.inta como máximo y
que se gastaban ingentes s~~s para contratar m~~nte­ dtez y seis como mmimo e Impedir que nadie, hombre
ros en Francia y compra,. uttles para la construccton de o mujer, pudiera hacer votos de fraile o monja sin tener
tm canal de Mendoza a Buenos Aires; que estableció un más de trein ta años. También estableció la curia ecle-
Banco donde apenas había descu.entos ; que gastó 100.000 siástica con la jurisdicción correspondiente. La reforma
pesos para la construcción de un ~ozo. a~esiano al lado eclesiástica, en realidad, estaba dirigida esencialmente
de un no en medio de un cementeno pubhco, y todo esto contra el absolutismo español en América, pues la in-
se hacia cuando no había un muelle para embarcar 11 m ensa mayoría del clero criollo culto habla abrazado
desembarcar los efectos, 11 por el contrario, deshizo 11 des- firmemente la causa de la r evolución americana, trans-
1Jru.11Ó el qqe existía de piedra 11 que había costado for,mándose sus figuras más destacadas en hombres pú-
600.000 pesos fuertes en el tiempo de los españoles; que blicos, diplomáticos, oradores o publicistas. "Esta absor-
el ejército estaba sin pagar 11 en tal miseria que pedían ción del clero crioHo por la política, esm be López, había
limosoo los soldados públicamente, en fin, que estableci6 dejado los servicios menores del culto en manos de la
el papel moneda, que ha sido la ru.ina del crédito de escoria del g1·emio, españoles algunos que rompieTon la
aquella república 11 de los particulares. Sería de no acabar disC:iplinay violaron el más elemental decoro. Mu11 luego,
si se enumerasen las locuras de aquel visionario 11 la la nnpuntdad garantida por el descuido tJ por el fuero
admiración de un gran número de mis compatriotas, eclesiástico aumentó hasta el extremo el licencioso estado
queriendo improvisar en Buenos Aires la civilización eu- de los conventos, qU;e no sólo orgías rino riñas 11 ase6ina-
ropea con sólo los decretos que diariamente llenaban lo tos a puñal tenían lugar allí dentro por cau.sas torpes".
que se llamaba Archivo Oficial". A esto debe ag~regarse la abundante emigración pro-
ducida en España con el triunfo del liberalismo revolu-
cionario durante los primer!x<; años de la invasión napo-
SAN MARTIN Y LA REACCION CLERICAL leónica, que arrojó a las playas de América a miles de
clérigos absolutistas y ultrarreacdonarios. Todos ellos
. Pero que San Martín no se dejaba manejar ni confun- pertenecían a un par.t ido absolutista-católico, conocido
ddir ta?~ 0 por los enemigos clericaleB de Rivadavia lo como el partido apostólico, cuyo programa era la defensa
emos ... ana en esos m · . '
Rivadavia realizó l Ismo~ dias. Como es bien sabido, del trono y del altar y el exterminio del liberalismo
a conocida reforma eclesiástica, que
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- oiudonarlo. ~ajo la inltuencia de la Sant~ Aiia~a y ~ ttgucedia. en Buenos Aires en Í821 lo que rucede entre
~ Papa, esta multitud de gentes d_e so~ana 1~vad16 loa : los pasa;eros 11 la tripu~ación que se salvan de un nauf~­
distintos paises de América y constituyo el nucleo más . í gio inminente: la aLegna puso en contacto todos los espl-
'tar'o y subversivo del clero. Es con esta masa de ritus. Ya no había amenazas internas ni externas. La
par&Sl I 1 t "d - .
clérigos holgazanes y turbu~ntosd quR~ e dpa~ 1 o católic? Espaiia estaba :reducida a 1.a impotencia ~ . en1!uelta en
resistirá las medidas reformistas e IVa av1a Y. estallara todas las misenas de la polJreza, de l.a crtsls fm.aL 11 de
el motín encabezado por Tagle ~n 1~~· El partido apos- 1.a guerra civil. Artigas hundido en el báratro paraguayo,
tólico comprometido en la co~puacion de Tagle, buscará cin profundis-, 11 Ramirez muerto. Nada 11 nadie quedaba
el apoyo de las fuerzas nacionales que se oponían al que pudiera perturbar la alegr·ía de Los que habian tle-
gobierno de Rivadavia por muy otras razones y llegará gado a puerto después del terrible vendaval. Al menos
hasta ¡olicitar la ayuda de San Martín. El j~fe del Ejér- si alguien quedaba, no se l.e veia La cabeza ni se oía
cito de los Andes rechazó con energía este mtento, pues su voz. Bustos era un caudillo incómodo, pero bor~a­
en este aspecto no podía sino estar de acuerdo con Riva- chón 11 pacífico, La provincia de Buenos Aires estaba,
davia en su condición de liberal revolucionario formado pues, libre 11 entregada al espíritu de progreso en todos
en el Ejército español. Así lo dice expresamente en una Los sentidos: progreso politico por medio del sistema
carta a Guido: representativo con cámaras, elecciones, debates públicos
"Usted sabe que Rivadavia no es un amigo mio.,. a 11 magistrados responsables. . . La provincia estaba todo
pesar de esto sólo picaros comumadoa no serán capaces entera como en una fiesta de familia: 11 contados eran,
de estar satisfechos de su administTación, la meior que quizá no pasaban de seis, los hombres de nombre o de
se ha conocido en América". influ;o que no habían con currido con los brazos abiertos
Frente a la reacción clerical extranjera, San Martín 11 con el semblante amigable a estrecharse 11 poner su
no podía sino sostener a Rivadavia. De ahi. que resulta contingente en este acuerdo común. Con la paz 11 la tran-
por lo menos asombroso el intento del nacionalismo cle- quilidad pública Los intereses agrícolas habían tomado un
rical contemporáneo de atribuir al Ejército Ar¡entino vueLo rápido. El comercio inglés buscaba con avidez los
UDa beatería y un catolicismo militante de tipo romano cueros de nuestros ganados 11 Los demás productos de
que jamás tuvo, puesto que el nacionalismo de San nuestros campos. Con este favor se levantaron ricos ll
Martín, como será luego el de Roca fue un nacionalismo bien inspirados, al norte ll al sur, nuestros viejos hacen-
~beral_y demo...rático, mucho antes' que los nacionalistas dados, los Míguez, Castex, Obligado, .LastTa, Su.árez, Ace_
mfund1eran a la palabra nacionalismo un sentido caver- vedo, Ancharena 11 cien otros .. . "
nicola Y que el liberalismo se hiciera antinacional ne- Se comprenderá bien l,a razón por la cual el ejército
&ando uí sus propios ori¡enes. ' debió constituirse en partido político bajo la inspiración
de San Martín, frente a esta burguesía estrecha y seudo-
culta, enceguecida por la sed de riqueza, desinteresada
LA BURGUESlA PORTE&A TRAICIONA LA de todo lo que no fuera la prosperidad de la ciudad y el
REVOLUCION CONTINENTAL
goce de su puerto. ¡El cuero y el minué, Lerminier y
' el tasajo, todo era perfecto en esa Paría aldeana!
-....-·Cuando el partido ri d . La negativa de la fracción rivadaviana de apoyar a
destino de la revolució:a av¡~no vuelve sus espaldas al San Martín tendrá consecuenciaa trágicas para el país.
la eecaaez de IUS recurtoaa~erJ.cana, bajo el pretexto de Al carecec de los recursos que podía aportarle su propia
opulenta provincia? Vi ·~~al era_ el estado real de la tie rra a través de la ciudad de Buenoo Aires (apropiada
bebido en la tradición C:~r del López, un porteño em- del puerto y de las rentas aduaneras de todo el país)
au<:etoa por boca de su lar, _q ue ha escuchado estos San Mar.tin se encuentra sin fuerzaa para enfrentar a
noa lo dirá: padre, el llustre autor del Himno, las tropas de La Serna en el !Wú, intecradu por 18.000

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veteranos· v~e obligado a negodar en Óuayaquii con
de Itacienda, símb olo de los intereses britlmicos eh e\
Bolívar eÍ apoyo militar del Libertador del Norte. Bo-
lívar, que se sentía seguro en ese mome nto, e mbriagado , Plata.
por sueños napoleónicos, rehusa esa ayuda con el p ropó- El Imperio del Br asil ocu paba desde hacia diez años
sito de rematar personalmente la independencia d el Perú la Banda Ot?enta.l! b~uti zándola como Provincia Cispla-
tina. Esta s1tuacw n mtolerable creada por un imperio
y extender su radio de in~luencia.. Som:ti~o a la impo-
esclavista secularmente asociado a los intereses britá-
tencia, San Martín renunc1a a su v1da pubhca, abandona
nicos difícilmente podía prolongarse mucho tiempo más.
el Perú y se refugia en :E!uropa. Ese es todo el secreto
La chispa d ecisiva fue producida por la proeza de
de su célebre "renunciamiento". De ese drama los his-
ios 33 orientales acaudillad os por Lavalleja. Procedentes
toriadores porteños han éxtraído Jas frases sobre la "san-
de Buenos Akes, desembarcar on en la costa uruguaya
tidad" sanmartiniana y su "desinterés" por el poder. levantaron la campaña, d errotaron a las fuerzas brasi~
¡Qué ironía, y qué tragedia! Frustrado así su gigantesco
leñas d e ocupación y fueron aclamados por el pueblo
plan, que consistía en independizar Chile para libertar oriental. La hazaña conmovió a todo el país y era evi-
al Perú y reintegrar las cuatro provincias del Alto Perú dente que si los argentinos no concurrían a sostener
al seno de las Provincias Unidas, lo reemplaza Bolívar. los derechos orient ales, Brasil terminaría por aplastar-
tste funda una nueva república a Ja cual da su nombre los : esperaba cinco mil veteranos contratados en Austria·
y la segrega definitivamente de las provincias argentinas. su revancha era inevitable e inminente. El apoyo argen~
La política de disgregación territorial es típica de Riva- tino a su provincia oriental implicaba la guerra con el
davia y del imperialismo británico. Brasil y a esto se oponía eon todas sus fuerza& el partido
La derrota de San Martín implicará una denota rivadaviano. García, ministro argentino y agente inglés,
política del ejército, que ya no habrá de rehacerse du- todo al mismo tiempo, consider aba que la prosperidad de
rante mucho tiempo. Rivadavia licenciará a centenares la provincia sería comprometida en ese caso por una
de militares, liquidándoles por contaduría el valor de su aventura funesta. Pero el 25 de agosto de 1825 el Con-
grado a cada uno, pagándoles su total en títulos de la greso de los Pueblos Orientales, reunido en la ciudad de
deuda pú?lica; jubiló a los soldados de la Independencia la Florida, declaró solemnemente que:
para realizar en paz el sueño mercantil de la gran aldea. "El voto decidido 11 constante de la Provincüt Oriental
era por la unidad con Zas demás provincias argentinas, a
LA GUERRA CON EL BRASIL RESTABLECE
que siempre perteneció por los vínculos que el mundo
FlL EJÉRCITO NACIONAL conoce".
No había más remedio que aceptar Ja realidad: el
Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata
El desprestigio de la política rivadaviana sobre todo dictaba pocos días después una ley por Ja cual reconocía
e~tre los hacendados bonaerenses, había afectado la can- incorporar de hecho a las Provincias de las Repúblicas
didatura de este curioso ejem lar d . Unidas. El emperador del Brasil declaró la guerra; bajo
al general Martin Rod i P e procer para suceder
. p r guez como gobernador de Buenos la presión de las circunstancias, el Congreso dominado
A1res. or e1 voto de 1:a Junta d . . por los unitarios porteños disimuló su repugnancia, y
el general don Juan G . e Representantes tnunfo
más destacados jefe regona de Las Heras, uno de los dictó una ley de creación del Ejército nacional, integrado
en sus campañas co~t~:n~~ompañaron a San Martín con los contingentes provinciales. Fue una de las guerras
más populares en la historia militar del país y quizá la
porteño, había conspirad es. Pero Las Heras, muY ley más saboteada por el gobierno que debía dirigirla.
Y estaba distanciado de -~ ~ontra .el libertador en Perú
Porque con el pretexto deJa guerra del Brasil, la mayoría
del núcleo unitario po ~ · _ n realidad, era un prisionero unitaria del Congreso argumentó la necesidad de crear
Manuel J. Garcia mm·~ etno, encarnado en la figura de un poder nacional fuerte para conducir con eficacia las
' 1S ro de R e1ae1ones
. Exteriores y
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--
oj)eradones. dan& con ese ár#Umento 1a voiuntad d1
general Las Heras, gobernador de la provincia. Este
nunció y el ¡o de febrero de 1826 se votó la le
r:- Rivadavia envió a Garda con instrucciones reserva-
das para firmar una paz a cualquier precio en Río de
Presidend a, designándose para el cargo a Rivadavi/ de Janciro. Téngase presente que detrás de García estaba
el Imperio Británico, resuelto a impedir la reincorpora-
ción de la Banda Oriental a las provincias argentinas
RIVADAVIA INVADE LAS PROVINCIAS q¡.¡e fortalecería la creación de un país poderoso, dueño
de ambos puertos en el gran estuario. En lugar de dictar
Inmediatamente Rivadavia dio un golpe disolviend0 condiciones, Garda aceptó las del emperador derrotado,
la Legislatura bonaerense y el gobierno de la provinci reconociendo sus derechos en la Banda Oriental y acep-
y centralizando en sus manos todo el poder nacional E a, tando su reincorporación al Brasil. La indignación de las
cusándose en las necesidades de la guerra, Rivadav7- ., provincias argentinas y de la propia Buenos Aires fue
envió. jefes y tropas ~orteñas, encabezadas por oficiale! tan general, que originó la caída de Rivadavia, y su
del tipo de La Madnd, un hombre arrojado y obtuso ruina política definitiva.
para remover las autoridades provinciales. Mientras 1W: La caída del gobierno rivadaviano arrastró consigo la
provincias se disponían a enviar sus fuerzas para contri- disolución del Congreso unitario, ~J régimen presidencial
b~~ a la guerra del. Brasil, Rivadavia promovía la guerra y de las pomposas instituciones construidas en el vacío
civil con sus medidas absorbentes y oligárquicas. La por el estadista europeizante. Dorrego ocupó su lugar
constitución unítaria dictada al mismo tiempo por el en calidad de Gobernador de la provincia de Buenos
Congreso era rechazada. por todos los caudillos. Simul- Aires. Era un antiguo oficial de San Martin y de Bel-
táneamente el Ejército Nad onal, reconstituído bajo el grano, algo exaltado y versátil, federal y democrático;
comando del general Carlos María de Alvear uno de los dispuesto a conciliar con los caudillos, conservaba algo
soldados más brillantes de da vieja generació~ militar de de los viejos ideales americanos de la generación san-
origen peninsu,ar, babia obtenido decisivas victorias con- martiniana. Como la guerra incomodaba los intereses
tra el Imperio. del comercio británico, los ingleses estaban interesadoa
Ituza~gó. señaló el coronamiento de esta campaña en da paz, lo mismo que sus dilectos amigos García y
extraordmar1~ que .deshizo las tropas imperiales. Alvear Rivadavia. Dorrego también estaba dispuesto en firmarla,
&e desplazó .~~edi:atamente con su ejército hacia Río
a condición de garantizar la reincorporación de la Banda
Oriental a 1!13 provincias ar¡entinas.
Gr~nde, d';Cidido a ocupar la provincia surefia del 1m-
peno, ~radic!on~lmento .eparatista y donde la influencia
ar¡enüna Y or1enta1 había sido aiempre prevaleciente. El IMPERIALISMO CREA LA SOBERANIA
Para conaumar la victociosa campaña, Alvear necesitaba URUGUAYA
refuer~ Y caballadu. Ahora le tocaba el turno a Ri-
~ad~vla.tiSe repetirla aqui el mismo e increíble episodio Debe recordarse, por otra porte, que todo el interior
.e 01. empoa de ~ondeau: era imposible ayudar a y loll caudillos representativos contribuínn a la integra-
emanClpal' Y rewlifk:or a nuc.s11ra . . . 1 ción del ejército nacional para la guerra contra el Brasil:
puea se ncce.itaban provmCJa or1enta , Bu.~tos, Quiro¡ra y López proporcionaban importantes
la anarquia de los ca ~. ~rzas de Alvear pura oplnstar
1
1
piu provincias. El e\~ . lnaurae.ntes de nuestras pro-
contin~e ntcs. Pero la diplomacia Inglesa actuó rÁpida-
mente y t"On eficacia. Designada como mediadora por el
ve~ mb funclonea de j 0 ~~ ar¡enhno debla ejercer una ¡:ob!erno de Rivadavia, Jl'Uindato que no habla revocado
ltlll' un minuto, Rivada~~~~~ ~unlra au pueblo. Sin vaci- Dorre¡:o, propuso una fórmula de transacción que co~­
dc pa& con el Empcr d llllctaba urecntt>s negociaciones si tin en reconocer por ambos b:andos 1• indl'ptondencla
or, cxac~~cnte en d mismo
1
momento en que lu ubsoluta de la B.tnda Oriental. Esta Iniciativa brltinlca,
ltuulneó Pod.ian bnpon. &rmu ar¡e~tinu ,triunlant~ en <'I'Cubll una Gibraltar rioplatense, una baH hiltórlea de
r. 1&a <'ODdaclonu de la victoria.
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opernciones imperialistas para debilitar al ~rasil "! a la tido unitario ligado al comercio internacional. A su
Argentina, sobre tudo a esta última, Y sostema un s1stcma par Jos ganaderos bonaerenses, vinculados por su fun-
vez, · · · · f uectes
t e mas
de dos puertos con intereses contrapuestos en _1~ _boca del . · a · la tierra de ongen, econonucamen
C!On os comerciantes, con una comprenswn · • mas• prof und a
Plata. Dorrego rehusó aceptar esta pr?pos1~10n fatal;
pero la diplomacia británica lo d~ble go_ fman.cierarnente. quelal psicología gauchesca, y que por comc1
de · 'd encta
· de
El Banco Nacional creado por R1vadav~a ~ema una ma- · tereses habían apoyado hasta ·ese momento a los go-
yoría de accionistas ingleses y era el prmc1pal proveedor ~ernos unitarios, cambiaron de opinión. Mientras que la
de r~ursos para el Ejército y el gobierno. Como lo dirá burguesía comercial rivadaviana insistía una y otra vez
Lord Ponsomby en cartas de un cinismo esclarecedor, los en organizar el país bajo su hegemonía, para arrasar las
ingleses aplastaron la voluntad de pelear de Dorego y lo economías artesanales y ganar ese mercado interior a loa ·
obligaron a firmar el infame tratado de 1828. productos manufacturados de Inglaterra, los ganaderos
A la pérdida de las cuatro provincias altoper_uanas, tenían frente al interior una actitud puramente pasiva
se agregaba la segregación ~e ·la Banda Onent~l. y en último análisis indiferente.
Dorrego, Tomás Guido, confidente de San Martm,
Juan Ramón Balcarce, héroe de las guer.ra~ de la ROSAS Y EL EJERCITO
independencia, intervinieron en las negoc¡aci~ne~ y
aceptaron el indigno final. Si algo faltaba par~ mdicar Toda su politica se dirigía a exportar en paz su sebo,
que el viejo partido milita.r creado por San Mar~~~ estaba su cuero, su tasajo. Se imponia encontrar en consecuen-
definitivamente ultimado, estos nombres prestigiosos al cia, una política capaz de no suscitar la constante rebelión
pie del acuerdo no harían sino co:r~borarlo., Pero 1~ paz de );as provincias en virtud de la prepotencia porteña y
con el Brasil produciría otra VIchma Y esta sena el aislar a Buenos Aires del foco de miseria y perturbacio-
mismo Dorrego. Al desmovilizarse los ejércitos de Itu- nes que ir.radiaba el Interior. Para prestar a esa política
zaingó, envuelto en desprestigio el gobierno _de Do~re~o
por aceptar la herenci'a rivadaviana, ,el partid? -~Itano
f un color grato al Interior, los ganaderos se hicieron fe-
derales; su jefe, Juan Manuel de Rosas, el más rico y
porteño se preparó para ot~a fechan~. La diVISLOn de l. perspicaz de todos ellos, retuvo para Buenos Aires, lo
veteranos porteños que volvia del Brasil, encabezada por mismo que los unitarios rivadavianos, el control del
el general Juan Lavalle (este último del género de La r puerto único y las rentas proporcionadas por el tráfico
Madrid, porteño, fanfarrón ~ sin _u na sola. ide~ en l.a ca- aduanero. Pero no envió ejércitos al interior para arrasar
beza) seducido por las insmuacwnes umtanas, vw en las economías industriales ni pretendió imponerles Cons-
Dorrego al causante de todos los males y al amigo de los tituciones unitarias. Por el contrario, postergó mientras
caudillos bárbaros. El 19 de diciembre de 1828, Lavalle le fue posible toda tentativa de organización nacional,
amotinó su división y derrocó a Dorrego, lo persiguió er. 1 que sólo podía perjudicar a Buenos Aires, al nacionalizar
Navarro y lo fusiló sobre el campo, asumiendo toda la 'l as rentas de la Aduana y federalizar la Capital. Lle¡6
responsabilidad ante la historia. Una desgarradora gue- asi a un "statu quo" con los caudillos. Ensayó un sistema
rra civil incendió el territorio argentino. de protección industrial de tipo arancelario, para preser-
El Ejército nacional se disolvió nuevamente en faccio- var las industrias primitivas de la competencia extran-
nes provinciales y conservó, según los casos, algunos jera, calmando asi la inquietud del interior mediterráneo.
caracteres más o menos regulares, según fuesen los re- Al litoral embravecido, que exigía la libre navegacion de
cursos de la provincia que los sustentaba. En este caso, los ríos para comerciar también él con el exterior, lo
amansó mediante acuerdos temporarios, dádivas en ca-
Buenos Aires sería por sus rentas aduaneras la más capaz bezas de vacas o en último caso abierta represión.
de mantener un ejército de línea. Da inmolación de A los comerciantes unitarios los dejó hacer dinero,
Dorrego permitió el ascenso ni poder de la provincia del pero los apartó de los nego~ios públicos con mano de hie-
1general Lavalle. Su única base de apoyo era el
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,
rro. Mientras la provincia y la ciudad se enriquecieron J señalar el carácter espúreo de la alianz?. q~e dio la victo-
prodigiosamente bajo su gobierno, el interi?r vegetó como ria a Urquiza en Monte Caseros. Su e)ere1to estaba for-
lo habla hecho siempre. Pues la protección arancelaria mado por soldad os entrerrianos, correntinos, orientales
otorgada por Rosas con su Le~ d e Aduana d: 1835 no brasileños. Las r estantes provincias argentinas no
constituía sino una defensa pas1va de aquellas mdustrias ~portaron un solo soldado a la campaña, aunque la si-
primitivas de las provincias: Éstas r eq.ue'ria?• ??r el con- guieron con ten's a expectativa, pues alimentaban la espe-
trario, una protección activa, una fmanc1ac1on y una ranza de que al fin el país podría ser organizado y sacado
tecnificación que sólo podía obtenerse ·COn una poHt!ca de su marasmo.
económica nacional fundada en los recursos aduaneros
del pa!s usufructuados por Buenos Aires. .Es aquí d~~de LOS CAUDILLOS RECREAN EL EJERCITO
Rosas se detiene y es aquí donde se define s:u po~1tlca
NACIONAL
bonaerense y los límites de su preg~nado nae10nahsmo.
Porteño como lo había sido Rivadavla,, Lavalle, y c~mo
lo será Mitre, la política de Rosas tendra mayor amphtud La personalidad. de Urquiza -caudillo y entrerriano,
y un sentido nacional ~ás profundo, sobre todo en al fin-, como bien se pudo ver en seguida, inspiró con-
las relaciones con el exter10r. - fianza a las provincias interiores. La r eunión de los
Los comerciantes porteños eran si~ples intermedia- caudillos gobernadores en la ciudad de San Nicolás de
rios de Europa, traficantes de -abalonos, de efectos, de los Arroyos demostró que Urquiza estaba dispuesto a
modas e ideas europeas. A su vez l~s ganadoderos ~~nae­ emprender el gran camino de la organización nacional.
renses eran propietarios de SUS mediOS de pr UCCIOn en
tiempos en que los hacendados todavía sabían montar a
r· Importa a nuestro asunto destacar que los viejos caudi-
llos gauchos que se reunieron en San Nicolás echaron
caballo y no se vestían en la sastrería Pool de, Lo?dres. las bases de :la organización definitiva de la República.
Las diferencias son notorias y evidentes por s1 miSmas. Así como el Acuerdo reconocía el Pacto Federal del 4 de
Pero la pasividad de Rosas ante la i~di,gE_!ncia provin- enero de 1831 como "Ley Fundamental de la República",
ciana tendrá profundas consecuencias h1stoncas, co~o ya en el artículo 15 se designaba al general Urquiza como:
se verá Durante su largo gobierno, que abarca cas1 dos !: "general en jefe de los ejércitos de la Confederación
década~ de la historia nacional, el Ejército contin~ará par- con el mando efectivo de todas las fuerzas militares que
celado en legiones provinciales, obedientes a diferentes actualmente tengan en pie cada pr~incia".
caudillos. Circunstancialmente estas fuerzas se "conf,ede- Esto implicaba de hecho el restablecimiento del Ejér-
rarán", pero sin fusionarse como un ejército homo~en~. t cito argentino. El Acuerdo de San Nicolás designaba
Buenos Aires tendrá, como cabe imaginar, un CJérclto asimismo a la ciudad de Santa Fe como asiento de un
bien montado vestido y alimentado, y con el armamento Congreso General federativo para organizar la Nación.
que podía co~prarse con una tesorería ílorecicnte. Los · ' Esto no era todo, sino tan sólo el comienzo. Los caudillos
ejércitos de provincia, por el contrario, antes y durante gobernadores resolvieron también la organización de una
Rosas serán ejércitos harapientos y miserables, r ecelosos administración nacional y la supresión de las aduanas
siem~re ante la política portefia, con oficiales improvisa- interiores. Pero suprimir las aduanas interiores, que en
dos, sueldos incobrables y uniformes irreconocibles. su inmensa pobreza aportaban algunos pesos fuertes al
Tampoco el vencedor de Rosas en Caseros, el entre- erario provincial, sin nacionalizar la aduana de Buenos
rrlnno Urqul7.a, gcnerallslmo del Ejército Grande, cncabe- Aires que recibía toda la rentn del país, era hundir a
zarít en esn ocasión un Ejército y una política rcnlmen~e las provincias en un abismo de indigencia.
nacional. El desfile por las calles de Buenos Aires rcnh· La burquesla porteña odvirtió de inmediato el com-
zndo el 20 de febrero (aniversario de Ituzningó) de las plejo de fuerzas que empezaba a formarse con el Acuno
tropas pertenecientes al imperio esclavista, bastará para
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de San Nicolás. Intuyó con claridad meridiana que el 't
próximo paso se.r ia .1~ naciona~ización de :as aduanas, Y. diputados de Santa Fe. Al mismo tiempo retira a u ·
. d e 1as R e1ac10nes
.
Exteriores, se da a 8 • rqwza
qulzá la federallzac10n de .1~ Ciud.ad .po~tena.. La temida el maneJO ·
organización del pa!s, que 1na a distnbwr Ja nqueza por- el carácter de un Estado independiente y establee! nusmla
dones d 1p· 1 •t •
ama 1cas con todos los países del mundo e re La
a-
teña entre todos los argentinos, parecía inminente. Los
unitarios porteños estaban estupefactos: ¿Para esto hemos burguesía comercial, apoyada en su puerto y e~
derribado a Rosas? Y los rosistas porteños los miraban aduana, ~n su:: tropas de lín~a, regularmente pagad:.
con una mezcla de indignación y desprecio. ¡Para esto y en la srmp~ba de las .potencias extranjeras, desafía la
lo han derTibado! Pero las rantiguas disputas facciosas se voluntad naciOnal y enge su propia soberanía. Queda
volatilizaron en pocos días. Unitarios Y federales de inaugurado un nuevo periodo de sangrientas guerras
Buenos Aires, su patria chica, su verdadera patria, se civiles, que enfrentarán a Buenos Aires con todo el
abrazaron para fortalecerse. Así fue como se presenció resto de la Confederación Argentina. Esta última esta-
el incomparable espectáculo de la ciudad ..!enicia que ble~ su capital ~n. la ciudad de Paraná. El Ejército
olvidaba sus disputas pasajeras y se disponía a descono- rec1en creado ·se diVIde una vez más. Al lado de Buenoa
cer la voluntad nacional Aires la trap~ fa:ciosa .d el mitrismo y junto a Urquíza
el resto del EJército nac10na1. Las mejores figuras de las
La legislatura porteña rechazó por mayoría el Acuer-
fuerzas armadas y los viejoa soldados de las guerras de
do de San Nicolás, ya que la creación de un Ejército na-
la independencia, rodearán a Urquiza, a quien también
cional al mando de un caudillo entrerriano implicaba que
apoyarán Al~rdi, Lucio V. Mansilla, el general Guido.
por primera vez en la historia argentina el conjunto de la Es? generac10n, conocida como !la de los hombres de
Nación tendría la fuerza necesaria para imponerse a Par!_~á, reunirá lo mejor del Ejército argentino y de la
~a provincia de Buenos Aires. En estas circunstancias inteligencia nacional.
hace su aparición en la política argentina el coronel Mi-
tre, intérprete de los intereses importadores y del ideario EL EJERCITO FACCIOSO DE MITRE
de Rivadavia, al cual llamará:
"El más grande hombre civil en la tierra de los ar-
--- - ., - ,.. ~~

El separatismo mitrista durará casi diez años, de~~r~


gentinos". cando en la carta geográfica el problema pendiente desde
Mitre encabeza en la legislatura la oposición porteña la Revolución de Mayo. Así sobrevendrán Cepeda y
al Acuerdo de Sañ Nicolás. La ciudad estaba amotinada; Pavón. Los ejércitos de la Confederación Argentina, en-
el gobernador López y Planes se ve obligado a presentar firentados a los ejércitos porteños, vencerán en Cepeda
su renuncia, y en medio del caos bonaerense Urquiza Y llegarán hasta las puertas de Buenos Aires para firmar
disuelve la legislatura y otorga el poder al general Galán. un pacto que la ciudad violará poco después. En la ba-
Mientras tanto el Congreso General Constituyente se talla de Pa,v ón, lliquiza, después de arrollar con su
disponía a reunirse en Santa Fe, y Urquiza parte de Bue- · caballeria entrerriana a las tropas de Mitre, volverá
nos Aires para asistir a sus sesiones. Tal es el momento grupas a su caba:llo y se irá "al tranco" hacia el Palacio
elegido por las tropas porteñas para dar. un golpe de San José, abandonando la victoria en el campo de batalla
estado el 11 de setiembre. Se reconstituye la disuelta Y los derechos politicos de las provincias en manos de la
legislatura y se elige gobernador de la provincia a Va- oligarquia mitrista. Esta traición de Urquiza a los inte-
lentín Alsina, uno de ~os más característicos represen- reses nacionales, deja sin base al presidente de la Con-
tantes de la ceguera unitaria y de la infatuación porteña. federación Argentina, que ya lo era don Santiago Derqui.
A~si~a promulga de inmediato una ley por la cual la
Con el fin de buscar un arreglo, Derqui renuncia y
entrega el ¡obiemo al Vice-presidente, el generaJ. Pe-
provlDCia de Buenos Aires desconoce los actos de los
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derne.ra. Pero los recursos '?ara se~uir la guerra, 0 los comercial importadora representada por Mitre promueve
tenia Buenos Aires, o los te~1a Urqu1z~ ; y este último ya !legada de capitales extranjeros. Las lineas férreas se
1
había pactado con l':s porte.nos ~ntregandol~. el Interior a·t.ienden por el L itoral, donde ha sido ya aniquilado el
a su libre arbitrio; él se reservo la tranqwlldad de sus ex . . d . 1
riollo y que poblaran poco tiempo espues os colonos
estancias. sus cabezas. de ganad? y su provinc~a. Peder- ~e los 'países meridional~s de Europa. El país se dispone
nera totalmente paralizado, no t1ene a su vez mas remedio a convertirse en la granJa del mundo y a transformarse
que 'renuncier. Declara en crisis los p~deres nacionales. en una factoría agropecuaria.
Dicho en otros términos, entrega el gobierno a la oligar- Pero el crimen más atroz de la presidencia de Mitre
quía porteña, la que después ?e un simulacro electoral se convertirá, por la extraña fecundidad de la historia,
elige Presidente de la ~rgentma · ~1. g~neral Bar~olomé en el punto de partida para la recreación del Ejército
Mitre ~a más siniestra f¡gura del e]erc1to portuano. En argentino y de su ideología naciona•l. La guerra del
1862 ~ienza esta presidencia trágica, q~e habrá de Paraguay, determinada por la estrategia implacable de
singularizarse por la eliminación de los ~lt~os gauc~10s Gran Bretaña a través de su lugarteniente brasileño, no
y de los caudillos sobrevivientes de la VIeJa Argentma. solamente habrá de diezmar los cuadros militares en el
Para extirpar los focos nacionales de r esistencia en frente sino que provocará paradójicamente una revalori-
el Interior y abrir el camino a las manufacturas inglesas, zación de los problemas argentinos. La generación militar
Mitre hab;á de emplear J.a espada de varios oficiales uru- que volverá ensangrentada de los esteros paraguayos,
guayos, pertenecientes al. ~arHdo Co~or~do de la Banda incubará en su espíritu la más absoluta condena del mi-
Oriental, y que constitu1nan sus prmc1pales elementos trismo y de la política ·a ntinacional de Buenos Aires.
en el ejército argentino: Rivas, Sandes, Arredondo, Flo-
res. Célebres degolladores, sobre todo Sandes, asesino EL EJERCITO ARGENTINO EN EL PARAGUAY
del Chacho, y Venancio Flores, monst~o de crueld.ad
en Cañada de Gómez. Mientras que ]unto a Urqwza La leyenda del "tirano" López y e1e su dictadura en
habían estado los elementos federa·les del Ejército, del el Paraguay no resiste el menor análisis. El ·mariscal
lado de Mitre estarían los uruguayos del partido Colo- Francisco So1Jano López es una de las figuras más heroi-
rado, vale decir, la réplica montevideana del partido Uni- cas. y notables de la historia militar de América Latina
tario porteno, y como éste, cosmopolita, "civilizador", y del mundo entero. Ya llegará el dia en que los profe-
brasilero y comerciante. sores de historia de los colegios militares argentinos,
Montevideo desempeñará en •l a Banda Oriental el expliquen a cadetes y oficiales les razones que llevaron
mismo papel antinacional que Buenos Aires con respecto a la oligarquía porteña, a la corte esclavista brasileña y a
a las provincias argentinas. Cuando Urquiza abandona los comerciantes montevideanos a aplastar a la República
las banderas nacionales, todo el poder y ·l os recursos de del Paraguay. Alberdl, con su habitual clarividencia, ca-
la Nación pasan a manos de Mitre y la burguesía porteña. lificó a la guerra del Paraguay como una guerra civil, es
El Ejército se encuentra de hecho unificado bajo la di- decir como una lucha fratricida, y no como una guerra
rección porteña; mj.litar todavía en sus filas viejos ofi- internacional. Solamente la oligarquía porteña podía
ciales aguerridos, formados en las luchas civiles, que considerar a Paraguay una nación extranjera, esa misma
enfrentarán al malón del salvaje, harán guardia en el oligarquía desinteresada del destino dé las provincias
fortin de frontera, y observa<rán enmudecidos Ja acción altoperuanas, y que impuso la creación de una nueva
de Mitre y sus oficiales orientales contra el pueblo "nación" en la Banda Oriental. Pero para las masas po-
pulares argentinas, vinculadas a Ja provincia ~ra~aya
!inerme de las provincias. Se insinúan ya en el desde los orígenes más remotos de nuestra histona, la
pais las grandes líneas de un pr~so que habrá de modi-
guerra contra los hermanos de Asunción COMtituyó un
fi~r prof~ndamente su estructura económica, su compo-
alctón nac1onal Y sus partidos políticos. La burguesía crimen imborrable.
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- ·-

Él general Mitre debió emplear varias divisiones del imperialismo británico, que deseaba penetrar en el inte-
ejército y gastar millones de pesos fu ertes para sofocar rior sudnmericano. El órgano mitrista "La Nación" acu-
~ 115 incesantes sublevaciones que sacudieron las provincias saba a Solano López de "Atila d e América" y de "tirano
argentinas durante la guenra del Para gu~y . Estos l<:van- bárbaro", pero n o mencionaba el hecho de que los aliados
tamientos incesantes se proponian dernbar e l gobtcmo d e Mitre fundaban su poder e n Rio de Janeiro sobre la
mitrista y unirse con el Paraguay contra el Brasil. El esclavitud y que la trata de negros constituía el negocio
general Felipe Varela se levantará en Salta y en nuestras más fructífero del mismo Imperio que pretendia llev~
provincias centrales pa'ra oponerse en su cruzada a la la "civillizaci6n" al Paraguay.
guerra del Paraguay; será el último de nuestros generales Los argentinos no querían ir a la guerra y los famosos
montoneros y esa condición le impedirá ser prócer en los r egimientos de voluntarios destinados al abismo guaraní
libros de texto. iban frecuentemente engrillados hasta el punto de con-
La guerra del Paraguay fue desencadenada por la centración; también se improvisaban soldados con la
invasión del Brasil a la Banda Oriental, viejo objetivo población de los presidios; los brasileñ.os, por su parte,
de la política lusitana. El Imperio brasileño buscaba compraban esclavos, los vestían de uniforme y los envia-
climas templados y campos de pastoreo para Jos ganados ban al frent e. La guerra del Paraguay duró cinco años,
de Río Grande, y la apertura del rio Paraguay que aho- desmintiendo a Mitre, que había profetizado la victoria
gaba el tráfico del Matto Grosso. Pero la posición geo- en tres meses. Miles de jóvenes argentinos murieron en
gráfica peculiar que relacionaba al Paraguay con Uru- la selva, víctimas de una guerra fratricida y de la colosal
guay, hacía de este último lo que Alberdi llamó la llave ineptitud militar de Mitre, que obligó a reemplazarlo en
de comunicación con el mundo exterior del primero. el mando de los ejércitos de :la Triple Alianza.
Dueño el Brasil del Uruguay, Paraguay podría ser con- La presidencia de Mitre había concluido en 1868 en
siderado una colonia brasileña. De ahf que Solano López medio del desprestigio más ~pantoso. La sola pretensión
considerara el ataque a la Banda Oriental como una de i-mponer un sucesor en la figura de Rufino de Elizalde,
amenaza inmediata para su propia soberanía. antiguo adulón de Rosas en Balermo y emparentado con
El apoyo que Mitre dio desde el comienzo al Brasil diplomáticos brasileños, suscitó un movimiento general
involucró a !&s provincias argentinas en esa guerra, per~ de indignación en todo el país. Al surgir la candidatura
es bueno senalar que en las circunstancias de 1865 Pa- de Urquiza y de Alsina, el Ejército decide expresarse a
raguay constituía un poderoso ejemplo para los e~an­ través del general Lucio Mansilla, que lanza· la candida-
grenta~os pueblos argentinos del interior, y un camino tura de Sarmiento.
a segull' para .dese~barazarse de la oligarquía portuaria.
A rafz del a1slarmento impuesto por el control del rio SARMIENTO Y A VEILANEDA
Par~á ejercido por Buenos Aires desde 1810, Paraguay
hab1~ l~g;rado des~rrollar una¡ ¡poderosa industna, levantar
Sarmiento es un sanjuanino lleno de talento, aunque
fund1c1~nes de hierro, crear arsenales para el Ejército, comprometido reiteradamente con la politica porteña.
constr~.ur barcos, organizar estancias ganaderas del Es- Pero su coo-ácter independiente, su VC?luntad de reálizador,
tado, ~~talar. con sus propios recursos telégrafos y fe- su ambición de progreso, permitirán a las provincias,
rrocam:l'les, sm necesidad de acudir a los empréstitos bajo la presión del Ejército nacional retemplado en la
e~tranJeros Y de_ caer en manos del capital europeo La fragua de su reciente infortunio, iniciar una contraofen-
ohg~rqufa portena temía que en cualquier momenio se siva contra la oligarquía porteña y barrer del escenario
pudiera
. . . sellar . una alianza entre el Paraguay y 1as pro- político al mitrismo. Esa nueva generación militar pro-
vn~clasil m~ntoores para abatir los privilegios porteños El vinciana cavilará sobre los problemas argentinos en los
amqu armen del Paraguay era el últ' .· .
por los intereses de 1 0 li í Imo paso ex1g1do vivacs del Paraguay aniquilado y encontrará en la perso-
a garqu a de Buenos Aires y del nalidad de un joven teniente coronel llamado Julio Ar-
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gcntino Roca a su encarnación vis ible. Las prim ros se levanta ron en esa asonada; Mitre desem-
medidas de espíritu nacional que ~dopta Sarmiento eras mon t e
. .onen el' 'I'uyú con se1·s m1·¡ so Jdad os, p ro con se ·Js-
vocan inmediatamente la r esistencia de Bu enos Aire pr~­ b.atco milicianos el comandonte Ari ns lo derrotó en La
sanjuanino nombra a un tuc wnano llamado Nicolás ~ 1 clendtos bteniendo la rendición del célebre estratega. Por
ll:meda, ministro de Inst111cción Pública. Este minis~~­ v er e,·teo s armiento n om b ro• a un JOVen
. corone 1 d e re1e-
notable se consagt·a a organizar en todo el territorio d ~ su
vantepal talento
• militar, llamado J u¡·10 A . R oca, p ara que
país las escuelas que habrán d e enseñar a leer y a e ase a1 veterano Anedondo en Santa Rosa. En una
cribir a miles de niños de las abandonadas provm· ~s- enf rent . . d 1·
· bra realmente clastca, que sorpren e y para 1za a
· t er10r
del m · y que d aran ·
· a 1 mtsmo .
tiempo ctas
medios de vida mamo . . 1
rsario Roca lo captura Junto con su.s tropas, a
a centenares de maestros y maestras. su. a dvede Santa , Rosa se estudta . en las escue1as m1·l·t 1 ares
t lla
ba a no sería inútil que tambien • se es t u d'tase 1a s1gm
· ·f·1-
~o: primera vez los recursos del país son puestos al
serv1c1o del pueblo. Sarmiento fundará el Colegio Mir pero ·
cación política de quien la eJecutó. • N'
· 1co1'as A ve11<:~ned a
tar Y. la Escue~a ~aval, creando Ja carrera de las arm:S- lo asciende al generalato sobre el campo de batalla.
La c1udad se iruhgna por estos gastos. Un amigo tucu~
mano, José Posse, escribía a Sarmiento: EL EJERCITO FEDERALIZA BUENOS AIRES
"Por más q~ busca los orí~~nes de la oposición que
nace, no veo mas. que el portemsmo comprimido que se Arias, un simple comandante ·Y Roca, un coronel de
escapa p~r la pnmer rotura que le viene a la mano treinta años, habían deshecho la conspiración mitrista, y
¡Un !Y!'esidente provinciano es cosa escandalosa! . . . Ld con ell~s está todo el Ejército. Esto cobrará mayor signi-
cueshon Capital es un cáncer que te ha dejado Mitre ficación cuando se estudie las raíces históricas del ro-
cuyo remedio está en los arcanos de la Providencia' quismo. Recién nacido, el gobierno de Avellaneda, salvado
De!de el principio he dicho que no la palabra sino ei '1 por la eficacia militar de Roca, acentuará la orientación
ca1íón ha de resolver la cuestión". nacional tímidamente esbozada por Sarmiento. Inau-
El problema de la Capital, que se arrastraba desde Ir gurará por primera vez desde muchos años atrás una
la Revolución d e Mayo y cuya solución veía profética- legislación proteccionista, destinada a estimular el des-
men~e el amigo ~e Sarmiento, habría de resolverlo, r arrollo de las industrias argentinas.
precisamente, la miSma generación militar que lo habi:l Poniendo fin al insensato librecambismo de la era
llevado a la Presidencia, que sostendría luego a Nicolás mitrist::~, Nicolás Avellaneda, fiel representante del na-
A~ellaneda. Y que triunfará en 1880. El s ucesor de Sar- cionalismo democrático de las provincias, alienta el des-
miento sera otro provinciano -Avc lln n ed::~- que ven- arroBo económico interno del país. Ese hecho bastaría
e~ con el ::~poyo del Interior y de Adolfo Alsina, cau- para situar históricamente a su presidencia. Cuando
dillo popular . de la camparía bonnerense. En la ci udad ésta concluye h::~ brá de plantearse el gran problema que
de Bu_enos Aues enfrenta M itrc a Nicolús A vclla ncdu. constituía la pesadilla de todos los gobiernos argentinos
f.:stc solo contó ni principio con once partidarios según ha desde el aiío 10: la !ederalizaLión de la ciudad de Bue-
r cordu~o Cul'los Pclle¡;rini, que era uno de' e llos el nos Aires y la creación de una plataforma nacional de
mil:; en un ·ntc. Su ind iscutible triunfo e ·. J ' _ poder. ,.
t'd
1 'tri t . neo1 nz6 ~ par Como ya se habla dicho, no SCT.Ían las palabr;a, si~o
• mi s a, Que coni'IJdcmba una injuria insoportable
ndmltu: por ~cgunda vez un Presidente de lo Noción que IU!i armas las que rcsolverlnn el probl.ema. El presi-
no fu e e nucldo en In ciudn<t mercantil De es dcsp(-cho dente de la Nación e ra un hué6ped de la c1udad de B~enos 1'
nació ln revolución de 1874 d stin d · · Aires, se¡ún la expresión sarciultica de .ca.rlos TeJedor,
nsunci6n del cargo por Av~llnn d :¡ a a oponerse a 1a proto-porteiio y ¡obernador de la provmcta. Los con- '1~
Al 1 C . ll .
!lietos de jurisdicción eran incesantes y se reJ~olvlan
el ~~~ ;~;s !u~r:w~ mlllt nrl:'s portci1ns. cncnbczndns por
Ulu.,run) 0 Arrcdondo, cl viejo degollador de siempre en detrimento de la autoridad nacional, que ca-

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rcda de ciudad, de puerto, de rentas, y en cohSecuencia . tino llevó 40.000 hombres de Ías provincias hada
de poder. La cuestión Ca pital se complicó con la reno~ argen 5 Aíres rescató la ciudad y fundó en ella una
vad ón presidencial o, por mejor decir, esta ú ltima fue Bueno '
' t 1 para todos .
Jos a rgentmos. El autor h a ensayado
Cap! interpretación
a d 1
de Roca Y e roqu1smo . que repro-
un pretexto para resolver aquélla. Carlos Tejedor era
una . ..
candidato de los intereses porteños para la presidencia duc irá a contmuac1on: 1
de la República; las provincias levantaron por su parte "Julio Argentino Ro::a era un hombre procedente del
norte criollo. Procedía de esa Argben~ina precapdi.~lista
1
la candid·a tura del general Julio A. Roca, que regresaba
como vencedor del desierto. Había expulsa.d o a los indios al vivir en su mayor parte a¡o as con !Clones
que robaban ganado para venderlo en la frontera chilena. queuna economía natural, h a b 1a
de ' conserva d o, ~o~o en ~n
viejo arcón, el perfume d: l pasado,dlas trad~cJ~nes mbasl
1 1
Así entregó a la soberanía argentina más de veinte mil
leguas. La eficiencia militar del joven general no estaba hondas, el nacionalismo mas pro~un o y a ylSlon g o a
puesta en duda, pero sus dotes políticas no harían sino de la patria, atmósfera formabv.a necesaname~te ex-
asombra.r con el tiempo. La polarización de las fuerzas traña a la ciudad puerto, comercial y cosmopohta.
y la significación política de ambas será tan diáfana Hijo de un guerrero de la Independencia, desde niño
como claro el problema que habrían de resolver los aprendió el juego terrible de las armas y no leyó en
contendientes. libros las razones poderosas que levantaron durante s~­
Finalmente, se realizan las elecciones nacionales. Por tenta años a las provincias interiores contra la metro-
una aplastante mayoría provinciana Roca gana la pri- poli. Mu<!hacho de quince años, Roca arrastró en ~a
mera magistratura. Un diario porteño escribía: bataUa de Pavón un cañón para ponerlo a salvo y reci-
"Avellaned'a subió en 1874 a la Presidencia de la bir su bautismo de fuego. Era nuestro antiguo ej.ércíto
Nación porque contó con el apoyo de Adolfo Alsina y su una formación irregular de soldados gauchos, pa1sanos
,, partido, de gran influencia en Buenos Aires; pero Roca de lanza, caballo y cuchillo, triple sistema técnico q~~
no tiene puntal alguno en esta provincia; se sostiene constituyó la base de la guerra civil. y ~ue ~~saparec10
con los batallones de linea, compuestos p01r indios recltt.o- con el rémington, el ferrocarril y la mm1grac10n . .Nues-
tados o enganchados, que a pesar de tener vencidos SU& tro soldado era un voluntario, arrancado a su rna¡ada Y
contratos no se les libera del servicio. Roca se empeñ4 a su hogar por el caudillo provinciano, jefe rural de gran
en gobernar a la República, olvidando que ésta no es prestigio, que al asumir la defens~ .del suelo nat~l sus-
gobernable si se carece de apoyo de Buenos Aires". citaba la adhesión apasionada y v1.nl de sus habitantes.
La desintegración de la economía artesanal por la
ROCA COMO POLITICO Y MILITAR invasión comercial inglesa planteada después de Caseros,
congrega en el ejército, "nacional" desde el acuerdo de
Buenos Aires se consideraba un Estado dentro del San Nicolás a decenas de miles de hombres. Debe te-
Estado, como .l o prueba esta asombrosa cita. Ejército nerse presente' que la numerosa ot'1e1a · l'd
1 ad de nuestras
.
de linea Y barbarie provinciana, eran una sola cosa fuerzas armadas había nacido directamente de la Impro-
para aquella ciudad históricamente asociada al comer- visación de la lucha, de la intuición ¡uerrera Y del
cio exterior, q\le habla abandonado a su suerte al Ejér- coraje. . d'd
cito de los Andes, a la Banda Oriental, a las provincias .. '1udes internas del país hablan lmpe 1 o 1a
. L as VIClSI , . - anza militar regu-
altoperuanas y a la Confederación Argentina en los organización sistem~tlc~ de Suna ~ns~~ creará la Escuela
tiempos de Urquiza. Sin embargo, la hora habla llegado. Jar. R ec1.é n el provmcJano arm1en
d' d Ricchieri, echará las ba-
Tejedor se niega a reconocer su derrota y se ~nza a la de Guerra; Roca, por me 10 e
guerra. Seria la más sangrienta de nuestras luchas civi-
les: 3.000 muertos queda ron sobre los campos de batalla
de Corrales, Bar.racas y Puente Alsina. El Ejército
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ses de una moderna institución castrense, cuyo origen
abandonando a la d~socupación y a la vagancia a miles
montonero, es decir, popular, será su mejor heráldica.
de hombres que hab1an sustentado el sistema moribund
¿Dónde ir, a qué partido adherirse, en qué direcció~
EL ORIGEN POPULAR DEL EJÉRCITO ARGENTINO
desplazarse? Esa multitud de tejedores, troperos, pla-
teros, pastores,. gauchos nómades, talabarteros, boyeros
¿Qué soldados formaban el ejército de Roca ? Rivero y pequeños agncultores, es barrida por. la industria euro-
Astengo, en su documentada biografía de Juárez Celman
nos ha mostrado la figura del General roquista Eduard~ pea y ¡:Íor ua inmigración extranjera, que acapara las
Racedo, tipo característico de un oficial de aquellos tiem- tierras fértiles del Litoral y expulsa al criollo: miles de
pos: "Expresión genuina de su medio, ningún aire era ellos ingresarán al Ejército de linea, sostenido por el
mejor aire que el de su tien·a, ningún arte comparable presupuesto del Estado y que no necesitará de muchos
con el arte intuitivo del payador o del músico pampea- instructores para enseñar a esos soldados el manejo de
nos, ninguna elocuencia superior a la elocuencia de las ias armas ni prog.rama alguno para infundirles conciencia
proclamas con que los viejos caudilLos sabían animar a nacional. ¡Conciencia nacional les sobraba, la llevaban
sus huestes; ningún paisaje, en fin, superior en bellezas en las venas y en las cicatrices!
a los paisajes del suelo patrio. . . Racedo conocía, como El artesano de las provincias ·mediterráneas producirá
pocos, los · rincones todos del territorio nacional; ríós y pnra su propio consumo o abandonará su oficio, retro-
montañas, caminos y desfiladeros, hombres y cosas. ETa gradando a la agricultura en pequeña escala; otros cui-
la encarnación dd baqueano descripto por Sarmiento, darán algunas cabras, lo indispensable para subsistir. El
y además, algo así como el resumen sintético dé la his- gaucho más o menos errabundo del Litoral se hará sol-
toria militar de la Nación". dado de frontera, cabo, sargento o policía, o morirá en
,... El ejercicio de las armas no era sólo una profesión lo~!imos encuentros con Santos Guallama o López
obligada para el hidalgüelo de provincia, arrebatado por Jordán. Si sobrevive, será peón de campo, de estancia
las peripecias patrias y la gloria al alcance de la mano, o de chacra, al servicio de la gran compañía anónima
sino que la abogada y el comercio, en las condiciones (pues el patrón patriarcal ha desaparecido y sus hijos
misérrimas del país anarquizado, debían dejarse general- son accionistas de un emporio) o a las órdenes de un
mente para un núcleo muy reducido en el interior y para chacarero ita-liano, al que habrá enseñado probablemente
la gran ciudad del Plata. Así, en muchos momentos no · . •.!·é 1.-::; t:Ues de labranza.
hubo en la vieja Argentina otro medio de vivir que el :roda e~~ masa desplazada se hará roquista; roquista
oficio de morir, ni otra perspectiva que el generalato, sera tamb1en la burguesía intelectual provinciana, esos
duramente ganado en el combate al arma blanca. doctores o pequeños terratenientes de San Luis La Rioja
Pero cuando desaparecen los ejércitos provinciales y o Tucumán, poseedores de campos chicos o gr~ndes que
se exterminan los caudillos más rebeldes, cuando des- no rinden nada, herencia remota del español que hendió
pués de Pavón y lde Mitre aparecen Sarmiento y Ave- la selva con su espada. No estamos en presencia del
llaneda, el ejército se estaba haciendo nacional por pri- terrateniente o ganadero bonaerense, propietario de una


(
mera vez; la oficialidad, aunque con sueldos irrisorios,
cobraba sus haberes y los soldados enga nchados encon- r fábrica de vacas para la exportación, a un paso del puer.-
to y en conexión con el extranjero. Hablamos de esa
traban en la estructura militar el primer apoyo estatal nobleza provinciana que llevaba nombres viejos, cuyos
jumás conocido en el país. antepasados tenían escudo de armas de Castilla o de
. El avan~ d.e~ ferro nrril destruia al mismo tiempo, no
solo 1~ pnm1hvas ma~ufacturas locales, dejando sin
1 N·a varra, pero que eran apenas vecinos res~ta~os, cuyos
hijos tomaban los hábitos, que eran una dlgmdad para
pro!es1~n .al artesano, smo que 'también aplastaba ese . comer, 0 el doctorado en Córdoba, para conse¡uir pleitos
vasto ststema de comunicación apoyado en la carreta, de veinte pesos fuertes.

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La burocracia provincial -un minist~rio, -~a. fisca. EL ROQUISMO Y LA IGLESIA
l' _ era la solución decorosa en un med1o pnm1t1vo sin
;:rvenir. Federal por tradición, liberal por su cultura y
ambiciones, nacionalista porque c;staba ~nt~rrada en el La primera presidencia de Roca, joven general de
· hasta los huesos• esa 37 años de edad, se distinguirá por su voluntad de re-
pa1s , burgues1a provmcmna
. contem..
1· la división del pa1s en dos bandos. el aoorrec1do construir el Estado nacional, unificado por vez primera
p o 1 . . ~ desde los orígenes tie la nacionaHdad, y modernizar su
mitrismo metropolitano y e roqmsmo. -nac1o_na' , fe.
d al P rogresista provinciano. Y se h1zo roqmsta. En legislación. No sólo se fundarán más de seiscientas es-
er ' ' . d .., 1 . cuelas, cifra enorme para la época, sino que se instalará
e1 eJ'ército únese ese mundo de desarraiga . os .ue antiguo
.
orden social argentino, aportando su conc1;nc~a nac10na1, el Registro Civil, la escuela laica obligatoria y gratuita, la
su voluntad de una vida mejor, su her01smo vete:ano. secularización de los cementerios. Todas estas medidas
Con ese ejército venían los 40.000 hombres que remte- chocarán con el odio sordo de la der.rotada burguesía
graron su capital histórica al país de Facundo. portuaria, del partido mitrista y también con la hostili-
dad declarada tiel Partido Católico, que considera vul-
En la composición política del roquisn:o deben in· neradas las prerrogativas de la Iglesia. Roca conducirá
cluirse también a aquellos estancieros _med¡anos o gran. el conflicto con el clero con notable habilidad. Lejos de
des que producían para el mercado mterno, desc_onec. suprimirlo mecánicamente por métodos administrativos
tados de Europa, lo mismo que las poderosas corr1en~s o dictatoriales, deja que se desarrolle un gran debate.
populares del rosismo bonae,rense, execradas por el_un¡. Los católicos fqp.dan un diario titulado "La Unión",
ta · 0 triunfante después de Caseros y que debieron dirigido por José Manuel Estrada, y donde se ataca la
nsm b · · D
ref u g iarse en el alsinismo para poder
, . so reviVIr. ton política presidencial con virulencia. Monseñor Clara,
Bernardo de Yrigoyen no será el un1co caso represen a· obispo de Córdoba, publicó una pastoral desafiante con·
tivo, pues debe añadirse _asimismo ~n ese sector, a . esa tra el poder nacional y el nuncio apostólico, Monseñor
población gaucha· de las v1ejas e.stancias_ d~ Buenos A1res, Mattera, se solidarizó con la pastoral, mientras illamaba
para las cuales el rosismo hab1a constituido un recurso a la grey católica a desobedecer las órdenes del gobierno.
defensivo: na organización moderna de las nuevas est~~­ Roca le dio un plazo de 24 horas para abandonar el terri•
cias ligadas férrearnente al comerci_o de e~o.rt~Clon torio argentino. Luego de intensas discusiones, el Con-
destruiría todo vestigio de aquellos tiempos _mas_ libres greso Nacional aprobó las leyes rl!!novadoras.
del gauchaje. ' Las fuerzas aludidas compon~nan la por- La política de la Iglesia Romana al oponerse a las
ción decisiva de aquél país que Roe~ con~c1~ Y encarnó rE:formas civiles indicadas por el progreso, reproducía
en un momento de transición, un pa1s se1~u-b~rbar~ pero en la Argentina la hostilidad hacia todos los movimien-
auténtico, fiel a sí mismo, y autor de su h1ston~, pa1_s qu: tos nacionales de Ja historia, desde la Revolución Fran-
al desintegrarse el complejo de fuerzas cuya s~ntes1~ f~ cesa y la Alemania bismarckiana hasta el proceso de
el roquismo, cambiaría a tal punto, que vendn:'; a JUSt~­ unidad nacional italiana. La generación militar de Roca
ficarse la expresión de Sarmiento sobre la barbane supo poner. en su lugar los intereses temporales de la
cosmopolita". Porque la Argentina de Roca en 1880 su- Iglesia y adecuar la legislación argentina a las necesida-
des de su tiempo. Un acentuado regalismo, esto es unR
tría una evolución tan vertiginosa, que sus contemporá- politica del Estado, caracteriza toda la acción de Roca y
neos pudieron asistir estupefactos a la remodelac1ón Y del Ejército de su tiempo, heredero de la fuerza san-
el reemplazo de una estructura por otra, en menos de la martiniana. Habían conquistado el desierto para ensan-
edad de una generación". char la soberanía territorial argentina, al mismo tiempo
que federalizaban la Capital, recobrando un centro na-
cional de poder y establecia la Ley de Educación comÚD

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para reafirmar la soberanía del Estado en la política de general Roca, al. ocupar .el Ministerio ~e Guerra, llevó
cultura. a cabo con un éxito fulmmante l a conqu1sta del desierto.
Como muy bien ha observado Arturo Jauretche en su su estrategia tenía un evidente sentido nacional: con-
trabajo "Ejérci-to y Política", en la impecable batalla sistió en una gran operación ofensiva que arrojó a los
de Santa Rosa, Roca liquida el ejército faccioso, que era indios más .aJiá del río Negro, destruyó sus tolderías y
el ejército de Mitre, que a su vez era el ejército de quebró para siempre su intercambio doloso con los co-
Rondeau, heredero de > l as incesantes camarillas militares merciantes chilenos. P ero esa política militar de Roca
porteñas a lo largo de setenta años de historia argentina. no solamente obtuvo para el país 20.000 leguas, sino algo
De ah1 que en la historia política del Ejército argentino sin duda m ás importante: fue la liberación del soldado
se dibujen dos figuras típicas y constantes que se rele- criollo, enterrado de por vida en el fortín de frontera,
van sistemáticamente según sean las r elaciones de fuerzas que la conquista del desierto reintegró a la civilización.
en el país: el ejército de San Martín y el ejército de Bastará recordar ·lo que dice Martín Fierro en su "POema
Rondeau, el de Mitre y el Roca, la mi·licia facciosa y el inmortal, para medir la importancia histórica de esa
Ejército del pueblo al servicio de la Nación. Hasta la es- campaña.
trategia lle la campaña del desierto permite comprender
el sentido nacional del ejército roquista. Su diferencia de
EL EJJ!:RCITO EN LA REVOLUCióN DEL 90
concepción con el plan de Adolfo A'l sina, Ministro de
Guer.ra y Marina: de aquellos momentos, distinguirá al
hombre del interior. Alsina, según es sabido, había con- La adu],teración maliciosa de la h istoria argentina
cebido una campaña que consistia en la construcción de incluye t ambién la del Ejército. La oligarquía porteña,
una serie de líneas y fortificaciones sucesivas, para a pesar de las d errotas que ha sufrido desde la aparición
ganar dos mil leguas al desierto. El criollo expulsado de Roca e Yrigoyen en el proceso político n acional, con-
del litoral y muerto de hambre en las provincias inte- servó sin embargo el predom inio intelectual en la for-
riores, refugiado en el ejército de línea, debería ,vivir mación de las nuevas generaciones desde Caseros.
una doble agonia en los fortines junto al salvaje, trans-
formado en salvaje él mismo. El general Fatheringham,
1 La revolución d el 90, que en otra oportunidad hemos
calificado como "contrarr evolución", por sus objetivos
figura caracteristica del viejo ejército, ha evocado en sus antagónicos con la del 80, forma parte de la impostura
memorias la vida en los fortines: general. Debe ser mencionad·a aquí, pues constituye otro
"No era cuestión de un día o dos sin comer; de un capítulo del ejército de facción que reaparece periódica-
mes o do8 sin rueldo; de estaciones sin vestuario; de mente en nuestras disenciones civiles como reflejo de los
fatiga excesiva por un tiempo limitado. Era una cvida,.
de tarea de día 11 de noche; una vida de fatigas, de mala
1
t
intereses antinacionales. ·
El sucesor del general Roca en 1886 fue su concuñado
comida, de vestuario de invierno en verano 11 de verano t1 Juárez Celman. P ertenecían al mismo partido, el Auto-
en invierno por dos o tres años; en cuanto al pago de nomista Nacional, pero la· poderosa irrupción del impe-
haberes ni se pensaba en eHo, pues no se efectuaba, puede rialismo en ese período que transformó en menos de una
deciTBe nunca, 11 como la costumbre hace ley, esas peque- ¡ generación la sociedad argentina, envolvió su gobierno
ñC18 privaciones no se notaban. Era et estado natural y lo arrastró en la marea de inversiones, créditos, conce-
fisiológico: un brusco cambio favorable, tal vez hubiera siones y peculados cat~acteristit'os de la época. Téngase
sido hasta pernicioso". presen te que Juárez Celman era un hombre de formación
liberal y de espíritu progresista; como gobernador de
El plan de Alsina era un plan bonaerense. Se dirig!a Córdoba impulsó la economía de la provincia y su nom-
a establecer la tranquilidad alrededor de la zona de in- bre está asociado al dique de San Roque, iniciativa con-
fluencia de la provincia de Buenos Aires. La muerte de denada por el clero como obra del demonio.
Alsina &e unió a la impracticabilidad de su plan. El
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Las ,Jeyes juariztas originaron una campa ña -de vio-
lenta oposición d el partido católico, que lo atacaba por sus dientes tteno de ponzoña. Y o aconsejé en contra
libera l. Pero su insensato liberalismo económico que pero no me hicieron caso . . . Si a pesar de todo, el pro-'
Jo llevó a sostener la desdichada tesis de que "el ~stado tYecto se c~nv_ierte en ley, ~eró. una ley co~traria a to~
es mal administrador", facilitó la p enetración imper ia- intereses publtcos en el sent1 do de la mayorta de la opi-
dista y toda suerte de negociados con los especulad or es nión de la capital, tan esquilmada po:r las compañías de
nacionales y extranjeros. La debilidad de la burguesía gas y otros servicios. A; ~star a las t;orías de que los
n acional argentina, todavía en germen, hicieron del ilus- gobiernos n o saben admtntstrar, lleganamos a la supre-
trado y liberal estanciero cordobés Juarez la víctima sión de todo gobierno por inútil, y deberíamos poner
elegida para pagar todas las culpas de la época. Figura- bandera de remate a la Aduana, al Correo, al teléfono,
ban entre sus proyectos la instalación de fábricas de a los puerlos, a las Oficinas de Rentas y a todo lo que
locomotoras, da explotación minera, la creación de nume- constitu ye el ejercicio y deberes del poder".
r osa s 'tábricas. Tuvo la funesta ilusión alberdiana de Tal era el juicio de Roca, y con él el del Ejército
que abriendo las puertas indiscriminadamente al capital fundado por San Martín que echara I.as bases, al pre-
europeo éste construiría en la Argentina la misma socie- parar el ejército de los Andes, de la industria metalúr-
dad industrial y civilizada que había logrado el Viejo gica argentina. Pero como al fin y al cabo Juárez Cel- .,
Mundo. Va de suyo que esta ilusión sería desmentida man había sido elegido por las provincias con el apoyo
por los hechos : el capital europeo no v enía al país -·a del partido roquista, Roca no hizo sino dejár establecido
desarrollar el capitalismo nacional e impulsar. las fuerzas su opinión y esperar los acontecimientos. Juárez Celman
productivas, reproduciendo en nuestr a tier.ra el proceso sería a Roca lo que Alvear representaría más tarde en
industrial europeo, sino a someter a la Argentina como relación a Yrigoyen.
suplemento agrario de la industrializada Europa. La crisis cíclica del capitalismo que estalló en Gran
Bretaña se evidenció por una suspensión radical de Ja
.i
Las fábricas d e locomotoras no se construyeron, como '
h abía esperado Juarez Celman; los ingleses prefirieron corriente de empréstitos a la Argentina. Esta brusca
vendernos locomotoras hechas a cambio de nuestra pro- interrupción de capitales ocasionó un "crack" en la Bol-
ducción agropecuaria. sa; donde se nutria todo género de negocios frecuente- '.
• 1
mente fan~ásticos y que existían tan sólo sobre el papel.
La desaparición del "respaldo" que los empréstitos bri-
.,
EL NACIONALISMO LIBERAL DE ROCA
tánicos ejercían sobre la especulación traj o como lógica
consecuencia una caída súbita de todos los valores bur-
La política económica de Juárez Celman no contaba sátiles y un alza vertical del valor del oro. El gobierno
con la aprobación del General Roca. Cuando el Presi- se' encontró en serias dificultades para hacer frente a sus
dente se decidió a, vender a un c;onsorcio extranjero las obligaciones; comenzó ·a imprimir billetes en forma des-
obras de Salubridad, de acuerdo a su conocido criterio enfrenada, para encontrar numerario, pero esta medida
de que el Estado es un "mal administrador" y que llevó la inflación a un nivel escandaloso. Las fortunas
entregar a los capitales privados la conducción de los de los agiotistas, jugadores de Bolsa y comer~iantes y
servicios públicos era una manera de e&~timular la Nldi- estancieros metidos a especuladores se desvanecieron tan
cación de capitales extranjeros y el progreso del pals, rápidamente como se habian amasado.
Roca se encontraba viajando en Europa. En tal oportu- La prensa porteña, asocia~a desde su orige~ al co~~r­
nidad escribió a un amigo en Buenos Aires una carta cio de importación y a los mtereses extranJeros - La
reveladora: Nación" de 1870 es la m isma que la de 1959-, form~
".E~e proyecto de venta de las obras de salu bridad, coro a las lamentaciones de los e~pecu~ado.res y enderezo
cscn ?Ja Roca, ha ~ido, también, desgraciado, v se ha la indignación de las parroqwas centr1cas contra el
arro¡ado a los oposttores como buena presa para clavar gobierno. Lo acusaba de ser el autor de todos los m;¡le~

{)0 51

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"
i6n publica de :Montevideo, que no ~ equivoca nunci
y el responsable único de una catástrofe mundi al. La ~uando es preciso luchar cont;a los intereses n_~cionaleJ
oposición mitrisla, los prohombres del partido católico del Plata, evidenciÓ sus snnpat1as por la re voluc10n de ~os
los elementos descontentos del partido autonomista y 1~ banqueros, y hasta se propuso íletar un barco para env1ar
inevitable tribu de "varones consulares" que la ciudad de·
Buenos Aires tiene siempre como reserva para lanzar en hombres y ar mas. . ,
Se levantaron contra el gob1erno de Juarez un01
pelotón como jueces en las grandes crisis n acionales os rc«imientos de Ja Capital Federal; el resto de la
se nuclearon rápidamente alrededor de Mitre. Este nom~ po~rniciÓJ1 porteña sostuvo al gobierno. Y todo el Ejér-
bre bastc"'liía al estudioso co!lltemporáneo para ponerlo ~0 Nacional en las provincias no movió un solo hom- ...
sobre alerta. ~1re. Eso sería suficien te para indicar que el golpe del '
DO es una revolución porteña típica, .aislada por completo
EL MOTfN DEL 90 Y LA ACTITUD de las aspiraciones del resto del pa1s. Carlos Ibarguren,
DEL EJ:tRCITO en sus Memorias, así lo confirma. Después de toi?~da
la casa de Gobierno, dice: "inmedtatamente parttnan
La crisis europea del 90 se utilizó como plataforma tropas al interio:r del país y al litoral, para favorecer las
para conspirar. contra el gobierno de Juárez, en realidad., revoluciones de las provincias".
contra el gran partido awtonomista cuyo inspirador era ·El mi trismo al desnudo! ¡La Capital libertadora! ¡Las
Roca, que se mantenía en segundo plano por los errores pro~incias irredentas! Bien es sabido que todo concluyó
de Juárez Celman. La conspiración estalló el 26 de en el mayor de los fracasos. .
julio; su jefe militar era el general Manuel Campos, Juárez Celman renunció, ,a islado de su part1.d o ~r
hombre de Mitre y su jefe civil era Leandro Alero. Su sus propios errores. Pero el Autonomismo roqwsta SI•
objetivo era derrocar a Juárez y ofrecer la persona de guió en las palancas del poder a través de Carlos Pelle-
Mitre como canaidato de "unión nacional". grini que había salido días antes a.J frente de las tropas ~
Es de importancia destacar que el general Campos, Ieale~ para aplastar la asonada porteña. .<;:arios D'Amico . 'l .
cabeza de la sublevación militar, era al mismo tiempo di'rá luego: "Nadie siguió a la revoluc10n, porque era
banquero. Accionista y director del Banco Nacional In- mitrista".
mobiliario, con un capital de cuarenta millones de pesos, El Ejército, como en el 80, permaneció firme el lado
Campos estaba estrechamente ligado a los especuladores del país y reprimió al grupo militar. faccioso, qu_e here-
y bolsistas perjudicados por la crisis. También era accio- daba olas eternas traiciones. de la CIUdad portena a la
nista del mismo Banco, el general Emilio Mitre. El jefe causa nacional.
de la revolución del 90 tenía en consecuencia una triple
r elación con •la familia Mitre: como militar, banquero y EJÉRCITO E INMIGRACióN
correligionario. A esto debe agregarse que los fin;mcis-
tas del movimiento revolucionario se reclutaron entre los 1 A la Ley de Educación común, la comJ?lemen~rá
principales accionistas de los bancos y de la aristocracia tj Roca en su segunda presidencia, y por m~10 ~e R•e-
ganadera porteña: Ernesto Tornquist, Leonardo Pereira . . Ley del Servicio Militar Obligatono: con
1 eh JerJ, con 1a d .. t 'ta
Iraola, Félix de Alzaga, Torcuato T. de Alvear, Carlos 1a prac, f ular de las armas y la e ucac1on gra w
(
Zuberbühler, según lo ha demostrado el investigador
Juan Pablo Olíver. A todo lo dicho es preciso agregar
' echa
Roe d
Jea ?D~ tos de la democracia argentina. Con
los cmuen
arecerá el sistema d e conch ab o, d e la .'leva
.,
{
'1_...
que así como el Ejército se mantuvo fiel al orden legal, a esap 1 tariado democratizando la compos1c1on
forzosa, del vo un ti'. ando el acceso a la cultura.
la escuadra de guerra se adhirió ao la revolución· no con- .. ' t y demacra z
d e1 eJerc•.~
tinuaba la tradición de Brown, en este caso, pe'ro prefi- . . . dora del Ejército no la cumplirá ,
Esta !uncJOn ClVIllZ3 • aliad . i1 en
guraba la actitud del Almirante Rojas. Y si se desea ··i•mo
solo: e1 roq..... militar terua su ¡ran o ClV
a¡regar el toque definitivo al cuadro, diremos que la opi-
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él Partido Autonomista Nadonai, centro de 1a genera..
ción del 80. gestando de un _modo lnvlsibie u~ nuevo movimiento
Per?. la. época de _Roc.a era u~ a época de transición político que t end1a a absorber al cnollaje antiguo de las
y el EJercito no pod1a smo r efleJar esa t ransformac·1 · ' provincias interiores, ca nalizado por el roquismo, y a
vertiginosa del fin de siglo. La. Argentina de 1900 ve1a~n Jos hijos argentinos de .las caudalosas corrientes inmigra-
d esaparecer a 1os guerreros ant 1guos. Desde la prime torias que aún no habían ingresado en la política. El
presidencia de Roca hasta la segunda han pasado vein~ Ejército argentino y su jefe m ás penetrante, no podían
años. En este período ha ocurrido algo extraordinar·1 ignorar el sentido de esta evolución. Por esa razón Roca
~ue ha rev.olucionado a la sociedad argentina: el proces~ comprO:ndió la significación profunda de la aparición de
m~mgrato.n~ parece ahogar por ';In momento al núcleo Hipólito Yrigoyen en la vida nacional. Los roquistas
cnollo ongmal. De acuerdo al pnmer censo nacional de de laS provincias fueron hadéndose radicales, lo mismo
1869, el país contaba con 1.830.214 habitantes. En 1909 que los argentinos nuevos del litoral, y cuando Roca
se calculaba la población argentina en 6.805.684 habitan~ sintió llegar la hora de su ocaso, le dijo un día al gene-
tes. De esa cifra eran extranjeros 2.531.853. Un ministro ral Ricchieri que siguiera a Yrigoyen, la gran figura que
italiano Uegó a hablar de la Argentina, como de una se perfilaba en el horizonte político de la República.
"colonia italiana siñ bandera". Este testimonio ha sido proporcionado por Ricardo Ca-
Pareció por un momento que el país perdería sus ballero en sus interesantes memorias.
características propias y hasta su lengua, pues llegóse a Así fue como se produjo este traspaso sutil de pode-
sostener la necesidad de legalizar un sistema bilingüe res, y así fue cómo al abandonar Roca 1a escena polí-
en la República Argentina. Esa masa inmensa de traba· tica y asume el gobierno un representante típico de la
jadores inmigrantes penetró profundamente hasta los oligarquía pro-·b ritánica, el doctor Manuel Quintana, es-
cimientos mismos de la sociedad argentina; pareció con- tallará la revolución radical de 1905, y ya habrá en ella
quistar y fue conquistada, asimilada y fusionada total- militares radicales. El Ejército argentino verá en el
mente por el joven país que ya tenía una vieja historia. radicalismo de Yrigoyen al gran movimiento nacional de
El gigantismo de la economía agropecuaria, la penetra- sus días y numerosos militares se harán sus partidarios.
ción imperialista extranjera, la consolidación de la Pero el Ejército profesional del nuevo siglo no actuará
oligarquía terrateniente, los férreos lazos que el mercado directamente en la política. Un gran sector del pueblo
mundial estableció con la Argentina, fueron otros tantos argentino organizado en partido abrirá nuevos rumbos
fenómenos que Roca comprendió al mismo tiempo que se a la democracia representativa, al restablecimiento de la
tradición latinoamericana, a la política ferroviaria, a
producían y que indicaban el lento hundimiento de las la política cultural a través de la Reforma Universitaria.
bases ori¡inalea de su poder politico. El país de donde Durante todo un período será inconmovible para el Ejér-
Roca procedía ae eataba desvaneciendo, y aún no se cito el precepto constitucional que establece que el Pre-
aabia qué rostro iria adoptar la patria nueva que sur- sidente de la Argentina, no sólo es el Jefe Supremo de
¡ía. Pero no seria un mero accidente que el teórico y la Nación, sino el Comandante en Jefe de sus ~erzas
propulsor de Ja protección industrial en la Argentina, Annadas. Así lo demostrará e~ general Dellep1ane en
C:arloa Pellegrini, fuera un hijo de inmigrantes de ita- 1919, cuando ,¡09 sucesos des¡rac1ados de la Semana Trá-
llanos Y compañero de Roca en la conducción del Auto- gica.
nomis~o N·acional, aai como el organizador del Ejército De la huel¡a de la casa Vasena brotará la c~pa para
ar¡ent~no moderno, el teniente ¡eneral Pablo Ricchieri, la huelga ¡ eneral ·revolucionaria; . cuando Yn¡oyen se
fuer~ 1¡ualmente vástago de inmigrantes. La fusión se 1
res1s· t a a repr1·m1·r con mano de h1erro . la aventura de
realizaba obscura e irresistiblemente en beneficio del 1 · t y el -;nistro Dellep1ane asuma el control
1os anarqu1s as .. ~ . . · uí
pais. Pero ese sin¡ular proceso debió manifestarse tam- •t ·1, escuchará in.smuac1ones de la oh¡arq a
d e 1a e np1 a · ' t ará a t omar e1 poder
bién Y aobre todo en la eafera de la polltica. Se estaba · d pérfida que lo mv1
a t errorJZa a ):' '

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despiezando al ¡obernante P?Pular. Dellepiane, repre- te¡lamen~r.ias. A est~ . ~eben añadir~e laa medidas de
sentando al Ejércit~, reh~sara escuchar esta invitación. indole poht1ca que deb1o adoptar Yn¡oyen en su pri-
Del roquismo al yngoycn1smo, la sup.rcmacía del poder mer gobier no, d estinadas a r emover el viejo aparato d el
civil sobre las f~c n:as .ar ~ a d as no sera s mo la expresión Estado oligárquico y las situaciones provinciales. Fue-
jurídica d e la JdentlfJcacJón completa del Ejército con ron enviad as a provincias veinte intervenciones federa-
una política nacional. les y muchas unidades del Ejército, dice don Juan V.
o rona, aut or de un estudio sobre la revolución de se-
YHIGOYEN Y LAS LUCH)\S INTERNAS DEL tiembre y de quien tomamos estos datos, er an distraídas
EJÉRCITO de sus fw1ciones especüicas y ocasionaron una ins-
trucción militar deficiente a seis clases llamadas bajo
Hipólito Yrigoyen no sólo había h er edado el crioUaje .1 bandera. Tales son los motivos visibles de cierto des-
provinciano del roqui.smo y el aluvión inmigratorio con ·contento en el Ejército que comienza a manifestarse
los que elaboré su gran movimiento. Por sugestión de a-l rededor de 1921. Sin embargo, las r:zones de fondo
Roca, el teniente general Ricchieri estableció vinculacio- de esa inquietud deben buscarse en otras causas.
nes con el caudillo radical, cuando Roca decidió dar Los oficiales jóvenes de 1921 tenían ante su vista
por terminada su vida política. Y -así como el general cinco años de gobierno radical. La heroica leyenda del
Eduardo Racedo, hombre del roquismo había recogido movimiento penetrado de desinterés electoral había con-
como gobernador roquista de Entre Ríos, el caudal polí: cluido. El radicalismo de las eternas conspiraciones ya
tico del viejo y heroico jordanismo f ederal, Yrigoyen era gobierno. Por escaso que fuera su impetu revolucio-
asumiría la herencia roquista y jordanista de esa pro- nario su sola presencia al frente del Estado conmovió
vincia y de varias otras al extender su movimiento a la vi~ja estructura, al menos en sus estamentos más
toda la Nación. superficiales y en consecuencia más visibles. Si n.~ hubo
Pero al mismo tiempo Yrigoyen trabajó muy de cerca revolución verdadera, hubo al menos una revoluc10n ad-
en los medios militares. Gran parte de su tarea entre ministrativa, y el desorden propio de las renovaciones.
1~ Y 1912 co~.ist~ó en adoctrinar y persuadir a jóvenes Tampoco es posible olvidar que el fundamento de clase
o.flclales del EJercito sobre la signifk-.ación del radica- del Ejército es la clase media penetrada del seudo
lismo. Por esa razón el Ejército que presenció el asom- moralism() que imparte la oligarquía desde sus diarios
broso triunfo yrigoyenista en 1916 estaba ya virtualmente para el consumo ajeno; esa pequeña burguesía de uni-
¡anado por las banderas del caudillo. forme, que por razones profesionales era ~ducada dentro
Pe~o es importante señalar que ni su primer gobier- del orden más estricto, desde su cuartel ve1a a .Ja Caaa de
no, nt mucho menos el segundo1 eran invulnerables a Gobierno convertida en un comité Y en una antesala
la críti~a. El período iniciado en 1916 se caracterizó por de postulantes. Se enteraba de los peculad~s minúscu-
~ ¡rabtud expresada por Yrigoyen hacia aquellos ofi- los de los nuevos burócratas y de los nuevos influyentes.
Ciales ~ue habían sacrificado sus carrer as, padecido pos- Por el contrario la oligarquía había mantenido un Es-
terg~c~one.s. en sus ascensos, o sufrido prisiones, por su tado pequeño y una administrac_ión más o menos efi-
partJclpaclOn en las revoluciones radicales de 1893 y ciente. No hacía pequeños negociados, sm_o tan. ¡randC:S
~905. Fueron numerosos los reconocimientos de antigüe- que no se veían, pues se fundaban en la 1utuaCJon semi-
:des, los asc~nsos de militares en situación de retiro, las colonial del pals: sus personeros eran abog.ados de las
P ?f~tas pens¡ones Y la.s violaciones en el orden de los COmp añias extranjeras que . pleiteaban
. con ex1tot contra
.
men os y de la
..•d . . anrJguc
·· d ad para otorgar mandos privi- el Estado, como el Presidente Qwntana_; o es anc1~ros
1egJa os o pos1c1ones honrosas L . millonarios que no neceSJtaban ro?ar SI ~ran ele¡1~01
nes eran frecuente ·. os ascensos y promocJo- senadores. El radicalismo, en camb1o, poblo la ~dminis­
z.ones estrictamentementlieti_reahzado~ por virtudes o ra-: tración públic¡ de 4oda claae de ¡ente obicura, sm recur-
po cas Y VIolando laa norma.t
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1

sos ni relaciones fuera dei cómit~, y al ser un mov!-· llamada " Centro General San Martin'. para presi o~ar al
1

miento tan vasto y complejo pululaban en sus filas los Ministerio d e Guerra, gan ar las elecc10nes en el C1rculo
irremediables ventajeros, oportunistas y coimeros de to- Militar y expar:dír su influen~ia. El pr~ncipal inspira~?r
dos Jos tiempos. Robab an en p equeño, como los inspec- de la Logia sera el coronel L~IS ~· Garc1a Y. ~?r su acc~on
tores municipales, y multiplicaban los escándalos. Para n el Círculo Militar se constituyo una comJslon d1rect1va
la moral oligárquica esto era inadmisible pues la gentuza ~dicta en las elecciones de 1921. Es curioso que entre
enguantada de los altos fondos de la riqueza pecuaria los miembros de esta co~~ón estaban el mayor P edro
aborrece a los recién tllegados. Esto les pasa siempre a Ramírez (Presidente prov1s1onal en 1943); temente co-
Jos que llegaron anteayer . En el f ondo les r esultaba ronel Manuel A. Rodríguez (Ministro de Guerra del go-
intolerable que el presidente Yrigoyen fuera neutra·lista bierno de Justo); Mayor Juan Pistarini (Ministro de
que rechazara las insinuaciones del embajador inglé~ Obras públicas del gobierno d e Perón); mayor Benjamín
cuando éste pretendió supervisar la nómina de los mi- Menéndez (je fe de la revolución militar de 1951); capi-
nistros del gaQ¡nete; que m ejorara los sueldos de los tán A rturo Rawson (Presidente Provisional el 4 de junio
obreros ferroviarios, despidiendo de m ala manera a los de 1943); mayor Rodolfo Márquez (Ministro de Guerra
directores de las empresas extranjeras; que prohijara la es el gabinete del Ministro Or tiz en 1939) .
Reforma Universitaria iniciada en Córdoba en 1918 y Durante el gobierno de Yrigoyen la Logia se redujo
que rompió Jas ventanas de un claustro sofocante y aris- a controlar las elecciones del Círculo Militar; al subir
tocrático a los tiempos nuevos; que abriera las puertas Alvear al poder, en cambio, solicitó del nuevo presidente
de la Gasa de Gobierno a los pobres, a la chusma, a las que no delegara en ningún momento el mando en el
viudas, a las maestras sin puesto, a los negros de pro-
vincia, l vicepresidente, Elpidio González, hombre de Yrigoyen,
y en segundo lugar, que no nombrara Ministro de Guerra
1
al general Dellepiane, que lo había sido durante el go-
LOS JóVENES OFICIALES Y EL RADICALISMO bierno del caudillo. A'l vear accedió a estas significativas
1 exigencias, que por otra parte consultaban sus propias
Por todo esto la o~igarquía odió a Yrigoyen; por todo 1 opiniones. El nuevo presidente, aunque llegado al cargo
esto y por mucho mas que no hizo, pero que prometió por determinación exclusiva de Yrigoyen, se independizó
hacer. Y como la prensa argentina -es decir la prensa políticamente de su jefe, como lo ha-bía hecho en otras
porteña antinacional, la misma hojarasca venal que se circunstancias Juárez Celman de Roca, y se rodeó del
renueva desde los tiempos de Rivadavia- cubriera a ala derecha conservadora del radicalismo. A esta co-
Yrigoyen de calumnias, de burlas y de lodo pareció que rriente se Ja llamó "antipersonalista" (o sea, antiyrigo-
" todo el pais" babia puesto en la picota al ;iejo caudillo. yenista) o también los "galeritas", por su origen social
Nada .era menos cierto, pero el clima ideológico y la más aristocrático que la chusma indocumentada del radi-
moralina de los vendepatria así lo hacía suponer. Las calismo yrigoyenista. Alrededor de Alvear se nuclean
brom~ envenenadas contra el "Peludo", su presunta los sectores oligárquicos del ambiguo partido; y este
meplltud Y su locura eran el comentario obligado del fenómeno se refleja en el Ejército, con la aparición del
Buenos Aires "culto" de la época. Centro Genera,J; San Martín y sus maniobras legistas. La
. La ofici~da~ no .tenía más remedio que leer los dia- logia impondrá ante el ánimo de Alvear la figura del
n?S ! sentirse mflu1da de algún modo por la "opinión general Justo como nuevo Mi.nistr~ de G.uerra, y c~n
publica" pre.valeciente, sobre todo en Buenos Aires ciu- este nombramiento no solo quedara defm~do el Pres¡-
dad portuar1a espec1a · 1·1sta en crear reputaciones o' des- dente sino también la Logia misma.
hacerlas. .~~ o~tante, la masa fundamental del EjérCito Si' el lector ha conservado el hilo de este rela~, le
permanec¡o mdiferente a la calumn¡·osa - Sól sabrá a mieles este hecho: poco antes de .conelwr el
un ed ·d · campana. o gobierno de Yrigoyen, -en 1921- se cumplía el cente-
r ucl o nucleo cie oficiales se c.onstituyó en Logia,
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nar~o del nadrnlento de :Mitre. t~ prensa antinacionai
bahó los tambores de una apoteosts. Yrigoyen 0 d .. asUllle el gobierno en 192_8, a ?esar de .la amistad de
una sola palabra; su gobierno tampoco organ 1·zo' ~ .J0 Mosconi con Alvea.r, conftr~ara a aquél ~en su puesto
1
. ru~~
técnico y lo apoyara en su vigorosa campana de organi-
homenaJe al hombre funesto. En t ales circuns tanc·
general Justo, Director del Colegio Militar enttas,lel zación de la riqueza p etrolera argentina. Pero el caudi-
aclamaciones de "La Nación" y del público ~lig~ re . as llo está muy viejo, su movimiento se desfibra y una
o 1 1 . urqwco devastadora crisis mundial lo arrastrará consigo como
saco a a ca le a los cadetes y les hizo rendir un hom '
~K · t
.Je a mi re en 1a casona e la calle San Martín. Genena-1
d al representante de otra edad. La Argentina entra en
mitrista, militar faccioso, niño mimado de la oligar e~a el vórtice de la crisis en 1930 y ella entierra al r adica-
Agustín P. Justo será el Presidente fraudulento d~utla, lismo histórico. El Ejército no podrá escapar a esta
década infame. a profunda conmoción.

EL GENERAL JUSTO Y SU LOGIA LA POSICióN MILITAR EN EL 6 DE


OLIGARQUICA

Del mismo modo que el antipersonalismo preparó sus


fuerzas para librar la batalla de renovación presidencial
de 19~8 ~ ~pedir una nueva presidencia de Yrigoyen,
¡t
SETIE:MBRE DE 1930

La posición habitual de los radicales es atribuir a los


monopolios petroleros la caída de Yrigoyen. Política-
mente hablando, la posición es confortable, puesto que
la Logia mspirada por el general Justo, fortalecida por la
¡)osición de éste en el Ministerio de Guerra ubicó sus
l exime a los radicales, tan habladores por lo general, de
explicar las razones de la profunda decadencia del yrigo-
principales hombres en los puestos claves d~l Ejército :yenismo, de su completa impotencia para gobernar, de
en un movimiento concéntrico destinado al mismo pro~ f. su espantoso desorden administrativo y de sus derrotas
pósito. Pero la resistencia de Alvear a íntervenir la electorales en la Capital Federal. No son Jos petroleros
provincia de Buenos Aires, como le exigían Leopoldo los que derribaron a Yrigoyen, sino el radicalismo agoni-
Melo y la oligarquía radical, para bloquear una nueva zante el que abandona sin lucha la escena y que carecerá
victoria de Yrigoyen, desanima a las huestes del General hasta el último minuto de existencia del más mínimo
Justo en ~1 Ejército y la Logia se disuelve poco antes reflejo d efensivo. El mundo entraba a una época sinies-
de .conclwr la presidencia de Alvear. Sus integrantes tra, a la era ·del fascismo, del nazismo, de los campos de
ser:m acusa~os por la prensa radical en 1928, poco des- concentración, de las torturas y de las grandes catástro-
pues de sub~r por segunda vez Yrigoyen al gobierno, de fes. Yrigoyen ya era un anacronismo que la realidad de
haber conspirado bajo el mando de Justo para impedir la crisis apartó brutalmente.
'la toma del gobierno. La totalidad del Ejército -es un hecho notorio-
R~ulta evidente que la mayoría del Ejército conti- permaneció firme junto a su gobierno, esperando única-
n~ra apoyando al régimen constitucional y sus hombres
mente la orden para reprimir cualquier intento sedicioso.
La orden no llegó jamás. Debió ser un general retirado
mas represe_ntativos, como el General Dellepiane, el Ge-
-e] general José Félix Uriburu- el único oficial de
ner:U Baldrich, el General Mosconi y otros, no se pres- jaraquía capaz de encabezar el movimiento revoluciona-
tar~n a las confusas maniobras de la ,logia justista, que rio contra Yrigoyen. Por su parte, el general Justo, tam-
' ~ectén mostrará su verdadero rostro durante la década
infame de 1930-1940. Es útil destacar que la acción del
Gener~l Mosconi al frente de los yacimientos petroleros
argentmos podrá eJ· er d . .
b i ~n retirado, figuró deliberadamente en..un seg~~do
¡>lano pues estaba dotado de mayor VISIÓn pohttca
que ~u colega y se reservaba ~;>ara una •:presidencia
1 El d . cerse urante los gobternos radica- constitucional". Pero el 6_ de set1embre reviSte un d~­
.:~a del6pe~~tlembre de 1_930 cortará su acción defen- ble carácter que es prec1~ destacar. ~ace su apari-
ep Y su propta carrera. Cw.ndo :Yrigoyen ción por primera vez el nacJonalismo oligárquico o cle-

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rlcal, que ro~e? n Uriburu: lo d ota d e. ideas y lo exalta Todo el r esto del Ejército permaneció inmóvil, paralizado
en sus propos1tos. Este t1po d e n aciOna lis mo influir' por la inercia de los centros del poder. Pero el programa
durante varios años en un sector d el Ejé rcito, y lo con~ de Uriburu er a impracticable en las condiciones ar-
ducirá invariablemente a un callejón sin salida. gentinas.
El año 1930 presencia el apogeo de Jos imperios tota- Pronto se advirtió que sólo la vieja y sólida oligar-
litarios y de las ideologías más reaccionarias. Mussolini quía ganadera, a través de sus decrépitos partidos, podía
se ha consolidado en Italia, después del Tratado de Le- dar una solución, por muy fraudulenta que fuera, al po-
trán con Pío XI. Ha destruido los sindicatos obreros, su- bre Uriburu embotellado en sus sueños corporativos.
primiendo las liberaades públic'as, ordenando policialmen- Es en este momento que Justo hace su aparición,'
te la producción, y creando un régimen de terrorismo ordena sus hombres de ·la Logia San Martín, hace reem-
permanente en sustitución del parlamentarismo burgués plazos en el Ejército, aleja a los militares de origen radi-
clásico. La crisis italiana social así lo exigía y el capita- cal, limpia los focos de resistencia que se le oponen y
lismo peninsular desgarrado entre el peligro obrero y el procede a reorganizar ·los cuadros para transformar esa
caos, acep.tó al nuevo "condottiero" como mal menor. fuerza con espíritu nacional en Ejército faccioso. Para
Alemania se preparaba a repetir la experiencia con esto se inventará una expresión muy singular: "apolíti-
un obscuro agente inforunante del Estado Mayor pru- co". Veremos en seguida su verdadero significado. Cuan-
siano llamado Hitler, financiado por el trust del acero do Uriburu decide convocar a elecciones nacionales, veta
para barrer de la arena política a ~os comunistas. Toda la candidatura de Aivear, que habían resuelto apoyar los
yrigoyenistas a pesar de la traición de Marcelo, y el radi-
¡: Europa estaba sumida en una profunda depresión eco-
nómica y sufría las consecuencias espirituales de esa calismo declara su abstención. En estas condiciones, se
degradación. Charles Maurras predicaba en Francia el obtiene el triunfo de Justo contra la fórmula de Lisandro
retorno de la monarquia y un nacionalismo católico vir- De la Torre y Nicolás Repetto, que acceden a legalizar
tuoso, mi•litar y severo. De todos esos detritus medieva- con sus candidaturas la trampa electoral de 1932. Con el

1 les que circulaban en la Europa imperialista se nutrieron


los nacionalistas argentinos de origen oligárquico. Di-
gamos desde ya que el nacionalismo nació en la redacción
apoyo del partido conservador, de los radicales antiper-
sonalistas y de los socialistas independientes (Federico
Pineda y Antonio De Tomaso) el General Justo "obtiene"
del diario conservador "La Fronda", cuya especialidad la victoria. Toda la Logia San Martín se reinstala en el
consistla en lanzar invectivas más o m enos ingeniosas Ministerio de Guerra y completa su depuración. Se e!ec-
contra la "falta de estilo" del plebeyo gobierno yrigo- túan retiros en masa, y el General Manuel A. Rodrigue.z,
miembro de la Logia, y llamado por algunos apologistas
yenista. Querían reemplazar el Parlamento por la r epre-
"el hombre del deber" mantendrá inflexiblemente ale-
senta~ón corporativa, los sindicatos obreros por "gre-
jado al Ejército de la consideración y discusión de los
mios" de obreros pulcros y piadosos, el liberalismo por grandes problemas nacionales. A esto se llamará no ha-
el fa scismo, el desorden por el orden, el ateísmo por una
sociedad cristiana. Veían morir ante sus ojos un régimen cer " política".
Con el General Justo, presidente fraudulento que ins-
votado por e-l pueblo, e inferían que el pueblo no sabia pirará a su vez los más escandalosos fraudes electorales
votar Y que el régimen del sufragio libre mered a ser d'c que haya memoria .~n la ~toria .?el país, se inici_a
suprimido; una élite del espíritu y la sangre o!recerla la justamente 1Ian1ada década 1nlame . De este sombno
su:; hombres para gobernar. periodo de enajenación nacional existe una ~n.sta litera-
tura la eróni a amarga de aquellos argentinos que la
FRACASO DE URIBURU vivi~ ron y que hoy tienen más d~ c~are?ta años. No sólo
era Villa Desocupación y la . n~1sena. sm aten~ntcs, la
Uriburu creía candorosamente en estas ideas y ani- represión antiobrera, el domm1o clmco y le¡abata a la
mado po1· ellas logró sacar a la calle al Colegio Militar.

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vez de una oligarquía más soberbia que nunca, sino la la política, una fuerza armada contra el 1nterior; de
venta cient!fica y sistemática de la soberanía económica fu erza de frontera exterior había pasado a ser fuerza de
de la Nación. El pacto Roca-Ruciman , el monopolio · orden para la fron tera interior. Del Ejército d e San
inglés de los transportes, la creación del Banco Central Martin que sale d el país para libertar medio Continente,
por Sir Otto Niemeyer, representante del Banco de In- al Ej ército de R oca que hace una política de f ronteras
glaterra, el monopolio de la comercialización de Carnes, llevando la soberanía al Chaco y a la Patagonia, llega-
las estafas al fisco del grupo Bemberg, el Instituto Mo- mos al Ejército de Rodríguez, que custodiaba el estatuto
vilizador de Inversiones Bancarias, los negociados más legal del coloniaje británico. Sir David Kelly, embajador
colosales, la burla electoral más cruda, la humillación de su Majestad, dirá en sus Memorias que la sociedad
nacional más abierta y descarnada. argentina estaba formada por un núcleo de caballeros
·distinguidos que eran abogados de empresas, grandes
LA FARSA DEL EJÉRCITO "APOLtTICO" estancieros y buenos bebedores; este núcleo hacía los
ministerios, dictaba la política inglesa en lengua nativa
El país en estado de escándalo cotidiano era presidido y desde el Círculo de Armas constituía "el poder de-
por un General; el "apoliticismo" del General Rodríguez, trás del trono". Y este inglés tenía razones para saberlo.
predicado al Ejército, consistía en la defensa simbólica
de lns fronteras exteriores, que nadie atacaba. Simul- LA TRAMPA DEL NACIONALISMO CLERICAL
táneamente la oligarquía en ajenaba por medio del Presi-
dente Justo la soberanía interior, la única soberanía ver- Fué en estas condiciones nacionales y mundiales que
dadera en un país semicolonial que no r equiere tropas los oficiales jóvenes que en 1930 habían escuchado cor
de ocupación por parte del imperialismo, sino facilid ades interés los sueños nacionalistas de Uriburu, que asistie·
para ejercer su influencia económica y política . La de- ron con asombro primero, en indignado silencio más tar-
fensa nacional, de acuerdo a esta extraordinaria doctrina, de, a la década infame, eran coroneles en 1943. La gene-
consistiría en preparar al ejército en la guardia de las ración de capitanes de 1930 habíase formado en el clima
fronter as y dcs,:tuarnecerlo en su t erritorio interior desde nauseabundo de la preeminencia oligárquica en los años
el punto de vista industrial y soci-nl. Basta presentar el n.egros.. Y al mismo tiempo habían contemplado con
problema en estos términos para comprender que sólo s1m.pat1a aquellos regímenes totalitarios europeos, adver-
una vigorosa economía industrial, y no un estado agrí- sanos de nuestros explotadores tradicionales. Sometido
eola pastoril puede eonstituir para el ejército la infra- el país a la férula inglesa, los oficiales jóvenes se hicie-
estructura de una auténtica defensa nacional. ron simpatizantes de los fascistas. De este malentendido
Mientras el Ministro de H acienda d el General Justo, se nutrió el nacionalismo rosista y clerical en la década
Federico Pincdo confesaba en plena Cámara de Diputa- infame, que ya había fracasado con Uriburu, que volve-
dos ser abogado de los ferrocarriles ingleses y haber ría a fracasar en 1943 al meter a los militares en un
recibido 10.000 libras esterlinas por su asesoramiento, atolladero y que repetiría por tercera vez su experiencia
para declarar más tarde que éramos "un satélite de las desde el 16 de setiembre hasta el 13 de noviembre
grandes potencias" y el vicepresidente Roca afirmaba de 1955.
en Lon_dres que "desde el punto d e vista económico la La colonización económica y espiritual del país era
Argentina formaba parte del Imperio Británico", el pun- tan grande en esa época, que ni el Ejército pudo sustraer-
donoroso General Rod.riguez afirmaba con continente se- a~ a ella. En bus.ca de una ideología. nacional que respon•
::~ el "npoli.Ucismo" del Ejllrdto y su carltcter esencial- d1era a las neces•dadcs de la nueva epoca, como la de San
te pr~fesiOnal. En un país que lucha por formarse M~r.tin, Roca ~ .Yri¡oyen. bab~an reflejado las suyas, los
Y es un E J.érc1·to sm
. of1c1ales se h1c1eron nac1onal15tas clericales sin caer en
politic8 n · un
construirse, Ejército "apolítico"
·
acJOna1' una guardia pretoriana de quien hace la cuenta que en la composición de ue proez-ama entra-

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ban ingredientes típicamente éuropeos y reaccionariO!
poco compatibles con las necesidades profundas de lo~ en su juventud participante de la Logia San Martin. AJ[
ar¡entinos. Porque en la ideología de la r evolución se produjo el 4 de Junio de 1943.
juniana faltaba el pueblo y el nuevo factor del siglo xx, .De la de~~nsa de la n eutralidad argentina se pasó
que ya había advertido Roca: la clase obrera. baJO la preswn del poder, a la reconsideración de ¡01
• problemas capitales del país. El golpe del 43 expropia
ENCUENTRO DEL EJÉRCITO CON políticamente a la oligarquía moribunda y permite que
LA CLASE OBRERA afloren necesidades impostergables del desarrollo nacio-
nal. La guerra mundial actuaba objetivamente como un
El General Justo organizó unas elect:ioaes perfectas, poderoso propulsor de la industrialización, en mucho ma_
en 1938. Sólo 'aSÍ pudo triunfar el doctor Roberto Ortiz, yor grado que la primera conflagración y que la crisis
abogado de los ferrocarriles británicos y cuya candida- de l:_930 .. La horn;a oligárq.ui~a y pastoril resultaba pe-
tura había sido anunciada en un banquete de la Cámara quena para el pa1s en crec1m1ento vertiginoso. El único
de Comercio Argentino-Británica. Un ex-magistrado equipo preparado para asesorar a los militares-gobernan-
catamarqueño, el doctor Ramón S . Castillo era el Vice- tes fue el núcleo del nacionalismo católico que aún vivia
presidente. Al estallar la guerra imperialista de 1939, e~vuelto en los ab~lorios ideológicos de los imperios fas-
Ortiz no ocultó sus simpatías por los aliados, es decir por Cistas europeos triUnfantes, tan antiargentinos como las
J.os ingleses. Se formó en seguida una especie de Unión s?fismas europeizantes de origen "democrático". Era una
Democrática donde formaban parte desde los comunistas c1paye.r ia d~ signo c~mbiado. Pero es preciso aC'larar que
huta los conservadores, incluyendo a los radicales, total- el nac10nahsmo clencal, en su orientación económica era
mente corrompidos desde la muerte de Yrigoyen. Todos a~gentino~ ! así lo demostraron las medidas que el go-
los partidos proclamaban su fervor "democrá tico" y sus- bierno m1htar adoptó inmediatamente al intervenir la
piraban por el triunfo del Imperio Británico, es decir, CADE, expropÍ'ar compañías eléctricas del interior crear
por la perpetuación del estado semicolonial de Ja Ar- el Banco Industrial, y echar las bases para una r~rien­
tac~ó~ general de ,¡ a política económica. Pero cada paso
gentina.
pos1bvo que el gobierno militar daba en este último orden
La enfermedad y la muerte de Ortiz dejó en el poder era invalidado por medidas simétricas antipopulares en el
a Castillo, que no ocultó su posición neutralista. La orden educacional, sindical y político. No se planteaba
nueva generación militar también era neutralista, por la discusión sobre Sarmiento; se descolgaron sus cuadros
diversas razones: posibilidades amplias de d esarrol•lo in- de .l as escuelas. No se permitfa una democratización en
dustrial, simpatias por los alemanes, 'aversión por los los sindicatos regimentados por los socialistas y comunis-
ingleses, patriotismo. Estos tres factores eran los decisi- tas: se los suprimía; no se alentaba la formación de par-
vos, y su importancia era relativa según los oficiales, tidos politicos genuinamente nacionales: se los disolvía.
pero el coeficiente era esencialmente nacional y progre- Al gobierno que se proponía modernizar industrialmente
sivo. Con ese apoyo del Ejército, Castillo pudo gobernar, el país se lo coronaba con una teocracia y los teólogos
crear la Flota Mercante e iniciar algunas medidas de de garrote ejercían la policía intelectual con entusiasma_
protección industrial que el país reclamaba urgentemen- do rigor. En estas condiciones, un nacionalismo militar
te. Sin embargo, el partido Conservador lo jaq"ueó y le sin pueblo estaba condenado de antemano. Enfrentar al
impuso para la renovación presidencial un candidato al imperialismo con los curas fanáticos y sus intelectuales
que atribuía intenciones rupturistas. Era don Robustiano nacionalistas, era una tarea que el Ejército no estaba en
Patrón Costas, un gran propietario azucarero del Norte. condiciones de realizar. O el gobierno democratizaba IU
Ante esta amenaza, una nueva Logia, la del GOU, se nacionalismo o lo perd.ia. La carta humillante del .A,Imi-
formó Y attuó rápidamente a través del Ministerio de rante Storni al Secretario de Estado norteamericano Cor-
Guerra, el General Pedro Pablo Ramírez, que había sido dell Hull demostró que el nacionalismo católico babia

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conducido al Ejército a la impotencia más completa o través de el·la siguió todo el país que no había sido
se .sellaba una alianza con el pueblo, o el imperiali~mo corrompido por la lectura del diario "La Prensa". Como
doblegaría al gobierno militar. La tradición nacionalista había dicho el socialista alemán Fernand Lasalle un siglo
democrática, popular y revolucionaria del Ejército d~ antes: el país real barrió con el país legal, la verdad con
San Martín se había perdido durante el predominio oli- el fantasma.
gárquico Y el nacionalismo aristocrático no podía resta-
LA INDUSTRIA PESADA Y EL EJÉRCITO
blecerla. Había que encontrarla de alguna manera. Esta
histórica ne<:esid·a d debía ser llenada por la iniciativa
Esta histórica alianza del Ejército con la clase obrera
de la clase trabajadora y por la lucidez del político más
posibHitó la orientación de toda la situación. Será en
audaz del Ejército. Resulta obvio señalar que nos referi- este período que el General Manuel S. Savio, represen-
mos al Coronel Perón y al 17 de Octubre.
tante de los sectores industrialistas del Ejército proyecte
Ya hemos narrado en otro trabajo,t con todo detalle y haga aprobar por el Congreso la ley 12.709 por la cual
~s causas históricas de Ja aparición de Perón y del pero~ se crea la Dirección General de Fabricaciones Militares
msmo. Se me excusará de reiterarlas aquí y sólo aludiré y la l~y que !·l eva su nombre (12.987) del Plan Siderúr-
a. ellas de manera muy somera. La oligarquía, sostenida gico. Savio presidirá luego la Sociedad Mixta Siderur-
por el imperialismo y por Braden, dio su golpe contra el gia Argentina y trazará las grandes líneas de la creación
gobierno militar y en particular contra Perón el 8 de de nuestra industria pesada. La situación especial que
octubre. Perón había descubierto, además de la indus- ocupa el Ejército argentino en esta tarea no ha sido
trialización, que ésta había creado un enorme proleta- suficientemente valorada aún; la iniciativa privada no
riado sin tradición sindical ni política; y también había
advertido que esta nueva clase social constituía un enor-
me factor de poder.
ha podido sustituirlo por varias razones. La primera es
que Ja burguesía industrial argentina sólo ha orientado
sus capitales hacia la industria livian'a, de evolución más
..'
su· penetración en ligar al factor de poder de arriba rápida y remunerativa, si dejamos a un lado la ausencia
con el factor de poder de abajo constituyó la clave de su de conciencia nacional de esta clase de negociantes; y la
fulminante y necesaria victoria. Para los roedores de la segunda es que el capital imperialista sólo de manera
historia resulta muy simple puntualizar los grandes erro- muy rara y excepcionalmente tiene interés en financiar
res y graves en que ocurrió este militar durante el desa- altos hornos en países relativamente desarrollados como
rrollo posterior de su .carrera política. En 1945 Perón la Argentina. No por elementa·l será inútil insistir en la
encarnó la voluntad general del Ejército de salir adelan- razón de esta actitud: la industria pesada es la única
te, de impulsar la industrialización, de distribuir la renta base seria de soberanía económica y de independencia
nacional en proporciones más justas y de obtener el
apoyo de la clase obrera para desarrollar el capitalismo
en la Argentina. :tste es su mérito histórico excepcional
¡ política. Por su situación geopolítica la Ar¡entina ha
sido siempre para Estados Unidos un peligro potencial de
·~ factor aglutinante en el complejo polltico de América
Y nada ni nadie podrá arrebatárselo, cualesquiera sean del Sur. La balcanización política ·l atinoamericana con-
IUS faltas posteriores. En otras oportunidades hemos di- tra la cual lucharon San Martín y Bolívar ha sido pre-
eh~ que la transformación del golpe de palacio en revo- liminar de nuestra subordinación semicolorual ante Jos
lución popular, significó un enorme paso adelante en el ¡randes imperios, así como nuestra unión es el pre-
proceso polltico del país y reordenó adecuadamente todas requisito para la futura grandeza. De ahí que el impe-
las fuer~a1. El Ejérci!o habla encontrado a través de .sus rialismo haya mirado con sospecha todas !u tentativas
jefes mas destacados una salida; no había otra mejor; y a realizadas para 11uperar esta debilidad orgánica de nuea-
tru economías. Los profesare• universitarios han creado 1, •'
por otra parte, con la ayuda de la prenaa imperialista .., )

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fi
1

~J de .Bueno~ ~ires, la leyend~ de nuestra pobreza minera


baJo . la l~plda d~ un destmo agrario se ñalado or la
1 Pro.vldenci.a. La Intervención del Ejér'c ito argentfno en
' en pocas horas todo el sistema militar, que se derrumb6
en silencio y entregó el poder a un general retirado,
1
la ~ndustna pesada, a través d e las múltiples manifes- solitario y enfermo que meditaba su rendición en Cór-
taciOnes del capitalismo de Estado d esarrollado desde doba. Esto r evela hasta qué punto el régimen peronista
1946 hasta 1955 -empresas Dinie Dinfia Río T b' y su jefe había llegado al límite de sus posibilidades.
Za 1 S N' . • , ur 10,
P a, an. ~co1as, Aerolíneas, Flota Mercante, IAPI,
etc.-, cont? sH;mpre con la manifiesta hostilidad de las LA CRISIS POLíTICA DEL EJÉRCITO
fuerzas antmacwnales y su prensa adicta.
No vamo~ a examinar aquí el período de Perón en Pero sustituir a un gobierno nacional con deformacio-
sus aspectos positivos y negativos. Con lo dicho c~ee­ nes burocráticas aunque apoyado por el pueblo, por un
mos que es suficiente, desde el ángulo que puede intere- gobierno nacionalista, puro, virtuoso._ pero sin ninguna
sar a una historia politica del Ejército. En materia de clase de apoyo fuera de la Iglesia, era tan utópico en 1955
política económica sólo agregaremos que uno de los como lo nabía sido en 1930 o en 1943. Cuarenta y tres
errores capitales de Perón consistió en no plantear las días erañmás que suficientes para enterrarlo sin honores.
bases de la industria y de las instalaciones de fábricas Ell3 de noviembre fue la tumba de esa ilusión y los dis-
semipesadas desde el origen mismo de su gobierno, cuan- cípulos de Maurras se fueron con su general derrocado
do el país disponia de vastos recursos financieros. Mi- a conspirar de nuevo sin fatiga. El poder se desplazó
hacia las manos del General Aramburu, a quien sostuvo
randa representaba los intereses de la industria liviana 1 el Ejército en su calidad de peronista de extrema derecha,
y cerró el paso a una política audaz en ese terreno. San
de peronista renegado, pero peronista al fin, y quien,
Nicolás empezó tarde, siguió lentamente y su actual d es- ·p ese a todo lo que se ha dicho en su contra, man~uvo
tino es un misterio que resolverán los acontecimientos. las estructuras defensivas del régimen hasta la termma-
El otro error de Perón es haber reemplazado 1• doctrina ción de su gobierno provisional, a pesar de las protestas
nacional por una doctrina personal. Pero éste es un tema
que nos llevaría muy lejos y que obligaría a un repla.nteo 1
1
del Almirante Rojas, que deseaba "desmantelar el apa-
rato totalitario" sin lograrlo nunca. Aramburu toleró la
exhaustivo de la indigencia ideológica del peromsmo depuración del Ejército de peronistas confesos y de na-
para explicarse a sí mismo. Bast~ decir q~e 1~ lucha cronalistas católicos declarados, fuer.a de las J?u.rgas
con ,J,a Iglesia le hizo perder sus -aliados.•na~JOnahstas, .Y secund anas· promovidas por una . minorfa de • 'dof1c1ales
te
no supo reemplazarlos a tiempo. El EJercito no ha~1a
1 •enes que deseaban abnrse f paso .rap1•, amen
..gon·¡as" l·0• .. .
sido preparado para una lucha política seria y los diez ' n El Ejército se "pro es1ona1IZO en apa-
por e1 esealafo · . . · d f
años habían gastado la vieja generación; en cuanto a la rienda, y en realidad se co~lVlrb~ e~ un Vlve~o e ~e~
nueva se encontró en la misma situación que habían en-
frenbdo los jóvenes oficiales de la presidencial senil de
Yrigoyen; no recordaban la década infame. Pero vi~í~n al
l
f
ciones inestables, y de log1as mov es que aun no a
encontra
L
d 0 n. e·l e sólido
• esu srmple.
a raz?n
alrededor del cual agruparse.
Después de la "doctrina nacional"
aspecto más positivo consistia en emplear
dia con .los errores y los excesos naturales de un regrmen
contradictorio y jaqueado. Pese a esta desventaja, cuan- de P~:o~i.0cu~~mo cerebro organizador de la industria
al EJerci bancos estatales como financieros de esa
do otro general retirado como Uriburu, y como Uriburu pesada, 8 l?s . y a la clase obrera como sostenedora
rodeado de nacionalistas, el general Lonardi, se levantó rama econo:~a, an política, el Ejército no ha logrado
el 16 de setiembre contra el gobierno legal, se encontró popular de f~mula que le permita nuevamente rea-
aislado como su antecesor setembrino. La masa funda- e.ncontrar u.na :con el pueblo.
mental del Ejéreito permaneció junto al gobierno. Y co- l!zar un~ aha~lectoral de Frondizi pareció po~ un roo-
mo en el caso de Yrigoyen, Perón no quiso luchar. Su El triunípodorfa ser la bue de ese reagrupamiento del
parálisis primero, y au renuncia después descompuSieron mento que '
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Ejército con los sindicatos y dar un nuevo paso d 1 tar el foco centralizador del poder, el Ejército se encontró
en los fmes d e una revolución nacional democra· t~ e apnte sin una política nacional y fue instrumentado por la
ro. la e a_Pt' t u1aci'6n .d e Frondizi ante los dictados
tea.de e1~ oligarquía para sus propios fines. Presa de la más com-
ohgarqUla Y el capital extranjero ha desorientado y pleta desorientación ésta ha dado un curioso fruto: una
mtdo en la confusión más profunda a los oficiales. su-
} ve!'dadera democracia castrense. Al perder la dirección
~ltica del pals, que mantuvo en la persona de Perón
_ EL EJERCITO SIN DIRECCION :¡ áurante diez años, el Ejército busca desesperadamente
1
una solución ante el caos nacional instaurado por el
Dura?te el. ciclo de Perón, el Ejército permitió a la 1 gobierno de Frondizi. En consecuencia, el Ejército de-
,1
~~rguesia em;Iquecerse, excluyéndola de los asuntos pú- ~
libera.
Icos. La .cru_da .!el. régimen implicó una alianza entre
1~ burguesia. I~dustnal y la oligarquía, con ¡¡redominan- PARLAMENTARISMO CASTRENSE Y REGIMENTA-
cia de es~ ultlm~, para suprimir toda influencia obrera CION DEL PARLAMENTO
en la P?!Ihca nacional. Así surgió nuevamente el ejército
de faccwn, que desenvainó su espada para servir de rom- Este solo hecho está indicando bien claramente la
pehue!ga_s, m~entras !o~ agentes del imperialismo reto- profunda crisis nacional. Sin distinción de jerarquías, los
maban silenciOsa y rapidamente las viejas palancas del
poder económico. Como era lógico esperar, después de militares discuten ardorosamente en sus guarniciones; el
colaborar en la. destrucción del régimen nacional y aplas- Parlamento castrense tiene estado público. Por el con-
tar a la clase obrera, la propia burguesía fue arrincona- trario, el Parlamento de la Constitución no discute, sino
da por la oligarquía y librada a su suerte. Y ahora no que aprueba a libro cerrado las decisiones del Poder
sólo carecía de influencia gubernamental sino también de Ejecutivo, que como se sabe inspira su política en los
protección bancaria y facilidades económicas. Rapaz, círculos financieros del imperialismo yanqui-europeo. El
inepta y ciega, la burguesía industrial había recibido su peronismo está amordazado, tanto por las disposiciones
merecido de los abogados librecambistas reflotados por oficiales, como por la ausencia de un debate que no pa-
el 16 de setiembre. rece contar con la aprobación de su expatriado jefe; se
Pero debía corresponderle al gobierno de Frondizi, niega a examinar su propia historia y a · elaborar un
con el apoyo de Perón, volcar decisivamente al pals nuevo prMrama reñovador; la clase media en sus diver-
hacia un cínica política oligárquica. Todo el sistema de- sos estam;ntos está aplastada por la maquinaria de sus
fensivo de la economía argentina, desde el sector del viejos partidos que ya dejan de representarla; los _sin-
capitalismo estatal hasta los órganos administrativos de dicatos obreros experimentan cada dla más la necesidad
resistencia a los monopolios internacionales, como el IAPI de una polltica revolucionaria que supere tanto el sindi-
fueron meticulosamente desmantelados. La burguesía in- calismo económico puro, como la docena de frases. de .la
dustrial, que había aplaudido fervorosamente la caída "d t · eronista". No es un escándalo que el EJército
oc 'b rma. lo
P esencial res1de
. en 1a pol't'
I 1ca que a dopte y
del gobierno peronista, empezó a recibir golpes anona- d e l 1 ere, . · 1 1 ·
dadores: de un lado la restricción crediticia, y por el otro e ésta sea una política nac1ona1 que me uya e p_rm-
la disminución del mercado comprador. q~ . d¡'ente dictado por la época: el proletar1ado
c1pa1 mgre t nista ya no como coro o personal d e tropa.
La vieja generación militar del 43 y del 45 fue rápida-
como pro ag~tabl~r una política en su más grandioso
mente diezmada de los cuadros activos. Los comandos
recayeron en jefes retirados por su oposición política al ~e~ ?arda ees preciso que la joven oficialidad argentina
peronis~o •.al:lnque muchos de ellos no ignoraran la impor·
SignifiCa O,• EJ'ército, a que• p afs y a qué epoca
' pertenece.
sepa a que
ta?cia histonca de la industrialización y de la estatiza-
c¡on reahzadas dutante el período 1945-1955. Pero al fal-
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EJERCITO EN LA SEMI-COLONIA Y EJERCITO
IMPERIALISTA blo que oprime su país: tal es el caso del Ejército
f~~~lcés en Argelia. No es lo mismo .en. este caso el rp::
Si excluimos la órbita soviética, el mundo a t al t riotismo de los franceses que el patnohsmo dehlos ha. gtó
divide en dos partes: el pequeño núcleo de paisec ~ se r os Con estos ulhmos
. · es t an
· t od os los derec. os IS -
rialistas o capitalistas asociados a aquellos (Frans . un~e­ :i~os: Y si no el presente, el inmediato porvemr.
tados Unidos, Bélgica, Inglaterra etc etc) y eClia, s- La lucha por la frontera interior, se revela en una
.
s1stema .
de los pmses .
colomales o• semi
·• coloniales
· vasto
a
que pertenecemos. • 1os semi-colonia, de capital importancia. No se t~ata de ex-
pulsar de nuestro ter ritorio ~ tro~as extran]e~asf com~
Al Ejército argentino le inct-:mbe una doble fun · · en Ar elia; en una semicoloma la mdependencia or.m .
la defensa nacwnal. de la frontera exterior y la defeCion: es res;etada. Pero existe.n lazos m~s ?oder os?s. y sut~:~.'.
nacional de la frontera interior. La primera tiene ens.a el enfeudamiento financ1ero, eco~omlco, p~htlc~, e~ to
gencms' ob Vias
· ; con respecto a las segundas el imperia- Xi- ral el control del comercio extenor, el estrangu at~uen
lismo y sus agentes prefieren callar. Aqui o~upa su lugar . dustria la sumisión de los grandes d!anos, l.a
d e ' 1a 1n , ... · · t' pn
la doctrina del "ejército apolítico". Pero si el ejército desnacionalización de la Universidad, 1a ~~lela .lva .. ..-
egipcio hubiera sido apolítico, las tropas del ejército da" la campaña interesada contra la ~stabzaclOn .
imperialista británico ocuparían todavía el canal de Suez ~~ de's arme id~ológico del Ejé;cito _argentmo en tales
Solament~ porque la joven oficialidad de Egipto se uniÓ puntos constituye algo mucho mas pel.l?roso que su desar-
a su pueblo y sus campesinos para expulsar a la monar- me físico. Tal es el nudo de la cuesbon. .
quía corrompida de Faruk y cerrar la etapa del colonia- La oligarquía y las clases dominantes en la Argenti-
lismo, Egipto pudo elevarse como el caudillo natural de han intentado hacer del Ejército algo separado del
todo el Medio Oriente. Tal es el significado de N asser. na
pueblo que lo nutre. Sin embargo, los ~f'iCia . 1
es s~n en su
Pero observemos que su patriotismo no es egipcio, sola~ mayor parte salidos de las clases medias, es _dec~r de un
mente, sino que es esencialmente árabe. Se trata de un sector del pueblo que trabaja. Que en ese. EJército ~aya
nacionalismo unificador y repite en la escala de Medio podido llegar a general un oficial como ~UlS R. ~nzalez,
Oriente la misma tarea histórica que acometió San Mar- autor de la triste conferencia en el .c1rcul? M~ta~ en
tín hace un siglo en América del Sur: crear. una gran 1956 en cuyo texto negó la importanc1a delrmpena_lismo
nación que habla la misma' lengua, tiene una común en n'uestra historia, permite inferir que toda. la ensen~nza
tradición y ha vivido una misma historia. Nasser ha ex- de nuestras escuelas militares debe s~r rev.~ada radical-
presado que Egipto se dirige hacia un socialismo de Esta- nte Ciertos cursos de altos estudios mllltares deben
do, único modo de resistir al imperialismo colonizador ~~ta~e en las aulas de la Universi~ad, u~ vez que ésta
anizada en un sent1do nac1onal. Es pre-
por afuera, de derrotar a la oligarquía nativa adentro y
h~ya Sido re ~ ara los oficiales junto a la generación
. 0
de planificar todos los recursos nacionales en bey~ficio
del país. Los oficiales de Egipto, que no son comúmstas, c~s~ educar Y.é~~s necesario que la Universidad abra
ClVll y tamb\ ás capaces hijos de la clase obrera. En
no se han asustado de la palabra "socialismo": es el sus puertas a os m. la seguridad nacional está ligada
sistema de ideas propio del siglo XX, como el liberalismo el siglo de ~~ té<;~~ca~igantesca de la inteligencia y de
( lo fue desde el siglo XVIII y el catolicismo constituyó el
fundamento espiritual del Medioevo. a una planifi~aclnibles Terminar con la Universidad de
los recursos dlSpo 1 · los estudiantes obreros con los
El Ejército argentino no puede compararse, en conse- los eleg1' dos, mezc ar aedia y a los oficiales del EJ'érc1'to
vástagos , e la clase
d
cuencia, ni por su tradición, que ya hemos evocado, ni m
nteriores sería echar las bases no. so' 1o
?or fu.nc~ones, ni por su ideolog!a, al Ejército de un país con los nucleos.éa 'to ni siquiera de una nueva Umver-
imp~n~hsta. A este último le corresponde, en virtud de su vo EJ rCl ,
de un nue b todo de un nuevo país.
patnottsmo opresor, aplastar la resistencia nacional del sidad, sino so re
75
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tados, y todo el tilinguerio del Barrio Norte arrojó flores
rlodo de acuerdo a su histori~uede abrazar en este pe-
El Ejército argentino sólo
al paso de aquel Ejército, desembarazado al fin de las
necesidades . . • a sus
. . . del pals, los slgUJentes pri funciones
· . y a 1as chusmas obreras. El Ejército que habla iniciado con
sa.da~ cl~~:ulso
rot ecclOmsmo industrial Y el . nclplOs: la tesis d 1 Savio la construcción de la industria pesada, presidiría
P
la participación de la a la industria
pubhcos ! en el gobierno del Esta ob.rera e? los asuntos
P:- con Aramburu y con Frondizi la recolonización económi-
ca del país. De Ejérclto nacional se buscaba transformarlo
de América Latina según la t .d?, la umdad nacional
re:-ralorización de 1~ historia a rad¡c~ón sanmartiniana. la en fuerza de policía.
ohga~quí~ restablecimien~~e~!~~a adul~e;.ada
No otra es la raíz del actual descontento militar y
Y el po; la del parlamentarismo castrense.
del eJército nacionaL a trad!ClOn popular La disociación de las fuerzas nacionales sólo puede
interesar a los poderosos enemigos del país: los intereses
yanquis, ingleses o rusos, que buscan medrar con la lm·
DOS '!JtADICIONES, DOS EJERCITOS potencia de los argentinos. La revolución nacional se ha
detenido. Ningún "despertar napoleónico" podrá ponerla
Hemos aludido a la trad· "6 en marcha sin el pueblo y la clase trabajadora. Toda la
Y hemos hecho su histor· plCl n verdadera del Ejército
- lB. ero hay otra t d" . . , expenencia histórica de los últimos treinta años prueba
. uena, Y oscura, pero también
peq ra lClol'f, más que el nacionalismo militar puro está condenado de ante-
Sido nuestro propósito «lorif· verdadera, pues no ha mano. Es imprescindible sentar esta premisa: no hay
contar la verdad tal cual 1 lcar nada, sino tan solo ni puede haber liberación nacional argentina sin libera·
c1 a vemos Nos .
arecer sus grandes horas · propusrmos es- ción social de la clase obrera y, viceversa, no puede haber
que estas páginas rindan ~:us ~:9-ueñas miserias, para un proletariado triunfante en un país sometido.
sabemos que hubo una T .mlslon. esclarecedora. Ya La ceguera militarista del nacionalismo clerical sin
Buenos Aires y su bur ~~ílCla faccH~sa al servicio de pueblo que ha conducido sistemáticamente al Ejército a
mando de Mitre degoll 'gu ah portuan~; que un día al un callejón sin salida (1930, 1943, 1955) es correlativa a
separó a la Capital de~ ga';lc. os Y as~l~ p~ovincias; que la ceguera antimilitarista de la vieja izquierda cipaya,
de los Andes y malvers¿a;s, ~ue t.ralclono la campaña atada a intereses extra nacionales, que ha buscado siem-
disparó contra los peones ~:~~to~l~ de Ituzaingó; que pre divorciar al pueblo del Ejército. De todo lo dicho se
que apuntaló la dictadura de ~ ~~15 s en Santa Cruz; deduce la falacia de un nacionalismo militar antidemo-
sidencia vergonzosa de J t d rl uru en 1930 y la pre- crático, autodesignado para conducir al país; pero tam-
que se levantó en Cam us: urante la década infame; bién debe inferirse la importancia de una política nacio-
1945, aplaudido por la P. t e ~ayo el 8 de octubre de
0
nal para el proletariado, cuya ideología natural, que ea
Ejército, que tomó pa~:~ ocracla. Esa milicia es el otro el socialismo, debe penetrarse de los problemas naciona-
pueblo. 0 contra el pais Y contra el
les y de la vieja.his~oria sufrida por el ~aís qu~ integra.
Esta doble asimllaClón de una conce~10n. nac10nal, de-
1955 el Ejérclt h
no Desde mocrática y socialista por parte del EJército, del prole-
tariado y de la clase media,.es 1~ única ¡arantia histórica
ha logrado encontraro t a perdido el viejo rumbo y
todo lo demás, refleja la s~ ro .nuevo; en esto, como en
ces su alejamiento de uaclón del pals. Desde enton- de nuestra segunda emanclpaclon.
más notorio y su crisi 1~ e1ase obrera ha sido cada vez
ruptura. ¡Qué abism s mtema t~n profunda como dicha
cialidad que garantí~ se ha ab¡ert{) entre aquella ofi-
general del 45 y esta eltdesarrollo pacifico de la huelga
°
recog1"ó 1a basura de las call
ra que movir. lZó a 1os gremios,
lu~hadores obreros en el Su~~· cond~;~Jo tranvías y recluyó
prrmera vez en mucho t' · La ohgarqufa aplaudió por
lempo a los oficiales, antes detes- 77
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__,... e .. - · · - - - .

lNDICE
Los criollos derrotan al Imperio Británico . . . . . • . • • •. • 5
La masonería en el Ejército español . . . . . . . . . • . . . • . . • 7
El doble carácter de la masonería en América •....• o. . . . 9
La Logia Lautaro en el Ejército • . . . . . . • . . . . • . . • 11
Buenos Aires y las guerras civiles ......•...... •o. • • • • • 11
San Martín y las industrias militares •........... 0°
0
14
La ruptura del Ejército con la oligarquía porteña ; : . . • . 15
Ejército de línea y montonera irregular . . . . . . . . . • . 17
La disolución del Ejército nacional ...........••. o 20
San Martín y la reacción clerical ....... 0
• • • • • • • • • • ••• • 22
Clero criollo y clero ab90lutista . . . . . . . . . . . . • . . • • o. . . . 23
La burguesía porteña trai-ciona la revoluéión continental • • 24
La guerra con el Brasil restablece el ejército nacional 26
Rivadavia invade las provincias ..•.•...•..•.•••. ·~ 28
El imperialismo crea la soberanía uruguaya ...•.•• : 29
Rosas y el Ejército ............................ ~ 31
Los caudillos recrean el Ejército nacional ......••.. : 33
El ejército faccioso de Mitre •.....• o. . . . . . . . . . . • • 35
El Ejército argentino en el Paraguay •••.•.•.....••o· 37
Sarmiento y Avellaneda ......•..•..•...•.....•.•~ • • . • 39
El Ejército federaliza Buenos Aires • , . o••••••••••• oo, , • , 041
Roca como político y como militar • . . • . • . • . • . . . • • 42
El origen popular del Ejército argentino • . . . • . • • • . • • • 44
El roquismo y la Iglesia . . .................... ·. . . . . . 47
El Ejército en la revolución del 90 ...•..•.•••••.. · • . . • 49
El nacionalismo liberal de Roca ...•..•..••..•.• o. • 50
El motín del 90 y la actitud del EjérCito . • • . . • • . • • 52
Ejército e inmigración . . . . . . • . . . . . . . • • • . • • • • • . • 53
Yrigoyen y las luchas internas del Ejérc~to • • • • • • • . . 56
Los jóvenes oficiales y el radicalismo . . • • • • • . • • • . • • . . • 58
El general Justo y su Logia oligárquica • . . • • • • . • • . • 60
La posición militar en el 6 de setiembre de 1930 ••••• • 1 61
Fracaao de U riburu ...·.. · .. · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · • ... r. 62
La farsa del Ejército "apOlítico" · · · • • • • · • • •• • • • • ••• • 64
La trampa del nacionalismo clerical • · · .• • .• · • • • • • • • • • • 65
Encuentro del Ejército con la clase obrera • . . • . • • • • • • • • 66
La industria pesada y el Ejército •.••..• • • • · • • • • 69
La crisis política del Ejército •.. • .• • •.. · · • • · · • · • 71
El Ejército sin dirección •.....•.. · · .... · . · · · · • . • • . • • 72
Parlamentarismo castrense y regimentación del Parlamento 73
Ejército en la semi-colonia y Ejército imperialista . . . • . • • 74
Dos tradicionesJ dos ejércitos •• • ••.•••••••••••••••• o. • • 76

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JORGE ABELARDO BAMOS ,
3orge Abelardo Ramos es uno de los m4a d.lseutldos
politlcoe de la Argentina: pero es ·máa bien conocido
como escritor, cosa bastante habitual en este pais donde
los intereses creados empujan siempre a las per&ODali-
dadee renovadoras a encontrar "ersatz" a sus verdade·
ros objetivos. Ugarte, como M&riátegul y tantos otros,
debl6 escribir, pues carecía de Posibilidades para ae-o
tuar en política ; Pn el mismo orden de ideas, as( como
a algunos escritores se les impone silencio mediante el
boicot editorial, a ciertos políti~ reT"olueionarios ae
les obliga a transf ormarse en escritores. EB como impo-
ner silencio a la acció n. Pero en el caso de Ramos
esta circunstancia no parece haberle perjudicado. 14
desventaja de no contar con un partido -''realmente
socialista, nacional y r evolucionario'', como él exisre--
se ha transformado en una ventaja, pues lo ha obligado
a conqui.<Jtar un auditorio vasto y atento que ha sesruido •
de cerca s us puntos de vista desde ha ce más de diez
años. Jorge Abelardo Ramos publicó en 1949 AméricB •
LAitrrt-a.: un paí s, y e l di putado Visea procedió a se-
cuestrar la obra, m edida que la pop ularizó en toda
América latina. Posteriormente señaló la momificaci6ll
de la cultura nacional en un ensa yo polémico, bastante
irritante para los patricios de nuestr as let ras, que ti.
tuló Crnis y resurrecci&n de la literatura argentinB.
Otros titulos de este autor son R evolució n y ccmtra·
r evolución en la A r ocntina, don de ha vuelto del revés
la historia del pueblo argentino, y que se juzga un
' libro fundam ental. Ult imamente, nuestro sello editorial
ha publicado De oct ubre a setiembr e, una r ecopilación
de ensayos políticos escritos con el estilo n ervioso e
incisivo que le es car acterístico. En el trabajo que (
presentamos hoy a l público, Ramos abord:L un t ema
poco habitual en la "vieja izquierda " , pero que parece ··
muy apr opiado a In "i?.quierda nacion al" , cuya con-
cepción g lobal de la r ealidad a r¡::er.tina h a expuesto
reiteradamente nuestro autor . U n examen a g udo de la
his toria militar en el país permite n Ramos plantear
nuevas ideas y establecer notables equivalencias, h istó-
rica s y ac tu al~ . entre el Ejércit~ y la clase obrera.

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