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Introducción:
Febrero de 1989.
¿Heteronomía o autonomía?
Preguntas centrales:
¿Qué quieren decir los calificativos dominantes y dominados
cuando se los aplica a simbolismos (ideas, culturas)?
¿De que en su concepción marxista (explotación económica o
hegemonía política) o en su concepción weberiana (relación de
mando, es decir “posibilidad de que una orden sea obedecida”), la
relación de dominación que se establece entre grupos o individuos
no sea más o menos clara, se deduce que podamos usar sin más
precauciones el concepto de dominación cuando decimos que “una
cultura domina a otra”?
¿Las ideas mandan a las ideas como los hombres a otros hombres,
aún cuando unas son las ideas de los hombres que mandan y las
otras ideas de los hombres que obedecen?
¿Las relaciones entre símbolos funcionan con la misma lógica
que las relaciones entre grupos o individuos?
Posiciones e inversiones.
Posee, como el relativismo cultural, sus límites y sus ventajas, los que
varían de acuerdo con el objeto a describir: culturas populares o
culturas dominantes.
Grignon:
Sin alabar ingenuamente la resistencia simbólica, se podría describir el
sistema que permite a los dominados oponer su “mal gusto” al gusto
dominante y mostrar cómo sacan partido de su aislamiento, utilizan la
fuerza de la ignorancia o del desconocimiento, no reparan en sus
desventajas sino para volver contra aquello que los excluye. Voluntad
de elegir lo que se tiene y no lo que se nos niega, el reflejo vital de
preferir cueste lo que cueste, lo propio a lo que nos rechaza.
CAPÍTULO II: ALTERNANCIA Y AMBIVALENCIA.
Esquema 3
1 ETNOCENTRISMO DE CLASE
´MISERABILISMO
4 ARTICULACIÓN(¿?) 4´OSCILACIÓN
DERIVAS
Las rupturas.
Las derivas.
Las regresiones.
Alternancia y ambivalencia.
Passeron:
¿Los dominados pueden hacer otra cosa, en un discurso que escribe y
enfrenta a la dominación, que volver contra ella las palabras de la
descripción dominante?
¿Hay palabras socialmente neutras?
¿Se pueden concebir categorías de la descripción en que las opciones
entre las palabras de los dominantes y las palabras del lenguaje de los
dominados, puedan ser evitadas? (Pág. 65)
Sociología y literatura.
Grignon:
Necesidad de interrogarse sobre el modo de tratar al lingüista y al
escritor desde la sociología.
(...) Decir que no puede existir un verdadero escritor popular, que
todo escritor deja de ser auténticamente popular en el momento en que
llega a ser un auténtico escritor, puede ser una forma de decir que no
puede haber un escritor que no sea burgués. El sociólogo debe
preguntarse por qué reservar la “escritura” y sus complicaciones a la
expresión del modo de vida y de los gustos de la clase dominante y la
sinceridad ingenua y desarmada para la descripción de la vida de los
“simples”. (pág. 70)