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EL TIEMPO EN LA HISTORIA GLOBAL

En apariencia, la historia global no habla el lenguaje del tiempo, sino que se asocia
de inmediato con el espacio. El vocabulario privilegiado por los historiadores globales, en
efecto —mapas, circulaciones, flujos, redes, desterritorialización— se ocupa casi en
exclusiva de ofrecer una interpretación novedosa del papel del espacio en la historia. De
forma complementaria a esta fascinación se produce un desafío contra la hegemonía del
tiempo, hegemonía que durante muchos siglos ha sido característica de los relatos
históricos. Todas las variantes de la teoría de la modernización, por ejemplo, partían de
situar el tiempo como su categoría central. Se recurría a todo un arsenal retórico de
conceptos temporales —revolución y progreso, naciones avanzadas y atrasadas, quedarse
estancado y ponerse al día, la longue durée y la sincronía o su ausencia— para ubicar a
personas, sociedades y civilizaciones en una matriz temporal general. La historia, de hecho,
era en gran parte cronometría. La historia global en tanto que enfoque historiográfico
plantea un desafío fundamental contra este paradigma. Pone en duda la prioridad de las
metáforas temporales y la noción tradicional de la historia como genealogía y desarrollo
(interno).
Esto no significa, sin embargo, que la cuestión del tiempo haya quedado relegada
del todo, desprovista de toda relevancia conceptual. En parte por efecto de la primacía del
espacio en sus perspectivas, la historia global también ha comportado una reconfiguración
del tiempo en las narraciones históricas. Aquí vale la pena ocuparse, en particular, de dos
afirmaciones. Se sitúan en extremos opuestos de la escala temporal, pues se centran en las
extensiones de tiempo más breves y las más prolongadas. En una punta del espectro, los
historiadores han comenzado a abordar toda la historia de la humanidad (e incluso más) en
un marco coherente. En el otro extremo, la noción de sincronía o simultaneidad ha
emergido como el tropo más característico del desafío al tiempo del desarrollo.
Según pone de relieve el debate sobre estos extremos del amplio espectro de las
escalas temporales, ante preguntas distintas es adecuado emplear marcos temporales
distintos, que darán forma a las respuestas que obtengamos. Es decir, no hay un marco que
sea inherentemente superior a los otros; las diversas escalas temporales son, en realidad,
complementarias. Cada estudio privilegiará la escala particular que mejor le permita
abordar las cuestiones por las que se interesa. En este capítulo, sin embargo, defenderemos
que en la mayoría de los casos prácticos será beneficioso considerar juntas diferentes
escalas temporales, prestando atención a sus respectivos beneficios analíticos.

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