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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL

NOMBRE: Alex Araujo

PARALELO: Primero “D”

AGOSTO 19

Mi nombre es Marcelo, soy un joven bisexual de 24 años que estudiaba Psicología y


que cambió su hogar amoroso por una miserable y asquerosa celda.

¿Por qué estoy encerrado en este lugar decadente? Sencillamente porque adopté un
estilo de vida que tiene una gran compatibilidad con la prisión.

Hace cuatro años empecé una relación sentimental con un chico llamado Frank. Él tenía
una peculiar forma de vida que la mayoría de las personas rechazó. El alcohol, el
cigarrillo las drogas formaban parte de su vida y llegaron a ser parte la mía también.
¿Consumir una mezcla de alcohol y drogas dos veces al día se podría llamar peligrosa?
Pues lo es y esa era nuestra periodicidad.

Ese nuevo “estilo de vida” nos llevó a vivir situaciones terribles. A cometer actos cuyas
consecuencias pagamos hasta el día de hoy. Actos que al recordar sentimos la necesidad
de suicidarnos y acabar con todo lo que causamos.

En nuestro estado de inconsciencia, Frank y yo robamos, golpeamos e incluso


asesinamos a personas inocentes, pero siempre escapábamos y salíamos impunes. Pero
ya era hora de pagar por todo, ¿cierto?

Asesinamos a Rita Ortiz, la madre de Frank. A pesar del estado síncope en que me
encontraba, recuerdo claramente aquella madrugada del 19 agosto del 2015.

El reloj marcaba las 03:00 am, Frank y yo llegamos completamente inconscientes a


aquella casa de color celeste cielo de tres pisos que resaltaba de las otras del sector. Al
abrir la puerta, la madre de Frank nos recibió con gritos por el estado en que estábamos.
El terrible vocabulario y los epítetos que usaba la Sra. Ortiz, desencadenó en una serie
de actos que recuerdo con detalle.
El grado de agresiones de Frank y Rita aumentaba rápidamente. Desde insultos y
reproches hasta agresiones físicas. Me vi obligado a intervenir. Con un golpe en la
espalda de la Sra. Ortiz logré separarlos. Pero en aquel instante me invadió un aura de
ira y gusto por el golpe que Rita recibió de mi parte. Frank seguía enfadado y yo
compartía su estado de humor.

Rita cayó al suelo por un golpe recibido en su cara arrugada y con restos de maquillaje
del día anterior. Eso nos motivó, fue como si recibiéramos la orden de atacarla hasta el
fin. Y así fue, la golpeamos hasta que Rita dio su última bocanada de aire. Ignoramos
las súplicas, las promesas y en sí, todo lo que la Sra. Ortiz decía.

El ruido de las cosas y el intercambio de gritos alarmaron a los vecinos que


probablemente dormían. La policía no tardó en llegar. Fuimos arrestados, procesados y
condenados a 30 años de prisión por aquel crimen.

Ha pasado un año desde aquella mañana en que murió aquella anciana y Frank… Pues
se suicidó con una puñalada en el corazón, un corazón que varias veces juró
pertenecerme.

Maldigo mi capacidad de recordar pues me prohíbe olvidar lo que pasó y el dulce rostro
de mi madre el día de mi condena. Repleto de lágrimas. Lágrimas abundantes y gordas
que rodaban por sus mejillas atacadas por la edad y su hijo desgraciado.

Para mí murieron todas las oportunidades y posibles vivencias que una persona de mi
edad goza diariamente. Es así como mi vida acabó el día de mi cumpleaños. Si, Rita
Ortiz murió golpeada en mi cumpleaños ¡Vaya cumpleaños!

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