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"Se ha dicho que la historia tiene por misión enjuiciar el pasado e instruir al presente en beneficio

del futuro. Misión ambiciosa, en verdad, que este ensayo nuestro no se arroga. Nuestra
pretensión, es más modesta: tratamos, simplemente, de exponer cómo ocurrieron, en realidad, las
cosas".

Ranke, L., Historia de los Pueblos Latinos y Germánicos. De 1494 a 1535. Prólogo. (1824)

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"La historia es el producto más peligroso que haya elaborado la química del intelecto. Sus
propidades son bien conocidas. Hace soñar, embriaga a los pueblos, genera en ellos falsos
recuerdos, exagera sus reflejos, conserva sus viejas heridas, los atormenta en el reposo, los lleva al
delirio de grandeza o al de persecución, y hace que las naciones se vuelvan amargadas, soberbias,
insoportables y vanas".

Paul Valery, Miradas al mundo actual, 1931.

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"Cuando, en el silencio de la abyección, ya sólo se oye el tintineo de las cadenas del esclavo y la
voz del delator, cuando tiembla ante el tirano y resulta atraerse sus favores como merecer su
desgracia, aparece el historiador, encargado de la venganza de los pueblos".

Chateaubriand, 1807 (tomado de Vidal Naquet, Los asesinos de la memoria, p. 85).

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“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no
tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de
las experiencias anteriores: la experiencia se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece
así como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”. Rodolfo
Walsh

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"Los historiadores que buscan en el pasado testimonios acerca de las mujeres han tropezado una y
otra vez con el fenómeno de la invisibilidad de la mujer. Las investigaciones recientes han
mostrado, no el que las mujeres fuesen inactivas o estuviesen ausentes en los acontecimientos
históricos, sino que fueron sistemáticamente omitidas de los registros oficiales. Al hacer una
evaluación acerca de lo que es esencial, de lo más sobresaliente del pasado para nuestro presente,
rara vez se menciona a las mujeres como individuos o como grupo definible. La historia del
desarrollo de la sociedad humana ha sido narrada casi siempre por hombres, y la identificación de
los hombres con la "humanidad" ha dado por resultado, casi siempre, la desaparición de las
mujeres de los registros del pasado".

Joan W. Scott, "El problema de la invisibilidad", pp. 38-39


"El colono no tiene más que un recurso: la fuerza cuando todavía le queda; el indígena no tiene
más que una alternativa: la servidumbre o la soberanía. ¿Qué puede importarle a Fanon que
ustedes lean o no su obra? Es a sus hermanos a quienes denuncia nuestras viejas malicias, seguro
de que no tenemos alternativa. A ellos les dice: Europa ha dado un zarpazo a nuestros continente;
hay que acuchillarle las garras hasta que las retire. El momento nos favorece: no sucede nada en
Bizerta, en Elizabethville, en el campo argelino sin que la tierra entera sea informada; los bloques
asumen posiciones contrarias, se respetan mutuamente, aprovechemos esa parálisis, entremos en
la historia y que nuestra irrupción la haga universal por primera vez; luchemos: a falta de otras
armas, bastará la paciencia del cuchillo".

Jean-Paul Sartre, Prólogo a Los condenados de la tierra de Franz Fanon, p. 12 (1961)

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"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias
elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que
existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime
como una pesadilla el cerebro de los vivos"

Karl Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. (1851-1852)

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“La inmensa riqueza de lo histórico, en cuanto al repertorio de posibilidades que nos ofrece, no
consiste en los hechos en sí, sino en la variedad de sus relaciones, en la infinita cantidad de actitudes
posibles ante los seres, los marcos culturales, las modalidades colectivas, los caracteres todos de una
realidad (...) y la captación de los ritmos con que se ha movido lo humano”. José Luis Romero
(1936), “La formación histórica”, en La Historia y la Vida, Editorial Yerba Buena, Bs.As, 1943,
p.56.
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“Ver, en el mundo y en la historia, únicamente enfrentamientos entre “pueblos” personalizados, es una


constante del espíritu. Pero, si atravesamos continentes y siglos, ¡cuántos modelos diversos aparecen!
Modelos de enfrentamientos y modelos de “pueblos”. Etnólogos, geógrafos e historiadores tienen la
tarea de reconstruirlos sin privilegiar ninguno de ellos (...) Lo cierto es que, a pesar de las grandes
transformaciones de nuestro siglo, el “modelo Europa 1914” permanece presente en los espíritus de
hoy. Leemos y oímos continuamente expresiones como “Inglaterra piensa...”, “Alemania querría...”,
“Francia decide...”, cuando no se trata sino de sus gobiernos. Todo buen profesor de historia, ante sus
alumnos, se prohíbe, y prohíbe, este lenguaje. Pero es aún el lenguaje de los políticos, de los
periodistas, de los divulgadores. Y aquellos que practican otras ciencias humanas, si se improvisan
historiadores, se dejan convencer demasiado rápidamente por las palabras de sus fuentes.” Pierre
Vilar, Pensar históricamente. Reflexiones y recuerdos, Crítica, Barcelona, 1997, pp. 47-48.-
"La historia es la disciplina del "autoconocimiento humano" [...] conocerse a sí mismo significa
conocer lo que se puede hacer, y puesto que nadie sabe lo que puede hacer hasta que lo intenta, la
única pista para saber lo que puede hacer el hombre es averiguar lo que ha hecho. El valor de la
historia, por consiguiente, consiste en que nos enseña lo que el hombre ha hecho y en ese sentido
lo que es el hombre".
R. G. Collingwood, Idea de la historia, 1946

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"El entendimiento del pasado puede ayudarnos a apreciar hasta qué punto los valores de nuestro
modo de vida actual y nuestros modos de pensar, reflejan una serie de decisiones hechas en
diferentes tiempos entre diferentes mundos posibles".
Quentin Skinner, Vision of Politics, 2002
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"Los enfrentamientos religiosos o ideológicos, como los que se han sucedido ininterrumpidamente
durante el presente siglo, erigen barreras en el camino del historiador, cuya labor fundamental no
es juzgar sino comprender incluso lo que resulta más difícil de aprehender. Pero lo que dificulta la
comprensión no son sólo nuestras apasionadas convicciones, sino la experiencia histórica que les
ha dado forma. Aquellas son más fáciles de superar, pues no existe un átomo de verdad en la
típica, pero errónea, expresión francesa tout comprendre c'est tout pardonner (comprenderlo todo
es perdonarlo todo). Comprender la época nazi en la historia de Alemania y encajarla en su
contexto histórico no significa perdonar el genocidio. En cualquier caso, no parece probable que
quien haya vivido durante este siglo extraordinario pueda abstenerse de expresar un juicio. La
dificultad estriba en comprender".

Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, p. 15 (1995)

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“Pero la historia necesita la distancia, no sólo de las pasiones, las emociones, las ideologías y los
miedos de nuestras guerras de religión, sino de las tentaciones todavía más peligrosas de la identidad.
La historia requiere movilidad y la capacidad de investigar y explorar un vasto territorio, esto es, la
capacidad de saber moverse más allá de nuestras propias raíces. Por esto no podemos ser plantas,
unos seres incapaces de abandonar su territorio y su hábitat de nacimiento, porque ni un solo hábitat
o nicho ambiental puede agotar nuestro tema de estudio. Nuestro ideal no puede ser el roble o la
secuoya -por majestuosos que sean- sino el ave migratoria -que se siente en su casa tanto en el Ártico
como en el Trópico- que cruza volando la mitad del planeta. El anacronismo y el provincianismo son
dos de los pecados mortales de la historia y ambos se deben en la misma medida a un
desconocimiento absoluto de cómo son las cosas en otros lugares, ignorancia que incluso la lectura
ilimitada y el poder de la imaginación sólo pueden superar en ocasiones contadas. El pasado sigue
siendo otro país. Sus fronteras únicamente pueden cruzarlas los viajeros. Pero (excepto para aquellos
cuya forma de vida es el nomadismo) los viajeros son, por definición, gente que se encuentra lejos de
su comunidad”. Eric Hobsbawm, Años interesantes, Crítica, Barcelona, 2003, p. 377.

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