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tema

10 MATEMÁTICAS

Sucesivas ampliaciones del concepto


de número.
Evolución histórica y problemas que
resuelve cada una.
24-13802-13

Temario 1993
tema 10

matemáticas

1. Evolución histórica
1.1. Números naturales
1.1.1. El concepto de número
1.1.2. Sistemas de numeración

1.2. Números fraccionarios


1.2.1. Las fracciones unitarias egipcias
1.2.2. Mesopotamia: su importancia
1.2.3. Las fracciones en Grecia y la teoría de las magnitudes

1.3. El cero y los números negativos


1.3.1. La civilización china
1.3.2. Los matemáticos hindúes y el florecimiento de la cultura árabe

1.4. El número complejo y el número real


1.4.1. Los números desde el siglo XIII al siglo XVI
1.4.2. Los números desde el siglo XVII al siglo XVIII
1.4.3. Los números desde el siglo XIX al siglo XX

2. Formalización de los conjuntos numéricos


2.1. Formalización actual
2.1.1. Los números naturales
2.1.2. Los números enteros
2.1.3. Los números racionales
2.1.4. Los números reales
2.1.5. Los números complejos
2.1.6. Los cuaterniones

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matemáticas

INTRODUCCIÓN

Se nos presentan habitualmente los números clasificados en distintos campos numéricos, y


se nos plantea la necesidad de ampliar un determinado campo numérico para poder realizar
otras operaciones no posibles en él, y aunque esto es irreprochable desde el punto de vista ló-
gico y didáctico, conviene darse cuenta de que históricamente no ha sido exactamente así.
En este tema vamos a ver primero la evolución histórica del concepto de número para pos-
teriormente ver su formalización.

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matemáticas

1 Evolución histórica

1.1. Números naturales

1.1.1. El concepto de número

El número natural responde a la necesidad humana de contar, y es, obviamente, el


tipo de número más antiguo. Se ha comprobado que la idea de número es mucho
más antigua que descubrimientos tales como el uso de metales o la rueda. Esta
claro que un descubrimiento tan relevante como este no ha sido obra de un solo
hombre sino que se ha desarrollado gradualmente desde hace aproximadamente
unos 400.000 años, es decir, en época tan temprana como el uso del fuego.
En un principio, los conceptos primitivos de número, al igual que el de magni-
tud y forma, estaban relacionados con diferencias y contrastes. El observar la
gran cantidad y variedad de elementos que la naturaleza le proporcionaba hace
que comience a surgir dentro del hombre la primera, podríamos decir, inquietud
matemática y así empezó a clasificar los elementos que tenia alrededor: árboles,
frutas, animales, etc. Así, la distinción entre un rebaño y un animal concreto de
ese rebaño viene a sugerir aspectos abstractos concretos como “uno” y “mucho”.
De la misma forma, la comparación sugiere los primeros conceptos de “igual”,
“más” y “menos”.
El lenguaje y su desarrollo fue evidentemente esencial para el nacimiento del
pensamiento abstracto matemático, pero las palabras para expresar ideas numéri-
cas aparecieron muy lentamente; de hecho, a pesar de ser posterior la escritura al
lenguaje, es probable que los signos para representar números fueran anteriores a
las palabras para expresarlos, seguramente debido al hecho de que es más sencillo
contar muescas en un palo que establecer una palabra para identificar un número
concreto.
Antes de que surgieran los símbolos que representan los números, el hombre se las
ingenió para contar, utilizando para ello objetos como piedras, palitos de madera
o simplemente los dedos de las manos, de ahí que muchas civilizaciones contasen
de 5 en 5 ó de 10 en 10.
Los primeros símbolos gráficos encontrados como señales para contar aparecen
en Mesopotamia alrededor del año 4000 a.C. donde se hallaron los primeros ves-
tigios de los números que consisten en grabados de señales en formas de cuñas
sobre pequeños tableros de arcilla empleando para ello un palito aguzado. De aquí
el nombre de escritura cuneiforme (en forma de cuña).

Pero el desarrollo de los números estuvo frenado mientras no se dispuso de un


adecuado sistema de numeración.

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1.1.2. Sistemas de numeración

Los primeros sistemas de numeración de los que se tiene noticia aparecieron en


Egipto y Mesopotamia. Cronológicamente y por las diferencias que presentan po-
demos establecer la siguiente clasificación:

XX Sistemas aditivos de representación simple

Es el sistema de representación más arcaico y consiste simplemente en puntos o


líneas rectas, verticales u horizontales, es decir, en un único símbolo que repre-
senta la unidad. Es un sistema aditivo en el que se escriben tantos símbolos como
unidades se quieran representar.
Este sistema es extremadamente engorroso para manejar grandes números y para
hacer operaciones por lo que se idearon otras formas. La cultura maya es un ejem-
plo. Representaban el número 1 con una punto, el 2 con dos puntos, y así hasta el
5, que lo representaban con una raya, el 6 con una raya y un punto, etc.

Ya en el año 3400 a.C. en Egipto y en Mesopotamia se utiliza un símbolo especí-


fico para representar el número 10.

XX Sistemas aditivos de representación múltiple

Ante la necesidad de expresar números grandes y para no repetir un símbolo tan-


tas veces, inventaron más símbolos. Son los sistemas de representación múltiple.
Un ejemplo es el sistema decimal egipcio con los siguientes símbolos:

En un cetro faraónico egipcio, conservado en el museo de Oxford, anterior al siglo


3.000 a.C., se encuentran escritas las siguientes cantidades: 120.000 prisioneros y
1.422.000 cabras capturadas, valores, sin duda exagerados desde un punto de vista
bélico pero que nos remarcan que en esta época ya habían encontrado la forma de
escribir números grandes.
Pero estos sistemas aún no son posicionales, da igual el orden en que se escribieran
los símbolos, cualquier variación de los mismos representa el mismo número.
Una mejora al sistema egipcio lo encontramos en la antigua Grecia. Su sistema de nu-
meración usaba todas las letras del alfabeto griego más otras tres del alfabeto fenicio
como guarismos. La ventaja de este sistema era que con poca cantidad de números
podían expresar grandes cifras pero había que saberse de memoria 27 símbolos.

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Por último hablamos del sistema de numeración romano que tuvo el mérito de ser
capaz de expresar los número del 1 al 1.000.000 con solo siete símbolos: I para el
1, V para el 5, X para el 10, L para 50, C para el 100, D para el 500 y M para el
1000. Una pequeña línea sobre el número multiplica su valor por mil.
Aunque este sistema tampoco es posicional, el orden de los signos en él ya no es
irrelevante. Así por ejemplo, IX = 9 pero XI=11.

XX Sistemas posicionales

El sistema corriente de notación numérica que es utilizado hoy en día en casi


todo el mundo es el sistema posicional decimal, también llamado indo-arábigo.
Este sistema fue desarrollado primero por los hindúes y luego por los árabes, los
cuales introdujeron la innovación de la notación posicional en la que con unos
pocos símbolos se pueden representar todos los números, ya que un símbolo tiene
distinto valor según donde esté escrito.
La notación posicional solo es posible si existe un número para el cero, por lo que
este sistema no pudo desarrollarse hasta que se aceptó el cero como número. El
guarismo 0 permite distinguir entre 11, 101 y 1001 sin tener que agregar símbolos
adicionales. La notación posicional ha facilitado muchísimo todos los tipos de
cálculos numéricos por escrito y es en esta propiedad en la que se basa nuestro
sistema de numeración decimal; con sólo diez símbolos pueden expresarse una
cantidad infinita de números.
En la actualidad se utilizan diferentes sistemas posicionales en distintos campos
tecnológicos, así por ejemplo el sistema binario desempeña un papel fundamental
en el campo informático.

1.2. Números fraccionarios

1.2.1. Las fracciones unitarias egipcias

Casi todos los libros de historia de la matemática comienzan hablando de las ma-
temáticas en Egipto porque los documentos más antiguos que conservamos son de
la antigüedad de este país.

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matemáticas

El más importante de los documentos conservados es un papiro de unos 6 metros


de largo por unos 30 centímetros de ancho y que se denomina papiro de Rhind
(porque fue comprado por un anticuario escocés llamado Henry Rhind) o papiro
de Ahmes (por el escribano que lo copió y firmó hacia el 1650 a.C.)
Este papiro recoge 84 problemas muy variados y su resolución. Algunos parecen
prácticos pero en muchos otros no se ve su utilidad.
Uno de los legados de incalculable valor que podemos encontrar en este papiro
son pruebas del conocimiento de fracciones de numerador 1, las cuales expresa-
ban poniendo, sobre la cifra correspondiente al denominador, un óvalo alargado.
Así,

Las fracciones de numerador 1 eran utilizadas comúnmente pero las fracciones en


general eran para ellos un enigma. Estas se expresaban como suma de las anterio-
2 1 1 2 1 1
res; por ejemplo, lo escribían + y es + , lo que demuestra que,
5 3 15 11 6 66
en algún sentido, los egipcios eran conscientes de las reglas y métodos generales
para las fracciones. La única fracción que escribían sin
2
descomponer era .
3
1.2.2. Mesopotamia: su importancia

El cuarto milenio a.C. fue un periodo de gran desarrollo cultural que trajo consigo
el uso de la escritura, de la rueda y de los metales. Al igual que en Egipto durante
la primera dinastía, también en la región mesopotámica de Sumer había ya por esa
época un alto nivel de civilización, como se confirma por los documentos escritos
que se conservan desde el año 3100 a.C, aproximadamente. Fueron los sumerios
los que inventaron la primera escritura, escritura cuneiforme, modelo anterior a
la escritura jeroglífica egipcia , la cual, probablemente, pudo derivar de la cunei-
forme.
Los sumerios, aunque también conocían el sistema decimal, disponían de un siste-
ma sexagesimal, sistema que hoy en día sigue utilizándose para medir los ángulos
y el tiempo. Extendieron este sistema posicional a las fracciones, consiguiendo una
simplicidad de cálculo bastante parecida a la actual. No podemos decir, porque no
consta, que los mesopotámicos hubiesen desarrollado ya una matemática racional
(ya que aún no hay razonamiento ni sistematización lógica) pero sí que con sus
sistemas, resolvían algunos problemas y operaciones de mayor complicación que
los que se veían en el Papiro de Rhind egipcio. Así, por ejemplo, disponían de una
gran cantidad de tablas de multiplicar y de número inversos (entre los cuales no
está ni el 7, ni el 11, ni el 13…, que son los que en el sistema sexagesimal no tiene

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el inverso un número finito de cifras) gracias a las cuales eran capaces de quitar
denominadores multiplicando por el número correcto.
Hay que añadir que aunque no aceptaban los números negativos si manejaban la
resta.

1.2.3. Las fracciones en Grecia y la teoría de las magnitudes

Después de las civilizaciones egipcia y mesopotámica, la griega entra en la histo-


ria con gran fuerza llevando la cultura a un esplendor verdaderamente admirable,
sobre todo en el campo de la ciencia y, más concretamente, de la matemática.
Los matemáticos de la Grecia clásica trabajaban principalmente con magnitudes y
consideraban las fracciones como razones entre números.
Hay quien opina, como B. L. van der Waerder, que Thales de Mileto (siglo VI a.
de C.) fue el primero en construir una matemática racional, pero no todos los críti-
cos lo ven así, ya que no tenemos suficientes documentos fidedignos para decir la
última palabra. Lo que ciertamente no se puede negar es que Thales inicia un mo-
vimiento científico que, en el caso de la matemática racional, al cabo de tres siglos
desemboca en la construcción racional más ejemplar de la historia, Los Elementos
de Euclides, que recoge el saber matemático de los griegos y que será un obligado
punto de referencia de esta ciencia durante más de veinte siglos.
Pitágoras y la escuela pitagórica demostró que la raíz cuadrada de dos no se podía
expresar como fracción. Debido a este descubrimiento se abandonó la teoría pita-
górica de la proporción, basada en números, y se tuvo que crear una nueva teoría
no numérica. Aparece el concepto de magnitudes inconmensurables. A estos nú-
meros, que no eran ni enteros ni fracciones, los llamaron alogos o irracionales.
Fue Eudoxo (408 – 355 a.C.), estudiante de la Academia de Platón, quien definió
la igualdad de proporciones aplicable para los casos racional e irracional.
Se descubrió por tanto la irracionalidad lo que condujo inevitablemente a la ela-
boración de la teoría de la divisibilidad.
La etapa siguiente se caracteriza por la necesidad de crear una teoría matemática
general tanto para los números racionales como para los irracionales. Paralela-
mente, al ampliarse el número de magnitudes medibles, debido a los números
irracionales, se originó una reformulación de la geometría, dando lugar al álgebra
geométrica.
No podemos dejar de indicar que los griegos llegaron a demostrar también al-
gunas de las principales propiedades de las operaciones con números mediante
desarrollos geométricos: la propiedad distributiva del producto respecto la suma,
el cuadrado de una suma, la suma por diferencia, etc. No obstante, los números
negativos no fueron aceptados por ellos.

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1.3. El cero y los números negativos

1.3.1. La civilización china

Los chinos elaboraron una cultura matemática de un valor notable y lo hicieron


con independencia total de los egipcios, de los sumerios y de los griegos. Se han
encontrado escritos extensos y completos y curiosamente con estilos parecidos
a las tablas mesopotámicas y al papiro de Rhind, en los que barajan resultados
exactos y aproximados pero que tiene algunas originalidades como el diseño de
cuadrados mágicos como estos:
4 9 2 7 17 3
3 5 7 5 9 13
8 1 6 15 1 11

Cuadrados de números que tienen la particularidad de que la suma de los números


de cada fila, columna o diagonal es la misma; en el primero (construido con los
nueve primeros números) es 15, y el segundo (construido con los primeros núme-
ro impares) es 27.
Para escribir los números utilizaban el sistema decimal cuyas cifras se represen-
taban a base de rayas verticales y horizontales. Pero una novedad importante es
que utilizaban sin dificultad la idea de número negativo puesto que estaban acos-
tumbrados a calcular utilizando dos conjuntos de varillas, uno de color rojo para
representar números positivos y otro de color negro para los negativos. Sin embar-
go, no aceptaron la idea de que un número negativo pudiera ser solución de una
ecuación..
La ausencia del cero impidió a los chinos un desarrollo completo hasta la intro-
ducción del mismo.

1.3.2. Los matemáticos hindúes y el florecimiento de la cultura árabe

La primera vez que aparece sistematizada la aritmética de los números negativos


y del cero es en la obra de Brahmagupta. En ella demuestra que conoce las reglas
que rigen los números negativos.
Reglas esencialmente equivalentes a las que controlan las operaciones aritméticas
con magnitudes negativas aparecían ya en los teoremas del álgebra geométrica
de los griegos, pero referidas siempre a la operación de restar, sin embargo a los
hindúes corresponde el mérito de haber dado un paso decisivo al convertir estas
reglas en reglas propiamente numéricas acerca de los números positivos y nega-
tivos.
Aunque también Brahmagupta considera la existencia del cero hay que indicar
que en este momento aún no se acaba de aceptar el cero como cifra.
Todos estos conocimientos podemos decir con certeza que pasaron de los hindúes
a los árabes por medio de Al-Khwarizmi, el matemático más importante de esta
época. Con él se acepta el sistema de numeración hindú el cual se introduce en Eu-
ropa en el siglo XIII. Aceptó también definitivamente el cero como número. En un

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principio, el cero debía ser un simple punto y más tarde para expresarlo más claro
debieron de engrandarlo y también redondearlo. No hay ningún fundamento para
decir que viene de los griegos y que lo escribieron como o, inicial de oudén, que
significa “nada”. Curiosamente el nombre cero es una modificación del nombre
árabe cerf, que significa “vació”. Esta palabra evolucionó también en otro sentido
transformándose además de en “cero” en la palabra “cifra”.
A pesar que los matemáticos árabes conocían el sistema de numeración decimal,
el número cero y las reglas que rigen los número negativos, no operaban con estos
últimos.

1.4. El número complejo y el número real

1.4.1. Los números desde el siglo XIII al siglo XVI

Entramos en una etapa de despertar del mundo occidental, si bien, con el estímulo
del pueblo árabe a través de sus incursiones por el Mediterráneo.
El reencuentro con las matemáticas en Occidente, lo inicia Leonardo de Pisa (Fi-
bonacci) en el siglo XIII. Era hijo de un rico mercader italiano que se llamaba
Bonaccio y por eso es conocido como Fibonacci (fi=hijo de Bonaccio). Como su
padre tenia negocios por distintos países, Fibonacci pudo viajar a Egipto, Grecia,
Palestina y Siria. Además tenia un maestro musulmán que le enseño matemáticas
haciendo uso de los números que había introducido Al-Khwarizmi.
En nuestra narración de hombres que han enriquecido el concepto de número
hemos llegado al Renacimiento. En esta época se introduce la notación que hoy
utilizamos para los números enteros: un “+” para los números positivos y un “–”
para los negativos.
En 1545, es publicada una obra que para algunos historiadores marca el inicio del
periodo moderno de las matemáticas, es el Ars Magna dive de Regulis Algebrecis,
escrita por el médico italiano, Gerolano Cardano (1510-1576). Este tratado con-
tiene una novedad verdaderamente sorprendente para el álgebra y la aritmética: la
resolución de las ecuaciones cúbica y cuártica.
Este escrito es fundamental para la aritmética porque, aunque ya se conocían los
radicales y sus operaciones, se utilizan, por primera vez, las raíces complejas.
Pero, ¿cómo Cardano llegó a este resultado?, la historia es un poco enrevesada
pues no fue él quien consiguió encontrar el método que contenía, veamos como
ocurrió.
En el siglo XVI se dan las soluciones generales de la cúbica y la cuártica. La ecua-
ción cúbica la resolvió en primer lugar Scipione del Ferro (1465-1526), que en-
3
contró el procedimiento para encontrar una raíz positiva de la ecuación x + px = q
(p>0 y q>0), pero parece que lo mantuvo en secreto, nada más se la
confió a un alumno suyo Fiore. Por otro lado, Niccolo Fontana, Tartaglia
(1500-1557) (Niccolo Fontana era sordomudo y de ahí su sobrenombre: Tartaglia,
que significa sordomudo) basándose en lo que él había descubierto, encuentra
también la resolución. Entonces, se manifiesta que, por primera vez, la ecuación

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cúbica se había resuelto. Esto origina una polémica pública entre Fiore, que quería
que se reconociera a su maestro, ya muerto, como el autor, y Tartaglia. En 1535 se
retaron. Cada contrincante propone 30 ecuaciones al adversario para resolverlas
en un tiempo fijado. Tartaglia venció en el duelo resolviendo todas las ecuaciones,
3
cosa que no pudo hacer Fiore, que con las del tipo x + px = q (p>0 y q>0) no
sabe como actuar.
Cardano invitó al ganador a su casa para pedirle de buenas maneras que le in-
formará del método que había encontrado para resolver ese tipo de ecuaciones.
Tartáglia se resistió pero acabó comunicándoselo después de que Cardano se com-
prometiera con un juramento a no publicarlo ni a decírselo a nadie. Cardano no
cumplió su promesa y en 1545 publica la obra Ars Magna, en la cual, haciendo
una magnifica exposición del álgebra, expone también y con todo detalle como se
podía resolver la ecuación cúbica. Además, incluía la resolución de la ecuación de
cuarto grado que había obtenido un alumno suyo, Ferrari (1522-1565). Esto, como
es lógico, provocó la indignación de Tartaglia que censuró duramente a quien
había faltado de esa forma a su palabra. Se prepara una disputa pública en Milán
(1548) pero el pobre tartamudo, obligado a explicarse, se vio en inferioridad y
tuvo que retirarse ofendido y escondido.
Para finalizar hay que indicar que en esta época aún no se aceptan completamente
los números negativos o complejos pero sí los números irracionales.

1.4.2. Los números desde el siglo XVII al siglo XVIII

En la primera mitad del siglo XVII cabe destacar, en el campo numérico, los estu-
dios de dos matemáticos, Descartes y Fermat.
Aunque René Descartes (1596-1650) se sentía más filósofo que matemático publi-
có una obra que hizo época: Discours de la Méthode, constituida de tres anexos,
dos de ellos eran una contribución nada despreciable a la ciencia física y el último
anexo, La Géometrie, que contenía un desarrollo de cálculos algebraicos aplica-
dos a problemas geométricos en donde es capaz de determinar el número de raíces
positivas y negativas de un polinomio, mediante una regla conocida hoy como la
regla de Descartes.
Pierre Fermat (1610-1665), destacó en la teoría de números de tal manera que se
puede decir que fue su fundador en el sentido que le dio modernidad. Mientras
Fermat leía la obra de Diofanto, La Arithmetica, iba haciendo observaciones y
añadiendo teoremas sugeridos por la misma lectura, y los anotaba al margen del
libro. De algunos teoremas ponía la demostración pero no de todos; otros eran
puras conjeturas que ni él mismo hubiera encontrado como demostrarlos. Pero
todo junto formaban un conjunto muy rico. Entre los muchos resultados sobre la
teoría de números que trató Fermat podemos destacar: el conocido como el teore-
ma menor de Fermat (Siempre que un número p sea un número primo y otro nú-
p−1
mero a sea primo con este, entonces el número a − 1 es múltiplo de p) y por
supuesto, el gran teorema de Fermat que dice que la ecuación x + y = z no
n n n

tiene solución entera distinta a la trivial cuando el exponente n es mayor que 2.


Este teorema no se ha podido demostrar hasta 1993 por Andrew Wiles.

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A finales del siglo XVII podemos ver más referencias a los números complejos
siendo Euler (1707-1783) y Gauss (1777-1855) los principales responsables tanto
de su notación como de su correcta aplicación.
En el siglo XVIII, Euler introduce la notación que hoy en día conocemos para la
unidad imaginaria, llamó −1 = i . Aunque Euler utilizó esta notación en un ma
nuscrito fechado en 1777, tal manuscrito no se publicó hasta 1794, de manera que
fue la adopción de dicho símbolo por Gauss en 1801 lo que le aseguró un puesto
definitivo en la historia de las notaciones matemáticas.

Los tres símbolos " e ", "π " y " i " de los que Euler fue, en gran medida, responsable,
se relacionan con los dos enteros más importantes 0 y 1 por medio de la famosa
πi
igualdad e + 1 = 0 , en la que figuran los cinco números más importantes y una
de las más importantes operaciones y relación de toda la matemática.
Otra de las importantes contribuciones de Euler fue dar solución al problema de
los logaritmos de números negativos mediante la aplicación de los números com-
plejos así como de la correcta utilización de potencias con base y exponentes
complejos.

1.4.3. Los números desde el siglo XIX al siglo XX

A finales del siglo XIII, principio del XIX, destaca notablemente Gauss
(1777-1855). Su autoridad en el campo de las matemáticas fue reconocida por
todo el mundo de tal forma que se le dio el título honorífico de Princeps mathe-
maticorum.
Su trabajo abarca casi todas las ramas esta ciencia; así por ejemplo, desarrolló una
nueva rama de las matemáticas, la geometría diferencial, y demostró, en su tesis
doctoral, que toda función polinómica de grado n tiene exactamente n raíces.
En el campo de los números, a Gauss se le atribuye la siguiente frase: “la teoría
de números es la reina de las matemáticas”. Su gran obra sobre la teoría de nú-
meros, Disquisitiones arithmeticae, publicada en 1801 incluye un capítulo nuevo
que supone el punto de partida de lo que ahora conocemos como álgebra de las
congruencias.
También la notación que ahora empleamos es la que él utilizó. Gauss, en el siglo
XIX, consideró las partes real e imaginaria pura de un número complejo a + bi
como las dos coordenadas rectangulares de un punto del plano al cual estaría
asociado dicho número complejo. Con este descubrimiento hizo sentirse a los ma-
temáticos mucho más cómodos con los números imaginarios, ya que ahora podían
visualizarse en el sentido de que todo punto del plano correspondía a un número
complejo y viceversa. Con ello las viejas ideas acerca de la no existencia de los
números imaginarios fueron abandonadas por casi todos los matemáticos.
Tras el desarrollo del álgebra de los números complejos conservando las propie-
dades de la suma y el producto, fue lógico el pensar en ampliar el campo numérico
con nuevos sistemas. Una importante contribución que encontramos relacionada
con esta idea es el “Teorema final de la aritmética” escrita por Augusto De Morgan
(1806-1871).

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matemáticas

Posteriormente, Hamilton (1805-1865), contribuye al campo de las matemáticas


con la introducción de los cuaterniones en su obra, Lectures on Quaternions,
publicada en 1853. Se trata de unos entes abstractos de cuatro términos del tipo
siguiente: a + bi + cj + dk , de manera que i, j , k son tres unidades imaginarias
diferentes que cumplen:

i 2 = j 2 = k 2 = −1 ij = k , jk = i, ki = j ji = −k , kj = −i, ik = − j
Es por tanto una ampliación del campo complejo en la se sacrifica la propiedad
conmutativa como se puede ver en las operaciones con los números i, j, k.
Cauchy (1789-1857), entre otros muchos trabajos, dio a conocer criterios para
saber si una serie es convergente o no y distinguió también la convergencia uni-
forme de la convergencia en general, estudios que le permitieron llevar a cabo una
construcción formal del cuerpo de los números reales mediante ciertas sucesiones,
hoy conocidas como sucesiones de Cauchy.
Otros estudios en los que se da una definición de cuerpo fueron realizados por
Dedekind en 1879 al construir formalmente el cuerpo de los números reales con
cortaduras, hoy conocidas como las cortaduras de Dedekind..
A finales del siglo XIX, una de las cuestiones que más preocupaban a los mate-
máticos profesionales era la validez de todas las deducciones y teoremas que se
habían obtenido a lo largo de la historia.
Matemáticos como Bolzano, Cauchy y Weierstrass pertenecen a esta nueva etapa
de rigor matemático. En el proceso de revisión de las demostraciones de ciertos
teoremas, iniciado por Weiertrass y al que se sumaron gran parte de estudiosos de
las matemáticas, se encontraron con ciertos problemas.
Para resolver estos problemas se intentó fundamentar las matemáticas en axiomas
enunciados con completa exactitud y demostraciones explícitas de todos los resul-
tados aun de aquellos que podían parecer enormemente obvios para la intuición.
Además, en vez de la verdad, se buscaba la lógica, los teoremas habían de estar li-
gados de forma que formasen un todo, así la fuerza de las matemáticas consistiría
en su consistencia más que en su verdad.
La teoría de clases de Cantor, se utilizó porque parecía proporcionar el punto de
partida más claro y seguro para el desarrollo axiomático y aquí surgieron de nuevo
los problemas. Fueron descubiertas contradicciones o inconsistencias lógicas en
la misma teoría de conjuntos a las que llamaron paradojas.
Comenzó la formalización de toda la matemática, en especial de los conjuntos
numéricos conocidos, en el siguiente orden: los naturales, los enteros, los raciona-
les, los reales, los complejos y los cuaterniones; aunque desde un punto de vista
histórico no fuera, como hemos visto, éste su orden de aparición y aceptación.
Será Giuseppe Peano (1858-1932) quien ponga las bases de la aritmética con sus
axiomas para la definición de los números naturales. Su método axiomático consi-
guió un nivel de precisión nuevo e inédito en el cual no había ninguna ambigüedad
en el significado ni hipótesis escondidas.

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matemáticas

2 Formalización de los conjuntos numéricos

2.1. Formalización actual

2.1.1. Los números naturales

Los números naturales surgen de manera espontánea y responden a la necesidad


humana de contar. En ellos se definen una suma y un producto que lo dotan de
estructura de semianillo conmutativo con elemento neutro.
El conjunto de los números naturales, , puede:
„„ Construirse cómo clases de equivalencia obtenidas por la relación de coordina-
bilidad entre conjuntos.
„„ Definirse mediante los axiomas de Peano.

2.1.2. Los números enteros

No siendo posible resolver en el conjunto de números naturales una ecuación del


tipo a + x = b, cuando b es menor que a, es conveniente ampliar este conjunto. El
conjunto así obtenido se llama conjunto de los números enteros y tiene las propie-
dades de un dominio de integridad.
Para construirlo se define en el conjunto de pares ordenados:

 ×  = {( a, b ) / a ∈ , b ∈ }

la siguiente relación de equivalencia:

(a,b)R(c,d) ↔ a+d=b+c.

El conjunto de los números enteros es el conjunto cociente así definido.

2.1.3. Los números racionales

En los números enteros no es posible resolver una ecuación del tipo a ⋅ x = b , a ≠ 0,


salvo que b sea múltiplo de a.
Para construirlo se define en el conjunto de pares ordenados:

 × * = {( a, b ) / a ∈ , b ∈  *}

la siguiente relación de equivalencia: (a,b)R(c,d) ↔ ad=bc.


El conjunto cociente recibe el nombre de conjunto de los números racionales, .

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matemáticas

2.1.4. Los números reales

En Q hay números positivos que no tienen raíz cuadrada, hay conjuntos acota-
dos que no tienen supremo, hay sucesiones de Cauchy que no tienen límite. Para
intentar resolver estos problemas se construye el conjunto de los números reales.
Existen múltiples construcciones de los números reales pero la construcción es
única salvo isomorfismo.
„„ Construcción axiomática: A partir de unos axiomas se construye el conjunto de
los números reales.
„„ Construcción por sucesiones de Cauchy o método de Cantor: Si queremos cal-
cular un “número irracional” x mediante un algoritmo (ya que no se puede
calcular de manera exacta por tener infinitos decimales); por ejemplo π con el
procedimiento de los polígonos regulares de 2n lados, un primer cálculo nos
dará x1, un segundo cálculo nos dará x2... Los distintos xn son aproximaciones
cada vez mejores de x; es decir, diferencian cada vez menos:
“si ε ∈ , ε > 0 → ∃ n 0 ∈ / si n, p ≥ n 0 → xn - xp < ε → se dice que
{ xn } es una sucesión de Cauchy o regular.”
Por otra parte, el mismo número x puede definirse a partir de diferentes algo-
ritmos que nos definirán distintas sucesiones, por tanto se ve la necesidad de
definir una relación binaria de equivalencia entre las sucesiones cuyas clases
definirán a los números reales.
Cortaduras de Dedekind: Al considerar cortaduras de números racionales,
se observa que, o bien tiene elemento máximo (o mínimo, según como se
definan) o bien queda un “hueco” que separa ambas cortaduras. Basándose
en esta idea y definiendo los números reales como los elementos separadores
de las cortaduras racionales, construye Dedekind el conjunto de los números
reales.
Las operaciones naturales suma y producto, le dan estructura de cuerpo con-
mutativo.

2.1.5. Los números complejos

En , por ser un cuerpo ordenado, los números negativos no tienen raíz cua-
drada. Para evitar esta deficiencia, aunque perdiendo las ventajas de los cuerpos
ordenados, se construye el cuerpo de los números complejos, . Para construirlo
se define en 2 dos operaciones que le dan estructura de cuerpo y de manera que
(, +, ·) es isomorfo a un subcuerpo suyo.

2.1.6. Los cuaterniones

Desde el punto de vista aritmético, en el cuerpo de los números complejos pueden


resolverse todos los problemas descritos, es decir, no hace falta una ampliación
de este conjunto, pero no ocurre lo mismo desde el punto de vista geométrico.
Geométricamente, la introducción de los números reales es necesaria para re-
presentar todos los puntos de una recta. La creación de los números complejos
es necesaria para representar numéricamente los puntos del plano. Parece, pues,

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aconsejable ampliar de nuevo el campo con sistemas hipercomplejos. Un “álgebra


triple” no es posible pero si un “álgebra cuádruple”. Veamos la construcción del
cuerpo de los cuaterniones:
Se define el conjunto H=4, y se llama:
1=(1, 0, 0, 0), i=(0, 1, 0, 0), j=(0, 0, 1, 0) y k=(0, 0, 0, 1).
Se tiene que cualquier elemento de H es de la forma a+bi+cj+dk.
Se define en H la suma usual y el producto:
(a+bi+cj+dk)·(a’+b’i+c’j+d’k)=
=(aa’-bb’-cc’-dd’)+(ab’+ba’+cd’-dc’)i+(ac’-bd’+ca’+db’)j+(ad’+bc’-cb’+da’)k
Los elementos de H se llaman cuaterniones y con la suma y producto así definidas
es un anillo no conmutativo cuyo elemento unidad es el elemento (1, 0, 0, 0).

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matemáticas

BIBLIOGRAFÍA
BOURBAKI: Elementos de historia de las matemáticas. Alianza Editorial. Madrid, 1976.
FRANCESC NICOLAU I POUS: La matemàtica i els matemàtics. Editorial Claret. Barcelona, 2000.
IFRAH: Historia universal de las cifras. Editorial Espasa-Calpe. Madrid, 2002.
BOYER, CARL: Historia de la matemática. Alianza Editorial. Madrid, 2003.
REY PASTOR: Análisis Algebraico. Euler Editorial. Madrid, 1981.

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matemáticas

RESUMEN

Sucesivas ampliaciones del concepto de número.


Evolución histórica y problemas que resuelve cada una.

1.
1 Evolución histórica

1.1. Números naturales

1.1.1. El concepto de número


Los números naturales son los primeros números que se conocen y surgen de manera es-
pontánea para responder a la necesidad humana de contar.

1.1.2. Sistemas de numeración


Cronológicamente y por las diferencias que presentan se clasifican en:
„„ Sistemas aditivos de representación simple.
„„ Sistemas aditivos de representación múltiple.
„„ Sistemas posicionales.

1.2. Números fraccionarios

1.2.1. Las fracciones unitarias egipcias


Las fracciones de numerador 1 eran utilizadas comúnmente pero las fracciones en general
eran para ellos un enigma

1.2.2. Mesopotamia: su importancia


Los sumerios disponían de un sistema sexagesimal que extendieron a las fracciones, con-
siguiendo una simplicidad de cálculo bastante parecida a la actual.

1.2.3. Las fracciones en Grecia y la teoría de las magnitudes


En la Grecia clásica se trabajaba con magnitudes y consideraban las fracciones como
razones entre números hasta que Pitágoras y la escuela pitagórica demostró que 2 no se
podía expresar como fracción.
Posteriormente se descubre la irracionalidad y se crea la necesidad de construir una teoría
matemática general para los números racionales e irracionales.

1.3. El cero y los números negativos

1.3.1. La civilización china


Utilizaban sin dificultad la idea de número negativo aunque no lo aceptaban como solu-
ción de una ecuación. No aceptaban el cero.

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matemáticas

1.3.2. Los matemáticos hindúes y el florecimiento de la cultura árabe


En la obra de Brahmagupta se demuestra que conoce las reglas que rigen los números
negativos y el cero.
Gracias a Al-Khwarizmi, el matemático más importante de esta época, se acepta el sistema
de numeración hindú el cual se introduce en Europa en el siglo XIII.

1.4. El número complejo y el número real

1.4.1. Los números desde el siglo XIII al siglo XVI


El reencuentro con las matemáticas en Occidente, lo inicia Fibonacci
En esta época se introduce la notación para los enteros y se publica la obra de Cardano
sobre resolución de ecuaciones de 3º y 4º grado. Aún no se aceptan completamente los
números negativos ni complejos pero sí los números irracionales.

1.4.2. Los números desde el siglo XVII al siglo XVIII


En la primera mitad del siglo XVII cabe destacar a Descartes y Fermat.
A finales del siglo XVII podemos ver más referencias a los números complejos siendo
Euler y Gauss los principales responsables de su notación y aplicación.

1.4.3. Los números desde el siglo XIX al siglo XX


En esta época destacan los matemáticos: Gauss, De Morgan, Hamilton (y los cuaternio-
nes), Cauchy, Dedekind, Bolzano, Weierstrass y Cantor.
Será Giuseppe Peano quien ponga las bases de la aritmética con sus axiomas para la defi-
nición de los números naturales.

2.
2 Formalización de los conjuntos numéricos

2.1. Formalización actual

2.1.1. Los números naturales


„„ Pueden construirse cómo clases de equivalencia obtenidas por la relación de coordina-
bilidad entre conjuntos.
„„ Definirse mediante los axiomas de Peano.

2.1.2. Los números enteros


Se define en × la relación de equivalencia:
(a,b) R (c,d) ↔ a + d = b + c
El conjunto de los números enteros es el conjunto cociente así definido.

2.1.3. Los números racionales


Se define en ×* la relación de equivalencia:
(a,b) R (c,d) ↔ ad = bc
El conjunto cociente recibe el nombre de conjunto de los números racionales, .

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2.1.4. Los números reales


Pueden construirse axiomáticamente, por las sucesiones de Cauchy o mediante las corta-
duras de Dedekind.

2.1.5. Los números complejos


Para construirlo se define en 2 dos operaciones que le dan estructura de cuerpo.

2.1.6. Los cuaterniones


Para construirlo se define en 4 dos operaciones que le dan estructura de anillo no conmu-
tativo cuyo elemento unidad es el elemento (1, 0, 0, 0).

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