Professional Documents
Culture Documents
Pensar en ideas nuevas podría ser muy fácil. Cualquier persona tiene la
capacidad de hacerlo, pero, ¿es una idea por si sola útil y valiosa? No. Sin embargo,
si aplicas la creatividad para lograr un propósito, por ejemplo satisfacer una
necesidad real de la gente, se pueden lograr ideas que además de ser diferentes y
originales, añadan valor a la vida de la gente: de esta forma aseguras el éxito de la
solución.
Existen algunas profesiones cuyo objetivo es crear y esto les permite tener
más experiencia que la que tendría un contador público que está entrenado para
“analizar y procesar información”. Esto no significa que un contador no pueda ser
creativo, sino que debe aprender a desarrollar estas habilidades fuera de su trabajo.
Conclusión: la creatividad no es cualidad de unos cuantos, sino de aquellos que
saben utilizarla.
Las habilidades de la persona creativa son varias: ser buen observador, ser
altamente imaginativo, ser capaz de pensar a nivel abstracto, reconocer patrones y
similitudes, ser capaz de “conectar los puntos” y reconocer analogías, pensar
visualmente y en múltiples dimensiones (es decir de manera no lineal), tener la
disciplina para no juzgar anticipadamente las ideas, generar una alta producción de
ideas diferentes (utilizar el pensamiento divergente), sentirse cómodo en
ambientes altamente lúdicos (bromas, juegos, actuar o jugar un papel), ser muy
curioso y de rápido aprendizaje, creer en el poder de la experimentación (la cual es
una forma de juego), estar continuamente insatisfecho con el statu quo (creer que
todo puede ser mejorado), ser buen comunicador y contador de historias, ser
valiente para sugerir ideas y no tener miedo a ellas; y, por supuesto, apasionarse
con la creación.
Estas habilidades son importantes para convertirse en una persona creativa, pero la
persona creativa necesita desarrollar este expertise por medio de la práctica y el
fortalecimiento de estas habilidades.
Eso muchas veces sucede por temor, lo que representa uno de los más
poderosos detractores de la creatividad, ya que las empresas nunca recompensan
los errores, pero sí el statu quo. Si algo sale mal, un líder podría culpar a los
números y sacudirse de la responsabilidad que conlleva un fracaso; pero si una
decisión se toma intuitivamente, y algo sale mal, la culpa caerá sobre la ineptitud
de la gente que ayudó a tomar la decisión. Las empresas toleran los errores
respaldados por la ciencia, pero no los errores respaldados por intuición. Este
principio intimida el pensamiento creativo.
Según Teresa M. Amabile, profesora de Harvard Business School y una de las voces
autorizadas en el estudio de la creatividad en las empresas, la motivación intrínseca
es mucho más fuerte para potenciar la creatividad, que la motivación extrínseca. La
gente más creativa es aquella que ve en la creatividad un medio para alcanzar la
felicidad. Si preguntas a cualquier emprendedor exitoso cuál fue su principal
motivación para crear una empresa, responderá que fue una motivación intrínseca;
no el dinero.
Sólo hay una cosa más peligrosa que una persona poco creativa: una persona
“demasiado creativa”. En realidad, la creatividad puede ser un arma de dos filos, si
no se sabe utilizar con medida y de manera disciplinada.