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Las implicaciones del trabajo docente.

María Isabel Trujillo Pérez

Trabajar con adolescentes es una tarea compleja desde el punto de vista en


que se tienen que tomar en cuenta las etapas de desarrollo por las que están
pasando los estudiantes de secundaria (cambios fisiológicos, cognitivos y
sociales).

No es fácil desarrollar un plan de trabajo en el cual se consideren las necesidades


del alumno; sin embargo, esto no quiere decir que sea imposible.
Lamentablemente no todos los docentes estamos comprometidos con esta labor
educativa, los retos que implica la docencia son muchos y el principal es tomar en
cuenta las necesidades que tienen nuestros alumnos tratando de combinar con
ello también, las habilidades y fortalezas que traen consigo.

Como experiencia en las jornadas de práctica docente, en un primer


momento creí que al tener dominio del tema a tratar, así como la elaboración de
mi plan de clase (el cual fue un poco más complicado porque en él trataba de
considerar los aspectos que habían sido descuidados por los docentes
observados en las jornadas de observación) tenía la mayor parte ganada.

Sin embargo, mi sorpresa fue grande al enfrentarme al grupo (2º), muchas


preguntas surgieron en él por parte de los alumnos y una gran confusión se creó
en mí; pensaba que la enseñanza iba a ser tradicional, a pesar de que en clases
de la normal ya se había criticado mucho este aspecto y su erradicación; según
yo, buscaba la forma de que el alumno comprendiera el tema de la mejor manera
posible, el cual a mi juicio lo había planeado fácil y entendible, pero los resultados
no fueron como yo los esperaba. Comprobé que todos comprendemos de distinta
forma: lo que para unos es fácil, para otros es complicado; y digo comprobé
porque creí haber planeado mis actividades fáciles para todos los alumnos; no
obstante, a pesar de esa facilidad hubo algunas preguntas que en cierto momento
me hicieron sentir insegura y que al hoy recordarlas, requerían una respuesta muy
sencilla.

Otro aspecto al que me enfrente, y que yo considere en su momento un


problema, fue el trabajo en equipos dentro del aula porque si no sabemos aplicar
una estrategia adecuada para la organización de los equipos se pierde mucho
tiempo y se genera la indisciplina; además de que el número de alumnos es muy
grande en un salón de clases lo cual complica un poco más el trabajo docente
porque son más los distintos estilos de aprendizaje.
Con esa primer experiencia supe que me faltaba mucho por crecer en mi
persona como futura maestra frente al grupo; es necesario mencionar que aún no
lo estoy pues mi labor es administrativa y sólo cuando se ausentan los maestros
de mi centro de trabajo cubro esos tiempos, pero eso es improvisado por lo que
los resultados no son tan perceptibles como cuando yo elaboro mi plan de clase y
hago una evaluación posterior a mi desempeño docente.

En una segunda experiencia, la influencia de la organización en la escuela


influyó mucho en el trabajo con el grupo de practica porque el maestro titular de la
asignatura de matemáticas era el representante sindical del centro de trabajo, lo
cual le ocasionaba que se ausentara frecuentemente en el grupo y por lo
consiguiente había muchos contenidos fracturados y aislados que hasta cierto
punto no me permitieron lograr el objetivo de mi plan de clase en mis practicas
docentes.

A este hecho hay que agregarle que de acuerdo a la organización interna de la


escuela el trabajo es por talleres, cada asignatura tiene su aula de trabajo y por lo
tanto los alumnos se tienen que trasladar de un salón a otro y ahí se pierde parte
del tiempo destinado a la clase, sin contar con que a veces había que esperar a
que abrieran los salones porque aún se encontraban cerrados y el encargado de
abrirlos no se encontraba en la escuela.

Otro hecho importante que influyo en mi practica y que tiene que ver con la
organización de la escuela, fueron los distintos concursos organizados por la
escuela ya que los jurados eran los mismos profesores comisionados por la
dirección y por lo tanto había varios grupos sin maestro lo que originaba que los
alumnos se salieran de su salón y por lo consiguiente los estudiantes de mi grupo
estaban más atentos a lo que pasaba fuera del salón de clases que lo que sucedía
en mi clase.

Estas situaciones observadas y vividas me hacen reflexionar sobre mi


desempeño docente y sé que debo desarrollar habilidades que me ayuden a poder
controlar o sobrellevar circunstancias como las anteriores y no sólo buscar
justificaciones, porque entiendo que muchas veces están fuera de nuestro
alcance.

Como maestra frente a grupo tengo que adquirir habilidades que me


permitan captar y mantener el interés de los alumnos durante la mayor parte del
tiempo de la clase y si es posible en todo el tiempo que duren mis sesiones de
clase.

Hace poco tiempo comentaba con algunos compañeros sobre las distintas
habilidades que como maestros de la especialidad de matemáticas debemos de
tener para no hacer tan tediosas las clases para los alumnos; lo más frecuente en
las practicas docentes observadas fue la exposición tradicionalista en los salones
de clase y una que otra variación tratando de dar seguimiento a lo que plantea la
nueva reforma del plan de estudios 2006, donde se supone que el alumno a través
de una secuencia de actividades va logrando construir un nuevo conocimiento; sin
embargo, creo que muchos lo estamos enfocando mal porque ahora los maestros
solo dan el tema o una copia del contenido a tratar y el alumno tiene que
resolverlo “por sus propios medios” y si le pregunta al maestro éste le dice que él
tiene que investigar o sólo le revisan el trabajo si es que esta contestado aunque
no sea correctamente sin llegar a la formalización de los nuevos conceptos o
aprendizajes.

Creo que los retos que implica el trabajo docente en la escuela secundaria
tendrán que ser, además de identificados, superados en la medida de mis
posibilidades para el ejercicio de mi labor docente. Recuerdo que dentro de ellos,
personalmente se encuentra el dominio de contenidos, básico en mi formación, el
cual creo que se debe a la poca experiencia que tengo frente a grupo lo que
también conlleva al nerviosismo y al descontrol cuando los alumnos me hacen
preguntas acerca del tema y que yo no había considerado como posibilidad de
cuestionamiento.

A veces uno cree tener dominado el tema a trabajar y nos limitamos a la


exposición tradicional de una clase, la cual comprende sólo dar el tema y calificar
el procedimiento o el resultado, en este caso de la asignatura de matemáticas,
pero no reflexionamos acerca de si realmente los alumnos aprendieron o más
bien, si comprendieron el tema en cuestión. Actualmente y con base en las
anteriores jornadas de observación el maestro sólo dicta, revisa (de trabajado) y
asigna una calificación; no hay materiales didácticos utilizados en las clases y
mucho menos actividades creativas e interesantes para los alumnos.

Es bien sabido que la asignatura de matemáticas, para la mayoría de los


estudiantes, es considerada como la más difícil y por tanto rechazada por los
mismos y creo esto es ganado a pulso pero por culpa de nosotros, los docentes,
quienes no buscamos la manera o las estrategias adecuadas para la enseñanza-
aprendizaje.

El trabajo docente implica especial atención en los intereses y las necesidades de


los adolescentes quienes además de ser inquietos y volubles también están
ávidos por aprender, sienten curiosidad por el mundo que los rodea y tienen mil
preguntas por tal motivo nosotros debemos estar preparados para dar respuesta a
esas preguntas de la mejor manera posible. No se trata solamente de transmitir un
conocimiento, más bien se trata de sembrar la duda y despertar el interés, para
que esto origine preguntas y conlleve a la investigación, formulación de hipótesis y
argumentación dando así paso a los rasgos del perfil de egreso que todo alumno
de educación secundaria debe poseer.

Para el logro deseable de este perfil de egreso se requiere que las tareas y
habilidades del profesor, al trabajar con grupos de adolescentes, sean
consideradas como un reto permanente para evitar caer en la rutina y en la
mediocridad.

Considero que es necesario desarrollar habilidades que me permitan


conocer de manera general, y quizás particularmente, las características de mis
alumnos para que así me permitan reflexionar acerca de las estrategias que debo
implementar en el aula para ayudar a mis alumnos a que vayan construyendo su
conocimiento y de esta forma puedan aprender, es decir que durante la
construcción de su conocimiento las experiencias que vayan viviendo sean
significativas y que en determinado momento ese aprendizaje pueda ser utilizado
en su contexto más cercano.

Algo de lo que debemos estar conscientes como docentes es que si dentro


del aula logramos la conjugación del conocimiento con el pensamiento los
alumnos podrán aprender y actuar de forma inteligente.

Esto lo he ido asimilando a través de mi formación docente, lo cual implica


las jornadas de práctica a las que me he enfrentado y me doy cuenta que en los
alumnos se encuentra presente la fractura de contenidos y los conocimientos
aislados, lo cual complica más el trabajo docente. Particularmente se me ha
complicado este trabajo porque no es lo mismo observar durante cierto periodo de
tiempo a los alumnos de un grupo que desarrollar una clase con ellos tratando de
lograr un propósito el cual no se cumple porque los alumnos carecen, no
recuerdan o no saben cómo hilar los conocimientos previos con los nuevos
conceptos, como lo menciona Piaget “La madurez para el aprendizaje se define
por el nivel de competencia y de conocimiento del niño”1, y si a esto le agregamos
que yo, como docente no creo las estrategias adecuadas para que el alumno se
interese y aprenda pues sencillamente no hay proceso de enseñanza-
aprendizaje.

1
Meece, Judith (2000), “Desarrollo cognoscitivo: las teorías de Piaget y de Vygotsky” y “Desarrollo
cognoscitivo: las teorías del procesamiento de la información y las teorías de la inteligencia”, en Desarrollo
del niño y del adolescente. Compendio para educadores, México, McGraw-Hill Interamericana/SEP
(Biblioteca para la actualización de maestro), pp. 99-143 y 145-198.
Como menciona Rosa María Torres “aprender a pensar es una necesidad
básica”2 y como docente requiero desarrollar mi habilidad de pensamiento para
ofrecer a mis alumnos actividades creativas e interesantes que los involucren en la
construcción de su propio conocimiento, lo cual los remite a que ellos mismos
aprendan a pensar, a buscar causas, consecuencias, soluciones, etc.

Hoy en día creo que la enseñanza de las matemáticas debe incluir el juego,
por tal motivo debo trabajar en ello, no se aún claramente cómo lo voy a lograr
pero estoy segura que al implementar los juegos didácticos en los contenidos de
matemáticas se pueden lograr mejores resultados.

Por mientras me estoy dando a la tarea de investigar juegos que pueda vincular
con los contenidos de matemáticas; aunque, si bien es cierto no tengo un
verdadero dominio de los contenidos matemáticos pero si una fuerte disposición
para aprender estrategias que me ayuden en el proceso de enseñanza –
aprendizaje; además úrgeme desarrollar mis habilidades comunicativas porque
creo que cuando me pongo nerviosa hablo demasiado rápido y eso no es bueno
para mi desempeño docente.

2
Torres, Rosa María (1998), “Las competencias cognitivas básicas”, “El conocimiento científico” y “Los
valores y actitudes”, en Qué y cómo aprender. Necesidades básicas de aprendizaje y contenidos curriculares,
México, SEP (Biblioteca del Normalista), pp. 71-81, 81-85 y 85-90.

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