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Introducción.
Muchas personas creen en Jesús de Nazaret y saben lo que
hizo durante el primer siglo. Fue el Hijo de Dios y sufrió y murió
por nuestros pecados. Pero ¿sabe lo que Cristo hizo antes de
venir a la tierra? ¿Sabe lo que está haciendo ahora y lo que
hará en el futuro? Todo lo que Cristo ha hecho, incluso su
terrible sufrimiento y su muerte, no tendría significado sin la
promesa de regresar a la tierra para establecer el Reino de
Dios. Como dijo Pablo, “Si en esta vida solamente esperamos
en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos
los hombres” (1 Corintios 15:19).
En la Biblia encontramos las respuestas a éstas y muchas
otras preguntas. Las Escrituras revelan que el universo entero
fue creado por el Ser Divino que se convirtió en Jesucristo; que
Él es parte de la familia divina, y es el futuro Rey de Reyes y
Señor de Señores. Además, sabemos que Jesús está muy
activo en la actualidad, pues es nuestro Sumo Sacerdote. Al entender la grandeza de Jesucristo,
¡podemos vislumbrar la magnitud de todo lo que abarca su sacrificio y comprender el propósito
de su muerte, entierro y resurrección!
Lo invitamos a profundizar con nosotros en las Escrituras mientras estudiamos los roles
pasados, presentes y futuros del increíble personaje conocido como Jesús de Nazaret.
Profecías.
Sabemos que en Jesucristo se cumplen todas las profecías que hablan de Él en el Antiguo
Testamento; y sabemos que son muchas profecías, algunos cuentan más de 300. Esas
profecías anuncian sobre su persona, sus acciones, su doctrina, de forma más o menos directa,
más o menos velada. El cumplimiento de todas esas profecías es uno de los motivos que nos
llevan a saber que la Biblia está inspirada por el Espíritu Santo.
Jesús sabe que las profecías mesiánicas se refieren a Él. Al leer Isaías en la sinagoga de
Nazaret, afirma: “Hoy se está cumpliendo ante vosotros esta escritura” (Lucas 4:21). A los
fariseos que rehúsan creer en El, les dice: “Escudriñad las Escrituras ya que en ellas esperáis
tener la vida eterna; ellas testifican de mí” (Juan 5:39).
El evangelista Mateo se propone en su evangelio demostrar que Jesús es el Mesías, basándose
en las profecías del Antiguo Testamento. Profecías que anuncian a Jesucristo, cientos y miles
de años antes, incluso desde el punto de vista estadístico, de probabilidades de cumplimiento,
exigen realmente una clara intervención divina.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Vamos a tomar una pequeña muestra de esas profecías en aspectos que nos resultan más
familiares, en los que se refieren a los grandes momentos de su vida.
Descendiente de la tribu de Judá: Génesis 49:10 “El cetro no se apartará de Judá ni el bastón
de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los
pueblos deben obediencia”.
Nacimiento en Belén: Miqueas 5:1 “Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá,
de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo
inmemorial”.
Nacimiento de una virgen: Isaías 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la
virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llevará por nombre Emanuel.”
Matanza de los niños de Belén: Jeremías 31:15 “Así habla el Señor: ¡Escuchen! En Ramá se
oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser
consolada, porque ya no existen...”
Huida a Egipto: Oseas 11:1 “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi
hijo.”
Desprecio del pueblo judío: Isaías 53:3 “Despreciado, desechado por los hombres, abrumado
de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan
despreciado, que lo tuvimos por nada”.
Entrada triunfal en Jerusalén sobre un pollino: Zacarías 9:9 “¡Alégrate mucho, hija de Sión!
¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es
humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna”.
Traicionado por uno de los suyos: Salmo 41:10“Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo
confiaba, el que comió mi pan, se puso contra mí”.
Sería vendido por 30 piezas de plata: Zacarías 11:12 “Yo les dije: «Si les parece bien, páguenme
mi salario; y si no, déjenlo». Ellos pesaron mi salario: treinta siclos de plata.”
Durante su juicio se mantendría en silencio: Isaías 53:7 “Al ser maltratado, se humillaba y ni
siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que
la esquila, él no habría su boca”.
Sufriría por los demás: Isaías 53:4-5 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido
fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.
Crucificado con malhechores: Isaías 53:12 “Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con
los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con
los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Sus manos y pies serían perforados: Salmo 22:16 “Porque perros me han rodeado; Me ha
cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies”.
Sería escarnecido y despreciado: Salmo 22:6-8 “Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de
los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca,
menean la cabeza, diciendo: Se encomendó al Señor; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se
complacía.”
Le darían a beber vinagre: Salmo 69:21 “Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me
dieron a beber vinagre”.
Su costado sería traspasado: Zacarías 12:10 “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los
moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y
llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito.”
Sobre sus ropas echarían suertes: Salmo 22:18 “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi
ropa echaron suertes”.
Ninguno de sus huesos serían quebrados: Salmo 34:20 “El guarda todos sus huesos; Ni uno de
ellos será quebrantado”.
Sepultado en una tumba de ricos: Isaías 53:9 “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas
con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.”
Resucitaría después de su muerte: Salmo 16:10 “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni
permitirás que tu santo vea corrupción”.
Ascendería al cielo: Salmo 68:18 “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones
para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos Dios”.
Nacimiento.
Hijo de José y María de Nazaret, Jesús fue concebido en Galilea
su concepción fue anunciada a su padre José por el Ángel
Gabriel, quien se le presenta en un sueño y le dice “José hijo de
David no temas recibir a María tu mujer porque el niño en ella es
a través del espíritu Santo, dará a luz un niño y lo llamarás Jesús
porque el salvará al pueblo de sus pecados”
Después de esta aparición, José acepta a María y juntos se
dirigen a Belén en Judea a unos 120 km de Nazaret éste viaje se
debió a un decreto promulgado por César Augusto por el que
todos los habitantes del imperio debían empadronarse (censo)
en la ciudad de su estirpe. La humilde pareja de muy bajos
recursos, duerme en las afueras de Belén, refugiándose en una
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
de las cuevas utilizadas por los pastores, allí María da a luz a su hijo primogénito al que acuesta
en un pesebre porque no había lugar en la posada.
Aunque la civilización cristiana fijó la cuenta de los años a partir del supuesto momento del
nacimiento de Jesús (con el que daría comienzo el año 1° de nuestra era) se sabe que en
realidad nació un poco antes en tiempos del Rey Herodes que murió en el año 4 A.C
Lucas narra la historia del nacimiento de Jesús con hechos simples, un Ángel se les presenta
a los pastores y les dice “no temáis porque he aquí os doy nuevas de gran alegría para todo el
pueblo porque hoy un salvador ha nacido en la ciudad de David y él es Cristo Señor y ésta es
la señal, hallaréis al niño envuelto en pañales y sobre un pesebre”. “Gloria a dios en las alturas
y en la tierra paz, al hombre su voluntad” alabaran de ésta manera a dios los ángeles.
Los pastores se dirigen a Belén y allí
encontraron a María, José y al niño en el
pesebre y fueron los primeros en alabar y
glorificar a dios. (Lucas 2:20).
Mateo sin embargo, cuenta la historia del
nacimiento de Jesús un poco distinta: “Tres
reyes del oriente que guiados por una estrella
acuden a buscar al niño en Jerusalén preguntan
¿Dónde está el rey de los Judíos que ha nacido?
Los reyes encuentran a Jesús y lo adoran;
regalándole mirra y oro.”
Cuando los reyes se van se le presenta un ángel a José y le dice “levántate y toma al niño y a
su madre y huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te diga porque Herodes buscará al niño
para matarlo”.
marfil. En el tiempo de Jesús, los obreros de construcción no eran tan especializados como es
la fuerza laboral hoy día. Por ejemplo, las tareas de los carpinteros y los albañiles fácilmente se
combinaban”
Jesús aprendió la profesión de José y vivió en la
región de Nazaret por gran parte de su vida.
Aunque Nazaret fue una pequeña aldea galilea
de unos pocos cientos de habitantes, es
probable que José y Jesús encontraran trabajo
constante en la ciudad de Séforis, situada a unos
seis kilómetros de distancia.
Hacia el tiempo del natalicio de Jesús, Herodes
Antipas hijo de Herodes el Grande que gobernó
Galilea y más tarde ordenó la ejecución de Juan
el Bautista había escogido a Séforis como su
capital. “Por más de tres décadas, mientras Jesús crecía en la cercana Nazaret, se estaba
llevando a cabo una inmensa obra de construcción y Séforis se convertía en la ciudad más
grande e influyente de la región, José y Jesús sabían de la construcción de la nueva capital y
hubieran conocido a los artesanos y otros obreros que trabajaban allí”
Excavaciones recientes en Séforis han mostrado que fue una ciudad próspera y activa durante
los años en que Jesús crecía en la cercana Nazaret. Estos datos históricos nos ayudan a
entender mejor el trasfondo de las enseñanzas de Cristo, que incluyen ilustraciones tomadas
no sólo de la vida agropecuaria, sino también de la construcción, las finanzas, la nobleza y otros
aspectos de la vida urbana.
Ministerio.
Durante los tres años entre el bautismo de Jesús y su muerte y resurrección, Jesús viajó por la
tierra de los hebreos ministrando a la gente. Había dos aspectos principales del ministerio
público de Jesús. El primero de éstos era Su enseñanza.
Las enseñanzas de Jesús de que leemos en la Biblia se caracterizan por autoridad (Mateo 7:29,
Marcos 1:22, Lucas 4:32) y sabiduría (Mateo 13:54, Marcos 6:2). Maravillados (Mateo 7:28,
Marcos 1:22, Lucas 4:32) y asombrados (Mateo 13:54, 22:33, Marcos 6:2, 11:18) son las
palabras mayormente usadas para describir las reacciones de aquéllos que escucharon a Jesús
enseñar. Aun entre aquéllos que dudan que Jesús es el prometido Salvador, Su enseñanza es
considerada excepcional. Su “Sermón del Monte” y numerosas parábolas son vistas como parte
de las más grandes literaturas en sabiduría del mundo.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Jesús anda sobre el mar (Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-52; Juan 6:16-21)
Las curaciones en Genesaret (Mateo 14:34-36; Marcos 6:53-56; Juan 6:22-25)
Las curaciones junto al mar (2) (Mateo 15:29-31)
La curación de un sordomudo (Marcos 7:31-37)
Alimentación de los cuatro mil (Mateo 15:32-39; Marcos 8:1-10)
La curación del ciego de Betsaida (Marcos 8:22-26)
Jesús sana a un muchacho endemoniado/epiléptico (Mateo 17:14-21; Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-43)
La mujer sanado en un día del reposo (Lucas 13:10-17)
Jesús sana el hombre hidrópico (Lucas 14:1-6)
La curación del diez leprosos (Lucas 17:11-19)
La curación del ciego de nacimiento (Juan 9:1-41)
Jesús resucita a Lázaro (Juan 11:1-44)
La curación de dos ciegos de Jericó (Mateo 20:29-34; Marcos 10:46-52; Lucas 18:35-43)
La higuera seca (Mateo 21:19-22; Marcos 11:20-26
Jesús sana la oreja del siervo del sumo sacerdote (Malco) (Lucas 22:50-51)
La resurrección (Ve Juan 2:19-21, Juan 10:17-18, 1 Corintios 15:1-8)
La pesca milagrosa (Juan 21:4-11)
Crucifixión.
Jesús llevaba tres años y medio predicando y sabía que el final de su vida en la Tierra estaba
cerca. Los líderes religiosos judíos planeaban matarlo, pero temían la posible reacción del
pueblo, que lo tenía por profeta. Entonces, Satanás influyó en el corazón de Judas, uno de los
doce apóstoles para que vendiera a su maestro. Los líderes religiosos le pagaron treinta
monedas de plata.
Era la noche de la Pascua, y Jesús se había reunido con los apóstoles para celebrarla. Después
de pedirle a Judas que se retirara, Cristo instituyó una nueva celebración: la Cena del Señor.
Tomó un pedazo de pan, hizo una oración y lo pasó entre los once apóstoles. Luego explicó:
“Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en
memoria de mí”. Tras eso pasó una copa de vino y dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en
virtud de mi sangre” (Lucas 22:19, 20).
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Resurrección.
En el Nuevo Testamento, los cuatro evangelios concluyen con
una narrativa extensa del arresto de Jesús, su juicio, su
crucifixión, su sepultura y su resurrección. En cada uno de estos
cinco eventos evangélicos en la vida de Jesús son tratados con
más intensos detalles que cualquier otra parte de la narrativa de
Evangelio. Los estudiosos señalan que el lector recibe
prácticamente un relato de hora a hora de lo que está
sucediendo. La muerte y la resurrección de Jesús pasan a
considerarse como el clímax de la historia, el punto en el cual
todo se ha ido dirigiendo durante todo el tiempo.
Aunque ningún Evangelio da un registro inclusivo o definitivo de
la resurrección de Jesús o sus apariciones, hay cuatro puntos en
los que convergen los cuatro evangelios:
1. Resaltar el removimiento de la piedra que estaba cerrando la tumba.
2. La vinculación de la tradición de la tumba vacía y la visita de las mujeres con «el primer día
de la semana».
3. Que el resucitado Jesús eligió primero aparecerse a las mujeres (o a una mujer) y encargarle
a ellas (ella) proclamar este hecho tan importante a los discípulos, incluyendo a Pedro y los
otros apóstoles.
4. La prominencia de María Magdalena.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Las variantes tienen que ver con el momento preciso en el que las mujeres visitaron la tumba;
el número y la identidad de las mujeres; el propósito de su visita; la aparición del (los)
mensajero(s), ángeles o humanos; su mensaje a las mujeres; y la respuesta de las mujeres.7
Los cuatro evangelios reportan que las mujeres fueron las
primeras en encontrar la tumba vacía de Jesús, aunque el
número varía de uno (María Magdalena) a un número no
especificado. De acuerdo con Marcos y Lucas, el anuncio
de la resurrección de Jesús fue hecho por primera vez a
las mujeres. De acuerdo con Marcos y Juan, Jesús
realmente se apareció por primera vez solo a María
Magdalena. En palabras de Stagg: «Mientras que otros
encontraban a la mujer como no cualificada o autorizado
para enseñar, los cuatro Evangelios muestran que el Cristo
resucitado encargó a las mujeres anunciar a los hombres,
entre ellos a Pedro y los demás apóstoles, la resurrección,
el fundamento del cristianismo».
Pocos días después de morir Jesús, el apóstol Pedro tuvo
que enfrentarse a un grupo de poderosos líderes religiosos
que le exigían una explicación. Eran los mismos líderes
judíos que habían tramado la muerte de Jesús. Pedro acababa de curar a un hombre que había
nacido paralítico, y ellos quisieron saber quién le había dado el poder para hacerlo. Con valor,
les contestó: “Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes fijaron en un madero, pero a quien Dios
levantó de entre los muertos, por este se halla este hombre de pie aquí sano delante de ustedes”
(Hechos 4:5-10).
Pedro, poco antes, había negado tres veces conocer a Jesús porque sentía miedo (Marcos
14:66-72). ¿Cómo es que ahora pudo responder con tanta valentía? Por un lado, gracias al
espíritu santo, pero también porque estaba convencido de que Jesús había resucitado y estaba
vivo. Pero ¿por qué estaba tan seguro? ¿Y por qué podemos estarlo nosotros?
Mucho antes de que nacieran los apóstoles de Jesús, ya había habido resurrecciones. Así que
la idea de que los muertos pudieran volver a vivir no era nueva para ellos. Por ejemplo, sabían
que los profetas Elías y Eliseo habían resucitado a muertos gracias al poder de Dios (1 Reyes
17:17-24; 2 Reyes 4:32-37). Un hombre incluso volvió a vivir cuando, después de que lo
arrojaran a la tumba de Eliseo, su cuerpo tocó los huesos de este (2 Reyes 13:20, 21). Los
primeros cristianos creían que estos relatos eran ciertos, tal como nosotros creemos que lo que
dice la Palabra de Dios es cierto.
Los apóstoles sabían que la resurrección de Jesús era diferente de las anteriores. Hasta
entonces, quienes habían resucitado lo habían hecho con un cuerpo de carne y hueso y,
finalmente, murieron de nuevo. Pero a Jesús se le dio un cuerpo espiritual incorruptible, que no
puede deteriorarse ni morir (lea Hechos 13:34). Pedro escribió que Jesús había muerto “en la
carne” y resucitado “en el espíritu”. Lo que es más, añadió que estaba “a la diestra de Dios” en
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
el cielo y que “ángeles y autoridades y poderes fueron sujetados a él” (1 Pedro 3:18-22). Las
resurrecciones anteriores fueron extraordinarias, pero la de Jesús fue sin duda el mayor milagro
de la historia.
La resurrección de Jesús tuvo un profundo efecto en sus discípulos. A diferencia de lo que
creían sus enemigos, Jesús ya no estaba muerto. Ahora era un poderoso espíritu al que ningún
hombre podía hacer daño. Además, su resurrección había demostrado que era el Hijo de Dios.
Como resultado, sus discípulos dejaron de sentir tristeza y miedo, y se llenaron de alegría y
valor. Podían proclamar las buenas nuevas con convicción. ¡Jesús estaba vivo y el propósito
de Jehová se cumpliría sin falta!
Cuatro razones por las cuales creemos que Jesús resucito:
1. La resurrección de Jesús ocurrió “según las
Escrituras”. La Palabra de Dios había predicho
que Jesús resucitaría.
2. Muchas personas vieron a Jesús
resucitado. Durante los cuarenta días que
siguieron a su resurrección, Jesús se apareció
a sus discípulos en el jardín donde estaba su
tumba, en el camino a Emaús y en otros
lugares (Lucas 24:13-15).
3. Los discípulos de Jesús predicaron con
convicción que él había resucitado. Muchos fueron perseguidos, sufrieron o incluso murieron
por proclamar que Jesús estaba vivo. Recordemos que Pedro defendió su resurrección ante los
líderes religiosos que odiaban a Cristo y que habían tramado su ejecución. ¿Habría arriesgado
su vida por una mentira? Tanto Pedro como los demás discípulos estaban seguros de que Jesús
vivía y dirigía la predicación.
4. Tenemos pruebas de que Jesús está gobernando como Rey y es Cabeza de la iglesia
cristiana. El cristianismo verdadero está floreciendo. ¿Sería así si Jesús no estuviera vivo? Si
no hubiera resucitado, quizá nunca habríamos oído hablar de él. Pero tenemos pruebas
convincentes de que está vivo y encabeza la predicación de las buenas nuevas en toda la Tierra.
La muerte es el enemigo de la humanidad y el castigo justo por los pecados de cada uno de
nosotros (Ro. 6:23). El índice de mortalidad siempre será 100%. Ningún monto de esfuerzo,
poder, o riquezas podrá ayudarnos a escapar del alcance de la muerte. Ahora, Cristo resucitó
porque la muerte no podía retenerlo. No tenemos que temer al castigo que viene después de la
muerte:”’ ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?’ El aguijón de
la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la
victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”, 1 Corintios 15:55-57. Cristo es las primicias de
la resurrección de la muerte, y su resurrección es el precursor a la resurrección que todos los
creyentes experimentarán. Los cristianos disfrutarán la vida resucitada igual que Cristo, con
cuerpos glorificados.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Ascensión.
Después de que Jesús resucitó de los muertos, Él “se presentó vivo” (Hechos 1:3) a las mujeres
cerca de la tumba (Mateo 28:9-10), a Sus discípulos (Lucas 24:36-43), y a más de otras 500
personas (1 Corintios 15:6). En los días siguientes a Su resurrección, Jesús instruyó a Sus
discípulos acerca del reino de Dios (Hechos 1:3).
Cuarenta días después de la resurrección, Jesús y
Sus discípulos fueron al Monte de los Olivos cerca de
Jerusalén. Allí, Jesús les prometió a Sus seguidores
que pronto recibirían el Espíritu Santo, y les indicó que
permanecieran en Jerusalén hasta que el Espíritu
hubiera venido. Después, Jesús los bendijo y mientras
les daba la bendición, comenzó a ascender al cielo. El
relato de la ascensión de Jesús se encuentra en Lucas
24:50-51 y Hechos 1:9-11. En la Escritura se expone
claramente que la ascensión de Jesús fue literal,
regresando corporalmente al cielo. Él se levantó
gradual y visiblemente de la tierra, siendo observado por muchos atentos espectadores.
Mientras los discípulos se esforzaban por echar una última mirada a Jesús, una nube lo ocultó
de sus ojos, y aparecieron dos ángeles que les prometieron que Cristo regresaría “…tal como
le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:10-11).
La ascensión de Jesucristo es significativa por muchas razones:
1. Señaló el final de Su ministerio terrenal. Dios el Padre amorosamente había enviado a Su
Hijo al mundo en Belén, y ahora el Hijo estaba regresando al Padre. Su período de limitación
humana había terminado.
2. Significaba el éxito de Su obra terrenal. Él había cumplido con todo lo que tenía que haber
hecho.
3. Marcó el retorno a Su gloria celestial. La gloria de Jesús había estado velada durante Su
tiempo en la tierra, con una breve excepción en la Transfiguración (Mateo 17:1-9).
4. Simbolizó Su exaltación por el Padre (Efesios 1:20-23). Aquel con quien el Padre estaba
grandemente complacido (Mateo 17:5) era recibido arriba con honor, dándosele un nombre que
es sobre todo nombre (Filipenses 2:9).
5. Le permitió preparar un lugar para nosotros (Juan 14:2).
6. Indicó el inicio de Su nuevo ministerio como Sumo Sacerdote (Hebreos 4:14-16) y Mediador
de un Nuevo Pacto (Hebreos 9:15).
7. Estableció el patrón para Su regreso. Cuando Jesús venga para establecer Su Reino, Él
regresará de la misma manera en que se fue, literal, corporal, y visiblemente en las nubes
(Hechos 1:11; Daniel 7:13-14; Mateo 24:30 y Apocalipsis 1:7).
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Conclusión:
Hebreos 10:10-14 nos dice que después de ofrecerse a sí mismo como sacrificio por nuestros
pecados, se sentó a la diestra de Dios. El versículo 13 nos podría llevar a creer que Él está
simplemente sentado allí esperando el momento cuando Él venga de nuevo a gobernar y reinar
en la tierra. Pero si tenemos en cuenta otros pasajes, pronto nos damos cuenta de que Él está
bastante activo a favor de nosotros.
En primer lugar, a pesar de que el Hijo está con el Padre
en el cielo, Él también reside dentro de cada creyente en
la persona del Espíritu Santo, a quien Él envió para estar
en nosotros y con nosotros (Juan 15:26; Romanos 8:9-10).
Cristo está trabajando activamente dentro de usted para
darle forma a su carácter y potenciar su obediencia.
También, Jesús vive para interceder por aquellos que
creen en Él (Hebreos 7:25). Él hace peticiones por
nosotros y trae nuestras oraciones ante el Padre.
Finalmente, vemos en 1 Juan 2:1-2 que Jesús es nuestro
abogado cuando pecamos. Posicionado entre nosotros y
el Dios santo, Jesucristo declara nuestra posición justa a
causa de su sacrificio y nuestra fe en Él.
Es más, Cristo está preparando un lugar para nosotros en
el cielo (Juan 14:1-3). También está preparando todos los
eventos necesarios para su regreso.
Jesús está ocupado en el cielo efectuando la voluntad del Padre. Y nosotros, como sus
seguidores, debemos de estar haciendo lo mismo. Él nos salvó con el fin de reflejar su vida en
nuestro trabajo, actitudes, palabras y comportamiento. Somos Su cuerpo – Sus ojos, sus oídos,
su voz, sus pies y sus manos – que señalan a otros hacia Él.
En la actualidad, el Señor Jesús está en el Cielo. Las Escrituras lo describen con frecuencia a
la diestra del Padre, una posición de honor y autoridad (Salmos 110:1; Efesios 1:20; Hebreos
8:1). Cristo es la Cabeza de la iglesia (Colosenses 1:18), el dador de los dones espirituales
(Efesios 4:7-8), y Aquel que lo llena todo en todo (Efesios 4:9-10). Esta ascensión de Cristo fue
el evento que hizo la transición de Jesús de su ministerio terrenal a su ministerio celestial.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA
Bibliografía.
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https://es.aleteia.org/2016/07/18/asombroso-profecias-del-antiguo-testamento-cumplidas-en-
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https://www.thehopeproject.com/es/guia-de-estudio/9-el-ministerio-de-jes%C3%BAs/el-
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https://www.gotquestions.org/Espanol/ascension-de-Jesus.html
https://www.luzmundial.com/quien-es-jesucristo/que-esta-haciendo-jesucristo-ahora/