You are on page 1of 15

JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Introducción.
Muchas personas creen en Jesús de Nazaret y saben lo que
hizo durante el primer siglo. Fue el Hijo de Dios y sufrió y murió
por nuestros pecados. Pero ¿sabe lo que Cristo hizo antes de
venir a la tierra? ¿Sabe lo que está haciendo ahora y lo que
hará en el futuro? Todo lo que Cristo ha hecho, incluso su
terrible sufrimiento y su muerte, no tendría significado sin la
promesa de regresar a la tierra para establecer el Reino de
Dios. Como dijo Pablo, “Si en esta vida solamente esperamos
en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos
los hombres” (1 Corintios 15:19).
En la Biblia encontramos las respuestas a éstas y muchas
otras preguntas. Las Escrituras revelan que el universo entero
fue creado por el Ser Divino que se convirtió en Jesucristo; que
Él es parte de la familia divina, y es el futuro Rey de Reyes y
Señor de Señores. Además, sabemos que Jesús está muy
activo en la actualidad, pues es nuestro Sumo Sacerdote. Al entender la grandeza de Jesucristo,
¡podemos vislumbrar la magnitud de todo lo que abarca su sacrificio y comprender el propósito
de su muerte, entierro y resurrección!
Lo invitamos a profundizar con nosotros en las Escrituras mientras estudiamos los roles
pasados, presentes y futuros del increíble personaje conocido como Jesús de Nazaret.

Profecías.
Sabemos que en Jesucristo se cumplen todas las profecías que hablan de Él en el Antiguo
Testamento; y sabemos que son muchas profecías, algunos cuentan más de 300. Esas
profecías anuncian sobre su persona, sus acciones, su doctrina, de forma más o menos directa,
más o menos velada. El cumplimiento de todas esas profecías es uno de los motivos que nos
llevan a saber que la Biblia está inspirada por el Espíritu Santo.
Jesús sabe que las profecías mesiánicas se refieren a Él. Al leer Isaías en la sinagoga de
Nazaret, afirma: “Hoy se está cumpliendo ante vosotros esta escritura” (Lucas 4:21). A los
fariseos que rehúsan creer en El, les dice: “Escudriñad las Escrituras ya que en ellas esperáis
tener la vida eterna; ellas testifican de mí” (Juan 5:39).
El evangelista Mateo se propone en su evangelio demostrar que Jesús es el Mesías, basándose
en las profecías del Antiguo Testamento. Profecías que anuncian a Jesucristo, cientos y miles
de años antes, incluso desde el punto de vista estadístico, de probabilidades de cumplimiento,
exigen realmente una clara intervención divina.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Vamos a tomar una pequeña muestra de esas profecías en aspectos que nos resultan más
familiares, en los que se refieren a los grandes momentos de su vida.
Descendiente de la tribu de Judá: Génesis 49:10 “El cetro no se apartará de Judá ni el bastón
de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los
pueblos deben obediencia”.
Nacimiento en Belén: Miqueas 5:1 “Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá,
de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo
inmemorial”.
Nacimiento de una virgen: Isaías 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la
virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llevará por nombre Emanuel.”
Matanza de los niños de Belén: Jeremías 31:15 “Así habla el Señor: ¡Escuchen! En Ramá se
oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser
consolada, porque ya no existen...”
Huida a Egipto: Oseas 11:1 “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi
hijo.”
Desprecio del pueblo judío: Isaías 53:3 “Despreciado, desechado por los hombres, abrumado
de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan
despreciado, que lo tuvimos por nada”.
Entrada triunfal en Jerusalén sobre un pollino: Zacarías 9:9 “¡Alégrate mucho, hija de Sión!
¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es
humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna”.
Traicionado por uno de los suyos: Salmo 41:10“Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo
confiaba, el que comió mi pan, se puso contra mí”.
Sería vendido por 30 piezas de plata: Zacarías 11:12 “Yo les dije: «Si les parece bien, páguenme
mi salario; y si no, déjenlo». Ellos pesaron mi salario: treinta siclos de plata.”
Durante su juicio se mantendría en silencio: Isaías 53:7 “Al ser maltratado, se humillaba y ni
siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que
la esquila, él no habría su boca”.
Sufriría por los demás: Isaías 53:4-5 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido
fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.
Crucificado con malhechores: Isaías 53:12 “Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con
los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con
los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Sus manos y pies serían perforados: Salmo 22:16 “Porque perros me han rodeado; Me ha
cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies”.
Sería escarnecido y despreciado: Salmo 22:6-8 “Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de
los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca,
menean la cabeza, diciendo: Se encomendó al Señor; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se
complacía.”
Le darían a beber vinagre: Salmo 69:21 “Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me
dieron a beber vinagre”.
Su costado sería traspasado: Zacarías 12:10 “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los
moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y
llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito.”
Sobre sus ropas echarían suertes: Salmo 22:18 “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi
ropa echaron suertes”.
Ninguno de sus huesos serían quebrados: Salmo 34:20 “El guarda todos sus huesos; Ni uno de
ellos será quebrantado”.
Sepultado en una tumba de ricos: Isaías 53:9 “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas
con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.”
Resucitaría después de su muerte: Salmo 16:10 “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni
permitirás que tu santo vea corrupción”.
Ascendería al cielo: Salmo 68:18 “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones
para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos Dios”.

Nacimiento.
Hijo de José y María de Nazaret, Jesús fue concebido en Galilea
su concepción fue anunciada a su padre José por el Ángel
Gabriel, quien se le presenta en un sueño y le dice “José hijo de
David no temas recibir a María tu mujer porque el niño en ella es
a través del espíritu Santo, dará a luz un niño y lo llamarás Jesús
porque el salvará al pueblo de sus pecados”
Después de esta aparición, José acepta a María y juntos se
dirigen a Belén en Judea a unos 120 km de Nazaret éste viaje se
debió a un decreto promulgado por César Augusto por el que
todos los habitantes del imperio debían empadronarse (censo)
en la ciudad de su estirpe. La humilde pareja de muy bajos
recursos, duerme en las afueras de Belén, refugiándose en una
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

de las cuevas utilizadas por los pastores, allí María da a luz a su hijo primogénito al que acuesta
en un pesebre porque no había lugar en la posada.
Aunque la civilización cristiana fijó la cuenta de los años a partir del supuesto momento del
nacimiento de Jesús (con el que daría comienzo el año 1° de nuestra era) se sabe que en
realidad nació un poco antes en tiempos del Rey Herodes que murió en el año 4 A.C
Lucas narra la historia del nacimiento de Jesús con hechos simples, un Ángel se les presenta
a los pastores y les dice “no temáis porque he aquí os doy nuevas de gran alegría para todo el
pueblo porque hoy un salvador ha nacido en la ciudad de David y él es Cristo Señor y ésta es
la señal, hallaréis al niño envuelto en pañales y sobre un pesebre”. “Gloria a dios en las alturas
y en la tierra paz, al hombre su voluntad” alabaran de ésta manera a dios los ángeles.
Los pastores se dirigen a Belén y allí
encontraron a María, José y al niño en el
pesebre y fueron los primeros en alabar y
glorificar a dios. (Lucas 2:20).
Mateo sin embargo, cuenta la historia del
nacimiento de Jesús un poco distinta: “Tres
reyes del oriente que guiados por una estrella
acuden a buscar al niño en Jerusalén preguntan
¿Dónde está el rey de los Judíos que ha nacido?
Los reyes encuentran a Jesús y lo adoran;
regalándole mirra y oro.”
Cuando los reyes se van se le presenta un ángel a José y le dice “levántate y toma al niño y a
su madre y huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te diga porque Herodes buscará al niño
para matarlo”.

Primeros años y crecimiento.


Jesús nació en Belén, la ciudad de David, para poder identificarse más fácilmente como el Hijo
de David y, por ello, el Mesías de las profecías del AT. Al 8º día fue circuncidado (Lucas 2:21),
por cuanto la circuncisión era el signo del pacto y un compromiso de obediencia a sus
requerimientos. Jesús nació “bajo la ley” de Moisés y se sometió a su jurisdicción (Gálatas 4:4).
Más tarde, José y María lo llevaron al templo para la ceremonia de la dedicación del primogénito
(Lucas 2:22-39; Levíticos 12:1-4). Desde muy temprano este rito había sido seguido por los
hebreos como reconocimiento de la promesa de Dios de dar su Primogénito para salvar a los
perdidos.
Una vez muerto Herodes, José y María trajeron a Jesús a su hogar en Nazaret. José era un
diestro artesano que trabajaba no sólo con madera sino con piedra. “El término griego tekton,
traducido como ‘carpintero’ en Marcos 6:3, tiene como significado ‘artesano’, es decir, un perito
obrero que trabajaba con materiales duros como la madera o la piedra, o hasta el cuerno o el
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

marfil. En el tiempo de Jesús, los obreros de construcción no eran tan especializados como es
la fuerza laboral hoy día. Por ejemplo, las tareas de los carpinteros y los albañiles fácilmente se
combinaban”
Jesús aprendió la profesión de José y vivió en la
región de Nazaret por gran parte de su vida.
Aunque Nazaret fue una pequeña aldea galilea
de unos pocos cientos de habitantes, es
probable que José y Jesús encontraran trabajo
constante en la ciudad de Séforis, situada a unos
seis kilómetros de distancia.
Hacia el tiempo del natalicio de Jesús, Herodes
Antipas hijo de Herodes el Grande que gobernó
Galilea y más tarde ordenó la ejecución de Juan
el Bautista había escogido a Séforis como su
capital. “Por más de tres décadas, mientras Jesús crecía en la cercana Nazaret, se estaba
llevando a cabo una inmensa obra de construcción y Séforis se convertía en la ciudad más
grande e influyente de la región, José y Jesús sabían de la construcción de la nueva capital y
hubieran conocido a los artesanos y otros obreros que trabajaban allí”
Excavaciones recientes en Séforis han mostrado que fue una ciudad próspera y activa durante
los años en que Jesús crecía en la cercana Nazaret. Estos datos históricos nos ayudan a
entender mejor el trasfondo de las enseñanzas de Cristo, que incluyen ilustraciones tomadas
no sólo de la vida agropecuaria, sino también de la construcción, las finanzas, la nobleza y otros
aspectos de la vida urbana.

Ministerio.
Durante los tres años entre el bautismo de Jesús y su muerte y resurrección, Jesús viajó por la
tierra de los hebreos ministrando a la gente. Había dos aspectos principales del ministerio
público de Jesús. El primero de éstos era Su enseñanza.
Las enseñanzas de Jesús de que leemos en la Biblia se caracterizan por autoridad (Mateo 7:29,
Marcos 1:22, Lucas 4:32) y sabiduría (Mateo 13:54, Marcos 6:2). Maravillados (Mateo 7:28,
Marcos 1:22, Lucas 4:32) y asombrados (Mateo 13:54, 22:33, Marcos 6:2, 11:18) son las
palabras mayormente usadas para describir las reacciones de aquéllos que escucharon a Jesús
enseñar. Aun entre aquéllos que dudan que Jesús es el prometido Salvador, Su enseñanza es
considerada excepcional. Su “Sermón del Monte” y numerosas parábolas son vistas como parte
de las más grandes literaturas en sabiduría del mundo.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

El segundo aspecto del ministerio de Jesús tenía que


ver con los milagros que realizó. Pero antes de
avanzar más, definamos nuestros términos. La
moderna palabra “milagro” es derivada de la palabra
en latín miraculum, que significa, “una maravilla” o
“algo maravilloso”. En la Biblia, hay cuatro palabras
(dos en hebreo y dos en griego) que se traducen con
la palabra “milagro”. En cada caso, estas palabras
describen una intervención de Dios en la cual el curso
ordinario de la naturaleza es anulado, suspendido, o
modificado. En término Bíblico, “milagro” significa mucho más que su raíz en latín.
Note que el uso Bíblico de la palabra no se refiere simplemente a que Dios se involucre en los
asuntos del hombre. Se refiere a lo que C.S. Lewis llama “una interferencia divina con la
naturaleza por un poder sobrenatural”. Dios hace innumerables cosas por nosotros a diario,
pero Él no necesariamente quebranta las leyes de la naturaleza para hacerlas. No obstante, si
usted tuviera un cáncer terminal un día, y al día siguiente ya no lo tuviera, eso sería
completamente contrario a las leyes de la de naturaleza. Un milagro desafía la explicación
natural porque desafía las leyes naturales.
La Biblia reporta 35 milagros desempeñados por Jesús durante Sus tres años de ministerio
público. Estos milagros varían desde caminar sobre el agua hasta resucitar personas de la
muerte. Pero tome en cuenta que éstos son sólo los milagros que están reportados. La Biblia
también dice que hay muchas cosas más que hizo Jesús; ¡tantas que si estuvieran escritas en
detalle el mundo no podría contener los libros! (Juan 21:25).
Un propósito primordial (si no es el propósito
primordial) de los milagros reportados en la Biblia era
para servir de señales que confirmaban la presencia o
la revelación de Dios. Esto es cierto de los milagros de
Dios en el Antiguo Testamento así como los milagros
de Jesús. Los milagros de Éxodo 7-11 confirmaban que
Moisés estaba hablando con la autoridad de Dios. En
el Nuevo Testamento, Jesús dijo que sus milagros
comprobaban quién era y que Dios el Padre lo había
enviado (Juan 5:36). Jesús realizó milagros para que la
gente creyera que Él era quien decía que era. Mientras considera los milagros de Jesús, ¿cree
en Él?
Hay varias listas de los milagros de Jesús, pero no son todos iguales. ¿Por qué?
En primer lugar, porque no estamos seguros de si todas las historias similares en diferentes
Evangelios son el mismo milagro. Jesús realizó muchos milagros que probablemente eran casi
idénticos. Así que algunos de los milagros que enumero como un milagro en diferentes
Evangelios pueden ser en realidad más de un milagro. En segundo lugar, ¿qué es un milagro?
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Jesús podía aparecer y desaparecer después de su resurrección,


pero eso era sólo parte de su naturaleza. Jesús podía predecir el
futuro, y ver en las mentes de la gente, pero eso era sólo su
naturaleza.
También hay casos de la providencia, como el dinero en la boca del
pez. Dios trabaja de maneras increíbles todos los días a través de
su providencia, pero eso no es lo mismo que un milagro inusual y
sobrenatural. Por último, sabemos que Jesús ha trabajado en
formas divinas en toda la historia – esta lista sólo se refiere a su
vida según lo registrado en los cuatro Evangelios.
A continuación la lista de milagros de Jesús registrados en la Biblia.
Jesús convierte el agua en vino (Juan 2:1-11)
La curación del hombre con un espíritu inmundo (Marcos 1:23-28; Lucas 4:33-37)
Jesús sana a la suegra de Pedro (Mateo 8:14-17; Marcos 1:29-31; Lucas 4:38-39)
Muchos sanados por la tarde (Mateo 8:16-17; Marcos 1:32-34; Lucas 4:40-41)
Milagro de los peces (Lucas 5:1-11)
La curación de un leproso (Mateo 8:1-4; Marcos 1:40-45; Lucas 5:12-16)
La curación de un paralítico (Mateo 9:1-8; Marcos 2:1-12; Lucas 5:17-26)
Las curaciones junto al mar (1) (Mateo 4:24-25,12:15-16; Marcos 3:7-12; Lucas 6:17-19)
Jesús sana al criado del centurión (Mateo 8:5-13; Lucas 7:1-10)
Curación del hijo de un oficial del rey (Juan 4:46-53)
Jesús resucita al hijo de la viuda de naín (Lucas 7:11-17)
Jesús calma la tempestad (Mateo 8:23-27; Marcos 4:35-41; Lucas 8:22-25)
Los endemoniados Gadarenos (Mateo 8:28-34; Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39)
La curación de una mujer con el flujo de sangre (Mateo 9:20-22; Marcos 5:25-34; Lucas 8:43-48)
Jesús resucita a la hija de Jairo (Mateo 9:18,23-26; Marcos 5:21-24,35-43; Lucas 8:40-42,49-56)
Curación de un Paralítico del estanque de Betesda (Juan 5:1-15)
La curación de dos ciegos (Mateo 9:27-31)
La curación de un mudo endemoniado (Mateo 9:32-34; Lucas 11:14-15)
Jesús sana al hombre de la mano seca (Mateo 12:9-14; Marcos 3:1-6; Lucas 6:6-11)
Pocas curaciones en Nazaret (Marcos 6:5-6)
Alimentación de los cinco mil (Mateo 14:13-21; Marcos 6:32-44; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-15)
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Jesús anda sobre el mar (Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-52; Juan 6:16-21)
Las curaciones en Genesaret (Mateo 14:34-36; Marcos 6:53-56; Juan 6:22-25)
Las curaciones junto al mar (2) (Mateo 15:29-31)
La curación de un sordomudo (Marcos 7:31-37)
Alimentación de los cuatro mil (Mateo 15:32-39; Marcos 8:1-10)
La curación del ciego de Betsaida (Marcos 8:22-26)
Jesús sana a un muchacho endemoniado/epiléptico (Mateo 17:14-21; Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-43)
La mujer sanado en un día del reposo (Lucas 13:10-17)
Jesús sana el hombre hidrópico (Lucas 14:1-6)
La curación del diez leprosos (Lucas 17:11-19)
La curación del ciego de nacimiento (Juan 9:1-41)
Jesús resucita a Lázaro (Juan 11:1-44)
La curación de dos ciegos de Jericó (Mateo 20:29-34; Marcos 10:46-52; Lucas 18:35-43)
La higuera seca (Mateo 21:19-22; Marcos 11:20-26
Jesús sana la oreja del siervo del sumo sacerdote (Malco) (Lucas 22:50-51)
La resurrección (Ve Juan 2:19-21, Juan 10:17-18, 1 Corintios 15:1-8)
La pesca milagrosa (Juan 21:4-11)

Crucifixión.
Jesús llevaba tres años y medio predicando y sabía que el final de su vida en la Tierra estaba
cerca. Los líderes religiosos judíos planeaban matarlo, pero temían la posible reacción del
pueblo, que lo tenía por profeta. Entonces, Satanás influyó en el corazón de Judas, uno de los
doce apóstoles para que vendiera a su maestro. Los líderes religiosos le pagaron treinta
monedas de plata.
Era la noche de la Pascua, y Jesús se había reunido con los apóstoles para celebrarla. Después
de pedirle a Judas que se retirara, Cristo instituyó una nueva celebración: la Cena del Señor.
Tomó un pedazo de pan, hizo una oración y lo pasó entre los once apóstoles. Luego explicó:
“Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en
memoria de mí”. Tras eso pasó una copa de vino y dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en
virtud de mi sangre” (Lucas 22:19, 20).
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Aquella última noche, Jesús enseñó muchas cosas


a sus apóstoles. Incluso les dio un nuevo
mandamiento: que se tuvieran amor incondicional.
De hecho, dijo: “Todos conocerán que ustedes son
mis discípulos [...] si tienen amor entre sí” (Juan
13:34, 35). Les pidió que no se descorazonaran por
lo que estaba a punto de sucederle, y después oró
intensamente por ellos. Finalmente, cantaron
alabanzas a Dios y se fueron al jardín de
Getsemaní.
Allí Jesús se arrodilló y abrió su corazón a Jehová. Pero, de repente, llegó un grupo de soldados,
hombres armados y sacerdotes con la intención de arrestarlo. Para identificar a Jesús, Judas
se valió de la señal acordada: un beso. Los soldados apresaron a Cristo, y los apóstoles
huyeron.
Jesús declaró ante el tribunal supremo de
los judíos que él era el Hijo de Dios. Los
jueces consideraron que su afirmación era
una blasfemia, un delito por el que podía
ser condenado a muerte. Entonces lo
hicieron comparecer ante Poncio Pilato, el
gobernador romano. A él le pareció que
Jesús era un hombre inocente, pero aun
así cedió ante los deseos del pueblo, que
pedía su ejecución a gritos.
Jesús murió clavado en una cruz el día 14
de Nisán, viernes 7 de abril del año 30. Así se puede deducir del análisis crítico de los relatos
evangélicos, contrastados con las alusiones a su muerte trasmitidas en el Talmud.
La crucifixión era una pena de muerte que los romanos aplicaban a esclavos y sediciosos. Tenía
un carácter infamante, por lo que de suyo no podía aplicarse a un ciudadano romano, sino sólo
a los extranjeros. Desde que la autoridad romana se impuso en la tierra de Israel hay numerosos
testimonios de que esta pena se aplicaba con relativa frecuencia. El procurador de Siria Quintilio
Varo había crucificado en el año 4 a.C. a dos mil judíos como represalia por una sublevación.
Por lo que se refiere al modo en que pudo ser crucificado Jesús son de indudable interés los
descubrimientos realizados en la necrópolis de Givat ha-Mivtar en las afueras del Jerusalén. Allí
se encontró la sepultura de un hombre que fue crucificado en la primera mitad del siglo I d.C.,
es decir, contemporáneo de Jesús. La inscripción sepulcral permite conocer su nombre: Juan,
hijo de Haggol. Mediría 1,70 de estatura y tendría unos veinticinco años cuando murió. No hay
duda de que se trata de un crucificado ya que los enterradores no pudieron desprender el clavo
que sujetaba sus pies, lo que obligó a sepultarlo con el clavo, que a su vez conservaba parte
de la madera. Esto ha permitido saber que la cruz de ese joven era de madera de olivo.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Sin embargo, para acercarse a la realidad de lo que supuso la


muerte de Jesús en la cruz no basta con quedarse en los
dolorosos detalles trágicos que la historia es capaz de ilustrar,
pues la realidad más profunda es la que confiesa «que Cristo
murió por nuestros pecados, según las Escrituras» (1 Corintios
15:3). En su entrega generosa a la muerte de Cruz manifiesta la
magnitud del amor de Dios hacia todo ser humano: «Dios
demuestra su amor hacia nosotros porque, siendo todavía
pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8).
Cristo fue llevado hasta un lugar llamado Gólgota, y allí los
soldados romanos lo clavaron a un madero. De pronto, la radiante
luz del día se convirtió en total oscuridad. Aquella tarde, cuando
Jesús murió, ocurrió un fuerte terremoto. Sus restos fueron
enterrados en una tumba esculpida en la roca y, al día siguiente,
los sacerdotes sellaron la entrada y mandaron vigilarla. ¿Sería esa su última morada? No, pues
estaba a punto de suceder el mayor de los milagros.

Resurrección.
En el Nuevo Testamento, los cuatro evangelios concluyen con
una narrativa extensa del arresto de Jesús, su juicio, su
crucifixión, su sepultura y su resurrección. En cada uno de estos
cinco eventos evangélicos en la vida de Jesús son tratados con
más intensos detalles que cualquier otra parte de la narrativa de
Evangelio. Los estudiosos señalan que el lector recibe
prácticamente un relato de hora a hora de lo que está
sucediendo. La muerte y la resurrección de Jesús pasan a
considerarse como el clímax de la historia, el punto en el cual
todo se ha ido dirigiendo durante todo el tiempo.
Aunque ningún Evangelio da un registro inclusivo o definitivo de
la resurrección de Jesús o sus apariciones, hay cuatro puntos en
los que convergen los cuatro evangelios:
1. Resaltar el removimiento de la piedra que estaba cerrando la tumba.
2. La vinculación de la tradición de la tumba vacía y la visita de las mujeres con «el primer día
de la semana».
3. Que el resucitado Jesús eligió primero aparecerse a las mujeres (o a una mujer) y encargarle
a ellas (ella) proclamar este hecho tan importante a los discípulos, incluyendo a Pedro y los
otros apóstoles.
4. La prominencia de María Magdalena.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Las variantes tienen que ver con el momento preciso en el que las mujeres visitaron la tumba;
el número y la identidad de las mujeres; el propósito de su visita; la aparición del (los)
mensajero(s), ángeles o humanos; su mensaje a las mujeres; y la respuesta de las mujeres.7
Los cuatro evangelios reportan que las mujeres fueron las
primeras en encontrar la tumba vacía de Jesús, aunque el
número varía de uno (María Magdalena) a un número no
especificado. De acuerdo con Marcos y Lucas, el anuncio
de la resurrección de Jesús fue hecho por primera vez a
las mujeres. De acuerdo con Marcos y Juan, Jesús
realmente se apareció por primera vez solo a María
Magdalena. En palabras de Stagg: «Mientras que otros
encontraban a la mujer como no cualificada o autorizado
para enseñar, los cuatro Evangelios muestran que el Cristo
resucitado encargó a las mujeres anunciar a los hombres,
entre ellos a Pedro y los demás apóstoles, la resurrección,
el fundamento del cristianismo».
Pocos días después de morir Jesús, el apóstol Pedro tuvo
que enfrentarse a un grupo de poderosos líderes religiosos
que le exigían una explicación. Eran los mismos líderes
judíos que habían tramado la muerte de Jesús. Pedro acababa de curar a un hombre que había
nacido paralítico, y ellos quisieron saber quién le había dado el poder para hacerlo. Con valor,
les contestó: “Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes fijaron en un madero, pero a quien Dios
levantó de entre los muertos, por este se halla este hombre de pie aquí sano delante de ustedes”
(Hechos 4:5-10).
Pedro, poco antes, había negado tres veces conocer a Jesús porque sentía miedo (Marcos
14:66-72). ¿Cómo es que ahora pudo responder con tanta valentía? Por un lado, gracias al
espíritu santo, pero también porque estaba convencido de que Jesús había resucitado y estaba
vivo. Pero ¿por qué estaba tan seguro? ¿Y por qué podemos estarlo nosotros?
Mucho antes de que nacieran los apóstoles de Jesús, ya había habido resurrecciones. Así que
la idea de que los muertos pudieran volver a vivir no era nueva para ellos. Por ejemplo, sabían
que los profetas Elías y Eliseo habían resucitado a muertos gracias al poder de Dios (1 Reyes
17:17-24; 2 Reyes 4:32-37). Un hombre incluso volvió a vivir cuando, después de que lo
arrojaran a la tumba de Eliseo, su cuerpo tocó los huesos de este (2 Reyes 13:20, 21). Los
primeros cristianos creían que estos relatos eran ciertos, tal como nosotros creemos que lo que
dice la Palabra de Dios es cierto.
Los apóstoles sabían que la resurrección de Jesús era diferente de las anteriores. Hasta
entonces, quienes habían resucitado lo habían hecho con un cuerpo de carne y hueso y,
finalmente, murieron de nuevo. Pero a Jesús se le dio un cuerpo espiritual incorruptible, que no
puede deteriorarse ni morir (lea Hechos 13:34). Pedro escribió que Jesús había muerto “en la
carne” y resucitado “en el espíritu”. Lo que es más, añadió que estaba “a la diestra de Dios” en
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

el cielo y que “ángeles y autoridades y poderes fueron sujetados a él” (1 Pedro 3:18-22). Las
resurrecciones anteriores fueron extraordinarias, pero la de Jesús fue sin duda el mayor milagro
de la historia.
La resurrección de Jesús tuvo un profundo efecto en sus discípulos. A diferencia de lo que
creían sus enemigos, Jesús ya no estaba muerto. Ahora era un poderoso espíritu al que ningún
hombre podía hacer daño. Además, su resurrección había demostrado que era el Hijo de Dios.
Como resultado, sus discípulos dejaron de sentir tristeza y miedo, y se llenaron de alegría y
valor. Podían proclamar las buenas nuevas con convicción. ¡Jesús estaba vivo y el propósito
de Jehová se cumpliría sin falta!
Cuatro razones por las cuales creemos que Jesús resucito:
1. La resurrección de Jesús ocurrió “según las
Escrituras”. La Palabra de Dios había predicho
que Jesús resucitaría.
2. Muchas personas vieron a Jesús
resucitado. Durante los cuarenta días que
siguieron a su resurrección, Jesús se apareció
a sus discípulos en el jardín donde estaba su
tumba, en el camino a Emaús y en otros
lugares (Lucas 24:13-15).
3. Los discípulos de Jesús predicaron con
convicción que él había resucitado. Muchos fueron perseguidos, sufrieron o incluso murieron
por proclamar que Jesús estaba vivo. Recordemos que Pedro defendió su resurrección ante los
líderes religiosos que odiaban a Cristo y que habían tramado su ejecución. ¿Habría arriesgado
su vida por una mentira? Tanto Pedro como los demás discípulos estaban seguros de que Jesús
vivía y dirigía la predicación.
4. Tenemos pruebas de que Jesús está gobernando como Rey y es Cabeza de la iglesia
cristiana. El cristianismo verdadero está floreciendo. ¿Sería así si Jesús no estuviera vivo? Si
no hubiera resucitado, quizá nunca habríamos oído hablar de él. Pero tenemos pruebas
convincentes de que está vivo y encabeza la predicación de las buenas nuevas en toda la Tierra.
La muerte es el enemigo de la humanidad y el castigo justo por los pecados de cada uno de
nosotros (Ro. 6:23). El índice de mortalidad siempre será 100%. Ningún monto de esfuerzo,
poder, o riquezas podrá ayudarnos a escapar del alcance de la muerte. Ahora, Cristo resucitó
porque la muerte no podía retenerlo. No tenemos que temer al castigo que viene después de la
muerte:”’ ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?’ El aguijón de
la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la
victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”, 1 Corintios 15:55-57. Cristo es las primicias de
la resurrección de la muerte, y su resurrección es el precursor a la resurrección que todos los
creyentes experimentarán. Los cristianos disfrutarán la vida resucitada igual que Cristo, con
cuerpos glorificados.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Ascensión.
Después de que Jesús resucitó de los muertos, Él “se presentó vivo” (Hechos 1:3) a las mujeres
cerca de la tumba (Mateo 28:9-10), a Sus discípulos (Lucas 24:36-43), y a más de otras 500
personas (1 Corintios 15:6). En los días siguientes a Su resurrección, Jesús instruyó a Sus
discípulos acerca del reino de Dios (Hechos 1:3).
Cuarenta días después de la resurrección, Jesús y
Sus discípulos fueron al Monte de los Olivos cerca de
Jerusalén. Allí, Jesús les prometió a Sus seguidores
que pronto recibirían el Espíritu Santo, y les indicó que
permanecieran en Jerusalén hasta que el Espíritu
hubiera venido. Después, Jesús los bendijo y mientras
les daba la bendición, comenzó a ascender al cielo. El
relato de la ascensión de Jesús se encuentra en Lucas
24:50-51 y Hechos 1:9-11. En la Escritura se expone
claramente que la ascensión de Jesús fue literal,
regresando corporalmente al cielo. Él se levantó
gradual y visiblemente de la tierra, siendo observado por muchos atentos espectadores.
Mientras los discípulos se esforzaban por echar una última mirada a Jesús, una nube lo ocultó
de sus ojos, y aparecieron dos ángeles que les prometieron que Cristo regresaría “…tal como
le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:10-11).
La ascensión de Jesucristo es significativa por muchas razones:
1. Señaló el final de Su ministerio terrenal. Dios el Padre amorosamente había enviado a Su
Hijo al mundo en Belén, y ahora el Hijo estaba regresando al Padre. Su período de limitación
humana había terminado.
2. Significaba el éxito de Su obra terrenal. Él había cumplido con todo lo que tenía que haber
hecho.
3. Marcó el retorno a Su gloria celestial. La gloria de Jesús había estado velada durante Su
tiempo en la tierra, con una breve excepción en la Transfiguración (Mateo 17:1-9).
4. Simbolizó Su exaltación por el Padre (Efesios 1:20-23). Aquel con quien el Padre estaba
grandemente complacido (Mateo 17:5) era recibido arriba con honor, dándosele un nombre que
es sobre todo nombre (Filipenses 2:9).
5. Le permitió preparar un lugar para nosotros (Juan 14:2).
6. Indicó el inicio de Su nuevo ministerio como Sumo Sacerdote (Hebreos 4:14-16) y Mediador
de un Nuevo Pacto (Hebreos 9:15).
7. Estableció el patrón para Su regreso. Cuando Jesús venga para establecer Su Reino, Él
regresará de la misma manera en que se fue, literal, corporal, y visiblemente en las nubes
(Hechos 1:11; Daniel 7:13-14; Mateo 24:30 y Apocalipsis 1:7).
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Conclusión:
Hebreos 10:10-14 nos dice que después de ofrecerse a sí mismo como sacrificio por nuestros
pecados, se sentó a la diestra de Dios. El versículo 13 nos podría llevar a creer que Él está
simplemente sentado allí esperando el momento cuando Él venga de nuevo a gobernar y reinar
en la tierra. Pero si tenemos en cuenta otros pasajes, pronto nos damos cuenta de que Él está
bastante activo a favor de nosotros.
En primer lugar, a pesar de que el Hijo está con el Padre
en el cielo, Él también reside dentro de cada creyente en
la persona del Espíritu Santo, a quien Él envió para estar
en nosotros y con nosotros (Juan 15:26; Romanos 8:9-10).
Cristo está trabajando activamente dentro de usted para
darle forma a su carácter y potenciar su obediencia.
También, Jesús vive para interceder por aquellos que
creen en Él (Hebreos 7:25). Él hace peticiones por
nosotros y trae nuestras oraciones ante el Padre.
Finalmente, vemos en 1 Juan 2:1-2 que Jesús es nuestro
abogado cuando pecamos. Posicionado entre nosotros y
el Dios santo, Jesucristo declara nuestra posición justa a
causa de su sacrificio y nuestra fe en Él.
Es más, Cristo está preparando un lugar para nosotros en
el cielo (Juan 14:1-3). También está preparando todos los
eventos necesarios para su regreso.
Jesús está ocupado en el cielo efectuando la voluntad del Padre. Y nosotros, como sus
seguidores, debemos de estar haciendo lo mismo. Él nos salvó con el fin de reflejar su vida en
nuestro trabajo, actitudes, palabras y comportamiento. Somos Su cuerpo – Sus ojos, sus oídos,
su voz, sus pies y sus manos – que señalan a otros hacia Él.
En la actualidad, el Señor Jesús está en el Cielo. Las Escrituras lo describen con frecuencia a
la diestra del Padre, una posición de honor y autoridad (Salmos 110:1; Efesios 1:20; Hebreos
8:1). Cristo es la Cabeza de la iglesia (Colosenses 1:18), el dador de los dones espirituales
(Efesios 4:7-8), y Aquel que lo llena todo en todo (Efesios 4:9-10). Esta ascensión de Cristo fue
el evento que hizo la transición de Jesús de su ministerio terrenal a su ministerio celestial.
JESÚS: LA EVIDENCIA SUPREMA

Bibliografía.
http://vidaesperanzayverdad.org/dios/quien-es-jesus/
https://es.aleteia.org/2016/07/18/asombroso-profecias-del-antiguo-testamento-cumplidas-en-
jesus/
http://historiadel.com/nacimiento-de-jesus/
http://www.middletownbiblechurch.org/spanish/a_gospel/cap2.htm
http://www.reyesysacerdotes.net/detallenoticias.php?recordID=396
https://www.thehopeproject.com/es/guia-de-estudio/9-el-ministerio-de-jes%C3%BAs/el-
ministerio-de-jes%C3%BAs-ense%C3%B1anza-y-milagros
http://en-la-biblia.com/los-milagros-de-jesus/
https://www.jw.org/es/publicaciones/libros/biblia-mensaje/jes%C3%BAs-resucita/
https://www.jw.org/es/publicaciones/libros/biblia-mensaje/la-muerte-de-cristo/
https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2014842
https://www.gotquestions.org/Espanol/ascension-de-Jesus.html
https://www.luzmundial.com/quien-es-jesucristo/que-esta-haciendo-jesucristo-ahora/

You might also like