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1.1 A la idea de verdad o la corrección de los enunciados sea algo por establecer en un
procedimiento: Autores como Weinberger consideran que el discurso tiene un papel
importante en el contexto de descubrimiento, pero en el contexto de justificación
importa más la verdad objetiva que las opiniones subjetivas de los participantes en una
discusión. El consenso puede ser el resultado, pero no la causa de que una teoría esté
justificada, lo que importe es que se traten de “buenas razones”, no el que sean razones
aceptadas por consenso. “…Los resultados de un discurso regido por reglas constituyen
para él verdad y corrección; para mí, sólo opiniones” (Weinberger, 1983, p. 205).
Atienza apunta, en cuanto a esta crítica de Weinberger, que aunque tiene sus defectos
–dada la concepción no-cognoscitivista de éste último en cuestiones prácticas- apunta
a diversos aspectos concretos que en la obra de Alexy no parecen estar bien concretos,
como es la relación entre corrección procedimiental y consenso. Se puede estar de
acuerdo con Alexy en que es posible respetar el procedimiento y no llegar, sin embargo,
a un consenso… Pero cuando esto no es así, ¿no añade nada el consenso al hecho de que
en relación con una determinada cuestión práctica se hayan respetado las reglas del
procedimiento?
Otro problema es que la teoría del discurso presupone una determinada capacidad de
juicio y de imaginación por parte de los participantes, o sea, capaces de distinguir entre
buenas razones y malas razones, de tener ideas, etc. El problema es que justifica esta
afirmación diciendo: “La relación entre el procedimiento del discurso y la capacidad de juicio de
imaginación suficiente de los participantes en el mismo se corresponde con la que existe entre la
Constitución de un Estado democrático-constitucional y la capacidad de sus ciudadanos para
actividades políticas, económicas y sociales. Lo último no viene exigido por normas constitucionales,
sino que es presupuesto en la Constitución”. Siendo una crítica estándar de la democracia que
no todos tienen esa capacidad en un mismo grado, un Estado democrático no puede
considerarse, por ser tal, un Estado justo; en consecuencia, trasladando este esquema al
terreno del discurso, cabría decir que el presupuesto al que se refiere Alexy es falso, o al
menos corre el riesgo de convertirse en una ficción por medio de la cual se oculta la
inevitable realidad de que un discurso racional no siempre es posible.
Weinberger acusa, finalmente, a la teoría del discurso de presentar la argumentación
moral como determinada completamente por medio de reglas y, en este sentido, como
una teoría que oculta una parte de la realidad: que la resolución de los problemas
morales no es puramente una tarea cognoscitiva.
2. Críticas a la teoría del discurso jurídico como caso especial del discurso práctico en
general. A esta tesis se le puede dirigir tanto una crítica conceptual como una crítica que
se centra en el alcance práctico de la teoría, o bien en su significado ideológico.