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EL SENTIDO DE LA VIDA

¿Y si el sentido de la vida fuera poner todos los sentidos


y las emociones en el disfrute de la Creación de Dios?
¿Y si simplemente fuera ser espectadores de lo Divino?
(Francisco de Sales)

“Cuando el hombre ignora sus fuerzas espirituales,


sale de Sí buscando el sentido de la vida en la seguridad,
en los estímulos secundarios y en la satisfacción de los impulsos.
El ejercicio del silencio le permite reencontrarse”.
(Dürckheim)

“El esfuerzo por encontrar significado en la propia vida es la principal


fuerza motivadora de los seres humanos. Sin significado, sentimos que no
tenemos por qué vivir, nada que esperar, ninguna razón para esforzarnos por
nada. El significado nos da la dirección en la vida. Hay quien cree que el
cosmos entero tiene significado, y que nuestra labor consiste en
descubrirlo; que Dios tiene un plan y nosotros formamos parte de él.
Otros creen que no hay un significado o diseño general último,
y que sin embargo es necesario que nos inventemos
algún significado en la vida para poder sobrevivir”.
(Frankl)

“Quien tiene por qué vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.
(Nietzsche)

“La ausencia de significado en la vida desempeña un papel decisivo en la


etiología de la neurosis. Una neurosis debe ser entendida,
en última instancia, como el sufrimiento de un alma
que no ha descubierto su significado”.
(Jung)

“El sentido de la vida se descubre cuando en vez de sabotear


nuestro crecimiento aceptamos las experiencias
que la vida nos quiere ofrecer y atendemos a las demandas
de nuestra necesidad interior de completamiento.”
(Anónimo)

“El sentido de la existencia humana es ser testimonio


de lo divino en este mundo”.
(Dürckheim)

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

La palabra sentido tiene muchos sentidos, pero en este


caso nos limitaremos a dirección, razón de ser y
finalidad.

Cuando alguien habla del sentido de la vida, sin duda está


filosofando, porque cuando se habla de la vida,
generalmente se habla de algo externo y ajeno; algo que
está ahí pero parece que no nos concierne: es como si
estuviéramos comentando sobre lo que nos ha parecido
una película.
La forma correcta de encarar esta importantísima y vital
cuestión es concretizar y ceñirse al sentido de “mi vida”.
Sólo es útil, interesante y productivo, clarificador,
enriquecedor, o importante, cuando lo aplico a mí y lo
concretizo conmigo.
Cada vida es distinta y tiene un sentido distinto.
Se trata de buscar el propio, que satisfaga al Uno
Mismo, y que deje paz y confianza en el alma.

La razón de tu propia existencia solamente la


encontrarás en tu interior.
“No estoy aquí para conmover al mundo. Estoy aquí para
vivir mi vida en condiciones que me hagan feliz”, se dice.
Esta es un buen punto de partida.
Suena un poco egoísta, pero no lo es.

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

Recuerda: ahora mismo lo que buscas es el sentido de


“tu” vida.
Y esto es lo más importante: nada de humildad ni falsa
modestia. Nada de seguir aplazando. Tu vida. Ahora
mismo nada es más importante, nada más personal, nada
requiere más tu atención.
¿Por qué no te pones ya a buscar el sentido de tu vida?

REFLEXIONES PETULANTES
¿Cuál es el sentido de mi vida?
Cada persona que quiera responder a esta pregunta habrá
de hacerlo en nombre propio dirigiéndola a su propia
conciencia. No ha de valerle una respuesta ajena, aunque
suene muy bien, salvo que la use como base de partida
hacia el encuentro de la que sea exclusivamente suya.
Nadie ha de conformarse con una que satisfaga a su mente
pero no a su Ser. No ha de rendirse, nunca, hasta haberla
hallado, y el día que la encuentre no ha de conformarse
con ella, sino que tendrá que dejarla en libertad de seguir
creciendo y buscando más matices, para que algún día
pueda llegar hasta su motivo más recóndito y último, hasta
su máxima y más clara expresión, y así pueda uno
emprender el viaje de regreso con la satisfacción del deber
cumplido y el proyecto realizado.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL


Mientras estamos encarnados, uno de los grandes desórdenes es
no saber adónde vamos, y saber si llegaremos o no.
El sentido de la propia vida se va descubriendo cuando en vez de
sabotear nuestro crecimiento aceptamos las experiencias que la
vida nos quiere ofrecer y atendemos a las demandas de nuestra
necesidad interior de completamiento.

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

Creo que todos escuchamos de vez en cuando una voz interior que
nos insinúa sin palabras, sólo como una vaga inquietud, como un
leve desasosiego que no termina de concretarse, pero que, más o
menos, viene a decirnos que en la vida tiene que haber algo más
que nacer, vivir y morir.
Tiene que haber algo más, pero ¿qué es?, ¿por qué no es todo más
fácil y más concreto?, ¿por qué parece que cada pregunta que nos
hacemos en vez de encontrar una respuesta lo que encuentra son
muchas más preguntas?, ¿no podría ser todo más claro?, ¿no
podría haber un Servicio de Atención al Dubitativo en un
Departamento Espiritual que aclarase las dudas y respondiese a
las inquietudes?
La experiencia dice que es una sensación que puede
acompañarnos durante el resto de la vida, y esto, que suena a
maldición o pesada carga, tiene otra lectura, mucho más atinada,
que es la vocación de mantenernos en continuo crecimiento.
Richard Bach, dice: “He aquí una prueba para verificar si tu
misión en la Tierra ha concluido: si estás vivo, no ha concluido”.
El hecho de que sigamos en vigilia constante es una bendición.
El hecho de que cada época de nuestra vida nos siga exigiendo
una respuesta de ese momento para ese momento es una
incomprendida maravilla. No tiene el mismo sentido la vida a los
tres años que a los ochenta, ni a los cincuenta es el mismo que a
los veinte.
Busca el sentido de tu vida.

VISTO DE OTRO MODO


¿Cuál es el sentido o el motivo de mi vida?
Si mi vida se ha formado y tiene existencia, pero no hay
una buena razón tras ello, quedará un pobre motivo para
justificar su creación. ¿Sólo nacer, vivir y morir?, ¿para
qué?, ¿y por qué?, ¿qué o quién me hace nacer y con qué
motivo?, ¿qué o quién me utiliza y con qué fin?, ¿por qué
voy a estar un poco de tiempo en este mundo, con este
cuerpo, con estas dudas?

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

Si no encuentro una respuesta auténtica, pero grandiosa,


con la suficiente fuerza como para que sostenga sobre ella
todas las quejas que le pueda echar encima, me sentiré
utilizado, frustrado, falto de la libertad que se me supone.
Me sentiré insignificante, marioneta, capricho de un
Creador juguetón e irresponsable que se divierte
haciéndome creer que soy alguien y que vivo, cuando en
realidad soy el grano de arena más enterrado del desierto.
Debo seguir incansable con la pregunta hasta que halle el
motivo, hasta que tome contacto con esa parte de Mí que
sabe todas las respuestas y conoce todos los por qués.
Dentro de mí hay, estoy absolutamente seguro, alguien que
es más yo que yo mismo, como dicen que decía San
Agustín; alguien que sí sabe, alguien que dirige el destino
con mano firme, alguien con seguridad plena, consciente
hasta el infinito, sabio entre los sabios. Alguien que ya
conoce el Ccamino.
Por eso, si no encuentro en este momento las palabras que
definan el sentido y el motivo de mi vida, sí que tengo que
tener un sentimiento muy seguro, no inventado, de que el
motivo es sublime, o por lo menos lo suficientemente
profundo como para que sea válido el esfuerzo y el penar
que me produce no conocerlo ahora. O no recordarlo.
De todos modos, voy a probar de otra forma. ¿Cuál es la
razón de ser de mi vida? y vuelvo a lo de antes… ¿nacer,
vivir y morir?, ¿solamente?, ¿nada más?... no puede ser.
Aquí hay una gran Creación que no puede ser un
sinsentido. El Universo, la rotación de la Tierra y el agua
del mar que no se cae, el nacimiento de una persona a
partir de un microscópico espermatozoide, las aves que
consiguen desplazarse por el aire, la alimentación que se
convierte en energía, los árboles, la lluvia, el cielo, la noche
y el día…
Demasiado esfuerzo en hacer todo esto para que luego sea
sólo nacer, vivir de cualquier modo, y morir… ¿o acaso es
muy pretencioso creer que hay algo más?... ¿somos

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

solamente hormigas de dos piernas?... ¿terminamos donde


acaban las preguntas?... ¿cuál es la razón de mi vida?

REFLEXIONES PETULANTES
Quizás deba hacer un breve resumen de mi vida.
Nací hace muchos años. No recuerdo los primeros (me
pregunto ahora dónde estaban entonces mi capacidad de
recordar y mi mente) fui al colegio, me enseñaron cosas
útiles para manejarme con el mundo pero no me enseñaron
a amar ni a comunicarme con el corazón; conocí amigos,
luego chicas, me reía, probaba experiencias, me hice más
mayor y conocí una situación a la que llamé
equivocadamente amor; después, el servicio militar, y al
terminar retomé los planes de futuro, sin saber lo que era el
futuro, ni cuán largo, y me comprometí en una iglesia para
el resto de la vida, sin saber lo que era el resto de la vida.
En medio, más cosas, por supuesto. Hijos, suegros, visitas,
veranos, pagar el piso, trabajo, noches, desatinos,
silencios, arrugas, años perdidos, y un día, sin saber cómo,
se presenta a traición, con toda su crueldad y su crudeza,
una sensación que insinúa que no es sólo esto lo que
quiero y que aquí falta algo, que se va gastando el tiempo y
aún no sé por qué vivo, que se me escapan detalles muy
gordos, que no estoy tranquilo, y entonces pronuncio una
de las grandes preguntas… ¿cuál es el sentido de mi vida?
Espero sonriente una aclaración, pero se va pasando el
tiempo y la sonrisa se convierte en mueca… acabo de
darme cuenta de que nunca hube de hacerme la
pregunta… me voy dando cuenta de que se han instalado
en mí unas inquietudes y unas dudas que parirán como
conejas incansables miles de dudas más. Me llevo,
inconscientemente las manos a la cabeza… me pesa la
vida como no la había hecho antes… me pregunto para
qué me habré metido en todo esto y no sé lo que quiero
decir cuando digo “esto”.

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

Antes, antes de la pregunta me refiero, cuando vivía en la


ignorancia de la metafísica y la Existencia con mayúsculas,
cuando mis grandes preocupaciones eran el sueldo que no
me llega y dónde iremos las próximas vacaciones, parecía
todo más sencillo y era más tranquilo.
Ahora, después de la pregunta me refiero, no sé ni lo que
pienso. Sé que quiero encontrar algo más y, en el fondo,
me alegro de no conformarme con lo que les sirve a otros y
creo que no me importa el precio, porque sé que cuando
encuentre lo que busco, tendré una vivencia más amplia y
llena de sentido. Del sentido de la vida.
Y, en último lugar, reviso la otra posibilidad de la pregunta:
¿cuál es la finalidad de mi vida?
Una de ellas, y no es humor negro, es morir.
Esto es fácil. Está al alcance de cualquiera y no hay que
hacer esfuerzos. Demasiado sencillo. Demasiado
intranscendente porque en ella no hay otra posibilidad, ni
otra elección. Es, simplemente, dejarse llegar con el
tiempo. Tiene que ser otra la finalidad de mi vida.
Por ejemplo… la realización del Ser que soy en esencia y
en potencia. Y yo, ahora, apuesto por esta.
Cualquier otra finalidad se puede desmontar hasta dejarla
en la mentira que la sustenta; cualquier otra será una
temporalidad y no una finalidad; cualquier otra no ha de
perdurar si no sobrepasa lo material y lo vacío.

MIS PENSAMIENTOS
Levo casi toda mi vida buscando inconscientemente un
sentido para mi vida... y no lo encuentro.
Tengo la desventaja de estar buscando algo que no sé qué
es, que no sé cómo es, que no sé dónde está ni cómo se
busca, y que aún en el caso de encontrarlo, y ya que no sé
lo que es, quizás no me daría cuenta. Con este panorama
tan desalentador, no es de extrañar mi frustración en el
empeño, y es de admirar y agradecer la tenacidad, la
fortaleza y la seguridad con la que, a pesar de todo, sigo

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

adelante.
Sería capaz de pensar que si por mí fuera me desocuparía
de esta búsqueda y me dedicaría a ver la televisión en
jornada intensiva, a aprenderme de memoria todas las
alineaciones de todos los equipos, y todos los resultados
de todos los partidos de todo, y de todas las competiciones
de cualquier cosa que se haya inventado. Cualquier cosa
menos estar pendiente de encontrar una respuesta a una
insatisfacción impenitente que no me quiere dejar
descansar en las ramas del árbol de la ilusión y que me
empuja, o me arrastra, hasta algo que ahora creo que es
una frase pero intuyo que será un estado.
¿Cuál es el sentido de la vida?
Personalizando, ¿cuál es el sentido de MI vida?
Redundando, ¿cuál es el motivo de MI vida?
Reiterando, ¿cuál es la dirección que tengo que darle a MI
vida?
Machacando, ¿cuál es la causalidad de MI vida?
Y así hasta un infinito de preguntas.
Empiezo a sospechar que lo que busco es algo
permanente que me permita estar sin conflicto conmigo y
en PAZ. Sí, quizás es paz lo que estoy buscando.
Porque creo que la vida se compone en un porcentaje,
supongamos un cinco por ciento, de cosas inevitables,
duras, que vienen de fuera y en las que tengo poca
posibilidad de acción o evitación, como por ejemplo
enfermedades mías o de seres queridos, accidentes,
muertes, pérdidas varias...
Puede haber otro ¿cinco por ciento? de hechos,
sentimientos o estados espontáneamente hermosos, que
vienen de fuera y en los que tengo poca posibilidad de
acción o evitación, como por ejemplo regalos, buenas
noticias...
El resto, y aquí podría empezar mi preocupación, es de mi
propia responsabilidad.
Bueno, ¿Pero qué debo hacer?, ¿Responsabilizo al destino
de lo que me pasa, de lo que hago y de lo que no hago?,

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

¿Echo la culpa a vudús, males de ojo, brujas y


maldiciones?, ¿Me lamento sin pudor y sin cansancio ante
mi rabia y mi sufrimiento?, ¿Clamo a gritos una solución
que me ha de venir de ángeles de la guarda o de vírgenes
que me han de tratar como a hijo?, ¿ Reclamo a algún Dios
por su desatención?, ¿Me muero de tanto sentirme
excluido, desatendido, menospreciado y abandonado?,
¿Me lamento y protesto, pero sin ganas, sólo para
mentirme dándome a entender que ya hago algo pero que
las fuerzas en mi contra son superiores e inatacables, que
los hados se han confabulado para hacerme pasar la más
penosa de las pruebas que se han diseñado para hacer
sufrir al ser humano, que la fatalidad me acosa con saña,
con odio, infatigablemente, que la suerte me muestra nada
más que su parte negativa, que el azar está reservado para
otros, que mi estrella se estrelló, que mi sino es perdedor,
triste, y usa levita de paño negro raido, que la providencia
me la tiene jurada y que la voluntad divina conmigo no es
tal?, ¿ O me opongo a todo esto, porque yo estoy por
encima de todo esto?
En serio: estoy feliz, por ejemplo, cuando estoy de viaje,
pero luego vuelvo y otra vez caigo en esa apatía, ese
descontento...; salgo a cenar una noche con amigos y
disfruto, me río, soy casi feliz, pero... se pasa y vuelvo otra
vez a ese estado; conozco a alguien, me ilusiono, se me
despiertan las ganas de agradar, o la dormida capacidad de
seducción, y estoy casi bien, pero... todo me lleva, antes o
después, a ese estado en el que no estoy bien.
¿He de conformarme con parches, he de vivir de migajas,
he de renunciar a la posibilidad de un estado constante de
eso, sea lo que sea, que es el sentido de mi vida...?
¿He de seguir mintiéndome a base de olvidos, he de
consentir mi indiferencia, la desatención a algo tan
irrepetible e irrecuperable como son cada uno de los
momentos que conforman mi vida?
¿Debo consentirme estar impasible ante la vida que se me
escapa, aunque yo no quiera; debo quedarme inerte

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

mientras se consume la vida, algo demasiado precioso


como para malgastarlo?
El caso es que puedo pasar varias veces a lo largo de un
día de uno a otro estado. Si desatiendo la búsqueda, en
cuanto me doy cuenta me recrimino el descuido; si me lo
cuestiono muy a menudo me acuso de obsesivo y me
siento algo angustiado, y creo que desde esa tensión
tampoco voy a encontrar nada; entonces me relajo, y algo
se encarga de recordarme que estoy muy relajado y no
atiendo a la búsqueda que alguien me ha dicho que ha de
ser constante.
Pero entonces se produce un diálogo interno, un reproche
entre dos partes de mí mismo, en el que yo no tengo voz ni
voto.
- Yo he oído decir que la búsqueda no se debe detener
ni un sólo instante.
- En cambio yo sé que no hay que forzar nada, que
hay que mantenerse sereno y confiado a la espera
de la "iluminación".
- Eso es de una holgazanería totalmente repudiable.
- No. Es tener seguridad en que Dios proveerá cuando
sea el momento.
- Esa es tu excusa. Hay que mojarse. Hay que estar
totalmente implicado, responsablemente atento,
observando incansablemente.
- Lo que dices es agotador, además de que te impide
disfrutar los momentos simples de belleza y de
recepción sensible de la vida.
- Pero es que la vida sin esa atención está vacía.
- Es esa atención la que te distrae de vivir.
- Así la vida gana en calidad.
- Así la vida gana en obsesión...

Así es el diálogo, excepto cuando entra una tercera o


cuarta opinión y entonces acudo desconcertado y extraño
al desarrollo. Y lo más triste: no sé a quién dar la razón.
Los contertulios opinan, se permiten traer a la tabla de

Francisco de Sales
EL SENTIDO DE LA VIDA

opciones más opiniones, más dudas, más justificaciones


para lo injustificable y luego se retiran hasta otro momento
en que les apetezca ocupar la escena y plantearme más
inquietudes.
Por mi parte, me quedo atónito, pleno de confusiones,
pleno de vacíos, ocupado por la desgana. ¿Toda la vida
voy a seguir así, me pregunto?, ¿Toda la vida esperando
saber cuál es el sentido de mi vida?. Será demasiado tarde
el día que encuentre una satisfacción a la pregunta. (Si es
que la encuentras, añade en mi interior el opinador al que
no he preguntado su opinión).
En fin, que no hago más que añadir dudas a la búsqueda
de mi Sentido de la Vida.

RESUMIENDO
No hay respuesta universal para la gran pregunta. Es
otra de esas cuestiones personales e intransferibles que
no te deja más remedio que resolver solito. Hay
exactamente tantas respuestas como personas. Lo que te
garantizo es que tienes que averiguarlo porque si no lo
haces así, llegarás a la edad de los arrepentimientos, te
encontrarás con la sensación de que has desperdiciado de
algún modo tu vida porque verás que la has llenado de
vacíos. Te harás un Juicio Final antes de que llegue el fin
de tus días, y encontrarás que el resumen no te parece
satisfactorio. Dios mío, ¿qué hice con mi vida?, te
preguntarás. Tendrás entonces la pesada carga de ver
que ya no tiene marcha atrás, que es irremediable, y te
pasarás el poco resto de vida que te quede en la desazón
y el arrepentimiento continuo.
Busca un sentido a tu vida que te permita sentirte
orgulloso de ella y de ti mismo.

Si quieres un poco más de información, lee el capítulo El plan de vida.

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