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EL AUTOCONOCIMIENTO

¡Es que pasarse toda la vida viviendo con un desconocido…¡


(Francisco de Sales)

“La mayor sabiduría que existe es conocerse uno mismo”.


(Galileo Galilei)

“Todo momento cotidiano es óptimo”.


(Gurdjieff)

“Conócete a ti mismo”.
(Atrio del Templo de Delfos)

“La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos;


la más fácil es hablar mal de los demás”.
(Tales de Mileto)

"Ser capaz de prestarse atención a uno mismo es requisito previo


para tener la capacidad de prestar atención a los demás;
del mismo modo que sentirse a gusto con uno mismo
es la condición necesaria para relacionarse con los demás."
(Erich Fromm).

“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar


sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse
a sí mismos y corregir su propia vida.”
(San Agustín)

“La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo.”


(Galileo Galilei)

“A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar


sabiamente.”
(Heráclito de Éfeso)

“Conócete, acéptate, supérate”.


(San Agustín)

“De todos los conocimientos posibles, el más sabio


y útil es conocerse a sí mismo” .
(William Shakespeare)

Francisco de Sales
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“Cuando el hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada.”


(Goethe)

“Conocer a bien a los otros es inteligente,


conocerse bien a sí mismo, es sabiduría”.
(Einstein)

Siempre se ha dicho que los demás son el espejo donde


nos vemos reflejados.
La mayoría de la gente tiene tendencia a verse a través
de los ojos de otras personas con la esperanza de que le
revelen facetas de sí mismos que son incapaces de ver.
Para empezar a conocerse no hay mejor método que
observar. Observarse. Pero sólo eso: observar y darse
cuenta. No emitir juicios, no saltar a la defensiva y
justificarse continuamente, no analizar, ni comparar, ni
aún menos buscar motivos para castigarse. Solamente
observar.
El proceso de auto-conocimiento es un proceso de
absoluta sinceridad. Sin este requisito no tiene sentido
comenzar.
Lo trágico es que la mayoría de la gente se busca en
todas partes menos dentro de sí mismos, y por ello
fracasan en la búsqueda.
Se trata de Descubrirse, para conocer lo que uno es.

Francisco de Sales
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En este momento del proceso no se trata de cambiar


nada, ni siquiera de corregir ni de añadir nada que venga
de fuera. Sólo tener paciencia y observar.
No hace falta aplazarlo hasta tener más conocimientos
externos, que no son más que la acumulación de
información que se coge de los libros o se escucha en las
charlas: eso está al alcance de cualquiera, pero no aporta
nada en este momento, porque ahora sólo interesa
conocer lo que ya hay dentro. Más adelante, veremos
cómo se puede resolver.
Lo auténticamente importante en este momento es
conocer lo que soy y cómo estoy, y hay que poner toda la
energía y atención en ello.
¿Qué se necesita? Atención y tiempo. Dedicar muchas
horas a observarse, a hacerse preguntas, a sentirse.
Poner total atención a todas las cosas que nos pasan,
incluso las mínimas, y a las sensaciones que nos dejan.
Observar si uno es Uno Mismo en todos los instantes,
pero hacerlo en serio, no como si fuera una curiosidad sin
más importancia o una distracción. Esta función, sin una
fe que la magnifique, no tiene posibilidad de convertirse
en algo profundo.
Eso sí, a medida que se insiste en la observación se nota
una especie de ensanchamiento de la conciencia, y a
medida que se sigue en ello con aplicación se ven más de
continuo los resultados de esa atención; uno parece
desarrollar con gran velocidad una capacidad innata que
hasta ahora no utilizaba. (Ver los capítulos Descubrir y Yo-Yoes)
Sin hacer nada más que lo anteriormente escrito, se
empiezan a sentir transformaciones.

Francisco de Sales
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Si hay un deseo profundo, te llevará hasta lo profundo; si


hay una atención total, habrá un descubrimiento total.

Por ejemplo: te sientes triste. Lo primero que tienes que


hacer es llegar al origen de esa tristeza. Búscalo.
Pregúntate con honradez de dónde nace. No te
conformes con la primera respuesta si no te parece del
todo sincera. Averiguas que el motivo es una discusión
con tu hermana. Has discutido y habéis acabado de mala
manera; quisieras hablar con ella y aclararlo, pedirle
disculpas, pero se inmiscuye tu orgullo y te convence de
que has actuado del modo adecuado, y que es ella la que
tiene que rectificar y venir a pedirte disculpas. La
tristeza se va a mantener, o acrecentar, si no lo
resuelves. Autoconocimiento es averiguar el origen de
ese enfado, pero también lo es saber qué haces en una
situación así, y también lo es percibir que te cuesta pedir
disculpas, y que algo te impide hacer lo que sabes que
quieres hacer. Saber todo eso de ti, porque te lo
preguntas, porque tienes interés en comprenderte, es
autoconocimiento.

Decía Gurdjieff: “Todo momento es propicio para el


auto-conocimiento, pero es más eficaz cuando se realiza
en condiciones cotidianas. Las experiencias espirituales
sin conciencia del cuerpo son alucinaciones. Quien es
consciente del propio cuerpo no enloquece.”
Y hay que recordar que, aunque pueda gustar más lo
místico, por eso de aparentar ser más profundo y menos
cotidiano, la verdad es que el cuerpo físico ayuda o
condiciona, y no se debe renegar de su existencia, que es

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nuestro actual habitáculo. El cuerpo es lo que te lleva a


los sitios donde tienes las experiencias.

VISTO DE OTRO MODO


Todo lo que sea honrado vale en el proceso de auto-
conocimiento.
Todo da pistas si estás atento.
En cada tropiezo, en cada frase, en cada libro, en cada
música, en cada escalofrío, hay una lección.
De ti, solamente de ti, depende aprehenderla.
Estar atento a todo, eso es lo que necesitas.
Y, de cada experiencia, sentir las emociones y escuchar los
sentimientos.
Si no lo haces así, te queda por delante un largo camino de
insatisfacción personal, y una vida desaprovechada.
(La otra opción es la negación o la huída, y lo malo que
tienen las huídas es que, vayas donde vayas, siempre
estás tú allí para recordarte lo que no estás haciendo)

ATENCIÓN
Observar es un acto muy simple que permite dejar la mente disponible
para vivir en presente lo que está pasando. Observar es observar, no es
pensar. Observar es fijarse, darse cuenta. Caer en la cuenta. Mirar y ver.
Es muy sencillo en teoría, aunque lo complica un poco la mente, pero se
trata, precisamente, de evitar o eliminar el proceso mental. Toda
intervención de la mente estorba y descentra. Observar, darse cuenta,
ver: nada más que ver. No negar lo evidente, no cambiar de canal, sólo
darse cuenta y ello ya sabe dónde tiene que ira para causar el efecto
correspondiente.
Observar es un acto por el cual uno dirige la atención para ver, no para
teorizar, no para comparar, no para opinar o juzgar. Se mira para ver,
para ver y comprender.

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Como primer trabajo, la atención que se presta al observar permite ir


descubriendo qué está funcionando, y cómo, y con esa atención no
solamente se irán descubriendo los condicionamientos, los hábitos
adquiridos, sino que también se irá descubriendo el personaje que se
está representando en la vida.
Aprender a darse cuenta de lo que está pasando en uno mismo,
requiere un interés por descubrir, por ver. Es decir, estar atento e
interesado en observar, observar para descubrir lo que pasa. Mirar para
ver y comprender, con interés real, con sinceridad.

SOLUCIONES O SUGERENCIAS
Observar no tiene nada que ver con la idea que
tenemos de meditar. No requiere un lugar específico,
ni iluminación especial, ni inciensos, ni música new
age.
La observación es algo vivo y muy cotidiano. Se debe
realizar a todas horas y en todos los lugares.
Hablo de observar cómo ríes, cómo reaccionas en una
discusión, qué sientes cuando estás con un amigo,
cómo te comportas cuando hablas con tu jefe, qué
aprecias cuando estás con tu madre, en qué te
conviertes cuando juegas con tus hijos, qué te pasa
ante una injusticia… ¿lo entiendes? Es todo y en todo
momento. Así es como uno se va conociendo. Uno es
la suma de todos los instantes en todas las
situaciones.
De esta observación surge el darse cuenta de cómo
está siendo uno, y a partir de ahí se pueden
modificar, si se desean, ciertos aspectos.

No hay que confundir observar con pensar, porque


observar es sólo ver, y en el pensamiento hay un
componente mental que hace que el acto no se limite
a la observación, sino que añade juicios, opiniones,
decisiones… No hay que confundir tampoco con
meditar en el sentido de dejar la mente en blanco, ni

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en el de tomar una situación como centro de su


atención, ni desarrollar la idea intelectualmente.

POR SI NO LO SABES
¿Nos conocemos realmente?
(Basado en ideas de Daniel Goleman)

El auto-conocimiento es un pilar básico a la hora de hablar


de las emociones y la inteligencia emocional. La atención
continuada a los propios estados internos se podría
denominar conciencia de uno mismo.
De forma auto-reflexiva, la mente debe observar nuestras
experiencias, incluyendo las emociones, como si fuera un
vigía de lo que hacemos y sentimos.
La conciencia no es un tipo de atención que suela verse
influida por las emociones. Incluso en situaciones
anormales, y centrando su atención en el interior de cada
uno, de forma general, la auto-observación nos permite una
toma de contacto en relación a los sentimientos unidos con
la pasión o las turbulencias, aunque en determinados
casos, lo que hace es producir un distanciamiento con la
experiencia, obviando lo acontecido.
Por lo tanto, si tomamos conciencia de nuestras
emociones, poseemos una habilidad emocional clave sobre
la que se pueden apoyar otras habilidades como el
autocontrol emocional.
Según los psicólogos, existen diversos estilos de personas
en cuanto a la forma de tratar sus emociones:

Personas conscientes de sí mismas:


Se trata de individuos que son conscientes de su estado de
ánimo, al mismo tiempo de que lo están experimentando, lo
que les da la oportunidad de tener una vida emocional muy
desarrollada. Viven el presente y son conscientes de ello, lo
que les ayuda a ser más autónomos, seguros y en general
más positivos que los demás. Frente a situaciones

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negativas, tienen más facilidad y recursos para salir airosos


de ellas. Ante problemas, ven oportunidades.

Personas atrapadas en sus emociones:


De forma general, sus emociones les desbordan y
dominan, son presos de su estado de ánimo. Suelen ser
muy variables, poco conscientes de sus sentimientos y
perdidos en relación con las emociones, con una sensación
continua de que no pueden controlar su vida emocional.

Personas que aceptan resignadamente sus emociones:


Son conscientes claramente de lo que sienten y, ante eso,
optan por una posición de aceptación y pasividad, evitando
cualquier modificación.

El primer tipo parece ser el correcto. En el segundo, uno es


inestable y está a merced de algo que no controla, como
son sus emociones. Uno es víctima de sí mismo. El tercer
tipo tampoco es adecuado, porque no es obligatoria la
resignación ni la subordinación ante algo que se puede
modificar. No es necesario sufrir innecesariamente por la
propia rendición.

Lo habitual es que te sientas identificado con alguno de


estos tipos. Te conviene observar cómo eres, y ver
después si quieres seguir en el tipo que lo haces
habitualmente, o si crees que es algo que depende de ti y
que tú le puedes poner remedio.
Te sugiero que lo hagas ahora.

RESUMIENDO
Autoconocimiento, y Descubrir, y La Búsqueda… todo es
lo mismo con otros nombres. Es lo mismo pero está
escrito de otro modo, porque alguno de ellos te tiene que
llegar mejor y ser más comprensible para ti. Escoge el

Francisco de Sales
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capítulo que más te anime a empezar o a seguir. Tienes


en los siguientes capítulos casi toda la información para
que te conozcas más y mejor.

Francisco de Sales

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