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SANTA
2017
JUEVES SANTO
1. Nos dejó un gesto, que vale más que mil palabras: el Lavatorio de los
pies. Gesto intencionado. ¿Os habéis dado cuenta de lo que he hecho? Más
que un acto, es una actitud lo que Jesús quiso trasmitir, una actitud que
habría de ser característica de sus amigos. Quiso trasplantarnos su misma
actitud.
¿Es esa, de hecho, nuestra actitud dentro de la vida de familia y en
cada uno de los ámbitos en que nos desenvolvemos? Examínate.
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Jesús nos ha dado ejemplo: “Él es el más importante y lava los pies porque,
entre nosotros, el que está más en alto debe estar al servicio de los otros. Y esto
es un símbolo, es un signo, ¿no? Lavar los pies es: ‘Yo estoy a tu servicio’.
Pero es un deber que me viene del corazón: lo amo. Amo esto y me gusta
hacerlo porque el Señor así me lo ha enseñado” (Homilía Jueves Santo 2016).
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que es una cosa sola con Dios, auténtico sol. De este altísimo Ministerio
proceden las tareas y los deberes de los Sacerdotes: la administración de los
Sacramentos, la dedicación a la gloria de Dios y la salud de las almas, el
alumbramiento de los fieles por la palabra y el ejemplo, la corrección de los
pecadores, la oración para los creyentes, la caridad hacia los pobres.”
Es mucho lo que recibes -y tienes derecho a recibir- de los sacerdotes,
por voluntad de Jesús. ¿Qué puedes aportarles tú?
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Viernes Santo
Del Padre:
“Cristo fue también en el mundo despreciado de los hombres y entre
grandes afrentas y en suma necesidad desamparado de amigos y conocidos. A
esto quedé incorporado yo en el santo Bautismo. Cuando lleguen esos desaires,
persecuciones, etc., hemos de decir: ¡Es lo mío! Y esto no sólo por imitar a
Jesucristo, sino ante todo porque me pertenece, tengo derecho a ello por el
Bautismo. El Bautismo me sumergió en la Pasión de Cristo y el bautizado ha
de estar muy metido toda su vida en esa Pasión de Cristo” ¡La Cruz es mi
derecho, mi patrimonio, por ser hijo-a de Dios! (Apuntes, p. 206).
Así dice el Señor: “Si el grano de trigo no se entierra, permanece un solo
grano; pero si muere, produce abundante fruto” (Juan 12, 24). “En nosotros
ocurre lo que con el grano de trigo. Que cuanto más enterrado va quedando,
mayor es su fecundidad. (Una aplicación concreta) ¿Cuál es la respuesta a la
persecución? Sufrir, orar, amar y agradecer… “No hay nadie que me haya
estorbado nunca, ni a mi santificación ni a mi apostolado. Sólo yo mismo
estorbo. Todas las dificultades radican en mí. Todas las criaturas son de mi
Padre Dios y están al servicio de mi Padre para mi bien. Desde el jefe de los
demonios hasta los ángeles están a mi servicio. Porque están al servicio de mi
Padre. Pues, si esto es así, yo no me puedo quejar de nada” (Boletín 8, p. 14).
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veces nos parece que Dios no responde al mal, que permanece en silencio. En
realidad Dios ha hablado, ha respondido, y su respuesta es la Cruz de Cristo:
una palabra que es amor, misericordia, perdón. Y también juicio: Dios nos
juzga amándonos. Los cristianos deben responder al mal con el bien, tomando
sobre sí la Cruz, como Jesús”. (Viernes Santo 2013)
Oración:
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
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Sábado Santo: María en la Pasión
Hay tres momentos de la Pasión en los que nos convendrá escuchar el
eco del corazón de la Virgen de una manera especial:
1 En la cuarta Estación del Vía Crucis contemplamos el momento en que
María se une a Jesús, que va cargado con la Cruz camino del Calvario.
>Trata tú de sintonizar con ella, y dile: Virgen María, modelo y Madre,
ayúdame a meterme de lleno, como Tú, en el camino de la cruz, con mi cruz.
2 María está al pie de la Cruz y escucha estas palabras de Jesús, que
tanto le afectaban a ella y te afectan también a ti: Mujer, ahí tienes a tu
hijo; Ahí tienes a tu madre.
> Ella se dio por enterada. ¿Y tú?
3 Después de muerto, ponen a Jesús en brazos de su Madre.
> Si la escena no te dice nada, ¡mala señal!
En los sufrimientos y dificultades he de mirar a María para aprender de
ella a estar firme y fiel al pie de la Cruz. A su lado todas las cruces se
hacen pequeñas y todos los dolores se endulzan. En el Calvario ningún
movimiento de Jesús pasó desapercibo para su Madre. Lo mismo le sucede
contigo.
Del Padre: “La Santísima Virgen estaba al pie de la cruz traspasada de pena.
Atravesado su corazón por siete espadas, que no eran de jazmines; eran muy
dolorosas; como un corazón sangrado, pero en paz. Hazme, Señor, posible
por la gracia lo que me parece imposible por mi naturaleza. La fuente de la
alegría y de la paz está en padecer por el Señor. Más eso no quita que el
corazón esté sangrentado y la carne se ponga de gallina. La fuente del gozo
está en padecer por Ti, que la humillación y el desprecio no tiene nada de
amable. Amarlos por sí es una aberración” (Apuntes, 206-207).
Del Papa: “Nosotros los cristianos tenemos una Madre, la misma de Jesús,
tenemos un Padre, el mismo de Jesús. ¡No estamos huérfanos! Y ella nos da a luz
en ese momento de tanto dolor: es verdaderamente un martirio. Con el corazón
contrito, acepta darnos a luz a todos nosotros en aquel momento de dolor. Y
desde aquel momento ella se convierte en nuestra Madre, desde aquel momento
ella es nuestra Madre, la que nos cuida y no se avergüenza de nosotros: nos
defiende. ¡María, simplemente, es Madre!: Ahí está, atenta y solícita. ¡Es lindo
escuchar esto! ¡María es Madre! ¿Se animan a decirlo todos juntos conmigo?
¡Vamos! ¡María es Madre! Otra vez: ¡Vamos! ¡María es Madre!” (Septiembre
2016).
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Vigilia Pascual y Domingo de Resurrección
Del Papa
“Muchas veces tenemos necesidad de que Dios nos diga: ¿Por qué buscas
entre los muertos al que está vivo? Los problemas, las preocupaciones de la vida
cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la
amargura..., y es ahí donde está la muerte. No busquemos ahí a Aquel que vive.
Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con
confianza: ¡Él es la Vida!” (30 de marzo de 2013).
“¿Qué significa que Jesús ha resucitado? Significa que el amor de Dios
es más fuerte que el mal y la muerte misma, significa que el amor de Dios
puede transformar nuestras vidas y hacer florecer esas zonas de desierto que
hay en nuestro corazón.” (31 de marzo de 2013).
Del Padre
Participación en la muerte y resurrección de Cristo
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Estamos injertados en el misterio de Cristo y por lo tanto en su Pasión.
Está desarrollándose en mí la muerte y la vida de Cristo. He de decir:
«¡Amén..., amén..., aleluya..., aleluya...!», a todo sufrimiento. Tenemos
miedo de decir: estás bautizado y lo tuyo es el dolor, el sufrimiento y la
muerte. Ése es tu patrimonio. Pero no olvidemos que el bautismo es
inmersión y resurrección. Injertado en la pasión de Cristo es igual a
injertado en su resurrección, ascensión y misión del Espíritu Santo.
El alma que participa ya de la ascensión, sus pensamientos, su corazón,
su vida están en el cielo; pero no para ahí: desde allí envía al Espíritu Santo
fecundando almas. Pasaré mi cielo haciendo el bien en la tierra (santa
Teresita). Y esto es de todo cristiano.
Si te entregas de verdad a Jesús, Él te llevará al Calvario y de allí a
la crucifixión y luego la resurrección. Entonces el Espíritu Santo te hará
sombra (cf. Lc 1, 35) y te llenará de fecundidad. Morir con Cristo,
resucitar con Él, subir al cielo y desde allí -desde esa vida de unión con
Él- descenderá el Espíritu Santo y el mundo recibirá esa vida que todo
lo purifica, lo transforma, lo vivifica.
La misión de Jesucristo no terminó con su muerte, ni con su resurrección, ni
con su ascensión a los cielos: terminó mandándonos el Espíritu Santo.
No os paréis nunca en la muerte, que es la cosa más terrible entre las
cosas terribles; pero mirando la fecundidad, deseadla, porque todo lo que
me lleva al abrazo con el Amado debo desearlo. No os paréis nunca en la
muerte, mirad la misión del Espíritu Santo, la gran misión que habéis de
ejercer en la Iglesia.
¡Oh, si morís a todo, qué lluvia de Espíritu Santo vendrá sobre las almas! A la
muerte seguirá el riego del Espíritu Santo sobre las almas. Si limpiáis vuestro
corazón, sentiréis esa sed de almas; de lo contrario, sólo se puede sentir
aburrimiento. Nada más triste que la esterilidad. (Apuntes, p. 100).
Oración:
Infunde, Señor, en nuestras almas tu gracia, para que los que por
el anuncio del ángel hemos conocido la Encarnación de tu Hijo,
por su Pasión y su Cruz lleguemos a la gloria de su Resurrección.
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